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16. RUBÉN ARDILA Y SU APORTE A LA PSICOLOGÍA EN EL CARIBE COLOMBIANO JOSÉ AMAR AMAR Universidad del Norte, Barranquilla 1. INTRODUCCIÓN Sigmund Freud en su conocido libro El malestar en la Cultura, expresa: "No es posible eludir la impresión de que el hombre suele aplicar falsos cánones en sus apreciaciones, pues mientras ansia para sí y admira en los demás el poderío, el éxito y la riqueza, menosprecia en cambio los valores genuinos que la vida le ofrece. Sin embargo, al formular un juicio general de esta especie, siempre se corre peligro de olvidar la abigarrada variedad del mundo humano y de su vida anímica, ya que existen en efecto algunos seres a quienes no se les niega la veneración de sus coetáneos, pese a que su grandeza reposa en cualidades y obras muy ajenas a los objetivos y los ideales de las masas. Se pretenderá aducir que sólo es una minoría selecta la que reconoce en su justo valor a estos grandes hombres, mientras que la mayoría nada quiere saber de ellos, pero las discrepancias entre las ideas y los actos de los hombres son tan amplios, y sus deseos tan dispares, que dichas reacciones seguramente no son tan simples". No dudo que este libro es el reconocimiento al justo valot de este gran hombre, a esta persona excepcional que es Rubén Ardila, quien ha dedicado su vida a la ciencia, a la profesión en psicología y a la búsqueda apasionada de una obra de vida al servicio de sus semejantes. La primera referencia sobre Rubén Ardila la ruve en Chile, al comienzo de los años 70, cuando aparecieron nuevas tendencias y pensamientos en la Psicología. Su libro Psicología del Aprendizaje, editado por Siglo XXI de México recorrió toda América Latina, se tornó en una especie de lectura

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16. RUBÉN ARDILA Y SU APORTE A LA PSICOLOGÍA

EN EL CARIBE COLOMBIANO

JOSÉ AMAR AMAR

Universidad del Norte, Barranquilla

1. INTRODUCCIÓN

Sigmund Freud en su conocido libro El malestar en la Cultura, expresa: "No es posible eludir la impresión de que el hombre suele aplicar falsos cánones en sus apreciaciones, pues mientras ansia para sí y admira en los demás el poderío, el éxito y la riqueza, menosprecia en cambio los valores genuinos que la vida le ofrece. Sin embargo, al formular un juicio general de esta especie, siempre se corre peligro de olvidar la abigarrada variedad del mundo humano y de su vida anímica, ya que existen en efecto algunos seres a quienes no se les niega la veneración de sus coetáneos, pese a que su grandeza reposa en cualidades y obras muy ajenas a los objetivos y los ideales de las masas. Se pretenderá aducir que sólo es una minoría selecta la que reconoce en su justo valor a estos grandes hombres, mientras que la mayoría nada quiere saber de ellos, pero las discrepancias entre las ideas y los actos de los hombres son tan amplios, y sus deseos tan dispares, que dichas reacciones seguramente no son tan simples".

No dudo que este libro es el reconocimiento al justo valot de este gran hombre, a esta persona excepcional que es Rubén Ardila, quien ha dedicado su vida a la ciencia, a la profesión en psicología y a la búsqueda apasionada de una obra de vida al servicio de sus semejantes.

La primera referencia sobre Rubén Ardila la ruve en Chile, al comienzo de los años 70, cuando aparecieron nuevas tendencias y pensamientos en la Psicología. Su libro Psicología del Aprendizaje, editado por Siglo XXI de México recorrió toda América Latina, se tornó en una especie de lectura

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fundamental y texto necesario en casi todos los programas de Psicología de la región.

En el año 1973, como consecuencia del Golpe de Estado en Chile y por el hecho de haber sido miembro del Congreso Nacional, partidario del Presidente Allende, me puso -al igual que a más de un millón de chilenos— en la alternativa de la muerte o el exilio. Llegué a Colombia y el psicólogo Jorge Bossa tratando de ayudatme me consiguió una entrevista con Rubén Ardila, quien se desempeñaba como Decano de Psicología de la Universidad de los Andes. Me impresionó que una persona tan joven tuviera ya ese cargo que en Chile sólo desempeñaban profesionales de edad avanzada. Nunca he podido olvidar la generosidad con que me atendió, sin importar si compartía o no mis ideas; me contactó con la Universidad del Norte de Battanquilla y gracias a este apoyo pude volver a empezar a vivir.

Cito esta anécdota porque generalmente sólo de los hombres importantes se construyen imaginarios positivos y negativos, y creo que este ejemplo de solidaridad con un desconocido en desgracia muestra no sólo el valor científico de la obra de Rubén Ardila, sino también su condición humana llena de generosidad.

Rubén Ardila con sus ideas generó en toda América Latina glandes discusiones entre los psicólogos así como también profundas reflexiones en los años setenta: el problema de las ciencias naturales y las ciencias sociales, y su relación con la psicología. El problema del método en psicología. Los estudios experimentales, sus problemas éticos y piácticos, y su gian pasión de esos años relacionada con la psicología del aprendizaje.

Los escritos y trabajos científicos de Rubén eran fuente de referencia necesario para aquellos que en América Latina y España dinamizaron a la psicología como ciencia y que generaron un desarrollo impresionante de esta incipiente disciplina en la región.

Pero este hombre incansable no sólo era un científico comprometido con el conocimiento, sino también un líder en el ámbito profesional. Las personas más jóvenes desconocen el terrible conflicto político, más por cuestiones de podet que por razones técnicas, entre psiquiatras y psicólogos. Rubén Ardila fue el lídei que le dio identidad y autonomía a la profesión de psicólogo en Colombia, y fue un ejemplo que imitatían psicólogos de casi toda la región, incluyendo Chile.

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Rubén Ardila y su aporte a la Psicología en el Caribe Colombiano /Amar

En la región Caribe, en el año 1972, el psicólogo José Luis Torres, alumno de Rubén Ardila asumió como Decano del primer programa de Psicología que se abría en esta región de Colombia. Rubén Ardila, junto con Mateo V Mankeliunas, José Antonio Sánchez y otros destacados profesores como Telmo Peña y Leónidas Castro, fueron los asesores permanentes del desarrollo de este programa. Su autoridad intelectual ayudó a Uninorte a consolidar un proyecto educativo de formación de profesionales en Psicología, que ha impactado muy positivamente en el desarrollo humano de la región.

2. TESTIMONIOS

Quizás una forma más dinámica de presenta! los impactos del trabajo de Rubén Ardila en la región Caribe, es mediante el recuerdo de diversos actores de la Psicología que lo conocieron cuando eran estudiantes.

El psicólogo José Luis Torres, quien fue Decano de Psicología de la Univeisidad del Norte, expone:

"Me es giato recordar, por allá en los años 1970 o algo así cuando un entusiasta profesor de psicología, bastante joven en ese momento, nos dictó la cátedra de 'Historia y sistemas en psicología'. Como en cualquiei otro caso, este profesor pudo haber quedado solamente en un recuerdo vaporoso de los años de Universidad. Pero no con él. Como su estudiante yo me sentía ante algo grande e importante, sin poder precisar lo que era. Sabía que en ese momento se gestaba un cambio profundo en la psicología en Colombia. Yo era muy joven y no lograba comprender bien lo que sucedía, pero lo único cierto es que alrededor del nombre de Rubén Ardila, ese profesor que veía todos los días, se suscitaban pasiones y enconttonazos.

Con él, siempre asequible a sus estudiantes, hablábamos de lo divino y lo humano. Desde los estados alterados de conciencia con el uso del LSD, hasta la investigación de la cual nos dictó un seminario por su propia cuenta sin cobrarnos un centavo. Era una época de ebullición intelectual como no he visto jamás, las teorías nuevas y los avances científicos que venían al país con veinte años de atraso y malas traducciones, nos obligaron a aprender francés e inglés, otros aprendieron más idiomas, pues no había otra forma de estat al día. Pero Rubén Ardila sí lo estaba.

Dentro de la tradición de la Psicología que recién pasaba de ser una rama de la filosofía a una disciplina muy acomodada con las explicaciones del psicoanálisis, Rubén Ardila trajo la apostasía, introdujo la psicología científica y con ella al conductismo y a sus seguidores. En ese momento

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(1970) se inició una etapa muy compleja en el quehacer diario de los psicólogos. Ahora había que tomar partido. Así dicho, pues el asunto era muy a la colombiana 'si no estás conmigo estás contra mi". Las corrientes en psicología se atrincheraron en una guerra que para mí seguía siendo religiosa. Mientras tanto, Rubén continuaba impulsando la investigación y la ciencia.

Algunas universidades se declararon confesionales de algunas de esas corrientes, como si el objeto de estudio de la Psicología hubiera cambiado y el ser humano se pudiera dividir taxativamente entre pensamiento, conducta, emoción; pero eso fue el primer paso de una nueva época de seriedad, investigación, integración y un nuevo aliento para una Psicología adormilada en una suposición de haberlo alcanzado todo, cuando ni siquiera había empezado.

Cuando llegué a Barranquilla a la Decanarura de Psicología de la Universidad del Norte, me encontré que en la ciudad sólo había seis psicólogos, y que en el país se veía con muy mala cara la creación de una Facultad de Psicología en la provincia.

Como decano de un programa que se iniciaba, debía recurrir al Icfes para su aprobación y así poder graduar a la primera promoción de psicólogos. Mi sorpresa fue grande cuando vi que quienes conformaban la visita oficial de evaluación del programa en Uninorte, eran mis dos profesores más exigentes, y más perfeccionistas. Mateo V Mankeliunas (q.e.p.d.), esa especie de ogro de origen lituano, fanático del orden, la perfección y el detalle; y un Rubén Ardila dispuesto a hacer ciencia y a no permitir charlatanería. Para mí ya no era un reto, era mi examen final y tesis de grado al mismo tiempo.

Sin concesiones, pasó la visita y pasamos el examen. Barranquilla tenía un programa de psicología aprobado por el Icfes, con una característica adicional. Eramos la primera universidad privada de Colombia que lograba la aprobación de su programa de psicología.

Con el paso del tiempo que necesariamente conduce a la madurez si quieres aprender, encontré en Rubén un apoyo directo y decidido, dictando conferencias en la Universidad del Norte, haciendo cabildeo para que nos apoyaran en la capital, (Bogotá) sugiriéndome nombres de profesores que estaban dispuestos a venir como visitantes, apoyándonos en la organización del primer Congreso Colombiano de psicología que se celebraba en Barranquilla, formando grupos de estudio con los estudiantes y algunos de los profesores.

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Me llamó mucho la atención, que yo sin set conductista, peto tampoco enemigo del conductismo, hubieía sido apoyado por el "gurú" del conductismo sin que se lo hubiera pedido, gesto que agradécete de él siempie, pues junto con otros, él fue una palanca para el arranque de la psicología como profesión en Barranquilla y en mi opinión personal, una de las palancas más importantes de atranque de la psicología científica en el país.

Quieto expresar mis agradecimientos a la colaboración del Doctor Rubén Ardila en el impulso inicial de la psicología en Barranquilla. Otros de mi misma generación y compañeros de clase como su hermano Alfredo Ardila, Augusto Pérez, Telmo Peña, Henry Granada, quienes también fueron alumnos de Rubén, también colaboraron activamente en la aventura del desarrollo de la psicología en la Universidad del Norte y en Barranquilla. Un saludo de agradecimiento para todos ellos".

El Dt. Raimundo Abello Llanos, uno de los investigadores en Psicología con mayor productividad en el país, señala: "Desde el punto de vista de investigaciones, creo que conozco a Rubén Ardila desde hace muchos años, incluso yo tengo 23 años de ejercer, y cuando era estudiante ya conocía sus publicaciones y ya sabía que era un psicólogo connotado en la región. Rubén ha podido establecer una gran cantidad de relaciones y es invitado a eventos internacionales de Psicología muy importantes en diferentes países de Europa, Asia, África, los Estados Unidos y en Amética Latina; ha establecido una gran cantidad de redes, pares que con su destreza, por su amor al país y a muchas regiones como la Costa Caribe colombiana, han permitido canalizar recursos para que vengan a trabajar con nosotros en nuestto país en seminarios, en eventos, en congresos nacionales, así como también ha traído la sede paia muchos congresos internacionales. Yo creo que uno de los valores significativos del impacto que ha tenido Rubén Ardila en el Caribe es que nos permitió consolidar de muy buena manera nuestra membresía, nuestra asociación de psicólogos; permitió fortalecer con sus conocimientos lo que hace muchísimos años fue un proyecto en la Univetsidad del Norte, el cual era crear un Programa de Psicología. Rubén Ardila ha estado ligado a nuestro programa desde sus comienzos. Ha tenido una continuidad en todos sus procesos y él es el que nos ha ayudado a traer personas, conocer otros psicólogos a nivel internacional y hoy nos permite escribir en su revista, lo que implica que un artículo que se escriba en una revista como esa reconocida a nivel internacional, es un artículo que ciicula internacionalmente. Ese, a mi juicio desde el punto de vista científico, es el gran valor de este importante psicólogo".

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El psicólogo Carlos Acosta, distinguido académico, comenta: "Como en el caso del programa de la Universidad del Norte, él fue un asesor desde los inicios, y organizador y conferencista invitado en varias ocasiones; sus consejos fueron siempre muy atinados en estos asuntos. Igualmente ha tenido mucha importancia en la investigación en el país y en el impulso a las publicaciones en el área. Él ha venido liderando la Revista Latinoameri­cana de Psicología y Avances en Psicología Clínica Latinoamericana. También, asociaciones como la Federación Colombiana de Psicología y la Sociedad Colombiana de Psicología, organizaciones que en un momento dado han servido para consolidar ideas, congresos y demás, que han impulsado la Psicología. En general, él ha tenido una importancia muy grande a todo nivel y aún la tiene. El punto de vista de Ardila pesa mucho dentro del desatrollo de la investigación y la academia de los programas de Psicología a nivel nacional".

El psicólogo José Manuel González, quien obtuvo el Premio Nacional de Psicología en el año 2002, señala que los aspectos más importantes del aporte del psicólogo Rubén Ardila son los siguientes: a) Cuando fue evaluador para el Icfes del Programa de Psicología de Uninorte, fue una figura clave que apoyó la descentralización de la psicología colombiana y estimuló la venida de docentes a Barranquilla; b) Su participación en la revista Psicología desde el Caribe, que hoy es una revista de Index nacional; c) Sus visitas, conferencias y seminarios. Su libro Homosexualidad y Psicología (1998) que resume algunos de sus aportes en los congresos de sexología. En la Universidad Simón Bolívar, Rubén Ardila ha participado en varios eventos sobre Ética Profesional; d) La colaboración en la organización de los Congresos Colombianos de Psicología que se han realizado en Barranquilla; e) La investigación sobre pautas de crianza de los niños en Colombia, incluida en su libro Psicología del hombre colombiano, (1986) que contiene una parte importante sobre la región Caribe colombiana.

3. CONCLUSIÓN

Podríamos seguir citando referencias de destacados psicólogos del Caribe colombiano sobre la vida y obra de Rubén Ardila. Seguramente todos los psicólogos que viven en esta región del país han tenido directamente alguna influencia de Rubén en su formación, ya que su vasta obra científica publicada ha sido fuente inagotable para la búsqueda del conocimiento.

En el año 1973, en toda la costa Caribe habíamos 15 psicólogos registrados; hoy sobrepasan los 1.500. La mayoría de los programas de formación tuvieron la influencia directa e indirecta de Rubén. Hoy la psicología en la legión goza de un alto prestigio y se reconoce su especifici-

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dad funcional en la sociedad; ningún profesional de la psicología formado en el Caribe se escapa de la influencia de este gran pensador por su convivir humano, su visión vigorosa de la vida y la profundidad de su "Alma humana" como diría Maturana. Él creó nuevos caminos; sembró la semilla del amor por el estudio de la Psicología en tantos lugates del m u n d o , pero especialmente en su país. Su obra puede ser metafóricamente comparada con un inmenso bosque con árboles frondosos llenos de vida y energía. Cada psicólogo que recibió más o menos la enseñanza de Rubén en sus cientos de conferencias, en sus múltiples documentos producidos, en sus consejos, en cientos de reuniones, constituyen ese bosque que da vida a la psicología colombiana.

Karl Popper en su libro La Responsabilidad de Vivir dice que recordar las experiencias son algunas de las irrecuperables ventajas de la edad avanzada. Aunque seguramente los mejores años de la producción intelectual de este científico están por venir, más libre, con la seguridad de una obra de vida que ahora rranquilamente podrá pulir, no sólo en su esfera intelectual sino también como profesional.

Rubén Ardila es un modelo para las nuevas generaciones de psicólogos por su vida al servicio de la ciencia y de la dignificación de la profesión de psicólogo.

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siquiera los libritos de bolsillo que más adelante comenzó a publicar Editorial Piados de Argentina. No se tenía ninguna información sobre lo que sucedía en otros países en el mundo de la psicología. No llegaban revistas especializadas a Colombia en psicología o temas afines. Nadie investigaba en Colombia en ningún campo y mucho menos en psicología. Y los profesionales del área eran poquísimos. Era además una carrera manejada por la psiquiatría, y los pocos psicólogos que existían se veían simplemente como ayudantes de los psiquiatras. Y eso fue precisamente lo que terminó convirtiéndose en empresa vital para Rubén: construir la psicología en Colombia como ciencia y como profesión.

La psicología terminó convirtiéndose en el eje de su vida. No creo que exista ningún área de la psicología que haya sido ajena a Rubén. Desde la psicología comparada hasta la psicología social. Desde la psicometría hasta el análisis expetimental de la conducta. Desde la psicopatología hasta la psicología industrial. La psicología le permitió armonizar sus dos grandes intereses: el humanismo y la filosofía de la ciencia. La culminación de su carrera humanista fue Walden Tres y la culminación de su interés en la filosofía de la ciencia fue su libro con Mario Bunge Filosofía de la Psicología. Son sus dos obras pilares. Pero en el medio hay toda una gama inmensa de libios, artículos e investigaciones sobre muy diversos aspectos de la psicología.

Rubén estudió psicología en la Universidad Nacional de Colombia y su tesis de grado fue casi su programa de trabajo para los años posteriores: La profesión de la psicología (1964). El desarrollo de pocas áreas en el país está ligado a una persona en particular, como la psicología en Colombia con el nombre de Rubén Ardila.

Cuando terminó psicología viajó por fuera del país. Pero su viaje tuvo dos puntos cardinales: obviamente Egipto, a conocer la herencia de Nefertiti. Pero también Londres. No por sus museos y sus bibliotecas, ni por sus londinenses pálidos y sus calles tristes y lluviosas sino porque allí vivía la persona que sin saberlo había sido el modelo intelectual de Rubén: Bertrand Russell. Bertrand Russell fue el padre espiritual de Rubén. No dudo en afirmar que fue la persona que Rubén más admiró en toda su vida. Fue su modelo en la vida. Bertránd Russell combinaba sus dos intereses fundamentales: la filosofía de la ciencia y las humanidades. Eia el modelo perfecto. Rubén fue a visitar a Bertrand Ruseell, y Russell -¡sorprenden­temente!- lo recibió. Quizás por lo exótico que le parecería conocer a un muchacho latinoamericano, flaco, con abundante pelo, con un muy deficiente inglés, quien también fumaba pipa, y que había leído todos sus libros. No sé de qué hablarían (¡si acaso pudieron hablar algo!), pero estoy

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seguro que Russell nunca sospechó que tenía un discípulo tan devoto como Rubén Ardila. Aunque nunca me lo ha dicho, creo que fue un solo encuentro y nunca más volvieron a comunicarse. Russell murió en 1970 y aunque tampoco nunca me lo haya dicho, estoy seguro que lloró su muerte. Rubén frecuentemente repite que hay dos personas que él nunca imaginó que pudieran morirse: Berrrand Russell y nuestro padre.

Sin embargo, la primera persona que fue modelo para Rubén, obviamente no fue Bertrand Russell, sino nuestro padre. No sé con seguridad si fue mayor la admiración de Rubén hacia nuestro padre, o de éste hacia Rubén. Nuestro padre fue un hombre de un origen muy modesto quien sólo asistió dos años a la escuela, y quien tuvo que trabajar desde niño no sólo para sostenerse, sino también para sostener a gran parte de su familia. Pero fue un hombre visionario que entendía la importancia del conocimiento, y a lo largo de su vida fue acumulando una cantidad inmensamente grande de conocimientos. Fue un hombre que vivió para construir un futuro. Y muchas veces vio en Rubén ese futuro que quería construir. Ese estilo de vida que siempre quiso tener pero que las circunstancias no le permitieron.

Rubén fue también un hombre visionario. Hizo las cosas que parecían inalcanzables e irreales en el momento: escribir libros, publicar en revistas internacionales, fundar una revista latinoamericana de psicología, y tratar de crear un gran movimiento en psicología, no sólo en Colombia sino a nivel latinoamericano. Al igual que nuestro padre, todo lo que se propuso, lo logró. Gracias a una persistencia a toda prueba y una independencia del campo que parecía casi salida de toda realidad. Gracias además a una capacidad de trabajo simplemente monumental.

Rubén obtuvo un doctorado (Ph.D.) en psicología general experimental en la Universidad de Nebraska, Lincoln, Estados Unidos (1970). Estuvo varios años fuera de Colombia, pero en ese tiempo adelantó dos de sus más sólidas empresas: la escritura del libro Psicología del Aprendizaje y la creación de la Revista Latinoamericana de Psicología. El libro Psicología del Aprendizaje ha vendido más de 150 mil ejemplares en sus decenas de re­impresiones. Es el libro más importante o por lo menos de mayor difusión que se ha escrito en español en psicología y seguramente uno de los más difundidos en toda la historia de la psicología. Y la Revista Latinoamericana de Psicología terminó convirtiéndose en una de las principales publicaciones científicas de Latinoamérica. Y una de las importantes (a lo mejor la más importante) revistas en Colombia, según criterio de Colciencias.

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Regresó al Departamento de Psicología de la Universidad Nacional de Colombia a comienzos de los años 70. Suponía que el Departamento de Psicología de la Universidad Nacional era precisamente el sitio desde el cual se debería desarrollar un gran movimiento de la psicología en Colombia y en Lat inoamérica. Pero no calculó con exact i tud la can t idad insospechable de tropiezos que tendría que enfrentar para crear un programa de psicología en el cual se desarrollara una psicología científica sólida. Más adelante lo intentó en otros sitios, como fue la Universidad de Los Andes. La Universidad Nacional era un sitio inherentemente complejo y conflictivo, y aunque mucho se logró, no fue ni el asomo de lo que Rubén se proponía. Varios años después, cuando yo fui Director del Departamento de Psicología de la Universidad Nacional en 1976-1977, encontré por casualidad en el archivo del Departamento (y ya completamente olvidado) el plan de desarrollo que Rubén había escrito cuando fue su Director (1970-1972). Creo que hoy, 30 años más tarde, sólo se ha logrado una pequeña proporción del desarrollo que Rubén trató de darle a la psicología en la Universidad Nacional, pero que los conflictos inherentes a la Universidad, no permitieron: bibliotecas, laboratorios, investigaciones, posgrados, trascendencia internacional, etc.

Supongo que en algún momento aceptó lo que a las personas de los países industrializados puede parecer incomprensible y aún impensable: construir un programa académico y científico sin un respaldo institucional. Consttuirlo casi como una empresa propia. Pagar todos los libros y las suscripciones a las revistas del propio bolsillo. Investigar y escribir en los ratos que quedan del trabajo rutinario y durante los fines de semana, sin recibir nada por eso. Invertir miles, decenas de miles de horas de trabajo sin que esto corresponda a un deber institucional o laboral. Para hacer esto, se requiere una convicción absoluta de que lo que se está haciendo es lo más impoitante que se puede hacer durante el paso por la vida. Se requiere también responder a refuerzos internos, no externos. Y se requiere obvia-mente una gran independencia del campo.

Los años posteriores (segunda mitad de los años 70, años 80 y años 90) fueron particularmente productivos, pero también conflictivos para Rubén. El gran problema del subdesarrollo es romper la inercia y el círculo vicioso del subdesarrollo. Y esto también es válido en cualquier área en particular, como es la psicología. Rubén trató de romper esa inercia y ese círculo vicioso (no se hace nada porque de antemano sabemos que nada se puede hacer) y como era de esperar, fueron muchos sus admiradores, pero también sus opositores. Se convirtió en una figura controversial y controvertida en el mundo académico colombiano. Fueron los años de Walden tres (1979),

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Filosofía de la psicología (1987), y Síntesis experimental del comportamiento (1993). Fueron los años en que inició programas completamente novedosos de investigación en Colombia: la psicología del desempleo, la amenaza de la guena nuclear, los patrones de crianza, y muchos más. Fueron también los años en que dedicó un enorme esfuerzo a la legalización de la psicología en Colombia como profesión. Fueron los años en que organizó en Bogotá el XV Congreso Interamericano de Psicología (1974) el evento más importante que ha sucedido hasta hoy en la psicología colombiana.

Durante esta época Rubén viajó muchísimo, participó en actividades internacionales de la psicología, le dio una presencia a la psicología colombiana en el mundo internacional, y esruvo de profesor visitante en vatios países, incluyendo Alemania, Argentina y Puerto Rico. Creó nuevas sociedades colombianas e internacionales de psicología. Participó activa­mente en la Federación Colombiana de Psicología y en la Sociedad Interamericana de Psicología. Escribió sobre la psicología latinoamericana en diferentes medios, incluyendo el Annual Review of Psychology. Durante esta época, la psicología colombiana tuvo un crecimiento significativo, no sólo en cantidad sino también en calidad. Rubén continuaba como el lídei indiscutible de la psicología en Colombia y en Latinoamérica.

Durante los años 90 en Colombia se crearon decenas de programas de psicología. Los psicólogos comenzaron a contarse por miles. Progresiva­mente nos fuimos convirtiendo en un gremio enorme, con presencia en todos los estamentos de la sociedad: los hospitales, las industrias, las escuelas, la administración pública y aún las Fuerzas Armadas. Probable­mente ninguna profesión en Colombia ha crecido tanto tan rápidamente como la psicología. Paralelamente, el prestigio de la psicología como profesión creció enormemente. La psicología pasó de ser una especie de rama de la psiquiatría y adquirió un perfil profesional propio. Se definió un campo de trabajo independiente. El interés por la investigación fundamental y aplicada se desarrolló y Colciencias comenzó a recibir un número creciente de proyectos de investigación dirigidos por psicólogos. La psicología salió de los límites de Bogotá y progresivamente se fue extendiendo por todo el país.

Luego de pasar por varias universidades, Rubén regresó a la Universidad Nacional. No sé exactamente en qué momento sucedió esto. Pero creo que fue progresivo. No ya para crear un gran programa de psicología, como en algún momento lo intentaron los mexicanos en Jalapa o Iztacala. No como Rubén mismo lo había intentado a comienzos de los años 70 en la misma Universidad Nacional. Sino porque la Universidad Nacional de Colombia suministraba un piso laboral estable. Un sitio en el cual, y por

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fuera de la misma universidad, se podrían seguir haciendo muchas cosas. El Departamento de Psicología de la Universidad Nacional había mostrado ser un sitio particulatmente complejo, en donde cualquier mínimo cambio tenía un costo en tiempo y en esfuerzo simplemente inverosímil. Cambiar, por ejemplo, el programa de estudios (por orro no necesariamente mejor) había tomado 14 años de discusiones, reuniones, documentos, consultas, etc. y miles de horas de trabajo de los profesores. No era, en consecuencia, realista pensar que se pudieran esperar un gran apoyo para ningún proyecto. Pero si era realista considerar que se trataba de la Universidad más estable y sólida del país.

Su inteiés por la historia, lo llevó a escribir sobre la historia de la psicología. Y los hizo en diversas formas. Publicó en Lima un libro sobre la historia de la psicología compaiada (1968). Escribió diversos artículos y capítulos de libros sobre la vida de diversos psicólogos, y publicó un par de libros que reúnen las vidas de algunos personajes de la psicología internacional (véase: Principales Publicaciones). Y finalmente, publicó en 1973, 1986 y 1993 tres libros sobre la historia de la psicología colombiana y latinoamericana. Rubén es también el gran historiador de la psicología en Latinoamérica.

Rubén Ardila nunca ha hablado mucho de política. Nunca lo he oído hacer comentarios sobre la guerra de Viet-Nam o las dictaduras latinoameri­canas. No sé qué piensa de la globalización de la economía ni del eje Norte-Sur. Sé que oía las canciones de protesta de los años 60 (Joan Báez, Mercedes Sosa, etc.), y votaba en las elecciones por Gerardo Molina. Sé que quizás la única vez que le preguntaron con qué partido político se identificaba respondió que socialista, aunque el socialismo no existía como partido político en Colombia. Hablaba de su viaje a Moscú en los años 60 con una objetividad asombrosa, una objetividad que sólo he encontrado en Nikos Kazantzaki pata referirse al régimen comunista de la Unión Soviética. Pero la política nunca representó un punto de importancia en su vida.

Sin embargo, Rubén ha tenido muchos intereses que pocos conocen, porque tampoco habla mucho de ellos. Por ejemplo, es un conocedor profundo de la literatura, en especial de la literatura colombiana. Puede hablar de los personajes de Manuel Mejía Vallejo como si estuviera hablando de los grandes psicólogos de la historia. Por otra parte, es un gran aficionado a los tangos y en general a la música de los años 50 y 60, y posee una colección inmensa de discos de Carlos Gardel, Chávela Vargas, Juan Legido, Ortiz Tirado y muchos más.

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A la vuelta del milenio Rubén comenzó a prepararse para el retiro. Se había convertido en abuelo y también poco a poco también pasaba de ser el padre de la psicología en Colombia a ser el abuelo de la psicología colombiana. Había toda una nueva generación de psicólogos. Muchas, muchísimas personas habían continuado su empresa. Construyó entonces una casa junto a la fría laguna de Neusa a una hora de Bogotá. Naturalmente la llamó "Walden Tres". Llenó un cuarto inmenso con recuerdos: la esfinge de Nefertiti, la fotografía de Bertrand Russell, su graduación de psicólogo junto a Alvaro Villar Gaviria, las decenas de premios y reconocimientos que había recibido en diversos países por su contribución a la psicología, la fotografía en Moscú junto al busto de Marx, la Universidad de Nebraska, la foto de Skinner, sus amigos de Pereira, la fotografía de nuestra madre, quien escribió un ensayo sobre la psicología cuando se graduó de maestra de escuela durante los años 30 y que le llevó a pensar a Rubén que la psicología era algo que venía en la familia. Y muchos, muchísimos más. Comenzó entonces a tramitar su pensión de retiro de la Universidad Nacio­nal, donde había sido profesor desde antes de tener cédula de ciudadanía. Comenzaba una nueva vida.

Cario Federici me enseñó en el curso de Lógica que todos los de nuestra generación tomamos en el Departamento de Psicología de la Universidad Nacional de Colombia, que las preguntas condicionales ("Si...") no tienen sentido. La pregunta "Qué hubiera sucedido si Einstein hubiese muerto cuando era niño" comentaba Federici, era tan sin sentido como decir "Si mi tía tuviera ruedas sería una bicicleta". No tiene sentido entonces pregun­ta! qué sería de la psicología colombiana sin la contribución de Rubén. Estoy, sin embargo, personalmenre seguro que no sería ni la sombra de lo que es hoy en día. El desarrollo de la psicología en Colombia tiene nombre propio. La psicología como profesión, y cada uno de los que componemos esta profesión llevamos en una u otra forma la herencia de Rubén Ardila.

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