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Año 106 // 3ª etapa // 474 // Viernes 9 de setiembre de 2016
SHERMAN MELÉNDEZ POESÍA DOCENCIA
Luz, color y vida en la obra de un pintor en camino a la madurez artística. Pág. 3 Pág. 2 Pág. 7
LAS OPCIONESDE LA ESTÉTICA
LA LECCIÓN DE TERESA OJEDA
ANDREA CABEL: ETERNO RETORNO
RESIDENCIAL SAN FELIPE
BASTIÓN URBANOMEDIO SIGLO DE UN PROYECTO EMBLEMÁTICO Págs. 4 y 5
El PeruanoDIARIO OFICIAL
D
LDO
S
VariedadesViernes 9 de setiembre de 2016. El PeruanoLETRAS2
Director fundador: Clemente Palma | Director (e): Félix Alberto Paz Quiroz | Editor: César Chaman Alarcón | Jefe de Edición Gráfica: Daniel Chang Llerena
Jefe de Diagramación: Julio Rivadeneyra Usurín | Editor de Fotografía: Jack Ramón Morales | Teléfono: 315-0400, anexo 2182 Correos: variedades@editoraperu.com.pe cchaman@editoraperu.com.pe
Cuando Eduardo
Chirinos dice, en
un extenso y emo-
tivo prólogo, que tu
obra es un planeta
insomne cuyos continentes
están en constante mutación
y desplazamiento, es algo se-
rio. Andrea Cabel lo sabe. Y
lo valora.
La poeta, autora de Las fal-sas actitudes del agua (2006),
regresa a Lima después de una
ausencia prolongada por un
doctorado en la Universidad
de Pittsburgh. El nombre de su
nuevo poemario podría hacer
referencia a la distancia hacia
el hogar, pero realmente hay
más cosas detrás.
MARES Y CALLES“A dónde volver –sin signos de
interrogación, pues es más
que una pregunta– no evoca
necesariamente a lo geográ-
�ico porque cuando estoy en
el Perú pienso en estar en
otro lado, y cuando estoy en
Pittsburgh quiero estar en el
Perú. El titulo nace en el avión
de regreso a Lima y ante la
pregunta: ¿Todo será como
siempre? ¿Todo se sentirá
como antes?”.
Andrea se encontró nue-
vamente con dos elementos
cotidianos e importantes que
añoraba de la misma forma
que muchos limeños lo hacen,
tal vez sin saberlo. El olor a
contexto inicial, observados
a la distancia”.
Andrea se reencuentra
con una versión más ingenua
de ella misma al releer anti-
guos textos después de tanto
tiempo. Recordaba los pri-
meros poemas que escribió a
los 19 años, un inicio tardío,
según algunos que intentan
darle explicación y reglas a
la inspiración. Vienen a su
mente los apuntes a pie de
página que escribía en libros
ajenos, los correos de amor en
los que empezaba a notar la
presencia del verso.
“En el papel, las cosas
suenan de una manera, pero
dentro de mí retumban de
otra. ¿Qué fue de esa Andrea?
No me reconozco completa-
mente, es como ver una foto
del colegio a los 30 años. Mi
libro es como un cuerpo en el
que puedes ver la progresión
de crecer. No soy mejor, soy
diferente”.
UNA DESPEDIDALa muerte de Eduardo Chi-
rinos golpeó a sus lectores a
comienzos de este año, sobre
todo a Andrea, quien tuvo al
autor de Raritan Blues como
consejero y con�idente. Antes
de partir, él le dejo el mejor de
los regalos.
“Cuando aceptó escribir
el prólogo de A dónde volver,
me sorprendió lo personal y
cálido que era el texto. Sabía
de su aprecio porque un par
de veces me pidió presentar
sus libros, no obstante que
él conocía a otros poetas
con tanto renombre como
el suyo”.
La publicación del libro
no pudo acelerarse para que
Eduardo estuviera presente,
pero sus palabras sobrevivie-
ron mediante este poemario
y especí�icamente en los poe-
mas de Andrea Cabel. Sería
oportuno terminar este texto
con la frase con la que Chiri-
nos acompañó la entrega de
su prólogo y que resume el
espíritu de este encuentro.
Justicia poética, le dicen: “Las
respuestas que yo encontré
y las formas en las que yo las
encontré fueron gracias a la
poesía”.
ENCUENTROSA dónde volver es el encuentro
de poemas inéditos y una se-
lección de trabajos anteriores
que integraban La latitud de fuego (2011) y Las falsas acti-tudes del agua. La poeta hace
una pausa y plantea una acla-
ración sobre la naturaleza de
la publicación.
“Me propusieron hacer
una antología, pero siento
que eso sería más coherente
para alguien con más peso,
más obra. El término es muy
pomposo, así que yo pre�iero
usar la palabra reunión, y aun
así tengo cuidado al usarla.
Mis poemas están juntos,
pero no mezclados, fuera del
“Lima, con toda su locura, es una pasión con la que te identificas. Extrañaba el olor a mar porque yo remaba en La Punta”.
mar y la facilidad para per-
derse.
“Lima, con toda su locura
y su caos, es una pasión con
la que te identi�icas. Extra-
ñaba el olor a mar porque yo
remaba en La Punta y el mar
es una presencia importantí-
sima en mi vida. En Estados
Unidos hay ríos bellísimos,
pero nada como el mar. Y
necesitaba reencontrarme
con esa facilidad para per-
derse que te concede esta
ciudad. Puedo meterme por
una avenida o jirón que no
conozco, pero sé que siempre
voy a encontrar un micro o
un taxi que me lleve a algún
lugar conocido, a cualquier
hora y en cualquier lugar. Esa
informalidad, entre comillas,
es algo que no encuentras en
Pittsburgh”.
Evoluciones. En perspectiva, la poesía permite observar la progresión de quien la escribe. Andrea Cabel reconoce cambios en su creación: “No soy mejor, soy diferente”.
ETERNO RETORNOEl poemario A dónde volver repre-senta el regreso de Andrea Cabel a la poesía y a su ciudad. El crecimiento, la nostalgia y Eduardo Chirinos son temas recurrentes.
TEXTO Y FOTO LUIS M. SANTA CRUZ
Variedades Viernes 9 de setiembre de 2016. El Peruano 3 ARTES
El artista peruano Sherman Meléndez se encuentra en Mé-xico presentando su primera exposición individual. Antes de viajar, se dio un tiempo para mostrarnos su taller y detallar las motivaciones de su trabajo, su técnica e influencias.
TEXTO PILAR MARTELL
En una vieja casona
del jirón Paruro, a
dos cuadras de la
Escuela Nacional
Superior Autóno-
ma de Bellas Artes del Perú,
se encuentra el taller del ar-
tista Sherman Meléndez. El
lugar alberga un pequeño
edén de pinturas, imágenes
que gritan, �iguras que te
saludan, el escombro que
evoluciona y vuelve a des-
truirse, una y otra vez. En
este lugar, el paso del tiem-
po se confunde con el olor al
óleo y acrílico. Todos estos
cuadros –unos colgados,
otros en caballetes, hijos del
artista– nacen de una mirada
particular que Meléndez con-
tinúa desarrollando desde
que descubrió su verdadera
vocación.
Al cruzar las puertas del
taller, los cuadros invitan a
caminar por diversas calles
de Lima. Te encuentras con el
hombre que aparenta locura,
pero es tan solo un ciudada-
no cubriéndose del frío con
cartones; con aquella casona
en ruinas cuyo único brillo
son los ojos de un gato po-
sado en los escombros. Se
nota en los alrededores un
ambiente gris, pero en los
lienzos predominan el color,
la luz, la vida.
Sherman Meléndez trans-
forma el exterior de una vieja
casona en una obra de arte.
Lo que a primera vista nos
parecen frías, viejas y deslu-
cidas estructuras, en su lien-
zo cobran un nuevo fulgor.
“Uno puede ver un tacho de
Entre las diversas vocacionesque ofreceel arte, de niño Sherman siempre soñó con ser músico o pintor. Optó por lo segundo.
entrabas en una pollería y
encontrabas un bodegón en
un a�iche; ahora uno entra
en un restaurante y ve cua-
dros pequeños o medianos,
se cambiaron los calendarios
por cuadros”.
INCURSIONESEl pintor acaba de presen-
tar su primera exposición
individual en el extranjero,
precisamente en México, un
conjunto de pinturas que ha
titulado Incursiones y para
las cuales se inspiró en un
tema recurrente: la destruc-
ción del medioambiente. “In-
tento mostrar una secuencia
de cómo ha sido, cómo es y
cómo podría ser. Uno de los
temas actuales más impor-
tantes es la destrucción del
medioambiente, por causa
de la naturaleza, pero más
aún por el mismo ser huma-
no. Todo es cambiante, nada
es eterno; destruimos y nos
autodestruimos”. Y no es ca-
sualidad que esta muestra se
exponga en uno de los países
que �igura en la lista de la
OMS de las diez naciones más
contaminadas del planeta.
También participará en las
muestras colectivas del fes-
tival Arte Puertas Abiertas
y Arte en Polanco.
A su regreso de México, la
siguiente exposición indivi-
dual de Sherman será en la
galería del Centro Cultural
Inca Garcilaso del Ministerio
de Relaciones Exteriores. El
tema será los mercados de
Lima. Sean comercios, ca-
sonas, vagabundos o algún
solitario gato, el sentimien-
to trasciende las mismas
pinturas, un estilo único
que Sherman nos regala en
cada trazo.
INVENCIONESDE LA FORMA
Sherman Hilton Meléndez (Lima, 1978) se especializó en dibujo y pintura en la Escuela Nacional de Bellas Artes. A lo
largo de su carrera ha participado en diversas exposiciones colectivas e individuales, como ‘Realidad espontánea’ (Corte Superior de Justicia del Cono Norte de Lima, 2005); ‘El ayer y hoy’ (Museo San Francisco, 2015); ‘Secuencias’ (galería Sérvulo Gutiérrez, 2014) y ‘Pasado, presente y futuro’ (galería Juan Pardo Heeren, 2016), entre otras.
SECUENCIA ARTÍSTICAbasura y decir: ‘Qué feo’. Pero
llevado al arte se puede con-
vertir en algo bello. Lo que
no existe en la vida real, en
la pintura es posible. Como
todo artista, reinterpreto la
realidad. En las artes plásti-
cas todo es posible”, explica.
MAESTRO VAN GOGHEntre las diversas voca-
ciones que ofrece el arte,
de niño Sherman siempre
soñó con ser músico o pin-
tor. Optó por lo segundo. En
sus ratos libres, también toca
la batería que lo acompaña
en su taller. Pero la mayor
parte de su tiempo lo dedica
a su pintura. En su forma-
ción como artista, cuenta
que le marcó el trabajo de
los pintores impresionistas,
aunque con�iesa que admira
a Van Gogh, su más grande
in�luencia: “Es un artista
fuera de serie, pintaba con
el alma, transmitía mucho
con su obra, cada trazo es
un lenguaje, es un verdadero
maestro”.
Cada artista posee una
técnica particular que lo
identi�ica. Una de las parti-
cularidades de Sherman Me-
léndez es su trabajo con la es-
pátula: “Le da más frescura
y carácter a mi obra. Siento
que puedo lograr más cosas
que con el pincel”.
El optimismo también lo
describe como artista. Cree
en un creciente interés por
la pintura que va más allá
del mercado comercial. “En
zonas de la periferia, como
Puente Piedra y Villa El
Salvador, hace diez años tú
Visiones. “Todo es posible en el arte”, opina Sherman Meléndez.
Variedades El PeruanoCIUDAD4
Aquella noche de
�ines de julio de
1968, cuando
l leg a mos con
nuestras cosas
en un enorme camión de mu-
danzas al conjunto residen-
cial San Felipe, aquel bosque
de torres y edi�icios ilumi-
nados escrupulosamente
de cabo a rabo, obligó a mi
familia –tras ocupar el �la-
mante departamento de Los
Fresnos– a comprometerse
con el nuevo barrio. Luego
nos integramos a esa idea
de vivienda moderna donde
se conjugaba la vida privada
con la pública a través de sus
arquitecturas para, con ello,
lograr la integración social
y el sentido de comunidad.
Medio siglo después, ob-
servo la casa, los ascensores,
los jardines, la memoria de
mis padres, el retrato de mi
juventud. De�initivamente
soy otro, más viejo; San Feli-
pe, no obstante, sigue siendo
más joven que su memoria.
Veníamos de Surquillo –
barrio popular de operarios
y boxeadores– entre la sor-
presa del acomodo y el gla-
mur del pobre. A mi padre,
que era un librero de textos
poéticos, de pronto se le ha-
bía presentado la virgen con
el suceso de la venta masiva
de Cien años de soledad, el
libro de García Márquez que
había instalado a Macondo
en la sala de nuestro �laman-
te departamento.
Entonces tuve que cam-
Arquitecto y urbanista, Sharif Kahatt, en su libro Utopías construidas. Las unidades vecinales de Lima, elabora una teoría que
revela las dimensiones política, cultural, urbana y arquitectónica de los proyectos de las unidades vecinales de Lima desarrollados entre 1945 y 1975. Respecto a San Felipe, dice que es una prolongación a otra escala del modelo de las unidades vecinales. Sus habitantes viven entre alamedas, patios y plazoletas. Una ciudad para el peatón y todo lo necesario para la vida moderna al alcance de la mano. La conservación de San Felipe estimula la vida en comunidad, que constituye el fin último del proyecto.
VIDA EN COMUNIDAD
CEMENTO Y CORAZÓN
Desde hace cincuenta años la Residencial San Felipe es un modelo urbanístico paradigmático y funcional. Albergó a las nuevas clases medias de Lima y hoy es un hito de la arquitectura familiar.
TEXTO ELOY JÁUREGUI
biar de ropas, hablar sin
carajos y matricularme en
el Icpna para estudiar in-
glés, pero urgente. Y desde
esa vez me hizo falta tanto
tiempo para vivir. En la re-
sidencial San Felipe conocí
a mis mejores amigos, a las
muchachas más bellas de
mi existencia, a los placeres
más atrevidos en medio de
los sueños y los paraísos
arti�iciales. Y, de pronto,
se instaló la razón y ahí me
puse a cantar boleros.
o. Viernes 9 de setiembre de 2016 5 CIUDAD
y lavadero. Teníamos, ade-
más, cuatro dormitorios y
dos baños amén del balcón
y los pasadizos. Al frente, un
inmenso jardín, y más allá, el
más grande, al que llamamos
‘el bosque’.
NUEVOS VECINOSCuando llegamos aquella no-
che fuimos de las primeras fa-
milias que se habían mudado
a San Felipe, así que conforme
pasaban los días, me convertí
en una suerte de guía para
los nuevos vecinos. Yo sabía
dónde quedaban las bodegas,
la iglesia, las botillerías, en
ese orden. A mis trece años
me vino la madurez de la
juventud, leí a Marx, escribí
poesía, me computé Teó�ilo
Cubillas, me enamoré de to-
das mis vecinas y me rozaba
con los árboles para creer que
ese lugar existía realmente.
Nosotros construimos la
iglesia y lo que quedó trunco
luego del golpe de Estado de
Velasco Alvarado. Ese 3 de
octubre de 1968, los vecinos
de la residencial enmudeci-
mos y nos arrebataron gran
parte de nuestra alegría. Sin
embargo, luego retornó la de-
mocracia y hemos sobrevi-
vido a Alan García y Alberto
Fujimori, lo que no es poca
cosa. Mientras, aunque sigan
faltando un complejo depor-
tivo, un cine y una biblioteca,
se ha logrado mantener la ne-
cesidad de vivir en barrio.
Aquí hemos construido un
tejido social de respetarse
y apreciarse entre vecinos.
Así, junto a Jesús Ruiz Du-
rand, José Carlos Huayhuaca,
Patricia Marín, Héctor Béjar,
Cherman Quino, Julio Pé-
rez, Edmundo Murrugarra,
Abraham Lama, Tomás Es-
cajadillo, Bruno Mendizábal,
Gianfranco Brero, Agustín
Haya de la Torre, Sinesio Ló-
pez Jiménez, Hugo Crespo y
Mariella Stuart, no he podido
ser más feliz.
“Yo sabía dón-de quedaban las bodegas, la iglesia, las bo-tillerías, en ese orden. A mis trece años me vino la madurez de la juventud”.
PLAN Y ESTRATAGEMALa idea de la residencial San
Felipe tenía de plan urbanís-
tico como de estratagema po-
lítica. El arquitecto Fernando
Belaunde Terry, apenas llegó
a la Presidencia de la Repúbli-
ca en 1963, recompuso la idea
de las unidades vecinales que
venía desde los gobiernos
de Odría y Prado y propuso
respuestas particulares en
la búsqueda del bienestar del
ciudadano moderno.
Lima, después del llama-
do “desborde popular y crisis
del Estado” a la manera del
maestro José Matos Mar, ne-
cesitaba reorientar la urbe
capitalina en medio del tejido
de crecimiento económico y
social del país. Lima siempre
fue una ciudad desarticula-
da y así se procuró construir
pequeñas ciudadelas como
respuesta a los retos de las
dimensiones política, cultu-
ral, urbana y arquitectónica
que habitaban en esa comple-
Visionario. El arquitecto Fernando Belaunde Terry impulsó, en su primer mandato, la construcción de la residencial San Felipe.
jidad cultural del Perú en su
proceso de modernización.
El conjunto se inauguró
en 1966, pero el proyecto
venía de antiguo. Dividido
en tres etapas, se constru-
yeron los 1,599 departamen-
tos en cinco estilos distintos.
Cuando le entregaron la llave
a mi madre, no le estaban ad-
judicando una casa sino un
futuro distinto. El nuestro
era un dúplex (dos pisos)
con sala, comedor, cocina
JHONY LAURENTE
ARCHIVO HISTÓRICO DEL DIARIO OFICIAL EL PERUANO
6 TENDENCIAS VariedadesViernes 9 de setiembre de 2016. El Peruano
Esta tarde, saben
que no pueden
meter la pata o,
mejor dicho, la
pierna. Un error
les puede costar caro. Por
eso, cada jugada de hoy
debe ser perfecta. No es
una �inal de campeonato,
pero de ninguna manera
piensan en empates ni en
derrotas. La sudaron tanto
en los entrenamientos que
hoy solo quieren el triunfo.
La pelota corre por esta
cancha de ‘fútbol siete’. Un
pase por aquí, otro más
allá; una jugadora controla
el balón y, con el empeine,
lo lanza al terreno contra-
rio. Los ‘hurras’ animan la
jugada; la hinchada festeja
el primer ‘taquito’, una ‘hua-
chita’, un ‘sombrerito’. Una
La academia de fútbol femenino de Magdalena del Mar, en el coliseo Chamochumbi (Jr. Coman-dante Espinar N° 300), es la primera academia
distrital gratuita de esta disciplina. Pueden inscri-birse chicas desde los 14 años con solo mostrar el DNI. Las clases se dan todos los domingos a partir de las cuatro la tarde. Según el profesor Castro, quien está a cargo de la academia, tras dos o tres meses de entrenamiento, las futbolistas ya están preparadas para conseguir sus primeros triunfos.
DOMINGO DEPORTIVO
En esta parte del planeta, donde a diario se suele subestimar sus capacidades, las mujeres se ganan el respeto con su trabajo. Además, concitan la admiración de muchos al realizar el deporte en equipo más practicado en el mundo: el fútbol.
“Quiero ser campeona; soy perfeccionista y cuando juego me meto con todo. Quiero mejorar mi técnica y salir a competir”.
TEXTO HUGO GRÁNDEZ MORENO
GUERRERAS DEL BALÓN
atacante se acerca al área
chica y una central intenta
una ‘carretilla’. Y, como diría
un narrador de radio… ¡se
sienten pasos!
El balón se dirige al pun-
to de penal. La jugadora
más veloz ‘mata’ el balón
de pechito y dispara hacia
el arco. Las miradas siguen
la trayectoria de la redonda
y los corazones se aceleran
al límite. ¡Golazo! La tribuna
estalla. Mientras el árbitro
anota en su tarjeta el mar-
cador, en la cancha catorce
mujeres se alistan para con-
tinuar la batalla.
PITAZO INICIALEsta historia empieza los
domingos a las cuatro de la
tarde, cuando el profesor
Wilmer Castro, director
técnico formado en la Fe-
deración Peruana de Fútbol,
reúne a chicas desde los ca-
torce años para enseñarles
los secretos del ‘deporte rey’
en la primera academia dis-
trital de fútbol femenino.
Una de ellas es Lilian
Heredia, de 17 años, quien
practica el fútbol desde
los seis años solo porque
el profesor de su hermano
“era buena gente” y la deja-
ba jugar con los hombres.
“No había academia para
mujeres, por eso tuve que
aprender con los hombres.
Tampoco en mi colegio me
dejaban practicarlo porque
había muchos prejuicios”.
Ella, junto con Dayana,
Carmen, Lilian, Geraldine,
Jéssica, Roxana y otras jó-
venes más, llegan cada do-
mingo por la tarde al coliseo
Chamochumbi de la munici-
palidad de Magdalena del
Mar para aprender de fút-
bol valiéndose de balones,
conos, platos y escaleras
pedagógicas.
“Quiero ser campeona;
soy perfeccionista y cuan-
do juego me meto con todo.
Quiero mejorar mi técnica
en la academia de fútbol y
salir a competir y ganar todo
lo que se pueda”, dice emo-
cionada Jéssica Calderón,
estudiante de marketing y
publicidad de 18 años.
PELOTERASLos más de 17 campeonatos
logrados en diversas catego-
rías por la academia munici-
pal de fútbol de varones de
Magdalena ha animado a la
municipalidad a impulsar
también la formación de
mujeres en este deporte,
con la aspiración de lograr
buenos resultados en futu-
ros campeonatos, sostiene
el profesor Wilmer Castro,
jefe de la Unidad Técnica de
Fútbol de la comuna.
La rutina de los domin-
gos por la tarde se inicia
con ejercicios de calenta-
miento, muy necesarios
para un deporte de este
tipo. Le sigue el momento
principal, cuando se desa-
rrolla la técnica misma del
fútbol, con conceptos cla-
ves como la conducción del
balón y consejos para dar
un buen pase. Y se llega a la
parte �inal, al momento de la
aplicación, con el desarrollo
de una ‘pichanga’, durante la
cual se corrigen errores y se
a�inan estrategias.
Dice Geraldine Matos, es-
tudiante del cuarto año de
secundaria del colegio Mi-
guel Grau de Magdalena, que
durante los entrenamientos,
los hombres que pasan por
la cancha se quedan miran-
do la práctica de las chicas,
casi siempre asombrados
pues les parece raro ver a un
grupo de mujeres jugando
fútbol.
Pero ella y todas las chi-
cas de la academia se lo to-
man muy en serio. Y es que
en estos tiempos en que las
mujeres no se cansan de
demostrar que les sobra
capacidades, el fútbol feme-
nino da cuenta de una nueva
generación de deportistas.
La magia y la potencia en
sus pies las convierten en
las guerreras del balón.
Variedades Viernes 9 de setiembre de 2016. El Peruano 7 EXPERIENCIAS
Cuando cumplió 65
años, a la profeso-
ra Teresa Ojeda sus
alumnos y colegas
del Callao la col-
maron de abrazos. Emocio-
nada por el volumen de los
afectos cultivados, ese día
supo también que el sistema
había programado su cese en
el servicio activo para el 15
de julio de este año.
Los días pasaron más
rápido que de costumbre, el
plazo llegó a su �inal y Teresa
pasó al retiro por imperio de
la ley. Los escolares del cole-
gio Fernando Belaunde Terry
del asentamiento humano
Daniel Alcides Carrión, en el
Callao, la extrañan a mares:
a pesar del contexto di�ícil
donde funciona el plantel
-una zona de alto riesgo a la
Sarita Colonia y que compar-
ten el territorio con cuatro
fábricas de harina y aceite
de pescado que despiden olo-
res fétidos. No hay lugar más
di�ícil para dictar una clase.
Por si fuera poco, por su
proximidad con el mar, en
el colegio todo el mundo
habla del silencio sísmico y
se preguntan qué pasaría si
ocurriese un maretazo. En
un reciente simulacro de sis-
mo y tsunami, la evacuación
hacia la avenida Gambetta
registró una demora de 30
minutos: nadie viviría para
contarlo.
Estudiar en estas condi-
ciones es todo un desa�ío; y
lograr resultados positivos
en una evaluación censal me-
rece una celebración. Teresa
lo reconoce íntimamente.
LECCIONES DE VIDACon silencio sísmico o sin él,
la profesora Ojeda ha cerrado
un capítulo feliz y comienza
su nueva etapa con una que
otra inquietud. La pensión
será más corta que su sueldo
como maestra en actividad,
así que ensaya mil y una fór-
mulas para alcanzar el �in de
mes con dignidad.
Hace veinte años, una
compensación por tiempo
de servicios alcanzaba para
comprar una casa pequeña o
un carro. Hoy el monto ha caí-
do con estrépito y, con suerte,
bordea los 5,000 soles.
Ante una maestra por
vocación, uno se anima a
formular las preguntas más
osadas y personales: ¿cómo
habría reaccionado usted
si alguno de sus hijos le hu-
biera dicho que quería ser
profesor? Teresa se toma su
tiempo, sonríe: “Estaría feliz
–observa con naturalidad–;
si la carrera llena su aspira-
ción, no me hubiera opuesto”.
Sin la premura de marcar
entrada antes de las 8:00 de
la mañana, Teresa sabe que
no se alejará del todo del ma-
gisterio. Será activista por
las mejoras remunerativas
para los maestros en activi-
dad y en retiro. Esas serán
sus próximas lecciones.
Ella está segura de que no
es el dinero lo que mueve al
mundo, sino la vocación por
hacer lo que a uno le satis-
face. Lo otro es una batalla
pendiente.
sombra de la cárcel Sarita
Colonia–, la profesora Ojeda
nunca �laqueó en la batalla de
llevar conocimiento a quie-
nes lo necesitaran.
La silenciosa tarea de
Teresa y sus colegas del
colegio Belaunde Terry ha
comenzado a dar sus frutos.
La evaluación censal de estu-
diantes que aplica cada año
el Ministerio de Educación
en las escuelas públicas les
ha deparado resultados ha-
lagüeños. Los estudiantes
han superado el promedio
nacional en comunicación
y matemática con un auspi-
cioso 51%, mientras que el
promedio nacional se sitúa
en 45%.
Ahora los ‘chalaquitos’
se ubican en el pelotón de
avanzada, cerca de sus pares
de Moquegua, Tacna y Lima
Metropolitana, según datos
de la Unidad de Medición de
la Calidad de los Aprendiza-
jes (UMC) del Ministerio de
Educación.
CARTAS MARCADASEn el barrio Daniel Alcides
Carrión, cinco de cada diez
padres de familia están pre-
sos, tres tienen problemas
con las drogas y los otros
dos luchan para librarse
del alcohol. A los chicos del
colegio Belaunde Terry les
han tocado las cartas marca-
das. No obstante el estigma,
lograr que los estudiantes
aprueben en comunicación
y matemática es como ganar
una medalla olímpica.
Eduardo Huamán, direc-
tor del plantel; Teresa Ojeda y
sus colegas están felices por
un logro que, al menos por un
momento, les hace olvidar
que son vecinos del penal de
En el asentamiento humano Daniel Alcides Carrión, la profesora Ojeda ha dejado una lec-ción que trasciende los linderos del aula. Para sus alumnos, aprobar la evaluación censal de comunicación y matemáticas es como ganar una medalla olímpica.
TEXTO RICHARD CAMPOS
LECCIONES DE TERESA
No obstante el estigma, lograr que los estudiantes aprueben en comunicación y matemática es comoganar una medalla olímpica.
Maestra. Teresa Ojeda y sus colegas de la institución educativa Fernando Belaunde. Encomiable labor en favor de los niños del Callao.
8 Viernes 9 de setiembre de 2016
El Peruano
PERSISTIR CON LA PALABRA
Al igual que otros artistas que luchan por mantener con dignidad su independencia, Jorge Luis Chamorro evita el encasillamiento. Videasta, gestor cultural, comunicador y narrador, en estos días presenta su nuevo libro, un poemario de aires nostálgicos y reflexivos.
TEXTO FIDEL GUTIÉRREZ M.
Esta es la historia de
un poemario recién
nacido, engendra-
do a lo largo de los
últimos cinco años,
pero dado a luz gracias a un
impulso poético. Es la historia
de La disciplina del silencio, el
sexto libro de su padre, Jorge
Luis Chamorro, una que es-
tuvo a punto de no ocurrir,
pero que �inalmente tuvo un
punto de partida gracias al
inconsciente empujón que le
dio uno de nuestros mayores
poetas vivos.
“Ya tenía listo un libro de
cuentos, además de una nou-velle –señala el autor–, pero un
mensaje de correo que recibí
de Enrique Verástegui cambió
el curso de todo”.
Jorge Luis había entre-
gado uno de sus libros al
autor de En los extramuros del mundo hace tanto tiem-
po que ya casi ni recordaba
haberlo hecho, cuando, de
pronto, recibió un mensaje
suyo. “Me sacó de cuadro,
porque cuando me acerqué
a él, lo sentí muy hermético”,
recuerda. El texto contribuía
a la duda. “Me decía que lo
fuera a ver a su casa y que le
llevara un pie de manzana.
Parecía una broma”.
Conversar con Verástegui
animaría a Chamorro a incli-
90 no trató de contrarrestar
la oscuridad amenazante de
los apagones utilizando esos
objetos? La segunda mitad
–‘Con el ruido del refrige-
rador de fondo’– re�leja al
autor convertido en un artis-
ta que, en el último poema,
recuerda su vida de niño con
una foto de un ‘Volkswagen
naranja’, que vuelve a con-
ducirlo a esos momentos en
que era un cachorro dentro
de una manada de hienas
salvajes.
MÚSICA Y LETRASAdemás de por sus libros, Cha-
morro es conocido en los pre-
dios culturales capitalinos por
sus trabajos en video, varios
de ellos vinculados a la músi-
ca, especí�icamente al rock,
con documentales sobre la
escena local y videoclips para
grupos como Voz Propia y Los
Protones. Que no sorprenda,
pues, que la presentación de
La disciplina del silencio, hecha
en diversos puntos de encuen-
tro literario y –cómo no– en
un par de bares, incluya un
complemento musical, a ma-
nera de acompañamiento de la
lectura de los poemas. Este ha
corrido a cargo de Sarah Ellen
Altamirano, guitarrista de la
desaparecida banda roquera
Valium. Luego de hacerlo en
Lima, ambos harán lo propio
el 24 de setiembre en Trujillo.
Presentar de esta mane-
ra sus poemas supone para
Chamorro “una experiencia
distinta a la que se puede te-
ner con un libro de cuentos
o una novela, en que el único
indicador de que el libro tiene
buena salud son los comenta-
rio y reseñas”.
“En cambio, cuando te me-
tes a un proyecto poético que
tiene algo más, como la música
en este caso, hay una retroa-
limentación, una cuestión
tangente, que da reacciones
inmediatas”, señala el autor,
quien cita como inspiración
de estas propuestas al recor-
dado José Watanabe. “Cuando
él estaba haciendo un disco con
Rafo Ráez, me dijo, ‘Jorge, la
poesía tiene que ir por otro
lado’; y a esa conclusión he lle-
gado también: estos tiempos le
reclaman al artista algo más”.
El texto contribuía a la duda. “Me decía que lo fuera a ver a su casa y que le llevara un pie de manzana. Parecía una broma”.
narse por publicar un libro
dedicado por completo a la
poesía. “Jorge Eslava ya lo
había revisado, pero fue En-
rique quien me dijo que tenía
que sacarlo de una vez”, re-
cuerda el autor. “La disciplina del silencio es […] entrar en el
universo de los bares desea-
dos, donde todo es oscuro y
claro, como las letras de un
bloc interminable”, escribe el
veterano poeta en el prólogo
del poemario. En él describe
el espíritu que habita en poe-
mas como ‘Bar’, celebración
escrita de esos puntos en el
mapa en los que “no se aho-
gan las penas / sino emergen
los recuerdos y / se fabrican
experiencias, sueños”.
INTENCIÓN POÉTICAEl libro se divide en dos par-
tes: aquella a la que pertene-
ce el escrito antes mentado,
“se re�iere al momento de
aprendizaje del poeta en me-
dio de los años de violencia
en los que crecimos y en
aquellos en los que se dio la
resaca de esa violencia”, ex-
plica Chamorro. Que el título
de esa porción de La discipli-na del silencio sea ‘Vela en
la botella’ gra�ica efectiva-
mente esa intencionalidad,
pues ¿quién que creció en
los años 80 y los tempranos
Andares. “El creador necesita enriquecer la forma en que presenta su propuesta”, opina Luis Chamorro. De esa urgencia parte la experiencia de darle música a la poesía.
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