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2007 03-09 leccionuniversitarios

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Aférrate a tu integridad Sábado 25 de agosto

INTRODUCCIÓN Job 2:3

“¿Te has puesto a pensar en mi siervo Job?”,

volvió a preguntarle el Señor. “No hay en la

tierra nadie como él; es un hombre recto e in-

tachable, que me honra y vive apanado del

mal. Y aunque tú me incitaste contra él pa-ra arruinarlo sin motivo, ¡todavía mantiene

firme su integridad!” (Job 2: 3).

Muchas veces, los cristianos se ven afectados

por los males que caracterizan a este mundo.

Estos pueden ser factores económicos, tibie-

za espiritual, temas políticos. Como resulta-

do, experimentamos insatisfacciones y nos

vemos tentados a quejamos. A menudo, so-

mos tentados a cometer acciones deshones-

tas, cosas que creemos que solamente las

llevan a cabo los mundanos.

Como adventistas, creemos interpretar la Bi-

blia correctamente. Pero, ¿estamos dispuestos

a aferramos a nuestra integridad cuando los

conflictos nos asedian?

Un análisis profundo de la vida de Job, reve-

la el tipo de integridad que todo verdadero

cristiano debiera manifestar cuando le ase-

dian situaciones similares. Los dolorosos es-

fuerzos de Job pusieron de manifiesto su in-

tegridad en dos etapas:

1. Al perder sus propiedades y sus hijos.

2. Al ser afectado por llagas que cubr-

ían todo su cuerpo. Debido a que se

mantuvo firme, Dios dijo: “Todavía

mantiene firme su integridad”.

¿Estamos dispuestos a aferrarnos a nuestra

integridad cuando los conflictos nos asedian?

Los adventistas deben desarrollar esa misma integridad. “Dichoso el que resiste la ten-

tación porque, al salir aprobado, recibirá la

corona de la vida que Dios ha prometido a

quienes lo aman” (Santiago 1:12).

Al estudiar la lección de esta semana, piensa

cuándo y dónde tendrás que demostrar tu in-

tegridad, y cómo obtendrás las fuerzas para

hacerlo.

Akosua Afranowaa Kyere; Acra, Ghana

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Domingo 26 de agosto Sufrimientos,

consagración, riquezas

LOGOS Job 1:1 – 2:10 “No había terminado de hablar este mensa-

jero cuando todavía otro llegó y dijo: „Los

hijos y las hijas de usted estaban celebrando

un banquete en casa del mayor de todos

ellos cuando, de pronto, un fuerte viento del

desierto dio contra la casa y derribó sus cua-

tro esquinas. ¡Y la casa cayó sobre los jóve-

nes, y todos murieron! ¡Solo yo pude esca-par, y ahora vengo a contárselo!‟” (Job 1:18,

19).

¿Por qué existe el sufrimiento? (1 Corintios 9:24-27; Santiago 1:13)

El sufrimiento no hace acepción de personas.

Los ricos y los pobres, los estudiosos y los

iletrados, los poderosos y los débiles, los

cristianos y los inconversos, todos en algún

momento experimentarán algún tipo de su-

frimiento. ¿Por qué? El sufrimiento debía

haber sido un castigo para los malvados y los incrédulos. Sin embargo, Dios permitió

que afectara también a los escogidos. La his-

toria de Job es un testimonio vivo de lo

que el cristiano puede encontrar en este

mundo de dolor. Este relato nos enseña asi-

mismo que los justos pueden se afectados

por las tragedias. José, Daniel, Rut y Ester

son otros ejemplos.

Muchas veces, no sabemos por qué a la gente

buena se suceden cosas malas. Solamente

podemos adivinar. Aun así las aflicciones o el sufrimiento pueden también considerarse

como castigos. Las consecuencias de nues-

tros errores pueden ser castigos. Pero Job no

sufría a causa de algún error o pecado que

hubiera cometido. Él no sabia que su sufri-

miento era una prueba de parte de Dios.

Podríamos decir que el sufrimiento de Job

fue el resultadlo de una conspiración entre

Dios y Satanás, el ente destructor. Dios no le

envía dolor ni sufrimiento a los suyos. Más

bien, permite que estas cosas sucedan para

que nuestra fe se fortalezca.

“‟Muy bien‟, le contestó el Señor. „Todas

sus posesiones están en tus manos, con la

condición de que a él no le pongas la mano encima‟” (Job 1: 12). Satanás le tomó la pala-

bra a Dios y destruyó todas las posesiones de

Job. “A pesar de todo esto, Job no pecó ni le

echó la culpa a Dios” (Job 1:22).

La vida del cristiano está llena de sorpresas

y desafíos. Pablo nos compara con un atleta

que se prepara diligentemente para obtener

un premio perecedero. De la misma forma

debemos preparamos a fin de permanecer

fieles a Dios, a pesar de lo malo que nos

pueda suceder. Así es como obtendremos

nuestra corona incorruptible. Cuando per-manezcamos fieles bajo las circunstancias

más adversas, la gente que nos rodea nos

tomará en cuenta y se interesará en el Dios

que servimos. Nuestra fe en medio de la ad-

versidad llevará a muchos a la gracia salva-

dora del Redentor.

Riquezas y consagración (Génesis 13:2, 4; Job 1:1-3, 5)

¿Serán las riquezas la recompensa de los

fieles? José, el hijo de Jacob, llegó a ser

primer ministro en un país extranjero des-

pués de sufrir una serie de percances. Abra-ham, también uno de los escogidos, fue rico

en ganados, oro y plata. Mucha de su fortuna

la poseía antes de recibir el llamado de Dios.

Después de aceptar el llamado, su fortuna

aumentó. Su consagración se manifestó en la

respuesta a la disputa entre sus pastores y

los de Lot, su sobrino. Recordemos cómo

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suplicó a favor de los habitantes de Sodoma

y Gomorra.

En vez de ser una fuente de consuelo, exhortó a Job a que maldijera a Dios

y se muriera. (Job 2:9)

Job fue marcadamente rico, sin tacha, y jus-

to. La fortuna de una persona se medía por

la cantidad de animales y siervos que pose-

ía. En nuestra sociedad valoramos las

mansiones, algunos autos, una gran cuenta de

banco, y un nutrido grupo de acciones. Todo

esto no es malo en sí. La maldad está en

amar estas cosas (1 Timoteo. 6:10). El conse-

jo de Pablo a los cristianos es: “Mándales

que hagan el bien, que sean ricos en bue-

nas obras, y generosos, dispuestos a compar-tir lo que tienen. De este modo atesorarán

para sí un seguro caudal para el futuro y ob-

tendrán la vida verdadera” (1 Timoteo 6:18,

19).

Cuando Jesús le dijo al joven rico que ven-

diera todas sus posesiones y le diera el im-

porte a los pobres, antes de seguirle, algo in-

teresante sucedió. El joven se marchó muy

triste y nunca regresó, porque confiaba en

sus posesiones y no podía hacer lo que el

Maestro le dijo (Marcos 19:16-23). Lo po-

co que poseemos nos ha sido dado para que ayudemos a los necesitados. Nuestros guar-

darropas están llenos de prendas que apenas

usamos. Cuando descuidamos ayudar a los

demás, nos colocamos en la misma categoría

que el joven rico.

Pablo tiene algo que decimos: “A los ricos

de este mundo, mándales que no sean arro-

gantes ni pongan su esperanza en las rique-

zas, que son tan inseguras, sino en Dios, que

nos provee de todo en abundancia para que

lo disfrutemos” (1 Timoteo 6:17).

La actitud del cristiano (Efesios 4:29-32)

En Efesios 4: 29-32, Pablo enfatiza la impor-

tancia de las palabras bondadosas. No se nos dice nada respecto al carácter de la esposa

de Job antes que la tragedia los tocara. Pero

cuando finalmente ella aparece, la escucha-

mos hablar en una forma desalentadora. En

vez de ser una fuente de consuelo, exhortó a

Job a que maldijera a Dios y se muriera (Job

2:9). Aparentemente ella no ofreció ayudar-

lo, porque la Biblia dice que Job tuvo que

tomar un pedazo de teja para rascarse, mien-

tras estaba sentado sobre cenizas.

PARA COMENTAR

1. ¿Cómo defines la riqueza, y por qué?

2. ¿Qué posesiones tienes? ¿Por qué las

tienes? ¿Cuáles te ayudan a ser un me-

jor cristiano? ¿Cuáles no?

3. ¿Qué debe venir primero? ¿Obtener po-

sesiones, o considerarte una posesión de

Dios?

Adwoa Gyamfuaa Ansah Adu; Kumasi, Ghana

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Lunes 27 de agosto No siempre

es algo suave

TESTIMONIO Gálatas 6:2

La relación de pacto entre Dios y su pueblo se

describe en términos matrimoniales. Pero en

nuestra condición pecaminosa, la experien-

cia del matrimonio y otras relaciones inter-

personales en ocasiones se vuelven vacías,

inconexas, frustrantes y hasta amargas. Por

lo tanto, debemos reconocer que no todo es

bueno, sino también hay cosas malas.

Para cuando lleguen los tiempos malos, co-

mo en el caso de Job y su esposa, Pablo nos

da el siguiente consejo: “Ayúdense unos a otros a llevar sus cargas, y así cumplirán la

ley de Cristo” (Gálatas 6:2). Para llevar las

cargas propias es conveniente sacrificarse y

sacrificar los deseos propios y atender los

ajenos. Filipenses 2:3 nos puede ser de

ayuda: “No hagan nada por egoísmo o vani-

dad; más bien, con humildad consideren a

los demás como superiores a ustedes

mismos”.

Elena G. de White amplía este concepto: “El

cristianismo debiera tener una influencia dominadora sobre la relación matrimonial;

pero con demasiada frecuencia los móviles

que conducen a esta unión no se ajustan a

los principios cristianos. Satanás está cons-

tantemente tratando de fortalecer su poderío

sobre el pueblo de Dios induciéndolo a

aliarse con sus súbditos; y para lograr esto,

trata de despertar pasiones impuras en el co-

razón. Pero en su Palabra el Señor ha indi-

cado clara y terminantemente a su pueblo

que no se una con aquellos en cuyo corazón

no mora su amor. El matrimonio es una

unión para toda la vida y un símbolo de la

unión entre Cristo y su iglesia. El espíritu que

Cristo manifiesta hacia su iglesia es el espí-

ritu que los esposos han de manifestar el uno

hacia el otro. Si aman a Dios en forma su-

prema, se amarán el uno al otro en el Señor;

“El Espíritu que Cristo manifiesta para su iglesia,

es el espíritu que los esposos han de manifestar

el uno para con el otro”

siempre se tratarán con cortesía y obrarán en

cooperación. En su abnegación mutua y sa-

crificio de sí mismos, serán una bendición el

uno para el otro” 1

PARA COMENTAR

1. ¿A cuáles relaciones se le puede aplicar el

principio expuesto en la lección de hoy?

2. Es difícil para muchos jóvenes imaginar que la tragedia o las calamidades puedan

afectarlos algún día. ¡pero tengan la se-

guridad de que lo harán! ¿Qué medidas

puedes tomar desde ahora para afrontar

la inseguridad, los contratiempos y las

tragedias que algún día te afectarán?

1 El hogar cristiano, pp. 82, 83

Prince Amoako; Ghana

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Sirviendo a Dios Martes 28 de agosto

por lo que Él es

EVIDENCIA Job 1

Cuando leemos detenidamente el primer capítulo de Job, descubrimos que la relación

de Dios con nosotros no es exclusiva o ce-

rrada. Hay una tercera persona: Satanás,

nuestro acusador. Desde el tiempo en que

moraba en el cielo, Satanás ha acusado a

Dios de no ser suficiente democrático a fin

de permitirle a sus criaturas la libertad de

escoger a quién han de servir “¿Teme Job a

Dios sin recibir nada a cambio?” Satanás de-

safió a Dios: “Lo has protegido, a su hogar, a

sus propiedades. Lo has prosperado en todo lo

que hace. ¡Mira lo adinerado que es!” De esa forma, Satanás incitó a Dios para que le reti-

rara su protección a Job.

Las tentaciones son los medios para Dios pro-

bar la sumisión sincera y voluntaria de sus

hijos. De ahí, que cada vez que un creyente

fracasa en alguna prueba pequeña, colabora

con Satanás y hace quedar mal a Dios. La fe

del creyente es revalorizada y perfeccionada

mediante las pruebas. “El oro, aunque pere-

cedero, se acrisola al fuego. Así también la fe

de ustedes, que vale mucho más que el oro, al ser acrisolada por las pruebas demostrará

que es digna de aprobación, gloria y honor

cuando Jesucristo se revele” (1 Pedro 1:7).

Las pruebas que Dios permite nos afecten, a

veces vienen a través de personas queridas.

Job tenía amigos, hijos y esposa. Sin embar-

go, esos allegados no pudieron hacer que

denunciara a Dios Él prefirió reprender a su

esposa en vez de maldecir a Dios. “Mujer,

hablas como una necia. Si de Dios sabemos

recibir lo bueno, ¿no sabremos también

recibir lo malo?” (Job 2:10).

Las palabras de Pablo son un eco de aquel don de Job: “Así está escrito: „Por tu causa

nos vemos amenazados de muerte todo el

día; nos tratan como a ovejas destinadas al

matadero‟. Sin embargo, en todo esto somos

más que vencedores por medio de aquel que

nos amó. Pues estoy convencido de que ni la

Dios promete que llegaremos bien; pero

no garantiza que tendremos un viaje feliz.

muerte ni la vida, ni los ángeles ni los de-

monios, ni lo presente ni lo por venir, ni los

poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa al-

guna en toda la creación, podrá apartamos

del amor que Dios nos ha manifestado en

Cristo Jesús nuestro Señor” (Rom. 8:35-39).

La palabra en hebreo para perfecto es un

término, que significa "inocente", "ética-

mente puro". Yashar es la palabra hebrea pa-

ra recto, y. significa "derecho y agradable". Y

por último, sur, o apartarse significa "salir",

"dejar a un lado". Aunque Job no estaba li-

bre de pecado, él trataba de agradar a Dios y

de cumplir su voluntad.

Cuando el camino es áspero, la forma de se-

guir adelante es confiando y sirviendo al Se-

ñor, basados en quién es él: un Dios fiel, nuestro Creador y Redentor.

PARA COMENTAR

1. ¿Cómo puede el cristiano aceptar las

pruebas como algo necesario en su mar-

cha hacia el cielo?

Félix Opoku; Kwadaso-Kumasi, Ghana

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Miércoles 29 de agosto Sobreviviendo

a la melancolía

CÓMO ACTUAR Filipenses 4:6

“No se inquieten por nada; más bien, en toda

ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias” (Filipen-

ses 4:6).

Sandra era una mujer inteligente y atractiva;

pero su percepción del rechazo la había

transformado en una deprimida ama de casa

El pastor de Sandra decidió conversar con el

esposo de ella. Joel se sintió asombrado por

el hecho de que estaba contribuyendo a la

depresión de su esposa. Él no entendía cómo

ella podía interpretar sus sentimientos. Afor-

tunadamente, el pastor presentó una suge-rencia específica. “Joel, me gustaría que

hicieras una lista de diez cualidades que po-

see tu esposa, y que luego le des gracias a

Dios por ellas. Debes hacerlo dos veces al

día, en la mañana y cuando regreses del tra-

bajo”. Esto no parecía ser algo difícil. Con-

siderando que su matrimonio ya estaba en

problemas, Joel asintió. Se concentró en las

cosas que le atraían en vez de las que le irri-

taban.

Al poco tiempo, Sandra comenzó a cambiar.

Se mostraba más alegre y cariñosa. Su auto estima y su motivación aumentaron. Rompió

las cadenas de su depresión.

La gratitud puede llegar lejos. Al con-

centrarnos en las cualidades positivas, lo-

gramos que se fortalezcan. Las palabras que

les dirigimos a los que nos rodean tienen

un poder increíble. “La angustia abate el co-

razón del hombre, pero una palabra

amable lo alegra” (Proverbios 12:25).

“Bendeciré al Señor en todo tiempo; mis la-

bios siempre lo alabarán” (Salmo 34:1).

Hay un tremendo poder espiritual en la ala-

banza. La alabanza eleva nuestros espíritus,

colma nuestro ser de energías. La alabanza

revitaliza nuestra vida espiritual. La Biblia

vincula a la alabanza con el gozo. “El Señor

es mi fuerza y mi escudo; mi corazón en Él

Las palabras que les diri- gimos a quienes nos rodean

tienen un poder increíble.

confía; de Él recibo ayuda. Mi corazón sal-

ta de alegría, y con cánticos le daré gracias”

(Salmo 28:7). Elena G. de White escribió:

“Nada tiende más a fomentar la salud del

cuerpo y del alma que un espíritu de agra-

decimiento y alabanza […] Es una ley de la

naturaleza que nuestros pensamientos y sen-

timientos resultan alentados y fortalecidos al

darles expresión. Aunque las palabras expre-san los pensamientos, estos a su vez si-

guen a las palabras. Si diéramos más expre-

sión a nuestra fe, si nos alegrásemos más de

las bendiciones que sabemos que tenemos:

la gran misericordia y el gran amor de Dios,

tendríamos más fe y gozo”.

PARA COMENTAR

1. ¿Por qué Joel debía concentrarse en las

cualidades de su esposa?

2. ¿Cómo podemos vincular la experiencia

de Joel y Sandra a nuestra relación con

Dios?

Kwabena Offeh Gyimah; Kumasi, Ghana

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Acepta todos Jueves 30 de agosto

los dones del Señor

OPINIÓN Job 1:1 – 2:10 Mucha gente asume que todos los dones de Dios tienen que ser buenos. Sin embargo, la

palabra don, no necesariamente implica algo

bueno o malo. La Biblia dice: “Ahora bien,

sabemos que Dios dispone todas las cosas

para el bien de quienes lo aman, los que han

sido llamados de acuerdo con su propósito»

(Romanos 8:28). Aquí la frase todas las co-

sas es neutral, como en el caso de don. Por

lo tanto, un don de Dios puede ser bueno o

malo.

Job puede haber entendido este principio

cuando le contestó a su esposa “¿No sa-bremos también recibir lo malo?”. Nuestra

fe en Dios ha de ser continuamente refinada

en el crisol, así como el oro es refinado en el

fuego. Si entendiéramos que Dios da y quita,

estaríamos más dispuestos a aceptar sus ob-

jetivos para nuestras vidas.

Aceptar la voluntad de Dios en la vida

propia significa estar de acuerdo con la ma-

nera en que nos trata. Hasta que nuestros

corazones no estén genuinamente con-

vertidos, y verdaderamente entregados a Dios en continua oración, no podremos aceptar su

voluntad. Cristo oró en cierta ocasión por

sus discípulos: “No te pido que los quites del

mundo, sino que los protejas del maligno”

(Juan 17:15). Notemos dos aspectos de di-

cha oración:

Jesús no prometió que sus discípulos vivir-

ían una existencia "libre de tropiezos", mien-

tras permanecieran en el mundo. Él conoce

lo artero que es el diablo. Sin embargo, el

Señor ora pidiendo la protección y las fuer-

zas necesarias para que, los creyentes sopor-ten los problemas en su marcha al cielo.

Necesitamos estar conscientes de que existe

una gran lucha cósmica. La fe debe fortalecer-

se con más fe, la fuerza con más fuerza, y la

confianza con más confianza, a fin de que los

tiempos malos no nos sobrecojan.

Dios desea, en algunos casos, que luchemos y

libremos nuestras propias batallas de fe.

Dios desea que los creyentes sean dignos de

la corona que les ofrece, y permite en ciertas

ocasiones que luchemos y libremos nuestras

propias batallas de fe. “Ustedes no han su-

frido ninguna tentación que no sea común al

género humano. Pero Dios es fiel, y no permi-tirá que ustedes sean tentados más allá de lo

que puedan aguantar. Más bien, cuando lle-

gue la tentación, él les dará también una sa-

lida a fin de que puedan resistir” (1 Corin-

tios 10:13). Por lo tanto, no gruñamos ni nos

quejemos cuando las pruebas y las tentacio-

nes parezcan debilitarnos, porque gracias a

dichas situaciones obtendremos la corona de

victoria.

PARA COMENTAR 1. ¿Has culpado en alguna ocasión, a

Dios por algo? Si lo has hecho, ¿por

qué te sentiste inclinado a hacerlo?

1. ¿Consideras que Dios es un ser lleno

de amor? ¿Por qué? Si no crees lo ante-

rior, ¿qué podrás hacer para cambiar tu

actitud?

Gifty Anima Ampoma; Kwadaso-Kumasi, Ghana

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Viernes 31 de agosto Fe, no importa

lo que suceda

EXPLORACIÓN Job 13:18; 38-42

PARA CONCLUIR

Muy a menudo nos preguntamos por qué a la gente buena le suceden cosas malas. Sin

embargo, el registro bíblico que encontramos

en el libro de Job nos muestra que aun los

rectos e intachables han de sufrir. De hecho,

Jesús les prometió algo parecido a sus discí-

pulos (Juan 15: 20). Aunque no podamos

controlar las circunstancias en las que nos

encontramos, sí podremos controlar la for-

ma en que reaccionamos. Job nos propor-

ciona un ejemplo respecto a cómo mante-

nemos íntegros frente a la adversidad, para

fortalecimiento de nuestra fe y lograr una mayor comprensión de Dios. Notemos que

Job tiene una serie de preguntas; pero que

logra una comprensión más profunda al

aceptar la revelación que Dios hace de sí

mismo.

CONSIDERA

Hacer una lista de todas las preguntas

que desearías hacerle a Dios. Luego lee

Job 38-41. ¿Cómo pueden ayudarte las

respuestas de Dios?

Orar por tus amigos (Job 42:10).

Poner por escrito la posible reacción de

Job ante las noticias calamitosas que re-

cibe.

Rescribir la historia de Job, utilizando

conceptos modernos.

Dedicar algún tiempo a consolar a algún

amigo que este pasando por alguna prue-ba. Evita aconsejarlo. Observemos que los

amigos de Job eran buenos amigos; pre-

sentes en los momentos de necesidad,

pero que las cosas no se complicaron

hasta que ellos abrieron la boca.

Dar un testimonio respecto a alguna prue-

ba que en su momento te pareció impo-

sible de superar.

Observar los diferentes elementos de la

naturaleza que te recuerdan que Dios lo

controla todo.

PARA CONECTAR

Gerhard E. Prost, The Color of the

Night: Reflections on Suffering and the

Book of Job [El color de la noche: ref-

lexiones acerca del sufrimiento y del li-

bro de Job].

Kaaryn Sanon; Randallstown,Maryland, EE.UU.