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TU SALUD Y BIENESTAR DEPENDE DE TÍ
ALIMENTACIÓN
PARA ADULTOS
JOVENES (18ª40)
TU SALUD Y BIENESTAR DEPENDE DE TÍ
INTRODUCCIÓN
La juventud constituye un periodo de transición entre la
adolescencia y la edad madura. Ser estudiante o trabajar, ser
independiente o permanecer en la vivienda familiar configura un
estilo de vida peculiar que influye directamente sobre los hábitos
alimentarios. Según una encuesta llevada a cabo por el MAPA
(Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación) gran parte de
nuestros jóvenes tienen un perfil de consumo de alimentos basados
en los siguientes criterios:: sencillez, rapidez y comodidad en la
preparación de alimentos, presupuesto muy limitado destinado a la
alimentación y forma no convencional de consumo, es decir,
compaginan el acto de comer con otro tipo de actividades (TV,
radio, lectura, etc.) Su sentido del horario de las comidas es muy
laxo, pueden comer a cualquier hora y la dieta suele acomodarse a
sus exigencias y ritmos de trabajo o estudio y ocio. Realizan
numerosas "tomas" de alimentos, fraccionando el volumen total de
la dieta diaria y, en general, comparten en pocas ocasiones la comida
con la familia. Una alimentación es saludable si incluye variedad de
alimentos, se prepara siguiendo las normas básicas de higiene y
seguridad alimentaria, su sabor y presentación.
TU SALUD Y BIENESTAR DEPENDE DE TÍ
CARACTERÍSTICAS FISIOLÓGICAS
Nos encontramos en una etapa de la vida en la que ya no existen las elevadas
demandas energéticas y nutritivas que caracterizan a otros periodos, tales como la
infancia o la adolescencia. Estas necesidades son sensiblemente menores en relación
con el peso corporal, y dependen, entre otros factores, de: edad, sexo, complexión
(fuerte, mediana, delgada) y grado de actividad física.
Masa ósea: en el inicio de la pubertad y hasta el final de la adolescencia es cuando
se produce el crecimiento más rápido de la masa ósea. Desde ese momento y hasta
los 30 años aproximadamente se produce la consolidación del hueso. El aporte
adecuado de calcio a través de la alimentación, va a suponer un factor importante
como prevención de la osteoporosis a lo largo de la vida.
PAUTAS PARA ALIMENTARSE BIEN
A pesar de que las necesidades son muy distintas entre los jóvenes según sus
circunstancias personales, podemos dar unas pautas que sirvan de guía para llevar una
alimentación que contenga cantidades suficientes de nutrientes para cubrir las
necesidades de todos ellos de forma equilibrada.
Recomendaciones generales:
• Tener en cuenta que “comer bien” no significa ni comer mucho ni comer basándose en
alimentos caros.
• Todos los alimentos tienen un lugar en la dieta: variar al máximo la alimentación,
incluyendo todos los grupos básicos de alimentos y dentro de cada uno de ellos,
alimentos de distintos tipos (diferentes frutas o verduras, etc.)
• Conviene mantener los horarios de comidas de un día para otro y no saltarse ninguna.
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• Se recomienda comer despacio, masticando bien, en ambiente relajado, tranquilo,
evitando distracciones (TV, radio, etc.) y ordenadamente: comenzar por el primer plato,
después el segundo y por último el postre.
• La preparación de los alimentos es una necesidad que puede convertirse en algo lúdico
y agradable.
• Recuperar la herencia gastronómica de nuestros mayores ayuda a encontrarse con
agradables sorpresas.
• Consumir una dieta equilibrada en la juventud es hacer una inversión de futuro y una
seguridad para el presente, ya que una dieta desequilibrada, limita la capacidad física y
aumenta el riesgo de alteraciones (disminuyen las facultades físicas, hay cansancio
excesivo, etc.) o de ciertas enfermedades, a medio o largo plazo.
• Los alimentos dulces, chocolates, refrescos, snacks (patatas, ganchitos…), repostería,
pizzas, hamburguesas, etc., no hay porqué omitirlos de la dieta, pero sí que es
recomendable tomarlos en pequeñas cantidades y que su consumo sea ocasional sin dejar
que se convierta en un hábito.
Se ha de tener en cuenta que dentro de cada grupo de alimentos, las calorías varían en
función de la cantidad de grasa o de azúcares añadidos (leche entera o parcial o
totalmente desnatada, carne grasa o poco grasa, yogures azucarados o no…) y de la
forma de cocinarlos (rebozados, plancha, etc.).
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ES UN ERROR
COMER A CUALQUIER HORA Y “CUALQUIER COSA”
Uno de los hábitos en aumento en la población juvenil es tomar
alimentos a cualquier hora y con cierta frecuencia. La estructura de
3-4 comidas se ha convertido en 8-10 tomas de alimentos de menor
volumen, generalmente grasos y azucarados. A título de ejemplo: un
vaso de leche sola (con o sin café o un té), un bocadillo o pincho o
bollo a media mañana, refrescos de complemento entre horas,
snacks (bolsas de patatas fritas, panchitos, gusanitos, cortezas..) o
frutos secos, un producto de repostería o pastelería, de nuevo
refrescos, un sandwich o bocadilllo para cenar, complementado con
un postre lácteo o, en ocasiones, con un zumo de frutas. Mientras se
disfruta de un programa de televisión se picotean galletas, palitos de
pan con queso, palomitas de maíz, etc. Los jóvenes se decantan por
un tipo de comida de "entretenimiento", como un gesto incorporado
a sus actividades diarias, de saciedad inmediata y fácil consumo, lo
que perjudica su salud. Por ello, conviene planificar la alimentación
como merece, con tiempo y conocimiento, por lo que es necesario
que aprendan cuales son sus necesidades nutritivas y como adecuar
los menús frente a ellas, para evitar así las consecuencias nocivas
que tiene llevar a cabo semejante ritmo y tipo de comidas.
Algunos consejos prácticos para los que comen fuera de casa:
Para no perder tiempo ni en la compra ni en la cocina, lo primero
que debe hacerse es planificar los menús de una semana, de acuerdo
a las recomendaciones de dieta equilibrada (véase el capítulo
titulado “Equilibrio alimentario”).
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A continuación, sabiendo el número de comensales y sus gustos y
preferencias alimentarias, se procederá a elaborar la lista de la
compra.
Organización de la lista de la compra:
A principios de mes, se puede elaborar una lista en la que se indique
aquellos alimentos que se deben o se pueden comprar a diario,
semanal y mensualmente.
• Diariamente:
pan, verdura y fruta fresca, carne o pescado frescos.
• 1 vez a la semana:
verduras y hortalizas de buena conservación (lechuga, zanahoria,
berenjena, calabacín, tomate, pimientos, cebollas y puerros, etc.),
fruta variada, patatas, yogures, queso y otros productos lácteos,
huevos, fiambres y embutidos y pan envasado (de molde o
tostado...).
• 1 vez al mes:
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leche higienizada (UHT, esterilizada…) y leches especiales
(condensada, evaporada…), cereales y otros productos de desayuno
(galletas tipo maría, etc.), conservas vegetales o animales, productos
congelados, arroz, pastas alimenticias, legumbres secas, harina, pan
rallado, azúcar y sal, zumos de frutas envasados, aceites y otros
alimentos grasos.
De este modo siempre se puede disponer de una despensa
completa, pudiendo improvisar una comida rápida pero nutritiva,
ahorrando tiempo para poder realizar otras actividades.
TU SALUD Y BIENESTAR DEPENDE DE TÍ
Elaborado por: Sara Flores
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