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1 Los caballos deben alimentarse de manera individualizada atendiendo a sus necesidades metabólicas, disciplina, nivel de entrenamiento, edad, estado fisiológico y condición corporal o BCS (body condition scoring). Este último parámetro se cuantifica en una escala del 1 al 9 (donde el 1 representa el estado de caquexia y el 9 el de obesidad extrema, considerándose la puntuación de 4 a 6 la ideal, siendo esta variable en función de la disciplina a la que se dedique el animal) desarrollada por Henneke en función de la grasa subcutánea localizada en 6 puntos: sobre el borde dorsal del cuello (crinera), la cruz del cuello, la región caudal al encuentro (por detrás de la articulación escápulohumeral), la zona de las costillas y la base de la cola (7) . La ración diaria debe estar equilibrada entre la energía asimilada y las necesidades concretas del caballo. De acuerdo con esta recomendación, deben tenerse en cuenta las siguientes cuestiones: el sistema digestivo equino está diseñado para albergar pequeñas ingestas de forraje a lo largo del día y de la noche y no para permanecer en un box inmóvil durante largos periodos de tiempo recibiendo pocas raciones de gran tamaño. Los animales con rutinas de estabulación prolongadas presentan mayor predisposición a sufrir impactaciones (3,4,5,6,7) . Debido al incremento en las exigencias a nivel competitivo y al propio sistema de estabulación, a este forraje se le añaden concentrados para cubrir las necesidades energéticas del caballo, las cuales se cuantifican en Megacalorías (MCal). Existen programas informáticos disponibles que ayudan a calcular las raciones teniendo en cuenta las necesidades nutricionales específicas para cada caso (7) . e incluso aplicaciones para el móvil p.e. HorseRATION (British Equine Trade Association 2013). Los concentrados básicamente son granos de leguminosas y cereales ricos en proteínas e hidratos de carbono complejos (p.e. almidón) y con una humedad baja que facilita su almacenamiento y prolonga su vida útil. Es frecuente que para facilitar la asimilación de sus nutrientes se trituren parcialmente; este factor añadido al tiempo que tarda en ser consumido va en detrimento de su valor nutricional (3) .

(3, 6). - EQUISAN Veterinaria Equina Integral · escala del 1 al 9 (donde el 1 ... sistema digestivo equino está diseñado para albergar pequeñas ... patologías respiratorias

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Los caballos deben alimentarse de manera individualizada atendiendo a sus necesidades metabólicas, disciplina, nivel de entrenamiento, edad, estado fisiológico y condición corporal o BCS (body condition scoring). Este último parámetro se cuantifica en una escala del 1 al 9 (donde el 1 representa el estado de caquexia y el 9 el de obesidad extrema, considerándose la puntuación de 4 a 6 la ideal, siendo esta variable en función de la disciplina a la que se dedique el animal) desarrollada por Henneke en función de la grasa subcutánea localizada en 6 puntos: sobre el borde dorsal del cuello (crinera), la cruz del cuello, la región caudal al encuentro (por detrás de la articulación escápulohumeral), la zona de las costillas y la base de la cola(7).

La ración diaria debe estar equilibrada entre la energía asimilada

y las necesidades concretas del caballo. De acuerdo con esta recomendación, deben tenerse en cuenta las siguientes cuestiones: el sistema digestivo equino está diseñado para albergar pequeñas ingestas de forraje a lo largo del día y de la noche y no para permanecer en un box inmóvil durante largos periodos de tiempo recibiendo pocas raciones de gran tamaño. Los animales con rutinas de estabulación prolongadas presentan mayor predisposición a sufrir impactaciones (3,4,5,6,7). Debido al incremento en las exigencias a nivel competitivo y al propio sistema de estabulación, a este forraje se le añaden concentrados para cubrir las necesidades energéticas del caballo, las cuales se cuantifican en Megacalorías (MCal). Existen programas informáticos disponibles que ayudan a calcular las raciones teniendo en cuenta las necesidades nutricionales específicas para cada caso(7). e incluso aplicaciones para el móvil p.e. HorseRATION (British Equine Trade Association 2013).

Los concentrados básicamente son granos de leguminosas y cereales ricos en proteínas e hidratos de carbono complejos (p.e. almidón) y con una humedad baja que facilita su almacenamiento y prolonga su vida útil. Es frecuente que para facilitar la asimilación de sus nutrientes se trituren parcialmente; este factor añadido al tiempo que tarda en ser consumido va en detrimento de su valor nutricional (3).

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Los aceites vegetales con excepción de la vitamina E, no

contienen almidón, azúcares ni otros nutrientes salvo lípidos. Son un buen recurso para ajustar y equilibrar dietas y tienen especial importancia en animales de resistencia y competición, ya que se ha demostrado que reducen la producción de calor (esencial para evitar la disminución del rendimiento en condiciones de humedad y temperatura elevadas). También mejoran la palatabilidad, como es el caso del aceite de maíz, y deben ser incluidos en la dieta paulatinamente (a lo largo de 3 semanas aproximadamente).

Debido a que los caballos tienen una actividad pancreática muy activa (generan una elevada cantidad de lipasa) pueden tolerar que el 20% de su dieta esté formado por aceites vegetales. Como referencia, se sabe que 450 ml de aceite otorgan unas 3.4 MCal. Los beneficios de esta suplementación tardan semanas o meses en observarse(3). También existe la suplementación con proteínas, especialmente en caballos de competición que desarrollan un ejercicio intenso y/o repetitivo. Como aminoácidos a destacar se encuentran la valina, la leucina, la isoleucina y la lisina (3, 6).

Sin embargo, el elemento fundamental sobre el que se debe asentar la alimentación de cualquier caballo es el forraje(3). Como dosis diaria de forraje un caballo debe ingerir entre un 1,5 y un 2,5% de su peso corporal, representando al menos el 50% de su dieta, y distribuyéndose en 4 tomas diarias preferiblemente. Asimismo, debe contener de un 30 a un 40% de fibra y entre 2 y 2,5 MCal/kg. Podemos distinguir tres tipos principales de forrajes en caballos: el heno de tipo hierba, el de alfalfa y trébol y el de cereales; conteniendo todos ellos vitaminas liposolubles y más calcio que fósforo.

El heno de tipo hierba presenta entre un 6 y un 11% de proteínas. Se trata del forraje más digestible y que presenta el nivel de almidón inferior. Se utiliza para estabilizar la flora intestinal y para el mantenimiento del peso. Generalmente contiene menos cantidad de polvo que los otros forrajes, por lo que está especialmente indicado en patologías respiratorias.

El grupo de henos que incluyen alfalfa y trébol contienen un

mayor nivel de proteínas, llegando hasta un 18% y destacando su contenido en lisina(3). Su administración está indicada para yeguas gestantes y lactantes o caballos con un desgaste físico importante, pero no se recomienda como única fuente de fibra. Por su alto contenido en almidón, cabe destacar que pueden acentuar el nerviosismo en animales con carácter inquieto (1, 6).

Por último, el heno producido a base de cereales (p.e. avena o

cebada) se asemeja al de hierba pero aporta un mayor valor nutritivo si

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contiene semillas. Si por el contrario las pierde, su nivel nutricional se asemeja al de la paja (que es muy bajo), utilizada básicamente para aumentar el volumen de la ración. La alfalfa madura y la paja se caracterizan por su alto contenido en lignina, que es una molécula de la pared de la célula vegetal cuyo contenido es inversamente proporcional a la digestibilidad del forraje (4), al igual que el sílice. La lignina, del latín lignum (madera), también es determinante para establecer la calidad de un forraje ya que la fermentación bacteriana no puede digerirla en grandes cantidades y que condiciona por ello la absorción de otras sustancias (p.e. vitaminas o sílice), impidiendo a su vez el desarrollo normal de la flora intestinal.

Por este motivo es un factor de riesgo para cólicos, laminitis y

obstrucciones esofágicas, siéndolo también para este último la pulpa de remolacha seca (Rodríguez M. Obstrucciones esofágicas. II Curso de Urgencias y cuidados intensivos en équidos. Universidad de Córdoba; 2013).

El oxalato y el filato disminuyen la capacidad de absorción de

sustancias como el yodo, el zinc o el calcio, y se encuentran en niveles a considerar en forrajes cultivados en países de América del Sur (2). Por otra parte, los caballos no están preparados para digerir el sílice, que se encuentra en muy altos valores en las cáscaras de arroz.

Un dato importante a la hora de determinar la calidad de un

forraje es su nivel de humedad, que debe encontrarse en torno al 20%. Cuando este valor se altera puede variar su valor nutricional (p.e. disminuyendo su contenido proteico) o generar micotoxinas por el crecimiento de hongos como Aspergillus o Fusarium produciendo a su vez patologías de diversa índole: desde disbiosis intestinales hasta trastornos neurológicos de gravedad variable.

La producción de saliva puede llegar hasta los 30 litros diarios,

que además de humedecer la ingesta y facilitar su tránsito a través del tracto digestivo, el bicarbonato presente en ella actúa como tampón del ácido clorhídrico secretado en la porción glandular del estómago, cuya producción es ininterrumpida. Cuando se presentan problemas dentarios (p.e. puntas de esmalte) disminuye el tiempo de masticación o la cantidad de alimento ingerido debido al daño que provoca al caballo comer. Como principales consecuencias de estas situaciones encontramos grano sin digerir en las heces y/o deterioro de la condición corporal del caballo. Se recomienda realizar revisiones dentales periódicas para tratar estos problemas de manera profiláctica.

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Cuando se racionan las tomas con menos cantidad de forraje del adecuado, compensado o no con aumento del concentrado, la producción de saliva disminuye considerablemente. Esto ocasiona además de obstrucciones digestivas por razones obvias, úlceras gástricas o EGUS (Equine Gastric Ulcer Syndrome) (2,3) por el desequilibrio entre el bicarbonato de la saliva y el ácido clorhídrico. Cabe destacar también como origen de las úlceras el estrés p.e. el ocasionado por los niveles de entrenamiento en la competición de élite (más de un 70% de los caballos en entrenamiento las presentan, con especial incidencia en los caballos de carreras PSI). Uno de los tratamientos más generalizados para solventar las úlceras, además de los protectores gástricos como el sucralfato 22 mg/kg PO QID-TID o el omeprazol a 4mg/kg PO SID (siendo la mitad de la dosis la posología recomendada para su tratamiento preventivo), es el incremento o inclusión de periodos de pastoreo. También se recomienda continuar con el entrenamiento, la suplementación con aceite de maíz y que el animal disponga de forraje ad libitum.

La longitud del intestino delgado se encuentra en torno a los 25 metros, y el tránsito en esta porción es muy rápido. Se estima que el alimento permanece menos de una hora en él.

En el intestino grueso el alimento sufrirá una fermentación bacteriana. La fibra vegetal es transformada en AGV (ácidos grasos volátiles) que es la principal fuente de energía que utilizan los caballos. Cuando un caballo ingiere grandes cantidades de glúcidos fermentables, los microorganismos gram positivos que liberan ácido láctico al transformarlos y se desencadena una diarrea osmótica.

Por este motivo es especialmente importante que la población bacteriana que reside en este tramo del sistema digestivo se encuentre equilibrada, ya que si se modifica repentinamente (p.e. por fármacos: los AINE’s se asocian a colitis dorsal derecha) se corre el riesgo de ocasionar trastornos digestivos, principalmente cólicos y diarreas, e incluso problemas de infosura(2, 3, 4, 6).

En contraposición, cabe mencionar a los caballos con el

“abdomen en péndulo”; esta apariencia se debe a un exceso en la ingesta de fibra, que ocasiona la distensión excesiva de las asas intestinales provocada por la fermentación bacteriana.

Atendiendo a la voracidad del individuo, un caballo de media necesita entre 3200 y 4000 masticaciones y 40 minutos para consumir un kilo de heno. Cuando se trata de un kilo de avena, el tiempo empleado es de 10 minutos o menos, reduciendo los movimientos masticatorios hasta 850 (Termes S, Centro Policlínico Veterinario Raspeig. 2012) y consecuentemente, también la producción de saliva.

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En algunos individuos se generan los conocidos “vicios de cuadra”, que abarcan desde tragar aire (Nicholls L, Theeffect of feeding management on crib-biting frequency and duration. Warwickshire College, UK; 2013), morder madera, patear puertas, automutilaciones, hasta el baile del oso o la coprofagia, entre otros (2). Todavía no se han publicado estudios que demuestren la relación directa entre estas estereotipias y los cólicos originados por obstrucción y distensión simple del colon (SCOD) y el atrapamiento del foramen epiploico (EFE) pero parece haber un patrón en esta relación (2) que indica que probablemente exista una relación causal entre las prácticas de manejo y el comportamiento con la predisposición a sufrir cólicos, aunque se necesitan más estudios para poder demostrarlo de manera plausible. Una consideración importante y a la que generalmente no se presta especial atención es la relación entre el manejo (concretamente, la nutrición) y el estado mental del animal y su consecuente implicación comportamental. El forraje y la sensación de saciedad e implicaciones fisiológicas que conlleva su ingesta (que hemos desarrollado anteriormente) obviamente tienen repercusión en la actitud mostrada por el animal.

Por último, pero no por ello menos importante, es necesario mencionar que la disponibilidad de agua es absolutamente vinculante y condicionante para el correcto funcionamiento fisiológico a todos los niveles, y especialmente para el sistema digestivo. Concretamente, destaca su implicación en los problemas obstructivos por falta de hidratación y consecuente transición a lo largo de todo el sistema digestivo (p.e. obstrucciones esofágicas o cólicos de tipo SCOD -simple colonic obstruction and distension) (2, 6). MATERIAL Y MÉTODOS

Etimológicamente, hidroponia significa “labor en agua” (hidro-; -ponos). Fue utilizada en primer lugar por la civilización Azteca, y se cree que este era el sistema de cultivo de los Jardines Colgantes de Babilonia.

La primera referencia científica escrita al respecto la creó Sir Francis Bacon en el texto de Sylva Sylvarum, que fue publicado en 1627. En 1699 John Woodword observó y documentó que la menta crecía mejor en agua no purificada que en la destilada. El primer científico que sugirió su aplicación en los vegetales de consumo fue William Gericke, profesor de la Universidad de Berkeley (California) en los años 30.

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La NASA lleva varias décadas investigando los cultivos hidropónicos en sus sistemas de soporte de vida ecológica controlada (CELSS). La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) los recomiendan como técnica alternativa de cultivo.

Entendemos por forraje verde hidropónico (FVH) el resultado del proceso de germinación de granos de cereales o leguminosas como la cebada, el trigo, el maíz o sorgo durante un periodo de entre 7 y 14 días en ausencia de sustrato terrestre. En su lugar, el crecimiento de la planta tiene lugar gracias a la utilización de soluciones minerales.

La FAO lo define como una tecnología de producción de biomasa vegetal obtenida en condiciones controladas de humedad, luminosidad y temperatura a partir del crecimiento inicial de las plantas en los estados de germinación y crecimiento temprano de plántulas a partir de semillas viables. El producto final es un pienso o forraje vivo, de alta digestibilidad, calidad nutricional y muy apto para la alimentación animal.

El germinado es un tipo específico de forraje verde hidropónico que es recolectado entre el 5º y 6º día de cultivo, momento en el que su longitud se encuentra en torno a los 6 cm. Además presenta la característica de no precisar de enriquecimiento del agua de regado de la que se nutre, debido a que el propio germen contiene los nutrientes necesarios para su crecimiento en sus primeros días de desarrollo.

Por este motivo, se considera que el proceso de germinación es un tipo de “predigestión” que facilita la asimilación de nutrientes tan importantes como las vitaminas liposolubles destacando la vitamina E (fuertemente vinculada a la fertilidad), minerales, biotina o carotenos (clorofila), mejorando la digestibilidad y colaborando a su vez al correcto mantenimiento de la flora intestinal (4). PARÁMETRO FVH

(CEBADA) CONCENTRADO HENO PAJA

Energía (Kcal/Kg MS)

3,2 3 1,7 1,4

% Proteína cruda 25 30 9,2 3,7 % Digestibilidad 81,6 80 47 39

Cuadro comparativo entre las características del FVH (cebada), el concentrado,

el heno y la paja. Fuente: Manual técnico: forraje verde hidropónico. FAO; 2001.

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DISCUSIÓN

Una de las principales preocupaciones respecto al heno es su deterioro a lo largo del tiempo p.e. debido a micosis. Se recomienda que su almacenamiento no se prolongue más de 6 meses. A pesar de las buenas condiciones en las que se conserve, inevitablemente se va a producir el detrimento de los nutrientes que lo conforman. En contraposición a esto, encontramos las ventajas del germinado.

En el germinado del trigo se encuentran niveles de vitamina B seis

veces superiores que los de su semilla. En el caso de la soja, la vitamina C solo se encuentra presente a partir del proceso de germinación. Además, su alto contenido en agua favorece el correcto funcionamiento digestivo.

Al tratarse de un alimento “fresco”, no debe ingerirse tras haber

sido almacenado durante más de 48 horas, aunque lo ideal es el consumo en el mismo día de recepción para evitar las complicaciones relacionadas con el almacenamiento explicadas anteriormente .

Imagen de bandejas de germinado de cebada (cedida por Equinocol S.A.)

El cultivo del germinado proporciona una gran eficiencia en la

utilización del agua y en sus tiempos de producción. En él por cada kilo de materia seca obtenida en 14 días se produce un consumo total de 20 litros de agua. Para producir un kilo de materia seca de forraje no hidropónico se necesitan 521 litros en la cebada, 635 litros en el caso de la avena, 505 litros en el maíz y 271 en el sorgo (Carámbula, M y Terra. J; 2000). Su sistema de producción permite la distribución modular en vertical, optimizando el uso del espacio útil (FAO).

Resulta especialmente atractivo para los caballos y además precisan de un mayor número de movimientos masticatorios que el

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concentrado, lo que es un entretenimiento adicional que conlleva menos estrés.

A pesar de todo, no se considera la opción de alimentar a los

caballos exclusivamente con germinado dado que no cubre las totalidad de sus necesidades diarias, y se recomienda su administración a modo de complemento o sustitutivo parcial de la ración diaria.

A nivel de mercado sus precios resultan competitivos: el

crecimiento medio es de 1 cm diario, tratándose de un alimento de alta calidad sanitaria de composición conocida y libre de aditivos por lo que como desarrollo comercial implica una rentabilidad aceptable a pesar de que como inconveniente presenta la necesidad de una inversión inicial elevada. Unos casos determinantes que impulsaron la confianza y difusión de los FVH son los casos de Chernobyl (Ucrania), Voronezh (Rusia) o Kazakstan, en los que se utilizó como fuente e producción de alimentación para los animales dada la extensión de los terrenos contaminados por la radiación (ISAR: Initiative for Social Action and Renewal in Eurasia).

También cabe destacar que actualmente se está desarrollando un

estudio en el departamento de Produción de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid sobre la relación entre la ingesta de germinado y la disminución en la incidencia de cólicos en los caballos que lo consumen. El síndrome abdominal agudo se considera la principal causa de muerte en determinadas poblaciones de caballos. Se estima que en torno a un cuarto de las muertes se deben a cuadros de cólico(2).

CONCLUSIONES

El FVH y concretamente el germinado presenta unas características nutricionales y organolépticas muy llamativas y adecuadas para el consumo de manera continuada en caballos de cualquier nivel deportivo o estado metabólico, ya que se trata de un suplemento con valores nutricionales estudiados y conocidos y que puede incluirse en la dieta equina (de manera escalonada a lo largo de unas tres semanas) tras ajustar el resultado del balance nutricional de la ración tras su inclusión.

El principal problema que presenta este alimento es el

desconocimiento y desconfianza generalizado al tratarse de un producto “novedoso” en España. Además, su desarrollo no resulta especialmente atractivo ni idóneo dada la situación económica actual, ya que conlleva un coste elevado.

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A pesar de sus beneficios tanto nutricionales como económicos (al tratarse de un candidato muy competente para sustituir parcialmente las raciones de concentrado diarias) y de posiblemente disminuir los casos de cólicos (tanto médicos como quirúrgicos) puede generar precisamente por este motivo cierta incomodidad en sectores puntuales del mercado.

Se necesita un mayor conocimiento sobre las propiedades del FVH

y el germinado a nivel de la población (especialmente la científica) para poder aprovechar sus beneficios. AGRADECIMIENTOS

A Beatriz Jiménez Adánez (Equinocol S.A. Nutrición Equina) por su tiempo, apoyo y colaboración en este trabajo. BIBLIOGRAFÍA

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BIBLIOGRAFÍA DE CONSULTA

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5. Orsini J A, Divers T J, Equine emergencies. St. Louis: Elsevier; 2014.

Autora: María Jordá Sanz EQUISAN Veterinaria Equina Integral