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INTRODUCCIÓN Discapacidad. Modelos de interpretación y explicación El concepto de salud –o su contraparte, el de enfer-
medad– registra una evolución en las diferentes
culturas a lo largo de la historia: originariamente
relacionado con ideas mágicas y religiosas, fue
luego involucrando otras percepciones sociales y
actividades profesionales (13)
Se identifican al menos tres modelos de salud y
enfermedad, en relación con diferentes modalida-
des del sistema de salud.
Modelo médico tradicional. Aún hoy se encuentra
muy difundida la noción de enfermedad como
“ausencia de salud”. Esta noción se centra usual-
mente en intervenciones curativas individuales.
Un sistema de salud inspirado en esta concepción
mantiene sus inequidades, que dependerán de las
posibilidades de acceso a las prestaciones indivi-
duales.
Modelo epidemiológico. Encara el fenómeno de la
enfermedad no ya desde una perspectiva indivi-
dual, sino desde el análisis estadístico. Al estudiar
la distribución de las enfermedades, el análisis epi-
demiológico tiende a descubrir las relaciones cau-
sa-efecto. Se pone mayor énfasis en la prevención
y se introducen la vacunación y otras formas de la
medicina preventiva. Para los especialistas, el últi-
mo nivel de prevención es la rehabilitación. Una
consecuencia lógica de este enfoque sería la imple-
mentación de programas específicos para grupos
de alto riesgo, aunque en la realidad la distribución
desigual de la enfermedad se agrava por la desigual
distribución de los recursos. La planificación es un
recurso necesario, aunque no suficiente para con-
trarrestar estas disparidades.
Modelo socio-político. La salud y la enfermedad se observan desde una perspectiva histórica. Las des-
igualdades se interpretan como consecuencias de
las iniquidad socio-económi-
cas, y el énfasis está puesto
en la trasformación social
más que en la prevención.
Se nota un cambio de regis-
tro en la causalidad de la en-
fermedad: de factores natu-
rales a factores sociales.
Luchar contra las iniquida-
des en salud requiere, en
primer lugar, de medidas de
política social; en segundo
lugar de prevención y, en tercer, de intervenciones
curativas.
Por su parte y como consecuencia de estas concep-
tualizaciones, se han agrupado los modos de inter-
pretar y actuar en discapacidad en tres períodos
temporales: modelo tradicional, que va desde la
antigüedad clásica al nacimiento de la sociedad
burguesa y los albores del capitalismo; modelo mé-
dico hegemónico (con su vertiente más conocida y
emblemática, el modelo rehabilitador, a partir de
las guerras mundiales), que se extiende hasta nues-
tros días pero resultando insuficiente; y actualmen-
te en desarrollo, sin consolidarse con una identidad
definida, los que se han denominado modelos al-
ternativos (socio-políticos).
Estos modelos no son estancos ni correlativos a
pesar de su ordenamiento cronológico para el aná-
lisis. Así podemos rastrear actitudes relacionadas
con el “modelo tradicional” a lo largo de los otros
modelos y las nuevas perspectivas que aporta cada
modelo en muchos aspectos incluyen concepciones
del modelo anterior.
Estos modelos explicativos de la discapacidad han
tenido una notable influencia en las acciones en
política sanitaria y social y en el condicionamiento
que han ejercido en los modos de comprender y
clasificar las discapacidades y en las respuestas
que las instituciones, y en última instancia la socie-
dad, han dado.
En la actualidad, las miradas posibles sobre el pro-
ceso de salud-enfermedad-asistencia, tienen su
C á t e d r a d e
Licenciatura en Kinesiología & Fisiatría
Organización Hospitalaria y Administración Institucional de los
Centros de Rehabilitación
ORG. hOSPITALARIA ORG. hOSPITALARIA ORG. hOSPITALARIA ORG. hOSPITALARIA orghospg@mail.com FCS/UNER
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correlato en la forma que se puede considerar a la
discapacidad. Entre estas se destacan las miradas
del modelo Médico-Biológico y como contrapunto el Social. El modelo médico, (también llamado modelo mé-dico hegemónico), ganó notoriedad en la década
de los 60. Su principal característica es la descon-
textualización de la discapacidad, enfocándola co-
mo un incidente aislado y sin ninguna relación con
reflexiones y decisiones de interés público y rele-
vancia económica, política o social.
En éste, la discapacidad es una experiencia del
cuerpo a ser “combatida” con tratamientos y es la
deficiencia o daño lo que genera algún tipo de asis-
tencia terapéutica centralizada en instituciones y
liderada por profesionales especialistas.
Esta es una modalidad de naturaleza claramente
unidimensional, donde predomina la perspectiva
negativa centrada en las deficiencias como hecho
individual, ahistórico, descontextuado y asocial.
El problema se define como problema del indivi-
duo, pues es en su deficiencia y en su falta de des-
treza donde se localiza el origen de sus dificulta-
des, las mismas que hacen necesaria la rehabilita-
ción.
La solución hay que buscarla mediante la interven-
ción profesional de todos los especialistas que
constituyen el ya clásico equipo rehabilitador: mé-
dico, fisioterapeuta, terapeuta ocupacional, psicó-
logo, trabajador social, etc.
El rol del sujeto de la rehabilitación es el de pa-
ciente o cliente de la asistencia médica; alguien
con "derecho a corregir o modificar su estado físi-
co, psíquico o sensorial".
Los resultados se miden por el grado de destrezas
funcionales logradas o recuperadas y por la coloca-
ción en un empleo remunerado. El paradigma de la rehabilitación es la superación lógica del modelo
tradicional. Es un paradigma médico-industrial,
con una tecnología terapéutica y recuperacionista.
En este modelo, la discapacidad paso a ser conde-
nada socialmente o controlada médicamente.
Según el mismo, los orígenes de la exclusión en-
frentada por personas con discapacidad son sus
propias secuelas y limitaciones físicas, intelectua-
les, sensoriales y múltiples. El “problema” reside
en la persona, ocasionando consecuencias sola-
mente para ella y su familia.
El modelo médico transcendió las fronteras de la
salud y dominó las áreas de la educación, del em-
pleo y del servicio social, entre otras. Por la in-
fluencia de este enfoque, fueron creadas políticas
encaminadas para una asistencia paliativa, separa-
da y protegida. El modelo médico se manifiesta
con frecuencia en la prevención de la discapacidad.
Generalmente el mensaje enviado por medio de las
campañas de prevención pone todo el énfasis en el
aspecto devastador de si se adquiere una lesión o
limitación permanente y acaban por construir una
imagen negativa y estigmatizante de las personas
con discapacidad.
La otra mirada considera a la salud-enfermedad-
asistencia y a la misma discapacidad, como proble-
mas entramados en lo social, requiriendo por lo
tanto, una consideración que contemple la comple-
jidad de su naturaleza.
Aquí la discapacidad no es un atributo de la perso-
na, sino un complicado conjunto de condiciones,
muchas de las cuales son creadas por el contexto/
entorno social.
Modelo Social de discapacidad Surgió en los años 60 en el Reino Unido por inicia-
tiva de personas con discapacidad reunidas en el
Social Disability Movement. El Social Disability
Movement probó que la mayor parte de las dificul-
tades enfrentadas por personas con discapacidad
son el resultado de la forma de como la sociedad
trata las limitaciones y las secuelas físicas, intelec-
tuales, sensoriales y múltiples de cada individuo.
Al mismo tiempo no dejan de reconocer que las
limitaciones de una persona son una realidad con-
creta, pero que solo constituyen una característica
de aquel individuo, una parte, y no la totalidad de
su ser.
Entonces y de acuerdo con éste modelo, la discapa-
cidad es la suma de dos condiciones inseparables:
las secuelas existentes en el cuerpo y las barreras
físicas, económicas y sociales impuestas al indivi-
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duo por el ambiente.
Desde esta óptica, es posible entender la discapaci-
dad como una construcción colectiva entre indivi-
duos (con o sin discapacidad) y la sociedad.
Por lo tanto el manejo del problema requiere la
actuación social y es responsabilidad colectiva de
la sociedad hacer las modificaciones ambientales
necesarias para la participación plena de las perso-
nas con discapacidad en todas las áreas de la vida
social.
Las estrategias que surgen de este enfoque preten-
den integrar al individuo con su padecimiento y
contexto en un todo indivisible. Esta modalidad
prioriza la multiperspectividad del proceso salud-
enfermedad-asistencia y con ella, la historia de
vida del individuo, su medio y sus saberes.
Para el modelo social, el acceso a la salud es ape-
nas un derecho más a ser garantizado entre tantos
otros, igualmente primordiales y simultáneos, co-
mo la educación, empleo, cultura, vida indepen-
diente, recreación y desarrollo socioeconómico.
Esos derechos juntos, contribuyen a garantizar la
equiparación de oportunidades para las personas
con discapacidad.
A su vez en el contexto del modelo social, gana
importancia el tema de accesibilidad en todas sus
dimensiones : 1) Accesibilidad Arquitectónica: 2)
Accesibilidad Comunicacional, 3) Accesibilidad
Metodológica, 4) Accesibilidad Instrumental, 5)
Accesibilidad Programática y 6) Accesibilidad
Actitudinal.
Discapacidad y Ciclo de Invisibilidad
La manera más efectiva de promover la inclusión
de las personas con discapacidad es remover las
barreras que en la actualidad no les permiten tener
tal participación. Las estructuras y los programas
“especiales”, separados o paralelos, en general, aún
cuando son necesarios e importantes, dan cobertura
solamente a un 3 a 4% de las personas con discapa-
cidad. Generalmente, los que acceden son los que
tienen más dinero o viven en las zonas urbanas. El
96% restante es “invisible” y queda excluido de la
atención básica necesaria para su supervivencia y
la de su familia.
Lamentablemente esto denota la existencia de un
“ciclo de la invisibilidad” de la discapacidad que
tiene la siguiente lógica: (14) (15)
1) hay “gente invisible por tener discapacidad”;
las personas con discapacidad no consiguen salir
de sus casas, por lo tanto no son reconocidas por la
comunidad.
2) así, “no existe y no es un problema” Por no ser
vistas por la comunidad, dejan de ser reconocidas
como parte de ella;
3) la comunidad no los incluye como prioridad,
por no ser reconocidas como parte de ella por eso
“no hay servicios, no hay inclusión”, no se garan-
tiza el acceso de las personas con discapacidad a
bienes, derechos y servicios. De hecho, éste no es
considerado un problema que la comunidad deba
enfrentar y solucionar.
4)“continúa la discriminación” y se refuerza la
falta de visibilidad. Sin tener acceso a bienes y ser-
vicios, no hay como incluirlas dentro de la socie-
dad.
5) una vez excluidas de la sociedad, siguen invisi-
bles, y sometidas a constante discriminación, per-
petuando el ciclo.
A este “ciclo de invisibilidad” suelen estar sujetas
las personas con discapacidad en todos los lugares
del mundo, pero principalmente en las comunida-
des pobres en las cuales viven en un porcentaje
muy alto.
El “ciclo de invisibilidad” explica porqué personas
con discapacidad son ampliamente excluidas de la
vida social, económica y política de sus comunida-
des. Así, sin condiciones de salir de casa, de comu-
nicarse, de tener acceso a la educación y a la vida
en comunidad, las personas con discapacidad se
tornan cada vez más ciudadanos de “menor valor”.
Epidemiología de la Discapacidad Los siguientes datos estadísticos sobre discapaci-
dad se presentan con la finalidad de mostrar la di-
mensión universal y la magnitud del problema,
poniendo de manifiesto el enorme impacto que
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tiene sobre el conjunto de la sociedad.
Conviene aclarar que los resultados de los siguien-tes estudios estadísticos dependen mucho de la de-
finición de discapacidad utilizada.
Distintas definiciones de Discapacidad pueden ser
aplicadas para distintos objetivos; aún no existe a
nivel regional, ni mundial una única definición de
la discapacidad.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS)
Otras estimaciones varían entre el 2% al 21% .
El 5% representa una incapacidad moderada y severa (se estima que el 70% de estos residen en
países en vías de desarrollo.
En los países en vías de desarrollo en el año 2000 cerca de 234 millones de personas presenta una incapacidad moderada o severa y se cree que esto crecerá a cerca de 525 millones de 2035. Actualmente solo cerca del 3% de ellos reciben
servicio significativo de rehabilitación.
Se estima que el 10% de niños presentan o han
adquirido una inhabilidad, de los cuales no más
que el 10% recibe apropiadamente rehabilitación
(según la UNICEF citada en salud del mundo Or-
ganización 2001).
Datos de Naciones Unidas señalan que en la mayo-
ría de los países, por lo menos una de cada diez
personas tiene una deficiencia física, mental o sen-
sorial y por lo menos el 25 % de toda la población
se ve adversamente afectada por la presencia de
incapacidades.
Datos mas recientes informan que de más de 600
millones de PCD en el mundo, el 80% viven en los
países pobres del sur. Hoy cada vez más países de
la región tienen sus propias estadísticas, pero los
métodos utilizados para recopilar información di-
fieren mucho de un país a otro, por ejemplo el
Censo de Brasil realizado en el 2000, reveló que el
14 % de su población tiene discapacidad, mientras
el censo de México estima que el porcentaje es de
un 1, 84 %. Se estima también que la incidencia de
la discapacidad es especialmente alta en países co-
mo Colombia, Nicaragua o El Salvador, ello debi-
do a que ha los procesos de violencia y conflictos
armados por los que han atravesado estos países.
Se estima que el número de personas con discapa-
cidad aumentará en 120%, en los próximos 30
años, en los países del sur, mientras que el índice
de crecimiento de las personas con discapacidad en
los países del norte será de 40% durante ese mismo
período. Tanto en el norte como en el sur y en rela-
ción con el envejecimiento de la población, el ma-
yor aumento en la cantidad de personas con disca-
pacidad será en los grupos de edad más avanzada,
particularmente entre las personas de 65 años y
más.
Algunos cálculos sugieren que 1 de cada 5 perso-
nas pobres presenta una discapacidad. Esto indica
que la discapacidad es tanto una causa como una
consecuencia de la pobreza.
Es fácil imaginar que todas las familias en una co-
munidad pobre están afectadas directamente por
los efectos socio-económicos derivados de la dis-
capacidad.
Con respecto al impacto de la pobreza en situación
de discapacidad el Premio Nóbel de Economía
Amartya Sen, señala en su conferencia
“Discapacidad y Justicia”, que la línea de pobreza
para las personas con discapacidad debería de
tomar en cuenta los gastos adicionales en los que
incurren cuando traducen sus ingresos en
“posibilidades de vivir bien”.
Las personas con discapacidad frecuentemente
tienen gastos adicionales para satisfacer las mis-mas necesidades de las personas sin discapaci-dad. Sen afirma que en el Reino Unido el índice de po-
breza entre las personas con discapacidad es del
23.1% comparado con un índice general del
17.9% para el país.
Pero cuando los gastos adicionales asociados a te-
ner una discapacidad son considerados, el índice de
pobreza para las personas con discapacidades se
dispara hasta un 47.4%.
Esta relación mutuamente reforzadora entre pobre-
za y discapacidad, entre capacidad y exclusión, nos
enseña que además de ser particularmente vulnera-
bles a la exclusión social, las personas con discapa-
cidad son pobres en una cantidad desproporciona-
da, y entre las personas pobres la presencia de dis-
capacidades es desproporcionadamente alta.
Eso es así, en todos los países y en todos los con-
textos.
Entre el 80% y el 90% de las PCD en Latinoaméri-
ca están desempleados y casi todos aquellos que
tienen trabajo, reciben salarios muy bajos o ningu-
na compensación monetaria. En Argentina, se ha calculado que la tasa de desempleo de los disca-pacitados es cercana al 91%. Cerca del 82% de las personas con discapacidad
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más de 500 millones de personas en el mundo, lo que equivale al 10% de la población total, padecen algún
tipo de discapacidad
en Latino América y el Caribe (LAC) son po-bres. Esta pobreza se extiende a los miembros de la fa-
milia. En una reciente encuesta en Nicaragua,
constató que la persona que cuida a un familiar con
discapacidad ocupa un promedio de diez horas dia-
rias en esa función, y queda sin posibilidades de
colaborar con el ingreso familiar.
En Argentina el 7,1% de la población tiene al-guna discapacidad
En números absolutos se trata de 2.176.123 perso-
nas. La distribución por sexo de las personas con
discapacidad muestra un leve predominio de muje-
res: el 53,6% son mujeres y el 46,4% restante, va-
rones. Debe recordarse que en el total de la pobla-
ción, las mujeres son el 52,0% y los varones, el
48%. Por eso, la prevalencia entre las mujeres es
algo mayor que entre los varones (7,3 y 6,8 respec-
tivamente).
La distribución por edades muestra que el
11,7% de las personas con alguna discapacidad son
menores de 15 años, el 48,5% tiene entre 15 y 64
años y el 39,8% restante (866.258 personas) tienen
65 años o más. En el total de la población, las per-
sonas en edad avanzada (65 años y más) son el
9,9%. Esto significa que la prevalencia de la disca-
pacidad en las personas mayores sea del 28,3%,
frente a una prevalencia del 5,5% en las edades
entre 15 y 64 años y del 3,0% entre los menores de
15 años. Respecto de la relación de parentesco con
el jefe de hogar de las personas con discapacidad,
en el 43,9% de los casos se trata de jefes/as de
hogar, 23,6% de hijos y las/los cónyuges represen-
tan el 16,7%.
La ENDI indagó respecto de la cantidad de disca-
pacidades por persona: el 73,9% de las personas
con alguna discapacidad tiene una, el 20,2% dos y
hay un 5,9% que tiene tres o más. Entre las perso-
nas con tres o más discapacidades (128.182), el
45,4% (58.208 personas) tiene 75 o más años de
edad.
Las discapacidades más frecuentes son: en primer
lugar, las motoras (39,5%) con predominio de
afectación de las piernas en un porcentaje del
61,6%. Le siguen las discapacidades visuales (22,0%), auditivas (18,0%) y mentales (15,1%).
Dentro de cada tipo de discapacidad, se especificó
en subtipos. Así resulta que dentro de las discapa-
cidades motoras, el 61,6% corresponde a miembros
inferiores, 30,0% a miembros inferiores y superio-
res y 8,4% a miembros superiores.
Situaciones de este tipo de discapacidad son la fal-
ta o parálisis o atrofia de uno o dos pies o las pier-
nas, uno o dos brazos o las manos, dificultad per-
manente para levantarse, acostarse, mantenerse de
pie o sentado; dificultad permanente para agarrar
objetos con una o dos manos; dificultad permanen-
te para caminar o subir escaleras; necesidad o utili-
zación en forma permanente de silla de ruedas,
andador, muletas, bastones canadienses, férulas,
prótesis, etc.
Medir Discapacidad. Escalas y Clasificaciones OMS, discapacidad y clasificadores internacio-nales sobre el estado de salud Es importante destacar como estos distintos mode-
los (Médico y Social) han impactado en las clasifi-
caciones que la OMS ha desarrollado como herra-
mientas necesarias para interpretar los estados de
salud de las poblaciones. Pertenecen a la familia
de estas clasificaciones la CIE-10 * y la CIF**.
La primera brinda un marco conceptual basado en
la etiología y la segunda clasifica el funcionamien-
to y la discapacidad asociados con las condiciones
de salud; por lo tanto, la CIE-10 (diagnostico de
enfermedades) y la CIF (funcionamiento) son com-
plementarias ***.
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5
* Clasificación Internacional de Enfermedades y Problemas de Salud Relacionados, Décima Revisión, Vols. 1-3. Ginebra. Organización Mundial de la Salud, 1992-1994. ** Clasificación Internacional del Funcionamiento, de la Discapacidad y de la Salud. Este texto constituye una revisión de la Clasificación Internacional de Deficiencias, Discapacidades y Minusvalías (CIDDM), que fue publicada inicialmente por la OMS con carácter experimental en 1980. Para la realización de esta versión se han llevado a cabo estudios de campo sistemáticos y consultas interna-cionales a lo largo de los cinco últimos años. El 22 de Mayo de 2001 se aprobó para poder ser empleada a nivel internacional. (Resolución WHA54.21)
La XXIX Asamblea Mundial de la Salud, (1976)
adoptó la Resolución 29.35 mediante la cual se
acordó la publicación con propósito experimental
de la “International Classification of Impairments,
Disabilities, and Handicaps (ICIDH)”.
Conceptualmente, su empleo transformó la manera
de considerar las personas con discapacidades.
En el modelo de las consecuencias de las enferme-
dades la secuencia de conceptos es deficiencias, discapacidades y minusvalías. El Clasificador internacional de Deficiencias, Dis-
capacidades y Minusvalías (CIDDM) de la Organi-
zación Mundial de la Salud (OMS) ha definido que
Deficiencia es toda carencia, pérdida o anormalidad de una
estructura o función psicológica, mental, fisiológi-
ca o anatómica.
Discapacidad es toda restricción o ausencia, debida a una defi-
ciencia de la capacidad de realizar una actividad en
forma y dentro del margen que se considera nor-
mal para un ser humano en su contexto social. Re-
fleja las consecuencias de las deficiencias en el
rendimiento fundamental de la actividad cotidiana
de la persona: en la ejecución de tareas, actitudes y
conductas. Puede ser transitoria o definitiva, rever-
sible o irreversible, progresiva o regresiva. En
cualquier momento de su vida, a cualquier miem-
bro de la familia, por cualquier causa.
Minusvalía es una situación desventajosa para una persona
determinada, consecuencia de una deficiencia o de
una discapacidad para el desempeño de un rol que
es normal en su caso en función de la edad, sexo,
factores sociales, culturales y ocupacionales. Es
por lo tanto, la pérdida o limitación de las oportu-
nidades para participar de la vida en comunidad
con los demás. La minusvalía se manifiesta en la
orientación, la independencia física, la movilidad,
la ocupación, la integración social, la autosuficien-
cia económica y otros factores. Son consiguiente-
mente, desventajas para la participación social.
La distinción de los tres niveles enunciados res-
ponden a la CIDDM de la OMS y se basa sólo en
el análisis de las consecuencias de la enfermedad,
del accidente, de la causa hereditaria, genética y /o
biológica. La insatisfacción acerca de esta clasifi-
cación y el mejor conocimiento de los componen-
tes de la discapacidad y su interconexión, ha con-
ducido a una nueva clasificación de la discapaci-
dad mas comprensiva que se expresa en la
"Clasificación Internacional del Funcionamiento
de la Discapacidad y la Salud”.
La CIF pertenece a la “familia” de clasificaciones
internacionales desarrolladas por la Organización
Mundial de la Salud (OMS), que pueden ser apli-
cadas a varios aspectos de salud. Esta familia pro-
porciona el marco conceptual para clasificar un
amplio rango de información relacionada con la
salud y emplea un lenguaje estandarizado y unifi-
cado, que posibilita la comunicación sobre la salud
y la atención entre diferentes disciplinas y ciencias
en todo el mundo.
Se trata de tres dimensiones diferentes asociadas a
un problema de salud que interactúan entre sí con
los factores contextuales (factores ambientales y
personales).
Básicamente, la OMS diferencia entre el daño que
acaece a una persona en determinadas circunstan-
cias, entendido como deficiencia; el impacto que
esa deficiencia tiene en su propia atención perso-
nal, entendido como discapacidad; y el impacto
que puede tener en su contexto específico, geográ-
fico y social entendido como minusvalía, que sería
el concepto de desventaja desde el punto de vista
social.
Lo novedoso de esta nueva clasificación es que
cuestiona la manera tradicional de entender la
salud y la discapacidad.
Mientras que los indicadores tradicionales de la
salud están basados en las tasas de mortalidad
(defunción) de las poblaciones, la CIF desplaza el
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6
En su última versión (CIF, 2001- OMS), se utiliza el término discapacidad
como el nombre genérico que engloba todos los componentes: deficiencias, a nivel corporal; limitaciones en la actividad, a nivel individual; y
restricciones en la participación, a nivel social.
*** Es importante conocer el solapamiento existente entre la
CIE-10 y la CIF. Ambas clasificaciones comienzan por los
sistemas corporales. Las deficiencias hacen referencia a las
estructuras y funciones corporales, que habitualmente forman
parte del “proceso de la enfermedad” y por lo tanto también se
utilizan en el sistema de la CIE-10. Sin embargo, el sistema
CIE-10 utiliza las deficiencias (tales como signos y síntomas)
como partes de un conjunto que configura una “enfermedad”,
o en ocasiones como razones para contactar con los servicios
de salud; mientras que el sistema CIF utiliza las deficiencias
como problemas de las funciones corporales asociados con las
condiciones de salud.
interés hacia la “vida”, considerando cómo vive la gente sus problemas de salud y cómo se pueden
intentar corregir éstos para que consigan llevar una
vida productiva y satisfactoria.
En resumen, con la CIF ya no se habla de deficien-
cia, discapacidad o minusvalía, en este caso para
evitar las connotaciones negativas, en lugar de referirse a las “deficiencias” se habla se “funcio-namiento”, la palabra “discapacidad” ha sido re-emplazada por el término “actividad”, y las cir-
cunstancias negativas del termino “minusvalía”, ha
sido reemplazado por el de “participación”, y las
circunstancias negativas en esta dimensión se des-
criben como “restricciones de la participación”.
Sin embargo lo más importante de la CIF, es que
las restricciones a la participación ya no se entien-
den, desde una perspectiva de salud, como algo
que afecta a un individuo, aislado, como conse-
cuencia de un daño, lesión o enfermedad, sino co-
mo una relación entre las personas y su medio cir-
cundante. Esto importa un cambio radical en la
visión de las cosas, desplazando la causa de la mi-
nusvalía del individuo a su entorno.
Es decir, la CIF tiene en cuenta los aspectos socia-
les de la discapacidad y brinda un mecanismo para
documentar la repercusión del entorno social y físi-
co en el funcionamiento del sujeto.
Se han emprendido estudios científicos rigurosos
para asegurar que la CIF pueda aplicarse a distintas
culturas y grupos de edad y a los dos sexos, a fin
de poder reunir así datos fiables y comparables
sobre los resultados sanitarios en individuos y po-
blaciones. La OMS está llevando a cabo encuestas
sanitarias en todo el mundo para reunir datos basa-
dos en la CIF. (30)
La CIF está basada en la integración de aquellos
dos modelos opuestos (modelo médico y el modelo
social). Por lo tanto, intenta conseguir una síntesis
y, así, proporcionar una visión coherente de las
diferentes dimensiones de la salud desde una pers-
pectiva biológica, individual y social.
La CIF tiene dos componentes, la parte 1: Funcio-
namiento y Discapacidad y la parte 2: Factores
Contextuales.
La parte 1 se subdivide en:
a) Funciones y Estructuras Corporales y b) Actividades y Participación. A su vez la parte 2 se subdivide en: a) Factores
Ambientales y b) Factores Personales.
Cada componente puede ser expresado tanto en
términos positivos como negativos. Cada compo-
nente contiene varios dominios y en cada dominio
hay categorías que son las unidades de clasifica-
ción. La salud y los estados «relacionados con la
salud» de una persona pueden registrarse seleccio-
nando el código o códigos de la categoría apropia-
da y añadiendo los calificadores que son códigos
numéricos que determinan la extensión o magnitud
del funcionamiento o la discapacidad en esa cate-
goría, o la extensión por la que un factor contextual
es un elemento facilitador o inhibidor.
Las funciones y estructuras corporales se clasifi-
can en dos secciones diferentes.
Las funciones corporales son las funciones fisioló-
gicas de los sistemas corporales, que incluye las
funciones psicológicas. Las estructuras corporales
son las partes anatómicas del cuerpo: órganos, ex-
tremidades y componentes. Las deficiencias consti-
tuyen problemas en las funciones o estructuras cor-
porales (por ejemplo: una pérdida).
Se define actividad la realización de una tarea o
acción por una persona; participación, el acto de
implicarse en una situación vital. Las limitaciones
en la actividad son las dificultades que una persona
puede tener en el desempeño o en la realización de
las actividades; las restricciones en la participación
son los problemas que una persona puede experi-
mentar al implicarse en situaciones vitales.
Los factores contextuales incluyen los factores
ambientales y los factores personales. Los factores
ambientales constituyen el entorno inmediato y
social. Los factores personales incluyen las carac-
terísticas de la persona y estilos de vida. Desde la
perspectiva de la CIF
la discapacidad es una condición del ser humano,
es una expresión de un determinado estado de sa-
lud, que lo afecta sin considerar edad, sexo, color
de piel, estatus socioeconómico o procedencia.
Nadie esta exento de encontrarse en un momento
de su ciclo vital en condiciones de discapacidad,
siendo, la discapacidad tan inherente al ser humano
como la capacidad misma.
Desde su publicación como una versión de prueba
en 1980, la CIF ha sido empleada como herramien-
ta estadística, de investigación, clínica, de política
social y educativa. Como es una clasificación de
salud y de aspectos “relacionados con la salud” su
aplicación se extiende a otros sectores tales como
compañías de seguros, la seguridad social , el siste-
ma laboral, educacional, la economía, el desarrollo
legislativo y las modificaciones ambientales.
Numerosos trabajos recientemente publicados dan
cuenta del valor de la CIF al brindar un lenguaje
unificado y estandarizado, y un marco conceptual
para la descripción de la salud y los estados rela-
cionados con ella.
Otros estudios nos informan sobre sus usos en las
distintas especialidades médicas como por ejem-
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plo: en rehabilitación y medicina social, en neuro-
logía, en pediátrica, en los trastornos cognitivos y
salud mental del lenguaje, (en afecciones crónicas
y muscoloesqueléticas , en oncología, en medicina
del deporte y en terapia ocupacional entre otros.
Bibliografía -EDF Policy Development Cooperation and Disability. European Disability Forum (traducido y adaptado por Escola de Gente - Comunicação em Inclusão). El Manual sobre Desarrollo Inclusivo para los Medios y Profesionales de la Comunicación fue elaborado por la Escola de Gente - Comunicação em Inclusão para el Banco Mundial -INDEC - ENDI I. 5.257 ISSN 0327– 7968 INFORMACIÓN DE PRENSA. Buenos Aires, 22 de octubre de 2004. República Argentina. Ministerio de Economía y Producción Secretaría de Política Económica. La ENDI - complementaria del Censo 2001- constituye la primera experiencia de este tipo en el país y en América Latina y tiene como objetivo cuantificar y caracterizar a las personas con discapacidad en lo referente al desenvolvi-miento de la vida cotidiana dentro de su entorno físico y social. -Ruiz Jiménez N. Abordaje del Accidente Cerebrovascular .Inf Terap del Sistema Nacional de Salud 2002 26: 4 -Rodríguez Mutuberria L. (2005) La espasticidad como secuela neurologica Rev Mex Neuroci. 6(1) -OMS . Nuevas Directrices Para Medir La Salud. Comunicado de prensa OMS/48. 15 noviembre 2001 -Heerkens Y, Engels J, Kuiper C, Van der Gulden J, Oostendorp R. The use of the ICF to describe work related factors influencing the health of employees.Dutch Institute of Allied Health Care, HAN University, The Netherlands. 2004. -Kearney PM, Pryor J.The International Classification of Functioning, Disability and Health (ICF) and nursing. School of Nursing, Family and Community Health, University of Western Sydney, Sydney, New South Wales, Australia. 2004. -Stucki G, Ewert T, Cieza A.Value and application of the ICF in rehabilitation medicine. Department of Physical Medicine and Rehabilitation, University of Munich, 81377 Munich, Germany. 2003 -Cieza A, Stucki G . New approaches to understanding the impact of musculoskeletal conditions. ICF Research Branch of the WHO CC FIC (DIMDI), IMBK-Department of Physical Medicine and Rehabilitation, Ludwig-Maximilians-University, Munich, Germany. 2004. -Berman, R. , Equipo de Discapacidad y Desarrollo Inclusivo, Región de Latinoamérica y El Caribe, Banco Mundial. Desarrollo Inclusivo: Un aporte universal desde la discapacidad. -Burry, Tracy. Cuidado médico primario y La Rehabilitación Basada en la Comunidad: Implicaciones para la terapia física de acuerdo con un examen de WCPT's. WCPT. Octubre de 2003. -Hexel P., Wintersberger, H. “Inequalities in Health: Strategies”, Social Science and Medicine, 22 (2): 151-160, 1986 -EDF European Disability Forum Issues, Com-prehensive Report on Development Cooperation” accesible en www.disabilityworld.org), 2003 - http://www.inec.gob.ni/endis/contenido.htm
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