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Añodepublicación:1876
Sinopsis:LasaventurasdeTomSawyeresel relatodeunosmesesen lavidadeesteniñoqueviveenunaciudadpequeñadelsuroestedeEstadosUnidos a orillas del río Misisipi. Criado por su tía Polly, que lo quiere decorazón pero que lo somete a una disciplina que se le hace absurda ydesagradable,Tomcontemplaelmundodeunamaneramuydistintaacomolo hacen los adultos con los que tiene que convivir. Precisamente porqueexiste ese distanciamiento nos entretiene con sus reacciones divertidas ynobles.MásagresteyrebeldecontraeseuniversodelaspersonasmayoresessuamigoHuckleberryFinn,elcompañeroidealdeTomqueesenvidiadoporlosdemásniñosquecontemplanensuvidaunaformadeexistenciaqueaelloslesgustaríallevar.Juntosviviránaventurashumorísticasydramáticasde las que podrán salir más airosos de lo que hubiera podido hacerlocualquieradulto.
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Títulooriginal:TheAdventuresofTomSawyerMarkTwain,1876.
Editor:akilinoePubbasev2.0
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Prefacio
Lamayorpartedelasaventurasrelatadasenestelibroocurrieronenlarealidad;una o dos fueron experiencias mías, y las demás de muchachos que eran miscompañerosdeescuela.HuckFinnestásacadodelavidareal;TomSawyertambién,aunque no de un solo individuo; es un conjunto de las características de tresmuchachosqueconocí,yporesopuededecirsequepertenecealordencompuestodelaarquitectura.
LasextrañassupersticionesmencionadasenelrelatoprevalecíanentrelosniñosylosesclavosenelOesteduranteelperíodoenquetranscurreestahistoria,esdecir,hacetreintaycuatroaños.
Aunquemilibroesprincipalmenteparaelentretenimientodemuchachos,esperoquenoporesoseadesdeñadoporlosmayores,yaqueunademisintencioneshasidorecordaralosadultosconagradoloqueellosmismosfueronenotrotiempo,ycómosentíanypensabanyhablaban,yenquérarasempresassemetíanaveces.
ELAUTORHartford,1876
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CapítuloI
—¡Tom!Silencio.—¡Tom!Silencio.—¡Dóndeandarámetidoesechico…!¡Tom!Laancianasebajólosanteojosymiró,porencima,alrededordelcuarto;después
se lossubióa lafrenteymirópordebajo.Raravezonuncamirabaa travésde loscristalesacosadetanpocaimportanciacomounchiquillo:eranaquéllosloslentesdeceremonia, sumayor orgullo, construidos por ornato antes que para servicio, y nohubiera visto mejor mirando a través de un par de mantas. Se quedó un instanteperplejaydijo,noconcólera,perolobastantealtoparaquelaoyeranlosmuebles:
—Bueno;puesteaseguroquesiteechomanotevoya…No terminó la frase,porqueantes seagachódandoestocadascon laescobapor
debajodelacama;asíesquenecesitabatodosualientoparapuntuarlosescobazosconresoplidos.Loúnicoqueconsiguiódesenterrarfueelgato.
—¡Nosehavistocosaigualqueesemuchacho!Fue hasta la puerta y se detuvo allí, recorriendo con la mirada las plantas de
tomate y las hierbas silvestres que constituían el jardín.Ni sombra de Tom.Alzó,pues,lavozaunángulodepunteríacalculadoparalargadistanciaygritó:
—¡Tú!¡Toooom!Oyótrasdeellaunligeroruidoysevolvióapuntoparaatraparaunmuchacho
porelbordedelachaquetaydetenersuvuelo.—¡Ya estás! ¡Que no se me haya ocurrido pensar en esa despensa…! ¿Qué
estabashaciendoahí?—Nada.—¿Nada?Mírateesasmanos,mírateesaboca…¿Quéesesopegajoso?—Nolosé,tía.—Bueno;puesyosílosé.Esdulce,esoes.Milvecestehedichoquecomono
dejesenpazesedulcetevoyadespellejarvivo.Dameesavara.Lavarasecernióenelaire.Aquellotomabamalcariz.—¡Diosmío!¡Mireloquetienedetrás,tía!Laancianagiróenredondo,recogiéndoselasfaldasparaesquivarelpeligro;yen
el mismo instante escapó el chico, se encaramó por la alta valla de tablas ydesapareció tras ella. Su tía Polly se quedó unmomento sorprendida y después seechóareírbondadosamente.
—¡Diablodechico!¡Cuándoacabarédeaprendersusmañas!¡Cuántasjugarretascomoéstanomehabráhecho,yaúnlehagocaso!Perolasviejasbobassomosmás
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bobas que nadie. Perro viejo no aprende gracias nuevas, como suele decirse. Pero,¡Señor!,sinomelajuegadelmismomododosdíasseguidos,¿cómovaunaasaberpordóndeiráasalir?Parecequeadivinahastadóndepuedeatormentarmeantesdeque llegue amontar en cólera, y sabe, elmuypillo, que si logradesconcertarmeohacermereíryatodosehaacabadoynosoycapazdepegarle.No;laverdadesquenocumplomideberparaconestechico:ésaeslapuraverdad.Tieneeldiabloenelcuerpo;pero,¡quélevoyahacer!Eselhijodemipobrehermanadifunta,ynotengoentrañasparazurrarle.Cadavezqueledejosincastigomeremuerdelaconciencia,ycadavezquelepegosemeparteelcorazón.¡TodoseaporDios!Pocossonlosdíasdelhombrenacidodemujeryllenosdetribulación,comodicelaEscritura,yasílocreo.Estatardeseescaparádelcolegioynotendrémásremedioquehacerletrabajarmañanacomocastigo.Cosaduraesobligarleatrabajarlossábados,cuandotodosloschicostienenasueto;peroaborreceeltrabajomásqueningunaotracosa,y,osoyunpocorígidaconél,omeconvertiréenlaperdicióndeeseniño.
Tomhizorabona,enefecto,ylopasóengrande.Volvióacasaconeltiempojustoparaayudara Jim,elnegrito,aaserrar la leñaparaeldía siguienteyhacerastillasantes de la cena; pero, al menos, llegó a tiempo para contar sus aventuras a Jimmientraséstehacía trescuartaspartesde la tarea.Sid,elhermanomenordeTomomejordicho,hermanastro,yahabíadadofinalasuyaderecogerastillas,pueseraunmuchacho tranquilo,pocodadoaaventurasnicalaveradas.MientrasTomcenabayescamoteaba terrones de azúcar cuando la ocasión se le ofrecía, su tía le hacíapreguntasllenasdemaliciaytrastienda,conelintentodehacerlepicarelanzueloysonsacarle reveladoras confesiones. Como otras muchas personas, igualmentesencillasycandorosas,seenvanecíadeposeeruntalentoespecialparaladiplomaciatortuosa y sutil, y se complacía enmirar susmás obvios y transparentes artificioscomomaravillasdearteraastucia.Así,ledijo:
—Hacíabastantecalorenlaescuela,Tom;¿noescierto?—Sí,señora.—Muchísimocalor,¿verdad?—Sí,señora.—¿Ynoteentraronganasdeirteanadar?Tomsintióunavagaescama,unbarruntodealarmantesospecha.Examinólacara
desutíaPolly,peronadasacóenlimpio.Asíesquecontestó:—No,tía;vamos…,nomuchas.Laancianaalargólamanoylepalpólacamisa.—Peroahoranotienesdemasiadocalor,contodo.Y se quedó tan satisfecha por haber descubierto que la camisa estaba seca sin
dejartraslucirqueeraaquelloloqueteníaenlasmientes.PerobiensabíayaTomdedóndesoplabaelviento.Asíesqueseapresuróapararelpróximogolpe.
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—Algunos chicos nos estuvimos echando agua por la cabeza. Aún la tengohúmeda.¿Veusted?
La tía Polly se quedó mohína, pensando que no había advertido aquel detalleacusador,yademáslehabíafalladountiro.Perotuvounanuevainspiración.
—Dime,Tom:paramojarte lacabeza¿no tuvistequedescoserteelcuellode lacamisapordondeyotelocosí?¡Desabróchatelachaqueta!
TodasombradealarmadesapareciódelafazdeTom.Abriólachaqueta.Elcuelloestabacosido,ybiencosido.
—¡Diablo de chico! Estaba segura de que habrías hecho rabona y de que tehabrías ido a nadar. Me parece, Tom, que eres como gato escaldado, como sueledecirse,ymejordeloquepareces.Almenos,porestavez.
Ledolíaunpocoquesusagacidadlehubierafallado,ysecomplacíadequeTomhubieratropezadoycaídoenlaobedienciaporunavez.
PeroSiddijo:—Puesmireusted:yodiríaqueelcuelloestabacosidoconhiloblancoyahoraes
negro.—¡Ciertoquelocosíconhiloblanco!¡Tom!PeroTomnoesperóelfinal.Alescapargritódesdelapuerta:—Siddy,buenazurratevaacostar.Ya en lugar seguro, sacó dos largas agujas que llevaba clavadas debajo de la
solapa.Enunahabíaenrolladohilonegro,yenlaotra,blanco.«Si no es por Sid no lo descubre. Unas veces lo cose con blanco y otras con
negro.¡Porquénosedecidirádeunavezporunoaotro!Asínohayquienllevelacuenta.PeroSidmelashadepagar,¡reconcho!».
No era el niño modelo del lugar. Al niño modelo lo conocía de sobra, y lodetestabacontodasualma.
Aún no habían pasado dos minutos cuando ya había olvidado sus cuitas ypesadumbres.Noporquefueranniunapizcamenosgravesyamargasdeloquesonparaloshombreslasdelaedadmadura,sinoporqueunnuevoyabsorbenteinteréslas redujoa lanaday lasapartóporentoncesdesupensamiento,delmismomodocomolasdesgraciasdelosmayoresseolvidanenelanheloylaexcitacióndenuevasempresas.Estenuevointeréseraciertainapreciablenovedadenelartedesilbar,enlaque acababa de adiestrarle un negro, y que ansiaba practicar a solas y tranquilo.Consistía en ciertas variaciones a estilo de trino de pájaro, una especie de líquidogorjeoqueresultabadehacervibrarlalenguacontraelpaladaryqueseintercalabaenlasilbantemelodía.Probablementeel lectorrecuerdacómosehace,siesquehasidomuchachoalgunavez.Laaplicaciónylaperseveranciaprontolehicierondarenelquidyechóaandarcalleadelanteconlabocarebosandoarmoníasyelalmallenade regocijo.Sentía lomismoqueexperimentaelastrónomoaldescubrirunanueva
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estrella.Nohaydudaqueencuantoa lo intenso,hondoyacendradodelplacer, laventajaestabadelladodelmuchacho,nodelastrónomo.
Los crepúsculos caniculares eran largos.Aún no era de noche.De prontoTomsuspendióelsilbido:unforasteroestabaanteél;unmuchachoqueapenaslellevabaundedodeventajaen laestatura.Un recién llegado,decualquieredadosexo,erauna curiosidad emocionante en el pobre lugarejo de San Petersburgo. El chico,además, estaba bien trajeado, y eso en un día no festivo. Esto era simplementeasombroso.Elsombreroeracoquetón;lachaqueta,depañoazul,nueva,biencortadayelegante;yaigualalturaestabanlospantalones.Teníapuestosloszapatos,aunquenoeramásqueviernes.Hastallevabacorbata:unacintadecoloresvivos.Entodasupersonahabíaunairede ciudadque ledolía aTomcomouna injuria.Cuantomáscontemplaba aquella esplendorosamaravilla,más alzaba en el aire la nariz con ungestodedesdénporaquellasgalasymásrotaydesastradaleibapareciendosupropiavestimenta.Ningunodelosdoshablaba.Siunosemovía,semovíaelotro,perosólodecostado,haciendorueda.Seguíancaraacaraymirándosealosojossinpestañear.Alfin,Tomdijo:
—Yotepuedo.—Puesandayhazlaprueba.—Puessíquetepuedo.—¡Aqueno!—¡Aquesí!—¡Aqueno!Siguióunapausaembarazosa.DespuésprosiguióTom:—Ytú,¿cómotellamas?—¿Yatiqueteimporta?—Puessimedalaganavasaversimeimporta.—¿Puesporquénoteatreves?—Comohablesmucholovasaver.—¡Mucho…,mucho…,mucho!—Tú te creesmuy gracioso; pero con unamano atada atrás te podría dar una
tundasiquisiera.—¿Aquenomeladas…?—¡Vayaunsombrero!—Puesatréveteatocármelo.—Loqueerestúesunmentiroso.—Másloerestú.—Comomedigasesascosasagarrounapiedraytelaestrelloenlacabeza.—¡Aqueno!—Loquetútienesesmiedo.
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—Mástienestú.Otra pausa, y más miradas, y más vueltas alrededor. Después empezaron a
empujarsehombroconhombro.—Vetedeaquí—dijoTom.—Vetetú—contestóelotro.—Noquiero.—Puesyotampoco.Yasí siguieron, cadaunoapoyadoenunapierna comoenunpuntal, y losdos
empujandocontodasualmaylanzándosefuribundasmiradas.Peroningunosacabaventaja.Despuésdeforcejearhastaqueambossepusieronencendidosyarrebatadoslosdoscedieronenelempuje,condesconfiadacautela,yTomdijo:
—Túeresunmiedosoyuncobarde.Voyadecírseloamihermanogrande,quetepuededeshacerconeldedomeñique.
—¡Puessíquemeimportatuhermano!Tengoyounomayorqueeltuyoyquesilocogelotiraporencimadeesacerca.(Amboshermanoseranimaginarios).
—Esoesmentira.—¡Porquetúlodigas!Tomhizounarayaenelpolvoconeldedogordodelpieydijo:—Atréveteapasardeaquíysoycapazdepegartehastaquenotepuedastener.El
queseatrevaselagana.Elreciénvenidotraspasóenseguidalarayaydijo:Yaestá:aversihacesloquedices.—Nomevengasconésas;ándateconojo.—Bueno,pues¡aquenolohaces!—¡Aquesí!Pordoscentavosloharía.Elreciénvenidosacódoscentavosdelbolsilloyselosalargóburlonamente.Tomlostirócontraelsuelo.Enelmismoinstanterodaronlosdoschicos,revolcándoseenlatierra,agarrados
comodosgatos,yduranteunminutoforcejearonasiéndosedelpeloydelasropas,segolpearon y arañaron las narices, y se cubrieron de polvo y de gloria. Cuando laconfusióntomóforma,atravésdelapolvaredadelabatallaaparecióTomsentadoahorcajadassobreelforasteroymoliéndoloapuñetazos.
—¡Dateporvencido!El forasteronohacía sino lucharpara libertarse.Estaba llorando, sobre todode
rabia.—¡Dateporvencido!—ysiguióelmachacamiento.Alfinelforasterobalbuceóun«medoy»,yTomledejólevantarseydijo:—Eso,paraqueaprendas.Otraveztenojoconquiéntemetes.Elvencidosemarchósacudiéndoseelpolvodelaropa,entrehiposysollozos,y
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decuandoencuandosevolvíamoviendolacabezayamenazandoaTomconloquele iba a hacer «la primera vez que lo sorprendiera».A lo cual Tom respondió conmofa, y se echó a andar con orgulloso continente. Pero tan pronto como volvió laespalda,sucontrariocogióunapiedrayselaarrojó,dándoleenmitaddelaespalda,yenseguidavolviógrupasycorriócomounantílope.Tompersiguióaltraidorhastasucasa,ysupoasídóndevivía.Tomóposicionesporalgúntiempojuntoalapuertadeljardínydesafióa suenemigoasaliracampoabierto;peroelenemigosecontentóconsacarlelalenguayhacerlemuecasdetrásdelavidriera.Alfinapareciólamadredelforastero,yllamóaTommalo,tunanteyordinario,ordenándolequeselargasedeallí.Tomsefue,peronosinprometerantesqueaquelchicoselashabíadepagar.
Llegó muy tarde a casa aquella noche, y al encaramarse cautelosamente a laventanacayóenunaemboscadapreparadaporsutía,lacual,alverelestadoenquetraía las ropas, se afirmó en la resolución de convertir el asueto del sábado encautividadytrabajosforzados.
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CapítuloII
Llegó la mañana del sábado y el mundo estival apareció luminoso y fresco yrebosantedevida.Encadacorazónresonabauncanto;ysielcorazónerajoven,lamúsica subía hasta los labios. Todas las caras parecían alegres, y los cuerpos,anhelososdemovimiento.Lasacaciasestabanenflorysufraganciasaturabaelaire.
ElmontedeCardiff,alotroladodelpueblo,yalzándoseporencimadeél,estabatodo cubierto de verde vegetación y lo bastante alejado para parecer una deliciosatierraprometidaqueinvitabaalreposoyalensueño.
Tomaparecióenlacalleconuncubodelechadayunabrochaatadaenlapuntadeunapértiga.Echóunamiradaalacerca,ylaNaturalezaperdiótodaalegríayunaaplanadoratristezadescendiósobresuespíritu.¡Treintavarasdevalladenuevepiesde altura! Le pareció que la vida era vana y sin objeto y la existencia unapesadumbre.Lanzandounsuspiro,mojólabrochaylapasóalolargodeltablónmásalto; repitió la operación; la volvió a repetir, comparó la insignificante franjaenjalbegada con el vasto continente de cerca sin encalar, y se sentó sobre el boj,descorazonado Jim, salió a la puerta haciendo cabriolas, con un balde de cinc ycantandoLasmuchachasdeBúffalo.AcarrearaguadesdelafuentedelpueblohabíasidosiemprealosojosdeTomunacosaaborrecible;peroentoncesnoleparecióasí.Seacordódequenofaltabaallícompañía.Allíhabíasiempremuchachosdeambossexos,blancos,mulatosynegros,esperandovez;yentretanto,holgazaneaban,hacíancambios,reñían,sepegabanybromeaban.Yseacordódeque,aunquelafuentesólodistabacientocincuentavaras,Jimjamásestabadevueltaconunbaldedeaguaenmenosdeunahora;yaunentonceseraporquealgunohabíatenidoqueirensubusca.Tomledijo:
—Oye,Jim:yoiréatraerelaguasitúencalasunpedazo.Jimsacudiólacabezaycontestó:—Nopuedo,amoTom.Elamaviejamehadichoquetengoquetraerelaguayno
entretenermeconnadie.Hadichoque se figurabaqueel amoTommepediríaqueencalase,yqueloqueteníaquehaceryoeraandarlistoynoocuparmemásquedelomío…,queellaseocuparíadelencalado.
—Noteimporteloquehayadicho,Jim.Siempredicelomismo.Déjameelbalde,ynotardoniunminuto.Yaveráscómonoseentera.
—Nomeatrevo,amoTom…Elamamevaacortarelpescuezo.¡Deverasquesí!
—¿Ella…?Nuncapegaanadie.Dacapirotazosconeldedal,yeso¿aquién leimporta?Amenazamucho,peroaunquehablenohacedaño,amenosquesepongaallorar.Jim,tedaréunacanica.Tedaréunadelasblancas.
Jimempezóavacilar.
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—Unablanca,Jim;yesdeprimera.—¡Anda!¡Deésassevenpocas!Perotengounmiedomuygrandedelamavieja.Pero Jim era de débil carnemortal.La tentación era demasiado fuerte. Puso el
cuboenelsueloycogiólacanica.Uninstantedespuésibavolandocalleabajoconelcuboenlamanoyungranescozorenlasposaderas.Tomenjalbegabaconfuria,ylatíaPollyseretirabadelcampodebatallaconunazapatillaenlamanoyelbrillodelavictoriaenlosojos.
PerolaenergíadeTomdurópoco.Empezóapensarentodaslasdiversionesquehabíaplaneadoparaaqueldía,ysuspenasseexacerbaron.Muyprontoloschicosqueteníanasuetopasaríanretozando,caminodetentadorasexcursiones,ysereiríandeélporque teníaque trabajar…;yesta idea leencendía lasangrecomounfuego.Sacótodas sus mundanales riquezas y les pasó revista: pedazos de juguetes, tabas ydesperdiciosheterogéneos;lobastantequizáparalograruncambiodetareas,peronolosuficienteparapoderlotrocarpormediahoradelibertadcompleta.Sevolvió,pues,a guardar en el bolsillo sus escasos recursos, y abandonó la idea de intentar elsoborno de losmuchachos. En aquel tenebroso y desesperadomomento sintió unainspiración.Nadamenosqueunasoberbiamagníficainspiración.Cogiólabrochaysepusotranquilamenteatrabajar.BenRogersaparecióalavistaenaquelinstante:deentre todos los chicos, era de aquél precisamente de quien más había temido lasburlas. Ben venía dando saltos y cabriolas, señal evidente de que tenía el corazónlibre de pesadumbres y grandes esperanzas de divertirse. Estaba comiéndose unamanzana,ydecuandoencuandolanzabaunprolongadoymelodiosoalarido,seguidodeunbroncoyprofundo«tilín,tilín,tilón;tilín,tilón»,porque,veníaimitandoaunvapordelMisisipí.Alacercarseacortólamarcha,enfilóhaciaelmediodelacalle,seinclinóhaciaestriborytomólavueltadelaesquinapesadamenteycongranaparatoy solemnidad, porque estaba representando alGran Misuri y se consideraba a símismoconnuevepiesdecalado.Erabuque,capitánycampanadelasmáquinas,todoenunapieza; y así es que tenía que imaginarse depie en supropiopuente, dandoórdenesyejecutándolas.
—¡Para! ¡Tilín, tilín, tilín! (La arrancada iba disminuyendo y el barco seacercaba lentamente a la acera). ¡Máquina atrás! ¡Tilínlinlin! (Con los brazosrígidos, pegadosa los costados). ¡Atrás la de estribor! ¡Tilínlinlin! ¡Chuchuchu…!(Entretanto el brazo derecho describía grandes círculos porque representaba unaruedadecuarentapiesdediámetro).¡Atrásladebabor!¡Tilíntilín,tilín…!(Elbrazoizquierdoempezóavoltear). ¡Avante ladebabor! ¡Alto ladeestribor! ¡Despacioababor!¡Listoconlaamarra!¡Alto!¡Tilín,tilín,tilín!¡Chistsss…!(Imitandolasllavesdeescape).
Tom siguió encalando, sin hacer caso del vapor. Ben se le quedó mirando unmomentoydijo:
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—¡Je,Je!Lasestáspagando,¿eh?Se quedó sin respuesta. Tom examinó su último toque con mirada de artista;
despuésdiootroligerobrochazoyexaminó,comoantes,elresultado.Benatracóasucostado.ATomselehacíalabocaaguapensandoenlamanzana;peronocejóensutrabajo.
—¡Hola,compadre!—ledijoBen—.Tehacentrabajar,¿eh?—¡Ah!,¿erestú,Ben?Notehabíavisto.—Oye,mevoyanadar.¿Notegustaríavenir?Pero,claro,tegustarámástrabajar.
Claroquetegustará.Tomselequedómirandouninstanteydijo:—¿Aquéllamastútrabajo?—¡Qué!¿Noesesotrabajo?Tomreanudósublanqueoylecontestó,distraídamente:—Bueno;puedeserqueloseaypuedequeno.Loúnicoqueséesquelegustaa
TomSawyer.—¡Vamos!¿Mevasahacercreerqueatitegusta?Labrochacontinuómoviéndose.—¿Gustar? No sé por qué no va a gustarme. ¿Es que le dejan a un chico
blanquearunacercatodoslosdías?Aquellopusolacosabajounanuevaluz.Bendejódemordisquear lamanzana.
Tom,moviólabrocha,coquetonamente,atrásyadelante;seretiródospasosparaverelefecto;añadióuntoqueallíyotroallá;juzgóotravezelresultado.YentantoBennoperdíadevistaunsolomovimiento,cadavezmásymásinteresadoyabsorto.Alfindijo:
—Oye,Tom:déjameencalarunpoco.Tomreflexionó.Estabaapuntodeacceder;perocambiódepropósito:—No,no; esonopodría ser,Ben.Yaves…,mi tíaPolly esmuyexigentepara
estacercaporqueestáaquí,enmitaddelacalle,¿sabes?Perosifueralacercatraseranomeimportaría,niaellatampoco.Nosabestúloquelepreocupaestacerca;hayquehacerloconlamardecuidado;puedeserquenohayaunchicoentremil,niaunentredosmilquepuedaencalarladelamaneraquehayquehacerlo.
—¡Qué…!¿Lodicesdeveras?Vamos,déjamequepruebeunpoco;nadamásqueunamiaja.Sitúfuerasyo,tedejaría,Tom.
—Deverasquequisieradejarte,Ben;perolatíaPolly…Mira:Jimtambiénquiso,yellanoledejó.Sidtambiénquiso,ynoloconsintió.¿Vesporquénopuedodejarte?¡Sitúfuerasaencargartedeestacercayocurriesealgo…!
—Anda…,yaloharéconcuidado.Déjameprobar.Mira,tedoyelcorazóndelamanzana.
—Nopuedeser.No,Ben;nomelopidas;tengomiedo…
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—¡Teladoytoda!Tom leentregó labrocha, condesganoenel semblanteyconentusiasmoenel
corazón. Ymientras el ex vaporGranMisuri trabajaba y sudaba al sol, el artistaretiradosesentóallí,cerca,enunabarrica,alasombra,balanceandolaspiernas,secomiólamanzanayplaneóeldegüellodelosmásinocentes.Noescaseóelmaterial:acadamomentoaparecíanmuchachos;veníanaburlarse,perosequedabanaencalar.ParacuandoBenserindiódecansancio,TomhabíayavendidoelturnosiguienteaBillyFisherporunacometaenbuenestado;cuandoéstesequedóaniquilado,JohnnyMillercompróelderechoporunaratamuerta,conunbramanteparahacerlagirar;asísiguió y siguió hora tras hora.Y cuando avanzó la tarde,Tom, que por lamañanahabíasidounchicoenlamiseria,nadabamaterialmenteenriquezas.Tenía,ademásdelascosasquehemencionado,docetabas,partedeuncornetín,untrozodevidrioazuldebotellaparamirar lascosasa travésdeél,uncarrete,una llave incapazdeabrir nada, unpedazode tiza, un tapónde cristal, un soldadodeplomo,unparderenacuajos, seiscohetillos,ungatito tuerto,un tiradordepuerta,uncollardeperro(perosinperro),elmangodeuncuchilloyunafallebadestrozada.Había,entretanto,pasado una tarde deliciosa, en la holganza, con abundante y grata compañía, y lacerca ¡tenía tres manos de cal! De no habérsele agotado la existencia de lechada,habríahechodeclararseenquiebraatodosloschicosdellugar.
Tom se decía que, después de todo, el mundo no era un páramo. Habíadescubierto, sin darse cuenta, uno de los principios fundamentales de la conductahumana,asaber:queparaquealguien,hombreomuchacho,anhelealgunacosa,sóloesnecesariohacerladifícildeconseguir.Sihubierasidouneximioyagudofilósofo,comoelautordeestelibro,hubieracomprendidoentoncesqueeltrabajoconsisteenloqueestamosobligadosahacer,sealoquesea,yqueeljuegoconsisteenaquelloalo queno se nos obliga.Y esto le ayudaría a entender por qué confeccionar floresartificiales o andar en el treadmill[1] es trabajo, mientras que jugar a los bolos oescalar el MontBlanc no es más que divertimiento. Hay en Inglaterra caballerosopulentosqueduranteelveranoguían lasdiligenciasdecuatrocaballosyhacenelserviciodiariodeveinteotreintamillasporqueelhacerlolescuestamuchodinero;perosiselesofrecieraunsalarioporsutarea,esolaconvertiríaentrabajo,yentoncesdimitirían.
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CapítuloIII
Tomsepresentóasutía,queestabasentadajuntoalaventana,abiertadeparenpar,enunalegrecuartitodelastraserasdelacasa,elcualservíaalavezdealcoba,comedor y despacho.La tibieza del aire estival, el olor de las flores y el zumbidoadormecedor de las abejas habían producido su efecto, y la anciana estaba dandocabezadassobre lacalceta…,puesno teníaotracompañíaque ladelgatoyéstesehallabadormidosobresufalda.EstabatanseguradequeTomhabríayadesertadodesu trabajo hacía mucho rato, que se sorprendió de verle entregarse así, con talintrepidez,ensusmanos.Éldijo:
—¿Mepuedoirajugar,tía?—¡Qué!¿Tanpronto?¿Cuántohasenjalbegado?Yaestátodo,tía.—Tom,nomemientas.Nolopuedosufrir.—Nomiento,tía;yaestátodohecho.La tía Polly confiaba poco en tal testimonio. Salió a ver por sí misma, y se
hubieradadoporsatisfechaconhaberencontradounveinticincoporcientodeverdadenloafirmadoporTom.Cuandoviotodalacercaencalada,ynosóloencaladasinoprimorosamente reposado con variasmanos de lechada, y hasta con una franja deañadiduraenelsuelo,suasombronopodíaexpresarseenpalabras.
—¡Alabado sea Dios!—dijo—. ¡Nunca lo creyera! No se puede negar: sabestrabajarcuandotedaporahí.—Ydespuésañadió,aguandoelelogio—.Pero tedaporahíraravez,laverdadseadicha.Bueno,andaajugar;peroacuérdateynotardesunasemanaenvolver,porquetevoyadarunazurra.
Tan emocionada estaba por la brillante hazaña de su sobrino, que lo llevó a ladespensa,escogió lamejormanzanayse laentregó, juntamenteconunaedificantedisertaciónsobreelgranvaloryelgustoespecialqueadquierenlosdonescuandonosvienen no por pecaminosos medios, sino por nuestro propio virtuoso esfuerzo. Ymientras terminaba con un oportuno latiguillo bíblico, Tom le escamoteó unarosquilla.
Despuéssefuedandosaltos,yvioaSidenelmomentoenqueempezabaasubirlaescaleraexteriorqueconducíaalashabitacionesaltas,pordetrásdelacasa.Habíaabundanciadeterronesamano,yelairesellenódeellosenunsegundo.Zumbabanen tornodeSidcomounagranizada,yantesdeque tíaPollypudieravolverde susorpresayacudiren socorro, seiso sietepellazoshabíanproducidoefecto sobre lapersonadeSidyTomhabíasaltado lacercaydesaparecido.Habíaallíunapuerta;pero a Tom, por regla general, le escaseaba el tiempo para poder usarla. SintiódescenderlapazsobresuespírituunavezqueyahabíaajustadocuentasconSidporhaberdescubiertolodelhilo,poniéndoloendificultades.
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Diolavueltaa todalamanzanayvinoapararaunacallejafangosa,pordetrásdelestablodondesutíateníalasvacas.Yaestabafueradetodopeligrodecapturaycastigo, y se encaminó apresurado hacia la plaza pública del pueblo, donde dosbatallones de chicos se habían reunido para librar una batalla, según teníanconvenido.Tomerageneral deunode losdos ejércitos; JoeHarper (un amigodelalma), general del otro. Estos eximios caudillos no descendían hasta lucharpersonalmente—eso se quedaba para lamorralla—, sino que se sentabanmano amano en una eminencia y desde allí conducían las marciales operaciones dandoórdenesquetransmitíansusayudantesdecampo.ElejércitodeTomganóunagranvictoria tras rudo y tenaz combate.Después se contaron losmuertos, se canjearonprisionerosyseacordaronlostérminosdelpróximodesacuerdo;yhechoesto,losdosejércitosformaronysefueron,yTomsevolviósolohaciasumorada.
Al pasar junto a la casa donde vivía Jeff Thatcher vio en el jardín a una niñadesconocida: una linda criaturita de ojos azules, con el pelo rubio peinado en doslargas trenzas, delantal blanco de verano y pantalón con puntillas.El héroe, reciéncoronadodelaureles,cayósindispararuntiro.UnaciertaAmyLawrencesedisipóensucorazónynodejóniunrecuerdodetrás.Sehabíacreídolocamenteenamorado,lehabíaparecido supasión,un fervorosoculto, yhe aquíquenoeramásqueunatrivialyefímeradebilidad.Habíadedicadomesesa suconquista, apenashacíaunasemanaqueellasehabíarendido,élhabíasidodurantesietebrevesdíaselmásfelizyorgullosode loschicos;yallíenuninstante lahabíadespedidodesupechosinunadiós.
Adoróaesta repentinay seráficaaparicióncon furtivasmiradashastaquenotóqueellalehabíavisto;fingióentoncesquenohabíaadvertidosupresencia,yempezó«apresumir»haciendotodasuertedeabsurdasa infantileshabilidadesparaganarsesuadmiración.Continuóporunratolagrotescaexhibición;peroalpoco,ymientrasrealizabaciertosejerciciosgimnásticosarriesgadísimos,vioconelrabillodelojoquelaniñasedirigíahacialacasa.Tomseacercóalavallayseapoyóenella,afligido,con la esperanzadeque aún se detendría un rato.Ella se paróunmomento en losescalonesyavanzóhacialapuerta.Tomlanzóunhondosuspiroalverlaponerelpieenelumbral;perosufazse iluminódepronto,pues laniñaarrojóunpensamientopor encima de la valla, antes de desaparecer. El rapaz echó a correr y dobló laesquina,deteniéndoseacortadistanciadelaflor;yentoncesseentoldólosojosconla mano y empezó a mirar calle abajo, como si hubiera descubierto en aquelladirecciónalgodegraninterés.Despuéscogióunapajadelsueloytratódesostenerlaenequilibriosobrelapuntadelanariz,echandohaciaatráslacabeza;ymientrassemovía de aquí para allá, para sostener la paja, se fue acercando más y más alpensamiento,yalcabolepusoencimasupiedesnudo,loagarróconprensilesdedos,sefueconélrenqueandoydesapareciótrasdelaesquina.Peronadamásqueporun
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instante: el preciso para colocarse la flor en un ojal, por dentro de la chaqueta,próximaalcorazóno,probablemente,alestómago,porquenoeraduchoenanatomía,yenmodoalgunosupercrítico.
Volvió en seguida y rondó en torno de la valla hasta la noche «presumiendo»como antes; pero la niña no se dejó ver, yTom se consoló pensando que quizá sehabría acercado a alguna ventana y habría visto sus homenajes.Al fin se fue a sucasa,demalagana,conlacabezallenadeilusiones.
Durantelacenaestabataninquietoyalborotado,quesutíasepreguntaba«quéesloquelepasaríaaesechico».Sufrióunabuenareprimendaporelapedreamiento,ynoleimportóniuncomino.Tratóderobarazúcar,yrecibióungolpeenlosnudillos.
—Tía—dijo—,aSidnolepegascuandolacoge.—No;peronolaatormentaaunacomomeatormentastú.Noquitaríasmanoal
azúcarsinoteestuvieramirando.Apoco semetió la tía en la cocina, ySid, gloriosode su inmunidad, alargó la
mano hacia el azucarero, lo cual era alarde afrentoso para Tom, a duras penassoportable. Pero a Sid se le escurrieron los dedos y el azucarero cayó y se hizopedazos.Tomsequedóensuspenso,enunraptodealegría;tanenajenado,quepudocontener la lengua y guardar silencio. Pensaba que no diría palabra, ni siquieracuando entrase su tía, sino que seguiría sentado y quedo hasta que ella preguntasequiénhabíahechoelestropicio;entoncesselodiría,ynohabríacosamásgustosaenelmundoqueveral«modelo»atrapado.Tanentusiasmadoestabaqueapenassepudocontenercuandovolviólaancianaysedetuvoantelasruinaslanzandorelámpagosdecólera por encima de los lentes. «¡Ahora se arma!»—pensó Tom.Y en elmismoinstanteestabadespatarradoenelsuelo.Lareciamanovengativaestabalevantadaenelairepararepetirelgolpe,cuandoTomgritó:
—¡Quieta!¿Porquémezurra?¡Sideselqueloharoto!Tía Polly se detuvo perpleja, y Tom esperaba una reparadora compasión. Pero
cuandoellarecobrólapalabra,selimitóadecir:—¡Vaya! No te habrá venido de más una tunda, se me figura. De seguro que
habrásestadohaciendoalgunaotratrastadamientrasyonoestabaaquí.Después le remordió laconciencia,yansiabadecir algo tiernoycariñoso;pero
pensó que esto se interpretaría como una confesión de haber obrado mal y ladisciplina no se lo permitió; prosiguió, pues, sus quehaceres con un peso sobre elcorazón. Tom, sombrío y enfurruñado, se agazapó en un rincón, y exageró,agravándolas,suscuitas.Biensabíaquesutíaestaba,enespíritu,derodillasanteél,y eso le proporcionaba una triste alegría. No quería arriar la bandera ni darse porenteradode las señales del enemigo.Bien sabía queunamirada ansiosa se posabasobre él de cuando en cuando, a través de lágrimas contenidas; pero se negaba areconocerlo. Se imaginaba a sí mismo postrado y moribundo y a su tía inclinada
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sobreél,mendigandounapalabradeperdón;perovolvíalacaraalapared,ymoríasinquelapalabra llegaseasalirdesus labios.¿Quépensaríaentoncessu tía?Ysefiguraba traído a casa desde el río, ahogado, con los rizos empapados, las manosfláccidas y sumísero corazón en reposo. ¡Cómo se arrojaría sobre él, y lloraría amares, y pediría a Dios que le devolviese su chico, jurando que nunca volvería atratarlemal!Peroélpermaneceríapálidoyfrío,sindarseñaldevida…¡pobremártircuyas penas habían ya acabado para siempre! De tal manera excitaba suenternecimientoconlopatéticodeesosensueños,queteníaqueestartragandosaliva,apuntodeatosigarse;ysusojosenturbiadosnadabanenagua,lacualsederramabaalparpadearysedeslizabaycaíaagotasporlapuntadelanariz.Ytalvoluptuosidadexperimentabaalmiraryacariciarasísuspenas,quenopodíatolerarlaintromisiónde cualquier alegría terrenaode cualquier inoportunodeleite; era cosa tan sagradaque no admitía contactos profanos; y por eso, cuando su primaMary entró dandosaltos de contenta, encantada de verse otra vez en casa después de una eternaausenciadeunasemanaenelcampo,Tomselevantóy,sumidoenbrumasytinieblas,salióporunapuertacuandoellaentróporlaotratrayendoconsigolaluzylaalegría.Vagabundeó lejos de los sitios frecuentados por los rapaces y buscó parajesdesolados,enarmoníaconsuespíritu.Unalargaalmadíadetroncos,enlaorilladelrío,leatrajo;ysentándoseenelborde,sobreelagua,contemplólavastaydesoladaextensióndelacorriente.Hubieradeseadomorirahogado;perodepronto,ysindarsecuenta, y sin tener quepasar por el desagradabley rutinarioprograma ideadoparaestoscasosporlaNaturaleza.Despuésseacordódesuflor.Lasacó,estrujadaylacia,y su vista acrecentó en alto grado sumelancólica felicidad. Se preguntó si ella secompadeceríasi losupiera.¿Lloraría?¿Querríapoderecharlelosbrazosalcuelloyconsolarlo?¿Olevolveríafríamentelaespalda,comotodoelrestodelahumanidad?Esta visión le causó tales agonías de delicioso sufrimiento, que la reprodujounayotravez en sumagíny lavolvía a imaginar connuevosyvariados aspectos, hastadejarlagastadaypeladaporeluso.Alfinselevantódandounsuspiro,ypartióentrelas sombras. Serían las nueve ymedia o las diez cuando vino a dar a la calle yadesierta, donde vivía la amada desconocida. Se detuvo unmomento: ningún ruidollegóasusoídos;unabujíaproyectabaunmortecinoresplandorsobre lacortinadeunaventanadelpisoalto.¿Estabaellaallí?Trepóporlavalla,marchóconcautelosopaso,porentrelasplantas,hastallegarbajolaventana;miróhaciaarribalargorato,emocionado; después se echó en el suelo, tendiéndose de espaldas, con lasmanoscruzadas sobre el pecho y en ellas la pobre flormarchita. Y así quisieramorir…,abandonadodetodos,sincobijosobresucabeza,sinunamanoqueridaqueenjugaseelsudordesufrente,sinunacaraamigaqueseinclinasesobreél,compasiva,eneltrancefinal.Yasíloveríaellacuandoseasomaseamirarlaalegríadelamañana…,y,¡ay!¿dejaríacaerunalágrimasobreelpobrecuerpoinmóvil,lanzaríaunsuspiroal
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verunavidajuveniltanintempestivamentetronchada?Laventanaseabrió;lavozásperadeunacriadaprofanóelaugustosilencio,yun
diluviodeaguadejóempapadoslosrestosdelmártirtendidoentierra.Elhéroe,medioahogado,seirguiódeunsalto,resoplando;seoyóelzumbidode
unapiedraenelaire,entremezcladoconelmurmullodeunaimprecación;después,comounestrépitodecristalesrotos;yunadiminutaformafugitivasaltóporencimadelavallaysealejó,disparada,enlastinieblas.
Poco después, cuando Tom, desnudo para acostarse examinaba sus ropasremojadas,a la luzdeuncabodevela,Sidsedespertó;perosiesque tuvoalgunaideadehacer«alusionespersonales», lopensómejoryseestuvoquedo…,puesenlosojosdeTomhabíaunbrilloamenazador.Tomsemetióenlacamasinañadirasusenojoselderezar,ySidapuntóensumemoriaestaomisión.
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CapítuloIV
El sol se levantó sobre unmundo tranquilo y lanzó sus esplendores, comounabendición, sobre el pueblecito apacible.Acabadoel desayuno, tíaPolly reunió a lafamilia para las prácticas religiosas, las cuales empezaron por una plegariaconstruida, desde el cimiento hasta arriba, con sólidas hiladas de citas bíblicas,trabadas conundébilmortero de originalidad; y desde su cúspide, comodesdeunSinaí,recitóunadustocapítulodelaleymosaica.
Tomseapretóloscalzones,porasídecirlo,ysepusoatrabajarpara«aprendersesus versículos». Sid se los sabía ya desde días antes. Tom reconcentró todas susenergíasparagrabarensumemoriacinconadamás,yescogióuntrozodelSermóndelaMontañaporquenopudoencontrarotrosversículosquefuerantancortos.
Alcabodemediahorateníaunaideavagaygeneraldelalección,peronadamás,porquesumenteestabarevoloteandoportodaslasesferasdelpensamientohumanoysusmanosocupadasenabsorbentesyrecreativastareas.Marylecogióellibroparatomarlelalección,yéltratódehacercaminoentrelaniebla.
—Bienaventuradoslos…los…—Pobres…—Sí,pobres;bienaventuradoslospobresde…,de…—Espíritu…—Deespíritu;bienaventuradoslospobresdeespíritu,porqueellos…ellos…—Deellos…—Porque de ellos…Bienaventurados los pobres de espíritu porque de ellos…,
será el reino de los cielos. Bienaventurados los que lloran, porque ellos… porqueellos…
—Re…—Porqueellosre…—Reci…—Porqueellosreci…¡Noséloquesigue!—Recibirán…—¡Ah!Porqueellosrecibirán…,recibirán…losquelloran.Bienaventuradoslos
querecibirán,porqueellos…llorarán,porquerecibirán…¿Quérecibirán?¿Porquénomelodices,Mary?¿Porquéerestantacaña?
—¡Ay,Tom,simple!Nocreasqueesporhacerterabiar.Nosoycapaz.Tienesquevolveraestudiarlo.Noteapures,Tom:yaveráscómoloaprendes;ysitelosabes,tevoyadarunacosapreciosa.¡Anda!,aversieresbueno.
—Bien;puesdimeloquemevasadar,Mary.¡Dimeloquees!—Esonoimporta,Tom.Yasabesquecuandoprometoalgoesverdad.—Tecreo,Mary.Voyadarleotramano.
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Yseladio;ybajoladoblepresióndelacuriosidadydelaprometidaganancia,lohizocontalánimoquetuvounéxitodeslumbrador.Marylediounaflamantenavaja«Barlow» que valía doce centavos y medio; y las convulsiones de deleite quecorrieron por su organismo lo conmovieron hasta los cimientos. Verdad es que lanavajaeraincapazdecortarcosaalguna;peroerauna«Barlow»delas«deverdad»,y en eso había imponderable grandiosidad…aunque de dónde sacarían la idea losmuchachosdelOestedequetalarmapudierallegaraserfalsificadaconmenoscabopara ella, es un grave misterio y quizá lo será siempre. Tom logró hacer algunoscortes en el aparador, y sepreparaba a empezar con lamesade escribir, cuando lellamaronparavestirseyasistiralaescueladominical.
Marylediounajofainadeestañoyuntrozodejabón,yélsaliófueradelapuertaypusolajofainaenunbanquilloqueallíhabía;despuésmojóeljabónenelaguaylocolocósobreelbanco;seremangólosbrazos,vertiósuavementeelaguaenelsuelo,yenseguidaentróen lacocinayempezóa restregarsevigorosamentecon la toallaqueestabatrasdelapuerta.PeroMaryselaquitóyledijo:
—¿Notedavergüenza,Tom?Noseastanmalo.Notengasmiedoalagua.Tomsequedóun tantodesconcertado.Llenarondenuevo la jofaina,yestavez
Tom se inclinó sobre ella, sin acabar de decidirse; reuniendo ánimos, hizo unaprofunda aspiración, y empezó. Cuando entró a poco en la cocina, con los ojoscerrados,buscandoa tientas la toalla,unhonroso testimoniodeaguayburbujasdejabónlecorríaporlacaraygoteabaenelsuelo.Perocuandosaliólaluzdeentrelatoalla aún no estaba aceptable, pues el territorio limpio terminaba de pronto en labarbillaylasmandíbulas,comounantifazymásalládeesalíneahabíaunaoscuraextensión de terreno de secano que corría hacia abajo por el frente y hacia atrás,dandolavueltaalpescuezo.Marylecogióporsucuenta,ycuandoacabóconéleraunhombrenuevoyunsemejante,sindistincióndecolor,yelpeloempapadoestabacuidadosamente cepillado, y sus cortos rizos ordenados para producir un generalefectosimétricoycoquetón(asolas,sealisabalosrizoscongrandificultadytrabajo,ysedejabaelpelopegadoalacabeza,porqueteníalosrizosporcosaafeminadaylossuyos leamargaban laexistencia).Marysacódespuésun trajequeTomsólosehabíapuestolosdomingos,durantedosaños.Lellamaban«elotrotraje»,yporellopodemos deducir lo sucinto de su guardarropa. La muchacha «le dio un repaso»despuésqueélsehubovestido;leabotonólachaquetahastalabarbilla,levolvióelancho cuello de la camisa sobre los hombros, le coronó la cabeza, después decepillarlo, con un sombrero de paja moteado. Parecía, después, mejorado yatrozmenteincómodo;ynoloestabamenosdeloqueparecía,pueshabíaeneltrajecompletoyenlalimpiezaunasujeciónyentorpecimientoqueleatormentaban.TeníalaesperanzadequeMarynoseacordaríadeloszapatos,peroresultófallida;selosuntó concienzudamente con una capa de sebo, según era el uso, y se los presentó.
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Tomperdió lapaciencia,yprotestó;dequesiempre leobligabanahacer loquenoquería.PeroMaryledijo,persuasiva:
—Anda,Tom;séunbuenchico.Y Tom se los puso, gruñendo. Mary se arregló en seguida, y los tres niños
marcharonalaescueladominical,lugarqueTomaborrecíacontodasualma;peroaSidyaMarylesgustaba.
Lashorasdeesaescuelaerandenueveadiezymedia,ydespuésseguíaeloficioreligioso.Dos de los niños se quedaban siempre, voluntariamente, al sermón, y elotrosiempresequedabatambién…,porrazonesmáscontundentes.Losasientos,sintapizaryaltosderespaldo,delaiglesiapodríanacomodarunastrescientaspersonas;el edificio era pequeño e insignificante, con una especie de cucurucho de tablaspuesto pormontera, a guisa de campanario.Al llegar a la puerta,Tom se echó unpasoatrásyabordóauncompinchetambiénendomingado.
—Oye,Bill,¿tienesunvaleamarillo?—Sí.—¿Quéquieresporél?—¿Quémedas?—Uncachoderegalizyunanzuelo.—Enséñalos.Tom los presentó. Eran aceptables, y las pertenencias cambiaron de mano.
Después hizo el cambalache de un par de canicas por tres vales rojos, y de otrascosillaspordosazules.Salióalencuentrodeotrosmuchachos,segúnibanllegando,yduranteun cuartodehora siguió comprandovales dediversos colores.Entró en laiglesia,alfin,conunenjambredechicosychicas,limpiosyruidosos;sefueasusillaeinicióunariñaconelprimermuchachoqueencontróamano.Elmaestro,hombregrave,yaentradoenaños,intervino;despuésvolviólaespaldaunmomento,yTomtiródelpeloalrapazqueteníadelante,yyaestabaabsortoenlalecturadesulibrocuando la víctima miró hacia atrás; pinchó a un tercero con un alfiler, para oírlechillar, y se llevónueva reprimendadelmaestro.Durante todas las clasesTomerasiempreelmismo:inquieto,ruidosoypendenciero.Cuandollegóelmomentodedarlas lecciones ninguno se la sabía bien y había que irles apuntando durante todo eltrayecto.Sinembargo, fueronsaliendo trabajosamentedelpaso,yacadaunose lerecompensabaconvalesazules,enlosqueestabanimpresospasajesdelasEscrituras.Cadavaleazuleraelprecioderecitardosversículos;diezvalesazulesequivalíanaunorojo,ypodíancambiarseporunodeéstos;diezrojosequivalíanaunoamarillo,ypor diez vales amarillos el superintendente regalaba una Biblia, modestamenteencuadernada (valía cuarenta centavos en aquellos tiempos felices), al alumno.¿Cuántosdemis lectoreshubieran tenido laboriosidadyconstanciaparaaprendersedememoriadosmilversículos,niaunporunaBibliadelasilustradasporDoré?Y
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sin embargoMaría había ganado dos de esamanera: fue la paciente labor de dosaños;yunmuchachodeestirpegermánicahabíaconquistadocuatroocinco.Unavezrecitó tres mil versículos sin detenerse; pero sus facultades mentales no pudieronsoportar tal esfuerzo y se convirtió en un idiota, o poco menos, desde aquel día:dolorosa pérdida para la escuela, pues en las ocasiones solemnes, y delante decompañía,elsuperintendentesacabasiempreaaquelchicoy(comodecíaTom)«leabría la espita». Sólo los alumnos mayorcitos llegaban a conservar los vales y apersistir en la tediosa labor bastante tiempo para lograr una Biblia; y por eso laentrega de uno de estos premios era un raro y notable acontecimiento. El alumnopremiadoeraunpersonajetangloriosoyconspicuoporaqueldía,queenelactoseencendíaenelpechodecadaescolarunaardienteemulación,quesolíadurarunparde semanas. Es posible que el estómago mental de Tom nunca hubiera sentidoverdaderahambredeunodeesospremios,peronohaydudadequedemuchotiempoatráshabíaanheladocontodasualmaeléclatquetraíaconsigo.
Alllegarelmomentoprecisoelsuperintendentesecolocóenpiefrentealpúlpito,teniendo en lamanoun libro de himnos cerradoy el dedo índice inserto entre sushojas,yreclamósilencio.Cuandounsuperintendentedeescueladominicalpronunciasuacostumbradodiscursito,unlibrodehimnosenlamanoestannecesariocomoelinevitable papel demúsica en la de un cantor que avanza hasta las candilejas paraejecutarunsolo,aunqueelporquéseaunmisterio,puestoqueniellibronielpapelsonnuncaconsultadosporelpaciente.Estesuperintendenteeraunserenjuto,deunostreinta y cinco años, con una sotabarba de estopa y pelo corto del mismo color;llevabauncuelloalmidonadoytieso,cuyobordelellegabahastalasorejasycuyasagudaspuntassecurvabanhaciaadelantea laalturadelascomisurasdeloslabios;unatapiaqueleobligabaamirarfijamenteaproayadarlavueltaatodoelcuerpocuandoeranecesariaunamirada lateral.Tenía labarbillaapuntaladaporunampliolazodecorbatadelasdimensionesdeunbilletedebanco,yconflecosenlosbordes,ylaspunterasdelasbotasdobladashaciaarriba,alamodadeldía,comopatinesdetrineo:resultadoqueconseguíanlosjóveneselegantes,congranpacienciaytrabajo,sentándoseconlaspuntasdelospiesapoyadoscontralaparedypermaneciendoasíhorasyhoras.MisterWaltersteníaunairedeardorosointerésyerasinceroycordialenelfondo,yconsiderabalascosasyloslugaresreligiososcontalreverenciaytanapartedelosafanesmundanosque,sinquesedieracuentadeello,lavozqueusabaenlaescueladominicalhabíaadquiridounaentonaciónpeculiar,quedesaparecíaporcompletoenlosdíasdeentresemana.Empezódeestamanera:
—Ahora,niñososvaisaestarsentados,todoloderechitosyquietosquepodáis,yme vais a escuchar con toda atención por dosminutos. ¡Así, asíme gusta!Así escomolosbuenosniñosylasniñastienenqueestar.Estoyviendoaunapequeñaquemirapor laventana:me temoquese figuraqueyoandoporahí fuera,acasoen la
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copa de uno de los árboles, echando un discurso a los pajaritos. (Risitas deaprobación). Necesito deciros el gozo que me causa ver tantas caritas alegres ylimpias reunidas en un lugar como éste, aprendiendo a hacer buenas obras y a serbuenos…
Ysiguióporlasendaadelante.Nohayparaquérelatarelrestodelaoración.Eradeunmodeloquenocambia,yporesonosesfamiliaratodos.
El último tercio del discurso se malogró en parte por haberse reanudado laspendencias y otros escarceos entre algunos de los chicos más traviesos, y porinquietudesymurmullosqueseextendíancadavezmásllegandosuoleajehastalasbasesdeaisladasa inconmovible rocas,comoSidyMary.Pero todoruidocesóderepentealextinguirselavozdemisterWalters,yeltérminodeldiscursofuerecibidoconunasilenciosaexplosióndegratitud.
Buenapartedeloscuchicheoshabíasidooriginadaporunacontecimientomásomenosraro:laentradadevisitantes.EranestoselabogadoThatcher,acompañadoporunancianodecrépito,ungallardoypersonudocaballerodepelogris,entradoenaños,yunaseñorasolemne,queera,sinduda, laesposadeaquél.Laseñora llevabaunaniñade lamano.Tomhabíaestado intranquiloy llenodeangustiasyaflicciones,yaun de remordimientos; no podía cruzar su mirada con la de Amy Lawrence nisoportarlasqueéstaledirigía.Perocuandovioalaniñareciénllegadaelalmaseleinundódedicha.Uninstantedespuésestaba«presumiendo»atodamáquina:puñadasa los otros chicos, tirones de pelos, contorsiones con la cara, en una palabra:empleandotodaslasartesdeseducciónquepudieranfascinaralaniñayconseguirsuaplauso.Sulocaalegríanoteníamásqueunamácula:elrecuerdodesuhumillaciónenel jardíndel serangélico,yese recuerdo,escritoen laarena, ibasiendobarridorápidamentepor lasoleadasdefelicidadqueenaquel instantepasabansobreél.Sedioa losvisitanteselmásencumbradoasientodehonor,y tanprontocomomisterWalters terminó su discurso los presentó a la escuela. El caballero del pelo grisresultóserunprodigiosopersonaje,nadamenosqueeljuezdelcondado;sindudaelsermásaugustoenquelosniñoshabíanpuestonuncasusojos.Ypensabandequésustanciaestaría formado,yhubierandeseadooírle rugiryhasta teníanunpocodemiedo de que lo hiciera. Había venido desde Constantinopla, a doce millas dedistancia,y, por consiguiente, habíaviajadoyhabíavistomundo; aquellosmismosojoshabíancontempladolaCasadeJusticiadelcondado,delaquesedecíaqueteníael techodecinc.El temerosopasmoque inspirabanestasreflexionesseatestiguabaporelsolemnesilencioyporlasfilasdeojosabiertosenredondo.Aquéleraelgranjuez Thatcher, hermano del abogado de la localidad. Jeff Thatcher se adelantó enseguidaparamostrarsefamiliarconelgranhombreyexcitarlaenvidiadelaescuela.Músicacelestialhubierasidoparasusoídosescucharloscomentarios.
—¡Mírale,Jim!Sevaarribaconellos.¡Mira,mira!,vaadarlelamano.¡Yasela
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da!¡LoquedaríastúporserJeff!MisterWalters se puso «a presumir» con toda suerte de bullicios y actividades
oficialescas,dandoórdenes,emitiendojuiciosydisparandoinstruccionesaquíyalláy hacia todas partes donde podía encontrar un blanco.El bibliotecario «presumió»corriendo de acá para allá con brazadas de libros, y con toda la baraúnda yaspavientos en que se deleita la autoridad insecto. Las señoritas instructoras«presumieron»inclinándosemelosamentesobreescolaresalosqueacababandetirarde las orejas, levantando deditos amenazadores delante de losmuchachosmalos ydandoamorosaspalmaditasa losbuenos.Loscaballeretes instructores«presumían»prodigandoregañinasyotraspequeñasmuestrasdeincansableceloporladisciplina,yunosyotrosteníangrandesquehaceresenlalibrería,quelosobligabanairyvenirincesantementey,alparecer,congranagobioymolestia.Lasniñas«presumían»demil distintos modos, y los chicuelos «presumían» con tal diligencia que losproyectilesdepapely rumorde reyertas llenabanelaire.Ycerniéndosesobre todoello,elgrandehombreseguíasentado,irradiabaunamajestuosasonrisajudicialsobretoda la concurrencia y se calentaba al sol de su propia grandeza, pues estaba«presumiendo»también.SólounacosafaltabaparahacerelgozodemisterWalterscompleto, y era la ocasión de dar el premio de la Biblia y exhibir un fenómeno.Algunosescolaresteníanvalesamarillos,peroningunoteníalosnecesarios:yahabíaél investigado entre las estrellas de mayor magnitud. Hubiera dado todo lo delmundo,enaquelmomento,porquelehubieranrestituido,conlamenterecompuesta,aquelmuchachoalemán.
Yentonces, cuandohabíamuerto toda esperanza,TomSawyer se adelantó connuevevalesamarillos,nuevevalesrojosydiezazules,ysolicitóunaBiblia.Fueunrayocayendodeuncielodespejado.Waltersnoesperabaunapeticiónsemejante,detalpersona,enlospróximosdiezaños.Peronohabíaquedarlevueltas:allíestabanlosvalesyeranmoneda legal.Tomfueelevadoenelactoalsitioqueocupabaneljuezylosdemáselegidos,ylagrannoticiafueproclamadadesdeelestrado.Eralamáspasmosa sorpresade ladécada;y tanhonda sensaciónprodujo,que levantóalhéroe nuevo hasta la altura misma del héroe judicial. Todos los chicos estabanmuertosdeenvidia;perolosquesufríanmásagudostormentoseranlosquesedabancuenta, demasiado tarde, de que ellosmismos habían contribuido a aquella odiosaapoteosisporcedersusvalesaTomacambiodelasriquezasquehabíaamontonadovendiendopermisosparaenjalbegar.Sentíandespreciodesímismosporhabersidovíctimas de un astuto defraudador, de una embaucadora serpiente escondida en lahierba.
ElpremiofueentregadoaTomcontodalaefusiónqueelsuperintendente,dandoa la bomba, consiguió hacer subir hasta la superficie en aquel momento; pero lefaltabaalgodelgenuinosurtidorespontáneo,pueselpobrehombresedabacuenta,
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instintivamente,dequehabíaallíunmisterioquequizánopodríaresistirfácilmentelaluz.Erasimplementeabsurdopensarqueaquelmuchachoteníaalmacenadasensugranerodosmilgavillasdesabiduríabíblica,cuandounadocenabastarían,sinduda,para forzarydistendersucapacidad.AmyLawrenceestabaorgullosaycontenta,ytratódehacérseloveraTom;peronohabíamododequelamirase.No,noadivinabala causa; después se turbó un poco; en seguida la asaltó una vaga sospecha, y sedisipó, y tornó a surgir. Vigiló atenta; una furtiva mirada fue una revelación, yentonces se le encogió el corazón, y experimentó celos y rabia, y brotaron laslágrimas,ysintióaborrecimientoportodos,ymásquepornadie,porTom.
El cual fue presentado al juez; pero tenía la lengua paralizada, respiraba condificultad y le palpitaba el corazón; en parte, por la imponente grandeza de aquelhombre,perosobretodo,porqueeraelpadredeella.Hubieraqueridopostrarseanteélyadorarlo,sihubieranestadoaoscuras.Eljuezlepusolamanosobrelacabezayledijoqueeraunhombrecitodeprovecho,ylepreguntócómosellamaba.Elchicotartamudeó,abriólaboca,yloechófuera:
—Tom.—No,Tom,no…;es…—Thomas.—Esoes.Yapenséyoquedebíadefaltaralgo.Bienestá.Peroalgotellamarás
ademásdeeso,ymelovasadecir,¿noesverdad?—Dile a este caballero tu apellido, Thomas —dijo Walters—; y dile además
«señor».Noolvideslasbuenasmaneras.—ThomasSawyer,señor.—¡Muybien!Asíhacenloschicosbuenos.¡Buenmuchacho!¡Unhombrecitode
provecho!Dosmilversículossonmuchos,muchísimos.Ynuncatearrepentirásdeltrabajoquetecostóaprenderlos,pueselsaberesloquemásvaleenelmundo;éleselquehacelosgrandeshombresyloshombresbuenos;túserásalgúndíaunhombregrandeyvirtuoso,Thomas,yentoncesmiraráshaciaatrásyhasdedecir:«Todosedeboalasventajasdelainapreciableescueladominical,enminiñez;todoselodeboa mis queridos profesores, que me enseñaron a estudiar; todo se lo debo al buensuperintendente, queme alentó y se interesó pormí yme regaló unamagnífica ylujosa Biblia para mí solo: ¡todo lo debo a haber sido bien educado!». Eso dirás,Thomas,ypor todoelorodelmundonodaríasesosdosmilversículos.No,nolosdarías.Yahora¿querrásdecirnosaestaseñorayamíalgodeloquesabes?Yaséquenos lodirás,porqueanosotrosnosenorgullecen losniñosestudiosos.Seguramentesabeslosnombresdelosdocediscípulos.¿Noquieresdecirnoscómosellamabanlosdosprimerosquefueronelegidos?
Tomseestabatirandodeunbotón,conaireborreguil.Seruborizóybajólosojos:Mister Walters empezó a trasudar, diciéndose a sí mismo: «No es posible que el
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muchachocontestasea lamenorpregunta…¡Enquéhorase lehaocurridoal juezexaminarlo!».Sinembargo,secreyóobligadoaintervenir,ydijo:
—Contestaaesteseñor,Thomas.Notengasmiedo.Tomcontinuómudo.—Me lo va a decir a mí —dijo la señora—. Los nombres de los primeros
discípulosfueron…—¡DavidyGoliat!Dejemoscaerunvelocompasivosobreelrestodelaescena.
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CapítuloV
A eso de las diez y media la campana de la iglesita empezó a tañer con vozcascada, y la gente fue acudiendo para el sermónmatinal.Los niños de la escueladominical se distribuyeron por toda la iglesia, sentándose junto a sus padres, paraestar bajo suvigilancia.Llegó tíaPolly, yTom,SidyMary se sentaron a su lado.Tomfuecolocadodel ladodelanaveparaqueestuvieratodololejosposibledelaventanaabiertayde lasseductorasperspectivasdelcampoenundíadeverano.Lamultitud iba llenando la iglesia: el administrador deCorreos, unviejecito venido amenosyquehabíaconocidotiemposmejores,elalcaldeysumujer—puesteníanallíalcalde, entre las cosas necesarias—; el juez de paz. Después entró la viuda deDouglas, guapa, elegante, cuarentona, generosa, de excelente corazón y rica, cuyacasa en el monte era el único palacio de los alrededores, y ella la persona máshospitalaria y desprendida para dar fiestas de las que San Petersburgo se podíaenvanecer; el encorvado y venerable comandante Ward y su esposa; el abogadoRiverson,nuevanotabilidadenelpueblo.Entródespuéslamásfamosabellezalocal,seguida de una escolta de juveniles tenorios vestidos de dril y muy peripuestos;siguieron todos los horteras del pueblo, en corporación, pues habían estado en elvestíbulochupandolospuñosdesusbastonesyformandounmurocirculardecarasbobas,sonrientes,acicaladasyadmirativas,hastaquelaúltimamuchachacruzóbajosusbaterías;ydetrásdetodos,elniñomodelo,WillieMufferson,acompañandoasumadre con tan exquisito cuidado como si fuera de cristal de Bohemia. Siemprellevaba a sumadre a la iglesia, y era el encanto de todas lasmatronas. Todos losmuchachosleaborrecían:a talpuntoerabueno;yademás,porqueacadaunoselohabían«echadoencara»milveces.Lapuntadelblanquísimopañuelolecolgabadelbolsillocomoporcasualidad.Tomnoteníapañuelo,yconsiderabaatodosloschicosque lousabancomounoscursis.Reunidosya todos los fieles, tocóunavezmás lacampanaparaestimularalosrezagadosyremolones,ysehizounsolemnesilencioen toda la iglesia, sólo interrumpidopor las risitas contenidasy los cuchicheosdelcoro, allá en la galería. El coro siempre se reía y cuchicheaba durante él servicioreligioso.Hubounavezuncorode iglesiaquenoeramaleducado,perosemehaolvidadoendónde.Yahacedeellomuchísimosañosyapenaspuedorecordarnadasobreelcaso,perocreoquedebiódeserenelextranjero.
Elpastorindicóelhimnoqueseibaacantar,yloleyódeleitándoseenello,enunraro estilo, peromuyadmirado en aquellapartedel país.Lavoz comenzaba enuntonomedio,yse ibaalzando,alzando,hasta llegaraunciertopunto;allí recalcabaconrecioénfasislapalabraquequedabaenlacúspide,ysehundíadeprontocomodesdeuntrampolín:
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¿Hedellegaryoaloscielospisandonardosyrosasmientrasotrosvanluchandoentremaresborrascosas?
Seleteníaporunpasmosolector.Enlas«fiestasdesociedad»quesecelebrabanenlaiglesia,selepedíasiemprequeleyeseversos;ycuandoestabaenlafaena,lasseñoras levantaban las manos y las dejaban caer desmayadamente en la falda, ycerrabanlosojosysacudíanlascabezas,comodiciendo:«Esindecible;esdemasiadohermoso:¡demasiadohermosoparaestemíseromundo!».
Despuésdelhimno,elreverendomisterSpraguesetrocóasímismoenuntablóndeanunciosyempezóaleeravisosdemítinesydereunionesycosasdiversas,detalmodo que parecía que la lista iba a estirarse hasta el día del juicio: extraordinariacostumbre que aún se conserva enAmérica, hasta en lasmismas ciudades, aun enestaedaddeabundantesperiódicos.Ocurreamenudoquecuantomenosjustificadaestáunacostumbretradicional,mástrabajocuestadesarraigarla.
Ydespuéselpastororó.Fueunaplegariadelasbuenas,generosaydetalladora:pidióporlaiglesiayporloshijosdelaiglesia;porlasdemásiglesiasdelpueblo;porelpropiopueblo;porelcondado,porelEstado,porlosfuncionariosdelEstado;porlosEstadosUnidos;por las iglesiasde losEstadosUnidos;porelCongreso;porelPresidente;porlosempleadosdelGobierno;porlospobresnavegantes,entribulaciónen el procelosomar; por losmillonesdeoprimidosquegimenbajo el talónde lasmonarquíaseuropeasydelosdéspotasorientales;porlosquetienenojosynovenyoídosynooyen;porlosidólatrasenlaslejanasislasdelmar;yacabóconunasúplicade que las palabras que iba a pronunciar fueran recibidas con agrado y fervor ycayerancomosemillaentierrafértil,dandoabundosacosechadebienes.Amén.
Hubo un movimiento general, rumor de faldas, y la congregación, que habíapermanecidoenpie,sesentó.Elmuchachocuyoshechosserelatanenestelibronosaboreólaplegaria:nohizomásquesoportarla,siesquellegóatanto.Mientrasduró,estuvoinquieto;llevócuentadelosdetalles,inconscientemente—puesnoescuchaba,perosesabíaelterrenodeantiguoylasendaquedeordinarioseguíaelcuraporél—,ycuandoseinjertabaenlaoraciónlamenorañadidura,suoídoladescubríaytodosuserserebelabaconello.Considerabalasadicionescomotrampasypicardías.Hacialamitad del rezo se posó unamosca en el respaldo del banco que estaba sentadodelante del suyo, y le torturó el espíritu frotándose con toda calma las patitasdelanteras;abrazándoseconellas lacabezaycepillándolacontalvigorqueparecíaqueestabaapuntodearrancarladelcuerpo,dejandovereltenuehilitodelpescuezo;restregándoselasalasconlaspatasdeatrásyamoldándolasalcuerpocomosifueranlosfaldonesdeunchaquetpuliéndoseyacicalándosecontantatranquilidadcomosisediesecuentadequeestabaperfectamentesegura.Yasíeraenverdad,puesaunqueTomsentíaenlasmanosunairresistiblecomezóndeatraparla,noseatrevía:creíade
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todocorazónqueseríainstantáneamenteaniquiladosihacíatalcosaenplenaoración.Peroalllegarlaúltimafraseempezóaahuecarlamanoyaadelantarlaconcautela,yenelmismoinstantededecirseel«Amén»lamoscaeraunprisionerodeguerra.Latíalevioyleobligóasoltarla.
El pastor citó el texto sobre el que iba a versar el sermón, y prosiguió conmonótonozumbidodemoscardón,a lo largodeunahomilía tanapelmazadaqueapocomuchos fieles empezaron a dar cabezadas: y sin embargo, en «el sermón» setrataba de infinito fuego y llamas sulfurosas y se dejaban reducidos los electos ypredestinadosaungrupotanescasoquecasinovalíalapenasalvarlos.Tomcontólaspáginasdelsermón;alsalirdelaiglesiasiempresabíacuántashabíansido,perocasinuncasabíanadamásacercadeldiscurso.Sinembargo,estavezhubounmomentoenquellegóainteresarsedeveras.Elpastortrazóuncuadrosolemneyemocionantede la reuniónde todas las almasde estemundo en elmilenio, cuando el leóny elcordero yacerían juntos y un niño pequeño los conduciría. Pero lo patético, loejemplar, lamoraleja del gran espectáculo pasaron inadvertidos para el rapaz: sólopensóenelconspicuopapeldelprotagonistayenloqueseluciríaalosojosdetodaslasnaciones;se le iluminólafazcontalpensamiento,ysedijoasímismotodoloquedaríaporpoderserélaquelniño,sielleónestabadomado.
Después volvió a caer en abrumador sufrimiento cuando el sermón siguió sucurso. Se acordó de pronto de que tenía un tesoro, y lo sacó. Era un voluminosoinsecto negro, una especie de escarabajo con formidables mandíbulas: un«pillizquero», según él lo llamaba. Estaba encerrado en una caja de pistones. Loprimero que hizo el escarabajo fue cogerlo de un dedo. Siguió un instintivopapirotazo;elescarabajocayódandotumbosenmediodelanave,ysequedópanzaarriba,yeldedoheridofue,nomenosrápido,alabocadesudueño.Elanimalitosequedóallí, forcejeando inútilmente con laspatas, incapazdedar lavuelta.Tomnoapartaba de él la mirada, con ansia de cogerlo, pero estaba a salvo, lejos de sualcance.Otraspersonas,aburridasdelsermón,encontraronalivioenelescarabajoytambiénsequedaronmirándolo.
En aquel momento un perro de lanas, errante, llegó con aire desocupado,amodorrado con la pesadez y el calor de la canícula, fatigado de la cautividad,suspirandoporuncambiodesensaciones.Descubrióelescarabajo;elrabocolgantese irguióy se cimbreó en el aire.Examinó lapresa; diounavuelta enderredor; laolfateódesdeunaprudentedistancia;volvióadarotravueltaentorno;seenvalentonóylaoliódemáscerca;despuésenseñólosdientesyletiróunadentelladatímida,sindarenelblanco;letiróotraembestida,ydespuésotra;lacosaempezóadivertirle;setendió sobre el estómago, con el escarabajo entre las zarpas, y continuó susexperimentos;empezóasentirsecansado,ydespués,indiferenteydistraído,comenzóadarcabezadasdesueño,ypocoapocoelhocicofuebajandoytocóasuenemigo,
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elcual loagarróenelacto.Hubounaullidoestridente,unaviolentasacudidadelacabezadelperro,yelescarabajofueacaerunpardevarasmásadelante,yaterrizócomo la otra vez, de espaldas. Los espectadores vecinos se agitaron con un suaveregocijointerior;variascarasseocultarontraslosabanicosypañuelos,yTomestabaen la cúspide de la felicidad. El perro parecía desconcertado, y probablemente loestaba; pero tenía además resentimiento en el corazón y sed de venganza. Se fue,pues,alescarabajo,ydenuevoemprendiócontraéluncautelosoataque,dandosaltosensudireccióndesdetodoslospuntosdelcompás,cayendoconlasmanosamenosdeunapulgadadelbicho,tirándoledentelladascadavezmáscercanasysacudiendola cabezahasta que las orejas le abofeteaban.Pero se cansó, unavezmás, al pocorato;tratódesolazarseconunamosca,peronohallóconsuelo;siguióaunahormiga,dandovueltas con la nariz pegada al suelo, y tambiénde eso se cansó en seguida;bostezó,suspiró,seolvidóporcompletodelescarabajo…¡ysesentóencimadeél!Seoyóentoncesundesgarradoralaridodeagonía,yelperrosaliódisparadopor lanaveadelante;losaullidosseprecipitaban,yelperrotambién;cruzólaiglesiafrenteal altar, y volvió, raudo, por la otra nave; cruzó frente a las puertas; sus clamoresllenabanlaiglesiaentera;susangustiascrecíanalcompásdesuvelocidad,hastaqueyanoeramásqueun lanosocometa, lanzadoensuórbitaconel relampagueoy lavelocidaddelaluz.Alfin,elenloquecidomártirsedesviódesutrayectoriaysaltóalregazodesudueño;ésteloechóporlaventana,yelalaridodepenafuehaciéndosemásdébilpormomentosymurióenladistancia.
Paraentoncestodalaconcurrenciateníalascarasenrojecidasyseatosigabaconreprimidarisa,yelsermónsehabíaatascado,sinpoderseguiradelante.Sereanudóen seguida, pero avanzóclaudicantey a empellones, porque sehabía acabado todaposibilidad de producir impresión, pues los más graves pensamientos eranconstantemente recibidos con alguna ahogada explosión de profano regocijo, acubiertodelrespaldodealgúnbancolejano,comosielpobrepárrocohubiesedichoalgunagraciaexcesivamentesalpimentada.Ytodossintieroncomounaliviocuandoeltrancellegóasufinyelcuraechólabendición.
Tomfueacasacontentísimo,pensandoquehabíaunciertoagradoenelservicioreligiosocuandoseintercalabaenélunamiajadevariedad.Sólohabíaunanubeensudicha: seaveníaaqueelperro jugaseconel«pillizquero»,peronoconsiderabadecenteyrectoqueselohubiesellevadoconsigo.
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CapítuloVI
LamañanadellunesencontróaTomSawyerafligido.Lasmañanasdelosluneslehallabansiempreasí,porqueeranelcomienzodeotrasemanadelentosufrirenlaescuela.Suprimerpensamientoenesosdíaseralamentarquesehubierainterpuestoundíafestivo,puesesohacíamásodiosalavueltaalaesclavitudyalgrillete.
Tom se quedó pensando. Se le ocurrió que ojalá estuviese enfermo: así sequedaría en casa sin ir a la escuela.Había una vaga posibilidad. Pasó revista a suorganismo.Noaparecíaenfermedadalguna,yloexaminódenuevo.Estavezcreyóquepodíabarruntarciertossíntomasdecólico,ycomenzóaalentarloscongrandesesperanzas.Perosefuerondebilitandoydesaparecieronapoco.Volvióareflexionar.Deprontohizoundescubrimiento:selemovíaundiente.Eraunacircunstanciafeliz;yestabaapuntodeempezaraquejarse,«paradarlaalarma»,comoéldecía,cuandoseleocurrióquesiacudíaanteeltribunalconaquelargumentosutíaseloarrancaría,yesoleibaadoler.Decidió,pues,dejareldienteenreservaporentonces,ybuscarporotrolado.Nadaseofrecióporelmomento;perodespuésseacordódehaberoídoalmédicohablardeunaciertacosaquetuvounpacienteencamadosotressemanasylepusoenpeligrodeperderundedo.Sacódeentrelassábanasunpie,enelqueteníaundedomalo,yprocedióainspeccionarlo:peroseencontróconquenoconocíalossíntomasdelaenfermedad.Lepareció,sinembargo,quevalíalapenaintentarlo,yrompióasollozarcongranenergía.
PeroSidcontinuódormido,sindarsecuenta.Tomsollozóconmásbrío,yselefiguróqueempezabaasentirdoloreneldedo
enfermo.NingúnefectoenSid.Tomestabaya jadeantede tantoesfuerzo.Se tomóundescanso, seproveyóde
airehastainflarse,yconsiguiólanzarunaseriedequejidosadmirables.Sidseguíaroncando.Tom estaba indignado. Le sacudió, gritándole: «¡Sid, Sid!». Este método dio
resultado,yTomcomenzóasollozardenuevo.Sidbostezó,sedesperezó,despuésseincorporósobreuncodo,dandounrelincho,ysequedómirandofijamenteaTom.Elcualsiguiósollozando.
—¡Tom!¡Oye,Tom!—legritóSid.Noobtuvorespuesta.—¡Tom! ¡Oye! ¿Qué te pasa?—y se acercó a él, sacudiéndole ymirándole la
cara,ansiosamente.—¡No,Sid,no!—gimoteóTom—.¡Nometoques!—¿Quétepasa?Voyallamaralatía.—No;noimporta.Yasemepasará.Nollamesanadie.
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—Sí;tengoquellamarla.Nolloresasí,Tom,quemedamiedo.¿Cuántotiempohacequeestásasí?
—Horas.¡Ay!Nomemuevas,Sid,quemematas.—¿Porquénomellamasteantes?¡No,Tom,no!¡Notequejesasí,quemepones
lacarnedegallina!¿Quéesloquetepasa?—Todo te lo perdono, Sid (Quejido). Todo lo que me has hecho. Cuando me
muera…—¡Tom!¡Quenotemueres!¿Verdad?¡No,no!Acaso…—Perdono a todos, Sid.Díselo. (Quejido). Y, Sid, le dasmi falleba ymi gato
tuertoaesaniñanuevaquehavenidoalpueblo,yledices…PeroSid,asiendodesusropas,sehabíaido.Tomestabasufriendoahoradeveras
—con tan buena voluntad estaba trabajando su imaginación—, y así sus gemidoshabíanllegadoaadquiriruntonogenuino.
Sidbajóvolandolasescalerasygritó:—¡TíaPolly,corra!¡Tomseestámuriendo!—¿Muriendo?—¡Sí,tía…!¡Deprisa,deprisa!—¡Pamplinas!Nolocreo.Pero corrió escaleras arriba, sin embargo, con Sid yMary a la zaga. Y había
palidecidoademás,yletemblabanloslabios.Cuandollegóalladodelacama,dijosinaliento:
—¡Tom!¿Quéesloquetepasa?—¡Aytía,estoy…!—¿Quétienes?¿Quéesloquetienes?—¡Aytía,tengoeldedodelpieirritado!Laancianasedejócaerenunasillayrióunpoco,lloróotropoco,ydespuéshizo
ambascosasauntiempo.Estolatranquilizó,ydijo:—Tom, ¡qué ratomehasdado!Ahora,bastadeesas tonterías,ya levantarsea
escape.Los gemidos cesaron y el dolor desapareció del dedo. El muchacho se quedó
corrido,yañadió:—Tía Polly, parecía que estaba irritado, y me hacía tanto daño que no me
importabanadalodeldiente.—¿Eldiente?¿Quéesloquelepasaaldiente?—Tengounoquesemeneaymedueleunabarbaridad.—Calla, calla;noempieces lamurgaotravez.Abre laboca.Bueno,pues se te
menea; pero por eso no te has demorir.Mary, tráeme un hilo de seda y un tizónencendidodelfogón.
—¡PorDios,tía!¡Nomelosaques,queyanomeduele!¡Quenomemuevade
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aquísiesmentira!¡Nomelosaques,tía!Quenoesquequieraquedarmeencasaynoiralaescuela.
—¡Ah!, ¿de veras? ¿De modo que toda esta trapatiesta ha sido por no ir a laescuelaymarcharseapescar,eh?¡Tom,Tom,tantocomoyotequiero,ytútratandodematarmeadisgustoscontusbribonadas!
Paraentoncesyaestabanprestos los instrumentosdecirugíadental.Laancianasujetóeldienteconunnudocorredizoyatóelotroextremodelhiloaunpostedelacama.Cogiódespuésel tizónhechoascua,ydepronto loarrimóa lacaradeTomcasihastatocarle.Eldientequedóbalanceándoseenelhilo,colgadodelposte.
Pero todas laspenas tienensuscompensaciones.Caminode laescuela,despuésdeldesayuno,Tomcausólaenvidiadecuantoschicosleencontraronporquelamellale permitía escupir de un modo nuevo y admirable. Fue reuniendo un cortejo derapacesinteresadosenaquellahabilidad,yunodeellos,quesehabíacortadoundedoyhabíasidohastaaquelmomentouncentrodefascinanteatracción,seencontródeprontosinunsoloadherente,ydesnudodesugloria.Sintióencogérseleelcorazónydijo,confingidodesdén,queeracosadenadaescupircomoTom;perootrochicolecontestó:«¡Estánverdes!»,yélsealejósolitario,comounhéroeolvidado.
Poco después se encontró Tom con el paria infantil de aquellos contornos,Huckleberry Finn, hijo del borracho del pueblo. Huckleberry era cordialmenteaborrecido y temido por todas lasmadres, porque era holgazán, y desobediente, yordinario, y malo…, y porque los hijos de todas ellas lo admiraban tanto y sedeleitaban en su velada compañía y sentían no atreverse a ser como él. Tom separecía a todos los muchachos decentes en que envidiaba a Huckleberry su nodisimuladacondicióndeabandonadoyenquehabíarecibidoórdenesterminantesdenojugarconél.Poresojugabaconélencuantoteníaocasión.Huckleberryandabasiempre vestido con los desechos de gente adulta, y su ropa parecía estar en unaperenne floración de jirones, toda llena de flecos y colgajos. El sombrero era unavastaruinaconmediaalademenos;lachaqueta,cuandolatenía,lellegabacercadelos talones; un solo tirante le sujetaba los calzones, cuyo fondillo le colgabamuyabajo, como una bolsa vacía, y eran tan largos que sus bordes deshilachados searrastrabanporelbarrocuandonoselosremangaba.Huckleberryibayveníasegúnsusantavoluntad.Dormíaenlosquiciosdelaspuertasenelbuentiempo,ysillovía,enbocoyesvacíos;noteníaqueiralaescuelaoalaiglesiaynoreconocíaamoniseñorni teníaqueobedeceranadie;podía iranadarodepescacuandolevenía laganayestarsetodoeltiempoqueseleantojaba;nadieleimpedíaandaracachetes;podíatrasnocharcuantoquería;eraelprimeroenirdescalzoenprimaverayelúltimoenponersezapatosenotoño;noteníaquelavarsenuncaniponerseropalimpia;sabíajurarprodigiosamente.Enunapalabra:todoloquehacelavidaapetecibleydeleitosalo tenía aquel muchacho. Así lo pensaban todos los chicos, acosados, cohibidos,
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decentes,deSanPetersburgo.Tomsaludóalrománticoproscrito.—¡Hola,Huckleberry!—¡Hola,tú!Miraaversitegusta.—¿Quéesloquetienes?—Ungatomuerto.—Déjameverlo,Huck.¡Miraquétiesoestá!¿Dóndeloencontraste?—Selocambiéaunchico.—¿Quédisteporél?—Unvaleazulyunavejigaquemedieronenelmatadero.—¿Ydedóndesacasteelvaleazul?—SelocambiéaBenRogershacedossemanasporunbastón.—Dime:¿paraquésirvenlosgatosmuertos,Huck?—¿Servir?Paracurarverrugas.—¡No!¿Esdeveras?Yoséunacosaqueesmejor.—¿Aqueno?Diloquees.—Puesaguadeyesca.—¡Aguadeyesca!Nodaríayounpitoporaguadeyesca.—¿Queno?¿Hashecholaprueba?Yono.PeroBobTannerlahizo.—¿Quiéntelohadicho?—PuesélselodijoaJeffThatcher,yJeffselodijoaJohnnyBaker,yJohnnya
JimHollis,yJimaRenRogers,yBenselodijoaunnegro,yelnegromelodijoamí.¡Conqueahítienes!
—Bueno,¿yquéhayconeso?Todosmienten.Por lomenos, todos,anoserelnegro:aésenoloconozco,peronoheconocidoaunnegroquenomienta.Ydime,¿cómolohizoBobTanner?
—Puesfueymetiólamanoenuntroncopodridodondehabíaaguadelluvia.—¿Poreldía?—Poreldía.—¿Conlacaravueltaaltronco?—Puedequesí.—¿Ydijoalgunacosa?—Meparecequeno.Nolosé.—¡Ah! ¡Vayaunmododecurarverrugasconaguadeyesca!Esonosirvepara
nada.Tieneunoqueirsoloenmediodelbosque,dondesepaquehayuntroncoconagua, y al dar lamedia noche tumbarse de espaldas en el tronco ymeter lamanodentroydecir:
¡Tomates,tomates,tomatesylechugas;
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aguadeyesca,quítamelasverrugas!
y, en seguidadaroncepasosdeprisa,ydespuésdar tresvueltas, ymarcharse acasasinhablarconnadie.Porquesiunohabla,serompeelhechizo.
—Bien;pareceunbuenremedio;peronoescomolohizoBobTanner.Ya lo creo que no.Como que es elmás plagado de verrugas del pueblo, y no
tendríaniunasisupieramanejarlodelaguadeyesca.Asímehequitadoyodelasmanos más de mil. Como juego tanto con ranas, me salen siempre a montones.Algunasvecesmelasquitoconunajudía.
—Sí,lasjudíassonbuenas.Yalohehechoyo.—¿Sí?¿Ycómoloarreglas?—Pues se coge la judíay separte endos, y se sacaunamiajade sangrede la
verruga, se moja con ella un pedazo de la judía, y se hace un agujero en unaencrucijada haciamedia noche, cuando no haya luna; y después se quema el otropedazo.Puesoye:elpedazoquetienelasangresetiraparajuntarsealotropedazo,yesoayudaalasangreatirardelaverruga,yenseguidalaarranca.
—Asíes,Huck;esverdad.Perosicuandoloestásenterrandodices:«¡Abajolajudía,fueralaverruga!»,esmuchomejor.AsíescomolohaceJoeHarper,quehaidohastacercadeCoonville,ycasia todaspartes.Pero,dime:¿cómo lascuras túcongatosmuertos?
—Puescogeselgatoyvasysubesalcamposanto,cercademedianoche,dondehayanenterradoaalgunoquehayasidomuymalo;yalllegarlamedianochevendráundiabloallevárseloopuedeserdosotres;perounonolosve,nosehacemásqueoír algo, como si fuera el viento, o se les llega a oír hablar; y cuando se esténllevandoal enterrado les tirasconelgatoydices:«¡Diablo, siguealdifunto;gato,siguealdiablo;verruga,siguealgato,yaacabécontigo!».Noquedaniuna.
—Parecebien.¿Lohasprobado,Huck?—No;peromelodijolatíaHopkins,lavieja.—Puesentoncesverdadserá,porquedicenqueesbruja.—¿Dicen?¡Siyoséqueloes!Fuelaqueembrujóamipadre.Élmismolodice.
Veníaandandoundíayvioqueleestabaembrujando,asíesquecogióunpeñascoy,si no se desvía ella, allí la deja. Pues aquellamisma noche rodó por un cobertizo,dondeestabadurmiendoborracho,ysepartióunbrazo.
—¡Quécosamástremenda!¿Cómosupoqueleestabaembrujando?—Mi padre lo conoce a escape. Dice que cuando lemiran a uno fijo le están
embrujando, y más si cuchichean. Porque si cuchichean es que están diciendo el«Padrenuestro»alrevés.
—Ydime,Huck,¿cuándovasaprobarconesegato?—Estanoche.ApuestoaquevienenallevarseestanocheaHossWilliams.
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—Peroleenterraronelsábado.¿Nocreesqueselollevaríanelmismosábadoporlanoche?
—¡Vamos, hombre! ¡No ves que no tienes poder hasta medianoche, y paraentoncesyaesdomingo!Losdiablosnoandanmuchoporahílosdomingos,creoyo.
—Nosemehabíaocurrido.Asítienequeser.¿Medejasircontigo?—Yalocreo…,sinotienesmiedo.—¡Miedo!Vayaunacosa…¿Maullarás?—Sí, y tú me contestas con otro maullido. La última vez me hiciste estar
maullandohastaqueeltíoHaysempezóatirarmepiedrasyadecir:«¡Malditogato!».Asíesquecogíunladrilloyselometíporlaventana;peronolodigas.
—Nolodiré.Aquellanochenopudemaullarporquemitíameestabaacechando;peroestavezmaullaré.Di,Huck,¿quéesesoquetienes?
—Nada;unagarrapata.—¿Dóndelahascogido?—Alláenelbosque.—¿Quéquieresporella?—Nosé.Noquierocambiarla.—Bueno.Esunagarrapatillaquenovalenada.—¡Bah!Cualquierapuedeecharporelsuelounagarrapataquenoessuya.Amí
megusta.Paramí,buenaes.—Haytodaslasquesequiera.—Podíateneryomilsimedieralagana.—¿Yporquéno las tienes?Puesporquenopuedes.Estaesunagarrapatamuy
temprana.Eslaprimeraquehevistoesteaño.—Oye,Huck:tedoymidienteporella.—Enséñalo.Tom sacó un papelito y lo desdobló cuidadosamente. Huckleberry lo miró
codicioso.Latentacióneramuygrande.Alfindijo:—¿Esdeverdad?Tomlevantóellabioyleenseñólamella.—Bueno—dijoHuckleberry—,tratohecho.Tomencerró a la garrapata en la caja de pistones que había sido la prisión del
«pellizquero»,y losdosmuchachos se separaron, sintiéndoseambosmás ricosqueantes.
CuandoTomllegóalacasitaaisladademaderadondeestabalaescuela,entróconapresuramiento, con el aire de uno que había llegado con diligente celo. Colgó elsombrero en una percha y se precipitó en su asiento con afanosa actividad. Elmaestro,entronizadoensugranbutaca,desfondada,dormitabaarrulladoporelrumordelestudio.Lainterrupciónlodespabiló:
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—¡ThomasSawyer!Tom sabía que cuando le llamaban por el nombre y apellido era signo de
tormenta.—¡Servidor!—Venaquí.¿Porquéllegaustedtarde,comodecostumbre?Tomestabaapuntodecobijarseenunamentira,cuandoviodoslargastrenzasde
pelo dorado colgando por una espalda que reconoció por amorosa simpatíamagnética, y junto a aquel pupitre estaba el único lugar vacante, en el lado de laescueladestinadoalasniñas.
Alinstantedijo:—HeestadohablandoconHuckleberryFinn.Almaestro se le paralizó el pulso y se quedómirándole atónito, sin pestañear.
Cesóelzumbidodelestudio.Losdiscípulossepreguntabansiaqueltemerariorapazhabíaperdidoeljuicio.Elmaestrodijo:
—¿Hasestado…haciendo…qué?—HablandoconHuckleberryFinn.Ladeclaracióneraterminante.—ThomasSawyer, ésta es lamáspasmosaconfesiónque jamásoí: nobasta la
palmetaparatalofensa.Quítatelachaqueta.El maestro solfeó hasta que se le cansó el brazo, y la provisión de varas
disminuyónotablemente.Despuéssiguiólaorden:—Yahorasevaustedasentarconlasniñas.Yquelesirvadeescarmiento.El jolgorio y las risas que corrían por toda la escuela parecían avergonzar al
muchacho; pero en realidad su rubormás provenía de su tímido culto por el ídolodesconocidoydeltemerosoplacerqueleproporcionabasubuenasuerte.Sesentóenlapuntadelbancodepinoy laniña seapartóbruscamentedeél,volviendoaotrolado la cabeza. Codazos y guiños y cuchicheos llenaban la escuela; pero Tomcontinuaba inmóvil, con los brazos apoyados en el largo pupitre que tenía delante,absorto, al parecer, en su libro. Poco a poco se fue apartando de él la atencióngeneral,yelacostumbradozumbidode laescuelavolvióaelevarseenelambientesoporífero.
Despuéselmuchachoempezóadirigirfurtivasmiradasalaniña.Ellalevio, lehizoun«hocico»y le volvió el cogote por un largo rato.Cuando, cautelosamente,volviólacara,habíaunmelocotónanteella.Loapartódeunmanotazo;Tomvolvióacolocarlo,suavemente,enelmismositio;ellalovolvióarechazardenuevo,perosintantahostilidad;Tom,pacientemente, lopusodondeestaba,yentoncesella lodejóestar.Tomgarrapateóensupizarra:«Tómalo.Tengomás».Laniñaechóunamiradaal letrero, pero siguió impasible. Entonces el muchacho empezó a dibujar, en lapizarra,ocultandoconlamanoizquierdaloqueestabahaciendo.Duranteunrato,la
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niñanoquisodarsepor enterada;pero la curiosidadempezóamanifestarseenellacon imperceptibles síntomas. El muchacho siguió dibujando, como si no se diesecuentade loquepasaba.Laniña realizóundisimulado intentoparaver,peroTomhizocomoquenoloadvertía.Alfinellasedioporvencidaymurmuró:
—Déjameverlo.Tom dejó ver en parte una lamentable caricatura de una casa, con un tejado
escamoso y un sacacorchos de humo saliendo por la chimenea. Entonces la niñaempezó a interesarse en la obra, y se olvidó de todo. Cuando estuvo acabada, lacontemplóymurmuró:
—Esmuybonita.Hayunhombre.Elartistaerigiódelantede lacasaunhombrequeparecíaunagrúa.Podíamuy
bienhaberpasadoporencimadeledificio;perolaniñanoerademasiadocrítica,elmonstruolasatisfizo,ymurmuró:
—Esunhombremuybonito…Ahorapíntameamíllegando.Tomdibujóunrelojdearenaconunalunallenaencimaydospajasporabajo,y
armólosdesparramadosdedosconportentosoabanico.Laniñadijo:—¡Québienestá!¡Ojalásupierayopintar!—Esmuyfácil—murmuróTom—.Yoteenseñaré.—¿Deveras?¿Cuándo?—Amediodía.¿Vasatucasaaalmorzar?—Siquieres,mequedaré.—Muybien,¡alpelo!¿Cómotellamas?—BeckyThatcher.¿Ytú?¡Ah,yalosé!ThomasSawyer.—Asíescomomellamancuandomezurran.Cuandosoybueno,mellamoTom.
LlámameTom,¿quieres?—Sí.Tomempezóaescribiralgoenlapizarra,ocultándoloalaniña.Peroellahabíaya
abandonadoelrecato.Lepidióqueseladejasever.Tomcontestó:—Noesnada.—Sí,algoes.—No,noesnada;nonecesitasverlo.—Sí,deverasquesí.Déjame.—Lovasacontar.—No.Deverasydeverasydeverasquenolocuento.—¿Noselovasadeciranadie?¿Entodatuvidalohasdedecir?—No;anadieselohededecir.Déjameverlo.—¡Ea!Nonecesitasverlo.—Puesporponerteasí,lohedever,Tom—ycogiólamanodelmuchachoconla
suya, y hubo una pequeña escaramuza. Tom fingía resistir de veras, pero dejaba
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correrse lamanopocoapoco,hastaquequedaronaldescubiertoestaspalabras:Teamo.
—¡Eresunmalo!—ylediounfuertemanotazo,perosepusoencendidaypareciósatisfecha,apesardetodo.
Y en aquel instante preciso sintió el muchacho que un torniquete lento,implacable,leapretabalaorejayalpropiotiempololevantabaenalto.Yenesaguisafue llevadoa travésde la claseydepositadoen supropioasiento, entre las risasybefa de toda la escuela. Elmaestro permaneció cerniéndose sobre él, amenazador,duranteunosinstantestrágicos,yalcaboregresóasutrono,sinañadirpalabra.PeroaunqueaTomleescocíalaoreja,elcorazónlerebosabadegozo.
Cuandosuscompañerossecalmaron,Tomhizounhonrado intentodeestudiar;peroeltumultodesucerebronoselopermitía.Ocupódespuéssusitioenlaclasedelectura,yfueaquelloundesastre;despuésenlaclasedegeografía,convirtiólagosenmontañas,montañasenríosyríosencontinentes,hastarehacerelcaos;después,enladeescritura,dondefue«rebajado»porsusinfinitasfaltasycolocadoelúltimo,ytuvo que entregar la medalla de peltre que había lucido con ostentación durantealgunosmeses.
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CapítuloVII
Cuanto más ahínco ponía Tom en fijar toda su atención en el libro, más sedispersaban sus ideas.Así es que al fin, conun suspiroyunbostezo, abandonó elempeño.Leparecíaquelasalidademediodíanoibaallegarnunca.Habíaenelaireuna calma chicha. No se movía una hoja. Era el más soñoliento de los díasaplanadores.Elmurmulloadormecedorde losveinticincoescolaresestudiandoa lavezaletargabaelespíritucomoconesavirtudmágicaquehayenelzumbidodelasabejas. A lo lejos, bajo el sol llameante, el monte Cardiff levantaba sus verdes ysuaves laderas a través de un tembloroso velo de calina, teñido de púrpura por ladistancia; algunos pájaros se cernían perezosamente en la altura, y no se veía otracosavivientefueradeunasvacas,yéstasprofundamentedormidas.
Tom sentía enloquecedoras ansias de verse libre, o al menos de hacer algointeresante para pasar aquella hora tediosa. Se llevó distraídamente la mano albolsilloysufazseiluminóconunresplandordegozoqueeraunaoración,aunqueélnolosabía.Lacajadepistonessaliócautelosamentealaluz.Liberóalagarrapataylapusosobreellargoylisopupitre.Elinsectoprobablementeresplandeciótambiéncon una gratitud que equivalía a una oración, pero era prematura; pues cuandoemprendió,agradecido,lamarchaparaunlargoviaje,Tomledesvióparaunladoconunalfilerylehizotomarunanuevadirección.
ElamigodelalmadeTomestabasentadoasuvera,sufriendotantocomoél,yalpuntoseinteresóprofundaygustosamenteenelentretenimiento.EsteamigodelalmaeraJoeHarper.Losdoseranuñaycarneseisdíasdelasemanayenemigosencampoabiertolossábados.Joesacóunalfilerdelasolapayempezóaprestarsuayudaparaejercitar a la prisionera. El deporte crecía en interés por momentos. A poco Tomindicóqueseestabanestorbandoelunoalotro,sinqueningunopudierasacartodoelprovechoaquelagarrapataseprestaba.Así,pues,colocólapizarradeJoesobreelpupitreytrazóunalíneaporelmedio,dearribaabajo.
—Ahora—dijo—,mientrasestéen tu ladopuedesazuzarlayyonomemeteréconella;perosiladejasirseysepasaamilado,tienesquedejarlaenpaztodoelratoqueyolatengasincruzarlaraya.
—Estábien;andaconella…aguíjala.La garrapata se le escapó aTomy cruzó el ecuador. Joe la acosó un rato y en
seguida se le escapó y cruzó otra vez la raya. Este cambio de base se repitió confrecuencia.Mientrasunodeloschicoshurgabaalagarrapataconabsorbenteinterés,elotromirabaconinterésnomenosintenso,juntasainclinadaslasdoscabezassobrela pizarra y con las almas ajenas a cuanto pasaba en el resto delmundo.Al fin lasuertepareciódecidirseporJoe.Lagarrapataintentabaésteyaquélyelotrocaminoyestabatanexcitadayanhelosacomolospropiosmuchachos;perounavezyotra,
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cuando Tom tenía ya la victoria en la mano, como quien dice, y los dedos leremusgabanparaempezar,elalfilerdeJoe,condiestrotoque,hacíaviraralaviajeraymanteníalaposesión.Tomyanopodíaaguantarmás.Latentaciónerairresistible;asíesqueestirólamanoyempezóaayudarconsualfiler.Joesesulfuróalinstante.
—Tom,déjalaenpaz—dijo.—Nadamásquehurgarlaunamiaja,Joe.—No,señor;esonovale.Déjalaquieta.—Novoymásqueatocarlaunpoco.—Queladejes,tedigo.—Noquiero.—Puesnolatocas…Estáenmilado.—¡Oye,tú,Joe!¿Ydequiéneslagarrapata?—Amínomeimporta.Estáenmiladoynotienesquetocarla.—Bueno, pues ¡a que la toco! Es mía y hago con ella lo que quiero. Y te
aguantas.UntremendogolpazodescendiósobrelascostillasdeTom,ysuduplicadosobre
lasdeJoe;yduranteunminutosiguiósaliendopolvodelasdoschaquetas,congranregocijo de toda la clase. Los chicos habían estado demasiado absortos para darsecuenta del suspenso que un momento antes había sobrecogido a toda la escuelacuandoelmaestrocruzó lasaladepuntillasyseparódetrásdeellos.Habíaestadocontemplandogranpartedelespectáculoantesdecontribuirporsuparteaamenizarloconun poco de variedad.Cuando se acabó la clase amediodíaTomvoló a dondeestabaBeckyThatcheryledijoaloído:
—Ponte el sombrero y di que vas a casa; cuando llegues a la esquina con lasotras,teescabullesydaslavueltaporlacallejayvienes.Yovoyporelotrocaminoyharélomismo.
Así,cadaunodeellossefueconungrupodeescolaresdistinto.Pocosmomentosdespuéslosdossereunieronalfinaldelacalleja,ycuandovolvieronalaescuelasehallarondueñosyseñoresdeella.Sesentaronjuntos,conlapizarradelante,yTomdio a Becky el lápiz y le llevó la mano guiándosela, y así crearon otra casasorprendente.Cuandoempezóadebilitarsesuinterésenelarte,empezaronacharlar.
—¿Tegustanlasratas?—preguntóTom.—Lasaborrezco.—Bien; también yo… cuando están vivas. Pero quiero decir lasmuertas, para
hacerlasdarvueltasporencimadelacabezaconunaguita.—No; me gustan poco las ratas, de todos modos. Lo que a mí me gusta es
masticargoma.—¡Yalocreo!¡Ojalátuviera!—¿De veras? Yo tengo un poco. Te dejaré masticar un rato, pero tienes que
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devolvérmela.Asíseconvino,masticaronporturnos,balanceandolaspiernasdesdeelbancode
purogozosos.—¿Hasvistoalgunavezelcirco?—dijoTom.—Sí,ymipapámevaallevarotravezsisoybuena.Yolohevistotresocuatroveces…,unabarbaridaddeveces.Laiglesianovale
nada comparada con el circo: en el circo siempre está pasando algo.Yo voy a serclowncuandoseagrande.
—¿Deverdad?¡Québien!Megustantanto,todosllenosdepintura.Ygananmontonesdedinero…,casiundólarpordía;melohadichoBenRogers.
Di,Becky,¿hasestadoalgunavezcomprometida?—¿Quéeseso?—Puescomprometidaparacasarse.—No.—¿Tegustaría?—Meparecequesí.Nosé.¿Quévieneaser?—¿Aser?Puesesunacosaquenoescomolasdemás.Notienesmásquedecira
unchicoquenovasaquereranadiemásqueaél,nunca,nunca;yentoncesosbesáisyyaestá.
—¿Besar?¿Paraquébesarse?—Pues,¿sabes?,espara…Bueno,siemprehaceneso.—¿Todos?—Todos,cuandosonnovios.¿Teacuerdasdeloqueescribíenlapizarra?—…Sí.—¿Quéera?—Noloquierodecir.—¿Noquieresdecirlo?—Sí…,sí,perootravez.—No,ahora.—No,no…,mañana.—Ahora,anda,Becky.Yotelodiréaloído,muycallandito.Beckyvaciló,yTom,tomandoelsilencioporasentimiento,lacogióporeltalley
murmurólevementelafrase,conlabocapegadaaloídodelaniña.Ydespuésañadió:Ahoramelodicestúaloído…,lomismoqueyo.Ellaseresistióunmomento,ydespuésdijo:—Vuelve la cara para que no veas, y entonces lo haré. Pero no tienes que
decírseloanadie.¿Selodirás,Tom?¿Deverasqueno?—No,deverasqueno.Anda,Becky…Élvolviólacara.Ellaseinclinótímidamente,hastaquesualientoagitólosrizos
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delmuchacho,ymurmuró:«Teamo».Despuéshuyó corriendopor entre bancosypupitres, perseguidaporTom,y se
refugióalfinenunrincóntapándoselacaraconeldelantalitoblanco.Tomlacogióporelcuello.
—Ahora, Becky —le dijo, suplicante—, ya está todo hecho…, ya está todomenoslodelbeso.Notengasmiedodeeso…,notienenadadeparticular.Hazmeelfavor,Becky.
Ylatirabadelasmanosydeldelantal.Pocoapocofueellacediendoydejócaerlasmanos;lacara,todaencendidapor
lalucha,quedóaldescubierto,ysesometióalademanda.Tombesólosrojoslabiosydijo:
Yaestátodoacabado.Yahora,despuésdeesto,yasabes:notienesquesernuncanoviadenadiesinomía,ynotienesquecasartenuncaconnadiemásqueconmigo.¿Quieres?
—Sí;nuncaserénoviadenadienimecasarémásquecontigo,ytúnotecasarástampocomásqueconmigo.
—Porsupuesto.Esoespartedelacosa.Ysiempre,cuandovengasalaescuelaoalirteacasa,tengoyoqueacompañartecuandonadienosvea;yyoteescojoatiytúmeescogesamíentodaslasfiestas,porqueasíhayquehacercuandoseesnovia.
—¡Québien!Nolohabíaoídonunca.—Eslamardedivertido.SisupierasloqueAmyLawrenceyyo…En los grandes ojos que lemiraban vioTom la torpeza cometida, y se detuvo,
confuso.—¡Tom!¡Yonosoylaprimeraquehasidotunovia!Lamuchachitaempezóallorar.—Nollores,Becky—dijoTom—.Ellayanomeimportanada.—Sí,síteimporta,Tom…Túsabesquesí.Tomtratódeecharleunbrazoentornodelcuello,peroellalorechazóyvolvióla
caraalaparedysiguióllorando.Hizoélotrointento,conpersuasivaspalabras,yellavolvióarechazarlo.Entoncesselealborotóelorgullo,ydiomediavueltaysaliódela escuela. Se quedó un rato por allí, agitado y nervioso, mirando de cuando encuando a la puerta, con la esperanza de que Becky se arrepentiría y vendría abuscarlo.Peronohubotalcosa.Entoncescomenzóaafligirseyapensarquelaculpaera suya. Mantuvo una recia lucha consigo mismo para decidirse a hacer nuevosavances,peroalfinreunióánimosparalaempresayentróenlaescuela.
Beckyseguíaaúnenelrincón,vueltadeespaldas,sollozando,conlacarapegadaa lapared.Tomsintió remordimientos.Fuehaciaellay sedetuvounmomento sinsaberquéhacer.Despuésdijo,vacilante:
—Becky,nomegustanadiesinotú.
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Nohubomásrespuestasquelossollozos.—Becky—prosiguióimplorante—,¿noquieresresponderme?Mássollozos.Tomsacósumáspreciadotesoro,unbolichedelatónprocedentedeunmorillode
chimenea,ylopasóentornodelaniñaparaquepudieraverlo.—Becky—dijo—,hazmeelfavordetomarlo.Ellalotirócontraelsuelo.EntoncesTomsaliódelaescuelayechóaandarhacia
lascolinas,muylejos,paranovolvermásalaescuelaporaqueldía.Beckyempezóabarruntarlo.Corrióhacia lapuerta:nose leveíaporningunaparte.Fuealpatioderecreo:noestabaallí.Entoncesgritó:
—¡Tom!¡Tom!¡Vuelve!Escuchóanhelosamente,peronohuborespuesta.Noteníaotracompañíaque la
soledad y el silencio. Se sentó, pues, a llorar de nuevo y a reprocharse por suconducta,yyaparaentonceslosescolaresempezabanallegar,ytuvoqueocultarsupenayapaciguarsucorazónyqueecharseacuestaslacruzdetodaunalargatardedetedioydesolación,sinnadie,entrelosextrañosquelarodeaban,enquienconfiarsuspesares.
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CapítuloVIII
Tom se escabulló de aquí para allá por entre las callejas hasta apartarse delcamino de los que regresaban a la escuela, después siguió caminando lenta ydesmayadamente.Cruzódosotresvecesunregato,porsercreenciaentreloschicosque cruzar agua desorientaba a los perseguidores.Media hora después desapareciótras la mansión de Douglas, en la cumbre del monte, y ya apenas se divisaba laescuelaenelvalle,queibadejandoatrás.Semetióporundensobosque,dirigiéndosefueradetodasenda,haciaelcentrodelaespesura,ysesentósobreelmusgo,bajounroble de ancho ramaje.No semovía lamenor brisa; el intenso calor delmediodíahabíaacalladohastaloscantosdelospájaros;laNaturalezatodayacíaenunsopornoturbadoporruidoalguno,anoser,decuandoencuando,porellejanomartilleodeunpicamaderos, y aun esto parecía hacer más profundo el silencio y la obsesionantesensacióndesoledad.Tomera todomelancolíaysuestadodeánimoestabaa tonoconlaescena.Permaneciósentadolargoratomeditando,conloscodosenlasrodillasy labarbillaen lasmanos.Leparecíaque lavidaeranomásqueunacarga,ycasienvidiaba a JimmyHodges, que hacía poco se había librado de ella.Qué apacibledebía de ser, pensó, yacer y dormir y sonar por siempre jamás, con el vientomurmurandoporentrelosárbolesymeciendolasfloresylashierbasdelatumba,yno tener ya nuncamolestias ni dolores que sufrir. Si almenos tuviera una historialimpia,hubierapodidodesearquellegaseelfinyacabarcontododeunavez.YencuantoaBecky,¿quéhabíahechoél?Nada.Habíaobradoconlamejorintencióndelmundo y le habían tratado como a un perro. Algún día lo sentiría ella…; quizácuandoyafuerademasiadotarde.¡Ah,sipudieramorirseporunosdías!
Pero el elástico corazón juvenil no puede estarmucho tiempo deprimido. Tomempezó insensiblemente a dejarse llevar de nuevo por las preocupaciones de estavida. ¿Qué pasaría si de pronto volviese la espalda a todo y desaparecieramisteriosamente?¿Sisefueramuylejos,muylejos,apaísesdesconocidos,másalládelosmares,ynovolviesenunca?¿Quéimpresiónsentiríaella?Laideadeserclownlevinoalasmientes;perosólo,pararechazarlacondisgusto,pueslafrivolidadylasgraciasyloscalzonespintarrajeadoseranunaofensacuandopretendíanprofanarunespírituexaltadoa lavaga,augusta regiónde lonovelesco.No; sería soldado,paravolveralcabodemuchosañoscomouninválidoglorioso.No,mejoraún:seiríaconlos indios,ycazaríabúfalos,yseguiría la«sendadeguerra»en lassierrasoen lasvastaspraderasdellejanoOeste,ydespuésdemuchotiempovolveríahechoungranjefe erizado de plumas, pintado de espantable modo, y se plantaría de un salto,lanzando un escalofriante grito de guerra, en la escuela dominical, una soñolientamañanadedomingo,yharíamorirdeenvidiaasuscompañeros.Perono,aúnhabíaalgo más grandioso. ¡Sería pirata! ¡Eso sería! Ya estaba trazado su porvenir,
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deslumbrante y esplendoroso. ¡Cómo llenaría su nombre el mundo y haríaestremecersealagente!¡Quéglorialadehendirlosmaresprocelososconunrápidovelero,elGeniodelaTempestad,conlaterriblebanderaflameandoeneltope!Yenel cenit de su fama aparecería de pronto en el pueblo, y entraría arrogante en laiglesia, tostado y curtido por la intemperie, con su justillo y calzas de negroterciopelo, sus grandes botas de campaña, su tahalí escarlata, el cinto erizado depistolonesdearzón,elmachete, tintoensangre,alcostado,elanchosombreroconondulantesplumas,ydesplegadalabanderanegraostentandolacalaverayloshuesoscruzados, y oiría con orgulloso deleite los cuchicheos: «¡Ése es Tom Sawyer elPirata!¡EltenebrosoVengadordelaAméricaespañola!».
Sí,eracosaresuelta;sudestinoestabafijado.Seescaparíadecasaparalanzarseala aventura. Se iría a la siguiente mañana. Debía empezar, pues, por reunir susriquezas. Avanzó hasta un tronco caído que estaba allí cerca y empezó a escarbardebajodeunodesusextremosconelcuchillo«Barlow».Prontotocóenmaderaquesonabaahueco;colocósobreellalamanoylanzósolemnementeesteconjuro:
—Loquenoestáaquí,quevenga.Loqueestéaquí,quesequede.Despuésseparólatierra,yseviounaripiadepino;laarrancó,yapareciódebajo
una pequeña y bien construida cavidad para guardar tesoros, con el fondo y loscostados tambiénde ripias.Habíaallíunacanica. ¡Tomsequedóatónito!Se rascóperplejolacabezayexclamó:
—¡Nuncavicosamásrara!Después arrojó lejos de sí la bola, con gran enojo, y se quedó meditando. El
hechoeraquehabíafalladoallíunasupersticiónqueélysusamigoshabían tenidosiempreporinfalible.Siunoenterrabaunacanicaconciertosindispensablesconjurosyladejabadossemanas,ydespuésabríaelesconditeconlafórmulamágicaqueélacababadeusar,seencontrabaconquetodaslascanicasquehabíaperdidoensuvidasehabíanjuntadoallí,pormuyesparcidasyseparadasquehubieranestado.Peroestoacababadefracasar,allíyenaquelinstante,demodoincontrovertibleycontundente.Todo el edificio de la fe de Tom quedó cuarteado hasta los cimientos.Había oídomuchasvecesquelacosahabíasucedido,peronuncaquehubierafallado.Nose leocurrióqueélmismohabíahechoyalapruebamuchasveces,perosinquepudieraencontrarelesconditedespués.Rumióunratoelasunto,ydecidióalfinquealgunabruja se había entrometido y roto el sortilegio. Para satisfacerse sobre este puntobuscó por allí cerca hasta encontrar unmontoncito de arena con una depresión enformadechimeneaenelmedio.Seechóalsuelo,yacercandolabocaalagujerodijo:
¡Chincheholgazana,chincheholgazana,dimeloquequierosaber!¡Chincheholgazana,chincheholgazana,dimeloquequierosaber!
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Laarenaempezóaremoverseyapocounadiminutachinchenegraaparecióuninstanteyenseguidaseocultóasustada.
—¡Noseatreveadecirlo!Demodoquehasidounabrujalaquelohahecho.Yalodecíayo.
Sabía muy bien la futilidad de contender con brujas; así es que desistió,desengañado.Peroseleocurrióquenoeracosadeperderlacanicaqueacababadetirar, a hizo una paciente rebusca. Pero no pudo encontrarla. Volvió entonces alesconditedetesoros,ycolocándoseexactamenteenlamismaposturaenqueestabacuandolaarrojósacóotradelbolsilloylatiróenlamismadirección,diciendo:
—Hermana,buscaatuhermana.Observódóndesedetenía,y fuealsitioymiró.Perodebiódehabercaídomás
cercaomáslejos,yrepitióotrasdosveceselexperimento.Laúltimadioresultado:lasdosbolitasestabanamenosdeunpiededistanciaunadeotra.
En aquelmomento el sonido de una trompetilla de hojalata se oyó débilmentebajo las bóvedas de verdura de la selva. Tom se despojó de la chaqueta y loscalzones, convirtió un tirante en cinto, apartó unosmatorrales de detrás del troncocaído,dejandoverunarcoyunaflechatoscamentehechos,unaespadadepaloyunatrompeta tambiéndehojalata,yenun instantecogió todasaquellas cosasyechóacorrer, desnudo de piernas, con los faldones de la camisa revoloteando.A poco sedetuvo bajo un olmo corpulento, respondió con un toque de corneta, y despuésempezóaandardeaquíparaallá,depuntillasyconrecelosamirada,diciendoenvozbajaaunaimaginariacompañía:
—¡Alto,valientesmíos!Seguidocultoshastaqueyotoque.En aquel momento apareció Joe Harper, tan parcamente vestido y tan
formidablementearmadocomoTom.Éstegritó:—¡Alto!¿QuiénosapenetrarenlaselvadeTherwoodsinmisalvoconducto?—¡Guy de Guisborne no necesita salvoconducto de nadie! ¿Quién sois que,
que…?—¿…queosáishablarmeasí?—dijoTomapuntando,puesamboshablabande
memoria,«porellibro».—¡Soyyo!RobinHood,comovaisasaberalpunto,acostadevuestromenguado
pellejo.—¿Sois,pues,elfamosobandolero?Quemeplacedisputarconvoslospasosde
miselva.¡Defendeos!Sacaron las espadas de palo, echaron por tierra el resto de la impedimenta,
cayeron en guardia, un pie delante del otro, y empezaron un grave y metódicocombate,golpeporgolpe.Alcabo,exclamóTom:
—Sisabéismanejarlaespada,¡apresuraos!Losdos«seapresuraron»,jadeantesysudorosos.ApocogritóTom:
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—¿Porquénotecaes?—¡Nomedalagana!¿Porquénotecaestú?Túereselquevapeor.—Peroesono tienenadaquever.Yonopuedocaer.Asínoestáenel libro.El
libro dice: «Entonces, con una estocada traicionera mató al pobre Guy deGuisborne».Tienesquevolverteydejarquetepegueenlaespalda.
Noeraposiblediscutirtalesautoridades,yJoesevolvió,recibióelgolpeycayóportierra.
—Ahora—dijo, levantándose—, tienesquedejarmeque tematea ti.Sino,novale.
—Puesnopuedeser:noestáenellibro.—Bueno,puesesunacochinatrampa,esoes.—Pues mira —dijo Tom—, tú puedes ser el lego Tuk, o Much, el hijo del
molinero,yrompermeunapataconunaestaca;oyoseréelsheriffdeNottinghamytúserásunratoRobinHood,ymematas.
La propuesta era aceptable, y así esas aventuras fueron representadas.DespuésTom volvió a ser Robin Hood de nuevo, y por obra de la traidora monja que ledestapólaheridasedesangróhastalaúltimagota.YalfinJoe,representandoatodaunatribudebandolerosllorosos,selollevóarrastrando,ypusoelarcoensusmanosexangües,yTomdijo:«Dondeestaflechacaiga,queentierrenalpobreRobinHoodbajoelverdebosque».Despuéssoltólaflechaycayódeespaldas,yhubieramuerto,pero cayó sobre unas ortigas, y se irguió de un salto, con harta agilidad para undifunto.
Los chicos se vistieron, ocultaron sus avíos bélicos y se echaron a andar,lamentándose de que ya no hubiera bandoleros y preguntándose qué es lo que noshabía dado lamoderna civilización para compensarnos. Convenían los dos en quemáshubieranqueridoserunañobandidosenlaselvadeSherwoodquepresidentesdelosEstadosUnidosportodalavida.
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CapítuloIX
Aquella noche, a las nueve y media, como de costumbre, Tom y Sid fueronenviados a la cama. Dijeron sus oraciones, y Sid se durmió en seguida. Tompermaneció despierto, en intranquila espera.Cuando ya creía que era el amanecer,oyóalrelojdarlasdiez.Eraparadesesperarse.Losnerviosleincitabanadarvueltasy removerse,pero temíadespertaraSid.Poresopermanecía inmóvil,mirandoa laoscuridad.Todoyacíaenunafúnebrequietud.Pocoapocofuerondestacándosedelsilencioruidosapenasperceptibles.Eltictacdelrelojempezóahacerseaudible;lasañosas vigas, crujir misteriosamente; en las escaleras también se oían vagoschasquidos. Sin duda los espíritus andaban de ronda. Un ronquido discreto yacompasadosalíadelcuartodetíaPolly.Yentonceselmonótonocri-crideungrillo,quenadiepodríadecirdedóndevenía,empezóaoírse.Despuésseoyó,enlaquietuddelanoche,elaullidolejanoylastimosodeuncan;yotroaullidolúgubre,aúnmáslejano,lecontestó.Tomsentíaangustiasdemuerte.Alfinpensóqueeltiempohabíacesado de correr y que había empezado la eternidad; comenzó, a su pesar, aadormilarse;elrelojdiolasonce,peronolooyó.Yentonces,vagamente,llegóhastaél,mezcladoconsussueños,aúninformes,untristísimomaullido.Unaventanaqueseabrióenlavecindad,leturbó.Ungritode¡Malditogato!¡Vete!,yelestallidodeuna botella vacía contra la pared trasera del cobertizo de la leña acabó dedespabilarle, y enun solominuto estabavestido, salía por la ventanaygateaba encuatropiesporeltejado,queestabaalmismonivel.Maullódosotresveces,congrancomedimiento;despuéssaltóaltejadodelaleñera,ydesdeallí,alsuelo.Huckleberryleesperaba,conelgatomuerto.Loschicossepusieronenmarchayseperdieronenla oscuridad.Al cabo demedia hora estaban vadeando por entre la alta hierba delcementerio.
Era un cementerio en el viejo estilo delOeste. Estaba en una colina amilla ymedia de la población. Tenía como cerco una desvencijada valla de tablas, que enunos sitios estaba derrumbada hacia adentro y en otros hacia fuera, y en ningunoderecha. Hierbas y matorrales silvestres crecían por todo el recinto. Todas lassepulturasantiguasestabanhundidasentierra;tablonesredondeadosporunextremoy roídos por la intemperie se alzaban hincados sobre las tumbas, torcidos y comobuscandoapoyo,sinencontrarlo.«ConsagradoalamemoriadeFulanodeTal»,habíasido pintado en cada uno de ellos, mucho tiempo atrás; pero ya no se podía leeraunquehubierahabidoluzparaello.
Una brisa tenue susurraba entre los árboles, y Tom temía que pudieran ser lasánimasdelosmuertos,quesequejabandequenoselosdejasetranquilos.Losdoschicos hablaban poco, y eso entre dientes, porque la hora y el lugar y el solemnesilencio en que todo estaba envuelto oprimía sus espíritus. Encontraron el
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montoncillo recién hecho que buscaban, y se escondieron bajo el cobijo de tresgrandesolmosquecrecían,casijuntos,apocotrechodelasepultura.
Despuésesperaroncalladosuntiempoquelesparecióinterminable.Elgraznidolejanodeuna lechuza era el único ruidoque rompía aquel silenciodemuerte.Lasreflexiones de Tom iban haciéndose fúnebres y angustiosas. Había que hablar dealgo.Poresodijo,envozbaja:
—Huck,¿creestúquealosmuertosnolesgustaráqueestemosaquí?Huckleberrymurmuró:—¡Quiénlosupiera!Estáestodemuchorespeto,¿verdad?—Yalocreoquesí.Hubo una larga pausa, mientras los muchachos controvertían el tema
interiormente.Después,quedamente,prosiguióTom:—Dime,Huck¿creesqueHossWilliamsnosoyehablar?—Claroquesí.Almenos,nosoyesuespíritu.Tom,alpocorato:—OjaláhubieradichoelseñorWilliams.Peronofueconmalaintención.Todoel
mundolellamabaHoss.—Hayquetenermuchoojo,encomosehabladeestagentedifunta,Tom.Estoeraunjarrodeaguafríaylaconversaciónseextinguióotravez.Depronto
Tomasiódelbrazoasucompañero.—¡Chist…!—¿Quépasa,Tom?—Y losdos se agarraronelunoalotro, con los corazones
sobresaltados.—¡Chitón…!¡Otravez!¿Nolooyes?Yo…—¡Allí!¿Looyesahora?—¡Diosmío,Tom,quevienen!Vienen,vienendeseguro.¿Quéhacemos?—Nosé.¿Creesquenosverán?—Tom,ellosvenaoscuras,lomismoquelosgatos.¡Ojalánohubieravenido!—No tengasmiedo. No creo que semetan con nosotros. Ningúnmal estamos
haciendo.Sinosestamosmuyquietos,puedeserquenosefijen.Yaloharé,Tom;pero¡tengountemblor!—¡Escucha!Los chicos estiraron los cuellos, con las cabezas juntas, casi sin respirar. Un
apagadorumordevocesllegabadesdeelotroextremodelcementerio.—¡Mira!¡Miraallí!—murmuróTom—.¿Quéeseso?—Esunfuegofatuo.¡Ay,Tom,quémiedotengo!Unas figuras indecisas se acercaban entre las sombras balanceandouna antigua
linterna de hojalata, que tachonaba el suelo con fugitivas manchas de luz. Huck
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murmuró,conunestremecimiento:—Sonlosdiablos,sonellos.¡Tom,esnuestrofin!¿Sabesrezar?—Lo intentaré, pero no tengas miedo. No van a hacernos daño. «Acógeme,
Señor,entuseno…».—¡Chist!—¿Quépasa,Huck?—¡Sonhumanos!Porlomenos,uno.UnotienelavozdeMuffPotter.—No…;¿esdeveras?—Leconozcomuybien.Notemuevasnihagasnada.Estanbrutoquenonosha
denotar.Estarábebido,comosiempre,elcondenado.—Bueno,meestaréquieto.Ahoranosabendóndeir.Yavuelvenhaciaacá.Ahora
están calientes. Fríos otra vez. Calientes. Calientes, que se queman. Esta vez vanderechos.Oye,Huck,yoconozcootradelasvoces…:esladeJoeelIndio.
—Esverdad…,¡esemestizoasesino!Preferiríamejorquefueseeldiablo.¿Quéandaránbuscando?
Los cuchicheos cesarondepronto, porque los tres hombreshabían llegado a lasepulturaysepararonapocospasosdelesconditedelosmuchachos.
—Aquíes—dijolaterceravoz;ysudueñolevantólalinternaydejóverlafazdeljovendoctorRobinson.
PotteryJoeel indiollevabanunasparihuelasyenellasunacuerdayunpardepalas.Echaron lacargaa tierrayempezaronaabrir la sepultura.Eldoctorpuso lalinterna a la cabecera y vino a sentarse recostado en uno de los olmos.Estaba tancercaquelosmuchachoshubieranpodidotocarlo.
—¡Deprisa,deprisa!—dijoenvozbaja—.Lalunavaasalirdeunmomentoaotro.
Losotrosdosrespondieronconungruñido,sindejardecavar.Duranteunratonohubootroruidoqueelchirriantedelaspalasalarrojaraunladomontonesdebarroypedruscos. Era labor pesada.Al cabo, una pala tropezó en el féretro con un golpesordo;ydosminutosdespuéslosdoshombresloextrajerondelatierra.Forzaronlatapa con las palas, sacaron el cuerpo y lo echaron de golpe en el suelo. La lunaapareciósaliendodeentreunasnubes,ailuminólafazlívidadelcadáver.Prepararonlasparihuelasypusieronelcuerpoencima,cubiertoconunamanta,asegurándoloconla cuerda. Potter sacó una larga navaja demuelles, cortó un pedazode cuerda quequedabacolgado,ydespuésdijo:
—Yaestá hecha esta condenada tarea, galeno; y ahoramismoalargausté otroscincodólares,oahísequedaeso.
—Asísehabla—dijoJoeelIndio.—¡Cómo!,¿quéquieredeciresto?—exclamóeldoctor—.Mehabéisexigidola
pagaadelantada,yyaoshepagado.
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—Sí, y más que eso aún —dijo Joe, acercándose al doctor, que ya se habíaincorporado—.Hacecincoañosmeechóustedde lacocinadesupadreunanochequefuiapediralgodecomer,ydijoquenoibayoallíacosabuena;ycuandoyojuréquemelohabíadepagaraunquemecostasecienaños,supadremehizometerenlacárcelporvagabundo.¿Sefiguraquesemehaolvidado?Paraalgotengolasangreindia.¡Yahoraletengoaustedcogidoytienequepagarlacuenta!
Paraentoncesestabayaamenazandoaldoctor,metiéndoleelpuñoporlacara.Eldoctorlesoltóderepentetalpuñetazoquedejóalrufiántendidoenelsuelo.Potterdejócaerlanavajayexclamó:
—¡Vamos a ver! ¿Por qué pega usted a mi socio?—y un instante después sehabíalanzadosobreeldoctorylosdosluchabanfieramente,pisoteandolahierbayhundiendolostalonesenelsueloblando.JoeelIndioseirguiódeunsalto,conlosojosrelampagueantesdeira,cogiólanavajadePotter,ydeslizándoseagachadocomounfelinofuedandovueltasentornodeloscombatientes,buscandounaoportunidad.Deprontoeldoctorsedesembarazódesuadversario,agarróelpesadotablónclavadoalacabeceradelatumbadeWilliams,ydeungolpedejóaPottertendidoentierra;yen elmismo instante elmestizo aprovechó la ocasión y hundió la navaja hasta lascachas en el pecho del joven. Dio éste un traspiés y se desplomó sobre Potter,cubriéndolodesangre,yenaquelmomentolasnubesdejaronensombraelhorrendoespectáculoylosdosmuchachos,aterrados,huyeronvelocesenlaoscuridad.
Pocodespués,cuandolalunaalumbródenuevo,JoeelIndioestabaenpiejuntoalos dos hombres caídos, contemplándolos. El doctor balbuceó unas palabrasinarticuladas,diounalargaboqueadaysequedóinmóvil.Elmestizomurmuró:
—Aquellacuentayaestáajustada.Despuésregistróalmuertoylerobócuantollevabaenlosbolsillos,yenseguida
colocó la navaja homicida en lamanoderecha dePotter, que la tenía abierta, y sesentósobreelféretrodestrozado.Pasarondos,tres,cuatrominutosyentoncesPottercomenzóaremoverse,gruñendo.Cerrólamanosobrelanavaja, la levantó, lamiróuninstanteyladejócaerestremeciéndose.Despuéssesentó,empujandoalcadáverlejos de sí y fijó en él los ojos, y luego miró alrededor aturdido. Sus ojos seencontraronconlosdeJoe.
—¡Cristo!¿Cómoesesto,Joe?—dijo.—Esunmalnegocio—contestóJoesininmutarse—.¿Paraquélohashecho?—¿Yo?¡Nohehechotalcosa!—¿Cómo?¿Ahorasalesconésas?Pottertemblóysepusopálido.Yocreíaquesemehabíapasadolaborrachera.Nodebíahaberbebidoestanoche.
Perolatengotodavíaenlacabeza…,peorqueantesdeveniraquí.Nosépordóndemeando;nomeacuerdocasidenada.Dime, Joe…palabrahonrada, ¿lohehecho
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yo?Nuncatuvetalintención;telojuroporlasalvacióndemialma,Joe:nofuetalmiintención.Dimecómohasido.¡Daespanto…!¡Yél,tanjoven,yqueprometíatanto!
—Pues los dos andabais a golpes, y él te arreó uno con el tablón, y caístedespatarrado; y entonces vas y te levantas, dando tumbos y traspiés, y coges elcuchillo y se lo clavas, en elmomento justo en que él te daba otro tablonazomásfuerte;yahítehasestado,mismamentecomomuerto,desdeentonces.
—¡Ay!¡Nosabíaloquemehacía!¡Quememueraaquímismosimedicuenta!Fuetodocosadelwhiskyydelacaloramiento,mefiguro.Nuncauséunarmaenmivida.He reñido, pero siempre sin armas.Todos pueden decirlo. Joe…, ¡cállate, nodigasnada!Dimequenohasdedecirnada.Siemprefuiparcialporti,Joe,yestuvedetuparte,¿noteacuerdas?¿Nodirásnada?—Yelmíserocayóderodillasanteeldesalmadoasesino,suplicante,conlasmanoscruzadas.
—No;siempretehasportadoderechamenteconmigo,ynohedeircontrati.Yaestádicho;nosemepuedepedirmás.
—Joe, eres un ángel. Te he de bendecir por esto mientras viva—dijo Potter,rompiendoallorar.
—Vamos,bastayadegimoteos.Nohaytiempoparaandarenlloros.Tútelargasporesecaminoyyomevoyporeseotro.Andando,pues,ynodejesseñaldetrásdetipordondevayas.
Potterarrancóconuntrotequeprontoseconvirtióencarrera.Elmestizolesiguióconlavista,ymurmuróentredientes:
—Siestátanatolondradoconelgolpeytanatiborradodelabebidacomoparece,nohadeacordarsedelanavajahastaqueestéyatanlejosdeaquíquetengamiedodevolverabuscarlasoloyenunsitiocomoéste…;¡gallina!
Unosminutosdespuéselcuerpodelhombreasesinado,elcadáverenvueltoenlamanta, el féretro sin tapa y la sepultura abierta sólo tenían por testigo la luna. Laquietudyelsilencioreinabandenuevo.
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CapítuloX
Los dos muchachos corrían y corrían hacia el pueblo, mudos de espanto. Decuando en cuando volvían medrosamente la cabeza, como temiendo que lospersiguieran. Cada tronco que aparecía ante ellos en su camino se les figuraba unhombreyun enemigo, y los dejaba sin aliento; y al pasar, veloces junto a algunascasitasaisladascercanasalpueblo,elladrardelosperrosalarmadoslesponíaalasenlospies.
—¡Silográramosllegaralateneríaantesdequenopodamosyamás!—murmuróTom,aretazosentrecortados,faltodealiento—.Yanopodréaguantarmucho.
El fatigoso jadear deHuck fue la única respuesta, y losmuchachos fijaron losojosenlametadesusesperanzas,renovandosusesfuerzosparaalcanzarla.Yaibanteniéndolacerca,yalfin,losdosauntiempo,seprecipitaronporlapuertaycayeronal suelo, gozosos y extenuados, entre las sombras protectoras del interior. Poco apocosefuecalmandosuagitación,yTompudodecir,muyquedo:
—Huckleberry,¿enquécreestúquepararáesto?—SieldoctorRobinsonmuere,mefiguroqueestoacabaráenlahorca.—¿Deveras?—Losédecierto,Tom.Tommeditóunrato,yprosiguió:—¿Yquiénvaadecirlo?¿Nosotros?—¿Quéestásdiciendo,Tom?SupontequealgoocurreyquenoahorcasenaJoe
elIndio:puesnosmataría,tardeotemprano;tansegurocomoqueestamosaquí.—Esomismoestabayopensando,Huck.—Sialguienhadecontarlo,dejaqueseaMuffPotter,porqueeslobastantetonto
paraello.Y,además,siempreestáborracho.Tomnocontestó,siguiómeditando.Alcabo,murmuró:—Huck:MuffPotternolosabe.¿Cómovaadecirlo?—¿Porquénovaasaberlo?—PorquerecibióelgolpazocuandoJoeelIndiolohizo.¿Creestúquepodíaver
algo?¿Setefiguraquetieneideadenada?—Tienesrazón.Nohabíayocaído.—Y,además,fíjate:puedeserqueeltrompazohayaacabadoconél.—No; eso no, Tom. Estaba lleno de bebida; bien lo vi yo, y además lo está
siempre.Puesmira:cuandopapáestálleno,puedeirunoysacudirleenlacabezaconlatorredeunaiglesia,ysequedatanfresco.Élmismolodice.PueslomismolepasaaMuffPotter,porsupuesto.Perosisetratasedeunoquenoestuviesebebido,puedeserqueaquelestacazolohubieradejadoenelsitio.¡Quiénsabe!
Despuésdeotroreflexivosilencio,dijoTom:
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—Huck,¿estássegurodequenohasdehablar?—Notenemosmásremedio.Bienlosabes.Aesemalditoindioleimportaríalo
mismoahogarnosqueaunpardegatos,sillegásemosasoltarlalenguayaélnoloahorcasen.Mira,Tom,tenemosquejurarlo.Esoesloquehayquehacer:jurarquenohemosdedecirpalabra.
—Lomismodigo,Huck.Esoeslomejor.Damelamanoyjuraque…—¡No, hombre, no! Eso no vale para una cosa como ésta. Eso está bien para
cosasdepocomásomenos;sobretodo,paraconchicas,porque,detodosmodos,sevuelvencontraunoycharlanencuantosevenenapuros;peroestotienequeserporescrito.Yconsangre.
Nadapodía sermásdel gustodeTom.Eramisterioso, y sombrío, y trágico; lahora,lascircunstanciasyellugardondesehallaban,eranlosmásapropiados.Cogióunatablilladepinoqueestabaenelsuelo,enunsitiodondealumbrabalaluna,sacóun tejodelbolsilloygarrapateócongran trabajo lassiguientes líneas,apretando lalengua entre los dientes a inflando los carrillos en cada lento trazo hacia abajo, ydejandoescaparpresiónenlosascendentes:
HuckFinyTomSawyerjuranquenohandedecirnadadeestoyquesidicenalgocaiganallímismomuertosyfenezcan.
NomenospasmadoquedóHuckleberrydelafacilidadconqueTomescribíaquedelafluidezygrandiosidaddesuestilo.Sacóenseguidaunalfilerdelasolapaysedisponíaapincharseundedo,peroTomledetuvo.
—¡Quieto!—ledijo—.Nohagaseso.Losalfileressondecobreypuedentenercardenillo.
—¿Quéeseso?—Veneno.Esoesloquees.Notienesmásquetragarunpoco…yyaverás.Tomquitóelhilodeunadesusagujas,ycadaunodeellossepicólayemadel
pulgaryselaestrujóhastasacarsendasgotasdesangre.Conel tiempo,ydespuésdemuchosestrujamientos,Tomconsiguió firmarcon
susiniciales,usandolapropiayemadeldedocomopluma.DespuésenseñóaHucklamaneradehacerunaHyunaF,yeljuramentoquedócompleto.Enterraronlatablillajuntoalmuro,conciertaslúgubresceremoniasyconjuros,yelcandadoquesehabíanechadoenlaslenguasseconsideróbiencerradoylallavetiradaalolejos.
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Una sombra se escurrió furtiva a través de una brecha en el otro extremo delruinosoedificio,perolosmuchachosnosepercatarondeello.
—Tom—cuchicheóHuckleberry—,¿conestoyanohaypeligrodequehablemosnuncajamás?
—Porsupuestoqueno.Ocurraloqueocurra,tenemosquecallar.Noscaeríamosmuertos…;¿nolosabes?
—Mefiguroquesí.Continuaroncuchicheandounrato.Deprontounperrolanzóunlargoylúgubre
aullido al lado de la misma casa, a dos varas de ellos. Los chicos se abrazaronimpetuosamentemuertosdeespanto.
—¿Porcuáldenosotrosdosserá?—balbuceóHuckleberry.—Nolosé…;miraporlaresquebraja¡Deprisa!—No;miratú,Tom.—Nopuedo…,nopuedo,Huck.—Anda,Tom…¡Yavuelveotravez!—¡Ah!¡GraciasaDios!Conozcoelladrido;éseesBullHarbison[2].—¡Cuánto me alegro! Te digo que estaba medio acabado del susto. Hubiera
apostadoaqueeraunperrosinamo.Elperrorepitióelaullido.Aloschicosselesencogiódenuevoelcorazón.—¡Diosnossocorra!ÉsenoesBullHarbison—murmuróHuckleberry—.¡Mira,
Tom,mira!Tom,tiritandodemiedo,cedióyasomóelojoalarendija.Apenassepercibíasu
vozcuandodijo:—¡Ay,Huck!Esunperrosinamo.—Dime,Tom,¿porcuáldelosdosserá?—Debedeserporlosdos,puestoqueestamosjuntos.—¡Ay,Tom!Mefiguroquemuertossomos.Ybienmeséadóndeirécuandome
muera.¡Hesidotanmalo!—¡Yome lohebuscado!Estovienedehacer rabona,Huck,ydehacer todo lo
que le dicen a uno que no haga.Yo podía haber sido bueno, comoSid, si hubieraquerido…; pero no quise; no, señor. Pero si salgo de ésta, seguro que me voy aatracardeescuelasdominicales.
YTomempezóasorberunpocoporlanariz.—¡Túmalo…!—YHuckleberrycomenzótambiénahablargangoso—.¡Vamos,
Tom,quetúeresunaalhajaalladodeloqueyosoy!¡Dios,Dios,Dios,siyotuvieselamitaddetusuerte!
Tomrecobróelhablaydijo:—¡Mira,Huck,mira!¡Estávueltodeespaldasanosotros!Huckmiró,conelcorazónsaltándoledegozo.
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—¡Verdades!¿Estabaasíantes?—Sí,asíestaba.Peroyo,¡tontodemí!,nopenséenello.¡Quéalegría,Huck!Y
ahora,¿porquiénserá?Elaullidocesó.Tomaguzóeloído.—¡Chist…!¿Quéeseso?—murmuró.—Parece…,parecegruñirdecerdos.No,esalgunoqueronca,Tom.—¿Seráeso?¿haciadónde,Huck?—Yo creo que es allí en la otra punta. Parece como ronquido.Mi padre solía
dormirallíalgunasvecesconloscerdos;peroélronca,¡madremía!,quelevantalascosasdelsuelo.Además,meparecequenohadevolveryanunca,porestepueblo.
Elpruritodeaventurassedespertóenellosdenuevo.—Huck,¿teatrevesairsiyovoydelante?—Nomegustamucho.SupontequefueraJoeelIndio.Tomseamilanó.Perolatentaciónvolviósobreellosconmásfuerza,yloschicos
decidieron hacer la prueba; pero en la inteligencia de que saldrían disparados si elronquidocesaba.Fueron,pues,haciaalláenpuntillas,cautelosamente,unotrasotro.Cuandoestabanyaacincopasosdelroncador,Tompisóunpalitroque,queserompióconunfuertechasquido.Elhombre lanzóungruñido,semovióunpoco,ysucaraquedóiluminadaporlaluna.EraMuffPotter.Aloschicosseleshabíaparalizadoelcorazón,yloscuerpostambién,cuandoelhombresemovió;perosedisipóahorasutemor.Salieron, otravez enpuntillas, por entre los rotos tablonesque formaban elmuro, y se pararon a poca distancia para cambiar unas palabras de despedida. Elprolongadoylúgubreaullidosealzóotravezenlaquietuddelanoche.VolvieronlosojosyvieronalperrovagabundoparadoapocospasosdedondeyacíaPotteryvueltohaciaél,conelhocicoapuntandoalcielo.
—¡Esporél!—dijeronauntiempolosdos.—OyeTom,dicenqueunperrosinamoestuvoaullandoalrededordelacasade
JohnnyMiller,amedianoche,hacedossemanas,yunchotacabrasvinoyseposóenlabarandillaycantólamismanoche,ynadiesehamuertoallítodavía.
—Bien;yalosé.Y,aunquenosehayanmuerto,¿nosecayóGraciaMillerenelfogóndelacocinaysequemótodaelmismosábadosiguiente?
—Sí,peronosehamuerto.Yademásdicenqueestámejor.—Bueno; pues aguarda y ya verás. Esa se muere: tan seguro como queMuff
Potterhademorir.Esoesloquedicenlosnegros,yellossabentodolodeesaclasedecosas,Huck.
Despuéssesepararonpensativos.CuandoTom trepó a la ventana de su alcoba la noche tocaba a su término. Se
desnudó con extremada precaución y se quedó dormido, congratulándose de quenadiesupierasuescapatoria.NosabíaqueSid,elcualroncabatranquilamente,estaba
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despiertoylohabíaestadodesdehacíamásdeunahora.CuandoTomdespertóSid sehabíavestidoyyanoestaba allí.En la luz, en la
atmósfera misma, notó Tom vagas indicaciones de que era tarde. Se quedósorprendido. ¿Por qué no le habían llamado, martirizándole hasta que le hacíanlevantarse, comode costumbre?Esta idea le llenóde fatídicospresentimientos.Encinco minutos se vistió y bajó las escaleras, sintiéndose dolorido y mareado. Lafamiliaestabatodavíaalamesa,peroyahabíanterminadoeldesayuno.Nohuboniunapalabradereproche;perosímiradasqueseesquivaban,unsilencioyunairetansolemne,queelculpablesintióhelárselelasangre.Sesentóytratódepareceralegre,peroeramachacarenhierrofrío;nodespertóunasonrisa,nohallóennadierespuestaysesumergióenelsilencio,dejandoqueelcorazónselebajasealostalones.
Después del desayuno su tía lo llevó aparte, y Tom casi se alegró, con laesperanzadequeleaguardabaunaazotaina;peroseequivocó.Sutíaseechóallorar,preguntándolecómopodíaserasíycómonoledabalástimaatormentarladeaquellamanera;y,porfin,ledijoquesiguieraadelanteporlasendadelaperdiciónyacabasematandoadisgustosaunapobrevieja,porqueellayanohabíadeintentarcorregirle.Esto era peor quemil vapuleos, y Tom tenía el corazón aúnmás dolorido que elcuerpo.Lloró,pidióque leperdonase,hizopromesasdeenmienda,y se terminó laescenasintiendoquenohabíarecibidomásqueunperdónamediasyquenohabíalogradoinspirarmásqueunamediocreconfianza.
SeapartódesutíademasiadoafligidoparasentirnisiquieradeseosdevenganzacontraSid,yportantolarápidaretiradadeésteporlapuertatraserafueinnecesaria.Con abatido paso se dirigió a la escuela, meditabundo y triste, y soportó laacostumbradapaliza,juntamenteconJoeHarper,porhaberhechorabonaeldíaantesconelairedelquetieneelánimoocupadocongrandespesadumbresynoestáparahacercasodeniñerías.Despuésocupósuasiento,apoyó loscodosen lamesay laquijadaenlasmanosysequedómirandolaparedfronteraconlamiradapetrificada,propiadeunsufrimientoquehallegadoallímiteyyanopuedeirmáslejos.Bajoelcodo sentía una cosa dura. Después de un gran rato cambió de postura lenta ytristemente, y cogió el objeto, dando un suspiro. Estaba envuelto en un papel. Lodesenvolvió.Siguióotro largo, trémulo,descomunalsuspiro,ysesintióaniquilado.¡Era el boliche de latón! Esta última pluma acabó de romper el espinazo deldromedario.
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CapítuloXI
Cerca de mediodía todo el pueblo fue repentinamente electrificado por lahorrendanoticia.Sinnecesidaddeltelégrafo—aúnnosoñadoenaqueltiempo—,elcuentovolódepersonaapersona,degrupoagrupo,decasaacasa,conpocomenosque telegráfica velocidad. Por supuesto, elmaestro de la escuela dio fiesta para latarde: a todo el pueblo le habría parecido muy extraño si hubiera obrado de otromodo.Unanavajaensangrentadahabíasidohallada juntoa lavíctima,yalguien lahabía reconocido comoperteneciente aMuffPotter: así corría la historia. Se decíatambiénqueunvecinoqueseretirabatardehabíasorprendidoaPotterlavándoseenunarroyoaesodelaunaolasdosdelamadrugada,yquePottersehabíaesquivadoenseguida:detallessospechosos,especialmenteeldellavado,pornosercostumbredeMuffPotter.Sedecíaademásquetodalapoblaciónhabíasidoregistradaenbuscadel«asesino»(elpúbliconosehaceesperarencuantoadesentendersedepruebasyllegaralveredicto),peronohabíanpodidoencontrarlo.Habíasalidogenteacaballopor todosloscaminos,yelsheriff tenía laseguridaddeque locogeríanantesde lanoche.
Toda la población marchaba hacia el cementerio. Las congojas de Tom sedisiparon, y se unió a la procesión, no porque no hubiera preferidomil veces ir acualquieraotrositio,sinoporqueunatemerosainexplicablefascinación,learrastrabahacia allí. Llegado al siniestro lugar, fue introduciendo su cuerpecillo por entre lacompactamultitud,yvioelmacabroespectáculo.Leparecíaquehabíapasadounaeternidad desde que había estado allí antes. Sintió un pellizco en un brazo. AlvolverseseencontraronsusojosconlosdeHuckleberry.Enseguidamiraronlosdosa otra parte, temiendoque alguien hubiera notado algo en aquel cruce demiradas.Pero todoelmundoestabadeconversaciónyno teníaojosmásqueparaelcuadrotrágicoqueteníandelante.
«¡Pobrecillo!¡Pobremuchacho!Estohadeservirdelecciónparalosvioladoresde sepulturas.Muff Potter irá a la horca por esto, si lo atrapan.»—Tales eran loscomentarios.Yelpastordijo:«Hasidouncastigo;aquísevelamanodeDios».
Tomseestremeciódelacabezaalospies,puesacababadeposarsumiradaenlaimpenetrable faz de Joe el Indio. En aquel momento la muchedumbre empezó aagitarseyaforcejear,yseoyerongritosde«¡Esél!,¡Esél!,¡Vieneélsolo!».
—¿Quién?,¿quién?—preguntaronveintevoces.—¡MuffPotter!—¡Eh,quesehaparado!¡Cuidado,quedalavuelta!¡Noledejéisescapar!Algunos,queestabanenlasramasdelosárboles,sobrelacabezadeTom,dijeron
quenotratabadeescapar,sinoqueparecíaperplejoyvacilante.—¡Vayaundesparpajo!—dijounespectador`.Seconocequehasentidocapricho
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por venir y echar tranquilamente un vistazo a su obra…; no esperaba hallarse encompañía.
La muchedumbre abrió paso, y el sheriff ostentosamente, llegó conduciendo aPotter,cogidodelbrazo.Teníaelcitadolacaradescompuestaymostrabaenlosojoselmiedoqueleembargaba.Cuandolepusieronanteelcuerpodelasesinadotemblócomoconperlesíasy,cubriéndoselacaraconlasmanos,rompióallorar.
—Nohe sidoyo, vecinos—dijo sollozando—;mi palabra de honor quenohehechotalcosa.
—¿Quiéntehaacusadoati?—gritóunavoz.El tirodioenelblanco.Potter levantó lacaraymiróen tornoconunapatética
desesperanzaensumirada.VioaJoeelIndio,yexclamó:—Joe,Joe!¡Túmeprometistequenunca…!—¿Esestanavajadeusted?—dijoelsheriff,poniéndoseladeprontodelantede
losojos.Potter se hubiera caído a no sostenerle los demás, ayudándole a sentarse en el
suelo.Entoncesdijo:Yamedecíayoquesinovolvíaaquíy recogía la…—Seestremeció,agitó las
manosinertes,conunademándevencimiento,ydijo—:Díselo,Joe,díselotodo…yanosirvecallarlo.
HuckleberryyTomsequedaronmudosyboquiabiertos,mientras el desalmadomentirosoibasoltandoserenamentesudeclaraciónyesperabanacadamomentoqueseabriríaelcieloyDiosdejaríacaerunrayosobreaquellacabeza,admirándosedevercómoseretrasabaelgolpe.Ycuandohubo terminadoy,sinembargo,continuóvivoyentero,suvacilanteimpulsoderompereljuramentoysalvarlamíseravidadelprisionerosedisipóporcompleto,porqueclaramenteseveíaqueelinfamesehabíavendido a Satán, y sería fatal entrometerse en cosas pertenecientes a un ser tanpoderosoyformidable.
—¿Porquénotehasido?¿Paraquénecesitabasvolveraquí?—preguntóalguien.—No lo pude remediar…, no lo pude remediar —gimoteó Potter—. Quería
escapar,peroparecíaquenopodíairaningunapartemásqueaquí.Joe el Indio repitió su declaración con la misma impasibilidad pocos minutos
después,alverificarse laencuestabajo juramento;y losdoschicos,viendoque losrayos seguían aún sin aparecer, se afirmaron en la creencia de que Joe se habíavendido al demonio. Se había convertido para ellos en el objeto más horrendo ainteresantequehabíanvistojamás,ynopodíanapartardesucaralosfascinadosojos.Resolvieronensuinteriorvigilarledenoche,conlaesperanzadequequizálograsenatisbaralgunavezasudiabólicodueñoyseñor.
Joe ayudó a levantar el cuerpo de la víctima y a cargarlo en un carro; y secuchicheó entre la estremecidamultitud… ¡que la herida había sangrado un poco!
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Los dos muchachos pensaron que aquella feliz circunstancia encaminaría lassospechas hacia donde debían ir; pero sufrieron un desengaño, pues varios de lospresenteshicieronnotar«queeseJoeestabaamenosdeunavaracuandoMuffPottercometióelcrimen».
ElterriblesecretoyeltorcedordelaconcienciaperturbaronelsueñodeTompormásdeunasemana;yunamañana,duranteeldesayuno,dijoSid:
—Dastantasvueltasenlacamayhablastantomientrasduermes,quemetienesdespiertolamitaddelanoche.
Tompalidecióybajólosojos.—Mala señal es ésa—dijo gravemente tía Polly—. ¿Qué traes en lasmientes,
Tom?—Nada. Nada, que yo sepa…—pero la mano le temblaba de tal manera que
vertióelcafé.—¡Y hablas unas cosas! —continuó Sid—. Anoche decías: «¡Es sangre, es
sangre!, ¡eso es!». Y lo dijiste la mar de veces. Y también decías: «¡No meatormentéisasí…,yalodiré!».¿Dirásqué?¿Quéesloqueibasadecir?
El mundo daba vueltas ante Tom. No es posible saber lo que hubiera pasado;pero,felizmente,enlacaradetíaPollysedisipólapreocupación,ysinsaberlovinoenayudadesusobrino.
—¡Chitón!—dijo—.Esesecrimentanatroz.Tambiényosueñoconélcasitodaslasnoches.Avecessueñoquesoyyolaquelocometió.
Marydijoqueaellalepasabalomismo.Sidparecíasatisfecho.Tomdesapareciódelapresenciadesutíacontodalarapidezqueeraposiblesinhacerlasospechosa,ydesdeentonces,yduranteunasemana,seestuvoquejandodedolordemuelas,yporlas noches se ataba las mandíbulas con un pañuelo. Nunca llegó a saber que Sidpermanecíadenocheenacecho,quesolíasoltarleelvendajeyque,apoyadoenuncodo,escuchabalargosratos,ydespuésvolvíaacolocarleelpañueloensusitio.Lasangustias mentales de Tom se fueron desvaneciendo poco a poco, y el dolor demuelasselehizomolestoylodejódelado.SillegóSid,enefecto,adeduciralgodelosmurmullosincoherentesdeTom,seloguardóparaél.LeparecíaaTomquesuscompañeros de escuela no iban a acabar nunca de celebrar «encuestas» con gatosmuertos,manteniendoasívivassuscuitasypreocupaciones.SidobservóqueTomnohacíanuncadecoroner[3]enningunadeesasinvestigaciones,aunqueerahábitosuyoponerse al frente de toda nueva empresa; también notó que nunca actuaba comotestigo…,yesoerasospechoso;ytampocoechóensacorotolacircunstanciadequeTommostrabaunadecididaaversiónaesasencuestasy lashuíasiempreque leeraposible.Sidsemaravillaba,peronadadijo.Sinembargo,hastalasencuestaspasarondemodaalfin,ycesarondeatormentarlacargadaconcienciadeTom.
Todos los días, o al menos un día sí y otro no, durante aquella temporada de
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angustia, Tom, siempre alerta para aprovechar las ocasiones, iba hasta la ventanitaenrejada de la cárcel y daba a hurtadillas al asesino cuantos regalos podíaproporcionarse.Lacárceleraunamíseracovachadeladrilloqueestabaenunfangal,al extremodel pueblo, y no tenía nadie que la guardase; verdad es que casi nuncaestabaocupada.AquellasdádivascontribuíangrandementeaaligerarlaconcienciadeTom.LagentedelpuebloteníamuchasganasdeemplumaraJoeelIndioysacarloala vergüenza, por violador de sepulturas; pero tan temible era su fama, que nadiequeríatomarlainiciativaysedesistiódeello.Habíaéltenidomuybuencuidadodeempezar sus dos declaraciones con el relato de la pelea, sin confesar el robo delcadáverqueleprecedió,yporesoseconsiderólomásprudentenollevarelcasoaltribunalporelmomento.
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CapítuloXII
UnadelasrazonesporlascualeselpensamientodeTomsehabíaidoapartandode sus ocultas cuitas era porque había encontrado un nuevo y grave tema en queinteresarse.BeckyThatcherhabíadejadodeacudiralaescuela.Tomhabíabatalladoconsuamorpropioporunosdíasytratóde«mandarlaapaseo»mentalmente;perofueenvano.Sindarsecuentadeello,seencontrórondandosucasaporlasnochesypresa de honda tristeza. Estaba enferma. ¡Y si se muriese! La idea era paraenloquecer.Nosentíayainterésalgunoporlaguerra,ynisiquieraporlapiratería.Lavidahabíaperdido su encantoynoquedabaen ellamásque aridez.Guardóenunrincónelaroylaraqueta:yanoencontrabagoceenellos.Latíaestabapreocupada;empezóaprobartodaclasedemedicinasenelmuchacho.Eraunadeesaspersonasque tienen la chifladura de los específicos y de todos los métodos flamantes parafomentarlasaludorecomponerla.Eraunainveteradaexperimentadoraeneseramo.Encuantoaparecíaalgunacosanueva,ardíaendeseosdeponerlaaprueba,noensímisma, porque ella nunca estaba enferma, sino en cualquier persona que tuviera amano.Estabasuscritaatodaslaspublicacionesde«Salud»yfraudesfrenológicos,yla solemne ignorancia de que estaban henchidas era como oxígeno para suspulmones.Todaslasmonsergasqueenellasleíaacercadelaventilación,yelmododeacostarseyeldelevantarse,yquésedebecomer,yquésedebebeber,ycuántoejerciciohayquehacer,yenquéestadodeánimohayquevivir,yquéropasdebeunoponerse,eranparaellaelevangelio;ynonotabanuncaquesusperiódicossalutíferosdelmescorrientehabitualmenteechabanportierratodoloquehabíanrecomendadoelmesanterior.Susencillezysubuenafelahacíanunavíctimasegura.Reuníatodossusperiódicosysusmedicamentoscharlatanescos,yasí,armadacontralamuerte,ibade un lado para otro en su cabalgadura espectral, metafóricamente hablando, yllevaba«elinfiernotrasella».PerojamásseleocurriólaideadequenoeraellaunángelconsoladoryunbálsamodeGilead,disfrazado,parasusvecinosdolientes.
Eltratamientodeaguaeraalasazóncosanueva,yelestadodedebilidaddeTomfueparalatíaundondelaProvidencia.Sacabaalmuchachoalrayareldía,leponíaen pie bajo el cobertizo de la leña y lo ahogaba con un diluvio de agua fría; lerestregaba con una toalla comouna lima, y comouna lima lo dejaba; lo enrollabadespuésenunasábanamojadaylometíabajomantas,haciéndolesudarhastadejarleelalmalimpia,y«lasmanchasqueteníaenellalesalíanporlosporos»,comodecíaTom.
Sin embargo, y a pesar de todo, estaba elmuchacho cada vezmás taciturno ypálido y decaído. La tía añadió baños calientes, baños de asiento, duchas yzambullidas. El muchacho siguió tan triste como un féretro. Comenzó entonces aayudaralaguacongachasligerascomoalimento,ysinapismos.Calculólacabidadel
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muchacho como la de un barril, y todos los días lo llenaba hasta el borde conpanaceasdecurandero.
Tom se había hecho ya para entonces insensible a las persecuciones. Esta fasellenóa la ancianade consternación.Habíaque acabar con aquella«indiferencia» atoda costa.Oyóhablar entoncesporprimeravezdel«matadolores».Encargó en elacto unabuena remesa.Loprobóy se quedó extasiada.Era simplemente fuego enformalíquida.Abandonóeltratamientodeaguaytodolodemásypusotodasufeenel«matadolores».AdministróaTomunacucharaditallenayleobservóconprofundaansiedad para ver el resultado. Al instante se calmaron todas sus aprensiones yrecobrólapazdelalma: la«indiferencia»sehizoañicosydesaparecióalpunto.Elchiconopodíahabermostradomásintensoydesaforadointeréssilehubierapuestounahogueradebajo.
Tomsintióqueerayahoradedespertar:aquellavidapodíasertodolorománticaqueconveníaasuestadodeánimo,peroibateniendomuypocodesentimentalismoyeraexcesivayperturbadoramentevariada.Meditó,pues,diversosplanesparabuscaralivio, y finalmente dio en fingir que le gustaba el «matadolores». Lo pedía tan amenudo que llegó a hacerse insoportable, y la tía acabó por decirle que tomase élmismoloque tuvieraenganayno lamareasemás.SihubiesesidoSidnohubieraella tenido ninguna suspicacia que alterase su gozo; pero como se trataba deTom,vigiló la botella clandestinamente. Se convenció así de que, en efecto, elmedicamentodisminuía;peronoseleocurriópensarqueelchicoestabadevolviendolasalud,conél,aunaresquebrajaduraquehabíaenelpisodelasala.
UndíaestabaTomenelactodeadministrar ladosisa lagrieta,cuandoelgatoamarillo de su tía llegó ronroneando, con los ojos ávidos fijos en la cucharilla ymendigandoparaquelediesenunpoco.Tomdijo:
—Nolopidas,amenosquelonecesites,Perico.PeroPericodejóverquelonecesitaba.—Mástevaleestarbienseguro.Pericoestabaseguro.—Puestúlohaspedido,voyadártelo,paraquenocreasqueestacañería;perosi
luegovesquenotegustanodebesecharlaculpaanadiemásqueati.Perico asintió: así es que Tom le hizo abrir la boca y le vertió dentro el
«matadolores».Pericosaltóunpardevecesenelaire,exhalóenseguidaunsalvajegritodeguerrayselanzóadarvueltasyvueltasporelcuarto,chocandocontralosmuebles, volcando tiestos y causando general estrago.Después se irguió sobre laspatastraserasydanzóalrededor,enunfrenesídedeleite,conlacabezacaídasobreelhombroyproclamandoavocessudesaforadadicha.Marchóenseguida,disparado,portodalacasa,esparciendoelcaosyladesolaciónensucamino.LatíaPollyentróatiempodeverleejecutarunosdoblessaltosmortales,lanzarunformidable¡hurra!
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final,ysalirvolandoporlaventanallevándoseconélloquequedabadelostiestos.Laanciana,sequedópetrificadaporelasombro,mirandoporencimadelos lentes;Tom,tendidoenelsuelo,descoyuntadoderisa.
—Tom,¿quéesloquelepasaaesegato?—Nolosé,tía—balbuceóelmuchacho.—Nuncahevistocosaigual.¿Quélehabráhechoponersedeesemodo?—Deverasquenolosé,tía;losgatossiempreseponendeesemodocuandolo
estánpasandobien.—¿Seponenasí?¿Noescierto?HabíaalgoeneltonodeestapreguntaqueescamóaTom.—Sí,tía.Vamos,mepareceamí.—¿Teparece?—Sí,señora.Laancianaestabaagachada,yTomlaobservabaconinterés,avivadoporcierta
ansiedad.Cuandoadivinópor«donde iba»yaerademasiado tarde.Elmangode lacucharilladelatoraseveíapordebajodelasfaldasdelacama.Tomparpadeóybajólosojos.LatíaPollylolevantódelsueloporelacostumbradoagarradero,laoreja,ylediounfuertepapirotazoenlacabezaconeldedal.
—Yahora,dígameusted:¿Porquéhatratadoaesepobreanimaldeesamanera?—Lohicedepuralástima…,porquenotienetías.—¡Porquenotienetías!¡Simple!¿Quétienequeverconeso?—Lamar.¡Porquesihubieratenidounatía,lehubieraquemadovivoellamisma!
Lehubieraasadolasentrañashastaquelasechasefuera,sindarlemáslástimaquesifueraunserhumano.
LatíaPollysintiódeprontolaangustiadelremordimiento.Esoparaponerlacosabajounanuevaluz:loqueeracrueldadparaungato,podíatambiénsercrueldadparaunchico.Comenzóaenternecerse;sentíapena.Selehumedecieronlosojos;pusolamanosobrelacabezadeTomydijodulcemente:
—Hasidoconlamejorintención,Tom.Yademás,hijo,tehahechobien.Tomlevantó losojosy lamiróa lacaraconun imperceptibleguiñodemalicia
asomandoatravésdesugravedad:Yaséquelohicisteconlamejorintención,tía,ylomismomehapasadoamícon
Perico. También a él le ha hecho bien: no le he visto nunca dar vueltas con tantasoltura.
—¡Anda,vetedeaquíantesdequemehagasenfadardenuevo!Ytratadeversipuedesserbuenoporunavez,ynonecesitastomaryamásmedicina.
Tom llegó a la escuela antes de la hora. Se había notado que ese hecho, tandesusado,seveníarepitiendodealgúntiempoatrás.Yaqueldía,comotambién,enlosanteriores,sequedóporlosalrededoresdelapuertadelpatio,envezdejugarcon
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suscompañeros.Estabamalo,segúndecía,ysuaspectoloconfirmaba.Aparentóqueestaba mirando en todas direcciones menos en la que realmente miraba: carreteraabajo.ApocoaparecióalavistaJeffThatcher,yaTomseleiluminóelsemblante;miróunmomentoyapartólavistacompungido.CuandoJeffThatcherllegó,TomseleacercóyfuellevandohábilmentelaconversaciónparadarlemotivodedeciralgoaBecky; pero el atolondrado rapaz no vio el cebo. Tom siguió en acecho, lleno deesperanzacadavezqueuna falda revoloteabaa lo lejos,yodiandoasupropietariacuandoveíaquenoeralaqueesperaba.Alfincesarondeaparecerfaldas,ycayóendesconsoladamurria. Entró en la escuela vacía y se sentó a sufrir. Una faldamáspenetró por la puerta del patio, y el corazón le pegóun salto.Un instante despuésestabaTom fueray lanzado a la palestra comoun indiobravo: rugiendo, riéndose,persiguiendo a los chicos, saltando la valla a riesgo de perniquebrarse, dandovolteretas,quedándoseenequilibrioconlacabezaenelsuelo,yensuma,haciendotodas las heroicidades que podía concebir, y sin dejar ni un momento,disimuladamente, de observar si Becky le veía. Pero no parecía que ella se diesecuenta; nomiróni una solavez. ¿Eraposiblequenohubieranotadoque estaba élallí? Trasladó el campo de sus hazañas a la inmediata vecindad de la niña: llególanzando el grito de guerra de los indios, arrebató a un chico la gorra y la tiró altejadode laescuela,atropellóporentreungrupodemuchachos, tumbándoloscadaunoporsulado,sedejócaerdebrucesdelantedeBecky,casihaciéndolavacilar.Yellavolviólaespalda,conlanarizrespingada,yTomleoyódecir:«¡Puff!Algunossetienenpormuygraciosos…;¡siemprepresumiendo!».
Sintió Tom que le ardían las mejillas. Se puso en pie y se escurrió fuera,abochornadoyabatido.
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CapítuloXIII
Tomsedecidióentonces.Estabadesesperadoysombrío.Eraunchico,sedecía,abandonado de todos y a quien nadie quería: cuando supieran al extremo a que lehabían llevado, tal vez lo deplorarían. Había tratado de ser bueno y obrarderechamente,peronoledejaban.Puestoqueloúnicoquequeríaneradeshacersedeél, que fuera así. Sí, le habían forzado al fin: llevaría unavidade crímenes.No lequedabaotrocamino.
Para entonces ya se había alejado del pueblo, y el tañido de la campana de laescuela, que llamaba a la clase de la tarde, sonó débilmente en su oído. Sollozópensandoqueyanovolveríaaoíraquel toquefamiliarnunca jamás.No teníaél laculpa; pero puesto que se le lanzaba a la fuerza en el ancho mundo, tenía quesometerse…; aunque los perdonaba. Entonces los sollozos se hicieron másacongojadosyfrecuentes.
PrecisamenteenaquelinstanteseencontróasuamigodelalmaJoeHarper,torvalamirada y, sin duda alguna, alimentando en su pecho alguna grande y tenebrosaresolución.Eraevidentequesejuntabanallí«dosalmas,perounsolopensamiento».Tom,limpiándoselaslágrimasconlamanga,empezóabalbucearalgoacercadeunaresoluciónde escapar a losmalos tratos y falta de cariño en su casa, lanzándose aerrarporelmundo,paranuncavolver,yacabóexpresandolaesperanzadequeJoenoleolvidaría.
PeroprontosetraslucióqueéstaeralamismasúplicaqueJoeibaahacerenaquelmomentoaTom.Lehabíaazotadosumadreporhabergoloseadounaciertacremaque jamáshabíaentradoensubocaycuyaexistencia ignoraba.Claramenteseveíaquesumadreestabacansadadeél,yquequeríaquesefuera;ysiellaloqueríaasí,nolequedabaotroremedioquesucumbir.
Mientras seguían su paso condoliéndose, hicieron un nuevo pacto de ayudarsemutuamente y ser humanos y no separarse hasta que la muerte los librase de suscuitas.Despuésempezaronatrazarsusplanes.Joeseinclinabaaseranacoretayvivirdemendrugos en una remota cueva, ymorir, con el tiempo, de frío, privaciones ypenas;perodespuésdeoíraTomreconocióquehabíaventajasnotoriasenunavidaconsagradaalcrimenyseavinoaserpirata.
Tresmillas aguasabajodeSanPetersburgo, enun sitiodondeelMisisipí teníamásdeunamilladeancho,habíaunaislalarga,angostaycubiertadebosqueconunabarra muy somera en la punta más cercana y que parecía excelente para base deoperaciones.Noestabahabitada;sehallabadelladodealládelrío,frenteaunadensaselva casi desierta. Eligieron, pues, aquel lugar, que se llamaba Isla de Jackson.Quiénesibanaserlasvíctimasdesuspiraterías,eraunpuntoenelquenopararonmientes.Después se dedicaron a la caza deHuckleberry Finn, el cual se les unió,
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desdeluego,puestodaslasprofesioneseranigualesparaél:leeraindiferente.Luegosesepararon,conviniendoenvolverareunirseenunparajesolitario,enlaorilladelrío,dosmillasmásarribadelpueblo,alahorafavorita,estoes,amedianoche.Habíaallí una pequeña balsa de troncos que se proponían apresar. Todos ellos traeríananzuelos y tanzas y las provisiones que pudieron robar, de un modo tenebroso ysecreto, como convenía a gentes fuera de la ley; y aquella misma tarde todos seproporcionaroneldeliciosoplacerdeesparcir lanoticiadequemuypronto todoelpuebloibaaoír«algogordo».Yatodoslosquerecibieranesavagaconfidenciaselesprevinoquedebían«nodecirnadayaguardar».
AesodemedianochellegóTomconunjamóncocidoyotrospocosvíveres,ysedetuvo en un pequeño acantilado cubierto de espesa vegetación, que dominaba ellugar de la cita. El cielo estaba estrellado y la noche tranquila. El grandioso ríosusurrabacomounocéanoencalma.Tomescuchóunmomento,peroningúnruidoturbaba la quietud. Dio un largo y agudo silbido. Otro silbido se oyó debajo delacantilado. Tom silbó dos veces más, y la señal fue contestada del mismo modo.Despuésseoyóunavozsigilosa:
—¿Quiénvive?—¡Tom Sawyer el Tenebroso Vengador de la América Española! ¿Quién sois
vosotros?—HuckFinnelManosRojas,yJoeHorperelTerrordelosMares.(Tomleshabía
provistodeesostítulos,sacadosdesuliteraturafavorita).—Bienestá;decidlacontraseña.Dosvocesbroncasyapagadasmurmuraron,enelmisteriodelanoche,lamisma
palabraespeluznante:¡SANGRE!EntoncesTomdejódeslizarseeljamón,porelacantiladoabajoysiguióéldetrás,
dejando en la aspereza del camino algo de ropa y de su propia piel. Había unacómodasendaalolargodelaorillaybajoelacantilado,perolefaltabalaventajadeladificultadyelpeligro,tanapreciablesparaunpirata.
ElTerrorde losMareshabía traídounahojade tocinoy llegóaspeadobajo supesadumbre.FinneldelasManosRojashabíahurtadounacazuelaybuenacantidadde hoja de tabaco a medio curar y había aportado además algunas mazorcas parahacerconellaspipas.Peroningunodelospiratasfumabaomasticabatabacomásqueél.ElTenebrosoVengadordijoquenoeraposiblelanzarsealasaventurassinllevarfuego. Era una idea previsora: en aquel tiempo apenas se conocían los fósforos.Vieronunrescoldoenunagranalmadía,cienvarasríoarriba,yfueronsigilosamenteallí y se apoderaron de unos tizones. Hicieron de ello una imponente aventura,murmurando«¡chist!»acadapasoyparándosederepenteconundedoenloslabios,llevando lasmanosen imaginariasempuñadurasdedagasydandoórdenes, envoz
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temerosaybaja,de«sielenemigo»semovía,hundírselas«hastalascachas»,porque«losmuertosnohablan».Sabíandesobraquelostripulantesdelaalmadíaestabanenelpuebloabasteciéndose,odezambraybureo;peroesonoerabastantemotivoparaquenohicieranlacosaaestilopiratesco.
Pocodespuésdesatracabanlabalsa,bajoelmandodeTom,conHuckenelremodepopayJoeeneldeproa.Tom ibaerguidoenmitadde laembarcación,con losbrazoscruzadosylafrentesombría,ydabalasórdenesconbroncaaimperiosavoz.
—¡Cíñetealviento…!¡Noguiñar,noguiñar…!¡Unacuartaabarlovento…!Comoloschicosnocesabandeempujar labalsahaciaelcentrodelacorriente,
era cosa entendida que esas órdenes se daban sólo por el buen parecer y sin quesignificasenabsolutamentenada.
—¿Quéaparejolleva?—Gavias,juanetesyfoque.—¡Largalasmonterillas!¡Quesubanseisdevosotrosalascrucetas…!¡Templa
lasescotas!…¡Todoababor!¡Firme!Labalsatraspasólafuerzadelacorriente,ylosmuchachosenfilaronhacialaisla,
manteniendoladirecciónconlosremos.Enlostrescuartosdehorasiguientesapenashablaronpalabra.Labalsaestabapasandopordelantedel lejanopueblo.Dosotreslucecillasparpadeantesseñalabanelsitiodondeyacía,durmiendoplácidamente,másalládelavastaextensióndeaguatachonadadereflejosdeestrellas,sinsospechareltremendoacontecimientoquesepreparaba.ElTenebrosoVengadorpermanecíaaúnconlosbrazoscruzados,dirigiendouna«últimamirada»alaescenadesuspasadosplaceresydesusrecientesdesdichas,ysintiendoque«ella»nopudieraverleenaquelmomento, perdido en el proceloso mar, afrontando el peligro y la muerte conimpávido corazón y caminando hacia su perdición con una amarga sonrisa en loslabios.Poco lecostabaasu imaginación trasladar la IsladeJacksonmásalláde lavistadelpueblo;asíesquelanzósu«últimamirada»conánimoalavezdesesperadoy satisfecho. Los otros piratas también estaban dirigiendo «últimasmiradas» y tanlargasfueronqueestuvieronapuntodedejarquelacorrientearrastraselabalsafueradel rumbo de la isla. Pero notaron el peligro a tiempo y se esforzaron en evitarlo.Hacialasdosdelamañanalaembarcaciónvaróenlabarra,adoscientasvarasdelapuntadelaisla,ysustripulantesestuvieronvadeandoentrelabalsaylaislahastaquedesembarcaron su cargamento. Entre los pertrechos había una vela decrépita, y latendieronsobreuncobijo,entrelosmatorrales,pararesguardarlasprovisiones.Ellospensabandormiralairelibrecuandohicierabuentiempo,comocorrespondíaagenteaventurera.
Hicieron una hoguera al arrimo de un tronco caído a poca distancia de dondecomenzabanlasdensasumbríasdelbosque;guisarontocinoenlasartén,paracenar,ygastaronlamitaddelaharinademaízquehabíanllevado.Lesparecíacosagrande
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estar allí de orgía, sin trabas, en la selva virgende una isla desierta a inexplorada,lejos de toda humana morada, y se prometían que no volverían nunca a lacivilización.Lasllamassealzaroniluminandosuscaras,yarrojabansufulgorrojizosobrelascolumnatasdeltemplodeárbolesdelbosqueysobreelcoruscantefollajeylosfestonesdelasplantastrepadoras.Cuandodesapareciólaúltimasabrosalonjadetocinoydevoraron la racióndeborona, se tendieron sobre lahierba, rebosantesdefelicidad.Fácilhubierasidobuscarsitiomásfresco,peronosequeríanprivardeundetalletanrománticocomolaabrasadorafogatadelcampamento.
—¿Noesestocosarica?—dijoJoe.—Deprimera—contestóTom.—¿Quédiríanloschicossinosviesen?—¿Decir?Semoriríandeganasdeestaraquí.¿Eh,Huck?—Puedeque sí—dijoHuckleberry—;amí, almenos,mevabien,nonecesito
cosamejor.Casinuncatengoloquenecesitodecomer…,yademás,aquínopuedenvenirydarleaunodepatadasynodejarleenpaz.
—Eslavidaqueamímegusta—prosiguióTom—:nohayquelevantarsedelacama temprano, no hay que ir a la escuela, ni que lavarse, ni todas esasmalditasboberías.Yaves,Joe,unpiratanotienenadaquehacercuandoestáentierra;perounanacoreta tienequerezarunaatrocidadynotieneniunadiversión,porquesiempreestásolo.
—Esverdad—dijoJoe—,peronohabíapensadobastanteenello,¿sabes?Quieromuchomásserunpirata,ahoraqueyahehecholaprueba.
—Talvez—dijoTom—a lagenteno ledamuchopor los anacoretas enestostiempos,comopasabaenlosantiguos;perounpirataessiempremuybienmirado.Ylos anacoretas tienen que dormir siempre en los sitios más duros que puedenencontrar,yseponenarpilleraycenizasenlacabeza,ysemojansillueve,y…
—¿Paraquéseponenarpillerasycenizaenlacabeza?—preguntóHuck.—Nosé.Perotienenquehacerlo.Losanacoretassiemprehaceneso.Tútendrías
quehacerlosilofueras.—¡Uncuernoharíayo!—dijoHuck.—Pues¿quéibasahacer?—Nosé;peroesono.—Puestendríasquehacerlo,Huck.¿Cómoteibasaarreglarsino?—Puesnoloaguantaría.Meescaparía.—¿Escaparte? ¡Vaya una porquería de anacoreta que ibas a ser tú! ¡Sería una
vergüenza!ManosRojasnocontestóporestarenmásgustosaocupación.Habíaacabadode
agujerearunamazorca,y,clavandoenellauntallohuecoparaservirdeboquilla,lallenódetabacoyapretóunascuacontralacarga,lanzandoalaireunanubedehumo
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fragante. Estaba en la cúspide del solaz voluptuoso. Los otros piratas envidiabanaquel vicio majestuoso y resolvieron en su interior adquirirlo en seguida. Huckpreguntó:
—¿Quéesloquetienenquehacerlospiratas?—Pues pasarlo en grande…; apresar barcos y quemarlos, y coger el dinero y
enterrarlo enunos sitios espantosos, en su isla; ymatar a todos losquevanen losbarcos…:leshacen«pasearlatabla».
—Ysellevanlasmujeresalaisla—dijoJoe—;nomatanalasmujeres.—No—asintióTom—;no lasmatan:sondemasiadonobles.Y lasmujeresson
siemprepreciosísimas,además.—¡Yqueno llevan trajesde lujo!…¡Ca!Todosdeplatayoroydiamantes—
añadióJoeconentusiasmo.—¿Quién?—dijoHuck.—Pueslospiratas.Huckechóunvistazolastimeroasuindumento.—Me parece que yo no estoy vestido propiamente para un pirata—dijo, con
patéticodesconsueloenlavoz—;peronotengomásqueesto.Pero los otros le dijeron que los trajes lujosos lloverían amontones en cuanto
empezasensusaventuras.Ledieronaentenderquesusmíserospingosbastaríanparael comienzo, aunque era costumbre que los piratas opulentos debutasen con unguardarropaadecuado.
Poco a poco fue cesando la conversación y se iban cerrando los ojos de lossolitarios.LapipaseescurriódeentrelosdedosdeManosRojasysequedódormidoconelsueñodelquetienelaconciencialigerayelcuerpocansado.ElTerrordelosMares y el Tenebroso Vengador de la América Española no se durmieron tanfácilmente.Recitaron sus oracionesmentalmente y tumbados, puesto que no habíaallí nadie que los obligase a decirlas en voz alta y de rodillas; verdad es queestuvierontentadosanorezar,perotuvieronmiedodeirtanlejoscomotodoeso,porsi llamaban sobre ellos un especial y repentino rayo del cielo. Poco después secerníansobreelbordemismodelsueño,perosobrevinoun intrusoqueno lesdejócaer en él: era la conciencia. Empezaron a sentir un vago temor de que se habíanportadomuymalescapandodesuscasas;ydespués,seacordarondeloscomestiblesrobados, y entonces comenzaron verdaderas torturas. Trataron de acallarlasrecordandoasusconcienciasquehabíanrobadoantesgolosinasymanzanasdocenasdeveces;perolaconciencianoseaplacabacontalessutilezas.Lesparecíaque,contodo, no habíamedio de saltar sobre el hecho inconmovible de que apoderarse degolosinasnoeramásque«tomar»,mientrasquellevarsejamónytocinosycosasporelestiloera,simpleysencillamente,«robar»yhabíacontraesounmandamientoenlaBiblia.Poresoresolvieronensufuerointernoque,mientraspermaneciesenenel
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oficio,suspirateríasnovolveríanaenvilecerseconelcrimendel robo.Conesto laconciencia les concedió una tregua, y aquellos raros a inconsecuentes piratas sequedaronpacíficamentedormidos.
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CapítuloXIV
Cuando Tom despertó a la mañana siguiente se preguntó dónde estaba. Seincorporó, frotándose los ojos, y se dio cuenta al fin. Era el alba gris y fresca, yproducíanunadeliciosasensacióndepazyreposolaserenacalmaenquetodoyacíayelsilenciodelosbosques.Nosemovíaunahoja;ningúnruidoosabaperturbarelgranrecogimientomeditativodelaNaturaleza.Gotasderocíotemblabanenelfollajey en la hierba. Una capa de ceniza cubría el fuego y una tenue espiral de humoazuladosealzaba,recta,enelaire.JoeyHuckdormíanaún.Seoyómuylejosenelbosqueelcantodeunpájaro;otrolecontestó.Despuéssepercibióelmartilleodeunpicamaderos.Pocoapocoelgrisindecisodelamanecerfueblanqueando,yalpropiotiempo lossonidossemultiplicabany lavidasurgía.Lamaravillade laNaturalezasacudiendo el sueñoyponiéndose al trabajo semostró ante losojosdelmuchachomeditabundo.Unadiminutaorugaverdellegóarrastrándosesobreunahojallenaderocío, levantandodos terciosde sucuerpoenel airede tiempoen tiempo,y comoolisqueandoenderredorparaluegoproseguirsucamino,porqueestaba«midiendo»,según dijo Tom; y cuando el gusano se dirigió hacia él espontáneamente, elmuchacho siguió sentado, inmóvil como una estatua, con sus esperanzas en vilo ocaídassegúnqueelanimalitosiguieraviniendohaciaéloparecierainclinadoairseacualquier otro sitio; y cuando, al fin, la oruga reflexionó, durante un momentoangustioso, con el cuerpo enarcado en el aire, y después bajó decididamente sobreunapiernadeTomyemprendióviajeporella,elcorazónlebrincódealegríaporqueaquello significaba que iba a recibir un traje nuevo: sin sombra de duda, undeslumbrante uniforme de pirata. Después apareció una procesión de hormigas,procedentesdeningún sitioparticular, y se afanaronen susvarios trabajos; unadeellaspasóforcejeandovirilmenteconunaarañamuerta,cincovecesmayorqueella,en los brazos, y la arrastró verticalmente por un tronco arriba. Una monjita, conlindasmotasoscuras,trepólavertiginosaalturadeunahierba,yTomseinclinósobreellayledijo:
Monjita,monjita,atucasavuela…Entucasahayfuego,tushijossequeman;
y la monjita levantó el vuelo y marchó a enterarse; lo cual no sorprendió almuchacho, porque sabía de antiguo cuán crédulo era aquel insecto en materia deincendios, y se había divertido más de una vez a costa de su simplicidad. Unescarabajollegódespués,empujandosupelotaconenérgicatozudez,yTomletocóconeldedoparaverleencogerlaspatasyhacerseelmuerto.Lospájarosarmabanyaunabulliciosaalgarabía.Unpájaro-gato,elmismodelosbosquesdelNorte,separó
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enunárbol,sobrelacabezadeTom,yempezóaimitarelcantodetodossusvecinoscon un loco entusiasmo; un «gayo» chillón se abatió como una llamarada azul yrelampagueanteysedetuvosobreunarama,casialalcancedeTom;torciólacabezaaunoyotrolado,ymiróalosintrusosconansiosacuriosidad.Unaardillagrisyunzorro-ardillapasaroninquietosyveloces,sentándosedecuandoencuandoacharlaryexaminar a los muchachos, porque no habían visto nunca, probablemente, un serhumano y apenas sabían si temerle o no. Toda la naturaleza estaba para entoncesdespierta y activa; los rayos del sol se introducían como rectas lanzas por entre eltupidofollajeyalgunasmariposasllegaronrevoloteando.
Tomdespertóalosotrosdospiratas,ylostresecharonacorrerdandogritosyenuninstanteestabanenpelota,persiguiéndoseysaltandounossobreotrosenelagualimpiaypocoprofundadeblanquísima arena.No sintieronnostalgia algunapor elpueblo, que dormitaba a lo lejos, más allá de la majestuosa planicie líquida. Unacorriente errabunda o una ligera crecida del río se había llevado la balsa; pero secongratulaban de ello, puesto que su pérdida era algo así como quemar el puenteentreellosylacivilización.
Volvieron al campamento frescos y vigorizados, locos de contentos y con unhambre rabiosa, y en seguida reanimaron el fuegoy se levantaron las llamasde lahoguera. Huck descubrió un manantial de agua clara y fresca muy cerca de allí;hicieronvasosde«nickory»[4]yvieronqueelagua,contalselváticoprocedimiento,podía reemplazar muy bien el café.Mientras Joe cortaba lonjas de tocino para eldesayuno,TomyHuckledijeronqueesperaseunmomento,sefueronaunrecodoprometedor del río y echaron los aparejos de pesca. Al instante se colmaron susesperanzas.Joenohabíaaúntenidotiempoparaimpacientarsecuandoyaestabanlosotros de vuelta y con un par de hermosas percas, un pez-gato y otros pescadospeculiares del Misisipí, mantenimiento sobrado para toda una familia. Frieron lospeces con el tocino, y se maravillaron de que nunca habían probado peces tanexquisitos.Nosabíanqueelpescadodeaguadulceesmejorcuantoantespasedelaguaa lasartén;y tampocoreflexionaronen lacalidadde lasalsaenqueentraneldormiralairelibre,elejercicio,elbañoyunabuenaproporcióndehambre.
Despuésdeldesayunosetendieronalasombra,mientrasHuckseregodeabaconuna pipa, y después echaron a andar a través del bosque, en viaje de exploración.Vieronquelaislateníatresmillasdelargoporuncuartodeanchurayquelaorilladel río más cercana sólo estaba separada por un estrecho canal que apenas teníadoscientas varas de ancho. Tomaron un baño por hora, así es que era ya cerca demedia tarde cuando regresaron al campamento. Tenían demasiado apetito paraentretenerseconlospeces,peroalmorzaronespléndidamenteconjamón,ydespuéssevolvieron a echar en la sombra para charlar. Pero no tardó la conversación endesanimarseyalcabocesóporcompleto.Laquietud,lasoledadquetranspirabanlos
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bosques, la sensación de soledad, empezaron a gravitar sobre sus espíritus. Sequedaronpensativos.Unaespeciedevagoaindefinidoanheloseapoderabadeellos.A poco tomaba formamás precisa: era nostalgia de sus casas, en embrión. HastaHuckeldelasManosRojasseacordabadesusquiciosdepuertasydesusbarricasvacías. Pero todos se avergonzaban de su debilidad y ninguno tenía arrestos paradecirloquepensaba.
Por algún tiempo habían notado, vagamente, un ruido extraño en la distancia,comoavecespercibimoseltictacdeunrelojsindarnoscuentaprecisadeello.Perodespuéselruidomisteriososehizomáspronunciadoyseimpusoalaatención.Losmuchachosseincorporaronmirándoseunosaotrosysepusieronaescuchar.Hubounprolongadosilencio,profundo,nointerrumpido:después,unsordoymedrosotruenollegóalrasdelagua,desdelalejanía.
—¿Quéserá?—dijoJoe,sinaliento.—¿Quéserá?—repitióTomenvozbaja.—Esonoesuntrueno—dijoHuck,alarmado—,porqueeltrueno…—¡Chist!—dijoTom—.Escucha.Nohabléis.Escucharon un rato, que les pareció interminable, y después el mismo sordo
fragorturbóelsolemnesilencio.—¡Vamosaverloquees!Sepusieronenpiedeunsaltoycorrieronhacialaorillaendirecciónalpueblo.
Apartaronlasmatasyarbustosymiraronalolejos,sobreelrío.Labarcadevaporestabaunamillamásabajodelpueblo,dejándosearrastrarporlacorriente.Suanchacubierta parecía llena de gente. Había muchos botes bogando de aquí para allá odejándose llevar por el río próximos a la barca; pero los muchachos no podíandiscernirquéhacíanlosquelostripulaban.Enaquelmomentounagranbocanadadehumoblancosaliódelcostadodelabarca,ysegúnseibaesparciendoyelevándosecomounaperezosanubeelmismosordoyretumbanteruidollegóasusoídos.
—¡Yaséloquees!—exclamóTom—.Unoquesehaahogado.—Esoes—dijoHuck—;esomismohicieronelveranopasadocuandoseahogó
BillTurner;tiranuncañonazoencimadelríoyesohacesaliraflotealcuerpo.Sí;ytambiénechanhogazasdepanconazoguedentro,ylasponensobreelagua,yvanydondehayalgúnahogadosequedanparadasencima.
—Sí,yaheoídoeso—dijoJoe—.¿Quéseráloquehacealpandetenerse?—Amísemefigura—dijoTom—quenoestantocosadelpanmismocomode
loquedicenalbotarloalagua.—¡Perosinoledicennada!—replicóHuck—.Leshevistohacerlo,ynodicen
palabra.—Esraro—dijoTom—.Puedeserquelodiganparasusadentros.Porsupuesto
quesí.Acualquieraseleocurre.
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LosotrosdosconvinieronenquenofaltabarazónenloqueTomdecía,puesnosepuedeesperarqueunpedazodepanignorante,noinstruidonialeccionadoporunconjuro, se conduzca demaneramuy inteligente cuando se le envía enmisión detantaimportancia.
—¡Loqueyodaríaporestarahoraallí!—exclamóJoe.Yyotambién—dijoHuck—.Daríaunamanoporsaberquiénhasido.Continuaronescuchandosinapartarlosojosdeallí.Unaideareveladorafulguró
enlamentedeTom,yésteexclamó:—¡Chicos!¡Yaséquiénsehaahogado!¡Somosnosotros!Sesintieronalinstantehéroes.Eraunagloriosaapoteosis.Losechabandemenos,
vestíande lutopor ellos; se acongojaban todosy se vertían lágrimaspor su causa;habíaremordimientosdeconcienciapormalostratosinfligidosalospobreschicosainútilesy tardíosarrepentimientos;y loquevalíamásaún:eran laconversacióndetodo el pueblo y la envidia de todos los muchachos, al menos por aquelladeslumbradoranotoriedad.Cosarica.Valíalapenaserpirata,despuésdetodo.
Aloscurecervolvióelvaporasuordinariaocupaciónylosbotesdesaparecieron.Los piratas regresaron al campamento. Estaban locos de vanidad por su nuevagrandeza y por la gloriosa conmoción que habían causado. Pescaron, cocinaron lacenaydieroncuentadeella,ydespuéssepusieronaadivinarloqueenelpuebloseestaríapensandodeellosylascosasquesedirían;ylasvisionesqueseforjabandelaangustia pública eran gratas y halagadoras para contemplarlas desde su punto devista.Perocuandoquedaronenvueltosenlastinieblasdelanochecesópocoapocola charla, y permanecieronmirando el fuego, con el pensamientovagando lejos deallí.Elentusiasmohabíadesaparecido,yTomyJoenopodíanapartardesumentelaidea de ciertas personas que allá en sus casas no se estaban solazando con aquelgustosojuegotantocomoellos.Surgíanrecelosyaprensiones;sesentíanintranquilosy descontentos; sin darse cuenta, dejaron escapar algún suspiro. Al fin Joe,tímidamente, les tendióundisimuladoanzueloparavercómo losotros tomarían laideadevolveralacivilización…«noahoraprecisamente,pero…».
Tomloabrumóconsarcasmos.Huck,comoaúnnohabíasoltadoprenda,sepusodel lado de Tom, y el vacilante se apresuró a dar explicaciones, y se dio porsatisfecho con salir del mal paso con las menos manchas posibles, de casero yapocado,ensufama.Larebeliónquedabaapaciguadaporelmomento.
Al cerrar la noche, Huck empezó a dar cabezadas y a roncar después; Joe lesiguió.Tompermanecióechadodecodosporalgúntiempo,mirandofijamentealosotrosdos.Alfin,sepusoderodillasengranprecauciónyempezóarebuscarporlahierbaalaoscilanteclaridadquedespedíalahoguera.Cogióyexaminóvariostrozosdelacortezaenrollada,blancaydelgadadelsicomoro,yescogiódosquealparecerleacomodaban.Despuésseagachójuntoalfuegoycongrantrabajoescribióalgoen
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cadaunodeellosconsuinseparabletejo.Unoloenrollóyselometióenelbolsillodelachaqueta;elotrolopusoenlagorradeJoe,apartándolaunpocodesudueño.Ytambiénpusoenlagorraciertostesorosmuchachilesdeinestimablevalor,entreellosun trozo de tiza, una pelota de goma, tres anzuelos y una canica de la especieconocidacomo«decristaldeverdá».Despuéssiguióandandoenpuntillas,congrancuidado, por entre los árboles, hasta que juzgó que no podría ser oído, y entoncesechóacorrerendirecciónalbancodearena.
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CapítuloXV
Pocos minutos después Tom estaba metido en el agua somera de la barra,vadeandohacialariberadeIllinois.Antesdequelellegasealacinturayaestabaalamitad del canal. La corriente no le permitía ya seguir andando, y se echó a nadar,segurodesímismo,lascienvarasqueaúnlefaltaban.Nadabasesgandolacorriente,aun si ésta le arrastrabamás abajo de lo que él esperaba. Sin embargo, alcanzó lacostaalfin,ysedejóllevardelaguaporlaorillahastaqueencontróunsitiobajoysalió a tierra. Se metió la mano en el bolsillo: allí seguía el trozo de corteza, y,tranquilosobreestepunto, sepusoenmarcha,a travésde losbosques,con la ropachorreando.Pocoantesdelasdiezllegóaunlugardespejado,frentealpueblo,yviolabarcafondeadaalabrigodelosárbolesydelterraplénqueformabalaorilla.Todoestaba tranquilo bajo las estrellas parpadeantes. Bajó gateando por la cuesta, ojoavizor; sedeslizóenel agua,dio tresocuatrobrazadasy seencaramóalbotequehacíaoficiodechinchorro,apopade labarca.Seagazapóbajo lasbancadas,yallíesperó,recobrandoaliento.Pocodespuéssonólacampanacascadayunavozdiolaorden de desatracar. Transcurrieron unos momentos, y el bote se puso en marcharemolcado,conlaproaalzándosesobrelosremolinosdelaestelaquedejabalabarca:el viaje había empezado, y Tom pensaba satisfecho que era la última travesía deaquella noche. Al cabo de un cuarto de hora, que parecía eterno, las ruedas separaron,yTomseechóporlabordadelbotealaguaynadóenlaoscuridadhaciala-orilla, tomando tierra unas cincuenta varasmás abajo, fuera de peligro de posiblesencuentros.Fuecorriendoporcallejaspocofrecuentadas,ainstantesdespuésllegóalavalla traserade su casa.Salvó el obstáculoy trepóhasta la ventanade la salita,donde se veía luz. Allí estaban la tía Polly, Sid, Mary y la madre de Joe Harperreunidosenconciliábulo.Estabansentadosjuntoalacama,lacualseinterponíaentreelgrupoylapuerta.Tomfuealapuertayempezóalevantarsuavementelafalleba;después empujó un poquito, y se produjo un chirrido; siguió empujando, con grancuidadoy temblandocadavezque losgoznes chirriaban,hastaquevioquepodríaentrarderodillas;aintroduciendoprimerolacabeza,siguió,pocoapoco,conelrestodesupersona.
—¿Porquéoscila tantolavela?—dijotíaPolly(Tomseapresuró)—.Creoqueestáabiertaesapuerta.Claroquesí.Noacabandepasarahoracosasraras.Andayciérrala,Sid.
Tom desapareció bajo la cama en el momento preciso. Descansó un instante,respirandoasusanchas,ydespuéssearrastróhastacasitocarlospiesdesutía.
—Pero,comoibadiciendo—prosiguióésta—,noeraloquesellamamalo,sinoenredadorytravieso.Nadamásquetarambanayatolondrado,sí,señor.Noteníamásreflexiónquepudieratenerunpotro.Nuncalohacíaconmalaidea,ynohabíaotro
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demejorcorazón…—yempezóallorarruidosamente.—Pues lomismo lepasaba ami Joe…, siempredandoguerraydispuestopara
unatrastada,peroeralomenosegoístaytodolobondadosoquepodíapedirse…¡Ypensar,Diosmío,quelezurréporgolosearlacrema,sinacordarmedequeyomismalahabíatiradoporqueseavinagró!¡Yyanoloverénunca,nunca,enestemundo,alpobrecitomaltratado!
Ytambiénellaseechóallorarsinconsuelo.YoesperoqueTomlopasarábiendondeestá—dijoSid—;perosihubierasido
algomejorenalgunascosas…—¡Sid…! (Tom sintió, aun sin verla, la relampagueantemiradade su tía). ¡Ni
una palabra contra Tom, ahora que ya lo hemos perdido! Dios lo protegerá…, notiene usted que preocuparse. ¡Ay, señoraHarper! ¡No puedo olvidarlo! ¡No puedoresignarme!Eramimayorconsuelo,aunquemematabaadesazones.
—ElSeñordayelSeñorquita.¡AlabadoseaelnombredelSeñor!¡Peroestanatroz…,tanatroz!Nohaceniunasemanaquehizoestallarunpetardoantemipropianariz y le di un bofetón que le tiré al suelo. ¡Cómo iba a figurarme entonces quepronto…!¡Ay!Si lovolvieraahacerotravezme locomeríaabesosy ledaría lasgracias.
—Sí,sí;yamehagocargodesupena;yasé loqueestáustedpensando.Sin irmáslejos,ayeramediodíafuemiTomyrellenóalgatode«matadolores»,ycreíqueelanimalitoibaaecharlacasaalsuelo.Y…¡Diosmeperdone!,lediundedalazoalpobrecito…,que ya está en el otromundo.Pero ya está descansando ahora de suscuidados.Ylasúltimaspalabrasquedeéloífueronparareprocharme…
Peroaquelrecuerdoerasuperiorasusfuerzas,y laanciananopudocontenersemás.ElpropioTomestabayahaciendopucheros…,máscompadecidodesímismoquedeningúnotro.OíalloraraMaryybalbuceardecuandoencuandounapalabrabondadosaensudefensa.Empezóa tenerunamásalta ideadesímismode laquehabíatenidohastaentonces.Pero,contodo,estabatanenternecidoporeldolordesutía,queansiabasalirdesuescondrijoycolmarladealegría…ylofantásticoyteatralde la escena tenía además para él irresistible atracción; pero se contuvo y no semovió.Siguióescuchando,ycoligió,deunascosasyotras,quealprincipiosecreyóquelosmuchachossehabíanahogadobañándose;despuéssehabíaechadodemenoslabalsa;mástarde,unoschicosdijeronquelosdesaparecidoshabíanprometidoqueenelpuebloseiba«aoíralgogordo»muypronto;lossabihondosdellugar«ataronloscabossueltos»ydecidieronqueloschicossehabíanidoenlabalsayapareceríanenseguidaenelpuebloinmediato,ríoabajo;peroaesodemediodíahallaronlabalsavaradaen laorilla,del ladodeMisuri,yentonces seperdió todaesperanza: teníanquehaberseahogado,puesdenoserasíelhambreloshubieraobligadoaregresarasuscasasaloscurecer, sinoantes.Secreíaque labuscade loscadáveresnohabía
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dadofrutoporque loschicosdebierondeahogarseenmediode lacorriente,puestoque de otra suerte, y siendo losmuchachos buenos nadadores, hubieran ganado laorilla.Eralanochedelmiércoles:siloscadáveresnoaparecíanparaeldomingo,noquedabaesperanzaalguna,ylosfuneralessecelebraríanaquellamañana.Tomsintióunescalofrío.
LaseñoradeHarperdiosollozandolasbuenasnochesehizoademándeirse.Porun mutuo impulso, las dos afligidas mujeres se echaron una en brazos de otra,hicieronunlargollantoconsolador,yalfinsesepararon.TíaPollyseenterneciómásde lo que hubiera querido al dar las buenas noches a Sid yMary. Sid gimoteó unpoco,yMarysemarchóllorandoagritos.
La anciana se arrodilló y rezó porTomcon tal emoción y fervor y tan intensoamorensuspalabrasyensucascadaytemblorosavoz,queyaestabaélbañadoenlágrimas,antesdequeellahubieraacabado.
Tuvoqueseguirquietolargoratodespuésdequelatíasemetióenlacama,puescontinuó lanzando suspiros y lastimeras quejas de cuando en cuando, agitándoseinquietaydandovueltas.Peroalfinsequedótranquila,aunquedejabaescaparalgúnsollozoentresueños.Tomsalióentoncesfuera,seincorporólentamentealladodelacama,cubrióconlamanolaluzdelabujíaysequedómirandoaladurmiente.Sentíahondacompasiónporella.Sacóelrollodecorteza,ylopusojuntoalcandelero;peroalgunaidealeasaltó,ysequedósuspenso,meditando.Despuésseleiluminólacaracomoconunpensamientofeliz;volvióaguardar,apresuradamente, lacortezaenelbolsillo;luegoseinclinóybesólamarchitafaz,yenseguidasesaliósigilosamentedelcuarto,cerrandolapuertatrasél.
Siguióelcaminodevueltaalembarcadero.Noseveíaanadieporallíyentrósinempachoenlabarca,porquesabíaquenohabíandemolestarle,puesaunquequedabaenellaunguarda,teníalainveteradacostumbredemeterseenlacamaydormircomounsantodepiedra.Desamarróelbote,queestabaapopa,semetióenélyremóconprecauciónarriba,Cuandollegóaunamillaporencimadelpuebloempezóasesgarlacorriente,trabajandoconbrío.Fueapararexactamentealembarcadero,enlaotraorilla,pueseraempresaconlaqueestabafamiliarizado.Tentadoestuvodecapturarel bote, arguyendoquepodía ser considerado comounbarcoy, por tanto, legítimapresaparaunpirata;perosabíaqueselebuscaríaportodaspartes,yesopodíaacabarendescubrimientos.Así,pues,saltóatierraypenetróenelbosque,dondesesentóadescansarunlargorato,luchandoconsigomismoparanodormirse,ydespuésseechóaandar,fatigadodelalargacaminata,hastalaisla.Lanochetocabaasutérmino;yaeraplenodíacuando llegófrentea labarrade la isla.Se tomóotrodescansohastaqueelsolestuvoyaaltoydoróelgranríoconsuesplendor,yentoncesseechóalacorriente.Unpocodespuéssedetenía,chorreando,aunpasodelcampamento,yoyódeciraJoe:
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—No;Tomcumplirásupalabrayvolverá,Huck.Sabequeseríaundeshonorparaunpirata,yTomesdemasiadoorgullosoparaeso.Algotraeentremanos.¿Quépodráser?
—Bueno;lascosassonyanuestras,seacomosea,¿noesverdad?—Casi,casi;perotodavíano.Loquehaescritodicequesonparanosotrossino
havueltoparaeldesayuno.—¡Yaquíestá!—exclamóTom,congranefectodramático,avanzandoconaire
majestuoso.Unsuculentodesayunodetorreznosypescadofueenunmomentopreparado,y
mientras lodespachabanTomrelató(conadornos)susaventuras.Cuandoelcuentoacabó,eltercetodehéroesnocabíaensídevanidadyorgullo.DespuésbuscóTomunrincónumbríodondedormirasusaborhastamediodía,ylosotrosdospiratasseaprestaronparalapescaylasexploraciones.
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CapítuloXVI
Despuésdecomer toda la cuadrilla se fuea la cazadehuevosde tortugaen labarra.Ibandeunladoaotrometiendopalitosenlaarena,ycuandoencontrabanunsitio blando se ponían de rodillas y escarbaban con las manos. A veces sacabancincuentaosesentadeunsoloagujero.Eranredonditosyblancos,unpocomenoresqueunanuez.Tuvieronaquellanocheunasoberbiafritadadehuevosyotraelviernespor la mañana. Después de desayunar corrieron a la barra, dando relinchos ycabriolas, persiguiéndose unos a otros y soltando prendas de ropa por el camino,hastaquedardesnudos;yentoncescontinuaronlaalgazaradentrodelaguahastaunsitio donde la corriente impetuosa les hacía perder pie de cuando en cuando,aumentandoconelloeljolgorioylosgritos.Seechabanunosaotrosaguaalacara,acercándoseconlascabezasvueltasparaevitarladucha,yseveníanalasmanosyforcejeabanhastaqueelmásfuertechapuzabaasuadversario;yluegolostresjuntoscayeronbajoelaguaenunagitadorevoltijodepiernasybrazos,yvolvieronasalir,resoplando,jadeantesysinaliento.
Cuandoyanopodíanmásdepurocansancio,corríanatenderseenlaarena,secaycaliente,ysecubríanconella,yapocovolvíanotravezalaguaarepetir,unavezmás,todoelprograma.Despuésselesocurrióquesupieldesnudaimitababastantebienunasmallasde titiritero, a inmediatamente trazaronun redondel en la arenayjugaron al circo: un circo con tres payasos, pues ninguno quiso ceder a los demásposicióndetantaimportanciaybrillo.
Más tardesacaron lascanicasy jugaronconellasa todos los juegosconocidos,hastaquesehastiaronde ladiversión. JoeyHuckse fueronotravezanadar,peroTomnoseatrevióporque,alecharlospantalonesporelaire,habíaperdidolapulserade escamas de serpiente de cascabel que llevaba en el tobillo.Cómohabía podidolibrarsedeuncalambretantotiemposinlaproteccióndeaquelmisteriosotalismán,eracosaquenocomprendía.Nosedeterminóavolveralaguahastaqueloencontró,yparaentoncesyaestabanlosotrosfatigadosyconganasdedescansar.Pocoapocosedesperdigaron,sepusieronmelancólicosymirabananhelosos,atravésdelanchorío,alsitiodondeelpueblosesteabaalsol.TomsesorprendióasímismoescribiendoBeckyenlaarenaconeldedogordodelpie; loborróyseindignócontrasupropiadebilidad.Pero,sinembargo,lovolvióaescribirdenuevo;nopodíaremediarlo.Loborróunavezmás,yparaevitarlatentaciónfueajuntarseconlosotros.
Pero los ánimos de Joe habían decaído a un punto en que ya no era posiblelevantarlos.Sentíalaquerenciadesucasayyanopodíasoportarlapenadenovolveraella.Teníalaslágrimasprontasabrotar.Hucktambiénestabamelancólico.Tomsesentía desanimado, pero luchabapara nomostrarlo.Tenía guardadoun secreto queaúnnoestabadispuestoarevelar;perosiaquelladesmoralizacióndesussecuacesno
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desaparecíaprontonotendríamásremedioquedescubrirlo.Entonoamistosoyjoviallesdijo:
—Apostaríaaqueyahahabidopiratasenestaisla.Tenemosqueexplorarlaotravez.Habránescondidotesorosporaquí.¿Quéospareceríasidiésemosconuncofrecarcomidotodollenodeoroyplata,eh?
Pero no despertó más que un desmayado entusiasmo, que se desvaneció sinrespuesta.Tomprobóotrosmediosde seducción,pero todos fallaron: era ingrata ainútiltarea.Joeestabasentado,confúnebreaspecto,hurgandolaarenaconunpalo,yalfindijo:
—Vamos, chicos, dejemos ya esto. Yo quiero irme a casa. Está esto tansolitario…
—No,Joe,no;yateencontrarásmejorpocoapoco—dijoTom—.Piensaenloquepodemospescaraquí.
—Nomeimportalapesca.Loquequieroesiracasa.—Peromiraquenohayotrositiocomoésteparanadar…—Nome gusta nadar. Por lomenos, parece como que nome gusta cuando no
tengoanadiequemedigaquenolohaga.Mevuelvoamicasa.—¡Vayaunnene!Quieresveratumamá,porsupuesto.—Sí,quieroveramimadre;ytambiéntúquerríassilatuvieses.¡Elneneserás
tú!—YJoehizounpuchero.—Bueno,bueno;quesevuelvaacasaelniñollorónconsumamá,¿noesverdad,
Huck?¡Pobrecito,quequiereverasumamá!Puesque lavea…Ati tegustaestaraquí,¿noesverdad,Huck?Nosotrosnosquedaremos,¿noeseso?
Huckdijoun«Sí…»porcompromiso.—Nomevuelvoa juntar contigomientrasviva—dijo Joe levantándose—. ¡Ya
está!—ysealejóenfurruñadoyempezóavestirse.—¿Quéimporta?—dijoTom—.¡Comosiyoquisierajuntarme!Vuélveteacasa
paraqueseríandeti. ¡Vayaunpirata!Huckyyonosomosneneslloricones.Aquínosestamos,¿verdad,Huck?Queselarguesiquiere.Podemospasarsinél.
PeroTomestaba, sin embargo, inquieto, y se alarmó al ver a Joe, que ceñudo,seguíavistiéndose.TambiénerapocotranquilizadorveraHuck,quemirabaaquellospreparativosconenvidiayguardabaunominososilencio.Depronto, Joe, sindecirpalabra,empezóavadearhacialariberadeIllinois,ATomseleencogióelcorazón.MiróaHuck.Hucknopudosostenerlamiradaybajólosojos.
—Tambiényoquieroirme,Tom—dijo—;seibaponiendoestomuysolitario,yahoraloestarámás.Vámonosnosotrostambién.
—Noquiero:podéisirostodossiosdalagana.Estoyresueltoaquedarme.—Tom,puesyocreoqueesmejorquemevaya.—Puesvete…¿quiénteloimpide?
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Huckempezóarecogersuspingosdispersos,ydespuésdijo:—Tom, más valiera que vinieras tú. Piénsalo bien. Te esperaremos cuando
lleguemosalaorilla.—Bueno;puesvaisaesperarunratolargo.Huck echó a andar apesadumbrado yTom le siguió con lamirada, y sentía un
irresistibledeseodeecharaunladosuamorpropioymarcharseconellos.Tuvounaluchafinalconsuvanidadydespuésechóacomertrassucompañerogritando:
—¡Esperad!¡Esperad!¡Tengoquedecirosunacosa!Losotrossedetuvieronaguardándole.Cuandolosalcanzócomenzóaexplicarles
susecreto,yleescucharondemalaganahastaquealfinvieron«dóndeibaaparar»,y lanzaron gritos de entusiasmo y dijeron que era una cosa «de primera» y que siantesselohubieradichonohabríanpensadoenirse.Tomdiounadisculpaaceptable;pero el verdaderomotivo de su tardanza había sido el terror de que ni siquiera elsecretotendríafuerzabastantepararetenerlosasuladomuchotiempo,yporesolohabíaguardadocomoelúltimorecursoparaseducirlos.
Loschicosdieronlavueltaalegrementeytornaronasusjuegosconentusiasmo,hablando sin cesar del estupendoplandeTomy admiradosde sugenial inventiva.Despuésdeunagustosa comidadehuevosypescadoTomdeclaró su intencióndeaprender a fumar allímismo.A Joe le sedujo la ideay añadióque a él también legustaríaprobar.Así, pues,Huck fabricó laspipasy las cargó.Losdosnoviciosnohabíanfumadonuncamásquecigarroshechosdehojassecas,loscuales,ademásdequemarlalengua,erantenidosporcosapocovaronil.
Tendidos,yreclinándosesobreloscodos,empezaronafumarconbríoyconnomuchaconfianza.Elhumosabíamalycarraspeabanamenudo;peroTomdijo:
—¡Bah! ¡Es cosa fácil! Si hubiera sabido que no era más que esto hubieraaprendidomuchoantes.
—Igualmepasaamí—dijoJoe—.Estonoesnada.—Pues mira —prosiguió Tom—. Muchas veces he visto fumar a la gente, y
decía:«¡Ojalápudierayo fumar!»;peronuncasemeocurrióquepodría.Esoes loquemepasaba,¿noesverdad,Huck?¿Nomelohasoídodecir?
—Lamardeveces—contestóHuck.—Unavezlodijejuntoalmatadero,cuandoestabantodosloschicosdelante.¿Te
acuerdas,Huck?—Esofueeldíaqueperdílacanicablanca…No,eldíaantes.—Podríaestarfumandoestapipatodoeldía—dijoJoe—.Nomemarea.—Niamítampoco—dijoTom—;peroapuestoaqueJeffThatchernoeracapaz.—¿JeffThatcher?¡Ca!Condoschupadasestabarodandoporelsuelo.Quehaga
laprueba.¡Loqueyodaríaporqueloschicosnosestuviesenviendoahora!—¡Yyo!Loquetenéisquehaceresnodecirnada,yundía,cuandoesténtodos
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juntos,meacercoytedigo:«Joe,¿tienestabaco?Voyaecharunapipa».Ytúdices,asícomosinofueranada:«Sí,tengomipipaviejayademásotra;peroeltabacovalepoco».Y yo te digo: «¡Bah!, ¡con tal de que sea fuerte…!».Y entonces sacas laspipasylasencendemos,tanfrescos,y¡habráqueverlos!
—¡Québienvaaestar!¡Quélástimaquenopuedaserahoramismo,Tom!—Ycuandonosoigandecirqueaprendimosmientrasestábamospirateando,¡lo
quedaríanporhaberlohechoellostambién!Así siguió la charla; pero de pronto empezó a flaquear un poco y a hacerse
desarticulada. Los silencios se prolongaban y aumentaban prodigiosamente lasexpectoraciones.Cadaporodentrodelasbocasdelosmuchachossehabíaconvertidoen un surtidor y apenas podían achicar bastante deprisa las lagunas que se lesformabanbajolaslenguas,paraimpedirunainundación;frecuentesdesbordamientoslesbajabanpor lagargantaapesarde todossusesfuerzos,ycadavezlesasaltabanrepentinas náuseas. Los dos chicos estaban muy pálidos y abatidos. A Joe se leescurrió la pipa de entre los dedos fláccidos. La de Tom hizo lo mismo. Ambasfuentesfluíanconímpetufurioso,yambasbombasachicabanatodovapor.Joedijoconvoztenue:
—Semehaperdidolanavaja.Másvalequevayaabuscarla.Tomdijo,contemblorososlabiosytartamudeando:—Voyaayudarte.Tútevasporallíyyobuscaréjuntoalafuente.No,novengas
Huck,nosotroslaencontraremos.Hucksevolvióasentaryesperóunahora.Entoncesempezóasentirsesolitarioy
marchó en busca de sus compañeros. Los encontró muy apartados, en el bosque,ambospalidísimosyprofundamentedormidos.Peroalgolehizosaberque,sihabíantenidoalgunaincomodidad,sehabíandesembarazadodeella.
Hablaron poco aquella noche a la hora de la cena. Tenían un aire humilde, ycuandoHuckpreparósupipadespuésdelágapeysedisponíaaprepararlasdeellos,dijeronqueno,quenosesentíanbien…:algunacosahabíancomidoamediodíaqueleshabíasentadomal.
A esodemedianoche Joe se despertóy llamóa los otros.En el aire había unaangustiosa pesadez, como el presagio amenazador de algo que se fraguaba en laoscuridad. Los chicos se apiñaron y buscaron la amigable compañía del fuego,aunqueelcalorbochornosode laatmósferaerasofocante.Permanecieronsentados,sin moverse, sobrecogidos, en anhelosa espera. Más allá del resplandor del fuegotodo desaparecía en una negrura absoluta. Una temblorosa claridad dejó verconfusamenteelfollajeporuninstanteyseextinguióenseguida.Pocodespuésvinootraalgomásintensa,yotrayotralasiguieron.Seoyóluegocomoundébillamentoque suspiraba por entre las ramas del bosque, y losmuchachos sintieron un tenuesoplo sobre sus rostros,y se estremecieron imaginandoqueelEspíritude lanoche
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habíapasadosobreellos.Hubounapausa,unresplandorespectralconvirtiólanocheendíaymostrónítidasydistintashastalasmásdiminutasbriznasdehierba,ymostrótambiéntrescaraslívidasyasustadas.Unformidabletruenofueretumbandoporloscielosy seperdió, con sordas repercusiones, en ladistancia.Unabocanadade airefríobarrióelbosqueagitandoelfollajeyesparciócomocoposdenievelascenizasdelfuego.Otrorelámpagocegadoriluminólaselva,ytrasélsiguióelestallidodeuntrueno que pareció desgajar las copas de los árboles sobre las cabezas de losmuchachos.Lostresseabrazaronaterrados,enladensaoscuridadenquetodovolvióasumergirse.Gruesasgotasdelluviaempezaronagolpearlashojas.
—¡Aescape,chicos!¡Alatienda!Se irguieron de un salto y echaron a correr, tropezando en las raíces y en las
lianas, cada uno por su lado. Un vendaval furioso rugió por entre los árbolessacudiendo y haciendo crujir cuanto encontraba en su camino. Deslumbrantesrelámpagos y truenos ensordecedores se sucedían sin pausa. Y después cayó unalluvia torrencial, que el huracán impedía en líquidas sábanas a ras del suelo. Loschicossellamabanagritos,perolosbramidosdelvientoyelretumbardelatronada,ahogabanporcompletosusvoces.Sinembargo,sejuntaronalfinybuscaroncobijobajolatienda,ateridos,temblandodeespanto,empapadosdeagua;perogozososdehallarseencompañíaenmediodesuangustia.Nopodíanhablarporlafuriaconquealeteabalamaltrechavela,aunqueotrosruidoslohubiesenpermitido.Latempestadcrecía por momentos, y la vela, desgarrando sus ataduras, marchó volando en laturbonada.Loschicos,cogidosdelamano,huyeron,arañándoseydandotumbos,aguarecersebajoungranroblequeseerguíaalaorilladelrío.Labatallaestabaensupuntoculminante.Bajolaincesantedeflagracióndelosrelámpagosqueflameabanenelcielo todosedestacabacrudamenteysinsombras; losárbolesdoblegados,el ríoondulante cubierto de blancas espumas, que el viento arrebataba, y las indecisaslíneasde lospromontoriosyacantiladosde laotraorilla,sevislumbrabanaratosatravésdelagitadovelodelaoblicualluvia.Acadamomentoalgúnárbolgiganteserendíaenlaluchaysedesplomabaconestruendososchasquidossobrelosotrosmásjóvenes,yelfragorincesantedelostruenosculminabaahoraenestallidosrepentinosy rápidos, explosiones que desgarraban el oído y producían indecible espanto. Latempestad realizó un esfuerzo supremo, como si fuera a hacer la isla pedazos,incendiarla, sumergirla hasta los ápices de los árboles, arrancarla de su sitio yaniquilaratodoservivoqueenellahubiese,todoalavez,enelmismoinstante.Eraunatremendanocheparapasarlaalaintemperieaquellospobreschiquillossinhogar.
Peroalcabolabatallallegóasufin,ylasfuerzascontendientesseretiraron,conamenazasymurmulloscadavezmásdébilesylejanos,ylapazrecuperósusfueros.Loschicosvolvieronalcampamento, todavía sobrecogidosdeespanto;perovieronqueaúnteníanalgoqueagradecer,porqueelgransicomororesguardodesusyacijas
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noerayamásqueunaruina,hendidoporlosrayos,ynohabíanestadoellosallí,bajosucobijo,cuandolacatástrofeocurrió.
Todoenelcampamentoestabaempapado,inclusolahoguera,puesnoeransinoimprevisorascriaturas,comosugeneración,ynohabíantomadoprecaucionesparaencaso de lluvia. Gran desdicha era, porque estaban chorreando y escalofriados.Hicieron gran lamentación, pero en seguida descubrieron que el fuego habíapenetrado tantobajoelenorme troncoqueservíade respaldara lahoguera,queunpequeño trecho había escapado a la mojadura. Así, pues, con paciente trabajo, yarrimando briznas y cortezas de otros troncos resguardados del chaparrón,consiguieron reanimarlo. Después apilaron encima gran provisión de palos secos,hasta que surgió de nuevo una chisporroteante hoguera, y otra vez se les alegró elcorazón.Sacaroneljamóncocidoytuvieronunfestín;ysentadosdespuésentornodel fuego comentaron, exageraron y glorificaron su aventura nocturna hasta querompióeldía,puesnohabíaunsitiosecodondetenderseadormirentodosaquellosalrededores.
Cuando el sol empezó a acariciar a los muchachos sintieron éstos invenciblesomnolenciaysefueronalbancodearenaatumbarseydormir.Elsollesabrazólapiel muy a su sabor, y mohínos se pusieron a preparar el desayuno. Después sesintieronconloscuerposanquilosados,sincoyunturas,yademásuntantonostálgicosdesuscasas.Tomviolossíntomas,ysepusoareanimaralospirataslomejorquepudo.Peronosentíanganasdecanicas,nidecirco,nidenadar,nidecosaalguna.Leshizorecordarelimportantesecreto,yasíconsiguiódespertarenellosunpocodealegría. Antes de que se desvaneciese, logró interesarlos en una nueva empresa.Consistíaendejardeserpiratasporunratoyserindios,paravariarunpoco.Laidealossedujo:asíesquesedesnudaronenunsantiaményseembadurnaronconbarro,afranjas,comocebras.Lostreseranjefes,porsupuesto,ymarcharonaescape,atravésdelbosque,aatacarunpobladodecolonosingleses.
Despuéssedividieronentrestribushostiles,ysedispararonflechasunosaotrosdesdeemboscadas,conespeluznantesgritosdeguerra,ysemataronysearrancaronlascabelleraspormiles.Fueunajornadasangrientay,porconsiguiente,satisfactoria.
Se reunieron en el campamento a la hora de cenar, hambrientos y felices. Perosurgió una dificultad: indios enemigos no podían comer juntos el pan de lahospitalidadsinanteshacerlaspaces,yestoera,simplemente,unaimposibilidadsinfumarlapipadelapaz.Jamáshabíanoídodeningúnotroprocedimiento.Dosdelossalvajescasisearrepentíandehaberdejadodeserpiratas.Sinembargo,yanohabíaremedio,ycontodala jovialidadquepudieronsimularpidieronlapipaydieronsuchupada,segúnibapasandoalaredonda,conformealrito.
Yhe aquí que sedieronpor contentosdehabersededicado al salvajismo, puesalgo habían ganado con ello: vieron que ya podían fumar un poco sin tener que
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marcharseabuscarnavajasperdidas,yquenosellegabanamareardeltodo.Noeraprobable que por la falta de aplicación, desperdiciasen tontamente tan halagüeñasesperanzas como aquello prometía. No; después de cenar prosiguieron, conprudencia, sus ensayos, y el éxito fue lisonjero, pasando por tanto, una jubilosavelada.SesentíanmásorgullososysatisfechosdesunuevahabilidadquelohubieranestadodemondarypelarloscráneosdelastribusdelasSeisNaciones.Dejémoslosfumar,charlaryfanfarronear,puesporahoranonoshacenfalta.
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CapítuloXVII
Peronohabía risasni regocijosenelpuebloaquella tranquila tardedelsábado.LasfamiliasdelosHarperydetíaPollyestabanvistiéndosedelutoentrecongojasylágrimas.Unainusitadaquietudprevalecíaentodalapoblación,yadesuyoquietaytranquilaamachamartillo.Lasgentesatendíanasusmenesteresconairedistraídoyhablabanpocoperosuspirabanmucho.
El asueto del sábado les parecía una pesadumbre a los chiquillos: no poníanentusiasmoensusjuegosypocoapocodesistierondeellos.
Por la tarde,Becky, sindarse cuentade ello, se encontróvagandopor el patio,entoncesdesierto,delaescuela,muymelancólica.
«¡Quiéntuviera—pensaba—elbolichedelatón!¡Peronotengonada,niunsolorecuerdo!»,yreprimióunligerosollozo.
Despuéssedetuvoycontinuósusoliloquio:«Fueaquíprecisamente.Sivolvieraaocurrirnolediríaaquello,no…,¡pornada
delmundo!Peroyasehaidoynoloverénunca,nuncamás».Talpensamientolahizoromperenllanto,ysealejó,sinrumbo,conlaslágrimas
rodándoleporlasmejillas.Despuésseacercóunnutridogrupodechicosychicas—compañerosdeTomydeJoe—ysequedaronmirandoporencimadelaempalizadayhablandoentonosreverentesdecómoTomhizoestooaquellolaúltimavezquelovieron,ydecómoJoedijotalesocualescosas—llenasdelatentesytristesprofecías,comoahoraseveía—;ycadaunoseñalabaelsitioprecisodondeestabanlosausentesenelmomentoaquel, con talesobservaciones como«yyoestaba aquí comoestoyahora,ycomositúfuerasél…yentoncesvaélyríeasí…,yamímepasóunacosaportodoelcuerpo…yyonosabíaloqueaquelloqueríadecir…,¡yahorasevebienclaro!».
Después hubo una disputa sobre quién fue el último que vio vivos a losmuchachos,ytodosseatribuíanaquellafúnebredistinciónyofrecíanpruebasmásomenosamañadasporlostestigos;ycuandoalfinquedódecididoquiéneshabíansidolosúltimosquelosvieronenestemundoycambiaronconelloslasúltimaspalabras,los favorecidos adoptaron un aire de sagrada solemnidad a importancia y fueroncontempladosconadmiraciónyenvidiaporelresto.Unpobrechicoquenoteníaotracosadequéenvanecersedijo,conmanifiestoorgullodelrecuerdo:
—Puesmira,TomSawyer,mezurróamíundía.Perotalpujaporlagloriafueunfiasco.Lamayorpartedeloschicospodíandecir
otrotanto,yesoabaratódemasiadoladistinción.Cuandoterminólaescueladominical,alasiguientemañana,lacampanaempezó
adoblar,envezdevoltearcomodecostumbre.Eraundomingomuytranquilo,yelfúnebretañidoparecíahermanarseconelsuspensoyrecogimientodelaNaturaleza.
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Empezóareunirse lagentedelpueblo,parándoseunmomentoenelvestíbuloparacuchichear acerca del triste suceso. Pero no habíamurmullos, dentro de la iglesia:sólo el rozar de los vestidos mientras las mujeres se acomodaban en sus asientosturbabaallíelsilencio.Nadierecordabatangranconcurrencia.Huboalfinunapausaexpectante,unacalladaespera;yentrótíaPollyseguidadeSidyMary,ydespuéslafamilia Harper, todos vestidos de negro; y los fieles incluso el anciano pastor, selevantaron y permanecieron en pie hasta que los enlutados tomaron asiento en elbanco frontero. Hubo otro silencio emocionante, interrumpido por algún ahogadosollozo, y después, el pastor extendió las manos y oró. Se entonó un himnoconmovedoryelsacerdoteanuncióeltextodesusermón:«Yosoylaresurrecciónylavida».
Enelcursodesuoracióntrazóelbuenseñortalpinturadelasgracias,amablescualidades y prometedoras dotes de los tres desaparecidos, que cuantos le oían,creyendo reconocer la fidelidadde los retratos, sintieron agudos remordimientos alrecordarquehastaentoncessehabíanobstinadoencerrar losojosparanoveresascualidadesexcelsasysísólofaltasydefectosenlospobreschicos.Elpastorrelatóademásmuchosymuyenternecedoresrasgosenlavidadeaquellosquedemostrabanla ternuraygenerosidaddesuscorazones;y lagentepudoverahoraclaramente lonobleyhermosodeesosepisodiosyrecordarconpenaquecuandoocurrieronnoleshabíanparecidosinoinsignespicardías,merecedorasdelzurriago.Laconcurrenciasefue enterneciendo más y más a medida que el relato seguía, hasta que todos lospresentesdieronriendasueltaasuemociónyseunieronalasllorosasfamiliasdelosdesaparecidosenuncorodeacongojadossollozos,yelpredicadormismo,sinpodercontenerse,llorabaenelpúlpito.
Enlagaleríahubociertosruidosquenadienotó;pocodespuésrechinólapuertade la iglesia; elpastor levantó losojos lacrimososporencimadelpañuelo,y…¡sequedópetrificado!Unpardeojosprimero,yotrodespués,siguieronalosdelpastor,yenseguida,comomovidaporunsoloimpulso,todalaconcurrenciaselevantóysequedómirandoatónita,mientraslostresmuchachosdifuntosavanzabanenhileraporla nave adelante: Tom a la cabeza, Joe detrás, y Huck, un montón de colgantesharapos, huraño y azorado, cerraba la marcha. Habían estado escondidos en lagalería,queestabasiemprecerrada,escuchandosupropiopanegíricofúnebre.
Tía Polly, Mary y los Harper se arrojaron sobre sus respectivos resucitados,sofocándolos a besos y prodigando gracias y bendiciones,mientras el pobreHuckpermanecíaabochornadoysobreascuas,nosabiendoquéhacerodóndeescondersedetantasmiradashostiles.Vaciló,ysedisponíaadarlavueltayescabullirse,cuandoTomleasióydijo:
—TíaPolly,estonovale.AlguientienequealegrarsedeveraHuck.—¡Ydeciertoquesí!¡Yomealegrodeverlopobrecitodesamparadosinmadre!y
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losagasajosymimosquetíaPollyleprodigóeranlaúnicacosacapazdeaumentaraúnmássuazoramientoysumalestar.
Deprontoelpastorgritócontodassusfuerzas:—«¡AlabadoseaDios,porquientodobiennosesdado…!»¡Cantarcontodael
alma!Yasílohicieron.Elviejohimnoseelevótonanteytriunfal,ymientraselcanto
hacía trepidar las vigas TomSawyer el piratamiró en torno suyo a las envidiosascarasjuvenilesquelerodeaban,yseconfesóasímismoqueeraaquélelmomentodemayororgullodesuvida.
Cuando los estafados concurrentes fueron saliendo decían que casi desearíanvolveraserpuestosenridículocontaldeoírotravezelhimnocantadodeaquellamanera.
Tomrecibiómássopaposymásbesosaqueldía—segúnlostornadizoshumoresdetíaPolly—quelosqueordinariamenteseganabaenunaño;ynosabíabiencuálde las dos cosas expresaba más agradecimiento a Dios y cariño para su propiapersona.
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CapítuloXVIII
Aquél era el gran secreto de Tom: la idea de regresar con sus compañeros enpirateríayasistirasuspropiosfunerales.HabíanremadohastalaorilladeMisuri,ahorcajadas sobre un tronco, al atardecer del sábado, tomando tierra a cinco o seismillasmásabajodelpueblo;habíandormidoenlosbosques,apocadistanciadelascasas, hasta la hora del alba, y entonces se habían deslizado por entre callejuelasdesiertasyhabíandormidoloquelesfaltabadesueñoenlagaleríadelaiglesia,entreuncaosdebancosperniquebrados.
Duranteeldesayuno,ellunesporlamañana,tíaPollyyMarysedeshicieronenamabilidadesconTomyenagasajarleyservirle.Sehablómucho,yenelcursodelaconversacióndijotíaPolly:
—La verdad es que no puede negarse que ha sido un buen bromazo, Tom,tenernossufriendoatodoscasiunasemana,mientrasvosotroslopasabaisengrande;pero ¡qué pena que hayas tenido tanmal corazón para dejarme sufrir amí de esamanera!Sipodíasvenirtesobreuntroncoparavertufuneral,tambiénpodíashabervenido y haberme dado a entender de algún modo que no estabas muerto, sinoúnicamentedeescapatoria.
—Sí,Tom,debíashaberlohecho—dijoMary,ycreoquenohabríasdejadodehacerlosillegasapensarenello.
—¿Deveras,Tom?—dijotíaPollyconexpresióndevivaansiedad—.Dime,¿lohubierashechosillegasaacordarte?
—Yo…,puesnolosé.Hubieraechadotodoaperder.Tom,creíquemequeríassiquieraparaeso—dijo la tíacondolorido tono,que
desconcertóalmuchacho—.Algohubierasidoelquerermelobastantepara,pensarenello,aunquenolohubieseshecho.
—Nohaymalenello,tía—alegóMary;essóloelatolondramientodeTom,quenovemásqueloquetienedelanteynoseacuerdanuncadenada.
—Puespeorquepeor.Sidhubierapensado,ySidhubieravenido,además.Algúndíateacordarás,Tom,cuandoyaseademasiadotarde,ysentirásnohabermequeridoalgomáscuandotanpocotehubieracostado.
—Vamos,tía,yasabequelaquiero—dijoTom.—Mejorlosabríasiteportasesdeotramanera.—¡Lástima que no lo pensase!—dijo Tom, contrito—; pero, de todos modos,
soñéconusted.Esoyaesalgo,¿eh?—Noesmucho…:otrotantohubierahechoelgato;peromejoresquenada.¿Qué
esloquesoñaste?—Pues elmiércoles por la noche soñé que estaba usted sentada ahí junto a la
cama,ySidjuntoalaleñera,yMarypegadaaél.
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Y es verdad que sí. Así nos sentamos siempre. Me alegro que en sueños tepreocupes,aunqueseatanpoco,denosotros.
—YsoñéquelamadredeJoeHarperestabaaquí.—¡Puessíqueestaba!¿Quémássoñaste?—Lamar.Peroyacasinomeacuerdo.—Bueno;tratadeacordarte.¿Nopuedes?—Nosécómomeparecequeelviento…,elvientosoplóla…,la…—¡Recuerda,Tom!Elvientosoplóalgunacosa.¡Vamos!Tomseapretólafrenteconlasmanos,mientraslosotrospermanecíansuspensos,
ydijoalfin:—¡Yalotengo!¡Yalosé!Soplólavela.—¡Diosdemivida!¡Sigue,Tom,sigue!—Ymeacuerdoqueusted…dijo:«Meparecequeesapuerta…».—¡Sigue,Tom!—Déjeme pensar un poco…, un momento. ¡Ah, sí! Dijo que la puerta estaba
abierta.—¡Comoestoyaquísentadaquelodije!¿Nolodije,Mary?¡Sigue!—Ydespués,después…,noestoyseguro,peromeparecequeledijoaSidque
fuesey…—¡Anda,anda!¿Quélemandéquehiciese?—Lemandóusted…,lemandó…¡quecerraselapuerta!—¡EnelnombredeDios!¡Nooícosaigualenmisdías!Quemediganahoraque
no hay nada en los sueños.No ha de pasar una hora sin que sepa de esto SerenyHarper. Quisiera ver qué razón da de ello con todas sus pamplinas sobre lassupersticiones.¡Sigue,Tom!
—Yalovoyviendotodoclarocomolaluz.Enseguidadijoustedqueyonoeramalo, sino travieso y alocado, y que no seme podía culparmás que…, que a unpotro,meparecequefue.
—¡Yasimismofue!¡Vamos!¡DiosTodopoderoso!¿Quémás,Tom?—Yentoncesempezóustedallorar.—¡Asípasó,asípasó!Nieralaprimeravez.Ydespués…Después lamadrede Joe lloró también,ydijoque lomismoera suhijo,yque
ojalánolehubieraazotadoporcomerselacrema,cuandoellamismalahabíatirado.—¡Tom!¡ElEspírituhabíadescendidosobreti!¡Estabasprofetizando!Esoeslo
quehacías.¡Diosmevalga!¡Sigue,Tom!—EntoncesSiddijo,dijo…—Yocreoquenodijenada—indicóSid.—Sí,algodijiste,Sid—dijoMary.—¡CerradelpicoyquehableTom!¿QuéesloquedijoSid?
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—Dijoque esperabaque lopasasemejordonde estaba; peroque si yohubiesesidomejor…
—¿Looís?¡Fueronsuspropiaspalabras!—Yustedlehizoquesecallase.—¡Asimismofue!¡Debiódehaberunángelporaquí!¡Aquíhabíaunángelpor
algunaparte!—Y la señoraHarper contó que Joe la había asustado con un petardo, y usted
contólodePericoyel«matadolores».Tanciertocomoesdedía.—Despuéssehablódedragarelríoparabuscarnosydequelosfuneralesserían
eldomingo;yustedyellaseabrazaronylloraronydespuéssemarchó.—Asimismopasó.Asíprecisamente,tanciertocomoestoysentadaenestasilla.
Tom,nopodríascontarlomejoraunquelohubiesesvisto.¿Ydespuésquépasó?—Despuésmeparecióquerezabaustedpormí…ycreíaquelaestabaviendoy
queoíatodoloquedecía.Ysemetióustedenlacama,yyofuiycogíunpedazodecorteza y escribí en ella: «No estamosmuertos; no estamosmás que haciendo depiratas», y lo puse en la mesa junto al candelero; y parecía usted tan buena allí,dormida,quemeinclinéylediunbeso.
—¿Deveras,Tom,deveras?¡Todoteloperdonoporeso!—yestrechóaTomenunapretadísimoabrazoquelehizosentirseelmásculpabledelosvillanos.
—Fue una buena acción, aunque es verdad que fue solamente… en sueños—balbuceóSid,enunmonólogoapenasaudible.
—¡Cállate,Sid!Unohace en sueños justamente loqueharía estandodespierto.Aquí tienesunamanzanacomonohayotra,queestabaguardandopara tisiesquellegabaaencontrarte…Yahoravetealaescuela.DoygraciasaDiosbendito,Padrecomúnde todos,porquemehassidodevuelto,porqueespacienteymisericordiosoconlosquetienenfeenÉlyguardansusmandamientos,aunquesoybienindignadesusbondades;perosiúnicamente losdignos recibieransugraciaysuayudaen lasadversidades,pocos serían losquedisfrutaríanaquíabajoo llegaríanaentraren lapazdelSeñorenlaplenituddelostiempos.¡Andando,Sid,Mary,Tom…!¡Yaestáisenmarcha!Quitaosdeenmedio,queyamehabéismareadobastante.
Los niños se fueron a la escuela y la anciana a visitar a la señora Harper yaniquilar su escéptico positivismo con el maravilloso sueño de Tom. Sid fue lobastante listoparacallarseelpensamientoque teníaen lasmientesal salirdecasa.Eraéste:
—Bastanteflojito…Unsueñotanlargocomoése,ysinunasolaequivocaciónentodoél.
¡EnquéhéroesehabíaconvertidoTom!Yanoibadandosaltosycorvetas,sinoqueavanzabaconmajestuosoydignocontinente,comocorrespondíaaunpirataque
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sentía lasmiradasdelpúblico fijasenél.Y laverdadesque loestaban: tratabadefingirquenonotabaesasmiradasaoíaloscomentariosdesupaso;peroerannéctaryambrosía para él. Llevaba a la zaga un enjambre de chicos más pequeños, tanorgullososdeservistosensucompañíaotoleradosporélcomosiTomhubiesesidoel tamborilero a la cabeza de una procesión o el elefante entrando en el pueblo alfrentedeunacoleccióndefieras.
Losmuchachosdesuedadfingíanquenosehabíanenteradodesuausencia;peroseconsumían,sinembargo,deenvidia.Hubierandadotodolodelmundoporteneraquellapielcurtidaytostadaporelsolyaquelladeslumbrantenotoriedad;yTomnosehubieradesprendidodeellasnisiquieraporuncirco.
En la escuela los chicos asediaron de tal manera a Tom y Joe, y era tal laadmiración con que los contemplaban, que no tardaron los dos héroes en ponerseinsoportables de puro tiesos a hinchados. Empezaron a relatar sus aventuras a losinsaciablesoyentes…;peronohicieronmásqueempezar,puesnoeracosaalaquefácilmente se pudiera poner remate, con imaginaciones como las suyas parasuministrar materiales. Y, por último, cuando sacaron las pipas y se pasearonserenamente lanzando bocanadas de humo, alcanzaron el más alto pináculo de lagloria.
TomdecidióqueyanonecesitabadeBeckyThatcher.Con lagloria lebastaba.Ahoraquehabíallegadoalacelebridad,acasoquisieraellahacerlaspaces.Puesquelopretendiera:yaveríaqueélpodíaser tan indiferentecomoelquemás.Enaquelmomentollegóella.Tomhizocomoquenolaveíayseunióaungrupodechicosychicasyempezóacharlar.Vioqueellasaltabaycorríadeaquíparaallá,encendidalacaraybrillantes losojos,muyocupadaalparecerenperseguira suscompañerasyriéndoselocamentecuandoatrapabaalguna;peroTomnotóquetodaslascapturadaslashacíacercadeélyquemirabaconel rabillodelojoen sudirección.Halagabaaquellocuantamalignavanidadhabíaenél,yasí,envezdeconquistarlenohizomásqueponerlemásdespectivoyqueconmáscuidadoevitasedejarverquesabíaqueella andaba por allí. A poco dejó Becky de loquear y erró indecisa por el patio,suspirando y lanzando hacia Tom furtivas y ansiosas ojeadas. Observó que TomhablabamásconAmyLawrencequeconningúnotro.Sintióagudapenaysepusoazoradaynerviosa.Tratódemarcharse,perolospiesnolaobedecíany,apesarsuyo,lallevaronhaciaelgrupo.ConfingidaanimacióndijoaunaniñaqueestabaalladodeTom:
—¡Hola,Mary,pícara!¿Porquénofuistealaescueladominical?—Sífui;¿nomeviste?—¡Puesnotevi!;¿dóndeestabas?—EnlaclasedelaseñoritaPeters,dondesiemprevoy.—¿Deveras?¡Puesnotevi!Queríahablartedelameriendacampestre.
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—¡Québien!¿Quiénlavaadar?—Mamámevaadejarqueyoladé.—¡Quéalegría!¿Ydejaráqueyovaya?—Puessí.Lameriendaespormí,ymamápermitiráquevayanlosqueyoquiera;
yquieroquevayastú.—Esoestámuybien;¿ycuándovaaser?—Pronto.Puedeserqueparalasvacaciones.—¡Cómonosvamosadivertir!¿Yvasallevaratodaslaschicasychicos?—Sí,atodoslosquesonamigosmíos…oquequieranserlo—yechóaTomuna
miradarápidayfurtiva;peroélsiguiócharlandoconAmysobrelaterribletormentadelaislaydecómounrayohendióelgransicomoro«enastillas»mientrasélestaba«enpieamenosdeunavaradelárbol».
—¿Iréyo?—dijoGracieMiller.—Sí.—¿Yyo?—preguntóSallyRogers.—Sí.—¿Ytambiényo?—preguntóAmyHarper.¿YJoe?—Sí.Yasí siguieron,conpalmoteosdealegría,hastaque todos losdelgrupohabían
pedidoqueselosconvidase,menosTomyAmy.Tomdio,desdeñosolavuelta,ysealejó conAmy, sin interrumpir su coloquio.ABecky le temblaron los labios y laslágrimas le asomarona losojos;pero lodisimulóconuna forzadaalegríay siguiócharlando;peroyalameriendahabíaperdidosuencanto,ytodolodemás,también;sealejóencuandopudoaunlugarapartadoparadarse«unbuenatracóndellorar»,según laexpresióndesusexo.Despuésse fuea sentar sombría,heridaensuamorpropio,hastaquetocólacampana.Seirguióencolerizada,conunvengativofulgorenlosojos;diounasacudidaalastrenzas,ysedijoqueyasabíaloqueibaahacer.
Durante el recreo Tom siguió coqueteando conAmy jubiloso y satisfecho. NocesódeandardeunladoparaotroparaencontrarseconBeckyyhacerlasufrirasusabor.Alfinconsiguióverla;peroeltermómetrodesualegríabajódeprontoacero.Estabasentadaconfortablementeenunbanquitodetrásdelaescuela,viendounlibrodeestampasconAlfredoTemple;y tanabsortaestaba laparejay tan juntasambascabezas,inclinadassobreellibro,quenoparecíandarsecuentadequeexistíaelrestodel mundo. Los celos abrasaron a Tom como fuego líquido que corriese por susvenas. Abominaba de sí mismo por haber desperdiciado la ocasión que Becky lehabíaofrecidoparaquesereconciliasen.Sellamóidiotaycuantosinsultosencontróa mano. Sentía pujos de llorar, de pura rabia. Amy seguía charlando alegrementemientraspaseaban,porqueestabalocadecontento;peroTomhabíaperdidoelusodelalengua.NooíaloqueAmyleestabadiciendo,ycuandosecallaba,esperandouna
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respuesta, no podía él más que balbucear un asentimiento que casi nunca venía apelo.Procurópasarunayotravezpordetrásdelaescuela,parasaciarselosojoseneltediosoespectáculo;nopodíaremediarlo.Yleenloquecíaver,ocreerqueveíaqueBeckyniporunmomentohabíallegadoasospecharqueélestabaallí,enelmundodelosvivos.Peroellaveía,sinembargo;ysabíaademásqueestabavenciendoenlacontienda, y gozaba enverle sufrir como ella había sufrido.El gozoso cotorreodeAmysehizoinaguantable.Tomdejócaerindirectassobrecosasqueteníaquehacer,cosas que no podían aguardar, y el tiempo volaba. Pero en vano: lamuchacha nocerrabaelpico.Tompensaba:«¡Maldita sea! ¿Cómomevoya librardeella?».Alfin, lascosasque teníaquehacernopudieronesperarmás.Elladijocándidamente,que«andaríaporallí»alacabarselaescuela.Yélsefuedisparadoyllenoderencorcontraella.
—¡Cualquierotroquefuera…!—pensaba,rechinandolosdientes—.¡Cualquieraotro de todos los del pueblo, menos ese gomoso de San Luis, que presume deeleganteydearistócrata!Peroestábien. ¡Yotezurréelprimerdíaquepisasteestepuebloytehedepegarotravez!¡Esperaunpocoquetepilleenlacalle!Tevoyacogery…
Y realizó todos los actos y movimientos requeridos para dar una formidablesomanta a un muchacho imaginario, soltando puñetazos al aire, sin olvidar lospuntapiésyacogotamientos.
—¿Qué?¿Yatienesbastante?¿Nopuedesmás,eh?Puesconesoaprenderásparaotravez.
Yasíelvapuleoilusorioseacabóasucompletasatisfacción.Tomvolvió a su casa amediodía. Su conciencia no podía ya soportar pormás
tiempoelgozoylagratituddeAmy,ysuscelostampocopodíansoportaryamáslavistadelotrodolor.Beckyprosiguiólacontemplacióndelasestampas;perocomolosminutos pasaban lentamente y Tom no volvió a aparecer para someterlo a nuevostormentos,sutriunfoempezóanublarseyellaasentirmortalaburrimiento.Sepusoseriaydistraída,ydespués,taciturna.Dosotresvecesaguzóeloído,peronoeramásque una falsa alarma. Tom no aparecía. Al fin se sentó del todo desconsolada yarrepentidadehaberllevadolascosasatalextremo.ElpobreAlfredo,viendoquesele iba de entre las manos sin saber por qué, seguía exclamando: «¡Aquí hay unapreciosa!¡Miraésta!»,peroellaacabódeperderlapacienciayledijo:«¡Vaya,nomefastidies!¡Nomegustan!»;yrompióenlágrimas,selevantó,ysefuedeallí.
Alfredolaalcanzóysepusoasulado,dispuestoaconsolarla,cuandoellaledijo:—¡Vetedeaquíydéjameenpaz!¡Notepuedover!Elmuchachosequedóparado,preguntándosequées loquepodíahaberhecho,
puesBeckylehabíadichoqueseestaríaviendolasestampasdurantetodoelasuetodemediodía;yellasiguiósucaminollorando.DespuésAlfredoentró,meditabundo,
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en la escuela desierta. Estaba humillado y furioso. Fácilmente rastreó la verdad:Beckyhabíahechodeéluninstrumentoparadesahogarsudespechocontraunrival.TalpensamientonocontribuíaadisminuirsuaborrecimientohaciaTom.Buscabaelmedio de vengarse sin mucho riesgo para su persona. Sus ojos tropezaron con lagramática de su rival. Abrió el libro por la página donde estaba la lección paraaquella tarde y la embadurnó de tinta. En aquel momento Becky se asomó a unaventana, detrás de él, vio lamaniobra y siguió su camino sin ser vista.La niña sevolvió a su casa con la idea de buscar a Tom y contarle lo ocurrido: él se loagradeceríayconesohabíandeacabar susmutuaspenas.Antesde llegaramediocaminoyahabía, sinembargo,mudadodeparecer.Recordó laconductadeTomalhablarelladelamerienda,yenrojeciódevergüenza.Yresolviódejarqueleazotasenporelestropiciodelagramática,yaborrecerloeternamente,deañadidura.
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CapítuloXIX
Tom llegó a su casa de negrísimo humor, y las primeras palabras de su tía lehicieronverquehabíatraídosuspenasaunmercadoyaabastecido,dondetendríanpocasalida:
—Tom,meestándandoganasdedesollartevivo.—¿Pues,quéhehecho,tía?—Pueshashechodesobra.Mevoy,¡pobredemí!,averaSerenyHarper,como
unaviejabobaquesoy,figurándomequeleibaahacercreertodasaquellassimplezasdetussueños,cuandomeencuentroconqueyahabíadescubierto,porsuJoe,quetúhabíasestadoaquíyquehabíasescuchado todo loquedijimosaquellanoche.Tom¡noséenloquepuedevenirapararunchicocapazdehacerunacosaparecida!Mepongo mala de pensar que hayas podido dejarme ir a casa de Sereny Harper yponermeenridículo,ynodecirpalabra.
Ésteeraunnuevoaspectodelacuestión.Suagudezadeporlamañanalehabíaparecidoantesunabromaingeniosaysaladísima.Ahorasóloleparecíaunaestúpidavillanía.Dejócaerlacabezayporunmomentonosupoquédecir.
—Tiíta—dijoporfin—,quisieranohaberlohecho,peronopensé…—¡Diablodechico!¡Nopiensasnunca!Nopiensasnuncaennadacomonosea
entupropioegoísmo.PudistepensarenvenirhastaaquídesdelaisladeJacksonparareírtedenuestrosapuros,ynoseteocurriónoponermeenberlinaconunamentiracomoladelsueño;perotúnuncapiensasentenerlástimadenosotrosnienevitarnospenas.
—Tía,ya séque fueunamaldad,pero lohice sin intención; te juroque sí.Novineaquíaburlarmeaquellanoche.
—¿Puesaquéveníasentonces?—Era para decirle que no se apurase por nosotros, porque no nos habíamos
ahogado.—¡Tom,Tom!¡Quécontentaestaríasipudieracreerqueerascapazdetenerun
pensamientotanbuenocomoése!;perobiensabestúquenolohastenido…;bienlosabes.
—Deverasquesí,tía.Quenomemuevadeaquísinolotuve.—Nomientas,Tom,nomientas.Conesonohacesmásqueagravarlo.—Noesmentira, tía, es lapuraverdad.Queríaqueustednoestuvierapasando
malosratos;paraesosólovineaquí.—Noséloquedaríaporcreerlo:esocompensaríaporunsinfíndepecados,Tom.
Casimealegraríadequehubieseshecholadiabluradeescaparte;peronoescreíble,porque¿cómofuequenolodijiste,criatura?
—Puesmire,tía:cuandoempezaronahablardelosfuneralesmevinolaideade
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volverallíyescondernosenlaiglesia,y,nosécómo,nopuderesistirlatentación,ynoquiseecharlaaperder.Demodoquemevolvíameterlacortezaenelbolsilloynoabríelpico.
—¿Quécorteza?—Una corteza donde había escrito diciendo que nos habíamos hecho piratas.
¡Ojalásehubierausteddespertadocuandolabesé!,lodigodeveras.Elseveroceñodelatíasedulcificóyunsúbitoenternecimientoaparecióensus
ojos.—¿Mebesaste,Tom?—Puessí,labesé.—¿Estásseguro,Tom?—Sí,tía,sí.Seguro.—¿Porquémebesaste?—Porquelaquierotanto,yestabaustedallíllorando,yyolosentíamucho.—¡Puesbésameotravez,Tom…!,yyaestásmarchándotealaescuela;ynome
muelasmás.Encuantoélsefuecorrióellaaunaalacenaysacólosrestosdelachaquetacon
que Tom se había lanzado a la piratería. Pero se detuvo de pronto, con ella en lamano,ysedijoasímisma:
—No,nomeatrevo.¡Pobrecito!Mefiguroquehamentido…,peroesunasantamentira, porque ¡me consuela tanto! Espero que el Señor…, sé que el Señor se laperdonará,porquelahadichodepurobuencorazón.Peronoquierodescubrirquehasidomentiraynoquieromirar.
Volvióaguardarlachaqueta,ysequedóallí,musitandounmomento.Dosvecesalargólamano,paravolveracoger laprenda,y lasdosvecessecontuvo.Unavezmásrepitióelintento,ysereconfortóconestareflexión:«Esunamentirabuena…,esuna mentira buena…, no ha de causar pesadumbre». Registró el bolsillo de lachaqueta.Unmomentodespuésestabaleyendo,atravésdelaslágrimas,loqueTomhabíaescritoenlacorteza,ysedecía:
—¡Leperdonaríaahoraalchicoaunquehubieracometidounmillóndepecados!
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CapítuloXX
HabíaalgoenelademányenlaexpresióndetíaPollycuandobesóaTomquedejólosespíritusdeéstelimpiosdemelancolíayletornódenuevofelizycontento.Se fue hacia la escuela, y tuvo la suerte de encontrarse aBecky en el camino. Suhumor del momento determinaba siempre sus actos. Sin un instante de vacilacióncorrióaellayledijo:
—Me he portado suciamente esta mañana, Becky. Nunca, nunca lo volveré ahacermientrasviva.¿Vamosaecharpelillosalamar?
Laniñasedetuvoylemiró,desdeñosa,caraacara.—Leagradeceréaustedquesequitedemipresencia,señorThomasSawyer.En
mividavolveréahablarle.Echóatráslacabezaysiguióadelante.Tomsequedótanestupefactoquenotuvo
nisiquieralapresenciadeánimoparadecirle:«¡Yamíquémeimporta!»,hastaqueel instanteoportunohabíayapasado.Asíesquenadadijo,perotemblabaderabia.Entró en el patio de la escuela. Querría que Becky hubiera sido un muchacho,imaginándoselatundaqueledaríasiasífuera.Apocoseencontróconella,yalpasarle dijo una indirecta mortificante. Ella le soltó otra, y la brecha del odio que losseparaba sehizounabismo.Leparecía aBecky, enel acaloramientode su rencor,quenollegabanuncalahoradeempezarlaclase:tanimpacienteestabadeveraTomazotado por el menoscabo de la gramática. Si alguna remota idea le quedaba deacusaraAlfredoTemple,lainjuriadeTomlahabíadesvanecidoporcompleto.
No sabía la pobrecilla que pronto ellamisma se iba a encontrar en apuros. Elmaestro míster Dobbins había alcanzado la edad madura con una ambición nosatisfecha.Eldeseodesuvidahabíasidollegarahacersedoctor;perolapobrezalehabía condenado a no pasar de maestro de la escuela del pueblo. Todos los díassacabadesupupitreunlibromisteriosoyseabsorbíaensulecturacuandolastareasdelaclaseselopermitían.Guardabaaquellibrobajollave.Nohabíaunsolochicueloen la escuela que no pereciese de ganas de echarle una ojeada, pero nunca se lespresentó ocasión. Cada chico y cada chica tenía su propia hipótesis acerca de lanaturalezadeaquellibro;peronohabíadosquecoincidieran,ynohabíamaneradellegara laverdaddelcaso.OcurrióquealpasarBecky juntoalpupitre,queestabainmediatoalapuerta,vioquelallaveestabaenlacerradura.Erauninstanteúnico.Echóunarápidamiradaenderredor:estabasola,yenunmomentoteníaellibroenlasmanos.El título,en laprimerapágina,nada ledijo:«Anatomía,porelprofesorFulánez»;asíesquepasómáshojasyseencontróconunlindofrontispicioencoloresen el que aparecía una figura humana. En aquel momento una sombra cubrió lapágina,yTomSawyerentróenlasalaytuvounatisbodelaestampa.Beckyarrebatóellibroparacerrarlo,ytuvolamalasuertederasgarlapáginahastalamitad.Metió
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el volumen en el pupitre, dio la vuelta a la llave y rompió a llorar de enojo yvergüenza.
—TomSawyer,eresunindecenteenveniraespiarloqueunahaceyaaveriguarloqueestámirando.
—¿Cómopodíayosaberqueestabasviendoeso?—Vergüenzatedebíadar,porquebiensabesquevasaacusarme.¡Quéharé,Dios
mío,quéharé!¡Mevanapegarynuncamehabíanpegadoenlaescuela!Despuésdiounapatadaenelsueloydijo:—¡Pues sé todo lo innoble que quieras! Yo sé una cosa que va a pasar. ¡Te
aborrezco!¡Teodio!—ysaliódelaclase,conunanuevaexplosióndellanto.Tomsequedóinmóvil,untantoperplejoporaquellaarremetida.—¡Qué raras y qué tontas son las chicas!—se dijo—. ¡Que no la han zurrado
nuncaen laescuela…!¡Bah!,¿quéesunazurra?Chicahabíadeser:son todas tandelicaditasy tanmiedosas…Porsupuesto,quenovoyadecirnadadeesta tontaaDobbins,porquehayotrosmediosdequemelaspaguequenosontansucios.¿Quépasará? Dobbins va a preguntar quién le ha roto el libro. Nadie va a contestar.Entoncesharáloquehacesiempre:preguntaraunaporuna,ycuandollegaalaquelohahecholosabesinqueselodiga.Alaschicasselesconoceenlacara.Despuéslepegará.Beckysehametidoenunmalpasoynoleveosalida.Tomreflexionóunrato,y luegoañadió:«Pues leestábien.Aella legustaríavermeamíenelmismoaprieto:puesqueseaguante».
Tom fue a reunirse con sus bulliciosos compañeros. Poco después llegó elmaestro,yempezólaclase.Tomnopusogranatenciónenelestudio.Cadavezquemiraba al lado de la sala donde estaban las niñas, la cara de Becky le turbaba.Acordándosedetodoloocurrido,noqueríacompadecersedeella,ysinembargo,nopodía remediarlo.Nopodía alegrarse sino conuna alegría falsa.Ocurrió a poco eldescubrimientodel estropicioen lagramática,y lospensamientosdeTom tuvieronhartoenquéocuparseconsuspropiascuitasduranteunrato.Beckyvolvióensídesuletargodeangustiaymostrógraninterésentalacontecimiento.EsperabaqueTomnopodríasalirdelapurosóloconnegarqueélhubieravertidolatinta,yteníarazón.Lanegativanohizomásqueagravarlafalta.Beckysuponíaqueibaagozarconello,yquisoconvencersedequesealegraba;perodescubrióquenoestabaseguradequeasíera.Cuando llegó lopeor, sintióunvivo impulsode levantarseyacusaraAlfredo,perosecontuvohaciendounesfuerzo,ydijoparasí:«Élmevaaacusardehaberrotolaestampa.Estoysegura.Nodirénipalabra,niparasalvarlelavida».
Tomrecibiólaazotainaysevolvióasuasientosingrantribulación,puespensóque no era difícil que élmismo, sin darse cuenta, hubiera vertido la tinta al haceralguna cabriola. Había negado por pura fórmula y porque era costumbre, y habíapersistidoenlanegativaporcuestióndeprincipio.
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Transcurriótodaunahora.Elmaestrodabacabezadasensutrono;elmonótonorumordelestudioincitabaalsueño.DespuésmísterDobbinsseirguióensuasiento,bostezó,abrióelpupitreyalargólamanohaciaellibro,peroparecíaindecisoentrecogerlo o dejarlo. La mayor parte de los discípulos levantaron la miradalánguidamente;perodosdeentreellosseguíanlosmovimientosdelmaestroconlosojosfijos,sinpestañear.MísterDobbinssequedóunratopalpandoellibro,distraído,yporfinlosacóyseacomodóenlasillaparaleer.
Tom lanzó una mirada a Becky. Había visto una vez un conejo perseguido yacorralado, frente al cañón de una escopeta, que tenía idéntico aspecto.Instantáneamenteolvidósuquerella.¡Pronto!,¡habíaquehaceralgoyquehacerloenunrelámpago!Perolamismainminenciadelpeligroparalizabasuinventiva.¡Bravo!¡Teníaunainspiración!Lanzarsedeunsalto,cogerellibroyhuirporlapuertacomounrayo…;perosu resolución titubeóporunbreve instante,y laoportunidadhabíapasado:elmaestroabrióel libro. ¡Si laperdidaocasiónpudieravolver!Peroyanohabía remedio para Becky, pensó. Un momento después el maestro se irguióamenazador.Todoslosojossebajaronantesumirada:habíaalgoenellaquehastaalmás inocente sobrecogía. Hubo un momentáneo silencio; el maestro estabaacumulandosucólera.Despuéshabló:
—¿Quiénharasgadoestelibro?Profundosilencio.Sehubieraoídovolarunamosca.Lainquietudcontinuaba:el
maestroexaminabacaraporcara,buscandoindiciosdeculpabilidad.—BenjamínRogers,¿hasrasgadotúestelibro?Unanegativa.Otrapausa.JosephHarper,¿hassidotú?Otranegativa.ElnerviosismodeTomseibahaciendomásymásviolentobajola
lentatorturadeaquelprocedimiento.Elmaestrorecorrióconlamiradalasfilasdelosmuchachos,meditóunmomento,ysevolvióhacialasniñas.
—¿AmyLawrence?Unsacudimientodecabeza.—¿GraciaMiller?Lamismaseñal.—SusanaHarper,¿hassidotú?Otranegativa.LaniñainmediataeraBecky.Laexcitaciónylo irremediabledel
casohacíatemblaraTomdelacabezaalospies.—RebecaThatcher…(Tomlamiró:estabalúcidadeterror),¿hassidotú…?;no,
míramealacara…(Laniñalevantólasmanossuplicantes).¿Hassidotúlaquehasrasgadoellibro?
UnaidearelampagueóenelcerebrodeTom.Sepusoenpieygritó:—¡Hesidoyo!
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Todalaclasese lequedómirando,atónitaante tamañalocura.Tompermanecióunmomento inmóvil, recuperando el uso de sus dispersas facultades; y cuando seadelantóarecibirelcastigo,lasorpresa,lagratitud,laadoraciónqueleyóenlosojosde lapobreBecky leparecieronpagabastanteparacienpalizas.Enardecidopor lagloriadesupropioactosufriósinunaquejaelmásdespiadadovapuleoqueelpropiomísterDobbinsjamáshabíaadministrado;ytambiénrecibióconindiferencialacruelnoticia de que tendría que permanecer allí dos horas con él a la puerta hasta eltérminodesucautividadysinlamentarelaburrimientodelaespera.
Tom se fue aquella noche a la cama madurando planes de venganza contraAlfredo Temple, pues, avergonzada y contrita, Becky le había contado todo, sinolvidar su propia traición; pero la sed de venganza tuvo que dejar el paso a másgratospensamientos,ysedurmióalfinconlasúltimaspalabrasdeBeckysonándoleconfusamenteeneloído:
—Tom,¿cómopodrássertannoble?
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CapítuloXXI
Lasvacacionesseacercaban.Elmaestro,siempresevero,sehizomásirascibleytiránicoquenunca,puesteníagranempeñoenquelaclasehicieraunlúcidopapeleldíadelosexámenes.Lavaraylapalmetararavezestabanociosas,almenosentrelosdiscípulosmáspequeños.Sólolosmuchachosespigadosylasseñoritasdedieciochoa veinte escaparon a los vapuleos. Los que administraba míster Dobbins eran enextremovigorosos,puesaunquetenía,bajolapeluca,elcráneomondoycoruscante,todavíaerajovenynomostrabaelmenorsíntomadedebilidadmuscular.Amedidaqueelgrandíaseacercabatodoeldespotismoqueteníadentrosalióalasuperficie:parecía que gozaba, conmaligno y rencoroso placer, en castigar lasmás pequeñasfaltas. De aquí que los rapaces más pequeños pasasen los días en el terror y eltormento y las noches ideando venganzas. No desperdiciaban ocasión de hacer almaestrounamalapasada.Peroéllessacabasiempreventaja.Elcastigoqueseguíaacadapropósitodevenganzarealizadoeratanarrolladoraimpotentequeloschicosseretiraban siempre de la palestra derrotados y maltrechos. Al fin se juntaron paraconspirar y dieron con un plan que prometía una deslumbrante victoria. Tomaronjuramento al chico del pintor-decorador, le confiaron el proyecto y le pidieron suayuda.Teníaélhartasrazonesparaprestarlaconjúbilo,pueselmaestrosehospedabaen su casa y había dado al chico infinitosmotivos para aborrecerle. Lamujer delmaestro se disponía a pasar unos días con una familia en el campo, y no habríainconvenientespararealizarelplan.Elmaestroseapercibíasiempreparalasgrandesocasiones poniéndose amedios pelos, y el hijo del pintor prometió que cuando eldóminellegasealestadopreciso,enlatardedeldíadelosexámenes,él«arreglaría»lacosamientraselotrodormitabaenlasilla,ydespuésharíanquelodespertasenconeltiempojustoparaquesalieraprecipitadamentehacialaescuela.
Enlamadurezdelostiemposllególainteresanteocasión.Alasochodelanochelaescuelaestababrillantemente iluminadayadornadaconguirnaldasy festonesdefollaje y de flores. El maestro estaba entronizado en su poltrona, con el enceradodetrásdeél.Parecíauntantosuavizadoyblando.Tresfilasdebancosacadaladodeél y seis enfrente estaban ocupados por los dignatarios de la población y por lospadresde losescolares.A la izquierda,detrásde los invitados,habíaunaespaciosaplataforma provisional, en la cual estaban sentados los alumnos que iban a tomarparteenlosejercicios:filasdepárvulosrelavadosyemperifolladoshastaungradodeintolerable embarazo y malestar: filas de bigardones encogidos y zafios; nevadosbancosdeniñasyseñoritasvestidasdeblancolinónymuselinaymuypreocupadasdesusbrazosdesnudos,delasalhajasdesusabuelas,desuscintasazulesyrojasydelasfloresquellevabanenelpelo;ytodoelrestodelaescuelaestabaocupadoporlosescolaresquenotomabanparteenelacto.
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Losejercicioscomenzaron.Unchicodiminutoselevantóy,hurañamente,recitólode«nopodíanustedesesperarqueunniñodemicomaedadhablaseenpúblico»,etc.,etc.,acompañándoseconlosademanestrabajosos,exactosyespasmódicosquehubiera empleado una máquina, suponiendo que la máquina estuviese un tantodesarreglada. Pero salió del trance sano y salvo, aunque atrozmente asustado, y seganóunaplausogeneralcuandohizosureverenciamanufacturadayseretiró.
Unaniñaruborizadatartamudeó«Maríatuvouncorderito»,etc.,hizounacortesíaqueinspirabacompasión,recibiósurecompensadeaplausosysesentóenrojecidaycontenta.
Tom Sawyer avanzó con presuntuosa confianza y se lanzó en el inextinguiblediscurso«Olibertadomuerte»conbriosafuriayfrenéticagesticulación,yseatascóalamitad.Unterriblepánicolesobrecogiódepronto,laspiernasleflaquearonylefaltabalarespiración.Verdadesqueteníalamanifiestasimpatíadelauditorio…,perotambiénsusilencio,queeraaúnpeorquelasimpatía.Elmaestrofruncióelceño,yesto colmó el desastre. Aún luchó un rato, y después se retiró, completamentederrotado.Surgióundébilaplauso,peromurióalnacer.
Siguieron otras conocidas joyas del género declamatorio; después hubo unconcursode ortografía; la reducida clase de latín recitómeritoriamente.El númeromás importante del programa vino después: «Composiciones originales», por lasseñoritas. Cada una de éstas, a su vez, se adelantó hasta el borde del tablado, sedespejólagargantayleyósutrabajo,conpremiosoyaprensivocuidadoencuantoa«expresión»ypuntuación.Lostemaseranlosmismosquehabíansidodilucidadosenocasionesanálogas,antesqueporellas,porsusmadres,susabuelasaindudablementeportodasuestirpe,enlalíneafemeninahastamásalládelasCruzadas.«Laamistad»erauno,«Recuerdosdelpasado»,«LaReligiónenlaHistoria»,«Lasventajasdelainstrucción», «Comparación entre las formas de gobierno», «Melancolía», «Amorfilial»,«Anhelosdelcorazón»,etcétera,etcétera.
Una característicaqueprevalecía en esas composiciones eraunabiennutridaymimadamelancolía; otra, el pródigo despilfarro de «lenguaje escogido»; otra, unatendenciaatraerarrastradasporlasorejasfrasesypalabrasdeespecialaprecio,hastadejarlas mustias y deshechas de cansancio; y una conspicua peculiaridad, que lesponía el sello y las echaba a perder, era el inevitable a insoportable sermón queagitaba su desmedrada cola al final de todas y cada una de ellas.No importa cuálfuera el asunto, se hacía un desesperado esfuerzo para buscarle las vueltas ypresentarlodemodoquepudierapareceredificantealasalmasmoralesydevotas.Lainsinceridad,quesaltabaalosojos,detalessermonesnofuesuficienteparadesterraresamodadelasescuelas,ynoloestodavía;yquizánoloseamientraselmundosetengaenpie.Nohayniunasolaescuelaennuestropaísenque lasseñoritasnosecreanobligadasarematarsuscomposicionesconunsermón;ysepuedeobservarque
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elsermóndelamuchachamáscasquivanaymenosreligiosadelaescuelaessiempreelmás largoyelmás inexorablementepío.Perobastadeesto,porque lasverdadesacerca de nosotros mismos dejan siempre, mal sabor de boca, y volvamos a losexámenes.Laprimeracomposiciónleídafueunaqueteníaportítulo«¿Eseso,pues,lavida?».Quizáellectorpuedasoportaruntrozo:
En la senda de la vida, ¡con qué ardientes ilusiones la fantasía juvenilsaborea de antemano los goces de las fiestas y mundanos placeres! Laardorosaimaginaciónseafanaenpintarcuadrosdecolorderosa.Conlosojosde la fantasía, frívola esclava de lamoda se ve a símisma enmedio de ladeslumbranteconcurrencia,siendoelcentrodetodaslasmiradas.Vesufiguragrácil, envuelta, en níveas vestiduras, girando, entre las parejas del baile,ávidasdeplaceres:supasoeselmásligero;sufaz,lamáshermosa.Eltiempotranscurrevelozentandeliciosasfantasías,yllegalaansiadahoradepenetraren el olímpico mundo de sus ardientes ensueños. Todo aparece como uncuentodehadasantesushechizadosojos,ycadanuevaescenaleparecemásbella.Peroenbreveplazodescubrequebajoesaseductoraaparienciatodoesvanidad;laadulación,queantesencantabasumente,ahorahieresusoídos;elsalón de baile ha perdido su pérfido encanto; y enferma y con el corazóndestrozado, huye convencida de que los placeres terrenales no puedensatisfacerlosanhelosdelalma.
Y así seguía y seguía por elmismo camino.De cuando en cuando, durante lalectura, sealzabaun rumordeaprobación, acompañadodecuchicheoscomo«¡quéencanto!»,«¡quéelocuente!»,«¡quéverdaddice!»;ycuando,alfin,terminóconunsermónsingularmenteaflictivo,losaplausosfueronentusiastas.
Despuésselevantóunamuchachaenjutaymelancólica,conlainteresantepalideznacidadepíldorasymalasdigestiones,yleyóun«Poema».
Condosestrofasbastará:
UNADONCELLADEMISURISEDESPIDEDEALABAMA
¡Adiós,bellaAlabama!¡Quéamormipechosientehoyque,porbreveplazo,tevoyaabandonar!
¡Quétristespensamientosseagolpanenmifrenteyquérecuerdoshacenmillantodesbordar!Porquehevagadoasolasbajotusenramadas,albordedetusríosmehesentadoaleer,
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yheescuchado,entreflores,murmurartuscascadascuandoAuroratendíasusrayospordoquierperonoavergonzadademidolortedejo,nimisllorososojosdevolver,haciati,
puesnoesdeextrañatierradelaqueahoramealejoniextrañoslosqueprontoseapartarándemí.Porquemihogarestabaentuseno,Alabama,
cuyosvallesytorresdevistaperderé.Ysiteabandonasesindolorenelalma
cualdebronceseríanmicabezaymi«coeur»[5].
Había allímuy pocos que supieran lo que «coeur» significaba; no obstante, elpoemaprodujogeneralsatisfacción.
Apareció en seguida una señorita de morena tez, ojinegra y pelinegra, la cualpermaneciósilenciosaunosimpresionantesmomentos,asumióunaexpresióntrágica,yempezóaleerconpausadotono:
UNAVISION
Lóbregay tempestuosaera lanoche.Enelalto tronodel firmamentono fulgíaunasolaestrella;peroelsordoretumbardel truenovibrabaconstantementeen losoídos,mientrasloscárdenosrelámpagoshendíanlanebulosaconcavidaddelcieloyparecían burlarse del poder ejercido sobre su terrible potencia por el ilustreFranklin. Hasta los bramadores vientos, abandonando sus místicas moradas, selanzaron,rugiendo,pordoquiera,comoparaaumentarconsuayudaelhorrordelaescena.
Enaquellosmomentosdetinieblas,deespanto,miespíritususpirabaporhallarconsideraciónenloshumanos;peroenvezdeella:
«Miamigadelalma,mimentor,miayudaymiguía,miconsueloenlaspenas,yenmisgozosmidoblealegría»,vinoamilado.
MovíasecomounodeesosfúlgidosseresimaginadosenlosfloridossenderosdeunfantásticoEdénporlasalmasrománticasyjuveniles.Tanleveerasupaso,quenoproducíaningúnruido,yanoserporelmágicoescalofríoqueproducíasucontactose hubiera deslizado, como otras esquivas y rescatadas bellezas, ni advertida nibuscada. Una extraña tristeza se extendió sobre sus facciones, como heladaslágrimas en las vestiduras de diciembre, cuando me señaló los batalladoreselementosalolejosymeinvitóaquecontemplaselosdosseresqueseaparecían…
Estapesadillaocupabaunasdiezpáginasmanuscritasyacababaconunsermón
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tan destructivo de toda esperanza para los que no pertenecieran a la sectapresbiteriana,quesellevóelprimerpremio.Estacomposiciónfueconsideradacomoelmásmeritoriotrabajodelosleídosenlavelada.Elalcalde,alentregarelpremioalaautora,hizouncalurosodiscurso,enelcualdijoqueeraaquello«lomáselocuentequejamáshabíaoído,yqueelpropioDanielWebsterhubieraestadoorgullosodequefuerasuyo».
Despuéselmaestro,ablandadoyacasihastalacampechanería,pusoaunladolabutaca,volviólaespaldaalauditorioyempezóatrazarunmapadeAmérica,enelencerado, para los ejercicios de la clase de geografía. Pero aún tenía la manoinsegura,ahizodeaquelloun lamentableberenjenal;yunrumordeapagadasrisascorrióportodoelpúblico.Sediocuentadeloquepasaba,ysepusoaenmendarlo.Pasó la esponja por algunas líneas, y las trazó de nuevo; pero le salieron aúnmásabsurdasydislocadas,ylasrisitasfueronenaumento.Pusoahoratodasuatenciónyempeñoenlatarea,resueltoanodejarseachicarporaquelregocijo.Sentíaquetodaslasmiradas estaban fijas en él; creyóquehabía triunfado al fin, y sin embargo lasrisasseguíancadavezmásnutridasyruidosas.Yhabíarazónparaello.Eneltecho,sobre la cabeza delmaestro, había una trampa que daba a una buhardilla; por ellaapareció un gato suspendido de una cuerda atada a su cuerpo. Tenía la cabezaenvueltaenuntrapo,paraquenomaullase.Segúnibabajandolentamentesecurvóhacia arribay arañó la cuerda;después sedoblóhacia abajo,dandozarpazos enelaire intangible. El jolgorio crecía: ya estaba el gato tan sólo amedia cuarta de lacabezadelabsortomaestro.Siguióbajando,bajando,yhundiólasuñasenlapeluca,seasióaella, furibundo,ydepronto tirarondeélhaciaarriba,conel trofeoen lasgarras. ¡Qué fulgores lanzó lacalvadelmaestro!Comoqueelhijodelpintor se lahabíadorado.
Conaquelloacabólareunión.Loschicosestabanvengados.Habíanempezadolasvacaciones.
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CapítuloXXII
TomingresóenlanuevaOrdendelos«CadetesdelAntialcoholismo»,atraídoporlovistosoydecorativodesusinsigniasyemblemas.Hizopromesadenofumar,nomasticartabacoynojurarentantoquepertenecieraalaOrden.Hizoenseguidaunnuevo descubrimiento, a saber: que comprometerse a no hacer una cosa es elprocedimiento más seguro para que se desee hacer precisamente aquello. Tom sesintióinmediatamenteatormentadoporelpruritodebeberyjurar,yeldeseosehizotan irresistible que sólo la esperanza de que se ofreciera ocasión para exhibirseluciendolabandarojaevitóqueabandonaselaOrden.El«DíadelaIndependencia»seacercaba,perodejódepensareneso,lodejódeladocuandoaúnnohacíacuarentayochohorasquearrastrabaelgrillete,yfijótodassusesperanzaseneljuezdepaz,elviejísimoGrazer,quealparecerestabaenfermodemuerte,yalqueseharíangrandesfunerales por lo encumbrado de su posición. Durante tres días Tom estuvopreocupadísimoconlaenfermedaddel juez,pidiendoacada instantenoticiasdesuestado.Avecessubíantantosusesperanzas,tanaltasestaban,quellegabaasacarlasinsignias y a entrenar frente al espejo. Pero el juez dio en conducirse con lasmásdesanimadoras fluctuaciones. Al fin fue declarado fuera de peligro, y después, enfrancaconvalecencia.Tomestabaindignadoyademássesentíavíctimadeunaofensapersonal. Presentó inmediatamente la dimisión, y aquella noche el juez tuvo unarecaída y murió. Tom se juró que jamás se fiaría de un hombre como aquél. Elentierrofueestupendo.Loscadetesdesfilaronconunapompaqueparecíapreparadaintencionadamenteparamatardeenvidiaaldimisionario.
Tomhabíarecobradosulibertad,encambio,yesoyaeraalgo.Podíayajurarybeber;pero,congransorpresasuya,notóquenoteníaganasdeningunadelasdoscosas. Sólo el hecho de que podía hacerlo le apagó el deseo y privó a aquellosplaceresdetodoencanto.
Empezóadarsecuentatambiéndequelasvacacionesesperadascontantoanhelosedeslizabantediosamenteentresusmanos.
Intentó escribir un diario; pero como no le ocurrió nada durante tres días,abandonólaidea.
Llegóalpueblolaprimeraorquestadenegrosdelatemporada,ahizosensación.TomyJoeHarperorganizaronunabandadeejecutantes,yfueronfelicesduranteunpardedías.
Hastaelglorioso«DíadelaIndependencia»fueenparteunfiasco,pueslloviódefirme;nohubo,portanto,procesióncívicayelhombremáseminentedelmundo—según se imaginaba Tom—, mister Benton, un senador auténtico, de los EstadosUnidos, resultó un abrumador desencanto, pues no tenía diez varas de estatura, nisiquieraandabacerca.
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Llegóuncirco.Losmuchachos jugarona los títeres los tresdías siguientes, entiendashechasderetazosdeesterasviejas.Preciodeentrada:tresalfileresloschicosydoslaschicas.Ydespuésseolvidarondelcirco.
Llegaronun frenólogoyunmagnetizador,ysevolvieronamarchar,dejandoelpueblomásaburridoysosoquenunca.
Huboalgunasfiestasdechicosychicas,perofueronpocasytanplacenterasquesólosirvieronparahacerlospenososintervalosentreellasaúnmáspenosos.
BeckyThatchersehabíaidoasucasadeConstantinopla,apasarlasvacacionesconsuspadres,yasí,pues,nolequedabaalavidaniunafacetaconbrillo.
El espantable secreto del asesinato era una crónica agonía. Era un verdaderocáncer,porlapersistenciayelsufrimiento.
Despuésllegóelsarampión.DurantedoslargassemanasestuvoTomprisionero,muertoparaelmundoysus
acontecimientos.Estabamuymalo;nadaleinteresaba.Cuandoalfinpudotenerseenpieyempezóavagar,decaídoydébil,porelpueblo,vioqueunatristemudanzasehabíaoperadoentodaslascosasyentodaslascriaturas.Habíahabidounrevival[6]ytodoelmundosehabía«metidoenreligión».Tomrecorrióelpueblo,esperandosinesperanzallegaraveralgunabenditacarapecadora,peroentodaspartesnoencontrósino desengaños. Halló a Joe Harper enfrascado estudiando la Biblia, volvió laespaldaysealejódeldesconsoladorespectáculo.BuscóaBenRogers,yloencontróvisitando a los pobres, con una cesta de folletos devotos. Consiguió dar con JimHollis, el cual le invitó a considerar el precioso beneficio del sarampión como unaviso de la Providencia. Cada chico que encontraba añadía otra tonelada a suagobiadora pesadumbre; y cuandobuscó al fin, desesperado, refugio en el seno deHuckleberryFinnyéste lo recibióconunacitabíblica, el corazón se lebajóa lostalones,yfuearrastrándosehastasucasaysemetióenlacama,convencidodequeélsoloenelpuebloestabaperdidoparasiemprejamás.
Y aquella noche sobrevino una terrorífica tempestad con lluvia, truenos yespantables relámpagos. Se tapó la cabeza con la sábana y esperó, con horrendaansiedad,sufin,puesnoteníalamenordudadequetodaaquellatremolinaeraporél.Creíaquehabíaabusadodeladivinabenevolenciamásalládelotolerableyqueéseera el resultado. Debiera haberle parecido un despilfarro de pompa y municiones,como el dematar unmosquito con una batería de artillería; pero no veía ningunaincongruenciaenquesemontaseunatempestadtancostosacomoaquéllasinotrofinqueeldesoplar,arrancándolotododelsuelo,auninsectocomoél.
Pocoapocolatempestadcedióysefueextinguiendosinconseguirsuobjeto.Elprimer impulso del muchacho fue de gratitud a inmediata enmienda; el segundo,esperar…,porquequizánohubieramástormentas.
Al siguiente día volvió el médico: Tom había recaído. Las tres semanas que
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permanecióacostadofueroncomounaeternidad.Cuandoal finvolvióa lavidanosabía si agradecerlo, recordando la soledad en que se encontraba, sin amigos,abandonadodetodos.Echóaandarindiferenteytaciturno,calleabajo,yencontróaJimHollisactuandode juezanteunJurado infantilqueestaba juzgandoaungato,acusadodeasesinato,enpresenciadesuvíctima:unpájaro.EncontróaJoeHarperyHuckFinnretiradosenunacallejacomiéndoseunmelónrobado.¡Pobrecillos!Ellostambién,comoTom,habíanrecaído.
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CapítuloXXIII
A1 fin sacudió el pueblo su somnoliento letargo, y lo hizo con gana. En eltribunal se ibaaverelprocesoporasesinato.Aquello llegóa serel temaúnicodetodas las conversaciones. Tom no podía sustraerse a él. Toda alusión al crimen leproducíaunescalofrío,porquesuconcienciaacusadoraysumiedolepersuadíandeque todas esas alusionesno eran sino anzuelosque se le tendían; noveía cómo sepodíasospecharqueélsupieraalgoacercadelasesinato;peroapesardeesonopodíasentirse tranquilo enmedio de esos comentarios y cabildeos.Vivía en un continuoestremecimiento.SellevóaHuckaunlugarapartado,parahablardelasunto.Seríaunalivioquitarse lamordazaporun rato, compartir su cargade cuidadosconotroinfortunado.Quería además estar seguro de queHuck no hubiera cometido algunaindiscreción.
—Huck,¿hashabladoconalguiendeaquello?—¿Decuál?Yasabesdequé.—¡Ah!Porsupuestoqueno.—¿Niunapalabra?—Nimedia;ysino,quemecaigaaquímismo.¿Porquélopreguntas?—Puesporqueteníamiedo.—Vamos,TomSawyer;noestaríamosdosdíasvivossiesosedescubriera.Bien
losabestú.Tomsesintiómástranquilo.Despuésdeunapausadijo:—Huck,nadieconseguiríahacerquelodijeras,¿noeseso?—¿Hacer que lo dijera? Si yo quisiera que aquel mestizome ahogase, podían
hacérmelodecir.Notendríanotrocamino.—Entonces, está bien.Me parece que estamos segurosmientras no abramos el
pico.Perovamosajurarotravez.Esmásseguro.—Conforme.Yjurarondenuevocongrandessolemnidades.—¿Quéesloquedicenporahí,Huck?Yoheoídolamardecosas.—¿Decir?PuesnadamásquedeMuffPotter,MuffPotteryMuffPottertodoel
tiempo.Mehaceestarsiempreenuntrasudor;asíquequieroiraescondermeporahí.—Pueslomismomepasaamí.Meparecequeaéseledanpasaporte.¿Noteda
lástimadeélalgunasveces?—Casi siempre…, casi siempre. El no vale para nada; pero tampoco hizomal
nunca a nadie. No hacía más que pescar un poco para coger dinero yemborracharse… y ganduleaba mucho de aquí para allá; pero, ¡Señor! todosganduleamos…;almenos,muchosdenosotros:predicadoresygenteasí.Perotenía
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cosas de bueno:me dio una vezmedio pez, aunque no había bastante para dos; ymuchasveces,puescomosimeechaseunamanocuándoyonoestabadesuerte.
—Puesamímecomponíalascometas,Huck,ymeatabalosanzuelosalatanza.¡Sipudiéramossacarlodeallí!
—¡Ca! No podemos sacarlo, Tom; y, además, le volverían a echar mano enseguida.
—Sí, lo cogerían. Pero no puedo aguantarlos al oírles hablar de él como deldemonio,cuandonofueélquienhizo…aquello.
—Lomismomepasa,Tom,cuando lesoigodecirquees elmayor criminaldeestatierrayqueporquénolohabríanahorcadoantes.
—Sí, siempre están diciendo eso. Yo les he oído que si le dejasen libre lolincharían.
—Yalocreoquesí.Losdostuvieronunalargaconversación,perolessirviódeescasoprovecho.Al
atardecerseencontrarondandovueltasenlavecindaddelasolitariacárcel,acasoconunavagaesperanzadequealgopudieraocurrirqueresolvierasusdificultades.Peronadasucedió:noparecíaquehubieraángelesnihadasquese interesasenporaqueldesventuradocautivo.
Losmuchachos,comootrasveceshabíanhecho,seacercaronalarejadelaceldaydieronaPottertabacoycerillas.Estabaenlaplantabajaynoteníaguardián.
Antesugratitudporlosregalos,siemprelesremordíaaamboslaconciencia,peroestavezmásdolorosamentequenunca.SesintierontraicionerosycobardeshastaelúltimogradocuandoPotterlesdijo:
—Habéissidomuybuenosconmigo,hijos;mejoresqueningúnotrodelpueblo.Yno lo olvido, no.Muchas vecesme digo amímismo, digo: «Yo les arreglaba lascometasysuscosasatodosloschicosylesenseñabalosbuenossitiosparapescar,yeraamigodeellos,yahoraningunoseacuerdadelpobreMuff,queestáenapuros,másqueTomyHuck.No,ellosnomeolvidan—digoyo—,yyonomeolvidodeellos».Bien,muchachos;yohiceaquelloporqueestabalocoyborrachoentonces;ysóloasílopuedocomprender,yahoramevanacolgarporello,yestábienqueasísea.Estábien, y es lomejor además, según espero.Novamos ahablar de eso; noquieroqueospongáistristes,porquesoisamigosmíos.Peroloquequierodecirosesquenoosemborrachéis,yasínoosveréisaquí.Echaosunpocoaunladoparaqueosveamejor.Esunaliviovercarasdeamigoscuandoseestáenestepaso,ynadievieneporaquímásquevosotros.Carasdebuenosamigos…,debuenosamigos.Subíosunoenlaespaldadelotroparaquepuedatocarlas.Asíestábien.Damelamano;latuyacabeporlareja,perolamíano.Sonmanosbienchicas,perohanayudadomuchoaMuffPotterymásleayudaríansipudiesen.
Tomllegóasucasatristísimoysussueñosdeaquellanochefueronunasucesión
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de horrores. El próximo día y al siguiente rondó por las cercanías de la sala deltribunal, atraído por un irresistible impulso de entrar, pero conteniéndose parapermanecerfuera.AHuckleocurríalomismo.Seesquivabanmutuamentecongrancuidado. Uno y otro se alejaban de cuando en cuando, pero la misma trágicafascinación los obligaba a volver en seguida. Tom aguzaba el oído cuando algúnociososalíafueradelasala;peroinvariablementeoíamalasnoticias:elcercoseibaestrechandomásymás, implacable,entornodelpobrePotter.AlcabodelsegundodíalaconversacióndelpuebloeraqueladeclaracióndeJoeelIndiosemanteníaenpie a inconmovibleyqueno cabía lamenorduda sobre cuál sería el veredictodeljurado.
Tomseretirómuytardeaquellanocheyentróaacostarseporlaventana.Teníauna terrible excitación y pasaronmuchas horas antes de que se durmiera. Todo elpueblo acudió a la siguientemañanaa la casadel tribunal, porque era aquél el díadecisivo. Ambos sexos estaban representados por igual en el compacto auditorio.Después de una larga espera entró el Jurado y ocupó sus puestos; poco después,Potter, pálido y huraño, tímido a inerte, fue introducido, sujeto con cadenas; ysentado donde todos los ojos curiosos pudieran contemplarle; nomenos conspicuoaparecíaJoeelIndio,impasiblecomosiempre.Hubootraespera,yllegóeljuez,yelsheriff declaró abierta la sesión. Siguieron los acostumbrados cuchicheos entre losabogadosyelmanejoyreunióndepapeles.Esosdetallesylastardanzasypausasquelos acompañaban iban formando una atmósfera de preparativos y expectación, tanimpresionantecomofascinadora.
Se llamó a un testigo, el cual declaró que había encontrado a Muff Potterlavándoseenelarroyoenlasprimerashorasdelamadrugada,eldíaenqueelcrimenfue descubierto, y que inmediatamente se alejó esquivándose. Después de algunaspreguntas,elfiscaldijo:
—Puedeinterrogarleladefensa.E1acusadolevantólosojos,perolosvolvióabajarcuandosudefensordijo:—Notengonadaquepreguntarle.Eltestigoquecompareciódespuésdeclaróacercadehaberseencontradolanavaja
alladodelcadáver.Elfiscaldijo:—Puedeinterrogarleladefensa.—Nadatengoquepreguntarle.Un tercer testigo juróquehabíavisto amenudo lanavaja enposesióndeMuff
Potter.Elabogadodefensortambiénseabstuvodeinterrogarle.Entodoslosrostrosdelpúblicoempezóatraslucirseelenojo.¿Seproponíaaquel
abogadotirarporlaventanalavidadesuclientesinhacerunesfuerzoporsalvarle?VariostestigosdeclararonsobrelaacusadoraactitudobservadaporPottercuando
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lollevaronallugardelcrimen.Todosabandonaronelestradosinserexaminadosporladefensa.
Todoslosdetalles,abrumadoresparaelacusado,deloocurridoenelcementerioenaquellamañana,que todos recordaban tanbien, fueron relatadosanteel tribunalpor testigos fidedignos; pero ninguno de ellos fue interrogado por el abogado dePotter. El asombro y el disgusto del público se tradujo en fuertesmurmullos, queprovocaronunareprimendadeljuez.Elfiscaldijoentonces:
—Bajo el juramentode ciudadanos cuyamerapalabra está por encimade todasospecha, hemos probado, sin que haya posibilidad de duda, que el autor de estehorrendocrimeneseldesgraciadoprisioneroqueestáenesebanco.Notengonadaqueañadiralaacusación.
ElpobrePotterexhalóunsollozo,setapólacaraconlasmanosybalanceabasucuerpoatrásyadelante,mientrasunangustiososilencioprevalecíaenlasala.Muchoshombres estaban conmovidos y la compasión de las mujeres se exteriorizaba enlágrimas.Elabogadodefensorselevantóydijo:
—Enmisprimerasindicaciones,alabrirseestejuicio,dejéentrevermipropósitode probar quemi defendido había realizado ese acto sangriento bajo la influenciaciegaa irresponsabledeundelirioproducidoporel alcohol.Mi intenciónesahoraotra;nohedealegaresacircunstancia. (Dirigiéndoseal alguacil).QuecomparezcaThomasSawyer.
Laperplejidadyelasombrosepintóentodaslascaras,sinexceptuarladePotter.Todaslasmiradas,curiosasainterrogadoras,sefijaronenTomcuandoselevantóyfueaocuparsupuesto,enlaplataforma.Parecíafueradesí,puesestabaatrozmenteasustado.Seletomójuramento.
—ThomasSawyer,¿dóndeestabasel17dejunioaesodelasdocedelanoche?TomechóunamiradaalaférreacaradeJoeelIndioyseletrabólalengua.Todos
tendían ansiosamente el oído, pero las palabras se negaban a salir. Pasados unosmomentos,sinembargo,elmuchachorecuperóalgodesusfuerzasylogróponerlasuficienteensuvozparaqueunapartedelaconcurrenciallegaseaoír:
—Enelcementerio.—Unpocomásalto.Notengasmiedo.Dicesqueestabas…—Enelcementerio.UnadesdeñosasonrisasedibujóenloslabiosdeJoeelIndio.—¿EstabasenalgúnsitiopróximoalasepulturadeWilliams?—Sí,señor.—Hablaunpoquitomásfuerte.¿Aquédistanciaestabas?—Tancercacomoestoydeusted.—¿Dónde?—Detrásdelosolmosquehayjuntoalasepultura.
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PorJoeelIndiopasóunimperceptiblesobresalto.—¿Estabaalguiencontigo?—Sí,señor.Fuiallícon…—Espera…, espera un momento. No te ocupes ahora de cómo se llamaba tu
acompañante.Enelmomentooportunocomparecerátambién.¿Llevasteisallíalgunacosa?
Tomvacilóyparecíaabochornado.—Dilo, muchacho…, y no tengas escrúpulos. La verdad es siempre digna de
respeto.¿Quéllevabasalcementerio?—Nadamásqueun…,un…gatomuerto.Seoyeroncontenidasrisas,alasqueeltribunalseapresuróaponertérmino.—Presentaréasutiempoelesqueletodelgato.Ahora,muchacho,dinostodolo
queocurrió;diloatumanera,notecallesnada,ynotengasmiedo.Tomcomenzó,vacilantealprincipio,peroamedidaqueseibaadentrandoenel
temalaspalabrasfluyeronconmayorsoltura.Alospocosinstantesnoseoyósinolavozdeltestigoytodoslosojosestabanclavadosenél.Conlasbocasentreabiertasyla respiración contenida, el auditorio estaba pendiente de sus palabras, sin darsecuentadeltranscursodeltiempo,arrebatadoporlatrágicafascinacióndelrelato.Latensióndelasemocionesreprimidasllegóasupuntoculminantecuandoelmuchachodijo:«YcuandoeldoctorenarbolóeltablónyMuffPottercayóalsuelo,JoeelIndiosaltóconlanavajay…».
¡Zas!Veloz comouna centella, elmestizo se lanzóhaciaunaventana, se abriópasoporentrelosqueledeteníanydesapareció.
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CapítuloXXIV
UnavezmásvolvíaTomaserunhéroeilustre,mimadodelosviejos,envidiadodelosjóvenes.Hastarecibiósunombrelainmortalidaddelaletradeimprenta,pueselperiódicodelalocalidadmagnificósuhazaña.HabíaquienaugurabaquellegaríaaserPresidentesiselibrabadequeloahorcasen.
Comosucedesiempre,elmundo,tornadizoeilógico,estrujóaMuffPottercontrasu pecho y lo halagó y festejó con la misma prodigalidad con que antes lo habíamaltratado. Pero tal conducta es, al fin y al cabo, digna de elogio; no hay, porconsiguiente,quemeterseaponerfaltas.
Aquellos fueron días de esplendor y ventura para Tom; pero las noches eranintervalos de horror; Joe el Indio turbaba todos sus sueños, y siempre con algo defatídicoensumirada.Nohabíatentaciónquelehicieraasomarlanarizfueradecasaencuantooscurecía.ElpobreHuckestabaenelmismopredicamentodeangustiaypánico, pues Tom había contado todo al abogado la noche antes del día de ladeclaración, y temía que su participación en el asunto llegara a saberse, aunque lafuga de Joe el Indio le había evitado a él el tormento de dar testimonio ante eltribunal. El cuitado había conseguido que el abogado le prometiese guardar elsecreto; pero ¿qué adelantaba con eso?Desde que los escrúpulos de conciencia deTomlearrastrarondenocheacasadeldefensoryarrancaronlatremendahistoriadeunoslabiosselladosporlosmásmacabrosyformidablesjuramentos,laconfianzadeHucken el génerohumano sehabía casi evaporado.Cadadía la gratituddePotterhacíaalegrarseaTomdehaberhablado;perocadanochesearrepentíadenohaberseguido con la lengua queda. La mitad del tiempo temía que jamás se llegase acapturar a Joe el Indio, y la otramitad temía que llegasen a echarlemano.Estabasegurodequenovolveríayaarespirartranquilohastaqueaquelhombremurierayélvieseelcadáver.
Se habían ofrecido recompensas por la captura, se había rebuscado por todo elpaís;peroJoeelIndionoaparecía.Unadeesasomniscientesypasmosasmaravillas,undetective,vinodeSanLuis;olisqueóportodaspartes,sacudiólacabeza,meditócejijunto, y consiguió uno de esos asombrosos éxitos que los miembros de talprofesiónacostumbranaalcanzar.Quiereestodecirque«descubrióunapista».Peronoesposibleahorcaraunapistaporasesinato,yasíesquecuandoeldetectiveacabólatareaysefueasucasaTomsesintióexactamentetaninsegurocomoantes.
Losdíasse fuerondeslizandoperezosamenteycadauno ibadejandodetrás,unpocoaligerado,elpesodeesaspreocupaciones.
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CapítuloXXV
Llegaunmomentoen lavidade todomuchacho rectamenteconstituidoenquesienteundevoradordeseodeiracualquierparteyexcavarenbuscadetesoros.Undía, repentinamente, leentróaTomesedeseo.Seechóa lacalleparabuscaraJoeHarper, pero fracasó en su empeño. Después trató de encontrar a Ben Rogers: sehabía idodepesca.Entoncesse topóconHuckFinn,elde lasManosRojas.Huckserviría para el caso. Tom se lo llevó a un lugar apartado y le explicó el asuntoconfidencialmente.Huck estaba presto.Huck estaba siempre presto para echar unamano en cualquier empresa que ofreciese entretenimiento sin exigir capital, puesteníaunaabrumadorasuperabundanciadeesaclasedetiempoquenoesoro.
—¿Endóndehemosdecavar?—¡Bah!,encualquierparte.—¿Qué?,loshayportodoslados.—No,noloshayEstánescondidosenlossitiosmásraros…;unasveces,enislas;
otras,encofrescarcomidos,debajodelapuntadeunaramadeunárbolmuyviejo,justodondesusombracaeamedianoche;perolamayorparte,enelsuelodecasasencantadas.
—¿Yquiénlosesconde?—Pues los bandidos, por supuesto. ¿Quiénes creías que iban a ser?
¿Superintendentesdeescuelasdominicales?—Nosé.Sifueramíoeldineronoloescondería.Melogastaríaparapasarloen
grande.—Lomismoharíayo;peroalosladronesnolesdaporahí:siempreloesconden
yallílodejan.—¿Ynovuelvenmásabuscarlo?—No;creenquevanavolver,perocasisiempreselesolvidanlasseñales,ose
mueren.Detodosmodos,allísequedamuchotiempo,yseponeroñoso;ydespuésalguno se encuentraunpapel amarillentodondedice cómo sehande encontrar lasseñales…,unpapelquehayqueestardescifrandocasiunasemanaporquecasitodosonsignosyjeroglíficos.
—¿Jero…qué?Jeroglíficos…:dibujosycosas,¿sabes?,queparecequenoquierendecirnada.—¿Tienestúalgúnpapeldeesos,Tom?—No.—Puesentonces¿cómovasaencontrarlasseñales?—Nonecesitoseñales.Siempreloentierrandebajodelpisodecasasconduendes,
oenunaisla,odebajodeunárbolsecoquetengaunaramaquesobresalga.Bueno,puesyahemosrebuscadounpocoporlaIsladeJackson,ypodemoshacerlaprueba
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otravez;yahítenemosaquellacasaviejaencantadajuntoalarroyodeladestilería,ylamardeárbolesconramassecas…,¡carretadasdeellos!
—¿Yestádebajodetodos?—¡Quécosasdices!No.—Puesentonces,¿cómosaberacuáltehasdetirar?—Puesatodosellos.—¡Peroesollevatodoelverano!—Bueno,¿yquémásda?Supontequeteencuentrasuncalderodecobreconcien
dólares dentro, todos enmohecidos, o un arca podrida llena de diamantes. ¿Yentonces?
AHucklerelampaguearonlosojos.—Eso es cosa rica, ¡de primera! Que me den los cien dólares y no necesito
diamantes.—Muybien.Perotenporciertoqueyonovoyatirarlosdiamantes.Loshayque
valenhastaveintedólarescadauno.Casinohayninguno,escasamente,quenovalgacercadeundólar.
—¡No!¿Esdeveras?—Yalocreo:cualquieratelopuededecir.¿Nuncahasvistoninguno,Huck?—No,queyomeacuerde.—Losreyeslostienenaespuertas.—Noconozcoaningúnrey,Tom.—Mefiguroqueno.PerositúfuerasaEuropaveríasmanadasdeellosbrincando
portodaspartes.—¿Deverasbrincan?—¿Brincar…?¡Eresunmastuerzo!¡No!—¿Yentoncesporquélodices?—¡Narices!Quiero decir que los verías… sin brincar, por supuesto: ¿para qué
necesitabanbrincar?Loquequieroquecomprendasesquelosveríasesparcidosportodaspartes,¿sabes?,asícomosinofueracosaespecial.ComoaquelRicardoeldelajoroba.
—Ricardo…¿Cómosellamabadeapellido?—Noteníamásnombrequeése.Losreyesnotienenmásqueelnombredepila.—¿No?—Nolotienen.—Pues,mirasiesolesgusta,Tom,bienestá;peroyonoquieroserunreyytener
nadamás el nombre de pila, como si fuera un negro. Pero dime, ¿dónde vamos acavarprimero?
—Puesno lo sé.Suponte quenos enredamosprimero en aquel árbol viejo quehayenlacuestaalotroladodelarroyodeladestilería.
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—Conforme.Así,pues,seagenciaronunpicoinválidoyunapala,yemprendieronsuprimera
caminatadetresmillas.Llegaronsofocadosyjadeantes,ysetumbaronalasombradeunolmovecino,paradescansaryfumarseunapipa.
—Estomegusta—dijoTom.Yamítambién.—Dime,Huck, si encontramos un tesoro aquí, ¿qué vas a hacer con lo que te
toque?—Puescomerpastelestodoslosdíasybebermeunvasodegaseosa,yademásira
todosloscircosquepasenporaquí.—Bien;¿ynovasaahorraralgo?—¿Ahorrar?¿Paraqué?—Parateneralgodequévivirconeltiempo.—¡Bah!,esonosirvedenada.Papávolveríaalpuebloelmejordíayleecharía
lasuñas,siyonoandabalisto.Yyaveríasloquetardabaenliquidarlo.¿Quévasahacertúconlotuyo,Tom?
—Me voy a comprar otro tambor, y una espada de verdad, y una corbatacolorada,ymevoyacasar.
—¡Casarte!—Esoes.—Tom,tú…,túhasperdidolachaveta.—Esperayverás.—Pueseslacosamástontaquepuedeshacer,Tom.Miraapapáyamimadre.
¿Pegarse…?¡Nuncahacíanotracosa!Meacuerdomuybien.—Esonoquieredecirnada.Lanoviaconquienvoyacasarmenoesdelasquese
pegan.—Amímepareceque todasson iguales,Tom.Todas le tratanaunoapatadas.
Másvaleque lopiensesantes.Es lomejorquepuedeshacer.¿Ycómose llama lachica?
—Noesunachica…,esunaniña.—Eslomismo,semefigura.Unosdicenchica,otrosdicenniña…ytodospuede
quetenganrazón.Pero¿cómosellama?—Yatelodirémásadelante;ahorano.—Bueno,puesdéjalo.Loúnicoquehayesquesitecasasmevoyaquedarmás
soloquenunca.—No,notequedarás;tevendrásavivirconmigo.Ahora,alevantarnosyvamosa
cavar.Trabajaronysudarondurantemediahora.Ningúnresultado.Siguierontrabajando
mediahoramás.Sinresultadotodavía.Huckdijo:
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—¿Loentierransiempreasídehondo?—Aveces,peronosiempre.Generalmente,no.Meparecequenohemosacertado
conelsitio.Escogieronotroyempezarondenuevo.Trabajabanconmenosbrío,perolaobra
progresaba.Cavaronlargoratoensilencio.AlfinHuckseapoyóenlapala,seenjugóelsudordelafrenteconlamangaydijo:
—¿Dóndevasacavarprimerodespuésdequehayamossacadoéste?—PuedequelaemprendamosconelárbolqueestáalláenelmontedeCardiff,
detrásdelacasadelaviuda.—Meparecequeésedebedeserdelosbuenos.Pero¿nonosloquitarálaviuda,
Tom?Estáensuterreno.—¡Quitárnosloella!Puedeserquequierahacer laprueba.Quienencuentrauno
deesostesorosescondidos,éleseldueño.Noimportadequiénseaelterreno.Aquelloeratranquilizador.Prosiguieroneltrabajo.PasadounratodijoHuck:—¡Malditasea!Debemosdeestarotravezenmalsitio.¿Quéteparece?—Esdelomásraro,Huck.Noloentiendo.Algunasvecesandanenellobrujas.
Puedequeenesoconsista.—¡Quizá!Lasbrujasnotienenpodercuandoesdedía.—Sí,esverdad.Nohabíapensadoenello.¡Ah,yaséenquéestálacosa!¡Qué
idiotassomos!Hayquesaberdóndecaelasombradelaramaamedianoche¡yallíesdondehayquecavar!
—¡Malditasea!Hemosdesperdiciadotodoestetrabajoparanada.Puesahoranotenemosmásremedioquevenirdenoche,yestoestálamardelejos.¿Puedessalir?
—Saldré.Tenemosquehacerloestanoche,porquesialguienveestoshoyosenseguidasabráloquehayaquíyseecharásobreello.
—Bueno;yoirépordondetucasaymaullaré.—Convenido,vamosaesconderlaherramientaentrelasmatas.Loschicosestabanallíalahoraconvenida.Sesentaronaesperar,enlaoscuridad.
Eraunparajesolitarioyunahoraquelatradiciónhabíahechosolemne.Losespírituscuchicheaban en las inquietas hojas, los fantasmas acechaban en los rinconeslóbregos,elroncoaullidodeuncanseoíaalolejosyunalechuzalecontestabaconun graznido sepulcral. Los dos estaban intimidados por aquella solemnidad yhablabanpoco.Cuandojuzgaronqueseríanlasdoce,señalarondóndecaíalasombratrazadaporlalunayempezaronacavar.Lasesperanzascrecían.Suinteréseracadavezmásintenso,ysulaboriosidadnole ibaa lazaga.Elhoyosehacíamásymásprofundo; pero cada vez que les daba el corazón un vuelco al sentir que el picotropezabaenalgo,sóloeraparasufrirunnuevodesengaño:noerasinounapiedraounaraíz.
—Esinútil—dijoTomalfin—,Huck,noshemosequivocadootravez.
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—Puesnopodemosequivocarnos.Señalemoslasombrajustodondeestaba.—Yalosé,perohayotracosa.—¿Cuál?—Que no hicimosmás que figurarnos la hora. Puede ser que fuera demasiado
tempranoodemasiadotarde.Huckdejócaerlapala.—¡Eso es!—dijo—. Ahí está el inconveniente. Tenemos que desistir de éste.
Nuncapodremossaberlahorajustay,además,escosademuchomiedoaestahoradelanoche,conbrujasyaparecidosrondandoporahí,deesamanera.Todoeltiempomeestápareciendoquetengoalguiendetrásdemí,ynomeatrevoavolverlacabezaporque puede ser que haya otro delante, aguardando la ocasión.Tengo la carne degallinadesdequeestoyaquí.
—Tambiénamímepasalomismo,Huck.Casisiempremetendentroundifuntocuandoentierranuntesorodebajodeunárbol,paraqueestéallíguardándolo.
—¡Cristo!—Síquelohacen.Siemprelooídecir.Tom,amínomegustaandarhaciendotonteríasdondehaygentemuerta.Aunque
unonoquiera,semeteenenredosconellos;tenloporseguro.—Amí tampocomegustahurgarlos.Figúratequehubieraaquíunoysacase la
calaveraynosdijeraalgo.—¡Cállate,Tom!Esterrible.—Síqueloes.Yonoestoynadatranquilo.—Oye,Tom,vamosadejarestoyaprobarencualquierotrositio.—Mejorserá.—¿Encuál?—Enlacasaencantada.—¡Quelaahorquen!Nomegustanlascasasconduendes.Soncienvecespeores
quelosdifuntos.Losmuertospuedeserquehablen,peronoseaparecenpordetrásconunsudariocuandoestáunodescuidado,ydeprontosacanlacabezaporencimadelhombrodeunoyrechinanlosdientescomolosfantasmassabenhacerlo.Yonopuedoaguantareso,Tom;ninadiepodría.
—Sí, pero los fantasmas no andan por ahí más que de noche; no nos han deimpedirquecavemosallíporeldía.
—Estábien.Perotúsabesdesobraquelagentenoseacercaalacasaencantadanidenochenidedía.
—Eso es,másquenada, porqueno les gusta ir dondehanmatado a uno.Peronuncasehavistonadadenocheporfueradeaquellacasa:sóloalgunaluzazulquesaleporlaventana;nofantasmasdeloscorrientes.
—Bueno, pues si tú ves una de esas luces azules que anda de aquí para allá,
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puedesapostaraquehayunfantasmajustamentedetrásdeella.Esolarazónmismalodice.Porquetúsabesquenadiemásquelosfantasmaslasusan.
—Claroquesí.Pero,detodosmodos,nosemeneandedíay¿paraquévamosatenermiedo?
—Pues la emprenderemos con la casa encantada si tú lodices; peromeparecequecorremospeligro.
Paraentoncesyahabíancomenzadoabajar la cuesta.Allá abajo, enmediodelvalle, iluminado por la luna, estaba la casa encantada, completamente aislada,desaparecidaslascercasdemuchotiempoatrás,conlaspuertascasiobstruidasporlabravía vegetación, la chimenea en ruinas, hundida una punta del tejado. Losmuchachossequedaronmirándola,casiconeltemordeverpasarunaluzazuladapordetrás de la ventana.Después, hablando en voz queda, como convenía a la hora yaquellos lugares, echaron a andar, torciendo hacia la derecha para dejar la casa arespetuosadistancia,ysedirigieronalpueblo,cortandoatravésdelosbosquesqueembellecíanelotroladodelmonteCardiff.
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CapítuloXXVI
Seríanlasdocedelsiguientedíacuandolosdosamigosllegaronalárbolmuerto:iban en busca de sus herramientas. Tom sentía gran impaciencia por ir a la casaencantada;Hucklasentíatambién,aunqueengradoprudencial,perodeprontodijo:
—Oye,Tom,¿sabesquédíaeshoy?Tom repasó mentalmente los días de la semana y levantó de repente los ojos
alarmados.—¡Anda!,nosemehabíaocurridopensareneso.—Tampocoamí;peromevinodegolpelaideadequeeraviernes.—¡Quéfastidio!Todocuidadoespoco,Huck.Acasohayamosescapadodebuena
pornohabernosmetidoenestoenunviernes.—¡Acaso…!Seguroquesí.Puedeserquehayadíasdebuenasuerte,¡peroloque
eslosviernes…!—¡Todo el mundo sabe eso! No creas que has sido tú el primero que lo ha
descubierto.—¿He dicho yo que era el primero? Y no es sólo que sea viernes, sino que
ademásanochetuveunmalsueño:soñéconratas.—¡No!Señaldeapuros.¿Reñían?—No.—Esoesbueno,Huck.Cuandonoriñenessóloseñaldequeandarondandoun
apuro.No haymás que andar listo y librarse de él.Vamos a dejar eso por hoy, yjugaremos.¿SabesjugaraRobinHood?
—No;¿quiénesRobinHood?—PueseraunodelosmásgrandeshombresquehuboenInglaterra…yelmejor.
Eraunbandido.—¡Quégusto!¡Ojalálofuerayo!¿Aquiénrobaba?—Únicamentealossheriffyobisposyalosricosyreyesygenteasí.Nuncase
metíaconlospobres.Losqueríamucho.Siempreibaapartesigualesconellos,hastaelúltimocentavo.
—Bueno,puesdebíadeserunhombrecontodalabarba.—Yalocreo.Era lapersonamásnoblequehahabidonunca.Podíaa todos los
hombresdeInglaterraconunamanoatadaatrás;ycogíasuarcodetejoyatravesabaunamonedadediezcentavos,sinmarrarunavez,amillaymediadedistancia.
—¿Quéesunarcodetejo?—Nolosé.Esunaespeciedearco,porsupuesto.Ysidabaalamonedanadamás
queenelborde,setirabaalsueloylloraba,echandomaldiciones.JugaremosaRobinHood;esmuydivertido.Yoteenseñaré.
—Conforme.
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Jugaron,pues,aRobinHoodtodalatarde,echandodevezencuandounaansiosamiradaalacasadelosduendesyhablandodelosproyectosparaeldíasiguienteydeloqueallípudieraocurrirles.Alponerseelsolemprendieronelregresoporentrelaslargas sombras de los árboles y pronto desaparecieron bajo las frondosidades delmonteCardiff.
El sábado, poco después de mediodía, estaban otra vez junto al árbol seco.Echaronuna pipa, charlando a la sombra, y después cavaronun poco en el últimohoyo,nocongrandesesperanzasytansóloporqueTomdijoquehabíamuchoscasosenquealgunoshabíandesistidodehallaruntesorocuandoyaestabanadosdedosdeél,ydespuésotrohabíapasadoporallíylohabíasacadoconunsologolpedepala.Lacosafallóestavez,sinembargo;asíesquelosmuchachosseecharonalhombrolasherramientasy se fueron, con la conviccióndequenohabíanbromeadocon lasuerte,sinoquehabíanllenadotodoslosrequisitosyordenanzaspertinentesaloficiodecazadoresdetesoros.
Cuando llegaron a la casa encantada había algo tan fatídico y medroso en elsilenciodemuertequeallíreinababajoelsolabrasador,yalgotandesalentadorenlasoledad y desolación de aquel lugar, que por un instante tuvieron miedo deaventurarsedentro.Después,sedeslizaronhacialapuertayatisbaron,temblando,elinterior.Vieronunahabitaciónencuyopiso,sinpavimento,crecíalahierbayconlosmurossinrevocar;unachimeneadestrozada, lasventanassincierresyunaescaleraruinosa; y por todas partes telas de araña colgantes y desgarradas. Entraron depuntillas,latiéndoleselcorazón,hablandoenvozbaja,alertaeloídoparaatraparelmásleveruidoyconlosmúsculostensosypreparadosparalahuida.
Apocolafamiliaridadaminorósustemoresypudieronexaminarminuciosamenteellugarenqueestaban,sorprendidosyadmiradosdesupropiaaudacia.Enseguidaquisieron echarunamirada al pisode arriba.Subir era cortarse la retirada, pero seazuzaron el uno al otro y eso no podía tener más que un resultado: tiraron lasherramientasenunrincónysubieron.Allíhabíalasmismasseñalesdeabandonoyruina. En un rincón encontraron un camaranchón que prometíamisterioso; pero lapromesa fue un fraude: nada había allí. Estaban ya rehechos y envalentonados. Sedisponíanabajaryponersealtrabajocuando…
—¡Chist!—dijoTom.—¿Qué?¡AyDios!¡Corramos!—Estatequieto,Huck.Notemuevas.Vienenderechoshacialapuerta.Setendieronenelsuelo,conlosojospegadosalosresquiciosdelas tarimas,y
esperaronenunaagoníadeespanto.—Se han parado…No, vienen…Ahí están.No hables,Huck. ¡Dios, quién se
vieralejos!Doshombresentraron.Cadaunodeloschicossedijoasímismo:
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—Ahí está el viejo español sordomudo que ha andado una o dos veces por elpuebloestosdías;alotronolohevistonunca.
«El otro» era un ser haraposo y sucio y de no muy atrayente fisonomía. Elespañol estaba envuelto en un sarape; tenía unas barbas blancas y aborrascadas,largas greñas, blancas también, que le salían por debajo del ancho sombrero, yllevaba anteojos verdes. Cuando entraron, «el otro» iba hablando en voz baja. Sesentaronenel suelo,decaraa lapuertaydeespaldasalmuro,yelque llevaba lapalabracontinuóhablando.Pocoapocosusademanessehicieronmenoscautelososymásaudiblessuspalabras.
—No—dijo—.Lohepensadobienynomegusta.Espeligroso.¡Peligroso!—refunfuñóelespañol«sordomudo»,congransorpresadelosmuchachos—.¡Gallina!
Suvozdejóaaquéllosatónitosyestremecidos.¡EraJoeelIndio!Hubounlargosilencio;despuésdijoJoe:
—Noesmáspeligrosoqueelgolpedealláarriba,ynadanosvinodeél.—Esoesdiferente.Tan lejos ríoarribaysinningunaotracasacerca.Nuncase
podríasaberquelohabíamosintentadosinosfallaba.—Bueno;¿yquécosahaydemáspeligroqueveniraquídedía?Cualquieraque
nosviesesospecharía.—Yalosé.Peronohabíaningúnotrositiotanalamanodespuésdeaquelgolpe
idiota.Yoquieroirmedeestaconejera.Quiseirmeayerperodenadaservíatratardeasomarfueralaorejaconaquelloscondenadoschicosjugandoallíenloalto,frenteporfrente.
Los«condenadoschicos»seestremecierondenuevoaloíresto,ypensaronenlasuertequehabíantenidoeldíaantesenacordarsedequeeraviernesydejarloparaelsiguiente. ¡Cómo se dolían de no haberlo dejado para otro año! Los dos hombressacaronalgodecomeryalmorzaron.Despuésdeuna largaysilenciosameditacióndijoJoeelIndio:
—Óyeme,muchacho: tú te vuelves río arriba a tu tierra.Esperas allí hasta queoigasdemí.Yovoyaarriesgarmeacaerporelpueblonadamásqueotravez,paraechar unamirada por allí. Daremos el golpe «peligroso» después de que yo hayaatisbadounpocoyveaquelascosassepresentanbien.Después,¡aTexas!Haremoselcaminojuntos.
Aquelloparecíaaceptable.Despuéslosdosempezaronabostezar,yJoedijo:—Estoymuertodesueño.Atitetocavigilar.Seacurrucóentrelashierbasyapocoempezóaroncar.Sucompañerolehurgó
paraqueguardasesilencio.Despuéselcentinelacomenzóadarcabezadas,bajandolacabezacadavezmás,yapocoratolosdosroncabanalapar.
Losmuchachosrespiraronsatisfechos.—¡Ahoraeslanuestra!—murmuróTom—.¡Vámonos!
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—Nopuedo—respondióHuck—:mecaeríamuertosisedespertasen.Tominsistía;Hucknosedeterminaba.AlfinTomse levantó, lentamenteycon
gran cuidado, y echó a andar solo. Pero al primer paso hizo dar tal crujido aldesvencijadopavimento,quevolvióatenderseenelsueloanonadadodeespanto.Noosórepetirel intento.Allísequedaroncontandolos interminablesmomentos,hastaparecerlesqueeltiempoyanocorríayquelaeternidadibaenvejeciendo;ydespuésnotaronconplacerquealfinseestabaponiendoelsol.
En aquel momento cesó uno de los ronquidos. Joe el Indio se sentó, miróalrededorydirigióunaaviesasonrisaasucamarada,elcualteníacolgandolacabezaentrelasrodillas.Leempujóconelpie,diciéndole:
—¡Vamos! ¡Vaya un vigilante que estás hecho! Pero no importa; nada haocurrido.
—¡Diablo!¿Mehedormido?—Unasmiajas.Ya es tiempo de ponerse enmarcha, compadre. ¿Qué vamos a
hacerconlopocodepastaquenosqueda?—Noséquétediga;meparecequedejarlaaquícomosiemprehemoshecho.De
nadasirvequenoslollevemoshastaquesalgamoshaciaelSur.Seiscientoscincuentadólaresenplatapesanunpocoparallevarlos.
—Bueno;estábien…;noimportavolverotravezporaquí.—No;perohabráquevenirdenoche,comohacíamosantes.Esmejor.—Sí,peromira:puedepasarmuchotiempoantesdequesepresenteunabuena
ocasiónparaestegolpe;puedenocurriraccidentes,porqueelsitionoesmuybueno.Vamosaenterrarlodeverdadyaenterrarlohondo.
—¡Buena idea! —dijo el compinche; y atravesando la habitación de rodillas,levantóunade las losasdel fogóny sacóun talegodelque salíaungrato tintineo.Extrajo de él veinte o treinta dólares para él y otros tantos para Joe, y entregó eltalegoaéste,queestabaarrodilladoenunrincón,haciendounagujeroenelsueloconsucuchillo.
En un instante olvidaron los muchachos todos sus temores y angustias. Conávidos ojos seguían hasta los menores movimientos. ¡Qué suerte! ¡No era posibleimaginar aquello! Seiscientos dólares era dinero sobrado para hacer ricos amediadocenadechicos.Aquello era la casade tesorosbajo losmejores auspicios:yanohabría enojosas incertidumbres sobre dónde había que cavar. Se hacían guiños aindicaciones con la cabeza: elocuentes signos fáciles de interpretar porque nosignificabanmásqueesto:«Dime,¿noestáscontentodeestaraquí?».
ElcuchillodeJoetropezóconalgo.—¡Hola!—dijoaquél.—¿Quéeseso?—preguntósucompañero.—Una tablamediopodrida…No; esuna caja.Echaunamanoyveremospara
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quéestáaquí.Nohacefalta:lehehechounboquete.Metióporéllamanoylasacóenseguida.—¡Cristo!¡Esdinero!Ambosexaminaronelpuñadodemonedas.Erandeoro.Tansobreexcitadoscomo
ellosestabanlosdosrapacesalláarriba,ynomenoscontados.ElcompañerodeJoedijo:—Esto lo arreglaremos a escape. Aquí hay un pico viejo entre la broza, en el
rincón,alotroladodelachimenea.Acabodeverlo.Fuecorriendoyvolvióconelpicoylagaladelosmuchachos.JoeelIndiocogió
elpico,loexaminóminuciosamente,sacudiólacabeza,murmuróalgoentredientesycomenzóausarlo.
En unmomento desenterró la caja.No eramuy grande y estaba reforzada conherrajes,yhabíasidomuyreciaantesdequeel lentopasardelosañoslaaveriase.Losdoshombrescontemplaroneltesoroconbeatíficosilencio.
—Compadre,aquíhaymilesdedólares—dijoJoeelIndio.—Siempre se dijo que los de la cuadrilla de Murrel anduvieron por aquí un
verano—observóeldesconocido.—Yalosé—dijoJoe—,yestotienetrazadesercosadeellos.—Ahorayanonecesitarásdaraquelgolpe.Elmestizofruncióelceño.—Túnomeconoces—dijo—.Porlomenosnosabesnadadelcaso.Nosetrata
sólo de un robo: es una venganza —y un maligno fulgor brilló en sus ojos—.Necesitaréquemeayudes.Cuandoestéhecho…,entonces, aTexas.Vetea tucasacontuparienta,ytuschicos,yestatepreparadoparacuandoyodiga.
—Bueno,sitúlodices.¿Quéharemosconesto?¿Volverloaenterrar?—Sí.(Gran júbiloenelpisodearriba).No, ¡deningúnmodo!, ¡no! (Profundo
desencanto en lo alto). Ya no me acordaba. Ese pico tiene pegada tierra fresca.(Terroren losmuchachos). ¿Quéhacíanaquí esapalay esepico?¿Quién los trajoaquí…ydónde seha idoelque los trajo? ¡Qué! ¿Enterrarlo aquíyquevuelvanyveanelpisoremovido?Noenmisdías.Lollevaremosamicobijo.
—¡Claroquesí!Podíamoshaberlopensadoantes.¿Piensasquealnúmerouno?—No,alnúmerodos,debajodelacruz.Elotrositionoesbueno…,demasiado
conocido.—Muybien.Yaestácasilobastanteoscuroparairnos.JoeelIndiofuedeventanaenventanaatisbandocautelosamente.Despuésdijo:—¿Quiénpodráhabertraídoaquíesasherramientas?¿Teparecequepuedanestar
arriba?Los muchachos se quedaron sin aliento… Joe el Indio puso la mano sobre el
cuchillo,sedetuvounmomento,indeciso,ydespuésdiomediavueltaysedirigióala
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escalera. Los chicos se acordaron del camaranchón, pero estaban sin fuerzas,desfallecidos. Los pasos crujientes se acercaban por la escalera… La insufribleangustia de la situación despertó sus energías muertas, y estaban ya a punto delanzarse hacia el cuartucho, cuando se oyó un chasquido y el derrumbamiento demaderas podridas, y Joe el Indio se desplomó, entre las ruinas de la escalera. Seincorporó,echandojuramentos,ysucompañeroledijo.
—¿Dequésirvetodoeso?Sihayalguienyestáalláarriba,quesigaahí,¿quénosimporta? Si quiere bajar y buscar camorra, ¿quién se lo impide?Dentro de quinceminutosesdenoche…,yquenossigansilesapetece;nohayinconveniente.Piensoyoquequienquieraquetrajoestascosasaquínosechólavistaynostomóportrasgosodemonios,oalgoporelestilo.Apuestoaqueaúnnohaacabadodecorrer.
Joerefunfuñóunrato,despuésconvinoconsuamigoenquelopocoquetodavíaqueda de claridad debía aprovecharse en preparar las cosas para la marcha. Pocodespués se deslizaron fuera de la casa, en la oscuridad, cada vez más densa, delcrepúsculo,yseencaminaronhaciaelríoconsupreciosacaja.
TomyHuckselevantarondesfallecidos,peroenormementetranquilizados,ylossiguieronconlavistaatravésdelosresquiciosporentrelostroncosqueformabanelmuro. ¿Seguirlos? No estaban para ello. Se contentaron con descender otra vez atierrafirme,sinromperseningúnhueso,ytomaronlasendaquellevabaalpuebloporencima del monte. Hablaron poco; estaban harto ocupados en aborrecerse a símismos,enmaldecirlamalasuertequeleshabíahechollevarallíelpicoylapala.Anoserporeso,jamáshubierasospechadoJoe.Allíhabríaescondidoeloroylaplatahastaque,satisfechasu«venganza»,volvieraarecogerlos,yentonceshubierasufridoeldesencantodeencontrarseconqueeldinerohabíavolado.¡Quémalasuertehaberdejadoallílasherramientas!Resolvieronestarenacechoparacuandoelfalsoespañolvolviera al pueblobuscando la ocasiónpara realizar sus propósitos devenganza, yseguirlehastael«númerodos», fueraaquello loque fuera.Despuésse leocurrióaTomunasiniestraidea:
—¿Venganza?—dijo—.¿Ysifueradenosotros,Huck?—¡Nodigaseso!—exclamóHuck,apuntodedesmayarse.Discutieron el asunto, y para cuando llegaron al pueblo se habían puesto de
acuerdoencreerqueJoepudierareferirseaalgúnotro,oalmenosquesólosereferíaaTom,puestoqueéleraelúnicoquehabíadeclarado.
¡Menguadoconsuelo eraparaTomverse solo en el peligro!Estar en compañíahubierasidounapositivamejora,pensó.
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CapítuloXXVII
La aventura de aquel día obsesionó a Tom durante la noche, perturbando sussueños.Cuatrovecestuvoenlasmanoselricotesoroycuatrovecesseevaporóentresusdedosalabandonarleelsueñoydespertaralarealidaddesudesgracia.Cuando,despabiladoya,en lasprimerashorasde lamadrugadarecordaba los incidentesdelmagno suceso le parecían extrañamente amortiguados y lejanos, como si hubieranocurrido en otromundoo en un pasado remoto. Pensó entonces que acaso la granaventuranofuerasinounsueño.Habíaundecisivoargumentoenfavordeesaidea,asaber:quelacantidaddedineroquehabíavistoerademasiadocuantiosaparatenerexistenciareal.Jamáshabíanvistosusojoscincuentadólares juntos,y,comotodoslos chicos de su edad y de su condición, se imaginaba que todas las alusiones a«cientos»ya«miles»noeransinofantásticosmodosdeexpresiónyquenoexistíantalessumasenelmundo.Nuncahabíasospechado,niporuninstante,quecantidadtanconsiderablecomociendólarespudierahallarseendinerocontanteenposesióndenadie.Sisehubierananalizadosusideassobretesorosescondidossehabríavistoque consistían éstos en un puño de monedas reales y una fanega de otras vagas,maravillosas,impalpables.
Pero los incidentesdesuaventura fueronapareciendoconmayor relieveymásrelucientesyclarosafuerzadefrotarlospensandoenellos;yasísefueinclinandoalaopinióndequequizáaquellonofueraunsueño,despuésdetodo.Habíaqueacabarconaquellaincertidumbre.TomaríaunbocadoyseiríaenbuscadeHuck.
Elcualestabasentadoenlabordadeunachalana,abstraído,chapoteandolospiesenelagua,sumidoenunaintensamelancolía.TomdecidiódejarqueHuckllevaselaconversaciónhaciaeltema.Siasínolohacía,señaldequetodoellonoeramásqueunsueño.
—¡Hola,Huck!—¡Hola,tú!Unminutodesilencio.—Tom, si hubiéramos dejado las condenadas herramientas en el árbol seco
habríamoscogidoeldinero.¡Malditasea!—¡Puesentoncesnoessueño!¡Noesunsueño!Casicasiquisieraquelofuese.
¡Quemematensinolodigodeveras!¿Quéesloquenoesunsueño?—Lodeayer.Casicreíaqueloera.—¡Sueño! ¡Si no se llega a romper la escalera ya hubieras visto si era sueño!
Hartas pesadillas he tenido toda la noche con aquel maldito español del parchecorriendotrasdemí…¡Asíloahorquen!
—No,ahorcarlono…¡encontrarlo!¡Descubrireldinero!
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—Tom,nohemosdedarconél.Unaocasióncomoésadedarconuntesorosóloselepresentaaunounavez,yésalahemosperdido.¡Eltemblorquemeibaaentrarsivolvieraaveraesehombre!
—Amílomismo;pero,contodo,quisieraverlo,yseguirtrasélhastadarconsu«númerodos».
—Númerodos,esoes.Heestadopensandoenello;peronocaigoenloquepuedaser…¿Quécreestúqueserá?
—Nolosé.Escosademasiadooculta.Dime,Huck,¿seráelnúmerodeunacasa?—¡Esoes…!No,Tom,noeseso.Silofueranoseríaenestapoblacióndepito.
Aquínotienennúmerolascasas.—Esverdad.Déjamepensarunpoco.Yaestá: es elnúmerodeuncuarto…en
unaposada:¿quéteparece?—¡Ahíestáelclavo!Sólohaydosposadasaquí.Vamosaaveriguarloenseguida.—Estateaquí,Huck,hastaqueyovuelva.Tomsealejóalpunto.NogustabadequelevieranencompañíadeHuckensitios
públicos.Tardómediahoraenvolver.Habíaaveriguadoqueen lamejorposada,elnúmerodosestabaocupadoporunabogadojoven.Enlamásmodestaelnúmerodoseraunmisterio.Elhijodelposaderodijoqueaquelcuartoestabasiemprecerradoynuncahabíavistoentrarnisaliranadie,anoserdenoche;nosabíalarazóndequeasí fuera; le había picado a veces la curiosidad, pero flojamente; había sacado elmejor partido del misterio solazándose con la idea de que el cuarto estaba«encantado»;habíavistoluzenéllanocheantes.
—Esoes loquehedescubierto,Huck.Meparecequeésteeselpropionúmerodos,traselqueandamos.
—Meparecequesí…Yahora¿quévasahacer?—Déjamepensar.Tommeditólargorato.Despuéshablóasí:—Voy a decírtelo. La puerta trasera de ese número dos es la que da a aquel
callejón sin salida que hay entre la posada y aquel nidal de ratas del almacén deladrillos.Puesahoravasareunirtodaslasllavesdepuertasaquepuedasecharmanoy yo cogeré todas las de mi tía, y en la primera noche oscura vamos allí y lasprobamos.Ycuidadoconquedejesdeestar enacechode Joeel Indio,puestoquedijoquehabíadevolverotravezporaquíparabuscarunaocasiónparasuvenganza.Sileves,lesigues;ysinovaalnúmerodos,esqueaquélnoeselsitio.
—¡Cristo!,¡nomegustaesodeseguirloyosolo!—Serádenoche,seguramente.Puedeserquenisiquieratevea,ysiteve,puede
quenoseleocurrapensarnada.—Puedeserquesiestámuyoscuro,meatrevaaseguirle.No losé,no losé…
Tratarédehacerlo.
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—A mí no me importaría seguirle siendo de noche, Huck. Mira que acasodescubraquenopuedevengarseysevayaderechoacogereldinero.
—Tienesrazón;asíes.Leseguiré…,lehedeseguiraunquesehundaelmundo.—Esoeshablar.Noteablandes,Huck,quetampocohedeaflojaryo.
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CapítuloXXVIII
Tom y Huck se aprestaron aquella noche para la empresa. Rondaron por lascercanías de la posada, hasta después de las nueve, vigilando uno el callejón adistanciayelotrolapuertadelaposada.Nadiepenetróenelcallejónnisalióporallí;nadieque,separeciesealespañoltraspasólapuerta.Lanocheparecíaserena;asíesqueTomsefueasucasadespuésdeconvenirquesillegabaaponersemuyoscuro,Huck iría a buscarle ymaullaría y entonces él se escaparía para que probasen lasllaves.PerolanochecontinuóclarayHuckabandonólaguardiaysefueaacostarenunbarrildeazúcar,vacío,aesodelasdoce.
No tuvieron elmartesmejor suerte, y elmiércoles tampoco. Pero la noche deljueves se mostró más propicia. Tom se evadió en el momento oportuno con unamaltrecha linterna de hojalata, de su tía, y una toalla para envolverla. Ocultó lalinterna en el barril de azúcar deHuck ymontaron la guardia. Una hora antes demedia noche se cerró la taberna, y sus luces—únicas que por allí se veían— seextinguieron.Nosehabíavistoalespañol;nadiehabíapasadoporelcallejón.Todose presentaba propicio. La oscuridad era profunda: la perfecta quietud sólo seinterrumpía,detardeentarde,porelrumordetruenoslejanos.
Tomsacólalinterna,laencendiódentrodelbarrilenvolviéndolacuidadosamenteenlatoalla,ylosdosaventurerosfueronavanzandoenlastinieblashacialaposada.Huck sequedódecentinelayTomentróa tientas enel callejón.Despuéshubounintervalodeansiosaespera,quepesósobreelespíritudeHuckcomounamontaña.EmpezóaanhelarqueseviesealgúndestellodelalinternadeTom:esolealarmaría,peroalmenosseríaseñaldequeaúnvivíasuamigo.
Parecía que ya habían transcurrido horas enteras desde que Tom desapareció.Seguramentelehabíadadounsoponcio;puedeserqueestuviesemuerto;quizáselehabíaparalizadoelcorazóndepuroterrorysobresalto.Arrastradoporsuansiedad,Huck se iba acercandomás ymás al callejón, temiendo toda clase de espantablessucesosyesperandoacadasegundoelestallidodealgunacatástrofequeledejasesinaliento.Noparecíaquelepudieraquitarmucho,porquerespirabaapenasyelcorazónle latíacomosi fueraa rompérsele.Deprontohuboundestellode luzyTompasóanteélcomounaexhalación.
—¡Corre!—ledijo—.¡Sálvate!¡Corre!Nohubieranecesitadoquese lo repitiera: laprimeraadvertencia fuesuficiente:
Huck estaba haciendo treinta o cuarenta millas por hora para cuando se oyó lasegunda.Ninguno de los dos se detuvo hasta que llegaron bajo el cobertizo de unmatadero abandonado, en las afueras del pueblo.Al tiempoque llegaban estalló latormenta y empezó a llover a cántaros. Tan pronto comoTom recobró el resuello,dijo:
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—Huck,¡hasidoespantoso!Probédosllavescontodalasuavidadquepude;perohacíantalruido,quecasinopodíatenermeenpiedepuromiedo.Además,nodabanvueltaenlacerradura.Bueno,puessinsaberloquehacía,cogíeltiradordelapuertay…¡seabrió!Noestabacerrada.Entrédepuntillasytirélatoalla,y…¡Diosdemivida…!
—¡Qué…!,¿quéesloqueviste,Tom?—Huck,¡depocolepisounamanoaJoeelIndio!—¡No…!—¡Sí!Estaba tumbado,dormidocomounleño,enelsuelo,conelparcheenel
ojoylosbrazosabiertos.—¿Yquéhiciste?¿Sedespertó?—No,no se rebulló.Borracho,me figuro.Nohicemásque recoger la toalla y
salirdisparado.—Nuncahubierayoreparadoenlatoalla.Yosí.¡Habríaquehabervistoamitíasillegoaperderla!—Dime,Tom,¿vistelacaja?—Nomeparéamirar.Novi lacajani lacruz.Novimásqueunabotellayun
vasodeestañoenelsueloalaveradeJoe.Sí,yvidosbarricasylamardebotellasenelcuarto.¿Nocomprendesahoraquéesloquelepasaaaquelcuarto?
—¿Qué?—Pues que está encantado dewhisky. Puede ser que en todas las «Posadas de
Templanza»[7]tenganuncuartoencantado,¿eh?—Puedequeseaasí.¡Quiénibaahaberlopensado!Pero,oye,Tom,ahoraesla
mejorocasiónparahacernosconlacaja,siJoeelIndioestáborracho.—¿Deveras?¡Pueshazlaprueba!Huckseestremeció.—No,meparecequeno.Yamítambiénmeparecequeno.UnasolabotellajuntoaJoenoessuficiente.Si
hubierahabidotres,estaríatanborrachoqueyomeatreveríaaintentarlo.Meditaronlargorato,yalfindijoTom:—Mira,Huck,másvalequenointentemosmásesohastaquesepamosqueJoeno
estáallí.Escosadedemasiadomiedo.Perosivigilamos todas lasnoches,estamossegurosdeverlosaliralgunavez,yentoncesatrapamoslacajaenunsantiamén.
—Conforme.Yovigilaré todas lasnoches, sindejarninguna,si túhaces laotrapartedeltrabajo.
—Muybien,loharé.Todoloquetútienesquehaceresircorriendoamicalleymaullar,ysiestoydurmiendotirasunachinaalaventana,yyametienesdispuesto.
—Conforme.¡Deprimera!—Ahora,Huck,yahapasadolatormenta,ymevoyacasa.Dentrodeunparde
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horasempezaráaserdedía.Tútevuelvesyvigilastodoeserato,¿quieres?—He dicho que lo haría, y lo haré. Voy a rondar esa posada todas las noches
aunqueseaunaño.Dormirédedíayharélaguardiaporlanoche.—Esoes.¿Ydóndevasadormir?—En el pajar de Ben Rogers. Ya sé que élme deja y también el negro de su
padre,eltíoJake.Acarreoaguaparaeltíocuandolanecesita,ysiemprequeyoselopidomedaalgunacosadecomer,sipuedepasarsinella.Esunnegromuybueno,Tom.Elmequiereporqueyonuncamedoyimportanciaconél.Algunasvecesmehesentadoconélacomer.Peronolodigasporahí.Unotienequehacercosascuandoleaprietamuchoelhambrequenoquisierahacerdeordinario.
—Bueno; si no te necesito por el día,Huck, te dejaré que duermas.No quieroandartefastidiando.Acualquierhoraquedescubrastúalgodenoche,echasacorrerymaullas.
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CapítuloXXIX
LoprimeroquellegóaoídosdeTomenlamañanadelviernesfueunajubilantenoticia:lafamiliadeljuezThatcherhabíaregresadoalpuebloaquellanoche.TantoelIndio Joecomoel tesoropasaronen seguidaa segundo término,yBeckyocupóellugarpreferenteenelinterésdelmuchacho.Lavioygozaronhastahartarsejugandoalesconditeyalascuatroesquinasconunabandadadecondiscípulos.Lafelicidaddeldía tuvodignoremateycorona.Beckyhabía importunadoasumadreparaquecelebrasealsiguientedía lameriendacampestre,de tanto tiempoatrásprometidaysiempreaplazada,ylamamáaccedió.Elgozodelaniñanotuvolímites,yeldeTomnofuemenor.Lasinvitacionessehicieronalcaerlatardeainstantáneamentecundióuna fiebre de preparativos y de anticipado júbilo entre la gente menuda. Lanerviosidad de Tom le hizo permanecer despierto hasta muy tarde, y estaba muyesperanzado de oír el «¡miau!» de Huck y de poder asombrar con su tesoro alsiguiente día a Becky y demás comensales de la merienda; pero se frustró suesperanza.Nohuboseñalesaquellanoche.
Llegó al fin la mañana, y para las diez o las once una alborotada y ruidosacompañíasehallabareunidaencasadeljuez,ytodoestabaprestoparaemprenderlamarcha. No era costumbre que las personas mayores aguasen estas fiestas con supresencia. Se consideraba a los niños seguros bajo las alas protectoras de unascuantasseñoritasdedieciochoañosyunoscuantoscaballeretesdeveintitrésocosaasí.Laviejabarcazadevaporqueservíaparacruzarelríohabíasidoalquiladaparala fiesta, y a poco la jocunda comitiva, cargada de cestas conprovisiones, llenó lacalle principal. Sid estabamaloy se quedó sin fiesta;Mary se quedó en casa parahacerlecompañía.LaúltimaadvertenciaquelaseñoradeThatcherhizoaBeckyfue:
—Novolveréishastamuytarde.Quizáseamejorquetequedesapasarlanocheconalgunadelasniñasquevivencercadelembarcadero.
—EntoncesmequedaréconSusyHarper,mamá.—Muybien.Ytencuidado,ysébuena,ynodesmolestias.Pocodespués,yaenmarcha,dijoTomaBecky:—Oyevoyadecirte loquehemosdehacer.Envezde ir acasade JoeHarper
subimosalmonteyvamosacasadelaviudadeDouglas.Tendráhelados.Lostomacasitodoslosdías…,carretadasdeellos.Ysehadealegrardequevayamos.
—¡Quédivertidoserá!DespuésBeckyreflexionóunmomentoyañadió:—Pero¿quévaadecirmamá?—¿Cómovaasaberlo?Laniñarumióunratolaideaydijovacilante:—Meparecequenoestábien…pero…
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—Pero…¡nada!Tumadrenolohadesaber,yasí,¿dóndeestáelmal?Loqueellaquiereesqueestésenlugarseguro,yapuestoaquetehubieradichoquefuesesallísiselellegaaocurrir.Deseguroquesí.
La generosa hospitalidad de la viuda era un cebo tentador. Y ello y laspersuasionesdeTomganaronlabatalla.Sedecidió,pues,anodecirnadaanadieencuantoalprogramanocturno.
DespuésseleocurrióaTomquequizáHuckpudierairaquellanocheyhacerlaseñal.Estaidealequitógranpartedelentusiasmoporsuproyecto.Pero,contodo,noseaveníaarenunciaralosplaceresdelamansióndelaviuda.¿Yporquéhabíaderenunciar?—pensaba—.Siaquellanochenohuboseñal, ¿eramásprobableque lahubiera la noche siguiente? El placer cierto que le aguardaba le atraíamás que elincierto tesoro;y,comoniñoqueera,decidiódejarse llevarporsu inclinaciónynovolverapensarenelcajóndedineroentodoelrestodeldía.
Tresmillasmásabajode lapoblación labarcaza sedetuvoa la entradadeunafrondosaensenadayechólasamarras.Lamultitudsaltóatierra,yenunmomentolaslejanías del bosque y los altos peñascales resonaron por todas partes con gritos yrisas.Todos losdiversosprocedimientosde llegara lasofocaciónyalcansanciosepusieronenpráctica,ydespuéslosexpedicionariosfueronregresandopocoapocoalpunto de reunión, armados de fieros apetitos, y comenzó la destrucción yaniquilamiento de los gustosos alimentos. Después del banquete hubo un rato decharla y refrescante descanso bajo los corpulentos y desparramados robles.Al fin,alguiengritó:
—¿Quiénquiereveniralacueva?Todos estaban dispuestos. Se buscaron paquetes de bujías y en seguida todo el
mundosepusoenmarchamontearriba.Labocadelacuevaestabaenlaladera,yeraunaaberturaenformadeA.Lareciapuertaderobleestabaabierta.Dentrohabíaunapequeñacavidad,fríacomounacámarafrigorífica,construidaporlaNaturalezaconsólidos muros de roca caliza que rezumaba humedad, como un sudor frío. Erarománticoymisteriosoestarallíenlaprofundidadsombríayveralláfueraelverdevalleresplandecientedesol.Peroloimpresionantedelasituaciónsedisipóprontoyel alboroto se reanudó en seguida.En elmomento enque cualquiera encendíaunavelatodosselanzabansobreél,setramabaunavivaescaramuzadeataqueydefensa,hastaquelabujíarodabaporelsuelooquedabaapagadadeunsoplo,entregrandesrisas y nuevas repeticiones de la escena. Pero todo acaba, y al fin la procesiónempezóasubirlaabruptacuestadelagaleríaprincipal,ylavacilantehileradelucespermitíaentreverlosingentesmurosderocacasihastaelpuntoenquesejuntabanaveintemetrosdealtura.Estagaleríaprincipalnoteníamásdetresocuatrometrosdeancho.Acadapocospasosotrasaltasresquebrajaduras,aunmásangostas,seabríanpor ambos lados, pues la Cueva deMacDougal no era sino un vasto laberinto de
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retorcidas galerías que se separaban unas de otras, se volvían a encontrar y noconducían a parte alguna. Se decía que podía uno vagar días y noches por laintrincada reddegrietasy fisurassin llegarnuncaal términode lacueva,yquesepodíabajarybajaralasprofundidadesdelatierrayportodasparteseralomismo:unlaberintodebajodelotroytodosellossinfinnitérmino.Nadiesesabíalacaverna.Era cosa imposible.Lamayorparte de losmuchachos conocía sóloun trozo, y noacostumbrabaaaventurarsemuchomásalládelaparteconocida.TomSawyersabíatantocomocualquierotro.
Lacomitivaavanzóporlagaleríaprincipalcomotrescuartosdemilla,ydespuésgrupos y parejas fueronmetiéndose por las cavernas laterales, correteando por lastétricasgaleríasparasorprenderseunosaotrosenlasencrucijadasdondeaquéllasseunían.Unosgrupospodíaneludir lapersecucióndelosotrosdurantemásdemediahorasinsalirdelterrenoconocido.
Pocoapoco,ungrupotrasotro,fueronllegandoalabocadelacueva,sinaliento;cansados de reír, cubiertos de la cabeza a los pies de goterones de esperma,manchadosdebarroyencantadosdeloquesehabíandivertido.Sequedabantodossorprendidos de no haberse dado cuenta del transcurso del tiempo y de que ya lanoche se viniera encima. Hacía media hora que la campana del barco los estaballamando;pero,aquelfinaldelasaventurasdeldíalesparecíatambiénnovelescoyrománticoy,porconsiguiente,satisfactorio.Cuandoelvapor,consujovialyruidosocargamento, avanzó en la corriente, a nadie importaba un ardite por el tiempoperdido,anoseralcapitándelaembarcación.
Huck estaba ya en acecho cuando las luces del vapor se deslizaron,relampagueantes, frente al muelle. No oyó ruido alguno a bordo porque la gentejovenestabayamuyformalyapaciguada,comoocurresiempreaquienestámediomuertodecansancio.Sepreguntabaquébarcoseríaaquélyporquénoatracabaenelmuelle,yconestonovolvióaacordarsemásdeélypuso toda suatenciónen susasuntos.Lanocheseestabaponiendoanubarradayoscura.Dieronlasdiez,ycesóelruido de vehículos; luces dispersas empezaron a hacer guiños en la oscuridad, lostranseúntes rezagados desaparecieron, la población se entregó al sueño y dejó alpequeño vigilante a solas con el silencio y los fantasmas. Sonaron las once y seapagaron las luces de las tabernas, y entonces la oscuridad lo invadió todo. Huckesperóunlargorato,queleparecióinterminableytedioso,peronoocurriónada.Sufesedebilitaba.¿Serviríadealgo?¿Seríarealmentedealgunautilidad?¿Porquénodesistirymarcharseaacostar?
Oyóunruido.Enuninstantefue todoatención.Lapuertade lacallejaseabriósuavemente.Sepusodeunsaltoenelrincóndelalmacéndeladrillos.Unmomentodespués dos hombres pasaron ante él rozándole, y uno de ellos parecía llevar algobajoelbrazo. ¡Debíadeseraquellacaja!Así,pues,se llevabanel tesoro.¿Porqué
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llamarentoncesaTom?Seríainsensato:losdoshombresdesapareceríanconlacajaparanovolverlosaverjamás.No;seibaapegarasustalonesyseguirlos;confiabaenlaoscuridadparanoserdescubierto.Asíarguyendoconsigomismo,Hucksaltódesuescondrijoysedeslizótraselloscomoungato,conlospiesdesnudos,dejándolesladelanteraprecisaparanoperderlosdevista.
Siguieronuntrechosubiendoporlacallefronteraalríoytorcieronalaizquierdaporunacalletransversal.Avanzaronporallíenlínearecta,hastallegaralasendaqueconducíaalmonteCardiff,ytomaronporella.Pasaronporlaantiguacasadelgalés,amitadde lasubidadelmonte,ysinvacilarsiguieroncuestaarriba.«Bienestá—pensó Huck—, van a enterrarla en la cantera abandonada». Continuaron hasta lacumbre; se metieron por el estrecho sendero entre los matorrales, y al punto sedesvanecieronenlassombras.Huckseapresuróyacortóladistancia,puesahorayanopodríanverle.Trotóduranteunrato;despuésmoderóelpaso,temiendoqueseibaacercandodemasiado;siguióandandountrechoysedetuvo.Escuchó,noseoíaruidoalguno,ysólocreíaoírloslatidosdesupropiocorazón.Elgraznidodeunalechuzallegóhastaéldesdeelotroladodelacolina…¡Malagüero…!;peronoseoíanpasos.¡Cielos!, ¿estaría todoperdido?Estabaapuntode lanzarsea correr cuandooyóuncarraspeoadospasosdeél.Elcorazónselesubióalagarganta,peroselovolvióatragar,ysequedóallí, tiritandocomosimediadocenade intermitentes lehubieranatacado a un tiempo, y tan débil, que creyó que se iba a desplomar en el suelo.Conocíabienel sitio: sabíaqueestabaacincopasosdelportilloqueconducíaa lafincadelaviudadeDouglas.«Muybien—pensó—,queloentierrenaquí;nohadeserdifícilencontrarlo».
Unavozleinterrumpió,apenasaudible:ladeJoeelIndio.—¡Malditamujer!Quizástengavisitas…Hayluces,tantardecomoes.—Yonolasveo.Estasegundavozeraladeldesconocido,elforasterodelacasadelosduendes.
Un escalofrío corrió por todo el cuerpo de Huck. ¡Ésta era, pues, la empresa devenganza! Su primera idea fue huir; después se acordó de que la viuda había sidobuena con él más de una vez, y acaso aquellos hombres iban a matarla. ¡Si seatreviera a prevenirla! Pero bien sabía que no habría de atreverse: podían venir yatraparlo.TodoelloymuchomáspasóporsupensamientoenelinstantequemedióentrelaspalabrasdelforasteroylarespuestadeJoeelIndio.
—Porquetieneslasmatasdelante.Venporaquíyloverás.¿Ves?—Sí.Parecequehaygenteconella.Másvaledejarlo.—¡Dejarlo,yprecisamentecuandomevoyparasiempredeestatierra!¡Dejarlo,y
acaso no se presente nunca otra ocasión! Ya te he dicho, y lo repito, que no meimportasubolsa:puedesquedarteconella.Perometratómalsumarido,metratómalmuchasveces,y,sobretodo,élfueeljuezdepazquemecondenóporvagabundo.Y
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noesesotodo;noesnisiquieralamilésimaparte.Mehizoazotar,¡azotardelantedelacárcelcomoaunnegro,contodoelpueblomirándome!¡Azotado!,¿entiendes?Sefuesinpagármelo,porquesemurió.Perocobraréenella.
—No,nolamates.Nohagaseso.—¡Matar!¿Quiénhabladematar?Lemataríaaélsiletuvieraamano;peronoa
ella.Cuandoquiereunovengarsedeunamujernoselamata,¡bah!,seleestropealacara.Nohaymásquedesgarrarlelasnaricesycortarlelasorejascomoaunaverraca!
—¡PorDios!¡Esoes…!—Guárdate tu parecer.Es lomás seguropara ti. Pienso atarla a la cama.Si se
desangraysemuere,esonoescuentamía:nohedellorarporello.Amigomío,mehasdeayudarenesto,queesnegociomío,yparaesoestásaquí:quizánopudieramanejarmeyosolo.Siteechasatrás,temato,¿loentiendes?Ysitengoquematarteati,lamataréaellatambién,ymefiguroqueentoncesnadiehadesaberquiénlohizo.
—Bueno: si se ha de hacer, vamos a ello. Cuanto antes, mejor…; estoy todotemblando.
—¿Hacerloahorayhabiendogenteallí?Andaconojoquevoyasospechardeti,¿sabes?No;vamosaesperaraqueseapaguenlasluces.Nohayprisa.
Huck comprendió que iba a seguir un silencio aun más medroso que ciencriminales coloquios: así es que contuvo el aliento y dio un paso hacia atrás,plantando primero un pie cuidadosa y firmemente, y después manteniéndose enprecarioequilibriosobreelotroyestandoapuntodecaeraladerechaolaizquierda.Retrocedióotropasoconelmismominuciosocuidadoynomenosriesgo;después,otroyotro,y…¡unaramacrujióbajoelpie!Sequedósinrespiraryescuchó.Noseoía nada: la quietud era absoluta; su gratitud a la suerte, infinita. Después volviósobre sus pasos entre los muros de matorrales: dio la vuelta con las mismasprecaucionesquesifueraunaembarcación,yanduvoyamásligero,aunquenoconmenos cuidado.No se sentía seguro hasta que llegó a la cantera, y allí apretó lostalonesyechóacorrer.Fuevolandocuestaabajohastalacasadelgalés.Aporreólapuerta, y a poco las cabezas del viejo y de sus dos muchachotes aparecieron endiferentesventanas.
—¿Quéescándaloesése?¿Quiénllama?¿Quéquiere?—¡Ábranme,deprisa!Yalodirétodo.—¿Quiénesusted?—HuckleberryFinn…¡Deprisa,ábranme!—¡HuckleberryFinn!Noesnombrequehagaabrirmuchaspuertas,meparece.
Peroabridlelapuerta,muchachos,yveamosquéesloquelepasa.—¡PorDios,nodiganquelohedichoyo!—fueronsusprimeraspalabrascuando
seviodentro—.Nolodigan,porDios,porquemematarán,deseguro;perolaviudahasidoavecesbuenaconmigoyquierodecirlo;lodirésimeprometenquenodirán
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nuncaquefuiyo.—Apuestoaquealgodepesotienequedecir,onosepondríaasí.Fueraconello,
muchacho,queaquínadiehadedecirnada.Tresminutosdespuéselviejoysusdoshijos,bienarmados,estabanenloaltodel
monte,ypenetrabanenelsenderodelosmatorrales,conlasarmaspreparadas.Hucklosacompañóhastaallí,seagazapótrasunpeñascoysepusoaescuchar.Hubounpostradoyanhelososilencio;después,depronto,unadetonacióndearmadefuegoyungrito.Hucknoesperóasaberdetalles.Pegóunsaltoyechóacorrermonteabajocomounaliebre.
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CapítuloXXX
Antesdelprimerbarruntodelalba,enlamadrugadadeldomingo,Hucksubióatientasporelmonte,yllamósuavementealapuertadelgalés.Todoslosdelacasaestaban durmiendo, pero era un sueño que pendía de un hilo, a causa de losemocionantessucesosdeaquellanoche.Desdeunadelasventanasgritóunavoz:
—¿Quiénes?Huck,conmedrosoycohibidotono,respondió:—Hágameelfavordeabrir.SoyHuckFinn.—De noche o de día siempre tendrás esta puerta abierta, muchacho. Y
bienvenido.Eranestaspalabrasinusitadasparalosoídosdelchicovagabundo.Noseacordaba
dequelafrasefinalhubierasidopronunciadanuncatratándosedeél.La puerta se abrió en seguida. Le ofrecieron asiento y el viejo y sus hijos se
vistieronatodaprisa.—Bueno,muchacho;esperoqueestarásbienyquetendrásbuenapetito,porque
el desayuno estará a punto tan pronto como asome el sol, y será de lo bueno;tranquilízate en cuanto a eso. Yo y los chicos esperábamos que hubieras venido adormiraquí.
—Estabamuyasustado—dijoHuck—yechéacorrer.Melarguéencuantooílaspistolas, y no paré en tresmillas. He venido ahora porque quería enterarme de loocurrido,¿sabeusted?;yhevenidoantesqueseadedíaporquenoqueríatropezarmeconaquelloscondenados,aunqueestuviesenmuertos.
—Bien,hijo,bien; tienescaradehaberpasadomalanoche;peroahí tienesunacamaparaechartedespuésdedesayunar.No,noestánmuertos,muchacho,ybienquelosentimos.Yaves,sabíamosbiendóndepodíamosecharlesmano,porloquetúnosdijiste;asíesquenosfuimosacercandodepuntillashastamenosdecincovarasdedondeestaban.Elsenderosehallabaoscurocomounacueva.Yjustamenteenaquelmomento sentí que iba a estornudar. ¡Suerte perra! Traté de contenerme, pero nosirviódenada:teníaquevenir,ycuandoestornudéseoyómoversealoscanallasparasalirdelsendero;yogrité:«¡Fuegomuchachos!»,ydisparécontraelsitiodondeseoyó el ruido. Lo mismo hicieron los chicos. Pero escaparon como exhalacionesaquellos bandidos, y nosotros tras ellos a través del bosque. No creo que lehiciéramosnada.Cadaunodeellos soltóun tiro al escapar, pero lasbalaspasaronzumbandosinhacernosdaño.Encuantodejamosdeoírsuspasos,abandonamoslacazaybajamosadespertaralospolicías.Juntaronunacuadrillaysefueronavigilarla orilla del río, y tan pronto como amanezca va a dar una batida el sheriff por elbosque,ymishijosvanairconélysugente.Lástimaquenosepamoslasseñasdeesos bribones: eso ayudaría mucho. Pero me figuro que tú no podrías ver en la
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oscuridadlapintaquetenían,¿noeseso?—Sí,sí;losviabajoenelpuebloylosseguí.—¡Magnífico!Dimecómoson;dímelomuchacho.—Unodeelloseselviejomudoespañolquehaandadoporaquíunaodosveces,
elotroesunodemalatraza,destrozado…—¡Basta,muchacho,basta!, ¡losconocemos!Nosencontramosconellosundía
enelbosque,pordetrásdelafincadelaviuda,ysealejaroncondisimulo.¡Andando,muchachos,acontárseloalsheriff!…;yadesayunaréismañana.
Loshijosdelgaléssefueronenseguida.Cuandosalíandelahabitación,Hucksepusoenpieyexclamó:
—¡Porfavor,nodigananadiequeyodielsoplo!¡Porfavor!—Muybien,sitúnoquieres,Huck;peroatisetedebíaelagradecimientoporlo
quehashecho.—¡No,no!Nodigannada.Despuésdeirsesushijoselancianogalésdijo:—Esosnodiránnada,niyotampoco.Pero¿porquénoquieresquesesepa?Hucknoseextendióensusexplicacionesmásalládedecirquesabíademasiadas
cosasdeunodeaquelloshombresyquepornadadelmundoqueríaquellegaseasunoticiaqueél,Huck,sabíaalgoencontrasuya,pueslomataríaporello,sinlamenorduda.
Elviejoprometióunavezmásguardarsecreto,yañadió:—¿Cómoseteocurrióseguirlos?¿Parecíansospechosos?Huckpermaneciócalladomientrasfraguabaunarespuestaconladebidacautela.
Despuésdijo:—Puesveráusted:yosoyunaespeciedechicomalo;almenos,todoelmundolo
dice,ynotengonadaqueresponder.Yalgunasvecesocurrequenopuedodormiragustoporponermeapensarenelloycomotratandodeseguirpormejorcamino.Yesomepasóanoche.Nopodíadormirysubíaporlacalle,dándolevueltasalasunto,y cuando llegaba a aquel almacén de ladrillos junto a la Posada deTemplanzamerecostédeespaldasalaparedparapensarotrorato.Bueno;puesenaquelmomentolleganesosdosprójimosypasanamiladoconunacosabajoelbrazo,yyopenséquelahabríanrobado.Elunoibafumandoyelotrolepidiófuego;asíesquesepararondelantedemí,ylalumbredeloscigarroslesalumbrólascaras,yviqueelaltoeraelespañol sordomudo, por la barba blanca y el parche en el ojo, y el otro era unfacinerosorotollenodejirones.
—¿Ypudisteverlosjironesconlalumbredeloscigarros?EstoazoróaHuckporunmomento.Despuésrespondió:—Bueno,nosé;peromeparecequelovi.—Despuésellosecharíanaandar,ytú…
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—Sí;losseguí.Esoes:queríaverloquetraíanentremanos,puesmarchabancontanto recelo. Los seguí hasta el portillo de la finca de la viuda, yme quedé en looscuro,yoíaldelosharaposintercederporlaviuda,yelespañoljurabaquelehabíadecortarlacara,lomismoqueledijeaustedyasusdos…
—¿Cómo?¡Elmudodijotodoeso!Huck había dado otro irremediable tropezón. Hacía cuanto podía para impedir
queelviejotuvieraelmenorbarruntodequiénpudieraserelespañol,yparecíaquesulenguateníaempeñoencrearledificultadesapesardetodossusesfuerzos.Intentópor diversos medios salir del atolladero, pero el anciano no le quitaba ojo, y seembarullócadavezmás.
—Muchacho—dijo elgalés—,no tengasmiedodemí;pornadadelmundo teharía el menor daño. No; yo te protegeré…, he de protegerte. Ese español no essordomudo;setehaescapadosinquerer,yyanopuedesenmendarlo.Túsabesalgodeeseespañolynoquieressacarloacolación.Puesconfíaenmí:dimeloquees,yfíatedemí:nohedehacertetraición.
Huck miró un momento los ojos sinceros y honrados del viejo, y después seinclinóymurmuróensuoído:
—Noesespañol…,¡esJoeelIndio!Elgaléscasisaltódelasilla.—Ahora seexplica todo—dijo—.Cuandohablastede lodeabrir lasnaricesy
despuntar orejas creí que todo eso lo habías puesto de tu cosecha, para adorno,porquelosblancosnotomanesegénerodevenganzas.¡Perounindio…!Esoyaescosadistinta.
Mientrasdespachabaneldesayunosiguiólaconversación,yelgalésdijoqueloúltimoquehicieronélysushijosaquellanocheantesdeacostarsefuecogerunfaroly examinar el portillo y sus cercanías para descubrir manchas de sangre. Noencontraronninguna;perosícogieronunabultadolío.
—¿Dequé?—gritóHuck.Unrayonohubierasalidoconmássorprendenterapidezqueesapreguntadelos
dospálidoslabiosdeHuck.Teníalosojosfijosfueradelasórbitas,ynorespiraba…esperandolarespuesta.Elgaléssesobresaltó,lemirótambiénfijamenteduranteuno,dos,tres…,diezsegundos,yentoncesreplicó:
—Herramientasdelasqueusanlosladrones.Pero¿quéesloquetepasa?Hucksereclinóenelrespaldo,jadeante,pero,profunda,indeciblementegozoso.
Elgaléslemirógrave,concuriosidad,yalfinledijo:—Sí;herramientasdeladrón.Esoparecequetehaconsolado.Pero,¿porquéte
pusisteasí?¿Quécreíasqueíbamosaencontrarenelbulto?Huck estaba en un callejón sin salida; el ojo escrutador no se apartaba de él;
hubieradadocualquiercosaporencontrarmaterialesparaunacontestaciónaceptable.
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Nada se le ocurría; el ojo zahorí iba penetrandomás y más profundamente; se leocurrióunarespuestaabsurda;notuvotiempoparasopesarla,ylasoltó,alabuenadeDios,débilmente.
—Catecismosquizá.El pobre Huck estaba harto embarazado para sonreír; pero el viejo soltó una
alegre y ruidosa carcajada, hizo sacudirse convulsivamente todas las partes de suanatomíayacabódiciendoquerisasasíeranmejorquedineroenelbolsilloporquedisminuíanlacuentadelmédicocomoningunaotracosa.Despuésañadió:
—¡Pobre, chico!Estás sin colory cansado.Nodebesde estarbueno.Noesdeextrañarquesetevayalacabezaynoestésentuscabales.Condescansarydormirquedaráscomonuevo.
Huck estaba rabioso de ver que se había conducido comoun asnoy que habíadejadotraslucirsusospechosanerviosidad,puesyahabíadesechadolaideadequeelbultotraídodelaposadapudierasereltesoro,tanprontocomooyóelcoloquiojuntoalportillodelafincadelaviuda.Nohabíahecho,sinembargo,másquepensarqueno era el tesoro, pero no estaba cierto de ello, y por eso la mención de un bultocapturadobastóparahacerleperderlaserenidad.Pero,enmediodetodo,sealegrabadelosucedido,puesahorasabía,sinposibilidaddeduda,queloquellevabanoeraeltesoro,yestoledevolvíalatranquilidadyelbienestarasuespíritu.Laverdaderaquetodo parecíamarchar por buen camino: el tesoro tenía que estar aún en el númerodos, no había de pasar el día sin que aquellos hombres fueran detenidos yencarcelados,yTomyélpodríanapoderarsedelorosindificultadalgunaysintemorainterrupciones.
Cuandoacababandedesayunarllamaronalapuerta.Huckselevantódeunsalto,para esconderse, pues no estaba dispuesto a que se le atribuyera ni lamás remotaconexiónconlossucesosdeaquellanoche.Elgalésabriólapuertaavariosseñoresyseñoras,entreéstaslaviudadeDouglas,ynotóquealgunosgrupossubíanlacuestaparacontemplarelportillo,señaldequelanoticiasehabíapropagado.
Elgalés tuvoquehacerel relatode lossucesosasusvisitantes.Laviudanosecansabadeexpresarsuagradecimientoalosquelahabíansalvado.
—No hable usted más de ello, señora; hay otro a quien tiene que estar másagradecidaqueamíyamismuchachos,peronoquierequesedigasunombre.Denoserporél,nosotrosnohubiéramosestadoallí.
Esto,comoesdesuponer,despertó tanvivacuriosidadquecasiaminoró laqueinspiraba el principal suceso; pero el galés dejó que corroyera las entrañas de susvisitantesypormediacióndeelloslasdetodoelpueblo,puesnoquisodescubrirsusecreto.Cuandosupierontodoloquehabíaquesaber,laviudadijo.
—Me quedé dormida leyendo en la cama, y seguí durmiendo durante todo elbullicio.¿Porquénofueustedymedespertó?
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—Creíamosquenovalía lapena.Noera fácilqueaquellosprójimosvolvieran:noleshabíanquedadoherramientasparatrabajar;y¿dequéservíadespertaraustedydarleunsustomortal?Mistresnegrossequedaronguardandolacasatodalanoche.Ahoraacabandevolver.
Llegaronmásvisitantesyhuboquecontaryrecontarlahistoriaduranteotrasdoshoras.
Nohabíaescueladominicaldurantelasvacaciones,perotodosfuerontempranoalaiglesia.Elemocionantesucesofuebienexaminadoydiscutido.Sesupoqueaúnnosehabíaencontradoelmenorrastrodemalhechores.Alacabarseelsermón,el juezThatcher se acercó a la señoraHarper, que salía por el centro de la nave, entre lamultitud.
—¿PeroesquemiBeckysevaapasardurmiendotodoeldía?—ledijo—.Yamefigurabayoqueestaríamuertadecansancio.
—¿SuBecky?—Sí—contestóeljuezalarmado—.¿Nohapasadolanocheencasadeusted?—¡Ca!No,señor.Laesposadel juezpalidecióysedejócaersobreunbanco,enelmomentoque
pasabatíaPollyhablandoapresuradamenteconunaamiga.—Buenosdías,señoras—dijo—.Unodemischicosnoaparece.Mefiguroque
sequedaríaadormirencasadeunadeustedes,yqueluegohabrátenidomiedodepresentarseenlaiglesia.Yaleajustarélascuentas.
LaseñoradeThatcherhizoundébilmovimientonegativoconlacabezaysepusoaúnmáspálida.
—Nohaestadoconnosotros—dijolaseñoraHarper,untantoinquieta.UnavivaansiedadcontrajoelrostrodetíaPolly
—JoeHarper,¿hasvistoamiTomestamañana?Joehizomemoria,peronoestabasegurodesilehabíavistoono.Lagenteque
salíaseibadeteniendo.Fueronextendiéndoseloscuchicheosyentodaslascarasseibaviendolapreocupaciónylaintranquilidad.Seinterrogóansiosamentealosniñosya los instructores.Todosdecíanquenohabíannotado siTomyBeckyestabanabordo del vapor en el viaje de vuelta; la noche eramuy oscura y nadie pensó enaveriguar si alguno faltaba.Unmuchachodejó escapar su temordeque estuvieranaún en la cueva. La madre de Becky se desmalló; tía Polly rompió a llorar,retorciéndoselasmanos.
Laalarmacorriódebocaenboca,degrupoengrupoydecalleencalle,yaúnnohabíanpasadocincominutoscuandolascampanascomenzaronavoltear,clamorosas,ytodoelpueblosehabíaechadoalacalle.LoocurridoenelmonteCardiffsesumióde pronto en la insignificancia; nadie volvió a acordarse de los malhechores; seensillaroncaballos, se tripularonbotes, labarcadevapor fue requisada,y antesde
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mediahoradoscientoshombres seapresurabanpor lacarreterao ríoabajohacia lacaverna.
Durante el lento transcurrir de la tarde el puebloparecíadeshabitadoymuerto.Muchas vecinas visitaron a tía Polly y a la señora de Thatcher para tratar deconsolarlas,ylloraronconellasademás,yesoeramáselocuentequelaspalabras.
Elpuebloenteropasólainterminablenocheenesperadenoticias;perolaúnicaqueserecibió,cuandoyaclareabaeldía,fuelade«quehacíanfaltamásvelasyqueenviasencomestibles».LaseñoradeThatcherytíaPollyestabancomolocas.Eljuezles mandaba recados desde la cueva para darles ánimos y tranquilizarlas, peroningunomotivabaesperanzas.
Elviejogalésvolvióasucasaalamanecer,cubiertodebarroydegoteronesdesebodevelas,sinpoder tenersedecansancio.EncontróaHuck todavíaen lacamaquelehabíanproporcionado,ydelirandodefiebre.Losmédicostodosestabanenlacueva,asíesquelaviudadeDouglashabíaidoparahacersecargodelpaciente.«Nosésiesbueno,maloomediano—dijo—;peroeshijodeDiosynadaqueescosadeÉlpuededejarseabandonada».Elgalésdijoquenolefaltabanbuenascualidades,aloquereplicólaviuda:
—Esté usted seguro de ello. Esa es la marca del Señor y no deja de ponerlanunca.Laponeenalgunaparteentodacriaturaquesaledesusmanos.
Alempezar la tardegruposdehombresderrengados fueron llegandoalpueblo;pero losmás vigorosos de entre los vecinos continuaban la busca. Todo lo que sellegóa saber fuequeseestaban registrandoprofundidades tan remotasde lacuevaquejamáshabíansidoexploradas;quenohabíarecoveconihendeduraquenofueraminuciosamente examinado; que por cualquier lado que se fuese por entre ellaberintodegalerías,seveíanlucesquesemovíandeaquíparaallá,ylosgritosylasdetonacionesdepistolas repercutíanen losecosde lososcurossubterráneos.Enunsitio muy lejos de donde iban ordinariamente los turistas habían encontrado losnombres deTom y Becky trazados con humo sobre la roca y, a poca distancia, untrozo de cinta manchado de sebo. La señora de Thatcher lo había reconocidodeshecha en lágrimas, y dijo que aquello sería el único recuerdoque tendría de suniñayqueseríaelmáspreciadodetodos,porqueseríaelúltimoquehabríadejadoenelmundoantesdesuhorriblefin.Contabanquedecuandoencuandoseveíaoscilarenlacuevaundébildestellodeluzenlalejanía,yuntropeldehombresselanzabacorriendohaciaallácongritosdealegría,yseencontrabanconelamargodesengañodequenoestabanallílosniños:noerasinolaluzdealgunodelosexploradores.
Tresdíasytresnochespasaronlentos,abrumadores,yelpueblofuecayendoenunsoporsinesperanza.Nadie teníaánimosparanada.Eldescubrimientocasualdequeelpropietariode laPosadadeTemplazaescondía licores enel establecimientocasi no interesó a la gente, a pesar de la tremenda importancia y magnitud del
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acontecimiento. En un momento de lucidez, Huck, con débil voz, llevó laconversaciónarecaersobreposadas,yacabóporpreguntar,temiendovagamentelopeor, si se había descubierto algo, desde que él estaba malo, en la Posada deTemplanza.
—Sí—contestólaviuda.Huckseincorporóconlosojosfueradelasórbitas.—¿Qué?¿Quéhandescubierto?—¡Bebidas…!,yhancerradolaposada.Échate,hijo:¡quésustomehasdado!—Nome digasmás que una cosa…, nadamás que una ¡por favor! ¿Fue Tom
Sawyerelquelasencontró?Laviudaseechóallorar.—¡Calla!,¡calla!Yatehedichoantesquenotienesquehablar.Estásmuymalito.Nada habían encontrado, pues, más que licores, pensó Huck: de ser el oro se
hubieraarmadounagranbatahola.Así,pues,el tesoroestabaperdido,perdidoparasiempre.Pero¿porquélloraríaella?Eracosarara.
EsospensamientospasaronoscuraytrabajosamenteporelespíritudeHuck,ylafatigaqueleprodujeronlehizodormirse.
—Vamos,yaestádormidoelpobrecillo.¡PensarquefueraTomSawyerelquelodescubrió! ¡Lástimaquenopuedandescubrirloa él!Yanovaquedandonadiequeaúnconservebastanteesperanzanibastantesfuerzasparaseguirbuscándolo.
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CapítuloXXXI
VolvamosahoraalasaventurasdeTomyBeckyenlacueva.Corretearonporloslóbregos subterráneos con los demás excursionistas, visitando las consabidasmaravillas de la caverna,maravillas condecoradas con nombres un tanto enfáticos,talescomo«ElSalón»,«LaCatedral»,«ElPalaciodeAladino»yotrosporelestilo.Despuésempezóeljuegoyalgazaradelescondite,yBeckyyTomtomaronparteenélcontalardor,quenotardaronensentirsefatigados;seinternaronentoncesporunsinuoso pasadizo, alzando en alto las velas para leer la enmarañada confusión denombres, fechas,direccionesy lemascon loscuales los rocososmuroshabían sidoilustrados—conhumodevelas—.Siguieronadelante,charlando,yapenassedieroncuenta de que estaban ya en una parte de la cueva cuyos muros permanecíaninmaculados.Escribieronsuspropiosnombresbajounarocasalediza,yprosiguieronsumarcha.Pocodespuésllegaronaunlugardondeunadiminutacorrientedeagua,impregnadadeunsedimentocalcáreo,caíadesdeunalaja,yenellentopasardelasedades había formado un Niágara con encajes y rizos de brillante a imperecederapiedra.TomdeslizósucuerpomenudopordetrásdelapétreacascadaparaqueBeckypudieraverlailuminada.Vioqueocultabaunaespeciedeempinadaescaleranaturalencerrada en la estrechez de dosmuros, y al punto le entró la ambición de ser undescubridor.Beckyrespondióasurequerimiento.Hicieronunamarcaconelhumo,para servirles más tarde de guía, y emprendieron el avance. Fueron torciendo aderecha a izquierda, hundiéndose en las ignoradas profundidades de la caverna;hicieronotraseñal,ytomaronporunarutalateralenbuscadenovedadesquepodercontaralosdealláarriba.Ensusexploracionesdieronconunagruta,decuyotechopendíanmultituddebrillantesestalactitasdegrantamaño.Dieronlavueltaatodalacavidad, sorprendidos y admirados, y luego siguieron por uno de los numerosostúneles que allí desembocaban.Por allí fueron a parar a unmaravillosomanantial,cuyo cauce estaba incrustado como con una escarcha de fulgurantes cristales. Sehallabaenunacavernacuyotechoparecíasostenidopormuchosyfantásticospilaresformados al unirse las estalactitas con las estalagmitas, obra del incesante goteodurante siglos y siglos. Bajo el techo, grandes ristras de murciélagos se habíanagrupadopormilesencadaracimo.Asustadosporelresplandordelasvelas,bajaronen grandes bandadas, chillando y precipitándose contra las luces. Tom sabía suscostumbresyelpeligroqueenellohabía.CogióaBeckyporlamanoytiródeellahacia la primera abertura que encontró; y no fue demasiado pronto, pues unmurciélagoapagódeunaletazolavelaquellevabaenlamanoenelmomentodesalirde la caverna. Los murciélagos persiguieron a los niños un gran trecho; pero losfugitivossemetíanportodoslospasadizosconquetopaban,yalfinsevieronlibresde lapersecución.Tomencontrópocodespuésun lagosubterráneoqueextendíasu
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indecisasuperficiealolejos,hastadesvanecerseenlaoscuridad.Queríaexplorarsusorillas,peropensóqueseríamejorsentarseydescansarunratoantesdeemprenderlaexploración.Y fueentoncescuando,porprimeravez, laprofundaquietuddeaquellugarseposócomounamanohúmedayfríasobrelosánimosdelosdosniños.
—Nomehedadocuenta—dijoBecky—,peromeparecequehacetantotiempoqueyanooímosalosdemás…
Yocreo,Becky,queestamosmuchomásabajoqueellos,ynosésimuylejosalnorte,sur,esteoloquesea.Desdeaquínopodemosoírlos.
Beckymostróciertainquietud.—¿Cuánto tiempo habremos estado aquí, Tom? Más vale que volvamos para
atrás.—Sí,serámejor.Puedequesealomejor.—¿Sabráselcamino,Tom?Paramínoesmásqueunenredijoliadísimo.—Creoquedaréconél;pero lomalo son losmurciélagos.Sinosapagasen las
dosvelasseríaunapurogrande.Vamosaversipodemosirporotraparte,sinpasarporallí.
—Bueno; pero espero que no nos perderemos. ¡Qué miedo! Y la niña seestremecióantelahorrendaposibilidad.
Echaronaandarporunagaleríaycaminaronlargoratoensilencio,mirandocadanuevaaberturaparaversiencontrabanalgoquelesfuerafamiliarensuaspecto.CadavezqueTomexaminabaelcamino,Beckynoapartabalosojosdesucara,buscandoalgúnsignotranquilizador,yéldecíaalegremente:
—¡Nada, no hay que tener cuidado! Ésta no es, pero ya daremos con otra enseguida.
Peroibasintiéndosemenosesperanzadoconcadafiasco,yempezóameterseporlasgaleríasopuestas,completamentealazar,conlavanaesperanzadedarconlaquehacíafalta.
Aun seguíadiciendo: «¡No importa!», pero elmiedo le oprimíade talmodo elcorazón,quelaspalabrashabíanperdidosutonoalentadorysonabancomosidijera:«¡Todoestáperdido!».Beckynoseapartabade su lado, luchandoporcontener laslágrimas,sinpoderconseguirlo.
—¡Tom!—dijo al fin—.No te importen losmurciélagos.Volvamospor dondehemosvenido.Parecequecadavezestamosmásextraviados.
Tomsedetuvo.—¡Escucha!—dijo.Silencioabsoluto;silencio tanprofundoquehastael rumordesusrespiraciones
resaltaba en aquella quietud. Tom gritó. La llamada fue despertando ecos por lasprofundas oquedades y se desvaneció en la lejanía con un rumor que parecía lasconvulsionesdeunarisaburlona.
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—¡No!¡Nolovuelvasahacer,Tom!¡Eshorrible!—exclamóBecky.—Sí,eshorroroso,Becky;peromásvalehacerlo.Puedequenosoigan—yTom
volvióagritar.Elpuedeconstituíaunhorroraúnmásescalofriantequelarisadiabólica,puesera
laconfesióndeunaesperanzaqueseibaperdiendo.Losniñossequedaronquietos,aguzando el oído: todo inútil. Tom volvió sobre sus pasos, apresurándose. A lospocosmomentosunaciertaindecisiónensusmovimientosrevelóaBeckyotrohechofatal:¡queTomnopodíadarconelcaminodevuelta!
—Tom,¡nohicisteningunaseñal!—Becky,¡hesidounidiota!¡Nopenséquetuviéramosnuncanecesidaddevolver
almismositio!No,nodoyconelcamino.Todoestátanrevuelto…—¡Tom,estamosperdidos!, ¡estamosperdidos! ¡Yanosaldremosnuncadeeste
horror!¡Porquénossepararíamosdelosotros!Se dejó caer al suelo y rompió en tan frenético llanto, que Tom se quedó
anonadadoantelaideadequeBeckypodíamorirseoperderlarazón.Sesentóasulado,rodeándolaconlosbrazos;reclinóellalacabezaensupecho,ydioriendasueltaa sus terrores, sus inútiles arrepentimientos, y los ecos lejanos convirtieron suslamentacionesenmofadora risa.Tom lepedíaque recobrase laesperanza,yella ledijoquelahabíaperdidodeltodo.Seculpóélysecolmóasímismodeinsultosporhaberlatraídoatanterribletrance,yestoprodujomejorresultado.Prometióellanodesesperarmásylevantarseyseguirleadondelallevase,contaldequenovolvieseahablarasí,puesnohabíasidoellamenosculpablequeél.
Se pusieron de nuevo enmarcha, sin rumbo alguno, al azar. Era lo único quepodían hacer: andar, no cesar de moverse. Durante un breve rato pareció que laesperanzarevivíanoporquehubierarazónalgunaparaello,sinotansóloporqueesnatural en ella revivir cuando sus resortes no se han gastado por la edad y laresignaciónconelfracaso.
Poco después cogió Tom la vela de Becky y la apagó. Aquella economíasignificabamucho;nohacíafaltaexplicarla.Beckysehizocargoysuesperanzaseextinguiódenuevo.SabíaqueTomteníaunavelaenteraytresocuatrocabosenelbolsillo…,ysinembargohabíaqueeconomizar.
Después el cansancio empezó a hacerse sentir; los niños tratarondenohacerlecaso,puesera terriblepensarensentarsecuandoel tiempovalía tanto.Moverseenalgunadirección,encualquierdirección,eraalfinprogresarypodíadarfruto;perosentarseerainvitaralamuerteyacortarsupersecución.
AlfinlaspiernasdeBeckysenegaronallevarlamáslejos.Sesentóenelsuelo.Tomsesentóasulado,yhablarondelpueblo,losamigosqueallítenían,lascamascómodas,ysobretodo,¡laluz!Beckylloraba,yTomtratódeconsolarla;perotodossusconsuelosseibanquedandogastadosconeluseymásbienparecíansarcasmos.
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Tancansadaestabaquesefuequedandodormida.Tomsealegródeelloysequedómirando la cara dolorosamente contraída de la niña, y vio cómo volvía a quedarnatural y serena bajo la influencia de sueños placenteros, y hasta vio aparecer unasonrisa en sus labios. Y lo apacible del semblante de Becky se reflejó con unasensación de paz y consuelo en el espíritu de Tom, sumiéndole en gratospensamientos de tiempos pasados y de vagos recuerdos. Aun seguía en esassoñaciones,cuandoBeckysedespertóriéndose;perolarisasehelóalinstanteensuslabiosysetrocóenunsollozo.
—¡No sé cómo he podido dormir! ¡Ojalá no hubiera despertado nunca, nunca!No,Tom;nomemiresasí.Novolveréadecirlo.
—MealegrodequehayasdormidoBecky.Ahorayanotesentirástancansadayencontraremoselcamino.
—Podemosprobar,Tom;pero¡hevistounpaístanbonitomientrasdormía!Meparecequeiremosallí.
—Puedequeno,Becky;puedequeno.Tenvaloryvamosaseguirbuscando.Se levantaron y otra vez se pusieron en marcha, descorazonados. Trataron de
calculareltiempoquellevabanenlacueva,perotodoloquesabíaneraqueparecíaquehabíanpasadodíasyhastasemanas;ysinembargoeraevidentequeno,puesaunnosehabíanconsumidolasvelas.
Muchotiempodespuésdeesto—nopodíandecircuánto—,Tomdijoqueteníanque andar muy calladamente para poder oír el goteo del agua, pues era precisoencontrarunmanantial.Hallaronunoapocotrecho,yTomdijoqueyaerahoradedarseotrodescanso.Ambosestabandesfallecidosdecansancio,peroBeckydijoqueaúnpodríairunpocomáslejos.SequedósorprendidaalverqueTomnoopinabaasí:nolocomprendía.SesentaronyTomfijólavelaenelmuro,delantedeellos,conunpoco de barro. Aunque sus pensamientos no se detenían, nada dijeron por algúntiempo.Beckyrompióalfinelsilencio:
—Tom,¡tengotantahambre!Tomsacóunacosadelbolsillo.—¿Teacuerdasdeesto?—dijo.Beckycasisesonrió.—Esnuestropasteldebodas,Tom.—Sí,ymásvalíaquefueratangrandecomounabarrica,porqueestoestodolo
quetenemos.—Loseparéde lameriendaparaque jugásemosconél…como lagentemayor
haceconelpasteldebodas…Perovaaser…Dejó sin acabar la frase.Tomsehizodospartesdel pastel yBeckycomiócon
apetito la suya,mientrasTomnohizomás quemordisquear la que le tocó.No lesfaltóaguafrescaparacompletarelfestín.DespuésindicóBeckyquedebíanponerse
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enmarcha.Tomguardósilenciounrato,yalcabodijo:—Becky,¿tienesvalorparaquetedigaunacosa?Laniñapalidecióperodijoquesí,queseladijera.—Bueno;puesentoncesoye:tenemosquequedarnosaquí,dondehayaguapara
beber.Esecabitoesloúnicoquenosquedadelasvelas.Beckydioriendasueltaalllantoyalaslamentaciones.Élhizocuantopudopara
consolarla,perofueenvano.—Tom—dijodespuésdeunrato—,¡nosecharándemenosynosbuscarán!—Seguroquesí.Claroquenosbuscarán.—¿Nosestaránbuscandoya?—Meparecequesí.Esperoqueasísea.—¿Cuandonosecharándemenos,Tom?—Puedeserquecuandovuelvanalabarca.—Paraentoncesyaserádenoche.¿Notaránquenohemosidonosotros?—Nolosé.Pero,detodosmodos,tumadreteecharádemenosencuantoestén
devueltaenelpueblo.LaangustiaquesepintóenlosojosdeBeckyhizodarsecuentaaTomdelapifia
que había cometido. ¡Becky no debía pasar aquella noche en su casa! Los dos sequedaroncalladosypensativos.Enseguidaunanuevaexplosiónde llanto indicóaTomqueelmismopensamientoqueteníaensumentehabíasurgidotambiénenladesu compañera: que podía pasar casi toda la mañana del domingo antes de que lamadredeBeckydescubrieraquesuhijanoestabaencasadelosHarper.Losniñospermanecieronconlosojosfijosenelpedacitodevelaymiraroncómoseconsumíalentaainexorablemente;vieroneltrozodepabiloquedarsesoloalfin;vieronalzarseyencogerseladébilllama,subirybajar,treparporlatenuecolumnadehumo,vacilaruninstanteenloalto,ydespués…elhorrordelaabsolutaoscuridad.
Cuántotiempopasódespués,hastaqueBeckyvolvióarecobrarpocoapocolossentidosyadarsecuentadequeestaba llorandoen losbrazosdeTom,ningunodeellossupodecirlo.Nosabíansinoque,despuésdeloquelesparecióunintervalodetiempo larguísimo, ambos despertaron de un pesado sopor y se vieron otra vezsumidosensusangustias.Tomdijoquequizáfueseyadomingo,quizálunes.QuisohacerhablaraBecky,perolapesadumbredesupenalateníaanonadada,perdidayatoda esperanza. Tom le aseguró que tenía que hacer mucho tiempo que habríannotado su falta y que sin duda alguna los estaban ya buscando. Gritaría, y acasoalguien viniera. Hizo la prueba; pero los ecos lejanos sonaban en la oscuridad demodotansiniestroquenoosórepetirla.
Las horas siguieron pasando y el hambre volvió a atormentar a los cautivos.HabíaquedadounpocodelapartedelpastelqueletocóaTom,ylorepartieronentrelos dos; pero se quedaron aún más hambrientos: el mísero bocado no hizo sino
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aguzarleselansiadealimentos.Apocorato,dijoTom:—¡Chist!¿Nooyes?Contuvieronelalientoyescucharon.Seoía comoungrito remotísimoydébil.Tomcontestó al punto, y cogiendo a
Beckyporlamanoechóaandaratientasporlagaleríaenaquelladirección.Separóyvolvióaescuchar:otravezseoyóelmismosonido,yalparecermáscercano.
—¡Sonellos!—exclamóTom—.¡Yavienen!¡Corre,Becky!¡Estamossalvados!La alegría enloquecía a los prisioneros. Avanzaban, con todo, muy despacio,
porque abundaban los hoyos y despeñaderos y era preciso tomar precauciones. Apocollegaronaunodeellosytuvieronquedetenerse.Podíatenerunavaradehondoopodíatenerciento.Tomseechódebrucesalsueloyestiróelbrazocuantopudo,sinhallar el fondo. Tenían que quedarse allí y esperar hasta que llegasen los quebuscaban.Escucharon:nohabíadudadequelosgritoslejanosseibanhaciendomásy más remotos. Un momento después dejaron del todo de oírse ¡Qué mortaldesengaño!AúndabaesperanzasaBecky,peropasótodaunaeternidaddeanhelosaesperaynadavolvióaoírse.
Palpandoenlastinieblas,volvieronhaciaelmanantial.Eltiemposeguíapasandocansadoylento;volvieronadormiryadespertarse,máshambrientosydespavoridos.Tomcreíaqueyadebíadeserelmartesparaentonces.
Lesvinounaidea.Porallícercahabíaalgunasgalerías.Másvalíaexplorarlasquesoportar la ociosidad, la abrumadora pesadumbre del tiempo. Sacó del bolsillo lacuerdadelacometa,laatóaunsalientedelaroca,yélyBeckyavanzaron,soltandolatramilladelovillosegúncaminabanatientas.Alosveintepasoslagaleríaacababaenuncortevertical.Tomsearrodilló,yestirandoelbrazocuantopudohaciaabajopalpó la cortadura y fue corriéndose después hasta elmuro; hizo un esfuerzo paraalcanzarconlamanounpocomáslejosaladerecha,yenaquelmomento,amenosdeveintevaras,unamanososteniendounavelaapareciópordetrásdeunpeñasco.Tomlanzóungritodealegría;enseguidasepresentó,siguiendoalamano,elcuerpoalcualpertenecía…¡JoeelIndio!Tomsequedóparalizado;nopodíamoverse.Enelmismo instante, con indecible placer, vio que el «español» apretaba los talones ydesaparecíadesuvista.TomnoseexplicabaqueJoenohubierareconocidosuvozynohubieravenidoamatarloporsudelaciónanteeltribunal.Sindudalosecoshabíandesfiguradosuvoz.Eso teníaqueser,pensaba.Elsusto lehabíaaflojado todos losmúsculosdel cuerpo.Seprometía a símismoque si lequedaban fuerzasbastantesparavolveralmanantialallísequedaría,ynadaletentaríaacorrerelriesgodevolveraencontrarseotravezconJoe.TuvograncuidadodenodeciraBeckyloquehabíavisto.Ledijoquesólohabíagritadoporprobarsuerte.
Peroelhambreyladesventuraacababanalfinporsobreponersealmiedo.Otra
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interminableesperaenelmanantialyotrolargosueñotrajeroncambiosconsigo.Losniñossedespertarontorturadosporunhambrerabiosa.Tomcreíaqueyaestaríaenelmiércolesojueves,oquizáenelviernesosábado,yquelosquelosbuscabanhabíanabandonadolaempresa.Propusoexplorarotragalería.EstabadispuestoaafrontarelpeligrodeJoeelIndioycualquierotroterror.PeroBeckyestabamuydébil.Sehabíasumidoenunamortalapatíaynoqueríasalirdeella.Dijoqueesperaríaallídondeestaba, y se moriría… sin tardar mucho. Tom podía explorar con la cuerda de lacometa,siquería;perolesuplicabaquevolvieradecuandoencuandoparahablarle;y le hizo prometer que cuando llegase el momento terrible estaría a su lado y lacogeríadelamanohastaquetodoacabase.Tomlabesó,conunnudoenlagargantaque le ahogaba, a hizover que tenía esperanzade encontrar a los buscadoresounescapeparasalirdelacueva.Yllevandolacuerdaenlamanoempezóaandaragatasporotradelasgalerías,martirizadoporelhambreyagobiadoporlospresentimientosdefataldesenlace.
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CapítuloXXXII
Transcurrió la tarde del martes y llegó el crepúsculo. El pueblecito de SanPetersburgo guardaba aún un fúnebre recogimiento. Los niños perdidos no habíanaparecido. Se habían hecho rogativas públicas por ellos y muchas en privado,poniendolosquelashacíansucorazónenlasplegarias;peroningunabuenanoticiallegaba de la cueva. Lamayor parte de los exploradores habían abandonado ya latarea y habían vuelto a sus ocupaciones, diciendo que era evidente que nunca seencontraría a los desaparecidos. Lamadre de Becky estaba gravemente enferma ydeliraba con frecuencia.Decían que desgarraba el corazón oírla llamar a su hija yquedarse escuchando largo rato, y después volver a hundir la cabeza entre lassábanas,conunsollozo.TíaPollyhabíacaídoenunafijaytaciturnamelancolíaysuscabellosgrisessehabíantornadoblancoscasiporcompleto.Todoelpuebloseretiróadescansaraquellanochetristeydescorazonadora.
Muytarde,amásdemedianoche,unfrenéticorepiqueteodelascampanasdelaiglesia puso en conmoción a todo el vecindario, y en un momento las calles sellenarondegentealborozadayamediovestir,quegritaba:«¡Arriba,arriba!¡Yahanaparecido! ¡Los han encontrado!». Sartenes y cuernos añadieron su estrépito altumulto; el vecindario fue formando grupos, que marcharon hacia el río, que seencontraron a los niños que venían en un coche descubierto arrastrado por unamultitud que los aclamaba, que rodearon el coche y se unieron a la comitiva yentraroncongranpompaporlacalleprincipallanzandohurrasentusiastas.
Todoelpuebloestabailuminado;nadiepensóenvolversealacama;eralamásmemorable noche en los anales de aquel apartado lugar. Durante media hora unaprocesióndevecinosdesfilóporlacasadeljuezThatcher,abrazóybesóalosreciénencontrados, estrechó lamano de la señora deThatcher, trató de hablar sin que laemociónselopermitiese,ysemarchóregandodelágrimastodalacasa.
LadichadetíaPollyeracompleta;ycasiloeratambiénladelamadredeBeckyLo sería del todo tan pronto como el mensajero enviado a toda prisa a la cuevapudiesedarnoticiasasumarido.
Tom estaba tendido en un sofá rodeado de un impaciente auditorio, y contó lahistoria de la pasmosa aventura, introduciendo en ella muchos emocionantesaditamentos para mayor adorno, y la terminó con el relato de cómo recorrió dosgaleríashastadondeselopermitiólalongituddelacuerdadelacometa;cómosiguiódespuésunatercerahastaellímitedelacuerda,yyaestabaapuntodevolverseatráscuandodivisóunpuntitoremotoqueleparecíaluzdeldía;abandonólacuerdaysearrastróhastaallí,sacólacabezayloshombrosporunangostoagujeroyvioelanchoyondulanteMisisipídeslizarseasulado.Ysillegaaocurrirquefueradenoche,nohubieravistoelpuntitodeluzynohubieravueltoaexplorarlagalería.Contócómo
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volviódondeestabaBeckyyledio,conprecauciones,lanoticia,yellaledijoquenolamortificaseconaquellascosasporqueestabacansadaysabíaqueibaamorirylodeseaba. Relató cómo se esforzó para persuadirla, y cómo ella pareció que iba amorirse de alegría cuando se arrastró hasta donde pudo ver el remoto puntito declaridad azulada; cómo consiguió salir del agujero y después ayudó para que ellasaliese; cómo se quedaron allí sentados y lloraron de gozo; cómo llegaron unoshombres en un bote y Tom los llamó y les contó su situación y que perecían dehambre;cómoloshombresnoqueríancreerlealprincipio,«porque—decían—estáiscincomillasríoabajodelValleenqueestálacueva»,ydespuéslosrecogieronenelbote,losllevaronaunacasa,lesdierondecenar,loshicierondescansarhastadosotreshorasdespuésdeanochecidoy,porfin,lostrajeronalpueblo.
Antesdequeamaneciesesedescubrióelparadero,enlacueva,deljuezThatcherydelosqueaúnseguíanconél,pormediodecordelesquehabíanidotendiendoparaservirlesdeguía,yselescomunicólagrannoticia.
Losefectosdetresdíasytresnochesdefatigaydehambrenoerancosabaladíypasajera, según pudieron ver Tom yBecky. Estuvieron postrados en casa dos díassiguientes,ycadavezparecíanmáscansadosydesfallecidos.Tomselevantóunpocoel jueves, salió a la calle el viernes, y para el sábado ya estaba como nuevo; peroBecky siguió en cama dos o tres díasmás, y cuando se levantó parecía que habíapasadounalargaygraveenfermedad.
TomseenteródelaenfermedaddeHuckyfueaverlo;peronolodejaronentraren la habitación del enfermo ni aquel día ni en los siguientes. Le dejaron verledespués todos los días; pero le advirtieron que nada debía decir de la aventura, nihablardecosasquepudieranexcitaralpaciente.LaviudadeDouglaspresenciólasvisitas para ver que se cumplían esos preceptos. Tom supo en su casa delacontecimientodelmonteCardiff,y tambiénqueelcadáverdelhombreharapientohabía sido encontrado junto al embarcadero: sin duda se había ahogado mientrasintentabaescapar.
UnpardesemanasdespuésdehabersalidodelacuevafueTomavisitaraHuck,el cual estaba ya sobradamente repuesto y fortalecido para oír hablar de cualquiertema,yTomsabíadealgunosque,segúnpensaba,habíandeinteresarleenaltogrado.LacasadeljuezThatcherlepillabadecamino,yTomsedetuvoallíparaveraBeckyEl juezyalgunosdesusamigos lehicieronhablar,yunodeellos lepreguntó,conironía,si legustaríavolvera lacueva.Tomdijoquesíyqueningúninconvenientetendríaenvolver.
—Puesmira—dijoel juez—,seguramentenoserás túelúnico.Peroyahemospensadoenello.Novolveránadieaperderseenlacueva.
—¿Porqué?—Porquehacedossemanasquehehechoforrarlapuertaconchapadehierroy
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ponerletrescerraduras.Ytengoyolasllaves.Tomsequedóblancocomounpapel.—¿Quétepasa,muchacho?¿Quéeseso?¡Quetraiganaguaenseguida!Trajeronelaguaylerociaronlacara.—Vamos,yaestásmejor.¿Quéeraloquetepasaba,Tom?—¡Señorjuez,JoeelIndioestáenlacueva!
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CapítuloXXXIII
Enpocosminutoscundiólanoticia,yunadocenadebotesestabanenmarcha,ydetrás siguióelvapor, repletodepasajeros.TomSawyer ibaenelmismobotequeconducíaalJuez.Alabrirlapuertadelacuevaunlastimosoespectáculosepresentóalavistaenladensapenumbradelaentrada.JoeelIndioestabatendidoenelsuelo,muerto, con la cara pegada a la juntura de la puerta, como si sus ojos anhelanteshubieran estado fijos hasta el último instante en la luz y en la gozosa libertad delmundoexterior.Tomsesintióconmovidoporquesabíaporexperienciapropiacómohabría sufrido aquel desventurado. Sentía compasión por él, pero al propio tiempouna bienhechora sensación de descanso y seguridad, que le hacía ver, pues hastaentoncesnohabíasabidoapreciarloporcompleto,laenormepesadumbredelmiedoqueleagobiabadesdequehabíalevantadosuvozcontraaquelproscritosanguinario.
JuntoaJoeestabasucuchillo,conlahojapartida.Lagranvigaqueservíadebasea la puerta había sido cortada poco a poco, astilla por astilla, con infinito trabajo:trabajo que, además, era inútil, pues la roca formaba un umbral por fuera y sobreaquel durísimo material la herramienta no había producido efecto; el único dañohabíasidoparaelpropiocuchillo.Peroaunquenohubierahabidoelobstáculodelapiedra,eltrabajotambiénhubierasidoinútil,puesauncortadalavigaporcompletoJoenohubierapodidohacerpasarsucuerpopordebajodelapuerta,yéllosabíadeantemano. Había estado, pues, desgastando con el cuchillo únicamente por haceralgo;paranosentirpasarel tiempo,paradarempleoasus facultades impotentesyenloquecidas. Siempre se encontraban algunos cabos de vela clavados en losintersticiosdelarocaqueformabaestevestíbulo,dejadosallíporlosexcursionistas;peronoseveíaninguno.Elprisioneroloshabíabuscadoparacomérselos.Tambiénhabíalogradocazaralgunosmurciélagos,yloshabíadevoradosindejarmásquelasuñas. El desventurado había muerto de hambre. Allí cerca se había ido elevandolentamentedesdeelsuelo,durantesiglosysiglos,unaestalagmitaconstruidaporlagota de agua que caía de una estalactita en lo alto. El prisionero había roto laestalagmitay sobreelmuñónhabíacolocadouncantoenelcualhabía talladounaligera oquedad para recibir la preciosa gota, que cala cada veinte minutos, con laprecisión desesperante de un mecanismo de relojería: una cucharadita cadaveinticuatrohoras.AquellagotaestabacayendocuandolaspirámidesdeEgiptoerannuevas, cuando cayó Troya, cuando se pusieron los cimientos de Roma, cuandoCristo fue crucificado, cuando el Conquistador creó el imperio británico, cuandoColónsehizoalavela.Estácayendoahora;caerátodavía,cuandotodasesascosassehayandesvanecidoenlaslejaníasdelahistoriayenlapenumbradelatradiciónysehayanperdidoparasiempreenladensanochedelolvido.¿Tienentodaslascosasunafinalidadyunamisión?¿Haestadoestagotacayendopacientementecincomilaños
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paraestarpreparadaasatisfacerlanecesidaddeesteefímeroinsectohumano,ytienealgúnotro importante finque llenardentrodediezmilaños?No importa.Haceyamuchos que el desdichado mestizo ahuecó la piedra para recoger las gotasinapreciables; pero aun hoy día nada atrae y fascina los ojos del turista como latrágicapiedrayelpausadogoteardelagua,cuandovaacontemplarlasmaravillasdelacuevadeMcDougal.«LacopadeJoeelIndio»ocupaelprimerlugarenlalistadelascuriosidadesde lacaverna.Ni siquierael«PalaciodeAladino»puedecompetirconella.
JoeelIndiofueenterradocercadelabocadelacueva;lagenteacudióalactoenbotesycarrosdesdeelpuebloydesdetodosloscaseríosygranjasdesietemillasalaredonda; trajeron con ellos los chiquillos y toda suerte de provisiones de boca, yconfesabanquelohabíanpasadocasitanbienenelentierrocomolohubieranpasadoviéndoloahorcar.
Este entierro impidió que tomase mayores vuelos una cosa que estaba ya enmarcha: lapeticiónde indultoa favordeJoeel IndioalgobernadordelEstado.Lapetición tenía ya numerosas firmas; se habían celebradomultitud de lacrimosos yelocuentes mítines y se había elegido un comité de mujeres sin seso para ver algobernador, enlutadas y llorosas, a implorarle que se condujese como un asnobenévolo y echase a un lado todos sus deberes. Se decía que Joe el Indio habíamatadoacincohabitantesdelalocalidad;pero¿quéimportabaeso?SihubierasidoSatanás en persona no hubieran faltado gentes tiernas de corazón para poner susfirmasalpiedeunasolicituddeperdónymojarlaconunalágrimasiempreprontaaescaparsedelinseguroyagujereadodepósito.
Al día siguiente del entierro, Tom se llevó a Huck a un lugar solitario paradepartirconélgravesasuntos.YaparaentonceslaviudadeDouglasyelgaléshabíaninformadoaHuckdetodoloconcernientealaaventuradeTom;peroéstedijoquedebíadehaberunacosade lacualno lehabíandichonada,ydeellaprecisamentequeríahablarleahora.
AHuckseleensombrecióelsemblante.Ya sé lo que es—dijo—. Tú fuiste al número dos y no encontraste más que
whisky.Nadiemehadichoquefuerastú;peroyomefiguréquetúerasencuantooíhablarde losdelwhisky;ymefiguréquenohabíascogidoeldinero,porqueya tehubieraspuestoalhablaconmigodeunmodoodeotro,ymelohubierascontadoamí aunque no se lo dijeses a nadie más. Ya me daba el corazón que nunca nosharíamosconaqueltesoro.
—No, Huck, no acusé yo al amo de la posada. Tú sabes que nada le habíaocurrido cuando yo fui a lamerienda. ¿No te acuerdas que tú ibas a estar allí decentinelaaquellanoche?
—¡Esverdad!Parecequeyahaceañosdeeso.Fuelanocheenquefuisiguiendo
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aJoeelIndiohastalacasadelaviuda.—¿Laseguistetú?—Sí…,peronohablesdeeso.PuedeserqueJoehayadejadoamigos.Noquiero
quevengancontramíymejueguenmalaspartidas.SinohubierasidopormíestaríaaestashorasenTexas,tanfresco.
EntoncescontóHuck,confidencialmente,todoslosdetallesdesuaventura,pueselgaléssólolehabíacontadoaTomunapartedeella.
—Bueno—dijoHuckdespués,volviendoalasuntoprincipal—,quienquieraquecogióelwhisky,echómanotambiénaldineroy,a loqueamímeparece,yanoloveremosnosotros,Tom.
—Huck,eldineronoestuvonuncaenelnúmerodos.—¡Qué!—exclamóHuckexaminandoansiosamentelacaradesucompañero—.
¿Estásotravezenlapistadeesoscuartos?—¡Estánenlacueva!LosojosdeHuckresplandecieron.—¡Vuelveadecirlo,Tom!—Eldineroestáenlacueva.—Tom,¡dilaverdad!¿Esenbromaoenserio?—En serio,Huck.Enmi vida hablémás en serio. ¿Quieres venir a la cueva y
ayudarmeasacarlo?—¡Ya lo creo! Cuando quieras, si está donde podamos llegar sin que nos
perdamos.—Hacerloeslomásfácildelmundo.—¡Quégusto!¿Yquétehacepensarqueeldineroestáallí?—Espérate a que estemos allí, Huck. Si no lo encontramosme comprometo a
dartemitamborytodoloquetengoenelmundo.Telojuro.—Muybien.¿Cuándoquieresquevayamos?—Ahoramismo,sitúlodices.¿Tendrásbastantesfuerzas?—¿Estámuyadentrodelacueva?Yahacetresocuatrodíasquemetengodepie;
peronopodréandarmásdeunamilla,almenosmeparecequepodríaandarla.Haycincomillashastaallí,porelcaminoque iríaotrocualquieraqueno fuera
yo;perohayunatajoquenadiesabemásqueyo.Huck,yotellevaréhastaallíenunbote.Voyadejarqueelbotebajeconlacorrientehastaciertositio,yluegolotraeréyosoloremando.Nonecesitasmoverunamano.
—Vámonosenseguida,Tom.—Estábien;necesitamospanyalgodecomida,laspipas,unpardesaquitos,dos
o tres cuerdas de cometas y algunas de esas cosas nuevas que llaman cerillasfosfóricas.¡Cuántasveceslasechédemenoscuandoestuveallílaotravez!
Unpocodespuésdemediodía losmuchachos tomaronenpréstamounpequeño
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bote,deunvecinoqueestabaausente,yenseguidasepusieronenmarcha.Cuando ya estaban algunasmillasmás abajo del «Barranco de laCueva», dijo
Tom:—Ahora estás viendo esa ladera que parece toda igual según se baja desde el
«Barranco de la Cueva»: no hay casas, serrerías, nada sino matorrales, todosparecidos. Pero, ¿ves aquel sitio blanco allá arriba, donde ha habido undesprendimiento de tierras? Pues ésa es una de mis señales. Ahora vamos adesembarcar.
Saltaronatierra.—Mira,Huck,desdedondeestásahorapodíastocarelagujeroconunacañade
pescar.Andaaversidasconél.Huckbuscóportodaspartesynadaencontró.Tom,conairedetriunfo,penetróen
unaespesuradematorrales.—¡Aquíestá!—dijo—.Míralo,Huck.Eselagujeromejorescondidoquehayen
todoelpaís.Noselodigasanadie.Siempreheestadoqueriendoserbandolero,perosabíaquenecesitabaunacosacomoésta,yladificultadestabaentropezarconella.Ahorayalatenemos,yhayqueguardarelsecreto.SóloselodiremosaJoeHarperyBenRogers,porque,porsupuesto,tienequehaberunacuadrilla,ysino,nopareceríabien.¡LacuadrilladeTomSawyer…!Suenabien,¿noesverdad,Huck?
Yalocreo,Tom.¿Yaquiénvamosarobar?—Puesacasitodoelmundo.Secuestrargente…esloquemásseacostumbra.—Ymatarlos.—No,nosiempre.Tenerlosescondidosenlacuevahastaquepaguenrescate.—¿Quéesrescate?—Dinero. Se les hace que sus parientes reúnan todo el dinero que puedan, y
despuésqueseloshatenidounañopresos,sinopagan,selesmata.Únicamentenose mata a las mujeres: se las tiene encerradas, pero se les perdona la vida. Sonsiempreguapísimasyricasyestánlamardeasustadas.Selesrobalosrelojesycosasasí,perosiempresequitaunoelsombreroyseleshablaconfinura.Nohaynadietanfinocomo losbandoleros:eso lopuedesverencualquier libro.Bueno, lasmujeresacabanporenamorarsedeuno,ydespuésquehanestadoenlacuevaunasemanaodosyanolloranmás,ydespuésdeesoyanohaymododehacerquesemarchen.Siunolasechafuera,enseguidadanlavueltayallíestánotravez.Asíestáentodosloslibros.
—Pues entonces es lamejor cosa delmundo.Me parece que esmejor que serpirata.
—Sí;enalgunascosasesmejor,porqueseestámáscercadecasaydeloscircosydetodoeso…
Paraentoncesyaestabanhechos lospreparativos,y losmuchachos,yendoTom
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delante,penetraronporelboquete.Llegarontrabajosamentehastaelfinaldel túnel;despuésataronlascuerdasyprosiguieronlamarcha.Alospocospasosestabanenelmanantial,yTomsintiócorrerleunescalofríoportodoelcuerpo.EnseñóaHuckeltrocitodepabilosujetoalmuroconunapelladebarro,ylecontócómoBeckyyélhabíanestadomirandolaagoníadelallamahastaqueseapagó.
Siguieronhablandoenvozmuybaja,porqueelsilencioylalobreguezdeaquellugar sobrecogía sus espíritus. Marcharon adelante y entraron después por la otragalería,exploradaporTom,hastaquellegaronalbordecortadoapico.Conlasvelaspudieronverquenoerarealmenteundespeñadero,sinoundeclivedearcilladesieteodiezmetrosdealtura.Tommurmuró:
—Ahoravoyaenseñarteunacosa,Huck.—Levantólavelacuantopudoyprosiguió:—Miraalotro ladode la esquinaestirándote todo loquepuedas.Allí enaquel
peñascogrande…,pintadaconhumodevela…—¡Esunacruz,Tom!—Yahora,¿dóndeestátunúmerodos?«Debajodelacruz»,¿eh?Allímismoes
dondeviaJoeelIndiosacarlamanoconlavela.Hucksequedómirandounratoalmísticoemblemayluegodijoconvoztrémula:—¡Vamosaescapardeaquí,Tom!—¡Qué!¿Ydejareltesoro?—Sí,dejarlo.ElánimadeJoeelIndioandaporaquí,seguro.—No,Huck,noandaporahí.Rondaráporelsitiodondemurió,alláenlaentrada
delacueva,acincomillasdeaquí.—No, Tom. Estará aquí rondando los dólares. Yo sé lo que les gusta a los
fantasmas,ytútambién.TomempezabaapensarqueacasoHucktuvierarazón.Miltemoresleasaltaban.
Perodeprontoseleocurrióunaidea:—¡Noseamostontos,Huck!¡ElespíritudeJoeelIndionopuedevenirarondar
dondehayunacruz!Elargumentonoteníavueltadehoja.Produjosuefecto.—Nosemehaocurrido,Tom;peroesverdad.Suertehasidoqueestéahílacruz.
Bajaremosporaquíynospondremosabuscarlacaja.Tombajóprimero,excavandohuecosenlaarcillaparaservirdepeldaños.Huck
siguiódetrás.Cuatrogaleríasseabríanenlacavernadondeestabalarocagrande.Losmuchachosrecorrierontresdeellassinresultado.Enlamáspróximaalabasedelarocaencontraronunescondrijoconunayacijademantasextendidaenelsuelo;habíaademás unos tirantes viejos, unas cortezas de tocino y los huesos, mondos y bienroídos,dedosotresgallinas.
Peronohabíalacajacondinero.Losmuchachosbuscaronyrebuscaronenvano.
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Tomreflexionó.—Eldijobajolacruz.Bien;estovieneaserloqueestámáscercadelacruz.No
puedeserbajolarocamismaporquenoquedahuecoentreellayelpiso.Rebuscarondenuevoportodaspartesyalcabosesentarondesalentados.AHuck
noseleocurríaningunaidea.—Mira,Huck—dijoTomdespuésdeunrato—;haypisadasygoteronesdevela
enelbarroporunladodeestapeña,peronoporlosotros.¿Porquéeseso?Apuestoaqueeldineroestádebajodelapeña.Voyacavarenlaarcilla.
—¡Noestáesomal,Tom!—dijoHuckreanimándose.El«verdaderoBarlow»deTomentróenseguidaenacción,ynohabíanahondadocuatropulgadascuandotocómaderas.
—¡Eh,Huck!¿Looyes?Huck empezó a escarbar con furia. Pronto descubrieron unas tablas y las
levantaron.Ocultabanunaanchagrietanaturalqueseprolongababajolaroca.Tomsemetiódentro,alumbrandoconlavelalomáslejosquepudopordebajodelapeña;perodijoqueveíaelfindeaquello.Propusoqueloexplorasenysemetiópordebajode la roca, con Huck a la zaga. La estrecha cavidad descendía gradualmente.Siguieronsuquebradocurso,primerohacialaderecha,yalaizquierdadespués.Tomdoblóunarápidacurvayexclamó:
—¡Huck,Huck!,¡miraaquí!Era la caja del tesoro, sin duda posible, colocada en una diminuta caverna, en
compañíadeunbarrildepólvora,dosfusilesconfundasdecuero,dosotresparesdemocassins[8] viejos, un cinturón y otras cosas heterogéneas, todo empapado por lahumedaddelasgoteras.
—¡Yalotenemos!—dijoHuckhundiendolasmanosenlasmohosasmonedas—.¡Perosisomosricos,Tom!
—Huck,yosiemprepenséqueseríaparanosotros.Parececosademasiadobuenaparacreerla,peroaquílotenemos.¡Aquíestá!Ahora,nogastaremostiempo;vamosasacarlofuera.Déjameversipuedosacarlacaja.
Pesaba unos veinticinco kilos. Tom podía levantarla un poco, pero no podíacargarconella.
Yalopensabayo—dijo—;parecíaquelespesabamuchocuandoselallevabandelacasaencantada,ymefijéenello.Hehechobienentraerlastalegas.
Enunmomentometieroneldineroenlossacosylossubieronhastalarocadondeestabalacruz.
—Ahoravamosabuscarlasescopetasyaquellasotrascosas—dijoHuck.—No, Huck; déjalas allí. Son precisamente lo que nos hace falta cuando nos
metamosenelbandidaje.Vamosatenerlasallísiempre,y,además,celebraremosallínuestrasorgías.Esunsitioquenipintadoparaorgías.
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—¿Quésonorgías?—Nolosé.Pero losbandolerossiempre tienenorgíasy,porsupuesto,nosotros
tendremos que tenerlas también. Vamos andando, Huck, que hemos estado aquímuchotiempoysenoshacetarde.Además,tengohambre.Comeremosyfumaremosenelbote.
Aparecieron después en la espesura del matorral. Miraron cautelosamente entomo,vieronquenoandabanadieporallí,ypocodespuésestabanalmorzandoenelbote. Cuando el sol descendía ya hacia el ocaso desatracaron y emprendieron lavuelta. Tom fue bordeando la orilla durante el largo crepúsculo, charlandoalegrementeconHuck,ydesembarcaronyadenoche.
—Ahora, Huck—dijo Tom—, vamos a esconder el dinero en el desván de laleñerade laviuda,yyoirépor lamañanaacontarloparahacerel reparto,despuésbuscaremosunsitioenelbosquedondeestéseguro.Tútequedasaquíycuidasdelossacos, mientras yo voy corriendo y cojo el carrito de Benny Taylor. No tardo unminuto.
Desapareció,yapocosepresentóconelcarro,pusoenéllosdossacos,lostapóconunostraposyechóaandararrastrandosucarga.Cuandollegaronfrentealacasadelgaléssepararonparadescansar.Yasedisponíanaseguirsucamino,cuandosalióelgalésalapuerta.
—¡Eh!,¿quiénvaahí?—dijo.—HuckyTomSawyer.—¡Magnífico! Veníos conmigo, chicos, que estáis haciendo esperar a todos.
¡Hala,deprisa!Yoosllevaréelcarro.Puespesamásdeloqueparece…¿Quélleváisaquí,ladrillosohierroviejo?
—Metalviejo—contestóTom.Yame parecía. Los chicos de este pueblo gastanmás trabajo ymás tiempo en
buscarcuatropedazosdehierroviejoparavenderloenlafundición,quegastaríanenganardobledinerotrabajandocomoDiosmanda.Peroasíeslahumanidad.¡Deprisa,chicos,deprisa!
Loschicoslepreguntaronelporquédeaquelapresuramiento.—Noospreocupéis;loveréisencuantolleguemosacasadelaviuda.Huck dijo, con cierta escama, porque estaba de antiguo acostumbrado a falsas
acusaciones:—MísterJones,nohemosestadohaciendonada.Elgalésseechóareír.—Deesonosénada,Huck.Yonosénada.¿Noestáis laviuday túenbuenos
términos?—Sí.Almenosellahasidobuenaconmigo.—Puesentonces,¿quétienesquetemer?
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EstapreguntanoestabaaúnsatisfactoriamenteresueltaenladespaciosamentedeHuckcuandofueempujado,juntamenteconTom,enelsalónderecibirdelaviuda.Jonesdejóelcarroalapuertayentrótrasellos.
Elsalónestabaprofusamenteiluminado,ytodalagentedealgunaimportanciaenel pueblo estaba allí: los Thatcher, losHarper, los Rogers, tía Polly, Sid,Mary, elreverendopastor,eldirectordelperiódicoymuchosmás,todosvestidosconelfondodelárea.Laviudarecibióalosmuchachoscontantaamabilidadcomohubierapodidomostrarcualquieraantedosseresdeaquellastrazas.Estabancubiertosdelacabezaalos pies de barro y de sebo. Tía Polly se puso colorada como un tomate, de puravergüenza, y frunció el ceño a hizo señas amenazadoras a Tom. Pero nadie sufriótanto,sinembargo,comolospropioschicos.
—Tomnoestabaencasatodavía—dijoelgalés;asíesquedesistídetraerlo;peromeencontréconélyconHuckenmimismapuertaymelostrajemásqueapaso.
—Hizoustedmuybien—dijolaviuda—.Venidconmigo,muchachos.Selosllevóaunaalcobaylesdijo:—Ahoraos laváisyosvestís.Ahí estándos trajesnuevos, camisas, calcetines,
todo completo. Son de Huck. No, no me des las gracias, Huck. Míster Jones hacomprado uno y yo el otro. Pero os vendrán bien a los dos. Vestíos deprisa. Osesperaremos,yencuantoestéislobastantelimpiosvaisallá.
Despuéssemarchó.
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CapítuloXXXIV
Huckdijo:—Nospodemosdescolgarsiencontramosunasoga.Laventananoestámuyalta.—¡Uncuerno!¿Paraquéquierestúdescolgarte?—Noestoyhechoaesaclasedegente.Nopuedoaguantaresto.Yonovoyabajo,
Tom.—¡Cállate!Esonoesnada.Amínomeimportaunpito.Yoestarécontigo.Sidaparecióenaquelmomento.—Tom—dijo—, la tía tehaestadoaguardando toda la tarde.Mary tehabíaya
sacadoeltrajedelosdomingos,ytodoelmundoestabarabiandocontrati.Dime,¿noesseboybarroestoquetienesenlaropa?
—Andaconojo,señorSid,ynotemetasenloquenoteimporta.Yoye,¿porquéhanarmadoaquítodoesto?
—Esunadeesasfiestasquesiempreestádandolaviuda.EstavezesparamísterJonesysushijos,acausadehaberlasalvadodelodeaquellanoche.Ytodavíapuedodecirteotracosa,siquieressaberla.
—¿Cuál?—PuesquemísterJonessefiguraquevaadarungrangolpecontandoaquíala
genteunacosaquenadiesabe;peroyoselaoímientrasseladecíaatíaPollyelotrodía,ensecreto,ymeparecequeyanotienemuchodesecretoparaestashoras.Todoelmundolosabeylaviudatambién,pormuchoqueellaquierahacercomoquenosehaenterado.MísterJonesteníaempeñoenqueHuckestuvieraaquí.NopodíalucirsugransecretosinHuck,¿sabes?
—¿Quésecreto,Sid?—EldeHucksiguiendoalosladroneshastaaquí.MefiguraquemísterJonesiba
adarsemuchotonoconsusorpresa,perolevaafallar.—YSidparecíamuycontentoysatisfecho.
—Sid,¿hassidotúelquelohadicho?—Noimportaquiénfuese.Alguienlohadicho,yconesobasta.—Sólohayunapersonaenelpueblolobastantebajaparahacereso,yéseerestú,
Sid.SitúhubierasestadoenlugardeHuck,tehubierasescurridoporelmonteabajoynohubierasdichoanadieunapalabrade los ladrones.Nopuedeshacermásquecosasbajasynopuedesverqueelogienanadieporhacerlasbuenas.Toma,y«nodeslasgracias»,comodicelaviuda.YTomsacudióaSidunpardeguantadasyleayudóairhastalapuertaapuntapiés.
—Ahora, vete —le dijo—, y cuéntaselo a tu tía, si te atreves, y mañana teatraparé.
Pocosmomentos después los invitados de la viuda estaban sentados a lamesa
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para cenar, y una docena de chiquillos acomodados en mesitas laterales, según lamoda de aquella tierra y de aquel tiempo. En el momento oportuno míster Jonespronunció su discursito, en el que dio las gracias a la viuda por el honor quedispensabaaélyasushijos;perodijoquehabíaotrapersona,cuyamodestia…
Y siguió adelante por aquel camino.Disparó su secreto, de la participación deHuckenlaaventura,enelmásdramáticoestiloquesuhabilidadlepermitió;perolasorpresaqueprodujoeranengranpartefingidaynotanclamorosayefusivacomolohubiera sido en más propicias circunstancias. La viuda, sin embargo, representóbastantebiensuasombro,yamontonótantoselogiosytantagratitudsobrelacabezadeHuck que casi se le olvidó al citado la incomodidad, apenas soportable, que lecausabaeltrajenuevo,anteelembarazo,insoportabledeltodo,deserofrecidocomoblancoalasmiradasdetodosysuslaudatorioscomentarios.
DijolaviudaquepensabadaralbergueaHuckbajosutechoyquerecibieseunaeducación, y que cuando pudiera hacerlo le pondría en camino de ganarse la vidamodestamente.Laocasióneraúnica,yTomlaaprovechó.
—Hucknolonecesita—dijo—.Huckesrico.Sólo el temor de faltar a la etiqueta impidió que estallase la risa que merecía
aquellabroma.Peroelsilencioerauntantoembarazoso.Tomlorompió.—Huck tiene dinero—dijo—. Puede que ustedes no lo crean, pero lo tiene a
montones.Nohayparaquéreírse:yoselodemostraré.Esperenunminuto.Saliócorriendodelcomedor.Todossemiraronunosaotros,curiososyperplejos,
ydespuéslasmiradasinterrogantessedirigieronaHuck,queseguíasilenciosocomounpez.
—Sid, ¿qué le pasa a Tom?—preguntó tía Polly—. Ese chico… ¡Nada! ¡Noacabaunadeentenderle!Yonunca…
EntróTom, abrumado bajo el peso de los sacos, y tía Polly no pudo acabar lafrase.Tomderramóelmontóndemonedasamarillassobrelamesa,diciendo:
—¡Ahíestá!¿Quéhabíadichoyo?LamitadesdeHuckylaotramitadmía.Elespectáculodejóatodossinaliento.Todosmiraban;nadiehablaba.Después,
unánimemente,pidieronexplicaciones.Tomdijoquepodíadarlas,yasí lohizo.Elrelato fue largo, pero rebosante de interés: nadie se atrevió a romper coninterrupciones el encanto de su continuo fluir.Cuando llegó a su fin,míster Jonesdijo:
—Me creía yo que tenía preparada una ligera sorpresa para esta ocasión; peroahora se ha quedado en menos de nada. Al lado de ésta, no se la ve. Tengo queconfesarlo.
Secontóeldinero.Ascendíaaunpocomásdedocemildólares.Ningunodelospresenteshabíavistojuntaunacantidadsemejante,aunquealgunosdeellosposeíanmayorriquezaenpropiedades.
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CapítuloXXXV
Comoellectorpuedesuponer,lainesperadafortunadeTomyHuckprodujounaintensaconmociónenelpobrelugarejodeSanPetersburgo.Tanenormesuma,todaendinero contante, parecía cosa increíble.Sehablóde ella, se soñóconella, se lamagnificó hasta que la insana excitación llegó a perturbar la cabeza demás de unvecino. Todas las casas encantadas de San Petersburgo y de los pueblos cercanosfuerondisecadastablaportabla,yarrancadosyanalizadosloscimientospiedraporpiedra,enbuscadetesorosocultos;ynopormuchachos,sinoporhombrestalludos,ydelosmásgravesymenosnovelerosmuchosdeellos.DondequieraqueTomyHucksepresentaban eran agasajados, despertaban la admiracióny los contemplaban conembelesamiento. Los muchachos no lograban acordarse de que sus opinioneshubieran sido consideradas de peso en otro tiempo; pero ahora sus dichos seatesoraban y se repetían; todo cuanto hacían parecía ser considerado como cosanotable;eraevidentequehabíanperdidoelpoderdehacerodecircosascorrientesyadocenadas;además,sehicieronexcavacionesensuhistoriapasadaysedescubrieronen ella señales de rara originalidad.El periódico de la localidad publicó bosquejosbiográficosdelosdoschicos.
LaviudadeDouglascolocóeldinerodeHuckalseisporciento,yotrotantohizoel juez Thatcher con el de Tom, a instancias de tía Polly. Cada uno de ellos teníaahora una renta que era simplemente prodigiosa: un dólar por cada día de entresemanadurantetodoelaño,ymediolosdomingos.Eraprecisamentelomismoqueelpastorganaba…;esdecir, no eraprecisamente loque lehabíanprometido, aunquenunca conseguía recaudarlo.Un dólar y cuarto por semana bastaba paramantener,alojarypagarlaescuelaaunmuchachoenaquellosinocentesdíasdeantaño,yhastaparavestirloylavarlo,porañadidura.
El juez Thatcher se había formado un alto concepto de Tom. Decía que unmuchacho como otro cualquiera no hubiera logrado sacar a su hija de la cueva.CuandoBeckylecontó,muyconfidencialmente,cómoTomsehabíahechocargodelvapuleoquelecorrespondíaaella,enlaescuela,eljuezseemocionóvisiblemente;ycuandoellatratódedisculparlagranmentiraquehabíadichoTomparaevitarleaquelvapuleoyechárseloélacuestas,eljuezdijocongranentusiasmoqueeraaquéllaunanoble,unagenerosa,unamagnánimamentira;unamentiraquepodíatenérselastiesasypasaralahistoriaconlatanponderadaveracidaddeJorgeWashingtonacercadelhacha.Beckypensóquenuncalehabíaparecidosupadretanaltoymagníficocomoaldarunapatadaenelsuelodiciendoaquellomientrassepaseaba.SaliócorriendoyfueacontárseloaTom.
EljuezThatcheresperabaveraTomalgúndíahechoungranabogadooungranmilitar.Dijo que pensaba ocuparse en que el chico fuera admitido en laAcademia
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MilitarNacionalydespuésenseñadoen lamejorescueladeDerechodelpaís,paraqueestuvieraasíendisposicióndeseguirunadelasdoscarreras,olasdosalavez.
LasriquezasdeHuckFinnyelhechodeestarbajolaproteccióndelaviudadeDouglasleintrodujeronenlabuenasociedad,o,mejordicho,learrastraronaellaolemetieron dentro de un empellón, y sus sufrimientos fueron casi superiores a susfuerzas.Loscriadosdelaviudaleteníanlimpioyacicalado,peinadoycepillado;leacostaban todas las noches entre antipáticas sábanas que no tenían ni unamota nimanchaquepudiera él apretar contra su corazóny reconocerla comoamiga.Teníaquecomercon tenedorycuchillo; teníaqueusarplato,copayservilleta; teníaqueestudiarenunlibro;teníaqueiralaiglesia;teníaquehablarcontalcorrecciónqueellenguaje sevolvió insípidoen suboca;decualquier ladoque sevolvía, las rejasygrilletesdelacivilizaciónlecerrabanelpasoyleatabandepiesymanos.
Durante tres semanas soportó heroicamente sus angustias, y un buen díadesapareció.Dosdíasydosnocheslebuscólaacongojadaciudadportodaspartes.Elpúblico tomó el asunto con gran interés: registraron todas las cercanías de arribaabajo;dragaronelríoenbuscadelcadáver.Eltercerdía,muydemañana,Tom,concertero instinto, fue a hurgar por entre unas barricas viejas, detrás del antiguomatadero,yenunadeellasencontróalfugitivo.Huckhabíadormidoallí;acababadedesayunarenaquelinstantecondiversosartículosquehabíahurtado,yestabatendidovoluptuosamente, fumando una pipa. Estaba sucio, despeinado y cubierto con losantiguosandrajosque lehabíanhechopintorescoen los tiemposenqueera libreydichoso. Tom lo sacó de allí, le contó los trastornos que había causado y trató deconvencerle de que volviera a casa. El semblante de Huck perdió su plácidaexpresióndebienestarysepusosombríoymelancólico.
—No hables de eso, Tom—dijo—. Ya he hecho la prueba y no marcha; nomarcha, Tom.No es paramí; no estoy hecho a eso. La viuda es buena paramí ycariñosa;peronopuedoaguantarla.Mehacelevantaralamismahorajustatodaslasmañanas;hacequeme lavenymepeinenycepillenhasta sacarmechispas;nomedejadormirenelcobertizodelaleña;tengoquellevaresacondenadaropaquemeestrangula,Tom;parece comoquenodeja entrar el aire, y es tan condenadamentefina que no puedo sentarme, ni tumbarme, ni echarme a rodar; hace ya… años,parece,quenomehedejadoresbalarpor laentradadeunsótano; tengoqueira laiglesia, y sudar y sudar: ¡no resisto aquellos sermones! Allí no puedo cazar unamoscanimascartabaco,ytodoeldomingotengoquellevarpuestosloszapatos.Laviudacomeatoquedecampana,seacuestaatoquedecampana,selevantaatoquedecampana…todosehaceconunordentanatrozquenohaynadiequeloresista.
—Puesmira,Huck,todoelmundoviveasí.—Esonocambianada,Tom.Yonosoytodoelmundoynopuedoconello.Es
horribleestaratadoasí.Ylacomidalevieneaunodemasiadofácilmente:yanome
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tiraelalimento.Tengoquepedirpermisoparairapescar,yparairanadar,yhastapara toser.Además, tengoquehablar tanpor lofinoquesemequitan lasganasdeabrir el pico; y todos los días tengo que subirme al desván a jurar un rato paraquitarmeelmalgustodeboca,ysinomemoriría,Tom.Laviudanomedejafumarnidargritos;nomedejaquedarmeconlabocaabierta,niestirarme,niquemerasquedelantedegente.—Ydespuésprosiguió,conunaexplosióndecóleraysentimiento—. Y, ¡maldita sea mi suerte!, ¡no para de rezar en todo el tiempo! Tenía quelargarme,Tom,nohabíaotroremedio.Y,además,ibaaempezarlaescuela,yyoteníaqueir;yesonopuedosufrirlo.Mira,Tom:serriconoesloquesediceporahí.Noesmásque reventarsey reventarse,ysudarymássudar,yquererunomorirsecuantoantes.Encambioestaropaesdemigustoyestabarricaesdemigusto,ynoestoypordejarlas.Nuncamehubierayovistoenestadesgraciasinohubierasidoporaqueldinero.Andaycogemiparteparati,ymedasdiezcentavosdevezencuando,perono muy a menudo, porque no me interesan las cosas que no le cuesten a unoconseguirlas.Yvasylehablasalaviudapormíparaquemedeje.
—Huck, ya sabesquenopuedohacer eso.No está bien; y además, si haces lapruebaunpocomásdetiempo,yaveráscómoacabaporgustarte.
—¡Gustarme! Sí, ¡como me gustaría un brasero si tuviera que estar sentadoencimaeltiempoquehicierafalta!No,Tom,noquieroserrico,ynohedevivirenesasmalditascasasdondeseahogauno.Amímegustanlasarboledas,yelrío,ylasbarricas,yconellosmequedo.¡Malditasea!¡Ahoraqueyateníamosescopetasylacueva y todo arreglado para ser bandoleros, viene esta condenada tontería y loestropeatodo!
Tomviosuoportunidad.—Mira,Huck—ledijo—,elserriconomehadequitardeserbandido.—¿No?¿Lodicesdeveras?¿Esenserio,Tom?—Tanenseriocomoestoyaquísentado.Pero,mira,Huck,nopodemosadmitirte
enlacuadrillasinovivesdecentemente,¿sabes?AHuckseleaguólaalegría.—¿Nomepodéisadmitir,Tom?¿Nomedejastequefueradepirata?—Sí,peronoeslomismo.Unbandidoespersonademástonodeloqueesun
pirata…, por regla general. Enmuchos países son de losmás altos de la nobleza:duquesycosasasí.
—¡Tom!¡Tanamigocomohassidomío!Nomedejarásfuera,¿verdad?Esonolohacestú,Tom.
—Huck,yonoquisiera;pero¿quédiríalagente?Puesdiría:¡Bah,lacuadrilladeTomSawyer! ¡Hay en ella personas demalos antecedentes!Y eso lo dirían por ti,Huck.Atinotegustaría,yyonoquieroquelodigan.
Huckpermaneciócalladolargorato.Ensumenteselibrabaunabatalla.Alcabo
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dijo:—Bueno;puesmevolveréconlaviudaporunmes,yloprobarédenuevo,aver
sipuedollegaraaguantarlo,sitúmedejasentrarenlacuadrilla.—¡Corriente! ¡Trato hecho, Huck! Vente conmigo compadre, y yo pediré a la
viudaqueteaflojeunamiaja.—¿Deveras,Tom?Muybien.Siaflojaunpocoenlascosasquemecuestanmás
trabajo,fumaréaescondidasyjuraréasolas,ysaldréadelanteoreventaré.¿Cuándovasaarmarlacuadrillaparahacernosbandoleros?
—Muy pronto. Reuniremos los chicos, y esta misma noche celebraremos lainiciación.
—¿Celebraremosqué?—Lainiciación.—¿Quéeseso?—Esjurarquenoshemosdedefenderunosaotrosynodecirnuncalossecretos
delacuadrilla,aunquelepiquenaunoentajadas,ymataracualquiera,yatodasufamilia,quehagadañoaalgunodenosotros.
—Esoesdivertido…,lamardedivertido.Telodigoyo.Ya locreo.Y todosesos juramentoshayquehacerlosamedianoche,enelsitio
más solitario y demásmiedoque se pueda encontrar.Una casa encantada sería lomejor;peroahoraestántodashechasescombros.
—Bueno,peroconhacerloamedianochevale.—Sí,vale.Yhayquejurarsobreunacajademuertoyfirmarloconsangre.—¡Deprimera!Nomevoyaapartardelaviudahastaquemepudra,Tom.Ysi
llegoaserunbandidodelosdeprimerordenytodoelmundohablademí,meparecequesesentiráorgullosadehabersidoellalaquemerecogióenlacalle.
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Conclusión
Asíseacabaestacrónica.Comoes,estrictamente, lahistoriadeunmuchacho,tieneque terminaraquí;deprolongarsemás, el relato sehubieraconvertidoen lahistoria de un hombre. Cuando uno escribe una novela sobre adultos sabeexactamente dónde parar… es decir, con una boda; pero cuando se escribe sobrejóveneshayqueponerlefindondesepueda.
Lamayorpartedelospersonajesqueaparecenenestelibroaúnviven,prósperayfelizmente.Algúndíatalvezvalgalapenareanudardenuevolahistoriadelosmásjóvenesparaverquéclasedehombresymujeresresultaronser;poresoparecemássensatonorevelarahoranadadeaquelperíododesusvidas.
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MARKTWAIN.SamuelLanghorneClemens,conocidoporel seudónimodeMarkTwain(Florida,Misuri,30denoviembrede1835–Redding,Connecticut,21deabrilde1910),fueunpopularescritor,oradoryhumoristaestadounidense.EscribióobrasdegranéxitocomoElpríncipeyelmendigooUnyanquienlacortedelReyArturo,peroesconocidosobretodoporsunovelaLasaventurasdeTomSawyerysusecuelaLasaventurasdeHuckleberryFinn.
TwaincrecióenHannibal (Misuri), lugarqueutilizaríacomoescenariopara lasaventurasTomSawyeryHuckleberryFinn.Trabajócomoaprendizdeunimpresorycomocajista,yparticipóenlaredaccióndeartículosparaelperiódicodesuhermanomayorOrion.Despuésdetrabajarcomoimpresorenvariasciudades,sehizopilotonaveganteenelríoMisisipi,trabajóconpocoéxitoenlamineríadeloro,yretornóalperiodismo. Como reportero, escribió una historia humorística, La célebre ranasaltarina del condado de Calaveras (1865), que se hizo muy popular y atrajo laatenciónhaciasupersonaaescalanacional,ysuslibrosdeviajestambiénfueronbienacogidos.Twainhabíaencontradosuvocación.
Consiguió un gran éxito como escritor y orador. Su ingenio y sátira recibieronalabanzas de críticos y colegas, y se hizo amigo de presidentes estadounidenses,artistas,industrialesyrealezaeuropea.
Carecía de visión financiera y, aunque ganó mucho dinero con sus escritos yconferencias, lo malgastó en varias empresas, y se vio obligado a declararse enbancarrota. Con la ayuda del empresario y filántropo Henry Huttleston Rogersfinalmenteresolviósusproblemasfinancieros.
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TwainnacióduranteunadelasvisitasalaTierradelcometaHalley,ypredijoquetambién«meiréconél»;murióalsiguienteregresoalaTierradelcometa,74añosdespués. William Faulkner calificó a Twain como «el padre de la literaturanorteamericana».
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[1]Ruedaqueponíanenmovimientoloscondenadosatrabajosforzadossubiendoporlostravesañosdequeestabaprovistaporlaparteinterior.<<
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[2] Si mister Harbison hubiera tenido un esclavo que se llamase «Bull», Tom sehubiera referidoaélcomo«elBulldeHarbison»;perounperro, lomismoqueunhijo,teníaderechoalapellido,estoes,sellamaríaBullHarbison.<<
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[3] Autoridad encargada de investigar las causas de las muertes violentas, ante unjuradoespecialyenpresenciadelcuerpodelavíctima.<<
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[5]Lassupuestas«composiciones»citadasmásarribaestántomadasalaletradeunvolumen titulado Prosa y Poesía, por una señora del Oeste. Se ajustan con exactaprecisiónalmodelodelascolegialasydeaquíqueseanmuchomásfelicesdeloquelohubierasidounameraimitación.<<
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[6] Exacerbación periódica de celo religioso, muy frecuente en Estados Unidos,promovidaporpredicacionesyotrosmediosdepropaganda.<<
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[7]Establecimientodondesesuponequenoseconsumenbebidasalcohólicasygozanporellodeciertosprivilegiosyexencionesdeimpuestos.<<
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