NACIÓN Y ANARQUISMO. Ekintza Zuzena. Número 38

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    Nmero 38. zenbakia

    NACIN Y ANARQUISMO

    Notas para una discusin ms all de las caricaturasViernes 24 de febrero de 2012

    URL:http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543

    El anarquista lo examina y considera todo, acepta o renuncia, segn que las ideas propuestas estn

    de acuerdo o no con su concepcin de la vida o sus aspiraciones individuales. En fin, todos los

    hombres se conforman con ser determinados por su medio y, en cambio, el anarquista se esfuerza,

    bajo las reservas inevitables de orden fsico, en determinarse por s mismo. (mile Armand)

    Unir nacin y anarquismo en una discusin resulta ser un ejercicio conceptual interesante, ahora, perohacerlos converger en un proyecto comn de transformacin revolucionaria, es todo un desafo. A pesar delos avances y de los intentos de varios compaeros por compartir esta reflexin resulta evidente que lamisma no ha sido mayormente considerada por el conjunto del heterogneo movimiento anarquista. Por lomenos no en una dimensin que supere los numerosos lugares comunes que existen y que han impedidollevar adelante una problematizacin superior. No obstante, se avanza. As por ejemplo hoy es posibleafirmar sin mayores miramientos que nacin no es sinnimo de nacin-Estado. Y lo destaco porque uno delos ms recurrentes errores de los anarquistas cuando tratan el tema es simplificar el asunto, quedndose

    con la idea de que son cuestiones homlogas, negando con ello la oportunidad de avanzar un poco ms allde la peligrosa caricaturizacin. Esto ltimo es slo una prueba de que en verdad el lugar de la discusinentre nacin y anarquismo, fuera de los lmites sealados arriba, ha sido constantemente dejado de lado.Cuestin que a mi juicio no obedece a mala fe u omisin deliberada, sino simplemente a que para la mayorade los anarquistas la nacin no ha sido considerada como un elemento necesario en la construccin de unasociedad sin autoridad. De hecho, quienes casi exclusivamente se han ocupado del asunto -ms all de lasimplificacin- han sido precisamente aquellos compaeros, minora en nmero, que interpretan a la nacincomo una herramienta til a las luchas por la libertad y en contra del Estado. Situacin que es posible devislumbrar en los conflictos sostenidos por las regiones sojuzgadas cultural y polticamente por otras, comolos vascos frente a Espaa, los mapuches frente a Chile, las colonias frente a los imperios en las dcadas

    pasadas, por citar algunos ejemplos cercanos. Y como la nacin antes que ser un elemento de resistencia hasido generalmente identificada con el Estado y su dominacin, para la mayora de los anarquistas no haexistido la necesidad de unir ambos conceptos y, tal vez por lo mismo, no se ha teorizado mucho al respecto.Por ello toda la reflexin que se ha dado y se dar al respecto nos habla de la buena salud de un movimientocomo el anarquista, abierto a la autocrtica y exento de sistemas cerrados de ideas y dogmas eternos [1].

    Pero para ir aterrizando este texto, huelga sealar que las palabras que siguen no se orientan a unirarmnicamente el anarquismo con la nacin, pues honestamente desconfo de esta ltima aunque seaentendida como una motivacin de resistencia antiautoritaria. Antes que nada, me interesa extender unpoco ms la reflexin, sintetizando algunas respuestas que el anarquismo ha dado, problematizndolas yviendo si es o no posible una comn salida que no implique preventas de libertad. Comenzaremos dando unarevisin de los conceptos de nacin y nacionalismo, luego examinaremos a las naciones sin Estado comocanalizadoras de resistencias para luego exponer algunas de nuestras sospechas sobre ellas. A continuacinharemos una lectura a ciertas respuestas que hasta ahora han presentado los anarquistas a la cuestinnacional y finalmente, esbozaremos nuestra propuesta que, ms que conclusin, no pasa de una preguntaabierta que espero sea de algn modo til al debate colectivo.

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    I.- Naciones

    La nacin, segn Benedict Anderson, uno de sus ms citados estudiosos, es una comunidad imaginada endonde los miembros, an sin conocerse, se sienten parte de un colectivo humano con una cultura, unterritorio, una soberana y una organizacin poltica en comn [2]. Esta entidad es producto del procesohistrico identificado como modernidad (capitalismo en lo econmico, industrializacin en lo productivo,urbanizacin en lo demogrfico, democracia en lo poltico, masivo en lo cultural) puesto que solo a partir deella su existencia es posible. Gracias a la agilizacin de las comunicaciones, del transporte, la educacin y de

    la cultura impresa, entre otros fenmenos modernos, las particularidades de la nacin (las que seestablecen como tal) pueden distribuirse ms o menos uniformemente dentro de una comunidad y unir a susmiembros en ella. Esta homogenizacin nacional se dara, segn Anderson, en un tiempo ms o menossimultneo (tiempo vaco), situacin que el escaso desarrollo de las comunicaciones en el pasado habaimposibilitado y por lo mismo el nacionalismo tena que ser, si o si, un fenmeno moderno [3].

    A esta definicin tendramos que agregar que dichas particularidades nacionales son pautadas e impuestaspor una red de poderes ms o menos centrales identificables generalmente con las estructuras estatales, yaque si bien existen rasgos culturales reales que pueden caracterizar a una comunidad nacional exentos deimposicin explcitamente coercitiva (lenguaje, por ejemplo), estos no son elegidos libremente por los

    habitantes de aquella regin geogrfica. O son impuestos por la tradicin de la comunidad en la quenacemos, o por el Estado en el que dicha colectividad est inserta. Familiar o estatal, con amor o sin l, lasidentidades nacionales se nos imponen. Todos nacemos en diversos ambientes cosmognicos, en esesentido, quizs no sea absurdo afirmar que todos nacemos con una patria. Una patria impuesta por el azar.

    En poder del Estado se hallara en primera y predominante instancia, la facultad de caracterizar la nacin ensu sentido ms tradicional. Simplificando su forma de actuar: ste creara legalmente una gran unidadidentitaria, con una tradicin, territorio, folclor, etctera, en comn. Cuando la extensin geogrfica y ladiversidad cultural son ms extensas, el Estado incluye varias identidades particulares en un solo cuerpo,cooptando y sujetando las diferencias en su pretendida armona nacional. Un ejemplo paradigmtico lo

    conforman los pueblos indgenas que perviven, ya sea resistiendo o ya domesticados, en los Estadossudamericanos. El Estado y la sociedad crean ciertos estereotipos de cada identidad particular, los mezclanen la unidad de la nacin hegemnica, y luego lo imponen por medio de la escuela, la prensa, lainstitucionalidad, el servicio militar, etctera, a todo quien viva dentro de las fronteras estatales. Comosabemos, el espacio de coaccin cultural por excelencia es la escuela. All la historia se cuenta y se absorbellena de hroes, gloriosa, intacta, sin tacha. Se inventa e impone una historia comn donde no la hay [4].

    Ahora bien y continuando con la exposicin, me parece importante destacar la revisin que el historiadorindio Partha Chatterjje hizo de lo propuesto en el ya clsico libro de Anderson. Para l, la nacin se construyeen un tiempo heterogneo y discontinuo (el tiempo vaco es la utopa del capitalismo). Esto, pues cadaindividuo y mediante diferencias de gnero, experiencias, comunidad tnica, religin, clase, entre otrassituaciones, se genera una visin distinta de lo que puede significar la nacin [5]. A nuestro juicio, al centrarsu anlisis en el hombre antes que en la nacin como idea, Chaterjee advierte la imposibilidad de que cadaindividuo, en caso de sentirse parte de una identidad cultural con fronteras estatales, crea y sienta sobre ella,lo mismo que cualquier otro.

    Continuemos. De que la nacin que prima en un Estado la mayora de las veces es impuesta coercitivamentea los individuos y comunidades particulares, es difcil dudar. Pero hay que tener cuidado pues no siempre esla violencia la que hace que un hombre ame a su patria [6]. Y sera bueno estudiar ms a fondo ese aspecto,el de las adhesiones voluntarias, tema que sin duda, amerita un necesario anlisis aparte. Pero paralela a esasimpata natural e irreflexiva que puede surgir por ejemplo con el entorno geogrfico y familiar, existe

    una ideologizacin nacional obligatoria que proviene del Estado [7]. Como aquella construccin forzosa dela nacin ha sido la ms atacada por los anarquistas a lo largo de su historia, no profundizaremos alrespecto [8].

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    Decamos que el Estado impone su nacin a quienes conviven en sus tierras. Como es de prever, esoinevitablemente conlleva la tensin interna de las otras identidades que buscan su espacio de libertad yautnomo desarrollo cultural. Muestra de aquello son los conflictos tnicos que se han sucedido en el mundohasta la actualidad, de los cuales ni la vieja Europa se libra. Los vascos en Espaa, como los mapuche en Chileson un vivo ejemplo de cuando algunas culturas distintas a las oficiales se debaten entre la resistencia y laasimilacin, entre el duelo y la domesticacin.

    II.- Nacionalismos

    Si la nacin vendra a ser principalmente una construccin cultural, el nacionalismo es la ideologa que seencarga de velar por la difusin y el respeto de los valores y caracteres que la conforman (historia, lengua,tradicin, etc.) Pero existen distintos tipos de nacionalismos (econmicos, religiosos, culturales, etctera),siendo el predominante aquel que liga a la nacin con el Estado, es decir, el que se basa en una nocinestatista de la nacin. De igual forma notamos que hay nacionalismos explcitamente violentos y otros que alparecer no lo son. Generalmente los primeros actan bajo un tono exclusivista, supremacista. Algo as comoMi patria es la mejor, las otras deben estar abajo.

    Por lo anterior, para los anarquistas se ha hecho comn ver al nacionalismo ligado a la xenofobia y al

    militarismo, como partes de la misma moneda. Razones han sobrado, y no hablaremos de ello ahora, noobstante es preciso intentar establecer un deslinde entre nacionalismo y violencia nacionalista para mejorcomprender el concepto, ya que de otro modo caemos en caricaturas y no lograramos percibir porqumillones de personas estn dispuestas a dar la vida por una idea que nosotros concebimos artificial yautoritaria en la mayora de sus aspectos.

    Indudablemente el nacionalismo es un fenmeno complejo. Por lo general, como se indica arriba, lo vemoscomo el anhelo de hacer de la nacin propia ms que la de los otros y as es como parece ser comprendidopor la mayora de la poblacin. Si no, es cosa de ver un Mundial de Ftbol. Pero hay que hacer distincionesimportantes.

    Indudablemente el nacionalismo fascista no es el mismo que el de los pueblos que luchan dentro y contraotra nacin-Estado. Y as como hay nacionalismos violentos, los hay tambin pacficos, como el de quienessostienen que es deseable y posible que todas las naciones convivan sin enfrentamiento alguno. Entre unos yotros hay una serie de matices. No obstante y para esquematizar nuestra argumentacin, deseamos hacernotar las diferencias entre las naciones de Estado y las que estn inmersas conflictivamente en el interior delas primeras. Pues generalmente los anarquistas suelen combatir naturalmente a las naciones de Estado,mas, cuando se trata de las segundas surgen a veces las complicaciones.

    III.- Cuando la cultura es resistencia. Las naciones sin Estado.

    Los problemas anarquistas para interpretar la nacin o para posicionarse frente a ella suelen comenzarcuando se trabaja o se vive el caso de las naciones sin Estado. Por mucho tiempo, como hemos sealado,yerro libertario fue identificar a la nacin con el Estado, siendo que una comunidad cultural nonecesariamente cuenta con una estructura gubernamental para imponerse a otras [9]. Ello ocurre sin ir maslejos con los anarquistas que viven dentro de entornos culturales o nacionales diversos a los oficiales, comoes el caso de los vascos en Espaa y los mapuche en Chile, volviendo a los ejemplos que estamos usando.

    Hemos dicho que hay casos en los que la nacin parece ser posible de entender como un elemento deresistencia a un Estado. En ellos, la ruta trazada para algunos anarquistas sera apoyar a toda nacin queintente zafarse del dominio de otra en tanto esa liberacin no implique un cambio de roles entre opresores yoprimidos. La empata en este caso, estara en la lucha para desarrollar sin trabas una propia cultura, unapropia forma de cosmogona, una propia forma de ver el mundo (en la medida en que la nacin determinaeso). Ello explica en parte por qu algunos compaeros han credo ver en las guerras de liberacin nacionalun espacio para actuar. Decisin que en muchos casos ha ido acompaada de idealizaciones y falta de crtica,no obstante sobrar buena fe [10]. Con todo, quienes as lo han hecho o desean hacer deben salvar lainexistencia de teoras al respecto, pues unir la nacin con el anarquismo sigue siendo ms que un camino

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    correcto o deseado, una pregunta abierta a pesar que el mismo Bakunin y otros como Gustav Landauer loesbozaron hace mucho tiempo. Pero, me asalta una duda: suponiendo que dichas naciones oprimidas noquieren un Estado para s mismas, hiptesis bastante generosa y alejada de lo que vemos hoy por lo dems:hasta qu punto aquellas naciones marginadas no son tan artificialmente construidas como las naciones-Estado?Con respecto a lo anterior, veamos un caso a modo de ejemplo: el conflicto en el interior del Estado de Chileentre mapuches y chilenos (mestizos). Salvando enormes distancias quizs pueda hacerse un paralelo con loque ocurre entre espaoles y vascos. Simplificando burdamente, los chilenos cuentan con el poder (poltico,

    cultural y econmico) y los mapuches carecen del mismo. Y no es que el poder sea una cosa y no estactuando en diversos niveles, nos remitimos solamente a sus expresiones ms tradicionales. Las diferenciasconcretas parecen abismales, unos tienen las fortunas, las armas, las tierras, la institucionalidad estatal y losotros en cambio, solo tienen su cultura y sus ansias legtimas de recuperar lo que les fue arrebatado por lafuerza [11]. Cierto, muy cierto. Pero cunto de lo que entendemos hoy por mapuche, y de los pueblosindgenas en general, es idealizacin y homogenizacin esquemtica? Cmo encerrar en un todo, en estecaso, a los que habitan junto al mar con aquellos que lo hacen en la Cordillera de los Andes, a los urbanos conlos del campo, a los occidentalizados con los que no, a los que quieren recuperar la tierra y a los campesinospro-gobierno, a las machis [12] con los indgenas que visten uniforme policial, a los que habitan en laArgentina con los que lo hacen en Chile, a los mestizos y a los que dicen no serlo?

    Para unir toda esta Babel fue necesario crear, o dicho sin eufemismos, inventar una identidad comn, unanacin. Hubo que construir una cosmovisin, eligiendo lo que entraba en ella y lo que no. Y, advertencia, eneste proceso no siempre meti su asqueroso hocico el Estado. Esta creacin no se dio por decretos, es claro,tampoco en un tiempo reducido, y mucho menos en base a elementos artificiales. Pues real es la montaa,los ros y la tierra, como real es la hermandad de muchos mapuche y los pueblos indgenas en general -aunque no todos sus miembros- con los elementos naturales y la lengua comn, y el sentimiento de arraigo,y la raz fenotpica; tan reales stos como la influencia de las machis y caciques, la usurpacin de las tierras yla sangre derramada para defenderlas. Todo eso ocurri y ocurre, pero son hechos efectivos que sesuperponen en una identidad comn, haciendo que la experiencia de algunos -o los ms- sea impuesta atodos. Esa superposicin, largo y complejo proceso de eleccin y discriminacin de sus caracteres, es lo quehace -creo- que una nacin, cualquiera sea sta, sea histricamente constituida (y por ende susceptible a lamodificacin y/o destruccin). En este caso particular quizs sucedi algo similar a otro punto expuesto porChaterjee, la construccin de una nacin, por oposicin a otras.

    Ha hecho notar este historiador que el nacionalismo en la India -su regin de estudio- fue en gran parteherencia de Europa, en tanto la dominacin britnica de aquel territorio, oblig a sus habitantes,anteriormente fragmentados o dbilmente cohesionados, a unirse en respuesta al otro, al invasor. Si bienexista una especie de nacionalismo espiritual o religioso, el anhelo por el nacionalismo en su dimensinpoltica (con territorio, administracin y soberana delimitada) fue importado desde los opresores. Antes noexista, como debe imaginarse, la idea de nacin en su sentido moderno. La dominacin del imperio

    britnico, dot, an sin pretenderlo, del fervor por la idea de nacin-Estado a sus colonias y con ella a losmovimientos independentistas. Talvez algo similar ocurri a los asentamientos espaoles que hoy conformanlos modernos estados latinoamericanos.

    En el caso de los mapuche, la idea de nacin y con ella esta especie de nacionalismo indgena, se construyen parte a causa de la guerra con el imperio espaol y luego en el enfrentamiento con la otra nacininventada que hoy conocemos como Chile. Los unos se definen -en parte- en oposicin a los otros. Es,ciertamente, una explicacin algo ligera, pues de seguro existi un proceso mucho ms complejo del quesealamos. No obstante, parece satisfacer algunos aspectos.

    IV.- Anarquismos y naciones.

    El problema nacional se ha discutido desde los orgenes del movimiento socialista revolucionario, por all amediados del siglo XIX. La respuesta entonces fue el internacionalismo a ultranza para quienes advertan quela revolucin deba ser mundial y que la lucha social de los trabajadores (vanguardia indiscutida entonces de

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    la revolucin) se hermanaba con la que sus similares concretaban en cualquier parte del Orbe. Las diversasescuelas polticas que convergieron en la I Internacional (1864-1876) no tuvieron mayores diferencias ensostener estos principios, aunque tiempo despus, anarquistas y marxistas se enfrentaron al respecto. Paralos socialistas autoritarios de entonces (comunistas) si bien la lucha era supra-nacional en su esencia, elmovimiento obrero era nacional en su forma, en el sentido de que los trabajadores tenan que arreglar sus

    cuentas con su propia burguesa. Adems, como la clase trabajadora en cada pas deba conquistar e l poderpoltico, necesariamente tena que actuar como una clase nacional [13]. Al combatir tambin la autoridad ycon ella al Estado, los anarquistas no podan coincidir con lo anterior.

    Momentneamente existi una teorizacin dentro del anarquismo que lo hizo converger con la nacin,precisamente en su calidad de elemento de resistencia a los Estados opresores. Aquello ocurri, por ejemplo,con las inclinaciones paneslavistas de Bakunin y sus luchas contra el Imperio Prusiano. Aunque al mismotiempo el revolucionario ruso advirti que La patria y la nacionalidad son, como la individualidad, hechosnaturales y sociales, fisiolgicos e histricos al mismo tiempo; ninguno de ellos es un principio. Slo puedeconsiderarse como un principio humano aquello que es universal y comn a todos los hombres; lanacionalidad separa a los hombres y, por tanto, no es un principio. (...) Todo aqul que desee sinceramente lapaz y la justicia internacional debera renunciar de una vez y para siempre a lo que se llama la gloria, el podery la grandeza de la patria, a todos los intereses egostas y vanos del patriotismo.

    No obstante, con los aos y talvez mediante la consolidacin de los Estados modernos aquella conexin fuesiendo relegada hasta que predomin, sin muchas disidencias, una perspectiva antinacional (anacionaldira Rocker). Nuestra patria es el mundo, fue la consigna por excelencia. Por ello toda tentativa desimpata con las naciones fue catalogada como hereja. Bien lo supo Kropotkin con sus arranquesgermanofbicos en la Primera Guerra Mundial, cuando ni los aos ni el respeto que haba logrado comopensador libertario, le salvaron de la excomunin del movimiento en momentos en los cuales so pretexto desalvar la civilizacin occidental, exterioriz sus simpatas por Francia [14].

    La intencin de problematizar al anarquismo con la nacin tuvo un importante renuevo pasando la mitad delsiglo XX, cuando los libertarios de aquellos das, europeos sobre todo, tuvieron que posicionarse frente a lasguerras anticoloniales o guerras de liberacin nacional (como la de Argelia). En este sentido, es til discutirun texto del entonces joven -en 1976- Alfredo Bonanno. All el insurrecionalista italiano sentenciaba que losanarquistas deban enfrentar su internacionalismo con una declaracin de principios que no sean ni vagos niabstractos, sino concretos y bien definidos. A su vez, despotricaba contra cierto anarquismo idealista queapelando a un universalismo abstracto, se marginaba de soluciones prcticas a los problemas de entonces,como la cuestin nacional. En cuanto a la nocin misma de nacin el italiano no aportaba nada en realidad, yse remita a citar a Bakunin en sus pasajes que sealan que el patriotismo es algo natural, histrico yefectivo. Lo que si es importante destacar, a mi juicio, es el nfasis sobre el rol que le correspondera a lanacin como base para la sociedad del futuro, cuando las federaciones libres, delimitadas por naciones,superan al Estado y sus fronteras polticas artificiales. El federalismo nacional que arguye Bonanno no debe

    confundirse, seala, con el separatismo de los marxistas que apunta a la creacin de nuevos Estados. Sinabandonar su apologa de la lucha de clases, y siguiendo a los anarquistas del Front Libertaire, se da aentender que el enemigo no es una nacin ajena, sino la burguesa y de cualquier nacin [15]. Losantiautoritarios, sostiene el atracador, deben rechazar participar de los frentes de liberacin nacional [16], yparticipar de los frentes de clase, deben proporcionar todo su apoyo, concretamente en la participacin,tericamente en los anlisis y estudios, a las luchas de liberacin nacional [17]. Con el cese de las guerras deliberacin nacional el debate del que nos hablaba Bonanno se fue diluyendo y marginando para la mayoradel movimiento anarquista internacional.

    Los anarquistas histricamente han sobrellevado su internacionalismo [18] y si miramos al pasado, en busca

    de respuestas de este ideario al problema nacional nos encontramos con frecuencia el trmino reginque los compaeros usarn para referirse a un espacio geogrfico que en la mayora de los casos (o bien enlos ms recordados) se remite a un Estado. Ya en 1870, la seccin ibrica, representante del alaantiautoritaria de la I Internacional, se uni en la Federacin Regional Espaola. En Latinoamrica, aos mstarde, se crearon la Federacin Obrera Regional Argentina (FORA) en 1901, la Federacin Obrera Regional

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    Uruguaya (1904), la Federacin Obrera Regional Peruana (1912), la Federacin Obrera Regional Paraguaya(1906), la Federacin Obrera Regional Venezolana (1958) y la Federacin Obrera Regional Chilena (1913 y1926), todas ellas de raigambre anarquista. Y conste que en ningn caso existi una conexin orgnica entreestas centrales sindicales. Indicaron los compaeros de entonces que la denominacin de Regional para elcaso de la FORA, por ejemplo, obedeca a que: se estima como justificativo de este nombre que no seacepta la divisin poltica del territorio, considerando que una regin es una nacin, una provincia unacomarca y una ciudad una localidad [19]. Fue una respuesta que nos habla del mundo simblico de losanarquistas, de su intento, an en los ms mnimos detalles, as como en los momentos graves (como las

    campaas antiguerreras), por acabar con el nacionalismo. Pues si bien no se suprimen las fronteras alcambiar las palabras, se reafirmaba en ello el deseo de comenzar hoy mismo la realidad soada del maana.

    El problema entonces y actual de quienes hablamos de regiones en lugar de pases, es que la palabra en sno implica un reconocimiento de las diversas identidades culturales que viven en un Estado y mas parece queperpetuamos la nacin artificial forjada desde ste al remitirnos a las mismas fronteras que dichacomplejsima cosa cre. Ese problema no lo hemos saldado. Soluciones parciales podran ser preferir el enal de para referirse al origen o estada de las personas (anarquistas en Espaa, y no anarquistas deEspaa), hablar de ciudades en lugar de los pases (individuos de Valparaso y no individuos de Chile),etctera. Con todo, usar la palabra regin para identificar a un pas tiene sentido cuando es el Estado espaol

    y no el alemn, por ejemplo, el que reprime a quien vive en lo que se le antoj como su territorio, y esarealidad no la podemos obviar. Si bien todos los Estados quieren la sumisin de la poblacin a su soberana ylos anarquistas estamos contra todos los Estados, residimos insertos en un entorno que le toc administrar aunos y no a otros. Por eso y a pesar de existir una reflexin pendiente, an tiene sentido hablar deregin [20].

    V. Una salida momentnea

    Volvamos. Al no reconocer Gobierno ni a sus naciones, somos extranjeros en todas partes, aunque tenemostodo el derecho de vivir en cualquier lado ya que nadie elige donde y en qu cultura nacer. Y de esta misma

    realidad debiera surgir la sospecha anarquista a la nacin, a cualquiera, hasta la ms ntima y concreta, puestoda imposicin es violencia y autoritarismo. Podremos amar un terruo (arraigo) o nuestras pequeasnaciones as como amamos a nuestros hermanitos, un cario dulce, pero la mayor de las veces no escogido.La pasin patritica es evidentemente una pasin solidaria seal certeramente Bakunin. En nuestro casodebiramos ser capaces de demostrar con nuestros gestos, actos y pensares que la solidaridad puedesobrepasar las fronteras sanguneas, comunitarias, estatales y culturales. La familia es nuestra primeraimposicin, hermosa todo lo que quieras, pero imposicin al fin y al cabo. sta y la nacin tienen mucho encomn en cuanto suelen amarse acrticamente. Pero la libertad pasa, creo, por construirse uno mismo suidentidad, y no en recibirla por herencia.

    No queremos un mundo de masas idnticas que hable una sola lengua y vista un mismo uniforme, esa no esnuestra igualdad. Aspiramos a un mundo en que cada uno se construya a s mismo en solidaridad con losotros, que cada cual elija libremente los elementos de su identidad y que la misma jams incida en laopresin de unos sobre otros.

    Quizs aqu est la esencia de este escrito, es decir, cul discusin es la que quisiramos invitar a pensar. Noniego que existan factores de identidad cultural de carcter colectivo que sean compatibles con las ideasanarquistas. Tampoco siento que la creacin de identidad sea un proceso exclusivamente individual -por algose critica la construccin forzada de la misma-. Mas bien pongo nfasis en la forma en que dicha informacines recibida y asimilada por las personas. Si es de forma acrtica y pasiva, indudablemente sostendr queestamos frente a una imposicin, ante un acto de autoritarismo (ms all de si nuestra identidad sea o no

    oprimida por otra). E insisto, puede que ese adoctrinamiento est acompaado de todos los amoresimaginables, pero eso no lo exime de su carcter no escogido. De igual forma, es claro que toda decisinindividual est mediada por las ideas que nacen en la mente de un individuo inserto en una realidad concretaparticular, con un universo de alternativas limitadas. Esto ltimo pondra en duda la supuesta autonoma enla eleccin de los elementos propios de identidad, en tanto nuestro horizonte de elecciones generalmente ya

    http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nb19http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nb19http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nb19http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nb20http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nb20http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nb20http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nb20http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nb19
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    est limitado por nuestro lugar en el Mundo (cultural, poltico, econmico, etc.) Sin embargo, escoger, y anhacindolo frente a alternativas escasas, parece ser ms coherentemente anarquista que dejarse imponer yreproducir sin criticar costumbres y culturas que provienen de terceros.

    Y hasta ac llegamos. Reconocindonos ignorantes en varias materias, esperamos que estas lneascontribuyan al necesario debate entre naciones y anarquismos.

    Manuel de la Tierra

    Santiago de la Regin chilena. Diciembre de 2010

    [1] Este escrito se nutre de varios aspectos contenidos en otro anterior, limitado a la realidad chilena.Publicado en El Surco, peridico mensual anarquista, Santiago, Regin chilena, n18 y 19, de agosto yseptiembre de 2010.

    [2] El concepto se reduce as a las naciones Estado. Aprovecho de apuntar que no se profundizar en lasdiferencias entre nacin y patria por el uso homologo que suele darse a las mismas, no obstante existir

    importantes contrastes. Si se sigue a Maurizio Viroli la diferencia crucial reside en la prioridad de nfasis,la patria tendra que ver con el orden cvico-institucional democrtico, mientras que la nacin -por ser mstnica- propende a la diferenciacin cultural. M, Viroli, Por amor a la patria. Un ensayo sobre elpatriotismo y el nacionalismo, Acento, Madrid, 1997.

    [3] Benedict Anderson, Comunidades imaginadas. Reflexiones sobre el origen y la difusin del nacionalismo,FCE, Mxico, 2007. Este autor es de los ms reconocidos investigadores del nacionalismo junto a Gellner,Smith, Hobsbawm y otros.

    [4] En el caso de la Guerra del Pacfico (1879-1883), motivada por intereses privados y que enfrent a Chilecontra Per y Bolivia, es enseada en estos tres pases de forma parcial y frecuentemente es usada porpolticos para revivir odios nacionalistas y ganar la simpata de las gentes. Imagino que casos similares debenocurrir en varias otras regiones.

    [5] Chaterjje seala as mismo que debido a diferencias econmicas o de otro orden, las personas reciben yconciben la informacin en distintos tiempos. Partha Chatterjee, La Nacin en Tiempo Heterogneo y otrosestudios subalternos, IEP, Lima: 2007. Chaterjje junto a otros investigadores del Tercer Mundo participa de lacorriente historiogrfica de los Estudios Subalternos, reflexiones que pueden ser muy tiles para unaepistemologa anarquista de la historia.

    [6] Hablamos de violencia explcita, pues violencia tambin es imponer la identidad, lo que de sobra hemos

    padecido en la escuela.

    [7] Bakunin habla de patriotismo natural o fisiolgico. Ver sus Cartas sobre patriotismo escritas a losginebrinos de la Internacional en 1869.

    [8] Debido al escaso espacio con el que contamos slo podemos enunciar esta tesis que tiene que ver con laimposibilidad de negarse a los preceptos nacionales dentro de cualquier Estado, situacin que de llevarse acabo -como lo hicieron los anarquistas y en ocasiones los socialistas- signific la prisin, la censura y elasesinato. Tambin tiene que ver con el uso del patriotismo para deslegitimar hombres e ideas, comotambin las ideologas consideradas extranjeras. Ese sentimiento de aversin hacia lo de afuera,

    amparado en la patria, se tradujo en leyes y numerosos mecanismos de coercin. Para el caso chileno hemosabordado aquello en Arde la patria. Los trabajadores, la guerra de Don Ladislao y la construccin forzosa dela nacin en Chile (1918-1922).

    http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh1http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh1http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh1http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh2http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh2http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh2http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh3http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh3http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh3http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh4http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh4http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh4http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh5http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh5http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh5http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh6http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh6http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh6http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh7http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh7http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh7http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh8http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh8http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh8http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh8http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh7http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh6http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh5http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh4http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh3http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh2http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh1
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    [9] Revisar la entrevista que le hicimos a Asel Luzarraga De vascos, mapuches y anarquistas, en El Surco,Santiago, Regin chilena, n 13, Marzo 2010.

    [10] Anarquistas como Bakunin estuvieron por las naciones eslavas que luchaban contra los imperios que lassometan.

    [11] Como tantos pueblos indgenas, el mapuche fue cooptado dentro de la soberana del Estado chileno,tras un largo proceso de guerra, introduccin de enfermedades, imposicin de modos de produccin y

    cultura occidental, etc.

    [12] Las machis son personas portadoras de sabidura, curanderas, desde occidente se las identificara comohechiceras, aunque no es exacta la analoga.

    [13] Lewis Lorwin, Historia del Internacionalismo obrero, t. I, Ercilla, Santiago, 1937, p. 38. Ver tambin, Jale,Pierre, El proyecto socialista (aproximacin marxista), ANAGRAMA, Barcelona, 1976, p. 160; y G.D.H. Cole,Historia del Pensamiento Socialista. T. II: Marxismo y Anarquismo (1850-1890), Fondo de Cultura Econmica,Mxico, 1958.

    [14] Luigi Fabbri, Malatesta, Editorial America lee, Buenos Aires, 1945

    [15] En una extraa relacin los del Front Libertaire sostienen que La cultura tnica no es aquella quepertenece a todas las personas que han nacido, o viven, en un territorio comn o que hablan una mismalengua. Es la cultura de aquellos que, en un grupo dado, sufren la misma explotacin. La cultura tnica es unacultura de clase, y por esta razn una cultura revolucionaria. Lo nico sin embargo que podemos rescatar deesta cita -referida por Bonanno-, es el deseo forzado de leer en clave de clase una cuestinhegemnicamente cultural.

    [16] Si bien en 1985, el autor escriba al respecto: Cualquier reduccin en la potencia de los Estados es unmovimiento positivo que hace posible mayores espacios de libertad, si bien reducidos, ms consistentes

    movimientos de defensa, esperanzas de tiempos mejores, de supervivencia si se prefiere, pero tambinformas organizativas de lucha que los colosos represivos destruyen con facilidad. Participar en las luchas quedesintegran los Estados es por lo tanto un movimiento positivo, y en este mbito las luchas de liberacinnacional han sido, desgraciadamente no siempre, ocasiones para mellar la monoliticidad del poder y paraproponer posibles lneas de divergencia social, alternativas en grado de demostrar diferentes caminospracticables. Extrado del libro No podris pararnos. La lucha anarquista revolucionaria en Italia. Ed.Klinamen (2005). Nota de E.Z.

    [17] Alfredo Bonanno, Anarquismo y lucha de liberacin nacional, 1976.

    [18] Bakunin esboz tempranamente crticas al nacionalismo. Entre otros textos destacan las cartas sobrepatriotismo de 1869. Sealaba el ruso que el patriotismo estaba constituido por cuatro elementos: 1 elfisiolgico (natural) o instintivo, ligado a la lucha de las especies (Darwin); 2 el econmico; 3 el poltico y; 4el religioso o fantico.

    [19] Diego Abad de Santilln, La FORA. Ideologa y trayectoria del movimiento obrero revolucionario en laArgentina, Libros de Anarres, Buenos Aires, 2005 (Edicin original: Nervio, 1933), p. 122

    [20] Y es que el termino nacin siempre ha generado desconfianza entre los libertarios. De hecho, laanarcosindicalista Confederacin Nacional del Trabajo espaola lleva ese nombre no por simpatas al

    concepto en cuestin, sino por evitar copiar las siglas de una central afn, la CGT francesa. Ver AlfredoVelasco Nuez, El hilo negro vasco. Anarquismo y anarcosindicalismo en el Pas Vasco (1870-1936), Bilbao2010, p. 65.

    http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh9http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh9http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh9http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh10http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh10http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh10http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh11http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh11http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh11http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh12http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh12http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh12http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh13http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh13http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh13http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh14http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh14http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh14http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh15http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh15http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh15http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh16http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh16http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh16http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh17http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh17http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh17http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh18http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh18http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh18http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh19http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh19http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh19http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh20http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh20http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh20http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh20http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh19http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh18http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh17http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh16http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh15http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh14http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh13http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh12http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh11http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh10http://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article543#nh9