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Poemario "Cantos febriles" By Giancarlo Andaluz
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1
Giancarlo Andaluz
CANTOS FEBRILES
2
Giancarlo Andaluz
CANTOS FEBRILES
3
I
Sumóse a una tarde calurosa
La baba de un otoño que muere tras los recuerdos de un verano empobrecido,
Palpita el cuerpo de la puerta
Al son de los vientos acantilados que me soplan su frío intenso a la cara.
Déjame estrecharte el corazón,
Que el vil minuto de pasión dure un poco más de lo acostumbrado,
Permíteme dormir en el mar terso de tus caderas
Hipnotizado por la sal de tus ojos ramplones,
No dejes que me vaya sin probar la dulce gracia que expelen algunas veces tus
raros encantos.
4
II
Amiga mía, solitaria peregrina,
Aparta de mi alma el pecado cometido,
Acuérdate de este hijo pródigo que ha de volver llegada el alba,
Cuando los cielos descubran un claro camino tras los opacos cañaverales de la
vida.
Perdona, oh madre divina, celestial virgen de manto sagrado,
La demanda necia que me arranca mi cargo impoluto de conciencia,
Desbarata esta maldición antigua que resuella con el último aliento de mis
gemidos.
Mi alma ya no reviste su zozobra tras las almohadas del perdón y del olvido,
Que más quisiera yo, viajera solitaria,
Sino olvidar tu sufrimiento eterno y alejarte de mis tontas pretensiones.
Humilde cuerpo alado que me retiene entre sus garras,
Como la copa de vino que entre tus sacros dedos se fermenta,
Acalla esta sequía de sombra en mi vereda antigua,
Proclama un momento de paz donde ocultarme de los días,
Exhibe en la cúpula de tu iglesia mi errónea imagen de pecado y olvido
Que ya es tiempo de ensalzar mi cuerpo a los más altos designios.
5
III
Allanamos casas cubiertas de invernal pasado
Viejas casitas con jardines externos y verjas blancas
Con perritos miniaturas de rizados pelos blancos
Y macizos rojos adosados donde solo descansan solitarias almas.
Dos niños húmedos juegan a la pelota sobre la sábana verde
No hay marcador ni tribunas ni tantos ni goleadas
Juegan como quien ve morir una tarde sin premura
Avanzando por las franjas como ágiles torpedos bajo el mar.
El primer amor
La niña cae y se golpea las rodillas. Sangra la herida y el corazón del niño
embobado.
Una lágrima se hunde en el vacío jardín de infancia
Mientras unos labios aún inútiles
Pretenden curar el dolor de un corazón que recién aprende a latir por si solo.
Los labios se tocan por primera vez, es el inicio de una larga aventura de amor
en la que los chiquillos amantes han de encontrarse entre jardines y escaleras
durante un tiempo que se parecerá, al momento de recordar, a la eternidad.
6
IV
Llega el rumor pálido de una caricia casi extinta
Que toca mi piel sin remordimientos ni premisas
Acaso será el regreso triunfante de la orillada primavera que viene dispuesta a
disuadirme a cerrar los ojos
Se acerca un sol engañoso, negro como un disco de carbón, y frío como la sangre
que corre por las venas de Neptuno, será el amor, ¿será el amor?
La primavera no olvida su pasado otoñal, ni su retoño invierno que creció en su
calmo vientre de floraciones y trinos
El peso de la magia aquilata el pudor deshonroso que ya es imposible ignorar.
Es septiembre y el día nos apuñala con sus largas dagas
Iguales a ramificaciones perdidas de vencidos equinoccios.
Amanece en lunes y hace más calor que de costumbre.
7
V
Puedo llamarte de mil maneras
Porque todas dicen algo de ti
Cuando pienso a solas
Puedo verte sumida en un eterno sueño
Atrapada como un pez en una gran red,
Feliz, porque en sueños regalas esa dulce sonrisa
Que ilumina el mundo,
Sonrisa que desluce la nostalgia de la luna
Y despinta la noche
Como en una bravía tormenta,
Y pienso,
Alejado de esta realidad estéril
Que me acompaña día a día,
En ese tiempo por venir
Que he de compartir contigo.
8
VI
Procura decirme lo que me gusta oír
Con palabras suaves y al oído,
Busca verbos que acaricien mis sesos
Y que me hagan imaginar el mejor final para un nuevo día.
Regálame mensajes que espanten los fantasmas
Que ensucian mi cabeza,
Palabras que desalienten mis ideas,
Frases que calmen con su soplo leve
Todo este vaivén que sacude mi playa sin remordimientos,
Palabras que invadan mis olas y mi arena,
Donde te espero quieto como una roca al viento,
Para volar juntos a ese paraíso
Que tu llanto clama en el más absoluto silencio.
9
VII
Qué más puede pedir una voz hastiada de silencio,
Resignada al dolor grácil de las espinas que escudan tus palabras,
Puedo llorar si quieres
Pero de nada valdrán tantas lágrimas perdidas,
Líquido que se esparce por tu imagen,
La misma que aún sigue grabada en mi memoria.
Sólo la paz de tu voz podrá vaciar estas ganas de cuchillo,
De hundirme como un acorazado vencido
En mares pasados,
Donde yacen -en la memoria del tiempo-
Los recuerdos que alguna vez me hicieron callar.
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VIII
Pídeme morir y con gusto cumpliré tus caprichos,
Y aunque sufras por mi ausencia
De nada valdrá pedirme volver.
Puedo enmudecer si es mi voz la que ya no quieres oír,
Y nunca más sentirás la sangre que mi lengua derrama cuando te evoca.
Pídeme desaparecer y con gusto me alejaré de tu llanto y de tu memoria,
Volaré lejos a otro lugar para que hagas el inútil intento de olvidarme,
Y sólo contaré con el tiempo
Que ha de desvanecer -al final del camino- la razón.
11
IX
Puedo decirte tantas cosas
Que a la larga intentarás en vano olvidar,
Arrancarlas de raíz de las tierras de tu memoria,
Aún sabiendo que mis raíces
Ya calaron en lo más profundo de tu cuerpo.
Oirás mi voz aunque ya no esté presente
Y será mía la humedad estancada en tu almohada,
Así como el dolor esparcido en tus sábanas
Que aún me añoran,
Y cuando decidas volver será ya tarde,
Pues mi cuerpo podrá estar cerca
Pero mi alma buscará en otros paraísos
Las cosas que nunca pudo hallar en tu cuerpo.
12
X
Beso tu piel
Siento tu calor en el universo de mis labios.
La marcha fue larga,
Una eternidad caminé hasta encontrar las livianas tierras que esconden tu
belleza.
El mundo desapareció de repente
Como si hubiese sido borrado del universo,
Como si nunca hubiera existido en realidad.
Toco tu piel, Mis dedos lubrican cada poro ansioso de tu cuerpo,
Siento su suavidad entre mis manos
Y me desconecto de esta realidad que me envuelve.
Todo a mí alrededor desaparece
Y quedamos atrapados en un presente soñado,
Tanto tiempo me tomó la marcha
Pero cada paso dado valió la pena
Por ese eterno segundo de pasión cruda,
Cada piedra que entorpeció mi camino,
Cada trampa del destino que me alejaba de ti.
Todo valió la pena
Por ese segundo mágico y ciego,
Tanto, que volvería a retroceder mis pasos
Para volver a recorrerlos otra vez,
Porque sé que en algún momento,
A pesar del camino y del tiempo,
Mis ansias locas de repetir cada movimiento
Aquietarán este mar sombrío que me ahoga,
Y volverás a ser mía
Por otro segundo más,
Y cuando pasé,
Ya nada importará,
Como ahora nada importa.
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XI
En tu quietud reclamo estas tierras por mías
Mas no sé por cuánto tiempo duraré cabalgando en ellas
Sobre este torpe corcel que me tumba a cada tramo.
He de ir presuroso a tu encuentro
Igual que los cielos al mar de la tarde,
Y volverá a ser mía la angustia inicial que barnizaba tu piel
Con tiernitos toques de ceniza sobre tu pecho
En esas mañanas aciagas que no se repetirán jamás.
14
XII
Uno
La tarde se levanta de su mágico sueño
Y ya nada importa,
Tan sólo tu leve soplido
Que arremolina el rumor del día ya vencido
Y la espumante sensación de no tenerte de vuelta
Otra vez bajo mis sábanas.
Dos
El viento pasea sus dedos por tu piel
Te limita a un simple elemento inmóvil.
Cae la noche y ya eres de nuevo la diosa que opaca los rezagos de luz
Que flotan sin rumbo en una noche tan clara
Como el incandescente ojo de un faro vigilante.
Te apoderas de ese reino que es tan tuyo,
Igual que es tuya la imagen ilusoria que queda de mí a tu lado.
Tres
A medida que la noche mengua,
Se va llenando de silencio y de calor.
Y sigues allí tendida a tus anchas
Igual a un desierto incendiado y absoluto
Al que nadie visita
Que ya nadie recuerda,
Y tiemblas abrazada por la angustia que no cesa de palparte la trémula piel.
Cuatro
Hoy no vendrá.
Por gusto espero su fantasmal aparición,
Como un hálito perdido en la madrugada que pintan sus ojos dolidos,
Agotados de lágrimas y de cansancio.
Caen tus párpados como pesadas puertas giratorias
De tiendas ya vencidas
Y sólo te queda congraciarte contigo misma antes de que llegue el alba.
15
Cinco
Llega el día con su sol y su minuto de oriente despuntado
Ya no irrumpe el aire en tus dominios
Ni el sonido de la mañana en tus pequeños pabellones,
Poco a poco despiertas de un sueño terrible
Y te dispones a vivir un día más
Aún sabiendo que llegada la tarde volverá ese tormento crepuscular
A susurrarte al oído las tristes canciones que en vano intentas olvidar.
16
XIII
Uno
Mírame cuando te ame,
Que quiero ver esa expresión de dolor que tanto me gusta.
Mírame directo a los ojos con esos soles obscuros que decoran tu faz,
Como botones de nácar en la cara felpuda de un osito de peluche.
Quiero verte mirándome,
Gozar con cada cambio en tu expresión.
Se llama amor, doncella,
Y es todo cuanto puedo ofrecerte esta primera noche.
Dos
Puedo ser quien tú quieras esta noche
Acaso no es igual a otras noches, ¿no lo es?
En esta tiniebla celebramos nuestra unión en un sólo ser
Que ha de vagar por este mundo en cuatro piernas, cuatro brazos, dos cabezas
Y un solitario corazón.
Tres
“El tiempo es una aguja que desinfla este globo soplado por los dos”.
Cuatro
Hoy ya no he de verte sobre mi lecho pidiendo más amor para esta noche.
Solo quedaré en mi isla como un náufrago que sostiene una nota en la mano,
La nota se va humedeciendo a medida que el tiempo pasa y la noche crece
En estrellas y rocío,
Y miro sobre esa sábana acuosa y oscura que me rodea
Esperando encontrar un botella para lanzarla hacia tu isla
Que yace como un pez muerto a escasos metros de la mía,
Buscando hundir tú inútil presencia
En un mar que ya no quiero compartir.
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XIV
Llegaste con la noche, llegaste para quedarte en mí.
Aún recuerdo el dulce sabor del viento aquella tarde,
El delirio de las horas por pasarse unas encima de otras,
Repitiendo el torpe paso de tortuga que tanto me tomó aprender.
Me bastó solo un vacuo movimiento,
El torpe pasito doble de baile ciego
Que dibujé sobre la pista aquella noche, cuando te conocí.
Benditos pasos que aprendimos a punta de golpes y sollozos.
Pisadas, duras piedras que entorpecen el camino,
Dulces piedras que me enseñaron que la vida es más dura de lo que aparenta,
Y que hay que aprender a vivirla,
A pesar del dolor y de los golpes,
Y de las pisadas, amor, las benditas pisadas en el salón de baile.
Tomados de la mano somos como una nube pasando por encima de las
depresiones que deforman el sencillo paisaje de ciudad.
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XV
Pienso un poco en ti
Al amanecer
Cuando los zorzales se apoderan de las ramas más altas
Aquellas que rozan con sus largos dedos los vidrios de mi ventana.
Pienso en ti
Sobre la cama
Extrañando aún tu cuerpo ausente
Imaginando que aún sigues sobre la almohada
Desnuda
Imponente
Igual a una estatua desenterrada de falsos partenones.
Pienso en ti
En este mundo ya no hay espacio para los deseos
Es por eso que ya no siento nada al no verte
Pero sigo pensando en ti
Cada mañana
Cada minuto del día
Son signos de vida que aún no me abandonan
Pienso en ti
A pesar de la distancia y del tiempo
Pienso en ti, nada más en ti pienso.
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XVI
El mar lava mis heridas
Este mar desolado que me llama cada tanto
Que comparte su soledad y su triste resaca conmigo.
Todo es triste frente al mar
Porque el mar es infinito y lo infinito oculta en el fondo la tristeza.
Cada tanto levanto la mirada y veo su horizonte
La inmensa cantidad de agua entre dos mundos, entre dos orillas.
Sé que estás al otro lado
No te conozco pero sé que estás allá
A lo lejos
Tanto que ni la imaginación me acercara a ti
Aún no
Todo cae por su propio peso
Y mi tiempo no llega aún
Ni esa orilla tan lejana que te brinda su arena blanca para pensar en nada
Sobre la que tiendes tu todavía infantil cuerpo coloreado por el sol benigno de tu
lejano pueblo
Que crece frente al mar, entre tanta arena y tanto tiempo muerto
Tiempo que alguna vez nos unirá de una forma u otra
Porque desde aquí
En la lejanía de mi mar desolado y triste
Puedo pensarte sin haberte visto
Y ya puedo imaginarte sin haberte siquiera conocido
El silencio me ayuda
También el eterno bamboleo del mar y su tonta resaca que baña mis pies que
descansan sobre esta arena
Arena nada parecida a la que te brinda abrigo allá en la lejanía de tu primera
orilla.
20
XVII
Para verte como deseo
Cierro los ojos
Grito en silencio tu nombre tres veces
Invoco tu presencia a dioses que no conozco
Escupo al cielo sangre caliente
Me flagelo con espinas perdidas hasta causarme un daño irreparable
Dejo de respirar hasta el desvanecimiento
Toco las puntas de mis pies con ambas manos
Me encierro en una botella aun llena
Enciendo cerillos con la áspera piel de mi lengua
Quemo muñecos de infancias vencidas
Aparto de mi todo cuanto me pueda servir como recordatorio de lo que fui
De lo que ya no volveré a ser.
Para verte como quiero soy capaz de perder la vista
Si es que así puedo admirar tu etérea belleza
Aquel rostro que atrapa una sonrisa entre dos mejillas encendidas
La misma sonrisa que encierra unos labios que
Si me permitieran tocarlos una vez más
Viajaría hasta el mismo infierno para sentir ese placer que no advertí en su
momento.
21
XVIII
Bonita
Tienes entre tus manos el universo consumido
La diáspora aletargada
Multitud de razas
Hálito liviano de viejas mitologías
De antiguas culturas
Bonita
Entre tus dedos tienen al mundo
En tus uñas toda las almas perdidas de la tierra
Bonita
Si tú supieras que en cada llaga late un corazón atento a tus encantos
No harías más que apretar las palmas y esperar el lento sufrir de aquellos que
pensamos en ti.
22
TORNASOL
Sombras en la pared
A qué le tienes miedo
Acaso a tu imagen sesgada en la pared
Que detenida te imagina temblando bajo el cielo raso
No sospechas que aquella silueta oscura y difusa pueda ser más humana que tú,
Más sentimental, más abrasiva…
El espejo queda recluido dentro del ropero que ya no abres
Y se ha olvidado ya su motivo de existir.
La pared ha aprendido viendo en silencio al espejo
Ha copiado su arte y ahora te copia tal cual eres,
El espejo ha perdido toda razón de ser
Por eso es que ahora está detrás de la puerta derecha de tu ropero
Muriendo lentamente y en silencio,
Reflejando el oscuro universo que cubre tus ropas.
Ya no está más ahí.
Sombras nada más
Es lo que dice la gente que sólo mira lo que los ojos ven
Sombras nada más
Acaso una sucia estela sobre la pared que copia nuestros movimientos
primitivos
Imita la imagen humana que padecemos
Sombras en la pared
Estela sucia sobre la pared
Silueta difusa en la pared
Alma sin cuerpo que se abraza a la fría muralla de una habitación urbana.
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Silueta
Tu silueta llega a mí como una minúscula tempestad
Y yo la espero en silencio y solo, completamente solo
Dentro de este mundo enorme que me rodea y me aturde.
A pesar de las voces sigo abrazando a la soledad
Esperando que tu silueta rompa su hábito de acera y cruce los charcos grises que
nos separan y camine hasta mí
Que inunde con su espumosa presencia la cuadratura de esta habitación que me
envuelve como me encierran los brazos de la noche.
Ya tu cuerpo tiene nostalgia de ciudad
Pero tu sombra espera una pequeña distracción
Para abrir sus alas de ángel
Y volar hasta su barnizado destino sin ventanas.
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Sendas
Carretera 1
Hacia adelante, no hay camino sin retorno
Ni desviaciones ni recodos escondidos tras muertos cactus
Ni letreros despintados ni cráneos de vencidos minotauros
No hay nada más que una interminable línea recta
Infinita
Que limita un paisaje post-apocalíptico
La versión más difusa de un sombrío paraíso
En dos secciones que desconocen la esperanza.
Ruta 12
El viento sopla su rebelde llanto al infinito horizonte
La ruta doce desencadena en mí los más sórdidos recuerdos de infancia
Cadáveres exquisitos que deambularon como desolados fantasmas por esta
carretera
Ahora me dan la bienvenida con los brazos abiertos y el corazón ensangrentado
No existen desviaciones –acaso hace falta repetirlo-
Acá los recodos aquietaron sus ansias horizontales por destinos verticales
Callejones sin salida
Salida sin callejones ni camino.
12 de la noche, ruta 12
Noche brumosa
Que nace de un perdido hálito espacial
Noche estrellada
Rebelde canción de cuna –un solo de guitarra y una voz decadente, pretexto de
los malos hábitos de nuestro cantante-
Ciega noche que desencadena pandoras extraviadas
Arcas sin fondo que guardan cálices prohibidos
Ansiosos de saciar la sed del ancho e inquietante mundo.
Primera parada; restaurante de Flora. 2:30 a.m.
Me llama el estómago de la tierra
Ese monstruo voraz que se atraganta de ansias y temblores
Esa bestia oculta en el camino que ahora recorro
25
Desde hace varias horas
Ya puedo sentir su llamado
Sus gritos silenciados
Sus caricias humeantes y cálidas
Pero todo es noche
Una oscuridad que se hace eterna y en medio de esa eternidad tan abrumadora
Se abre un cuadrante que desentona en el paisaje
La mancha negra que brota de cualquier punto
Aquel lugar siempre vacío recibe a los hijos de la noche
A los abandonados a su suerte
La tierra recuerda que alguna vez fue minúscula e insignificante
Y esa imagen la retiene en el rincón menos visitado de su memoria.
La puerta se abre, gira una silla vacía y me muestra una taza de café humeante.
De alguna parte llega hasta mí el aroma de unos huevos con tocino
Que transforma esta tétrica sensación en hambre
Que enciende ese trepidante sensación de sed.
Amanece en la gasolinera de Joe`s. 5:20 a.m.
El sol despunta a un lado de la carretera
Mostrando su cuerpo amarillo y radiante
Que pinta de primavera los fríos inviernos del ayer.
Hacia adelante la línea sigue recta
Pero se puede percibir su cercano fin
Logro ver los descalzos pies de la ciudad,
Pronto entraré en sus entrañas y estaré una vez más en su poder. Otra vez.
Pero siempre tendré esta escapatoria
Siempre este viaje recto
Siempre este inútil huir.
26
Primer llamado del invierno
El frío consume lo que queda de mi cuerpo tendido en la arena
Tras un verano que acaba de morir rápido y en silencio.
En la piel siento que ha perdido fuerza el disco flotante
De manera tal que ahora es un espejismo pálido
Que pasa desapercibido en la acuarela gris de este otoño que
Decidió ceder su turno por falta de fuerte viento para peinar sus viejas hojas.
Amanece a las seis de la tarde
Anochece a las seis de la mañana
Y me mareo de tanto cambio y tanta garúa ocupando el universo transparente
De la ventana delantera de mi viejo Opel celeste
O azul según la estación y las caricias del cielo durante el día.
En la playa siento un leve cosquilleo subiendo por mi espalda
Como de uñas acrílicas
Igual a un gato nervioso sobre mi piel caliente de verano
Pero sé que no eres tú -desvanecido verano-
Pues de lejos llegan hasta mí los rumores de otra batalla perdida tras los montes
del este
Y ese rubor insano que dilata las mañanas ha dejado de surtir efecto
Así como tus cálidas palabras al oído del mediodía
-quédate quieto, deja todo en mis manos-
Esa promesa de un buen final con bronceado mediterráneo.
Pero ya no estás para abrazarme
Ahora que el fuego de tu cuerpo lo ha apagado
Las frías yemas de una infernal pasión.
27
Ración del día
Hierve el día
Como una charola al abandono
Una charola vacía de presidio
Carente de la ración del día
Consistente de fréjoles mal cocidos y un cucharón de arroz del fondo de la olla
Que más pedir
Ese manjar es más que suficiente
Además del agua fría y una pieza de pan duro.
De lejos el resquemor adelanta sus pasos y asoma sus ganas de esperanza
Acá el vientre visible de la tierra neutraliza estas ansías de morir en pleno hastío
Este temor que todo lo devora
Como una gran serpiente perdida en el desierto
Atenta al mínimo bocado que se regale tontamente a sus ojos.
El sol pierde sus ansías de neblina
Y desaparece al fin la duda de un nuevo día por venir.
La cuchara ambiciona aquellas tardes de cena a dos velas
Cucharas que han perdido el rumbo y la caliente sopa humeando dentro de la
vajilla inglesa
Nada queda, excepto el recuerdo y –claro- aquellas nubes que formaban las
verduras bien cocidas.
Es bueno esperar por algo más
Aún cuando ese algo no asome jamás sus pupilas dilatadas por el futuro
horizonte.
28
Huída del sol
Estigmas de veranos sin terminar
Ahora presencian la rápida muerte de otros cielos
En tanto caen de nubes bajas
Solitarias gotas de llanto terrenal.
Golpes sin sentido ni motivo
Que lanza ciegamente la ahora triste primavera
Tratando de escapar de esta condena de invierno
Que aparenta por su madurez de viejos cementerios
Eras anteriores a la era del hombre.
Gozan los equinoccios con la falta de luz
Pues de nada sirve ya que su ojo apunte hacia antiguos templos mayas
Preconizando destinos que no habrán de llegar nunca a nuevos puertos.
Estigmas de veranos sin sentido
Llagas en la tierra que silencian proverbios olvidados
Demás está esperar por otoñales corazones
Aquí -abajo- donde camino el día a día
En las tierras gobernadas por grises viejos sentenciados.
Vuelve a caer en la angustia
Otro verano más despojado de posibilidades
El sol abandona su capullo y huye
Hacia tierras que no conocen su amarilla furia de vida
A probar sus alas de cristal
Sobrevolando cielos embarrados de tiniebla.
29
Tornasol
Magia pura este cambio de sustancia
Este ir de viejos cielos a nuevos horizontes
Donde la luz es vida e infinita además
Y el sol es todavía ese dios oblicuo que todo lo da
A seres que aún tiemblan al ver sus ojos de fuego.
Luz que mutas en futuros espejismos
Tornasol de vida
Estación sin patrón condicionado
Que aún recuerdas tus primeras órdenes
Sol -calienta-
Noche -difumina el sol-
Tarde -acaricia al hombre-
Madrugada -despierta la pasión-
Tiempo muerto -pasado- mejor es olvidarte que ser olvidado
Mejor es recordarte con alegría que vivir odiándote
Vieja estación que no cruzaste la espinosa barrera del tiempo
Porqué lo intentas ahora cuando ya todo está perdido
Qué buscas con desesperación entre tanta aglomeración de niebla.
Hoy te he expuesto mis dolencias
Mis achaques mis tristezas
Hoy he culminado de llorarte tanta rabia acumulada
Luz divina que pintas el cielo -tornasol-
Acaso habrás decidido abandonarme a estas alturas del tiempo
Ya ni los veranos sacuden el largo invierno de mi cabeza.
Quizá sea tarde pero -mejor que nunca- es ahora una opción válida
Los rayos galopan libres por tus amplios campos de infinito
Y se llenan de ti los más sublimes retazos de atardeceres perdidos
Retazos de un cuadro sin terminar
Bosquejo de pintor inmaduro
Mano que aún tiembla ante la presencia del pincel
Hermoso miedo
Hermosa inquietud
Hermoso todo lo que me golpea.
El cielo tornasol es un cuadro de Kandisky abovedado
Invadido por una luz muy de Picasso
Luz de esas imágenes perpetuas de viejas primaveras
Exquisitos cadáveres de tiempos pasados
30
Muertos que aún deambulan por esta larga brisa invernal.
El mundo tornasol -acaso un mar infinito y áspero de abundante acuarela-
Mar que ahora yace podrido en enormes cuencas viejas
De antes de la historia del hombre
Acá no nos pertenece nada -excepto claro- la nada.
Pero serás tú un pretexto delicioso
Una luz al final de un largo túnel
Que oculta la presencia de la única salida de esta muerte lenta
La única escapatoria de esta trayectoria de bala perdida
Que me sigue y sigue
Y no para de atravesar tiempos ya vividos.
Ahora que te comparto sobre la arena de esta playa ya desierta
Ajena del hombre y su torpe mano que todo lo destruye
Qué más puedo pedir
Ahora que siento tus uñas arando los campos calientes de mi espalda
Que podría yo desear sino tus labios húmedos de mar
Lívidos de luz
Cargados de arena
Ahogados de pasión.
Tú piel desanuda la luz que se pierde de ese sol ya olvidado
Que aún lanza sus pocos rayos sobre nuestra playa
Tú piel, ese sendero de excepción
Ese camino sin retorno -largo como un rayo infinito-
Interminable como la carretera más larga -y mucho más-
Tú piel, esa piel dorada que destruye la luz
Creando luego los matices más alucinantes de este mundo
Sobre un lienzo calado de nubes
Paradigma de viejo pintor.
Qué mano guía tú mano ardiente de color
Sobre este largo lienzo de nubes y sol ausente
Veo como terminas cada trazo con dulce maestría
Pulidos toques de pincel sobre el lienzo eterno
Creando el tornasol de vida más impecable que jamás haya visto.
Qué dirá tu piel de tú cómplice silencio
Que pensará el terso universo de tus caderas de mis torpes dedos
Transgrediendo sus cálidos dominios
Que pasará por tu cabeza cuando mis labios se impregnan de la sal
Que derraman tus pezones después del mediodía
31
Que significará tu risita tonta cuando mis papilas avanzan torpes
Por el campo minado de tu pubis.
Claro cielo que despunta ya las primeras visiones
De una bella tarde de lluvia y barro
Genuino cielo plagado de nubes y viento
Ya se siente tu fin y puedo ver la tarde entrando por el este
Con su mantel sepia que todo envejece
Que convierte todo en un viejo álbum de fotos perdidas.
Llegan los últimos rayos de sol como hambrientas gaviotas
Sobre un mar escaso de peces para la merienda
Hasta tu piel dormida al lado de mi oscuro cuerpo de ceniza
Se puede ver sobre ella pinturas hechas por viejas manos
Que cuentan historias desconocidas
De viejo tiempos mejores
Donde todo era silencio y luz
-la luz- una imagen viva del mismísimo dios creador.
El cielo explota por última vez
En mil tornasoles diferentes
Lo que aquieta la tarde que avanza y avanza
Sobre todo lo que aún posee la luz
Se forma en el cielo un raro espejismo de color
Que hace al hombre esclavo
Y al tiempo simple brisa pasajera.
Acaba de morir el día detrás del mar
Su huella ha quedado borrada de la tierra
Pero me queda su recuerdo en tu ahora fría espalda
La que trato de calentar otra vez con la aspereza de mis dedos
Viva la vida -tornasol eterno-
Espejo que atrapa un claro amanecer colorido y perpetuo
Amanecer que nos contempla desde lo alto
Amanecer que mira en silencio y complacido
Con la humedad que nuestros cuerpos derraman
Sobre la fría arena oscura que nos cobija esta noche que ya comienza...
32
Banalidades
1. Claro de luna dentro de una batea.
El pozo lleno
La lámpara redonda y lejana
Posición expectante dentro de un balde verde
Temblorosa
Como el trazo de un crayón infantil
Silenciosa
Igual a un cactus de este desierto
Sin gracia
Una piedra enorme flotando sobre nosotros
Capaz de transformar al hombre en bestia
Y al niño en hombre.
2. visión del ahogado.
Esta respiración cortada
Por claras aguas o finas bolsas plásticas
Este devaneo vengativo
Esta insinuación a la pálida dama
Este clima atroz
Este estío
Este ir y venir al mismo sitio
Esta mancha roja y abundante
Que va creciendo delante de mí
Que va pintando todo delante de mí
Que va borrando todo lo que queda de mí.
3. viendo la caída de las hojas otoñales.
El mismo banquito idiota
En el mismo parque viejo
Los mismos vecinos odiosos
Corriendo inútilmente tras una figura inalcanzable
Todos
Excepto la dama del traje rojo
De finas curvas y lindos rasgos
Y es ella precisamente
La que me hace venir al parque cada mañana
Aprovechando mi abundancia de tiempo
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Para alimentar a las palomas vagabundas
Mientras las hojas de un eterno otoño me bañan con sus huesos
Que caen tan lento sobre mí
Después de cada vuelta que ella da antes de alejarse nuevamente
Dejando una esquela de sol en la acera y una hojarasca fría sobre mi corazón.
4. visión del suicida.
Una soga,
Eso ya esta usado
Una bala,
Eso es poco original
Una bolsa,
Seguimos en lo mismo
Veneno,
Muy infantil
Un precipicio,
El temor a las alturas
Un accidente automovilístico,
Pero no tengo auto.
Porque no intentas -sólo porque sí-
Echarte sobre tu cama con el cuerpo húmedo
Después de un baño frío
Esperando que el lento soplo del viento entrando por tu ventana
Te sequé la pena
Cierras los ojos, piensas en una vieja imagen de amor
El primer beso (no lo sé)
Luego enciendes un cigarro
El que dejas consumirse lento entre tus labios
Mientras sigues pensando en esa mujer que te dio todo
Sin pedirte nada a cambio
Y sigues así
Con los ojos cerrados
Fumando despacio
Derramando lágrimas por su ausencia
Desnudo del cuerpo y del alma
Hasta que el fuego te abrace tanto
Y sientas que ya no hay escapatoria.
5. amanece bajo un puente.
Este arco de piedra que me cubre de la garúa
34
Es como una puerta cerrada
Al sol que toca a las seis de la mañana
Tratando de entrar y cumplir con su trabajo
Pero es muy temprano todavía
Recién me acuesto y no recuerdo donde he dejado las llaves
Así que busco algo con que taparme las orejas
Y evitar oír los insistentes golpeteos de una mano desesperada
Que ruega por entrar como cada mañana al juego de la vida.
6. los acantilados.
De niño vi caer a un hombre por un acantilado
Y desde entonces he tenido ganas de sentirme ave y saltar
Pero me veo luego y lloro por mi falta de plumaje
Por lo que tengo que conformarme
Con este tipo de eventos
Y cada vez que alguien tropieza y cae al vacío
Me libero de esta sensación asfixiante
Que me oprime antes de ver los cuerpos reventarse contra el pavimento.
7. perro flaco en una postal.
Tarjeta de cumpleaños
Una postal de viaje
Sirva para recordarle al ausente de donde vino y donde nació
La imagen color sepia de un paisaje urbano
Dos ancianos mendigando al mediodía un mendrugo de pan
O unas monedas,
Siquiera una mirada indiferente,
Apoyados sobre la pared de una casona destruida por el tiempo
Separados el uno del otro por un perro flaco
Que muerde un hueso seco
Mientras la vieja mujer le rasca las ronchas del lomo
Producto de la sarna
Un perro sarnoso y flaco con un limón amarillo colgado de la garganta
Que mejor visión de cumpleaños para un amigo que vive lejos
En una linda casita frente al mar con su linda mujer de pasarela
Y que pasa las tardes acariciando el terso pelo caramelo
De su golden retriever mientras contempla la medalla de oro que descansa
sobre la chimenea
Medalla que el can ganó en un concurso regional.
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8. perro negro sobre fondo blanco.
Anoche nevó todas las horas de la oscuridad
Y hoy amaneció la ciudad alfombrada de suave y fría nieve
Los niños se disponen a crear grandes muñecos fríos
En los jardines blancos de sus casas
Los padres se suben a sus removedoras de nieve
Y se alistan para dibujar otras salidas para sus autos atrapados
En los garajes de sus casas
Las madres mezclan varios ingredientes en un bol de vidrio
Y se apresura a preparar el postre caliente del almuerzo
En la cocina calida de sus casas
En tanto que un perro negro se pasea moribundo por el barrio
Hundiéndose un poco más en la abundante nieve con cada paso dado
Tratando de encontrar su casa entre tanto hielo
Y poder así abrigarse del frío impetuoso con su nueva cobija
Mientras muerde su nuevo juguete plástico
Viendo a su amo armar el más grande monigote jamás hecho en la cuadra.
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Cancionero limeño
Nubes bravas
Apostólicas y lejanas
Que arrastran enormes paisajes abandonados al viento
Nubes sombrías
Pasivas y viajeras
Cantos rodados sobre viejos dioses muertos
Nubes extensas
Paradisíacas y montoneras
Que se avalanchan contra la tierra con tibia fuerza
Nubes soñadoras
Apagadas y bouyeristas
Testigos mudos de pecaminosos romances
Nubes huecas
Desalmadas y estériles
Imagen del alma de una ciudad que vive abovedada
Nubes grises
Platinadas manos del cielo
Derramando tu impostura en cada esquina de esta fría ciudad
Plazuela de antaño
Octágono deforme y sensorial
Conjunto de pasos perdidos y misteriosos retrocesos
Piso cuadriculado y deforme
Zapato pequeño de mujer
Banquitos cómplices de besos robados
Árboles quietos con las ramas cargadas de pájaros
El humo del cigarro enredándose con tu cabello
Mujer de pequeño zapato
El vil humo que se apodera de mis labios
En los momentos de perfecta soledad
Y por la vereda vieja te alejas
Abandonas las niñas de mis ojos y desapareces tras los altos muros
Espantando con tu débil abanico
Las moscas, los vientos, mi recuerdo.
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