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Enero 9, 2000 Título del sermón: Con el Espíritu Santo el Año Nuevo Versículo de la Biblia: Juan 14:16-19 Ahora sí podemos decir que está cerca el fin del mundo; está cerca la llegada de la providencia de Dios del nuevo cielos y nueva tierra. Entonces se distinguirá entre iglesias carnales e iglesias espirituales. Pues, las iglesias carnales son las que han seguido las enseñanzas y filosofías humanas. Pero las iglesias espirituales son las que están llenas del Espíritu Santo y están centrados en la palabra de Dios. Pues, la parábola del Señor de las diez vírgenes se están manifestando. Entre las diez, cinco vírgenes prudentes tenían consigo la lámpara y el aceite, mas las insensatas tenían la lámpara consigo pero no el aceite. Todas ellas estuvieron cabeceando esperando al esposo, cuando llegó el esposo a altas horas de la noche, todas ellas se despertaron del sueño, las cinco vírgenes prudentes pudieron recibir al esposo, porque estuvieron preparadas, mas las insensatas por no tener preparado el aceite consigo, no pudieron recibir al esposo, mas fueron desechadas. Hermanos, la lámpara representa nuestra fe. Si a la fe no lo llenamos del aceite del Espíritu Santo, será en vano; podrá venir y salir de las iglesias porque tiene forma de fe, pero sin la llenura del Espíritu Santo, es como si tuviera apagada la lámpara. Por tanto no podrá recibir al esposo cuando llegue. De manera que no debe perder más tiempo, debe llenarse del aceite del Espíritu Santo para no permanecer como un cristiano carnal. Para llenarnos del aceite del Espíritu Santo, primeramente debemos saber de quién se trata. Así como Pablo estando en Efeso preguntó a la iglesia ¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis?Y ellos le dijeron Ni siguiera hemos oído si hay Espíritu Santo. Por tanto la pregunta es ¿quién es el Espíritu Santo? Primero, el Espíritu Santo es un espíritu que testifica. Cristo murió en la cruz en un rincón de Palestina, y resucitó, por medio de su padecimiento el mundo entero goza de salvación. En Juan 3:14-16 dice Y como Moisés, levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Esta maravillosa obra la realizó el Señor por la humanidad por medio de la cruz. Luego llegó el Espíritu Santo en los

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Enero 9, 2000 Título del sermón: Con el Espíritu Santo el Año Nuevo Versículo de la Biblia: Juan 14:16-19 Ahora sí podemos decir que está cerca el fin del mundo; está cerca la llegada de la providencia de Dios del nuevo cielos y nueva tierra. Entonces se distinguirá entre iglesias carnales e iglesias espirituales. Pues, las iglesias carnales son las que han seguido las enseñanzas y filosofías humanas. Pero las iglesias espirituales son las que están llenas del Espíritu Santo y están centrados en la palabra de Dios. Pues, la parábola del Señor de las diez vírgenes se están manifestando. Entre las diez, cinco vírgenes prudentes tenían consigo la lámpara y el aceite, mas las insensatas tenían la lámpara consigo pero no el aceite. Todas ellas estuvieron cabeceando esperando al esposo, cuando llegó el esposo a altas horas de la noche, todas ellas se despertaron del sueño, las cinco vírgenes prudentes pudieron recibir al esposo, porque estuvieron preparadas, mas las insensatas por no tener preparado el aceite consigo, no pudieron recibir al esposo, mas fueron desechadas. Hermanos, la lámpara representa nuestra fe. Si a la fe no lo llenamos del aceite del Espíritu Santo, será en vano; podrá venir y salir de las iglesias porque tiene forma de fe, pero sin la llenura del Espíritu Santo, es como si tuviera apagada la lámpara. Por tanto no podrá recibir al esposo cuando llegue. De manera que no debe perder más tiempo, debe llenarse del aceite del Espíritu Santo para no permanecer como un cristiano carnal. Para llenarnos del aceite del Espíritu Santo, primeramente debemos saber de quién se trata. Así como Pablo estando en Efeso preguntó a la iglesia “ ¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis?” Y ellos le dijeron “Ni siguiera hemos oído si hay Espíritu Santo”. Por tanto la pregunta es ¿quién es el Espíritu Santo? Primero, el Espíritu Santo es un espíritu que testifica. Cristo murió en la cruz en un rincón de Palestina, y resucitó, por medio de su padecimiento el mundo entero goza de salvación. En Juan 3:14-16 dice “Y como Moisés, levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. Esta maravillosa obra la realizó el Señor por la humanidad por medio de la cruz. Luego llegó el Espíritu Santo en los

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días Pentecostés, entonces esta noticia empezó a divulgarse por toda Jerusalén, Judea, Samaria y hasta los confines de la tierra. Así tenemos en Hechos 1:8 “Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra”. Si no hubiese llegado el Espíritu Santo, la obra salvadora de la cruz, se hubiese quedado olvidado en Jerusalén. Pero llegó el Espíritu Santo y empezó a divulgar la obra salvadora de Jesús en todo el mundo. De manera que el Espíritu Santo nos impulsa a testificar la obra de Jesús. Así como los discípulos de Jesús aunque eran iletrados, sin educación y pobres, pero fueron llenos del Espíritu Santo y se transformaron en grandes líderes y ministros de la obra del Señor. Exceptuando a Juan, podemos ver que todos los discípulos del Señor entregaron sus vidas por Jesús, como mártir. En Joel 2 28-29 dice “Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días”. Cuando en los postreros días llega el Espíritu Santo, no hará distinción de personas. Pues, el Señor sin hacer distinción de personas, derramará de su Espíritu para que sean testigos de su obra. De manera que si estamos llenos del Espíritu Santo, todos nosotros nos transformamos en ministros de la obra del Señor En Hechos 4:31 dice “Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios”. Si alguien llega a la iglesia y ofrece servicios de adoración, pero no evangeliza es porque él no está lleno del Espíritu Santo. Si la iglesia está llena del Espíritu Santo, entonces los que asisten al servicio serán conmovidos por el Espíritu Santo y no podrán estar quietos, pues saldrán y anunciarán que Cristo es el salvador. De manera que cuando usted está lleno del Espíritu Santo, será testigo del Señor. Aunque reciba preparación, entrenamientos, participe seminario, si no está lleno del Espíritu Santo, será como tener la cabeza más grande que el cuerpo; tiene conocimiento, pero no evangelizará. Si una iglesia no evangeliza, esa iglesia está muerta. Si un cristiano no evangeliza, está testificando que en él no está el Espíritu Santo. Aunque hable en lenguas, si no hay fruto de la evangelización, el hablar en lengua no podremos decir que está dirigido por el Espíritu Santo. Porque cuando el Espíritu Santo interviene, se manifiestan los frutos de la evangelización. Un cristiano que no evangelice, es un cristiano carnal; tendrá lámpara, pero no el aceite. Si tiene el aceite ¿ por qué no saldrá de él una luz

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resplandeciente? Es decir donde quiera que él esté, iluminará con la luz del evangelio. Segundo, el Espíritu Santo es Consolador. En griego “PARACLETOS”, significa que está siempre junto a nosotros para auxiliar. El Espíritu Santo es la tercera persona de la Bendita Trinidad que Dios envió a nosotros. Juan 14:16 dice “Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre”. Por tanto, aquí está el Señor con nosotros, el Espíritu Santo está con nosotros. Juan 15:26 dice “Pero cuando venga Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí”. Cuando llega el Espíritu Santo, da testimonio de que Jesús es el Hijo de Dios, porque sin él no podemos llamar Señor a Jesús. Hermanos en Isaías 11:2 dice “Y reposará sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová”. Por tanto el Espíritu Santo está siempre con nosotros, brindándonos su sabiduría. En Deuteronomio 34:9 dice Y Josué hijo de Nun fue lleno del espíritu de sabiduría, porque Moisés había puesto sus manos sobre él”. Hermanos, ante todo deben tener sabiduría. Sabiduría es poder para resolver los problemas. Sea individuo o pueblo con sabiduría siempre tendrá victoria. Sin embargo, si les hace falta sabiduría, por mucho que tenga conocimiento, no sabrá cómo aplicarlo. Aunque un carpintero tenga buena herramienta, si no tiene sabiduría, no sabrá crear buenos muebles. Lo contrario, aunque las herramientas no estén en buenas condiciones, pero sí tiene sabiduría, sabrá producir buenos muebles. ¿Quién da al hombre sabiduría? El Espíritu Santo, porque él es espíritu de sabiduría. Luego él nos da prudencia. En I Reyes 4:29 “Y Dios dio a Salomón sabiduría y prudencia muy grande, y anchura de corazón como la arena que está a la orilla del mar”. Cuando llega el Espíritu Santo derrama prudencia. Si somos imprudentes, no comprenderemos lo que está pasando a nuestro derredor, pero la prudencia es como una estrella en los cielos que nos hará entender el significado de las cosas. El Espíritu Santo es un espíritu que aconseja. En Salmos 119:24 dice “Pues tus testimonios son mis delicias y mis consejeros”. Consejeros significa estar siempre al tanto de las situaciones para brindar su consejo, para que así uno no fracase. Luego el Espíritu Santo es espíritu de poder. En Lucas 24:49 dice “He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto”. Tal vez diga “Yo no sé orar, no sé predicar, no sé evangelizar, no sé hablar” Eso es verdad, porque la obra

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del Señor no se hace con poder del hombre; sin embargo, cuando llega el Espíritu Santo, él derramará su poder. Así como los discípulos del Señor, ellos eran pescadores sin preparación, colectores de impuestos; viendo desde el punto de vista mundano, eran hombres insignificantes, pero cuando fueron llenos del Espíritu Santo, por medio de ellos toda Roma y el mundo entero conoce de la obra del Señor. A diferencia de los discípulos del Señor, nosotros tenemos mejor preparación y conocimiento, pero no estamos trabajando en la obra del Señor como ellos, es porque no tenemos poder del Espíritu Santo. Cuando llega el Espíritu Santo, usted será un gran obrero del Señor El Espíritu Santo nos da juicio. En Romanos 11:33 dice “!Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos”. El Espíritu Santo nos hará entender la palabra de Dios, de lo contrario, la palabra de Dios será para nosotros una puerta cerrada, difícil de entender. Pero cuando llega el Espíritu Santo, abrirá con juicio estas puertas cerradas. El Espíritu Santo es un espíritu que nos ayuda a adorar a Dios. Así tenemos en I Corintios 12:3 “Por tanto, os hago saber que nadie que hable por el Espíritu de Dios llama anatema a Jesús; y nadie puede llamar a Jesús Señor, sino por el Espíritu Santo”. Cuando llega el Espíritu Santo, recibe al creador del Universo como Padre, adora y le sirve. Todo lo contrario, los que no tienen al Espíritu Santo, los de este mundo blasfeman el nombre de Dios, viven en desobediencia y en duda. Mas el Espíritu Santo derrama en nuestro corazón el temor de Jehová y el deseo de servir a Dios con un corazón piadoso. El Espíritu Santo nos santifica. Cuando llega el Espíritu Santo, nos separa de lo mundano, para que vivamos santificados delante de Dios. Porque el Espíritu Santo está en nosotros sentimos remordimiento de conciencia cuando cometemos faltas, obligándonos a vomitar estos pecados en arrepentimiento. Cuando usted ingiere un alimento dañado se sentirá mal y no podrá más que vomitarlo; de igual manera, los cristianos cuando comete pecado, se sentirán muy mal que le obligará a vomitarlo mediante oración de arrepentimiento, luego se sentirá mucho mejor. El Espíritu Santo es un espíritu que santifica; porque en nosotros mora el Espíritu Santo, el pecado no podrá hallar lugar en nuestro corazón. Romanos 8:2 dice “Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte”. Si no hay manifestación del Espíritu Santo, es imposible santificarnos. Luego tenemos que el Espíritu Santo es un espíritu que fortalece. En Hechos 9:31 dice “Entonces las iglesias tenían paz por toda Judea, Galilea y Samaria; y eran edificadas, andando en el temor del Señor, y se

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acrecentaban fortalecidas por el Espíritu Santo”. Cuando llegamos a la iglesia, el Espíritu Santo nos fortalece, por tanto tenemos paz y felicidad. Asimismo el Espíritu Santo es un espíritu que nos guía. En Juan 16:13 dice “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir”. Pues, el Espíritu Santo nos guía a Dios, a Jesús, al camino de justo, al camino de la verdad, al camino leal, al camino santificado, al camino de amor, al camino de humildad y mansedumbre. De modo que el Espíritu Santo es consolador. Con estas atribuciones está siempre junto a nosotros para brindar su auxilio. Por tanto dijo Jesús que no nos dejaría abandonados como huérfanos, sino que regresaría. Así que no piense que está abandonado, porque usted está acompañado del Espíritu Santo. Tercero, el Espíritu Santo se manifiesta mediante fruto. Dirán que no han visto al Espíritu Santo; el Espíritu Santo es un espíritu como viento, no podemos ver con nuestros ojos; pero usted sabe que está soplando viento, porque las hojas de los árboles se mueven, así también cuando se manifieste el Espíritu Santo podemos experimentar de su presencia mediante su fruto. En Gálatas 5:22-23 dice “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley”. Podemos llevar frutos del amor; pues el amor abraza y ofrece a sí mismo. El amor no margina, el amor no busca sólo lo suyo, mas se ofrece. Cuando llega el Espíritu Santo lleva fruto de gozo. Gozo es felicidad. La felicidad es producida por las circunstancias, pero el gozo es producido por el Espíritu Santo. Aunque la circunstancia sea contraria, el Espíritu Santo trae el fruto de gozo. Esto es la gran diferencia de gozo y felicidad. El Espíritu Santo lleva fruto de paz. Nos une en paz con Dios mediante la obra de Jesús en la cruz, y nos mantiene en paz a nuestra conciencia, asimismo nos mantiene en paz con nuestros prójimos. Pues no es obra del Espíritu Santo causar división. El diablo causa división. Divide la personalidad del hombre, divide el hogar, y a la iglesia. Mas el Espíritu Santo nos une y nos reconcilia. El fruto del Espíritu Santo es paciencia, nos espera pacientemente y nos cuida. Para que un bebé crezca a ser reconocido como adulto se demora 20 años, durante todo ese tiempo los padres con paciencia cuidan de su hijo. Así también para que un cristiano crezca y madure, el Espíritu Santo espera pacientemente. Por tanto cuando llega el Espíritu Santo nos hace llevar el fruto de paciencia. Todo lo contrario es la obra de la carne, está siempre apresurado, no tiene paciencia. El fruto del Espíritu Santo es benignidad. Sentir compasión, sentir misericordia de los

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otros menos afortunados que uno, de manera que comparta sus cargas. Esto es obra del Espíritu Santo. Asimismo el fruto del Espíritu Santo es bondad. Significa un corazón bueno; tener un corazón malo es realmente temeroso. Si uno está viviendo con una persona con un corazón malo, se sentirá desdichado, por último terminarán destruyéndose unos a otros. Poseer un corazón bondadoso es fruto del Espíritu Santo. El fruto del Espíritu Santo es fe. El Espíritu Santo no traiciona, ni engaña como Judas Iscariote. Mas la obra del diablo es traición y engaño. Sin embargo, el Espíritu Santo nos da un corazón lleno de fe para servir a Dios y mantener buena relación con nuestros prójimos. El fruto del Espíritu Santo es mansedumbre. Cuando llega el Espíritu Santo, nuestro corazón se transforma como un corazón de madre, afable y cariñoso. El fruto del Espíritu Santo es templanza; pues, el Espíritu Santo no derrocha porque tenga mucho, ni se decepciona por su pobreza; mas sabe tener templanza en todo tiempo. Así está escrito en Gálatas 5:24 “Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos” Aunque no podamos ver al Espíritu Santo, podemos ver su presencia por sus frutos. Cuando nosotros veamos en la vida de nuestros hermanos la manifestación de estos frutos del Espíritu Santo, entonces sabremos que en él mora el Espíritu Santo llevando frutos. En Juan 15:8 dice “En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos”. Cuarto, el Espíritu Santo es Dios y al mismo tiempo posee característica humana. El Espíritu Santo está formado del Dios Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Es Dios. El Espíritu Santo es Todopoderoso. En Zacarías 4:6 dice “Entonces respondió y me habló diciendo: Esta es palabra de Jehová a Zorobabel, que dice: No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos”. El Espíritu Santo es Dios creador. El Espíritu Santo es Omnipotente. Así tenemos en I Corintios 2.10 “Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios”. Conoce todo de Dios. El Espíritu Santo es Omnipresente, en Salmos 139:7-8 dice “¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? Si subiere a los cielos, allí estás tu; y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás”. En dondequiera está el Espíritu Santo. También ahora está aquí con nosotros. De manera que debemos tener muy claro que el Espíritu Santo es Todopoderoso, Omnipotente y Omnipresente. Por otra parte el Espíritu Santo posee característica humana para conversar con nosotros. El Espíritu Santo no es como una estatua sin vida, tampoco mudo como los animales

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irracionales con los cuales nosotros no podemos entablar una conversación. El Espíritu Santo posee característica humana. Pues, está formado de voluntad, de inteligencia y de emociones. El Espíritu Santo tiene inteligencia. En Romanos 8:27 dice “Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos”. El Espíritu Santo tiene su propio pensamiento, su propia inteligencia, de modo que conoce todo acerca de nosotros. El Espíritu Santo posee emociones. En romanos 8:26 dice “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles”. Por nosotros el Espíritu Santo intercede con gemidos indecibles, posee gran emoción. Por último el Espíritu Santo posee voluntad propia. En I corintios 12:11 dice “Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu repartiendo cada uno en particular como él quiere”. Los dones de Dios son repartidos por el Espíritu Santo según su voluntad. Por tanto el Espíritu Santo tiene su propia voluntad para tomar decisiones. De manera que ahora ya sabemos que el Espíritu Santo es Dios, por tanto debemos adorarlo, servirle y ofrecer nuestra acción de gracias. Dios debe ser siempre nuestra razón de vivir y debemos ofrecer nuestra adoración. Porque él posee característica humana, debemos servirle con respeto, recibirlo a nuestro corazón y dependernos de él. Cuando llega el señor Presidente ¿no presentaría su mayor respeto?, Pero yo quiero decirle que el Espíritu Santo es el presidente de todo Universo. A él debemos recibirlo en nuestro corazón y servirle con mayor respeto. Así tenemos en Efesios 5:16-19 “Aprovechad bien el tiempo, porque los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor. No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu, hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones”. Hermanos, por tanto una fe sin Espíritu Santo es una fe artificial, porque en él no hay vida. Hoy por las buenas técnicas podemos ver muchas flores artificiales, pero ellas carecen de perfume, allí no revolotean las mariposas, ni las abejas. También una fe sin Espíritu Santo es artificial, en él no hay vida del reino de Dios, ni perfume. Sólo cuando la fe está llena del Espíritu Santo, también estará llena de perfume, de la vida del reino de Dios. Por tanto hermanos, en este Año Nueva viva acompañado del Espíritu Santo, recíbalo a su vida, dé la bienvenida a su vida, y dependa solo de él; asimismo lleve fruto del Espíritu Santo y sea fiel testigo del evangelio del Señor.

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Oración: Dios santo y glorioso, te damos las gracias por enviar a Jesús quien murió por nosotros en la cruz para salvarnos, luego enviaste al Espíritu Santo para testificar de tu obra, para hacernos llevar el fruto. Oh, Señor, Espíritu Santo te recibimos en nuestro corazón, a nuestra iglesia, pedimos que llegue a nosotros como viento, fuego y agua. Pedimos estar llenos de tu Espíritu Santo para evangelizar. En este año, en dondequiera que estemos anunciemos de ti. Pedimos tener preparado el aceite también junto a la lámpara como las cinco vírgenes prudentes. Oramos en el nombre de Jesús. Amén.