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1ra edición mayo 2013 - LA ESQUINA - 25 me recogiera en Humacao y luego, viajáramos para el pueblo que estaba pautado el juego. Otras veces, si los dos hijos jugaban en pueblos distantes, Norma se iba en pon con otros padres al partido más cercano y yo me llevaba el carro para llevar al otro hijo al otro partido”. Escucharlos reírse de sus peripecias y malabares provocaban en mí una admiración hacia ellos. Los escuchaba, mientras me narraban anécdotas y sus palabras no denotaban ningún tipo de lamento por los esfuerzos realizados. Por mi parte de sólo imaginarme el trayecto desde Matuyas al pueblo de Carolina o tal vez Cayey o Cidra luego de un día de arduo trabajo era más que suficiente para preguntarme ¿ Cuántos padres estarán dispuestos a “sacrificarse” de esta manera? Y de momento me llega un flashbacks; recuerdo a Norma trabajando en las noches en un negocio de comida cercano de la plaza pública de Maunabo. Al preguntarle, acerca de esa época ella me contó que para el 2010 Agapito había sido cesanteado del trabajo. Fue un duro golpe económico ya que la familia dependía de ambos trabajos. Agapito emprendió la búsqueda de empleo y lo único que consiguió fue un trabajo por las tardes en una gasolinera. El trabajo le ofrecería un alivio económico pero, limitaría a sus hijos. No tendrían quién los llevara a las prácticas y partidos (recuerden que Norma solo guía hasta Humacao). Así que luego de ver los pro y los contra decidieron que Norma trabajara los fines de semana en adición al trabajo que realizaba a tiempo completo. Pito y Henry comenzaron a viajar como parte de sus respectivos deportes, así que los mismos conllevaban gastos adicionales. La familia se unió para realizar ventas de pasteles, lasaña y alcapurrias. Todos querían ayudar para que ellos tuvieran esas experiencias. Gracias a esos esfuerzos viajaron representando a Puerto Rico a Trinidad y Tobago, Méjico, Cuba, Saint Thomas, República Dominicana, El Salvador, Haití y otros. De las muchas anécdotas, hubo una que demuestra cuán importante es la disciplina en cualquier reglón de nuestras vidas. Agapito nos dijo que una vez en un partido de Pequeñas Ligas, Henry se enojó con el árbitro y tiró el bate. Agapito rápidamente habló con el dirigente para que en el próximo partido castigara al niño y no lo incluyera en el juego, o sea que “comiera banco”. Para sorpresa de Agapito en el próximo juego el dirigente obvió su pedido e incluyó a Henry en el juego. Con mucho respeto, Agapito le cuestionó al dirigente por qué había incluido al niño en el juego. Le dijo que tal acción no le hacía un bien y que si no lo sentaba entonces él lo sacaría del equipo. El niño lloró desconsoladamente, pero también aprendió la lección. Los años han pasado y ya los hijos mayores crecieron. Están trabajando sus carreras deportivas, pero el matrimonio de Norma y Agapito continúa sus viajes para prácticas y partidos. Esta vez con Helliot, quien se destaca jugando en el equipo de Los Potros de Guaynabo. Cuatro días a la semana hacen sus preparativos para trasladarse desde Matuyas hasta Guaynabo y pueblos limítrofes. El mismo amor, entrega y compromiso que tenían para con sus hijos mayores lo tienen para su hijo menor. Norma y Agapito se han perdido fiestas familiares y no han viajado como sus hijos. Tan es así que Agapito sólo ha viajado una vez para ver a su hijo Henry jugar con la Liga Clase A de Boston en un partido en Carolina del Norte. Por su parte, Norma tuvo la oportunidad de acompañar al menor Helliot a Hermosillo Méjico donde representó a Puerto Rico jugando béisbol. Si Norma y Agapito han sido buenos padres, sólo lo saben sus hijos. Al menos, yo puedo decirles que ellos han sembrado los ingredientes básicos para hacer de ellos unos seres exitosos pero, sobre todo, felices. Al fin y al cabo es lo que todos debemos aspirar como padres. Como parte de una tradición, cuando Henry tiene un partido, media hora antes de comenzar el mismo, prenden una velita y rezan , no con el propósito de que el equipo de Henry gane el juego, sino para que éste no salga lastimado del mismo. Este hecho demuestra que el bienestar de sus hijos va por encima de sus logros. Sin embargo, también demuestra que sus hijos cuentan con ellos para lograrlo…

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1ra edición mayo 2013 - LA ESQUINA - 25

me recogiera en Humacao y luego, viajáramos para el pueblo que estaba pautado el juego. Otras veces, si los dos hijos jugaban en pueblos distantes, Norma se iba en pon con otros padres al partido más cercano y yo me llevaba el carro para llevar al otro hijo al otro partido”.

Escucharlos reírse de sus peripecias y malabares provocaban en mí una admiración hacia ellos. Los escuchaba, mientras me narraban anécdotas y sus palabras no denotaban ningún tipo de lamento por los esfuerzos realizados. Por mi parte de sólo imaginarme el trayecto desde Matuyas al pueblo de Carolina o tal vez Cayey o Cidra luego de un día de arduo trabajo era más que suficiente para preguntarme ¿ Cuántos padres estarán dispuestos a “sacrificarse” de esta manera? Y de momento me llega un flashbacks; recuerdo a Norma trabajando en las noches en un negocio de comida cercano de la plaza pública de Maunabo. Al preguntarle, acerca de esa época ella me contó que para el 2010 Agapito había sido cesanteado del trabajo. Fue un duro golpe económico ya que la familia dependía de ambos trabajos. Agapito emprendió la búsqueda de empleo y lo único que consiguió fue un trabajo por las tardes en una gasolinera. El trabajo le ofrecería un alivio económico pero, limitaría a sus hijos. No tendrían quién los llevara a las prácticas y partidos (recuerden que Norma solo guía hasta Humacao). Así que luego de ver los pro y los contra decidieron que Norma trabajara los fines de semana en adición al trabajo que realizaba a tiempo completo.

Pito y Henry comenzaron a viajar como parte de sus respectivos deportes, así que los mismos conllevaban gastos adicionales. La familia se unió para realizar ventas de pasteles, lasaña y alcapurrias. Todos querían ayudar para que ellos tuvieran esas experiencias. Gracias a esos esfuerzos viajaron representando a Puerto Rico a Trinidad y Tobago, Méjico, Cuba, Saint Thomas, República Dominicana, El Salvador, Haití y otros.

De las muchas anécdotas, hubo una que demuestra cuán importante es la disciplina en cualquier reglón de nuestras vidas. Agapito nos dijo que una vez en

un partido de Pequeñas Ligas, Henry se enojó con el árbitro y tiró el bate. Agapito rápidamente habló con el dirigente para que en el próximo partido castigara al niño y no lo incluyera en el juego, o sea que “comiera banco”. Para sorpresa de Agapito en el próximo juego el dirigente obvió su pedido e incluyó a Henry en el juego. Con mucho respeto, Agapito le cuestionó al dirigente por qué había incluido al niño en el juego. Le dijo que tal acción no le hacía un bien y que si no lo sentaba entonces él lo sacaría del equipo. El niño lloró desconsoladamente, pero también aprendió la lección.

Los años han pasado y ya los hijos mayores crecieron. Están trabajando sus carreras deportivas, pero el matrimonio de Norma y Agapito continúa sus viajes para prácticas y partidos. Esta vez con Helliot, quien se destaca jugando en el equipo de Los Potros de Guaynabo. Cuatro días a la semana hacen sus preparativos para trasladarse desde Matuyas hasta Guaynabo y pueblos limítrofes. El mismo amor, entrega y compromiso que tenían para con sus hijos mayores lo tienen para su hijo menor.

Norma y Agapito se han perdido fiestas familiares y no han viajado como sus hijos.Tan es así que Agapito sólo ha viajado una vez para ver a su hijo Henry jugar con la Liga Clase A de Boston en un partido en Carolina del Norte. Por su parte, Norma tuvo la oportunidad de acompañar al menor Helliot a Hermosillo Méjico donde representó a Puerto Rico jugando béisbol.

Si Norma y Agapito han sido buenos padres, sólo lo saben sus hijos. Al menos, yo puedo decirles que ellos han sembrado los ingredientes básicos para hacer de ellos unos seres exitosos pero, sobre todo, felices. Al fin y al cabo es lo que todos debemos aspirar como padres.

Como parte de una tradición, cuando Henry tiene un partido, media hora antes de comenzar el mismo, prenden una velita y rezan , no con el propósito de que el equipo de Henry gane el juego, sino para que éste no salga lastimado del mismo. Este hecho demuestra que el bienestar de sus hijos va por encima de sus logros.Sin embargo, también demuestra que sus hijos cuentan con ellos para lograrlo…