00-Francisco Gabilondo Soler, su obra y sus pasiones_ una herencia para México.pdf

7/23/2019 00-Francisco Gabilondo Soler, su obra y sus pasiones_ una herencia para Mxico.pdf

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Francisco Gabilondo Soler

Su obra y sus pasiones; una herencia para Mxico


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Primera edicin, 2015

D.R. 2015, Fundacin Francisco Gabilondo Soler, Cri Cri, A.C.Fundadores 21, Ciudad Satlite, Naucalpan, CP. 53100, Estado de Mxico.

D.R. 2015, Cmara de Diputados, LXII Legislatura.Av. Congreso de la Unin No. 66, Col. El Parque, Del. Venunstiano Carranza, CP. 15960, D.F.

D.R. 2015, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.Av. Paseo de la Reforma 175, Col. Cuauhtmoc. CP. 06500, Mxico, D.F.

D.R. 2015, Imagia Comunicacin S. de R.L. de C.V.Facundo 1304, Col. Unidad Modelo, CP. 4420, Guadalajara, Jal.

[email protected]

D.R. 2015, Gerardo Garca Prez

ISBN 978-607-96973-0-3

Todos los derechos reservados. Queda prohibida la reproduccin total o parcial de esta obra por cualquier medioo procedimiento, comprendidos la reprografa, y el tratamiento informtico, la fotocopia o la grabacin,

sin la previa autorizacin por escrito de la Fundacin Francisco Gabilondo Soler, Cri Cri, A.C.

Impreso en MxicoPrinted in Mexico

Francisco Gabilondo Soler

Su obra y sus pasiones; una herencia para Mxico


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Francisco Gabilondo SolerSu obra y sus pasiones; una herencia para Mxico

GERARDOAUSTRAL IA


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Carmen Vizcayno Ortiz Vda. de Gabilondo,por su apoyo, temple y gran espritu. Brbara Sanz

Gabilondo,por su sensibilidad y puntual opinin. Nina Paz Gonzlez,por su apoyo siempre. El-

vira Garca,por su amistad y apoyo incondicional. Emilia Duclaud Paz,por facilitar las imgenes

de su gran abuelo, Manuel Paz Rigger. Lidia Camacho Camachoy Sergio Sandoval Camargode

la Fonoteca Nacional por su apoyo en la difusin de Francisco Gabilondo. Gonzalo Echegoyen,

por su testimonio y hospitalidad. Dr. Luis Pedroza,por sus recuerdos y su gran amistad. Diana

Gabilondo Vizcayno,por que siempre ofrece el mejor consejo. Francisco Sanz Gabilondo,por

su tiempo y confianza. Pavel Granados,por su puntual orientacin. Ofelia Espinoza de Gabi-

londo,por su apoyo. Guadalupe Loaeza,gracias por su aliento y colaboracin. Isaac Gabilondo

Kozlovsky,por su paciencia.

Antonio Sanz Gabilondo,gracias por sus recuerdos.

Rossy Corral

Guajardo,por su apoyo y consejo.Alicia Nuez de Seplveda,por su puntual asesora. Cynthia

Amandi Carmona,por su consejo siempre positivo.Juan Carlos Gabilondo Vizcayno,sin ti nada

llega a tierra. Lizzet Bernal,por su infatigable labor. Francisco Gabilondo Vizcayno,por su in-

condicional apoyo. Martha Montero,un reconocimiento por el estudio fotogrfico que realiz

Toms Montero Torres a Francisco Gabilondo.Jorge Sanz Gabilondo,por todos sus recuerdos.

Kenia Lpez Rabadn,por su orientacin y amable consejo. Don Ignacio Reglero Enedaguila,

W Radio. Gracias. Esther Cuatzon Mora,por los valiosos datos que nos aporto con su tesis.Jos

Luis Tamayo Barbosa,un reconocimento a su creatividad y haber transformado al grillito en un

personaje amable con una amplia sonrisa. A la Fonoteca Nacional de Mxicopor su apoyo y

colaboracin en la digitalizacin de nuestros materiales. A la Sociedad Astronmica de Mxico

por su aporte en la investigacin. AlArchivo General de la Nacin.A la Mesa Directiva de la Co-

misin de Cultura de la Cmara de Diputados del H. Congreso de la Unin de la LXII Legislatura.

AGRADECIMIENTOS


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CONTENIDO

Presentacin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7

Orizaba, el subibaja . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9

Ao de sacudidas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15

La espada del coronel . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 18

Don tiburcio y la sociedad apretada . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22

Panchito, primeros pasos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 26

Anuncio de casa: aqu somos porfiristas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 30La musa de su inspiracin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35

Bueno, bueno, probando..., uno, dos... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 45

De regreso a Orizaba . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 49

Rosario Patio: Mam Patito . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .57

...Mientras tanto: guantes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 62

Amor a primer trote . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 69

El futuro linotipista . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 71

A donde naci el jazz: New Orleans . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73

Nos casamos, aunque sea en la sala. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 82

Vmonos pa la capital . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 89

... Y fue en un cabaret . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 94

Astronoma: el ajedrez solitario . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .101

El guasn de la r adio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 115

Ms cornadas da el hambre . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 129

La XEW: la moderna chimenea del ensueo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .141


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Escuchando algo de su cosecha . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 147

Los grillos no son verdes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 155

Publicidad: el nuevo dios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 167Cartearse, hermosa palabra desaparecida. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 171

Ahorita vengo, no se vayan: el llamado del mar . . . . . . . . . . . .183

Barquito de nuez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 191

De su aficin, don Pancho dice:. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 192

Golpes bajos all en el Norte . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 197

Pagar la cuenta? !Qu costumbre tan absurda . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .203

En el cuento El arte de rer, Cri-Cri dice: . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 205

Aventuras con el Ratn Miguelito y lo que fulmin a Cri-Cri. . . . . . . . . . . . . .206Un grillo bestido de frac . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .208

Adis, don Francisco . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .213

S quin es ese Seor!;remembranzas sobre Francisco Gabilondo Soler . . . . . . . . . . . 215

ndice de canciones por orden alfabtico . . . . . . . . . . . . . . . .231

Fuentes consultadas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 235


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PRESENTACIN

Quin es el que anda ah?

Es Cri-Cri, es Cri-Cri.Todo Mxico sabe como contestar, pero paradjicamente no se co-noce con la profundidad necesaria al genio creador que se vislumbra en el potentsimopersonaje del Grillito Cantor.

Abordar a Cri-Cri, El Grillito Cantor, no es aventura nueva; pero s lo es mostrar al lector unFrancisco Gabilondo Soler de carne y hueso, en todas sus dimensiones: un hombre labrado de

intensas pasiones y cualidades, que no desaprovech momento para desarrollarlas.Francisco Gabilondo Soler, no es solo la figura ms importante e influyente de la historia dela msica infantil en Mxico y el mundo de habla hispana, sino tambin es un referente esen-cial de la cultura popular que nos identifica como mexicanos y latinoamericanos. Ah dondeestemos y en cualquier parte del mundo todos cantamos a Cri-Cri.

Por lo mismo, su permanencia generacional, no solo ha logrado ser un instrumento de uni-ficacin familiar, sino tambin una herramienta educativa de gran alcance entre abuelo y nieto,madre e hija... Deca Carlos Fuentes para crear debes estar consciente de las tradiciones, peropara mantener las tradiciones debes de crear algo nuevo.

Estamos frente a un hombre mexicano pero universal, autntico pero inquieto y pasional,que nunca se dejo atrapar por las politiqueras, ni las ideologas institucionales, no quiso sermodelo de nada; detest a los nios adultos-chiquitos, los bienpeinados pedantes, pero cre-

y en los nios-nios, en los pisacharcos como l los llamaba, y compuso msica paraellos recuperando el espritu grandioso, pero a su vez casero de la cotidianidad de los mexi-canos.

A travs de la genialidad de sus letras, llenas de verdad y de poesa, refuerza el valor de lapalabra bien dicha. La diversidad y riqueza musical de gneros de todo el mundo, manifiestaun espritu creador que sigue revelando a los mexicanos la belleza de su propia cultura.

Francisco Gabilondo Soler crey en sus anhelos y los persigui hasta el final. Este libro ofre-ce una visin amplia de su persona y del tiempo que le toc vivir.

BRBARASANZGABILONDO FRANCISCOGABILONDOVIZCAYNO JUANCARLOSGABILONDOVIZCAYNO SCARGABILONDOVIZCAYNO


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Desde el Cerro del Borrego se ve l a actual alameda Francisco Gabilondo Soler.

ArchivoFundacinFranciscoGabilondoSoler.


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C

uriosamente, Francisco Gabilondo Soler, Cri-Cri, nunca dedic una de sus can-

ciones a Orizaba, la ciudad que lo vio nacer. Por supuesto compuso varias me-lodas a la lluvia, una de las caractersticas climatolgicas por las que la ciudades famosa y por la que recibe el apodo de Pluviosilla. Se dice que Orizaba tiene dosestaciones: la de lluvia y la del tren.

Estuvo lloviendo desde medioda,

la casa est oscura, muy triste, muy fra.

Con tanta lluvia cada de arriba,

el agua ya llega hasta la barriga.

Junto al brasero, antiguo y caliente,

ronca mi gato, inteligente;

pero los patos opinan distinto

y si se mojan es por instinto.

(TARDEDELLUVIA, 1936)

Si hubiera compuesto una cancin a Orizaba, quizs el que aos ms tarde se con-vertira en el afamado Grillito Cantor, la hubiera titulado atinadamente El subibaja.No es para menos: Orizaba, tierra frtil de caa, tabaco y caf, olorosa a montaa yvalle, arrullada por su serpenteante ro, arropada por sus textiles ya sea de Santa Rosa

Orizaba, El Subibaja


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o Cocolapan y alegrada por sus magn-ficas cerveceras, se fund a la orilla deuno de los dos caminos ms importan-tes que comunic desde mediados delsiglo XVI la Ciudad de Mxico con Ve-racruz, por lo que fue punto obligadode todo trnsito comercial, adems deser sitio estratgico por estar situado ams de mil metros de altura. Desde ahse controlaba el trfico que suba desdeel Puerto y/o bajaba desde el altiplanoy ms all. No haba de otra: fueras un

humilde campesino, ganadero, comer-ciante, militar o hasta un gran empera-dor (fue uno de los lugares favoritos deMaximiliano de Habsburgo) subas obajabas por Orizaba.

Esto explica su rpido crecimientoeconmico y demogrfico, si bien partede su prosperidad se debi al fenmenocomercial que caus el que a partir de1764, por rdenes de la corona espao-la, las nicas regiones que podan culti-var en toda la Nueva Espaa el valiossi-

El Palacio de Hierro, construido totalmente de piezas metlicas, (1945).



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Vista panormica de Orizaba, (1877).

ArchivoFundacinFranciscoG

abilondoSoler.


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mo tabaco eran Crdoba y Orizaba, entoda Amrica!

Este monopolio, llamado Estanco, diomucho dinero a la regin, mismo que sevio reflejado en la rpida construccin deopulentas iglesias, casas, caminos, calles,fbricas y comercios, pero sobre todo enel desarrollo de una organizacin guber-namental eficaz, altamente operativa ycivilizada para su tiempo. Por ejemplo,siendo una localidad esencialmente depaso, desde mediados del siglo XIX enOrizaba, cada hostal o posada deba dar

diariamente parte a la polica de los nom-bres y procedencia de sus huspedes, delmotivo de sus viajes y si portaban armaso no. Haba disposiciones especficas decmo deban conducirse animales y jine-tes por las calles (Los que transiten lascalles a caballo, lo harn por la mitad deellas, y jams a carrera, y el que lo hicie-re de esta manera pagar una multa deuno a diez pesos o sufrir de uno a tresdas de arresto), de dnde un vendedorpblico poda ofrecer sus mercancas,de cmo panaderos y carniceros tenanla obligacin de anunciar los precios ycostos de sus productos y de las multasque pagaran en caso de meterle manoa bsculas o harinas. La preocupacinpor la salud tambin era primordial: losdoctores tenan que estar disponibles las24 horas y no atender al llamado de suspacientes era motivo de fuertes multas.Tirar agua en la calle tambin era motivo

de multa y hasta aquellos dueos de pe-rros que no les pusieran bozal y collar al

salir a la calle eran sancionados.A principios de los aos ochenta, laperiodista Elvira Garca realiz una se-rie de entrevistas grabadas a FranciscoGabilondo Soler y sus cercanos para sertransmitidas por radio UNAM. Ms tar-de estas entrevistas se compilaron en elmagnfico libro De lunas garapiadas(UNAM, 1982), un texto bsico de refe-rencia para entender la fantstica per-sonalidad de Francisco Gabilondo, su

historia y la de su no menos increblepersonaje.Una de las entrevistadas fue Carme-

la Soler Fernndez (m.1984), entoncesuna viejecita encantadora, ta por partede la madre de don Pancho, quien co-menta cmo era la Orizaba de entonces:

En aquella poca haba una sociedad

muy escogida; exista una gran divisin

de clases, como ocurra antiguamente en

la provincia; sin que se menospreciara a

los que no tenan dinero, pero s haba

una muy marcada divisin de clases so-

ciales. [Pero] era muy agradable; en tres

zancadas ya estaba uno en el ro, jugan-

do con el agua o trepndose al cerro

que estaba por all cerca; todava en ese

tiempo haba muchos rboles de guaya-

bas silvestres... yo me daba unos atraco-

nes de miedo!


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Pero mejor dejemos al personaje Cri-Cri, el Grillito Cantor, contarnos dndenaci:

Habiendo sido interrogado sobre el lugar

de nacimiento, Cri-Cri asegur ser del es-

tado de Veracruz. A lo que agreg algunos

datos acerca de dicha entidad: el estado

de Veracruz es una faja de tierra alargada,

angosta y algo curva (como un jinicuil).

Su poblacin es como de dos millones

de habitantes que se reproducen, crecen

y se van a vivir a la capital. Veracruz es

montaoso, la cima ms alta es el Pico de

Orizaba, apetitoso helado servido sobre

la tierra; hay grandes fbricas de hilados

y tejidos, en unas hilan bamba, en otras

se tejehuapango. El clima es muy varia-

do, pero siempre benigno, por cuya razn

abundan las flores y los poetas. Su fauna

es numerossima; no obstante ser tan po-

blado, yendo por los campos de Veracruz

es fcil toparse con la terrible nauyaca, con

el feroz jaguar o con el inquietante agraris-

ta. Veracruz es famoso por sus maderas,

caa, tabaco y frutas tropicales.

Exista una gran divisin de clases sociales, tambin en Orizaba.

ArchivoFundacinFranciscoGa

bilondoSoler.


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El paisaje que ofrece el Pico de Ori-zaba aparece sublimado en una partede la afamada cancin El chorrito:

En el paisaje siempre nevado,acurrucado sobre el volcn,

hay millones de gotitas,

convertidas en cristal.

(ELCHORRITO, 1934)

Cabe mencionar que por siglos Orizabafue considerado el ltimo bastin entre

la tierra fray la tierra caliente. A par-tir de ella para abajo comenzaban lasamenazas que azotaron a los espaoles:enfermedades tropicales, clima despia-dado, asaltos, etctera, aunque por otrolado tambin se daba la vida alegre ysosegada que cobijaba el buen clima yque no escap a la imaginacin del au-tor en su danzn:

Sabrosa tierra caliente,

cmo se sufre pa trabaj.

La conocida calle Coln, vista desde el Cerro del Borrego, (1884).

ArchivoFundacinFranciscoGab

ilondoSoler.


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Ay, ay, mi hamaca

que se menea,

tan perezosa

bajo el palmar!

Sabrosa tierra caliente,

llena de gente que est cans.

Tierra de los negritos,

fatigaditos de no hacer na.

(TIERRACALIENTE, (segunda versin),1936)

Ao de sacudidas

EN1907, ELAOQUEFRANCISCOGabilon-do Soler naci, Orizaba contaba con 49mil habitantes aproximadamente. Eseao se inaugur el Ferrocarril Nacionalde Tehuantepec, 303 kilmetros de vaque conectaba el Atlntico con el Pac-fico, obra de ingeniera excepcional yun gran logro que traera muchos be-neficios econmicos (sobre todo a losinversionistas extranjeros). Lo primeroque cruz de Oaxaca a Veracruz fue un

Al fondo el Citlaltepetl, tambin conocido como Pico de Orizaba. El deshielo beneficia a O rizaba y otros poblados cercanos. Los ros que cruzan la ciudad provienen del deshielo.

En estos ros se embarc seguramente un mosquito en un barquito de cscara de nuez.



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cargamento de 10 mil toneladas de az-car hawaiana.

Sin embargo se trat de un ao defuertes sacudidas, comenzando por elterremoto que estremeci al pas enabril, con epicentro en la costa de Gue-rrero (7.5 Richter). Despus vinieronviolentos movimientos sociales y polti-cos, zarandeadas que desembocaron enla terrible Revolucin Mexicana.

Esta agitacin social tuvo especialimportancia en Orizaba, pues la en-tidad representaba un ncleo de unaimportante regin industrial, comercial

y cultural, donde los obreros y la clasemedia, a diferencia de otras partes delpas, se distinguieron por apoyar lo quems tarde se convertira en el maderis-mo: A partir de ese momento vuelve acomentar doa Carmela, se marc to-dava ms rotundamente la divisin declases; entonces los importantes eranlos obreros y los campesinos.

La gota que derram el vaso llegcon la Huelga de Ro Blanco, importan-te fbrica de hilados y tejidos. Fundadaen 1892 en los linderos de Orizaba, lostrabajadores de esta importante fbrica

Fbrica de hilados y tejidos de Ro Blanco, (1896).



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estaban hartos de las condiciones detrabajo. No era para menos: jornadas de

15 horas, sueldo msero de 35 centavosal da, y en caso de que la mquina serompiera, pues se le cobraba al traba-jador.

As fue como dos mil obreros y cam-pesinos se amotinaron frente a la fbri-ca con intenciones de quemarla. Al nopoder hacerlo se fueron contra la tiendade raya, que saquearon e incendiaron;de ah liberaron a los reos de la crcely despus paralizaron todas las vas de

comunicacin, hasta que llegaron lasautoridades y los reprimieron violenta-mente con policas, rurales y ejrcito,con un saldo de 140 muertos y los lde-res pasados al paredn.

Definitivamente eran tiempos dif-ciles, pero la familia Gabilondo, gentede bien y de trabajo, supo capotear elmomento desde una posicin de clasemedia holgada.

Otro gran alboroto de ese ao, aun-que una sacudida ms amena, fue el de-but en la capital de la cupletista MaraConesa, La Gatita Blanca, quien pusonerviosos a todos los caballeros y erizlos peinados de las damas. Aunque ladiva espaola tena la voz de una ardillaen aprietos, lleg a conmocionar al p-blico mexicano con sus sugestivos bai-les y canciones picaronas: Yo doy ma-saje, yo doy masaje, con una gracia sinigual, y el que a probarlo va una vez,

desea ms Mujer de lo ms interesan-te y piedra angular del protofeminismo,

entre sus muchas diabluras estuvieronbailar de cachetito con Emiliano Zapata,ser la primer mujer en atreverse a portarel guila, emblema de la bandera, en lafalda de un traje de china poblana y loque debe ser considerado un acto ejem-plar: dejar a la UNAM como herederauniversal de sus bienes, que no fueronpocos. Fue tan popular que se cre unpartido poltico alrededor de ella: elPEC (Partido Estudiantil Conesista).

Mara Conesa.



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La espada del coronel

LAVENAMILITARENLAFAMILIAde Panchi-to, como le decan de cario a FranciscoGabilondo Soler, vena por parte de suabuelo materno, el coronel Jos AntonioSoler del Mazo, a quien Cri-Cri mencio-na en su famosa cancin:

Ay, qu bonita espada

de mi abuelito el coronel!

(ELROPERO, 1934)

y tambin en su cancin Abuelito:

Abuelito

(Voy! Voy!)

Tu fantasa jams me cansa

pues me conduce en sus alashasta el reino de la magia y el valor.

(ABUELITO, 1936)

El coronel Jos Antonio Soler del Mazo,de origen cataln, lleg a Mxico hacia1861 con las tropas espaolas al man-do del General Juan Prim y Prats, condede Reus, que junto con el contingentefrancs e ingls tenan el propsito dehacer presencia militar en nuestro terri-torio para presionar y cobrar la deudaque el presidente Benito Jurez rehu-

saba pagar a tales pases. Sin embargo,tanto Inglaterra como Espaa pronto sedieron cuenta que las verdaderas inten-ciones del lder francs, Napolen III,eran las de instaurar una monarqua enel pas, usando como ttere al ingenuoMaximiliano de Habsburgo. Por lo mis-mo prefirieron la opcin de renegociarcon Mxico, en vez de irse a los golpes.


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una panormica completa de la ciu-dad de Orizaba. El general Zaragoza,

que preparaba un ataque sobre dichaentidad, mand al general Jess Gon-zlez Ortega a ocupar el susodicho ce-rro, donde tuvieron que pernoctar. Noobstante entrada la noche, la fuerzaque se qued a defender la posicin(Divisin de Zacatecas) decidi irse adormir plcidamente. Un oficial decla-r que estaban tan dormidos que algu-nos soldados no despertaron hasta quelos franceses les hablaron, dndose as

la batalla, que comenz a 1 a.m. y quetermin a las 6 a.m. con la toma del ce-rro por parte de los franceses, con tansolo 250 hombres.

El general Zaragoza, echando chis-pas, dijo: Por el descuido y la flojeraen el servicio al frente del enemigo seha perdido la nica comunicacin paraatacar Orizaba y tomarla en pocos das.En efecto, el fallido ataque sobre Oriza-ba fue la ltima oportunidad real quetuvo el ejrcito mexicano de acabar conla intervencin antes de que iniciara for-malmente. Otra gran consecuencia fueque la victoria levant tremendamen-te el nimo de los franceses, quienesla consideraron una de las principalesvictorias de la poca, de tal manera queNapolen III otorg personalmente me-dallas a los destacados, y hasta hoy enda hay una calle en Pars que lleva elnombre de Rue du Borrego.

Fue en este momento que muchossoldados extranjeros, estando tan lejosde sus lugares de origen, se pasaron albando mexicano, ya sea por conviccino por negocio. Fue el caso del coronelSoler, a quien de pronto lo vemos en lasfilas del Ejrcito de Oriente, al mandodel General Ignacio Zaragoza.

Don Jos Antonio particip en laBatalla del Cerro del Borrego, en lasinmediaciones de Orizaba, el 13 y 14de junio de 1863. Vale la pena comen-tar un poco de esta singular batalla, yaque se perdi, literalmente por aga-rrar dormidos a todos: el cerro del Bo-rrego, sitio estratgico, permite tener

General Jos Antonio Soler del Mazo, de origen cataln. Lleg a Mxico con

tropas espaolas, al mando del general Prim. Hoy descansa en el cementerio

de Orizaba. En su cripta se puede leer Con cario te recuerdo; tu nieto Cri-Cri.

Arch

ivoFundacinFranciscoGabilondoSoler.


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Jorge Gabilondo Patio, hijo mayor de Francisco Gabilondo Soler, posando con el quep de su bisabuelo, el coronel Soler.

ArchivoFundacinFrancisc

oGabilondoSoler.


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Van los soldaditos llenos de valor,

aunque tal vez por precaucin

se agacha el generalpara dejar pasarlos corchos que dispara su can.

Muy derechos sin mirar atrs jams,

van los valientes de plomo

siguiendo a su general.El honor pide guerrear,

atacar con decisin

a un par de payasos burlones

que se ren del batalln.

(BATALLNDEPLOMO, (segunda versin), 1934)

Al trmino de su servicio militar, el co-ronel Jos Antonio Soler del Mazo senacionaliz mexicano y decidi quedar-se a vivir en Veracruz, donde estableciuna fbrica de licores llamada El guila.

Aunque retirado, el coronel tenapermiso de seguir utilizando el unifor-me. Quizs lo portaba de manera gallar-da cuando conoci a la guapa jovencitaEmilia Fernndez Flores, la mujer con laque se casara y que ms tarde marcarapara siempre la imaginacin del nieto;el ms importante personaje en la his-toria de la msica infantil en Mxico,Francisco Gabilondo Soler, Cri-Cri. Lapareja se cas en el puerto de Veracruz,en la Parroquia de Nuestra Seora de laAsuncin, el 3 de febrero de 1887.

Por otro lado los negocios llevaban

con frecuencia al coronel a Orizaba,hasta que:

Un domingo resea doa Carmela Soler

Fernndez regres entusiasmando a mi

madre para que se fueran a vivir all. Y mi

madre le preguntaba por qu tenan que

trasladarse a esa ciudad. l deca: pues

porque me ha encantado, tiene un cli-

ma precioso (en Orizaba llueve mucho,

pero ese da a l le toc un da soleado).

Y le dijo a mi madre: Nos vamos a vi-

vir a Orizaba. Traspas la fbrica y ya.

Y como el coronel Soler era un hombre

enrgico al que se le tena que obedecer

y mi mam era una mujer muy dcil, se

trasladaron a esa ciudad cuando tenan

ya a mi hermana Emilia y a mi hermano

Enrique; yo nac en Orizaba.

La vida transcurra tranquila y sin so-bresalto:

El quep del coronel, lleno de historias y recuerdos.


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Mi mam se dedicaba al hogar y mi her-

mano a los estudios. En aquella poca,

cuando una mujer llegaba a cierta eta-pa, ya no poda salir a la calle, dejaba

la escuela; cumpliendo los doce aos de

edad, se dedicaba a las labores del ho-

gar. Aunque tenamos servidumbre y mi

pap gozaba de una posicin econmi-

ca bastante buena, las mujeres pasba-

mos el tiempo bordando o aprendiendo

a cocinar. Mi hermana y mi mam toca-

ban el piano.

Don Tiburcio yla sociedad apretada

ESTABLECIDA LA FAMILIA SOLER FERNN-DEZen Nuestra Seora de los Puentes,como tambin apodan a Orizaba por sugran cantidad de puentes, el coronel r-pidamente estableci algunas empresascomerciales, entre ellas hasta una pas-telera. Para entonces ya haban nacidosus tres hijos: Emilia, Enrique y diezaos despus la pequea y vivarachaCarmela.

Es aqu que entra en escena don Ti-burcio Gabilondo Goya, nacido en 1881en la provincia de Guipzcoa, pequearegin del pas Vasco en frontera conlos Pirineos franceses, un lugar encan-tador rodeado de escarpadas cumbresboscosas (es la segunda provincia ms

montaosa de Espaa), abundantes rosy valles, regin distinguida por su grangastronoma y por la aficin de su gentea la msica y el baile (don Tiburcio to-caba el violn).

Las circunstancias en Guipzcoa noeran prometedoras para muchos de losGabilondo, por lo que Tiburcio y unode sus hermanos menores, Aniceto, de-cidieron emigrar como muchos de suscompatriotas en busca de mejores opor-

La moda era importante. Aqu Tiburcio Gabilondo Goya con bigote refinado y

su hijo Francisco con hermosos caireles.



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Tiburcio Gabilondo Goya y su hijo Francisco a la edad de catorce aos, probablemente su primer nudo de corbata.

ArchivoFundacinFranciscoGabilon

doSoler.


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;

tunidades a Mxico. Llegaron a Veracruzen noviembre de 1902, a la buena deDios, sin dinero y sin conocer a nadie.

El hermano prefiri probar suerte enel norte del pas, mientras que don Ti-burcio, de profesin contador, encontrtrabajo en una fbrica dedicada a traermercanca de Zongolica, Veracruz, re-gin fronteriza y de encuentro comer-

cial entre varios estados (Puebla, Oaxa-ca, Estado de Mxico, etctera).

Por su trabajo don Tiburcio visitabaOrizaba con frecuencia, a una oficinaque precisamente se encontraba frentea la casa de los Soler Fernndez. Ni tar-do ni perezoso se fue a presentar anteaquella hermosa criatura, Emilia SolerFernndez. El matrimonio se celebr en1906, ella tena 16 aos, l 25.

Don Tiburcio era buen tipo, muy in-teligente, un gran conversador; para losnmeros era maravilloso, solo l saba

hacer operaciones aritmticas tan rpi-damente dice doa Carmela. Sin em-bargo la vida en provincia era tranquila,tal vez demasiado para la joven espo-sa. Aunque tocaba el violn, sus gustosfavoritos eran los nmeros y la lecturaen completa quietud, sentado en su pol-trona favorita no en balde uno de susnegocios fue una librera, llamada LaAtenea, donde de seguro Panchito seempap de los grandes clsicos, comoEsopo, Christian Andersen, los herma-nos Grimm, Julio Verne, etctera.

Por su parte Emilia, menciona su her-mana Carmela: Fue muy bonita, pero[] no sala nunca a la calle. Solo cuan-do su esposo la llevaba al cine o al tea-tro, pero ms bien vivi recluida en elhogar.

La sociedad porfiriana estuvo ence-rrada en una mojigatera de campeonato;aquellas mujeres que queran destacar

Don Tiburcio Gabilondo Goya en la Ciudad de Mxico, en la casa de la calle Lpez Velarde,

en Santa Mara la Ribera.



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profesional o culturalmente se les veacon malos ojos. Por ejemplo, a principios

del siglo XX la obstetra Matilde Montoyase atrevi a establecer su consultorio enPuebla. El gremio mdico la repudi porimpdica y peligrosa innovadora, detal manera que tuvo que abandonar laciudad, opacada para siempre. En 1900un editorialista de La Voz de Nuevo Lense refera a las mujeres con intencionesprofesionales y deportivas como mari-machas y enemigas nmero uno de supropio gnero: El marimachismo se ha

planteado a gran escala en el traje, en elsport, en el arte, en todo. Con qu gestotan despreciativo miran a las que todavase visten de mujer. Para que las madressean lo menos madres posible se ha in-ventado el bibern automtico y la cu-na-automvil.

Un artculo de finales del siglo XIX,publicado en El Diario del Hogar, de laCiudad de Mxico,se titula Reconozcaa una mujer por sus gustosy dice:

Las jvenes a quienes gustan los pjaros,

son por lo regular afectas al canto y a la

msica y tienen un fino odo musical.

Aquellas que tienen mucho amor por

loros y pericos, son amigas de la conver-

sacin, del lenguaje disparatado de los

nios y de la murmuracin.

Las que gustan de los nios y los mi-

man, son propensas a los placeres del

himeneo.

Las que aborrecen a los nios y se

enfadan con sus lloros, no han nacido

para el hogar y les gustara mejor ser

cortesanas.

Las que aman el lujo y el exceso en el

atavo, desean encubrir la falta de cuali-

dades morales de que su conciencia las

acusa.

Las que son descuidadas en su aseo

personal, indican mucha ligereza de ca-

rcter y poca estimacin de s mismas, y

ven con indiferencia su honor.

Las que son aseadas y limpias y ami-

gas de la laboriosidad y de la instruccin,

harn buenas madres de familia, excelen-

tes esposas y amarteladas hijas. De estas

son de las que deben buscarse cuando un

hombre desea casarse para ser feliz.

Emilia Soler Fernndez, madre de Francisco.

Ambos tenan la misma mirada.



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;

La sociedad porfiriana exigi de lamujer estar bajo el completo dominio

del marido, como lo deban estar loshijos. Sus virtudes deban ser la obe-diencia, la abnegacin, la fidelidad,el amor, la dulzura, la honestidad y elpudor. Su nico fin en la vida era serbuenas madres y esposas, ser abnega-das, solcitas y cariosas, porque as, fi-nalmente, desde el punto de vista mas-culino, haba funcionado la humanidadhasta el siglo XX.

Panchito,primeros pasos

ELDOMINGO6 DEOCTUBREDE1907se es-cucharon las primeras notas musicalesen forma de chillido del beb Francis-co Gabilondo Soler. Su llegada fue muy

aplaudida. No solo era el primognito dela pareja, sino el primer nieto de los or-

gullosos abuelos Soler Fernndez. Des-pus vendran su hermano Jorge y suhermanita Eva.

La ta Carmela recuerda contenta:

Para m fue el primer sobrino. Adems

mi ahijado de bautizo cuando yo tena

apenas 10 aos de edad []

Panchito era bellsimo, muy seriecito,

muy formal; era tan bello que gan el

primer premio en un concurso de niosbonitos cuando apenas tena un ao de

vida. Al empezar a crecer, tal vez a los

cuatro o cinco aos, ya no le gustaba

que le dieran besos. Por eso le manda-

ron a hacer un sombrerito con una le-

yenda que deca: no me beses.

En 1910 la joven familia GabilondoSoler se embarc junto con el abue-lo a Espaa, para visitar Guipzcoa, latierra de los ancestros. Si uno quisieraser romntico dira: Las largas sema-nas cruzando el Atlntico marcaron alnio Pancho que vea el inmenso mar,la limpieza del cielo, el movimiento delbarco y las fantasas que escuchaba, no-che tras noche, naciendo as sus sueosde pirata, su obsesin por el cielo y suamor por el mar, como dice el histo-riador Agustn Snchez Gonzlez en sulibro Cri-Cri: Historia de un seor que

Apenas de seis meses y ya con una mirada especial.


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Francisco Gabilondo Soler a los cuatro aos de edad.

ArchivoFundacinFranciscoGabilon

doSoler.


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;

una vez fue grillo(Juan Pablos, 1990),pero la verdad es que el nio tena 3

aos y lo ms probable es que lo nicoque quera era comer, dormir, jugar yno marearse. Sin embargo, como atina-damente menciona don Agustn, el mary las estrellas seran sus pasiones a lolargo de la vida.

Desgraciadamente el viaje tambinestuvo marcado por la tragedia y tristezaa causa de la muerte prematura del pe-queo Jorge (se desconocen las causas).

De regreso a casa no qued otra ms

que inscribir al nio a la escuela, a laprimaria de don Manuel Oropeza, quehoy lleva el nombre de Francisco Gabi-londo Soler (si supieran los encargadoscmo la aborreci Panchito, no le hu-bieran puesto su nombre).

De carcter inquieto y travieso a ms,Panchito era inteligente y le encantabaaprender, pero no tena paciencia parael estudio obligado. Detestaba las clasesde canto:

No va conmigo aquello de que la voca-

cin se demuestra desde nio; detesta-

ba la clase de canto y, en especial, una

cancin que iba as: A trabajar, a trabajar,

con mucho fervor, a trabajar.

Por lo mismo a la primera oportunidadque se le presentaba sala disparado alcampo, ya sea a trepar el cerro o nadaren el ro. As lo cuenta:

En la escuela Manuel Oropeza. Al fondo se aprecia el perfil del maestro.

Emilia Soler Fernndez con Francisco a los dos aos.

ArchivoF

undacinFranciscoGabilondoSoler.



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Nac junto a un volcn, rodeado de mon-

taas, ros, rboles, flores y una fuente

que por cierta imperfeccin haca sur-gir un chorrito, que a veces se haca

grandote y otras se haca chiquito, con

casas donde en su tejados se posaban

los palomos, y con cuartos de trebejos

donde se poda encontrar en un rincn

abandonada a una mueca de esas que

se rellenaban con aserrn, muchos rope-

ros que guardaban cosas maravillosas:

cajitas, botones, fotos, recuerdos y tan-

tas y tantas cosas que gustan a los ni-

os. Yo solo observ todo esto y le pusemsica a mis cuentos en esto s creo

ser el nico en el mundo, hasta donde

s, fueron cuentos que nacieron de mis

recuerdos de la infancia; por eso puedo

decir que la verdadera msica de Cri-Cri

es Orizaba.

Tambin recuerda que desde la azoteade su casa poda verse a lo lejos pasarel viejo tren que iba de Mxico a Vera-cruz con parsimonia y echando vapor,ese magnfico tren inaugurado en 1873y que haca 2 das entre la capital y elpuerto jarocho (nada comparado a los 5que se hacan a caballo o en diligencia).

De su infancia don Francisco comenta:

Tengo por ah un librito que se llama Pe-

queo jardn de versos, de Robert Louis

Stevenson. Es una obra deliciosa; tieneA los seis aos, vestido para la ocasin.



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;

un prlogo escrito por una persona, tal

vez una profesora, en el cual dice que

hay algunos individuos que tienen eldon de poseer la llave que cierra la etapa

de la infancia y que, cuando son adultos,

pueden tomar esa llave, abrir la puerta

y regresar a esa etapa... es muy bonita

esa frase. Y, para m, es cien por ciento

verdadera porque yo puedo entrar a mi

infancia en el momento que quiero. En

cambio, hay gente que no puede retor-

nar a ella; s se acuerda, pero no con las

mismas sensaciones. Yo nada ms escu-

cho una corriente de agua y siento mari-posas en la barriga; as, mira as

Anuncio de casa:Aqu somos porfiristas

PANCHITO NACI DENTRO DE UNA FAMILIAcien por ciento porfirista. Esto tiene re-levancia, pues al estallar la revolucin,Orizaba, precursor importante del movi-miento, no fue lugar amable para los afi-liados al rgimen de Daz, entre los quese encontraba el coronel Soler, quien co-noca y admiraba al destacado y bigotu-do militar oaxaqueo.

Es de tomarse en cuenta que la oli-garqua porfiriana en Orizaba, surgida alamparo de la produccin y el monopo-lio del tabaco, haba usurpado la mayorparte del suelo urbano y la propiedad

inmobiliaria de la ciudad. Entonces nosolo el obrero o el campesino estaban

molestos con su situacin, sino tambinla clase media; el profesionista joven, elabogado, el ingeniero, el contador, quie-nes no tardaron en formar agrupaciones,o clubes, para tomar acciones, como elclub del Crculo Liberal Mutualista, cuyoslderes eran un tabacalero, un carpintero(a quien apodaban el Industrial ilustra-do), un abogado, un profesor y un den-tista. Este grupo fue el primero en edi-ficar en Orizaba una escuela exclusiva

para obreros y campesinos.Por supuesto el coronel Soler no es-taba de acuerdo para nada con el mo-vimiento populachero, ms cuando vioque su dinero se haca agua. La ta Car-mela explica:

No nos quedamos pobres, pero perdi-

mos la posicin econmica que tena-

mos. La revolucin arruin a mi padre

(el coronel), pues todo el oro y la plata

que haba guardado en los bancos per-

di su valor real, ya que los banqueros

lo transformaron en billetes sin valor a

los que llamaban bilimbiques.

El nuevo gobierno se qued con el oroy la plata de muchas familias. Todos losbancos cerraron y las fortunas fueronpara el movimiento revolucionario.

En mayo de 1910 Francisco I. Made-ro visit Orizaba en campaa electoral,


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agitando al populacho, aunque en reali-dad la revuelta armada en las principales

ciudades de Veracruz no fue tan cruenta,como en otras partes del pas. Claro, noestuvo exenta de las atrocidades y horro-res propios de cualquier guerra, que alnio Panchito, al caminar por las callesde la ciudad, entre la bola revoluciona-ria, le toc presenciar: en una entrevistapara la revista Siempre!, del 4 de abril de1962, confiesa haber visto cuerpos col-gados de los rboles, cadveres tendidosen el suelo atravesados por las balas y

hasta un fusilamiento en vivo.La gente de poder que apoy a Ma-dero no lo hizo con las huestes revo-lucionarias de aquella regin, por loque estas tenan pocos recursos paraun combate insistente u organizado. Lanica manera para obtener los recursosera ejerciendo el bandolerismo, por loque en lugares como Orizaba, Jalapa oCrdoba el asalto y asesinato a sangrefra estaban a la orden del da.

En 1915 un importante contingen-te carrancista se apoltron en Orizaba.Entre los presentes haba destacadospersonajes, como los pintores Jos Cle-mente Orozco y el Dr. Atl. En su auto-biografa, Orozco comenta los saqueosa templos importantes y el robo de lamaquinaria al peridico del poder, ElImparcial, con el que pudieron seguirimprimiendo su peridico revoluciona-rio, La Vanguardia.

De cuando Panchito tuvo 4 aos, acuando cumpli 10, Veracruz tuvo 15

diferentes gobernadores, 10 de ellossubstitutos; esto ejemplifica la tremolinapoltica.

Mientras tanto el viejo coronel seguaexigiendo su dinero:

Mi padre reanuda doa Carmela, ya

viejo deca constantemente: Yo deposit

oro y plata y me tienen que devolver oro

y plata. Y mi hermano (Enrique) le res-

ponda: Pap, con el dinero que tenemos

hay que comprar lo que se pueda. Peromi padre insista en que le regresaran su

oro y su plata. Y nada le devolvieron

El coronel Jos Antonio Soler del Mazomuri en 1917.

Mientras tanto los carrancistas se aco-modaron a sus anchas en las casas delas familias porfiristas que lograron es-capar, como lo hizo la familia de Fran-cisco, que se exili en la capital. Ah seinstalaron en la colonia San Rafael, cer-ca de Ro Consulado, donde Panchitocomenz sus correras por los alrededo-res, afianzando poco a poco ese carc-ter un tanto hurao que lo definira todasu vida.

En la ciudad don Tiburcio abri unalibrera, en la calle de Gante, donde po-dan encontrarse libros selectos (la ma-yora importados de Argentina), siendoPancho su visitador ms frecuente (mas


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Emilia Soler Fernndez, madre de Francisco Gabilondo; orgullosa de su hermoso hijo, con su

ropn comn de aquella poca.



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Emilia Fernndez Flores, la dulce abuelita de Francisco, musa de su inspiracin y de sus canciones ms notables como; Di por qu?, El ropero Sus ojos lo decan todo

ArchivoFundacinFranc

iscoGabilondoSoler.


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no su mejor cliente), ah se arraig suvocacin de lector agudo para toda la

vida.

La musa desu inspiracin

ESCONOCIDALAHISTORIADONDEsECUENTAque de nio Francisco Gabilondo Solerpasaba la mayora de sus das metidoen casa de su abuelita, quien le conta-

ba historias y cuentos increbles quelo marcaron para siempre y a su vez loconvirtieron en un narrador de imagina-cin excepcional. Por lo mismo Francis-co consider toda su vida a doa EmiliaFernndez Flores, su abuela, la musa desu inspiracin.

Pero vayamos un poco atrs: Todoslos das la mam de Panchito iba a re-cogerlo a la escuela, hasta que un dano lleg; en su lugar apareci su padre,don Tiburcio. Al llegar a casa, el niose dio cuenta que su mam no estaba, ytampoco estaban sus cosas. Emilia Solerde Gabilondo los haba dejado sin mu-chas explicaciones. Solo hubo una bre-ve conversacin entre esposos, dondeella manifest su urgencia por una vidamejor, pues Orizaba y su ambiente cla-semediero le quedaban chicos.

Panchito tena 7 aos cuando suspadres se separaron. Al poco tiempo

Emilia se mud a la capital, no sin antesconcertar el divorcio, el cual est regis-

trado como uno de los primeros en lahistoria de Orizaba.Tiburcio qued devastado, sobre

todo cuando tiempo despus se ente-r que Emilia contrajo matrimonio conEnrique Gonzlez Newton, un acauda-lado hombre de negocios dedicado a laganadera y cra de aves, dueo de in-mensos terrenos en las zonas de Coapay San ngel, al sur de la Ciudad de M-xico. Por fin ella cumpli su sueo.

Desde el principio la abuela, doaEmilia, ofreci al atribulado Tiburciohacerse cargo de Francisco (la pequeaEva se haba ido con su madre), convir-tindose as en la figura materna y a suvez en la persona ms importante e in-fluyente en la vida de Francisco.

Como sabemos no solo influy ensu personalidad, sino fue la respon-sable de alimentar la imaginacin dequien se convertira en el personajeque ha hecho cantar e imaginar a niosy adultos por generaciones hasta hoyen da, el artista que es una obligadareferencia cultural, una tradicin en lafamilia mexicana y aquellas extranjerasde habla hispana en todo el mundo,cuyo legado artstico e histrico siguevigente.

Como pequeo parntesis se puededecir que tal es la importancia de Fran-cisco Gabilondo Soler, que en 1976 na-


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;

ci la idea de que se le otorgara el Pre-mio Nobel de la Paz:

En este mundo regido por las debilida-

des humanas, llammosle piadosamen-

te as; en este mundo enfermo por la

ansiedad y el poder, trastocado en sus

valores esenciales, sacudido por las gue-

rras, amedrentado por la amenaza del

hambre y el agotamiento de energticos

y materias primas, han surgido las can-

ciones de Cri-Cri, con sus mensajes ple-

tricos de entusiasmo, alegra y amor;

con esas tonadas tan pegajosas y esosrelatos tan elocuentes, tan llenos de vida

y ensueo [] Tal vez nuestra voz sea

muy modesta, sin ms proyeccin de la

que pueda significar la sinceridad de un

grupo de personas bien intencionadas

[] Me atrevo a sugerir que corresponda

a Francisco Gabilondo Soler el Premio

Nobel de la Paz, por cuanto sus compo-

siciones han sembrado genuinos himnos

de bondad en los corazones de muchos

compatriotas y aun de gente de ms all

de nuestras fronteras. No creo caer en

una exageracin si les digo que puede

compararse, y con ventaja, con autores

de la talla de Hans Christian Andersen,

Jonathan Swift, los hermanos Grimm,

Charles Perrault y an del mismo Walt

Disney; porque, seores, las canciones

de Cri-Cri estn destinadas a trascender

las fronteras de la geografa y las todava

ms imponentes del tiempo

Escribi en una nota el reportero Seve-ro Quiones, del diario Novedades,de

Campeche.Toda la razn.

Regresando a lamusa de su inspiracin:doa Emilia Fernndez Flores naci en1859, en el puerto de Veracruz. Su pa-dre, Jos Mara Fernndez, fue un co-merciante de origen andaluz que murijoven a consecuencia de un accidente,cuando intentando pasarse de un vagna otro resbal lastimndose la pierna.

No se quiso atender la herida: No quie-ro ser hombre intil, le dijo a su mujer,Francisca Flores. Desgraciadamente lagangrena cobr factura dejando a unaviuda y seis hijos pequeos, los cualesse fueron a vivir con la abuela y unastas.

Don Pancho recuerda:

Mi abuela era muy niera; gustaba de in-

vitar a los nios de los vecinos y desde

luego a m; se pona a contarnos cuentos

y nos daba representaciones que consis-

tan en lo siguiente: pona una sbana

en la puerta, detrs de ella una lmpara

y de ese modo nos haca figuras en las

sombras; luego cantaba, tocaba el piano

un poquito, como toda la gente de ese

tiempo; adems, nos haca teatro con t-

teres...

Emilia Fernndez Flores y Eva Gabilondo Soler,

abuelita y hermana de Pancho.


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Cmo no recordar estas imgenes en sus primeros discos?


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Y, bueno, ah estaba formndose Cri-Cri.

Por su parte la ta Carmela evoca:

Era una seora muy sencilla, angelical,

bajita, menudita. En la vida de Panchito

ocup un gran sitio. Ella lo quiso mucho,

pues fue su primer nieto. [] Era muy

dulce, muy paciente; le contaba cuentos,

le tocaba el piano.

El que se convertira en Cri-Cri no solo

pasaba horas escuchando las historias desu abuelita; tambin se dedicaba a escu-driar los rincones de aquella vieja caso-na, recuerda Francisco Gabilondo Soler:

Mi encanto era pasar todo el da con mi

abuelita Emilia. Ella tena una casona

vieja, tal vez un poco parecida a esta en

la que hoy vivo (en Texcoco); no la re-

cuerdo bien, pero s conservo la imagen

de que all en el traspatio existan varios

cuartos con trebejos; adems, se poda

uno trepar a la azotea y disfrutar de un

paisaje muy hermoso. Y yo haca eso

con frecuencia.

Abuela y casona inspiraran inolvida-bles melodas, como por ejemplo Elchorrito, pues adentro de la casa habauna fuente que no funcionaba bien yque ocasionaba un chorrito cada vezque se bombeaba para sacar agua:

All en la fuente

haba un chorrito,

se haca grandote,se haca chiquito.

Estaba de mal humor...

Pobre chorrito!,

tenia calor.

(ELCHORRITO, 1934)

o como el El ropero:

Toma el llavero, abuelita,

y ensame tu roperocon cosas maravillosas

y tan hermosas que guardas t.

Toma el llavero, abuelita,

y ensame tu ropero.Prometo estarme quieto

y no tocar lo que saques t.

(ELROPERO, 1934)

o la mueca, de nombre Ma, quela abuela prestaba a las nias vecinas,pero que poco a poco la fueron dejandoen un rincn y que inspir Lamueca

fea, un cupl que a travs de los aos hasido grabado por artistas como LibertadLamarque, Yolanda del Campo, Cha-belo, Amparo Montes, Marco Antonio


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;

Muiz y hasta en japons, en la voz deCarlos Lida:

Escondida por los rincones,

temerosa que alguien la vea,platicaba con los ratones

la pobre mueca fea.

(LAMUECAFEA, 1935)

o el Casamiento de los Palomos, puespegada a la casa estaba una capilla aba-rrotada de palomas:

Van los novios en caminoa la iglesia del lugar:

son dos blancas palomitas

que se van a casar.

La paloma es preciosay el palomo muy gentil,

con el pico color de rosa

para besarla feliz.

Rosario Patio Domnguez con su bisnieta Lil Topete Sanz, visitando a Ma, la mueca fea, que vivi por mucho

tiempo en el ropero, pero por supuesto, recordada e inmortalizada.

ArchivoFundacinFrancis

coGabilondoSoler.


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Van los novios en camino a l a iglesia del lugar Imgenes inolvidables que fueron planeadas en sus primeros discos.


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;

Los palomos se casaron

y se van de la ciudad.

Curruc tuc, los iremos a dejar.

(CASAMIENTODELOSPALOMOS, 1935)

o como cuenta la ancdota que porlas maanas, Panchito y su abuela cami-naban a un establo cercano para traer le-che fresca: Le deca que la acompaaracon doa Robustiana, como se llamabauna vaca, para comprarla. La historia la

podemos escuchar en La lecherita:

Muy de maanita,

cuando el sol se asoma

a brillar,

va Caperucita

detrs de la lomaa ordear.

All en el establo

la vaquita Robustiana

balanceando el rabola saluda muy ufana.

(LALECHERITA, 1936)

En su cuento Quin dijo aburrirse?,Cri-Cri cuenta:

[] El nio preguntn quiere saber por

qu su abuela llora a ratos, frente al ro-

pero, donde hay tantos retratos de la fa-milia, donde evoca otros tiempos idos.

El nio curioso preguntaba a su abue-

la por qu era viejita.

Un nietecito pregunt a su abuela:

Cuntos aos tienes?

Veinte! minti la abuela sonriendo.

Oh! exclam el nio. Yo cre

que eras ms joven!

En su fabuloso cuento Geografa In-genua, Cri-Cri hace notar:

Pero no vaya a suponer que toda la

infancia la pase frente al ropero de mi

abuelita, la inquietud de mis primeros

aos me oblig a salir ms lejos, ya ha-

ba escuchado en el cuento de cierta ga-

llina botijona, que el mundo se extiende

mucho ms all de la iglesia. Despus,

en la escuela, aprend que nuestro mun-

do es redondo y que se le puede dar la

vuelta, como una hormiguita corriendo

alrededor de una naranja. Eso me ani-

m a hacer paseos cada vez ms largos;

memoric las callejuelas que cruzan las

huertas, me atrev a pisar la falda de las

montaas y mi temeridad me oblig has-

ta seguir el cauce del ro, tan lejos que

cuando retorn de noche a casa, la aven-

tura me cost una paliza. S, el mundo

es muy grande y pocos sern aquellos


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que lo hayan recorrido con sus propias

piernas, pero lo que me ha sorprendido

de nuestro mundo es que sea redondo

como una naranja, por eso, aquellos que

estn del otro lado, los chinitos, tendrn

que vivir de cabeza, postura divertida

pero algo incomoda segn comprob

colgndome al revs en el columpio. Sin

embargo llegar algn da en el que la

bondad y la justicia imperen en el mun-

do, entonces ser posible enderezar a

los chinitos.

La musa de su inspiracin muri en1923, cuando Pancho viva en el D.F. Elgolpe para l fue terrible.

Trazos de prueba para el lbum de plata de Cri-Cri.


ilondoSoler.


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En 1921 el joven Pancho vio cmo le ponan rejas a Chapultepec, un bosque quevisitaba diario: corra sobre Reforma desde Chapultepec hasta la calle de Rosales,cerca de donde estaba la estatua de El Caballito.Aos despus Herminio Kenny

lvarez, El To Herminio, pianista excntrico, como se anunciaba, compositor decanciones picantes e infantiles imitador autorizado de Agustn Lara, inmortalizara elsuceso con su cancin Las rejas de Chapultepec:

Las rejas de Chapultepeclas rejas de Chapultepec

son buenas son buenas

noms para usted

Estn pintadas de rojo? No no

estn pintadas de azul? No noestn pintadas de verde? S s

las rejas de Chapultepec.

Bueno, bueno,

probando,uno, dos


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;

1921 fue un ao trascendental en lahistoria de nuestro pas. Aunque Pan-

cho en ese momento no lo saba, elhecho cambiara su vida para siempre:se dio la primera transmisin de radio,iniciando as la era de los relmpagoshertzianos, como escribi con fervorfuturista el poeta Jos Juan Tablada,descargas que traspasan redes y vibranhacia el espacio infinito

Hctor de Maulen, en su crnica dela ciudad, El derrumbe de los dolos(Caly Arena, 2010) narra:

El 27 de septiembre (1921), mientras la

celebracin de centenario avanzaba a

su clmax, el mdico militar Enrique G-

mez Fernndez conclua, en los bajos

del Teatro Ideal (Dolores 6), la instala-

cin de un transmisor de radio marca De

Forest, de 20 watts de potencia. Fantico

de la ciencia, como lo describira su hija

aos ms tarde, Gmez Fernndez era

un experto en la construccin de apara-

tos elctricos. Esa noche, un transmisor

recin incautado a un buque estadouni-

dense le dara la oportunidad de probar

lo que, durante aos, solo haba podidoleer en revistas extranjeras. Ah, en los

bajos del teatro, el mdico improvis

una extraa cabina de cristal. Dentro de

esta esperaba el tenor Jos Mojica. Unas

calles ms adelante, en el actual Palacio

de Bellas Artes, una planta radiorrecep-

tora, provista de audfonos, aguardaba

el inicio de la primera demostracin p-

blica de radio. A las 8 p.m., Jos Mojica

se acerc al micrfono y enton una pie-

za de Paolo Totsi: Vorrei.

A partir de entonces las comunicacionesno volvieron a ser las mismas.

En la dcada de los aos treinta, laaportacin de Francisco Gabilondo So-ler, Cri-Cri, a este medio, dej una hue-lla imborrable en la conciencia de losmexicanos, convirtindolo en uno delos grandes responsables de que la ra-dio uniera a la familia mexicana fsica ysentimentalmente.


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Bienvenido a la adolescencia y a las aventuras tambin.



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De regreso a Orizaba

PARA1923LACIUDADDEMXICOmostrabasu modernidad no solo en las calles consus automviles y anuncios de nen,tambin desde las azoteas de las casas,donde las antenas de radio se erguancomo smbolo de la fiebre que azotabaa la familia mexicana: todos estaban se-ducidos por la radiomana que inundabalos hogares con radionovelas, peridicosparlantes, msica, charlas, anuncios pu-blicitarios y hasta mareadores discursos

polticos.El entonces presidente lvaro Obre-gn era felicitado y aplaudido por elavance tecnolgico como si l lo hubie-ra inventado. El nuevo artilugio manda-ba al telgrafo a descanso y abra un fu-turo brillante en las comunicaciones, nosolo en el campo del entretenimientofamiliar e informativo, tambin en la po-ltica, la educacin y hasta en lo militar(al poco tiempo de su inicio el radio seutiliz para ordenar movimientos detropas durante la rebelin delahuer-tista).

Mientras tanto, ya de regreso en Ori-zaba, Pancho, de 16 aos, no se halla-ba. La muerte de doa Emilia, su que-rida abuelita, fuente de inspiracin quelo ense a imaginar, lo traa alicado yarrastrando los zapatos.

Haba terminado los estudios bsi-cos, estaba harto de la escuela y no pen-

saba seguir adelante. Eso no aminorabasus ganas por aprender, aunque a su

manera, como lo vena haciendo tiem-po atrs, bajo sus trminos, a su paso.Debe tomarse en cuenta que a lo largosu vida, Francisco Gabilondo Soler mos-tr ser un estudioso nato, lector voraz,amante de las matemticas, de los idio-mas, de la ciencia, de los deportes y, so-bre todo, de lo que se convertira en unagran pasin: la astronoma. Lo que suce-da era que su tolerancia a la autoridad ylo preestablecido, a las cosas deben de

ser as, era muy poca.Por lo mismo las relaciones con supadre comenzaron a tensarse. Desdesu punto de vista, don Tiburcio no veaque su hijo tuviera aspiraciones paraocuparse dentro de una profesin ca-bal u oficio prctico. En ese tiempo ltrabajaba como tenedor de libros o con-tador, en la Cervecera Cuauhtmoc;prestigiada empresa fundada en 1894,la ms vieja en su gnero y de las msrespetadas a nivel mundial. Como todopatriarca de familia acomodada queraque su primognito siguiera sus pasos,en vez de andar en las nubes, viendoestrellas.

Pero Pancho y sus amigotes prefe-ran entregarse al deporte, a las largascaminatas por el campo, a los chapuzo-nes en los ros y a pensar en cosas msetreas. Gabilondo Soler comenta:


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En 1933 en el Puerto de Veracruz, con Jorge, pequeo de cinco aos.


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Es la cosa del muchacho que anda... no se

sabe a qu... buscando, buscando... quie-

re aprender y ser todo... eso es muy delos muchachos... inquietos... porque hay

unos muy mensos que nada anhelan y no

pasan de maceta del corredor a lo largo

de toda su vida. Bueno, quin sabe... a

lo mejor sirven de eslabn como sucede

en la naturaleza, que si se deja descansar

un terreno, al cabo de dos o tres aos, ya

produce muy bien. Me imagino que esa

gente aparentemente intil para la socie-

dad, es un eslabn; a lo mejor, despus

de dos o tres generaciones, a travs deesa gente vuelve a fructificar el talento

En cuestin de deporte Francisco toma-ba en serio el boxeo y la natacin:

Desde nio estaba yo muy acostumbra-

do a meterme en los ros de Orizaba, en

los cuales nadaba a contracorriente. Cla-

ro que en la ciudad de Mxico sobresal,

pero sin tener estilo; no nadaba yo de

mariposa ni nada por el estilo. Braceaba

como yo quera, haciendo medio inven-

ciones; sin embargo, jalaba fuerte []

En la capital lleg a ganar un campeo-nato.

En Orizaba se encontraban los fa-mosos Baos Mancera, propiedad delpap de su amigo Horacio, el Dr. Man-cera. Era un establecimiento de tamaoconsiderable que aparte de ofrecer ba-

os turcos, temazcal y vapores, tambinfuncionaba como hotel y restaurante fa-

miliar de categora. En la parte de atrsestaba la gran alberca donde Franciscopracticaba la brazada y el pataleo un das y otro tambin. Lleg a formar su pro-pio equipo de natacin, que bautiz, sinmodestia alguna, Equipo Francisco Ga-bilondo Soler,y que aos ms tarde ga-nara el campeonato juvenil de natacinde Orizaba.

Sera en este mismo balneario dondeestaba la pianola en uno de sus pasillos,

cuyos rollos hacan mover las teclas queFrancisco trataba de seguir, y la famosaescultura de tamao natural que inspi-rara el inolvidable foxtrot:

Si sospechas qu traigo aqu,ser todo para ti:

dulce no es, fruta no es,

nieve tampoco es.

Si me dices lo que ser,te pertenecer.

Piensa despacito

para adivinar.

Abre la caja,es un juguete

de hoja de lata

para ti.

Un negrito bailarn

de bastn y con bombn,

Francisco disfrutando el puerto de Veracruz

con su primer oyente...,

su hijo Jorge.


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;

con clavel en el ojal,

pero que se porta mal.

Ey amigo!, lo comprpara ver bailar a ust

Perezoso, mueva los pies!

Dale cuerda

y ya vers

cmo se acuerday puede bailar...

Morenito, vamo a ver

si por fin se anima ust,

y nos baila algo de tap!

Un negrito bailarn

de bastn y con bombn,

con clavel en el ojal,

pero que se porta mal.

Ey amigo!, lo compr

para ver bailar a ust

Perezoso, mueva los pies!

El negrito bailarn se encuentra actualmente feliz en la mitad de la sala de la familia Mancera.


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Dale cuerda

y ya vers

cmo se acuerday puede bailar...

Eh, moreno, vamo a ver

si por fin se anima ust,

y nos baila algo de tap!

(NEGRITOBAILARN, 1936)

Brbara Sanz Gabilondo, la nieta ms

grande del compositor, recuerda: Miabuelo aprendi a tocar el piano si-guiendo el movimiento de teclas de esapianola. Un da le pregunt por quaprendi a tocar piano y me contestque porque no tena piano, que si hu-biera tenido uno en casa, seguramenteno lo hubiera tocado.

No era el primer acercamiento deFrancisco a la msica; su padre tocabael violn y su madre y abuelita canta-ban y tocaban el piano, por lo que encasa haba un ambiente musical de ni-vel nada despreciable. Inclusive don Ti-burcio era el feliz poseedor de un violndel siglo XVIII, de Cremona, Italia, quedespus heredara Francisco GabilondoSoler,y posteriormente su nieto, scarGabilondo Vizcayno, quien todava loexhibe con orgullo.

Por otro lado, mientras viva en laCiudad de Mxico, Pancho tuvo la opor-

tunidad de ver tocar en vivo a AgustnLara, cosa que lo impresion muchsi-mo:

Tocaba en una casa de turismo(prost-

bulo). Empec a interesarme de nuevo

en el piano; escuchando tocar a Agustn

volv a ejercitarlo Y de ah, me entu-

siasm otra vez la msica, y fui apren-

diendo a pedazos, primero de oreja y

luego comprend que eran necesarias las

notas y las aprend solo.

El violn est resguardado tras la luna del ropero.

Ah descansa


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En 1923 mientras viva en la Ciudad de Mxico, tuvo la oportunidad de ver tocar en vivo a Agustn Lara, que lo impresion muchsimo y lo hizo volver a interesarse

por la msica.

Archivo

FundacinFranciscoGabilondoSoler.


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Siempre autodidacta, Francisco ideun sistema basado en las matemticas

para aprender solfeo, dando a las notasun nmero especial. Con este sistemapracticaba por horas.

Ya en Orizaba, el padre de un com-paero de escuela tena una tienda deinstrumentos musicales. Ah, cuandola tienda cerraba, Pancho y sus amigosarremetan contra los instrumentos, im-provisando hasta altas horas de la noche.Al grupo lo nombraron Los Alemanes,ya que por aqul tiempo los germanos

eran malos y ellos tambin.A don Tiburcio no le gustaba la ideade que su hijo, a parte de no asistir alcolegio, se pasara las horas jugando ala msica. Sin embargo no pudo negarque el mozalbete tena talento, y de queestuviera en la calle o trepando el cerro,mejor que tomara clases de msica.

Fue cuando Pancho tom sus pri-meras clases formales, primero con elprofesor de piano Ignacio Ashby y des-pus con la profesora Piera Sarral. Conellos aprendi lo bsico, pero para va-riar prefiri seguir su intuicin y arro-jarse a los acordes, arpegios y escalas asu modo, lo suficiente como para quecon la prctica y el tiempo se convirtie-ra en un pianista de primer orden condominio absoluto de los gneros dela poca, como el foxtrot, swing, tan-go, ragtime, etctera, as como llegar

a ser un improvisador de gil ingenio:Yo era un pianista de tapanco, nunca

tuve grandes estudios de msica, perome gustaba tocar las piezas de moda,los foxecitos y las tonadas de xito enaquellos tiempos.

Foxecitos? Si alguien tuvo un gustoexquisito por el gnero y lo supo utili-zar en toda su expresin fue don Fran-cisco Gabilondo Soler, Cri-Cri, el Grilli-to Cantor. Foxtrot, el trote de zorro, esun baile de saln donde las parejas bienafianzadas alternaban dos pasos lentos

con dos rpidos y que pese a ser de ori-gen negro fascin a la sociedad europeay norteamericana. Algunos de los fox-trots de Gabilondo Soler son:

Solfeo de patos, Mi burrita, Pato biz-co, El chivo ciclista, Chinesca, Chacho

muchacho, Pap elefante, Merienda

campestre, Llueve, La carcacha, El co-nejo turista, El abejorro mostachn,

Clarincito, Campanitas, Al agua to-

dos!, Abuelito, La maquinita, Jorobita,

Fiesta de los zapatos, El telfono, El bo-

rreguito, Cancin de las brujas, Los ca-ballitos, Caminito de la escuela, Chong-

Ki-F.Eso s, de lo que siempre huy Pan-

cho fue de las serenatas: Yo los acom-paaba por solidaridad, pero detesta-ba tales serenatas. Ni siquiera despusde tomar unas copas me gustaba ir acantar.


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Rosario Patio:Mam Patito

COSCOMATEPEC ES UNA CIUDADAL CENTROde Veracruz, rodeada de quebradas ytupidas montaas, todas amparadas porla majestuosidad de los 5,610 metros delsiempre nevado Pico de Orizaba. Se tra-ta de un poblado que desde su funda-cin por totonacas, hacia 1325, se distin-gui por ser gente relajada, hasta en susprcticas religiosas: no acostumbraron elsacrificio humano.

En su libro El encanto apacible de mitierra: Coscomatepec(1971), Jess Do-mnguez Rosas comenta:

Quieta, con la quietud que adormece y

que casi suea, es la ciudad de Cosco-

matepec que naci potica al pie de esa

cumbre blanca llamada Citlaltpetl [].

Muy pocos extranjeros han vivido all y

los que llegan se quedan y all mueren.

El comercio, la industria, la artesana y

la agricultura en manos de nativos. Con

dos trminos muy caractersticos desig-

San Juan Coscomatepec, el poblado ms cercano para subir al Pico de Orizaba.

Rosario a los 17 aos.

Juventud, divino tesoro

ArchivoFundacinFranciscoGabilondo

Soler.


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nan a los del altiplano y a los de la costa:

arribeosy bajeos.

Ah hay caf, maz, frijol, tabaco,

papa, aguacate y frutas; tambin made-

ras, cra de animales, talabartera, cur-

tido de pieles; fabricaciones de puros,

fustes y monturas. Todo en pequeo,

pero alcanza para cubrir las necesidades

del pueblo, por lo que hay un tradicional

orgullo para no pedir []. No hay gran-

des capitales ni gente rica, pero tampoco

hambre y miseria [].

Fue en esa tierra donde el 11 de sep-tiembre de 1904 naci Mara Rosario

Patio Domnguez, la mujer que seconvertira en la esposa de FranciscoGabilondo Soler, la mujer detrs del ge-nio musical que lo motiv y representartsticamente por ms de 50 aos, laMam Patitode sus sueos, la Charitoquerida oPrietita linda al calce de suscartas, la mujer emprendedora de granbelleza e inteligencia, que a contraco-rriente en un mundo de hombres, llega convertirse en una de las primeras em-

presarias mexicanas en la historia de lascomunicaciones.Para cuando naci Charito, Coscoma-

tepec era una inmensa regin boscosadonde llova constantemente. El invier-no prolongado haca que gran parte deltiempo, el pueblo estuviera sumergidoen una neblina gris que en ocasionesno dejaba ver el sol por semanas. Pero,como recuerda Jess Domnguez Rosas,la pesada humedad daba a la tierra unafertilidad extraordinaria. Tambin hacaque en el pueblo casi no hubiera polvo,por lo tanto no haba limpiabotas. Loque s haba eran muchos tendederos,porque era un problema secar la ropa.

Aos antes del nacimiento de Rosa-rio la historia de Coscomatepec habacambiado gracias a la construccin deun tren que en un inicio unira Huatus-co con Crdoba, pasando por Coscoma-tepec, Orizaba y poblados aledaos. La

Mam Patitoquiso ser cirquera desde nia. Le entusiasmaba volar y ll egar a los sitios de mayor

altura; lo logr...



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Rosario Patio Domnquez, Mam Patito, quien llev a Cri-Cri del mundo de la fantasa a la ms bella realidad.

ArchivoFunda

cinFranciscoGabilondoSoler.


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construccin estuvo a cargo de capitnPorfirio Dazjunior, hijo del presidentePorfirio Daz. La gente afectuosa y orgu-llosamente lo llam El Huatusquito, porser un trenecito de vapor que por lo ac-cidentado del terreno haca su recorridode 32 km en una va angosta de 60 cmentre va y va. Hacer el viaje era todauna delicia por lo esplndido del paisa-je y exuberante vegetacin, entre cerrosy barrancas profundas, ros y puentes.Durante su historia hubo varias locomo-toras que fueron tradas por barco des-de Inglaterra hasta Veracruz: La Luisa,

La Elena, La ElizabethyLa Cucaracha,entre otras.

Pu, pu, pu!Va la maquinita,

echando humo de algodn.

Pu, pu, pu!

Todos los muecos

se marcharon de excursin.

Y desde las ventanillas

por los campos pueden ver

a los toros y vaquillas

ocupados en comer.

Orgullosamente la gente lo llam el Huatusquito, un trenecito de vapor que uni a Huatusco con Crdoba.


ilondoSoler.


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Pu, pu, pu!

Mientras tiene cuerda

el trencito va muy bien.Pu, pu, pu!

Oh, qu divertido

es poder as viajar!

(LAMAQUINITA, 1935)

El tren llev a Coscomatepec a crecer r-pidamente y desarrollar infraestructura

de calles, drenajes, alumbrado pblico,acarreo de agua potable a los hogares,comunicaciones y otros importantes im-plementos que florecieron la economade la regin. Parte de la familia de doaRosario Patio particip en la construc-cin del Huatusquito. Por cierto uno delos maquinistas ms queridos de esteferrocarril fue don Panchito Carballidode la Lanza, padre del destacado drama-turgo mexicano Emilio Carballido. Paraviajar a la Ciudad de Mxico la gentetena, primero, que tomar el Huatusqui-to para irse a Crdoba y de ah esperarotro ferrocarril hacia la capital, lo quellevaba das enteros.

Los padres de Rosario Patio fueronel Dr. Lorenzo Patio y Rosario Domn-guez Fernndez. Charito tuvo dos her-manos y una hermana, Lorenzo, Carlosy Rosita. En el 50 aniversario del GrillitoCantor, Cri-Cri, el suplemento que pu-

blicaba la prestigiada Cervecera Mocte-zuma, llamado Panorama Moctezuma,

entrevist a Rosario Patio, quien recor-d cmo en medio del alboroto de laRevolucin sus padres murieron siendoella muy joven. Se conoce que el doctorPatio atenda clandestinamente por lanoche a los heridos revolucionarios ypor la maana en su consultorio a los fe-derales. La madre, doa Rosario, muritambin muy joven, quedando sus hijoshurfanos. Rosario pas al cuidado desus padrinos y parientes, la familia De

Jarmy, radicada en Orizaba.De las reminiscencias de infancia,Charito recuerda a su ta Evelia Arza-mendi, casada con Enrique Soler Fer-nndez, hermano de la mam de Pan-cho Gabilondo. Doa Evelia formabaun dueto con doa Blanca Neumair,esposa de don Otto Neumair W., maes-tro cervecero y superintendente generalde la Cervecera Moctezuma. Ambas se-oras cantaban pera y amenizaban lasreuniones de la alta sociedad orizabea.Tambin record que muy cerca de lacasa de su familia viva Queta Mendiola,quien tiempo despus se casara con elque fuera director de Cervecera Moc-tezuma durante ms de 40 aos: donEmilio Suberbi. Todo esto ocurra en elao de 1917, tiempo en el que La LonjaOrizabeaera el centro de reunin dela aristocracia local.


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;

mientras tanto:guantes

ENSULIBRODel Boxeo(Tusquets, 1987),la escritora Joyce Carol Oates dice:

El boxeo pretende ser superior a la vida

en la medida en que es, idealmente, su-

perior a todo accidente: nada contiene

que no sea del todo intencionado. Cada

combate de box es una historia: un dra-

ma sin palabras, nico y sumamente

condensado. Incluso cuando no sucede

nada sensacional: entonces el drama es

meramente psicolgico. Los boxeado-

res estn ah para establecer una expe-

riencia absoluta, una pblica rendicin

de cuentas de los lmites mximos de su

ser; ellos saben, como pocos podramos

saber de nosotros mismos, qu poder

fsico y psquico posen: de cunto son

capaces. Entrar al ring medio desnudo

y para arriesgar la propia vida, es hacer

de su pblico una especie de voyeur

el boxeo es tan ntimo. Es salirse de la

conciencia de la cordura para entrar en

otra, difcil de nombrar. Es arriesgarse,

y a veces alcanzar, la agona (del griego

agon, contienda) de la cual es raz.

Para 1924 el estudio y la msica ocu-paban solo una parte del tiempo de

Y se corri la voz de que en Orizaba haba un gero tremendo pal trompo.


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Francisco Gabilondo Soler, peso Welter.


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Pancho, pues a lo que verdaderamenteestaba entregado era al deporte, temaque tomaba en serio y con pretensio-nes de llevarlo a nivel profesional, so-

bre todo el boxeo. Su complexin fsi-ca, estatura y agilidad ayudaron mucho

a que Francisco entrara con facilidad almundo del ring. Pronto comenz a co-sechar triunfos y se corri la voz de queen Orizaba haba un gero tremendopaltrompo.

Mxico tiene una gran tradicin den-tro del noble y a la vez salvaje deportede los puos. A comienzos del siglo XXel box se daba en gimnasios pequeos,pero al crecer su popularidad se llev aplazas de armas, cosos taurinos y are-

nas grandes ante un nutrido pblico. En1921 se fund la primera organizacinde boxeo en Tampico, Tamaulipas, conla finalidad de regular justas, boxeado-res, pero sobre todo los rditos, que noeran pocos.

La prctica pugilista se fue extendien-do por los puertos del Golfo, llegando ala capital hacia 1922, cuando se fund laprimera comisin de boxeo, y Policar-po Santamara se convirti en el primerboxeador profesional de Mxico.

No tardaron en aparecer los grandescampeones del guante, dolos de chicosy grandes, sobre todo entre la clase po-pular, como Alfredo Gaona (el primerboxeador en llenar una plaza de toros),Kid Pancho(el primer clasificado mexi-cano mundial) y el brillante de los aosveinte, Carlos Pavn.

Tambin comenz la era de los pro-motores, siendo el primer grande Jim-

Medalla de reconocimento a sus cas 30 aos por su

pasin por el deporte.


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my Fitten, quien con pugilistas comoel Chango Casanova, Joe Conde, JuanZurita, Luis Castillo, Rodolfo Ramrez,el propio Kid Azteca (quien tuvo unacarrera de 30 aos con 235 peleas), diopaso a la primera poca de oro del bo-xeo mexicano.

Pronto el box se convirti en el de-porte y espectculo favorito de la afi-cin, sobre todo del pueblo, de dondesalan maravillosos boxeadores. Para1923 en Guadalajara se celebraron 25peleas profesionales y los boxeadoresextranjeros comenzaron a invadir lasarenas mexicanas, como El Bombero

Jim Flin, o el afamado Jackson Johnson.Entonces lleg la oportunidad para

el joven Pancho de medirse con alguienen serio. Elvira Garca cuenta:

No falt el valiente que presumiera ser

mejor que el gero aquel. Se trataba de

un tal Topete, un lder ferrocarrillero de

aquellos lares, un hombre que en sus ra-

tos libres se entrenaba como boxeador.

Lo apodaban elTerrible Mohamed. Sin

mayores trmites, quiso demostrar de

qu estaban hechos sus puos; impa-

ciente como era, el Terrible Mohamed

ret pblicamente a Pancho Gabilondo.

Gabilondo recibi esta medalla a los 23 aos. As eran los reconocimientos para los tremendos pugilistas.


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Este, que no tena entre sus virtudes la

tolerancia, dijo que respondera, y lo

cumpli. De inmediato, los amigos deambos improvisaron un ring. El robusto

Gabilondo Soler, con 80 kilos y ms de

un metro ochenta de estatura, tir al sue-

lo y noque de un solo golpe al Terrible

Mohameden los primeros segundos del

nico round al que lleg ese encuentro.

Aunque el ttulo no se dio oficial-mente, Pancho fue coronado CampenWelter de Veracruz. Contina la perio-

dista Garca:

Pasados los das, una ancdota invada

las lluviosas calles de Orizaba: el Terri-

ble Mohamed, o ex terrible, intentaba

lavar su prestigio diciendo que perdi la

pelea porque, sin saber cmo, en algn

momento de la contienda volaron sus

anteojos. Topete perdi el sobrenombre

de Terrible, pero gan el de mentiroso,

porque de cundo ac un boxeador

sube al ring a darse de trompadas con

todo y lentes?

Lleno de confianza tras su victoria,Gabilondo decidi probar suerte comoboxeador en la capital. Viaj y se instalen el gimnasio de Rosendo Arnaiz, pro-fesor de cultura fsica, muy querido ensu poca, recuerda Gabilondo Soler.Se entren y cruz guantes con algunosboxeadores amateurs y otros profesio-

nales; a veces ganaba, otras perda. Sinembargo lleg a ganar un campeonato

en el Distrito Federal:

Gan el campeonato porque nada ms

haba cuatro peleadores de mi peso; qu

tal, eh?, alguno de los cuatro tena que

ganar... y todava en esa poca me de-

can: qu brbaro, fuiste campen de la

capital del pas! Pues s, pero nada ms

ramos cuatro; me parece que entre los

ms bajos de estatura y menor peso ha-

ba ms peleadores. Lgico, es la raza

no?... y en esta esquina, de cuatrocien-tos gramos y algunos kilos: El Patn Ta-

cuba, o algo as por el estilo. Me acuerdo

que tambin en el gimnasio del maestro

Arnaiz nicamente haba un boxeador

de peso completo, ese no poda pelear...

a menos que se pegara l solito!... No-

sotros ramos peso semicompleto, de

entre 72 a 80 kilos. Y de menor peso s

haba otros... recuerdo a El Cordobita

que tena como 53 kilos, peso gallo y era

rete bueno, caray! quin sabe qu habr

sido de l. Pero, ya le digo, haba muy

pocos contrincantes de mi categora, as

era muy fcil ganar.

Muchos aos despus el gran escritorargentino Julio Cortzar tendra dos delas mismas grandes pasiones que Fran-cisco Gabilondo Soler: el jazz y el bo-xeo. De este ltimo opin:


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Me interesa el enfrentamiento de dos

tcnicas, de dos estilos, la habilidad de

vencer siendo a veces, ms dbil. Te dirque casi siempre estuve del lado del ms

dbil en el boxeo y muchas veces los vi

vencer y es una maravilla. Por otra parte,

lo que sucede es que a m no me intere-

san los deportes colectivos. [] El ftbol,

por ejemplo, me es totalmente indiferen-

te. [] Me gustan los deportes donde se

enfrentan dos individuos, como sucede

en el tenis o en el boxeo. Son dos desti-

nos que se juegan el uno contra el otro.

En el ftbol son once contra once, ganao pierde un equipo. La responsabilidad

individual se diluye, todo se diluye. []

En el boxeo eso no es posible. All un

hombre vence a otro. Gana porque es

mejor o porque hizo mejor las cosas. []

Estticamente es muy hermoso ver en-

frentarse a dos grandes boxeadores.

En una ocasin le preguntaron auno de los ms grandes campeones delmundo de peso pluma, el irlands BarryMcGuigan:

Por qu te convertiste en boxeador?

No s. No puedo ser poeta, ni s con-

tar historias

Francisco Gabilondo Soler s fuepoeta y supo contar historias: hora decolgar los guantes.

Con motivo del aniversario de los 100aos del nacimiento de Francisco Gabi-

londo Soler, su nieto, scar GabilondoVizcayno, envi una carta de invitacinal Presidente del Consejo Mundial deBoxeo, Jos Sulaiman, quien contest:

Mi querido scar:

Qu bonita carta y qu estimulante el

saber del convivio de su abuelo y supadre durante el boxeo semanal que

antes tenamos en Mxico por la te-

levisin abierta, y qu gran noticia y

honor para el boxeo el saber que uno

de los ms grandes y queridos perso-

najes de la historia de Mxico, el gran

Cri-Cri, quien hiciera felices a tantos

nios de la pasada y presente gene-

racin, incluido yo, mis hijos y hasta

nietos, haya sido tan aficionado y has-

ta participante del deporte de nues-

tros amores, el boxeo. Tanto el Con-

sejo Mundial de Boxeo, como yo en lo

personal, ofrecemos nuestra modesta

participacin para que ese festejo sea

tan grande como el recuerdo de Fran-

cisco Gabilondo Soler, Cri-Cri, se lo

merece [].


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Siempre en buena condicin fsica.



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Amor a primer

Documents

00-Francisco Gabilondo Soler, su obra y sus pasiones_ una herencia para México.pdf