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Monografía Curso de Capacitación Docente
en Neurociencias
Alumna: Sandra Patricia Gomez
www.asociacioneducar.com
Mail: informacion@asociacioneducar.com Facebook: www.facebook.com/NeurocienciasAsociacionEducar
“LA APLICACIÓN DE LA NEUROCIENCIA EN ALUMNOS CON DISCAPACIDAD INTELECTUAL
ASOCIADO A DIFICULTADES Y/O TRASTORNOS DE LA CONDUCTA”
INTRUDUCCIÓN:
Es muy frecuente escuchar que una determinada persona actuó de manera emocional
o por el contrario lo hizo de forma cerebral. Estas afirmaciones tienen su base científica. En
efecto, para las neurociencias el comportamiento humano es el resultado de la integración de
dos aspectos fundamentales, lo emocional y lo racional.
“La inteligencia emocional es la capacidad para reconocer sentimientos propios y
ajenos, y la habilidad de controlar nuestras propias emociones e impulsos para adecuarlos a
un objetivo.”. Etimológicamente, la palabra conducta proviene del latín que significa
"conducida o guiada", es decir, que todas las manifestaciones que se comprenden dentro de sí
suponen que son conducidas por algo que bien pudiera ser interno o externo.
Por su parte, el comportamiento ha adquirido un significado que demuestra un mayor
compromiso por parte del sujeto y esto está relacionado con la etimología de la palabra,
también proveniente del latín, que significa "comportare", es decir, comprometerse. Es
común que ambos se utilicen como sinónimos, pero es conveniente diferenciar estos términos
ya que la conducta correspondería a las acciones observables de los individuos, en tanto que
el comportamiento involucraría tanto lo observable como los procesos mentales subyacentes
a la acción, (2011,Dr. Vestfrid M).
Considerar para la comprensión de su funcionamiento la integridad de la UCCM, como
base para interpretar el comportamiento de nuestros alumnos puede incidir no solo en
optimizar las prácticas educativas sino la calidad de vida de los alumnos y los nuestros en
general.
Los alumnos con discapacidad intelectual de acuerdo a la definición de retraso mental
propuesta por la AARM en 2002 plantea que: “El retraso mental es un discapacidad
caracterizada por limitaciones significativas en el funcionamiento intelectual y la conducta
adaptativa tal como se ha manifestado en habilidades prácticas, sociales y conceptuales. Esta
discapacidad comienza antes de los 18 años. (Luckasson y cols, 2002, p: 8).
Actualmente el cambio de terminología de retraso mental por el de discapacidad, se
deriva de abandonar el carácter peyorativo del significado del mismo, que se corresponde al
antiguo modelo del déficit, quien considera a las personas con discapacidad como una
categoría diagnóstica, en donde lo que se destaca es la perspectiva psicopatológica.
Es cada vez más frecuente observar que a la discapacidad se asocian trastornos de la
conducta es decir que, es lo observable pero que se corresponde a dificultades para controlar
las emociones, por lo que la aplicación de conceptos de la neurociencia pueden contribuir a
promover nuevos enfoques desde la Educación Especial.
NEUROCIENCIAS y NEUROPLASTICIDAD CEREBRAL:
Las Neurociencias estudian el sistema nervioso desde un punto de vista
multidisciplinario, esto es mediante el aporte de disciplinas diversas como la Biología, la
Química, la Física, la Electrofisiología, la Genética, la Psicología, la Antropología Filosófica, la
Epistemología genética, la Paleoneurobiología, la Neuropaleontología, la Gnoseología, la
Ontología, la Informática, la Farmacología, la Historia de las Ideas, etc. Y por supuesto la
Filosofía, que permite a las neurociencias encuadrar y conceptualizar lo que están haciendo;
hoy sería absurdo creer que alguna ciencia se reduce a contemplación o experimento
ingenuo, sin ninguna filosofía. Todas estas aproximaciones, dentro de una nueva concepción
de la mente humana, son necesarias para comprender el origen de las funciones nerviosas,
particularmente aquellas más sofisticadas como las que sirven al pensamiento, resultan en
emociones y coordinan los comportamientos.
En este contexto el concepto de Neuroplasticidad cerebral o neuromodelación hace
referencia a la variabilidad del tamaño y el tipo de redes hebbianas acumuladas en el cerebro
a lo largo del tiempo. Se pueden reconocer dos tipos de Neuroplasticidad: la positiva y la
negativa. Dichos conceptos son muy útiles para la Educación Especial, ya que brinda la
posibilidad de pensar en la estimulación nuevas conexiones nerviosas, a lo largo de toda la
vida, en respuesta a la información nueva, a la estimulación sensorial, al desarrollo, a la
disfunción o al daño. La neuroplasticidad es conocida como la “renovación del cableado
cerebral”. Recordemos también que el desarrollo neurológico es crítico durante los primeros
años de vida, por ejemplo está demostrado que si a un cachorro de gato, se le impide usar
uno de sus ojos durante un periodo corto de tiempo, nunca desarrollará una visión normal en
ese ojo.
Elkhonon Goldberg, Neurólogo de la Universidad de Nueva York, Director del Instituto
de Neuropsicología y Funcionamiento Cognitivo y discípulo de Alexander Luria, explica la
neuroplasticidad así: "Durante muchos años, se creyó que a partir de cierta edad la dotación
de neuronas no se renovaba. Las últimas investigaciones científicas demuestran que la
actividad mental modifica el cerebro y nos conduce a lo que conocemos como “Sabiduría”.
Estos últimos descubrimientos se inscriben en lo que se denomina neuroplasticidad”.
Recordemos que: Los seres humanos podemos crear nuevas neuronas a lo largo de toda la
vida. El esfuerzo para conectar nuevas neuronas puede incrementarse mediante el esfuerzo
mental. Los efectos son específicos: dependiendo de la naturaleza de la actividad mental, las
neuronas nuevas se multiplican con especial intensidad en distintas zonas cerebrales. Las
nuevas neuronas van a parar a las zonas del cerebro que más usamos: esto es lo que se
denomina neuroplasticidad. La actividad puede moldear la mente. La corriente científica
dominante respalda la afirmación de que la vida mental intensa desempeña un papel esencial
en el bienestar cognitivo en las etapas avanzadas de la vida.
La investigación actual sugiere que la neuroplasticidad puede ser clave para el
desarrollo de muchos tratamientos nuevos y más eficaces para el daño cerebral, ya sea como
resultado de una lesión traumática, un accidente cerebrovascular (ACV), el deterioro cognitivo
relacionado con la edad, o cualquier enfermedad degenerativa (Alzheimer, Parkinson…)
incluso en caso de parálisis cerebral.
La neuroplasticidad no sólo ofrece esperanza a las personas que sufren de
discapacidades cognitivas, tales como el TDAH, la dislexia, etc… sino que da lugar a
importantes avances en el tratamiento de la depresión, la anorexia y otros trastornos
conductuales y emocionales.
Estos nuevos conceptos influyen decididamente en el enfoque y/o tratamientos de
las personas con discapacidad.
Aprendizaje e Inteligencia Emocional:
En las dos últimas décadas, los secretos del cerebro han comenzado a ser develados
gracias a la fértil asociación entre las ciencias del cerebro y la tecnología, especialmente la
informática al servicio de la neuroimagenología y la biología molecular; el creciente cuerpo de
conocimientos acerca del desarrollo e involución cerebral, de su biología, de sus funciones y
disfunciones, ha permitido ampliar el campo de las neurociencias a ámbitos como la
psicopatología, la nutrición, la neonatología y la educación infantil. El cerebro humano es un
sistema estructural y funcional diseñado para recibir información, integrarla de modo flexible
y creativo y elaborar conductas destinadas a la adaptación. Para ello, está configurado en
forma de módulos funcionales altamente dinámicos, constituidos por células interconectadas
que realizan una sofisticada mensajería química y física dentro del cerebro y con el resto del
organismo.
Cualquier variación en las conexiones sinápticas que produzcan cambios en el
pensamiento y comportamiento, que puedan generarse a través de la información teórica
las prácticas o las experiencias de vida. Se puede distinguir un aprendizaje implícito,
automático en donde la atención selectiva o no selectiva, es inconsciente y otro aprendizaje,
explicito, voluntario en donde la atención selectiva es sostenida y consciente.
Es decir que el aprendizaje es el
mecanismo por el cual los organismos
pueden adaptarse a un medio cambiante,
se refiere al proceso de adaptación del
comportamiento a la experiencia y la
memoria, se refiere a los registros que
subyacen en esta adaptación.
Se distinguen el Ejecutivo
Emocional y el Cognitivo Ejecutivo: dirigido
a lo emocional mundo interior
“inteligencia intrapersonal, Inteligencia Interpersonal”, y el Intelectual, dirigido al mundo
exterior.
La Neurociencia ha comprobado que nuestras emociones esculpen nuestra corteza
cerebral. La capacidad del ser humano para controlar ciertas emociones pueden facilitar los
procesos de aprendizaje y cognición.
En este marco la meta de la educación es reflexionar sobre las emociones en los
procesos de aprendizaje, y considerar las etapas del aprendizaje con el objetivo de
comprender las diferentes circunstancias con las que el otro deberá enfrentarse durante dicho
proceso.
El cerebro emocional o también llamado sistema límbico, está formado por varias
estructuras que se relacionan con respuestas fisiológicas ante estímulos emocionales.
El cerebro está sumamente relacionado con la memoria, las emociones, la atención y
el aprendizaje. Si bien las divisiones no son claras se pueden destacar estructuras como
tálamo, hipocampo, amígdala cerebral, núcleo accumbens y áreas de lóbulos pre frontales.
Relación entre aprendizaje y Memoria:
Actualmente los estudios neurocientíficos nos muestran que el proceso de aprendizaje
no solamente supone un cambio en el individuo a nivel comportamental, sino también
suponen cambios a nivel cognitivo y a nivel anatomo-fisiológico del sistema nervioso.
El concepto de neuroplasticidad es la que sustenta la nueva visión de que el sistema
nervioso se encuentra en constantes modificaciones dinámicas en sus propiedades, en
respuesta a cambios en su ambiente. Esta noción es fundamental hoy en día para comprender
las extraordinarias propiedades del sistema nervioso, el cual también nos permite
comprender procesos, aparentemente disímiles, como el de aprendizaje y la recuperación de
funciones tras una lesión. De acuerdo con el concepto de neuroplasticidad, el sistema
nervioso es un producto nunca terminado, es el resultado, siempre cambiante y cambiable, de
la interacción de factores genéticos y epigenéticos (Clarke y cols., 2010).
Por otro lado, el aprendizaje y la memoria no son procesos puntuales que ocurren en
un sitio cerebral determinado, sino que, son estados funcionales para los que se requiere la
participación de numerosas estructuras nerviosas y la correcta activación temporal entre ellas.
Por ello, el aprendizaje depende del estado motivacional y emocional del individuo que
aprende, del grado de atención, de sus conocimientos y habilidades previas, de sus receptores
sensoriales, así como del estado de sus músculos, en el caso de que se trate de aprendizaje
motor. Además, la memoria, y en consecuencia el aprendizaje, es una de las capacidades
intelectuales que requiere del correcto funcionamiento de varias áreas del cerebro, en parte
debido a la variedad de conceptos y actos motores a recordar, así como la relación entre ellos.
La experiencia personal refuerza la idea de que no se recuerda con la misma intensidad, por
ejemplo nombres, caras, lugares, etc. Asimismo, aprender y memorizar también requiere de la
maduración de las estructuras nerviosas. De hecho, el niño va adquiriendo nuevas habilidades
a medida que su cerebro se lo permite. Las áreas del sistema nervioso relacionadas con el
movimiento son las primeras en consolidarse, por lo que es más fácil aprender
comportamientos motores, como nadar o ir en bicicleta, y también recordarlos a lo largo de la
vida ( Gruart, 2008).
El aprendizaje es la capacidad de cambiar la conducta como fruto de la experiencia,
permitiendo que un individuo se adapte a nuevas situaciones ambientales y sociales. Así
también, aprendizaje se denomina al hecho de que la experiencia produce cambios en el
sistema nervioso que pueden ser duraderos y se manifiestan en el comportamiento de los
organismos. La memoria, un fenómeno generalmente inferido a partir de esos cambios, da a
nuestras vidas un sentido de continuidad. (Morgado, 2005). En conclusión se diría que el
aprendizaje es un cambio relativamente permanente en la capacidad de realizar una conducta
especifica como consecuencia de la experiencia (Klein, 2003).
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