12 Revisiones de Libros

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    Volumen 48, N 2, 2016. Pginas 347-349

    Chungara, Revista de Antropologa Chilena

    Ser hasta la Vuelta de Ao: Bailes Chinos, Festividades y Religiosidad Popular en el Norte Chico.

    Rafael Contreras Mhlenbrock y Daniel Gonzlez Hernndez. Primera edicin. Edicin Consejo

    Nacional de la Cultura y las Artes de Chile, Santiago, 2014, pp. 873.

    Comentado por Andrs Donoso Romo1

    1 Centro de Estudios Avanzados, Universidad de Playa Ancha, Valparaso, Chile. [email protected]

    Ser hasta la vuelta de ao, libro escrito por losantroplogos Rafael Contreras Mlhenbrock y DanielGonzlez Hernndez con la colaboracin de Agustn

    Ruiz Zamora, Sergio Pea lvarez, Danilo PetrovichJorquera y Manuel Morales Requena, es tanto una invi-tacin a explorar la riqueza de la religiosidad que desdehace siglos florece alrededor de la Virgen del Rosario deAndacollo, como una va privilegiada para acceder a la

    intimidad de los que han sido uno de sus cultores ms

    fieles, los chinos.

    En esta monumental obra, compuesta por veintids

    captulos, se puede disfrutar de un relato poblado defotografas, ilustraciones, versos y documentos. Cuatro

    partes organizan el texto. En la primera se realiza una

    cuidada reconstruccin histrica para esclarecer las ml-tiples variables que explican el surgimiento de los baileschinos de Andacollo, foco de atencin que mantendr el

    libro en sus casi novecientas pginas. En la segunda se

    describen algunos de los bailes ms representativos del

    rea geogrfica conocida como el norte chico chileno.En la tercera la cartografa ritual se enriquece con lacaracterizacin de una parte de las mltiples fiestas en

    que estos bailes participan. Y en el ltimo apartado se

    repasan los principales hitos que fueron dando forma al

    complejo ritual estudiado.

    Para poder construir este libro los autores, durante

    los ltimos diez aos de ejercicio profesional, com-plementaron un acercamiento etnogrfico que incluy

    incontables horas de terreno, observacin y entrevistas,

    con una aproximacin histrica que se materializ enlargas temporadas de trabajo de archivo y en una revisinexhaustiva de las fuentes bibliogrficas ms autorizadas

    en la materia. Entre los sellos que tuvo este particular

    abordaje metodolgico el dilogo, comprendido como

    proceso comunicativo en el cual todas las personasinvolucradas pueden/deben aportar, uno de los mssobresalientes. Aqu uno de los pasajes donde mejor se

    aprecia esta disposicin:

    El texto que sigue es el resultado de sucesivasconversaciones en la casa de don Pedro, dondepudimos hablar en forma abierta y coloquial acercade nuestra investigacin, de nuestra visin de lasfiestas y de lo que buscbamos en nuestro dilogo

    con l. Despus de que se crearon las confianzas

    necesarias pudimos concertar una conversacin quese grab, la que luego transcribimos y redactamos,

    para finalmente someterla a la revisin de nuestro

    interlocutor, quien adems la coment y corrigipara ser reescrita finalmente por nosotros (p. 686).

    En trminos epistemolgicos, por tanto, el trabajose inscribe dentro de las perspectivas as llamadas po-

    pulares, liberadoras y/o concientizadoras, las mismas

    que a mediados del siglo XX tuvieron su apogeo entre

    las disciplinas humanas y sociales latinoamericanas.Todas tradiciones que dan importancia a tornar inteli-

    gibles las realidades que a simple vista no pueden ser

    aprehendidas y a fortalecer los procesos de autonoma

    de los sectores populares, en este caso, la participacinritual y el poder local de las comunidades en y sobre el

    territorio (p. 17).

    Entre los principales aprendizajes que entrega el

    texto destaca el modelo de interpretacin histrica que

    http://dx.doi.org/10.4067/S0717-73562016005000019. Publicado en lnea: 12-mayo-2016.

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    se ofrece sobre los bailes chinos. Y es que hasta antes

    de este libro los bailes han tendido a comprenderse,tambin entre los especialistas, como una expresincultural inmemorial que habra permanecido invariable

    con el correr de los siglos. Ahora, gracias a Ser hastala vuelta del ao,es posible comprenderlos como una

    respuesta elaborada por el bajo pueblo esa mixtura de

    mestizos e indgenas de las ms diversas etnias a los

    abusos y constricciones que acompaan los procesos de

    mercantilizacin econmica o, si se quiere, al devenir delcapitalismo. Con otras palabras, los bailes seran, entre

    tantas otras cosas, una expresin de las bsquedas dealivio y consuelo que tendran primero los encomendados,luego los peones mineros y posteriormente tambin los

    trabajadores rurales semiasalariados, a las duras condi-

    ciones de vida y de trabajo enfrentadas.

    Pero estos bailes no se conformaran nicamente conelementos culturales tomados de los universos simblicosque traen consigo los encomendados, desplazados odesterrados, tambin incorporaran los obtenidos de las

    tradiciones de quienes los someten a estas duras condi-

    ciones, ms particularmente el clero. Por ello es que estasexpresiones rituales, que tienen entre sus caractersticas

    fundantes el ser autnomos de toda institucionalidadeclesial/estatal, se ofrendan a la virgen y a otras deidadespertenecientes a los idearios cristianos.

    Esta lnea de interpretacin tambin permite entenderque aun cuando existan antecedentes para remontar el

    origen de los bailes chinos a mediados del siglo XVI,su auge se habra dado durante los siglos XVIII y XIX,

    perodo que coincide con el pico de la actividad minera

    en el territorio que se extiende entre los valles de los rosCopiap por el norte, Aconcagua por el sur y que incluyetambin algunas regiones trasandinas entre esas mismaslatitudes. Huelga decir, adems, que es en este momentode mximo dinamismo de los bailes chinosque ellos vana adquirir el formato expresivo y la esttica con que en

    la actualidad conocemos a estas hermandades (trajes,instrumentos, coreografas, etc.) (p. 99).

    Otro aspecto que se ensea en el texto es que las

    personas que se vinculan a estos bailes lo hacen mediadospor una obligacin promesa o manda que han contradocon la virgen o la deidad a la cual se le baila. De manera

    que cada integrante del baile, sea jefe, instrumentista y/odanzante, pide proteccin, salud o abundancia a cambio

    de ofrendar por un perodo acotado, o bien para toda la

    vida, sus reverencias, servicios o sacrificios a la deidad.

    Por ello, aunque la imagen pueda pertenecer o no a la

    Iglesia catlica, la relacin que el chinoestablece con ellano reconoce ni precisa de intermediarios. l solo necesitabailarle, no necesita a un obispo que le diga por qubailar o a un cura que le ensee cmo tiene que hacerlo.

    En este mismo sentido se inscriben las diferentesformas que, a lo largo de los siglos, han adquirido las

    pugnas entre chinosy autoridades eclesiales. Y es que

    aunque la Iglesia catlica haya tratado de investirse a s

    misma como la nica mediacin vlida que tienen las

    personas para relacionarse con el mundo de lo sagrado,

    los chinosno solamente han prescindido, y prescinden, dedicha mediacin, sino que vociferan pblicamente, en sus

    cantos y plegarias, sus particulares maneras de comprenderla religin. Dando un paso ms all los autores no solo

    identifican apropiadamente esta suerte de lucha que se

    verifica por la mediacin entre creyente y deidad, tambinafirman que muchas veces el dinamismo, la emotividad

    y la creatividad de los cultores populares seran msatractivos que la monotona, parquedad y homogeneidadque evidenciaran los discursos sacerdotales. Diagnsticoque insegurizara a los prrocos y, consecuentemente,los llevara a idear diferentes estrategias para mermar el

    poder de los bailes chinos. Aqu se transcribe uno de los

    pasajes en que mejor se da cuenta de la mecnica que

    adquiere la accin de la Iglesia en este sentido:

    La Iglesia histricamente ha querido apropiarse de lasimgenes familiares y comunitarias homenajeadas, demanera de controlar ya no solo el dinero provenientede las mandas y limosnas, sino que tambin el accesoy el vnculo de las personas con las imgenes y la

    divinidad, supervigilando y censando la forma que elpueblo tiene de venerarlas. Una vez que la Iglesia se

    apodera de alguna imagen patronal que estaba en poderde alguna familia o hermandad, comienzan las reglas,los estatutos, los procedimientos, las solicitudes, la

    burocracia del culto y la fe. Es la institucionalizacinde la devocin, el control social y religioso de mani-

    festaciones que son populares, locales y familiares,

    desinstitucionalizadas y, por esto, en esencia libres,

    sin coacciones ni moralizacin (p. 794).

    Se destaca, a su vez, que desde finales del sigloXIX la mayora de las sociedades de Amrica Latina,

    tambin del norte chico del pas, viene urbanizndose

    e industrializndose cada vez ms aceleradamente. Yse recuerda, tambin, que estas transformaciones hantrado aparejadas cerradas disputas entre el Estado y

    sus escuelas y la Iglesia y sus parroquias, siendo lasecularizacin la que hasta ahora ha primado en esta luchapor la hegemona simblico/cultural. Desde entonces,por tanto, la fe ha tendido a trasladarse desde Dios a las

    personas, lo que ha hecho que los ritos alrededor de las

    deidades de la Iglesia, independientemente de su carcterpopular o institucional, pierdan progresivamente poder

    de convocatoria. Un fragmento de un canto realizadopor Pedro Antonio lvarez, integrante de uno de losbailes chinosque le danzaran a la Virgen del Rosario

    de Andacollo en 1902, da cuenta de la profundidad que

    estaba adquiriendo la secularizacin ya en esos aos:

    En otros aos pasados

    venan devotos miles

    pero hoy esos varoniles

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    de tu fe se han apartado.

    Hoy en nuestra nacin

    existen varias creencias

    y por esa consecuencia

    se pierde la devocin.Si muchos en tu presencia

    invocan tu dulce nombre

    notamos que varios hombres

    critican nuestra creencia.

    Si cantamos las estrofas

    de nuestro signo cristiano

    interrumpen los paganos

    con silbatinas y mofas.

    Madre de consolacin

    haced con vuestro poder

    que podamos sostener

    firme nuestra religin (p. 340).

    El libro tambin deja en evidencia que las respuestasreligiosas generadas por los sectores populares han sido

    afectadas seriamente por las transformaciones en losmodos de produccin y de asentamiento. Esto, lejos de

    significar que hubieran parado los atropellos que cometenlos sectores dirigentes, es decir, que desaparecieran los

    motivos para buscar alivio ante los apremios e incerti-

    dumbres del da a da, obedece a que los cambios en la

    configuracin social y econmica vienen fomentandorespuestas cada vez ms individualizadas, atomizadas y

    precarizadas por parte de la poblacin.Por ello, as como cada vez es ms difcil convencer

    a los jvenes de que se integren a los bailes chinos, cada

    da que pasa es ms complicado encontrar a artesanos

    que sepan confeccionar los instrumentos segn patronesancestrales y cada vez es ms dificultoso encontrar aquienes puedan desempear los roles tradicionales alinterior de estas organizaciones. En resumen, ao tras

    ao son menos los baileschinosy menos las personas

    que los componen. El diagnstico de los autores es claro,de no mediar una toma de conciencia significativa por

    parte de los sectores populares estas manifestaciones de

    autonoma popular se perdern ante las arremetidas de

    la Iglesia y la secularizacin. Parte de la complejidadque envuelve a estos procesos es bien ilustrada en el

    siguiente fragmento:

    En general las nicas voces que se escuchan fuerte,

    claras y sin restricciones, en Andacollo y otras fies-

    tas, son los discursos del cura por altoparlantes, y

    el himno cantado por la masa humana congregada,

    sin distinciones, al final de la procesin. As como

    tambin se escucha, y mucho, el incesante y milita-

    rista sonido de las bandas de instrumentos gruesos.

    Las otras voces, la de los chinos, abanderados, al-

    freces, cantores y danzas, han perdido su posicin,incluso en Andacollo se las cuentan por minutos a

    cada baile, callndolo si este tiempo otorgado se le

    agot, apagndole el parlante y la amplificacin.Son solo quince minutos, normas son normas. La

    moderna autoridad del tiempo medido por reloj se

    impone a la alegre y tradicional poesa popular de

    los alfreces y abanderados (p. 797).

    Como se ha podido apreciar Ser hasta la vuelta

    de ao es un libro que, por sus dimensiones y preten-

    siones, puede ser ledo de mltiples maneras. Aqu se

    identificaron sus anclajes metodolgicos y se destacaron

    algunos aspectos de contenidos que tienen que ver conlas determinantes socioproductivas que condicionan a

    los bailes chinos y con las pugnas poltico-religiosas

    entre las autoridades tradicionales y las eclesiales. Peroel texto es mucho ms, es tambin un valioso testimoniode cmo la aproximacin etnogrfica puede entregar

    conocimientos inalcanzables por otros medios y es, al

    mismo tiempo, una referencia obligada para toda personaque desee conocer en profundidad los bailes religiosos

    de la zona central de Chile y las fiestas populares dondeellos se escenifican.

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    ANDROS IMPRESORES

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