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¡Abajo los monopolistas!Política popular radical en Bogotá, 1853.
NEM ZUHUÉ PATIÑO GARCÍA
TRABAJO DE GRADOPresentado como requisito
para optar al título de Historiador
PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANAFacultad de Ciencias Sociales
Departamento de HistoriaBogotá, octubre de 2018
Índice generalAgradecimientos........................................................................................................................................4Nota metodológica.....................................................................................................................................5Introducción...............................................................................................................................................71. Los límites de la política partidista......................................................................................................17
De López a Obando.............................................................................................................................18¿División liberal?............................................................................................................................20
Conservadores frente a la cuestión social............................................................................................27La religiosidad popular: un indicio.................................................................................................29
De la sociabilidad a la sociedad..........................................................................................................312. Protesta popular radical en 1853..........................................................................................................45
Protesta popular radical, una aproximación........................................................................................4719 de mayo..........................................................................................................................................528 de junio.............................................................................................................................................60
3. Pobreza y resistencias. Una mirada a la dinámica social bogotana.....................................................71Oficios y trabajo en la sociedad bogotana...........................................................................................81Artesanos y librecambio, un debate todavía abierto............................................................................96
Conclusiones..........................................................................................................................................101Referencias.............................................................................................................................................105
Fuentes documentales........................................................................................................................105Bibliografía........................................................................................................................................109
Anexos....................................................................................................................................................117
Índice de tablasTabla 1. Secretarios de Hacienda, 1845-1854..........................................................................................21Tabla 1. Relación de deudas de la Subvención Provincial, febrero de 1853...........................................75Tabla 2. Depósitos hechos en la Caja de Ahorros de Bogotá, 1853.........................................................86Tabla 3. Créditos otorgados por la Caja de Ahorros de Bogotá, 1853.....................................................89Tabla 4. Precios ofrecidos por Tomás Rodríguez en su sastrería, 1852...................................................92Tabla 1. Algunas sociedades de las Notarías 1ª y 2ª , 1850-1859..........................................................118Tabla 2. Estructura ocupacional de la población de la ciudad de Bogotá ,1858....................................121Tabla 3. Subvenciones adeudadas de los miembros de la Sociedad Democrática, 1853.......................124Tabla 4. Subvenciones adeudadas por los miembros de la Sociedad Popular, 1853.............................126
Índice de figurasFigura I. Relación entre depositantes y depósitos de la Caja de Ahorros de Bogotá, 1853.....................88Figura II: Distribución nominal de los créditos por categoría, 1853.......................................................90Figura I. Deudas y deudores de la subvención provincial. Distrito de la Catedral, 1853......................131Figura II: Deudas y deudores de la subvención provincial. Distrito de Las Nieves, 1853....................132Figura III: Deudas y deudores de la subvención provincial. Distrito de Santa Bárbara, 1853..............133Figura IV: Deudas y deudores de la subvención provincial. Distrito de San Victorino, 1853...............134
AgradecimientosEn este proceso de investigación han ocurrido más cambios de los que puedo recordar. A nivel
personal la situación no ha sido diferente. La serie de rupturas, transformaciones, conflictos, alegrías y
descubrimientos por las que he pasado han enriquecido mi interés en la vida cotidiana de los artesanos
bogotanos. Las diferencias de tiempo y espacio, me gusta pensar a veces, no pueden ser tantas si, como
ellos, encontramos la fuerza para resistir al avance de la hegemonía. No hubiera podido siquiera
plantear mi problema de investigación sin la ayuda de las personas que me rodean.
Mis padres han sido fundamentales en el desarrollo de todo el trabajo, siempre como ejemplo de
tenacidad ante los avatares impredecibles de la vida. El profesor Aristídes Ramos, director de este
trabajo, ha sabido guiar mis inquietudes para articular un escrito coherente. Daniela Romero Alarcón
me ayudó a sistematizar los datos que he utilizado para el capítulo 3; a ella, futura abogada, infinitas
gracias. El Colectivo de Historia Popular, con el que hemos discutido, acompañados de tinto y pasteles,
todos los tópicos que he trabajado y muchísimos más, ha sido un espacio de vitalidad y discusión
incomparable, al que debo muchísimo. Merecen una mención muy especial Alejandro Cifuentes,
Beatriz Guerrero, Lucas González y Tomás Perea, con quienes he armado y rearmado esta tesis hasta el
cansancio y quienes me han brindado todo su conocimiento y disposición para avanzar en el trabajo de
reconstruir la urdimbre social bogotana de mediados del siglo XIX.
El personal del Archivo General de la Nación, el de la Biblioteca Nacional, el de la Biblioteca
Alfonso Borrero Cabal S.J. y el de la Biblioteca Luis Ángel Arango me permitieron consultar con toda
libertad los documentos, libros, artículos, folletos o otras piezas que fui ubicando. Para ellos un
agradecimiento especial.
Nota metodológica
Para las tablas y los análisis que utilicen datos sobre moneda hay dos acepciones para los
Reales1. Los reales eran monedas anteriores al período republicano, con los que se hacían transacciones
regulares. Estaban compuestos de plata en una ley de 0.825. El 30 de mayo de 1853 cambia la
denominación de moneda, y los antiguos reales pasan a ser denominados pesos. Los pesos eran piezas
de 25 gramos de plata con una ley de 0.900. De aquí en adelante, los reales pasan a denominarse
décimos de real. La Tabla 1 y las figuras I, II, III, y IV utilizan la primera denominación de reales. Las
tablas 1, 2, y 3 y las figuras I y II tienen la segunda acepción. Véase Guillermo Torres García. Historia
de la moneda en Colombia. (Medellín: FAES, 1980), 48.
1 Guillermo Torres García. Historia de la moneda en Colombia. (Medellín: FAES, 1980), 48.
IntroducciónLa historia de los trabajadores,
considerando todas las ramificaciones
del trabajo humano, será la más
extensa, la más general de todas las
historias; sería igual a la historia de la
civilización.
José Leocadio Camacho, 1886
Mi intención inicial, quisiera comentarle al lector, consistía en acercarme con un
análisis local al período que la historiografía ha denominado el Golpe de Melo; que se ha
presentado historiográficamente como gobierno regido por artesanos y militares ofrecía
muchas posibilidades de investigación, al ser un momento por fuera de la imagen del
dominio de la hegemonía partidista. Al empezar mi trabajo con las fuentes encontré que
muchas de ellas ubicaban las razones del Golpe en acontecimientos de 1853, en las que se
narraban disímiles enfrentamientos que conmocionaron a la sociedad bogotana de la época.
A su vez, en la bibliografía, éstos sólo se mencionaban de forma anecdótica y pasajera.
Contrastando los trabajos historiográficos y las fuentes, me topé con que la interpretación
académica recortaba y limitaba la experiencia extraída de mi lectura de las segundas, sin
reparar en las fuentes de origen artesanal. Siendo 1853 un año trascendental para los
personajes de la época, al que no se le ha dedicado ni atención ni un estudio más dinámico,
decidí postergar mi investigación sobre el Golpe de Melo y dedicarme a examinar dos
acontecimientos trascendentales de 1853. Analizaré en el presente trabajo los
enfrentamientos sociales el 19 de mayo y el 8 de junio. Siguiendo las experiencias y el
comportamiento de quienes participaron en ellos, he encontrado múltiples para adentrarme
en la vida social de los artesanos, que dan cuenta de una diversidad de fenómenos que no
son abordados en los estudios sobre el tema. Un análisis de la antesala a 1854 ofrece
fuentes y perspectivas para una comprensión diametralmente diferente a la que ha
dominado la producción historiográfica sobre el Medio Siglo.
7
Frente a este horizonte, esta investigación busca rescatar la experiencia vital de un
grupo humano esencial de las clases populares de la Bogotá decimonónica: el artesanado.
La idea convencional para describir este sector social –el artesanado- parte de la
denominación extraída de la Reformas Borbónicas2, las cuales planteaban que el oficio
manual ejercido en un taller con jerarquías maestro-aprendiz para producir mercancías
trazaban su definición. A mediados del siglo XIX, la jerarquía deja de ser definitoria; a
pesar de persistir en la práctica de los talleres3. En el mismo momento, el trabajo en el
espacio del taller deja de ser un criterio clasificatorio, dado que se integran otras formas de
trabajo manual en la vida de los artesanos: como la servidumbre o como los labradores. Por
esto hay autores que han considerado que ser artesano es «autoclasificación política»4,
sugerencia que amplía la definición a tal punto que matiza demasiado cualquier
consideración relacionada con el trabajo manual. Siguiendo múltiples fuentes puede
observarse que existe una reivindicación del trabajo manual como forma de identidad.
Empero, mi investigación intenta mostrar aquí que quienes se identifican como artesanos
necesariamente ejercieron algún trabajo manual, al interior de un taller o de otros
establecimientos, como las fondas, los molinos, las pulperías, etc. Por supuesto, esto se
abordará con detalle a lo largo del trabajo (Véase capítulo 2), por ahora sólo se desea
dejarlo enunciado.
Además del trabajo manual, otro factor que permitiría delimitar el grupo es su accionar
en la vida pública. Los artesanos se movilizaron afectando políticamente a la sociedad
bogotana, desplegando múltiples formas de resistencia ante órdenes que consideraban
injustos, contradictorios y amenazantes frente a sus formas de vida. Su acelerada, fuerte y
2 Humberto Triana y Antorveza, «El aprendizaje en los gremios neogranadinos», Boletín Cultural ybibliográfico 8, n.o 05 (1965): 735-42; Humberto Triana y Antorveza, «Los artesanos en las ciudadesneogranadinas», Boletín Cultural y Bibliográfico 10, n.o 02 (1967): 326-36.
3 Muchos autores anotan la existencia de la jerarquía a partir de la vestimenta de los maestros artesanos,pero en las fuentes consultadas no hay menciones a la diferenciación. Es más, la categoría de artesanoscada vez es más amplia y abarca sectores que no eran considerados como artesanales en las ReformasBorbónicas. Véase Mario Aguilera Peña y Renán Vega Cantor, Ideal democrático y revuelta popular, 2.a
ed. (ISMAC - CEREC, 1998).4 Malcolm Deas, «La presencia de la política nacional en la vida provinciana, pueblerina y rural de
Colombia en el primer siglo de la República», en La unidad nacional en América Latina: delregionalismo a la nacionalidad, ed. Marco Palacios (México: El Colegio de México, 1983), 149-73.
8
amplia organización, a pesar de sus variadas obligaciones laborales, les permitió influir, de
forma decisiva, en algunas de las votaciones de Senado y Cámara, constituyéndose como
un pilar social fundamental al que todas las organizaciones partidistas apelaron (Véase
capítulo 1). La reconstrucción de estas experiencias es fundamental para la comprensión de
los sucesos que analizaré. A pesar de su importancia, las acciones de los artesanos han
pasado como comentarios sueltos en libros especializados. Se han dedicado múltiples
trabajos de grado5 y de postgrado6 a mostrar su presencia en el siglo XIX, pero predomina
la idea de que ellos actuaron de forma homogénea y por reflejo de las acciones de las clases
dirigentes.
La interpretación dominante, propia del liberalismo oligárquico7, se ha posicionado en
la historiografía colombiana a partir del análisis de las reformas liberales de mediados del
siglo XIX, durante los gobiernos de José Hilario López (1849-1853) y José María Obando
(1853-1854) y han sido denominadas, por algunos autores, la Revolución de Medio Siglo.
De acuerdo con esta afirmación, la dominación hegemónica del Estado en el naciente
liberalismo constituye una revolución, materializada en la constitución de 1853, en la
abolición de estancos coloniales y en leyes como la manumisión de esclavos de 1851. En la
historia política, donde se destacan dirigentes de Estado como los únicos actores históricos,
prima esta interpretación y sus conclusiones se han repetido decenas de veces en distintos
trabajos8. El eje epistemológico de esta interpretación afirma que la posición política es
5 Los enfoques de estos trabajos, dada su extensión, son trabados en detalle en los capítulos 1 y 2. Eltrabajo de pregrado más destacado es Juan Pablo Ossa Parra, «Cultura y participación política de losartesanos en Bogotá, 1850-1870» (Pregrado, Universidad de los Andes, 2004).
6 Como trabajo destacado se encuentra la tesis doctoral de David Lee Sowell, «The Early Latin AmercanLabor Movement. Artisans and Politics in Bogotá, Colombia., 1832-1919» (Ph.D Thesis, University ofFlorida, 1986). Los trabajos más destacados en esta materia son: Jay Robert Grusin, «The revolution of1848 in Colombia.» (Ph.D Thesis, University of Arizona, 1978); Jennifer Zamora Cantor, «Cultura,política y educación de los artesanos bogotanos, 1847.1854» (Tesis de especialización, UniversidadMilitar Nueva Granada, 2012); María Esther Forero Galvis, «Cultura y mentalidad de los artesanos deBogotá: 1840-1880» (Tesis de Maestría, Universidad Nacional de Colombia, 1998).
7 Marcelo Cavarozzi, «Elementos para una caracterización del capitalismo oligárquico», Revista mexicanade sociología, 1978, 1327-52; Doménico Losurdo, Contrahistoria del liberalismo (Madrid: El ViejoTopo, 2005).
8 Javier Ocampo López, ¿Qué es el liberalismo colombiano? (Plaza & Janés, 1990); Gerardo Molina, Lasideas liberales en Colombia, 1849-1959, 5.a ed. (Bogotá: Tercer Mundo Editores, 1978); Enrique GaviriaLiévano, El liberalismo y la insurrección de los artesanos contra el librecambio: primerasmanifestaciones socialistas en Colombia (U. Jorge Tadeo Lozano, 2002); Luis Eduardo Nieto Arteta,Economía y cultura en la historia de Colombia (Bogotá: El Áncora Editores, 1996); Indalecio Liévano
9
reflejo de la posición social de los sujetos. La ley -afirman estos autores- obtiene valor
absoluto y es suficiente, por sí sola, para eliminar conflictos; erigiéndose como una forma
de consenso social.
Con algunos matices, una larga lista de analistas han dicho que este período fue la
verdadera ruptura con el pasado colonial9. Otros autores han anotado la rápida expansión de
los clubes de sociabilidad auspiciados por las organizaciones partidistas como una forma de
consolidación de la hegemonía de los partidos10, esta interpretación se constituye como un
paradigma en el cual el siglo XIX se explica desde la vida partidaria, sus luchas y devenires
en los avatares estatales. En esta interpretación, proyectos políticos distintos, vinculados a
clases sociales en formación (terratenientes para el conservatismo, burgueses para el
liberalismo), que luchan por el control del Estado de manera excluyente. Los momentos en
los que gobiernan en relativa armonía son vistos como anomalías, porque han considerado
únicamente el consenso, provisional y de alcances muy parciales, en torno al liberalismo.
Se ha olvidado que la coerción fue otro componente fundamental en el proceso de la
construcción de esta hegemonía11.
Buscando dar razones materiales a la división partidista, otros analistas muestran
que el período estuvo caracterizado por el ascenso de un grupo social específico y de una
Aguirre, Los grandes conflictos sociales y económicos de nuestra historia (Bogotá: Intermedio, 2002).9 Los autores mantienen la caracterización de revolución, pero la encuentran en terrenos diferentes
(político, constitucional y económico). El primero de ellos es José Manuel Restrepo, Historia de la NuevaGranada: 1845-1854, vol. 2 (Bogotá: Editorial El Catolicismo, 1963). El segundo lo representan NietoArteta, Economía y cultura en la historia de Colombia.; Marco Palacios y Frank Safford, «La era liberal:1845-1876», en Colombia. País fragmentado, sociedad dividida (Bogotá: Norma, 2002), 365-446.
10 Esta es una discusión transversal a los trabajos sobre los artesanos. Los mayores desarrollos los hacenJaime Jaramillo Uribe, «Las sociedades democráticas de artesanos y la coyuntura política y socialcolombiana de 1848», Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura, n.o 8 (1976): 5-18; FabioZambrano Pantoja, «Historiografía sobre los movimientos sociales en Colombia. Siglo XIX», en Lahistoria al final del milenio. Ensayos de historiografía colombiana y latinoamericana., vol. 1, 2 vols.(Bogotá: Departamento de Historia - Universidad Nacional de Colombia, 1994), 147-81; Miguel UrrutiaMontoya, HIstorial del sindicalismo en Colombia, 1850-2013 (Bogotá: Universidad de los Andes, 2016).
11 Tomamos el concepto de hegemonía de Antonio Gramsci, entendido como la extensión de ciertasconcepciones propias de una clase social sobre las demás. Véase Antonio Gramsci, «El partido político»,en Notas sobre Maquiavelo, sobre la Política y sobre el Estado moderno (Madrid: Ediciones NuevaVisión, 1980), 28-35; Luciano Gruppi, El concepto de hegemonía en Gramsci (México: Ediciones deCultura Popular, 1978).
10
forma de producción. Se les nombre como políticos-comerciantes12, burguesía comercial o
compradora13 o como producción-especulación14, siempre las categorías refieren a los
jóvenes de la segunda generación después de la Independencia15. Éstos actores, a pesar de
tener orígenes políticos distintos, se reunían en la producción de materias primas para la
exportación a mercados como el inglés y el francés16. La disolución de los monopolios
coloniales, la casi entera dependencia de tarifas aduaneras por parte del Estado17 y la
producción para integrar al país al mercado mundial, son los principales hechos en los que
estos grupos sustentan su hegemonía18. Estos autores constituyen otro paradigma, que lee la
historia del período en clave de proyectos económicos, librecambio y proteccionismo. Estos
se enfrentan por la apropiación de las ganancias de la exportación.
Hasta aquí los trabajos reseñados comparten un tipo de análisis macroanalítico19,
por lo que me parece necesario enfatizar la tendencia común de apelar al método y a la
metodología de la historia-síntesis20. La agregación de múltiples eventos, experiencias y
12 Marco Palacios, «El fratricidio colectivo como fuente de nacionalidad», Populistas: el poder de laspalabras (Bogotá: Editorial Universidad Nacional de Colombia, 2011).
13 Germán Colmenares, Partidos políticos y clases sociales (Cali: Universidad del Valle, 1997); MarioArango Jaramillo, Luchas del Comerciantes y Terratenientes por el Poder. Período Inicial deAcumulación de Capitales, vol. 3, 3 vols., El proceso del Capitalismo en Colombia (Medellín: Aurora,1977).
14 José Antonio Ocampo Gaviria, «Comerciantes, artesanos y política económica en Colombia, 1830-1880»,Boletín Cultural y Bibliográfico 27, n.o 22 (1990): 21-45; José Antonio Ocampo Gaviria, Colombia y laeconomía mundial 1830-1910 (Bogotá: Siglo XXI, 1984).
15 Víctor M. Uribe-Urán, Vidas honorables: abogados, familia y política en Colombia, 1780-1850(Medellín: Fondo Editorial Universidad EAFIT, 2008).
16 Waldo Ansaldi y Verónica Giordano, eds., De la Colonia a la disolución de la dominación oligárquica,vol. 1, 2 vols., América Latina. La construcción del orden (Buenos Aires: Ariel, 2012).
17 De esta opinión son Luis Ospina Vásquez, Industria y protección en Colombia, 3.a ed., Bibliotecacolombiana de ciencias sociales 1 (Medellín: FAES, 1979). Las mayores excepciones a estacaracterización son las estrategias financieras de endeudamiento a mediano plazo, a través de bonos definanciamiento respaldados en tierras baldías. Véase Jorge Orlando Melo, «Las vicisitudes del modeloliberal (1850-1899)», en Historia económica de Colombia, ed. José Antonio Ocampo Gaviria, 2.a ed.(Bogotá: Fedesarrollo - Siglo XXI, 1988), 119-71.
18 Esta tesis tiene lugar en la historiografía a partir del trabajo de Safford de 1965. Véase Frank Safford,«Commerce and Enterprise in Central Colombia, 1821-1870.» (Ph.D Thesis, Columbia University, 1965);Frank Safford, «Empresarios nacionales y extranjeros en Colombia durante el siglo XIX», AnuarioColombiano de Historia Social y de la Cultura, n.o 4 (1969): 87-111.
19 Maurizio Gribaudi, «Escala, pertinencia, configuración», ed. Jacques Revel, Juegos de escalas.Experiencias de microanálisis (Buenos Aires: UNSAM, 2015), 135-65.
20 La denominación es propia de Edoardo Grendi, y se utiliza para clasificar a la producción historiográficadominante en Italia en 1960. Véase Edoardo Grendi, «¿Repensar la microhistoria?», Entrepasados.Revista de Historia 5, n.o 8 (1995): 131-39.
11
lugares para dar cuenta de un proceso supuesto (la modernización, la consolidación del
capitalismo, la hegemonía partidista, la revolución de las reformas liberales, etc) no
permiten mostrar la urdimbre de relaciones sociales que se tejen en los conflictos
cotidianos. Las categorías de análisis son tomadas de intereses presentes, por lo que los
eventos se insertan en una narrativa preestablecida y tienen significado sólo en relación con
ésta. La escala observada muestra ciertos fenómenos procesuales, pero el campo de las
relaciones sociales y el conflicto social se entiende como subordinado al proceso, lo que
dificulta su comprensión.
Por su parte, hay otras publicaciones que destacan intenciones, ideas y prácticas los
sectores populares, lo que transforma su método de análisis. El trabajo de Vega y Aguilera
destaca en este aspecto, rastreando la influencia de la revolución francesa de 1848 en las
fuentes de origen popular21, buscando en ellas distintas nociones de esta coyuntura22 como
socialismo, igualdad, igualitarismo y república. Publicaciones con intenciones similares han
sostenido que estas ideas fueron también asimiladas por las clases dirigentes. Estas, a su
vez, las utilizaron como vehículo para manejar, al menos discursivamente, la economía y la
política neogranadinas23. Otro grupo importante de obras se ha enfocado sus estudios en
mostrar un proceso que denominan «la irrupción del pueblo en la política» con los
gobiernos liberales24. Resaltan la importancia de los grupos populares en el proceso de
configuración del Estado. La obra de James E. Sanders destaca en esta perspectiva, entre
21 Aguilera Peña y Vega Cantor, Ideal democrático y revuelta popular. 22 Algunos ejemplos son socialismo, igualdad, igualitarismo y república.23 En la discusión que hace Acevedo Carmona sobre este tema resaltan las interpretaciones de Jaime
Jaramillo Uribe, Germán Colmenares y Gerardo Molina. Véase Darío Acevedo Carmona,«Consideraciones críticas sobre la historiografía de los artesanos del siglo XIX», Anuario Colombiano deHistoria Social y de la Cultura, n.o 18-19 (1991): 125-44.
24 Este argumento ha sido sostenido privilegiando el análisis del discurso, tanto desde las clases dirigentescomo de las clases populares. Como indicio, no muy desarrollado, está el trabajo de Helen Delpar, Rojoscontra azules; El Partido Liberal en la política colombiana, 1863-1899 (Bogotá: Tercer Mundo, 1994).;para el segundo véase Francisco Gutiérrez Sanín, Curso y discurso del movimiento plebeyo, 1849/1854(Bogotá: Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales - El Áncora Editores, 1995); MaríaTeresa Uribe de Hincapié y Liliana María López Lopera, Las palabras de la guerra: metáforas,narraciones y lenguajes políticos. Un estudio sobre las memorias de las Guerras Civiles en Colombia, 1.a
ed. (Medellín: La Carreta Editores E.U. - Instituto de Estudios Políticos, Universidad de Antioquia, 2010).
12
otras cosas por discutir profusamente con el paradigma partidista a partir de las categorías
de raza y clase25.
Específicamente sobre Bogotá, el trabajo que publicara Germán Mejía hace unos
años sigue siendo el recuento más completo sobre la historia de la ciudad en el siglo XIX26.
En el desarrollo del trabajo refiero otros artículos que se han producido sobre aspectos
específicos, por motivos de claridad en la redacción. Acotando los estudios que trabajan
sobre el artesanado bogotano, en ellos se han resaltado aspectos su sociabilidad política
(con amplia extensión)27, su beligerancia en las demostraciones callejeras y en las fiestas
populares28, su baja calificación en sus correspondientes oficios29 o su corta visión a largo
plazo30. Sin embargo, la observación detallada de acciones, vida cotidiana y relaciones
(sociales, filiales, laborales) de los artesanos ha sido un tema tangencial para los autores
citados.
La historiografía que he presentado busca mostrar panoramas generales, tal vez
demasiado. Por ello no aborda, de manera sistemática, los mecanismos ni los
comportamientos de los grupos sociales, a través de los que éstos gobiernan, viven, hacen
transacciones comerciales, etc. La historia social, en particular la influenciada por la
escuela marxista británica, ha hecho significativos avances en este sentido. Considerada en
sentido amplio esta aproximación historiográfica, los actores populares deben ser puestos
en el centro de la investigación y analizados no sólo por sus escritos, o apariciones en ellos,
25 James E Sanders, «Contentious Republicans: Popular Politics, Race, and Class in Nineteenth-CenturySouthwestern Colombia» (Ph.D Thesis, University of Pittsburgh, 2000); Florencia E Mallón, Campesinoy nación: la construcción de México y Perú poscoloniales (México: CIESAS - El Colegio de San Luis -El Colegio de Michoacán, 2003).
26 Germán Rodrigo Mejía Pavony, Los años del cambio: historia urbana de Bogotá, 1820-1910, 2.a ed.(Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana, 2000).
27 Véase Fabio Zambrano Pantoja, «Las sociabilidades modernas en la Nueva Granada, 1820-1848»,Cahiers des Amériques latines 10 (1990): 197-210; Gilberto Loaiza Cano, Sociabilidad, religión ypolítica en la definición de la nación: Colombia, 1820-1886 (Bogotá: U. Externado de Colombia, 2011).
28 Este tópico se repite en múltiples trabajos, pero el que más lo resalta es Alirio Gómez Picón, El golpemilitar del 17 de abril de 1854 (Bogotá: Editorial Kelly, 1972).
29 Alberto Mayor Mora, Cabezas duras y dedos inteligentes: estilo de vida y cultura técnica de losartesanos colombianos del siglo XIX (Bogotá: Instituto Colombiano de Cultura, 1997).
30 Carmen Escobar Rodríguez, La revolución liberal y la protesta del artesanado (Bogotá: FundaciónUniversitaria Autónoma de Colombia, Fondo de Publicaciones, 1990).
13
sino por sus actos. Los trabajos de E.P. y Dorothy Thompson31, Eric Hobsbawm32 y George
Rudé33 han sido definitivos en la formulación de la hipótesis de este trabajo. Estos autores
han podido dar cuenta de fenómenos que, al mismo tiempo contradicen dogmas del
imperante liberalismo económico y reconstruyen la experiencia vital de los actores
populares34. La densificación del análisis de fuentes para reconstruir fenómenos cotidianos
y la búsqueda de categorías y posibilidades propias de las fuentes, siguiendo todos los
indicios que en ellas pueda encontrarse, son elementos centrales en este trabajo, tomados de
la microhistoria italiana35.
La misma crítica que hacían Edoardo Grendi y Maurizio Gribaudi a la historiografía
italiana es válida para el caso colombiano, donde se piensan los modelos a priori y se le
imponen a la realidad, donde las categorías académicas inundan y asfixias a las propias de
las épocas de estudio, donde las fuentes adquieren el nivel de síntoma demostrativo del
relato previamente establecido, donde se asumen las relaciones sin reconstruir con tintes de
rigor la compleja urdimbre social que se configura de forma constante. En últimas, para
resumirlo en una corta frase, donde la interpretación presente reemplaza la experiencia
pasada36. Sin lugar a dudas, el método microanalítico es condensado en esta apreciación
sucinta del historiador turinés:
«[…] se trata entonces de un enfoque totalmente inductivo. Se observan dinámicas complejas
y aparentemente irregulares. Se asume esa irregularidad colocándola en el centro del análisis, y
se construye un conjunto de hipótesis sobre los mecanismos subyacentes que la han generado.
31 Edward Palmer Thompson, Miseria de la teoría (Barcelona: Crítica, 1981); Edward Palmer Thompson,Los Orígenes de la Ley Negra: Un Episodio de la Historia Criminal Inglesa (Buenos Aires: Siglo XXIEditores, 2010); Dorothy Thompson, The Chartists: Popular Politics in the Industrial Revolution (NewYork: Pantheon, 1984).
32 Eric John Hobsbawm, Workers: Worlds of labor (Nueva York: Pantheon, 1984).33 George Rudé, Ideology and popular protest (Chapel Hill: UNC Press Books, 1995).34 Edward Palmer Thompson, «The moral economy of the English crowd in the eighteenth century», Past &
present, n.o 50 (1971): 76–136; Eric John Hobsbawm, «The Tramping Artisan», The Economic HistoryReview 3, n.o 3 (1951): 299–320.
35 Anteriormente he citado el libro de Jacques Revel. El artículo que escribe Simona Cerutti ha orientadoestas acepciones de la microhistoria. Véase Simona Cerutti, «Proceso y experiencia: individuos, grupos eidentidades en Turín, en el siglo XVII», en Juegos de escalas. Experiencias de microanálisis, ed. JacquesRevel (Buenos Aires: UNSAM, 2015), 189-220.
36 Jacques Revel, ed., Juegos de escalas. Experiencias de microanálisis (Buenos Aires: UNSAM, 2015).
14
A partir de esos mecanismos, se definen las formas y los lazos pertinentes en el contexto
analizado. El retorno a las fuentes y al contexto es el momento que permite poner a prueba y,
llegado el caso, corregir el modelo»37.
En la aplicación de propuesta historiográfica se entiende la necesidad por analizar
eventos a menor escala. La complejidad de estos mecanismos puede ser muy alta y su
alcance puede ser muy amplio. Propongo mostrar la utilidad del microanálisis para detectar
y comprender ciertos mecanismos de gobierno que eran percibidos por los artesanos como
peligrosos. La razón por la que los rechazaban no es siempre explícita, pero se puede
encontrar rastreando su comportamiento en detalle.
Con esto en mente, se formulan tres campos de indagación preliminar para la
presente investigación, los cuales, a su vez, serán la estructura capitular del presente
trabajo. El primero abarca las distintas organizaciones asociativas y partidistas que
promovían acciones políticas, económicas y legislativas. Los límites de la interpretación del
paradigma partidista pueden establecerse en relación con los comportamientos de quienes
componen dichas asociaciones, más allá de sus justificaciones. La religiosidad popular y la
interpretación social de ciertas ideas de la revolución francesa de 1848 se trabajan como
indicios. En ambos casos hay elementos que permiten desplazar la interpretación del
paradigma partidista (conflicto político) a un nuevo análisis (conflicto social), mostrando
mecanismos con los que se tejen relaciones entre los artesanos, la Iglesia y los partidos.
El segundo campo trata los acontecimientos del 19 de mayo y el 8 de junio de 1853,
a partir del análisis de fuentes, buscando densificar la información y reconstruir la mayor
cantidad de relaciones sociales posibles. El enfrentamiento entre los artesanos y los
monopolistas38 se desarrolla de una manera muy particular, que expande la producción de
fuentes y, por tanto, los indicios que permiten examinar en detalle el funcionamiento de la
sociedad bogotana.
37 Gribaudi, «Escala, pertinencia, configuración»., 149.38 Categoría empleada por Miguel León para referirse a los gólgotas y conservadores que tenían negocios
relacionados con la exportación de tabaco, posible por la abolición del monopolio que lo producía en1850. Véase nota 41.
15
El tercero, y último, trata de seguir todas estas pistas, buscando los mecanismos a
través de los cuales se mantiene la hegemonía liberal, así como los mecanismos que les
permite a las clases populares oponerse a ella. Se reconstruyen algunas relaciones de los
artesanos, tanto entre ellos como con otros grupos de la sociedad. También se muestran
algunos aspectos de su vida material en relación con algunos estimativos sobre su ingreso,
que era variable y estaba siempre afectado por deudas. El mayor indicio que encontramos
sobre el funcionamiento de la sociedad bogotana proviene del análisis detallado de una lista
de deudores. Busco confirmar la sospecha de que, como era regida por un mecanismo
extraeconómico, generó una importante resistencia en torno al cobro del impuesto.
Para respaldar estos hallazgos utilicé los siguientes acervos documentales. En la
Biblioteca Nacional consulté los fondos Pineda, Vergara, Miscelánea J.A.S y la colección
de prensa microfilmada de la Hemeroteca. En esta tarea fue muy importante la ayuda de la
Hemeroteca histórica de la Universidad de Antioquia, desde donde me enviaron ejemplares
que no estaban disponibles en la Biblioteca Nacional. En la Biblioteca Luis Ángel Arango
pude acceder a la Sala Libros Raros y Manuscritos, donde reposan múltiples hojas volantes
y algunos procesos judiciales. En el Archivo General de la Nación ubiqué algunas listas de
nombres y procesos inconclusos contra artesanos en la Sección República y en el Archivo
Histórico Legislativo. Una importante colección de libros decimonónicos neogranadinos
digitalizados se encuentra disponible en el portal archive.org.
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1. Los límites de la política partidista
En 1855, Pastor Ospina, Gobernador encargado de la Provincia de Bogotá, mostraba
algunas consignas que se gritaban en las calles durante el Golpe de Melo:
«En esta ocasion, como siempre que los perversos han querido trastornar la
sociedad, inventaron un lenguaje propio para disfrazar sus tendencias
criminales i alucinar a los ignorantes. Las instituciones, baluarte de las
libertades publicas i esperanza del porvenir, eran, en ese lenguaje, la anarquia.
Las empresas productivas de la agricultura i de la industria, eran el
monopolio. El comercio i toda clase de cámbios, cran el ajio. Así, todas las
personas prorninentes de la República, toda la juventud ilustrada, todos los
hombres acomodados, todos los ciudadanos honrados i laboriosos, eran
anarquistas, monopolistas o ajiotistas. Con estos nombres, los jefes de la
conjuracion inspiraron a sus adeptos la mas exajerada ociosidad contra la jente
honrada i contra la sociedad civilizada»39
Las categorías que utiliza Ospina refieren a una realidad poco explorada. En la
literatura historiográfica que hemos consultado estas ideas han sido pasadas de soslayo.
Gilmore, por ejemplo, se limita a anotar que el socialismo estaba mal entendido por los
artesanos40, sin buscar quienes se denominaban asó, cómo actuaban y a qué referían sus
categorías. Considero que, la mejor forma de recoger y mostrar el alcance de estas
categorías, usadas por los artesanos desde 185041 es darles un lugar dentro de esta
39 Pastor Ospina, «ESPOSICION DEL SECRETARIO DE ESTADO DEL DESPACHO DE GOBIERNODE LA NUEVA GRANADA AL CONGRESO CONSTITUCIONAL DE 1855» (Bogotá: Imprenta delNeogranadino, 1855), 6, Fondo Vergara 271, pieza 4, Biblioteca Nacional de Colombia.
40 Robert Louis Gilmore, «Nueva Granada’s Socialist Mirage», The Hispanic American Historical Review36, n.o 2 (1956): 190-210.
41 «EL QUE PREGUNTA NO YERRA», El Pobre, 14 de septiembre de 1851, 4, Hemeroteca, BibliotecaNacional de Colombia; Miguel León, «ARTESANOS,¡ DESENGAÑAOS!», 6 de agosto de 1853, FondoPineda 815, pieza 15, Biblioteca Nacional de Colombia; Miguel León, «SATISFACCIÓN que da el quesuscribe, al Sr. Doctor M. Murillo Secretario de Hacienda», 19 de enero de 1852, Fondo Pineda 573,pieza 378, Biblioteca Nacional de Colombia.
17
investigación. Es decir ¿A quienes referían los artesanos cuando hablaban de monopolistas,
ajiotistas o anarquistas? ¿Qué hacían para que se los caracterizara así?
Las diferencias de principio, que sí eran explícitas en las publicaciones partidistas42,
han servido para argumentar la existencia de un enfrentamiento de proyectos y
concepciones distintas de la sociedad en el siglo XIX43. Pero las categorías anteriores no
distinguen entre partidos, sino que ubican una serie de acciones, con excepción de los que
denominaban anarquistas. Sin olvidar los programas de los partidos, estas fuentes señalan
que había personajes que se aprovechaban de sus posiciones (Secretarios de Hacienda,
Gobernadores) para modificar la ley. Esto para apropiarse de las ganancias del recién
disuelto monopolio de tabaco44 y del comercio de importación45.
El 1° de marzo, en el discurso de José María Obando al Congreso que empezaba a
ejercer funciones, se empieza a atisbar la diferenciación que buscaban los artesanos frente
al naciente Partido Liberal, las profundas reservas que tenían ante el Partido Conservador y
la dirigencia de la Sociedad Popular, el fortalecimiento de sus consignas y la tensión que
tenían con la Iglesia y los comerciantes. Por ahora, buscaremos la categoría de
monopolistas dentro de los comportamientos de las élites46.
De López a Obando
En una convocatoria masiva, luego de la elección de José María Obando como
Presidente de la República, José Hilario López pronunció su último discurso como Primer
42 Molina, Las ideas liberales en Colombia, 1849-1959, 39-99; Antología del pensamiento conservador enColombia, vol. 1 (Bogotá: Instituto Colombiano de Cultura, 1982), 60.
43 Un buen resumen de esta interpretación está en Alberto Gómez Martínez, «Formación de los partidospolíticos en Colombia», en Historia de las ideas políticas en Colombia, ed. José Fernando Ocampo T.(Bogotá: Taurus - Instituto Pensar, Pontificia Unviersidad Javeriana, 2010), 67–71.
44 Entre otros estudios, lo más destacados son Santiago Colmenares Guerra, «La inserción de economíasregionales periféricas al mercado mundial: el caso del tabaco en el Caribe colombiano, 1850-1914» (Ph.DThesis, Universitat de Barcelona, 2017); Luis Fernando Sierra, El tabaco en la economía colombiana delsiglo XIX (Bogotá: Dirección de Divulgación Cultural, Universidad Nacional de Colombia, 1971).
45 Ocampo Gaviria, Colombia y la economía mundial 1830-1910; Safford, «Commerce and Enterprise inCentral Colombia, 1821-1870.»
46 La categoría de ajiotistas se analizará en el subcapítulo Oficios y trabajo en la sociedad bogotana, 81
18
Mandatario buscando defender el legado que su gobierno le aportaba a las instituciones
neogranadinas. Entre todos los temas que tocó, interesan a esta investigación especialmente
los que hablan de las clases populares, la Guardia Nacional y el manejo de la economía y la
política neogranadinas. Apelando a los Legisladores tanto como a los demás grupos que lo
escuchaban, López adujo una mejoría en la situación de las clases populares al fomentar la
libertad de industria47 y la abolición de los impuestos coloniales48. Dijo a los comerciantes
que había ayudado decididamente a liberar el comercio, disminuyendo los aranceles a las
importaciones49 y a los tenedores de deuda que iba a pagarles con tierras baldías50.
Pareciera en este discurso que el desarrollo de su gobierno, a pesar del
levantamiento conservador de 1851, hubiese sido benéfico para la República en su
conjunto. Este discurso da la impresión de que el legado que buscaba mantener López, para
ser consolidado, debía continuar en el gobierno siguiente, para lo que ponía todas sus
esperanzas en la reforma a la Constitución51. Pero lo que se suponía no fue lo que sucedió.
La transición se dio con conflicto. La principal razón de este fue la división de los
liberales entre gólgotas y draconianos. La 21ª legislatura de la República se posesionó en
La Catedral con comentarios favorables a la administración anterior, pero eclipsada por la
votación arrolladora de José María Obando para la presidencia, que tendía más hacia el ala
draconiana. Los nuevos legisladores eran de mayoría gólgota, de acuerdo con varios
cronistas de la época52. Es necesario explicar la división en otra clave.
47 José Hilario López, «Mensaje del Presidente de la Nueva Granada al Congreso Constitucional de 1853»,Gaceta Oficial, 1 de marzo de 1853, 141-48, Hemeroteca, Biblioteca Nacional de Colombia.
48 López, 144.49 López, 143.50 López, 143.51 López, 144.52 José María Cordovéz Moure, Reminiscencias de Santa Fe y Bogotá (Madrid: Aguilar, 1957), 429; Gómez
Picón, El golpe militar del 17 de abril de 1854, 109-32; Gustavo Arboleda, (Administraciones de López yObando) 1849-1953, vol. 3, Historia contemporanea de Colombia:(desde la disolución de la antiguarepública de ese nombre hasta la época presente) (Popayán: Imprenta del Departamento, 1930), 361.
19
¿División liberal?
Más que una ruptura absoluta, las dos facciones del liberalismo disputaban dos
herencias en el campo político, principalmente: 1) la popularidad de los gobiernos de
Mosquera y López, tanto en la Nueva Granada como en el extranjero y 2) la línea de acción
del liberalismo para consolidar su hegemonía. Como no era una disputa en lo esencial, las
facciones usaron las tribunas públicas para mostrar sus diferencias ante el escenario
electoral53.
Esto quiere decir que la disputa se dio, principalmente, por causas materiales, atadas
a sus formas de producción y de vida. Gólgotas y draconianos podían compartir lo que
escribió Ezequiel Rojas en el ideario del Partido Liberal:
«[…] República quiere el partido liberal: quiere sistema representativo, real y
verdadero, y no apariencias como las que existen.
Quiere que las libertades públicas y los atributos de la soberanía nacional se
garanticen suficientemente, y no se les deje expuestos a ser invadidos y
usurpados.
Quiere que los derechos individuales y sus garantías sean realidades y no
engañosas promesas; y quiere esto porque hoy los que ejercen los poderes
públicos pueden hacer impunemente cuanto quieran, y pueden deponer la vida
de los hombres y de los intereses de la nación a su arbitrio; porque las
instituciones no contienen freno alguno capaz de prevenir estos atentados»54.
53 Una interpretación similar, aunque recalcando el carácter profundamente radical de la facción gólgota,está en Rodrigo Llano Isaza, Los draconianos. Origen popular del liberalismo colombiano (Bogotá:Planeta, 2005).
54 Ezequiel Rojas, La América, 2 de julio de 1848, 16 edición, Hemeroteca, Biblioteca Nacional deColombia.
20
Mientras hubiese control de las instituciones por medios parlamentarios o se pudiera
deliberar en las cámaras legislativas, los liberales consideraban que se podía vivir en
democracia. Cualquier limitación, especialmente de derechos individuales, era considerada
como propia del orden monárquico colonial55. Hasta este punto había unidad en el ejercicio
del liberalismo en órganos parlamentarios, pero la división se siente cuando se plantea
cómo ordenar a la sociedad más allá de los intelectuales del partido. Es en la cuestión social
donde se puede investigar más claramente la división.
El ala gólgota asume el control de la Hacienda porque, entre otras cosas, estaba
convencida de que, aplicando los principios del librecambio56, podría lograrse un alto nivel
de prosperidad material generalizada. Florentino González, José María Samper, Salvador
Camacho Roldán y Manuel Murillo Toro fueron los principales impulsores de este
movimiento57. Además de su larga actividad editorial58, se encargaron de brindar cuerpo a
sus ideas fortaleciendo la Secretaría de Hacienda con legislación abundante desde 184559.
Si bien no siempre controlaron directamente la Secretaría, como muestra la Tabla 1, la
legislación tuvo marcada la impronta de las ideas gólgotas: baja de aranceles a las
importaciones, disolución del monopolio del tabaco, descentralización de gastos por
Provincias, entre otras.
Tabla 1. Secretarios de Hacienda, 1845-185460
Nombre del Secretario Período Tendencia
Juan Clímaco Ordóñez 1845 N. E.
55 Palacios y Safford, «La era liberal: 1845-1876», 389-90.56 Para ver este debate en extensión véase Artesanos y librecambio, un debate todavía abierto, 96.57 La formación e ideas de estos personajes no es Una prosopografía de estos personajes puede encontrarse
en Uribe-Urán, Vidas honorables: abogados, familia y política en Colombia, 1780-1850, 305-37, 371-400.
58 Los periódicos El Neogranadino, La Reforma, El Bogotano, El Tiempo, entre otros, eran controlados poreste grupo. Véase Gilberto Loaiza Cano, «El neogranadino y la organización de hegemonías.Contribución a la historia del periodismo colombiano», Historia Crítica, n.o 18 (junio de 1999): 65-86;Arboleda, (Administraciones de López y Obando) 1849-1953, 3:358-59.
59 Los informes completos pueden consultarse en Adolfo Meisel Roca, ed., Memorias de Hacienda y delTesoro y de la Nueva Granada y Colombia, siglo XIX, Libros BRC (Bogotá: Banco de la República,2016), http://www.banrep.gov.co/es/libro-memorias-hacienda-tesoro.
60 Meisel Roca, sec. 17-25.
21
Lino de Pombo 1846 N. E.
Florentino González 1847-1848 Gólgota
Ramón M. Arjona 1849 N. E.
Manuel Murillo 1850-1852 Gólgota
Juan Nepomuceno Gómez 1853 N. E.
José María Plata 1854 Gólgota
No pretendo hacer el recuento general del paso de los gólgotas por esta Secretaría,
sino anotar que éste fue un fortín que esta tendencia utilizó para poder controlar ciertos
aspectos de la línea ideológica del Estado. Como ha anotado Marco Palacios, la exportación
como vehículo para el desarrollo fue compartida por las élites nacionales, sin distingo de
partido61. En este sentido, el librecambio fue un proyecto que juntó a las élites. De forma
hipotética se podría decir que, para mantener al sistema librecambista funcionando, asignó
lugares en distintas secretarías a los representantes de cada facción.
La materialización de este sistema se vio en leyes que trascendían las coyunturas.
En los Informes del Presidente ante el Congreso, después de 1851, se empieza a solicitar el
el reporte de presupuestos de todas las provincias62. Todos los presupuestos, proyectos e
iniciativas de cualquier institución de gobierno tenían que tener el visto bueno del
Secretario de Hacienda, a pesar de la descentralización de rentas63. La ley 1ª del 4 de junio
de 1851 era la que obligaba a referir estos informes, entre otras muchas disposiciones.
La amplitud de esta ley, comparada con las demás aprobadas ese año, impresiona.
Sus 44 páginas, además de definir las tareas del Secretario, definen cómo se deben entregar
los libros de cuentas, los presupuestos, los montos de recaudo de los impuestos locales,
61 Marco Palacios, «Capítulo 1. Exportar o perecer en el camino a la civilización», en El café en Colombia,1850-1970. Una historia económica, social y política, 3.a ed., La Línea del Horizonte (Bogotá: Planeta -Ediciones Uniandes - El Colegio de México, 2002), 45-62.
62 Esto aparece en Ramón Correa, ed., «Ley 1a. 4 de junio de 1851», en Codificación Nacional, vol. XIV(Bogotá: Imprenta Nacional, 1929), 480-524.
63 Correa, 491-93.
22
entre otras. Si bien buena parte de la ley se encarga de ordenar las finanzas públicas, es en
este ordenamiento donde se introducen los criterios ideológicos64. La descentralización no
fue completa, ya que una parte de los ingresos corrientes seguía destinada al pago de la
deuda del Gobierno central. Como ha mostrado López Bejarano: «[…] en la reducción del
tamaño y de las funciones del gobierno central, paradójicamente, se fortalece el papel del
endeudamiento y su administración dentro de las finanzas estatales que se manejan desde la
capital»65.
Esto, a pesar del alcance de la Ley, no se encuentra entre sus disposiciones, pero
puede rastrearse. Hay una cierta dialéctica entre la ley del 20 de abril de 1850 y la ley del 4
de junio de 1851. La primera, con el artículo 24, obliga a los gobernadores a hacer acuerdos
con el gobierno central para que las contribuciones regionales fueran las mayores posibles,
antes de establecer el presupuesto66. Aunque se mantuvieran proyectos o iniciativas
regionales, la contribución a la deuda estatal siempre era prioritaria.
El mecanismo de pago de la deuda es analizado con detalle en otra publicación67.
Me limito a anotar aquí que, a pesar de la ejecución de una cierta descentralización, otros
mecanismos entran en funcionamiento para cubrir las obligaciones estatales. Se yuxtaponen
intenciones y comportamientos, siendo los segundos un campo todavía por explorar. Esto
quiere decir que, a pesar de las múltiples discusiones que se establecieran acerca de
proyectos políticos o cuestiones sociales, el mecanismo para el pago de la deuda
permanecía. No era imprescindible un presidente gólgota para que la política fiscal fuese
64 Esta idea parte de la lectura de Giovanni Levi, «Comportamientos, recursos, procesos: antes de la“revolución” del consumo», en Juegos de escalas. Experiencias de microanálisis, ed. Jacques Revel(Buenos Aires: UNSAM, 2015), 221-44.
65 Pilar López-Bejarano, Un Estado a crédito: Deudas y configuración estatal de la Nueva Granada en laprimera mitad del siglo XIX (Bogotá: Edtitorial Pontificia Universidad Javeriana, 2015), 87.
66 Ramón Correa, ed., «Ley 1a, 20 de abril de 1850», en Codificación Nacional, vol. XIV (Bogotá: ImprentaNacional, 1929), 36.
67 López-Bejarano, Un Estado a crédito: Deudas y configuración estatal de la Nueva Granada en laprimera mitad del siglo XIX, 127-214.
23
controlada por sus postulados y las finanzas del Estado quedaran atadas a su actividad
económica, principalmente68.
Además de participar activamente en Hacienda, los gólgotas entran directamente en
el negocio de la importación y la exportación. El recién disuelto monopolio del tabaco, por
ejemplo, fue tomado casi por completo por negociantes ingleses y por la familia Samper69,
Manuel Murillo fue denunciado por ser agente de empresas inglesas de exportación
mientras era Secretario de Hacienda70. Muchos otros ejemplos pueden aducirse, todos
reseñados en el trabajo de Uribe-Urán, citado anteriormente. Es importante anotar, sin
embargo, que estas relaciones eran las que se concebían como propias de los monopolistas.
La apropiación de los recursos de los monopolios, sus altos cargos en el Gobierno y su
labor como agentes de empresas extranjeras fueron denunciadas y rechazadas por los
artesanos bogotanos71.
Los draconianos, más que las ideologías, compartían la experiencia de haber
combatido para establecer el orden republicano72. Centraban sus esfuerzos en consolidar las
instituciones que, según ellos, habrían permitido la separación del orden colonial. El Orden
(1852-1853), periódico impulsado por Joaquín Pablo Posada y José María Melo, entre
68 Se lee en la Ley del 20 de abril de 1850: «Artículo 14. Se declaran rentas nacionales únicamente lassiguientes:
1.ª Aduanas: comprendiendo esta denominación toda exacción que se haga por la ley sobre los buques, efectosy mercaderías prodcedentes del extranjero, por el hecho de ser intrioducidos al territorio de la República.No se cobrarán derechos de exportación de ninguna clase [...]» (La negrita es propia). Correa, «Ley 1a,20 de abril de 1850», 35. La ampliación de esta discusión está en el subcapítulo Artesanos y librecambio,un debate todavía abierto, 96.
69 Véase nota 385.70 León, «SATISFACCIÓN que da el que suscribe, al Sr. Doctor M. Murillo Secretario de Hacienda».71 Para la ampliación véase el sucapítulo 19 de mayo, 52.72 Como argumenta James Sanders, la noción de orden republicano no es exclusiva ni tiene una sola
acepción en la Nueva Granada, pero para este caso la definiremos como el conjunto de factores sobre losque se sustenta un estado no monárquico. Esta categoría ha tenido análisis contemporáneos muyinteresantes, que pueden consultarse en Daniel Gutiérrez Ardila, «Soberana indiferencia. El discursohistoriográfico frente al republicanismo popular colombiano», Anuario Colombiano de Historia Social yde la Cultura 45, n.o 2 (1 de julio de 2018): 119-47, https://doi.org/10.15446/achsc.v45n2.71029; Sanders,«Contentious Republicans: Popular Politics, Race, and Class in Nineteenth-Century SouthwesternColombia».
24
otros, muestra la tendencia que asumieron diversos medios impresos draconianos para
atacar a los gólgotas73:
«Libertad, Igualdad, Fraternidad
Estas son las tres palabras sacramentales de la época, pero a pesar de su sonora
rotundidad i de ser mas populares que el mismo Jeneral Obando, para mí
tengo que no han de valer gran cosa, porque Florentino no las usa; i para mi
tengo que Florentino es el emblema de la Epoca, la encarnación del siglo xix,
de este siglo positivo i material, en que nadie piensa sino en sí mismo»74
Uno y otro bando se acusaban de no seguir la doctrina central del liberalismo. La
aplicación de estos principios se mostraba, principalmente, en la apuesta que tenían por el
ordenamiento social. Los draconianos, que no tenían una vía definitiva para tratar estos
temas, abrían la posibilidad para que actores populares entraran en el gobierno75. Su
experiencia militar les brindaba gran prestigio entre las clases populares, que tenían una
presencia importante en el Ejército76. Pero no fueron decisivos en objetar las medidas
económicas que impulsaban los gólgotas. Su debate más álgido fue sobre la abolición del
Ejército permanente.
Historiográficamente, esta discusión se ha reseñado como una división por la
separación definitiva del orden colonial77. Los gólgotas, más adelante llamados radicales, al
consolidar medidas que fortalecían la propiedad y debilitaban la capacidad real de acción
73 El Socialista (1852); El Eco de los Andes (1852-1853) y La Tribuna Popular (1852), principalmente.74 Yo, «Libertad, Igualdad, Fraternidad», El Orden, 14 de noviembre de 1852, 1 edición, Hemeroteca,
Biblioteca Nacional de Colombia.75 En el análisis de las publicaciones periódicas oficiales (los reportes de pago de la Tesorería) de la
Provincia de Bogotá, se han podido ubicar artesanos (Francisco Londoño, Saturnino Álvarez, SantosCastro) en cargos administrativos.
76 La exposición tanto del debate como de la participación popular en el Ejército se desarrolla en JuanCarlos Chaparro Rodríguez, «Capítulo IX. La reinstitucionalización del debate sobre la cuestión militar»,en Desmilitarizar las repúblicas: ideario y proyecto político de los civilistas neogranadinos yvenezolanos, 1810-1858 (Bogotá: Editorial Universidad del Rosario, 2017), 237-68.
77 Molina, Las ideas liberales en Colombia, 1849-1959, 35 y ss; Hermes Tovar PInzón, «La lenta rupturacon el pasado colonial, 1810-1850», en Historia económica de Colombia, ed. José Antonio OcampoGaviria, 2.a ed. (Bogotá: Fedesarrollo - Siglo XXI, 1988), 87-117.
25
del Estado, no sólo buscaban metas abstractas, sino que estarían fundando un nuevo orden
social con ello. La acción de los draconianos, en este sentido, no habría sido tan decisiva
porque buscaron mantener elementos como el Ejército permanente o ciertos privilegios
coloniales. Pero esta explicación deja de lado las causas materiales del proceso.
La diferenciación que los gólgotas tenían con otros sectores sociales se dio por la
limitada ventana de oportunidad que aprovecharon, por medio del sistema que habían
estructurado legalmente para mantenerse en el Gobierno. Fernando Guillén Martínez
muestra que, desde 1750 hasta 1854, la hacienda se consolida como la principal unidad de
producción de la Nueva Granada; haciendas que tenían, en su mayoría, los políticos-
comerciantes que componían a ambos partidos. Las privatizaciones de tierras comunales78,
la legislación que referimos anteriormente y los proyectos de reformas a los aranceles
buscaban usar al Estado como vehículo para consolidar su orden social. Los liberales,
aunque no exclusivamente, que estaban aupados en el Estado, casi sin excepción, tenían o
bien vinculación con el sector comercial o con la acumulación de tierras79. En este proceso,
independientemente del partido, se empieza a conformar una clase social, difierenciándose
de los demás sectores sociales. Como dice Uribe-Urán:
«Las élites parecen haberse dado cuenta conjuntamente de que bajo las
diferencias de posición y estátus sociales por las que se habían enfrentado
durante tantos años tenían intereses materiales similares, es decir, los intereses
comunes de una clase alta conformada por altos burócratas, propietarios,
profesionales e intelectuales, comerciantes y terratenientes»80
78 Fueran ejidos, resguardos o tierras de arrabal. Véase Fernando Guillén Martínez, El poder político enColombia, 2a (Bogotá: Ariel, 2015), 286-95.
79 El análisis del orígen y negocios de los liberales se encuentra en Uribe-Urán, Vidas honorables:abogados, familia y política en Colombia, 1780-1850, 321-22.
80 Uribe-Urán, 330.
26
Conservadores frente a la cuestión social
De este proceso no quedaron excluidos los conservadores. Su airada participación
en el levantamiento de 1851, especialmente en las provincias del Cauca y Antioquia, dejaba
un hálito de conflicto que no se borró con los múltiples decretos de indulto del Gobierno
central81. La contienda electoral, en la que Obando tuvo mayoría absoluta, los dejó débiles
electoralmente82, pero esto pareció no afectar demasiado su accionar político.
Al no poder recuperar la posición electoral que ocuparon durante los 12 años83 antes
del gobierno de Mosquera, los conservadores no buscaron hacer un nuevo levantamiento
armado, sino que sus posiciones se moderan y pueden encausarse en el mismo Estado. Los
conservadores, con Tomás Herrera perdiendo la presidencia, pueden igualmente ocupar la
Secretaría de Gobierno luego de la renuncia de José de Obaldía, conocido dirigente del ala
draconiana liberal. Su minoría, tanto en Congreso como en Cámara de Representantes, no
influyó de forma determinante en sus votaciones favorables a los proyectos del ala gólgota84
Frente al conflicto de 1851, varios analistas han destacado su importancia en la
consolidación del Estado colombiano. Según ellos, en este breve coyuntura85 se mostró un
conflicto honda calada en la sociedad colombiana:
«De un lado, un proyecto laico, basado en los principios utilitarios del
progreso, de ampliación de la democracia hacia lo “popular”, el
fortalecimiento de la ciudadanía basada en leyes reguladoras de la relación con
81 José Hilario López, «Indulto», El Repertorio, 26 de febrero de 1853, 4 edición, Hemeroteca, BibliotecaNacional de Colombia.
82 Sumados todos los votos de las asambleas cantonales, que elegían al presidente, se obtiene el siguienteresultado: 1462 por Obando y 263 por Herrera (Conservador). Véase Arboleda, (Administraciones deLópez y Obando) 1849-1953, 3:346.
83 Juan Carlos Jurado Jurado, «Guerra y Nación. La guerra civil colombiana de 1851», HiSTOReLo. Revistade historia regional y local 7, n.o 14 (2015): 99–140; Armando Martínez Garnica, «La experiencia del 7de marzo de 1849», Anuario de Historia Regional y de las Fronteras 10, n.o 1 (2005): 53–110.
84 Especialmente se ve en la votación de los artículos de la constitución de 1853. Véase Arboleda,(Administraciones de López y Obando) 1849-1953, 3:351.
85 La duración fue de 132 días.
27
el Estado y la sociedad, y de pluralidad en lo moral; y del otro, el proyecto
conservador, para el cual el catolicismo era el fundamento absoluto de la
sociedad y, en consecuencia, el Estado debía ser confesional, la democracia
estaba restringida a los sectores de la élite culta y propietaria, la moral
quedaba bajo la férula de la Iglesia Católica y la ciudadanía se basaba en las
tradiciones históricas y culturales hispanas»86
Las guerras civiles y la constitución de partidos se producirían, en este paradigma,
por el enfrentamiento de proyectos ideológicos. Esta interpretación toma los motivos de la
guerra de las causas que, posteriormente, los justifican. Si bien es cierto que existen
motivos ideológicos para el enfrentamiento, estos no son ni los únicos ni los absolutos
determinantes para que exista enfrentamiento a nivel social. Los actores sociales que no se
encontraban en los directorios de los partidos deben, en este tipo de relatos, identificarse
con alguno de los bandos en contienda. No tiene cabida en un conflicto de carácter civil si
no repiten las posiciones de los dirigentes bélicos87. Pero es exclusivamente una
interpretación en la que las redes que tenía la Iglesia88, o el interés genuino de actores
populares en los enfrentamientos son consecuencia de las posiciones de los dirigentes.
Contrario a esta explicación, la variedad de actores que se desplegó en este
enfrentamiento fue amplia. Mientras que el Partido Conservador estaba reservado para
abogados y funcionarios estatales que no tenían mayores diferencias de clase con sus
homólogos liberales, las asociaciones de beneficencia y las Sociedades populares, por su
relación con más sectores sociales, ejecutaban la política de la Iglesia89. La apelación a las
clases populares, en función de su relación con la moral cristiana, se piensa como una
reacción al avance de los clubes políticos que habían ayudado a hacer varios miembros del
86 Jurado Jurado, «Guerra y Nación. La guerra civil colombiana de 1851», 107-8.87 Un ejemplo de esta interpretación: «No obstante que la geografía de la Nueva Granada dificultó la
circulación de la prensa escrita entre distantes localidades, hubo una relativa profusión de mediosimpresos en Bogotá, Medellín, Cali y Barranquilla, lo que permitió que la política involucrara en formaactiva a diversos sectores populares».Jurado Jurado, 121.
88 La importante acogida que tenía el clero regular en la sociedad neo-granadina o el uso social de laspropiedades eclesiásticas (que se analiza en las páginas siguientes) son ejemplos pertinentes.
89 La explicación más completa sobre este tema puede consultarse en Loaiza Cano, Sociabilidad, religión ypolítica en la definición de la nación: Colombia, 1820-1886, 215-36.
28
liberalismo90. Pero, así mismo, es esta apelación la que le permite a estos grupos
organizados seguir siendo relevantes en la vida social neogranadina.
Desde la derrota de Garrapata91 el Partido Conservador entra en reflujo, pero no se
retrae completamente de las decisiones del Gobierno de López. La prensa católica, que
tenía una importante extensión92, también difundía ampliamente las posiciones de los
conservadores frente a asuntos de gobierno. Pero ninguno de estos factores basta por sí
mismo para explicar la fuerza social que todavía se congregaba en torno a las instituciones
católicas, no al conservatismo, por ser ellos parte de la clase que se consolidaba burocrática
y militarmente en el ejercicio de gobierno.
Esto quiere decir que en la apelación a lo popular de los Conservadores se ve sólo
una forma de la política en la extensión de la sociedad. Otra parte, que hasta ahora no ha
sido analizada en profundidad, es la de la religiosidad popular vista desde abajo93.
La religiosidad popular: un indicio
La religión se comprende desde los púlpitos y las plumas de algunos de sus
dirigentes, olvidando la impronta popular que permitió que estas explicaciones tuvieran
algún tipo de arraigo. Hasta el día de hoy no se ha dedicado un estudio completo a explicar
la relación de las clases populares con la religión en la vida cotidiana neogranadina94. Pero,
a pesar de ello, vale la pena investigar con algo de profundidad un indicio acerca de la
relación material entre artesanos y la Iglesia: la propiedad.
90 Loaiza Cano, 215-21.91 Batalla decisiva que acabó con la guerra civil de 1851.92 Para este período se encuentran El Catolícismo, El Católico Constitucional, El Aviso, La Civilización, 93 Esta idea se entiende de acuerdo con Raphael Samuel, «Historia popular, historia del pueblo», en Historia
popular y teoría socialista (Crítica, 1984), 15-47.94 Lo más cercano ha sido, aunque con muchos matices el trabajo de Loaiza Cano, Sociabilidad, religión y
política en la definición de la nación: Colombia, 1820-1886, 215-55.
29
Analizando la literatura disponible se puede observar que aparecen artesanos e
Iglesia juntos en asociaciones de tipo mutual, con mucha intensidad hasta 1851. En las
cofradías se buscaban recursos para celebraciones religiosas, donde las asociaciones
mutualistas artesanales tenían un papel fundamental95. La relación social que se establece es
más que centenaria, por lo que puede aducirse que ambas partes veían un beneficio en
mantener su cooperación. Esta relación ha sido trabajada, aunque de forma escasa, por lo
cual no profundizaremos en ella96.
Un tema que ha pasado de soslayo, pero sobre el que hay algunos rastros, es el
establecimiento de talleres en propiedades eclesiásticas. No ha sido siquiera mencionado
sino hasta hace poco97 en una investigación reciente sobre la desamortización de bienes de
manos muertas, no había sido estudiado con profundidad. Más que pensar en la
privatización de estos bienes y en la configuración de una sociedad de propietarios, la gran
cantidad de artesanos que aparecen en el proceso de compra de bienes98 brinda el indicio de
que, para el establecimiento de muchos talleres artesanales, se contó con propiedad
eclesiástica puesta a disposición de los artesanos bajo contratos de trabajo99.
Para ilustrar este punto, en el se muestra una relación de las distintas sociedades
comerciales que se fundaron en Bogotá entre 1821 y 1870100. Esta información ha sido
referenciada en distintos trabajos de grado de la Facultad de Ciencias Económicas la
Universidad Externado en el año 1985101. El total de siete trabajos han contado con un
95 Gary Wendell Graff, «Cofradias in the New Kingdom of Granada: Lay Fraternities in a Spanish-American Frontier Society, 1600-1755.» (Ph.D Thesis, University of Wisconsin - Madison, 1974).
96 Humberto Triana y Antorveza, «El aspecto religioso en los gremios neogranadinos», Boletín Cultural yBibliográfico 9 (1966): 2.
97 Constanza Castro Benavides, «“As a Citizen of this City” The Urban Reform of Radical LiberalismBogotá 1848-1880» (Ph.D Thesis, Columbia University, 2015).
98 84, de acuerdo con Castro. Castro Benavides, 94.99 Castro Benavides, 96.100 Véase Tabla 1. Algunas sociedades de las Notarías 1ª y 2ª , 1850-1859., 118101 En todos los trabajos referenciados se hace mención a un proyecto general de la Universidad Externado
por investigar la cultura empresarial (categoría que nunca se aclara específicamente) en Bogotá. Eltrabajo terminado no se conoce. Véase José Rubén Parrado, «El desarrollo industrial en Colombia: Elcaso de Bogotá, su historia industrial 1825-1850» (Tesis de pregrado, Universidad Externado deColombia, 1985); Ana Leonor Torres Munar, «Los origenes de la cultura industrial en Bogotá : la éticaempresarial» (Tesis de pregrado, Universidad Externado de Colombia, 1986); Piedad Velazco Ariza, «Losorígenes de la cultura industrial en Bogotá : educación» (Tesis de pregrado, Universidad Externado de
30
importante trabajo empírico, a pesar del análisis superficial con el que trabajan estos datos.
Los pocos artesanos que se encuentran en el listado tenían una inversión inicial muy baja
comparada con los comerciantes de la misma época102 . La propiedad eclesiástica, para
varios, se transforma en un refugio que les permite, a pesar de su precariedad material,
continuar ejerciendo su trabajo.
En este caso, adoptando el punto de vista de Thompson en «La economía moral de
la multitud en el siglo XVIII»103, se configura históricamente una relación en la que los
artesanos ven en la Iglesia la posibilidad de producir de acuerdo a contratos diferenciados
del sistema de propiedad privada. La moral cristiana, que predicaba la beneficencia como
uno de sus pilares, era aceptada por los artesanos antes del avance de la propiedad
privada104, pero con este fenómeno cobra un carácter de resistencia. Esto explica, en alguna
medida, que los artesanos protestaran contra los jesuitas, pero no contra la Iglesia, ya que
los negocios de los primeros estarían en contra de la doctrina de la segunda.
Estos análisis deben ser entendidos como provisionales, ya que su desarrollo escapa
a los límites de este trabajo. Pero es importante resaltar que las causas de la religiosidad
popular pueden, a partir de esta vía, empezar a entenderse en su dimensión material.
De la sociabilidad a la sociedad
Colombia, 1985); Walter Hernando López Guzmán, «Los orígenes de la cultura industrial en Bogotá:evolución económica del artesanado en el siglo XIX» (Tesis de pregrado, Universidad Externado deColombia, 1985); Óscar Noé Pachón Pedraza, «Orígenes de la cultura industrial en Bogotá: las industriasbogotanas de 1850-1875.» (Tesis de pregrado, Universidad Externado de Colombia, 1985); HernandoSuárez S, «Orígenes en la cultura industrial en Bogotá: aspectos políticos del artesanado a mediados delsiglo XIX» (Tesis de pregrado, Universidad Externado de Colombia, 1985); Gloria Inés López Ramírez,«Orígenes de una cultura industrial en Bogotá: la educación técnica.» (Tesis de pregrado, UniversidadExternado de Colombia, 1985).
102 Véase notas 373 y 387.103 Thompson, «The moral economy of the English crowd in the eighteenth century», 80.104 Hayley Susan Froysland, «’Para El Bien Común: Charity, Health, and Moral Order in Bogota , Colombia,ʹ
1850-1936» (Ph.D Thesis, University of Virginia, 2002).
31
Los partidos, entonces, no pueden ser entendidos como ejes de la disputa política,
por lo que sus diatribas ideológicas y diferencias de estatus aparecen de forma accidental y
son resueltas sin mayores contradicciones. He mostrado cómo, a partir de ciertos
comportamientos, los proyectos políticos se diluyen durante la coyuntura de las reformas
liberales. Los artesanos denunciaron esta coalición informal, porque se no consideraban
posible defender a quienes se habían alzado contra el orden republicano. Además de esto, la
participación de artesanos en la Guardia Nacional, combatiente en la guerra de 1851,
aumentó la animadversión contra los conservadores. Emeterio Heredia, por ejemplo, era un
artesano brillante que, además de ser un destacado orador, tenía un taller de zapatería y
herrería. Además, tenía una muy amplia formación militar, llegando a ser capitán de la
Guardia Nacional en la Batalla de Garrapata105. A pesar de la animadversión hacia este
pacto, no todos los políticos eran retartados de la misma manera. El electo presidente es
representado con mucho ahínco por La Tribuna Popular (1852):
«Tan conocido es el candidato de nuestro corazon en toda la República, tan
notorio su patriotismo, sus altos hechos a favor de la causa popular i
democrática, sus sacrificios i padecimientos por esta misma causa que nada
tenemos que reproducir, nada que decir para que se le conozca. No hay pueblo
en la República donde el nombre de Obando no sea sagrado, no se repita con
entusiasmo, i el de sus perseguidores con el anatema i la execracion
universales»106
Inclusive, el sólo hecho de ser obandista empezó a tener valor moral por sí
mismo107. José María Obando escapó al rechazo de los artesanos y a los pactos entre
105 Batallón de Infantería Nº 3 de la Provincia de Bogotá. «Registros de despachos entre el 21 y el 25 dejulio», 1851, Sección República. Fondo Despachos y Títulos Militares, Libro 50, Legajo 3, 16r, ArchivoGeneral de la Nación.
106 «Candidato para la Presidencia de la República en el próximo período Jeneral José María Obando», LaTribuna Popular, 7 de marzo de 1852, sec. Remitido, Hemeroteca, Biblioteca Nacional de Colombia.
107 «[…] porque el portero de una corporación obandista vale mas que cualquier liberal traidor i solapado»Un socio, «Remitido», La Tribuna Popular, 18 de marzo de 1852, sec. Remitido, Hemeroteca, BibliotecaNacional de Colombia.
32
liberales y conservadores, y así lo retratan en una gran cantidad de fuentes108. Esto puede
explicarse, en parte, por la diferencia de generación con los gólgotas109. Pero además hay en
Obando una cierta apelación a lo popular que genera mucha acogida entre los artesanos110.
Cuando los partidos no se vuelven garantía de la aplicación de principios políticos, la
fuerza popular apela al líder. Pareciera, de acuerdo a las anotaciones de Cordovéz Moure,
que la alianza entre gólgotas y conservadores era un hecho que era imposible desconocer:
«Al tomar posesión de la Presidencia de la República el infortunado general
José María Obando, encontró tan acentuada la división {entre gólgotas y
draconianos} que le fue imposible lograr un acuerdo entre las dos fracciones;
y como la parte inteligente de los liberales terciaba del lado de los gólgotas,
apoyados por los conservadores, no le quedó al jefe de Estado sino uno de dos
recursos: gobernar contra sus convicciones, rodeándose de los atrevidos
cuanto fantásticos reformistas, o apoyarse en el ejército, que aquellos
combatían con tesón, y en las sociedades democráticas que le eran adictas.
Optó por lo segundo […] »111.
Esta impresión popular era muy mal vista por quienes eran parte del pacto de
gobierno. Cordovéz Moure, en su diario autobiográfico, anota algo similar, pero su
valoración es más favorable a la actitud de los conservadores, arguyendo que la división del
partido liberal le fue funcional112. A pesar del cambio de interpretación, el cronista bogotano
muestra que el electo presidente se había distanciado del pacto de gobierno. El discurso de
posesión muestra lo contrario. La actitud de Obando en su discurso de posesión, a pesar del
apoyo popular, buscó mantener el acuerdo para poder gobernar113. En varias fuentes se
108 En la biografía que publicara Lemos Guzmán se puede ver esto con claridad. Véase Antonio José LemosGuzmán, Obando: de cruzverde a cruzverde, 2.a ed. (Bogotá: Planeta, 1995).
109 Esta interpretación, en extenso, se encuentra en Uribe-Urán, Vidas honorables: abogados, familia ypolítica en Colombia, 1780-1850, 209-40.
110 Gutiérrez Sanín, Curso y discurso del movimiento plebeyo, 1849/1854, 100.111 Cordovéz Moure, Reminiscencias de Santa Fe y Bogotá, 428-29.112 Cordovéz Moure, 1400-1401.113 Lemos Guzmán, Obando: de cruzverde a cruzverde, 235.
33
resalta la decepción general que se vivió con el discurso que se pronunció en la Catedral. Se
detectaba un tono conciliador muy impropio del General114. Restrepo anota la frase final del
discurso:
«"Me tendré por dichoso, dice al fin, si lograre conservaros solamente la paz,
devolver la calma a los espíritus, reconciliar las pasiones enconadas, revivir la
caridad y la pura moral del Evangelio y oíros exclamar agradecidos al fin de
mi administración: ‘si no ha hecho grandes cosas, su gobierno ha sido
realmente de libertad, práctica de igualdad genuina y de cristiana
fraternidad’.”»115.
Varios artesanos se manifestaron decepcionados con el tono conciliador de Obando,
cuando dijo que promovería «[…] El olvido absoluto de las contiendas pasadas, i el
recíproco perdon de todas las injurias»116. La protesta de Cruz Ballesteros, fechada el 17 de
diciembre de 1851, resume en buena medida el carácter del reclamo al gobierno después de
la Guerra de 1851:
«Cuando se supo la sublevación de las provincias de Mariquita i Antioquia
todos los artesanos liberales ocurrimos voluntarios i entusiasmados a ofrecer
nuestros brazos para defender al gobierno del 7 de marzo. Varias compañias de
la guardia nacional de Bogotá marcharon a aquellas provincias, i llenaron en
ellas honrosamente su deber. I cual ha sido el comportamiento que se ha
tenido para con ellos, patriotas ciudadanos que han dejado sus hogares,
114 Cordovéz Moure, Reminiscencias de Santa Fe y Bogotá, 430; José Manuel Restrepo, Diario político ymilitar, vol. 4 (Bogotá: Impr. Nacional, 1954), 280-82; Venancio Ortíz, Historia de la revolución del 17de abril de 1854 (Bogotá: Imprenta de Francisco Torres Amaya, 1855), 18,https://books.google.com/books/about/Historia_de_la_revoluci%C3%B3n_del_17_de_abr.html?hl=es&id=KHIzAQAAIAAJ; Gómez Picón, El golpe militar del 17 de abril de 1854, 102.
115 Restrepo, Diario político y militar, 4:281.116 «CONGRESO», El Catolicismo, 8 de abril de 1853, 702, Hemeroteca, Biblioteca Nacional de Colombia.
34
abandonado a las privaciones sus familias, sacrificados sus intereses i espuesto
su vida por el Gobierno?»117
Ya la figura de Obando, sin ningún otro respaldo, y con un congreso que no era
totalmente simpatizante a su gobierno, pierde la omnipotencia que le dieran los artesanos
durante su candidatura118. La lectura de este enfrentamiento, especialmente en fuentes
artesanales, no tiene lenguaje partidista, sino social. Algunos artesanos sostuvieron que su
última esperanza residía en darle al presidente condiciones para legislar sin el pacto entre
liberales y conservadores119. Otros pidieron independencia y unión para hacer peso ante el
Congreso120. No podemos saber con certeza qué pensaban todos los artesanos acerca de la
política partidista en esta coyuntura, pero sí podemos seguir los pocos documentos
disponibles como indicios de ciertas tendencias que contradecían las acciones de los
partidos. Donde pueden reconstruirse con mayor claridad estas tendencias es en las
sociedades de artesanos.
La Sociedad Democrática de Artesanos de Bogotá no debe confundirse con las
Sociedades de Labradores i Artesanos. La primera fue fundada por Lorenzo María Lleras en
1837 y tenía como propósito ser un club de sociabilidad liberal. La segunda es fundada por
Agustín Rodríguez, Cayetano Leiva, Martín Plata, José María Solano, Francisco Torres,
Francisco Londoño, Pedro Aguilar, Máximo Bernal, Rafael Lasso, Ambrosio López,
117 Cruz Ballesteros, «Anexo 11. La Teoria I la Realidad», en La revolución liberal y la protesta delartesanado, de Carmen Escobar Rodríguez (Bogotá: Fundación Universitaria Autónoma de Colombia,Fondo de Publicaciones, 1990), 354.
118 Gutiérrez Sanín, Curso y discurso del movimiento plebeyo, 1849/1854, 114-15.119 «¡ARTESANOS TRABAJADORES PROPIETARIOS!», 16 de julio de 1853, Fondo Vergara 296, pieza
13, Biblioteca Nacional de Colombia.120 León, «ARTESANOS,¡ DESENGAÑAOS!»; C. López, «Anexo 20. Grande i fraternal protección del
Partido Liberal», en La revolución liberal y la protesta del artesanado, de Carmen Escobar Rodríguez(Bogotá: Fundación Universitaria Autónoma de Colombia, Fondo de Publicaciones, 1990), 375-77.
35
Bartolomé Andrade, Antonio Chaves y otros doscientos artesanos en 1847121. El principal
motivo de la fundación, dice Agustín Rodríguez, fue:
«[…] reasumir en un solo punto los sentimientos de patriotismo, de virtud i de
lealtad, sino que haciasenos sentir las funestas consecuencias de la bárbara lei
que se dictó en el mismo año , rebajando los derechos de importación, i
facilitando con ello la introducción de varios artículos que en el país pueden
manufacturarse equivalentemente a los estranjeros. Tal medida que atacaba
directamente a nuestro bienestar i a las profesiones que forman la ocupacion
de la mayor parte de la Sociedad en jeneral, era preciso combatirla, i para ello
se creyó indispensable reunirnos en Sociedad para reclamar, por medio de una
representación a las Cámaras lejislativas, se reformase dicha lei que usurpaba
violentamente nuestros derechos con detrimento de la subsistencia de nuestras
familias»122.
Mucho tiempo se ha entendido que estas sociedades eran parte de la estrategia del
liberalismo por ganar popularidad y que funcionaban como clubes para su expansión
intelectual. Serían, dice Jaramillo Uribe, una aplicación de la estrategia de los liberales
franceses en la revolución de 1848123. Loaiza Cano las analiza como una alianza muy
precaria entre el liberalismo y los artesanos contra el librecambio, que acabó cuando «el
notablato liberal se percató del error de haber promovido una “política tumultuaria” [...]»124.
121 Sociedad Democrática de Artesanos, «Los artesanos que nos hemos reunido con el fin de establecer unasociedad que promueva el adelantamiento de las artes i demas ramos que puedan contribuir a nuestrobienestar en particular, i al de la gran sociedad en jeneral hemos acordado el siguiente REGLAMENTOpara su rejimen interior i economico» (Imprenta de Nicolás Gómez, 1847), Miscelánea J.A.S 357, pieza7, Biblioteca Nacional de Colombia.
122 Agustín Rodríguez, «Al director i miembros de la Sociedad Democrática», 10 de octubre de 1849, FondoAncízar 45, pieza 14, Biblioteca Nacional de Colombia,http://catalogoenlinea.bibliotecanacional.gov.co/client/es_ES/bd/search/detailnonmodal/ent:$002f$002fSD_ASSET$002f0$002f57869/ada?qu=Agust%C3%ADn+Rodr%C3%ADguez.
123 Jaramillo Uribe, «Las sociedades democráticas de artesanos y la coyuntura política y social colombianade 1848».
124 Gilberto Loaiza Cano, «Del débil utopismo de las élites a la formación de una cultura política popular enColombia», en Mundos posibles. El primer socialismo en Europa y América Latina, ed. AndreySchelchkov, 1.a ed. (México: El Colegio de México - UAM, unidad Cuajimalpa, 2014), 192; Loaiza Cano,Sociabilidad, religión y política en la definición de la nación: Colombia, 1820-1886, 75.
36
König anota que esta alianza fue producto del «equívoco» de los artesanos al pensar que el
Partido Liberal fundamentaba sus acciones políticas en la defensa de la producción y no del
«librecambio»125. Estos análisis comparten la idea de que entre los artesanos había
demasiada ingenuidad política. Como he mostrado antes, su conducta era directa y su
intención al fundar la Sociedad Democrática (SD) era clara.
A pesar de sus esfuerzos, las memorias del siglo XIX retrataron a las SD de manera
muy limitada. Germán Mejía, en un estudio amplio sobre las SD, ha mostrado que éstas se
retrataron bajo tres ideas, principalmente: 1) como reflejo desbordado del radicalismo
liberal; 2) una deformación de la acción política partidista o 3) como un grupo de
instrucción en valores liberales126. Estas interpretaciones, si bien tienen algún alcance, no
muestran fenómenos claves para la comprensión del lugar que ocupaban los artesanos
bogotanos.
Entre otros fenómenos, por ejemplo, no hay explicaciones para la rápida expansión
de las SD por el país127. Además, la afiliación de miembros, que excedió por mucho las
primeras expectativas de los artesanos fundadores, podía llegar a más de seis mil miembros
que parece pertenecían a la SD128, casi un 25% de la población de acuerdo con el censo de
1851129. Si seguimos los datos que brinda Rodríguez, encontramos un panorama diferente al
analizado por la historiografía. Los artesanos buscaban centralizarse con la SD para
conseguir mayor fuerza en sus reclamos contra los proyectos de baja de aranceles. La
percepción moral de que éste era un atentado contra su forma de vida y subsistencia habría
125 Hans-Joachim König, En el camino hacia la nación: nacionalismo en el proceso de formación del Estadoy de la nación de la Nueva Granada, 1750 A 1856 (Bogotá: Banco de la República, 1994), 480-81.
126 Véase Germán Rodrigo Mejía Pavony, «Estudio historiográfico sobre las Sociedades Democráticas,1848-1854» (Tesis de Licenciatura en Filosofía y Letras, Pontificia Universidad Javeriana, 1980).
127 112 en menos de 4 años, según Loaiza Cano, «Del débil utopismo de las élites a la formación de unacultura política popular en Colombia», 192.
128 Salvador Camacho Roldán, Mis memorias, 2.a ed., vol. 1, Biblioteca Popular Colombiana 21 (Bogotá:Editorial A B C, 1946), 106-13.
129 Miguel Urrutia y Mario Arrubla, Compendio de estadísticas históricas de Colombia (Bogotá: UniversidadNacional de Colombia, 1970), 9-31.
37
que seguirla con mayor detenimiento130. De cualquier manera, el estudio de las SD ha sido
poco satisfactorio en términos de reconstruir las relaciones que allí se tejían, sus
discusiones o sus objetivos.
Las fuentes disponibles, de origen artesanal, sobre la SD, remiten a discusiones131,
hojas volantes132, un reglamento133, cuatro periódicos134 y múltiples apariciones en la prensa
partidista. La multiplicidad de posiciones que se muestran allí impide hacer una
generalización tan grande como la que ha hecho la literatura historiográfica hasta ahora. En
ella muestran a un artesanado débil, poco organizado y muy disperso, sin dar un lugar más
central a las apreciaciones artesanales. De la misma manera, las memorias decimonónicas
han buscado retratar la vida de las SD como violenta y agreste. El episodio de las memorias
de José María Samper , bien conocido, muestra la fuerza de las discusiones que se daban
allí, apelando a la violencia física cuando se amenazaba la forma de vida artesanal. Dice
Samper sobre su posición en una sesión extraordinaria de la SD en 1850:
«Demostré que habiendo en el país muchos productos fabriles, tales como
mantas, lienzos, ruanas y tejidos, sombreros de paja, cueros curtidos, licores
&° &°, seria mounstruosamente injusto que no se extendiese á todos los
productores de estos artículos la protección que se exigia para los simples
130 Véase capítulo Oficios y trabajo en la sociedad bogotana, 81131 Emeterio Heredia, «Contestación al cuaderno titulado “EL DESENGAÑO o confidencias de Ambrosio
López, etc” por el presidente que fue de la Sociedad de Artesanos el 7 de marzo de 1849» (Imp. deMorales y Compañía, 1851), Biblioteca Nacional de Colombia; Ambrosio López, «El Desengaño oconfidencias de Ambrosio López Primer Director de la Sociedad de Artesanos de Bogotá, denominada hoi“Sociedad Democrática” escrito para conocimiento de sus consocios» (Imprenta de Espinosa, por IsidoroGarcía Ramírez, 1851), Biblioteca Nacional de Colombia; Ballesteros, «Anexo 11. La Teoria I laRealidad».
132 La mayor parte de ellas se encuentran recopiladas en Carmen Escobar Rodríguez, «Anexos», en Larevolución liberal y la protesta del artesanado, 1.a ed. (Bogotá: Fundación Universitaria Autónoma deColombia, Fondo de Publicaciones, 1990), 321-90.
133 Sociedad Democrática de Artesanos, «Los artesanos que nos hemos reunido con el fin de establecer unasociedad que promueva el adelantamiento de las artes i demas ramos que puedan contribuir a nuestrobienestar en particular, i al de la gran sociedad en jeneral hemos acordado el siguiente REGLAMENTOpara su rejimen interior i economico».
134 El Alacrán (1849), El Pobre (1850), El Demócrata (1850) y El Pobre (1850).
38
“artefactos” designados por los artesanos, es decir, artículos de zapatería,
sastrería, talabartería, carpintería y herrería»135.
El abogado capitalino recuerda con especial viveza la respuesta de uno de losmiembros de la SD:
«[…] —un maestro herrero, Miguel Leon, muy conocido por sus desatinadasperoratas sobre la * tiraniberia ” Y otras cosas de este jaez (1) —pidió a gritosque se me hiciese bajar de la tribuna.
—Aun no-bajaré, dije al interruptor, porque no he concluido.
—Con lo dicho basta! gritó otro. Yá sabemos que usted está contra nosotros !
—Léjos de eso, estoy en favor de ustedes, puesto que combato un errorpernicioso para todos y principalmente para los artesanos mismos.
—Nosotros entendemos las cosas de otro modo!
Que baje el orador !
. ——¿No hay, pues, libertad de pensamiento y de palabra ? exclamé. :
—-Contra los enemigos sí; contra nosotros no ! replicó un zapatero decampanillas (2)
—Que baje el orador !
—No he concluido !
—No importa ! abajo! abajo !
—¿ Por la fuerza ?
— Si es necesario, á palos! [...]»136
La expulsión de Samper de la SD explicaría la fundación de la Sociedad
Republicana, donde no podían ingresar artesanos. De alguna manera, esta es más cercana a
la idea de clubes de sociabilidad liberal137. En este debate no hay desborde más allá del
135 José María Samper, Historia de una alma: memorias intimas y de historia contemporanea... 1834 a 1881(Bogotá: Imprenta de Zalamea Hermanos, 1881), 208-9.
136 Samper, 209-10.137 «Las Escuela Republicana fue un intento de rectificación del notablato liberal reunido en Bogotá que
quería sustraerse del contacto inicial y entusiasta con los artesanos; y se constituyó en una asociación para“crear un contrapeso” a los desbordes democráticos» Gilberto Loaiza Cano, PODER LETRADO:Ensayos sobre historia intelectual de Colombia, siglos XIX y XX (Cali: Programa Editorial Universidaddel Valle, 2014), 80.
39
rechazo a la posición de Samper. Samper, en este fragmento se muestra la fuerza con la que
se desarrollaban los debates en la SD. Mientras que el abogado capitalino aplicaba
principios abstractos a la dinámica concreta del comercio, Miguel León contestaba lo
mismo que sostenía Rodríguez dos años antes. Más que un desatino, los artesanos conocían
muy bien el debate que adelantaban, por lo que nunca desfallecieron en su petición por
mantener aranceles altos. Este reclamo, aunque parece propio de la SD, también puede
encontrarse en miembros de la Sociedad Popular de Instrucción Mutua y Fraternidad
Cristiana (SP).
La fundación de la SP se ha entendido como una forma para competir con «los
vilipendiados clubes fundados por el liberalismo»138, dado que se regía bajo una estructura
organizativa muy similar a la de la SD, defendiendo a la Iglesia Católica y la civilización
cristiana139. Sus reglamentos establecen que los miembros deben ser hombres, respetar la
autoridad y, por ende, a la ley. Organizadores de la SP fueron Mariano Ospina Rodríguez,
Ramón Espina140, José Manuel Arrubla141, Antonio Herrán, Higinio Cualla142, Francisco
Torres Amaya143, José María Torres Caicedo, José Joaquín Borda y Lino de Pombo. El
complemento de la SP lo daba la caridad, organizada por las Sociedades de Socorro Mutuo,
por lo que la unidad ideológica no abrigaba de manera cabal a sus miembros. La presión
que ejercieron estos grupos tendió a identificarse con la organización de procesiones y
demostraciones públicas del Partido Conservador144.
En su reglamento se muestra que la vida que tenía no era orgánica, sino como un
grupo de oposición popular a los gobiernos liberales. De la actitud reacia de los
138 Loaiza Cano, Sociabilidad, religión y política en la definición de la nación: Colombia, 1820-1886, 226.139 Escobar Rodríguez, La revolución liberal y la protesta del artesanado, 141.140 Alférez Jefe de la 2ª División de la Guardia Nacional. «Tomas de razón registradas entre el 10 de agosto y
el 10 de septiembre», 1846, Sección República, Fondo Despachos y Títulos Militares, Libro 49, Legajo 7,54r, Archivo General de la Nación.
141 Dueño de una compañía de construcción, lo que le permitía movilizar a varios albañiles.142 Impresor que difundía ideas católicas.143 Impresor que difundía ideas católicas144 La Civilización, 30 de enero de 1851, 75 edición, 306, Hemeroteca, Biblioteca Nacional de Colombia.
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organizadores conservadores a apelar constantemente al pueblo en términos iguales nace la
Sociedad Filotémica que, como la Escuela Republicana, tiene principios intelectuales que
separan a los dirigentes de la población a la que dirigen. La SP tiene interés para el proceso
de politización en la medida en que esta separación lleva a varios miembros a tomar
acciones directas contra el gobierno y a diferenciarse de asociaciones de principios
abstractos.
Los principios de fraternidad cristiana sólo operaban si coadyuvaban al propósito
electoral de la SP y los demás clubes. En 1849 se publicó una renuncia pública a la SP por
parte de dos artesanos, Eusebio Melo y Meliton González, en la que decían:
«Los que suscribimos mimebros de la “Sociedad de Instrucción Popular i Fraternidad
Cristiana” a Ud. decimos: 1º: Que cuando nos hicimos socios de esa corporación
creíamos que ella tenía tendencias filantrópicas i humanitarias i de ningun modo
fines políticos que nosotros reprobamos con toda indignación de que es capaz el
patriotismo i la virtud»145.
La participación de clases populares nunca fue masiva en la SP. Había restricciones
de credo y buena parte de los artesanos que allí estaban atendían a las fiestas que ellos,
como gremios, organizaban146. Las apelaciones a la moral cristiana aglutinaban más
sectores conservadores por su filiación al clero, que estaba en abierta disputa con el Estado,
pero que además había manejado siempre una línea retórica y ciertas políticas que
reconocían la función social de la Iglesia.
La participación del arzobispo Manuel José Mosquera en la guerra de 1851, el
debate social que suscitó esta participación, la expulsión de los jesuitas; todos fueron
145 «¡ARTESANOS, ATENCIÓN!», El 7 de marzo, 6 de enero de 1850, 6 edición, 3, Hemeroteca, BibliotecaNacional de Colombia.
146 Lucy Amparo Ardila Pedraza, «Las mentalidades en el preámbulo de la reforma del medio siglo XIX(1840-1854) Bogotá» (Tesis de Maestría, Universidad Nacional de Colombia, 1992), 75.
41
factores que transformaron la táctica del clero. El padre Manuel Gil, encargado de la
Compañía de Jesús, fue citado por José Hilario López para responder por distintas
acusaciones, entre las que estaban: no haber aceptado a los artesanos de la congregación de
artistas en la SP, no haber jurado ni la Constitución de 1843 ni las leyes vigentes, no
especificar cuales eran los criterios para ubicar a los jesuitas en misiones y explicar la
entrada de miembros extranjeros de la Compañía sin autorización del gobierno147.
Argumenta Gil que «[…] ni él ni ninguno de los Jesuitas existentes en la República, han
tomado parte alguna en los asuntos políticos, que jamás se han mezclado en elecciones ni
directa ni indirectamente, que jamás han aconsejado entrar en Sociedades políticas de color
alguno [...]»148. Esto quiere decir que 1) reconoce que la Sociedad Popular es de carácter
político y 2) que no hace apelación ninguna al artesanado para que defienda su causa. se da
porque Los enfrentamientos que habían tenido miembros de la SD con la SP, que llegaban
hasta el punto de saboteo de las reuniones de la segunda149. Como apunta Ardila Pedraza, el
debate por a expulsión de los jesuitas llevó a que ambos partidos se disputaran la
responsabilidad en la agitación popular, pasando de las acusaciones de periódicos a los
enfrentamientos en las calles.
La apelación a las clases populares que estaban buscando organización llevó a que
los fundadores perdieran el control de la dirección y que esta acabara finalmente por
disolverse. Pero, tanto para la SD como para la SP, la experanza que los artesanos tenían en
que el Congreso representara adecuadamente sus intereses se acaba de fragmentar. La
creación de la Sociedad Republicana y de la Sociedad Filotémica, compuestas por los
representantes de las las Cámaras legislativas es un puntal decisorio para esta ruptura. Más
que procesos paralelos, la creación de las sociedades socialmente diferenciadas de los
artesanos muestra un profundo desdén por los artesanos.
147 Ardila Pedraza, 75-76.148 Ardila Pedraza, 76.149 Gilberto Loaiza Cano. (2011)
42
Por estas razones, la división no se presenta como política, sino social. Y, a pesar de
esto, los artesanos mantenían sus reclamos a las Cámaras legislativas. La actitud de las
clases dirigentes, a través del pacto de gobierno, se manifestó en hostilidad directa hacia
cualquier intento de reclamo ante sus medidas de gobierno. Los acontecimientos del 19 de
mayo y del 8 de junio, analizados a partir de sus impresiones, muestran el enfrentamiento
social de forma contundente.
43
44
2. Protesta popular radical en 1853
«Sucesos del 19. Compárese lo que dice el
gobernador en la Gaceta Oficial con lo que
dijo el Alcanze a la Gaceta Oficial, i diga
alguno si están de acuerdo. ¿Qué hará el
pobre historiador, andando el tiempo, cuando
trate de referir estos sucesos? ¡Caramba!»150
En el Congreso no existía ya ningún tipo de anhelo por delegar la aprobación de
proyectos favorables a los artesanos. Los apoyos que había tenido en las dirigencias de las
Sociedades no depositaron todos sus anhelos en la labor del electo Presidente. No por
desconocimiento de la situación en la que éste se encontraba, sino precisamente por
considerar una solución distinta. En una hoja volante del 16 de junio se argumenta:
«El poder ejecutivo es una entidad nula, un rei sin trono, un jeneral sin
soldados. Los gólgotas al desengañarse de que Obando no era el buey de oro,
llamado a saciar su abominable ambición, le despojaron de cuantos elementos
necesitara para hacer el bien, le ataron las manos, le dejaron tan solo los
honores de la retreta!!»151
Si el accionar político del presidente ya no era garantía para que se avanzara en la
dirección que buscaban los artesanos, la única posibilidad real era la acción directa. Como
sucedió con la elección de José Hilario López el 7 de marzo de 1849, se planeó un acto de
presión a la Cámara para el 19 de mayo, mientras se decidía si el proyecto de reforma a los
150 «Sucesos del 19», El Pasatiempo, 1 de junio de 1849, 479, Hemeroteca, Biblioteca Nacional deColombia.
151 «¡ARTESANOS TRABAJADORES PROPIETARIOS!»
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aranceles era aprobado. La votación se dio con inusitada rapidez y los artesanos entraron al
salón donde se estaba votando. Esto produjo un enfrentamiento de varias horas en la Plaza
de la Constitución. Un artesano fue abatido, miembros de ambos bandos fueron heridos.
Con armas se enfrentaron gólgotas, draconianos, artesanos de todas las vertientes,
miembros del Ejército y de la Guardia Nacional ¿Cómo puede explicarse tal escalamiento?
Para responder a esta pregunta es necesario ubicar historiográficamente un fenómeno poco
trabajado: la configuración histórica del artesanado como clase social.
Más que una formación histórica, la principal explicación que se le ha dado al
proceso de movilización del artesanado bogotano es la irrupción violenta del «pueblo» en la
política granadina152. Esto en función de dos variables, principalmente: 1) el enfrentamiento
que tenían con los gólgotas porque estos eran impulsores del libre cambio; 2) la creciente
brecha de ingreso entre «pobres» y «ricos». Ambas interpretaciones dar por sentado los
motivos de la movilización y la radicalización de un grupo humano muy diverso,
condenando sus acciones a la revuelta contra el «necesario avance del capitalismo
global»153.
La supuesta irracionalidad de los artesanos se ha convertido en un lugar común que
no permite ver sus acciones con rigor. Por ello, muchos de los análisis sobre los artesanos
han privilegiado La pobreza se toma como una condición inherente a ellos, aunque muy
relativizada. La movilización se explica por cierto nivel de pobreza material, sumado a
algunos movimientos repentinos de precios y a la agitación ideológica de ideas europeas.
Esta interpretación supone que no hay agencia en los sectores populares, sino reflejo de
condiciones atemporales e inmodificables. En el balance realizado por Mejía Pavony se
muestra claramente esta tendencia154. Estas ideas también aparecen en el debate que
152 Sanders, «Contentious Republicans: Popular Politics, Race, and Class in Nineteenth-CenturySouthwestern Colombia», 18; Loaiza Cano, PODER LETRADO: Ensayos sobre historia intelectual deColombia, siglos XIX y XX, 71-98.
153 De esta posición son: Ocampo Gaviria, Colombia y la economía mundial 1830-1910, 20; UrrutiaMontoya, HIstorial del sindicalismo en Colombia, 1850-2013, 30.
154 Mejía Pavony, «Estudio historiográfico sobre las Sociedades Democráticas, 1848-1854»; Mejía Pavony,Los años del cambio: historia urbana de Bogotá, 1820-1910, 227-96.
46
Thompson establece con las tendencias historiográficas liberales inglesas y los dogmas del
liberalismo155. De la misma manera que el autor inglés, busco contestar a estas ideas a partir
de la reconstrucción de los acontecimientos a partir de las fuentes disponibles. Busco
probar, como hipótesis, que en estos espisodios se configura una forma de protesta popular
radical ¿A qué refiere este fenómeno?
Protesta popular radical, una aproximación
La diferenciación social que he tratado de mostrar en el capítulo anterior, a pesar de
las múltiples críticas de artesanos, es mucho más explícita en la actitud de las élites
nacionales. Los artesanos aún mantenían cierto respeto ante las Cámaras legislativas, pero
rechazaban las actitudes de quienes ejercían como representantes. En el tentativo análisis
del orden republicano popular que hace Ardila Gutiérrez hay elementos para establecer esta
caracterización.
Aunque para un período anterior, el análisis del historiador bogotano rescata una vía
muy fértil de investigación: el republicanismo popular. La diferencia que establece con el
tratamiento historiográfico que se le hizo durante el siglo XIX es muy similar a la que
hemos planteado en páginas precedentes. Aunque, debo decir, con una salvedad
fundamental: Ardila sólo muestra las adhesiones populares al realismo y en la apropiación
de elementos republicanos a su accionar político156. De alguna manera, a pesar de sus
valiosas consideraciones y de la reflexión pública sobre este aspecto profundamente
olvidado, las nociones de incertidumbre y posibilidad, características de cualquier acción
humana157, no se recogen en su trabajo. Se entiende que estas nociones exceden a los
alcances del trabajo, pero su inclusión dentro del lenguaje historiográfico permite avanzar
155 Thompson, «The moral economy of the English crowd in the eighteenth century», 76-84.156 Gutiérrez Ardila, «Soberana indiferencia. El discurso historiográfico frente al republicanismo popular
colombiano», 138-39.157 Grendi, «¿Repensar la microhistoria?», 137; Levi, «Comportamientos, recursos, procesos: antes de la
“revolución” del consumo»; Gribaudi, «Escala, pertinencia, configuración», 163.
47
en la investigación de fenómenos que se ven, principalmente, en las acciones de los sujetos
populares158.
Para analizar los procesos de protesta popular es necesario referirme a esta
tendencia ya que, como se mostrará en páginas siguientes, los artesanos que la convocaron
no conocían la forma en la que se iban a desarrollar específicamente estos acontecimientos.
Las fuentes que he encontrado para reconstruir los acontecimientos los leen como si todo
fuera un plan generalizado para destruir las instituciones republicanas. Con excepción de
algunas159, todas refieren a una violencia innata al pueblo llano160, en la dialéctica por
constituir un discurso legitimador del accionar de las élites en el combate contra los
artesanos. La convocatoria al pueblo, necesaria para todo proyecto político, estaba signada,
para las élites nacionales, por el miedo a la plebe161. Es decir, un miedo generalizado que se
expande a los sectores que vivían de su trabajo. Pero estos aspectos se desarrollan más
adelante.
Evitando estos problemas en la metodología, pude encontrar ciertos rasgos comunes
a las protestas populares. La primera característica es que se desarrollan en lugares abiertos,
sin convocatorias clandestinas. La segunda es que buscan la convocatoria de los artesanos
movilizados; trascienden las barreras partidistas. La tercera es que, para los casos
analizados, hay un reclamo que motiva la acción, aunque no siempre es explícito162. Esto
último tiene mayor valor para el enfrentamiento del 8 de junio. Pero estas anotaciones, más
158 Thompson, The Chartists: Popular Politics in the Industrial Revolution, 26.159 Véase nota 187.160 Con muchos alcances, y para el inicio del siglo XIX, esta noción es utilizada por Garrido para
comprender la dialéctica referida en el texto. Véase Margarita Garrido, «Convocando al pueblo, temiendoa la plebe», Historia y Espacio 5, n.o 14 (1991): 79-97.
161 Además de Garrido, Sanders y Ardila señalan esta cuestión. Sanders, «Contentious Republicans: PopularPolitics, Race, and Class in Nineteenth-Century Southwestern Colombia», 18; Gutiérrez Ardila,«Soberana indiferencia. El discurso historiográfico frente al republicanismo popular colombiano», 135-38.
162 Esta idea, aunque para un caso muy diferente, fue adelantada por los estudios de George Rudé. VéaseRudé, Ideology and popular protest, 21-33.
48
que delimitar los alcances de las fuentes, no tienen como objeto hacer tipologías de la
protesta.
A pesar de ello, es importante decir que la protesta contiene una respuesta a
conductas, proyectos o ideas. Como he anotado antes, la integración del principio de
incertidumbre a la escritura de esta investigación guarda especial relación con su objeto. La
transformación de objetivos y condiciones, en el desarrollo de los acontecimientos,
muestran la configuración del rechazo de los artesanos hacia las élites nacionales. Éste
constituye un desafío a la incipiente consolidación de la hegemonía partidista y en este
sentido es un desafío radical. ¿Cómo se define su carácter radical?
El desafío no puede entenderse sólo en términos de polémica escrita. Esto quiere
decir que muchos de los eventos no tienen justificación o siquiera una lectura hecha por sus
protagonistas. De acuerdo a la revisión de prensa y hojas volantes, no existen convocatorias
más allá de las reuniones de la SD163 y algunas hojas volantes que invitaban «[...]a concurrir
a la barra i presenciar la discusion»164 o a «defender la causa del pueblo165», por lo que hay
que desplazar el centro del análisis hacia la acción misma de la movilización.
Frente a lo anterior, algunos autores afirman que estas acciones se pueden
categorizar como irrupciones166 del pueblo en la política. Pero en esta interpretación es la
motivación la que explica la acción: para cambiar las votaciones de los órganos legislativos
de proyectos que no les convenían es que las SD convocaban a sus miembros a los órganos
legislativos. Esto supone que la racionalidad que utilizan los artesanos es la misma que
163 Esto se conoce sólo por memorias. Véase Januario Salgar, «El 19 de mayo de 1853», s. f., 12780/Misc.1176, Biblioteca Luis Ángel Arango, http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/ciencia-politica/el-19-de-mayo-de-1853.
164 No existen referencias a tales hojas más allá de esta publicación extraordinaria. Véase «ALCANCE A LAGACETA NUMERO 1,527.», Gaceta Oficial, 20 de mayo de 1853, 1527 edición, Hemeroteca, BibliotecaNacional de Colombia.
165 «REVISTA DE LA SEMANA», El Catolicismo, 26 de mayo de 1853, Hemeroteca, Biblioteca Nacionalde Colombia.
166 Véase nota 25.
49
usarían los políticos-comerciantes, antes de investigar la situación concreta. Contrario a
estas afirmaciones, la dinámica de esta protesta no obedece a una aspiración homogénea
por influir una votación.
El Congreso había sido antes presionado para votar de acuerdo a intereses
populares167, con tal intensidad que la votación se recuerda como «la noche de los
puñales»168. La amenaza que se presentaba a los miembros del Congreso en 1849 mostraba
que había un impulso genuino por nombrar a López como presidente. Este estaba
amparado, más que en hechos, en la creencia de que la presidencia era omnipotente.
Otra constante en estas protestas es que se dirigen contra mandos medios:
Senadores, recaudadores de impuestos, algunos Secretarios. La diferencia entre quienes
sostenían burocráticamente el régimen y el Presidente era tajante, de acuerdo a las acciones
de los grupos populares. La idea de un «rey sin trono»169 que gobernaba contra su propia
voluntad fue constante durante todos estos episodios, aunque los mandatarios no estuvieran
de acuerdo con tal interpretación170:
«Los militares, las viudas i huérfanos de los servidores de la República i los
empleados que gozan de jubilacion, temian por las pensiones que disfrutan; las
comunidades relijiosas temian por sus bienes; el clero temia por su mentida
proteccion ; los fanáticos temian por la persecucion de la relijion; algunos
capitalistas temian por la falta de respeto al derecho de propiedad; los padres
de familia temian por la sancion del matrimonio civil con ciertas exajeraciones
de invencion ad hoc……. pero qué decimos; todos temian sin que el
fundamento racional de los temores pudiera hallarse en otra parte que en
167 Casos pueden rastrearse desde la época previa a la Independencia, como muestra Margarita Garrido,Reclamos y representaciones. Variaciones sobre la política en el Nuevo Reino de Granada, 1770-1815(Bogotá: Banco de la República, 1993). Tiene un lugar especial en la memoria del período el 7 de marzode 1849. Véase Garnica, «La experiencia del 7 de marzo de 1849».
168 Garnica, «La experiencia del 7 de marzo de 1849», 56.169 «¡ARTESANOS TRABAJADORES PROPIETARIOS!»170 El discurso de Obando, analizado en el capítulo anterior, muestra esta afirmación.
50
la cabeza de los enemigos jurados de las presuntas instituciones» (negrilla
propia)171.
Es precisamente esta diferencia social que marca, casi con total seguridad Januario
Salgar172, en su escrito sobre los sucesos del 19 de mayo la que establece el carácter radical
de la protesta. Se da por sentado que las causas de un levantamiento organizado contra el
Legislativo es un invento de algunos saboteadores, desconociendo la profunda diferencia
social que se evidencia con el levantamiento. Los artesanos toman parte en el
enfrentamiento como un grupo social que se configura históricamente como una clase.
Entendernos clase de acuerdo a los planteamientos de Marx, Engels173 y
Thompson174, es decir: como el grupo social definido por sí mismo y para sí mismo durante
el proceso de lucha con otros grupos sociales. No negamos que la clase sea una formación
objetiva que deriva de condiciones propias de un modo de producción, sino que la clase no
puede entenderse como un reflejo mecánico de este (que está también en formación), sino
como un proceso que es experimentado por los sujetos que viven en estas condiciones, que
se agrupan, dividen, deliberan y deciden actuar en función de su propia experiencia175.
Siguiendo a Wood: «Decir que la explotación es “experimentada en formas de clase y sólo
entonces da paso al surgimiento de formaciones de clase” es decir, precisamente, que las
condiciones de explotación y las relaciones de producción están objetivamente allí para ser
experimentadas»176. ¿Qué experimentaron los grupos sociales que se enfrentaron el 19 de
mayo y el 8 de junio?
171 Salgar, «El 19 de mayo de 1853», 8.172 Salgar, 19.173 Estos planteamientos se han analizado con más profundidad en un trabajo inédito de mi autoría. Véase
Nem Zuhué Patiño García, «Comparación del concepto de clase entre La ideología alemana y ElManifiesto Comunista», 20 de septiembre de 2017.
174 Edward Palmer Thompson, «Preface», en The Making of the English Working Class (New York: VintageBooks, 1963), 9-16.
175 Thompson, Miseria de la teoría, 140-62.176 «To say that exploitation is "experienced in class ways and only thence give(s) rise to class formations" is
to say precisely that the conditions of exploitation, the relations of production, are objectively there to beexperienced.» Véase Ellen Meiksins Wood, «The politics of theory and the concept of class: EPThompson and his critics», Studies in Political Economy 9, n.o 1 (1982): 49.
51
19 de mayo
La versión más repetida sobre este episodio ha sido la de Cordovéz Moure. En ella,
lo que se desarrolló fue un atentado criminal, convocado por la SD del distrito de La
Catedral, que los representantes agredidos y algunos cuerpos de policía combatieron
valientemente. La sesión de la Cámara de Representantes empezaría discutiendo el
proyecto de aumento de aranceles que había presentado esta Sociedad. Los artesanos,
tratando de ingresar en el recinto, fueron expulsados, pero atacaron a los Representantes a
la salida. El enfrentamiento se extendió por unas horas y, cuando los jóvenes republicanos
(léase gólgotas y jóvenes de la Escuela Filotémica), controlaron a los artesanos llegó el
cuerpo de húsares que comandaba el General Melo con Jose María Obando177.
Existe polémica desde el mismo establecimiento del relato, porque en una
publicación extraordinaria de la Gaceta Oficial178 que asegura que: «[…] algunos de los
alborotadores que, según parece eran en su mayor parte de la antigua Sociedad llamada
Popular, o de Congregantes, arrojaban de vez en cuando gritos que perturbaban el órden, i
que tenían por objeto influir en sentido favorable a la petición que se discutía»179. En el
Diario Político y Militar de José Manuel Restrepo está la más directa referencia a esta
discusión: «Las autoridades a quienes tocaba mantener el orden no debieron permitir que
los democráticos turbaran la sesión del congreso con gritos de aplauso o improbación por
cerca de 3 horas, y en esto las juzgamos culpables»180 respondiendo a la idea de que el
Partido Conservador era el que había estado hostigando a los Representantes.
Más que agotarse en quién lanzó el primer ataque o a qué bando pertenecía, el asalto
a la Cámara marca un cambio en las formas que adquiría la política popular. Ya no se
trataba de presionar a los dirigentes de las distintas sociedades, sino que se presionaba a
177 Cordovéz Moure, Reminiscencias de Santa Fe y Bogotá, 428-32.178 Véase nota 164.179 «ALCANCE A LA GACETA NUMERO 1,527.»180 Restrepo, Diario político y militar, 4:289.
52
toda una corporación para discutir y votar un proyecto que ellos habían presentado. Ni
siquiera cuando el proyecto fue rechazado y se negó la posibilidad de que este fuera
discutido en el Congreso hubo ataques directos. De acuerdo con varios cronistas181, los
secretarios Patrocinio Cuéllar y José María Plata detuvieron el primer intento de atentado
con una puesta firme en la puerta. Es inverosímil que, siendo una multitud tan amplia como
se la describe, dos personas la hubiesen detenido.
De acuerdo con el informe que José Nicolás Escovar, Gobernador de la Provincia,
levantó unos días después, este hecho se dio luego de que ordenaran despejar las barras de
la Cámara182. La causa del enfrentamiento principal, en el que los hombres de casaca
gritaron ¡Afuera, afuera! Mientras que los de ruana buscaron ingresar al recinto, sería un
enfrentamiento personal entre los asistentes. Con esto, narrativamente, evitaban la
indagación en los motivos de la protesta para imponer la idea del asalto a las instituciones y
condenar directamente a los implicados, de los que no se tenía claridad en el momento de
publicación del informe. De acuerdo con un artículo publicado por los redactores de La
Reforma, el representante Próspero Pereira Gamba, que fue quien intervino antes de que
empezara el enfrentamiento, dijo:
«[…] que en esta tierra ningun hombre honrado i que trabaje se puede morir
de hambre, i que nadie necesita para vivir, privilejios especiales, no teniendo,
por consiguiente, lugar aquí las ideas de derecho al trabajo, ni otras
semejantes o peores, que la situación esepcional de las sociedades europeas ha
brotado, como remedios desesperados de males desesperados [...]»183.
Lo que olvidaban los redactores gólgotas184 era que su posición social, como fue
analizado en el capítulo anterior, era de absoluto privilegio. La familia Pereira Gamba
181 Cordovéz Moure, Reminiscencias de Santa Fe y Bogotá, 430; Restrepo, Diario político y militar, 4:288.182 José Nicolás Escovar, «Informe del Gobernador de Bogotá sobre los sucesos del día 19», Gaceta Oficial,
25 de mayo de 1853, Hemeroteca, Biblioteca Nacional de Colombia.183 «Jornadas del 19, 20 i 21 de mayo», La Reforma, 28 de mayo de 1853, Hemeroteca, Biblioteca Nacional
de Colombia.184 Eran editores de este periódico los jóvenes de la Sociedad Republicana.
53
gozaba de una importante fortuna, acumulada por sus profusos tratos comerciales185. Si, de
acuerdo con Pereira Gamba, el derecho al trabajo era un privilegio, era uno que en su
familia, ciertamente, no habían ejercido como forma de vida186. Se lee en El Orden,
continuando la discusión:
«I aunque no faltó un Diputado [Próspero Pereira Gamba] que se olvidó de lo
que era, para convertirse en gladiador, i que abdicó su parte de majestad
soberana, como delegado del pueblo, para echar bravatas de espadachín, los
artesanos no traspasaron ciertos límites, contentándose con imitar el ejemplo
de sus conciudadanos más ilustrados, es decir, que no faltó uno que otro silbo,
una que otra impertinente carcajada»187
La polémica existe, pero no en términos de hechos, sino buscando la condena
inmediata de los sujetos populares que participaron en la jornada. De acuerdo con Joaquín
Pablo «El Alacrán» Posada, las barras del Congreso se llenaban con frecuencia de artesanos
y gentes del común. Compara el hecho con los vitoreos del 3 de abril luego de la instalación
del Congreso188. De este indicio se desprende una interpretación alternativa: el asalto no
fue con el propósito de tomar la Cámara. La asistencia a las barras del recinto no era con el
propósito de intervenir en la votación, sino que puede entenderse como la materialización
de una defensa popular del orden republicano, una manifestación del republicanismo
popular.
185 Pereira Gamba i Cía. funcionó desde 1852 como una compañía de comercialización. Más adelante, en sualianza con Camacho Roldán adquirirían más importancia en el mercado bogotano. Véase María TeresaÁlvarez Hoyos, «FORTUNATO PEREIRA GAMBA: TRAYECTORIA DE UN INTELECTUAL EN LABÚSQUEDA DE PROGRESO PARA EL PAÍS», Rhec 18, n.o 18 (2015): 19-20.
186 La biografía que hace Gustavo Arboleda de Nicolás Pereira Gamba muestra este vínculo. VéaseGustavo Arboleda, Diccionario biográfico y genealógico del Antiguo Departamento del Cauca, 2.a ed.(Cali: Imprenta Arboleda, 1926), 505-6.
187 Joaquín Pablo Posada, «¡¡El 19 de mayo!!», El Orden, 22 de mayo de 1853, Hemeroteca, BibliotecaNacional de Colombia.
188 Posada.
54
¿Esto qué quiere decir? La existencia de instituciones legislativas, la diferenciación
de los tres poderes pero, sobretodo, la posibilidad de cambiar a la máxima autoridad de la
República eran elementos centrales en el republicanismo popular. No puede hablarse de una
ideología sistematizada, sino de una mezcla importante de fuentes liberales con la
experiencia de defensa de estas ideas en guerras y enfrentamientos. Un artículo que
Emeterio Heredia publicó en 1850 contra los jesuitas es un excelente ejemplo de esta
defensa189. De esta misma manera, el hecho de que los artesanos estuviesen expectantes a la
decisión de la Cámara no es algo anómalo, sino un elemento constitutivo de este orden, que
es siempre negociado.
Frente a esta idea, los desarrollos de James E. Sanders tienen especial relevancia.
Para el caso del Valle del Cauca entre 1848 y 1853, el autor norteamericano muestra que la
negociación era la forma para hacer política. No existía siquiera la posibilidad de adelantar
una reforma pequeña en espacios locales sin que esta fuera negociada entre élites y grupos
populares. Pero el mecanismo nunca fue definitivo:
«Cuando un grupo decide que el sistema hegemónico es muy limitante (o muy
liberador, para algunos) y que la negociación es fútil o muy demorada este
debe retirarse hacia los terrenos de la fuerza bruta, la represión violenta o la
revuelta desesperada»190.
La negociación entre grupos sociales heterogéneos se rompió, pero en los grupos de
artesanos se gestaba una unidad diferente. Se dice en El Catolicismo:
«La misma Sociedad tuvo en aquella noche [17 de mayo de 1853] i en la
siguiente, bulliciosas i acaloradas sesiones en que sus miembros propusieron
incorporar en su seno a los artesanos que no participaban de sus opiniones i
que antes formaron la Sociedad Popular conservadora, para que haciéndose
189 Emeterio Heredia, «REMITIDOS», El Demócrata. Periódico de la Sociedad de Artesanos, 16 de junio de1850, Hemeroteca, Biblioteca Nacional de Colombia.
190 «When a group decides the hegemonic system is too limiting (or too liberating for some) and feelsbargainig is futile or too sluggish, then they must withdraw into the realms of raw force, violentrepression or desperate revolt» Sanders, «Contentious Republicans: Popular Politics, Race, and Class inNineteenth-Century Southwestern Colombia», 10.
55
una sola Sociedad son el título de la Union, se engrosasen sus filas para la
defensa i sostenimiento de la comun causa»191.
Desde el 1º de abril la hegemonía liberal había estado en búsqueda de una
negociación directa con los miembros del Partido Conservador. El rechazo que hicieron los
artesanos de esta negociación los llevó a plantear, aunque fuesen sólo algunos miembros de
las SD y SP, una disputa material en la que buscaban garantizar que su proyecto fuera
discutido. La intervención de Pereira Gamba exhaltó a la multitud, de la cual algunos
emisarios buscaron tomar la palabra, era la consecuencia material de haber negado la
palabra a los artesanos; no era un desafío a la Cámara, sino una respuesta a su actitud192.
En esta fuente se revela, también, que el proyecto de unidad entre los artesanos de
las diferentes sociedades es anterior al Golpe de Melo, contrario a lo que afirman Loaiza
Cano193 y Gutiérrez Sanín194 sobre una transición hacia la conservatización de los artesanos.
En este proyecto, más que la adopción de idearios partidistas, se encuentra el germen de
unidad de clase. El debate que llevó a la adopción de la propuesta de unidad fue público195 y
llevó varias horas en la parte baja de las Galerías196. Las referencias a esta reunión son muy
generales, sólo referidas a través de las crónicas periodísticas que hemos referenciado. Si
bien lo que se puso en discusión fue una unidad de causa para exigir que la propopsición
presentada el 17 de mayo para subir los derechos de importación fuese aprobada, el
profundo miedo al pueblo se evidenció en los artículos justificatorios que circularon en la
prensa. Sorprende que hagan tantas loas a la actitud de Francisco Eustaquio Álvarez al salir
a enfrentar a la multitud, puñal en mano.
191 «REVISTA DE LA SEMANA», 758.192 Posada, «¡¡El 19 de mayo!!»193 Loaiza Cano, Sociabilidad, religión y política en la definición de la nación: Colombia, 1820-1886.194 Gutiérrez Sanín, Curso y discurso del movimiento plebeyo, 1849/1854, 205-24.195 Se desarrolló en las partes bajas de las Galerías Arrubla. Véase «REVISTA DE LA SEMANA», 758;
Salgar, «El 19 de mayo de 1853», 9-10.196 «REVISTA DE LA SEMANA», 758.
56
El enfrentamiento que se presentó en la Plaza de Bolívar tiene un carácter diferente
al del reclamo. El despeje de las barras se hizo con policía y los artesanos que estaban en la
Plaza intentaron ingresar dos veces al recinto, pero fueron detenidos en el acto197. La sesión,
dice el informe publicado en la Gaceta Oficial, se desarrolló en calma luego de que las
barras fueran clausuradas198. El análisis individualizado de los hechos es reducido a una
interpretación que comparten todos los que justifican la acción armada de los jóvenes
gólgotas:
«El Congreso que acababa de reconquistar para el pueblo el poder que le
arrancaron las instituciones ominosas con que se le gobernara, fué asaltado
para esterminar a sus miembros, i sepultar con ellos la Constitucion redentora,
que no estaba aun firmada. Este es el hecho que debe ser juzgado por la
posteridad, cuando se quiera desvelar la fisonomía del acontecimiento
increible del 19 de mayo»199.
Con la intención de asalto a la Cámara, todas las disposiciones de pie de fuerza se
violentaron. Quienes defendían abiertamente que el pie de fuerza en época de paz fuera de
trescientos hombres pidieron al General José María Melo al menos quinientos hombres para
combatir a la multitud200. La solicitud no tuvo eco y las tropas no llegaron a tiempo. Cuando
el representante Antonio Matéus salio del recinto fue recibido con algunos abucheos y
pedradas. Los jóvenes gólgotas y algunos miembros del cuerpo de policía buscaron
defenderlo. No conocemos con certeza qué decía la multitud, pero no es verosímil que se
buscara un atentado contra el Congreso.
197 Cordovéz Moure, Reminiscencias de Santa Fe y Bogotá, 431.198 Escovar, «Informe del Gobernador de Bogotá sobre los sucesos del día 19», 435.199 Salgar, «El 19 de mayo de 1853», 12.200 Chaparro Rodríguez, «Capítulo IX. La reinstitucionalización del debate sobre la cuestión militar», 244-
45.
57
Durante varias horas se extendió la batalla en la Plaza de Bolívar. Se ha exagerado
hasta el tamaño de las piedras con las que agredieron a Matéus para argüir que la multitud
estaba armada. Posada, luego de que se hubiese levantado la lista de implicados cuestiona:
«[…] ¿Quién ha visto un puñal, una pistola, un arma cualquiera en las manos
de un artesano? ¿No dijo, no confesó el Sr. Dr. Francisco Eustaquio Álvarez,
delante del Ciudadano Presidente de la República, que él i sus compañeros
estaban todos armados?»201.
Del bando de los diputados, tres sufrieron heridas: Matéus, Leiva202, Cuéllar203 y
Escovar204. Ninguna fue de gravedad. El ataque, de acuerdo con Posada, estaba
especialmente dirigido a Matéus. Éste, representante por el Cauca, que además era
Gobernador, se había mostrado contrario a la petición de aumentar los aranceles para los
productos extranjeros. Es decir que existía un motivo para el ataque, pero esto no explica el
ataque armado contra la población. Dicen en La Reforma:
«Del lado de la Representación Nacional se vio a toda la brillante juventud de
la capital, quien con su comportamiento valeroso i patriótico, ha desmentido
espléndidamente la imputación infame que, hace pocos días, se le hiciera, de
querer ella atentar contra la voluntad del Congreso [...]»205.
Hubo un sólo asesinato: el de un artesano206. Este asesinato marcó el carácter de la
jornada y dio un giro fundamental a las esperanzas que todavía tenían muchos de los
artesanos en el ejercicio de gobierno del Partido Liberal. De manera curiosa, los grupos
católicos de la ciudad criticaron fuertemente la actitud de los gólgotas frente a este hecho y
a su apelación a la soberanía popular207. Dijeron que los gobiernos liberales cometieron un
201 Posada, «¡¡El 19 de mayo!!»202 Salustiano Leiva, juez letrado del Circuito de Bogotá. 203 Patrocinio Cuéllar, presidente de la Cámara de Representantes.204 Gobernador de la Provincia de Bogotá. 205 «Jornadas del 19, 20 i 21 de mayo».206 Véase nota 219.207 «REVISTA DE LA SEMANA», 758.
58
grave error al apelar al pueblo en conjunto. Que sus ideas utópicas, al buscar cambios tan
drásticos en el Estado y las leyes podrían alterara mucho el «equilibrio social»208. Que
fueron demasiadas las promesas incumplidas por ellos. Es decir, que todo el acontecimiento
era previsible y repetía un acontecimiento similar en Caracas:
«Al mismo tiempo se hicieron fuertes recriminaciones sobre los engaños que
habian sufrido los artesanos en las promesas liberales que se les habían hecho
para que se presetasen á ser, como habían sido, el andamio para subir al poder;
i repetidas veces se emitió el concepto de aprovechar la ocasión de hacer
efectivas aquellas promesas, obligando á ello á los Representantes del pueblo
de grado ó por fuerza, haciendo si fuere necesario, una caraqueñada, un 24 de
enero»209.
Sobre las consecuencias de este evento, poco dicen los periódicos. La comisión que
ordenó investigar a todos los implicados fue puesta en marcha y produjo una lista. En ella
hay una gran diferencia con la misión original que se aprobó en la versión oficial que dio la
Cámara sobre los acontecimientos. Esta decía que debía levantarse una lista con los
nombres de todos los implicados para proceder penalmente contra ellos210. Pero los 175 que
aparecen en la lista corresponden sólo al bando que combatió a los artesanos211. Entre ellos
se encuentran parlamentarios, comerciantes y jueces, principalmente.
El día 6 de junio José María Samper firma una «amnistía jeneral a favor de todos los
que haya aparecido, o que aparezcan, complicados, en el atentado cometido contra la
Cámara de Representantes, el día 19 de mayo último»212. El proyecto fue negado en
segundo debate. No hay mención en las fuentes consultadas acerca de la continuidad del
208 «REVISTA DE LA SEMANA», 758.209 «REVISTA DE LA SEMANA», 758.210 Escovar, «Informe del Gobernador de Bogotá sobre los sucesos del día 19», 435.211 «Defensa de la represerntación nacional», 1853, Archivo Histórico Legislativo. Cámara – Tomo III.
Proyectos Negados, 1854, 73r-77r., Archivo General de la Nación. 212 «Defensa de la represerntación nacional», 77.
59
proceso. Lo que comenzó como una petición para subir aranceles a productos extranjeros
terminó en una persecución armada contra los artesanos.
8 de junio
«[…] Hombres mal intencionados han
logrado dividirnos i levantar dos bandos que
se combaten con encarnizamiento,
considerándose enemigos capitales […]
RUANAS I CASACAS […]
[...]No teman los artesanos á la juventud,
porque ella es jenerosa, tolerante, magnánima
i liberal, aunque sea un tanto susceptible i
exajerada [...]»213.
El debate del 19 de mayo continuó hasta finales de junio. Las acusaciones entre
partidos se alejaban cada vez más del cambio que se había experimentado cuando los de
«casaca» persiguieron armados a quienes estaban afuera de la Cámara. En múltiples hojas
volantes se hace la pregunta sobre la conducta de los «doctores enemigos del pueblo»214. La
aprobación de la Constitución, que todavía tenía muchos puntos por discutir, fue acelerada
y el 21 de mayo tuvo el visto bueno de ambas corporaciones. De nuevo, los partidos Liberal
y Conservador votaron afirmativo a las proposiciones que días atrás los habían
enfrentado215. Más aún, en La Fé del Pueblo, periódico conservador, se nota un viraje fuerte
213 «La Situación Actual», La Fé del Pueblo, 19 de junio de 1853, 11, Hemeroteca, Biblioteca Nacional deColombia.
214 Mas de mil artesanos, «8 de junio», 9 de junio de 1853, Fondo Vergara 296, pieza 12, Biblioteca Nacionalde Colombia.
215 José María Azuero, «Sesión del día 28 de marzo», Gaceta Oficial, 2 de abril de 1853, 1496 edición, sec.SENADO, Hemeroteca, Biblioteca Nacional de Colombia; Jorje Gutiérrez de Lara, «Acta de la sesión deldía 30 de mayo de 1853», Gaceta Oficial, 9 de junio de 1853, 1543 edición, sec. SENADO, Hemeroteca,Biblioteca Nacional de Colombia.
60
en la apelación popular. Llaman a los miembros de la antigua SP a que apoyen las
iniciativas gólgotas216 y abandonen su conducta reciente:
«¡Artesanos populares! Lo que llevamos dicho lo comprueban hechos que os
son notorios. Juzgad ahora si los democráticos procederan de buena fé i no
querràn engañaros con el llamamiento que os estan haciendo bajo pretesto dc
defender la relijion i bajo pretesto de defenderos contra los de casaca. Esto
ultimo es una invencion para que os separeis de las personas intelijenles que
pueden aconsejaros bien i haceros conocer las artimañas de .ese maldito club
obandlsta, donde esta el rojismo propiamente dicho; de ese club de ambiciosas
nulidades que no pueden figurar ni medrar bajo un orden politico regular de
paz i orden»217.
Más que el «ataque al Congreso», lo que ponía alerta a la prensa conservadora era la
posibilidad de unión entre los artesanos de la SP y la SD. La adición de la SD a la figura de
Obando se daba por sentada, a pesar de la notoria distancia que tenían, como se ha visto en
los análisis anteriores. De alguna manera, el grupo de los de casaca consolidaba acuerdos
que trascenderían la coyuntura inmediata218. Los partidos experimentaban una posible
consolidación temprana de su clase.
El 19 de mayo produjo un cambio en las actitudes de artesanos ante las disputas
políticas del momento. Jueces, representantes, magistrados y comerciantes persiguiendo a
los asistentes al debate. La mayor parte armados, asesinaron a un artesano, de quien sólo
conocemos que dejaba «una viuda i tres hijos huérfanos»219. La condición artesanal se
216 Se refieren a la abolición del patronato e, íntegramente, a la Constitución de 1853. 217 «UNA ADVERTENCIA I UN RECUERDO A LOS MIEMBROS DE LA SOCIEDAD POPULAR
CONSERVADORA», La Fé del Pueblo, 16 de junio de 1853, Hemeroteca, Biblioteca Nacional deColombia.
218 La alianza se mantiene hasta después de la guerra de 1854. Véase M. S. C., «LOS GÓLGOTAS ENCAMISA» (Imprenta de Echeverría Hermanos, 23 de mayo de 1869), Fondo Pineda 980, pieza 106,Biblioteca Nacional de Colombia. Este artículo se publicó en 1855 en el periódico El Tiempo.
219 Véase nota 165. Aunque Sowell muestre un nombre y un oficio, Bruno Rodríguez, albañil, la verificaciónde las fuentes citadas no permite afirmar que fuese así. Sowell, «The Early Latin Amercan Labor
61
tornó, además de múltiples formas de trabajo, una forma identitaria más amplia. Hojas
volantes y periódicos murales empiezan a circular por las calles invitando a permanecer en
defensa del orden republicano220. La lucha contra los gólgotas y aquellos que se mantenían
en el control del Congreso se expande más allá de los miembros activos de la SD.
Los cambios no se explican por sí mismos, sino en relación con quienes los
ejecutan. Hay trabajos recientes que sostienen que en la Constitución de 1853 se vio el
recipiente de las ideas liberales, posible gracias al movimiento de artesanos, prensa y
nuevos intelectuales; quienes componían la opinión pública, dice el autor221. La agregación
de tantos actores impide el análisis histórico, por ejemplo, del proceso de firma de la
Constitución. Las sesiones de los días 20 y 21 de mayo fueron a puerta cerrada, sin mayor
deliberación222. Los artesanos no estuvieron a favor de la reforma constitucional,
especialmente por la introducción de la ley de aduanas en su trámite. Aunque es cierto que
en la prensa existía una muy clara favorabilidad en torno a la reforma constitucional223, los
acontecimientos muestran una profunda apatía por los grupos artesanales.
La separación entre cachacos y pobres o gentes de ruana fortaleció la necesidad
política de confrontar posiciones. Obando sostenía que: «Desde el jefe hasta el soldado,
nuestra pequeña fuerza permanente ama i sostendrá la causa de la República Democrática
con tanto ardor como los mejores ciudadanos»224. La última parte fue tomada de manera
literal. La Reforma publicó un aviso en el que advertía que «[…] La juventud, organizada
en un Batallón cívico, está con su jefe, el benemérito Jeneral Rafael Mendoza, a las órdenes
Movement. Artisans and Politics in Bogotá, Colombia., 1832-1919», 134.. 220 Véase nota 72.221 Nicolás Caballero Hernández, «Ciudadanos más allá del papel : ciudadanía, opinión pública y
constitución en la Nueva Granada (1843-1853)» (Pontificia Universidad Javeriana, 2018), 108-9,http://repository.javeriana.edu.co/handle/10554/36999.
222 «Jornadas del 19, 20 i 21 de mayo», La Reforma, 28 de mayo de 1853, 2, Hemeroteca, BibliotecaNacional de Colombia; Joaquín Pablo Posada, «¡¡El 19 de mayo!!», El Orden, 22 de mayo de 1853,Hemeroteca, Biblioteca Nacional de Colombia; «REVISTA DE LA SEMANA», El Catolicismo, 26 demayo de 1853, Hemeroteca, Biblioteca Nacional de Colombia.
223 Una artículo muy favorable a la constitución, que la prologaba, se replicó en La Reforma, El Repertorio,El Pasatiempo y la Gaceta Oficial. Originalmente está en «Reforma constitucional», El Neo-Granadino,20 de mayo de 1853, 251 edición, 166-68, Hemeroteca, Biblioteca Nacional de Colombia.
224 José María Obando, «Mensaje que el Presidente de la Nueva Granada dirije al Congreso de 1854»,Gaceta Oficial, 1 de febrero de 1854, 3, Hemeroteca, Biblioteca Nacional de Colombia.
62
del Sr. Gobernador de la Provincia, para sostener el órden i la dignidad del Cuerpo
Lejislativo»225. También apareció en las calles; el punto de reunión fue el Colegio Nacional,
que dirigía Juan Francisco Ortíz226. El debate en el que se pedía la eliminación del ejército
se suspendió temporalmente para contener la supuesta amenaza a las «Instituciones
Republicanas». Chaparro, que ha analizado esta discusión, olvida mirar la actuación de
quienes buscaban «desmilitarizar» las Repúblicas227 cuando sus decisiones legislativas se
ven cuestionadas.
Por esta acción llovieron felicitaciones a los «jóvenes entusiastas», que continuaron
en sus labores legislativas, judiciales y comerciales. Patrocinio Cuéllar, gobernador
encargado de la Provincia, envía una circular en la que agradece la actitud de los «buenos
ciudadanos» y pone una meta para su administración:
«[…] me propongo no omitir medio alguno de los que las leyes ponen a mi
disposición para restablecer la calma i dar completa seguridad a todos los
ciudadanos: obraré con la mayor enerjía, sin consideración de ninguna clase,
contra los malvados que pretendan mantener la República en el desesperante
estado de anarquía, i confío en que un castigo ejemplar restablecerá la
confianza i la marcha regular de esta parte importante de la provincia»228.
Los artesanos, los de ruana, no tienen muchas acciones documentadas sobre este
breve período. Las vísperas sicilianas que decía Teodoro Valenzuela habían prometido los
artesanos de la SD no fueron tales, ni parecen haberse repetido229.
225 «AVISO FIJADO EN LAS ESQUINAS», La Reforma, 28 de mayo de 1853, Hemeroteca, BibliotecaNacional de Colombia..
226 Véase nota 165.227 Véase nota 76.228 Patrocinio Cuéllar, «CIRCULAR», El Repertorio, 18 de junio de 1853, 75, Hemeroteca, Biblioteca
Nacional de Colombia.229 Teodoro Valenzuela, «El 19 de mayo», El Pasatiempo, 25 de mayo de 1853, 471, Hemeroteca, Biblioteca
Nacional de Colombia.
63
En comparación con el 19 de mayo, no hay un relato establecido sobre el que los
artículos de prensa controviertan. Las versiones de Cordovéz Moure son las más aceptadas,
aunque sus motivos son los discutidos. Éste refiere el inicio del enfrentamiento desde el 5
de junio, cuando comienza la celebración de la Octava. Los cachacos provocaban
constantemente a los artesanos que habían organizado la celebración. Sobre la fiesta dice
Triana y Antorveza:
«Las octavas que seguían estaban llenas de sucesos y escenas pintorescas. Se
iniciaban en Las Nieves, la parroquia más antigua de Bogotá, y estaban
mezcladas de sinnúmero de asuntos profanos, como matachines y danzantes
que bailaban la contradanza y la trenza. Durante aquellos días, en las noches
se tenían bailes y todo el lugar se convertía en un tenebroso arrabal en donde
era "peligrosísimo, por no decir una temeridad, meterse en ese avispero,
porque ya habían invadido el estómago de los fiesteros toda la chicha y el
aguardiente de las rentas”»230.
Entrar en Las Nieves, supuesto barrio artesanal, ya constituía una provocación
directa231. Más que algunos hostigamientos de parte de los cachacos a los artesanos, no hay
reportes de enfrentamientos. Los días 6 y 7, aunque el Gobernador Escovar prohibió las
corridas de toros, el alcalde de Las Nieves, Plácido Morales, las permitió232. Los toros se
soltaron por la cale del Hospicio, por donde venían los jóvenes cachacos. En la huida de la
calle, ingresaron a una casa adyacente, de donde fueron expulsados con piquetes233. Una
pequeña pelea se trabó con los artesanos, que llegaron en multitud. El general Rafael
Mendoza fue el encargado de sacar a los jóvenes234. El hostigamiento de los cachacos en las
fiestas es reportado en varios artículos235.
230 Triana y Antorveza, «El aspecto religioso en los gremios neogranadinos», 274.231 Cordovéz Moure, Reminiscencias de Santa Fe y Bogotá, 433.232 Sowell, «The Early Latin Amercan Labor Movement. Artisans and Politics in Bogotá, Colombia., 1832-
1919», 137.233 Cordovéz Moure, Reminiscencias de Santa Fe y Bogotá, 433.234 Cordovéz Moure, 434.235 «Anarquia», El Catolicismo, 8 de junio de 1853, 782, Hemeroteca, Biblioteca Nacional de Colombia;
Cordovéz Moure, Reminiscencias de Santa Fe y Bogotá, 434.
64
El 8 de junio, durante las fiestas, los cachacos, que venían del Cementerio,
levantaron una barrera que habían puesto algunos artesanos organizadores de la celebración
en la esquina de los Tres Puentes. Fueron abucheados y apedreados al instante. Justiniano
Gutiérrez, el cura de Las Nieves, los alojó en la casa cural para sacarlos por la calle del
Panteón mientras los artesanos los obligaban a retirarse hacia el puente de San Francisco236.
La indignación con la que se cuentan estos relatos se dirige al general José María
Melo y a José Nicolás Escovar, que no enviaron tropas al auxilio de los cachacos apenas se
percató del hecho237. Cuando los cachacos estaban el casa consistorial, en la Plaza de
Bolívar, llegó el cuerpo de húsares de la ciudad, luego de haber frenado a los artesanos que
hacia allí se dirigían. En el enfrentamiento, por heridas de bala pereció uno de ellos, Isidoro
Ladino238. Los cachacos Francisco Pardo, Luis Azcuénaga, Evaristo de la Torre y Medardo
Rivas fueron heridos. De los artesanos no existen reportes.
El artículo que publicaron los editores de El Pasatiempo buscaba dar causas
materiales al evento. La primera sería la falta de oficio generalizada y la segunda la falta de
determinación de las autoridades239. Francisco Eustaquio Álvarez, en un largo informe
dirigido al gobernador Escovar, establece una lucha frontal contra los artesanos:
«Las víctimas apelaremos a los sentimientos jenerosos de los granadinos, i
ellos decidirán, si después de haber derramado torrentes de sangre por
conquistar la República i la libertad, vienen a abdicarlo todo en un gobierno de
mashorca i de crápula, como es el que se ha organizado en el barrio de Las
Niéves»240.
236 Cordovéz Moure, Reminiscencias de Santa Fe y Bogotá, 434-35.237 Son de la misma opinión Cordovéz Moure, 433; Francisco Eustaquio Álvarez, «Documentos», La
Reforma, 11 de junio de 1853, 1-2, Colecciones patrimoniales, Biblioteca Universidad de Antioquia;Restrepo, Diario político y militar, 4:299-301.
238 Arboleda, (Administraciones de López y Obando) 1849-1953, 3:414.239 «El 8 de junio», El Pasatiempo, 15 de junio de 1853, 2, Hemeroteca, Biblioteca Nacional de Colombia.240 Álvarez, «Documentos», 1.
65
El enfrentamiento no acabó allí. Casi a las nueve de la noche atacaron, cerca de la
legación peruana, a Florentino González, Eustorgio Salgar y Enrique Grice varias
«multitudes de Democráticos»241. Las hojas volantes al otro día mostraban dos bandos en
contienda: unos armándose para defender su propiedad242 y otros contestando (con la misma
sintaxis): «[…] que moriremos, si fuese preciso, en defensa del gobierno nacional i de
nuestros derechos»243.
Se buscó hacer un proceso judicial en el que entrarían los implicados en el 19 de
mayo y el 8 de junio. Estos fueron frenados hasta 1854244, y aunque explícitamente no
existe motivo para ello, puede aventurarse una hipótesis: la ampliación del grupo de los
involucrados. Las peticiones que aparecen en la prensa piden que se castigue la
participación en el hecho245.
A pesar de todo, fue un enfrentamiento muy desigual. La mayor parte de las
agresiones se hicieron con piedras. Algunos tiros de pistola fueron disparados por los
cachacos, que condujeron a la baja de Isidoro Ladino. El coronel Melchor Corena y el
sargento mayor Juan de Jesús Gutiérrez dirigieron a un grupo de húsares y uno de
caballería para apoyar a los artesanos246. Este hecho sólo quedó registrado de forma
anecdótica en los relatos, pero es fundamental para comprender el proceso de
radicalización.
241 Arboleda, (Administraciones de López y Obando) 1849-1953, 3:416.242 Mil ciudadanos, «8 DE JUNIO», 9 de junio de 1853, Miscelánea J.A.S 1063, pieza 73, Biblioteca
Nacional de Colombia.243 Véase nota 214.244 «1854. Fiscal de Bogotá», s. f., Sección República, Fondo Juzgados y Tribunales, Legajo 17, 294r-295r,
Archivo General de la Nación.245 Véanse notas 237 y 239.246 Cordovéz Moure, Reminiscencias de Santa Fe y Bogotá, 434; Arboleda, (Administraciones de López y
Obando) 1849-1953, 3:416.; notas 242 y 245.
66
Se ha hecho mención en la historiografía a la relación existente entre ejército y
clases populares, especialmente para la Guardia Nacional. La experiencia militar de los
artesanos es un factor constante en sus publicaciones247, respaldada en participaciones
fundamentales en la guerra de 1851. Emeterio Heredia fue Sargento Mayor248; Cruz
Ballesteros, conocido por su folleto «La Teoria i la Realidad», en el que denunciaba el
destino fatídico de los artesanos que fueron a Antioquia, fue teniente 2º249. Como ellos,
hemos encontrado menciones en distintos documentos a la participación militar de
artesanos en esta guerra250. Corena fue compañero de batalla de Heredia y Cruz. Gutiérrez
también figura251. No se ha encontrado a Ladino referenciado, pero los artesanos lo
reivindican como uno de los suyos.
La participación militar el 19 de mayo fue determinante para dispersar a los
asistentes al debate de la cámara, pero no tomó partido abiertamente. El 8 de junio, con la
división del ejército, cambia el carácter del enfrentamiento. De la división social se pasa a
una disputa armada. El asesinato de Antonio París, el 16 de junio, produce una profusa
documentación252 y se torna en una excusa para ejecutar artesanos. Por la falta de pruebas y
la confusión de los hechos sólo Nepomuceno Palacios es ejecutado.
Con él fueron tres artesanos asesinados en tres meses, un solo juicio adelantado y un
cambio de orientación de los partidos abiertamente en contra de los artesanos. Su supuesta
culpabilidad se extendió a todos los ámbitos de la vida cotidiana. Miguel León, con razón,
invitaba a los artesanos a desengañarse253.
247 1846, Archivo Histórico Legislativo, Congreso, Proyectos Negados, 1846, Tomo V., 118r-126v, ArchivoGeneral de la Nación. Además, en las publicaciones del periódico El Orden (1852-1853) este es un tematransversal.
248 Batallón de Infantería Nº 3 de la Provincia de Bogotá. Véase nota 105.249 Véase nota 117. Ballesteros estuvo presente en la 1ª Compañía del Batallón de Infantería Nº 3 de la
Provincia de Bogotá. «Registros de despachos entre el 21 y el 25 de julio», 1851, Sección República.Fondo Despachos y Títulos Militares, Libro 50, Legajo 3, 17r, Archivo General de la Nación.
250 «Registros de despachos», 1851, Sección República. Fondo Despachos y Títulos Militares, Libros 46(legajos 10 y 13), 47 (legajo 25) y 50 (legajos 3 y 10), Archivo General de la Nación.
251 Sargento mayor del Regimiento de Caballería 7. «Registro de despachos entre el 12 de julio y el 13 deagosto», 1851, Sección República. Fondo Despachos y Títulos Militares, Libro 47, Legajo 19, 114r,Archivo General de la Nación.
252 El Repertorio [Bogotá], núms. 20, 21 y 32. Hemeroteca. Biblioteca Nacional de Colombia.253 León, «ARTESANOS,¡ DESENGAÑAOS!»
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68
69
3. Pobreza y resistencias. Una mirada a ladinámica social bogotana
«Los artesanos de Bogota, por más grande
que sea su miseria, nunca irán a descerrajar
las puertas del rico ni las cajas del
comerciante para facilitarse un pan manchado
con el crimen. Aconsejar esto a la clase que
más pruebas ha dado de honradez , es una
bajeza [...]»254.
«¿Era que el malestar de los proletarios habia
colmado la medida del sufrimiento, i
buscaban, en su desesperacion, el remedio o
la muerte?»255.
Aunque algunos años después, la afirmación de este grupo de obreros muestra que
la conciencia de éstos sobre la honradez de su trabajo desafiaba la idea de que en los grupos
de menores ingresos existía una propensión al delito. Las principales discusiones que se
evidenciaron durante el 19 de mayo fueron sobre la irracionalidad de los artesanos. Esta
podía tener causas políticas o sociales. En el primer caso, se aducía que el ataque buscaba
mantener privilegios, entre los que se citaba el derecho al trabajo256. En el segundo hubo
una mayor elaboración, aunque mucha fue posterior al acontecimiento.
254 Unos obreros, «LOS ARTESANOS CALUMNIADOS», La República, 12 de agosto de 1867,Hemeroteca, Biblioteca Nacional de Colombia.
255 Salgar, «El 19 de mayo de 1853», 12.256 Véase nota 186.
71
Estos análisis ubicaban a la pobreza como un elemento extrasocial, que afectaba a la
mayoría de la población. Aunque es importante señalar matices, la pobreza, que tiene una
connotación teológica, sería una condición que propicia levantamientos populares. Miguel
Samper y Florentino González señalaban que existían ciertas condiciones objetivas que no
permitían que ciertos grupos acumularan tanto como otros, pero siempre tomaban a los
pobres como una anomalía social. González, en un artículo en el que busca probar que el
sistema de librecambio es necesario para el florecimiento de la riqueza nacional, describe
así a la población de Bogotá en 1852:
«Así es que ella se compone de empleados, de militares, de clérigos, frailes,
monjas, profesores y alumnos de los establecimientos de educación, abogados,
médicos, unos pocos hacendados que gastan aquí su renta, los que venden los
géneros de que se viste toda esa gente, unos pocos sastres, zapateros y
herreros; y al lado de todos ellos una caterva de mendigos enfermos y
asquerosos, que bloquean constantemente las puertas de las casas, y
embarazan el paso por las calles»257.
Para el medio siglo diecinueve, Bogotá concentraba una cantidad considerable de
población, funcionando como un centro de mercados y de poder político. Pero esta
población no ha sido identificada plenamente, sino que conocemos de ella principalmente
por relatos de cronistas. Isaac F. Holton, ingeniero estadounidense que estuvo en Bogotá en
los años que estudiamos presenta el siguiente panorama:
«The poor live on the ground floors of the two-story houses, in tenements of
one room, with no access to court or yard. It may seem incredible, but they
have none of the outbuildings or domestic conveniences thought necessary
elsewhere. There are no sewers—no drainage—and the ground floors are
generally damp; hence the second floors are occupied by the rich, and so
257 Florentino González, Escritos políticos, jurídicos y económicos, 1.a ed. (Bogotá: Instituto Colombiano deCultura, 1981), 203.
72
extremes meet. But here we come to a horse with his head in a door and his
heels out in the middle of the street.»258.
El peso moral que se le asigna a la pobreza y mendicidad es evidente. Hayley Susan
Froysland analiza con mucho detalle los planteamientos de Miguel Samper y otros
personajes decimonónicos y muestra que ésta se daba como una condición inherente a las
sociedades, como una división natural. De esta manera, la gente decente debía actuar como
si fuese su misión guiar al bajo pueblo259. Para 1853, los escritos prescinden de bases
empíricas sobre las que puedan sustentar esta desigualdad natural e historiográficamente se
ha pasado por alto la reconstrucción de la vida social a partir de series de datos e
indicadores sobre ingreso. ¿Qué peso material tenía la pobreza en Bogotá? ¿Qué
condiciones tenía alguien que era considerado pobre?
A pesar de que se hayan dedicado múltiples trabajos a hablar acerca de la vida
social bogotana, muy poco de lo que allí refieren puede demostrarse260. Se han referido
algunos cuadros que muestran la constitución de talleres y sociedades comerciales en
Bogotá, junto con las inversiones iniciales necesarias para ponerlos en funcionamiento261.
Los índices de precios (salarios y bienes alimenticios) reconstruidos por diversos autores
muestran, para el mismo fenómeno, resultados diversos. Safford dice que el salario para
trabajadores sin calificación, categoría que no desarrolla, no cambia entre 1848 y 1856262
¿Entrarían los artesanos en esta categoría? Junto con él, William Paul McGreevey y Luis
Ospina Vásquez se limitan a anotar que existía pobreza generalizada debido a falta de
258 Isaac F Holton, Twenty Months in the Andes, 1.a ed. (New York: Harper & Brothers Publishers, 1857),152.
259 Froysland, «’Para El Bien Común: Charity, Health, and Moral Order in Bogota , Colombia, 1850-1936»,ʹ43-55.
260 Véase Mejía Pavony, Los años del cambio: historia urbana de Bogotá, 1820-1910; Froysland, «’Para ElBien Común: Charity, Health, and Moral Order in Bogota , Colombia, 1850-1936»; Gutiérrez Sanín,ʹCurso y discurso del movimiento plebeyo, 1849/1854; Palacios y Safford, «La era liberal: 1845-1876».
261 Véase Tabla 1, 118262 $2 reales. Véase Safford, «Commerce and Enterprise in Central Colombia, 1821-1870.», 477.
73
caminos y, por ende, de un sistema de comercio extendido263. Los índices utilizados son
sólo indicaciones extraídas de memorias264.
Miguel Urrutia, criticando el trabajo de Álvaro Pardo265, hace un índice sobre dos
fuentes (La Casa de la Moneda y las oficinas de Gobierno) que arrojan una tendencia
decreciente para los salarios nominales urbanos y una creciente para los precios de
alimentos básicos266. Así mismo, Kalmanóvitz y López267 buscan estimar, de manera
generalizada, una medición para el ingreso de la población a partir de los ciclos de mercado
externo. Este tipo de estimativos desprecia la dinámica real de obtención del ingreso,
privilegiando la agregación antes que el análisis de la dinámica que muestran los datos.
Un último trabajo que vale la pena mencionar es el de José Antonio Ocampo, en el
que se analiza el ingreso a partir de ciclos de exportación e importación268. Según este
estudio, la disminución de precios de los bienes importados (causada por los avances de la
revolución industrial) afectó drásticamente los niveles de ingreso general de la sociedad. De
nuevo, la estimación no permite mostrar la dinámica diferenciada por grupos sociales.
Específicamente para 1853 no hay sino estimativos parciales, pero pueden
encontrarse indicios que pueden problematizar las conclusiones a las que lleva la
agregación de estos datos. Un impuesto conocido como la subvención provincial no ha
263 William Paul McGreevey, Historia económica de Colombia, 1845-1930, 2.a ed. (Bogotá: EdicionesUniandes-Universidad de los Andes, 2015), 148-53.
264 Especialmente Ospina Vásquez, Industria y protección en Colombia; Safford, «Commerce and Enterprisein Central Colombia, 1821-1870.»
265 Álvaro Pardo Pardo, Geografía económica y humana de Colombia (Bogotá: Tercer Mundo Editores,1972).
266 Aunque hay una reconstrucción más precisa de los datos y se establecen índices de precios comparadoscon ciertos ingresos salariales, permanece la pregunta acerca de la representatividad de estas dosinstituciones para la totalidad de habitantes de Bogotá. Véase Miguel Urrutia, Precios y salarios urbanosen el siglo XIX (Bogotá: Univ. de los Andes, Fac. de Economía, CEDE Centro de Estudios sobreDesarrollo Económico, 2007).
267 Salomón Kalmanovitz y Edwin López, «El ingreso colombiano en el siglo XIX», en Economíacolombiana del siglo XIX (Bogotá: Fondo de Cultura Económica, 2008), 331–374.
268 Ocampo Gaviria, Colombia y la economía mundial 1830-1910.
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sido analizado en la historiografía económica que trabaja este período. No se conoce la lista
total de contribuyentes, pero si la lista de deudores de febrero de 1853. Esta fue publicada
en extenso en tres números de «El Repertorio»269.
La subvención se aprobó en una reforma constitucional de descentralización de
rentas y gastos de 1850270. Diputados conservadores como Ramón Espina publicaron
artículos contra esta recaudación, aduciendo que la contribución aumentaría con los años
hasta convertirse en impagable271. Además, decían que el pago de esta contribución sólo
servía para subsanar gastos personales de los «rojos», sin atender las demandas que
requería «el pueblo bogotano»272. Con esto se referían al servicio de la deuda273 y al pago de
los salarios de los empleados del Gobierno central que, de acuerdo con Urrutia, se
mantuvieron estables a pesar de las fluctuaciones del recaudo fiscal.
Tabla 1. Relación de deudas de la Subvención Provincial, febrero de 1853274
Distrito Total decontribuyent
es (A)
Total decontribuciones, en reales
(B)
Contribuciónmás repetida,en reales (C)
Contribuyentes que
deben C (D)
DA
C*DB
La Catedral 2749 40890 4 1929 70,27% 18,87%
Las Nieves 630 9317,25 4 362 57,46% 15,54%
SantaBárbara
281 5705,18 12,5 24 8,54% 5,26%
SanVictorino
160 2865 8 61 38,13% 17,03%
Total 3820 58777,43
269 El Repertorio [Bogotá], 2 de abril, 1853, núms 9-11. Hemeroteca. Biblioteca Nacional de Colombia.270 Véase la nota 64.271 Ramón Espina, «LA SUBVENCIÓN DE LOS ROJOS», 1852, Miscelánea J.A.S 1097, pieza 68,
Biblioteca Nacional de Colombia.272 Espina, 2.273 El valor de estas deudas, su composición y la carga que significó para el Estado han sido estudiados en
una publicación reciente. Hemos analizado este tema en el capítulo anterior. Véase nota 65.274 Véase la nota metodológica en la página 5.
75
La base de datos muestra un pequeño porcentaje de la población estimada en
1851275, pero resulta representativo sobre la población bogotana al no conocerse otra lista
de la misma extensión. La representatividad de la base no cambia mucho frente a la
población de Bogotá en 1858276. El Gobernador Rafael Mendoza consideraba este impuesto
«pingüe» frente a los demás ingresos de la Provincia, a los que superaba por más del
doble277. Las deudas sobre este impuesto eran especialmente sensibles para ejecutar el
presupuesto de la Provincia y representan el 14,85%278 del total. Existían Juntas
Calificadoras que se dedicaban a examinar quienes podían contribuir, con qué monto y se
encargaban de recaudar la subvención.
Para la Provincia de Bogotá contamos con datos limitados. Esta comprendía seis
cantones279 y cada uno de ellos tenía varios distritos. No sabemos, con exactitud qué
porcentaje de las contribuciones representaba sólo Bogotá. Existen relaciones sobre pagos a
miembros de juntas calificadoras que entran en la contabilidad pero para los que no
tenemos listas280. Además, al sólo obtener datos acerca de los deudores no podemos
establecer con certeza la dinámica de ingreso y recaudo. Como se ha expuesto
anteriormente, estas tendencias muestran algunos indicios, demostrables, que contradicen
las conclusiones de los estudios que hemos citado anteriormente.
275 Corresponde al 12,88%. La población total es de 29.649. Véase Enrique Arboleda, Estadística Generalde la República de Colombia (Bogotá: Impr. Nacional, 1902), 12.
276 Corresponde al 12,19%. Véase nota 389, página 121.277 Subvención provincial ……………………………………………………………………………..395.798 Aguardientes ……………………………………………………………………………………….108,610 Peaje………………………………………………………………………………………………… 80,000 Multas, aprovechamientos e impresiones oficiales…………………………………………………...6,200 Suma total…………………………………………..………………………………….……….Rs. 590,608Rafael Mendoza, «Informe que el Gobernador de Bogotá dirige a la Cámara de Provincia en sus sesiones de
1852» (Imprenta del Neo-Granadino, 1852), 28, Biblioteca Nacional de Colombia.278 14,85% Mendoza, 28.279 Bogotá, Cáqueza, Funza, Facatativá, Guaduas y San Martín. 280 Bosa, Choachí, Engativá, Fontivon, Soacha, Suba, Usaquén, Usme, Cáqueza, Chipaque, Fómeque,
Quetame, Ubaque, Une, Facatativá, Bojacá, Cipacón, Siquima,, La Vega, Funza, Cota, Chía, Serrezuela,Subachoque, Tenjo, Guaduas, Calamoima, Chaguaní, Nimaima, Nocaima, Quebrada-negra, San Juan deRioseco, Sazaima, Vergara, Villeta, San Martín y Villavicencio. Véase «Ordenanza 197 (de 14 dediciembre de 1853) sobre división territorial», El Repertorio, 17 de diciembre de 1853, 198, Hemeroteca,Biblioteca Nacional de Colombia.
76
En las Juntas, aunque no existía un criterio sobre papel para hacer los cobros, se
pueden analizar tendencias sobre el recaudo. Patrocinio Cuéllar, en el informe que dirige a
la legislatura de 1853, asegura que se cobra un 1% de la renta producida en un mes a los
contribuyentes281. Si esto fuese indicativo del ingreso general, puede hacerse un estimativo
sobre el ingreso de esta muestra. La cantidad de información que debía procesar cada Junta
hace necesario que el procedimiento fuese estandarizado.
La hipótesis de Cuéllar mostraría que el ingreso mensual de la muestra que hemos
tomado es de R$5’877.743. Las cifras estimadas de circulación que muestra Camacho
Roldán dicen que, sólo en consumo anual de alimentos, el gasto nacional era de
$135’000.000282, por lo que la metodología que aduce Cuéllar tiene sentido. El gobernador
dice que en el cobro existe «una notable injusticia»283 ya que no se diferencia entre ingresos
de industria284 e ingresos de capital285. El cobro indirecto de la subvención facilitaba que los
rentistas pagaran mucho menos, comparado con su ingreso total, de lo que podían
efectivamente pagar.
Las críticas del Gobernador Mendoza, un año antes que Cuéllar, brindan indicios
acerca de varios problemas de recaudo:
«El producto de la subvención provincial calculado en 395,798 reales no dará
positivamente sino el de 299,798 rS., pues las juntas calificadoras no han sido,
jeneralmente hablando, tan escrupulosas como debieran i han hecho figurar
en sus listas de contribuyentes, individuos desconocidos enteramente, i otros
que no tienen medio alguno para pagar la mas insignificante cuota» [cursiva
propia]286
281 Patrocinio Cuéllar, «Informe que el gobernador de la Provincia de Bogotá dirige a la LejislaturaProvincial en sus sesiones de 1853», El Repertorio, 22 de octubre de 1853, 139-40, Hemeroteca,Biblioteca Nacional de Colombia.
282 Camacho Roldán, Mis memorias, 1946, 1:196.283 Cuéllar, «Informe que el gobernador de la Provincia de Bogotá dirige a la Lejislatura Provincial en sus
sesiones de 1853», 139.284 Se refiere a ingresos de trabajo, utilizando el caso de un artesano que no tiene propiedad que le produzca
renta. Cuéllar, 140.285 Se refiere a la renta que viene de bienes inmuebles.
77
En el distrito con más datos, La Catedral, la contribución de $4 representa el
18,87% de los ingresos y la pagan el 70,27% de los contribuyentes. La contribución más
alta de este distrito es de R$737 y corresponde a Mariano Tanco, comerciante y
economista287; corresponde a 184,25 veces la contribución más común. Comparando estos
datos con los índices de salario anteriores, podemos observar que la contribución más baja
corresponde a dos días de jornal288. De acuerdo con el índice de precios de Urrutia, los
alimentos oscilan entre $1 y $3 por arroba289, que corresponden a R$2 y R$6.
No podemos establecer con certeza si este era el pago que tenían los contribuyentes
mencionados, pero es muy diciente la forma en la que está distribuida la carga fiscal. En el
informe citado de Cuéllar hay una discusión que no parece sostenerse: «No hai mas que dos
medios para balancear los presupuestos: disminuir los gastos o aumentar las contribuciones;
he adoptado lo primero [...]»290. Las labores de las Juntas no han sido estudiadas y, con las
fuentes disponibles, se puede saber muy poco acerca de su composición. Se dictaron,
repetidamente, decretos y ordenanzas para mejorar la efectividad del recaudo y castigar con
penas de prisión a quienes no cancelaran291. Antes que replantear la forma en la que se
liquidaba la subvención, la Gobernación prefirió aumentar la carga tributaria: subió los
derechos de peaje y empezó a establecer un impuesto directo dependiendo de la actividad
que se ejerciera en 1854292. A pesar de todos los problemas que presentaba, las reformas que
se hicieron para fortalecer la contribución muestran que era una prioridad para los
gobiernos liberales. De acuerdo con Cuéllar y Mendoza se requerían entre tres y cinco
286 Mendoza, «Informe que el Gobernador de Bogotá dirige a la Cámara de Provincia en sus sesiones de1852», 29.
287 Alejandro Napoleón Mancini, «Mariano Tanco: extracto concerniente a su vida pública» (Papelería ytipografía de M. Saray y Ca., 1899), Biblioteca Nacional de Colombia.
288 Safford, «Commerce and Enterprise in Central Colombia, 1821-1870.», 477.289 Los productos son arroz, azúcar, cacao, carne, papa y sal. Urrutia, Precios y salarios urbanos en el siglo
XIX, 10.290 Cuéllar, «Informe que el gobernador de la Provincia de Bogotá dirige a la Lejislatura Provincial en sus
sesiones de 1853», 139.291 En dos artículos de El Repertorio se registran las diferentes medidas que tomó la Gobernación de Bogotá
frente al tema. Véase «Subvención provincial», El Repertorio, 21 de enero de 1854, 27, Hemeroteca,Biblioteca Nacional de Colombia; «Subvención provincial», El Repertorio, 24 de enero de 1854, 31,Hemeroteca, Biblioteca Nacional de Colombia.
292 «Decreto reglamentando la manera de rendir i llevar su cuenta los recaudadores parroquiales», ElRepertorio, 12 de enero de 1854, 10, Hemeroteca, Biblioteca Nacional de Colombia; La Sanción Pública,«Subvención Provincial», 1854, Miscelánea J.A.S 1063, pieza 109, Biblioteca Nacional de Colombia.
78
meses para consolidar las listas, sumados a otros tres de recaudo293. Los salarios de los
recaudadores y los honorarios de las juntas oscilaban entre R$90,25 y R$250294.
En un panfleto que firmaba La Sanción pública se decía que una contribución de
más de $6 era asfixiante para un artesano; $18 era imposible y $36 significaba la hipoteca
de bienes inmuebles295. La carga tributaria no era asfixiante en sí misma, lo que sí era
asfixiante era esta en relación con los ingresos de la mayor parte de los contribuyentes. El
mecanismo de determinación no tenía en cuenta las fluctuaciones de ingreso, que no eran
menores, sino la necesidad de recaudo de la Provincia. Imprevistos como las heladas tenían
efectos devastadores y podían doblar o triplicar el precio de los alimentos296, lo que hacía
más difícil mantener el pago regular de la subvención.
Uno de los recaudadores de la Junta Calificadora de Las Nieves, Saturnino Ramírez,
recibió R$90,25 por su trabajo en la Junta. Aparece también en la lista de deudores con una
contribución de R$4, el 4,43% de su ingreso para ese mes. A pesar de la verosimilitud del
método de Cuéllar, es muy dudoso que pudiera cobrarse una suma que requería de tanta
exactitud sobre el ingreso mensual. Esto puede indicar, dada la cantidad de contribuciones
de R$4, que es una cifra para quienes no se tenía suficiente información disponible, entre
otros cobros. La discreción de los funcionarios también fue un factor definitivo. Tres de los
que se tiene registro fueron miembros de la SD y la SP, respectivamente297.
Todos estos mecanismos para establecer quienes contribuían y con que monto tuvo
bastante resistencia. La forma de cobro era por presentación individual y requería brindar
293 Mendoza, «Informe que el Gobernador de Bogotá dirige a la Cámara de Provincia en sus sesiones de1852», 29; Cuéllar, «Informe que el gobernador de la Provincia de Bogotá dirige a la LejislaturaProvincial en sus sesiones de 1853», 139.
294 El Repertorio [Bogotá], núms 5, 12 y 13. Hemeroteca, Biblioteca Nacional de Colombia.295 La Sanción Pública, «Subvención Provincial», 2.296 Restrepo, Diario político y militar, 4:364-65.297 Santos Castro, que además ocupó diversos cargos en la Gobernación de Escovar, y J. Celestino Figueroa
fueron de la SD y eran parte de la Junta Calificadora de Las Nieves. Mariano Grillo, que también ocupócargos con Escovar, era parte de la SP antes de que esta se disolviera. Era parte de la Junta Calificadorade San Victorino. Véase El Repertorio [Bogotá], 5 de marzo, 1853, 20; 23 de abril, 1853, 47. Hemeroteca,Biblioteca Nacional de Colombia.
79
información ante los recaudadores298, demoraba un día completo y no era seguro que
recibieran el visto bueno de los funcionarios. Aunque sólo contamos con dos fuentes para
mostrar la inconformidad, estas parecen indicar que la razón por la que muchos
contribuyentes no pagaban la subvención no era sólo por falta de recursos, sino que existía
una valoración moral que les impedía cancelarlo.
Es decir que la pobreza, por sí misma, no explica ni los levantamientos ni la
movilización de los sectores que se podrían considerar pobres. A partir de la transcripción
de firmas de algunas peticiones ha sido posible extraer listas de la SD en 1846 y de la SP en
1849299 y compararlas con la lista general de deudores. La correspondencia no es mucha.
Para la SD es del 18,9% y para la SP del 12,56%300. La principal contribución es, de nuevo,
de R$4, lo que no permite aventurar una explicación. Valdría la pena preguntar si esta
forma de cancelar impuestos, al nivelar a todos los sectores sobre la base de su ingreso
mensual, no era vista de manera negativa por los artesanos, que tenían sus oficios en alta
estima.
De esta manera puede mostrarse un mecanismo que se extiende por las
administraciones liberales: el ejercicio discrecional del poder. La gran cantidad de
subvenciones de R$4 adeudadas, además de ser indicativas de la pobreza general de la
población, muestran que hay una gran tendencia a extender el impuesto a personas a las que
les afectaba de forma considerable la contribución. Al aplicarse al análisis de las series de
datos, estas ideas muestran que, de alguna manera, la resistencia al pago se ejerce
principalmente por quienes menos contribuyen. Como he mostrado no hay ninguna
metodología aplicada en el establecimiento de las contribuciones, a excepción de aquellos
con deudas más altas. El ejercicio discrecional del poder consiste en esta aplicación a
voluntad de los funcionarios, de la misma forma en que funcionó el pacto de gobierno entre
298 La Sanción Pública, «Subvención Provincial», 2.299 «Miembros de la Sociedad Popular inscritos hasta diciembre de 1849», La Civilización, 23 de diciembre
de 1849, Hemeroteca, Biblioteca Nacional de Colombia; Suárez S, «Orígenes en la cultura industrial enBogotá: aspectos políticos del artesanado a mediados del siglo XIX».
300 Véanse Tabla 3. Subvenciones adeudadas de los miembros de la Sociedad Democrática, 1853, 124 yTabla 4. Subvenciones adeudadas por los miembros de la Sociedad Popular, 1853, 126.
80
gólgotas y conservadores. Es ésto lo que, podríamos aventurar, era rechazado
mayoritariamente.
De quienes trabajaban y podían estar en este grupo de contribuyentes no tenemos
muchos datos. Algunas memorias, anuncios y polémicas retratan muy parcialmente su vida
cotidiana. En el siguiente subcapítulo busco, a partir de estos vestigios de su labor, brindar
un acercamiento a esta dimensión de la vida social bogotana.
Oficios y trabajo en la sociedad bogotana
La producción de la vida material en la Nueva Granada de mediados de siglo se
hacía, principalmente, en talleres. La característica que los identificaba era el ejercicio del
trabajo manual para producir o recomponer manufacturas. Aunque en el proceso de
radicalización no sólo los artesanos participaron, fueron quienes convirtieron las
asociaciones en masivas e imprimieron la beligerancia en las transformaciones del Medio
Siglo, precisamente por su rol social. Emeterio Heredia, un artesano y dirigente de la SD,
describe esta situación en 1850:
«[…] haciasenos sentir las funestas consecuencias de la bárbara lei que se
dictó en aquel mismo año [1847] rebajando los derechos de importación i
facultando con ella la introducción de varios articulos, que en el pais pueden
manufacturarse igualmente a los estranjeros; tal medida que atacaba
directamente nuestro bienestar i las profeciones que forman la ocupación de la
mayor parte de la sociedad en jeneral era preciso combatirla, i para ello se
creyó indispensable reunirnos en sociedad para reclamar por medio de una
representación a las Cámaras Lejislativas se reformase dicha lei, que usurpaba
violentamente nuestros derechos con detrimento de la subsistencia de nuestras
familias [...]»301.
301 Heredia, «Contestación al cuaderno titulado “EL DESENGAÑO o confidencias de Ambrosio López, etc”por el presidente que fue de la Sociedad de Artesanos el 7 de marzo de 1849», 24.
81
El reclamo de Heredia establece una dicotomía moral frente a la posición que los
defensores del libre cambio. No podría existir prosperidad generalizada si se obligaba a los
productores a dejar de producir. Los derechos que se «usurpaban violentamente» eran el del
trabajo y el de mantener su forma de vida. Esta defensa también se encuentra en las
representaciones que dirigieron artesanos al Congreso de 1846302. La fuerza que tiene esta
reivindicación reside en la profunda relación que existe entre trabajo manual y vida social
en Bogotá.
La producción de artículos de uso cotidiano, aunque no era masiva, se hacía
principalmente en talleres. Múltiples memorias muestran la importancia de estos
espacios303, pero no existe un recuento detallado de su funcionamiento. Su organización o
capacidad productiva quedan mediados por imágenes como la que brinda Miguel Samper
acerca de la precariedad de la producción:
«En Bogotá se trabaja en pequeños talleres y con materiales casi todos
extranjeros. Esos materiales son de calidad inferior y la obra no puede resultar
durable; se compran en pequeñas cantidades y a precios altos, porque ningún
taller puede importarlos por su cuenta; no se emplean máquinas a pesar de la
baratura relativa a que han llegado las que sirven para coser telas y pieles.
Agrégase a esto que la obra se ejecuta con poca puntualidad y no muy
perfecta, por lo general»304
¿Qué oficios existían? De acuerdo con la reconstrucción que hace Carmen Escobar
existían: sastres, zapateros, carpinteros, talabarteros, herreros, chircaleros, barberos,
ebanistas, cerrajeros, jaboneros, guarnicioneros, albañiles, tintoreros, sombrereros, plateros,
joyeros (orfebres), tabaqueros, modistas, panaderos, polvoreros, trabajadores de cantera,
silleteros, pintores, ornamentadores, latoneros y otros que no describe305. Este ejercicio se
302 Véase nota 247.303 Salvador Camacho Roldán, Mis memorias, 2.a ed., vol. 2, Biblioteca Popular Colombiana 21 (Bogotá:
Editorial A B C, 1946), 91-99; «El hombre honrado i laborioso» (Imp. de J. A. Cualla, 1842),Hemeroteca, Biblioteca Nacional de Colombia; Miguel Samper, La miseria en Bogotá y otros escritos(Bogotá: Biblioteca Universitaria de Cultura Colombiana, 1969).
304 Samper, La miseria en Bogotá y otros escritos, 97-98.305 Escobar Rodríguez, La revolución liberal y la protesta del artesanado, 93.
82
ha basado en la sistematización de datos que se encuentran en crónicas, por lo que no
existe una referencia en registros que se hayan hecho por los mismos artesanos. González
de Cala ha hecho una lista más extensa de oficios306, 124 en total, pero no ha respaldado
esta información con fuentes, por lo que no es posible deducir de manera mecánica si estos
oficios se ejercían activamente en la Bogotá.
Con intención de reconstruir de manera más amplia tomamos los ejercicios de
López & Güiza y Sowell sobre la Caja de Ahorros de Bogotá (1846-1865) por la cantidad
de personas que buscan depositar allí algunos de sus ingresos307. La intención que le
imprimió Lino de Pombo como director fue la de fomentar el desarrollo industrial por
medio de un sistema muy básico de acumulación, herencia del cambio de actitud de la
banca inglesa y la impronta moral del ahorro, con la idea de fomentar a los sectores
industriales308.
No hay que entender como industria grandes aglomerados que producen mercancías
elaboradas por medio de una división del trabajo muy tecnificada, con volúmenes muy altos
de trabajadores. El calificativo industrioso tenía la acepción de trabajador, valorado
positivamente. Los talleres, aún los más grandes, no tenían niveles de producción de los
talleres europeos309. Se proponía estimular el ahorro, especialmente de depositantes
individuales, prometiendo algunos rendimientos de acuerdo a la cantidad depositada.
Las autoras sostienen que los principales beneficiados de la Caja de Ahorros fueron
los sectores mediana y bajamente calificados. Esta denominación es externa a las categorías
de la época, propia de una visión de la economía en la que este factor, no definido
claramente, es determinante. Pero vale la pena preguntar si estas categorías son pertinentes
para entender la urdimbre social existente. De acuerdo con lo que hemos podido reconstruir
306 Marina González de Cala, «Oficios y artesanos en la colonia y la república», Credencial Historia, 1997,Biblioteca virtual - Banco de la República, http://www.banrepcultural.org/biblioteca-virtual/credencial-historia/numero-87/oficios-y-artesanos-en-la-colonia-y-la-republica.
307 María del Pilar López Uribe y Diana Marcela Güiza, «La Caja de Ahorros: una aproximación a lospatrones de ahorro en Bogotá, 1846-1865», Ensayos sobre Política Económica 30, n.o 67 (2012): 128-73.
308 López Uribe y Güiza, 132-33.309 Safford, «Commerce and Enterprise in Central Colombia, 1821-1870.», 153.
83
en esta investigación, los niveles de ahorro son muy bajos. La calificación, dado que no se
exigía título para ejercer oficios y no se tiene claridad sobre los criterios con los que la Caja
clasificaba a sus depositantes310. La formación de sastres, zapateros, ebanistas, talabarteros,
entre otros, generalmente se reproducía en talleres familiares, como se verá más adelante.
Sin demeritar el esfuerzo de síntesis de cifras que las autoras bogotanas ponen en
este artículo, el uso de variables extrasociales, propio de un enfoque macroanalítico311,
cercena las posibilidades de comprensión antes de empezar el proceso investigativo. Las
cifras se insertan narrativamente dentro de la justificación de la misión que Pombo y los
demás miembros de la Junta de Emisión buscaban. Todos los análisis se insertan dentro de
un proceso supuesto, el de bancarización y modernización de la economía, muy propia de
cierta historiografía liberal312. Por esto, se examinan las cifras desagregadas para 1853,
buscando contrastar esta idea.
En la Tabla 2 se muestra un reporte desagregado de la Caja de Ahorros para 1853.
No todos los depositantes pueden ser considerados artesanos. Categorías como Casadas,
Estudiantes, Menores y Solteras, que son muy importantes numéricamente, son demasiado
generales y no permiten examinar los oficios o la actividad que ejercían para depositar. Las
demás son bastante explícitas. Resalta que no tengan tanto peso numérico como las
anteriores. De los 999 depositantes, 238 están relacionados con trabajos manuales. Se
incluyen médicos, artistas y profesores de ciencias. Existe la duda sobre la participación de
sirvientes, sirvientas y dependientes dentro de esta categoría general. Sin ellos serían 130.
De acuerdo con el censo de 1858313 existían 6499 artesanos. Entre ellos no se incluyen
310 Las fuentes consultadas por López Uribe & Güiza no muestran nunca criterios para hacer estadiferenciación. Véase Junta de emisión i Superintendencia de la Caja de Ahorros, «SETIMO INFORMEANUAL de la Junta de emisión i Superintendencia de la Caja de Ahorros de Bogotá, al Sr. Gobernador dela Provincia», El Pasatiempo, 19 de octubre de 1853, 184-85, Hemeroteca, Biblioteca Nacional deColombia.
311 Gribaudi, «Escala, pertinencia, configuración».312 Véase nota 22.313 No hay claridad sobre la agregación de esta categoría, pero el número sugiere un número mucho más
elevado que el que muestran los reportes de la Caja. Véase Anexo, 121
84
médicos, fabricantes, institutores ni artistas. Ambas muestras comparadas muestran que la
primera es muy pequeña como para concluir el éxito general de la misión de la Caja.
No es un propósito de esta investigación mostrar el cumplimiento de los propósitos
de la Caja, pero si ubicar los alcances de la fuente para reconstruir una parte de la urdimbre
social bogotana. Más que ciertas indicaciones sobre oficios y algunos depósitos no
podemos hacer lecturas generales sobre la sociedad bogotana.
Sowell anota que los principales beneficiados, en términos de retornos, fueron los
comerciantes y hacendados314. Los artesanos, como se observa en la tabla, no eran asiduos
depositantes, ni podían depositar mucho. En promedio, para las categorías que hemos
tomado para artesanos, los depósitos individuales son de $92,22. Existen diferencias muy
grandes entre algunos oficios. Los tres herreros que aparecen en el Informe depositan sólo
$44, mientras que un sólo talabartero depositó $155, R$48. Las diferencias, de acuerdo con
el analista estadounidense, se deben a que los artesanos veían en la Caja una forma fácil
para acceder a créditos, que eran muy necesarios para mantenerse produciendo315. Ni el
monto ni la cantidad de solicitantes permiten concluir que fue una fuente importante de
crédito para los artesanos bogotanos.
Puede considerarse que la principal diferencia es de interpretación. No se trata sólo
de saber si muchos artesanos buscaban crédito allí, sino por qué quienes lo pedían tomaban
montos tan bajos.
314 David Lee Sowell, «La Caja de Ahorros de Bogotá, 1846-1865: Artisans, Credit, Development, andSavings in Early National Colombia», Hispanic American Historical Review, 1993, 634.
315 Sowell, 633.
85
Tabla 2. Depósitos hechos en la Caja de Ahorros de Bogotá, 1853316
Oficio Cantidad dedepositantes
Depósito en pesos($)
Reales (R$)
1 Abogados 30 7,036 55,5
2 Agricultores 23 3,920 11
3 Albañiles 5 109 57
4 Aplanchadoras 10 1,055 57,5
5 Botilleras 3 408 22
6 Carpinteros 13 468 3
7 Casadas 79 9,897 88
8 Cocineras 13 1,159 41,5
9 Comerciantes 28 5,781 12
10 Costureras 21 575 39
11 Dependientes 8 1,341 42,2
12 Eclesiásticos 14 1,955 44
13 Empleados 47 4,652 0
14 Encuadernadores 1 30
15 Establecimientospúblicos
20 9,499 53
16 Estudiantes 52 2,004 01
17 Herreros 3 44 12
18 Impresores 16 2,030 65
19 Indíjenas en común 3 713 83
20 Litógrafos 2 10 75
21 Médicos 20 1,177 12
22 Menores 231 25,084 81
23 Militares 19 2,613 72
24 Músicos 6 860 36
25 Pintores 8 572 54
26 Plateros 3 420 18
27 Profesores deciencias
1 675 95
28 Pulperas 3 88 98
316 Junta de emisión i Superintendencia de la Caja de Ahorros, «SETIMO INFORME ANUAL de la Junta deemisión i Superintendencia de la Caja de Ahorros de Bogotá, al Sr. Gobernador de la Provincia», 184.
86
29 Pulperos 1 11 0
30 Sastres 7 12 91
31 Sirvientas 67 1,455 94
32 Sirvientes 33 1,496 79
33 Solteras 162 18,095 44,5
34 Talabarteros 1 155 48
35 Viudas 40 11,419 07
36 Zapateros 6 231 55
87
88
Figura I. Relación entre depositantes y depósitos de la Caja de Ahorros de Bogotá, 1853.
Aboga
dos
Agricu
ltore
s
Albañil
es
Aplanc
hado
ras
Botille
ras
Carpin
tero
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Casad
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Cocine
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1
10
100
1000
10000
100000
30 23
510
3
13
79
13
28 21
814
47
1
20
52
3
16
32
20
231
19
6 8
3
1
3
1
7
6733
162
1
40
6
Cantidad de depositantes
Depósito en pesos ($)
Tabla 3. Créditos otorgados por la Caja de Ahorros de Bogotá, 1853317
Oficio Porcentaje sobre el total de créditos
Deuda en pesos ($) Deuda en Reales (R$)
Abogados 10,13% $8.994 0
Agricultores 27,13% $24.100 20
Alfareros 0,18% $160 0
Carpinteros 0,56% $496 80
Comerciantes 26,88% $23.880 0
Eclesiásticos 1,15% $1.020 0
Empleados 13,90% $12.350 10
Impresores 1,11% $988 0
Médicos 0,27% $237 0
Militares 2,88% $2.562 70
Músicos 0,05% $40 0
Pintores 0,68% $600 0
Pulperas 0,54% $480 0
Pulperos 1,77% $1.568 0
Sastres 0,68% $600 0
Talabarteros 0,09% $80 0
Vivanderos 0,36% $320 0
Zapateros 0,04% $32 0
Ocupaciones desconocidas
9,34% $8.292 7,5
El Tesoro Nacional, renta del 6 p. 100
2,28% $2.026 80
100,00% $88.825 267,5
317 Junta de emisión i Superintendencia de la Caja de Ahorros, 185.
89
90
Figura II: Distribución nominal de los créditos por categoría, 1853
8994,00
24100,00
160,00
496,0023880,00
1020,00
12350,00
988,00237,00
2562,00
40,00
600,00480,00
1568,00600,00
80,00320,00
32,00
8292,00
2026,00
Abogados
Agricultores
Alfareros
Carpinteros
Comerciantes
Eclesiásticos
Empleados
Impresores
Médicos
Militares
Músicos
Pintores
Pulperas
Pulperos
Sastres
Talabarteros
Vivanderos
Zapateros
Ocupaciones desconocidas
El Tesoro Nacional, renta del 6 p. 100
La configuración de la sociedad bogotana no se aborda en extenso en esta
investigación. Se puede decir, a pesar de esto, que ciertos indicios pueden avanzar en una
dirección que sea verificable. En El Pobre, periódico muy poco citado que circuló entre
septiembre y noviembre de 1851 se dice que buena parte de la población artesanal se
trasladaba de vivienda con frecuencia, de donde era expulsada por no pagar a tiempo. Allí
mismo, para ciertos oficios318, se montaban talleres. También tenemos idea de que hay
algunos locales que se mantienen en el tiempo, por ejemplo algunas imprentas y
carpinterías319. Los indicios que aparecen en El Pobre muestran que buena parte de los
problemas de ingreso que tenían se deben, principalmente, al trabajo por obras320.
Este tipo de trabajos es propio de la mayor parte de oficios referidos anteriormente.
Los ingresos derivados de estos trabajos no ha sido posible estimarlos, pero si existen
referencias que aseguran que eran profundamente inestables y muchas veces derivaba en
deudas. Para varios sastres la situación era de tal magnitud que la publicaban en varios
periódicos. La sastrería de Agustín Rodríguez, dirigente y primer firmante del manifiesto de
fundación de la SD, y la sombrerería de José María Rodríguez Moreno, su hijo, publican
más de ocho anuncios en El Neo-Granadino durante 1853 solicitando que se les cancelen
las deudas de noviembre de 1852. En el mismo ejemplar, otro hijo de Agustín, Ignacio
Rodríguez Moreno, abre su propia sastrería, pero sin las deudas del taller de su padre321.
Más adelante, José María también se va con Ignacio y Agustín no aparece más.
318 Sastres, zapateros, ebanistas y herreros. Véase «El pobre artesano», El Pobre, de setiembre de de 1851, 2,Hemeroteca, Biblioteca Nacional de Colombia.
319 La imprenta del Neo-Granadino mantiene su dirección por lo menos veinte años. Loaiza Cano, «Elneogranadino y la organización de hegemonías. Contribución a la historia del periodismo colombiano»,71; «El pobre artesano», 2. Los talleres de Saturnino Gonzáles y Narciso Garay, pro ejemplo, semantuvieron también por un período largo. Véase José María Vergara y José Benito Gaitán, Guía deforasteros para 1867 (Bogotá: Imprenta de Gaitán, 1867), 371.
320 Entendido aquí como trabajos por encargo.321 El taller de Ignacio estaba ubicado en la Carrera de Venezuela no.34. En 1867 aparece en la Carrera de
Bogotá no.13. Véase Ignacio Rodríguez Madero, «AL PÚBLICO», El Neo-Granadino, 7 de enero de1853, 345, Hemeroteca, Biblioteca Nacional de Colombia; Vergara y Gaitán, Guía de forasteros para1867, 367.
91
Otro sastre, Tomás Rodríguez, miembro de la SP en 1849 de origen español322,
ponía en venta $16.000 en prendas de los $25.000 que le debían para poder pagar el
arriendo de su local323. Anunciaba a sus deudores que iba a publicar su lista de nombres y
cuanto le debían. La familia Pulido324, que era la mayor deudora, debía $1.500 desde
setiembre 15 de 1850. Rodríguez paga a El Neo-Granadino para que su aviso salga 52
veces325. Según Martínez Carreño, la lista de precios de Rodríguez es la siguiente:
Tabla 4. Precios ofrecidos por Tomás Rodríguez en su sastrería, 1852326
Producto Precio (en $ y en R$) Producto Precio
Casacas, levitas, sacosde color o negros *
$18-20 Chalecos de marsella opique blanco
$2
Sacos o sobretodos de2a.
$16-18 Chalecos de terciopelonegro
$6,5
Pantalones de color aescoger de
$6-7 Capas forradas conmangas o sin ellas
$26
Pantalones negroselásticos
$7 Corbatas de raso negro,de grot, de razo decolores
R$ 2
Pantalones de satén oraso de lana
$9-10 Guantes de caritillalegítima blancos ynegros
R$ 1-4
Chalecos bordados deraso negro y de merinode color
$6 Sombreros de felpaextranjeros
$6
Chalecos de raso negroliso o de color floreado
$4 Sombreros de fieltro R$4,5
Chalecos de raso decuadros
$3,5 Camisas de lino parahombre, docena
$42
Chalecos de cachemira $4 Id. de algodón conpechera puños y cuellode lino
$30
322 Aída Martínez Carreño, «Sastres y modistas: notas alrededor de la historia del traje en Colombia»,Boletín Cultural y Bibliográfico 28, n.o 28 (1991): 66.
323 Tomás Rodríguez, «AL PÚBLICO», El Neo-Granadino, de setiembre de de 1853, 326, Hemeroteca,Biblioteca Nacional de Colombia.
324 Antonio, Manuel Antonio y Salvador Pulido. Tomás Rodríguez, «AL PÚBLICO I A MIS DEUDORES»,El Neo-Granadino, 13 de octubre de 1853, 374, Hemeroteca, Biblioteca Nacional de Colombia.
325 Rodríguez, 374.326 Martínez Carreño, «Sastres y modistas», 66.
92
Es curioso que, a pesar del nivel tan alto de dudas de Rodríguez, mantuviera su
negocio y pudiese publicar sus avisos. Había casas en Las Nieves que podían venderse por
precios muy inferiores a la suma total que le adeudaban327. El nivel de crédito era tanto una
dificultad como una ventaja, ya que si se ampliaba también podían hacerlo las ventas. Lo
que se valoraba como negativo no eran las deudas, sino los deudores que se negaban a
cancelarlas.
Francisco Meléndez, otro sastre, hace un aviso extenso en el que critica a sus
deudores por ser «tramposos» i ser los «verdaderos i únicos Comunistas en la Nueva
Granada»328 Luego, advierte a sus deudores: «[…] el infrascrito no reparará en gastos, para
hacer publicar en todos los periódicos de la República los nombres de dichos individuos
como medio precautivo en favor de otras personas honradas i bondadosas»329. El
calificativo de comunistas es utilizado en el mismo sentido que, años atrás, Ambrosio
López publicara en su cuaderno El Desengaño, donde los acusaba de querer nivelar la
sociedad satisfaciendo sus venganzas y empobreciendo a las mayorías330.
No todos los artesanos sufrían este tipo de problemas. Para aquellos que no estaban
obligados a postergar el pago, como barberos, boticarios o cirujanos331. Joaquín Calvo,
médico cirujano, podía ofrecer servicios gratuitos a ciertas personas332. El Dr. Faugn, de
origen estadounidense, ofrece cuatro tipos distintos de medicinas que dice vender muy
327 Véase nota 339.328 Francisco Meléndez, «IMPORTANTE», El Neo-Granadino, 3 de junio de 1853, 188, Hemeroteca,
Biblioteca Nacional de Colombia.329 Meléndez, 188.330 López, «El Desengaño o confidencias de Ambrosio López Primer Director de la Sociedad de Artesanos de
Bogotá, denominada hoi “Sociedad Democrática” escrito para conocimiento de sus consocios», 2.331 Esta acepción debe entenderse de manera amplia, cobijando a dentistas y algunos médicos. 332 Joaquín Calvo, «LAS PERSONAS VERDADERAMENTE POBRES», El Neo-Granadino, 6 de octubre
de 1853, 366, Hemeroteca, Biblioteca Nacional de Colombia.
93
bien333. Algunas de ellas importadas. Un barbero, Felipe B. Ovalles, publica sin hacer
mención a sus propias deudas durante 1852334.
Los trabajadores del metal, herreros, fundidores, tuvieron una participación
destacada en el proceso de radicalización del artesanado. Emeterio Heredia y Miguel León
eran artesanos, pero sus talleres no figuran dentro de los recuentos existentes335. Hay un
indicador de precios para este trabajo, que figura en un aviso de El Neo-Granadino de
1851, publicado por Camilo Villamarín, donde cobra $R5 por herrar los cascos delanteros
de un caballo, R$10 por todos los cascos y ofrece una garantía de un mes336. Sobre el
funcionamiento de sus talleres, sólo hay indicadores de relaciones entre ellos para
reparación de piezas337. Escobar Díaz muestra que, buena parte del desarrollo de la herrería
se debió a la ampliación de su capacidad productiva, para lo que muestra dos casos: el de
Ramón Salgar y el de Fernando Hernández (que figuraba como herrero y vidriero)338.
En el análisis de estas fuentes podemos encontrar indicios sobre la vida de los
artesanos que, efectivamente accedían a las publicaciones, pero queda obscurecida una
perspectiva más amplia y diversa sobre el ejercicio de otros oficios. Los dos intentos más
notorios por tener un directorio general de avisos son el Semanario de Avisos, propiedad de
Juan Malo339, y el Diario de Avisos, de Pereira Gamba, Camacho Roldán I Compañía340.
Ambos publican negocios que pasan por sus agencias comerciales, pero suman algunas
piezas de artesanos. Juan Cáceres, talabartero, publica el siguiente anuncio en el
Semanario:
333 Dr. Faugn, «NUEVOS MEDICAMENTOS», El Neo-Granadino, 27 de octubre de 1853, 398,Hemeroteca, Biblioteca Nacional de Colombia.
334 Felipe B Ovalles, «BARBERÍA DE FELIPE B. OVALLES», El Neo-Granadino, 2 de enero de 1852, 8,Hemeroteca, Biblioteca Nacional de Colombia.
335 Diego Escobar Díaz, «Los trabajadores del metal en Colombia, 1850-1930», Revista Colombiana deSociología 2, n.o 3 (1997): 58, 74.
336 Escobar Díaz, 57.337 Emeterio Heredia, «LAS COSAS COMO SON», 1853, Fondo Pineda 253, pieza 9, Biblioteca Nacional
de Colombia.338 Escobar Díaz, «Los trabajadores del metal en Colombia, 1850-1930», 57-59.339 Semanario de avisos [Bogotá], núms. 1-3, 10, 1854. Hemeroteca, Biblioteca Nacional de Colombia.340 Diario de avisos [Bogotá], núms. 1-12, 1855. Hemeroteca, Biblioteca Nacional de Colombia.
94
«Todas las personas que busquen lo mejor i más barato, pueden ocurrir al
establecimiento de Talabarteria de Juan Cáceres, […], en donde encontrarán
de venta galápagos garantizados, en nada inferiores a los fabricados en
Lóndres, como también un surtido de aperos para montura, ejecutado con todo
esquisito gusto i a precios módicos. En el mismo establecimiento se
refaccionan sillas i galápagos i se despachan todas las obras concernientes al
arte [...]»341.
A pesar de que se sugiera que cada gremio era fuerte e independiente342 hay indicios
que indican que la especialización era muy relativa a mediados de siglo. Herreros, por
ejemplo, son referidos en distintas fuentes como herreros, cerrajeros, sastres o
carpinteros343. Varios artesanos son referidos más en función de esta denominación que de
su propio oficio. Los barberos, por ejemplo, son conocidos por haber ejercido más de un
oficio, incluyendo el de cirujano, en sus tiendas344. Hemos visto anteriormente que varios
artesanos podían compartir locales y que las deudas eran recurrentes en su actividad.
Varias fuentes también aseguran que, dentro de las distintas Sociedades, existían
ofrecimientos para pagar representaciones legales ayudas para pagar arriendos, redes de
crédito para penas345. Aunque no son referidas oficialmente, varias referencias anotan que el
dinero para sufragar estos gastos provenía de los aportes de los miembros346. La solidaridad
341 Juan Cáceres, «BUENA PROPUESTA», Semanario de avisos, 13 de marzo de 1854, 3, Hemeroteca,Biblioteca Nacional de Colombia.
342 Especialmente por la fuerza de las cofradías y los contratos de trabajo entre los siglos XVI y XVIII.Véase Graff, «Cofradias in the New Kingdom of Granada: Lay Fraternities in a Spanish-AmericanFrontier Society, 1600-1755.», 134-99.
343 Miguel León y Emeterio Heredia son referidos como herreros en Cordovéz Moure, Reminiscencias deSanta Fe y Bogotá, 424, 786.; como ebanistas en Loaiza Cano, «Del débil utopismo de las élites a laformación de una cultura política popular en Colombia», 205.
344 José Manuel Groot, «El Barbero», en Narradores colombianos del siglo XIX (Bogotá: Colcultura, 1976),191.
345 Heredia, «Contestación al cuaderno titulado “EL DESENGAÑO o confidencias de Ambrosio López, etc”por el presidente que fue de la Sociedad de Artesanos el 7 de marzo de 1849», 48.
346 Heredia, 9-10.
95
entre oficios se dio por una necesaria interdependencia entre quienes vivían de su fuerza de
trabajo o de los oficios vinculados a la producción material.
El análisis anterior tiene alcances muy provisionales. Siguiendo el censo de 1858,
hay casi 6500 artesanos en Bogotá, de los que sólo se han tenido en cuenta algunos indicios
que muestran ciertos recorridos. Uno de los problemas que muestran estos casos es que sólo
aparecen quienes pueden pagar avisos. Otro gran problema es que las mujeres, que
componían la mayor parte del artesanado urbano347 quedan invisibilizadas de estos
recuentos. Su participación como hilanderas o dependientas queda registrada en algunos
artículos348; sabemos de una, María de la Paz Díaz, que participó con su trabajo en la
fundación de una fonda y una tienda en 1851349.
Artesanos y librecambio, un debate todavía abierto
Repitiendo ciertas ideas decimonónicas, buena parte de la historiografía económica
se ha dedicado a ubicar a los artesanos como defensores del proteccionismo. En este mapa
de ideas, su opuesto sería el librecambio, que defendían los gólgotas. La interpretación no
sólo se basa en datos cuantitativos, sino en la adopción de modelos de ordenamiento
social350.
Para autores como Ocampo, la defensa del librecambio no sólo era importante, sino
que era inevitable351. Las ventajas del ejercicio del librecambio eran tantas que los artesanos
estaban destinados a perecer porque nunca pudieron competir con el sistema industrial de
347 Tabla 2. Estructura ocupacional de la población de la ciudad de Bogotá ,1858, 121.348 Patricia Londoño, «La mujer santafereña en el siglo XIX», Boletín Cultural y Bibliográfico 21, n.o 01
(1984): 16-19.349 Véase nota 388.350 Como lo explica Palacios incluyendo a autores como Nieto Arteta y Colmenares. Véase Marco Palacios,
El café en Colombia. Una historia económica, social y política, 3.a ed., La Línea del Horizonte (Bogotá:Planeta - Ediciones Uniandes - El Colegio de México, 2002), 48 y ss.
351 Ocampo Gaviria, Colombia y la economía mundial 1830-1910, 25.
96
Europa occidental352 o porque a los artesanos urbanos no les interesaba ser competitivos353.
Kalmanovitz opina distinto en dos momentos354, pero nunca se pregunta por la
especificidad de los reclamos.
Otro grupo de autores muestra que la relación que los artesanos establecían con su
producción era de tipo precapitalista, por lo que defendían un sistema que les devolviera los
privilegios que habían gozado antes de la Independencia355. La forma por la que optaron la
SD y la SP, solicitar el alza a los aranceles para mercancías extranjeras, es el principal tema
de debate en esta discusión.
Carmen Escobar, una de las autoras que más ha estudiado el período, sostiene que el
interés principal del artesanado por incidir en las tarifas obedecía al enfrentamiento de
clases, que se manifestaba en la contradicción entre la política de comercio internacional
del liberalismo y la condición de clase productora del artesanado, aunque siempre
precaria356. La autora lleva el argumento hasta decir que todas las manifestaciones del
artesanado obedecen a una conciencia estrecha, que sólo buscaba la «[…] defensa de
intereses relativamente mezquinos»357.
352 Ospina Vásquez, Industria y protección en Colombia, 232.353 McGreevey, Historia económica de Colombia, 1845-1930, 218; Urrutia Montoya, HIstorial del
sindicalismo en Colombia, 1850-2013, 22.354 En Economía y nación se muestra favorable al alza de los aranceles, mostrando que era la forma para que
el artesanado se apropiara de la producción industrial en Colombia. En Nueva historia económica deColombia es de la posición de Ocampo. Véase Salomón Kalmanovitz, Economía y nación (Bogotá: SigloXXI, 1985), 132; Salomón Kalmanovitz, Nueva historia económica de Colombia (Bogotá: Taurus, 2010),94.
355 Véase notas 342 y 352.356 Escobar Rodríguez, La revolución liberal y la protesta del artesanado, 95; König, En el camino hacia la
nación: nacionalismo en el proceso de formación del Estado y de la nación de la Nueva Granada, 1750A 1856, 300; Loaiza Cano, Sociabilidad, religión y política en la definición de la nación: Colombia,1820-1886, 74; Renán Vega Cantor, «Liberalismo económico y artesanado en la Colombiadecimonónica», Boletín Cultural y Bibliográfico 27, n.o 22 (1990): 48-49.
357 Escobar Rodríguez, La revolución liberal y la protesta del artesanado, 95.
97
Al plantear esta división ha quedado de lado la configuración social de la disputa,
así como las valoraciones populares de los productos extranjeros. Como decía Heredia358, el
perjuicio de permitir mercancías que estuviesen a costos demasiado bajos era una forma
para atentar contra su forma de vida. Las peticiones para aumentar los aranceles no sólo
obedecían a la defensa de ciertos intereses productivos, sino al posicionamiento de una
forma de gobierno que contemplara los intereses populares en su haber359. No entra dentro
de la lógica de la consideración artesanal que los aranceles sean la barrera efectiva que
impida que los productos extranjeros lleguen a su mercado.
Ana María Otero ha demostrado que productos como la bayeta inglesa o los
machetes americanos eran adquiridos, principalmente, por consumidores populares360. No
había un rechazo hacia las telas por ser extranjeras; la integración era tal que las tiendas en
las que se vendían tenían un amplio margen de crédito, que como se ha mostrado
anteriormente era la forma más extendida para lograr ventas. Es más, existía una relación
fuerte entre varios sastres y las tiendas que les vendían telas extranjeras361.
Para los machetes era un caso distinto. Muchos herreros y plateros se quejaban de
que las herramientas terminadas eran más baratas que el material que tenían que comprar
para hacerlas362. Pero, de nuevo, el problema no era que fueran extranjeros.
El rechazo no era a los productos, sino a la forma que tomaba la administración del
Estado. La demanda de la SD se daba por dos vías: el rechazo a la producción que ellos
358 Hay múltiples referencias a esta posición. Véase nota 301.359 Gutiérrez Sanín, Curso y discurso del movimiento plebeyo, 1849/1854, 100 y ss.360 Ana María Otero-Cleves, «Foreign Machetes and Cheap Cotton Cloth: Popular Consumers and Imported
Commodities in Nineteenth-Century Colombia», Hispanic American Historical Review 97, n.o 3 (1 deagosto de 2017): 423-56, https://doi.org/10.1215/00182168-3933828.
361 Los modelos y las telas que se muestran en la Tabla 4 son importados. 362 De allí que Escobar Díaz diga que un factor de éxito de los talleres de herrería fuera la combinación de
metales nacionales con extranjeros. Véase nota 335.
98
podían producir363 y la exigencia de retirar a los agiotistas del gobierno364. Según la
solicitud de 1846, que es reivindicada constantemente,
«[…] no intentamos de ninguna manera que se adopte entre nosotros un
sistema prohibitivo tan opuesto a la libertad de comercio como el que existia
en tiempo de la dominacion Española, i que esta en pugna con todos los
principios de una economia bien entendida»365.
Entre las solicitudes se pedía explícitamente que no hubiesen restricciones para las
telas y «[…] los efectos propios de toda manufactura»366. Inclusive, se llega a decir que
ellos mismos no tienen la capacidad para abastecer de telas, pero sí para hacer zapatos,
chaquetas y herramientas; ninguna nación europea podría desarrollarse si no se le permite a
quienes trabajan hacerlo de forma extendida, desarrollando la industria nacional. Es decir,
la primera demanda de la SD no pedía protección, sino consideración frente a la poca
industria existente, quienes trabajaban en ella y su poca capacidad para competir con
manufacturas extranjeras.
La segunda demanda, que no está en el texto de 1846, tiene que ver con quienes
introducían bienes manufacturados a la Nueva Granada. Florentino González, Manuel
Murillo, la familia Samper, los hermanos Camacho Roldán y otros tenían compañías
comerciales que importaban estos mismos bienes367. Al mismo tiempo, eran quienes se
reunían para deliberar sobre las reformas a las leyes de Hacienda, siendo algunos
secretarios de esta cartera368. Los comerciantes, como hemos mostrado antes369, eran los
363 Véase nota 301.364 León, «SATISFACCIÓN que da el que suscribe, al Sr. Doctor M. Murillo Secretario de Hacienda». ; nota
169; nota 74.365 AGN. Archivo Histórico Legislativo, Congreso, Proyectos Negados, 1846, Tomo V., 118v.366 AGN. Archivo Histórico Legislativo, Congreso, Proyectos Negados, 1846, Tomo V., 119r.367 Véase Tabla 1, 118.368 Vease página 12 y nota 23.369 Véase Figura II: Distribución nominal de los créditos por categoría, 1853 .
99
principales solicitantes de deudas, aunque tuvieran elevados capitales. Esto se puede
apreciar en las actas de fundación de sus sociedades comerciales.
Las denuncias en este sentido muestran un fenómeno que ha sido analizado desde
sus consecuencias económicas370, pero no es su valoración social. Consignas como ¡Abajo
los agiotistas!371 no sólo muestran el rechazo a ciertos funcionarios, sino que cuestionan uno
de los fundamentos de las reformas liberales del medio siglo: la disolución de los
privilegios coloniales en la economía. No hay disolución si se le permite a algunos
funcionarios hacer del Estado su negocio. La hegemonía de los gólgotas y conservadores en
el Congreso y la Cámara era rechazada por el entramado en el que se movían, que les
permitía adecuar la legislación a sus intereses.
370 Véase nota 22.371 Consigna que puede entenderse en relación con la especulación con bonos de tierras, financiada con
créditos de la Caja de Ahorros. Véase Sowell, «La Caja de Ahorros de Bogotá, 1846-1865: Artisans,Credit, Development, and Savings in Early National Colombia», 627.
100
ConclusionesLa elección de método que este trabajo presenta ha complejizado el panorama de
posibilidades de investigación sobre la Bogotá de mediados del siglo XIX.
Metodológicamente se hicieron varias acotaciones. La primera buscó limitar espacialmente
la investigación a la Bogotá urbana; sólo cuatro distritos. Luego se hizo una acotación de
tipo temporal, el año de 1853, con el objetivo de buscar la reconstrucción de una parte de la
urdimbre social con mayor rigor. Finalmente, se trabajaron dos acontecimientos que
cumplían con dos características: mostraban enfrentamientos que involucraban a múltiples
grupos sociales y tienen gran magnitud, medida en personas que estuvieron presentes
durante su desarrollo. A partir de ello se empezaron a plantear preguntas sobre las formas
de la protesta popular radical, los espacios de sociabilidad en los que se presentaba y las
relaciones sociales que se tejían y destejían con ellas. La individualización de ciertos
comportamientos y tendencias observadas en los acontecimientos permitió reificar varias
listas de nombres, prácticas y relaciones entre artesanos y las élites nacionales.
A lo largo de esta investigación se ha buscado discutir con la historiografía existente
sobre el período denominado Revolución de Medio Siglo. Esto con el propósito de abrir un
lugar para indagar, desde el microanálisis, en las relaciones sociales de los artesanos con
otros grupos sociales. Se ha mostrado como el artesanado tenía un lugar central en la vida
política bogotana, siendo el grupo al que más apelaban los recién creados partidos para
concretar sus empresas. Una cierta ubicuidad social caracteriza a los artesanos: se ubican
como combatientes, productores, oradores y funcionarios. Las Sociedades (Democrática y
Popular) se forman para consolidar al artesanado como grupo social cohesionado, y aunque
los partidos traten de darles carácter eleccionario o de formación intelectual y técnica, los
intereses del grupo se imponen a los de partido.
101
Las lealtades a los partidos, que habían sido tomadas como naturales, han sido
problematizadas de acuerdo a dos indicios: la religiosidad popular y el fervor de defensa de
la República. El primero de ellos se ha ubicado en el tipo de contratación que tenían los
talleres, casi siempre ausente de las notarías revisadas. Se ha aventurado la idea, sobre el
análisis de Castro acerca de la desamortización de bienes de manos muertas, que muchos
contratos de arrendamiento debían ser entre artesanos y propiedades eclesiásticas, lo que
daría una causa material a las distintas relaciones entre el artesanado y la Iglesia.
El segundo tiene que ver con la fuerza de la Sociedad Democrática para mantener al
régimen liberal. Las constantes apelaciones, en fuentes de origen popular, a la participación
de artesanos en la guerra de Independencia, las sucesivas guerras civiles, la manutención de
un «orden republicano» y el aporte moral que hacían a la sociedad con su trabajo eran
elementos que fueron canalizados por los gobierno de José Hilario López y José María
Obando a través de la participación de éstos en cargos de gobierno, la extensión de ciertas
líneas de crédito o la subvención de periódicos en los que podían publicar, ferias
industriales en las que podían participar o eventos públicos donde podían declamar. El
encausamiento fue sólo parcial, ya que las formas de resistencia a la hegemonía liberal
están presentes durante toda la coyuntura.
También se ha mostrado que la historiografía contemporánea que ha trabajado el
período no ha hecho una reconstrucción general de los acontecimientos del 19 de mayo y el
8 de junio, donde se materializó la separación del artesanado de las metas partidistas.
Aunque la figura de Obando siguiera manteniéndose fuerte, el Congreso y la Cámara se
convirtieron en «enemigos del pueblo». Allí se consolidaba una clase dirigente que
gobernaba a través de un pacto que le permitía mantenerse en el Estado, modificar sus leyes
y controlar qué proyectos se permitían y cuales se vetaban. Los artesanos también se
consolidaron, por algunos momentos, como clase, lo que transformó su postura en radical.
La radicalidad de los enfrentamientos no se encuentra solamente en la beligerancia con la
que se hayan agitado o en el uso de la violencia, sino en la diferenciación social que
102
establecen frente a los cachacos. Que las hojas volantes, periódicos y, sobre todo su
comportamiento mostraran la intención de desafiar el poder decisorio de los representantes
públicos es lo que caracteriza a esta protesta como radical.
Como no ha sido posible, con certeza, determinar oficios de quienes participaron en
estos episodios ha sido necesario ampliar el foco de análisis, de los artesanos a las clases
populares. Dentro de la documentación analizada, la categoría censal de artesano es
extremadamente inexacta y cobija poblaciones demasiado amplias comparadas con las
muestras que hemos obtenido. No se ha encontrado, con certeza, una forma para aglutinar
la población de las Sociedades en torno a una sola lealtad, sea de oficio, partido, familia o
barrio. En este aspecto las fuentes han mostrado, más que interpretaciones generales,
indicios sobre la configuración de la sociedad bogotana.
Estos indicios, siempre fragmentarios y parciales, establecen patrones que ni
siquiera habían sido considerados por la historiografía más contemporánea, donde el
artesanado se tomaba como una unidad y sus protestas como alteraciones de su común
actuar, explicables solo por hambre u hostigamiento directo. Los niveles de deuda, la
capacidad productiva, los sistemas de solidaridad y la fuerte intención de defender
activamente la República se muestran en estos indicios, que han sido ubicados a partir del
seguimiento individualizado de algunos artesanos. La falta de datos para seguir a las
mujeres artesanas han sido una dificultad que no se ha podido subsanar.
Se han tomado índices de precios, propios y ajenos, comparados con listas que
permiten dar una idea sobre el ingreso individualizado de algunas personas, esto con el
objetivo de establecer matrices de relaciones acerca de la pobreza en Bogotá. La fuente que
se presenta aquí no se había trabajado anteriormente: la lista de deudores de la subvención
provincial. Agregando y desagregando datos encontré que existen mecanismos
extramonetarios para determinar su cobro, frente al que hay un alto nivel de resistencia, con
103
lo que se explica la gran cantidad de deudores He descrito este fenómeno como el uso
discrecional del poder, mostrando que la metodología de liquidación del cobro sólo se
utiliza para las contribuciones más elevadas, mientras que en las menos elevadas, que son la
mayoría, no hay consideraciones metodológicas.
Las fuentes de crédito (la Caja de Ahorros, por ejemplo) no fueron efectivas para
subsanar los problemas de ingreso corriente. Los niveles de deuda, aunque muy elevados,
se mantenían hasta que el flujo de los talleres no los soportara más. De esta manera se ha
mostrado que la protesta no es un reflejo de ciertas condiciones materiales, sino que aúna
elementos morales y sociales. Los enfrentamientos, en este sentido, dan solidez a algunos
de estos elementos y muestran la diferenciación social en un estado antagónico y no
controlado. Los artesanos, aunque nunca lo plantearan explícitamente, tenían ideas
compartidas sobre el funcionamiento de la sociedad y estaban dispuestos a enfrentarse con
quienes atentaran contra su forma de vida y sus oficios.
104
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116
Anexos
117
Tabla 1. Algunas sociedades de las Notarías 1ª y 2ª , 1850-1859.
Nombre de lasociedad
Número de socios Socios Actividad principalde los socios
Capital inicial Propósito de lasociedad
Fecha
Sociedad Caicedo,Gutiérrez Cubillos372
2 José Ignacio CaicedoG.; Juan U. Cubillos
Comerciantes $20.000 c/u Compras, ventas,arrendamientos,comisiones yconsignaciones
14 de mayo de 1853
S.N.373 2 Emeterio Heredia;José A. Saavedra
Zapateros. $600 y aporteindustrial,respectivamente.
Taller de zapatería 14 de junio de 1853
S.N.374 3 Salvador Latorre;Dolores Perea;Agápito Latorre
Negocioscomerciales
$1250 de a 8 décimoslos dos primeros;$2500 de 8 décimosel tercero.
Toda clase denegocios comerciales(sic.)
1° de agosto de 1853
Compañía de laUnión375
4 Juan José Anza(director de teatro);Guillermo E. Isáziga(Actor); MargaritaEscobar (Actríz);Emilia Ortíz (Actríz).
Compañía de teatro376 N. E. Arte dramático,teatro.
21 de noviembre de1853
Serrano y Soto377 2 Silvestre Serrano;Foción Soto.
Comerciantes $3000 y $800respectivamente.
Sociedad comercial. 16 de febrero de1854.
Robledo Gutiérrez y 3 Eusebio Robledo; Comerciante e $31.559.7 y 3 Comercialización de 21 de septiembre de
372 AGN, Notaría Primera, Tomo 339, Escritura N.º 299, 395r-396r; Oscar Noé Pachón Pedraza. (1985), 46.373 AGN, Notaría Primera, Tomo 339, Escritura N.º 371, 495r-496v; Oscar Noé Pachón Pedraza. (1985), 47.374 AGN, Notaría Primera, Tomo 340, Escritura N.º 666, 938r-939r; Oscar Noé Pachón Pedraza. (1985), 48.375 AGN, Notaría Primera, Tomo 340, Escritura N.º 699, 994r-996r; Oscar Noé Pachón Pedraza. (1985), 49.376 De acuerdo con Lamus (2010) se trata de teatro influenciado por ideas revolucionarias francesas, lo que se puede ver en su repertorio. Empezó actividades
once meses antes de que se constituyera la compañía legalmenteVéase Marina Lamus Obregón. (2010). 127-129. 377 AGN, Notaría Primera, Tomo 343, Escritura N.º 172, 344v-345r; Oscar Noé Pachón Pedraza. (1985), 50
118
Cía378 Gregorio Robledo(Industrial); JesúsMaría Gutiérrez(Industrial).
industriales,respectivamente.
octavos reales comoúnico aporte.
todo tipo deproductos.
1855
Convers i Codazzi379 2 Sergio Convers;Agustín Codazzi.
Comerciantes $6.000 (enmercancía); $6.000
Comercio, compra yventa de mercancía.
26 de septiembre de1855
S. N.380 4 Juan CrisóstomoCampuzano; JoséAntonio Campuzano;Tomás Campuzano;Baltazar Campuzano
Comerciantes $26.910,66;$27.510,66;$6.910,68; $10.000,respectivamente
Comercio en general 8 de diciembre de1855.
Tamayo y Calvo381 2 Víctor Tamayo;Valentín Calvo
Comerciantes $8.000 cada uno. Comercio de bienesraíces en general.
28 de diciembre de1855.
Davison, Grice yGonzález382
3 Diego Davison,Enrique Grice yFlorentino González
Comerciantes yProcurador Generalde la Nación
$50.000, $25.000 y$25.000,respectivamente.
Empleo yadministración de lamáquina paracompactar sal
12 de marzo de 1856.
Powles, Gover Cia383 3 Powles Hermanos,Miguel Rivas ySamuel John Gover
Comerciantes N.F. Comercio y agentesde comisión
1º de enero de 1856.
S. N.384 8 Luis Reyes, JoaquínReyes, NicolásCasas, ManuelPonce, Soler Barrero,
N.E. $2.000, $2.000,$2.000, $2.000,$2.000, $36.000,$18.000 y $36.000,
Fabricación detejidos en lana yalgodón.
6 de mayo de 1856.
378 AGN, Notaría Primera, Tomo 344, Escritura N.º 1.114, 114r-114v; Oscar Noé Pachón Pedraza. (1985), 51.379 AGN, Notaría Primera, Tomo 344, Escritura N.º 1.135, 143r-144v; Oscar Noé Pachón Pedraza. (1985), 52380 AGN, Notaría Primera, Tomo 344, Escritura N.º 1.428, 839r; Oscar Noé Pachón Pedraza. (1985), 54.381 AGN, Notaría Primera, Tomo 344, Escritura N.º 1.470, 926v; Oscar Noé Pachón Pedraza. (1985), 55.382 AGN, Notaría Primera, Tomo 345, Escritura N.º 261, 471-472v; Oscar Noé Pachón Pedraza. (1985), 56.383 AGN, Notaría Primera, Tomo 345, Escritura N.º (no existe), 598r-599r; Oscar Noé Pachón Pedraza. (1985), 57.384 AGN, Notaría Primera, Tomo 346, Escritura N.º 494, 101v-102r; Oscar Noé Pachón Pedraza. (1985), 59-60.
119
Antonio Ponce, LinoSánchez y JacoboSánchez.
respectivamente.
Samper y Cía385 6 Rafael Samper,Rodolfo Samper,Manuel Samper,Miguel Samper,Antonio Samper, ySilvestre Samper.
Comerciantes $37.801,5 1/4,$31.741.4 3/4,$40,000, $43,293,11/4, $33,739,7 ¾ y$30,872 ¼,respectivamente.
Comercio en general 1º de abril de 1852(protocolizada el 10de abril de 1856)
Maldonado yValenzuela386
3 José IgnacioMaldonado, Juan N.Maldonado yPetronila Valenzuela
Alfareros $500, 8 cada uno. Taller de alfarería 24 de agosto de 1858
Nicolás y FranciscoGallissotHermanos387
2 Nicolás Gallissot yFrancisco Gallissot
Zapateros $10.000 8/10 ytrabajo industrial,respectivamente.
Fabricación, compray venta, exprotacióne importación detodo tipo de calzado.
Enero de 1859
S.N.388 2 Ramón M. y Maríade la Paz Díaz.
N.E. $600 y trabajoindustrial,respectivamente.
Establecimiento deuna fonda y unatienda.
6 de mayo de 1851.
385 AGN, Notaría Primera, Tomo 346, Escritura N.º (no existe), 399r-403v; Oscar Noé Pachón Pedraza. (1985), 61-62.386 AGN, Notaría Primera, Tomo 352, Escritura N.º 930, 972v-973r; Oscar Noé Pachón Pedraza. (1985), 65.387 AGN, Notaría Primera, Tomo 355, Escritura N.º 616, 179r-180v; Oscar Noé Pachón Pedraza. (1985), 68.388 AGN, Notaría Segunda, Tomo 264, Escritura N.º (no existe), 476r-476v; Oscar Noé Pachón Pedraza. (1985), 83.
120
Tabla 2. Estructura ocupacional de la población de la ciudad de Bogotá ,1858389
Hombres % Mujeres % Total Poblaciónactiva %
Población total%
I Agricultores 895 71,26% 361 28,74% 1256 7,50% 4,01%
Ganaderos 56 82,35% 12 17,60% 68 0,41% 0,20%
Mineros 7 100,00% 0 0,00% 7 0,00% 0,02%
Pescadores 0 0 0 0,00% 0 0,00% 0,00%
II Artesanos 3324 51,15% 3175 48,85% 6499 38,82% 20,75%
III Comerciantes 1012 63,45% 583 36,55% 1595 9,53% 5,09%
IV Sirvientes 889 16,49% 4502 83,51% 5391 32,20% 17,21%
V Capitalistas 14 87,50% 2 12,50% 16 0,10% 0,05%
Propietarios 89 55,97% 70 44,03% 159 0,95% 0,51%
Fabricantes 40 56,34% 31 43,66% 71 0,42% 0,23%
Ministros de culto
122 100,00% 0 0,00% 122 0,73% 0,39%
Institutores 36 40,00% 54 60,00% 90 0,54% 0,29%
Médicos 51 100,00% 0 0,00% 51 0,30% 0,16%
Ingenieros 13 100,00% 0 0,00% 13 0,08% 0,04%
Literatos 3 100,00% 0 0,00% 3 0,02% 0,01%
Lejistas 104 100,00% 0 0,00% 104 0,62% 0,33%
Artistas 168 68,02% 79 31,98% 247 1,48% 0,79%
Arneros 65 67,71% 31 32,29% 96 0,57% 0,31%
Militares 480 100,00% 0 0,00% 480 2,87% 1,53%
389 Tomado de Cármen Escobar Rodríguez (1990). 91. Los porcentajes y las sumatorias han vuelto a ser calculadas porque no concordaban con las cifras.
121
Marineros 0 0,00% 0 0,00% 0 0,00% 0,00%
Relijiosos 179 37,92% 293 62,08% 472 2,82% 1,51%
VI Población activa
7547 45,08% 9193 54,92% 16740 53,44%
Infantes sin oficio
3175 49,86% 3193 50,14% 6368 38,04% 20,33%
Estudiantes 1720 67,48% 829 32,52% 2549 15,23% 8,14%
Admición doméstica
116 2,05% 5532 97,95% 5648 33,74% 18,03%
Reos remitidos 20 100,00% 0 0,00% 20 0,12% 0,06%
Total 12578 40,15% 18747 59,85% 31325
122
Tabla 3. Subvenciones adeudadas de los miembros de la Sociedad Democrática, 1853390
Barrio Nombres Apellidos Contribución (en Rs)
La Catedral Agustín Díaz 4
Samudio 19
Useche 4
Dionisio Tavera 4
Eustaquio Sánchez 4
Francisco Cansino 19
Garzón 4
Londoño 42
Quesada 4
Torres 4
Gregorio Niño 4
Hilario Novoa 14
José Torres 4
José Ignacio Maldonado 14
Manuel González 589
Torres 4
Marcelino Laverde 4
Martín Guerrero 4
Miguel García 4
Quintero 4
Pablo Páez 4
Pastor González 104
Pedro Aguilar 20
Rafael Cristancho 4
Santos Pereira 4
Tiburcio Ruiz 4
La Catedral/ Las Nieves
Antonio Caballero 64
Francisco González 14
Modesto Rodríguez 8
Nicomedes Niño 8
390
124
Las Nieves Bartolomé Andrade 8
Ignacio Gómez 40
Juan Nepomuceno Cárdenas 4
Narciso Salamanca 4
Simon Caballero 4
San Victorino Francisco Rodríguez 12
José Maria Rodríguez 15
San Victorino/La Catedral
Domingo Contreras 22
Total Resultado 38 38 1096
125
Tabla 4. Subvenciones adeudadas por los miembros de la Sociedad Popular, 1853
Barrio Nombres Apellidos Contribución en R$
La Catedral Abel Sanz 4
Agustín Díaz 4
Talero 4
Antonio González 4
Plata 60
Torres 109
Cecilio Castro 7
Celestino Peña 4
David Forero 4
Domingo González 4
Tovar 4
Enrique Maine 4
Vargas 4
Eusebio Cifuentes 4
Sánchez 56
Eustaquio Caicedo 4
Felipe Castañeda 4
Fernando Serrano 4
Francisco Amaya 4
Camacho 4
Cristancho 1
Jiménez 34
Latorre 4
Méndez 4
Pardo 19
Parra 4
Pineda 4
Tamayo 4
Torres 4
Francisco de P. Torres 40
Fructuoso Corredor 19
126
Guillermo Plata 4
Ignacio Beltrán 12
Medrano 4
Roel 4
Salgado 4
Vergara 5
Indalecio Reina 4
Joaquín Camargo 4
Posada 19
José Amaya 49
Dávila 4
Torres 4
José Joaquín Plata 4
José María González 3
Maldonado 5
Mendoza 10
Ortega 4
Salcedo 4
José Mercedes Hidalgo 26
Manuel María Peña 26
Mariano Sánchez 19
Martín Guerrero 4
Mateo Garzón 4
Miguel Romero 4
Nepomuceno Sánchez 4
Paulino Clavijo 4
Pedro González 34
Peña 94
Sánchez 4
Salvador Fonseca 4
Santos Mancera 4
Saturnino González 4
Valerio Amaya 14
Venancio Cabrera 7
127
La Catedral/Las Nieves Antonio Pérez 26
Sánchez 33
Francisco González 14
Vargas 23
Ignacio Torres 8
Joaquín Garzón 8
Pablo Garzón 8
Pedro Rodríguez 25
Las Nieves Cayetano Díaz (vacío)
César Guzmán 42
Ciriaco Navarrete 6
Espíritu Santo Montaña 4
Fructuoso Martínez 4
Hilario Parra 18
Justo Grajales 4
Mariano Plata 4
Nepomuceno Peña 4
Pastor Ospina 3,5
Pedro Arjona 3,5
Figueroa 4
Urbano Navarrete 24
San Victorino Fernando Campos 36
Francisco Rodríguez 12
Ignacio Rodríguez 12
San Victorino/La Catedral
Domingo Contreras 22
Total Resultado 98 98 1184
128
Nota metodológica
Las siguientes tablas contienen series de datos sobre los deudores de la subvención
provincial de febrero de 1853. Las fuentes se refieren en una nota anterior391. Se ha
utilizado un gráfico donde aparecen relacionados el número de deudores y el valor de cada
contribución. En el eje horizontal se muestran grupos de personas que deben la misma
cantidad, ordenadas de manera descendente. En el eje vertical, que está en escala
logarítmica, se cuantifican ambas variables en reales (R$)392. Para la variable «Subvención»
se establece el valor de cada subvención individual. Para la variable «Valor de las
subvenciones de cada grupo» se establece el valor que resulta de multiplicar la
«Subvención» por el total de personas que compongan cada grupo de deudores.
391 Véase nota 252.392 Véase la aclaración de la página 5.
129
130
131
Figura I. Deudas y deudores de la subvención provincial. Distrito de la Catedral, 1853
1
10
100
1000
10000
Subvención Valor de las subvenciones de cada grupo
Re
ale
s (R
$)
132
Figura II: Deudas y deudores de la subvención provincial. Distrito de Las Nieves, 1853.
362 24 13 11 8 7 6 5 4 4 4 4 3 3 3 3 2 2 2 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1
1
10
100
1000
10000
Subvención Valor de las subvenciones de cada grupo
Re
ale
s (R
$)
133
Figura III: Deudas y deudores de la subvención provincial. Distrito de Santa Bárbara, 1853
24 13 8 8 6 6 5 4 4 3 2 2 2 2 2 2 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 11
10
100
1000
Subvención Valor de las subvenciones de cada grupo
Re
ale
s (R
$)
134
Figura IV: Deudas y deudores de la subvención provincial. Distrito de San Victorino, 1853
61 16 11 10 9 8 5 3 3 3 3 2 2 2 2 2 2 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 11
10
100
1000
Subvención Valor de las subvenciones de cada grupo
Re
ale
s (R
$)
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