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La misión de la iglesia a la luz de la universalidad e integralidad del Evangelio.

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Se pretende aunar criterios para un entendimiento común acerca de lo que entendemos por Misión de la Iglesia y cómo nos vemos nosotros involucrados en ella.

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La iglesia empieza a ser misionera, no a través de su proclamación del evangelio, sino por la universalidad del evangelio proclamado, entonces toda la iglesia es misionera.

1. Preliminares.Nuestra idea central:

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Es la universalidad del Evangelio lo que hace a toda la iglesia misionera.

Lo “misionero” de la Iglesia es debido a la naturaleza del Evangelio.

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“El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para anunciar buenas nuevas a los pobres. Me ha enviado a proclamar libertad a los cautivos y dar vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos, a pregonar el año del favor del Señor.”(Lc.4:18-19).

Hay una propuesta de un evangelio universal e integral; por tanto, la misión de la iglesia debe tener la misma perspectiva.

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David J. Bosch comenta que “desde la década de 1950 ha aumentado de manera notable el uso de la palabra ‘misión’ entre los cristianos.” El problema es que no todos estamos usando el término y el concepto de la misma manera.

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2. Diagnóstico. ¿Cómo se ha estado definiendo la misión de

la iglesia? ¿Cómo estamos definiendo nosotros la

misión de la iglesia? Interrogarse esto no está demás, ya que la

misión de la iglesia siempre ha estado condicionada por las circunstancias que viva la iglesia.

Lo importante es tener clara nuestra idea de misión de la iglesia, para que esta no sea condicionada por las circunstancias.

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Lo más seguro que nuestras definiciones estarán dependiendo de las motivaciones que tengamos para realizar la misión:

La gloria de Dios. El pecado en el ser humano. La obediencia al mandato. La urgencia del mandato. La venida de Cristo. El establecimiento del Reino de Dios. Etc. En términos amplios, la misión de la iglesia,

correspondería a todo aquello que Dios nos envía a hacer en el mundo.

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“… en un sentido amplio el término misión tiene que ver con la presencia y testimonio de la Iglesia en una sociedad, la forma en que la Iglesia es una comunidad cuyos miembros encarnan una forma de vida según el ejemplo de Jesucristo, el culto que la comunidad rinde públicamente a Dios, el servicio a las necesidades humanas que la comunidad emprende, y la función profética de confrontar a las fuerzas del mal que destruyen a las personas y las sociedades”.

Samuel Escobar

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“La historia de la Iglesia es la historia de su Misión. Esto se debe a que la Iglesia es su misión. La Iglesia nace, no cuando el Señor llama a unos pescadores, sino cuando los llama para hacerlos “pescadores de hombres” (Mt.4:18-22: Lc.5:1-11); … sino cuando Jesucristo dice a esos cristianos “como el Padre me envío, yo os envío” (Jn.20:19-23); ….”

.

Justo L. González.

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Problema: No siempre ha habido una lectura común en torno a lo que debemos comprender por “misión de la iglesia”.

Algunas de estas comprensiones y parte de sus énfasis son:

La misión como proclamación. El mensaje de la Biblia ha sido encomendado a la iglesia para que lo transmita al ser humano. Pablo nos dice que la Escritura nos ha sido entregada para “… la salvación por la fe en el Mesías Jesús” (2Ti.3:14).

Consecuencias y limitaciones.

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La misión como evangelización.

El sólo hecho de dar una mirada a los distintos pasajes en donde se inserta la Gran Comisión (Mt.28:19-20; Mr.16:15-18), no cabe duda el hecho de la evangelización, lo que para muchos es lo prioritario de la iglesia.

Consecuencias y limitaciones.

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La misión como servicio. La Gran Comisión (Mt.

28:19-20; Mr.16:15-18), lleva implícita la idea de que somos enviados al mundo a servir, y que el humilde servicio que hemos de prestar incluirá para nosotros, como lo fue para Cristo, preocupación por el ser humano en sus distintas necesidades.

Consecuencias y limitaciones.

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La misión como envío. Muchos ven el pasaje de

Hch.1:8, como el texto clave de la misión de la iglesia, poniendo énfasis en el cruce de fronteras, y por tanto, la misión de la iglesia tienen que ver con el envío de misioneros(as) a realidades culturales ajenas al lugar de envío

Consecuencias y limitaciones.

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La misión como liberación. La misión debe ser visible. Debe ser demostrable

en la acción concreta. De ahí la relevancia que dan los Evangelios a las acciones poderosas de Jesús como señales de su función liberadora de la condición caída de la humanidad.

Cristo salvador libera al hombre del pecado, raíz de toda ruptura de amistad, de toda injusticia y opresión, y lo hace auténticamente libre, es decir, lo hace vivir en comunión con él, fundamento de toda fraternidad humana.

Este énfasis acerca de la misión se fundamenta a partir tanto del AT como también en el NT. Ej. Mr.16:15-18.

Consecuencias y limitaciones.

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3. Aproximándonos a una comprensión de la misión de la iglesia.

Definir la misión de la iglesia de manera absoluta es complejo, porque como dice Bosch:

“Al fin y al cabo, la misión no admite definición; no debe ser encerrada dentro de los estrechos confines de nuestras predilecciones. Lo mejor que podemos esperar es formular algunas aproximaciones a lo que la misión abarca”.

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Nuestras aproximaciones: Algunas cuestiones fundamentales a considerar

para nuestra comprensión de la misión de la iglesia:

La fe cristiana es profundamente misionera. Esto responde a su naturaleza, lo contrario es negar su esencia.

La misión expresa la relación dinámica de Dios hacia el ser humano, primero a través de Israel y posteriormente a través de Jesús.

La totalidad de la existencia cristiana debe caracterizarse como existencia misionera.

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La naturaleza misionera de la iglesia se fundamenta en el evangelio mismo.

La iglesia empieza a ser misionera, no a través de su proclamación del evangelio, sino por la universalidad del evangelio proclamado, entonces toda la iglesia es misionera.

Para esto tomaremos el crucial pasaje de Lucas 4:18-19, en donde Jesús define lo que viene hacer (su misión), y esto es responder a las necesidades del ser humano, en todo lo que implica su condición caída, así la obra de Dios en Cristo es salvador al ser humano y llevarlo a su condición más plena, verdaderamente humana y en relación con Él.

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Este pasaje lo podríamos analizar de manera extensa, lo que tomaría mucho tiempo, pero podríamos decir brevemente lo siguiente en relación al Evangelio y la Misión de la Iglesia:

El pasaje habla de restaurar al ser humano a su plenitud.

El pasaje tiene una clara alusión al jubileo, lo que habla de restauración y libertad, lo que posteriormente fue central en todo el ministerio de Jesús.

El pasaje tiene una doble perspectiva temporal, lo presente y lo futuro.

El pasaje tiene un mensaje para una humanidad limitada y excluida, ahora de plenitud y de salvación.

El pasaje se nos presenta como la plataforma de la misión que llevará a cabo Jesús.

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Misión de Jesús Misión de la iglesia

El Evangelio, un mensaje de salvación universal e integral.

Restaurar al ser humano a su condición plena en relación a Dios.

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Entonces la justificación y el fundamento para cualquier misión llevada a cabo en el plano local o extranjero, radica en la universalidad de la salvación y la presencia del Reino de Dios en todo lugar.

Nuestra práctica misionera puede estar enfatizada en términos de estrategia, método, opciones, prioridades de inversión, etc.; pero no de principios, ya que la misión de la iglesia es una, universal e integral.

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4. En la misión toda la iglesia es misionera.

a. El ejemplo del NT. La Iglesia de Antioquia de Siria.

La iglesia empieza a ser misionera, no a través de su proclamación del evangelio, sino por la universalidad del evangelio proclamado.

Diremos que toda la iglesia es misionera aunque esto es demasiado obvio, ya que basta con mirar el conocido pasaje de Hch.11:19-21, para reconocer que en la iglesia del NT el Evangelio se compartió gracias a la entusiasta participación de toda la iglesia, de los “laicos”, en la misión de la iglesia.

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Michael Green en su opinión “el cristianismo fue desde el principio un movimiento laico y así continúo siendo por un período notablemente largo”. Michael Green

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b. El problema de hoy: La dicotomía

“ministro” - “laico”. Si la misión de la iglesia es debido a la

universalidad del Evangelio, lo que lleva consigo que toda la iglesia es misionera; entonces, todos nos debemos a esta misión, todos nos debiéramos ver como misioneros.

Quizás un obstáculo y desafío para la iglesia de hoy es superar la dicotomía entre “clérigos-ministros” y “laicos”, aquellas personas que están involucradas a tiempo integral en la misión (que generalmente los definimos como los misioneros) y aquellos a tiempo parcial (que generalmente están viéndose como aportadores a la misión).

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La iglesia bajo la figura del cuerpo humano; la iglesia como el cuerpo de Cristo (1Co.12), un solo cuerpo y muchos miembros (dones), que contribuyen en su desarrollo y misión, y bajo esta imagen la iglesia es una, y cada miembro se ve en ella participando a través de sus dones, lo que trae unidad y diversidad a la vez, cumpliendo con el propósito de servir, tanto a sí misma, como al mundo.

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c. El sacerdocio universal de los cristianos y la misión de la iglesia.

En primer lugar nos enfatiza que todos los cristianos tienen el mismo derecho para llegar directamente a Dios, y en segundo lugar su responsabilidad en la misión de la iglesia.

El concepto del sacerdocio de todos los creyentes no significa que cada cristiano es un sacerdote adecuado para sí mismo y que por ende la iglesia sea innecesaria. Sí significa que cualquier cristiano es un sacerdote para con los demás, de modo que la comunidad cristiana es necesaria (1P.2: 4, 5, 9, 10).

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Siguiendo al apóstol Pedro, podríamos decir, que existe un gran privilegio en reconocerse como sacerdote, pero también una gran responsabilidad. Dios ha hecho que los cristianos sean su propio pueblo para que anuncien “las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable” (2P.2:9). La responsabilidad cristiana radica en la misión de la iglesia.

La iglesia tiene una misión demasiado amplia e integral, para que sólo sea llevada a cabo por algunos que se asumen de manera exclusiva y limitada de “ministros”, al contrario, cada cristiano es un ministro y, por tanto, toda la iglesia es misionera.

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“La mayor parte de la expansión del cristianismo en los siglos que antecedieron a Constantino tuvo lugar, no gracias a la obra de personas dedicadas exclusivamente a esta tarea, sino gracias al testimonio constante de cientos y miles de comerciantes, de esclavos y de cristianos condenados al exilio que iban dando testimonio de Jesucristo dondequiera que la vida los llevaba, y que iban creando así nuevas comunidades en sitios donde los misioneros “profesionales” no habían llegado aun”.

Justo L. González.

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Urgentemente necesitamos recuperar la visión neotestamentaria de la Iglesia: pueblo de Dios, cuerpo de Cristo, comunidad del Espíritu, en la cual todos los miembros han sido llamados a servir a Dios a tiempo integral.

Ser cristianos es, entre otras cosas e ineludiblemente, ser participe de la vivencia y proclamación del Evangelio.

¿Cómo lo haremos cada uno de nosotros? Lo primero que debemos admitir, que hemos sido llamados por Jesucristo, para comprometernos con Él en la misión del Dios trino.

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A estudiar …

No sólo es bueno activar en la misión de la iglesia, también nos debemos preparar para ello.

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Bibliografía recomendad para profundizar. Bosch, David. Misión en transformación. Libros Desafío.

2000. Costas, Orlando. Compromiso y Misión. Ed. Caribe.1979. Escobar, Samuel. Tiempo de Misión. Ed. Clara. 1999. Green, Michael. La Iglesia Local agente de evangelización.

Ed. Nueva Creación. 1996. Padilla, René C. Discipulado y Misión. Compromiso con el

Reino de Dios. Ed. Kairos. 1997. Padilla, René C. Ser, hacer y decir. Bases bíblicas de la

misión integral. Ed. Kairos. 2006. Piper, John. ¡Alégrense las naciones. La supremacía de

Dios en las misiones. Ed. Clie. 2007. Stott, John. La misión cristiana hoy. Ed. Certeza. 1990. Stott, John. La Palabra de Dios y la Misión de la Iglesia.

Visión Mundial.1992. Van Engen, Carlos. El Pueblo misionero de Dios. Libros

Desafío. 2004.