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GRANADA’92: A 25 AÑOS YA.
Algunos de los entresijos de una exposición que tal vez a Vd. le hubieran gustado conocer…pero que nunca se atrevió a preguntar, por prudente. (Recuerdos de un -‐casi-‐ Cartero Honorario sobrevenido)
Francisco Gilabert. (de FESOFI, FEFIAN, SFS y SFNG. Académico de Número de la RAHF e HP)
Primero de todo, introduciré el tema para ponernos en situación. Amigo lector, le prometo que le contaré cuanto un cierto doctor alemán, cuyo nombre no recuerdo ahora, me permita (Montse, ¿cómo se llama esa virgen negra que es la patrona de Cataluña?). Es que han pasado dos décadas y media desde los hechos y a los viejillos empieza a costarnos retener ciertas cosas en la memoria. Pero bueno, para eso están los papeles, de los que acaso por cariño, por deformación profesional o por nostalgia nunca me deshice aunque, al repasarlos hoy, algunos recuerdos me hagan reír y otros casi me duelan todavía. Advierto: ¿fotos? Apenas las justas; mejor documentos y testimonios postal-‐filatélicos. Dejo éstas, que las tengo, para una segunda entrega… caso de que se produjere, que no es seguro. Veamos:
Todas las historias (incluso las “historietas” como la presente) tienen un principio. También un final. Y tal es, justamente, el propósito del presente relato: narrar el inicio y el remate de algo acontecido en unas circunstancias tan insólitas como irrepetibles. Pero lo haré con datos y con hechos. Irrefutables los primeros y fácilmente constatables los segundos. Por si las dudas, asimismo facilitaré nombres de personas, bastantes todavía vivas y perfectamente identificables, para el caso de que a alguno de Vds. le apetezca consultar con ellas sobre la exactitud de cuanto aquí se afirmará. También expresaré mis opiniones. Algunas, amables; otras, menos. Si a alguien no le gustan las segundas, aquí me tiene dispuesto a afrontar cualquier posible querella caso de considerarse difamado u ofendido. Lo de ninguneado corre de mi cuenta y a mi cargo pues me siento libre de aportar mi parecer sobre gentes (no muchas) que se acercaron a la empresa que les referiré más por sacar algo de ella que para arrimar el hombro. Escribiré sobre los orígenes y la andadura de la exposición mundial de filatelia GRANADA’92 hasta el día de su inauguración, producida el 24 de abril de 1992. Y cortaré ahí aunque a veces, por mor de los acontecimientos, haya de referirme a hechos posteriores a ese 24 de abril. Procuraré aportar algo de humor a fin de paliar la tensión o la dureza dialéctica de algunos momentos (bastantes más de los debidos), que los hubo y serios. Sirva como ejemplo, y para abrir boca, uno de ellos: recuerdo una tarde de abril de 1992, a sólo unos veinte días del inicio, reunidos Fernando Aranaz y yo con el Comisario General en su despacho del Palacio de Congresos y Exposiciones de Granada, planta tercera. Fernando le explicaba que, como los miembros de FESOFI venían gratis a deslomarse, que al menos la
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exposición les proveyera de viaje, alojamiento y manutención y les considerase invitados a todos los actos oficiales, incluidas las recepciones generales y la Cena del Palmarés. Basaba su petición en que a los empleados de Correos de Granada, más los traídos de Madrid y otras localidades próximas, se les daba todo esto, más dietas de desplazamiento y que trabajarían solamente durante su horario laboral, en tanto que los filatelistas aguantarían en sus puestos mientras fuese necesario. La respuesta del Comisario fue seca y tajante: Si los que van a actuar son de FESOFI, que sea FESOFI la que se haga cargo de ellos. Pero nosotros, la Federación, con exiguos medios, no podíamos afrontarlo, además de considerar claramente que no era lógica la contrapropuesta. Fernando, indignado por la negativa a algo que estimaba justo, y harto ya de tantos y tantos desaires anteriores, se levantó y le espetó al Comisario: Mira Luis, como la concesión de GRANADA’92 se la hizo la FIP a FESOFI, mañana mismo le mando un fax al presidente Jatia y le digo que renunciamos a la exposición porque la Federación no tiene dinero para sacar esta Mundial adelante. Salió enfadado y se fue a mi despacho, un piso más abajo. El Comisario, que no esperaba tal reacción, se puso nervioso. Y yo permanecí allí dispuesto a realizar toreo de salón entre los dos… aunque tenía claro (y hasta el más tonto de los mortales también) que la “espantá” de Aranaz no pasaba de puro farol de póker. Renunciar ante la FIP a dos semanas y poco de la inauguración, nadie lo entendería. Pero Fernando supo jugar con inteligencia sus cartas y ganó el envite. Por mi parte, creo que logré hacer caer en la cuenta al Comisario de lo que se le vendría encima si Aranaz no desistía: el “hotel oficial”, los restaurantes, las dos sedes contratadas, salones varios apalabrados, billetes de avión de jurados e invitados emitidos y abonados, y bastantes pagos adelantados ya con dineros recibidos a crédito, en buena parte y con mucho esfuerzo de FESOFI, y sin opción a recuperarlos con los ingresos de una muestra posiblemente non nata; el broncazo seguro de su jefa, señora de armas tomar y áspero carácter; su posición como “fracasado” en la Secretaría General de Comunicaciones y, lo que más le dolería: la imposibilidad a corto plazo de consolidar su nivel 30 en la Administración como funcionario de élite (TAC) a cuenta de GRANADA’92, que en el fondo era lo que perseguía pues ello implicaba mejor estatus y más sueldo para toda su vida laboral. Cayó en la cuenta de inmediato y me pidió que bajara por Aranaz para continuar la negociación. Puro eufemismo: la siguiente fase de la conversación duró apenas unos segundos: Vale, Fernando, de acuerdo. Y concedido todo. Aquel tira y afloja no se produjo precisamente por falta de dinero sino por un pulso tenso entre dos fuertes y duros temperamentos, cada uno de ellos con razones plausibles y objetivos diferentes: el primero, sacar adelante y con lucimiento una difícil exposición que tanto esfuerzo nos estaba costando y demostrar al mundo de la filatelia que FESOFI era “grande”; si lo conseguía, como así sucedió, ganaría prestigio para él y para la Federación en la FIP. El segundo, consolidar su nivel y aportar a su jefa una brillante cuenta de resultados, mediáticos y sobre todo económicos. Con aquella hermosa, compleja y brillante GRANADA’92 los dos colmaron sus aspiraciones: FESOFI recibió después el sí de la FIP para cada exposición que solicitó en los años subsiguientes y Fernando Aranaz, salvo el breve paréntesis de un mandato por cuestiones de salud –afección cardiaca-‐, fue reelegido una y otra vez, once años como Director (vocal) y seis como vicepresidente del directorio de la Federación mundial hasta 2016. Por suerte para él, la FIP le ha reconocido su dedicación en vida, otorgándole su máxima presea: la Medalla de Servicios Distinguidos. Por su parte, el comisario Villameriel logró consolidar su nivel 30 y presentó a su jefa un presupuesto de gastos increíble: los 512 millones (de pesetas) consumidos, eran 112 menos de los 624 de un presupuesto cerrado (y aprobado por el Comité
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Organizador) para GRANADA’92. Los presupuestos se aprueban para ser ejecutados y no para dejar de gastarlos y esa cicatera rebaja hubiera permitido hacer una montonera más de cosas sin tantos noes ni tantas restricciones sólo para quedar bien él ante su superiora. O tal vez fuera así su talante funcionarial y ahorrativo. Nunca lo tuve claro porque en ocasiones puntuales no dudó en utilizar incluso más de lo necesario. Por si fueran pocos los dineros disponibles, en el acto de apertura el 24 de abril, mientras el Ministro de Transportes y Comunicaciones nos largaba su parlamento inaugural, Fernando Moratilla, Jefe de Gabinete de doña Elena Salgado y colega de Villameriel, se me acercó y me dijo por lo bajini: Veo preocupado a Luis. Debe ser por la responsabilidad. Mira cuántas autoridades han venido –respondí-‐. Y apostilló: No creo que sea por problemas de caja pues sabe que puede contar con 50 millones extra si los necesitara. Esto os ha quedado de p. m. y el Ministro (José Borrell ) y doña Elena están muy satisfechos. Vale, todos contentos también en FESOFI porque habíamos logrado sacar adelante tamaña exposición. Pero, como siempre sucede, el más listo de la cuadrilla es el que más tajada saca. Segundo Mesado, Director de Filatelia (Correos y Telégrafos), aun estando temporalmente relevado de su cargo, ya había preparado la puesta en venta de 2 millones de hojitas de 500 Pts. de facial (mil millones la suma) más otras bastantes sin dentar. ”Pruebas de Lujo” les llamó –sólo el Comisario sabe cuántas se despacharon-‐, que se distribuían “gratis” en la exposición pero únicamente adjuntas al Catálogo, que había que comprar por 1.000 pesetas. Calculen, pues. Los que echamos cuentas creemos que Correos recaudó más del doble del costo final de la GRANADA’92. Claro que el negocio, para los especuladores, ha sido redondo luego. Las “pruebas” que se “regalaban” a 1.000 pesetas del 92 (= 6 € al cambio actual) hoy se consiguen por 3 € (mitad de precio 25 años después). Y, vistos los resultados económicos, no hay que ser muy espabilados para entender por qué Correos financió luego las exposiciones internacionales posteriores solicitadas por FESOFI a la FIP, y que la Federación española, con el trabajo denodado de su gente, le sacó adelante a un coste muy por debajo de los beneficios en Sevilla, Granada, Madrid, Salamanca, Valencia y Málaga. Bussines is bussines, que afirman los anglosajones. O el “la pela es la pela”, axioma propio de una familia catalana muy en boga hoy que cuenta con hasta un homólogo del Dalai Lama entre sus filas. Sólo -‐dicen, rumorean, incluso afirman-‐ se perdió dinero en la última exposición FIP, la ESPAÑA 2006 de Málaga, pero es que Mesado ya no estaba en Correos al frente de Filatelia. Después de reponerle en su cargo, por segunda vez el Organismo Autónomo le volvió a cesar a finales del 2004 basándose en un lapsus linguae (metedura de remo o gracieta intrascendente pero urgentemente bien
Había en el 92 auténtica “fiebre” por las mal llamadas “pruebas”. Éstas, simples papeles impresos sin poder de franqueo, se “regalaban”, pero encartadas en el Catálogo de la exposición, que había que comprar por 1.000 pesetas. Se ignora la tirada… pero hubo de ser alta. En la Feria de Armilla, los comerciantes las vendían sueltas a 1.100 Pts. Hoy se consiguen por 3 €.
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explotada por los sindicatos y las feministas… y la becaria de un periódico local deseosa de hacerse con un nombrecito) durante su parlamento en la presentación de un sello de Isabel la Católica en Granada el 26 de noviembre de 2004, año en el que en marzo había cambiado el signo del Gobierno de la Nación. Ellos se lo perdieron. Si había alguien brillante y con las ideas claras en el Servicio Filatélico, ese era sin duda Segundo Mesado. Cosas de políticos. Continuamos.
En este asomo de crónica trataremos, en suma, de contar algo bastante curioso sucedido hace ya un cuarto de siglo que afectó, ¡y cómo!, a la filatelia española en su conjunto. Si lo sacamos a la luz hoy no es porque sea excesivamente importante –curioso a lo más-‐ pero sí porque tuvo bastante que ver con el acontecer filatélico patrio. Hoy, 3 de mayo, se han cumplido 25 años de la clausura de la exposición GRANADA’92, la Mundial FIP española en la que participaron hasta 60 Federaciones nacionales y una treintena de Administraciones postales de todo el orbe. Esta muestra se constituyó en el inicio de un ciclo de exposiciones ciertamente espectacular, reconocidas de jure por la Federación Internacional de Filatelia, FIP, y llevadas a término por la Federación Española de Sociedades Filatélicas, FESOFI, en estrecha colaboración con el Correo español como decimos. Todas ellas bajo la batuta de su presidente de entonces, Fernando Aranaz y, con los jóvenes, por el presidente actual, Miguel Ángel García. Además de por una copiosa y entusiasta pléyade de miembros de la Federación nacional quienes, de manera altruista, aportaron la excelencia de sus conocimientos y de su esfuerzo. A ellos y a ellas, mis aprecio, respeto y agradecimiento. Citarles aquí sería de justicia pero haría interminable la relación. Significamos que siempre financió dichas muestras (no en todo pero casi) Correos, que también prestó a algunos de sus buenos y bien preparados funcionarios: Segundo José Mesado Lobato, Enrique Jiménez Carrero, Ramón Patón, Jesús Manuel Rodríguez Bonilla, Modesto Roblado, Manuel González García, Rafael Prados, Felipe Miranda Capilla, Marina Iniesta, José Luis Fernández Reyero, Eloísa Lindosa, Mª Antonia Abanades, Carolina Gómez-‐Zarzuela, Mario Escutia, Francisco Crespillo, Mª Victoria Crespo, Juan Sánchez Zorrilla, Miguel Cuerva... Tampoco olvidamos a los excelentes amigos de “Fábrica”, como gustan decir en la institución, la RCM-‐ FNMT: Eusebio de Lucía, Francisco Conde Prado, Antonio Manso, Mari García Cortés, Manuel Segura, Juan V. Teodoro, Rafael Feria… Nos estamos refiriendo, obviamente, a las: OLYMPHILEX’92, AVIACIÓN Y ESPACIO ‘96 (exposición FIP), simultánea a la ESPAMER 96, iberoamericana con Reconocimiento FIP (ambas en Sevilla), a la LORCA’98 también en Granada, a las ESPAÑA’2000 (Madrid), ESPAÑA 2004 (Valencia), ESPAÑA 2006 (Málaga) y…
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Olymphilex’92 Sevilla. Sobre enteropostal oficial para “Aviación y Espacio”
Sevilla. Sobre enteropostal oficial para “Espamer”
Sevilla: “Espamer” y “Aviación y Espacio”. Una de las varias
emisiones postales Otra de las llamadas “Prueba” por Correos. Tirada: 55.000
ejemplares
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Exposición Mundial “ESPAÑA 2000”. Hojitas “Muestra” Granada: “Lorca’98”. Emisión en minipliego de 12 sellos. Las bandeletas inferiores (“Torre de la Vela”) reproducen el logo
de la exposición internacional
Las hojitas (11)fueron vendidas por Correos en este lujoso encarte Otras Administraciones postales, como la de Costa Rica, se sumaron a la fiesta. Para hacer caja, claro
Valencia: “ESPAÑA 2004”. Hojita con valores de la serie básica. Valencia, 2004. Eran días de boda principesca y Correos no
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Sólo los sellos de estas hojitas llevan como pie de imprenta “RCM-‐FNMT-‐V”
desaprovechó la ocasión de vender hojitas
Tarjeta enteropostal doble (respuesta pagada). Se podía personalizar.
Valencia, 2004. Matasellos de la asamblea de la FIAF. Carta multada por insuficiencia de franqueo.
El presidente de la FIP, Mr. Seow Chuan Koh, condecoró en Salamanca a D. Segundo José Mesado Lobato, Director de
Filatelia de Correos, con la “Medalla de Reconocimiento” por su labor en pro de la filatelia en esta Exposición Mundial
Juvenil , la “ESPAÑA 2002”
…la Mundial juvenil de Salamanca, la ESPAÑA 2002, dirigida ésta por Miguel Ángel García, también miembro de la SFNG. En suma, un auténtico hito en la Fédération Internationale de Philatélie, la FIP, pues no ha habido hasta ahora otro país que haya realizado semejante machada en el campo de la filatelia asociativa. ¿Ven?, también españolitos de a pie podemos ser los mejores del mundo en esto de organizar.
Fernando Aranaz del Río, presidente de FESOFI desde 1987 hasta su renuncia en 31 de diciembre de 2013, Ramón Mª Cortés de Haro y yo, vicepresidente y presidente de la Federación Territorial andaluza, FEFIAN, (nosotros, todavía en activo pero desde 1986 y con
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las responsabilidades a la inversa desde 1998 y ambos miembros de las sociedades sevillana y granadina, SFS y SFNG, respectivamente), teníamos pensada, y prácticamente decidida, una gran muestra filatélica internacional coincidente, a ser posible, con la Exposición Universal prevista para Sevilla en 1992. Y más aún cuando la FIP concedió oficialmente a España una exposición mundial para el año del Vº Centenario del Descubrimiento, avalada por su autoridad (y dispuesta a cobrar el preceptivo y jugoso canon por cesión de marca), en su 57 Congreso celebrado en Praga en septiembre de 1988. Los tres acordamos entonces que la sede debería ser Sevilla. Al punto era así que Ramón había iniciado en 1987 con su presidida, la Sociedad Filatélica Sevillana, el exitoso ciclo RUMBO AL 92 en su ciudad.
Sevilla, 1987. Sobre enteropostal oficial de la primera
exposición del ciclo “Rumbo al 92”
Penúltima exposición del ciclo
En la edición de 1988, nos reunimos en Sevilla Ramón Cortés, Aranaz, Mario Bueno y yo con el director comercial de la EXPO, Nicolás Klingenberg. Y éste, que tenía claro ya cuáles pudieran ser los alcances económico y mediático de una exposición filatélica pues había asistido invitado por Ramón a una muestra anterior, nos hizo ver, a las claras y con razones de peso, la imposibilidad del proyecto.
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La EXPO’92
Una de las varias emisiones dedicadas a la EXPO 92 de Sevilla
Penúltima exposición del ciclo
era de tal calibre en sí misma que nos hubiera atropellado, arrollado, machacado, anulado, fagocitado y eclipsado. Ante la evidencia, decidimos pensar en otra posible sede alternativa. Primero de todo, en Andalucía. No olvidemos que la Federación andaluza era potente dentro de FESOFI en número de sociedades filatélicas y que sumando Ceuta y Melilla, las dos también
miembros de FEFIAN, en extensión superficial estábamos por encima de una montonera de países actuales. Entre ellos, Austria, Suiza, Bélgica, Luxemburgo, Holanda, Estonia, Letonia, Eslovenia, Lituania, Malta, Chipre, Panamá, Costa Rica, República Dominicana, Haití, El Salvador, los Emiratos Árabes Unidos…
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y no digamos de los “minis” europeos Liechtenstein, Andorra, Mónaco, San Marino o Vaticano. Motivos, pues, para alojar la exposición en el sur peninsular los había de sobra.
Pero no nos pongamos ahora estupendos los filatelistas que intervinimos y, con humildad, asumamos todos los miembros de FESOFI que, aun trabajando como acémilas y aportando conocimientos, actividad, creatividad, horas sin tino y hasta fondos de nuestros peculios, la decisión final sobre GRANADA’92 la tomaron los políticos, lo mismo da locales que regionales o nacionales, sueltos o en comandita. Porque absolutamente todos los que de ellos anduvieron involucrados, no se olvide, estaban bajo la disciplina del partido que gobernó España de la década de los 80 hasta mediados los 90. Se dijeron a sí (los términos del discurso mental me los invento): En el año del Vº Centenario Sevilla tendrá mucho, Granada, casi nada. Pues démosle algo a esta ciudad para que los granadinos crean que al menos les ha tocado una pedrea. Así fue la realidad. Aunque es legítimo que también FESOFI se cuelgue hoy alguna medallita, o medallota, por haber sido capaz de sacar adelante y con bastante éxito, pese a las dificultades casi constantes que implicaba el fuego enemigo, y a veces hasta el amigo, una de las mayores y mejores exposiciones Mundiales FIP que se conocen. Sigo a lo que iba: el relato de los hechos. Bastantes y hasta bien documentados, aclaro.
Regresando a Granada desde Sevilla con Mario Bueno Heimerle (enorme filatelista, jurado FIP, padre de la Temática española, catedrático de Alemán… fallecido inesperadamente y de repente de un ictus fulminante de cerebelo –o algo así-‐ en noviembre de 1990), éste me planteó la opción de traernos la Mundial en nuestra ciudad. Contábamos con alguna gente preparada, teníamos alguna experiencia organizativa… Pero poco más. A mí, con más entusiasmo que sentido común, e ignorante de lo que luego se me vendría encima, hasta me
Santa Fe, 1991. Matasellos en recuerdo de Mario Bueno. En el sobre, el logo de la filatelia Temática: letras griegas “phi”
y “tau” entrelazadas
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pareció bien la idea. Mi seguridad y mis avales: sabía que contaba con la amistad y el apoyo del filatelista con más prestigio de Andalucía, y hasta de España, Ramón María Cortés de Haro, vicepresidente conmigo en la Federación que yo encabezaba, la Andaluza; además, presidente de la puntera Sociedad sevillana; profesor universitario en la Escuela de Arquitectura (hasta había sido colega de Alfonso Guerra) y director general para Andalucía de una empresa multinacional (Ebro). Luego, colaboró en lo que estuvo a su alcance y le solicité, escribió para GRANADA’92 y hasta se graduó en ella como jurado de la Federación Internacional. Esa noche, se lo comenté a Fernando y a Ramón. No se opusieron y, a la mañana siguiente, lunes, Mario Bueno y yo nos citamos en la Oficina Principal de Correos con Jesús Manuel Rodríguez Bonilla, por cierto Jesús Rodríguez para sus colegas de la posta o Manolo Bonilla –en adelante-‐ para amigos y filatelistas. Este abogado y funcionario del Grupo A del Organismo Autónomo Correos y Telégrafos, como Director de la Zona 8ª era el responsable postal de toda Andalucía más Ceuta y Melilla. Lo mismito que yo en filatelia solo que él como profesión en tanto que lo mío en FEFIAN era gratis et amore. Manolo nos escuchó y, sin pensárselo mucho, levantó el teléfono y llamó a su jefe local y amigo, el Gobernador Civil. Porque Correos y Telégrafos pertenecía orgánicamente entonces –ignoro si hoy también-‐ a los llamados “Servicios Periféricos” de la Administración General del Estado, comandados ahora por los Subdelegados del Gobierno. Recuerdo el breve contenido de la conversación: Pedro, tengo conmigo a dos amigos de los mundos de la enseñanza y de la filatelia y me refieren un asunto que creo puede ser interesante para Granada (acotación necesaria: Rodríguez Bonilla era también en esa fecha presidente de la Sociedad Filatélica y Numismática Granadina). Respuesta del Gobernador: Pues si podéis, veníos para acá, que tengo un rato libre. Le diré a Pepe (José Fernández Prados, el Secretario General) que se reúna con nosotros. Primer tiempo de saludo y taxi al canto. Quienes conocen Granada saben que de Correos (Puerta Real) al Gobierno civil –actual Subdelegación del Gobierno-‐ sólo hay que recorrer dos calles: Reyes Católicos y Gran Vía de Colón. Llegamos en cinco minutos, le explicamos el proyecto al Gobernador y don Pedro Temboury Villarejo, político joven, inteligente y de mente veloz, ni lo dudó: Pepe (a Fernández Prados), esto puede merecer la pena. Mira mi agenda y, si ésta lo permite, convoca a los habituales a una reunión para mañana a la 1. Se lo hice saber a Fernando Aranaz y a Ramón Cortés. Ambos me autorizaron a que participara. Y allí estábamos informando sobre el proyecto unos y debatiendo todos los pros y los contras al día siguiente. Asistíamos representantes cualificados de FESOFI, FEFIAN, Correos, Hacienda, Junta de Andalucía, Ayuntamiento, Diputación Provincial y Gobierno Civil. El resultado de esta reunión fue un sí rotundo a la idea y se decidió que iniciáramos las gestiones, yo con FESOFI y Manolo Bonilla con Correos. Y así comenzó la andadura de la GRANADA’92, sin un céntimo de presupuesto pero con ganas y entusiasmo notorios. El Sr. Temboury convocó de nuevo para la semana siguiente y ya en la segunda de estas reuniones las “fuerzas vivas” locales acordaron nombrarme coordinador del asunto. Consultado de nuevo el tema con Ramón y Fernando y obtenida su conformidad, acepté el encargo pero sólo una vez que Manolo Bonilla se comprometió a echarme una mano en la parte de la Posta. Así pues, tras el placet de FESOFI y de Correos, con los debidos ardor y fervor que el asunto requería, arrancamos GRANADA’92. Pese a que las Instituciones locales, provinciales, autonómicas y nacionales antes mencionadas apoyaban, yo continuaba bastante atado por mis obligaciones docentes y Manolo tenía que seguir dirigiendo la Zona 8ª de Correos. Los dineros eran nulos, cero, y los medios materiales pues casi que lo mismo.
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Pero transcurrieron rápidas las semanas y 1989 entró para nosotros con mejor pie. Aunque sólo en parte. Porque el gobernador Temboury, principal impulsor del proyecto, enfermó gravemente del cáncer que se lo llevó, con sólo 43 años, a comienzos de mayo. Le sustituyó en el cargo un buen técnico de la Administración del Estado, Gerardo Entrena Cuesta, que, sin dejar de apoyar, no estaba tan volcado en la causa. Sin embargo, la mayoría de los restantes impulsores (de la Junta, del Ayuntamiento y de la Diputación, además de Correos local) sí continuaron arrimando el hombro. El alcalde de Santa Fe y nuevo diputado provincial de Cultura José Rodríguez Tabasco (Pepe Tabasco, profesor de Instituto y alma local del ciclo de exposiciones “Capitulaciones” desde 1980, fallecido joven también a causa de un cáncer), nos regaló varias cajas de sobres enteropostales
Etiqueta de la FNMT para la primera caja de las 200 de que constó la emisión de sobres enteropostales que el Correo
concedió a Santa Fe para la exposición de Capitulaciones (la 8ª) en 1987. Entonces no se autorizaban menos de 100.000
ejemplares
Uno de los sobres que tanto juego dieron luego para la propaganda de GRANADA’92. El autor del diseño: Luis Sanz
Sampelayo
del mencionado ciclo, sobrantes de la exposición de 1987 y que eran propiedad de la Diputación. Es de reseñar que el Interventor de la entidad, José del Cerro Gabarró, amigo, filatelista y directivo de la SFNG, no puso dificultad ni reparo legal alguno para dicha cesión. Aclaremos: el anterior Diputado de Cultura, Antonio Martín Olid, se había hecho cargo de estos excedentes y les había dado entrada como “sobres sin valor”. Bueno, en realidad a Diputación le habían salido gratis pues las 300.000 pesetas, cantidad que exigía Correos antes de su confección por la FNMT, las habíamos aportado personalmente Pepe del Cerro y yo (las recuperamos en breve pues se vendieron muy bien; todavía estas piezas filatélicas aún gozaban de tirón entre los coleccionistas), mediante un crédito personal que nos concedió la Caja Provincial, avalado por su Jefe de Relaciones Públicas, Sebastián Pérez Linares, expolítico, amigo… y filatelista. Y porque, una vez recuperado el coste, la plusvalía (suficiente) quedó para Diputación y con ella el Diputado de Cultura cubrió todo los gastos referidos a la exposición “Capitulaciones de Santa Fe, 1987” y aún le sobró dinero. Eso sin duda allanó el trámite para el obsequio. El consejero-‐delegado de una empresa privada, constituida ad hoc un año antes para encabezar las posibles celebraciones del “Vº Centenario” en la ciudad llamada “Granada 92, S.A.”, Francisco García Anguiano, nos regaló material abundante,
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Obsequios de Granada 92, S.A. El barquito no fue incorporado a los logos de GRANADA’92
variado y vistoso para propaganda y consiguió que su sociedad cediera a FESOFI, en negociación con Aranaz y conmigo, el logotipo que habían encargado y pagado a un prestigioso diseñador, creo que sueco.
Logo cedido por Granada 92, S.A. a FESOFI y que sería el oficial de GRANADA’92
El director de la imprenta-‐editorial Ave María, mi amigo Antonio Idígoras Arroyo, nos incluyó, en tipografía, el logo en los sobres obsequiados por la Diputación, nos fabricó cartas, papelería varia, tarjetas y sobres propios a tamaños variados e imprimió el Reglamento de la Mundial, todo ello a través de un crédito blando y a pagar sine die. La verdad: nunca nos cobró un céntimo.
Primera incorporación del logotipo de GRANADA’92 a los sobres enteropostales de “Capitulaciones, 1987” regalados por
la Diputación Provincial de Granada (2.500 ejemplares)
Pegatinas confeccionadas por el Patronato de Turismo de Granada. Pero sin fechas; no las teníamos claras
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Pegatinas de la Organización. Para París, hubo que poner
fechas
Estos primeros sobres enteropostales reimpresos nos sirvieron como propaganda, hasta su agotamiento, en las sucesivas presentaciones de GRANADA’92 que fuimos realizando durante el año 1989 y casi todo 1990 (Burgos, París, Cádiz, Oporto, Palencia…). Los regalábamos, obviamente, a quienquiera que los pedía.
Sé de la existencia de otros sobres reimpresos en 1988
Reimpresión “no oficial” de 1988
con el logo que fuera el “oficial” de la Mundial pero ignoro –aunque lo suponga-‐ quién autorizó la inserción del mismo y qué cantidades de efectos se reimprimieron. Sí tengo registrado el dato, y entregado en Diputación, porque controlé su distribución en 1987 por encargo del entonces diputado Martín Olid, cuando los pusimos a la venta para la exposición de “Capitulaciones” de ese año, y me consta que hubo varios comerciantes que adquirieron más, bastantes más, de 1.000 ejemplares. Los cedimos muy baratos porque sólo buscábamos difundir, a través de ellos, el ciclo de exposiciones temáticas “Granada, 82-‐92. Las 100 mejores colecciones temáticas españolas” inspirado por Mario Bueno. Algunos de estos comerciantes o se desplazaron ex profeso a Granada o enviaron a propios desde Sevilla, Málaga, Alicante o Madrid para recoger su encargo. No daré nombres; no hay por qué. Lo cierto es que hoy yo poseo varios de estos enteros reimpresos en 1988 gracias a la cesión de los mismos, previo pago de su importe, de otro comerciante. Pero, por las razones que fuere, que las desconozco, dichos sobres jamás han salido al mercado. Y, por lo que intuyo y conozco, me temo que jamás saldrán. Seguiremos, por tanto, sin saber el “cuántos”. Se distinguen por el logo de tipo mediano, exento, acompañado de la “R” inscrita en una circunferencia que indica que la propiedad del mismo está registrada y porque al pie del frente lleva una inscripción de dos
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líneas en letras capitales: Vº CENTº DEL DESCUBRIMIENTO – Vº CENTº/ DE LAS CAPITULACIONES DE SANTA FE. A los efectos filatélicos, son tan válidos (o tan inválidos) como los que reimprimimos nosotros, GRANADA’92. Al fin y al cabo, no podíamos ni protestar ni objetar nada. En FESOFI dispusimos del logo en calidad de cedido gratis pero, jurídicamente, seguía perteneciendo a su legítima dueña, la entidad comercial Granada 92, S.A.
El concejal de Turismo, Juan Luis Álvarez Martínez, luego miembro del Comité Organizador por delegación del alcalde Antonio Jara, era propietario del restaurante “Sevilla” sito junto a la Capilla Real y hombre generoso donde los haya. Me facilitó un pequeño pero céntrico despacho (más teléfono propio y derecho a usar un fax) donde situar la “Organización” en el Patronato Provincial de Turismo que él presidía, ubicado en Plaza de Mariana Pineda. Autorizó la impresión y confección de propaganda varia (tarjetas, separadores de lectura, pegatinas, llaveros…) a cargo del Patronato en la imprenta Urania que era la que le trabajaba al Ayuntamiento; me entregó unas 100 granadillas de plata para obsequios a mi discreción y me dio 25.000 pesetas de su bolsillo para primeros gastos: Bueno, Paco, ya me las devolverá tu Federación así que podáis.
Llavero
Y cuando en abril del 92 Fernando Aranaz intentó reintegrárselas, no las aceptó: Me siento parte de esto y estoy feliz porque la exposición ha sido un éxito para vosotros, para Correos y para Granada, le dijo. Todo un señor. También la empresa Cervezas Alhambra, a cambio de incluir su propaganda como es lógico, nos imprimió y regaló una montonera de folletos y de planos de La Alhambra. Más tarde se sumaría la central lechera Puleva la que, a través de su jefe de relaciones públicas el periodista José María Guadalupe, nos confeccionaría unos miles de vistosos calendarios.
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Finalmente, el alcalde de Granada, Antonio Jara Andréu, a quien acompañaron concejales del partido propio (PSOE) y alguno de la oposición (Antonio Carvajal Pérez, del PP, por ejemplo) accedió a encabezar las dos primeras presentaciones de la Mundial: la de abril del 89 en Burgos en el XIII Certamen Filatélico Ibero-‐Americano, exposición realizada por FESOFI bajo la dirección de Miguel Ángel García, y la de julio en París, PHILEXFRANCE’89. En ésta, se ofreció un ágape multitudinario al que asistió el mundo mundial de la filatelia y se contrató un stand promocional propio al que fueron destacadas dos empleadas trilingües (español, francés e inglés): Lola Castillo y Cristina Ruiz, todo ello a cargo del Ayuntamiento granadino (la recepción) y del Patronato Provincial de Turismo lo demás. Colaboró, igualmente, en la ayuda Corina Grandía, del Palacio de Congresos, que mantenía apartamento propio en París junto a Les Halles y cerca del museo Pompidou. Y, por primera vez, en un stand del Correo español comenzó a publicitarse la exposición con materiales preparados y cedidos por nosotros, según disposición expresa de su Director General, Juan José Melero. Ayudábamos en nuestro stand Mario Bueno (con inglés y alemán), muy conocido en y conocedor profundo de los ambientes filatélicos internacionales, mi esposa Pilar y yo (con francés e italiano). Naturalmente, los tres desplazados a París para echar unas peonadas, siempre a nuestra costa. GRANADA’92 carecía de numerario, todavía no tenía Comité Organizador oficial ni Comisario General, pero sí bastante de “chicha” institucional y muchas, muchísimas ganas en Granada y en FESOFI de que aquello saliera adelante. Quedaban lejos las exposiciones ESPAÑA’75 y ESPANA’84, ambas en Madrid, pero FESOFI se había renovado en 1987 con personas jóvenes, sapientes e ilusionadas.
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Burgos, 1989. Primera presentación de GRANADA’92. Sobre enteropostal oficial del “XIII Certamen Ibero-‐Americano” (sic)
Stand de GRANADA’92 en PHILEXFRANCE 89. París.
Matasellos del correo español en París Certifico, postalmente, que anduve por allí (comunicado a los
hijos).
A la ida, también Ramón Cortés me había dado una nota verbal de presentación para uno de sus amigos, el doctor belga Jacques Stibbe, que había sido Presidente de la FIP y que
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ayudó bastante entre sus colegas del Jurado junto al presidente de la Federación Fernando Aranaz. Lamentablemente, y nunca supimos por qué, el expresidente de FESOFI Ángel Sánchez-‐Arévalo, coordinador FIP de la muestra gala, manifestaba en público a quien quisiera oírle sus reticencias a las posibilidades de Granada para acoger una exposición de esta envergadura. Desde luego que no éramos la Ville Lumière pero él sí era español y tenía aún algo de peso en la Federación Mundial de cuya directiva había sido miembro desde su elección en el 53º Congreso de la FIP celebrado en Madrid al final de la ESPAÑA’84 hasta 1988.
Por primera vez un español entra en la Junta Directiva de la FIP. Duró cuatro años. Pero, después, Fernando Aranaz estaría en esa
Dirección de la filatelia mundial, casi ininterrumpidamente, de 1991 a 2016.
Sin duda estaba en el lado de los que preferían como sede su ciudad de residencia, la Capital; y sobre todo del lado de los comerciantes. Tal vez y desde esta perspectiva algunos sí intuimos el porqué de este rechazo inicial. Pero no pensemos que fue el único. También encontramos contestación, y hasta resistencia al proyecto, en nuestra propia casa, la Sociedad Filatélica y Numismática Granadina. Un pequeño grupo de consocios (cinco o seis) se manifestó contrario a la idea y terminó al tiempo por constituirse en otra Sociedad. Tal vez en el fondo fueran motivos más bien “personales”, creyéndose ninguneados y sin comprender que el proyecto no era granadino; ni siquiera andaluz sino nacional, de FESOFI. Y que nos trascendía a todos. No obstante, alguno de ellos colaboró luego. Con remuneración a su trabajo. Sigamos con París.
Entre los comisarios, la tarea de difusión la desempeñó quien lo era por España, el ferrolano José Antonio Hernán Seijas. Todo nos fue positivo (agotamos invitaciones y regalillos, el stand tuvo una montonera de visitas) excepto la recepción, que nos dejó un regusto agridulce. Mayormente porque, tras los parlamentos de rigor, el personal se tragó el beaujolais, el champagne y los canapés en cosa de minutos. Pipiolos en semejantes lides, habíamos convidado a ni se sabe cuántas personas sin tener en cuenta el cupo contratado. Y asistieron. ¡Todos y más! Multitud en suma. París era caro y un ágape, hasta familiar y gratis, le venía bien a cualquiera. En el stand promocional, facilitamos pases a todos los filatelistas españoles que los pidieron, lo mismo si estaban como turistas que de expositores, y hubo muchos. Aún recuerdo por allí a Pepe Chanivet, a Begoña Imaz y su esposo, a Luis Alemany... y así hasta más de sesenta. A iniciativa propia, el entonces presidente de ANFIL, el catalán Jaime Esteva, supongámosle que con la mejor intención se despachó a modo repartiendo invitaciones entre los de su cuerda: casi un centenar de comerciantes. Como era lógico y de cortesía, Aranaz y Hernán repartieron invitaciones entre jurados, comisarios y organizadores, y algunos miembros de los correos presentes en París. Otro centenar largo en conjunto. Y muchos de ellos nos llegaron hasta con señoras y prole. Pero como el Ayuntamiento granadino, (figs. 46, 47, 48) a tenor de las confirmaciones recibidas en el stand había
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contratado para 250 –cifra que pensamos razonable-‐, el resultado gastronómico devino, pues, en lo previsible. Se cumplió una vez más la vieja y jocosa comparación entre un filatelista y un gorrión. Cuando hay viandas gratis de por medio, somos “el pájaro que más come y peor canta”. Pero también hubo algo positivo: que aprendimos para futuras presentaciones.
Era costumbre entonces presentar este tipo de exposiciones en otras muestras filatélicas relevantes, tanto nacionales como internacionales y, por ello, en cuanto que “coordinador” me tocó llevar GRANADA’92 al congreso FIP de Sofia (BULGARIA’89) (fig. 49) donde conocí al entonces Presidente de la Federación Internacional, el checo Wladislaw Dvoracek, y al recién designado por la FIP como Coordinador de GRANADA’92, el argentino Enrique O. Buttini, miembro de su junta directiva. Como asistí en calidad de Comisario de España, el viaje lo pagó la Federación española y la estancia, la exposición. De paso, y como representante de FESOFI, conseguí la concesión de la OLYMPHILEX (fig. 50) de Barcelona en 1992 para los JJ.OO… ¡Machada de FESOFI al canto!: dos exposiciones mundiales FIP en España en un año. Pero el éxito en mi gestión estaba “chupao” porque por allí andaba apoyándome el presidente de la FIPO y director del museo de Filatelia Olímpica de Ginebra creado por Juan Antonio Samaranch Torelló, el suizo-‐israelí Dr. Manfred Bergman. También firmé en nombre de FESOFI el documento de creación de la Federación Europea FEPA, entidad cuyo Presidente es hoy su antes Secretario General, el Sevillano y miembro de la S.F.N.G. –consocio, pues-‐ José Ramón Moreno Fernández-‐Fígares. Se produjo un detalle curioso y hasta divertido: los artículos que repartíamos Mario Bueno, Antonio Castellano y yo, con la colaboración del comisario francés André Dupecher, de la traductora Emilia Berova (español, ruso e inglés), del comisario argentino Enrique Rosasco y del jurado búlgaro Lazar Lazarov (luego actuó en Granada), incorporados a la causa, llevaban los colores rojo y verde de la bandera de Granada y se agotaron en un plisplás. Por coincidir con los de la bandera búlgara, los paisanos creyeron que era una atención por nuestra parte y arramblaron con banderines, folletos y pegatinas, todo ello gratis. Y yo feliz con la distribución pues estos materiales de propaganda nos los había aportado sin costo alguno la sociedad comercial “Granada 92, S.A.”. Pero previo al Congreso FIP ya empezamos a detectar cierta oposición contra la Mundial como anticipo de la que luego continuaría en el futuro, siempre a interés de parte. De un lado, el jurado-‐comisario de Uruguay, César Jones, pretendía llevarse la concesión a su país. O al menos eso decía él. Todavía éramos unos inocentes en estas lides y nos costó descubrir la verdad: el tal comisario no pretendía hacer Mundial alguna en Montevideo sino que las Federaciones nacionales le continuasen invitando, de lo que fuera, a sus exposiciones año tras año. Bueno, hasta que en Japón, 1991, se le vio el plumero y ¡se le acabó la fiesta! Por supuesto, no fue convidado a Granada. Del otro, el allí entonces todopoderoso presidente de la Federación rusa y comisario de la Unión Soviética Viktor Sinegubov (por cierto luego comisario en Granada) –no se olvide que la “hermana” Bulgaria seguía bajo la férula del “camarada” Theodor Djikov, 35 años en el machito-‐, andaba influyendo negativamente en el grupo europeo oriental, debidamente asesorado por el muñidor presidente de una tal “Sociedad Filatélica Europea” con la que su Federación negociaba en esos momentos una muestra hispano-‐soviética en Madrid. La filtración me llegó a través de Emilia Berova, la traductora. El ruso iba diciendo que la mencionada sociedad era, en España, mucho más importante que FESOFI. Nos costó Dios y ayuda al coordinador FIP Buttini (jurado), a Mario Bueno Heimerle (jurado), a Antonio Castellano Rueda (expositor) (fig. 51), a Alejandro Ginés Sesma (presidente de la Federación
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balear y expositor), a Pascual Doménech Ortiz de Urbina (jurado), al doctor Enrique Rosasco y a mí el desfacer semejante entuerto entre las muchas Federaciones internacionales engañadas por tan interesadas informaciones. Ayudaron también el luxemburgués J. Wolf, luego presidente de FIP en el Congreso de Málaga y que había calificado con Mario y conmigo en una de las muestras internacionales del ciclo temático Granada, 82-‐92, así como la influyente Secretaria General (o “general secretaria”, como la llamaban) de la FIP, la suiza Marie Louise Heiri, que ya lucía en su cuello un vistoso pañuelo de seda con el logo de GRANADA’92; adivinen quién se lo había regalado. Así luego, en el Congreso, ganamos todo por apabullante goleada.
Asistí en 1989 a otra internacional en Oporto (DESCOBREX’89), invitado por el presidente de la disidente Federación filatélica portuguesa UFINOR, Paulo de Oliveira Sá Machado, a fin de promocionar la Mundial granadina. Realicé el desplazamiento en auto propio, auténtica paliza con pernoctación en Ciudad Rodrigo a la ida y al tirón al regreso, y me acompañaron gratis, sólo para ayudar en el stand, “ver mundo” y enterarse de qué era una exposición internacional, dos filatelistas granadinos: Miguel Gilabert Granero y Benito Herreros Monzó. El viaje, como tantos otros luego, con mi auto. Seguíamos sin presupuesto. El stand y las estancias mía y de mis dos acompañantes fueron obsequio de la Organización lusa toda vez que, además de a presentar, yo iba a trabajarles como jurado de la Federación española. Hubo un hecho que califico hoy como curioso: en una de las excursiones oficiales a las bodegas que hay en Oporto bajo el puente de su “Douro”, nuestro Duero, diseñado por Gustav Eiffel, excursión más enológica que turística (los hermanos Castellano, Antonio y Alfonso, casi se arrancan con el típico “Asturias, patria querida” propio de estas circunstancias; otros como Alfredo Navarro o Benito Herreros sí se nos pusieron alegrotes), coincidí con el Director General del Correo de Corea del Norte. Tal vez como resultado de nuestra propaganda, tal vez fruto de las copiosas libaciones, tal vez de su interés por regresar al malvado y opresor Occidente para darse unas manos de Rioja a costa del Padre de la Patria camarada Kim Il-‐sung, lo cierto fue que me mostró el inusitado interés de su Administración postal por venir a Granada. Lo harían alquilando stand y circularían una emisión específica. Y me pidió autorización para insertar en la misma el logo de GRANADA’92. Como en ese momento yo podía hacerlo, se la concedí. Pero… a cambio de que también incluyera el de “Capitulaciones de Santa Fe”. Aceptó el trato (fig. 52), fue formal y cumplió: en abril del 92 Corea del Norte estaba en Granada con stand propio y una curiosa hoja de diez sellos con motivos de aves rapaces y dos viñetas más con los logotipos acordados. A éstos coreanitos les traía sin cuidado lo del Descubrimiento y demás gaitas; ellos lo que querían era vender sus pájaros y hacer caja. No eran tontos los nuevos amigos: lo que marcaba 3 won de facial (0,007 € al cambio hoy) lo vendían a 100 pesetas (0,60 €). Lo curioso es que (como dice el refrán “en el pedir no hay engaño”) en la exposición de 2007 en San Petersburgo los mismos coreanos me quería soplar ¡20 €! por la dichosa hojita. También repartí propaganda en los congresos de la FIP de Londres (LONDON’90, en mayo) y presenté, con Aranaz, la Mundial granadina en el Congreso FIP de Tokyo (PHILANIPPON, noviembre de 1991). Viaje y manutención a mi costa y habitación gratis, por compartida con el buenazo de Antonio Castellano en el enorme Miyako Hotel de la capital nipona. De lo acontecido en estas dos exposiciones mundiales hablo a continuación.
Fue justo en Tokyo, y tras dos años largos de rodaje ya, mientras celebrábamos el primer “Grand Prix” internacional logrado por Luis Alemany con su España (después
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conseguiría otros 7 más) y también la cantada elección de Fernando Aranaz como Director FIP (luego vendrían varias más y la vicepresidencia hasta 2016) con Antonio Castellano, José Antonio Hernán Sijas, el lucense-‐venezolano Luis López y López, el argentino Eliseo Rubén Otero, el boliviano Kurt Goldsmidcht y el peruano Aldo Samamé, entre otros varios amigos, en un restaurantito cercano al hotel en la estación de metro de Naguro, el “Fujimori. Especialidades españolas” (y eran de verdad), cuando alguien –seguramente Fernando-‐ nos trajo la noticia de que la Secretaria General de Comunicaciones y Presidenta del Comité Organizador de GRANADA’92, la gallega Elena Salgado Méndez (más tarde ministra con Rodríguez Zapatero), había nombrado comisario general de GRANADA’92 a un miembro de su equipo: Luis Pedro Villameriel Presencio (fig. 52a), un TAC experto en… ¡fundaciones! Villameriel era un joven y brillante abogado, Técnico de la Administración Civil del Estado por oposición, inteligente, pero acaso no el más apropiado para una actividad de esta naturaleza. Ni le gustaban los sellos, ni entendía a la filatelia ni a su mundo, ni le agradaban los filatelistas, ni los empresarios, ni conectó bien con las Autoridades locales… Y como nunca lo disimuló, porque era persona franca y directa, al correr del tiempo los cariños acabaron siendo mutuos. Todos en la filatelia hispana, e incluso en los ambientes políticos locales, teníamos la esperanza de que la designación recayera en Fernando Aranaz (Dr. ingeniero Geógrafo, ingeniero Aeronáutico, Diplomado en Óptica y Optometría, director del Atlas Nacional de España y profesor universitario, ex Subdirector General de Aviación Civil, presidente de FESOFI, Director FIP por Europa, asesor de los Atlas nacionales de Cuba y México, etc., etc., etc…), o en Segundo Mesado o Manolo Bonilla, abogados los dos, altos funcionarios de Correos y conocedores ambos de la filatelia a fondo: filatelista activo y presidente de una Sociedad filatélica el primero y Subdirector de Filatelia (el jefe de este Departamento) el otro. Lamentablemente no fue así. ¡Bah!, pero también logramos superar este pequeño contratiempo.
Otra presentación, dieciocho meses antes de la de Tokyo, y que previmos complicada (el uruguayo Jones seguía dando la tabarra y sabíamos de la dura oposición del comercio filatélico español a Granada), tuvo lugar en el congreso FIP de la LONDON’90 (Londres, mayo de 1990). La elección de un nuevo presidente de la FIP, amigo de Aranaz y proclive a nosotros, el hindú Deoki N. Jatia, nos relajó algo. Le tocó exponer las bondades de Granada, en inglés, a Fernando quien asombró a muchos de los congresistas al afirmarles que durante la GRANADA’92 podrían esquiar por la mañana en Sierra Nevada (fig. 53) y en la tarde bañarse en el Mediterráneo, distante sólo 70 km. de la ciudad. Se presumía asunto difícil pero no lo fue aunque es harto conocido que poco antes hubo sus serias tiranteces. A finales de abril, comerciantes filatélicos miembros de los dos gremios existentes por entonces en España, ANFIL y APF (casi tres con el potente GREMI catalán), provocaron una reunión en Madrid, concretamente en la FNMT, intentando convencer a su Presidente-‐Director de la “barbaridad” que suponía el celebrar esta exposición en Granada y asegurándole que todavía se estaba a tiempo de devolvérsela a la Capital: Como siempre se han hecho antes; Como debe ser; Granada carece de infraestructuras.; Para ir allí hay pésimas comunicaciones.., etc., etc., etc. Y no les faltaba razón: Madrid era una ciudad diez veces mayor y al aeropuerto granadino no llegaba entonces un solo vuelo internacional. Tampoco era igual atender el negocio desde casa que tener que desplazarse, con impedimenta, materiales para venta y empleados ocho o diez días a Granada.
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Fig. 46 Hasta imprimimos invitaciones
“oficiales”
Fig. 47 Y presidía el Alcalde
Fig. 48 Solicitábamos confirmación pero… Al
final, se nos colaron bastantes más de los confirmados
Fig. 49 El Palacio de Deportes de Sofia, sede de
la exposición BULGARIA’89 y del Congreso FIP. Su nombre: “Ludmila Djikova”, hija del dictador T. Djikov
fallecida poco antes
Fig. 50 Otra exposición FIP para FESOFI. Con
Granada, dos el mismo año
Fig. 51 Antonio Castellano Rueda, miembro de la
SFNG, filatelizado en Libia. Como coleccionista y expositor (“Antoñito” o
“Mr. Castillano”) era una figura mundialmente reconocida
Fig. 52 GRANADA’92 y CAPITULACIONES en los
sellos de Corea del Norte
Fig. 52a El Comisario General de GRANADA’92,
Luis Pedro Villameriel Presencio
Fig. 53 Vendiendo Granada en Londres
Fig. 54 Fig. 55 Fig. 56
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Pero el ingeniero César Ramírez, que no era nada tonto, consciente de que en el asunto andaban involucrados compañeros, amigos, conocidos y miembros del partido de todos los estamentos y niveles, antes de dar un paso decidió enviar a Londres a un hombre de su confianza, Eusebio de Lucía, para que se enterase de por dónde iban los tiros en los ambientes filatélicos internacionales. Eusebio, hombre inteligente, intelectualmente honesto, listo y perspicaz, conversó con representantes de federaciones nacionales, con jurados, con comerciantes del ramo y con algunos comisarios de los primeros designados para Granada por sus Federaciones nacionales. Por ejemplo, con el turco Albert Haskiya, simpático sefardí que chamullaba un ladino delicioso: Mi linaje proviene de Gerona, nos decía orgulloso de sus raíces hispanas. Y todos, o casi, se le manifestaban encantados de poder pasar unos días de filatelia, de asueto, de sol, de buen vino y de flamenqueo (figs. 54 y 55) en la Ciudad de la Alhambra (figs. 56, 57 y 58) y de los García Lorca (figs. 59, 60 y 61), Washington Irwing, Paul Gustave Doré, François-‐René de Chateaubriand (fig. 62), Manuel de Falla (fig. 63), Isaac Albéniz, David Roberts, Andrés Segovia (fig. 64), Eliot Candee Clark, Sergei Diaghilev, Pierre Jules Téophile Gautier, Henri Matisse, Alexandre Dumas hijo, Richard Ford, Jean Laurent, Henri Collet (fig. 65), Agustín Lara… (figs. 66 y 67), grandes artistas de variados orígenes que la vivieron, describieron, cantaron, pintaron o fotografiaron, cada uno a su modo y estilo, y la hicieron universalmente conocida y apreciada. Fracasó, igualmente, el intento de boicotear GRANADA’92 mediante un escrito, sesgado por las opiniones interesadas de tipo personal y comercial, mendaz por la falsedad consciente de los datos aportados y panfletario por el modo virulento de expresarse, en el que se denigraban a la sede, a Segundo Mesado y al presidente de FESOFI, repartido a los congresistas (figs. 67a y 68) y a todo el que le quiso dar cancha por un pretendido “periodista filatélico” y presidente de “la mayor sociedad filatélica de España”, según él, un madrileño que hasta había llegado a dirigir la Federación Centro y organizar una EXFILNA (figs. 69 y 70). Para que el lector no tenga que pensar mucho, Roberto Martín Prieto es su nombre. También fracasó el boicot porque la Diputación de Granada, conocedora por mí de lo que se podía avecinar, echó su cuarto a espadas. Envió a Londres al Diputado Provincial de Cultura y a la Jefa de Gabinete de la Presidencia (fig. 71) quienes ofrecieron una cena a comerciantes y destacados filatelistas españoles presentes en la exposición británica. También a directivos de la Federación Internacional. A los postres, se dirigió a los comerciantes con estas palabras el diputado granadino Rodríguez Tabasco: Señores, antes de venir he hablado de GRANADA’92 con un alto cargo del Gobierno [el Sr. Martín Palacín, Secretario de Estado, había pasado días antes por esta ciudad para asistir a un congreso de la UGT (fig. 72) y habló, entre otros, con el Alcalde Antonio Jara, con Manolo Bonilla y con él], persona de la que me consta que muchos de ustedes, por su profesión, sin duda conocen. Y me ha confirmado esto: que no les quepa la menor duda de que la exposición mundial se hará en Granada. Si desean asistir, serán bienvenidos; si no fuera así, no importa. La exposición se llevará a cabo con o sin ustedes. Así de tajante; así de contundente. El silencio fue inenarrable. En ese momento, el catalán Pedro Llach se alzó, levantó su copa y dijo: Hasta hoy, estábamos en contra. Pero a partir de ahora, todos con GRANADA’92. Cuenten con nosotros. ¡Nos veremos en Granada! Largo aplauso y allí se terminó la polémica. Bueno, o casi. Pero al final vinieron muchos de los presentes que, con sus colegas extranjeros y las Administraciones postales de todo el orbe, ocuparon la totalidad de los stand dispuestos y preparados por la Organización para este menester. Aún conservo cartas de algunos de ellos en las que nos felicitaban por la muestra y hasta nos referían sus éxitos de ventas.
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Fig. 57 Otra “prueba”, esta vez en negro. Todo
sea por vender
Fig. 58 Matasellos hoy fuera de uso. El diseño de la impronta fue de Francisco Gilabert
Fig. 59
Fig. 60 Fig. 61 Fig. 62 “El último Abencerraje”, de
Chateaubriand
Fig. 63 Fig. 64 El grabador de la FNMT Sampedro ganó
un premio con este sello
Fig. 65 El músico francés Henri Collet compuso su “Symphonie de l’Alhambra” en 1947
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Fig. 66 Fig. 67
Dio a conocer su “Granada” en 1932 pero no visitó la ciudad cantada sino hasta 1964. Hoy la obra es un clásico y la han interpretado, entre otros: Mario Lanza, Bing Crosby, Tom Dorsey, Pérez Prado, Joselito, Frank Sinatra, Luis Mariano,
Trini López, Frank Sinatra, Paco de Lucía, Al Bano, el Coro del Ejército Rojo, Andrea Bocelli… y ¡el mejor!: Plácido Domingo
Fig. 67a Matasellos del Congreso FIP de Londres,
1990
Fig. 68 Matasellos del correo español en la
LONDON 90
Fig. 69 Fig. 70 Sobre enteropostal oficial
Fig. 71 En el Palmarés de la LONDON 90. De izquierda a derecha, Eusebio de Lucía
(FNMT), Cristina (Patronato de Turismo), Gloria (Diputación), Pepe Tabasco (Diputado Provincial de Cultura) y Francisco Gilabert (GRANADA’92)
Fig. 72 En este congreso el Secretario de Estado
Martín Palacín confirmó a las Autoridades granadinas que la Mundial
sería en Granada
Fig. 73 Recepción oficial a la prensa filatélica presidida por el Comisario General
Hay que añadir que el Patronato Provincial de Turismo (siempre en la brecha Juan Luis Álvarez) apoyó enviando a Londres a una de sus empleadas, Cristina Ruiz, que se manejaba “en lenguas”: español, inglés, francés y buen catalán para que ayudara. Igualmente, nos situó por avión en el aeropuerto londinense de Heathrow, por intermedio de Paco García Palma (Viajes Ecomar), una notable cantidad de papelería y folletos de la Mundial y de Granada y provincia. También algo de vino de La Alpujarra que los “guiris” agotaron rápidamente el primer día; lo escanciábamos “a gusto del poeta” consumidor y lo dábamos gratis. Así nos duró tan poco. Y la Diputación colaboró igualmente asumiendo los costes de la recepción, de los viajes de sus delegados y el mío, así como las estancias (manutención por mi cuenta, pero ya
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era bastante), y alquilando un espacio en el vestíbulo del “hotel oficial” de la exposición y lugar del Congreso FIP -‐ el Bloomsbury Crest, al lado del British Museum-‐ para en él poder distribuir tanto la información de la Mundial y el morapio cuanto la propaganda habitual, situada allí para ser repartida en el hotel y en el Congreso. La Granada oficial, pues, se comportaba debida y generosamente.
Ocurrió, no obstante, en la mencionada cena un pequeño incidente cuya resolución nos reveló la categoría humana y la inteligencia política del diputado Rodríguez Tabasco. A indicación de Aranaz, una vez fijada con él la relación definitiva de comensales me tocó comunicar verbalmente las invitaciones. Al final, 22, dos de ellos directivos de la FIP: el hindú D. N. Jatia y el suizo Theodor Dahinden. El diputado y su acompañante habían negociado día, hora, menú, salón y precio del cubierto con el gerente del Bloomsbury Crest. Llegado el momento, los convocados acudieron puntuales, endomingados, y fueron saludando educadamente y presentándose al diputado pues no se conocían. Un paisano, que no había sido invitado, se le identificó como presidente de una importante sociedad filatélica de Madrid, la “Europea”. Fernando y yo advertimos al diputado de la anomalía y Rodríguez Tabasco se lo pensó brevemente y nos dijo (sic): Paco, Fernando, no creemos mártires innecesarios ni demos cuartos al pregonero por unas pocas libras. Mayor vergüenza sentirá él por su comportamiento mezquino. ¿Es español?: pues ¡que se quede! Y así fue: se quedó y nos hizo la puñeta al hombre de la FNMT, Eusebio de Lucía, y a mí pues la gente del hotel tuvo que anexar una pequeña mesita a la “oficial”. La verdad es que fue el gesto caballeroso de Eusebio quien, con puesto fijo en la mesa general, no quiso dejarme solo en la chiquita de al lado. Bueno, historietas menores sin trascendencia. Pero esto no acabó aquí. Donde la cosa resultó más vistosa, por notoria, fue el 27 de abril del 92 en Granada. La exposición había programado ciertas celebraciones, una para cada día. La fecha citada se dedicó, matasellos especial conmemorativo incluido, a la “Prensa Filatélica” (fig. 73) y el Comisario General ofreció una recepción, esta vez nada modesta, en la marisquería “El Bogavante”, calle Duende, a los periodistas acreditados. Con los datos de que disponíamos, la adjunta del Comisario, Ana Soto Pérez, confeccionó y distribuyó las tarjetas de invitación... que luego no se exigieron a la entrada. Ni Aranaz ni yo no pudimos asistir pues teníamos bastante faena todos los días a esas horas. Pero Villameriel, que a estas alturas de la película ya conocía vidas y milagros de bastantes personajes, notó que en la recepción había un elemento para él non grato. Le preguntó a Ana si el comensal extra había sido convidado y, ante la negativa de ésta, se le acercó, públicamente le echó en cara su desvergüenza y lo puso de patitas en la calle. Ninguno de los asistentes protestó. Ciertamente, el Comisario fue menos diplomático que Pepe Tabasco en Londres pero es que a don Luis Pedro aquel exabrupto le importaba una higa. Y fue curioso: ninguna publicación española, ni siquiera la producida y difundida por el interfecto, reflejó el bochornoso episodio. Pero es que tampoco el Comisario General recibió censura alguna en la prensa del ramo por tamaño feo inferido a un colega. Y es que éste tampoco contaba con demasiadas simpatías entre los, teóricamente, suyos.
Las demás presentaciones fueron tan amables como efectivas. Sobre todo la de Barcelona, realizada con ocasión de la EXFIME’90, exposición de ámbito mediterráneo (Aranaz por España, Eliahu Weber por Israel, Manos Anagnostou por Grecia, Beppe Ermentini por Italia Muhammad Ali Siala por Libia, Samir Amin Fykri por Egipto…) a la que vino desde la India el mismísimo presidente de la FIP, Sr. Jatia. La encabezó, con recepción generosa incluida a cargo
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de la Diputación Provincial de Granada, su presidente José Olea Varón (fig. 74), y el stand de GRANADA’92, pagado por el Patronato Provincial de Turismo granadino, fue el más visitado de la muestra mediterránea toda vez que, además de la propaganda de la Mundial y de Granada y su provincia, en él eran obsequiados los visitantes por este “azafato” que describe con jamón y vino de la Alpujarra, aportación y transporte gratuitos del citado Patronato una vez más. Ah, y con la ayuda de un excelente médico y expositor reconvertido en “cortador”, el divertido profesor de la Universidad de Génova doctor Saverio Imperato (fig. 75). La Organización, encabezada por Sebastián Sabaté Culla y por Josep Montaner i Alonso (medio paisano por hijo de madre almeriense) nos atendió de maravilla en todo cuanto necesitamos. Eran conscientes de que la presentación de GRANADA’92 daba lustre a su EXFIME. Tuvieron el detalle de confeccionar un sobre oficial de la muestra y consiguieron de Correos un matasellos especial para el día del acto. Fue el primero de los casi cien que, entre matasellos y marcas postales, luego vendrían. Nosotros, más modestamente, habíamos preparado otro. Y, por consejo suyo, reimprimimos 1.000 sobres enteropostales que nos quedaban aún indemnes y se los llevamos a Barcelona. Ellos matasellaron 500 y dejaron “en nuevo” otros 500. Como siempre hacíamos, los fuimos obsequiando de propaganda a gusto del consumidor “pedigüeño” (figs. 76, 77 y 78). También el presidente del Patronato Juan Luis Álvarez y su directora Gracia Pelegrín distribuyeron papelería de propaganda de la exposición en Viena a mediados de 1991 en un evento internacional de turismo.
Fig. 74 EXFIME ‘90. Barcelona. Presenta e invita
el Presidente de la Diputación de Granada
Fig. 75 Colaborador italiano de lujo en
Barcelona. El Prof. Dr. Saverio Imperato recibe en Granada uno de sus varios
trofeos
Fig. 76
Fig. 77 Sobre confeccionado por GRANADA’92 para la presentación en Barcelona
Fig. 78 Segundo sobre enteropostal reimpreso con el logo de GRANADA’92 para la
presentación en Barcelona
Fig. 79 Invitación a la presentación en Buenos
Aires. Julio, 1991.
Ese mismo año, en julio, la muestra fue presentada por Fernando Aranaz en el salón noble del Palacio de Correos de Buenos Aires durante la ESPAMER’91. Seguíamos sin un duro
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pero ya estábamos oficializados como “Comisión Organizadora” (fig. 79). Me tocó organizar el acto (orden de intervinientes, ajuste y reparto de casi todas las invitaciones y cuanto concernía a la recepción posterior, pagada por la municipalidad granadina) gracias a la inestimable ayuda de varias personas. A saber: Su Señoría el juez Dr. Eliseo R. Otero, nuevo presidente de la Federación argentina FAEF; la arquitecta del Palacio, Dra. Mabel Tiboldo; el gerente de Recursos Humanos del correo argentino y presidente de los publicistas filatélicos de la ACFA, Lic. Oswaldo M. Giordano… y el aporte financiero (luego reintegrado) del buen amigo Luis Alemany pues, sobre la marcha, constatamos que nos faltaba efectivo para el pago a la empresa del catering y ésta no admitía tarjetas; puro y duro cash. Además del presentador obviamente, en nombre del Ayuntamiento de Granada presidió el Jefe de Gabinete del Alcalde, Manuel Garzón Martín. Y muchos, muchísimos asistentes. En la Mesa, Fernando Aranaz; el citado representante municipal Sr. Garzón; el delegado FIP para GRANADA’92, Enrique Oreste Buttini; el anterior presidente de FESOFI, Ángel Sánchez-‐Arévalo Sanz, ya menos reticente pues supo por Aranaz que sería designado jurado para Granada, y el Agregado Cultural de la Embajada de España en Argentina, Jerónimo Ortiz, casualmente un almeriense de Vélez Rubio que se había doctorado en Filosofía con los jesuitas de Cartuja. Más participantes: grandes filatelistas como Luis Alemany Indarte (quien a poco conseguiría en Granada su segundo Grand Prix International precisamente con su Argentina, primeras emisiones) y Daniel Ruiz Anguiano; comerciantes destacados como Ángel Laiz Castro y Germán Baschwitz Gómez; el comisario español Miguel Ángel García Fernández, presidente entonces de la Comisión de Juventud de FESOFI; Eliseo Rubén Otero (que nos había conseguido de su Correo un matasellos especial de adhesión a la Mundial) (figs. 80 y 81); Osvaldo Mario Giordano; los delegados, jurados y comisarios -‐¡todos!-‐ de las Federaciones americanas participantes en ESPAMER; varios comisarios americanos designados ya por sus Federaciones nacionales para Granada: Avedis Ketchián de Argentina; Ana María Goldschmidt de Bolivia, Gilberto Henri William de Brasil, Felipe Toro de Colombia, Héctor Marchena de Cuba, Martín Urrutia de Chile, Roberto Rosende de los EE.UU.; Nasri Bendeck de Honduras, Anthony Chytil de Paraguay, Aldo Samamé de Perú y Ernesto Zícari de Uruguay, con su paisano el Académico Correspondiente de la RAHF española, Juan Bosco Oberti. También algunos españoles residentes en Buenos Aires (incluida una exalumna mía casada con un dentista bonaerense, entre ellos) que se habían acreditado como tales de modo fehaciente ante la enviada por el Patronato Provincial de Turismo que ya estuviera con nosotros en París y en Londres, Cristina, en el stand que Correos mantuvo en la muestra criolla (fig. 82). Y como la mayoría llegó con señoras, aquello anduvo muy poblado. Ah, pero esta vez sí estábamos preparados para la avalancha “y no faltó de ná”. Hubo durante la ESPAMER otra cena, cuasi protocolaria, que se celebró en La Costanera bonaerense junto al Río de la Plata. Organizaba la asociación de comerciantes argentinos SOCOFIRA y a ella fuimos invitados los representantes de GRANADA’92, entre otros. Fernando Aranaz tenía ya contraído un compromiso previo con el Jurado y me cayó a mí el mochuelo. El presidente de la asociación, Sr. Cocco, tal vez creyendo que me hacía un favor me sentó entre los dos comerciantes españoles que asistían. A pesar de lo acontecido en Londres, que ambos conocían, y de lo que acababan de ver en Buenos Aires, aún seguían con el “raca-‐raca” de No se hará en Granada y de Tened por seguro que nos la llevaremos a Madrid. Me dieron el mitin… y la cena. Por eso escribí antes lo de “o casi”. Pero, curiosamente, sí estaban ambos apenas nueve meses más tarde en la cena similar que el presidente de ANFIL, José María Sallán Mur, organizó para sus pares en el hotel Saray de
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Granada, calle por medio con el Palacio de Congresos. De esa me libré; le tocó al otro comisario adjunto Manolo Bonilla. La próxima, en Lepe, le dijo uno de ellos. Pues allí estaré como Director de Zona si antes no me han cesado, le respondió con aplomo Manolo, que jamás se cortaba. Pero el paso del tiempo lima aristas y asperezas, consigue que olvidemos pasadas desavenencias y, por fortuna, hoy somos hasta buenos amigos. La prueba: como comisario, he llevado por todo el mundo las excelentes colecciones de los dos; colaboro con EDIFIL y con la revista “RF”; Baschwitz tuvo stand en la EXFILNA granadina del 2003 y fue jurado en la misma. Y ambos hemos compartido tareas de calificación, designados por FESOFI, en las binacionales hispano-‐alemanas de Calpe (Alicante) y Sindelfingen (Stuttgart, Alemania). Mayor prueba de normalidad, imposible.
Otras presentaciones, en teoría menores, las sacó adelante “el de batalla”. O sea, yo. Me refiero a la realizada en Cádiz (octubre de 1989) durante la Aviación y Espacio (figs. 83 y 84) a invitación de Ernesto Pérez Briz; a la de Palencia en junio de 1990 en la FILATEM (figs. 85 y 86) con la inestimable colaboración de José Luis García Molaguero, entonces Secretario General de FESOFI; a la que invitado por el presidente de la Sociedad local, Emili Gómez i Lladó, realicé en Calella (Barcelona) y a la de Granada en 16 de abril de 1992, en el Gobierno Civil para conmemorar el 500 aniversario del Descubrimiento en el marco de la 13ª exposición del ciclo Capitulaciones de Santa Fe. Ocioso indicar que a ésta última asistieron Autoridades granadinas, regionales y federativas, prensa nacional, regional y local y el bloque de filatelistas miembros de la SFNG que se aprestaban a pechar con lo que se les venía encima en cuestión de días. La exposición comenzaba apenas en una semana. El 17 se inauguró el Palacio de Exposiciones y Congresos, sede de parte de la muestra, y toda Granada se agolpó en los alrededores del edificio y abarrotó los asientos de su Auditorio para ver a los Reyes don Juan Carlos y doña Sofía y para escuchar la Granada, tierra soñada por mí del mejicano (fig. 87) Ángel Agustín María Carlos Fausto Mariano Alfonso del Sagrado Corazón de Jesús Lara y Aguirre del Pino (Agustín Lara), cantada por el gran Plácido Domingo.
Por deferencia y como reconocimiento al magnífico trabajo realizado por Ramón Cortés de Haro y su equipo, hubo antes una penúltima presentación en Sevilla, con ocasión de la Rumbo al 92 que cerraba el ciclo (fig. 88). A la misma, asistieron en el Casino de la Exposición (me refiero a la de 1929) participantes nacionales y extranjeros, filatelistas locales, gibraltareños, andaluces y granadinos, dirigentes de FEFIAN (Cortés y yo), de Correos (Jesús Manuel Rodríguez Bonilla y Valentín Martínez Gahete, jefe de Sevilla) y tres representantes de las dos instituciones granadinas que más se habían involucrado en la GRANADA’92: Ayuntamiento (Juan Luis Álvarez, concejal) y Diputación Provincial (José Rodríguez Tabasco, diputado, y José del Cerro Gabarró, interventor). Aunque no fue la última en Sevilla pues, apenas un par de fechas antes de su inauguración, GRANADA’92 fue presentada para la EXPO (fig. 89) por la Secretaria General de Comunicaciones y presidenta del Comité Organizador Elena Salgado Méndez, por el presidente de la FIP el hindú D. N. Jatia, el Director General de Correos Luis Egusquiza Manchado, el presidente de la Diputación granadina José Olea Varón, un representante del Ayuntamiento, el concejal Manuel Carlos Pezzi Ceretto, y por el comisario general Luis Pedro Villameriel Presencio. Asistieron al acto, el presidente de FESOFI Fernando Aranaz del Río, el de la Sociedad Filatélica Sevillana y vicepresidente de FEFIAN Ramón María Cortés de Haro y el delegado FIP Enrique O. Buttini. Otros nos quedamos en Granada enjaretando el tinglado.
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La última salida al extranjero le tocó realizarla al Comisario adjunto Bonilla. Se trataba de recoger la bandera de la FIP en Montreal (Canadá) en la clausura de la exposición mundial juvenil “Montreal 92” el 29 de marzo de ese año. Unos días antes, el 13, Villameriel me había designado su representante, de acuerdo con lo determinado por la Comisión Ejecutiva en la reunión del 16 de diciembre de 1991 celebrada en Granada. Incluso yo, disciplinado, había aceptado el encargo y le envié una carta al presidente de la Federación canadiense a quien conocía, el abogado Harry Sutherland (su bufete llevaba los asuntos particulares de la Reina Isabel II en aquellos lares) anunciándole mi llegada y el objeto del desplazamiento (fig. 89a). Pero estábamos muy cerca de nuestra inauguración y quedaban demasiados asuntos que cerrar. Con las colecciones, los jurados y los comisarios por llegar en breves fechas, convencimos al Comisario General de la improcedencia de una semana mía fuera en días ya todos claves y, relevándome del embolado, designó a Manolo Bonilla para este menester. Éste se manejaba bien en francés y cumplió el encargo a la perfección.
Fig. 80 Matasellos argentino en sobre
Fig. 81 Matasellos argentino en tarjeta
Fig. 82 Matasellos del correo español en la
ESPAMER’91 de Buenos Aires
Fig. 83
Sobre enteropostal oficial de la “Aviación y Espacio” de Cádiz. 1989.
Fig. 84 SEP y etiquetas “Epelsa”
Fig. 85 Hojita conmemorativa de FILATEM’90.
Palencia
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Fig. 86 Sobre enteropostal oficial de
FILATEM’90
Fig. 87 Agustín Lara, Hijo Adoptivo de Granada.
Monumento (1964)
Fig. 88 Sevilla. Última exposición del ciclo “Rumbo
al 92”
Fig. 89 GRANADA’92. Presentación en la EXPO 92. Concurren Autoridades nacionales,
granadinas, postales y filatélicas
Fig. 89a Carta al presidente de la Royal Philatelic
Society de Canadá
Fig. 90 El grabador de la FNMT Antonio Manso y
una de sus obras
En 1991 se conmemoraba el quinto centenario de la fundación de Santa Fe y su alcalde Rodríguez Tabasco deseaba una exposición filatélica, la duodécima ya de “Capitulaciones”, por todo lo alto. A la vuelta de Londres, a comienzos de septiembre de 1990 y por intermedio de Aranaz, de Manolo Bonilla y de Eusebio de Lucía conseguimos dos entrevistas en Madrid. La primera de ellas, con el Director General de Correos Juan José Melero Marcos en su despacho de Cibeles. El Sr. Melero ya se había involucrado más de un año antes en la Mundial pues sus palabras de salutación y su foto aparecían, en francés y en inglés, en los folletos que repartimos en París en 1989. Asistimos a la reunión Tabasco, Aranaz y yo. El Director se mostró muy receptivo y prometió su colaboración ante la Comisión de Programación a fin de que Santa Fe y GRANADA’92 tuviesen un sello para la ocasión. Vamos, que lo dio por hecho. Y nosotros, felices. También teníamos cita con María Teresa Iza, Secretaria General de la FNMT y a Jorge Juan 108, nos dirigimos. Algo de última hora le había surgido a la señora y no pudo
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atendernos. Pero sí lo hicieron De Lucía y Mari García Cortés quienes nos presentaron al Grabador Mayor (fig. 90) Antonio Manso Fernández, persona amable y encantadora. Los mismos tres, Tabasco, Aranaz y yo, le comentamos lo del sello prácticamente seguro y nos preguntó qué preferíamos y cómo nos gustaría que fuera el efecto postal. Al mezclar las ideas de algo significativo de Santa Fe y algo que anunciase la Mundial, Manso nos sugirió una hojita bloque. Su mayor formato permitiría aunar ambos motivos. Y allí mismo, sobre su mesa, nació dicha hojita. Nos preguntó si llevábamos alguna imagen que pudiese ayudar. Y sí, teníamos algo. Con el plano de 1770 de Quintanilla de Mendoza (Quintillán para otros) en pergamino, que no pudimos entregarle a la Secretaria General, una pegatina con el logotipo de GRANADA’92 y una postal (fig. 91) de la Puerta de Loja que yo portaba, Antonio Manso llamó a uno de los dibujantes de la Casa, le dio las pertinentes instrucciones y en menos de media hora teníamos ya el boceto de la que luego sería la primera emisión de la Mundial. Tomó nota de las leyendas que nos gustaría que figurasen en la hojita y así, de forma tan sencilla y tan rápida nació una bella pieza filatélica. Desde luego que después intervino el genio del artista grabador. Y aquella hermosa hojita (figs. 92 y 93) se constituyó, per se, en el famoso point of not return de los anglosajones pues difícilmente con su emisión se podría ya dar marcha atrás. Tres matasellos y una marca en Santa Fe con el logo, “Primeros Días” en Santa Fe, Madrid y Barcelona, matasellos argentino, otro en la regional andaluza EXFILÁNDALUS’91 de Córdoba, boletín informativo del Servicio Filatélico en varios idiomas y difundido urbi et orbi… Con toda intención, Aranaz, Tabasco y yo habíamos amarrado definitivamente la Mundial a Granada (figs. 94, 95, 96, 97, 98, 99 y 100). Las innumerables emisiones y marcas postales posteriores, tanto de España como de todo el mundo (de Cabo Verde a Islandia, de Corea del Norte a Bolivia, de Paraguay a Feroe, de Singapur a Transkey, de Naciones Unidas a Sierra Leona, de Islas Salomón a México, de USA a San Marino, de Venda a Portugal, etc., etc., etc.) no fueron sino un trasunto, una derivada lógica de estas primera hojita y sus correspondientes y posteriores refrendos postales en forma de sellos, etiquetas de franqueo, marcas y matasellos que hoy perpetúan filatélicamente a GRANADA’92. (figs. 111 a 123) Mejor incluirlas todas aunque corten el relato. Al personal lo que le gustan no son los rollos sino ver sellitos y cosas así).
Fig. 91
Santa Fe, Puerta de Loja. Franqueo mecánico de la Diputación solicitado a
Correos exclusivamente para la 8ª edición de “Capitulaciones”
Fig. 92 1991. Hojita sobrecargada “MUESTRA”
(unas 500 en esta condición)
Fig. 93 1991. Hojita con la numeración impresa
en diagonal (sólo una conocida)
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Fig. 94 Propaganda del Servicio Filatélico de
Correos
Fig. 95 “Primer Día” de Barcelona
Fig. 96 “Primer Día” de Madrid
Fig. 97 “Primer Día” de Santa Fe
Fig. 98 Matasellos (3), marca aérea (1) y
perforaciones oficiales (2). Santa Fe, 1991
Fig. 99 GRANADA’92 anunciada en la regional
andaluza EXFILÁNDALUS’91
Fig. 100 EXFILÁNDALUS’91, Córdoba. Sobre oficial de GRANADA’92 y perforación postal
Fig. 101 Fig. 102
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Fig. 103 Fig. 104 Fig. 105
Fig. 106 Fig. 107
Cuba en GRANADA’92. Por un error del diseñador en la interpretación de las filminas enviadas por la Organización, todas las imágenes están ¡al revés!
Fig. 108
Fig. 109 Fig. 110 Fig. 111
Fig. 111a Etiqueta anunciadora tipo “Epelsa”. Correos las utilizó en varias ciudades
españolas
Fig. 111b La máquina Klussendorf no expendía etiquetas según las tarifas vigentes del correo español sino que las imprimía, aleatoriamente, de acuerdo al dinero
que se le introducía. ¡Todo un negociejo!
Fig. 111c Primera fecha de uso conocida para las etiquetas tipo “Klussendorf”: 23.04.92.
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Fig. 112 Fig. 113 Fig. 116
Fig. 111e Fig. 115 Fig. 117
Fig. 118 Fig. 119 Fig. 120
Fig. 121 Fig. 122 Fig. 123
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Buena parte de todo esto último pude realizarlo en cierta medida porque mi situación profesional había cambiado de modo harto significativo, como luego diré. En 1991 hubo remodelación del Gobierno de la Nación. Nombrado por Felipe González Ministro de Obras Públicas, Transportes y Medio Ambiente José Borrell Fontelles, el catalán asumió, entre otros menesteres, todo lo relativo a Correos y mantuvo como Secretaria General en Comunicaciones a Elena Salgado Méndez. Ésta, a su vez, designó Comisario General a Villameriel en noviembre como ya señalamos. Meses antes, por Real Decreto 920/1991 de 24 de mayo, firmado por el Rey a propuesta del Ministro de Relaciones con las Cortes y de la Secretaría del Gobierno, Virgilio Zapatero Gómez, se creó el Comité Organizador de GRANADA’92, con un nutrido Pleno de diecisiete miembros entre los que figuraba Fernando Aranaz. Se otorgaba la presidencia del mismo al ministro Borrell quien, en seguida, la delegó función ejecutoria en la vicepresidenta del nuevo ente gubernamental, Elena Salgado. A su vez, los Reyes Don Juan Carlos I y Doña Sofía aceptaron la Presidencia de Honor mediante comunicado de la Casa Real de 3 de octubre.
Pero una exposición de esta envergadura marchando a todo tren amenazaba entrar en situación de colapso a causa de la falta de medios, humanos y materiales, por más que nos esforzáramos Aranaz, Bonilla, mi ayudante y hermano Miguel y yo y a pesar de que se nos hubiera incorporado, para los temas de diseño gráfico y publicaciones, Luis Sanz Sampelayo. Antes del verano, andaban ya los países que habían anunciado su participación cabildeando con la intención de conseguir nombramientos de jurados o cambios para sus propios (el nuevo presidente de la Federación mexicana, Ignacio Esteva, por ejemplo, nos traía de cabeza queriendo nombrarse él como comisario y nos pedía el cese del anterior, Ernesto Fink, al que al final decidimos designarlo jurado para suavizar las tiranteces entre ellos); comerciantes de todo el mundo, España incluida, preguntaban por los stands; bastantes Administraciones postales pedían y casi que exigían condiciones especiales para estar presentes en Granada; los comisarios internacionales demandaban hojas, bolsas para las colecciones, formularios, inventarios, información, noticias; algunos jurados, españoles sobre todo, que se suponían a sí mismos ya entre los fijos, solicitaban datos de las colecciones y condiciones para sus billetes de avión… Y todo esto a quien se debía, en primer lugar, a sus alumnos, que para llevar un pan a su casa tenía que seguir dando sus clases reglamentariamente y que sólo contaba como personal de apoyo con un par de ayudantes… sin sueldo. Pensé en renunciar y así se lo hice saber a Correos (Bonilla) y a FESOFI (Aranaz). También al Delegado de Gobernación de la Junta de Andalucía (el de mayor categoría entre todos los Delegados en Granada) que estaba al tanto de todo desde la primera reunión con el gobernador Temboury. Juan Santaella López, compañero de profesión, lo comprendió y se puso en marcha. Nada más terminé con los exámenes del COU en mayo, las antes citadas “fuerzas vivas” elevaron una solicitud a la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía, mi patrón, solicitando que se me liberase de las obligaciones docentes y se me dedicara, a tiempo completo, a trabajar para la exposición. Firmaron la petición Manolo Bonilla (por Correos), José Olea (Presidente de la Diputación), Antonio Jara (Alcalde), Juan Santaella (Delegado de Gobernación de la Junta), Gerardo Entrena (Gobernador Civil), Pedro Serrano (por Hacienda) y el Delegado de Educación en Granada Juan Ruiz Lucena. Yo puse sólo una condición, tan mínima como lógica: mantenimiento de mi sueldo y de mi antigüedad como profesor de Secundaria. La Junta atendió de inmediato esta
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demanda, a buen seguro que no por mi importancia sino por la de los solicitantes, y no volví a mis clases sino en octubre de 1992.
Por su parte, la Presidenta del Comité Organizador giró “visita pastoral” a finales del mismo año y realizó su primera reunión en Granada con el citado Comité (luego hubo un par de ellas más o tres, pero en Madrid). Su Comisario General tuvo serios problemas para poder llevar a término esta reunión. Doña Elena iría primero a Sevilla y recorrería el trayecto hasta Granada en coche. Pero al comisario Villameriel le costó Dios y ayuda encontrar en el Parque Móvil del Gobierno Civil sevillano el Opel Astra, con conductor, que su jefa, en razón del alto cargo que detentaba (Secretaria de Estado), le requería. Sea como fuere, o por lo que fuere, o por lo que vio o intuyó la Sra. Salgado, el caso es que vuelta a Madrid designó para GRANADA’92 dos comisarios adjuntos: Jesús Manuel Rodríguez Bonilla para la parte postal (Correos y Administraciones postales extranjeras) y (fig. 124) Francisco Gilabert para la estrictamente filatélica: exposición en sí y todo lo relacionado con coleccionistas y colecciones, jurados, comisarios, Aduanas, aeropuertos y visitantes. ¡Casi ná! No menos de tres cientos de personas, de cualquier parte del mundo, y cada una con sus problemas, sus demandas, sus necesidades y hasta sus exigencias. Pero fue hermoso: hice un montón de amigos. Bueno, y también algún que otro cabreado; no se puede contentar a todos, mayormente si te piden lo que excede de tus posibilidades. Lo referente a economía (ingresos y gastos, contrataciones, stands, comerciantes, productos para mercadeo y objetos-‐recuerdo relacionados con la Mundial…) quedó reservado al “Dr. No”, remoquete que adjudicaron al Comisario General quienes trataron o contrataron con él. Ah, pero también logramos superar este otro escollo. Sobre todo los empresarios locales, mucho más “guitarreados” en estas lides que el Sr. Villameriel, todo un serio, probo, cuadriculado, honesto y disciplinado funcionario, uno de cuyos objetivos como gestor era sacar adelante, aun a trompicones, lo que le había encargado su jefa. Un par de ejemplos ilustrativos de su gestión personal: reservó al completo, como “hotel oficial”, el Hotel Carmen sito en la Acera del Darro (entonces conocida por los granadinos como “La Filomatic” por su reciente y suave asfaltado encima de los viejos baches) frente a la parte trasera de Galerías Preciados, hoy El Corte Inglés, porque estaba muy próximo al Palacio de Congresos. El director de dicho hotel, Francisco Medina, se olió las necesidades del Comisario, vislumbró que su establecimiento estaba en las mejores condiciones de capacidad y cercanía y casi le triplicó –cobrando, eso sí, según la tarifa autorizada-‐, de golpe el precio de las habitaciones. Conviene puntualizar que, en abril, en Granada comienza la “temporada alta” y que en este mes y siguientes del 92, por aquello de la EXPO de Sevilla y lo del Vº Centenario los hoteles de 4 estrellas se pusieron a un promedio de 20.000 Pts./noche la habitación doble. Estos precios, según supe más tarde, pasaron poco después de nuestro desalojo a las habituales 8.500 para grupos. De ahí que, para ahorrar, a los comisarios españoles y a los miembros de FESOFI que vinieron a ayudar se les alojara en un “tres estrellas” de la calle Recogidas, el Universal. Hubo quien se sintió ninguneado, discriminado, y protestó; pero fueron los menos ya que entre ellos y ellas imperaba el espíritu de colaboración. Otrosí: cuando días antes de la inauguración llegó el presidente de la FIP, D. N. Jatia, hacía calor. Visitó el Recinto Ferial de Armilla, pabellones cerrados donde ya se había iniciado el montaje, y decidió –mejor ordenó-‐ su climatización para proteger las colecciones. Era entonces presidente de la Cámara de Comercio de Granada otro buen amigo, Luis Curiel Aróstegui, propietario de una empresa de frío, aire acondicionado y esas cosas. El Comisario le
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conocía por haber coincidido con él en un almuerzo previo convocado (y abonado) por la Cámara en el Horno de Santiago de la Cuesta del Progreso. Negociaron esa tarde y en la mañana siguiente aquello parecía casi Siberia. Pero a qué precio: doble del habitual. Conversación posterior a la Mundial: Paco, yo por ti y por Granada hubiera hecho aquello por bastante menos pero le pedí los millones que sabes (de pesetas, se entiende) para regatearlos y ni me los discutió; estaba muy nervioso. No sigo; tengo más anécdotas pero creo que es suficiente. Addenda: Me enteré de estos datos (y de muchos otros) una vez acabada la Mundial. Y se los fui trasladando al otro Comisario Adjunto, Bonilla, aunque ignoro si los usó o no en el Correo. Pelillos a la mar. Ahora bien, lo positivo: el Comisario General consiguió lo que quería. Le sobraban el dinero y la voluntad de gastarlo. O sea que positivo para todos.
En el apartado del ”no es no” comentaré sólo un detalle que luego nos costó mucho en imagen. El presidente de la Association Internationale des Journalistes Philatéliques, la AIJP, y me refiero a los periodistas filatélicos internacionales, era el checo-‐británico Otto Hornung. Pasado el ecuador de la exposición, se acercó a mi despacho para decirme que había convocado una pequeña reunión con los miembros de su asociación y organizado una copa posterior en “El Ventorrillo”, restaurante de tipo y precios “familiares” a escasos metros del Palacio de Congresos. En total el ágape costaba sólo 5.000 Pts. (¡30 € de hoy!). Me pidió que consultara con Villameriel si la Organización podría facilitar una pequeña sala en el Palacio de Congresos para su asamblea y aportar la copa que, como es normal, sería publicitada a nombre de la exposición. Realicé el encargo y la respuesta fue un rotundo: ¡No! Que estos periodistas se reúnan en el bar, que es gratis, y que beban de su bolsillo. Ya les hemos regalado un “Día de la Prensa Filatélica”. Y no le faltaba razón pues así había sido. Pero ¿qué suponían esas 5.000 pesetas en un presupuesto de 624 millones? Oportunidad política se llama esta figura. Fácilmente, hasta propaganda barata. Hoy pienso que no era cuestión de ahorro sino de principios… mentales: “Si ya les doy una recepción, ¿por qué piden otra?” A raíz de esta negativa, pueden imaginarse el tenor de las crónicas posteriores. Algunas nos pusieron a caer de un burro. La primera de ellas fue la del mismísimo Hornung (por cierto luego rehabilitado como teniente coronel por Vaclav Havel, Presidente de Checoslovaquia, a causa de sus proezas como combatiente antinazi durante la II Guerra Mundial. Otto, judío, había nacido en Plzen y huyó, a pie a través de Polonia, los Balcanes, Grecia y Turquía a la Palestina británica en 1939. A pegar tiros, lógico). Se agarró a las cuatro gotas que cayeron el día de la inauguración para titularla Storm over Granada (“Tormenta sobre Granada”) y nos vistió con chupa de dómine de la cabeza a los pies. Bueno, no a todos pues yo salía en ella muy bien librado pero eso me consolaba bastante poco: era de GRANADA’92 y de su prestigio mundial de lo que se trataba. Más tarde Hornung reconoció el calentón, visitó nuevas exposiciones españolas en Valladolid, Granada y Salamanca y acabó siendo muy amigo de Aranaz, de Ramón y mío. Tal fue la virulencia de algunas de estas crónicas que la Secretaria General de la FIP, escandalizada por el maltrato injusto, salió al paso con un editorial en la revista órgano oficial de la Federación mundial (fig. 125), el Flash. Decía así: GRANADA'92. Una historia agotadora y recargada por ciertos efectos desagradables posteriores. Sin embargo, leyendo varias de las "Historias de Horror" que circularon en la prensa filatélica me sentía acongojada cuando noté que todas aquellas personas que dieron lo mejor de ellas para lograr que la exposición se desarrollara fueron, simplemente, ignoradas. Me gustaría rectificar esta situación expresando nuestro agradecimiento al menos a dos de ellas, Srs. Francisco Gilabert y Fernando Aranaz, quienes en
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su carácter de Subcomisionado General el primero y Coordinador y Presidente del Jurado el segundo se esforzaron al máximo para esta exposición; ellos estaban en funciones literalmente día y noche. Por favor, estimados Paco y Fernando, acepten nuestro sincero agradecimiento por todo su trabajo. HEIRI, Marie Louise, Secretaria General: Editorial. "Flash" de la FIP. Pág. 2 (inglés, francés, alemán y español). Número de septiembre de 1992.
También nos resultó gratificante la crónica del gran Enzo Diena (fig. 126), especialista de tercera generación (padre y abuelo filatelizados en Italia), y una autoridad mundial, quien con su excelente dominio del español actuó como secretario del Jurado: Se dovessimo dare pagelle, sul tipo di quelle che la stampa sportiva distribuisce settimanalmente agli atleti, i voti più alti li assegneremmo a Francisco "Paco" Gilabert, l'instancabile ed onnipresente punto di riferimento di tutta la manifestazione ed al non meno attivo Fernando Aranaz del Río, Presidente della Federazione fra le Società Filateliche di Spagna. (Y luego seguía alabando la exposición). DIENA, Enzo: L'en plein della filatelia espagnola, en "Il Collezionista". Turín, junio, 1992. Pág. 22. (fig. 127)
Fig. 124 Fig. 125 El presidente de la FIP Deoki N. Jatia (hindú) y el vicepresidente Knud Mohr (danés). De fondo, un cartel turístico de
Granada
Fig. 126 Lectura del Palmarés. A la izquierda, el cubano-‐norteamericano y comisario USA
Roberto Rosende; a la derecha, el italiano Enzo Diena, secretario del Jurado
Fig. 127 Fig. 128 Fig. 129
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Escritos así, de la pluma de auténticas “autoridades” filatélicas, nos reconfortaron. Pero, todo hay que decirlo, algunos casi tenían razón. Porque aquello, en ciertos momentos, nos parecía asemejarse al teorema del punto gordo (“cuanto más gordo es el punto, más rectas pasan por él”): cuantas más iniciativas presentábamos al Comisario, como generasen siquiera un céntimo de gasto la respuesta era siempre la misma: ¡NO! Bueno, de entrada. Porque, a fuerza de insistir, razonarle y hasta de ponernos “burros” en ocasiones, Villameriel accedió a la recepción a la Prensa filatélica; a la de los miembros invitados del Salón Iberoamericano, fiesta flamenca incluida en la sala Príncipe del barrio del Realejo, por presión de Enrique Martín de Bustamante, dispuesto a pagarlo todo de su bolsillo si el Comisario General no accedía –así se lo hizo saber-‐, y al “Plan para Señoras” de jurados y comisarios, dirigido por las siguientes féminas, esposas: Araceli Martín, de Aranaz; Diana L. Kelham, de Victoriano del Cerro; Elizabeth González, de John Albert González; Maurita de Santiago, de Miguel Ángel García; Rosa María García, de Francisco Javier Castro, Amparo Grau, de Pepe del Cerro, Ana María Serrano, de Manolo Bonilla, María Terry, de José Ramón Moreno, Juanita, de Emilio Ródenas y Nieves de José Ángel Campo, más la mía, Pilar… Plan éste en el que varios comisarios (igual los nuestros que los de fuera), echándole morro al asunto, se colaron. Normal. O casi. Suele ocurrir en las mejores exposiciones. En más de treinta años interactuando en muestras internacionales no he conocido en ninguna de ellas un “Plan” ni más extenso, ni más completo, ni mejor atendido que el de GRANADA’92. Dos autocares, comandados el de explicaciones en español por Pilar Sánchez y el de en inglés por Diana L. Kelham, y cuatro días de no parar: Alhambra, Generalife, Albayzín, Cartuja, Capilla Real, Catedral, San Jerónimo, Santa Isabel la Real, Palacio de Dar al-‐Horra, Campo del Príncipe y Realejo, Carmen de los Mártires, Carmen de Falla, Auditorio, San Juan de Dios, Las Angustias, subida a Sierra Nevada, a Las Alpujarras (Lanjarón, Órgiva, Pampaneira, Bubión, Capileira, Pórtugos, con almuerzo a base del típico y contundente “Plato Alpujarreño” en Mecina-‐Fondales) todo ello sufragado por la Organización… más algunos detalles puntuales como cervecita en el Campo del Príncipe, cafelito en el Alhambra Palace, dulces de las monjas de clausura en San Jerónimo, etc., a cargo, y por propia iniciativa, de las directoras de la expedición. El Comisario ya era consciente de que le estaban cuadrando las cuentas y podía permitirse el lujo de quedar bien con las señoras, lo que en el fondo también era quedar estupendamente con sus maridos, los jurados y comisarios, ahora sin el incordio de unas esposas aburridas, por tenerlas muy ocupadas y disfrutando de visitas, paseos, excursiones y atenciones. No obstante y pese haber aceptado, tardó varios meses en pagar las facturas que le presentó Aranaz en junio. Acotación: muchos miembros de la Corte de Honor y del Salón Iberoamericano, y sus señoras, también optaron por incorporarse al “Plan”. De ahí la necesidad de los dos autocares, llenos a reventar.
Y puesto que he tocado este punto referente a dineros, permítanme que haga un pequeño inciso de corte “económico”. A lo largo del relato he insistido en que, al carecer de presupuesto la Mundial, la mayoría de mis gastos (viajes de promoción, frecuentes desplazamientos a Madrid a despachar) hube de solventarlos por mi cuenta y a mi cargo. Una vez finalizada la exposición, y vistos los buenos resultados crematísticos y el ahorro presupuestario (112 millones de pesetas, insisto, sobre 624) el Comisario General se sintió generoso. O quiso ser justo, vaya usted a saber. Luis Sanz, cuya empatía con él no era la más idónea, reclamó, con toda razón, el precio de sus tareas. Había escrito artículos, diseñado,
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ayudado en las ediciones y colaborado con eficacia en todo cuanto se le encomendó. Sanz lo cifró, a su criterio, en 200.000 pesetas. Aranaz se hizo eco de dicha reclamación y, tras estudiar el asunto, lo consultó con Bonilla y conmigo. Los dos coincidimos: no sólo era justo sino también barato. Decidió abonárselas, como así hizo, con fondos de la Federación. Pero Villameriel no compensó este pago sino después de octubre. Debió pensárselo y, poco después, nos envió dos cheques por idéntica cantidad uno a Manolo Bonilla y otro a mí (no se los habíamos pedido), alegando que nos los merecíamos igual que Sanz. Pero nosotros, entendiendo que ese dinero correspondía al trabajo y al esfuerzo de mucha gente, los aceptamos y donamos las 400.000 pesetas a la Sociedad Filatélica y Numismática Granadina. No quedó ahí la cosa. Porque apenas dos días después, me sorprendió Villameriel al pedirme que le preparara la relación de mis gastos, “pero con facturas oficiales” porque si no era así no podría devolverme lo adelantado de mi bolsillo. Bueno, con la ayuda de los archivos de los agentes de viajes (Ecomar, Ecuador, Paco García Palma, Aurelio…) que me habían gestionado los desplazamientos pude lograr que se me retornase algo más de la mitad de lo empleado entre 1989 y 1992. Y me di por contento pues, la verdad sea dicha, no esperaba recuperar nada. Justo es, por tanto, apuntarle este tanto al Comisario. Por otra parte, Fernando me hizo que le preparara la relación de mis horas extra trabajadas en sábados, domingos, fiestas de guardar y vacaciones que no disfruté durante los últimos dos años. Así lo hice y aquello se montaba en un pico: más de un millón de pesetas. El Comisario y su experto jurídico Javier Sagastizábal prometieron estudiarlo pero no encontraron la fórmula legal para poder resarcirme. Y si algo estaba dispuesto a no saltarse Villameriel era justo el Reglamento. Pero quede constancia que lo intentó. O eso me dijo. Lo entendí; él se jugaba mucho más que yo de haber cometido cualquier irregularidad administrativa. La verdad es que, visto con la perspectiva de hoy, lo mío era un caso raro, atípico, singular, único… y fuera de cualquier supuesto de la Administración del Estado. Y GRANADA’92 era un Organismo estatal, no se olvide. Yo no estaba contratado por el Comité Organizador; figuraba, como pronto veremos, en calidad de “adscrito” (vaya usted a saber qué sería eso), al Organismo Autónomo Correos y Telégrafos; y me pagaba el sueldo mensual la Junta de Andalucía tal que si estuviese en activo como profesor de secundaria por más que anduviera “pringao” en otros menesteres bien diferentes. No me causó trauma alguno el asunto; tenía asumido el tema y dada ya por amortizada mi dedicación extra. Estuvo algo más crudo lo de Luis Alemany quien, además de brillante expositor (colección en Corte de honor, otra en unos grandes almacenes de la ciudad y otras en competición), también había sido el arquitecto oficial de la Mundial y, como tal, responsable de diseños, funcionamiento, infraestructuras, montajes y desmontajes. Como el de las colecciones hubo de hacerse con la premura que el caso requería para una exposición de tan gran envergadura (5.000 marcos; insistiremos cuantas veces sea necesario) durante el 20, 21, 22 de abril y todo el 23 hasta bien entrada la madrugada, además de los voluntarios de FESOFI fueron contratados para ello miembros de la Sociedad Filatélica Granadina y una treintena de mis alumnos de COU. Y lo mismo para el desmontaje. Cuando finalizaron el trabajo, Luis les pagó de su bolsillo. Pero al intentar recuperar lo adelantado, el Comisario le exigió una especie de “nómina oficial”, con todos sus requisitos reglamentarios, de quienes actuaron, uno por uno. Una vez más todo muy legal, como era previsible en la mentalidad funcionarial del Comisario, que por nada del mundo deseaba pillarse los dedos por el más mínimo fallo burocrático, pero que demoró el papeleo por bastantes días. Curiosamente, poco más tarde, y ya en Madrid, Luis recibió en su estudio la visita de inspectores de Hacienda que
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le revisaron hasta el forro de los bolsillos, gracias (mejor “desgracias”) a una denuncia anónima de un tal “Juan Español”. ¿Casualidad? Piensen ustedes lo que gusten sobre quién pudo ser el tal “Juan”. Yo me reservo mi opinión. Carezco de certezas. Y lo mismo les sucede a Alemany y a sus allegados y amigos. Sólo conjeturas. ¿Razonadas? ¿Razonables? Puede.
Y ahora viene lo más curioso de esta crónica. Como el trabajo arreciaba (y recuérdese que en aquellos tiempos no había ni móviles, ni Internet; sólo correo ordinario y, cuando mucho, teléfono y fax, pero caro), la mayoría de las gestiones había que hacerlas por teléfono (fijo), con máquina de escribir el papeleo, simplemente a brazo y a pie los trasiegos y usando para la correspondencia y envíos sólo el correo convencional. Soñaba yo entonces con las 32 personas que tuvo en Madrid bajo su mando y con los medios, económicos y materiales, de que dispuso mi predecesor (fig. 128) Cabeza de Vaca en la ESPAÑA 84; hasta ese momento sólo contaba con una para todo, mi hermano, repito, y la colaboración de otra, Luis Sanz. Consciente de la situación, cuando en 1991 fui liberado de las clases –ya lo dije-‐ por la Junta de Andalucía, Manolo Bonilla decidió que debíamos estar cerca para gestionar al alimón. Me llevó consigo y me asignó un pequeño despacho en la misma planta de la Oficina Principal de Correos de Granada, la segunda, en la que él tenía la sede de la Zona 8ª. Fue un alivio porque, a su vez, el Concejal de Turismo me consiguió una autorización municipal para poder aparcar, como “Prensa”, al costado de Correos, calle Ganivet, espacio prohibido por estar reservado a la Posta. Con todo, fui multado varias veces y hube de recurrir, pliegos de descargo incluidos, a los buenos oficios del amigo concejal. Este simple detalle facilitó mucho las actuaciones pues los desplazamientos se realizaban siempre con mi auto. Meses después, y ante ciertas reticencias de alguno de sus subordinados (¿Qué hace un particular ocupando un espacio oficial?), Manolo decidió tirar por la calle de en medio: consultó con su nuevo Director General y amigo Luis Egusquiza Manchado y emitió una certificación oficial (fig. 129) para acallar bocas y terminar con los rumores. En virtud de su autoridad, y de conformidad con el Real Decreto 1766/91, un tal Francisco Gilabert, en su calidad de Comisario Adjunto de GRANADA’92, estaba ya temporalmente adscrito al Organismo Autónomo Correos y Telégrafos. En realidad, desde un año antes.
Curiosa en verdad mi situación. En lo económico, dependía de mi pagador, la Junta de Andalucía; en lo laboral, de Correos; ni siquiera de mi Instituto (Sección Filial Nº 1 del Instituto “Padre Suárez” de Granada, Patronato del Ave María) al que realmente pertenecía... o debería pertenecer. Total, caso único, si no anomalía, dentro de la Administración postal española: un funcionario que no cobra de la empresa, que pertenece a la misma como “adscrito”, que no genera antigüedad en el puesto, que no puede lucir el uniforme del Cuerpo en actos oficiales pero que sí está facultado para ocupar un espacio propio en la Oficina Principal de Granada (condiciones pactadas con el Director de la Zona). Pero, se mire por donde se mire, lo mío no pasaba de ser un mero apaño. GRANADA’92, por decisión de Felipe González Márquez y de su Gobierno, había nacido como un ente del Estado. Su presidenta Elena Salgado se sacó de la manga lo de los dos Comisarios Adjuntos y yo era uno de ellos. Por lo tanto, y como mucho, al que pertenecía (¿legalmente?) era a este nuevo ente estatal, pero no a Correos. Sin embargo, nadie objetó la anomalía administrativa. Seguro que porque para todos era más cómodo el nuevo statu quo: disponían de un currante y no había que pagarle.
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Lamentablemente, Manolo Bonilla, aquel hombre grande de cuerpo, de espíritu, de entereza, de genio, de sabiduría, de amor por la filatelia, sucumbió joven a los embates de un cáncer virulento y rápido que se lo llevó a la tumba en menos de mes y medio en marzo de 2000. Descanse en paz el amigo y compañero de fatigas filatélico, que lo fuera durante más de un cuarto de siglo. Con los trabajos de toda índole a los que hubimos de hacer frente durante largos meses (hasta un año) a fin de conseguir cerrar GRANADA’92: recabar últimas facturas y conseguir innumerables justificantes de gastos para el comisario Villameriel, que había tarifado para Madrid apenas se clausuró la exposición; pagos a proveedores locales; edición en español, francés, inglés y alemán de las Actas del Congreso de la FIP; remates con los comisarios internacionales, y bastantes asuntos más, consiguieron que, en aquel totum revolutum, fuéramos dejando a un lado esta adscripción mía a la Posta.
Mayormente, porque al comienzo del curso 92/93 había vuelto a mis actividades docentes pese a tener que seguir ayudando a Manolo Bonilla y a Fernando Aranaz a ir gestionando el citado finiquito. Fallecido Manolo, nadie del Organismo Autónomo Correos y Telégrafos se acordó revocar dicha adscripción con lo que, de acuerdo con mi edad, en lo laboral seguí perteneciendo a Correos (posiblemente en el Grupo A por mi titulación académica), aunque sin ser consciente de ello, hasta mi fecha teórica de jubilación en 2010. Después de las elecciones generales del domingo 3 de marzo de 1996, cambió el Gobierno. Y a poco de la llegada al poder del PP, Manolo fue cesado. Tan lógico como esperado: su puesto era técnico pero su cargo también político y, además, de los de confianza. Tiempo más tarde, en su empresa le fueron reconocidos sus méritos y Correos le concedió la Medalla de Oro al Mérito Postal… a título póstumo. Ciertamente, en este país llamado España somos especialistas en cepillarnos rápido a los buenos gestores pero, eso sí, los enterramos como nadie. Y sin sonrojarnos con lo del refrán de la cebada. Se merecía más, mucho más, Manolo Bonilla.
Pero es que en FESOFI tampoco fuimos excesivamente generosos con alguien que, como Presidente de una sociedad miembro, la Filatélica y Numismática Granadina, consiguió del Correo ayuda eficaz en 1990 para la hojita-‐bloque dedicada al Vº Centenario de la Fundación de Santa Fe de 1991, más dos perforaciones oficiales (Antonio Torres cedió la máquina taladradora) con las leyendas SANTA FE/ Vº CENTENARIO (figs. 130, 131 y 132) y -‐fruto granada-‐ GRANADA 92 (vid. B.O.C. Nº 24 de 15.03.91). Y que como alto funcionario de Correos, logró que su Dirección General autorizase la inserción del cartel de la exposición (fig. 133) en los sobres enteropostales (2.500) que cedió José del Cerro a la exposición en fecha 22 de noviembre de 1990 (vid. B.O.C. nº 5 de 11.01.91). Comentamos este extremo: aun tratándose de un entero postal “oficial”, y por tanto legal y coleccionable, los editores de catálogos lo ignoran completamente. ¿No será que como nosotros los regalábamos y ellos no consiguieron hacerse con stock comercial suficiente les dieron la espalda? Habría que preguntárselo. Porque a mí sí me consta que a los de ANFIL les llegaron los 1.000 sobres con que les obsequiamos pues fui yo quien se los envió a la calle Mayor de Madrid. Repartimos gratuitamente los restantes 1.500 a quienes los solicitaron lo mismo en Sevilla que en Santa Fe que durante la exposición en Granada. Pero tampoco esto puede ser óbice, obstáculo o cortapisa para su no catalogación. Hoy lo tengo claro: los “catalogueros” no disponen de material que rentabilizar.
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Fig. 130 Perforación GRANADA’92 en hoja
“MUESTRA”
Fig. 131 Perforación SANTA FE/ Vº CENTº en hoja
“MUESTRA”
Fig. 132
Fig. 133 Sobre enteropostal de Capitulaciones’87. Reimpresión oficial autorizada por Correos
Fig. 134 El jefe del Servicio Filatélico, Manuel
González García
Fig. 135 Marca de franquicia postal del Comisario General Villameriel
Completamos el relato volviendo un poco atrás. Se acercaba el año 92 y había que inaugurar, sí o sí, en abril. Desde diciembre de 1991, el Comisario General comenzó a venir por Granada aproximadamente una o dos veces al mes. No se fiaba demasiado de nosotros los de FESOFI . Me decía que le puenteábamos y que pretendíamos ir por libre – a ratos no le faltaba razón-‐ y solía llegar acompañado por dos miembros de su equipo: Ana Soto Pérez, funcionaria de nivel de Correos, para trámites generales, y Javier Sagastizábal Comyn, por cierto sobrino del famoso general Armada del 23-‐F, básicamente para los asuntos económico-‐administrativos. Por el contrario, Fernando Aranaz estaba aquí, él solito, todos los fines de semana de los cinco últimos meses. Dejaba en el Instituto Geográfico el Atlas Nacional de España del que era el Director, tomaba el tren o el avión, llegaba entrada la noche del viernes, descansaba algo de la paliza de su semana y trabajaba y nos hacía trabajar como mulos sábados y domingos, de las 8 de la mañana… “hasta que el cuerpo aguante”. Él se volvía a Madrid en el tren de la noche para amanecer el lunes a primera hora en su despacho. Por cierto, ¿tiene noticia alguno de ustedes de que alguien le reintegrara luego el coste de todos los billetes, del hotel y de los dos días de comidas por semana? Yo desde luego no. Vamos, ¡que no! Terminada la exposición, Ana Soto volvió a su puesto en Correos en Madrid y Javier Sagastizábal marchó a Croacia como Canciller de la Embajada que España acababa de abrir en aquel país balcánico.
Las tareas ordinarias del día a día yo las resolvía con el Comisario General mediante carta o por teléfono. Siempre, desde luego, con comunicación (verbal o escrita) a mi jefe natural,
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Aranaz. Pero cuando el Sr. Villameriel tomó conciencia del permanente agobio en que vivíamos y del gasto en envíos a todo el mundo tuvo tres magníficas ideas:
1).-‐ Consiguió del nuevo Director General de Correos (ignoro la fecha exacta de la concesión) una franquicia postal. Me remitió un cuño con el que marcar y despachar libre de coste la correspondencia de GRANADA’92 y me indicó que él se quedaba con uno igual y que habría un tercero para el otro Comisario Adjunto, Manolo. Para diferenciarnos, usaríamos yo tinta verde (color Omeya), por aquello de estar radicada la Mundial en Andalucía, él tinta azul y Bonilla, tinta roja. Como entre otras tareas a mí me había tocado todo lo relacionado con la exposición, incluidos jurados y comisarios, mi correspondencia nacional saldría directamente de Granada pero la que dirigía al extranjero había de pasar primero por el jefe del Servicio Filatélico, Manuel González García (fig. 134), y su oficina le reexpedía desde Madrid, también en franquicia, con el cahet rojo Service des Postes (recuérdese que el francés es el idioma de la UPU). El resultado es claro: a los efectos filatélicos, hubo una nueva marca de franquicia, estampada en tres colores diferentes, que tampoco catálogo especializado alguno recoge. Y todo ello, legal (figs. 135, 136, 137, 138, 139, 140, 141, 142, 143, 144 y 145).
2).-‐ Alquiló en el Palacio de Congresos dos pequeños despachos, con sus “servicios técnicos” correspondientes: fax y teléfono, uno para mí y otro para él, y una sala más amplia, con fotocopiadora, para hasta cuatro personas. Más una plaza de aparcamiento en el Palacio de Congresos. Aclaro su justificación interesada: el otro Comisario Adjunto, por razón de su trabajo y en la de su cargo, contaba con chófer y coche de su empresa, Correos. Villameriel y su equipo madrileño también tenían “coche oficial” para sus desplazamientos del y al aeropuerto y los obligados para gestiones locales en la ciudad y alrededores: el mío. También gratis. Para él y para GRANADA’92. Diferencia sustancial: la gasolina corría a mi costa y el chófer era yo.
3).-‐Contrató, a bajo precio, los servicios de dos chicas, una con inglés, María Jesús del Pozo, y la otra con alemán, Carmen Corro. Lo del francés, el italiano y el portugués lo dejaba para mí: Bah, deben ser idiomas fáciles para quien tiene estudios de Doctorado en Letras, me soltó; y se quedó tan pancho. También contrató a un chico recién diplomado en informática, Manuel Molina, con su correspondiente (y primitivo) ordenador de aquellos de disquete, para archivo y manejo de formularios, control y registros de movimientos del personal -‐jurados, comisarios, viajes y estancias-‐ y de colecciones; y a una tercera joven sin mayor experiencia profesional (concesión graciosa al subdirector del Palacio de Congresos, era su cuñada), Cristina Aguilera, para “gestiones varias”, que me vino muy bien pues todos éramos ya pocos y desbordantes las tareas. En su honor –del Comisario-‐ he de decir que, al finalizar la exposición, y siendo consciente del trabajo del personal y de la escasez que se les había pagado, como las cuentas le salieron redondas les dio una gratificación digna. Lo malo de la sede durante los primeros meses era esto: el Palacio seguía aún en construcción y raro era el día en que cualquier sobrecarga en las grúas, perforadoras, pulidoras o similar no nos cortaba la energía eléctrica. Al carecer de protección el ordenador (se alquilaron aparatos acumuladores pero luego en febrero del 92) se nos iba al garete todo lo realizado. Y vuelta a empezar. Pero, penurias aparte, a los efectos filatélicos yo me sentía como un Thebussem, un Álvarez Sereix o un Fernández Duro redivivos. Y no me faltaban razones: estaba adscrito a Correos, aun sin sueldo ni antigüedad, y contaba con un cuño postal con el que podía hacer circular en franquicia la
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correspondencia. Pues casi que Cartero Honorario durante unos meses. Lo malo es que no estaba autorizado a usar uniforme en las ceremonias oficiales mientras que Cela sí (pura “pelusilla” la mía; ¡ja, ja, ja!…).
Fig. 136
Marca de franquicia postal del Comisario Adjunto Bonilla
Fig. 137 Marca de franquicia postal del Comisario
Adjunto Gilabert
Fig. 138 Franquicia postal en carta certificada
Fig. 139
Franquicia postal en certificado urgente. Carta reencaminada desde el Servicio Filatélico (Madrid) y devuelta por no haberse encontrado el destinatario, el
comisario de Japón Sr. Yoshio Watanabe
Fig. 140 Constatación postal de la llegada a
destino y posterior devolución
Fig. 141 Franquicia postal en certificado urgente internacional dirigida al comisario de
Colombia
Fig. 142
Carta con franqueo innecesario (filatélico)
Fig. 143 Franquicia postal en carta interior
urgente
Fig. 144 Franquicia postal en carta certificada al extranjero, devuelta por no encontrar al
destinatario, el comisario libio Muhammad Ali Siala
Fig. 145 Fig. 146 Fig. 147
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Con el paso de los días, y a la vista y consideración de las necesidades que requerirían la exposición y sus actos anejos (congresos, presentaciones de sellos, conferencias…), hubo una serie de negociaciones entre el director del Palacio, Ángel Arana Anta, y el Comisario General, a las que asistimos los comisarios adjuntos Manolo Bonilla y yo, y el subdirector de la entidad Manuel Garzón Martín, quien ya estuviera presente en Buenos Aires representando al Alcalde Antonio Jara un año antes. Fueron a veces negociaciones a cara de perro, queriendo cobrar máximos los unos y buscando rebajas los otros. Nosotros éramos la parte débil. Porque era una especie de “o lo tomas o lo dejas” ya que en Granada no había un recinto tan idóneo como éste para una exposición tan grande e importante, lo mismo por los servicios que podía ofrecer que por su ubicación, casi en el centro de la ciudad. Al final, y gracias a la intervención del concejal Juan Luis Álvarez (también presidente del Granada Convention Bureau), los precios quedaron bastante razonables y GRANADA’92 contrató espacios más que sobrados para exhibición de colecciones, reuniones, asambleas, presentaciones, recepciones, conciertos… Vestíbulo enorme, auditorios, salas medianas, salitas, salones grandes y hasta pasillos con sillas para actos menores. Como, por ejemplo, la asamblea de la Academia Hispánica de Filatelia, con ostensible enfado de su secretario, el coruñés Andrés García Pascual, que consideraba esta reunión como un acto de capital importancia, casi trascendente para la Mundial cuando, en el fondo, no era sino uno de los muchos que tuvieron lugar a lo largo de la muestra. Y lo digo yo, que soy uno de los cuarenta y pocos Académicos de Número. Nos pidió un “recinto noble”, la Sala García Lorca, que tenía una capacidad para más de 200 personas cuando, a lo sumo, serían 20 los presentes. Aquí sí apoyé al Comisario General cuando sacó a pasear su ya proverbial “¡No!”. Ayudó bastante al éxito general el que la empresa granadina GADECO (Pepe Barcos y Virginio –dueño de El Rey Chico, de La Chumbera, de La Mamunia y de La Pataleta-‐) se hiciera, mediante concurso público, con todos los servicios de restauración. Que fueron muchos, muy variados, de calidad y nada caros. Para entendernos, digamos que a precios “granaínos”, incluidos los almuerzos del Jurado en Armilla y la espléndida (figs. 146 y 147) Cena del Palmarés, con espectáculo flamenco incluido, que tuvo lugar en el amplísimo vestíbulo del Palacio en el que horas antes aún estaban situadas las colecciones. Todo un alarde de eficacia en el desmontaje a cargo de los miembros de FESOFI, de la SFNG y los chicos del “Ave María” contratados.
Abocados a la inminencia de una inmediata inauguración, andábamos ya dando los últimos pespuntes a primeros de abril. El agente de aduanas de FESOFI, Juan de Castro Corpas, nos había indicado que todo resultaría más fácil si lográbamos que Hacienda nos situara la Aduana en el espacio de “la feria” –así llamaba él a la exposición; era la primera que nos trabajaba-‐ en lugar de hacerlo en los aeropuertos de Granada o de Málaga. Pues también lo conseguimos y el bueno y eficiente de Juan pudo despachar cuanto concernía a lo de esa “feria”: las entradas y salidas internacionales de las colecciones, materiales para ventas de los comerciantes y los Correos, etc., en una de las dos sedes de GRANADA’92, la situada en el recinto Ferial Armilla-‐Granada (fig. 148). Comoquiera que Aranaz había llegado unas fechas antes consiguiendo en “el Geográfico” días de asueto a cuenta de los “moscosos” que le correspondían en cuanto que funcionario, decidimos acercarnos a Santa Fe para ver cómo llevaba su alcalde, Pepe Tabasco, lo de los actos que la exposición programó el 30 de abril para homenajear a su pueblo, “Cuna de la Hispanidad” y “Puerta de América” que dicen allí: vuelo postal en globo desde Granada y matasellos especial recordatorio de las Capitulaciones. (figs.
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149, 150 y 151) Más discursos, banderas, corona de laurel a Colón (fig. 151e), recepción a jurados y comisarios americanos… y a los directivos de la FIP que no se perdían fiestorro que se les pusiese a tiro si había copichuelas y almuerzos a cargo del presupuesto. Una vez constatado sobre el terreno que todo marchaba en perfecto orden, aprovechamos para acercarnos al aeropuerto. Fernando conocía al delegado de Iberia, José Moreno, de los tiempos en que llevó Aviación Civil. Hablamos con este delegado, le explicamos lo de la entrada y salida de colecciones y demás impedimenta de los comerciantes y las Administraciones postales y, muy amablemente, nos aseguró que ni su compañía ni él pondrían traba o impedimento alguno. Así ocurrió luego: en el aeropuerto de Granada no hubo problema, ni a la entrada ni a la salida. Y con esta sencilla y agradable visita, le ahorramos una buena pasta gansa a la Organización, ad maiorem gloriam del comisario Villameriel, pues Iberia, única compañía que volaba a Granada en esas fechas, nos eximió de los pagos del extra weight (exceso de peso en los equipajes) que generaron los participantes foráneos a su retorno. Y conste que esos costes, nada baratos por cierto, entonces corrían siempre a cargo de la exposición. Moreno nos acompañó a ver a la jefa de la Aduana, Lourdes Aguilar. Dio la casualidad de que era la misma funcionaria de Hacienda que poco más tarde habría de dirigir la oficina que se instalaría en el Recinto Ferial Armilla-‐Granada. Así pues, tres pájaros de un tiro. Cuidado; lo de “pájaros” lo escribo sólo por remedar el dicho popular pues los tres interlocutores se comportaron “de lujo” (en expresión muy sudamericana). Ocurrió una curiosa incidencia, que no incidente. Cuando Aranaz le advirtió a la funcionaria todo lo que podría llegarle en breve a Armilla, y que ella tendría que darle luego la correspondiente salida oficial pues las colecciones y otros materiales venían a Granada en régimen de “importación temporal”, la buena señora nos indicó: Miren, he leído la Normativa de Aduanas referida a este tipo tan especial de importaciones, y también todo lo que Vds. han publicado de GRANADA’92. Y hay cosas que no entiendo del todo. Sé lo que son sellos y cartas pero ¿qué es esto de “obliterados”, “Mulreadys” y lo de “enteros postales”? Fernando tuvo que arremangarse y endilgarle una de sus “clases magistrales”. Doña Lourdes quedó convencida y satisfecha con la imprevista e improvisada lección de filatelia. Porque no era todo tan sencillo como parece, pese a que el Jefe de Aduanas de Granada ya hubiera conseguido, a instancias de Bonilla y mía primero y luego en negociación formal con el Comisario General, que su homólogo del aeropuerto de Málaga precintase los bultos, cajas y maletas destinados a la exposición y los liberase, sin más trámites, para ser abiertos en la nueva Aduana que, ad hoc, se habría instalado en el Recinto Ferial Armilla-‐Granada. Hubo luego comisarios extranjeros que, o por inexperiencia en estas lides o por simple despiste, agarraron sus colecciones y se largaron sin más. Y como el asunto era de mi responsabilidad, me costó un montón de cartas, faxes y llamadas a cualquier parte del Globo el lograr que me devolvieran el documento de entrada que les había extendido la Sra. Aguilar. Hacienda no se casaba con nadie y no estaba dispuesta a dar por cerrada GRANADA’92 si no se le cumplimentaba este requisito. Caso de no demostrarse fehacientemente que una colección había salido del país, se la consideraría “vendida” en España y habría que pagar el impuesto correspondiente al importe de su tasación, determinada por un perito nombrado por ellos, más la multa correspondiente por evasión de capitales. No fue necesario. Tardé meses pero conseguí todos los papeles que Aduanas exigía.
A este respecto, y como se trata de algo que empezó antes de la inauguración, cabe referirlo. Pues merece la pena describir y resaltar el trabajazo que, de forma brillante y eficaz,
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sacaron adelante el vallisoletano Francisco Javier Castro Manrique (más tarde Delegado Federativo de FESOFI en la EXFILNA que hicimos aquí en 2003) y la joven contratada por la GRANADA’92, Carmen Corro. Al aeropuerto granadino sólo nos llegarían los españoles, bastantes sudamericanos y algunos europeos a los que les contratamos desde Granada sus pasajes con Iberia. El resto, más comerciantes y miembros de las Administraciones postales del mundo entrarían, o vía Madrid o en vuelo directo, por Málaga. Y a aquel aeropuerto destacamos a Javier y a Carmen, siempre a primera hora de la mañana y en el primer transporte y siempre pendientes de los que a lo largo del día les iba enviando la empresa González de acuerdo al cuadrante de llegadas (luego de salidas) que yo le facilitaba. Piensen que no eran sólo las personas sino que los comisarios, los comerciantes y los correos traían equipajes a barullo. Lo concerniente al trasiego en el de Granada nos tocó a Antonio Benet Montagut y a mí, lo mismo entradas que salidas, pero fue mucho más sencillo tanto por ser menos las personas cuanto porque conocía ya a más de 95% de ellas. Y porque la Aduana de Armilla y el Hotel Carmen estaban a tiro de piedra y, si no contaba con autobús en ese momento, usaba un taxi. Los transbordos y escalas en Barajas fueron atendidos por Esteban Pérez Rubio. Al referirme a Málaga he dicho “aeropuerto” cuando en realidad eran dos las terminales con dos puntos diferentes de entrada ya que en esos momentos empezaba a ser operativa la nueva, separada de la primitiva por un buen paseo. Mejor una buena carrera ya que los puntos de llegada de los vuelos aparecían en pantalla sólo instantes antes del aterrizaje y había que recoger a los participantes en la Mundial en el mismo control policial a fin de evitarles retenciones en la Aduana por el acuerdo antedicho. Nadie se nos quedó allí, nadie se nos despistó, todo el mundo fue correctamente atendido y auxiliado y no hubo queja alguna por el servicio gracias al buen hacer, a la amabilidad y a la eficacia de Javier y Carmen. Bueno, y a sus galopes entre terminal y terminal y a tener que partirse cuando les entraban dos vuelos simultáneamente. También el corresponsal en Málaga del agente de aduanas de FESOFI Juan de Castro hubo de multiplicarse. Pero era su curro y lo cobraba. Los demás éramos meritorios. Pero no quedaba ahí la cosa. Para entrar por Málaga, desde Granada, camino del aeropuerto, había que pasar antes por el puerto de Las Pedrizas, en remodelación por aquellos días de abril del 92. Y como se estaban ampliando los viales y eran precisas voladuras en los taludes de las laderas (quien haya pasado por él sabe de lo accidentado del terreno a lo largo del sinuoso curso del Guadalmedina), se producían continuos cortes de tráfico, a veces hasta de más de una hora. También eso, lo mismo a la bajada que algo menos al regreso, lo hubieron de sufrir, y calcular, Carmen y Javier. Al acabar la exposición, dar salida al personal les fue más llevadero gracias a la experiencia acumulada. En lo tocante a Las Pedrizas (y esto es anécdota, pero que creemos interesante) ¿saben quién dirigió la obra de apertura de esa ruta? Pues un recién graduado ingeniero aeronáutico, especializado en infraestructuras, natural de Aranda de Duero (Burgos). Sí, el mismo que más tarde haría el aeropuerto de Gerona (por cierto filatelizado en un aerograma español): un tal Fernando Aranaz del Río. Continúo con el relato.
Algún comerciante nos dio más guerra de lo razonable. Así sucedió con el suizo David Feldman, cedente del “sobre Mauricio” (fig. 151 a) (único y el más caro del mundo), y entonces en candelero, para ser exhibido como “pieza estrella” junto al sello español más raro: el “2 reales azul de 1851” (fig. 152) (sólo dos más conocidos: uno de la familia de Manuel Gálvez –hoy desaparecido-‐, y el otro en la Collection Thomas Key Tapling de la British Library –o Biblioteca Nacional-‐ de Londres), que nos aportó, amable y desinteresadamente, José María
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Sempere Luque, de Barcelona. Pues bien, el helvético nos exigió un seguro de 100.000.000 de pesetas. Han leído bien: cien millones. Más dos vigilantes permanentes junto a su pieza en el Palacio de Congresos, y recogida y salida del dichoso sobrecito en el aeropuerto granadino mediante traslado en un furgón blindado con protección de seguridad. Además del pago de su billete y estancia y manutención gratuitas en Granada. Y nosotros, tontitos de remate, accedimos a casi todo. El Comisario quería, fundamentalmente, espectáculo y en esto no le dolieron prendas a la hora de aflojar el bolsillo. Tal vez un poco tarde, pero algo sí que había aprendido. Anécdota: si hemos de hacer caso a rumores más o menos interesados, el sobre “Mauricio” fue vendido al poco tiempo en trato privado por una cantidad similar al costo total de GRANADA’92. ¡Que ya está bien! Por suerte, las dos piezas citadas, más el primer objeto postal franqueado con sellos que cruzó el Atlántico en 1840, (fig. 153) un entero postal británico tipo Mulready cedido por el comerciante (y comisario) italiano Alberto Bolaffi, el Sobre del 2 de Mayo (fig. 154) (de 1840) cedido por la firma suiza Harmers y las Cartas Reales Autógrafas –entre ellas dos de los Reyes Católicos-‐ del madrileño José Domínguez Casáis, todo esto publicitado en la prensa local y nacional (anuncios pagados, creo que a 500.000 Pts. en los periódicos de mayor tirada), se constituyeron en uno de los principales focos de atracción de la muestra. Alguno de los días, los vigilantes contratados a una empresa del sector contabilizaron la nada despreciable cifra de más de más de 10.000 visitas. Que para Granada no está nada mal.
Fig. 148
En el pabellón central de la Feria de Muestras (al fondo) fueron ubicados los stands
Fig. 149 Viaje frustrado; el viento soplaba ese día de poniente. Pero
hubo ascensión “postal”
Fig. 150
Las marcas aéreas, en España, son rojas. Ésta se escapó en negro
Fig. 151 Un matasellos similar a éste lo hubo en Granada el mismo día
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Fig. 151a
El “sobre Mauricio”. Dicen que se vendió en trato privado por una cantidad similar a todo el coste de GRANADA’92. ¿Cuento de
cazadores?
Fig. 152 La mayor rareza de la filatelia española. Hoy sólo dos
ejemplares localizados
Fig. 153 El primer objeto (un sobre enteropostal tipo “Mulready”)
franqueado con sellos que cruzó el Atlántico. 1840
Fig. 154 Los primeros sellos se vendieron en Gran Bretaña el 1 de
mayo de 1840 con la condición de ser usados a partir del 5. Pero alguien se adelantó y circuló su carta el día 2. La primera
con sellos que se conoce
¿Se me permite un leve inciso? Gracias. Estimado lector, o estimada lectora, si han sido capaces de llegar hasta aquí -‐¡qué mérito el suyo!-‐ habrán observado que en esta crónica (mejor relato), se cita muchas veces a Fernando Aranaz. Verán, yo me limito a referir lo sucedido, lo que pasó, los hechos. Y éstos fueron los que fueron, tan fácilmente constatables como ineluctablemente irrebatibles; tan sólo, y como mucho, interpretables. Y quienes participamos, desde sus comienzos, en GRANADA’92 somos testigos de la continua presencia, lo mismo física que intelectual de Fernando Aranaz, auténtico motor, animador y currante de la exposición de mayor volumen (decir “la más grande” sería presuntuoso por mi parte, seguro que interesada) que nunca hubo en España. Y si me apuran, ni en el mundo. A mí me tocó el papel de “machaca”. Dicen algunos que hasta fui eficaz. Mil gracias, muy amables. Pero dejemos la puerta grande para el maestro y no para el peón de brega. ¿Y qué decir de Ramón María Cortés de Haro? Lo he citado menos pero para mí fue muy importante. Y por ende, también para GRANADA’92. Amigo seguro, firme, fiel, claro, sin doblez…; ya ni recuerdo cuándo nos conocimos pero seguro que va para el medio siglo. Me apoyó desde el primer momento y me aconsejó -‐Ramón es sabio de nacimiento-‐ en todo cuanto le consulté, que fue mucho y continuado. Y cuando yo no pude atender a la filatelia andaluza por andar inmerso en los problemas de la Mundial, fue él, como vicepresidente de FEFIAN, quien mantuvo el entusiasmo de los filatelistas de la tierra por esta empresa a la que supo hacer “nuestra”,
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“andaluza”. Y a mí, en lo personal y por si me faltaba algo, se empeñó en hacerme Académico y no paró hasta que lo consiguió en la asamblea de la Real Academia celebrada durante la ESPAÑA 2006 de Málaga. Él presidía entonces la institución. Porque también es tenaz, beligerante, y hasta terco en sus designios y decisiones cuando está convencido de la justicia, de la conveniencia o de la necesidad de algo. Hoy me permito estos casi excesos expresivos porque, fuera ya del circuito filatélico como estoy, no necesito hacer (más) méritos para ascender en la escaleta… salvo con mis seis nietos, tres varones y tres chicas. Y sigo en lo que andaba para ir rematando, aunque lo que viene ahora suene a resumen.
Que GRANADA’92 fue una exposición singular nadie debiera dudarlo. En el apartado “publicaciones” contó con dos boletines, referenciados ambos con el número “1” (!), y luego con otros tres más sin numeración secuencial, más el Catálogo, el Palmarés y el ejemplar cuadrilingüe con las conclusiones del 69 Congreso FIP. Hubo otra publicación adicional dedicada al Salón Iberoamericano, gestionado por Enrique Martín de Bustamante y Sánchez-‐Rubio y redacción del libro a cargo de Eduardo Escalada Goicoechea, con fotos comentadas de las mejores piezas de las colecciones invitadas que se exhibieron fuera de competición (sus propietarios cedentes asistieron en calidad de “gratis total todo” a Granada). En este punto, el comisario Villameriel no solo fue generoso sino que se dejó aconsejar por Aranaz y, entre Fernando y Martín de Bustamante lograron reunir el mayor y mejor elenco de colecciones de España, América y Filipinas jamás conseguido. Hoy sería imposible repetirlo porque muchos de sus propietarios han fallecido y porque la mayoría de los conjuntos que se exhibieron en Granada han sido dispersados en ventas y subastas. Que Enrique hizo una excelente labor nadie lo duda. Que le costaron mucho de su bolsillo las gestiones, tampoco. ¡Pero cómo lucieron! Sólo él aportó a ese “Salón de Honor Iberoamericano” sus excelentes colecciones de Perú, Venezuela, Ecuador y Emisiones conmemorativas del IVº Centenario del Descubrimiento, y su esposa, Ángela Ruiz Vegas, aportó las de Paraguay y Uruguay. Me comentó entonces alguno que se preciaba de conocer el asunto, que también estas dos colecciones eran de Enrique, y que lo mismo sucedía con la que participó en competición a nombre de Ángela y que luego ganó uno de los tres Grandes Premios en liza. Me importaba un rábano. Suyas o de Angelita, seguro que figurarían ante Hacienda como bienes gananciales. Y si habían decidido presentarlas así, no era asunto mío. Por demás, y a los efectos filatélicos, todas rayaron a gran altura porque eran de una calidad excepcional. Tuvimos un último libro, recopilatorio, Así fue GRANADA’92, dedicado a recoger en fotos los mejores momentos de la muestra. Se ven en él más autoridades y políticos que filatelistas… comme il faut, naturalmente, por interés del Comisario General. Y además GRANADA’92 contó con un periódico propio (fig. 154a) que se editaba día a día y que comenzó a ser publicado una fecha antes de la inauguración, el 23 de abril. Es justo reconocer la gran labor del jefe de imagen y comunicación, el periodista Juan Torres, ayudado en el Diario por José Manuel Grandela Durán, y de la responsable de las publicaciones Ana Soto Pérez en el Catálogo, el diario y los dos libros del remate. En tres de los Boletines anduvo la mano experta de Luis Sanz y la edición en español, inglés, francés y alemán de las Actas del Congreso me corresponde a mí. Hay que indicar que el Comisario General se mostró dadivoso también en este campo. Otra singularidad: tampoco es común, como aquí sucedió, que se anuncien unas fechas (figs. 155 y 156) y luego la exposición se lleve a cabo en otras diferentes (figs. 157 y 158). En los dos boletines “Nº 1” así como en las primeras pegatinas y tarjetas se publicitaron como días de realización 17 a 26 de abril de 1992
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y en los tres boletines siguientes del 24 de abril al 3 de mayo, que fueron las fechas reales. Y todo porque se retrasó la terminación del Palacio de Exposiciones y Congresos de la ciudad, una de las dos sedes que se utilizaron. En esta exposición, partida (nueva singularidad), la otra sede fue el Recinto Ferial Armilla-‐Granada como ya hemos venido señalando. Y es que se hubieron de contratar dos espacios amplios (incluso en Armilla hubo de ser habilitado un pabellón adicional prefabricado) para albergar en ellos los 5.000 cuadros (aclaración: 2.500 paneles de dos caras de un metro cuadrado cada uno, éstas con capacidad para 16 hojas de tamaño DIN A-‐4. O sea, 80.000 hojas –una barbaridad-‐) de que constó la mayor muestra filatélica de España… y tal vez del mundo, insistimos.
Fig. 154a Fig. 155 Pegatinas sin fechas
Fig. 156 Fechas erradas
Fig. 157
Cartel con fechas correctas Fig. 158
Último día de uso: 03.05.92 Fig. 159
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Tampoco fueron en realidad 60 los países participantes sino 61. Ecuador (fig. 159), aunque aparece con comisario nacional en los dos primeros boletines, no pertenecía en 1992 a la Federación Internacional y, consecuentemente, resultaba imposible la presencia de sus filatelistas en Granada. La Federación Internacional no lo permitía. Pero esto era España y se trataba de conmemorar el Vº Centenario del Descubrimiento de América. O sea que no podían quedar excluidos de la efeméride. ¿Y qué hicimos? Decisión de Aranaz y mía: conquistar, filatélicamente hablando y sólo por unos días, aquel hermoso país sudamericano sin disparar un solo tiro. Le dimos el visto bueno al comisario, Dr. Georg S. Maier, le rebautizamos como Jorge y lo nacionalizamos español colocando bajo su nuevo nombre ESPAÑA (Ecuador). ¡Y cómo nos hemos reído después en Quito el bueno de Georg y yo rememorando aquel penalti marcado a la FIP en Granada! Tampoco Fernando y yo nos conformamos con eso sino que, de igual modo y filatélicamente hablando, “adoptamos” a un llanito del Peñón por unas fechas, incluyendo en la exposición al gibraltareño John Albert González como “España”. Y la FIP tragó. O se hizo la loca. Como también coló, aunque no sin reclamaciones, más bien tibias, que el responsable de la admisión de colecciones (un servidor, ¿por qué no decirlo?), basándose en lo acontecido en algunas muestras anteriores similares (de Gran Bretaña, Nueva Zelanda y Australia) aceptara participaciones (españolas, vaya, qué casualidad) cuyo número de marcos no se ajustaba a lo reglamentado. Luego de GRANADA’92, la cosa se puso seria y ahora ya sólo pueden participar los exhibits o con 5 o con 8 marcos, dependiendo de la calificación previa obtenida por la colección: con medalla de vermeil FIP o menos, 5 marcos; con vermeil grande o más, 8. Otra novedad: la exposición contrató un servicio de autobuses, gratuito y circular, a la empresa granadina González para llevar visitantes a y entre sus dos sedes: Palacio de Exposiciones y Congresos y Recinto Ferial Armilla-‐Granada (fig. 160), distantes unos 3 km. entre sí. Operaban de modo continuo desde la apertura al cierre diarios de la muestra. Tanto a la ida como al regreso estos transportes iban siempre abarrotados… gracias, en parte, a la picaresca local. Así que los paisanos se percataron del buen servicio y de su gratuidad, vecinos del barrio del Zaidín colindantes al Recinto Ferial se aprovecharon y los usaron habitualmente. Más singularidades: no sólo llenamos de sellos el Palacio de Congresos y la Feria de Muestras sino que los hubo en otros lugares. Por ejemplo, Luis Alemany expuso, en una veintena de marcos, sus Emisiones locales de Granada y Provincia (1936-‐1939) (figs. 161 y 162) en Galerías Preciados, de la Carrera de las Angustias. Y un Jurado internacional de 54 miembros –de ellos más de 30 entre españoles, hispanoamericanos y afines, y las decisiones se tomaban por mayoría simple, todo hay que decirlo-‐, presidido por Aranaz y con Enzo Diena como secretario, no sin cierto escándalo (hasta escandalera) de algunos otorgó los tres grandes premios a tres españoles. Primera vez que esto sucedía en nuestro país. A saber: Gran Premio de Clase Campeona (hoy Grand Prix d’Honneur) a Ángela Ruiz Vegas por Uruguay: diligencias y soles; Gran Premio Internacional a Luis Alemany Indarte por Argentina, primeras emisiones, y Gran Premio Nacional a José Badía Salváns por España, Historia Postal.
Y por si faltaba espectáculo, Aranaz convenció al Comisario General y negoció con la Casa de Moneda de Chile la presencia en Granada de una significativa representación de la obra (grabados, dibujos, planchas…) de un ilustre granadino, discípulo de Sánchez-‐Toda, que trabajó para esta institución chilena, en la que llegó a ser Grabador Jefe, de 1931 a 1975. A tal efecto, se invitó al Director de la institución, Juan Hernández Jara, y a su jefe de capacitación, Carlos Botto, que fueron quienes aportaron los materiales. La obra de José Moreno Benavente,
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que así se llamó el artista en vida, fue exhibida (figs. 163 a 171) en el Palacio de Congresos y en la Cámara de Comercio, calle de La Paz, 18. Para completar la espectacularidad, fueron invitadas a Corte de Honor dos colecciones de esas que, sólo por su nombre, atraen al personal: la de Her Majesty The Queen Isabel II del Reino Unido de la Gran Bretaña, una miscelánea de primeras emisiones y rarezas de sus colonias caribeñas (figs. 172) (Grenada entre ellas por aquello de la concomitancia en la homonimia), portada por su curator (cuidador) Mr. John B. Marriott, (fig. 172a) y la de S.A.S. le Prince Rainiero III de Mónaco con una selección de piezas filatélicas únicas del minúsculo Principado (“más chico que Graná”, que diría el castizo), también de la mano de su encargado, Monsieur Jacques Giraud-‐Darmais. Tuvimos, además, en el Palacio de Congresos un par de vistosillas exhibiciones paralelas: la de maquetas en miniatura de vehículos postales de todos los tiempos y de todo el mundo, propiedad del yankee-‐trianero Jerold Martin Massler (llamadme “Pepe Martín”, nos decía siempre), propiciada por mí y por Ramón Cortés, y la de una colección de sellos españoles tallados en madera, de a más de medio metro cuadrado cada uno, obra del vallisoletano Gregorio García Eguiluz. Ésta la gestionó el Comisario General. Y en apartado de la parafernalia, que no farfolla dada la categoría de sus integrantes, acaso por aquello de la conmemoración del V Centenario contó GRANADA’92 con el Comité de Honor más poblado, prolijo, numeroso, lucido, importante y completo que exposición filatélica alguna haya tenido jamás. Vamos, de auténtico tronío. Observen y cuenten: lo presidían SS.MM. los Reyes Don Juan Carlos I y Doña Sofía; y, a continuación, Presidente y Vicepresidente del Gobierno, Presidente de la Junta de Andalucía, quince Ministros encabezados –protocolo manda-‐ por el de Asuntos Exteriores; hasta treinta y seis Embajadores acreditados en España, los Presidentes del COI, de la Comisión Nacional del V Centenario, del Consorcio Madrid Capital Cultural de Europa; los directores generales de la UNESCO (fig. 173), de la UPU, de la CEPT (fig. 174), y en la parte de la filatelia y afines (prensa, comercio, editores de catálogos, expertos…), los presidentes de la FIP, la IFSDA, la AIJP, ASCAT y AIEP. O sea, que estaba en dicho Comité todo el “quién es quién”. Y conste que no fue “de boquilla” y por incluirlos para engrosar nómina sino que la oficina del Comisario se trabajó el tema perfectamente desde Madrid. Me consta que fue veraz el asunto porque tuve ocasión de ver las cartas de aceptación del personal. Ah, y algunos se lo tomaron tan hasta en serio que hasta nos aparecieron por Granada. Pregúntenselo a mi compañera de Instituto Diana Langdale Kelham, Vicecónsul Honoraria del United Kingdom en Granada, que tuvo que atender al Embajador de Su Graciosa Majestad británica y pasearlo por la exposición. Y a mí, como ya se había tenido que volver a Papúa-‐Nueva Guinea el jurado tico Díaz Jiménez a seguir con las tareas que le había encargado Naciones Unidas, algo así como dirigir el desarrollo de la Administración estatal del nuevo país, me tocó cumplimentar al Sr. Roberto Arce, de Costa Rica. Pepe Tabasco y yo le conocíamos desde el año anterior cuando, desde la alcaldía santaferina, negociamos con él la concesión de una marca postal costarricense, conmemorativa del Vº Centenario de Santa Fe, como así fue. Con una curiosidad filatélica: el fabricante del cuño se equivocó y donde debía decir “1491”, aparecía “1941”. Llevábamos más de una hora matasellando cuando alguien se dio cuenta del desaguisado. Paramos, y en menos de dos horas ya teníamos en marcha la nueva marca, esta vez correcta (figs. 175 y 176). Continúo.
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Fig. 160
Stand de la Administración postal italiana en Armilla
Fig. 161 Fig. 162
Fig. 163 Texto manuscrito a lápiz en el dorso: “Mi
primer grabado. Madrid. Moreno”
Fig. 164 Fig. 165 Emisión para Chile con sellos grabados…
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Fig. 166 …reaprovechada en España para el serial “Forjadores de América” de 1961, pero
baratitos en offset
Fig. 167 Moreno también grabó para Costa Rica
Fig. 168 Otro “Cervantes” similar fue emitido en
Costa Rica
Fig. 169 Como español y granadino, no se olvidó
de la Reina Católica
Fig. 170 Sellos para Ecuador pero grabados en Londres en 1930 cuando Moreno
trabajaba para la Waterlow&Sons Ltd.
Fig. 171 En realidad, Moreno fue contratado por Chile en 1931 para esto: grabar billetes.
Pero luego intervino en toda la producción filatélica de la Casa de
Moneda chilena hasta 1975
Fig. 172 Fig. 173 Fig. 174
Matasellos de la UIT usado en Torremolinos en un congreso de
comunicaciones
En fin, una Mundial esta GRANADA’92 que nos dio mucho trabajo, nos ocasionó bastantes dolores de cabeza, y hasta algunos quebrantos económicos a algunos, pero también un montón impagable de satisfacciones. En otra ocasión, si ha lugar, hablaremos de su desarrollo, que tiene unos cuantos comentarios. Y curiosas y hasta sabrosas anécdotas. Una de
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ellas: en una colección puntera de un país asiático, por causa del calor en el Palacio de Congresos el “único” bloque de 40 conocido se partió y se convirtió en los dos “únicos” bloques de 20 existentes. Su propietaria, una auténtica dama, que conocía mi buena relación desde Bulgaria con su fallecido marido, lo entendió y ni nos montó la escandalera ni nos pidió responsabilidades. Es más, posteriormente Aranaz y yo, invitados por la mencionada señora, asistimos a una cena de gala en su domicilio de Bangkok (Thailandia). En fin, cierro este relato apenas en el momento de la inauguración de aquella “mayor ocasión que vieron los siglos”… en filatelia. Pena de no ser Cervantes para haber descrito mejor lo sucedido, por más que esta Mundial se pareciera en ciertos momentos a Lepanto. Por aquello de los mamelucos y hasta los jenízaros sueltos que a ratos hubimos de sufrir. Pero, a pesar de todo, mereció la pena.
Termino con un recuerdo emocionado para aquellos que nos acompañaron y que, de alguna forma, unos más otros menos, anduvieron involucrados en la empresa y ya no están entre nosotros: Jesús Manuel Rodríguez Bonilla, Mario Bueno Heimerle, José del Cerro Gabarró, José Rodríguez Tabasco, Pedro Temboury Villarejo, José Luis Camy Rodríguez-‐Hesles, José Antonio Hernán Seijas, Emilio Ródenas Cabañas, Enrique Martín de Bustamante y Sánchez-‐Rubio, Benito Herreros Monzó, Juan Barberá Baro, Juan Fernández Franco, Manuel Monterrey Molina, Pascual Doménech Ortiz de Urbina, Ángel Sánchez-‐Arévalo Sanz, los hermanos Antonio y Alfonso Castellano Rueda, Jorge Guinovart Vidal, José Badía Salváns, Antonio Perpiñá Sebriá, Luis María Lorente Rodrigáñez, Alejandro Ginés Sesma, Joan Capell Martínez, Esteban Pérez Rubio, José María Romero Frías, José Freijanes Domínguez, Antonio Manso Fernández, Luis María Fernández Canteli, José María Ortuondo Menchaca, Juan Estelrich Maimó, José Domínguez Casáis, Francisco Lecha Luzzatti, Emili Gómez i Lladó, Emilio Amrein Rubín de Celís, Jorge Alemany Coll, José Antonio Navarrete Rabaneque, Álvaro Martínez-‐Pinna Álvarez, Fernando Camino Zamalloa, José Hiram Lorenzo Peñamil, José Cartelle Blanch, José Chanivet García, José García López, Faustino Ornia Montequín, María Nieves Gómez Brito y su esposo Ángel Pérez Rodríguez, Ángel Menéndez, María Luisa de la Peña Mayor, Daniel Olsen, Pilar de Alfaro Campos, Manuel Lago Martínez, Sebastián Sabaté Culla, José Ramón García Martín, Ignacio Rojo Viu, Ernesto Pérez Briz, Ángel Macías Rodríguez, Jaime Sans Mercadal, José María de la Cruz Agustí, Lino Vázquez Manteiga, Luis Ballesteros Miñana y los extranjeros Enzo Diena, Saverio Imperato, Wolfgan Hellrigl y Beppe Ermentini (Italia), Otto Hornung, Richard C.A. Payne, John B. Marriott y John Levett (Gran Bretaña), André Dupecher Gabriel Gourin y Robert Françon (Francia), Deoki N. Jatia (India), Euclydes Pontes, Paulo Comelli y Francisco Sergio Marinho (Brasil), Ricardo Álvarez Pallejá y Estanislao Scriba Garbanzo (Costa Rica), Enrique Oreste Buttini, Avedis Ketchian, Juan Mautalén, Roberto Wang y Osvaldo Mario Giordano (Argentina), Héctor Marchena Tuero y José Ignacio Abréu Pérez (Cuba), Ana María y Kurt Goldschmidt y Eugenio von Boeck (Bolivia), Ramón Benítez Ciotti (Paraguay), Julio Lugón Bardaraco, Herbert Moll y Aldo Salvatecci (Perú), Jacques Stibbe (Bélgica), Dieter Diefenbach (Alemania), Sigfried Adler (Austria), Samir Amin Fikry (Egipto), Norman Hubbard, Robert Paliafito, D. Scott Gallagher y James Helme (USA), Ignacio Esteva Monroy, Carlos Fernández Terán, Cristina Fdez. Guevara y Ernesto Fink (México), Sergio Eduardo López Rubio y Juan Hernández Jara (Chile), Efrén Rebolledo y Paul H. Jensen (Noruega), Francisco Lemos da Silveira, José Manuel Castanheira da Silveira y David Lopes Cohen (Portugal), Meiso Mizuhara, Hiroyuki Kanai y Yoshio Watanabe (Japón), Luis López y López (Venezuela), Albert Haskiya (Turquía), Jovan Velicovich (Serbia), Knud Mohr
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(Dinamarca), Theodor Dahinden (Suiza), Juan Bosco Oberti y Juan Kobylanski (Uruguay), Jairo Londoño Tamayo, Brigitte Kaplan, Dieter Bortfeldt y Juan Santamaría (Colombia), Nasry Bendeck (Honduras), Harry Sutherland (Canadá), Jacques Giraud-‐Darmais (Mónaco), Guillermo Peña Andrade (Ecuador)… Y que me perdonen los que me haya dejado, es claro que involuntariamente, porque mi memoria ya no es lo que era. Pero, de una u otra manera, y aunque no a todos por igual, les echo de menos. A la vista y consideración de la cantidad de amigos y conocidos que se me han ido en estos veinticinco años, no puedo por menos que sentirme un auténtico superviviente. Y pensando en el egoísta disfrute de mis nietos… ¡pues que sea por muchos años! Amén.
En Granada, a 3 de mayo de 2017, Día de la Cruz.
ADDENDA (creo que obligada):
Además de “viejo” (que así es cómo nos adjetiva la UNESCO a los que ya no cumpliremos los 70), tampoco nunca me tuve por omnisciente. Por tanto, es posible que haya cometido algún fallo (nombres, datos, fechas…) a lo largo del relato. Pero ahí están ustedes, amigas y amigos, para hacérmelo notar. Muchas gracias de antemano. (fgilabertgranero@gmail.com).
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