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ANALESDE LA

REAL ACADÈMIA DECULTURA VALENCIANA

CREADA DURANTE EL DECANATO DE JOSÉ SANCHIS SIVERA EN 1928

NÚMERO 87

VALENCIA2012

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Índice

ESTUDIOS …………………………………………………………… 7

ContribuCión a la historia de los Miscellanea Philologica de Pedro Juan núñez …………………… 9

Toribio Fuente cornejo

“Fuera de la muralla de aliCante el reino de ValenCia ha deJado de existir” el Cónsul britániCo P. C. tuPPer y la Caída de ValenCia en 1812 ……………………………………… 23

elías Durán de Porras

el oCaso del rePubliCanismo históriCo: lerrouxistas y blasquistas ante las eleCCiones de 1936. ………………………… 75

Roberto Villa garcía

la iglesia oCulta en CheCosloVaquia (1948-1989) …………… 121alejandro Martínez Relanzón

la Pedagogía en la ComPañía de Jesús, ayer y hoy …………… 149Julián garcía del Pozo Jiménez

el aCCeso a la direCCión Por Parte de los direCtores de los Colegios de inFantil y Primaria ValenCianos. reFlexiones a Partir de un análisis emPíriCo. …………………… 199

José eliseo Valle

análisis del estado de la ProaCtiVidad medioambiental en el seCtor industrial ValenCiano. ¿qué busCan las emPresas, meJorar la resPonsabilidad soCial CorPoratiVa o laVar su imagen?. ………………………… 227

segarra oña, M.; Peiró signes, a.; de Miguel Molina, M. y de Miguel Molina, B.

breve curriculum de los autores …………………………………………… 259

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VIDA ACADÉMICA ………………………………………………… 263

resum de la memÒria d’aCtiVitats del Curs aCadÈmiC 2011-2012 ………………………………………………… 265

Desamparados cabanes Pecourt

1761-30 de Julio-2011250º aniVersario de la muerte del esCultor FranCisCo Vergara bartual(l’alCúdia, 1713-roma, 1762) ……………………………………… 285

andrés de sales Ferri chulio

disCurso de aPertura del Curso 2012-2013. real aCadémia de Cultura ValenCiana: la Ciudad de ValenCia y el mar: de tosCa a sorolla. metáFora o FiCCión. ………………………………………………… 291

Javier Domínguez Rodrigo

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ESTUDIOS

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Anals de la Real Acadèmia de Cultura Valenciana nº 87 (2012)

Toribio FuenTe Cornejo

Contribución a la historia de los Miscellanea Philologica de Pedro Juan Núñez

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RECEPCIÓN: 16-05-2012REVISIÓN: 13-09-2012ACEPTACIÓN: 10-12-2012PUBLICACIÓN: 30-12-2012

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ContribuCión a la historia de los MisCellaNea PhilologiCa de Pedro Juan núñez

resumen:

En este artículo se revisa la correspondencia de los hermanos Mayans con los erudi-tos Francisco Cerdá y Rico y José Vega Sentmenat, para reconstruir la historia de los manuscritos que configuran los Miscellanea Philologica del humanista valenciano Pedro Juan Núñez, desde la donación de Besora a la Biblioteca de los Carmelitas Descalzos de Barcelona hasta la visita a dicha biblioteca de Jaime Villanueva a comienzos del siglo XIX.

Palabras clave: Manuscritos, Pedro Juan Núñez, correspondencia Mayans.

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Contribution to the history of theMisCellaNea PhilologiCa of Pedro Juan núñez

abstract:

This study aims to analyze the correspondence between the Mayans brothers and the scholars Francisco Cerdá and José Vega Sentmenat, in order to reconstruct the history of the manuscripts in Miscellanea Philologica, written by the Valencian humanist Pedro Juan Nuñez. Particularly, it focuses on the period going from the donation by Besora to Carmelitas Descalzos library in Barcelona to Jaime Villanueva’s library viewing at the beginning of the 19th century.

Keywords: Manuscripts, Pedro Juan Núñez, correspondece Mayans.

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Toribio Fuente Cornejo / Anales RACV nº 87 (2012) / ISSN: 1130-426X, pp. 9-22 13

En un trabajo reciente titulado “Notas bibliográficas sobre Pedro Juan Núñez, hu-manista valenciano”1, el Profesor Juan María Núñez trazó la historia de los cuatro manuscritos que configuran los Miscellanea Philologica de Pedro Juan Núñez (vol 1. Institutiones oratoriae ex variis scriptoribus ac praesertim ex Hermogene, ms. BNM 9153; vol. II. Praecepta ad epistolas artificio contexendas atque illustrandas, ms. BUB 1185; vol. III. De historia Romana, BNM 9154; y vol IV. Comentarios latinos a la geografía de Dionisio Afri-cano, ms. BUB 1003), desde la donación de Don José Gerónimo Besora hasta la distribución actual de los mismos en las Bibliotecas Universitaria de Barcelona y la Nacional de Madrid.

En este trabajo queremos, a partir de la correspondencia de los hermanos Mayans i Siscar, Gregorio y Juan Antonio, que ahora se puede consultar gracias a la edición de la Biblioteca Valenciana Digital2, con los eruditos Francisco Cerdà y Rico y José Vega Sentmenat3, aportar nuevos datos a la historia de las mencionadas obras, relati-vos al periodo que va desde la donación de Besora hasta la visita de Jaime Villanueva a la biblioteca de los PP. Carmelitas Descalzos de Barcelona, de la que informa a su hermano por carta recogida en su monumental Viage literario por las Iglesias de España4.

1 Núñez GoNzález, Juan María, “Notas bibliográficas sobre Pedro Juan Núñez, humanista valenciano”, Liburna 4 (2011), pp. 257-263.

2 Se puede acceder a esta edición a través de <www.bivaldi.gva.es>3 La correspondencia de los hermanos Mayans con Francisco Cerdá y Rico, copiada por Serrano Morales, bibliote-

cario del Ayuntamiento de Valencia, fue publicada por Menéndez Pelayo en la Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, en los años 1905-6; la mantenida con el erudito catalán José Vega Sentmenat, también de manera incompleta, se publicó en la Revista crítica y literaria correspondiente al año 1901. En el 2000 Amparo Alemany publicó una edición completa de la correspondencia de los hermanos Mayans con cuatro importantes eruditos como se recoge en el título del volumen MayaNs y siscar, Gregorio, Epistolario. XVII. Cartas literarias. Correspondencia de los hermanos Mayans con los hermanos Andrés, F. Cerdà y Rico, Juan Bta. Muñoz y José Vega Sentmenat, estudio preliminar, transcripción y notas por Amparo Alemany Peiró, Valencia, 2000.

4 VillaNueVa, Jaime, Viage literario a las Iglesias de España, vol. XVIII, Madrid, 1851, pp. 213-214.

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Anales RACV nº 87 (2012) / ISSN: 1130-426X, pp. 9-22 / Contribución a la historia de los Miscellanea…14

La historia de los códices comienza con la donación del canónigo de Lérida D. José Gerónimo Besora a los Carmelitas Descalzos de Barcelona, que cuenta con cierto detalle Don Félix Torres Amat en su obra Memorias para ayudar a formar un diccionario crítico de los escritores catalanes y dar alguna idea de la antigua y moderna literatura de Cataluña5, publicada en 1836. El canónigo Besora quiso donar la colección de libros que había reunido, compuesta por 5577 tomos6 “de buena calidad”, a la Academia de Barcelona, pero con ciertas condiciones, que se “despreciaron”, por lo que hizo la donación a favor a los Carmelitas Descalzos para que el público disfrutase de tan importante colec-ción7. El propio Besora redactó el testamento en 1654 que entregó al notario barce-lonés Bartolomé Plea8. A la muerte del canónigo ilerdense ocurrida el 14 o el 15 de febrero de 1665, la colección, en su mayor parte manuscritos, pasó a la Biblioteca de los Carmelitas según consta en el recibo, en poder del notario barcelonés don Francisco Llauder, que firmó el convento ese mismo año.

En 1784 el erudito José Vega Sentmenat escribe a Juan Antonio Mayans, el hermano menor de los Mayans, una carta con fecha del 16 de marzo comunicándole el des-cubrimiento de unas obras de Pedro Juan Núñez relativas a traducciones de oracio-nes y escolios, que , sin duda, serían del agrado de D. Gregorio9, pero sin ninguna otra indicación: “de Juan Núñez tengo que decir cosas que disminuyen la pena que tenía D. Gregorio en su Bibliotheca, i capítulo será para otro correo, pues éste escapa, es un descubrimiento que he hecho de Núñez de traducciones de oraciones de Cicerón i scholios ricos, etc., que merecen lugar al lado del que acaba de hacer el Sr. Cerdá”10. Una noticia de la que Juan Antonio dará cuenta inmediata a Cerdà: “D. Josef Vega Sentmenat, Presidente de la Academia de la Historia de Barcelona,

5 Torres aMaT, Félix, Memorias para ayudar a formar un diccionario crítico de los escritores catalanes y dar alguna idea de la antigua y moderna literatura de Cataluña, Barcelona, Imprenta J. Verdaguer, 1836.

6 Villanueva habla de 5567 volúmenes en su mayoría manuscritos, VillaNueVa, Jaime, Viage literario, p. 208. 7 Torres aMaT, Félix, Memorias, pp. 107-108. 8 VillaNueVa, Jaime, Viage literario, p. 209. 9 La admiración que Gregorio Mayans sentía por Pedro Juan Núñez fluye por doquier en su epistolario, sirvan es-

tas palabras que escribe al médico Andrés Piquer como muestra: “luego que sepa Vm. leer quatro palabras, dirán que Vm. es un Comendador Griego o un Pedro Juan Núñez, que en mi opinión ha sido el que más ha sabido en España de esta lengua que San Agustín no se atrevió a aprender”, Mayans a Piquer, 21-11-1570, MayaNs y siscar, G., Epistolario, I, Mayans y los médicos, Transcripción, notas y estudio preliminar de V. Peset, Valencia, 1972, p. 111.

10 J. Vega Sentmenat a J. A. Mayans, 16-03-1784. MayaNs y siscar, G., Epistolario, vol. XVII, nº 47, p. 480. BMV, Serrano Morales, 7284-74.

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es discípulo de D. Josef Finestres, sobrino del Sr. Patriarca, i aficionadíssimo a las letras i me dice que ha hecho descubrimientos de Pedro Juan Núñez, de traduciones de Oraciones de Cicerón, i de Scholios, etc. de que me hablará en otra carta que comunicaré a Vmd”11.

Cuando el menor de los Mayans escribía estas líneas ya Vega Sentmenat había to-mado la pluma, la carta tiene fecha del 20 de marzo, para describir con detalle, es la primera descripción que conocemos, los dos códices de Núñez que había descu-bierto en la biblioteca de los Descalzos. Del primero, que se corresponde con el vol. I de los Miscellanea Philologica, dice: “en la bibliotheca de los Descalzos de ésta, bajo la letra O, nº. 396, hay un códice en folio manuscrito, que contiene: Institutiones oratoriae ex variis scriptoribus ac praesertim ex Hermogene, auctore Petro Iohanne Nunnezio, valentino. Acaban por el cap. De actione. Síguese la Oración de Cicerón Pro Marco Marcello. La traducción española. Scholia in Orationem M. Marc. Formulae. Lo mismo de la Actio 1ª. in Verrem i de la Philípica, excepto las fórmulas que faltan en esta última, con que remata el tomo de cerca de quatro dedos de alto, bien leíble, excepto algún parage que se escapa ya”12. A continuación describe el segundo de los manuscritos descubiertos, el vol. 2 de los mencionados por Villanueva: “bajo la letra O, nº. 392, hay otro códice en folio manuscrito, también del Núñez, con este título: Praecepta ad epistolas artificio con-texendas atque illustrandas, auctore Petro Ioanne Nunnesio, valentino. Comprehende pocas hojas. Síguese M. Tulii Ciceronis Epistolae selectae per genera cum versione hispana et scholiis, auctore Petro Ioanne Nunnezio, valentino. Argumentum epistolae en latín la carta, i en español, de to-dos géneros. Síguese Annotationes aliquas epistolas M.T. Ciceronis expositas per genera a P.I.N.V., en pocas hojas. Síguese: Aliae variae formulae ad imitationem earum epistolarum selectarum quas suscepit tractandas Nunnesius. El (sic) latín en español. Síguese Formulae aptae ad epistolas res-cribendas comendatitias etc. (comprende todos los géneros de cartas) en muchas hojas. Síguese: Ratio imitandi eandem periodum en pocas hojas. Item: In Aphtonii Progymnasmata dictata accuratissima et suis omnibus numeris absoluta, auctore P.I.N, tira a muchas hojas, i acaba

11 J.A. Mayans a F. Cerdá, 23-03-1784. MayaNs y siscar, G., Epistolario, vol. XVII, p. 342. nº 202. BMV, Serrano Mora-les, 7276-56.

12 J. Vega Sentmenat a J.A. Mayans, 20-03-1784. MayaNs y siscar, G., Epistolario, vol. XVII, p. 483. nº 49, BAHM, GM, 790. Villanueva se refiere en estos términos: “vol. I. Institutiones oratoriae ex variis scriptoribus ac praesertim ex Hermogene. = La oracion pro M. Marcello, traducida al español. =Escolios sobre su texto latino, y varias fórmulas de elocuencia escogidas de ella. Actio 1ª in Verrem, y la Philipica nona, ambas traducidas con escolios como la antecedente”, Villa-NueVa, Jaime, Viage literario, p. 213.

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con la Oración de Cicerón Pro L. Manilia, traducción i escholios con que remata el tal códice, de igual carácter que el otro i escrito con buenas márgenes”13.

Juan A. Mayans traslada a Cerdà el 27 de marzo tan cuidada información añadiendo, tan solo, dos comentarios: uno referente a la cátedra de la Universidad de Valencia regentada por Bardaxi y Palmireno que se ocupaba de enseñar a escribir cartas: “en la Universidad de Valencia avía cáthedra destinada para enseñar a escrivir cartas, que tuvieron Bardaxi i Palmireno, como se dice en la Vida de Vives”14; y otro que justifica estos manuscritos como el material utilizado por el maestro Núñez en sus clases en Barcelona y en Valencia: “ciertamente éstos son los trabajos de Núñez para instruir la juventud en las letras humanas. Otro tanto hacía en Valencia. Por el Specimen se aclara esto”15.

La noticia, evidentemente, fue del agrado a Cerdà: había proyectado una edición, Clarorum hispanorum opuscula, de las obras de los humanistas españoles difíciles de encontrar en las bibliotecas y, en algunos casos, como en el de Pedro Juan Núñez, no solo carecía de buena parte de sus obras, sino que tampoco las encontraba a la venta, tal como confiesa a D. Gregorio: “yo quisiera que comenzássemos por Núñez; pero no sólo carezco de casi todas sus obras, sino que ni aun las he visto venales en esta Corte”16. De ahí que escriba al menor de los Mayans celebrando el descubrimiento y comprometiéndose a incluirlas en el tomo 2 de los Opúsculos, al tiempo que le pide su mediación para que Vega consiga una copia o, mejor aun, para que los Carmelitas envíen a Madrid los originales voluntariamente o por or-den real: “excelentes noticias son las que Vm. me comunica de las obras de Núñez descubiertas en Barcelona. Aunque algunas de las obras que Vm. cita creo sean de las que imprimió, con todo hai muchas más que no sabíamos. Yo tendría disposi-ción aquí de imprimirlas todas, porque aunque no sean proprias de los Opúsculos

13 J. Vega Sentmenat a J.A. Mayans, 20-03-1784. MayaNs y siscar, G., Epistolario, vol. XVII, p. 483 nº 49. BAHM, GM 790. Compárese con la descripción de Villanueva: “Vol. II. Praecepta ad epistolas artificio contexendas atque illustrandas. = M.T.Ciceronis epistolae selectae per genera con la traducción española, escolios y análisis de sus frases. In Aphthonii progym-nasmata dictata acuratissima.= Oratio XIII. pro lege Manilia, con versión castellana, escolios, etc.”, pp. 213.

14 J. A. Mayans a F. Cerdá, 27-03-1784. MayaNs y siscar, G., Epistolario, vol. XVII, p. 343, nº 203. BMV, Serrano Mora-les, 7276-56.

15 J. A. Mayans a F. Cerdá, 27-03-1784. MayaNs y siscar, G., Epistolario, vol. XVII, pp. 343-4, nº 203. BMV, Serrano Morales, 7276-56.

16 F. Cerdá a G. Mayans 18-7-1766. MayaNs y siscar, G., Epistolario, vol. XVII, pp. 169-79, nº 38. BAHM, 47.

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esas traducciones de Oraciones de Cicerón i fórmulas de Cartas, convienen para las escuelas y Sancha. Lo que convendría saber es si ese cavallero Vega Senmenat podría facilitar una copia, que se le pagaría el amanuense; aunque sería mejor siempre que viniese el original por lo que conviene ver lo que es de letra del autor etc. Puede ser que los PP. Carmelitas llevasen a bien enviar el tomo que se les restituiría bona fide, porque lo han hecho así muchos bienhechores de la colección de Opúsculos, i si no siempre nos queda el brazo sano para que dé orden por el Rei; pero los PP. infor-mados del buen uso que se va a hacer en obsequio del público, no quieran privarle de este beneficio, i ellos carecen de la gloria que les resultará”17.

La propuesta de publicación de las obras de Núñez es favorablemente acogida por el menor de los Mayans que le contesta a vuelta de correo, el 13 de abril, confir-mándole la mediación de Sentmenat en el préstamo de los manuscritos y advirtién-dole de la necesidad de hacer una copia que asegure su conservación: “D. Josef Vega Sentmenat es un cavallero principal, hijo de una hermana del Sr. Patriarca, Presiden-te de la Academia de la Historia de Barcelona, mui aplicado al adelantamiento de las letras, que aprendió siendo discípulo del Sr. Finestres, i como tal hará de su parte lo que deve en que se franqueen las obras manuscritas de P. J. Núñez, pero sería justo assegurar su conservación por medio de una copia, aviendo tantas contingencias en estas ideas latinas, reducidas a pocos i ocupados sugetos”18.

Sin embargo, el proyecto de impresión de las obras Núñez no era una tarea fácil, había que superar dos serios obstáculos: el económico y el préstamo de los ma-nuscritos. El problema económico, del cual sabemos por la carta de Cerdà a Juan Antonio19 comunicándole la solución, se resuelve con la generosa aportación del Conde de Floridablanca, quien no solo da el visto bueno al tomo II de los Opúsculos sino que también acepta hacer colecciones separadas de obras de varios autores, entre ellos de las de Núñez, e, incluso, se interesa por los manuscritos inéditos del humanista valenciano: “ahora digo a Vm. que está ya allanado todo, i el Sr. conde

17 F. Cerdá a J. A. Mayans 8-4-1784. MayaNs y siscar, G., Epistolario, vol. XVII, pp. 344-5, nº 205. BMV, Serrano Mo-rales, 7263-10.

18 J. A. Mayans a F. Cerdá, 13-4-1784. MayaNs y siscar, G., Epistolario, vol. XVII, p. 345, nº 206. BMV, Serrano Morales, 7276-56.

19 Hay una carta de Cerdá a J. A. Mayans que no llegó a su destino y en la que posiblemente comentase dicho problema a tenor de la carta del 21 de junio de 1784.

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de Floridablanca, quem aget penna metuente solvi fama superstes20, sufraga los gastos, et aliquid amplius. No hai más detención que la de no estar concluida la fundición. Como pre-senté a S.E., no sólo el plan del tomo II, sino también una larga lista de opúsculos, i noté en ella que podría hacer colección separada de los de Morcillo, Núñez, etc., le pareció mui bien; con este motivo hablamos de lo inédito de Núñez i quiso la nota para pedirlo por Real Orden; lo suspendí por ver si Vm. me contestava. Pero será preciso que Vm. se tome el trabajo de repetirme los tratados que son, i dónde se hallan, porque no tengo a la mano su carta”21.

Juan A. Mayans recibe con satisfacción la noticia de la continuación del proyecto de publicar la colección de Opúsculos pues a los pocos días, el 3 de julio, le contesta por extenso reiterando la información, en esta ocasión, de tres de las cuatro obras del humanista valenciano que constituyen los Miscellanea Philologica y que tenían que for-mar parte del tomo II: los códices correspondientes a las Institutiones oratoriae, vol. I, y a los Pracepta ad epistolas artificio, vol. 2, de los que le había dado puntual información en carta del 20 de marzo de 1784, y, además, los comentarios a Dionisio Africano, vol. IV de los descritos por Villanueva22, pero sin vincularlo a los Carmelitas Descal-zos23, sino a la copia de la Biblioteca Real que Josef Borrull realizó por encargo de D. Gregorio Mayans a partir del ejemplar que guardaban los jesuitas de Granada24. Los Comentarios de Dionisio habían sido objeto prioritario de publicación ya desde

20 Horacio, Od., 2,2,7-5.21 F. Cerdá a J.A. Mayans, 21-07-1784. MayaNs y siscar, G., Epistolario, vol. XVII, pp. 346-7, nº 208. BAHM, GM, 788.22 Villanueva lo describe así: “El vol. IV solo contiene unos comentarios latinos a la geografía de Dionisio Africano.

Y aunque no se hallan atribuidos en el título á Nuñez, como se observa en los antecedentes, se sabe por Don Nicolás Antonio y Ximeno que son obra suya. Al fin de ella y á renglón seguido de la obra se lee lo siguiente: His scribendis finem imposuit Berenguarius á Castro, filius primogenitus Baronis Lacunae, et Vice-Comitis Hillae tertio kal. Maias ann. 1576”, VillaNueVa, Jaime, Viage literario, p. 214

23 Sobre los Comentarios de Núñez a Dionisio Afro, D. Gegrorio Mayans escribió: “Vi el Núñez de Salvador, i saqué todas las varias lecciones, i el egemplar que D. Nicolás Antonio hizo mención que avía en Granada i quánto avía que ver. El que está en la Librería Real es copia del egemplar de Granada, que hizo hacer por mi medio Don Josef Borrull quando estava en aquella Chancillería. El que embió se sacó de la librería del Conde de Cervelló; después lo cotegé con el de Salvador i con el de Granada”. G. Mayans a F. Cerdá, 21-08-1779. MayaNs y siscar, G., Epistolario, vol. XVII, p. 242, nº 106. BMV, Serrano Morales, 7274-35.

24 Juan Antonio Mayans explica en la carta, junto a algunas instrucciones para la edición, el origen de la copia de la Biblioteca Real: “... pensava añadirle la Descripción de España de Núñez sacada de los Comentarios a Dionisio, que mi hermano hizo copiar en Granada del egemplar de los jesuitas que cita D. Nicolás Antonio, por medio de D. Josef Borrull en-tonces Oidor en aquella Chancillería, i colocó en essa Bibliotheca Real, i no hallado en un alzado de ella. Vm. tiene la copia que se sacó de la Castelviniana cotejada con otra de Josef Vicente del Olmo. Los tres códigos se han desapareci-do i sólo queda el que está en poder de Vm. i el de la Bibliotheca, ambos conservados por mi hermano”. J.A. Mayans a F. Cerdá, 23-10-1784. MayaNs y siscar, G., Epistolario, vol. XVII, p.348, nº 209. BMV, Serrano Morales, 7276-56.

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el momento de la fijación del proyecto, de hecho en carta a D. Gregorio en 1779, apenas cinco años antes de que Vega descubriese las dos obras de Núñez, Cerdá hablaba ya de los Comentarios como “el adorno del tomo 2”25.

El otro problema al que tenía que hacer frente Cerdà ofrecía más difícil solución: los frailes Carmelitas Descalzos, celosos de su patrimonio, no querían prestar los manuscri-tos de Núñez, tal como Vega confiesa a Juan Antonio: “no hai que pensar en que volun-tariamente embíen los tomos. No entienden otra utilidad pública que missas, confes-sorio i púlpito, i como tan enemigos de la gloria, aborrecen lo que no tire a abatirlos. Sobre esso son propicios, piensan que se dismembraría una gran parte del convento, que perdería el manuscrito i desconfían de todo. Si les viene orden del rei, sospecharán de mí. Quiçá lo ocultarán, i por esto no les aviso antes, porque de fixo nos burlarán”26.

En una de las visitas a la biblioteca de los Carmelitas Descalzos, Vega Sentmenat des-cubre un nuevo manuscrito que atribuye a Pedro Juan Núñez por la coincidencia en la forma, en el carácter y la mano con los otros, que contiene la Historia Romana de L. Floro; esto es, el vol. III de los vistos y descritos por Villanueva. De este descubri-miento informará a J.A. Mayans con cierto detalle: “di con otro códice, que yo creo de obras inéditas de P. J. Núñez, distinto de los que avisé en otra ocasión. Digo ser del Núñez porque está en la misma forma que aquellos dos, es del mismo carácter i mano. Contiene la exposición de la Historia Romana de L. Floro, scolios in libros Ci-ceronis de finibus, etc. Acaba al libro 5º. Síguese la Égloga 7 del Virgilio, su traducción española i scolios. Luego de examine orationis M. T. C. pro L. Manilia, con el título: Quae spectentur in bona oratione ex Dionisio. Síguese un fragmento de la oración pro L. Corne-lio Balbo, a cap. 4 ad 7, escolios i traducción i otras pieças de varios autores. Nada de lo que contiene el tal códice, que se halla bajo la O. 394, he visto atribuido al Núñez. Lo estimaría el Sr. Cerdá”27. Juan Antonio Mayans también lo considera así

25 F. Cerdá a G. Mayans, 10-08-1779. MayaNs y siscar, G., Epistolario, vol. XVII, p. 231, nº 101. BMV, Serrano Morales, 7263-10.

26 J. Vega a J.A.Mayans, 17-4-1784. MayaNs y siscar, G., Epistolario, vol. XVII, p. 486, nº 52. BAHM, GM, 790.27 J. Vega Sentmenat a J.A. Mayans, 5-11-1784. MayaNs y siscar, G., Epistolario, vol. XVII, p. 493, nº 57. BMV, Serrano

Morales, 7284-74. Compárese con la descripción de Villanueva, que atribuye a Núñez sin comentario alguno: “Vol. III. De historia Romana (son escolios al Epitome de L. Floro). Scholia in libros de finibus M.T.Ciceronis.= Traducción en prosa de la Egloga VII de Virgilio: Forte sub arguta con sus escolios.= De examine orationis M. T.C. pro lege Manilia.= Scolia in quodam fragmentum orationis pro L.Corn. Balbo, con su versión.= Quam viam sequatur Valerius Maximus ad colligenda exempla”, VillaNueVa, Jaime, Viage literario, pp. 212-213.

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pues inmediatamente transmite la noticia a Cerdà en carta fechada el 23 de octubre. Naturalmente Cerdà la recibe con entusiasmo, replanteándose su proyecto de pu-blicar una colección de obras del humanista valenciano con el apoyo del conde de Floridablanca, una idea que comparte con Mayans quien, a su vez, se lo notifica al descubridor, Vega Sentmenat: “D. Francisco Cerdà ha estimado la noticia del nuevo descubrimiento de las obras manuscritas de Pedro Juan Núñez que viene oportuna-mente al deseo del Sr. Conde de Floridablanca de que se haga colección de ellas”28. Este interés del Conde de Floridablanca29 choca con la desconfiuanza de los Carme-litas al préstamo de manuscritos, pues no han enviado a Madrid las obras de Núñez ni se han hecho copias, quizá, como explica Vega Sentmenat, porque “es mui agrio el actual bibliothecario, que no ha mucho llamavan llibreter, i bastante inepto en lo que toca a la literatura, para decir que es equivocada la especie, i aun quizá para resistirse a soltar”30. No obstante el problema se resuelve tras una conversación de Cerdà con el Procurador Carmelita de Indias en la que le pide la mediación del Pa-dre General para que permitan ver los mansucritos. Mayans lo expone así en carta a Vega en marzo de 1785: “D. Francisco Cerdá me escrive aver entregado dos cartas mías, en que le dava noticia del hallazgo de las obras manuscritas de Pedro Juan Núñez, al Procurador Carmelita de Indias, para que hablasse al Padre General por si quería dar orden a fin de que las viesse. La respuesta fue que la avía dado al Padre Prior de Barcelona que los remitiesse la primera ocasión a manos de su Revma. i passarlos a las de D. Francisco, i que éste destinasse aí persona que reconociesse qué otras cosas podrían servir a sus ideas literarias. I me escrive que le diga el nombre del descubridor de Núñez (lo que hago con gran gusto mío) i si querrá tomarse esta molestia, que tengo por provechosa al público”31. La intervención de Cerdà tuvo éxito y de la Biblioteca de los Descalzos, aunque no sin recelo, salieron, posiblemente en diciembre de 1785, dos manuscritos, los vols.

28 J.A. Mayans a J. Vega Sentmenat, 39-11-1784. MayaNs y siscar, G., Epistolario, vol. XVII, p. 496, nº 59. BMV, Serrano Morales, 7276-58.

29 “El tomo 2 de Opúsculos quedará en la prensa para su ida a Aranjuez. El Sr. Conde de Floridablanca favorece esta empresa larga manu”. J.A. Mayans a J. Vega Sentmenat, 15-03-1785. MayaNs y siscar, G., Epistolario, vol. XVII, p. 508, nº 69. BMV, Serrano Morales, 7276-58.

30 J. Vega Sentmenat a J.A. Mayans, 22-3-1785. MayaNs y siscar, G., Epistolario. vol. XVII, p. 509, nº 70. BAHM, GM, 790.

31 J.A. Mayans a J. Vega Sentmenat, 15-3-1785. MayaNs y siscar, G., Epistolario. vol. XVII, p. 508, nº 69. BMV, Serrano Morales, 7276-58.

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I y II, de Núñez para Madrid, tal como confirma Vega en una carta a Juan Antonio el 14 enero de 1786: “ya Vm. sabrá que se llevaron de la Bibibliotheca de los Des-calços los tomos manuscritos de P. J. N. de que di aviso a Vm. por cuyo medio huvo la nota. Desearía mucho que no se descuidassen a su tiempo de restituirles para que se saque a los frailes de su preocupación por la que me miran como un espión de sus cosas”32.

El deseo de Vega no se cumple, el nombramiento de Cerdá como oficial de la Secre-taría de Estado y del Despacho Universal de Gracia y Justicia de Indias en 1783 le apartan de sus proyectos literarios, como prueba que en 1789, tres años más tarde del envío de los manuscritos de Núñez, aun no habían sido devueltos a la biblioteca de los Carmelitas. De ello se queja Sentmenat que especifica el número de manus-critos que fueron enviados y que deben ser devueltos: “¿Querrá Vm. Creer que de Madrid aún no han restituido los 2 tomos manuscritos de Pedro Juan Núñez (vi otro en Montserrat), ni sé adelanten la edición anunciada? No son constantes”33. Según esto el vol. III, De Historia Romana, nunca viajó a Madrid. Cuando Jaime Villa-nueva visita la Biblioteca de los Carmelitas Descalzos, los tomos manuscritos de Núñez ya están en la Biblioteca y puede describirlos, no sin antes lamentarse de que hayan vuelto de Madrid sin haber sido publicados34.

El 25 de julio de 1835 el convento de los Carmelitas Descalzos fue destruido por el fuego35. Una parte importante de su librería fue llevada, junto con otras bibliotecas monacales, al monasterio de San Juan de Jerusalén, donde se constituyó la Biblio-teca Pública y Provincial, que luego, a partir de 1847, pasaría a llamarse Biblioteca Provincial y Universitaria. En ese grupo de obras estaban incluidos los tomos II y IV, actualmente custodiados en el fondo de la Biblioteca Universitaria de Barcelona, mientras que los tomos I y III, conservados en la Biblioteca Nacional de Madrid, tuvieron una incierta existencia hasta que fueron adquiridos por esta, según se puede leer en las guardas del vol. III, el 9 de abril de 1863.

32 J. Vega Sentmenat a J.A. Mayans, 14-1-1786. MayaNs y siscar, G., Epistolario, vol. XVII, p. 513 nº 73, BAHM, GM, 790.

33 J. Vega Sentmenat a J.A. Mayans, 25-07-1789. MayaNs y siscar, G., Epistolario, vol. XVII, p. 549, nº 108, BAHM, GM, 790.

34 VillaNueVa, Jaime, Viage literario, p. 213.35 Núñez GoNzález, Juan María, “Notas bibliográficas”, pp. 258 y ss.

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bibliografía:

MayaNs y siscar, G., Epistolario. I. Mayans y los médicos, Transcripción, notas y estudio pre-liminar de V. Peset, Valencia, 1972.

MayaNs y siscar, G., Epistolario. XVII. Cartas literarias. Correspondencia de los hermanos Mayans con los hermanos Andrés, F. Cerdà y Rico, Juan Bta. Muñoz y José Vega Sentmenat, estudio preliminar, transcripción y notas por Amparo Alemany Peiró, Valencia, 2000.

MeNéNdez Pelayo, Marcelino, Bibliografía Hispano-Latina Clásica, vol. II, Madrid, 1950. Núñez GoNzález, Juan María, “Notas bibliográficas sobre Pedro Juan Núñez, huma-

nista valenciano”, Liburna 4 (2011), pp. 257-263Torres aMaT, Félix, Memorias para ayudar a formar un diccionario crítico de los escritores catalanes

y dar alguna idea de la antigua y moderna literatura de Cataluña, Barcelona, Imprenta J. Verdaguer, 1836.

VillaNueVa, Jaime, Viage literario a las Iglesias de España, vol. XVIII, Madrid, 1851.

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Anals de la Real Acadèmia de Cultura Valenciana nº 87 (2012)

Elías Durán DE Porras

“Fuera de la muralla de Alicante el Reino de Valencia ha dejado de existir”

El cónsul británico P. C. Tupper y la caída de Valencia en 1812

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RECEPCIÓN: 20-06-2012REVISIÓN: 10-09-2012ACEPTACIÓN: 10-09-2012PUBLICACIÓN: 30-12-2012

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“Fuera de la muralla de alicante el reino de Valencia ha dejado de existir”

el cónsul británico P. c. tuPPer y la caída de Valencia en 1812

resumen:

En enero de 1812 Suchet entró al frente de su ejército en Valencia tras la capitula-ción de Blake. Entre todos los que vivieron aquellos momentos históricos se encon-traba un testigo de excepción, Peter Carey Tupper, cónsul de Su Majestad Británica en Valencia y miembro de la Junta de la ciudad. Este artículo ofrece su testimonio de lo que ocurrió aquellos tristes días, justo cuando se va a cumplir el bicentenario de la toma de Valencia.

Palabras clave: Peter Carey Tupper, Henry Wellesley, Valencia, Suchet, Alicante, Cón-sul, Blake, Reino de Valencia, Guerrilla, Foreign Office.

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“outside oF the wall oF alicante the kingdom oF Valencia no longer exist”

british consul P. c. tuPPer and the Fall oF Valencia in 1812

abstract:

On January 1812 Suchet headed the entrance of his troops in Valencia after the sur-render of Blake. Among those who lived those historical moments was an excep-tional witness, Peter Carey Tupper, His Majety’s Consul in Valencia and member of the Board of the city. This article provides his testimony of what happened during those gloomy days just when the bicentenary is upcoming.

key words: Peter Carey Tupper, Henry Wellesley, Valencia, Suchet, Alicante, Consul-ship, Blake, Kingdom of Valencia, Guerrilla, Foreign Office..

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“El enigmático ‘cónsul’ británico, Pedro Tupper”. Así define Ronald Fraser al que fuese cónsul de Valencia durante la Guerra de la Independencia1. Un hombre que luchó a lo largo del conflicto por enaltecer a sus aliados españoles, pertrecharlos con suministros ingleses, enrolar hombres para la lucha, establecer una red de agentes, servir al Gobierno de su Majestad e intentar, de todas las formas posibles, convencer a sus superiores de la necesidad de abrir un segundo frente inglés en el Este de la Península para lograr así que el fértil Reino de Valencia no cayese en manos de las tropas del Rey José.

No existe mucha bibliografía de quien fuera uno de los miembros de la Junta del Reino de Valencia. Parece ser que existe un panegírico que le dedicó el religioso Juan Rico2, así lo cita la investigadora Remedios Solano Rodríguez3. Por desgracia nos ha sido imposible su consulta en la Biblioteca Nacional, en donde no hay constancia de dicho opúsculo y la referencia que tan gentilmente nos ofreció la investigadora se corresponde a otra obra de Rico. También poseemos descripciones de Tupper en la obra de Napier4, en los despachos de Wellington5 y en otra obra del fraile6. Poca cosa, creemos, para quien fue el encargado de apoyar a las fuerzas de

1 FRASER, Ronald. La maldita guerra de España. Historia social de la Guerra de la Independencia (1808-1814). Barcelona, Crítica, 2006. p. 714.

2 RICO, Juan. Memorias históricas sobre Pedro Tupper, s.l., s.d. 3 SOLANO RODRÍGUEZ, Remedios. La influencia de la Guerra de la Independencia en Prusia a través de la prensa y propaganda: la forjadura

de una imagen sobre España (1808-1815). Tesis doctoral. Madrid, Universidad Complutense, 1998. p. 241. Como puede observarse en una nota anterior referida a Lady Holland, Tupper conocía lo que acontecía en la Europa Central.

4 NAPIER, Sir William. History of the war in the Peninsula and in the South of France. Bruselas, Meline, Cans and Co., 1834. Las referencias a Tupper se verán más adelante.

5 Por ejemplo, The Dispatches of Field Marshall the Duke of Wellington during his various campaigns from 1799 to 1818. Londres, John Murray, 1838. Libro X, p. 143. Carta de Wellington a Tupper desde Freneda, 25 de febrero de 1813.

6 RICO, Juan. Memorias históricas sobre la revolución de Valencia, que comprende desde el 23 de mayo de 1808 hasta fines del mismo año y sobre la causa criminal formada contra el P. F. Juan Rico, el Brigadier D. Vicente González Moreno, el Comisario de Guerra D. Narciso Rubio y otros. Las escribe y publica el primero para inteligencia de la Nación y de la Europa, Cádiz, 1811. El Ayuntamiento de Valencia acaba de editar una edición con una introducción de Germán Ramírez Aledón y Vicente León Navarro, de la Universidad de Valencia.

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Mina, Empecinado, Nebot y Durán; organizó la propaganda de guerra en diferentes zonas de Europa; difundió panfletos ingleses traducidos al español; animó a la de-serción de los soldados franceses e incluso gestionó los fondos ingleses destinados a sufragar los gastos del Rey Fernando durante su estancia en Valencia. Todo ello le valió el título de Barón del Socorro a petición de la ciudad de Valencia, distinción que nunca le fue reconocida en su país.

El objeto de este trabajo será ilustrar las misivas que el cónsul de Valencia mandó al Foreign Office en las que detalló la campaña en el Este de España y la caída de Valencia. Unas cartas que hasta la fecha han despertado poco interés y que apenas ocupan espacio en la tesis doctoral inédita de Daniel Yépez7, el libro de Fraser8 o en la obra de Napier9.

¿Quién fue Peter o Pedro Carey Tupper? Creemos que no hay nada mejor que su propio testimonio para ilustrar sus méritos durante la guerra. Para ello acudimos a una carta que él mismo escribió el 23 de julio de 1818 desde Barcelona (en aquellas fechas era cónsul en la ciudad condal) a Henry Wellesley, embajador de Su Majestad Británica en Madrid. En su escrito pedía al menor de los Wellesley que intercediese ante la corte inglesa para que le fuera concedido el permiso necesario para aceptar el título que le había otorgado Fernando VII10.

Sir, tengo el honor de transmitir a su Excelencia que durante su última ausencia de Madrid Su Católica Majestad tuvo la gentileza, en consideración a mis servicios, concederme a mí y a mis descendientes el título de Barón, como recoge la copia de la notificación que he recibido del vice-presidente del Consejo de Castilla.

Mr. Vaughan dio noticia de ello al Vizconde Castlereagh para que contase con la aprobación con Su Alteza Real el Príncipe Regente, pero su Ilustrísima me respondió el pasado nueve de agosto de 1816 que la normativa vigente impedía a Su Señoría presentar mi solicitud a Su Alteza Real para que pudiese aceptar tan alta distinción que ha tenido a bien hacerme el Rey de España.

7 YÉPEZ, Daniel. La imagen de España a través de las narraciones británicas de la guerra peninsular (1808-1814). Tesis Doctoral. Barcelona, Universidad Autónoma, 2009.

8 FRASER, Ronald. Op. cit, p. 714.9 NAPIER, Sir William, op. cit. “Mr Tupper’s report to Sir Henry Wellesley (extract)”. January 22-27, 1812. Apén-

dice, p. 707 y 708. 10 NATIONAL ARCHIVES. FOREIGN OFFICE (en adelante FO) 72/212 (1818), p. 197.

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En consecuencia, ruego a su Excelencia me permita detallar brevemente los servicios que me han hecho digno de tal honor, todos ellos reconocidos por los representantes de la Ciudad de Valencia, que solicitaron el título.

En el mes de mayo de 1808 fui nombrado miembro de la Junta Suprema, donde me convertí en uno de los organizadores más de la revolución. El cuatro y cinco de junio fui uno de los que más contribuyó en aplacar a las masas que atacaron a los residentes franceses, de los que salvé varias vidas. El 28 del mismo mes mis esfuerzos no desfallecieron en defender la ciudad del ataque del Ejército del general Moncey, y en derrotarlo también. Fui el primero que propuso redactar procla-mas para animar la deserción de los soldados extranjeros del ejército francés, con el gran gasto que ocasionó su impresión y circulación, medida en la que continué debido a lo útil que fue durante toda la guerra.

Propuse hacer llegar a las Cortes de San Petersburgo, Berlín, y Viena nuestra revolución, e incluso recomendé hacer lo mismo a la Junta Central, que hizo lo mismo, e incluso sufragué yo solo [su-brayado en el original] el viaje de una de mis dos embarcaciones hacia Trieste con despachos que llegaron en tiempo muy breve. El mes de junio de 1810 lo dediqué noche y día a la ejecución de casi todas las medidas importantes que mandaba el gobierno, y recibí repetidas muestras de gratitud de la Junta Central y de la Regencia.

En junio de 1810 y sufragando yo mismo todos los gastos, embarqué con destino Inglaterra comisionado por las Juntas de Guadalajara, Valencia y Soria para solicitar suministros de nuestro Gobierno, misión que logré. Inmediatamente después volví a Valencia donde asistí al general Blake en todo aquello que me pidió hasta su derrota final ante Suchet, después de la cual y tras haber puesto a buen recaudo la gran parte de la ayuda de Nuestro Gobierno, marché a Alicante para establecer un depósito gracias al cual pude abastecer mensualmente y durante casi dos años todas las guerrillas del interior de España, particularmente las de Mina, Empecinado y Duran11.

Después de la caída de Valencia quedé como el único miembro de la Junta, debido a que todos sus miembros decidieron disolverla y regresar a sus hogares. Consecuencia de ello decidí establecer un gobierno provincial en Alicante y luego embarqué hacia Cádiz para dar cuenta de mis actuaciones

11 Otro de los que ensalzará la figura de Tupper será Asensio Nebot. Véase El procurador General de la Nación y del Rey, del sábado 17 de abril 1813, p. 1626, o bien lo que dice Wellesley de sus esfuerzos en asistir al guerrillero de Nules. FO 72/143 (28 de enero de 1813), p. 180.

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a las Cortes, que gentilmente las aprobaron y por lo que poco después fui nombrado uno de los comisionados del Gobierno destinados a dicha provincial, donde continué con mis servicios hasta el final, ya fuese en labores de mayor o de menos envergadura.

Antes de dejar Cádiz recibí el rango por parte de la Regencia de Intendente del Ejército [subrayado en el original] y me nombraron el comisionado más importante del interior del país. No obstante, ante las objeciones de su Excelencia, que consideraba que dichos cargos me conferían demasiado poder, renuncié a ellos y acepté el cargo de Agente Británico que usted me propuso. Me halaga saber que usted ha reconocido siempre mis esfuerzos, como también el Duke de Wellington, del que pude leer una carta que usted me envió con fecha siete de marzo de 1813 en la que Su Ilustrísima elogiaba mi trabajo en la costa Este de la Península.

Durante todo el conflicto abandoné por completo mis negocios comerciales y sacrifiqué largas sumas en los asuntos que estaban bajo mi atención. En repetidas ocasiones presté dinero a este gobierno, que no he podido aún recuperar con el grave perjuicio que ha causado este hecho en mis intereses y las continuas quejas que he recibido de mi casa de negocios. Por ultimo, hay que destacar el tremendo odio que Suchet tenía hacia mi persona. Por ser uno de los que más resistencia ofrecía a su dominio de Valencia, me fueron confiscadas y destruidas todas mis posesiones en dicha ciudad, de tal forma que cuando comenzó la revolución me encontraba en la mejor de circunstancias posi-bles y he acabado casi arruinado por los motivos que he expresado con anterioridad12.

Espero que el juicio que su Excelencia haga de los servicios prestados a la causa Aliada hasta 1811 y después los que realicé como Agente Británico bajo sus órdenes sean suficiente para que Su Excelencia pueda recomendarlos a Su Alteza Real el Príncipe Regente, y confío que Mi Real Alteza tenga a bien conceder Su Real aprobación la distinción que me ha sido conferida por el gobierno de España por los servicios prestados a la causa aliada.

Tupper presenta de esta manera sus méritos a lo largo de la guerra, que fueron re-conocidos por Henry Wellesley en una carta desde Madrid del 1 de septiembre de 1818 dirigida al Vizconde Castlereagh, donde apoyó la petición de su subordinado con estas palabras: “De entre todas las personas que se distinguieron en los asuntos

12 El Duque de la Albufera reconoció los méritos del inglés en sus memorias. Mémoires du Maréchal Suchet, Duc D’Albufera, sur ses campagnes en Espagne. París, Anselin, successeur de Magimel, 1834, p. 229.

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civiles prestados durante la última guerra en España, no hay nadie que merezca un reconocimiento mayor que Mr. Tupper”. “No hay nada más que pueda añadir a los hechos que él mismo presenta en la carta que le adjunto, salvo mi testimonio de que son todos ciertos”13, añade el entonces embajador de Su Majestad Británica en España. Henry Wellesley conocía bien a su compatriota porque lo tuvo bajo su mando durante gran parte de la guerra.

Una visión bien distinta de nuestro héroe la ofrece el coronel Green. El consejero militar inglés en el ejército catalán escribió el 13 de enero de 1810 a su amigo el coronel Bunbury su parecer sobre el cónsul en Valencia, dentro de una des-cripción general de aquellos que servían al Gobierno británico en el noroeste español14.

El cargo de cónsul de Valencia, desde siempre importante, pero ahora muchísimo más, está en ma-nos de un comerciante inglés joven, tengo entendido que de principios incuestionables, justo y de gran carácter. Este caballero ha obtenido una notable posición gracias a su espíritu emprendedor, circunstancia que le ha otorgado una gran importancia, sobre todo en este periodo en el que él es representante de una Oficina dependiente del Gobierno Británico. Debido a la influencia que tiene entre los valencianos, así como de la posibilidad de influencia, podría haber asistido a la ciudad de Valencia con armas. Además, ha sido admitido como uno de los miembros de la Junta de Valencia, y siento decir que ha formado parte de la Junta en uno de los periodos de más inacción, hecho que se supone en el que no debe incurrir un joven hombre de negocios, sin intentar forzar a un gobierno incapaz de formar Planes de Defensa.

Green critica en la misma carta duramente a Tupper (“Este caballero es peor que un Cyther15”), porque actuó de manera “indiferente” y “negligente”, según opinión del militar, cuando pidió a su compatriota que hiciese ver a sus compañeros de la Junta de Valencia la necesidad de trasladar el depósito de comida confinado en

13 FO 72/212 (1818) p. 195. Wellesley explica a su superior que escribe porque Tupper, cumpliendo las órdenes dictadas por su propio Rey, no puede aceptar distinción alguna sin el consentimiento del Gobierno británico. Por eso pide que le sea concedida la gracia.

14 FO 72/102 (1810). “...para darle mi opinión e información sin reservas sobre el estado del noroeste español, me veo en la obligación de hacerle algunas apuntaciones sobre las personas al frente de los consulados británi-cos en la costa de Cataluña y Valencia”.

15 Se refiere a los habitantes de isla griega de Kythira.

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Morella a Tortosa y Peñíscola, para evitar que cayese en manos francesas, hecho que finalmente ocurrió ante la pasividad de los valencianos16.

Con anterioridad a la guerra y como confirma el propio Tupper, dirigía una de las más solventes empresas de la capital del Turia. Era socio tanto del comerciante Gui-llermo Price17 como de los Bertrán de Lis18. También figuraba como cónsul danés y desde luego así figura en el libro de Juan Rico19, en la documentación del Archivo Histórico Nacional como veremos y en el Almanak Mercantil ó Guía de comerciantes para el año de 180820.

El apellido Tupper tiene bastante abolengo21. En dicha época, los Tupper disfrutaban de una sólida posición en Londres gracias a sus intereses comerciales. La familia era originaria de Guernsey, donde eran, al igual que los Carey, familias dedicadas al comercio gracias a los beneficios fiscales que disponían las empresas allí afincadas y donde era muy común el contrabando22. De hecho, los que más ingresaban a través del puerto de Guernsey (St. Peter) en 1780 eran John Carey y Elizée Tupper23.

16 Green fue asimismo muy crítico con los valencianos porque consideraba que no se tomaban la guerra en serio. En la misma carta confiesa que en uno de los viajes de vuelta de Inglaterra pasó tres días en Valencia. “Fui testigo de tres días de festivales públicos. Las calles cubiertas de papeles, los balcones repletos de adornos, descargas de artillería. Una gran gasto en dinero y provisiones, trabajo y tiempo, y todo por orden de la Junta de Valencia en conmemoración del cumpleaños de Fernando, y creo que esto duró una semana. En esos momentos la pobre, medio hambrienta División iba camino de unirse al ejército de Blake en Aragón, mal vestida; la mitad de ellos con armas inservibles y sin dinero sobrante (…) por lo que creo que la derrota de Blake y la dispersión del Ejército de Aragón ocurrió precisamente a la vez que dicha pantomima de Valencia se celebraba”. Green simuló estar enfermo cuando fue invitado por el Capitán General a la fiesta porque no quería dañar el prestigio del uniforme inglés, situación que sí dejó por escrito al propio Tupper.

De la misma manera reflexiona Napier, op. cit, Libro IV, p. 32 (septiembre de 1809). “La Junta Local en dicha provincia, no contenta con demostrar su exclusiva autoridad, creía que podia mantener Valencia de manera independiente, a pesar de que el resto de la Península fuese conquistada”.

17 Archivo Histórico Nacional (AHN). Estado, Legajo 638/7. Documentación facilitada por D. Jorge Planas, del Foro para el Estudio de la Historia Militar de España.

18 FRASER, Ronald. Op. cit, p. 669. ARDIT, Manuel. Revolución Liberal y revuelta campesina (1783-1840). Barcelona, Ariel, 1977, p.145. El capitán general de Valencia y Lady Holland lo relacionan con otro comerciante inglés, Guillermo Price, como veremos.

19 RICO, Juan. Memorias históricas sobre la revolución de Valencia. op. cit, p. 64.20 Madrid, Imprenta de Vega y Compañía, p. 324.21 BROCK TUPPER, Ferdinand. The history of Guernsey and its Biliwicks; with occasional notices of Jersey. Guernsey, Stephen

Barbet, New Street, 1854.22 BERRY, William. The History of the Island of Guernsey. Londres, Longman, 1815, pp. 269 y ss.23 STEVENS-COX, George. St. Peter Port, 1680-1830. Woodbridge, Suffolk, Baydell and Brewer, 1999, p. 104.

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Y a esas familias, como al resto de comerciantes, de España le interesaban el vino, brandy, los jabones, la seda y el terciopelo24.

Uno de los hermanos de nuestro héroe, Martin Tupper, gozaba de una gran posi-ción, pues no dudó en escribir a Castlereagh en 1814 para pedirle el favor de que le fuese concedido el consulado de Barcelona. Por el texto podemos entender que Castlereagh y Martin Tupper se conocían y confirmaría el hecho de que la empresa de negocios de Tupper tuviera cierta relevancia en Londres25.

Lo que no sabemos es cómo logró ser representante danés en Valencia Peter Carey Tupper. Conocemos por la documentación del Archivo Histórico Nacional26 que la Junta General de Comercio y Dependencias de Extranjero de España solicitó su nombramiento como cónsul el 28 de abril de 1804. Y lo fue a instancia de Daniel Follexus, “Cónsul danés en los Reinos de Valencia. Murcia, Islas Baleares y puertos adyacentes, residente en Alicante”. Lo interesante del documento es el informe sobre Tupper que ofrece el Capitán General de Valencia, Domingo Izquierdo, que afirma:

Por lo que toca á Tupper se le conoce en esta ciudad por su genio intrigante, no está domiciliado en ella, se ocupa en el comercio juntamente con Don Guillermo Price, inglés de cuya nación se sabe también es Inglesa Tupper, aunque siempre se ha imputado olandés, es soltero y no profesa la religión católica. No tiene bienes, y no ha hecho ausencia notable de esta plaza, en la que solo existe como cosa de un año.

Por tanto, ya se reconoce en Tupper un “genio intrigante” pese a llevar en la ciudad tan sólo un año y afirmar que no era inglés, sino holandés. Podemos elucubrar que obtuvo el cargo simplemente por interés comercial, ya que los comerciantes de Guernsey y los daneses tenían muchas relaciones y porque Valencia no estaba entre los puertos conectados por St. Peter Port, en Guernsey27. El mismo cónsul danés estaba localizado en Alicante, uno de los destinos de los mercaderes de Guernsey junto a Gibraltar y Barcelona.

24 Ibíd, p. 25.25 FO 72/167 (27 de abril de 1814), p. 193.26 AHN, Estado, Legajo 638/7. 27 STEVENS-COX, George. Op. cit., p. 26.

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Lo que sí parece evidente es que no tenía contacto con el representante inglés de España antes de la guerra, John Hunter28, o no estaba entre sus colaboradores29. Tupper afirmaría años más tarde que cuando comenzó el conflicto Hunter sí le nombró cónsul, pero no de una manera oficial30. De hecho no fue oficialmente investido cónsul hasta años más tarde. El dos de abril de 1812, Henry Wellesley escribe a su superior, Lord Castlereagh, para que desde el Foreign Office se otor-gase algún nombramiento oficial a Tupper, debido a que el representante inglés en Valencia tenía el temor de poder ser fusilado por Suchet en el caso de ser hecho prisionero, al entender los franceses que no era un representante inglés sino un espía31.

El hecho de que Tupper llegase en 1803 explica que no aparezcan referencias sig-nificativas de él antes de la guerra. Lady Holland y Charles Richard Vaughan, dos de los más insignes ingleses que visitaron Valencia antes del conflicto, concretamente entre 1802 y 1803, y que han dejado memorias de su estancia en la capital del Tu-ria, no le citan. Posiblemente porque estuvieron antes de que nuestro héroe llegase a tierra valencianas. Ambos, en cambio, sí mantuvieron una estrecha relación con el anterior procónsul en la capital del Turia, Thomas Vague32, pero de Tupper no dicen

28 John Hunter asumió el cargo de cónsul general en 1802 (FO 72/63). Cuando estalla la guerra pasa a ser Co-misario general para el canje de prisioneros (Archivo Histórico Nacional, AHN, Estado, Legajo 64-E. Ambas referencias proceden de la obra de LASPRA, Alicia. Intervencionismo y revolución. Asturias y Gran Bretaña durante la Guerra de la Independencia (1808-1813). Oviedo, Real instituto de Estudios Asturianos, 1992, p. 141.

De todas maneras, el documento más completo sobre quiénes eran los representantes ingleses en España se encuentra en FO 72/105 (3 octubre de 1810), pp. 22-40. “List of consuls and merchants employed to His Majesty’s Services at Spain (1783-1808)”.

29 John Hunter no le cita entre sus colaboradores antes de la guerra en una carta escrita el 12 de enero de 1810 al Foreign Office. FO 72 /102 (1810), p. 39. El documento tiene validez porque podría explicar las desavenencias posteriores entre Tupper y Hunter. Para el cónsul general británico, sus dos grandes colaboradores en el Levante español fueron Bernard Athy, posterior cónsul en Alicante, “que ha servido en dicho puesto desde siempre con gran empeño y habilidad”, y D. Félix Merino, “quien sirvió durante la última Guerra como mi agente para el intercambio de prisioneros en Valencia, y que sufrió notablemente en consecuencia de de su empeño en llevar a cabo lo encomendado”. Posteriormente Hunter no propondrá a Athy cuando se constituyó el consulado de Alicante debido a que, conforme a la ley, no podía serlo por ser católico. FO 72/104 (1810), pp. 5 y 17.

30 FO 72/130 (Cádiz, 2 de abril de 1812), p. 7.31 FO 72/130 (5 de abril de 1812), pp. 5-9.32 VASSAL FOX, Elizabeth. (Ed. Earl of Ilchester). The Spanish Journal of Elizabeth, Lady Holland. Londres, Longmans, Green

and co, 1920, pp. 18-22. VAUGHAN, Charles Richard, The Spanish Travel Jorunals (Vaughan Papers K2/10). Codrington Library, All Souls Co-

llege, Oxford, p. 154 y ss.

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nada33. No obstante, Lady Holland lo nombra en sus memorias en 1810, si bien de una manera colateral34.

Posteriormente y ya iniciada la contienda, escribió sobre el cónsul de Valencia Sir John Carr, que en su estancia en la capital del Reino de Valencia en 1809 se alojó en el palacio de Tupper, del que exaltó sus riquezas, así como la bella villa que el representante inglés tenía en Patraix35.

Por tanto, Tupper comienza a tener un papel relevante, como él mismo atestigua en la carta remitida a Wellesley, en 1808. No cabe duda que ser socio de los Bertrán de Lis le había permitido estar al tanto de todas las intrigas valencianas. Esta antigua fa-milia, originaria de Játiva, había recuperado su antiguo esplendor después de haber perdido su notable posición en el siglo XVIII por dar su apoyo al bando austracista. Poseían los nobles valencianos una gran fortuna gracias al comercio ultramarino y los tres hermanos al frente de los negocios en aquella época (Vicente, Manuel y Mariano) estaban bien relacionados con la Corte mediante un familiar que los introdujo en las intrigas del bando fernandino desde los sucesos del Escorial36. Era un triunvirato de un “liberalismo larvado”37 que al parecer controlaba de verdad la Junta Central del Reino y en el que recaerían grandes responsabilidades políticas durante el Trienio38.

33 No aparece asimismo en las breves memorias y anotaciones sobre Valencia del Dr. Allen, fiel servidor y amigo de Lord y Lady Holland. Journal kept in France, with notes on Spanish Laws, trade, Goverment and politics, to 18 may 1808. BRITISH LIBRARY, Holland House papers, Allen Papers, 52198.

34 “Mr. Tupper (el socio de Price, un comerciante inglés en Valencia) escribe que varios cantones suizos se han levantado porque no aceptan que se les imponga como Rey a Berthier”. VASSAL FOX, Elizabeth, op. cit., p. 292 (1 de marzo de 1809).

35 CARR, Sir John. Descriptive travels in The Southern and Eastern Parts of Spain and the Balearic Isles in the year 1809. London, Sherwood, Nelly and Jones, 1811, pp. 222 y 231. Un estudio sobre la obra puede leerse en el nº 84 de esta misma revista (DURÁN DE PORRAS, Elías, Sir John Carr, un bestseller en el olvido).

36 BOIX, Vicente. Historia de la ciudad y reino de Valencia. Tomo II. Valencia, Imprenta de D. Benito Monfort, 1845, p. 131. También habían tenido mucha importancia en los disturbios ocasionados con motivo de los alistamientos para luchar contra la Revolución Francesa.

37 MARTÍNEZ RODA, Federico. Valencia y las Valencias: su Historia Contemporánea (1800-1975). Valencia, Fundación Uni-versitaria San Pablo CEU, 1998, p. 122. También se dice que eran los “más conspicuos liberales”, p. 254.

38 ARDIT, Manuel, op. cit., pp.120, 212 y 144-145.

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Gracias a ellos Tupper pudo tener un papel acentuado, y es normal que aparezca en todas las referencias de lo que él mismo llama “revolución” valenciana39, así como en uno de los cuadros más famosos de aquella época, Valencia declara la guerra a Napoleón40.

El comerciante inglés aceptó ser el encargado del Comercio al por mayor de la Junta Suprema, no sin antes hacer una declaración en la que afirmaba haber nacido en Inglaterra y rechazar su puesto como cónsul danés para evitar “infundir sospechas en el mismo pueblo” (Dinamarca era entonces aliada francesa). En la obra de Rico leemos41: “Sí, lo soi [inglés, al ser preguntado por Rico] no solo por naturaleza, sino por afecto y sentimientos: y mui persuadido estoi de que abrazarán mis com-patriotas con gusto y con empeño la causa de los españoles: y yo siendo inglés haré ver también que soi digno del nombre español, sacrificándome por la causa”.

En los primeros meses del conflicto, Tupper se dedica a establecer comunicación con sus compatriotas y a labores de propaganda42. En el Manifiesto de la Junta del Rei-no de Valencia de 180943 se explica que los representantes valencianos, a petición del cónsul inglés, mandaron circulares a los virreyes en América, y también a los e mbajadores de España en Dresde, Berlín, Copenhague, San Petersburgo y Milán,

39 Hay que significar, no obstante, que Vicente Bertrán de Lis no le cita en sus memorias. BERTRÁN DE LIS, Vicente. Apuntes biográficos de don Vicente Bertrán de Lis o sea Apéndice a los folletos titulados Los Gobiernos y los intereses materiales escritos por el mismo. Madrid, Establecimiento Tipográfico Militar de los Señores Mateo y Torrubia, 1852.

40 Valencia declara la guerra a Napoleón. Museo de bellas Artes de Valencia, 1810. La pintura, obra de Vicente Castelló, representa cuando el Conde de la Conquista selló la alianza con Inglaterra a través de Tupper, que aparece en el cuadro secundando a un oficial del la armada británico, y obtuvo el primer premio de primera Clase del Con-curso de Pintura en el Concurso general de 1810 organizado por la Academia de San Carlos de Valencia. PAGÁN, Ester Alba. La Pintura y los pintores valencianos durante la guerra de la independencia y el reinado de Fernando VII (1808-1833). Tesis Doctoral. Universidad de Valencia, 2003, pp. 716-718.

41 RICO, Juan, op. cit., p. 65. Rico opina a continuación: “En efecto los relevantes y distinguidos servicios que ha hecho en todo el periodo de aquella revolución este patriota Anglo-Hispano acreditan lo acertada que fue esta elección”.

42 Ibíd., p. 116. Tupper contactó en Tortosa con una “casa de comercio inglesa de mucho influxo y poder en aquel puerto, a fin de que proporcionarse socorros a la división de Moreno”. También sería el encargado de empezar a conectar con los oficiales británicos al mando de las diferentes escuadras que rodeaban España.

43 Manifiesto que hace la Junta Superior de observación y defensa del Reyno de Valencia, de los servicios y heroycos esfuerzos prestados por este desde el día 23 de mayo de 1808, en favor de la libertad é independenica de la nación, y de los derechos de su augusto y legítimo soberano El Sr. D. Fernando Séptimo, de eterna memoria. 1809. pp. 53-54. RICO, Juan, Memorias históricas sobre Pedro Tupper, op. cit, pp. 23-24 y 32-39, citado por SOLANO, Remedios, op. cit, p. 241. La investigadora demuestra el relevante papel de Tupper para los envíos de propaganda a Gibraltar y centroeuropa a través de Sicilia del Wilhelm Ferdinand Genotte, representante de las Ciudades Hanseáticas, p. 242-243.

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así como a los representantes de Rusia y Alemania residentes en Madrid, “remitién-doles una colección completa de las proclamas y papeles impresos con tan digno objeto: habiendo tenido la satisfacción de que estos ministros hubiesen enviado por su mano la correspondencia, y de ser el camino por donde el Norte tuvo las primeras noticias de nuestra revolución, las quales servirían para acelerar los planes que en la actualidad desenvuelve con tanta energía, como ventajas para la causa santa que defendemos”. De todo ello fue responsable y promotor Tupper, que no dudó en utilizar recursos suyos, que indican la sólida posición económica que tenía en España:

El mismo D. Pedro Tupper cuidó con particular esmero de difundir proclamas y papeles en Malta, Sicilia, Italia y el Norte: abrió una correspondencia con el Gobernador de Gibraltar, y con el Ministerio de Relaciones Exteriores de Londres para enterarles de las ocurrencias de España, de-mostrarles que era general el movimiento, y hacerles notorias las victorias conseguidas en Aragón y Cataluña: y no contento con esto demostró á la Junta las ventajas que produciria el despachar a Viena un correo con noticias exactas de quanto pasaba, ofreciendo para ello a un hermano suyo que conduciria los pliegos con un barco propio de 14 cañones44. La Suprema Junta Central instruida de todo por la de Observación de Valencia, admitió la proposición, y envió al correo de gabinete Rósi, que se hizo a la vela en el Grao a las tres horas de su arribo; y por la via de Trieste llevó al Norte la relación verídica de nuestras acciones y de nuestras glorias.

También a través de los canales abiertos será capaz de ofrecer información sobre Napoleón a la Junta Central45. De hecho, la Junta de Valencia dará cuentas a la Central de que el 10 de enero había aprobado que Tupper hiciese llegar, tanto al representante de Inglaterra en España como a los miembros del Gobierno español, toda información y proclama adquirida “cuidadosamente para averiguar por ellos el estado de nuestros enemigos”46.

Sus funciones no se limitarán sólo a la propaganda. A propuesta suya se elevó a la Junta Suprema la petición de que Valencia pudiese formar una Junta Superior

44 El hermano de Tupper le asistió en el envío por mar de refuerzos a diferentes partes de la costa española. Un ejemplo lo tenemos en 1812, cuando Tupper refiere a Henry Wellesley que su hermano había llevado provisio-nes a Peñíscola en enero 1812. FO 72/129 (22 de enero de 1812), p. 179.

45 ARCHIVO HISTÓRICO NACIONAL (AHN). Estado. Junta de Valencia. N486-487.46 AHN. Estado. Junta de Valencia. N499-500.

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excepcional en el caso de que un avance francés cortase la comunicación entre la capital y el resto de pueblos. También fue muy oportuna su presencia en Valencia, pues gracias al cónsul el Ejército de Blake pudo beneficiarse de un adelanto de un millón de reales, “para socorrer el exercito que manda el General D. Joaquín Blake”, acordando la Central, “que Vuestra Excelencia de las gracias en su Soberano nombre a este extranjero apreciable que tantos servicios á prestado a nuestra nación”47. Ade-lanto, por cierto, que Tupper pidió que se reintegrase al cónsul británico en Cádiz, Mr. Duff, con los metales preciosos que llegasen de América48.

En 1810 su protagonismo será mayor. Después de establecer un seguro canal de abastecimiento para las partidas españolas en el interior de España, cuestión que abordaremos en otro momento, nuestro protagonista se traslada a Londres como representante de Valencia y Guadalajara para solicitar audiencia con el Marqués We-llesley, secretario del Foreign Office, “para adquirir suministros de armas y municio-nes, y también para darle cuenta a su Ilustrísima del estado de dichas provincias”49. Su iniciativa no era nueva, pues desde el comienzo de la guerra varias delegaciones de las distintas Juntas habían partido con destino Londres para obtener empréstitos. Pero en este caso era un inglés el que actuaba como representante de los españoles. Parece que no fue recibido ni logró sus fines en un principio, a tenor de otra misiva que enviará más adelante, en la que informa que está presto a regresar a España, salida que se retrasará ante la falta de respuesta del Marqués de Wellesley50.

Esta falta de atención, parece que desesperó a Tupper. El 16 de marzo escribirá una carta cuyos contenidos repetirá en otras dos que enviará a Wellesley antes de que acabe el mes51. En ella insiste en llevar suministros ingleses al Levante por las penu-rias que están pasando los ejércitos a tenor de uno de los últimos mensajes que ha recibido de Valencia. Carta que irá acompañada de un “Manifiesto de los Servicios de Valencia”, redactado por la Junta del Reino y del que hemos hablado, amén de otro memorando sobre el estado de las fuerzas en Aragón, Guadalajara y Valencia.

47 AHN. Estado. Junta de Valencia. N299-302 y 322-323.48 AHN. Estado. Junta de Valencia. N299-302 y 322-323.49 FO 72/104, p. 134 (29 de agosto de 1810, 13 New Burlington Street, Londres).50 FO 72/104, p. 199 (19 de noviembre de 1810, 13 New Burlington Street, Londres).51 FO 72/120, p. 121 (16 de marzo de 1811), p. 157 (24 de marzo de 1811) y p. 165 (28 de marzo de 1811).

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Sobre esta última dice que es “la más rica y abundante provincia de España” y que desde la caída de Tortosa “puede ser invadida rápidamente”.

Esta provincia –continúa– abastece toda España con productos tan esenciales como el arroz y ha mantenido a los ejércitos de Cataluña y del centro desde el comienzo de la revolución. Anteriormen-te Madrid se abastecía de Valencia y cuando el Ejército español invadió Portugal se abasteció por tierra desde Valencia. Los astilleros de Cádiz y Cartagena se abastecen por completo con el cáñamo que crece en los alrededores de la ciudad. El enemigo sabe la importancia que estos recursos tienen para el ejército español y el gran daño que le ocasionaría en caso de que tomasen la capital, pues los suministros a Cataluña y al centro quedarían cortados y dispondrían, asimismo, de enormes recursos para abastecer sus propias necesidades.

El cónsul valora que la pérdida de Valencia podría ocasionar un efecto desastroso para los intereses de los aliados. Asimismo, certifica que la moral de los valencianos es alta y su rechazo de los franceses incuestionable, pero que carecen de suficientes mosquetes, munición y cartuchos para enfrentarse a los franceses y que llevan dos años recibiendo promesas de ayuda del Gobierno de Cádiz que nunca se cumplen. Por tanto, la única opción que tienen es acudir a su Majestad Británica. Concluye con su opinión de que en caso de que los pertrechos no lleguen pronto, las águilas francesas podrían iniciar su avance para sitiar la capital del Turia en mayo.

En otra de sus cartas de “presión” para obtener aquello que reclama, fechada el 12 de abril52, confiesa haber tenido conocimiento de los planes del Gobierno de Su Majestad Británica de establecer un arsenal en Mallorca, así como de constituir fuerzas españolas bajo mando y pago inglés, como ha ocurrido con las tropas por-tuguesas53. Es un documento muy interesante pues demuestra el conocimiento que tiene el representante inglés de sus aliados españoles.

Tupper aconseja cautela. Afirma que Portugal y España son naciones muy distin-tas y lo que ha funcionado bien en un país no tiene por qué obtener los mismos

52 FO 72/120 (12 de abril de 1811), pp.216 y ss.53 SEVERN, John. A Wellesley Affair, op. cit., p. 187. Wellington quería disponer de 30.000 españoles bajo su mando,

que serían pagados y mantenidos por el Gobierno inglés.

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resultado s en el otro. El cónsul asegura que hay que valorar el hecho de que España no ha sido una nación de tradicional comercio con Inglaterra como con Portugal, y que los militares españoles tienen mucha mayor influencia en el reino que los por-tugueses. Asimismo, considera que, a diferencia de España, el poder de la nobleza portuguesa es prácticamente inexistente al haber huido una gran parte a Brasil y estar la otra a favor de Francia. Por último manifiesta que Inglaterra pudo constituir un ejército portugués bajo su mando porque éste prácticamente se había desinte-grado con la invasión francesa.

En su opinión, los planes ingleses encontrarían gran resistencia, pues España pre-senta varios problemas. En primer lugar, España está dividida, en su opinión, en provincias tan dispares entre sí que parecen naciones distintas, pero todas ellas con un elevado grado de orgullo y altivez, “que miran con superioridad a los portu-gueses, a los que ven por detrás de ellos en cien años en Cultura, Civilización y Disciplina Militar, y esto por sí solo haría que los españoles rechazasen el sistema aplicado en Portugal”.

Igualmente considera un problema la reacción de los militares, pues aunque era verdad que al comienzo de la guerra España tenía pocas tropas, según Tupper, por el contrario era muy elevado el número de oficiales que mantenían su rango y que éstos han aumentado en número e influencia desde el inicio del conflicto.

Otra oposición a la estrategia del gabinete de Saint James, según el representante inglés, vendría de la nobleza española, que si bien perdió poder al inicio de la revolución, momento en el que considera que Inglaterra podría haber utilizado la misma estrategia que en Portugal, en los dos últimos años había recuperado su poder secular.

Tupper recomienda otra estrategia: alistar a los contingentes extranjeros que ser-vían a la corona española: valones, irlandeses, flamencos, suizos y alemanes, etc., que junto a otros reclutas y oficiales españoles podrían dejarse mandar por oficiales ingleses, “que deben ser siempre que se pueda católicos”.

Es evidente que Tupper conocía bien a los españoles y a su vez las necesidades in-glesas y sus problemas para abordar una estrategia que convenciese tanto a Londres

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como a Cádiz. El cónsul era favorable, como su superior, Henry, y el propio We-llington, con algunas reticencias eso sí54, al establecimiento de un segundo frente que impidiese que las fuerzas francesas presentes en la raya de Portugal recibiesen contingentes de refuerzo de otros escenarios peninsulares. Una opción que se ba-rajaba era la de establecer tropas en Mallorca para fijar a Suchet y que contaría con el apoyo de las tropas inglesas de Sicilia, comandadas por Lord William Bentinck55, pero éste se encontraba demasiado ocupado con los avatares políticos de la isla mediterránea y la amenaza francesa. La verdad es que el hijo del Duque de Portland nunca estuvo de acuerdo con enviar sus tropas a cualquier otro escenario con la salvedad de atacar en el Norte de Italia siempre que contase con apoyo austriaco. Aunque puede considerarse que Bentinck hacía la guerra por su cuenta, cabe seña-lar que su visión fue compartida por el mismo Castlereagh, al menos al comienzo del conflicto. Sicilia era un enclave estratégico para mantener, junto a Malta, una base de operaciones y descanso para la escuadra inglesa que bloqueaba Tolón. Con-secuentemente, el Mediterráneo occidental era un teatro de operaciones en donde debía prevalecer una estrategia defensiva y no ofensiva56. Tupper llegó a escribir al hijo del Duque de Portland, por indicación de Henry Wellesley, para informar de la situación del frente del Este de España57.

Hay que comprender, por otra parte, que los británicos tenían problemas bien preocupantes como para aventurarse en otra gran misión. A la falta de confianza de determinados sectores ingleses en su aliado español, sobre todo después del desas-tre de Chiclana, y a la falta de dinero, se sumaba la desconfianza mutua entre ambos aliados. Era lógico. El gobierno español sabía que la junta independentista venezo-lana había enviado dos emisarios a Londres que fueron recibidos oficialmente (no

54 FO 72/130 (Badajoz, 11 de abril de 1812), p.54-55. Por aquel entonces Valencia había caído y existía un plan para recuperarla. Bentick era favorable en tomar Barcelona y Wellington Tarragona.

55 SEVERN, John. Architecs of Empire. The Duke of Wellington and his Brothers, University Oklahoma Press, p. 335. Una com-pleta visión puede leerse en los capítulos 10, 11 y 12 de la obra, aunque para conocer una mejor relación de los sucesos a los que se enfrentaron los Wellesley en España puede consultarse del mismo autor A Wellesley Affair: Richard Marques Wellesley and the Conduct of Anglo-Spanish Diplomacy, 1809-1812. Tallase, 1981.

56 HALL, Christopher D. British Strategy in the Napoleonic War, 1803-1815. Manchester University press, pp. 87 y 195. SHERWIG, John M. Guineas and Gunpowder. British Foreign Aid in the wars with France, 1793-1815. Cambridge, Harvard

University Press, 1969, pp. 265-271.57 NOTTINGHAN UNIVERSITY LIBRARY. Correspondence from P.C. Tupper to Lord William Bentinck, Pw Jd

5185-5186, (27 de junio de 1813); Intelligence from Valencia, Pw Jd 5186/2 (28 June 1813).

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olvidemos que antes de partir a Portugal al comienzo de la guerra, Wellington se estaba preparando para una acción en Venezuela)58. La prensa gaditana no paraba de publicar noticias sobre presuntas conspiraciones inglesas para hacerse con Ceuta y Cádiz. Además, a muchos no les hacía nada de gracia los intentos británicos de firmar un tratado comercial que garantizase la presencia de productos británicos en las posesiones españolas de Ultramar59.

Por su parte, los británicos también tenían motivos para recelar. Consideraban que los españoles se dedicaban más a discutir sus fórmulas de gobierno que a luchar contra los franceses. Desconfiaban de la capacidad de los mandos españoles y esta-ban muy molestos por destinar grandes sumas de dinero a sostener el esfuerzo de guerra español, sin recibir como muestra de agradecimiento un acuerdo comercial con América60.

Pero en lo que a la misión específica de Tupper nos concierne, parece que las cons-tantes reclamaciones del cónsul fueron atendidas, y el 25 de junio de 1811 la Cá-mara del Tesoro informaba de que ya habían embarcado los suministros pedidos para Mallorca y para los patriotas de Guadalajara, éstos últimos comisionados por Tupper61. El cónsul regresaría a Valencia en octubre, donde sería aclamado y donde viviría uno de los momentos más duros de su vida: la caída de la capital del Reino de Valencia.

Puede ser que las intenciones del cónsul británico no fuesen sólo en beneficio de sus amigos españoles. En aquellos tiempos Tupper había iniciado una maniobra para hacerse también con el consulado de Alicante, en manos entonces de Bernard Athy, como vicecónsul en sustitución de Thomas Arabot. Las batallas por las reco-mendaciones por los consulados parecen comunes en los archivos del Foreign Offi-ce que hemos consultado. Hemos podido leer muchas cartas de r ecomendaciones

58 HIBBERT, Christopher. Wellington, a personal history. Londres, Harper Collins Publishers, 1998, p. 67. Wellington era contrario a dicha operación en la que estaba implicado Francisco Miranda, en aquel entonces en el exilio tras su intentona revolucionaria de 1806.

59 SEVERN, John. A Wellesley Affair. Richard Marquess Wellesley And the Conduct of the Anglo-Spanish Diplomacy. Tallahasse. Univer-sity of Florida presses, 1981. Capítulo. 9.

60 Ibídem.61 FO 72/121 (1811), pp. 265-268.

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y de apoyo a varias personas. Tupper perderá la ansiada plaza de Alicante, en parte debido, a la luz de los documentos, a las presiones de John Hunter62, pero también por John Hookham Frere, el que fuese primer representante oficial de Inglaterra en España, que además de recomendar a su propio candidato para Alicante, que se haría con la plaza, no dudó en emitir un duro juicio del cónsul en Valencia: “Tengo interés en ofrecer a Mr. Arabot porque tengo recelos de que Mr. Tupper ya ha pedi-do que Alicante forme parte de su consulado. No sé si son conscientes de que Mr. Tupper (a pesar de un hombre que puede ser útil por su brío y diligencia) tiene muy mala reputación en lo referido a su honestidad”63.

Por tanto, la misión de Tupper, al margen de sus buenas intenciones de servir a sus amigos españoles, podría tener también el fin de presentarse como una de las personas claves en el teatro del Este peninsular y así obtener algunas prebendas. Los consulados no llevaban retribución directa en muchos casos, pero las comisiones y privilegios debían de ser en algunos casos bastante altas64.

Pero al fin y al cabo, Tupper tuvo una importancia capital a la hora del esfuerzo bé-lico contra Napoleón. Además de triunfar en su misión de llevar nuevos suministros al Levante español en 1811, como hemos visto, el otrora cónsul danés se encargaría de pertrechar a las guerrillas en Guadalajara, Cuenca y Soria y se convertiría en un elemento indispensable en el esfuerzo bélico en dichos lugares. En una de las car-tas escritas al Marqués de Wellesley durante su estancia en Londres para conseguir suministros, encontramos un interesante informe anexo sobre el estado, número y necesidades de intendencia de las tropas españolas en Aragón, Soria, Cartagena, Cuenca y Guadalajara, memorando que iba acompañado de una explicación sobre cómo trasladaría a dichos teatros de operaciones todos y cada uno de los suminis-tros que llegasen al Reino Valencia65.

Modo de Transporte: Los suministros llegados a Valencia, enclave central, partirían en pequeñas caravanas de mulas y asnos, por caminos a través de las montañas, donde el enemigo aún no ha

62 FO 72/104 (1810), p. 5, 17, 25, 26 y 29. FO 72/120, p. 119 (15 de marzo de 1811).63 FO 72/104, p. 224 (11 de septiembre de 1810).64 FO 72/105, p. 40 (1810). “Memorandum on the Establishment of British Consulation in Spain”.65 FO 72/105, p. 16 (3 de octubre de 1810).

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ll egado. Para conducirlas se ha contratado a gente de confianza, personas que han demostrado su capacidad, como demuestra el hecho de que todavía el enemigo no ha interceptado ni una. Van precedidos tanto por los flancos como por su vanguardia por hombres contratados para dar noticia exacta de las posiciones del enemigo, además de que las Juntas del Interior, conociendo las rutas y tiempos de llegada de las caravanas, tienen desde el comienzo de la revolución a voluntarios encar-gados de avisar con tiempo suficiente. Un miembro de una de las más respetables juntas66, fami-liarizado con el país, y que está muy bien relacionado con las diferentes autoridades del interior, y finalmente el Cónsul de Su Majestad, si se me considera útil para este propósito, se encargarán de distribuir los suministros requeridos. Me permito ofrecer mis servicios, y creo que seré feliz si mis esfuerzos son útiles, aunque sea en pequeño grado para el éxito de la causa. Tengo canales seguros y regulares hacia el interior de España y podría comprometerme en entregar cualquier tipo de suministro a pocas leguas de Madrid o en cualquiera de las provincias que he mencionado.

No cabe duda, pues, de que el papel de Tupper sí fue destacable en este punto y que Mina, Durán, Nebot y el Empecinado se beneficiaron mucho de su esfuerzo67, así como los Wellesley, que tenían a alguien de suma confianza en el levante español. Y este hecho tuvo su importancia porque el testimonio sobre la caída de Valencia de Tupper que recibió el embajador español tiene un valor incuestionable, como testigo directo de los acontecimientos en una batalla que se antojaba clave para la resolución del conflicto68. Aunque los informes más numerosos sobre el teatro de operaciones del Este espa-ñol corresponden a los militares Doyle, Roche y Green, según se desprende de la consulta de los archivos del Foreign Office, Tupper va a ofrecer, quizás, un relato más dramático o personal. De hecho, es en este momento cuando detenemos la historia de Tupper para ahondar en sus narraciones sobre el fracaso aliado para retener Valencia y el éxito de la campaña de Suchet.

66 Se refiere a un Bertrán de Lis.67 Hechos que también recoge Sir William Napier, op. cit, Libro XIII, p. 349, y Libro XV, p. 514. En la actualidad

trabajo en un documento del Audit Office en el que se recoge todos y cada uno de los pertrechos, destinos, gas-tos, entregas realizados por Tupper, dentro de la auditoria que se hizo entre los años 1822 y 1824. NATIONAL ARCHIVES, Autit Office, Declared Accounts, AO 1/230/794. Roll 794. Hay, asimismo, varias anotaciones en las gacetas valencianas y gaditanas sobre la ayuda que trajo Tupper de Londres como veremos más adelante.

68 PRIEGO LÓPEZ, Juan. PRIEGO LÓPEZ, Juan. Guerra de la Independencia. Madrid, Editorial San Martín, 1972. Vol. VI, pp 283 y 287. Una derrota del ejército de Aragón en Valencia pondría en jaque todo el frente del Este. Los franceses los sabían como lo demuestran las memorias de Suchet. Napoleón quería a toda costa tomar Valencia, pues sabía que la ciudad era vital para la resistencia española.

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El primer documento de interés de Tupper con respecto a la campaña de Suchet por tierras valencianas lo tenemos el cuatro de octubre de 181169. El cónsul acaba de llegar a Valencia después de un año en Londres. Tras ofrecer una información completa del estado de la guerra en esa parte de España y el avance inexorable de los franceses hacia la capital del Turia, el cónsul afirma: “No existe un estado de opinión pública más favorable. Todo el mundo coincide en defender la ciudad hasta el final; entre los campesinos se ha extendido un fuerte espíritu de resistencia que será difícil que el enemigo pueda acabar con él”.

Sobre uno de los grandes protagonistas de la campaña, Blake, al que luego hará responsable de toda la derrota, constata: “El General Blake goza de gran populari-dad a pesar de que cuando llegó lo tenía todo en contra. Trabaja sin cesar y es muy reservado con sus planes. Nada trasciende (…) y eso es muy bueno, pues siempre he tenido la impresión de que los generales franceses saben todo lo que ocurre en nuestro Cuartel General”. En el mismo texto afirma que Suchet ha fusilado a dos de sus espías al no haber obtenido de ellos nada nuevo.

Es interesante cómo aborda el conocido pulso que mantuvo el marqués del Palacio con Blake por el mando supremo del ejército. A Domingo Mariano Traggia, que en esos momentos se encontraba en Alcira según Tupper, le dedica el cónsul otro inte-resante párrafo en su carta: “Durante el breve tiempo que estuvo aquí se hizo con una gran cantidad de apoyo de los frailes. Hubiese sido un perfecto capitán general en tiempos de paz porque el pueblo disfrutaba con sus fiestas y procesiones [subra-yado en el original]”70. El comerciante inglés añade que no se explica cómo Blake no ha ordenado su arresto cuando el marqués mandó publicar una proclama en la que pedía hacerse con el mando supremo del Ejército de Blake. En dichas cartas Tupper hace también referencia a los empréstitos que ha dirigido al interior de España a través de los mismos convoyes que utilizaba desde el prin-cipio del conflicto71. Encontramos además una relación de dónde ha situado los

69 FO 72/114 (4 de octubre de 1811), pp. 59 y ss.70 Parece ser que el Mariscal de Campo D. Ramón Pírez y Pavía, asistente de Blake, era de una opinión similar. PÍREZ

Y PAVÍA, Ramón. Apuntaciones sobre el Ejército de Valencia en 1811. Edición de José Luis Arcón Domínguez. Valencia, Museo Histórico Militar de Valencia, 2010, p. 14.

71 FO 72/114 (11 de octubre de 1811), pp. 68 y .ss.

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principale s depósitos. También da nuevas de Mina y El Empecinado y de sus accio-nes del frente72.

Las cartas fechadas el 17, 21 y 22 de octubre de 181173 van a dar más detalles sobre el estado de la guerra en el Reino de Valencia74. El cónsul informa a su superior de las acciones que han tenido lugar en la fortaleza de Sagunto, en donde algunos franceses han desertado. “Tienen pánico tanto de los campesinos, temor que he fomentado, como del general Blake”, confiesa.

La moral de Tupper es alta y también su optimismo como puede leerse en este frag-mento: “Soy de la opinión de que Suchet no puede mantener su posición mucho tiempo y que se retirará a Tortosa”. No obstante, lamenta el hecho de no disponer de 10.000 mosquetes para enviar al centro de la Península, hecho que según el cónsul británico, “daría un nuevo giro a la guerra. El enemigo no tiene muchas fuerzas acuarteladas y Madrid podría cuando menos ser bloqueada”75.

El 25 de octubre76 informa a Wellesley que ha entregado una suma por valor de 2.500 libras a Blake y que ha recibido una orden de cobro de los Reales Guardias españoles que ha enviado a Cádiz. Adjunta, asimismo, una gaceta de Soria e in-formación de alguna victoria de Mina. Pero lo más interesante de la carta es que narra la batalla de Murviedro, de tan triste fortuna para la suerte de los valencianos. Tupper apunta lo que ve en directo como si de un corresponsal de prensa se tratase:

Esta mañana comenzó la acción. Desde el amanecer he estado observando cuanto ocurría para informar cuanto antes a Su Excelencia.

72 Espoz y Mina refiere: “bastante seguida era mi correspondencia con varios extranjeros, y particularmente con el cónsul británico en Valencia, C. Tupper”. ESPOZ Y MINA, Francisco. Memorias del General Don Francisco Espoz y Mina escritas por él mismo. Madrid, Imprenta y Estereotipia de M. Rivadeneyra, 1851. Vol. I, p. 232.

73 FO 72/115 (21 de octubre de 1811), pp.6-11.74 Para una completa comprensión de los acontecimientos recomendamos la obra del historiador José Luis Arcón

Domínguez Sagunto. La batalla por Valencia (II). Museo Histórico Militar de Valencia, 2004.75 Ibid, pp. 14-16. No sabemos si Tupper conocía que en enero de 1811 Wellington había enviado 16.000

mosquetes a su hermano en Cádiz para que los distribuyera en el frente del Este. Por lo que parece no eran suficientes para la campaña. SHERWIG, John M. op. cit, p.247.

76 FO 72/115, pp. 86 y ss.

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Al amanecer las tropas españolas avanzaron en línea desde el Valle de Jesús [en el original] hacia la costa. Me parece que la división de Albuera ocupó el flanco derecho, las Alturas de Puzol, Puig y la playa. La reserva, con la caballería de Villacampa y O’Donnell, se encontraba en las estribaciones montañosas de la izquierda. El General Mahy marchaba hacia Murviedro por las carreteras de Chelva y Liria.

Sobre las nueve de la mañana la Infantería de la reserva se encontró con los franceses en el Puente de Puzol y los obligó a retirarse hacia Murviedro, cerca de dicho lugar se hizo con cuatro piezas de cañón que tuvo que dejar cuando 400 coraceros, 300 dragones y 300 húsares cargaron sobre ellos, no teniendo otro remedio que retirarse hasta que se encontraron bajo la protección de la caballería española, y donde formaron a los dos lados de la carretera principal, entre los árboles.

La avanzadilla de nuestra caballería pronto entabló contacto con la caballería francesa, y siento decir que se retiraron sin entrar casi en acción, y menos mal que la infantería española mantuvo su posición gracias a su constante y bien dirigido fuego de fusilería obligando a los franceses a retirarse a Murviedro.

Villacampa comenzó una acción parcial de diez a once de la mañana, me inclino a pensar que hizo lo que pudo.

La División de la Derecha luchó cerca de tres horas, aunque el enfrentamiento no fue generalizado.Sobre las dos de esta tarde se observó algo de fuego de fusilería hacia Gilet, imagino que debía ser la división de General Mahy.

El cuerpo de reserva regresó esta tarde en el mayor orden posible. Lo componen tropas bisoñas que se han comportado con gran bravura; ninguno de ellos ha perdido sus trabucos.

El General Suchet comandaba sus 15.000 infantes y 1.200 jinetes personalmente.

Esto es lo que puedo contar a Su Excelencia de lo ocurrido hasta esta tarde, según lo que he podido observar personalmente y de la información obtenida de algunos desertores que abandonaron sus posiciones con la retirada de la caballería francesa.

El enemigo dispuso una nueva batería a unas 150 yardas del Castillo de Sagunto. La brecha es ahora muy grande y supongo que esta noche la asaltarán.

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La siguiente carta de Tupper tiene fecha de 29 de octubre77. El cónsul informa que los franceses han avanzado hacia Valencia sin resistencia alguna y que la fortaleza de Murviedro ha capitulado. Tupper concluye que las tropas que se han retirado a la capital del Turia podrían haber salido al día siguiente a combatir debido a su buen estado y confía en que lo puedan hacer en el futuro. Por estas fechas, el cónsul aún mantiene su moral bien alta. “Suchet tiene su cuartel general en Puzol. No cabe duda de que se dirigirá hacia esta ciudad, pero antes deberá prepararse para otra batalla, de la que tengo esperanzas sea de mejor suerte para los españoles”, afirma Tupper, que narra que Caro ha sido hecho prisionero por los franceses y que se encuentra herido en la cara y un brazo. Por último, atestigua que con los franceses tan cerca será difícil dar salida a las mercancías de que aún dispone78.

El 5 de noviembre Tupper vuelve a relatar las operaciones bélicas y su tono se vuel-ve más grave: ya no es tan optimista79. Según cuenta en su informe, los franceses iniciaron una fuerte ofensiva en la zona de Quart contra las tropas de Albuera, Vi-llacampa y Mahy. Los franceses avanzaron en columnas y fueron rechazados gracias al fuego artillero y fusilería, que duró, según Tupper, hasta el anochecer. “Observé toda la acción desde una torre”, relata el cónsul. El documento es interesante pues Tupper también da detalles del estado del frente gracias a la información de uno de sus agentes. Las posiciones francesas estaban en ese momento, según cuenta, en el Grao, Paterna, San Miguel de los Reyes, calles de Murviedo y Alboraya. La artillería francesa se encontraba concentrada cerca de Puzol y la componían 12 cañones, cuatro morteros y varios Howitzers (obuses o cañones sin retroceso), “que pudo contabilizar uno de mis sirvientes que envié ayer a Murviedro y que se hizo con un pasaporte del general francés en dicha zona”.

La presión sobre los valencianos crecía cada día a tenor de lo que escribe Tupper: “Desde anoche varios edificios han sido pasto de las llamas por orden del Gene-ral Blake para evitar que el enemigo se protegiese en ellos de nuestra artillería. El

77 FO 72/115, pp. 90 y ss.78 La carta incluye un aviso al público firmado por Ramón Pírez, con fecha 26 de octubre, por el que Blake deja

constancia de que Suchet mediante una carta que ha hecho llegar a los valencianos ha pedido la capitulación de la plaza al no disponer de suficientes fuerzas para resistir y que ha sido rechazada por Blake al considerarlo un “ridículo papel”.

79 FO 72/115, pp. 119-120.

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Convent o de San Juan de la Ribera arde y creo que cuando la lluvia se detenga pronto le seguirán las calles de Alboraya y Murviedro”.

Tupper comunica también las acciones del día nueve y el avance de las tropas de Mahy para acabar con las defensas de unos franceses que hostigaban a la artillería española situada en Manises y obligarlos a retroceder hasta Paterna. Da cuenta, igualmente y gracias a unos agentes, de acciones de Mina y El Empecinado80.

Por último, Tupper informa de su situación personal y de su testimonio puede desprenderse la impresión de que Valencia está perdida: “Permaneceré en mi sitio hasta cuando pueda para poder ofrecer de la manera más exacta a Su Excelencia todo cuanto ocurra. Me he visto en la necesidad de comprar un caballo y varias mulas. El enemigo prácticamente nos ha rodeado y seguramente me veré obligado a dejar los caminos principales ante el peligro inminente que sufro”.

El 10 de noviembre81 vuelve a escribir al embajador inglés para explicarle las úl-timas noticias de Mina. El guerrillero ruega que le sean enviadas municiones y ropa. Tupper informa a Wellesley que sólo puede mandar a Mina municiones y que espera recibir lo segundo en futuros suministros desde Cádiz. Igualmente, en el mismo mensaje encontramos una carta de Durán desde Calatayud. El oficial español le confirma que ha recibido los abastecimientos y agradece la ayuda que está reci-biendo del Gobierno inglés. De Valencia sólo dice que los franceses están realizando trabajos para dirigir su artillería contra la Puerta del Mar.

Henry Wellesley escribe a su hermano Richard el siete de diciembre82. El embaja-dor le envía noticias de Green desde Cataluña y de Tupper desde Valencia. Asevera que en Cádiz las últimas cartas que se han recibido desde Valencia son de finales de noviembre y que todas ellas eran irrelevantes. La carta que adjunta Wellesley del cónsul en la capital del Turia es del día 12 de noviembre. Los franceses, según

80 Tupper parece que tenía a sueldo a varios de ellos por todo el Levante y el interior de España como refiere a Wellesley en otra de sus cartas. “Estoy enviando agentes hacia el interior y espero poder ofrecer a su Excelencia noticias regulares de lo que ocurre en el interior de España”. FO 72/115 (4 de octubre 1811), p. 62.

81 FO 72/115, pp. 115-116.82 Ibíd., pp. 141 y ss.

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T upper, continuaban con las labores de sitio detrás del convento de San Juan de Ribera mientras eran bombardeados por la artillería española.

En esta carta Tupper demuestra que su papel en el sitio fue relevante. Después de dar noticia de la herida recibida por Suchet en la espalda en la batalla de Murvie-dro, explica que descubrió cuáles eran los planes de Suchet para sorprender a los valencianos a través de una estratagema que consistía en preparar a los españoles para la entrada en la capital del Turia de un rebaño inmenso de ovejas que en reali-dad iban escoltadas por soldados franceses. Todo gracias a uno de sus hombres de confianza. “El hombre que utilizó Suchet para tal fin era de mi confianza y vino a contármelo todo. Inmediatamente di cuenta de todo al general Blake, que tomó las correspondientes precauciones. Suchet tiene como rehenes en Puzol a la familia y mujer de dicho hombre”.

El 14 de diciembre Henry Wellesley vuelve a recibir noticias de su cónsul en Valen-cia83. Tupper explica que los franceses han terminado las obras de sus reductos para que en cada uno de ellos se alojen hasta 90 soldados y puedan asegurar de esta ma-nera una comunicación fácil entre sus tropas de San Miguel y el Grao. Además in-forma de las fuerzas de los franceses en todo el frente obtenidas de desertores galos. De las posiciones españolas dice que el frente entre Manises, Quart, Aldaya y To-rrente era sólido, pero con una débil retaguardia que no aguantaría en caso de que los franceses rompan el frente. La salida de la ciudad hacia la costa, por su parte, estaba vigilada por guerrillas. “El enemigo, como hace habitualmente, maniobra de manera continua y sus continuos movimientos y cambios de posición hacen imposible adivinar su número”, prosigue. Los generales franceses, según Tupper, hacen lo que pueden para evitar deserciones en su ejército, que por las cifras que da el inglés, de los días 10 a 14 de diciembre ascendieron a un total de 34. Estos soldados que se pasaron a los españoles explica-ron que sus generales atemorizaban a sus hombres con lo que les ocurriría en caso de que cayesen en manos de campesinos españoles. “Esta artimaña impide que las deserciones sean mayores”, según el cónsul, que confiesa que esos momentos hacía

83 Ibíd., pp. 294 y ss.

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todo lo que podía para llevar otra impresión a los soldados galos para que abando-nasen sus filas en masa. De hecho, Tupper ya había informado a su superior de sus intenciones de incrementar las deserciones, aprobadas por el mismo Blake: “Varios desertores se han pasado desde el ejército de Suchet. Creo que muchos más lo ha-rían si se estableciese un buen plan. He tenido varias ideas, que el general Blake ha aprobado, y voy a poner todo mi empeño en ello”. En noviembre de ese año dos periódicos gaditanos, El Redactor General, y El Conciso, publicaron proclamas de Tupper llegadas de Valencia en las que se animaba a los franceses a pasarse a los españoles84.Volviendo a los dramáticos sucesos de la batalla por Valencia, Tupper constata que el general Freire se encuentra en Requena con sus hombres y que el Conde de Mon-tijo ha partido hacia Aragón para unir sus fuerzas a las de Durán y El Empecinado con el fin de obligar a Suchet a enviar refuerzos para evitar que le copen cuando dichas tropas acudan en auxilio de Valencia.

Da cuenta, además, de lo que le ha trasladado uno de sus agentes de vuelta del frente de Navarra sobre Mina, y refiere que los suministros hacia el interior siguen saliendo, si bien anda escaso de pólvora, armas y ropa. Según el cónsul, era necesa-rio llevar más suministros al interior y ruega a Wellesley que presione al Gobierno para que envíen más abastecimientos a su cargo. “En estos momentos me es muy difícil negociar con Cádiz o con Gibraltar mis gastos”, añade.

Las penurias de las tropas de Durán, El Empecinado y Mina eran inmensas, según Tupper, y también de aquellas que defendían Valencia: “La cantidad de raciones que necesitan cada día las tropas asciende a 36.000. Todavía no hay demanda de pan pero en los últimos días las tropas han recibido la mitad del rancho que les corres-ponde y no hay carne y pescado para todos, artículos éstos de los que no queda casi nada. El General Blake y el Comisario del Gobierno me han pedido que les ayude a pagar las 3.000 libras que han llegado a la bahía porque el ejército necesita de 120 a 150 quintales cada día”.

84 Proclama de P. C. Tupper, cónsul inglés en Valencia, dirigida a los soldados extranjeros del ejército de Napoleón, incitándoles a desertar y ofre-ciéndoles premios y dando instrucciones para pasarse a las filas españolas, s.l., s.d. También aparece en El Redactor General, 13 de noviembre de 1811, bajo el título: “Soldados del exército francés, alemanes, italianos, polacos, rusos, austria-cos, suizos y demás”. El número es casi un monográfico de Tupper a su vuelta de Londres sacado de la prensa valenciana y un detallado informe de los pertrechos que trajo con él.

“Españoles”. El Conciso, 11 de noviembre de 1811.

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También da cuenta de la pólvora y cartuchos que ha enviado desde Valencia hacia Cataluña en un buque español85. El cónsul vuelve a apelar a Wellesley para que se envíen más suministros para las tropas de Cataluña y del interior de España y que suplique en lo posible al Gobierno español.

Henry, por su parte, volverá a escribir a su hermano el 13 de enero de 1812. Tiene noticias de que Suchet con los últimos refuerzos recibidos había roto la línea de-fensiva de Valencia el 26 de diciembre, pero las noticias no le han llegado a través de Tupper, del que no sabe nada86. La situación cambia con una carta de Roche y Tupper del 3 de enero. Ambos confirman los sucesos de Valencia y atestiguan que la ciudad no se ha rendido pero es probable que lo haga en breve87.

Tupper vuelve a dar una buena descripción de la batalla del día 26. Los franceses con maniobras y contramaniobras lograron fijar a los españoles mientras rompie-ron el frente por Torrente. La caballería española se encontraba, según Tupper, en un auténtico estado de confusión intentando adivinar los movimientos del enemigo. Desde Monte Olivete y el Grao la artillería francesa bombardeaba el otro lado de las posiciones españolas, que visitó a caballo el propio Tupper, donde pudo observar cómo la caballería francesa tras varios intentos con apoyo de su artillería rompió las líneas defendidas por la “guerrilla” y cruzó el río. “La caballería me persiguió durante algún tiempo –refiere Tupper– y cuanto me di cuenta de que mi camino de vuelta a Valencia estaba cortado, hice lo que pude para llegar campo a través hasta Cullera, donde muy poco después de mi llegada, a las dos de la mañana del 27 de diciembre, entraron los restos de la división y con el amanecer las fuerzas de Villacampa.”

La desbandada era generalizada, según Tupper. El cónsul pudo saber que Mahy se había retirado hacia Alcira tras sufrir muchas bajas y perder una gran cantidad de

85 No será la primera vez que Tupper ayude a sus hermanos del Norte. José Canga Argüelles recuerda en sus Observa-ciones sobre la Historia de España: “No ignoro que en el año de 1809, los catalanes recibieron del gobierno británico, por medio de Tupper, cónsul inglés en Valencia, hasta 12.000.000 de reales si no me engaña la memoria; pero ésta me recuerda también que el gabinete español los reintegró con metales preciosos que tenía en Cádiz�. CAN-GA ARGÜELLES, José. Observaciones sobre la historia de la Guerra de España, que escribieron los señores Clarke, Southey, Londonderry y Napier, publicadas en Londres el año de 1829. Madrid, Imprenta de Miguel de Burgos, 1833. Tomo I, p. 270.

86 FO 72/129 (13 enero de 1812), p. 16.87 Ibíd., (22 de enero de 1812), p.54. La carta de Tupper está fechada el tres enero desde Denia.

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equipo. Blake, por su parte, después de ser derrotado se había hecho fuerte en el interior de Valencia dando instrucciones a Mahy de unir sus fuerzas con las de Villacampa y marchar contra el enemigo. Además, parece ser que Blake ordenó a Freire que marchase desde Requena y a El Empecinado y Montijo que bajaran desde Segorbe.

En Cullera y mientras se ocupaba de las provisiones, Tupper se enteró por una ca-ñonera que había abandonado el Grao que los franceses ya atacaban las murallas de Valencia. El cónsul confiesa a Wellesley que espera que las vituallas dejadas a Blake fueran suficientes para su resistencia.

Dos días antes de la batalla tuve la fortuna de desembarcar provisiones muy cerca del enemigo, al alcance de tiro de un mosquete. 1.000 barriles de harina enviada por su Excelencia, así como zapatos, ropa, pólvora y unos 1.500 quintales de pescado partieron hacia Blake, como informé en mi carta anterior. Por tanto, las tropas de Valencia tienen para resistir un mes, pero me temo que la población va a sufrir mucho en aproximadamente 10 ó 12 días. Tengo esperanzas de que un ataque coordinado entre el ejército de Blake y Freire pueda salvar la ciudad.

Tupper había cumplido una vez más con aquellos que le habían demandado los militares españoles. El uno de enero ya se encontraba en Denia donde había carga-do un mercante con el resto de provisiones que tenía con él. La situación era des-esperada porque se temía que los franceses llegasen a Denia de manera inminente mientras un fuerte viento de levante impedía salir a la mar. Consecuentemente, el cónsul dio instrucciones al capitán del barco de quemar todo en caso de que se corriese el riesgo de caer en manos francesas.

El tres de enero todavía se encuentra en Denia a la espera de poder embarcar por culpa del mal tiempo y con los franceses a cuatro leguas88. Sabe que Valencia aún resiste, “pero mis temores crecen al escuchar que van a capitular ante la falta de víveres”.

Desde ese momento y hasta el 22 de febrero Wellesley no recibirá noticia alguna de Tupper. La angustia crece en Cádiz por la suerte de Valencia. El embajador informa

88 FO 72/129 (13 enero de 1812), pp. 65-ss.

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el tres de febrero89 a su hermano que aunque sigue sin noticias, una carta privada desde Gibraltar informaba que la capital del Reino de Valencia aún no había caído el 21 de enero, algo que era incierto.

Pero al final los malos presagios se hicieron reales. El 22 de febrero Wellesley envía a Londres cartas del Coronel Green y de Tupper desde Alicante, con fecha 27 de enero de 181290. El embajador destaca que “la conducta de los franceses, una vez obtuvie-ron posesión de Valencia, se caracterizó por su acostumbrada crueldad. Varios sacer-dotes han sido asesinados por haber fomentado la resistencia del pueblo antes de la Capitulación, y se han pedido una Contribución de más de dos millones de reales”.

Alicante, 27 de enero de 812

El 14 Suchet hizo entrada en Valencia con gran pompa. Se ordenó una iluminación general de tres días. Se ha impuesto a la ciudad una contribución de 2 millones de reales inmediata y otra de 20 millones en tres plazos (aunque luego se ha rebajado a 12).

Los habitantes han sido desarmados y todos los frailes fueron confinados en el Convento de San Francisco. Los que tenían más de 50 se les dejó allí y los otros partieron hacia Murviedro91. Todos los partisanos92 fueron conducidos hacia la Plaza San Domingo, aquellos bajo la condición de casados fueron desarmados y enviados a sus hogares, mientras que los restantes fueron encerrados en San Miguel de los Reyes, y se supone que o bien serán enviados a Francia o tomarán las armas con los Juramentados [en el original].

Al Arzobispo, que se encontraba en Gandía, se le trajo de vuelta y fue repuesto en sus funciones.El día 17 los franceses dictaron una orden por la que se confiscaron todas las propiedades británicas y donde se instó a los habitantes a dar cuenta de todos los productos ingleses que tenían bajo su propiedad.

89 Ibíd. p. 10790 Ibíd. p. 14691 Posteriormente referirá que según varios testigos que llegaron a Alicante el prior de los capuchinos y tres frailes

más fueron fusilados en Murviedro. FO 72/129, (Alicante, 5 de febrero 1812), p.184.92 “Guerrillas” en el original.

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Es en el mismo envío donde encontramos un texto muy detallado sobre la batalla del día de Navidad de 1811, la derrota de los españoles y la consecuente estampi-da de sus tropas. Además, Tupper narra todos los acontecimientos desde esa fecha hasta los intentos por reconstruir la resistencia valenciana contra los franceses en Alicante un ambiente total de derrota. El documento, un extracto del cual ofrece-mos al final de este artículo, denuncia los errores de los españoles y culpabiliza de todo el desastre a Blake.

No es objeto de este texto analizar lo que vivió Tupper en Alicante en su huída de Valencia. Pero una buena muestra es el hecho de que cuando llegó Mahy con 4.000 hombres y 700 oficiales, “todo se volvió un caos. Sin raciones, sin paga, ni ropa; y los oficiales en la obligación de vender sus caballos para subsistir (…) los soldados desertaban a cientos cada día”93. Y todo esto mientras los franceses llegaban a las puertas de la ciudad con un buen tren de artillería que comenzó a bombardear la ciudad a la par que se ofrecía una capitulación para los que se encontraban en su interior. Por cierto, que si no se aceptó, según Tupper, fue debido también a sus intrigas y a las de Roche, al menos de eso les culparon los franceses94.

La Junta de Valencia había quedado disuelta. Todos sus miembros menos uno, “re-gresaron vergonzosamente a sus hogares en la ciudad caída donde tenían sus po-sesiones; dejaron sus cargos a disposición de Mahy después de dimitir, dejando la provincia sin su única representación, la que fue confiada a ellos. Todo quedó en un estado de anarquía y a merced de la voluntad del enemigo, dejando los inmensos recursos de la provincias sin dirección”.

Según Tupper, esta “escandalosa” actuación de los miembros de la Junta “desco-razonó” más a los valencianos que la propia caída de Valencia, y por eso explica el cónsul que los valencianos hicieron lo mismo que hicieron sus representantes, bajar los brazos, porque cundió el ánimo de que “todo se ha perdido; y sin auto-ridades que les protegiesen, a la gente no le quedó otra opción que someterse al yugo del enemigo”.

93 El mérito de Tupper y Roche para evitar más deserciones también lo recogió Napier basándose, creemos, en este mismo documento. NAPIER, op. cit, Libro XV, p. 530.

94 FO 72/129 (22 enero de 1812), p. 177.

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Posteriormente95, Tupper chocará con Mahy y con el intendente Rivas, que no ve-rán bien establecer una comisión que vele por el Reino de Valencia en Alicante, como quería el inglés. El cónsul refiere a Wellesley que sus planes pasaban por nombrar un gobernador que se encargase del gobierno civil, asistido por una co-misión de cinco patriotas, mientras que un general se encargaría de la resistencia ante la espera de que el Gobierno inglés mandase dos regimientos, si fuese posible. La respuesta de Mahy fue contraria a esa idea y en todo caso le dijo que la comisión tendría que estar en Cartagena por ser un lugar más seguro.

Esto no es más que un subterfugio y una pérdida de tiempo, porque qué efectos va a tener esa nueva autoridad cuando todos los recursos de Valencia están a punto de caer en manos de los enemigos; y sobre todo para qué instaurar una comisión en Cartagena que no va a tener efectividad alguna por la gran distancia que habrá entre ella y las tierras ocupadas por el enemigo. En resumen, nada se ha hecho, nada se hará y, lo vuelvo a dejar claro, fuera de la muralla de Alicante el Reino de Valencia ha dejado de existir [subrayado en el original].

Henry Wellesley debió quedar muy impresionado y lleno de malos augurios al leer el texto que le envió Tupper. En una carta al Foreign Office dirigida todavía a su hermano, que en breve sería sustituido por Lord Castlereagh, el embajador escribe que los desastres españoles son continuos y que la guerra va a terminar pronto con una conquista total de las principales ciudades españolas donde no estén las tropas inglesas96. El Ejército español es a sus ojos incapaz de hacer frente a los franceses y pone como ejemplo los desastres de los últimos dos años como la batalla de Barrosa o Chiclana, el sitio de Badajoz y la caída del frente del Este.

Oficiales seleccionados por el General Blake, de notoria incapacidad, y muchos de ellos de princi-pios bien peligrosos, fueron puestos al mando del Ejército y de las distintas fortalezas del Reino, y como consecuencia de ello tenemos la pérdida de casi toda la Costa Este de España, y de entre ellas las fortalezas de Lérida, Tortosa, Tarragona, Murviedro y la ciudad de Valencia, con todas sus tropas refugiadas dentro, cuando era bien sabido que iban a verse obligadas a rendirse en breve tiempo ante la falta de víveres.

95 FO 72/129 (Alicante, 26 de enero de 1812), p. 180 y ss.96 The Times en su edición del 27 de enero de 1812 reconoció que el desastre no se hubiese producido de haber

contado el frente del Este con un ejército inglés de 15.000 hombres.

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Wellesley quería, como sus hermanos, interferir más en el Ejército y lograr que el mando conjunto pasase a manos inglesas, como al final ocurriría con el nombra-miento de Wellington como Generalísimo de los Ejércitos españoles. Un hecho que según el historiador José Luis Arcón, podría haber sido el motivo de la desidia inglesa desde el principio para acabar con una Regencia que le era hostil97.

Mientras, Pedro Tupper prosiguió con su esfuerzo por revitalizar la guerra en el Reino de Valencia. El 21 de febrero informa al embajador que ha decidido partir a Cádiz al enterarse de que O’Donnell va a dirigir el resto de las tropas españolas del Este de España. Su intención es entrevistarse con el general español y conven-cerle de que es necesario formar una nueva comisión que acabe con el estado de indisciplina y anarquía que vivía dicho teatro de operaciones. Tupper promete a su superior que se reunirá con él para explicarle cuáles son detalladamente sus planes y qué impresión ha obtenido de O’Donnell98.

De sus maquinaciones en Cádiz tenemos un fiel reflejo en las memorias del dipu-tado en las Cortes de Cádiz Joaquín Lorenzo Villanueva. Este valenciano natural de Játiva va a mantener varias reuniones con Tupper durante las vísperas de la aproba-ción del primer texto constitucional español. El diputado cuenta en sus memorias gaditanas que el 12 de marzo al salir del Congreso se encontró a Tupper, que le aguardaba. Quería el cónsul reunir a todos los diputados del Reino de Valencia para que convenciesen a la Regencia de la necesidad de establecer una nueva Junta con poderes suficientes para dirigir el esfuerzo de guerra. Según Villanueva, Tupper logró congregarlos para establecer una estrategia común. Asimismo, se entrevistó con miembros de la Regencia, con su embajador y con O’Donnell, todos los cuales vieron bien las medidas que promovía. Si bien no logró una respuesta concreta de la Regencia en un primer momento, un mes más tarde conseguía en parte su deseo a través de una carta que matizaba algunos puntos ideados por el cónsul inglés99.

97 ARCÓN, José Luis, op. cit. p.27 y ss. Parece ser, no obstante, que los Wellesley sí querían haber forzado las posi-ciones de Suchet mediante el envío de tropas desde Sicilia. OMAN, Charles. A History of the Peninsular War. Greenhill Books, 2004. Vol. V., p. 498.

98 FO 72/129 (Alicante, 21 de febrero de 1812), pp. 292 y ss.99 VILLANUEVA, Joaquín Lorenzo. Mi viaje á las Cortes. Madrid, Imprenta Nacional, 1860, pp.334-354. AHN. Con-

sejos, 12919, EXP. 1. Expediente acerca del modo en que se debe formar una comisión de gobierno en el reino de Valencia para sustituir en sus facultades a la Junta superior que había suspendido su actividad.

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Por cierto, Villanueva da fe de que Tupper quería llevarse una copia de la Constitu-ción para imprimirla en Alicante y que también solicitó la ciudadanía española100. Lo que ocurrió a su vuelta a Alicante merece, quizás, otro estudio. Desde luego nues-tro héroe siguió apoyando a las partidas. Pero también participó en el enfrentamiento con Joaquín Caamaño y Pardo, gobernador de Alicante en 1812, que disolvió la comi-sión de Gobierno101 tan ansiada por Tupper, y le llegó acusar de cohecho. Un conflicto que llegó incluso a la prensa gaditana. Puede leerse un completo y duro texto contra la actitud de Caamaño en el número uno de El Articulista español, del 2 de enero de 1813102. En su página 5 y ss. Se da “Respuesta á la contestación dada por el S. D. Joaquín Ca-amaño y Pardo, al artículo inserto en el número 8 del Tribuno: é impresa en un folleto de ocho páginas en la imprenta patriótica”. Quizás lo que afirma el periódico de Tup-per sirva para aproximarnos aún más a la imagen que se tenía de nuestro personaje:

El señor Pedro Tupper tiene tan bien sentada su baza entre los buenos españoles, como la noble Nación á quien pertenece. Valencia le asoció á la Junta Suprema que en el año de 1808 desempeñó la soberanía: Valencia le vió ejercer el mando con una satisfacción que desmiente las groseras ca-lumnias con que le zahiere Caamaño: Valencia le vió seguir con ardor el curso de la insurrección, en el cual ha sacrificado una gran parte de sus haberes: su Nación le ha confiado el manejo de gruesas sumas empleadas en el bien de la España: y en los cinco años de lucha que llevamos, solo los franceses se han encarnizado contra él, empleando las mismas inventivas que usa Caamaño contra su persona, y contra la generosidad de la Noble Nación Británica (…) Pero los franceses no deben perdonar a Tupper el zelo y actividad con que procura animar a nuestro levantamiento: los socorros que de su leal Gobierno ha logrado para mantenerle: la sagacidad y arte con que ha promovido la deserción en el exército enemigo: y el aprecio que le tienen los valencianos.

Toca ya acabar con la semblanza de un hombre y de sus hechos en los más difíciles momentos de Valencia durante la Guerra de la Independencia. Llegados a este pun-to sólo nos queda resumir brevemente la vida de Tupper desde 1813 a 1825, año de su muerte, con cuarenta años de edad103.

100 Villanueva, op. cit., p. 352. Puede leerse el texto de la petición de Tupper en las Actas secretas de las cortes generales y extraordinarias. Sesión del 8 de mayo de 1812, p. 625. Tupper había pedido la ciudadanía el 26 de abril.

101 AHN. Consejos, 49619, EXP. 3.102 Para saber más de este periódico o impreso, SÁNCHEZ HITA, Beatriz. Los periódicos del Cádiz de la Guerra de la Indepen-

dencia (1808-1814). Catálogo comentado. Cádiz, Diputación de Cádiz, 2008, pp. 52-55.103 BROCK TUPPER, Ferdinand, op. cit, p. 399. Tupper nació en 1784.

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El cónsul inglés fracasará en su intento de hacerse con el consulado de Alicante. Su idea de unir todo el Reino de Valencia en sus manos queda en saco roto por las intrigas de Frere y Hunter, como hemos explicado anteriormente. Desconsolado, apelará a su embajador para que interceda ante Castlereagh, dando cuenta de lo que hizo después de la caída de Valencia104. No serviría de nada. Se le mantendrá como cónsul en Valencia, cargo con el que no está conforme debido a los pocos ingresos que origina el puesto a pesar de que el Gobierno inglés le había concedido además una pensión vitalicia de 600 libras105. En 1814 pedirá el consulado de Barcelona, que sí le será entregado en medio de otras intrigas que incluso llegaron a implicar a miembros de la realeza británica106.

También fracasará en su intento de que se reconozca su título en su país. 20 años después de su muerte, uno de sus sobrinos apeló al Gobierno para poder disfrutar del título español y de los beneficios que debía tener en Inglaterra. Su reclamación no fue tenida en cuenta107.

Antes de integrarse definitivamente en la vida civil, Tupper será el encargado de administrar el dinero enviado por el Gobierno inglés para sufragar los gastos del Rey Fernando VII durante su famosa estancia en Valencia108, donde su casa volvió a ser de las más destacadas por la decoración de su fachada con transparencias en las que se representaban alegorías sobre la alianza angloespañola, la vuelta de Fernan-do y una burla de Suchet y José109. Por Tupper, supieron el rey y sus acompañantes la derrota de los franceses en Tolosa110.

104 FO 72/144 (Alicante, 3 de abril de 1813), pp. 100 y ss.105 Dejará en su lugar a otro de sus recomendados, Jasper Warig, con el que mantendrá también correspondencia

menor y sujeta a formulismos económicos.106 FO 72/160 (17 de mayo de 1814), p. 116.107 FO 43/468. General. Foreign titles of nobility. 1822-75, (20 de junio de 1742). Home Office: Registered Papers. HO

45/8818 (1842).108 FO 72 /161. Account of Advances made to Spanish Government under Authority of Sir Henry Wellesley between 1 January to September

1814., p. 233.109 SIDRO VILAROIG, Fray Facundo. Memoria de los regocijos públicos que en obsequio del Rey nuestro señor D. Fernando VII. en su tránsi-

to por esta capital dispuso la muy noble, leal y fidelísima ciudad de Valencia. Imprenta Benito Montfort, 1814, p. 47 y 48. Cuenta el agustino que Tupper ya destacó en 1808 por ofrecer espectáculos similares. Las burlas más celebradas en 1814 eran una representación de José I con una botella rota; y otra con Suchet siendo perseguido por murciélagos y con una inscripción que decía “Duque de las Fochas”, con la que se entendía que lo único que le había quedado al Duque de “su” Albufera, según el agustino, era esa ave de escaso valor.

110 Ibíd., pp. 98 y 99.

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Y también será el encargado y responsable de recibir el dinero destinado a las tro-pas aliadas en el Sur de Francia, si bien los responsables de su envío al frente serán los coroneles Campbell y Carrol111.

En Barcelona parece que se aburre pese a ser testigo del levantamiento de Lacy112. Pasará algún tiempo en Madrid y en su país y tendrá que justificar su ausencia ante el Foreign Office por haber dejado a un sustituto de nacionalidad americana al frente de los negocios ingleses113. Posteriormente, se ofrecerá como agente inglés en la revolución del Perú114 (uno de sus hermanos llegaría a ser cónsul en Caracas), acompañará al embajador William A’Court a recibir al rey en Cádiz en 1823, y re-cibirá con alborozo el nombramiento de su hermano Thomas como secretario de los representantes británicos de la Comisión Anglo-Española de reclamaciones por daños de guerra. Motivo por el que partirá a Madrid tras recibir permiso de George Canning115. Morirá, como hemos dicho, en la capital española en 1825.

111 FO 72/175 (Madrid, 13 de julio de 1815), p. 131-132 y 194 (Madrid, 1 de agosto de 1815).112 FO 72/201 (Barcelona, 9 de abril de 1817), p. 275 y ss.113 Ibíd., (15 de enero de 1817), p. 270.114 FO 72/227 (Londres, 20 de marzo de 1819), p. 204.115 FO 72/293 (Londres, 11 de octubre de 1823), p. 12y ss.

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d o c u m e n t o

Alicante, 22 de enero de 1812

Tengo el honor de dirigirme a Su Excelencia desde Denia para ofrecer el más exacto relato de lo sucedido en la batalla del 25 de diciembre que puedo dar después de lo que viví desde las 10 de la mañana de dicho día, y la información que me he procurado de los oficiales y tropas que dejé atrás en mi retirada hacia Cullera y Denia.

La posición de Quart y Manises, como mencioné hace tiempo a su Excelencia, había sido fortifi-cada de manera muy negligente en la vanguardia hacia Paterna y en la retaguardia hacia Aldaya y Torrente; y el Brigadier Carban defendía el puente de Ribarroja con una fuerza menor. La divisón de Albuela y el resto de las mejores tropas ocupaban la ciudad, los alrededores y junto a las del General Blake constituían una cuerpo de unos 18 a 20.000 hombres, en lo que sin duda era el mejor ejército que los españoles habían tenido hasta este momento en el terrero, bien abastecidos con un abundante tren de artillería.

El general Miranda ocupaba las líneas de Monte Olivete y desde esa posición hacia el Mar (una distancia de milla y media) el frente había quedado en mano de las guerrillas y de los campesinos, sin otra defensa que la cobertura de dos piezas emplazadas cerca de la orilla del mar.

Estas eran las posiciones ocupadas por el Ejército desde el mes de noviembre. Suchet había ocupado con sus fuerzas las alturas de Paterna, con unos 5.000 hombres bajo las órdenes de Arispe, el campo anterior a San Miguel con unos tres o 4.000, y el Grao con una fuerza que podría variar entre los 500 y 2.000 hombres.

Ambos generales permanecieron inactivos casi dos meses. Suchet esperaba refuerzos, y Blake, aun-que no los esperaba, tenía puestas sus esperanzas en una retirada de Suchet debido a la necesidad de mantener sus tropas. Asimismo, Blake se guió por el principio de que cuanto más tiempo tuviese fijado a Suchet ante Valencia, más oportunidades daría a los catalanes de organizarse, y también a las fuerzas del interior, que prácticamente no contaba con tropas desde que Montijo había partido para cooperar con Durán y El Empecinado.

Tengo razones para creer que Blake no confiaba demasiado en sus tropas como para arriesgarlas en una batalla, pero a la vez me sorprende que no iniciase acción alguna para acosar al enemigo

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con sus numerosas guerrillas y que no enviase cada día tres o cuatro partidos de unos doscientos o trescientos hombres para ocasionar bajas y hostigar al enemigo, y que acostumbrase a la vez a sus hombres al fuego para convertirlos en soldados. Pero nunca se efectuó plan alguno y el enemigo, con tan solo 12.000 hombres, mantenía con tranquilidad la mitad de la provincia y todos sus recursos.

Las fuerzas de Duran y el Empecinado podrían también haberse empleado sobre las fronteras de la provincias, y hubiesen desviado la atención de los franceses hacia Teruel, donde tienen sus depósitos y sólo 200 hombres acuartelados.

Blake, a pesar de sus inmensos recursos prefirió permanecer inactivo, y se contentó con observar los movimientos del enemigo mientras se fortificaba ante las murallas de la ciudad.

Con el permiso de Blake, levanté un cuerpo de 180 hombres para actuar como guerrilleros, y mientras ideaba un plan de ataque, confiaba en que mi ejemplo fuese seguido. Además, solicité que me fuese concedida la dirección de una batería situada en Santa Catalina desde donde hostigamos mucho al enemigo por espacio de 30 días y le causamos varios muertos. Y con excepción de la batería contigua de San José y la de la Puerta del Mar, todas las demás permanecieron en un estado de completa inactividad.

El general Blake, completamente confiado en que el enemigo no atacaría hasta recibir refuerzos, tampoco había tomado medidas de tipo alguno.

En la mañana del 26, Suchet ordenó a 800 jinetes y a un considerable cuerpo de infantería mar-char hacia Ribarroja, donde la división de Carbon opuso alguna resistencia antes de verse obligado a retirarse. El enemigo, mientras, iniciaba un falso ataque sobre los puentes de Quarte y Manises para dar tiempo a las tropas que habían cruzado Ribarroja a caer sobre la retaguardia de los es-pañoles. Tras una acción parcial las tropas españolas, atacadas por todos los flancos, se retiraron en desorden hacia Chirivella, abandonando toda su artillería, municiones, equipamientos, etc.

Blake, Zayas, Lardizabal, y los demás, con la división de Albuera, tomaron Mislata y expulsaron a los enemigos que intentaban cruzar el río por el paso de Campanar, donde tenían cañones que habían hostigado considerablemente a los españoles.

Los franceses expulsados de Mislata, maniobraron río arriba y lo cruzaron a mitad del camino

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haci a Quart, donde no encontraron tropas algunas que ofreciesen resistencia, al haber sido derro-tados los hombres de Obispo y Mahy.

De Mislata salen dos caminos, a la derecha hacia Quart y por la izquierda a Torrente. Por éste último camino cayó la caballería del enemigo que procedía de Ribarroja encontrándose a los espa-ñoles que huían de Quarte hacia Chirivella que a pesar de ser muy hostigados lograron tomar el camino principal hacia Alicante.

Obviamente Blake, en el momento que la caballería enemiga caía sobre su retaguardia, tuvo que abandonar Mislata y retirarse en perfecto orden hacia Valencia, a pesar de momentos antes Zayas insistiese en ganar el camino hacia Alicante mientras quedase tiempo y tropas antes de quedar rodeados dentro de las murallas de Valencia. A pesar de los avisos Blake permaneció en silencio y cuando no quedó remedio alguno se retiró hacia Valencia con las tropas que aún permanecían unidas, unos 10.000 de sus mejores hombres.

Mientras se producía todo aquello el enemigo había abierto fuego desde sus reductos frente al Grao y Monte Olivote con cinco o seis piezas de gran calibre y tres morteros. Los partisanos mantuvieron sus posiciones durante algún tiempo; muchos de ellos cayeron víctimas de la metralla y el intenso fuego. La caballería francesa fue rechazada en su primer intento de cruzar el río a eso de las diez de la mañana; pero sin tren de artillería y ante el nuevo avance de la caballería enemiga, cuyos jinetes iban seguidos por infantes, los partisanos, sin ser respaldados por tropas regulares, no tuvieron otro remedio que huir siendo muchos de ellos copados y rodeados por la caballería.

Esto tuvo que ocurrir de una a dos de la tarde, hora en la que había dejado las líneas españolas, y encontrando mi camino hacia la ciudad cortado, huí a través del campo perseguido en algunos momentos por la caballería, de la que escapé de milagro y siendo disparado en varias ocasiones por la infantería116.

Hacia las dos de la tarde, una parte de la caballería francesa que había cruzado el río por Catarrosa y dejado a la derecha Torrente, tomó Silla, donde tomó muchos prisioneros además de municiones

116 Además del texto de Rico, otra obra también recoge esta aventura de Tupper: Alabanzas a Nuestro Dios Inmortal. Honor á nuestras sapientísimas cortes y demas cooperadores. Eterna gratitud á nuestros caros aliados los ingleses. Murcia. Imprenta Herederos de Muñiz, 1813, pp. X-XII. Esta obra es de Fray Miralles, religioso de San Juan de Dios de Murcia. Puede leerse en la obra de GONZÁLEZ Castaños, Juan; MARTÍN CONSUEGRA, Ginés José. Impresos de patriotas. Antología de la Publicística en el Reino de Murcia durante la Guerra de la Independencia. Murcia, Editora Regional, 2006, p. 166.

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y suministros, arrojando en un gran estado de confusión a las pequeñas fuerzas de Mahy y Obispo que marchaban por el camino principal, que tuvieron que dejar para marchar hacia Cullera por la orilla de la Albufera y por los campos de arroz, donde la caballería enemiga no podía actuar. El propio Mahy se salvó de ser hecho prisionero con su estado mayor por un grupo de lanceros gracias a la intervención de algunos de sus jinetes.

La persecución del enemigo acabó en Silla, lo que permitió a Mahy y al resto de sus tropas alcanzar Alcira; mientras que Obispo maniobró hacia Cullera, donde entró a las tres de la mañana del día 27, la noche después de hacerlo yo.

La tarde del 26 el enemigo completó su cerco sobre Valencia y el 28 toda comunicación quedó cortada. No obstante, Blake pudo transmitir la orden a Mahy de mantener la posición del Júcar en Alcira y Cullera. Creo que mencioné que el enemigo no tenía muchos hombres, porque pensaba que Suchet atacó con 10.000 hombres, pero ahora se sabe que sus refuerzos bajo el mando de Rielli y Cafarelli, desde Navarra, llegaron el día 23, por lo que Suchet recibió 8.000 hombres y atacó con 20.000.

El enemigo, como he dicho anteriormente, atacó a primeras horas de la mañana, pero ningún refuerzo o artillería se envió hacia Quart antes de las once, a pesar de que la distancia es de tan solo una legua.

El gran error cometido por Blake fue haber colocado sus peores tropas en Quart; soy de la opinión de que si los hombres de Albuera llegan a estar allí y las de Mahy y Obispo cerca de Valencia, en Mislata, la suerte de la batalla habría sido bien distinta. Porque si las tropas de Mahy hubiesen sido rebasadas, su retirada hacia Valencia no hay duda de que hubiese sido segura, mientras la división de Albuera hubiese mantenido sus posiciones en Quart mucho mejor que las otras tropas en las que el propio Blake no tenía confianza.

He sido asimismo informado por los oficiales españoles que se encuentran aquí que Suchet esperaba que Blake hubiese avanzado con todos su hombres entre Torrente, Aldata y Quart, aunque tengo razones para pensar que ni siquiera la mitad de las tropas de Blake entró en acción, y la división de Mahy se retiró de Quart sin haber opuesto mucha resistencia.

La caballería, como de costumbre, no actuó; y si lo hizo no tuvo efecto alguno. El Regimiento de Fernando hizo una carga cerca de Alaquas, donde perdió 40 hombres y al verse en medio de una emboscada bajo un intenso fuego iniciaron su retirada y de la caballería no se supo nada más.

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En Alcira aproximadamente 1.300 jinetes hicieron su entrada mucho antes que la infantería lo que demuestra que no hicieron esfuerzo alguno en cubrir la retirada. El General Freire, que ocupaba uno de los pasos, después de la batalla se retiró hacía Almansa.

El balandro de guerra ‘Papillon’, bajo el mando del Capitán Hay, se aproximó todo lo que pudo a la orilla y si las cañoneras españolas hubiesen cumplido con su deber, creo que el enemigo jamás hubiese cruzado el río, o en caso de hacerlo lo hubiese hecho a costa de muchas bajas. Pero las cañoneras salieron a la mar incluso antes del primer disparo de los franceses.

El ‘York’, bajo el mando del capitán Barton, se encontraba fondeado frente al Grao, pero su calado le impedía acercarse a la orilla para batir a las piezas enemigas.

Durante todo el combate continué desembarcando provisiones para el ejército y sobre las dos o tres de la tarde perdí el último barco cargado de pescado a unas tres millas río adentro por lo que tuve que dejarlo. Mi equipaje y todos mis papeles, con otros documentos, se encontraban en Silla, al alcance de la caballería enemiga; pero gracias a la confusión que reinaba por todas partes mi sirviente, muy familiarizado con el terreno, logró escapar campo a través. A pesar de ello, como esperaba poder volver a Valencia, dejé mis mejores posesiones allí, junto a una cantidad de dinero de unos 3.000 dólares, si bien confío en que mis amigos sean capaces de poner a buen recaudo.

Esto es todo lo que puedo narrar a Su Excelencia de lo ocurrido el día 26. El 29, Mahy logró juntar lo que quedaba de sus tropas en Alcira y ordenó a Obispo reunirse con él desde Cullera; pero esa misma medianoche decidió abandonar el Júcar al saber que el enemigo había reclamada 12.000 raciones al gobernador de Alcira. A las tres de la mañana del día 30 la división entera estaba en plena retirada.

El gobernador era de la opinión de que la posición podía defenderse y que los conventos podían fortificarse en poco tiempo, y aunque Mahy no disponía de artillería alguna, en dicha localidad había algunas piezas de categoría inferior y pólvora suficiente, que si bien no tenían sin munición adecuada, podrían haberse utilizado con otro tipo de munición.

Los franceses entraron al día siguiente en Alcira con 2.000 infantes, unos 500 jinetes y dos piezas de cañón; Mahy se había retirado hacia Alcoy y dado órdenes a Obispo de dejar Gandía e ir hacía Pego para luego unirse en las montañas con las fuerzas de Mahy.

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En esos momentos comenzó una intensa Nevada que duraría tres días, quizás la mayor que se recuerde en dicha parte del país, lo que de verdad puso muy difícil que el ejército pudiese unirse y previno a Mahy de iniciar medida alguna para organizar sus tropas.

Después de la retirada del Júcar se perdió toda esperanza de liberar Valencia, y a pesar de que todo el mundo culpa a Mahy por abandonar Alcira de la manera que lo hizo, nada podía ha-cer cuando había perdido todo lo que constituye cualquier ejército, equipamiento, artillería, munición, etc., y no podía hacer frente a un ejército con unos soldados desmoralizados y sin esperanzas de victoria. Por consiguiente el general Blake es el verdadero culpable, por no haber fortificado Alcira a tiempo, y por no haber tomado otras precauciones para mantener el Júcar en caso de derrota.

Mientras Mahy se retiraba de Alcira, me encontraba en Denia ocupado en salvar las mercancías desembarcadas en dicho puerto, como le informé en mi despacho de septiembre; entonces pensaba que el Júcar se iba a defender y que sería necesario abastecer las tropas desde Denia.

Como mencioné a su Excelencia en mi última carta, un violento temporal del Este obligó al ‘York’ a cortar sus cables y al resto de embarcaciones a mantenerse en el puerto. Ante esta situación que duró tres largos días, en los que el enemigo se acercó a tan sólo tres leguas de este lugar completa-mente abandonado y que podía ser tomado por tan solo 50 hombres que se hubiesen apoderado de todos los suministros y hacerme prisionero, tomé la determinación con la aprobación del capitán Barton de que en el caso de que el enemigo llegase, se prendiese fuego a todo; y menos mal que al final me fue posible escapar tres días antes de que los franceses entrasen en Denia, y ahora tengo conmigo todas las mercancías a buen recaudo en Alicante.

La primera intención de Mahy era la de unir sus tropas en Alcoy y avanzar hacia Alcira. Al en-terarse de que la división del General Montbrun, compuesta por 4.000 hombres, 500 jinetes y cinco piezas de cañón y dos Howitzards bajaban desde Puente del Arzobispo –que anteriormente había intentado unirse a Suchet a través Requena– con la orden de manobrar hacia el flanco y retaguardia del ejército de Mahy, dejó por completo Valencia a su suerte. Verdaderamente creo que si Mahy se hubiese mantenido firme en Alcoy, su ejército en el estado de desorganización en el que estaba hubiese sido completamente hecho prisionero o dispersado.

Mientras lo anterior ocurría en Alcira y en la retaguardia del Júcar, Blake, con sus 10.000 mejores hombres dentro de Valencia, permanecía completamente rodeado por el ejército de Suchet, que ahora

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ocupaba ambos lados del río. Blake decidió forzar su salida con el reto de salvar su ejército. El 29 de diciembre, con todo el equipamiento, artillería, etc. listo, las tropas recibieron la orden de salir a través del Puente de San José. Michelena con 80 jinetes y 500 infantes marchaba al frente. Lar-dizabal le seguía. Se tomaron muy pocas precauciones para dirigirlos hacia un camino adecuado, y los soldados tuvieron que superar una ancha y profunda acequia, cuando a pocas yardas existía un camino practicable.

Michelena cumplió su objetivo y apremió a Lardizabal para que le siguiese; pero el último había recibido órdenes de Blake de retirarse de vuelta hacia la ciudad, cosa que hizo, y con ello se perdie-ron todas las esperanzas de salvar el ejército mediante una salida.

Al día siguiente las líneas de circunvalación se abandonaron y fueron rápidamente tomadas por Suchet, que comenzó sin tregua a situar sus baterías ante las murallas de la ciudad. Varios howitzer se situaron en Ruzafa y tres morteros fueron dispuestos en los jardines de los capuchinos, en la otra ribera del río.

El cinco de enero comenzó el bombardeo, que fue particularmente duro durante la noche. Durante las primeras 24 horas se dispararon unos 1.800 proyectiles, casi todos ellos dirigidos sobre el centro de la ciudad, el cuartel de Blake en la casa de aduanas y el palacio de Cervellón, donde había residido O’Donnell.

El día seis y bajo una bandera de tregua, Suchet pidió la rendición de la plaza, que fue denegado. El bombardeo duró hasta la noche. Las calles de Zaragoza, Santa Catalina y San Martin quedaron prácticamente destruidas; el palacio del Arzobispo ardía en llamas e igual suerte corría la Univer-sidad. Los dos edificios quedaron destruidos. Un gran número de habitants había perecido por culpa de la metralla debido a que la ciudad no ofrecía protección alguna porque no hay sótanos como en Zaragoza y muy pocos edificios podían resistir el impacto de las bombas. Una delegación del consulado, Ayuntamiento, nobleza y demás suplicaron a Blake que rindiese la ciudad con la mejor capitulación que pudiese obtener del enemigo.

Mientras ocurría eso un fraile, con una bandera que denominaba El estandarte de la fe [en el ori-ginal], y seguido por una muchedumbre se presentó ante Blake y le instó a defender la plaza hasta el final. Blake envió un piquete de soldados comandados por un oficial para dispersar a la multitud. El oficial fue asesinado por un disparo de un Labrador. El fraile y su compañía fueron finalmente dispersados y algunos de los patriotas hechos prisioneros, de los que desconozco su suerte.

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Blake envió una bandera de tregua a Suchet y le pidió que le dejase salir de la ciudad con sus armas y equipo con dirección al lugar donde se encontrasen las tropas españolas más cercanas. Pero ante su negativa, los siguientes términos fueron acordados por Zayas al día siguiente.

El ejército español se mantendrá en España hasta que sea intercambiado por el mismo número de franceses, incluidos los que se encuentran prisioneros en Alicante y Cartagena.

Las propiedades de los habitantes serían respetadas y se tramitarían pasaportes para todos aquellos que quisieran marcharse y se les perdonaría cualquier acción o militancia pasada.

Lo anterior es lo más destacado de la capitulación, de la que no he visto el original.

A las cinco de la tarde del día nueve, el enemigo tomó una de las puertas de la ciudad. El día diez Blake, con lágrimas en sus ojos y junto a su hermano y dos personas más, partió hacia Murviedro donde le esperaba Suchet para cenar.

No hay duda de que Valencia hubiese aguantado 15 o 20 días más si se hubiese establecido un efectivo sistema de defensa. Pero no se había establecido precaución alguna contra un bombardeo. Las calles no se habían fortificado y si los franceses hubiesen dispuesto sus baterías contra las murallas, no hubiesen tardado más de dos horas en abrir una brecha. Además las provisiones esca-seaban, y no había carne desde hacía 10 días. Bajo esas circunstancias no era posible aguantar y después de 14 días de sitio y cuatro días y noche de bombardeo, en los que se dispararon cerca de 3.000 obuses, Valencia no tuvo otra opción que capitular con el enemigo.

El 14 siete oficiales españoles en libertad condicional llegaron aquí, a Alicante, para reclamar prisioneros franceses que fueran intercambiados por prisioneros españoles en Valencia. Se reunió un consejo de Guerra que se negó debido a que el intercambio en caso de efectuarse, podría decidir el destino de la ciudad, otorgando a Suchet la ventaja de aumentar su ejército, además de que es pro-bable de que ni la mitad de los españoles intercambiados hubiesen vuelto, ya que un gran número de ellos se retirarían a sus hogares, como han hecho muchos de ellos en su viaje hacia Francia.

Soy asimismo de la opinión de que si los españoles liberasen a los prisioneros franceses, les privaría del poder de las represalias, en el caso de que el enemigo no moderase su crueldad.

Finalmente los prisioneros han sido embarcados hacia Mallorca y Cabrera el día 21, en un convoy dirigido por el Capitán Loyton (…).

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Anals de la Real Acadèmia de Cultura Valenciana nº 87 (2012)

RobeRto Villa GaRcía

El ocaso del republicanismo histórico: lerrouxistas y blasquistas

ante las elecciones de 1936*

* Este trabajo está especialmente dedicado al Dr. Luis Arranz Notario, al que debo muchos de mis conocimientos sobre historia política, y quien alienta constantemente mi vocación y espíritu crítico. Se realizó en el marco del Proyecto de Investigación I+D+I “Cultura Política, Democracia y Violencia en la Segunda República Española (1931-1936)”, financiado por el Ministerio de Educación y Universidades (Ref. HAR-2009-11492).

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RECEPCIÓN: 14-09-2012REVISIÓN: 23-10-2012ACEPTACIÓN: 10-12-2012PUBLICACIÓN: 30-12-2012

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EL OCASO DEL REPUBLICANISMO HISTÓRICO: LERROUXISTAS Y BLASQUISTAS ANTE LAS ELECCIONES DE 1936

Resumen:

Este trabajo pretende mejorar el conocimiento sobre el republicanismo histórico en la Segunda República, representado en este periodo por el Partido Republicano Radical y las organizaciones de carácter provincial adheridas al lerrouxismo, caso del pujante Partido de Unión Republicana Autonomista. Se centra en ofrecer una explicación compleja sobre su declive electoral en 1936, que trascienda las referen-cias a la corrupción y al oportunismo político que hasta ahora han predominado en la historiografía. Para ello, se incorporan al análisis las últimas aportaciones de la Ciencia Política a la organización de los partidos, se reinterpreta el papel desem-peñado por el Partido Radical en la vida política republicana y la significación del giro liberal-demócrata auspiciado por Alejandro Lerroux.

Palabras clave: España, Segunda República, Elecciones, Partido Radical, Alejandro Lerroux.

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THE DECLINE OF OLD SPANISH REPUBLICANISM: LERROUXISTAS Y BLASQUISTAS IN THE GENERAL ELECTIONS OF 1936

Abstract

This article aims to improve the knowledge about old spanishh republicanism in the Second Republic, represented by the Radical Party and the provincial organiza-tions related to lerrouxismo, like the Autonomist Party of Valencia. It focuses on providing a complex explanation about its electoral decline in 1936, going beyond references to corruption and political opportunism that have been prevalent in the historiography. This is done by incorporating the latest contributions to the analysis of political science at the party organization. Also, this article reinterprets the role played by the Radical Party in the Second Republic politics and the significance of the Liberal Democrat turn sponsored by Alejandro Lerroux.

Key words: Spain, Second Republic, Elections, Radical Party, Alejandro Lerroux.

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Roberto Villa García / Anales RACV nº 87 (2012) / ISSN: 1130-426X, pp. 75-120 79

El Partido Republicano Radical y su fundador, Alejandro Lerroux, han adquirido una importancia singular como objetos de estudio historiográfico.1 No es algo casual. Su papel dinamizador de la vida política de la Restauración, su condición de heredero del republicanismo histórico y de puente con los nuevos movimientos republicanos de los años veinte, y el hecho de ser la fuerza política más extensa y mejor organizada durante la Segunda República constituyen argumentos de indu-dable peso. Sin embargo, hay uno especialmente relevante. El protagonismo de los radicales, vinculado al notable número de escaños parlamentarios que obtuvieron en las elecciones generales de 1931 y 1933, hizo de su proyecto de “República para todos los españoles” una alternativa viable a los planteamientos intransigentes y exclusivistas en boga durante la década de los treinta. Si bien en la Restauración el espacio político del Partido Radical había sido el mismo que ocupó más tarde la iz-quierda republicana, en 1910, tan sólo dos años después de su fundación, Lerroux lo convirtió en un movimiento liberal-demócrata e interclasista, abandonando toda veleidad obrerista e insurreccional. Y, pese a que con la desaparición de los viejos patriarcas del republicanismo del XIX se convirtió en la figura más representativa del movimiento, durante los últimos años de la Monarquía liberal el jefe radical comenzó a ensayar discursos y gestos posibilistas, y dio a entender que no excluía la posibilidad de participar en un gobierno.2

1 Análisis generales, en RomeRo mauRa, J., La Rosa de Fuego. El obrerismo barcelonés de 1899 a 1909, Barcelona, Grijalbo, 1975; Ruiz manjón, O., El Partido Republicano Radical (1908-1936), Madrid, Tebas, 1976; De Blas GueRReRo, A., “El Partido Radical en la política española de la Segunda República”, Revista de Estudios Políticos, nº 31-32 (1983), pp. 137-164; Culla i ClaRá, J.B., El Republicanisme lerrouxista a Catalunya (1901-1923), Barcelona, Curial, 1986; álvaRez junCo, J., El Emperador del Paralelo. Lerroux y la demagogia populista, Madrid, Alianza, 1990; mosheR, J.R., The Birth of Mass Politics in Spain: Lerrouxismo in Barcelona, Oxford, Taylor & Francis, 1991; y Townson, N., La República que no pudo ser. La política de centro en España (1931-1936), Madrid, Taurus, 2002.

2 Ruiz manjón, O., El Partido…, pp. 117-118. álvaRez junCo, J., El Emperador…, pp. 424-426.

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Por tanto, la llegada de la República no supuso un cambio sustancial en los plan-teamientos de Lerroux. Antes al contrario, el veterano político buscó situar a su partido en una posición central, entre los republicanos de izquierda y la derecha republicana de Alcalá-Zamora. Consciente de la heterogeneidad de las fuerzas polí-ticas que formaban en la conjunción republicano-socialista, el jefe radical concebía la República como una democracia liberal que debía permitir la participación de todos aquellos partidos que acatasen sus reglas de juego y renunciaran a forzar el cambio político por la vía insurreccional. El gobierno quedaba, eso sí, reservado a los que aceptasen positivamente la forma de Estado republicana, algo que para Lerroux nunca equivalió a comulgar con todos y cada uno de los artículos de la Constitución de 1931.3

Esto era lo que distinguió al Partido Radical de los partidos de la izquierda republi-cana. El proyecto liberal-democrático de Lerroux adquiere especial relevancia si se contrapone al de azañistas y radicales socialistas. Para estos, la República no suponía un simple cambio de régimen, sino que debía significar una profunda reforma, que calificaban sin ambages de “revolucionaria”, vinculada a un programa político concertado entre los partidos que formaban parte de la conjunción republicano-socialista, vencedora el 14 de abril de 1931. Este programa estaba destinado a reducir la influencia política y social de lo que denominaban los “anti-Estados” (el Ejército, la Iglesia, los terratenientes), a otorgar un papel político relevante al obre-rismo organizado y a construir una nueva ciudadanía republicana, difundiendo los principios laicistas e igualitarios que habían su seña de identidad fundamental. De ahí que las reformas militares, la legislación laboral, el desarrollo de un sistema educativo estatal y obligatorio, la modificación de las relaciones Iglesia-Estado, las disposiciones secularizadoras o las directamente anticlericales, y la reforma agraria no fueran consideradas como medidas de partido. Eran “consustanciales” con la República, formaban parte de su médula espinal y sin ellas, el régimen se desna-turalizaría. Por ello, todas estuvieron tácita o explícitamente contempladas en la Constitución de 1931, sobre todo gracias a la conjunción de esfuerzos entre la izquierda republicana y el PSOE, que sumaban una cómoda mayoría parlamentaria

3 Payne, S.G., El colapso de la República. Los orígenes de la Guerra Civil (1933-1936), Madrid, La Esfera de los Libros, 2005, p. 30. Las declaraciones de Lerroux al respecto, en Ruiz manjón, O., El Partido…, pp. 177-178.

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en las primeras Cortes republicanas. Sin embargo, la aplicación de ese programa destinado a transformar el país era una obra que trascendía la aprobación de la Constitución. Requería el mantenimiento de la conjunción republicano-socialista y su monopolio del poder político hasta que la obra quedase realizada. Esto expli-ca que la izquierda republicana tuviese poco interés en buscar acuerdos con los sectores políticos derrotados el 14 de abril, los defensores de la Monarquía cons-titucional. A estos, se los consideraba simples testaferros de los “anti-Estados” y responsables de la decadencia histórica del país y, por ello, sólo les quedaba aceptar el nuevo estado de cosas. Podían resistirse presentándose a las elecciones, pero bajo ningún concepto podrían gobernar. Tampoco paralizar las reformas, sin las cuales la República se “monarquizaría”, esto es, se convertiría en algo similar al “régimen caciquil” de la Restauración, que la izquierda republicana denostaba de forma es-tentórea.4

Ciertamente, su pasado izquierdista y sus posiciones maximalistas dentro del mo-vimiento republicano auguraban una aceptación de estos planteamientos por una parte de los dirigentes y militantes del Partido Radical. De hecho, un sector del partido se identificaba con ellos, como por ejemplo buena parte de los blasquistas del PURA,5 consciente de que se garantizaba así un largo, aunque compartido, disfrute del poder político. Incluso el propio Lerroux asumió, tras los resultados electorales de 1931, que como no podría obtener una mayoría sin los republicanos de izquierda, debía aceptar la consustancialidad de ese programa con la República. Por ello, los radicales colaboraron activamente en la redacción de la Constitución y, durante el primer bienio, sólo se comprometieron a gestionar ese programa sin estridencias y previa negociación.

Esa concesión al realismo político no quiere decir que Lerroux, y el sector más inequívocamente “lerrouxista” del partido, coincidiese en el fondo o en el méto-do con la izquierda republicana. El veterano dirigente radical tenía sesenta y siete años cuando se proclamó la República. Había desarrollado toda su carrera política

4 El carácter patrimonial que la izquierda republicana imprimió al nuevo régimen se constata en álvaRez TaRDío, M., El camino a la democracia en España, 1931 y 1978, Madrid, Gota a Gota, 2005, pp. 301-377; y “Cultura política, exclusión y violencia en el republicanismo radical-socialista en España, 1929-1933”, Revista de Estudios Políticos, nº 148 (2010), pp. 11-43.

5 alós FeRRanDo, V., Reorganización, supremacía y crisis final del Blasquismo, Valencia, Ayuntamiento, 1992.

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durante el periodo de la Monarquía liberal, tan sólo interrumpida por la dictadura primorriverista. Por tanto, Lerroux había asumido la práctica política de la Restau-ración, que conocía bien y de la que tenía una consideración más positiva. Precisa-mente por eso, su percepción de la política no era dogmática e intransigente sino, por el contrario, más pragmática, circunstancial, pactista e integradora. Lerroux no podía concebir que la República se asentase sobre una coalición permanente de partidos. Por el contrario, una vez aprobada la Constitución y a semejanza de las dos grandes agrupaciones políticas de la Monarquía, la República debía basarse en coaliciones cambiantes articuladas en torno a dos polos. Como las elecciones de 1931 habían definido dos partidos que sobresalían sobre el resto, el PSOE y el Partido Radical, este último debía asumir el papel del centro-derecha republicano.6

Pero lo que indignó especialmente a los dirigentes socialistas y de la izquierda re-publicana fue que Lerroux decidiera, desde el mismo 14 de abril, abrir su partido a antiguos políticos monárquicos liberales y conservadores, lo suficientemente re-presentativos como para ampliar la base de sustentación del nuevo régimen. Como buen político de la Restauración, Lerroux consideraba que la pervivencia de la República estaba vinculada de forma directa a su capacidad integradora, que per-mitiría restar adeptos a los monárquicos. A eso debía supeditarse cualquier propó-sito reformista, y sobre todo los que podían crear divisiones y poner en peligro la consolidación del nuevo régimen. De ahí sus declaraciones públicas a favor de una República conservadora, que garantizase la libertad de conciencia, el orden público y el derecho de propiedad.7

Precisamente porque no deseaba continuar con la conjunción republicano-socia-lista después de aprobada la Constitución, Lerroux se negó a figurar en un go-bierno con Azaña si este antes no prescindía de los socialistas. Los radicales que-daron fuera del gobierno a la espera de que sus todavía potenciales aliados de la izquierda republicana rompiesen con el PSOE y accediesen a formar una mayoría

6 De Blas GueRReRo, A., “El Partido…”, p. 149.7 Existen en esta percepción, evidentes analogías con el papel estabilizador que un sector del republicanismo

asumió en Francia cincuenta años antes y que permitió la consolidación de la III República. Una comparación en álvaRez TaRDío, M. y villa GaRCía, R., El precio de la exclusión. La política durante la Segunda República, Madrid, Encuentro, 2010, pp. 17-46.

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de “concentració n republicana” con esas mismas Cortes. Pero las previsiones de Lerroux fallaron doblemente. No se llegó durante el primer bienio a más con-centración que el efímero gobierno Lerroux de septiembre de 1933, derribado precisamente por Azaña y la mayor parte de la izquierda republicana. Tampoco una concentración republicana en torno al Partido Radical consiguió la mayoría en las elecciones generales de 1933.8

Fue entonces cuando Lerroux decidió incorporar a su coalición a los sectores posi-bilistas de la derecha católica y agraria. Lo que suponía un cambio de papel porque el triunfo parcial de la CEDA, pareja al debilitamiento del Partido Radical tras la escisión de Martínez Barrio, hizo que el lerrouxismo dejara de ser el partido más importante de la coalición de centro-derecha, aún cuando continuase constitu-yendo uno de sus pilares decisivos. Además, el pacto con los católicos posibilistas tuvo otro efecto. El Partido Radical abandonó definitivamente su rol de “partido conservador de la revolución”, y se comprometió a la definitiva “republicaniza-ción” de sus aliados. Para ello, Lerroux defendió una reforma constitucional que satisficiera las aspiraciones mínimas de la CEDA, el Partido Agrario Español y la Lli-ga de Cataluña, y que les permitiera pasar del acatamiento a la aceptación positiva del ordenamiento legal.9 Era otra muestra del realismo de los radicales, atentos a la evolución de la opinión pública. Pero también de que su proyecto pragmático de República equivalía a un régimen de libertades que pudiera desplazarse un poco más a la izquierda o a la derecha, siempre a requerimiento del cuerpo electoral y con el partido ocupando una posición central.

El definitivo fiasco del proyecto de la izquierda republicana en julio de 1936, que como se sabe no hizo más que alimentar intransigencias y reforzar las posiciones de los sectores de la derecha autoritaria –con la que, por cierto, coincidía en consi-derar la República consustancial con un régimen de partido–, supuso que parte de la historiografía haya revalorizado el papel desempeñado por el Partido Radical y

8 Un análisis de la doblemente fallida “concentración republicana”, en villa GaRCía, R., La República en las Urnas. El despertar de la democracia en España, Madrid, Marcial Pons, 2011, pp. 107-122 y 439-446. Su viabilidad y sus efectos sobre la estabilidad de la República se analizan de forma magistral en aRRanz noTaRio, L., “La Segunda República y las exigencias de la democracia”, en Rey ReGuillo, F. y álvaRez TaRDío, M. (eds.), El Laberinto Republicano, Madrid, RBA, 2012, pp. 65-68.

9 Payne, S.G., El colapso…, pp. 195-196.

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por Alejandro Lerroux, durante el quinquenio republicano. Estudios rigurosos han matizado o rechazado las visiones maniqueas que desde el catalanismo, la extrema izquierda o la extrema derecha asociaban el radicalismo a un movimiento político caudillista y demagógico, sin ideas ni programa, sólo atento al disfrute del poder político con fines lucrativos, y que precisamente murió enfangado en corrupción. Desde esta visión se ha pasado a otra en la que los lerrouxistas fueron “el único gran partido que apoyaba la democracia liberal” y “los principales defensores y practicantes de una República democrática para todos.”10

Si bien la trayectoria del partido y su líder es bien conocida, apenas se ha avanza-do en la explicación de por qué se hundió el Partido Radical y con él su proyecto de consolidar un régimen de libertades, respetuoso con el pluralismo. De hecho, aún sigue asociándose la crisis del partido a los casos de corrupción del segundo semestre de 1935, sin más explicación. Esto es, sin cuestionarse lo desproporcio-nado de sus efectos disgregadores, para lo que habría que evaluar más bien otros factores como la implantación electoral del Partido Radical durante el segundo bienio, las vicisitudes del grupo parlamentario –que tenía un papel relevante en la articulación del partido– y, ante todo, una serie de coyunturas que contribuyeron, entre diciembre de 1935 y febrero de 1936, a hacer del republicanismo histórico una fuerza marginal.

Este artículo pretende ofrecer una explicación compleja sobre las causas del declive electoral del Partido Radical en toda España y, en especial, de una de sus organiza-ciones más fuertes, el Partido de Unión Republicana Autonomista. No volverán a tratarse el “Straperlo” y “Nombela” que aquí no se consideran causas directas del hundimiento del partido, como no lo fueron escándalos más graves como Stavisky para el radicalismo francés, o la venta de cargos y condecoraciones para el Partido Liberal de Lloyd George, por poner ejemplos más o menos coetáneos. El trabajo se centrará en otro tipo de factores, unos endógenos (el liderazgo y la estructura organizativa del partido, su arraigo electoral y el faccionalismo) y otros exógenos (el proyecto del “centro” de Alcalá-Zamora y Portela, las exigencias del sistema

10 Idem, p. 230. En este sentido destacan sobre todo la excelente monografía de Octavio Ruiz Manjón, que con casi cuarenta años de distancia continúa siendo el trabajo de referencia, y el artículo de Andrés de Blas, ambos ya citados.

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e lectoral, y su influencia en la conformación de las candidaturas de centro-dere-cha). Finalmente, el artículo también intentará dar una respuesta empírica a una de las cuestiones que aún parecen abiertas, la de hacia dónde marcharon los electores que en 1933 votaron por el republicanismo histórico en sus versiones lerrouxista y blasquista, con el fin de observar si las bases del partido apoyaron o, por el contra-rio, se disociaron del giro conservador patrocinado por su líder.

Debilidades endógenas.

El Partido Radical era, al alborear la Segunda República, la organización republica-na más antigua tras el Partido Federal. Había nacido en 1908, cuando Lerroux se desmarcó de Nicolás Salmerón en su política de colaboración con el catalanismo. En las primeras elecciones generales del quinquenio republicano, las de junio de 1931, el Partido Radical contó con más diputados que ningún otro grupo republi-cano, un total de 94.11 Sin embargo, no podía equipararse al tipo de partido que se generalizó en Europa a partir de 1945. Pese a cumplir 23 años de existencia, el Partido Radical no constituía en 1931 más que un sumando de organizaciones republicanas de carácter provincial o local, con poca relación entre sí, y que sólo compartían su adhesión a Lerroux. En realidad, el Partido Radical había sido, en sentido estricto, la organización que hasta 1923 operaba en la circunscripción urbana de Barcelona. De hecho, su mino-ría parlamentaria de 1931 se formó por la agregación post-electoral de diputados que concurrieron con la etiqueta de “lerrouxistas” junto con otros que ni siquiera se habían presentado como tales: diputados del PURA y de los partidos republica-nos autónomos de otras provincias, e independientes que habían figurado con la etiqueta de “Alianza Republicana” o de la “Conjunción Republicano-Socialista”. Pese a estas limitaciones, la minoría de 1931 constituyó un salto cuantitativo abis-mal desde la modesta cifra de diputados que los radicales habían llevado a las Cor-tes de la Monarquía, nunca más de una decena.12 De hecho, la expansión nacional del lerrouxismo a partir de abril de 1931 y un grupo parlamentario tan numeroso

11 Ruiz manjón, O., El Partido…, p. 193.12 maRTínez CuaDRaDo, M., Elecciones y Partidos políticos de España, Madrid, Taurus, 1969, Vol. 2.

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suponían una redimensión tan profunda del partido que prácticamente equivalió a una refundación.13 Ese crecimiento tuvo, sin embargo, notables lagunas. El radica-lismo seguía sin estar organizado o tenía una presencia precaria en la mitad de la geografía nacional. La mayoría de sus escaños habían sido obtenidos en coalición con otros grupos republicanos y el PSOE, aún cuando los lerrouxistas aportaran un porcentaje importante de sufragios. Además, su buen resultado se obtuvo en un contexto bastante favorable para la conjunción republicano-socialista, en unas elecciones realizadas desde el gobierno y con el retraimiento de los partidos mo-nárquicos.

En resumidas cuentas, a mediados de 1931 el Partido Radical era percibido como una fuerza política nacional básicamente por dos elementos cohesivos: el liderazgo de Lerroux, que daba razón de ser al partido, y el grupo parlamentario, los diputa-dos adictos a la persona del jefe y a su significación política. A falta de una estructu-ra de partido ajena a las Cortes, los diputados eran también los únicos intermedia-rios entre el líder nacional y los comités provinciales y locales. Esta situación no se modificaría demasiado durante todo el quinquenio republicano.

No obstante, tras las elecciones a Cortes constituyentes, Lerroux se decidió a ini-ciar el proceso de institucionalización del partido, con el fin de convertirlo en una organización nacional, jerarquizada y coherente.14 En julio de 1931 se creó un primer embrión, la Junta y el Comité Ejecutivo nacionales, gestado en el grupo parlamentario. Un mes después, la Junta Nacional emitió una circular que puso los primeros andamiajes para dotar de coherencia al abigarrado mundo de comités provinciales y locales, casinos, sociedades y periódicos lerrouxistas. Sin embargo, no sería hasta la Asamblea Nacional extraordinaria de octubre de 1932 cuando to-mara carta de naturaleza una estructura de partido aparte del grupo parlamentario, con una división de funciones y cierto contrapeso de poderes entre sus órganos

13 aRRanz noTaRio, L., “Modelos de partido”, en juliá, S., Política en la Segunda República, Madrid, Marcial Pons, 1995, pp. 81-110.

14 Aquí se entiende “institucionalización” al modo en que la define el politólogo Angelo Panebianco: “la consoli-dación de la organización, el paso de una fase de fluidez estructural inicial… a una fase en que al estabilizarse, desarrolla intereses estables en la propia supervivencia y lealtades organizativas igualmente estables”. La organi-zación pasa, así, de ser un medio a convertirse en un fin en sí misma. Vid. PaneBianCo, A., Modelos de partido, Madrid, Alianza, 1990, p. 56.

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nacionales, y una organización territorial uniformizada y dependiente jerárquica-mente de éstos.15

Fue por tanto entre 1931 y 1932, no antes, cuando el Partido Radical comenzó un verdadero proceso de transición que debía llevarle de ser una formación básica-mente caudillista y parlamentaria a otra realmente institucionalizada y moderna. Un proceso que no culminaba, sino que solo se ponía en marcha, con la enuncia-ción y aprobación de los reglamentos. Que para su éxito necesitaba liderazgo y tiempo, sobre todo para adecuar el funcionamiento de lo que era una coalición de notables, a los nuevos estatutos del partido. Lo que suponía integrar y disciplinar a las organizaciones locales adheridas, que debían traspasar una parte de su amplia autonomía a los organismos provinciales y aceptar una relación de subordinación a sus cuadros directivos. También implicaba que los partidos provinciales adhe-ridos al “lerrouxismo” a través del grupo parlamentario, como el PURA u otros republicanos autónomos, así como las redes clientelares de algunas notabilidades monárquicas recién integradas, aceptasen constituirse en secciones territoriales del partido, sometidas a los organismos nacionales antes que a los liderazgos locales. Por último, era necesario que esos organismos nacionales, la Junta y el Comité Ejecutivo –que incluía un Vicepresidente y un Secretario Nacional del partido–, pu-dieran constituirse en contrapeso efectivo del grupo parlamentario y restarle peso en la dirección del partido. De ese modo, el Partido Radical adquiriría presencia efectiva al margen de su líder nacional, y podría superar la prueba definitiva de la sucesión sin riesgo aparente de disgregación.

Tiempo es lo que no hubo, vista la corta duración del periodo republicano. Pero tampoco voluntad por parte de Lerroux de culminar la institucionalización su par-tido, anclado como estaba en la práctica política de la Monarquía liberal. Son estos factores, más que los resultados electorales coyunturales, los que impidieron al Partido Radical convertirse en algo más que el amplísimo grupo de seguidores de don Ale. Porque la desaparición del partido no se produjo en febrero de 1936, por mucho que desde entonces hasta julio llevase una vida lánguida, ni era tan irre-versible como la debacle electoral dejó entrever. Cabe recordar que el descalabro

15 Un buen análisis de este proceso, en Ruiz manjón, O., El Partido…, pp. 629-638.

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de los republicanos de izquierda en noviembre de 1933, parejo al de los radicales en 1936, no acabó con ellos, sino que los llevó a un proceso de fusión orgánica y a una política de alianzas con la izquierda obrera. Eso sí, si bien fue la Guerra Civil, y no tanto las elecciones, las que frustraron definitivamente la reconversión del Partido Radical, las insuficiencias, contradicciones y tensiones del proceso de institucionalización del partido en los tres años anteriores contribuyeron a lastrar sus posibilidades electorales en la difícil coyuntura de 1936.

En efecto, no era sólo cuestión de tiempo o voluntarismo. Aunque el Partido Radi-cal no respondía a la estructura de un partido moderno, y por tanto sus modelos no son del todo adaptables, las teorías acuñadas por Angelo Panebianco contribuyen a clarificar las debilidades de su incipiente institucionalización. Precisamente porque los radicales estaban al inicio del proceso, el peso de lo que Panebianco denomina “modelo originario” –el conjunto de factores y decisiones que contribuyeron a modelar al partido en sus inicios– resulta especialmente esclarecedor en dos de sus aspectos. En primer lugar, el Partido Radical creció en la Segunda República más por difusión, absorbiendo partidos provinciales y locales ya constituidos, y con enormes variantes organizativas, que por penetración, mediante la creación ex novo de organizaciones territoriales homogéneas, conforme a los estatutos del partido. Y, en segundo lugar, los radicales eran un partido puramente carismático, constituido para reforzar las posibilidades políticas de un liderazgo preexistente. Además, sus organismos nacieron del grupo parlamentario y los diputados controlaron durante todo el periodo el máximo órgano ejecutivo entre Congresos, el Comité ejecuti-vo nacional. La pervivencia de esos aspectos del modelo originario entorpeció de consuno la creación de un aparato de partido autónomo, homogéneo y burocra-tizado.16

En primer lugar, la persistencia del liderazgo absorbente de Lerroux y la desmedida influencia del grupo parlamentario en la gestión del partido, contribuyeron a so-bredimensionar los efectos del faccionalismo, en lugar de aminorarlos. Las disputas

16 PaneBianCo, A., Modelos…, pp. 107-114 y 137. El único estudio que ha aplicado los modelos de Panebianco a los partidos de la Segunda República, con resultados tan sugerentes que han cambiado la percepción sobre su solidez organizativa, es aRRanz noTaRio, L., “Modelos…”. El análisis sobre el Partido Radical que sigue es deudor de sus páginas 100 a 102.

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entre notables locales, en lugar de ser canalizadas y absorbidas por unos organis-mos nacionales que apenas funcionaron con regularidad entre 1932 y 1936, conti-nuaron siendo resueltas personalmente por Lerroux y sus más directos colaborado-res. Como la identificación entre el jefe y el partido continuaba siendo tan estrecha, su decisión final exigía acatamiento absoluto, con lo que a nivel provincial apenas quedaba resquicio para la búsqueda de liderazgos y estrategias políticas alternativas dentro de la organización –a través de congresos provinciales, por ejemplo–. Lo que suponía que diferencias coyunturales y puramente personales se saldasen, igual que en la Monarquía liberal, con la disidencia y la creación de comités autónomos que se declaraban en franca rebeldía contra la dirección nacional, y que acababan formando un nuevo partido o integrándose en otro. Fue el caso de Murcia en enero 1936 en que Lerroux medió para otorgar la jefatura provincial del partido a Salvador Martínez-Moya, en perjuicio de José Cardona que reunía el apoyo de los notables y de la práctica totalidad de los comités locales. Probablemente el caudillo radical desconocía las fuerzas que representaban cada uno, pero tampoco se esforzó en medirlas en un congreso provincial, aplazando el conflicto hasta después de las elecciones de febrero. El resultado fue que Cardona creó un nuevo partido y arras-tró con él a 41 de los 42 comités locales del Partido Radical murciano.17 En fin, la extensión del arbitraje directo de Lerroux en los conflictos internos de las organi-zaciones provinciales de toda España, reliquia de la época en que los radicales eran un pequeño partido barcelonés, generaba un desgaste de su liderazgo que acababa asumiendo por extensión su partido.

Esto repercutía, igualmente, en la disgregación de la minoría parlamentaria, que se convertía en la caja de resonancia de estos conflictos si alguno de los notables tenía escaño, sin que los organismos representativos del partido pudieran ejercer de amortiguador. Lo que implicaba que, cuando las discrepancias eran irresolu-bles, las disputas solieran saldarse con la escisión, esto es, la salida de uno o varios diputados del grupo parlamentario. En el Partido Radical, esto se patentizaba aún más por cuanto que los trabajos para dotar de disciplina y cohesión a su minoría, y coordinarla para las tareas parlamentarias, fueron pobres y con pocos resultados prácticos. La indolencia de Lerroux durante todo el periodo republicano en este

17 El Sol, 29-I-1936; Ahora, 30-I-1936; ABC, 3-II-1936; y Heraldo, 5-II-1936. En Ruiz manjón, O., El Partido…; y Town-son, N., La República... se describen intervenciones de Lerroux en conflictos parecidos con el mismo resultado.

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aspecto resultaría fatal, sobre todo cuando se potenciasen las tendencias centrífugas en el segundo semestre de 1935. Y no por falta de precedentes. Ya durante el primer bienio, la minoría había pasado de 94 diputados en julio de 1931 a 85 en octubre de 1932.18

La disolución de las Cortes constituyentes y los 101 diputados con los que la mino-ría radical comenzó las primeras ordinarias, disimularon los efectos de esas prime-ras escisiones. Hasta que el fenómeno se reprodujo con más fuerza a comienzos de 1934. En febrero eran dos diputados del PURA (Julio Just y Vicente Marco) los que se separaban y, tres meses después, les seguían Martínez Barrio y quince diputados más. Las organizaciones en provincias, donde los radicales habían obtenido buenos resultados en 1933, como La Coruña, Santa Cruz de Tenerife, Sevilla y Valencia que-daron seriamente mermadas. El goteo de separaciones se prolongaría durante todo 1935, hasta dejar la minoría radical, tras la clausura de las Cortes, en 72 escaños, si bien en ese año sólo la de Basilio Álvarez se produjo por oposición al pacto con la CEDA.19

Porque, en efecto, la falta de pujanza de unos organismos nacionales de carác-ter extraparlamentario agravaban también las consecuencias de las escisiones. Esto impedía que el Partido Radical lograse un control efectivo sobre sus organizacio-nes territoriales que permitiera fidelizarlas directamente a la dirección nacional. Es curioso que un liderazgo de tanto peso como el de Lerroux no viniese acom-pañado de un proceso efectivo de centralización. Aunque había un vicepresidente

18 Ruiz manjón, O., El Partido…, pp. 638-642.19 Aunque las escisiones de 1934 tienen un claro pretexto ideológico, provocado por una cuestión de política

nacional, la posibilidad de llegar a una coalición de gobierno efectiva con la CEDA, parte de los diputados que se marcharon con Martínez Barrio lo hicieron por razones de índole interna. Fue el caso de Eduardo Frápolli, enfrentado con el jefe radical de Málaga Pedro Armasa; de los diputados coruñeses José Miñones y José García-Ramos, que disputaban el control del partido en esa provincia a Gerardo Abad Conde; y, dentro del PURA, entre quienes pretendían separarlo del lerrouxismo (los diputados disidentes José García-Berlanga y Faustino Valen-tín), y los que pretendían mantenerlo a toda costa como Sigfrido Blasco-Ibáñez, Ricardo Samper o Gerardo Carreres. Aunque esta idea no se desarrolla, es lo que parece desprenderse de la información que aportan Ruiz manjón, O., El Partido…, pp. 437-438; y Townson, N., La República..., pp. 276-277. Datos sobre la minoría a finales de 1935, en Archivo del Congreso de los Diputados (ACD), “Registro de Diputados por Grupo Parlamentario 1933-1935.” Aparte de la de Basilio Álvarez, las otras cuatro fugas se produjeron hacia la minoría independien-te de Chapaprieta (Joaquín Mallo y José María Ruiz Pérez-Águila) y hacia la derecha independiente de Abilio Calderón (Gumersindo Rico y Enrique Izquierdo).

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del p artido y un secretario nacional, ni uno ni otro ejercían tutela alguna sobre los comités provinciales. Y la Junta Nacional, que era el principal órgano repre-sentativo entre Congresos y permitía una relación directa de los jefes territoriales con Lerroux, apenas se reunía. El hecho de que, entre 1932 y 1936, los diputados continuaran siendo los interlocutores únicos entre el líder del partido y sus orga-nizaciones provinciales y locales, hacía que el Partido Radical, lejos de ofrecer la imagen de un partido moderno, fuera percibido como un partido de notabilidades en torno a Lerroux.

Más aún, los comités provinciales solían ser, en buena parte, hechura de estos no-tables puesto que, ante Lerroux, personificaban el partido en su circunscripción de influencia. Sigfrido Blasco-Ibáñez en Valencia, Martínez Barrio en Sevilla, Pedro Ar-masa en Málaga, Pareja Yébenes en Granada, Guerra del Río en Las Palmas, Emiliano Iglesias en Pontevedra, Fernando Gasset en Castellón, Manuel Marraco en Zaragoza, Eloy Vaquero en Córdoba, José Cardona en Murcia… no eran diputados sometidos a un aparato de partido, sino los dueños de una maquinaria provincial compuesta por numerosos comités locales vinculados al Partido Radical sólo a través de ellos. En la práctica, esto suponía que cada notable actuara de forma autónoma en su circunscripción, sin que en el plano organizativo sufrieran interferencias ni de Le-rroux ni de ningún organismo nacional del partido. Por esto mismo, la absorción del PURA o de otros partidos republicanos autónomos no implicó nunca su con-trol efectivo. Más bien se alcanzó un pacto tácito para que cada cual conservase el predominio en su circunscripción, pues la incorporación de los notables al Comité Ejecutivo Nacional y la marginación de la Junta Nacional –que aglutinaba a repre-sentantes de las provincias, independientemente de si eran o no parlamentarios– aseguró que nada cambiase. El hecho de que los notables continuaran controlando su maquinaria provincial y que los comités locales sólo respondieran ante estos implicaba que, cuando se marchaban del partido, les siguiese buena parte de la or-ganización. Y esto facilitaba el desmoronamiento del partido en la circunscripción afectada.

Por tanto, aunque pretendió iniciar un proceso de institucionalización, el Partido Radical no fue otra cosa durante el quinquenio republicano que una coalición de notables unida en torno al liderazgo de Lerroux. Este liderazgo era el principal recurso de la organización, pues le infundía personalidad y constituía el nexo fun-

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damental que la mantenía soldada. De ahí que, cuando la escandalosa tramitación parlamentaria del “Straperlo” y “Nombela” cuestionó la gestión gubernamental de Lerroux, una mácula de corrupción se extendiera sobre sus seguidores, estuviese o no justificada. Pero el verdadero problema no estribó en una ruleta o una orden de pago heterodoxa, sino en que los recursos que habían sido el fundamento organi-zativo tradicional del partido, el liderazgo de Lerroux y la minoría parlamentaria, colapsaron sin que una estructura de partido apenas esbozada y absolutamente de-pendiente de ambos pudiera sustituirles con ventaja. El declive de Lerroux suponía la centrifugación de la coalición de notables articulada en torno a él. De ahí que la frágil construcción que era el Partido Radical comenzara a tambalearse.

El desproporcionado peso del liderazgo se aprecia bien en cómo afectó a su partido la actitud de Lerroux tras los escándalos. El viejo caudillo radical, que nunca había sido muy adicto al trabajo parlamentario, literalmente desapareció de las Cortes dejando a la deriva, esto es, sin una postura definida a su minoría acerca de cómo habían de liquidarse las responsabilidades por la corrupción y, sobre todo, cómo debía redefinir su papel dentro del bloque de centro-derecha.20 Lo peor es que la crisis de liderazgo no pareció un episodio efímero. Lerroux ya no pidió el poder para él, sino que accedió a que Santiago Alba aceptase el encargo de formar go-bierno en nombre del Partido Radical. Además, le hizo presidente de su Comisión Reorganizadora y, cuando se convocaron las elecciones, lo puso al frente de sus trabajos.21 Esta concentración de poderes en Alba abría la puerta a una redefini-ción de la elite que controlaba el partido, con su secuela de luchas internas entre los notables por conservar o aumentar su influencia. Además, era especialmente problemática en un partido “carismático puro”, como lo denomina Panebianco, donde el liderazgo de Alba en ningún caso podría suscitar el mismo consenso y adhesión que el de Lerroux, por mucho que éste se esforzara en transmitírselo. De hecho, al delegar en Alba, el caudillo radical atizó la disgregación de su partido, al agotar precisamente uno de los recursos básicos que lo mantenía en pie. Sólo los rumores de que Lerroux se retiraba de la política aflojaron los vínculos que unían

20 Gil-RoBles, J.M., No fue posible la paz, Barcelona, Planeta, 1998, pp. 345-346, 349 y 414. ChaPaPRieTa, J., La Paz fue posible, Barcelona, Ariel, 1971, pp. 280-281; jalón, C., Memorias Políticas, Madrid, Guadarrama, 1973, pp. 228-230. Indirectamente, Lerroux lo confirma en sus propias memorias (leRRoux, A., La pequeña historia, Madrid, Afrodisio Aguado, 1964, pp, 384-385).

21 Ruiz manjón, O., El Partido…, pp. 535-540 y 548-550.

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a sus notables, algunos de los cuales comenzaron a plantearse pasarse a otros pro-yectos políticos más prometedores, como la CEDA o el “centro” de Portela. A falta de atributos carismáticos, como Alba tampoco contaba con un aparato de partido que aportase cohesión, ni su elevación se hizo siquiera de forma negociada con el resto de notables, la decisión de Lerroux contribuyó decisivamente a potenciar la centrifugación de su partido.

Si la débil e incipiente institucionalización del partido, condicionada por un mo-delo originario de crecimiento por difusión y liderazgo carismático en quiebra, contribuye a explicar el notable desmoronamiento del Partido Radical en el segun-do semestre de 1935 y la subsiguiente debacle electoral en 1936, sin embargo no cabe asumir una posición puramente determinista, como si los radicales hubieran estado abocados inevitablemente a su propia extinción. De hecho, la coyuntura histórica, determinada por otro tipo de factores exógenos que se analizarán en el apartado siguiente, también tuvo un papel relevante en ese desenlace.

En realidad, el cuadro no estaría completo si no se hiciera referencia a los logros del Partido Radical entre 1931 y 1935, basados en los mismos recursos que po-drían haberle asegurado capear la crisis de finales de ese último año y, por tanto, haber afrontado las elecciones generales de 1936 en mejores condiciones. Porque con una institucionalización endeble, y la competencia de dos fuerzas del fuste del PSOE y la CEDA, el Partido Radical fue capaz de ocupar un lugar relevante en la política de los treinta, de lograr arraigo electoral palpable y un grado de autonomía notable a la hora de formular y ejecutar sus propias estrategias y, en definitiva, de convertirse en la fuerza política republicana de mayor continuidad e importancia del periodo. No hay más que comparar a los radicales con Acción Republicana o los radicales-socialistas, internamente más inestables, con un apoyo popular más reducido, y muy condicionados por las consideraciones estratégicas del PSOE, para comprender el relativo éxito de los primeros.22

Los modelos de partido de Panebianco resultan también de utilidad para determinar sobre qué se basó este relativo éxito y, de paso, rebatir algunos tópicos recurrentes

22 avilés FaRRé, J., La izquierda burguesa y la tragedia de la II República, Madrid, CAM, 2006.

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sobre el Partido Radical. El hecho de que fuera este partido y no otro –cualquiera de los partidos de la izquierda republicana o la Derecha Liberal de Alcalá-Zamora o Maura– quien suscitase mayor atractivo en el campo republicano entre 1931 y 1933, y se alzase como la principal alternativa al pujante PSOE tuvo que ver con una eficiente combinación de lo que Panebianco llama “incentivos colectivos” e “incentivos selectivos”. Los incentivos colectivos se expresan en términos de iden-tidad e ideología, son los beneficios que dan sentido y estimulan la militancia de base de un partido y, además, le otorgan a éste legitimidad y cohesión. Los incen-tivos selectivos aluden a compensaciones de tipo material o de estatus –cargos pú-blicos–, susceptibles de ser disfrutadas por la elite dirigente y los cuadros del par-tido, y contribuyen también en este nivel a cohesionar el partido. Esa combinación contribuyó a que los radicales conservaran el grueso de sus cuadros, militantes y electores, la “vieja guardia”, al tiempo que, a partir de abril de 1931, captaban una enorme cantidad de organizaciones, maquinarias y electores procedentes tanto del republicanismo local como de los partidos liberal y conservador.23

No hace falta justificar la importancia de los incentivos selectivos en el Partido Radical, dada la imagen desideologizada, clientelar y hasta corrupta que nos han legado de él testimonios coetáneos, no siempre objetivos, y hasta parte de la histo-riografía.24 Lo que debe cuestionarse es lo trascendental de esos incentivos selecti-vos para explicar la progresión y hasta la misma supervivencia del partido. Porque si el Partido Radical se hubiera basado únicamente en estos para consolidarse y crecer, cabría preguntarse cómo continuó ganando terreno aún después de salir del gobierno en diciembre de 1931 y, sobre todo, por qué Lerroux decidió asumir un coste tan alto, cuando lo razonable hubiera sido continuar dentro la conjunción republicano-socialista para seguir así disfrutando, aunque fuese de forma com-partida, de las prebendas gubernamentales. Es verdad que esta ruptura no suponía perder la representación conquistada en los ayuntamientos en las elecciones de abril y mayo de 1931, pero sí podía salirle muy cara en términos de poder político.

23 PaneBianCo, A., Modelos…, pp. 39-43. Cohesión y captación del Partido Radical, en aRRanz noTaRio, L., “Mode-los…”, p. 101; y Townson, N., La República…, pp. 62-74.

24 Imagen cuyas exageraciones y descontextualizaciones ya refutó De Blas GueRReRo, A., “El Partido Radical…”, pp. 141-145.

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Significaba, amén de renunciar a los apetecibles gobiernos civiles, que los radicales se desentenderían del gobierno municipal y provincial allá donde la izquierda re-publicana gobernase con los socialistas, precisamente la alianza que por entonces patrocinaban por todas partes los dirigentes de Acción Republicana y el Partido Radical-Socialista.

El riesgo era calculado porque, sorprendentemente, Lerroux pensaba que el Parti-do Radical no se debilitaría en la oposición, sino todo lo contrario.25 Desde luego, esto hubiera sido imposible si los radicales carecieran de otros incentivos que los puramente derivados del ejercicio y disfrute de cargos públicos. Por el contrario, en el radicalismo había incentivos colectivos muy potentes. En este caso, el lideraz-go carismático de Lerroux, ejercido de manera efectiva, y su notable popularidad durante el primer bienio, sí fue un poderoso recurso que sirvió para cohesionar a grupos tan dispares como la vieja militancia del partido y los nuevos afiliados atraí-dos por los discursos moderados e integradores del caudillo radical. Obviamente, el significado de este liderazgo era traducido de diversas formas por ambos grupos. Entendida en sentido amplio, la “vieja guardia” continuaba viendo en Lerroux la personificación de los símbolos y lemas del republicanismo histórico, el luchador infatigable contra el régimen monárquico, el campeón de la democracia republi-cana y el amigo de las capas populares, “el viejo león”, en definitiva, que había hecho posible la Segunda República.26 Los nuevos militantes se habían acercado al radicalismo porque percibían a Lerroux de otra forma, bastante más ajustada a la imagen que el líder radical quería proyectar en 1931. Veían a un hombre moderado y de gobierno, que deseaba darle un contenido conciliador, integrador, liberal y democrático al nuevo régimen, partidario de negociar la ejecución de las reformas que había puesto en marcha el Gobierno Provisional, defensor de una República conservadora compatible con el mantenimiento de la propiedad privada, el orden público y el respeto a las creencias religiosas, y opuesto a cualquier extremismo. Esta imagen y su creciente labor de oposición contra los socialistas y Azaña, el hom-bre que no permitía que se gobernase “en republicano” por su tenaz resistencia a desligarse del PSOE, hizo que el Partido Radical se convirtiera en muchos pueblos

25 leRRoux, A., La pequeña…, pp. 128-131.26 Un compendio de esta imagen, en álvaRez junCo, J., El Emperador…, pp. 226-235.

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en la esperanza de pequeños propietarios y arrendatarios, industriales y comercian-tes, afectados por los efectos de las leyes laborales y el desorden público.27

En este sentido, poco importa si el Partido Radical tenía o no articulado un verda-dero programa de gobierno que, por cierto, tampoco llegaron a poseer “azañistas” y radicales-socialistas.28 Sus credenciales republicanas, su proyecto amplio y tole-rante de “República para todos los españoles”, su alejamiento de todo extremismo y su oposición al socialismo sirvieron al objeto no sólo de mantener unido y cohe-sionado al partido en la oposición sino, y esto es lo verdaderamente destacable, ha-cerlo crecer. Aunque no se debía a una posición meramente oportunista, porque ese discurso era el propio de Lerroux antes incluso de la proclamación de la República, se reveló especialmente rentable en términos electorales. Pese a no disfrutar de las prebendas del poder, como sus adversarios socialistas, los radicales los derrotaron en las elecciones municipales de abril de 1933 y en las del Tribunal de Garantías Constitucionales de septiembre de ese año.29 Estas victorias añadieron, además, incentivos selectivos, por cuanto que los radicales comenzaron a ver próximo un gobierno de su líder y, por tanto, expectativas crecientes de cargos públicos y be-neficios de tipo material. En las elecciones generales de noviembre de 1933, sin el cobijo de la conjunción republicano-socialista, el Partido Radical volvió a aumentar su número de escaños y logró una cifra superior a la del PSOE y la izquierda repu-blicana juntos. Después de esas elecciones, no había partido republicano digno de tal nombre más que el lerrouxista.30

Eso sí, el éxito electoral de los radicales tenía severas limitaciones, que merecen la pena enunciarse para evaluar con objetividad su declive de 1936. El porcentaje de apoyo obtenido en noviembre de 1933 les dejaba lejos de poder constituir uno de los pilares del sistema bipartidista que había pretendido Lerroux. De ahí el disgusto

27 El discurso de Lerroux entre 1930 y 1932, en Ruiz manjón, O., El Partido…, pp. 176-178, 186-191, 217-222 y 289-297. La oposición a los socialistas y sus réditos, en maCaRRo veRa, J.M., Socialismo, República y Revolución en Anda-lucía (1931-1936), Sevilla, Universidad, 2000, pp. 292-293; y Del Rey ReGuillo, F., Paisanos en lucha. Exclusión política y violencia en la Segunda República española, Madrid, Biblioteca Nueva, 2008, pp. 317-320.

28 De Blas GueRReRo, A., “El Partido Radical…”, pp. 148-149.29 villa GaRCía, R., “Burgos Podridos y Democratización: las elecciones municipales de abril de 1933”, Hispania, nº

240 (2012), pp. 147-176; y Ruiz laPeña, R.M., El Tribunal de Garantías Constitucionales en la II República Española, Barcelo-na, Bosch, 1982.

30 villa GaRCía, R., La República…, pp. 337-339.

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del líder radical por la gestión electoral de su lugarteniente, Martínez Barrio.31 Las urnas revelaron que los radicales, aliados con otros pequeños partidos republica-nos, superaban el 25 por ciento de los votos en sólo 23 de las 60 circunscripciones electorales en que se dividía el país. Bien es verdad que añadiendo a las anteriores las circunscripciones en que acudieron junto a la CEDA y los agrarios, la cifra se elevaba a 34, poco más de la mitad. El Partido Radical concentraba sus votos en Andalucía, Aragón, Canarias, Extremadura, Galicia, Madrid y Valencia, así como en las provincias manchegas de Albacete y Ciudad Real. En el resto del país alcanzaba porcentajes bastante modestos. En coalición con otros partidos republicanos, las candidaturas radicales alcanzaron 1,4 millones de votos, a los que cabría sumar otros 800.000 adicionales de las candidaturas conjuntas con cedistas y agrarios. Es decir, poco más de un 25% de los votos emitidos, un porcentaje algo mayor que el de los socialistas, aunque inferior al obtenido por la CEDA y sus aliados agrarios y monárquicos. Con esos votos, los radicales obtuvieron 101 escaños, por 115 de la CEDA y sólo 59 de los socialistas. Del centenar de diputados radicales, sólo la mitad obtuvo el escaño en candidaturas propias, lo que de todas formas suponía un hito si lo comparamos con la dependencia absoluta que la izquierda republicana tenía de los socialistas para alcanzar representación, mientras que la otra mitad, cincuenta exactamente, la obtuvo con el apoyo o la colaboración de las derechas.32

De hecho, el poder acumulado por los radicales durante el segundo bienio fue desproporcionado si se tiene en cuenta que, con su centenar de escaños, no copa-ban ni la cuarta parte de las Cortes. Ningún partido como el de Lerroux rentabilizó mejor, durante la Segunda República, un resultado electoral en términos de poder político, y en todos los niveles –nacional, provincial y local–. Lo que confirma que la apuesta del caudillo radical por centrar el partido y abrirlo a la colaboración con la derecha posibilista fue, en definitiva, un acierto estratégico. Así fue si se compara con los magros resultados obtenidos por el ala izquierda del partido que, liderado por Martínez Barrio, se escindió en mayo de 1934. Merece la pena termi-nar este apartado recordando que su obcecado veto a la CEDA llevó a convertir a Unión Republicana en una fuerza irrelevante durante el segundo bienio, y en un mero auxiliar de Azaña dentro del Frente Popular. Aunque la plataforma al menos

31 leRRoux, A., La pequeña…, pp. 175-176. Bipartidismo, en De Blas GueRReRo, A., “El Partido Radical…”, p. 149.32 villa GaRCía, R., La República…, pp. 351 y 437-438.

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serviría para que Martínez Barrio se sentara en la presidencia de las últimas Cortes republicanas.

Amenazas exógenas.

Como se ha podido apreciar, la falta de institucionalización del partido explica su deterioro, sí, pero en combinación con una coyuntura desfavorable. Por sí sola no había perjudicado el crecimiento de los radicales años antes, por lo que no debe tomarse como el factor determinante de su declive. De hecho, los déficits de institu-cionalización eran comunes a todos los partidos españoles de la época y, de entre las formaciones nacionales, sólo dos obreras (PSOE y PCE) y la derecha católica (CEDA) habían avanzado en ese proceso de forma notable. Además, no hay que olvidar que partidos poco institucionalizados, más recientes y con una implantación notoria-mente menor a la que había tenido el Partido Radical, como Izquierda Republicana y Unión Republicana, salieron bien parados de la prueba electoral de 1936.

Además, aunque los radicales habían quedado seriamente dañados por las escisio-nes, la de Martínez Barrio había supuesto una ventaja en términos de homogenei-dad y cohesión, pues abría la posibilidad de una colaboración menos problemática y más estrecha con la CEDA. De hecho, contra lo que su lugarteniente pensaba, Lerroux había logrado llevarse al grueso de su partido al centro-derecha, mos-trando lo minoritaria que era el ala izquierda.33 Los radicales poseían importantes bazas para seguir jugando un papel relevante en la política republicana. Continua-ban siendo la segunda minoría más importante del bloque de centro-derecha y resultaba impensable prescindir de ellos en las Cortes y en las diferentes combi-naciones gubernamentales. Prácticamente monopolizaban los Gobiernos Civiles, y mantenían una presencia notable en las Diputaciones y los Ayuntamientos. Incluso el nombramiento de comisiones gestoras tras la insurrección de octubre de 1934 la había aumentado.34 Ante una hipotética convocatoria electoral en la que se deli-

33 Ruiz manjón, O., El Partido…, pp. 432-438. 34 Las estadísticas oficiales revelan que el Partido Radical controlaba, durante el segundo bienio, un 30% de los

ayuntamientos de toda España como mínimo, lo que le convertía en la primera fuerza política del país a nivel municipal. Vid. Archivo Histórico Nacional (Salamanca), P-S Madrid, 1860.

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neaba una amplia coalición entre las izquierdas republicanas y las obreras, los su-fragios que pudieran aportar los radicales continuaban siendo fundamentales para el triunfo del centro-derecha. Y no obstante, tres circunstancias vinieron a invalidar estas ventajas de partida a finales de 1935. La primera, el proyecto del jefe del Es-tado, Niceto Alcalá-Zamora, de crear una fuerza política de centro. La segunda, una precipitada convocatoria electoral que guillotinó la reorganización que el Partido Radical había emprendido en noviembre de ese año tras los escándalos de corrup-ción. Y la tercera, las exigencias del sistema electoral republicano y su influencia en la formación de las candidaturas de centro-derecha en febrero de 1936. La primera circunstancia, la aspiración de Alcalá-Zamora de crear un “partido” o un “bloque” de centro que pudiera servir de contrapeso y moderador de izquierdas y derechas, es bien conocida aunque no hayan sido ponderados sus efectos en el de-bilitamiento y dispersión en los partidos de centro-derecha que ya existían. En rea-lidad, escindida su ala izquierda, ni Lerroux ni su partido podían asumir el papel de bisagra, ni tampoco lo deseaban. Las relaciones políticas con Azaña y los socialistas se habían roto en octubre de 1933, tras la moción de censura encubierta que dio al traste con el primer gobierno radical, y las diferencias se habían hecho insalvables tras la insurrección de octubre de 1934. Por el contrario, la apuesta de Lerroux a lo largo de 1935 fue la de fortalecer el bloque de centro-derecha y, dentro de él, mantener la ventajosa posición de su partido. Además, a disgusto de Alcalá-Zamora, Lerroux dejó claro que los radicales sostendrían un gobierno de la CEDA, en reci-procidad al apoyo que la derecha católica llevaba otorgándole desde diciembre de 1933. De ahí que el líder radical transigiera cada vez menos con los intentos del jefe del Estado de incluir en las combinaciones gubernamentales, durante las crisis de gobierno, a los partidos de izquierda, lo que socavaba el bloque parlamentario de centro-derecha y aislaba a la CEDA. A esto cabe añadir las relaciones cada vez más tormentosas entre Alcalá-Zamora y Lerroux, causadas por las frecuentes injerencias del jefe del Estado en la labor ministerial, que se traducía en continuas crisis de gobierno. En definitiva, la puesta en marcha del “centro” fue consecuencia directa del cada vez más estrecho alineamiento de los radicales con la CEDA y de su menor permeabilidad a los planteamientos de Alcalá-Zamora.35

35 leRRoux, A., La pequeña…, pp. 192 y 331. alCalá-zamoRa, N., Memorias, Barcelona, Planeta, 1977, pp. 264-265 y 274.

Encargos de ampliación por la izquierda, también en Gil-RoBles, J.M., No fue..., pp. 212-213, 281, 360 y 363.

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Los proyectos centristas del presidente no vinieron como consecuencia de la crisis del Partido Radical tras los escándalos de corrupción, sino que fueron más bien la causa. La intervención torticera de Alcalá-Zamora en la difusión de las denuncias del “Straperlo” y “Nombela” está, a estas alturas, fuera de toda duda.36 Como lo está que esta intervención abocase a que las denuncias tomasen estado parlamentario y se enjuiciasen antes en las Cortes que en los tribunales, a la búsqueda de respon-sabilidades políticas por delitos que aún no habían sido declarados como tales por un juez.37 El hecho de que ambos casos afectasen indirectamente a la figura del caudillo radical –el “Straperlo” por la implicación de su hijo Aurelio, y “Nombela” por la de su subsecretario, Guillermo Moreno Calvo–, indica que la intervención de Alcalá-Zamora buscaba socavar el liderazgo de Lerroux y, de ese modo, romper la cohesión de la minoría radical. Como el mismo presidente de la República refleja en su dietario, el nuevo “centro” necesitaba ocupar el espacio político del “lerrou-xismo” si quería tener virtualidad.38

Los argumentos esgrimidos por Alcalá-Zamora para la operación de centro no pue-den ser más peregrinos y sorprende que parte de sus biógrafos los hayan asumido sin una mínima reflexión.39 Según éste, la nueva formación política venía a “sa-near” el espacio de centro, sustituyendo los modos clientelares y corruptos del Partido Radical, para lo que era necesario, primero, su eliminación y, segundo, la absorción de sus elementos más “potables”.40 Esta justificación, en la pluma de un político del Partido Liberal de la Restauración –que había llegado, tras una larga carrera política, a ministro–, no deja de ser baladí, considerando que Alcalá-Zamora había practicado, sin demasiados problemas morales, los mismos hábitos

36 Ruiz manjón, O., El Partido…, pp. 504-506 y 542. De Blas GueRReRo, A., “El Partido…, pp. 160-161. Townson, N., La República..., pp. 367-369, 377 y 386-388. Incluso su colaborador más estrecho en el proyecto “centro”, Manuel Portela, lo reconoce abiertamente cuando define el “Straperlo” como “un escándalo terriblemente y estúpidamente trompeteado desde lo alto”. PoRTela, M., Memorias, Madrid, Alianza, 1988, p. 149. En p. 154 habla incluso de “denuncia presidencial”.

37 Con las monografías anteriores, son coincidentes las memorias de dirigentes del bloque de centro-derecha. Vid. leRRoux, A., La pequeña…, pp. 382-384 y 396; Gil-RoBles, J.M., No fue..., pp. 288-289 y 328-329; ChaPaPRieTa, J., La Paz…, pp. 254-256, 261-263 y 305-308; Royo-villanova, a., Treinta años de política antiespañola, Valladolid, Libre-ría Santaren, 1940, p. 258; jalón, C., Memorias..., pp. 236-237. Cuestión que, sin embargo, no parece recordar Alcalá-Zamora en sus memorias, que trata el asunto con una lejanía poco justificable.

38 alCalá-zamoRa, N., Asalto a la República, Madrid, La Esfera de los Libros, 2011, pp. 85-86, 91 y 112.39 Vid. alCalá Galve, A., Alcalá-Zamora y la agonía de la República, Sevilla, Fundación José Manuel Lara, 2002, pp. 576-580

y 618-619; y Gil PeChaRRomán, J., Niceto Alcalá-Zamora. Un liberal en la encrucijada, Madrid, Síntesis, 2005, pp. 359-362.40 alCalá-zamoRa, N., Asalto…, p. 118 y 140.

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clientelares y el uso partidista de la administración pública. Por si esto fuera poco, el “saneado” centro no surgiría fruto de una movilización de los electores y de la creación de una estructura de partido moderna, sino que Alcalá-Zamora pensaba en intensificar precisamente los viejos métodos. Para ello nombraría presidente y ministro de la Gobernación a un talento inédito en esas lides, Manuel Portela, que debía montar la nueva formación política utilizando los resortes del poder político. Los gobernadores civiles serían los encargados de reclutar a los notables que qui-sieran ingresar en ella, a los que se otorgaría a cambio, sin elecciones de ningún tipo, el control de Diputaciones Provinciales y Ayuntamientos. Una vez montada la estructura del “partido”, los mismos gobernadores serían los encargados de con-figurar las candidaturas para las elecciones, que recibirían respaldo moral del go-bierno y, más importante, tendrían a su disposición recursos de la administración pública para salir elegidos. En definitiva, la alternativa de Alcalá-Zamora pasaba no sólo por imitar los supuestos comportamientos que achacaba al Partido Radical –y que le invalidaban como fuerza política “respetable”– sino por intensificarlos para conseguir una minoría parlamentaria afín en las futuras Cortes.

El segundo argumento con el que Alcalá-Zamora justificaba la creación de un par-tido de centro, era que el Partido Radical se había inclinado demasiado a la dere-cha, “entregándose” a la CEDA. Por tanto, había dejado de ser el eje moderador de la política republicana para convertirse en un componente más de la coalición conservadora. El nuevo centro supliría con ventaja a los radicales, pues permitiría reconstruir los puentes con la izquierda republicana y los socialistas y se convertiría en un factor de moderación de éstos. Más aún, como Alcalá-Zamora y Portela pen-saban que ninguno de los bloques de izquierda y derecha conseguiría la mayoría absoluta, su nuevo partido habría de convertirse en la pieza clave para la formación de gobiernos.41 En la práctica, esto supondría un aumento de la influencia del jefe del Estado en la política republicana. Sin embargo, los resultados electorales de 1936 hicieron naufragar esos planes. El nuevo centro de Portela constituyó, a la postre, una minoría irrelevante en las últimas Cortes de la Segunda República. Iró-nicamente, el que aspiraba ser eje de la política republicana obtuvo la gran mayoría de sus escaños en coalición con la CEDA, el partido al que, según Alcalá-Zamora, se

41 alCalá-zamoRa, N., Asalto…, pp. 85-86. PoRTela, M., Memorias, Madrid, Alianza, 1988, pp. 152-153.

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habían “entregado” los radicales y la alianza que les había invalidado como opción de centro.42

En realidad, este proyecto tuvo por efecto la centrifugación del espacio político que pretendía ocupar, potenciando su debilitamiento y fragmentación respecto a las Cortes de 1933. Ni siquiera suponía la construcción de un partido moderno, que superara con ventaja las carencias organizativas del Partido Radical. Por el contrario, el hecho de que Alcalá-Zamora encomendase a Portela la organización del “centro” significaba que este se haría en el molde de los viejos partidos de notables, y de índole exclusivamente parlamentaria. Peor aún, en los planteamientos de ambos no se concibe ni tan siquiera el “centro” como un partido unificado, sino como un amalgama informe de notabilidades y partidos de esa significación. Se pretendía englobar en sus candidaturas a partidos ya organizados y que no tenían intención de disolverse como la Lliga, el PURA, el Partido Agrario, el Republicano Conserva-dor, el Progresista, etcétera.43

Junto con el proceso de creación del “centro”, la suspensión de las sesiones de Cortes y la convocatoria de elecciones generales fue la segunda circunstancia que perjudicó a los radicales. Después de unos días de desconcierto por la actitud de Lerroux tras la tramitación del escándalo “Nombela”, a finales de noviembre el líder radical pareció decidido a afrontar la reorganización del grupo parlamentario y de todo el partido.44 Además, intentó recuperar la iniciativa política y reactivar la coalición de centro-derecha. Tras la dimisión de Chapaprieta, Lerroux apoyó las aspiraciones de la CEDA de liderar un nuevo gobierno y se aseguró el apoyo de

42 Los “portelistas” y progresistas coaligados con la CEDA y electos fueron 20 de 26: Leopoldo López (Albacete); José Rosado Gil y Fermín Daza (Badajoz); Juan March Servera, Pedro Matutes y Jaime Suau (Baleares); Teodoro Pascual (Cáceres); José Antonio Canals (Cádiz); Federico Fernández Castillejo, Rafael Delgado y José Tomás Rubio (Córdoba); Natalio Rivas, Gonzalo Muñoz y Melchor Almagro (Granada); Joaquín Urzáiz (Huelva); José Acuña (Jaén); Manuel Rico-Avello y Francisco Medina (Murcia); Manuel Figueroa y Antonio Seras (Sevilla). Vid. ACD, Leg. 141.

43 PoRTela, M., Memorias, Madrid, Alianza, 1988, pp. 168. En alCalá-zamoRa, N., Asalto…, no se habla en ningún momento de “partido”. Sin embargo, sí que reconoce en p. 160 que los efectos de su operación política podrían dar como resultado “un centro débil fraccionario, y con riesgo de dispersión.”

44 Las reuniones de la minoría se hicieron frecuentes y, en diciembre, se llegó a celebrar una Asamblea Extraor-dinaria en la que se puso en marcha esa reorganización. Ruiz manjón, O., El Partido…, pp. 548-551. Reseña, en Ahora, 22 y 24-XII-1935.

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Gil-Robles si Santiago Alba o él mismo eran los encargados de hacerlo.45 Pensaba que la reorganización se llevaría a cabo con éxito si el Partido Radical seguía per-cibiéndose como necesario en las combinaciones gubernamentales y, en concreto, si continuaba ocupando parcelas de poder. Sin embargo, como ya se comentó, que Lerroux no liderara la reorganización y traspasara cuotas crecientes de responsabi-lidad a Santiago Alba, amortizó el recurso principal de un partido carismático, al acrecentarse los rumores que presentían la retirada del caudillo radical de la políti-ca. Y esos rumores potenciaban, a su vez, la disgregación de la coalición de notables en torno suya.

En este contexto, la disolución de las Cortes paralizó la reorganización de una mi-noría que había dejado de existir, mientras que la convocatoria electoral aplazó la del partido y provocó un impasse que se revelaría fatal. Los conflictos en algunas provincias, lejos de poder canalizarse con la convocatoria de congresos, se agra-varon por las disputas en torno a la elección de candidatos. La proximidad de las elecciones hacía que la solución de esas divergencias hubiera de hacerse por la vía rápida de las desautorizaciones desde arriba. Alba, y cuando no se le hacía caso el mismo Lerroux, decidían de manera tajante quién representaba la postura oficial del partido y quién no. Como vimos, esto provocaba que el notable o el sector des-autorizado se marcharan seguidos de varios comités locales, debilitando al partido. Y además, en un contexto que parecía favorecer las escisiones, pues Portela y sus gobernadores estaban al acecho para engrosar sus escuálidas filas con todos los que abandonaban la disciplina lerrouxista.

Por último, la tercera circunstancia que lastró al Partido Radical fue que, en esta ocasión, no pudo adaptarse a las exigencias de un sistema electoral tan mayoritario como el de la Segunda República, que condicionaba severamente la conformación de las candidaturas. La ley electoral entonces vigente dividía España en sesenta grandes circunscripciones electorales (cincuenta y dos por cada una de las pro-vincias, Ceuta y Melilla, más ocho de las capitales de provincia que superasen los 150.000 habitantes) sobre las que se repartían los 473 escaños en juego siguiendo criterios demográficos. La conversión de votos en diputados se realizaba, dentro de

45 ABC, 10-XII-1935; ChaPaPRieTa, J., La Paz…, p. 342.

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cada circunscripción, mediante el llamado sufragio restringido, en virtud del cual el elector sólo podía votar un número menor de candidatos que de escaños en jue-go. Dependiendo de la circunscripción, la proporción de candidatos que podían ser incluidos en la papeleta por cada elector variaba entre el 67 y el 80 por ciento del número total de escaños. Por ejemplo, la circunscripción de Barcelona capital tenía 20 escaños, pero sus electores sólo podían votar 16 candidatos. Mientras, Soria te-nía 3 escaños y sus electores sólo podían votar 2. De modo que eran proclamados diputados los candidatos más votados, hasta completar el número de escaños de una circunscripción. El efecto de este sistema electoral, que combinaba grandes circunscripciones y su-fragio restringido, era que el partido o la coalición vencedora, aunque lo fuese por una sola papeleta, obtenía tantos escaños como votos poseía el elector en una circunscripción. Para ello, aparte de colocar a sus candidatos como los más votados, al menos uno de ellos debía haber obtenido como mínimo el 40 por ciento de los votos emitidos en la circunscripción. En román paladino, el partido que venciera en una circunscripción y cumpliese la regla del 40 por cierto se llevaba entre el 67 y el 80 por ciento de los escaños en juego –el llamado “cupo de las mayorías”–. El segundo partido más votado, aunque hubiera perdido por un solo voto, se que-daba con el porcentaje restante –el “cupo de las minorías”–, y el tercer partido no obtenía un solo escaño aunque la diferencia con los anteriores hubiera sido míni-ma. Por tanto, el sistema electoral, además de no dejar resquicio para los terceros partidos, otorgaba un premio tan desproporcionado para la candidatura vencedora que obligaba a los partidos a coaligarse entre sí para ganar al precio que fuese. De esta regla no se escapaban ni los grandes partidos, por muy fuertes que fuesen en determinadas circunscripciones, porque su pujanza solía suscitar una coalición de partidos rivales para disputarle la victoria. Lo que hacía que al partido grande no le quedase otra que buscar aliados para, sumando los votos que pudieran aportar, res-tablecer su primacía. Esa era la única posibilidad que tenían los partidos medianos y pequeños de obtener representación con ese sistema: vender su contingente de votos a cambio de puestos en candidaturas de coalición.46

46 villa GaRCía, R., “Una ley para consolidar la República. La reforma electoral de 1933”, Barataria. Revista de Ciencias Sociales, nº 11, pp. 197-217.

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Si en 1933, en un contexto favorable y ocupando el gobierno, el Partido Radical se había visto obligado a buscar aliados y apenas había presentado candidaturas en solitario, las circunstancias de 1936 hacían esta necesidad más perentoria. Pese a lo que se ha apuntado,47 los radicales actuaron, en general, con mucho realismo. No hubo giro a la izquierda más que de un sector muy minoritario que achacaba, de forma simplista, todas las desgracias a su alianza con las derechas. Los organismos nacionales del partido y prácticamente todas las asambleas provinciales –incluida la de Barcelona, bastión de la “vieja guardia”– votaron por unanimidad o amplia ma-yoría acordar la unión del Partido Radical con la CEDA y el resto de las derechas.48 Incluso el comité nacional dio muestras de absoluta transigencia y aprobó no po-ner objeciones a la inclusión de los partidos monárquicos en la alianza de centro-derecha.49 La unión del centro-izquierda republicano con las izquierdas obreras era ya un hecho y obligaba a los partidos de contrarios a actuar del mismo modo si no querían perder las elecciones. Precisamente por ello, el Partido Radical esperaba obtener a cambio de su contingente de votos un número de puestos importante que, aunque sensiblemente menor al de 1933, siguieran pesando de forma decisiva para conformar una mayoría parlamentaria. Los radicales continuaban siendo im-prescindibles para Gil-Robles, por cuanto la CEDA no era lo suficientemente fuerte como para obtener por si misma una mayoría parlamentaria y tampoco podía con-seguirla de la mano de los partidos monárquicos, con los que además no podría contar para una coalición de gobierno.

Sólo el PURA no pudo seguir por este camino a los radicales, puesto que sus malas relaciones con la Derecha Regional Valenciana, la agrupación provincial de la CEDA, hacía a priori difícil cualquier entendimiento electoral. Sigfrido Blasco-Ibáñez tan-teó la posibilidad de incluir al PURA en el Frente Popular pero fue rechazado.50 La maniobra de Blasco resulta sorprendente por cuanto las relaciones de su partido con Izquierda Republicana, formada a raíz de varias escisiones del PURA, habían sido tradicionalmente muy tensas. Además, Blasco no había impugnado el a cercamiento

47 Gil-RoBles, J.M., No fue..., pp. 414. Ruiz manjón, O., El Partido…, pp. 537-540 y 562.48 Ejemplos: Jaén (ABC, 18-XII-1935), Huelva (El Socialista, 4-I-1936), Córdoba (ABC, 7-I-1936), Badajoz (La

Vanguardia, 12-I-1936), Toledo (Ahora, 14-I-1936), Pontevedra (Ahora, 15-I-1936), Valladolid (El Sol, 21-I-1936), Barcelona (Ahora, 23-I-1936) y Zaragoza (Ahora, 25-I-1936).

49 ABC y Ahora, 14-I-1936. Ruiz manjón, O., El Partido…, p. 560.50 El Sol y Heraldo, 20 y 22-I-36. alós FeRRanDo, V., Reorganización…, pp. 237-239.

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de Lerroux a la CEDA ni tampoco se alineó con Martínez Barrio cuando decidió marcharse del partido.51 Su maniobra de acercamiento al Frente Popular parece puramente gestual, realizada sin convicción y con la única pretensión de demostrar al ala izquierda del partido que el PURA no se había “derechizado”. Y, sobre todo, que era el rechazo de las izquierdas republicanas y obreras lo que motivaba que el PURA hubiera de entrar en conversaciones con las derechas. De hecho, Blasco buscaría también algún tipo de entendimiento con la Derecha Regional, también sin éxito por la intransigencia de Luis Lucia, y acabó coaligándose con el “centro” de Portela para procurarse al menos apoyo oficial.52 Sin embargo, lo sucedido con el PURA fue algo excepcional. A nivel nacional, la solicitud de alianza de los radicales fue aceptada de inmediato por la CEDA, y ello a pesar del veto que un sector de los monárquicos liderado por Calvo Sotelo inten-taba imponerles.53 Los problemas eran otros. El primero, de índole interna. Como se vio, Lerroux había vuelto a delegar en Alba la representación del Partido Radical dentro de la alianza de centro-derecha. Si bien esto no supuso un obstáculo en las negociaciones con los socios de la coalición en Madrid, sí que se volvió a trans-mitir una sensación de debilidad y desunión, sobre todo cuando algunos notables del partido se negaron a acatar los acuerdos alcanzados por su representante en la conformación de las candidaturas. De hecho, la falta de autoridad de Alba, provocó una creciente intervención de Lerroux durante el mes de febrero, a petición de Gil-Robles y Cambó.54 Pero los peores problemas serían externos al partido y de-rivarían, primero, del modo en que los partidos de centro-derecha negociaron las candidaturas y, segundo, de la irrupción electoral del “centro” de Portela.

51 Ruiz manjón, O., El Partido…, p. 433. Para comprender el contexto político valenciano, es valioso el estudio de maRTínez RoDa, F., Valencia y las Valencias. Su historia contemporánea, Valencia, Fundación San Pablo-CEU, 1998, pp. 423-426.

52 Portela reveló que en Valencia había un entendimiento entre el PURA y la DRV para repatirse los puestos de las mayorías y las minorías. Vid. PoRTela, M., Memorias, Madrid, Alianza, 1988, p. 165. Sin embargo, parece que el pacto sólo alcanzaba al “portelista” Martí de Veses, porque ambos partidos presentaron candidaturas completas para disputarse el cupo de las mayorías, lo que estorbaba la pretendida unión. Referencias a negociaciones del PURA con DRV y Portela, en alós FeRRanDo, V., Reorganización…, p. 239; valls maRTínez, R., La Derecha Regional Valen-ciana, Valencia, Edicions Alfons el Magnànim, 1992, p. 223; y Comes iGlesia, V., En el filo de la navaja. Biografía política de Luis Lucia Lucia, Madrid, Biblioteca Nueva, 2002, pp. 331-332.

53 ABC, 24-XII-1935. Gil-RoBles, J.M., No fue..., p. 392. 54 La Vanguardia. 14-II-1936; y Ahora, 15-II-1936.

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La primera cuestión estaba relacionada con la heterogeneidad de la alianza de cen-tro-derecha, que unía a formaciones políticas ideológicamente diversas e incluso contrapuestas. Sobre todo, la incompatibilidad entre los republicanos moderados de una parte (Alba, Maura, Cid) y los monárquicos autoritarios imposibilitaba un pacto electoral con un programa común. Además, las relaciones entre la CEDA y los partidos monárquicos no sólo no habían mejorado, sino que las divergencias entre Gil-Robles y Calvo Sotelo continuaron siendo públicas incluso durante la campaña electoral.55 Muy pronto quedó claro que la unión de los republicanos moderados y la CEDA con los monárquicos era sólo con fines electorales y que, después de las votaciones, cada fuerza política recuperaría su autonomía. Esto era una simple fórmula que, como ya pasó en 1933, quería decir que los monárquicos autoritarios quedarían fuera de la futura mayoría parlamentaria y de la coalición gubernamen-tal de centro-derecha, que conformarían la CEDA y sus aliados republicanos –radi-cales, liberales demócratas, agrarios, regionalistas, independientes de Chapaprieta y Abilio Calderón, “mauristas”–. La incompatibilidad mutua entre los republicanos moderados y los monárquicos era tal que en varias provincias sus dirigentes se ne-garon a figurar juntos en la misma candidatura. Como esto imposibilitaba que los puestos se pudieran repartir desde Madrid, fue Gil-Robles el que prefirió otorgar autonomía a sus organizaciones provinciales para pactar las alianzas que conside-rasen convenientes para conseguir la victoria. Eso sí, la CEDA debía reservarse un número suficiente de puestos que le garantizaran una minoría parlamentaria más importante que la de 1933, con el fin de que no se cuestionase su derecho a liderar el futuro gobierno.56

Para el Partido Radical, al igual que para el resto de socios de la coalición, que los puestos no fuesen negociados desde Madrid fue una mala noticia. Pues supuso que los radicales quedaran excluidos de las candidaturas allí donde la CEDA priorizó la alianza con los monárquicos, por ser éstos el socio que más votos podía aportar a la coalición. Pero esto no fue lo peor. En las circunscripciones donde los socialis-tas tenían mucha fuerza, básicamente las andaluzas, extremeñas y murcianas, los dirigentes provinciales de la CEDA entraron en conversaciones con el “centro” de

55 álvaRez TaRDío, M., “La estrategia de la CEDA ante las elecciones de 1936”, Bulletin de Histoire Contemporaine de l´Espagne, nº 47 (2012) En prensa.

56 Gil-RoBles, J.M., No fue..., p. 471.

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Portela a principios de febrero de 1936. La razón estribaba en que, como la lucha se preveía igualada, una alianza con los “portelistas” ofrecía ventajas. La fundamental, era evitar candidaturas de centro que pudieran restar votos a la CEDA, pues en estas provincias Portela había logrado captar notables u organizaciones escindidas de otros partidos con arraigo efectivo. Además, aparte de este contingente de votos, la CEDA tendría en estas provincias críticas el apoyo del gobernador civil y, ante todo, se aseguraba el restablecimiento de los ayuntamientos en los que tenía una presen-cia importante. Claro que los puestos otorgados en las candidaturas a los “portelis-tas” iban en detrimento de otras fuerzas políticas del centro-derecha republicano. A quien perjudicaba sobremanera era a los radicales que, además de la merma de puestos, fueron vetados por los “portelistas” –algunos de ellos ex radicales que ha-bían rivalizado con aquéllos por el control del partido–. Los dirigentes provinciales de la CEDA casi siempre capearon el veto, pero en algunas provincias (Alicante, Málaga), los “portelistas” lograron expulsar a los radicales de las candidaturas.57

La conjunción de estos factores hizo que el Partido Radical sólo pudiera incrustar candidatos, dentro de la coalición centro-derecha, en 18 de las 60 circunscripcio-nes. De los 67 candidatos que finalmente presentó a las elecciones de 1936, sólo 23 lo hicieron en alianza con la CEDA. Los 44 restantes se presentaron en candi-daturas alternativas a la del centro-derecha que, con ese sistema electoral, tenían pocas opciones de salir elegidos.58 El único dato positivo es que la intensa labor de captación llevada a cabo por Portela tuvo magros efectos en las filas radicales. Sólo una decena de antiguos notables lerrouxistas se presentaron como candidatos “centristas”, si bien concentrados en una serie de provincias donde las escisiones dejaron al Partido Radical debilitado o desmantelado, caso de Alicante, Cuenca, Lugo, Murcia, Orense, Pontevedra y Sevilla. Fútil consuelo, porque las condiciones de la lucha no podían ser más sombrías. Las estimaciones más optimistas reducían la minoría radical a una veintena de escaños. Las más pesimistas rebajaban estas previsiones a la mitad.59

57 El Sol, 22 y 31-I, y 4-II-1936. Tusell, J., Las elecciones del Frente Popular en España, Madrid, Edicusa, 1971, vol. 1, pp. 73 y 95-96.

58 ACD, Leg. 141.59 Heraldo, 18-I-1936. ABC, 13-II-1936. Ahora, 16-II-1936.

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La diáspora radical.

Los resultados electorales confirmaron la magnitud de la debacle. El Partido Radical sólo obtuvo ocho escaños. Posteriormente, la revisión en los resultados que intro-dujo la Comisión de Actas redujo su representación a cinco diputados. El propio Lerroux se había quedado sin acta, aunque al menos Santiago Alba había logrado salvarla en su bastión de Zamora.

Se ha apuntado la hipótesis de que el electorado que había votado a los radicales en 1933 se pronunció mayoritariamente por el Frente Popular en 1936. El gran aumento del voto a las izquierdas a nivel nacional, parejo al descenso del Partido Radical, parecía confirmarlo.60 Además, había que contar con un atractivo añadido para incentivar al elector radical a votar a las izquierdas: en el Frente Popular había candidatos, la mayoría de Unión Republicana, que en la elección anterior se habían presentado como lerrouxistas. De hecho, con los resultados de 1933 parecen salir las cuentas. Si las izquierdas lograron entonces 3 millones de votos en números redondos y los radicales lograron, fuera de las candidaturas conjuntas con la CEDA, 1,4 millones de votos, la suma se corresponde con los 4,4 millones de votos que obtuvo el Frente Popular en 1936.61 Habría que descontar los votos residuales que el Partido Radical cosechó en 1936, pero esto vendría compensado por la otra va-riable a la que suele atribuirse, con cierto simplismo, el triunfo de las izquierdas coaligadas: el voto anarcosindicalista.62 Suelen citarse algunos casos provinciales en que los resultados parecen confirmar el desplazamiento del voto radical hacia la iz-quierda. Por ejemplo, en Valencia el hundimiento del PURA benefició sobre todo al Frente Popular, que se hizo con la victoria tanto en la circunscripción urbana como en la rural. En Castellón, los electores radicales deshicieron, en la segunda vuelta, el empate registrado en la primera entre el Frente Popular y la CEDA, otorgando el triunfo a aquél.

60 Tusell, J., Las elecciones…, vol. 2, pp. 70-71. Ruiz manjón, O., El Partido…, p. 573.61 Votos de 1933, en villa GaRCía, R., La República…, pp. 348-349. Los votos del Frente Popular, a partir del escruti-

nio oficial de las Juntas Provinciales del Censo: ACD, Leg. 141.62 Estudios que cuestionan la relevancia de la aportación anarcosindicalista: vilanova, M., “Anarchism, Political

Participation, and Illiteracy in Barcelona between 1934 and 1936”, American Historical Review, Vol. 97, nº 1 (Feb. 1992), pp. 96-120; y maCaRRo veRa, J.M., Socialismo…, pp. 399-400.

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Los estudios citados parecen basar esta hipótesis en que un sector importante del Partido Radical habría impulsado, tras los escándalos del “Straperlo” y “Nombela”, un giro a la izquierda para satisfacer la demanda de sus bases. La coalición con la CEDA había supuesto una crisis de identidad en el partido, una disminución de los incentivos colectivos, que explicaría las constantes escisiones habidas desde febrero de 1934 y su estado de postración ante las elecciones de 1936. El masivo desplazamiento del voto radical hacia el Frente Popular no haría sino confirmar esta hipótesis, de implicaciones notables. Pues supondría descalificar la estrategia de Lerroux entre 1933 y 1936 de pactar con la derecha posibilista, por cuanto su desarrollo disoció al partido sus bases, ideológicamente más cercanas a las izquier-das republicana y obrera.

La cuestión no es baladí y requiere, por tanto, un análisis más enjundioso. Por-que, en efecto, conocer hacia dónde se inclinaron los electores del Partido Radical puede dar pistas sobre su perfil ideológico. Pero conviene introducir antes dos matices previos sobre la hipótesis anterior. El primero es que el supuesto giro a la izquierda de principios de 1936, aunque pudiera afectar a algún sector minorita-rio del partido, no es algo que deba presentarse como un fenómeno general. Por el contrario, como se ha visto, los organismos nacionales del partido siguieron defendiendo, entre diciembre de 1935 y febrero de 1936, la colaboración con las derechas. Y las asambleas provinciales, con representación de los comités locales del partido, sancionaron por amplias mayorías, incluso por aclamación, la alianza electoral con la CEDA. El segundo matiz es que no pueden extraerse conclusiones firmes comparando sólo los resultados electorales obtenidos a nivel nacional por unas y otras candidaturas. Sobre todo porque la distinta composición de las coali-ciones a nivel provincial entre 1933 y 1936, introducen distorsiones que pueden invalidar el análisis. Para empezar, cabría preguntarse por qué si los electores del Partido Radical se desplazaron masivamente a la izquierda, las candidaturas de derechas y centro-derecha cosecharon entre 700 mil y 1,1 millones de votos más en 1936.63 Por eso, para afinar los resultados del análisis, este debe hacerse a nivel de circunscripción.

63 Votos de las coaliciones de derecha en 1933 y 1936, en villa GaRCía, R., La República…, pp. 348-349; y ACD, Leg. 141.

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Para apreciar con mayor claridad esta cuestión, conviene diferenciar las circuns-cripciones en que los “lerrouxistas” ya se presentaron en coalición con las dere-chas en 1933, de las que se presentaron en solitario o aliados a otros partidos del centro-izquierda o centro-derecha republicano. Para el primer grupo, bastará con contabilizar el voto a los partidos de centro y derecha en 1933 y en 1936. Si existe aumento, esto significa que no hubo fuga de electores radicales, mientras que la disminución constataría lo contrario. Para el segundo grupo, habrá que medir la mengua del voto radical y su impacto, primero, en el apoyo al resto de opciones de centro-derecha, con las que el Partido Radical había decidido coaligarse, o pedir el voto desde fuera, en 1936. Si el aumento del centro-derecha es superior a las pérdi-das del Partido Radical, esto querrá decir que el desplazamiento del voto lerrouxista al Frente Popular hubo de ser necesariamente marginal. Si lo inverso, entonces sí podemos hablar de un desplazamiento efectivo, aunque habrá que valorarlo con-forme al volumen total de voto radical y el tipo de alianzas electorales a las que lle-gó en 1933. Las tablas ayudarán a apreciar mejor el producto de estas operaciones.

TABLA I: Variación del voto a las coaliciones de centro-derecha que incluyeron al Partido Radical en la primera vuelta electoral de 1933

CircunscripcionesVotos al centro-derecha

(1933)Votos al centro-derecha

(1936)Saldo

1933-1936Albacete 76.255 77.324 + 1.069Badajoz 141.517 141.849 + 332Cáceres 116.243 98.577 - 17.666Granada 121.976 147.862 + 25.886Jaén 142.383 135.081 - 7.302Las Palmas 55.242 44.456 - 10.786Tarragona 60.148 69.109 + 8.961Zamora 74.770 78.093 + 3.323

Datos elaborados a partir de: Archivo del Congreso de los Diputados, Legs. 139 y 141. El número total de sufragios ha sido obtenido calculando la media aritmética de los votos obtenido por cada uno de los candidatos.

Los datos de la Tabla I presentan resultados dispares que matizan el desplazamiento del electorado radical al Frente Popular. De hecho, en 5 de esas 8 circunscripcio-nes no se produjo en absoluto, siquiera con la escisión de Martínez Barrio. Por el contrario, sí que parece que Unión Republicana restó votos a los radicales en

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Cáceres, donde uno de los diputados que había sido elegido como “lerrouxista” en 1933, Fulgencio Díez Pastor, se separó de la minoría y figuró como candidato del Frente Popular en 1936. De todas formas, los resultados de Cáceres no son del todo concluyentes, pues allí está demostrado que la sustracción de actas electorales por el gobernador civil interino del Frente Popular restó votos a la candidatura de centro-derecha, que era la que realmente había triunfado el día 16.64 En cuanto a Jaén y Las Palmas el descenso de votos tiene que ver con la pérdida no de electores radicales –Unión Republicana tenía escasa presencia en ambas provincias– sino de republicanos de izquierda (radicales-socialistas y federales) que en 1933 habían votado contra los socialistas.65

TABLA II: Desplazamiento del voto radical y de sus aliados republicanos en la primera vuelta electoral de 1933 y 1936

Circunscripción*Aliados del Partido

Radical en 1933Variación del voto al Partido Radical (1)

Variación del voto al resto del centro-derecha

(2)

Porcentaje de absorción de

voto (2) – (1)

Álava Sin aliados - 2.382 + 3.983 100%

Alicante IRS - 43.942 + 32.614 74,2%

Almería AR - 38.246 + 21.659 56,6%

Ávila AR y PRP - 26.453 + 11.348 42,9%

Baleares Sin aliados - 19.531 + 11.630 59,5%

Barcelona capital Sin aliados - 38.955 + 6.613 17,0%

Barcelona prov. Sin aliados - 7.770 + 14.203 100%

Burgos AR y PRRS - 7.722 + 5.543 71,8%

Cádiz PRC y PRRS - 20.214 + 16.068 79,5%

Castellón Sin aliados - 23.477 + 12.807 54,6%

Ceuta Sin aliados + 1.002 - 1.417 0,0%

Ciudad Real PRP y PRRS - 44.761 + 42.479 94,9%

Córdoba PRP - 46.550 + 29.886 64,2%

64 En ACD, Leg. 141 se encuentra el acta de escrutinio de la Junta Provincial del Censo de Cáceres en la que se constata no sólo el fraude sino la violación de la ley electoral al escrutar documentación electoral que venía con sobres abiertos y el lacrado forzado.

65 villa GaRCía, R., La República…, pp. 340-345.

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Cuenca PRC - 29.823 + 22.881 76,7%

Gerona Sin aliados - 1.500 + 11.575 100%

Guadalajara Sin aliados - 7.821 + 3.553 45,4%

Guipúzcoa AR y PRF - 13.832 + 12.941 93,6%

Huelva Sin aliados - 29.404 + 24.878 84,6%

Huesca Sin aliados - 20.581 + 14.555 70,7%

La Coruña Sin aliados - 15.002 + 42.720 100%

León PRRS y AR - 32.099 + 11.854 36,9%

Logroño Sin aliados - 1.892 + 8.281 100%

Lugo PRC - 64.453 + 122.923 100%

Madrid capitalPRC, PRF, PRP y

PLD- 72.442 + 53.313 73,6%

Madrid provincia

PRC - 26.944 + 21.848 81,1%

Málaga capital Sin aliados - 10.031 + 1.968 19,6%

Málaga provincia Sin aliados - 31.872 + 21.003 65,9%

Melilla Sin aliados - 3.494 + 2.134 61,1%

Murcia capital Sin aliados - 9.972 + 9.413 94,4%

Murcia provincia PRC - 22.412 + 28.814 100%

Navarra Sin aliados - 5.190 + 4.888 94,2%

Orense Sin aliados - 38.486 + 52.456 100%

Oviedo PRC y PRF - 35.994 + 26.510 73,7%

Palencia PRC - 7.217 + 5.301 73,5%

Pontevedra PRC y PLD - 58.843 + 53.210 90,4%

Salamanca PRC - 11.730 + 21.460 100%

Sta. C. de Tenerife

Sin aliados - 26.851 + 13.560 50,5%

Santander PRC - 13.788 + 11.961 86,7%

Segovia PRC - 15.595 + 17.470 100%

Sevilla capital Sin aliados - 26.637 + 6.152 23,1%

Sevilla provincia PRC y PRRS - 38.431 + 37.588 97,8%

Soria Sin aliados - 4.230 + 6.997 100%

Teruel PRRS - 24.193 + 13.730 56,8%

Toledo PLD, PRSI y AR - 20.428 + 17.744 86,9%

Valencia capital Sin aliados - 46.690 + 10.726 23,0%

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Valencia prov. PRC - 77.616 + 34.137 44,0%

Valladolid PRC y PRF - 9.034 + 4.543 50,3%

Zaragoza capital Sin aliados - 13.002 + 9.821 75,5%

Zaragoza prov. Sin aliados - 19.127 + 14.435 75,5%

* En Lérida y las dos circunscripciones vizcaínas, el Partido Radical no presentó candidatura en 1933,

por lo que no se incluyen en la tabla.

Abreviaturas: AR (Acción Republicana), IRS (Izquierda Radical-Socialista), PLD (Partido Liberal-Demócrata), PRC (Partido

Republicano Conservador), PRF (Partido Republicano Federal), PRP (Partido Republicano Progresista),

PRRS (Partido Republicano Radical-Socialista) y PRSI (Partido Radical-Socialista Independiente).

Datos elaborados a partir de: Archivo del Congreso de los Diputados, Legs. 139 y 141. El número total de

sufragios ha sido obtenido calculando la media aritmética de los votos obtenido por cada uno de los candidatos.

Como se desprende de los datos de la Tabla II, en efecto hubo cierto desplaza-miento de electores del Partido Radical hacia el Frente Popular. Sólo que, en ge-neral, no es comparable al deslizamiento que hubo hacia las candidaturas de la CEDA y, en menor medida, hacia los republicanos moderados (“centro”, agrarios, liberal-demócratas y regionalistas). Y eso que los votantes radicales de 1933 in-cluyeron un sector de centro-izquierda importante. Conviene no olvidar que en esas elecciones, Martínez Barrio y los disidentes izquierdistas del PURA no habían roto la disciplina radical y, por tanto, aún no se habían patentizado el número de votantes que podían arrastrar. Lo que hacía que los radicales también ventilaran en las elecciones de 1936 las consecuencias de las escisiones del primer semestre de 1934.

Pues bien, en 11 de las 49 circunscripciones, el aumento del voto a la CEDA y a los restantes partidos de centro-derecha compensaron sobradamente las pérdidas del Partido Radical. Descontando los nuevos electores que el centro-derecha pudiera atraer, parece lógico argumentar que en esas circunscripciones, donde el porcentaje de absorción supera al 100%, los electores radicales votaran en bloque las candida-turas de la CEDA, máxime cuando las derechas no podían crecer de otro modo más que sumando los votos que en 1933 fueron a parar a las candidaturas republicanas de centro. La única excepción de este grupo sería Álava, donde el aumento del voto a la CEDA también podría estar relacionado con el descenso del PNV.

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El comportamiento de los radicales en las 38 circunscripciones restantes se muestra más plural, con deslizamientos a izquierda y derecha. Pero en muy pocas el reparto de las pérdidas del Partido Radical se hace de forma equilibrada. Por el contrario, en 29 de esas 38, las candidaturas de centro-derecha absorben más de la mitad de los electores radicales. Los porcentajes son especialmente contundentes en 19, pues indican que, al menos, siete de cada diez votantes radicales pasaron a apoyar las candidaturas de la CEDA. En este grupo se encuentran las circunscripciones ma-drileñas, lo que es otro claro indicio del desplazamiento del Partido Radical a po-siciones conservadoras. Estas proporciones son, además, engañosas en las circuns-cripciones donde los radicales habían pactado alianzas con partidos republicanos de izquierda para las elecciones de 1933. En ellas, probablemente el porcentaje de electores radicales que marcharon hasta posiciones derechistas es mayor de lo in-dicado, porque los votos que no fueron absorbidos en 1936 por el centro-derecha no eran de electores radicales sino republicanos de izquierda. Otro dato que avala esas cifras es que las circunscripciones con transferencia masiva de voto desde el lerrouxismo al centro-derecha coinciden con las provincias donde la escisión de Martínez Barrio tuvo nula incidencia. Una señalada excepción es la circunscripción rural de Sevilla donde, pese a que todos los diputados radicales se pasaron a Unión Republicana, los datos avalan que el Partido Radical no quedó desmantelado y pudo transferir la mayoría de sus efectivos al centro-derecha.

En las otras diez circunscripciones, el desplazamiento de voto radical a la CEDA y sus aliados es mayoritario, pero no abrumador. Claro que habría que diferenciar igualmente las circunscripciones donde el Partido Radical se coaligó con los repu-blicanos de izquierda y, por tanto, estos últimos electores pasaron al Frente Popular. El caso más significativo es Almería, donde en 1933 los radicales habían pactado con el “azañista” Augusto Barcia, que tenía fuerte arraigo en la provincia. En 1936, Barcia lideró la candidatura frentepopulista por aquella provincia, mientras que los radicales habían pasado mayoritariamente a sostener a la CEDA. De ahí que los elec-tores de cada uno se partieran, a razón de un 43% para las izquierdas y un 57% para las derechas. Sin embargo, exceptuando los casos similares de Teruel y Valladolid, el resto de circunscripciones de este grupo se caracterizan por la transferencia de por-ciones minoritarias, pero crecientes, de voto radical al Frente Popular. En general, esto fue fruto de las fuerzas que pudo llevarse consigo Unión Republicana (Málaga provincia, Melilla, Santa Cruz de Tenerife), del desplazamiento a la i zquierda de las

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agrupaciones provinciales del Partido Radical que en 1933 habían tenido como rival directo a la CEDA y no al PSOE (Baleares y Castellón) y del abandono de elec-tores republicanos de izquierda que en 1933 habían elegido votar a los radicales frente a los socialistas (Córdoba). Aún así, en provincias como Castellón o Santa Cruz de Tenerife, donde los cedistas habían sido los grandes competidores de los lerrouxistas en las elecciones de 1933, lo coherente hubiera sido un desplazamien-to casi en bloque de los segundos hacia posiciones izquierdistas. Y, sin embargo, la dinámica de colaboración del segundo bienio posibilitó que la CEDA pudiera absorber algo más de la mitad de los votos radicales, superando el contingente que apoyó al Frente Popular.

Por último, sólo en ocho circunscripciones puede hablarse de una transferencia minoritaria de votos radicales a las derechas. Y en algunas de ellas no es exacta-mente así, caso de Ávila y León, donde en realidad la mayoría de los votantes no absorbidos por la CEDA no eran radicales sino seguidores de dirigentes del centro-izquierda republicano, como Claudio Sánchez-Albornoz, Félix Gordón y Gabriel Franco. Los tres eran destacados notables –cosechaban incluso más votos que los socialistas en esas provincias– que volvieron a concurrir en 1936 pero en las listas del Frente Popular. En realidad, donde las izquierdas absorbieron la mayoría de los votos radicales fue en Barcelona capital, Guadalajara, Málaga capital, Sevilla capital y Valencia capital y provincia, donde el triunfo del Frente Popular se explica, sin duda, sobre todo por la masiva transferencia de votos desde el PURA. Era algo que no podía sorprender dada la cercanía ideológica de los autonomistas con los repu-blicanos de izquierda y, sobre todo, después de que Sigfrido Blasco-Ibáñez hubiera expresado públicamente mayor afinidad hacia el Frente Popular. En este contexto, lo asombroso es que la Derecha Regional Valenciana acopiase hasta el 44% de las pérdidas del PURA en Valencia provincia, lo que indica que en el mundo rural va-lenciano el autonomismo era menos izquierdista que en la capital.

No sorprende que Martínez Barrio se hiciese con casi ocho de cada diez votantes radicales en Sevilla capital, lo que dio un gran triunfo allí a las izquierdas. Su es-cisión también explica que más de la mitad del radicalismo alcarreño apoyase al Frente Popular, lo que no sirvió en este caso para derrotar a la poderosa coalición entre la CEDA y los “romanonistas”, que se llevó todos los escaños. El caso de Barcelona capital, aunque excepcional en la región catalana –donde los votantes

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lerrouxistas se alinearon en bloque con las derechas–, patentiza la liquidación del radicalismo como fuerza política en su antiguo feudo. Ni la presencia de Lerroux en la candidatura del Frente Catalán de Orden fue suficiente para inclinar a su electorado a votar a las derechas. Sólo uno de cada seis electores radicales de 1933 lo hizo de forma efectiva. Un caso similar fue el de Málaga capital, aún cuando las cifras oficiales de voto en esta circunscripción conviene dejarlas en cuarentena, ya que las elecciones en buena parte de sus colegios hubieron de repetirse los días posteriores al 16 de febrero entre constantes disturbios.66 En definitiva casos signi-ficativos pero excepcionales, que dejaban entrever que la mayoría de los electores que votaron al Partido Radical en 1933 no buscaban refrendar el viejo programa iz-quierdista del partido, sino el proyecto liberal-demócrata e integrador que Lerroux patrocinaba en oposición al de Azaña y los socialistas. Algo que se volvería a repetir en 1936 una vez saldado el coste de las escisiones: los cuadros y los votantes radi-cales que quedaron, que aún suponían el grueso del partido, sancionaron la política de acercamiento a la CEDA y a los republicanos moderados y, con las excepciones señaladas, se alinearon de forma muy mayoritaria con el centro-derecha.

Conclusión.

Este trabajo ha pretendido arrojar luz sobre la crisis del Partido Radical y de las organizaciones del republicanismo histórico, como el PURA, que se integraron en el lerrouxismo durante la Segunda República. Aquí se ha pretendido discutir algu-nas de las tesis que explican esta crisis de manera simplista, validando una serie de argumentos (el oportunismo, la corrupción y la desmedida apetencia de poder, que le llevó a pactar con la derecha católica al precio de disociarse de su electo-rado tradicional) que ya fueron esbozados durante esta etapa por los socialistas y la izquierda republicana. Y se ha querido delimitar el significado de esta crisis: un fuerte declive electoral que en 1936 llevó a los radicales a una posición marginal, pero que no significó la desaparición del partido, ni tenía por qué prejuzgarla. Una vez más, conviene recordar que los partidos republicanos de izquierda sufrieron un declive incluso mayor en las elecciones de 1933, sin que esto significase la

66 Tusell, J., Las elecciones…, vol. 2, pp. 126-127.

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defunción. Su reorganización y una adecuada política de alianzas le devolvieron el protagonismo perdido a partir de febrero de 1936.

No cabe duda que el Partido Radical tenía una serie de debilidades endógenas que derivaban precisamente de sus orígenes. A pesar de que los métodos de moviliza-ción y captación de electores puestos en práctica en la Barcelona de principios de siglo eran sumamente modernos para la época, sin embargo no hubo una labor de institucionalización pareja que convirtiera a los radicales en algo más que en una coalición de casinos, periódicos y sociedades afectas a Lerroux. De hecho, este proceso hubo que esperar a julio de 1931 –en un partido que ya contaba 23 años– para ver el primer intento de racionalización organizativa y de creación de una estructura de partido independiente de la minoría parlamentaria. Sin embargo, ese proceso se acometió de forma tan lenta e intermitente, que incluso durante la Segunda República el Partido Radical continuó siendo básicamente el partido de Alejandro Lerroux y de los notables que formaban en la minoría parlamentaria. Estos últimos, y no los nuevos organismos nacionales y provinciales creados por la circular de 1931, continuaron actuando como rectores del partido en su respectiva circunscripción y como intermediarios entre Lerroux y los comités provinciales y locales. Lo endeble de la organización hacía que el cuestionamiento del liderazgo o las tensiones en el seno de la minoría parlamentaria contribuyesen decisivamente a la disgregación del partido.

Pero los problemas fueron sobre todo externos. Más que la escisión de 1934, la escandalosa tramitación del “Straperlo” y “Nombela” actuó como un corrosivo que desgastó el recurso de liderazgo, del que dependía enormemente la supervivencia del partido, y la coalición de notables que constituía columna vertebral de la mi-noría. Detrás de los escándalos estaba el proyecto de “sanear” el centro mediante un nuevo grupo que actuase a instancias de Alcalá-Zamora y Portela. No obstante, esos planes habrían fracasado si el Partido Radical hubiera iniciado un proceso de reorganización que le llevara a rehacer su minoría parlamentaria y a adelantar el proceso de institucionalización del partido, siguiendo la estela de sus aliados de la CEDA. Una estructura de partido sólida hubiera podido afrontar, acto continuo, un proceso de sucesión en el liderazgo. Pero la reorganización debía ser liderada antes por Lerroux, que continuaba siendo el activo más importante de su partido. En lugar de esto, el caudillo radical se apartó del proceso, otorgando verosimilitud a

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Roberto Villa García / Anales RACV nº 87 (2012) / ISSN: 1130-426X, pp. 75-120 119

su posible retirada de la política, y potenciando así la tendencia a la desintegración del partido.

Peor aún, la convocatoria electoral suspendió la reorganización. Y la configuración descentralizada de las alianzas volvió a perjudicar notablemente a los radicales, que en algunas provincias fueron sustituidos por los “centristas” como aliados de la CEDA. De hecho, los dirigentes provinciales de la derecha católica erraron al no priorizar la unión con los radicales, pues la coalición con los “centristas” apenas les aportó votos y, por el contrario, acabaron cediendo los escaños de las minorías a los candidatos de Portela. Fuera de las alianzas de centro-derecha en 42 de las 60 circunscripciones y con un sistema electoral en el que, para obtener representa-ción, sólo valía figurar en una de las dos grandes coaliciones, el Partido Radical se hundió.

La tesis que aquí se maneja no sólo descarta que la corrupción resultase por sí misma factor de disolución del Partido Radical. También niega que lo fuese su pretendido “oportunismo”, al minar sus incentivos colectivos al embarcarse en una alianza con la derecha católica. En realidad, el giro de los radicales al centro-derecha a instancias de su líder, era un fenómeno perceptible no ya en noviembre de 1933, sino a mediados de 1931, cuando menos “oportuno” podía ser en térmi-nos de poder político. Si Lerroux hubiera priorizado el poder, lo razonable es que apostase por preservar la conjunción republicano-socialista, que le garantizaba una cuota sustanciosa. Por el contrario, prefirió aceptar las consecuencias de su discurso liberal-demócrata y disociarse del proyecto republicano que patrocinaban Azaña y los socialistas, saliendo acto continuo del gobierno.

De hecho, los incentivos ideológicos e identitarios del radicalismo le permitieron sobrevivir en la oposición e, incluso, acrecentar su fuerza. Es verdad que el proceso de “derechización” podía incomodar a la militancia más veterana e izquierdista. Pero Lerroux demostró llevarlo con habilidad, permitiendo que el partido se pre-sentase cohesionado en las elecciones generales de 1933 y consiguiese mejorar los resultados de 1931. Cierto es que el problema estalló cuando Lerroux quiso llevar hasta las últimas consecuencias este proceso, pactando una alianza estable con la CEDA. Pero el problema quedó resuelto el primer semestre de 1934, cuando se marchó del partido su ala izquierda. Aunque la escisión fue traumática y Lerroux

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la recuerda en sus memorias con notable amargura, sin embargo demostró a las claras que el grueso del partido no compartía las tesis de los escindidos, que apenas representaban una quinta parte de la minoría parlamentaria. Lo mismo ocurrió en el PURA donde su rivalidad provincial con la Derecha Regional Valenciana no fue óbice para que la mayoría de sus efectivos comprendiese la necesidad de una alianza nacional con la CEDA. De hecho, esta alianza hizo que el Partido Radical acumulase un enorme poder político entre 1934 y 1935, mayor que ningún otro partido político durante la Segunda República.

Además, no conviene olvidar que los electores radicales ya habían sancionado con su voto la alianza con las derechas, como demuestran los excelentes resultados de la coalición radical-cedista en las elecciones de 1933. Y, como aquí se demuestra, en 1936 volvió a repetirse este fenómeno en un número de circunscripciones in-cluso mayor que en 1933, y ello pese a que los radicales, por las razones apuntadas, quedaron excluidos de muchas de esas candidaturas. Este fenómeno es aún más destacable teniendo en cuenta que el partido de Martínez Barrio recogió una can-tidad votos radicales mucho menos significativa que la CEDA o los republicanos moderados. Lo que era la mejor demostración de las deficiencias estratégicas del ala izquierda del partido. La marginación e inoperancia de Unión Republicana a partir de febrero de 1936, patentizó la habilidad de Lerroux para buscar un espacio polí-tico propio y convertir a su partido en la fuerza política republicana más relevante de los años treinta.

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Anales de la Real Academia de Cultura Valenciana nº 87 (2012)

AlejAndro MArtínez relAnzón

La Iglesia oculta en Checoslovaquia (1948-1989)

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RECEPCIÓN: 16-08-2012REVISIÓN: 23-10-2012ACEPTACIÓN: 10-12-2012PUBLICACIÓN: 30-12-2012

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La IgLesIa ocuLta en checosLovaquIa (1948 – 1989)

Resumen:

En numerosas ocasiones a través de su larga historia, la Iglesia Católica se ha en-contrado con la oposición de regímenes que la consideraban una amenaza. Uno de los casos más recientes podemos encontrarlo en la época comunista en la antigua Checoslovaquia, donde el régimen trató sistemáticamente de anular la influencia de las Iglesias, especialmente la de la Iglesia de Roma ya que era esta la de mayor jerarquía y poder. Debido a la persecución iniciada, muchas comunidades católicas se estructuraron en secreto para preservar sus actividades creando una Iglesia ocul-ta, donde obispos y sacerdotes fueron ordenados sin el conocimiento del Vaticano, algunos de ellos casados. Este artículo describe este período y se centra en el grupo más representativo, los llamados Koinótés de Félix María Davídek.

Palabras clave: Koinótés, Félix María Davídek, Iglesia clandestina, sacerdotes casa-dos.

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the hIdden chuRch In czechosLovakIa(1948 – 1989)

abstract:

On numerous occasions throughout its long history, the Catholic Church has met with opposition from regimes that considered it threat.. One of the most recent cases we can find in the communist era of Czechoslovakia, where the regime sys-tematically sought to nullify the influence of the churches, especially the Church of Rome and that this was the most senior and power. Since the persecution iniciated, many Catholic communities were structured to preserve their activities secretly creating a hidden church, where bishops and priests were ordained without Vatican knowledge, some of them married This article describes this period and focuses on the most representative group, called Felix Maria Davidek Koinótés.

key words: Koinótés, Felix Maria Davidek, underground Church, married priests.

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Introducción

Después del golpe de Estado comunista en Febrero de 1948, el régimen en Che-coslovaquia comenzó una dura represión hacia las Iglesias a las que consideraba enemigas del Nuevo Estado. La Iglesia Católica Romana tuvo que hacer frente a las mayores persecuciones y ataques por ser la más poderosa1 del país y cuya cabeza, el Papa, estaba fuera de los territorios del bloque comunista. Sacerdotes y Obispos fueron perseguidos y el Consejo Episcopal pasó a ser nombrado por comisarios es-tatales quienes hicieron imposible la labor apostólica del clero checo. El presidente Klement Gottwald dictó varias leyes que pusieron a la Iglesia directamente en las manos del Estado, haciendo que ésta perdiera su soberanía. Ante esta situación, el Papa Pio XII otorgó a los obispos checos poderes extraordinarios para consagrar clandestinamente a nuevos sacerdotes y obispos. Esta situación ya se dio durante la revolución mexicana de principios de SXX, por lo que a estos privilegios se les denominará “las facultades mexicanas” y serán los que más adelante utilizarán los Obispos de la Iglesia oculta2 también llamada Ecclesia silentii.

Como consecuencia de las medidas tomadas para eliminar la Iglesia y Clero, comu-nidades religiosas se fueron formando secretamente para proporcionar a creyentes la posibilidad de estudiar teología y otras ciencias y practicar su Fe. Realizaban sus actividades clandestinamente ya que, a causa de la persecución, no podían reali-zarlas en público3. Dentro de la Iglesia oculta, el personaje con más relevancia fue

1 En 1950 tres cuartas partes de la población checa se declararon Católicos. Oficina Checa de Estadísticas. Czech, “Sčítání lidu v roce 1950, tab. 4: Přítomné obyvatelstvo podle náboženského vyznání a národnosti k 1. 3. 1950”, Disponible online: <http://www.czso.cz/sldb/sldb.nsf/i/scitani_v_roce_1950>.

2 Corley, “The secret Clergy in Communist Czechoslovakia”, en Religion, State and Society, 1993(2): 21, p. 171.3 Fiala, “Felix Davídek a jeho spolupracovníci. Poznámky k historii skryté církve na Moravě”. En Souvislosti

1/1993, Disponible online: www.souvislosti.cz/archiv/fiala1-93.htm.

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sin duda el Obispo consagrado secretamente Felix Maria Davídek y su comunidad conocida como “Koinótés”. En 1964, tras su salida de prisión, Davídek ordenó se-cretamente a una gran cantidad de sacerdotes y a algunos obispos que desarrollaron su labor ilegalmente. Tras la caída del comunismo, la Iglesia tuvo que revisar estas ordenaciones muchas de ellas de dudosa validez. Como es de suponer, el papel de la Iglesia Católica durante el comunismo en Checoslovaquia fue difícil. En este artículo se intenta describir la situación de la Iglesia en este país, especialmente en la actual República Checa, y, en particular, las actividades de la Iglesia oculta y sus consecuencias.

2. historia de la Iglesia católica en checoslovaquia

2.1 status de la Iglesia católica hasta 1948

Durante décadas, la Iglesia Católica en los territorios que después conformaron Checoslovaquia fue percibida negativamente: como el pilar de la antigua monar-quía de los Habsburgo. Una vez obtenida la independencia, las relaciones diplomá-ticas entre Praga y el Vaticano no fueron muy fluidas4. Tras la ocupación por parte de la Alemania nazi de Bohemia y Moravia en 1939 la Iglesia checa se ajustó al nuevo régimen, aunque con el desarrollo de la guerra tomó posiciones más combativas: algunos de sus miembros, como los monjes que marcharon a luchar al frente du-rante la Segunda Guerra Mundial5, pasaron a la resistencia activa.

Después de la guerra, la Iglesia Católica Checa estaba, en contraste con la de Es-lovaquia, en el lado ganador y gran parte de la sociedad pasó de verla como un apoyo de la antigua monarquía a considerarla un miembro perseguido de la nación checa, por lo que, al final de la guerra y después de varios siglos, la Iglesia obtuvo,

4 Las relaciones entre el Vaticano y el gobierno de Checoslovaquia fueron complicadas por muchas decadas. Este factor hay que tomarlo en cuenta para entender las actividades de la Iglesia oculta al final de la década de los cincuenta. Vaško, “Neumlčená: kronika katolické církve v Československu po druhé světové válce”, Praha, Zvon, 1990, pp.260.

Balík, Hanuš, “Katolická církev v Československu 1945-1989”, Brno, Centrum pro studium demokracie a kul-tury, 2007, pp. 399

5 Ludvík, “České katolické kněžstvo s národem a lidem v boji, utrpení a práci pro lepší zítřek”, Praha, Arcidiecéz-ní pastorační ústředí, 1946, p. 7-10.

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gracias a las valientes acciones de unos pocos de sus miembros, crédito y una gran autoridad moral6.

2.2 La Iglesia católica checoslovaca durante el periodo comunista

Los comunistas fueron la fuerza más votada en las elecciones en 1946 con el 38% de los votos, sin embargo no fue hasta dos años más tarde, y gracias a un golpe de Estado en Febrero de 1948, que tomaron todo el poder que mantuvieron durante más de cuarenta años. Podríamos dividir el período comunista en cuatro fases: los primeros años son los de las persecuciones más crueles y violentas. A esta época sucedió una progresiva relajación en los años sesenta que duró hasta la época de la Normalización, en que se volvió al comunismo duro tras la fallida Primavera de Praga. La última fase va desde la elección del Papa Juan Pablo II en 1978 hasta la caída del comunismo con la Revolución de Terciopelo. Seguidamente se analizan más detalladamente estas fases.

2.2.1 el comienzo del comunismo

El conflicto Iglesia-Estado comenzó pronto: tras el golpe de Estado de los comunis-tas en 19487. Los comunistas han considerado siempre a la religión como un mal a extirpar de la sociedad8 y, como tal, es un oponente del comunismo. Sin embargo, no fue únicamente la vertiente ideológica la culpable de la persecución, porque la Iglesia Católica en Checoslovaquia era vista por los nuevos gobernantes como un incómodo y muy poderoso competidor

6 Chvatík, Perzekuce katolických duchovních na Moravě od počátku okupace do konce II. En: Fiala, Petr – Hanuš, Jiří (eds.): “Katolická církev a totalitarismus v českých zemích”, Brno, CDK, 2001, p. 55-84.

7 Este cambio no solo afectó a la Iglesia. En el día a día la vida cotidiana se vio afectada por muchas restricciones, entre otras, derechos humanos básicos tales como la libertad de creencia política o religiosa, libertad de expre-sión, de reunión y de educación. La censura se aplicó a la prensa y la vida diaria, así como la restricción a viajar a “países hostiles”. Balík, Hanuš, “Katolická”, p. 73.

8 Según Karl Marx, la religión es una fantasía de la clase dominante para el control de las masas, una manera de consolar a la clase trabajadora oprimida que sufre de una injusta explotación del sistema social, por lo tanto ayudará a aquellos explotados a sobrevivir en este sistema. En un mundo sin clases la religión desaparecería. No es, por lo tanto, necesario prohibir la religión, pero primero cambiar el orden social. Marx, Engels, “Zur Kritik der Hegelschen Rechtsphilosophie. Einleitung”, Berlin, Dietz Verlag, 1976. p. 378-391.

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“La Iglesia era considerada como un potencial adversario poderoso para el régi-men: una tradición de asociaciones religiosas, confianza en sacerdotes locales y la habilidad de la Iglesia para movilizar e integrar a las comunidades locales la con-vertían en un posible obstáculo para la manipulación de masas”9. Además, era una organización con una clara jerarquía que no confiaba en Instituciones nacionales.

“Dentro de la nueva práctica del régimen de control y destrucción de la Iglesia Ca-tólica, se puso especial énfasis en anular el poder de obispos y sacerdotes”10. Cente-nares de miembros del clero fueron encarcelados o enviados a trabajos forzados”11. Con la promulgación de las leyes de Junio de 1949 y de la “Akce K” en 1950, el poder de la Iglesia prácticamente desapareció, sus actividades quedaron bajo con-trol estatal12 y gran parte de sus bienes y propiedades confiscados.

2.2.2 Época de máxima represión y posterior relajamiento, 1950-1968

Entre 1948 y 1951, el poder estatal consiguió la total supervisión de la Iglesia Cató-lica. Se promulgaron las famosas Leyes Akce K y Ř por las que los monasterios de-jaron de funcionar y cientos de monjes fueron encarcelados13. En el año 1950, fue

9 Kusá, “Persecution of Churches and Believers under the Communist Regime in Slovakia”. Disponible online: www.religiousfreedom.com. p. 1.

10 Corley, “The Secret”, p. 173.11 Muchos líderes de la Iglesia que mantuvieron (real o supuestamente) contactos con centros eclesiásticos ex-

tranjeros fueron acusados de espionaje y traición. La exageración de cualquier actividad pastoral servía para justificar gran cantidad de juicios políticos. Kusá, “Persecution”, p. 1.

12 Articulo 178 del código criminal: “El clero puedo llevar a cabo su ministerio solamente con el consentimiento previo del Estado”. Los sacerdotes tenían una licencia como empleados del Estado, revocar esta licencia signi-ficaba la pérdida irrevocable de licencia sacerdotal y le obligaba a buscar otro tipo de trabajo bajo pena de ser detenido por parasitismo”. Seminaristas podían atender al Seminario únicamente con permiso estatal. Kusá, “Persecution”, p. 2.

13 A raíz de la ley llamada “Acke K” en 1950 todas las casa religiosas y conventos en el país fueron asaltados y alrededor de 2,300 monjes deportados a los llamados “colección de monasterios” los cuales eran bastante si-milares a campos de concentración. Esta ley fue seguida por la llamada ley “Acke Ř” tras la cual ceca de 8,000 mojas sufrieron la misma suerte. Tampoco quedaron exentos los sacerdotes Ortodoxos afectados por la “Acke P”. Durante los veinte años entre Febrero de 1948 y la primavera de Praga en 1968 fueron condenados en tierras checas 365 monjes y 95 monjas a prisión.

Chalupová, “Katolická církev v českých zemích v letech 1945-1948. Brněnská diecéze – církevní školství a činnost církve pro mládež”. Brno, Masaryk university, 2008, p. 90

Balík, Hanuš, “Katolická”, p. 32.

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fundado el Movimiento Pacífico del Clero Católico14 a través del cual el régimen ac-tuaba y podía tener más control desde dentro de la Iglesia. Este movimiento estaba encabezado por sacerdotes en colaboración con el partido comunista que incluso actuaban de cara a la sociedad en representación del clero, aun cuando la mayoría de él rechazaba a estos “líderes colaboracionistas”15. Las actividades públicas de la Iglesia se limitaron únicamente a ceremonia religiosas dentro de las iglesias porque la educación religiosa fue eliminada de los colegios, (“la posibilidad de educación religiosa necesita el acuerdo mutuo de los padres del estudiante con el director de colegio”16).

El estudio religioso se hizo más difícil como resultado del traslado de la única Fa-cultad de Teología a la lejana ciudad de Litoměřice.

“Por la implementación sistemática de las normas legales, la organización, libertad y autoridad espiritual de las Iglesias quedaron minadas. No será hasta después de la revolución de terciopelo que el creado Departamento Estatal para Asuntos Eclesiás-ticos deje de supervisar todas y cada una de las actividades de la Iglesia, controlarlas y decidir sobre cuestiones relativas a su funcionamiento interno”17.

Al menos hasta el principio de la década de los sesenta, la Iglesia Católica en Che-coslovaquia estaba paralizada, aunque los oficiales del gobierno se habían general-mente abstenido de las prácticas radicales de la década anterior. La relación entre la Iglesia y el estado comunista continuaba siendo muy tensa ya que, si bien es verdad que a la mayoría de presos católicos les fue dada una amnistía18, al salir de la cárcel se les privó de licencia para la práctica pastoral. Comunidades ilegales de Iglesias ocultas comenzaron a crearse en esta época alrededor de sacerdotes recién libera-dos (Jan Zvěřina, Oto Mádr, Felix Davídek y otros) quienes preparaban y ordenaban

14 Este movimiento duro hasta 1968 y en 1971 fue sustituido por la Asociación de Clero Catolico “Pacem in te-rris”. Vaško, “Neumlčená”, p. 104.

15 Balík, Hanuš, “Katolická”, p. 129-131.16 Kusá, “Persecution”, p. 3.17 Kusá, “Persecution”, p. 2.18 Numerosos sacerdotes arrestados durante la década de los cincuenta fueron amnistiaos en el quinceavo aniver-

sario del final de la guerra el 9 de Mayo de 1960. Aquellos que no firmaron un compromiso de lealtad al orden establecido permanecieron internado hasta 1963, cuando este compromiso fue firmado por el Arzobispo Beran. Kusá, “Pesecution”, p. 2.

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en secreto a seminaristas que se negaban a estudiar en la Facultad de Teología con-trolada por el estado, o quienes simplemente eran rechazados por razones políticas. Estos sacerdotes, incluso en prisión, crearon las “prisiones universitarias” y tras su liberación continuaron la preparación al sacerdocio a nuevas vocaciones19.

El único momento de claridad en veinte años de comunismo llegó durante 1968 con la llamada Primavera de Praga en la que muchos sacerdotes en situación ilegal dieron un paso adelante mostrándose en público y, entre ellos, algunos obispos como Trochta, Skoupý o Hlouch recibieron el permiso estatal para desarrollar su labor legalmente. Este período, para desgracia del clero, no duró mucho y en agosto del mismo año, con la entrada de las tropas del Pacto de Varsovia, se volvió irreme-diablemente a la situación de persecución y hostigamiento anterior.

2.2.3 Época de normalización hasta la llegada de Juan Pablo II

Tras la ocupación, con la llamada “normalización” se intentó volver al status quo anterior a las reformas, ello supuso muchas destituciones y una oleada de represio-nes20. En la esfera católica, se creó, heredero del antiguo “Movimiento Pacífico del Clero Católico”, un nuevo movimiento también colaboracionista con el régimen comunista llamado “Asociación de Clero Católico Pacem in Terris” (1971-1989). Los miembros de Pacem in Terris llegaron a ser 726 sacerdotes checos (un tercio del total) y 350 sacerdotes eslovacos (un cuarto)21. Desde el principio era obvio que Pacem in Terris estaba al servicio del régimen comunista, incluso intentó rom-per la unidad de la Iglesia dentro del país y causar su desintegración interna. Uno de sus métodos era actuar en nombre de ella sin permiso, lo que creaba disputas entre sacerdotes y obispos, pero, sin duda, será tristemente recordada por delatar a numerosos sacerdotes secretos y entregarlos a la temida policía secreta, StB22.

19 Balík, Hanuš, “Katolická”, p. 314-319.20 Las escuelas no podrían contratar a profesores creyentes que públicamente se reconocían miembros de una

religión, iban a oficios religiosos o enviaban a sus hijos a instituciones religiosas. Las carreras laborales de los padres dependían de ello, y los padres que no se adherían a estas directrices sabían que estaban restringiendo la educación y carrera profesional de sus hijos así como las suyas propias” Kusá, “Persecution”, p. 3.

21 Balík, Hanuš, “Katolická”, p. 131-135.22 Parece que muchos sacerdotes entraron en esta asociación para salvaguardar sus parroquias de párrocos “controver-

tidos”. Zbranek, “Sdružení katolických duchovních Pacem in terris”, Brno, Masarykova univerzita, 2007, pp. 137.

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Son en estos años de “normalización” cuando muchos sacerdotes fueron privados de licencias para la práctica espiritual, así, la mitad de las 2.000 parroquias no dis-ponían de párroco, y solo 2 de 17 diócesis estaban ocupadas23. La vuelta a las prácti-cas de los años más duros en la década de los cincuenta se aceleró tras la muerte de tres importantes obispos checos (Skoupý, Hlouch, Trochta) y tres eslovacos (Néc-sey, Lazík, Pobožný). Solo quedó un obispo, František Tomášek24, quien pronto se convertiría en cardenal. En esta situación, la diplomacia Vaticana intentó negociar la consagración de nuevos obispos, a lo que el gobierno accedió solo con aquellos nombres de sacerdotes que no hubieran mostrado ningún signo de oposición, dan-do preferencia a aquellos que hubieran colaborado directamente con el régimen. El nombramiento de nuevos obispos “aceptables” al gobierno agrandó la división entre la “Iglesia oficial” y la “Iglesia clandestina”, criticando esta última fuertemen-te a organizaciones como Pacem in Terris o la Facultad de Teología25. Tras estos he-chos, las actividades de la Iglesia Oculta se intensificaron: algunos de sus miembros establecieron contacto con disidentes civiles e Iglesias no católicas26 o comenzaron a publicar literatura prohibida (samizdat)27. Fue este un tiempo represivo y cruel que duró hasta finales de la década, pues en 1978 la situación dió un cambio fun-damental con la llegada al Papado de Juan Pablo II.

2.2.4 Últimos años y final del comunismo

A partir de la elección del nuevo Papa las relaciones entre el régimen comunista y la Iglesia tienden a normalizarse. El nuevo pontífice que conocía bien el comunismo,

23 Vaško, “Církev v ohrožení totalitami” In Teologické texty, 2003/2.24 František Tomášek fue en 1949, con el consentimiento del Vaticano, secretamente ordenado obispo. Formó

parte de la Iglesia oculta y apoyó la caida del régimen comunista. Tomášek fue ordenado cardinal en 1976. Participó en la preparación de la primera visita del Papa Juan Pablo II a Checoslovaquia en 1990. Balík, Hanuš and col. “Primasové katolické církve: země střední Evropy v čase komunismu”, Brno, Centrum pro

studium demokracie a kultury, 2010. pp. 212. Liška, “Církev v podzemí a společenství Koinótés”, Brno, Sursum, 1999, p. 40. 25 Balík, Hanuš, “Katolická”, p. 136-137.26 Balík, Hanuš, “Katolická”, p. 261-264.27 En checo “Samizdat” el hecho de publicar literatura prohibida o de autores prohibidos. Mádr, “Takzvaná podzemní církev”, In Teologické texty, 2008/3. Disponible online: http://www.teologicketexty.cz/casopis/2008-3/Takzvana-podzemni-cirkev.html

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trajo un gran cambio a la Iglesia Católica en Checoslovaquia. Fundamental fue en 1982 la publicación Papal de Quidam episcopi prohibiendo al clero la asociación en organizaciones políticas (como lo era Pacem in Terris). Pocos meses después sale a la luz el Código de Derecho Canónico limitando todavía más la colaboración de sus vicarios con el gobierno. Es ahora, en 1984, que el cardinal Tomášek y otros sacer-dotes empiezan a mostrar abiertamente su oposición al régimen e incluso invitaron al Papa a visitar Checoslovaquia. El régimen, como era de prever, y todavía más temeroso tras el impacto que tuvo la visita del Papa a Polonia en 1979, no permitió la visita pero no pudo evitar el masivo peregrinaje a la basílica de Velehrad: el hecho de que más de 200.000 creyentes atendieran la ceremonia ante la total impotencia de la StB (como admitió mas tarde la propia policía)28 produjo un nuevo brío a los católicos checoslovacos que se manifestaron en Bratislava abiertamente contra el régimen en la manifestación de las Velas29. Esta manifestación, organizada por disidentes católicos en 1988, acabó siendo reprimida por la policía pero significó la culminación de las actividades secretas de la Iglesia, y hoy en día se la considera como una de las más importantes expresiones de los ciudadanos y creyentes contra el régimen. Supuso el principio del final del comunismo en el país30.

2.3 Época democrática

Tras las masivas manifestaciones antigubernamentales en la llamada Revolución de Terciopelo, el partido comunista abandonó el poder poniendo fin al régimen y así acabaron las restricciones impuestas sobre la Iglesia, pero su reconstrucción tras más de cuarenta años de persecución no fue fácil: “la Iglesia tuvo que hacer frente a los problemas derivados de la escasez de clero preparado, la falta de iglesias y de otros edificios debido a las confiscaciones de propiedad eclesiástica”31. Obispados

28 De los materiales de la StB descubiertos se deduce su impotencia durante esta década para controlar las ac-tividades religiosas. Cabe también mencionar la labor de los Salesianos movilizando grupos de jóvenes para campamentos de veranos en los llamados “Letny Tabor”. Balík, Hanuš, “Katolická”, p. 56-58.

29 Balík, Hanuš, “Katolická”, p. 59–61.30 La caída del comunismo, evidentemente, estuvo influenciada por muchos factores más. En Vaško, “Neumlčená”. 31 Catholic News Service. Disponible online: http://www.americancatholic.org/Features/JohnPaulII/transition/CardinalsVlk.asp

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vacantes durante décadas fueron ocupados de nuevo, la mayor parte de la p ropiedad confiscada fue devuelta y las relaciones con el Vaticano restablecidas en 199032.

Más complejo fue el hacer frente a los problemas derivados de las acciones de la Iglesia oculta cuyas ordenaciones clandestinas de hombres casados e incluso de mujeres eran consideradas a priori dudosas. Muchos sacerdotes anteriormente en la clandestinidad pidieron ser integrados y se estudió cada caso por separado.

3. Iglesia oculta

Debido a la gran dificultad para operar y de comunicación con Roma, el Papa Pio XII concedió en 1951 a la Iglesia en Checoslovaquia privilegios pontificios extraor-dinarios por los que sus obispos podían ordenar nuevos sacerdotes y obispos sin el consentimiento de Roma siempre y cuando la situación fuera tan crítica que no hubiera otra posibilidad33. Esto permitió a miembros de la Iglesia checoslovaca, en situaciones difíciles, además de celebrar servicios religiosos en prisión o en apartamentos, ordenar a nuevos sacerdotes sin el conocimiento ni de Roma ni de las autoridades. Los obispos estaban preparándose para la transición a la ilegalidad suponiendo la creación de la Iglesia oculta34.

El mayor estímulo para la Iglesia oculta fue el miedo a la persecución y la fuer-za motriz para construir una estructura secreta fue la Fe y el convencimiento en

32 Ponencia del Arzobispo Vlk en la conferencia “Relaciones entre la Iglesia, sociedad y estado en los cambios en tierras checas en tiempos modernos”, Munich, 6 Mayo 2004.

33 Facultad mexicana es el término general para un conjunto de dispensas por el cual el Papa concede temporal-mente a los obispos en tiempos de persecución de la Iglesia el poder realizar independientemente actos que en condiciones normales requieren del consentimiento y aprobación de sus superiores. Estos incluyen estudio secreto, ordenación sacerdotal y consagración de obispos sin el consentimiento del Papa, administración de sacramentos, celebración de la Eucaristía fuera de la Iglesia, etc. Liška, “Církev”, p. 57.

34 La Iglesia oculta incluyó miembros de órdenes religiosas, sacerdotes sin licencia estatal, activistas de movimien-tos desautorizados por el gobierno y presbíteros consagrados secretamente. Konzal, “Skrytá církev, její poslání za totality, přínos do současného křesťanství”.

Disponible online http://www.rkckomunio.cz/JK_skryta_cirkev_za_totality_prinos_do_soucasnosti. La Iglesia oculta se consideró también fuerte en Eslovaquia. Kusá, “Persecution”.

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asegura r la continuidad de la vida religiosa incluso bajo la brutal persecución e intensa actividad en contra de oficiales eclesiásticos.35

Hay que tener en cuenta que estas comunidades ilegales, disgregadas y sin comu-nicación con Roma, fueron creadas con mentalidad temporal: el cardenal alemán Lehmann comentó al respecto que “no se esforzaron sistemáticamente en crear una Iglesia secreta, sino de crear temporalmente pequeñas redes de comunidades religiosas independientes, a veces aisladas”36

Educación cristiana y espiritualidad sufrieron un claro declive como consecuen-cia directa de los métodos destinados a su total eliminación, y por ello la Iglesia secreta los tomó como sus dos líneas de actuación, lo que en la práctica serían: la ordenación secreta de sacerdotes y los seminarios impartidos en viviendas particu-lares, que tenían como fin el adoctrinamiento del laicado (catequesis). Para estos seminarios se intentó implementar educación religiosa y teológica para el desem-peño de los servicios espirituales ya que solamente cristianos con sólida formación podrían servir en la misión de la Iglesia en la sociedad. Una de las características de los ponentes que organizaban estos seminarios era el acceso, aunque limitado, a literatura extranjera37.

También reseñable por su dimensión espiritual fue el dar acceso a los sacramentos a los enfermos, prisioneros y otros excluidos sociales. Estas y otras acciones nece-sarias para mantener la llama de la Fe en la sociedad requerían de sacerdotes y para ordenar sacerdotes se requerían obispos. El régimen, gradualmente pero sistemá-ticamente, destruyó obispados y dejó que los sacerdotes fueran muriendo38, por lo que hubo una necesidad real de contar con nuevos obispos, legal o ilegalmente. Como comentó el Arzobispo Vlk, las actividades de la Iglesia oculta contribuyeron a preservar la Fe “en condiciones de límites externos y falta de libertad, la libertad

35 Podemos encontrar comunidades cristianas ocultas en cualquier país comunista y algunas de ellas todavía exis-ten en China

36 Entrevista con el cardenal Karl Lehmann, ex presidente de la Conferencia Episcopal Alemana. Febrero 2003. Disponible online: http://www.getsemany.cz/node/492.

37 Liška, “Církev”. p. 112. 38 Liška, “Církev”, p 128.

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interna creció, lo que llevó a muchos creyentes a seguir la vida rigurosa según Evangelio”39.

La policía secreta del StB intentó infiltrarse constantemente en estos círculos secre-tos y descubrir nombres de obispos y sacerdotes, para ello realizaba seguimiento, interrogaciones e infiltraciones. Parte del clero oficial con licencias estatales, ocasio-nalmente asistía al StB traicionando y dando los nombres de sacerdotes en la clan-destinidad40 y, si no era suficientemente peligroso el exponerse, todavía quedaba el grupo colaboracionista de Pacem in Terris41. A causa de esto, numerosos sacerdotes no revelaron ni siquiera a miembros de sus familias que habían sido ordenados42.

El Arzobispo Vlk dividió la vida de la Iglesia clandestina en dos fases: entre 1950 y 1968, época en la que existían solamente algunos obispos secretos los cuales orde-naban sacerdotes en la clandestinidad “con el consentimiento de la Santa Sede”43, y el segundo período que va desde la época de la “Normalización” hasta la caída del comunismo donde se produjeron ordenaciones totalmente inusuales. Fueron estos los años de mayor actividad del controvertido obispo checo Félix Davídek, la figura más importante de la Iglesia secreta44, pues, si bien su comunidad no fue la única clandestina dentro de la Iglesia en Checoslovaquia, fue, sin duda, la más influyente.

3.1 Félix María davídek y su comunidad secreta “koinótes”

“Es esta carismática pero controvertida figura la que determina la actitud de mucha gente sobre la entera cuestión del clero clandestino”45.

39 Ponencia del Arzobispo Vlk en la conferencia “Relaciones”40 11,5 % de los sacerdotes en Checoslovaquia eran colaboradores del régimen y de la StB. Corley, “The Secret”.41 El sacerdote secreto František Lízna recalcó: “ellos algunas veces no informaban a Roma sobre secretas ordena-

ciones porque podía pasar que la policía secreta lo averiguara.” Entrevista en la revista Faith, Abril de 1992, p. 16.

42 Muchos padres de sacerdotes clandestinos se sorprendieron tras 1989 al descubrir el papel de sus hijos en la Iglesia clandestina. También algunas de sus esposas no sabían que sus maridos habían sido ordenados. Corley, “The Secret”, p. 186.

43 Entrevista con el Arzobispo Vlk. “Czech Cardinal speaks of “clandestine priests”. 29th May 1996. Disponible online: www.catholicculture.org/news/features/index.cfm?recnum=586.

44 Corley, “The Secret”, p. 176.45 Ibídem.

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Félix María Davídek nació en Chrlice, Moravia el 12 de enero de 1921, desde su infancia sintió la vocación sacerdotal y se ordenó tras la guerra el 29 de junio de 1945. Persona con una extensa cultura, políglota, aficionado a las ciencias naturales, medicina y poesía. Durante la II Guerra Mundial tuvo la idea de establecer una Uni-versidad católica en Moravia46. Creó Atheneum, seminarios de estudios para prepa-rar a adolescentes en la enseñanza del catecismo. Tras el golpe de estado comunista, Davídek estableció grupos de enseñanza cristiana para estudiantes cuya educación había sido prohibida por el nuevo régimen. En 1950, año en que la presión sobre el clero católico aumentó, Davídek es sentenciado a 24 años en prisión a causa de enseñanza ilegal47, prisión de la que no salió hasta 196448. Inmediatamente tras su liberación y analizar la situación, insistió de nuevo en la creación de una Univer-sidad católica ahora también con el apoyo de su colaboradora Ludmila Javorová49. Es ahora cuando se forma el círculo de Davídek, un grupo de creyentes, algunos de ellos con vocación religiosa pero sin opción oficial para entrar en el clero.

Pronto se incorporara al círculo el profesor Stanislav Krátký. Krátký organizaba estudios ilegales de teología para aquellos que no podían estudiar en el semina-rio controlado por el régimen de Litoměřice. Así pues, junto con otros sacerdo-tes clandestinos, crean ilegales seminarios de teología, (estos cursos se impartían normalmente en viviendas particulares50). A esta comunidad deciden llamarla

46 Davídek se mantuvo fiel a esta idea toda su vida y una y otra vez trató de realizarla. Fiala, Hanuš, “Koinótés. Felix M. Davídek a skrytá církev”, Brno, Proglas, 1994, p. 31.

47 Fiala, Hanuš, “Koinótés”, p. 56.48 En prision fué frecuentemente trasladado de celda por celebrar misa abiertamente, así como por organizar

seminarios telógicos. Fiala, Hanuš, “Koinótés”, p. 58.49 Davídek conoce Javorová desde la niñez. Ludmila Javorová nació en Brno en 1932, en el seno de una familia

católica. A causa de la disolución de los monasterios en , no pudo ver cumplido su deseo de consagrarse en una orden religiosa. A raíz de su colaboración y amistad con Davídek entra en Koinótés, grupo al que se dedica devotamente, llegará a convertirse vicaria general y mano derecha de Davídek y en 1970 recibe a manos de este la ordenación sacerdotal. Tras la revolución, su sacerdocio no fue reconocido, por lo que ya no pudo ejercer el ministerio sacerdotal. Actualmente enseña religión. Entrevista con Ludmila Javorová, 13 de Noviembre de 2011. Disponible online: http://www.munimedia.cz/prispevek/pripravovala-jsem-se-na-kriminal-rika-spoluzakla-dateleka-podzemni-cirkve-ludmila-javorova-2295/

50 Javorová sobre las actividades secretas del grupo: “Nosotros organizábamos estudios nocturnos no únicamente para teólogos expulsados del seminario por razones políticas, sino también para otras personas interesadas en el tema. Desde luego todo el mundo tenia que respetar los principios de seguridad, silencio, secretismo para evitar las sospechas vecinales. Nuestras clases no eran únicamente espirituales sino también, históricas, políticas, científicas, etc. Hablamos de política, cultura y poesía. Nuestra primera tarea era la de no dejar solos a aquellos que no podían estudiar el sacerdocio. También queríamos educar al laicado, tanto mujeres como hombres. La tarea de un sacerdote era la de enseñar, santificar, y despertar su espíritu. Estos sacerdotes encontraron personas

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Koinóté s51. Mas tarde, Davídek vió la necesidad de ordenar a varios candidatos pero sólo un obispo puede ordenar sacerdotes por lo que decidió que él tenía que llegar a ser obispo52. Su ordenación episcopal se produjo secretamente el 29 de octubre de 196753 a manos de Jan Blaha, un estudiante del grupo de Davídek recientemente ordenado obispo.

Tras la ocupación soviética en 1968, la mayoría de obispos decidió que más orde-naciones secretas eran contraproducentes54. Davídek permaneció escéptico durante las reformas de primavera por lo que no reveló sus actividades secretas55, lo cual, desde una perspectiva histórica, parece muy razonable. Preparado para lo peor (to-tal destrucción de la Iglesia con el posible traslado del clero a la Unión Soviética, etc,), se planteó la idea de tener un gran número de obispos secretos en el país quienes aseguraran la pervivencia de la Iglesia en caso de confirmarse sus peores augurios. Con este fin y haciendo uso de las “facultades mexicanas”, ordenó obispo a Stanislav Krátký y otros de sus colaboradores56, la mayoría de los cuales habrían supuestamente ejercido su ministerio episcopal únicamente en situación de peligro o en prisión. En total, el número de obispos ordenados por Davídek asciende a 15 y el de sacerdotes entre 120 y 15057. La ordenación de obispos permitía a Koinótes el tener una estructura propia y autosuficiente.

a las que servir, familias, enfermos, jóvenes y mayores. La seguridad era primordial y ello significó en algunos casos el desconocimiento entre familiares de los sacerdotes sobre su ordenación” Ibid.

51 Davídek ideó la estructura clandestina como una comunidad dividida y relacionada entre sí en la cual cada persona se forma como elemento independiente con la habilidad de crear su propio grupo similar a Koinótés. Fiala, Hanuš, “Koinótés”.

52 Otros obispos en esta época no podían ordenar a otros obispos por estar bajo arresto domiciliario permanen-temente vigilados, algunos rehusaron por razones de seguridad o por desconocer a los candidatos. Por ello se ordenaban en el extranjero, pero era muy difícil para la mayoría el salir del país. Ibídem.

53 Liška, “Církev”, p. 72. 54 Corley, “The Secret”. p. 176.55 Fiala, Hanuš, “Koinótés”, p. 99-100.56 “Todas estas ordenaciones eran guardadas en estricto secreto” reitera Krátký. La Ordenación episcopal de Sta-

nislav Krátký fue tipica de Davídek. Davídek informa a Krátký pocos días antes informándole de la fecha y hora. Davídek era muy prudente. Aquellos imprudentes o negligentes eran excluidos. “De esta gente,” recuerda Javorová, “Felix cortó la comunicación por completo”. Entrevista con Stanislav Krátký para Český rozhlas, 25 de Abril de 2010. Disponible online:

http://www.rozhlas.cz/nabozenstvi/prameny_proudy/_zprava/skryta-cirkev-210-zacatky--724323 Entrevista con Ludmila Javorová, 2 Mayo 2010. Disponible online: http://www.rozhlas.cz/nabozenstvi/prameny_proudy/_zprava/skryta-cirkev-310-felix-maria-davi-

dek--72742757 Liška, “Církev”, p. 176.

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Conforme a testimonios de sus colaboradores, documentos y de sus propias no-tas58, Davídek intentó en la cuestión de las ordenaciones, respetar y seguir las leyes canónicas en la medida de lo posible, aunque abusara de las facultades ex-traordinarias concedidas por el Vaticano59, para ello se valía para las ordenaciones sacerdotales de hombres casados y de fórmulas válidas como el bi-ritualismo. Para las ordenaciones que no permitían ningún tipo subterfugio legal (ordena-ción de mujeres o de obispos casados) Davídek simplemente ignoró el Derecho Canónico.

Al comienzo de la década de los ochenta la ya delicada salud de Davídek empeoró tras un accidente de coche y se agravó con una caída sufrida que, además de produ-cirle una lesión en la cabeza, le causó daños irreparables en sus piernas. Es a partir de esta época (1984) cuando Davídek vivió un completo aislamiento, tumbado en su cama visitado únicamente por sus colaboradores más próximos. Debido a la des-confianza que le producía el acudir a un hospital a causa de la StB, se automedicó sin salir de casa lo que no ayudó en su recuperación. Sin embargo su salud no le impidió continuar su trabajo secreto ni el celebrar eucaristía, aun cuando apenas podía levantar el cáliz60. Murió el 16 de agosto de 1988, poco antes de la caída del régimen.

3.1.1 ordenación de hombres y mujeres casados

Consciente del don carismático del sacerdocio, Davídek ordenó sacerdotes tanto a hombres casados como a célibes61. Hay que recordar que gran parte del clero de la época en Checoslovaquia estaba o bien internado o bien en libertad pero sin licencia estatal para servir como tal. En esta situación, era el obispo quien tenía la responsabilidad del desarrollo espiritual de la comunidad católica. Davídek, ya

58 En particular, relatos de seminaristas sobre los sacramentos son una prueba de que Davídek estaba firmemente arraigado en la tradición de la Iglesia. Fiala, Hanuš, “Koinótes”, p. 88.

59 Fiala, “Felix Maria Davídek a jeho spolupracovníci (Poznámky k historii skryté církve na Moravě)”, Souvislosti 1/1993.

60 Corley, “The Secret”, p. 179.61 Davídek escoge para el sacerdocio a aquellos candidatos a los que conocía bien tras años de colaboración. Ante

todo, escogía a aquellos con condiciones para el servicio pastoral. Fiala, Hanuš, “Koinótés”, p. 100.

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siendo obispo, pensó que era su responsabilidad, como ministro de la Iglesia y para la subsistencia de ésta, la ordenación de sacerdotes. El hecho de que algunos estuvieran casados se solucionó de una manera que, si bien no infringía las leyes canónicas, era un claro abuso de las concesiones recibidas.

El bi-ritualismo62 es una facultad ocasionalmente otorgada por Roma por la que un sacerdote puede utilizar otro rito dentro de la Iglesia en caso de necesidad. El rito oriental63 (típico de provincias orientales en Eslovaquia) acepta a sacerdotes casados por lo que Davídek les ordenaba como bi-rituales, así en la práctica serán sacerdotes de Rito Latino pero técnicamente de Rito Oriental.

Exceptuando a estos sacerdotes, Davídek, insistía en el celibato sacerdotal. Una vez hecho el voto de castidad, tenían que respetarlo. Dentro de las tareas pastorales del grupo, Davídek consideraba que era la responsabilidad de los miembros de Koinó-tés llevar a cabo aquellas que sacerdotes con licencia estatal no podían desarrollar, tales como la administración de los sacramentos a enfermos y moribundos en hos-pitales, la organización de educación religiosa para jóvenes y adultos y la formación y ordenamiento del nuevo clero64.

Tras la caída del comunismo, los miembros de Koinótés buscaron la reinserción dentro de la Iglesia católica “pública” o simplemente abandonaron su labor, en el caso de los casados. El Arzobispo Vlk comentó al respecto: “La mayoría de los sacerdotes casados han sido incorporados dentro de comunidades de rito oriental. Pero algunos sacerdotes todavía operan clandestinamente rechazando la coopera-ción con la jerarquía católica checa”65.

La mayoría de los sacerdotes de Koinótés respetaron la petición de la Iglesia de guardar discreción y no hablar en público sobre los detalles de sus ordenaciones ni

62 Bi-ritualismo es un privilegio para celebrar la liturgia y administrar los sacramentos en más de un Rito – Davi-dek ordenaba a los sacerdotes en el Rito Romano (el mas común dentro de la Iglesia de Occidente) y en el Rito Oriental.

63 Dos son los ritos de la Iglesia Católica, el de Occidente y el de Oriente. 64 Corley, “The Secret”, p. 18065 Entrevista con el Arzobispo Vlk. “Czech Cardinal speaks of “clandestine priests”. 29 de Mayo de 1996. Disponi-

ble online: www.catholicculture.org/news/features/index.cfm?recnum=586.

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de las negociaciones con la jerarquía66. Sin embargo, hay tres casos muy represen-tativos que han salido a la luz: un obispo casado, una sacerdotisa y un sacerdote de rito romano casado y hoy en día aceptado por el Vaticano como válido.

El más destacado obispo casado es Fridolín Zahradník 67. Davídek escogió a Zahrad-ník como sacerdote estando casado, pues su condición de hombre casado le hacía menos sospechoso para la StB. Zahradník. Aunque familiarizado con el rito oriental, siempre celebró eucaristía en rito latino y, si bien su ordenación sacerdotal podía de alguna manera ser válida, no lo era por el contrario su ordenación episcopal, ya que incluso en el rito oriental los obispos casados no son aceptados68.

Jan Kofroň es el único sacerdote de rito romano casado en servicio dentro de la Iglesia Católica Checa. Fue ordenado en 1988 y re-ordenado sub conditione por el obispo Václav Malý el 12 de Mayo de 2008. El Papa Benedicto XVI hizo una excep-ción y Kofroň está autorizado a llevar su trabajo pastoral, especialmente con los ancianos e inválidos así como para administrar sacramentos69. Kofron explica sus razones para su ordenación en rito romano: “tras 1998, cuando 18 de mis com-pañeros aceptaron ordenación en rito oriental, hubo un exceso de sacerdotes en este rito entre nosotros,”70. A pesar de la ordenación de Kofroň, la actitud de Roma hacia el celibato no ha cambiado: hay únicamente algunas pocas excepciones de sacerdotes casados en la Iglesia de rito occidental71. Según el Arzobispo Vlk, Kofroň fue re-ordenado sacerdote especialmente por su labor con los ancianos.

66 Corley, “The Secret”, p. 197.67 Davídek suspendió a Zahradník ya que este no aceptó la ordenación de una mujer, sin embargo Zahradník no

tuvo problemas en ser ordenado obispo aun estando casado. Entrevista con Fridolín Zahradník for Český ro-zhlas, 30 de Mayo de 2010. Disponible online: http://www.rozhlas.cz/nabozenstvi/prameny_proudy/_zpra-va/740093.

68 Corley, “The Secret”, p. 180.69 Opinión del Obispo Krátký: “No me importa si la Eucarística la celebra un hombre casado o no. En la Iglesia

occidental hombres casados no pueden ser sacerdotes mientras en la Iglesia oriental es posible, Esta no es una disposición divina sino eclesiástica. Quien no entienda este hecho, quizás sea visto como subversivo”. Fiala, Hanuš, “Koinótés”, p. 101.

70 Entrevista con Jan Kofroň, 6 de Junio de 2008. Disponible online: http://rentapriest.blogspot.com.es/2008/06/czech-roman-catholics-have-first.html.

71 Existen algunos sacerdotes casados en la Iglesia Católica. Un vicario anglicano puede contraer matrimonio y si se convierte en sacerdote católico está autorizado por Roma para servir en el rito occidental.

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Es sabido que en 1970 Davídek consideró seriamente la idea de ordenar mujeres al sacerdocio72. Davídek concluyó de su estudio de historia eclesiástica que “la so-ciedad necesita mujeres como un instrumento especial para la santificación de la humanidad”73. La exclusión de las mujeres del sacerdocio no tiene base doctrinal74: fue a partir de la creación de una asamblea de padres cardenalicios en el Siglo X que el poder de la Iglesia se centralizó y a los ojos de Davídek fue una simple cuestión de administración eclesiástica en la sociedad de entonces el dejar fuera de ella a las mujeres. Davídek pensaba que el hecho de que las mujeres en los primeros siglos del cristianismo bautizaran y llevaran la Eucaristía a los enfermos, entre otras tareas, les otorgaba un lugar dentro de la jerarquía eclesiástica. También asumía el hecho de que el Código de Derecho Canónico no consideraba todas las posibilidades y circunstancias surgidas durante la era comunista. Desde la práctica, Davídek cono-cía bien la situación de las prisiones de mujeres y sus necesidades75. Según la infor-mación de Fiala y Hanuš, desde 1971 Davídek ordenó diáconas a varias mujeres y al menos una de ellas aceptó la ordenación sacerdotal76. Consciente de que estaba actuando en contra del Código de Derecho Canónico, y, por lo tanto, contra la normativa de la Iglesia, Davídek antepuso su convencimiento personal al Código77.

3.1.2 davídek y el vaticano

Fue a mediados de la década de los setenta que el StB descubrió que Davídek era un obispo y la vigilancia se incrementó –incluso fue interrogado78. La táctica de

72 Sus opiniones sobre mujeres sacerdotisas es bien conocido, particularmente en Eslovaquia, aunque con reaccio-nes opuestas.

73 Notas del estudio de F. Davídek. “O svěcení žen”, Agosto de 1970. Archivo privado de L. Javorová.74 Más importante que el Código de Derecho Canónico, era para Davídek las enseñanzas de San Pablo quien insistía

en la igualdad entre sexos. Fiala, Hanuš, “Koinótés”, p. 104.75 “Davídek sabía que muchas mujeres en prision anhelaban el administrar sacramentos pero no podían ya que la

Iglesia únicamente confió su administración a hombres. Hombre y mujeres en prisió no podian sociabilizar y estaban separados por un muro desde donde Davidek les administraba el perdón de los pecados”. Entrevista a Ludmila Javorová. 13 de Noviembre de 2011. Disponible online:

http://www.munimedia.cz/prispevek/pripravovala-jsem-se-na-kriminal-rika-spoluzakladateleka-podzemni-cirkve-ludmila-javorova-2295/

76 Segun Liška, Davídek ordenó a tres mujeres. Liška, “Církev”, p. 168. 77 Fiala, Hanuš, “Koinótés”, p. 104-106.78 Corley, “The Secret”, p. 178

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la policí a secreta no fue el hostigamiento a la comunidad de Davidek, sino la de utilizar la figura de Davídek y de su grupo como instrumento para promover la desconfianza y las tendencias cismáticas en el clero “oficial”, de esta manera sem-brarían dudas respecto la lealtad de la Iglesia clandestina y obligaría al Vaticano a intervenir79. Esta política, que en parte funcionó, se inició. entre los círculos de oposición al régimen (revistas prohibidas, Radio Free Europe y Voice of America). La campaña de descrédito hacia Davidek, incluía rumores sobre su autenticidad como obispo y dudas respecto a la legalidad de sus acciones. Davídek no respondió a las provocaciones. Temía que, al hacerlo, revelaría la estructura de la comunidad o de-lataría a alguno de sus miembros

El Vaticano por su parte quiso determinar la amplitud de las actividades de Koinótés y, en caso necesario. Davídek, por su parte continuó sin modificar su labor y sin prestar atención a las advertencias de algunos sectores de la Iglesia para que cesara su trabajo. Davídek estaba firmemente convencido de que las “facultades mexica-nas” eran todavía válidas80. Ninguna descalificación hacia su labor fue firmada por el Papa, por el contrario, en los años siguientes recibió garantías de que el Santo Padre no ponía objeciones a su comunidad81, asimismo también tenía el apoyo del Arzobispo Tomášek.

3.2 consecuencias de las actividades de los “koinótés”

Tras la caida del comunismo, en ámbitos eclesiales se afirmó que existían dudas con respecto a la validez de las ordenaciones sacerdotales. Asimismo la ordenación de hombres casados y mujeres planteó serios problemas a la Iglesia tanto en Praga como en Roma. En 1992, el Vaticano publicó Normae, un compendio de normas que condicionaban el trabajo del clero clandestino a la ordenación sub conditione, por

79 Ibídem.80 Es posible que estas advertencias estuvieran relacionadas con la Ostpolik, y fueran hechas sin el conocimiento

Papal. Por ejemplo, el sacerdote Kamil Vanča se reunió con el Papa Pablo VI. en 1977 quien le confirmo que conocía de las actividades de Davídek y todo estaba en orden. Fiala,“Felix”, 1(1993). Disponible online: www.souvislosti.cz/archiv/fiala1-93.htm.

81 Otra razón podría ser el hecho de que Davídek tenía el convencimiento de la necesidad de su labor, y quizás también creyó que la situación en el país no era percibida desde el Vaticano tan seriamente como debería.

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lo que todos los sacerdotes ordenados sin el consentimiento del Vaticano deberían de someterse a una revisión para validar las ordenaciones secretas82. La Sub conditione fue criticada por los miembros de la Iglesia oculta por infundada y teológicamente inusual, por lo que parte de sus miembros la rechazaron83. Es posible que parte de este grupo temiera el rechazo de la Iglesia y no quisiera salir a la luz pública. A día de hoy, la mayoría de sacerdotes secretos todavía no ha informado de su situación a la institución eclesiástica correspondiente84.

Respecto de los obispos, el Vaticano distinguió entre aquellos ordenados con su aprobación de aquellos cuya ordenación se consideraba dudosa. De 17 obispos, cuatro estaban casados. “De estos cuatro, dos firmaron una declaración renuncian-do al ejercicio del ministerio episcopal, y de los dos restantes se ocuparon obispos locales” El problema con la validez de las ordenaciones episcopales residía en que los obispos habían ordenado a su vez a sacerdotes. Por lo que estos sacerdotes en caso de ser admitidos en el clero de nuevo deberían de ser re-ordenados de nue-vo85. Javorová y otras sacerdotisas no solicitaron la revisión sub conditione. Ella misma comentó al respecto: “Obedecí el mandato que nos excluye a las mujeres del sacer-docio, sin embargo, un don una vez recibido no es reembolsable y lo que Dios ha dado no puede ser devuelto. Por lo que seré sacerdotisa hasta mi muerte, aunque no pueda ejercer públicamente mi ministerio sacerdotal”.

Al clero casado que superó la revisión sub conditione, se le ofreció labor pastoral como diáconos o como sacerdotes de rito oriental en Eslovaquia. Una parte de ellos rechazó esta propuesta, incluso habiendo tenido la posibilidad de trabajar en la práctica como sacerdotes de doble rito mayormente en rito occidental86. Hasta el momento el Vaticano ha aceptado a 65 sacerdotes clandestinos en la antigua Checoslovaquia, como comenta el cardenal Dominik Duka: “Queremos tratar con todos los casos con gran sensibilidad”(…)“Debemos de tener en cuenta que estos religiosos realizaron enormes servicios a la Iglesia”.

82 Entrevista con el Arzobispo Vlk, “Ing. Jan Kofroň přijal kněžské svěcení”, 26 de Mayo de 2008. Disponible onli-ne: http://www.apha.cz/ing-jan-kofron-prijal-knezske-sveceni/.

83 Liška, “Církev”, p. 189. 84 “Czech hierarchy bars some priests”, 8 de Diciembre 1991. Disponible online: www.nytimes.com/1991/12/08/

world/czech-hierarchy-bars-some-priests.html.85 Corley, “The Secret”, p. 19586 Corley, “The Secret”, p. 196

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4. conclusión

La Iglesia Católica tuvo que hacer frente tras el final del comunismo en Checoslova-quia a un problema que requería de gran sensibilidad. La interpretación interesada de los privilegios pontificios otorgados al clero checo por obispos como Davidek y sus métodos nada ortodoxos, considerados por algunos como cismáticos, unido a la falta de comunicación con Roma, supuso la pérdida del control del Vaticano sobre las actividades de Davidek y su grupo87. El Código de Derecho Canónico de 1983 estaba vigente. Sin embargo, dentro de la Iglesia checa, ya antes del 1983, se había creado clandestinamente una red de obispos y sacerdotes de dudosa legalidad que, sin embargo, no tuvieron intención alguna de romper con Roma y cuyo ob-jetivo fue el mantenimiento de la Iglesia Católica dentro de un sistema que quería destruirla. Por ello se tuvo que tratar el problema con delicadeza y sobre todo con mucha comprensión. El principal protagonista, Félix Davidek ignoró leyes básicas del Derecho Canónico en algunas ordenaciones, por lo que resulta lógico que mu-chas de sus ordenaciones no fueran aceptadas por el Vaticano. Tristemente, estos sacerdotes y obispos clandestinos que habían luchado por extender la palabra de Dios poniendo en riesgo por ello sus trabajos y los de sus familiares, no recibieron reconocimiento alguno. Paradójicamente, el clero que colaboró con el gobierno, incluido delatores de Pacem in Terris, fue reintegrado dentro de la Iglesia católica checa en su totalidad. Desde un punto de vista humano resulta injusto, ¿pero que podía, si no, hacer el Vaticano? En 1990 la Iglesia Católica en la antigua Checoslova-quia necesitaba una reestructuración: el clero era insuficiente88, existía un enfrenta-miento entre miembros de la Iglesia que había sido oficial con los de de clandesti-na, tal vez lo menos indicado hubiera sido iniciar una purga dentro de la oficial. En la recién estrenada democracia checoslovaca la sociedad hizo un borrón y cuenta nueva y siguiendo el criterio de Václar Havel no se exigieron responsabilidades a la antigua clase dirigente ni a sus delatores, la Iglesia hizo lo mismo. El descon-cierto y frustración de muchos de los miembros de Koinótés fue evident e, algunos

87 Tagliabue, “Czechoslovak Church´s Quandary: Married Priests”, 22 de Noviembre de 1990. Disponible online: www.nytimes.com/1990/11/22/world/czechoslovak-church-s-quandary-married-priests.html.

88 Entre 1948 y 1968, el clero descendió a la mitad, de los restantes la mitad superaba los 60 años de edad. La Iglesia católica tuvo que hacer frente a grabes problemas relacionados con la falta de personal en sus parroquias. Kusá, “Persecution”, p. 7.

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como Zahradnik, que en 1989 exigió su total admisión como obispo dentro de la Iglesia, desistieron, y otros como Luzmila Javorova simplemente ni lo intentaron. Hasta ahora, la Iglesia ha aceptado a alrededor de 65 sacerdotes clandestinos, otros muchos (entre 100 y 600) o no han sido ratificados o simplemente (la mayoría) no pidieron serlo. La jerarquía católica suele ser estricta en cuestiones eclesiásticas, pero parece mostrarse indulgente en esta cuestión y reconocer todo el trabajo del clero clandestino durante el comunismo. Todavía, a día de hoy, mantiene conversa-ciones con aquellos que desean re-ordenarse y continuar su labor pastoral.

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Anales de la Real Academia de Cultura Valenciana nº 87 (2012)

Julián García del Pozo Jiménez

La pedagogía en la Compañía de Jesús, ayer y hoy

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RECEPCIÓN: 16-08-2012REVISIÓN: 23-10-2012ACEPTACIÓN: 10-12-2012PUBLICACIÓN: 30-12-2012

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LA PEDAGOGÍA EN LA COMPAÑÍA DE JESÚS, AYER Y HOY

Resumen:

Se analiza históricamente la labor educativa de la Compañía y los documentos que la regulan. Se han escogido tres acontecimientos que han dejado huella en dicha labor: Contrarreforma y Concilio de Trento, expulsiones y disolución de la Com-pañía en el siglo XVIII y finalmente el Concilio Vaticano II. La hipótesis central de este artículo es que la Compañía en sus nuevos documentos pedagógicos deja ver la influencia de corrientes pedagógicas vinculadas con los movimientos liberacionistas en América Latina, en particular del pedagogo Paulo Freire, aunque sus redactores entroncan el modelo resultante con la llamada visión ignaciana y con lo más conspicuo de la obra de San Ignacio: Ejercicios Espirituales. Tal influencia en la pedagogía jesuita puede responder al giro social que adopta la Compañía en su Congregación General XXXII, concomitante con el protagonismo que en la llamada teología de la liberación y corrientes afines tienen los jesuitas tanto individual como colectivamente.

Palabras clave: Compañía de Jesús, pedagogía, liberación, praxis, experiencia, re-flexión y acción.

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PEDAGOGY iN tHE SOCiEtY Of JESuS,YEStERDAY AND tODAY

Abstract:

We analyze historically the educational work of the Company of Jesus and the gov-erning documents. We have chosen three events that have their mark on this work: Counter-Reformation and the Council of Trent, expulsion and dissolution of the Company in the eighteen century and finally the Second Vatican Council. The cen-tral hypothesis of this paper is that the Company in its new educational documents reveals the influences of pedagogical views linked liberationist movements in Latin America, particularly the educator Paulo Freire, although its authors tie in the re-sulting model so-called Ignatian vision and most conspicuous of the work of St. Ignatius Spiritual Exercices. Such influence on Jesuits pedagogy can respond to the social twist that takes the Company in its General Congregation XXXII, concomi-tant with the leading role in the so-called liberation theology and related currents assume the Jesuits both individually and collectively.

Key words: Company of Jesus, pedagogy, liberation, praxis, experience, reflection and action.

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introducción

En 1986 se da la redacción definitiva a Características de la educación de la Compañía de Jesús por parte de la Comisión Internacional para el Apostolado de la Educación de la Compañía (ICAJE). Dicho documento tenía por finalidad poner en claro las líneas maestras de la labor educativa en los colegios y escuelas jesuitas, intentando ser fiel al carisma inicial de la Compañía (esto es, a la visión espiritual de San Ignacio) en su aplicación concreta al apostolado de la educación, al tiempo que se pretendía tener en cuenta los nuevos contextos sociales, culturales, políticos y eclesiales que resultaban de los profundos cambios que se habían producido durante el siglo XX, particularmente en su segunda mitad.

Las preguntas que surgen a continuación son: ¿Cuáles son las razones, motivos, circunstancias que han llevado, después de más de cuatro siglos de labor educativa de la Compañía de Jesús, a la necesidad de formalizar y aclarar las características de la educación en los colegios de los jesuitas? ¿Es la insuficiencia de los documentos que hasta entonces se tenían por inspiradores de la educación jesuítica (Constituciones y Ratio Studiorum)? ¿Es la complejidad que a lo largo de estos cuatro siglos, y parti-cularmente en el pasado siglo XX, ha ido adquiriendo la Pedagogía y su desarrollo práctico, en especial de la mano de una nueva disciplina con pretensiones científi-cas como es la Psicología? ¿Es la lógica consecuencia de un profundo movimiento renovador presente en toda la realidad eclesial y por tanto también en la Compañía de Jesús, que fue el Concilio Vaticano II y que no podía dejar de sentirse en su labor educativa?

Se tratará de dar respuesta a estas preguntas empezando por describir el contexto en que se produjo la asunción por la recién erigida Compañía de Jesús del aposto-lado de la educación y la rápida fundación de numerosos colegios. Posteriormente

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se analizarán los principales trazos pedagógicos que resultan de los documentos originarios de la Compañía: Ejercicios Espirituales, Constituciones parte IV y Ratio Studiorum.Se hará un breve repaso histórico de la situación de la Compañía de Jesús a través de tres acontecimientos que creemos han determinado el devenir pedagógico de la Compañía, a saber: Reforma protestante y Concilio de Trento, la expulsión de la Compañía de los reinos borbónicos y su extinción en 1773, y finalmente el Con-cilio Vaticano II.

Se examinarán los documentos pedagógicos actuales de la Compañía, Características de la educación de la Compañía de Jesús y Pedagogía Ignaciana. Un planteamiento práctico, y a partir de dicho examen se tratará de poner en relación las posibles novedades que en ellos aparezcan con algunas corrientes pedagógicas en boga, particularmente con aque-llas que frente a la concepción de la escuela tradicional propugnan una educación más social y liberadora.

i.- fundación de los colegios de la Compañía.

La educación no era en principio contemplada específicamente por Ignacio de Lo-yola y sus compañeros como una actividad propia de la Compañía, y si bien en la Fórmula que para su aprobación es presentada al Papa Paulo III, entre las finalidades que se señalaban para la nueva orden que trataba de erigirse figura la propagación de la fe mediante lecciones públicas…, y concretamente por medio de la instrucción de los niños y de los ignorantes en el cristianismo1, sin embargo no se estaba pensando en una labor educativa o escolar propiamente dicha, sino más bien catequética.

Si acaso un tal interés pedagógico podía obedecer en la mente de Ignacio a la ne-cesidad de una adecuada formación en relación con los futuros jesuitas2; él mismo había experimentado la necesidad de completar su deficiente formación en letras para poder ayudar a las ánimas3.

1 Fórmula del Instituto. Por tal se entiende el documento presentado al Papa Paulo III para la aprobación de la Com-pañía.

2 MESNARD, 1985 p.59.3 IGNACIO DE LOYOLA (1952), Autobiografía [50], en Obras Completas. (Madrid). B.A.C.

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En la bula pontificia de Paulo III, Regimini Ecclesiae militantis, por la que se confirma la erección de la Compañía de Jesús y que es trasunto casi literal de la Formula instituti que con tal fin se le presentó, se hace alusión a la existencia de seminarios, que se denominan “colegios”, junto a las ciudades que poseían universidad, a la que acu-dirían los que en dichas casas o colegios se preparasen para profesar como jesuitas para completar su formación y obtener los correspondientes grados4. En 1541 y 1542 empieza la fundación de estas casas-colegios para la formación de los futuros jesuitas: Lisboa, Coímbra, Padua5.

Un motivo para que no se pensase en principio en instituciones educativas propia-mente dichas en la Compañía podía obedecer a la disponibilidad absoluta que se esperaba de sus miembros para acudir allá donde más necesaria fuera su presencia6, y los colegios podían suponer una cierta atadura. Otro podría ser el peligro que para la regla de pobreza acarreaban tales instituciones, que precisaban de recursos permanentes para su sostenimiento7. Sólo la fuerza de los hechos motivó la pronta asunción de la educación como acti-vidad apostólica de la Compañía. Concretamente la experiencia de Francisco Javier en un colegio en la isla de Goa (Estos edificios erigidos sobre Cristo procuran muchas victorias contra los infieles, escribe a Ignacio de Loyola, dando a entender la apertura de tales edificios para los indígenas en la labor evangelizadora), o la extensión de esta ex-periencia de apertura de colegios como medio eficaz de respuesta al avance de las ideas reformadas en Europa8.

El primer colegio mixto en el sentido de abierto a todo tipo de alumnos, no sólo a los futuros jesuitas, fue instituido en Messina (Sicilia) en 1548, y ese mismo año se abrió otro en Gandía (Valencia). En 1550 se funda el Colegio Romano, que llegará a ser el centro radial de todo el amplio sistema de colegios de la Compañía, no solo en cuanto en él se constituirá una suerte de primera Escuela Normal, para la formación de los jesuitas como futuros profesores en los colegios, sino sobre todo

4 MESNARD, 1985, p59.5 Ibídem, pp. 143 y ss.6 ICAJE, 1986, [184].7 LACOUTURE, 2006, pág. 118.8 ICAJE, 1986, [185].

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porque será en él donde se centralicen las experiencias de los distintos colegios para ser sometidas a una confrontación fecunda9.

Según Características [185] es también novedoso el que por primera vez la Iglesia ex-tendiera su labor educativa más allá de la Filosofía y la Teología, y se centrara en las Humanidades y en la fundación de una educación secundaria en sí misma consi-derada, sin entenderla necesariamente como paso previo a los estudios superiores.El extraordinario desarrollo que aun en vida de Ignacio alcanzaron los colegios de la Compañía, por la mera fuerza de los hechos y de la vocación apostólica de sus miembros y sin que ello fuera de resultas de un plan de acción premeditado trajo consigo una de las características que se ha reconocido a la pedagogía ignaciana: responder a una puesta en común de las experiencias educativas en los distintos colegios (este fue el proceso a través del cual se elaboró la Ratio Studiorum), que per-mitiera formular una suerte de reglas generales que garantizaran la unidad y el es-píritu común entre los diferentes colegios, pero al mismo tiempo respetar ese otro principio, característico de la Compañía, la accomodatio o adaptación a las específicas circunstancias y necesidades del lugar, tiempo y personas.

ii.- La pedagogía jesuita en sus documentos originarios (Ejercicios Espirituales, Constituciones (IV)10, Ratio Studiorum):

1- Ejercicios Espirituales.

Los Ejercicios Espirituales (1523, aunque su texto definitivo data de 1534) constituye a juicio de los autores un documento donde de alguna manera ya se esboza una suerte de pensamiento pedagógico en Ignacio de Loyola11. Es en la mutua relación entre el que da los ejercicios y el ejercitante donde se puede rastrear cierto para-lelismo con la relación pedagógica docente /discente, respondiendo en última

9 MESNARD, 1985 pág. 61.10 Se trata de la parte cuarta de las Constituciones.11 “A primera vista parece extraño que un libro de ascetismo sea a la vez un libro de pedagogía […] Antes de enseñar, el profesor jesuita ha

adquirido durante su primera formación unos hábitos que le inclinan a seguir en todas las cosas un método espiritual […] ¿Se podrá creer que el día que se encargue a su vez de la educación de otros, deje de ver ante todo en sus alumnos unas almas que formar?”. CHARMOT, 1952 pág. 100.

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instancia a la que se da entre Cristo, maestro bueno y en el fondo único (Mt. 23-8) y sus discípulos.

Quedaría fuera del propósito de este trabajo el tratar con más detenimiento este extraordinario instrumento de piedad que Ignacio de Loyola elaboró en pleno pro-ceso de conversión, pero sí conviene hacer algunas alusiones a las Anotaciones que preceden a los Ejercicios12 propiamente dichos, en las que se dan algunos consejos que dejan traslucir una sabia práctica pedagógica. Son, sobre todo, directrices para el director de los ejercicios, aunque también las hay para el que los sigue o ejercitante.

Entre las más atinentes al tema se podrían citar las siguientes:

– La 2.ª Anotación relativa a la conveniencia de que el director de los ejercicios no desentrañe ni relate o describa en su mínimo detalle el contenido de la meditación para que sea el ejercitante quien por sus propio discurso y enten-dimiento pueda llegar al fin propuesto, porque “no el mucho saber harta y satisface al ánima, mas el sentir y gustar de las cosas internamente” (necesidad de participación activa del alumno o principio de actividad en su proceso de aprendizaje13).

– 3.ª que pone de manifiesto cómo en los ejercicios se implican en el ejercitante tanto el entendimiento discurriendo como la voluntad affectando.

– 4.ª y 18.ª que aconsejan adaptar la duración y contenido de los ejercicios a las aptitudes y condiciones de los ejercitantes para llegar a los fines que se persi-guen durante cada una de las semanas, pues dado que unos sean más diligentes que otros […] requiérese algunas veces acortar la semana y otras alargarla (anotación 4ª); y según edad, letras o ingenio se han de aplicar los tales ejercicios; porque no se den a quien es rudo o de poca complisión cosas que no pueda descansadamente llevar, y aprovecharse con ellas (anotación 18ª) (principio pedagógico de adaptación o Accomodatio).

12 LOYOLA, 1952, pág. 154 y ss.13 La referencia a distintos principios pedagógicos modernos está inspirada en el esquema sobre principios y métodos

que aparece en: CAPITÁN DÍAZ, Historia del pensamiento pedagógico en Europa (Vol. I), 1984, pág. 436.

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– 6.ª y 7.ª parecen hacer referencia a la necesidad por parte del director de eva-luar el progreso del ejercitante indagando las causas que puedan impedirlo, y tratar de motivarle dándole ánimo y fuerzas para adelante (principio de motivación).

– 9.ª y 11.ª aconsejan ir asentado los ejercicios de cada semana sin tratar de avanzar o adelantar los siguientes, mientras no se hayan conseguido los ob-jetivos de la semana en curso (característica de la corriente psico-pedagógica constructivista).

– 13.ª aludiría a la necesidad de que el ejercitante trabaje o dedique a las medi-taciones el tiempo preciso y tasado, esté su ánimo predispuesto o no. Lo cual desde el punto de vista educativo parece conducir al consejo de la necesidad de crear hábitos regulares en el estudio y trabajo (principio de la autoeducación y del esfuerzo).

2.- Constituciones (IV).

Si los Ejercicios Espirituales constituyen un código encriptado de pedagogía las Consti-tuciones, cuya redacción definitiva datan de 1558, dos años después de la muerte de S. Ignacio, encarnan o dan contenido, particularmente en su Cuarta Parte (IV), a los principios que encierran aquellos en normas precisas acerca del instruir en letras y en otros medios de ayudar a los próximos los que se retienen en la Compañía14.

Como se ha visto más arriba, la asunción definitiva de la enseñanza como misión apostólica por la Compañía vino dada por la fuerza de los hechos15; es precisamente en Constituciones (IV) donde se da carta de naturaleza definitiva a la labor pedagógica en colegios y Universidades propios al indicar, después de reiterar al principio de dicha parte IV el fin último (scopo) de la Compañía16, que Para esto [procurar el edificio de letras y modo de usar dellas] abraza la Conpañía los Colegios y también algunas Universidades.

14 Este es el encabezado de Constituciones (IV), p.440 de la edición de las Obras Completas de S.Ignacio que manejamos.15 MESNARD, 1985 pág.60.16 “…ayudar las ánimas suyas y de sus próximos a conseguir el último fin para que fueron criadas”. LOYOLA, 1952, Constituciones

(IV),[307].

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Dejando de lado las normas que en dicha parte cuarta se refieren a temas ajenos a la pedagogía propiamente dicha (memoria de los fundadores y bienhechores, medios mate-riales como rentas, obligaciones, curas de ánimas…), se puede hacer un repaso de las normas pedagógicas más relevantes.

El ingreso en el colegio de los scolares, que no tienen intención de profesar ni po-nerse a prueba para ello, se recomienda sea a la edad de entre catorce y veintitrés años si no fuesen personas que tienen principio de letras, pero se ha de tener gran miramiento a la hora de admitirlos, debiendo hacerse gran discernimiento de los mismos, en prevención seguramente de una posible influencia adversa sobre los escolares propios que han hecho votos o se encuentran en prueba para hacerlos.

De modo muy genérico se alude a la necesidad de una vida de los colegiales orde-nada y equilibrada en todos los órdenes: en lo que atañe al cuidado del cuerpo (que duerman tiempo suficiente) como al estudio para que así puedan durar en ellos, e incluso de forma sorprendente se sugiere también moderación en lo que a las cosas espirituales concierne (mortificaciones, oraciones y meditaciones largas), pues se entiende que el tiempo que en el estudio de las letras se emplea con recta intención de servicio a Dios será no menos, antes más grato a Dios, aún cuando, como suele ser lo normal para que sea provechoso, requiera entregarse el hombre entero a dicho estudio durante el tiempo del mismo17.

Se señala a continuación un programa o plan de estudios que comprende diversas facultades: las Letras de Humanidad, la Filosofía y finalmente la Teología. Esto con carácter universal, si bien cada Rector, encargado principal del Colegio, podrá de-terminar en qué parte del curriculum convenga insistir más, así como hasta dónde haya de llegarse en ellas atendiendo al fin de la Compañía, atentas las circunstancias de tiempos y lugares y personas18. También corresponde al rector determinar cuándo se ha de pasar de una facultad a otra. Con carácter universal se determinará por la Compañía los autores que hayan de estudiarse y los que no, atendiendo a que su doctrina sea

17 Ibídem, [339 y 340]. A propósito de esta última indicación de que durante el tiempo de estudio el escolar se entregue a él entero, conviene recordar cómo en su Autobiografía el propio Ignacio recuerda la dificultad de avanzar en los estudios de gramática “pues cuando comenzaba a decorar,…, le venían nuevas inteligencias de cosas espirituales y nuevos gustos; y esto con tanta manera, que no podía decorar, ni por mucho que repugnase las podía echar”. LOYOLA, 1952, Autobiografía pág. 64.

18 Constituciones (IV),[351].

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las más segura y aprobbada, descartándose en el estudio de Humanidades la parte de los libros étnicos (léase paganos o no cristianos) que sea deshonesta, y aún tratándose de libros cristianos aunque fuesen buenos en doctrina si el autor fuese malo19.

El plan de estudios, que se detallará en la Ratio studiorum de 1599 y que aparece esbo-zado en esta parte de las Constituciones, pone de manifiesto que, aunque la facultad o materia última de los estudios era la Teología y la Scritura sacra, era conveniente asentar bien los conocimientos, por lo que no se debía pasar al estudio de las Artes (Filosofía) antes de estar bien asentado el latín (Humanidades), ni pasar a la teolo-gía antes de que oigan las Artes20.

En Constituciones parece contemplarse con cierto recelo el estudio de las lenguas (se entiende del griego y del hebreo en que está escrita o traducida la Scriptura), pues queda a discreción del Superior el permitir su estudio antes o al tiempo del de la Sagrada Escritura según la variedad y disposición de los colegiales, pero para ello se procurará que sea graduado o avezado en teología sabiendo las determinaciones de los Doc-tores santos y de la Iglesia […] para que el estudio de las lenguas aproveche y no dañe; prevenciones que lógicamente no se tienen para con el latín. En cualquier caso, si se permite el estudio de las lenguas dichas lo ha de ser con el claro propósito de defender la traducción que tiene aprobada la Iglesia, clara alusión a la polémica doctrina reformada de la libre interpretación de la Biblia y su traducción a las lenguas vernáculas de la Europa reformada. En la parte dedicada a las Universidades de la Compañía no se pone ya obstáculo alguno al aprendizaje de las lenguas (latina, griega y hebrea), y aún se admiten otras (caldea, arábiga e indiana) cuando el ministerio de ayudar al prójimo y servir a Dios lo hagan necesario o útil21.

Un lugar destacado ocupa en la parte de las Constituciones dedicada a los colegios el tema de los exercicios scolásticos ya sean repeticiones o disputaciones, en donde se pone de manifiesto algunos de los principios pedagógicos característicos de la Compañía,

19 En nota al pie de página de Constituciones (IV), Obras Completas, p.453, se hace alusión a que, según García-Villosla-da, R. (1941): Manual de Historia de la Compañía de Jesús, Madrid, Aldecoa, pág. 35., el autor que tenía en mente San Ignacio al hacer esa apreciación era Erasmo de Rotterdam, cuyo influjo pudo sentir durante su estancia en la Universidad de Alcalá, de gran predicamento entre los humanistas, pero poco seguro en materias dogmáticas.

20 LOYOLA, 1952 Constituciones (IV), [366].21 Ibídem, [447].

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cual son el de actividad y el de motivación, lográndose esta por medio de certáme-nes, premios, honores… Se trata de que todos los estudiantes participen de una u otra forma en su propio proceso de aprendizaje y pongan en práctica lo aprendido como ejercicio memorístico o como medio de resolver dificultades, para lo que se señala algún tiempo cada día a fin de que se exerciten los ingenios y se aclaren las cosas difíciles. A los humanistas se les prescribe que hablen en latín comúnmente22.

3.- Ratio Studiorum.

La Ratio Studiorum, fórmula abreviada de Ratio atque Institutio Studiorum Societatis Iesu, cuya redacción definitiva data de 1599, constituye el primer plan de estudios para la educación secundaria (aunque se extiende también a la enseñanza superior de las facultades de Artes y de Teología) elaborado con esa específica finalidad de servir de marco normativo a la educación que había de desarrollarse en los colegios de los jesuitas23.

Ya se ha indicado en este mismo trabajo que la Ratio no es una elaboración pura-mente teórica, a modo de sistema deductivo a partir de unos principios generales, sino que es fruto de la práctica educativa en los diferentes colegios de la Compañía: se parte de la experiencia ya acumulada (p. ej. reglas del Colegio Romano durante la regencia del P. Ledesma), se abstraen por una comisión ad hoc los principios y normas metodológicas que se consideran pertinentes según el espíritu de la Com-pañía, y a continuación se vuelven a someter a su ensayo o prueba en los colegios de las distintas provincias para que durante tres años se observaran estrictamente24.

Se distribuye en treinta y un apartados o capítulos, que van regulando el plan de estudios o curriculum completo de la enseñanza de los jesuitas (secundaria y uni-versitaria en términos actuales) bajo la rúbrica de Reglas del Profesor de…(añádase la facultad de que se trate: Teología Escolástica, Lengua Hebrea, Filosofía Moral, Huma-nidades, Gramática superior, media,… etc.), donde se detallan objetivos (el grado de

22 Ibídem,[378 a 380].23 Charmot señala que se adelantó en un cuarto de siglo al “Método” de los Oratonianos, y en un siglo al Tratado de

Estudios Monásticos (1691) de Mabillon para uso de los Benedictinos. CHARMOT, 1952 pág. 394.24 CAPITÁN DIAZ, 1984 págs. 440-441.

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esta clase[de Retórica][…]dispone a la perfecta elocuencia), contenidos (Se puede decir en general que consta de tres partes principales: los preceptos del hablar, el estilo y la erudición), métodos de trabajo y división del tiempo de enseñanza (A primera hora de la mañana ejercítese la memoria; las composiciones recogidas[…]corríjalas el maestro; mande entre tanto[…]varios ejercicios), criterios de evaluación (Al corregir la composición indíquese lo que haya faltado en el artificio oratorio, en la elegancia, en el cultivo de la palabra, en el unir las sentencias), actividades o ejercicios (Los ejer-cicios de los discípulos, mientras el maestro corrige serán por ejemplo: imitar algún pasaje de un poeta u orador, hacer una descripción[…],variar una frase de distintas maneras, traducir al griego una frase latina o viceversa)25.

No sólo contiene la Ratio las reglas prácticas a las que cada profesor, según su fa-cultad y curso o grado, ha de atenerse, sino también las de los distintos respon-sables de los colegios (provincial, rector, prefecto de estudios…), estableciéndose una clara jerarquía, muy en consonancia con la estructura jerárquica de la Compañía y su característico cuarto voto, que se traduce en la dupla autoridad/obediencia como uno de sus principio pedagógicos más reconocidos. Lógicamente dicho principio dual debe, para ser eficaz, estar basado en un espíritu de disciplina, garantizado por la motivación religiosa en el caso de los colegiales jesuitas, mientras que los alumnos externos requieren de otras motivaciones, cuando no atienden a sus deberes de hijos/discípulos. No obstante, se suele decir por los autores que los castigos físicos son más bien excepcionales, y que en todo caso se evita que se identifique al maestro o profesor con su aplicación, por lo que se instituye la figura del corrector, que no sea de la Compañía26.

Otro principio que trasluce la Ratio es el de necesaria adaptación a las circunstancias de lugar, tiempo y sobre todo persona; de ahí la proliferación de ratios u ordines en tanto no se cuente con una que sepa integrar lo común y universal de todas ellas. Sin embargo, donde más se aprecia la virtualidad de tal principio de accomodatio es en relación con las características particulares de los alumnos, evitando por ejemplo que se mezclen en una misma clase grados diferentes. Ello exige en primer lugar una observación, conocimiento y análisis de la personalidad de cada uno de los discípulos, particularmente tratándose de la educación de las dimensiones afectiva

25 Ratio, 1599, Reglas del Profesor de Retórica.26 MESNARD, 1985 págs. 68-69 y Ratio, 1599. Reglas del Prefecto de los Estudios Inferiores.

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y espiritual de los colegiales. Un medio, que acabará por convertirse en práctica usual, para dar cumplimiento a dicho principio es el de que los maestros acom-pañen, al menos durante el primer ciclo (Letras Humanas), a los alumnos en su paso de un grado a otro, lo cual por otra parte repercutirá en una suerte de formación continua del profesor27.

Precisamente un medio que permite al profesor el mejor conocimiento de la per-sona de los alumnos, es la aplicación metódica del llamado principio de actividad, que se encuentra regulado de forma muy concienzuda en la Ratio respecto de cada uno de los niveles educativos (Letras, Filosofía y Teología) y dentro de ellos en cada uno de sus grados o cursos. A través de diversos tipos de ejercicios (certámenes o disputationes, composiciones, pruebas escritas, pruebas orales…) puede el maestro apreciar las aptitudes y actitudes de los alumnos y recibir otros muchos datos del alumno, los que, aunque son importantes, no afloran con facilidad en la vida normal del aula28. Pero el fin primor-dial de los ejercicios tal y como aparecen configurados en la Ratio es sobre todo el de facilitar el aprendizaje por parte de los alumnos, hacer de estos los protagonistas activos de aquel. Según algún destacado comentarista de la pedagogía de la Com-pañía este principio conlleva entender de una forma particular la relación entre el docente y el discípulo, en la que el primero es guía, orientador y estimulador , y el segundo es quien debe asumir la responsabilidad del aprendizaje, y lo hace a través de un continuo repetir y poner en práctica lo aprendido29. Así por ejemplo en Reglas del profesor de retórica se recomienda para la formación de los jesuitas que ya en casa cultiven la memoria, aprendiendo algo cada día, y leer mucho y atentamente. La sabia com-binación de repetición y disputa o argumentación en los ejercicios evita el riego de un aprendizaje memorístico estéril. Por ello se intentaba hacer aplicación práctica de lo aprendido, y los ejercicios orales o escritos, individuales o en grupo cumplían este papel30.

27 MESNARD, 1985 págs. pp.68-69. 28 CAPITÁN DÍAZ, 1991 pág. p.361.29 LABRADOR, 2002 pág. 32.30 “Las verdades e ideas interesaban sobre todo en función de su aplicabilidad real. Se busca la integración del pensar con el saber hacer, que se

demuestra en el saber hablar y en el saber escribir. Esta línea pedagógica buscaba preparar al alumno para la acción y la práctica de la vida…”. Ibídem, pág. 33.

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El ejercicio, en sus diversas modalidades, se practica no solo para asentar los con-tenidos sino también para adquirir los correspondientes hábitos de estudio, orden y disciplina, por eso se regulan con tal minuciosidad y se prescriben los tiempos y días en que deben realizarse cada uno de ellos31. La variedad de actividades didác-ticas a lo largo del día mantiene por otra parte el preciso grado de atención, reque-rido para el aprendizaje por parte del alumno pues con nada se debilita tanto la aplicación de los adolescentes, como con la monotonía.

iii.- tres acontecimientos históricos condicionantes de la labor educativa de la Compañía de Jesús.

Para entender la labor educativa de la Compañía de Jesús hay que hacer referencia, ya desde sus mismos inicios y también en nuestros días, a los acontecimientos his-tóricos que la contextualizan y condicionan. Así entre todos ellos se han destacado los siguientes: la Reforma protestante y Trento, el enciclopedismo y la Ilustración y finalmente el Concilio Vaticano II.

1.- La Reforma protestante y trento.

Pese a su relevancia en la llamada Contrarreforma católica no parece que la Com-pañía, según la intención primera de San Ignacio, respondiese a un intento de contrarrestar el movimiento reformado que se extendía por buena parte del Impe-rio y aún por Francia. En 1534, Ignacio de Loyola junto con sus compañeros (entre otros Francisco Javier, Diego Laínez, Pierre Lefreve) hacen voto de consagrarse a la salvación de las almas de los infieles musulmanes32. La imposibilidad de alcanzar Tierra Santa por la guerra entre Venecia y el Imperio Otomano hace que decidan someterse al parecer del pontífice romano sobre aquello que más convenía a la cristiandad33. Es esta solución posibilista frente al suicidio que suponían sus planes de misión entre

31 “La distribución del tiempo –que consta de dos horas al menos por la mañana y otras tantas por la tarde…– deberá ser siempre la misma, para que se sepa con seguridad qué horas están ocupadas y en qué ejercicios”. GIL CORIA, 2002 pág.331.

32 Los votos pronunciados en París el 15 de agosto de 1534 eran “ pobreza, castidad e ir peregrinando a Jerusalem y emplearse en la conversión de las almas”

33 LACOUTURE, 2006, pág. 110.

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los musulmanes la que llevará a los compañeros a asumir lo que se convirtió en enseña de la Compañía de Jesús: su famoso cuarto voto de obediencia al Papa, que al poco tiempo convirtió a los jesuitas en uno de los más importantes instrumentos de Roma contra los reformados, haciendo proféticas las palabras de Paulo III en 1541 de ver el dedo de Dios en las Constituciones que se le presentaron para la erección de la Compañía.

Dejando a un lado la destacada intervención que desde sus inicios tuvieron los je-suitas Diego Laínez y Alfonso Salmerón en el Concilio de Trento como acreditados teólogos de la Santa Sede, la tarea de los jesuitas frente a la reforma protestante se desenvolvió principalmente en el ámbito educativo, mediante la fundación de nu-merosos colegios allí donde había peligro de contagio.

El peligro, según Mesnard, se encontraba sobre todo en el Mediodía y Este de Francia, donde se había difundido la transformación de escuelas municipales en colegios de educación secundaria, pensionados donde se imparte una educación cada vez más completa, al modo del colegio de Santa Bárbara en París, que por cierto frecuentó San Ignacio durante su estancia en dicha ciudad34. En estos nuevos cole-gios del mediodía francés los profesores se reclutaban en un proletariado de humanistas nómadas seducido en la mayoría de los casos por las novedades luteranas, por lo que los colegios se convirtieron en focos protestantes35: Angulema, Lyon, Dijon, Bur-deos, Alenzón…De ahí que buena parte de los hugonotes procedieran del medio-día francés. No obstante tras las guerras francesas de religión pasaron tales colegios a manos de los jesuitas, gracias a la labor educativa y misionera que ejercieron en dicha región36.

Sin embargo, la difusión e influjo en Francia de los colegios de la Compañía fue más tardía que en el Imperio debido a las disputas políticas entre Carlos V y Francisco I,

34 MESNARD, 1985 págs. 56-57.35 Según destacados historiadores esta profusión de núcleos protestantes en la Aquitania y el Languedoc se debió

a la presencia en esas zonas en la Baja Edad Media de herejías como la valdense.36 En la recuperación para el catolicismo de esta región francesa los jesuitas desplegaron una actividad que iba

mucho más allá de la mera labor educativa, y que respondía más al primer designio de su fundador. El historia-dor de la Compañía, García-Villoslada, habla de mucha enseñanza del catecismo y mucha caridad con los pobres […] llegando en ocasiones al heroísmo al asistir a los contagiados de peste que hacía estragos en la región.

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pero sobre todo a la animadversión de la Universidad, del Parlamento y del Obispo de París que se negaban a dar licencia a la Compañía para ejercer su ministerio37. En el fondo tales suspicacias y recelos en territorio francés se debían al tradicional galicanismo y temor de ver acrecentado el poder del Pontífice. Las primeras funda-ciones de colegios de la Compañía en Francia tuvieron lugar en Billom (1556) y en Mauriac (1560), en el bastión frente a los hugonotes que en Francia supuso en un primer momento el Macizo Central gracias sobre todo al Obispo de Clermont.Precisamente en honor de su fundador, Guillermo du Prat, Obispo de esa ciudad de Auvernia, se llamó Colegio de Clermont al erigido en París en 1564, y en el que alcanzaron enorme prestigio como profesores entre los teólogos y humanistas de la época los jesuitas Maldonado y Mariana. El enorme éxito de este colegio parisino suscitó de nuevo el recelo contra los jesuitas del Parlamento (celoso de su auto-nomía frente al poder romano), de la Universidad (celosa esta de su monopolio de enseñanza) y finalmente de los sectores calvinistas que prácticamente domina-ban el ambiente universitario. Frente a los intentos de todos estos enemigos de la Compañía el colegio pudo continuar su actividad gracias al interés de Pio IV y sus gestiones en defensa de los jesuitas ante el rey Carlos IX, la reina madre Catalina de Médicis y los cardenales de Borbón y de Lorena todos los cuales mostraban favor a la Compañía, porque veían en ella un valladar contra los novadores38.

Pero el verdadero campo de batalla para la labor educativa de la Compañía frente a la Reforma se produce en Alemania, hasta el punto que junto al Colegio Romano, verdadera Escuela Normal de la Compañía y embrión de la futura Universidad Gre-goriana, se fundó en Roma por la Compañía, a propuesta del legado pontificio en Alemania, cardenal Morone el Colegio o Seminario Germánico (1552), centro de formación para jóvenes alemanes de nación y de lengua, pues comunica Ignacio en carta al P. Le Jay que el único medio de mantener la religión en los países de Europa Central y de lengua alemana donde había triunfado la Reforma era enviar a estos lugares al mayor número posible de hombres altamente versados en la fe y de espíritu firme, que con las armas de la elocuencia, de la ciencia teológica y de la voluntad firme y sanas costumbres, cua-lidades de que ha de estar revestido un buen jesuita, puedan romper el velo de la ignorancia y de los vicios que cubre los ojos de sus compatriotas y disponerles así a que vean la luz de la verdadera

37 GARCÍA-VILLOSLADA, 1954, pág.106.38 Ibídem, pág. 194.

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fe católica. Lógicamente de la formación de estos futuros clérigos se ocuparían un equipo de doctos maestros de la Compañía y de origen alemán o limítrofe39.

La importancia de este seminario alemán en Roma trascendió la tarea de reconquista católica de Centroeuropa, para convertirse en referente o modelo de la institución de los seminarios para la formación del clero secular que se reguló en Trento, cap. XVIII del decreto de reforma de la sesión XXIII, cuyas disposiciones al respecto guardan por esa misma razón una cierta familiaridad con la parte IV de Constitucio-nes40. Así pues no es aventurado señalar que a través del Colegio Germánico, regen-tado por la Compañía, el sistema educativo de ésta haya dejado su impronta en la organización y funcionamiento de los seminarios diocesanos.

2.- El enciclopedismo y la ilustración. Expulsión y disolución de la compañía en el s. XViii.

El protagonismo apenas buscado que en la Reforma católica había correspondido a la Compañía de Jesús en sus diversos ámbitos (en las cuestiones dogmáticas que se debatieron y decidieron en las sesiones del Concilio de Trento, en el ámbito de la enseñanza con su incansable fundación de colegios, en su labor apostólica y misio-nera en las viejas y también en las nuevas tierras…) hizo de ella el principal instru-mento de la Santa Sede, y su prestigio creciente iba no obstante concitando a la par una serie de enemistades. Así la apertura en sus colegios de cátedras de Filosofía y de Teología suscita la animadversión de las Universidades, particularmente la de Sa-lamanca (cuyo claustro como es sabido estaba formado por numerosos dominicos, cuya relación con los jesuitas no era del todo buena, ya desde el famoso incidente entre el P. Laínez y el dominico Melchor Cano), que ven peligrar así su monopolio. Otro foco de persecución para la Compañía procede del jansenismo por la sospecha

39 FLICHE-MARTIN, 1976, t. XIX, pp. 159 y ss.40 Así por ejemplo en el decreto se hace alusión a que los alumnos serán instruidos en la gramática, el canto y en

todas las demás artes liberales o humanidades, sin hacer mención de Trivium y Quadrivium, que era la base de la formación escolástica hasta entonces. Lo cual significaba que la Iglesia acogía como signo de los tiempos lo que ya se había impuesto de hecho: la formación humanista, que no podía faltar a cualquier hombre culto. Junto a esta formación humanística y por supuesto a la eclesiástica (Sagrada Escritura, libros eclesiásticos…) se hacía alusión a la formación religiosa y moral de los seminaristas. Ibídem, pp. 241-242.

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de los seguidores del obispo de Ypres, Cornelio Jansenio, de que la condena por la bula Unigenitus de 1713 de alguna de las proposiciones de este obispo en su obra Augustinus había sido inspirada por los jesuitas41.

Precisamente uno de los títulos con los que han pasado a la historia los enemigos de la Compañía de Jesús es el de jansenistas. Si bien como nos explica el insigne polígrafo santanderino D. Marcelino Menéndez Pelayo en su Historia de los heterodoxos españoles, bajo tal apelativo lejos de encontrar partidarios de la doctrina de Jansenio relativa a la gracia y la predestinación (muy próxima a posiciones luteranas) lo normal es encontrar sujetos que, lejos de disputas teológicas tales, se ocupan de cánones relativos a la jurisdicción de los obispos, concilios y poder regios frente a la autoridad pontifical42. Y añade que el jansenismo de algunos más bien debiera llamarse hispanismo, en el mal sentido en que decimos galicanismo.

En el fondo de toda esta enemistad hacia la Compañía subyace, ya en el siglo XVIII, el espíritu del llamado Siglo de las Luces, cuyo objetivo último es la misma Iglesia ca-tólica que representa para dicho espíritu ilustrado la oscuridad de la razón y la su-misión del hombre a una permanente minoría de edad. De ahí que los enciclopedistas e ilustrados, al no poder o no considerar prudente atacar de frente a la Iglesia católica y a su cabeza, se dirigen contra uno de sus valladares como lo es la Compañía de Jesús, y en dicha lucha no dudan en aliarse con cualquiera que tenga querellas con la misma, aún tratándose de otros miembros de la Iglesia. Como bien reconocerá uno de los enciclopedistas, D’Alembert, el jansenismo y los magistrados no han sido más que los procuradores de la filosofía, por quien verdaderamente han sido sentenciados los jesuitas, para a con-tinuación anunciar que este triunfo contra la falange macedónica facilitará a la razón la destrucción de las demás órdenes y ello sin necesidad de emplear violencia, sino por puro agotamiento y consunción, de donde se desprende el papel activo y de guardia de corps que en el imaginario, ya no del simple pueblo llano, sino de estas elites ilustradas, tenían los hijos de San Ignacio en el seno de la Iglesia católica43.

41 Curiosamente, como sugiere Lacouture, el laxismo que los jansenistas y particularmente Blaise Pascal achacaron al casuismo jesuita se transforma, a raíz de la bula Unigenitus y su cortejo de represiones para con los jansenistas que no renegaban, en la acusación de rigoristas que les llevaría a su perdición. LACOUTURE, 2006, pág. 540.

42 Con su típica sorna D. Marcelino no obstante concede que tal apelativo de jansenistas no les iba mal por “la afectación de nimia austeridad y de celo por la pureza de la antigua disciplina…,en el odio mal disimulado a la soberanía pontificia…y finalmente en el aborrecimiento a la Compañía de Jesús”. MENÉNDEZ PELAYO, 1998 págs. 73-74.

43 Ibídem, pág. 108

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Y es que, pese a la aparición en estos dos siglos que ahora estamos considerando de otros institutos religiosos y órdenes dedicadas a la educación44, la mayor parte de la educación, sobre todo la secundaria, se encontraba en manos de los jesuitas y en sus numerosos colegios se formaban los hijos de las clases dirigentes y las futuras elites de todo orden (el teatro inmortal del XVII tanto en Francia como en España es obra de alumnos de los colegios de jesuitas: Lope de Vega y Calderón, Corneille y Molière), algo que por cierto ha dado lugar con mayor o menor razón a la acusación de elitismo en su labor educativa, y del que la misma Compañía se ha auto-inculpado en las últimas décadas del siglo XX45.

Esa labor educativa de la Compañía era la que suscitaba los ataques de los enci-clopedistas, pues si se quería alumbrar un hombre nuevo, libre del prejuicio irracional de la religión era preciso empezar a iluminarlos desde las primeras letras. En esto los enciclopedistas vienen a coincidir extrañamente con los propios jesuitas, pues basta recordar la máxima del P. Bonifacio ya en el siglo XVI: la educación de los niños es la renovación del mundo. En el fondo pues de la persecución y finalmente extinción de la Compañía en el siglo XVIII subyace el enciclopedismo y el iluminismo volteriano deísta cuando no directamente ateo, por más que en los diferentes países (Portugal, Francia, España y Parma) se haya querido disfrazar el motivo de la expulsión ape-lando a intentos de regicidio (como en el caso portugués) o a la supuesta promo-ción por jesuitas de ridículos motines (España) o la responsabilidad económica de toda

44 De entre ellas merece destacarse la orden de clérigos regulares de las Escuelas Pías, conocidos como Escolapios o Piaristas, y que fue fundada por San José de Calasanz , dando a dicho instituto su específico apostolado educa-tivo popular, por el que se pretendía la liberación del hombre de las lacras sociales que lo atenazan. También cabe citar a los oratorianos cuyo instituto fue fundado por el padre Berulle (1575-1629); la educación que impartían obedeció asímismo a una Ratio (Ratio Studiorum a magistris et proffesoribus congregationis Oratorii Domini Jesu observanda) y era de corte más realista y moderno, con inspiración racionalista de corte cartesiano, queriendo diferenciarse de cierto misticismo que pretendían descubrir en los jesuitas. CAPITÁN DIAZ, 1984 págs. 451-452.

45 A propósito del real o supuesto elitismo en la labor educativa de la Compañía, el documento elaborado por la Provincia de Castilla de la Compañía de Jesús relativo a la fundación de colegios y del que se hace mención en Bibliografía, señala que fue por la falta de bienhechores que dotaran los colegios por lo que se estableció la necesidad de pensionar por parte de los alumnos, y aquí estaría la causa del riesgo de elitismo, pues solo las clases pudientes y por tanto inclinadas al conservadurismo podían acudir a dichos colegios (aunque se reconoce también la existencia de escuelas para pobres con subvenciones de fundaciones o administraciones). No obstante también podría interpretarse el elitismo del que se acusa a los colegios de la Compañía a partir del siglo XIX por el hecho de que precisamente las elites europeas eran las más afectadas por el espíritu de la Ilustración y del liberalismo, de suerte que la opción por las elites como población colegial característica en los colegios jesuitas obedecería en última instancia al famoso magis o mayor servicio a Dios, todo lo cual contrasta paradójicamente con la opción preferencial por los pobres de que ha hecho gala la Compañía a partir de la CG XXXII.

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la Compañía por los manejos de alguno de sus miembros (asunto del P. Lavalette en Francia).46

La consecuencia de la expulsión de la Compañía en los diferentes países por sus gobernantes despóticos y volterianos, y de su extinción como orden de regulares por el breve papal Dominus et redemptor noster de 21 de julio de 1773, aparte del inmenso latrocinio47 de sus bienes, fue dar el primer paso en el proceso de secularización de la enseñanza y de la progresiva asunción por parte del Estado de esta tarea sociali-zadora que hasta entonces había estado principalmente en manos de la Iglesia, al menos en la Europa católica.

El insigne escritor santanderino (de cuyo fallecimiento se cumple precisamente este mayo su centenario), en la obra citada, comentando el propósito de los autores de la expulsión de los jesuitas de España, dice que consistía en acabar con la indepen-dencia de las viejas universidades y centralizar la enseñanza, y que para ello entre otras medidas se sometieron tales centros a inspección de censores regios, cargos que por lo general eran desempeñados por fiscales de audiencias y chancillerías, llegándose al extremo de requerir el control y aprobación previa de todas las conclusiones que habían de defenderse (entiéndase en las disputas dialécticas según el modo de proceder escolástico).

Por su parte el historiador de la Compañía, P. García Villoslada, se refiere al descen-so y degradación que sufrieron en nuestra patria la educación y la moral cristiana, por el cierre de 112 colegios en España y 120 en América […], y por la simultánea inundación de las obras

46 Lacouture sugiere que tal vez la razón de la persecución de la Compañía por parte de los ilustrados no responda tanto a la filosofía como a la constitución, en todas partes, del Estado nacional moderno y autoritario alérgico a todo tipo de empresa transnacional que atentare contra sus intereses directos; e incluso afirma inquietantemente que los jesuitas del tiempo de la Enciclopedia son portadores de un mensaje mucho más próximo al de los “filósofos” que el de sus adversarios más encarnizados, los jansenistas. LACOUTURE, 2006, pág. 532-534.

47 Expresión esta de Menéndez Pelayo que sin embargo aplica en Historia de los heterodoxos al expolio que sufrió la Iglesia católica española en sus bienes inmuebles por la célebre desamortización de 1836, obra del ministro de Hacienda Mendizábal. No obstante para algunos otros autores los sucesivos expolios que la Iglesia católica experimentó fundamentalmente a manos del liberalismo y progresismo del siglo XIX sirvió, como designio inescrutable de la Providencia, para liberarla de peligrosas adherencias materiales que tal vez distraían a sus miembros de su verdadero fin: la salus animarum. Y tal vez un efecto de esta purificación de intenciones se encuentre en la enorme difusión que en el último tercio del siglo XIX tienen las diversas iglesias cristianas, aunque tampoco se puede desconocer que esta difusión del cristianismo va asociada a la expansión colonial que se produce de forma coetánea y que responde a intereses más mundanos que espirituales.

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de V oltaire, Diderot, D’Alambert y demás filósofos irreligiosos. Pone además el acento y peso negativo de dicha expulsión más que en la pérdida de insignes jesuitas españoles, maestros de la ciencia en sus diversas ramas, como hace Menéndez y Pelayo, en la falta de buenos educadores48.

Para terminar con este apartado consignemos el dato curioso de que el breve papal de extinción del año 1773 se aplicó con mayor lenidad e incluso no se aplicó en naciones en las que a priori debería presuponerse un mayor interés en la desapari-ción de la Compañía. Así en la luterana Prusia del ilustrado Federico II se acogió por parte de éste con no disimulada alegría la expulsión de la Compañía de España49, y sin embargo cuando de aplicar en sus estados el breve de disolución se trataba no estuvo dispuesto a ello, arguyendo razones tan sarcásticas como que siendo hereje (para la Iglesia católica) ni siquiera el Papa podía dispensarle de la obligación de cumplir la palabra dada en el tratado de Breslau (1742) por el que se comprometía a mantener la religión católica en la región de Silesia adquirida a consecuencia de dicho tratado. O frente a las instancias de sus amigos ilustrados, dando lecciones de humanidad50 o bien de pragmatismo avant la lettre, señala que, ante la falta de católicos letrados en Silesia fuera de los jesuitas, es necesario mantenerlos en las escuelas lo mismo que en la Universidad de Breslau, pues en caso contrario habría que cerrar aquellas y enviar a los estudiantes de teología de ésta a Bohemia, lo cual sería contrario a los intereses de su gobierno frente al Imperio austríaco51.

Otro llamativo caso de comprensión y asilo de los jesuitas, expulsados de las monar-quías católicas y disueltos por el mismísimo Papa, por parte de monarcas no católi-cos es el de Catalina II de Rusia (al igual que Federico II ilustrada y luterana de ori-gen), que ante la comunicación del breve pontificio de disolución de 1773 prohíbe su difusión y publicación, bajo pena de severos castigos, considerándolo nulo y sin valor. Efectivamente

48 GARCÍA-VILLOSLADA, 1954 pág. 549.49 En carta a D´Alambert exclama “¡Vivan los filósofos! ¡ He ahí a los jesuitas arrojados de España! el trono de la superstición está

socavado, y se derrumbará en el siglo venidero”. Ibídem, pág. 562.50 “Y, vosotros, filósofos, no me reprochéis que trate a los hombres con bondad, y que ejerza la humanidad indistintamente con todos los de

mi especie, sea cual fuere la religión o sociedad a que pertenezcan”. Carta del rey Federico II de Prusia de enero de 1744 a D’Alambert, citada en LACOUTURE, 2006, pág. 26.

51 “Si la orden hubiese sido suprimida, la universidad ya no existiría; y habría necesidad de enviar a los silesios a estudiar teología a Bohemia […]Todas estas razones me han convertido en paladín de esta orden”. Carta a Voltaire de 18 de noviembre de 1773 en LACOU-TURE, 2006, pág. 27.

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las casas y colegios de los jesuitas en la que, a partir de la partición de Polonia en 1772, se conoció como Rusia Blanca se mantuvieron y respetaron por la Zarina en cumplimiento de la promesa que hizo a sus nuevos súbditos de respetar sus creencias52; por lo que en verdad la Compañía puede afirmar en sus documentos53 la continuidad sin solución de la orden, gracias a ese resto en Bielorrusia.

3.- Concilio Vaticano ii.

En el siglo posterior a los hechos que hemos tratado en el apartado anterior los estudios humanísticos van perdiendo mucha de su importancia, al menos para las clase media o burguesa, que como sabemos fue la que dio un enorme impulso a los colegios de la Compañía durante el siglo XVII, como medio para la promoción social de sus vástagos. En lugar del estudio de las lenguas clásicas y del resto del cu-rrículum tal y como aparece en la Ratio, el positivismo del siglo XIX va imponiendo unos estudios más científicos (ciencias, geografía, historia) y prácticos (técnica y comercio).

Por otra parte las instituciones educativas de la Compañía empiezan a sufrir difi-cultades financieras por la falta de bienhechores que doten económicamente tales colegios, y se ha de generalizar el pago de los estudios y pensionados. Lo cual como ya se ha apuntado supone un serio riesgo de elitismo y clasismo (pues sólo pueden hacerlo las familias acomodadas), riesgo contra el que ya advertía San Ignacio en las Constituciones54.

No obstante estas cuestiones, que también tienen su importancia como se verá en los actuales documentos pedagógicos de la Compañía, se ha señalado como tercer acontecimiento histórico relevante en la evolución y desarrollo de su la-bor educativa el Concilio Vaticano II, sus desarrollos y consecuencias. Este magno

52 Lacouture añade como razón de esta buena disposición de Catalina II hacia los jesuitas el que estos padres en el momento de la anexión se hubiesen mostrado partidarios arrastrando consigo al pueblo, a la nobleza y al resto del clero. Ibídem, pág. 30.

53 PROVINCIA DE CASTILLA DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS. La fundación de colegios en la Compañía: su evolución y sentido ayer y hoy, pág.4.

54 Ibídem, pág. 4.

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a contecimiento de la Iglesia Católica supuso una auténtica revolución en la forma de entenderse la misma Iglesia y de entender su misión, y en consecuencia la de sus miembros colectivos e individuales, y entre ellos, como no podía ser menos, la Compañía de Jesús.

El propósito del Papa Juan XXIII, según se deduce de la constitución apostólica de convocatoria del Concilio, es que la Iglesia sepa fortalecer su fe, y adaptándose al ritmo de los tiempos irradie nuevas luces, logre nuevas conquistas, eso sí permane-ciendo siempre idéntica a sí misma55. El concilio dio como fruto cuatro constituciones, de las cuales la relativa al papel de la Iglesia en el mundo, conocida como Gaudium et spes, es donde más de manifiesto se puso ese famoso espíritu de aggiornamento perseguido, y del que se hizo uso (y frecuentemente abuso) para interpretar más allá de sus palabras lo que los padres conciliares dejaron plasmado en este documento. Es en esta constitución donde aparecen en toda la magnificencia que da el soporte institucional de un Concilio Ecuménico temas de índole social, económica, política, que supusieron el cambio formal y explícito de visión por parte de la Iglesia de la realidad del mundo y de la relación que aquella debía mantener con este. Así frente a la postura de oposición defensiva al mundo moderno o modernista de una cierto catolicismo intransigente que podríamos identificar con el espíritu que subyace al famoso Syllabus (1864) de Pío IX, Gaudium et spes trata de coronar56 una suerte de adaptación ofensiva, esto es procurando imponer sus propias condiciones, a las realidades temporales del mundo moderno en aquello que se aparta y choca frontalmente con lo nuclear de su concepción del mundo, del hombre y de Dios

A la par que tenía lugar el concilio y en parte como consecuencia de este, pero tam-bién en cierta forma siendo un antecedente difuso de su convocatoria se o bserva

55 Constitución Apostólica Humanae salutis, de Juan XXIII, por la que se convoca el Concilio Vaticano II, en Documentos del Vaticano II. Biblioteca de Autores Cristianos (1982), Madrid.

56 Utilizamos este término porque los intentos de la Iglesia en este sentido conciliador no pueden limitarse al Concilio Vaticano II (aunque sí ejemplificarse en él como manifestación más explícita y universal), pues suele citarse la Rerum novarum de León XIII (1891) como origen de la llamada Doctrina Social de la Iglesia, que ha cumplido más de un siglo tratando temas sociales, económicos y políticos a través de numerosos documentos de varios Papas como la Quadragesimo anno de Pío X, Octogesima adeveniens de Pablo VI y Centesimus annus de Juan Pablo II.

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57 Las conferencias CELAM de Medellín (1968) y Puebla (1979). Respecto de la primera dice Juan Pablo II “Medellín quiso ser un impulso de renovación pastoral, un nuevo espíritu de cara al futuro, en plena fidelidad eclesial en la interpretación de los signos de los tiempos en América Latina”. ALDEA, Q. y CÁRDENAS, E. Manual de Historia de la Iglesia X: La iglesia del siglo XX en España, Portugal y América Latina. Barcelona 1987, p. 731.

58 “Constituían pequeñas comunidades menores que el pueblo y la parroquia […] Se catequizaba por la radio. Los domingos se reunían las comunidades (sin presbítero) en torno al aparato para contestar a la misa que el obispo celebraba y para escuchar su palabra […], llevando a la formación de pequeñas comunidades humanas y eclesiales […], que se evangelizaban y eran evangelizadoras”. Ibídem, pág.822.

59 Ibídem.60 “Juntamente con esa preocupación evangelizadora y partiendo de ella, se sintió la responsabilidad de mirar a la realidad global del mundo,

comprometiéndose con los más pobres y víctimas de la injusticia. Por eso aparecieron también las CEB principalmente y de modo intenso en las áreas más desafiantes, donde el hombre estaba aplastado por las condiciones adversas”. Ibídem, p. 823.

en el subcontinente Latinoamericano por lo que a la Iglesia Católica se refiere un cierto ambiente de efervescencia, motivado por la aparición de distintos movi-mientos renovadores, algunos de índole organizativa e institucional (la Conferencia Episcopal Latino Americana –CELAM– en 1955 que jugará un importante papel en el posconciliarismo como instrumento de moderación de la jerarquía eclesial ante los devaneos radicales de la iglesia de base en dicha región57), otros de origen y actividad más espontáneos como son las comunidades de base, a través de las cuales laicos comprometidos desarrollaban una labor pastoral, que en sus orígenes era en nombre del ordinario del lugar58.

Precisamente para el origen y desarrollo posterior de las Comunidades Eclesiales de Base (CEB) desempeñó un importante papel un personaje que será más adelante objeto de atención en este trabajo por la posible influencia que su pensamiento y modelo educativo ha podido tener en el conocido como Paradigma Pedagógico Ignaciano (PPI), documento actual de la Compañía de Jesús relativo a su método pedagógico. Nos referimos a Paulo Freire, promotor de la llamada educación de base, en las diócesis del Nordeste [del Brasil], a través de las escuelas radiofónicas59.

Así pues las CEB también en su origen estaban unidas a la jerarquía eclesial y venían a suplir las carencias de su red pastoral en territorios tan amplios y poblaciones tan dispersas. Sin embargo en la misma solución del problema (comunidades compro-metidas de laicos para la vivencia de la fe allá donde no alcanzaban los obispados) estaba también su peligro: la posible infiltración ideológica y política en dichas comunidades, máxime teniendo en cuenta sus paupérrimas condiciones sociales, económicas y políticas60.

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61 TAHAR CHAOUCH, M. (2007). La Compañía de Jesús y la teología de la liberación: convergencias y divisiones sociopolíticas del catolicismo en América Latina. Historia y Grafía, núm. 29, 95-129. La tesis central de este ar-tículo es que la Compañía de Jesús tuvo con la teología de la liberación una suerte de relación ambigua, pues jesuitas había desde luego, y muy significativos, entre los teólogos y prácticos de la liberación, pero también los había como agentes del poder romano y contrapoder; y entre estos últimos se cita por ejemplo a Roger Vekemans, director del Centro para el Desarrollo Económico y Social de América Latina, y que posteriormente fue inspirador de la primera Instrucción sobre algunos aspectos de la teología de la liberación (1984), también conocida como Libertatis nuntius, de la Congregación para la Doctrina de la Fe, dicasterio ya dirigido por el entonces cardenal Joseph Ratzinger, actual Papa Benedicto XVI. Esa presencia ambigua de jesuitas en torno a la teología de la liberación es un símbolo, en opinión del autor, del mismo carácter ambivalente de dicha teología en relación con el pensa-miento de la Iglesia, respecto del cual supone a la vez ruptura (una nueva modernidad religiosa, que ya no tiene nada que ver con la respuesta conciliadora o de tercera vía entre liberalismo y socialismo, característica de la Doctrina Social de la Iglesia) y continuidad (que se manifiesta en que es una respuesta, que al igual que la DSI encierra tensiones y contradicciones, al mismo problema que se planteó la Iglesia durante todo el siglo XIX: su relación con el mundo, la política y las ciencias modernas).

El complejo contexto internacional de la época (bipolarización ideológica y Gue-rra Fría, movimientos estudiantiles del 68, liberación sexual, proceso descoloniza-dor...) unido al acontecimiento de apertura o, en expresión querida de Juan XXIII, de aggiornamiento de la Iglesia que supuso el Vaticano II, junto con las peculiares características socio-económico-políticas de Latinoamérica precipitó en dicho sub-continente una dinámica eclesial conocida como Teología de la Liberación. A diferen-cia de las anteriormente citadas CELAM y CEB que tienen su origen en instancias eclesiales, este otro fenómeno es más bien para-institucional, fruto de una suerte de maduración de pensamiento teológico por parte de un grupo de teólogos que acaba por dar cobertura más bien ideo que teo-lógica a un movimiento social de corte revolucionario.

Todos estos datos, citados de pasada, pues su estudio pormenorizado queda fuera del propósito de este trabajo, nos sirven para contextualizar el papel relevante que en esta dinámica en Latinoamérica tuvo la Compañía de Jesús. Destacados teólogos de la liberación eran jesuitas: Gonzalo Arroyo, Víctor Codina, Fernando Cardenal, Ignacio Ellacuría, Jon Sobrino, Juan Luis Segundo, José González Faus...Y asimis-mo fue numerosa la presencia de jesuitas entre los no teólogos, esto es entre los activistas en el terreno socio-pastoral local, en particular a través de las misiones61.

También fueron jesuitas quienes fundaron los llamados Centros de Investigación y Acción Social (CIAS), que tuvieron sede en las mayores concentraciones urbanas del continente, y que según el Dr. Malik Tahar contribuyeron a la aparición de la

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62 Algo que por otra parte hemos visto constituye uno de los rasgos de la pedagogía jesuita tal y como aparece reflejada en la Ratio, si bien con la diferencia de que en esta las ciencias con las que debía conjugarse el pen-samiento teológico eran las humanísticas, mientras que en la coyuntura de la segunda mitad del pasado siglo dichas ciencias eran las de corte sociológico y económico.

63 ASPE ARMELLA, M.L. (2007). Las repercusiones del Concilio y de la apertura de la Iglesia y de la Compañía al mundo, en la Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús (Pulgas: julio de 1967 - noviembre de 1969). Historia y Grafía, núm. 29, 131-163.

64 En este punto vemos como coinciden Malik Tahar y Aspe Armella: la división que la opción por la justicia y la equidad social (en esto se pensaba que consistían fundamentalmente las exigencias del momento histórico) provocó en el seno de la Compañía, por la radicalidad con que fue entendida por algunos de sus miembros, llegando a la “implicación política de muchos jesuitas, en el cauce de la teología de la liberación”; otros por el contrario vieron en dicha opción preferen-cial por la justicia social una postergación de otras obras apostólicas características de la Compañía, como por ejemplo las educativas (ASPE ARMELLA, M. L. (2007), p.150).

65 Ibídem, 151-2

teología de la liberación en algunos de sus rasgos más característicos como son la integración de la reflexión teórica con la acción colectiva y la intención de vincular pensamiento católico con las ciencias humanas62.

Esa afinidad electiva de que habla Tahar entre sectores de la Compañía de Jesús y la teología de la liberación, no podía dejar de traslucirse de alguna manera ad intra de la propia orden. Con ocasión de la Congregación General XXXI celebrada en 1965 para la elección del nuevo Prepósito General, el elegido P. Pedro Arrupe, en su alocución final a la Congregación General, después de constatar una preocupante defección de miembros de la Compañía, propone un debate interno para la revi-sión de la institución, de acuerdo con el espíritu de renovación del Concilio63.Sin embargo tal proceso ahondó en la crisis de identidad de la Orden, pues se trataba de responder de manera eficaz a las exigencias del momento histórico, pero procurando a la vez permanecer fieles a la naturaleza y carisma de su vocación fundacional64.

Esta dinámica llevó finalmente a entender toda la labor apostólica de la Compañía en dicha clave social, y así lo proclama la Carta de los Provinciales Jesuitas de Amé-rica Latina, conocida como Carta de Río, de mayo de 1968, puesto que, aun admi-tiendo dichos Provinciales que un apostolado tal podría suscitar reacciones negati-vas continuaremos en la predicación del Evangelio de los pobres cualesquiera que sean estas reacciones65.Cabe ahora preguntarnos cuáles son los efectos de ese debate interno propuesto en la labor educativa de la Compañía. La opción preferencial por los pobres, fórmula que se impuso en toda la Iglesia para significar el giro social que imponía el nuevo espíritu

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conciliar, llevó a algún sector radical de la Compañía a peguntarse si ante la urgencia de la nueva misión de los jesuitas tenía sentido mantener sus instituciones educa-tivas (a las que incluso desde dentro de la misma Compañía se tenían por elitistas y reproductoras del orden social injusto, que ahora se tenía combatir). Finalmente se optó, dada la importancia que el apostolado educativo tenía en la universal Orden, por mantener sus colegios y universidades pero estableciendo la promoción de la jus-ticia como condición de fecundidad respecto de todas nuestras tareas apostólicas66, lo que supone convertir dicha promoción en el criterio con el que valorar y reorganizar todo su sistema educativo, lo que acabará plasmándose en Características (1986) y en Pedagogía Ignaciana (1993).

Antes de llegar a esta profunda renovación pedagógica, que supuso arrumbar de-finitivamente la Ratio, es característico en este giro social que tomó la Compañía a consecuencia (entre otras) del movimiento modernizador que inspiró el Concilio Vaticano II, el discurso del Padre Arrupe en el X Congreso de la Confederación Europea de antiguos alumnos de Jesuitas, celebrado en Valencia el año 1973, y que se considera un hito en el proceso de renovación pedagógica de la Compañía en la medida en que en él se admite el déficit de formación de sus alumnos en su dimen-sión social como hombres para los demás. Reconoce el P. Arrupe que en la educación im-partida en los Colegios de los jesuitas existe una carencia, de la que se siente, como Prepósito General, responsable, y es la educación para la justicia, entendiendo justicia con toda la profundidad de que hoy la ha dotado la Iglesia.

Califica la educación que se imparte comúnmente como individualista, que en vez de concebir la formación como una capacitación para el servicio, se fomenta una mentalidad que exalta la posesión y que degrada a la escuela, al colegio y a la universidad al nivel del campo de aprendizaje de técni-cas para escalar puestos, ganar dinero y situarse –a veces explotadoramente– sobre los demás. Es el tipo de educación que Paulo Freire califica de bancaria, y que el orden social imperante se encarga de imponer a través de los medios de comunicación, de suerte que dicho orden social siga reproduciéndose mediante hombres que el mismo orden desea, es decir, un hombre creado a su imagen67.

66 Decreto 40 [29], Congregación General XXXII.67 Es en dicho discurso, como hemos visto, cuando el P. Arrupe acuñará una expresión que desde entonces está

presente en todos los documentos educativos de la Compañía de Jesús, y que expresa el tipo de hombres y mujeres que pretende su labor educativa, el fin de esta: hombres y mujeres para los demás.

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Tratando de poner remedio a esa falta de educación para la justicia, propone en dicho discurso que no basta con reeducarse y convertirse personalmente, puesto que el mal está instalado socialmente en las estructuras, y esto supone una suerte de concupiscencia colectiva o tendencia social a la injusticia (así como el pecado original y los pecados personales hieren la naturaleza humana y la predisponen al pecado), que es preciso corregir para que sea eficaz la educación que busca un hombre nuevo, un hombre para los demás.

Promover la justicia supone enfrentar las estructuras (sociales, económicas y políti-cas), y para ello es preciso analizar y conocer cuáles son sus mecanismos y sus fuer-zas; este análisis exige por su parte utilizar las aportaciones de las nuevas ciencias humanas68. Esta mediación de técnicas e ideologías para el análisis tendrá también su reflejo a escala colegial en Características de la Educación de la Compañía de Jesús, cuando apunta que el análisis de la sociedad dentro del plan de estudios viene a ser así una reflexión basada en un contacto efectivo con dimensiones estructurales de la injusticia [80].

Educar para la justicia es formar hombres que sean agentes eficaces de transformación y cambio. En esta fórmula se anticipa también otro de los rasgos que aparecerán más extensamente elaborados en los documentos pedagógicos actuales de la Compañía de Jesús: la necesidad de que los valores que tratan de inculcarse en los centros educativos encarnen en los alumnos, de tal suerte que estos se convierten en actores o agentes multiplicadores de tales valores.

iii.- La pedagogia de la Compañía de Jesus hoy (Características y pedagogia ignacia-na).

Son múltiples los factores que han determinado que a finales del siglo pasado la Compañía se embarcara en la tarea de revisar y poner al día aquellos aspectos de su pedagogía y sistema educativo que por el transcurso del tiempo lo exigiera. Pero para ello era preciso que previamente se pusiera en claro cuál era, si no ya la letra, el espíritu que dejaban traslucir sus documentos históricos (Ejercicios Espirituales de San

68 Esto en el fondo equivale a reconocer la funcionalidad de los análisis marxistas acerca de la realidad social y política.

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Ignacio, Constituciones [IV], Ratio Studiorum…) y al que respondía el sistema educativo de la Compañía, de tal suerte que fuera posible la adaptación a los nuevos tiempos y desafíos pero sin perder el hilo conductor con su origen, la ignacianidad de sus instituciones educativas, los rasgos y características que permitían identificar sus colegios como de la Compañía69.

Pues bien, a esta necesidad de claridad y precisión respondió la iniciativa que par-tiendo en 1980 de un grupo de estudio de jesuitas y seglares acerca de la educa-ción primaria y secundaria en los colegios de la Compañía condujo al importante documento Características de la Educación de la Compañía de Jesús de 1986, a través de un proceso de elaboración que, siguiendo un esquema parecido al que cuatro siglos antes se empleó para elaborar la Ratio, mezclaba sabiamente la reflexión, la consulta y el discernimiento.

De esos factores que determinaron la puesta en marcha de dicha actualización sería lógico pensar que algunos tuvieran que ver con los nuevos modelos pedagógicos que dominaban la práctica educativa, y que habían experimentado un enorme de-sarrollo desde mediados del siglo XIX, pero sobre todo a partir del segunda mitad del siglo XX. Otros por el contrario responderían a acontecimientos y desarrollos históricos que desde finales del siglo XVIII hasta nuestros días se han producido en el mundo y en la Iglesia y que no han dejado de repercutir en las instituciones educativas de la Compañía de Jesús.

Entre los más destacados factores socio-políticos se encuentra el creciente interven-cionismo estatal en los diversos aspectos de la educación, ya se trate de la titulari-dad de la misma, ya en sus contenidos o programas, en la cualificación que han de reunir quienes la impartan, en su dirección e inspección... Esta injerencia creciente del Estado contemporáneo en el ámbito de la educación ha determinado que en muchos casos el rasgo de identidad común de instituciones educativas de la Com-pañía en diversos países se circunscriba a la presencia de jesuitas en los claustros y a veces tan solo en los órganos de dirección, de cuya voluntad y decisión dependería que el colegio mantuviera el mismo objetivo fundamental que en términos de la

69 GIL CORIA, 2002 pág. 258.

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Ratio consistía en mover a sus oyentes [entiéndanse alumnos] al servicio y amor de Dios y de las virtudes.

No obstante esta característica de la educación de los jesuitas desde sus comienzos de procurar la formación de los alumnos en la totalidad de sus dimensiones como personas (intelecto, voluntad y carácter, espíritu o alma, y por supuesto su dimen-sión social como miembro de una comunidad), lo cierto es que la educación en los tiempos actuales, pero ya desde los orígenes de la sociedad burguesa, ha quedado reducida en el ánimo de muchos padres y alumnos a una suerte de capacitación y habilitación para el ejercicio profesional o para comenzar estudios superiores que permitan conseguir un empleo bien remunerado.

Por otra parte la comunidad educativa en los colegios jesuitas ha experimentado importantes cambios: la apertura de dichos colegios a la coeducación, la masiva incorporación de seglares a los claustros hasta el punto de ser mayoría en ellos, pero también en la administración y dirección de los centros, el aumento extraor-dinario del número de instituciones escolares y de alumnos paralelo al descenso de miembros de la Compañía.

También sería plausible pensar que los factores más determinantes para el proceso de renovación en el sistema educativo de la Compañía que se ha experimentado a partir del último cuarto del siglo pasado hasta nuestro días, han sido los profundos cambios e innovaciones, que desde mediados del siglo XIX, se vienen produciendo en torno a la Pedagogía y la Psicología (habiendo ambas llegado a alcanzar estatu-to científico propio); de suerte que con los nuevos documentos Características de la Educación de la Compañía de Jesús y Pedagogía Ignaciana la Compañía trata de incorporar su sistema educativo a las nuevas corrientes en boga.

Cabe entonces preguntarse legítimamente sobre cuál es el influjo real que dichas corrientes y modelos (Escuela Nueva, educación personalizada…) tienen en los nuevos documentos que la Compañía ha elaborado sobre su labor educativa. Re-cordemos que sobre el carácter innovador o no de su modelo pedagógico, la Com-pañía con su fundador a la cabeza nunca se ha mostrado celosa de originalidad. San Ignacio se mostraba partidario del modo parisiense para los colegios de la Compañía, como el más apropiado a sus fines, y actualmente la Compañía también se decanta

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por escoger aquello que más eficaz se haya mostrado, que aparezca contrastado por la práctica y el éxito y que mejor se adapte a sus características y propósitos. De hecho en los documentos recientes que venimos citando no se hace alusión explí-cita a escuela o corriente pedagógica y/o psicológica alguna, como no sea muy de pasada y de forma no singularizada en Características cuando en su Introducción dice: La psicología evolutiva y las ciencias sociales, juntamente con los avances pedagógicos y educativos, han proyectado nueva luz sobre el modo como los jóvenes aprenden y maduran como personas dentro de una comunidad; y esto ha influido en el contenido de las programaciones, en las técnicas de enseñanza y en la orientaciones de los centros70.

Asi pues, dada esta resistencia típica de la Compañía a poner nombre y apellidos a las corrientes pedagógicas de las que pueda tomar algún elemento o de las que se reclame en alguna medida deudora, lo más que cabría hacer a este respecto es tratar de bucear en los documentos actuales relativos a su sistema educativo, para intentar hallar paralelismos con las corrientes pedagógicas imperantes. Pero esto no permite afirmar en absoluto que haya una relación de influjo directo entre estas y la peda-gogía jesuítica de hoy.

1.- Características de la educación de la Compañía de Jesus (1986).

En 1980 se reunió en Roma un grupo de jesuitas y seglares con el propósito de examinar la situación de la educación primaria y secundaria de la Compañía, ante los serios interrogantes acerca de la actual eficacia de sus centros educativos. A su juicio res-ponder a tales interrogantes exigía previamente una comprensión de la naturaleza peculiar de la educación de la Compañía, y solo a partir de ella se podría hacer frente a los retos que el mundo actual presenta a dicha labor educativa de los centros jesuitas a condición de que fueran fieles a su peculiar herencia jesuita71.

A ese propósito de clarificar las señas de identidad de la educación de los jesui-tas, tal y como resultan de la llamada visión espiritual de Ignacio de Loyola, responde

70 ICAJE, 1986 [7].71 ICAJE, 1986, [1-2])

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C aracterísticas. Este es un documento que tiene un enfoque de visiones y finalidades, pero no metodológico, aspecto al que en cambio atiende Pedagogía Ignaciana (1993).

Según Características: la educación de la Compañía reconoce a Dios como Autor de toda la realidad, toda la verdad y todo conocimiento, lo cual supone que todo conocimiento remite en última instancia a Dios; se trata de una doble vía de conocimiento, pues el conocimiento de la realidad del mundo creado lleva a una indagación y aproximación (no tanto ni tan solo intelectual, sino afectiva y religiosa) a su Creador, y la relación amorosa con Dios supone considerar cada elemento de la creación como digno de estudio y contemplación, lo que hace posible la implicación afectiva del sujeto (cognoscente) y por tanto su gozo en el aprendizaje y el deseo de un saber más amplio y profundo72.

El aspecto afectivo no solo hace relación con el carácter amable de la realidad objeto de la relación de enseñanza-aprendizaje entre docente y alumno, sino que también constituye uno de los aspectos del discente que precisan de formación, puesto que la afectividad es uno de los elementos que constituyen la totalidad de la persona, y es esta en toda sus dimensiones (corporal, psíquica-intelectiva, afectiva-volitiva, social y religiosa o espiritual) el objetivo de la educación jesuita: ayudar al desarrollo más completo posible de todos los talentos concedidos por Dios a cada individuo.

En lo relativo a la formación intelectual el documento que examinamos reconoce que en la actualidad se prima en general más los contenidos de las disciplinas cien-tíficas (físicas y sociales) y tecnológicas, en detrimento de los estudios humanísti-cos, que han sido durante buena parte de la historia de la educación jesuita su seña de identidad y la que le confería su prestigio. No obstante Características consigue rescatar el valor de la elocuencia y del saber escribir y redactar haciendo alusión a la importancia de los medios de masas en nuestras sociedades, que no por casualidad se denominan de la comunicación y de la información.

El carácter integrador de la formación intelectual en la educación de los jesuitas no se limita a la presencia equilibrada en los currículos de disciplinas científicas, humanísticas y tecnológicas; es preciso, además de procurar la competencia o si se

72 Ibídem, [23-24])

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quiere el dominio de los alumnos en tales disciplinas, que desarrollen una capacidad de razonar reflexiva, lógica y críticamente73, que antaño se procuraba a través de los ejerci-cios dialécticos que prescribía la Ratio. Como veremos al analizar Propuesta Pedagógica Ignaciana, la reflexión constituye un elemento clave o angular de la tríada experiencia-reflexión-acción, en que según dicho documento consiste el método pedagógico ig-naciano que han de seguir hoy los Colegios de la Compañía. Reflexión que si bien tiene resonancias del discernimiento de que nos hablan los Ejercicios Espirituales, también podría tenerlas del momento interpretativo de la realidad, como paso previo para su transformación, característico de los métodos sociales e históricos de análisis de la realidad con mucho predicamento entre los teólogos de la liberación.

Igual genealogía ambigua (¿discernimiento ignaciano o ideología liberacionista?) puede hacerse con otro adjetivo que se emplea en Características para referirse al tipo de estudio que el alumno debe hacer de la tecnología74. La sospecha de un cierto influjo ajeno a la espiritualidad ignaciana se acrecienta cuando en el apartado 30 se alude a los programas en los colegios que capaciten a los alumnos para comprender y evaluar críticamente el influjo de los medios de comunicación de masas, sobre todo si se tiene en cuenta que para aquella ideología los mass media suelen concebirse como un instrumento de aliena-ción.

Todos los aspectos que se mencionan para la formación total de cada persona persiguen que esta no carezca del equilibrio que le aproxime al insuperable modelo de hombre griego, si bien en su versión cristiana, tal y como recogió el P. Arrupe en su discurso Nuestros colegios hoy y mañana (Roma, 1980):

…todos los valores anteriormente citados –académicos, evangélicos, de servicio, de apertura, de sensibilidad ante el presente y el futuro– …se potencian mutuamente cuando se equilibran mu-tuamente. No es el ideal de nuestros colegios producir esos pequeños monstruos académicos, deshu-manizados e introvertidos. Nuestro ideal está más cerca del insuperable modelo griego, en su versión cristiana, equilibrado, sereno y constante, abierto a cuanto es humano.

73 Ib. [26]74 “La educación de la Compañía incluye un estudio atento y crítico de la tecnología”. Ibídem, [27].

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Pero si hay una dimensión personal del alumno en la que Características incide con mayor ahínco es la condición del educando como miembro de la comunidad huma-na, por ello la educación de la Compañía pretende formar hombres y mujeres para los demás. A propósito de dicha dimensión social recordemos las sinceras palabras del P. Arrupe en su discurso en el, ya citado más arriba, X Congreso Internacional de Antiguos Alumnos de la Compañía de Europa, celebrado en Valencia el año 1973: …no os hemos educado para la justicia, tal como hoy Dios lo exige de nosotros. Y creo que puedo también pediros a vosotros la humildad de responder igualmente…que no estáis educados para la justicia y que tenéis que completar la educación recibida75.

Esta dimensión social de la persona del alumno y de la de todo miembro de la comuni-dad educativa, que trae su origen del Decreto 4 de la Congregación General XXXII, se convierte en Características76 en orientación central de la escuela jesuita: una educación para la justicia, que supone introducir los problemas de justicia en el plan de estudios con un análisis crítico de la sociedad77, pero también una autoevaluación del centro en su compromiso con la justicia en la comunidad social en la que se asienta, así como una labor activa en su consecución pues: no hay auténtica conversión a la justicia, si faltan obras de justicia78. Precisamente el reciente giro social o de formación para la justicia como eje central de la educación de la Compañía ha provocado en torno al tema de la excelencia formativa de los colegios jesuitas (muy ponderada a lo largo de los siglos, incluso por quienes mantenían proyectos pedagógicos con ideario totalmente contrario79) y que en Características aparece bajo la conocida fórmula jesuita del magis, un cambio de perspectiva: pues si en la Ratio la excelencia (la superación de uno mismo) se lo-graba por un sistema de motivación en los alumnos, a través de diversos e jercicios

75 Arrupe, P. (s.f.). Discurso al X Congreso de la Confederación Europea de AA. de Jesuitas, Valencia 1973. Recuperado el 16 de mayo de 2012, de http://antiguosalumnosdejesuitas.net/documentos/1973_Arrupe_Valencia.pdf.

76 ICAJE, 1986, [77].77 En el apartado 78 de Características en que se prescribe en el plan de estudios un análisis crítico de la sociedad, se se-

ñalan como fuentes para dicho análisis la Escritura, la DSI y las ciencias humanas, que como venimos repitiendo insistentemente en el contexto de la época equivale a las ciencias sociales e históricas de inspiración marxista.

78 La importancia del tratamiento de los problemas de justicia en el plan de estudios de los colegios de la Com-pañía se refleja en que no sólo se pide la inclusión en aquel plan de cursos complementarios, sino que ha de tratarse como tema presente en todo el desarrollo curricular.

79 MESNARD, 1985 pág. 102

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competitivos, de la emulación y de premios, honores y reconocimientos públi-cos80, en Características se admite que tal vez la emulación en un mundo tan compe-titivo como el actual fomenta, más que la superación de sí mismo, la eliminación del competidor, el afán de éxito a toda costa, por lo que se pide a los alumnos que la distinción, la excelencia lo sea por su capacidad de trabajar unidos, su sensibilidad y ser-vicialidad para con los demás81.

2.– Pedagogía ignaciana. Un planteamiento práctico (1993).

Este documento, epílogo natural de Características, responde a la necesidad de que los profesores y educadores, laicos o jesuitas, en los colegios de la Compañía se fami-liaricen y asimilen un sistema de enseñar y aprender, el Paradigma Pedagógico Ignaciano, resultado de la incorporación de aquellos métodos que mejor puedan contribuir a la educación integral de sus alumnos82. En realidad éste es un documento que por su naturaleza metodológica trata más bien de la formación del profesor, que de la del alumno; esta última será la con-secuencia de la asimilación y puesta en práctica por el profesor de las directrices relativas a cuál sea, por ejemplo, la relación profesor-alumno (pues como sabemos no es lo mismo una relación jerárquica-directiva que una tuitiva-orientadora), o a qué se entienda por enseñanza-aprendizaje (¿meramente instruccional, esto es limita-da a la transmisión de conocimientos, o bien social-reproductiva que trata de capacitar a las nuevas generaciones para ir ocupando los roles que permiten la renovación generacional en la sociedad, o bien la social-revolucionario o innovadora que pretende a través de la educación crear un hombre nuevo, o más bien humanística o personalizadora, cual parece que es la que persigue Pedagogía Ignaciana en la mejor tradición de la Compa-ñía, y que consiste en tratar que el alumno desarrolle lo más plenamente posible sus potencialidades como persona, esto es como ser siempre por hacerse?).

80 CAPITÁN DÍAZ, 1984 págs. 445-44681 ICAJE, 1986, [112]82 ICAJE, 1993, [7-8 y 9].

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No obstante una pedagogía no se limita a los métodos de enseñanza-aprendizaje, sino que debe contemplar el proceso educativo en toda su complejidad, empezan-do por una determinada visión del mundo y sobre todo del hombre (puesto que en última instancia este es el protagonista y fin de dicho proceso). En expresión del P. Arrupe que ha hecho fortuna en todos los documentos de la Compañía relativos a la educación, el objetivo de esta es la formación de hombres y mujeres para los demás, pues solo se contempla a la persona como siendo miembro de la comunidad, nunca de forma aislada o individual.

De forma aún más descriptiva el P. Kolvenbach, Prepósito General de la Compañía, habló en 1989 de la persona que debía salir de los centros de la Compañía como equilibrada, intelectualmente competente, abierto al crecimiento, religiosa, compasiva y comprometida con la justicia en el servicio generoso al pueblo de Dios83.

Explícitamente se cuestiona que el simple proceso educativo (cuando se limita a la mera transmisión de conocimientos) lleve a la virtud, según aquella máxima socrá-tica de que el mal es consecuencia de la ignorancia: Estamos perdiendo la fe en la ingenua idea de que toda educación, con independencia de su calidad, empeño o finalidad, conduce a la virtud84.

Uno de los motivos por los que en las instituciones educativas en general no se atienden a dimensiones importantes del educando, limitándose al bagaje intelec-tual necesario para una futura carrera profesional, se encuentra en el fuerte compo-nente utilitarista y económico de nuestras sociedades modernas, que ha tenido su reflejo como no podía ser de otra forma en los currículos educativos que imponen los gobiernos y las autoridades educativas, en los que se prescinde de todo com-ponente humanístico. Para evitar esta deficiencia, se insiste en la necesidad de que todo educador de los colegios de la Compañía saque a relucir, cualquiera que sea su disciplina, los aspectos de la misma que tengan relación con el hecho y la realidad del ser persona.

En la búsqueda de un modelo pedagógico que sirva para poner en práctica los ob-jetivos y la visión de Características, el documento que analizamos recurre al Decreto

83 ICAJE, 1993,[13].84 Ib., [14].

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1 de la Congregación General XXXIII de la Compañía (1983), en el que se anima a los miembros de la Compañía a revisar o discernir de modo constante sus respec-tivos ministerios, sean estos tradicionales en la Compañía (piénsese por ejemplo en la educación, la misión, los ejercicios…) o novedosos (pensamos en medios de comunicación, promoción de justicia social…), de suerte que se produzca una suerte de renovación de los modos habituales de pensar.

Dicha transformación o metanoia debería atender a dos guías o criterios según el mencionado decreto de la CG XXXIII: la Escritura y la tradición ignaciana, y resultar de la interacción constante entre Experiencia, Reflexión y Acción. Es en este punto preci-samente donde la Comisión Internacional para el Apostolado de la Educación de la Compañía (ICAJE) encuentra el paradigma educativo, el esquema del que partir para elaborar un modelo pedagógico, a la vez actual y propio, y que sirva para po-ner en práctica los objetivos e ideales que se plasman en Características de la Educación de la Compañía de Jesús85.

Su carácter actual parece ponerse de manifiesto en que la tríada de elementos res-ponden a las modernas corrientes pedagógicas que exigen, para que el proceso de aprendizaje sea efectivo y significativo, la integración de la experiencia en dicho proceso, de suerte que escuela y vida sean co-determinantes, esto es que la escuela enseñe para la vida y la vida sea una circunstancia continua de educación86.

Mientras que el carácter propio o ignaciano de dicho paradigma resultaría de la conexión que los redactores de Pedagogía Ignaciana quieren ver con lo más caracterís-tico de la Compañía de Jesús: los Ejercicios Espirituales de San Ignacio. Lo que resulta de dicha obra es el proceso por el que el ejercitante se enfrenta a una serie de ex-periencias de oración (elemento experiencial), que le confrontan con su trasfondo vital, axiológico y de creencias (elemento reflexivo) y que finalmente le impulsan a la toma de decisiones sobre la conducción de su vida (elemento activo)87.

85 Ibídem, [22].86 CAPITÁN DIAZ, 1984 págs.10-11. Dice Capitán en estas páginas iniciales de su segundo tomo de Historia del pensa-

miento pedagógico en Europa: “La insistencia de las escuelas nuevas y progresivas en que la enseñanza se base en los hechos y en la experiencia y en que la teoría suceda a la práctica…, no es sino un correlato en la práctica del principio de la experiencia educativa”.

87 ICAJE, 1993, nn. 22-24

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En este proceso complejo el ejercitante no se encuentra solo, sino guiado por el director de los ejercicios, y esto como ya hemos señalado es un trasunto de la re-lación pedagógica que se entabla entre el educador y educando, docente-discente, maestro-pupilo. Sin embargo, donde más inciden los redactores de Pedagogía para relacionar este documento con Ejercicios es en el hecho de que esta práctica católica (también en su sentido de universal) supone la puesta en juego de todas las dimen-siones del ser humano: cuerpo, mente, corazón y alma; y el juego de las mismas se traduce en esa tríada del paradigma ignaciano: experiencia, reflexión y acción.Estos tres elementos del paradigma y de la práctica de los Ejercicios no operan de forma aleatoria y espontánea, tal como se presenten en el tiempo, sino metódica-mente, a través de un itinerario o camino. En realidad Ejercicios Espirituales no es sino un método (µέΘοδος) por el que quien da los ejercicios acompaña y guía al ejer-citante para buscar y hallar la voluntad divina en la disposición de su vida88, y esta idea de camino para un fin es la que se emplea en Pedagogía para definir qué se entiende por pedagogía: camino por el que los profesores acompañan a los alumnos en su crecimiento y desarrollo89.

Es la reflexión la que permite el paso de la experiencia a la acción, y tanto experiencia como acción (y como elemento previo de esta: la decisión) tienen como sujeto al ejercitante, pues nadie por él puede tener la experiencia de Dios o de la verdad, y tampoco nadie puede decidir por él (a menos que renuncie a hacerlo, en cuyo caso no podemos hablar de acción libre propiamente dicha90, y recordemos que el fin de la educación según resulta de este documento de la Compañía es que el alumno alcance la madurez en el conocimiento, pero también en su libertad91). La reflexión es ya en sí un proceso formativo y liberador, que permite al sujeto sacar a la superficie de la conciencia el sentido o significado de la experiencia (sea esta un acontecimiento exterior o íntimo, una idea, un tema, una intención, un sentimiento…). La re-flexión según resulta de este documento forma la conciencia de los alumnos, y esta y no el mero conocer es la que impulsa a actuar92.

88 Ejercicios Espirituales [1]89 ICAJE, 1993, [11]90 La renuncia a elegir, es desde luego una de las posibilidades del ejercicio de la libertad, pero no parece ser el

modo propio de ejercicio de dicha facultad humana.91 “La educación en la fe y a favor de la justicia comienza por el respeto a la libertad… Esto significa […] acompañarles en su propio camino

hacia un mayor conocimiento, libertad y amor”. ICAJE, 1993 [18].92 Ibídem, [48].

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Dado que el profesor solo debe ayudar o acompañar al alumno en este proceso de formación de la conciencia en el que consiste la reflexión formulando preguntas que am-plíen su sensibilidad y le hagan considerar el punto de vista de los demás, especialmente el de los pobres93, se advierte a este propósito del riesgo de indoctrinación o manipulación, por lo que se reitera la necesidad de un escrupuloso respeto a la libertad de los alumnos94.

En el engarce entre experiencia y acción el papel del discente (en el caso de los Ejercicios el director de los mismos) es clave95. Su misión consiste en ayudar al estudiante en su proceso de descubrimiento de la verdad al modo de un nuevo Sócrates y de su conocido método de la mayéutica. Como el modelo para esta labor del profesor, mediadora entre el alumno y la experiencia, y que es necesaria para la apropiación personal de lo que se va aprendiendo, es el papel que en los Ejercicios Espi-rituales cumple el director o acompañante mencionaremos los cuatro puntos que, según M. Bertrán Quera S.J., resumen el papel psico-pedagógico del ejercitador (di-rector o acompañante, trasunto del profesor) con respecto al ejercitante (alumno): a) Conocimiento del perfil del ejercitante, b) Adaptación y acomodación a su modo de ser, c) Ayudar a que el ejercitante busque y halle la voluntad de Dios, d) Fomentar la actividad personal del ejercitante96.Quizás el punto que más aclaración requiere para comprender en qué medida es trasunto de la relación pedagógica entre profesor-alumno sea el c). Con él se quiere hacer notar que el papel del director-profesor es el de mero instrumento para facilitar el encuentro del alumno con la verdad (en Ejercicio Espirituales entre el Criador y su creatura). Y se señala la conveniencia de que el director-acompañante deje que sea el mismo Creador y Señor [quien se] comunique a la su ánima devota, lo que está en perfecta sintonía con la doctrina de la Iglesia de que la verdad no se impone de otra manera que por la fuerza de la misma

93 Ibídem, [55].94 “Debemos ser respetuosos con la libertad individual de quien se resiste a madurar”. Ibídem, [56]. Nada que ver sin embargo esta

libertad con la propia de corrientes pedagógicas muy en boga a mediados del siglo pasado como la que puso en práctica, en la Escuela de Summerhill, el pedagogo A. S. Neill (1883-1973), y que podemos resumir en esta frase “los niños necesitan aprobación y libertad para ser naturalmente buenos” (CAPITÁN DIAZ, 1984 pág. 513) y que se trata de una variante de la bondad natural rousseaniana. Por el contrario la libertad de un alumno “incluso después de un proceso reflexivo, [para] decidir actuar de forma egoísta” (ICAJE, 1993 pág. [56]), responde más a la antropología cristiana en la que la naturaleza humana herida por el pecado, puede incluso conociendo la verdad no ser coherente con ella, y así se menciona como justificación el pasaje evangélico del joven rico.

95 “La reflexión constituye para Ignacio el punto central del paso de la experiencia a la acción; tanto es así, que confía al director o guía de las personas que hacen los Ejercicios Espirituales la responsabilidad primordial de ayudarles en el proceso de reflexión”. ICAJE, 1993,[25].

96 LANGE CRUZ, 2005 pág. 41 y ss.

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verdad, que penetra suave y a la vez fuertemente en las almas97. Del mismo modo en la relación pedagógica es la fuerza misma de la verdad (sea un teorema, un valor, un senti-miento, un deber…) la que ha de acabar por imponerse en el alumno, y el profesor simplemente le habrá señalado el camino para su descubrimiento.

El sucederse epidérmico de informaciones o datos que van desplazándose sucesiva-mente en el común de los alumnos es algo característico de la escuela tradicional, que como se nos recuerda en Pedagogía se basaba no en una tríada, sino en la dupla Experiencia-Acción, en una suerte de relación contractual en la que la experiencia del alumno se limita a la recepción pasiva de la información, completa y elaborada, que aporta el profesor, y la acción es a modo de contraprestación del alumno y consiste en demostrar al profesor que se conoce la materia (para lo cual bastaba la puesta en juego de la facultad memorística). La alusión al modelo de la escuela tradicional, en la que falta el elemento de la reflexión y en la que por tanto el alumno se limita a acumular la información que le su-ministra el profesor98, parece tener en mente uno de los conceptos que el pedagogo brasileño Paulo Freire (1921-1997), al que a partir de ahora vamos a aludir con frecuencia en este análisis de Pedagogía Ignaciana por entender que pudiera ser una de las fuentes ocultas que sus redactores utilizaron para dar forma a la llamada Propuesta Pedagógica Ignaciana99, intuyó y puso en circulación: educación bancaria. Con dicha expre-sión significaba la idea de que en la relación entre educador y educando, a este no le quedaba otra alternativa que aceptar y repetir todo lo dicho por el educador. El educando acumulaba “conocimientos”, saberes. Era un banco receptor y depositario de los mismos100.

Frente a la educación bancaria Paulo Freire propone la educación liberadora en la que edu-cador y educando se colocan en un plano de igualdad u horizontal y la relación

97 Declaración Dignitatis humanae sobre libertad religiosa del Concilio Vaticano II.98 “…gran parte de la enseñanza que aún se imparte continúa limitada a un modelo educativo de dos pasos: Experiencia-Acción en el cual el

profesor juega un papel mucho más activo que el alumno…y cuyo objetivo pedagógico primordial es el desarrollo de la capacidad de memori-zación por parte de los alumnos”. ICAJE, 1993, [31].

99 Hablamos de fuente oculta porque no se quiere reconocer de forma explícita este influjo de una de las persona-lidades, que al menos en el campo educativo, se asocian al movimiento latinoamericano de la Teología de la Liberación y afines. Esto a su vez nos hace sospechar que la alusión a la tradición ignaciana del esquema experien-cia-reflexión-acción como ya presente o intuida en Ejercicios Espirituales es una forma ad hoc de dar carta de naturaleza ignaciana a lo que no es sino un esquema (el de análisis-praxis) de eco social-marxista.

100 GÓMEZ GARCÍA, 1982 pág. 34.

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pedagógica queda mediatizada por la realidad, de suerte que es esta la que hace del educador un educando y del educando un educador; ambos asumen el doble papel educador-educando por la relación dialéctica entre ellos mismos y con la realidad. Nadie educa a nadie; nadie se educa a sí mismo; los hombres se educan en comunión mediatizados por el mundo, escribe el mismo Freire en Pedagogía del oprimido (1970)101.

Ciertamente en Pedagogía Ignaciana no se llega tan lejos y se sigue manteniendo la relación desigual102 entre profesor-alumno, sin embargo no dejan de aparecer rasgos que sugieren una mayor nivelación, así se dice que la relación entre profesores y alumnos requiere confianza y respeto, y que estas actitudes solo se consiguen y alimen-tan de una continua experiencia del otro como genuino compañero de aprendizaje, lo que sugiere que también el profesor es sujeto cognoscente o educando en la relación educativa103.Abundando en la posible conexión de Pedagogía Ignaciana con la propuesta pedagógica de Paulo Freire, podemos aludir al concepto de educación que este formula en La educación como práctica de la libertad (1971) y que define como praxis, reflexión y acción del hombre sobre el mundo para transformarlo. La similitud entre este concepto de educación y el modelo pedagógico ignaciano de experiencia-reflexión-acción es evidente. El mismo concepto freireano de educación liberadora, que alude al proceso de humanización o de libe-ración de los oprimidos por su propia acción (de ahí los dos rasgos característicos de la pedagogía de Freire: el protagonismo del educando como su propio educador –de la misma forma que la liberación del oprimido no puede venir de ningún otro fuera de él mismo– y la inextricable dinámica liberadora de teoría-práxis)104, parece

101 Ibídem, pág. 35102 Desigual no por estar jerárquicamente subordinado el alumno al profesor, sino más bien por ser el alumno el

verdadero protagonista del proceso enseñanza-aprendizaje, siendo el profesor, como hemos visto más arriba al hablar del modelo pedagógico de los Ejercicios Espirituales para el Paradigma Pedagógico Ignaciano, simplemente un mediador .

103 No obstante para no faltar a la verdad en este intento de señalar la posible influencia de la pedagogía de Freire en Pedagogía Ignaciana conviene advertir de nuevo que los autores de esta propuesta procuran buscar en la tradición de la Compañía y en sus documentos los antecedentes que sirvan de soporte a sus propuestas pedagógicas, y así para justificar este clima de confianza y conocimiento mutuo entre profesor y alumno en los Colegios de la Compañía se recurre a una fórmula tradicional de la Compañía: cura personalis, es decir el amor auténtico y la atención personal a cada uno de nuestros estudiantes( Ibídem [40]); pero probablemente no se puedan sustraer a la influencia de los pedagogos más reputados de la época.

104 “…para la educación problematizadora [otro nombre de la educación liberadora], en tanto quehacer humanista y liberador, la importancia radica en que los hombres sometidos a la dominación, luchen por su emancipación…superando el intelectualismo alienante, superando el autoritarismo del educador bancario, superando también la falsa conciencia del mundo”. CAPITÁN DIAZ, 1984 pág. 827.

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encontrar reflejo en la constante alusión que se hace a la libertad como una de las aspiraciones fundamentales de la educación ignaciana tal y como resulta en los nuevos documentos pedagógicos de la Compañía, pues en estos la libertad que se persigue no es tanto (aunque también) la interior libertad respecto del pecado105, sino sobre todo una liberación de las estructuras mentales o prejuicios (sociales) que impiden al alumno hacerse hombres y mujeres para los demás106.

A pesar de todas estas similitudes entre un modelo concreto de pedagogía, el de Paulo Freire, que podríamos calificar como liberacionista (no sólo porque así lo de-nomina el mismo autor, sino por su evidente influjo en movimientos políticos y sociales muy en boga en Latinoamérica durante las década de los sesenta, setenta y ochenta del s. XX) y ciertos aspectos (no menores) de la pedagogía que resulta de Características y de Pedagogía Ignacia, lo cierto es que hay al menos una notable di-ferencia que salta a la vista: la pedagogía de Freire va dirigida fundamentalmente a los oprimidos, mientras que la nueva pedagogía ignaciana no puede sino tener por sujetos a los hijos de los opresores, pues la red de colegios de la Compañía en su mayor parte estaba de facto al servicio de la educación de las clases dirigentes y las elites, o cuando menos de las clases medias107.

Esta diferencia se salva no obstante en los documentos pedagógicos de la Compañía mediante el argumento (en coincidencia con el mismo Freire) de que la liberación lo es también del opresor, al liberar al alumno de los prejuicios y esquemas mentales que le llevarán en su edad adulta a reproducir esa conducta opresora.

El modelo pedagógico que opera sobre el triángulo experiencia-reflexión-acción tie-ne, y así se sugiere en el apartado [28] de Pedagogía, una eficacia individual y una

105 En la Instrucción Libertatis nuntius de la Congregación de la Doctrina de la Fe (1984) se hace alusión precisamente a la idea de que frente a una teología de la liberación que se centra en la lucha contra las estructuras sociales de opre-sión, la verdadera doctrina cristiana sobre la libertad y la liberación va a la raíz última de toda opresión que es el pecado y el poder de la muerte en el corazón de los hombres, sin desconocer el carácter también opresor de las estructuras sociales y políticas.

106 “El contexto socio-económico, político, cultural dentro del cual se mueve un alumno puede afectar seriamente a su crecimiento como “hombre para los demás”…Estos y otros muchos factores pueden restringir la libertad, que tanto desea promover la pedagogía ignaciana”. ICAJE, 1993 [39].

107 Recuérdese al respecto el discurso del P. Arrupe a los antiguos alumnos en Valencia (1973).

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d inámica laboriosa y lenta, que parece contradecir ciertas aspiraciones de transformar inmediatamente el mundo entero en una comunidad de justicia, paz y amor.

Esta dinámica transformadora de la conciencia del educando y por tanto motivado-ra de su acción en el entorno en que aquel se desenvuelve nos recuerda vivamente otra de las aportaciones pedagógicas de Paulo Freire: la llamada concientización, que consiste en una suerte de dialéctica de reflexión-acción, y no en una mera actitud intelectual o contemplativa de la realidad108. Freire define la concientización como un proceso mediante el cual, en la relación sujeto-objeto, el sujeto adquiere la capacidad de captar en forma crítica la unidad dialéctica entre el yo y el objeto. Por ello hay que insistir en que no hay concien-tización fuera de la praxis, fuera de la teoría-práctica, fuera de la unidad reflexión-acción109. También en Pedagogía Ignaciana se destaca que el proceso pedagógico quedaría truncado si se limitara simplemente a la comprensión intelectual de la experiencia y de las reacciones afectivas; por el contrario el proceso empieza en la experiencia a la que sigue la reflexión, y finalmente a través de la acción sobre la realidad a que compromete la reflexión se vuelve a tener una nueva experiencia, y vuelta a empezar, alcanzando el sujeto cada vez mayor grado de madurez y plenitud personal110.

Este proceso es capaz de generar hábitos permanentes de aprendizaje, que es realmente el objetivo de las nuevas corrientes pedagógicas, en las que se trata no tanto de apren-der soluciones concretas a problemas determinados como de aprender a resolver cualesquiera problemas o como se dice en fórmula expresiva: aprender a aprender; esto permitirá según Pedagogía Ignaciana permanecer abierto al crecimiento a lo largo de la vida, lo que se reconoce como necesario para los ciudadanos responsables del tercer milenio, sometidos a un continuo y acelerado cambio tecnológico en los medios de producción que les obliga a la llamada formación continua111.

108 “Para Freire la concientización es un proceso continuo por cuanto incide en un mundo “haciéndose” , promoviendo la creación de una nueva realidad, que a la vez sugiere, como objeto, una nueva reflexión crítica, mediante la cual el hombre recrea otra nueva realidad…; y así, sucesi-vamente”. CAPITÁN DIAZ, 1984, pág. 818.

109 GÓMEZ GARCÍA, 1982 pág. 40, citando al propio Freire, P. (1976), Entrevista a Paulo Freire, Cuadernos de pedagogía, Barcelona.

110 ICAJE, 1993 [68-70]111 También Paulo Freire parece admitir la idea de educación permanente, pero en él no responde al continuo cam-

bio tecnológico, sino más bien al permanente proceso de liberación que ha de llevar a cabo el hombre a lo largo de su vida. “Freire sabe que los problemas que la educación plantea no se terminan en el marco de la institución escolar. La educación se continúa con el hombre como sujeto de un devenir que es su propia vida”. GÓMEZ GARCÍA, pág. 44.

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V.- Conclusiones

En el análisis comparado de la pedagogía jesuita en sus documentos originales y en los más recientes, tratando de justificar el cambio de unos a otros en base a los acontecimientos históricos que más han marcado a la Compañía, se ha llegado a la hipótesis central de este trabajo, a saber: que en los nuevos documentos peda-gógicos de la Compañía, Características de la Educación de la Compañía de Jesús (1986) y Pedagogía Ignaciana (1993) se ha dejado sentir fuertemente el que en este trabajo se ha denominado giro social en la Compañía de Jesús, y que encuentra su expresión más autorizada en el conocido Decreto 4 de la Congregación General de la Compañía de Jesús nº. XXXII (1974/1975), paralelo al apogeo de la llamada Teología de la Liberación y movimientos afines en Latinoamérica.

Se ha tratado de vincular asimismo la labor educativa y método pedagógico ac-tual de la Compañía con los conceptos pedagógicos de Paulo Freire ( concientización, educación bancaria vs. liberadora, acción-reflexión como dialéctica propia de la praxis educa-tiva…), puesto que este eximio pedagogo brasileño tuvo un papel protagonista en la renovación del pensamiento pedagógico en Latinoamérica de la mano de los movimientos liberacionistas.

No obstante esta posible influencia, en tales documentos pedagógicos se ha omi-tido cualquier referencia extraña a la propia tradición jesuita y así se ha querido vincular la renovada propuesta pedagógica ignaciana con lo que constituye la seña de identidad más característica de la Compañía: Ejercicios Espirituales de San Ignacio. En realidad uno y otro modelo pedagógico, el ignaciano y el freireano, salvando algunos aspectos más típicamente jesuíticos en aquel y más conspicuamente liberacionistas en este, podrían pasar uno por otro, por lo que probablemente el afán de los redacto-res de la Propuesta Pedagógica Ignaciana de entroncar esta con Ejercicios Espirituales se deba al propósito de evitar su adscripción a una corriente pedagógica, como la freireana, de tan marcado sesgo ideológico. Esta renovación en la pedagogía de la actual Compañía de Jesús, consistente en for-mar hombres y mujeres para los demás, se justifica por ser el más eficaz instrumento para dicho apostolado de promoción de la justicia, del mismo modo que fueron razones de eficiencia en el apostolado las que llevaron a Ignacio de Loyola y sus c ompañeros

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a asumir al poco de la fundación de la Compañía la tarea educativa, pues como escribió el P. Ribadeneyra a Felipe II justificando la asunción por la Compañía de dicha labor: Se ve diariamente cuán difícil es a los que han envejecido en el vicio y las malas costum-bres despojarse de sus inveteradas costumbres para convertirse en un nuevo hombre y consagrarse a Dios, y hasta qué punto todo el bien de la cristiandad y de la sociedad entera depende de una buena educación de la juventud; esta, blanda como la cera, recibe la impresión de la forma que se quiere […]La misma Compañía se rebajó a asumir esa parte menos honorable, pero no menos fructuosa, de la instrucción de los niños y de los jóvenes.

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Anales de la Real Academia de Cultura Valenciana nº 87 (2012)

José ElisEo VallE

El acceso a la dirección por parte de los directores de los colegios de infantil y primaria valencianos.

Reflexiones a partir de un análisis empírico.

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RECEPCIÓN: 09-11-2012REVISIÓN: 14-11-2012ACEPTACIÓN: 10-12-2012PUBLICACIÓN: 30-12-2012

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El accEso a la dirEcción por partE dE los dirEctorEs dE los colEgios dE infantil y primaria valEncianos.

rEflExionEs a partir dE un análisis Empírico.

resumen:

En este artículo se exponen parte de los resultados de una investigación más amplia sobre la dirección de centros educativos públicos valencianos de infantil y primaria, partiendo de su consideración como elemento clave en la revitalización pedagógica y en el logro de la excelencia educativa. En concreto se analizan temas como las vías de acceso a la dirección, el número de candidaturas existentes o los motivos que les han llevado a desempeñar el rol directivo. También se estudia el grado de atracción que ejerce el puesto de director en los docentes, las razones que explican tal cir-cunstancia, así como su percepción en torno al reconocimiento social del puesto. El estudio combina técnicas cuantitativas y cualitativas de aproximación al objeto de análisis, y conecta con otros trabajos teóricos y empíricos que abordan la cuestión.

palabras clave: Acceso a la dirección escolar, Liderazgo educativo, Organización educativa y gestión escolar, centros públicos.

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accEss to thE school managEmEnt in valEncian nursEry and ElEmEntary schools. obsErvations basEd on an Empirical analysis.

abstract:

Based on the belief that school management is a key factor in the revitalization of pedagogic approaches as well as in achieving academic excellence, this article pre-sents results of a larger research conducted around the managing of public schools in Valencia in nursery and primary level. In particular, it explores the ways of be-coming headmaster, the number of applications to the post and the reasons that motivated the current principals to apply for it. Furthermore, this study analyzes the degree of attraction for teachers to become the school principal and how such a post is perceived considering the social recognition and the duties that it entails. Finally, the research combines quantitative and qualitative analysis, and connects with other theoretical and empirical work addressing the issue.

Key words:Access to the school management, educational leadership, school man-agement and educational organization, public schools.

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1.– planteamiento de la cuestión y fundamentación teórica.

La función directiva y el liderazgo que el director ejerce sobre un centro docente constituye un elemento de esencial influencia como factor de calidad y mejora en la buena marcha del mismo1, configurándose como esencial por su contribución a los procesos de enseñanza-aprendizaje. En esta misma línea, los directivos han sido calificados como auténticos agentes de cambio, resaltando su papel fundamental en los procesos de planificación, ejecución y evaluación de los proyectos instituciona-les en materia educativa2.

El perfil de la dirección de centros educativos en España es ciertamente peculiar, y el mismo es un elemento que contribuye a explicar gran parte de las actitudes de los actuales directores, y de los docentes en general, hacia su desempeño. Así, se trata de una labor que cumple gran parte de los rasgos delimitadores y requisitos exigibles a las actividades profesionales, según los modelos teóricos elaborados al respecto3, aunque adolece de otros, debido al modelo de dirección que consagran

1 Existe un amplio acuerdo sobre tal afirmación, hoy avalada por la mayor parte de las investigaciones sobre edu-cación, siendo en consecuencia numerosísimos los autores que así lo estiman. Por todos, citaremos a algunos, como Manuel Álvarez, que señala que “función directiva es un factor clave en la mejora de los centros (Álvarez, Manuel, 2004, p. 78), o a Antonio Montero, para el que el liderazgo escolar es relevante por su contribución a la mejora de los procesos de enseñanza y aprendizaje; en particular destaca que “el liderazgo escolar tiene como función importante la de propiciar el aprendizaje organizacional del que se deduce, como consecuencia, la escuela que aprende, es decir, la escuela que adquiere capacidades para que su organización y funcionamiento procuren altos desempeños y procesos de mejora continua…” (Montero, Antonio, 2011, pp. 2-3). En la misma línea se sitúan también Luis batanaz (batanaz, Luis, 2006) o Manuel lorenzo (lorenzo, Manuel, 2004).

2 Una opinión extendida, expresada con acierto por Joaquín gairín (gairín, Joaquín, 2004).3 Entre ellos podemos citar los realizados por Agustín escolano (1980); Heinz Elmar tenorth, 1998 –citado por

batanaz, Luis, 2006–; o, finalmente, Peter William Musgrave, 1965 –citado por fernÁndez pérez, Miguel, 2000). En particular para Peter William Musgrave los rasgos más característicos con que podemos identificar cualquier perfil profesional, son los conocimientos específicos, el control que se ejerce cuando ingresa en la profesión, la existencia de códigos de conducta profesionales, la libertad en el ejercicio de su trabajo, la pertenencia a organi-zaciones profesionales, las condiciones en que desarrolla su trabajo y el reconocimiento social de su profesión. Una visión que sería posteriormente cuestionada por considerarla excesivamente rígida y elitista.

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las leyes españolas y a la falta de profesionalización de dicha tarea. Entre los prime-ros, podríamos citar la vocación –el valor o expectativa de servicio que implica su actividad profesional–; la orientación hacia unos destinatarios, hacia los cuales se ordena la actividad profesional; o la existencia de un colectivo que comparte acti-vidades, obligaciones, derechos y responsabilidades para con la comunidad educa-tiva. Un segundo grupo de factores no se da en la dirección de centros docentes: así, no se trata de una actividad que requiera una formación académica, ni que se halle respaldada por un saber especializado adquirido de forma sistemática; los directores no ejercen influencia ni mucho menos control sobre las normas y códi-gos reguladores de la profesión y el acceso a la misma; y desde luego difícilmente podría afirmarse que posean autonomía para definir los ejes básicos –en materia de personal, organización financiera, etc.– de funcionamiento de un centro, y con ello ejercer un verdadero liderazgo en el mismo. Finalmente, un tercer grupo de elementos caracterizadores de las profesiones se percibe en los directores, pero en forma muy mitigada (su competencia innovadora; o el reconocimiento social de sus competencias técnicas y su prestigio).

Sea como fuere, son muchos quienes reconocen un elevado potencial de actuación a los directores de centros para actuar como líderes e introducir importantes lí-neas innovadoras y de excelencia en las organizaciones educativas a cuyo frente se sitúan, mejorando sus resultados. Se destacan en este sentido sus posibilidades de aproximación a docentes y no docentes, que prestan servicios en el centro; faculta-des de fomento de relaciones entre dichos sectores; o de aproximación a entidades y personas externas al centro, que podrían realizar aportaciones valiosas para los fines de la escuela4.

Las investigaciones más recientes en la materia demuestran que el modo de acceso y el tipo de organización perfilado por el marco normativo condicionan podero-samente el perfil y el estilo de dirección5. En el modelo directivo español, es preci-samente la falta de autonomía que comporta una dirección sin espacio profesional

4 En esta línea se expresa Gordon A. donaldson (2000) citado Luis batanaz (batanaz, Luis, 2006), quien concibe el liderazgo en las escuelas como un proceso relacional en el que la influencia de diferentes elementos provocan la movilización personal.

5 Destacan en este ámbito los trabajos realizados por Manuel Álvarez (2006).

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para su desarrollo, abrumada por la creciente complejidad de las tareas que debe desempeñar y las presiones de los diferentes sectores de la comunidad universi-taria6, y cuyas directrices de actuación las marca la Administración educativa de forma agotadora, la que se apunta quizá como causa más importante de la falta de candidatos a la dirección7. No se cuenta con autonomía suficiente en aspectos cla-ve, lo que imposibilita ejercer adecuadamente las tareas que como tal incumben al director, como la jefatura de personal o la dirección pedagógica8.

El paisaje resultante de este estado de cosas no es otro que un combinado de com-plejidad en las tareas y exigencias por parte de los diversos sectores de la comu-nidad educativa, sin una verdadera capacidad de actuación para responder a tales factores. Y es que los directores se perciben a sí mismos como puros administra-dores de centros o burócratas9, como docentes que temporalmente gestionan una dirección de carácter burocrático sin las necesarias competencias y formación. El papel del director escolar en España es, además, más indefinido y contradictorio que en otros lugares de Europa10, ambigüedad e indeterminación que aumentan la problemática asociada al ejercicio de tal cargo11.

Junto a estos factores, que perfilan en gran parte el significado de la dirección en nuestro país, adquiere asimismo importancia el reconocimiento y valoración que los líderes escolares perciben de su labor profesional. Diversos estudios han concluido que los directores se ven valorados como meras piezas del engranaje administrativo12, como simples burócratas que hacen funcionar el sistema y no

6 Factores que son sintetizados por Joaquín gairín y Diego castro (2010).7 Así lo creen Pello araMendi, Joan teixidó y José Luís bernal (2010); y en el mismo sentido se han pronunciado

otros autores, como Manuel Álvarez (2004) o de nuevo Joaquín gairín (2004).8 Tal es la opinión de Serafín antúnez (2006).9 La idea de una dirección centrada en tareas puramente burocráticas es una constante repetida en numerosos

planteamientos y análisis sobre la materia, destacando por todos Manuel Álvarez (2004); o, en la misma línea, Joaquín gairín y Diego castro (2010).

10 Esta es una de las conclusiones que presenta Inmaculada egido, tras dar cuenta de un estudio en torno a los modelos políticos de definición del director en Francia, Reino Unido y España, países representativos no solo de diferentes modelos de dirección escolar, sino de gestión del sistema educativo en su conjunto (egido, Inma-culada, 2006).

11 Así lo entiende Manuel Álvarez (2004).12 La idea, sustentada por diversas investigaciones, y que se verá magníficamente expresada por los propios pro-

tagonistas, los directores valencianos, en alguno de los testimonios recogidos en las páginas de este artículo, la apuntan entre otros autores Joaquín gairín y Diego castro (2010).

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como líderes educativos de los centros a cuyo frente se sitúan. La ubicación social de la dirección es un importante factor a considerar, en el marco de una perspectiva cognitiva, según la cual el ejercicio directivo está influido por las percepciones y expectativas propias y las del resto de la comunidad educativa13.

Finalmente, el hecho de que los docentes no deseen asumir funciones directivas es, por otro lado, un factor que se tilda muy acertadamente de alarmante, en cuanto anómalo en cualquier organización, en la que la dirección sería lógicamente una meta apetecible14. En este caso no sólo no lo es, sino que la situación es claramente la contraria.

En la presente investigación nos planteamos como objetivo averiguar cuál es la situación de los directores de centros de infantil y primaria (en adelante, CEIPS) va-lencianos al respecto. Queremos saber de qué modo han accedido a la dirección, así como si su desempeño profesional resulta atractivo para los docentes, conociendo la argumentación que soporta sus respuestas. También deseamos averiguar cuáles son, en todo caso, los factores que les han llevado a ocupar sus actuales cargos y, finalmente, si estiman que su labor es objeto de reconocimiento. Las opiniones de los directores nos llevarán a concluir si estamos ante un caso que ofrezca o no coin-cidencias con otros estudios anteriores, llevados a cabo en otros contextos tempo-rales y geográficos en nuestro país, algunas de cuyas conclusiones se han expuesto en esta introducción.

El objeto último de la investigación es profundizar en algunas de las debilidades y fortalezas de la dirección, con el ánimo de enriquecer el debate y mejorar las políticas públicas para fomentar el liderazgo educativo en las escuelas. La dirección es, sin duda, uno de los factores esenciales en los procesos de calidad y mejora de los centros, innovación y dinamización15, ya que su implicación y capacidad de

13 Así lo considera Joan teixidó, citado por Antonio Montero (2008).14 Óscar sÁenz y Santiago debón concluyen tal hecho, tras explicar algunos de los factores que estarían detrás del

mismo, muchos de los cuales han sido ya apuntados en esta introducción, y a los que estos autores añaden la brega constante con la Administración, la escasez de recursos y los medios insuficientes, las difíciles relaciones con los padres, o la atonía, resistencia e insolidaridad de los compañeros(sÁenz, Óscar y debón Santiago, 2000)

15 Una premisa sentada por autores numerosos y bien diversos, entre los que citaremos por todos a Manuel Álvarez (2004); o a Joaquín gairín y Diego castro (2010).

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actuación son muy relevantes y poseen un importantísimo caudal de posibilidades. De ahí la necesidad de avanzar en el conocimiento de los factores que la rodean, y en particular los que explican y condicionan el acceso a la dirección, que suman o restan, animando a los docentes a aceptar dicho cargo o impidiendo que se postu-len al mismo.

2.– diseño de la investigación.

La elección de una determinada metodología como herramienta a través de la cual investigar y aprehender la realidad social, constituye un elemento fundamental en el diseño de toda investigación. Resulta obvio que la realidad social es rica, variada y compleja, difícil de captar y comprender por sus múltiples aspectos u objetos de estudio. Cada objeto de conocimiento tiene, como apunta Miguel Beltrán, unas necesidades perfectamente diferenciadas16, las cuales justifican y reclaman la aplica-ción de diferentes métodos o técnicas de aproximación a dicha realidad.

Las tipologías metodológicas utilizadas por los distintos autores son muy diversas, todas ellas reconducibles a dos enfoques o perspectivas diferentes. La primera es la perspectiva cuantitativa, que pone el énfasis en la medición objetiva de los hechos sociales, a través de una recogida de información estructurada y sistemática. Por contra, el paradigma cualitativo responde a una epistemología interpretativa, cen-trándose en la dimensión intersubjetiva, en el sujeto individual, en el mundo del significado, los motivos y las intenciones del individuo o del grupo social.

Actualmente se ha abierto camino la complementariedad o integración metodoló-gica en el seno de una misma investigación, con el propósito de efectuar validacio-nes cruzadas, en la pretensión de “paliar las limitaciones de cada método, contra-rrestándolas con las potencialidades de los otros métodos”17. Esta última técnica, la triangulación metodológica entre métodos, entre las perspectivas cuantitativa y cualitativa, ha sido la elegida en la presente investigación, con objeto de analizar

16 Una idea acertada, que es clave en el diseño metodológico de toda investigación científica (beltrÁn, Miguel 2000).

17 Así lo apunta Mª Ángeles cea (cea, Mª A., 1997:52).

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todas las motivaciones que están detrás de un fenómeno que es complejo y cuya adecuada comprensión exige el abordar sus múltiples perfiles. El acceso a los cargos directivos de los centros docentes no puede explicarse utilizando exclusivamente cifras que reflejen los resultados numéricos de las distintas variables objeto de aná-lisis, ni tampoco hubiera podido basarse de forma única en el mundo de signifi-cados y vivencias de un grupo de protagonistas del estudio, resultando en tal caso una mera descripción, sin apoyo en cifras demostrativas de la verdadera situación en los diversos aspectos analizados.

En línea con dicho planteamiento, las técnicas de investigación utilizadas en el es-tudio han sido dos: a) Una encuesta realizada a una elevada muestra representativa de los directores de centros docentes de infantil y primaria de las tres provincias de la Comunidad Valenciana (n=234, con un índice de respuesta del 93,6 % so-bre las 250 encuestas realizadas), con un cuestionario estandarizado, remitido y devuelto por correo electrónico, que combinaba preguntas cerradas (ya con res-puestas de alternativa dicotómica o de elección múltiple) con otras parcial o to-talmente abiertas, y en el que el tema del acceso a la dirección constituía uno de sus bloques temáticos; y b) La realización de una serie entrevistas en profundidad semi-estructuradas a una selección de directores determinados (20), cuyo perfil es altamente coincidente con el de los directores encuestados. Se trata de opciones metodológicas distintas que en un momento posterior se han articulado de una forma conjunta en la interpretación del objeto de estudio general y de los ítems específicos que lo componen.

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Tabla nº 1: Perfil de los directores encuestados y de los centros que dirigen.

pErfil dE los dirEctorEs/as EncuEstados/as (234)

y dE los cEntros QuE dirigEn

sExonÚmEro dE alumnos/as

hombre 53,8mujer 46,2

Edad hasta 100 8,1

menor de 30 años 1,7 Entre 101 y 300 47,4

de 31 a 40 años 9,8 Entre 301 y 500 37,6

de 41 a 50 años 28,6 Entre 501 y 700 6,8

mayor de 50 años 59,8 antigÜEdad En la nÚmEro dE

docEncia profEsorEs/ashasta 10 años 4,7

de 11 a 20 años 21,4 hasta 25 52,6

de 21 a 30 años 31,2 Entre 26 y 50 47,0

de 31 a 40 años 40,2 Entre 51 y 75 0,4

más de 40 años 2,6

3.– resultados de la investigación:

3.1.– acceso a la dirección.

Un tema clave de la investigación sobre la dirección de CEIPS en la Comunidad Valenciana ha sido el modo en que estos docentes accedieron a la dirección de tales centros. La Ley Orgánica 2/2006, de Educación, (LOE) establece un sistema de se-lección de los directores a través de un concurso de méritos en el que queden acre-ditados los principios constitucionales de igualdad, mérito, capacidad y publicidad que rigen el acceso a todo puesto o cargo público. Dicha vía, configurada como vía teórica de acceso a la dirección, no es sin embargo la única, ya que la propia LOE regula el que denomina nombramiento extraordinario, previsto para centros de nueva creación o para aquellos casos en los que no existan candidatos o la Co-misión competente no haya procedido a seleccionar a ningún aspirante, supuesto

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en el que será la Administración educativa la que nombre un director o directora entre los docentes que reúnan determinados y requisitos que la propia ley concreta.

Tabla nº 2: Modo de acceso a la dirección.

modo dE accEso a la dirEcción

total

Candidatura espontánea y elección por órganos competentes 52,1%

Impulso por parte de la Inspección o Administración educativa a su candidatura 28,6%

Nombramiento obligatorio o forzoso 14,5%

Otras vías de acceso 4,7%

total (234)

La primera conclusión que arroja el análisis de las vías de acceso a la dirección seguidas por los directores valencianos es que, la que debía ser la vía abrumado-ramente mayoritaria de acceso, en tanto que vía ordinaria establecida por la ley, es decir, la presentación de una candidatura de forma espontánea y la selección por los órganos competentes, de facto no lo es. Tanto es así que sólo un número lige-ramente superior a la mitad de docentes acceden por esta vía (el 52,1 %), frente al 47,8 % que accede de otro modo.

En este último grupo predominan los que llegaron a ser directores mediante im-pulso por parte de la Inspección o Administración educativa a su candidatura, que son un 28,6 %. Este último supuesto es muy habitual, y se produce ante la falta de candidaturas espontáneas, lo que provoca que sea en la mayor parte de los casos la Inspección, que tiene un contacto regular con los centros, la que proponga a uno de los docentes que se postule para director, argumentando la necesidad de que al-guno de los maestros del centro asuma tales cometidos, la idoneidad del candidato para ese cargo, etc:

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“Entonces un día me llamaron al despacho y me dijeron que me tenía que presentar a la dirección, que me lo pensara. (…) Y aquella persona me insistió mucho: “piénsatelo, piénsatelo, que estáis muy unidas y formáis un buen equipo…” –Entrevista nº 18–).

Descendiendo un escalón en la escala de voluntariedad, nos encontramos con los casos de nombramiento forzoso, que se produce ante la ausencia de candidatos, ya espontáneos o ya convencidos por la Administración educativa de que asuman tal cargo: de ese modo han accedido un 14,5 %, que adicionados a los que asumieron la dirección persuadidos por la Inspección o la Administración educativa, totalizan un 43,1 %.

En los casos en que el director repite un segundo mandato, tal situación suele responder al patrón de docente que en un momento determinado es persuadido por la Administración educativa a hacerse cargo de la dirección del centro ante la falta de candidaturas, y lo hace, en muchas ocasiones sin ni siquiera presentar un proyecto de dirección. Pasados los cuatro años del primer mandato, en algunos su-puestos concurren determinadas circunstancias (por ejemplo, el director entiende que está llevando a cabo una labor positiva en determinadas áreas, aún no comple-tada; de nuevo la falta de candidatos que se quieran hacer cargo de la dirección; la necesidad de consolidar los logros conseguidos en el primer mandato directivo…) que motivan que, esta vez presentando una candidatura, un proyecto directivo, y cumpliendo el resto de requisitos legales, el director renueve su mandato. Una segunda variante de este mismo supuesto podría responder asimismo al caso en el que un docente presenta una candidatura espontánea a la dirección, y expirado el primer mandato decide volver a presentarse, de nuevo de forma voluntaria, con la intención de continuar el trabajo emprendido, entendiendo que la duración ordi-naria de cuatro años no es suficiente para poner en marcha y completar un proyec-to de dirección, o bien ante la ausencia de otras candidaturas, o en definitiva por un conjunto de circunstancias diversas.

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Tabla nº 3: Patrón 1 de Repetición de mandato directivo.

patrón 1 dE rEpEtición dE mandato dirEctivo

primEr mandato

candidatura inducida por la inspección o administración educativa

candidatura espontánea y elección por órganos competentes

+sEgundo mandato

candidatura espontánea y elección por órganos competentes

Existe un segundo patrón de repetición de mandato directivo, y es aquel que han seguido determinados directores que asumieron el primer mandato ya volunta-riamente, ya inducidos por la Administración educativa o incluso aceptando un nombramiento obligatorio en la dirección, y que sin embargo no desearon de motu proprio presentar una candidatura para revalidar su cargo directivo y continuar al frente del centro docente. Sin embargo, debieron hacerlo, ya convencidos por la autoridad educativa, o de nuevo forzosamente, ante la falta de candidaturas volun-tarias de otros compañeros:

“En mi centro, en las últimas etapas, cuando ha habido que presentar proyectos y candidaturas a la dirección, no las ha presentado nadie. A mí me designó la Administración educativa. Dos periodos he estado designada” –Entrevista nº 7–.

Tabla nº 4: Patrón 2 de Repetición de mandato directivo.

patrón 2 dE rEpEtición dE mandato dirEctivo

primEr mandato

candidatura espontánea y elección por órganos competentes

candidatura inducida por la inspección o administración educativa

nombramiento obligatorio o forzoso

+

sEgundo mandato

candidatura inducida por la inspección o administración educativa

nombramiento obligatorio o forzoso

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Por otro lado, en la inmensa mayoría de casos (85,6 %), los docentes han concurri-do al proceso de selección para la dirección como candidatos únicos, ante la ausen-cia de compañeros que desearan asumirla. Tan sólo en el 14,4 % de los supuestos ha existido concurrencia, y con ella competencia con algún otro candidato que se postulara para lograr la dirección del centro docente.

3.2.– proyecto de dirección y motivaciones para el acceso al cargo.

La LOE exige como uno de los requisitos de participación en el concurso de mé-ritos previsto como vía ordinaria de selección de los directores, el presentar un proyecto de dirección que incluya, entre otros, los objetivos, líneas de actuación y la evaluación. En los colegios valencianos, prácticamente tres de cada cuatro así lo hicieron (el 74,8 %), mientras que el 25,2 % no presentó proyecto alguno, en mu-chos casos debido a que el suyo fue un nombramiento forzoso o al menos inducido o directamente promovido por la Administración educativa.

En cualquier caso, tanto los directores que presentaron un proyecto, como los que formalmente no lo hicieron, nos han hablado de cuáles son las líneas de actuación que persiguen en su labor directiva. Los objetivos relacionados pueden agruparse en una triple tipología, existiendo algunos de ellos que se encuentran a caballo en dicha clasificación. Destacan, en primer lugar, los objetivos claramente pedagógicos o académicos. Un segundo tipo, de amplia caracterización, se podrían describir como relacionales, actitudinales, así como de dinamización e implicación de toda la comunidad educativa; estos buscan cambiar pautas de funcionamiento en el colegio, lograr un buen ambiente y unos niveles razonables de satisfacción de todos los sec-tores en torno al centro docente y su actividad. El tercer grupo de objetivos tienen relación con la consecución de recursos, ya humanos o materiales, para los colegios.

En concreto, los cuatro objetivos que una mayor proporción de directores coincide en incluir en sus proyectos de dirección han sido los siguientes: mejora de la re-lación y el ambiente entre los miembros de la comunidad educativa; perfecciona-miento de la enseñanza y/o del nivel académico del centro; introducción de mejo-ras académicas o de otro tipo (idiomas, uso de TIC, actividades extracadémicas…); y finalmente, mejora de las infraestructuras e instalaciones.

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Por otro lado, el análisis de las motivaciones que llevaron a los directores a acce-der al cargo muestra que son dos las razones esgrimidas como motivos clave para asumir tal rol. Así, la motivación fundamental, aquélla que declaran compartir 3 de cada 4 directores, es la naturaleza de reto y compromiso profesional con que perciben y asumen dicha responsabilidad (75,4 %). A una discreta distancia en-contramos la voluntad de mejorar el centro (71,4 %), ya se incida en el ámbito estrictamente pedagógico o educativo, o en otras cuestiones, como los servicios e infraestructuras del colegio que ahora dirigen.

Tabla nº 5: Motivaciones para el acceso al cargo de director.

motivacionEs para El accEso al cargo dE dirEctor

total

Voluntad de mejorar el centro 71,4%

Reto y compromiso profesional 75,4%

Como experiencia profesional diversa, dentro de la carrera docente 50,9%

Mantener la línea de trabajo del centro y consolidación del nivel conseguido 42,9%

Disposición de autonomía y capacidad de decisión 26,3%

Promoción profesional 21,0%

Interés por la dirección y organización escolar 42,4%

A solicitud de algunos compañeros/as 42,4%

Por petición expresa de la Inspección u otros órganos educativos 31,7%

Por el complemento económico 8,9%

Evitar a otro candidato/a, del mismo o de otro centro 4,0%

Consolidar la posición y prestigio en el centro 14,3%

Reducción de carga docente 3,1%

Prestigio social 4,0%

Otros motivos 5,3%

total (234)

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Uno de cada dos directores (50,9 %) explica su dedicación a la dirección por el hecho de que la misma constituye una experiencia profesional diversa, dentro de la carrera docente, que como tal es valorada positivamente y que les lleva a acceder al cargo. Siguiendo esta escala de importancia descendente, existen tres motivos cuya influencia a la hora de aceptar la dirección u optar a la misma, es práctica-mente idéntica. Se trata de su voluntad de mantener la línea de trabajo del centro y consolidación del nivel conseguido (42,9 %); el interés por la dirección y orga-nización escolar; y el haberse postulado a solicitud de algunos compañeros (estos dos últimos motivos han sido elegidos por el 42,4 % de los directores y directoras valencianos).

Casi un tercio de los directores (el 31,7 %) apunta que accedió a la dirección motivado por la petición expresa que a estos efectos les formuló la Inspección o Administración educativa. Y a partir de esta respuesta, el resto de motivos pue-den ordenarse de mayor a menor importancia del modo siguiente: consolidar la posición y prestigio en el centro (14,3 %); un 8,9 % declaran haber optado a la dirección movidos por el complemento económico; un 4 % lo hizo por evitar a otro candidato, del mismo o de otro centro; un porcentaje idéntico al que tuvo en cuenta factores relacionados con el prestigio social; y finalmente, para un 3,1 % pesó la reducción de la carga docente que la dirección supone.

3.3.– interés por la dirección y reconocimiento de la labor directiva.

La primera cuestión planteada inquiría sobre la eventual inclinación por parte de los profesores hacia el cargo de director, y por tanto la percepción del mismo como un puesto deseable o ambicionado. Los docentes no han vacilado en sus respues-tas, existiendo práctica unanimidad al considerar que el puesto de director no se contempla como una responsabilidad y un cargo que pueda ser interesante como experiencia profesional. El 98,3 % de los directores así lo estiman, frente a un exi-guo 1,3 % que opina lo contrario; finalmente, un 0,4 % no tiene un claro parecer al respecto.

Tales opiniones resultan del balance que los protagonistas de nuestra investigación realizan de los escasos pros y numerosos contras de la dirección de centros, cuando

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en sus reflexiones sopesan de un lado el trabajo, las responsabilidades y otros pro-blemas, y de otro las escasísimas compensaciones o satisfacciones que el cargo de director puede suponer a quien lo ocupa. La consecuencia no es otra que el hecho de que el mismo no resulte un puesto apetecible, debido a una serie de factores, entre los que los que los directores valencianos destacan los siguientes:

1) ¿Verdaderos directores o meros burócratas? Si hay una idea recurrente en los discursos de los directores de los CEIPS valencianos, es el hecho de que hoy por hoy la dirección se pierde en un mero trabajo burocrático, impues-to desde la Administración, que no deja tiempo para hacer nada más. Los directores se sienten meros gestores o burócratas, lo que consideran una de las principales causas de potencial ineficiencia de los cometidos directivos y por ello del funcionamiento de los centros. Una queja que conecta con dos ideas clave: la primera, que la mera burocracia absorbe su energía pro-fesional; la segunda, que sensu contrario, carecen de verdaderos cometidos propios de lo que en su concepción debiera ser la dirección, así como de autonomía y poder de actuación, imprescindibles en un líder educativo, al ser la Administración, directamente o a través de la Inspección, quien toma las decisiones. Es necesario, por tanto, que se aumente la autonomía de los directores, facilitando que su labor se centre en temas pedagógicos y otros esenciales para la organización de los centros, en lugar de hacerlo en la pura burocracia, sin tener un verdadero poder para conducir el centro educativo. La Administración debe comenzar a ceder espacios a la dirección.

2) Excesiva responsabilidad: La dirección es el vértice del centro, y por tanto la persona que la ocupa es la última responsable de todo lo que acaece en el mismo. Todos los sectores de la comunidad universitaria se dirigen a tal instancia buscando solución a sus diversos problemas, apenas tengan la más mínima relación con el centro, al tiempo que exigen explicaciones por cual-quier factor relacionado con su funcionamiento.

3) Importante carga de trabajo: Un elemento fundamental a considerar en la mayor o menor atracción que ejerce el puesto de director, es sin duda la complejidad y el importante número labores que debe asumir la dirección de un centro público, lo que resulta del hecho de que en el modelo español

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estamos ante una dirección no profesional, que además carece de personal de apoyo de administración, y que se encuentra en determinados momentos del curso académico sofocada por los innumerables requerimientos buro-cráticos, ya mencionados.

4) Inseguridad, motivada por inexperiencia, escasa formación encaminada a la dirección, etc. Muchos docentes, sin experiencia en los equipos directivos, y con una inexistente o escasísima formación para dirigir un centro educativo, no se ven suficientemente capacitados, o se ven sobrepasados, ante el desem-peño de tal cargo. Su ejercicio puede complicarse en determinados centros, en los que podrían verse cuestionados en su ejercicio si el ambiente entre el personal o con los padres no es el más deseable.

“Tienen miedo a desempeñar la tarea de dirección en cargos unipersonales, hasta jefe de estudios. Tienen miedo a enfrentarse a determinadas situaciones. (…) Hay mucho miedo: miedo a no saber desempeñar la dirección bien, a la responsabilidad….” (Entrevista nº 4).

5) Fuerte implicación personal: La dirección, en su perfil actual, supone un importante compromiso personal de la persona que la desempeña, y en este sentido cualquier tema que afecte al colegio, afecta también al director in-cluso más allá de la esfera estrictamente profesional.

“Si hay algún problema en el centro que te salpica a nivel personal (pues un problema con algún padre, a nivel jurídico…), pues eso se sabe, y el resto de compañeros tampoco envidia tu posición en tales situaciones; tiene un claro efecto disuasorio” (Entrevista nº 15).

6) Escasas compensaciones: Las cuestiones que pueden recompensarte como director –complemento económico por el desempeño del cargo académico, reconocimiento de la comunidad educativa…– son escasas, y difícilmente equilibran el esfuerzo y las dificultades que acarrea el desempeño de la di-rección.

Es por ello unánime la opinión de que existen más desventajas que ventajas para los directores de centros, considerando todas las cuestiones apuntadas hasta ahora, que anotan en positivo o negativo al analizar la dirección:

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“Es una labor compleja, que puede acarrearte problemas, para coordinar todo lo que hay en un centro, y que no vale la pena por tanto ejercerla, porque desde ningún punto de vista compensa: ni por el reconocimiento, ni económicamente, ni por nada” (Entrevista nº 4).

Las opiniones de los directores sobre el particular son juicios ciertamente funda-dos, y lo son sobre todo porque el de director no es un cargo que los eventuales candidatos desconozcan. Por el contrario, casi un tercio de las personas encuestadas (31,2 %) llevan entre 21 y 30 años en la docencia, y un 40,2 % de 31 a 40, umbral este último que superan el 2,6 por cien; en definitiva, prácticamente tres de cada cuatro directores de CEIPS valencianos (74 %) llevan más de dos décadas ejerciendo en colegios públicos. De manera que han tenido sobradas ocasiones para saber qué significa ser director, qué problemas y satisfacciones entraña, cuáles son sus come-tidos, su rol e interacciones con el resto de la comunidad educativa, y por ello han podido desarrollar una opinión altamente fundamentada sobre si resulta personal y profesionalmente atractivo ocupar dicho cargo. La inmensa mayoría no lo cree así, y de ahí que el desempeño de este puesto responda más bien a compromisos de índole puramente personal para con el buen funcionamiento de los centros, desarrollados por profesores que han consagrado su vida profesional a la docencia en colegios públicos y que consideran su responsabilidad en un momento determi-nado el dirigir el centro, empujados por circunstancias muy diversas.

La opinión de los protagonistas se complementa con la percepción que los mismos poseen sobre la valoración y reconocimiento que del rol directivo se realiza desde la comunidad educativa (padres y Administración) y desde la sociedad. Pregun-tados sobre el particular, los directores valencianos consideran que merecen una consideración relativamente razonable por parte de los tres actores e instancias objeto de análisis. El mayor reconocimiento lo perciben de los padres y madres de los estudiantes, con una valoración de 7,40 sobre diez. Una respuesta lógica habida cuenta de que quizá son aquéllos que perciben de una forma más cercana cuál es la labor de la dirección, o al menos conocen el centro en el que estudian sus hijos, el nivel pedagógico del mismo, los servicios que ofrece; son además quienes que se dirigen al máximo responsable del colegio cuando tienen un problema.

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Gráfico nº 1: Reconocimiento del cargo de director por parte de diversos actores de la comunidad educativa y por la sociedad.

El reconocimiento que los directores perciben por parte de la Administración edu-cativa se cifra en un 6,73 sobre 10, por encima de la valoración de la sociedad, con un 6,60 sobre 10. Con relación a estas dos últimas valoraciones, hay que hacer constar que son más generosas que las expresadas en las entrevistas, en las que los directores muestran opiniones divididas, pero en general aprecian un tibio recono-cimiento de la labor directiva por parte de la sociedad, no excesivo, y en línea con la escasa valoración de la función docente.

Por lo que respecta a la Administración educativa, de nuevo hay opiniones de todos los signos, predominando las que consideran que ésta sólo percibe a los direc-tores como “tramitadores de papeles” (Entrevista nº 4), considerándolos “meros

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g estores, que llevamos el centro y sacamos las castañas del fuego” (Entrevista nº 8), y sintiéndose valorados en determinadas ocasiones por criterios un tanto sui generis:

“A la Administración lo que más le importa es que los padres estén tranquilos y conformes. Yo creo que tú puedes ser un director estupendo, a los ojos de la Administración educativa, si no molestas nada, mientras no haya quejas de padres que vayan a Consellería a exponerlas…” –Entrevista nº 17–.

4.– conclusiones y algunas propuestas en clave de mejora.

El estudio nos ha mostrado que los centros docentes públicos valencianos de in-fantil y primaria no son una excepción en el mapa general de falta de candidatos a la dirección, siendo muy habituales factores como la falta de voluntarios a ocupar tales cargos, su designación por parte de la Administración educativa y aun su con-tinuación en el cargo por idénticos motivos. La mayor parte de directores no han llegado a sus puestos de forma voluntaria; lo han hecho en muchos casos a instan-cias de los poderes públicos, o movidos por factores diversos, en un ejercicio de responsabilidad hacia los centros en que ejercen como maestros, ante una situación de falta de candidatos. Hemos visto también cuáles son los factores que explican la escasa atracción que la dirección ofrece para los docentes que pueden postularse como candidatos, algo ciertamente inusual en materia de cargos directivos de las diversas organizaciones, cuya tónica es que sean puestos apetecibles, por motivos bien diversos.

Una dirección profesional sin duda eliminaría muchos de los factores apuntados como problemas actuales: imposibilidad de desarrollar determinados proyectos por la incertidumbre que conlleva la limitada duración de los mandatos; falta de tiempo, inversión de horas que exceden con mucho el tiempo que la Administra-ción concede como reducción horaria para el desempeño del cargo; falta de auto-ridad, al no ser un verdadero profesional de la dirección y ante la certeza de volver a ser un mero docente de ese mismo centro en breve; las rigideces de los centros públicos, que limitan la posibilidad de acción de todo director, que se ve reducido a ser un mero gestor, siguiendo en todo caso instrucciones de la Administración educativa…. Sin embargo, la dirección profesional no es el sistema hoy vigente, por

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lo que habría que empezar por realizar algunas propuestas de mejora factibles en el marco actual, tales como la introducción de verdaderos incentivos para animar la presencia de candidatos a la dirección, como estímulos en términos económicos, u otros alicientes en la carrera profesional18. La exención de docencia directa tam-bién es una posibilidad que daría sus frutos19, y desde luego el incrementar en lo posible una autonomía en la actualidad escasa, habilitándolos como líderes capaces de tomar decisiones propias, abriendo para ello verdaderos espacios de actuación profesional que superen la mera actuación burocrática20. Autonomía y profesiona-lización son dos ejes básicos sobre los que habría que articular un consenso hoy por hoy inexistente en nuestro país sobre la dirección y el liderazgo educativo21.

Porque tras las críticas al sistema vigente, algunos de cuyos elementos actúan como handicaps, hay que valorar en sentido muy positivo determinados factores como el elevado nivel de compromiso que se observa en los directores de centros do-centes; su importante experiencia y profundo conocimiento de los centros y sus problemas; y el hecho de que, pese a llegar a la dirección en ocasiones de una forma involuntaria, los mismos cuentan con una programación clara de objetivos –pedagógicos y organizativos, muchos de ellos claramente dirigidos a la mejora e innovación en el centro, a los cuales se ha hecho referencia–, que en la medida en que el sistema vigente vaya abriendo espacios de actuación, posibilitarían en mayor grado su puesta en práctica y eficacia. Todos estos elementos podemos conceptuar-los como fortalezas de la dirección, y son altamente positivos en un panorama en el que la escasa atracción por el cargo, y los factores que están detrás del mismo, constituyen claros puntos de mejora.

En cuanto al reconocimiento que los directores perciben de sus cometidos por par-te de la comunidad universitaria y de la sociedad, aunque la misma alcanza niveles razonables, ofrece un tono de reproche con relación a la Administración educativa.

18 Estos u otros elementos, enumerados por Luís batanaz (2006), podrían actuar como acicate, potenciando la atracción por la función directiva.

19 De nuevo es el mismo autor el que apunta un nuevo factor de motivación (batanaz, Luis, 2006)20 Así lo estima, entre otros autores, José Luis san fabiÁn (2006).21 Constatamos una vez más que la ampliación de espacios de autonomía a la función directiva es, sin duda, un

factor esencial para garantizar la efectividad en su desempeño, y como tal contribuiría exponencialmente a configurar una verdadera dirección en el ámbito educativo (gairín, Joaquín y castro, Diego, 2010).

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De nuevo aquí es necesario que la Administración tenga una clara voluntad de contar con verdaderos directores, y no con meros brazos ejecutores de sus políti-cas, centradas fundamentalmente en temas burocráticos. Para ello debe concederles mayor margen de actuación en diversos aspectos clave, y en este sentido es intere-sante traer a colación alguna de las iniciativas tímidamente iniciadas en esta línea, como la recientemente proyectada por la Administración autonómica valenciana, conforme a la cual los centros públicos de Primaria y Secundaria que suscriban un contrato programa con la Conselleria de Educación podrán acceder a determinados beneficios vinculados a la mejora del éxito escolar; y entre ellos destaca el de capa-citar al director para tener capacidad de acción en el ámbito de su profesorado, a fin de disponer de efectivos que puedan ayudar en el desarrollo de acciones espe-cíficas con este objetivo. Dos medidas parece que pueden cambiar el panorama en esta línea: la intervención del director en la concesión de comisiones de servicio, tanto para conseguir funcionarios que puedan implicarse en objetivos relacionados con la mejora de las tasas de abandono y fracaso escolar, como para retener en su puesto a docentes que han funcionado bien en tales acciones innovadoras y que puedan correr el riesgo de perder la plaza, sobre todo tras la reciente ampliación de las ratios y las horas lectivas22.

Se trata, lógicamente, de pequeños avances, pero que van en la buena dirección: la de aumentar el potencial de acción de los directores, dotándoles de verdaderos contenidos, capacidad de decisión en aspectos clave de su función, así como de los medios oportunos para ser eficientes. Y es que potenciar la autonomía y el lideraz-go es una idea fuerza, clave en cualquier propuesta de nuevos enfoques políticos, de gestión y organizativos de las instituciones educativas en el contexto actual y ante los nuevos tiempos23, y es importante que exista un verdadero compromiso de los poderes públicos en dicho sentido, que pase del mero discurso teórico exento de reflejo práctico en la vida diaria de los centros docentes24.

En base a todos los factores apuntados, puede concluirse que la dirección precisa de nuevos modos y modelos, más acordes con la realidad cotidiana de nuestros

22 Ver Diario Las Provincias 20/5/12, en http://www.lasprovincias.es/23 Lo apuntan acertadamente Joaquín gairín y Mario Martín bris (2004).24 Así lo expresa Joaquín gairín (2004).

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centros docentes y más sensibles a la complejidad en que están inmersos25. Las or-ganizaciones educativas merecen un modelo de dirección con un perfil más profe-sional, capaz de enderezar un estado de precariedad que se instalado en la función directiva como un elemento cotidiano y permanente, y que se revele como idóneo para reclutar directores y directoras motivados que lideren y gestionen los centros educativos públicos del siglo XXI.

Finalmente, cabe insistir en mantener vivo un debate, el del perfil directivo de centros docentes, con todos los aspectos susceptibles de análisis que el mismo lleva consigo, que se ha cronificado26, sin haber dado como fruto actuaciones relevan-tes de mejora a partir del mismo, y que nos aleja de modelos y avances europeos. La discusión se ha ralentizado, es hoy por hoy un problema sin resolver27 y no da muestras de tener un claro rumbo en su trayectoria ni tampoco parece existir una voluntad política de cambio. La dirección y el liderazgo de centros docentes es un asunto demasiado importante para que nos podamos permitir que ello ocurra.

25 Una conclusión en la que nos mostramos totalmente de acuerdo con Serafín antúnez (2002). El modelo de dirección vigente revela problemas, que lo hacen no estar a la altura de los grandes retos a los que estos profe-sionales deben enfrentarse en el día a día de las organizaciones escolares.

26 Así lo entienden Joaquín gairín y Diego castro (2010).27 Cierto que requiere de mayores análisis, y de un consenso político para ser reformado, configurándolo del

modo más eficiente para enfrentar los problemas y aprovechar al tiempo las potencialidades que en nuestros días supone el estar al frente de un centro educativo supone (Álvarez, Manuel, 2004).

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Anales de la Real Academia de Cultura Valenciana nº 87 (2012)

Segarra Oña, M.; Peiró SigneS, a.; de Miguel MOlina, M. y de Miguel MOlina, B.

Análisis del estado de la proactividad medioambiental en el sector industrial valenciano.

¿Qué buscan las empresas, mejorar la responsabilidad social corporativa o lavar su imagen?

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RECEPCIÓN: 18-01-2012REVISIÓN: 23-10-2012ACEPTACIÓN: 10-12-2012PUBLICACIÓN: 30-12-2012

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ANÁLISIS DEL ESTADO DE LA PROACTIVIDAD MEDIOAMBIENTAL EN EL SECTOR INDUSTRIAL VALENCIANO.

¿QUÉ BUSCAN LAS EMPRESAS, MEJORAR LA RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA O LAVAR SU IMAGEN?

Resumen:

La proactividad medioambiental, basada en la adopción de prácticas voluntarias de carácter medioambiental y elemento clave en la responsabilidad social corporativa, se está erigiendo como un elemento fundamental en la estrategia empresarial y de posicionamiento de las empresas, ya que genera beneficios tanto tangibles como intangibles. El paradigma de consumo de los países desarrollados ha cambiado y los aspectos medioambientales se presentan como impulsores de la competitividad internacional. Conocer el estado de la proactividad medioambiental en las empre-sas resulta de gran interés. En este trabajo se analizan 135 empresas industriales valencianas con el fin de detectar los aspectos que se deben potenciar para que la proactividad medioambiental actúe como elemento diferenciador y generador de ventajas competitivas.

Palabras clave: Proactividad medioambiental, industria, Comunidad Valenciana.

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ANALYSIS OF THE ENVIRONMENTAL PROACTIVITY IN THE VALENCIA’S REGION INDUSTRY.

DO COMPANIES SEEK TO IMPROVE CORPORATE SOCIAL RESPONSIBILITY OR TO MAKE A GOOD IMPRESSION?

Abstract:

Environmental proactivity, as a key element in corporate social responsibility, is emerging in business strategy and corporate positioning, generating both tangible and intangible benefits. The paradigm of consumption in developed countries has changed and the environmental aspects are presented as one of the drivers of inter-national competitiveness. Thus, knowing the status of environmental proactivity in business is imperative. In this paper we analyzed 135 industrial companies of Va-lencia Region to identify which aspects should be enhanced so that environmental proactivity will act as a differentiator and generator of competitive advantage.

Key words: Environmental proactivity, manufacturing, Valencia region

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Segarra Oña, M; Peiró Signes, A; de Miguel Molina, M. y B. / Anales RACV nº 87 (2012) / ISSN: 1130-426X, pp. 227-258 231

1.-Introducción

El impacto negativo del sector industrial sobre el deterioro medioambiental ha ido reduciéndose a lo largo de los años, debido al incremento de la preocupación medioambiental de los ciudadanos y a la implementación de normativa regulatoria para controlar los niveles de la contaminación y reducir el impacto ambiental (Fair-child, 2008), propicia que las empresas adopten diferentes estrategias medioam-bientales (González-Benito y González-Benito, 2006) desde la respuesta medioam-biental hasta la proactividad medioambiental.

En la última década son varios los autores que han estudiado el potencial econó-mico de los denominados productos ecológicos y de la orientación medioambiental de las empresas (Kilbourne y Beckmann, 1998; Porter y Van Der Linde, 1995), lo que se refleja en el creciente número de certificaciones, distintivos, etique-tas y mensajes publicitarios que tratan de demostrar dicho compromiso con el entorno (González-Benito y González-Benito, 2007; Miret-Pastor at al., 2011). Sin embargo, más allá de la clasificación de las empresas como medioambientalmente sostenibles, la proactividad medioambiental empieza a formar parte de la estrategia de negocio de las empresas (Singh et al., 2008) y debe tenerse en cuenta en la actividad productiva (Da Silva et al., 2009) para asegurar la competitividad a largo plazo.

Cada día crece el número de empresas que consideran los aspectos relacionados con el desarrollo sostenible (De Miguel-Molina et al., 2010), la actitud medioam-biental (Segarra-Oña et al. 2011c), la eco-innovación (Peiró-Signes et al, 2011) o la gestión medioambiental (Miret-Pastor at al., 2011) como un activo de primera clase a nivel estratégico (Dowell et al., 2000; Christmann, 2000; Noci y Verganti, 1999, Claver et al., 2007), puesto que ofrecen una visión de futuro integrando

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objetivo s a medio y a largo plazo y acciones a nivel local y global que aúnan aspec-tos económicos, sociales y medioambientales como componentes interdependien-tes e inseparables en el progreso humano (Aragón-Correa, 1998).

Diversos estudios han detectado la relevancia de factores como la presión social (Kalantari y Asadi, 2010), la legislación medioambiental (Telle y Larsson, 2007, Vargas-Vargas at al., 2011), las ventajas competitivas (Segarra-Oña et al, 2011b), la apertura internacional (Brunnermeier y Cohen, 2003) o el compromiso de la ge-rencia hacia el enfoque medioambiental de la compañía (Russo y Harrison, 2005) como aspectos clave en la integración del factor medioambiental en la estrategia de negocio (Hitchens et al., 2005). Asimismo, la definición estratégica de la empresa (Walker et al., 2008, Bravo et al., 2005, Liu et al., 2010) o su adaptación a la nor-mativa (Mezquita et al., 2009; Carretero, 2009) motivan a la empresa a moverse hacia la protección medioambiental en lo que se llama corporate environmentalism (Ba-nerjee, 2002, Banerjee et al., 2003).

Así pues, resulta de elevado interés conocer la situación en la que se encuentran las empresas valencianas en términos de proactividad medioambiental, con el fin de proponer medidas impulsoras y políticas públicas eficientes, potenciando así la competitividad a nivel internacional de las empresas.

En este trabajo, en primer lugar, se presenta la situación actual en cuanto a proac-tividad medioambiental y se plantean los objetivos de la investigación en los dos primeros apartados. A continuación, se describe la metodología utilizada y las ca-racterísticas de la muestra estudiada para concluir con el análisis de los resultados y las conclusiones. Se presentan también las limitaciones del estudio y las futuras líneas de investigación.

2.- La estrategia medioambiental y el comportamiento medioambientalmente proactivo: una revisión del estado del arte.

Son varios los autores que han realizado clasificaciones empresariales en función de la estrategia medioambiental. En la tabla 1 se presentan algunas de las clasificacio-nes de las estrategias medioambientales difundidas en la literatura.

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Segarra Oña, M; Peiró Signes, A; de Miguel Molina, M. y B. / Anales RACV nº 87 (2012) / ISSN: 1130-426X, pp. 227-258 233

Tabla 1.- Alternativas de clasificación de las estrategias medioambientales.

Autor Clasificación

HUNT y AUSTER (1990)Principiante, luchadora, preocupada,

pragmática, proactiva

WINSEMIUS y GUNTRAM (1990)

Reactiva, receptiva,constructiva proactiva

ROOME (1992)No cumplimiento, cumplimiento,

cumplimiento extendido,excelencia, liderazgo

SADGROVE (1993)Penalizada, atrasada,conformista, líder

ARAGÓN-CORREA (1998)No cumplimiento, cumplimiento,

cumplimiento extendido,excelencia, liderazgo

VASTAG, KEREKES y RONDINE-LLI (1996)

Reactiva, previsora en crisis,estratégica, proactiva

SCHAEFER y HARVEY (1998)Principiante, luchadora,preocupada, pragmática,

proactiva

HENRIQUES y SADORSKY (1999)

Reactiva, defensiva,acomodativa, proactiva

BANERJEE (2002)

Empresas con orientación medioambiental interna, OMI, empresas con orientación medioambiental

exterior, OME, empresas con estrategia corporativa medioambiental, ECM y empresas de marketing

medioambiental, EMM

FUNDACIÓN ENTORNO (2003) Líder, proactiva, reactiva, indiferente y negativa

GONZALEZ BENITO YGONZALEZ BENITO (2005)

Reactiva, pro-certificación, pro-diseño, pro-logística y pro-comercial

Fuente: Elaboración propia a partir de Álvarez, De Burgos y Céspedes (2001) y Vázquez et alter (2002)

Como se puede observar, en términos generales, se definen cuatro aproximacio-nes en función de los riesgos medioambientales endógenos y exógenos: reactiva, proactiva, estratégica y preventiva.

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Algunos autores han aplicado las teorías desarrolladas hasta el momento para iden-tificar qué factores afectan a la orientación medioambiental que las empresas adop-tan. En el sector de los bienes de consumo, se ha identificado que, factores tales como la influencia de fuerzas de presión externas, la orientación ambiental, las estrategias corporativas y de marketing, el tamaño y si tiene o no departamento de marketing van a influir en la adopción de una determinada estrategia medioam-biental (Buil et al., 2005)

Gónzalez-Benito y González-Benito (2005) identifican distintas estrategias de proactividad medioambiental en tres sectores industriales, el eléctrico, el químico y el mobiliario, constatando el carácter multidisciplinar de la proactividad medioam-biental, además de identificar los aspectos determinantes de ésta.

Está demostrado que las regulaciones medioambientales tienen el potencial de cambiar las actuales formas de pensar en las empresas. López-Gamero y otros (2009) estudian, tanto de manera cuantitativa como cualitativa, cómo la regula-ción medioambiental afecta de forma diferente a la empresas en función del sector al que pertenezcan, identificando una mayor afectación sobre aquellas empresas pertenecientes a sectores potencialmente más contaminantes como son el sector primario y el sector secundario que sobre las empresas del sector servicios.

Así pues, las empresas pueden tomar fundamentalmente dos posturas: la reactiva que consiste en introducir los cambios necesarios para adaptarse a la normativa vi-gente, y la proactiva que consiste en la adopción de prácticas voluntarias de carácter medioambiental (Winsemius y Gumtram, 1992).

Por otra parte, se han desarrollado algunos estudios que intentan identificar los fac-tores que afectan la orientación medioambiental adoptada por las empresas. Entre los factores determinantes de la orientación medioambiental proactiva destacan, como aspectos internos de la compañía, el tamaño, el nivel de internacionalización, la po-sición en la cadena de valor, la actitud de la gerencia o la motivación y la actitud es-tratégica de la empresa. Como aspectos externos destacan la localización geográfica, y como un factor determinante, la implicación de propietarios y accionistas (González-Benito 2006). Por otra parte, Murillo et al. (2004) clasifican los factores como exter-nos (legislación, clientes, vendedores, compañías en el secto r, entidades financieras,

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aseguradoras, medios de comunicación, ecologistas y/o ciudadanos o comunidades cercanas) e internos (tipo de dirección, compañeros y accionistas y/o empleados).

En otra línea, diversos autores han estudiado los factores determinantes de los gas-tos medioambientales en las actividades de innovación (Jaffe y Palmer, 1997; Pick-man, 1998) o las repercusiones de estas medidas de gestión medioambiental sobre las actividades de innovación empresarial (Rennings et al., 2006, Rehfeld et al., 2005), concluyendo que las medidas de organización medioambiental voluntarias que se llevan a cabo en la empresa estimulan la innovación, tanto la de producto como la de proceso.

El incremento de la proactividad medioambiental de la empresa se puede explicar por el creciente aumento del interés por parte de la opinión pública, clave en la reputación de las empresas, por la repercusión de manera positiva en las eficiencias operativas, o por la búsqueda de ventajas competitivas (Bansal y Roth, 2000) y, se-gún Sharma y Vrenderburg (1998), es mayor conforme mayor sea la implantación media de medidas de interés medioambiental.

Según Alafranca (2009), la mejora de la actuación medioambiental de una em-presa puede comportar unos mejores resultados financieros o económicos que no supongan un aumento del coste a través de la posibilidad de participar en nuevos mercados, la oportunidad de diferenciar la producción y la posibilidad de vender tecnología orientada a controlar la contaminación.

Así pues, parece claro que las prácticas medioambientales no sólo deben enfocarse a los límites de la organización, sino que deben ampliarse a toda la cadena de valor. Existen importantes áreas de desarrollo de las tecnologías medioambientales, desde el diseño de la producción (Shrivastaka, 1995), mediante la reutilización, el reci-clado y la refabricación (Sarkis, 1998), hasta la cadena de aprovisionamiento, am-pliando el concepto a las redes de valor, más allá de la propia empresa (Handfield et al., 1997). Muchas empresas han optado por el desarrollo de estándares de gestión medioambiental, por ejemplo la norma ISO14001, que permiten demostrar la ade-cuación de la empresa con las normas medioambientales, contribuyendo además con un impacto positivo en la opinión pública y en sus resultados e conómicos (Segarra et al, 2011b).

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La Unión Europea apuesta firmemente por estudiar el potencial que representan las PYMES en la economía verde (OECD, 2011 ya que es cada día más evidente la ne-cesidad de integrar en el estilo directivo empresarial, la estrategia de diferenciación a través de la sostenibilidad como factor estratégico. Por tanto, es necesario analizar el factor medioambiental como aspecto proactivo de la dirección de la empresa y cuáles son los determinantes que favorecen que la empresa se oriente hacia la pro-tección del medio ambiente.

El objetivo del presente trabajo es analizar la incorporación real de la proactividad medioambiental en la estrategia global de las empresas industriales valencianas como elemento diferenciador y creador, por tanto, de ventajas competitivas, anali-zando hasta qué punto el factor medioambiental forma parte de la estrategia em-presarial, qué características presentan aquellas empresas que están más orientadas hacia la proactividad medioambiental.

3.- Metodología de análisis.

Siguiendo a Kaplan (1986), resulta difícil imaginar que se puedan verificar teo-rías en el campo de la dirección de empresas si el estudio no se realiza dentro del contexto organizativo. Estas investigaciones han de servir no sólo para describir la existencia o no de procedimientos, sino también para deducir y contrastar cómo y por qué ciertas prácticas tienen que ser implantadas. Según Rouse y Daellenbach (1999) los estudios de casos en profundidad proporcionan una información de campo muy valiosa que es capaz de señalar factores que tienen influencia en la gestión.

El método empleado en este estudio, entrevistas en profundidad, se clasifica como recolección directa de información (Stake, 1995). El modelo de entrevista utiliza-do ha sido la entrevista estructurada semi-abierta (King, 1994), ya que combina las ventajas de los cuestionarios cerrados con las de los cuestionarios abiertos de investigación cualitativa. Según Dubé y Paré (2003) los estudios de casos requie-ren algunas recomendaciones para tener un alto nivel de rigor en la investigación. Se han seguido en este estudio dichas recomendaciones y son las siguientes: la primera sería considerar los aspectos relacionados con el diseño, identificando las

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preguntas de investigación, la segunda sería: considerar aspectos relacionados con la recolección de datos propiamente dicha, y la tercera sería: considerar aspectos de procedimiento, como el uso de una entrevista guía, el uso efectivo de tablas para resumir información acerca del proceso de recogida de datos o cómo triangular datos para incrementar la validación interna de los resultados y obtener explicacio-nes claras del proceso. Y, por último, con respecto a los procedimientos de análisis de resultados para obtener descripciones claras de los métodos y procedimientos analíticos, hacer uso de técnicas y herramientas de análisis preliminar de datos y comparar los resultados con la literatura existente.

Las entrevistas se han realizado personalmente, por lo que se ha recogido infor-mación cualitativa adicional. Las entrevistas se realizaron siguiendo una estructura, para lo que se preparó un cuestionario compuesto por un total de 42 preguntas enfocadas a identificar los aspectos que permiten caracterizar a la empresa en tér-minos de su proactividad medioambiental, así como aspectos de la organización, estableciendo un sistema para medir la integración de la proactividad medioam-biental en la estrategia empresarial de la compañía. Antes de su utilización final, el cuestionario fue sometido a una prueba para verificar y discutir lo apropiado de las cuestiones. Las entrevistas fueron realizadas a directores o gerentes de compañías personalmente, para así obtener resultados más fiables.

3.1.- Descripción de la muestra.

El estudio se ha realizado sobre una muestra de las empresas de la Comunidad Valenciana de distintos tamaños (según el número de empleados) dedicadas a ac-tividades industriales.

Se han estudiado un total de 135 empresas. En la tabla 2 puede verse la clasificación de las mismas según su tamaño.

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Tabla 2. Clasificación de empresas estudiadas por tamaños.

Frecuencia Porcentaje

> 250 32 23,7

50-250 80 59,3

<50 23 17

Total 135 100

Fuente: Elaboración propia a partir de datos facilitados por las empresas.

Por otra parte, las empresas también se han clasificado atendiendo a su presencia en los mercados. Las empresas clasificadas como de enfoque multinacional están presen-tes a nivel internacional pero con delegaciones y centros de producción en otros países, las empresas con enfoque internacional, están presentes fuera del mercado español, las de enfoque nacional son las que operan en territorio español y aquellas clasificadas como de enfoque local son las que están presentes únicamente en el ám-bito de la Comunidad Valenciana y provincias limítrofes (ver tabla 3)

Tabla 3. Clasificación de las empresas estudiadas atendiendo al ámbito de actuación.

Frecuencia Porcentaje %

INTERNACIONAL 29 21,5

LOCAL 27 20

MULTINACIONAL 27 20

NACIONAL 52 38,5

Total 135 100

Fuente: Elaboración propia a partir de datos facilitados por las empresas.

En la tabla 4 se presentan las empresas clasificadas en función del sector industrial al que pertenecen (conforme a la clasificación CNAE-2009).

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Tabla 4. Sector industrial al que pertenecen las empresas estudiadas

Sector CNAE 2009 Frecuencia Porcentaje10. Industria de la alimentación 17 12,6

11. Fabricación de bebidas 2 1,5

13. Industria textil 8 5,9

15. Industria del cuero y del calzado 2 1,516. Industria de la madera y del corcho, excepto mue-bles; cestería y espartería.

1 0,7

17. Industria del papel 5 3,7

20. Industria química 12 8,9

22. Fabricación de productos de caucho y plásticos 10 7,423. Fabricación de otros productos minerales no metálicos

33 24,4

24. Metalurgia; fabricación de productos de hierro, acero y ferroaleaciones

2 1,5

25. Fabricación de productos metálicos, excepto ma-quinaria y equipo

2 1,5

27. Fabricación de material y equipo eléctrico 9 6,7

28. Fabricación de maquinaria y equipos 2 1,529. Fabricación de vehículos de motor, remolques y semirremolques

8 5,9

30. Fabricación de otro material de transporte 1 0,7

31. Fabricación de muebles. 6 4,4

32. Otras industrias manufactureras 4 335. Suministro de energía eléctrica, gas, vapor y aire acondicionado.

1 0,7

42. Ingeniería civil 1 0,7

43. Actividades de construcción especializada 3 2,245. Venta y reparación de vehículos de motor y mo-tocicletas

1 0,7

46. Comercio al por mayor e intermediarios del co-mercio, excepto vehículos de motor y motocicletas.

1 0,7

47. Comercio al por menor, excepto de vehículos de motor y motocicletas.

1 0,7

55. Servicios de alojamiento 1 0,7

73. Investigación y desarrollo 1 0,7

B. Industrias extractivas 1 0,7Fuente: Elaboración propia a partir de datos facilitados por las empresas.

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4.- Análisis de resultados.

Los datos indican que, de las empresas estudiadas, el 56,3% disponen de departa-mento propio de gestión medioambiental. Algo más de la mitad (50,4 %) dispone de algún tipo de acreditación medioambiental, mientras que el 23% se encuentran en algún proceso para conseguirla. La mayoría de las empresas estudiadas (55,6%) dispone de un Sistema de Gestión Medioambiental (SGMA), mientras sólo un 5,2% han desarrollado alguna patente relacionada con una actuación medioambiental, lo que pone de manifiesto que la actuación formal de innovación medioambiental es escasa y preocupante.

En las figuras 1, 2, 3 y 4 que se muestran a continuación se refleja en qué grado las empresas desarrollan medidas de ahorro relacionadas con el medio ambiente, de gestión de residuos, de formación e información en materias ambientales y en qué medida usan y conocen los sistemas de gestión medioambiental.

Prácticamente la totalidad de las empresas estudiadas llevan a cabo actuaciones para el ahorro de agua o energía. Sin embargo, apenas la mitad cuantifica los costes y los ahorros ambientales, lo que representa una dificultad a la hora de garantizar que los recursos, inversiones e innovaciones introducidas estén empleándose de manera efectiva.

Figura 1. Análisis de las actuaciones relacionadas con el medio ambiente en las empresas estudiadas.

Fuente: Elaboración propia a partir de datos facilitados por las empresas.

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Más del 90% de las empresas manifiesta gestionar los residuos derivados de su actividad, mientras que el nivel de reciclabilidad de los productos es bajo, sólo el 60% de los encuestados se manifiesta totalmente de acuerdo o medianamente de acuerdo, y el nivel de uso de productos ecológicos es francamente pequeño, inferior al 20%. Estos resultados muestran claramente la tendencia reactiva de la in-dustria frente al entorno existente. Mientras prácticamente todos realizan la gestión de residuos conforme a la obligación que establece la normativa vigente, una parte relativamente pequeña, teniendo en consideración la gran presión existente, usa en sus productos materiales reciclables y apenas unos pocos introducen productos ecológicos en sus productos avanzándose a los requerimientos normativos e inten-tando satisfacer la demanda de clientes más concienciados.

Figura 2. Análisis de las actuaciones relacionadas con la gestión de residuos

Fuente: Elaboración propia a partir de datos facilitados por las empresas.

Sólo una parte de las empresas divulga las acciones desarrolladas en materia medioambiental, mientras que el 50% de las empresas estudiadas manifiesta uti-lizar en mayor o menor medida argumentos ecológicos en sus campañas de mar-keting.

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Figura 3. Análisis de las actuaciones relacionadas con las medidas de formación e información en materia ambiental.

Fuente: Elaboración propia a partir de datos facilitados por las empresas.

Destaca que sólo cerca un 40% de las empresas inviertan en la formación medioam-biental de sus empleados. Este último aspecto es fundamental si se quiere cambiar la cultura de la empresa en temas medioambientales (Sarkis et al., 2010). Las deci-siones de los trabajadores a todos los niveles deben considerar también las implica-ciones medioambientales de las mismas.

Figura 4. Análisis de las actuaciones relacionadas con el uso y conocimiento de los SGMA.

Fuente: Elaboración propia a partir de datos facilitados por las empresas.

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Figura 5. Análisis de la percepción de los SGMA por parte de las empresas estudiadas.

Fuente: Elaboración propia a partir de datos facilitados por las empresas.

El análisis de la figura 5 denota que el grado de implantación de los sistemas de ges-tión medioambiental y su conocimiento es intermedio pero quizá insuficiente si se tiene en cuenta el potencial de estas herramientas para gestionar la mejora conti-nua en materia medioambiental (Darnall et al., 2008) y las sinergias que se pueden conseguir integrando este sistema dentro de otros sistemas de gestión como el de calidad o seguridad (Bernardo et al., 2009). Las empresas estudiadas consideran mayoritariamente que los SGMA son aplicables, que no suponen un alto coste y que mejoran el control y la toma de decisiones, mientras algo menos del 50% lo considera como una inversión necesaria.

Por otra parte, tal como se observa en la figura 6, la mayoría de las empresas no ven los aspectos medioambientales como una amenaza y están comprometidas con el cumplimiento de la normativa, aunque sólo un 40% ve en los aspectos medioam-bientales una oportunidad para la innovación o la mejora.

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Figura 6. Percepción de la preocupación medioambiental en las empresas estudiadas.

Fuente: Elaboración propia a partir de datos facilitados por las empresas.

El nivel de influencia de los distintos agentes sobre las decisiones que se toman en las empresas relacionadas con el medioambiente muestra que son los directivos de las empresas y las administraciones las que más influencia ejercen sobre estas decisiones (ver figura 7), en concordancia con los estudiados previamente por otros autores (De Bakker y Den Hond, 2008, González-Benito y González-Benito, 2010). Según el estudio realizado, en torno a un 60% de las empresas encuestadas valoran de forma alta o muy alta la implicación, el compromiso y el esfuerzo de la dirección en materia medioambiental y el 50 % manifiesta incorporarla en la plani-ficación estratégica de las empresas. Destaca el menor nivel de influencia que tienen los socios, quienes deben ser los que muestren firmemente el compromiso de la empresa con el medio ambiente para que se produzca el cambio de la cultura em-presarial. Por otra parte, el nivel de influencia de clientes y proveedores es similar e inferior al que genera la administración, lo que denota un carácter más reactivo que proactivo a la hora de abordar aspectos medioambientales.

Destaca también la baja influencia de los empleados en este tipo de decisiones, lo que puede deberse al carácter de las actuaciones realizadas, ya que las empresas estarían tomando en consideración decisiones medioambientales de mayor enver-gadura en lugar de realizar pequeñas mejoras en cada unos de los puestos de tra-

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bajo, lo que generalmente lleva aparejado un mayor esfuerzo de tipo económico que no siempre se traduce en unos mejores resultados, como se ha demostrado en otros ámbitos organizativos en aspectos relacionados por ejemplo con la calidad o seguridad.

Por otra parte, la influencia de los competidores en las decisiones es baja reflejando de nuevo que los aspectos medioambientales no son considerados hoy como una amenaza por las empresas.

Los resultados de la importancia del compromiso medioambiental de las empresas para los distintos agentes no difieren significativamente de los obtenidos para la influencia en la toma de decisiones relacionadas con el medio ambiente, demos-trando que el interés que muestran los agentes por los aspectos medio ambientales está directamente relacionado con decisiones que toman las empresas y por tanto, con sus actuaciones, como se puede observar en la figura 7.

Figura. 7.- Influencia de los agentes en las decisiones relacionadas con el medio ambiente.

Fuente: Elaboración propia a partir de datos facilitados por las empresas.

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Como se observa en la figura 8, las empresas analizadas establecen como los obs-táculos más importantes para las actuaciones medioambientales el escaso apoyo institucional y financiero, mientras la escasez de recursos tanto humanos como téc-nicos parece ser una limitación sólo para un porcentaje relativamente pequeño de las empresas (20-25%), lo que refuerza la necesidad de conocimiento en la materia para poder dotar de los instrumentos financieros y administrativos y promover así aquellas acciones más efectivas y eficientes en materia medioambiental.

Figura. 8.-Obstáculos que las empresas encuentran al desarrollar actuaciones medioambientales.

Fuente: Elaboración propia a partir de datos facilitados por las empresas.

Las posibles motivaciones para realizar actuaciones de tipo medioambiental vienen determinadas por las consecuencias o beneficios presentes o futuros que dichas ac-ciones pueden reportar (ver figura 9). Así, las empresas entienden mayoritariamen-te que las actuaciones de respeto medioambiental van a mejorar su imagen corpo-rativa y les ayudará a evitar sanciones. Esperan mayoritariamente que los beneficios y/o ahorros en el largo plazo y aproximadamente la mitad esperan un cambio en cuanto a sus relaciones empresariales a través del incremento del número de clien-tes, nuevas oportunidades de negocio o aumento de la competitividad, coincidien-do con los resultados de la repercusión esperada de la inversión en investigación y desarrollo sobre nuevos productos y procesos más ecológicos.

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Figura 9.- Beneficios de las actuaciones de respeto y protección del medioambiente.

Fuente: Elaboración propia a partir de datos facilitados por las empresas.

Estos resultados muestran de nuevo una manera de hacer frente al problema medioambiental un tanto efectista o “marketiniana” con una cierta falta de conven-cimiento de las oportunidades presentes y futuras que presenta la apuesta por una estrategia medioambientalmente proactiva (Baumgartner y Ebner, 2010, Peattie y Charter, 1997).

En cuanto a la innovación tecnológica, se observa en la figura 10 que son pocas las empresas que utilizan sistemas de gestión tecnológica aunque, aproximada-mente la mitad, pretende mejorar las tecnologías y hacerlas más respetuosas con el medio ambiente, a pesar de que sólo la mitad de las actuaciones tenían éste como principal objetivo. Y cuando lo hacen (Ver figura 11), los objetivos perse-guidos son, básicamente, ser líder del mercado o aumentar su cuota de mercado, lo que de nuevo esta ligado más a una estrategia de “greenwashing” orientada a mejorar su imagen hacia el exterior que basada en una firme creencia de respeto medioambiental.

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Figura 10.-Inversion en tecnologías limpias/Sistemas de gestión de la tecnología.

Fuente: Elaboración propia a partir de datos facilitados por las empresas.

Figura 11.- Objetivo de la inversión en tecnología medioambientalmente sostenible.

Fuente: Elaboración propia a partir de datos facilitados por las empresas.

A nivel empresarial se considera (de manera mayoritaria en las empresas estudia-das) que la proactividad medioambiental forma parte de la estrategia general de la empresa y que está fuertemente apoyada por la dirección, como se puede observar en la figura 12.

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Figura 12.- La proactividad en la estrategia y el apoyo de la dirección

Fuente: Elaboración propia a partir de datos facilitados por las empresas.

5.- Conclusiones y discusión.

En este trabajo hemos analizado las principales líneas que caracterizan la orienta-ción medioambiental de las empresas industriales de la Comunidad Valenciana. Se han estudiado el tipo de actuaciones que llevan a cabo, relacionadas con las ges-tión de residuos, con la formación y la información en materia medioambiental, si divulgan o no las actuaciones ecológicas que desarrollan y cómo se integran en el marketing, el nivel de implantación de herramientas de gestión medioambien-tal y, lo que desde nuestro de vista resulta más importante, la percepción que las empresas industriales tiene con respecto a las actuaciones medioambientales. Las oportunidades, los obstáculos y los objetivos que pueden encontrar al orientar sus actuaciones hacia actividades de mayor respeto medioambiental.

Los resultados del análisis no indican que las empresas buscan mejorar su imagen y que las actuaciones se realizan principalmente para adaptarse a los gustos de los

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consumidores que demandan, cada vez más, productos medioambientalmente sos-tenibles (CITAS). Las motivaciones principales están altamente relacionadas con el mercado y con estrategia de marketing, siguiendo la línea de lo que se denomina a nivel académico greenwashing (Bazilier, 2010). Estos resultados revelan la falta de adecuación del empresariado industrial valenciano a las nuevas demandas a nivel internacional. La competitividad, la innovación y la sostenibilidad son elementos con una estrecha interrelación en la actual estructura económica global.

El estudio tiene implicaciones importantes tanto para el empresariado como a ni-vel público, ya que proporciona algunas claves sobre las que se puede actuar para mejorar la proactividad medioambiental y estar así en disposición de aprovechar las oportunidades que esto puede ofrecer a las empresas y, por otra parte, dado que las autoridades en cuestiones de política industrial están destinando importantes líneas de actuación para mejorar y fomentar la eco-innovación y las actuaciones respetuosas con el medioambiente (European Community, 2007, Huppes, 2008, OECD 2011a, OECD 2011b), este trabajo puede servir para orientar de manera más adecuada los esfuerzos.

Las conclusiones no están exentas de limitaciones, ya que aunque con una muestra de 135 empresas resulta a todos los efectos suficiente para realizar un análisis cuali-tativo como el desarrollado en este trabajo y, aunque se ha intentado que estuvieran presentes todos los sectores y todo el espectro en cuanto a tamaños y orientación, se debería tratar de ampliar el estudio con un número mayor de empresas así como reforzar en un futuro las conclusiones obtenidas con este análisis descriptivo con estudios cuantitativos. En esta línea seguiremos trabajando en el futuro para com-plementar el estudio.

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Agradecimientos

Los autores agradecen la ayuda financiera recibida del Ministerio de Ciencia e Innova-ción a través del proyecto de investigación de referencia EC02008-05895-C02-01/ECON, a la Universidad Politécnica de Valencia por la concesión del periodo sabáti-co de investigación a la profesora M. Segarra, y a la Universidad de Cornell (EE.UU) por acoger a los profesores Peiró y Segarra durante la estancia de investigación. Asimismo, los autores desean agradecer la colaboración de las empresas que han participado en el estudio, pues sin su ayuda no habría sido posible llevarlo a cabo.

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Autores de los artículos 259

AUTORES DE LOS ARTÍCULOS

TORIBIO FUENTE CORNEJO es Doctor en Filología Románica y Profesor Titular de Universidad de Filología Románica de la Universidad de Oviedo. Sus líneas de investigación son la Lingüística Románica, la Literatura Románica y la Literatura aljamiado-morisca. En este sentido ha publicado dos libros La canción de alba en la lírica románica medieval (Oviedo, 1999) y La poesía religiosa aljamiado-morisca (Madrid, 2000), así como diversos artículos, entre ellos, “El tema de la falsa acusación en la novela II,8 del Decamerón”, “Levad’amigo, que dormides as manhanas frias: una relectura de la cantiga de Torneol” o “La narrativa breve aljamiado-morisca: algunos aspectos de su edi-ción y estudio”. Actualmente colabora en un proyecto sobre la obra del humanista valenciano Pedro Juan Núñez.

ELÍAS DURÁN DE PORRAS es Decano de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Comunicación de la Universidad CEU Cardenal Herrera. Con anterioridad ha desempeñado los puestos de Coordinador de Periodismo, Vicedecano de Periodis-mo y Vicedecando de Ciencias de la Comunicación en la misma institución docen-te. Doctor en Ciencias de la Información, con Premio Extraordinario, ha trabajado en la agencia Servimedia, RNE, Agencia EFE y EL PAIS Internacional. Especializado en la Historia del Periodismo, tiene publicado el libro Galicia, The Times y la Guerra de la Independencia. Henry Crabb Robinson y la corresponsalía de The Times en A Coruña (Fundación Pedro Barrié de la Maza, 2008), y un total de 20 aportaciones científicas entre capítulos de libro, artículos en revistas y actas de comunicaciones y ponencias en congresos.

ROBERTO VILLA GARCÍA es Doctor en Historia y Profesor Titular de Historia Política de la Universidad Rey Juan Carlos. Sus líneas de investigación se orientan al estudio de los procesos de nacionalización y democratización de los sistemas representativos contemporáneos, centrándose en los procesos electorales y la vio-lencia política. Sus últimos libros son La República en las Urnas. El despertar de la Democracia

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Autores de los artículos260

en España (2011) y, con Manuel Álvarez Tardío, El Precio de la Exclusión. La Política durante la Segunda República (2010). Además, es autor de varios artículos en revistas científicas nacionales e internacionales. Ha sido investigador invitado en las Universidades de Wisconsin-Madison (Estados Unidos) y París-IV Sorbonne (Francia).

ALEJANDRO MARTÍNEz RELANzóN es Licenciado en Historia por la UVEG, Master por la Universidad Pontificia de Comillas de Madrid. Amplió estudios en Georgia College & State University (E.E.U.U.), en la Facultade de Sao Bento (Bra-sil) y en la Université de Bretagne Occidentale (Francia). Su línea de investigación principal es la relación entre Iglesia y sociedad. Trabaja desde el año 2007 en Oracle Czech s.r.o. con residencia en Praga (República Checa)

JULIÁN GARCÍA DEL POzO JIMÉNEz es Licenciado en Derecho y en Filosofía por la Universidad Complutense de Madrid, Máster Universitario en Formación para Profesor de Educación Secundaria Obligatoria y Bachillerato por la Universi-dad CEU San Pablo. Ha ejercido la abogacía como colegiado en el Ilustre Colegio de Abogados de Albacete. Actualmente imparte clases de Lengua y Literatura en el Centro Educativo OSCUS de Madrid.

JOSÉ ELISEO VALLE es Profesor del Departamento de Didáctica y Organización Escolar de la UVEG, Director Académico del Hispanic Studies Program de la Universidad de Virginia y Director Residente del Summer Program de Michigan State University, en Valencia. Autor de diversos libros y artículos sobre las conexiones entre literatura e historia y en temas de género, actualmente investiga sobre Equipos directivos, Liderazgo educativo y en general en materias de Organización Escolar.

MARIVAL SEGARRA es profesora Titular en la Universidad Politécnica de Valencia donde imparte cursos de Estrategia en servicios en el Master de Gestión de Em-presas en la Facultad de Administración de Empresas y cursos sobre Innovación y Competitividad en la Escuela de Ingenieros. Es Ingeniera Industrial e Ingeniera en Organización Industrial. Doctora en Gestión y Administración de Empresas por la

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Autores de los artículos 261

Universida d Politécnica de Valencia. Investigadora asociada al CHR (Center for Hos-pitality Research) de la universidad norteamericana de Cornell. Autora de diversos artículos y ponencias sobre clusters, medioambiente y proactividad medioambiental.

ÁNGEL PEIRó SIGNES es profesor del departamento de Organización de Empresas de la Universidad Politécnica de Valencia. Ingeniero Industrial, Ingeniero en Organi-zación Industrial e Ingeniero de Materiales. MBA y Doctor en Administración y Di-rección de Empresas. Investigador asociada al CHR (Center for Hospitality Research) de la universidad norteamericana de Cornell. Autor de diversos artículos y ponencias sobre eco-innovación y el efecto cluster sobre los resultados económicos.

MARÍA DE MIGUEL MOLINA es Licenciada en Derecho por la UVEG. y Doctora en Administración y Dirección de Empresas por la Universidad Politécnica de Va-lencia (UPV). Profesora Titular de Universidad en el Departamento de Organiza-ción de Empresas de la UPV, adscrita a la Facultad de Administración y Dirección de Empresas. Es Directora del Máster Universitario en Gestión de Empresas, Productos y Servicios que se imparte conjuntamente con una universidad alemana. Su trabajo se centra en estudiar estrategias que fomenten la responsabilidad social. Actualmen-te participa en distintos proyectos de investigación relacionados con el turismo, la sostenibilidad y las industrias creativas.

BLANCA DE MIGUEL MOLINA es profesora del Departamento de Organización de Empresas de la Universidad Politécnica de Valencia, imparte docencia en el Más-ter Universitario en Gestión de Empresas, Productos y Servicios de la Facultad de Administración y Dirección de Empresas y en la Escuela Técnica Superior de In-genieros Industriales. Es Licenciada en Ciencias Económicas y Empresariales por UVEG, Doctora en Administración y Dirección de Empresas por la Universidad Politécnica de Valencia, y Master of Business Administration por Anglia Ruskin Uni-versity (UK). Sus investigaciones se centran, principalmente, en el estudio de la estrategia e innovación de empresas creativas y culturales, y de su impacto en las regiones, temas sobre los que ha escrito diversos artículos en revistas internaciona-les y participado en proyectos de investigación.

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VIDA ACADÉMICA

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RESUM DE LA MEMÒRIA D’ACTIVITATS

DEL CURS ACADÈMIC

2011-2012

Anals de la Real Acadèmia de Cultura Valenciana nº 86 (2011)

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Mª Desamparados Cabanes Pecourt 267

MEMÒRIA DEL CURS ACADÈMIC2011 - 2012

Mª Desamparados Cabanes PecourtSecretària

El curs acadèmic 2011-2012 començà el dia 17 de novembre de 2011. L’acte d’Apertura tingué lloc en el Saló del Consulat del Mar de la Llonja de Valéncia, a on es llegí la memòria del curs 2010-2011. El discurs inaugural fon pronunciat per l’acadèmic de Número i Decà de la RACV l’Excm. Sr. En Vicent Ll. Simó Santonja, en el títul “La Personalitat Valenciana”.

I.- JUNTES GENERALS I DE GOVERN

Durant el curs 2011-2012 s’han celebrat 10 Juntes Generals i 10 Juntes de Govern, en una gran assistència de les Senyores i els Senyors Acadèmics.

II.- INGRÉS DE NOUS ACADÈMICS

Feu el seu ingrés l’acadèmic Ilm. Sr. En Salvador Vila Soria, el dia 1 de decem-bre de 2011, en el Saló del Consulat de la Llonja de la Seda de Valéncia. Cobrix la vacant deixada per l’Ilm. Sr. En Francisco J. León Tello, en la medalla número 35, i va llegir el discurs titulat “De Mislata a Valéncia, un passeig evocador”, fon contestat per l’Acadèmic de Número Excm. Sr. En Rafael Gómez-Ferrer, el discurs del qual va llegir el Sr. Decà, per haver patit l’irreparable pèrdua del Sr. Gómez Ferrer.

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Anals RACV nº 87 (2012) / Memòria del Curs Acadèmic. 2011-2012268

També ingressà l’Acadèmic Ilm. Sr. En Ramón Serra de Álzaga, el dia 12 de giner de 2012, en el Saló del Consulat de la Llonja de la Seda de Valéncia. Cobrix la vacant deixada per l’Ilm. Sr. En José Martínez Ortíz, en la medalla número 7, i llegí el discurs titulat “Coleccionar, Restaurar, Conservar: una aventura por amor al arte”, fon contestat per l’Acadèmic de Número Ilm. Sr. En Guillermo Carnero Arbat.

I per últim efectuà el seu ingrés l’Acadèmic Ilm. Sr. En Ricardo José Vicent Museros, el dia 6 de març de 2012, en el Saló del Consulat de la Llonja de la Seda de Valéncia. Cobrix la vacant deixada per l’Ilm. Sr. En José Alminyana Vallés, en la medalla número 40, i llegí el discurs titulat “El Taller de Imprenta de Lambert Palmart”, fon contestat per l’Acadèmic de Número i Decà de la RACV Excm. Sr. En Vicent Ll. Simó Santonja.

Fon nomenat Acadèmic Electe l’Ilustríssim Senyor:

En Salvador Chuliá Fernández.

Foren nomenats com a Acadèmics d’Honor:

L’Ilm. Sr. N’Anfóns Ramon i Garcíai l’Excm. Sr. En Dario Maravall Casesnoves

III.- ACTIVITATS EN TORN ALS LLIBRES

PUBLICACIONS

Durant el present curs s’han editat les següents:

1. Anals núm. 862. Conferència Inaugural del Curs 2011-2012. “La personalitat del poble valencià”.3. Série Històrica, núm. 324. Estudios de Lenguas y Epigrafía Antiguas. ELEA núm. 125. “Carn de pomes essencials”

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REVISTA DIGITAL DE LA RACV

La posada en marcha de la “Revista Digital” de la RACV i l’accés a les no-ves tecnologies de l’informació a través de les nostres pàgines Webs, ha supost l’incorporació de més de quinze artículs, tenint repercussió determinats artículs de la Secció d’Ingenieria Cartogràfica “Jorge Juan” en “Google Acadèmic”.

BIBLIOTECA Durant este curs, les activitats més destacades en la nostra Biblioteca Espe-

cialisada, ademés de servir de soport a les activitats acadèmiques, aixina com a l’investigació, en la missió del foment i la difusió de la cultura valenciana, han segut:

Ingrés i adquisició de llibres d’interés per als usuaris, fent un total de

719 volums, tant per mig d’intercanvi com de donació, aixina com també per l’incorporació de les nostres publicacions.

Sobre les donacions, han cedit llibres un total de 23 persones entre acadèmics i colaboradors, hem de destacar la de N’Emili Miedes i les dels cronistes.

El fondo bibliogràfic de la nostra Institució consta de 16.371 volums catalogats

(front als 15.852 de l’any passat), 326 títuls de revistes registrades en l’Índex i 907 títuls catalogats.

La biblioteca oferix una série de servicis com són l’informació i orientació a l’usuari, préstam a investigadors, consulta en sala, investigació documental, busca de referències bibliogràfiques, solicitut i suministrament de documents respecte a l’Archiu, investigació documental en unes atres biblioteques i hemeroteca.

IV.- CONFERÈNCIES I PRESENTACIÓ DE LLIBRES

• 27/03/2012 Conferència “Sant Vicent Ferrer i la cultura valencia-na”, a càrrec de l’Excm. Sr. En Vicent Lluís Simó Santonja, Decà de la

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RACV; dins dels actes de l’inauguració de l’Exposició Fotogràfica de Ma-nuel Guallart “El Milacre de l’Altar del Tossal”.

• 12/05/2012 Conferència “Un viaje a Estambul, entre la historia y la leyenda”, a càrrec de l’Ilm. Sr. En José Luis Medina García, Acadèmic de Número de la RACV.

• 07/06/2012 Conferència “Los mejores ejemplos de ballet u ópera clásica y su influencia en la cultura valenciana”, a càrrec de la Sra. Na Victoria Savelieva, Agregada Colaboradora de la Secció d’Història de l’Art Valencià.

• 03/04/2012 Presentació del llibre “Varela, el general antifascista de Franco”, de l’Ilm. Sr. En Federico Martínez Roda, Acadèmic de Número de la RACV, la presentació estigué a càrrec de l’Ilm. Sr. N’Enrique de Mi-guel Fernández, Acadèmic de Número de la RACV.

V.- SECCIONS

En independència de les activitats pròpies d’investigació i treball interior, a lo llarc del curs acadèmic les seccions d’esta RACV han organisat distints cicles de conferències, exposicions i cursos, divulgant les seues conclusions en diverses publicacions.

Entre unes atres activitats podem destacar les següents:

SECCIÓ D’HISTÒRIA D’ART VALENCIÀ “Mariano Benlliure Gil”

I.- INVESTIGACIÓ

Des de finals del curs 2011 i primer trimestre de l’any 2012.

1.- En l’àrea de “Artistes Valencians” s’ha treballat sobre els escultors del sigle XVIII, material revisat en la Real Acadèmia de Belles Arts de San Fernando de Madrit.

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2.- En esta llínea s’ha fet una consulta a l’Archiu del Palau Real de Madrit, a fi de localisar les figures del “Belem del Príncip” realisades per l’escultor José Esteve Bonet entre 1780 i 1785. S’han localisat aquelles figures en el Palau Real de Madrit i unes atres tres en el Museu Nacional d’Arts Deco-ratives de Madrit

En el segon trimestre de 2012

L’Agregada Colaboradora Doctora Na Concha de Soto Arándiga, presentà un proyecte, aprovat per la Secció, a fi de divulgar a través de la revista digital el tre-ball d’experts baix el títul PASSAT, PRESENT I FUTUR DEL PATRIMONI ARTÍSTIC VALENCIÀ en el que obrí un camp cap a l’Arquitectura i arts aplicades fins al mo-ment desconegudes com a Patrimoni Artístic Valencià. Inclou aixina mateix des de les obres d’Art recuperades a través de la restauració en l’identificació de peces excepcionals de pintura i fusta, fins a l’historiografia virtual d’obres singulars des-aparegudes.

A partir del més de maig de 2012 En ocasió de celebrar-se el cent cinquanta aniversari del naiximent de l’escultor

que honra titular ad esta Secció (1862) i coincidint en l’acontenyiment del “Any Mariano Benlliure” proclamat per la Conselleria de Cultura de la Generalitat Valen-ciana, l’aportació fonamental ha segut la de colaborar en l’Institut de Conservació i Restauració de Bens Culturals en l’elaboració de la memòria històrica cultural sobre el Mausoleu de Joselito, l’original del qual en algeps va donar l’artiste al Museu de Belles Arts de Valéncia en 1940, el qual es va a restaurar i expondre en breu.

II.- DIVULGACIÓ El segon curs oferit a l’Escola Superior d’Estudis Valencians ha segut impartit

per l’agregada colaboradora Na Pura Benito Vidal, Doctora en Història de l’Art, que en 10 sessions ha abordat el tema de la Pintura Valenciana del sigle XIX , primera part, al grup C, a on ha relacionat l’Art en les circumstàncies històriques que li acompanyaren.

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També en eixe mateix grup, l’agregada colaboradora Doctora N’Asunción Ale-jos Morán s’ha impartit un tema específic al qual ha aplicat la metodologia de l’Iconografia i Iconologia General. El dit tema porta per títul: La Pintura espanyola del sigle d’Or i ho ha centrat en una primera part a manera d’introducció històric artística.

III.- PUBLICACIONS Ademés, l’obra fonamental de Na Pura Benito ha segut l’elaboració del llibre

“Pintura Valenciana del sigle XX : tradició i vanguarda” dins de l’àrea “Conéixer l’Art Valencià” la publicació del qual acceptà realisar la Junta de Govern de la Real Acadèmia en el curs 2011.

En la revista digital s’han publicat sèt artículs sobre les àrees que té establides la Secció: danses populars, monuments, artesania i arquitectura. Al mateix temps, també en la revista digital s’ha publicat al complet el llibre Monuments comme-moratius Valencians de Na Violeta Montolíu que s’havia agotat el curs anterior.

SECCIÓ CRONISTES DEL REGNE Seguint l’acort de la Junta General de la RACV, s’ha convingut assignar ad esta

Secció de Cronistes del Regne de la RACV el nom de l’ilustre personage valencià “ROC CHABÀS”, tan relacionat en la nostra Acadèmia. Aprofitant la conjuntura d’haver-se celebrat, l’any 2011, el Centenari de la seua mort.

L’acontenyiment principal, a destacar en el curs passat, ha segut el compliment

del proyecte presentat en la nostra memòria del Curs 2010-2011: “Un encontre en els nous membres de la Secció per a la reorganisació i posada en marcha d’esta”.

En efecte, es celebrà el 29 de juny d’enguany. Prèviament, el Director de la

Secció l’Ilm. Sr. En Benjamín Agulló, junt a En Vicente A. Gómez, Gerent de la RACV, tingueren un canvi d’impressions en els senyors Cronistes Acadèmics Correspo-nents En Vicente Sebastián (Croniste de Chulilla) i En José Martí Coronado (Cro-niste d’Azuébar i Chóvar), en representació dels Cronistes corresponents de les

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Províncie s de Valéncia i de Castelló, respectivament –no pogué assistir el repre-sentant de la Província d’Alacant– per a elaborar el “Orde del Dia” de la jornada i convocar als membres de la Secció.

Començà la Jornada a les 10’30, en la sala de juntes de la RACV, presidits pel

Director de Seccions, Ilm. Sr. En Francisco J. Ballester-Olmos, i actuant de Secretari el senyor Gerent, En Vicente A. Gómez. Obrírem la sessió en unes paraules de benvinguda a la concurrència, que omplia la Sala de Juntes, i senyalant els objectius de l’encontre.

El senyor Ballester-Olmos destacà l’importància de la Secció de Cronistes Ofi-

cials per la conexió que s’establia entre l’història i cultura de les distintes poblacions de la Comunitat Valenciana i la RACV, oferint als Cronistes els mijos d’investigació i divulgació de que dispon esta Real Acadèmia, augurant èxits per ad esta jornada i fruits recíprocs en breus determinis.

A continuació es va fer una ronda de presentació personal dels reunits, mani-

festant els seus treballs, els seus propòsits i els seus anhels. Des de la Real Acadèmia se’ls oferí la possibilitat de solicitar els fondos bi-

bliogràfics de que dispon, aixina com de les exposicions ambulants i de la seua Revista Digital. També s’anuncià un curs de Paleografia que proyecta impartir, la pròxima primavera d’hivern, la Doctora Na Mª Desamparados Cabanes, Secretària d’esta institució, al qual s’invitarà oportunament. Els concurrents manifestaren la seua satisfacció i el seu propòsit de participar pel be, que no dubten, els aportarà en els seus treballs d’investigació.

Espontàneament sorgí l’idea de constituir una Comissió Delegada de conexió,

a fi de sugerir temes i iniciatives per a futures trobades. Foren elegits 2 represen-tants per cada província.

Per la vesprada tinguérem la satisfacció d’escoltar la conferència de l’Ilm. Sr.

En José Manuel Miralles Piqueres, director general de Coordinació del Desenroll Estatuari de la Generalitat Valenciana, a qui presentà el Decà de la RACV, Excm. Sr. En Vicente L. Simó Santonja. Hi hagué una animada tanda de preguntes i respostes sobre diverses qüestions.

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En este solemne acte fon clausurada la Jornada, en gran satisfacció per part dels participants. Satisfacció que se nos ha manifestat posteriorment de distintes maneres.

El nostre propòsit actual és dur a terme els acorts de la reunió i complir el

desig de tindre, almenys, un parell d’encontres a l’any, per a fomentar estes mútues relacions de la Secció. Aixina mateix donar a conéixer la figura de ROC CHABÀS, a qui hem dedicat la Secció.

SECCIÓ D’ECONOMIA “Luis de Santángel” La Secció d’Economia celebrà diverses sessions durant el curs, analisant la si-

tuació econòmica de la Comunitat Valenciana. En octubre de 2012 tingué lloc dins dels actes del 30 aniversari de l’Estatut

d’Autonomia de la Comunitat Valenciana, un acte per a examinar el passat, pre-sent i futur de l’Economia Valenciana, a on participaren destacats membres de l’Universitat i l’Empresa que analisaren els Sectors Agrícola, Industrial, de la Cons-trucció i dels Servicis.

El director de la Secció impartí cursos en Colòmbia (Universitat de Santander),

en Bucaramanga i Sant Josep de Cúcuta. Ingressà com a acadèmic adscrit a la Secció l’Ilm. Sr. En. Salvador Vila Soria.

SECCIÓ DE MUSICOLOGIA “Juan Bautista Comes” El Director de la Secció, ha finalisat la transcripció del manuscrit 387 de la

Biblioteca de Catalunya. Es el Ms. en més Versos de tota la Biblioteca.

Ha escrit una chicoteta Biografia de Cabanilles que està a punt de publicar-se.

Ha publicat en Internet “El mestre de Joan Cabanilles: Onofre Guinovart”, en

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la transcripció de la seua Missa In honorem B. M. Virgine. Mai s’havia fet. Se cantà per a l’Assumpta.

SECCIÓ D’INGENIERIA CARTOGRÀFICA “Jorge Juan”

Activitats de la Secció han segut les següents:

Durant el passat curs 2011-12, la Secció d’Ingenieria Cartogràfica de la RACV ha publicat en la Revista Digital de la RACV dos treballs d’investigació, d’una exten-sió mijana de 150 pàgines cada un d’ells, estant actualment en trànsit de publicar un quint, sobre “Ajuste, Cálculo e Interpretación de redes Locales y Microgeodésicas de Precisión”. Es tracta d’una colaboració en l’Equip d’Investigació de la Fundació Giménez Lorente, afecta a l’Universitat Politècnica de Valéncia, dirigida i coordinada per l’Acadèmic i Director de la Secció i Equip mencionats Manuel Chueca Pazos.

Els seus títuls ordenats cronològicament per data de publicació són:

1.- Recintos de error y su interpretación en el Ajuste Gaussiano de una red local observada con GNSS y ajustada por Incrementos de Coordenadas. Teoría y Praxis.

2.- Cuestiones básicas en interpretación de una red clásica libre ajustada por el Método de Incre-mentos de Coordenadas.

La llínea d’Investigació descrita està orientada a produir una patent tecnolò-gica, hui en tramitació, un nou Manual de Microgeodèsia i Rets locals s’entén que innovador, i tres Tesis Doctorals de les professores, investigadores, i coautores dels treballs resenyats, Ingenieres Superiors en Geodèsia i Cartografia.

SECCIÓ DE CIÈNCIES MIG AMBIENTALS I AGROALIMENTÀRIES“Eduardo Primo Yúfera”

Organisà per al dia 31 de giner de 2012 la celebració del Dia de l’Arbre, per

mig de la conferència titulada “La palmera en el jardín valenciano”, a càrrec del

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l’Ilm. Sr. En José Fco. Ballester-Olmos i Anguís, Prof. de la UPV i Director de la Secció de Ciències Mig Ambientals i Agroalimentàries de la RACV. Com ya ve sent tradicional, en acabar la conferència els assistents foren obsequiats en una planta.

SECCIÓ DE LLENGUA I LITERATURA VALENCIANES “Lluís Fullana Mira”

I.- ACTIVITATS DESENROLLADES

Presentaciódelllibredepoemes“Lihodiguíalanit/Selodijealanoche”El 30 de novembre de 2011 es presentà en l’Ateneu de Valéncia el llibre de

poemes i DVD del poeta de Burgos, Juan Carlos García Hoyuelos, que s’ha traduït a les llengües peninsulars i en el qual ha colaborat traduint a la llengua valenciana, la RACV, aixina com Lo Rat Penat, la Cardona i Vives el Grup Cultural Ilicità. En una gran assistència de públic, en la presència de l’autor, la participació de rapsodes i en la destacada intervenció musical en directe de Vicent Savall acompanyat de la soprano Maria Kodarenko, interpretant els dos temes que ha musicat en el DVD del llibre, l’acte resultà altament emotiu.

Dia de la Llengua i Cultura Valencianes En caure el dia 3 en dissabte, es traslladaren els actes commemoratius al dijous

dia 1. Es realisà la missa en recort a Ausias March en la Sèu de Valéncia, oficiada pel seu canonge Josep Climent i Barber, acadèmic de la RACV. Finalisada la missa es procedí a l’ofrena floral en la tomba d’Ausias en unes paraules de l’Excelentíssim Sr. En Vicent Simó Santonja, Decà de la RACV.

L’acte d’exaltació de la Llengua Valenciana es realisà enguany en el Saló d’Actes de l’Ateneu. Primerament s’entregaren el Premi i l’Accèssit al Millor Us del Valencià en les Falles. A continuació el Director de la Secció, l’Ilustríssim Sr. En Voro López Verdejo presentà el “Informe sobre la llengua valenciana i propostes de revalencianisació”, el qual ha tin-gut una important repercussió en la prensa. L’informe defén i propon reforçar les formes llingüístiques més genuïnes i pròpies.

A continuació, l’Agregat Colaborador de la Secció, el Sr. Bernat Arlandis i Mañó, explicà les millores i ampliacions que han anat incorporant-se en la pàgina web del Diccionari General de la Llengua Valenciana, aixina com l’incorporació d’imàgens.

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És d’agrair en este punt l’aportació de colaboradors externs, com la del Sr. Xavier Gil.

Enguany l’acte es dedicà a la figura de l’ilustre croniste Roc Chabàs, del qual es commemorava el primer centenari de la seua mort. L’Ilustríssim Sr. Acadèmic En Daniel Sala Giner, membre també de la Secció, glossà una breu biografia sobre la figura de tan magne valencianiste.

Semana del Llibre Valencià –Enguany la Semana del Llibre Valencià s’ha reconduït per tal d’oferir llibre

antic i de coleccionisme que en les nostres dependències i en la de les entitats participants s’acumulaven, obtenint uns destacadíssims resultats de vendes aixina com de públic visitant. La Semana s’ha completat en la presentació de les novetats bibliogràfiques, els XIX Recitals Poètics de l’AELLVA i una interessantíssima expo-sició dels treballs editorials de Vicent Garcia Editors, que gràcies al nou acadèmic, l’Ilustríssim Sr. En Ricart Vicent ha segut possible i que finalisà en una magna con-ferència que nos oferí en el Saló d’Actes.

Pàgina web de la Secció Com sempre, es manté un permanent treball d’assessorament, informes i tra-

duccions a entitats i particulars que es dirigixen a la Secció en busca d’ajuda o consell.

A destacar enguany la traducció de la pàgina de la Clínica Gastaldi, la més important en medicina deportiva de Valéncia (entre atres porta l’atenció mèdica del Valéncia C. F. o el Pamesa Basquet). Aixina com la traducció de tots els cartells i ròtuls del nou centre de Leroy-Merlin en Elig. S’ha habilitat un apartat en la pàgina web per a que tota aquella persona o entitat que vullga realisar una donació a la Secció la qual li serà aplicable la corresponent deducció en el seu IRPF, puga fer-ho. A destacar la donació del Sr. En Manuel Solís i Martínez.

Diccionari General de la Llengua Valenciana en internet El Diccionari General en internet és un dels èxits de la Secció, i per lo tant, de

la RACV. Gràcies al treball de l’Agregat Colaborador de la Secció, el Sr. En Bernat Arlandis i Mañó, informàtic per la Politècnica de Valéncia, el Diccionari ha alcançat unes quotes d’accessibilitat, d’informació i prestacions elevadíssimes. I prova d’açò és el nivell de visites i consultes que en els últims mesos ve registrant. Els números

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que la pàgina en este principi de més de novembre oferix són de 131.103 visites i 278.141 consultes. El Diccionari és consultat sobretot des de Valéncia i Espan-ya, pero destaquen també el número de consultes de Regne Unit, Estats Units, Alemanya, França, Brasil, Itàlia, Argentina, Mèxic... Tant la pàgina del Diccionari General com la del Diccionari Ortogràfic s’han convertit en webs referents dels diccionaris valencians en internet, apareixent en les tres primeres posicions en els buscadors.

II.- PUBLICACIONS Informe sobre la llengua valenciana i propostes de revalencianisació.Llibret i CD. Març 2012

III.- ALTES I BAIXES DE MEMBRES DE LA SECCIÓ La Secció aprovà en data de 1 d’octubre l’incorporació com Agregat Colabora-

dor del Sr. N’Òscar Rueda i Pitarque. El Sr. Rueda és Ingenier de Camins Es refrendà el nomenament en la Junta General de la RACV.

IV.- ATRES TEMES D’INTERÉS GENERAL (Proyectes futurs)La Secció procedix en estos moments a l’ampliació contínua i constant del

Diccionari General, a l’actualisació respecte d’este del Diccionari Ortogràfic i del Corrector. I s’escomencen els treballs de la Gramàtica.

SECCIÓ DE GENEALOGIA I HERÀLDICA

En publicacions, la Secció té en tràmit la del VI Tom de “Escuts d’Armes dels antics Llinages del Regne de Valéncia”, obra de la qual és autor En Pascual Guardiola i Spuche, membre colaborador d’esta Secció.

Manté intercanvi en institucions afins com l’Acadèmia Valenciana de Genealo-gia i Heràldica (Bolletí), Real Asociación de Hidalgos de España, Acadèmia Matri-tense d’Heràldica i Genealogia (Bolletí i Anals), Federació Espanyola de Genealogia i Heràldica (Quaderns d’Ayala), Diputació Provincial de Valéncia (Revista Dival), Diputació Provincial de Castelló, Diputació Provincial d’Alacant i en l’ Escola de Genealogia Marqués d’Avilés.

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Les investigacions genealògiques, aixina com les consultes, sobre llinages va-lencians o habitants en Valéncia han continuat en archius i biblioteques valencianes i nacionals.

Durant el present Curs la Secció s’ha reunit tots els dimecres de matí en la finalitat d’atendre el treball corrent de la Secció i evacuar les consultes que es pre-senten, que enguany han segut més de 50, sobre temes de Genealogia, Heràldica i Nobiliària.

A l’igual que en cursos anteriors els membres de la secció han impartit diver-ses conferències.

SECCIÓ D’HISTÒRIA

Els acadèmics que pertanyen a la Secció d’Història de la RACV han participat i desenrollat numeroses activitats acadèmiques i docents durant el curs 2011-2012. Els seus components han colaborat en les activitats programades per la RACV: classes en la “Escola Superior d’Estudis Valencians”, realisació de visites culturals, XXXIII Curs d’Història dedicat al “Bicentenari de les Corts de Cadis” i a commemorar el “VI Centenari del Compromís de Casp”; també intervingué en el III Simpòsium “El Túria: riu de vida” celebrat en Ribarroja del Túria; activitats dirigides i coordinades pel Dr. En José Aparicio Pérez.

Acadèmics de la secció, assistiren a l’anual Assamblea General de la CECEL ce-

lebrada enguany 2012 en Madrit, organisada per l’Institut d’Estudis Madrilenys i la Real Acadèmia Matritense d’Heràldica i Genealogia.

Acadèmics de la secció han publicat llibres i artículs sobre temes referents als

seus diferents camps d’investigació –a recordar l’obra “Varela, el general antifascis-ta de Franco”, de l’académic de la Secció Sr. Martínez Roda ya citada–, en indepen-dència de la llabor docent que desenrollen en les universitats de Saragossa, Estudi General de l’Universitat de Valéncia, Universitat Cardenal Herrera-CEU, Universitat “Senior” de la Politècnica de Valéncia, Universitat Internacional Valenciana (VIU), Instituts de Bachillerat, etc.

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La secció d’Història planificà i posà en funcionament el X curs de la “Escola Superior d’Estudis Valencians”, desenrollat en el transcurs de 2011-2012. Acadè-mics i colaboradors pertanyents a la secció d’Història i a unes atres seccions de la RACV han impartit docència. En conjunt s’han donat al voltant de 120 hores de classe en cada un dels tres grups existents, lo qual supon unes 360 hores en el còm-put total, havent participat una plantilla docent de 26 professors.

Celebràrem l’acte d’Apertura del curs Acadèmic de la “Escola” en la presència

del Decà En Vicent Lluís Simó Santonja, diversos professors acadèmics i numerosís-sims alumnes. La lliçó inaugural estigué a càrrec del professor En Francisco Llácer Bueno, la dissertació del qual versà sobre “Reflejos del derecho foral civil y com-parado en la obra de Jaume Roig”.

VISITES CULTURALS REALISADES En el curs 2011-2012, els alumnes acompanyats de professors i guies han

pogut contemplar una part del nostre patrimoni cultural, artístic, paisagístic, etno-lògic, a través de les visites guiades a museus, poblacions històriques, llit fluvial del Túria, jardins i exposicions.

• Afinalsdelmésd’octubrede2011,excursióalespoblacionsd’Alcoyi

Bocairent, assistint a l’exposició de “Camins d’Art”, dins de la Llum de les Imàgens, d’Alcoy i visitant uns quants recints que albergaven colec-cions artístiques. Posteriorment, trasllat a Bocairent a on passejaren pel recint migeval de la població i contemplaren en la lluntania les denomi-nades “covetes dels moros”.

• El19dedecembresecelebràelmenjardel“EsperitdelNadal”.Assistiren

més d’un centenar de comensals, prenent la paraula alumnes dels tres grups i professors de l’Escola, desijant-nos un Feliç Nadal i un Pròsper any 2012.

• El15defebrerde2012,excursióaBenicarlóivisitaaljacimentarqueo-lògic d’época ibèrica del Puig de la Nau en un guia local. Posteriorment

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anaren a l’antic convent de Sant Francesc, convertit actualment en sala d’exposicions, una d’elles dedicada a les troballes de les excavacions del mencionat jaciment. Contemplaren l’antiga iglésia del convent, en estat de restauració, i el claustre. Aixina mateixa, pogueren entrar en l’Iglésia archiprestal i se visità el port de la població.

• El22defebrerdesplaçamental’anticMonasterideSantMiqueldelsReison reberen les explicacions sobre l’història d’este cenobi i contemplaren l’exposició del 2º centenari de les Corts de Cadis ”Els Valencians i la Cons-titució de 1812”, exposta en una de les seues dependències.

• Eldia23demarçvisitaal’exposicióde“Valencians1812:Constituciói

Llibertats” en el Museu del Carme. Exposició montada per a commemo-rar el Bicentenari de la Constitució de Cadis.

• El24d’abrildesplaçamentaSagunt.EfectuarenunrecorregutpelMuseu

de la Casa dels Berenguers, el Museu Històric de la ciutat, la Juderia, i assistiren a la representació de la tragèdia Electra de Sòfocles en el marc del Teatre Romà de Sagunt. Posteriorment, anaren a Canet d’en Berenguer on contemplaren l’excelent plaja en les seues dunes naturals.

• El 26d’abril, dirigits pel professor Ballester-Olmos, anaren al parc de

Sant Antoni en Cullera i al jardí mediterràneu de l’Albarda en Pedreguer, rebent excelents explicacions sobre botànica i jardineria. Posteriorment, guiats pel professor Daniel Sala s’adinsaren en la comarca de Vall de La-guar. Excursió que es repetí el 26 de maig.

• Durantelmésdemaigalumnesdel’Escolaorganisarendosviages:un

a La Alberca (Salamanca), visitant entre unes atres localitats la ciutat del Tormes i les poblacions de Ciutat Rodrigo i Béjar, adinsant-se en les co-marques de la Batuecas i Las Hurdes; i un atre, a Nàpols i Costa Amalfita-na, recorrent part de la Magna Grècia.

• Enelmésdejuny,laRACVorganisàunviageaMoscouiSantPetersburcper

a contemplar la riquea monumental i artística que alberguen estes dos ciutats.

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Anals RACV nº 87 (2012) / Memòria del Curs Acadèmic. 2011-2012282

• El7dejunyde2012,ennumerosaassistènciadeprofessorsialumnesse celebrà l’Acte de Clausura de l’Escola Superior d’Estudis Valencianes en el Saló Alfons el Magnànim de la Beneficència, a on el Director de la “Escola”, En José Vicente Gómez Bayarri expongué la memòria del curs acadèmic; tres alumnes, un de cada un dels grups, pronunciaren un breu parlament d’agraïment, i s’impartí la conferència “Fuentes de Valéncia” a càrrec del Sr. En José Luis Medina García. Tancà l’Acte el nostre Decà, Excm. Sr. En Vicent Lluís Simó Santonja en unes enceses i elogioses paraules.

SECCIÓ DE PREHISTÒRIA, ARQUEOLOGIA I ESTUDIS IBÈRICS“Domingo Fletcher Valls”

Junt a les reunions periòdiques dels seus membres, la Secció ha desenrollat les següents activitats:

• Organisació del XIV Seminari d’Estudi sobreArt Prehistòric“AntonioBeltrán Martínez”, celebrat en Gandia (Valéncia), del 3 al 5 de juliol de 2012, sobre “Novetats en el coneiximent i investigació de l’Art Prehis-tòric durant el curs acadèmic 2011-2012”.

• Visitad’EstudialPladePetracos.

• Atencióal’intercanvicientíficdistribuintelnúm.23delaSérieArqueo-lògica, números anteriors i los Varia IX i X.

• XXIXCampanyad’excavacionsarqueològiquesenlaCovaForadàd’Oliva.

• Publicaciódelnúm.12deELEAenlesponènciesdelsSeminarisd’Estudid’anys anteriors.

• OrganisaciódelXXVIIISeminarideLlengüesiEpigrafiaAntiguescelebraten Gandia (Valéncia) del 10 al 12 de juliol, sobre “Alvanços i problemes en el coneiximent i en l’investigació de les llengües i de l’epigrafia anti-gues durant el curs 2011-2012”.

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• Visitad’estudiguiadaaljacimentdelaBenimaquia(Dénia).

• Correspondènciasobreseminarisipublicacions.

AULA D’HUMANITATS I DE CIÈNCIES VALENCIANES

Han segut activitats de la Secció:

• PublicaciódelNúmero32de laSérieHistòricaenels temesdelXXXICurs d’Història i del V Seminari d’Història de la Ciència i atenció al seu intercanvi científic.

• Organisaciódel’Aula2012,coordinantelsSeminarisd’Estudiiorgani-sant el XXXIII Curs d’Història.

• OrganisaciódelVIICursdeCiències,del6al10d’agostenGandia.

• Organisació del IV Seminari“Aqua: FonsVitae” celebrat en Ribarroja,dins del III SIMPÒSIUM “EL TÚRIA: RIU DE VIDA” el 14 de juny.

• PublicaciódelnúmeroIdelaRevista“Aqua:FonsVitae”,enelstemesdelI i II Seminari.

• OrganisaciódelIIISimpósium“ElTúria:RiudeVida.EstudiIntegral”,el13 de juny, en Ribarroja del Túria (Valéncia).

• Creaciódel’UniversitatValencianad’Estiupermigdelafirmad’uncon-veni entre l’Universitat Catòlica de Valéncia, la Real Acadèmia de Cultura Valenciana, l’Ajuntament de Ribarroja i el Dr. i Ingenier En Javier Cre-mades de Adaro, participant en el seu desenroll la Diputació Provincial de Valéncia i l’Ajuntament de Gandia. Açò ha permés la realisació dels Seminaris, els Cursos, el Simpòsium i l’edició del número 1 de la Série “Agua y Vida”, el Varia X d’arqueologia, el número 32 de la Série Històrica i diversos números de la Série Popular.

En Valéncia, a 21 de novembre de 2012

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Anales de la Real Academia de Cultura Valenciana nº 87 (2012)

1761-30 de julio-2011250º aniversario de la muerte del escultor

Francisco vergara Bartual(l’alcúdia, 1713-roma, 1762)

Andrés de Sales Ferri ChulioDirector del Archivo de Religiosidad Popular del Arzobispado de Valencia

Académico correspondiente de Bellas Artes de San Carlos y de la Real de la Historia

ABSTRACT: On 30 July 1761 the Valencian sculptor Francisco Vergara Bartual died in Rome, where he arrived in 1745. Sponsored by the Royal Academy of Fine Arts of San Fernando. His most important piece of art, San Pedro de Alcantara in the Vatican Basilica (1753), distinguishes him as the first Spanish artist in Rome.

Desde Roma don Manuel de Roda, ministro plenipotenciario, informa por carta al ministro de Estado Ricardo Wall: “Ha fallecido el escultor Dn. Francisco Vergara, que havia sido pensionado de S.M., sujeto en su profesión de los más capaces y acreditados de esta Corte”1. Esta lacónica noticia necrológica nada precisa sobre la causa del fallecimiento del artista valenciano, que un manuscrito biográfico sobre este excelente escultor tampoco aclara: “Vida de D. Francisco Vergara Bartual... Pasó a Roma con pensión, donde estudió con tanto aprovechamiento que llegó á ser uno de los artífices de primer orden de aquella ciudad; y si la muerte no le hubiera cortado el hilo de la vida en tan temprana edad, le constituiera su mérito en pro-fesor distinguido en Europa y aún singular”2. Antonio Ponz que reside en Roma

1 A.G. Simancas, Estado 4965, Roma 30 de julio de 1761.2 Madrid. Real Academia de San Fernando. Archivo, Ms 68-2/5.

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entre 1753-1759 equivoca la edad del artista alcudiense, pues muere a los 47 años de edad, y anota, sin precisar más”... en medio de su carrera le asaltó la muerte, habiendo fallecido de 48 años, el 30 de julio de 1761”3.

Vergara Bartual murió intestado y su viuda Teresa Saturni comisiona al letrado Lo-renzo Bondacca para que se encargue de realizar el inventario de los bienes de su difunto esposo, que tiene lugar los días 26 y 27 de agosto, y se reinicia y concluye el 4 de septiembre en el “Studio incisoris lapidum posit prope supradictam do-mum”, que según el propio artista es “el maior que ai en esta Corte”. El notario Francesco Nicola Andreoli anota en el “Inventarium Bonorum Haereditariorum bo(nae) me(moriae) Francisci Vergara” que el malogrado escultor muere en su propia casa “obitum in domo dum vixit”, sin precisar la causa de su defunción. Es posible que el artista alcudiense falleciera como consecuencia de la “fuerte conste-lación de calenturas y ardientes tercianas, que según dizen los médicos proviene de la gran sequedad que messes haze se padece en este término, y por todas partes”4. La temida “calamidad de las calenturas malignas” motiva que en numerosas pobla-ciones se proceda a votar un “santo defensor” que, por otra parte, en algunos casos es rechazado en primer instante al ser desconocido por la propia feligresía5.

El maestro Vergara Bartual y su familia habitan en la entonces llamada Via Felice –hoy Via Sixtina–, en una casa situada enfrente de la iglesia de San Ildefonso, de los agustinos reformados españoles. En la “Sala, o’sia, prima Stanza” se hallan “Un Rittrato in misura di tre’palmi con sua cornice dorata a’vernice rappresentante la d(ett)ª bo(na) me(moria) Fran(ces)co Vergara, et un busto di creta rappresentante al med(essimo)”. El retrato de Vergara Bartual de autor anónimo (mide 0’67x0’50) pasa a la galería de la Academia de San Lucas, donde se encuentra colgado, mien-tras que del busto tallado en caliza blanca que efigia al mismo artista –no se anota tampoco el nombre del autor, que pudo ser él mismo– se desconoce su paradero. En el rótulo lapidario situado al pie del retratado se lee textualmente: FRANCISCVS BERGARA DOMO VALENTIA IN HISPANIIS SCALP/TOR IN ALBUM ACCADEMICO-RUM S. LVUCAE VRBIS RE/LATVS OBIIT ROMAE ANNO MDCCLXI AETATIS SVAE

3 A. Ponz. Viage de España. Tomo tercero. 1774, p. 66.4 Sueca. Archivo Municipal. Actas Capitulares, 1 de noviembre de 1760.5 Así ocurre por ejemplo, en Benimodo el 25 de enero de 1785, cuando es elegido san Felipe Benicio, y en Relleu

(ca. 1800) con San Alberto de Sicilia.

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P.M. XLV. Las letras P.M. abrevian la frase PLUS MINUSVE que según el poeta Marcial significan POCO MÁS O MENOS. Como el escultor alcudiense nace el 19 de no-viembre de 1713 fallece, por tanto, a los 47 años.

Repartidos por las diversas estancias de la casa se hallan una pila para el agua ben-dita y trece pinturas, todas de tema religioso, sobresaliendo por su tamaño el lienzo San Vicente Ferrer predicando, muestra de la devoción que los valencianos profesamos al Pare Sant Vicent. En ningún caso se registra el nombre del autor de las pinturas, dos con la Dolorosa y otras dos la Virgen y el Niño; otras dos a Jesucristo; ocho a diferentes santos y, por último, un cuadro representa La Iglesia. El culto a la Virgen Dolorosa estaba muy arraigado en Roma, sobre todo en la Congregazione della Buona Morte, a la que debía pertenecer Vergara Bartual. Veamos la relación de estas obras de arte:

– Una pila de agua bendita de piedra caliza blanca con San Juan Bautista bau-tizando al Señor, plateada, y dorada (2 escudos).

– Tres pequeños cuadros con la Virgen y el Niño, San Juan Bautista y la Dolo-rosa (4 escudos).

– Dos cuadros de 3 palmos de alto por 1 de ancho, uno con la Dolorosas, y el otro, con Nuestro Señor.

– Un cuadro con el Santísimo Salvador (1’50).– Dos cuadritos de 1 palmo de alto con la Virgen y el Niño, y San José y el Niño

(3).– Un cuadro de 5 palmos de alto por 3 palmos de ancho, con San Vicente Fe-

rrer predicando (4 escudos).– Un cuadro de parecidas dimensiones, en octángulo, con La Iglesia y varios

personajes (4 escudos).– Un cuadro de palmo y medio, poco más o menos, con San Carlos Borromeo

y Santa Francisca Romana (60 bajochis).– Dos cuadros, uno con S. Francisco Javier, y otro, con La Magdalena (2 escu-

dos).

El inventario efectuado el 4 de septiembre de 1761 en el Estudio del escultor Vergara Bartual, demuestra la marcada influencia que el barroco romano ejerció en el San Pedro de Alcántara, y en toda la obra del artista valenciano. Junto a las numerosas

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copias de esculturas antiguas y las aún más abundantes estampas, de las que no se indica el nombre del grabador en ningún caso, se mencionan tres escultores muy celebrados: François Du-quesnoy (1597-1643), Camilo Rusconi (1658-1728), «il più grande scultore del settecento romano», Académico y Príncipe de San Lucas, maestro de Pietro Bracci y Filippo Della Valle (1725-8), y, Angelo De’ Rossi (1671-1715), tam-bién Académico de S. Lucas, que colaboró con Pierre Le Gros.

El primero, natural de Quesnoy (Flandes), fue conocido como Francesco «el Fiammen-go», y colaboró con Bernini en la decoración del Baldaquino de San Pedro del Vati-cano. En sus composiciones incluyó muchas figuras de angelitos que fueron muy apreciados e imitados en su tiempo, esto explica que la reproducción de originales suyos conocidos como «putti del Fiammengo» se encuentren en el inventario del escul-tor valenciano y de otros artistas romanos del Settecento. El interés de Francisco Vergara por el escultor Duquesnoy queda patente, además, con la copia de yeso que tenía en su estudio de la estatua marmórea de Santa Susana, labrada por éste para la iglesia de Santa Maria di Loreto de Roma (1629-33): «La S. Susanna, sopra la porta della Sagrestia, è del Fiammingo, ed è stimata una delle più eccellenti statue moderne». Considerada desde el primer momento como una obra maestra que encarnaba el ideal clásico, la Santa Susana de Duquesnoy ejerció una gran influencia en los escultores del barroco ro-mano. Filippo della Valle se inspiró en esta estatua para la Templanza entallada para la Capilla Corsini en S. Giovanni in Laterano.

En la magnífica colección de láminas se encontraban reproducciones de las obras de los más excelentes pintores: Rafael de Urbino (1483-1520), Polidoro da Cara-vaggio (ca. 1500-1543), Giovanni Lanfranco (1582-1647), Salvatore Rosa (1615-1673), Carlo Maratti (1625-1713), Carlo Cignani (1628-1719), Sebastiano Conca (1680-1764) y Giuseppe Righini (s. XVIII). Un repertorio de magníficos artistas puesto a disposición de sus alumnos para conocer su aportación a la historia del arte, después de haber asimilado la sabiduría de los clásicos. Como había efectuado el propio Vergara, y reflejan sus obras, y los dibujos conservados en el Museo de Bellas Artes de Valencia. Hago relación de estas obras, agrupándolas, para facilitar su lectura:

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Stanza dietro allo Studio grande:– Due altre figure di creta del Cav(alie)ro Rusconi si valutano scudi otto ...........8[fol 557 v]– Una Santa Susanna di gesso del fiammetto con un Putto rotto di gesso; un altro putto di gesso del fiammengo senza bracci e mani, un bustino di gesso del fiammengo ... [fol 558 v]

Studio della Stanza Grande:– Due Putti di cretacotta copia del fiammengo con una testa di bassorilievo si stimano scudo uno [fol 559 v] ...................................................................... 1– Sei teste di bassorilievo di Angelo de Rossi si stimano baj(occhi) trenta ........30 [fol 561 v]– Una stampa di carta in grande rappresentante [fol 563 v] due figure del Cignani si stima baj(occhi) dieci ......................................................10– Sette stampe di Raffaele si stimano baj(occhi) cinquanta .........................50 [fol 564 v]– Otto stampe rapp(resenta)nti Archi trionfali del Righini si stimano baj(occhi) quindici .........................................................................15 [fol 564 v, y 564 v]– Due stampe rappresentanti Dafne, e Appollo di Carlo Maratta si stimano baj(occhi) cinquanta .....................................................................................50 [fol 564 v]– Tre altre stampe in grande di Carlo Maratta si stimano baj(occhi) quarantacinque ...............................................................................45 [fol 564 v]– Sei paesi in carta di Cignani si stimano baj(occhi) trenta ........................30 [fol 564 v]– Quattro Angeli di Lanfranco si stimano baj(occhi) sette, e mezzo ............07’5 [fol 564 v]– Sei carte in piccolo rappresentanti diversi figure et Istorie di Polidoro di Caravaggio si stimano baj(occhi) quindici ........................................................... 15 [fol 565 r]– Altre quattro del sud(etto) autore si stimano baj(occhi) sette, e mezzo ...... 07’5 [fol 565 r]– Diecisette figure in piccolo di Salvator Rossa si stimano baj(occhi) trenta ...... 30 [fol 565 r]– Tre’stampe del Conca rappresentanti santi si stimano baj(occhi) trenta ......... 30 [fol 565 r]– Diecinove stampe rapp(resenta)nti la Vita della Madonna Ssma. del Pofino si stimano scudo uno, e b(ajocchi) cinquanta ................................................... 1 50 [fol 565 r]– Cinquantacinque stampe rapp(resenta)nti il Testamento Vecchio del Raffaele si stimano scudi due ....................................................... 2 [fol 565 r y fol 565 v] (Archivio di Stato di Roma. Protocolos Notariales de Francesco Nicola An-

dreoli [1761], vol. 590).

Las 55 estampas mencionadas en este inventario con diversos temas del Antiguo y Nuevo Testamento, diseñadas por Rafael, formaban parte de un gran empeño edi-torial con 500 grabados calcográficos, en folio mayor, que ilustraban una edició n

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de la Biblia muy apreciada por los artistas y bibliófilos, y contó con diversas edi-ciones.6

En el Ayuntamiento de L’Alcúdia, pueblo natal del escultor Vergara Bartual, hubo un retrato del artista colgado en el despacho del secretario municipal, aunque la fecha de su nacimiento estaba equivocada y era errónea la profesión del artista (pintor, decía el rótulo): “En la secretaría de aquel Ayuntamiento existe un retrato al óleo con la inscripción siguiente “Francisco Vergara, célebre pintor(sic), nació en esta Villa el día 13 de Diciembre de 1713”7.

La Real Academia de San Fernando de la que Francisco Vergara Bartual era académi-co de Mérito (1 de abril de 1757) le dedica una breve nota necrológica, dos años más tarde, al dar a la imprenta la relación de premios concedidos el 3 de junio de 1763 a los alumnos más destacados “de las tres Nobles Artes”: En Roma murió D. Francisco Vergara, natural de Valencia, insigne escultor, aplaudido en aquella Corte, y estimado por uno de los primeros en su Arte... Admiró la estatua del San Pedro de Alcántara en mármol que se colocó en la Basílica de San Pedro, y admira las que trabajó para la Catedral de Cuenca y otras muchas que le hicieron famoso. Fue crea-do Académico de Mérito en primero de Abril de mil setecientos cinquenta y siete.8

6 Andrés de Sales Ferri Chulio. Francisco Vergara Bartual. Vida y Obra. 2007, p. 287 y 291.7 Luis Tramoyeres. “La Familia Vergara”. Archivo de Arte Valenciano, 1917, p. 148.8 Distribución/ de los premios concedidos por el Rey/... 3 de junio de 1763. Madrid, Real Academia de San

Fernando, p. 8.

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DISCURSO DE APERTURA DEL CURSO 2012-2013. REAL ACADÉMIA DE CULTURA VALENCIANA.

22 de noviembre de 2012

LA CIUDAD DE VALENCIA Y EL MAR: DE TOSCA A SOROLLA. Metáfora o ficción

Javier Domínguez RodrigoAcadémico de Número

Catedrático de la Universidad CEU-Cardenal Herrera

“Valencia es amiga de un mar: el Mediterráneo. Pero novia de un río: el Turia. ………. Como enamorada, la Ciudad se mira en su Río. Y compone un rostro: mirar es eso. ………. La imagen de Valencia no se concibe sino con el Turia a sus pies”.

Joaquín Arnau.1

Anales de la Real Academia de Cultura Valenciana nº 87 (2012)

1 ArnAu Amó, Joaquín “El Palacio del Temple” –pág.2– en El Palacio del Temple. Real y Sacro Convento de Nuestra Señora de Montesa y Santa María del Temple –Colectivo–. Ministerio de Administraciones Públicas. Caja de Ahorros del Medite-rráneo. Valencia, 2005.

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La prosa elegante y precisa de Arnau2 explicita las claves de la vinculación de la Valencia romana, islámica y cristiana con el meandro y lecho en que se asienta resguardándose de las cercanas playas de levante.

El protagonismo geomorfológico3 del Guadalaviar (llanura de inundación cos-tera, regadíos, humedales,…) y de su desembocadura en el mar, singular puerta de acceso y comunicación a lo largo de la historia, ha dejado importantes huellas en la memoria y en las tramas urbanas que confirman el heterogéneo proceso de formación de la actual metrópoli.

Vista de la ciudad de Valencia (1563) de Anton van der Wijngaerde conservada en la Biblioteca Nacional de Austria. Viena. En la imagen predomina la intención pictórica que caracteriza la ciudad por sus principales edificios

(palacios, conventos, sistemas defensivos,…) idealizando la forma urbana (geometrización,…)

Desde la antigüedad la ciudad –de la polis griega a las civitas latina– ha sido un

auténtico instrumento de poder, esencial desde el punto de vista geopolítico para garantizar el control de amplios territorios4. Más allá de su primaria función defen-siva, religiosa, administrativa o comercial, su existencia y también su esplendor han ido asociados al de las grandes civilizaciones de nuestro mundo5.

La correlación entre prosperidad y urbanización se remonta a la Atenas pla-tónica y socrática. El crisol de los tiempos aporta numerosos ejemplos: la Tebas de

2 El profesor Arnau dictó –1996– en la Universidad Politécnica de Valencia un curso titulado “Prosa y Poesía de un lecho. El viejo cauce del río Turia en la ciudad de Valencia”. Facilitaba así una revisión de la relación ciudad-curso fluvial: “El Turia es el asiento de Valencia. Y el espejo adonde prefiere mirarse”……… “En el linde del Turia, las sucesivas ciudades se solapan. Y su historia se decanta y precipita. Es un borde denso y saturado……”.

3 CArmonA González, Pilar. “Geomorfología de la llanura de Valencia. El río Turia y la ciudad”, Historia de la Ciudad. II. Territorio, sociedad y patrimonio, págs. 17-29. ICARO, CTAV, Ayuntamiento de Valencia y Universidad de València. Valencia, 2002. Edición a cargo de Sonia Daukšis Ortolá y Francisco Taberner Pastor.

4 ChueCA GoitiA, Fernando. Breve Historia del Urbanismo. Alianza Editorial. Madrid, 1998. 5 Fernández Güell, José Miguel. Planificación estratégica de ciudades. Nuevos instrumentos y procesos. “Colección Estudios Universitarios

de Arquitectura” nº 10. Editorial Reverté, SA. Barcelona, 2006.

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Javier Domínguez Rodrigo / Anales RACV nº 87 (2012) / ISSN: 1130-426X, pp. 291-368 293

Ramsés II, la Florencia de Brunelleschi y de los Medici, el París de Napoleón III, la Barcelona de Cerdá, el Detroit de Ford, el Nueva York de Rockefeller…

La historiografía suele situar las primeras concentraciones urbanas en las ribe-ras de los ríos Tigris y Eufrates6. Porque el agua, sea formando ríos, lagos, mares, bahías, estuarios, albuferas, marjales,… está en el origen fundacional de los pri-migenios asentamientos agrícolas que marcaron el tránsito al sedentarismo de los pueblos nómadas (cazadores-recolectores).

Panorámica de la Albufera (1563) de Anton van der Wijngaerde conservada en la Biblioteca Nacional de Austria. Viena.

La sociedad, cultura y economía egipcia indisolublemente asociadas al curso

del Nilo y a la fertilidad de su valle, ilustran a la perfección las ventajas estratégicas, productivas, de abastecimiento, transporte y conexión que suponen para la pobla-ción la proximidad a los caminos del agua.

El conjunto de Tebas (Luxor, Karnak…) con sus impresionantes necrópolis (Valle de los Reyes,…) o la mítica Alejandría, fundada a orillas del delta en el 331 a.C. por Alejandro Magno7, testifican el papel neurálgico de la ciudad fluvial y ma-rinera, como centro de consumo e intercambio.

El agua, inestimable fuente de recursos y riqueza, se torna un elemento ini-ciático y místico8, que está presente en la literatura, en las artes y sobre todo en

6 La Cité antique: étude sur le culte, le droit, les institutions de la Gréce et de Rome publicada en 1864 es el título de la obra más conocida del historiador francés Fustel de Coulanges . Ver Moses I. FINLEY “La cité antique. De Fustel de Cou-lange à Max Weber et au-delà” en Mythe, Mémoire, Histoire. Paris, Flammarion, 1981, págs. 89-120.

7 La elección del promontorio que separa el lago Marcotis del Mediterráneo, al abrigo de las crecidas del Nilo y su excepcional situación, en competencia directa con los puertos fenicios de Tiro y Sidón la convertiría en la gran megalópolis de su época.

8 Para el historiador Mircea ELIADE el agua constituye una de las hierofanías de lo sagrado, origen de la gestación y también de la evolución en las culturas arcaicas.

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las religiones: “Luego el ángel me mostró el río de agua de vida, limpia como el cristal, que surge del trono de Dios y del Cordero… Y en las dos orillas del río crecía el árbol de vida que daba doce frutos”. (Apocalipsis, 22,1)9.

El simbolismo del agua, uno de los cuatro elementos constitutivos del universo e indispensable para la vida (aqua fons vitae), es muy rico en todas las culturas. La mi-tología provee abundantes ciclos narrativos sobre las divinidades del mar10, como las Nereidas, Neptuno, su esposa Anfitrite, madre de Aquiles,… cuya epopeya –La Ilíada–11 continua siendo una pieza fundamental de la literatura occidental.

El agua fuente de sanación (purificación), de juventud (regeneración) y de vida eterna (renacimiento) resulta esencial para la cosmogonía acuática judeocristiana. Son muchos los textos bíblicos: Jesús caminando sobre las aguas (Jn 6, 16-21, Mc 6, 45-52, Mt 14, 22-33), la pesca milagrosa en el lago Tiberiades (Jn 21, 1-14), las bodas de Caná (Jn 2, 1-12), el diluvio universal y el Arca de Noé12 (Génesis, 6), el bautismo en el Jordán de San Juan y de Jesús (Mc 1,8),… que muestran con un lenguaje metafórico cómo el agua vivificante es, siguiendo la tradición patrística, uno de los grandes símbolos del Espíritu y de la Iglesia triunfante.

La magia y las liturgias hídricas son poderosas y todas las comunidades han sucumbido a su atractivo e influjo. Su ancestral vocación para el uso doméstico y agropecuario –ramblas, marismas, embalses,…– y su íntima relación con el

Traité d’Histoire des Religions. Payot. París, 1964. Cito por la edición española Tratado de Historia de las religiones. Ediciones Cristiandad, SL. Madrid, 2000.

Igualmente sugerente resulta la concepción filosófica del tiempo formulada por el mismo autor en Le mythe de I‘éternel retour. Archétypes et repetition. Paris, 1951. Cito por la edición española El mito del Eterno Retorno. Arquetipos y repeti-ción. Alianza Editorial, SA. Madrid, 2000.

9 Ese pasaje profético del último libro del Nuevo Testamento reproduce nítidamente la expresión cosmológica del binomio agua-árbol. El profeta Ezequiel (47, 1-12) se refiere al agua de la Vida que nace en el Paraíso, excep-cional centro cósmico surcado por los cuatro ríos.

Ver Lexique de symboles. Zodiaque, St. Léger Vauban, a, 1979. Cito por la edición española Léxico de los Símbolos con textos de Olivier BeiGBeder. Vol.15 de la “Serie Europa Románica”. Ediciones Encuentro. Madrid, 1989.

Y también Le monde des Symboles. Zodiaque, St. Léger Vauban, 1972. Cito por la edición española Introducción a los Símbolos traducida por P. ABundio rodríGuez. Vol.7 de la “Serie Europa Románica”. Ediciones Encuentro. Madrid, 1984, págs.47 y ss.

10 Héros et dieux de l’Antiquité. Guide iconographique de Irène Aghion, Claire Barbillon y François Lissarrague. Flammarion. Paris, 1994. Cito por la versión española de Antonio Guzmán GuerrA Héroes y dioses de la Antigüedad. Guía Iconográfica. Alianza Editorial, SA. Madrid, 1997.

11 homero Ilíada. Traducción y prólogo de Emilio Crespo Güemes. Biblioteca clásica Gredos. Editorial Gredos, SA. Madrid, 1996.

12 El arca y el barco cuya representación románica recuerda con frecuencia por su forma de media luna al drakkar escandinavo, preparan el camino hacia la salvación.

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desarroll o y progreso social, contribuirían definitivamente a reforzar su carácter sagrado.

Los avances y el perfeccionamiento de la navegación consagrarían las posibi-lidades comerciales de costas y riberas abarrotando el litoral europeo de enclaves y ciudades estrechamente interrelacionados con sus frentes marítimos y fluviales: Estocolmo, San Petersburgo, Londres, Génova, Venecia, Oporto, Lisboa, Cádiz,…

Rotterdam testimonia las sinergias y beneficios que la conectividad supone para un territorio. Hasta mediados del siglo XIX, los barcos de vela tardaban tres meses y medio en comunicarla con la India. Gracias a la máquina de vapor y a la construcción del canal de Suez, la duración del viaje se reduciría a un mes a partir de 1869.

La prosperidad de ese emporio holandés sito en el delta del Rin y del Mosa en el Mar de Norte, es inseparable de la preciada localización de su puerto, autentico pórtico de entrada del transporte fluvial de los grandes ríos centroeuropeos a la navegación oceánica.

En la edad moderna, suele citarse a Nueva York (originariamente Nueva Ám-sterdam) como principal referencia ya que desde el siglo XVIII fue el estuario más importante para las colonias inglesas al garantizar el tráfico de trigo y harina con destino a los vastos dominios imperiales del sur del continente americano dedica-dos al cultivo del tabaco y del azúcar.

Los muelles fuertemente protegidos de Manhattan, su accesibilidad al Hudson de 506 Km. y su valiosa centralidad, la convertirían en privilegiado nodo de las rutas del comercio transatlántico, y en el XIX en un gigante industrial13, posición que mantendría hasta que la globalización diluyo su preeminencia como centro productivo y manufacturero en favor de otros escenarios.

Valencia no es una excepción a ese determinismo hidrográfico y se encuentra doblemente condicionada tanto desde un punto de vista histórico, como geográ-fico y urbanístico por la presencia del agua14. Primero con la arteria del Turia que conforma su fachada fluvial (Tosca) y más tarde con el Mediterráneo que la ancla

13 Al respecto resulta interesante la publicación de uno de los mejores expertos en Economía Urbana, el profesor de la Universidad de Harward Edward GlAeser Triumph of the City. How Our Greates Invention Makes Us Richer, Smarter, Greener, Healthier, and Happier. Cito por la edición castellana El Triunfo de las Ciudades. Cómo nuestra mejor creación nos hace más ricos, más inteligentes, más ecológicos, más sanos y más felices. Santillana Ediciones Generales, SL. Madrid, 2011.

14 Juan PeCourt “Introducción”, págs. 11-12 en Juan PeCourt y Juan Luis Piñón. La Valencia Marítima del 2000. Estudio del frente marítimo desde Sagunt hasta Cullera. Colegio Oficial de Arquitectos de la Comunidad Valenciana. Valencia, 1997.

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Vistas de la ciudad de Valencia, a partir de fotografías tomadas desde un globo. De la colección de Alfred Guesdon titulada L ‘Espagne à vol d’oiseau. Paris Imp.de Fois Debrue (1858). Biblioteca Nacional. Madrid. BDH-BNE

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económicamente y culturalmente (Blasco, Sorolla) al devenir de su mar y de su puerto15.

El río que en la planicie deltaica dará origen a la rica huerta valenciana16, nace a 200 kilómetros de ésta, en el corazón de los Montes Universales. Al caminar hacia el mar labrará recónditas gargantas y cañones, como el barranco Hondo y bañará amplias vegas formando algunos de los ecosistemas naturales de mayor valor bo-tánico y biológico.

En su recorrido sinuoso dibujará hermosos paisajes que jalonan en tierras ara-gonesas poblaciones medievales como Tramacastilla o Albarracín, cuya pintoresca arquitectura popular se exhibe en sus casas colgadas sobre la hoz del Guadalaviar que envuelve su casco antiguo.

Los Serranos facilitan su penetración natural en la región, expandiéndose a partir de Pedralba en un fértil abanico aluvial de excepcionales condiciones para la rotación de cultivos merced al regadío (patatas, cebollas, melones, chufa,…).

L´Horta de Valencia17 se configura así como un elemento clave de identidad terri-torial, como un paradigma de la diversidad agrícola –frutales, hortalizas,…– que ya en 1563 el artista flamenco Anthonie Van den Wijngaerde plasmaría para Felipe II en sus célebres perspectivas18.

Las abundantes construcciones hidráulicas –azudes, norias, acueductos, bal-sas, canales, molinos arroceros, fuentes…– y sobre todo la extraordinaria y tupida red de acequias (Moncada, Rascanya, Mestalla, Rovella,…), indispensable para la

15 La Real Academia de Cultura Valenciana organizó en junio de 2010 el I Simposio “El Turia Rio de Vida” que contó con la participación de numerosos especialistas y expertos.

16 Cisneros AlvArez, Pablo. “El Guadalaviar y la configuración de Valencia. Su interpretación a partir de las vistas urbanas modernas” en Boletín de la Asociación de Geógrafos Españoles nº 37. Madrid, 2004, págs. 33-48.

17 PiquerAs hABA, Juan. “La agricultura” en hermosillA Plá, J. (coord.). Historia, Geografía y arte de la ciudad de Valencia (2 vols.). Universidad de Valencia, 2009, págs. 187-208.

18 Este paisajista recorrería España entre 1562 y 1570 elaborando una colección de 62 vistas de poblaciones y parajes. Dos de ellas representan geografías valencianas: la Albufera y una vista de la ciudad desde el norte.

El valor material, descriptivo, iconográfico e histórico de sus dibujos es extraordinario como nos enseña el profesor Vicent rosselló i verGer Les vistes valencianes d´Anthonie Van den Wijngaerde (1563). Generalitat Valencia, 1990.

El trabajo de Antonie Van den Wijngaerde (1563) al igual que las litografías aéreas realizadas por el arquitecto de Nantes Alfred Guesdon (1858) constituyen un excepcional registro gráfico que posibilita comparar visualmente la realidad física y urbana de Valencia en relación a otras ciudades de la época.

KAGAn, RL. (dir) Ciudades españolas del siglo del oro. Las vistas de ciudades españolas de Anton Van den Wijngaerde. Ed. El Viso. Ma-drid, 1986.

lloPis verdú, Jorge, torres BArChino, Ana. “Utopía y ciudad: la imagen de Valencia de Anthoine van den Wijngaer-de”, en EGA. Revista de Expresión Gráfica Arquitectónica. Nº 13. Editorial UPV. Valencia, 2008, págs. 114-119.

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explotación hortícola constituyen el principal legado patrimonial del Turia para el área metropolitana de la capital19, que se completa con el Tribunal de las Aguas, declarado en 2009 Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad20.

Muchos son los historiadores (Beuter, Viciana,…) y científicos (Cavanilles, Münzer,…) que se han deleitado ante la enorme belleza de ese privilegiado espacio periurbano que es ese exuberante vergel de l´Horta21.

Pero si alguien contribuyó a inmortalizar tan singular hábitat y sobre todo a sus gentes fue el escritor, periodista y político Vicente Blasco Ibáñez: Arroz y tartana (1894), La barraca (1898), Entre naranjos (1900), Cañas y barro (1902),…22

La barraca y la huerta valenciana representadas en uno de los mosaicos que decoran las estancias de la antigua Estación del Norte.

El naturalismo literario de su ingente obra refleja magistralmente los usos so-ciales, las costumbres autóctonas, la vida doméstica cotidiana y sobre todo paisaje

19 lóPez Gómez, Antonio “Los croquis y mapas del Reino de Valencia de López y Cavanilles: dos geógrafos y dos métodos opuestos”. Cuadernos de geografía. Nº 62, Universitat de València, 1997, págs. 537-586.

20 sAlA Giner, Daniel. El Tribunal de las Aguas de la Vega de Valencia. Edición Institucional. Valencia, 2012. 21 Guinot rodriGuez, Enric. “El paisaje de la Huerta de Valencia. Elementos de interpretación de su morfología

espacial de origen medieval” en Historia de la Ciudad V. Tradición y progreso. ICARO-CTAV-COACV. Valencia, 2008, págs. 115-129. Edición a cargo de Mar Alonso Monterde, Málek Murad Mateu y Francisco Taberner Pastor.

22 Hollywood adaptaría cinematográficamente con notable éxito muchas de las novelas del escritor republicano (Los cuatro jinetes del Apocalipsis –1921–, Sangre y arena –1922,1941–,…), que sería redescubierto en España a partir de los años setenta.

En 1997, el Ayuntamiento de Valencia convertiría en Casa Museo la residencia de verano del fundador del diario El Pueblo en la playa de la Malvarrosa. Magnífico ejemplo de la arquitectura burguesa de principios del XX –his-toricismo neogriego (cariátides, pilares jónicos,…)– es obra del maestro Vicente Bochons.

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y el ambiente rural de su tierra natal. Su narrativa vitalista exhibe un realismo y luminosidad que se complementaría con la mirada amable, con la pincelada vigo-rosa y colorista de su gran amigo el pintor Joaquín Sorolla y Bastida: Pescadores valencianos (1895), El baño del caballo (1909), Niños en la playa (1910),...

Plano de la Ordenación Estructural y Pormenorizada del término municipal con indicación de los municipios colindantes, suscrito por los arquitectos Juan Antonio Altés y Emilio Ordeig Fos (Escala 1:50.000).

Revisión Simplificada del Plan General de Valencia. Julio 2010.

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FUNDACIÓN ROMANA. LA CIUDAD COMO PALIMPSESTO.

El origen prerromano de Valentia (la Tyris ibérica del poema de Avieno), pro-puesto ya por Gregorio Mayans en el XVIII, ha sido una de las cuestiones más polé-micas a las que se ha enfrentado la historiografía valenciana en las últimas décadas.

La heurística ha aportado valiosos datos acerca del origen de la ciudad: textos literarios (Escolano, Diago, Beuter...), fuentes numismáticas, toponímicas, epigrá-ficas,... pero fueron las modernas campañas y excavaciones arqueológicas de la necrópolis de la Boatella, Almoina, plaza de Nápoles y Sicilia, Baños del Almirante, Cortes Valencianas, cárcel de San Vicente, calle Ruaya,... las que revolucionaron el conocimiento que se tenía sobre la primigenia historia urbana.

Aún así, poco se sabe de la fundación romana del oppidum valentino en el año 138 a.C., por el cónsul Junio Bruto (aqui sub Viriatho militaverant ... ») a tres kilómetros del mar, en la parte alta de una pequeña terraza fluvial del Turia atravesada por la vía Heraclea y a medio camino entre Saguntum y Cartago Nova.

La arqueología23 ha confirmado la procedencia itálica de aquellos primeros pobladores, proveyéndonos de imprescindibles vestigios sobre sus espacios públi-cos, su cultura material, sus costumbres culinarias, sus hábitos y ritos funerarios,...

Los investigadores han revelado paulatinamente las características morfológi-cas de aquella Valentia republicana e imperial, sus sistemas defensivos24, su trama hipodámica, su imponente centro neurálgico o Foro, en la intersección de la kardus y decumanus maximus.

Las evidencias proporcionadas por los trabajos de campo se corroboran por el tratado del siglo I a.C. –De Architectura– que legó Marco Lucio Vitruvio25 en el que describe con detalle la arquitectura y el urbanismo de la polis romana, cuyo cora-zón late en esa monumental plaza rectangular rodeada de pórticos columnados, el Foro, auténtico nodo social, comercial y político.

23 José Luis Jiménez sAlvAdor y Albert V. riBerA i lAComBA “La Topografía Religiosa de Valentia Romana”, págs. 18-34 y Albert V. riBerA i lAComBA “La primera topografía cristiana de Valencia”, págs. 35-52, en Historia de la Ciudad IV. Memoria Urbana. CTAV-Ayuntamiento de Valencia, 2005. Edición a cargo de Mar Alonso Monterde, Málek Murad Mateu y Francisco Taberner Pastor.

24 El historiador Salustio -Historiae- cita las murallas al referirse a las guerras sertorianas y al hecho de que en el año 75 a.C. las tropas de Pompeyo derrotaran a las de Setorio a los pies de las mismas: “inter laeva moenium et dexterum flumen Turiam, quod Valentiam parvo intervalo praeterfluit…”.

25 VITRUBIO, Marco Lucio I Dieci Libri Della Architectura. Cito por la edición castellana del profesor Agustín Blánquez Los Diez Libros de Arquitectura. Editorial Iberia. Barcelona, 1970.

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En su entorno se erigirían los edificios más representativos, como la Basílica, el Erario, la Curia, la Cárcel, los templos, el Ninfeo o gran fuente pública y el mercado –macellum–, rodeado de tiendas –tabernae–.

Los hallazgos arqueológicos han posibilitado además localizar en la zona pe-riforal diversos hábitats domésticos (domus o casas señoriales), con tipologías de opus quadratum, mosaicos, terracotas ... un importante horreum o almacén, de al menos cuatro naves, las termas con sus salas –praefurnium, caldarium, tepidarium, apoditerium ...– y el circo.

Detalle de restos arqueológicos de época romana y de la muralla islámica de la Balansiya taifal, integrados en el núm. 14 de la calle Almirante junto al Palacio del Temple. TAJD

Porque la arqueología constituye la principal fuente documental para el estu-dio de la ciudad en época romana –Valentia–, visigoda e islámica –Balansiya– pero también resulta enormemente esclarecedora para las etapas posteriores. De ahí la

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importancia de las excavaciones supervisadas por el Servicio de Investigación Mu-nicipal –SIAM–, desde la aprobación en 1988 de las Áreas de Vigilancia Arqueoló-gica, previstas por el Plan General de Ordenación Urbana.

La Valencia actual acumula en su subsuelo una mezcla de estratos con numero-sos fragmentos de las sucesivas ciudades que la precedieron. Desenterrar esos restos supone recuperar y poner en valor singulares y olvidados paisajes históricos de su memoria antropológica, cuyo pasado evocan poetas y eruditos, y cuyas descripcio-nes quedaron plasmadas para siempre en la planimetría antigua de la ciudad, de la que los arquitectos Herrera, Llopis, Martínez, Perdigón y Taberner realizaron una excelente recopilación26.

Esenciales para el conocimiento de la evolución y el desarrollo urbanos les archives du sol, formulados por el francés Henri Galinié, permiten contemplar la ciudad como un único y predecible yacimiento arqueológico27.

Perspectiva del Colegio de San Pío V y Palacio Real de Valencia, ca.1807. Ilustración dibujada por Antonio Rodríguez y grabada por Vicente Rodríguez. Biblioteca Nacional. Madrid. BDH-BNE

26 herrerA, José Mª y otros. Cartografía Histórica de la Ciutat de Valencia. 1704-1910. Ayuntamiento de Valencia. Valencia, 1985.

27 Galinié recoge las aportaciones de Weber, Bourdieu, Di Méo,… construyendo una sugerente lectura de las iden-tidades y estructuras sociales en el espacio urbano.

GAlinié, Henri Espace urbain et archéologie. Edición castellana a cargo de Ricardo González Villaescusa con traducción de Daniela Márquez Ciudad, Espacio Urbano y Arqueología. La Fábrica urbana. Universitat de València, 2012.

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Y es que, si importantes son las áreas cementeriales visigóticas y las primeras edilicias cristianas, no menos relevante resulta la arquitectura de época islámica, de la Madinat al-Turab, cuya muralla fue construida por el nieto de Almanzor Abd al-Aziz, tras el ataque berebere del año 1010.

El geógrafo musulmán al-Udzrí describe en el siglo XI aquel recinto fortifica-do de la Balansiya, con sus puentes y puertas: Bab al-Qantara –o puerta del Puente–, al-Warraq –de la Hoja–, Ibn Sajar –de la Piedra–, al-Xaria –de la Ley o de la Xerea–, al-Baytala –de la Oración o de la Boatella–, al-Qaysariya –de la Alcaicería– y al-Hanax –de la Culebra–.

Sus textos facilitan también importantes noticias sobre las hermosas fincas de recreo y jardines de la Zayda, Ruzafa, la Almunia de Abd al-Aziz (hoy Viveros), la Vila Nueva,... con sus huertos y regadíos.

Pero la potencia y el interés de los depósitos arqueológicos de la ciudad no finalizan tras la conquista cristiana28, ya que desgraciadamente la destrucción del paisaje urbano perdurará hasta el siglo XX.

Han desaparecido los grandes jardines humanistas de la Lonja, del Arzobispo Ribera, del Infante D. Enrique de Aragón,... Y también, primero con la francesada (palacio del Real,...) y luego con la exclaustración, sucumbirán la inmensa mayoría de los conventos valencianos (San Francisco, Santa Clara,...), de los colegios de En-señanza, capillas de las Cofradías,... cuyas trazas y huellas continúan invisibles bajo las modernas tramas urbanas29.

Guerras, revoluciones, incendios, expolios, operaciones especulativas,... son las principales causas de esa mutilación masiva del contexto y de la memoria his-tórica de esta milenaria ciudad.

Sin embargo, aún hoy, la arqueología brinda la oportunidad de desenterrar partes importantes de ese pasado (Palacio Real,...), de recuperar muchos de esas edilicias ocultas (Plan de la Muralla Árabe,...) y de restituir su memoria documen-tal.

28 montesinos i mArtínez, Josep “La ciutat ideal d’Eiximenis i la València del segle XIV” en Ferrer nAvArro, Ramón (coord.) Eiximenis i la seua obra. Academia Valenciana de la Llengua. Valencia, 2010, págs. 163-187.

29 Ver el artículo de Carmen GrACiA Beneyto “La Ciudad Olvidada: Jardines enterrados bajo el trazado urbano de la Valencia actual” en Historia de la Ciudad IV. Memoria Urbana. Op. Cit, págs. 251-275.

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La localización en 2004 –Archi-ves Nationals, París– por el historia-dor Josep Vicent Boira30 del archi-vo personal y familiar del mariscal Louis Gabriel Suchet permitiría ac-ceder a los planos del Palacio Real de Valencia.

Se trata del levantamiento rea-lizado por el ingeniero militar Ma-nuel Cavallero en 1802 con motivo de las reformas llevadas a cabo a raíz de la visita de la familia de Carlos IV a la capital31.

Gracias al hallazgo del profesor Boira, pudo acometerse una excava-ción en extensión que sacara a la luz los cimientos y restos de la antigua sede de los reyes de Aragón y resi-dencia de la corte virreinal que afor-tunadamente hoy puede contem-plarse en el interior de los jardines

de Viveros. Al posibilitar un uso museístico y educativo de las ruinas con actuaciones

como la descrita o la del Museo de la Almoyna, se potencia tanto la recuperación del patrimonio arqueológico como la decodificación de sus enigmas32.

Superposición de la planta y trazas del Palacio Real de Valencia sobre una fotografía aérea tomada en 2009. TAJD

30 BoirA mAiques, Josep Vicent Valencia. La Ciudad. Tirant lo Blanch. Valencia, 2010, págs. 210 y ss. Y también BoirA mAiqueS, Josep Vicent (coord.) El Palacio Real de Valencia. Los planos de Manuel Caballero (1802). Ayuntamiento de Valencia, 2006.

insAusti, Pilar, viGil, Adolfo. Claves de un plano: las familias del Palacio Real de Valencia. Editorial UPV. Valencia, 2012. 31 Piquer CAses, Juan Carlos. “Análisis y reconstrucción virtual del Palacio Real de Valencia (1239-1810). Desde

la planta de Vicente Gascó de 1761 a los planos de Manuel Cavallero de 1802, resultados de la investigación gráfica” en EGA. Revista de Expresión Gráfica Arquitectónica. Nº 13. Editorial UPV. Valencia, 2008, págs. 212-223.

ArCinieGA GArCíA, Luis “Construcciones, usos y visiones del Palacio del Real de Valencia bajo los borbones” en Archivo de Arte Valenciano nº 85. Real Academia de Bellas Artes de San Carlos. Valencia, 2005.

32 Puede consultarse el trabajo de la Red Estatal de Ciudades Educadoras –RECE– que ha promovido numerosas iniciativas a favor del desarrollo de las actividades educativas en entornos patrimoniales.

ComA quintAnA, Laia y sAntACAnA i mestre, Joan Ciudad educadora y patrimonio. Ediciones Trea, SL. Gijón, 2010.

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Singulares referencias identitarias y temporales esas arquitecturas olvidadas que to-davía continúan ocultas en ese gigantesco palimpsesto que es el territorio permitirían recomponer la rica herencia antropológica y cultural de la ciudad33.

Vista del Palacio Real de Valencia, Sala de Armas del Círculo Recreativo Militar Rey Juan Carlos. Valencia.

Los avances científicos resultan decisivos en esa tarea. Por un lado, la identifica-

ción de numerosos manuscritos y códices palimpsestados fue posible gracias primero a la lámpara de Wood (rayos ultravioleta) y más tarde a la digitalización multies-pectral, que pondría fin al uso de reactivos (tintura de Giobert) en general muy agresivos para el pergamino.

Por otro, las nuevas tecnologías (dendrocronología, datación por radioisóto-pos, termoluminiscencia, paleomagnetismo,…), las técnicas geofísicas de recono-cimiento del subsuelo (tomografía eléctrica, georadar,…), la profunda renovación metodológica de la disciplina (arqueología analítica, procesual –Binford34, Clake, Renfrew,…–) y la incorporación de modelos computacionales han abierto todo un mundo de posibilidades a la exploración de los entornos y espacios del pasado.

33 Consultar la colección Histoire de l’Europe Urbaine dirigida por Jean-Luc Pinol. Éditions du Seuil. Paris, 2003. Cito por la edición castellana Historia de la Europa Urbana (cinco volúmenes). Universitat de València, 2010.

En el primer volumen se describe el origen de las ciudades europeas analizando su constante transformación como un palimpsesto de experiencias históricas.

34 BinFord, Lewis. In Pursuit of the Past: Decoding the Archeological Record. University of California. Berkeley, 1983. Cito por la edición castellana En busca del pasado. Descifrando el registro arqueológico. Editorial Crítica. Barcelona, 1988.

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Vista de Valencia tomada del camino que conduce al Grao. AHCTAV

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LA VALENCIA DEL PLANO DE TOSCA.

Plano de Valentia Edetanorum, vulgo Del Cid, delineata a Dre. Thoma Uincentio Tosca Congr. Oratorij Presbytero (1704). AHMV

El detallado plano de Valencia, dibujado entre los años 1701-1704 por el pres-

bítero Tomás Vicente Tosca Mascó –“el capellà de les ralletes”– constituye una auténtica joya de la cartografía histórica de la ciudad35.

Su versión en el grabado realizado por José Fortea hacia 173836 y su posterior reimpresión en 1889 por la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos le dieron una extraordinaria difusión incorporándolo al imaginario colectivo.

35 Ver Joan J. GAvArA Prior (coord.) El Plano de Valencia de Tomás Vicente Tosca (1704) editado por la Consellería de Cultura, Educación y Deporte de la Generalitat Valenciana en 2003, a raíz de la restauración del original por el Centre Técnic de Restauració.

Conservado en el Archivo Municipal, la monografía incluye textos de Joan J. Gavara Prior, Miguel Angel Catalá Gorgues, Francesc Fuster Pellicer, Vicenç M.Rosselló Verger, Francisco Taberner Pastor y José Vicente Vergara Peris.

36 Francisco tABerner PAstor. Los grabados del plano de Tosca: su difusión y permanencia en las cartografías de la ciudad de Valencia (1738-1761). Op. Cit., págs. 159 y ss.

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Reproducción grabada por Joseph Fortea del plano de Valentia delineata a Dre. Thoma Uincentio Tosca (1738). AHMV

La abundante, pormenorizada y fidedigna in-

formación planimétrica, toponímica e histórica sobre la Valencia barroca que alumbra el siglo de las luces y el indudable valor documental del pla-no lo convierten en un elemento imprescindible para el reconocimiento de la ciudad.

La axonometría metódica de Tosca37 permite recorrer el soberbio recinto fortificado que man-dara construir Pedro IV el Ceremonioso para la protección de la plaza. En él se descubre el solar

37 Está inspirada en la del romano Antonio Manceli de 1608 –Nobilis ac regia civitas Valentie in Hispania– según señala el historiador Miguel Angel Catalá Gorgues, que recoge numerosas semejanzas entre ambos dibujos. En Joan J. GAvArA Prior. Op. Cit., págs. 31 y ss.

Portada de la obra “Regiment de la Cosa Publica” de Francesc Eiximenis (València, Cristófor Cofman, 1499).

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del Temple, punto de encuentro de la muralla árabe y cristiana con el río Turia que hoy sólo es una marca en la trama metropolitana, aunque su memoria gráfica re-cuerda el antiguo portal de Bab-el-Sachar, del Cid y del Temple, guarnecido por la torre de Albuphat Muley.

Testimonio de importantes dispositivos defensivos, nos recuerda el papel de la ciudad como instrumento militar y el protagonismo de las murallas como caracte-rizadoras del urbanismo occidental38.

Detalle de la maqueta del plano de Tosca conservada en el MuVIM y realizada por Julio García Ribas. En ella puede verse el antiguo portal de Bab-el-Sachar guarnecido por la torre de Albuphat Muley. TAJD

38 de setA, Cesare y le GoFF, Jacques (coord.) y otros La città e le mura. Laterza & Figli Spa. Roma, Bari, 1989. Cito por la edición española La ciudad y las murallas. Ediciones Cátedra, SA. Madrid, 1991.

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Naumaquia con motivo del tercer centenario de la canonización de San Vicente Ferrer. Grabado calcográfico realizado por Carlos de Francia y reproducido en el libro “Fiestas Populares” de Tomás Serrano (1765).

Real Biblioteca del Patrimonio Nacional de Madrid.

Pocas ciudades españolas poseen unos cajeros fluviales comparables a los preti-

les valencianos, construidos a lo largo de siglos, para salvaguardar el municipio de las peligrosas crecidas del Guadalaviar.

Un privilegio del rey Pedro IV en 1358, a raíz de una fatídica inundación, fue el origen de aquella institución, que hallaría su mayor esplendor en el siglo XVI en que se levantarían nuevos puentes: el de Serranos (1518), el del Mar (1596) y el del Real (1599). Paralelamente se ejecutarían los mejores pretiles, en su mayoría a base de sillares, que se enriquecerían con sobrios ornamentos en sus barandales, rampas, escalinatas,…

Expulsión de los moriscos en el Grao de Valencia. 1613. Pintura al óleo sobre lienzo de Pere Oroming.

Colección de Arte. Bancaja Obra Social.

Expulsión de los moriscos en el Grao de Denia. 1613. Pintura al óleo sobre lienzo de Vicent Mestre.

Colección de Arte. Bancaja Obra Social.

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EL PUENTE DEL REAL.

Desde sus inicios esos puentes habían sido piezas claves de un milenario sis-tema viario. Así, si el de Serranos –dels Serrans o de Al-Quantara– unía el casco antiguo de la Seu con la Al-Kudya islámica, el de la Trinidad –dels Catalans o de Al-Warraq– lo comunicaba con el arrabal de la Vilanova (hoy calle de Alboraya). Y si el del Mar era el paso obligado hacia el Cabañal, el Grao, el puerto…, el del Temple o del Real conducía al Palacio Real.

El Puente del Real, tal y como hoy se conoce, es en realidad el que se recons-truyó a raíz de la avenida del 1589. Ya la gran riada de 1517 se lo había llevado con anterioridad e incluso en agosto del 1528 se hundió en parte como consecuencia del peso del inmenso gentío que se agolpó para ver la llegada del emperador Carlos I, lo que ocasionó numerosas víctimas.

Sus fábricas definitivas se terminarían aceleradamente en 1598, a fin de que pu-dieran servir para la boda de Felipe III con la Archiduquesa de Austria. P recisamente

Vista del puente del real tomada por Gérard Lévy en 1888. Archivo Roger Violet. Paris. L.P.AJH

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para esta efemérides se cerraría en la muralla la puerta del Temple o de Bab el Shad-char y se abriría la nueva Porta del Real, cuya copia (fue demolida en 1868) puede verse en la plaza Porta de la Mar.

El del Real era el puente más bello de la ciudad39. No en vano la comuni-caba con una de las zonas más distin-guidas en la que se encontraba el Pala-cio Real y sus delicados jardines (hoy Viveros) y el paseo del Prado (luego la Alameda).

Desgraciadamente, las crecientes demandas del tráfico urbano motiva-ron que en 1968 –al mismo tiempo se demolía el palacio de Ripalda– se ensanchara espectacularmente (hasta veintiséis metros) arruinándose las es-calinatas que bajaban al cauce40.

La imagen de Tosca revela la pre-sencia de una urbe densamente pobla-da, rodeada por una rica vega (huertos, jardines, cultivos,…) y que aglutina intramuros numerosos edificios reli-giosos y civiles: monasterios, iglesias,

39 Formado por diez arcos escarzanos sin clave, su silueta aparece resaltada por unos tajamares triangulares sobre dos de los cuales –los segundos– se elevan unos casilicios que, sufragados por el arzobispo Tomás de Rocabertí en 1682, albergan las imágenes de San Vicente Ferrer y de San Vicente Mártir, realizadas por Lleonart Esteve. Derribadas en 1936, hoy no son sino réplicas de las originales, obra de Carmelo Vicent la primera y de José Esteve Bonet la otra.

40 Aun cuando se llevó a cabo una ampliación en estilo conservándose su rica ornamentación barroca –pedestales, entradas, bancos y canapés en ménsula, pomos,...– fueron modificadas sus trazas y proporciones. Para el peatón, desde el jardín del Turia la visión del aquel ensanchamiento resulta muy elocuente.

El triunfo de unos discutibles valores funcionales –el puente podía haberse mantenido de una sola dirección o peatonalizado– sobre los estéticos, propiciaría veinte años después el definitivo enterramiento de las ruinas del Palacio Real.

Mejor fortuna tuvo el puente de Serranos salvado de la ampliación debido al estrechamiento que se producía en las torres, o el del Mar que fue peatonalizado (ya en 1933 se había restringido el tráfico rodado) por el ar-quitecto Javier Goerlich (1945), quien defendió su conservación a ultranza: «es pieza casi de Museo... sin otra utilidad apenas que el puro goce de su contemplación».

El puente desde el Jardín del Turia. TAJD

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campanarios, casonas señoriales,… siendo los más significativos –catedral metro-politana, lonja de mercaderes,… auténticos hitos, que además aparecen reseñados en las cartelas.

Comenzaremos pues el recorrido evocando el monumento más representativo de la arquitectura gótica civil valenciana y de su floreciente actividad económica.

El puente en su contexto urbano. TAJD

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LA LONJA DE LA SEDA41.

Vista de la Lonja, desde la plaza del Mercado. TAJD

La prosperidad del Reyno era una consecuencia de su ventajosa posición geo-

gráfica en el Mediterráneo y del auge y prestigio de sus industrias artesanas –seda, curtidos, tintes, cerámicas, orfebrería, muebles,...– favorecidas por los privilegios otorgados tras la reconquista por el rey Jaime I.

Los mercatores42 y sobre todo, los mercaderes sedentarios, fueron los princi-pales actores de aquella increíble revolución comercial que a partir del siglo XII

41 Monumento Nacional desde 1931 fue declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO en 1996. 42 En la inscripción latina sita en la cenefa de las paredes de la sala de Contratación, sobre fondo azul destacan los

caracteres dorados que traducidos dicen: “Casa famosa soy, en quince años construida. Compatricios, comprobad y ved que bueno es el comercio que no

lleva el fraude en la palabra, que jura al prójimo y no le falta, que no da su dinero con usura. El mercader que así haga rebosará de riquezas y después gozará de la vida eterna”.

AldAnA FernAndez, Salvador La Lonja de Valencia. Consorci D’Editors Valencians, SA. Valencia, 1988, pág.73.

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tuvo lugar en toda la Europa cristiana. Gracias a ellos se consolidaron vías marí-timas y caminos fluviales, fueron renovadas y mejoraron las flotas, se superaron los obstáculos religiosos y morales instaurándose un avanzado sistema financiero de créditos y se rompió el aislamiento feudal, desarrollándose modernas redes de distribución y de negocios.

El edificio de la Lonja nacerá como muestra del poder de una gran ciudad, Valencia, que en su siglo de oro –XV– va a vivir un periodo de gran esplendor económico y cultural. Su construcción, que comenzó el 5 de febrero de 1483, se encargó al maestro Pere Compte, consagrado ya por sus trabajos en la catedral, que asumió el reto de superar la Lonja de Guillén Sagrera de la vecina Mallorca.

Fotografías del mercado y de la Lonja, del francés Gérard Lévy realizadas en 1888. Archivo Roger Violet. Paris.LP.AJH

Ambos monumentos se estructuran, como las Hallenkirche alemanas, a partir de

un gran espacio-salón columnario –Sala de Contratación– que materializan bóve-das de crucería sobre amplias naves.

Su gran altura se enfatiza con las ocho columnas helicoidales exentas que se abren como palmeras al encontrarse con la techumbre. A ello contribuye la sobrie-dad y desnudez muraria de sus cuatro fachadas, que cuentan con sus correspon-dientes puertas, siendo la recayente a la plaza del Mercado, la principal.

Los continuos alardes de que hace gala su estereotomía constructiva –pilares, nervios, fenestraciones, escaleras de caracol,…– son una muestra de la excelencia de Compte «molt sabut en 1’art de pedres» y de los maestros Juan Yvarra, Joan Corbera, Miguel Magaña y Domingo Urtiaga que le sucedieron.

El conjunto arquitectónico, de planta rectangular, está integrado por varias piezas autónomas: la mencionada Sala de Contratación y el Consulado del Mar43,

43 El Consulado del Mar (1498-1548) consta de un semisótano y tres plantas con salones. El inferior albergó en su origen el Tribunal de Comercio. En la planta noble, a la que se accede desde el jardín por una escalera de

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que se entrelazan por el jardín y la Torre de base cuadrada y destinada a cárcel de mercaderes en quiebra, que hace de nexo.

Aunque, sin duda, lo más relevante es la galería protorenacentista superior de arcos conopiales y un importante friso de medallones bajo las almenas, de gusto italianizante.

Para los historiadores Santiago Sebastián44, Salvador Aldana45 y Vicente Simó46, autores de relevantes trabajos sobre el monumento, nos encontramos ante el pa-lacio humanista. Concebido como «Casa o Templo de la Fama» según la visión alegórica de Ovidio –Metamorfosis– y sin olvidar la descripción ideal del palacio real de Constantinopla de Tirant lo Blanch, nos ofrece una serie de héroes de la Antigüedad –medallones– que narran un ciclo histórico de hazañas.

Porque la Lonja es ante todo un auténtico gozo para los sentidos, cuya traduc-ción iconográfica como «Templo del Mercader Cristiano» encuentra en el profesor Sebastián su mejor intérprete.

La lectura bibliocristiana, pero sobre todo en clave literaria, que nos facilita a través de las obras de Joanot Martorell –Tirant lo Blanc–, Jaume Roig –Spill de dones–, Juan de Mandeville –Libro de las Maravillas del Mundo–,... resulta imprescindible para comprender socioculturalmente el edificio.

Como tantos otros monumentos medievales, la Lonja muestra una fachada cristológica –Cristo Rey del Mundo– y otra en sentido mariano –la Virgen y el Niño, «la salutació de la gloriosa Verge Maria…»–, en su portada principal, al ser la Purísima la patrona del gremio de mercaderes.

Pero, como señala Sebastián, es tal la proliferación de personajes secundarios –monstruos haciendo música, arqueros, acróbatas, centauros, dragones, ánades, tortugas, monos, demonios,…– que resulta muy complejo descifrar ese abigarrado programa simbólico, en el que la brujería, el amor mundano y la vida cotidiana inspiran buena parte de sus escenas.

piedra a cielo abierto, se conserva desde 1921 un magnífico artesonado que decoró la «Cambra Daurada» de la desaparecida Casa de la Ciudad.

Realizada de 1418 a 1455 por el maestro Juan de Poyo, destaca por su magnífico programa figurativo –profetas, bestiario,…– que se completa con el lienzo de los Jurados a los pies de la Inmaculada (1622) de Jacinto Espi-nosa.

44 seBAstiAn loPez, Santiago. La Lonja y su entorno sociocultural. Ayuntamiento de Valencia. Valencia, 1984. 45 AldAnA FernAndez, Salvador La Lonja. Consell Valencia de Cultura. Valencia, 1991 y La Lonja de Valencia. Op. Cit. 46 simó sAntonJA, Vicente L. Los medallones del Salón del Consulado del Mar de la Lonja de Valencia. Cámara de Comercio, Industria

y Navegación de Valencia, 2006.

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No conviene olvidar que, si bien el trasfondo iconográfico responde inicial-mente a un modelo eclesiástico al uso, éste se hace laico, recreándose en la dicoto-mía entre lo divino y lo terrestre, de acuerdo con la tradición literaria renacentista47.

Realmente maravillosa es la serie de fantásticas gárgolas antropomorfas y zoo-morfas que rematan su coronamiento, que constituyen admirables filigranas en piedra esculpidas por los canteros góticos valencianos. Estos supieron representar lo animalístico, lo monstruoso, el pecado, la sátira,… con genial maestría, contri-buyendo a hacer de la Lonja, uno de los monumentos de mayor riqueza iconográ-fica.

La Lonja de la Seda es uno de los grandes iconos arquitectónicos que dotan de personalidad propia a la ciudad de Tosca, lo que la convertiría durante siglos en un eficaz instrumento del branding urbano.

Prueba de ello es la construcción de una réplica parcial a escala de la misma como pabellón de España para la Exposición Universal de Chicago de 1893, dedi-cada a la celebración del IV Centenario del descubrimiento del Nuevo Mundo.

Gárgola representando un Animal fantástico en relación con el sexo TAJD

Gárgola representando un Angel músico. TAJD

47 Especialmente hermosas son las alegorías medievales con representaciones animalísticas de los siete pecados capitales: el león como el Orgullo, la cabra como la Lujuria, el asno como la Pereza,..., que componen un es-pléndido cuadro satírico moral.

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El proyecto a cargo del arquitecto valenciano Rafael Guastavino evidencia la creciente fascinación por la que era considerada una de las obras más emblemáticas del gótico en la segunda mitad del XIX48.

Otro de los episodios que corrobora Tosca es la prolongada carencia de unas sólidas instalaciones portuarias49 debido a las características geomorfológicas de la

Plano de la Ciudad de Valencia al ser atacada por el Mariscal Moncey en 1808. SGE, Arm. G, Tabla 2ª, Carp. 4ª, nº 168.

48 Ver el interesante texto de Fernando veGAs loPez-mAnzAnAres “Los orígenes valencianos en la obras de Guastavi-no” en Las bóvedas de Guastavino en América. CEHOPU. CEDEX. Madrid, 2001.

La edición a cargo de Santiago Huerta Fernández fue realizada con ocasión de la exposición “Guastavino Co. (1885-1962). La reinvención de la bóveda”, celebrada en el Museo de América de Madrid del 25 de octubre de 2001 al 6 de enero de 2002 comisariada por Javier García-Gutiérrez Mosteiro.

Vegas destaca el embrujo de la Lonja valenciana en un momento en que la cultura hispana está dominada por el exotismo oriental que representa la arquitectura islámica de Al-Andalus: Alhambra, Generalife,…

49 mArtínez rodA, Federico. El Puerto de Valencia. Estudio geográfico (1950-1978). Departamento de Geografía. Valencia, 1980, págs. 25 y ss.

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costa: extensas playas sin calado, sin abrigo y en consecuencia con enormes obstá-culos técnicos para el dragado y la construcción de muelles y escolleras.

La cartografía histórica muestra como la presencia del Turia (aporte de alu-viones, migraciones del lecho, avenidas,…) dificultó gravemente la consolidación de un puerto de relevancia en el Grao, razón por la que su emplazamiento sería cuestionado hasta prácticamente los inicios del siglo XIX.

Puerto de Valencia y vista del Grao. Tomás López Enguídanos. 1795. Biblioteca Nacional. Madrid. BDH-BNE

La ausencia de un fondeadero seguro y el reiterado colapso del primitivo puen-

te de madera explotado como embarcadero desde 1483, hacía que las operaciones de carga y descarga se hicieran frecuentemente en pésimas condiciones y que las dársenas de Cullera y Denia acabaran funcionando como antepuerto refugio50. 50 Ver el excelente trabajo sobre el comercio marítimo en la Edad Moderna de la historiadora Emilia sAlvAdor

esteBAn. La economía valenciana en el siglo XVI. Comercio e importación. Universidad de Valencia, 1972.

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Los sucesivos intentos –Evaristo Barberá (1676), Tomas Güelda (1686), Marco Corsiglia (1697)51,…– que en el XVII se acometieron terminarían en estrepitosos fracasos, abriéndose un paréntesis de casi un siglo hasta que en 1792 el ingeniero y marino Manuel Mirallas retomara con éxito la empresa52.

El puerto mantendría pese a su creciente tráfico sus patológicas dis-funciones hasta el siglo XVIII. Sin em-bargo, durante todo ese período se incrementó notablemente el conoci-miento técnico que se tenía sobre el problema: caracterización de los fon-dos marinos, estudios de corrientes y oleajes, mecánica de fluidos,…

De ahí que en 1762 el ingeniero militar Pedro de Ara auxiliado por el teniente de navío Pedro García Aguilar proyectara por primera vez un contra-muelle que evitara la entrada en la rada de los aportes del río. Dos años más tarde el vicario Manuel Gómez Marco propuso premonitoriamente la desvia-ción de la desembocadura del río Tu-ria, mediante un canal hacia el sur53.

Plano de las Obras del Puerto con las direcciones del Muelle y Contra Muelle, sus Caminos, Almacenes y demás que por orden de S.M. se construye en la Playa de Valencia según la proyección del Capitán de Fragata e Yngeniero en segundo de Marina D.Manuel Mirallas…; V. Capilla lo gravó. 1798. Biblioteca Nacional. Madrid. BDH-BNE

51 En 2002 con motivo de las obras de construcción de un aparcamiento para la America’s Cup en el interior de la dársena pudieron reconocerse in situ los restos de aquellos ensayos fallidos (Pont de Fusta).

52 BoirA i mAiques, Josep Vicent. “Les fortificacions històriques de la València Marítima. Dues representacions del baluard del Grau al segle XVII, págs. 247-258 en Historia de la Ciudad VI. Proyecto y Complejidad. ICARO-CTAV-COACV. Valencia, 2010. Edición a cargo de Málek Murad Mateu y Francisco Taberner Pastor.

BoirA i mAiques, Josep Vicent. “El primer intento de construir un puerto en Valencia”, Op. Cit Págs.189 y ss. 53 Giménez-Font, Pablo. “Cartografía histórica y alteración de cursos fluviales en la España mediterránea” en Al-

BerolA, Amando y olCinA, Jorge (Eds). Desastre natural, vida cotidiana y religiosidad en la España moderna y contemporánea. Universidad de Alicante, 2009, págs. 391-433.

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El auge creciente de los astilleros –dras-sanes reials–, el estable-cimiento en la ciudad de la jurisdicción ma-rítimo comercial del “Consolat de Mar” (Privilegio Real de 1283)54 y el conti-nuo crecimiento del tráfico y de las expor-taciones55 hubieran exigido la realización mucho más tempra-na de importantes infraestructuras por-tuarias. Ello llevaría incluso a personalidades como Cavanilles56 a lamentarse de lo inadecuado del puer-to para una potencia marítima como la valenciana y de sus graves consecuencias para la economía y el futuro del Reyno.

La gran lección de Tosca es que los grandes espacios y paisajes urbanos se transforman constantemente haciendo de la ciudad un palimpsesto al que hoy se ha desprovisto del topográfico vestigio de un río otrora protagonista –el Guadalaviar–. Su oculta lejanía y su ausencia silenciosa, contrastan con el lento proceso de forma-ción de su puerto y de su fachada al mar. 54 La secular vocación marinera de la Corona de Aragón y la supremacía de su actividad mercantil portuaria en el

Mediterráneo está en el origen de aquella institución medieval. El Llibre del Consolat de Mar es la primera recopilación de reglas, usos y costumbres para regular el comercio

marítimo. Libre del Consolat de Mar. Arxiu Municipal de València 1407. Introducción, transcripción y traducción castellana por

Antoni FerrAndo FrAnCés. Vicent García Editores. Valencia, 1979. Chiner Gimeno, J y GAliAnA ChACón, J.P. (Edición y estudio) Libro llamado Consulado de mar (Valencia, 1539). Cámara

Oficial de Comercio, Industria y Navegación. Valencia, 2003. 55 Ferrer nAvArro, Ramón La exportación valenciana en el siglo XIV. CSIC. Escuela de Estudios Medievales. Zaragoza, 1977,

págs. 351 y ss. 56 CAvAnilles Palop, Antonio José Observaciones sobre la Historia Natural, Geografía, Agricultura, población y frutos del Reyno de Valencia.

2 vols. Imprenta Real. Madrid, 1795-1797. Vol. I (1795). Albatros Ediciones. Madrid, 1977, págs. 190 y ss.

Mapa de la particular contribución de Valencia. Aparece en la obra Observaciones sobre la Historia Natural, Geografía, Agricultura, Po-

blación y Frutos del Reyno de Valencia (1795-1797). Tomo I de Antonio José Cavanilles (1795), pág.129. Imprenta Real. Madrid. BIVALDI

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EL JARDÍN DEL ANTIGUO CAUCE DEL TURIA.

Para comprender el origen y razón de ser del actual Jardín del Turia como expresión topológica, territorial, socioeconómica y cultural, resulte imprescindible un enfoque arquitectónico57.

57 De hecho el protagonismo de los arquitectos en la definición de propuestas y en su posterior ejecución trascien-de los ámbitos del diseño urbano y de la planificación.

Por ejemplo el colectivo Vetges Tú i Mediterrània (VTiM arquitectes) jugaría un papel relevante liderando el dis-curso moderno en los movimientos reivindicativos populares valencianos de los años de la transición política, a los que aportaría un mayor conciencia medioambiental.

Precisamente al arquitecto Amando Llopis Alonso integrante del equipo se deben los excelentes textos: “El Jar-dín del Turia: Otros tiempos, otros proyectos, otras imágenes”, págs. 273 a 290 en Historia de la Ciudad VI. Proyecto y Complejidad. Op. Cit. y “Desviar el Turia como símbolo de progreso en Valencia. El proyecto de Joaquín Llorens y Andrés Soriano de 1885”, Amando LLOPIS ALONSO, págs. 299-313 en Historia de la Ciudad V. Tradición y progreso. Op. Cit.

El parque de Cabecera (2001-2004) de los arquitectos Arancha Múñoz Criado, Eduardo de Miguel Arbones y Vicente Corell Farinós.TAJD

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La documentación cartográfica –Tosca, Mancelli58,…– corrobora el papel esen-cial del Turia en el urbanismo de la ciudad, desde la primitiva Valentia romana hasta el momento actual en que no es sino una huella de su rica memoria antropológica.

En el recuerdo queda la pericia de los gancheros de Chelva, cuando el río era una importante vía de transporte para la madera procedente de las talas de las tie-rras altas de Cuenca y de Teruel hasta el puerto.

Y también la grandiosa naumachia celebrada el 12 de julio de 1755 en conme-moración del tercer centenario de la canonización de San Vicente Ferrer59, amplia-mente reseñada en las actas del concejo valenciano e ilustrada por un sugerente grabado del mismo año.

En él pueden contemplarse tanto el lago artificial construido en el cauce me-diante la colocación de diques en los puentes del Real y de la Trinidad como la recreación de los montes del Vesubio y del Parnaso. La batalla naval, el concierto y el posterior castillo de fuegos artificiales lanzado desde las barcazas compondrían un espectáculo barroco que sería rememorado durante lustros.

Testigos excepcionales de esa presencia fluvial son las defensas levantadas a lo largo de siglos, primero por la Fábrica Vella de Murs i Valls y luego por la Fábrica Nova del Riu (1590), para salvaguardar la población de las continuas avenidas del Turia60.

La frecuencia de las crecidas propiciaría que a finales del XIX fuera arraigando la idea de desviar el tramo final del curso del río, lo que se concretaría por primera vez en 1885 en un ambicioso proyecto impulsado por el político Joaquín Llorens y Fernández de Córdova y el ingeniero Andrés Soriano Ibarra.

Habría que esperar sin embargo al Plan General de 1946 dirigido por los ar-quitectos Germán Valentín-Gamazo y Manuel Muñoz Monasterio que propondrían dentro de un modelo radiocéntrico la urbanización parcial del cauce una vez fina-lizara la construcción del pantano del Generalísimo (hoy Benageber)61, al pensar equivocadamente que éste evitaría los recurrentes desbordamientos aguas abajo.

58 Ver GAvArA Prior, J. Op. Cit. 59 El historiador Josep Vicent Boira. Op. Cit., págs. 219-222 recoge con detalle los pormenores del evento. 60 Ver la obra de LOP, Iusep De la Institució, Govern Politich y Iuridich, Costums y Observancies de la Fabrica Vella, dita de Murs e Valls

y Nova, dita del Riu. Impresa en 1675. Introducción de PONS ALÓS, Vicent. Ajuntament de Valencia, 2001. 61 Incluido en el Plan de Obras Hidráulicas de 1912, en 1931 su proyecto y construcción –embalse de Blasco Ibá-

ñez– fue encargado al ingeniero Fausto Elio Torres y posteriormente modificado por Carlos Dicenta. Las obras comenzarían en 1933 si bien no finalizarían hasta 1955.

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Será la gran riada de los días 13 y 14 de octubre de 1957 y sus devastadores efectos la que supondrá un giro copernicano para la transformación y el futuro de la capital y su comarca. La formulación de un nuevo Plan General (1966)62 y el des-vío del Turia a un nuevo cauce de más de 12 Km de longitud, marcarán la etapa más desarrollista de la ciudad, en la que se construirá en apenas dos décadas la mitad de su parque inmobiliario.

El entonces joven arquitecto asturiano Fernando Martínez García-Ordoñez63 fue uno de los artífices del cambio y la renovación urbana tras la tragedia: creación del barrio Virgen del Carmen (1958-1962),...

Gran valedor de la Solución Sur que posibilitaba las sucesivas ampliaciones del puerto a la vez que recuperaba los trabajos de Eustaquio Berriochoa para resolver la caótica red ferroviaria local, este Mestre d’Arquitectura fue un auténtico impulsor del planeamiento de la época que hizo de la zonificación –R. Baumeister– y de las grandes infraestructuras los elementos clave de la ordenación.

Con las obras de la Solución Sur a punto de concluir64, se planteó la ocupación del lecho como distribuidor de tráfico, una autopista de 28 metros de anchu-ra que llegaría hasta el mar. Afortunadamente la protesta popular ante el expolio medioambiental de la urbanización de un ecosistema natural de extraordinario valor ecológico como el de la Dehesa del Saler y el cambio político, lo impidieron65.

62 Fue redactado por la Oficina Técnica de Gran Valencia, siendo los arquitectos responsables del mismo Mauro Lleó Serret, Victor Bueso Bellot y Antonio Gómez Llopis.

63 En 1960 funda con Juan Mª Dexeus Beatty el estudio GODB Arquitectos Asociados. Entre sus obras desta-can la Escuela-Jardín Guadalaviar (1958) y la Iglesia de Nuestra Señora del Loreto en Xàbia, singulares refe-rentes de la arquitectura moderna valenciana que serían recogidas en numerosas publicaciones profesionales (L´Architecture d´aujourd´hui, The Architect,…).

64 A raíz de la catástrofe, en enero de 1958 se había constituido una Comisión Técnica Especial presidida por el ministro Pedro Gual Villabí y el director general de urbanismo Pedro Bidagor Lasarte.

El Plan General de 1966 continuaba evitando afrontar la relación con la costa, eludiendo la conexión con el frente litoral. Al mismo tiempo proponía un paso elevado de la autopista del Mediterráneo por el interior de la dársena.

Al respecto puede consultarse “Pensar la Ciudad. Las aportaciones de Fernando M. García-Ordóñez al Urbanis-mo de Valencia”, también de Juan Ramón selvA royo en Historia de la Ciudad VI. Proyecto y Complejidad. Op. Cit., págs. 291-309 y “Principio y fin del área metropolitana de Valencia. De la autarquía a la democracia”, Antonio GArCíA herediA, en Historia de la Ciudad V. Tradición y Progreso. Op. Cit, págs.257-277.

65 En la defensa de la preservación de lo que más tarde sería un parque natural, resultó decisiva la posición del diario Las Provincias que lideró la oposición al proyecto gubernamental.

Finalmente, el 1 de diciembre de 1976 el rey Juan Carlos I firmará el Real Decreto 2763/1976 por el que se efectuaba la cesión gratuita al Ayuntamiento de Valencia de la práctica totalidad de los terrenos del viejo lecho del río Turia (BOE 2 de diciembre de 1976).

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El llit és nostre y el volem verd, fue el punto de partida para su recuperación como eje vertebrador y zona verde66, tarea que tras las primeras elecciones democráticas de 1979, asumiría el gobierno de coalición –PSPV, PC– presidido por el socialista Ricard Pérez Casado.

Nacerá así el Plan Especial del Viejo Cauce del Turia67, cuando éste es ya un río contaminado y exhausto en su encuentro con el mar, marcado por un entorno fabril tras el azud del oro (Avda. de Francia, Moreras,…), recuerdo de su pasado agrícola.

Su diseño se encargaría al Taller de Ricardo Bofill, quien finalmente no realiza-ría más que el sector 11 (15 Ha) junto a la avenida de Jacinto Benavente y al Palau de la Música68. De ese modo se desechaban definitivamente todas las propuestas anteriores, como la del ingeniero industrial Luis Merelo y Mas que planteaba una marina junto a un canal navegable, a la vez que proponía la implantación del tren vertebrado aéreo de Goicochea.

Igualmente interesante era el anteproyecto del arquitecto madrileño Julio Cano Laso, ganador del concurso de ideas (1979) convocado por razones de opor-tunidad política, por la última corporación franquista.

La realidad presente viene marcada inequívocamente por aquella complicada situación de la Transición y sus enormes dificultades económicas y políticas. La ur-gencia por remediar las graves frustraciones colectivas y urbanas: carencia de todo tipo de equipamientos, congestión viaria,… haría del cauce un cajón de sastre para las demandas sociales y un puzzle que facilitara su prolongada ejecución por fases.

Antifuncional y seudohistoricista, el autor del Versalles de los pobres concibió un singular parque lineal de uso lúdico69 en el que no podría faltar la réplica ame-ricana, el Gulliver como versión prêt à porter de los productos Disney.

66 El cauce siempre asumió un papel relevante en las fiestas populares valencianas, especialmente en la Pascua:

bailes, celebraciones camperas, exhibiciones de tiro y arrastre,… Además en el siglo XX acogería el estadio del Gimnástico FC que al finalizar la guerra civil se fusionaría con el

FC Levante denominándose a partir de 1941 Levante UD. 67 Plan Especial de Reforma Interior del Viejo Cauce del Turia, aprobado definitivamente el 10/10/84 (BOP 7/11/84). 68 ICARO. Guía de Arquitectura de Valencia. CTAV. Valencia, 2007 (1ª ed.) y 2010 (2ª ed.), págs. 224 y ss. 69 Desde que en 1485 Leon Battista Alberti –De re aedificatoria– introdujera el tema del jardín –libro IX-, quedó fuera

de discusión su genuina condición arquitectónica: configuración de espacios, de significados, materialidad natural (agua, vegetación, roca,…) y tectónica,…

Así se explica el permanente trasvase de los conceptos y soluciones formales de las artes plásticas al paisajismo, que en el siglo XX asumirá las posiciones más avanzadas de las vanguardias: Bernard Tschumi, Peter Walter, Dicter Kienast,...

Ver Alvárez Alvárez, Darío. El Jardín en la arquitectura del siglo XX. Naturaleza artificial en la cultura moderna. Editorial Reverté. Barcelona, 2007.

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El sector T2 proyectado por Vetges Tu i Mediterrània, SL se desarro-lla entre el puente de Campanar y el Azud de Rovella. Es uno de los tramos más sugerentes del anti-guo cauce que plantea una lectura como línea o mejor como grieta en el que el nexo con la naturaleza se resuelve con una permanente refe-rencia al agua. TAJD

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Treinta años después el jardín que continúa inconcluso, evidencia los resul-tados de una actuación a golpes, sin un proyecto unitario y global. Es indudable que en ese gigantesco collage verde se han realizado tramos de gran calidad, como el 2 de Vetges Tu i Mediterrània o el 3 de Juan Otegui, José Luis Gisbert y Francisco Noguera.

Aunque es en el parque de Cabecera (2001-2004) de Arancha Muñoz, Eduar-do de Miguel y Vicente Corell70 donde encontramos la intervención de mayor valor paisajístico: lago artificial, bosques de ribera, paseo del Molí del Sol, islas de aluvión, bancales,…

Los jardines clásicos del Turia fueron diseñados por el Taller de Arquitectura de Barcelona de Ricardo Bofill, a quien se había

encargado inicialmente el Plan Especial de Reforma Interior del Viejo Cauce del Turia. Este tramo explicita la rigurosa composición geométrica del catalán que explota las posibilidades

tardomodernas del vocabulario clásico de la antigüedad. El autor del Versalles de los pobres obtendría un gran éxito mediático, si bien su proyecto

resultaba excesivamente rígido y extraño a la realidad física del cauce.

70 Corell FArinós, Vicente y otros Guía de Arquitectura de Valencia. Op. Cit, pág.260 y Via Arquitectura. Premios 2003-2004. Colegio Oficial de Arquitectos de Valencia. Valencia, 2005, págs. 64-69.

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Este tramo permite enlazar con el Parc Fluvial del Turia71, auténtico corredor verde de 35 km, hábitat de notable biodiversidad y uno de los grandes pulmones forestales del área metropolitana que atraviesa las valiosas masas boscosas de Les Rodanes y La Vallesa.

Detalles del Parque de Cabecera. TAJD

Conviene reivindicar la necesidad de concluir el Jardín y de corregir las múl-

tiples disfunciones que la errática gestión de su dilatada ejecución ha conllevado. En primer lugar es necesario cuestionarse la tipología de jardín encauzado, acota-

do por dos importantes vías rápidas de tráfico rodado, que dificultan la inserción con el casco antiguo y la accesibilidad con los jardines históricos –Alameda, Vi-veros, Botánico,…– ya que, pese a su posición de borde, su conexión perimetral queda interrumpida por las arterias viarias.

El contrasentido es tal, que Valencia ha levantado más puentes (de las Artes, de las Flores, de l’Assut de l’Or, de Fusta,…) en la etapa democrática, cuando el cauce era ya un jardín, que en los dos milenios anteriores. Y no se puede continuar con ese culto totémico al automóvil. Debe reconsiderarse globalmente la planta viaria, limitando su impacto medioambiental (contaminación atmosférica, acústica,…) peatonalizándose sin demora los puentes históricos y devolviendo el protagonismo al transeúnte-viandante, ciclista,… permitiendo que el jardín se desborde y como un auténtico pulmón verde se expanda por toda la ciudad.

Son muchas las deseconomías de escala que se generan por no poner en va-lor las potencialidades del subsuelo (infraestructuras de transporte, aparcamientos,

71 El Parque Natural del Turia declarado por Decreto 43/2007, de 13 de abril, del Consell –DOCV nº5493, de 19/4/07–, abarca 4480 Ha.

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servicios, equipamientos deportivos, culturales,…) las cuales fortalecerían el papel estructurante del parque y sus posibilidades como espacio público.

Por ello resulta especialmente importante el diseño del final y de sus márgenes –Balcón al Mar– ya que constituyen un elemento esencial para el definitivo acerca-miento entre la ciudad y el mar.

El cauce resulta inseparable de ese contexto y si en el centro histórico es en el jardín, hoy con campos de fútbol vallados de escaso interés, donde debería hacerse un esfuerzo de cualificación y adaptación, en el sector del Grao resulta vital que las fachadas al parque y los nuevos tejidos urbanos sean capaces de dignificar y monu-mentalizar la periferia.

No debe olvidarse la conveniencia de revalorizar la lectura arquitectónica e histórica de las preexistencias, comenzando por sus puentes y pretiles que deberían recuperar sus trazas originales (Real). Igualmente, deberían abordarse las restitu-ciones de mayor envergadura tanto en aquellas áreas de mayor riqueza iconográfica (San Pío V, Alameda, Torres de Serranos,…), como en aquellas en las que resulta más constatable la gravedad de las alteraciones.

Imprescindible es introducir cri-terios y soluciones de compatibilidad m e d i o a m b i e n t a l (aprovechamiento de los recursos hídri-cos, energéticos,…), haciendo del agua un elemento unifi-cador del conjunto, con mayor relevan-cia en aquellos lu-gares en que forma parte de la memoria colectiva (naumaquias, azuds, puentes, acequias, fuentes,…).

Porque aprovechar el efecto reordenador y revitalizante sobre la estructura urbana y mejorar la calidad de vida, exige reformular una actuación con escasas luces y demasiadas sombras, que debería asumir con criterios de sostenibilidad las enormes potencialidades con las que un día fue capaz de soñar todo un pueblo.

La imponente volumetría náutica del Palau de les Arts Reina Sofía 2005 remata el colosal y escultórico conjunto de la Ciudad de las Artes y las Ciencias. TAJD

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EL NACIMIENTO DE LA VALENCIA MODERNA.

Plano de Valencia de 1899 –construcción del Ensanche– del arquitecto José Manuel Cortina Pérez. Archivo Histórico Municipal. AHMV

La segunda mitad del XIX acota un punto de inflexión en el urbanismo de la

capital, que alumbrará el derribo de sus murallas (1865) y la configuración de su primer Plan de Ensanche (1864-1887) redactado por los arquitectos José Calvo Tomás, Luis Ferreres Soler y Joaquín Mª Arnau Miramón72.

72 Aunque las fuentes sobre este período son abundantes, debe destacarse el trabajo de Juan Luis Piñón PAllArés Los orígenes de la Valencia moderna. Notas sobre la reedificación urbana de la primera mitad del siglo XIX. Edicions Alfons el Magnànim. Valencia, 1988.

El autor analiza el marco socioeconómico de la urbe y la concentración de las rentas y propiedades por parte del clero y de la burguesía local (Padrón de riqueza y de la contabilidad de la congregación de San Felipe Neri,….).

El economista Joaquín AzAGrA ros Propiedad inmueble y crecimiento urbano. Valencia 1800-1931. Editorial Síntesis. Madrid, 1993, abunda en las mismas tesis que sitúan a una minoría de apenas setecientas personas acumulando más de la mitad de los predios intramuros y casi dos tercios de la riqueza total.

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La explosión demográfica, el impacto del maquinismo, la industrialización y los ideales reformadores e higienistas marcaron el declive de la polis cerrada de Tosca, fortificada y conventual. Tras ella nacerá una nueva, que adoptará el modelo de l´Eixample, basado en el uso de la retícula ortogonal y de la manzana con patio interior ajardinado y chaflanes en sus esquinas73, e ideado años antes en Barcelona por Ildefonso Cerdá.

El XIX representa también un cambio profundo en la relación de la ciudad con el mar. En 1802 se abrirá el Camino Nuevo del Grao (actual Avenida del Puerto), un amplio viario arbolado de extraordinaria belleza que mejorará la accesibilidad a los muelles dada la pujanza de la actividad exportadora y el incremento del tráfico marítimo74.

Plan de Valence/ Asfiegée et prise le 9 janvier 1812 par l’Armée Française d’Aragon/ Aux Ordres de S.E. LE MARECHAL

SUCHET. Duc d’Albufera. Suscrito por el Capitán de Artillería Dumolín. BV-NP (Sign. 1. 12524).

73 Ver BohiGAs i GuArdiolA, Oriol, Barcelona entre el Pla Cerdà i el Barraquisme. Edicions 62. Barcelona, 1963 y también su artículo “En el centenario del Plan Cerdà” publicado en Cuadernos de Arquitectura nº 34. COAC. Barcelona, 1958.

74 BOIRA MAIQUES, Josep Vicent y SERRA DESFILIS, Amadeo. El Grao de Valencia: la construcción de un espacio urbano. Edi-cions Alfons el Magnànim. Valencia 1994.

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En 1897 se producirá la definitiva anexión administrativa de la Villanueva del Grao75 y el vecino poblado de pescadores conocido como Poble Nou de la Mar (Cabanyal-Canyamelar). De ese modo se consumará la codiciada expansión del municipio hacia la franja norte litoral, incorporando una playa de más de 2500 metros de extensión.

En ese contexto resultó decisiva la introducción del ferrocarril76 por el Mar-qués de Campo, fundador de la Sociedad Valenciana de Crédito y Fomento, que ad-quirió en 1850 a Próspero Volney la concesión de la línea Madrid-Valencia. Como parte de ella y en apenas cuatros años, se pudieron construir según el proyecto –1847– de J. Beatty y J. Shepherd, los 56 Km. que unirían el Grao de Valencia con San Felipe de Játiva77.

Proyecto General del Ensanche de la Ciudad de Valencia/ 1858, formado de orden de su Exmo. Ayuntamiento por los arquitectos D.Sebastian Monleón, D.Antonino Sancho y D. Timoteo Calvo. AHMV.

La decisión de construir dos estaciones, una en el Grao, más próxima al puerto,

para favorecer el transporte comercial de mercancías y otra intramuros en el corazón

75 El historiador Federico mArtínez rodA. Op. Cit, págs. 25-51, refiere la existencia de un embarcadero anterior a la conquista cristiana, documentando la fundación en 1249 de la “Vila nova maris Valentiae”, cuyos pobladores tendrían franquicias para la marinería.

76 La historiografía data en 1830 el comienzo de la Era de Ferrocarril. Ese año la locomotora Rocket ideada por George Stephenson y capaz de alcanzar una velocidad de 22 Kms. por hora, iniciaría su andadura comercial con la línea entre Liverpool y Manchester, situando a Gran Bretaña al frente del mundo en cuanto a la construcción y explotación de ferrocarriles.

Ver KrAnzBerG, Melvin y CArroll W. Pursell, Jr. (eds) Technology in Western Civilization. The Emergence of Modern Industrial Society. Early times to 1900. Oxford University Press, 1967. Cito por la edición castellana a cargo de Ignacio PAriCio AnsuAteGui Historia de la Tecnología. La técnica en Occidente de la Prehistoria a 1900 (2 vols.). Editorial Gustavo Gili. Barcelo-na, 1981.

77 La aparición de este sistema de transporte, supondría importantes transformaciones en el territorio, marcadas por el retraso normativo (la Ley General impulsada por José Echegaray es de 1870) que privilegiaría en los trazados los numerosos intereses particulares en ausencia de un planteamiento global.

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del casco antiguo78, aprovechando los huertos y jardines de los conventos desamor-tizados de San Francisco y San Pablo, haría del Grao un emergente polo de actividad..

Con la llegada del ferrocarril se aceleró la transformación de un cap i casal que conservaba íntegramente su recinto murado79. Se inició así, un periodo de impor-tantes actuaciones urbanísticas con el trazado de la avenida del Reyno de Valencia, para enlazar la red con el puerto, del Paseo de Ronda –calle Játiva,…– y la cons-trucción de una nueva estación central80, que inaugurada en 1917, se convertiría en un verdadero icono no sólo de la Compañía del Norte, sino de la propia ciudad.

Su artífice Demetrio Ribes81, que optó por la tipología (Reynaud y Daly) de

cabeza o término concibió una estación en forma de U asimétrica y nos legó una de las grandes joyas de la arquitectura secessionista española, en la que la influencia de la escuela austriaca y especialmente de Otto Wagner resulta más madura y explícita82. 78 ABAd BAlBoA, Tomás y ChíAs nAvArro, Pilar. La Estación del Norte en Valencia. La unión de todas las artes. Lunwerg Editores, SA.

Barcelona, 1993. 79 AGuilAr CiverA, Inmaculada. Historia de las estaciones: arquitectura ferroviaria en Valencia. Diputación Provincial de Valencia,

1984. 80 La estructura de su colosal bóveda metálica formada por doce grandes arcos biarticulados de 45 metros de luz,

si bien era ligeramente superada en dimensión por la de Atocha –48’75 metros– sobrepasaba en tamaño a las europeas de París –l’Est–, Berlín –Este– y Viena –Emperador Fernando–.

81 AGuilAr CiverA, Inmaculada. Demetrio Ribes Arquitecto (1875-1921). Generalitat Valenciana. Valencia, 2004. 82 El edificio macla dos grandes espacios autónomos, el vestíbulo que a modo de rótula organiza el cuerpo prin-

cipal en el que destaca un singular café-restaurante, y la cubierta interior que a base de celosías tipo Pratt, de doble directriz elíptica y circular crea una nave de 196 metros de longitud y una altura de hasta 25 metros en su limatesa, recorrida por un imponente lucernario.

Detalle de la combinación de ebanistería y cerámica en la decoración. TAJD

El hall de ingreso. TAJD

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La exquisita composición y volumetría se ve enriquecida por la delicada in-corporación de todas las artes aplicadas que fusiona con su arquitectura: plafones –Maumejean–, paneles y mosaicos cerámicos policromados con representaciones alegóricas de la huerta, la Albufera, el Miguelete,…, motivos decorativos y artesa-nales vernáculos como los remates almenados (coronación de la Lonja), guirnaldas, racimos florales,…, vidrieras, carpinterías y zócalos de madera, cerrajería artística, piezas móviles,… logrando un conjunto monumental único e irrepetible.

La Estación del Norte desde la calle Xàtiva. TAJD

La burguesía impulsora de aquellas transformaciones industrial, ideológica y

revolucionaria será la principal actora y también la gran beneficiaria del cambio de la ciudad histórica a la contemporánea, alzándose con el gobierno municipal y obtenien-do cuantiosos réditos patrimoniales (desamortización,…).

Porque la obligación primero de definir alineaciones, levantando planos geométricos –R.O. de 1846–83 y más tarde de promover planes de Reforma y En-

83 Real Orden de 25 de julio de 1846 sobre planos geométricos de las poblaciones. En Valencia el coronel Vicente Montero levantó el primer plano geométrico de la ciudad. Ver tABerner PAstor,

Francisco. “Los inicios de la planificación urbana en Valencia. El plano geométrico de Don Vicente Montero de Espinosa.” CIMAL nº 17. Valencia, 1982.

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sanche crearía las bases del mercado de suelo. El trazado racional se consolidaría como un eficaz y ágil instrumento para la parcelación y venta de terrenos, implan-tando como apunta Solá Morales84 los modos jurídico-económicos de la promo-ción liberal privada.

Fotografía de las fachadas de las Casas Chapa en la plaza de Cánovas del Castillo. TAJD

EL LEGADO DE LA EXPOSICIÓN REGIONAL (1909).

Aunque sin duda es la Exposición Regional Valenciana de 190985, la que mar-caría un auténtico hito tanto para el desarrollo arquitectónico y urbanístico de la ciudad como para la modernización de la economía y de su sociedad.86

84 solá-morAles i ruBió, Manuel de. “Los ensanches: hacia una definición”. Arquitectura bis, nº 13. Barcelona, 1976. 85 Fernando veGAs lóPez-mAnzAnAres. La Arquitectura de la Exposición Regional Valenciana de 1909 y de la Exposición Nacional de

1910. Ediciones Generales de la Construcción. Biblioteca TC. Valencia, 2003. 86 Su balance económico negativo, debido fundamentalmente al estallido de la guerra del Rif y a los sangrientos

sucesos de la Semana Trágica de Barcelona, forzaría, a fin de rentabilizar la inversión, su prolongación con ca-rácter Nacional en 1910. Catálogo de la Muestra Grafica La Exposición Regional Valenciana de 1909 en su Centenario. RACV. Valencia, Junio 2009.

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La Valencia ferial y cosmopolita de hoy –de la America’s Cup y la Fórmula 1– debe mucho a aquella efemérides y a su principal impulsor Tomás Trénor Palavicino. Y no solamente por los dos millones de pesetas de subvención que entonces consiguió del gobierno español, sino sobre todo por lograr que la Exposición supusiera un verdadero renacimiento en todos los campos. No en vano, el himno que él encargó personalmente para el certamen al Maestro Serrano con letra de Maximiliano Thous acabaría convirtiéndose en 1929 en el Himno Regional Valenciano.

El evento motivó la realización de numerosas mejoras urbanas, como la ter-minación del camino de Tránsitos, la urbanización del Llano del Remedio, la cons-trucción del nuevo puente de la Pasarela, de la nueva Estación de Aragón, del Ma-tadero… Aunque quizá fue el adoquinado de las calles más céntricas y populares y de los caminos de la Soledad y del Grao lo que más haya perdurado en la retina de muchos de sus habitantes.

Como es lógico, las nuevas edificaciones no se limitarían a los pabellones y recintos de aquellas 16 hectáreas junto a la Alameda. De hecho, el Ayuntamiento decretó la exención de arbitrios para quienes limpiaran y restauraran sus fachadas de ciutat vella. De ahí la imagen renovada de tonos claros y abundante blanqueo que ha permanecido como color de la ciudad histórica, cuando la cartografía cro-mática anterior era otra, mucho más rica, variada y bien diferente de “la blancura” de aquella operación de económica cosmética.

Plano de la ciudad de Valencia y el territorio de El Cabañal con sus alineaciones y constreñido por las líneas de ferrocarril. –1877–. SGE, Arm. G, Tabla 2ª, Carp. 3ª, nº 134.

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Vista general del Palacio Municipal proyectado por Francisco Mora. Detalle de la entrada principal formada por un gran arco de medio punto coronado por un alfiz escalonado. TAJD

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La Exposición fue una especie de pistoletazo de salida para la renovación y el progreso. A raíz de ella, la arquitectura valenciana del siglo XX generaría una amplia nómina de obras y autores, que legaron un universo de formas e ideas con las que interpretaron con un lenguaje propio los lugares y las topografías locales.

Valencia había afrontado el cambio de siglo sumergida en un proceso de pro-funda transformación morfológica. Ésta se había iniciado con el acceso al poder de la burguesía liberal, que propició el derribo de las murallas e importantes opera-ciones de cirugía interior y reequipamiento, utilizando los grandes espacios desa-mortizados (conventos de San Francisco, la Magdalena,…).

La capital afrontaba uno de los periodos más regeneradores de su historia, haciéndose eco de las tesis higienistas y haussmanianas (apertura de la calle de la Paz,…), de las teorías de Ildefonso Cerdá (Planes de Ensanche, Grandes Vías,…) y del progresismo idealista de Howard (Paseo al Mar)…

Pero sería la celebración de la Exposición la que daría un impulso definiti-vo al urbanismo, poniendo en valor las futuras zonas de ensanche (Mora)87 y las reformas interiores (Aymaní) con las que se plasmaba la política municipal del blasquismo88.

Cartel de Ramón Stolz para la Exposición Regional Valenciana (2º Premio). Ateneo Mercantil. Imprenta y Litografía J.Ortega.BV Colección Valenciana. Signatura: CartelAnt/60-TG. Nº registro: 1145618. BIVALDI.

87 La rápida consolidación del primer Ensanche de Calvo, Ferreres y Arnau daría pie a una reformulación más

ambiciosa del mismo redactada por Francisco Mora y el ingeniero Vicente Pichó, aprobado en 1917. GoerliCh lleó, J. Francisco Mora, compañero y amigo. Archivo de Arte Valenciano. Valencia, 1961. Núm. Único, pág. 57.

88 mArtínez rodA, Federico. La Valencia Contemporánea. Historia General del Reino de Valencia. Volumen V. RACV. Valen-cia, 2003.

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La arquitectura de aquella época evidencia el creciente auge comercial de una capital, que haría de sus mercados –Central, de Colón,…– y de la nueva estación sus principales referencias iconográficas.

El de Colón89 se inscribe en la tradición funcional de los mercados europeos y de la arquitectura del hierro (La Madeleine de París –1824–, la Lonja de pescado de Hungerford en Londres –1835–…). Considerado un símbolo del reformismo higiénico-sanitario, sus dos espléndidos testeros, en los que resulta patente la in-fluencia de Doménech y de Gaudí, y la riqueza espacial de sus naves hacen de él una pieza arquitectónica única.90

Inserto en la vieja trama medieval, el Mercado Central (1910-1928), diseñado por los arquitectos Francisco Guardia Vial y Alejandro Soler March, es la obra más relevante y representativa de nuestro modernismo. Su estructura vista, su compleja cubrición, su planta irregular y orgánica, su gran cúpula de hierro, cristal y cerámi-ca,… constituyen un gran deleite para los sentidos.

La población iba a experimentar a lo largo del siglo XX una expansión sin precedentes. Durante la primera mitad y pese al obligado paréntesis que supuso la guerra civil, se ejecutó y consolidó la totalidad del ensanche proyectado por Fran-cisco Mora Berenguer (1912).

Porque afortunadamente la huella de aquellas Exposiciones no se encuentra tanto en esas escasas piezas aisladas supervivientes del evento –Asilo de Lactancia, Fábrica de Tabacos…– como en las sinergias urbanas que supo generar impulsando la construcción en las siguientes décadas de algunos de los grandes iconos de la arquitectura valenciana del siglo XX.

89 Finalizado en apenas tres años (1916), pese a que su realización no estaba prevista en los primitivos planos de Ensanche, su inauguración se adelantaría en más de una década al gran mercado de la ciudad, el Central. Éste impulsado en 1884 por el barón de Alcahalí no lograría un proyecto definitivo hasta 1914, si bien sus autores Soler y Guardia, del taller de Doménech i Montaner, cesarían por desacuerdo, de la dirección de las obras que culminaría en 1928 el arquitecto municipal Enrique Viedma.

90 El mercado de Colón consta de dos ámbitos bien diferenciados: una gran plataforma de piedra suavemente elevada define una planta de corte basilical cubierta por tres naves y dos imponentes marquesinas, resueltas me-diante una estructura metálica aporticada. En torno al conjunto Mora proyecta una cinta libre perimetral que se aísla del espacio urbano adyacente mediante una verja calada de exquisito diseño de forja sobre un basamento pétreo.

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EL PASEO AL MAR.

“Ante la imposibilidad de traer el mar a Valencia, vamos a llevar Valencia al mar.”

Manuel Sorní Grau91

Uno de los más ambiciosos proyectos de la Valencia decimonónica fue la aper-

tura de un gran camino-paseo hasta el Mar, que uniera la ciudad desde los jardines del Real con los poblados marítimos, facilitando la conexión y el acceso a las playas de Levante y de la Malvarrosa, convertidas por aquel entonces (1893) en lugar de veraneo y esparcimiento.

Concebido por el ingeniero Casimiro Meseguer, con una anchura de 100 me-tros, tres grandes plazas de 200 metros de diámetro y una gran alameda central de 60 metros, debía tener una primera línea de villas exentas y una segunda de viviendas en bloque.

Sin embargo, la pretensión de construir aquella ciudad-jardín en consonancia con el urbanismo utópico de Ebenezer Howard92 y del español Arturo Soria93 se vería seriamente perjudicada tanto por el derribo del antiguo barrio de Pescado-res, como por el de las murallas. La rápida consolidación del ensanche noble y el consiguiente retraso en la ejecución del Paseo, originaría numerosos y sustanciales cambios en su diseño, ante el fracaso de crear aquella anhelada ciudad-jardín.

Su elevado coste lo haría finalmente inviable. Hoy, sólo una pequeña muestra de los popularmente conocidos como chalets de los periodistas del arquitecto En-rique Viedma Vidal, en el arranque del paseo rememoran aquel sueño urbanístico.

Profundamente modificado, la apertura del Paseo propició además otras ac-tuaciones como la instalación de la Feria de Muestras sobre parte de los solares

91 El proyecto pionero -1865- de Manuel Sorní (AHM), anterior en varias décadas al de Meseguer representa el origen en el que se plasmaría la primera ideación de conectar el municipio con el Poble Nou de la Mar, urba-nizando la margen izquierda del Turia.

BoirA i mAiques, Josep Vicent. “Els orígens del Passeig de València al Mar. El proyecte de Manuel Sorní de 1865”. Cuaderns de Geografia nº67/68, Valencia, 2000, págs. 191-208.

92 hoWArd, Ebenezer. Garden Cities of To-Morrow. Londres 1902. La obra fue reimpresa en 1946 con un texto introduc-torio de Lewis Munford.

93 mAure ruBio, Miguel Ángel. La Ciudad Lineal de Arturo Soria. COAM. Madrid, 1191.

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del Palaci o Real y la construcción de las Facultades de Medicina (1918-49) y de Ciencias (1906-44), que padecieron enormes retrasos debido a la guerra civil.94

Testimonio de aquel incipiente campus universitario es el colegio mayor Luis Vives, ideado en 1935 por Javier Goerlich Lleó en un racionalismo exquisito y so-brio, que busca sus referencias en la edilicia naval.

Pero si tanto la dictadura de Primo de Rivera (1926) como la República (1931) impusieron notables alteraciones, sería en los años del desarrollismo cuando de-finitivamente –P.G.O.U. de 1966– se abandonaría el atractivo plan original para procederse a un notable incremento de la edificabilidad en los márgenes del Paseo.

Antigua Facultad de Ciencias (1908-1944) al comienzo del Paseo. Obra de los arquitectos José Luis Oriol Urigüen (proyecto inicial) y de Mariano Peset Aleixandre, que fue quien la finalizó tras la guerra civil y a quien debe

su expresionismo de clara influencia alemana (Der Ring). TAJD

94 Ambos centros docentes han sido objeto de numerosas reformas y ampliaciones en las últimas décadas, si bien se ha respetado su estructura y fisonomía. En el 2000 la otrora Facultad de Ciencias, obra de Mariano Peset Aleixandre, fue habilitada por los arquitectos Antonio Escario y Luis Carratalá como nueva sede del Rectorado de la Universitat de València.

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La actual avenida de Blasco Ibáñez termina en la Estación del Cabañal. Basta recorrerla para constatar una sucesión de intervalos absolutamente desordenados e inconexos –en el Jardín del Turia se repite la misma triste historia–, que revela la miopía con que se ha gestionado la ciudad en determinados momentos.

De ahí que sea únicamente, y pese a las brutales sustituciones –pabellones feriales, casas de los periodistas...–, en el recorrido inicial que va desde los Viveros hasta la antorcha olímpica de Huntington, donde todavía puede percibirse la rique-za urbana y paisajística del proyecto primitivo.

Mención aparte merecen los edificios universitarios –Derecho, Filosofía y Agrónomos– que a partir de la década de los cincuenta levantó el arquitecto Fer-nando Moreno Barberá. Gran conocedor del discurso y del trabajo de Mies van der Rohe y de Le Corbusier, su obra constituye uno de los mejores ejemplos del movi-miento moderno en la región95.

Las construcciones docentes valencianas de Moreno Barberá96 destacan tanto por su claridad funcional y compositiva como por la cuidada volumétrica que pone de manifiesto el extenso y rico catálogo de recursos arquitectónicos utilizados por su autor.

La claridad formal de la piel, la utilización de elementos de protección solar –brise soleil– y la disposición de patios y espacios libres ajardinados hablan de un depurado vocabulario moderno fiel a la abstracción miesiana, atento a los condi-cionantes climáticos y de una extraordinaria coherencia estructural y constructiva.

No menos relevante resulta la sede de la Confederación Hidrográfica del Júcar (1965-72), incluida como los anteriores en el Registro Internacional DOCOMO-MO Ibérico97 y sin duda una de las mejores obras del profesor Miguel Colomina Barberá98.

95 Moreno Barberá se dará a conocer como un exigente planificador, lo que debe entenderse consecuencia del influjo de su estancia (1940-1943) como pensionado por la “Humboldt Stiftung” berlinesa trabajando en la oficina de Paul Bonatz, de quien será un aventajado discípulo.

BlAt PizArro, Juan (dir). Cátalogo de la Exposición Fernando Moreno Barberá. Arquitecto. ÍCARO. CTAV. COACV. Valencia, 2006.

96 Jordà suCh, Carmen. Universidad Laboral de Cheste, 1967-1969. Fernando Moreno Barberá. Colegio de Arquitectos de Almería, 2005.

97 DOCOMOMO es el acrónimo de Documentation and Coservation of buildings, sits and neighbourhoods of the Modern Movement, organización internacional creada en 1990 con sede actualmente en Barcelona.

www.docomomoiberico.com. 98 Perello, Ricardo (comisario). Miguel Colomina. COACV. ÍCARO. Valencia, 1998.

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Y no es precisamente un problema de lenguajes artísticos lo que ha arruinado el Paseo, sino de racionalidad y de sensibilidad. Porque si hermosa es la torre del observatorio astronómico de la Facultad de Ciencias, de rasgos tan inspirados en el expresionismo alemán –Hans Poelzing–, no menos sugestivo resultaba el primer Guadalaviar de GODB (1958), refinado ejemplo de una arquitectura escolar de tono intimista diseminada entre jardines.

Vista del tramo inicial del Paseo. TAJD

Pero tras los Colegios –El Pilar, de Pablo Soler Lluch…– la arquitectura se

esfuma de la escena anunciando la imposibilidad de la integración de la ciudad con el litoral, objetivo último de aquel Paseo que concibió la burguesía ilustrada valenciana.

Por otro lado, la valoración de la primitiva apertura de un gran camino-paseo hasta el mar –1893– formulada por Casimiro Meseguer debe realizarse (Taberner, Boira,…) en su contexto histórico y, por tanto, asociado a la idea de ciudad-jardín de su autor.

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El trazado, ampliamente documentado99, concluye sin llegar hasta el mar en el término municipal de Valencia, ya que la agregación de los Poblados Marítimos no tiene lugar hasta 1897 en que dejaron de ser municipios independientes.

Una lectura en profundidad del proyecto evidencia las limitaciones tanto ideo-lógicas (planeamiento), como materiales (puerto, accesos, vías férreas,...) de la ciudad parar asumir su fachada marítima, explicándose así los sucesivos fracasos de Manuel Sorní (1865), Francisco Mora –Colonia Sanatorio (1902)– y Carlos Carbo-nell –Ciudad Jardín (1915)–.

Tras el obligado paréntesis que supuso la guerra civil, en 1946 el Plan General de Valencia y su cintura, de Valentín-Gamazo y Muñoz Monasterio, asume la pri-mitiva idea de un gran paseo hasta el mar, si bien modifica la morfología, la traza y la anchura del proyecto de Meseguer, aunque mantiene la propuesta de ciudad-jardín.

Antigua Facultad de Filosofía y Letras (1960-1970), obra del arquitect Fernando Moreno Barberá. TAJD

99 De las valiosas referencias, cabe destacar el plano titulado “Paseo de Valencia al Cabañal” aprobado por Ley de 10 de agosto de 1893, que aparece suscrito con fecha 25 de junio de 1899 por el entonces arquitecto del Ensanche José Manuel Cortina Pérez.

El plano a escala 1:10000 que se conserva en el Archivo Histórico Municipal refleja la veloz ejecución del En-sanche, con excepción de la actual Gran Vía Marqués del Turia.

herrerA, J.Mª y otros. Op. Cit, págs. 47-48. Ver también Benito GoerliCh, Daniel. La arquitectura de Eclecticismo en Valencia. Vertientes de la arquitectura valenciana entre 1875

y 1925. Ayuntamiento de Valencia. Valencia, 1983.

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La riada de 1957 sería decisiva para la conformación estructural de la Valencia actual. El Plan General de 1966 contemplaría la apertura del Paseo de Valencia al Mar, tomando como referencia el proyecto –1959– de Fernando Moreno Barbe-rá100, si bien apostaría por una propuesta mucho más ambiciosa, al llevar la pro-longación hasta la misma Autovía del Mediterráneo en las playas de la Malvarrosa.

Abortadas aquellas grandiosas realizaciones viarias, los poblados marítimos alcanzarían el periodo democrático manteniendo casi intacta su armazón funcio-nal, aunque el creciente déficit en cuanto a sus dotaciones básicas (zonas escolares, verdes,…) y las alteraciones sustanciales en su morfología (demoliciones indiscri-minadas,…) conllevaron un grave deterioro paisajístico y social para el conjunto.

La dilatada pervivencia de la planificación desarrollista de 1966, constituiría una de las principales causas de la degradación tipológica y ambiental del distrito Cabanyal-Canyamelar, al que los abundantes derribos y sustituciones edilicias pri-varían de buena parte de su memoria construida101.

Desafortunada fue también la acción de las corporaciones democráticas, que desde 1979 se sucedieron al frente del gobierno municipal. La tibieza, cuando no el olvido que caracterizó la gestión pública del barrio, privó al Marítimo de la in-versión y el reequipamiento necesario para su recualificación y modernidad.

Precisamente por ello, al posponer el Plan General de 1988, la conexión con la fachada al mar se retrasó excesivamente en el tiempo la aprobación de un Plan Especial que posibilitara la rehabilitación y conservación integrada del núcleo his-tórico102.

En ese contexto y sin un modelo de referencia, el Paseo Marítimo que en 1989 proyectaron los arquitectos Miguel Colomina Barberá y Juan Luis Piñón Pallarés103

100 En la década de los cincuenta la corporación había impulsado los Planes Parciales 13 y 12-B redactados por los técnicos municipales Javier Goerlich Lleó y Julio Bellot Senent.

De ellos nacerán conjuntos residenciales como la Isla Perdida. El Polígono de la avenida de Blasco Ibáñez redac-tado por Moreno Barberá sería aprobado por el Ayuntamiento en agosto de 1960.

101 Habría que esperar al año 1993 para que el Gobierno de la Generalitat Valenciana declarara (Decreto 57/1993, de 3 de mayo- DOGV nº 202 de 10 de mayo de 1993) Bien de Interés Cultural el “Núcleo original del Ensanche del Cabanyal”.

102 El PGOU de 1988 aplazó sine die el problema para el que fijó “una ficha de planeamiento diferido”. Diez años más tarde, en julio de 1998 se formalizaría el encargo de elaborar una propuesta definitiva la sociedad

pública municipal AUMSA. Esta concretaría un Plan Especial de Protección y de Reforma Interior del Cabanyal-Canyamelar, con Catálogo de Bienes Protegidos y modificación del PGOU con homologación (DOGV nº 348 de 23 de abril 1999).

103 Los directores del proyecto fueron los técnicos municipales José María Tomás Llavador y el ingeniero José Ma-nuel Izquierdo Silla.

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no fue sino un voluntarioso ejercicio académico para el tratamiento paisajístico de la primera crujía, como acertadamente señaló el profesor Juan Pecourt104.

En suma, una concepción insularizada de los poblados marítimos determinó el aislamiento de los mismos, sin que operaciones de regeneración tan importantes como el soterramiento de las vías del ferrocarril o la ejecución de un descontex-tualizado bulevar de Serrería (1990-1993) hayan servido para poner en valor el conjunto.

Primaron así propuestas de borde, sin valor de sutura, maclado, conectabilidad y carentes de una visión unitaria y global. La recuperación en 1999 de la alternativa de gran prolongación en el PEPRI de los arquitectos Vicente Corell Farinós y Joaquín Monfort Salvador despertaría una enorme oposición vecinal que solicitaría el am-paro judicial consiguiendo la paralización del proyecto105.

104 PeCourt, Juan y Piñon, Juan Luis. La Valencia Marítima del 2000. Estudio frente marítimo desde Sagunt hasta Cullera. Op. Cit. 105 El Plan conllevaba cambios sustanciales en el trazado viario (aperturas…) y la demolición de 453 inmuebles.

Ver el “Dictamen de la Junta de Gobierno del CTAV, en la sesión celebrada el día 3 de noviembre de 2009, con relación al posible expolio producido por el Plan de Protección y Reforma Interior –PEPRI–, aprobado por la COPUT por Resolución de 2 de abril de 2001”.

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Plano de Valencia y sus alrededores. 1883. Suscrito por los miembros del Estado Mayor del Ejército Francisco Ponce de León, Jesús Tamarit, Pedro Bentabol y Antonio

González Samper. SGE, C-7ª, 1º a, nº 24, Arm.G, tabla 2ª, carp. 4ª nº 170.

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LA CIUDAD Y EL MAR.

“El final de Blasco Ibáñez es una frontera que determina un capítulo del Paseo. Cierra un recinto de la ciudad concertada y redonda de Tosca y abre sus incertidumbres a la desconcertante Valencia de Sorolla”106

JoAquín ArnAu Amó

La Valentia romana se erigió estratégicamente sobre una de las terrazas aluviales

del Guadalaviar a poco más de tres kilómetros de una costa peligrosa e insalubre. Desde su fundación, su vínculo atávico con el mar fue siempre problemático y distante, tanto histórica como geográfica y urbanísticamente.

Valencia. Playa de Levante. Plan Geográfico de la Población de la Playa de la Ciudad de Valencia, desde la Alquería del Capitan Alegre o de la Linterna, hasta el Río Turia, y después del incendio acaecido el día 21 de Febrero de 1796, formado de Orden del Exmo. Sor. Dn. Luis de Urbina

Capn. Gl. de dicha Ciudad y Reyno, Presidente de la Real Audiencia. Biblioteca Nacional. Madrid. BDH-BNE

Incluso en el XIX cuando la revolución industrial, la implantación de redes

ferroviarias y el higienismo, presagiaban el fin de ese modelo dual ciudad-poblados litorales, la azarosa inestabilidad política y financiera del país imposibilitaría que cristalizara una alianza estable y definitiva.

106 Texto entresacado de la entrevista al catedrático de Estética y Composición de la ETSAV Joaquín Arnau Amó, publicado en Las Provincias, Sección Habitar, el sábado 24 de febrero de 1990, pág. 49. En la misma, añadía:

“La ciudad real de 1989 ha crecido en virtud del desarrollo de dos formas –una concéntrica y otra lineal–, de distinta opulencia pero del mismo rango histórico. Que la forma opulenta barra la forma convaleciente –que la Ciudad de la Tierra arrase la Ciudad del Mar– es un atropello urbano sin sentido. …………….”

“Que el tráfico rodado dé un rodeo para acercarnos al mar es de poca monta. Se resuelve con buen sentido, dilu-yéndolo en la red de arterias de la ciudad y a otra cosa”.

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Desgraciadamente ni Blasco Ibáñez con su metafórico ropaje ideológico y li-terario, ni artistas internacionales como Joaquín Sorolla, Ignacio Picazo o José Ben-lliure, lograron pese a sus loas y relatos del paisaje mediterráneo, de su luz y sus gentes, cubrir la indigencia intelectual y estética que impidió intervenir con acierto reconociendo la rica personalidad de ese excepcional espacio de oportunidad (tomás, viCens,…)107 que sigue siendo el Marítimo.

A pesar de la creciente actividad exportadora (Ferrer, sAlvAdor,…), durante siglos primaron las enormes dificultades dada la singularidad de la costa para hacer realidad un puerto forzosamente artificial. Ni aquellos navegantes y mercaderes que en la Baja Edad Media hicieron de la capital del Turia uno de las principales nodos comerciales del Mediterráneo occidental, ni aquella burguesía ilustrada que en el XIX consagró un uso lúdico de las playas, supieron incorporar a la ciudad aquellos antiguos núcleos de Vilanova del Grau y Poble Nou de la Mar.

Valencia. Playa de Levante. Plano topográfico de la población que se proyecta en la Playa de la Ciudad de Valencia, y sitio que ocupan las Barracas,

demostrado en otro según su estado después de los incendios ocurridos en los días 21 de Febrero, 23 de Marzo, y 2 de Abril del año 1796. Biblioteca Nacional. Madrid. BDH-BNE

Valencia mantiene una deuda permanente con el mar. Por el contrario, enclaves

norteños, como San Sebastián, Santander o San Vicente de la Barquera, y medite-rráneos como Barcelona, Alicante o Denia, encontraron siempre en el mar y en sus puertos su fachada y su arquetipo territorial, sentando las bases de una coloniza-ción genuinamente náutica: ocupaciones, defensas costeras, sinergias portuarias, explotaciones pesqueras, infraestructuras de transporte,...

107 tomás llAvAdor, José María y viCens sAlort, Remedios. “Valencia marítima. De ciudad soñada a realidad conquis-tada”, págs. 213-227 en Historia de la ciudad VI. Proyecto y complejidad. Op. Cit.

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Sin embargo, pese a la urgencia por recomponer su waterfront (accesos, rediseño de la escena urbana, usos,...), el maridaje de la ciudad con el mar continua siendo una asignatura pendiente, pospuesta erróneamente por el Plan General de 1988, que centró todas las expectativas en la continuación de la avenida de Blasco Ibáñez.

La reducción del problema de conexión con el frente litoral, a las tres únicas variantes de ordenación formuladas por aquel planeamiento: la plaza como final frente a aperturas de directrices recta o quebrada con anchuras variables, resultó errática y exageradamente simplista108.

Conceptualmente eran muchas más las posibles soluciones, dadas las peculia-ridades del primigenio sitio y perímetro del Cabanyal-Canyamelar, y también las variables que desde la óptica del legado y diseño urbano podían haberse considerado.

Lástima que el concurso de ideas convocado entonces (1988) fuera un fra-caso de participación109. Mal planteado (información deficiente, escasa dotación económica de los premios, carácter no vinculante del resultado,…) únicamente se presentarían ocho propuestas locales y acabaría declarándose desierto.

A ello contribuyó la oposición generalizada al sventramento por parte de los equi-pos finalistas que coincidirían en el respeto y mantenimiento de la morfología y de las tramas residenciales existentes. La mayoría plantearon bien rótulas y articulacio-nes sin penetración, bien mejoras de esponjamiento, conectividad y permeabilidad de la retícula ecléctica protegida, derivada de la reconstrucción de las alineaciones de las antiguas barracas tras el incendio de 1875110.

108 El 27 de marzo de 1988 el Pleno del Ayuntamiento de Valencia acordó someter a información pública tres va-riantes de ordenación, justificando posteriormente la elección de la solución –3– directriz quebrada hacia el norte con reducción de la anchura viaria de cien a cuarenta y ocho metros.

La corporación la consideró idónea por su capacidad vial, mejor adaptación a las preexistencias y menor afec-ción patrimonial.

La realidad es que la incidencia real –anchura de la banda– sobre la zona era de ciento cincuenta y cinco metros para la primera alternativa, de ciento dos para la elegida por el Consistorio y nula para la alternativa desechada de plaza final sin prolongación.

Igualmente se descartarían las alternativas en peine alegándose siempre dificultades financieras y de gestión pese a que generaran un impacto menor en las tramas existentes.

109 Los ocho anteproyectos presentados fueron: “Mar Adentro” (Raúl Martínez y Gabriel García de Leonardo), “Cubic” (Carlos Fernández y Gabriel Santos), “Continuitat” (Javier Pérez Igualada, José Luis Cabanes, Agustín Malonda y Francisco Picó), “Llisa” (José Rafael Escudero y José Antonio Berzosa), “Tierra, fuego, mar y aire” (Joaquín Arnau, Javier Poyatos y Rafael Gómez-Lechón), “Cañas y Barro” (Iñaqui Albisu), “NOJ” (Luis Casado, Vicente Colomer y Vicente Alcacer), “RSV” (José Luis Ros y Marilda Azulay).

ICARO. Catálogo del Concurso Internacional Público de Ideas para la conexión de Valencia con el frente marítimo de la ciudad. Valencia al Mar. COACV. Valencia, 1989.

110 El impacto del mismo puede valorarse en el plano geográfico levantado por orden del Capitán General y Presi-dente de la Real Audiencia D. Luis de Urbina que se conserva en la Biblioteca Nacional

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Muchos son los edificios del Marítimo con un elevado interés artístico por sus ri-cos revestimientos de cerámica aplicada: ca-sas modernistas de la calle de la Reina, la avenida del Puerto111… Y también son nu-merosos sus monumentos: las Atarazanas, la Ermita del Padre Mariana, el Baluarte, el Matadero, la Casa dels Bous, la Lonja del Pescado, el Pósito, El Progreso, los Mercados del Cabanyal y El Grau,… Y las Estaciones del ferrocarril, el Edificio del Reloj, la Casa Calabuig, el Refugio, las Barracas del Caban-yal, el asilo-hospital de San Juan de Dios, las villas de la Malvarrosa,…112

La Valencia marinera nació y creció al-rededor del puerto y el papel que éste siem-pre desempeñó, tanto desde un punto de vista estructural como económico, consti-tuye el verdadero leif motiv de ese singular tejido urbano113.

El traslado del cauce varios kilómetros hacia el sur tras la riada de 1957 auspicia-ría la construcción del Dique del Este (1700 m de longitud), aumentando considerable-mente la superficie abrigada de la dársena.

Vistas del Puerto del Grao. Fotografías realizadas por el francés Lévy en 1888 y rescatadas por Josep Huguet. Fueron hechas con la finalidad de reunir un archivo que pudiera proporcionar material gráfico a los interesados en los viajes y en la geografía.L.P.AJH

111 Benito GoerliCh, Daniel. Arquitectura Modernista Valenciana. Bancaixa Obra Social i Cultural. Valencia, 1992. 112 ICARO. Guía de Arquitectura de Valencia. Op. Cit. 113 PiquerAs hABA, JuAn. “El Puerto de Valencia”, págs. 227-242 en hermosillA Plá, J. (coord.) y otros Historia, Geografía

y Arte de la Ciudad de Valencia. Op. Cit.

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Calles del Cabanyal. Fotografías realizadas por el francés Lévy en 1888 y rescatadas por Josep Huguet. LP.AJH

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La política competitiva de la Autoridad Portuaria a partir de los setenta favo-recería la integración de las cadenas logísticas de suministro en la red marítima mundial y la especialización en el tráfico de contenedores (Muelle Príncipe Felipe –1999–,…), haciendo del puerto uno de los principales pilares de la economía valenciana.

Ajeno al devenir urbanístico de su hinterland, el puerto se consolidaría como una magnífica plataforma intermodal en el Mediterráneo, favorecido por su proximidad a la ruta Suez-Gibraltar.

La incapacidad de formular e integrar esa nueva centralidad portuaria, esencial para el desarrollo global del sector turístico y del entorno industrial y tecnológico de la Comunitat (exportaciones de azulejos, calzado, vino, vehículos –Ford–,…) explica el incomprensible divorcio entre la capital y su periferia marítima.

Porque no sólo el PGOU de 1988 pospuso la resolución del encuentro con la costa (Grau, Nazaret…). Tampoco las Normas de Coordinación Metropolitana de 1987114, como instrumento de planificación de ámbito subregional se plantearían el análisis y la gestión de los recursos del litoral115.

Incluso cuando la globalización fue una realidad incuestionable y la ciudad debía definir y proyectar su posicionamiento internacional asumiendo los retos de la modernidad, el Plan Estratégico –1993– impulsado por el Ayuntamiento, ni siquiera se cuestionó la concreción de un futuro modelo territorial116.

114 Normas de Coordinación Metropolitana en el ámbito de los municipios integrantes del Consell Metropolità de l’Horta. Decreto 103/1988, de 18 de julio, del Consell de la Generalitat Valenciana (DOGV nº 875, de 25/7/88).

115 Burriel de oruetA, Eugenio L. “La planificación territorial en la Comunidad Valenciana (1986-2009)” en Scripta Nova. Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales. Universidad de Barcelona, 2009, vol.XIII, nº 306. http://www.ub.es/geocrit/sn/sn-306.htm.

116 El Consejo General del Plan se constituyó en Valencia el 11 de mayo de 1994. Plan Estratégico 1993. http://www.fhcm.org.ar/art/Plan%20estrategico%20de%20Valencia%20-%20Espa%F1a.htm

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LA MARINA REAL.

“Veles e vents han mos desigs cumplir faent camins dubtosos per la mar;……..”

Ausiàs March.

El acceso al poder autonómico del Partido Popular que situaría en 1995 a

Eduardo Zaplana como Presidente de la Generalitat a la vez que Rita Barberá era reelegida alcaldesa del cap i casal conllevaría un drástico giro en la promoción de la imagen exterior de la Comunitat117.

El cambio de ciclo político en España (VI y VII legislaturas) coincidiría con una década de bonanza económica sin precedentes, que llevaría a la mayoría de las grandes ciudades del país a capitalizarse mejorando su oferta cultural, turística, deportiva, sanitaria, dotacional, terciaria,…118

En Valencia la apuesta fue ante todo grandilocuente y mediática favorecien-do la desmesurada proliferación de ostentosos proyectos institucionales plagados de excesos. En 1996 se impulsaría la creación de un gigantesco parque temático, Terra Mítica, que sería inaugurado en el 2000 con un coste de casi 300 millones de euros119. Le seguirían la Ciudad de la Luz y del Cine –Alicante–, Mundo Ilusión –Castellón–,…

La capital centró el debate en la Ciudad de la Ciencia y la Tecnología –CCT– concebida en 1991 por Santiago Calatrava por encargo del último gobierno so-cialista de Joan Lerma. Con las obras muy avanzadas el proyecto sería rebautizado

117 Mediante pactos Eduardo Zaplana Hernández-Soro y Rita Barberá Nolla habían alcanzado en las elecciones municipales del 20 de mayo de 1991 las regidorías de Benidorm y Valencia respectivamente.

118 Ejemplos como el museo Guggenheim de Frank Gehry en Bilbao demuestran la bondad de aunar una excelente arquitectura con una contribución decisiva a la reconversión urbanística y económica. Muchos son los factores determinantes de su éxito y las sinergias y beneficios (empresariales, sociales,…) que propició, recuerdan el renacimiento de Sydney con la construcción de su ópera (Jørn Utzon) o de París en la década de los 80 con François Mitterand (Museo del Louvre de Ieoh Ming Pei,…).

119 La sociedad Parque Temático de Alicante SA entró en suspensión de pagos en 2004. En 2012 el parque fue ven-dido a Aqualandia España, SA por 67 millones de euros, generándose unas pérdidas en las arcas públicas y en las cajas regionales superiores a los 320 millones de euros.

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como Ciudad de las Artes y las Ciencias ampliándose y modificándose sustancial-mente120.

Vista aérea de la Marina Real de Juan Carlos I. JMT

Fuera de contexto e incapaz de adaptarse a una topografía de gran valor pero con unas dimensiones y una escala realmente grandiosas, la Ciudad de las Artes es hoy una colección colosal de grandes artefactos antropomórficos: l’Hemisfèric (1998), el Museo Príncipe Felipe y l’Umbracle (2000), el Palau de las Artes (2005) y l’Àgora (2009).

120 La obra que representa la mayor inversión pública de la Generalitat, fue concebida como un proyecto cultural global inspirado en el Parque de La Villette y su Cité des sciences et de l industrie.

Calatrava formalizó un cohesionado puzzle arquitectónico integrado por un Planetario, una Torre de Telecomu-nicaciones y un Museo de la Ciencia.

Situada en la ribera del antiguo cauce del río, la CCT se organizaba con total autonomía a partir de un eje es-tructurante interior definido por la espectacular Torre de 325 metros de altura, con la que Valencia fortalecería su candidatura mediterránea, pujando por ser la sede de la televisión europea –Euronews–, privilegio que finalmente se otorgaría a Lyon.

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Tan sólo el sugerente formalismo de inspiración orgánica de Calatrava (es-tructuras-esqueleto, pieles-carcasa, naves, espejos de agua,…), su irreverente des-mesura y su poética ensimismada, repetitiva pero ricamente plástica (hormigón blanco, acero, trencadís, blanco y azul,…) definen esa grandiosa monumentalidad que caracteriza el depurado vocabulario biomórfico del valenciano, al que tanto rédito icónico ha sacado121.

La dársena integrada en el circuito urbano del Gran Premio de Fórmula I –2008– JMT

Paralelamente a la floración de esas megalómanas construcciones emblemáticas, Valencia conseguirá con su designación en noviembre de 2003 como sede de la regata de la 32 nd America´s Cup un éxito sin precedentes que reforzaría su liderazgo y el prestigio y valor de su marca en el mapa mundial122.

121 Gertien, F. Santiago Calatrava. El Socialista, el Arquitecto y la Turning Torso. Colección “ARquia/documental” núm. 6. Fundación Caja de Arquitectos. Barcelona, 2008

122 La competición regresaba a Europa tras más de siglo y medio, generando una enorme expectación. En 2010 se disputaría por segunda vez consecutiva en Valencia –33rd–, si bien debido a los litigios entre los

participantes hubo de limitarse al duelo entre los equipos de Oracle Challenge y Alinghi.

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Más allá de su enorme capacidad para dinamizar e impulsar la economía re-gional, favoreciendo su visibilidad, la celebración de tan relevante cita deportiva suponía una ocasión única para mejorar las grandes infraestructuras estratégicas, fortaleciendo el atractivo inversor y turístico de la metrópoli.

El escenario era idóneo para alcanzar definitivamente una solución integral al maclaje y continuidad de la ciudad hasta su fachada marítima. Además, la incorpo-ración del sector del Grao sería clave para acoger a partir de 2008 el Gran Premio de Europa de Fórmula 1 en un circuito de carreras callejero (5473 metros) diseñado por el alemán Hermann Tilke123.

Sin embargo, pese a las enormes perspectivas e ilusiones suscitadas y a la for-midable inversión pública acometida, como sucediera anteriormente con otros grandes eventos nacionales –Exposición Universal de Sevilla (1992)124– el resulta-do no sería el esperado.

La Marina Real Juan Carlos I es el principal legado de la America’s Cup cuya no-minación en 2003 hizo pensar que serviría para zanjar esa brecha infranqueable con el mar, creándose un nuevo epicentro de actividad y atracción urbana.

La recuperación de la dársena interior del puerto para su disfrute cultural y lúdico y la rehabilitación de ese privilegiado espacio que es el Marítimo constituían una vieja aspiración ciudadana todavía pendiente en el nuevo milenio.

En las últimas décadas Europa había presenciado una auténtica eclosión del urbanismo de los waterfronts, impulsada por la necesidad de valorizar las identidades locales en un contexto de creciente competición territorial. Y como había sucedido con los astilleros (Euskalduna,…) y la ría de Bilbao o con los puertos de Barcelona (Bohigas,…) y de Génova (Piano,…), la modernización de las infraestructuras portuarias existentes, posibilitaba la disponibilidad de las obsoletas áreas industria-les del XIX, definitivamente amortizadas funcionalmente.

De hecho la Copa América estaba considerada el tercer acontecimiento de-portivo con mayor impacto económico tras los Juegos Olímpicos y el Mundial de Futbol. ¿Cómo explicar entonces la actual situación, tras dos ediciones valencianas

123 El circuito albergaría también la GP2, la Fórmula BMW, el International GT Open, la Fórmula 3 Española,… 124 La Expo’92, como se la conoce popularmente, estaba dedicada al V Centenario del descubrimiento de América.

Tras su finalización las infraestructuras fueron reconvertidas en un parque tecnológico –Cartuja 93– y en otro temático –Isla Mágica–.

Ver Guía Oficial Expo’92. Sociedad Estatal para la Exposición Universal Sevilla 92, SA. Centro de Publicaciones Expo’92, SA. Sevilla, 1992.

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consecutivas –2007 y 2010– y pese a los enormes recursos y potencialidades de la Marina?

Buena parte de ese escenario recesivo tiene su origen en la permanente con-frontación política en el seno del Consorcio Valencia 2007125, cuya inoperancia ha impedido asumir e impulsar cualquier plan estratégico propio.

Sin duda, es la actual crisis la que ha sacado a relucir las múltiples disfunciones y flaquezas jurídico-administrativas del mismo: graves errores planificadores (no participar en el desarrollo comercial del Gran Premio de Fórmula I,…), permanen-tes conflictos competenciales (Ministerio, Comunidad, Ayuntamiento,…), ausencia de criterios de viabilidad económico-financiera (devolución del crédito ICO, pre-visión de indicadores socioeconómicos adversos, estabilidad presupuestaria,…), indefinición del modelo urbanístico (desafectación del dominio público estatal a favor del municipio, nuevo diseño de la dársena, reutilización de las bases,…),…

Todo ello ha impedido que una de las mayores apuestas públicas en la Comu-nidad Valenciana sirviera como catalizador de una profunda transformación urbana –Balcón al Mar–, auspiciando una mínima eficiencia territorial y en consecuencia la lógica sostenibilidad económica y reversibilidad inversora.

Urge, pues, un cambio copernicano en la gestión. La Marina Real podría ser, pese a la inacción que padece, la principal marina urbana europea y un singular foco de captación turística: deporte, ocio, tecnología, negocios,…

No conviene olvidar que la apuesta de Valencia por la Copa América se hizo buscando tanto la internacionalización, como una ambiciosa estrategia de renova-ción del sistema productivo y de transformación de la ciudad.

A tal fin, se convocó un Concurso Internacional de Ideas, para la ordenación de un ámbito 1.35 millones de m2 y una lámina de agua de 565.000 m2, que ganaron ex ae-quo los equipos dirigidos por Jean Nouvel y Hubert Nienhoff –GMP International–126.

125 Está integrado por la Administración del Estado, la Generalitat Valenciana y el Ayuntamiento de Valencia. 126 El jurado reunido el 28/2/07 declaró dos ganadores del Primer Premio exequo, que correspondió a los equi-

pos: GMP International Architects and Engineers, dirigido por Hubert Nienhoff, Jochen Köhn, Martin Glass, Kristian Uthe-Spenker, Kerstin Otte y Florian Schwarthoff.

El otro, correspondió a la sociedad formada por Ateliers Jean Nouvel, J. Ribas González-J. Ribas Folguera Arqui-tectos Asociados y Tomás Llavador Arquitectos S.L.

El equipo contó con la colaboración de Pierre Pelissié, Rolf Wiethege, Remedios Vicens y José Ignacio Añón. El Tercer Premio recayó en CMD Domingo y Lázaro Ingenieros, S.L/ Showa Sekkei, Inc. Y se otorgaron Menciones Honoríficas a: Cavanilles 16, S.L, Foster+Partners y Antonio Monge Martínez y Reyes JM. El Acta puede verse en: http://www.valencia2007.com/noticias/noticias_detalle.asp?id_noticia=37

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Cinco años después únicamente el PAI del Grao (393.000 m2) redactado por el arquitecto José María Tomás Llavador127, colindante al antiguo cauce del Turia man-tiene su vigencia aunque sólo sea administrativamente. El estallido de la burbuja especulativa ha acabado por abortar la ejecución de un proyecto excesivamente expuesto a la crisis del modelo inmobiliario-turístico valenciano.

Imágenes de la propuesta, del equipo dirigido por Jean Nouvel e integrado por J. Ribas G.- J. Ribas F. Arquitectos Asociados/ Tomás Llavador Arquitectos S.L, para el Concurso Internacional de Ideas Valencia del Mar. Marina Real Juan Carlos I.JMT

El inevitable paréntesis que impone la actual recesión debería servir para re-

considerar un desarrollo basado en el keynesianismo espacial y cuya principal debili-dad es la falta de una idea-motor caracterizadora lo suficientemente atractiva para captar capitales exógenos y apoyos entorno a la misma, liderando la prospectiva y el urbanismo postAmerica’s Cup.

Entretanto, resulta imprescindible rectificar y adoptar medidas correctoras si se quiere generar dinamismo económico, atraer inversiones en sectores de interés estratégico y sobre todo hacer de ese emblemático espacio un verdadero lugar de encuentro ciudadano.

127 José Mª Tomás Llavador obtuvo en 2007 el 1er Premio en el concurso internacional de ideas para el desarrollo del nuevo waterfront de La Spezia (Italia).

Formó parte del equipo dirigido por Jean Nouvel que también ganó el Masterplan 32nd America’s Cup. Obtuvo el 3er Premio en el concurso para la Rehabilitación Integral de las Zonas Turísticas de Calvià, Mallorca

(2009) y fue finalista en el Masterplan Platja de Palma (2008).

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¿Tan difícil es dirigir la actividad lúdico-social de la ciudad hacia su fachada marítima? Ya sería hora de que la administración se pronunciara sobre los usos (y tipo de público) que desea: escuelas de vela, zonas de patinaje, gimnasios, pesca deportiva, actividades náuticas, cines de verano, ferias populares, aeromodelismo naval, restauración, locales de ocio y outlet,…

Aunque lo verdaderamente esencial es aprobar un business plan que introduzca racionalidad, reduzca déficits y desajustes, permita afrontar externalidades y ponga en valor los enormes valores y fortalezas de la Marina Real.

Muchas son las acciones que de forma prácticamente inmediata se podrían acometer: mejorar la identidad corporativa e implantar un plan de comunicación; clarificar la forma de gestión (externalizada, directa, mixta,…); decidir la conser-vación o no y los futuros usos de las bases (dotacional, terciario,…); consolidar el sector de megayates (pantalanes exclusivos, espacios de Captain’s Club,..); habilitar zonas a modo de cluster tecnológico; implementar áreas de Varadero con travel lift; participar e incluso impulsar un Salón Náutico Internacional propio; revitalizar las arquitecturas preexistentes (tinglados, docks de Ribes y Gozalvez,…),…

Es una auténtica lástima que incluso el soberbio edificio de Veles e Vents, dise-ñado por el británico David Chipperfield, buque insignia de la Copa América, tenga que conformarse con su papel de pieza aislada sin vida propia y sin más rol que homenajear al gran poeta del siglo XV Ausias March.

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EL PAISAJE DEL MARITIMO: UN SUEÑO PARA EL SIGLO XXI.

Nuestras vidas son los ríos que van a dar en la mar,…….

Jorque Manrique128.

La confluencia de una privilegiada localización geográfica, de una personali-

dad polivalente, de una extraordinaria tradición y de una cultura cosmopolita ha hecho de Valencia una ciudad universal que puede afrontar el futuro con optimis-mo y esperanza en casi todos los campos.

La radiografía de Tosca, las fotografías de Alfred Guesdon, la mágica luz de So-rolla, la prosa de Blasco y la mirada galáctica del astronauta Pedro Duque, permiten captar muchos de esos lugares invisibles del palimpesto urbano, cuyo hallazgo facilita el reencuentro con la historia.

Porque reconocer las solidas raíces que sustentan la realidad valenciana y los logros y posiciones ya alcanzados, permite vislumbrar las enormes opciones y me-tas que todavía se pueden conseguir para que en este milenio Valencia sea ese gran centro de progreso y prosperidad que la posicione como eje de influencia social, cultural y económica en la escena mediterránea europea.

La ciudad se encuentra en un momento crucial, que debe implicar un proceso de reconciliación irreversible con su fachada al mar. La recuperación de ese paisaje del marítimo, singular espejo de su propia identidad, debe constituir una obliga-ción ineludible.

Defender la pervivencia de las tramas históricas frente a los procesos de sus-titución masiva, apostar por un urbanismo solidario, con amplio respaldo social y ecológicamente consciente y hacer del espacio público el verdadero constructor de la ciudad, el símbolo de la expresión y memoria colectiva, deberían constituir objetivos básicos con los que los valencianos pudieran reconstruir un nuevo pacto social capaz de impulsar ese nuevo modelo territorial que la ciudad necesita para hacer frente a los desafíos del siglo XXI.

Es imprescindible recuperar la visión global e integradora de los proyectos ganadores de Jean Nouvel y Hubert Nienhoff –GMP International– y concebir la

128 mAnrique, Jorge. Coplas por la muerte de su padre. 1477.

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ciudad como un todo, en el que cualquier pieza (Grau, Cabanyal…) tiene valor propio.

Además el conocimiento, la gestión y puesta en valor del patrimonio natural, cultural y arquitectónico es una necesidad imperiosa de la sociedad para poder alcanzar un desarrollo sostenible.

La arquitectura constituye el hábitat y el contexto, el auténtico biotopo que envuelve y expresa el devenir de la vida. En su dimensión territorial, paisajística, antropológica, cultural, urbana y edilicia, la arquitectura resulta esencial para sa-tisfacer gran parte de esos derechos humanos básicos (económicos –acceso a la vivienda–, sociales, culturales…) recogidos hace ya seis décadas en la Declaración de la ONU.

Más allá del pesimismo asociado a la actual crisis, las ciudades están llamadas a ser una vez más auténticos motores de la recuperación económica por su enorme capacidad para fortalecer la innovación y el progreso. Y en el siglo XXI serán además más verdes, saludables, prósperas, solidarias y atractivas que nunca.

Verdaderos puntos de encuentro entre mercados y culturas, el principal valor de las ciudades es su papel como genuina puerta de acceso al conocimiento y al intercambio de ideas, imprescindible para impulsar el capital humano y abrir el camino al bienestar, la igualdad de oportunidades y la prosperidad.

Porque es necesario seguir luchando por afianzar los derechos humanos, por que los habitantes recuperen el protagonismo perdido, por una nueva concepción de la gobernanza y también de la gestión pública. Y en esa tarea el papel humanizador, sostenible, geopolítico, racionalizador,… de la ciudad es vital e insustituible.

El crisol que supone el obligado tiempo de espera infligido por la recesión debería servir para desarrollar un documento en el que se establezcan tanto los mecanismos e ideas básicas que garanticen desde la planificación y gestión integral de todo el frente litoral, la elección de un modelo metropolitano sin fecha de cadu-cidad, en el marco de una estrategia respetuosa, eficiente y sostenible.

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Créditos Fotográficos. FB Fundación Bancaja. BDH-BNE Biblioteca Digital Hispánica. Biblioteca Nacional de España BIVALDI Biblioteca Valenciana Digital. BV-NP Biblioteca Valenciana. Nicolau Primitiu. TAJD Taller de Arquitectura Javier Domínguez. AHMV Archivo Histórico Municipal de Valencia. AHCTAV Archivo Histórico del Colegio Territorial de Arquitectos de Valencia. LP.AJH Las Provincias. Archivo de José Huguet Chanzá. RB-PN Real Biblioteca del Patrimonio Nacional de Madrid. SGE Servicio Geográfico del Ejército. JMT José Mª Tomás Llavador

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Anales de la Real Academia de Cultura Valenciana nº 87 (2012) 369

NORMAS PARA LA PUBLICACION DE TRABAJOS EN ANALES

1. Las lenguas de la revista son la española y la valenciana. Al comienzo de los artículos se incorporará un breve resumen (con una extensión máxima de diez líneas) en castellano o valenciano y en inglés seguidos de las corres-pondientes palabras clave.

2. Los trabajos se enviarán a la dirección de la revista: ANALES DE LA R.A.C.V., C/ Avellanas, 26, 46003, Valencia. Irán identificados por una hoja en la que figurará el título del artículo, el nombre del autor (o autores), su dirección, teléfono y, correo electrónico o fax, así como si pertenece a alguna institu-ción o desarrolla labores en ella.

3. Los trabajos, originales e inéditos, deben ser enviados en soporte informá-tico, especificando la aplicación utilizada; acompañados de copia en papel (en UNE A4), impresos por una sola cara, en tamaño de letra 12, tipo Times New Roman, y a doble espacio. Para las notas a pie de página, un espacio.

4. En las citas de las notas a pie de página, el nombre del autor se pondrá en escritura normal (caracteres redondos) y los apellidos en versalita minús-cula.

5. En la bibliografía, los títulos de las obras deben ir en cursiva y los de los artículos entre comillas. La mención a revistas, homenajes, colecciones, misceláneas irá en cursiva y entre comillas, el título del estudio. El tomo o volumen de caracteres romanos (irá en arábigos si la revista se numera en romanos). A continuación el año y el número de páginas.

EjEmplo

LibroAPELLIDOS, Nombre, Título, lugar, editorial, año, p./pp.

CapítuloAPELLIDOS, Nombre, “Título”, Título libro, ed. Nombre APELLIDOS, lugar, editorial, año, p./pp.

Artículo RevistaAPELLIDOS, Nombre, “Título”, Nombre Revista, nº volumen (año), p./pp.

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Anales de la Real Academia de Cultura Valenciana nº 87 (2012) 370

6. Las indicaciones ob. cit., op. cit. loc. cit., ibidem, passim, etc., u otras posibles debe-rán ir en cursiva.

7. Cuando el título de una revista o de las grandes colecciones se repita con frecuencia, sólo se pondrá completo la primera vez.

8. Los indicadores de fondos archivisticos irán en escritura normal: Se pon-drá el nombre completo la primera vez: Archivo Municipal de Valencia (en adelante AMV).

9. Cuando se citan folios debe indicarse si se trata del recto o del verso: fol, 14 o fol, 14 v. y si es uno (f.) o varios (ff.).

10. Cuando se usen repetidamente denominaciones de archivos, revistas reper-torios, colecciones, se pondrá una tabla.

11. Si un libro o artículo se cita repetidamente, después de la primera vez sólo se pondrá el primer apellido del autor y la primera palabra del título.

12. Los títulos de los diversos apartados del artículo irán en versalita minúscula. Se prescinde de la negrita.

13. Los apéndices documentales deben ir numerados en caracteres arábigos, figurará la fecha, lugar, registro y signatura.

14. El material gráfico (mapas, planos...) ha de ser original, presentándolo en soporte informático, como mínimo a 300 ppp de resolución. La respon-sabilidad sobre la redacción y el contenido de los textos, así como los de-rechos de reproducción de la documentación gráfica, corresponde a los autores de los artículos.

15. Sistema de admisión: El autor entregará su texto redactado de manera definitiva y acorde con las anteriores normas de publicación, antes del 15 de septiembre de cada año para su revisión por expertos independientes y los correspondientes Consejos de ANALES quienes decidirán la aceptación o devolución de los trabajos.

16. El plazo para la corrección de pruebas de imprenta será de quince días.17. Los autores de los trabajos enviados tendrán derecho a recibir 25 separatas

de su colaboración, así como un ejemplar de la revista ANALES en la que se publique.

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Anales de la Real Academia de Cultura Valenciana nº 87 (2012) 371

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Esta revista, núm 87 dels ANALS,s’acabà d’imprimir en el dia 30 de decembre

de l’Any 2012,Festivitat de Sant Raúl

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