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Fragmento de un discurso libertario: el compromiso ético y político de Juan Ramón Capella (Notas para un debate) JULIÁN SAUQUILLO Universidad Autónoma de Madrid "Tú na eres el "pueblo", hombre pequeño. eres quien desprecia al pueblo, pues no administras su justicia, sino tu carrera (...). Yo respeto al pueblo cuando me expongo al gran peligro de decirle la verdad. Podría jugar contigo al "bridge" y contar tontos chistes populares. Pero no estoy sentado a la misma mesa que tú. Pues eresun mal abogado de la declaración de independencia norteamericana. Tu amor cristiano, tu socialismo y tu Constitución ame· ricana son lo que haces a diario, cómo piensas a toda hora, cómo abrazas a tu compañero de vida y cómo vives a tu niño, cómo considerasTU RESPONSABILIDAD SOCIAL, cómo evi· tas llegar a ser como el opresor de la vida a quien odias» Wilhelm Reich, Listen, Little Man! (1948) Los análisis de Wilhelm Reich sobre una revolución social que habría de rechazar el fascismo y favorecer la liberación de la represión sexual dieron lugar tanto a espe- sos análisis como a escritos de combate. El generoso propósito del autor se vio reflejado tanto en La revolución sexual (1929) O en La psicología de masas del fas- cismo (1933) como en Iliscucha, hombre- cito! (1948). La sencillez de este último no desmereció la profundidad teórica o el compromiso que destilaban aquellos otros. A veces, la persuasión pretendida por el lenguaje exige un estilo adecuado a los interlocutores seleccionados. Reich -del que ahora celebramos cien años de su naci- miento- no fue menos profundo acercán- dose, de forma sencilla, al hombre común para mostrarle su cobardía, y la mistifi- cación cotidiana en que vivía, con un libelo ISEGORIN19 (1998) pp. 183-194 que escribiendo contundentes tratados para demostrar La función social del orgas- mo (1927). Un estilo airado y didáctico puede ser más incitativo que poderosos y extenuantes sistemas. Sin embargo, los rituales del lenguaje escrito con frecuencia se oponen a esta sencillez de la expresión. La propia estima y autoestima ante los colegas, inasequible a cualquier cura de humildad, las políticas editoriales o el ensi- mismamiento de las academias confluyen en evitar los análisis de claridad meridiana para quienes no están o están mínimamen- te iniciados si no es bajo una forma de «manual» que considere a éstos como numerosos consumidores. En Barcelona muchos hablan ahora, 'maravillados, de las películas de un griego, Angelopoulos, que analizó magistralmente la imposibilidad de una mirada inocente 183

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Fragmento de un discurso libertario:el compromiso ético y político

de Juan Ramón Capella(Notas para un debate)

JULIÁN SAUQUILLOUniversidad Autónoma de Madrid

"Tú na eres el "pueblo", hombre pequeño. Tú eres quiendesprecia al pueblo, pues no administras su justicia, sino tucarrera (...). Yo respeto al pueblo cuando me expongo al granpeligro de decirle la verdad. Podría jugar contigo al "bridge"y contar tontos chistes populares. Pero no estoy sentado a lamisma mesa que tú. Pues eresun mal abogado de la declaraciónde independencia norteamericana.

Tu amor cristiano, tu socialismo y tu Constitución ame·ricana son lo que haces a diario, cómo piensas a toda hora,cómo abrazas a tu compañero de vida y cómo vives a tu niño,cómo considerasTU RESPONSABILIDAD SOCIAL, cómo evi·tas llegar a ser como el opresor de la vida a quien odias»

Wilhelm Reich, Listen, Little Man! (1948)

Los análisis de Wilhelm Reich sobre unarevolución social que habría de rechazarel fascismo y favorecer la liberación de larepresión sexual dieron lugar tanto a espe­sos análisis como a escritos de combate.El generoso propósito del autor se vioreflejado tanto en La revolución sexual(1929) O en La psicología de masas del fas­cismo (1933) como en Iliscucha, hombre­cito! (1948). La sencillez de este últimono desmereció la profundidad teórica o elcompromiso que destilaban aquellos otros.A veces, la persuasión pretendida por ellenguaje exige un estilo adecuado a losinterlocutores seleccionados. Reich -delque ahora celebramos cien años de su naci­miento- no fue menos profundo acercán­dose, de forma sencilla, al hombre comúnpara mostrarle su cobardía, y la mistifi­cación cotidiana en que vivía, con un libelo

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que escribiendo contundentes tratadospara demostrar La función social del orgas­mo (1927). Un estilo airado y didácticopuede ser más incitativo que poderosos yextenuantes sistemas. Sin embargo, losrituales del lenguaje escrito con frecuenciase oponen a esta sencillez de la expresión.La propia estima y autoestima ante loscolegas, inasequible a cualquier cura dehumildad, las políticas editoriales o el ensi­mismamiento de las academias confluyenen evitar los análisis de claridad meridianapara quienes no están o están mínimamen­te iniciados si no es bajo una forma de«manual» que considere a éstos comonumerosos consumidores.

En Barcelona muchos hablan ahora,'maravillados, de las películas de un griego,Angelopoulos, que analizó magistralmentela imposibilidad de una mirada inocente

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-su universo no es principalmente el dela escritura sino el de la cámara- por lainterposición de la experiencia de los adul­tos a la infantil (Paisaje en la niebla) opor el predominio del mundo en guerraa la memoria cultural de la biblioteca deSarajevo (La mirada de Ulises). De estaspelículas cabe entresacar sugerente con­clusión sobre la eclosión que puede ofrecerel lenguaje cuando se libera de las atadurasverbales de la experiencia dominante parabuscar una sensibilidad ocultada ¡. Dejan­do a un lado si se puede desvelar este ocul­tamiento de la experiencia dominada des­de la posición de dominación que nos ate­naza tan aviesamente a todos, Juan RamónCapella, en El aprendizaje del aprendizaje.Fruta prohibida. Una introducción alestudiodel Derecho (1995) 2, ha adoptado ponersedel lado de los que nos sufren en las ins­tituciones educativas y, más concretamen­te, desde su propia experiencia de «antiguoalumno» y docente en las facultades deDerecho.

Se trata de un auténtico diálogo con elperplejo novato de estos centros en un len­guaje que le sea asequible. El autor sabeque un análisis provocativo de las insti­tuciones docentes será leído curiosamentepor sus más cercanos colegas -les alude,incluso, muy calculadamente- 3, pero elinterlocutor real al que va dirigido esteensayo es el despistado alumno que pe­netra en la maraña de las Facultades jurí­dicas. Quizás sea así porque Capella noguarda muchas esperanzas sobre el yaintroducido en el Derecho, no desorien­tado sino definitivamente perdido.

El trabajo va intercalando unos pliegoseon textos de otros autores bien seleccio­nados para ilustrar lo ya expuesto, intro­ducir a la lectura o dar mayor tregua aljoven lector. Contiene, además, unasbibliografías, encaminando al autodidactasobre los estudios jurídicos y sociales, pelí­culas imprescindibles y una selección dis­cográfica. Sólo el primer capítulo se man­tiene dentro de un marco más teórico, pues

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el resto del trabajo desmenuza muchas delas prácticas universitarias del futuro abo­gado. Desde las primeras páginas Cape Itasitúa críticamente a la Universidad en elconjunto de unas relaciones injustas queperpetúan a los estudios universitarioscomo privilegio y distinción excluyente deltrabajo manual y las subculturas popularesy tradicionales. En un sistema económicoen crisis la Universidad no se sostiene sóloen el otorgamiento de unos bienes cultu­rales privilegiados, socialmente jerarquiza­dos, apropiados al ejercicio de la domi­nación, sino que ha ampliado y redefinidosus fines: «expendedora masiva de títulos»,«lugar de estacionamiento para el sectordel ejército laboral de reserva procedentede las capas medias urbanas y de la aris­tocracia obrera», «aparcamiento de lujo»o «válvula de seguridad del sistema socio­político, en una fase cargada de tensionesen la vida en común».

Capella confía en que sólo en los már­genes culturales de las facultades de dere­cho y desde las propias iniciativas orga­nízativas de los estudiantes surgirá unapráctica cultural liberadora. De aquí quesu llamada a la «ocupación del espacio cul­tural» no previsto en los planes de estudio-asunción de deberes morales concretos,formación de una comunidad político-cul­tural no sumisa- sea su postulado mástransformador. Y a su vez, la enseñanzaminuciosa de cómo se hacen chuletas ycómo se utilizan sin ser sorprendidos seala más divertida parodia de una instituciónen crisis. La complicidad personal con elsufriente alumno no se da sólo en estemomento. La ácida caracterización hechadel profesor como «clerecía de lo pensa­ble» parece digna de las mejores páginasdel foucaultiano El orden del discurso 4:como los sacerdotes del antiguo Egipto,en materias jurídico-sociales, los profeso­res ejercen un poder especial sobre lasconsciencias, a través de la prescripciónde qué se puede pensar libremente, quées doctrinalmente verdadero y qué se pue-

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de publicar. El profesor aparece como unaespecie de mandarín que ritualíza el usode la palabra libre 5. Capella utiliza un tonocercano para desmitificar la muchas vecesfalsa autoridad del profesor, sus maníaspresentadas como ciencia, la memoriza­ción como instrumento de saber apropia­do, las aleatoriedades del programa, cri­ticar el falso historicismo de los estudiosjurídicos o desmentir la prioridad delmodelo profesional de jueces y abogados.Combatir los «tics» masificados de la tribucon irónico humor; gozar del arte, las lec­turas y las amistades; salirse de las opi­niones comunes con la prensa de inves­tigación; asociarse o autoorganizarse enseminarios, son algunos de los consejos deCapella para resistir, en la universidadactual, a los apabullantes estudios jurídicossin desfallecer. Creo que, sin duda, el des­pistado alumno de nuestras facultades vaa encontrar en este libro un ameno diálogocon quien meditó críticamente sobre lasmuchas trampas tradicionales y nuevasincorporadas por nuestros recientes planesde estudio. Es, por tanto, un libro originaly muy pertinente que habría de echar enfalta no sólo el inquieto alumno, sino quienquiera cuestionar las raíces de la institu­ción que perpetúa.

Sin embargo, ha habido un cambio demarcha entre los primeros, y revoluciona­rios, análisis de Capella sobre la docenciay las profesiones jurídicas subscritos al finaldel franquismo y los realizados hoy. Mate­rialespara la critica de la Filosofía del Esta­do (1976) 6 otorgaba una importancia fun­damental a la transformación, no reforma,de la universidad en el deseo de lograruna práctica jurídica socialmente ernanci­patoria. El aprendizaje del aprendizajeposee un indudable postulado liberador,pero, tras la crítica, el peso del engranajeeducativo parece aceptarse cama palmarioy el prudente consejo parece indicarle alestudiante sortear, más que contestar, parasobrevivir. Hoy sería implanteable undebate entre profesores y alumnos como

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el sostenido en 1967, transcrito como Elfinal de la utopía (traducido por ManuelSacristán), llamando a la rebelión estu­diantil de solidario alcance con el tercermundo. Todos parecemos más bien preo­cupados por nuestra competitividad con lamano de obra baratísima, explotada y sinningún derecho social, del tercer mundoen el contexto de una economía globali­zada. No es atribuible al autor haber acu­sado el desalentador panorama: incluso lasasociaciones estudiantiles más progresistasandan entretenidas con reivindicacionesgremiales, las únicas que logran agruparles-excepción hecha del obligado e impe­rioso movimiento «manos blancas» contrael terrorismo-o Pero, en todo caso, entreuno y otro trabajo de Capella ha habidouna disminución de los horizontes utópi­cos, transformadores, antes existentes, Elgiro teórico no es intrascendente dada laimportancia trascendental que siempredio, sin faltarle razón, a la educación libe­radora para superar unas relaciones socia­les de explotación. Los Materiales.: con­tenían su ya célebre «Sobre la extincióndel derecho y la supresión de los juristas»(1970), donde se determinaba que los estu­diantes de derecho eran una parte impor­tante del agente histórico del cambio haciaun derecho libertario que acabara con underecho obsoleto e ideológico. El trabajose presentaba como un panfleto conven­cido de que «todo derecho es un mal» yde que el trabajo crítico consistía en «arro­jar leña o fuerza a la hoguera de su con­sunción» 7. La transformación liberadoradel derecho consistía, para Capclla, enencarnar en los agentes históricos un dis­curso moral del derecho que acabara conel derecho. Las buenas intenciones derenovar unos planes de estudio -«catá­logo de disparatess-s- 8, desalentadorespara los estudiantes mínimamente sensi­bles, eran sólo aliento verbal de doctosnegociadores. La universidad del pasadono podía subsistir con retoques de detalle.Tras la pormenorizada crítica de materias

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y conceptos jurídicos decimonónicos sedebelaba la naturalización ideológica derelaciones jurídicas injustas a una necesa­ria explicación genética del derecho. Unotras otro iban cayendo todos los tópicossacralizados en las facultades de derecho.Las profesiones jurídicas públicas y priva­das aparecían bajo su rostro alienado ydominador. El Estado administrador eramero sostenedor de la contradicción entremonopolio económico y democracia. Elcontenido sancionatorio del derecho ya novenía a justificar la obediencia al derechoy Capella -de forma semejante a JavierMuguerza- mostraba su perplejidad antela inexistencia social de un inmediato «im­perativo de la disidencia» ante un derechoinjusto.

«Sobre la extinción del derecho y lasupresión de los juristas» (1970) tiene laleyenda de los mejores libelos, fue apor­tación fundamental a los estudios jurídicosy, políticamente, no le falta valor alguno,hoy, en muchas de sus hipótesis teóricas.La transformación social de relaciones dedominación política sigue exigiendo la arti­culación social de nuevos caminos de tra­bajo crítico de los juristas, la eliminaciónde barreras clasistas al acceso a la ense­ñanza superior, el encuadre del estudio delderecho en el 'conjunto de las cienciassociales y, en definitiva, una justa apro­piación ciudadana igualitaria del vectorderecho, política, poder social. El apren­dizajedel aprendizaje (1995), desde las pro­pias prácticas teóricas seguidas por Cape­1Ia, tenía campo abonado para encuadrarlos nuevos planes de estudio en la tran­sición política española, el relegamiento dela enseñanza pública, el nuevo desconcier­to de la sociedad civil o las transforma­ciones más recientes del capitalismo madu­ro en la economía global, y, sin embargo,ha optado por una perspectiva cuyos pre­supuestos no están explicitados en el libro,de aconsejable resistencia estratégica a losnuevos pesares académicos frecuentes enlas facultades jurídicas. Ha habido una dul-

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cificación de la praxis política antes pro­puesta por CapeIla en un actual paterna­lismo, imagino que debido a la mayor irre­misibilidad apreciada de los males queentonces nos anunciaba. Aunque en tra­bajos recientes el autor sigue considerandorelevante la posición de «los estudiantesa partir de cierta edad» (la cursiva es mía)en el sistema productivo, por sus prepa­raciones científicas y técnicas, cara a tomarconciencia del proceso social global eimpulsar un -proyecto emancipatoriocomún y autónomo de los trabajadores 9,

ahora los consejos parecen tutelar a unosestudiantes menores a quienes Felipe Gon­zález Vicén llamó, inolvidable y duramen­te, «cachorros del capitalismo». Ignoro quésupone ahora Capella por llegada a la edadcorrecta -«a cierta edad--c-, pues urgehoy la reconstitución por sus actores deaquel contenido crítico languideciente enla universidad. Ahora más que nunca seha producido un desarraigamiento de cual­quier inquietud cultural o proyecto socialentre los estudiantes por la absolutízaciónde la preocupación por conseguir el primertrabajo y el nivel de vida acorde con lacualificación profesional obtenida. Cual­quier visión global de la sociedad se ve,de hecho, desplazada hoy en nuestrasfacultades jurídicas por el entrenamientoprofesional más particular y concretorequerido por los estudiantes. Nada hacepensar actualmente en la llegada espon­tánea de los universitarios a la mayoría deedad liberadora.

En Materia/es para la critica de la Filo­sofía del Estado (1976), Entre sueños. Ensa­yos de filosofía política (1985) y Los ciu­dadanos siervos (1993) 10 Cape1laha venidodesarrollando una reflexión coherentesobre las formas de dominación desde lacrítica del economicismo y el postulado dela constitución de un poder social surgidode los propios grupos emancipatorios. Esnecesario señalar que estos trabajos, juntocon Grandes esperanzas (1996) n, se escri­bieron en la oposición antifranquista y

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recorren nuestra transición política desdeun hondo desencantamiento respecto delas realizaciones liberadoras de ésta. Esteúltimo trabajo reúne artículos en su tota­lidad escritos durante el gobierno socia­lista. La conclusión del análisis de esteperíodo es extremadamente grave y pesi­mista: «(...) El tiempo presente es unamaterialización razonable -o sea, pocasveces extremista- de los aspectos meta­políticos y parapolíticos del nazismo(••• )>> 12. Casi todos los problemas socialesque inquietan o inquietaron al lector com­prometido con nuestro tiempo son valo­rados con radical criticismo: realidad sóloabstracta de los derechos constitucionales;elusión de la soberanía popular por lasdecisiones impuestas del Tribunal Cons­titucional; aparición de una constitucióntácita mediante pactos extraconstituciona­les; agotamiento de la clase trabajadorasin cultura política ni organización; coin­cidencia del PSOE con la derecha por suanuencia con la alianza militar, el secre­tismo de sus decisiones, su complacenciacon los grupos económicos dominantes ysu bloqueo de cualquier alternativa social;falta de reconocimiento del derecho deautodeterminación; degradación de la edu­cación del demos, colonizado por la indus­tria de la publicidad y el ocio de masas;debilidad del sistema de partidos; dege­neración del nacionalismo de la diversidaden nacionalismo del bienestar americanoy del españolismo; confusión y desalientoen la sociedad civil; sistema refractario alas minorías; extrema fortaleza del ejecu­tivo; extensión de la corrupción, oculta­miento y dificultad de su persecución; faltade proyecto ético político socialista; crisisde la representación política por la for­mación de un poder económico supraes­tructural; financiación de los GAL... Lasombría y discutible pintura de un períodode clientelismo generalizado y corrupciónen el PSOE, que hace pensar en la visiónde CapelIa de la socialdemocracia comomal radical, se cierra con un «Cambio de

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etapa» (1995), donde el autor augura laprofundización de la destrucción social porel PP, antes comenzada, por vía de espe­culación inmobiliaria, injusto sistema fis­cal, devastación ecológica, competitividadinmisericorde en paro estructural, destruc­ción de los sindicatos, aparición de la dere­cha social., Creo que Capella hace unaaportación interesante -«La responsabi­lidad política: cuatro apuntes» (1995)- aldelimitar una de las confusiones concep­tuales que más perplejos nos dejaron amuchos ciudadanos en los últimos años:responsabilidad política y responsabilidadjudicial, control parlamentario y procesa­miento, responsabilidad política y respon­sabilidad funcionarial. En Grandes espe­ranzas Capella agrupa teóricamente traba­jos anteriores de Ciudadanos siervos, dedi­cados a la utopía realizable (1Il Parte), yactuales bajo el titulo de «Principios parauna Nueva Ciudad». Es aquí donde Cape­1Ia remonta la posibilidad de situarse enuna «teología negativa», exclusivamentenegadora de lo existente, para expresar loscontenidos positivos de una «idealidademancipatoria del presente». Se trata deun «laicismo político-intelectual» renova­do que agrupe a comunistas libertarios,cristianos y pacifistas contra el sexismo, ladepredación ecológica, la explotaciónsobre el tercer mundo, la militarización yla violencia. Las referencias morales másfuertes de una nueva idealidad comunistason, para Capella, el rechazo del comu­nismo tradicional, auspiciador del estali­nismo, y la reivindicación de un ecosocia­lismo internacional que como «El pelotariincansable» (1994) no ceda ante las sumasdificultades de la situación. La propuestaética con la que se cierra Grandes espe­ranzas concluye en un «sectarismo demo­crático» o «religiosidad laica»: una luchay energía incesante serán requeridos -se­ñala Capella- por quienes procuren des­prenderse de una personalidad sumisa,transformar los criterios de valoraciónimpuestos por una moralidad positiva

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alternativa, sustituir la emulación por lacooperación y la solidaridad y rechazar elconsumismo individualista en favor de laausteridad y la solidaridad 13.

Cuanto más constata Capella el obje­tivismo econornicista de cierta tradiciónmarxista más asume los presupuestos liber­tarios acerca del prioritario papel de lasubjetividad en la historia 14. En su plan­teamiento teórico-critico puede observarseun diálogo actual del autor con los clásicosde izquierda. Los ejes clásicos de su críticasocial son Marx (dominación como explo­tación económica, conocimiento de lascontradicciones del modo de produccióndominante), Bakunin (poder social autó­nomo, dominación como opresión políti­ca) 15 y Simone Weil (limitaciones de laconcepción procedimental de la democra­da, arraigo social a través de los deberesreconocidos con el otro, subjetividad librede la industria manipuladora de las cons­ciencias) 16, mientras que su meridianonudo de críticas en el pensamiento pro­gresista es Lasalle (posible transformaciónsocial y política desde la socíaldemocra­cía) 17_ De otra parte, creo que la más sono­ra ausencia en sus escritos son Weber (irre­rnisibílidad de la burocracia moderna ycapacidad crítica y transformadora delliberalismo) y Durkheim (división socialdel trabajo como consecuencia de la espe­cialización en un mundo complejo y node las relaciones de explotación). Estasausencias no serían más que anecdóticassi no fuera porque el diagnóstico de Weberse acabó revelando más prcdictívo que elde Marx y nuestro presente y futuro demo­crático se confirmó, nos guste o no, webe­riano. La teoría social de Weber es unaobjeción mucho más fuerte que la políticade Lasalle a los planteamientos neomarxís­tas de Capella. Es muy difícil materializarhoy efectivamente una praxis política sinconsiderar las pioneras objeciones queWeber opone a las previsiones hechas porMarx y Engels en el Manifiesto del PartidoComunista (1872), pues ahora acotan inde-

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fectíblemente, como veremos, el camporeal de nuestra política. «El socialismo»(1918) revoca, ya entonces, tres de los pre­supuestos fundamentales que habían dife­renciado a la política marxista. La demo­cracia s610 significará en el futuro, segúnel canon liberal, inexistencia de desigual­dades formales en los derechos políticosde la población. Las leyes de la historiano caminan indefectiblemente, como seña­laba la profecía, al advenimiento de lasociedad sin clases. La separación del tra­bajador de los medios de producción esefecto de la complejidad de la vida pro·ductiva y no medio, estricto, de explota­ción. Aun no satisfaciendo todas las pre­ferencias políticas, el horizonte de la polí­tica contemporánea, el nuestro, es webe­riano. Tendremos que reflexionar sobre losdefectos del procedimiento democráticode decisión colectiva, sobre la base de susuperioridad política y técnica a cualquierotra forma de organización colectiva y desu estabilización en los países del Occidentedesarrollado. A mediados de los sesenta,países comunistas, tercermundistas y libe­rales -nos mostraba Macpherson- com­petían por una mayor realización demo­crática que sus competidores. Ahora sabe­mos que la competición posee un ganadorimperfecto porque acumula desigualdadessociales en su sistema político. La reivin­dicación de igualdad social tendrá que serun correctivo al horizonte ineludible de lademocracia liberal -Macpherson es unbuen ejemplo de esta posición en la teoríapolítica- 18. El maestro canadiense, trasdefender el sistema representativo y la pro­fesionalización de la política, subrayócomo auténticos problemas de una demo­cracia participativa el control de los polí­ticos elegidos, un sistema de partidos, elcontrol de los trabajadores en la empresay el fortalecimiento de los movimientossociales y las asociaciones. Sin el surgi­miento de una nueva subjetividad no con­sumista y la reducción de la desigualdadeconómica y social actual no sería posible

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la profundización que requerimos de laparticipación en la democracia liberal 19.

Los Materiales... y Entre sueños ya esta­blecían la articulación emancipadora entrederecho, política y poder social frente ala mitificación realizada del Estado, tantopor la teoría jurídica liberal como por lasoviética 20. Una democracia socialista semanifestaba imposible sin una democra­tización de la vida productiva que resti­tuyera la dirección real de la economía ydel Estado coactivo para el pueblo, puesel ídeallibertario de Capclla atribuye supe­rioridad de la articulación social sobre laarticulación política. Su rectificación delcconomicismo de la Critica del programade Gotha (1891) le llevaba a una aprecia­ción acertada de la abundancia a que diolugar, más allá del diagnóstico de Marx,la innovación tecnológica y a ver el obs­táculo real a la materialización de unasociedad libre en la inalteración de unasrelaciones sociales de explotación. Facto­res supraestructurales -políticos, mora­les, ideológicos, culturales-e- y no econó­micos -crecimiento, abundancia, ya logra­dos- eran condición necesaria para unanueva sociedad 21.

La «pugna por una sociedad racionaly libre» no se agotaba «estrictamente enel campo jurídico» 22, pero la crítica de lasprofesiones jurídicas manifestaba el con­tinuo servicio público y privado de los juris­tas a la clases dominantes. La formaciónde un derecho no separado del poder socialrequería la formación universitaria de unnuevo jurista en una nueva universidad noclasista que no podría surgir de cambiosparciales de la existente. La transforma­ción de la universidad quedaba englobada,dentro de esta argumentación, en la supe­ración de la sociedad liberal, el capitalismomonopolista y el Estado representativoburgués. Las mismas fuerzas del podersocial que mueven el aparato productivohabrían de manipular el aparato políticosin la mediación de un «grupo dominanteespecializado», ya que el sujeto de la revo-

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lución son las gentes y no los represen­tantes 2:>, El surgimiento de un nuevo tipode derecho requería, para Capella, unacomunidad igualitaria superadora de lasdesigualdades efectivas que laten bajo losideales de democracia, justicia y libertadpolítica. La democracia yel derecho liberaleran medios estrictamente de una cons­titución comunitaria de un poder socialefectivo 24. El postulado de «referéndumpermanente del poder social» por Capellay las críticas a la democracia representativadieron lugar a un interesante debate deElías Díaz con los críticos izquierdistas delos límites del Estado democrático deDerecho 25.

Los trabajos recogidos en Los ciudada­nos siervos (1993) y Grandes esperanzas(1996) desarrollan una perspectiva políticaya planteada en Materiales... y Entre sueños,si bien ahora se detienen en aspectos iné­ditos o analizan la transición política socia­lista en nuestro país. El planteamiento másteórico corresponde a Ciudadanos siervos,mientras que Grandes esperanzas tiene unamayor pretensión de análisis de losmomentos más críticos de nuestra actua­lidad política einternacional. Ciudadanossiervos repasa de forma autocrítica lostemas capitales de la concepción de laizquierda transformadora del mercadocapitalista: las aporías de la escatología delprogreso, las dificultades de una acciónemancipadora, la sensibilidad ecosocial dela naturaleza, las deficiencias de la sobe­ranía democrática, las nuevas formas dedominación tecnológica y control ideoló­gico del Estado social tras la tercera revo­lución industrial, la omnipotencia delpoder económico y militar internacional,la crisis del concepto de ciudadanía porlas discriminaciones sexuales y de extran­jería, inexistencia palmaria de representa­ción política y abstracción de los derechos,manipulación de la opinión pública por losmedios de comunicación de masas. «Leerel Manifiesto Comunista hoy» -contenidoen Ciudadanos siervos- es un interesante

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estudio y reformulación de la prácticaemancípatoria del marxismo hoy: análisisde sus presupuestos doctrinales -modode producción y estructura social capita­lista, lucha de clases, universalidad de laemancipación de los trabajadores-, con­ceptos clave -clases sociales, plusvalía yplusvalía relativa, estructura y sobreestruc­tura, concentración de capital- y deter­minación de sus límites en nuestra socie­dad --confianza excesiva en el progreso,desarrollismo destructor de la naturaleza,desmerecimiento sexista de la condiciónfemenina, olvido de la hegemonía culturalpor sobreestimación de la hegemonía polí­tica de los trabajadores, deficiente apre­ciación del nacionalismo de la diversi­dad-o A partir de esta renovación de lapraxis marxista Capella defiende «Otramanera de hacer política» (1989), alter­nativa a la democrático-representativa,favorecedora de espacios públicos solida­rios, no estatales, a través del trabajovoluntario. El mayor interés de esta alter­nativa es su aportación de lazos solidariossuperadores de la competencia entre lospropios trabajadores, autoorganizados y endisposición de decidir económica y social­mente; su articulación no especializada yprofesional, así como su elusión de estruc­turas burocráticas.

La mayor objeción posible a esta alter­nativa es su afán de sustituir a las políticasrepresentativas -ya que resultan burocrá­ticas-, ineludibles en sociedades de gran­des escalas y decisiones complejas, por undifuso y dcscstructurado poder social 26. ElEstado burocrático y la empresa capita­lista, mal que nos pesen, son materializa­ciones del ineludible e irreversible predo­minio de la dominación legal-racional enlas sociedades modernas 27. La teoría polí­tica liberal -muy crítica con los fenóme­nos de burocratización de la democracia;Tocqueville, Mili, Brycc, Ostrogorski,Mosca, Pareto, Michels y Weber así lo ates­tiguan- ha compatibilizado la participa­ción de base con la dirección política ver-

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tical: una reflexión sobre la descentraliza­ción asociativa fue compatible con un aná­lisis muy crítico de los fenómenos de buro­cratización ineludibles del liderazgo polí­tico 28. Creo que el punto más débil detoda la construcción de Capella está ensu confianza, no demostrada, en la posi­bilidad de una política real sin burocracia:«Que las libertades políticas sean indispen­sables para el proyecto emancipatorio nosignifica que las instituciones públicas exis­tentes, cuya función es realizada por admi­nistradores y gentes de armas profesiona­les, dirigidos por "representantes políti­cos", lo sean igualmente. La invención deformas institucionales públicas que noimpliquen la profesionalizacíón política,burocrática y militar es -nos señala- unaexigencia muy antigua del movimientoemancipatorio: está en Marx, pero tambiénen Babeuf y en otros "clásicos" de estatradicíón.» 29. Pero el problema es que sóloesté presente en los «papeles» de Marx,Babeuf y otros clásicos, sin adquirir unarealidad, por incipiente que fuera, más tan­gible. Es decir, el problema es que sigasiendo una «exigencia muy antigua», undeseo que apenas se abre paso alguno. Lareivindicación de una política social, noprofesional, no ha dejado de ser por elmomento, y mucho temo que siga siendo,una emocionante petición de principio.Por el contrario, defender la moralidad yaporte político positivo del voluntariadoa la debilitada democracia es compatiblecon considerar la superioridad técnica dela racionalización jerárquica de las deci­siones públicas en las sociedades complejas-ventajas instrumentales como rapidez,continuidad, ahorro de fricciones, unifor­midad de la burocracia-, salvo riesgo deechar por la borda aportaciones básicas dela teoría sociológica clásica inestimablespara una teoría política posible.

En mi opinión, Capella supone excesivaorfandad teórica en la reflexión liberalsobre la democracia, al referirse estricta­mente, entre sus clásicos, a Hobbes, Bodi-

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no, Locke, Rousseau y Kant. Algunos deéstos sólo pudieron vislumbrar la sociedadmoderna y están inmersos en la sociedadtradicional. Más tarde, dentro de la tra­dición liberal, se produjo una más apasio­nante y sugerente problematización de lademocracia liberal. Desde John Stuart Miliy Alexís de Tocqueville -en torno a laescritura de la Democracia en América(1835, 1840)- ya se advierte que la Ilus­tración política surge cargada de aporías,paradojas y ambivalencias: la igualdadtraerá consigo homogeneización de com­portamientos, pérdida de imaginación,despotenciación del espacio público yrechazo de la disidencia política. La demo­cracia representativa surge como una tera­pia de urgencia a los insoslayables fenó­menos de apatía política y desencanta­miento que produce la racionalizaciónburocrática del mundo moderno: Mil!escribió Del gobierno representativo (1861)para aportar una propuesta de organiza­ción política frente a la conversión de lavida política en rutina. Marx resolvió, másdrástica, pero también muy mecanicista­mente -CapeIla lo señala repetidasvcces- 30 estas paradojas ilustradas. En laactualidad podemos añadir que con escasoéxito como constructor de un sistema polí­tico alternativo 31 y triunfo de una teoríacrítica valiosísima. El auténtico debate teó­cica se produjo en el siglo XIX. Y nuestrosiglo confirma que hizo falta soñar paraimaginar una propuesta emancipatoria enlos países socialistas que remontara la bar­barie burocrática del estalinismo. Así loha reconocido CapelIa en «Sobre la buro­cratización del mundo» (1979), contenidoen Entre sueños: sólo el sueño se oponea la catastrófica imposibilidad de una efec­tiva perspectiva emancipatoria 32. Quizá serequiera también soñar para imaginar una«política responsable" sin representación,especialización y profesionalización. No senecesita ser un férreo defensor del «rea­lismo político» para apreciar que sólo conconvicciones no basta para una emanci-

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pación real y no meramente virtual (Ca­pella ha vinculado la etícidad comunistaque defiende al tan criticado por WeberSermón de la Montaña 33, como modelode «ética de la convícción») 34. Tocquevilleintuyó -en su reflexión sobre Rusia yEstados Unidos como superpotencias- yWeber ratificó la centralización y la buro­cracia -racionalización de toda los ámbi­tos de la acción social- como el destinomoderno común a las políticas de todoslos signos. Ambos vaticinaron, en el Occi­dente desarrollado, un futuro sin revolu­ciones en el que los aparatos burocráticoscentralizados atenderían estables a Joscambios políticos de dirección de uno yotro signo.

Algunos de los males que Capella acha­ca a la democracia representativa son atrí­buíbles más bien a las políticas previstaspara sociedades complejas y el socialismoreal lo fue. No es tan difícil saber que elEstado comunista acabó siendo más buro­crático -como Weber presagió-e- que elEstado capitalista 35. Otros males son fru­tos del predominio imparable del mercado-aunque no comparta yo tampoco unaidentificación cerrada entre democracia ycapitalismo- 36, y aquí la vigencia delmarxismo y del neomarxismo de Capellason inapreciables: preponderancia extremadel poder económico transnacional sobreel poder público estatal; dilapidación delpatrimonio ecológico de la humanidad;desigualdades sociales; necesaria revolu­ción cultural; existencia abstracta de losderechos; crítica de la dominación políticahasta el extremo posible de la «razón deEstado». Otras de las críticas formuladaspor CapelJa en Entre sueños a la demo­cracia liberal, desde el marxismo, fueronplanteadas, y mejor encaradas en sus pro­puestas, por el propio liberalismo desdeun proyecto, pese a todos los errores, rea­lizable: la corrupción en el sistema político

. (valga de ejemplo Bentharn y su crítica delos «intereses oscuros» de los políticos detodo signo o el análisis de Bryce y Ostro-

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gorski del spoils system); las deficienciasde la soberanía popular (Kelsen no dudóen darle el estatuto de «ficción» estimu­lante, no de engaño); la apatía política (elasociacionismo fue remedio liberal a lo quetodos sus teóricos percibieron como«monstruo burocrático» con el que con­vendría ir familiarizándose); la desilusiónante el escaso nivel de nuestros dirigentespolíticos (la vía parlamentaria y los ple­biscitos eran para Weber remedio deurgencia); la aparición de oligarquías enla organización de los partidos (Mosca yMichels verían hoy, más transcurrida la his­toria, confirmados sus pronósticos acercadel carácter endógeno de este defectoestructural).

No cabe incurrir en la equiparación dedemocracia liberal y fascismo -sólo dife­rencíables por Capella por cambios de gra­do y ajuste- 37 por un supuesto deseocompartido de eliminación de todo aquelloque se oponga a la normalización de laopinión. El conservador Carl Schmittincurrió en el mismo equívoco al atraeral liberalismo, a todo liberalismo, hacia lamisma estrategia de eliminación del con­trario, capital para los autoritarismos 38. Esuna sociedad liberal la que le permite a

Capella disentir y a mí quizá, ahora, disen­tir de algunos de sus presupuestos. Tam­bién nos permite tener diferentes sueñossobre la vivencia de alguna política másesperanzadora que las pesadillas que nostocó en suerte soportar en siglo tan cruel.La «conquista de una comunidad» sin dife­rencias, donde quepa satisfacer igualitaria­mente todas las necesidades en la abun­dancia y no exista confrontación de valo­res, deseada por Capella 39, parece hoy másque quimérica. Además, Capella deberíadeslindar más su proyecto comunitaristade otras versiones comunitaristas conser­vadoras, atávicas y autoritarias, igualmentecríticas del liberalismo. En una comunidadsin diferencias morales y políticas nopodrían expresarse las discrepancias, pro­pias de lenguajes a veces inconmensura­bles, que cabe confrontar en la fraccionadasociedad liberal. En todo caso le concedoque -como John Stuart Mill reivindicó­ayer y hoy nos conviene a todos acechary no perder ocasión para disentir. Y subs­cribo, amén de los más bienpensantes ilus­trados, que: «Es completamente cierto, yasí 10prueba la Historia, que en este mun­do no se consigue nunca lo posible si nose intenta 10 imposible una y otra vez» 40.

NOTAS

I Michel Cirnent y Héléne Tierchant, Theo Ange­lopoulos, París, Paris, Edilig, 165 pp.

Z Juan Ramón Capella, El aprendizaje de! aprendi­zaje. Fruta Prohibida. Una introduccián al estudio delDerecho, Madrid, Editorial Trolla, 1995, 114pp.

, En un lugar inesperado, ya no numerado -trasla página tl4-, el autor agradece la atención brindadapor sus más directos colaboradores sin mencionarlospara protegerles, algo recónditamcntc, de «las iras gla­ciales de colegas poco dotados de espíritu deportivo»,a las que sólo el autor se siente merecedor. Sin embar­go. destaca 244 preguntas de introducción al derecho,de Manuel Atienza, entre otros, como «manual paraaprobar», sin destacar otros libros del mismo autor'que muchos hemos utilizado como aportación impres­cindible a la teoría y a la filosofía del derecho. Una

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clasificación de preguntas de examen, cuando se hanpublicado muchos otros trabajos de investigación, creoque debería ser, desenfadadamcntc, apreciada comouna buena nota de humor, dirigida a los alumnos paraque soporten los terroríficos exámenes.

4 MicheJ Foucault, L'ordre du discours, París, Galli­mard, 1971, 82 pp. [trad. cast, Alberto Gonzálcz Tro­yano, El ordendel discurso, Barcelona, Tusquets, 1973,64 pp.; trad. catalana, Pornpeu Casanovas Rorneu,L 'ordre del discurs i alires escrits (edición preparadapor Josep Ramoneda), Barcelona, Laia, 1982, 189 pp.,pp. 103-147].

, Juan Ramón Capella, El aprendizaje del aprendi­zaje.op. cit., p. 51.

• Las opiniones recogidas en estos materiales datande los años 1969 a 1975: Materiales para la critica de

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la Filosofia del Estado, Barcelona, Fontanella, 1976,211 pp.

, Juan Ramón Capella, Materiales para la critica dela Filosofía del Estado, op. cit., p. 42.

, Juan Ramón Capella, Materiales para la critica dela Filosofía del Estado, op. cit., p. M.

• Juan Ramón Capella, Los ciudadanos SieIVOS,

Madrid, Editorial Trotta (l." y 2." ed., 1993),238 pp.,pp. 210-211.

io Juan Ramón Capella, Materiales para la criticade la Filosofia del Estado,op. cit.;Entresueños. Ensayosde filosofia politica, Barcelona, Editorial Icaria, 1985,197 pp.; Losciudadanos siervos, Madrid, Editorial Trot­ta, 1996, 180 pp.

" Juan Ramón Capella, Grandes esperanzas. Ensa­yos de análisis politico, Madrid, Editorial Trona, 1996,1BOpp.

" Juan Ramón CapeUa, Grandes esperanzas, op. cit.,p.l).

13 Juan Ramón Capella, Grandes esperanzas, op. cit.,pp. 179·180.

"Juan Ramón Capella, Entre sueños, op. cit.,pp.11O-111.

i< Juan Ramón Capella, Entre sueños, op. cit.,pp. 52-56.

lO Juan Ramón Capella, «Simone Weil o la visióndel desarraigo moderno", Simone Weil, L'Enracine­ment, Paris, Gallimard, 1949 (trad. cast. Juan CarlosGonzález Pont y Juan Ramón Capella; presentaciónde Juan Ramón Capella, Echarraíces, Madrid, Trolla,1996,238 pp., pp. 9-22).

" Juan Ramón Cape 11a, Entre sueños, op. cit.,p. 117,rs C. B. Macpherson, La realidad democrática. Libe­

ralismo, socialismo y tercer mundo, Barcelona, Fonta­nella, 1963,89 pp.

•• C. B. Macpherson, La democracia liberal y suépoca (trad. cast. Fernando Santos Fontela), Madrid,Alianza Editorial, 1981, 150 pp., pp. 113 Y ss. Véasela polémica de Alfonso Ruiz Miguel con la teoríapolítica de C. B. Macpherson: Alfonso Ruiz Miguel,«La teoría política del optimismo obsesivo: C. B.Macpherson», Sistema, núm. 52, enero de 1983,pp. 45-63.

'" Sobre la critica a la teoría jurfdico-polñica sovié­tica, Capella asume los planteamientos críticos anties­talinistas del «reformista» Bruno Rizzi y del «acadé­mico» Karl A. Wittfogel al sistema soviético como nue­vos despotismos pcrpctuadores de una estratificaciónsocial explotadora. Juan Ramón Capella, «Sobre laburocratización del mundo», Entre sueños, op. cit.,pp. 31-39.

21 Juan Ramón Capella, Entre sueños, op. cit.,pp. 31-39.

11 Juan Ramón Cap ella, Materiales para la críticade la Filosofía del Estado.op. cu., p. 39.

z, Juan Ramón Capella, Entre sueños, op. cit., p. 19.,. Juan Ramón Capella, Materiales para la crítica

de la Filosofía del Estado, op. cit., pp. 96)' ss,

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l' Juan Ramón CapeHa,«Sobre el Estado de Dere­cho y la Democracia (A propósito de un libro deElía~ Díaz) (1967)>>, Materiales para la crítica de laFilosofía del Estado, ap. cit., pp. 11-23; Ellas Diaz,«El Estado Democrático de Derecho y sus críticosizquierdistas», Legalidad-legitimidad en el socialismodemocrático, Madrid, Editorial Cívitas, 1977,228 pp.,pp. 149-186. Ellíbro con el que Capella inició la polé­mica es Estado de Derecho y sociedad democrática(1966), de Ellas Diaz, secuestrado en el franquisrnoy sujeto al control político del Tribunal de OrdenPúblico de la dictadura.

'" Juan Ramón Capella, Materiales para la críticade la Filosofla del Estado, op. cit., pp. 108-110.

n Max Weber, Economía y Sociedad. Esbozo desociología comprensiva, México, Fondo de Cultura Eco­nómica, 1994 (4.- reimpresión 1979), 1236 pp.; DavidBeetham, Max Weber y la teoria política moderna (trad.cast. Fernando Pérez Cebrián); Madrid, Centro deEstudios Constitucionales, 1974,459 pp,

'" José María Gonzálcz García, La máquina buro­crática (Afinidades electivas entre Max Weber y Kafka),Madrid, Visor La balsa de la Medusa, 1989,222 pp.).

'" Juan Ramón Capella, Ciudadanos siervos, op. cit.,p.198.

JO Juan Ramón Capella, Los ciudadanos siervos,op. cit., pp. 178-179,

" Francoís Furet, Le passéd'une illusion. Essai surl'idéc communiste au XXe siécio, París, Robert Laf­font/Calmann-Lévy, 580pp. (existe trad. cast.). El pro­fesor Francisco Tomás y Valiente me animó a leereste ensayo tras haberle escuchado su presentación dela edición mexicana en el Instituto Francés de Madrid.Quiero expresarle mi cariñoso reconocimiento comoalumno de uno de sus cursos de doctorado, conscientede la amplísima y excelente tarea orientadora quc, endiversos foros, desarrolló generosamente en muchosde nosotros, Véase su sugestivo comentario u este libro;«El comunismo como ilusión», Saber leer, enero 1996,núm. 91, pp. 8 Y9.

32 Juan Ramón Capella, Entre sueños, op. cit.,pp. 96-97.

11 Juan Ramón Capella, Grandesesperanzas, op. cit;p.m.

,. Max Weber, "La política como vocación» (1919),El político y el cienufico (trad. cast, Francisco RubioLlorente), Madrid, Alianza Editorial (1." ed., 1%7)1981,233 pp" pp. J61, 17U·171.

JS Norberto Bobbio, ¿Qué socialismo? Discusión deuna alternativa (trad. casto Juan Moreno), Barcelona,Plaza & Janes, 1977, J73 pp., pp. 70·71.

rs Véase la interesante exposición crítica de ElíasDíaz sobre Grandes esperanzas, sugerente análisis y dis­cusión de sus tesis, objeto de un debate con el autor,y la contestación de Capella a aquél, a Antonio GarcíaSantesrnases y Jaime Pastor; Ellas Díaz, «Juan RamónCapella: la identidad comunista libertnria»; JuanRamón Cepclla, «Respuestas a las críticas», próxima.mente en Revista Internacional de Filosofia Polltica.

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.\1 Juan Ramón Capella, Entre sueños, op. cit.,pp. 143·147.

.'. Carl Schrnitt, El concepto de lopolttico(trad. castoe introducción de Rafael Agapito), Madrid, AlianzaEditorial, 1991, 153 pp.

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.l' Juan Ramón Capella, Materiales para la críticade la Filosojia del Estado,op. cit.,pp, 96,97.

,,' Max Weber, «La política como vocación» (1919),El políticoy elcientífico, op. cit., p. 178.

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