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25 HOMILÍAS PARA LA FIESTA DE SAN JUAN BAUTISTA (2-11) 2. PROFETA/PD: SU PALABRA ES REVULSIVO -NO MUSICA CELESTIAL- QUE DESHACE LA RELIGIOSIDAD DOMESTICADA.- Celebramos hoy la fiesta de san Juan Bta., el precursor de Jesús. En el desierto de Judá preparó al pueblo judío para la venida del Mesías, exhortándole a la conversión de corazón y a la esperanza. Cumplió con fidelidad su misión, sin detenerse ante las dificultades y los tropiezos de quienes no pararon hasta hacer callar su voz profética con el martirio. Fijémonos hoy en la figura austera y heroica de Juan: las características más importantes de su vida pueden ayudarnos en nuestro propio camino de creyentes. -Asumiendo las esperanzas del pueblo... - Juan resume todo el A.T. Supo recoger y poner a flor de piel toda la esperanza y anhelo de salvación que estaba en el corazón de su pueblo. Su palabra, atenta al tejido diario de su vida, llegaba al interior de las personas, suscitando provocación, inquietud y haciendo que los ojos se abrieran al futuro. Su palabra hacía tambalear seguridades y no se detenía en el momento de deshacer los montajes de una religiosidad domesticada y adormilada que actuaba, en definitiva, de vacuna contra la auténtica fe. Su palabra fue "espada cortante" y "flecha bruñida". No fue música celestial, sino

25 HOMILÍAS PARA LA FIESTA DE 

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25 HOMILAS PARA LA FIESTA DESAN JUAN BAUTISTA(2-11)2.PROFETA/PD: SU PALABRA ES REVULSIVO -NO MUSICA CELESTIAL- QUE DESHACE LA RELIGIOSIDAD DOMESTICADA.-Celebramos hoy la fiesta de san Juan Bta., el precursor de Jess. En el desierto de Jud prepar al pueblo judo para la venida del Mesas, exhortndole a la conversin de corazn y a la esperanza. Cumpli con fidelidad su misin, sin detenerse ante las dificultades y los tropiezos de quienes no pararon hasta hacer callar su voz proftica con el martirio. Fijmonos hoy en la figura austera y heroica de Juan: las caractersticas ms importantes de su vida pueden ayudarnos en nuestro propio camino de creyentes.-Asumiendo las esperanzas del pueblo...- Juan resume todo el A.T.Supo recoger y poner a flor de piel toda la esperanza y anhelo de salvacin que estaba en el corazn de su pueblo. Su palabra, atenta al tejido diario de su vida, llegaba al interior de las personas, suscitando provocacin, inquietud y haciendo que los ojos se abrieran al futuro. Su palabra haca tambalear seguridades y no se detena en el momento de deshacer los montajes de una religiosidad domesticada y adormilada que actuaba, en definitiva, de vacuna contra la autntica fe. Su palabra fue "espada cortante" y "flecha bruida". No fue msica celestial, sino un revulsivo: "Convertos". Fue como la palabra de Moiss, como la palabra de los profetas.-...los prepara para la venida de Jess.- Su misin fue la de hacer tomar conciencia del pecado, preparando, de este modo, los corazones de los hombres para recibir el anuncio del perdn.Poniendo de relieve la esclavitud que los mantena prisioneros, los abra para acoger la Buena Noticia de la liberacin y la salvacin. Provocando cuestiones los preparaba para escuchar un da la respuesta.Su misin es la de Precursor. La de llevar a los hombres hacia Jess. La de facilitar y hacer posible el encuentro. Con sencillez lo reconoca cuando deca: "No soy lo que vosotros pensis, pero despus de m viene otro de quien no soy digno de desatar la sandalia de los pies". O cuando, al final de su misin, desaparece sin hacer ruido y lo hace con gozo, porque "conviene que l crezca y que yo menge".-Fiel y valiente hasta el final.-Juan lleva a trmino su misin con fidelidad. Escogido "en las entraas maternas" y a pesar de que en ciertos momentos pueda parecerle que "en vano se ha cansado" o que "en nada ha gastado sus fuerzas", sigue adelante.Toda su vida tiene la grandeza de la misin bien cumplida, realizada sin ostentacin. Y en esta misin deja su vida. Su anuncio del Reino que se acerca choca con la resistencia de quienes han construido su propio reino en este mundo. Juan es encarcelado y con su propia sangre sellar su testimonio. Y lo hace con valenta.-Y nosotros?.- Celebrando su fiesta y mirndonos en su figura podramos plantearnos hoy unas preguntas muy serias. Porque tambin cada uno de nosotros ha recibido una misin que no puede ser reemplazada por nadie. El don de la fe que hemos recibido es al mismo tiempo una responsabilidad.Hasta qu punto sabemos aproximarnos a las angustias y aspiraciones de quienes estn a nuestro lado? Quizs muchas veces estamos alejados de los dems y entonces nuestra palabra resulta fra e impersonal, incapaz de hallar eco alguno en quienes nos rodean, incapaz de hacer mella, como un cuchillo mal afilado.Cuantas ms barreras haya entre nosotros y los dems, ms difcil nos ser contagiar algo, y menos an la fe.Somos conscientes de que nuestra misin, como la de Juan, es la de facilitar a los dems el encuentro con Jess o bien damos una impresin excesiva de predicarnos a nosotros mismos? Cul es nuestra postura cuando la situacin se vuelve adversa? Somos capaces en estos momentos de mantener una actitud valiente, constante y decidida o nos echamos atrs dejndolo para otra ocasin ms propicia y menos comprometida? Cmo llevamos a trmino, en definitiva, la misin que nos ha sido confiada? Hermanos: alegrmonos en la fiesta de san Juan. Demos gracias a Dios en esta eucarista por su testimonio y pidmosle que sepamos cumplir con fidelidad y con sencillez la misin que l nos ha encomendado.ELISEO BORDONAUMISA DOMINICAL 1979, 13

3.CR/PROFETA:El calendario de este ao nos ofrece la posibilidad de celebrar en esta reunin dominical la fiesta de Juan el Bautista, aquel profeta judo que anunci la venida del Seor, que prepar su camino. Desde sus inicios, la Iglesia ha venerado especialmente la figura de Juan y el pueblo cristiano lo ha sabido captar (sobre todo al escogerlo a menudo como nombre o como patrn de pueblos). Por eso, al celebrar con alegra su fiesta, procuremos entender algo ms su figura ejemplar y a la vez captar qu nos aporta a nosotros, a nuestro tiempo.* La historia de Jess sera incomprensible si prescindiramos de todo el camino que la prepara, de toda la historia del pueblo judo. Y en este camino ascendente, dos personas ocupan el ltimo peldao que lleva hasta Jess de Nazaret: aquella mujer sencilla del pueblo llamada Mara y este profeta inconformista llamado Juan. Sin la fidelidad de uno y otro a su camino, a su misin, si uno y otro no hubieran vivido con generosidad su "s" a lo que Dios esperaba de ellos, no podramos imaginar cmo hubiera sido posible la aparicin en la historia de la humanidad (y concretamente, en la historia del pueblo judo) del Hijo de Dios.Juan prepara el camino del Seor. Desvela la conciencia de los judos fieles que esperaban la venida del Mesas, pero que se lo imaginaban demasiado segn sus deseos. Por esto Juan -con radicalidad, con exigencia- va al ncleo de la cuestin, centra la atencin en la raz de lo que es preciso hacer: renovarse, convertirse, para poder descubrir, escuchar y seguir al Verbo de Dios que se hace hombre en JC.Esta es la grandeza de Juan Bta. La grandeza de su misin y la grandeza de la fidelidad con la que l la vive. Sin ahorrarse sacrificio, sabindose retirar cuando su misin est realizada, no pretendiendo entender ms de lo que le es dado, sabiendo morir para no traicionar su verdad repetida valerosamente (imprudentemente, pensaran muchos) ante los poderosos.* Nuestra situacin no es la de Juan. JC no es "el que ha de venir" sino "el que ha venido". Pero en parte s que podemos hablar de una necesidad de continua venida de JC. Y por tanto, de una necesidad de continuar el trabajo de Juan: preparar la venida de JC, ms, a cada uno de nosotros, a cada hombre, a la humanidad, en cada momento de la historia. Slo con este trabajo nuestro de abrir camino, ser posible que la palabra de JC sea descubierta, escuchada, seguida. Esta es la voluntad de Dios y esta es nuestra responsabilidad: que JC sea conocido y seguido a travs de lo que nosotros hacemos. Por tanto, cada cristiano tiene planteada una cuestin fundamental: ser o no fiel a esta misin de preparar el camino.De ello depende el que el evangelio de JC, la Buena Noticia de JC, quede desconocida, falseada, o sea un anuncio que libere, que comunique fuerza, que renueve al hombre. Esta misin cada uno tiene su modo de realizarla (no hay normas de obligado cumplimiento), pero de un modo u otro debe realizarse. Sin excusas: si Juan se hubiera excusado en la corrupcin de los poderosos de su tiempo, en la mediocridad de los sacerdotes, en la despreocupacin de la mayora de los judos, no hubiera realizado su misin. Su ejemplo -un ejemplo para nosotros- es el de su valor, el de su entrega al trabajo que le tocaba realizar.Hoy, cada uno de nosotros, debera preguntarse qu hace para abrir camino a la venida de JC a cada hermano, en cada situacin humana, ahora y aqu.Pero an otra cosa nos dice hoy el ejemplo de Juan. Algo que los cristianos necesitamos bastante. Y es que Juan une la radicalidad de su palabra -de su llamada a la renovacin personal sincera- con la exigencia de su propia vida, con la fidelidad a lo que l dice. No es un hombre que diga y no haga, sino que dice y hace. Y dice y hace con exigencia, con radicalidad. Es un autntico profeta de Dios.Nuestra tentacin, hoy, es a menudo, excusarnos de esto o aquello (en los defectos de los responsables de la Iglesia, o en los de los polticos, o en las circunstancias de la vida de nuestro mundo actual...) para no decir ni hacer. O, quizs, para decir pero no hacer (un decir que entonces de nada sirve). Recordemos que el da de nuestro bautismo el sacerdote nos dijo que seramos profetas de JC. Profetas! Quiere decir que hemos de hablar y vivir sin miedos, con radicalidad, siempre que sea preciso, para abrir camino a JC. Ciertamente, hemos de reconocer que entre nosotros faltan profetas con el valor y la coherencia de Juan el Bta. Pidamos que la celebracin de su memoria nos ayude a seguir, algo ms, su ejemplo.J. GOMISMISA DOMINICAL 1973, 5b

4.Celebramos hoy la fiesta de san Juan Bautista, el precursor de Jess. En el desierto de Jud prepar al pueblo judo para la venida del Mesas, exhortndole a la conversin de corazn y a la esperanza.Cumpli con fidelidad su misin, sin detenerse ante las dificultades y los tropiezos de quienes no pararon hasta hacer callar su voz proftica con el martirio. Fijmonos hoy en la figura austera y heroica de Juan: las caractersticas ms importantes de su vida pueden ayudarnos en nuestro propio camino de creyentes.-Asumiendo las esperanzas del pueblo...Juan resume todo el Antiguo Testamento. Supo recoger y poner a flor de piel toda la esperanza y anhelo de salvacin que estaba en el corazn de su pueblo. Su palabra atenta al tejido diario de su vida, llegaba al interior de las personas, suscitando provocacin, inquietud y haciendo que los ojos se abrieran al futuro. Su palabra haca tambalear seguridades y no se detena en el momento de deshacer los montajes de una religiosidad domesticada y adormilada que actuaba, en definitiva, de vacuna contra la autntica fe. Su palabra fue "espada cortante" y "flecha bruida". No fue msica celestial, sino un revulsivo: "Convertos". Fue como la palabra de Moiss, como la palabra de los profetas.-... los prepara para la venida de JessSu misin fue la de hacer tomar conciencia del pecado, preparando, de este modo, los corazones de los hombres para recibir el anuncio del perdn. Poniendo de relieve la esclavitud que los mantena prisioneros, los abra para acoger la Buena Noticia de la liberacin y la salvacin. Provocando cuestiones los preparaba para escuchar un da la respuesta.Su misin es la de Precursor. La de llevar a los hombres hacia Jess. La de facilitar y hacer posible el encuentro. Con sencillez lo reconoca cuando deca: "No soy lo que vosotros pensis, pero despus de m viene otro de quien no soy digno de desatar la sandalia de los pies". O cuando, al final de su misin, desaparece sin hacer ruido y lo hace con gozo, porque "conviene que l crezca y que yo menge".-Fiel y valiente hasta el finalJuan lleva a trmino su misin con fidelidad. Escogido "en las entraas maternas" y a pesar de que en ciertos momentos pueda parecerle que "en vano se ha cansado" o que "en nada ha gastado sus fuerzas", sigue adelante. Toda su vida tiene la grandeza de la misin bien cumplida, realizada sin ostentacin.Y en esta misin deja su vida. Su anuncio del Reino que se acerca choca con la resistencia de quienes han construido su propio reino en este mundo. Juan es encarcelado y con su propia sangre sellar su testimonio. Y lo hace con valenta.-Y nosotros?Celebrando su fiesta y mirndonos en su figura podramos plantearnos hoy unas preguntas muy serias. Porque tambin cada uno de nosotros ha recibido una misin que no puede ser reemplazada por nadie ms. El don de la fe que hemos recibido es al mismo tiempo una responsabilidad.Hasta qu punto sabemos aproximarnos a las angustias y aspiraciones de quienes estn a nuestro lado? Quizs muchas veces estamos alejados de los dems y entonces nuestra palabra resulta fra e impersonal, incapaz de hallar eco alguno en quienes nos rodean, incapaz de hacer mella, como un cuchillo mal afilado.Cuantas ms barreras haya entre nosotros y los dems, ms difcil nos ser contagiar algo, y menos aun la fe.Somos conscientes de que nuestra misin, como la de Juan, es la de facilitar a los dems el encuentro con Jess o bien damos una impresin excesiva de predicarnos a nosotros mismos? Cul es nuestra postura cuando la situacin se vuelve adversa? Somos capaces en estos momentos de mantener una actitud valiente, constante y decidida o nos echamos atrs dejndolo para otra ocasin ms propicia y menos comprometida? Cmo llevamos a trmino, en definitiva, la misin que nos ha sido confiada?Hermanos: alegrmonos en la fiesta de san Juan. Demos gracias a Dios en esta eucarista por su testimonio y pidmosle que sepamos cumplir con fidelidad y con sencillez la misin que El nos ha encomendado.ELISEO BORDONAUMISA DOMINICAL 1979, 13

5.SOLSTICIO/J-JBTA:-La fiesta de hoySeis meses antes de la Natividad de Jess celebramos el Nacimiento de Juan. La Iglesia antigua coloc la celebracin del nacimiento de Jess en el solsticio de invierno y la del nacimiento de Juan en el solsticio de verano. Y como entonces ya haban fiestas populares -con un contenido de fiesta humana y tambin religiosa natural, vinculadas a los ritmos de la naturaleza- estas fiestas populares fueron asumidas y de algn modo incorporadas a la fiesta cristiana.Por eso, para nosotros, cristianos de este final del siglo XX, todo ello va unido: el recuerdo y la celebracin de san Juan Bautista, la fiesta popular del inicio del verano, las verbenas y las hogueras, la felicitacin para todos aquellos que celebran su santo... Como decan nuestros antepasados: "Todo es bueno para el que est en gracia de Dios". Que es como decir: todo es bueno para quien lo vive como don del Dios que cre el mundo y su belleza y esplendor, del Dios que se nos revel personalmente en su Hijo Jess de quien fue anuncio y preparacin aquel judo a quien sus padres quisieron llamar Juan.-Nacimiento de JuanPero fijemos nuestra atencin en este hombre, en Juan, en este santo que jug un papel tan importante en la vida de Jess y que ha sido tan popular entre el pueblo cristiano a travs de estos veinte siglos y de un modo especial en nuestro pas. Durante el tiempo de Adviento, antes de la Navidad de Jess, nos fijamos especialmente en san Juan como precursor de Jess, como preparador de su camino. Durante el Adviento vemos como Juan, desde la exigencia de su vida personal y de su predicacin al pueblo, es el signo y la voz que clama para que Aquel que est por llegar, Aquel que es mayor que l, sea acogido con un corazn abierto, con el deseo de cambiar de vida, con la exigencia de conversin personal y de todo el pueblo.Con todo, antes de hablarnos de su vida y de su predicacin, el evangelista Lucas nos habla de su nacimiento, que es lo que hoy celebramos. (La Iglesia slo celebra tres nacimientos: el de Jess, el de Mara y el de Juan). Podramos decir que Lucas es el evangelista especialista en nacimientos: es el que ms nos habla del nacimiento de Jess y el nico que nos habla del nacimiento de Juan. Y, en uno y otro caso, su propsito no es tanto hacernos una crnica de lo que sucedi como expresar quines eran Jess y Juan, qu misin quera Dios para ellos.-"Dios concede su favor" Por ejemplo, en el caso de Juan, vemos como el evangelio de san Lucas insiste repetidamente en su nombre: Juan. En la Biblia, con frecuencia, el nombre de una persona adquiere especial valor porque expresa su vocacin, su misin. Juan significa -en hebreo- "Dios concede su favor"; es decir, Dios muestra y comunica su amor. Su favor, su amor, para con aquellos padres -Isabel y Zacaras- que queran tener un hijo y no vena (entonces los hijos se tenan muy jvenes y al llegar a una edad adulta pareca que ya no se poda tenerlos). Su favor, su amor para con su pueblo, ya que aquel nio ser el anunciador, el preparador de la gran revelacin del amor de Dios que se realizar en Jess, en el Hijo de Dios hecho hombre.Por eso, en las lecturas y en las oraciones de la misa de hoy, repetidamente se nos habla de "alegra". Si siempre el nacimiento de un nio es causa de alegra, lo es especialmente en este nio porque con l se prepara y de algn modo se inicia la gran revelacin y comunicacin del amor de Dios que ser Jesucristo.De ah que, como decamos, hoy sea tambin para nosotros una fiesta de alegra: el recuerdo y la celebracin del nacimiento de Juan es para nosotros ocasin de recordar y celebrar que "Dios concede su favor", que Dios muestra y comunica su amor hacia nosotros. El Dios creador, el Dios salvador, es siempre el Dios que comunica amor.La tradicin cristiana ha aadido al nombre de Juan el calificativo "Bautista", quiz para distinguirlo del otro Juan, el apstol de Jess (y, segn la tradicin, tambin su evangelista). Y es que el bautismo que confera Juan resume y simboliza su predicacin de la necesidad de conversin para prepararse a la venida del Seor. Una necesidad de conversin que sigue siendo vigente para nosotros: siempre tenemos necesidad de convertirnos, de abrirnos ms de verdad a la venida a nosotros de Jesucristo.Es lo que podramos pedir hoy, en este da de fiesta: que siempre querramos abrir ms nuestro corazn -toda nuestra vida- al favor de Dios, al amor de Dios, que se manifiesta en tantas cosas -por ejemplo, en la belleza del mundo que El cre-, pero sobre todo se manifest en Jess. En Jess, el Seor resucitado, que est y estar presente, actuante, vivo, en esta Eucarista para que nosotros hagamos un paso ms en nuestro vivir en comunin con El.JOAQUN GOMISMISA DOMINICAL 1990, 13

6.REDESCUBRIR LA FIESTAEl Seor le haba hecho gran misericordia...La festividad de San Juan representa el prtico de las fiestas que a lo largo del verano se irn celebrando en nuestros pueblos.Pero, qu es hacer fiesta? qu es lo que diferencia al da de fiesta de un da ordinario? Por qu unos das son mayores que otros si todo el ao la luz nos viene del sol?, se pregunta el libro del Eclesistico.Son bastantes los que piensan que el hombre actual est perdiendo la capacidad de celebrar fiestas. Algunos llegan a hablar de una civilizacin sin fiestas. Cuando la actividad desnuda, el trabajo y la eficacia marcan el sistema de una sociedad y nuestra vida entera, la fiesta queda como vaca de su contenido ms hondo. La fiesta se convierte entonces en da no laborable, da de vacacin. Un tiempo en el que, paradjicamente, hay que trabajar y esforzarse por conseguir una alegra que de ordinario no hay en nuestra vida.Entonces la fiesta deja su lugar al espectculo, el turismo, la huida de los viajes o la ebriedad de las salas de fiesta.Pero la fiesta es mucho ms que una suspensin del trabajo o una distensin fsica. El hombre es mucho ms que un animal laborable o una mquina que necesita recuperacin.FIESTA/SENTIDO: Necesitamos algo ms que unas vacaciones que nos distraigan y nos hagan olvidar las preocupaciones que tienen habitualmente nuestros das de trabajo. Algo que no puede lograr la industria del tiempo libre por muchas frmulas que invente para llenar o, como se dice expresivamente, para matar el tiempo.Lo importante es vivir en fiesta por dentro. Saber celebrar la vida. Abrirnos al regalo del Creador. Despertar lo mejor que hay en nosotros y que queda oscurecido por el olvido, la superficialidad, la actividad y el ritmo agitado de cada da.Vivir con el corazn abierto a ese Padre que da sentido y valor definitivo a nuestro vivir diario. Sentirnos hermanos de los hombres y amigos de la creacin entera. Dejar hablar a nuestro Dios y gustar su presencia cariosa en nuestra existencia.Entonces la fiesta se carga de un significado autntico, se tie de una alegra que nada tiene que ver con el goce del trabajo eficaz y bien realizado, nos regenera y nos redime del hasto y el desgaste diario.Quien no lo haya descubierto seguir confundiendo lamentablemente las vacaciones con la fiesta, sencillamente porque es incapaz de vivir en fiesta.JOSE ANTONIO PAGOLABUENAS NOTICIASNAVARRA 1985.Pg. 369 s.

7. ILUSTRE CUNA?Siempre he ledo con recelo esas descripciones de nacimientos prodigiosos y llamativos con las que algunos escritores presentan a sus biografiados. Esa tcnica del escritor me parece peligrosa. En vez de acercarnos al santo, al personaje, nos aleja de l. Porque pensamos: Si este ser no hubiera tenido esa "ventaja" de salida, seguramente no habra subido al podio de los vencedores.Pero Juan era otra cosa. En el nacimiento de Juan ocurrieron hechos singulares e inslitos, desde luego. Zacaras e Isabel, sin ponerse de acuerdo y por separado, presintieron que su nombre era Juan. A Zacaras le volvi el habla cuando lo consign en las tablillas. Y, sobre todo, el nio salt de gozo y fue santificado en el seno de Isabel, cuando la madre de su Seor fue a visitarla. Por eso celebramos hoy la Natividad de San Juan.Pero no todo en Juan fue privilegio y lotera, inundacin de gracia, bendicin del cielo. Juan, despus, a Dios rogando y con el mazo dando, fue tan fiel a su vocacin que, por realizarla, dio la vida. Por eso, otro da, solemos celebrar su muerte: la degollacin de San Juan. Por lo tanto, aunque todos, al ver aquellos signos, se preguntaban: Qu ser de este nio, no fue sin embargo un hijo de pap y mam, un nio mimado, aupado al trfico de las influencias por ser pariente de Jess y de Mara. Al contrario, se despoj, tambin, de su rango y se fue a la austeridad, a la soledad del desierto, a la predicacin descarnada. Y, en ella, enseaba a distinguir el oro del oropel, la verdad de la mentira, el tocino de la velocidad, y, sobre todo, a Jess Maestro de Nazaret de los que se proclamaban maestros de Israel. Por eso Isaas haba predicho: A ti, nio, te llamarn profeta del Altsimo, etc. Juan, amigos, lo hizo muy bien. Lo hizo tan bien, que le cortaron la cabeza y se la entregaron a una bailarina en una bandeja. A los hombres les desconcierta la verdad cuando llega de frente y sin filtros. Antes de que les deslumbre, son capaces de cortarle la cabeza. Pero cuando Juan fue decapitado, no se sinti terminado. Se sinti libre. Lo dijo Jess: La verdad os har libres.Resumiendo, amigos. Nacimiento y muerte de Juan. Regalo y esfuerzo personal. Las dos caras de una misma vocacin preciosa.Pues, apliqumonos el cuento. Tambin nuestro nacimiento tuvo mucho de privilegio. Privilegio es que un da llegramos al seno de la Madre Iglesia y, de ella, renaciramos por la regeneracin del agua y del Espritu. Todo bautizado en un privilegiado de Dios, un miembro de Cristo, un heredero del Cielo. Y privilegio es que por el bautismo seamos sepultados con El y resucitados con El. Somos, por tanto, de ilustre cuna. Como deca Pedro: Somos pueblo de Reyes, una raza elegida, una nacin consagrada, una dinasta sacerdotal.Pero ah no termina nuestra biografa. Ah empieza. Y nuestro compromiso bautismal consiste en: allanar caminos, enderezar sendas, ser profetas del Altsimo y voz que clame en el desierto de nuestras ciudades, tan populosas y ajetreadas. No nos basta con saltar de gozo en el seno de la Iglesia. Tenemos que salir. A extender nuestro dedo y sealar los caminos por los que pasa el Seor.La Natividad de Juan nos recuerda que tambin nosotros somos unos bien nacidos.ELVIRA-1.Pgs. 101 s.

8. FLUVIUM 2004Gracia divina y correspondencia humanaJuan el Bautista, cuyo nacimiento hoy celebramos, es un ejemplo, entre tantos, de correspondencia a las gracias de Dios, fiel a su vocacin: a lo que, incluso antes de nacer, esperaba de l la Trinidad de Beatsima. Recordemos, como afirma san Pablo, queDios nos ha escogido, antes que la constitucin del mundo, para que seamos santos y sin mancha en su presencia.El designio divino de la Redencin del hombre prevea un precursor que anunciase la llegada del Hijo de Dios encarnado. El evangelista San Marcos recoge la profeca:conforme est escrito en Isaas el profeta: "Mira, envo mi mensajero delante de ti, el que ha de preparar tu camino"."Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Seor, enderezad sus sendas".La aparicin de Juan, el "Precursor", era seal inequvoca de la inminente llegada del Mesas. Tenan, en efecto, razn los paisanos de Zacaras e Isabel, padres de Juan: de ese nio caba esperar algo grande. Y es que nuestro Dios siempre asiste con su Gracia poderosa a sus elegidos, para que puedan cumplir lo que de ellos espera. Su nacimiento haba sido anunciado profticamente desde antiguo y al propio Zacaras, su padre, un ngel le advirti de su nacimiento. A pesar de su incredulidad, pues no era razonable -pensaba Zacaras- que tuvieran un hijo a edad tan avanzada,ser para ti gozo-le dijo el ngel-; y muchos se alegrarn con su nacimiento, porque ser grande ante el Seor. No beber vino ni licor, estar lleno del Espritu Santo ya desde el vientre de su madre y convertir a muchos de los hijos de Israel al Seor su Dios; e ir delante de l con el espritu y el poder de Elas para convertir los corazones de los padres hacia los hijos, y a los desobedientes a la prudencia de los justos, a fin de preparar al Seor un pueblo perfecto.No le faltara a Juan la luz ni la energa necesaria para cumplir su misin. Dios mismo se hacan garante de su capacidad: quedara lleno del Espritu Santo desde antes de nacer, lo que lo hara poderoso e infalible como Elas, que -bien lo saban todos los judos-, unido Dios, haba salido siempre victorioso y de modo espectacular, frente a los poderes que en su tiempo se oponan al nico verdadero Dios.En su Providencia, Dios haba cubierto de gracias muy singulares, a quien habra de cumplir una misin nica y decisiva en orden a la Redencin humana. Incluso su nacimiento fue acompaado de fenmenos del todo extraordinarios. Pero, guardando la debida proporcin, as acta siempre Dios con todos los hombres. Lo que espera de cada uno depende de las circunstancias personales, de la capacidad nuestra, que tenemos, como todo lo dems, recibido de Dios. No es injusto Dios ni arbitrario, y el amor con obras que le debemos debe ser desarrollo en los talentos que nos ha concedido. Esas parbolas del seor de la casa que se marcha y distribuye sus bienes entre unos criados y reclama a su regreso el fruto correspondiente, deben estar habitualmente presentes en nuestra mente.No se trata, sin embargo, de vivir como atemorizados, con el pensamiento de que nos pedirn cuentas y que hay que exigirse, no nos vayan a castigar. Nos pedirn cuentas, por supuesto. Pero no es Dios, Nuestro Padre, una autoridad amenazante, como si slo le importara el resultado fctico de nuestra conducta. Imaginmonos, ms bien, a un Padre que, con toda ilusin, concede a su hijo lo necesario para el trabajo que le encomienda. El padre espera ponerse contento viendo el progreso del hijo; que logra las metas que se propone y se propone lo que es su verdadero bien, lo que el padre le ha sugerido, de acuerdo con su capacidad, pensando slo en su bien y conociendo sus gustos, sus aficiones, su carcter y lo que en definitiva le producir ms alegra.Contemplando a Juan el Bautista, resalta de inmediato la idea de vocacin: la llamada de Dios a cada persona, que cada uno debemos responder.No ha surgido entre el los nacidos de mujer nadie mayor que Juan el Bautista,declar Jess. Son las palabras que, aparte de poder resaltar las cualidades objetivas concedidas al "Precursor", ponen de manifiesto sin duda, su libre y fiel correspondencia al designio divino. No parece que Jess pudiera alabar, y menos de modo tan solemne, a quien nicamente hubiera recibido muchos talentos, sin mrito de su parte -fue lleno del Espritu Santo en el vientre de su madre-, a menos que hubiera respondido a ellos libre generosamente.Encomendemos nuestros buenos deseos de correspondencia a lo que el Seor nos pide en nuestra vida y cada maana y cada tarde, a la Madre de Dios, Madre nuestra. Responder a la vocacin es entrega, servicio, docilidad y, como es respuesta a Dios, grandeza, plenitud de vida. As, Mara esla esclava del Seory la Reina del mundo.

9. DOMINICOS 2002Juan es su nombreHabitualmente, cuando la liturgia y el santoral cristiano hablan del dies natalis, da del nacimiento, se refieren al momento de su feliz viaje al corazn y reino de Dios Padre, por medio de Cristo, animados por el Espritu.

Hoy en cambio, al celebrar el dies natalis de Juan Bautista, nos referimos al momento en que su madre lo trajo a este mundo.

Por qu esta fiesta? Porque Juan Bautista es el predestinado por Dios para que cumpliera el papel de precursor, anunciador, presentador del Hijo de Dios en el misterio de su encarnacin, predicacin, mesianismo...

Oigamos a Jess, que fue discpulo de Juan o al menos conocedor de su discipulado. l nos dijo de Juan: entre los israelitas del Testamento antiguo (fueran carpinteros, sacerdotes, profetas, polticos, religiosos) ningn nacido de mujer fue ms grande que l. Y luego aadi: pero os digo que, por obra de la gracia y filiacin divina en Cristo, en el Testamento nuevo cualquiera est llamado a ser tan santo como l, por fidelidad y amor.

Apreciemos cmo la piedad cristiana ha sentido gran veneracin por Juan, el precursor, el que vino del desierto para predicar la conversin,. Esto se ve especialmente en sus innumerables capillas o altares. No es de extraar, por tanto, que la liturgia eclesial le dedique una Misa Vespertina, de vsperas, y otra matutina o del da. Sea en su gloria y alabanza bien merecida.

En esta pgina seguimos la Misa del da, y felicitamos al santo con estas palabras:

Profeta de soledades...Desde el vientre, escogido, t fuiste gran pregonero,y anunciaste a todo el mundo la presencia del Cordero.

En soledad de desierto aprendiste a ser maestro,para rebajar montaas y dar luz a los senderos.

Tuviste cuerpo de roble, alma pura, voz, silencio,miel silvestre entre las rocas, viejo jubn de camello.

T en las aguas del Jordn lavaste al puro Cordero,lava tambin nuestras almas, pon luz en nuestro sendero. Amn.

Palabra de DiosLectura del profeta Isaas 49, 1-6:Escuchadme, islas; atended, pueblos lejanos: estaba yo en el vientre de mi madre, y el Seor me llam; en las entraas maternas, y pronunci mi nombre..., y me dijo: t eres mi siervo (Israel), de quien estoy orgulloso... Y ahora habla el Seor, que desde el vientre me form siervo suyo para que le trajese a Jacob, para que le reuniese a Israel... Te hago luz de las naciones, para que mi salvacin alcance hasta el confn de la tierra.

Estas palabras de Isaas se refieren al Siervo de Yhav, al Mesas, al predestinado por antomasia. Pero las aplicamos tambin al precursor del Mesas-Cristo. En el plan de Dios, todo forma unidad, para proveer a nuestra salvacin.

Hechos de los apstoles 13, 22-26:En aquellos das, Pablo dijo: Dios suscit a David por rey... De su descendencia, segn lo prometido, sac Dios un Salvador para Israel: Jess.

Juan, antes de que l llegara, predic a todo el pueblo de Israel un bautismo de conversin; y cuando estaba para acabar su vida, deca: yo no soy quien pensis, sino que viene detrs de m uno a quien no merezco desatarle las sandalias...

El anuncio mesinico se ha cumplido. Juan, viniendo del desierto, lo ha proclamado, el Mesas est aqu; y l, fiel a su misin y mostrndose en su pequeez, frente a la grandeza de Jess-Mesas, se pone a sus pies.

Evangelio segn san Lucas 1, 57- 66. 80:A Isabel se le cumpli el tiempo, y dio a luz un hijo... A los ocho das fueron a circuncidar al nio, y lo llamaban Zacaras, como a su padre. La madre intervino diciendo: No! Se va a llamar Juan...

Preguntaban por seas a su padre cmo quera que se llamase. l pidi una tablilla y escribi: Juan es su nombre. Todos se quedaron extraados. Inmediatamente a Zacaras se le solt la lengua (pues estaba mudo) y empez a bendecir a Dios. Los vecinos quedaron sobrecogidos... y reflexionaban diciendo: Qu va a ser este nio? La mano de Dios estaba con l.

Despus, el nio fue creciendo y su carcter se afianzaba; y vivi en el desierto hasta que se present a Israel.

Este relato es una composicin y sntesis: concepcin providencial de Juan; nacimiento con estrella de predestinado; dos signos externos de su personalidad, la mudez en el padre y la eleccin de nombre para el hijo; admiracin de la gente; mano de Dios con l; desarrollo hasta la juventud; robustez de carcter para la misin. Todo un ciclo vital al que se da un carcter marcadamente religioso.

Momento de ReflexinPongamos atencin especial a las frases del Evangelio, y reparemos que todo el texto, en tres piezas, est dirigido al papel de precursor que asume san Juan.

La bella narracin de la mudez de su padre.Por no haber credo que le vendra un hijo al mundo, y la eleccin materno-paterna del nombre de Juan, son entradilla al anuncio o contemplacin de un elegido de Dios (recordemos que la

Biblia no sabe contar las cosas sino bajo un aura divina, providencial) ; y el impacto que el nombre y presencia de Juan producen en familiares y vecinos es signo de que alberga dones especiales, como un elegido de Dios en Israel.

El esquema de vidaEn que se resume la infancia-juventud de Juan es similar al esquema de la infancia de Jess, o de un profeta elegido de Dios: creca en edad, sabidura, gracia, carcter. Es decir, Juan era especialmente de Dios y para Dios.

Decimos especialmente, pues no olvidamos la propia historia de cada uno de nosotros est tambin presidida por su voluntad y corazn.

El gesto finalEs el que nos muestra a Juan camino de su misin: un desierto, el bautismo de conversin, y el mensaje de vida para el advenimiento del Seor.

Es que tras l viene el Mesas, el Salvador.

10. CLARETIANOS 2002Se respira ya aire de fin de curso. En el hemisferio Norte acabamos de celebrar el solsticio de verano. Hemos alcanzado el mximo de luz. A partir de ahora los das irn menguando y las noches crecern lentamente. Y as ser hasta el solsticio de invierno, hasta que celebremos el nacimiento de Jess, el Sol invicto. La noche de San Juan ha alimentado y alimenta mitos, ritos y leyendas en muchas partes del mundo. La Iglesia ha colocado precisamente en este da la solemnidad del nacimiento de San Juan Bautista, el mismo que dijo: "Es necesario que yo menge para que l crezca". De los santos solemos celebrar el da de la muerte, el verdadero "dies natalis". De San Juan, sin embargo, celebramos el nacimiento (el 24 de junio) y el martirio (el 29 de agosto).Cmo iluminar esta fiesta desde la Palabra de Dios? El relato de Lucas subraya la importancia del nombre. El nio debera haberse llamado Zacaras, como su padre. Sin embargo, Isabel, la madre, insiste en que se llame Juan. Por qu? Sencillamente porque el nombre condensa la experiencia que ella misma ha tenido y el programa de vida que le aguarda al nio. Este nombre hebreo significa: "Dios tiene misericordia", o "Dios est de mi parte". Juan es un hombre en el que la gracia de Dios se muestra victoriosa desde el principio. Por eso, la liturgia escoge como primera lectura el texto de Isaas: "Estaba yo en el vientre y el Seor me llam". Cuando la gente se pregunta qu va a ser del nio, el evangelio dice que "la mano de Dios estaba con l".En la fiesta de este ao 2002, tan sobrecargado de violencia y de miedo, quisiera subrayar esta perspectiva. Juan es el fruto de la gracia en el tiempo de la esterilidad. Juan es el anuncio de un sol que nace de lo alto en tiempos de claroscuro. Juan es un testigo, aunque penltimo, de la gracia de Dios que ha aparecido sobre nuestro mundo. Uno de los himnos litrgicos de su fiesta lo expresa as:La ley vieja en l fenece,la de gracia en l apunta;de donde claro pareceque en este nio amanecelibertad y gracia junta.Necesitamos celebrar la victoria de Dios en algunos de nuestros hermanos y hermanas para que nuestra fe en el Dios que tiene misericordia no se devale. Zacaras e Isabel fueron probados en su fe. Juan es el regalo que super toda duda y toda expectativa. Tambin hoy, en nuestras pruebas, somos invitados a descubrir los Juanes y Juanas en los que el Seor sigue mostrndonos que "est de nuestra parte". Aprovecho este espacio para felicitar de corazn a todos los que lleven este nombre y para invitarlos a vivir como hombres y mujeres que nos ayuden a mirar al Sol.

Gonzalo Fernndez , cmf ([email protected])

11. CLARETIANOS 2003En el comienzo del verano boreal, la liturgia nos propone la fiesta del nacimiento de San Juan Bautista, seis meses antes de la fiesta del nacimiento de Jess, en el momento en que, en el hemisferio norte, los das comienzan lentamente a decrecer.El evangelio de Lucas narra que, al conocer la noticia del nacimiento del pequeo Juan, las gentes del lugar se hicieron esta pregunta: Qu va a ser de este nio? Es la misma pregunta que les he odo a muchos padres jvenes cuando les nace un pequeo. A menudo, se la formulan con temor. La vida est tan amenazada que muchos padres no se atreven a tener hijos.Cmo podemos leer hoy la buena noticia del nacimiento de Juan? Os invito a examinar las diversas reacciones que este hecho produce en los distintos personajes:

Los vecinos y parientes de Isabel, al conocer la noticia, la felicitaban.Los que asisten a la circuncisin, al enterarse de que se va a llamar Juan, se quedaron extraados.Zacaras, vencida su mudez, empez a hablar bendiciendo a Dios.Los vecinos quedaron sobrecogidos.Felicidad, extraeza, bendicin, sobrecogimiento. He aqu cuatro actitudes que siempre estn ligadas a la accin sorprendente de Dios. Si observamos bien, descubrimos una mezcla de alegra y de temor, de exultacin y de asombro. Juan provoca anticipadamente las mismas reacciones que provocar Jess. Pero, por encima de todo, la mano de Dios estaba con l. Esta conviccin es la que nos permite tambin a nosotros afrontar los riesgos de toda vida sin abandonarnos al pesimismo. Siempre, y en toda circunstancia, la mano de Dios est con nosotros.

Gonzalo([email protected])