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UNIVERSIDAD DE LOS ANDES MÉRIDA- VENEZUELA LIC. NAIVE ANGULO 2010. LECCIONES PRELIMINARES DE FILOSOFÍA MANUEL GARCIA MORENTE En la lección XV García Morantes, plantea el problema del idealismo trascendental, nos habla del auge del racionalismo a través de la filosofía de Leibniz, quien propone que el ideal del conocimiento científico consiste en estructurar todos sus elementos como verdades de razón, es decir en juicios que ya se han demostrado y extraído de otras verdades de razón más profundas. Así pues, el autor nos habla del idealismo racionalista, como aquel que logra estructurar el conocimiento humano como lo hizo Leibniz con la física matemática, el cual permite comprender en sus breves términos la naturaleza a través de la razón pura. La esencia metafísica de este ideal se basa en las monádas como sustancias espirituales, las cuales constituyen el universo entero. Este universo presenta dos caras: una fenoménica, la del mundo tal como lo vemos, lo percibimos y lo sentimos (un mundo de apariencias) y otra cara las verdaderas realidades; la existencia en sí mismas de las monádas (un mundo de sustancias reales, de cosas en sí). Seguido de esta tendencia aparece en Konigsberg, en la Prusia Oriental, el pensador Inmanuel Kant, un excéntrico profesor universitario de origen humilde, quien nunca salió de su ciudad natal promoviendo una nueva corriente filosófica, un nuevo ideal de la teoría del conocimiento el “Idealismo Trascendental”. Kant da terminación a la idea del “ser en si”, para suplantarla por el “ser” como un ser objeto, un ser “para” el conocimiento, el ser en el conocimiento. Plantea el problema de la teoría del conocimiento y la metafísica fundamentando su ideología en la confluencia de tres corrientes: el racionalismo de Leibniz, el empirismo de Hunt y la ciencia positiva físico- matemática de Newton. Será este el sistema filosófico más extraordinario, más profundo, más discutido y más estudiado de toda la historia de la filosofía. Este pensador plasma su sistema filosófico en todo un arsenal de literatura filosófica, la más importante de sus obras “Crítica de la Razón Pura”, luego publica otras como “ Crítica de la Razón Práctica”, “Crítica del Juicio”, “La Religión de los Límites de la Razón” y una porción de libros que fue rápidamente publicados hasta el final de sus días. Esta nueva filosofía va en contraposición a todos sus predecesores (Descartes, Pascal, Galileo, Newton, Leibniz) quienes hablaban de conocimiento posible, deseable, conocimiento que se va hacer, de la ciencia que hay que constituir, que está en constitución, que esta en germinación, él refiere al conocimiento, como un conocimiento

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UNIVERSIDAD DE LOS ANDESMÉRIDA- VENEZUELALIC. NAIVE ANGULO

2010.

LECCIONES PRELIMINARES DE FILOSOFÍA

MANUEL GARCIA MORENTE

En la lección XV García Morantes, plantea el problema del idealismo trascendental, nos habla del auge del racionalismo a través de la filosofía de Leibniz, quien propone que el ideal del conocimiento científico consiste en estructurar todos sus elementos como verdades de razón, es decir en juicios que ya se han demostrado y extraído de otras verdades de razón más profundas.

Así pues, el autor nos habla del idealismo racionalista, como aquel que logra estructurar el conocimiento humano como lo hizo Leibniz con la física matemática, el cual permite comprender en sus breves términos la naturaleza a través de la razón pura. La esencia metafísica de este ideal se basa en las monádas como sustancias espirituales, las cuales constituyen el universo entero. Este universo presenta dos caras: una fenoménica, la del mundo tal como lo vemos, lo percibimos y lo sentimos (un mundo de apariencias) y otra cara las verdaderas realidades; la existencia en sí mismas de las monádas (un mundo de sustancias reales, de cosas en sí).

Seguido de esta tendencia aparece en Konigsberg, en la Prusia Oriental, el pensador Inmanuel Kant, un excéntrico profesor universitario de origen humilde, quien nunca salió de su ciudad natal promoviendo una nueva corriente filosófica, un nuevo ideal de la teoría del conocimiento el “Idealismo Trascendental”. Kant da terminación a la idea del “ser en si”, para suplantarla por el “ser” como un ser objeto, un ser “para” el conocimiento, el ser en el conocimiento. Plantea el problema de la teoría del conocimiento y la metafísica fundamentando su ideología en la confluencia de tres corrientes: el racionalismo de Leibniz, el empirismo de Hunt y la ciencia positiva físico-matemática de Newton. Será este el sistema filosófico más extraordinario, más profundo, más discutido y más estudiado de toda la historia de la filosofía.

Este pensador plasma su sistema filosófico en todo un arsenal de literatura filosófica, la más importante de sus obras “Crítica de la Razón Pura”, luego publica otras como “ Crítica de la Razón Práctica”, “Crítica del Juicio”, “La Religión de los Límites de la Razón” y una porción de libros que fue rápidamente publicados hasta el final de sus días.

Esta nueva filosofía va en contraposición a todos sus predecesores (Descartes, Pascal, Galileo, Newton, Leibniz) quienes hablaban de conocimiento posible, deseable, conocimiento que se va hacer, de la ciencia que hay que constituir, que está en constitución, que esta en germinación, él refiere al conocimiento, como un conocimiento

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científico matemático de la naturaleza ya establecido; es lo que él llama el “hecho” de la razón pura.

Kant asienta su teoría del conocimiento en juicios, proposiciones verdaderas sobre un sujeto y su predicado, afirmaciones verdaderas, enunciaciones objetivas de algo, concluye que estos juicios lógicamente considerados se dividen en dos grupos: juicios analíticos y juicios sintéticos.

Para este filósofo los juicios analíticos son aquellos en los cuales el predicado del juicio esta contenido en el concepto del sujeto. Un juicio analítico esta basado en el principio de la identidad y no es más que una tautología (un decir lo mismo, repite en el predicado lo que ya está en el sujeto), son verdaderos, universales (válidos en todo lugar y tiempo) y necesarios; no tienen origen en la experiencia sino en el análisis mental del sujeto (a priori).

Los juicios Sintéticos, son aquellos en los cuales el concepto del predicado no esta inmerso en el concepto del sujeto, están basados en la experiencia (a posteriori), en la percepción sensible. Son verdaderos en cuanto la experiencia los avale, son verdaderos en un lugar: aquí; y en un tiempo: ahora. Su validez es limitada a la experiencia sensible, son juicios particulares y contingentes (su contrario no es imposible).

Se presenta la interrogante ¿cuál de los dos juicios constituye el conocimiento científico físico- matemático? No puede ser analítico puesto que sería una tautología pura y no aumentaría nuestro saber. No puede ser sintético pues no tendría legítima validez universal y necesaria, puesto que son particulares o contingentes. Es necesario construir un tercer juicio necesariamente sintético y “a priori”. Kant demuestra de hecho, que la ciencia esta basada en este tipo de juicios mostrando como la matemática y la física ha hecho uso de este tipo de juicio sin saberlo. Así pues, las condiciones para que se dé un juicio sintético a priori serían: tener un carácter universal y necesario y, además, aumentar nuestros conocimientos.

En la lección XVI de la Estética Trascendental, el autor plantea la teoría del conocimiento de Kant, a través de los juicios mixtos, juicios sintéticos a priori que se hacen presentes en la ciencia, por ello divide el conocimiento humano en tres grandes grupo: la matemática, la física y la metafísica. Kant indaga esas condiciones que son a priori y a la vez aumentan nuestros conocimientos en estas tres ciencias.

En la matemática los juicios sintéticos a “priori” son posibles gracias a tres cuestiones fundamentales: la “exposición metafísica”, donde el espacio y el tiempo son puros, o sea a “priori”, o sea que no proceden de la experiencia, además no son conceptos de cosas reales sino de intuiciones; y la “exposición trascendental del espacio”, ese espacio y tiempo son intuiciones puras, intuiciones a “priori”, son en efecto la posibilidad de los juicios sintéticos en la matemática.

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En este sentido, nos habla García sobre lo que entiende Kant por la palabra “metafísica” como el conjunto de aquellos conocimientos básicos que sirven de fundamento a la ciencia empírica de la naturaleza, que sirven de fundamento a la física y a las matemáticas. En un sentido tradicional Kant nos habla de la metafísica como el conocimiento de las monádas que están detrás de la experiencia sensible: Dios, la inmortalidad, el alma, la libertad de la voluntad del hombre, conocimientos que no están en la experiencia.

En la “exposición metafísica del espacio”, Kant subraya que el espacio es el fundamento de la matemática, es a “priori” independiente de la experiencia, y hace referencia a la geometría como un buen ejemplo. El espacio es el supuesto de la experiencia, pues no podemos tener experiencia de nada, sino en el espacio, es decir es el supuesto mismo de cualquier percepción, de cualquier intuición sensible. Para Kant la razón “pura” o razón a “priori” son términos sinónimos, al igual que intuición “pura” e intuición a “priori”. De allí el autor afirma que el espacio es una intuición porque no es un concepto, pues no comprende un número indefinido de seres o cosas, el espacio es único. Por lo tanto, el conocimiento del espacio es intuitivo y el espacio no es un concepto sino una intuición pura.

Para indagar sobre la “exposición trascendental” es necesario aclarar el significado de trascendente, la cual significa lo que existe entre sí y por si, independientemente de mí. Para Kant, el objeto de conocimiento no es un objeto cuya realidad sea en sí y por si, sino que tiene una realidad, distinta de mi vivencia, ciertamente, pero en sí y por sí. Existe una correlación entre objeto y sujeto, en la que el objeto es para el sujeto y el sujeto es en tanto en cuanto conoce al objeto, por lo tanto el objeto del conocimiento tiene realidad en cuanto es objeto de conocimiento; nada más.

Para que algo sea objeto del conocimiento se deben dar ciertas condiciones. Una condición de cognoscibilidad de la cosas, es la condición para que esas cosas sean objeto de conocimiento, que viene a ser la posición por el sujeto, la subposición. Son las nociones que ponemos debajo de nuestras sensaciones y percepciones para que se conviertan en objeto del conocimiento, esto es el espacio. Para definir el objeto de conocimiento se define mediante construcción, considerando la intuición del espacio, es así como construimos las definiciones geométricas. Nuestra facultad de tener sensaciones es la que imprime a las sensaciones la forma del espacio.

La deducción trascendental consiste en que para que un conocimiento sea posible, las condiciones deben imprimir al mismo tiempo su carácter a los objetos de esos conocimientos.

Luego en la lección XVII la Estética Trascendental, el autor comenta que la “Crítica de la Razón Pura” de Kant es un estudio, una investigación de la razón funcionando independientemente de la experiencia, es un estudio al conocimiento y la

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intuición a priori; una indagación de los elementos empíricos procedentes de la experiencia y los elementos puros que la razón agrega o pone por encima de los datos sensibles de la experiencia, los cuales constituyen el conocimiento científico.

En la “exposición metafísica del tiempo”, el autor argumenta la demostración de Kant para verificar que el tiempo es a “priori” o sea independiente de la experiencia y que el tiempo es una intuición. Así nos invita a pensar en el tiempo sin acontecimientos, pero no podemos de manera alguna concebir un acontecimiento sin el tiempo, por ello el tiempo es independiente de la experiencia. Se demuestra que el tiempo es una intuición a través de una prueba similar a la realizada en al “exposición metafísica del espacio”

En la “exposición trascendental del tiempo”, plantea la condición para que algo sea objeto de conocimiento; nos muestra la condición de posibilidad de los juicios sintéticos y a priori en la aritmética que son el tiempo, la intuitividad y el razonamiento del tiempo. La condición indispensable para esto es la subposición del tiempo como base de todas nuestras operaciones. Con ello Kant concluye que el espacio y el tiempo son las formas de la sensibilidad (la facultad de tener percepciones).

Kant define el espacio como la forma de la experiencia o percepciones externas; y el tiempo como la forma de las vivencias o percepciones internas. De allí hace referencia a la geometría y la aritmética como ciencias totalmente compenetradas, representando la matemática como un sistema de leyes a priori, de leyes independientes de la experiencia y que se imponen a toda percepción sensible. Por consiguiente todos los objetos reales físicos de la naturaleza se rigen por estas leyes matemáticas, porque el espacio y el tiempo son formas de nuestra facultad de percibir cosas, y por lo tanto son estructuras que nosotros a priori, fuera de toda experiencia, imprimimos en nuestras sensaciones para convertirlas en objetos cognoscibles.

El Idealismo trascendental plantea descubrir las condiciones que el sujeto debe tener para ser objeto a conocer, para ser objeto cognoscible, para ello Kant hace a un lado el pensamiento de sus antecesores donde el objeto es en si y por si, sino en tanto en cuanto es objeto de un sujeto. Lo que el sujeto es tampoco lo es como un ser absoluto, en si y por si, sino en tanto en cuanto es sujeto destinado a conocer un objeto.

Kant da sentido al hablar del acto del conocimiento de las cosas no de las cosas en si mismas, sino recubiertas de la forma espacio y tiempo, y esas cosas las llama fenómenos. Los fenómenos son las cosas provistas ya de esas formas del espacio y tiempo que no le pertenecen en sí mismas pero que les pertenecen en cuanto que son objetos para mi, vistas siempre en correlación sujeto-objeto.

Lo que quiere decir Kant es lo siguiente: sólo podemos conocer las cosas en la medida en que están sometidas a las formas de nuestra sensibilidad, y puesto que el espacio y el tiempo no son propiedades reales de las cosas sino algo puesto por el

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sujeto, es evidente que no podemos conocer jamás las cosas tal como son en sí mismas, sino sólo las cosas tal como nos aparecen.

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sujeto, es evidente que no podemos conocer jamás las cosas tal como son en sí mismas, sino sólo las cosas tal como nos aparecen.