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Referencia bibliográfica: Memorias de las II Jornadas Espectros de Althusser : diálogos y debates en torno a un campo problemático. Buenos Aires : Universidad de Buenos Aires. Facultad de Ciencias Sociales. Carrera de Ciencias de la Comunicación, 2012. ISBN 978-950-29-1370-4
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II Jornadas Espectros de Althusser - 2011
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Mesa: Escenas de la política contemporánea: desafíos para la teoría EL SURGIMIENTO DEL KIRCHNERISMO. PRÁCTICA POLÍTICA, CONTINGENCIA Y ENCUENTRO
Jimena Soledad De la Cruz
El siguiente trabajo buscará indagar sobre la relación entre las nociones de sujeto,
acontecimiento, encuentro, coyuntura, vacío y práctica política. En este sentido
abordaremos el carácter aleatorio de las prácticas, la noción de clinamen y la necesidad
de la contingencia así como la articulación entre política y sujeto. Se reflexionará sobre
el pensamiento en los límites, procurando utilizar la estrategia de la “lectura de la
lectura” a la hora de abordar a los autores.
El desafío que nos planteamos es realizar una lectura althusseriana de la coyuntura
política argentina, pensar procesos políticos e históricos recientes (tras la crisis política,
económica y social del 2001 y el surgimiento del kirchnerismo) desde la óptica del
vacío, la contingencia y el encuentro. De esta manera problematizar la cuestión de la
práctica política y su (im)posibilidad de previsión, desde un pensamiento de la
coyuntura, de manera tal de pensar lo políticamente impensable y de señalar la
imposibilidad de un sujeto fundante moderno. En este señalamiento intentaremos dar
cuenta de la posibilidad de positivizar la política en el acto de afirmar a un otro y
sostener la diferencia.
El problema de la duración
Según Althusser, “el único que pensó la teoría de la historia política, de la práctica
política en presente, es Maquiavelo”1 y desarrolló un pensamiento de la coyuntura a fin
de pensar lo políticamente inasible, impensable. Maquiavelo no sólo pensó la coyuntura
como tema sino que pensó en la coyuntura, de allí la importancia de retomar su lectura a
fin de abordar un proceso político actual y problematizar la duración del mismo.
Althusser nos recuerda que Maquiavelo es siempre actual y moderno dado que sus
1 Althusser, L. (1988): “Una filosofía para el marxismo: la línea de Demócrito” en Filosofía y marxismo, Siglo XXI, 1998. Entrevista por Fernanda Navarro.
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textos “nos interpelan como si fueran de nuestro tiempo, y nos atrapan como si hubieran
sido, en cierta forma, escrito para nosotros (…) nos golpea por sorpresa y nos deja
pensativos”2. También es interesante releerlo en tanto Althusser vio en él a un autor de
la novedad y del pensamiento de lo posible en el límite de lo imposible, una filosofía del
borde, y como sostiene Matheron, Althusser realizó una lectura de Maquiavelo
resaltando el concepto de vacío que le permitió abordar la problemática de la relación
entre la práctica y la teoría, una lectura sintomal que consiste resaltar los lugares del
vacío (Matheron, 2006).
Althusser afirma que las tesis sobre la historia universal de Maquiavelo son tesis
filosóficas, por lo tanto es válida la contradicción entre ellas y afirma que las mismas
están minadas por la práctica política. Las tres tesis que analiza son aquellas que
sostienen que el mundo no cambia (primera tesis), que todo cambia (segunda tesis), que
hay ciclos permanentes pero dentro del ciclo hay cambios (tercera tesis) y lo que
Althusser define como la posición de Maquiavelo, en la cual se plantea la negación de
las tres tesis anteriores e intenta salir del círculo y saltar al vacío; vacío que caracteriza
la coyuntura, y por lo tanto a su teoría que piensa el presente.
La primera tesis de Maquiavelo sostiene que “el curso de la naturaleza y de las cosas
humanas es inmutable”3, es decir, que el mundo no cambia, es siempre el mismo, es esa
constancia del mundo la que permite conocerlo y comparar casos entre el presente y el
pasado y entre coyunturas presentes. La segunda tesis contradice formalmente la
primera en tanto afirma que “todas las cosas de la tierra están en movimiento perpetuo,
y no pueden permanecer fijas”4, esto significa que la coyuntura y los hombres son
cambiantes, están en movimiento. De esta tesis se puede inferir la posibilidad de
cambio. La tercera tesis implica una síntesis de las dos anteriores y formula una teoría
cíclica de la historia en la que se suceden formas de gobierno (un cambio permanente)
pero declara a todos esos gobiernos defectuosos, ya sea porque son malos o porque los
que son buenos duran poco. El problema de la duración se presenta como fundamental y
se plantea el problema, no ya de formas de gobierno, sino de la duración de los Estados,
2 Althusser, L. (1977) “Soledad de Maquiavelo” en Soledad de Maquiavelo. Textos recobrados II, Madrid, Biblioteca de Filosofía, Editora Nacional. 3 Althusser, L. : “Teoría y dispositivo teórico en Maquiavelo” en Maquiavelo y nosotros, Madrid, Akal, 2004 4 Ibid.
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lo que le interesa a Maquiavelo “son los gobiernos en tanto que gobiernos de Estados”5,
por lo tanto buscará qué forma de gobierno es la que permite a los Estados durar. En
este punto encontramos lo que Althusser llama la posición de Maquiavelo: buscar no un
gobierno que pase sino uno que dure y permita un Estado duradero, de esta manera se
contradice la tesis anterior de cambio perpetuo de formas de gobierno. Esta serie de
contradicciones en la teoría de Maquiavelo constituyen para Althusser uno de los
elementos más relevantes en tanto piensa la contradicción como una articulación y pide
no “levantar acta de la contradicción y concluir en la inconsecuencia”6 sino ver el
funcionamiento teórico de la articulación. Se trata en Althusser de pensar la tensión y no
negar los términos en tensión, de pensar en el entre, de mantener las contradicciones,
que son lógicas, por lo tanto pueden no ser útiles como tesis científicas pero sí lo son
como tesis filosóficas. Althusser afirma que esta posición de Maquiavelo no sólo
contradice la tercera tesis sino que la desplaza siendo que aquí no se trata de una
negación término por término sino que cambia el contenido: ya no se trata de gobiernos
sino de la duración de un Estado y se busca acabar con el ciclo de cambios permanente
lo que requiere una forma de gobierno nueva. En este punto es donde Althusser sostiene
que Maquiavelo da “un salto en el vacío teórico”7, ya que abre un nuevo camino, sale de
la teoría del ciclo de la historia y valiéndose de ella plantea algo totalmente nuevo. Se
puede pensar como una filosofía en los límites, como un pensamiento en los límites del
pensamiento.
La filosofía como un campo de batalla
El hecho que Althusser defina lo que sería una cuarta tesis como la posición de
Maquiavelo nos conduce a la idea de la práctica filosófica y de la filosofía como un
campo de lucha, como una toma de posición. Althusser refiere a una batalla teórica y al
uso de las armas del enemigo para combatirlo en una guerra filosófica, no “entre
individuos sino entre posiciones filosóficas, es decir, entre estrategias filosóficas que se
disputan, en las grandes coyunturas culturales y políticas, la hegemonía filosófica”8,
donde se da un “rodeo obligado de una filosofía por sobre otras para definir y sostener 5 Ibid. 6 Ibid. 7 Ibid. 8 Althusser, L. (1988): “Filosofía-Ideología- Política” en Filosofía y marxismo, Siglo XXI, 1998. Entrevista por Fernanda Navarro.
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sus propias posiciones (…) esta lucha toma la forma, propia de la filosofía, de la
demarcación teórica, del rodeo teórico y del trabajo teórico sobre la diferencia.”9 Esto
ocurre porque una filosofía existe por la posición que ocupa, por su diferencia respecto
de otras, diferencia que se conquista a través del rodeo teórico sobre otras posiciones en
un campo regido por la relación de fuerzas teóricas. Esta idea Althusser la desarrolla en
la entrevista con Fernanda Navarro donde asegura que “lo que constituye una filosofía
no es su discurso de demostración ni su discurso de legitimación. Lo que la define es su
posición en el campo de batalla filosófico por o contra tal posición filosófica existente o
en defensa de una posición filosófica nueva”10. En La filosofía como arma de la
revolución se refiere a la “dialéctica de toda producción teórica” y sostiene que toda
filosofía forma parte de un universo de conceptos existentes y es desde allí de donde
parte para desarrollar su novedad radical, de tal manera que “incluso para pensarla
contra el contenido del antiguo universo de pensamiento, toda teoría nueva está
condenada a pensar su nuevo contenido en algunas de las formas del universo teórico
existente, al cual va a subvertir”11, de allí que utiliza las armas del enemigo para
combatirlo en el rodeo teórico.
En este sentido, Althusser retoma a Maquiavelo en tanto entiende que éste piensa en los
extremos, siguiendo palabras de Stavrakakis podemos afirmar que Maquiavelo “asume
la responsabilidad del límite”12, enunciando tesis-límite tal como la afirmación de que
“no se puede contar con nada, ni con un Estado, ni con un Príncipe que ya existan, sino
con lo imposible inexistente: un Príncipe nuevo en un Principado nuevo”13. Es en este
punto donde queremos incorporar una reflexión sobre el vacío y el encuentro
aplicándolas a un caso concreto: el surgimiento del kirchnerismo.
Soledad, encuentro y vacío
9 Althusser, L. (1975): “Defensa de Tesis en la Universidad de Amiens” en Soledad de Maquiavelo, Madrid, Editora nacional. 10 Althusser L. (1988): “Una filosofía para el marxismo: la línea de Demócrito” en Filosofía y marxismo, Siglo XXI, 1998. Entrevista por Fernanda Navarro. 11 Althusser, L. (1968) “Acerca del trabajo teórico” en La filosofía como arma de la revolución, México, S XXI, 1999 12 Stavrakakis, Y. “Introducción: ubicación de la izquierda lacaniana”, en La izquierda lacaniana. Psicoanálisis, teoría, política. Bs. As., FCE, 2010 13 Althusser, L. (1975): “Defensa de Tesis en la Universidad de Amiens” en Soledad de Maquiavelo, Madrid, Editora nacional
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Haciendo una lectura de la lectura de Althusser respecto de Maquiavelo y su teoría
sobre el Príncipe Nuevo, podemos pensar al kirchnerismo como una irrupción
contingente, siendo que no hay nada anterior al acontecimiento que indique la forma
que tomará el encuentro, y tanto la identidad del redentor como el lugar donde se dará
el encuentro son desconocidos. El pensar políticamente permite pensar la práctica
política, e implica intentar definir las condiciones generales en las que tendrá lugar el
encuentro político que, de todas formas, es inasignable. Esas condiciones generales que
se intentan definir refieren a la coyuntura y las formas posibles del encuentro entre la
Fortuna y la Virtú, es decir las condiciones objetivas y subjetivas. Hablar de práctica
política desde Althusser implica definirla como una práctica que produce
transformaciones en las relaciones sociales. Significa plantear el problema de y desde
una coyuntura singular, en Maquiavelo y nosotros Althusser sostiene una forma de
entender la relación de esa práctica política y la teoría en la cual la práctica política
afecta el dispositivo teórico. Allí afirma que Maquiavelo propone
A través del examen teórico de un problema político, otra cosa diferente que el examen de un problema teórico (…) su relación con el problema político en cuestión, no es una relación teórica, sino una relación política. Por relación política entiendo no una relación de teoría política, sino una relación de práctica política. Que esta relación de práctica política pone en juego elementos de teoría política constituye para Maquiavelo una necesidad de la propia práctica política14
Asumiendo la imposibilidad de universalizar los conceptos de Maquiavelo ya que llevan
el aguijón de la coyuntura, pero siguiendo a Althusser en que podemos aún aprender de
aquel “infinitas cosas sobre la acción política, sus condiciones factuales y las
variaciones coyunturales de sus medios, al margen de todo a priori moral o religioso”15,
creemos que se puede realizar un análisis en presente de la emergencia del kirchnerismo
y de la figura de Néstor Kirchner como acontecimiento, retomando la lectura que hace
Althusser de la teoría del Príncipe Nuevo de Maquiavelo y del problema político que
éste plantea respecto de la necesidad de constituir la unidad italiana, sólo posible en
tanto surja un “redentor de la nación”16 que logre unificar al país bajo un Principado y
un Príncipe Nuevo. Maquiavelo sostiene que la coyuntura en la que él escribe está 14 Althusser, L. : “Teoría y práctica política” en Maquiavelo y nosotros, Madrid, Akal, 2004 15 Althusser, L. “La única tradición materialista (1985)” en Youkali. Revista de las artes y el pensamiento. N° 4, 2007 16 Althusser, L. : “La teoría del Príncipe Nuevo” en Maquiavelo y nosotros, Madrid, Akal, 2004
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caracterizada por tres elementos: una miseria extrema, donde reina una situación de
desorden y nadie conduce los destinos de la Patria, donde existe un vacío político que se
traduce en una situación sin orden y sin forma, por lo tanto se encuentra en el momento
justo para ser reordenada por un nuevo Príncipe; el segundo elemento es que ese vacío
político encuentra su correlato en la espera y disposición del pueblo al cambio y al
nuevo redentor y una voluntad a enfrentar intervenciones extranjeras; y en tercer lugar,
hombres “individualmente dotados de virtú”17 que necesitan de la virtú política del
Príncipe Nuevo para lograr la unidad. Se trata de una coyuntura donde reina la nada
política, de allí que Althusser lea que no es casualidad que
Maquiavelo describa a Italia como tocando el fondo de la nada política: existe desde luego la materia, es decir la virtú de los individuos y la disposición popular, pero en el límite no encontramos ahí forma verdaderamente preparada para la tarea política de la unidad nacional; en el límite esta forma debe ser absolutamente nueva: nuevo el Príncipe y nuevo el Principado18
Límite en tanto refiere a una tarea imposible y la asume como tal: llenar el vacío; y
límite también porque “la identidad del sujeto llamado a llenar ese vacío va a
permanecer ella misma en el vacío”19. Esto es: “hay un vacío allí donde debe advenir
una subjetividad política (…) que sea capaz de producir (…) ese resultado, la
constitución de un Estado Nacional que dure en el tiempo”20.
Estos elementos de la coyuntura que para Maquiavelo permitirán el surgimiento de un
Príncipe Nuevo que logrará la reunificación de Italia, nos son útiles para el análisis de
las características que dieron lugar en Argentina para que se sucedan los
acontecimientos del 2001 y surja en el 2003 no sólo la figura de Néstor Kirchner como
un hombre de la nada21 que reunificará la nación y que “en la lucha entre los Grandes y
17 Ibid. 18 Ibid. 19 Matheron, F. “La recurrencia del vacío en Louis Althusser” en ER, Revista de Filosofía. Número monográfico: “Leer a Althusser”, 2006 20 Nepomiachi, E., Romé, N “El problema de la temporalidad del ´advenimiento’. O la relación entre filosofía, historia y psicoanálisis, en el pensamiento de Louis Althusser” en Marxismo, psicoanálisis e investigación: discusiones althusserianas. 21 Esta definición del Néstor Kirchner como hombre de la nada no desconoce su trayectoria política como gobernador, como militante de los setenta, miembro del Partido Justicialista, etc, pero entendemos que son elementos que no explican su irrupción como fenómeno político en la actual coyuntura, no son causas sino parte de la contingencia.
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el Pueblo, toma partido por el Pueblo”22 sino también un nuevo movimiento político.
Kirchner asume la presidencia de la República sin llevar a cabo la segunda vuelta
electoral con su adversario ya que éste se baja de la contienda, con un 22% de los votos,
prácticamente desconocido en la política nacional. Asume en un escenario político
caracterizado por un vacío de poder, cuando todavía retumbaba en las calles el pedido
del “que se vayan todos”, con partidos políticos que habían perdido representación y
una cantidad de organizaciones sociales organizadas en torno a demandas concretas de
restitución de derechos básicos vulnerados, que demandaban al futuro gobierno
respuestas inmediatas ante situaciones acuciantes. Rasgos insoslayables de la coyuntura
descripta son sin duda la sucesión de cinco presidentes en una semana, que el presidente
electo obtenga menos votos que la cantidad de desocupados existentes en ese momento
en el país, hambre, represión y desesperanza que ninguna fuerza política, social o
sindical lograba aglutinar y representar ya que la irrupción de las masas desposeídas las
desbordó y las encontró sin respuesta ni capacidad organizativa, de allí que la etapa se
describa como signada por un vacío de representación. Estos hechos pueden ser vistos a
la luz de la soledad de la que habla Maquiavelo cuando afirma que ese Príncipe debe
estar solo para poder refundar un Estado, la soledad implica libertad para fundar, “todo
comienzo absoluto requiere la soledad absoluta del reformador o del fundador. La
soledad del Príncipe es el correlato exacto del vacío de la coyuntura”23. El posterior
surgimiento del kirchnerismo y de la figura de Néstor Kirchner como príncipe legítimo
sólo fueron posible en ese escenario. Maquiavelo también plantea el problema de la
duración, para ello es necesario echar raíces en su pueblo. El acontecimiento de la
muerte de Néstor Kirchner y la respuesta popular en su despedida, así como el apoyo a
la continuidad de la forma de gobierno que él inauguró dan cuenta de que ese
enraizamiento ocurrió, que el Príncipe devino muchos. Aquí el que “florezcan mil
flores” da cuenta de este devenir. Esta perspectiva nos permite pensar también las
distintas formas que se intentaron articular para echar raíces y lograr durar, tales los
intentos de transversalidad, y de construir una fuerza política en la que confluyan
distintos sectores e identidades.
22 Althusser, L. : “La teoría del Príncipe Nuevo” en Maquiavelo y nosotros, Madrid, Akal, 2004 23 Ibid.
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“La gran aventura de la fundación de un Principado Nuevo por un Príncipe Nuevo”
El encuentro que posibilita el surgimiento de un Príncipe y que condiciona la duración
de un Estado, es una categoría central. De allí la importancia del encuentro entre el
Príncipe y el Pueblo, y entre la Fortuna y la Virtú y las diferentes formas que puede
asumir este encuentro. Maquiavelo llama aventura al paso de hombre privado a Príncipe
y requiere de tres condiciones: que asuma la forma de un encuentro entre Fortuna y
Virtú; que el individuo para fundar un Principado nuevo recurra a las fuerzas de otro; y
el efecto de encuentro/correspondencia.
La aventura que convierte a un privado en Príncipe, entonces, requiere de estas tres
condiciones. Realizando un análisis en presente vemos que estas características también
las podemos pensar para analizar el surgimiento del kirchnerismo; hablamos de
surgimiento en tanto este concepto rechaza toda garantía ontológica última y permite
pensar los cambios, los procesos históricos y los encuentros entre elementos
heterogéneos que no estaban destinados a encontrarse, en tanto que hablar de origen
remite a elementos homogéneos y “supone siempre que el resultado está contenido en
germen en el origen”24.
La primera condición refiere al encuentro entre la Fortuna, es decir las condiciones
objetivas, y la virtú, las condiciones subjetivas. Este encuentro se puede dar de tres
formas: de correspondencia, de no correspondencia o de correspondencia diferida o
restaurada. El surgimiento de Néstor Kirchner (y del kirchnerismo como movimiento
político aglutinador) como un individuo (en tanto unión de partes) capaz de convertirse
en Príncipe y la duración del kirchnerismo corresponden a esta última forma de
encuentro, en tanto se trata de “convertir por medio de virtú la Fortuna de un momento
en duración política”25, se trata de aprovechar la Fortuna y poseer virtú política a fin de
reconquistar la Fortuna, que como es cambiante no puede por sí sola lograr la duración
del Estado. Kirchner asume, e irrumpe el kirchnerismo, en un momento de vacío de
poder y de pobreza extrema, condición para que surja ese Príncipe Nuevo pero logra,
por medio de la virtú política, transformar la Fortuna y hacer durable en el tiempo una
forma de gobierno nueva.
24 Matheron, F. “La recurrencia del vacío en Louis Althusser” en ER, Revista de Filosofía. Número monográfico: “Leer a Althusser”, 2006 25 Althusser, L. : “La teoría del Príncipe Nuevo” en Maquiavelo y nosotros, Madrid, Akal, 2004
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La segunda condición implica que el individuo recurre a las fuerzas de otro para fundar
un Principado nuevo y luego hay dos alternativas, una es que el individuo carezca de
virtú política por lo tanto no puede dotarse de fuerza propia y liberarse del otro de cuyas
fuerzas se valió, por lo tanto no podrá hacer que el Estado dure; otra alternativa es que
el individuo tenga virtú, se libre de las fuerzas ajenas y logre conformar las propias de
manera tal de crear las condiciones para un Estado duradero. Esta última alternativa es
la que adoptó Kirchner y la que dio lugar al surgimiento del kirchnerismo, en tanto
accede a la presidencia como candidato de Duhalde, quien luego sería su enemigo
político: utilizó las armas de otro y luego se libró de ellas construyendo fuerza propia y
generando las condiciones políticas que le permitan hacer durable el nuevo gobierno por
él instaurado. Claro que se trata de un proceso, y el librarse de las fuerzas del otro y
construir las propias son parte de un mismo movimiento, en este sentido no se puede
pensar ese proceso de forma estática, como un cúmulo de acciones, sino como una
guerra de posición en la que se va paulatinamente ganando terreno, no exenta de
contradicciones y aún en movimiento. Así podemos pensar la disputa al interior del
Partido Justicialista, con el movimiento sindical, con sectores empresariales y con
diversos actores sociales y políticos con los cuales se disputa, acuerda o busca consenso
a fin de continuar la conformación de la fuerza política propia.
La tercera condición tiene que ver con convertir la Fortuna en virtú, que la segunda
domine a la primera a fin de que la Fortuna, que es cambiante, se transforme en
duración política, convertir “la materia de la Fortuna en forma política, por
consiguiente, estructurar políticamente la materia de la coyuntura local favorable,
sentando los fundamentos del Nuevo Estado, echando raíces en el pueblo”26.
Son necesarios Príncipe y Principado Nuevos en tanto los anteriores son considerados
antiguos y se “los rechaza a todos por impotencia histórica”, el que se vayan todos del
2001, que precede al kirchnerismo da cuenta de la necesidad de renovación y el rechazo
a toda forma política anterior que caracterizó la coyuntura en la que surge el
kirchnerismo.
De esta manera Althusser explica cuáles son las condiciones que Maquiavelo entiende
debe tener un encuentro político, que puede ocurrir en cualquier lugar y se deja en el
anonimato a la identidad del hombre capaz de convertirse en Príncipe ya que “la gran
26 Ibid.
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aventura comienza fuera de todo lo que existe, por consiguiente, en un lugar
desconocido y por un hombre desconocido”27. Nosotros retomamos esta lectura a fin de
pensar el presente desde la coyuntura misma, así como aportar a un debate sobre los
desafíos filosóficos que surgen de dicha teoría tales como la positivación del vacío y la
importancia que adquieren la idea de encuentro y lo aleatorio. Pensar la coyuntura desde
el presente aleatorio es también poner en discusión teorías políticas y concepciones
filosóficas arraigadas. Implica romper con toda ontología o garantía última para
problematizar y poner en el centro de la escena el acontecimiento y la disrupción como
elementos productivos.
Llegado a este punto, nos interesa retomar la reflexión sobre un método de análisis de
Maquiavelo que para Althusser es deslumbrante y revoluciona el modo de pensar: el
pensar entre el “si” y el “entonces”, no en términos de causa-efecto sino de “una simple
consecución de condiciones, donde ‘si’ significa: estando dadas las condiciones de
hecho, es decir, esta coyuntura factual sin causa originaria, y donde ‘entonces’ designa
eso que de manera observable y enlazable se sigue de las condiciones de la
coyuntura”28. De este análisis de la coyuntura es que se desprende la tesis del Príncipe y
del Principado Nuevos siendo que “‘si’ los Estados italianos son tal como son,
‘entonces’ no pueden ni podrán jamás realizar la unidad italiana”29, por lo tanto se
necesita de un Príncipe Nuevo que, en el encuentro aleatorio de la Fortuna y la virtú,
unifique la nación y cree un Principado Nuevo que dure. En este escenario reina el vacío
tanto como ausencia de origen, de causa primera, así como el vacío factual de la
coyuntura. De esta manera estamos frente a una filosofía de lo aleatorio que postula la
novedad (Príncipe y Principado Nuevos) en tanto que, como filosofía del límite, piensa
“sin precedente, sin causa anterior”30, por lo tanto no se trata de hechos consumados
consecuencia de una esencia previa sino que son entendidos como resultados de
condiciones dadas que podrían haber sido de otra manera. Pensar las condiciones de
posibilidad en la coyuntura implica pensar la acción política desde un lugar no
esencialista y aceptar la característica de inasignable de la política. El pensamiento
sobre la coyuntura es central en Althusser, quien encuentra en los textos políticos de 27 Ibid 28 Althusser, L. “La única tradición materialista (1985)” en Youkali. Revista de las artes y el pensamiento. N° 4, 2007 29 Ibid. 30 Ibid.
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Lenin la noción de coyuntura (momento actual) al que caracteriza como “un concepto
teórico de capital importancia (que) permite por primera vez enunciar una teoría, o sea
un pensamiento verdadero sobre la posibilidad de la acción política (…) y de las
condiciones reales de la práctica política”31.
El vacío del que parte el Príncipe nuevo, un comienzo desde la nada, tiene
consecuencias filosóficas e implica una toma de posición, como señala Althusser.
Matheron sostiene en La recurrencia del vacío en Louis Althusser que la soledad, la
contingencia y el vacío son conceptos fundamentales en la obra de Althusser y afirma
que “el vacío ocupa un lugar central en el análisis althusseriano del pensamiento de
Maquiavelo, en la doble forma del vacío político de Italia y del salto en el vacío teórico
efectuado por Maquiavelo”32. De esta manera se positiviza el vacío y la soledad, siendo
condición de posibilidad de un comienzo y volviéndose conceptos productivos. Es así
que Althusser explica que
Lo que recibe este hombre de nada ¿qué es entonces? Nada: es decir, el vacío (…) En este vacío todo será posible, porque no hay ningún obstáculo (…) es en eso en lo que consiste la ‘fortuna’ por excelencia: en el vacío de obstáculos que posibilita la libertad de iniciativa33
Es por esta positivación del vacío, de la nada, que Althusser considera que Maquiavelo
es un filósofo de los extremos, que “piensa el límite como la condición absoluta de todo
pensamiento y de toda acción”34. Y aquí vuelve el tema de la soledad, siendo que el
pensamiento en los límites implica un riesgo que se asume de manera solitaria.
Althusser sostiene la idea de la soledad de Maquiavelo y afirma que “su soledad radica
ante todo en el hecho de que parece inclasificable”35 e inasequible.
La necesidad de la contingencia
31 Althusser, L. (1968) “Acerca del trabajo teórico” en La filosofía como arma de la revolución, México, S XXI, 1999 32 Matheron, F. “La recurrencia del vacío en Louis Althusser” en ER, Revista de Filosofía. Número monográfico: “Leer a Althusser”, 2006 33 Althusser, L. “La única tradición materialista (1985)” en Youkali. Revista de las artes y el pensamiento. N° 4, 2007 34 Ibid. 35 Althusser, L. (1977) “Soledad de Maquiavelo” en Soledad de Maquiavelo. Textos recobrados II, Madrid, Biblioteca de Filosofía, Editora Nacional
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En ¿Se puede pensar la política?, Badiou afirma que la historia existe en tanto
ocurrencia del azar, y propone “liberar la política de la tiranía de la historia, para
restituirla al acontecimiento”36. El azar ocupa un lugar central en Maquiavelo, quien
rechaza la idea del hombre como animal político y del origen de la sociedad como
producto de un contrato. En Maquiavelo, el azar está en el comienzo de la sociedad, por
lo tanto “su pensamiento político gira en torno al problema del comienzo
necesariamente aleatorio del Estado Nacional”37. Esto es importante desde una
perspectiva althusseriana, en tanto Althusser sostiene que “una verdadera concepción
materialista de la historia implica el abandono de la idea de que la historia está regida y
dominada por leyes que basta conocer y respetar para triunfar”38 y asegura que la
coyuntura significa un encuentro imprevisible, que adviene. De esta manera se plantea
la necesidad de la contingencia y la ausencia de un Origen, Causa o Fin fundante.
Esto nos remonta a los átomos de Epicuro, tesis que Althusser retoma para definir las
características de un materialismo aleatorio, del encuentro, de la contingencia, tesis que
postula que antes de un mundo hay átomos que caen en paralelo al vacío y sin saber
cómo ni cuándo ni dónde ocurre un clinamen, una desviación aleatoria de los átomos
que caen al vacío y se produce un encuentro. Que el encuentro, que si es duradero da
origen a un mundo sino no, sea producto de una desviación aleatoria implica la
negación de una Causa Primera. La cuestión de la duración se vuelve importante en
tanto si un encuentro no dura no produce mundo, de la misma manera que si el
encuentro del Príncipe con el pueblo no dura no hay posibilidad de lograr que dure el
Estado Nuevo.
El materialismo del encuentro, de lo aleatorio y la contingencia, levanta la premisa
según la cual “toda forma de necesidad reposa sin excepción sobre un fondo de
contingencia absoluta”39, de esta manera se rechaza cualquier garantía. Se trata de una
filosofía basada en el vacío y en el encuentro, por lo tanto no se concibe a la historia
como regida por leyes que son dadas de una vez y para siempre, de la misma manera
36 Badiou, A. “Liminar” en ¿Se puede pensar la política?, Bs. As., Nueva Visión, 1990 37 Nepomiachi, E., Romé, N “El problema de la temporalidad del ´advenimiento’. O la relación entre filosofía, historia y psicoanálisis, en el pensamiento de Louis Althusser” en Marxismo, psicoanálisis e investigación: discusiones althusserianas. 38 Althusser, L. (1988): “Una filosofía para el marxismo: la línea de Demócrito” en Filosofía y marxismo, Siglo XXI, 1998. Entrevista por Fernanda Navarro. 39 Matheron, F. “La recurrencia del vacío en Louis Althusser” en ER, Revista de Filosofía. Número monográfico: “Leer a Althusser”, 2006
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que sostiene que los encuentros se caracterizan por una inestabilidad radical, de allí la
importancia dada a la cuestión de la duración en la lectura que Althusser hace de
Maquiavelo. Esta inestabilidad y ausencia de garantía ontológica es la que permite
pensar en los cambios.
Althusser explica “que este materialismo no es el de un sujeto (sea Dios o el
proletariado) sino el de un proceso –sin sujeto- que domina el orden de su desarrollo”40 ,
lo que hay son agentes, pero no un sujeto ahistórico como origen trascendental; y agrega
que “se trata de una filosofía del vacío, que no sólo dice que el vacío preexiste a los
átomos que caen sobre él, sino una filosofía que postula y `hace´, `crea´ el vacío
filosófico para darse existencia”41. La filosofía se presenta como teoría de la
contingencia, y del encuentro, donde se descarta toda cuestión del Origen de las cosas y
se reconoce “la sumisión de la necesidad a la contingencia”42, una filosofía que parte del
vacío y de la desviación aleatoria, cuyo objeto es la nada. La contingencia, de esta
manera, indica la “imposibilidad necesaria de un fundamento último”43, es por ello que
Marchart asegura que “la contingencia como concepto no es sino el nombre dado al
fundamento ausente”44 y agrega que Maquiavelo fue el primero en pensar esta idea
radical de contingencia.
Althusser incorpora a Maquiavelo en una corriente subterránea del materialismo del
encuentro dado que el proyecto de este último consiste en lograr la unidad de Italia,
creando las condiciones para que se produzca un encuentro y “la unidad italiana tome
consistencia”45. El encuentro, que puede o no ocurrir, se realiza en el vacío político, no
hay causa primera sino contingencia. La duración del encuentro también es aleatoria,
“nada puede jamás garantizar que la realidad del hecho consumado sea la garantía de su
eternidad”46, de esta manera la historia consiste en cambios, acontecimientos que
revolucionan los hechos consumados. Por lo expuesto, creemos necesario tener en
40 Althusser, L. (1988): “Una filosofía para el marxismo: la línea de Demócrito” en Filosofía y marxismo, Siglo XXI, 1998. Entrevista por Fernanda Navarro. 41 Ibid. 42 Althusser, L. “La corriente subterránea del materialismo del encuentro” en Para un materialismo aleatorio, Madrid, Arena Libros, 2002 43 Marchart, O. “Los contornos del heideggerianismo de izquierda: el postfundacionalismo y la contingencia necesaria” en El pensamiento político postfundacional. La diferencia política en Nancy, Lefort, Badiou y Laclau. Bs. As., FCE, 2009 44 Ibid. 45 Althusser, L. “La corriente subterránea del materialismo del encuentro” en Para un materialismo aleatorio, Madrid, Arena Libros, 2002 46 Ibid.
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cuenta las nociones de encuentro y de coyuntura como categorías centrales para pensar
la historia, la política, la práctica y la lucha como lugar de encuentro de estas.
Althusser sostiene que desde la perspectiva del materialismo aleatorio para que “un ser
sea es necesario que un encuentro haya tenido lugar” 47 y afirma que ese encuentro es
aleatorio: ningún encuentro está garantizado, pudo no haber ocurrido, y es aleatorio en
sus efectos también dado que nada puede anunciar qué resultará del encuentro antes del
acontecimiento, no hay determinación, lo que hay es un “devenir-necesario del
encuentro de contingentes”48, hay necesidad de la contingencia y una inestabilidad
radical. Esta perspectiva nos ayuda a empezar a comprender el surgimiento del
kirchnerismo, si tenemos en cuenta la coyuntura de fines del 2001 y los encuentros que
no duraron (el ejemplo más paradigmático de esa inestabilidad radical quizás sea el
“piquete y cacerola: la lucha es una sola”), no había nada que pudiera anticipar qué
forma tomaría la resolución de los conflictos económicos, políticos y sociales. De
hecho, el haber tenido cinco presidentes en una semana da cuenta de otros encuentros
que no ocurrieron, o que no tomaron consistencia. Esto nos obliga a pensar la
contingencia y pone de manifiesto la necesidad de “un conocimiento de la falta
constitutiva en torno a la cual siempre se construye lo social”49.
La lucha de clases y la ausencia de fundamento último
Con el postfundacionalismo como corriente filosófica y “la imposibilidad o la ausencia
de un fundamento último de la sociedad”50, nos surge la pregunta por la posibilidad de
seguir pensando a la lucha de clases como motor de la historia, teniendo en cuenta la
ausencia de un fundamento último. Pensar en la clase obrera como un sujeto destinado
a hacer la revolución nos conduce al riesgo de caer en una postura esencialista y en una
concepción lineal de la historia. Nos queda entender al movimiento obrero como un
acontecimiento, negando todo fundamento último, reformulando el marxismo si
queremos seguir siendo marxistas, avanzando por los puntos débiles. Poner el acento en
47 Ibid. 48 Ibid. 49 Stavrakakis, Y. “Introducción: ubicación de la izquierda lacaniana”, en La izquierda lacaniana. Psicoanálisis, teoría, política. Bs. As., FCE, 2010 50 Marchart, O. “Fundar el postfundacionalismo: una ontología política” en Pensamiento político postfundacional. La diferencia política en Nancy, Lefort, Badiou y Laclau. Bs. As., CFE, 2009
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la lucha de clases como encuentro, y no en las clases como sujetos, pensar lo político
como acontecimiento y contingencia.
En esta línea, la denominada izquierda lacaniana propone aceptar la novedad, lo que
siempre se escapa y afirma que la posibilidad de cambio está dada por la “imposibilidad
del cierre -es decir, la imposibilidad de la sociedad- (…) como la precariedad de toda
identidad, que se muestra como movimiento continuo de diferencias”51. En este sentido,
Laclau sostiene la idea de una falta constitutiva, siendo que “no hay ningún contenido
que esté destinado a priori a llenarla y está abierta a las más diversas articulaciones”52.
Aquí volvemos al tema del vacío, la contingencia y la inestabilidad radical. Esto es: no
hay ninguna ley de la historia que pueda garantizar nada, hay azar y rearticulaciones, no
hay Causa ni Fin último sino coyuntura y encuentros aleatorios. Marchart retoma a
Laclau al afirmar que “este debilitamiento del fundamento puede conducir a la creciente
aceptación de la contingencia y la historicidad del ser, la cual tiene, potencialmente, un
efecto liberador”53, siendo que ya no se trata de un destino inevitable sino de “la
construcción de nuevos, aunque siempre sólo contingentes, fundamentos”54 en pos de
una política emancipadora. En la misma línea, Marchart sostiene que “el momento de lo
político, cuando la sociedad se enfrenta a su propio fundamento ausente y a la necesidad
de instituir fundamentos contingentes, siempre ya ha acontecido y no deja de
acontecer”55 y que en este sentido la política implica una paradoja en tanto es inevitable
e imposible y en la cual los sujetos actualizan y son actualizados.
Althusser nos invita a pensar el límite y nos obliga a abandonar la idea de la historia
como progreso lineal – “el vacío es el de una linealidad imposible”56- y nos conduce a
un pensamiento sobre el acontecimiento, en el plano de la experiencia, nos lleva a
pensar la especificidad de la excepción y mantener la tensión. Althusser piensa la
relación de la práctica teórica con la política y propone pensar a la política como
ruptura, como un ejercicio de transformación.
51 Laclau E., Mouffe, C. “Más allá de la positividad de lo social” en Hegemonía y estrategia socialista. Hacia una radicalización de la democracia, Bs. As., FCE, 2010 52 Laclau, E. “Sujeto de la política, política del sujeto” en Emancipación y diferencia, Bs. As. Ariel, 1996 53 Marchart, O. “Fundar el postfundacionalismo: una ontología política” en Pensamiento político postfundacional. La diferencia política en Nancy, Lefort, Badiou y Laclau. Bs. As., CFE, 2009 54 Ibid. 55 Ibid. 56 Filippo del Lucchese, “Sobre el vacío de un encuentro: Althusser lector de Maquiavelo” en Youkali. Revista de las artes y el pensamiento. N° 3
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La pregunta sobre si el surgimiento del kirchnerismo -entendido éste como un encuentro
sin origen, indeterminado- (y los distintos procesos políticos que se viven en el
continente) es producto de una etapa de la lucha de clases o producto de la contingencia,
o de una etapa de la lucha de clases como un encuentro ya advenido, aparece como una
pregunta de gran actualidad si se tiene en cuenta la disputa por la rearticulación
hegemónica en la región y la pregunta por la duración de dichos procesos. En la forma
que asuma la respuesta a esta pregunta está en juego la propia teoría marxista-leninista,
y con ella toda una corriente filosófica. Rescatar el legado de Althusser resulta
imprescindible si se quiere pensar y actuar en la coyuntura desde una posición marxista
que incorpore la producción teórica que piensa la coyuntura, la teoría y la práctica
política, y toda una producción teórica heredera del marxismo.
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