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Evaluacion Del Alzheimer Desde El Enfoque Psicoanalitico
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FACULTAD DE PSICOLOGIA Y TRABAJO SOCIAL
MODALIDAD A DISTANCIA VIRTUAL 2012-3
TRABAJO INTEGRADO
EVALUACIÓN DEL ALZHEIMER DESDE EL ENFOQUE PSICOANALÍTICO.
CARRERA
PROFESIONAL
PSICOLOGIA
ASIGNATURA PSICOLOGÍA DE LA ADULTEZ Y
SENECTUD
INTRODUCCION AL PSICOANALISIS
DOCENTE ELIANA GONZALES NEUMANN LUIS AVILA VERA
CICLO III
ALUMNO TATIANA FRANCESCA ANTACABANA DE LA O
CODIGO 704359640
OPE SAN JUAN DE LURIGANCHO
SEMESTRE 2012 - III
INTRODUCCION
La enfermedad de Alzheimer se ha convertido en un problema social muy grave para
millones de familias y para los sistemas nacionales de salud de todo el mundo. Es una
causa importante de muerte en los países desarrollados, por detrás de las enfermedades
cardiovasculares y el cáncer. Sin embargo, lo que hace que esta demencia tenga un
impacto tan fuerte en el sistema sanitario y en el conjunto de la sociedad es, sin duda
alguna, su carácter irreversible, la falta de un tratamiento curativo y la carga que
representa para las familias de los afectados.
El psicoanálisis y la psicofarmacología tienen mucho para ofrecer en el tratamiento de
dicha enfermedad. Para quien sufre de Alzheimer estas posibilidades se reducen
exponencialmente. Una figura terapéutica (como es el caso del acompañamiento
terapéutico) que intervenga en la vida cotidiana del paciente enfermo estimulando su
autonomía psíquica y mostrando a los familiares otras formas de vinculación con el
miembro enfermo parece ser de gran valor para este abordaje difícil.
Además del tratamiento psicofarmacológico, la combinación del tratamiento psicoanalítico
individual, tanto del enfermo como de allegados, con el familiar o vincular, parecería ser
un camino prometedor para la atención de estas personas. Pero hasta que no se logren
medios más efectivos para tratar las alteraciones orgánicas, difícilmente podrá aspirarse a
otra cosa que enlentecer el deterioro crónico.Es por ello que es importante el aporte del
psicoanálisis en la comprensión del Alzheimer y por ende en su tratamiento.
En la presente monografía se aborda el tema mencionado en líneas anteriores- de la
demencia de Alzheimer- desde el punto de vista psicoanalítico, las características del
aparato intrapsiquico, esto, en una primera parte. En la segunda parte se mencionan
datos prácticos, un ejemplo de observación, una escala elaborada y los mecanismos de
defensa del yo presentes en él.
PARTE I
LA DEMENCIA DE ALZHEIMER
1.1 Definición.
La demencia se define como el deterioro adquirido en las capacidades cognitivas que
entorpece la realización satisfactoria de actividades de la vida diaria. (Flint, Richardson y
Martin, 1998)
El alzheimer es una demencia progresiva que tiene el déficit de memoria como uno de sus
síntomas más tempranos y pronunciados. Por lo general, el paciente empeora
progresivamente, mostrando problemas perceptivos, del lenguaje y emocionales a medida
que la enfermedad va avanzando. (Berciano, 2006)
1.2 Cuadro clínico.
Para la enfermedad de Alzheimer, se han identificado de tres a quince etapas y
subetapas. Las tres etapas que se describen a continuación representan el avance
general de la enfermedad. No obstante, como el mal de Alzheimer no afecta a todos de la
misma manera, es probable que estos síntomas varíen en términos de gravedad y
cronología. Es de esperarse que los síntomas fluctúen, incluso en un mismo día, y que se
superpongan. Ciertas personas experimentarán varios síntomas, y otras, sólo algunos de
ellos, pero la progresión general de la enfermedad es bastante predecible. En promedio,
los enfermos de Alzheimer tienen una expectativa de vida de entre ocho y diez años
después del diagnóstico, pero esta enfermedad terminal puede prolongarse hasta 20
años.
En todas las etapas, los síntomas suelen relacionarse con un deterioro progresivo de los
procesos mentales y el funcionamiento de la memoria, problemas de comunicación,
cambios de personalidad, conducta errática, dependencia y pérdida del control de las
funciones corporales.
Etapa 1 (leve): Esta etapa puede durar de dos a cuatro años. Al principio de la
enfermedad, las personas que padecen Alzheimer tienden a tener menos energía y
espontaneidad, aunque esto, a menudo, pasa inadvertido. Presentan una leve pérdida
de la memoria, depresión y cambios de estado de ánimo, y les cuesta adquirir
conocimientos y reaccionar. Al cabo de un tiempo, comienzan a evitar a las personas
y dejan de ir a lugares nuevos para quedarse con lo que les resulta conocido. También
se confunden, se pierden con facilidad y evidencian una falta de criterio.
Es posible que tengan dificultades para desempeñar tareas de rutina, para
comunicarse y para comprender materiales escritos. Esto puede generar
manifestaciones de enojo y frustración. Si la persona tiene un empleo, la pérdida de la
memoria puede comenzar a afectar su desempeño laboral.
Etapa 2 (moderada): Esta etapa suele ser la más larga y puede durar de dos a diez
años. En esta etapa, es evidente que la persona que padece Alzheimer está
perdiendo sus capacidades. Los enfermos aún pueden desempeñar tareas sencillas
de forma independiente, pero es posible que necesiten ayuda para realizar actividades
más complicadas. Olvidan sucesos recientes, no recuerdan parte de su vida personal
y están cada vez más desorientados y desconectados de la realidad. Los recuerdos
lejanos a menudo se confunden con el presente y afectan la capacidad de la persona
para comprender la situación actual, la fecha y la hora. Puede que les cueste
reconocer a personas conocidas. Las instrucciones deben ser claras y repetirse con
frecuencia. Surgen problemas del habla y tienen mayores dificultades para
comprender, leer y escribir. Es posible que deambulen y que ya no estén a salvo
solos. A medida que los enfermos de Alzheimer se dan cuenta de esta pérdida de
control, pueden desarrollar depresión e irritabilidad, estar inquietos o apáticos, y
aislarse. Es posible que experimenten trastornos del sueño y que les cueste más
comer, arreglarse y vestirse.
Etapa 3 (grave): Esta etapa puede durar de uno a tres años. Durante este último
estadio, los enfermos pueden perder la capacidad para alimentarse solos, hablar,
reconocer a otras personas y controlar las funciones corporales. La memoria empeora
y puede desaparecer casi por completo. Por lo general, requieren un cuidado
constante. Al debilitarse su estado físico, pueden quedar expuestos a otras
enfermedades y a problemas respiratorios, especialmente, cuando no pueden
desplazarse. (Berciano, 2006)
Los síntomas más comunes de la enfermedad son alteraciones del estado de ánimo y de
la conducta, pérdida de memoria, dificultades de orientación, problemas del lenguaje y
alteraciones cognitivas.
La pérdida de memoria llega hasta el no reconocimiento de familiares o el olvido de
habilidades normales para el individuo. Otros síntomas son cambios en el comportamiento
como arrebatos de violencia. En las fases finales se deteriora la musculatura y la
movilidad, pudiendo presentarse incontinencia de esfínteres.
Las alteraciones neuropsicológicas en la enfermedad de Alzheimer son:
Memoria: deterioro en la memoria reciente, remota, inmediata, verbal, visual, episódicay
semántica.
Afasia: deterioro en funciones de comprensión, denominación, fluencia y lectoescritura.
Apraxia: tipo constructiva, apraxia del vestirse, apraxia ideomotora e ideacional.
Agnosia: alteración perceptiva y espacial.
Este perfil neuropsicológico recibe el nombre de Triple A o Triada afasia-apraxiaagnosia.
No todos los síntomas se dan desde el principio sino que van apareciendo conforme
avanza la enfermedad. (Hawkins, 2007)
1.3 Relación con el Psicoanálisis
En esta patología se produciría una pérdida progresiva de las adquisiciones culturales que
diferencian al ser humano del reino animal. Esto incluye los signos y símbolos, lo cual
repercutiría negativamente en la capacidad de simbolizar. Por esta pérdida los procesos
psicológicos superiores en especial todo lo que se conoce como funciones intelectuales
progresivamente se desvanecerían. Los procesos psicológicos elementales parecen
también mostrar un deterioro progresivo aunque más lento.
Una de las consecuencias más visibles a esto sería que el principio de realidad, así como
el juicio de realidad perdería su fuerza de manera progresiva puesto que dependen de la
energía yoica.
La transferencia (en pacientes neuróticos que desarrollaron este trastorno) seguramente
se aproxima a los fenómenos psicóticos conforme avanza el deterioro y se disminuyen las
regulaciones psíquicas. Rasgos caóticos no pueden menos que surgir en estos
fenómenos pues el compromiso orgánico reduciría los recursos del aparato psíquico.
La libido parece seguir el curso normal esperable en el envejecimiento, aunque por la
disminución de las regulaciones yoicas su exteriorización puede llegar a ser más
desinhibida de lo esperable para la edad. Lo mismo ocurriría con las pulsiones de muerte.
Por esta falta de regulación es posible que la libido narcisista se disperse y aleje del yo, lo
cual además de contribuir a la dispersión (por alejamiento de esta fuerza que tiende a la
unión), llevaría también a que las pulsiones de muerte operen con menos limitaciones
sobre el yo (esto sin duda facilitaría todavía más la dispersión y el deterioro, a la vez que
el surgimiento de los estados depresivos que algunos pacientes experimentan).
Al perderse progresivamente la regulación yoica, se desvanecerían en forma progresiva
las sublimaciones, identificaciones, represiones, y demás operaciones llevadas a cabo y
sostenidas por el yo.
Puesto que el superyó (que es una diferenciación del yo) deriva de identificaciones al
igual que el yo tendería a desaparecer, aunque con mayor rapidez que este (o el yo al
desintegrarse dejaría de percibir sus reclamos, las posibilidades son complementarias).
Por la disminución de la investidura yoica, el tesoro mnémico (un patrimonio yoico),
mostraría una tendencia a dispersarse y a dejar de ser accesible al yo. Los recuerdos más
arraigados (que llevan cierto tiempo siendo investidos con determinado monto de interés)
son los últimos en perderse. Pero no debería entenderse de esto que los mismos
desaparecen, más bien dejarían de ser accesibles por la falta de energía yoica y la
consecuente dispersión general (de otra forma no podría explicarse que el paciente pueda
recordar en ocasiones hechos que anteriormente no podía, que luego vuelva a perder la
posibilidad de retomarlos, para luego volver a ser capaz de ello, y así sucesivamente,
aunque predominando cada vez más la amnesia).
Posiblemente la muerte de determinadas unidades materiales del aparato anímico lleve
finalmente en los estadios terminales a la pérdida de recuerdos, y a la imposibilidad de
inscripción de nuevas huellas mnémicas. Entre tanto, seguirían produciéndose nuevas
huellas ante las situaciones actuales, pero las mismas progresiva y rápidamente (al
instalarse el cuadro) dejarían de ser accesibles para el yo debido a la disminución de la
energía yoica (Aiello, 2010)
PARTE II
Observación en la Demencia de Alzheimer
Ejemplo:
Datos: Mujer de 72 años. Diagnosticada de enfermedad de Alzheimer. Vive con su hija
menor, no es capaz de administrarse la medicación. Se ha perdido varias veces debido a
la desorientación espacial originada por la enfermedad. A nivel visual necesita gafas para
la visión de cerca. Con respecto a la movilidad no parece presentar graves problemas, ya
que mantiene la postura adecuada, no se observa rigidez ni temblor de miembros
superiores, y se conserva la motricidad gruesa y fina. No precisa de ayuda para la
marcha. Según el informe del neurólogo, presenta una grave desorientación temporo-
espacial, lo que provoca su pérdida frecuente. La memoria está muy afectada, rellenando
las lagunas que tiene con falsos recuerdos. No presenta afasia, aunque ha perdido la
capacidad de iniciar la conversación. Reitera con frecuencia expresiones o frases. Tiene
alterada su expresión emocional tanto a nivel de expresión facial como verbal. Tiene
dificultad para planificar tareas y secuencias de tareas, se suele “saltar pasos” para
realizar cualquier tarea. Presenta un alto grado de ansiedad y miedo, debido a su
inseguridad en la realización de cualquier actividad. Necesita la comprobación constante
por parte de los demás de que lo que hace está bien. Cuenta con el apoyo de sus hijos
aunque estos no parecen comprender la enfermedad de su madre.
ESCALA DE OBSERVACION DE DEMENCIA DE ALZHEIMER
DATOS GENERALES: Nombre:……………………………………………………………………………………………
Edad:……Sexo:……… G.de instrucción………………………. Ocupación:………………
Enfermedad Diagnosticada: No………. Si…………… Tiempo……………………………..
Vive: Solo…….. Familiares…………………………….. (mencionar)
Características:
Apariencia física Posición :
De pie Postura: erguida………. encorvada…….. observaciones:……………………… Sentado Postura:…………… donde:……………. (mueble, silla de ruedas, etc) Acostado
Higiene Ropa:
Limpia: si….. no……. (con manchas, sucio, restos de comida, etc) De acuerdo a la estación: si….. no……. Tipo: de vestir…………. De cama……………
Cabello Limpio Peinado
Corporal si….. no…….
Accesorios: Lentes Audífonos Bastón Silla de ruedas Vías (suero, sondas, bolsa colectora) Otros Especifique………………………………………………………..
Presencia de conducta/ estado emocional Tic nervioso Irritabilidad Ansiedad Depresión Otro……………………….
Rostro: Frente:…………………….. Ojos: Mirada: fija……. perdida…….. otro……….. Presencia de llanto…………………………. Labios Rectos…… encorvados…………….. sonríe…………………….
Hombros Rectos………… Caídos……….. otros…………………. Manos y pies ………………………………. Temblor……………………
Actividades cotidianas Alimentación independiente…………….. dependiente …………….. Vestido independiente…………….. dependiente ……………. . Deambulacion independiente…………….. dependiente …………….. Ir al baño independiente…………….. dependiente ……………..
Elaborado por: Tatiana Antacabana De la O
Mecanismos de defensa presentes en la demencia de Alzheimer
La mayoría de estos mecanismos tienen que ver con “el tiempo psíquico”, como por
ejemplo la regresión, la repetición y el síndrome del deslizamiento. Estos ayudan a suplir,
a través del tiempo psíquico pretérito, las pérdidas de capacidades actuales, la
imposibilidad de “registrar” los eventos y de poder reaccionar en correspondencia.
La negación se presenta al inicio de la enfermedad, generalmente, cuando el
paciente se entera de su diagnostico y las consecuencias del mismo. .
La regresión es un “viaje en retroceso” a otros modos de satisfacción ya
sobrepasados en la historia del sujeto. Según la gravedad de la enfermedad, el
paciente puede regresar a modos anales o orales de satisfacción. El individuo
retorna a los objetos de amor de la infancia o puede replegarse en el auto-amor.
Los que rodean al paciente (frecuentemente los hijos) adoptan entonces el rol de
los objetos de amor o de frustración de la infancia (los padres) Un ejemplo es la
regresión al estado de “NO” del niño, que refuta todo en permanencia.
La repetición tiene algo que ver con la regresión, pero en este caso se trata de un
mecanismo (igual inconsciente) consistente en la reproducción de un evento, una
representación o un afecto del pasado, a través de un síntoma en el presente,
generalmente “ruidoso” (un grito, un gesto agresivo, un comportamiento bizarro)
que inquieta a los familiares y que suele motivar hospitalizaciones. .
El síndrome del deslizamiento es una descompensación rápida del estado general
de un paciente aquejado de la DA, consecuente de alguna otra afección aguda,
por ejemplo: un proceso infeccioso o inflamatorio, traumatismo psíquico o físico,
intervención quirúrgica, etc. El síndrome aparece cuando el sujeto se encuentra en
la convalecencia de la susodicha enfermedad somática. La persona parece
renunciar concientemente a vivir: ausencia de apetito y de sed, expresión clara de
un deseo de morir, incontinencia (o retención) urinaria y fecal, confusión,
deshidratación. Se trata de una regresión grave y masiva, un deseo de retorno al
estado inorgánico. (Inguanzo, 2007)
SUGERENCIAS
El psicoanálisis por su parte parece ser una herramienta invaluable para el
tratamiento de los allegados al enfermo de Alzheimer (cuyo padecimiento y sobre
exigencias anímicas en ocasiones pueden alcanzar magnitudes propias de una
patología grave).
Mediante variantes del tratamiento diseñado para las psicosis y trastornos del
narcisismo, el psicoanálisis también podría colaborar para enlentecer el deterioro
en los estadios tempranos a moderados.
Para realizar un tratamiento efectivo de la enfermedad se deben utilizar varios
tipos de terapia para estimular a los pacientes de Alzheimer. Éstas incluyen:
terapia del arte, músico-terapia, o psicoterapia, adicionalmente del uso de diversos
fármacos.
Es importante también destacar el rol que desempeña el apoyo del grupo familiar y
la práctica de actividades físicas e intelectuales estimulantes.
BIBLIOGRAFIA
Aiello, J. (2010) Hacia una explicación psicoanalítica de la demencia de Alzheimer.
Recuperado el 28 de noviembre, de 2012, de http://psicologos-
redba.blogspot.com/2010/03/hacia-una-explicacion-psicoanalitica-de.html
Berciano Blanco J. Enfermedades degenerativas del sistema nervioso. Demencias.
Enfermedad de Alzheimer. En: Farreras P, Rozman C. Medicina Interna.15ª edición.
Madrid,España: Editorial Elseiver, 2006: vol II:1486-1489.
Flint Beal M, Richardson E, Martin J. Enfermedad de Alzheimer y demencias afines. En:
Harrison TR. Principios de medicina interna. 14ª edición. México: Editorial
Interamericana Mc Graw-Hill, 1998: vol. II: 2613-2616.
Hawkins DB, Graff-Radford NR. The Ability to Pun Maybe Retained in Alzheimer Disease.
Neurocase. 2007 Feb;13(1):50-4.
Inguanzo, R. (2007). La demencia de Alzheimer. Recuperado el 01 de diciembre, de 2012,
de http://cubanosobreeldivan.blogspot.com/2007/05/sesion-viii-la-demencia-de-
alzheimer.html
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