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HISTORIA DE LA LIMPI

ANTECEDENTES El iniciador de la esterilización quirúrgica fue cirugía de Glasgow, Inglaterra. Interesado por las conclusiones del estudio de Louis Pasteur había presentado en Francia sobre las fermentaciones, y viendo la analogía existente entre las modificaciones que la fermenputrefacción determina en las heridas, supuso la posibilidad de que esta última se debiera a la acción de microorganismos. Basándose en esto describió la primera técnica antiséptica en cirugía hacia el año de1867, después de haber comprobado que las heridas se infectaban en las operaciones quirúrgicas, por la existencia de bacterias tanto en el aire como en los instrumentos y la piel del operador.

Durante siglos, los conceptos de limpiezconceptos han sido influenciados por los conocimientos fisiopatológicos de las enfermedades, los descubrimientos científicos y las creencias religiosas de cada época. Aunque sólo en el siglo XIX se demostró por gérmenes, siempre se había sospechado su existencia a través de la historia. Cuatro milenios antes de Cristo ya se practicaba la cirugía en India. También hay evidencia de la realización de procedimienantes de Cristo. Para entonces, la limpieza ya era tenida en cuenta en los procedimientos. Existían regulaciones para el lavado de las manos y de os clavos que se usaban en cirugía. Llegó a estor prohibido hablar durante las intervenciones, ya que existía el temor de que el aliento de los asistentes podía contaminar las heridas. Varo, en el siglo I, sugirió que en las tierras pantanosas se criaban “animalitos”, que al introducirse por las vías aére

MODULO II

HISTORIA DE LA LIMPIEZA, DESINFECCIÓN Y ESTERILIZACIÓN

El iniciador de la esterilización quirúrgica fue lord José Lister, profesor de la cátedra de cirugía de Glasgow, Inglaterra. Interesado por las conclusiones del estudio de Louis Pasteur había presentado en Francia sobre las fermentaciones, y viendo la analogía existente entre las modificaciones que la fermentación desarrolla en el material orgánico y las que la putrefacción determina en las heridas, supuso la posibilidad de que esta última se debiera a la acción de microorganismos. Basándose en esto describió la primera técnica antiséptica en

año de1867, después de haber comprobado que las heridas se infectaban en las operaciones quirúrgicas, por la existencia de bacterias tanto en el aire como en los instrumentos y la piel del operador.

José Lister

Durante siglos, los conceptos de limpieza y desinfección hospitalaria han variado. Estos conceptos han sido influenciados por los conocimientos fisiopatológicos de las enfermedades, los descubrimientos científicos y las creencias religiosas de cada época. Aunque sólo en el siglo XIX se demostró que las enfermedades infecciosas eran producidas por gérmenes, siempre se había sospechado su existencia a través de la historia.

Cuatro milenios antes de Cristo ya se practicaba la cirugía en India. También hay evidencia de la realización de procedimientos quirúrgicos en Mesopotamia, Egipto y Grecia 2000 años antes de Cristo. Para entonces, la limpieza ya era tenida en cuenta en los procedimientos. Existían regulaciones para el lavado de las manos y de os clavos que se usaban en cirugía.

ohibido hablar durante las intervenciones, ya que existía el temor de que el aliento de los asistentes podía contaminar las heridas.

Varo, en el siglo I, sugirió que en las tierras pantanosas se criaban “animalitos”, que al introducirse por las vías aéreas podrían-causar enfermedad en el hombre. Los relatos

ESTERILIZACIÓN

José Lister, profesor de la cátedra de cirugía de Glasgow, Inglaterra. Interesado por las conclusiones del estudio de Louis Pasteur había presentado en Francia sobre las fermentaciones, y viendo la analogía existente entre

tación desarrolla en el material orgánico y las que la putrefacción determina en las heridas, supuso la posibilidad de que esta última se debiera a la acción de microorganismos. Basándose en esto describió la primera técnica antiséptica en

año de1867, después de haber comprobado que las heridas se infectaban en las operaciones quirúrgicas, por la existencia de bacterias tanto en el aire como en los

a y desinfección hospitalaria han variado. Estos conceptos han sido influenciados por los conocimientos fisiopatológicos de las enfermedades, los descubrimientos científicos y las creencias religiosas de cada época.

que las enfermedades infecciosas eran producidas por gérmenes, siempre se había sospechado su existencia a través de la historia.

Cuatro milenios antes de Cristo ya se practicaba la cirugía en India. También hay evidencia tos quirúrgicos en Mesopotamia, Egipto y Grecia 2000 años

antes de Cristo. Para entonces, la limpieza ya era tenida en cuenta en los procedimientos. Existían regulaciones para el lavado de las manos y de os clavos que se usaban en cirugía.

ohibido hablar durante las intervenciones, ya que existía el temor de que el

Varo, en el siglo I, sugirió que en las tierras pantanosas se criaban “animalitos”, que al causar enfermedad en el hombre. Los relatos

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bíblicos que hacen referencia al aislamiento que se les daba a los leprosos señalaron la sospecha de que la lepra era una enfermedad contagiosa. Fue sólo en el siglo XVI, cuando Fracastoro afirmó que existían semillas en el ambiente que podrían multiplicarse en el cuerpo y producir enfermedad. Posteriormente, Giralamo Cardano pensó que estas semillas eran criaturas vivas, reviviendo la antigua creencia de que las enfermedades infecciosas eran causadas por organismos vivos “contagium vivum”. No todos en esta época estaban de acuerdo con estas teorías. Existía una gran polémica que dividía o los médicos en contagionistas y no contagionistas. Un siglo más tarde, (siglo XVII), Kirstner observó a través de un microscopio primitivo que la sangre de las personas que morían de peste contenía unos animáculos, a los cuales consideró como causantes de la enfermedad. Posteriormente, Bretoneau diferenció las fiebres entéricas de la difteria y Fernando Cohn fundó la bacteriología, al separar claramente las bacterias de otros agentes patógenos. En la Edad Media, Henri de Mondville, refiriéndose a la limpieza, insistía en que las agujas deberían estar limpias, o de lo contrario infectarían las heridas. Preconizaba además que las heridas no debían estar en contacto con el aire, pues hacía que ellos supuraran. Durante el Renacimiento existió una obsesión por toda clase de precauciones para evitar las infecciones. Avicena recomendaba la cauterización de las heridas para prevenir su infección. Todas estas precauciones fueron desapareciendo con el tiempo, la pobreza y la aglomeración en los hospitales. Se llegó a despreciar la limpieza en la mesa de operaciones, hasta el punto de que algunos cirujanos famosos consideraran un orgullo mostrar las manchas de sus blusas de trabajo, las que nunca lavaban. El primero que rompió esa costumbre fue Joseph Lister, médico inglés nacido en 1827 y graduado en Londres en 1 857. Trabajó en Edimburgo con el profesor de cirugía James Syme y posteriormente fue nombrado jefe de cirugía en Glasgow. Allí desarrolla una intensa actividad médica, leyó los primeros trabajos de Pasteur sobre la presencia de gérmenes en el aire y los asoció enseguida con la infección de las heridas quirúrgicas. Comenzó a poner en práctica los principios de la antisepsia con pulverizaciones de ácido fénico. Pensaba que cuando el ácido fénico se ponía en contacto con la sangre, formaba una barrera protectora que impedía la penetración de los gérmenes. En 1 866 introdujo el ácido carbólico como antiséptico. En 1 869 regresó a Edimburgo y desde allí percibió la gran polémica desatada por sus ideas en todo el mundo científico, las cuales dividieron a los cirujanos entre listerianos y antilisterianos. La historia de la asepsia se desarrolló en torno a la fiebre puerperal. Esta era una enfermedad con alta mortalidad y paro algunos era simplemente la “maldición de Eva”. En 1 773 Charles White, en Manchester, recomendaba la instilación de emolientes y antisépticos en el útero, cuando los loquios se volvían fétidos. Además ordenaba una limpieza estricta y

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una ventilación adecuada. Por la misma época, Joseph Clarke y Robert Collins lograron bajarlo mortalidad materna, promoviendo el lavado de las manos del personal que trabajaba en la sala de partos, disminuyendo el número de exámenes vaginales y teniendo una limpieza permanente de las sábanas y las camas. Más tarde, en 1 795, Alexander Gordon, en Aberdeen, ordenó a todos sus médicos lavarse con esmero después de atender pacientes con fiebre puerperal. Lo mismo hace Boer en Viena. Desafortunadamente su sucesor, el Dr. Klein, no acota estas normas y la mortalidad sube nuevamente hasta el 29%. En 1846 fue nombrado como asistente del Dr. Klein, el Dr. Ignaz Philip Semmelweis, médico nacido en Budapest, discípulo de Skoda y Rokitansky, quien observó rápidamente que las pacientes atendidas en la sala del Dr. Klein, donde asistían los estudiantes de medicina, tenían uno mayor mortalidad que las que eran atendidas en los salas de las parteras. Dedujo que quienes llevaban el contagio eran los estudiantes de medicina que habían estada antes en la sala de autopsias. Semmelweis ordenó que las estudiantes se lavaran las manos antes de entrar a la sala de partos. Esto trajo como consecuencia una aguda polémica con el Dr. Klein quien injustamente despidió o Semmelweis. Durante la ausencia de Semmelweis falleció uno de sus amigas, el Dr. Kalechka, a consecuencia de una herida sufrida durante la disección de un cadáver. Los hallazgos de su autopsia fueron muy similares a los de las pacientes muertas de fiebre puerperal. Es así corno Semmelweis deduce que son los exudados provenientes de los cadáveres los que producen el contagio. Por influencia de Skoda, el Dr. Semmelweis consigue entrar de nueva al hospital y prueba su teoría, haciendo que los estudiantes laven sus manos con una solución de cloruro de calcio antes de entrar a las salas de maternidad. Can esta medida lograron disminuir la mortalidad al 3%. Se enciende de nuevo la polémica, lo acusan de alterar las estadísticos y después de un juicio lleno de injusticias es despedido nuevamente del hospital en 1 849. De allí se dirige a Budapest donde escribe su famosa obra: “La etiología de la fiebre puerperal”, la cual es presentada por su amigo el Dr. Arneth en París, en 1 858, sin que sus conclusiones sean aceptadas por el mundo científico.

Ignaz Philip Semmelweis

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Corrió con mejor suerte el Dr. Oliver Wendel Holmes, quien en 1843 presentó ante la sociedad médica de Boston un ensayo sobre el contagio de la fiebre puerperal, resultado de sus observaciones clínicas. En dicho ensayo afirmaba que la fiebre puerperal era contagiosa y que un médico que había asistido a una autopsia debía lavarse sus manos, cambiar toda su ropa, y además no debía atender un parto antes de 24 horas. Quien atendía un caso de fiebre puerperal debía abstenerse de atender otro porto, mínimo durante un mes. Sus conclusiones fueros aceptadas por algunos, pera otros, incluyendo obstetras muy famosos del momento, atacaron sus ideas. Años más tarde se conocieron estos trabajos en Europa. Para entonces ya las ideas de Semmelweis estaban siendo aplicadas. Todo esto sucedió antes de que Luis Pasteur hiciera sus aportes a la historia de la humanidad. En abril de 1 864, Luis Pasteur, en célebre conferencia en la Sorbona, niega la teoría vigente de la generación espontánea. En 1878 lee su informe magistral “Teoría de los gérmenes y su aplicación en la medicina y la cirugía”, la cual es el fundamento de la asepsia moderna. En ese mismo año, Sedillot acuño el término “microbio”, después de consultor con el lingüista Littré. Pasteur descubre primero el microbio del carbón, las enfermedades del gusano’ de sedo y el microbio productor del cólera de las aves, el cual luego llevará su nombre “Posteurello muitocido”. En 1879 profundizo en el estudio de la fiebre puerperal y concluye que son los médicos y los enfermeros los que transmiten la infección. Presenta además sus estudios sobre el estreptococo como agente causal de lo fiebre puerperal. Luego vienen los estudios sobre el estafilococo en el pus de los forúnculos y finalmente se dedica al estudio de lo llamado “podredumbre de los hospitales”, nombre que se daba a la infección y septicemia producida a partir de heridas y amputaciones. Pasteur afirmaba que las manos de los médicos y las enfermeros, los hilos, el agua y todas los otras cosas contaminadas con que se cubrían esas heridos eran los causantes de lo infección.

Luis Pasteur

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Debido a los hallazgos anteriores se inicia la época de la desinfección con la práctica del lavado meticuloso de las manos, del instrumental y de todos los elementos que entraban en contacto con los enfermos. De igual importancia paro el desarrollo de la bacteriología fueron los aportes de Robert Koch, quien se hizo famoso por el descubrimiento del bacilo de la tuberculosis en 1 882 y la formulación de los postulados que llevan su nombre, donde se indican las condiciones para que uno bacteria pueda ser señalada como causante de una enfermedad. Además, fue el primero en señalar la importancia de la desinfección de todos los desechos, con el fin de eliminar en gran parte el riesgo de contagio. Indicó cómo manejar los esputos de los pacientes con tuberculosis para evitar el contagio. Otros de los descubrimientos de Koch son el BociIius antracis en 1878 y el Vibrio cholerae en 1883. Durante el siglo XIX se descubrieron algunas de las bacterias que con mayor frecuencia causaban enfermedad a la humanidad. Entre ellas Borrelio recurrentis por Obermeir en 1872, Neisseria gonorrhoeoe por Neisser en 1879, SolmoneIlo Iyphi por Eberth en 1880, Corynebocterium diftherioe por Loefler en 1884, Clostridium tetani por Nicoloi en 1884, Dip/ococcus pneumonioe por Frankel en 1886, Neisserio meningitidis por Weichselbaum en 1887, Posteurel/o pestis por Yersin en 1894, Clostridium botu/inum por Ermengen en 1897 y Shigello disenterioe por Shiga en 1898. Estos hallazgos bacteriológicos fueron la base para continuare1 camino, con mayor rigorcientífico, hacia la desinfección, limpieza hospitalaria y sanidad pública en general.

ÉPOCA MODERNA Los conceptos de antisepsia y asepsia emitidos por Listery Semmelweis comienzan a influir profundamente en la concepción de los hospitales y salas de cirugía. Para lograr la desinfección, tonto de los espacios hospitalarios como del personal que trabajo en ellos, el cirujano de Kiel, Gustav Adolf Neuber lleva estas ideas hasta sus últimas consecuencias a finales del siglo pasado. Construye su clínica particular con especificaciones precisas que permiten que el aire circule por determinados filtros antes de entrar a las solas de cirugía. Ordena además que ningún desecho deba permanecer en el hospital, dispone de salas de cirugía totalmente estériles. Ordeno que todos los médicos se laven estrictamente las manos y los antebrazos con sublimado corrosivo. El instrumental quirúrgico fue por primera vez totalmente metálico, sin mangos de madera. Dispuso que todos los elementos difíciles de desinfectar fueran desechados. Pasteur fue el primero en recomendar el calor seco para la desinfección. En el hospital Moabiter de Berlín se construyeron instalaciones destinadas a la desinfección con temperaturas a 125°C, pero el mismo Pasteur comprobó que con ello sólo se eliminaban las

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bacterias, pero no las esporas, y después de muchas investigaciones encontró que lo mejor forma para lograr la desinfección era el vapor de aguo. En 1882 Friedrich Trendelemburg en Bonn hizo construir un esterilizador de vapor el cual se perfeccionó en la clínica universitaria de Berlín, donde trabajaba el célebre cirujano Ernst Von Bergman, quien logró esterilizar todo el instrumental con la ayuda de este método. Su ayudante Curt Schimmelbush había aprendido el método de la esterilización con vapor en Colonia y posteriormente desarrolló el tambor de hojalata paro la desinfección de apósitos y ropa de cirugía. En 1891 publica sus descubrimientos que comienzan a imponerse en todas partes. Estos aparatos y las calderas de cocción para la desinfección del instrumental clínico con soda cáustica no serán superados en muchos años. A pesar de todos estos adelantos persistía un problema. Las bacterias adheridas a las manos del operador eran muy difíciles de erradicar. La solución aparece en 1890 con el célebre cirujano norteamericano William Halsted, quien introduce el uso de los guantes de goma, inicialmente para proteger las manos de su enfermera ayudante del sublimado corrosivo, y posteriormente se extendió el uso a todo el personal hasta volverse obligatorio a partir de 1894. En 1913 la empresa Shulke lanzó al mercado el Sangrotán, un desinfectante fenol clorado con características que lo hicieron muy popular en todo el mundo, entre ellas su seguridad, la falta de toxicidad y la buena tolerancia de la piel y mucosas. Fue el antiséptico más usado durante las décadas del 20 y 30 del siglo XX. Se usó especialmente para la desinfección de las manos. El lysol, que era otro producto popular, derivado cresólico, se usaba más en la lucha contra las epidemias Durante el siglo XX se lograron enormes progresos, tales como el desarrollo en Estados Unidos de los autoclaves, los desinfectantes, los derivados del yodo y el mercurio, la desinfección por medio de gases como el óxido de etileno y el formaldehído, el ultrasonido, y lo disposición actual de los desechos hospitalarios. Otro capítulo que comenzó recientemente es el denominado síndrome del “edificio enfermo”, donde el propio edificio del hospital se encuentra infectado. En un estudio reciente realizado por la Healthy Building International en 813 hospitales de Norteamérica, se encontró que el 34 % de los edificios hospitalarios estaban contaminados con hongos, o que los conductos de aire estaban contaminados, o los detectores de humo estaban obstruidos por la suciedad. En algunos casos, las sustancias químicas nocivas eran causa del “edificio enfermo”; pero lo más grave estaba en los filtros de aire y en los aires acondicionados. La lucha para prevenir tales situaciones es también parte de la historia de la desinfección y la limpieza hospitalaria y está en marcha.