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trabajo de investigacion sobre la crisis en el peru
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Contenido RESUMEN EJECUTIVO ........................................................................................................... 3
INTRODUCCION ........................................................................................................................ 4
CAPITULO I ................................................................................................................................ 5
1. Concepto General: ....................................................................................................... 6
CAPITULO II ............................................................................................................................... 8
2. Crisis Financiera ........................................................................................................... 9
2.1. Concepto de Crisis Financiera ............................................................................. 9
2.2. Causas de la Crisis financiera ............................................................................ 11
2.3. Consecuencias de la Crisis Financiera ............................................................. 14
CAPITULO III ............................................................................................................................ 16
3. Análisis Histórico de las Causas de la Crisis Global ....................................... 17
3.1. La Gran Depresión de los años 30 .................................................................... 17
3.2. La recesión Japonesa de los años 90 ............................................................... 18
3.3. La crisis Financiera Internacional: México 1994-1995 ................................... 19
3.4. La crisis Financiera Internacional: Asia 1997-1998 ........................................ 19
3.5. La crisis Financiera Internacional en los EE.UU. ............................................ 20
3.6. La crisis Financiera Internacional en la Eurozona en el 2010 ....................... 21
CAPITULO IV ........................................................................................................................... 23
4. Situación Actual de la Crisis Global ...................................................................... 24
4.1. Situación Actual de América Latina y el Caribe ............................................... 24
4.2. Fragilidades en el escenario Económico Internacional .................................. 25
4.3. El complicado escenario de los países industrializados ................................ 26
CAPITULO V ............................................................................................................................. 27
5. Impacto en la Economía Peruana: ......................................................................... 28
5.1. ¿En qué consistió y por qué ocurrió? ................................................................ 28
5.2. ¿Y por qué afecta esta situación al resto del mundo?.................................... 28
5.3. ¿Cuál fue el origen de este problema? ............................................................. 29
5.4. ¿Cómo reaccionaron los gobiernos?................................................................. 29
5.5. El caso europeo .................................................................................................... 31
5.6. ¿Hasta cuándo?.................................................................................................... 32
5.7 ¿Qué consecuencias tiene lo descrito en el Perú? ......................................... 33
5.8 ¿Cuándo terminará la crisis? ¿Tiene solución? .............................................. 33
ANEXOS .................................................................................................................................... 34
RESUMEN EJECUTIVO
El presente trabajo realiza un análisis de la coyuntura internacional actual, la
cual está experimentando una desaceleración con riesgo de una nueva crisis
debido a la incertidumbre y las tendencias generadas principalmente en el
comercio internacional. La gran profundidad, la cobertura y sincronización de la
crisis financiera acompañada de una contracción violenta del financiamiento
internacional y grandes problemas de sobreendeudamiento en las economías de
las zonas europeas tendrán efectos e impactos negativos en la economía
peruana, la cual está cada vez más insertada en la economía mundial; estos
impactos serán motivo de análisis de nuestra investigación.
Debido a esta relación de inserción comercial tanto la región como nuestro país
se encuentran muy expuestos a las fluctuaciones de los mercados
internacionales; sin embargo la aplicación de políticas contra cíclicas, el manejo
prudente las políticas fiscales y monetarias, la estabilidad de la inflación y el
impulso al crecimiento del PBI han hecho posible que el Perú sea un atractivo de
inversiones internacionales, esto tras la obtención del grado de inversión y la
confianza de los agentes económicos; lo cual permitirá a nuestro país estar en
una mejor posición para enfrentar y superar la actual coyuntura internacional de
inestabilidad y vulnerabilidad de las principales economías del mundo.
INTRODUCCION
El presente trabajo de investigación tiene como objetivo realizar un análisis de la crisis
económica internacional y los impactos que ocasionará a nivel nacional, la coyuntura
internacional muestra vulnerabilidades principalmente en el comercio internacional , la
intención en este estudio es observar los factores que condicionarán aún más la
inserción de las economías en América Latina sobre todo en el caso Peruano en el
nuevo escenario global; todo esto teniendo en cuenta la gran profundidad ,
sincronización y cobertura de la crisis financiera primero y económica después,
acompañado de una contracción violenta del comercio mundial tras la crisis del 2008 y
con riesgo de una nueva recesión de las principales economías mundiales.
En esta investigación se examinaran las importantes mutaciones que sufrió la economía
Peruana a raíz de esta crisis, y los impactos que ocasionará debido a la pérdida de
dinamismo de las economías mundiales y el decrecimiento mundial.
Se realiza una revisión conceptual pertinente de la crisis económica internacional, que
explica los principales conceptos para una visión clara y panorámica de los términos
más adelante usados para el análisis de la mencionada crisis global
Posteriormente se realiza un análisis histórico de las causas que originaron las crisis a
nivel mundial. La tercera parte realiza un estudio de la situación actual de la crisis global,
así como también en América Latina y el Caribe.
Finalmente el estudio termina con las conclusiones más importantes derivadas de este
trabajo. Para terminar, esperamos que la investigación realizada sea un pequeño aporte
para identificar el desenvolvimiento y comportamiento futuro de las economías
mundiales, así como el impacto que ocasionará a nivel nacional y local, gustosos de
recibir cualquier comentario para perfeccionarnos en el largo camino de la investigación
económica.
1. Concepto General:
La primera crisis financiera internacional del siglo XXI estalló en el 2007 con el virtual
colapso del sistema financiero de Estados Unidos; el detonante fue el estallido de
una burbuja inmobiliaria, alimentada por un boom crediticio durante los seis años
previos. En paralelo, burbujas inmobiliarias también estallaron en España, Irlanda y
Reino Unido. Por tanto, ocasionó una crisis en las economías avanzadas con
impactos en todo el mundo, manifestados en una desaceleración de la actividad
productiva y aumentos en el desempleo.
En el 2007, estalló la primera crisis financiera internacional del siglo XXI en Estados
Unidos y en algunos países europeos. Cinco años después la crisis no ha terminado,
pues muestra diversas ramificaciones, y en esencia se trata de la misma crisis que
estalló en el 2007 en Estados Unidos y generó repercusiones globales a partir de
setiembre del 2008. Los mecanismos de solución alimentaron aún más la crisis, que
mutó de financiera y privada a fiscal y pública.
En términos generales, la crisis puso sobre el tapete una antigua lección: si un
gobierno gasta por encima de sus ingresos, genera un déficit fiscal; el exceso de
gasto público puede ser cubierto durante un tiempo con deuda, pero si la tendencia
persiste, llega un momento en que ya no es posible endeudarse más. En esa
circunstancia solo queda reducir el gasto. Dicho de otro modo, al igual que en una
familia, no se puede gastar por encima de los ingresos de manera indefinida. Más
aún, en Estados Unidos y varios países europeos no solo se trata de un problema
de los gobiernos, sino también de las familias en sí, es decir, todas se han
acostumbrado a gastar más de lo que pueden pagar. Esto ha ocurrido desde hace
un par de décadas, pero con mayor profundidad en los primeros diez años del siglo
XXI. El crecimiento alto y sostenido de la economía mundial en medio de una ola de
innovaciones en las tecnologías de la información había generado la “muerte del
riesgo”, es decir, los agentes económicos redujeron la aversión al riesgo casi hasta
eliminarla debido al optimismo sobre el comportamiento de la economía mundial. El
resultado fue el boom crediticio y el sobreendeudamiento de las familias y el
gobierno de Estados Unidos que acompañó la burbuja inmobiliaria ocurrida entre los
años 2002 y 2007. Desde esa óptica, la crisis fue un resultado del éxito anterior. El
mundo transitó del crecimiento y la confianza a la depresión y el pánico.
Ante ese panorama sólo quedaba ajustar, es decir, disminuir el gasto y aumentar los
ingresos públicos para reequilibrar las finanzas públicas. Como consecuencia, las
familias compran menos, las empresas venden menos y la economía se contrae.
Las consecuencias en Perú son en primer lugar, el menor crecimiento económico
mundial se traduce en menores exportaciones; si bien es cierto que el oro viene
aumentando de precio, el resto de metales y otros productos no tradicionales pueden
observar una disminución de su demanda. Ello se traduce en un menor crecimiento
económico del Perú; las empresas tienen menos utilidades y la recaudación
tributaria disminuye, con lo cual el gasto público, en un contexto de menores
ingresos, podría tender a reducirse. En segundo lugar, la mayor emisión de dólares
seguirá inundando los mercados locales, de manera que es previsible una tendencia
hacia la disminución del tipo de cambio. En tercer lugar, será más complejo
mantener la estabilidad macroeconómica, pues el escenario externo será
desfavorable, comparado con lo ocurrido entre los años 2002 y 2008. En cuarto
lugar, la solidez macroeconómica del Perú, manifestada en un crecimiento
económico mayor del 5% con estabilidad monetaria, disciplina fiscal y alto nivel de
reservas, es un factor que juega a favor del Perú, pues puede ser atractiva para
hacer negocios, siempre y cuando la estabilidad política lo permita.
Desde luego, la solidez macroeconómica es una condición necesaria pero no
suficiente para enfrentar los problemas de exclusión de una gran cantidad de
peruanos; lo que pasa es que sin esta solidez no se puede enfrentar la problemática
social, pues provee de los recursos para hacerlo. La creación de empleos por parte
del sector privado y el funcionamiento adecuado de los programas sociales —es
decir, una mejor gestión pública— son claves. Invertir más y mejor en educación,
salud y seguridad ciudadana y diseñar programas de reducción y alivio de la pobreza
y desigualdad son parte del esfuerzo social que debe realizar el gobierno. Ello
requiere recursos cuya abundancia dependerá en gran parte de la evolución de la
economía mundial.
2. Crisis Financiera
2.1. Concepto de Crisis Financiera Ya nadie cuestiona que nos encontramos ante la mayor crisis financiera
internacional desde la Gran Depresión. Desde septiembre de 2008 se han
producido acontecimientos sin precedentes que están reconfigurando el
sistema financiero internacional y que desafían la ortodoxia económica liberal,
que se mantenía prácticamente incuestionada desde los años 90 bajo el
liderazgo de EEUU. Así, la crisissubprime que estalló en agosto de 2007 se ha
transformado en una crisis financiera sistémica, cuyo epicentro ya no está sólo
en EEUU, sino que se ha desplazado a Europa y Japón y está teniendo un fuerte
impacto en el crecimiento de las economías emergentes.
La banca de inversión ha desaparecido, los gobiernos han redefinido el papel
de prestamista de última instancia y se han lanzado paquetes de rescate a
ambos lados del Atlántico, primero para instituciones concretas y después para
el conjunto del sistema bancario. El G7 asegura que empleará todos los
instrumentos a su alcance para apoyar a las instituciones financieras que lo
necesiten, pero al no haber presentado un plan coordinado carece de
credibilidad. El Congreso estadounidense ha dado luz verde a la segunda a su
plan de rescate, el Troubled Asset Relief Program (TARP), dotado con 700.000
millones de dólares y que finalmente dedicará 250.000 millones a inyectar
fondos para recapitalizar –y nacionalizar parcialmente– la banca, algo que
muchos republicanos no aprueban (el resto se destinará a la compra de activos
tóxicos). El Reino Unido, mostrando un inusual liderazgo, ha nacionalizado parte
de su sistema bancario y asegurará los créditos interbancarios. El euro grupo
seguirá el modelo británico, aunque cada país ha habilitado cuantías diferentes
para comprar acciones preferentes de los bancos descapitalizados o apoyarlos
con sus problemas de financiación a corto plazo (el total de fondos disponibles
para atajar la crisis en Europa asciende a más de 2,5 billones de euros).
Además, los bancos centrales han abierto nuevas vías para aumentar la
liquidez. En EEUU la FED ha comenzado a prestar directamente al sector
privado a través de la compra de papel comercial sin garantías, lo que supone
saltarse a los intermediarios financieros bancarios. En Europa, el BCE ha
eliminado las subastas hasta enero, lo que supone que pondrá a disposición del
sistema bancario toda la liquidez que sea necesaria, y el Banco de Inglaterra ha
decidido asegurar las emisiones de deuda a corto y medio plazo de los bancos.
En definitiva, las autoridades de los países avanzados han dejado claro que
están dispuestos a facilitar toda la liquidez que sea necesaria, tanto para
garantizar los depósitos y rescatar instituciones en riesgo como para que se
recupere la confianza en el mercado interbancario y que el dinero vuelva a fluir
hacia las empresas, nacionalizando la banca si es necesario. Lo harán incluso
si eso supone tomar riesgos que podrían llevar a la propia descapitalización de
sus bancos centrales. Por último, en una acción sin precedentes, el 9 de octubre
los principales bancos centrales del mundo (incluido el de China) han rebajado
de forma coordinada los tipos de interés en medio punto, lo que supone
reconocer que sólo una respuesta global puede frenar la crisis.
A pesar de la batería de medidas adoptadas por los gobiernos y los bancos
centrales (que han llegado tarde pero que demuestran que se ha aprendido de
anteriores crisis) por el momento la falta de liquidez y de confianza se
mantienen. Además, el contagio se ha visto facilitado por la elevada integración
del sistema financiero internacional y por la sensación de falta de un liderazgo
claro y de coordinación transatlántica. Un elemento que ha aumentado aún más
la desconfianza es que el FMI ha revisado al alza su estimación de las pérdidas
del sistema bancario mundial derivadas de la crisis hipotecaria estadounidense.
Ahora las sitúa en 1,4 billones de dólares (455.000 millones más que en abril),
lo que supone que hasta el momento sólo se habrían hecho públicas la mitad
de las pérdidas, es decir, que todavía podrían quebrar más bancos. Además,
en sus perspectivas económicas de octubre el FMI ha constatado que la
contracción del crédito ya ha golpeado a la economía real, precipitando la
recesión en varios países desarrollados y haciendo previsibles incrementos
significativos en las tasas de desempleo durante 2009. De hecho, el Fondo
pronostica que la economía mundial se desacelerará considerablemente y
crecerá al 3,9% en 2008 y al 3,0% en 2009 (1,9% si se mide a tipos de cambio
de mercado), su tasa más lenta desde 2002. Este menor crecimiento contribuirá
a moderar significativamente la inflación (especialmente la de los alimentos, las
materias primas y la energía), pero el actual contexto de crisis y la situación de
“trampa de la liquidez” en la que parecen encontrarse algunas economías
avanzadas indican que la deflación supone un riesgo mayor a medio plazo que
la inflación.
Y es que lo que en un principio parecía sólo un problema de liquidez se está
revelando además como un problema de solvencia que requiere una fuerte
recapitalización del sistema bancario en los países avanzados, que
necesariamente pasa por un rescate del sector público (la pregunta, sobre todo
en EEUU, es en qué medida el Estado nacionalizará la banca). También se hace
imprescindible un paquete de estímulo fiscal coordinado en el que los países
emergentes, sobre todo China, deberían jugar un papel. Aumentar el gasto y
recapitalizar la banca no evitará la recesión, pero reducirá su duración y su
impacto sobre el empleo siempre que se haga de forma coordinada (las
soluciones unilaterales corren el riesgo de ser inefectivas y servir sólo para
aumentar la deuda pública de los países ricos). Por último, es necesario mejorar
la regulación financiera, reforzando la supervisión de los mercados de derivados
de crédito y elevando los requerimientos de capital de las instituciones
financieras para evitar niveles de apalancamiento y riesgo tan elevados como
los actuales.
Pero todo ello exige liderazgo político, porque la historia muestra que en un
momento como el actual las soluciones técnicas, por sí solas, no devuelven la
confianza a los mercados. En un mundo multipolar como el actual no existe una
potencia hegemónica capaz de tomar las riendas de la situación. Eso no
significa que no pueda haber liderazgo, pero para bien o para mal sólo se puede
aspirar a un liderazgo compartido. Por lo tanto, las instituciones nacionales de
los países avanzados y de las potencias emergentes tendrán que coordinarse
y además será necesario reforzar los foros de cooperación multilateral, lo que
requiere aumentar su legitimidad.
Este artículo analiza las causas de la crisis, evalúa las respuestas económicas
y políticas que los gobiernos han puesto en marcha y explora su impacto
geopolítico.
2.2. Causas de la Crisis financiera
La crisis financiera mundial es el resultado la liberalización financiera de las
últimas dos décadas –que no fue acompañada de una nueva regulación
adecuada– y del exceso de liquidez global, generado principalmente por EEUU.
Ambas alimentaron una euforia financiera que distorsionó la percepción del
riesgo, llevando a un exceso de apalancamiento que, sumado al
sobreendeudamiento de familias y empresas y a la escasa regulación del sector
bancario no tradicional, dieron lugar a burbujas, tanto inmobiliarias como de
otros activos. El estallido de la burbuja inmobiliaria en EEUU precipitó la crisis y
la globalización financiera la extendió rápidamente por todo el mundo.
Pero todo ello no hubiera sido posible sin el cambio radical que el sector
financiero ha experimentado en los últimos años. La banca comercial, cuyo
negocio tradicional era aceptar depósitos y dar préstamos que se mantenían en
sus balances, ha dejado de ser el actor principal del sistema financiero
internacional. El nuevo modelo, basado en la titulización de activos, consistía
en que los bancos de inversión (los nuevos intermediarios entre los bancos
comerciales y los inversores) creaban derivados financieros estructurados
(conocidos como Structured Investment Vehicles, SIV) que permitían que los
bancos comerciales subdividieran y reagruparan sus activos, sobre todo
hipotecas, y los revendieran en el mercado en forma de obligaciones cuyo
respaldo último era el pago de las hipotecas (Mortgage Backed Securities,
MBS), muchas veces fuera de su balance. Este modelo, conocido como
“originar y distribuir” y que tuvo como principal defensor al ex presidente de la
Fed Alan Greenspan, debía permitir tanto la cobertura de riesgos como su
transferencia desde aquellos inversores más conservadores hacia los que
tenían una menor aversión al mismo y buscaban mayor rentabilidad. Con ello,
se aseguraría una asignación óptima de capital, que multiplicaría de forma
espectacular el crédito y promovería el crecimiento económico a largo plazo. La
libre movilidad de capitales permitió que los derivados financieros se
comercializaran en todo el mundo. Hoy su valor total asciende a 390 billones de
euros, casi siete veces el PIB mundial y cinco veces más que hace seis años.
Los mercados financieros están plenamente globalizados.
Pero con la repetida reestructuración de activos y las múltiples ventas para
transferir el riesgo llegó un momento en que se hizo imposible dilucidar el nivel
de riesgo real de cada uno de los títulos. En este sentido las agencias de rating,
pese a no reconocerlo, eran incapaces de cumplir su tarea. Aunque la mayoría
de los derivados financieros tenían como activo subyacente el pago de las
hipotecas estadounidenses, el mercado que más creció en los últimos años
(hasta los 62 billones de dólares) fue el de las permutas financieras para
asegurar contra el riesgo de impagos de los nuevos derivados de crédito (Credit
Default Swaps, CDS), lo que permitió que nuevos actores, como las compañías
de seguros, entraran en el mercado de derivados. De hecho, mientras no se
produjeron impagos los CDS se convirtieron en un excelente negocio.
Este modelo generó enormes beneficios para sus participantes y contribuyó
(aunque no fue la única causa) al elevado e insostenible crecimiento de la
economía mundial entre 2003 y 2007. Además, el exceso de ahorro en las
economías emergentes (sobre todo en China y los países exportadores de
petróleo) y su escasez en EEUU incrementó los flujos de capital hacia EEUU,
alimentando su déficit por cuenta corriente, y con él los desequilibrios
macroeconómicos globales (en 2007 EEUU absorbió casi la mitad del ahorro
mundial, el Reino Unido, España y Australia otro 20% y las reservas de los
bancos centrales de los países en desarrollo superaron los 5 billones de dólares
–1,9 billones en China–). Pero como la mayoría de las entradas de capital iban
a parar al sector inmobiliario y no a otro tipo de inversiones más productivas, en
última instancia el modelo se basaba en que los estadounidenses pudieran
pagar sus hipotecas, lo que a su vez dependía de que el precio de sus viviendas
siguiera subiendo, condición necesaria para que los hipotecados pudieran
refinanciar su deuda contra el valor apreciado de su inmueble. Y la existencia
de un mercado hipotecario subprime, en el que se otorgaban hipotecas a
individuos con dudosa capacidad de pago, incrementaba los riesgos (también
debe reconocerse que gracias a ese mercado muchos estadounidenses que
anteriormente no tenían acceso al crédito, pudieron comprar un inmueble. Y
algunos sí están pudiendo hacer frente a su hipoteca).
Aunque fuera posible prever que los precios inmobiliarios no podrían continuar
subiendo indefinidamente, el elevado crecimiento de la economía mundial, la
baja inflación, los bajos tipos de interés (negativos en términos reales) y la
estabilidad macroeconómica (lo que se conoce como el período de “la gran
moderación”) redujeron la aversión al riesgo. Ello llevó a un mayor
apalancamiento, incentivó aún más la innovación financiera y las operaciones
fuera de balance y dio lugar a lo que a la postre se ha revelado como una euforia
irracional. Además, mientras duró el boom, no parecía existir la necesidad ni de
revisar la regulación ni de modificar la política monetaria. Ninguna autoridad
quería ser responsable de frenar el crecimiento. De hecho, la brusca bajada de
tipos de interés de la Fed ante la recesión de 2001 (y el mantenimiento de los
mismos en el 1% durante un año) fue considerada como una excelente
maniobra para acortar la recesión en EEUU tras los ataques del 11–S. Sin
embargo, hoy se interpreta como una política errónea que contribuyó a inflar los
precios de los activos, sobre todo los inmobiliarios, impidiendo el ajuste que la
economía estadounidense necesitaba para tener un crecimiento sostenible a
largo plazo (también puede argumentarse, como hizo el presidente de la Fed
Ben Bernanke con su hipótesis delGlobal Savings Glut, que China, con su
elevada tasa de ahorro y su tipo de cambio intervenido y subvalorado, fue el
auténtico causante de los desequilibrios externos estadounidenses). Por último,
la idea de que los mercados financieros funcionan de forma eficiente y que los
agentes son suficientemente racionales como para asignar de forma adecuada
el riesgo (sobre todo si utilizan modelos matemáticos sofisticados) terminaban
de legitimar el modelo.
Pero al final la confianza en el mercado fue excesiva porque Hyman Minsky
tenía razón. Los mercados financieros son incapaces de autorregularse y
tienden al desequilibrio, sobre todo tras largos períodos de crecimiento y
estabilidad que incentivan los excesos y las Manías. El sistema financiero
internacional es inherentemente inestable por lo que, según Minsky, no es
posible escapar de crisis financieras periódicas, cuyas consecuencias serán
más devastadoras cuanto mayor sea el período de crecimiento que las preceda.
Aun así, el desarrollo de la crisis no ha sido lineal y las decisiones, tanto técnicas
como políticas, tomadas en el último año y medio han condicionado (y
continuarán condicionando) su desarrollo, para bien o para mal. Por eso es
esencial que las autoridades no repitan algunos de los errores cometidos y
muestren el liderazgo suficiente para evitar un largo período de estancamiento.
Algo que tanto el Reino Unido como el eurogrupo han empezado a hacer.
El estallido de la burbuja inmobiliaria en EEUU y las primeras quiebras
derivadas del mercado subprimese remontan a agosto de 2007, cuando el
aumento de la morosidad generó importantes pérdidas en las instituciones
financieras. Desde entonces, la Fed ha recortado los tipos de interés y los
bancos centrales de todo el mundo han inyectado liquidez al sistema bancario,
lo que ha permitido contener la situación aunque no evitar la desaceleración ni
recuperar la confianza en el mercado interbancario. En febrero y marzo de 2008,
los rescates del banco comercial británico Northern Rock y del banco de
inversión estadounidense Bear Stearns supusieron una primera llamada de
atención sobre la gravedad de la crisis. Era la primera vez (en esta crisis) que
un banco de inversión estadounidense era rescatado para evitar un colapso
sistémico y que las autoridades británicas intervenían para evitar un pánico
bancario.
Pero fue en septiembre de 2008, con la quiebra de Lehman Brothers, cuando la
crisis alcanzó una nueva dimensión (el rescate de los dos gigantes hipotecarios
estadounidenses, Fannie Mae y Freddie Mac, también puso de manifiesto que
el colapso inmobiliario norteamericano era de enormes proporciones, pero
ambas instituciones tenían un estatus semipúblico, por lo que era de esperar
que el gobierno estadounidense utilizara fondos públicos para salvarlas). Dejar
caer a Lehman Brothers ha sido, posiblemente, el mayor error que se ha
cometido hasta la fecha y nunca se sabrá si el Tesoro estadounidense y la Fed
no lo rescataron porque su visión pro–mercado (según la cual el Estado no
debería ayudar a todas las instituciones financieras en problemas) les impidió
analizar objetivamente las consecuencias de sus actos o porque no tenían
información suficiente y adecuada para evaluar el impacto real de la medida. En
cualquier caso, como Lehman Brothers era un actor tan relevante a nivel global
su desaparición, además de generar enormes pérdidas para sus acreedores,
congeló el mercado monetario estadounidense a corto plazo, un mercado de
2,5 billones de euros que las empresas de todo el mundo utilizan para financiar
sus operaciones a corto plazo. El pánico global que desató la quiebra de
Lehman Brothers también terminó de secar el mercado interbancario y dio lugar
a una volatilidad en los mercados sin precedentes. La quiebra de una institución
sistémica desataba una crisis sistémica.
El rescate y la nacionalización días después de American Internacional Group
(AIG), la mayor aseguradora estadounidense, no sólo significó una redefinición
del papel de prestamista de última instancia (las empresas de seguros en
principios no se consideraban sistémicas, pero AIG se había introducido en el
mercado de CDS), sino que introdujo todavía más incertidumbre sobre qué
instituciones merecían ser rescatadas y cuáles no. Ello obligó al gobierno Bush
a lanzar el plan de rescate de 700.000 millones de dólares al tiempo que
desaparecía la banca de inversión (Bear Stearns y Lehman Brothers ya habían
quebrado, Merrill Lynch fue adquirida por Bank of America y Goldman Sachs y
Morgan Stanley solicitaron la transformación en bancos comerciales, sujetos a
mayor regulación y capaces de captar depósitos). Al mismo tiempo, el contagio
alcanzó a Europa, con quiebras bancarias en el Reino Unido, el Benelux y
Alemania, lo que aceleró acciones unilaterales que pusieron de manifiesto la
falta de coordinación y la debilidad de la gobernanza económica europea.
Como explica Krugman, a quien se concedió el premio Nobel de economía en
medio de la crisis, el sistema financiero está más integrado y apalancado que
en cualquier momento de la historia. Por lo tanto, según iba cayendo el precio
de los activos inmobiliarios y sus derivados y se iban haciendo públicas las
pérdidas bancarias, las instituciones financieras se encontraban con demasiada
deuda y poco capital. Entonces se veían obligados a vender parte de sus títulos
(la falta de liquidez les impedía pedir nuevos préstamos a otros bancos), lo que
deprimía aún más los precios y causaba nuevas pérdidas, además de dejar sin
crédito al sector productivo. Este círculo vicioso de desapalancamiento y
descapitalización era a la vez imparable y global. Solo una fuerte intervención
pública podía frenarlo.
2.3. Consecuencias de la Crisis Financiera Aunque esta crisis es la mayor desde el crash del 29, las dos son muy
diferentes. En aquella ocasión la economía mundial experimentó deflación y las
tasas de desempleo superaron el 20% en un momento en que los Estados no
tenían redes de cobertura social como las que existen actualmente. Además,
no había economías emergentes (entonces periféricas) capaces de aportar
crecimiento y financiación al centro. Por lo tanto, aunque en los próximos años
el desempleo crecerá y la inflación caerá es muy probable que la economía
mundial pueda escapar de una depresión como la de los años 30. Y la razón
fundamental es que se ha aprendido mucho de aquella crisis, sobre todo en el
aspecto técnico. La asignatura pendiente continúa siendo la del liderazgo
político.
De hecho, las autoridades no están repitiendo los dos errores más graves que
se cometieron en los años 30 porque han internalizado las dos explicaciones
más conocidas de la Gran Depresión, la de John Maynard Keynes en la Teoría
general de 1936 y la de Milton Friedman y Anna Schwartz en Una historia
monetaria de Estados Unidos, 1867–1960, publicada en 1963. Keynes explicó
la Gran Depresión por la insuficiencia de demanda efectiva de la que sólo se
pudo escapar mediante una política fiscal expansiva. Para Friedman y Schwartz
el crash del 29 fue el resultado de una mala política monetaria de la Fed, que
no inyectó suficiente liquidez en la economía a tiempo. Afortunadamente, como
hemos visto arriba los bancos centrales están inyectando liquidez y los
gobiernos están aumentando el gasto; es decir, Keynes, Friedman y Schwartz
han sido escuchados.
Pero es la tercera explicación de la Gran Depresión, la del historiador Charles
Kindleberger en El mundo en depresión, 1929–1939 (1973), de la que la
comunidad internacional tiene más que aprender. Para Kindleberger, el crash
bursátil se convirtió en una prolongada depresión por la falta de liderazgo de
una potencia hegemónica mundial capaz de encargarse de la provisión de los
bienes públicos necesarios para el mantenimiento de un orden económico
liberal y abierto, incluida la provisión de un mecanismo que proporcione liquidez
al sistema cuando se producen situaciones de crisis. Durante la Gran Depresión
el Reino Unido ya no era capaz de actuar como potencia hegemónica porque
su imperio estaba en decadencia. Y EEUU, la potencia en auge, no quiso cargar
con los costes de actuar como líder por razones políticas internas relacionadas
con la doctrina Monroe del aislacionismo. Esta situación provocó un vacío de
liderazgo que llevó a los países industrializados a poner en práctica políticas
proteccionistas y devaluaciones competitivas que no hicieron más que extender
y generalizar la crisis hasta el comienzo de la Segunda Guerra Mundial.
Aunque forjar y consolidar un liderazgo político fuerte en momentos de crisis es
especialmente difícil, la economía mundial no tiene otra salida porque ante el
pánico las soluciones técnicas no son suficientes para devolver la confianza a
los mercados. El problema es que el mundo es multipolar y no existe una
potencia hegemónica. Y además, el impacto de la crisis es asimétrico y está
acelerando la reconfiguración del equilibrio de poder a nivel mundial en favor de
las potencias emergentes, muchas de las cuales ven en la crisis tanto riesgos
como una gran oportunidad para cambiar las reglas de juego del mercado global
en su favor. Por ello el liderazgo sólo puede ser compartido y debe basarse en
la cooperación internacional.
Afortunadamente, lo que en un principio fueron rescates ad hoc de instituciones
financieras concretas y acciones unilaterales descoordinados se han ido
convirtiendo en planes más amplios y con cierto nivel de coordinación, sobre
todo en el eurogrupo. Además, el primer ministro británico Gordon Brown, el
único presidente del G7 con conocimientos significativos de economía, se ha
erigido en el líder político e intelectual tanto de los planes públicos de rescate
como de la reforma del sistema financiero internacional.
Así, el pragmatismo parece haber vencido a la ideología, la negociación ha
funcionado y se han terminado aprobando planes coherentes en casi todos los
países avanzados, planes que coinciden tanto en la necesidad de recapitalizar
el sistema bancario nacionalizando parcialmente la banca como en asegurar los
créditos interbancarios. En este sentido es particularmente importante tanto la
aprobación del plan estadounidense –que sólo fue aceptado por el Congreso
tras la introducción de importantes enmiendas– como las clarificaciones
posteriores del Tesoro, que finalmente aceptará nacionalizar temporalmente
parte de la banca (los detalles técnicos sobre el sistema de subasta para adquirir
los activos tóxicos del sistema bancario todavía no han sido aclarados). Todo
ello tendrá un importante impacto en las cuentas públicas que, dependiendo de
cómo respondan los mercados, verán incrementar su déficit y su nivel de deuda
pública sobre el PIB en mayor o menor medida. Pero en cualquier caso, por el
momento, el desembolso público para hacer frente a las pérdidas se estiman en
el entorno del 5% del PIB combinado de EEUU y la UE, una cifra mucho menor,
en proporción al PIB, que en anteriores crisis.
En definitiva, hacia mediados de octubre el emergente liderazgo europeo y las
acciones concertadas habían permitido recuperar cierto nivel de confianza. Pero
el capital seguía huyendo hacia activos seguros, el mercado interbancario
seguía teniendo problemas y las causas estructurales de la crisis no habían sido
resueltas. Además, el impacto del colapso financiera sobre la economía real
será muy significativo durante 2009 por lo que el liderazgo compartido tendrá
que continuar. El reto consiste en que incluya a las potencias emergentes en la
inminente reforma de la gobernanza económica global. De hecho, además de
jugar un papel importante en la modificación de los sistemas de regulación y
supervisión financiera, las potencias emergentes serán la fuente principal de
demanda si las economías avanzadas entran en recesión. Pero la decisión de
aumentar el gasto es política y en el caso de China está ligada a la de reevaluar
el tipo de cambio.
3. Análisis Histórico de las Causas de la Crisis Global
3.1. La Gran Depresión de los años 30 A principios de octubre de 1929, en Wall Street, ciertos indicios comenzaron a
inquietar a los corredores de la gran bolsa de valores neoyorquina. Los precios
al por mayor del hierro, del acero y del cobre, así como los beneficios de la
industria del automóvil, bajaban.
El jueves 24 de octubre de 1929, conocido como el jueves negro", se inicia la
crisis económica mundial con el crack financiero de Wall Street.
Presagiando la tormenta, algunos especuladores astutos trataron de vender sus
títulos mientras las cotizaciones aún iban en alza. El movimiento ya estaba en
marcha, y las ventas se multiplicaron. Entonces los grandes bancos decidieron
comprar para detener la baja, pero no pudieron hacer frente a los 16 millones
de acciones volcadas sobre el mercado el martes 29 de octubre. Las
autoridades no comprendieron la situación; en noviembre, el presidente Hoover
aún decía: " Compren ahora, la prosperidad está a la vuelta de la esquina"
El desconcierto fue general: ¡casi trece millones de títulos fueron puestos a la
venta a cualquier precio!, la caída de las cotizaciones se aceleró; el 13 de
noviembre, las acciones industriales habían bajado de 469 puntos a 220.
Han pasado más de cincuenta años y aún se continúa debatiendo la causa de
la gran recesión económica de los años 30, la gran depresión constituye un
extenso debate sobre qué originó las causas de esta gran depresión. A
continuación se muestra un cuadro con datos estadísticos sobre qué originó la
gran crisis de los años 30:
CUADRO N°1: ¿Qué ocurrió durante la gran depresión?
El cuadro anterior muestra que la disminución de la renta registrada a principios
de los años treinta en Estados unidos coincidió con un descenso de los tipos de
interés lo que llevo a algunos economistas a sugerir que la causa fue el
desplazamiento restrictivo de la IS denominada esta tesis hipótesis del gasto, la
perturbación contractiva del gasto privado es considerada la causa principal
pues fue una disminución exógena del gasto en bienes y servicios, induciendo
a los consumidores a
ahorrar una parte mayor de
su renta en lugar de
gastarla, otra explicación
señala que fue la gran
disminución que
experimentó la inversión en
viviendas, una vez que
comenzó la depresión
ocurrieron varios
acontecimientos que
posiblemente redujeron aún
más el gasto, a inicios de la
años treinta quebraron
muchos bancos
disminuyendo el gasto en inversión , esto ocasionó que algunas empresas no
puedan conseguir los fondos necesarios para realizar inversiones de capital
provocando un desplazamiento restrictivo de la función de inversión.
Ben Bernanke (1983) sostiene que “los políticos de la época tenían más interés
en equilibrar el presupuesto que en utilizar la política fiscal para mantener la
producción y el empleo en sus tasas naturales”.
El cuadro N°1 muestra que la oferta monetaria disminuyó en un 25% entre1929
y 1933 aumentando la tasa de paro pasando del 3.2% al 25.2% , la hipótesis
monetaria sostenía que la principal causa era la disminución radical de la oferta
monetaria, la contracción de la oferta monetaria ha provocado la mayoría de las
recesiones económicas y la gran depresión, aunque la contracción monetaria
fuera la responsable del paro entre estos años, pero al analizar la hipótesis
monetaria existe una contradicción, pues si lo que desencadenó la depresión
hubiera sido un desplazamiento de la LM entonces lo lógico es que debieron
subir los tipos de interés, sin embargo éstos bajaron continuamente, también
durante estos años el nivel de precios descendió un 25%, muchos economistas
culpan a esta deflación de la gravedad de la gran depresión, la deflación
convirtió lo que era una recesión económica normal en un periodo sin
precedentes de elevado paro y disminución de la renta.
3.2. La recesión Japonesa de los años 90 Las empresas japonesas hicieron grandes inversiones en el Este Asiático, con
la base del fuerte yen después del Acuerdo Plaza en septiembre de 1985. La
estrategia de Japón - enfocado a lo externo, para paliar los efectos de la drástica
reducción de sus exportaciones y luego del Acuerdo Plaza, fue el incremento
de las inversiones en el este asiático, aprovechando el yen fuerte.
El 45% de las exportaciones niponas se dirigían a Asia, así como el 30% de sus
inversiones. Además, Japón era el principal importador de materia prima,
petróleo, gas natural, madera y níquel de los países de la región.
Durante la década de 1990, tras muchos años de rápido crecimiento y
envidiable prosperidad la economía japonesa experimentó una prolongada
recesión. El PBI real creció a un tasa media de 1,3 % durante toda la década ,
mientras venía creciendo un 4,3% en los últimos veinte años, la producción
industrial se estancó y la tasa de paro aumentó, aunque la recesión japonesa
de los noventa no es similar en magnitud a la de los años treinta tienen algunos
aspectos similares: En primer lugar ambas se deben en parte a un gran
descenso de las cotizaciones bursátiles, redujeron el gasto de consumo, los
bancos comenzaron a tener dificultades lo cual exacerbo la caída de la actividad
económica; en el caso de
Japón los bancos habían
hecho en los años ochenta
muchos préstamos avalados
por acciones o por inmuebles,
cuando cayó el valor de estos
avales los prestatarios
comenzaron a no devolver sus
préstamos, lo cual redujo la
capacidad de los bancos para
conceder préstamos,
produciéndose una
“contracción del crédito” por lo cual las empresas tuvieron más dificultades para
financiar sus proyectos; en ambos casos la disminución de la actividad
económica coincidió con unos tipos de intereses muy bajos esto llevó en ambos
casos a una situación de “trampa de liquidez.
3.3. La crisis Financiera Internacional: México 1994-1995
Desde finales de la década de los setenta, cuando se dio una abrupta
devaluación del peso mexicano quedó claramente establecido el agotamiento
del modelo proteccionista que había venido utilizando este gobierno.
Posteriormente, los gobiernos de José López Portillo, Miguel de la Madrid,
Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo, todos pertenecientes al mismo
partido político PRI, que estuvo en el poder desde 1929, dirigieron a México
hacia una apertura comercial de alguna manera indiscriminada, que llevó al país
a caer en varias crisis económicas, las principales presentadas en 1976, 1982
y 1994.
En agosto de 1994 la economía mexicana sufrió una devaluación, bajo el
sistema de tipo de cambio fijo el banco central acuerda intercambiar la moneda
nacional peso por moneda extranjera dólar, por lo tanto el aumento de la prima
de riesgo del país presionó a la baja el valor del peso, el banco central aceptó
pesos y pago en dólares, esta intervención en el mercado de divisas contrajo la
oferta monetaria y la moneda se depreció causando la pérdida de confianza en
los responsables de política económica; temiendo una nueva devaluación del
peso, la bolsa de valores mexicana se hundió, los inversores se mostraron poco
dispuestos a comprar su deuda, además los cambios del riesgo percibido de un
país debido a la inestabilidad política constituyeron un importante determinante
de los tipos de interés y de los tipos de cambio en las economías abiertas.
3.4. La crisis Financiera Internacional: Asia 1997-1998 En 1997 los países asiáticos también experimentaron una crisis financiera
internacional, el problema comenzó en el sistema bancario, durante muchos
años los gobiernos de los países asiáticos habían intervenido en la gestión de
asignación de recursos, en particular de los recursos financieros. Muchos
bancos asiáticos habían concedido préstamos a los que más poder político
tenían y no a los que presentaban los proyectos de inversión más rentables, el
circulo vicioso se formó cuando los problemas del sistema bancario minaron la
confianza internacional, esta pérdida de confianza elevó las primas de riesgo y
los tipos de interés, esto redujo los precios de las acciones y de otros activos,
el descenso de los precios de los activos redujo el valor de los avales utilizados
para solicitar préstamos, elevando las tasas de incumplimiento de los préstamos
bancarios . Como hemos observado como mejor se comprenden los efectos a
largo plazo de una contracción crediticia es mediante la teoría del crecimiento,
con su énfasis en la acumulación de capital como de crecimiento, cuando una
contracción crediticia impide a algunas empresas invertir, los mercados
financieros no asignan de la mejor manera posible el ahorro nacional,
ocurriendo que se realicen proyectos de inversión menos productivos que los
que podrían realizarse y esto reduzca el potencial de la economía para producir
bienes y servicios.
3.5. La crisis Financiera Internacional en los EE.UU. La crisis financiera ha sido resultado de la incapacidad de pago de los
préstamos hipotecarios de miles de personas que tenían créditos Sub-Prime.
Muchos de ellos contratados con pago de sólo intereses o con opciones de
amortización negativa, que al cambiar a préstamos totalmente amortizados
(pago de intereses y capital) propició el incremento de los pagos a realizar
dejando sin posibilidad de pagar a los deudores, que de por si tenían un pobre
historial crediticio y una nula capacidad de pago, lo cual ya se sabía.
La imposibilidad de pago puso en problemas a las instituciones financieras que
habían otorgado hipotecas e hizo retroceder de manera profunda los precios de
las casas, lo que agravó la situación de los prestamistas que junto con la cartera
vencida que acumulaban, veían caer el precio de los inmuebles que habían
quedado en garantía por las hipotecas. Entre diciembre de 2006 y diciembre de
2007, el precio de las casas cayó en un 25% y dio inició a la “crisis inmobiliaria”
preparando el escenario para la crisis financiera de 2008.
En el año 2008 comenzó la crisis económica mundial originada en estados
unidos, siendo los principales causantes de la crisis los altos precios de las
materias primas, la sobrevalorización del producto, una crisis alimentaria
mundial y energética, una elevada inflación planetaria y la amenaza de una
recesión en todo el mundo, así como una crisis crediticia, hipotecaria y de
confianza en los mercados. La causa raíz de toda crisis según la Teoría
Austríaca del ciclo económico es una expansión artificial del crédito.
Jesús Huerta de Soto (2008) explica que “esta crisis surge de la expansión
crediticia ficticia orquestada por los bancos centrales y que motivó que los
empresarios inviertan donde no debían”
Los Estados Unidos, la economía más grande del mundo desde el 2003 tuvo
una política expansionista que impulsó la financiación de hipotecas de baja
calidad, las llamadas “subprime” y un endeudamiento desmesurado vía tarjeta
de créditos, lo que ocasionó que entraran en el 2008 en una grave crisis
crediticia e hipotecaria que afectó aún más la fuerte burbuja inmobiliaria que
venían padeciendo, así como el valor del dólar que tendió a la baja,
manteniéndose esta tendencia hasta la actualidad. Como bien señala George
Soros en su libro «El nuevo paradigma de los mercados financieros» (Taurus
2008) “El estallido de la crisis económica del 2008 puede fijarse oficialmente en
agosto de 2007 cuando los Bancos centrales tuvieron que intervenir para
proporcionar liquidez al sistema bancario”, tras varios meses de debilidad y
pérdida de empleos, el fenómeno colapsó entre el 2007 y 2008, causando la
quiebra de medio centenar de bancos y entidades financieras, este colapso
arrastró a los valores bursátiles y la capacidad de consumo y ahorro de la
población. En septiembre de 2008, los problemas se agravaron con la
bancarrota de diversas entidades financieras relacionadas con el mercado de
las hipotecas inmobiliarias, como el banco de inversión LehmanBrothers, las
compañías hipotecarias FannieMae y Freddie Mac o la aseguradora AIG. El
gobierno norteamericano intervino inyectando cientos de miles de millones de
dólares para salvar algunas de estas entidades.
3.6. La crisis Financiera Internacional en la Eurozona en el 2010
La crisis de la eurozona también llamada crisis de la zona del euro o también
llamada crisis del euro es una serie de acontecimientos que han venido
afectando negativamente desde principios del año 2010 a los 16 Estados de la
unión europea que conforman la Eurozona o Zona Euro, esto porque han
adoptado el euro como moneda única y componen entre sí una unión monetaria
plurinacional en el seno de la comunidad Europea. Durante este período los
estados de la comunidad Europea vinieron padeciendo una crisis de confianza
sin precedentes, con ataques especulativos sobre los bonos públicos de varios
de sus miembros, turbulencias en sus mercados financieros y bursátiles, y una
caída del valor cambiario de la moneda única, en un contexto de incertidumbre
y dificultad por alcanzar un acuerdo colectivo que todavía persiste. La crisis
comenzó con la difusión de rumores sobre el nivel de la deuda de Grecia y el
riesgo de cesación de pagos de su Gobierno, se hizo público que durante años
el Gobierno griego había asumido deudas profundas y había llevado a cabo
gasto público descontrolado, lo cual contravenía los acuerdos económicos
europeos. Cuando llegó la crisis financiera internacional, el déficit
presupuestario subió y los inversores exigieron tasas mucho más altas para
prestar dinero a Grecia. Todos los países de la eurozona se vieron afectados
por el impacto que tuvo la crisis sobre la moneda común europea. Se produjeron
temores de que los problemas griegos en los mercados financieros
internacionales pudieran desatar un efecto de contagio que hiciera tambalear
las economías de los países con economías menos estables de la Eurozona
como España, Portugal, Irlanda y Italia; los cuales al igual que Grecia tuvieron
que tomar medidas para reajustar sus economías. La crisis de la eurozona
fueron causadas por una serie de factores complejos, entre los que se han
encontrado la globalización de las finanzas, las fáciles condiciones de acceso
al crédito durante el periodo 2002-2008 que impulsaron prácticas de préstamo
y endeudamiento arriesgado, los desequilibrios comerciales y las burbujas
inmobiliarias que estallaron en el año 2008. Un posible relato descriptivo de las
causas de la crisis comenzaría con el aumento significativo en los ahorros
disponibles para la inversión en el período 2000-2008. La tentación ofrecida por
esta fuente de ahorros rápidamente disponible superó los mecanismos
regulatorios de control en todos los países, a medida que los inversores de renta
fija global se movían en busca de mejores rentabilidades se creaban sucesivas
burbujas en todo el planeta, si bien esas burbujas han ido estallando
provocando caídas de los precios de los activos (por ejemplo, las propiedades
inmobiliarias), no ha ocurrido lo mismo con los pasivos en manos de los
inversores globales, que mantienen su precio total, lo que a su vez ha hecho
que se generen dudas sobre la solvencia de los gobiernos y sus sistemas
bancarios. La manera en que cada país europeo involucrado en esta crisis tomó
prestado e invirtió el dinero varía de un caso a otro. Por ejemplo, los bancos
irlandeses prestaron su dinero a promotores inmobiliarios, generando una
burbuja de precios inmobiliarios gigantesca.
4. Situación Actual de la Crisis Global
En la etapa actual no existen condiciones para una ruptura revolucionaria, pero tal
situación podría cambiar en los próximos años.
Una posible crisis mundial tendría un valor estratégico y táctico para las izquierdas
porque permitiría ganar espacios para fortalecer un proyecto histórico alternativo.
Pero, en este supuesto caso, y ante el insuficiente desarrollo de las clases
trabajadoras, el movimiento socialista democrático y revolucionario tendría que
concertar alianzas con las fracciones más progresistas de la burguesía para evitar
que tomen el poder los sectores más reaccionarios, como fue el caso del periodo de
entreguerras (nazismo y fascismo).
En la etapa actual del capitalismo las izquierdas debemos luchar con todos los
medios a nuestro alcance, por conquistas que mejoren sustancialmente las
condiciones laborales y de vida de las clases trabajadoras en el marco del nuevo
modelo productivo, lo cual deberá traducirse en incrementos de los salarios reales,
la generación suficiente de empleos estables, la más amplia extensión de la
seguridad social, y el mejoramiento de la educación y la cultura de las masas
populares.
El neoliberalismo se propuso superar los problemas estructurales de rentabilidad y
elevar la explotación capitalista, y en ello ha tenido éxito. Las posibilidades de revertir
estas tendencias dependen de la concientización y reorganización de las izquierdas
y organizaciones de masas.
¿Hasta qué grado se puede hablar de un viraje hacia una nueva correlación de
fuerzas favorable a las izquierdas? La correlación aún es adversa, pero existen
avances reflejados en las coaliciones y fuerzas políticas que gobiernan los
principales países industrializados de Europa y varios países emergentes y de
menor desarrollo en Asia y América Latina. También notamos avances importantes
en países del ex bloque soviético.
4.1. Situación Actual de América Latina y el Caribe
La continua caída del crecimiento y menores perspectivas de un repunte
sustancial del mismo constituyen un reto para la región de América Latina y el
Caribe (ALC), ejemplificado por una ‘nueva normalidad’ con tasas de
crecimiento estancadas y un menor margen de maniobra de cara a una salida.
En los últimos años las economías regionales experimentaron tasas de
crecimiento relativamente bajas, de entre 2% y 2,5% del PIB —lejos de la fuerte
expansión de 2003-2012, cuando se registraban tasas de más de 5%, muy por
encima de los demás países emergentes y del G7.Se espera un repunte en
2015, aunque no será suficiente para restaurar las anteriores tasas de
crecimiento de la región.
Esta desaceleración se relaciona a la caída en los precios de las materias
primas, a una economía china más lenta y menores inversiones.
El crecimiento promedio de la región se verá lastrado por la desaceleración de
economías importantes como Argentina y Brasil. Los puntos positivos incluyen
a Panamá, República Dominicana, Nicaragua, Bolivia, Paraguay y Perú (con un
promedio esperado para 2015 de 4%-6%). Se espera que México, Chile, Costa
Rica y Uruguay se mantengan en la banda del 3%-4%.
A los expertos y diseñadores de políticas les preocupa que estas perspectivas
más acotadas pongan en peligro las conquistas sociales de la última década y
empujen a las economías latinoamericanas hacia la llamada trampa del ingreso
medio cuando las perspectivas de desarrollo de un país se estancan.
En los últimos diez años, América Latina logró sacar de la pobreza a más de 70
millones de personas; mientras, su clase media se expandía hasta representar
más del 50% de la población. Educación, infraestructura, seguridad y servicios
de atención a la salud de mejor calidad son ahora el núcleo de las demandas
de la creciente clase media de la región. Mientras trabaja para satisfacer estas
nuevas expectativas, la región a su vez enfrenta el desafío de tener una buena
parte de su población viviendo en la “pobreza crónica” 130 millones de
personas, de acuerdo a un estudio reciente.
Los expertos advierten que el espacio para adoptar políticas tendientes a
reanimar el crecimiento de ALC se está estrechando, y esto requerirá una
combinación justa de herramientas monetarias y fiscales. Reordenar el gasto
público y aprovechar las tasas de cambio para estimular la economía, sin
desatar la inflación, estarán entre las opciones de la región a futuro.
4.2. Fragilidades en el escenario Económico Internacional
La caída en el precio del petróleo y el aumento en la fragilidad del mercado
financiero global “dejarán una huella profunda en el escenario económico
mundial”, alertó el Banco de Pagos Internacionales (BIS, por su sigla en inglés).
En conferencia de prensa desde Basilea, Suiza, el director del Departamento
Monetario y Económico del BIS, Claudio Borio, destacó que la caída en el precio
del petróleo es la tercera más grande de los últimos 50 años, sólo rebasada por
la que siguió a la quiebra de Lehman Brothers y la resultante de la crisis de los
países exportadores de petróleo de 1985.
Ahí consideró que el origen de la caída se encuentra en factores de demanda,
la desaceleración de China y el aumento inesperado de la oferta. Descartó
hacer comentarios particulares sobre México, pero matizó que “habrá
ganadores y perdedores de la caída” y estimó que el impacto podría ser
desproporcionado en algunas regiones del mundo, lo que “sin duda va a generar
vulnerabilidades domésticas”. En la última sesión de la semana, el crudo en
Estados Unidos cerró en su menor nivel desde julio del 2009, mientras que el
Brent promedió menos de 70 dólares por barril en la semana por primera vez
desde el 2010.
Los precios siguieron cayendo, en momentos en que el mercado enfrenta un
exceso de oferta debido al auge del esquisto de Estados Unidos y ante la
decisión de la Organización de Países Exportadores de Petróleo.
El economista en jefe de Barclays para México, Marco Oviedo, ha destacado
que la debilidad que trae el precio del petróleo no genera presiones para las
finanzas públicas para el año entrante, pero sí pone de relieve el reto para el
2016.
Según la Secretaría de Hacienda, por cada dólar que cae el petróleo, dejan de
ingresar al país 3,800 millones de dólares. Es un reto, no es inmediato, pero los
inversionistas lo van a seguir con detenimiento, advirtió.
Por su parte, en reiteradas ocasiones, el secretario de Hacienda, Luis
Videgaray, ha descartado afectaciones a la economía mexicana derivado de la
baja en el precio del petróleo a nivel mundial y el peso frente al dólar.
4.3. El complicado escenario de los países industrializados
En la mayoría de países desarrollados la economía está basada en un sistema
capitalista y es de librecambio, regida por las leyes de la oferta y la demanda.
Una economía puede juzgarse sana, si el índice de desempleo es bajo, (menos
del 6%) las tasas de interés y la producción total del país está en pleno equilibrio,
o sea, con los precios de los bienes y servicios que los consumidores pueden
pagar y los productores están dispuestos a seguir produciendo, porque las
ganancias así lo permiten.
Esto es un mercado en equilibrio, donde todos están contentos y dispuestos a
producir, ganar y a pagar impuestos, que son redistribuidos en bienes y
servicios a la misma población.
En una economía sana, la corrupción es mínima y la productividad es alta. El
estado se hace cargo de prestar los servicios públicos (Agua, energía,
educación, salud, transporte) y no permite su privatización. En el caso de que
lo permita, es bajo unas reglas de funcionamiento claras y bajo control del
estado, lo que no sucede en las economías de países en desarrollo, donde los
servicios públicos pueden ser prestados por entidades privadas que se
enriquecen prestando un servicio indispensable a la población y con precios
exorbitantes que la gente no alcanza a pagar.
5. Impacto en la Economía Peruana: La primera crisis financiera internacional del siglo XXI estalló en el 2007 con el virtual
colapso del sistema financiero de Estados Unidos; el detonante fue el estallido de
una burbuja inmobiliaria, alimentada por un boom crediticio durante los seis años
previos. En paralelo, burbujas inmobiliarias también estallaron en España, Irlanda y
Reino Unido. Por tanto, ocasionó una crisis en las economías avanzadas con
impactos en todo el mundo, manifestados en una desaceleración de la actividad
productiva y aumentos en el desempleo.
En el 2007, estalló la primera crisis financiera internacional del siglo XXI en Estados
Unidos y en algunos países europeos. Cinco años después la crisis no ha terminado,
pues muestra diversas ramificaciones, y en esencia se trata de la misma crisis que
estalló en el 2007 en Estados Unidos y generó repercusiones globales a partir de
setiembre del 2008. Los mecanismos de solución alimentaron aún más la crisis, que
mutó de financiera y privada a fiscal y pública.
5.1. ¿En qué consistió y por qué ocurrió?
En términos generales, la crisis puso sobre el tapete una antigua lección: si un
gobierno gasta por encima de sus ingresos, genera un déficit fiscal; el exceso de
gasto público puede ser cubierto durante un tiempo con deuda, pero si la tendencia
persiste, llega un momento en que ya no es posible endeudarse más. En esa
circunstancia solo queda reducir el gasto. Dicho de otro modo, al igual que en una
familia, no se puede gastar por encima de los ingresos de manera indefinida. Más
aún, en Estados Unidos y varios países europeos no solo se trata de un problema
de los gobiernos, sino también de las familias en sí, es decir, todas se han
acostumbrado a gastar más de lo que pueden pagar. Esto ha ocurrido desde hace
un par de décadas, pero con mayor profundidad en los primeros diez años del siglo
XXI. El crecimiento alto y sostenido de la economía mundial en medio de una ola de
innovaciones en las tecnologías de la información había generado la “muerte del
riesgo”, es decir, los agentes económicos redujeron la aversión al riesgo casi hasta
eliminarla debido al optimismo sobre el comportamiento de la economía mundial. El
resultado fue el boom crediticio y el sobreendeudamiento de las familias y el
gobierno de Estados Unidos que acompañó la burbuja inmobiliaria ocurrida entre los
años 2002 y 2007. Desde esa óptica, la crisis fue un resultado del éxito anterior. El
mundo transitó del crecimiento y la confianza a la depresión y el pánico.
Ante ese panorama sólo quedaba ajustar, es decir, disminuir el gasto y aumentar los
ingresos públicos para reequilibrar las finanzas públicas. Como consecuencia, las
familias compran menos, las empresas venden menos y la economía se contrae.
5.2. ¿Y por qué afecta esta situación al resto del mundo?
Porque Estados Unidos y Europa son los principales demandantes de bienes y
servicios del resto de países, entre ellos China. Si Estados Unidos y Europa compran
menos al resto del mundo, China producirá menos, pues observa cómo se reducen
sus principales mercados; los tres motores de la economía mundial se frenan y con
ellos la economía mundial. En el 2009, la economía mundial experimentó una
recesión sincronizada, es decir, una caída de la producción de –0.5%. En Estados
Unidos fue de –2.6% y en la Eurozona la recesión fue de –4.1%. El Perú, luego de
crecer en 9.8% en el 2008, lo hizo solo en 0.9% en el 2009. Como consecuencia, en
América Latina el resultado de la evolución del PBI fue de –1.7%. China, gracias al
tamaño de su mercado interno, creció en 9.2%.
La implicancia principal para una economía pequeña como la peruana es su
dependencia de la evolución de la economía mundial; lo que pase con ella impactará
sobre nuestro país. Por ello, la crisis actual configura un entorno externo
desfavorable para el gobierno actual, a diferencia del contexto internacional
favorable que enfrentaron Toledo y García durante el periodo de auge de la
economía mundial. Y por ello debe tenerse cautela con los incrementos en el gasto
público, pues la solidez macroeconómica es nuestro principal amortiguador de los
embates de la crisis.
5.3. ¿Cuál fue el origen de este problema?
El colapso del sistema financiero de Estados Unidos hacia los años 2007 y 2008.
Los sistemas financieros tienen como principal función la canalización de los fondos
de los depositantes a los inversionistas. Si dejan de operar de manera normal, el
sector productivo de la economía se frena, debido a la reducción drástica del crédito.
¿Y por qué colapsan los sistemas financieros? Porque algunos no pueden pagar sus
deudas. La historia muestra que las crisis financieras son crisis de deuda, sea del
sector privado o del sector público, que aparecen luego de un periodo de auge
crediticio manifestado en burbujas especulativas en algún activo, por lo general en
acciones o viviendas.
Durante la primera década del siglo XXI, Estados Unidos vivió por encima de sus
posibilidades. Por un lado, hubo una disminución de impuestos y un alto nivel de
gasto público del gobierno, en especial por guerras en el exterior como la de Irak,
como consecuencia del ataque a las Torres Gemelas del 2001. Por otro lado, las
familias se sobre endeudaron gracias a un boom crediticio que llevó a un aumento
desmedido de los precios de las viviendas y otros activos. ¿Y por qué las entidades
financieras otorgaron tantos créditos? Porque gracias a los adelantos en las
tecnologías de la información, los bancos comerciales que otorgaban los préstamos
revendían estos a bancos de inversión en Wall Street, los cuales, a través de
complicadas técnicas financieras, creaban nuevos productos financieros opacos y
exóticos que, a su vez, eran vendidos a inversionistas en todo el mundo. La
disminución en la tasa de interés abarató aun más los préstamos; como dirían los
economistas, fue una combinación de una política fiscal expansiva (mayores gastos
y menores impuestos) con una política monetaria expansiva (menores tasas de
interés). El resultado: un boom crediticio y sobreendeudamiento que colapsó en
agosto del 2007 y alcanzó impactos globales a partir de setiembre del 2008 con la
quiebra y desaparición de los bancos de inversión en Wall Street. Mientras tanto, en
varios países de la Eurozona como España e Irlanda, el boom crediticio también
generó burbujas en los precios de varios activos, como las viviendas. La
interconexión del mundo hizo que la posibilidad de una nueva Gran Depresión,
similar a la de hace ochenta años, fuera real.
5.4. ¿Cómo reaccionaron los gobiernos?
Con el objetivo de evitar un descalabro similar al ocurrido durante la Gran Depresión
de los años treinta del siglo anterior, los gobiernos implementaron programas de
estímulo económico, es decir, incrementos en el gasto público con el objetivo de
“reavivar” la economía, dado que el sistema financiero no funcionaba y, por tanto, el
consumo y la inversión privada, motores del crecimiento, mostraban disminuciones
históricas; la solución fue mayor gasto público ante el menor gasto privado. El
problema es cómo financiaron el mayor gasto, y es aquí donde la solidez o la
debilidad macroeconómica entran en juego, pues el punto de partida sí importa.
Mientras que los gobiernos de Estados Unidos y de algunos países de la Eurozona
(Grecia, Irlanda, Portugal, España e Italia) se endeudaron para financiar los
mencionados programas en circunstancias en que los niveles de deuda ya eran
altos, el Perú no requirió hacerlo, pues tenía ahorros (superávits fiscales) del trienio
2006-2008. La prudencia fiscal rindió sus frutos.
En términos simples, los bancos centrales y los gobiernos fueron al rescate, los
primeros emitiendo dólares y euros (préstamos de los bancos centrales a los
gobiernos) y los segundos, gastándolos, de modo que el mayor gasto público
“reemplazara” temporalmente al menor gasto privado. Ello permitió una
“recuperación desde la demanda” en el 2010, que no era sostenible, pues el
mecanismo no podía continuar, pero que sí otorgaba tiempo para enfrentar los
problemas del sistema financiero, tarea que no se hizo; por esa razón el año 2010
mostró una ligera recuperación, aunque no sostenible. En ese año, el PBI mundial
creció en 5.2%, mientras que el de Estados Unidos lo hizo en 3.0% y el de la
Eurozona en 1.9%. La “aparente” recuperación económica mundial estuvo liderada
por las economías emergentes, que crecieron en 7.3%, mientras que las avanzadas
lo hicieron en 3.2%.
De esta manera, hacia el 2011 la capacidad de repago de las deudas de los
gobiernos se redujo y los acreedores comenzaron a dudar de los préstamos
realizados a los gobiernos. En Estados Unidos, es necesaria la aprobación por parte
del Congreso para que el gobierno siga endeudándose; en otras palabras, cuando
la deuda llega al límite establecido, el Congreso tiene que aprobar la ampliación del
techo de la deuda. Sin embargo, aquí comenzó un problema político, pues en una
de las cámaras tiene mayoría el Partido Republicano, mientras que en la otra lo tiene
el Partido Demócrata, del cual es miembro el actual presidente, Barack Obama,
candidato a la reelección en noviembre de este año. Luego de días de intensa
negociación política, se llegó a un acuerdo: aumentar el límite de la deuda a cambio
de reducciones en el gasto público.
Sin embargo, endeudarse más no soluciona el problema, a menos que la economía
crezca más, de modo de tener los recursos para el repago. De ahí que la relación
entre la deuda y el PBI sea clave. Mientras más crezca la economía, mayor
recaudación logra el gobierno, pues las empresas tienen más utilidades. Pero si las
familias en Estados Unidos están con altos niveles de endeudamiento, no pueden
gastar y con ello incentivar la demanda; por eso la economía crece menos, y el
gobierno recauda menos y reduce su probabilidad de pago de deuda. En agosto del
2011, la calificadora de riesgo Standard & Poor redujo la calificación crediticia de la
deuda pública de Estados Unidos, algo que ocurría por primera vez con la deuda del
país del norte. La deuda pública como proporción del PBI era de 100%, y de 150%
si agregamos la deuda del sector privado, y el plan de consolidación fiscal no fue
percibido como suficiente. A modo de comparación, en el caso peruano la deuda
pública asciende al 21% del PBI. El Perú tiene mayor capacidad de repago que los
Estados Unidos.
Standard & Poor hizo lo correcto: los niveles de deuda señalados, un déficit fiscal
cercano al 10% del PBI y, en especial, un crecimiento muy bajo, unidos a los
problemas políticos de concebir un plan de consolidación fiscal tenían que reflejarse
en una rebaja de la calificación crediticia, sea la de Estados Unidos o la de cualquier
país del mundo.
5.5. El caso europeo
Durante el primer trimestre del 2012, los problemas europeos han puesto en tela de
juicio la existencia misma de la Eurozona. ¿Qué pasa con Europa?
La crisis europea combina varios elementos. En primer lugar, varios países tienen
un problema de sobreendeudamiento público, como Grecia, Italia, Portugal e Irlanda,
en los cuales la deuda pública es mayor que el 100% del PBI (en Grecia se ubica en
torno al 160%); en Francia, Bélgica, Alemania y Reino Unido se ubica entre el 80%
y el 99%. En segundo lugar, el déficit fiscal supera el 6% del PBI en Reino Unido,
Irlanda, Grecia y España. En tercer lugar, el crecimiento es lento, y esto es clave,
pues el crecimiento genera los recursos para el repago de la deuda. Grecia y
Portugal enfrentarían una recesión de –3% este año, al igual que Italia (–2.2%) y
España (–1.7%), mientras que Alemania y Francia apenas estarían por encima del
0%. En cuarto lugar, Europa enfrenta problemas de competitividad, es decir, le es
caro producir y por ende competir con otros países en los mercados externos,
problema más visible en Italia, España, Portugal, Grecia e Irlanda. En quinto lugar,
algunos países como Irlanda enfrentan los efectos de una crisis bancaria. En sexto
lugar, en España e Irlanda hubo una burbuja inmobiliaria. En sétimo lugar, y como
consecuencia, existe un problema de desempleo: la tasa de desempleo en España
alcanza el 23% (y el 50%, es decir, uno de cada dos, si nos referimos al desempleo
juvenil); en Grecia, el 18%; y en Portugal e Irlanda, alrededor del 15%. La variedad
de problemas genera la necesidad de varias respuestas en forma simultánea y
coordinada, y no solo medidas de reducción del déficit fiscal como viene ocurriendo.
Desde un punto de vista estructural, la Eurozona tiene un problema de diseño
institucional. La Eurozona está compuesta por 17 países, todos son parte de la Unión
Europea, que está compuesta por 27 países. La zona del euro es una unión
monetaria, que desde 1999 utiliza al euro como moneda oficial y tiene sus
fundamentos institucionales en el Tratado de Maastricht de 1992; esto significa que
una entidad llamada Banco Central Europeo (BCE) tiene bajo su responsabilidad la
política monetaria de los 17 países y, por tanto, la emisión del euro; los países
miembros no tienen moneda propia y usan como banco central común al BCE. Sin
embargo, además de incluir economías con distintos niveles de competitividad, la
Eurozona no es una unión fiscal; en términos simples, mientras que el control
monetario está en manos de una institución común, la disciplina fiscal depende de
cada gobierno, por lo que ellos pueden contraer deuda y generar altos déficit
fiscales. Esto, a pesar de que el tratado constitutivo impone restricciones fiscales
que quedan bajo la responsabilidad de cada gobierno.
Los problemas de solvencia de Grecia, Irlanda y Portugal en cuanto a la situación
fiscal aumentaron el nerviosismo de los mercados, y desde el último trimestre del
2011 la atención se centró en la posibilidad real de una moratoria de la deuda. Los
inversionistas muestran cada vez menos disposición a prestar dinero a economías
percibidas como riesgosas en términos de repago de deuda, y en caso de hacerlo,
exigen una tasa de interés mayor para compensar el riesgo, con lo cual la deuda
mantiene su espiral ascendente. Los programas de rescate por parte del Banco
Central Europeo, la Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional no han
sido suficientes, pues el problema no es de liquidez, sino de insolvencia.
Así como la crisis financiera de Estados Unidos fue enfrentada con paquetes de
rescate que implicaron mayor deuda e inyección de liquidez a las entidades
financieras, los problemas en Europa fueron afrontados de manera similar con más
dinero que “rescató” a los gobiernos con problemas de repago de deuda a cambio
de programas de ajustes. Los casos más emblemáticos son los de Grecia, Portugal
e Irlanda. En el cuarto trimestre del 2011, entraron en recesión los siguientes países:
Bélgica, República Checa, Irlanda, Grecia, España, Italia, Países Bajos (Holanda),
Portugal y Eslovenia. Las tasas de desempleo, consecuencia del ajuste, superan el
20% en España, Grecia, Irlanda y Portugal. La tasa de desempleo juvenil (menores
de 25 años) es 50% en España y Grecia, y 36% en Eslovaquia. Los problemas
europeos tardarán aún en resolverse.
5.6. ¿Hasta cuándo?
La primera crisis financiera internacional del siglo XXI no es un fenómeno nuevo,
pues eventos similares han ocurrido desde la burbuja de los tulipanes en Holanda
en 1634. Por tanto, existen precedentes para evaluar hasta cuándo puede durar la
resolución de la crisis, aunque sean solo referenciales.
En el caso actual estamos lejos de su resolución; se trata de una crisis de las
economías avanzadas, con características globales, que sólo es comparable con la
Gran Depresión de ochenta años atrás, cuya resolución tardó doce años. Al igual
que en esa época, la combinación de las dificultades en Estados Unidos y la
Eurozona ha desatado una crisis de confianza a nivel global. Cuando eso ocurre, los
inversionistas migran hacia el activo más seguro y probablemente el único que
queda, el oro, que como consecuencia ha visto incrementar su precio a niveles
nunca vistos.
En Estados Unidos, la crisis financiera dio origen a una crisis fiscal, mientras que en
Europa las dificultades fueron mayormente fiscales desde un inicio. La crisis
financiera de los años 2007-2008 tuvo en sus mecanismos de salida —los
programas de estímulo económico— las semillas de la segunda parte de la crisis: la
fiscal.
Otra lección de la historia tiene relación con la solución por implementarse frente al
exceso de endeudamiento. Además de la necesidad de ajustar el gasto, los
acreedores “perdonan” parte de la deuda; eso es lo que ha ocurrido con Grecia en
marzo de este año. Los inversionistas privados que le habían prestado al gobierno
griego tuvieron que aceptar una reducción de la deuda de cerca del 70% del valor
original. Lo han hecho porque tienen la idea de que es mejor cobrar menos que no
cobrar nada. Grecia tiene una deuda pública equivalente a 160% del PBI y se espera
que con el acuerdo se reduzca a 120% recién en el 2020, nivel aún insuficiente.
Grecia lleva seis años de recesión.
Una pregunta pertinente es la siguiente: ¿por qué el mundo sigue aceptando dólares
(tanto los bancos centrales como las familias) si el dólar es la moneda de un país
con dificultades? La respuesta no es simple, pero parece ser que la ausencia de una
moneda sustituta, en términos comerciales y como reserva de valor —es decir,
ahorro—, es una de las razones. Desde 1945, el dólar ha sido la moneda de reserva
del mundo; ello ha permitido que Estados Unidos emita moneda sin dificultades,
pues cualquier exceso de dólares “sale” del país y es aceptado en el resto del
planeta. Eso convierte al país eje del sistema en un caso único. Y si el núcleo tiene
problemas serios, el mundo se tambalea.
5.7 ¿Qué consecuencias tiene lo descrito en el Perú?
En primer lugar, el menor crecimiento económico mundial se traduce en menores
exportaciones; si bien es cierto que el oro viene aumentando de precio, el resto de
metales y otros productos no tradicionales pueden observar una disminución de su
demanda. Ello se traduce en un menor crecimiento económico del Perú; las
empresas tienen menos utilidades y la recaudación tributaria disminuye, con lo cual
el gasto público, en un contexto de menores ingresos, podría tender a reducirse. En
segundo lugar, la mayor emisión de dólares seguirá inundando los mercados
locales, de manera que es previsible una tendencia hacia la disminución del tipo de
cambio. En tercer lugar, será más complejo mantener la estabilidad
macroeconómica, pues el escenario externo será desfavorable, comparado con lo
ocurrido entre los años 2002 y 2008. En cuarto lugar, la solidez macroeconómica del
Perú, manifestada en un crecimiento económico mayor del 5% con estabilidad
monetaria, disciplina fiscal y alto nivel de reservas, es un factor que juega a favor del
Perú, pues puede ser atractiva para hacer negocios, siempre y cuando la estabilidad
política lo permita.
Desde luego, la solidez macroeconómica es una condición necesaria pero no
suficiente para enfrentar los problemas de exclusión de una gran cantidad de
peruanos; lo que pasa es que sin esta solidez no se puede enfrentar la problemática
social, pues provee de los recursos para hacerlo. La creación de empleos por parte
del sector privado y el funcionamiento adecuado de los programas sociales —es
decir, una mejor gestión pública— son claves. Invertir más y mejor en educación,
salud y seguridad ciudadana y diseñar programas de reducción y alivio de la pobreza
y desigualdad son parte del esfuerzo social que debe realizar el gobierno. Ello
requiere recursos cuya abundancia dependerá en gran parte de la evolución de la
economía mundial.
5.8 ¿Cuándo terminará la crisis? ¿Tiene solución?
Aunque los economistas rara vez acertamos con los pronósticos, la revisión de otros
casos similares en la historia muestra que durante los siguientes años veremos un
crecimiento lento de las economías avanzadas, mientras enfrentan el problema de
la deuda. Ello implica que el nuevo motor del crecimiento económico mundial serán
las economías emergentes, lideradas por China, India y las economías de Asia
Oriental.
En los siguientes meses, la constante será la volatilidad, en medio de una crisis de
deuda de las principales economías avanzadas. La prudencia fiscal y la disciplina
monetaria serán los pilares para mantener la solidez macroeconómica.
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