16
se impuso la juventud 6 el cielo amenaza 10 delitos y juegos 11 pág. 12 NÚMERO • SEPTIEMBRE 2010 • • ISSN: 1999-8090 • $1.00 • 29 pág. 2-3 pág. 7 © periódico juventud rebelde EDITORIAL ESTIMADOS LECTORES: Septiembre, mes de inicios escolares, de metas mayo- res en la vida para hijos, hermanos, ami- gos; mes de lluvias, de esperanzas. En septiembre, sin embargo, hace doce años, encarcelaron a cinco hombres inocentes que luchaban por nosotros, por la paz de nuestros hogares. «¿A quiénes debemos la sobrevida?/ ¿Quién se murió por mí en la ergástula,/ Quién recibió la bala mía,/ La para mí, en su corazón?», escribía en 1959 Fernández Retamar. ¿Sobre qué prisione- ro soy yo libre?, se pregunta parodiándolo Sheyla Valladares, al recordar a esos cinco compatriotas. LA CALLE DEL MEDIO se une al reclamo internacional por su liberación. Traemos, por supuesto, otros temas: jun- to a los demandados Alba Rico y Wejebe Cobo, debuta como comentarista Zura- mys Piney sobre tradiciones culinarias cubanas. H. Romo Sigler y Pérez More- jón reflexionan sobre El Coloso Mijaín, la Olimpiada Juvenil y el Campeonato Mun- dial Juvenil de Judo. Vuelven el escritor Er- nesto Pérez Castillo y el premiado cronis- ta Eduardo González Sarría. Gracias por acompañarnos. CM reclamo mundial por los cinco deporte sazones y desazones música un virtuoso del saxofón lecturas por una cultura culinaria nacional el coloso de cuba césar lópez © kcho | rancaño sandor | balseiro 5 mijaín lópez pág. © joseph © 10k

29 - WordPress.com · picoloro. Un swing a dos manos, amplio y justo, hizo crujir la sien izquierda del energúmeno que se desplomó como un fardo mientras el otro ponía tierra de

  • Upload
    others

  • View
    2

  • Download
    0

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: 29 - WordPress.com · picoloro. Un swing a dos manos, amplio y justo, hizo crujir la sien izquierda del energúmeno que se desplomó como un fardo mientras el otro ponía tierra de

se impuso la juventud

6el cielo amenaza

10delitos y juegos

11

pág.

12

NÚMERO

• SEPTIEMBRE 2010 •

• ISSN: 1999-8090 • $1.00 •

29pág.

2-3pág.

7

© p

erió

dico

juve

ntu

d r

ebel

de

Ed

IT

OR

Ia

l estimados lectores: Septiembre, mes de inicios escolares, de metas mayo-res en la vida para hijos, hermanos, ami-gos; mes de lluvias, de esperanzas. En septiembre, sin embargo, hace doce años, encarcelaron a cinco hombres inocentes que luchaban por nosotros, por la paz de nuestros hogares. «¿A quiénes debemos la sobrevida?/ ¿Quién se murió por mí en la ergástula,/ Quién recibió la bala mía,/ La para mí, en su corazón?», escribía en 1959 Fernández Retamar. ¿Sobre qué prisione-ro soy yo libre?, se pregunta parodiándolo Sheyla Valladares, al recordar a esos cinco compatriotas. LA CALLE DEL MEDIO se une al reclamo internacional por su liberación. Traemos, por supuesto, otros temas: jun-to a los demandados Alba Rico y Wejebe Cobo, debuta como comentarista Zura-mys Piney sobre tradiciones culinarias cubanas. H. Romo Sigler y Pérez More-jón reflexionan sobre El Coloso Mijaín, la Olimpiada Juvenil y el Campeonato Mun-dial Juvenil de Judo. Vuelven el escritor Er-nesto Pérez Castillo y el premiado cronis-ta Eduardo González Sarría. Gracias por acompañarnos. CM recl

amo

mun

dial

por l

os ci

nco

depo

rte

sazo

nes y

des

azon

es

mús

ica

un virtuoso del saxofónle

ctur

as

por una cultura culinaria nacional

el colosode cuba

césa

r lóp

ez© k

cho

| ran

cañ

o

san

dor

| ba

lsei

ro

5

mija

ín ló

pezpág.

© jo

seph

© 1

0k

Page 2: 29 - WordPress.com · picoloro. Un swing a dos manos, amplio y justo, hizo crujir la sien izquierda del energúmeno que se desplomó como un fardo mientras el otro ponía tierra de

2

PO

R l

OS

5

LA CALLEDEL MEDIOSEptIEMbrE 2010

SHEYLA VALLADArES QUEVEDO

Por su amor conocerás al hombre, asegura Dulce María Loynaz desde su verso. Esta mujer que supo de querencias difíciles y profundas se atrevió a afirmar: el amor es su fruto natural, el más suyo, el más liberado de su ambiente. Y lo escribió en estas latitudes donde tradicionalmente se obliga a los va-rones a la mesura de los sentimientos.

Cinco cubanos, haciendo caso omiso de lo que estipulan las costumbres machistas, no han sentido pudor en demostrar con ca-da una de sus acciones que el amor es el signo por el cual se rigen.

René González, Ramón Labañino, An-tonio Guerrero, Gerardo Hernández y Fer-nando González, víctimas de un juicio in-justo en Miami, la única ciudad de Estados Unidos donde era imposible encontrar un jurado imparcial, han recorrido un camino irreversible en nombre del amor y gracias a

él han podido mantenerse fieles a sí mis-mos y a los principios que alientan su lu-cha, durante doce años de encierro. Ellos luchan por nosotros, pero también por sus verdugos. Han resistido las presiones, los abusos de poder, las violaciones de sus de-rechos humanos y legales y los procedi-mientos laberínticos propios de las leyes norteamericanas.

Esa resistencia se fortalece cada día gracias a la fraternidad que para con el mundo han establecido y que el mundo les ha devuelto en retribución a su lucha. A contrapelo del obstinado silencio me-diático internacional sobre el caso, hoy se levantan las voces de otros hombres y mu-jeres, solidarios, justos, que desde los más diversos rincones de la geografía mundial exigen justicia, es decir, la libertad para estos cinco hombres. Nosotros, los libres, como diría el poeta, les debemos nuestra libertad.

¿Sobre qué prisionero soy yo libre?

artistasAlexis Leyva (Kcho) | Ernesto Rancaño

artistasSandor González | Ernesto Rancaño

artistasSandor González | Ernesto Rancaño

Page 3: 29 - WordPress.com · picoloro. Un swing a dos manos, amplio y justo, hizo crujir la sien izquierda del energúmeno que se desplomó como un fardo mientras el otro ponía tierra de

PO

R l

OS

5

3

LA CALLEDEL MEDIOSEptIEMbrE 2010

«Con todo respeto al señor Obama, libere a nuestros héroes»SILVIO rODrÍGUEZ. trovador cubano, uno de los símbolos de la Nueva Trova

• • •«Nada justifica que (los Cinco) permanezcan en prisión todavía»

WOLE SOYINKA. escritor nigeriano, Premio Nobel de Literatura 1986• • •

«Si ustedes son la causa del terror: ¡no inventen más culpables! No podrán doblegarlos»CINtIO VItIEr. uno de los más importantes poetas y ensayistas cubanos del siglo xx

• • •«El caso de los Cinco es una prueba más de que tenemos una crisis de derecho,

una crisis política y una crisis constitucional»GOrE VIDAL. novelista, ensayista y dramaturgo norteamericano

• • •«El caso de los Cinco es una atroz violación de la justicia en Estados Unidos»LAWrENCE WILKErSON. coronel retirado del ejército de Estados Unidos,

Jefe del gabinete del ex secretario de Estado Colin Powell• • •

«El encarcelamiento de los Cinco es uno de los mayores escándalos legales de principios del siglo xxi»

IGNACIO rAMONEt. ensayista y periodista hispano-francés, director de Le Monde Diplomatique• • •

«El juicio y la condena de los Cinco cubanos es una vergüenza nacional»MICHAEL rAtNEr. presidente del Centro para Derechos Constitucionales de Estados Unidos

• • •«La historia de los Cinco cubanos es de coraje, gran sacrificio y amor»

ALICE WALKEr. escritora afroamericana, Premio Pulitzer 1983• • •

«Ellos no eran criminales. Eran héroes. Estaban revelándole al gobierno de Estados Unidos crímines cometidos desde territorio de Estados Unidos; crímenes que el gobierno

de Estados Unidos tolera y en teoría debería castigar»NOAM CHOMSKY. filósofo, activista político norteamericano

• • •«El caso de los Cinco es paradigmático, porque no sólo conoces la injusticia

que Estados Unidos comete con ellos, sino (…) cinco décadas de acciones terroristas perpetradas por grupos asentados en Miami»

GrACIELA rAMÍrEZ. Argentina, coordinadora del Comité Internacional por la Libertad de los Cinco

• • •«Lo peor que puede pasarle a alguien en el sistema de justicia norteamericano es estar solo.

La solidaridad es necesaria para indicar que el mundo está vigilando y que la ley debe cumplirse»LEONArD WEINGLASS. importante abogado estadounidense

por los derechos civiles y uno de los abogados defensores de los Cinco• • •

«No existe ninguna cifra ni ninguna posibilidad de indemnizar a estos Cinco Héroes por todas las injusticias padecidas, tampoco si fueran liberados mañana y si Estados Unidos

les diera una medalla para reconocer que arriesgaron sus vidas por defendr a los ciudadanosde todo el mundo, incluyendo a los norteamericanos».

padre MIGUEL D’ESCOtO. presidente del Sexagésimo tercer período de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas

• • •«Para restablecer relaciones con Cuba es indispensable levantar el bloqueo,

salir de Guantánamo y liberar a los Cinco Héroes»bILL rICHArDSON. Gobernador del Estado de Nuevo México, Estados Unidos

• • •«(…) ustedes, aun detrás de los barrotes, en una celda oscura, son más libres que el aire»

MIGUEL bArNEt. escritor, etnólogo y poeta cubano, Premio Nacional de Literatura 1994• • •

«Tengo la intención de unirme a personas y organizaciones de todo el mundo, para continuar trabajando por la libertad de los Cinco cubanos»

tHOMAS J. GUMbLEtON. ex obispo de la Archidiócesis de Detroit, Estados Unidos• • •

«El presidente Obama debería asumir su liderazgo y corregir esta injusticia, sentando un estándar ético para combatir el terrorismo y dictar Clemencia Ejecutiva para los Cinco Cubanos».

DANNY GLOVEr. actor estadounidense• • •

«(…) un suceso cuyas claves han sido distorsionadas y, más aún, alevosamente silenciadas»NANCY MOrEJÓN. poetisa y ensayista cubana, Premio Nacional de Literatura 2001

• • •«Expresamos nuestra preocupación sobre la intimidación de que fueron objeto los miembros del ju-rado, la aplicación selectiva de la ley y la acción prejuiciada de la comunidad donde se celebró el jui-cio. Somos asimismo conscientes de los actos de violencia y hostilidad contra el gobierno cubano y de los esfuerzos para silenciar a individuos, en especial aquellos que residen en Miami, calificados co-mo «partidarios» de Cuba o interesados en un diálogo con dicha nación. Tampoco ignoramos que en ocasiones los Estados Unidos se negaron a impedir y castigar acciones ilegales contra Cuba o contra individuos que manifiestan su interés en la normalización de las relaciones con dicho país y no apli-caron las leyes que prohíben y regulan la posesión de armas y explosivos a quienes apoyan el derro-camiento del gobierno cubano. Consideramos que, en esas circunstancias, los demandantes no pu-dieron recibir un juicio justo e imparcial y, por ende, sus sentencias y condenas son injustas».

f i r m a nJOSÉ rAMOS-HOrtA. Timor Oriental, Premio Nobel de la Paz 1996 | WOLE SOYINKA. Nigeria, Pre-mio Nobel de Literatura 1986 | ADOLFO pÉrEZ ESQUIVEL. Argentina, Premio Nobel de la Paz 1980 | NADINE GOrDIMEr. Sudáfrica, Premio Nobel de Literatura 1991 | rIGObErtA MENCHÚ. Gua-temala, Premio Nobel de la Paz 1992 | JOSÉ SArAMAGO. Portugal, Premio Nobel de Literatura 1998 | ZHOrES ALFErOV. Bielorrusia, Premio Nobel de Física 2000 | DArÍO FO. Italia, Premio Nobel de Literatura 1997 | GÜNtEr GrASS. Alemania, Premio Nobel de Literatura 1999 |

MAIrEAD COrrIGAN MAGUIrE. Irlanda del Norte, Premio Nobel de la Paz 1976

VOCES POR LOS CINCO

artistasSandor González | Ernesto Rancaño

artistasJuan C. Balseiro | Ernesto Rancaño

Page 4: 29 - WordPress.com · picoloro. Un swing a dos manos, amplio y justo, hizo crujir la sien izquierda del energúmeno que se desplomó como un fardo mientras el otro ponía tierra de

4

lE

cT

uR

aS

LA CALLEDEL MEDIOSEptIEMbrE 2010

EDUArDO GONZÁLEZ SArrÍA

tenía los ojos de un azul arrebatador y su pelo era rojizo. Esto, unido al color bien blanco de su piel, le daban un aspecto nórdico: de ahí nació este apodo que quizás no lo fuera. Cuentan que era muy solicitada por la clientela de uno de los bayúes de Caimanera en la segunda dé-cada del siglo pasado. El puebli-to crecía y se desarrollaba gra-cias a las salinas, los bares y al comercio sexual al que la mari-nería yanqui era muy adicta los días de franco. Eran cosa co-mún las borracheras, escánda-los y una que otra trifulca entre marines y cubanos de poca pa-ciencia y mucha autoestima. En este relato no hay nombres pro-pios. No sé si mi abuela me los dijo pero algunas brumas flotan entre sus palabras y el tiempo transcurrido. En todo caso, no los recuerdo.

Un humilde carpintero de procedencia española se ena-moró de la bella mujer, que li-bre de aquel destino, pudo co-rresponder a su hombre de for-ma limpia y sin lastres de cir-cunstancia. Él la llevó a una ca-sita que había construido en la pendiente de una loma, la cual después albergaría a otras para crear un conjunto poblacional de abarrote y desafiante de la gravedad. Una especie de fave-la en el Caribe.

Los años que fueron pasan-do y la vida en común pudieron borrar el estigma. El cariño y el respeto por aquella pareja se enraizaron en la comunidad que no tuvo a menos incluirlos entre los más queridos de aquel entorno por su disposición a socorrer al necesitado, abiertos al buen trato y verdaderos ami-gos en verdes y maduras.

Cuentan que un día cuando el carpintero regresaba de su taller, vio a un amigo cubano que era maltratado por dos yanquis de la base, ambos con estatura y corpulencia muy por encima del lugareño. La inter-vención del ibérico en ayuda del que llevaba la peor parte no se hizo esperar. El gringo soltó su presa y se dirigió hacia el nuevo adversario. Discusión, empujón, el español que golpea la pared con su espalda para moverse rápido y extraer de su caja de herramientas una llave picoloro. Un swing a dos manos, amplio y justo, hizo crujir la sien izquierda del energúmeno que se desplomó como un fardo mientras el otro ponía tierra de por medio en busca de un telé-fono. El hilillo de sangre brotan-do del oído del mismo lado y la inmovilidad del norteamerica-no, indicaban casi segura frac-tura craneal. Quizás algo peor. El amigo procedió a llevarse con rapidez a su salvador a buen re-caudo. No sé si el yanqui murió. De la otra orilla salió una lan-

cha llena de marines armados con fusiles a tenor con la llama-da telefónica y es de suponer la intención que traían. Y entonces sucedió lo insólito.

Una marea de pueblo fue congregándose en el lugar de atraque a esperar a la gringada. En las manos de los hombres: arpones, machetes, piochas, y las mujeres con mazos y cuchi-llos de cocina. La noticia y algu-na distorsión con ella, subió la loma hasta impactar como una bomba en casa de La Noruega, que salió corriendo loma abajo a todo lo que daban sus pies. Pe-ro no iba a llegar. En la carrera su corazón dejó de latir, cayó y rodó hasta la base de la loma ya sin vida. Mientras, en el muelle, la multitud encaraba la partida de búsqueda. «Ese hombre va a ser juzgado aquí en Cuba. Nadie se lo lleva de Caimanera, y me-nos aún, a la Base. En Cuba hay leyes. El asunto ocurrió aquí, y aquí se juzga.»

Es de imaginar que el diálo-go sin bemoles del pueblo, su postura decidida y la panoplia de objetos con los que estaban armados, hayan sido lo suficien-temente disuasivos. Lo cierto fue que los marines tuvieron que retornar a sus cuarteles lle-vándose al aporreado compa-triota y sin cumplir el objetivo. Fue la primera vez, acaso, en que nuestro pueblo enfrentaba abiertamente a la marinería nor- teamericana.

Los jóvenes estaban como encantados. El relato de ochenta y tantos años atrás ocurrido en su mismo pueblo hacía que me miraran con unos ojos entre asombrados y curiosos. Yo esta-ba presentando mi libro Angola: relatos desde las alturas, en Cai-manera, como parte de las acti-vidades por la Feria del Libro 2004. Pero al cabo, iba a ser yo el sorprendido. Dos días después debía hacer lo mismo en el Bata-llón de la Frontera y me encon-traba en el lobby del Hotel Guan-tánamo esperando para salir a ese compromiso. De un auto de color blanco se bajó un joven que vino directo hacia mí. «Eduardo, vine a recogerlo para llevarlo a la Unidad de la Fron-tera. Soy el Secretario del Comi-té Municipal de la UJC en Cai-manera. No se extrañe, lo co-nozco de vista desde la presen-tación del testimonio que nos hizo anteayer.» Yo le agradecí la gentileza y partimos.

En el camino hacia Yateri-tas, el joven dijo que estaban enfrascados en una investiga-ción sobre la prostitución y que eran muy interesantes los datos que ya tenían, de una riqueza extraordinaria. «A mí no me produjo extrañeza lo que usted contó sobre La Noruega y la reacción de nuestra gente. Vea este ejemplo: la primera escue-lita pública que tuvo Caimane-ra fue construida, equipada y

ErNEStO pÉrEZ CAStILLO

eran las diez de la mañana, yo tenía siete años, y un pelado costaba ochenta centavitos. Mi padre, que entonces como el resto de los padres era casi to-do el tiempo militar, me mandó donde Tito, el barbero de la es-quina, a cortarme el cabello. Me tocó tras un muchacho al que recién habían llamado a fi-las. Se sentó en el sillón girato-rio y a la pregunta del barbero contestó con tres palabras y ni una más: ¡a lo militar!

La sola idea de que había un pelado «¡a lo militar!» me llenó de emoción y calculé el orgullo de mi padre subteniente si por mi propia voluntad me hacía cortar el cabello de aquel mo-do. Cuando me tocó responder no lo dudé un segundo, yo tam-bién dije muy decidido: «¡a lo militar!»

Así, llegué a la casa con la ca-beza al cero y un matojo de pe-los sobre la frente. Mi padre, al verme, cambió de color, se puso de pie, se colocó la gorra y de- senfundó la pistola. ¡Qué habría sido del humilde Tito si no logro convencer a mi padre de que aquello había sido cosa mía!

Ya en sexto grado, con más años y más greñas, fui electo para representar a la escuela en alguna actividad: me portaba

Cierta vez llegó a mis ma-nos un libro de fotos de la Re-volución. Cualquier fotógrafo de hoy moriría feliz si logra una instantánea, una sola, co-mo aquellas –y esto me trae a la memoria «besar tus labios qui-siera... y luego morir». Pero aquí no hablo de fotos, sino de pelos, y fueron ellos, los pelos, lo larguísimo de aquellos pelos –de alguna manera los prota-gonistas de la Sierra– lo que más me impresionó. Por sobre todo, una foto del Che Guevara, sentado, de espaldas a la cáma-ra, una caña de pescar entre las manos, y una de las melenas más largas y más hermosas que jamás he visto.

¿En qué momento tener el pelo largo perdió su toque de sagrada fuerza, de heroicidad, su simbolismo épico? No lo sé, pero desde entonces llevar el pe-lo largo te convertía solamente en un «pelú», sin más acá ni más allá, y tu deber ciudadano era pagar las cuatro pesetas con las que entonces –¡qué tiempos aquellos!– se contentaba Tito.

Recuerdo también la vez que El Ruso –no era ruso pero le decíamos El Ruso porque nos daba clases de ruso, que entonces se estudiaba en la se-cundaria y en el pre– nos dijo muy serio: «¡yo no tengo un pe-lo de tonto!» Y era cierto. El Ru-so no tenía un pelo de tonto. Ni de ninguna otra cosa. El Ruso no tenía pelo, era calvo como una pelota de poli. El aula se echó a reír, y al segundo El Ru-so reía también. Es una de las personas que más he admirado en mi vida, dándome igual ocho que cincuenta y cuatro que fue-ra calvo.

¿Y a qué viene esta muela de «tusos» y «peluces»? Viene a que no hablo de mí, sino de la socie-dad. Las costumbres, y los pre-juicios, a veces exigen de las per-sonas cosas tontas, a veces no tan tontas, a veces graves. Pare-ciera que frente a ello queda uno desarmado. Pero no. Exis-ten los derechos. El derecho a tener el pelo corto, o largo, o la-cio, o rizadísimo, o trenzado, o en moño, o amarillo, o negro, o verde, o rojo. Eso por seguir con lo de los pelos. Aunque a mí se me esté cayendo. CM

financiada con dinero de las prostitutas. ¿Qué le parece?»

–Vamos, ¿es cierto eso?–Así se lo cuento. Y ahora

viene lo bueno. Comoquiera que La Noruega resultó una historia conmovedora, pensa-mos que vale la pena que se co-nozca. Allí mismo, apenas us-ted se fue, nos reunimos a la ca-rrera y todos los miembros de mi Comité decidieron que de-bíamos hacer algo.

–¿Y qué hicieron? –dije ya interesado.

–Indiqué a mis muchachos y muchachas salir a entrevistar a cuanto viejo con más de se-tenta años conocieran y le pre-guntaran sobre esos hechos. En veinticuatro horas reuni-mos una buena cantidad de da-

La Noruega

De pelos largos y más que nada de otras cosas

tos sobre el asunto. Estoy así dándole las gracias porque no se trata de un mito. Es una his-toria real y la desenterramos. Todo eso sucedió y vamos a in-corporar lo encontrado a la in-vestigación que le mencionaba. Hay discrepancias con lo con-tado por usted, pero son mera-mente cosméticas.

El alcance, la belleza y, por qué no, la eticidad de las accio-nes de aquellas mujeres para mejorar el entorno, son cosas que deben conocerse y estu-diarse. No he querido introdu-cir ningún adorno ni variar lo que relaté, pero no tengo a me-nos reconocer a aquellos jóve-nes. Lejos estaba yo de imagi-nar que algo que no habían es-cuchado nunca los moviera de

inmediato a todo lo largo y an-cho del litoral pueblerino. Una reacción de urgente búsqueda y recolección de información, escarbar en archivos, registros de sanciones penales, todo con rapidez y rigor. Qué frenético grupo de locos a la carga. Cuán-to amor por su historia local.

Que les llegue mi más pro-fundo agradecimiento y mi res-peto. Fueron ellos, los miem-bros del Comité de la UJC en Caimanera, en definitiva, los que vinieron a producir en mí la satisfacción más completa, porque una historia de casi un siglo que yo conocía de oídas, fue confirmada y recibió con esta investigación su epílogo. El que descubrieron ellos. El epílogo de La Noruega. CM

bien, hacía las tareas y tenía muy buenas notas. Al enterar-se, el director se opuso cerrado en redondo. Yo no representa-ría a la escuela ni jugando. ¿Por qué? Pues porque desde la se-mana anterior él me había man-dado a pelar y yo, ni caso.

Nuevamente un problema por el largo –o el corto– de mi cabellera. Si antes mi padre se molestó –molestó es un eufe-mismo, una elipse que uso aquí para adecentar su reacción– por lo corto de mis cabellos, mi abuela al contrario –junto a los directores– se pasó la vida pro-testando porque lo tenía siem-pre muy largo. Cada vez que me veía se ofrecía a pagarme el pelado, y me daba una y mil ra-zones que me convencieran de visitar a Tito.

Su razón preferida era que con el pelo tan largo parecía una muchacha. La cuestión es que mi abuela, ajena a las mo-vedizas arenas de la moda, no se había percatado de que para la época las muchachas lleva-ban la cabeza al cero total, co-mo la O’Connor. A los 18 años decidí raparme: casi le da un patatús. Suerte que ella no te-nía pistola, pues ahí sí que Tito no hubiera salvado el pellejo. Total que, si largo me regañaba, corto me regañaba igual.

© z

ard

oyas

Page 5: 29 - WordPress.com · picoloro. Un swing a dos manos, amplio y justo, hizo crujir la sien izquierda del energúmeno que se desplomó como un fardo mientras el otro ponía tierra de

ZUrAMYS pINEY trUJILLO

Hablaré de cocinar heren-cias, pero para nada estoy abo-gando por echar a cocer en un caldero los aretes de oro de la bisabuela que, de generación en generación, han ido pasan-do en su estuche de raso. No estoy convocando a una edi-ción tropical de Aureliano Buendía, sumido en sus retor-tas y alambiques.

Mi escenario es bien simple y cotidiano: una cocina cubana. Con su conguita, su mortero pa-ra el ajo, la rebanadora de hacer «mariquitas», la lata adaptada como molde del pudín… El he-cho es también simple, pero contradictoriamente más inten-so: no sólo con qué hacemos el diario menú, sino cuánto respe-tamos y le aportamos a nuestra historia culinaria.

Toda cocina de pueblo lleva implícitos valores objetivos y subjetivos. Junto a las sazones y desazones, queda también con-tenido un patrimonio cultural, colectivo e individual. Al hablar de la cocina cubana a través de la historia, los especialistas acostumbramos a verla desde lo que quedó servido en el plato, su valor nutricional y la posibili-dad real de adquirir o disponer de los ingredientes. Como si lo-grar hacer la receta fuera la úni-ca meta. Como si los artistas die-ran a la luz sus lienzos sólo con el fin de exponerlos o comercia-lizarlos, olvidando la vivencia excepcional y el disfrute que les aportó el hacerlos, desde lo mu-cho o desde lo poco.

Hemos olvidado aquel va-lor que no se puede medir, aquel que solamente se queda en la memoria y en el tiempo; o, sencillamente, en la experien-cia de algunas personas en par-ticular.

Este tema debe empezar por la familia, principal manantial de herencias culturales y mate-riales. ¿Cuánto se recuerda en casa qué cocinaban los bisabue-los?, sin desconocer que tam-bién ellos vivieron etapas muy difíciles y teniendo que alimen-tar a muchos. Sin embargo, ¡ri-quísimo que olían aquellas ollas!, donde borboteaba una sa-brosa sopa de tomate natural y

cebolla solamente; la que prepa-raba mi abuela para sus diez hi-jos. O el modo de usar los aliños y las salsas, aunque no existiera una de esas proteínas que los cubanos reverenciamos y he-mos hecho casi de obligatorie-dad, cuando se trata según nues-tros esquemas de buena ali-mentación.

Se han olvidado, consciente o inconscientemente, hábitos que nada tienen que ver con despensas llenas o vacías: deci-dir cómo preparar lo que hay, y también el momento de sentar-se a comer con la familia para luego hacer una buena sobre-mesa. En ello influye no sólo la decisión individual, también el diseño de la propia sociedad conspira contra tales tradicio-nes. Pero en el orden personal, ¿no habría que priorizar estos valores y hábitos, con indepen-dencia de lo que comas?

La cultura gastronómica de hoy –parte de los valores intangi-bles de la sociedad y la familia– debería quedar, al menos, entre las preocupaciones fundamenta-les de estudiosos y comunicado-res. Sin embargo, no son muchos los que recuerdan que nuestros indígenas eran mayoritariamen-

te vegetarianos, consumían so-bre todo alimentos sanos, y me-nos cantidad de proteínas. Su tendencia se dirigía selectiva-mente al estilo vegetariano mix-to, porque incluían en su dieta pescados y mariscos. Las comu-nidades aborígenes no podían mantenerse de unos pocos jaba-líes y alguna que otra ave de ca-za. De ahí que se asentaran cer-canos a ríos o mares y tuvieran un estilo más sano y sencillo.

Pero no pudieron defender-se de la embestida española, ni siquiera en sus preferencias alimentarias. Esa fue la prime-ra forma de violentar nuestra cultura culinaria. Los españo-les norteños, que consumían poco pescado, empezaron a traer los cerdos y con ello la uti-lización de todos los subpro-ductos, principalmente la gra-sa. A partir de esa primera im-posición –ante la que no hubo alternativa, y junto con la lógica mixtura del proceso de trans-culturación–, también estamos pecando hoy con una pasividad abismal por no proteger ni identificar nuestros principales valores en la culinaria.

En muchos casos, incons-cientemente, no creamos las

y aceptadas las dietas «de la lu-na» o «la del agua», que los va-lores nutricionales contenidos en los alimentos que confor-man nuestra tradicional dieta habitual.

Algunos justifican tales va-cíos con la premura y las caren-cias económicas que nos ago-bian. Pero no somos el único pueblo pobre y tercermundis-ta: los mexicanos tienen sus «tacos», lo mismo en el chin-chal de la esquina que en un restaurante de mejor categoría; los venezolanos siguen con sus «arepitas»; y qué decir de los brasileños con sus «churras-cos» y salsas picantes. ¿Y «los tamalitos de Olga» dónde los encontramos? Falta, es cierto, la motivación, el pensar y el sentir desde la cocina de nues-tra familia, bombardeados por una innegable globalización que pretende desdibujar identi-dades.

En este tema se imbrica también el hecho de «no olvi-dar adónde vas y de dónde vie-nes». El especialista José Ra-món Fabelo Corzo, del Institu-to de Filosofía e Historia, lo re-sumió con certeza: «Los valo-res, a diferencia de los instintos, son una construcción social, se constituyen de manera cons-ciente, voluntaria y, además, histórica. Y la educación, en su sentido más amplio, no sólo es-colar, es la que viene a satisfa-cer la necesidad de trasmitir esa información históricamen-te acumulada a las nuevas ge-neraciones.»

No se trata de anclas, de ca-denas ni esquemas que nos amarren el derecho a seleccio-nar, a consumir o a elegir, sen-cillamente se trata de ser fieles a nosotros mismos. CM

condiciones y tam-poco el espacio de ha-

cer protagonistas a los ni-ños de la elaboración de al-

guna receta, la cual aporta-ría nutricional y afectiva-

mente un momento único para la familia. Sin embargo, sabido es que a partir de la de-fensa del espacio, del conoci-miento que podemos dejar a nuestra descendencia y de los vínculos y relaciones afectivas y cognitivas, hacemos colabo-radores a nuestros hijos de un patrimonio familiar y cultural. Junto a ellos, por ejemplo, es posible compartir la elabora-ción de la masa para unos bu-ñuelos de yuca; o hacer un he-lado completamente artesanal sin tener que agregar quími-cos, tomando de base este em-blemático tubérculo que desde el siglo xvii se cultiva en Cuba y tiene disímiles valores nutri-cionales y medicinales, pero que ha quedado relegado sólo a la clásica «yuca con mojo».

Sin embargo, pasamos por alto alternativas como esta y nos perdemos en la angustia de no tener el tiempo, el dinero (o ambos) para comprar ese hela-do industrial, cuyo disfrute só-lo se traduce en el sabor per-ceptible y lo efímero de un mo-mento.

Si no les damos espacio a las costumbres añejas, tampo-co el presente de la cocina cu-bana y su realidad en los hoga-res estará siendo recogido como imprescindible aporte al mosai-co de estos tiempos. La desme-moria y la inmediatez en lo culi-nario son hoy una omisión cu-yas consecuencias ya estamos cosechando y, de seguro, harán mella en las próximas genera-ciones. Hoy son más conocidas

Sazones y desazones de la cocina cubana

© jo

seph

5

lE

cT

uR

aS

LA CALLEDEL MEDIOSEptIEMbrE 2010

Page 6: 29 - WordPress.com · picoloro. Un swing a dos manos, amplio y justo, hizo crujir la sien izquierda del energúmeno que se desplomó como un fardo mientras el otro ponía tierra de

Se impuso la juventudd

EP

OR

TE

6

LA CALLEDEL MEDIOSEptIEMbrE 2010

H. rOMO SIGLEr

inobjetablemente, entre el 14 y el 26 de agosto, la más pequeña de las naciones del sudeste asiático (con apenas 646 kilómetros cuadrados), se transformó, apelando al cali-ficativo «hemingweyano» so-bre la Ciudad Luz, en una fies-ta. Ahora bien, ¿cómo comen-zó el jolgorio?

Península de Malaca a la vistaSi bien el empeño por orga-

nizar un evento cumbre para los más bisoños es una idea de larga data, el privilegio de ma-terializar dicho propósito pudo concretarse, apenas tres años atrás, bajo el liderazgo del ac-tual presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Jacques Rogge. Fue en Guate-mala, la tierra del quetzal, don-de el belga anunció, en ocasión de la 119 sesión ordinaria del organismo, el 5 de julio del 2007 –fecha cimera para los la-tinoamericanos por haber sido proclamada ese día de 1811 el Acta de Independencia de Ve-nezuela– la concreción de este sueño.

Poco después supimos que Singapur, o «Ciudad de los Leo-nes», se erigía victoriosa entre 10 candidatas, algunas de ellas contendientes en la carrera por los juegos olímpicos de verano, reafirmando así la intención de escoger, para este tipo de even-tos, a quienes presentan pro-yectos específicos y no están en condiciones de pelear con las megalópolis que desean hospe-dar las citas supremas de ma-yores.

Elpidio y María Silvia estaban listos, compay Si una nación ha estado pre-

parada desde hace décadas pa-ra intervenir en estos certáme-nes, ha sido Cuba. Mejor aún, nuestro país se adelantó 50 años a este anhelo desde que Fidel –a sólo 5 días de su entra-da triunfante a La Habana, y debido a su extraordinaria vi-sión y pensamiento anticipato-rio– le orientara, el 13 de enero de 1959, al capitán Felipe Gue-rra Matos, asumir las riendas de la entonces Dirección Gene-ral de Deportes (DGD), hasta cuando el Consejo de Minis-tros aprobó el Decreto 936, del 23 de febrero de 1961, en el que se adoptaba la creación del Ins-tituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER).

En ambos casos la priori-dad fue transformar el deporte en actividad cotidiana al alcan-ce de todos, proveedora de sa-lud y bienestar por demás, y no en algo minoritario, como era hasta ese instante, patrimonio

exclusivo de quienes accedían a clubes privados, que imple-mentaban políticas discrimina-torias de toda clase.

El panorama fue dantesco durante décadas (salvo conta-das excepciones que tienen ex-presión cimera en figuras del calibre de Ramón Fonst o Kid Chocolate, y en la fabulosa plé-yade de peloteros con los que siempre hemos contado), al punto de que menos del 1% de la población tenía alguna rela-ción con la actividad física en las poquísimas instalaciones disponibles, pues incluso los peloteros no eran obra del tra-bajo en estadios de municipios y provincias, como conocemos hoy, sino de su deambular por «placeres», donde jugando «pe-lota de manigua» se convirtie-ron en grandes.

Introducir, desarrollar y masificar disciplinas totalmen-te desconocidas, desde las eda-des más tempranas a través del Sistema Nacional de Educación –tomando como vórtice las es-cuelas, incorporando las inter-nas–, permitió que el 22 de agosto de 1963 se inauguraran los Primeros Juegos Deporti-vos Escolares Nacionales, en el

Círculo de Becarios «Eduardo Saborit». Verdadera olimpiada para los alumnos atletas que en número cercano al cuarto de millón han competido a lo lar-go de estos años, apuntalando las bases del movimiento anti-llano de tal manera que el 95 % de los galardonados en todo ti-po de competencias proceden de dicha cantera.

Nadie quedó excluido del pastelEl sistema clasificatorio em-

pleado para Singapur, con el jus-to propósito de que estuvieran presentes los 205 países miem-bros del COI, estableció cuotas tanto en eventos individuales como colectivos. En el pugilis-mo, por ejemplo, podían asistir tres atletas; así como inscribir únicamente por delegación una disciplina de conjunto.

Fue así que una comitiva de 45 jóvenes, unida a 19 desta-cados entrenadores, médicos y fisioterapeutas, se alistó para intervenir en un programa competitivo similar al de los Juegos Olímpicos, pero con disciplinas ajustadas a la edad de los asistentes, de 14 a 18 años, como el baloncesto de

«guerrillas» (3 contra 3) y el triatlón por relevo.

Aunque el magistral desem-peño de los imberbes de la ma-yor isla del Caribe es conocido, habrá que volver una y otra vez sobre el desempeño sensacio-nal de todos, conquistando 10 metales áureos, tres subtítulos y dos preseas bronceadas, que nos situaron, en la tabla extra-oficial (el espíritu solidario es-tableció competir entre atletas y no por naciones, como men-saje de paz inspirado en los va-lores prístinos preconizados por el Barón Pierre de Couber-tain) en el 5to. puesto, precedi-dos de China (30-16-5); Rusia (19-15-11); Sudcorea (11-5-4) y Ucrania (10-9-15), dentro de las 93 embajadas que obtuvieron al menos una medalla.

El atletismo tuvo en el trini-tario Norge Sotomayor –por cierto, también expresión rele-vante de nuestra medicina de-portiva, porque en su tierra na-tal lograron restablecerlo de una lesión sumamente delica-da, la cual prácticamente le des-trozó una de sus rodillas, cuan-do estaba en la EIDE–, «salta-montes» insuperable en los 400 m con vallas ( inspirado tal vez en el «saltanubes» de igual ape-llido, que casi toca las estrellas), y en el «canguro» santiaguero Radamés Fabar (triple salto), sus dos motores de arranque, confirmando por qué es actual-mente la modalidad más lau-reada de Cuba a nivel interna-cional.

El boxeo –de la mano del cienfueguero Robeisy Ramírez (54 kg), del guantanamero Iros-vani Duverger (81 kg) y del ca-magüeyano Lenier Perot (91 kg)–, ratificó, para que no lo du-de nadie, que es el buque insig-nia con sus 32 títulos olímpicos.

La bella pentatleta de San Miguel del Padrón, Leidy Laura Moya; el canoísta santaclareño Osvaldo Sacerio, y el gimnasta de 10 de Octubre, Ernesto Vila, estamparon sus nombres con le-tras doradas en la historia atléti-ca insular, fruto del desempeño inmaculado a lo largo de la jus-ta, quienes se erigieron en los primeros monarcas en su disci-plina. Algo parecido al judoca matancero Alex García (90 kg), quien nos regaló la segunda co-rona masculina en este centena-rio arte marcial.

Lo de los muchachos del vo-leibol, dirigidos certeramente por Rodolfo Sánchez y coman-dados dentro de la cancha por un Wilfredo León sencillamente indetenible (marcó 108 puntos en 4 partidos, 35 de ellos en la disputa por el oro frente a los gauchos), hizo estallar a miles de parciales del, en la voz del co-lega René Navarro, «deporte de los súper reflejos», quienes aba-

rrotan inclaudicablemente el co-liseo de Vía Blanca y Boyeros. Si a este pergamino le incorpora-mos la plata de los juveniles, el año pasado en la India, y los dos cuartos lugares en las últimas ediciones de la Liga, podemos afirmar que nos encontramos en condiciones, como nunca an-tes, de ir en pos del título en Londres o cuatro años más tar-de en las playas de Leblón. Con razón, brasileños, rusos y ser-bios comprenden que el equipo a derrotar en este ciclo es el cu-bano. Tengamos, al mismo tiem-po, confianza en los resultados que nos depare la inminente ci-ta global en Italia.

El resto de los medallistas y participantes (ojo con Abel Ra-mírez Jr., 5to. lugar en el tram-polín de 3 metros, que está listo para unirse a los Guerra, Agui-rre y Betancourt) derrocharon coraje en cada salida a los esce-narios. Ellos también tienen que sentirse satisfechos y, aho-ra que comienza el curso esco-lar, aprovechar cada jornada para erradicar las deficiencias.

En resumen contamos, su-mando la plantilla del voleibol, con estudiantes premiados de 9 provincias y 18 municipios; esen- cialmente, entre muchas razo-nes, porque jamás regresarán los tiempos del «Andarín» Car-vajal, que perdió la maratón en 1904 por detenerse a comer unas manzanas verdes, a consecuen-cia de la desnutrición, después de llegar allí por colecta popu-lar; o los de Angelito García, que en Helsinki 1952 ni siquiera re-cibió, al igual que sus compañe-ros, vestuario apropiado para el desfile inaugural; o los del bóli-do Rafael Fortún, que a su re-greso de los Panamericanos de Buenos Aires, en 1951, fue des-pedido de su modesto puesto en Obras Públicas.

El fuego de los jóvenes Prometeos no se extinguiráRisueño, evidentemente com-

placido, el cirujano ortopédico de 68 años al frente del olimpis-mo señaló: «Soy un tipo terco. Mi esposa y mis hijos me dije-ron que yo sabía que Singapur sería un éxito rotundo. Este es el pináculo de la carrera de un atleta»; a lo que añadió en otro momento a AFP: «…creo, por ejemplo, que podría introdu-cirse en los juegos tradiciona-les más el factor diversión en las competencias, que a veces son tan serias, pesadas y llenas de nervios»; sentando las bases, inequívocamente, del reto plan-teado para Innsbruck (Austria), sede de los Juegos de Invierno en el 2012, y de Nanjing (Chi-na), para la segunda edición de los de verano, dentro de cuatro años. CM

Page 7: 29 - WordPress.com · picoloro. Un swing a dos manos, amplio y justo, hizo crujir la sien izquierda del energúmeno que se desplomó como un fardo mientras el otro ponía tierra de

quin Phoenix; sino que hilva-naría la historia tomando como epicentro la figura del guerrero africano, que tan convincente-mente nos entregara el actor Dimon Hounsou.

Y es que en la cita desarro-llada en Moscú brilló de mane-ra tan intensa Don Mijaín Ló-pez Núñez, que su reputación rebasó con creces el ámbito de-portivo, cautivando a miles de especialistas de las más disími-les profesiones.

Independientemente de lo verídico o no de las meditacio-nes del laureado cineasta britá-nico, nacido en 1939, lo cierto es que el «Gigante de Ébano» de Herradura se ha convertido en verdadera sensación en la dis-ciplina de los tacles y suplays, por ejecutar sobre el colchón llaves y desbalances, mediante la técnica más depurada, unido a su fuerza descomunal que lo-gra maniatar a los contrarios, haciéndolos parecer, la mayo-ría de las veces, contrincantes inofensivos.

Lo acaecido en la hermosa capital rusa no tiene parangón en la alta competencia contem-poránea, prácticamente en nin-guna modalidad, pues nuestro monarca olímpico sencilla-

mente arrolló a sus rivales, en el más fiel remake de

su desempeño en las li-des de Budapest 2005,

Bakú 2007 y Her-ning 2009. En esta ocasión, como si se tratara de una

sesión de calentamiento, redujo en el combate inicial al chino Xiaoming Nie, superando acto seguido al polaco Lukasz Ba-nak. Luego, cuando el resto de los europeos se aferraba erró-neamente a que mermaría la potencia del tren de pelea, em-bistió indeteniblemente, apli-cando la misma dosis felina, al checo Marek Svec y al kazajo Nurmakhan Tinaliyev.

En la final –como tienen que hacer en todo momento los grandes, impidiéndoles a los oponentes que especulen con un golpe de suerte– otra vez em-pequeñeció al armenio Yuri Pa-trikeev, medallista de bronce en Beijing y antes campeón mun-dial de cadetes y juvenil. Sólo que ahora, el también en cuatro oportunidades titular europeo de mayores, se consoló con salir de la instalación menos cabizba-jo que en predios de la Gran Muralla, durante la contienda estival, donde Mijaín logró, de la manera más espectacular concebible en el estilo clásico, pegar la espalda del armenio a la lona, y derribarlo de la más absoluta posición erguida

Concluir una justa planeta-ria enfrentando mastodontes de 120 kg sin recibir siquiera puntos técnicos (marcó en sus cinco combates la friolera de 33 anotaciones), parece cosa de ciencia ficción o de los video-juegos occidentales, en los que jamás un superdotado del nor-te será vencido por alguien de una pequeña isla, menos aún con la piel morena. Quizás por ello el creador de cintas futu-ristas como Alien, el octavo pasa-jero (magistralmente interpre-tada por Sigourney Weaver) y Blade Runner, pudiera conmo-

Se impuso la juventud

7

dE

PO

RT

E

LA CALLEDEL MEDIOSEptIEMbrE 2010

H. rOMO SIGLEr

no Hay dudas: acaba de concluir el Campeonato Mundial más fuerte de judo, desde que en Brasil, en el ya distante 1965, comenzaron a desarrollarse estos fortísi-mos eventos que han transitado, durante cuatro décadas, sin mermar un ápice en calidad, por diferentes formatos.

Era sabido de antemano que la porfía en la cosmopolita capital nipona resulta-ría aún más compleja por dos razones fundamentales: luego del certamen desa-rrollado en el 2009 en Rotterdam, estas justas asumieron una frecuencia anual y no cada dos años como sucedió, para am-bos sexos, desde Essen en 1987, y además, por primera vez, cada nación podía in-cluir dos competidores por división. Esto último no sólo afianzaba el carácter pre-ponderante de las principales potencias, sino que convertía en verdadera odisea, para el resto de los concursantes, incluir-se en el cuadro de vanguardia.

A todo ello debemos añadir el hecho de que como a Londres acudirá un nú-mero reducido por cada peso –en el constante bregar contra el gigantismo–, una serie de convocatorias del tipo Gran Slam, unida a diferentes eventos regio-nales, otorgan puntos decisivos para la clasificación estival. Algo que –también ocurre en otras disciplinas– obliga prác-

AHMED pÉrEZ MOrEJÓN

al observar las jornadas competitivas de los más recien-tes Campeonatos Mundiales de Lucha, el afamado director Rid- ley Scott bien pudiera haber se-ñalado que si tuviera que rodar nuevamente El Gladiador, no haría girar la urdimbre dramá-tica en torno al general Máxi-

ticamente a asistir a la totalidad de las paradas del circuito si se quiere ocupar una posición destacada dentro del ran-king. De lo contrario, en las competen-cias de mayor glamour a usted le corres-ponderá un sorteo sumamente espino-so, pues deberá enfrentarse, desde la pe-lea inicial, a la crema y nata de esta vis-tosa modalidad, o lo que es igual, el organigrama a vencer se transforma en verdadero campo minado.

No obstante estas veleidades –influi-das en gran medida por intereses econó-micos que hace rato convirtieron a las manifestaciones deportivas, especial-mente en momentos de confrontaciones internacionales, en espectáculos televisi-vos con jugosos dividendos monetarios–, ni el mismísimo maestro finlandés na-cionalizado en Bélgica, Andrés Kolychki-ne Thompson soñó cuando introdujo la práctica de este arte marcial en Cuba, a partir de su llegada en enero de 1951, que mantendríamos por duodécima ocasión consecutiva la condición de medallistas.

Esta vez los responsables del alegrón resultaron Idalis Ortiz (+ 78 kg) y Yaritza Abel (63 kg), por las muchachas, y Oreidis Despaigne (100 kg) en el caso de la tropa del profesor Justo Noda. La pinareña Or-tiz Bocourt lleva dos mundiales «colán-dose» –también lo hizo en Beijing– en el

podio de premiaciones, brindando muestras por su juventud, disciplina y depurada técnica, de que es seria can-didata al máximo trofeo en la ciudad del Big Ben. La santiaguera Abel, por su parte, aunque ha sido triunfadora en torneos clase A en giras invernales anteriores, significó una agradable no-ticia al dar continuidad a lo realizado en los últimos años en ese peso por la incombustible Driulis González, la me-jor judoca cubana de todos los tiempos con 4 preseas olímpicas, entre las que sobresalen el título en Atlanta 96 y en 7 mundiales, tres de ellas doradas.

En el caso del cienfueguero Despaig-ne, atleta de gran responsabilidad que hace rato lo tiene todo para intimidar a sus rivales, nos hizo recordar su sober-bia demostración en los Panamericanos de Río de Janeiro en el 2007, donde obtu-vo el título y se agenció semanas más tarde, en la propia urbe carioca, el tercer peldaño universal.

Por otro lado, es cierto que esperá-bamos el extra de Oscar Braison (+ 100 kg), quien sucumbió inesperadamente en su segundo combate ante el descono-cido mexicano Ramón Flores, por ser el camagüeyano subcampeón en Holanda y uno de los cuatro hombres del patio capaz de conquistar preseas en Olim-

piadas y Mundiales, y de la cienfuegue-ra Yanet Bermoy (52 kg), por su impre-sionante palmarés desde que debutó –con sus proyecciones relampagueantes con sólo 18 años– en El Cairo, donde se ciñó la corona, además de sus subtítulos en el 2007 y en la tierra de los tulipanes.

Finalmente, Cuba incrementó su co-secha a 64 medallas en ambos sexos (15- 18- 31); de ellas, 52 entre las féminas (14- 14- 24), siempre de la mano de esa leyen-da admirada por todos que es el 8vo. Dan Ronaldo Veitía. Estoy seguro que, de inmediato, los colectivos técnicos rea-lizarán, con todo rigor, los análisis co-rrespondientes que nos permitirán per-manecer en la élite. CM

* El creador del judo fue, a los veintidós

años de edad, el maestro japonés Jigoro Kano quien nació en 1860 y falleció en 1938. La primera escuela se denominó Ko-dokan que significa sitio para el estudio del sendero. Este local resultó pequeño para el creciente número de alumnos que acudían, por lo que fue necesario hacer un cambio. Hoy en día existe un Kodokan instalado en una amplia edificación, con cientos de metros cuadrados dedicados a la práctica de este arte marcial devenido deporte, a partir de su inclusión en el pro-grama de la Olimpiada de Tokío en 1964.

verse con el carismático pina-reño, debido a que su perfor-mance en realidad deleita, por su pureza, en esta época de do-ping y sustancias edulcoradas. Tanto, que no conoce la derrota desde el 21 de enero del 2008 –ante el ruso Khassan Baroev, al que doblegó irrefutablemen-te bajo los cinco aros–, a lo que habría que añadirle el hecho de marcar, computando además la cita danesa, 56 puntos, con so-lamente uno en contra, en las dos últimas convocatorias uni-versales.

En todo caso Mijaín es ému-lo de nuestro Ramón Fonst Se-gundo, que en los Juegos Olím-picos de Saint Louis, en 1904, conquistó tres preseas doradas en los eventos individuales de espada y florete, y en el certa-men por equipos de esta última arma, e implantó un récord, to-davía imbatible, de 24 asaltos sin ser tocado.

Merecido privilegio el de Cuba al contar en dos centurias diferentes con gigantes de tal magnitud. ¿Qué importa que el hermano de Michel llevara un año sin competir, desde su an-terior éxito en Dinamarca, de-bido a una lesión en el codo de-recho que lo condujo al quiró-fano? Como tampoco impidie-ron que el hijo de Filiberto, de apenas 17 años, dejara atónitos a los parisinos en los Jardines de las Tullerías, el jueves 14 de junio de 1900, teniendo que to-car tres veces a Louis Perré pa-ra convencer a los jueces.

¡Touché por el tetracampeón grecorromano! ¡En garde para custodiar los cimientos desde los «cuatro puntos», que nos le-gara nuestro Dartagnan insu-perable! CM

El Colosomo, encarnado con solidez por el australiano Russell Crowe, ni a las traiciones orquestadas por el malévolo Cómodo, asu-mido con organicidad por Joa-

Pese a todo sonó la conga en el Kodokan*

© p

erió

ico

juve

ntu

d r

ebel

de

Page 8: 29 - WordPress.com · picoloro. Un swing a dos manos, amplio y justo, hizo crujir la sien izquierda del energúmeno que se desplomó como un fardo mientras el otro ponía tierra de

8

hu

MO

R

SaMuEl FEIjóO

LA CALLEDEL MEDIOSEptIEMbrE 2010

El dOgma sE Ensancha y violEnta En El CREtINO

QuiEn llEva La VERdad En los labios, algunas vEcEs OyE zumbaR baLaS

alrEdEdor dE Su CabEza. (viEjo sabEr)

la obra bIEN hECha, PREmIa En sEcrEto

Page 9: 29 - WordPress.com · picoloro. Un swing a dos manos, amplio y justo, hizo crujir la sien izquierda del energúmeno que se desplomó como un fardo mientras el otro ponía tierra de

chóNMa

hu

MO

R

EN EL MEDIO DE LA CALLEA CArGO DE aRES Y zaRDOYaS

NÚME

rO 29,

Septi

embre 2010

9

EN EL MEDIODE LA CALLE

Gur

buz

Dog

an |

turq

uía

LA CALLEDEL MEDIOSEptIEMbrE 2010

Con dolor vivimos la repentina partida del colega Tomy, sabe-mos de sus ganas de vivir y trabajar y de lo mucho que le fal-taba por hacer en ese mundo de experimentos plásticos que siempre llevó consigo. Recibe pues, hermano Tomás Rodrí-guez Zayas, este modesto homenaje. iam

forá

ne

os

Page 10: 29 - WordPress.com · picoloro. Un swing a dos manos, amplio y justo, hizo crujir la sien izquierda del energúmeno que se desplomó como un fardo mientras el otro ponía tierra de

JOrGE WEJEbE CObO

si se cumplieran los planes del Pentágono de alcanzar el dominio militar de «espectro completo en la tierra, aire, mar, el cosmos y el ciberespacio», las fuerzas armadas de Estados Unidos y su comunidad de in-teligencia serían capaces de realizar en minutos operacio-nes encubiertas o ataques glo-bales contra naciones, que en la actualidad requieren de meses y hasta años para su prepara-ción y ejecución.

Los estrategas norteameri-canos diseñan escenarios para los próximos 15 años en los que un oficial de la CIA, establecido en un país africano o en cual-quier otra zona del mundo, po-dría acabar con la vida de un lí-der o de una organización políti-ca completa, si los califica previamente como terro-ristas y enemigos de Esta-dos Unidos. Bas- taría con saber su ubicación exacta, para que en el plazo de una hora cul-mine la opera-ción.

El hipotético agente enviaría el mensaje con la localización de los «objetivos» para que en tiem-po casi real, en California, un cohete Minuteman III de 32 tone-ladas, remonte el vuelo dejando tras de sí un fulgor multicolor que servirá de distracción a los habitantes de los pueblos cerca-nos al lugar de lanzamiento, ya no tan oculto como en la época de la guerra fría.

Después de minutos de vuelo espacial y a más de 30 kilómetros de altura sobre el blanco, el misil liberará una nave no tripulada, dirigida desde tierra, denomina-da Falcon HTV-2, con una tonela-da de explosivos convencionales u ojivas de tungsteno, y a 20 mil kilómetros por hora impacta-rá y destruirá instalaciones y seres humanos en más de 300 metros a la redonda, de for-ma similar a una explosión atómica limitada, pero sin provocar radiaciones.

De esa forma podría menguar la lista de los presun-tos enemigos de Estados Unidos sin necesidad de recu-rrir a reveladores despliegues de fuerzas navales y aéreas ni arriesgar la vida de un solo sol-dado.

La Guerra de las GalaxiasUna parte de la tecnología

que podría hacer realidad esa ficción –referida por los medios para ilustrar la futura arma–, será operacional para el 2015 con el sistema de Ataque Glo-bal Inmediato (Prompt Global Strike, PGS ), que en una prime-ra etapa sustituirá las cabezas nucleares de los cohetes norte-americanos estratégicos por ojivas con explosivos conven-cionales de última generación. Un prototipo del Falcon HTV-2

tes alrededor de la Tierra, con lo

cual la administración del pre-sidente Ronald Reagan apostó por la superioridad militar ab-soluta en el decenio de 1980.

Paradójicamente la IDE, a un costo total de un billón de dó-lares para su despliegue total, fue exitosa aunque nunca se lle-gó a concluir ni fue necesaria su utilización. La URSS y su econo-mía no pudieron pasar la varilla puesta en el espacio por su ad-versario durante la carrera ar-mamentista, lo que influyó en el desarrollo de la crisis final que llevaría a la desintegración de ese gran país en 1991.

El Tercer Mundo y el Sistema de Ataque Global Según la nueva doctrina

estadounidense, el Ataque Glo-bal Inmediato responderá a

las amenazas de presuntos o reales grupos terroristas que tienen sus santuarios en paí-ses donde ejercen el control parcial o totalmente. También incluyen a estados que consi-deran adversarios con arma-mento nuclear o supuestamen-te en vías de obtenerlo como Corea del Norte e Irán y otros países revolucionarios. Todos ubicados en el Tercer Mundo y con casi nulas posibilidades de enfrentar estas armas, prácti-camente invulnerables a los sistemas actuales de defensa del espacio aéreo.

Para el despliegue del pro-grama, Estados Unidos inverti-rá alrededor de dos mil millo-nes de dólares en los próximos años, después de tener luz ver-de en el recientemente firmado Tratado de Reducción de Ar-mas Estratégicas (START II por sus siglas en inglés) entre Esta-dos Unidos y Rusia.

El gobierno del presidente Barack Obama accedió por el momento a la demanda rusa de eliminar un misil nuclear por cada una de estas armas insta-ladas, lo cual posiblemente de-

sacelerará en algo los planes de extender los sistemas PGS a los cohetes estratégicos instalados en los submarinos atómicos es-tadounidenses.

Los ataques globales, según especialistas, al no estar con-trolados ni supervisados por las grandes potencias, como las armas nucleares, serían utiliza-dos por los jefes militares esta-dounidenses a su antojo.

Adicionalmente existe el riesgo de que las ojivas con-

vencionales puedan volver a intercam-biarse por explosi-

vos nucleares y utilizarse con-tra países sin capacidad de disuasión.

Además, al multipli-carse la capa-

cidad de des-truir cientos de ob-

jetivos con la nueva estrategia, se acrecentarán las presiones de los políticos y altos jefes mi-

litares a los servicios de inte-ligencia para seleccionar y

categorizar los presuntos blan-cos en tiempo récord, y se sim-plificará peligrosamente un complejo proceso de integra-ción y análisis de datos obteni-dos por medios técnicos y fuentes humanas, que aumen-tarían los errores y elevarían los daños colaterales a la po-blación civil en dimensiones sin precedentes.

El Sistema de Ataque Glo-bal Inmediato ya es utilizado en la guerra mediática desde que fue hecho público en 2007, según sus promotores, como contribución al desarme y su-puesta alternativa al uso de las armas atómicas por los países poderosos y como implícita ad-vertencia de los peligros que tendrían que afrontar los paí-ses del Tercer Mundo por desa-fiar a Estados Unidos.

La revelación de la novísi-ma tecnología bélica ha conci-tado el rechazo de la inmensa mayoría de la humanidad y ha sido denunciada funda-mentalmente por el líder re-volucionario Fidel Castro Ruz en sus reflexiones «Las locu-ras de nuestra época» y «El origen de las guerras», del 25 de abril y 11 de julio de 2010, respectivamente.

Hoy las naciones desarro-lladas y poseedoras de arsena-les atómicos podrían llegar a acuerdos entre sí para la adop-ción generalizada de los siste-mas de Ataque Global Inme-diato, por lo que un nuevo tiro al blanco con gigantescos co-hetes hacia los países del Sur pudiera convertirse en otra opción militar para Estados Unidos y sus aliados en la próxima década. CM

fue recientemente probado con éxito y se espera que en el 2025 entre en servicio.

Los Minuteman III fueron construidos durante la guerra fría para ser utilizados contra la Unión Soviética, y son capa-ces de batir cualquier blanco en el mundo en menos de 60 minutos. En la actualidad están previstos para actuar solamen-te en una conflagración nuclear contra Rusia y China.

La nueva concepción de ata-que hereda logros tecnológicos y la estrategia de dominio glo-bal de la Iniciativa de Defensa Estratégica (IDE), más conoci-da como Guerra de las Ga-laxias, que consistió esencial-mente en la instalación de ar-mas nucleares en naves y satéli-

10

lE

cT

uR

aS

LA CALLEDEL MEDIOSEptIEMbrE 2010

El cielo amenaza

© y

aim

el

Page 11: 29 - WordPress.com · picoloro. Un swing a dos manos, amplio y justo, hizo crujir la sien izquierda del energúmeno que se desplomó como un fardo mientras el otro ponía tierra de

aceptando pequeños empleos de tempo-rada. Pero no era –insistía– un «vaga-bundo» como los otros. Estados Unidos era un país injusto y él tenía grandes proyectos de reforma: había que repar-tir el dinero y dejar a los ricos sólo 5 millones de dólares; había que repartir las tierras y dejar a los ricos sólo 5 mi-llones de dólares; había que cambiar el sistema y dejar a los ricos sólo 5 millones de dólares. Esta insis-tencia dejó un poco perplejos a los escri-tores. «¿Saben uste-des por qué este pobre diablo quiere que los ricos se queden sin falta con 5 millones de dólares?», les explicó luego el señor Adams. «Porque no hay ningún estadouniden-se, por miserable que sea, que no tenga la esperanza de llegar a ser millonario algún día. Y para ese momento quiere estar seguro de que podrá disponer al menos de esa cantidad.»

O hay planificación o hay azar. Sólo los que planifican son realmente libres. Bajo el capitalismo, hay mucha gente planificando sin cesar; en las multina-cionales, en los bancos centrales, en el Pentágono. Los demás, estamos a mer-ced del azar. Pero curiosamente, al igual que los jugadores en el casino, nos senti-mos libres. «Libertad», en un sentido muy banal, significa «poder hacer lo que queremos», y aumentar nuestra libertad implicaría, por tanto, ensanchar el nú-mero de cosas que podemos hacer. Eso sirve para los planificadores. Pero hay otra posibilidad: se puede entender tam-bién la libertad al revés; es decir, como la facultad que sólo nos permite querer lo que podemos (o nos dejan) hacer y, en ese caso, se podría perfectamente con-servar la libertad –y aún tener la ilusión de aumentarla– disminuyendo precisa-mente el número de cosas que «quere-mos». Ese es el caso de las víctimas del azar. ¿Qué podemos querer los consu-

midores capitalistas? Podemos querer cambiar de carro y de celular, aunque para ello haya que ensangrentar el Con-go; comer atún rojo, aunque para ello haya que saquear Somalia; viajar a Ho-nolulu, aunque para ello haya que de-rretir los polos; salir en la televisión, aunque para ello haya que dejarse des-corchar el alma; y podemos querer, cla-ro, ser millonarios, aunque para ello tengamos que querer la pobreza de un compañero de escuela o la cojera de un extranjero. Eso que nos dejan (o nos obligan a) hacer es justamente –qué ca-sualidad– lo que queremos hacer. Por lo tanto, somos libres.

La libertad de los consumidores es en realidad el resultado de una enorme resta de voluntades. ¿Cuántas cosas he-mos tenido que renunciar a querer para ser «libres»? En los 22 artículos que pre-ceden a éste he tratado precisamente de hacer una lista: hemos renunciado a

querer las estrellas, las parras, los rega-los, el aburrimiento, los sabores, la ima-ginación, la memoria, la compasión, la aventura, los cuerpos, los objetos mis-mos. Y hemos renunciado, claro, a que-rer poco, a querer lento, a querer peque-ño. El conjunto de contenidos a los que hemos renunciado constituye lo que yo llamo «comunismo». Los consumido-res no quieren el comunismo y por lo tanto no se sienten reprimidos cuando les arrebatan las estrellas. Pero si de pronto se volvieran chalados y empe-zaran a querer las estrellas –y las pa-rras y los sabores y la aventura y la ima-ginación y la solidaridad– entonces chocarían, no contra un muro, no, sino

contra un ejército. Así lo dicen Ilf y Petrov de los EE.UU. de 1935 y así sigue siendo en

nuestros días por todas partes: «los que quieren estas cosas pa-san, en el mejor de los casos, por locos peligrosos; y en el peor, por enemigos de la sociedad».Hace unos días, en una entrevis-

ta publicada en el diario argentino Página 12, el viejo cantautor rebelde

Paco Ibáñez decía una frase muy bonita: «Soy feliz porque he conseguido no te-ner dinero.» Parece fácil, pero allí don-de todo el mundo quiere ser millonario

y todo el mundo está obligado a in-tentar serlo, hace falta fuerza de vo-luntad, disciplina, principios, coraje y

sabiduría para alcanzar trabajosa y mo-destamente las estrellas.

¿Y para volverse millonarios? ¿Qué hace falta para volverse millonarios? Só-lo hay dos alternativas: o la planificación o el azar. Es decir, o el delito o el juego. A la sombra de la crisis, los dos fenómenos no dejan de crecer en el mundo capita-lista. La gente cada vez delinque más y la gente cada vez gasta más en juegos de azar. En España, 300 personas habrán sido juzgadas a finales de este año por corrupción, un delito que ha robado a los ciudadanos más de 4.000 millones de dólares (cifra que supera el dinero del tráfico de drogas). En cuanto al jue-go, los españoles gastan anualmente en bingos, casinos, loterías y apuestas en torno a 40.000 millones de dólares; más de 100.000 millones los latinoamerica-nos; más de 400.000 en todo el mundo.

Delinquimos y jugamos. Por eso nos sentimos sin duda tan libres y tan ma-duros. CM

11

lE

cT

uR

aS

A.A.G.

la poetisa Wislawa Szimborska nació en Kórnik, Poznan, al oeste de Polonia, el 2 de julio de 1923. El Pre-mio Nobel de Literatura conferido a esta autora en 1996 la consagró como una de las grandes figuras de la poe-sía contemporánea. Fue a partir de entonces que su obra comenzó a ser conocida masivamente entre noso-tros. Muy joven aún se estableció en Cracovia junto a su familia. Allí estu-dió filología y sociología después de la Segunda Guerra Mundial. Entre sus obras fundamentales pueden ci-tarse Por qué vivimos (1952), Preguntas hechas a mí misma (1954), Apelación al Yeti (1957), Sal (1962), En todo caso (1972),

El gran número (1976), Gente en el puen-te (1986), Final y principio (1993), De la muerte sin exagerar (1996), Lecturas no obligatorias ( prosas, 2009 ), Paisaje con grano de arena (1997) y, Dos puntos (2007). Además del Nobel, ha recibi-do importantes galardones como el Premio del Ministerio de Cultura Po-laco (1963), el Premio Goethe (1991) y el otorgado por el Pen Club polaco (1996), entre otros. En 1995 fue con-decorada con el título de Doctor Ho-noris Causa de la Universidad Adam Mickiewicz de Poznan. Bajo el título de Poemas escogidos, con excelente tra-ducción de Ángel Zuazo López, la co-lección Sur dio a conocer en nuestro país en 2006 una amplia selección de su obra poética.

INCLUYE POEMAS DE...

© a

rch

ivo

Prefiero los países conquistados / que los conquistadores.Prefiero tener mis reservas.Prefiero el infierno del caos que el infierno del orden.Prefiero los cuentos de Grim / que las primeras páginas de los diarios.Prefiero las hojas sin flores que las flores sin hojas.Prefiero a los perros con la cola sin cortar.Prefiero los ojos claros porque los tengo oscuros.Prefiero las gavetas.Prefiero muchas cosas que no he mencionado aquí / que otras muchas tampoco aquí / mencionadas.Prefiero el cero suelto / que colocado en fila a una cifra.Prefiero el tiempo de insectos que el estrellado.Prefiero tocar madera.Prefiero no preguntar cuánto falta / para llegar y cuándo.Prefiero considerar incluso la posibilidad / de que la existencia tenga / su propia razón. CM

LA CALLEDEL MEDIOSEptIEMbrE 2010

· posibilidades ·

Prefiero el cine.Prefiero los gatos.Prefiero los robles sobre el río Warta.Prefiero a Dickens que a Dostoiewski.Prefiero sentirme queriendo a la gente / que amando a la humanidad.Prefiero tener dispuestos aguja e hilos.Prefiero el color verde.Prefiero no afirmar que la razón es la culpable de todo.Prefiero las excepciones.Prefiero salir más temprano.Prefiero conversar con el médico sobre otras cosas.Prefiero los diseños antiguos en la blusa.Prefiero la ridiculez de escribir versos / que la ridiculez de no escribirlos.Prefiero en el amor los aniversarios imprecisos / para celebrarlos a diario.Prefiero a los moralistas, / que nada me prometen.Prefiero la bondad astuta / que la demasiado crédula.Prefiero la tierra vestida de civil.

Wislawa Szymborska

SANtIAGO ALbA rICOEspecial para LA CALLE DEL MEDIO

«un golpe de dados nunca abolirá el azar», dice un verso famoso del poeta francés Stéphane Mallarmé. Y sin em-bargo el comportamiento de los jugado-res en las salas de juego parece indicar exactamente lo contrario. ¿Se ha visto alguna vez un empaque más solemne, una arrogancia más dura, un aplomo más poderoso? El gesto de dar y pedir las cartas, el de arrojar los dados sobre la mesa, el de poner las fichas sobre el tapete de la ruleta no deja, mientras du-ra, ningún resquicio a la sorpresa. Nin-gún sabio está tan seguro de su ciencia como un jugador de póker de su suerte; ningún ingeniero tiene más confianza en el funcionamiento de su artefacto que un ludópata en la respuesta de la máquina tragaperras. ¿De dónde sale toda esa con-ciencia de superioridad? ¿De la incerti-dumbre de las grandes ganancias y las grandes pérdidas? ¿O de la certidumbre, al contrario, de que los naipes o los da-dos –o el billete de lotería– son herra-mientas de nuestra voluntad? A merced del azar, el jugador se siente dueño de su destino; mientras su suerte se decide en otro sitio –porque su suerte se decide en otro sitio– él se comporta como un dios omnipotente. El gesto mediante el cual cede su vida a la contingencia ciega es tan rotundo que por un momento, o así lo parece, suspende toda casualidad ¿Ganamos? Es nuestra decisión. ¿Perde-mos? Es que aún no hemos jugado lo su-ficiente. Paradójicamente, la esperanza de ganar nos hace sentir libres y la repe-tición de las derrotas no nos hace per-der las esperanzas. Es este mecanismo endiablado el que ata todos los días a millones de personas a la rueda de la fortuna y arroja a miles al precipicio de la ruina.

En su recorrido en automóvil por los Estados Unidos, los escritores soviéticos Ilf y Petrov recogían a los viajeros que pedían botella en la carretera. Era el año 1935, poco después del derrumbe del 29, y la crisis había sacado de sus ca-sas a miles de ciudadanos que buscaban refugio y empleo por todo el territorio estadounidense. Ese era el caso de uno de los que subieron al carro de los dos rusos. Sin trabajo, sin vivienda, sin nin-gún tipo de subsidio, el joven nómada viajaba escondido en vagones de tren

Delitos y juegos

© z

ard

oyas

El cielo amenaza

Page 12: 29 - WordPress.com · picoloro. Un swing a dos manos, amplio y justo, hizo crujir la sien izquierda del energúmeno que se desplomó como un fardo mientras el otro ponía tierra de

SIc

a

12

LA CALLEDEL MEDIOSEptIEMbrE 2010

LILIANA GONZÁLEZ

La historia de Irakere y el pre-sente de Habana Ensemble preser-va y visibiliza, sin dudas, la imagen virtuosa y creativa con la que, por más de dos décadas, distinguimos al saxofonista cubano César López.

El prestigio alcanzado por Cé-sar en ambas agrupaciones nos motiva a hurgar en otros ámbitos: las experiencias que construyeron su pasión por el instrumento, los avatares de un niño músico, la ma-duración de un disco, el origen de un proyecto grupal, el aporte de la academia o sus conceptos teóricos sobre el jazz de nuestro patio. Anéc-dotas que no han encontrado, has-ta hoy, el interés de alguna página en nuestros diarios y a través de las que inevitablemente enuncia pro-blemáticas pedagógicas, de merca-do, de estrategias institucionales y de política de tratamiento al artis-ta. Su imaginario social.

Esta entrevista no busca con-tribuir a la popularización de un músico que por derecho propio ga-nó su plaza de «estrella» en la his-toria musical de nuestro país. Se propone avanzar en los hechos que moldearon su talento musical y que hoy definen su personalidad artística. Circunstancias también comunes a muchos. Así, casuales contrariedades permiten extraer sus reflexiones sobre nuestros tiem-pos musicales. Testimonios del ar-tista que nos proveen de otros datos para problematizar sobre una épo-ca, sus protagonistas y comentar nuestra historia.

El saxofón: primero un azar… luego el caminoComentas que comenzaste tro-

vando en Camagüey (ciudad na-tal) con canciones de Lázaro Gar-cía. De ahí tu deseo de estudiar gui-tarra (instrumento con el que te acompañabas) que se ve tronchado porque a pesar de tener condicio-nes musicales, no alcanzas plaza. Se te otorga la carrera de saxofón sin conocer apenas lo que podrías lograr con el instrumento, cómo era. Fue un otorgamiento al azar (que por suerte salió bien). Pero lo interesante es qué hace posible esto. Cuéntanos sobre esa experiencia que suele ser tan frecuente... cómo y cuándo se convirtió en tu camino.

Lo primero, luego de mu-cho llorar, fue que un primo al cual quiero muchísimo, que to-caba trombón de vara (trom-pón de barra, porque tocaba bastante mal), se dedicó a ense-ñarme la historia del saxofón. A los 3 meses ya me gustaba.

La motivación real llegó en 8vo. grado, la primera vez que escuché a Charlie Parker, estu-diando en la escuela «Luis Ca-sas Romero», de Camagüey. Fue mi maestro Mario Lombi-da, quien me facilitó una gra-

bación. La escuché todo el fin de semana. Empecé a sacar al-gunos solos que estaban ase-quibles para mi nivel técnico en ese momento. A la otra se-mana me quedé para que él lo escuchara. Le encantó.

Ahí empecé a hacer estas in-cursiones fuera del plan de estu-dios que había en la escuela, in-cluso de mi instrumento. Fue el inicio de mi encuentro con esa otra dimensión de la música, que podía sacarle al saxofón. Ahí aprendí a no esperar por la academia para estudiar lo que no se enseña, pero sí a hacerlo desde las bases de esta.

Luego la Escuela Nacional de Arte (ENA): mi encuentro con el camino del jazz. Esto me trajo problemas en la escuela, porque empecé a desvirtuarme demasiado de las materias de estudio. En el año final estaba completamente ido. Había iden- tificado mi camino desde hacía ya mucho tiempo, le dedicaba mucha energía; me ausenté a clases de saxofón, me estudia-ba mi recital de graduación prácticamente como algo com-plementario.

La academia jazzística. Bobby Carcassés, Irakere, Habana EnsembleBobby Carcassés fue la oportu-

nidad de llegar al escenario. Sin duda, es una cátedra, es un funda-dor que trascenderá en la historia por su obra impulsora, canaliza-dora y promocional de los jóvenes talentos del jazz. ¿Cómo y cuándo se produce esta vivencia?

«Caramelo», un excelente pianista, le habla a Bobby de mí y me audiciona. Estaba cur-sando el 3er. año de la ENA. Só-lo tenía 16 años cuando empie-zo con Bobby en un club que se llamaba Maxim, hoy es el Co-codrilo. Se hizo club de jazz en los años 80, creo que alrededor del año 85, y soy fundador del mismo como club de jazz.

¿Bobby? Es como una es-cuela rodante en este mundo. Siempre está formando gente, incluso sin que te diga nada aprendes, sólo de verlo. Tiene magia. Él no es especialista en nada, es un gran artista, un showman. Está formado en esas escuelas de los años 50, de los teatros musicales, que tenían una fuerza tremenda, que aprendían mucho de actuación, de proyección escénica. Lo que

yo aprendí con Bobby fueron los conceptos de tocar, de hacer jazz. Aprender los estándares y enlaces armónicos para ir ma-durando. Yo era parte de la aca-demia pero estaba también fue-ra de ella o en otra dimensión.

En la escuela las clases de armonía eran muy incipientes. La armonía de la escuela era la tradicional, llena de paráme-tros, leyes y prohibiciones. En-contrarte otro mundo armónico que tú desconoces, que es más rico que este que estás apren-diendo en la escuela… Y es fun-damental para el jazzista, por-que su principal dote es la im-provisación. Si eres un músico con un desconocimiento total de la armonía eres un impedido musical, porque estás amarra-do, hay cosas que no vas a poder resolver por falta de conoci-miento, independientemente de que puedas tener un talento ex-traordinario. Este fue uno de los retos más difíciles que tuve que enfrentar en ese mundo infini-to, fantástico y difícil.

¿El Instituto Superior de Ar-te (ISA)? Me decían César con su tres (de Quirino con su tre), yo sa-caba 3 en todos los exámenes. Lo que buscaba era el aprobado para complacer a mis padres. Estaba inmerso en estas cues-tiones armónicas, técnicas, de dicción, ya yo me sentía un po-quito más avanzado.

IrakereEstando en 2do. año, me llega

una citación (que no era del Comi-té Militar), era de Chucho Valdés.

Me hizo pruebas de lectura e improvisación (que era el quid de la prueba). Creo que lo mejor que me pasó fue que un amigo la noche anterior me di-ce: «No te pongas nervioso, por-que de todas formas tú ganas-te, esto es una victoria para ti que eres joven y tienes mucho que recorrer todavía, así que toma esto con placer y no vayas tenso porque ya tú ganaste.» Un momento añorado por cual-quier músico joven, tocar en Irakere, la banda más especta-cular que ha tenido Cuba en to-dos los tiempos; mi opinión y la de muchos entendidos de la música, no solamente de los fans y seguidores.

Irakere fue una academia bastante fuerte. Subirte a un es-cenario, complacer y compla-certe, buscar ese equilibrio en-

tre audiencia y artista, para en-tonces demostrar que puedes tocar con una orquesta de un nivel de exigencia máximo y muy ecléctico.

Figúrate, en ese tiempo es-taba en el top de la música bai-lable y era el grupo insigne de conciertos de jazz en este país y posiblemente en Latinoaméri-ca, y esto ya era un reto grandí-simo para mí. Desde que entro me dan categoría de solista, lo que significó irme con mi saxo-fón a tocar alante y el resto de-trás, sustituyendo a Paquito y a Germán. Tuve uno de los atri-les más calientes. Así comienzo a encontrarme con ese mundo fantástico que es subirse en un escenario y llenarte de gloria o de…, donde no hay términos medios.

Yo entré en los Irakere en el año 88 y estos se fundan en el 73. La fase de aprendizaje con ellos era conversando, ibas aprendiendo, captando cosas. Chucho llegaba y decía: «esto es lo que traje hoy, vamos a

montar este tema, estos son los papeles». Los repartía y vete para tu casa y estudia. Si nota-ba un atraso en ti, porque se da cuenta que no das, entonces viene la necesidad de sustituir-te y eso te estimulaba para tra-bajar duro.

Realmente yo estoy muy agradecido de haber pasado por los Irakere y me moriré agradeciendo eso y de haber to-cado con Chucho.

La música no distingue al mejor, sino a los mejores. Hay varios niveles, con una vanguar-dia, los más destacados…, allí en Irakere estaban los de primer nivel de Cuba. Había que sen-tarse a ver a los más veteranos tocar. En las primeras giras que yo hice sucedieron muchas co-sas positivas para mí, no sola-mente en la música, sino en tor-no a ella, cómo respetar un esce-nario, desde la forma de vestir. Aunque tengas un look marcado por las modas del momento, y hay modas y modas, eso no im-plica que te enfrentes a un esce-nario desarrapado, la elegancia de cada género es primordial. Allí aprendí todo eso con Oscar Valdés, que era el encargado de la disciplina del grupo, no se po-día llegar tarde a los ensayos porque te multaban con dinero. Era un rigor disciplinario tre-mendo y el rigor del artista de cuando te subías a un escenario y veías a Chucho sentado al pia-no y te decías: «¿qué yo hago to-cando con este animal?»

Entonces, si esta oportuni-dad te la dio la vida, había que cuidar eso.

¿Quién te subía la parada en la orquesta?

Como solistas, Angá y Ma-raca. Ver un solo de congas de Angá era espectacular, la reac-ción dondequiera que estuvié-ramos del público, aquello era tremendo. Con Maraca pasaba lo mismo. Siempre cuando hay una constelación de estrellas, mirar lo que el otro está ha-ciendo produce un mejora-miento personal, te estimula y te superas. Es el reto.

Yo siempre en mis solos hi-ce más hincapié en la parte ar-mónica. Me preocupaba cómo dibujar la armonía, cómo en-trelazar algo en esa armonía. Era una de las cosas más difíci-les. A las cosas de dicción les presté mucha atención, me ayu-dó mucho estar por ahí viajan-do y ver a otros músicos y asis-tir a sus conciertos. No sé, ese choque tan fuerte de estar en una beca escuchando a través de un cassete y, de repente, sen-tarte en un auditórium a escu-charlos y verlos. Eso es algo de-masiado intenso y necesario para un músico.

A mí me encantaba tocar música bailable con la orques-ta, porque esa era la otra histo-ria de los Irakere, como si tu-vieran dos personalidades. La Tropical era una plaza fuerte. ¿Tú ves los bailes en La Tropi-cal? Imagínate el espíritu, el swing que tenían en los años 80. Ir allí y encontrarme con todo

azar, oportunidad y maestría. el reto al talento

César López

© 1

0k

Page 13: 29 - WordPress.com · picoloro. Un swing a dos manos, amplio y justo, hizo crujir la sien izquierda del energúmeno que se desplomó como un fardo mientras el otro ponía tierra de

13

LA CALLEDEL MEDIOSEptIEMbrE 2010

aquel ambiente, con todas aque-llas personas que eran otro tipo de farándula (vamos a llamarle así), me despertaba unas emo-ciones tremendas. Ritmática-mente era un vacilón. Aprendía-mos mucho, sobre todo la parte más cubana.

El tránsito mío por los Irakere fue realmente primor-dial, decisivo. No fue un simple lugar por donde uno pasó e hi-zo dos o tres cosas. Yo me llevé de allí las experiencias más lin-das y las más amargas (aunque no del tipo artístico, sino por diferencias humanas, frustra-ciones que tuve con gente y gente que las tuvo conmigo). Eso sería lo único negativo que podría comentar de Irakere, pero realmente ni eso podría ser más grande que lo que yo me llevé de positivo del arte y toda la experiencia que tuve, casi es microscópica toda esta parte que te comenté.

Hace poco miraba algo en el periódico y pensaba: «mira có-mo funciona la promoción, co-mo hace gente a gente». Intentar eso con Irakere era sencilla-mente una locura. El que no se fijara en los Irakere, el periodis-ta que no hablara de los Irake-re, la prensa plana y la televisi-va, todo, quien no hablara de los Irakere era el colmo de los col-mos. Los Irakere no tuvieron que pagar una promoción ni mendigar a un periodista, por-que eso no se lo podía perder nadie, porque aparte, estaban muy lejos de todo y de todos.

Cuando empiezan las polé-micas de quién inventó la timba, y todo el mundo quiere adjudi-carse el trofeo, yo te digo a ti que el que realmente haga un estu-dio riguroso sobre eso, sobre la timba moderna, verá que eso lo comenzó Irakere. Esa es la ma-triz. Después vino El Tosco con NG. De un árbol que ya había nacido, salió una rama grande que se llama José Luis Cortés y tronquitos y ramitas; pero el gordo, ese es de los Irakere.

Habana Ensemble. César creador y director El de la idea de hacer Haba-

na Ensemble fue Jorge Alfaro, que es hoy en día el director del teatro América. Surgió tras la salida de varios músicos de Irakere: el Indio, un genio de la trompeta; Alfred Thompson, otro musicón; Andrés Miranda el conguero; Leo Vera, Carlos del Puerto y yo. Fue una salida ines-perada. De la noche a la maña-na. Nos enteramos por el pro-grama Contacto con Raquelita Mayedo, en 1996. A los dos me-ses Chucho me propone regre-sar al grupo, le dije que no. Ese fue el motor que impulsó la de-cisión de armar el grupo y se me ocurrió el nombre Habana En- semble. Nunca pensé en hacer una carrera solo, como estoy ha-ciendo ahora, quizás sí hacer al-gunos discos míos, eso sí lo ha-bía pensado. De hecho, hice «Kubilete», mi primer disco en solitario, en 1995, siendo aún in-tegrante de Irakere.

Ya Habana Ensemble tiene 13 años y un 70 por ciento de los temas que tocamos son de nosotros, el resto lo dedicamos a tocar temas clásicos y a hacer versiones interesantes.

Posees una discografía inten-sa, tanto en cantidad como en pro-puesta musical. Mencionemos «Mambomanía», «Todo Inclui-do» y «Andante», que resultó ser premio al mejor disco de jazz en el Cubadisco 2006. Pero el CD + DVD «Clásicos de Cuba» te trajo satis-facciones muy gratificantes en tu carrera artística.

Es un disco maravilloso a pesar de ser el único disco en el que no tenemos ningún tema de nosotros porque la idea es diferente. Un disco de clásicos cubanos, bordado y elevado a un sentido sinfónico y popular, vestido de gala; una gran expe-riencia en tiempos en los que la cubanía se tambalea de un lado para otro. Creo que es un teso-ro de la música cubana. Es uno de mis orgullos como músico y artista, porque quedó para la historia.

No es una idea nueva. Parte del disco «Charlie with Strings», de Charlie Parker; un disco que tengo de cabecera, al que vuelvo cada cierto tiempo, pero con es-tados de ánimo diferentes. Yo empecé a escucharlo repitiendo los temas para oír cosas musica-les, ahora lo pongo bajito como si fuera un disco que me acari-cia el alma. Él tocó canciones clásicas americanas y me pro-puse hacer lo mismo pero con las cubanas. Se hizo en vivo, en una sola toma y no se cambió nada porque no se podía, había muchos micrófonos. Mi esposa es japonesa, era relacionista pú-blica de una agencia disquera ja-ponesa que distribuye discos cubanos. Ahí empezamos a es-cuchar discos míos y de ella y escogiendo temas. La cancionís-tica cubana, imagínate, elegir 10 temas entre baúles de cancio-nes. El 95 por ciento del disco son instrumentales.

De Cuba hay muchas can-ciones bonitas, pero que tienen melodías lineales, porque la le-tra es lo que identifica la can-ción. Entonces busqué cancio-nes lindas, pero necesitaba que se movieran melódicamente pa-ra que funcionaran mejor ins-trumentalmente. De ahí que se-leccioné: La rosa mustia, En noso-tros (ejemplifica la dificultad me-lódica), Llanto de Luna, Noche cu-bana... Pensamos también en mis gustos personales y en las capacidades interpretativas y eso fue un trabajo de mesa que nos llevó tiempo. Escoger el re-pertorio, un disco tiene varios pasos y si te saltas alguno te que-da cojo. Después fue hacer los arreglos. Tiempo de hacerlos y probarlos.

Iván del Prado se metió en esta historia de verdad, él es un profesional. Creo que era un momento complicado porque había salido de dirigir la Or-questa Sinfónica Nacional. En mi opinión la orquesta lo per-dió a él, y otros muchachos se

beneficiaron porque consolidó la mejor orquesta de cuerdas de Cuba, la Orquesta de Cáma-ra de La Habana. Hay perso-nas que requieren ser atendi-dos a otro nivel, porque tienen facultades extraordinarias que hay que cuidar y no me refiero sólo a cosas económicas, sino estatus, reconocimiento. Esto suele pasarse por alto en algu-nos casos como el de él. Iván cogió ese trabajo a pecho. El disco tiene un making en el que se ven incluso discusiones en las que se retracta. Él es un hombre que cuando va a traba-jar lo hace con tanta seriedad que piensas que está de mal hu-mor, pero lo que quiere es que en el proceso de ensayo o mon-taje de algo se ventilen todas las discusiones y que en el estreno prime la tranquilidad, sonrisas y que todo el mundo se crezca. Se ensayó un mes, porque no-sotros íbamos a hacer el con-cierto dos noches, para escoger de cada noche lo mejor y resul-ta que dijeron que tenía que ser una sola noche, entonces lo que pasó fue que nos obligaron a tocar perfecto. En el Cubadisco del 2008, «Clásicos de Cuba» se llevó el Gran Premio, el Premio a la Mejor Grabación in situ y al Mejor Álbum Instrumental.

¿Cómo defines el «jazz cubano»? Yo pienso que es un término

que tenemos que empezar a de-fender porque existe. No es un capricho nacionalista ni un cho-vinismo: es una realidad. Lo que hoy es latin jazz, lo que se cono-ce así, tuvo en su origen dos nombres muy vinculados a Cu-ba y los dos nacieron en Nueva York. Como primero se le llamó a esta mezcla de música latinoa-mericana con el jazz –y que fue-ron los cubanos los primeros que la hicieron–, fue afrocuban jazz. Eso fue en la época de Ma-chito y Bauzá. Después, cuando viene la era del bebop, se le llamó Cubop y luego surge el latin jazz cuando se empezaron a fusio-nar los brasileños, los caribeños, y se formó una mezcla de gama ritmática del sur, Argentina, Brasil, el Caribe. Y se hizo eso, para darle un nombre comercial a la gama de ritmos latinoame-ricanos, para fundirlos todos en un solo nombre. Pero realmente cuando los cubanos tocamos jazz, lo hacemos no con ritmos brasileños, no tocamos jazz lati-no, sino jazz cubano, que es otra cosa. Cuando fusionamos el jazz con un guanguancó, con un bolero, etc., ¿por qué tenemos que decirle jazz latino, si es jazz cubano? Que existan los dos nombres. El jazz tiene una base armónica, de concepto, que cuando lo fusionas lo que haces es todavía más ritmático en un sentido u otro. Lo que lo hace más cubano no es algo melódi-co, sino ritmático. Y eso crea el sello. Eso es un bonito concepto que estamos manejando algu-nos músicos y que los musicólo-gos deberían unirse a defender, que no sea sólo una cosa de no-sotros, con un sentido naciona-lista, pero no chovinista.

¿Cuánto de comercial hay en tus discos? ¿Aceptas el término?

Mi discografía sí, la veo co-mercial. Trato de que en mis discos no esté reñido lo comer-cial con lo intelectual. Lo co-mercial puede tener una dosis intelectual, porque si no, Silvio no fuera intelectual y tiene una base bastante popular; pero en la música instrumental es un poco más complicado. Porque cuando el resultado es con pa-labras llega más a las personas, pero cuando es instrumental es más para un tipo de perso-na, o de público, y cuando lo es-pecializas para un tipo de pú-blico se divorcia un poco más de lo comercial.

No le resto intelectualidad a ningún disco, por ejemplo, el so-lo de saxofón que hago al princi-pio de Caravan, en «Contrastes», no tiene nada de comercial, tie-ne más de un discurso para saxofonistas, pero en realidad sí, el concepto general es el de un disco comercial. Incluso el diseño gráfico, las carátulas, son importantes en ese aspecto, donde al igual que en los dos discos anteriores cuento en «Contrastes» con el apoyo de un gran artista plástico y amigo, Reinerio Tamayo.

El mercado del disco com-pleto está deprimido, eso no es noticia. Si están deprimidas las ventas de disco de música ligera, que es más popular, dime tú lo que está pasando con este tipo de música. Aunque yo he corri-do con bastante buena suerte; por ejemplo, «Clásicos de Cuba» está entre las producciones me-jor vendidas de Bis Music.

El jazz cubano gusta mucho y es solicitado en muchos luga-res: en Estados Unidos, Euro-pa, Japón, Latinoamérica y el Caribe, o sea, que hay mercado para las presentaciones en vivo, aunque con la crisis internacio-nal hasta eso está difícil.

Sobre el Festival de JazzHace tiempo que no estoy

muy pendiente del «Jo Jazz», en el sentido de ir a ver a los mu-chachos. Pero por lo que sé, creo que ya es momento de que el concurso cambie algunos conceptos y presupuestos artís-ticos. Se está yendo a competir, a alcanzar un premio, y un con-curso tiene que tener un senti-do más allá del premio, es de-cir, el cariño al arte, que no sea sólo competir, aunque eso tam-bién sea importante. Se están presentando muchachos que no tienen el nivel para un con-curso de jazz por el simple he-cho de querer ir a un concurso. Se debería hacer una preselec-ción más efectiva, no de canti-dades por provincia, no de nú-meros, sino de calidad. Si un festival lo ves con bajo nivel, le quitas su prestigio. Es mejor que sean pocos si va a haber un nivel parejo que cree la tensión de la calidad, el nivel de presen-tación.

El «Karl Marx» no es una plaza para un festival de jazz, ningún teatro de Cuba lo es. El

festival se llama Jazz Plaza por-que nació en la Casa de la Cul-tura de Plaza y ahí se llenaba de verdad. El teatro se llenaba cuando venía una gran figura. Pero en realidad esas subse-des…, no tenemos infraestruc-tura para eso. Si somos desor-ganizados en un lugar, imagí-nate en más de uno. Entonces mejor concentrarlo en la Casa de la Cultura de Plaza. La gente asistía con tremendo swing y se creó una cultura jazzística, aplaudían los solos…, yo recuer-do que la primera vez que me presenté fue con Bobby y cuan-do me aplaudieron me fui a la escuela pensando que era el rey del mundo.

Entonces, yo pienso que una de las cosas trascendenta-les de nuestra contemporanei-dad ha sido el Festival y ahora está en una crisis total. Lo ha-cen a veces cada dos años, lo cambian de fecha y luego hay turistas que seguían el festival y venían en sus vacaciones y ya no lo pueden hacer porque no saben ni dónde ni cuándo es, a veces ni nosotros los músicos sabemos. Eso hay que reconsi-derarlo para que retome su ver-dadera esencia.

Tampoco puede tocar cual-quiera. Pero como somos un país especial, entonces tocan las agrupaciones bailables de timba en los festivales de jazz porque en otros festivales de Europa se hace así; pero aquí no debe ser, porque somos es-peciales y siempre se defendió la personalización musical del festival, ¿por qué ahora no? Muchos de los directores de las orquestas de música popular son mis amigos, pero creo que no está bien que toquen música bailable en el festival de jazz. Es triste ver a la gente esperar que se forme la bailadera mien-tras se está tocando duro en el escenario de jazz. Así contri-buimos a que se pierda la cul-tura de un público preparado para el jazz.

Otro problema, aparte del festival, son las limitaciones que tienen las personas que disfru-tan de este tipo de música, por el simple hecho de que la mayoría de los lugares de presentaciones en vivo son en divisas (y caros). Y si a esto le sumas que el jazz no está comprendido entre los géneros preferidos de las perso-nas que dirigen la promoción en la radio y la televisión, entonces tienes una idea del reto que sig-nifica para un músico cubano hacer jazz.

César López canta en su último disco cual si volviera a los orígenes de su encuentro con la música, ya no como niño trovador, sino usan-do la voz para decir las letras que el saxofón no puede verbalizar. No hay pretensión vocal sino poética, espiritual. Desafía nuevos estilos y géneros en las descargas de espa-cios como el Bertolt Brecht, cada jueves. Allí se dan cita un Eduardo Sosa, Raúl Torres, David Torrens…, la clásica canción con la nueva que se impone para hacer un jazz cu-bano de estos tiempos. CM

SIc

a

Page 14: 29 - WordPress.com · picoloro. Un swing a dos manos, amplio y justo, hizo crujir la sien izquierda del energúmeno que se desplomó como un fardo mientras el otro ponía tierra de

LA CALLEDEL MEDIOSEptIEMbrE 2010

¿el mal servicio tiene cura?Cualquier cubano que se

detenga a pensar sobre las causas del mal servicio en nuestro país tendrá un buen número de razo-nes que expliquen esa gran con-tradicción que siempre nos acom-paña y ninguna estará totalmente equivocada.

¿Por qué, a pesar de que están bien refrendados nuestros dere-chos, somos maltratados en infi-nidad de ocasiones y lugares co-

mo oficinas públicas, tiendas, bodegas, policlínicos, terminales de trenes y gua-guas, aeropuertos, cafeterías, restauran-tes, entidades bancarias, establecimien-tos culturales, etcétera, con el respeto a las agradecidas excepciones que existen y que debemos convertir en reglas?

Soy de los que creen que los proble-mas siempre tienen diversas causas y, por supuesto, unas inciden con más fuerza que otras en determinadas circunstan-cias. Y en el caso del mal servicio, conside-ro que hay un factor común que gravita en todas las manifestaciones de este mal.

La difícil situación económica que vivimos desde los 90, resultado del des-plome euro-soviético, el bloqueo y de los errores cometidos en el ordenamien-to económico y social de nuestra socie-dad, constituye la principal causa que subyace en la base de todos los proble-mas del mal servicio, aunque desde an-tes de los 90 ya este mal se dejaba ver.

También se unen otras causas de ti-po subjetivo, aunque algunas de ellas sean a su vez resultado de las compleji-dades nacidas con el Período Especial.

La necesidad de multiplicar los pa-nes y los peces en las condiciones más adversas fue saciada en el país de diver-sas formas. Unos eligieron entre los ca-minos más fáciles, otros ni siquiera vie-ron opciones, mientras la mayoría se empeñó en sus proyectos con la confian-za puesta en el futuro y resistieron. Pero todos vimos nuestros sistemas de valo-res lacerados de una u otra forma, por ende, el sistema de valores de la socie-dad también se resintió.

En ese escenario se apreciaron giros sociales perceptibles y otros más silen-ciosos; el debilitamiento de sectores im-portantes del tejido superestructural co-mo el educacional que sufrió la emigra-ción de parte de su fuerza de trabajo ha-cia sectores emergentes sin un suficien-te relevo; el arribo en masa de nuevos símbolos y modelos de vida, creadores de ilusiones y necesidades etéreas que se sumaron a otras acumuladas, pero más terrenales; y la nunca deseada in-versión de la pirámide social con todas sus consecuencias, entre otras.

Esta inversión piramidal ha incidido fuertemente en este fenómeno impo-niendo y generalizando nuevos patro-nes de comportamiento en nuestra so-ciedad. Y es aquí donde se aprecia el im-pacto negativo que provocó la conjuga-ción de las carencias culturales con las carencias materiales durante 20 años en las dinámicas sociales. Sectores que por distintas razones alcanzan hoy un ele-vado nivel de ingresos, con un sistema

14

la

ESQ

uIN

ac

al

IEN

TE

© z

ard

oyas

SObr

E «S

ERvi

R ¿E

S un

pla

cER?

»

1

de valores por debajo de la media y más aún del ideal social, intervienen de una manera activa en la vida diaria de todos, condicionan la prestación de los servi-cios y modifican conductas, comporta-mientos, valores.

Sobre el fenómeno del mal servicio también habría que preguntarse: ¿Quién prepara y selecciona el personal de la cafetería, el de atención a la población? ¿Qué política se sigue para la promo-ción, si es que existe? ¿Cómo ha sido el desplazamiento de la fuerza laboral en el país? ¿Están los más idóneos?

¿Cómo se organizan los procesos productivos y qué papel tienen en ellos las organizaciones políticas, sindicales y de masas? ¿Quién controla la calidad de los servicios?

¿Conocemos nuestros derechos? ¿Có-mo los podemos hacer valer? ¿Qué ocu-rre, en la concreta, si me quejo: se me in-demniza, se sanciona al servidor, se mo-lesta el administrador, le importaría per-der un cliente? ¿Qué es, de verdad, lo más importante, cumplir el plan de ingresos, «luchar» o brindar un servicio?

A veces las personas sienten al reci-bir un mal servicio en cualquier enti-dad, sea gastronómica, pública…, que es-tá indefenso. Y esta percepción, fruto de las muchas variables que he expuesto anteriormente, es peligrosa por sus efec-tos desmovilizadores y enajenantes, que profundizan, a la larga, el problema.

Nuestro país vive un momento de reor-ganización de la sociedad y todos sus subsi-temas, lo que tendrá un impacto positivo en la solución de este fenómeno. Considero que en la medida en que avance el proceso, las causas que provocan el mal servicio irán desapareciendo y comenzará entonces la batalla por la verdadera excelencia en nues-tros servicios socialistas y las excepciones se generalizarán.

No me refiero solamente a la solu-ción de los problemas materiales, sino también al establecimiento de medidas que traerán mayor disciplina, control, idoneidad en el personal, rigor… Será un proceso dialéctico que necesitará, sin dudas, más exigencia por parte de noso-tros los clientes, los pacientes, el público, la demanda. Por ahí anda la cura.

La solución de los problemas econó-micos en nuestro país será paulatina, por tanto, queda en las manos del do-liente ir haciendo algo para obtener un mejor servicio. Nuestra exigencia dia-ria, insisto, será determinante.

OMAr rAFAEL GArCÍA LAZO

de servicios y placeresAprovecho el pie forzado que me dio el artículo «Servir ¿es

un placer?» del periodista cubano Enri-que Ubieta, para pensar un poco en tor-no a los servicios en Cuba. Me gustó mu-cho su reflexión sobre el tema, que con-sidero uno de los problemas que afectan más directamente a la población, funda-mentalmente en La Habana.

Y es que, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, dependemos de los servicios que nos debe ofrecer alguien: el guagüero, quien nos vende el café en un puestecito de esquina, donde compramos el «pan nuestro de cada día», en la carnice-ría cuando llega algo, en el agro...

Hace mucho rato que ya he decidido, cuando tengo dinero, comprar los pro-

ductos para hacer una buena comida en casa, en lugar de ir a un establecimiento gastronómico. Por lo general, nuestros servicios son pésimos y no estoy dispues-to a echar a perder lo que debe ser un buen rato en esos lugares, con tantos mal-tratos por parte de los que deben servir. He tenido la suerte de conocer el mundo y visitar lugares con establecimientos ex-celentes (como Canadá) y de servicios malísimos (como Holanda, por demás, la cuna del sacrosanto capitalismo, señala-do por muchos como la solución para el buen servicio). Por eso coincido en que es más una cuestión cultural que de tenen-cia de bienes materiales.

Tengo suficiente edad para recordar que, en los años 80 (que muchos señalan como el período de máximo esplendor de acceso a bienes materiales en las últimas décadas en Cuba), los servicios eran tam-bién malos y objeto de críticas permanen-tes por nuestros humoristas. Sin embargo, en nuestra cultura está ser serviciales, amables y solidarios. No es que sea así pa-ra todos, pero forma parte de nuestra iden-tidad, reconocida por todos. Entonces, ¿por qué maltratamos al dar un servicio?

Desde mi modesta opinión, es un pro-blema de organización en los servicios. El Estado se gasta millones en crear o mo-dernizar un establecimiento, abastecerlo y costear sus gastos (incluido el sueldo de los que allí laboran), pero los que brindan el servicio ni están educados en hacerlo bien ni les interesa. Tampoco creo que se resuelva con más apelaciones a la concien-cia de sus trabajadores, pues recuerdo nu-merosas campañas públicas por mejorar-los, desde «Mi servicio es usted» hasta las «Unidades Modelo».

No soy economista y no se cuál po-dría ser la solución, pero creo que debe estar entre educar y estimular el buen servicio. Por eso estoy de acuerdo con Ubieta en que «la sociedad cubana tiene que reorganizarse no a favor del que sirve, si-no a favor del que recibe el servicio que, a la larga, somos todos».

CAMILO GArCÍA

Como en todas partes cuecen habas, en el caso de mi país, España, el trato particular-

mente en la hostelería, y en muchos co-mercios, suele ser infame, con emplea-dos maleducados y desatentos. Eso pa-ra quien piense que en un régimen ca-pitalista se encontraría la solución a es-te problema. Aunque en Estados Uni- dos, donde viajé hace cuatro años, la atención al público, sobre todo en hos-telería, es muy buena, y ello se debe a que los principales ingresos de los ca-mareros se encuentran en las propinas y no en los sueldos, que son bastante bajos. En Cuba estuve en el año 91 y no me encontré con ningún trabajador grosero, al contrario, gente amable y educada en general, pero con un mar-gen muy mejorable en cuanto a rapi-dez, por ejemplo. Otra cosa era el trato hacia los compatriotas, quienes sí se quejaban mucho del mismo.

FrANCISCO

Quiero comentar sobre el artí-culo titulado «Servir ¿es un placer?», de Enrique Ubieta. A

lo expuesto por el compañero (por cier-to, con mucha brillantez y sobriedad)

quiero añadir lo siguiente: indiscutible-mente NO TODO EL MUNDO ESTÁ CAPACITADO PARA ATENDER AL PÚBLICO. Esta es una realidad que lle-vamos ignorando durante más de 50 años. Quienes, ya sea por oficio o profe-sión, deben servir al público (ya sean de-pendientes, gastronómicos, recepcionis-tas, enfermeras, médicos, etc.) deben ser personas de exquisitos modales y estar dotados de la mejor disposición de agra-dar y complacer al cliente.

Quizás la raíz de este mal radica en que esos individuos se sienten impunes o cuasi-impunes. Aquí no sucede como en otros tipos de sistemas, donde si el cliente manifiesta la más pequeña in-conformidad hacia el servicio recibido, el servidor es expulsado de su puesto por el propietario sin la menor contem-plación, y la plaza vacante es ocupada rápidamente, pues hay un montón de desempleados esperando por una opor-tunidad como esa. En nuestro país tene-mos un Estado noble y humanitario que no trata al trabajador como si este fuese un simple objeto desechable. Pero hay muchos granujas que, al no sentir la pre-sión de mantener su puesto y cobrar un salario de mayor o menor cuantía en de-pendencia de la calidad con que reali-cen su labor, se aprovechan de las bon-dades de nuestro sistema para hacer y deshacer a su antojo y conveniencia.

¿Cuántos casos de maltrato al públi-co he leído en los últimos años en el pe-riódico Granma, y en la mayoría de ellos, la sanción al maltratador ha sido una simple amonestación pública, o en el mejor de los casos, un traslado temporal hacia una plaza de menor remunera-ción? Téngase en cuenta, además, que solamente un 10 % de los casos de mal-trato son los que se publican en la sec-ción del periódico Granma, ya sea por una cuestión de capacidad (entiéndase, espacio disponible) o simplemente por-que el agraviado usuario no se animó a escribir para quejarse. En resumen, el 90 % de ellos queda impune, y del otro 10 %, una buena parte son sancionados con medidas leves, casi risibles. Enton-ces, no es ilógico que se haya ido crean-do, en el transcurso de los años, la sen-sación de invulnerabilidad por parte de los maltratadores.

Muchos de ellos se han atribuido el derecho de tratar de hacer su trabajo lo peor posible debido a que el Estado no los estimula y les paga un salario insufi-ciente para satisfacer sus necesidades, es como una represalia que se toman, pero el gran perjudicado es el pueblo, el heroico, abnegado y sacrificado pueblo. Por tanto, esta situación debe cambiar, no podemos seguir permitiendo que flo-rezcan los profesionales del maltrato y la grosería. Creo innecesario explicar que, en la misma medida en que una agradable sonrisa puede hacer verdade-ros milagros, un tratamiento descortés y desconsiderado puede tener conse-cuencias nefastas para el perjudicado, y hacer que este no rinda al máximo en su puesto de trabajo. Entonces, teniendo en cuenta que Revolución es entre otras cosas «cambiar todo lo que debe ser cam-biado», cambiemos lo que deba ser cambiado al respecto, y hagamos más Revolución. Atentamente,

YOANI HErNÁNDEZ DUGUEt

Los Lectores opinanescríbanos a: Calle 21 no. 406, Vedado, La Habana, Cuba. cp 10400. email: [email protected]

2

3

4

Page 15: 29 - WordPress.com · picoloro. Un swing a dos manos, amplio y justo, hizo crujir la sien izquierda del energúmeno que se desplomó como un fardo mientras el otro ponía tierra de

LA CALLEDEL MEDIOSEptIEMbrE 2010

15

la

ESQ

uIN

ac

al

IEN

TE

Soy una fiel seguidora de esta revista, y quisiera fe-licitar al colectivo de tra-

bajadores por la incansable labor que hacen para presentarnos cada mes maravillosos artículos. Escri-bo con la intención de dar mi opi-nión sobre la actual novela que se trasmite por el canal Cubavision, Aquí estamos, y por supuesto feli-citar a Hugo Reyes el guionista y codirector. El otro día me puse a leer la publicación de la revista del No. 27 y observé una variedad de criterios sobre la novela Aquí esta-mos; sé que a todos se les debe res-petar por igual los criterios, pero

el mío también, y no estuve muy de acuer-do con los criterios planteados en la No. 27 respecto a la novela. Sé que muchas de estas personas son licenciadas, trabaja-doras del ICRT, etc., y yo aún no he llega-do a ese nivel, todavía curso el 2do. año de pre, pero esto no impide poder expre-sarme. Es verdad que por ejemplo el per-sonaje de Shidarta es el de un muchacho que debido a situaciones en su familia se vuelve drogadicto, pero es un muchacho intelectual, lector, etc. y hasta ahora él piensa que fumar marihuana no ocasio-na nada malo, con esto no se trata de dar un mensaje negativo a los televidentes, si-no mostrarnos que a cualquier persona no importa su nivel de conocimiento le puede pasar una situación similar y tam-bién tratarnos de enseñar una moraleja, porque a veces pensamos que estamos haciendo algo correcto pero es todo lo contrario, y no nos damos cuenta hasta que nos rompemos la cabeza. Creo que no debemos criticar antes de tiempo la novela si no ha finalizado, esperemos a ver lo que sucede con este personaje.

Otros personajes que se han criticado mucho son las lesbianas Raquel y Haydée, es verdad que no estamos acostumbrados a ver este tipo de cosa, pero ¿vamos a criti-car nuestra propia novela cubana por es-to?, y no criticamos a las pasadas novelas brasileñas donde las situaciones que nos ponían de estos personajes eran más fuer-tes, pero seguíamos viendo la novela bien, sólo que decíamos al ver esas escenas: «allá la cosa es diferente», ¡no! señores, te-nemos que acostumbrarnos a que aquí en Cuba puede existir esa clase de sociedad. Opino que esas escenas están bien y me encantan los papeles que hacen Limara y Linet, pues lo hacen como si fuera una si-tuación de verdad. A las personas que sí les enoja que sus niños vean ese tipo de es-cena como la de Shidarta y las lesbianas, pues que apaguen el televisor o cambien el canal, porque acuérdense que cuando la calabacita sale por los canales esto quiero decir que la programación para los niños ha terminado. Para finalizar digo que la novela Aquí estamos sí ha cumplido un propósito, ya que nos ha ayudado a infor-marnos, a hacernos reflexionar y a crear un debate familiar.

LA CHULY VELÁZQUEZ

Hola amigos acabo de leer la publicación No. 28 de LA CALLE DEL MEDIO y me gustó mucho la

columna que habla de la novela y en rea-lidad me gustaría que se hablara mucho más de eso ya que hay cosas que por mucho que se diga hay personas que aún no lo entienden, sé que nosotros los televidentes somos inconformes y criti-camos todo, pero yo creo que hay falta de cultura y de modernismo, porque te digo esto: si queremos limar los tabúes

que existen en cuanto a los gay, por qué criticamos tanto la novela, además de eso creo que a la hora que trasmiten la novela ningún niño debe estar sentado al lado del televisor. Para mí la novela tiene una gran enseñanza y creo que no-sotros los jóvenes debemos aprender al-gunas cosas. Comparto la idea que la parte de los fallecidos está de más. De algo tienen que estar seguros, que siem-pre se va a hablar aunque sea por gusto, de mi parte creo que la novela está exce-lente, lo demás no importa.

YANEt

Ante todo quiero felicitar-lo por esta fabulosa revis-ta donde se abordan te-

mas interesantes que conducen a la reflexión y al debate respetuoso, cuando los lectores opinan. Soy de las que colecciono todos los núme-ros que han salido hasta ahora, lle-gando a ser una de las fans de LA CALLE DEL MEDIO, nunca me había atrevido a expresar mi punto de vista por temor a que no me enten-dieran. Pero ahora me llama la atención un tema muy delicado, después de leer el número 28 so-bre «La música cubana en los tiem-po de Hannah Montana», de Ra-fael Lam, no estoy de acuerdo con

el autor. Él se hace una pregunta, entre otras: ¿algún programa de la televisión o emisora de radio dedica tiempo a esos antológicos cantantes de miles de cancio-nes, muchas de las cuales fueron éxitos rotundos? Me parece que él debería, an-tes de escribir el artículo, escuchar más la radio y ver más la televisión. Una de las emisoras que divulga ese tipo de música es Radio Progreso, yo vivo con un tío abuelo y él se deleita todos los días escu-chando Ritmos, la Discoteca de Radio Progreso, y en los domingos Progreso por dentro y Los domingos con Rosillo, y pone el radio a todo volumen y hasta tira un pasillo y obligatoriamente tengo que oírla, o si no, me pongo a ver la TV por-que a mí no me gusta, conozco de ella y sé quién fue Bola de Nieve, El Benny, etc., pero ese tipo de música no es de mi agra-do, y creo que tal vez mi punto de vista sea el mismo que el de muchos jóvenes. Yo tengo 33 años y me gusta la música cu-bana actual e internacional y la persigo. Y lo mismo pasa en la TV, algunos de los programas donde se puede ver esa músi-ca son Lo bueno no pasa, Contra el olvi-do y otros de musicales, en los que se po-ne música antológica y de la actualidad, y me parece que más espacios no se pue-den crear porque tenemos que situarnos en el país en que vivimos en el que sólo hay cinco canales de televisión y tres emi-soras radiales a lo largo del país, el ICRT y los que trabajan en la radio están ha-ciendo un esfuerzo grandioso para que la programación sea para todas las eda-des, todos los gustos y preferencias. Y es como si fuera en vano todo lo que ha he-cho la Revolución para educarnos, por-que ¿qué me dicen de Universidad para todos en el que uno de los cursos que se impartieron fue «Apreciación de la músi-ca»? Soy del criterio de que cada persona tiene libre albedrío sobre qué tipo de mú-sica escuchar y qué tipo de programa ver, y por escuchar otra música que no sea antológica no vamos a dejar de ser revo-lucionarios y mucho menos cubanos. Y soy optimista en que más temprano que tarde se cree en nuestro país un canal de música y más emisoras radiales, pues Cu-

ba es La isla de la Música, y se hagan pro-gramas donde se encuentren las rique-zas de nuestro patrimonio cultural.

Mis más sinceros saludos al presti-gioso colectivo de redactores y demás personal, y perdone la osadía de expo-ner mi criterio, que no pretende ser una crítica de su bien intencionada revista LA CALLE DEL MEDIO. Gracias por todo.

ADILEN MArtÍNEZ ÁLVArEZ

Primeramente, quisiera dar-les las gracias por la acogida que ha tenido esta revista,

pues desconocía de su origen hasta que un amigo me hizo alusión a la misma y he estado al tanto de los últimos núme-ros. Por otro lado, pretendo opinar so-bre el artículo «La música cubana en los tiempos de Hannah Montana», que por cierto me resultó interesante, y en la que coincido sobre la necesidad de que los medios de comunicación ayuden a inte-riorizar la matriz y en el punto que hoy se encuentra la música cubana, pero también discrepo en la forma en que se utiliza a la hora de llamar a los jóvenes «poco consumistas» de la música cuba-na, hasta el punto de que se propongan realizar encuestas sobre lo que escucha la nueva generación en sus MP3. Por otra parte, creo que es hora de poner los pies sobre la tierra y aceptar que transi-tamos en una época donde el cambio predomina en todas las esferas y, por supuesto, la música como manifestación artística no queda obviada, ahora bien, si somos capaces de admitir que nues-tros padres vivieron un período del boom de la música cubana como los cha-rangueros de La Aragón, la Sonora Ma-tancera, los boleros de Blanca Rosa Gil, Vallejo, Lino Borges hasta el estilo único de ese grande que fue el Benny Moré, ¿por qué entonces se nos cuestiona por nuestras preferencias musicales?, cuan-do en realidad sí conocemos sobre la lla-mada fusión de géneros que hoy nues-tros músicos han adoptado como cuali-dad para promocionar su trabajo. No es menos cierto que en algún momento nos gusta disfrutar de la llamada «músi-ca escandalosa», pero no hay razón para encasillar a la juventud, simplemente nos gusta lo variado hasta el punto de filtrarnos de unas MP3 a otras lo más reciente de Kelvis Ochoa, X Alfonso, Diana Fuentes, William Vivanco, algún que otro tema de Silvio o Pablo, por sólo citar algunos ejemplos. Pero lo que pre-tendo con este comentario más que opi-nar es reflexionar que aún muchos jóve-nes saboreamos lo que se está haciendo en relación con la música cubana, pues muchos de los artistas ya mencionados sitúan nuestra música en la cumbre de una nueva era, además aunque se esté viviendo en tiempos de Hannah Monta-na (que por cierto su nombre real es Miley Cyrus), la juventud aún no está perdida y sabemos entrelazar lo que so-mos capaces de consumir con nuestras propias raíces. Atentamente,

YADIrA rAMOS FrANCISCO estudiante de Comunicación Social,

Sancti Spíritus

comentario sobre cineUn saludo a todos los que transitan por esta calle,

que es realmente una buena op-ción. Quisiera comentar sobre las películas cubanas. Que conste, adoro las películas cubanas, creo

que en general son el reflejo de una socie-dad alegre, diversa y llena de problemas como cualquier otra, pero no logro en-tender por qué la mayoría de estas pelí-

culas tratan el tema de la separación de las familias y de las salidas ilegales del país. Pienso que ese es un problema que afecta a muchas familias; pero creo que los cineastas deberían entender que ese no es el único tema para hacer una buena película. A mí en lo particular me encan-taría ver un libro, digamos La novela de mi vida, de Padura, llevada al cine. Creo que sería bueno para el cine actualizarse con nuevas obras literarias cubanas y repre-sentarlas, creo que el público lo agrade-cería mucho, como sucedió con el caso del libro Descamisados, que sirvió de guía para hacer una serie, la cual se llama «Memorias de un abuelo». Además, algo que por lo menos yo pagaría por ver sin dudarlo sería una versión de Elpidio Val-dés con personas, sería como contar nuestra historia manteniendo ese tan po-pular personaje que es Elpidio. Talento hay en Cuba, como se dice «hasta para hacer sopa», motivación y empeño es lo que se necesita. Un saludo.

KArINA MArtÍNEZ SÁNCHEZestudiante Universidad de Matanzas

Hola a todos los realizadores de este proyecto, por aquí les habla Dahilys González Du-

rán, estudiante de Sociocultural y pro-motora cultural, su nueva lectora de 26 años. Reconozco haber estado al tanto de la revista desde el año pasado, y a pesar de haberla tenido en mis manos, no me había motivado a leerla, sólo hasta hace unos días que un compañero de trabajo la estaba leyendo no fue que reparé cons-cientemente en ella, y así, como a veces suceden las cosas, sin conciencia, me en-cuentro en un estanquillo, solicitando LA CALLE DEL MEDIO y no parando de leer has-ta que la hube terminado; podrán imagi-nar lo grato que me resultó su lectura. Debo felicitarlos porque realmente hasta el momento no había encontrado una prensa plana que llamase mi atención co-mo para devorarla en dos días, yo soy buena lectora, leo mucho, y al encontrar esta revista, me he sentido muy complaci-da por la versatilidad de los temas trata-dos. El caso es que luego de terminar el número 28 (agosto), si mal no recuerdo, me lancé en la búsqueda de sus publica-ciones anteriores, y es así cómo encuen-tro el número 27 (julio), el cual me estoy leyendo. Quiero agradecer en especial la sección de culinaria. Soy una persona que le confiere muchísimo valor a la ali-mentación, y no siempre encuentro espa-cios de esta temática, salvo en libros de cocina y en la revista Bohemia. Creo que es de gran importancia educar a las per-sonas en este sentido, aportándoles ideas sobre cómo pueden hacer y variar en sus cocinas, sin la necesidad de muchos re-cursos, así como también brindándoles importantes informaciones acerca de los alimentos que consumen. En sentido general, estoy muy satisfecha con la confección de la sección. Por otra de las razones que me agrada LA CALLE DEL MEDIO, es por la forma en que abordan sus temas, una invitación a la reflexión del panorama mundial y nacional, un espacio de reflexión y debate que creo bienvenido, en estos tiempos en que nos enfrentamos a un poderoso y arra-sador proceso de globalización, creo que es muy necesario dialogar, generar el debate de lo que nos preocupe y nos esté afectando, así como de aquello que nos haga felices. Por todas estas cues-tiones, considero que LA CALLE DEL ME-DIO está desempeñando un papel muy importante en la escena cubana. Gra-cias a todos los que hacen posible que nos llegue tan instructiva publicación.

SObr

E la

tEl

EnOv

Ela

«aq

uí E

Stam

OS»

1

© t

v cu

ban

a

2

© z

ard

oyas

SObr

E la

Dif

uSió

n DE

la

múS

ica

cuba

na 1

2

OtRO

S tE

maS

1

2

Page 16: 29 - WordPress.com · picoloro. Un swing a dos manos, amplio y justo, hizo crujir la sien izquierda del energúmeno que se desplomó como un fardo mientras el otro ponía tierra de

pEñA DE CÉSAr LÓpEZ Y HAbANA ENSEMbLEtodos los jueves a las 11:00 p.m.en el Café teatro bertolt bretch (Línea e I, Vedado)

16

LA CALLEDEL MEDIOSEptIEMbrE 2010

29SEPTIEMBRE

2010

NÚMERO directorenrique ubieta gómez

diseño10kzardoyas

correcciónana r. gort wong

fotografías10kalejandro montesinosperiódico juventud rebelde

rnps: 0583

colaboradoresa.a.g.santiago alba ricoliliana gonzálezeduardo gonzález sarríaalejandro montesinos larrosaailer pérezernesto pérez castilloahmed pérez morejón

zuramys piney trujilloh. romo siglercarmen souto anidoisabel souto anidosheyla valladares quevedomadelaine vázquez vázquezjorge wejebe cobo

direccióncalle 21 no. 406, vedado, la habana, cuba. cp 10400.

[email protected]

impresiónimprenta federico engels

va

RIa

dO

S

CD pOr LOS CAMINOS DE LA pOESÍA intérprete: OrFEÓN SANtIAGO producciones Colibrí, 2009

propUestasMUsicaLes

A cargo de AILEr pÉrEZ, ISAbEL SOUtO y CArMEN SOUtO

NO CON CUALQUIErAautor: pAULO FErNÁNDEZ GALLOintérprete: pAULItO FG Y SU ÉLItECD Sin etiquetabis Music, 2010

VIVIr LA VIDAautores: JOrGE rObAINA y YAMILÉ MOrALESintérprete: KArAMbACD De ida y vueltabis Music/ producciones Sin-con pasiones, 2009

LUNA VErDEautor: SILVIO ALEJANDrO rODrÍGUEZintérprete: SILVIO ALEJANDrOCD Luna Verdeproducción independiente, 2010

tODA LA VIDAautor: pAtrICIO AMArOintérprete: pAtrICIO AMArOCD Dulce locurabis Music, 2009

CONGO brONxautor: YASEK MANZANOintérprete: YASEK MANZANOCD-DVD Amnios 1407producciones Colibrí, 2009

TE

Ma

S

LOS pELOSintérprete: ObSESIÓNDir.: M. rIVIErE-M13 prODUCCIONES

vIdEO clIP

dIS

cO

ESPacIO

· e l a b o r a c i ó n ·Seleccionar el arroz ¶ Hervir el maní en el agua indicada hasta que esté blando (du-rante 45 minutos en olla a presión, aproxi-madamente) ¶ Colar y separar tres tazas de este caldo ¶ Saltear en aceite o mante-quilla el pimiento y la cebolla cortados en dados, y el ajo picado fino ¶ Agregar la za-nahoria cortada en dados y el cebollino cortado muy fino; dejar marchitar y añadir el maní cocinado ¶ Adicionar las especias secas y el puré de tomate diluido ¶ Reho-gar durante tres minutos ¶ Aparte, colo-car el arroz en la olla arrocera, añadir el salteado, el caldo reservado de la cocción del maní, la sal y la hoja de laurel ¶ Tapar y cocinar ¶ Revolver cuando el grano abra ¶ Dejar unos minutos más, para que el arroz seque ¶ Perfumar con el vino.

COMEr EN CASA MADELAINE VÁZQUEZ GÁLVEZ y ALEJANDrO MONtESINOS LArrOSA

el arroz, protagonista en las más di-versas mesas, proporciona más calo-rías por hectárea que cualquier otro cultivo de cereales. De origen asiático, hoy se cultivan más de mil cuatrocien-tas variedades de arroz (la Oriza sativa es la más conocida).

Para los árabes, el arroz era una planta sagrada, por la creencia de ha-ber brotado de una gota del sudor de Mahoma. En el siglo iv a.n.e., Alejan-dro Magno llevó sus semillas a Euro-pa, donde alcanzó mayor difusión du-rante la conquista musulmana. En el Nuevo Mundo tuvo notoriedad a par-tir del siglo xvii, sobre todo la variedad índica.

En dependencia de su variedad y procesamiento tecnológico, el arroz presenta diferentes cualidades organo-lépticas y nutricionales, y su contenido de vitaminas, minerales y fibra dieté-tica varía en dependencia del proceso de refinamiento que se le aplique (mu-chos de sus nutrientes están conteni-dos en el salvado y el germen).

Las variedades de arroces se dife-rencian por la forma y tamaño del grano (largo, mediano y corto), y por su composición química, que deter-mina el grado de aglutinación del arroz, es decir, si el arroz se cocina más o menos desgranado. También se conocen el arroz rojo, con una capa de afrecho de ese color, y el negro, que se caracteriza por tener una delgada ca-pa de afrecho negro bajo el cual hay un grano blanco.

Los arroces más conocidos, en de-pendencia del proceso industrial, son el blanco o pulido, el precocido, y el inte-gral. El arroz blanco se somete a un pro-ceso de pulido de sus capas exteriores; tiene mejor presencia, mayor resisten-cia durante el almacenamiento, mayor aceptación en el sabor y fácil cocción. Sin embargo, presenta un menor conte-nido de proteínas, vitaminas del com-plejo B, vitamina E y fibra dietética.

El arroz precocido se somete al ca-lor, antes de pulirse, lo que provoca la gelatinización de su almidón. Es un arroz más nutritivo que el pulido, de co-lor ligeramente dorado; necesita más agua durante su cocción, tiene menor cantidad de fibra que el integral y es muy aconsejable para la cocción de arroces compuestos y con leguminosas.

El arroz integral es de color oscuro y sólo se somete a un proceso de descas-carillado. Es el más nutritivo, con gran aceptación en la dieta macrobiótica, y contribuye a la prevención de algunas enfermedades de carácter degenerativo, por su contenido en fibra vegetal.

En Cuba, el arroz es el alimento de mayor preponderancia. Difícil conce-bir el menú criollo sin la presencia de esta gramínea, con notable versatilidad en el acervo culinario cubano. Se pre-senta como guarnición o comida prin-cipal, y en ensaladas, postres y bebi-das. En calidad de guarnición se signi-

fican el arroz blanco, el congrí y los moros y cristianos. Se prepara como plato principal cuando generalmente se acompaña de productos cárnicos (arroz con pollo, arroz imperial, pae-lla…). Además, es muy aceptado el arroz con maíz, calabaza, quimbombó y otras hortalizas. Las ensaladas de arroces son muy sabrosas y general-mente se acompañan de salsa mayone-sa y lonjas de ave. El arroz con leche re-sulta uno de los postres más notorios de nuestra cocina.

Al cubano le gusta comer el arroz bien desgranado y en abundancia. Lo acompaña con huevos fritos o picadillo, si es arroz blanco; o con cerdo asado, cuando se trata del congrí o de los moros y cristianos. Algunos lo adicionan a las sopas, como extensor de algunos pro-ductos cárnicos, relleno de pimientos, o simplemente en forma de albóndigas.

La mesa cubana agradece la concu-rrencia de esta delicada gramínea, y su si-nergia con los frijoles aporta una fórmula idónea para comer sano y sabroso. CM

· i n g r e d i e n t e s ·p a r a c u a t r o c o m e n s a l e s

© a

.m.r

.

arrozmaníagua

aceitepimiento

cebollaajo

zanahoriacebollino

cominoorégano seco

puré de tomatesal

laurelvino seco

2 tazas½ taza8 tazas2 cucharadas 1 unidad pequeña1 unidad mediana3 dientes1 unidad mediana1 macito¼ cucharadita¼ cucharadita¼ taza1 cucharadita1 hoja2 cucharadas

ArrOZ CON MANÍ

EL ArrOZ CONCUrrENtE

···········

·····

arrozaceite

mantequillacebolla morada

pimiento rojoajo

caldo vegetaltomate de cocina

puré de tomateorégano seco

salpimienta

blanca molidaperejil

queso amarillohuevo

pan ralladoaceite para freír

1 taza2 cucharadas1 cucharada1 unidad grande1 unidad pequeña2 dientes4 tazas2 unidades media2 cucharadas1 cucharadita½ cucharadita

1/8 cucharadita3 cucharadas1 1/3 tazas1 unidad1 taza

· e l a b o r a c i ó n ·Seleccionar y lavar el arroz ¶ Sofreír en el aceite y la mantequilla, la cebolla y el pi-miento cortados finamente junto con los dientes de ajo machacados, durante tres mi-nutos (utilizar una cacerola mediana) ¶ Sal-tear el arroz junto con los vegetales para que se impregne del sabor de estos ¶ Aña-dir el caldo vegetal, los tomates cortados en dados, sin semillas; el puré de tomate y el orégano ¶ Salpimentar ¶ Llevar a ebulli-ción, tapar y cocer con baja intensidad de ca-lor durante veinte minutos, sin que deje de hervir ¶ Añadir el perejil picado fino, cuan-do el arroz esté cocido, y ponerlo en una fuente plana para que se enfríe ¶ Dividir la mezcla en porciones y darles forma de al-bóndiga ¶ Cortar el queso en dados media-nos e introducirlos en el centro de cada al-bóndiga ¶ Pasar las albóndigas por el hue-vo batido y el pan rallado ¶ Dejar las al-bóndigas en reposo durante media hora ¶ Freírlas durante 3-4 minutos, escurrirlas y servirlas inmediatamente.nota: Las albóndigas también se pueden acom-

pañar con una salsa criolla.

···············

· i n g r e d i e n t e s ·p a r a o c h o c o m e n s a l e s

© a

.m.r

.

ALbÓNDIGAS DE ArrOZ Y pErEJIL