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LA PRETENSIÓN UNIVERSALISTA DE LA TEORÍA SOCIAL DANIEL CHERNILO LOM ediciones, Santiago de Chile, 2011. Sobre el autor Daniel Chernilo, Licenciado en Sociología (U. de Chile) y Doctor en Sociología (U. de Warwick), es académico del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad de Loughborough en Inglaterra. Miembro del comité asesor internacional del European Journal of Social Theory y del British Journal of Sociology, entre publicaciones destacan A Social Theory of the NationState (Routledge, 2007), Nacionalismo y Cosmopolitismo (UDP, 2010) y, de próxima aparición, The Natural Law Foundations of Modern Social Theory: A Quest for Universalism (Cambridge University Press).

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LA PRETENSIN UNIVERSALISTA DE LA TEORA SOCIAL DANIEL CHERNILO

LOM ediciones, Santiago de Chile, 2011.

Sobre el autor Daniel Chernilo, Licenciado en Sociologa (U. de Chile) y Doctor en Sociologa (U. de Warwick), es acadmico del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad de Loughborough en Inglaterra. Miembro del comit asesor internacional del European Journal of Social Theory y del British Journal of Sociology, entre publicaciones destacan A Social Theory of the Nation-State (Routledge, 2007), Nacionalismo y Cosmopolitismo (UDP, 2010) y, de prxima aparicin, The Natural Law Foundations of Modern Social Theory: A Quest for Universalism (Cambridge University Press).

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Agradecimientos La publicacin de este libro ha sido posible gracias al inters inmediato de Claudio Duarte, as como por todas sus gestiones posteriores para que el texto haya entrado (y finalmente salido) de imprenta. En 1993 tuve la fortuna de encontrarme con Claudio en el primer da de mi vida universitaria y su amistad todos estos aos ha sido una fuente permanente de alegra y orgullo por razones intelectuales, personales y futbolsticas. Por ms de una dcada, Robert Fine ha sido un ejemplo permanente de que no se trata tanto de decir algo que parezca nuevo sino de volver a pensar aquello que creemos haber aprendido definitivamente. Aldo Mascareo ha venido escuchando por aos mis divagaciones y con generosidad me las ha devuelto siempre mejoradas con su enorme talento y capacidad de abstraccin. Adems, Aldo y Robert han ledo y comentado en innumerables ocasiones los borradores de casi todos los trabajos que aqu se publican: ello los hace parte fundamental de todo lo bueno que hay en estas pginas sin transformarlos en cmplices de sus defectos. Andrs Haye hizo comentarios muy tiles al captulo 1, Luis Campos y Omar Aguilar al captulo 2, Sophie Krossa al captulo 4 y George Lawson al captulo 7. Quiero adems agradecer a Andrs Aedo, Omar Aguilar, Rafael Alvear, Octavio Avendao, Luis Campos y Felipe Padilla por la forma en que su amistad se expresa en nuestras conversaciones sobre sociologa. Gracias tambin a Francisco Mujica por la primera versin de la traduccin de los captulos 3, 4, 6, 7 y 8, as como por la organizacin de la bibliografa del libro. Apoyo material para estas investigaciones me ha sido proporcionado por Fondecyt (proyectos 3040004, 1070826, 1080213). Entre 2006 y 2009, el doctorado del Departamento de Sociologa de la Universidad Alberto Hurtado fue un laboratorio ideal para discutir las ideas que aqu se esbozan mi reconocimiento a sus alumnos por haberse entusiasmado con estas ideas. Versiones preliminares o similares de los argumentos aqu publicados han sido presentadas en varios foros y aprovecho de agradecer a los organizadores por sus invitaciones: la tercera jornada sobre filosofa del derecho organizada por los estudiantes de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile en agosto de 2008, la conferencia internacional de la Asociacin de Realismo Crtico en Kings College, Londres, en julio de 2008 (Alan Norrie y Marjo Koivisto), la conferencia de la Asociacin Internacional de Sociologa en Barcelona (Oliver Kozlarek) y la conferencia del grupo de Teora Social de la Asociacin Europea de Sociologa en Innsbruck (Frank Welz), ambas en septiembre de 2008, el coloquio sobre Niklas Luhmann coorganizado por las Universidades de Chile, Catlica y Alberto Hurtado en octubre de 2008 (Aldo Mascareo, Nathaly Mancilla, Javier Castillo, Felipe Padilla, Anah Urquiza), el coloquio de Teora Sociolgica de IUPERJ en Ro de Janeiro en diciembre de 2008 (Jos Maurcio Domingues, Frdric Vandenberghe), la escuela de verano sobre teora social para una sociedad global del Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Warwick en julio de 2009 (Robert Fine, Gurminder Bhambra, Rodrigo Cordero), el coloquio qu sociologa hoy coorganizado por las Universidades Alberto Hurtado y Academia de Humanismo Cristiano en septiembre de 2009 (Aldo Mascareo, Kathya Araujo), el seminario sobre Jrgen Habermas coorganizado por las Universidades Diego Portales y Adolfo Ibez en septiembre de 2009 (Mauro Basaure, Gonzalo Bustamante), los seminarios departamentales de las Universidades de Birmingham (Justin Cruickshank) y Surrey (Cornel Sandvoss, Vivienne Boon) ambos en octubre de 2009, el seminario sobre diferenciacin social y relaciones internacionales en el Centro de Investigaciones Cientficas de Berln en diciembre de 2009 (Michael Zrn, Mathias Albert, Barry Buzan), el seminario en anlisis cultural de la Universidad Loughborough en mayo de 2010 (John Richardson), la conferencia del consorcio internacional de teora social en la Universidad de Sussex (Gerard Delanty), el seminario sobre derecho humanos, derecho natural y

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teora social en el centro de teora social de la Universidad de Warwick (Robert Fine, Rodrigo Cordero), el coloquio departamental sobre identidades en la Universidad de Loughborough, todos en junio de 2010 (Cristian Tileaga), el seminario sobre el problema de la emergencia en sociologa en la Universidad Alberto Hurtado (Omar Aguilar) y el seminario sobre modernidad global en la Universidad Nacional de Singapur (Misha Petrovic) ambos en Septiembre de 2010, el seminario sobre identidades fracturadas en la Universidad Masarik en Brno, Repblica Checa (Radim Marada, Csaba Szalo) en Octubre de 2010 y el coloquio departamental en la Universidad de Newcastle, tambin en octubre de 2010 (Mnica Moreno, William Outhwaite). En el plano personal, Ivn Mlynarz, Mara Jos Reyes y Andrs Velasco son los amigos que me entregan una sensacin de continuidad vital fundamental. Mil gracias a mi familia por su apoyo permanente: Jeannette Steiner, Paula Mena, Carla Moscoso, Ral Chernilo y Leonor Chernilo. Como cada proyecto tiene su propia historia, le dedico este libro a mi madre y mi hermano porque su cario y generosidad le gana no slo a la distancia geogrfica sino al que ya no se decepcionan con mi incapacidad para explicarles como se merecen sobre qu diablos estoy escribiendo. D Ch Clarendon Park, Leicester, octubre de 2010

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ndice Agradecimientos Introduccin PRIMERA PARTE: FUNDAMENTOS FILOSFICOS Captulo 1. El rol de la sociedad como ideal regulativo Captulo 2. Universalismo: reflexiones sobre los fundamentos filosficos de la sociologa Captulo 3. Sobre las relaciones entre la teora social y el derecho natural: Karl Lwith y Leo Strauss Captulo 4. El cosmopolitismo en la teora social: una defensa ambivalente Excurso. Once tesis sobre las relaciones entre la teora social y el derecho natural SEGUNDA PARTE: TRADICIONES GEOGRFICAS, DISCIPLINARES Y TERICAS Captulo 5. Universalismo, particularismo y sociedad mundial: obstculos y perspectivas de la sociologa en Amrica Latina (con Aldo Mascareo) Captulo 6. La crtica al nacionalismo metodolgico: teora e historia Captulo 7. Nacionalismo metodolgico y analoga domstica: recursos clsicos para su superacin Captulo 8. Teora social y procesos de diferenciacin: sus fundamentos universalistas Captulo 9. Teora social y teora de la sociedad: el caso de Niklas Luhmann Eplogo Referencias de las Versiones Originales Bibliografa

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Introduccin El escepticismo que puede generar el poco modesto ttulo de este libro ha tal vez morigerarse en algo si desde el inicio se reconoce que lo que se ofrece en el envoltorio no se corresponde exactamente con lo que contiene su interior. Los trabajos aqu reunidos se preguntan por el rol y posicin del universalismo en la reflexin sociolgica pasada y presente, y abordan esas reflexiones en tanto asunto imposible de responder para una disciplina que debe dar cuenta empricamente de la variabilidad de la vida social. El eje central que da ttulo al libro es intentar colocar a la tradicin sociolgica frente a la obligacin, si se la puede llamar as, de enfrentar conclusiones que desde un inicio puede afirmarse no se vern justificadas adecuadamente. Al intentar conectar sociologa y universalismo de esta manera, se coloca a la primera en un plano filosfico que si bien no le es totalmente ajeno, s le resulta incmodo. Y a partir de ello se intenta extraer la conclusin, difcilmente fundamentable en los trminos en que realmente se lo requerira, que es en esa misma pretensin universalista donde radica lo realmente sociolgico del conocimiento sociolgico. Ms aun, en la medida que este argumento sobre la pretensin universalista se usa para revisar la relacin y posible deuda de la sociologa con la tradicin del derecho natural, los textos que aqu se ofrecen podran interpretarse como una refutacin de la idea misma de sociologa que, como intento de explicacin emprica de lo social, se ve a s misma en ruptura con el tipo de pensamiento dogmtico o metafsico al que, por lo general legtimamente, se vincula el derecho natural. Quizs se debiera incluso reconocer que efectivamente hay una intuicin antisociolgica en la idea de que, en realidad, las preguntas ms importantes de la disciplina provienen de la filosofa y, ms aun, de una tradicin particular dentro de ella. Este libro invita entonces a la sociologa a hacerse preguntas extraas si se las ha de responder con su arsenal conceptual, y la conecta as con una parte de la tradicin filosfica que si bien no le es totalmente ajena hace ya tiempo que no es la propia. La reflexin sociologa que trasladada a un plano que no le corresponde realmente y en el que por lo general no se siente especialmente cmoda. Hechos ya los descargos, el texto no vuelve a pedir disculpas por no lograr ntegramente lo que promete. Por el contrario, dedica su energa a enfrentar directamente esos problemas en la expectativa de que es posible y necesario reflexionar decididamente sobre ellos incluso si los resultados que se han de obtener puedan mantener un carcter provisional. Una posibilidad es interpretar este proyecto desde la perspectiva de la desparadojizacin de este problema inicial, puesto que de lo que se tratara es de la imposible fundamentacin universalista de una disciplina dedicada al estudio de la variabilidad, contingencia e impredectibilidad de lo social. Prefiero sin embargo entenderlo como el despliegue de la propia contradiccin performativa de la sociologa: la sociologa ha efectivamente avanzado en su intento por entender la naturaleza de lo social como realidad emergente, pero ese avance que es real (en trminos conceptuales, metodolgicos y empricos) se paga al doble precio de una insuficiente fundamentacin de los resultados y una tambin insuficiente depuracin de sus rendimientos normativos. Los presupuestos sobre los que se basa la explicacin sociolgica se vuelven siempre problemticos y se ven refutados, sus consecuencias normativas se vuelven consistentemente contra las intenciones de los propios socilogos, pero aun as son los resultados de esas explicaciones los que nos permiten seguir adelante en nuestro trabajo en tanto cientficos sociales. En sus distintas versiones, la tesis del estado de crisis crnica de la sociologa, tesis por lo dems tan antigua como la propia disciplina, remite a la idea de que la sociologa no ha conseguido aun cumplir su promesa de transformarse verdaderamente en la ciencia emprica de lo social algo as como

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que la sociologa propiamente tal no ha empezado aun y no hubiese sido capaz de salir de un estado de permanente prehistoria disciplinar en que la promesa inicial de producir conocimiento fiable sobre lo social est ya asentada pero no sabemos como comenzar a cumplirla. Todo lo contrario, yo creo que la sociologa s ha cumplido su tarea con un xito ms que relativo, pero el precio que se paga por esos logros metodolgicos y explicativos es el de terminar afirmando mucho ms de lo que puede justificar adecuadamente (y posiblemente tambin ms de lo que se quisiera normativamente afirmar). Las partes y captulos en que se estructura este libro se explican en detalle ms abajo, pero dado que los textos que lo conforman no han sido ntegramente rescritos, me parece buena idea formular de manera resumida las intuiciones que estn a su base y que se desarrollan en detalle a lo largo de estas pginas. 1. A inicios de la dcada de los setenta del siglo XX, uno de los ms destacados historiadores de la sociologa poda hacer la siguiente afirmacin al inicio de su estudio sobre distintas filosofas sociales: ninguna tendencia reciente es ms vital en las ciencias sociales que el renacer del inters en las fuentes y caminos de las ideas, perspectivas y valores que subyacen a la variedad de teoras y metodologas de las ciencias sociales (Nisbet 1976: 9). Evidentemente ese no es el contexto en el que se desarrollan las ciencias sociales y sociologa contemporneas, pero ese es justamente el tipo de trabajo que este libro propone y la orientacin intelectual que busca promover (aunque no en la direccin de la bsqueda de la comunidad que propona Robert Nisbet). 2. Si desde un punto de vista histrico el problema principal de la sociologa consiste en determinar en qu consiste el elemento moderno de la sociedad moderna (su ruptura con la tradicin, sus orgenes europeos y su expansin global, su concepcin de primera poca histrica que se ve a s misma como tal), desde un punto de vista conceptual una formulacin similar puede plantearse en trminos de que lo propio de la reflexin sociolgica es preguntarse en qu consiste el elemento social cuando hablamos de relaciones sociales. En qu sentido es lo social efectivamente un dominio ontolgicamente distinto de nuestra psicologa individual, de nuestra herencia biolgica que nos unifica como especie y, por cierto, de una posible autocomprensin trascendente que nos identifica como portadores de una luz racional (cuando no divina)? Y suponiendo que lo social es efectivamente un dominio propio, mediante qu herramientas tericas y procedimientos metodolgicos podemos llegar a conocer las caractersticas principales de esa realidad sui generis? Tanto a la pregunta por la modernidad como a la pregunta por lo social subyace entonces la idea de que la reflexin sociolgica deviene inseparable de una orientacin universalista que la fuerza sistemticamente a intentar explicar la naturaleza y operaciones de la realidad social en tanto resultado emergente de la interaccin humana. La sociologa, en tanto se concibe a s misma como una disciplina que ha de dar cuenta de las mltiples expresiones, formas y contenidos de las relaciones sociales en el marco de una explicacin de lo social en general, se constituye a partir de una pretensin universalista. 3. La sociologa puede entonces concebirse como una reflexin estrictamente inmanente de lo social. Es decir, puede entenderse como un intento por explicar lo social nicamente mediante causas sociales, donde los fundamentos epistemolgicos de las propias explicaciones son tambin nicamente sociales, y donde los rendimientos normativos de estas reflexiones se espera habrn de contribuir al mejoramiento de lo social mediante intervenciones nicamente sociales (la pregunta sobre si dios juega o no a los dados es irrelevante desde el punto de vista de una

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explicacin sociolgica). Las explicaciones sociolgicas han buscado asentarse en la eliminacin de factores no sociales: divinos, naturales o de psicologa individual. El problema insoluble de este esfuerzo de autofundacin radica en el hecho de que si bien lo social debe entenderse como una realidad emergente, ello no lo hace un tipo de realidad autosuficiente: la existencia de la sociedad presupone seres humanos con propsitos y que actan en razn de ellos. En el sentido que lo ha propuesto Margaret Archer (2009), se trata de un concepto de emergencia accionalista en el sentido de que se basa en el carcter ontolgicamente impredecible de la accin social. Puestas as las cosas, el problema que se plantea es cmo responder a la pregunta por lo humano en la sociologa (y hacerlo con medios sociolgicos) sin, al mismo tiempo, diluir la explicacin de lo social como realidad emergente en reflexiones sobre en qu consisten la humanidad de los seres humanos. 4. Preguntarse por lo humano al interior de la sociologa nos coloca nuevamente frente a la orientacin universalista que le sirve de horizonte. En tanto descubrimiento relativamente tardo en la historia del gnero humano de acuerdo a Levi-Strauss (Finkielkraut 2001), la idea universalista de humanidad no es en realidad un desafo impuesto externamente a la reflexin sociolgica sino que puede interpretarse como parte integral del esfuerzo por entender a qu nos estamos refiriendo exactamente cuando hablamos de la sociedad como una realidad emergente. Desde un punto de vista analtico, la pregunta que surge es por el tipo de propiedades que se asume los seres humanos tienen en relacin con el carcter necesario de su tener que vivir en sociedad. Creatividad, voluntad, racionalidad, morbilidad, simbolizacin son todos elementos que se mencionan en este contexto: su centralidad depende de los elementos que se definan como portadores ltimos de nuestra comn humanidad. Desde un punto de vista normativo, por su parte, la pregunta es ms bien por los rendimientos que distintas concepciones de lo humano tienen cuando se los observa a partir del tipo de formaciones institucionales que haran posible el despliegue de aquellas caractersticas que se asumen esenciales para el desarrollo de las potencialidades de la especie en su conjunto. En esta reflexin normativa radica el momento ineludiblemente crtico de la reflexin sociolgica (que, sin embargo, no transforma automticamente a la sociologa en teora crtica): por ms que lo humano no constituya el centro de la explicacin sociolgica, puesto que se mantiene como condicin de posibilidad de la sociedad, desde punto de vista universalista es posible afirmar la existencia de prcticas o instituciones que atentan contra el despliegue universal de aquellas propiedades que nos hacen la especie humana que hemos efectivamente llegado a ser.1 1 Esta es la manera en que, por ejemplo, lo plantea el filsofo francs Pierre Manent cuya conexin con la

sociologa viene del hecho de que se doctor con Raymond Aron: La sociologa como ciencia, la ciencia de lo humano como se la ha de llamar, solo existe en tanto se rehusa a convertirse en la ciencia de la naturaleza de lo humano () La sociologia presupone la humanidad del hombre sin preguntar nada mas sobre que constitute su humanidad (Manent 1998: 54, 64). En relacin al uso de la idea de naturaleza humana, el enfoque que me interesa desarrollar puede plantearse de la siguiente manera: los conceptos de vida y naturaleza humana () son indicadores epistemolgicos cuyas funciones tienen efecto en las discusiones cientficas pero no en su objeto. Lejos de representar conceptos cientficos, la vida y la naturaleza humana son expresiones indicativas de ciertos tipos de discursos que estn en relacin o en oposicin con la teologa, la biologa o la historia (Pandolfi 2007: 11), aunque no veo razn para detenerse all y no incluir a la sociologa en ese listado. Igualmente, como se argumenta en los captulos 3 y 8, lo social no puede estudiarse con total independencia de lo que se asume somos como seres humanos y para esos efectos, el hecho de que utilicemos o no la idea de naturaleza humana explcitamente es un tema que debe considerarse en su propio mrito pero no es lo fundamental. Para un panorama sobre distintas concepciones de naturaleza humana en la historia de la filosofa, ver Trigg (1999).

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5. Cuando el horizonte intelectual de la sociologa queda planteado de esta forma, salta a la vista, me parece, que la tradicin sociolgica guarda una deuda que no ha sido an bien comprendida con la tradicin del derecho natural. El problema parece surgir en la autocomprensin heredada del desarrollo disciplinar que entiende la historia de la sociologa como heredera crtica de las filosofas de la ilustracin del siglo XVIII. El punto ciego de esa narrativa, que al interior de la sociologa es compartida por la ms amplia variedad de enfoques sociolgicos sobre la historia de la disciplina (ver captulos 2 y 3), es que la necesaria ruptura con la tradicin del derecho natural es algo que las filosofas de la ilustracin ya haban logrado definitivamente y, por lo tanto, se trata de un asunto que ya no concierne a la novel sociologa cientfica. Pero es el propio Hegel (1975) quien se da cuenta que la ruptura que Kant supuestamente efecta con esa tradicin es menos radical de lo que parece, y la propia filosofa de Kant no puede sin ms prescindir de elementos de derecho natural (Schneewind 1998). As las cosas, uno de los problemas ms serios de la sociologa del siglo XX, problema que nosotros definitivamente s hemos heredado, radica en haberse tomado demasiado literalmente la autoproclamacin de haber trascendido de una vez y para siempre la tradicin del derecho natural (de hecho, es comn entre quienes discuten sobre derecho natural hacer referencia a cuntas veces se lo ha declarado definitivamente superado). Por el contrario, mi impresin es que queda an mucho por aprender de una indagacin ms sistemtica sobre los orgenes de esta relacin entre sociologa y derecho natural y por cierto tambin sobre sus consecuencias para el presente y futuro del quehacer sociolgico. No se trata, me atrevo a afirmar, de una cuestin con implicaciones puramente epistemolgicas o filosficas, sino que estamos frente a un tema que desafa los lmites mismos del conocimiento sociolgico en la medida que se vincula a las concepciones de lo humano que estn siendo redefinidas, por ejemplo, en los debates sociolgicos sobre biopoltica (Habermas 2008, Rose 2007). 2 6. La pregunta por el horizonte o pretensin universalista de la sociologa no queda nunca completamente desligada de la pregunta por el fundamento normativo de la propia actividad sociolgica. En un mundo global, o sociedad mundial, slo estndares normativos universalistas pueden aspirar a un nivel de justificacin que los haga relevantes para los desafos de los tiempos que corren. Si el universalismo le viene impuesto a lo sociologa desde dentro como parte de sus marcos de referencias conceptuales, se derivan de ah consecuencias normativas para la propia actividad sociolgica que deben al menos ser discutidas explcitamente. Muchos han sostenido la 2 Este es tal vez el momento para explicar por qu se usa aqu la idea de derecho natural (natural right),

cuando en los trabajos escritos originalmente en ingls se utiliza la idea de natural law que perfectamente podra haberse traducido como ley natural. Ambas opciones tienen sus propias bondades y riesgos: ley natural da cuenta efectivamente de una tradicin de pensamiento altamente heterognea que arranca en la Grecia clsica y llega hasta el da de hoy, pero el precio que se paga con su uso es la innegable connotacin religiosa del trmino (sobre todo a partir de la escolstica medieval de la cristiandad). Derecho natural, por su parte, establece una distancia ms clara con esa herencia religiosa, pero lo hace al costo de reducir el referente temporal e ideolgico de la reflexin, que puede quedar demasiado estrechamente asociado al pensamiento liberal europeo a contar del siglo XVIII. En ese contexto, me parece que en espaol es ms importante resaltar el carcter secular de la tradicin filosfica con que me interesa hacer conversar a la sociologa y por eso prefer la idea de derecho natural (al respecto, ver en el captulo 3 argumento de Leo Strauss). Un simple ejemplo muestra las complicaciones a las que me refiero. John Finnis (1980) titula su trabajo (que se ha convertido en uno de los textos contemporneos ms importantes de esta tradicin) Natural Law and Natural Rights, aunque en realidad el objetivo del libro es desarrollar una teora de la ley natural y la nocin de derecho natural pasa sin pena ni gloria. Sobre las complejidades de distinguir y relacionar entre ambos trminos, ver tambin Oakley (2005).

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tesis de que en el programa del cosmopolitismo contemporneo puede encontrarse el correlato poltico-institucional del tipo de pretensin universalista a la que me estoy refiriendo y algo de eso se discute en el captulo 4 abajo. Pero ms all de rechazar este intento por asociar demasiado estrechamente el cosmopolitismo con proyectos geogrfico-institucionales especficos (el ms claro de ellos es la Unin Europea), el problema normativo que me parece ms importante destacar en este libro es la defensa y refinamiento del universalismo como marco de referencia general que hace posible la idea misma de dilogo, aprendizaje y convivencia pacfica entre distintos grupos humanos. En la medida que asumimos que la sociologa tiene un vnculo fuerte y originario con el universalismo, la disciplina queda bien posicionada para realizar una contribucin en esa direccin. 7. Reconectar la historia de la sociologa con la tradicin del derecho natural, ms aun cuando el vnculo entre ambas se reconstruye desde el punto de vista de una pretensin universalista, coloca sobre la mesa la pregunta por el estatuto moderno de la reflexin sociolgica. En su propia autocomprensin, la sociologa surge con la modernidad para dar cuenta de transformaciones histricas que a su vez quedan descritas como modernas. Lo que podra denominarse como la paradoja constitutiva del pensamiento sociolgico es justamente que la sociologa es tan moderna como el tipo de relaciones que intenta explicar y, puesto que son co-originarias, el horizonte moderno deviene en el punto ciego constitutivo de la reflexin sociolgica (Wagner 1994, Yack 1997). Pero si la sociologa guarda efectivamente una deuda importante con la tradicin del derecho natural, surge entonces un argumento distinto respecto de dnde radica lo propio del conocimiento sociolgico: no tanto ya en su carcter especficamente moderno sino en la capacidad que demuestra para traducir, bajo condiciones modernas, cuestiones y preocupaciones que son propias del gnero humano en general. La reflexin sociolgica puede entonces comprenderse como la continuacin de una tradicin de pensamiento de larga duracin, al menos en occidente, cuya especificidad refiere menos al carcter radicalmente nuevo de los cambios histricos de los ltimos doscientos aos y ms a la forma en que preocupaciones fundamentales del gnero humano sobre la naturaleza de la vida en comn tienen siempre que reformularse para adecuarse a condiciones sociohistricas cambiantes. El xito, al menos relativo, de la sociologa para dar cuenta de las relaciones sociales se explica entonces a partir de la combinacin de sus fundamentos y preocupaciones universales sobre la naturaleza de la vida en comn (y que estn anclados en la tradicin del derecho natural), con mtodos y conceptos que sean capaces de adecuarse a los cnones de la ciencia moderna en ello consiste, por lo dems, lo que a juicio de Habermas (1990b) define el carcter postmetafsico del pensamiento moderno. 8. Las nociones de sociologa, teora social y teora sociolgica se usan todas a lo largo del libro, pero ninguna de ellas me satisface plenamente para denominar mi propio enfoque incluso a pesar de que la idea de teora social figura en el ttulo y es la que uso de manera ms consistente. Esto puede explicarse a partir de los nfasis que los distintos trminos ofrecen: destacar una dimensin emprica, cientfica o disciplinar (sociologa), histrico-normativa (teora social) o estrictamente de construccin conceptual (teora sociolgica). En el captulo 3 se presenta brevemente la idea de sociologa filosfica para caracterizar el tipo de reflexin que a juicio de Karl Lwith da estatus de clsicos a Karl Marx y Max Weber (ver tambin el excurso al final de la primera parte). Lwith seala que la nocin de sociologa filosfica le parece una nocin adecuada para caracterizar el trabajo de Weber y Marx en tanto refiere a la intencin por capturar la totalidad de la experiencia humana en el capitalismo moderno, pero Lwith no dice mucho ms al respecto. Al parecer Simmel habra ya hecho uso del trmino (no he encontrado

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referencias), pero no debiera haber muchas dudas de que tras su uso est la idea de antropologa filosfica, tan importante durante los aos veinte y treinta del siglo pasado en Alemania (Cassirer 1974, Honneth y Joas 1988). Haber agregado la nocin de sociologa filosfica como un cuarto trmino en mi exposicin no slo habra acrecentado la inconsistencia que acabo de comentar, sino que habra obligado a justificar en cada captulo el rendimiento especfico que ella entrega. Ello, sumado al hecho evidente de que el trmino no est precisamente en boga, me hizo desistir de la idea. En esta direccin, aunque por supuesto sin usar la idea de sociologa filosfica, Margaret Archer (2000: 18) habla de la importancia de recuperar una nocin de humanidad comn () recuperar al ser humano como la fons et origio [fuente y origen, D.Ch.] fundamental de la vida social o de estructuras socioculturales (emergentes). Y con su agudeza caracterstica, este es su argumento a favor de una idea universalista de humanidad como condicin de posibilidad del conocimiento cientfico social: La Humanidad, como una clase natural, rechaza su transformacin en una clase distinta y de otro tipo. Sobre esto se sostiene la continuidad de la inteligibilidad entre personas en distintos tiempos y lugares y sin ella tal continuidad se perdera. Ella es tambin la que sostiene nuestras responsabilidades sociales y polticas a pesar de las diferencias socioculturales entre grupos puesto que tales diferencias no son nuca tan grandes como para abandonar la familia humana y liberarnos de nuestras obligaciones con los miembros de la familia (Archer 2000: 17) Ahora en mis trminos, entonces, la orientacin intelectual que inspira los distintos trabajos que componen este libro, lo que podra llegar a llamarse una sociologa filosfica, tiene como propsito interrogar sobre las imprescindibles concepciones de lo humano que estn a la base de nuestro quehacer sociolgico y, a partir de ello, explorar los rendimientos analticos y normativos de esas distintas concepciones de lo humano en y para la sociologa. La historia de la elaboracin de este texto no tiene una narrativa ntida y creciente que pueda contarse con facilidad. Los trabajos aqu reunidos fueron escritos como artculos independientes entre 2003 y 2009 (las fechas de sus primeras publicaciones no reflejan con exactitud el momento en que fueron concebidos) y sobre todo el captulo 1, sobre el rol de la idea de sociedad como ideal regulativo, no fue pensado como parte de la empresa mayor de reflexionar sobre el problema del universalismo para la tradicin sociolgica (mucho menos se me haba ocurrido en ese entonces explorar la herencia de derecho natural que parece residir en la sociologa clsica y contempornea a travs de una reconsideracin del tema del universalismo). Sin embargo, desde hace unos cinco aos he venido trabajando a partir de la idea de que el universalismo, la justificacin de una pretensin universalista, es el problema ms importante que enfrentamos quienes estamos dedicados a la revisin de los fundamentos conceptuales de la sociologa. Asumiendo esta tarea como el horizonte amplio que orienta el conjunto de las reflexiones reunidas en este volumen, el libro intenta hacerse cargo de esta tarea desde varios ngulos distintos, en relacin a distintos perodos de la historia de la sociologa, as como tambin para una variedad de tradiciones tericas y disciplinares. Agrupar estos trabajos en el formato de coleccin de artculos no es una decisin obvia. Pero en la medida que los artculos comparten una preocupacin por los fundamentos filosficos, conceptuales, y normativos del conocimiento sociolgico, su publicacin conjunta en un volumen no es antojadiza desde el punto de vista de su contenido. Y ms all de la legtima discusin sobre la pertinencia acadmica de este formato, que yo defiendo, el hecho de que la mayora de estos trabajos fueron escritos originalmente en ingls

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y aparezcan en revistas y colecciones que no son siempre conocidas en nuestros crculos acadmicos hace que el presente volumen se justifique tambin por cuestiones de acceso. En trminos de estructura, el libro est dividido en dos partes. En la primera se revisan de manera directa los argumentos sobre la pretensin universalista de la sociologa y de la teora social. Los trabajos incluidos en esta primera parte tienen como horizonte un tipo de reflexin ms filosfica que estrictamente sociolgica, pero en todos los casos las investigaciones se llevan a cabo con materiales sociolgicos y con el objetivo de sacar conclusiones pertinentes para la actividad sociolgica. El captulo 1 es posiblemente el ms convencionalmente sociolgico de los all reunidos en el sentido de que interroga sobre la posicin que la idea de sociedad parece jugar en la sociologa, para desde all explorar la tesis de su rol como ideal regulativo en la disciplina. El captulo 2 sostiene que el problema del universalismo le viene impuesto a la sociologa desde dentro y que su exploracin ms detallada debe incorporar explcitamente su vnculo con la tradicin del derecho natural a partir de su diagnstico de la modernidad como crisis. El captulo 3 ahonda en el tema de las relaciones entre sociologa y derecho natural y reflexiona sobre las lecciones que pueden extraerse de las crticas, porque eso es lo que son, de Karl Lwith y Leo Strauss a la autocomprensin cientificista de la sociologa y a su cerrazn frente a las preocupaciones normativas de la tradicin del derecho natural. Ambos captulos ofrecen un argumento distinto sobre cmo explorar la relacin entre sociologa y derecho natural (afinidad electiva en el captulo 2, conservacin y trascendencia en el captulo 3) y si bien ahora prefiero esta ltima formulacin, la diferencia se mantiene como una forma de registrar los giros que la investigacin ha tenido as como sus distintas implicaciones. El captulo 4 es el ms reciente del libro y explora la relacin entre universalismo y cosmopolitismo a partir de la tesis de que el corazn intelectual del cosmopolitismo, conceptual y normativamente hablando, radica en su defensa de una pretensin universalista fuerte. La primera parte concluye con un breve excurso donde se exponen, en el formato de 11 tesis, un conjunto de razones que justifican la exploracin sistemtica de las relaciones entre sociologa y derecho natural para desde all defender la idea de una sociologa filosfica. En la segunda parte, el foco es algo menos abstracto y se traslada a un conjunto ms o menos amplio de tradiciones tericas e intelectuales en la sociologa y otras ciencias sociales con miras a observar la forma en que se hacen cargo, o no, de la pretensin universalista que se describe en la primera parte del libro. El captulo 5, escrito en coautora con Aldo Mascareo y republicado aqu con su autorizacin, intenta mostrar las fortalezas y debilidades de la tradicin sociolgica latinoamericana cuando se la observa desde esta tesis de que una pretensin universalista caracteriza lo propiamente sociolgico del conocimiento sociolgico. Los captulos 6 y 7 estn hermanados por el tema del nacionalismo metodolgico: los problemas y desafos que le plantea a las ciencias sociales en general, y a la sociologa en particular, la existencia de presupuestos nacionales (cuando no derechamente nacionalistas) en la elaboracin de sus conceptos y teoremas. El captulo 6 revisa la forma en que este debate sobre nacionalismo metodolgico ha permeado en varias tradiciones disciplinares desde la psicologa social crtica hasta los propios estudios sobre nacionalismo y plantea que su posible superacin ha de venir de la mano de una distincin ms clara de tipos de nacionalismo metodolgico as como de una concepcin crecientemente universalista de la modernidad como trayectoria global o sociedad mundial. Por su parte, el captulo 7 pone en relacin el debate estrictamente sociolgico sobre el nacionalismo metodolgico con otra tradicin disciplinar, las relaciones internacionales, y su aparente punto ciego en la as llamada analoga domstica. Los problemas del nacionalismo metodolgico y la analoga domstica en sociologa y relaciones internacionales se discuten desde las alternativas

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de solucin que podra ofrecer una discusin ms acabada con la tradicin del derecho natural. Los captulos 8 y 9 tambin estn estrechamente vinculados entre s puesto que ambos dedican su atencin a algunos aspectos de la sociologa de Niklas Luhmann. Mientras el captulo 8 intenta hacer presente el tipo de orientacin normativa que est presente en las ideas de diferenciacin social o funcional, el captulo 9 se pregunta por la manera en que Luhmann caracteriza la tradicin sociolgica y las lecciones que l cree (no) se pueden sacar a partir de una discusin exhaustiva de autores pasados. La idea no es tanto intentar refutar a Luhmann sino ms bien contribuir a la reflexivizacin de sus propios marcos conceptuales. En ambos casos, se intenta leer a Luhmann contra Luhmann en la medida que se adoptan argumentos de su propia teora general para discutir con su tesis de que no es necesario reflexionar sobre los presupuestos filosficos implcitos, orgenes histricos y consecuencias normativas de nuestros planteamientos sociolgicos.

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PRIMERA PARTE: FUNDAMENTOS FILOSFICOS

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Captulo 1. El Rol de la Sociedad como Ideal Regulativo En el contexto de los desarrollos tericos de la sociologa de la segunda posguerra, el concepto de sociedad moderna ocupa sin duda un lugar prioritario. En tanto la definicin de sociedad moderna depende de como se entiendan las ideas de modernidad y moderno, la sociologa no es distinta a las otras ciencias sociales que crean una forma especfica de conceptualizar las transformaciones de las relaciones sociales que se gatillan con el advenimiento del capitalismo y los estados-nacin, a partir de los siglos XVII y XVIII (Wittrock, Heilbron y Magnusson 1998). En su sentido tcnico, sin embargo, el concepto propiamente sociolgico de sociedad moderna, formulado en la sociologa norteamericana durante la dcada de los cincuenta, incluye no slo una forma especfica de definir la modernidad sino tambin la formacin de un tipo especfico de relaciones sociales: la sociedad moderna. Una explicacin de la diferenciacin semntica del concepto de modernidad debe considerar, a lo menos, dos aspectos. Por un lado, tanto la sociologa como otras disciplinas sociales han venido desarrollando preocupaciones intelectuales que les son especficas y en esa medida la idea de modernidad comienza a adoptar un sentido tcnico en cada una de ellas (Yack 1997). En este argumento, el advenimiento del concepto de sociedad moderna en la sociologa sera simplemente el resultado de la diferenciacin entre formas de investigacin distintas enfocadas en objetos de estudio diferentes. Por otro lado, y por cierto ligado al argumento anterior, se constata la particularidad del uso especficamente sociolgico de la idea de modernidad, que vendra dado por el hecho de que es la sociologa la disciplina que ha hecho suya la pregunta por el origen y las caractersticas principales de la modernidad. Con matices y enfatizando aspectos tanto positivos como negativos, varios autores han constatado ya una fusin entre las narrativas sobre el surgimiento de sociologa y el de la modernidad (Bauman 1991, Habermas 1987, Heilbron 1995, Wagner 1994). Un resultado especialmente claro de tal desarrollo sera el doble uso que la sociologa puede hacer de tal categora: ya sea como sustantivo, la modernidad, o en tanto adjetivo que se predica de un objeto especfico, la sociedad moderna. A partir de este diagnstico todava muy general, este captulo se sustenta en tres premisas. Primero, desde un punto de vista analtico, se constata el hecho que la sociologa ha dedicado relativamente menos atencin a reflexionar sobre la sociedad que sobre la modernidad, lo que refuerza el inters que puede presentar una reconstruccin del concepto de sociedad moderna que toma como referente precisamente el trmino sociedad y no el concepto de modernidad. En un lenguaje ms tcnico, se trata de deslindar las caractersticas principales de un programa de investigacin basado en el rol de la sociedad como ideal regulativo (seccin 1); cuyo origen especficamente sociolgico estara en algunos escritos de Georg Simmel (seccin 2). Segundo, desde un punto de vista histrico, es interesante revisar la forma en que la sociologa arrib a un concepto tcnico de sociedad moderna y para ello se propone un argumento a partir de algunos de los teoremas centrales de la sociologa de Talcott Parsons (seccin 3). Se plantean as las preguntas de cundo, en qu contexto, y en razn de qu problemas socio-histricos, surge el concepto estrictamente sociolgico de sociedad moderna. Se pasa entonces revista a los rendimientos que esta reflexin sobre el concepto de sociedad moderna puede tener en relacin con el debate de la sociologa contempornea sobre la globalizacin (seccin 4). Tercero, desde un punto de vista normativo, se reflexiona sobre el potencial eurocentrismo inmanente de las formulaciones tradicionales del concepto de sociedad moderna, como una forma de renovar, en vez de tener que abandonar, el componente universalista que est a su base (seccin 5).

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La sociedad como ideal regulativo La pregunta por el rol de la sociedad al interior de la sociologa debe entenderse en el contexto de su vocacin por proveer de marcos interpretativos con los que dar sentido a los cambios sociales que han transformado al mundo durante los ltimos dos siglos. En tanto proyecto intelectual especfico, la sociologa busca integrar, en un nico marco de referencia analtico, la descripcin histrica, la explicacin conceptual y la evaluacin normativa de un cambio epocal en permanente evolucin. Tal tensin entre elementos explicativos y normativos es una constante en la autocomprensin terica de la sociologa (Bernstein 1976, Giddens 1998, Hawthorn 1976, Seidman 1983, Strasser 1976, Wagner 2001c, captulos 2, 3 y 4). Esta idea de una reconstruccin crtica de tal tradicin sociolgica puede ordenarse mediante tres tipos de preguntas. En primer lugar, es necesario plantearse el asunto de la formacin de las herramientas intelectuales que son necesarias para el anlisis sociolgico: cmo se definen conceptos empricamente adecuados, se establecen relaciones entre tradiciones intelectuales divergentes, se combina un enfoque racionalista y uno cientfico y, por cierto, cmo se crean los espacios institucionales en que tales procedimientos puedan llevarse a cabo, transformarse en formas de saber socialmente reconocidas y renovarse mediante la difusin entre las nuevas generaciones de practicantes de la disciplina. Con toda la ambigedad y carcter polmico que viene asociado a la idea de la existencia de un canon disciplinar con textos clsicos, me sigue pareciendo adecuado denominar a esta primera dimensin la pregunta por la formacin del canon sociolgico (Outhwaite 2009, Turner 2010, Chernilo 2007, 2010). En segundo lugar, est el problema de establecer un objeto de estudio sobre el que tal canon pueda aplicarse y desarrollarse de forma crecientemente sistemtica. Es decir, se debe crear un lugar, un espacio, en el que sea posible estudiar las relaciones sociales modernas sobre las que la sociologa ha de concentrarse. Esta es, en un sentido estricto, la pregunta por el objeto de estudio de la sociologa que puede contestarse mediante una definicin de qu ha de entenderse por sociedad. Finalmente, encontramos la cuestin histrico-normativa respecto de la formulacin de diagnsticos epocales, es decir, narraciones de orden general sobre el sentido y caractersticas ms importantes del cambio social en curso. Las predicciones de Marx sobre la tendencia del capitalismo a la crisis, los anlisis de de Tocqueville sobre el funcionamiento de la democracia norteamericana, o las teoras weberianas de la burocratizacin y desencantamiento del mundo son ejemplos bien conocidos de este tipo de diagnsticos epocales. El equilibrio entre el contenido analtico y normativo de distintos diagnsticos vara por cierto en razn de cmo varan las posiciones de los distintos socilogos, pero sugiero que en la medida que la sociologa se hace preguntas que deben responderse a este nivel, lo hace siempre mediante una combinacin compleja, y no necesariamente consistente, de cuestiones analticas y cuestiones normativas. Con relacin a este esquema en tres niveles, entonces, la tesis del rol o funcin regulativa de la sociedad en la sociologa refiere a que la definicin de sociedad permite vincular los diagnsticos epocales con la formacin de un canon sociolgico. Para decirlo en otras palabras, los cambios que se producen en la definicin de sociedad entregan pistas sobre las relaciones entre las dimensiones terico-institucionales (canon) e histrico-normativas (diagnstico epocal) de la disciplina. Mi argumento es que desde el punto de vista de la observacin del desarrollo de la propia teora sociolgica, la sociedad puede producir una mediacin entre las herramientas analticas y los diagnsticos epocales de la sociologa y por su intermedio favorecer tambin una comprensin ms acabada de las relaciones entre la disciplina y el mundo social al que ella misma pertenece.

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Pero esta tesis de la funcin regulativa de la idea de sociedad tiene tambin un segundo sentido ms de fondo. Desde un punto de vista filosfico, Immanuel Kant define los principios regulativos como formas abstractas con las que la razn pura se vincula con los objetos empricos. Conceptos, ideas e ideales se encuentran, para Kant, en una gradiente que va desde lo emprico a lo abstracto: mientras los conceptos seran la representacin intelectual de objetos empricos concretos, las ideas se encuentran ms alejadas de la realidad observable en tanto ellas no pueden representarse empricamente en su real magnitud. Los ideales, an ms abstractos que las ideas, tienen un poder creativo, lo que le permite a la razn proponer un tipo especfico de observacin que si bien no es emprica en un sentido estricto no es tampoco una invencin del pensamiento. Los ideales o principios regulativos entregan a la razn un estndar que le es indispensable, le proveen de una forma de representacin que le es propia, y con ello le permiten estimar los defectos de un objeto emprico cualesquiera con relacin al ideal puesto por la razn pura (Kant 1973: 485-486). Siguiendo a Kant, entonces, la sociedad moderna podra ser entendida como un concepto, en tanto representacin emprica de algunos pases particulares, mientras que la sociedad, en el sentido genrico de la pregunta de en qu consiste lo social de las relaciones sociales, podra ser definida como ideal regulativo (Chernilo 2007: 25-32, Emmet 1994, captulo 4). En la filosofa contempornea, Karl-Otto Apel (1998) ha hecho una contribucin adicional al concepto de ideal regulativo. Para nuestros efectos, el argumento central de Apel es que los ideales regulativos nos permiten reconocer la estructura que es intrnseca a cualquier tipo de reflexin sobre fenmenos sociales: nos revelan los intereses de conocimiento que son propios del quehacer cientfico (Apel 1994, Habermas 1990a). Tal estructura cognitiva revela que las caractersticas empricas de un objeto son siempre una representacin imperfecta de su definicin terica. Los ideales regulativos seran entonces tambin juicios contrafcticos que nos hablan de las cualidades de un objeto mediante una referencia a lo que tal objeto no es pero podra llegar a ser (Hawthorn 1991). La hiptesis que quisiera plantear ahora es, por tanto, que al entender la sociedad como ideal regulativo, la sociologa no puede ya fijarla a una formacin histrica o geogrfica especfica. A este uso de la sociedad para delimitar formaciones histrico-geogrficas lo denominamos aqu la tesis del rol referencial de la sociedad. La expresin ms clara de tal rol se encontrara en el nacionalismo metodolgico de las ciencias sociales, en el perodo que va desde la segunda posguerra hasta el fin de la guerra fra, donde el concepto histrico de estado-nacin se fusion con la idea abstracta de sociedad (Martins 1974, Smith 1979). Una caracterstica central de la sociologa contempornea sera precisamente la crtica a tal ecuacin entre sociedad y estado- nacin (Billig 1997, Touraine 1998, Beck 2000b, captulos 6 y 7). Esta crtica contempornea, sin embargo, presenta el problema de mantener una comprensin estrecha de la funcin terica que la sociedad ha desempeado como ideal, as como tambin ha tendido a la reificacin de las caractersticas histricas de los estados-nacin. Entender la sociedad como un ideal regulativo significa comprender la funcin que la sociedad ha desempeado de hecho como parte del ncleo reflexivo de la disciplina, rol que, sin embargo, ha quedado opacado hasta ahora, posiblemente en razn de la aplicacin ms directa que ha tenido su uso referencial. El primer antecedente estrictamente sociolgico de la tesis del rol de la sociedad como ideal regulativo lo encontramos en la obra de Georg Simmel. La sociedad como problema sociolgico: Georg Simmel Un dato de la historia de la sociologa que aun merece ser reflexionado con mayor profundidad dice relacin con el inters relativamente subordinado que despierta el estudio sistemtico de los

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usos de una de sus categoras fundamentales: la sociedad. Para una disciplina que dedica tanto esfuerzo a mirar y modelar su propio pasado, esta carencia podra estar relacionada con la relevancia que han adquirido conceptos alternativos. Clase, capitalismo y sistema, por mencionar slo algunos, s han concitado una permanente atencin disciplinar. Es posible reconstruir, no obstante, una historia de trabajos que reflexionan sobre el rol de la idea de sociedad en la sociologa.3 Aunque relativamente ignorada en algunas de las reconstrucciones ms influyentes del canon sociolgico (Collins 1994, Giddens 1998, Nisbet 1968, Parsons 1968, Zeitlin 1990), es posible argumentar la existencia de un proto-programa de investigacin (Lakatos 1983) enfocado en el desarrollo de una definicin sociolgica de la sociedad a partir de la figura de Georg Simmel. Se tratara de un proto-programa, en tanto no slo ha sido ms dbil institucionalmente que los programas que surgen a partir de las sociologas de orientacin weberiana o marxista, ligados a los conceptos de estado, clase y capitalismo, sino tambin porque su orientacin y contenidos fundamentales no han sido indagados y formalizados con igual claridad. La pregunta por la sociedad es un tema fundamental de la sociologa de Simmel (1909, 1910, 1994, Frisby 2002). En primer trmino, Simmel desarroll explcitamente una agenda de trabajo programtica para la sociologa ese es su aporte principal, incluso ms que el despliegue concreto del tal proyecto. Si bien el desarrollo de tal agenda no es algo estrictamente original de Simmel, su novedad radicara en que ese programa se encuentra sistemticamente vinculado a la reflexin sobre las condiciones de posibilidad del conocimiento sociolgico y, con ello, a la clarificacin del rol que la idea de sociedad tiene en la sociologa en tanto marco general dentro del cual la pregunta por las relaciones sociales en general se hace posible o para decirlo de otra manera, como forma de intentar conceptualizar en qu consiste el elemento especficamente social de las relaciones sociales. Puede decirse que para Simmel estamos frente a dos problemas que deben, necesariamente, reflexionarse de manera simultnea. La pregunta sobre las condiciones de posibilidad del conocimiento sociolgico y la clarificacin del rol de la sociedad al interior de la disciplina son dos caras de un mismo asunto en el sentido de que la delimitacin epistemolgica e institucional de una disciplina encargada de estudiar lo social no puede hacerse con independencia de la clarificacin conceptual de cmo han de entenderse las relaciones sociales. La segunda caracterstica de este programa sociolgico es entonces que la pregunta por las relaciones entre sociedad y sociologa se lleva a cabo en un plano de argumentacin filosfica. Es decir, Simmel se pregunta por las relaciones entre sociedad y sociologa con abstraccin de sus formas histricas concretas. Si bien ello puede interpretarse en el sentido de que su reflexin queda establecida en un nivel estrictamente formal, es importante no perder de vista el argumento de Simmel de que es slo con la modernidad que tal relacin se hace visible: lo social como espacio autnomo o emergente aparece slo con el surgimiento de la modernidad y la liberacin final de las relaciones sociales que se inaugura con el principio del fin del control religioso y poltico de lo social. Puestas as las cosas, Simmel es consciente de que, en tanto objeto de investigacin emprica, la sociedad es un objeto de conocimiento tanto imposible como necesario para la sociologa. La sociedad sera un objeto de estudio imposible desde el punto de 3 Ver, cronolgicamente, Simmel (1910 [1908]), Parsons (1956 [1934]), Adorno (2000 [1968]), Mayhew

(1968), Frisby y Sayer (1986), Mann (1986, 1992), Archer (2009 [1995]), Freitag (2002 [1995]), Albrow (1996), Luhmann (1998a), Urry (2000), Rigney (2001), Wagner (2001b), Touraine (2003) y Outhwaite (2006).

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vista de una disciplina emprica como la sociologa que aspira a describir y conceptualizar lo que tiene lugar en la sociedad. Desde este lado, entonces, la sociedad hace las veces de punto ciego del conocimiento sociolgico para la sociologa, pues si la sociedad es la forma sociolgica de plantearse la pregunta por las relaciones sociales en general, ella misma no puede ser objeto de investigacin sociolgica en un sentido emprico. Sin embargo, lo interesante de la formulacin de Simmel es la forma en que l mismo resuelve el problema. Junto con ser un objeto imposible de conocimiento para la sociologa, la sociedad es tambin su condicin de posibilidad, su objeto de estudio necesario. La reflexin sobre qu hace social a las relaciones sociales lleva siempre consigo alguna idea ms o menos explcita, ms o menos abstracta de sociedad y no puede pensarse sociolgicamente, en un sentido estricto, ms all de esos lmites. Es en ese sentido que el trabajo de Simmel ha sido interpretado como una forma de mediacin, incluso si ello tiene lugar a pesar de sus propias intenciones, entre un programa marxista de sociologa que ya tomaba cuerpo a inicios del siglo XX y una versin cientfica de la disciplina (o burguesa, para quienes la observan desde el marxismo) que habra emergido con Durkheim y Weber. Gillian Rose (2009 [1981]) justamente afirma que la idea de sociedad en Simmel es arquetpica de un enfoque neo-kantiano, como a su juicio lo sera en realidad toda sociologa, puesto que el punto de partida explcito de la sociologa de Simmel es la pregunta por las condiciones de posibilidad de lo social en general formulado clsicamente en el excurso del captulo 1 de su sociologa (Simmel 1986).4 Al mismo tiempo, sin embargo, la importancia que Simmel le asigna a la sociabilidad como expresin material de relaciones sociales que existen objetivamente y con independencia de su observacin lo vincula tambin con el tipo de epistemologa de corte ms bien realista que es propia del marxismo. Por supuesto, la tesis misma de la existencia de dos sociologas, una marxista y una cientfica, se ha mostrado altamente problemtica y no es para nada mi intencin defender semejante proposicin.5 Sin embargo, abrir la sociologa de Simmel a esta tensin permite comprender el gran aporte y la gran apora que la y el proto-programa de investigacin sociolgica sobre el rol de la idea de sociedad que se fundara a partir de su trabajo. Su gran aporte radicara en la intuicin sobre la funcin regulativa que la idea de sociedad desempea en la sociologa. Entendida como formas de interaccin, o sociacin, la idea de sociedad queda as en el centro de las preocupaciones a las que Simmel se dedic, si bien no de manera prioritaria, durante toda su vida. Simmel descubre 4 La tesis de Rose (2009: 24) es en realidad que toda la sociologa cae por debajo de la crtica de Hegel a

Kant en el sentido de todava preguntar por las condiciones de posibilidad del conocimiento. A su juicio, el punto de partida realmente cientfico de la sociologa debera ser una metacrtica tanto del punto de partida trascendental como de los postulados metodolgicos de Kant; es decir, una metacrtica de la idea misma de que tal conocimiento cientfico de lo social es posible y deseable. A partir de lo que se argumenta en los captulos 2, 3, 7 y 8, esta parte del diagnstico de Rose me parece insuficiente puesto que crea una barrera innecesariamente rgida entre la formacin de la sociologa en tanto disciplina cientfica y sus fundamentos filosficos (que en este libro se tematizan a partir de la pregunta por el derecho natural). 5 En su Weber y Marx, publicado originalmente en 1932, Karl Lwith (1993) seala que esa polaridad entre dos tipos de sociologas esencialmente opuestas era la forma convencional de describir el funcionamiento de la disciplina en esa poca. Sin embargo, su argumento central en ese libro es precisamente que es posible encontrar una preocupacin intelectual subyacente que si bien puede no llegar a unificar a la disciplina, s permite hablar de ella en singular: la comprensin por el destino de lo humano bajo condiciones capitalistas. Como se discute en detalle en el captulo 3, ese es justamente el tipo de proposiciones que me interesa defender, y por tanto rechazo la separacin estricta entre dos (o ms) sociologas.

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que la sociedad es una categora inmanente al pensamiento sociolgico es su condicin de posibilidad y que por ello desempeara una funcin regulativa en tanto contribuye, contrafcticamente si se quiere, a evidenciar las imperfecciones y distancia que hay entre cualquier forma concreta de relaciones sociales con relacin a la representacin ideal que las teoras sociolgicas, tanto como los propios actores, pueden hacer de ella. A partir de su creencia en lo que l denomina la estructura esencialmente democrtica de la socialidad la expresin ms pura de lo social se deja ver en la medida que los individuos pueden reaccionar libremente a los estmulos de otros y teniendo como nico lmite la mantencin de esa misma libertad Simmel (1949) no se sustrae al hecho de que la pregunta por la sociedad incluye una dimensin normativa (que por lo dems est asociada a cualquier reflexin por las formas de vida colectiva): comoquiera que se la defina, pueden encontrarse formas deficientes o autonegadoras de relaciones sociales (Chernilo 2010: 133-153). Por el otro lado, la gran limitacin del programa sociolgico de Simmel dice relacin con la dbil incorporacin de elementos histricos a su definicin de sociedad. La idea de sociedad de Simmel es formal (Rossi 1997) en el sentido de que no lleva a cabo, y con ello se reduce al menos en parte el potencial de su propia obra, un anlisis emprico del desarrollo histrico de sociedades concretas.6 En retrospectiva, la agenda que surge de su sociologa se habra mostrado relativamente menos prometedora en lo que se refiere a su potencial para la investigacin emprica de tipos, clases o formas de relaciones sociales, lo que a su vez ayudara a explicar la ambivalencia con que su obra ha sido recibida (o, por ejemplo, el hecho de que su estatus de clsico no haya terminado de alcanzar una posicin similar a la de Marx, Weber o Durkheim). La sociedad en la sociologa parsoniana: sistema social, sociedad moderna y estado-nacin Como dijimos, el argumento central del proto-programa de investigacin basado en la sociologa de Simmel se expresa en la forma en que l defini tanto su agenda sociolgica emprica como el rol regulativo que la sociedad jugara al interior de esa agenda. Esta forma de plantear el asunto sera convergente con la tesis del ncleo kantiano que Richard Mnch (1981) identific para el caso de Talcott Parsons. Mientras que Simmel fue persistente en su esfuerzo por establecer los lineamientos de la futura ciencia de la sociologa desde un punto de vista abstracto, el kantismo de Parsons se hace presente tanto a nivel metodolgico como sustantivo (Alexander 1978). Metodolgicamente, Parsons utiliza la filosofa kantiana como fundamento para su propia concepcin de ciencia: la categora de sistema social sera precisamente la base del marco de referencia analtico con el cual acceder a un conocimiento cierto y sistemtico de lo social. Al mismo tiempo, la sociologa de Parsons sera kantiana en un sentido sustantivo, en tanto su 6 Hoy en da me gustara morigerar en algo esta afirmacin aunque no necesariamente replantarla. Si

bien Simmel estudia el surgimiento y caractersticas principales de la economa capitalista moderna bajo la idea de una Filosofa (y no Sociologa) del Dinero (Simmel 1977), ello no impide que su anlisis de las formas econmicas modernas en tanto relaciones sociales pueda entenderse como expresin del tipo de estudio histrico por el que aqu se lo critica, incluso tal vez exageradamente. Sin embargo, la cronologa de sus escritos habla a favor de esta interpretacin ms crtica: La Filosofa del Dinero se public originalmente en 1900, y si bien su libro Sociologa es de 1908, en 1894 y 1895 Simmel ya haba publicado escritos sistemticos no slo sobre sociologa sino directamente sobre el rol de la idea de sociedad en la formacin y deslinde de un enfoque propiamente sociolgico. Es decir, a pesar del contenido altamente sociolgico de su anlisis del dinero, e incluso de la tesis del carcter potencialmente arquetpico de las relaciones sociales monetarizadas para entender las relaciones sociales modernas en general, Simmel decide enmarcar tal estudio como una filosofa antes que como una sociologa.

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reflexin sociolgica sobre el orden social responde a la interrogante kantiana sobre la tensin entre elementos causales y normativos en la explicacin del orden social, en general, y de la accin social en particular. El inters de Parsons por lograr una sntesis de los trabajos de la primera generacin de socilogos es ampliamente conocido, y en este contexto no deja de ser curioso que Parsons no reconozca en Simmel una figura fundamental en La Estructura de la Accin Social (Parsons 1968, Levine 1980, 1991, Nichols 2001). En tanto ha venido perdiendo influencia institucional e intelectual en la sociologa de las ltimas dos dcadas, la recepcin contempornea de la obra de Parsons ha sufrido un cambio importante. El paso del tiempo ha dado paso a una serie de interpretaciones que intentan rescatar otros aspectos de su sociologa. Bien conocidas son, en este contexto, las reconstrucciones de Jeffrey Alexander (1987) en los Estados Unidos, Richard Mnch (1987) en Alemania, Franois Bourricaud (1981) en Francia, Jos Almaraz (1981) en Espaa o Nicos Mouzelis (1995) en el Reino Unido todas enfocadas en desentraar la lgica terica detrs del proyecto parsoniano o la utilizacin que Jrgen Habermas (1989b) y Niklas Luhmann (1991) han hecho de la sociologa parsoniana al nivel de una construccin terica original. Otro conjunto de publicaciones muestra, adems, un rejuvenecido inters por el legado de Parsons en distintas reas del desarrollo de la sociologa: este artculo se hace parte de tal revisin contempornea de la sociologa parsoniana (Barber y Gerhardt 1999, Gerhardt 1993, 2001, 2002, Robertson y Turner 1991, Trevio 2001). En especfico, se sostiene la tesis de que es Parsons (1956, 1961, 1966, 1969) quien provee el primer concepto sistemtico de sociedad en la sociologa. La gran novedad de la sociologa de Parsons, y la razn fundamental para revisar en detalle su trabajo sobre la idea de sociedad, es que propone una triple conceptualizacin de la idea de sociedad, donde se la define como sistema social, estado-nacin y sociedad moderna. Para Parsons, la idea de sociedad se encuentra siempre asociada a uno o ms de estos conceptos, cada uno de los cuales tiene una definicin tcnica y precisa en su obra. Esto le permite, a diferencia de Simmel, vincular cuestiones analticas e histricas, pero al mismo tiempo, siguiendo a Simmel, no caer en un uso puramente referencial de la sociedad. Es decir, Parsons no trata el ideal como una mera representacin conceptual o, en una formulacin ms sociolgica del mismo argumento, Parsons no fusiona la sociedad con ninguna formacin histrico-geogrfica concreta. Esto es consistente, adems, con su permanente precaucin respecto de la falacia de la concrecin equivocada: los postulados tericos de una ciencia concreta no deben confundirse con proposiciones ontolgicas sobre la realidad emprica (Whitehead 1949).7 A continuacin se introducen brevemente las tres definiciones de sociedad de Parsons. El concepto de sistema social es, como se sabe, central en la sociologa parsoniana en tanto fue pensado como la herramienta analtica ms abstracta con que no slo la sociologa sino las ciencias en general podran definir sus objetos de estudio as como las dimensiones ms importantes para la investigacin emprica de tales objetos. De hecho, Parsons (1961, 1977) argumenta que las categoras de sociedad y sistema social deben ser definidas una con relacin a la otra: la sociedad es un caso especial de sistema social que comprende la mayor complejidad en tres dimensiones principales. (1) Sus relaciones externas, en el sentido de que la sociedad debe entenderse como una unidad distinguible. (2) Su especificidad histrica, en el sentido de ser distinguible como una unidad histricamente relevante por un perodo relativamente largo de 7

Vista desde esta perspectiva, la formulacin parsoniana es compatible con la idea de Luhmann de obstculos epistemolgicos (captulo 5).

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tiempo. Y (3) su autosuficiencia, en el sentido de que la sociedad es capaz de auto-proveerse de buena parte de los recursos materiales y simblicos que requiere para su funcionamiento. A travs de la idea de sistema social, la sociologa configura una unidad de anlisis abstracta, lo que adems le permite al socilogo comparar entre unidades diferentes pero anlogas. Pero ms importante aun es el hecho de que la idea de sistema social refiere a la tesis de las propiedades emergentes de lo social en tanto objeto cientfico: un sistema social es ms que la suma de sus elementos componentes en tanto remite a aquello que surge como realidad propia en las interrelaciones entre distintas estructuras y funciones. El paradigma de las cuatro funciones con que la sociologa madura de Parsons es conocido, incluido el teorema de la diferenciacin funcional mediante la aparicin de medios simblicamente generalizados, es justamente la expresin ms acabada de esta definicin de la sociedad como sistema social. El carcter formal y abstracto de la idea de sociedad entendida como sistema social hace que sea precisamente aqu donde las definiciones de sociedad de Simmel y Parsons se encontraran ms estrechamente relacionadas. Del mismo modo, es esta misma condicin del concepto de sistema social lo que impedira a Parsons equiparar la sociedad a una formacin histrico-geogrfica concreta. Pero, como vimos, las tres condiciones de relaciones externas, estabilidad histrica y autosuficiencia s apuntan en la direccin de dar mayor viabilidad emprica a la idea de sociedad. En ese marco, debe entenderse que para Parsons (1961, Parsons y Smelser 1956) los estados- nacin s son la representacin concreta e histricamente ms importante de aquel objeto al que la sociologa puede dirigir su conocimiento al menos en la modernidad. Tal definicin de sociedad coincide, adems, con la expansin del estado-nacin en tanto forma de organizacin sociopoltica, a travs del mundo, a contar de la ltima oleada decolonizadora y el inicio de la guerra fra despus de la segunda guerra mundial. A contar de ese momento surge el concepto de sociedad nacional (Smelser 1997) que puede ser representado en una serie de procesos: la expansin al menos formal de los estados-nacin en frica, la implementacin del Plan Marshall e institucionalizacin de los estados de bienestar en Europa, el inicio del ciclo exitoso de los estados desarrollistas en Asia, la expansin acelerada de una economa de consumo en los Estados Unidos, y por cierto las versiones latinoamericanas de programas industrializadores y desarrollistas. Del mismo modo, el desarrollo institucional de la sociologa corresponde tambin a este perodo, la propia sociologa se organiza nacionalmente y, en el marco de la creciente demanda estatal por conocimiento sociolgico, aumentan los programas y graduados en sociologa (Buxton 1985). En su apasionado anlisis sobre el Nazismo en tanto amenaza a la civilizacin occidental, Parsons afirma claramente que slo en los estados-nacin es posible institucionalizar patrones de conducta, normas, e instituciones guiadas por valores democrticos y universalistamente orientados (Gerhardt 1993, Parsons 1993a, b, c). Dicho lo anterior, la sociologa de Parsons no cae en el problema del nacionalismo metodolgico la equiparacin acrtica de los conceptos de sociedad y estado-nacin justamente porque Parsons ha definido la sociedad en un sentido mucho ms general (Chernilo 2007: 77-93, 2010: 81-108). La sociedad moderna es el tercer concepto con que Parsons (1966, 1971) se refiere a la idea de sociedad. Tericamente, la sociedad moderna es una representacin ms abstracta de la sociedad que el estado-nacin, en el sentido que se refiere a un conjunto mucho ms amplio y general de practicas institucionales y orientaciones normativas. Histricamente, por su parte, la idea de sociedad moderna es ms concreta que el concepto de sistema social puesto que puede entenderse como similar a la idea de occidente cuando se la utiliza en un sentido lato. Desde un punto de vista normativo, adems, el concepto de sociedad moderna representa aquellos aspectos de Europa occidental y Estados Unidos destacan respecto de s mismos, y que por tanto

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reflejaran el estado futuro al que se espera arribarn los pases menos desarrollados. En este sentido, el concepto de sociedad moderna destaca el carcter deseable y en algn sentido tambin necesario de ciertos tipos especficos de formaciones institucionales. La tesis general de Parsons es que la formacin y desarrollo de las sociedades modernas puede entenderse mediante el estudio de sus tres revoluciones. La primera de ellas es la revolucin econmica que tuvo lugar en Inglaterra a finales del siglo XVIII e inicios del XIX. La revolucin industrial es fundamental en el surgimiento de la sociedad moderna en tanto afianza el funcionamiento del capitalismo como sistema econmico y de la tecnologa como forma sistemtica de innovacin. La segunda es la revolucin poltica, ejemplificada en los eventos polticos en Francia y Estados Unidos en ese mismo perodo: la democracia deviene desde ese momento la forma privilegiada de legitimacin del orden poltico en la modernidad. Dicho de otra manera, dictaduras y regmenes totalitarios se ven tambin compelidos a usar la retrica de la voluntad popular para legitimarse. Una tercera revolucin educativa, menos llamativa pero igualmente importante que las anteriores, se habra completado por primera vez en los Estados Unidos cuando en la dcada de los sesenta del siglo XX, se produce el crecimiento masivo del sistema de educacin superior. Su historia tiene como momentos principales la alfabetizacin, la ampliacin del sistema educativo y esa expansin del sistema universitario (Parsons y Platt 1973). Estas revoluciones son un logro evolutivo de las sociedades modernas, pues verdaderamente modernas seran slo aquellas sociedades que han logrado exitosamente el tipo de diferenciacin funcional que viene aparejada con la implementacin exitosa de las consecuencias institucionales de las tres revoluciones. Sistema econmico, sistema poltico y sistema fiduciario quedan definitivamente separados de la comunidad societal a partir y en razn de estas tres revoluciones. En sntesis, si bien Parsons define la idea de sociedad de manera explcita, ms que sus definiciones altamente formalizadas lo que parece ser aun de mayor inters es la forma en que l las aplica diferenciadamente, en distintos contextos y con diversas funciones, a travs de estos tres conceptos ms acotados. Estado-nacin y sociedad moderna son dos formas de definir, histricamente, el objeto de estudio de la sociologa. Al mismo tiempo, el concepto de sistema social, en razn de la tesis de la diferenciacin funcional, es crucial para comprender los estados- nacin y las sociedades modernas (captulo 5). Para culminar esta seccin, quisiera sacar muy brevemente tres conclusiones sobre los usos de la idea de sociedad en la sociologa parsoniana. Primero, aparece con claridad el argumento del rol de la sociedad como ideal regulativo: al relacionar su definicin de sociedad con la categora de sistema social, Parsons demuestra que la sociedad no puede hacerse equivalente a ninguna formacin histrica o referente geogrfico especfico. Por el contrario, lo social en general es aquello a lo que la sociedad apunta y por eso se la define en relacin a la idea de sistema social. Segundo, esa misma formulacin resalta el papel mediador del concepto de sociedad moderna entre la formulacin altamente abstracta de sistema social y la formulacin ms emprica de estado-nacin: el estudio de tal mediacin aparece entonces como una empresa interesante que no ha sido llevada a cabo hasta ahora. A ello se suma la relevancia creciente que el concepto de sociedad moderna ha tenido en el desarrollo posterior de la sociologa (el debate sobre la postmodernidad, al menos al interior de la propia sociologa, parece haber servido para hacer aun ms fuerte el vinculo entre sociologa y modernidad, Wagner 2001b). Tercero, el anlisis de en qu medida el concepto de sociedad moderna trae consigo un eurocentrismo inmanente aparece como una tarea de especial inters. La crisis del concepto de sociedad moderna en la sociologa contempornea El concepto de sociedad moderna ha sido crucial en la formulacin de varios de los diagnsticos

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epocales ms influyentes de la sociologa de la post-parsoniana. Conceptualizaciones tales como sociedad post-industrial (Bell 1974; Touraine 1971), sociedad post-moderna (Kumar 1995), sociedad del riesgo (Beck 1992), sociedad de la informacin (Castells 1996-8), sociedad global (Albrow 1996) o sociedad mundial (Luhmann 2007) son herederas, ms o menos crticas, de la definicin de sociedad moderna de Parsons. Para los efectos de este captulo, sin embargo, es interesante destacar que lo que hasta ahora se ha sometido a reconstruccin y crtica en esas conceptualizaciones es el adjetivo que acompaa al sustantivo sociedad que se mantiene constante. Con excepcin de Luhmann, es posible sostener que el rol de la sociedad no es objeto de examen crtico en esas obras por lo que la pregunta en qu consiste lo especficamente social de los distintos tipos de sociedad que se observa se mantiene sin respuesta. La definicin de la idea de sociedad queda, ms bien, implcitamente asociada a alguna de las tres definiciones de sociedad de Parsons especialmente a una reformulacin de su concepto de sociedad moderna. A contar del cambio de siglo, y posiblemente tambin con un buen sentido de oportunidad producto de la resonancia meditica de afirmaciones milenaristas, una parte importante de la discusin sociolgica de los ltimos quince aos ha girado en torno al concepto de globalizacin y las tesis sobre de la prdida de relevancia del estado-nacin, la crisis definitiva de la modernidad (Albrow 1996, Beck 2000a, Castells 1996-8, Lash 1999, Giddens 1999, Urry 2000). Con ello se implica tambin la idea de una creciente crisis de la sociologa que bien puede culminar en su crisis terminal. Se impuso, aunque por suerte slo por un tiempo, el argumento de que estamos en presencia de un cambio epocal de tal magnitud que tanto la idea de sociedad como la de modernidad ya no resultaran heursticamente relevantes. En palabras de Robert Fine (2004), son las ciencias polticas y sociales en conjunto las que estaran asistiendo al renacer de un nuevo cosmopolitismo (nuevo en relacin con los viejos cosmopolitismos de la Grecia clsica, primero, y del propio Kant 1999 hacia finales del siglo XVIII), que si bien reflejara una preocupacin real respecto de las atrocidades cometidas en nombre de los estados-nacin y el nacionalismo, es al mismo tiempo un discurso tericamente ingenuo, ideolgicamente conservador e histricamente inadecuado (Stork 2002, Webster 2002). El grado de cohesin interna y alto impacto internacional de los trabajos de los autores recin mencionados permite describirlos como la nueva ortodoxia de la sociologa contempornea ortodoxia que por cierto rechazo (Chernilo 2007, 2010, captulos 6 y 7).8 Para los efectos de mi argumento, las caractersticas principales de esta nueva ortodoxia seran tres. a. Se trata, en sentido estricto, de una generacin de socilogos europeos, nacidos inmediatamente despus de la segunda guerra mundial, que crecieron durante el perodo de oro del estado de bienestar, cuyo paso por la universidad est marcado por los temas y consecuencias de las revueltas estudiantiles de 1968 y que en la actualidad son fuertes partidarios de la Unin Europea en su versin socialdemcrata. Desde un punto de vista intelectual, coinciden en su pasado cercano al marxismo, en su diagnstico sobre la incapacidad intelectual del marxismo para entender el mundo contemporneo as como en la oposicin al parsonianismo y la influencia de Parsons en la sociologa. Es interesante constatar, sin embargo, 8 Es precisamente en razn de tales debilidades que los filsofos pueden, con bastante razn, dejar de

poner atencin a nuestras descripciones sociolgicas de la sociedad moderna: los problemas conceptuales que padecen las interpretaciones sociolgicas ms sofisticadas () terminan, en el mejor de los casos, por resolverse en una sistematizacin tipolgica de las doxai [opiniones, D Ch], de los lugares comunes y de las opiniones difundidas en torno de los fenmenos globales (Marramao 2006: 33).

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que la sociologa no-europea parece ms escptica respecto de las tendencias que la nueva ortodoxia define como cruciales; por ejemplo en la sociologa norteamericana (Smelser 1997, Calhoun 2002). Y, por supuesto, del mismo modo, no se trata de una tendencia libre de crtica al interior de la propia sociologa europea (Beriain 2002, Fine 2007, Habermas 2002, Mouzelis 1999, Outhwaite 2006, Robertson 2000, Turner 2006, Wagner 2001a). b. La nueva ortodoxia critica la inadecuacin de las herramientas tericas tradicionales de la sociologa. Las estrategias conceptuales de la disciplina durante el siglo XX se mostraran crecientemente obsoletas para dar cuenta de la actual situacin histrica. El cambio epocal que significara la crisis del estado-nacin implicara tambin la obsolescencia de las categoras y modos de anlisis de la sociologa. Con independencia de sus diferencias terminolgicas, conceptos como el mundo en disolucin de Giddens, la era global de Albrow o la segunda modernidad de Beck, apuntan justamente hacia la crisis o cambio radical que el mundo estara viviendo y, por lo tanto, a la supuesta necesidad de redefinir las formas en que hemos de comprender tal cambio. Paradjicamente, sin embargo, se vuelve sobre una visin tpicamente positivista respecto de las dinmicas de produccin de conocimiento sociolgico. Se asume que la investigacin emprica es la nica forma de dar respuesta a las transformaciones de las sociedades contemporneas; slo la sistematizacin de cantidades formidables de investigacin emprica hara posible una comprensin adecuada del cambio epocal (Castells 2000). En vez de reconocer el carcter conceptual de las herramientas analticas con las que la propia crtica se lleva a cabo, se acusa a la sociologa de estar transformndose en una pieza de museo y se cae en una forma decepcionantemente ingenua de argumentacin positivista. c. Estos autores presentan su tesis sobre el cambio epocal a partir de la desintegracin de los estados de bienestar europeos, a la vez que reconstruyen el pasado reciente de sus sociedades nacionales de forma tal de evidenciar aquellos elementos que refuerzan las tesis de la disolucin de las formas nacionales de solidaridad. De la misma forma en que la sociologa clsica habra formado su concepto de sociedad moderna a travs de una idealizacin de las formas comunales de asociacin (ya sea como comunidad/sociedad o tradicin/modernidad, Bendix 1967), la nueva ortodoxia pareciera reificar la solidez interna de los estados-nacin europeos durante la segunda mitad del siglo XX para con ello reafirmar la radicalidad del cambio epocal actual (replicando entonces las dicotomas clsicas en la versin estado-nacin/sociedad del riesgo). Se constata as un creciente culto a lo nuevo, la llamada falacia del presentismo (Webster 2002: 267). Se produce adems el interesante fenmeno de que estos autores comienzan a encontrar en una serie de eventos de alta relevancia meditica una prueba irrefutable de la veracidad de sus marcos analticos el atentado del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York es el ejemplo ms claro (Bauman 2002, Beck 2002, Urry 2002). Sin embargo, la imagen de solidez de las sociedades europeas de la posguerra que estos autores consideran est declinando no se corresponde con un anlisis ms acucioso de las principales tendencias de las sociedades europeas y norteamericana de ese tiempo (Baehr 2002, Parsons 1993d, Arendt 1958). Tal imagen de solidez y necesidad histrica de los estados-nacin, adems, no da cuenta de la amplitud de formaciones sociales y polticas que han acompaado el desarrollo de los estados-nacin ms all de Europa y los Estados Unidos. Se tratara, ms bien, de una interpretacin inadecuada de tal perodo histrico, lo que resultara en el fortalecimiento, inadecuadamente fundamentado, de la tesis del cambio epocal. Tal imagen cuasi mtica de los estados-nacin durante la poca de oro de los estados de bienestar europeos se corresponde, adems, con perodos de alta inestabilidad econmica y poltica en los estados