-Comunicación y Derechos Humanos

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38 Andrés León, ha realizado estudios en cien- cias sociales, comunicación y economía. Es director del Centro de Documentación de CIESPAL. 39 40

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Un abogado suscrito a unperiódico, demandó a sudirector porque el diariono había publicado ningu-

na información referente a un asunto deinterés para el jurista, y que había sidonoticia de importancia en otros mediosde comunicación. Esto sucedió en 1972en España. El demandante argüía que laprestación a la que se había comprome-tido el periódico no era la de entregarleuna determinada cantidad de papelimpreso, sino la de proporcionarleinformación.1 Eliminado lo anecdótico,este ejemplo sirve para caracterizar lademanda de la sociedad por una informa-ción completa, oportuna y veraz, sobreaquello que le incumbe. ¿Cuántosjuicios podríamos entablar a los mediosde comunicación colectiva por faltar aeste deber al no informar sobre asuntosde interés personal y social? Más aún,¿cuánto trabajo tendrían los jueces siacusáramos a los medios por manipula-ción y amañamiento de lo que infor-man? Pero la información es solo unaparcela del proceso entero de la comu-nicación.

UN DERECHO FUNDAMENTALLa comunicación es un derecho

fundamental del hombre. Es el derechoy la característica que lo identifica co-mo el único ser que tiene la capacidadde comunicarse racionalmente. EulalioFerrer establece la diferencia entre co-municación e información diciendo:"Subrayamos que la información es for-ma y la comunicación contenido. Hilo,la una; urdiembre la otra. Si una perte-nece a la escala cuantitativa de la mate-mática, la otra entra en la escala cuali-tativa de la semántica. La informaciónes lenguaje lineal y la comunicaciónlenguaje integral. Vertical, una; hori-zontal, otra"2

La comunicación es un proceso so-cial que logra y perfecciona la realiza-ción de la persona y facilita la conviven-cia comunitaria al permitir un diálogode informaciones, vivencias y valores,inmerso en la solidaridad y en la creati-

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vidad. Estas son fundamento del mayorde los derechos: el derecho a la pleni-tud de la vida, tanto para las personascomo para las sociedades.

América Latina es un continenteincomunicado. Sus casi 600 millonesde habitantes están parcelados en nacio-nes, estados, regiones, subregiones. Estaparcelación histórica es fruto de guerrasfratricidas instrumentadas por quienesnecesitan nuestra división. En nuestrosdi'as, se fracciona también el continente,con una comunicación colectiva ideolo-gizada y dirigida a un modelo aislacio-nista y unilateralmente vinculado conlas fuentes del poder económico y po-Iftico.

Para mantener esta situación se hanfortalecido, en forma limitada, los lla-mados medios tradicionales de comuni-cación: prensa escrita, cine, radio y tele-visión. Afirmo que se han fortalecidolimitadamente, ya que podemos regis-trar ciertos parámetros en su desarrolloque pueden crear un espejismo de sufi-ciencia, si no son analizados respectode su contexto geográfico, humano ycultural.

América Latina y El Caribe editanel 6,4o/o de los periódicos que circu-lan en el mundo. Consumen el 6,3o/odel papel periódico, en 1200 diarios,con un tiraje de 33 millones de ejem-plares destinados casi exclusivamentea la zona urbana alfabetizada.

Los datos estadísticos sobre cine se-ñalan un hecho interesante. Los paísesnorteamericanos anglo-parlantes y los deAmérica Latina y El Caribe consumen,respectivamente, el 8,3o/o de la produc-ción mundial. La escasa producciónde nuestro continente (240 largometra-jes en 1985) permite inferir que lo quese distribuye a los espectadores de las9000 salas existentes, es exactamentelo que produce y vende los EstadosUnidos.

En 1965 había en América Latina yEl Caribe 3.470 trasmisores. En 1983,eran ya más de 5.300. Este medio porsu desarrollo tecnológico, su demandade mínima infraestructura y sus costosbaratos, ha permitido que se convier-tan en emisores instituciones, cuyos fi-nes y objetivos son diferentes a los de laempresa comunicacional o de la indus-tria cultural. Tal el caso de iglesias,organismos sindicales, centros educati-vos y otras agrupaciones. El públicoradio-oyente se incrementó en el mismoperíodo (1965-1983) de 34 a más de327 millones. La radio es el medio decomunicación de mayor cobertura yefecto sobre el público.

El gran "boom" continental y mun-dial es el de la televisión. En los añosmencionados, pasó de 250 estacionestransmisoras —entre canales originalesy repetidoras— a 1400, y de 8 a más de50 millones de televidentes. Es impor-tante anotar que la televisión es el me-dio más favorecido por las inversionesy avances tecnológicos de los últimosaños3.

Con un criterio priviligiador de da-tos económicos y estadísticos y respec-to a las sociedades postindustrialesconsideradas el modelo, podríamos con-cluir que somos sociedades caracteriza-das por un proceso relativamente acele-rado de desarrollo, y por lo tanto,más o menos bien informadas. Sin em-bargo, el valor de América Latina y ElCaribe, no es meramente estadístico.Su valor es el ser una sociedad emergen-te, con un pasado histórico que tras-ciende y con un conjunto de aportesque, pese a estar inmersos en el mundode los pobres y quizás por ello mismo,han sido capaces de sobrevivir a la do-minación. Más aún, surgen hoy con unmensaje mestizo que se impone en elmundo cada vez más tecnificado delaño 2000.

DERECHOS HUMANOS YCOMUNICACIÓN ALTERNATIVA

Precisamente en esta región latinoa-mericana y caribeña, la comunicaciónadquiere nuevas dimensiones. Se haconvertido en la principal propulsora ydefensora de los Derechos Humanos,y de manera especial de los derechossolidarios de nuestros pueblos. Preten-demos mantener esos derechos por en-cima de un sistema comunicacionalimpuesto que no permite a los grupossociales ejercerlos, ya que obedece acriterios e intereses ideológicos tradi-cionales. La vigencia del Derechos ala comunicación demanda la existen-cia de esa sociedad auténticamente de-mocrática, que actualmente pretende-mos construir con nuestra mítica capa-cidad de creación. Ella nos ha permiti-do presentar sistemas comunicativospropios que se oponen a los dominan-tes y extraños.

Este sistema comunicacional ha re-cibido muchos nombres: comunicaciónhorizontal, alternativa, popular, cultu-ral, etc., pero puede ser identificadapor ciertas características definitorias.La de alterar el papel aristotélico delos tres elementos bases del proceso decomunicación, cuando busca la presen-cia de un emisor que no sea ausentista

y dominante, sino íntimo a la mismarealidad comunicacional, o cuando elmensaje debe dejar de ser decidido yestructurado por otros, o cuandoreivindica para el receptor el derecho aescoger lo que prefiere, con una acti-tud crítica que supere la postura mera-mente pasiva impulsada por la comu-nicación vertical.

Fernando Reyes Matta ratifica estecriterio: "...cuando la comunicación al-ternativa emerge, solo puede hacerlocon un propósito que va más allá de lamera perspectiva comunicacional: debeser una expresión de un proyecto his-tórico de cambio, de resistencia cultu-ral y de construcción solidaria."4

En otras palabras, la comunicación al-ternativa hace posible el ejercicio delderecho a la comunicación en cuantoproceso educativo que permite lograrla participación comunitaria y, por lotanto, la formación de una sociedadauténtica, libre y justa. Esta sociedadcoincide con los valores y metas delTercer Mundo, conjunto de pueblostan ricos en manifestaciones humanís-ticas y tan pobres en términos de laeconomía mundial.

No se debe olvidar que los DerechosHumanos, y entre ellos el Derecho a laComunicación, han sido permanente-mente negados y conculcados por lasociedad dominante, unas veces utili-zando la brutalidad de un sistema paradestruir física y moralmente al hombre,y otras, las más, con el poder político yeconómico para desviar la informaciónnecesaria, manipular las conciencias,sumir al hombre en sueños doradosajenos a su realidad, despertar temores ycrear enemigos artificiales.

La sociedad dominante que así haprocedido tradicionalmente, no está dis-puesta a permitir la emergencia de unnuevo mundo que altere sus programasy objetivos. Ella busca elementos dedefensa y los ha encontrado en el usode los medios tradicionales y en eldesafío que significa la tecnologíapropia de un mundo que se aproxima asu tercer milenio cristiano. Ante estarealidad se debe preguntar: ¿Dóndequeda el derecho a la vida, a la libertad,a la seguridad, cuando los genes yprocesos de concepción, el número y

Andrés León, ha realizado estudios en cien-cias sociales, comunicación y economía.Es director del Centro de Documentaciónde CIESPAL.

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las características de los nacimientos,pueden ser manipulados por los intere-ses de los grupos dominantes? Esto noes un ataque a ningún criterio limitati-vo de la natalidad, sino la manifestaciónde un peligro inminente de que quienesmanejan la tecnología biogenética y sondueños del poder político y económi-co, son también quienes controlan lacomunicación, y tienen entonces la capa-cidad de diseñar una sociedad sometidaque responda únicamente a sus obje-tivos.

"Nadie estará sometido a esclavitudni a servidumbre", dice el artículo 4de la Declaración Universal. Sin embar-go, ¿acaso no somete a la esclavitud delconsumismo y de modelos ideales elrefuerzo de los medios de comunica-ción a estos valores? Todos los días yen todas partes, se presentan denun-cias y protestas sobre uso de "tortu-ras, penas y tratos crueles, inhumanosy degradantes"; pero la nueva tecno-logía produce sofisticados formatospara esa tortura y ese trato inhumano.Cuando el público es bombardeado in-cesantemente por una publicidad alie-nante y una orientación de sus formasde pensamiento que ni siquiera le de-jan tiempo suficiente para calibrar la

fiere ver los simples enlatados, antesque trabajar en el procesamiento y asi-milación de un texto de literatura,ciencia o política. La nueva tecnolo-gía, tal cual es actualmente transmitiday utilizada, está produciendo una dis-torsión estética y moral, con la presen-cia del monstruo como protagonista,de lo mecánico sobre lo intelectual,de lo superfluo antes que lo trascen-dente, de lo arbitrario sobre lo libre.

Es claro que una nueva sociedadplanetizada está en formación: la so-ciedad civil va transformándose en otradonde imperarán los servicios, los datos,los conocimientos computarizados, elmanejo de la informática y el dominiodel cerebro electrónico, mientras se de-jará de lado lo que para ella resulteun obsoleto sentido de lo humano.

La nueva sociedad en proceso de es-tructuración será una sociedad dondelos Derechos Humanos, la cultura delos pueblos, las ideas de patria y reli-gión, los sentimientos, las ideologíaspolíticas, deberán someterse a otraclase de intereses que, a lo mejor, supe-rarán incluso a los de los propietariose inventores de las máquinas, pararesponder específicamente a los deaquellos instrumentos automatizados.

comunicación recibida, cabe preguntar-se: ¿Cómo ejercer el derecho a la liber-tad de pensamiento, de conciencia, de'religión, y peor aún el de la libertad deopinión y de expresión?

Una de las funciones propias del es-quema comunicacional es la de educar.Resulta, con todo, cada vez más noto-ria la presencia de un proceso antiedu-cativo impuesto por los medios masivos.Así, mientras más libros se editan, me-nos personas mantienen su predisposi-ción a leer, ya que los medios audiovi-suales copan el tiempo de ocio y confor-man una mentalidad facilista que pre-

DERECHOS HUMANOS EIDENTIDAD CULTURAL

Hasta aquí, he presentado un panora-ma de la comunicación en relación conlos Derechos Humanos, y como dere-cho solidario de las personas y de lasociedad. El cuadro no es positivo.Permite, sin embargo, ver sus característi-cas y las líneas generales de la activi-dad futura, en los términos utilizadospor el Seminario de Periodistas Lati-noamericanos sobre Derechos Humanosy Nuevo Orden Mundial de la Informa-ción: "A través del Derecho a la Comu-nicación se genera una síntesis formado-

ra de la conciencia colectiva donde elpueblo oprimido asume su propia iden-tidad. Por ello, el Derecho a la Comuni-cación se transforma en "derecho a ser"entendido como la búsqueda permanen-te de los valores propios más distinti-vos de las culturas y de los pueblos",Y continúa: "Si bien el derecho a lacomunicación es reconocido en cuerposnormativos, tanto nacionales como in-ternacionales, existe una enorme distan-cia entre los textos que los proclaman ysu vigencia real. La correspondenciarigurosa entre ambos se deberá alcan-zar por medio de un diálogo social igua-litario, creativo, y plural". Más aún,según este texto "Existe en AméricaLatina un sistema predominante quecrea polos de poder y condicionantespolíticos, que impiden en la prácticael ejercicio de este derecho a las grandesmayorías y da a unos pocos la posibili-dad de usurparlo, en su exclusivo bene-ficio". Por todo esto, los periodistasreunidos en el Seminario concluyen que"Por ello, la lucha por el ejercicio ple-no del derecho a la comunicación debealcanzar también el ejercicio de todosaquellos derechos —a expresarse, a o ;

nar, a reunirse, a organizarse, a ¡nformar, a ser informado—_ que son partede un mismo concepto'..5

DEMOCRATIZAR LACOMl * r

Coincidiendo con toe1? lo anterior,la acción hacia el futuro debe estar en-cauzada en (a línea de la democratiza-ción de ias combnicaciones, que respetela diversidad cultural e ideológica yaun la diversidad de intere<:";= contra-puestos. Para que esto sea posiole esnecesaria una democratización de lasociedad, en la que deoen eliminarselas vertientes de dominación de ciasey las diferencias socio-económicas, parapermitir la creación de un marco con-ciencial amplio y, consecuentemente,un ambiente de igualdad y de respeto.

Ayer fueron las organizaciones de lostrabajadores y los movimientos estu-diantiles los que promovieron estasideas. Su acción ha dado frutos y hoyvemos que los partidos políticos, lasiglesias, las organizaciones campesinas,los intelectuales forman, hasta interna-cionalmente, frentes comunes para dete-ner la masificación colectiva con que elmundo tecnológico nos amenaza y de-fender el conjunto de derechos huma-nos permanentemente agredidos. Estaacción se ha manifestado en las pro-puestas de un Nuevo Orden Internacio-nal de la Información y de la Comuni-

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cación, y en los procesos ¡nvestigativosde nuestras realidades, ya que solamenteconociéndonos mejor, podremos serrealistas en nuestros trabajos y no teó-ricos de una imagen impuesta.

En esta línea CIESPAL ha orientadogran parte de su esfuerzo, buscandodetectar y documentar la realidad co-municacional de América Latina, encuanto a las cantidades disponibles demedios tradicionales y a su impactodentro de nuestra sociedad; también haestudiado el pensum universitario y hacontribuido a la formación de profesio-nales, no solo en el campo científico,sino en el campo de la integración hu-mana; ha investigado las amplias posibi-lidades y formas de la comunicaciónalternativa para poder impulsar su usocomo mecanismo vivencial de recupera-ción de la conciencia histórica y de lavalorización cultural; y, ahora, tambiénse encuentra recuperando y analizan-do el material para enfrentar el fenó-meno de las nuevas tecnologías presen-tes al aproximarse el tercer milenio.

Hay otra actividad indispensable parala formulación de una sociedad demo-crática, y esa actividad es la capacita-ción. Capacitarnos es descubrir nues-tras potencialidades y saber utilizarlas;es integrar crítica y conscientementela tecnología moderna a nuestros pro-cesos; es saber no solamente qué debe-mos hacer y qué queremos producir,sino cómo hacerlo. Tenemos ejemplosde lo que América Latina puede ofre-cer: literatos que revolucionaron losmoldes tradicionales y se han impuestocon reconocimiento general; teorías po-líticas, económicas y sociales que handespertado la responsabilidad del mun-do y le han hecho replantear su mismahistoria; cineastas capaces de presentarestéticamente los problemas humanosy colectivos, con éxito en la mentali-dad de los espectadores; produccionestelevisivas que al exportar un géneroauténticamente latinoamericano, la te-lenovela, han sido capaces no solamentede superar la vulgaridad e inconsisten-cia tradicional, sino de imponer unacalidad que se refleja en cualquierencuesta de sintonía. Y así músicos,poetas, deportistas, teorías, estilos, etc.,que son ahora ejemplos y que debenser expresiones totales, normales ycontinuas.

Concretamente, al hablar de Comu-nicación y Derechos Humanos, en rela-ción con todos estos elementos, tene-mos que observar que aquellos que he-mos catalogado como alternativos, hanservido para crear la oportuna resisten-

cia y salvaguardar los valores étnico-cul-turales. Los que conocemos como me-dios de comunicación tradicionales a lavez que han mantenido el sistema delcual dependen, empiezan a registrarfisuras a través de las cuales se hapodido filtrar parte de la realidad.Los mecanismos propios de la nuevatecnología, hasta ahora reforzadores delsistema, no han sido capaces de cerrar

Hay un primer paso y este es el de crearconciencia sobre el más básico de losderechos, el que Clerencio Neotti lla-maba el Derecho a ser oído. "El Ter-cer Mundo —afirmaba Neotti— cons-tituye dos tercios de la humanidad, yhasta ahora el otro tercio, que detentael poder económico e informativo, nonos escucha."6

Es de esperar que él mundo nos es-

esas brechas, ni de detener la acción delos profesionales de la comunicacióncomprometidos con sus pueblos.

De allí que toda conciencia, todainvestigación, toda recuperación docu-mental, toda capacitación y toda pro-ducción, deben estar orientadas areemplazar el campo de la denuncia.Lamentablemente hasta ahora ha sidonecesario vivir de la denuncia, que esbuena y si es oportuna, mejor, y que sehace indispensable como expresión quelogra, a veces, superar problemas aisla-dos y salvar vidas y sociedades, peroque corre el peligro de cansar, por serrepetitiva, si no va acompañada de otrasacciones. La situación de los DerechosHumanos, a veces sale ya de las primeraspáginas de los periódicos y de los prin-cipales informativos audiovisuales, por-que ha dejado de ser noticia, y conse-cuentemente, ha dejado de ser mercan-cía capaz de incidir en la venta de unespacio o de un tiempo informativo.

El desafío está en sumar a la denun-cia, la acción. El uso de los componen-tes antes mencionados puede permitirque cada hecho sea visto como un esla-bón en la dura cadena dominante deviolencia institucionalizada que sufrenlas naciones latinoamericanas. Es indis-pensable investigar, documentar, anali-zar y proyectar la situación, utilizan-do medios, alternativos y tradicionales,limitados a grupos vecinales o unlver-salizados por las modernas tecnologías.

Por algo se tiene que comenzar.

cuche, que se escuche a sí mismo entodas las latitudes, en todas las nacio-nes, en todos los estratos sociales y entodas las conciencias. Para ello es nece-sario que los latinoamericanos conven-cidos de nuestros derechos, de los dere-chos personales y solidarios, dejemoslas actitudes derrotistas y enfrentemoscon fe el desafío de impulsar los mediospropios de nuestras culturas, con orgu-llo de ellos; que hagamos productos bue-nos que puedan ingresar en la competen-cia del mercado masivo. Sabemos quesomos capaces y que, sin temor a lonuevo, enfrentemos la nueva fronterade la ciencia para con todo- ese instru-mental decir presente a la historia yganar nuestro derecho al futuro.

NOTAS

1.- Ver La Información como Derecho deJosé María Desantes, Ed. Nacional, Madrid,1974, pp. 23-24. 2.- Eulallo Ferrer, "De laInformación a la Comunicación", Cuadernosde Comunicación, México, 4, enero, 1979,p. 25. 3.- Todos los datos citados corres-ponden al Anuario de la Unesco, 1985.4.- Fernando Reyes Matta, "Comunicación,Participación y Ruptura: Dimensiones Alter-nativas", UNDA-AL Comunicación: Estu-dios y Documentos, Buenos Aires 3, agosto,1983, p. 19. 5.- Documento Final del Semi-narlo de Periodistas Latinoamericanos: De-rechos Humanos y Nuevo Orden Mundial dela Información, Quito, 23 de abril - 2 de ma-yo de 1982. 6.- Clerencio Neotti, Citadopor José Marques de Meló en "Los NuevosRumbos de la UCLAP', Chasqui, Quito,no. 3, abril-Junlo, 1982BJ

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