Los Lenguajes Artisticos en La Actual Sociedad de Control! Coco Bedoya

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los artistas pueden opinar sobre lo social sin recurrir a ser pensados por las humanidades

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Los lenguajes artsticos en la actual sociedad de control! Por coco bedoya

Ciertamente, la mercanca es anterior al capitalismo, pero tambin, ciertamente, el arte es muy anterior a la mercanca. De hecho, es bajo el capitalismo que los bienes artsticos devienen mercanca y se genera una industria de su produccin y distribucin.El mecanismo de produccin del arte es artesanal: produce objetos nicos. Incluso en el cine, nico arte nacido ya como industria, las historias y la actuacin no pueden producirse industrialmente ni tampoco la direccin flmica. La industria cinematogrfica, en cambio, produce pelculas "copy paste", en las que hay dilogos enteros, escenas enteras copiadas de otras. Un "arte" realizado por "obreros" de la cultura superexplotados por un sistema industrial.Este sistema es intrnsecamente contradictorio: por un lado, en su afn de vender y ganar ms, debe reproducir masivamente la obra de arte, lo que lleva a su democratizacin; por otro, son los capitalistas los que deciden qu se reproduce y se vende, es decir, es profundamente censor. Esta contradiccin se sintetiza de manera reaccionaria y profundamente capitalista: la obra de arte que ms se vende es la considerada mejor, verdaderamente artstica, y promocionada como tal. Este concepto de supuesto arte "popular" lleva a creer que la mera imitacin de las obras ms vendidas es la produccin de arte con maysculas.La industria cultural liquida el valor simblico del arte al equipararlo a cualquier otra mercanca. Un ejemplo paradigmtico lo dio la inauguracin del centro cultural Louis Vuitton, que posee una gran sala de exposiciones de obras de arte junto a la cual, separada por un delgado tabique, se ubica otra sala donde se exponen las carteras de la marca sobre pedestales. Es lo que denuncia el mingitorio de Marcel Duchamp, ya en 1917.(tuvo los recursos ,y esa es una condicin de la practica)Las industrias culturales se dedican a producir "arte" como una fbrica de chorizos (msica con los mismos arreglos musicales, literatura que debe contener determinados elementos, obras teatrales como el teatro de revistas, etc.). La concepcin del arte como entretenimiento es la ideologa de la industria cultural, y su tica se basa en el principio que gua a cualquier industria capitalista: la obtencin de la mayor ganancia posible. Todo esto, sostenido por medios de comunicacin que promocionan segn el inters de la industria: los principales espacios de los suplementos culturales, de la radio y de la televisin se venden como una mercanca ms. La crtica de arte es la necesidad de la industria de tener un sistema de legitimacin. El arte no puede ser producido como una industria. La intencin de industrializar las ideas lleva inexorablemente al fascismo.Efectivamente, "nuestra meta supone superar la produccin mercantil cuando los trabajadores estn en condiciones de apropiarse ntegramente de las condiciones de esa produccin masiva, moderna, altamente tecnificada, con las mejores herramientas para el trabajo colectivo". Pero que esa produccin no implique escribir novelas como si fueran latas de tomates ni msica como chorizos y, en cambio, se den las condiciones para que las personas, liberadas de la alienacin del trabajo capitalista, tengan el tiempo de ocio necesario para dedicarse a una actividad creadora.En respuesta al artculo "Cultura, mercanca e industrias culturales", de Pablo Rieznik (Prensa Obrera N 1.370, 2/7)Cultura, mercanca e industrias culturales

La cultura en la sociedad actual es una mercanca. La mercanca es una forma social del producto del trabajo, propia de un modo de producir donde priman los productores privados independientes que se vinculan entre s a travs de lo que producen. La mercanca es anterior al capitalismo; en l, su circulacin toma un carcter universal. Desde tiempos remotos la mercanca es el medio por el cual se vincularon los pueblos primitivos: comercian entre s, quiebran el aislamiento, se convocan a una relacin recurrente. Ese comercio, los puertos, la mercanca, constituyeron por los siglos de los siglos la va del desarrollo de la cultura humana y del desarrollo de su fuerza productiva.La mercanca, por lo tanto, es un medio que acompaa el despliegue civilizatorio del hombre. El hombre se socializa por medio de las cosas, superando una larga etapa previa de su existencia en la cual su precaria socializacin era inmediata, directa, probablemente tribal en su forma, reflejando un primitivismo productivo muy elemental.El capital no solamente extrema la circulacin de mercancas; convierte la fuerza de trabajo en mercanca y su explotacin en una fuente inaudita de progreso social. Y, por supuesto, en fuente tambin de una miseria social creciente. Esta contradiccin del capitalismo es insuperable y en su decadencia histrica amenaza con demoler la civilizacin que supo crear con la labor colectiva de la masas explotadas en su etapa de ascenso.El capitalismo no slo universaliz la produccin mercantil. La arranc de su universo limitado y artesanal: cre la industria urbana moderna, someti la educacin, la investigacin, la ciencia y la cultura en general a las condiciones de una produccin industrial masiva. Por los recursos involucrados, por la concentracin masiva de hombres y mujeres en tal quehacer, por el aprovechamiento de instrumentos de comunicacin e informticos, programas y softwares que hacen de la produccin cultural una industria colosal.De modo que la condena genrica de la cultura como una mercanca y de las industrias culturales no es correcta. Parece limitarse a la mera reivindicacin de un creador, docente, msico o artista como puro productor cultural individual frente a la empresa capitalista y la produccin social. La crtica, cuando se extralimita en la impugnacin genrica de la industria cultural, sugiere que lo que importa en el mbito de los creadores es respetar el principio de que "small is beautiful", slo "lo pequeo es hermoso".Es como socialistas que defendemos al artista que trabaja en la cultura de la expoliacin, que implica someterlo a la separacin de sus medios de trabajo. Defendemos sus reclamos y denunciamos la imposicin de tendencias, gustos, modas, guiada por el norte del lucro extraordinario.Nuestra meta supone superar la produccin mercantil cuando los productores trabajadores estn en condiciones de apropiarse ntegramente de las condiciones de esa produccin masiva, moderna, altamente tecnificada, con las mejores herramientas para el trabajo colectivo. La produccin cultural, an con sus especificidades, no escapa a esta determinacin. Pasaremos entonces de una socializacin humana mutilada por la explotacin, y del vnculo entre los hombres por medio de las cosas que se venden y compran, a una sociabilizacin directa y superior mediante una relacin directa entre los hombres productores, conscientes de la obra que culmina el desarrollo de relaciones sociales durante siglos, mercanca e industria mediante.El caso Katchadjian, la industria cultural y la libertad en el arte

El pasado 18 de junio, el escritor Pablo Katchadjian fue procesado por el juez Guillermo Carvajal por el delito de defraudacin a la propiedad intelectual, que prev una pena de hasta seis aos de prisin. El autor, que ya haba sido sobresedo en primera instancia, es acusado por Mara Kodama -viuda de Borges- de "plagiar" el cuento El Aleph.Katchadjian, a travs de su pequea editorial Imprenta Argentina de Poesa, public en 2009 El Aleph Engordado (200 ejemplares), donde interviene el cuento original al que le agrega 5.600 palabras a las aproximadamente 4.000 mil originales. En el mismo texto aclara: "El texto de Borges est intacto pero totalmente cruzado por el mo".El escritor fue querellado por Kodama en 2011. En un primer momento, la Justicia sobresey al escritor considerando que lo hecho "no pudo haber sido encuadrado en ningn tipo penal" (InfoJus, 17/9/14). El abogado de Kodama apel y el caso lleg a Casacin, que, en septiembre del ao pasado, decret que hubo "plagio" y orden que el proceso contine.Para los jueces, Katchadjian "ha modificado el texto original" de la obra de Borges, y se "ha transcripto la obra de Borges en su totalidad, o parte sustancial, excediendo el lmite de mil palabras" que establece el artculo 10 de ley de propiedad intelectual. Finalmente, el juez Carvajal cit en indagatoria a Katchadjian, lo que deriv en el procesamiento sin prisin preventiva y le trab un embargo sobre los bienes del escritor hasta cubrir la suma de 80.000 pesos (La Nacin, 19/6). El escritor apel el procesamiento y ahora debe resolver la Cmara de Apelaciones.La denuncia de Kodama no slo ataca una iniciativa de carcter experimental y conceptual por parte de Katchadjian, sino que plantea desconocer la historia de la vanguardia artstica en el siglo XX. La obra conceptual consiste en un "gesto" de propuesta al mundo del arte. En ese tipo de obras, dice el terico Genette, no es ni el objeto propuesto en s mismo ni el acto de propuesta, sino el concepto de ese acto.En estas obras prima el carcter crtico, paradjico y provocativo. All, como ejemplo, est la obra "LHOOQ" de Marcel Duchamp: una provocadora intervencin sobre La Gioconda de Leonardo Da Vinci, donde le pinta barba y bigotes al rostro de la famosa pintura y le pone una firma.Esta obra es de 1919 y es parte de lo que Duchamp defini como los ready-mades, inaugurados con el mingitorio ("La Fuente") que el propio artista francs present como obra de arte, en un museo, dos aos antes. Se trataron de obras enmarcadas en el dadasmo, un movimiento nacido como respuesta al proceso de demolicin general provocado por la primera guerra mundial, y que prolog a las vanguardias del siglo XX como el surrealismo y el conceptualismo, que tomaron forma en el espritu revolucionario de esos periodos (PO, 3/4/14).El compositor italiano Luciano Berio, para citar otro ejemplo, tiene una pieza llamada Thema (Omaggio a Joyce), de 1958, que se basa en la lectura de partes de la novela Ulises, de Joyce, donde realiza collage sonoros incorporando fragmentos aislados del libro, cortados y mezclados. Es decir, tal como en el caso de El Aleph Engordado, se toman partes de la obra original para producir un nuevo sentido. O, bajo otro formato, el cuento Help a l, del escritor argentino Fogwill, donde reescribe la trama de El Aleph.El caso Katchadjian pone de manifiesto que la propiedad intelectual no le pertenece al autor, sino a la editorial que adquiere los derechos, en este caso bajo el contrato firmado con la heredera de Borges. De este modo, lo que estn defendiendo las partes son esos intereses capitalistas. As, en la ley 11.723, bajo la cual se amparan los denunciantes, est contenido que el derecho a la propiedad intelectual pisotee el derecho a la creacin.Los derechos de autor, bajo este rgimen, se convierten en una mercanca ms que es apropiada por la industria editorial, reprimiendo as el acceso al arte y la cultura. En ese sentido, cualquier defensa al escritor desde los sectores de la cultura del kirchnerismo se volvera insustancial sin una denuncia del desenvolvimiento del negocio cultural que ha caracterizado a la "dcada ganada".Por esto, hay que rechazar este nuevo avance contra Pablo Katchadjian, denunciar la profundizacin de la industria cultural y respaldar el derecho a la total libertad para la creacin artstica.