12-La crisis del presidencialismo - Latinoamérica - LINZ

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    Juan J. LinzY Arturo Valenzuela (comps.)

    Las crisis del

    Presidencialismo2. El caso de Latinoamrica

    Versin espanola deAdolfo Cirnez Cedillo

    AlianzaEditorial

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    1. LA POLTICA DE PARTIDOS Y LA CRISIS DEL PRESIDENCIALTSMO ENCHILE: UNA PROPUESTA PARA UNA FORMA PARLAMENTARIA DEGOBI ERNO

    ARTURO VALENZUELA

    La mayor parte de Los paises experimentan en algn momento gravesconvulsiones polticas que amenazan la armona nacional, la paz interna y laestabilidad institucional. Chile, el pais latinoamericano que destaca por su largatradicin de democracia representativa, sul ri su mas grave crisis histrica conel violento derrocamiento del gobierno constitucional en 1973 y la instalacin deun rgimen autoritario durante casi dieciocho aos. La dictadura militar liderada

    por el general del ejrcito Augusto Pinochet se convirti en el gobierno msduradero, y puede decirse que en el ms revolucionario, de la historia de lanacin.

    Desde la perspectiva de los comandantes militares chilenos, el golpemilitar de 1973 no solo suponia el rechazo del experimento marxista delpresidente Salvador Allende, sino tamhicn del incompetenten rgimendemocratico que no haba sido capaz de enfrentarse al intento, inspirado desdeel exterior por movimientos demaggicos, de destruir las institucionesnacionales y corroer los valores patrios. Desde el principio, la dictaduramostro un profundo desprecio por los partidos, los polticos y los escenariosinstitucionales en los que se hacan mas visibles en especial la asambleanacional y los gobiernos democrticos locales. Para los jefes militares, lospolticos eran hombres venales e interesados que, en su bsqueda del poder yen su inclinacin hacia el compromiso y el acuerdo, habian manipulado a unelectorado dcil e ingenuo con estrechas miras partidistas y en ltima instanciahaban permitido a la extrema izquierda hacerse con el control del Estado yamenazar la supervivencia del orden social.

    Este diagnstico pronto llev a las nuevas autoridades a definir sumisin como fundacional: deban romper radicalmente con el pasado. En vezde limitarse a rectificar las polticas errneas del gobierno derrocadorestaurando el sistema constitucional preexistente, se embarcaran en una

    estrategia dirigida a revolucionar la poltica econmica y, al mismo tiempo,promover cambios polticos e institucionales de gran alcance. Los dos objetivospronto se consideraran intimamente relacionados. El desarrollo econmico,impulsado por el sector privado y combinado con la destruccin del antiguosistema de partidos y el establecimiento de instituciones polticas msautoritarias, conducira a cambios bsicos en la propia fisonoma de lademocracia chilena, con consecuencias de gran alcance para el sistema departidos y las lealtades polticas fundamentales de la ciudadana.

    Una primera versin de este artculo fue publicada bajo el ttulo Orgenes y caractersticas del sistema de partidospolticos en Chile: proposicin para un gobierno parlamentario en Estudios pblicos, nm. 18 (otoo de 1985), pgs.

    88-154. Otra versin posterior fue presentada en la conferencia sobre Democracia presidencial o parlamentaria: Quediferencia implica?, organizada por Juan Linz y por mi mismo e impartida en el Universidad de Georgetown los dias 14y 15 de mayo de 1989, con el apoyo de la 1989 fundacin ford. Agradezco a Hugo Castillo y Randy Kindley stt jy udaen la investigacion y a Juan Linz y Scott Mainwaring sus observaciones.

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    La esperanza de los dirigentes militares chilenos era que un intervalodictatorial de duracin indeterminada forjara un pas completamente diferente.Las fuerzas del mercado y una economa abierta, orientada a la exportacin,liberaran las capacidades empresariales y estimularan la produccin y elcrecimiento econmico. En la arena poltica, Chile se convertira en una

    sociedad de sujetos obedientes y leales, no desgarrada ya por clases oideologas. Las medidas autoritarias con vistas a extirpar los malos chilenos,combinadas con la aprobacin de nuevas normas electorales y de partidos enun clima econmico de mayor abundancia, acabaran por conducir a laformacin de dos bloques moderados, algo similar al sistema de partidos de losEstados Unidos.

    Para garantizar la aparicin de esta democracia moderna, estable yprotegida el nuevo sistema de partidos operaria en el marco de un nuevoorden constitucional caracterizado por un presidente mucho ms poderoso, unparlamento debilitado, gobiernos locales designados en vez de elegidos y unpapel central para un establishment militar autnomo convertido en garante

    ltimo de la seguridad nacional.No nos corresponde aqu evaluar los progresos realizados por el

    rgimen militar en la esfera econmica. Aunque experiment varios revesesserios, el gobierno del general Augusto Pinochet logr alcanzar una estabilidadmacroeconmica y puso en marcha amplias reformas estructurales queredefinieron dramticamente el papel del Estado en el desarrollo econmico.En la etapa final de gobierno militar, la poltica de fomento de la empresaprivada y apertura de la economa chilena a los mercados mundiales habacontribuido a alcanzar unas tasas de crecimiento impresionantes, estimuladaspor un nuevo y dinmico sector exportador. Aunque los sueldos y los salariospermanecieron bajos y muchos chilenos no experimentaron ningn beneficiocon la poltica economlea de los aos de dictadura militar, Chile acab ladcada de 1980 con uno de los mejores ndices econmicos de todo elsubcontinente.

    Pero si bien el gobierno militar culmin con exito la mayora de susmetas econmicas, no siempre logr hacer realidad sus ambiciosos objetivosen la esfera politica. La prueba mas dramtica de las deficiencias de laestrategia poltica del rgimen fue la derrota del general Pinochet en elplebiscito celebrado el 6 de octubre de 1988. El rechazo de Pinochet fue unsntoma de la incapacidad leI gobierno militar para alterar en lo esencial elsistema chileno de partidos. Los mismos polticos y los mismos partidos que

    haba intentado suprimir y que eran blanco de diatribas casi diarias se lasarreglaron para dejar a un lado antagonismos histricos y forjar una campaavictoriosa contra un poderoso gobierno que no dud en utilizar su controladministrativo y militar, su favorable gestin econmica y el miedo de la genteal pasado como armas para perpetuarse en el poder.

    La derrota de Pinochet y el fracaso del gobierno militar a la hora detransformar radicalmente el sistema de partidos fueron resultado de unaconcepcin fundamentalmente erronea sobre la naturaleza de la polticachilena. Al personalizar la poltica al ver a sus principales antagonistas comolderes politi os venales que haban llevado por mal camino a un electoradoretrado, no fueron capaces de comprender el grado en que los partidos

    polticos chilenos haban penetrado en la sociedad y hasta qu constituianpoderosos referentes para los ciudadanos en el marco de una cultura poltica

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    muy sofisticada. Los partidos no eran simples epifenmenos quedesapareceran con mano dura y el exilio de cientos de dirigentes. Estabanprofundamente arraigados en la sociedad y sobrevivir a largos periodos derepresin e inaccin.

    Los militares tambin menospreciaron la dinmica politica e institucional

    que ayudo a Chile a establecer un record bastante apreciable de gobiernoconstitucional en un continente atormentado por los gobiernos autoritarios, y nosupieron diagnosticar los lactores que determinaron la crisis del rgimen. Escierto que el sistema institucional haba sido severamente cuestionado antesdel advenimiento del gobierno de Allende. Tambin es cierto que el sistemamultipartidista, con sus profundas diferencias ideolgicas, creaba presionespolticas que hacan difcil estructurar polticas nacionales capaces de encararlos desalentadores problemas del subdesarrollo.

    La configuracin de una poltica de partidos, sin embargo, no fue la nicacausa de las dificultades a las que se enfrentaron los dirigentes chilenos.Algunas de las democracias ms estables del mundo tienen sistemas

    multipartidistas, e incluso sistemas de partidos muy polarizados. Al estudiarcualquier sistema poltico no es suficiente centrarse en el sistema de partidospor se. Por el contrario, es de vital importancia examinar la interrelacion msamplia entre el sistema de partidos y el marco institucional de gobierno, lainteraccion de las expresiones polticas de las divisiones sociales y las reglas ymecanismos formales e informales mediante los cuales se resuelven losconflictos y se llevan a cabo polticas pblicas.

    La tesis central de este captulo es que la crisis de la democracia chilenase exacerb por la falta de congruencia entre el polariado y competitivo sistemade partidos del pas, por una parte, y su sistema institucional, por otra. Msespecficamente, los retos de la democracia en Chile estuvieron ntimamenteligados a las dificultades de hacer compatible un marco constitucionalpresidencialista, con sus elecciones de ganador nico, y un sistema polticomultipartidista polarizado en el que ningn partido (o tendencia poltica de laizquierda, la derecha o el centro) poda generar aisladamente una mayora iiraelegir al presidente o apoyarle durante la legislatura. Aunque frecuentementese creaban coaliciones antes de la carrera presidencial con objeto demaximizar las oportunidades electorales, el sistema presidencial proporcionabapocos incentivos para el man tenimiento de coaliciones estables una vez elpresidente asuma su cargo. El resultado eran gobiernos minoritarios einestables y una frecuente parlisis gubernamental. De hecho, este captulo

    plantea que las propias reglas de un sistema presidencial a menudo generanpresiones que socavan la lgica de la formacin de coaliciones.Lo que permiti a Chile superar estos desafos fue la existencia de

    fuerzas centristas pragmticas y la poltica de transigencia que dichas fuerzasimpulsaron. La poltica de acuerdos, sello de los partidos centristas chilenos,result esencial para la estructuracin de coaliciones gubernamentales en uncontexto multipartidista mareado por profundas divisiones sociales. En esteproceso poltico, un escenario legislativo viable era fundamental, ya queforzaba a los ejecutivos a tender puentes, aunque fueran frgiles, a lo largo delcomplejo paisaje partidista, con objeto de lograr un mnimo de gobernabilidad.

    La existencia de estas instituciones impulsoras de una coalicin,

    vilipendiadas tanto por la extrema izquierda a finales de los aos sesenta comopor las autoridades militares tras el golpe de Estado, no fue lo que socav la

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    poltica chilena. Muy al contrario. La tesis de este captulo es que la rigidez delpresidencialismo y la erosion gradual de los escenarios de compromiso, enespecial la asamblea legislativa, intensificaron la poltica de confrontacin enChile, haciendo ms difcil negociar acuerdos polticos. La incapacidad de losarquteetos constitucionales del rgimen militar para comprender el papel del

    acuerdo en la poltica chilena, combinada con la unpotencla del gobierno a lahora de erradicar el sistema multipartidista, nos lleva a cuestionar seriamente laviabilidad del sistema presidencial planteado en la Constitucin de 1980.Resulta ironico que el precio que la oposicin democrtica tuvo que pagar ensu esfuerzo por derrotar al gobierno militar en su propio terreno fuera lacompleta aceptacin de un orden constitucional que contempla un sistemapresidencialista hipertrofiado, un sistema que deja poco espacio para la polticadel acuerdo y el desarrollo de coaliciones que ya eran dficiles de estructurarcon el anterior sistema presidencial, ms flexible.

    La tesis que defendemos es que los chilenos, en la resaca del interludioautoritario, deberan al menos invertir el hiperpresidencialismo de la

    Constitucin de Pinochet y reestablecer una asamblea legislativa capaz desumar intereses y estructurar compromisos. Chile requiere coaliciones establesy fuertes que puedan gobernar una sociedad compleja en proceso demodernizacin, una sociedad con un sistema multipartidista altamenteinstitucionalizado. De hecho, los lderes chilenas deberan considerarseriamente la posibilidad de dar un paso an ms audaz: cambiar el sistemapresidencial de gobierno por una forma parlamentaria o semiparlamentaria.

    La primera parte de este captulo analiza los orgenes y las principalescaractersticas del sistema multipartidista chileno, constatado la incapacidad delgobierno militar para alterar su configuracin bsica. La segunda parte examinacmo los partidos chilenos estructuraron coaliciones de gobierno en el anteriorsistema presidencial chileno, planteando que la incapacidad del sistema departidos para generar coaliciones mayoritarias contribuy a la creacin de unaforma de gobierno semipresidencial en la prctica, un semipre sidencialismoque fue incapaz de mitigar la sensacin de crisis permanente en la polticachilena. Esta segunda parte concluye analizando el papel que jugaron dichosfactores institucionales en la crisis de la democracia chilena. En la tercera yltima parte del captulo se aboga por una frmula parlamentaria para Chile,mostrando cmo contribuira a estructurar coaliciones ms duraderas y asuavizar al mismo tiempo los extremismos. Un sistema parlamentarioproporcionara al pas un rgimen poltico ms estable precisamente porque

    sera capaz de enfrentarse con mayor efectividad al competitivo y polarizadosistema nacional de partidos. El captulo termina analizando algunos mitossobre el sistema parlamentario aplicables al caso chileno.

    El sistema chileno de partidos

    En pocos pases jugaron los partidos polticos un papel tan importantedurante un periodo de tiempo tan largo como en Chile. Los partidos reclutaronlderes y determinaron las opciones polticas en los poderosos brazos chilenosdel ejecutivo y el legislativo. Su influencia se extendi a la mayor parte de losgrupos de presin, asociaciones comunitarias, instituciones educativas e

    incluso organizaciones religiosas y clubes de ftbol. Los candidatos a laselecciones sindicales y a los delegados en las escuelas y universidades se

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    presentaban en plataformas de partidos, y las organizaciones polticasprestaban tanta atencin al resultado de estas elecciones como a laselecciones parciales congresuales. Los partidos daban contenido poltico yforma organizativa a profundas escisiones sociales cuyos referentes seremontan al siglo XIX.

    Antecedentes Histricos

    El desarrollo de los partidos polticos en Chile esta intimamente unido aldesarrollo de las instituciones republicanas en el siglo XIX. A partir de 1830 ytras un turbulento periodo de anarqua y dictadura, las urnas (aunque con unelectorado restringido) se convirtieron en el nico mecanismo para determinarlas posiciones de liderazgo presidencial y congresual. La nica desviacin conrespecto a este modelo se produjo en las crisis de los aos 1891, 1924 y 1932,cuando gobiernos no constitucionales se hicieron con el poder durante periodos

    que no excedieron los cinco meses. Con la excepcin parcial del gobierno demano dura de Carlos Ibez (1927-1932), quien cre un ejecutivo detecncratas civiles al tiempo que encarcelaba y enviaba al exilio a prominenteslderes polticos, los partidos fueron las fuerzas polticas determinantes quedieron forma a las instituciones democrticas de la nacin, as como losprotagonistas crticos en los peados de inestabilidad e inquietud poltica. Conla vuelta de la democracia en 1990, tras un periodo autoritario que dur de1973 a 1989, los partidos reaparecieron como un elemento central en la polticachilena.

    A menudo se ha sealado la especificidad del sistema chileno departidos en Latinoamrica. Segn Kalman Silvert, Chile es un caso nico noslo en lo que respecta al nmero de partidos polticos, sino a su alcancenacional, su alto grado de impersonalidad y el modo en que encajan en tresgrupos ideolgicos principales1.

    Federico Gil aade que los partidos chilenos se parecan ms a suscontrapartidas europeas en sofisticacin y genuino pluralismo que a lospartidos de otras repblicas americanas2. Aunque en el hemisferio occidentalpredominan los partidos catchall, los partidos chilenos se hallan mucho mscerca de los modelos de base masiva europeos. Ningn Sistema de partidos haevolucionado en otro pais de Norte o Sudamrica con tres tendenciasideologicas distintas, cada una de ellas recibiendo entre un cuarto y un tercio

    de los votos, incluidas un a izquierda marxista y una derecha politicafuertemente organizadas y orientadas electoralmente3.1Kalman H. Silvert, Chile: Yesterday, and Today (Nueva Yotk: Holt, Rinehart & Winston, 1965), pag. 99.2Federico Gil, the PoIitical system of Chile (Boston: Houghton Mifflin, 1965), pag. 244.3Hay una sorprendente carencia de estudios generales sobre los sistemas de partidos en Latinoamrica, pero vaseRonald H. McDonald y J. Mark Ruhl, Party Politics and Elections in Latin America (Boulder: Westview, 1989); Jean-Pierre Bernard et al., Guide to the Political Parties of South America (Middlesex, G. B.: Penguin, 1973). Un anlisis til,que recoge algunas de las monografas de partidos concretos, se encuentra en Mary Jeanne Reid Martz, StudyingLatin American Political Parties: Dimensions Past and Present, Journal of Latin American Studies 12, nm. 1: 139-167.para una amplia descripcin partido a partido, vase Robert J. Alexander, Political Parties in the Americas: Canada,Latin America and West Indies, 2 vols. (Westport: Greenwood, 1982). La imponente obra de kenneth Janda PoliticalParties: A Cross National Survey (Nueva Cork: Free Press, 1980) incluye informacipn sobre diez paseslatinoamericanos, aunque curiosamente falta la correspondiente a Costa Rica, Brasil, Chile, Colombia, Argentina. Sobrelos partidos chilenos, vase el estudio clsico de Alberto Edwards y Eduardo Frei, Historia de los partidos polticos

    chilenos (Santiago de Chile: Editorial del Pacfico, 1949). Entre otros estudios de utilidad figuran Germn UrzaValenzuela, Los partidos polticos chilenos (Santiago de Chile: Editorial Jurdica, 1968); Sergio Guilisaste Tagle,Partidos polticos chilenos (Santiago de Chile, Editorial Nacimiento, 1964), y Gil, The Political System of Chile. Una tilreferencia sumarial sobre los partidos chilenos, que debe emplearse con precaucin debido a sus abundantes errores,

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    Aunque el centro del espectro poltico ha sido ocupado por partidos cuyafortuna ha aumentado o disminuido dependiendo de la fuerza de los votos,durante la maryor parte del tiempo ha sido dominado por partidos muyorganizados que, aunque traspasaban las divisiones de clase, contaban conavanzadas y diferenciadas plataformas polticas desprovistas de los caracteres

    populistas o persona listas tpicos de otros pases de la zona. Y citando elPartido Conservador perdi su lustre como partido de los fiele catlicos, unprogresista Partido Democristiano sin paralelo estricto en Latinoamrica ganfuerzas en toda la nacin. De hecho, aunqie puede afirmarse que el sistemachileno de partidos era semejante al sistema europeo, en ningn pas deEuropa, con la posible excepcin de la Cuarta Republica francesa, se dierontodos los notables rasgos que caracterizaron la poltica de partidos chilena.

    El sistema chileno de partidos debe sus caracteres bsicos a tresescisiones generadoras fundamentales que han hallado expresin endiferentes tssomentos de la historia: geogrfica (centro-periferia), religiosa(Estado-Iglesia y de clase (obrero-patron)4. Es crucial, no onbstante, subrayar

    que las escisiones sociales por si solas no son responsables de lascaractersticas de un determinado sistetsta de partidos. Las escisionesgeogrficas, religiosas y de clase se dieron en otros pases, con resultadosmuy diferentes. Lo determinante no es slo la presencia de unas particularesdivisiones sociales, sino cmo y cundo se expresan polticamente. Ellodepende del ritmo de desarrollo de una escisin concreta y de la naturaleza delas estructuras institucionales y las normas que encauzan las berzas polticasque de ella emergen. Dichas estructuras y reglas pueden a su vez versetransformadas por nuevas circunstancias polticas5.Lo que hizo diferente al caso chileno fue ei modo en que se resolvi la primeraescisin (la escisin geogrfica) a principios del siglo XIX. Como en el resto deLatinoamerica, en Chile se dio una fuerte resistencia al desarrollo de un Estadosecular centralizado. Dicha resistencia provena de rivalidades personales yfamiliares; de rivalidades regionales; de intereses economicos regionales, comolos de los propietarios de minas en las provincias septentrionales; y de lasconservadoras lites hacendadas que, celosas de su autonoma apoyaron lapreeminencia de la Iglesia sobre los asuntos educacionales y sociales. Aunqueasumieron hipcritamente algunas de las normas republicanas, las fuerzasconservadoras no dudaron en recurrir a la violencia, sobre todo en las guerras

    es La Cortes y Jordi Fuentes, Diccionario poltico de Chile (Santiago de Chile: Editorial Prbe, 1967).4Esta relacin se inspira sustancialmente en el artculo de Arturo Valenzuela y J. Samuel Valenzuela Partidos deoposicin bajo el rgimen autoritario chileno, Revista mexicana de sociologa 44, NET. 2, (abril-junio de 1982),reimpreso en Chile 1973-198?, editado por Manuel Antonio Garretn (Santiago de Chile: Facultad Latinoamericana deCiencias Sociales, 1983) y en una versin revisada en Military Rule in Chile: Dictatorship and Oppositions, ed. por J.Samuel Valenzuela y Arturo Valenzuela (Baltimore: Johns Hopkins U.P., 1986). El marco se basa en el anlisis de lageneracin de los sistemas de partidos europeos que aparece en Seymour Martin Lipset y Stein Rokkan, eds., PartySystems and Voter Alignment: Cross National Perspectivas (Nueva Cork: Free Press, 1967). La amplia obra de Rokkansobre la extensin de la participacin electoral y la formacin de partidos aparece compilada en parte en su libroCitizens, Elections, Parties) Oslo: Universitetsforlaget, 1970). Vase en particular Nation Buildins, Cleavage Formationand the Structuring of Mass Politics, pgs. 72-144. Un til anlisis de la literature sobre partidos con una brevereferencial al caso chileno se encuentra en Los partidos polticos y la transicin a la democracia en Chile hoy,Estudios pblicos, nm. 15 (invierno de 1984): 57-88. doy las gracias a Samuel Valenzuela por su enriquecedoracolaboracin a nuestra obra sobre el periodo, que inspira muchas de los planteamientos de este captulo.5El problema de la secuencia y duracin de las crisis polticas ha recibido una considerable atencin en la bibliografa.Para un anlisis de este fenmeno en relacin con los paertidos, vase el captulo final de Joseph Lapalombara yMyron Weiner, eds., Political Parties and Political Developement (Princeton: Princeton U.P., 1966). Analiss historicos

    de lso casos europeo y estadounidense desde esta perspectiva pueden hallarse en Raymond Crew, ed., Crises ofPolitical Development in Europe and the United States (Princeton: Princeton U.P., 1975). Para una interesante crtica,vase Robert T. Holt y John E. Turner Crisis and Sequences in Collective Theory Development, American PoliticalScience Review 69 (spt. 1975): 969-994.

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    civiles de 1851 y 1859, para pro mover sus propios intereses y frenar laautoridad central.

    Al mismo tiempo que la clase polftica emergente en Chile emprenda conxito un programa de desarrollo econmico y expansin de la autoridad delEstado por el territorio nacional y frente a grupos e instituciones rivales, se las

    arregl tambin para vencer todos los desafos armados y establecer unahegemona efectiva sobre el estamento militar. Y lo hizo mediante la creacinde una guardia nacional subordinada politicamente como contrarresto delejrcito regular.

    De este modo, todo aquel que pretendiera desafiar la autoridad delEstado se vera obligado a promover sus intereses a travs de las urnas, envez de recurrir a las balas. La cuestion religiosa se convirti pronto en unasunto primordial a medida que las lites liberales anticlericales quecontrolaban el Estado fueron demandando una mayor secularizacin, miernrasque el Partido Conservador y la Iglesia intentaron defender la influenciatemporal de las lites religiosas. Pero dado que el enfrentamiento se centr en

    la asamblea legislativa y no se traslad al campo de batalla elementos tandiversos como las conservadoras y los radicales hicieron eventualmente causacomn para plantear sus reivindicaciones y deknder sus programas. El hecho,ya en la dcada de 1870 los conservadores colaboraron en el congreso, sobrela base de una estrategia poltica comn, con miembros del Partido Radicalquienes se las arreglaron para obtener representacin en el parlamento y en elgobierno dcadas antes de que lo lograran sus colegas argentinos6.El desarrollo de una asamblea legislativa fuerte, que se convirti en elescenario de oposicin de las fuerzas polticas a la autoridad tentacular delejecutivo, exacerb el creciente conflicto entre los dos poderes, reclamandocada uno de ellos su legitimidad democratica. Extender el sufragio y limitar laintervencin oficial en las elecciones fueron cuestiones prioritarias para loselementos opositores con representacin en el congreso. Al igual que ocurrien Gran Bretaa, los conservadores chilenos, desde su posicin de fuerza enlas zonas rurales, organizaron pronto coaliciones legislativas con los radicalesanticlericales y los liberales con vistas a alcanzar dichas metas. Las mayoriasse forjaron eventualmente para impedir que los presidentes disfrutaran de unsegundo mandato consecutivo y, en 1874, para ampliar el sufragio suprimiendolos requisitos patrimoniales, en un claro intento de contrarrestar el control quelos agentes del ejecutivo ejercan sobre el proceso electoral77.

    Las elecciones genuinamente competitivas y la expansin de los

    partidos polticos no tuvieron lugat sin embargo, hasta despus de la guerracivil de 1891, una guerra que fue el resultado directo de la prolongada yamarga lucha entre unas cambiantes mayoras legislativas y unos minoritariosy recalcitrantes ejecutivos, cada uno celoso de sus propias prerrogativas ydeseoso de imponer su voluntad al contrario. Con la derrota militar delpresidente y sus aliados por una amplia gama de grupos polticos con

    6El Partido Radical chileno fue fundado, en 1863 logro representacin en el gobierno por vez primera en 1875. VeaseLuis Palma Zniga, Hisroria del Partido Radical (Santiago de Chile: Editotial Andrea Bello, 1967).7 J. Samuel Valenzuela analizad papeJ clave del sufragio del Partido Conservador en el establecimiento deinstituciones demacraticas en Democratizacion, via reforma: la expancion, del sufragio en Chiule (Buenos Aires:Ediciones del Ildes, 1985). Veaae tambin Arturo Valenzuela y Samuel Valenzuela, Los orgenes de la demicracia:

    refelxiones tericas sobre el caso le Chile, estudios pblicos, num. 12 (primavera de 1982):5-39. Este artculo fuepubliado en ingls como documento, de trabajo del Programa Latinoamericano del Woadrow Wilson InternacionalCenter for Scholars (Washington DC.) bajo el ttulo the Origina of Democracy: Theoretical Reflections on the ChileanCase.

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    representacin mayoritaria en la asamblea legislativa, el impasse ocasionadopor la doctrina de la separacin de poderes se resolvi en favor del legislativo.Los presidentes chilenos perdieron su capacidad para intervenir en laselecciones y dominar el proceso poltico. Durante treinta y cuatro afios, Chilefunciones como un rgimen parlamentario dejado en la medida en que

    mayoras variables en las dos cmaras legislativas determinaban lacomposicin de los gabinetes presidenciales y las polticas del gobierno,mientras los presidentes seguan dcilmente sus dictados, inca paces dedisolver el parlamento cuando las mayoras legislativas se rompan. Con elalejamiento del centro de poder poltico del ejecu tivo se produjo la expansinde redes de partidos fuera de los pasillos del poder y la emergencia del sistemamultipartidista chileno.

    Las reglas de la contestacion poltica, con un papel central para elparlamento, hicieron su aparicin antes del establecimiento del sufragiouniversal masculino. La participacin polftica fue un proceso gradual enrespuesta al desarrollo (en palabras de Maurice Duverger) de partidos creados

    internamente que salieron fuera de la arena legislativa para crearorganizaciones locales y populares con las que procurarse beneficioselectorales. La asamblea legislativa y la poltica de partidos tambinprecedieron el desarrollo de una fuerte burocracia estatal. Individuos y gruposcon intereses comunes expresaban sus demandas a travs de partidos ycamarillas legislativas antes que recurriendo directamente a los organismosestatales, o bien mediante esquemas corporativos. Esta relacin reforzo lanaturaleza instrumental e incluso corrupta de la poltica del periodo, una polticabasada en el intercambio de Favores y la distribucin de la riqueza nacional enbeneficio de electores y partidarios. Se trataba de un sistema que a menudochocaba con las declaraciones ideolgicas y Los supuestos principios departidos y lderes, pero que, sin embargo, tuvo el efecto de reforzar lademocracia al hacer de los partidos y las redes representativas el punto deapoyo del proceso poltico, protegiendo a la poltica chilena de las tendenciasestatalistas, corporativistas y populistas de pases en los que la arenalegislativa era dbil y los organismos pblicos se desarrollaban bajo la tuteladel ejecutivo8 .

    Fue en el contexto institucional de la llamada repblica parlamentada,en un mbito poltico muy competitivo, con organizaciones partidistas enexpansin, donde las divisiones de clase se hicieron polticamente manifiestas.El periodo de la repblica parlamentaria coincide con cambios extraordinarios

    en los niveles de urbanizacin e industrializacin, impulsados por una prsperaeconomia del nitrato. Pero aunque el Partido Radical intent ampliar su baseelectoral de profesionales urbanos, profesores, pequeos comerciantesartesanos especializados (y, en el sur, cultivadores de trigo), y llegar alcreciente proletariado industrial y minero, no logr entablar una alianza plenacon este ltimo estamento. Como ha sealado Samuel Valenzuela, no lo logroporque el clima industrial de la poca no era favorable a la negociacincolectiva y la sindicacin de los trabajadores. De hecho, la respuesta de lasautoridades fue reprimir el movimiento obrero con extraordinaria brutalidad.

    8Vease Arturo Valenzuela y Alexander Wilde, El congreso y La redemocratizacion en Chile, Alternativas, num. 3:5-

    40. Para un analisis revisado, del periodo de la repblica parlamentaria, vease Julio Heise Gonzales, Historia de ChiIe1861 1925, vol. 1 (Santiago de Chile Editorial Andres Bello, 1973); vol. 2 (Santiago de Chile Editorial Universitaria,1982). Vease tamben Arturo Valenzuela, Politics, Parties and the State in Chile, the Higher Civil Service enBureacrast and Policy, editado por Ezra Suleiman (Nueva York: Holmes & Meir, 1984).

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    Polticos moderados como los radicales no podan representar los intereses dela clase obrera porque carecan de un liderazgo capaz de hacer frente a Larepresin de la patronal y el gobierno9.

    Sin embargo, como ms adelante apunta Valenzuela, al tiempo que selimitaban los derechos sindicales, se ampliaban los derechos polticos. Los

    nuevos lderes de la clase obrera, inspirados por el anarcosindicalismo y elsocialismo europeos, pronto descubrieron que, si bien no podran presionar consus reivindicaciones en el puesto de trabajo, podian organizarse y acudir a lasinstituciones. El primer partido obrero de cierta importancia, el Partidodemcrata (fundado en 1857), obtuso representacin parlamentada por vezprimera en 1894. Otros partidos se dieron pronto cuenta de que los pactos yalianzas electorales con el nuevo grupo obreto reforzaban su propia posicinfrente a sus rivales tradicionales. El Partido Demcrata se ali con los liberalesy los radicales e incluso estableci pactos electorales con el PartidoConservador. La disposicin a aliarse con grupos tradicionales condujo a unaescisin en sus filas en 1912 y a la formacin del Partido Socialista de los

    Trabajadores, que a su vez llev a la fundacin del Partido Comunista en 1922.Aunque el Partido Comunista se neg a establecer alianzas con las

    luerzas tradicionales, tras un considerable debate interno opto por laconsecucin de sus objetivos a travs de las urnas, una estrategia quemarcara profundamente el carcter del comunismo chileno hasta la crisis de lademocracia en 1973. Ya en 1926 obtuvo tres senadores, y en 1938 se ali conlos radicales y con un renovado Partido Socialista para lograr la eleccin de uncandidato del Frente Popular.

    El partido siguio avanzando electoralmente, pese a diversos intentos deilegalizacin, hasta que fue prohibido en 1948

    En suma, la naturaleza competitiva de un sistema poltico centrado en elparlamento permiti que los partidos creados fuera de la arena legislativa seincorporaran al proceso poltico10. A partidos desarrollados en el siglo XIX apartir de escisiones geogrficas y relipiosas, Pero que seguan representandolos intereses de la lite ceo nmica, se sumaron los partidos representantes dela clase obrera. Su presencia en la escena politica hizo que los partidostradicionales redoblaran sus esfuerzos de expansin ele su propia estructuraorganizativa y de reclutamiento.

    Refirindose a Europa. Lipset y Rokkan han senalado que es dificilencontrar una excepcin significativa a la regla segn la cual los partidos quehan demostrado ser mas viables son aquellos que han sido capaces de

    establecer organizaciones rnaivas e insertarse en las estructuras de gobiernolocales antes del definitivo impulso hacia la movilizacion general11. Esto estambin aplicable a Chile, al igual que su afirmacin de que el caraeter ele unsistema de partidos no cambia bsicamente respecto al que se consolida en lapoca inicial de la ampliacin del sufragio. Si el sistema es competitivo durantedicha epoca, el mercado ele apoyo acaba reducindose, dejando pocoespacio para nuevos movimientos, aunque, como se senala ms abajo, enChile numerosos partidos intentaron establecerse a lo largo de los aos, conpoco exito. La nica execpcion notable a esta regla fue la emergencia de los

    9Vease Samuel Valenzuela, Labor Mosement Formation and Politics: The Chilean and French Cases in ComparativePerspective, 1850 1950 (Universidad de Columbia, 1979).10La clasica distincuion fue expuesta por Maurice Duvrger en su obra Parties politiques (Paris: Armand Colin, 1951).11 Lipset y rokkan, cleavage Structures, Party Systems and Voter Alignments, en Party Systems and VoterAlignments, pg. 51

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    democristianos como un partido importante a finales de la dcada de 1950: unanueva manifestacion del problema religioso, ya que los votantes catlicos y lajerarqua de la Iglesia rompieron con el Partido Conservador en busca de unaalternativa reformista y cristiana a la izquierda.

    El sistema de partidos a mediados de siglo

    El ao 1932 es un punto de partida adecuado para describir la configuraciondel sistema multipartidista ms importante de Latnoamerica. Chile recuperese ano la estabilidad constitucional tras un interludio de el que variospresidentes dimitieron de su cargo, incapaces de hacer frente a las crisiseconmicas y polticas. En dicho interludio, Chile experinient la participacindirecta de los militares en el gobierno del pas en dos ocasiones distinta,durante varios meses en ambos casos.

    La dcada de 1930 en Chile culmin con la victoria del Frente Popular yla inauguracin de una serie de gobiernos de centro izquierda que se

    prolongaria hasta 1952, cuando las proclamas populistas de Carlos Ibezsituaron al sistema tradicional de partidos ante un breve, aunque importante,desafo. Su ineficaz gobierno dara paso a una administracin coiiservadlorulbajo el mandato de Jorge Alessandri (1958-1964), al gobierno reformista eleEduardo Frei (1964-1970) y al gobierno izquierdista de Salvador Allende (19701973).

    La tabla 1.1 ofrece una vision de conjunto de las tendencias generalesde voto en Chile para todos los partidos que obtuvieron ms del 5 por ciento delos su fragios en las elecciones a la cntara de diputados entre 1937 y 1973.En las dcadas de 1930 y 1940, los partidos de la derecha contaron con unapoyo mayoritario, con cerca de un 40 por ciento del electorado. A diferenciade sus colegas franceses o alemanes, y de un modo ms parecido a losconservadores britnicos, la derecha chilena mantuvo tina fuerte base electoraly se resisti durante mucho tiempo a la fragmentacin12

    En las decadas de 1950 y 1960, sin embargo, los apoyos derechistascomenzaron a erosionarsc mientras los de la izquierda crecan a un ritmoconstante. Los partidos centiistas obtenan entre un 30 y un 40 por ciento elelos votos, con la notable excelicion de las elecciones parlamentarias de 1965,en las que los democristianos obtuvieron el 42,3 por ciento de los votos, cifrarcord para un partido en solitario en la poltica chilena moderna.

    Merece la pena sealar, no obstante, que ya en 1941 fecha ele las

    primeras elecciones parlamentarias tras la victoria del Frente Popular eleradicales, comunistas y socialistas en 1938 la izquierda super tanto al centrocomo a la derecha, obteniendo de 34 por ciento de los votos. Al PartidoComunista en particular tuvo notables avances en la decada de 1 940, a vecesa expensas de sus compaeros de coalicin, logrando impresionantes victoriasen los comicios locales de 1947.

    TABLA 1.1 Elecciones a la camara de diputados resultados por partido

    12Lipset y Rokkan han sealado la fragilidad electoral de la derecha francesa y alemana, que condujo a una usimetraen favor del centro y la izquierda.

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    TABLA 1.1 (continuacin)

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    Fuente: Datos recopilados en la direccion del Registro Electoral, Santiago deChile.Nota: Los partidos incluidos aqui son .aquellos que obtuvieron ms del cincopor ciento del total de votos en ms de unos comicios parlamentistas.a). Suma de votos de unos partidos conservador y conservador Unido.b). Partido Liberal Progresistac). Incluye los partidos Tradicionales conservador y Liberal Progresistas.d). Partido Nacional Cristianoe). Incluye el Partido Agrario, la Alianza Liberal Popular y los Demcratas deChile.f). Incluye los Radicales Doctrinarios, los Demcratas Radicales, losDemcratas de Chile, los Demcratas del Pueblo y el Movimiento Social

    Cristiano.g). Incluye el Partido Agrario, el Moviemiento Nacional del Pueblo, UnidadPopulart, Accion para la Renovacin de Chile y Partido del Trabajoh). Partido Socialista Autentico.i). Suma de votos de los partidos Conservador y Conservador Unido.j). Partido Conservador Unido.k). Incluye los partidos Nacional y Nacional Cristiano.l). Incluye los Radicales Doctrinarios, el Partido Demcrata, el MovimientoRepublicano, el Movieminto Republicano del Pueblo y los partidos del Trabajo yde los Trabajadores.m). Demcratas Nacionales.

    n). Incluye los partidos Demcrata, Demcrata Nacional y de Accion Nacional.

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    A partir de entonces, el panorama cambi radicalmente. El xito comunistaabrio una brecha en la coalicion de gobierno, y el inicio de la Guerra friacondujo a una ilegalizacion del Partido Comunista que se prolongara diezaos. En 1949, el apoyo a la izquierda baj al 9,4 por ciento, su nivel ms bajoen ese periodo. Sin embargo, la izquierda recuper gradualmente su fuerza

    electoral, aunque no volvera a obtener un respaldo como el del 1941 basta lostumultuosos aos de la Unidad Popular de Allende.Durante este periodo tuvieron lugar importantes cambios en el centro del

    espectro poluico. El Partido Radical domino la poltica chilena en las dcadasde 1930 y 1940. A pr pios de los cincuenta, sin embargo, la ciudadanademand cambios y abandon a los radicales y a otros partidos tradicionalesen faor de las proclamas populistas del ex presidente Carlos Ibez y demultitud de pequeos partidos regionales. Aunque el movimiento de Ibez fueefmero, los radicales nunca se recuperaron del todo. Fueron ampliamentedesplazarlos por un voto creciente para la izquierda y la aparicin de losdemocristianos en el centro del espectro poltico. Estos ltimos crecieron

    bsicamente a expensas de la derecha, apelando al voto de las mujeres y desectores dispuestos a seguir los planteamientos ms progresistas de unaIglesia catlica que fue rompiendo sus Fuertes lazos con el PartidoConservador en la dcada de 1950. Entre 1961 y 1973 (fecha de las ultimaselecciones parlamentarias), la derecha baj del 38,4 por ciento de los votos al21,1 por ciento, y los radicales del 21,4 al 3,6. Los democristianos pasaron del16,1 al 28,5 por cien to, mientras que los partidos de la izquierda incrementaronsus votos desde el 22,1 al 34,6 por ciento: un aumento sin precedentes1313.

    Aunque los totales nacionales muestran la relevancia ele estos cambios,es importante recalcar que tuvieron un gran alcance, afectando tanto acomunidades grandes como pequeas y a zonas urba nas y rurales en todo elpas. Un anlisis detallado por municipios, centrndonos en las eleccionesmunicipales, que a menudo giran esencialmente en torno a asuntos locales,confirma un modelo similar. De acuerdo con la tabla 1.2, el Partido Nacionalperdi un promedio del 14,8 por ciento del voto, mientras los radicales perdanun 16,2 por ciento. Por el contrario, los democristianos ganaron un 14,2 porciento, mientras que el voto socialista y comunista se incrementaba en un 7,3 yun 6,9 por ciento, respectivamente. Los partidos menores aumentaron susvotos una media deI 2,7 por ciento. An ms elocuente fue el que estospartidos incrementaran sus votos en ms de dos tercios de los municipioschilenos, mientras que radicales y nacionales perdan un promedio del 17,8 y el

    16,7 por ciento en 268 y 263 municipios, respectivamente. En cuanto a losmunicipios con eleva dos incrementos de votos (respecto a la media nacional),los comunistas ganaron un 18,9 por ciento de votos en 89 municipios, lossocialistas un 20,4 por ciento en 86 municipios, y los democristianos un 25 porciento en 112 municipios. La tendencia en las elecciones locales demostr laerosin de la derecha en favor de la izquierda y los democristianos aunque enlas elecciones presidenciales de 1970 el cambio no fuera tan grande y Allendeganara un porcentaje ele votos menor que el que haba ganado en 1964.

    13 todos los datos que aparecen en este artculo derivan de los datos electorales brutos de la Direccin del RegistroEelctoral, Santiago de Chile. Para una excelente estudio sobre el centro en la politica chilena, vease Timothy Scully,Rethinking the Centrer Party Poilitics in Nineteentb and Twentieth-Century chile (Stanford: Stanford U.P., 1992)

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    TABLA 1.2. Ganancias y perdidas de votos de los partidos chilenos pormunicipios, 1961-1973

    Fuente: Datos recopilados en la Direccion del Registro o Electoral, Santiago deChile

    Esta breve panorama de las tendencias en el apoyo a los partidos chilenosrevela dos caracteristicas basicas de la politica chilena de partidos: su elevadacompetitividad y su marcada polarizacion.

    Competitividad entre partidos

    La caracteristica ms llamativa del sistema chileno de partidos era sucompetitividad. No haba gigantes en la poltica chilena, no haba ningnpartido o tendencia con una clara mayora. En el periodo comprendido entre1932 y 1973, cuarenta y cinco partidos diferentes se las arreglaron para elegiral menos un representante en la cmara baja del parlamento. Veintitres deestos partidos slo lo lograron en una ocasin; siete obtuvieron representacinen dos elecciones sucesivas, y cuatro en tres. Once partirdos aprovecharon unsistema electoral DHont modificado para conseguir que sus candidatos fueran

    elegidos en ms de tres comicios.La tabla 1.3 indica ciue el nmero de partidos aument en momentos (le crisispoltica; as sucedi en los anos posteriores a la Depresin y a principios (le losaos cincuenta, citando Ibez desafi a los partirlos tradicionales con suspropuestas populistas. Los ndices de fraccionamiento Rae y Laakso yihagepera alcanzaron sus mayores cotas en 1932 y 1952, cuando diecisiete ydieciocho partirlos respectivamente, obtuvieron representacin parlamentaria.En la dcada ele 1960 el nmero ele partidos que lograron escaos descendisustancialmente, una vez consolidaron sus posiciones los cuatro grandespartidos histricos y los elemocristianos. Como muestra la tabla, en realidad los

    Se consideran municipios con un gran incremento de votos aquellos en los que el partido super su media nacional.

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    cinco mayores partirdos chilenos siempre han disfrutado de la confianzamayoritaria del electorado y de una proporcin an mayor de escaos en elcongreso.

    En un examen del fraccionamiento de los partirdos en veintisietedemocracias estables durante el periodo 1945 1973, Giovanni Sartori seala

    que Chile ocupa el tercer lugar, tras Finlandia y Suiza, seguido de cerca por laCuarta Repblica Francesa, los Pases Bajos e Israel. En el estudio slo figuraotro pas latinoamericano, Uruguay, que ocupa el puesto decimonoveno14.

    Tabla 1.3 indice de fraccionamiento, numro de partidos y peso relativo delos cincon principales partidos en las elecciones parlamentarias chilenas.

    Fuente: Datos recopilados en la Direccin del Registro Electoral, Santiago deChile. El indice Rae de Fraccionamiento procede de douglas W. Rae, Thepolitics consequense of Electoral Laws (New Haven: Yale U.P: 1971), pags 53-5,62. El indice Laakso y Taagera procede de Markku Laakso y Rein Taagera,EffectiveNumber of Parties A. Mesaure with Application to West Europe,Comparative Political Studies 12, n 1(1979): 3-27.

    El fraccionamiento en Chile se extendi adems a todos los niveles, y no esslo expresin del conjunto nacional o ele muestras de voto en Santiago y otrasgrandes reas urbanas donde se concentra ms ele un tercie) ele la poblacion.El anlisis ele regresin mltiple, recogido en la tabla 1.4, revela que ni eltamao ni el grado de urbanizacin explican el nivel de fraccionamiento politicotampoco lo hacen variables como el porcentaje de poblacion empleada en laminera o la agricultura, o el porcentaje de poblacion perteneciente a la clasemedia o la clase obrera. Ms an, la rivalidad entre partidos en Chile fue tanintensa en las elecciones generales como en las locales, fnomeno que14 Giovanni Sartori, Parties and Party Systems A Framework for Analysis (Cambridge: Cambridge U.P., 1976). Losindices de fraccionamiento medio para el periodo1945-1973 son: Finlandia, 0.804; Suiza, 0.801; chile, 0.796; Francia

    IV, 0.790; Pases Bajos, 0.787; Israel, 0.784. Dinamarca tiene no ndice de 0.755, mientras que el de Italia es de 0.721un inteligente estudio que calcula el indice de fraccionamiento al mismo tiempo que aplica los descubrimientos deDouglas Rae al caso chileno es M. Teresa Miranda, El sistema electoral y el multipartidismo de Chile, Revista deciencia politica 4, num. 1 (1982): 59-69, 130-138

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    diferencia a Chile de Francia, donde las elecciones municipales, centradas enasuntos locales, provocan un fraccionaminento considerablemente menor quelas elecciones a la asamblea nacional, en las que ci enfrentamiento remite acuestiones nacionales. La tabla 1.5, en la que se compara el ndice deCompetitividad entre partidos en los dos tipos de elecciones, por municipios, en

    Chile y en Francia, confirma esta tesis.

    TABLA 1.4. Porcentjae de divergencia (R2) en el indice Rae defracionamiento en relacin con varios indicadores socioeconmicos endeterminadas elecciones parlamentarias.

    Fuente: Direccion del Registro Electoral, Santiago de ChileN = todos los 287 municipios chilenos.

    La misma tabla refleja que la competitiviciad de los partidos fue uniformementealta en todas las regiones de Chile en ambas elecciones, y que la rivalidad enlas elecciones municipales super el nivel de la de las elecciones generales encuatro de las ocho regiones del pas15

    La polarizacin de los partidos,

    No obstante, Sartori ha sealado elocuentemente que aunque el

    fraccionamiento o el grado de competitividad resulta fcil de cuantificar, no esla principal caracterstica de un sistema multipartidista.

    15Sobre este punto, vease Arturo valenzuela The Scope of the Chilena Partu System, comparative politics 4, nm. 2(enero de 1972). Ademas, el examen de los correlated socioeconomicos de la competividad de los partidos avala losdatos recogidos en la tabla 1.4 en referencia al fraccionamiento. En chile, las comunidades ms pequeas y msatrasadas socioeconomico solian ser tan competitivas como las ms grandes y ms modernas, lo cual indicaclaramente que las variables del sistema de partidos no estaba intimamente unidas a determinadas socioeconomicos.

    Estos datos permiten rebatir un influyente conjunto de trabajas en el ambito de las ciencias sociales que hanpredeterminado establecer esa relacion, e indica que los fenmenos politicos son variables independenciates. Veasepor ejemplo S.N Eisentadt Social Chnage, differnetiation and Evolution, American Sociological Review 29, num. 3(1964): 375-387. Este asutno reparece posteriormente en una analisis del apoyo a partidos concretos.

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    TABLA 1.5. Indices de competitividad entre partidos de Francia, Chile ylas regiones chilenas en unas elecciones parlamentarias y unaselecciones municipios

    Fuente: Datos recopilados en la Direccin del Registro Electoral, Santiago deChile. El indice de rivalidad entre partidos y los datos franceses estan sacadosde Mark Kesselman, the Ambiguos Consensus; A Study of local government inFrance (Nueva Cork: Alfred Knopf, 1967).N = todos los municipios.

    . Pases como Suiza, Israel, los Pases Bajos o Dinamarca tienen niveles defraccionamiento comparables a los de Chile, pero la distancia ideolgica entrelos partidos en dichos Pases no es tan grande. El Iraccionamiento, por tanto,es independiente de la polarizacin. Segn Sartori, Chile puede situarse, juntoa Finlandia, Italia y la Cuarta Repblica Francesa, entre las naciones con unode los sistemas de partidos ms polarizados del mundo, debido a sus propiosderechista e izquierdista claramente definidos, formados por partidos conobjetivos polticos muy divergentes y acusadas diferencias acerca de la propianaturaleza del rgimen16. Debe recalcarse una vez ms, sin embargo, que elPartido Comunista de Chile opt desde muy pronto por una va electoral y noinsurreccional de acceso al poder.

    Al igual que ocurre con la rivalidad entre partidos, la distancia ideolgicano es una abstraccin expresado por los computos totales nacionales, unreflejo de reas geograficas polticamente Homogneas que expresandiferentes preterenciones polticas en cada una de las elecciones, el grado depolarizacin responde obviamente a la capacidad de la izquierda y la derechapara encontrar apoyos y de los partidos de centro mantenerlos. Esta relacinpuede apreciarse durante la decada de 1960 examinando el numero de municipios cloe dieron mas apoyo a la derecha o la izquierda que el que ambosextremos del espectro politico obtuvieron en las elecciones parlrunentaria de1965, la menos polarizada de la dcada. En 1961, tal como refleja la tabla 1.6,en 102 municipios (el 35 por ciento del total) se dio una alta polirizacin, con

    16 Vease Sartori, Parties and Party Systems, pgs. 310-315.

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    apoyos electorales ptira la izquierda la derecha que superaron ei 30 por cientode los votos. EI numero de municipios polarizados descendi a 77 (el 27 porciento) en 1969, dado que los democristianos consiguieron mantener un amplioporcentaje de votos. Pero en 1973 la polarizacin crecio claramente, y ms dela mitad de los municipios registraron altos porcentajes de voto para la derecha

    y la izquierda. En las elecciones parlamentarias de 1973 el centro se ali con laderecha para formar la Confederacin Democratica (CODE) y enfrentarse a lacoalicin Unidad Popular (UP). Cada bando elabor una lista con junta,llevando a su maxima expresion la polarizacin de la poltica chilena.

    TABLA 1.6. Porcentaje de municipios polarizados y promedo de votos enmunicipios polarizados por tendencia en 1961, 1969 y 1973.

    Fuente: Datos recopilados en la Direccion del Registro Electoral, Santiago dechile.Nota: Municipios polarizados son aquellos en los que tanto la derecha y comola izquierda obtuvieron mas del 25 por ciento de los votos.

    La base heterogenea de apoyo a los partidos

    A la competitividad y la polarizacion podemos aadir un tercer factor, sinfactor que no se advierte fcilmente al obser ar la evolucin de las tendenciasde voto. Aunque el sistema chileno de partidos contemporaneo estuvo marcado

    por un profundo debate ideolgico acerca de las cuestiones de clase, seria unerror asumir que las bases electorales de los partidos estuvieron definidasestrictamente en fon cin de alineamientos de clase17.

    Es evidente que los partidos de izquierda, y sobre todo los comunistas,lograron gran parte de su apoyo entre la clase obrera, particularmente entre losmineros y los trabajadores industriales. Los partidos de la derecha y el centroencontraron claramente un mayor respaldo electoral en las clases media y alta,aunque tambien recihie ron un amplio porcentaje de votos de miembros de laclase obrera. En general los trabajadores rurales apoyaron a la derecha,aunque en algunas zonas del pais dicho apoyo se dirigi sustancialmente hacialos radicales. El analisis de regresin multiple con datos globales confirma

    estas tendencias, pero tambin pone de manifiesto que las calegoriaS17

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    ocupacionales de la clase obrera no explican una parte sustancial de lasvariaciones en el voto a los partidos, con la excepcion de los comunistas, cuyovoto ha estado muy vinculado a la presencia de poblacin minera (vase latabla 1.7).

    Los datos de las encuestas respaldan el descubrimiento de que hubo un

    importante cruce de apoyos de clase en los Partidos chilenos. Tal como indicala tabla 1.8, el 31 por ciento de los ciudadanos consultados en una encuesta enSantiago se identificaban como de derechas, mientras que el 24,5 seconsideraban de izquierdas. (Estos porcentajes se aproximan al 30 por cientode votos obtenido por la derecha y al 22 por ciento logrado por la izquierda enlas posteriores elecciones parlamentarias de 1961. Vase al respecto la tabla1.1.). La tabla 1.8 muestra que tanto la derecha como la izquierda recibieronfuertes apoyos de grupos de clase obrera co Chile. As, mientras que el 31,1por ciento de los trabajadores se identilicaban con la izquierda, el 29,4 porciento lo haca con la derecha. En la categora de cia se alta, ningnencuestado manist su preferencia por la izquierda. Sin embargo el 18,2 por

    ciento de los encuestados de clase media-alta eligieron la izquierda frente a un33 por ciento que optaron por la derecha. Posteriores encuestas, as corno elanlisis de ciatos globales, confirmaron que la distribucion de los apoyos a laizquierda y la derecha se mantuvo sorprendentemente estable hasta la eleccinde Salvador Allende18.

    Tabla1.7. Porcentaje de variacion en el voto partidos (RS) explicado por lacategora ocupacional de las elecciones parlamentarias y municipales de1969 y 1971

    1969 1971%

    Nacionales 17 16Comunistas 33 32Socialistas 8 9Democristianns 8 7Radicales 7 5

    Fuente: Datos recopilados en la Direccion del Registro Electoral, Santiago deChile.N = 287

    TABLA 1.8. Tabla cruzada de autoidentificaciones en preferencia poltica yclase social

    18Vease James Prothro y Patricio Chaparro, Public Opinin and the Movement of the Chilean government to the lef,chile: Politics and Society, ed, por Arturo Valenzuela y J. Samuel Valenzuela (New Brunswick: Transaction bokks,1976).

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    Fuente: International Data Library and Reference Survey. Survey Research

    Center, Universidad de California Berkeley, informe sobre las eleccionespresidenciales de 1956 en Santiago de Chile.La base heterognea de apoyos se debi en parte a la fuerte apelacin a

    los votantes sobre fundamentos personalistas o clientelistas. La derecha, porejemplo, sigui encontrando un considerable apoyo entre los trabajadoresrurales y del sector servicios en base a vnculos tradicionales. Pero laheterogeneidad de los apoyos se debi tambin a ia continuada vitalidad de laotra escisin generadora de la poltica chilena de partidos la escisin religiosaaos despus de la resolucin de los principales contenciosos Iglesia Estado.

    Los votantes con una fuerte identificacin religiosa, al margen de suposicin social, fueron ms proclives a votar a los conservadores, y

    posteriormente a los democristianos, que los votantes con orientaciones msseculares. Dado que las mujeres tendan por lo gene ral a ser ms religiosas, elvoto femenino (como en muchos pases europeos) se dirigi hacia la derecha yla Democracia Cristiana. En cambio, entre los protestantes y entre personaspoco religiosas, y con independencia de su nivel econmico, era ms probableencontrar votantes de los radicales de centro o de la izquierda19.

    La aparicion de los democristianos con sus propuestas reformistasSocav la habilidad de la izquierda para penetrar en el sector ms catlico dela clase obrera, pero tambin arruino a los partidos derechistas al atraer a susvolantes de clase obrera, particularmente en zonas rurales. La fuerte perdidade apoyos que los historicos liberales conservadores experimentaron a

    principios de la dcada de 1960 les llevo a fundirse en un nuevo partido, elPartido Nacional, junto con un puado de grupos nacionalistas menores. Launin de estos partidos, a los que basicamente habia enfrentado la cuestinreligiosa, puso de manifiesto su preocupaclon prioritaria por cuestiones declase, proporcionando a los democristianos un mayor monopolio sobre los deotos catlicos. Esta tendencia encontr apoyo en cambios internos de laIglesia, que haba empezado a distanciarse del Partido Conservador, con elque se babia identificado hasta finales de la dcada de 1950. Enfrentado a lo

    19Hay algunos estudios sobre las mujeres y la dimension religiosa del voto en Chila. Vease Patricia Kyle y MichaelFrancis, Women at the Polls: the Case of Chile, 1970-1971, Comparative Political Studies 11, nm. 3 (oct. 1978);

    Kenneth P. Langton y Ronald Raporpot, Religion and Leftist Mobilization in Chile, Comparative Political Studies 9,nm. 3 (oct. 1976); Lucy C. Behrman Political Development and Seculatization in Two Chuilean Urban Communities,Comparative Political Studies 4, nm. 2 (enero de 1972); Steven M. Neuse, Voting in Chile: the Feminine Response,en Jhon booth y Mitchell Seligson, Political Partipation in Latin America) Nueva York, 1978.

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    que perciba como un desafo creciente de la izquierda marxista, el partidosintio que tena que hacerse ms progresista.

    Las dos escisiones generadoras (obrero patrn y secular religioso)fueron expresadas polticamente a lo largo de varias generaciones en repetidoscomicios. Estas elecciones, semejantes a un deporte nacional, ayudaron a

    estructurar verdaderas subculturas polticas en torno a cada uno de lospartidos. En la calle, en las tiendas, en los puestos de trabajo, en losferrocarriles, en los clubes locales, en los sindicatos, en las organizaciones deaccion catlica, en las ligas masnicas y en innumerables grupos yasociaciones, chilenos de toda condicin vivieron y respiraron la poltica departidos. A lo largo de los aos, los partidos estructuraron multitud deorganizaciones, incluidos los famosos clubes radicales y liberales las entidadesdeportivas vinculadas a partidos, tanto con fines sociales como polticos.

    A su vez, las filiaciones polticas se vieron reforzadas por otros grupossociales de referencia. As, los dirigentes de clase media y alta de los partidossocialista y radical tendan a ir a institutos pblicos y a enviar a sus hijos a

    universidades estatales o a la universidad de la Concepcin, mientras que losconservadores y los democristianos preferan ser educados en escuelasparroquiales y universidades catlicas. Las lites polticas socialistas yradicales solian ser in u frecuentemente de extraccin media y tenan nombreschilenos, mientras que los dirigentes de la derecha y de la DemocraciaCristiana procedan en su mayoria de familias de profesionales y teniannombres extranjeros, aunque los judios lograban con ms frecuenciaposiciones de liderazgo en los partidos de la izquierda, incluido el PartidoComunista. De hecho, incluso cuando importantes sectores democristianosgiraron hacia la izquierda y rompieron con el partido, fundaron nuevos partidosde izquierda y no se integraron en los antiguos partidos seculares hastadespues de la era de Pinochet.

    El Partido Comunista, en particular, desarroll su propia y muy personalsubcultura, claramente reforzada por aos de actividad clandestina. Ms aunque el resto de los partidos chilenos, el Partido Comunista desarroll ungenuino liderazgo obrero, reclutado basicamente en los sindicatos y algunasorganizaciones populares. Asociaciones secundarias creadas por el partido, asicomo periodicos, revistas e incluso canciones folclricas y expresionesartisticas (encarnadas en artistas poetas como Violeta Parra y Pablo Neruda),ayudaron a consolidar una fuerte sensacin de comunidad de intenciones quetrascendio la mera bsqueda de votos. Ello lo quiere decir que las

    consideraciones ideolgicas carecieran de importancia. Por el contrario, eranfundamentales, ya que ayudaban a definir una visin distinta del mundo tantopara los militantes como para los seguidores. Sin embargo, la idleologia estabaentrelazada con diferencias cullturales, religiosas y de clase. Estos factores secombinaban para cimentar distintas identidacles en el seno del partido,identidades transmitidas a travs de generaciones reforzadas por una sucesionde significativas contiendas electorales en el centro de la vida nacional. Aunquelos militantes vivian con especial intensidad la identificacin partidista, esta seextenda a la ms ampl ia comunidad de seguidores, as como a los votantes.

    Aunque poderosa, la identificacin con el partido no era inntu table. Alinales de la decada de 1930 fue el ala mas joven del Partido Conservador la

    que impuls la creacin de la Falange (la posterior Democracia Cristiana), unpartido que a su vez vio como gran parte de su militancia juvenil abandonaba

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    sus filas para crear los partidos cristianos izquierdistas en la dcada de 1960.Al mismo tiempo, el Pariido Socialista se beneficio claramente de la perdida deapoyo que experimentaron los radicales entre un electorado de clase mediaperteneciente a la tradicin laica chilena. Estas deserciones, sin embargo, noalteraron las lneas generales dci panorama poltico chileno, sino que ms bien

    las reforzaron20

    .Es la continuada existencia de estas subculturas radical, socialista,comunista, democristiana o derechista lo que ayuda a explicar en gran parte laestabilidad subyacente en el comportamiento electoral de los chilenos. Unanlisis de la intercorrelacin del voto de los partidos a lo largo de variaselecciones en la dcada de 1960 demuestra que incluso en un periodo deconsiderable realineamiento electoral hubo una estabilidad subyacente de laspautas de voto. Tal como refleja la tabla 1.9, los comunistas y losconservadores disfrutaron del mayor grado de estabilidad interpartidaria, concoeficientes de correlacin muy altos entre las elecciones municipales de losanos de Alessandri y las elecciones parlamentarias de los aos de Allende dos

    periodos dramticamente diferentes de la historia de Chile, separados por aosde importantes cambios tras ellos figura el Partido Socialista, con COeiciefltesde correlacin algo mcs bajos, mientras que los dos partidos de centromuestran el nivel mas bajo de estabilidad interpartidaria uno de ellos en declivey el otro en radical ascenso durante este periodo.

    La supervivencia del sistema multipartidista chileno bajo el rgimenmilitar

    Nada ms producirse el golpe militar qued bien claro que las nuevasautoridades no estaban por restaurar el orden y devolver el poder a loslderes polticos. Los dirigentes militares chilenos estaban convencidos de quelos problemas del pas no slo se deban a la mala gestin de un gobiernodecidido a imponer una alternativa marxista, sino a la democracia chilena en s,y espccialmen te a la poltica de los partidos democraticos. Hacindoseirnicamente eco de los debates ideolgicos de los aos treinta, compartan el

    20La interaecion de las dimensiones cultural e ideolgica en su relacin con las escisiones generadoras a lo largo deltiempo es un asunto que requiere ser investigado. Lo realidad hay pocos estudios competentes sobre los partidoschilenos. La mayora se centran en trazar una cronologia de los acontecimientos o los cambios en las posiciones de lospartidos, o bien son folletos ideologicos semipolticos realizados por dirigentes de partidos. Ninguno aborda de unmodo sistematico las variables organizativas o la cuestin crucial de las relaciones entre los lderes, dirigentes de nivelmedio, militantes y electores, Ningn estudio se ha ocupado de la historicidad de las alternativas de partido, como ha

    ocurrido en trabajos referidos a Escandinavia como los de Rokkan o Valen. Entre los estudios estndar sobre lospartidos chilenos de izquierda figuran: julio Cesar jobet, el partido socialista de chile, 2a ed 2 vols. (Santiago de Chile:Ediciones Prensa Latinoamericana. 1971): Alejandro Chelen Rojas, Trayectoria del Socialismo (buenos Aires: EditorialAustral, 1967): Hernan Ramirez Necochea origen y formacin del partido comunista de Chile (Santiago de Chile:Editorial Austral 1965); Ernst Halperin, Nationalism an Communism in Chile (Cambridge: MIT Press, 1965); Paul Brake,Socialism and Populism in chile (Urbana: U Illinois P, 1978). Sobre los partidos de derecha , vease, Ignacio ArteagaAlemparte, partido conservador XVI Convencion Nacional, 1947 (Santiago de Chile Imprante Chile, 1947); MarcialSanfuentes Carriuon, El partido Conservador (Santiago de Chile: Editorial Universitaria, 1957); Jose Miguel PradoValdes, Resea historica del Partido Liberal ( Santiago de Chile: Imprenta Andina, 1963). No hay buenos estudiossobre el Partido Nacional. Un estudio muy revelado sobre la derecha chilena esRobert Kaufman, the Politics of LandReform in chile 1950-1970 (Cambridge: Harvard U.P., 1972). Sobre el Partido Radical, vease Luis Palma Zuiga,Historia del Partido Radical; Florencia Duran Bernales, El Partido Radical (Santiago de Chile: Editorial Nascimiento,1958). Sobre el Partido Demcrata Crsitiano, vease Leonard Gross, the Last Best hope: Eduardo Frei and ChileanChristian Democracy (Nueva Cork: Random house, 1967); George Grayson, El Partido Democrata Crsitiano Chileno(Bunos Aires: Editorial Francisco de Aguirre, 1965); Jaime Castillo Velasco, Las fuentes de la Democracia Cristiana(Santiago de Chile, Editorial del Pacifico, 1965), y Michael fleet, the rise and Falla of Chilean Christian Democracy

    (Princenton: Princeton U.P., 1985). No hay ningun buen estudio sobre el fenmeno Ibez o el Laborismo Agrario,excepto Patricio Dooner La segunda administracin deIbaez, Estudios sociales, num, 43, pag. 83-113. Unexcelente libro de ensayo que analiza la evolucion de la politica y los paridos chilenos en Tomas Moulin, Democracia ysocialismo en chile ( Santiago de Chile: FLACSO, 1983).

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    despreco de la extrema izquierda por la democracia burguesa Vean a todoslos polticos como demagogos interesados dispuestos a pactar cualquier cosa aexpensas de la nacin, y como los principales responsables de la crisis poltica,econmica y social del pas. Estaban convencidos de que con las Polticasadecuadas el pueblo chileno abandonara los partidos y las ideologas del

    pasado en lavor de un tipo diferente de politica basada en el nacionalismo, elpatriotismo y la armonia cvica, una poltica ajena a todo tipo de conflicto odivisin partidista.

    Tabla 1.9. Correlaciones entre pautas de voto a los principales partidoschilenos en las elecciones municipales de 1963 y 1971 por municipio.

    Fuente: Resultados electorales dispoinbles en la Direccin del Registro

    Electoral, Santiago de Chile.Nota: Los votos para los partidos Conservador y Liberal que se unieron paraformar el Partido Nacional en 1965, se sumaron para las elecciones de 1963.Se consideran principalces centros urbanos aquellos cuya publacion superalos cinco mil habitantes, un total de cuarenta municipios. N = 287.

    En su intento de arrojar a los partidos y los lderes chilenos al cubo de labasura de la historia, los dirigentes de Chile, durante la dcada y media en quedetentaron el poder, esperaban beneficiarse de tres elementos distintos: lacruda represion, la modernizacin econmica y la ingeniera institucional Slo

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    unos das despus de asumir el poder, la junta militar promulg un decretoprohibiendo algunos partidos polticos y declarando otros en suspenso21.

    Durante los diecisis aos siguientes, la direccin de los partidos luchopor sobrevivir bajo el gobierno ms duradero de la historia de Chile. Lospartidos de izquierda se llevaron la peor parte, con sus lderes asesinados,

    encarcelados o exiliados y sus bienes confisca dos; pero los partidos de centro,incluido el democristiano, vieron tambin seriamente limitadas sus actividades ymuchos de los lideres tuvieron que exiliarse. Slo el derechista PartidoNacional dio la bienvenida a la nacion de la actividad de los partidos y sedisolvi voluntariamente. Aunque angtiuos de sus dirigentes asumieron puestosde responsabilidad en el nuevo gobierno, especialmente en el cuerpodiplomatico, hay que sealar que los militares no situaron a lderes prominentesdel Partido Nacional en puestos politicos clave, sino que prefirieron atecncratas conservadores pero apolticos22.

    La tactca represiva logro limitar la actividad de los partidos, lasautoridades militares llegaron a creer que la modernizacin econmica y social

    bajo su experta batuta hara obsoletas las condiciones que habian engendradoa los partidos polticos en el pasado. Para articular su posicin encontraron unbuen apoyo en el equipo de jvenes tecnoeratas defensores del libre mercadoque les ayudaron a gestionar la economa y el Estado. Segun los Chicagoboys, el crecimiento y el acceso a los bienes de consumo posibilitados por laeconoma de libre mercado aumentaran los niveles de vida y minarian laslealtades a los partidos tradicionales, sobre todo las de los de izquierda. Desdesu punto de vista, el polarizado sistema de partidos chileno no era ms que unvestigio del subdesarrollo y de las polticas estatistas, un anacronismo quedesaparecera con la modernizacion.

    Hacia el final del gobierno militar, las autoridades tambin pusieron enmarcha una serie de medidas legales que pensaban garantizaran latransformacin definitiva del sistema de partidos, un cambio desde elmultipartidismo ideolgico a un moderado sistema hipartidista. Dichas medidasincluan disposiciones constitucionales prohibiendo los partidos de izquierda,una ley de partidos pensada para obstaculizar el desarrollo de los partidospequeos, y una nueva ley electoral disenada para proiover un sistemabipartidista que favo reciera a los partidos de derechas al crear un musualsistema binominal, en el que el segundo partido disfruta de importantesventajas electorales23.

    21 Los partidos fueron prohibidos por el Decreto ley 77 en septiembre de 1973 las restricciones dirigidas a losdemocristianos se adoptaron en el Decreto ley 1697 1977 La Constitucion de 1980, aprobada en un plebiscito, conteniauna estipulacion (artculo 8) orientado a la Proscripcion permanente de los partidos se la izquierda mediante laprohibicion de todo partido de caracter totalitario o que fuera en contra de los valores familiares. El texto delarticulo 8 sealaba que cualquier acto de una persona o un grupoo orientado a propagar doctrinas que supongan undesafio a la familia, defiende la violencia o una concepcin de la sociedad. Del estado o del orden judicial de carctertotaloratiro o fundamental en la lucha de clases, es ilicito y contrario al ordenamiento de la Republica. Lasorganizaciones y movimientos o partidos politicos que por sus fienes o por las acciones de sus partidos tiendan haciaesos objetivos, con insconstitucionales. El articulo 9 aadia: Quedan prohibidas todas las asociaciones contrarias ala moralidad, el orden publico y la seguridad del Estado, vease Luz Bulnes Aldunate, Constitucin politica de laRepublica de Chile: concordancia, anatoacionmes y fuentes (Santiago de Chile: Editorial Juridica de Chile, 1981)22La unica excepcin significativa a esta generalizacin fue el breve periodo de 1983-1984, cuando tras una etapa dedisturbios generalizados y un espectaular debilitamiento de la fortuna del regimen, el general Augusto Pinochet pidio aSergio Onofre Jarpa, antiguo presidente del Partido Nacional que ocupara la cartera de Interior y ayudara al gobiernomilitar a ganar tiempo.23La ley que regula los partidos politicos es la ley Organica Constitucional nm. 18.603 publica en el diario oficial del23 de marzo de 1987. La ley electoral corresponde a la Ley Organica Constitucional nm. 18.700 publicada en el diariooficial del 6 de mayo de 1988, seguida por varias modificaciones en ediciones subsiguientes.

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    El resurgimiento de un poderoso sistema multipartielista una vezfinalizado el gobierno militar es un vvido testimonio del fracaso de estosplanteamientos y estas medidas. Tras la crisis econmica de 1982 los partidosolvieron a ocupar una posicin central y eflipezaron a fraguar lentamente unaoposicion creble al rgimen militar. La dramtica derrota el general Pinochet en

    el plebiscito del 5 de octubre ele 1988, que logr el 43 por ciento de los votosfrente al 54,7 por ciente) obtenido por una coalicin de partidos de centroizquierda, y el resonante triunfo de dichos partidos en los comiciospresidenciales y parlamentarios un ao ms tarde, demostraron hasta qupunto el sistema de partidos segua siendo un rasgo fundamental de lasociedad chilena.

    Las encuestas de opinin revelaron que, tras diecisiete aos deautoritarismo, aproximadamente el 80 por ciento de los chilenos seidentificaban con un determinado partido poltico24. Como muestra la tabla 1.10,los chilenos siguen considerndose de centro izquierda en un porcentajesimilar al de hace tres dcadas. En agosto de 1992, el 22,6 por ciento se

    consideraban de derecha o de centro-derecha, el 22,4 por ciento de centro, y el31,4 por ciento de izquierda o de centro izquierda; el 23,6 por ciento se vean as mismos como independientes o se negaban a identifiearse con unadeterminada tendencia poltica. Estos porcentajes no difieren mucho de losresultados de las elecciones parlamentarias ele 1973, los ultimos comicioscelebrados antes del golpe militar, en las que la izquierda obtuvo un 34,6 porciento de los votos, el centro el 32,1 por ciento, y la derecha el 21,1 por ciento.

    Tabla 1.10. Porcentaje de chilenos que al ser encuestados se identificaroncomo de derecha/centro-derecha, de centro, y de izquierda/centro-izquierda entre junio de 1990 y agosto de 1992

    Fuente: CEP-Adimark, Santiago de Chile, marzote 1993.

    Los anlisis electorales muestran igualmente una significativacontinuidad en las piutas ele voto. Timothy Scully y Samuel Valenzuela hansealado que los resultados de las elecciones municipales de 1992 en Chile,en las que los partidos encontraron menos obstculos para presentar

    24Encuesta de opinin dirigida por CEP Adimark, agosto de 1992. Doy las gracias a Roberto Mendez, director deAdimark, por haberme facilitado los resultados de la encuesta a partir de una muestra tomada en Santiago de Chile yotras ciudades importantes.

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    candidatos que en los anteriores comicios presidenciales de 1990, soncongruentes con las pautas ele voto histricas en Chile, En 1992, la derecha, elcentro y la izquierda obtuvieron el 38 por ciento, el 36,3 por ciento, y el 24,3 porciento de los votos, respectivamente. La media de apoyos para las mismas tendencias entre 1937 y 1973 fue de 130,1 por ciento, el 39,7 por ciento, y el 24,2

    por ciento, respectivamente. De hecho, los votos demo cristianos en 1992fueron virtualmente los mismos que los recibidos por Radomiro Tomic,candidato democristiano a la presidencia veintids aos antes, y se acercan alos obtenidos por el partido en los comicios parlanientarios de 1969 y 1973. Losvotos de la izquierda disminuyeron en torno a un 6 por ciento, desde el 36,2 de1970 al 29,6 de 1992, reflejando el declive del Partido Radical y lasdesventuras electorales de los comunistas, que se haban distanciado de unatransicin Pacfica a la democracia. Como sealan ScuIIy y Valenzuela, estascontinuidades persistieron a pesar del espectacular incremento del voto publicoy de que la mitad de los votantes de 1992 no haha votado nunca antes25.

    La incapacidad de las autoridades militares para eliminar el sistema de

    partidos se debi a tres supuestos erroneos26. En primer lugar, aunque Chilecrecio en terminos econmicos a finales de los aos setenta y experiment unafuerte y sostenida recuperacin econmica a paitir de 1985, los militaresasumieron equivocadanete que la identificaci, partidista, sobre todo en laizquierda, poda explicarse meramente por ndices de privacin material y que,por contra, la Prosperidad y la mejora en los niveles de vida socavariannecesariamente dichos vnculos. La tabla 1.8, ya comentada pone demanifiesto con claridad que la izquierda era respaldada por grupos tanto deingresos bajos como altos.

    Los estudios de Alejandro Portes han deniosi redo definitiva mente quelos indicadores de pobreza, bajo ni\el cultural o Irustra cin no explican,histricamente, el voto izquierdista en Chile. Como afirma Portes, laidentificacion con los partidos de la izquierda es el resultado de unaorganizacion socializacin politices, reforzadas por grupos clave de referenciacomo los sindicatos, las asociaciones profesionales y grupos sociales yculturales. La Socializacin poltica contribuye a su vez a provocar cambios enla visin del mundo, cambios por los cuales los individuos tienden a asociar susdificultades o los problemas del pas con iinjusticias estructurales, no con suspropias incapacidades. Tal como indica Portes, el incremento del voto a lospartidos de la Unidad Popular en 1973 (en relacion a 1969), en un contexto dehipertnflacin y severas privaciones, fue una prueba de la falta de motivaciones

    economicas en la mayora de los votantes de la izquierda

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    .25Vease Scully y Valenzuela From Democracy to Democracy Continuities and Changes of Electoral Choice and theParty Sistema in Chile, en Democracy Politics and Society: Latin American Essay in Honor of Juan Linz, ed, porArturo Valenzuela (Bloulder: Westview 1994). Como sealan los autores, esta continuidad se manifiesta a nivel de lastendencias representadas por ciertos grandes partidos tanto en la izquierda como en la derecha: los democrsitianos enel centro, los socialistas en la izquierda, y el Partido Nacional Renovado en la derecha. Sin embargo, hay un cambioconsiderable entre los propios partidos como siempre ocurrio en el sistema chileno de partidos; dicho cambio es el

    resultado de divisiones internas del surgimiento de un nuevo liderazgo, o del declive en la fortuna de los partidos.26En 1980, en la cima del xito de las medidas economicas del gobierno militar y en un momento de escepticismogeneralizado entre los lderes denmocrticos y los intelectuales acerca de la supervivencia del sistema chileno departidos, J. Samuel Valenzuela y yo predijimos que los partidos sohrevivirian al interludio autoritario. Vease Partidosde oposicin bajo el regimen autoritario chileno. Para un enfoque distinto, vease Manuel Antonio Garretn, El procesopolitico chileno (Santiago de Chile: FLACSO, 1983).27Vease Alejandro Portes, Occupation and Coger Class Poltical Orientations in Chile, en Valenzuela y Valenzuela,

    chile politics and society. Vease tambien sus articulos Status Inconsisntency and Coger-Class Leftist Radicalism,Sociological Quarterly 13 (verano de 1972); 361-382, y Political Primitivism, Differential Socializacion, and coger-ClassLeftistm Radicalism, Americam Sociological Review 36 (octubre de 1971): 820-835, ambos basados en su estudioochileno. Para un analisis comparativo en apoyo de este punto vease Portes Urbanization and Politics in Latin American,

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    En segundo lugar, las autoridades militares asumieron que una intensarepresin y la desaparicin de la poltica electoral y de partidos provocaran elfin de los partidos polticos. Sin embargo, los partidos no desaparecieron, sinoque mantuvieron su presencia en otras esferas de la vida social. En lasasociaciones de vecinos, en los sindicatos obreros, en los grupos estudiantiles

    e incluso en las asociaciones protestonales, las posiciones de liderazgo fueronsiendo ocupadas gradualmente por activtstas vinculados a partidos. El procesoen Chile fue similar al que tuvo lugar en Espana bajo circunstancias aun msrepresivas. Cotllo senala Jos Maravail, la emergencia de la clase obterei ydel movimiento estudiantil [en Espaa] dependio de la supervivenciaclandestina de los partidos de izquierda. Dichos partidos proporcionaron lasestrategias y los dirigentes, y fue la capacidad de supervivencia de estospartidos lo que mantuvo viva la resistencia obrera estudiantil durante las largasy dificiles dcadas de 1940 y 1950, y lo que mas tarde reaviv la lucha28.

    Ironicamente, el rgimen contribuyo a asegurar el acceso de miembrosde los partidos tradicionales a las posiciones de liderazgo al renunciar a

    estructurar un movimiento ciudadano propio, de base masiva, que apoyara alrgimen; esta renuncia provena directamente de las profundas actitudesantipolticas de los dirigentes militares29. Es altamente improbable que unmovimiento de ese tipo hubiera tenido xito en Chile debido a la fuerteidentificacin de los chilenos con tendencias polticas y partidos especficos,con el paisaje poltico chileno. Entre las democracias que han experimentadouna crisis poltica, ninguna, con la posible excepcion de Uruguay, Contaba conun sistema de partidos tan fuerte y longevo.

    Por ltimo, las autoridades militares asumieron erroneamente quepodan transformar el sistema de partidos sirvindose de la ingeniera legal yconstitucional. La Constitucin de 1980, en su artculo 8, proscriba a lospartidos de la izquierda al declarar ilcitos (o contrarios al orden institucionalde la Repblica) a todos los grupos o personas que propaguen doctrinas quesupongan una afrenta a la familia, promuevan la violencia o una concepcion dela sociedad, el Estado o el orden jurdico de carcter totalitario o fundada en lalucha de clases. Sin embargo, tras la derrota (le Pinochet en e1 plebiscito (le 1988, esta disposicin fue eliminada en las reformas (le 1 98 y reemplazada porun texto ms moderado que prohibe conductas o acciones que no respeten osprmcipios bsicos de un orden democratico y constitucional30. Los lderes delos partidos Socialista y Comunista, anteriormente proscritos, recuperaron susderechos polticos.

    La ley electoral diseada por el gobierno militar saliente demuestra lolejos que fue el gobierno en su intento de promover cambios fundamentales enel sistema de partidos a traves de la legislacin. El objetivo de la reforma eraforzar la creacin de un sistema con dos o tres partidos de orientacin electoralideolgicamente homognea: el polo opuesto del histrico sistema chileno departidos. Las reformas se disenaron para garantizar el xito electoral a los

    Social Science Quarterly 52, num.3 (1971).28 Jose Maravall Dictatorship and political disiente (Londres: Tavistock, 1975), p. 166, citado en Valenzuela yValenzuela, Partidos de oposicin.29Vease Karen Remmen, Public Policy and Regime Consolidation. The First Five Years of the chilean Junta Journal ofDevelping Areas 13 (julio de 1979)30Para un analisis de la Constitucin de 1980 y las reformas de 1989, con una textto completo del documento original ycorregido, vease Francisco Geisse y jose Antonio Ramirez Arrayas, La reforma constitucional (Santiago de Chile;CESOC, Ediciones Chile-America. 1989)

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    partidos de la derecha en un futuro proximo, incluso aunque representaran auna minora de la poblacin31.

    Dado que desde el plebiscito de 1988 estaba claro que el conjunto defuerzas de derecha no contaba con ms del 40 por ciento de los votos, losartfices de la ley de reforma electoral marcaron distancias respecto a su

    sistema preferido, un sistema uninominal como el que existe en los EstadosUnidos. Aunque confiaban en que la derecha sera capaz de formar unacoalicin fuerte y en que los partidos de la oposicin seguiran divididos, noqueran arriesgarse a tener que asumir un escenario en el que la Oposicinganara la mayora en el congreso, dada su ventaja electoral en el plebiscito.

    Segn la ingeniosa alternativa chilena, los partidos o coaliciones debenpresentar listas con candidatos para dos escaos por distrito. El sistema tieneen cuenta tanto los votos totales a la lista del partido como los votos a loscandidatos individuales. El primer escao lo obtiene el partido o coalicin quecuente con ms votos. Pero como hay dos candidatos por distrito, el partidoque ocupe el primer lugar debe obtener el doble de votos que el segundo

    partido para ganar los dos escaos de la circunscripcin. De este modo, elpunto de corte que un partido debe alcanzar para obtener al menos un escaoes el 33,4 ciento de los votos, mientras que para lograr los dos escaosnecesita obtener el 66,7 por ciento. De ah que el sistema favorezca al segundopartido en liza. Cualquier respaldo electoral que pueda obtener el ptincipalPartido por encima del 33,4 por ciento de los votos carece de valor efectivobasta que el nivel de apoyo alcance el 66,7 por ciento de los votos. El sistemafue disenado para que los partidos de la derecha, con slo un tercio del voto,pudieran aspirar a ganar la mitad de los escaos.

    En el contexto de un esquema de competicin de dos coaliciones, elgrado de rivalidad es relativamente bajo si los partidos cuentan con apoyoscomparables en un distrito electoral, ya que cada uno tiene asegurado unescao. La rivalidad se centra en os distritos en los que el partido mayorpuede alcanzar ms del 66 por ciento de los votos, Con ms de dos listas departidos, el umbral para que el partido que ocupa el primer lugar obtenga elsegundo escao puede reducirse porque slo necesita doblar los votos de sucompetidor ms cercano. Evidentemente, en un contexto de enfrentamientoentre ms de dos partidos, la dinmica competitiva cambia. Si varios partidosms pequeos tienen un nivel similar de apoyo electoral, el resultado es unaferoz competicin para hacerse con el segundo escao o, en situaciones demayor fragmentacin, para los dos escaos.

    Las autoridades militares presupusieron que los dscolos partidos de laoposicin, desde los democristianos hasta los socialistas marxistas,presentarian multiples listas en los comicios parlamentarios de 1990, y queseran incapaces de reproducir la unidad que haban logrado para vencer aPinochet. Pero en una sorprende