Manuel Belgrano Un héroe, un prócer, una bandera…

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Manuel Belgrano

Un héroe, un prócer, una bandera…

Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano

• Nació en Buenos Aires el 30 de junio de 1770.

• Su padre, Domenico, era de origen italiano, mientras que su madre, María Josefa González Casero, era oriunda de Santiago del Estero.

Realiza sus primeros estudios en el Colegio de San Carlos. En 1787

estudia Leyes en Salamanca, España.

El jóven argentino se vio envuelto por las ideas iluministas que surgieron de la Revolución Francesa.

"Se apoderaron de mí las ideas de libertad, igualdad, seguridad, propiedad, y sólo veía tiranos en los que se oponían a que el hombre, fuese donde fuese, no disfrutase de unos derechos que Dios y la naturaleza le había concedido, y aun las mismas sociedades habían acordado en su establecimiento directa o indirectamente."

Regreso a Buenos AiresFue nombrado Secretario

"Perpetuo" del Consulado de Comercio de Buenos Aires el 2 de junio del 1794, y pocos meses después regresó a Buenos Aires.

Año tras año presentó informes con propuestas influenciadas por el librecambismo que, en general, fueron rechazadas por los vocales.

"El comerciante debe tener libertad para comprar donde más le acomode, y es natural que lo haga donde se le proporcione el género más barato para poder reportar más utilidad".

Hay muchos ‘Belgranos’ además de este que conocemos, y sobre los que la historia oficial poco nos ha contado.

Belgrano Periodista

Hombres como Belgrano, que se habían formado en Europa y volvían a América transformados, necesitaban un canal de expresión y el periódico cumplió con ese rol.

“Fui feliz con el periodismo, adoré esa especie de profesión que para mí fue la verdadera. Mucho más que abogado, mejor que cónsul y desde luego más allá de general. Fui periodista y educador”

Belgrano Economista

Belgrano fue uno de los principales pensadores del continente en considerar a la economía como parte intrínseca del desarrollo cultural, y es un impulsor de la economía de libre mercado.

“ La agricultura y la industria son su esencia; su unión es tal, que si la una pesa más que la otra, ella viene a destruirse a sí misma. Los frutos de la tierra sin la industria no tendrán valor, si la agricultura se descuida los conductos del comercio quedan atajados.”

Belgrano Educador

Desde su cargo de secretario del Consulado de Comercio de Buenos Aires, Manuel Belgrano buscó concretar proyectos vinculados a lo educativo, que incluyeron la instrucción de las mujeres y escuelas gratuitas para todos para lograr un progreso social.

Belgrano donó el dinero que el Estado le había otorgado por las victorias de Tucumán y Salta para la construcción de escuelas en las ciudades de Tarija (Bolivia), Jujuy, Salta, Santiago del Estero y San Miguel de Tucumán

“Sin enseñanza no hay adelantamiento y he clamado siempre por la escuela como medio para la prosperidad del estado.”

Belgrano Político

Desde que Belgrano ingresó al Consulado de Comercio de Buenos Aires para trabajar como secretario de Comercio, se interesó especialmente por la economía política y el derecho público.

Sus ideas se fueron ampliando, al tiempo que asimila las posiciones surgidas durante la Revolución Francesa.

Belgrano Militar

Desde mayo de 1810 hasta enero de 1814, la actividad de Belgrano se concentra en la guerra.

“ Sirvo a la Patria sin otro objeto que el de verla constituida, y es el premio al que aspiro.”

El primer gobierno patrio le encargó varias campañas destinadas a expandir la Revolución y contener a los realistas.

A diferencia de San Martín, Belgrano aprendió a medida que enfrentaba a los enemigos de su patria.

El Éxodo Jujeño

En agosto de 1812 se produce la invasión del ejército español, compuesto de 3.000 hombres, a las órdenes del general Pío Tristán.

El 23 de agosto de 1812, lanza Belgrano su famosa proclama a los pueblos del norte:

"Desde que puse el pie en vuestro suelo

para hacerme cargo de vuestra defensa, os he hablado con verdad... Llegó pues la época en que manifestéis vuestro heroísmo y de que vengáis a reuniros al ejército de mi mando, si como aseguráis queréis ser libres . . . ". 

La gente debía llevarse todo lo que podía ser transportado en carretas, mulas y en caballos. Y así lo hizo.

Los pobladores siguieron a Belgrano cargando muebles, enseres y arreando el ganado en tropel.

Las llamas habían devorado las cosechas y en las calles de la ciudad ardían aquellos objetos que no pudieron ser transportados. Todo era desolación y desierto.

La creación de la bandera

A mediados de febrero de 1812, Manuel Belgrano se dirigió por nota a los miembros del Triunvirato, sugiriéndoles que establecieran la escarapela nacional que debían utilizar las tropas. Le respondieron que la escarapela debía ser de dos colores, blanco y azul celeste.

El 27 de febrero de 1812, Belgrano presentó a sus tropas una bandera formada con dos paños, uno blanco –del lado del asta- y otro celeste. Mientras flameaba la bandera, arengó a sus soldados diciendo que: “… la América del Sud será el templo de la Independencia y de la Libertad…”

Patriota sin límitesLos miembros del Triunvirato desautorizaron el

acto de Belgrano porque comprometía la política prudente que el Ejecutivo sostenía respecto a la declaración de la independencia del país.

Desconociendo la oposición del gobierno, Belgrano marchó al norte con sus tropas y se hizo cargo del ejército. El 25 de mayo de 1812, aniversario de la Revolución, hizo bendecir y jurar en Jujuy la bandera celeste y blanca.

Será el Congreso de Tucumán quien apruebe oficialmente en 1816 el pabellón nacional.

Ante las críticas que recibía de Buenos Aires, Belgrano dijo:

“Siempre se divierten los que están lejos de las balas y no ven la sangre de sus hermanos, ni oyen las ayes de los infelices heridos; también son esos mismos los que critican las determinaciones de los jefes”

El fin de un héroe

El gobierno jamás le contestó la carta de Belgrano donde pedía que se le retribuyan sus sueldos, teniendo que pagarle a su médico con lo último que le quedaba, su reloj.

Poco antes de morir, en un momento de lucidez dijo:

"Pensaba en la eternidad donde voy y en la tierra querida que dejo. Espero que los buenos ciudadanos trabajarán para remediar sus desgracias" 

El 20 de junio, a las 7 de la mañana, ocupado todavía su pensamiento sobre por la tierra argentina a la que amó con toda la potencia de su ser, murió el ilustre general MANUEL BELGRANO.

Amortajado según su deseo con el albo hábito dominico, fue enterrado a la entrada de la Iglesia de Santo Domingo por un núcleo reducido de parientes y de amigos.

Un solo periódico dio la noticia, "El despertador teofilantrópico" de fray Francisco Castañeda.