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Analisis CRUCH 2010
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BECAS CHILE PLANTEAMIENTOS DEL CONSEJO DE RECTORES
SEPTIEMBRE 2010
1. Antecedentes previos:
El programa Becas Chile, creado en el 2008, con el objetivo de definir una política integral de largo plazo de formación de capital humano avanzado en el extranjero, ha buscado aumentar las oportunidades de formación y perfeccionamiento, fomentar la cooperación internacional y articular los programas de becas del gobierno de Chile. Es liderado por un Comité de Ministros para la Formación de Capital Humano Avanzado en el Exterior y gestionado a través de la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (CONICYT) y del Ministerio de Educación.
El sistema está financiando las becas de magíster, doctorado, sub‐especialidades médicas, pasantías doctorales y postdoctorado, junto a los programas dirigidos especializaciones profesionales y técnicas. El programa se ha propuesto una meta de 10 años, momento en el cual el país contaría con 30 mil profesionales y técnicos formados en el exterior.
Es indudable que esta iniciativa ha sido gran momento para el país, especialmente reconociendo el sólido vínculo entre capital humano y oportunidades y perspectivas de innovación. En esta materia, el país no ha mostrado indicadores satisfactorios, estando lejos del promedio de graduados en los países de la OECD, como se observa en la siguiente figura.
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Desde sus inicios los actores del mundo académico han valorado esta iniciativa, a pesar que no considera generar mayores oportunidades para fortalecer los programas de formación de postgrado en el país. En varias ocasiones, la comunidad académica ha expresado su preocupación por la baja claridad de los propósitos del programa y por el hecho que los instrumentos vigentes no cautelan el retorno de los graduados. El programa ha tenido una demanda explosiva, con una oferta creciente – y a veces confusa – lo cual no ha permitido comprender con claridad sus intenciones y logros. La respuesta de las universidades ha sido más bien cautelosa y adaptativa, buscando generar espacios de debate y asesoramiento en el diseño de estas políticas, pero en un contexto de una institucionalidad fragmentada – Becas Chile, CONICYT, MINEDUC, Comité de Ministros – las reacciones han sido limitadas y sin mayores consecuencias.
Si bien no se pueden desconocer las virtudes del programa, tampoco se puede abstraer el costo que tiene para el sistema académico nacional, especialmente en el corto plazo; lo que lleva a que la mirada de las universidades sea más bien de temor, tanto por perder matrícula a nivel de postgrado, como aportes en investigación y desventaja de sus capacidades instaladas en los laboratorios. Las cifras y las inversiones son evidentes, mientras en el año 2008 se entregan 500 becas para estudios de doctorado en Chile, se anuncian 1300 para estudios en el extranjero, sobre las cuales no hay información desagregada en tipo de estudios. mientras un beca de doctorado nacional contempla un arancel anual de 2 millones de pesos chilenos, para un doctorado en el extranjero se entrega por este concepto entre 10 mil y 30 mil dólares anuales. 2. Una cronología de acciones y planteamientos del Consejo de Rectores en relación a la política de
formación de capital humano de excelencia: La presente cronología da cuenta de las diversas acciones emprendidas por las universidades del Consejo de Rectores, a fin de contribuir al mejoramiento de este programa. Junio 2008 – Planteamientos para una Política Nacional sobre Ciencia, Tecnología e Innovación, presentación en el Senado de la Nación. Julio 2008 – Primeros planteamientos a la Ministra de Educación, presentados por el comité ejecutivo en audiencia especialmente solicitada. Septiembre – Octubre 2008 – Misión NAS, de los Estados Unidos a objeto de levantar recomendaciones para el desarrollo efectivo del programa. Diciembre 2008 – Fondo Bicentenario para Capital Humano Avanzado: necesidad de una nueva mirada, nuevos planteamientos del Consejo de Rectores. Marzo 2009‐ Consejos de Becas del Programa, se constituye con la participación de académicos y autoridades universitarias, tanto del Consejo de Rectores como de otras universidades privadas. Agosto 2009 – CNIC incorpora la participación de un representante del Consejo de Rectores, Profesor Jorge Allende, nombrado por la Presidencia de la República. Septiembre 2009 – Planteamientos para formular programa de becas institucionales, presentadas a División de Educación Superior. Noviembre 2009: lanzamiento del libro CRUCH, el cual contiene análisis y proposiciones del sistema de formación de capital humano‐
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Marzo – septiembre 2010: estrategias de apoyo a los estudiantes de doctorado cuyos laboratorios fueron seriamente afectados por el sismo, desde las universidades del Consejo, sin obtener respuestas y apoyo desde Becas Chile. Septiembre 2010 – relectura de planteamientos hacia el Programa Becas Chile.
3. La trayectoria de la formación de postgrado en Chile: Hay consenso que un postgrado de calidad es de importancia vital para una universidad compleja. A través de los programas de doctorado, las universidades entregan a las personas capacidad para generar conocimiento nuevo y en virtud de ese proceso, las universidades se reproducen, pero también se renuevan y se proyectan. La interdependencia entre postgrado e investigación genera sinergias que hacen del postgrado un potente articulador de las distintas funciones universitarias: la formación de personas, la investigación y la extensión de ese saber a la sociedad. Los estudiantes de doctorado son actores claves para desarrollar investigación e innovación de nivel mundial. Contar con una cantidad y calidad adecuada de estudiantes de Doctorado es clave para desarrollar la ciencia en Chile y poder resolver los problemas que nos afectan como país. Consistentemente, las más importantes universidades del mundo muestran una alta proporción de su matrícula a nivel de postgrado. En los últimos 40 años, Chile ha construido un sistema de postgrado que ofrece una base sólida para la formación de investigadores y que se sustenta en la calidad de la investigación que se realiza en el país.
El desarrollo del postgrado como sistema se inicia a fines de la década del 60 vinculado a la profesionalización de la investigación científica. Antes existieron programas de doctorado tanto en la P. Universidad Católica (Doctorado en Teología, 1933), como en la Universidad de Chile (Doctorado en Filosofía, 1947), pero fueron experiencias focalizadas que no condujeron al desarrollo de un sistema nacional de postgrado. Entre los primeros doctorados modernos están el Doctorado en Ciencias de la Universidad de Chile, el Doctorado en Biología Celular de la Pontificia Universidad Católica, el Doctorado en Ciencias m/Química de la Universidad de Concepción y el Doctorado en Ingeniería de la Universidad Técnica Federico Santa María. (Devés, R. 2008)
El Programa MECESUP en el ámbito del postgrado, (año 1999 MECESUP1) formuló y puso en marcha por primera vez una política gubernamental de apoyo institucional a los postgrados nacionales, para generar capital humano avanzado que permitiera a Chile avanzar en el tránsito hacia una economía basada en el conocimiento. Se buscó potenciar los programas de doctorado nacionales y se apoyó transitoriamente el desarrollo de programas a nivel de maestría en las humanidades, ciencias sociales, educación y artes, como alternativa de desarrollo hacia la investigación y el doctorado. De manera paralela, se implementa el primer sistema nacional de acreditación de programas de postgrado para asegurar su calidad y vincular la entrega de recursos al cumplimiento de ciertos estándares de calidad. La vinculación del fomento al aseguramiento de la calidad ha sido fundamental para la expansión responsable del sistema de postgrado en Chile.
1 Programa MECESUP; Educación de Postgrado. Doctorados. Resumen de Implementación. 1999‐2005. Documento de Trabajo (2006).
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De este modo, el desarrollo del sistema de postgrado en Chile se genera en base a estándares de calidad; previo a la existencia de un sistema de acreditación, las universidades fueron rigurosas en la creación de programas, buscando garantizar cuerpos docentes vinculados a la investigación y con los más altos grados académicos, aportando recursos de apoyo a la investigación y la docencia de excelencia, desarrollando redes y vínculos con el mundo académico internacional.
Otro instrumento fundamental para el desarrollo del sistema de postgrado nacional ha sido el Programa de Becas de Postgrado de CONICYT, el cual se inició en 1988 con el propósito de impulsar el acceso a estudios de postgrado en el país, buscando explícitamente fortalecer los programas nacionales financiando los estudios de magíster y doctorado de egresados de las universidades chilenas. Entre el año 1988 y 2008 se han beneficiado más de 3000 estudiantes de doctorado y casi 1000 de magíster en los programas de postgrado a nivel nacional.
En síntesis se observa actualmente que el sistema de formación de postgrado a nivel de doctorado, muestra el siguiente perfil:
• Está concentrado en aquellas universidades que tienen mayores niveles de investigación.
• Muestra una tasa importante de acreditación, siendo ésta un estándar de calidad que se aspira lograr.
• Su desarrollo es desigual entre las diversas áreas disciplinarias, mientras algunas muestran un crecimiento sostenido – ciencias naturales y exactas – en otras el desarrollo es aún incipiente.
• La matrícula continúa concentrándose en un número reducido de universidades, a pesar de la creación de nuevos programas.
• La tasa de graduación es insuficiente frente a las necesidades de desarrollo de las ciencias, la tecnología y la innovación.
• Hay carencia de información de indicadores de proceso y de resultados, como retención, graduación oportuna, internacionalización, financiamiento del sistema.
• El desarrollo del postgrado está directamente asociado a las oportunidades de financiamiento desde los sistemas de becas y /o fondos competitivos.
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4. Planteamientos de DIVERSOS ACTORES La United States National Academy of Sciences (NAS), en respuesta a una solicitud de la División de Educación Superior del Ministerio de Educación, convocó un panel de cinco científicos para “proporcionarle asesoría experta al Ministerio de Educación sobre la mejor manera de incorporar el potencial del extenso capital humano avanzado que se está formando en el exterior al entorno científico y tecnológico en Chile”. Sus conclusiones y recomendaciones fueron las siguientes:
El sistema universitario chileno ha mejorado significativamente en la última década y es uno de los mejores en Latinoamérica, pero todavía no ha logrado la calidad que se encuentra en la mayor parte de los países desarrollados.
Se aplaude el interés de Chile en una mayor inversión en capacitación avanzada. Bien
implementado, el programa Fondo Bicentenario podría tener un impacto sustancial y positivo y dar una oportunidad de transformar a una generación de ingenieros, científicos, profesores y técnicos en Chile. Sin embargo, en su forma actual este programa no optimiza su potencial y corre el riesgo de devaluar y posiblemente dañar algunos de los mejores aspectos del sistema actual.
Se debe poner cuidado en proporcionar los medios, incluyendo la infraestructura, para
asegurar el regreso y la utilización adecuada de científicos después de completar sus estadas postdoctorales, programas de graduados u otras oportunidades en el exterior creadas por el Fondo Bicentenario. Dicha infraestructura significa tanto empleo como capacidades de investigación y desarrollo.
Se apoya la meta de Chile de desarrollarse y crecer en áreas específicas que son críticas para la
economía chilena. La experiencia muestra, sin embargo, que el éxito a largo plazo en esos quehaceres depende críticamente de programas amplios en investigación básica. El equilibrio es importante.
Es urgente que cualquier programa diseñado para mejorar el nivel doctoral del capital humano
en Chile se coordine con las comunidades científicas, universitarias e industriales chilenas. Se recomienda la evaluación externa o internacional de los programas doctorales chilenos como un medio para elevar el nivel de estos programas. La mejor manera es mirar el desarrollo del capital humano de una manera sistemática para que el gran aumento de gente capacitada se pueda utilizar eficazmente.
Las universidades y la industria tendrán que cambiar para aprovechar este importante
programa nuevo. Esto incluye comprometerse a renovar los profesores, a nuevas formas de educar, mejorar la calidad del personal técnico y embarcarse en nuevos modelos de cooperación y colaboración.
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A fines del primer semestre del 2010, se publica el informe de OECD sobre el programa BECAS CHILE y otros programas asociados a la formación de capital humano avanzado, el cual expresa las siguientes conclusiones:
Reconoce la fortaleza de la iniciativa BECAS CHILE, por su concepto, diseño y alcance; al mismo tiempo destaca su carácter innovador, especialmente al ofrecer una amplia variedad de programas de becas.
Afirma que hay diversas áreas en el cual se debe mejorar el impacto positivo del programa,
modificando su diseño y sus procesos operacionales.
Destaca que muchas de las actuales deficiencias del programa se deben a una acelerada implementación, las cuales deben ser revisadas de modo de lograr los óptimos resultados esperados.
Señala cuatro áreas que requieren especiales mejoras, considerando que es necesario que
continuar el desarrollo de su diseño y su articulación con el sistema de educación superior, al mismo tiempo que mejorar su implementación inicial permitirá un impacto positivo de largo plazo. Las áreas a mejorar son las siguientes:
a. Integración estratégica con prioridades nacionales, de modo que la selección
de postulantes se articulen con éstas. b. Atracción y reinserción de graduados c. Eficiencia operacional del programa d. Acuerdos institucionales.
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5. Planteamientos del Consejo de Rectores frente a programas de formación de capital humano
avanzado.
En diversas oportunidades – en función de la cronología reseñada – el Consejo de Rectores ha expresado la importancia de generar un Programa Integral de Formación de Capital Humano Avanzado, que incluya en forma armónica y complementaria un componente nacional y un componente internacional. Para lo cual ha considerado prioritario constituir una institucionalidad que estudie y coordine la acción y la interacción entre ambos componentes, que genere e implemente las políticas para el logro de los objetivos del programa.
Los Rectores del Consejo han reflexionado y dialogado en torno a este nuevo escenario, con expertos internacionales, en las mismas universidades, con autoridades políticas, con los investigadores, académicos y con los jóvenes doctorantes; concluyendo en un conjunto de proposiciones:
• Se debe garantizar la coherencia entre los diversos instrumentos de manera que la política de formación de capital humano responda a una lógica sistémica que contemple las orientaciones en ciencia, tecnología e innovación, el fortalecimiento institucional del sistema de investigación y postgrado; al mismo tiempo que reconocer el papel y la voz de las universidades en el diseño e implementación de esta política.
• La formación de doctores en el país es una tarea irrenunciable porque la sinergia entre postgrado e investigación es el motor para la generación de conocimiento y para la construcción de capacidades en el ámbito de la investigación y la innovación.
• El sistema de postgrado nacional debe estar vinculado al mundo y Chile, el cual cuenta con 116 programas de doctorado acreditados2, junto con aprovechar las oportunidades que se abren para la formación de personas en el exterior, debe proyectarse para constituirse en un centro de formación de postgrado de nivel internacional.
• Es un imperativo, avanzar en los procesos de descentralización de las capacidades de investigación e innovación, estableciendo centros de excelencia en las regiones del país vinculados con los problemas y oportunidades regionales.
• Se requiere combinar las necesidades en aquellas áreas consideradas prioritarias (visión clusters), es decir mirar hacia el futuro; pero al mismo tiempo incluir aquellas que representan mayor rezago y que son el complemento de las primeras para garantizar mayor calidad de vida y una mejor democracia (ciencias sociales, humanidades y artes). Como también combinar la perspectiva de las ciencias básicas y las ciencias aplicadas.
• Los esfuerzos e inversiones en una perspectiva de desarrollo de capital humano vinculado a la ciencia, la tecnología y la innovación, no pueden desatender el conjunto de relaciones virtuosas y complejas que supone esta inversión. Se requiere mirar el sistema con sus distintos componentes y proyectar esta mirada no sólo al presente inmediato, sino en un futuro cercano.
2 CNA Chile, agosto 2009.
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6. Un conjunto de propuestas específicas elaboradas en el Consejo de Rectores:
Se propone la creación de un Programa Integral de Capital Humano Altamente Calificado, orientado a aumentar el número de los recursos humanos con capacidad de investigación e innovación en Chile. Este debe incluir una serie de instrumentos que incluyen:
• Formación de Postgrado en Chile en Universidades con demostrada capacidad de investigación, avalada por su acreditación en este ámbito;
• Formación de Postgrado en el extranjero en áreas de especial interés para el país, en instituciones de alta calidad internacional en la disciplina de que se trate.
• Captación de estudiantes de postgrado del extranjero, especialmente de América Latina y captación de investigadores residentes en el extranjero, especialmente chilenos.
• Apoyo a la formación postdoctoral, especialmente de los jóvenes que realizan su formación en el país.
• Si el estado está dispuesto a pagar entre 5 – 15 millones/año de matrícula en Universidades extranjeras debiera aumentar el fondo del pago de matrícula en Doctorados nacionales a al menos 4 millones/año/estudiante. Se debe considerar que al pagar matrículas en Universidades extranjeras se las está subvencionando, al proveerles de nuestros mejores cerebros para que realicen investigación que quedará en esas Universidades. Un fortalecimiento de la investigación en Chile requiere del aumento sustancial en las matrículas de postgrado.
Se deben abordar las debilidades del Programa Becas Chile, señaladas por el grupo asesor de la National Academy of Sciences y por los expertos del Banco Mundial y la OCDE:
En el actual modelo del programa de Becas Chile se detecta una falta de incentivos que para estimular el retorno de los becarios a Chile. En este sentido, concordamos que un mecanismo muy útil sería que las becas de doctorado y de postdoctorado incluyeran la opción de financiar un proyecto de investigación a realizar por el becario a su retorno al país. Este proyecto podría ser de un monto de US$ 100.000 en dos años. Estamos seguros que esta opción sería un gran estímulo, tanto para los becarios que retornan, como para las instituciones chilenas, que elevar el interés por ellos.
La dispersión y falta de focalización de temas de estudio que actualmente se da en el Programa Becas‐Chile. Para resolver este tema y para direccionar la instalación de capacidades en áreas que son de especial relevancia para Chile, el Programa Becas Chile debería centrarse especialmente en el desarrollo y fortalecimiento de las áreas deficitarias estratégicas del país, de modo de no afectar significativamente a los buenos programas de postgrado nacionales.
Impulsar la modalidad de Becas Institucionales por medio de las cuales una o varias universidades chilenas en conjunto proponen el desarrollo de un área que consideran especialmente relevante para Chile. Las instituciones nacionales que reciben un paquete de becas para el desarrollo de un área, se comprometen a otorgar cargos e infraestructura adecuada para los becarios exitosos que regresan. Esta propuesta es abierta de modo que también empresas u otras instituciones puedan postular a Becas Institucionales. En su Informe de 2010 sobre el programa BECAS CHILE los expertos de la OCDE sugieren que un 25% de las becas de doctorado, postdoctorado y programas sandwich debieran adjudicarse en esta modalidad.
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7. Propuestas sobre la Institucionalidad del sistema:
El Consejo de Rectores considera que está pendiente la concreción de una institucionalidad que asegure al Programa Becas Chile lo siguiente:
• Una base institucional, ante lo cual se considera que el Programa debe estar basado en CONICYT, lo que permitiría tener una visión integral al tema de formación de recursos humanos avanzados, en una institución, además ligada a la investigación científica. Ello implicaría otorgar el presupuesto y las capacidades requeridas a CONICYT, para el desarrollo de esta función en la perspectiva de lograr consolidar una institucionalidad como la de países como Brasil. Sin embargo, en el ámbito específico de las Becas Institucionales, se considera que el Programa MECESUP, con una larga y exitosa trayectoria de trabajo con las universidades, sería en este caso la base institucional más apropiada.
• Este programa debe estar íntimamente ligado a los mecanismos responsables de otorgar financiamiento a proyectos de investigación y de incentivar el desarrollo de capacidades en las áreas prioritarias para el país.
• Incluir la participación de personas e instituciones que son actores importantes y conocen profundamente el tema de capacitación de recursos humanos a nivel de postgrado
• Una propuesta clara de objetivos, metas y plazos, integrando y coordinando los esfuerzos en Chile y el extranjero
• La realización de estudios sobre las condiciones que enfrentan los becarios y graduados en Chile y el extranjero para encontrar trabajo y apoyo para sus investigaciones.
• Coordinación con las otras entidades que se ocupan del desarrollo de la investigación y la innovación en el país.
• Incrementar el número de becas de Post‐Doctorado a personas que hayan obtenido un doctorado en Chile.
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8. Sobre la operación del sistema:
• Modificar los procedimientos para restringir el otorgamiento de las becas de postgrado a personas que no ya hayan sido aceptadas por una institución de reconocido prestigio en el área en la que se postula.
• Aumentar la equidad en el acceso de las becas mediante acciones como cursos de idiomas con franquicias del Estado y oficinas de apoyo a las postulaciones a Universidades extranjeras.
• Evitar el erróneo gran peso que se le otorga a los rankings generales de Universidades y darle mayor importancia a las capacidades de las instituciones en tópicos más específicos.
• Mantener un estricto sistema de seguimiento de los becarios en Chile y en extranjero. • El Programa debería generar un plan de re‐inserción de los graduados en el sistema universitario, en
organismos de gobierno así como en el sector productivo.
En síntesis el Consejo de Rectores de las Universidades Chilenas, busca contribuir al diseño de una política de formación de capital humano altamente especializado, en la mira de contar con los recursos humanos necesarios para una política más activa de I+D+I y avanzar decididamente hacia los desafíos de la sociedad del conocimiento. Los principales ejes de esta política, son los siguientes:
I. Un programa que articula un componente nacional y uno internacional, en términos no sólo que contempla las dos opciones, sino que éstas dialogan y se complementan de modo sistémico. Lo cual se traduce en una serie de estrategias relativamente simples, por ejemplo:
a. Privilegiar la formación en el extranjero, en aquellas áreas de menor desarrollo en el país. b. Fomentar la internacionalización del postgrado nacional, a través de alternativas de pasantías,
cotutelas, profesores visitantes, etc. c. Promover la formación postdoctoral para quienes realizan un doctorado en el país. d. Impulsa diversas opciones, según prioridades y objetivos, tales como becas institucionales o
becas de pasantía con un rol más claro del mundo académico.
II. Un programa asentado en una clara institucionalidad, capaz de contribuir de modo sistémico desde su diseño, su implementación, seguimiento y evaluación, asegurando la vinculación con las actividades de investigaciones a nivel nacional e internacional y con el sistema universitario nacional, el cual debe asumir un rol más estratégico.
III. Un programa que contempla procedimientos claros, basados en evidencias empíricas nacionales e internacionales, que permitan a la comunidad – jóvenes y académicos – disponer de información confiable y oportuna ‐ sobre sus calendarios y proyecciones, criterios de elegibilidad, evaluación de las postulaciones, seguimiento de los becarios, etc. – de manera de generar confianza.
IV. Un programa que resguarda el retorno al país – ya sea de quienes reciben un financiamiento para estudiar en el extranjero o en Chile – y genera estrategias para potenciar la inserción laboral en las áreas que el país más lo requiere, por ejemplo fomentando la provisión de fondos de retorno, la colaboración entre la universidad y la industria, entre otros.
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