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Encuentro sobre gestión del patrimonio arqueológico Actas del Azores - Madeira - Canarias Casa de Los Coroneles La Oliva, Fuerteventura 11 y 12 de noviembre de 2010

Actas del Encuentro sobre gestión del patrimonio arqueológico, Arqueomac 2010

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Actas del Encuentro sobre gestión del patrimonio arqueológico, Arqueomac 2010

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Page 1: Actas del Encuentro sobre gestión del patrimonio arqueológico, Arqueomac 2010

Encuentro sobre gestióndel patrimonio arqueológico

Actas del

Azores - Madeira - Canarias

Casa de Los CoronelesLa Oliva, Fuerteventura11 y 12 de noviembre de 2010

Page 2: Actas del Encuentro sobre gestión del patrimonio arqueológico, Arqueomac 2010

Actas del

Encuentro sobre gestión del patrimonio arqueológico

Casa de los CoronelesLa Oliva, Fuerteventura

11 y 12 de noviembre de 2010

Azores - Canarias - Madeira

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Consejera de Educación, Universidades, Cultura y DeportesMilagros Luis Brito

Viceconsejero de Cultura y DeportesAlberto Delgado Prieto

Directora General de Cooperación y Patrimonio CulturalMaría Aránzazu Gutiérrez Ávila

EditaViceconsejería de Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias

Dirección General de Cooperación y Patrimonio Cultural

Coordinación editorialEliseo G. Izquierdo

Organización del EncuentroMBA Consultores

Depósito Legal: GC 172 2011

ISBN: 978-84-7947-590-1

La Carta Internacional para la Gestión del Patrimonio Arqueológico, adoptada

por el ICOMOS en 1990, defi ne de manera genérica el patrimonio arqueológico

como huella de la existencia del hombre y lo reconoce como riqueza cultural

frágil y no renovable. Por ello, resulta fundamental su adecuada integración en

las políticas de planifi cación a todas las escalas, así como la implicación activa

de la población, promocionando su conocimiento y el acceso y divulgación de

la información científi ca, que requiere estar sometida a frecuentes revisiones.

Como bien común, la legislación debe garantizar la conservación del patrimonio

arqueológico, atendiendo a las particularidades de cada región, pero partiendo

de la certeza de que se trata de una herencia de la humanidad entera. Una de

las condiciones para asegurar esta buena gestión del patrimonio arqueológico

–entendida dicha gestión en un sentido integral–, es la intervención de pro-

fesionales convenientemente formados y cualifi cados, siendo indispensable el

intercambio de conocimientos y experiencias a nivel internacional.

Atendiendo a ese espíritu colaborativo, el presente encuentro, incluido en el

Programa Arqueomac de formación en tendencias e innovación en la Ar-queología, se plantea como una nueva oportunidad para compartir y debatir

ideas, realidades y necesidades en torno a la gestión del patrimonio arqueoló-

gico en el particular marco geográfi co insular Azores-Madeira-Canarias; sobre

su presente y sobre su futuro, abordando cuestiones fundamentales como la

difusión y musealización de materiales y yacimientos arqueológicos, las pers-

pectivas que se plantean desde este ámbito macaronésico sobre la metodolo-

gía e investigación arqueológica, o la siempre candente problemática de las

medidas e instrumentos legales y administrativos para la defensa y control del

patrimonio arqueológico.

María Aránzazu Gutiérrez Ávila Directora General de Cooperación y Patrimonio Cultural

Presentación

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PONENCIAS INAUGURALES

Arqueología industrial: el inventario del patrimonio

histórico industrial de Gran Canaria

Amara Florido Castro. Doctora en Historia del Arte

Projecto de valorização da Capela da Esperança

Daniel Gomes Rodrigues de Sousa. Arqueólogo

BLOQUE I: CONSERVAR, EXHIBIR, DIFUNDIR. PÚBLICOS Y MUSEALIZACIÓN DE MATERIALES Y YACIMIENTOS ARQUEOLÓGICOS

Primeras intervenciones en los fondos del Museo

Arqueológico Benahoarita

Jorge Afonso Álvarez. Restaurador

Educación y acción cultural en el Museo Arqueológico del

Puerto de la Cruz

Juana Hernández Suárez. Directora-Conservadora del

Museo Arqueológico del Puerto de la Cruz

Interpretar para dar empleo al Patrimonio

Luis Gortázar Díaz-Llanos. Director de Pintadera Asesores

Integrales

Mesa redonda [transcripción revisada]

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49

63

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Índice

Page 5: Actas del Encuentro sobre gestión del patrimonio arqueológico, Arqueomac 2010

BLOQUE II: NUEVAS PERSPECTIVAS EN LA GESTIÓN E INVESTIGACIÓN DEL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO

Actuaciones en el patrimonio arqueológico y etnográfi co

de La Palma: Buracas (Las Tricias. Garafía) y Barranco de

Las Ovejas (Refugio del Pilar. El Paso)

Jorge Pais Pais. Inspector de Patrimonio del Cabildo de La

Palma

Registro geométrico con escáner láser y fotogrametría

digital terrestre aplicada al patrimonio arqueológico

Fernando Álamo Torres. Servicios Integrales de Patrimonio

Histórico

Introducción a los SIG como herramienta de gestión y

análisis arqueológico

Marco A. Moreno Benítez / Ibán Suárez Medina / Félix

Mendoza Medina. Tibicena. Arqueología y Patrimonio SLP

Mesa redonda [transcripción revisada]

BLOQUE III: MEDIDAS E INSTRUMENTOS PARA LA DEFENSA Y CONTROL DEL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO. LEGISLACIÓN, INSPECCIÓN Y PLANEAMIENTO URBANÍSTICO

Patrimonio Cultural y Ordenación del Territorio de

Canarias. Refl exiones desde la práctica diaria

Miguel Febles Ramírez. Director-Gerente de GEODOS

Revitalización del Patrimonio Arqueológico: Intervención

en el Cenobio de Valerón y su entorno

Juan Carlos Hernández González. Arquitecto

Marco legal de la gestión del patrimonio arqueológico

Pilar Gómez Cortés / María Antonia Perera Betancort

Servicio de Patrimonio Histórico del Cabildo de Lanzarote

Mesa redonda [transcripción revisada]

CONCLUSIONES

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PONENCIASINAUGURALES

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Arqueología Industrial

La disciplina llamada Arqueología In-

dustrial nace en íntima relación con

el movimiento de revalorización del

Patrimonio Industrial. Será el interés

social y la sensibilización hacia estos

bienes lo que ha sido determinante

para el nacimiento de la misma.

En la década de los sesenta del pasa-

do siglo, a raíz de la destrucción de los

numerosos vestigios de la Revolución

Industrial por la reconversión y la pro-

pia presión urbanística en las ciudades,

surgió sobre todo en Gran Bretaña,

una relevante campaña promovida

por historiadores y científi cos en pro

de la conservación de las instalaciones

ARQUEOLOGÍA INDUSTRIAL: EL INVENTARIO DEL PATRIMONIO HISTÓRICO INDUSTRIAL DE GRAN CANARIA

Amara Florido CastroDoctora en Historia del Arte

Gran Canaria. Islas Canarias

[email protected]

PALABRAS CLAVE: Patrimonio industrial, inventario,

arqueología industrial, Gran Canaria.

y máquinas de las viejas fábricas. En

este país, la polémica comenzó con

la desaparición de la Euston Station

–antigua estación de ferrocarriles de

la época victoriana– que generó una

coyuntura favorable para la defi nitiva

creación como disciplina científi ca de

la Arqueología Industrial, donde se

elaboran las primeras defi niciones re-

feridas al descubrimiento, la cataloga-

ción y estudio de los bienes heredados

del pasado industrial. Así, en 1971 nace

la primera organización para la de-

fensa de la Arqueología Industrial que

tuvo su culmen en la fundación, siete

años después, del Comité Internacio-

nal para la Defensa del Patrimonio

Industrial (TICCIH), comité encargado

RESUMEN

Se realizará una semblanza sobre el signifi cado, objetivos y planteamientos de

esta disciplina a nivel general, acercándonos a la realidad de la Arqueología In-

dustrial en nuestras islas. Tras esta introducción nos centraremos en profundizar

sobre el desarrollo del Inventario del patrimonio industrial en Gran Canaria: mo-

tivos que generaron la necesidad de su realización, proceso de trabajo, caracte-

rísticas de las fi chas que integran la base de datos, conclusiones provisionales,

ofreciendo un adelanto de los prometedores resultados obtenidos hasta este

momento.

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de estudiar, inventariar, conservar y di-

fundir el patrimonio industrial, amén

de fomentar la relación entre las per-

sonas e instituciones interesadas en

esta materia a nivel internacional.

El interés por la recuperación de este

patrimonio ha ido en aumento en

las últimas décadas. A Gran Bretaña

le siguieron países como Alemania,

Francia, Canadá y, más tardíamente

España. En nuestro país ha surgido

desde hace varios años una gran pre-

ocupación por esta materia, gracias a

la creación de grupos de defensa del

patrimonio histórico industrial prácti-

camente en todas las regiones. El Mi-

nisterio de Obras Públicas, a través del

Centro de Estudios Históricos de Obras

Públicas, lleva realizando desde hace

tiempo la labor de catalogación, estu-

dio y difusión de este patrimonio, cu-

yos resultados se han visto refl ejados

en numerosas exposiciones, catálogos

y publicaciones de obras hidráulicas,

faros, fábricas, estaciones, puertos, ca-

nales, etc. De igual modo, los gobier-

nos de diversas comunidades autóno-

mas han seguido este ejemplo empe-

zando a preocuparse por el estudio y

la conservación del legado industrial.

Muchos ayuntamientos han procedi-

do, con prometedoras campañas, a

difundir la necesidad de conservación

de los restos de valor del pasado con

funciones industriales, organizando

jornadas de investigación, congresos,

exposiciones monográfi cas… Existe,

como vemos, un ambiente más que

favorable a la conservación, regenera-

ción y estudio del patrimonio que in-

tegra la Arqueología Industrial, cuyos

principales cometidos son investigar,

analizar, registrar y preservar, en últi-

ma instancia, los restos derivados del

proceso industrializador. Representa,

pues, un avance histórico en cuanto

signifi ca, de entrada, un replantea-

miento de nuestro pasado más próxi-

mo. Se trata de una ciencia eminente-

mente multidisciplinar, ya que conver-

gen en la misma no sólo la ingeniería,

la historia económica, social o la del

arte, sino donde también tienen cabi-

da la sociología, la antropología, etc.

Pero, ¿qué entendemos por Patrimo-

nio Industrial? En líneas generales

puede defi nirse como el conjunto de

elementos de explotación industrial,

generado por las actividades econó-

micas de cada sociedad. Este patrimo-

nio lo integran, por tanto, los restos

de la cultura industrial que poseen un

valor histórico, tecnológico, arquitec-

tónico, social o científi co. Incluye no

sólo edifi cios, equipamiento mecáni-

co, herramientas, molinos o talleres

sino que también tienen cabida las

fábricas, almacenes y depósitos, sin

olvidar los emplazamientos donde se

desarrollan las industrias: la vivienda,

colegios, etc. El Patrimonio Industrial,

por tanto, debe entenderse como par-

te indisoluble del patrimonio cultural

en general.

En lo que al territorio español se refi e-

re, y que refl eja el reconocimiento que

este patrimonio está adquiriendo por

parte de las instituciones ofi ciales, es

de obligación citar la puesta en mar-

cha desde el año 2000 del Plan Nacio-

nal de Patrimonio Industrial, iniciativa

que parte de la Dirección General de

Cultura a través del Patrimonio Histó-

rico Español.

Todo ello no hace más que demostrar

la voluntad de las administraciones

central y autonómica en instrumentar

las medidas oportunas para la conser-

vación, recuperación y rehabilitación

de dicho patrimonio, reafi rmando

aún más si cabe el papel protagonista

de este legado industrial como factor

de desarrollo local sostenible, contri-

buyendo al mantenimiento de la me-

moria colectiva de los pueblos y de la

comunidad que lo ha generado.

La Arqueología Industrial en Canarias

El hecho de que en las Islas Canarias

no se haya producido un importante

proceso industrializador –si lo compa-

ramos con el de otras comunidades

españolas o europeas– ha llevado a

crear una percepción generalizada

de que la industria apenas ha tenido

cabida en el archipiélago. Es necesa-

rio, pues, partir del hecho de que la

“industrialización” canaria cuenta con

unas singularidades propias determi-

nadas por sus condiciones geográfi cas

(lejanía de la Península y su carácter

isleño); naturales (diversidad del me-

dio natural, topografía abrupta); eco-

nómicas (tradición agrícola) y sociales

(movilidad poblacional y predominio

del campesinado). Todos estos factores

explican de alguna manera las limita-

ciones del sector productivo insular.

A pesar de ello no faltan en nuestra

tierra investigaciones relevantes sobre

aspectos puntuales que ponen de ma-

nifi esto el valor de nuestro olvidado y

menospreciado patrimonio industrial.

De igual modo cabe resaltar la prolife-

ración que han alcanzado en los últi-

mos tiempos las iniciativas encamina-

das a la recuperación de ingenieras e

industrias de gran tradición histórica,

en especial molinos harineros (Inge-

nio, San Mateo, Firgas…); salinas (Aru-

cas (El Bufadero), Arinaga (Tenefé)…),

Foto 1. Pozo del Pino (Arucas)

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etc. A ello se suma la creación de mu-

seos locales, ecomuseos y museos de

sitio, con participación no sólo de la

iniciativa pública sino –lo que es más

destacable– el apoyo privado, orien-

tado en su mayoría hacia la recupera-

ción y regeneración del paisaje degra-

dado, el patrimonio cultural industrial

y etnográfi co, rentabilizándolo e impli-

cando a la comunidad que lo generó.

Emplazados en su mayor parte en zo-

nas rurales de interés paisajístico, con

una arquitectura popular o tradicional

a conservar, y donde aún persisten o

se escenifi can actividades económicas

tradicionales. Entre los ejemplos más

destacados cabe citar el Ecomuseo de

La Alcogida (Tefía, Puerto del Rosario);

el Parque Cultural de Guinea (Frontera,

El Hierro); Museo de la Sal (Antigua,

Fuerteventura); Museo del Grano La Ci-

lla (La Oliva, Fuerteventura); El Museo

del Vino (San Bartolomé, Lanzarote);

Casa Museo Insular del Vino La Baran-

da (El Sauzal, Tenerife); Casa Museo del

Vino Las Manchas (Los Llanos de Ari-

dane, La Palma); Casa del Vino de Gran

Canaria El Galeón (Santa Brígida, Gran

Canaria); Museo de la Pesca Tradicio-

nal (El Cotillo, Fuerteventura); Museo

del Plátano (Tazacorte, La Palma); Casa

de la Miel (El Sauzal, Tenerife)…

Dentro del capítulo de exposiciones

recordamos las promovidas por el Co-

legio Ofi cial de Ingenieros Industriales

de Canarias en la isla de Tenerife, en

mayo de 2007, y en la capital granca-

naria, en octubre del siguiente año.

Las antiguas y obsoletas maquinarias,

herramientas y artilugios mecánicos

volvieron a ser protagonistas en estas

muestras cuando ya habían dejado

de cumplir la función para la que fue-

ron creados, transformándose así en

piezas museables, que testimonian el

mundo del trabajo, así como la acti-

vidad científi ca, económica y técnica

de un pasado no tan lejano. Invitamos

para ello a un paseo por el tiempo, ad-

mirando el sorprendente mundo de la

Arqueología Industrial en su vertiente

insular: máquinas, herramientas, pla-

nos, fotografías, instrumentos, ma-

quetas… centraron la atención del nu-

meroso público visitante, facilitando la

comprensión del fenómeno industrial

en sus múltiples vertientes.

Con ello, se pretendió colocar al pa-

trimonio industrial canario en el lugar

que le correspondía, como parte de

nuestra propia memoria e identidad

cultural.

Los propósitos pueden resumirse en

los siguientes puntos:

• RESCATAR del olvido una parte

desconocida de nuestra cultura

como son los bienes derivados de

la actividad productiva, testigos de

la evolución técnica del hombre.

• REVALORIZAR la función que an-

taño desempeñara este patrimo-

nio en la economía del territorio

insular y que el paso inexorable

del tiempo, unido a las continuas

transformaciones tecnológicas,

habían relegado al más absoluto

de los abandonos.

• SENSIBILIZAR y concienciar a la po-

blación en general y, en especial,

a los sectores juveniles de nuestra

sociedad, a cerca de la importan-

cia de este rico legado.

• DIVULGAR la importancia del pa-

trimonio industrial de las islas, en

consonancia con las tendencias

que desde hace varias décadas se

están llevando a cabo en el resto

de Europa.

Por lo que respecta a la catalogación

de este patrimonio industrial, parti-

mos de un hecho constatable como es

la dispersión de organismos con com-

petencias en materia de patrimonio.

Esto implica que las acciones encami-

nadas a la elaboración de inventarios

y catálogos se hayan diseminadas en-

tre las administraciones y los diversos

organismos competentes, careciendo

de unos criterios mínimos de homo-

geneidad.

Las Comunidades Autónomas que en

estos momentos están realizando –o

han concluido– el catálogo del patri-

monio industrial de manera sistemá-

tica son: Asturias, Aragón, Castilla y

León, Cataluña, Comunidad Autóno-

ma de Madrid, País Vasco y Valencia.

En general están promovidos desde

las direcciones generales de patrimo-

nio y los encargados de llevarlos a

cabo suelen ser equipos interdiscipli-

narios en los que tanto los historia-

dores como los historiadores del arte

tienen una destacada presencia. Los

límites cronológicos abarcan desde

mediados del siglo XIX y se prolon-

gan hasta la década de los sesenta

del siglo pasado, dependiendo de la

incidencia y desarrollo del fenómeno

industrializador en cada territorio. En

el resto de comunidades, el interés por

abordar este tipo de proyectos surge

a raíz de una iniciativa muy destaca-

Foto 2. Fábrica de tubos de Mr. Leacock (Gáldar)

Foto 3. Taladro vertical del taller de

Fundición de Enrique Sánchez, en un pozo

de Santa María de Guía

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ble como es la creación del ya citado

Plan Nacional de Patrimonio Indus-

trial, que propició el inicio de este tipo

de inventarios específi cos en Galicia,

Navarra o Extremadura. Además, este

Plan ha contribuido a fi jar el concepto

de patrimonio industrial, así como sus

límites cronológicos y los criterios de

selección y clasifi cación de los bienes

a inventariar.

En el V Congreso dedicado a la Con-

servación del Patrimonio Industrial y

de la Obra Pública (Ferrol, febrero de

2009), los expertos en esta materia se-

ñalaron como primera conclusión de

las jornadas:

Fomentar la elaboración de inventa-

rios y catálogos de Patrimonio Indus-

trial como herramientas de gestión,

con criterios de valorización de los

elementos patrimoniales, alentando a

las Comunidades Autónomas que aún

carecen de éstos para que pongan en

marcha proyectos conducentes a su

realización. Sería deseable la partici-

pación del Ministerio de Cultura, IPCE,

en esa labor, valorando la posibilidad

de unir en red los diferentes inventa-

rios y haciendo visible un Inventario

del patrimonio Industrial de España

que con criterios y metodología ho-

mogénea sea expresión de los testimo-

nios físicos que perviven de la historia

industrial del país.

Ante todo ello, es evidente que el in-

ventario se erige como la herramienta

que permite conocer la magnitud, el

valor y el estado del patrimonio histó-

rico industrial, a la vez que el instru-

mento para tomar decisiones y poner

en marcha acciones o medidas rela-

cionadas con la conservación, protec-

ción y puesta en valor de los vestigios

del pasado industrial.

El fi n último que se plantea con ello es

proporcionar un “estado de la cues-

tión” del patrimonio industrial de cada

región, es decir, cuantifi carlo, valorar-

lo y darlo a conocer, despertando la

toma de conciencia social hacia su re-

conocimiento como parte indisoluble

de nuestra memoria histórica.

El Inventario del Patrimonio Histórico Industrial de Gran Canaria (1900-1960)

La propuesta del Inventario del Patri-

monio Histórico Industrial de Gran

Canaria (1900-1960) surgió de la ne-

cesidad de salvaguardar la memoria

histórica de la industrialización de esta

isla, en consonancia con otros pro-

yectos y realidades que se han venido

acometiendo con éxito en el resto del

territorio nacional. Al tratarse de un

patrimonio en rápida transformación y

deterioro y, por lo tanto, en grave pe-

ligro de desaparición, se hacía necesa-

ria una rápida y efectiva catalogación

de los restos que aún conservamos.

La Dirección General de Cooperación

y Patrimonio Cultural del Gobierno de

Canarias, consciente de la importancia

del mismo, aprobó la realización de

dicho inventario en la isla de Gran Ca-

naria en julio del año pasado (2009) y a

cuya labor nos hemos dedicado desde

entonces.

Con este proyecto se constituirá una

base de datos objetiva que registrará

los bienes del Patrimonio Industrial

grancanario de la época antes seña-

lada, identifi cando, describiendo y

valorando los testimonios catalogados

para su protección, difusión y puesta

en valor.

De igual modo, permitirá conocer

cuantitativa y cualitativamente el ma-

pa patrimonial del legado de la in-

dustrialización de cada uno de sus 21

municipios, actualizando los registros

realizados hasta ahora.

No cabe duda de que se trata de una

tarea ardua y compleja, ya que partía-

mos casi de cero, en referencias y en

experiencia previas, a lo que se suma

la extensión de este patrimonio, su

especifi cidad y el amplio espacio geo-

gráfi co que pretendíamos abarcar.

Proceso de trabajo

Los inventarios se plantean, en ge-

neral, como un trabajo que se apoya

en fuentes bibliográfi cas, material de

archivo y trabajo de campo, impres-

cindible éste ultimo para reunir toda

la información que está dispersa, y es

poco y mal conocida, sobre los bienes

–muebles e inmuebles– que las activi-

dades industriales han legado a nues-

tro territorio.

La estructura del inventario se com-

pone de los siguientes elementos:

1. Conjunto de fi chas sobre cada ele-

mento o bien patrimonial registrado.

2. Base de datos en Access con los da-

tos esenciales, que permitirá obte-

ner diversos listados.

3. Memoria o Informe fi nal.

Para la elaboración de las fi chas se

han adoptado dos modelos diferen-

tes y personalizados, en función de la

naturaleza del bien a catalogar: Bien

Foto 4. Molino de Las Rosadas (Teror)

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Inmueble y Bien Mueble. Son bienes inmuebles de carácter patrimonial las

fábricas, las edifi caciones y las instala-

ciones que son testimonio de sistemas

y procesos vinculados a la actividad

industrial, hayan perdido o no su uti-

lidad. Son bienes muebles de carácter

industrial las máquinas, los vehículos,

los instrumentos y las herramientas

utilizados por la industria y/o en el

proceso de industrialización.

El diseño de ambas fi chas es de autoría

propia, basándonos en otros ejemplos

adoptados en inventarios acometidos

en el País Vasco, Zaragoza y Asturias.

El primer apartado es común para am-

bos elementos, haciendo constar los

Datos Generales: identifi cación y lo-calización, con lo que se consigue ca-

racterizar con precisión el elemento:

• Número de registro (correlativo)

• Denominación: nombre del bien

• Clasifi cación sectorial: se identifi ca

la actividad de los elementos patri-

moniales en base a la nueva Cla-

sifi cación Nacional de Actividades

Económicas (CNAE, 2009)

• Código de identifi cación: se ano-

tan los códigos de identifi cación

del INE para situar geográfi camen-

te todos y cada uno de los elemen-

tos del inventario: provincia, mu-

nicipio y localidad. Seguidamente

se enumera el bien, añadiendo al

fi nal las siglas PI (Patrimonio Indus-

trial)

• Provincia

• Comarca

• Municipio

• Localidad

• Código Postal

• Dirección

En el caso de las fi chas de Bienes In-

muebles, este apartado se completa

con otros parámetros que faciliten la

localización geográfi ca del mismo.

En el margen superior derecho inclui-

mos una fotografía digital (formato

bmp) general y representativa del ele-

mento inventariado.

Los siguientes campos son perfecta-

mente reconocibles, procurando apli-

car siempre un lenguaje directo y cla-

rifi cador que permita al lector obtener

una información precisa sobre el bien

patrimonial industrial. Otros paráme-

tros indicados:

Fichas Bienes Inmuebles:

- Datación cronológica

- Promotores

- Constructor-autor

- Historia, uso actual, transformacio-

nes

- Descripción de la construcción, orga-

nización del espacio, transformacio-

nes

- Tipo de energía, descripción de ma-

quinaria

- Situación actual, categoría del ele-

mento –donde se establece la po-

sibilidad de indicar una elección

jerárquica entre: excelente, singular

o abundante, en función de las pecu-

liaridades particulares del mismo, en

comparación con el montante global

analizado–; propuestas de uso

- Situación legal, documentación y bi-

bliografía cotejada, observaciones,

nombre del informante con teléfo-

no de contacto, fecha de la toma

de datos, así como reproducciones

detalladas en menor formato.

Fichas Bienes Muebles:

- Clasifi cación tipológica: tipo de ener-

gía, motor y cronología

- Descripción del mobiliario: material,

descripción sintética del bien

- Datos históricos: numero de serie,

marcas o inscripciones, placas, esta-

do de conservación, uso y situación

actual, categoría del elemento

- Situación legal: titularidad, grado

de protección, documentación y bi-

bliografía, observaciones, informan-

te y fecha de toma de datos

Llegados a este punto quisiéramos

hacer dos precisiones: por un lado,

la horquilla 1900-1960 se estableció

como referencia fl exible, que nos per-

mitía censar, fuera de estos márgenes,

instalaciones como las Salinas de Ari-

naga (1804) o la Azucarera de San Juan

de Telde o Destilerías Arehucas, am-

bas fundadas a fi nes del Ochocientos,

por citar solo algunos ejemplos que

se insertan dentro de la fi losofía que

propugna la Arqueología Industrial de

revalorización y rehabilitación de esta

clase de vestigios.

Por otro lado, junto al patrimonio que

podríamos considerar netamente in-

dustrial, el inventario se hizo también

extensivo a otros elementos derivados

del fenómeno de la industrialización,

como la infraestructura del transporte

y comunicaciones (puentes), los servi-

cios públicos (almacenes de empaque-

tado y mataderos) y los procesos de

captación, depuración y distribución

de agua (pozos y acueductos).

El trabajo de campo constituye la labor

más importante y no cabe duda que la

Foto 5. Azucarera de San Juan (Telde)

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más complicada. En este sentido, la in-

formación facilitada, entre otros, por

los alcaldes, concejales de patrimonio

histórico y de cultura o cronistas nos

llevó a localizar a una buena parte de

antiguos industriales y coleccionistas

que aún atesoran el legado material

de antiguas actividades productivas e

industriales. Las fuentes orales tienen

interés cuando no es posible disponer

de publicaciones ni de documentación

escrita (en archivos) sobre determina-

dos bienes patrimoniales. El recurso

a los testimonios orales, es decir, al

relato de las personas que conservan

la memoria de cómo era un elemen-

to, bien o ingenio industrial y saben,

además, explicar cómo se organiza-

ba la producción y el trabajo o cómo

funcionaba una máquina determina-

da tiene un valor inapreciable en este

tipo de inventario. Hay que apuntar,

no obstante, que se trata de una fuen-

te subjetiva, que puede aportar datos

e información errónea y que no siem-

pre es posible contrastar.

Se consultan los fondos de los distintos

archivos municipales, el archivo de la

Consejería de Industria del Gobierno

de Canarias, así como el Archivo Histó-

rico Provincial de Las Palmas y el que

se custodia en la Cámara de Comercio

de Las Palmas. La fase de recogida de

datos se complementa con la consulta

de un importante volumen de mate-

rial bibliográfi co, tanto de carácter ge-

neral como monográfi co.

Todo ello se acompaña de un impor-

tante volumen de material fotográfi -

co, imágenes generales y detalladas

de los distintos elementos objeto de

inventario, que ilustran y comple-

mentan la información documental y

bibliográfi ca de los mismos. Nos per-

mite conocer, además, su estado de

conservación, características físicas

y tecnológicas, así como sus peculia-

ridades arquitectónicas: distribución

interior, disposición del equipamiento

mecánico, situación actual, etc.

Sectores industriales

1.- Industria agroalimentaria y tabaco:

- Industrias derivadas de la moltura-

ción del trigo

- Tratamiento de la carne

- Preparación de leche

- Elaboración y conservación de

pescado

- Elaboración de bebidas: refrescan-

tes, cerveza, vino

- Fabricación de cacao y café

- Elaboración de helados

- Maquinaria de explotaciones agrí-

colas-ganaderas

- Establecimientos relacionados con

el procesado de frutas y hortalizas

- Industria del tabaco

- Industrias extractivas

2.- Industrias de la madera y del cor-cho. En segundo lugar en orden de

importancia, las industrias especiali-

zadas en el tratamiento de la madera

(carpinterías y ebanisterías).

3.- Metalurgia y reparación naval. Ta-

lleres de herrería y fundición, carpin-

terías de ribera, astilleros…

4.- Industrias de otros productos mi-nerales no metálicos. Integran este

módulo: fábricas de azulejos y baldo-

sas de cerámica; ladrillos, tejas y pro-

ductos de tierras cocidas; hornos de

cal y trabajos en cantería.

5.- Industria del papel: edición, artes gráfi cas y reproducción de soportes grabados. Industrias y talleres destina-

dos a la edición de periódicos, revistas,

folletos y toda clase de impresos per-

sonales y comerciales.

6.- Industria textil y de la confección. Industria del cuero y del calzado. Aglutina, entre otras, las tintorerías,

fábricas de sombreros y paraguas, cal-

zado, curtido y acabado del cuero.

7.- Reparación de vehículos de mo-tor. Talleres de reparación de coches.

8.- Industria química: elaboración de

jabones, lejías, fósforos, velas, abonos,

etc.

9.- Producción y distribución de energía eléctrica, gas y agua: pozos,

acueductos...

10.- Transporte y comunicaciones.

Conclusiones (provisionales)

El balance fi nal de la realización del

Inventario del Patrimonio Histórico In-

dustrial de Gran Canaria (1900-1960) es

positivo y esperanzador. Este proyecto

–hoy ya una realidad– ha supuesto un

trabajo de investigación riguroso, no

concluyente, pero cuyo alcance ha

desbordado los objetivos iniciales. Más

allá de ser una herramienta de gestión

para la Administración, se ha conver-

tido en un documento de referencia

para profundizar en el conocimien-

to de nuestra historia más reciente y

desde el cual se plantean múltiples ini-

ciativas de difusión y puesta en valor

de este patrimonio. En defi nitiva, esta

base de datos que contiene las fi chas

es de sumo interés para conocer –de

forma sintética y objetiva– el volumen

del patrimonio industrial, su estado,

así como planifi car en última instan-

cia acciones e intervenciones sobre

el mismo. En relación con este punto

no debemos olvidar la necesidad de

establecer los mecanismos necesarios

para señalar la protección legal como

primer paso para garantizar la conser-

vación de muchos de estos bienes.

Con todo ello, hemos podido demos-

trar y reafi rmar la dimensión que los

bienes industriales ofrecen como par-

te indisoluble de nuestro patrimonio

histórico cultural, en relación directa

con la importancia creciente que ha

adquirido en el contexto internacional

la protección y rehabilitación de anti-

guos elementos industriales (inmue-

bles y muebles).

Del análisis de los elementos inventa-

riados podemos discernir la existencia

de un modelo regional industrial de-

terminado por ciertas condiciones: la

existencia de una industria doméstica

urbana y rural; la repercusión que al-

canzó el esplendor de la agricultura de

exportación, por ejemplo, en la zona

del sureste (pozos y almacenes de em-

paquetado); así como las manifesta-

ciones fabriles de diversa índole de las

que aún conservamos testimonios de

extraordinario valor, especialmente en

el sector agroalimentario: molinos…

En cuarto lugar quisiera destacar la

receptividad incondicional y la espe-

cial sensibilidad mostrada por las per-

sonas contactadas: no solo por parte

de alcaldes, concejales, cronistas, sino

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PROJECTO DE VALORIZAÇÃO DA CAPELA DA ESPERANÇA

Daniel de SousaArqueólogo da DRAC – RAM

[email protected]

RESUMO

A intervenção arqueológica a decorrer no conjunto arquitectónico do Montado

da Esperança, com particular incidência nas ruínas da Capela da Esperança,

torre sineira, muros de contenção de terras, poios, veredas, e cercas para gado,

na freguesia de São Roque, do concelho do Funchal, na Região Autónoma da

Madeira, envolve uma estrutura arquitectónica religiosa quinhentista, que revela

grande importância científi ca, permitindo análises diacrónicas sobre a ocupação

humana do espaço físico. Paralelamente, outros campos de análise incidiram na

tentativa de reconstituição de práticas e vivências religiosas (sagradas) e pagãs

(profanas) das comunidades que usufruíram deste espaço.

Os trabalhos preliminares que decorreram neste espaço, foram executados

com alguns condicionalismos particulares ambientais, visto que a área se insere

numa zona integrada e protegida, relativa ao coberto vegetal endémico, que se

apresenta muito consistente e extenso.

principalmente por los propios indus-

triales, herederos… que han sabido

apreciar la importancia de este legado

material.

Finalmente, y dado el creciente dete-

rioro y fragilidad del patrimonio in-

dustrial es nuestro deseo y esperanza

que este trabajo no quede restringido

a la isla de Gran Canaria, de modo que

el resto de las islas recojan el testigo

de dicho inventario, con sus peculiari-

dades y especifi cidades que no harán

sino confi rmar la riqueza y diversidad

del patrimonio generado por la activi-

dad industrial en cada una de ellas.

PALAVRAS - CHAVE: Ermida, Ermo,

Capela, Torre sineira, Gótico.

Fig. 1. Vista parcial das ruínas da Ermida de Nossa Senhora da Esperança (sentido Oeste/Este)

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1.- APRESENTAÇÃO PRELIMINAR DOS TRABALHOS ARQUEOLÓGICOS A DECORRER

1.1.- Localização

A Ermida de Nossa Senhora da Espe-

rança, georeferência-se nas coordena-

das U.T.M. – N 32º 41’ 05.1’’ – W 016º 55’

33.8’’, a uma altitude absoluta de 635

m. (Fig.- 1), e situa-se no ermo “Norte”

da freguesia de São Roque, do Conce-

lho de Funchal, dentro de um vale en-

caixado, limitado pelo Pico das Pedras,

a Norte, Lombo do Galeão, a Oeste, e

pelo Lombo da Alegria, a Este, onde

se descobre, a meia encosta, a Levada

da Serra, que percorre o sentido Nor-

te/Sul. Nesta localização geográfi ca,

circunscreve-se as ruínas da Capela

de Nossa Senhora da Esperança, num

cocuruto localizado dentro de uma bi-

furcação do Ribeiro da Penteada, que

corre de montante para jusante, per-

correndo o sentido Norte/Sul.

Geologicamente esta zona encontra-

se inserida em duas diferentes áreas

de formação (Fig.- 2): a área relativa

ao vale do Ribeiro da Penteada, que

se caracteriza por uma formação de

Mugearitos do Porto da Cruz; e outra

que compreende as zonas contíguas

à estrutura religiosa, designadamente

as áreas inseridas entre os Lombos do

Galeão e da Alegria, que se inserem

dentro do complexo vulcânico com

formações pós-miocénicas da Lomba

do Meio, Cabeço da Fajã dos Vinháti-

cos e Terreiro da Luta.

1.2.- Enquadramento Histórico da Paróquia de São Roque do Funchal

Os actuais territórios de São Roque in-

tegraram primitivamente a paróquia

da Sé, passando mais tarde para a tu-

tela da freguesia de São Pedro. Poste-

riormente, houve nova reestruturação

do território eclesiástico, passando en-

tão os territórios circunscritos a Norte

(arrabaldes limítrofes) da paróquia de

São Pedro, a integrar a Paróquia de

São Roque, através de carta régia do

Cardeal-Rei D. Henrique, datada de 3

de Março de 1579.

A matriz de São Roque esteve inicial-

mente sediada numa capela quinhen-

tista de invocação a São Roque, no sí-

tio da “Igreja Paroquial” (actualmente

Sítio da Igreja Velha), construída por

quotização dos Homens da terra. Mais

tarde, pelo ano de 1588, o bispo D. Luís

de Figueiredo de Lemos, reedifi cou o

citado edifício quinhentista, que acaba

por sucumbir irrecuperavelmente nos

anos de 1790. Perante esta ocorrência

nefasta para a comunidade religiosa,

houve necessidade de se edifi car uma

nova matriz, iniciando-se os trabalhos

de construção nos princípios do século

XIX. A sua conclusão sucede por volta

de meados do século XIX, embora a

nova sede de paróquia conhece-se a

celebração do culto divino já a partir

dos anos de 1820.

Referimos ainda que a invocação a

São Roque (cognominado advogado

das chagas ruins), se deve ao facto

de ser um santo conhecido no meio

popular como padroeiro dos cirurgi-

ões, inválidos, defensor do gado e de

doenças contagiosas. Este santo, nos

primórdios da povoação da ilha da

Madeira, foi um dos padroeiros meno-

res da cidade do Funchal, sem templo

próprio. Só por volta de 1523, em con-

sequência de um surto epidémico de

peste que assolou o Funchal nos anos

de 1521, é-lhe conferido um lugar ca-

tivo na Sé Catedral do Funchal, com

altar exclusivo, festividade, procissão

solene e confraria.

Fig. 2. Extracto de Carta Militar de

Portugal (1/25 000)

Fig. 3. Extracto de Carta

Geológica de Portugal (1/50 000),

Madeira

Fig. 4. Levantamento Topográfi co

do Sítio do Montado da

Esperança, freguesia de São

Roque, Concelho do Funchal

A presente comunicação tem como objectivo apresentar resultados ainda

preliminares de uma investigação, que se visa exigente, incidindo em questões

indispensáveis e amplas, como a contextualização histórica do arqueosítio,

a metodologia científi ca implementada afecta à disciplina arqueológica

concernente a prospecções de superfície no solo, registo gráfi co das estruturas

descobertas e futuras escavações a executar no âmbito de sondagens de

diagnóstico, que se visa implementar nas zonas limítrofes (Norte, Sul, Este e

Oeste) da referida arquitectura religiosa quinhentista.

Pretende-se, deste modo, mostrar à comunidade científi ca, governativa

e população em geral, a afi rmação de um projecto plurianual de carácter

Regional.

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Fig. 5. Gravura da Capela da Esperança, in Alberto Artur Sarmento, Freguesias da Madeira

ciava abandono administrativo, entre-

gando-o à confi ança do pároco de São

Roque, que prontamente, recorreu à

boa vontade do povo, pastores e ro-

meiros, com o objectivo de angariar

fundos monetários para a benefi ciação

do templo, que manifestava debilida-

des estruturais. Entretanto, tendo-se

verifi cado que o antigo administrador

retivera todas as alfaias concernentes

ao culto religioso da Capela da Espe-

rança, designadamente a chave da

caixa de esmolas, adereços da ima-

gem de Nossa Senhora da Esperança,

lampadários em prata e pintura a óleo

sobre madeira do retábulo, foi-lhe or-

denado, sob ameaça de excomunhão

pela diocese, a consumar a entrega

dos referidos objectos.

No ano de 1677, a referência conti-

nuada a abusos supersticiosos com

recurso às alfaias religiosas da capela,

que frequentemente circulavam con-

tinuadamente pelas casas dos crentes,

na esperança de receber alívios rápi-

dos e milagrosos perante doenças e

afl ições, levaram o Bispo D. Frei Antó-

nio Teles da Silva, a encerrar a capela

à prática do culto sagrado, facto que

gerou grande descontentamento na

comunidade cristã. Paralelamente, o

mesmo pontífi ce da diocese censurou

ainda actos inconsequentes do povo,

que rabiscava de forma continuada os

alçados do templo, ameaçando com o

castigo de excomunhão todos aqueles

que usassem tais malefícios de vanda-

lismo sobre a arquitectura religiosa.

Tal advertência parece não ter sortido

qualquer efeito sobre os infractores,

que continuaram a prevaricar, ten-

do como consequência o facto de o

bispo, para acabar com esses abusos,

mandar ornamentar o interior e ex-

terior das paredes do templo sagrado

com painéis azulejares.

Os dias de festejo em honra de Nossa

Senhora da Esperança foram também

motivo de discórdia entre as confrarias

de Nossa Senhora da Guia e a de Nos-

sa Senhora da Esperança, organizadas

na capela, pelo facto dos dias de festa

coincidirem com outras festividades

vizinhas. Valeu novamente a intromis-

são do bispo D. Frei António Teles da

Silva na discórdia, defi nindo que cada

uma das citadas confrarias organizas-

se a sua festa conforme entendesse.

A capela de Nossa Senhora da Espe-

rança permaneceu ainda por mais al-

gum tempo aberta ao culto religioso,

mas sendo continuadamente alvo de

profanações e desaguisados entre os

crentes. Em 1772 é incorporada nos

domínios privados da pertença da

Quinta das Laranjeiras, perdendo-se

na memória a devoção primitiva da

comunidade cristã, e culminando no

verdadeiro estado de ruína em que se

encontra nos nossos dias.

Presentemente, a capela de Nossa

Senhora da Esperança, volta a sair do

esquecimento, com o lançamento do

pré-projecto para a valorização da Er-

mida de Nossa Senhora da Esperança

de São Roque do Funchal, apadrinhada

pela Secretaria Regional do Ambiente

e Recursos Naturais, pela Direcção Re-

gional dos Assuntos Culturais e pela

Junta de Freguesia local, com o ob-

jectivo de devolver dignidade ao que

resta da primitiva arquitectura religio-

sa quinhentista e espaços envolventes,

através da preservação do enquadra-

mento físico original, antevendo-se

uma perspectiva museológica para o

arqueosítio.

1.3.- Enquadramento Histórico da Capela de Nossa Senhora da Esperança

A Capela de Nossa Senhora da Espe-

rança é, segundo a historiografi a, uma

das mais antigas da Diocese, e a maior

de São Roque. A festividade anual a

ela associada era celebrada na primei-

ra oitava do Espírito Santo, originando

ajuntamentos de romeiros que paga-

vam as suas promessas e faziam as

suas oferendas. Nas noites de véspera

da festividade não faltavam o fogo e

luminárias, despiques e danças, vinho

tenro, e a tisnada de chibo no braseiro

que, segundo Alberto Artur Sarmento,

foi o princípio da espetada regional

madeirense.

É esta Ermida exemplo primitivo e par-

ticular de uma arquitectura religiosa

quinhentista de fazenda, construída

por quotização de pastores ligados

àquele lugarejo, onde reuniam o gado

anualmente para consumar as tos-

quias do gado velho e efectuar novas

marcações individuais nas crias ama-

mentadas.

Foi Gaspar Afonso quem concedeu

uma geira quadrada das terras do “al-

tinho” para a construção do “templo

sagrado” da Senhora da Esperança,

tendo sido a primeira arquitectura re-

ligiosa a celebrar cerimónias de culto

cristão nos territórios de São Roque,

satisfazendo desta forma a povoação

de então, que se caracterizava como

devota, crente e fi el aos princípios cris-

tãos.

A datação concernente à construção

do templo gótico é desconhecida, en-

contrando-se no entanto referências

acerca da edifi cação da pequena ca-

pela, que se encontrava em fase cons-

trutiva, por volta dos anos de 1553. No

ano de 1571, o Padre Henrique da Câ-

mara construía uma ponte de madei-

ra, sobre a Ribeira da Penteada, para

facilitar a acessibilidade ao grande nú-

mero cristãos que acorriam ao “Santu-

ário da Esperança”.

No decorrer do ano de 1613, o admi-

nistrador sesmeiro da Capela, Gaspar

Afonso Magalhães, sem meios fi nan-

ceiros para suportar obras de bene-

fi ciação no edifício religioso, senten-

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2.- A INTERVENÇÃO NA CAPELA DE NOSSA SENHORA DA ESPERANÇA. PARTICULARIDADES DA INTERVEN-ÇÃO ARQUEOLÓGICA

O estudo e interpretação dos vestí-

gios arqueológicos descobertos nesta

intervenção possibilitarão reescrever

a história deste carismático conjunto

patrimonial.

A intervenção arqueológica iniciou-se

em meados de 2007 e prolongou-se

até Agosto do mesmo ano. A orga-

nização dos trabalhos arqueológicos

são da responsabilidade da Direcção

de Serviços do Património Cultural -

DRAC visando, essencialmente, uma

avaliação do potencial científi co e pa-

trimonial do supracitado sítio arqueo-

lógico, através da recolha e registo dos

vestígios da antiga capela e da distinta

torre sineira; a análise estratigráfi ca

do solo e subsolo; e a preservação e

consolidação de eventuais descober-

tas estruturais e/ou artefactuais pré-

existentes no arquivo-terra, com vista

à identifi cação das várias cronologias

concernentes às ocupações antrópi-

cas verifi cadas in situ. Paralelamente,

preconizamos a defi nição de medidas

de protecção e valorização das ruínas

da arquitectura religiosa quinhentista

e respectivo espaço envolvente.

A prospecção arqueológica inicial veio

a determinar um conjunto de evidên-

cias arquitectónicas, num estado de

conservação surpreendente, cons-

tatando-se que, as estruturas eram

bons indícios para o conhecimento

da arquitectura quinhentista, cujos

níveis superfi ciais de derrubes encer-

ram níveis arqueológicos preservados,

de substancial interesse arqueológico.

Esta constatação impulsionou uma

nova estratégia para a intervenção

arqueológica, levando o arqueólogo

inicialmente envolvido no projecto a

instituir uma equipa interdisciplinar,

no âmbito da colaboração de espe-

cialistas e de áreas como a História de

Arte, a Antropologia, a Arquitectura, a

Botânica e a Geologia, com a fi nalida-

de de se implementar uma prática de

transversalidade nas diversas áreas da

investigação.

A fase seguinte desta intervenção

arqueológica, baseou-se no levanta-

mento topográfi co com a implanta-

ção física de uma malha (subdividida

em quadriculas de 2mX2m), que, no

seu plano gráfi co, permitisse registar

todas as acções futuras que se viessem

a realizar no âmbito da operação ar-

queológica, nomeadamente no que

diz respeito à localização de estrutu-

ras, registo de alçados e cortes, arte-

factos prospectados e/ou futuramente

exumados, etc.

Posteriormente, a terem sido detecta-

dos os primeiros indícios das estruturas

arquitectónicas pertencentes à capela

e torre sineira adjacente, iniciaram-se

os trabalhos de desmatação na área

que compreendia a arquitectura reli-

giosa e a adjacente torre sineira, dan-

do-se continuidade aos trabalhos para

Sul, que compreendia um coberto ve-

getal consistente extenso, no qual se

veio a descobrir, no patamar inferior,

a entrada monumental de acesso ao

edifício religioso. A descoberta destas

estruturas levou-nos a estender a área

da intervenção arqueológica a todo o

espaço do Montado da Esperança, de

forma a permitir a recolha exaustiva

dos dados arqueológicos, com vista ao

seu conhecimento integral.

Com o desenvolvimento dos trabalhos

relativos à continuada desmatação

em área, vieram a se detectar na parte

Sudeste do arqueosítio estruturas sob

Fig. 6 e 7. Vista geral, antes e após a desmatação (sentido Sudeste/Noroeste)

Fig. 8. Registo gráfi co do alçado principal “Oeste”

Fig. 9. Alçado exterior “Oeste”. Cap. Esp. 08 - QUAD. R’ 43/44/45/46

planta semi-circular, eventualmente

ligadas às primitivas actividades pas-

toris. Na fase fi nal da desmatação, foi

implementado um plano para a exe-

cução de sondagens de diagnóstico

em várias zonas da estação arqueoló-

gica, com a fi nalidade de se tentar es-

clarecer cronologias das “sucessivas”

ocupações antrópicas.

2.1.- Abordagem Preliminar

Todas as tentativas de interpretação

da arquitectura religiosa tiveram por

base conjecturas, visto que as mesmas

não tiveram por base o edifício na

sua integridade mas já em estado de

ruína avançado, desde o seu abando-

no, nos fi nais do século XVIII. Assim,

a intervenção arqueológica a decorrer

no referido arqueosítio, vem ajudar

a clarifi car algumas dúvidas sobre a

problemática da Ermida, nomeada-

mente a identifi cação da capela, com-

preendendo a casa do padre e a torre

sineira, bem como sobre as áreas en-

volventes, onde proliferam estruturas

ligadas a actividades agro-pastoris.

A Capela: Os trabalhos arqueológicos

desenvolvidos permitiram a observa-

Fig. 10. Registo gráfi co do alçado “Oeste” (interior da capela)

Fig. 11. Alçado “Sul” da Capela

Fig. 12. Alçado “Norte” da Capela

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ção directa, sobre a arquitectura reli-

giosa quinhentista, com uma planta

quadrangular e concernente orienta-

ção litúrgica, virada a Nascente. O edi-

fício é de construção em alvenaria de

basalto, revestida a argamassa de cal.

O vão de porta apresenta vestígios a ne-

gativo de uma moldura sob a forma de

arco em ogiva em cantaria regional.

Verifi cou-se que o interior da capela

estilizava inúmeras marcas de negati-

vos azulejares de três painéis indepen-

dentes, dois localizados nos fl ancos do

altar-mor e um terceiro junto da porta

de entrada, no alçado Noroeste.

A leste verifi cou-se a demarcação do

antigo retábulo, o qual, eventualmen-

te, integrou uma pintura a óleo sobre

madeira, de Nª Sª da Estrela e dos Na-

vegantes ou Nossa Senhora da Espe-

rança, actualmente no Museu Dioce-

sano de Arte Sacra, redescoberta por

Eduardo C. N. Pereira na sacristia da

Igreja de S. Roque, em 1971, e que a

descreveu da seguinte forma:

“A Virgem coroada, no meio de seis

cabeças de anjos alados, tendo o Me-

nino no regaço, aparece sobre nuvens,

vestida de vermelho e túnica azul, em

socorro de embarcações de alto e pe-

Fig. 13. Pormenor de

gravura estilizada em

traço fi liforme, com

motivo zoomórfi co, torre

sineira (alçado Este)

queno bordo, acompanhada de uma

estrela dourada que refulge a seus pés.

Por baixo, o mar encapelado, sob um

ambiente de tempestade (…) A tem-

pestade se confi na ao mar, o grupo de

fi guras que caminha à direita, em terra

fi rme, agrupa-se em fi la ou caravana,

levando um animal de carga, e usam

bordões e chapéus de caminhantes ou

peregrinos –(…)– e o grupo da esquer-

da, ainda que mais distante, segue

também ordenadamente em direcção

a uma cidade que se ergue ao longe

entre montanhas”1.

Isabel Santa Clara data a referida pin-

tura do 1º quartel do séc. XVII, afi r-

mando sobre a mesma:

“Embora se afi rmem diferentes invoca-

ções para esta pintura (…) parece mais

própria a invocação que encontramos

na confraria –Nossa Senhora da Espe-

rança ou Nossa Senhora da Guia– que

tanto uma como outra guiam os via-

jantes a bom porto, os caminhantes

desta vida a destino seguro”2.

Ainda, na sua análise, refere que “esti-

listicamente trata-se de uma obra que,

tem, em virtude dos modelos utiliza-

Fig. 14. Vista geral da capela sentido Sudoeste/Nordeste

Fig. 15. Pormenor do negativo do retábulo, no alçado interior “Este” da capela

Fig. 16. Demarcação da provável localização da pintura no negativo do retábulo

Fig. 17. Nossa Senhora da Pormenor da pintura Esperança ou Nossa Senhora da Estrela e dos

Navegantes

dos, ressaibos ainda do italianismo da

“bella maniera” tanto na pujança da

Senhora, cujas roupagens deixam en-

trever o recorte e volumetria do seio,

(…) como nas fi guras serpentinadas

dos anjos e numa certa abertura da

paleta. (…) Parece-nos uma obra feita

mais na senda de Diogo Teixeira, de

quem terá captado o cromatismo e a

solidez das formas (…)“3.

No exterior, acharam-se negativos de

um painel de azulejos, no fl anco nor-

te da entrada Oeste. Foram também

detectadas inscrições fi liformes e em

abrasão no alçado Norte. Contíguas

à capela, descobriram-se duas estru-

turas: uma localizada junto ao alçado

exterior Leste, com uma planta rec-

tangular esguia; e outra que se adoça

ao alçado exterior Norte sob planta

quadrangular, que, possivelmente, co-

municaria com o interior da capela a

Nordeste.

Torre Sineira: Os trabalhos realizados

junto da anexa torre sineira vieram a

caracterizar uma estrutura de constru-

ção em alvenaria de basalto, revesti-

da a argamassa de cal. Esta descreve

Fig. 18. Registo gráfi co da torre sineira, alçado “Este”

Fig. 19. Alçado “Oeste” da torre sineira, Cap. Esp. 08 - QUAD. R’ 44/45

Fig. 20. Alçado “Sul” da torre sineira, Cap. Esp. 08 - QUAD. R’ 45

Fig. 21. Alçado “Este” da torre sineira, Cap. Esp. 07 - QUAD. R’ 44/45

Fig. 22. Alçado “Norte” da torre sineira, Cap. Esp. 07 - QUAD. R’ 44

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um campanário com a forma de arco

em ogiva, com moldura em cantaria

regional. A referida estrutura estiliza

fi liformes nos alçados laterais e prin-

cipal (virado à capela), com motivos

geométricos (molduras), zoomórfi cos,

vegetalistas, cruciformes e alfaias reli-

giosas (cálices), exteriorizando pontu-

almente resquícios de pigmentação,

designadamente a óxido de ferro, com

coloração vermelha. Nestes painéis fo-

ram executados alguns registos gráfi -

cos, onde se prevê executar decalques

nocturnos com luz rasante, para uma

melhor leitura e compreensão dos ele-

mentos representados.

3.- CONCLUSÃO

Os resultados científi cos da interven-

ção arqueológica a decorrer na Capela

da Esperança de São Roque do Fun-

chal, são aqui apresentados de uma

forma genérica dado que o processo

de interpretação está longe de chegar

ao fi m, visto que a investigação foi

interrompida por razões de fi nancia-

mento do projecto plurianual.

Neste sentido, a reorganização dos

cadernos de campo, o tratamento dos

documentos gráfi cos e fotográfi cos, a

contextualização e análise do acervo

recolhido, a defi nição de uma estraté-

gia com vista à diversifi cação qualitati-

va dos estudos, a produção científi ca,

o planeamento e execução das sonda-

gens de diagnóstico e planos museo-

lógicos a elaborar para o arqueosítio,

são algumas das tarefas previstas para

breve, que possibilitarão reescrever a

história deste sítio, há tanto tempo es-

quecido…

4.- EQUIPA TÉCNICA

Entidade ResponsávelDRAC | Direcção de Serviços do

Património Cultural

CoordenaçãoDiva Freitas (Arquitecta - Directora de

serviços da DSPC)

Manuela Marques (Antropóloga)

Responsável Técnico | Científi co

Daniel Sousa (Arqueólogo)

Historiador de ArteFilipe Bettencourt

Design Gráfi coMárcio Ribeiro

Desenho TécnicoJosé Carlos Pereira (Desenhador)

Fotografi aDaniel Sousa / Roberto Pereira

Levantamento Topográfi coJosé Gomes (Topógrafo - DRF |

Direcção Regional de Florestas)

Trabalhadores indeferenciados Pedro Lopes (Operário - Junta de

Freguesia de São Roque)

Paulo Jardim (Operário - Junta de

Freguesia de São Roque)

BIBLIOGRAFÍA

CARITA, Rui: «A capela do Senhor Je-

sus da Sé do Funchal», Islenha, nº 22,

Jan-Jun. 1998, pp. 5-10.

NORONHA, Henrique Henriques de:

Memórias Seculares e Eclesiásticas

para a Composição da História da

Diocese do Funchal na Ilha da Madei-

ra. Centro de Estudos de História do

Atlântico / Secretaria Regional do Tu-

rismo e Cultura, Funchal, 1996.

PESTANA, Maria Isabel da Câmara San-

ta Clara Gomes: Das Coisas Visíveis às

Invisíveis: Contributos para o estudo

da pintura maneirista na Ilha da Ma-

deira (1540-1620). Vol I. Tese de douto-

ramento em História da Arte da Época

Moderna, apresentada à Universidade

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Page 18: Actas del Encuentro sobre gestión del patrimonio arqueológico, Arqueomac 2010

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3 Ibídem, 2004, p. 276.

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CONSERVAR, EXHIBIR, DIFUNDIR. PÚBLICOS Y MUSEALIZACIÓN DE MATERIALES Y YACIMIENTOS ARQUEOLÓGICOSB

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PRIMERAS INTERVENCIONES DE CONSERVACIÓN Y RESTAURACIÓN EN LOS FONDOS DEL MUSEO ARQUEOLÓGICO BENAHOARITA

Jorge Afonso ÁlvarezLicenciado en Bellas Artes (Restauración y Conservación).

Universidad Politécnica de Valencia

La Palma. Islas Canarias

[email protected]

RESUMEN

A lo largo de las siguientes líneas pretendemos exponer los primeros pasos que

se han dado en la conservación y restauración de los fondos pertenecientes al

Museo Arqueológico Benahoarita de la isla de La Palma, persiguiendo no solo la

divulgación del esfuerzo que desde las distintas administraciones se realiza para

la conservación de nuestro patrimonio, sino también exponer una metodología

general a la hora de intervenir sobre materiales arqueológicos, que pueda resul-

tar útil al enfrentarnos a una intervención arqueológica.

Como comentábamos anteriormente, es necesario poner en evidencia el esfuer-

zo que desde las administraciones se realiza para la conservación de nuestro

patrimonio, esfuerzo que en muchas ocasiones pudiera parecer insufi ciente si no

tenemos en cuenta el gran volumen de patrimonio a conservar. Concretamente,

en el caso que nos ocupa, se ha podido llevar a cabo esta intervención mediante

un convenio entre el Área de Cultura y Patrimonio Histórico del Cabildo Insular

de La Palma y la Dirección General de Cooperación y Patrimonio Cultural del

Gobierno de Canarias, que ha aportado la fi nanciación necesaria.

Queremos incidir especialmente en la naturaleza material de los objetos arqueo-

lógicos, dejando al margen los datos y conceptos que nos puedan aportar. Así,

nos centraremos en el hecho de que de forma natural están sujetos al enveje-

cimiento y degradación de la materia que los compone, problemas acentuados

generalmente por las condiciones físico-químicas a las que se encuentran ex-

puestos, además de posibles degradaciones de tipo antrópico, siendo nuestra

misión corregir o al menos mitigar dicha degradación en la medida de nuestras

posibilidades.

Pese a que el tratamiento concreto de los restos arqueológicos presenta pro-

blemas y aborda patologías específi cas que lo diferencian de las intervenciones

sobre otros objetos artísticos, los criterios fundamentales en los que se basan las

PALABRAS CLAVE: Conservación, restauración,

arqueología, Benahoarita.

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intervenciones son comunes. De este modo los procesos a emplear en la inter-

vención responderán en todo momento a los principios básicos de la restaura-

ción recogidos en la Carta del restauro de Venecia, aprobada por el ICOMOS en

1965. Podemos resumir estos principios en tres postulados básicos:

- El respeto máximo hacia la obra, esto es, el respeto hacia la integridad de la

pieza en todos sus estratos y contenidos.

- La reversibilidad total de los materiales y procesos aplicados, con el fi n de ga-

rantizar la posibilidad de ser retirados en el futuro si por alguna razón se con-

siderara necesaria esa medida.

- La discernibilidad de la intervención frente al original, con el fi n de permitir

identifi car en todo momento las zonas intervenidas y aquellas en las que per-

manece el original.

Expondremos las líneas básicas que rigen la intervención sobre el objeto arqueo-

lógico ejemplifi cando los distintos procesos, con las intervenciones concretas lle-

vadas a cabo en los fondos del Museo Arqueológico Benahoarita.

por parte del arqueólogo, para poder

estudiar la pieza, pero en casos menos

afortunados encontramos antiguas in-

tervenciones realizadas con productos

inapropiados, que se han degradado y

no responden a los criterios actuales

en cuanto a calidad y reversibilidad.

2.- METODOLOGÍA GENERAL

2.1.- Propuesta de intervención

Los pasos iniciales previos a la realiza-

ción de cualquier intervención sobre

un objeto concreto pasan necesaria-

mente por la realización del estudio

pormenorizado del mismo, determi-

nando su estado de conservación y las

posibles causas de su degradación.

Basándonos en el diagnóstico previo,

deberemos plantear una metodolo-

gía concreta de la intervención que

consideramos necesaria, que si bien

podrá ser modifi cada por imprevistos,

marcará en líneas generales nuestro

trabajo.

La propuesta de intervención deberá

recoger una completa documenta-

ción que deje constancia del estado

inicial de la pieza, del conjunto de

operaciones realizadas y sirva como

historial del objeto en el futuro. Uno

de los pilares fundamentales es la fo-

tografía, que ilustrará el estado inicial

y fi nal de la pieza así como el conjunto

de procesos aplicados. Refl ejaremos

de igual modo la información de tipo

gráfi co y los análisis científi cos que se

le realicen.

El proceso de documentación se com-

pleta al fi nalizar la intervención, me-

diante la realización de una memoria

técnica en la que refl ejaremos tanto la

información recogida en la propuesta

de intervención como la explicación

detallada del proceso, en la que se in-

cluirán los métodos y productos apli-

cados.

2.2.- Consolidación

Procederemos a la consolidación de

los objetos, o a zonas concretas de es-

tos en las que se haya producido una

pérdida de la cohesión material, inde-

pendientemente de la naturaleza del

proceso de degradación que la haya

provocado. De este modo garantiza-

mos la integridad estructural del obje-

to, no solo frente a la degradación que

el tiempo pueda ejercer sobre él, sino

también sobre la que nosotros podría-

mos provocarle mediante nuestras

manipulaciones.

Es un proceso que produce una trans-

formación a nivel físico- químico en

el interior del objeto, rellenando las

áreas internas en las que se ha perdido

la estructura material, por lo que de-

beremos limitar su uso a las zonas con-

cretas en las que sea necesario, como

áreas disgregadas, fi suras y grietas.

Existen diferentes productos en el mer-

cado susceptibles de ser usados como

consolidantes, como pueden ser los

derivados de la celulosa, resinas viní-

licas y polivinílicas, o resinas acrílicas

y metacrilatos. Nuestra elección se ha

inclinado por una dispersión acuosa

derivada de resina polivinílica, dada

su notable resistencia al envejecimien-

to. Debemos observar especialmente

la aplicación del consolidante a baja

concentración, porque en el caso con-

trario podría acarrearnos distorsiones

visuales como brillos o zonas oscuras.

1.- CRITERIOS DE INTERVENCIÓN EN LOS FONDOS DEL MUSEO ARQUEOLÓGICO BENAHOARITA

La primera difi cultad a la hora de

abordar una intervención, limitada

en tiempo y presupuesto, sobre los

fondos del Museo Arqueológico Bena-

hoarita consistió en el establecimiento

de un criterio de intervención que dis-

criminara las piezas a intervenir. Pese

a la reciente creación de este museo,

afortunadamente sus fondos han sido

nutridos por numerosas donaciones,

encontrándonos con un fondo volu-

minoso y heterogéneo que hacía ne-

cesaria la elección de piezas concretas

a intervenir.

Finalmente se decidió acometer, en

primer lugar, la intervención sobre las

piezas de naturaleza orgánica afecta-

das por ataques microbiológicos, fruto

de su almacenamiento en condiciones

inadecuadas previas a la adquisición

por parte del museo, y que eviden-

temente sufrían un alto riesgo de de-

gradación y precisaban tratamiento

urgente. En segundo lugar se estable-

ció la intervención sobre las cerámicas

expuestas en el museo, priorizando

aquellas piezas que presentaban peor

grado de conservación.

A grosso modo podemos subdividir

las intervenciones sobre la cerámica

en dos grupos: intervenciones sobre

piezas intervenidas anteriormente; y

las piezas no intervenidas con anterio-

ridad. La diferencia fundamental en-

tre ambos grupos, además del mayor

volumen de piezas ya intervenidas, es

la complejidad de las intervenciones

necesarias para su correcta conserva-

ción, frente al segundo grupo en el

que el nivel de intervención a realizar

es menor, con el consiguiente ahorro

de tiempo.

En la inmensa mayoría de los casos las

intervenciones previas se limitan a la

limpieza mecánica y posterior montaje

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La aplicación del consolidante selec-

cionado se realiza por impregnación,

que puede ser parcial en los casos en

los que la zona a consolidar es superfi -

cial, o integral en aquellas piezas que

así lo requieran. Siguiendo el criterio

de mínima intervención que nos guía

a lo largo de nuestras intervenciones,

en nuestro caso concreto hemos op-

tado por la aplicación mediante in-

yección en bordes y zonas concretas,

reduciendo el riesgo de posibles dis-

torsiones visuales.

2.3.- Retirada de intervenciones anteriores

Pese a que la presencia de materiales

no adecuados a los criterios actuales

comporta un daño para la pieza a

conservar, el principio de mínima in-

tervención hace que tengamos que

fl exibilizar, en cierta medida, nuestro

criterio. Debemos sopesar hasta qué

punto los benefi cios de la retirada

compensan el estrés que comporta

para la obra la intervención. Siguiendo

este planteamiento, nuestra decisión

ha sido la de limitarnos a la retirada

de las reintegraciones volumétricas

y el desmontaje únicamente parcial

de las piezas, con el fi n de proceder

a la corrección de deformaciones del

montaje anterior.

Dentro del abanico de intervencio-

nes que presentan las piezas al llegar

a nuestras manos, abordaremos en

primer lugar el montaje que realiza

el arqueólogo para poder estudiar y

documentar la pieza. Se han utiliza-

do con este fi n colas de diverso tipo y

comportamiento: orgánicas, epoxídi-

cas, vinílicas, etc, con lo que los proce-

sos para revertir estas intervenciones o

corregir deformaciones concretas de

las piezas son igualmente diversos.

Con mucha frecuencia este montaje

se realiza con cola de tipo celulósico

(caso del pegamento “Imedio”), que

podría considerarse como aceptable

siempre y cuando su aplicación se li-

mite a las zonas del interior de los bor-

des a unir. Además, se puede revertir

con cierta facilidad mediante disolven-

tes orgánicos y permite la corrección

de deformaciones, pero la aplicación

indiscriminada fuera de las zonas de

unión nos obliga a realizar limpiezas

de tipo mecánico para proceder a su

retirada.

Para proceder a la corrección de de-

formaciones cuando el adhesivo em-

pleado es de tipo celulósico, se hace

necesario desmontar la pieza median-

te la aplicación de disolventes orgáni-

cos, procediendo posteriormente a la

retirada de los restos de adhesivo de

los bordes de los fragmentos (Fotos 1 y 2).

En el caso de los adhesivos de tipo

epoxídico, al tratarse de los adhesi-

vos más duros y resistentes presentes

en el mercado, su eliminación resulta

muy complicada. Puede funcionar la

impregnación en baños de solventes

clorados, pero en el caso concreto de

la única vasija que nos presentó esta

problemática, solo obtuvimos resulta-

dos tras la aplicación de calor median-

te microsoplete (Fotos 3, 4, 5 y 6).

La retirada de reintegraciones volu-

métricas de lagunas se afrontará me-

diante la aplicación de disolventes es-

pecífi cos, en función de la naturaleza

del material del que estén compues-

tas, con el fi n de reblandecer las zonas

de contacto con el original y facilitar la

Foto 1. Vasija montada con adhesivo celulósico Foto 2. Desmontaje parcial de la pieza

Foto 6. Detalle de la retirada del adhesivo

Foto 3. Vasija montada con resina epoxídica Foto 4. Detalle del interior de la vasija

Foto 5. Desmontaje parcial

retirada mediante medios mecánicos.

Afortunadamente, en los casos pre-

sentes en los fondos de este museo,

la totalidad de las reintegraciones se

habían realizado con barro o escayola,

mimetizándola en muchos casos me-

diante policromía de color similar al de

la vasija. Como suele suceder en este

tipo de intervenciones, las reintegra-

ciones, además de haberse realizado

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con material inadecuado, producían

un falseamiento del volumen general

de las piezas.

En aquellas piezas en las que la rein-

tegración se había realizado aplicando

barro sin cocer, la retirada de añadidos

resultó muy sencilla, bastando con re-

blandecer las zonas añadidas aplican-

do agua destilada (Fotos 7 y 8).

resuelven, lógicamente, aplicando un

tratamiento específi co a cada mate-

rial, como sucedió en una de las vasijas

intervenidas, en la que los fragmentos

de vasija inconexos se habían englo-

bado dentro de una reintegración rea-

lizada en escayola, y posteriormente

se habían cubierto por una capa de

barro sin cocer que fi nalmente fue po-

licromada (Fotos 11 y 12).

Foto 8. Vasija tras la retirada de la

reintegración

Foto 7. Reintegración realizada con barro

2.4.- Limpieza

La limpieza es sin duda uno de los pro-

cesos más delicados a la hora de inter-

venir una pieza, ya que se trata de una

intervención irreversible, en la que no

podremos recuperar nada de lo que

hayamos eliminado. Este tipo de ope-

raciones deben realizarse, por tanto,

de forma controlada, seleccionando

las zonas y productos adecuados a

cada tipo de suciedad y comenzando

por los agentes más inocuos, aumen-

tando la agresividad progresivamente

si fuera necesario.

La limpieza mecánica consiste en la

eliminación de suciedad, incrusta-

ciones y excesos de adhesivo, previo

reblandecimiento de las mismas apli-

cando disolventes, para posteriormen-

te proceder a su retirada de forma me-

cánica, mediante instrumental como

bisturí, hisopos, pinceles o pequeñas

herramientas eléctricas (micro tornos

o microabrasímetro).

La limpieza química consiste en la

aplicación de agentes químicos en las

concreciones o manchas, en las que

la limpieza mecánica no consiguió la

retirada. Estos agentes actúan produ-

ciendo reacciones que transforman

los compuestos insolubles en solubles,

por lo que su aplicación debe estar

Foto 9. Perforaciones en el perímetro de la

laguna

Foto 10. Retirada parcial del añadido

En el caso de reintegraciones realiza-

das con escayola, dado el gran volu-

men de los añadidos, se optó por cor-

tarlos mediante el empleo de fresas y

microtorno, para posteriormente pro-

ceder al saneamiento de los bordes

(Fotos 9 y 10).

Pueden presentarse casos concretos

en los que se hayan reintegrado las la-

gunas mediante combinación de ma-

teriales. Este tipo de combinaciones se Foto 11. Detalle del fondo de la vasija

reintegrada

Foto 12. Interior de la vasija tras la retirada

estrictamente limitada, debido a que,

aunque a nivel superfi cial no apre-

ciemos daños, podríamos estar pro-

vocando algunos irreparables a nivel

interno, asociados a la transformación

de los componentes de la pasta o a

efectos de migración de sales.

Es frecuente la aplicación de trata-

mientos indiscriminados mediante

agentes químicos, como los ácidos

fuertes (clorhídrico, nítrico, acético,

etc), dada la rapidez y efi cacia con los

que actúan sobre cualquier incrusta-

ción, pero que con frecuencia no son

convenientemente neutralizados y

continúan actuando a nivel interno,

provocando problemas de sales solu-

bles a largo plazo.

Nuestro criterio a la hora de abordar

las limpiezas priorizó la aplicación de

procesos mecánicos, más tediosos y

que requieren mayor tiempo de apli-

cación, pero que se atienen con ma-

yor fi delidad al principio de mínima

intervención (Fotos 13, 14, 15 y 16).

Limitamos la aplicación de tratamien-

tos químicos al uso de repetidos lava-

dos en agua destilada, para la elimi-

nación de las sales solubles (cloruros,

nitratos y fosfatos) y de la papeta AB

57 para la eliminación de sales insolu-

bles (carbonatos y sulfatos).

Foto 13. Detalle de exceso de adhesivo “Imedio”

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2.5.- Montaje

Una vez aplicados los sufi cientes trata-

mientos que garanticen la integridad

de la pieza y de los fragmentos de esta,

procederemos a la parte más evidente

y estética de la intervención, con el fi n

de devolverle su integridad formal.

2.6.- Reintegración volumétrica

El debate sobre la necesidad o no de

acometer este tipo de intervención,

enfrenta a los partidarios de reintegrar

los fragmentos faltantes, con el fi n de

consolidar el conjunto y mejorar la lec-

tura de las formas y su comprensión

como documento histórico, frente a

los que opinan que no es necesaria

esta intervención reconstructora, si la

integridad estructural de la pieza no lo

requiere.

Nosotros nos inclinamos por este se-

gundo criterio, pues consideramos

que nuestras reintegraciones volumé-

tricas deben limitarse a aquellos pun-

tos imprescindibles para garantizar la

integridad estructural, ya que no pare-

ce necesaria la reconstrucción formal

para que tanto el estudioso como el

espectador general puedan interpre-

tar correctamente la pieza. Entende-

mos que evitando la incorporación de

materiales ajenos al original –y al limi-

tar nuestra propia subjetividad– segui-

remos con mayor fi delidad el principio

de mínima intervención.

Sea cual fuere el nivel de reintegra-

ción volumétrica que consideremos

aceptable, tendremos en cuenta que

Foto 14. Detalle de las juntas limpias

Foto 15. Exceso de adhesivo “Superglue”

Foto 16. Detalle del interior de la vasija

limpia

Con el fi n de facilitarnos en la medida

de lo posible la ejecución del proceso,

deberemos establecer un orden en la

zona de trabajo, situando cada pieza

en un lugar determinado que conser-

vará hasta el momento en que logre-

mos ubicarla. Buscaremos elementos

distintivos como marcas, decoracio-

nes o diferencias en el grosor para

establecer grupos, resultando muy

útil simplifi car formas, uniendo pie-

zas pequeñas para formar fragmentos

mayores. Diferenciaremos también las

roturas antiguas, en las que los bordes

presenten desgastes e incrustaciones,

de las recientes, en las que los bordes

aparecen mucho más limpios.

Previamente al montaje defi nitivo,

realizaremos uno provisional ayuda-

dos de cintas adhesivas libres de áci-

dos, montaje que nos permitirá co-

nocer la forma general del objeto y el

orden de los distintos fragmentos. En

los casos en los que el número de pie-

zas lo requiera, aplicaremos pequeñas

etiquetas numeradas, que nos servirán

de plano a la hora de ejecutar el mon-

taje defi nitivo (Fotos 17 y 18).

Podemos emplear una amplia varie-

dad de adhesivos en el montaje fi nal

de la pieza, dentro de las colas viníli-

cas, las resinas celulósicas y las acríli-

cas, pero en todos los casos el adhe-

sivo empleado debe ser fácilmente

reversible, resistente al tiempo y a los

agentes externos. Además, debe per-

mitir la máxima reducción del espesor

de la unión y que esta no resulte ex-

cesivamente fuerte, persiguiendo que

esta zona de unión sea, en cualquier

caso, más débil que el original, para

que en el caso de posibles futuras frac-

turas estas no se produzcan en zonas

sanas (Fotos 19 y 20).

Foto 18. Etiquetado de los fragmentosFoto 17. Montaje provisional de una vasija

Foto 19. Montaje defi nitivo

Foto 20. Montaje defi nitivo

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no se deben reconstruir piezas en las

que falte más del sesenta por ciento

del original. Además, no se “inventa-

rá” nada de lo que no dispongamos

referencias y seguiremos las pautas

generales de respeto al original, rever-

sibilidad y discernibilidad.

El material con el que realicemos la

reintegración debe presentar una fl e-

xibilidad y resistencia adecuadas al

original, así como la maleabilidad ne-

cesaria durante su aplicación, reversi-

bilidad garantizada y una resistencia

aceptable frente al envejecimiento y

a los ataques biológicos. En nuestro

caso concreto hemos optado por la

aplicación de una resina epoxídica,

cargada con micro esferas de vidrio,

ya que al tratarse de uniones mera-

mente estructurales, la resistencia de

estas debe estar garantizada (Fotos 21 y 22).

CONCLUSIONES

En primer lugar quisiéramos insistir

nuevamente, a modo de conclusión,

en la idea fundamental de ceñirnos

al principio de mínima intervención.

El objeto arqueológico, en la inmensa

mayoría de los casos, no está sujeto

a criterios estéticos ni devocionales, como sí ocurre con la mayoría de

creaciones artísticas, lo cual nos deja

un margen lo sufi cientemente amplio

para limitar nuestra intervención a lo

estrictamente necesario.

También quisiéramos plantear la nece-

sidad de que entre los equipos inter-

disciplinares que intervienen en una

excavación se cuente con la presencia

del restaurador. No dudamos de que

en muchos casos el arqueólogo haya

podido acercarse, de forma autodi-

dacta, al tratamiento de los materia-

les, pero intuimos que no han recibido

una formación concreta y necesaria

para ello. La presencia de personal es-

pecializado facilitaría y mejoraría, en

muchos casos, la conservación de las

piezas, especialmente si tenemos en

cuenta que desde el mismo momento

del hallazgo comenzamos a modifi car

las condiciones físico-químicas a la

que se encuentran sometidas.

Es cierto que algunas empresas del ar-

chipiélago ya han optado por incluir

restauradores en sus plantillas, fruto

de su sensibilidad hacia esta proble-

mática concreta; pero esta decisión,

más allá de la tranquilidad y la satis-

facción personal que al empresario le

aporte el hecho de saber que está tra-

tando correctamente los materiales,

no se refl eja en ningún tipo de incen-

tivo que ayude a seguir por esa senda.

Por este motivo consideramos que es

necesario que desde las administracio-

nes se incentive la incorporación de la

fi gura del restaurador a las empresas,

bien mediante la ampliación de presu-

puesto en las posibles adjudicaciones

–lo cual entendemos como poco pro-

bable en estos tiempos de crisis gene-

ralizada–, bien premiándolo genero-

samente en el apartado de “mejoras

técnicas al proyecto” en las bases de

los concursos de contratación.

Foto 21. Detalle de reintegración volumétrica

Foto 22. Detalle de reintegración volumétrica

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EDUCACIÓN Y ACCIÓN CULTURAL EN EL MUSEO ARQUEOLÓGICO DEL PUERTO DE LA CRUZ

Juana Hernández SuárezDirectora - Conservadora del Museo Arqueológico

del Puerto de la Cruz

Tenerife. Islas Canarias

[email protected]

INTRODUCCIÓN

El Museo Arqueológico del Puerto de

la Cruz fue inaugurado al principio de

la década de los noventa del siglo pa-

sado, y desde sus inicios ya vislumbró

que no iba, ni podía ser un museo al

uso en aquellas fechas, cuando aún

no se había generalizado el desarrollo

de planes a largo plazo de trascenden-

cia educativa y cultural, y mucho me-

nos de acción social, que sí formaron

parte de su quehacer diario desde su

origen. El porqué de esta diferencia

radica justo ahí, en su mismo origen,

pues, como es sabido, nuestro Museo

tiene a gala poseer en su “marca de

RESUMEN

Desde hace casi dos décadas nuestro museo viene desarrollando y promocio-

nando todo tipo de programas educativos y culturales (exposiciones tempora-

les itinerantes y actividades complementarias como talleres, concursos, cursos,

conferencias...), tendentes a promover la comunicación y el aprendizaje; no sólo

referido a la adquisición de conocimientos, sino también a cambios positivos en

el ámbito social de su infl uencia. Estos programas responden a las necesidades

y/o a las demandas que plantean los diferentes grupos poblacionales presentes

en la ciudad, por lo que las actividades se diseñan orientadas y adaptadas al perfi l

de cada cual como “grupo objetivo”. Es esta una forma de trabajo basada en la

“proximidad social”, que a la postre ha traído unas relaciones muy dinámicas y

enriquecedoras entre los y las habitantes de la ciudad y su museo.

origen” el distintivo de ser un museo

creado por auténtica “voluntad po-

pular”; hecho que se arroga como

rasgo capital de su identidad, y que va

a condicionar, desde entonces y para

siempre, su forma de ser, de hacer y

de relacionarse con la población de su

infl uencia; cuyo máximo exponente

se reconoce en el propio modelo de

trabajo “de proximidad social” que

viene desarrollando en el ámbito de

la educación y acción cultural, y que

es objeto de esta ponencia ejempli-

fi car, mediante la proyección de una

presentación multimedia que recoge

el programa de actividades que se ha

PALABRAS CLAVES: Educación patrimonial, acción cultural,

proximidad social, grupo objetivo.

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llevado a cabo durante el año 2010, a

fecha de este Encuentro.

Pero, si “ser” y “hacer” son a la vez

causa y efecto en este museo, bue-

no será empezar por el principio. Así

que, primero, se hará, siquiera some-

ramente, presentación de sus rasgos

principales, para luego poder explicar

en qué consiste ese modelo “de proxi-

midad social” al que responde el grue-

so de nuestras actividades; las que,

fi nalmente, serán expuestas mediante

imágenes comentadas.

1. EL MUSEO ARQUEOLÓGICO DEL PUERTO DE LA CRUZ

En 1953, el Instituto de Estudios His-

pánicos de Canarias crea en nuestra

ciudad un pequeño museo: la Sala de

Arqueología Canaria “Luis Diego Cus-

coy”. A pesar de su corta existencia

(1953-1958), este museo es de obliga-

da referencia por haber contribuido al

estrecho vínculo que aquí se ha dado

entre la población portuense y su pa-

trimonio arqueológico. Testimonio de

ello es la denodada constancia de la

ciudadanía portuense por hacer pre-

valecer su museo1, puesto que durante

tres décadas seguidas intentó todo lo

posible para conseguir su reapertura.

Es esta, pues, la historia de un viejo

proyecto2, que se gesta en los previos

a la instauración de la democracia en

nuestro país (1973) y que fi nalmente

culmina el 29 de mayo del año 1991,

cuando el Museo Arqueológico del

Puerto de la Cruz –ahora con titulari-

dad municipal– recoge el testigo de la

vieja Sala de Arqueología, alberga sus

fondos, e inicia su propia andadura, re-

conociendo y signifi cando el valor de

su propia existencia como un logro de

la ciudadanía portuense. Claro que-

da, por consiguiente, la notoriedad

del rasgo “origen” en el carácter de

nuestro museo, circunstancia que ne-

cesariamente va a marcar, como ya se

ha dicho, su identidad y principios de

actuación.

Los fondos arqueológicos del antiguo

museo pasan por vía de donación a

formar parte de la colección estable

del museo, a la que se suman otras

cedidas por particulares en el año de

su inauguración; en total, unos 2.600

registros. De estos sobresale el grupo

de vasijas cerámicas, por constituir la

mejor y más representativa muestra

de alfarería guanche de la isla; no sólo

por su número, más de mil, y por la

variedad de tipos que presentan, sino

igualmente por el buen estado de con-

servación que presentan la mayoría de

estas piezas; tal cual puede verse en su

exposición permanente, “La Cerámica

Guanche”.

El museo se halla enclavado en uno de

los barrios más señeros de la ciudad,

La Ranilla, su viejo y popular barrio de

pescadores. Ocupa una edifi cación de

valor histórico-artístico, ejemplo de la

arquitectura tradicional de los siglos

XVIII-XIX, cuya superfi cie total ronda

en torno a los 1.000 m2, si bien menos

de la mitad de estos constituyen su-

perfi cie útil, la que a su vez ha de ser

dividida entre servicios internos y área

de exposición. Es, pues, gracias a que

dispone de espacios externos adicio-

nales y a la bien afamada benignidad

del clima portuense, que nuestro mu-

seo puede realizar actividades educa-

tivas y culturales al aire libre durante

prácticamente todo el año.

Desde el punto de vista funcional, el

museo se estructura en cuatro áreas

de trabajo: Administración; Documen-

tación, que incluye el Anexo Fondo

Documental Luis Diego Cuscoy; In-

vestigación-Conservación, y Difusión.

Esta última consta de los departamen-

tos de Exhibición y Diseño (DED) y de

Educación y Acción Cultural (DEAC).

El DED atiende a la planifi cación y el

diseño de todo tipo de muestras y ex-

posiciones producidas por el museo,

así como de los materiales de difusión

asociados. También gestiona la exhi-

bición en el museo de producciones

hechas por otras instituciones o par-

ticulares.

El DEAC, por su parte, se encarga de

planear, diseñar, ejecutar, controlar y

evaluar diferentes proyectos, progra-

mas y campañas de educación, de

acuerdo a las dos modalidades de pú-

blico a los que se dirige la acción del

museo: “Gran público”, o todo tipo

de público, cuya oferta se centra en la

práctica diaria de visitas guiadas para

grupos (estudiantes, tercera edad, tu-

ristas…) a la exposición permanente

y/o temporal, si la hubiera; incluyendo

a libre elección de los mismos la po-

sibilidad de participar en diferentes

actividades adicionales de tipo lúdico–

didáctico, generalmente talleres y jue-

gos. Y “Grupo objetivo”, que es el que

constituye la razón de ser del modelo

de proximidad social que nos ocupa.

2. “GRUPO OBJETIVO Y PROXIMIDAD SOCIAL”

El trabajo con “grupos objetivo” par-

te de la discriminación de segmentos

de la población local según un patrón

de variables dado3, para quienes se

diseña programas adaptados de ocio

cultural. Siendo esta la forma de tra-

bajo que tiene mayor repercusión

para los fi nes educativos, culturales y

de interacción social por los que viene

apostando este museo desde su crea-

ción, al permitirle trazar estrategias de

comunicación muy ajustadas al perfi l

de cada cual, lo que en la praxis fa-

cilita el alcance de los objetivos edu-

cativos–formativos, optimizando, por

ende, las posibilidades de calado de

su cometido fi nal; que no es otro más

que hacer llegar a sus destinatarios/as

los valores y benefi cios de la conserva-

ción del patrimonio arqueológico que

tiene en custodia.

Pero es que, además, a resultas del

exhaustivo conocimiento y de las es-

trechas relaciones que a lo largo de

los años se han ido estableciendo con

muchos de estos grupos, con frecuen-

cia la acción del museo se ve aboca-

da a trascender mucho más allá de lo

puramente patrimonial, tomando una

clara dimensión social.

De todo lo cual resulta una acción

educativa distintiva y propia, puesto

que aquí enseñanza y formación se

asumen como partes de un proceso

mediante el que, desde luego, se han

de transmitir conocimientos –eso es

lo primero–, pero también valores,

costumbres y formas de actuar, para

que sus destinatarios/as se formen de

acuerdo con la realidad en la que vi-

ven, capacitándolos/as para adaptarse

a ella y a su vez transformarla. Y de

ahí que sus claves de acción sean: 1)

Despertar la identidad. Dar a conocer

para poder comprender, valorar, amar

y proteger; 2) Fomentar la participa-

ción, que ha de ser activa, emotiva,

creativa, crítica y responsable.

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Para ilustrar esto, se ha creído oportu-

no recurrir al ejemplo, por lo que se ha

escogido una de esas tantas acciones,

en concreto “La noche del museo vi-

viente” (2ª edición), donde se ve cómo

se conjugan ambas claves.

“La noche del museo viviente” es un

proyecto lúdico–educativo orientado

en cada edición a distintos sectores

de la población local, que se realiza

en horario de tarde–noche durante el

mes de mayo de cada año, con oca-

sión de la celebración conjunta del Día

Internacional de los Museos y Noche

de Museo.

De la 2ª edición que ahora hablamos,

correspondiente al año 2009, cabe

mencionar que su fi n fue promover el

ocio educativo, e impulsar la comuni-

cación y la socialización entre grupos

de jóvenes con distinto perfi l; de ahí,

que lo reseñable para nuestra explica-

ción sea el hecho de que el programa

de actividades fuera monitorizado

conjuntamente por dos grupos obje-

tivo de jóvenes: uno, formado por 10

chicos/as adolescentes (14 a 16 años),

estudiantes de Secundaria; y el otro,

por 15 jóvenes (18 a 25 años) con pade-

cimiento de esquizofrenia y/o trastor-

no bipolar, que son alumnos/as de un

taller ocupacional local de cerámica

artística, con los/as que se viene traba-

jando en “vias independientes” desde

el año 2000 a través del Plan Integra4.

Los dos grupos están vinculados desde

hace años al museo como participan-

tes habituales de sus actividades, en

las que ocasionalmente habían coin-

cidido y, lo que es más importante,

congeniado. Una circunstancia que, a

los fi nes propuestos, fue aprovechada

por el museo para profundizar en las

relaciones mutuas, entre ambos y con

el propio museo, a la vez que con su

ayuda explorar nuevos ámbitos de so-

cialización con otros grupos locales de

jóvenes.

De tal manera que, para responder a

la encomienda de organización y eje-

cución del programa de actividades

de aquella tarde–noche, los/as chicos/

as habrían de realizar un trabajo co-

operativo, ayudándose mutuamente,

que les tendría que llevar a una inter-

dependencia positiva en la interacción

grupo–grupo. Y esto habría de ejem-

plifi car, de cara a los/as otros/as chicos

participantes, la debida normalización

en las relaciones sociales con personas

que padecen enfermedad o discapaci-

dad psíquica, o cualquier otro tipo de

difi cultad funcional.

En cuanto a la interacción grupos–mu-

seo se refi ere, frente al rol habitual de

receptores pasivos de la acción mu-

seal, estos/as jóvenes habrían de pasar

a sujetos activamente implicados/as

en el propio desarrollo de las activida-

des; lo que entrañaba asumir cotas de

responsabilidad hasta el momento no

exploradas5, que habrían de acentuar

tanto los sentimientos de pertenencia

colectiva, como los de autoafi rma-

ción.

Cómo se llevó a cabo todo esto y cuá-

les fueron sus resultados pasa por con-

tar qué lema propuso el ICOM para ese

año, y cuál fue el programa de activi-

dades que lo desarrolló.

En efecto, ese año el ICOM propuso

realizar actividades que mostraran a

los/as jóvenes visitantes otras formas

lúdicas e imaginativas de ver a los

museos como espacios para el ocio

alternativo, apostando, de paso, por el

uso social de sus instalaciones y activi-

dades en pro de cambios positivos en

el ámbito de las relaciones sociales de

estos/as. Y para dar respuesta a ello,

el museo empleó dos de sus activida-

des más rutinarias, como son la visita

guiada a la exposición permanente y

el taller de alfarería que normalmente

le sigue a modo de actividad didáctica

complementaria, para, por una vez,

transformarlas en nuevas realidades

aparentes, donde el juego, la magia,

la fantasía y lo insólito tomaran cuer-

po de legitimidad.

Así, la guía tradicional se vio enri-

quecida con la performance–juego

“Aquí huele a muerto”, basada en una

adaptación del famoso juego de mesa

Clue o Cluedo: a raíz del inesperado y

misterioso hallazgo del “cadáver” de

un supuesto conservador del museo,

el Dr. Gánigo (interpretado por un

colaborador habitual), los dos guías

(actores profesionales) y su grupo de

visitantes (grupos de jóvenes partici-

pantes) verían cómo la normal visita

guiada se tornaría en una trepidante

aventura plagada de intrigas y sospe-

chas, donde los/as visitantes se veían

abocados/as a la resolución del caso.

Con qué, dónde y quién cometió el

asesinato, serían las cuestiones a re-

solver; en un escenario, el del crimen,

que se circunscribía al área de exposi-

ción, por lo que cualquier pista llevaba

necesariamente al conocimiento del

contenido y de las circunstancias de

todas y cada una de sus salas. Las que,

por otro lado, se hallaban celosamente

custodiadas por unos/as muy peculia-

res “guardas de sala”, magnífi camente

interpretados/as por nuestro grupo de

colaboradores/as más jóvenes.

En lo que atañe al no menos tradicio-

nal “taller de barro”, como por aquí

popularmente se le conoce, en “La

noche del museo viviente” (2ª ed.) ya

no se dedicaría a la habitual réplica

de los modelos prehistóricos, sino a

interpretarlos libremente exprimien-

do al máximo la capacidad creativa y

expresión artística de cada cual. Este

taller corrió enteramente a cargo del

grupo de jóvenes enfermos psíquicos,

pues, son buenos/as conocedores/as

de nuestros fondos cerámicos, y al ser

alumnos/as de un taller ocupacional

de cerámica artística dominan las téc-

nicas alfareras y poseen una enorme

capacidad artística. Por otra parte, en

general cuentan con un perfi l didácti-

co idóneo, no presentando problema

de comunicación alguno, y sí la nece-

saria capacidad, ganas y paciencia que

requiere la enseñanza.

Dejando al margen los objetivos de

educación patrimonial de la expe-

riencia –por lo demás, muy satisfacto-

rios–, y evaluando exclusivamente los

de alcance social, se puede decir que:

1) El hecho de haberles confi ado la

responsabilidad de impartir conjunta-

mente el programa de actividades fue

clave a la hora de interactuar con el

resto de jóvenes participantes, puesto

que, sabiéndose parte activa y agen-

tes conscientes del objetivo social de

la actividad, fueron capaces de crear

una corriente de cooperación muy

productiva para el objetivo de socia-

lización marcado; 2) Respecto al giro

dado en las relaciones habituales de

los dos grupos de jóvenes con el mu-

seo, fue asimismo muy efi caz, ya que

ayudó al mejor conocimiento mu-

tuo, tanto en el plano afectivo, como

cognitivo, o conductual, haciéndoles

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concebir el museo más cercano y pro-

pio; 3) Cómo vio y recibió el resto de

participantes la labor desarrollada por

nuestros/as jóvenes colaboradores/as

requiere alguna puntualización: mien-

tras que el efecto logrado por los/as

chicos/as adolescentes sobre el resto

de participantes de su misma edad

fue el deseo manifi esto de que ellos/as

también querían ser colaboradores/as

del museo, en el caso del grupo de

los/as jóvenes enfermos/as psíquicos/

as, sin embargo, antes de llegar a la

normalidad fi nal en las relaciones in-

terpersonales que se produjo, hubo

cierta actitud paternalista, si bien duró

poco ante la evidencia de su maestría.

En suma, resultado de todo ello es

que nuestro museo ganó unos buenos

enteros de cara al sector joven local,

especialmente entre quienes vieron

en este proyecto una atrayente y no-

vedosa alternativa de ocio educativo,

e igualmente entre aquellos/as otros/

as que descubrieron una institución

socialmente comprometida con su

comunidad, acorde con las propias in-

quietudes solidarias.

Para fi nalizar, es preciso decir que la

planifi cación anual de actividades por

grupo objetivo que desarrolla nuestro

DEAC, se ve enriquecida por otras mu-

chas que derivan de peticiones casua-

les, realizadas a título personal o por

colectivos, y que siempre suponen un

interesante desafío. O también, como

es el caso del pasado año 2010, las que

son fruto de la cooperación entre las

distintas áreas municipales, impuesta

políticamente desde nuestro Ayunta-

miento aduciendo la necesaria opti-

mización de recursos frente a la actual

crisis económica; lo que, por otra par-

te, ha abierto una nueva e interesante

línea de acción educativa–formativa

para nuestro museo, como se verá en

adelante.

3. ACTIVIDADES EDUCATIVAS Y CULTURALES 20106

A continuación, y por orden cronoló-

gico, se describen a modo de sinopsis

las actividades más importantes desa-

rrolladas por el DEAC del museo a fe-

cha de este Encuentro7.

3.1. “Alfareras Guanches” (3ª edición)

Este proyecto fue desarrollado con

ocasión del Día Internacional de las

Mujeres y contó la colaboración del

Centro Municipal de la Mujeres, siendo

su grupo objetivo destinatario un total

de 26 mujeres vinculadas al mismo por

razones personales diversas. El progra-

ma dio comienzo el día 8 de marzo

con la charla “Ser mujer en la prehis-

toria canaria”, a la que siguió “Lectura

del Manifi esto 2010” por la Concejalía

del Área. El día 9 tuvo lugar una visi-

ta guiada a la exposición permanente

“La Cerámica Guanche”, que acabaría

con el divertido juego didáctico “¡Ay,

mi cabecita! “; dando luego comienzo

a un “Taller de Alfarería Guanche” que

duraría hasta el día 12. En este taller las

participantes tuvieron la oportunidad

de entrar en contacto con el ancestral

ofi cio alfarero, modelando piezas a

su misma usanza, que resultaron ser

de extraordinaria calidad por su se-

mejanza a las formas guanches; claro

que, en ello ayudó mucho el haber

conseguido un ambiente distendido y

relajado, mediante la entretenida pau-

sa del café diario –fundamental para

conocer las inquietudes del grupo–,

al igual que sus hijos e hijas estuvie-

ran bien atendidos en los servicios de

guardería o de estudio que les prestó

el museo (Imagen 1).

3.2. “Basurillas” (2ª edición)

Creado por el museo, a petición de su

educadora, para un grupo de alum-

nas de ASMIPUERTO (asociación local

de minusválidos físicos, psíquicos y

sensoriales), consistió en un pequeño

taller de carácter lúdico y didáctico,

de apenas un día de duración, para

enseñar útiles técnicas de reciclado y

de reutilización de desechos domésti-

cos; con el doble objetivo de ofrecer

una entretenida alternativa de ocio, a

la vez que ejercitar el principio de in-

tegración social que defi ende nuestro

museo en su Plan Integral.

3.3. “Este es un buen lugar para leer”

Con ocasión de la celebración del Día

Internacional del Libro, el museo se

sumó al programa de actos y activida-

des que con tal motivo puso en mar-

cha la Biblioteca Municipal “Tomás de

Iriarte”; lo que se podría resumir en

dos actuaciones principales: la rea-

lización de un taller de fomento a la

lectura, a través de la ilustración de

cuentos, para el alumnado del “Taller

Ocupacional de Alfarería para la Salud

Mental, Puerto de la Cruz”; y, la parti-

cipación en el bookcrossing organiza-

do por la propia Biblioteca.

Imagen 1. Alfareras Guanches, 3ª edición

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3.4. “La noche del museo viviente” (4ª edición)

Bajo el lema “museos para la armonía

social” (Conferencia General del ICOM

2010), la 4ª edición de esta actividad

tuvo como grupo objetivo destinatario

a la población de los barrios portuen-

ses, divididos en dos grupos: “Yo con

mi familia” y “Yo con mis colegas”.

Para ambos grupos, y como suele ser

habitual, el programa comenzó con

una visita guiada a nuestra exposi-

ción permanente. Continuó con el

desarrollo de cuatro enormes juegos

didácticos, cada uno de ellos en ver-

sión doble, azul y verde, para poder

ser jugados en equipos, que habrían

de competir entre sí: “Cacho puzzle”,

“Cachánfora”, “Cachito con cachito”,

y “Cachocuentas”. Todos ellos diver-

tidísimos juegos de competición, que

tenían por objetivo poner en contacto

a la gente de los distintos barrios en

un ambiente relajado; fueran fami-

lias entre sí, como grupos de jóvenes

(Imagen 2).

Para facilitar la participación de pa-

dres, madres y hermanos/as mayores,

la actividad contó con un servicio de

guardería para los pequeños/as me-

nores de cinco años. El complemento

fi nal de la actividad fue la música, con

la colaboración desinteresada de dife-

rentes grupos, desde el folclore tradi-

cional hasta las actuaciones más movi-

das de bandas de rock y heavy metal.

Sin duda, esta fue una noche inolvida-

ble, no solo por haber atraído nuevo y

variado público a nuestro museo, sino

por haberse convertido en un espacio

abierto a la comunicación, en palma-

ria y vibrante “armonía social”.

3.5. “Autorretrato: Exposición–Homenaje a Sara Cabrera García”

Este proyecto –uno de los no previstos

en el plan anual–, surge por casualidad

en el transcurso del Taller “Alfareras

Guanches”, a resultas del conocimien-

to que tuvimos sobre la personalidad

y la vida de quien fue su alumna más

aventajada: Sara Cabrera García. Una

mujer comprometida con su tierra y

su gente, especialmente empeñada

en la conservación de la alfarería tradi-

cional canaria, como así lo demuestra

su reconocido ensayo sobre la loza de

El Cercado (La Gomera)8. Además, lo

mismo escribe pequeños relatos sobre

sus vivencias personales, como mode-

la esculturas, pinta cuadros, o inmor-

taliza con su inseparable cámara ins-

tantáneas de gran valor costumbrista.

Por todo ello, doña Sara ha gozado de

merecido aprecio y gratitud, al que

nuestro museo creyó oportuno su-

marse en su actual etapa vital, ya oc-

togenaria, organizando para esta mu-

jer, residente en nuestra ciudad desde

su jubilación, una pequeña exposición

(del 18 al 30 de mayo) como muestra

de su prolijo trabajo en el ámbito de

la cerámica (réplicas aborígenes, alfa-

rería tradicional y artística), y un acto–

homenaje en su honor. Este último (27

de mayo) consistió principalmente en

la lectura de distintos relatos escritos

por la homenajeada a lo largo de su

vida, que fueron acompañados con la

proyección simultánea de imágenes

alusivas a su persona y obra, y por ac-

tuaciones musicales diversas (Imagen

3).

Imagen 2. La noche del museo viviente, 4ª edición Imagen 3. Autorretrato, exposición–homenaje a Sara Cabrera García

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3.6. “Érase una vez”

Se trata de la presentación–espectá-

culo del libro de cuentos del mismo

título, obra de la escritora infantil Ana

Arteaga. Aquí, sencillamente se dio

respuesta positiva a la solicitud de la

autora para poder utilizar los espacios

del museo9 con ese fi n, si bien el mu-

seo aprovechó la ocasión para contri-

buir al fomento del buen y necesario

hábito de la lectura, convocando al

acto a todos/as los/as que son usua-

rios/as habituales.

3.7. “De guanches: ritos, mitos y leyendas” (Proyecto Beñesmén: XI edición)

El Proyecto Beñesmén nace en el año

2000. Es una acción que se orienta a

la formación patrimonial del sector

infantil y juvenil local, mediante el de-

sarrollo de un programa de talleres de

carácter lúdico–didáctico que, siendo

diferentes según su modalidad (ma-

nualidades, teatro, arqueoréplicas…),

en cada edición se hacen aunar, sin

embargo, bajo un mismo tema de la

arqueología y la prehistoria canaria,

adaptando los contenidos formativos

a la capacidad y al nivel cognitivo de

los/as participantes (7 a 16 años). Aho-

ra bien, en el marco de la educación

integral y con el fi n de que los/as par-

ticipantes puedan extraer experiencias

útiles aplicables a su vida diaria, la

temática prehistórica de base se hace

siempre traer, de una u otra manera,

al presente. Por lo que, teniendo en

cuenta esto, los objetivos básicos del

Proyecto Beñesmén son:

1) Dar a conocer la prehistoria canaria

de una forma práctica y divertida, para

aprender a valorar y proteger nuestro

patrimonio arqueológico; 2) Contri-

buir al enriquecimiento cultural y a la

formación personal de los/as niños/as

y jóvenes portuenses, propiciando

cambios positivos en sus actitudes y

sentimientos.

En esta XI edición, como hilo conduc-

tor de los talleres se recurrió a la lectu-

ra diaria de un capítulo del cuento ori-

ginal titulado Mi amigo Beniguaro10.

En él la acción se sitúa en un espacio

temporal muy concreto y complejo,

el previo a la conquista de Tenerife,

donde los contactos europeos eran ya

frecuentes, y cuando por un tiempo

conviven las viejas creencias guanches

con el creciente empuje evangélico de

la fe católica, que es realizado, como

es sabido, mediante la intervención

ofi cial bajo el fenómeno del sincretis-

mo.

Para facilitar la comprensión del tema

en toda su complicación, el relato, es-

tructurado en catorce capítulos, contó

con la ayuda de tres personajes claves,

cuyas trepidantes aventuras entrecru-

zadas permitieron conocer a nuestros

niños y niñas cómo eran las viejas

creencias guanches y de qué manera

fueron transformándose, poco a poco,

hasta ser olvidadas para siempre. Be-

niguaro representa la resistencia; el

fraile Custodio, personifi ca la acción

ofi cial; y Daifa, a quienes sucumben a

la nueva fe (Imagen 4).

Por lo que respecta al programa de ta-

lleres en sí, los dos grupos de edad, A y

B, en que se dividen los participantes,

de 7 a 11 y de 12 a 16 años, contaron

con idéntico número y tipo de talleres:

3 de carácter rotatorio y de duración

semanal, adaptados al nivel cognitivo

de cada grupo.

De esta manera, para empezar, el

grupo de los/as pequeños/as tuvo un

taller de dramatización titulado “Beni-

guaro y C.I.A. “, en el que aprendían

a escenifi car todo tipo de leyendas y

ritos guanches. Luego vendría “Menu-

dosArqueoCómics”, que fue, como es

de suponer, un taller de cómic, donde

no solo las viejas historias guanches

cobraron cuerpo de viñeta, sino que,

además, las hubo alusivas al acon-

tecer del mismísimo Beñesmén y del

propio museo. Por último, la tríada de

talleres se completaba con el llamado

“ArqueoReciclArte”, que dio para rea-

lizar divertidos bolos con las caras de

los personajes principales del cuento,

complejas máscaras (pastores, perros,

cabras, cabritos…) que se pintaban,

recortaban y montaban para luego ser

usadas en la representación del rito

peticionario de la lluvia en los balade-

ros guanches, o, entre otros muchos

trabajos, para dedicarse a poner cara

al maligno Guayota.

Los/as chicos/as mayores tampoco

se quedaron atrás en su empeño: en

el taller de teatro titulado “TeaTrío”,

empezaron por hacer divertidos ejer-

cicios para perder la vergüenza y, una

vez conseguido, sólo quedó aprender

cada cual su papel para poder ensayar

hasta conseguir representar cómo se

relacionaban nuestros ancestros con

sus dioses supremos. Además, al igual

que el grupo de menor edad, éste

también tuvo un taller de cómic, claro

que con un contenido más complejo.

Así, el trabajo realizado en este taller

de “ArqueoArteSecuencial” fue tan

prolijo y de tan buena calidad que a

Imagen 4. De guanches: ritos, mitos y leyendas. Proyecto Beñesmén, 11ª edición

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nuestro museo no le quedó más reme-

dio que editar un fanzine con las obras

más relevante. Y si se trata de hablar

de trabajo bien hecho, de ninguna

manera se puede obviar el resultado

del taller de micro-maquetas, o “Mi-

croArteRecicArte”, que, dedicado a

representar el mundo funerario guan-

che, tuvo por materia prima la pasta

de papel. Especialmente ingenioso

fue el empleo de la carcasa de una

torre de cd’s para realizar una cueva

funeraria, con su “momia” y su ajuar

incluidos.

Después de tres intensas semanas de

trabajo en los talleres, al igual que

cada año los/as participantes fueron

recompensados/as con toda una se-

mana dedicada por entero a activida-

des lúdicas: juegos de todo tipo; un

ruidoso taller de percusión corporal;

nuestro ya tradicional concurso de

disfraces y variedades, donde se baila,

se canta y, sobre todo, se cuentan mu-

chos chistes, etc.

Mención aparte merece un divertido

aunque terrorífi co juego de pistas, lla-

mado “Terroooor en Los Agustinos”,

que fue realizado únicamente y por

razones obvias con el grupo de mayor

edad, pues estaba comandado por

una extraña familia de seres misterio-

sos, tétricos, dementes, infectos y san-

guinarios, que poblaban todas y cada

una de las estancias de la vieja casona

de Los Agustinos, quienes, una vez

pasado el susto inicial, hicieron las de-

licias de la muchachada participante;

cuyo objetivo era poder sortear todo

tipo de obstáculos pringosos a la bús-

queda de la mejor de las pistas, todas

ellas relacionadas con los contenidos

del cuento, que les llevara a la resolu-

ción del enigma fi nal.

Este juego, como el resto de activida-

des lúdicas, fue muy comentado en

nuestro particular Tagoror, un espacio

diario de encuentro para la comuni-

cación y el diálogo, que tiene lugar al

fi nal de cada jornada, donde todo el

mundo es libre de expresar inciden-

cias, sugerencias, inquietudes, etc.

La XI edición de nuestro Beñesmén

llegó a su fi n el sábado día 30 de ju-

lio, con la que también ya es tradi-

cional Fiesta de Clausura, que acogió

la representación de la obra teatral

Ritos, mitos y leyendas, a cargo de la

totalidad de niños/as y jóvenes partici-

pantes, quienes, poco a poco, fueron

desentrañando al público asistente los

misterios del complejo mundo mági-

co y religioso de nuestro antepasado

pueblo guanche: sus tabúes, creen-

cias, ceremonias, lugares sagrados,

fi estas rituales...; lo que se adivina

consiguieron a la perfección, a juzgar

por la reacción de sus padres y madres

quienes, puestos en pié, les dispensa-

ron un largo y muy sonoro aplauso.

Luego, tras la entrega de los corres-

pondientes diplomas de participación,

la “comunidad Beñesmén” posó para

la foto anual de rigor, despidiéndose

hasta el próximo año.

3.8. “Rastreo Nocturno”

Este proyecto, que en realidad era un

juego de pistas relacionado con el pa-

trimonio cultural local, fue realizado

por el Servicio Municipal de Preven-

ción de Adicciones, siendo una acti-

vidad enmarcada dentro del proyecto

global “Estudia otras alternativas”. El

museo colaboró prestando sus instala-

ciones para la organización de salida y

llegada del rastreo, así como proyec-

tando para el mismo, a modo de com-

plemento, un pequeño taller lúdico y

un concierto de cierre. De tal manera

que, una vez divididos en equipos, y

tras recibir las explicaciones pertinen-

tes, el conjunto de participantes parti-

ría del museo para iniciar el rastreo de

pistas que les iba a llevar a diferentes

lugares de la ciudad. Como la última

de ellas llevaba de vuelta al museo,

para que la espera no se hiciera tedio-

sa hasta que todos los equipos hubie-

ran acabado, fue por lo que, por orden

de llegada, se ofreció la posibilidad de

participar en el taller “¡Un subidón de

barro!”, que proponía el reto de mo-

delar con los ojos vendados una forma

dada, que una vez acabada habría de

pegarse, también a tientas, a una gran

vasija previamente modelada, hasta

conseguir hacer entre todos/as un pe-

culiar y muy onírico “constrúctor”.

Después de haber consultado a todos/

as, al museo le quedó claro que había

conseguido su objetivo: demostrar

que es factible un auténtico “subidón”

mediante alternativas de ocio sanas

para el cuerpo y la mente.

CONCLUSIÓN

Desde su apertura, este museo ha pre-

tendido conservar y proteger los bie-

nes culturales que tiene en custodia,

difundir sus conocimientos, entrete-

ner a la población, educar sobre una

conciencia patrimonial y, lo que es

más importante, dejarse educar por la

propia población, haciéndose eco de

sus inquietudes y necesidades. Des-

pués de veinte años de trabajo el mu-

seo se ha convertido en refl ejo de la

sociedad del Puerto de la Cruz, y para

la población del Puerto de la Cruz este

museo es refl ejo de su identidad; a lo

que sin duda ha contribuido su mode-

lo de trabajo de “proximidad social”.

NOTAS1 Entre otras, quizá la acción más relevante fue la campaña de recogida de fi rmas que en

1978 promovió la propia ciudadanía portuense, con casi 3.000 adhesiones, para exigir a la Corporación Municipal que emprendiera de inmediato las tareas necesarias para la creación de un nuevo museo que permitiera la “exhibición permanente a los habitantes de esta ciudad y a nuestros visitantes como muestra de nuestro acervo cultural”.

2 No por casualidad fue ese mismo el título dado a su exposición inaugural.

3 El patrón puede venir defi nido por una única variable compartida (“extranjero/a”), o bien por una combinación de ellas (“extranjero/a” + “residente habitual en invierno” + “conocimientos de español”).

4 Es el año 2000 cuando el museo se acerca por vez primera a estos/as chicos/as, dando inicio así a su “Plan Integra”. Un Plan que por entonces sólo se propone ofrecer algunas actividades de ocio educativo adaptado a ciertas minorías locales con enfermedad y/o dis-capacidad física o psíquica, que por la complejidad de su perfi l solían encontrarse fuera de su sistemática educativa. Pero, bastó sólo realizar la primera de ellas para que el museo tomara verdadera conciencia de la realidad social en la que viven estas personas, y se im-plicara activamente en el ideal de integración que comparten sus familias y educadores/as; así, de una actividad para el entretenimiento se pasa defi nitivamente al trabajo coordinado con los/as responsables del Taller.

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5 Sea porque por la condición de adolescente aún se había tenido la oportunidad, o bien porque al padecer enfermedad psíquica tal oportunidad socialmente suele negarse; mo-tivada tanto por bien intencionadas razones de (sobre)protección, como igualmente por el desconocimiento del potencial real de sus capacidades.

6 La presentación puede verse en http://www.arqueopc.museum/mediateca/memo-ria2010.

7 Para más información: [email protected]; fax: 922 374 411; tlfs. 922 371 465 ó 922 383 016.

8 Sara Cabrera García, La alfarería popular de El Cercado (Isla de la Gomera). 1996.

9 Lo que, por otra parte, sucede con bastante frecuencia en el devenir del museo, siendo, a su vez, refl ejo de su concepción pública como un espacio infl uyente en el ámbito socio-cultural local.

10 Escrito por quien suscribe y magnífi camente ilustrado por Eduardo González Rodríguez.

INTERPRETAR PARA DAR EMPLEO AL PATRIMONIO

Luis Gortázar Díaz LlanosDirector de Pintadera Asesores Integrales

La Laguna, Tenerife. Islas Canarias

[email protected]

RESUMEN

La interpretación del Patrimonio es el colofón de las tareas de investigación y

conservación de éste. En Canarias, el patrimonio arqueológico puede convertirse

en parte de la oferta cultural que complemente un destino turístico que necesita

cualifi carse y diversifi carse. Sin embargo, actualmente existe una situación des-

igual entre las diferentes islas en cuanto a oferta museística e interpretativa in

situ del patrimonio arqueológico. Analizada esta situación, se ofrecen ejemplos

de intervenciones en interpretación del patrimonio arqueológico canario en los

que se ha trabajado, para mostrar diferentes enfoques y soluciones.

Usar es dar empleo, o al menos esa es

una de las acepciones que ofrece el

Diccionario de la Real Academia Es-

pañola de la Lengua. El uso, la puesta

en uso del patrimonio histórico y et-

nográfi co –aquí nos centraremos más

específi camente en el arqueológico–

requiere de una serie de actividades

intelectuales y de acciones.

En primer lugar, establecer el valor de

ese elemento patrimonial: estudiarlo,

conceptuarlo, contextualizarlo y va-

lorarlo. No todo lo antiguo tiene el

mismo valor, cualquier resto arqueo-

lógico por el hecho mismo de su an-

tigüedad no tiene directamente un

valor para la interpretación, aunque

intrínsecamente sí lo tenga y sea un

aspecto que no admite discusión. Esta

actividad de investigación y creación

de conocimiento está en la base de la

interpretación.

En segundo lugar, es necesario ca-

talogar y proteger esos bienes patri-

moniales: datarlos y documentarlos,

referenciarlos geográfi camente, en

defi nitiva, fi charlos para determinar

su importancia y las estrategias nece-

sarias para garantizar su conservación.

En gran medida los catálogos son he-

rramientas para la interpretación, ya

que es una relación que permite es-

tablecer jerarquías y comparaciones,

accesibilidad, estado de conservación,

elementos todos ellos para la toma de

decisiones.

PALABRAS CLAVE: Patrimonio cultural, patrimonio arqueológico,

interpretación, musealización, gestión, uso público, turismo cultural.

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Y en tercer lugar aquellos elementos

patrimoniales que en atención a su

importancia, su accesibilidad, estado

de conservación y posibilidad de ges-

tión puedan ponerse en valor –que no

darles valor, que lo tienen por sí mis-

mos– pueden interpretarse; pueden

usarse dentro de actividades educati-

vas, culturales y/o recreativo turísticas.

Esta puesta en valor puede tener di-

versas vertientes: pueden ser elemen-

tos que son musealizados y pasan a

las salas de una institución museística;

pueden ser edifi cios, construcciones,

lugares o incluso paisajes culturales

que son protegidos y mostrados como

ejemplos; o sitios específi cos como

yacimientos arqueológicos, que son

preparados para la visita mediante di-

versas fórmulas: museos de sitio, itine-

rarios culturales/arqueológicos, cen-

tros de visitantes, etcétera. Por tanto,

para nosotros interpretar es dar uso;

poner en uso el patrimonio. Es este un

concepto que procede en gran medi-

da de la gestión ambiental de espacios

protegidos, que habla del uso público.

De hecho, la interpretación proviene

en gran medida del campo ambiental

y actualmente hablamos de interpre-

tación del medio natural y cultural. Es

importante incorporar aspectos del

uso público a la hora de planifi car y

ejecutar la interpretación, especial-

mente para tener en cuenta condicio-

nantes relacionados con la protección

del ámbito patrimonial desde el punto

de vista del medio natural y paisajís-

tico, así como arbitrar medidas para

mantener la calidad de la experiencia

de los visitantes, con conceptos como

el de capacidad de carga, relacionado

con el número máximo de personas o

tamaño de los grupos que pueden ac-

ceder al lugar visitado/interpretado.

Desde nuestro punto de vista, la in-

terpretación del patrimonio tiene una

complejidad importante en sus moti-

vaciones. Evidentemente, este arte,

como se defi ne desde la conceptua-

ción canónica de la interpretación por

el maestro norteamericano Freeman

Tilden, es importante para la conser-

vación y divulgación del patrimonio

–nos permite conocer sus valores y

trascendencia–, pero también debe

incorporarse a la actividad educativa

y cultural, y formar parte de aquellos

elementos de la oferta turística que

caracterizan y cualifi can un destino

enfocado a múltiples segmentos de

visitantes.

Interpretación y musealización del Patrimonio Arqueológico

Desde el punto de vista de la interpre-

tación del Patrimonio Arqueológico,

su puesta en valor o “darle empleo”,

la situación es muy desigual entre las

diferentes islas del Archipiélago. Nor-

mativamente, cada isla debe disponer

de un museo arqueológico insular.

Esta condición básica no se cumple

actualmente, a pesar de los avances

que se han producido en los últimos

10 años.

Actualmente, aún persisten dos islas

que no disponen de un museo ar-

queológico – Lanzarote y El Hierro.

En el caso de esta última, el edifi cio ya

existe y lleva varias etapas edifi cato-

rias realizadas, pero aún no existe una

fecha para que se convierta en reali-

dad. Aunque al menos su principal

zona arqueológica, El Julan, dispone

de un Centro de Interpretación, que

en cierta medida podemos decir que

sustituye al museo insular, con el hán-

dicap de que por sus características no

muestra ninguna pieza original, sino

reproducciones.

En el resto de las islas, la situación es

desigual. Tenerife dispone del Museo

de la Naturaleza y el Hombre, muy

moderno y con unas instalaciones de

primer nivel, en el que la arqueología

tiene un importante papel; junto al

más pequeño, pero muy interesante

Museo Arqueológico del Puerto de

la Cruz. En La Palma, el Museo Bena-

horita en Los Llanos ha supuesto un

gran avance para la isla y podemos

decir que es la institución insular que

mejor cumple con las funciones mu-

seísticas. La Gomera también dispo-

ne de un interesante museo en San

Sebastián, mientras que Gran Canaria

cuenta con la institución museística de

más solera del Archipiélago, El Museo

Canario, condenado parece que ad

eternum por su condición semipública

a una permanente lucha no tanto por

su estricta supervivencia, sino por dis-

poner de la capacidad sufi ciente para

cumplir con los objetivos de un centro

de sus características: continuar inves-

tigando sobre la sociedad prehispáni-

ca, conservar sus valiosísimos fondos

y mantener una política educativa y

cultural a la altura de su prestigio e

historia.

Precisamente, el caso de Gran Cana-

ria es paradigmático en cuanto a los

desequilibrios que encontramos en la

gestión museística y patrimonial. Las

difi cultades de El Museo Canario se

contraponen al alto número de yaci-

mientos musealizados existentes en la

isla, así como a los planes existentes

para continuar con la puesta en valor

de este legado. Además del caso de la

Cueva Pintada, cuya musealización ha

sido una de las principales inversiones

en Patrimonio de Canarias y desde

luego la mayor en el ámbito arqueo-

lógico, existe un elevado número de

yacimientos abiertos al público o con

equipamientos proyectados para ello:

el Cenobio de Valerón en Guía, el Mai-

pez de Agaete, la Fortaleza o los graba-

dos de Balos, entre otros. Y la isla aún

dispone de un enorme potencial de

yacimientos, incluso para recuperar-

los, y el caso ejemplar es el yacimiento

del llano de las Brujas, en Telde, acon-

dicionado para su visita junto a la GC-1

y que actualmente permanece en es-

tado semirruinoso, mientras a su lado

“fl orecen” centros comerciales, lo que

realmente nos indica la escala de valo-

res existente para una parte importan-

te de nuestra sociedad.

Aún con todo esto, la situación de

Gran Canaria es realmente espectacu-

lar si la comparamos con otras islas,

como pueden ser los casos de Lanza-

rote o Tenerife. La isla conejera no dis-

pone de equipamientos museísticos o

interpretativos de su patrimonio ar-

queológico; a pesar de contar con uno

de los yacimientos mas peculiares del

Archipiélago, Zonzamas. Tenerife, por

su parte, es una muestra de desequi-

librio: un excelente y potente museo

insular, un segundo museo municipal,

pero ausencia total de intervenciones

para la puesta en valor del patrimonio

arqueológico in situ.

La situación es más equilibrada en La

Palma, donde la apertura del Museo

Benahorita ha signifi cado un hito cul-

tural y donde estaban ya musealizados

dos importantes yacimientos con esta-

ciones de grabados: la Cueva de Bel-

maco y el Parque Cultural de La Zarza

y la Zarcita. Además, se mantiene un

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interés por las estaciones de grabados

de El Paso, que igualmente caminan

hacia su musealización con un centro

de visitantes y ha existido siempre sen-

sibilidad hacia uno de los yacimientos

de mayor interés de la isla, la Cueva

del Tendal.

En Fuerteventura, el pequeño Museo

Arqueológico de Betancuria, del que

hablaremos más adelante, se mantie-

ne en una vivienda tradicional en la

antigua capital insular, mientras que

está musealizado el yacimiento del

Poblado de La Atalayita y en el Mo-

lino de Antigua se muestra parte del

resultado de una de las excavaciones

más importantes realizadas en Fuerte-

ventura, la de la Cueva de Villaverde

en La Oliva. En el futuro, está previsto

construir un nuevo museo arqueológi-

co en Puerto del Rosario, para el que

ya existe proyecto y solar.

Por tanto, el panorama museístico e

interpretativo de la arqueología cana-

ria ha avanzado enormemente en los

últimos años, pero con grandes dife-

rencias entre las diversas islas, por lo

que es un campo en el que la labor

es siempre mayor que lo hecho hasta

ahora.

Tres experiencias insulares

Dentro de esas actuaciones que se

han producido en los últimos años,

nuestra empresa Pintadera Asesores

Integrales, ha realizado intervenciones

relacionadas tanto con la puesta en

marcha o acondicionamiento de mu-

seos como interpretando yacimientos

visitables. También se han generado

nuevos proyectos, que en la coyuntura

actual encuentran difícil encaje ante la

situación de las arcas públicas.

Vamos a explicar, pues, algunos de

los trabajos que hemos realizado en

diferentes islas, así como un proyec-

to nonato, al menos por ahora, con

la intención de compartir algunas re-

fl exiones sobre la praxis de una em-

presa dedicada a la interpretación del

patrimonio.

En el año 2007, el área de Museos del

Cabildo de Fuerteventura nos ofreció

la posibilidad de realizar una inter-

vención en el Museo Arqueológico de

Betancuria, con el objetivo de moder-

nizar la exposición, al tiempo que se

realizaban una serie de mejoras en el

edifi cio sede del museo.

El Museo Arqueológico de Betancu-

ria había sido pionero en las islas no

capitalinas en mostrar una colección

de objetos arqueológicos y presentar

un primer discurso sobre la sociedad

aborigen. Era un museo con mucho

encanto; el recoleto edifi cio, su ubica-

ción en la villa histórica, la gran colec-

ción de piezas que se mostraba, pero

también era una víctima del paso del

tiempo. La museografía había queda-

do obsoleta; en gran medida, porque

el avance en los medios materiales ha

sido tan impresionante en el plazo de

15 años que los contenidos de las vitri-

nas parecían contagiarse del estado de

los elementos museográfi cos, como

textos, cartelas o los propios materia-

les de fabricación.

Por tanto, nuestra intervención debía

partir, en primer lugar, del respeto por

la trayectoria del museo y de su discur-

so, que en muchos aspectos mantenía

su validez; en segundo lugar, evaluar

el estado de conservación de las piezas

y su relevancia; y en tercer lugar ac-

tualizar el diseño y los soportes exposi-

tivos para la exposición permanente.

El primer trabajo fue realizar el guión

museológico. Realizamos un cambio

de perspectiva, pasando de un discur-

so basado en las piezas musealizadas,

industria lítica, industria cerámica, et-

cétera, a un discurso basado en la pre-

sentación de la sociedad aborigen y el

conocimiento existente sobre ella, tan-

to a partir de las fuentes etnohistóricas

como de los trabajos arqueológicos de

campo. De esta forma, arbitramos una

nueva presentación con cinco grandes

tópicos sobre los que articular la expo-

sición: las fuentes históricas, el territo-

rio, la organización social, los usos del

territorio y los rituales y la vida espi-

ritual. Este enfoque suponía una evo-

lución, ya que manteniéndose gran

parte de los contenidos preexistentes,

la forma de presentarlos genera una

nueva percepción de las propias pie-

zas que se muestran.

En segundo lugar, se evaluó la situa-

ción de la colección del museo, para

seleccionar aquellas piezas que permi-

tían dar contenido al discurso museo-

lógico y mostrar de forma fi dedigna

y atractiva aquellos elementos de la

cultura material más relevante de los

majos. La situación de la colección,

como era de prever, era heterogénea,

con piezas excelentemente conserva-

das y otras que requerían con urgen-

cia intervenciones de consolidación

o de restauración. Ante esto, se optó

por realizar una selección atendien-

do a dos criterios: la relevancia de la

pieza para el discurso museístico y el

estado de conservación. Como resul-

tado de ello, la cantidad de objetos a

exponer disminuyó considerablemen-

te, aproximadamente a una cuarta

parte de la colección que se mostraba

anteriormente. Un aspecto que ade-

más suscitó en su momento una cierta

controversia en la sociedad majorera,

acostumbrada a ver una gran canti-

dad de piezas en el museo, aunque

muchas de ellas fuesen muy similares

y no aportasen rasgos diferenciado-

res. Un número importante de piezas

de cerámica debieron guardarse en

el almacén del museo, a expensas de

futuras intervenciones para su conso-

lidación, así como algunas piezas de

origen orgánico, al preferirse que en

su momento se dispusiese de insta-

laciones más adecuadas en el futuro

museo insular para garantizar su con-

servación adecuadamente.

En tercer lugar, con un nuevo guión

museológico y una selección de piezas

de la colección para incluirlas en las

nuevas vitrinas, se procedió a la actua-

lización del diseño con la realización

del proyecto museográfi co. Aquí el

trabajo consistió en replantearse tanto

los soportes expositivos como el reco-

rrido por el museo, ya que en la expo-

sición precedente el visitante entraba

a la sala principal y directamente veía

todo el contenido del museo. Nuestra

idea fue crear nuevos espacios y ge-

nerar un recorrido, que permitiese al

visitante seguir el guión museológico

de una forma ordenada.

Para ello, se estableció un eje central

que partía la sala en dos, creando una

zona de acceso con el mostrador de

recepción, un gran panel con el nom-

bre del museo y un pequeño texto

introductorio, para luego hacer un

recorrido en U, ya que ese gran panel

inicial era la cabecera de una T que se

rodeaba con contenidos tanto en el

eje central como en las paredes de la

sala. De esta forma, el visitante debe

ir recorriendo los pasillos laterales

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para ver los diferentes textos, ilustra-

ciones e imágenes, así como las vitri-

nas donde se muestran las piezas de

la colección. Además, se optó por un

diseño moderno, basado en el uso de

un código cromático que va mostran-

do el cambio de tópico, reforzado por

una imagen temática para cada uno

de estos.

El resultado ha sido un museo más mo-

derno y atractivo; consideramos que

más ameno para el visitante sin por

ello perder el rigor científi co, pero que

sigue adoleciendo de algunos defec-

tos irresolubles en su ubicación actual,

como el escaso tamaño, la necesidad

de todas las instalaciones de conser-

vación, investigación, almacenaje y

didáctica de un museo, así como de

unas instalaciones mejor preparadas

para la conservación de aquellas pie-

zas con mayor riesgo de deterioro

(que actualmente no se muestran).

Aspectos que sin duda podrán solucio-

narse cuando se lleve a cabo el museo

previsto en Puerto del Rosario, a cos-

ta de perder el encanto de su actual

ubicación. Aunque siempre quedará

la posibilidad de mantener un anejo

del museo insular en Betancuria, pues

piezas para ello existen, incorporan-

do algún elemento particular en los

contenidos como piezas vinculadas al

territorio concreto del macizo de Be-

tancuria, por poner un ejemplo.

La segunda intervención que vamos a

comentar es el yacimiento de El Julan,

en la isla de El Hierro, en el que hemos

tenido la suerte de realizar un trabajo

doble: el equipamiento del Centro de

en la que el agua ha sido siempre

un factor limitante. Además de

las condiciones de lejanía en el

contexto insular, el propio paisaje

de El Julan, exento prácticamen-

te de carga antrópica, y la abso-

luta sensación de espacio ilimita-

do que da el saber que frente al

observador se abre el océano en

toda su inmensidad, convierten

a este enclave en un lugar per se

especial; no quisiéramos deno-

minarlo mágico porque parece

trasladarnos a una interpretación

relacionada con los rituales que

ni queremos ni podemos hacer.

Si a ello unimos la presencia de

los bimbapes a través de un gran

número de restos arqueológicos,

podemos decir que El Julan es

uno de los pocos lugares de Ca-

narias en los que las huellas del

pasado perviven en el presente

de forma casi absoluta. Especial-

mente los grabados, que aparecen en

los conjuntos de Los Números y Los

Letreros, componen una de las mejo-

res representaciones de petroglifos en

Canarias, tanto por la enorme varie-

dad de motivos como por su número,

probablemente el más elevado del Ar-

chipiélago en una sola ubicación.

Nuestra actuación en El Julan, tras el

trabajo del centro de interpretación, la

iniciamos elaborando un estudio sobre

el uso público del Parque Cultural y su

interpretación. Para ello realizamos un

análisis de las condiciones ambientales

y paisajísticas, así como de los elemen-

tos patrimoniales y etnográfi cos para

realizar un diagnóstico sobre el uso de

este espacio, que además se encuen-

tra inserto en su totalidad en el Parque

Rural de Frontera. Por ello se trabajó

también con los condicionantes del

Foto 1. Museo Arqueológico de Betancuria

Interpretación y el diseño de la ruta

para las visitas guiadas a los distintos

elementos que componen este Parque

Cultural.

En este escrito vamos a centrarnos en

la realización del itinerario arqueológi-

co del Parque Cultural de El Julan. Tras

la experiencia con la realización de la

exposición permanente del Centro de

Visitantes, comenzamos a trabajar en

la elaboración de un estudio del uso

público y la interpretación del Parque

Cultural.

La ladera de El Julan es uno de los

enclaves más singulares de Canarias.

Un paisaje agreste y en gran medi-

da inhóspito, protagonizado por una

geomorfología dura y una vegetación

escasa, como corresponde a una de las

zonas más secas de El Hierro, una isla

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Plan Rector de Uso y Gestión (PRUG)

del Parque, que marcaba una serie de

condicionantes y prohibiciones para

los usos permitidos o autorizables.

Este trabajo permitió establecer una

serie de criterios para defi nir la tipolo-

gía de la visita, una parte de los cuales

ya se cumplían de forma más o menos

laxa por parte de los encargados de

gestionar las visitas al yacimiento de El

Julan, a la sazón el Cabildo de El Hie-

rro a través de una empresa pública,

Meridiano.

El Plan de Uso Público nos permitió

establecer una propuesta de progra-

ma de actuaciones sobre el conjunto

ambiental y patrimonial, tanto accio-

nes para una mejor conservación de

los elementos arqueológicos como

medidas para posibilitar una adecua-

da puesta en uso de estos, atendiendo

a garantizar su conservación, permitir

una visita de calidad y satisfactoria

para los visitantes.

Una de las medidas que se proponía

en el documento de uso público e

interpretación era la defi nición del iti-

nerario para visitar el yacimiento y el

diseño y realización de la señalética

y materiales interpretativos comple-

mentarios; máxime cuando uno de

los problemas es que existe una alta

rotación en los guías que realizan la

visita y no siempre las personas que

desempeñan tal función disponen de

la formación adecuada para ello.

El itinerario arqueológico de El Julan

se ha diseñado con un triple criterio:

• Garantizar la conservación del ya-

cimiento arqueológico y la integri-

dad ambiental del Parque

• Facilitar una interpretación ade-

cuada, rigurosa y amena a los visi-

tantes

• Procurar una experiencia de la

máxima calidad, dadas las condi-

ciones de la propia visita que exi-

gen un importante esfuerzo físico

El itinerario consta de casi una vein-

tena de paradas interpretativas: 5 de

ellas disponen de bandejas interpreta-

tivas, mientras que en el resto existen

unos hitos en madera, para su recono-

cimiento por los visitantes. El conjunto

de las paradas interpretativas permite

hacerse con un conocimiento acepta-

ble de la importancia del lugar, de los

bimbapes y de la evolución de El Julan

a lo largo del tiempo.

Las bandejas interpretativas se han

realizado siguiendo la normativa exis-

tente para la señalética en Espacios

Naturales Protegidos, en cuanto a me-

didas, tipografías y organización de los

contenidos, si bien con alguna modifi -

cación ya que realmente se desarrollan

por ser un Parque Cultural con valores

arqueológicos de primer nivel.

Como complemento a la señalética,

se ha preparado igualmente un folleto

que incorpora información sobre las

distintas paradas interpretativas, que

sirve para reforzar la presentación rea-

lizada por el guía y mostrar la impor-

tancia que se da al yacimiento.

Nuestro último proyecto es una idea

que ha revoloteado por la mente de

muchos profesionales, defi nir un con-

junto de actuaciones con las estaciones

de grabados de la comarca de Abona,

concretamente de los municipios de

San Miguel y Arona en el entorno po-

demos decir ampliado del valle de San

Lorenzo, en Tenerife. Isla sobre la que Foto

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hemos comentado anteriormente el

desequilibrio entre museos e interpre-

tación in situ, inexistente actualmente

en la misma.

La propuesta que se realizó era la de

poner en valor un patrimonio que, aún

estando a la vista de todos, al tiempo

permanece escondido, tanto a la ma-

yoría de la población como de los vi-

sitantes, como a su adecuada protec-

ción por la ausencia de instrumentos

de gestión. La comarca de Abona en el

sur de Tenerife guarda hoy como uno

de sus tesoros patrimoniales más im-

portantes, y al tiempo aún desconoci-

dos para una parte mayoritaria de la

sociedad insular, un importante grupo

de estaciones de grabados, que repre-

sentan el conjunto más destacado de

esta manifestación rupestre no sólo

en la isla de Tenerife, sino incluso, ha-

ciendo una extrapolación, al conjunto

de Canarias. En los municipios de San

Miguel y Arona, existen al menos 17

estaciones de grabados rupestres, al-

gunas de ellas en buen estado de con-

servación, que muestran el conjunto

de técnicas y motivos de petroglifos

existentes en la isla. Es, por tanto, un

patrimonio de primer orden, con una

serie de características que, en nuestra

opinión, lo convierten en un conjunto

patrimonial digno de medidas de pro-

tección e interpretación.

Una parte destacada de estos elemen-

tos se encuentran dispersos en la me-

dianía baja y el llano costero, abarca-

bles todos desde el mirador de La Cen-

tinela, ubicado en la divisoria entre

los municipios de San Miguel y Arona.

Es por tanto un patrimonio excepcio-

nal, situado en el corazón mismo de

la principal zona turística de Tenerife

y con una serie de infraestructuras

preexistentes tanto de acceso roda-

do, pedestre, así como equipamientos

susceptibles de transformarse a un uso

cultural.

La propuesta que realizamos, y pre-

sentamos a los ayuntamientos de

Arona y San Miguel, la denominamos

“Parque Cultural Abierto de los Graba-

dos del Valle de San Lorenzo”. La idea

es crear un gran espacio cultural que

permitiese conectar las numerosas

estaciones de grabados en esta zona

del sur de Tenerife, utilizando como

cabecera el mirador de La Centinela,

propiedad del Cabildo de Tenerife,

donde existe espacio disponible para

crear un centro de visitantes con una

inversión baja.

Este punto ofrece, además, unas vis-

tas panorámicas que permiten con-

templar todo el territorio y reconocer

aquellos puntos donde existen graba-

dos; aparte de que al menos tres de las

estaciones tienen fácil comunicación a

pie desde el centro, lo que permitiría

ofertar un conjunto de excursiones

desde la cabecera del Parque Cultural.

La idea consiste en un programa de

actuaciones para ir procediendo en

las diferentes estaciones de grabados

y yacimientos arqueológicos, para

programar diversas rutas guiadas que

muestren este conjunto patrimonial,

inserto en un producto de cultura y na-

turaleza. No en vano, en la actualidad,

desde el punto de vista de la oferta

turística complementaria, se está pro-

mocionando precisamente este tipo

de elementos; tan solo tenemos que

fi jarnos en lo que ahora se denomina

“club de producto”, la nueva forma de

presentar los atractivos turísticos, con-

jugándolos en productos temáticos

que puedan ofertarse para segmentos

de los visitantes del Archipiélago.

Un caso como el que hemos expuesto

sería paradigmático. Testimonios pre-

hispánicos sobre rocas volcánicas, vi-

sitables mediante senderos por zonas

rurales y naturales, cerca de la princi-

pal zona turística de la isla de Tenerife,

con equipamientos de acogida e inter-

pretación.

Este último ejemplo nos lleva a una re-

fl exión sobre la gestión del patrimonio

cultural, especialmente arqueológico,

desde la perspectiva de una empresa

privada comprometida con la protec-

ción de nuestros vestigios histórico-

culturales como una forma de generar

valor no sólo económico, sino cultural

y social.

Necesitamos que la sociedad viva el

patrimonio; lo entienda y lo compren-

da, para de esa manera incorporarlo a

su identidad y a sus prioridades. Sólo

de esta manera, con una adecuada

sensibilización a través de la educación

y la formación podremos mantener

para el futuro los vestigios de nuestra

historia, de nuestra identidad.

Y en islas turísticas como las nuestras,

el patrimonio puede generar ese valor

cultural, ese valor social, si consegui-

mos que sea capaz de generar valor

económico para alentar su protección

y conservación. La puesta en uso del

patrimonio es la mejor forma de dar-

le empleo, porque es la manera más

efi caz de que se perciba que su pro-

tección y conservación es en sí mismo

un valor más que sufi ciente para su

protección. Desde luego, incorporar

este patrimonio a nuestros productos

turísticos, adecuadamente interpreta-

dos, es una fórmula para que generen

los recursos para su puesta en valor.

Conozcamos y amemos nuestro pa-

trimonio, probablemente así él sea

capaz de darnos empleo y mantener

viva parte de nuestra identidad.

Foto 4. Grabado en

San Miguel, Tenerife

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Como introducción a esta primera mesa, Teresa Delgado, técnico de El Museo

Canario, de Las Palmas de Gran Canaria, expone diversas actuaciones acome-

tidas desde esa institución para la puesta al día y mejora de sus instalaciones y

actividad museística.

MESA REDONDA

CONSERVAR, EXHIBIR, DIFUNDIR. PÚBLICOS Y MUSEALIZACIÓN DE MATERIALES Y YACIMIENTOS ARQUEOLÓGICOSB

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Participan: Jorge Afonso Álvarez [Restaurador], Teresa Delgado Darias [El Museo

Canario], Amara Florido Castro [Doctora en Historia del Arte]; Daniel Gomes Ro-

drigues de Sousa [Arqueólogo], Luis Gortázar Díaz-Llanos [Pintadera], Juana Her-

nández Suárez [Museo Arqueológico del Puerto de la Cruz], Conrado Rodríguez

Martín [Museo Arqueológico de Tenerife]

Modera: Valentín Barroso Cruz [Arqueocanaria]

que sortear, problemas como son las

limitaciones económicas –como todos

conocerán–, problemas relacionados

también con la propia arquitectura

de la sede donde nos encontramos,

volúmenes de materiales que entran

sin ningún tipo de programación, y

además en gran cuantía. Lo cierto es

que para resolver una parte de estos

problemas, El Museo Canario ha em-

prendido un proyecto arquitectónico

que es el de rehabilitación y amplia-

ción de su actual sede.

[Tema: El Museo Canario]

Teresa Delgado: Voy a exponer bre-

vemente tres actuaciones en El Museo

Canario, que van a ser: por una parte

el proyecto arquitectónico de amplia-

ción y rehabilitación; la reforma del

sitio web; y en tercer lugar una actua-

ción de conservación preventiva, que

es un almacén orgánico.

Creo que todos sabemos que en el ejer-

cicio diario de sus funciones, El Museo

Canario tiene muchísimos problemas

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Con este proyecto arquitectónico se

intenta resolver una parte de los mu-

chos problemas que tiene la entidad.

Uno de los principales viene derivado

de cómo es la arquitectura en la que se

encuentra en la actualidad; concreta-

mente, el museo ocupa tres arquitec-

turas domésticas que se adquirieron

desde principios del siglo XX y, según

se fueron añadiendo las otras dos, se

sometieron a procesos de reformas y

de remodelación, intentando adaptar-

las al uso museístico, pero que en ab-

soluto cumplen con los requisitos mí-

nimos que exige la museología actual.

Tenemos problemas, por ejemplo, en

los espacios de uso interno, escaleras

muy estrechas, sinuosas, que generan

importantes consecuencias para la

conservación y la seguridad del ma-

terial, o cuando tenemos que realizar

traslados internos. Problemas de espa-

cio: no tenemos áreas específi cas que

podamos destinar a actividades como

por ejemplo de difusión, como los ta-

lleres, o a acciones como simplemente

es el embalaje o desembalaje de ma-

teriales para movimientos externos.

No tenemos espacios dedicados única

y exclusivamente a este tipo de fun-

ciones. Las propias salas de exposición

están distribuidas en dos niveles, dos

alturas que se salvan con escaleras y,

por tanto, no están adaptadas a per-

sonas con movilidad reducida. Hay

también problemas de circulación en

la salas de exposiciones, no podemos

tener más de dos grupos, porque si no

hay salas que se taponan, con lo cual

hay importantes defi ciencias que difi -

cultan y entorpecen el cumplimiento

diario de las funciones museísticas.

Por ello, en el año 2002 comienza a

gestarse este proyecto arquitectónico,

cuando se convoca un concurso de

ideas de ámbito nacional con el patro-

cinio del Ayuntamiento de Las Palmas

de Gran Canaria. El premio es otorga-

do a dos arquitectos madrileños, Nieto

y Sobejano, y dicho premio conlleva-

ba además que estos arquitectos sean

quienes ejecuten el proyecto.

Vemos cuáles son las principales ca-

racterísticas del nuevo proyecto ar-

quitectónico: se ocuparía toda la

manzana, salvo una de las unidades,

una casa. Uno de los elementos por

los que el proyecto ganó el primer

premio es porque ha sido concebido

como una suma de casas; como pue-

den ver, estamos ante una manzana.

El proyecto, lo que hace es intervenir

en cada una de las viviendas de ma-

nera independiente y por eso se pue-

de dividir en etapas, en fases. Ahora

mismo se está realizando la primera

fase, que empezó en el año 2008 y

que interviene en lo que antes era el

Colegio Viera y Clavijo, en la confl uen-

cia de dos calles. Esto evita tener que

trasladarnos a otros espacios mientras

se está ejecutando la obra. El espacio

se organiza en torno a un patio, tanto

funcional como espacialmente. Tiene

dos plantas, una planta baja que está

destinada a servicios, cafetería, tienda,

recepción, así como lo que sería el cen-

tro de documentación. Y una primera

planta que estaría destinada a las salas

de exposiciones. Para hacernos una

idea, después de la construcción, de

la rehabilitación y ampliación de la ac-

tual sede del museo, contaríamos con

un espacio de unos 10.000 m2, de los

cuales unos 4.900 m2 irán destinados

a uso interno. De estos, 2.130 m2 serían

áreas de almacén. La mayor parte de

las unidades que se intervienen van

a llevar sótano, salvo dos arquitectu-

ras que serán rehabilitadas y que se

conservan con su actual estructura.

La mayor parte de estos sótanos van a

ir destinados a almacenes de materia-

les. Así que de los usos internos, 2.130

m2 se van a utilizar como almacenes,

mientras que para salas de exposicio-

nes vamos a contar con 3.000 m2. En

la actualidad tenemos 923 m2 de salas

de exposiciones y 646 m2 destinadas a

áreas de almacén. En este momento

los almacenes del museo están suma-

mente limitados, se han saturado y

eso obliga a tener que alquilar espa-

cios externos al museo, con las conse-

cuencias de conservación y seguridad

que se puede tener para los materiales

arqueológicos.

El segundo proyecto que se ha lleva-

do a cabo es el de la renovación de

la página web. Esta página renovada

está accesible desde febrero del pre-

sente año [2010]. Lo que se perseguía

era enriquecer la comunicación entre

la institución y la sociedad, y entre los

objetivos que nos fi jamos estaba una

página que ofreciera una mejor y ma-

yor comunicación e interacción, que

además cumpliera con los estándares

de uso y accesibilidad, permitiendo

que personas con ciertas discapaci-

dades puedan también acceder a esta

página y que además sea dinámica.

Así, por ejemplo, es posible la consul-

ta de fondos documentales, como por

ejemplo las publicaciones periódicas,

la revista del museo; es posible el ac-

ceso a bases de datos, como por ejem-

plo el fondo fotográfi co. Se accede

también a catálogos de piezas arqueo-

lógicas, que se irán ampliando e incre-

mentando. Se puede también realizar

una pequeña visita a las salas, con una

breve explicación e invitando al usua-

rio de la página a venir al museo. En

defi nitiva, aspira el sitio web del mu-

seo a ser un recurso para socializar

tanto los fondos museográfi cos como

los documentales. Además intenta

romper también todos los límites es-

paciales y de tiempo, porque permite

a la gente interactuar con la página.

Por ejemplo, los usuarios se pueden

hacer socios del museo, pueden ges-

tionar solicitudes, pueden avanzar las

solicitudes para consultas de materia-

les documentales, consultas de mate-

riales arqueológicos y, además, es un

espacio abierto que está concebido

para estar en un continuo cambio y

crecimiento. Las bases de datos se van

a ir incrementando, se añadirán nue-

vas secciones en función de las nuevas

necesidades que vayamos detectando

entre el público que accede a esta pá-

gina. Y otro aspecto también novedo-

so es la incorporación del museo en

una red social como Facebook. Sin

duda, entramos en un nuevo espacio

de comunicación con el público. Se

trata de una nueva forma de comuni-

car, de una forma mucho más directa

y personal. Es asombroso el número

de personas que se han incorporado

al facebook del museo en muy poco

tiempo, en solo un par de meses de

funcionamiento.

El tercer proyecto, el que tiene que

ver con la conservación preventiva, es

el de un almacén orgánico. El museo

tiene un rico fondo de materiales ar-

queológicos de naturaleza orgánica.

No todos estos materiales tienen los

mismos problemas de conservación

ni requieren las mismas condiciones

ambientales. Y son concretamente los

materiales de origen orgánicos, aque-

llos que requieren unas condiciones

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más específi cas. Es por ello por lo que

se habilitó un espacio que estuviera

destinado a almacenar, a guardar ma-

teriales como las momias, industria

ósea, los trabajos de pieles, de fi bras

vegetales…

Se cuidaron dos aspectos fundamen-

tales: por una parte, todo lo que sería

aspectos relacionados con la infraes-

tructura, destinados a conseguir unas

condiciones ambientales adecuadas,

en concreto la humedad relativa y

la temperatura. Y, por otra parte,

también se trabajó sobre el sistema

de almacenamiento: estanterías, los

soportes donde van a ir ubicados los

materiales y los propios contenedores.

Se diseñó el almacén con estanterías

metálicas, y para evitar que pudiera

entrar el polvo se han cubierto con sis-

temas de cortinas de algodón. Se ha

recurrido también al empleo de ma-

peros, siempre metálicos, y también

armarios metálicos, evitando siempre

materiales como la madera. En el caso

de las fi bras vegetales, están dispues-

tas horizontalmente sobre cartón co-

rrugado de ph neutro. En los casos de

grandes piezas, lo que se hizo fue atar-

las sin presión con cintas de ph neu-

tro. En el caso de las momias, fueron

dispuestas en estanterías metálicas

apoyadas sobre cristal, al ser un mate-

rial inerte, estable, de ph neutro, con

lo cual no puede afectar en absoluto a

la pieza. Se pusieron patas de silicona

en los cristales para evitar los despla-

zamientos y, a su vez, el cristal se apo-

yó sobre policarbonato celular, que es

un material inerte, por una cuestión

de seguridad, ya que en el caso de

que las momias sean desplazadas, se

evita que el cristal pudiera golpear y

romperse. En el caso de los punzones

se han guardado en maperos metáli-

cos, con soporte de ethafoam, usados

a manera de bandejas en las que se

hacían pequeños agujeros adaptados

a la forma de la pieza. En defi nitiva,

los proyectos descritos y el resto de

actuaciones desarrolladas en El Museo

Canario van a ir dirigidos a conservar,

estudiar y dirigir un patrimonio ar-

queológico que custodia la institución

y que tiene como último fi n ofrecer un

servicio siempre público e intentando

hacerlo de calidad.

Valentín Barroso: Vamos a hacer

ahora una introducción, una serie de

apuntes de cada una de las ponencias

previas, incluidas las dos ponencias in-

augurales, para abrir luego el debate.

[Arqueología industrial]

Con respecto a la primera de todas,

debida a Amara Florido, fue una expo-

sición bastante interesante. Efectiva-

mente existe la premura de que se ha-

gan esos inventarios, pues yo creo que

es importante porque en cuestión de

10 o 15 años, si no se hacen, muchos

de estos materiales y edifi cios puede

desaparecer. Cuando se habló de que

era una conferencia sobre arqueolo-

gía industrial, yo sabía de lo que se iba

a hablar, pero a lo largo del día estaba

pensando ¿por qué se llama “arqueo-

logía industrial” a este tipo de inventa-

rio de patrimonio histórico-industrial?

Porque yo creo que la arqueología es

un método, es un método que con-

siste en un trabajo determinado. En-

tonces, yo sé que nos entendemos y

que es una cuestión que, como digo,

entendí perfectamente, pero ¿por qué

se llama así y no de otra manera? Por-

que puede inducir a error. Dejo la pre-

gunta ahí, no obstante del interés del

trabajo expuesto.

[Capilla de la Esperanza. Azores]

En cuanto a la intervención de Daniel

de Sousa, un poco por desconoci-

miento mío de lo que son los bienes

de interés patrimonial que tiene Azo-

res, no sé por qué se actúa en con-

creto en la capilla de la Esperanza; si

porque es única, si porque es un edi-

fi cio de principios del siglo XVI… No

sé cómo ese edifi cio, si se actúa por-

que es único o es porque está cerca de

Funchal y es interesante. Quería saber

un poco más, porque desconocemos

la realidad de la zona donde trabajas y

queremos saber qué es lo que se lleva

a actuar en esa capilla.

[Restauración]

En la sesión de tarde Jorge Álvarez

hizo una exposición sobre las piezas

que están restaurando en el Museo

Arqueológico de La Palma y que creo

que es algo impensable hace 10 años:

que una isla menor como La Palma tu-

viese un restaurador y esté restauran-

do piezas arqueológicas. Es un tópico

que el patrimonio histórico siempre

está mal, siempre es poco lo que se

invierte, nunca se hace lo sufi ciente

y yo le digo a la gente, sobre todo a

la gente que lleva mucho tiempo aquí

trabajando que es verdad: que siem-

pre estará mal el patrimonio históri-

co, porque siempre habrá algo que

arreglar, algo que corregir, algo que

excavar, pero que mejor que hace 30

años se está. Porque hace 30 años era

impensable que La Palma tuviese un

restaurador, un museo arqueológico

y así el resto de las islas, aunque no

todas estén haciendo lo mismo. Por

otro lado, la formación de Jorge no es

de restaurador arqueológico, sino que

es un restaurador de caballete que se

ha tenido que reciclar para acometer

este tipo de trabajos. Esta es otra de las

carencias de las Islas Canarias: la ne-

cesidad de que existan restauradores

arqueológicos, porque todos los res-

tauradores que hay son restauradores

de pintura y a veces nos vemos bus-

cando gente por todos lados. También

por ese lado me alegra este reciclado

y ojalá más gente estudie esto, porque

hace mucha falta.

[Públicos y museos]

Me encantó la exposición de Juana:

siempre supliendo esas carencias eco-

nómicas con mucha imaginación y

haciendo unas actividades que captan

a un montón de gente y que son un

referente en Puerto de la Cruz. Hay ac-

tividades que me chocaron un poco,

por ver a los chiquillos con las botellas

y te iba a decir ¿y esto qué pinta en un

museo arqueológico? Y otra también,

la de la piscina y los libros, yo decía,

no sé, está... Pero después de ver todo,

cuando acabaste, la conclusión es que

siempre es bueno que la gente vaya

al museo y si la gente va a unir bote-

llas con hilos, pues está bien, porque

la gente está allí, seguramente cami-

nará, entrarán en la sala y dirán “qué

pieza más bonita”, y es una manera

de tener a la gente allí. Así que al fi nal

de la exposición dije: pues mira, tiene

sentido este tipo de cosas, aunque no

tengan nada que ver con lo que es la

arqueología.

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[Musealización. Interpretación]

En cuanto a la exposición de Luis Gor-

tázar, fueron unos interesantes pro-

yectos los que presentaste, tanto los

de El Hierro como el primero, el de Be-

tancuria. Voy a hacer una refl exión res-

pecto al último proyecto, esa ruta de

grabados que siempre se ven y son...

Estamos aquí sentados y es interesante

pero, después, en la práctica, ese tipo

de ruta tiene muchos problemas a la

hora del mantenimiento, de que fun-

cione, porque nos imaginamos que

todo el mundo va a ir, que ahí todos

los días va a ir gente, que ese personal

necesario para que los grabados no se

estropeen va a existir y que se va a su-

fragar con los visitantes, pero después

la realidad no suele ser así.

Nosotros estamos estudiando el Ce-

nobio de Valerón en Guía, que es uno

de los yacimientos referentes en Ca-

narias. Tú mismo empezaste tu expo-

sición con unas imágenes de él. El Ce-

nobio Valerón es un yacimiento, junto

con la Cueva Pintada de Gran Cana-

ria, que aparece en las publicaciones

desde que hay guías turísticas. Estos

yacimientos arqueológicos son muy

conocidos y la media de visitantes al

Cenobio Valerón es de 100 personas al

día, que al año serán unas 30.000 per-

sonas, que es gente. Pero esa gente,

cuando llega al Cenobio Valerón y hay

que subir 200 escalones, se queja: “ay!

que no hay ascensor, ¿no se puede

subir de otra manera? “. Y en la parte

alta está el Tagoror del Gallego, al que

la gente no sube porque hay que cami-

nar 10 minutos. La gente se cansa... y

es un poco por abrir debate. Que esos

proyectos tan bonitos están muy bien,

pero que no hay que confi ar en que

se fi nancien, porque es difícil tener to-

dos los días 100 o 200 personas y ese

personal necesario pagado con esos

dineros. Y, por cierto, los más que pro-

testan siempre a la hora de pagar en el

Cenobio de Valerón son los canarios.

Cuando hablamos de difundir, la gente

dice que por qué tenemos que pagar

nosotros si esto es nuestro. Entonces

les decimos que todas las actuaciones

que se han hecho en el Cenobio de

Valerón: el aparcamiento, la señaléti-

ca, la musealización de la parte alta,

que todo se ha pagado con dinero eu-

ropeo, y le digo a los guías que están

allí que les comenten que ya está bien

de que los europeos nos paguen nues-

tro patrimonio, que nosotros tenemos

que pagarlo como también pagamos

la luz de nuestra casa.

Bueno, ya sin más le paso la palabra a

Conrado Rodríguez.

[OAMC. Tenerife]

Conrado Rodríguez: Gracias Valentín.

Yo aprovecho también para darle las

gracias al proyecto Arqueomac, en

general, por la invitación y la oportu-

nidad, porque yo pienso que es única.

Nos hemos reunido poco en todo lo

que tenga que ver con patrimonio...

Yo llegué hace muy poco a la direc-

ción del museo, cuando Rafael Gonzá-

lez Antón se jubiló en marzo, y en julio

me nombraron y yo vengo de un sitio

que reúne un poco lo que hemos ha-

blado, menos la cuestión de la musea-

lización de los lugares arqueológicos.

Evidentemente en Tenerife eso es una

asignatura pendiente. De donde yo

vengo, que es el Organismo Autóno-

mo de Museos y Centros del Cabildo,

como su nombre indica es una colec-

ción, pues está el Museo de la Natura-

leza y el Hombre, que engloba a su vez

tres centros: el original, de donde yo

vengo, es el Instituto Canario de Bio-

antropología, que está ahí pero que es

el único que no es museo; El museo

Arqueológico; el Museo de Ciencias

Naturales, cuyo director es Lázaro

Sánchez Pinto; el Museo de Historia y

Antropología, con el anexo de docu-

mentación Canarias-América; y el Mu-

seo de la Ciencia y el Cosmos. Aparte

hay una serie de departamentos que

enlazan de alguna manera todo eso,

que son el de conservación y restau-

ración, didáctica, informática, que es

el que lleva no sólo el mantenimiento

del aparataje nuestro sino de todo lo

que es difusión de tipo informático, y

por supuesto todo lo que es servicios,

pero eso es fuera de cada museo.

De donde vengo yo prácticamente

el 100% de todo es fi nanciado por el

Cabildo, y esto tiene inconvenientes

y tiene ventajas, como todo en esta

vida. ¿Cuáles son las ventajas? Obvia-

mente que tiene una institución que

es la que vela para que de alguna ma-

nera aquello funcione a través del Ca-

bildo, que es su organismo autónomo

y que fi nancia la mayor parte. Tiene

otra ventaja y es que para labores de

documentación, o relacionadas con

fauna, botánica, etc, etc, tienes el Mu-

seo de Historia por un lado, el Museo

de Ciencias Naturales por otro, con lo

cual te ahorras tener que contratar

gente de fuera o el estar haciendo las

cosas mal.

¿Problemas? Y más en tiempos de cri-

sis: que el presupuesto tiene que divi-

dirse y eso, de alguna manera, en los

últimos años, aunque a nosotros nos

han tocado pero realmente poco, el

presupuesto que tiene el Organismo

en comparación con el Cabildo es

mínimo. Pero a pesar de eso se nota.

En estos dos últimos años ha sido

muy grave en el sentido de que, por

ejemplo, oposiciones previstas no se

han podido desarrollar, etc, etc. Pero

bueno, dentro de todo, las crisis pa-

san porque por eso no son un estado

permanente, que esperemos no se

traduzca así.

[Arqueología industrial]

Retomando lo comentado sobre la

arqueología industrial, la verdad es

que yo de ese tema desconozco casi

tanto como lo que decía Valentín. Yo

sí entiendo que se llame arqueología.

Al fi n y al cabo arqueo remite al es-

tudio de lo antiguo, del pasado, pero

obviamente también se sale un poco

de lo que es el método arqueológico.

Incluso yo lo veo un poco más como

un tema de conservación, patrimo-

nial por supuesto, pero que se sale un

poco del método arqueológico.

[Didáctica. Públicos]

Por otra parte, quería incidir mucho

en lo que tú hablaste, Juana, porque

yo pienso que la verdad es que la labor

del museo del Puerto de la Cruz está

siendo muy fuerte, sobre todo a nivel

didáctico. Lo explicó muy bien por

una razón: está enfocado a con quien

se liguen, sin más. Supongo que la cri-

sis también te afecta y está muy ligado

a eso, pero incluso más que a eso, yo

veo más el tema social, unos grupos

de población digamos marginales, o

marginados, como lo quieras llamar,

y en ese sentido creo que se está ha-

ciendo la labor, en cuanto a gente en

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general. Hay unos mil, por lo menos, y

eso es importante.

[Musealización de yacimientos]

Ahora voy al punto caliente, que es lo

que yo quería hablar aquí, que no sé

de quién puede depender, que es el

tema de la musealización de los yaci-

mientos en las islas. No sé si es el Go-

bierno de Canarias, el Cabildo o quién,

pero en Tenerife es un tema que está

totalmente olvidado. No sé por qué

esto es así, pero es un tema funda-

mental en cuanto a la conexión que

establece con el turismo. Eso es básico

en unos municipios, no sólo en Adeje

o también en Guía de Isora. Yo pienso

que esto sí se debe potenciar. Desde

un punto de vista puramente prácti-

co y desde todos los puntos de vista:

científi co, académico, turístico, lo que

quieras, económico por supuesto. Re-

quiere una coordinación total, como

en cualquier otra área, didáctica por

ejemplo. Conectarse, saber lo que se

está haciendo en un museo, en el otro,

en cualquier centro de interpretación.

Y aquí es donde hace falta una política

coordinada de las administraciones,

tanto del Gobierno de Canarias, como

los cabildos, como los ayuntamientos.

Incluso, si me apuras, hasta el Minis-

terio de Cultura. Porque eso abara-

taría el costo que le supondría a un

ayuntamiento o a una administración

concreta y, por otra parte, siempre se

actuaría de modo coordinado. Vamos

a poner un ejemplo: en el caso de Te-

nerife no se ha hecho nada, por así de-

cirlo, con lo que se puede hacer en El

Hierro, o en Gran Canaria, que en ese

aspecto está más desarrollada, y ahí sí

que cojeamos. Debe solucionarse y no

sé cómo: yo no soy político, que soy

un técnico de la administración gene-

ral y punto.

[Conservación]

Por otro lado, está el tema de conser-

vación, que es un tema preocupante,

obviamente. No porque se haga mal,

sino por todo lo contrario. Es un tema

que se había abandonado literalmen-

te; bueno abandonado, no: no se

puede abandonar lo que nunca se ha

hecho. Nunca se había intentado con-

servar nada. Yo vengo del campo de la

antropología física y en el campo de

la antropología física los restos orgáni-

cos son las momias, que son patrimo-

nio de la humanidad. Es un tema muy

delicado, en el que se ha avanzado

mucho. Con buen criterio el departa-

mento de conservación del Organismo

Autónomo [OAMC], que lleva María

García, ha conectado con el Ministerio

de Cultura, donde está Nieves Valen-

tín, y tienen un convenio o acuerdo de

colaboración con la Fundación Guetty,

de forma que, afortunadamente, esto

se ha solventado. Al hilo de eso, uste-

des saben perfectamente la polémi-

ca que se trae el Cabildo de Tenerife

con el Ministerio de Cultura a cuenta

de la momia de Madrid y uno de los

argumentos que ellos nos pusieron

hace muchos años, fue que el Museo

Arqueológico no reunía entonces las

condiciones para su conservación,

y que el aire del mar la podía conta-

minar. Pero la contaminación de Ma-

drid tampoco está bien para eso, no?.

Ahora, yo no sé cuántos de aquí han

tenido la ocasión de ver esa momia

y saber dónde está, pero me gustaría

que cuando vayan a Madrid se den

un saltito a Atocha y la vean, y luego

cuando vayan para Tenerife, o los que

no sean de Tenerife, vean cómo están

expuestas aquí las momias.

Lo cierto es que el problema de la con-

servación es fundamental. Ahí sí que

tiene que haber una interconexión. Yo

no sé de conservación, pero tiene que

existir una interconexión entre todos

aquellos museos que tienen bienes

susceptibles de degradaciones, por-

que si no hay un tratamiento adecua-

do... Ahora vamos a inaugurar noso-

tros, en marzo, todo lo que es la parte

nueva, la cuarta y última fase del MNH

(Museo de la Naturaleza y el Hombre),

donde irá todo lo que son ofi cinas, la-

boratorios, sala de exposiciones, sala

de actos, etc, etc. Y uno de los depar-

tamentos más grandes es el de los al-

macenes. Ahí iría sólo lo que es museo

arqueológico y ciencia natural, y en el

TEA todo lo que son restos arqueológi-

cos y de ciencias naturales. Con lo cual

han liberado el espacio museístico,

por así decirlo, para lo que es investi-

gación, didáctica y departamento de

conservación, que es uno de los ma-

yores en estos momentos en cuanto a

volumen y a equipamiento.

Valentín Barroso: [Da paso a los otros

ponentes].

[Arqueología industrial]

Amara Florido: Cuando me dijeron

hace ya un tiempillo que tenía que ha-

blar sobre arqueología industrial. Me

inventé, y no por hacer un chiste, en

vez de patrimonio histórico español

poner patrimonio histérico industrial,

porque la verdad es que la situación

del patrimonio industrial en las islas, y

el caso que más conozco es el de Gran

Canaria, está en una situación bastan-

te preocupante. Me imagino que tarde

o temprano iba a surgir la pregunta:

¿Por qué se llama arqueología indus-

trial? Porque evidentemente parecen

dos términos contradictorios. Por un

lado la arqueología, que hace relación

a lo antiguo, y por otro lado el término

industrial, que parece la máquina, la

última tecnología, las chimeneas.

Este término surgió en el año 56; fue

Angus Buchanan el primer estudio-

so que unió arqueología e industrial.

Arqueología él lo relaciona porque se

refi ere a lo que básicamente tiene esta

fi losofía de la arqueología industrial,

que es rescatar, recuperar... Vale que

no se rescata ni se recupera del fondo

de la tierra, sino de lo que vemos. Y

por otro lado, lo que se rescata y se

recupera son los bienes industriales.

Siempre ha sido un término bastan-

te contradictorio, muy discutible, al-

gunos incluso lo llaman arqueología

contemporánea, pero el caso es que

se ha asimilado y hoy en día hay fun-

daciones de arqueología industrial,

congresos de arqueología industrial

y me imagino que siempre surgirá

entre ellos la pregunta de por qué ar-

queología industrial y no patrimonio

industrial. Pero está más que asimila-

do el término de arqueología indus-

trial, independientemente de que el

método de trabajo, como ya indiqué

anteriormente, no sea el típico de la

arqueología… Aunque les digo una

cosa, en mi bolso siempre llevo una

brocha, porque las máquinas que veo

tienen un óxido que como no use la

brochita no veo la placa ni de milagro.

Entonces, en eso sí me parezco a un

arqueólogo…

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Valentín Barroso: Pero seguro que no

recoges el polvo, que es lo que hace-

mos nosotros.

Amara Florido: No voy a entrar en

detalles. Porque yo recojo cosas peo-

res…

[Capilla de la Esperanza. Azores]

Daniel de Sousa: (Traducción) Con

respecto a la primera pregunta sobre

por qué se ha trabajado en la Capilla

de la Esperanza, debo señalar que se

trata de un proyecto único, plurianual,

que se realiza desde el inicio hasta el

fi nal, que no se trata de arqueología

de emergencias, sino un proyecto de

investigación en un sitio único, que no

hay otro igual. Y con respecto a la se-

gunda pregunta, es una actuación en

una capilla con una situación geográfi -

ca en la que ese inmueble no compar-

te espacio con construcciones de todo

tipo. Como digo, es una intervención

de investigación plurianual, que se va

a trabajar con el tiempo, aunque no

tengo nada en contra de las interven-

ciones de emergencia, yo mismo las

he trabajado en una empresa.

La capilla es muy peculiar. Tiene una

particularidad y es que ha sido cons-

truida por los pastores y no por un ar-

quitecto. Ese lugar era empleado con

la esperanza de sacar más recursos, y

luego dio lugar a un culto de Nuestra

Señora de la Esperanza. En cuanto a los

grabados, hay controversia entre las

distintas personas que los han anali-

zado, y resulta bastante difícil delinear

los motivos superpuestos. Solamente

cabe comentar que los grabados son

muy contemporáneos; el problema

que hay es que algunas personas han

hecho graffi tis y dañado esos elemen-

tos. La cultura no es sufi cientemente

difundida, sufre diariamente y son

nuestra identidad y es necesario pre-

servarla.

[Retorno de Bienes Culturales]

Maite Ruiz: Quería preguntarle a Con-

rado Rodríguez: cuando se solicita el

retorno de bienes de interés arqueoló-

gico, como la momia de Madrid, que

yo la he visto y sé que está en la sala

de los horrores, creo que el Cabildo de

Tenerife no estaría solo en esa deman-

da. El resto de los cabildos, incluso

el Gobierno de Canarias, podría apo-

yarlos en esa demanda, pero yo me

muero de curiosidad por conocer cuál

sería la postura del Cabildo de Tenerife

cuando, hipotéticamente, el Cabildo

del Hierro reclamara, una vez tuviese

su museo insular en condiciones, el

retorno de material arqueológico a su

isla de origen, o si en La Palma le han

realizado ya esa demanda.

Conrado Rodríguez: No, ninguna isla.

Bueno el 90% de las colecciones que

hay en el Museo Arqueológico de Te-

nerife son de Tenerife, son de origen

guanche. Voy a tu pregunta. El Cabil-

do de Tenerife no está reclamando la

momia de Madrid por reclamarla. Es

decir, si tú la has visto hace 20 años, la

has visto hace 10 años y la ves ahora,

ha ido sufriendo un deterioro eviden-

te. El Museo Nacional de Antropología

no es capaz, a pesar de tener el mejor

instituto de conservación de España,

de hacer ni una sola actuación, salvo

ponerle un higrómetro y apartarla de

la pared, porque la momia antes esta-

ba pegada, con lo cual la vibración era

peor todavía…

Voy a anticipar una cosa que va a apa-

recer en prensa. Hay otras 3 momias

en la Universidad Complutense de

Madrid, no en ese estado de conserva-

ción por supuesto, y que curiosamen-

te pertenecen al Museo Nacional de

Antropología. Junto con otras 40 que

están en Perú, Ecuador, norte de Chi-

le y Egipto, salieron en los años 70, sin

un sólo papel, del Museo Nacional de

Antropología a la Universidad Com-

plutense. Por el director de Medicina

Legal, que hoy es amigo mío, José An-

tonio Sánchez, un forense de Madrid,

nos enteramos de que existían estas 3

momias Fuimos a verlas y ningún pro-

blema; lo único que queremos noso-

tros es estudiar esas momias y vienen

en préstamo, en sesión temporal, por-

que les han hecho un museo, el Museo

Reverte Coma, que está dentro del Ins-

tituto de Medicina Legal, en la Facul-

tad de Medicina de la Complutense,

que ese sí tiene las condiciones para

conservarlas, a pesar de no tener nada

con el Ministerio de Cultura. Lo que

está haciendo el Cabildo de Tenerife

no es reclamar por reclamar, estamos

en una cultura global, eso ya se sabe, y

la propia Unesco ha dicho que no es la

localidad lo que se prioriza aquí, sino

que esa momia se ha deteriorado en

cuestión de 20 años porque no tiene

ningún control. Aparte de que está

absolutamente descontextualizada.

Con respecto a tu pregunta, yo no soy

político, es decir: lo que decida la au-

toridad política en este caso es lo que

se hará. Si El Hierro decide reclamar

sus materiales a El Museo Canario o al

Museo Arqueológico, ya se tendrá que

pelear por eso. Los técnicos tenemos

poco que decir. Si ustedes ofrecen las

mismas garantías de conservación a

ese material, pues pocos argumentos

puede tener otra institución para de-

cir “aquí se queda”. Pero no se trata

de “esa momia es mía porque nació

aquí”. Aunque sí, en el fondo todos

sabemos que hay una parte de eso,

pero la realidad pura… Por ejemplo,

evidentemente hay momias guanches

en otros lugares. Entonces, ¿cuál es el

tema? Mira, el Museo Arqueológico y

el Museo del Puerto de la Cruz fi rman

un convenio, hacen lo que sea para

estudiar, conservar, etc, pero esas mo-

mias están ahí y se pueden hasta inter-

cambiar en exposiciones o lo que sea,

por supuesto. ¿Cuál es el problema?

Que el Museo de Antropología se nie-

ga a cualquier tipo de cuestión sobre

esa momia, no sobre los bienes, a ellos

les da igual las vasijas, los cráneos, etc,

pero sobre esa momia dicen: “no, es

que descontextualizan las salas”, ¡pero

si no hay sala más descontextualizada

que esa! ¿Qué van a hacer? Llevan

años pensando qué van a hacer y no

han hecho nada…

Ahora con respecto a lo demás, eso

ya no es una cuestión técnica, es una

cuestión política.

Maite Ruiz: De todas formas, creo que

también la propia legislación autonó-

mica pone como función de la admi-

nistración buscar todos los medios

posibles para hacer retornar el mate-

rial arqueológico que esté fuera del

contexto de Canarias, independiente-

mente del estado de conservación que

tenga. Es una cuestión que viene por

ley, aunque esté muy bien conservado

en otro sitio.

Conrado Rodríguez: Tienes razón, en

parte, pero luego es muy ambiguo y

se presta a una serie de dimes y di-

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retes. Lo que es increíble aquí es que

Argentina haya devuelto dos momias.

Entre otras cosas es porque ellos se

veían incapaces de conservarlas y di-

jeron: “pues antes de que se pierdan,

que vuelvan a donde estaban”. Y se

ampararon en una ley, que es un poco

como la NAGPRA norteamericana, por

la que las comunidades pueden recla-

mar a sus fallecidos (no restos mate-

riales, incluso en Argentina eso no se

contempla), sólo cadáveres, y basán-

dose en eso las mandaron y ahí están,

en el Museo Arqueológico. Ya no ha-

blemos de las que están en Alemania,

Inglaterra y demás, porque eso ya... En

Inglaterra, por lo visto, también hay

posibilidad de retornar la que está en

Cambridge, porque han puesto una

ley (para ahorrarse gastos, dado lo

que hay) para que los restos humanos,

concretamente, sean devueltos a sus

orígenes. Lo otro son cuestiones que,

lo único que se puede hacer a nivel

técnico, es en unos casos justifi car en

contra y en otros casos a favor de las

devoluciones.

[Musealización de yacimientos]

Juana Hernández: Me preocupa mu-

cho el tema de la conservación y la

musealización de yacimientos. Buena

parte de mi vida profesional se dedi-

có a este tipo de historias y estoy un

poco con Daniel. Este tipo de espacios

tan grande, cuando el yacimiento es

pequeño y el uso público de ese yaci-

miento es más controlado, bien, pero

cuando son rutas, hay que tener un

cuidado extremo. Una de las mejores

soluciones que he visto es el tema de

las visitas guiadas. Tú vas con una per-

sona que te lleva y punto. Dejar que

la gente transite por esos espacios, por

mucho que señalices y pongas una ve-

redita, la realidad es que al fi nal, los ya-

cimientos terminan muy perjudicados

por el uso público. El uso público está

incontrolado. Estoy en ese sentido.

Evidentemente, El Julan es un sitio

tremendamente difícil, y si a una em-

presa que se dedica al diseño gráfi co

le resulta difícil… Yo recuerdo estar

viviendo en El Julan, coincidíamos con

Nowak y un compañero suyo que era

militar austríaco. Justamente vivían

detrás del Tagoror. No teníamos ni

motor del agua. Recuerdo al chófer

del Cabildo; cuando oías el Jeep, des-

de allá arriba, era como si viniera Dios.

Así que la vida de los arqueólogos es

dura también.

Luis Gortázar: El proyecto que yo

conté, lo conté muy por encima. Ahí

la idea es crear una cabecera, ir mu-

sealizando una serie de yacimientos

con visitas guiadas. No lo conté todo y

además es una cuestión de presupues-

to, de sitios donde haya control visual

desde la cabecera también. No todo

lo que aparecía en la diapositiva que

puse iba a ser visitable. Visitables eran

sólo dos o tres lugares, lo que pasa es

que no hice la explicación y el cálculo

que hice es de 30.000 visitantes anua-

les metidos en la principal zona turísti-

ca de Canarias, que es lo que tú decías

para el Cenobio. Ni siquiera eran unos

números espectaculares, simplemen-

te calculé un 1% de eso, más lo que

hubiera. No estábamos pensando que

fueran a aparecer por allí 30.000 per-

sonas ni en broma...

[Retorno de Bienes Culturales]

Jorge Pais: Yo quiero recordar varias

cosas. Tengo una carta de hace 8 o 10

años donde un director de patrimonio

histórico me reclamaba que los res-

tos de una excavación arqueológica

que hubiese en La Palma tenía que

mandarlos al Museo Arqueológico de

Tenerife, porque no había Museo Ar-

queológico Insular. Pero sí estaba la

Cosmológica, que es tan antigua como

El Museo Canario. En el caso de La Pal-

ma, los restos que nosotros sabemos

que hay en el Museo Arqueológico de

Tenerife no son muy importantes y,

por tanto, no supone ningún perjuicio

para lo que es la prehistoria de La Pal-

ma. Pero lo que sí quiero aprovechar,

ya que Conrado Rodríguez está aquí,

que por lo menos, ya que hasta ahora

no ha sido así, nos dejen ver esos res-

tos. Cuando en el año 99 se inauguró

el Museo Arqueológico de Belmaco,

al fi nal ni siquiera pudimos sacar una

foto. Sin embargo, acudimos al Museo

Arqueológico del Puerto de la Cruz y

gracias a eso tenemos el diario de ex-

cavaciones y sabemos lo que había.

Sabemos lo que tenemos que hacer.

No pediría tanto, sino que por lo me-

nos se permita el acceso a ver esos

materiales.

Conrado Rodríguez: Bueno, esta es la

primera noticia que yo tengo de eso,

que yo sepa y hasta el pasado mes de

marzo, que es cuando Rafael González

Antón se jubiló, que yo sepa a nadie

se le negó la visita a consultar unos

fondos y menos viniendo de otra isla.

Tampoco sé en este momento qué

fondos hay; sé lo que hay de antropo-

logía física, que es nada prácticamen-

te, no sé si llega a 5 individuos. A mí

me extraña, no sé a nivel político, pero

a nivel técnico no sé qué problema po-

dría haber en eso.

Jorge Pais: Yo tampoco, pero no sólo

fui yo: fue al Consejero de Cultura en

ese momento, al concejal de cultura

del Ayuntamiento de Mazo. Nadie nos

decía: pueden venir a verlo.

Valentín Barroso: Jorge, pero yo creo

que ahora no es al museo a quien tie-

nes que pedir esos materiales, sino a

la Dirección General de Patrimonio.

Cuando te da una autorización di-

ciendo: “deposite los materiales en

tal sitio” y están depositados, lo que

tienes que hacer es irte a la Dirección

General para que esos materiales va-

yan allá, no?

Juana Hernández: La Dirección Ge-

neral te puede autorizar pero... es el

Museo.

Valentín Barroso: Pero vamos a ver,

yo los materiales que estoy excavan-

do, los estoy depositando en El Museo

Canario, porque la Dirección General

dice: “ponga usted esto aquí”, pero

también es la Dirección General la que

tiene que decir: “esos materiales que

están depositados hasta hoy, mañana

los voy a depositar en tal sitio”, que es

quien tiene las competencias, yo creo

que es sencillo.

Teresa Delgado: El museo es quien de-

cide y tiene que permitir la consulta.

Jorge Pais: Yo hablé de dos cosas, de

depositar los materiales y de la consul-

ta.

Valentín Barroso: Pensé que decías de

llevarlos para La Palma y si la Dirección

General lo autoriza puede llevarlos.

Conrado Rodríguez: A mí me extraña,

no sé qué razones puede haber a ni-

Page 45: Actas del Encuentro sobre gestión del patrimonio arqueológico, Arqueomac 2010

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vel político, pero desde luego técnico

supongo que ninguna. Mira que hay

gente que ha estudiado el material

que han querido ver, no sólo de las is-

las sino también de fuera, así que me

extraña…

[Museos insulares]

José de León: Bueno yo no quiero cor-

tar este interesante y vivo debate. So-

lamente iba a apuntar, al respecto de

esto, que corre una urgencia tremen-

da resolver el problema de los museos

insulares. La creación de museos insu-

lares como institución, no como edifi -

cio. Yo recuerdo el Puerto de la Cruz y

Juana [Hernández] sabe lo que era an-

tes. En Gran Canaria está el debate de

si la Cueva Pintada, etc. Es decir, crear

la fi gura de los museos insulares, que

luego pueden estar a lo mejor descen-

tralizados físicamente en varios edifi -

cios, pero hay un único museo insular

que recibe el material. Yo lo digo por-

que con el tema de la urgencia, por lo

menos en Gran Canaria y en El Hierro

creo que también, la producción de

material que está generándose anual-

mente en estas urgencias son miles y

miles de fragmentos que tienen que ir

depositados a algunos sitios, y algunos

de los cuales tendrán que musealizar-

se algún día, eso lo dejo ahí.

[Planifi cación económica]

El otro tema que quería tratar, que tie-

ne que ver más con la cuestión econó-

mica, es que hay que planifi car. No sé

lo que va a durar la crisis, pero desde

luego hay que planifi car a medio plazo

en un contexto de crisis, porque esta-

mos embarcados en macroproyectos,

que después no sabemos bien cómo

se van a gestionar. En el caso de El

Museo Canario, que conozco un poco:

imagínate los problemas económi-

cos con el museo actual. Cuando ese

museo crezca 5 veces más el proble-

ma de gestión va a ser muy gordo, y

lo mismo nosotros lo tenemos con

los parques arqueológicos. Es decir, o

hablamos de una política de crisis que

implique, entre otras cosas, simplifi car

esfuerzo, corresponsabilizar a varias

administraciones, tener cuestiones de

oportunidad; es decir, por ejemplo, un

espacio natural protegido donde tú

estás haciendo un centro y hay otros

presupuestos complementarios que

vienen de otras administraciones. Esto

es, planifi car en un sentido integral y

en última instancia el recurso huma-

no.

NUEVAS PERSPECTIVAS EN LA GESTIÓN E INVESTIGACIÓN DEL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO B

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ACTUACIONES EN EL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO Y ETNOGRÁFICO DE LA PALMA: BURACAS (LAS

TRICIAS. GARAFÍA) Y BARRANCO DE LAS OVEJAS (REFUGIO DEL PILAR. EL PASO)

Felipe Jorge Pais PaisJefe de Sección de Patrimonio Histórico y

Arqueológico del Cabildo de La Palma

La Palma. Islas Canarias

[email protected]

RESUMEN

Las actuaciones se van a llevar a cabo en dos de los conjuntos arqueológicos y

etnográfi cos más interesantes de La Palma que, en estos momentos, están some-

tidos a una fuerte presión debido a la visita creciente e incontrolada de turistas.

Por tanto, el objetivo primordial de la propuesta va a ser garantizar la protección

y conservación de ambos yacimientos y, al mismo tiempo, ofrecer a los visitantes

una valiosa información de lo que están viendo en ambos lugares.

Este proyecto ha sido posible gracias a la cofi nanciación de dos entidades: el

Cabildo Insular de La Palma y ADER La Palma. Además, se ha establecido una

estrecha vinculación entre varios departamentos de la primera institución. Así, el

promotor de las actuaciones en Buracas ha sido la Consejería de Turismo, mien-

tras que en el caso del Barranco de Las Ovejas la ha liderado la Consejería de

Cultura, Educación y Patrimonio Histórico. La cuantía económica para el primer

conjunto ha sido de 39.732,00 euros, mientras en el otro asentamiento se ha

alcanzado la cifra de 48.644,30 euros. El período de ejecución ha sido de un año,

fi nalizando a fi nales de 2010. La empresa encargada de desarrollar ambos pro-

yectos ha sido El Alfar.

PALABRAS CLAVE: Buracas, Barranco de las Ovejas,

Barranco del Corchete, benahoaritas, caboco, petroglifos,

CICOP, ADER La Palma, El Alfar, Arqueocanaria.

1.- BURACAS

1.1.- Investigación arqueológica

La zona arqueológica de Buracas se

encuentra en el tramo inferior del

Barranco del Corchete (Las Tricias. Ga-

rafía), poco antes de su confl uencia

con el Barranco de Izcagua. El centro

neurálgico del conjunto es un enorme

caboco en el que mana la Fuente de

Buracas. Los primeros datos sobre el

yacimiento se centran en los petrogli-

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fos y fueron dados a conocer en 1941

por A. Mata y E. Serra1.

Posteriormente, en 1957, se realizaron

una serie de trabajos arqueológicos en

Buracas por parte de Luis Diego Cus-

coy2. Los trabajos consistieron, bási-

camente, en el calco de los grabados

rupestres, determinándose la relación

entre éstos y el poblado de cuevas.

En 1972, Mauro Hernández Pérez3 des-

cribe brevemente el conjunto prehis-

pánico, haciendo especial hincapié en

los dos grupos de grabados rupestres

que se sitúan a ambos extremos del

salto de agua. También da cuenta de

la existencia de cuevas naturales de

habitación con potente relleno ar-

queológico en las que se descubrieron

abundantes fragmentos de cerámica.

Además, alude a que en este mismo

barranco abundan otras cuevas en las

que don Ramón Rodríguez Martín re-

cogió numerosas muestras de la cultu-

ra material aborigen.

Entre 1983 y 1986 los arqueólogos Juan

Francisco Navarro Mederos y Ernesto

Martín Rodríguez, como directores del

Corpus de Grabados Rupestres de La

Palma, auspiciado y fi nanciado por el

Gobierno de Canarias4, realizaron un

estudio exhaustivo de los ideogramas

geométricos de Buracas.

La arqueóloga Ylaisa González Nava-

rro descubrió, en septiembre de 1998,

una serie de restos humanos en las in-

mediaciones del poblado de cuevas en

lo que, previsiblemente, sea la necró-

polis de los aborígenes que vivieron en

estos parajes.

Finalmente, durante el año 2004 se

realizó una intensiva labor de prospec-

ciones superfi ciales con motivo de la

La intensidad de la ocupación bena-

hoarita se pone claramente de relieve

ante la potencia estratigráfi ca de los

yacimientos, con gruesas capas de

cenizas, y la abundancia y variedad

de restos arqueológicos superfi ciales:

fragmentos de cerámica de todas las

fases, piezas líticas de basalto, eviden-

cias óseas machacadas de sus anima-

les domésticos y abundantes restos

malacológicos y de pescado.

Pero Buracas no sólo fue un lugar para

vivir, sino también para dar descanso

eterno a sus moradores, tal y como

parece indicarlo la presencia de una

necrópolis en su entorno más inme-

diato y en la que también se han lleva-

do a cabo varias catas estratigráfi cas.

La importancia mágico-religiosa de

un espacio natural tan valioso para los

benahoaritas se pone claramente de

manifi esto ante la presencia de tres

conjuntos de petroglifos que se con-

centran a ambos extremos del caboco

y en su parte central. Los motivos son

los ideogramas geométricos típicos de

Foto 1. Poblado de cuevas en el Caboco de Buracas (Barranco del Corchete. Garafía)

realización de la primera campaña de

la Carta Arqueológica de Garafía. Los

rastreos nos permitieron confi rmar

la extraordinaria riqueza en vestigios

prehispánicos de esta zona de la isla5.

1.2.- Buracas: espacio sagrado de vida y muerte

El conjunto arqueológico de Buracas

está formado por un gran poblado de

cuevas naturales de habitación, tres

estaciones de grabados rupestres y

una necrópolis. Un poblamiento tan

intensivo tiene su explicación en di-

ferentes circunstancias: 1) La presen-

cia de un punto de agua permanente

(Fuente de Buracas) que afl ora en una

capa de almagre dentro de un estre-

cho cejo; 2) Su situación estratégica en

las medianías, a medio camino entre la

costa, donde aprovechaban los recur-

sos alimenticios marinos, y los campos

de pastoreo estivales situados en las

cumbres; y 3) la benignidad del clima

con temperaturas suaves todo el año

y unas cavidades muy bien protegidas

contra las inclemencias del tiempo.

El poblado de cuevas, situado entre

el caboco y la fuente principal, está

constituido por 9 cavidades dispuestas

en la margen derecha del Barranco

del Corchete. El núcleo principal del

poblado se concentra en la cara sur

de un enorme risco que forma la mar-

gen derecha de un caboco. Las cuevas

habitadas forman tres pisos super-

puestos a las que se accedía a través

de estrechos andenes. En líneas gene-

rales, presentan unas magnífi cas con-

diciones de habitabilidad en cuanto a

luminosidad, exposición y protección

contra las inclemencias del tiempo. Foto 2. Petroglifos en la margen derecha

del Caboco de Buracas

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La Palma (espirales, meandriformes,

círculos y semicírculos concéntricos,

etc) ejecutados con la técnica del pi-

cado, de anchura y profundidad varia-

bles.

La limpieza de la vegetación en el en-

torno de la Fuente de Buracas ha per-

mitido descubrir, hace apenas un par

de meses, un conjunto de canalillos

y cazoletas que, hasta la fecha, había

pasado completamente desapercibido

para los investigadores.

El interés patrimonial de Buracas no

sólo es arqueológico, sino que tam-

bién incluye una extraordinaria rique-

za etnográfi ca centrada, fundamental-

mente, en la explotación de los recur-

sos hídricos suministrados por la fuen-

te homónima. Su afl oramiento tiene

lugar en el interior de un cejo natural

que ha sido acondicionado mediante

la colocación de dornajos de tea para

un mejor aprovechamiento del líquido

1.3.- El deterioro de la zona arqueológica de Buracas

El conjunto arqueológico de Buracas

ha sufrido un deterioro constante des-

de su descubrimiento, aunque se ha

incrementado considerablemente en

los últimos años, a raíz de su inclusión

en los circuitos turísticos que recorren

la isla. Esta popularización no sólo tie-

ne que ver con su riqueza prehispáni-

ca, sino que a ello hemos de añadir la

belleza natural del paisaje, destacando

los magnífi cos ejemplares de dragos.

Tal y como indicamos anteriormente,

las cuevas del Caboco de Buracas han

sido intensamente reutilizadas en la

época histórica con fi nes agrícolas y

ganaderos. No obstante, los mayores

destrozos se produjeron en la década

de los 80 del siglo XX cuando fueron

ocupadas y remodeladas para servir de

vivienda a personas llegadas de otros

lugares. Estos desperfectos afectaron,

sobre todo, a las cavidades situadas en

la base del risco. Buena parte del re-

lleno arqueológico se vació y parte de

los materiales extraídos, fundamen-

talmente fragmentos de cerámica y

lapas, se emplearon para “decorar”

el frente de una de las pocetas en las

que se recogía el agua que mana en la

margen izquierda del caboco.

En la parte media-alta del risco las cue-

vas de habitación han sufrido graves

daños debido a los expolios practica-

dos por una serie de afi cionados que,

paradójicamente, nos han mostrado

que los yacimientos cuentan con una

gran potencia estratigráfi ca muy ricas

en vestigios de todo tipo (fragmentos

de cerámica, piezas líticas, fragmentos

óseos, restos malacológicos, industria

ósea, etc).

A todo ello debemos añadir los des-

perfectos provocados por los turistas

en los petroglifos de la margen de-

recha del caboco con la única inten-

ción de que se apreciasen mejor en

las fotografías. Así, se han rellenado

con tiza, tejas o se han repasado con

objetos punzantes. Incluso, existe un

caso en el que los motivos han corrido

serio riesgo de desaparecer debido a

que el panel se ha partido intenciona-

damente con la evidente intención de

llevárselo…

1.4.- Objetivos de la actuación

El conjunto arqueológico de Buracas

es una de las zonas de la isla que ac-

tualmente recibe una mayor presión

de grupos de turistas que están provo-

cando problemas de conservación en

los bienes patrimoniales de carácter

natural, etnográfi co o arqueológico.

La ejecución de las actuaciones pre-

vistas en la zona aborigen se justifi ca

por la necesidad de garantizar su inte-

gridad. Los trabajos contribuirían a la

puesta en valor y, al mismo tiempo, a

la conservación, recuperación e inter-

pretación del legado cultural de nues-

tros antepasados.

La fi losofía de la actuación se basa en

la potenciación de los valores patrimo-

niales como atractivo turístico y didác-

tico, dotándolo de los equipamientos

adecuados para facilitar su conoci-

miento y comprensión por parte de

quienes accedan a estos parajes. Los

trabajos se harán con el máximo res-

peto al entorno natural y provocando

el menor impacto visual posible.

El proyecto consiste, básicamente, en

cuatro actuaciones bien diferenciadas: Foto 3. Cueva reutilizada en el Caboco de Buracas (Las Tricias. Garafía)

elemento, tanto por parte de las per-

sonas como por sus animales domés-

ticos.

Además, en la margen izquierda del

caboco, aprovechando la existencia

de una gran capa de almagre, se exca-

varon una serie de pocetas en las que

se recogía el agua, cuyos sobrantes se

almacenaban en un depósito provisto

de pileta y dornajo que se utilizaba

para calmar la sed de personas y bes-

tias.

Por todo ello, no debe extrañarnos que

las cuevas hayan sido intensamente

reutilizadas hasta hace escasas fechas

como vivienda, pajero de aperos de la-

branza y diferentes cultivos, corral de

cabras o de bestias de carga, vivienda

temporal de turistas, etc. A todo ello

debemos añadir el abancalamiento de

las laderas del barranco para sembrar

frutales y cultivos de secano.

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1) La habilitación de una de las cuevas

de la zona arqueológica tal y como

pudo ser en la época en que los bena-

hoaritas vivieron en ella. En su interior

se colocarán reproducciones de vasi-

jas, utensilios de piel (mochilas, odres,

zurrones, etc), objetos de madera (va-

ras, lanzas, armas, etc), sectorización

del espacio útil interno con muros de

piedra y mamparas de piel, etc.

2) La realización de catas estratigráfi -

cas en las cuevas de la parte alta del

caboco para comprobar si cuentan

con una estratigrafía lo sufi cientemen-

te interesante como para llevar a cabo

una excavación intensiva en el futuro,

tal y como parece desprenderse de los

rastreos superfi ciales que muestran

gruesas capas de cenizas y abundan-

tes desechos de las personas que habi-

taron este espacio.

3) La limpieza y restauración de las dos

estaciones de grabados rupestres si-

tuadas a ambos extremos del caboco.

Con ello se pretende eliminar todos los

rastros dejados por los visitantes (ins-

cripciones, remarcados, etc), así como

la erradicación de musgos y líquenes

en aquellos paneles más afectados por

esta invasión. Además, para conseguir

que los petroglifos puedan ser admira-

dos, sin que peligre su integridad, se

colocarán pequeños vallados perfec-

tamente camufl ados en el terreno.

4) Finalmente, se pretende colocar una

serie de paneles explicativos en los que

se ofrezca información a los visitantes

del lugar, no sólo de los yacimientos

arqueológicos, sino también de sus

valores etnográfi cos: el tema del agua

(fuentes y lavaderos), el hábitat prehis-

pánico y los grabados rupestres.

2.- BARRANCO DE LAS OVEJAS

2.1.- Historia de la investigación

Este conjunto de cabañas y abrigos ya

era conocido por algunos vecinos de

El Paso de edad avanzada. Sin embar-

go, su conocimiento era bastante vago

puesto que, incluso, no se ponían de

acuerdo ni siquiera al darle un nombre

al lugar, puesto que se hablaba de Los

Corrales o Lomo de las Casas. El úni-

co investigador que aportaba alguna

información fue el cronista ofi cial del

municipio, don Braulio Martín, para

quien este grupo de construcciones

era el lugar en el que los pasenses pa-

saban el agobiante calor de la época

estival.

Nuestro primer contacto con el yaci-

miento no se produjo hasta comienzos

de 1992, cuando don Antonio Manuel

Díaz Rodríguez nos mostró el asenta-

miento. No obstante, los primeros tra-

bajos científi cos no se llevaron a cabo

hasta el 30 de octubre de 1992, cuando

realizamos los primeros rastreos super-

fi ciales. El poblado fue incluido en la

Carta Arqueológica de La Palma, que

realizamos en 1993 por encargo de la

Viceconsejería de Cultura y Deportes

del Gobierno de Canarias y el Cabildo

Insular de La Palma.

Posteriormente, en 1998, el CICOP

(Centro Internacional para la Conser-

vación del Patrimonio), por encargo

de la Consejería de Cultura del Ca-

bildo Insular de La Palma, realiza el

Plan Insular de Patrimonio Histórico

de la Isla de La Palma. En el estudio

arqueológico se incluía el poblado de

cabañas del Refugio del Pilar. En este

informe ya se habla de la necesidad de

protección efi caz del yacimiento me-

diante un vallado perimetral y se plan-

tea la posibilidad de crear un Parque

Arqueológico.

Asimismo, también fue incluido en

el año 2000 en la Actualización de la

Carta Arqueológica de la Isla de La

Palma, auspiciado por la Dirección

General de Patrimonio Histórico de

Canarias y elaborado, igualmente, por

el CICOP. A partir de este momento es

cuando pasamos a denominar el yaci-

miento como Barranco de las Ovejas,

por tratarse del topónimo más próxi-

mo que hemos podido rescatar.

Por entonces, ya teníamos muy claro

el extraordinario interés de este asen-

tamiento y comenzamos a barruntar

la posibilidad de protegerlo con vista a

darlo a conocer al gran público. Fruto

de ello fue la visita que realizamos en

julio de 2000, acompañados por el pre-

sidente del Cabildo Insular de La Pal-

ma, don José Luis Perestelo Rodríguez,

y los apasionados por nuestra isla y su

cultura, don Antonio Manuel Díaz Ro-

dríguez y don Agustín Rodríguez Fari-

ña. Obviamente, la impresión causada

era la que esperábamos y, a partir de

ese momento, se pusieron en marcha

los mecanismos para la protección

efectiva y difusión de este interesante

yacimiento arqueo-etnográfi co.

La primera actuación consistió, en

septiembre de 2000, en la limpieza de

pinillo y vegetación arbustiva que cu-

bría todo el poblado de cabañas. Estos

trabajos fueron realizados, en varios

días, por una cuadrilla de la Unidad

Insular de Medio Ambiente bajo la

supervisión del arqueólogo del Área

de Equipamiento del Cabildo Insu-

lar de La Palma. Además, durante el

desarrollo de estas tareas uno de los

agentes forestales nos comentó que

existían otras construcciones pareci-

das al otro lado de la carretera y que,

hasta el momento, nos habían pasado

desapercibidas.

Finalmente, en el año 2002, durante la

realización de los trabajos topográfi -

cos por parte de la empresa Arqueoca-

naria SL, se llevaron a cabo intensivas

prospecciones arqueológicas en las

inmediaciones y se descubrió un pe-Foto 4. Trabajos de excavación en una cueva de habitación del Caboco de Buracas

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queño grupo de cavidades naturales

habitadas por los benahoaritas duran-

te las fases cerámicas IIId y IV, como

mínimo.

2.2.- El poblado de cabañas

El poblado de cabañas de la cabecera

del Barranco de las Ovejas se sitúa en

la cota de los 1.412 metros. El yacimien-

to se ubica en medio de un frondoso

pinar cuyo sotobosque cuenta con

altos brezos y alguna faya. Los pinos

son de una repoblación realizada a

mediados del siglo XX. Por tanto, nos

encontramos en el dominio potencial

de un fayal-brezal bastante claro. La

vegetación arbustiva está formada,

fundamentalmente, por grandes ma-

tas de amamantes, algunos poleos y

abundantes “helecheras”.

El grupo principal de las cabañas se

extiende por una hondonada que

contribuía a mitigar, en alguna mane-

ra, las condiciones extremas del clima

en estos parajes. No debemos olvidar

que nos encontramos en El Paso y a

casi 1.500 metros de altura, en la zona

de infl uencia de las brisas que se des-

parraman desde la cima de Cumbre

Nueva. La humedad ambiental es muy

acusada y constante, tal y como indi-

can los musgos que cubren las piedras

de los muros de las construcciones. No

obstante, su emplazamiento en el fon-

do de la vaguada contribuye a mitigar,

un tanto, los rigores climáticos.

Las primeras prospecciones en el ya-

cimiento apuntaban a la existencia de

unas 40 cabañas, aproximadamente.

Sin embargo, la limpieza del pinillo

llevada a cabo por la Unidad Insular de

Medio Ambiente, permitió descubrir

que en el núcleo de la hondonada exis-

tieron, como mínimo, 67 “casas” en el

núcleo principal. A raíz de la informa-

ción suministrada por un agente fores-

tal de la Unidad de Medio Ambiente,

localizamos otro conjunto situado al

sur con otras 12 construcciones.

Las cabañas del grupo principal apa-

recen muy concentradas en torno a

una colada lávica muy irregular que

desciende en altura progresivamente

desde el frente norte hacia el fondo de

la hondonada. Este roquedo natural se

aprovechó para dar estabilidad y facili-

tar el levantamiento de los abrigos.

Una buena parte de las cabañas están

adosadas unas a otras dando la im-

presión, en algunos casos, de que los

muros de una construcción, que eran

muy anchos, servían como pasillo para

acceder a otras situadas a un nivel más

elevado. Asimismo, debemos reseñar

un dato muy interesante y es que al-

gunas casas aparecen semienterradas

en el suelo, quedando a un nivel algo

más bajo que el terreno circundante.

Las cabañas son muy similares a otras

construcciones antiguas descubiertas

por toda la orografía insular. No exis-

te un patrón en cuanto a la planta de

las cabañas, con un predominio de las

circulares u ovales, aunque también

existen cuadrangulares, rectangulares

e irregulares, al adaptarse a las anfrac-

tuosidades del terreno.

De igual forma, las dimensiones son

muy dispares, desde las muy pequeñas,

de apenas 2 metros de diámetro, a otras

que pueden alcanzar los 6 metros, con

sectorización del espacio útil interno.

No obstante, hemos de precisar que

predominan las de mediano-pequeño

tamaño, entre 2,5 y 4 metros.

El sistema constructivo de los muros

tampoco es uniforme. En líneas gene-

rales, podemos añadir que las paredes

son muy gruesas, llegando a alcanzar

hasta 1,20 metros de anchura en algu-

nos casos. Además, se da la circuns-

tancia de que en varias cabañas se

aprecian una especie de añadidos ex-

ternos o contrafuertes que llegan has-

ta la mitad de la altura total de los mu-

ros. Los muros suelen ser más gruesos

en la base, donde también aparecen

las piedras más voluminosas, para ir

decreciendo en espesor hacia las hi-

ladas superiores que, en algún caso,

presentan una ligera inclinación hacia

el interior. El interior de las paredes

está relleno de granzón y arena para

conseguir un aislamiento perfecto de

las inclemencias del tiempo.

La altura de las cabañas la encontra-

mos en las que presentan un mejor

estado de conservación, situándose

en torno a los 1,60-1,70 metros. La

techumbre estaría formada por un

entramado vegetal realizado con los

árboles y arbustos de la zona: vigas de

brezo y faya y ramajes de estos mismos

árboles y amamantes. Para dotarlas de

mayor impermeabilidad se colocarían

pieles, lajas o tortas de barro.

Un dato curioso e interesante es que

la mayor parte de las cabañas tiene en

la base de las paredes una especie de

hornacina natural cuya función exac-

ta desconocemos. A veces, se trata

de pequeñas covachas u oquedades

naturales. Podría tratarse de una es-

pecie de “fresqueras” para conservar

alimentos, para dar cobijo a amuletos

o idolillos, para proteger el agua y la

comida de animales domésticos o sal-

vajes, etc.

El grupo de las 12 cabañas se concen-

tra en torno a unos resaltes rocosos

de gran envergadura que les otorga

mayor estabilidad y, al mismo tiem-

po, hace que los muros de piedra seca

sean más pequeños y de un grosor

bastante menor que los descritos en Foto 5. Cabaña del poblado del Barranco de las Ovejas (Refugio del Pilar. El Paso)

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el conjunto principal. Un ejemplo ca-

racterístico de este modelo podemos

destacar un abrigo que ocupa toda la

cara occidental de un morrete de poco

más de un metro de altura, aunque su

espacio interior está sectorizado en 5

pequeños habitáculos.

2.3.- Estado de conservación del conjunto arqueológico-etnográfi co

Precisamente, uno de los aspectos

más interesantes de este poblado de

cabañas es su relativo buen estado de

conservación, de tal forma que pue-

de sugerir que nos encontremos ante

construcciones realizadas en la época

histórica. Evidentemente, existen al-

gunas “casas” que han sido reutiliza-

das hasta hace escasas fechas, aunque

se distinguen perfectamente dentro

del resto de las estructuras más anti-

guas, ya que su sistema constructivo

es completamente diferente, así como

el estado de conservación general que

presentan.

Foto 7. Abrigo reutilizado por excursionistas en el Barranco de Las OvejasFoto 6. Hornacina en el interior de una de las cabañas del Barranco de las Ovejas

Un abrigo claramente reutilizado se

sitúa en el extremo occidental del gru-

po principal de cabañas, señalando su

límite por ese frente. Esta construcción

está apoyada en un resalte rocoso na-

tural de unos 2,50 metros de altura

cuyos frentes norte, oeste y sur se de-

limitaron con muros de piedra seca de

1,70 metros de altura para formar una

planta rectangular de unos 2,5 por 2

metros aproximadamente. Los muros

tienen una anchura de unos 50 cm y el

aparejo utilizado es bastante pequeño,

a diferencia de las cabañas prehispá-

nicas que tienen paredes mucho más

gruesas y piedras más voluminosas.

Además, se aprecia dentro del con-

junto principal cómo se han levantado

pequeños goros de planta semicircu-

lar que fueron utilizados como refugio

eventual de excursionistas o puesto de

vigilancia de cazadores.

Los sondeos estratigráfi cos llevados a

cabo parecen confi rmar que nos en-

contramos ante un poblado que fue

ocupado por los aborígenes y siguió

reutilizándose tras la conquista de la

isla hasta, por lo menos, mediados del

siglo XX. Las razones que, a nuestro

juicio, nos hablan de que se trata de

un poblado que, al menos en parte,

fue aborigen son de diversa índole:

1.- Las fuentes etnohistóricas nos ha-

blan de que el cantón de Tihuya, al

cual pertenecía el asentamiento, era

uno de los ricos en aguas, gente y ga-

nado. Buena parte de sus territorios

fueron arruinados por la erupción del

volcán Tacande (actual montaña Que-

mada) en 1460. El poblamiento de este

bando independiente tuvo que ser en

cabañas, puesto que no existen ba-

rrancos con cuevas debido a la juven-

tud geológica de esta parte de la isla,

de tal forma que la escorrentía apenas

si ha comenzado a actuar.

2.- El sistema constructivo de los mu-

ros, especialmente su gran grosor, es

el mismo que hemos observado en

otras cabañas prehispánicas del res-

to de la isla como en el Pico de Beje-

nado y el reborde montañoso de La

Caldera de Taburiente. Por otro lado,

una reutilización histórica continuada

hubiese dejado mayores rastros de la

techumbre, basuras, etc. de las que se

aprecian actualmente.

3.- Es muy difícil encontrar restos ar-

queológicos superfi ciales en este yaci-

miento debido a que el suelo está cu-

bierto por una capa de pinillo podrido

que puede alcanzar los 30-40 cm de

espesor, tal y como han mostrado al-

gunos agujeros practicados por expo-

liadores. A pesar de todo, hemos loca-

lizado en un pequeño claro del pinar,

en el extremo norte del poblado, un

fragmento de cerámica sin decoración

que pertenecía a una microcerámica,

así como lascas de basalto gris. Por

otro lado, también ha aparecido otro

fragmento de cerámica de los prime-

ros momentos de la fase III y don Mi-

guel Ángel Martín González descubrió,

en diciembre de 2000, un pequeño

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fragmento de cerámica de la fase IV.

En el año 2002 localizamos varias co-

vachas naturales de habitación, en las

inmediaciones del poblado de caba-

ñas, que cuentan con una potencia es-

tratigráfi ca muy signifi cativa en la que

se aprecian numerosos fragmentos de

cerámica, de diferentes fases, piezas

líticas de basalto gris y basalto vítreo,

así como fragmentos óseos machaca-

dos de ovicápridos. Por último, Casia-

no Melián Cruz nos indico la presencia

de fragmentos de cerámica en una de

las cabañas, lo cual ha sido confi rma-

do por las catas estratigráfi cas.

4.- Desde nuestro punto de vista no

existe ninguna explicación lógica

(recogedores de pinillo, carboneros,

leñadores, etc) que justifi que la cons-

trucción de un número tan elevado

de casas durante la época histórica,

aunque esta zona fuera abancalada y

cultivada, puesto que allí podían vivir

sin problemas, un mínimo de 100 per-

sonas. Sabemos que, efectivamente,

alguna de las construcciones, como

la descrita al comienzo de este apar-

tado, ha sido claramente reutilizada

en la época histórica, aunque ésta y

alguna otra se diferencian claramen-

te de las que parecen más antiguas.

Investigaciones recientes sugieren la

posibilidad de que las “casas” fuesen

utilizadas por personas que se dedica-

ban a recolectar raíces de “helechera”

en la zona conocida por El Perú, ya en

la parte de Breña Alta.

La ubicación del poblado de cabañas

en el inicio de la Ruta de los Volcanes

y la proximidad de la carretera han

provocado un incremento constante

de visitantes sin vigilancia, que están

provocando el desmoronamiento de

algunos muros y la aparición de agu-

jeros de expoliadores. A ello hemos de

añadir el uso de algunas construccio-

nes para pernoctar o como “hide” de

cazadores de palomas. Por todo ello,

hemos decidido intervenir antes de

que su deterioro sea irreversible.

2.4.- Propuesta de actuaciones en el poblado de cabañas

Las actuaciones que se llevarán a cabo

dentro de esta propuesta consistirán

en la protección efectiva y puesta en

uso del conjunto arqueológico y esta-

rán centradas en dos tipos:

1.- Sin duda, la actuación más im-

portante, tanto si el poblado tiene

carácter arqueológico como si es et-

nográfi co, consistirá en la protección

mediante un vallado metálico de toda

la zona, de tal forma que se difi culte

la visita incontrolada y sin ningún tipo

de vigilancia de las construcciones.

Este cerramiento, que pretende un

mínimo impacto, estará formado por

balizas de acero cortén, unidas entre sí

con cables de acero tensados.

2.- Todos estos esfuerzos están enfoca-

dos a la puesta en uso del conjunto.

Por tanto, y para hacer su visita lo más

didáctica posible, se emprenderán

una serie de acciones tendentes al

adecentamiento y, en algunos casos,

la reconstrucción de cómo serían las

cabañas durante su explotación. Todo

ello irá acompañado de una serie de

paneles informativos que faciliten la

comprensión del tipo de asentamien-

to en que nos encontramos y el modo

de vida que tuvieron sus habitantes.

En los paneles la información irá im-

presa, mediante un sistema resistente

al sol, en tres idiomas, colocada entre

chapas de metacrilato y sobre estruc-

tura de acero.

3.- En junio de 2010 el Dr. Juan Fran-

cisco Navarro Mederos dirigió las catas

estratigráfi cas que se llevaron a cabo

en seis puntos del asentamiento per-

mitiendo constatar una serie de datos

muy interesantes. Todo parece indicar

que el sector más antiguo del poblado

se encuentra en el lado oriental con

la aparición de algún fragmento de

cerámica aborigen, aunque las raíces

de los pinos han difi cultado llegar a la

roca madre. Por otro lado, debajo de

la superfi cie actual hay una serie de

estructuras cuya planta no se corres-

ponde con la que aparece en estos

momentos, lo cual nos habla de una

reutilización durante mucho tiempo.

Foto 8. Excavación en la cabaña de mayores dimensiones del Barranco de las Ovejas

4.- Finalmente, se reconstruirán una o

varias cabañas, aunque todavía no te-

nemos claro si la actuación se llevará

a cabo en las ya existentes o bien se

levantarán unas completamente nue-

vas en las inmediaciones del poblado,

para que los visitantes del asentamien-

to tengan una idea bastante fi able de

su estructura y sistema constructivo

en el momento de su pleno apogeo.

BIBLIOGRAFÍA GENERAL

DIEGO CUSCOY, L.: «Actividades ar-

queológicas en Tenerife y La Palma

durante el año 1957», Revista de Histo-

ria de Canarias, XXIII, La Laguna, 1957,

pp. 160-62.

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HERNÁNDEZ PÉREZ, M.: «Contribu-

ción a la Carta Arqueológica de la isla

de La Palma (Canarias)», Anuario de

Estudios Atlánticos, XVIII, Madrid-Las

Palmas, 1972, pp. 537-641.

MARTÍN RODRÍGUEZ, E.; NAVARRO

MEDEROS, J. F. y PAIS PAIS, F. J.: «El Cor-

pus de Grabados Rupestres de La Pal-

ma como base para la interpretación

REGISTRO GEOMÉTRICO CON ESCÁNER LÁSER Y FOTOGRAMETRÍA DIGITAL TERRESTRE APLICADA AL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO

Fernando Álamo TorresDirector técnico de Servicios Integrales de Patrimonio Histórico, SLU

Tenerife. Islas Canarias

[email protected]

RESUMEN

La presente ponencia se centra en especial en la fotogrametría como base do-

cumental del Registro arqueológico, a partir de la experiencia de una serie de

excavaciones arqueológicas en la isla de Tenerife, principalmente, y trabajos de

documentación de algunas estaciones de grabados rupestres en la isla de Gran

Canaria, Lanzarote, Tenerife y La Gomera.

La fotogrametría digital terrestre inci-

de sobre el problema del carácter irre-

versible de la excavación arqueológi-

ca, como una solución que surge para

enfrentarse al estudio de todos los da-

tos contenidos en el subsuelo, al cual

sólo el arqueólogo y su equipo tiene

acceso directo; lo que siempre es un

problema para los demás especialistas

que intervienen en la investigación,

pues no pueden valorar de manera di-

recta el alcance de los descubrimien-

tos realizados.

Ese carácter irreversible y exclusivo

de la excavación, motiva la búsque-

da de fórmulas seguras y nuevos for-

matos bajo los que poder comunicar

correctamente los datos obtenidos. La

fotografía digital convencional es una

herramienta de trabajo importante

para los arqueólogos, pero presenta el

inconveniente de guardar los datos de

manera masiva; es decir, la informa-

ción no es previamente seleccionada

o clasifi cada. Se trata de una informa-

ción acrítica, que tan sólo muestra los

objetos proyectados sobre una super-

fi cie plana que no permite la restitu-

ción de su volumen.

En cambio, una imagen obtenida con

proceso fotogramétrico refl eja en

esencia una medición de cualquier es-

cenario distante o próximo y, además,

permite una colección de información

de muy alta precisión de los objetos.

Por lo tanto, la fotogrametría digital es

1 A. Mata y E. Serra, «Nuevos grabados rupestres de la isla de La Palma», Revista de Historia Canaria, XIII y XIV, La Laguna, 1940-41, pp. 352-358.

2 L. Diego Cuscoy, «Actividades arqueológicas en Tenerife y La Palma durante el año 1957», Revista de Historia de Canarias, XXIII, La Laguna, 1957, pp. 160-62.

3 M. Hernández Pérez, «Contribución a la Carta Arqueológica de la isla de La Palma (Cana-rias)», Anuario de Estudios Atlánticos, XVIII, Madrid-Las Palmas, 1972, pp. 537-641.

4 E. Martín Rodríguez; J. F. Navarro Mederos y F. J. Pais Pais: «El Corpus de Grabados Rupes-tres de La Palma como base para la interpretación y conservación de estos yacimientos», Investigaciones Arqueológicas en Canarias II, Santa Cruz de Tenerife, 1990, pp. 157-186.

5 Estos trabajos fueron realizados en virtud del convenio de colaboración entre la Conse-jería de Cultura, Educación y Patrimonio Histórico del cabildo de La Palma y el Centro Internacional para la Conservación del Patrimonio (CICOP). La dirección corrió a cargo del que suscribe y en ella participaron los arqueólogos Francisco Herrera García, Laura Bencomo, Ylaisa González Navarro y Beatriz Castañeda Brito.

NOTAS

y conservación de estos yacimientos»,

Investigaciones Arqueológicas en Ca-

narias II, Santa Cruz de Tenerife, 1990,

pp. 157-186.

MATA, A. y SERRA, E.: «Nuevos graba-

dos rupestres de la isla de La Palma»,

Revista de Historia Canaria, XIII y XIV,

La Laguna, 1940-41, pp. 352-358.

PALABRAS CLAVE: Fotogrametría digital terrestre, registro arqueológico,

excavación, interpretación, restitución, sistema de información

geográfi ca, georreferencia, escáner láser, documentación geométrica,

realidad virtual, realidad aumentada.

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una técnica que ofrece la posibilidad

de un registro arqueológico exacto y

preciso, un registro permanente de las

unidades sedimentarias y una técnica

de interpretación y reinterpretación

más estable y comprensible.

Es una técnica muy efi ciente porque

proporciona información geográfi ca

de primer orden, a cualquier escala,

desde el territorio amplio de una co-

marca arqueológica (modelo digital

de elevación) hasta los rasgos de de-

talle topográfi co de un yacimiento al

aire libre (variaciones topológicas de

las unidades sedimentarias de super-

fi cie).

La novedad, que ya no es tal, pues se

puso en práctica por primera vez en

2006 en la excavación arqueológica

del conjunto Playa de la Caletilla (Gra-

nadilla de Abona, Tenerife), estriba en

insertar la fotogrametría como forma

de registro y documentación en el

proceso de excavación. Es decir, ob-

tener registros permanentes a partir

de la aplicación de principios básicos

de fotogrametría de objetos cerca-

nos, que enlazados en un Sistema de

Información Geográfi co potencia su

capacidad gráfi ca, analítica e interpre-

tativa.

Conviene reseñar que la intervención

arqueológica en el yacimiento CMA15,

cueva natural de habitación, localiza-

da en el Complejo Medioambiental de

Arico (Tenerife), que sirve de modelo

teórico-práctico a esta presentación,

no estuvo determinada por una pla-

nifi cación ordenada de objetivos cien-

tífi cos, ni responde a la búsqueda de

respuestas o aproximación al conoci-

miento de aspectos sociales y técnicos

de la población aborigen asentada en

la zona. Al contrario, se trataba de una

campaña de intervenciones simultá-

neas de carácter netamente patrimo-

nial, pues este yacimiento y otros del

entorno (CMA12 y CMA13) estaban

condenados a desaparecer debido a

las obras proyectadas en la zona.

Aquí se aplicó la técnica de la foto-

grametría terrestre de objetos cerca-

nos, con el fi rme objetivo de obtener

un producto fi nal fi able y preciso que

tuviera la confi anza de otros inves-

tigadores que en el futuro pudieran

acercarse a la investigación de estos

yacimientos.

La idea de incorporar técnicas foto-

gramétricas en el procedimiento de

excavación surge de la necesidad de

que otros investigadores, externos

o ajenos a esta empresa, en general,

pudieran trabajar sobre una base do-

cumental gráfi ca que ellos mismos pu-

diesen interpretar, sin la mediación de

los que fuimos testigos de la destruc-

ción controlada (la excavación) del

yacimiento. Así podían seguir el curso

de la excavación, de la misma forma

que nosotros pudimos comprender y

analizar las estructuras sedimentarias,

la distribución del material y su natu-

raleza.

Una excavación arqueológica realiza-

da mediante sucesivos levantamientos

fotogramétricos exige una compren-

sión y una interpretación constante

de los fotogramas. Aquí el papel de

la interpretación fotogramétrica es

fundamental para traducir los objetos

representados en sus planos y estados

exactos, y para captar sus matices y

sus particulares sutilezas. Así es como,

en función del conocimiento secuen-

cial que se adquiere durante el pro-

ceso de excavación, se puede analizar

una imagen o un conjunto de imá-

genes (mosaico), teniendo en cuenta

no solamente los matices y colores,

sino también la forma, la textura y la

estructura de los elementos que com-

ponen los objetos, así como su distri-

bución en el espacio.

En fotogrametría una superfi cie pla-

na, aún si el fotograma es oblicuo o

inclinado respecto al plano del obje-

to, es posible obtener una fotografía

rectifi cada y puesta a escala, pasando

de una imagen oblicua a una imagen

ortogonal. Esta imagen es una foto-

grafía cuya geometría corresponde a

una ortoproyección: una imagen 2D

donde los efectos de perspectiva han

sido eliminados y tiene el valor de foto

precisa y métrica (escalable).

Para rectifi car las imágenes obtenidas

en el proceso de excavación del yaci-

miento CMA15, tuvimos que proveer-

nos de medios auxiliares de precisión,

como por ejemplo el software Rollei-

Metric MSR Versión 4.1 de RolleiMe-

tric GmbH. Se trata de un sistema de

evaluación fotogramétrico en 2D de

toda clase de objetos, que combina las

posibilidades de proceso de imágenes

digitales y de representaciones reales

de todos los planos. Permite rectifi car

los datos de una imagen digital para

transformar la perspectiva de las imá-

genes de los objetos en una proyec-

ción paralela correspondiente a una

rectifi cación real (imagen de mapa).

El software MSR (V.4.1) de Rollei ofrece

varias funciones de rectifi caciones, ya

sea por líneas paralelas, por diagona-

les (DiaVier) o bien por puntos de ob-

jetos. En nuestro caso hemos utilizado

el plano por diagonales, que ofrece la

posibilidad de crear las funciones de

una rectifi cación por información de

distancia específi ca de 2D. El módulo

DiaVier comprende seis distancias de-

fi nidas como una red de malla enlaza-

da por puntos.

La técnica básica de la fotogrametría

aplicada a la arqueología se basa en

la posibilidad de extraer de un foto-

grama orientado toda la información

geométrica que podemos normal-

mente adquirir mediante un levanta-

miento estratigráfi co (dimensiones,

talla, posición, forma…) y de utilizarla

para obtener una restitución de los

objetos en el espacio, fi able, en 3D.

La restitución de un punto en un fo-

tograma consiste en la determina-

ción de su posición relativa respecto

a otros puntos de posición conocida

que aparezcan en el fotograma. Esto

se consigue cuando se determinan sus

coordenadas respecto a un sistema de

referencia elegido previamente. El ins-

trumento capaz de obtener coordena-

das de un punto mediante la intersec-

ción de rayos homólogos es conocido

como restituidor.

En el yacimiento CMA15 hemos utili-

zado la Estación fotogramétrica Lei-

ca Photogrametric Suite 9.1 (LPS). La

estación de Leica (LPS) está diseñada

esencialmente para trabajar con la

técnica de la estereoscopia, pero ofre-

ce también herramientas adaptables a

la monoscopía, como son la creación

de mosaicos de imágenes o la genera-

ción de ortofotos a partir de un mode-

lo digital de terreno.

La toma estereoscópica, además de

exigir buenas condiciones de exposi-

ción a la luz, exige ser realizada con

sus ejes de tomas paralelos, a una

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misma distancia y deben ser perpendi-

culares al objeto, con el fi n de reducir

al mínimo los posibles paralajes. En la

excavación del yacimiento era imposi-

ble obtener todas estas condiciones.

Además, esa técnica demandaba un

número de modelos fotogramétricos

demasiado grande para ser gestiona-

do en campo en el transcurso de la

excavación arqueológica.

En consecuencia, tuvimos que recurrir

a otro método, o mejor dicho, hacer

algunas adaptaciones técnicas afi nes

a nuestras necesidades. La primera

adaptación consistía en realizar la

rectifi cación geométrica de las imá-

genes con módulos sugerentes de la

aplicación de RolleiMetric MSR, como

se ha dicho anteriormente. Este soft-

ware nos ofrecía mayor fl exibilidad y

rapidez en los trabajos de campo, sin

perjudicar la precisión. Luego, proce-

samos estas imágenes rectifi cadas en

la estación Leica (LPS), con el objetivo

de prepararlas para su integración en

el sistema de información geográfi -

ca. El proceso completo consistió en

georreferenciar las imágenes rectifi -

cadas, generar complejos mosaicos

de superfi cies excavadas y elaborar los

modelos digitales de elevación para

obtener bloques de ortoimágenes.

Además de la estereoscopia, la foto-

grametría terrestre de objetos cerca-

nos (fotogrametría no topográfi ca)

cuenta con otra técnica que reside en

la fotogrametría convergente. Para

ésta la formación y ajuste de bloques,

en general, se realiza a través del uso

de los haces de rayos producidos por

los fotogramas individuales, donde

son posibles las confi guraciones con-

vergentes producidas por una posición

múltiple de la cámara. En un ajuste por

haces de una pasada o bloque de foto-

grafías, con al menos 60% de recubri-

miento longitudinal y 20% de recubri-

miento transversal, podemos calcular

directamente las relaciones entre las

coordenadas imagen y las coordena-

das objeto, sin introducir coordenadas

modelo como paso intermedio. Por

tanto, la fotografía es la unidad ele-

mental del ajuste por haces.

Las coordenadas imagen y el centro

de proyección asociado de una foto-

grafía defi nen un haz espacial de ra-

yos. Los elementos de la orientación

externa de todos los haces de un blo-

que se calculan simultáneamente para

todas las fotografías. Los datos inicia-

les son las coordenadas imagen de los

puntos de enlace (puntos que existen

en más de una fotografía) además de

las coordenadas imagen y coordena-

das objeto de los puntos de control. El

principio de este ajuste se basa en que

los haces de rayos se desplazan (tres

traslaciones -X0, Y0, Z0-) y giran (tres

giros -_, _, _-). Por tanto, los haces in-

tersecan unos con otros en los puntos

de control menores y mayores, y pa-

san a través de los puntos de control

lo más cerca posible.

En nuestro trabajo hemos empleado

esta técnica al fi nal de la campaña para

hacer un levantamiento de la cueva.

Hemos utilizado el restituidor fotogra-

métrico de RolleiMetric, CDW 750 plus

(cálculo de un máximo de 750 incóg-

nitas en el ajuste de haces). Este resti-

tuidor aplica una serie de algoritmos

para obtener las coordenadas objeto,

a partir de coordenadas imagen de los

puntos señalados en los fotogramas.

Las técnicas de cálculo consisten en

la orientación multimagen y el ajuste

de haces mediante la detección de

errores groseros y el ajuste de errores

por mínimos cuadrados, proporcio-

nando un análisis rígido y fi able de las

medidas efectuadas. La restitución de

objeto se basa sobre líneas epipolares,

como herramienta para localizar pun-

tos homólogos en las diferentes foto-

grafías y, en consecuencia, obtener

la restitución que se realiza en base

a puntos y a polilíneas que defi nan el

elemento, generando a continuación

dibujos CAD, en formato dxf o dxb.

En un sitio arqueológico la excava-

ción es continua hasta que todos los

materiales identifi cados (artefactos y

ecofactos) son extraídos de la matriz

sedimentaria, previo registro de sus

datos contextuales y posicionales. Por

consiguiente, la fase de registro debe

ser rápida y precisa, pero la rapidez

no debe condicionar la precisión en la

localización de los objetos, ya que la

interrelación espacial de los elemen-

tos es determinante para el estudio

arqueológico consecuente.

El proceso de excavación estratigráfi ca

genera una ingente cantidad de imá-

genes, que precisa ser administrada a

diario para poder capturar la informa-

ción exacta de un estado, nivel, sedi-

mento, extensión o momento de la ex-

cavación. Esas imágenes debidamente

tratadas son ordenadas bajo forma

de mosaico coherente, que permite

el análisis de las formas geométricas

primarias (contorno, relieve, textura,

etc) y la distribución de los objetos

materiales en el espacio. Por tanto,

los vectores de la información están

en la interpretación de los fotogramas

enlazados (mosaico), información que

a su vez es contrastada con la realidad

del momento y clasifi cada desde un

soporte de información digital global

como es un Sistema de Información

Geográfi ca (SIG).

El SIG, además de contener las imáge-

nes georreferenciadas, da soporte a

la información vectorial clasifi cada y

ordenada por bases de datos temáti-

cas (vectores de datos e información

alfanumérica). Todo este proceso de

acciones escalonadas es desarrollado

a diario por el equipo de trabajo, que

en perfecta coordinación no altera el

curso ordinario de la excavación.

La aplicación de SIGs en el proceso

de excavación supone un cambio en

la forma de plantear la superfi cie de

intervención, ya que el yacimiento no

es entendido como el lugar en el que

se objetiva la posición espacial de los

restos, sino que es un entorno de acti-

vidad y relaciones históricas complejas

cuyos límites y contenido tienen que

estar georreferenciados. Esto signifi ca

que el sitio arqueológico y todos los

elementos que lo forman deben estar

ubicados espacialmente en un sistema

global de referencia geográfi ca.

Esto implica que el cuadriculado tra-

dicional de superfi cie, aparte de inne-

cesario, ya no sea entendido como tal,

sino como un sistema de puntos de

apoyo fotogramétrico que comienza

con el replanteo de la superfi cie de in-

tervención. Es decir, en lugar de aquel

incómodo mallado de cordel, elástico,

tensores, plomadas, etc, se establece

una red de puntos (puntos de control)

diseñada previamente en gabinete,

con la utilización de cartografía pre-

cisa y tecnología informática. Lo pri-

mero que se establece es la extensión

georreferenciada del yacimiento, di-

rectamente en campo con sistemas de

posicionamiento global (GPS) y luego

Page 56: Actas del Encuentro sobre gestión del patrimonio arqueológico, Arqueomac 2010

110

se extiende una rejilla (cuadriculado)

orientada sobre un plano base. Los

puntos de intersección de líneas ver-

ticales y horizontales imaginarias son

trasladados posteriormente a la reali-

dad del sitio arqueológico, por replan-

teo topográfi co, con la ayuda de una

estación total.

De esta manera, sobre la horizontal

del yacimiento, se señalizan los pun-

tos establecidos a equidistancia de un

metro, para facilitar la labor de regis-

tro de campo de los materiales y, por

supuesto, fi jar la unidad mínima de

intervención que permita la aplicación

de los principios básicos de la fotogra-

metría de objetos cercanos en la su-

perfi cie de intervención.

El levantamiento fotogramétrico no

está concebido para medir el bien ar-

queológico exclusivamente, sino para

documentar éste de la manera más

completa y exhaustiva, que aspira a

ser un testigo de confi anza para todos,

científi camente correcto. De aquí que

el punto de partida de la excavación,

el replanteo topográfi co (el cuadri-

culado), sea quizás una de las opera-

ciones más importantes, pues aporta

los datos funcionales que sirven para

orientar los bloques fotogramétricos.

Dicho de otra manera, la realización

de los puntos de control reviste una

importancia capital en la precisión y

posicionamiento de los objetos.

A partir de aquí, con la fotografía di-

gital convertida en imágenes métricas

georreferenciadas de cada uno de los

decapados, se procede a la retirada

controlada de objetos y sedimentos

culturales que estructura un yacimien-

to. Así, en cualquier fase o momento

de la excavación, toda la información

que pudo existir en origen, puede ser

requerida y consultada inmediatamen-

te y, si es necesario, se puede generar

un nuevo tipo de información en fun-

ción de los objetivos y estrategias de

excavación del investigador.

Por último, cabe señalar que el siste-

ma empleado reduce sensiblemente

el tiempo de ejecución de la interven-

ción arqueológica, puesto que agiliza

los trabajos de campo con la incorpo-

ración de un sistema de registro de

materiales totalmente informatizado,

con lo que se pude prescindir de todo

el instrumental de registros manuales.

En este último año hemos abierto una

línea trabajado con fotogrametría di-

gital terrestre topográfi ca centrada en

la documentación de las estaciones de

grabados rupestres de Canarias. Tam-

bién hemos explorado las posibilida-

des de la imagen métrica en la puesta

en valor y difusión del patrimonio ar-

queológico. En este último campo se

percibe con mayor claridad la evolu-

ción de nuestros trabajos con la técni-

ca de la fotogrametría digital terrestre,

hasta conseguir recientemente mode-

los de Realidad Virtual y Realidad Au-

mentada a partir de copias digitales

fi ables y contrastadas.

En 2007 abordamos con fotogrametría

digital convergente, monoscópica, el

registro de la estación arqueológica

denominada Lomo Gordo (Santa Cruz

de Tenerife), aunque también lo hici-

mos de manera extraofi cial con los po-

domorfos de Tindaya (Fuerteventura).

Pero, estas experiencias no resultaron

ser muy positivas.

A principios de 2008 decidimos des-

echar la fotogrametría de bajo coste y

emprendimos un ciclo intenso de bús-

Imagen 1. Proceso de rectifi cación de imágenes. MSR 4.1 de RolleiMetric

Imagen 2. Generación de Mosaicos. LPS. Cosido de

imágenes rectifi cadas

Imagen 3. Mosaico de

ortoimágenes georreferenciadas

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113Imagen 4. Mosaico de inserto en SIG con información ordenada y clasifi cada en bases de

datos

Imagen 5. Medición de puntos de enlace para generación de ortoimágenes

Imagen 6. Proceso de cálculo de ortoimágenes

Imagen 7. Bloque. Mosaico de ortoimágenes

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queda de otros tipos que se adaptaran

más a nuestro propósito de encardi-

nar el futuro de esta empresa hacia el

registro geométrico, en general, y las

aplicaciones museográfi cas de la ima-

gen métrica. Así desembocamos en

la fotogrametría digital terrestre este-

reoscópica, topográfi ca, y sus aplica-

ciones más comunes en arquitectura

y en arqueología.

A fi nales de 2008 ya trabajábamos con

el software ImageMaster, que contro-

la la estación total de imagen IS-03 de

Topcon, que es equivalente a un siste-

ma lógico de estación fotogramétrica

que genera modelos tridimensionales

a partir de TINs (Triangulate Irregular

Network); o sea, triángulos irregulares

cuyos vértices defi nen todos los cam-

bios signifi cativos que es preciso me-

dir para lograr una correcta defi nición

topográfi ca del terreno o superfi cie de

un objeto.

La relación de trabajos con fotogra-

metría topográfi ca, entre 2008 y 2010,

no es muy extensa, aunque sí signifi -

cativa, tanto por la tipología como por

las dimensiones de los inmuebles a re-

gistrar, a saber: estación de grabados

rupestre del Barranco de Balos (Gran

Canaria, 2008); levantamiento topo-

gráfi co y fotogramétrico del Parque

Arqueológico “Los Caserones” (Gran

Canaria, 2008); estación de grabados

rupestres del Barranco del Pilar (La

Gomera, 2008); estación de grabados

rupestres de La Toscas del Guirre (La

Gomera, 2010); estación de grabados

rupestres de Fuente de Ortiz y Car-

dona (Lanzarote, 2009); estación de

grabados rupestres líbicos de Jama-

Cabuqueros (Tenerife, 2009); edifi ca-

ción histórica La Bodega de Los Tavíos

(Tenerife, 2009); edifi cación histórica

Casa Museo de Ossuna (La Laguna,

Tenerife, 2010). Algunos de estos tra-

bajos se realizan de manera conjunta

con levantamientos mediante escáner

láser topográfi co.

Signifi cativos son los proyectos de la

Casa de Ossuna y Las Toscas del Guirre,

porque en éstos la fotogrametría tiene

un peso específi co muy diferente en la

documentación geométrica fi nal. Para

la Casa de Ossuna, una edifi cación

histórica afectada por un proyecto

de rehabilitación, la fotogrametría es

complementaria de la documentación

geométrica obtenida mediante escá-

ner láser. Sin embargo, en la estación

rupestre de Las Toscas del Guirre, ésta

es la principal fuente de información

y documentación, debido al compor-

tamiento radiométrico negativo de

algunos materiales con el sensor láser

y también a consecuencia de las con-

diciones extremas del espacio (un an-

gosto abrigo natural acondicionado),

con muchos ángulos ocluidos y con

pocas posibilidades de cruzar tomas

para cubrir los espacios vacíos de los

estacionamientos.

Nuestra experiencia con estos sensores

no es ni mucho menos para aconsejar

sobre la conveniencia de aplicar una

u otra tecnología en determinado tipo

de yacimiento. Pero sí que nos ha que-

dado claro que la fotogrametría digital

terrestre todavía tiene mucho recorri-

do por delante y es actualmente una

vía de investigación a desarrollar.

Ponemos el ejemplo de Lomo Gordo

(Tenerife) porque a nuestro entender

es el más elocuente. Aquí trabajamos

con un escáner 3D de escena (ZIMA-

GER 5006 Zoller+Forehlich GMBH Z+F)

de “óptica activa”, y resulta ocioso

decir que las ventajas son muchas; no

vamos a exponerlas todas aquí, pero

es indiscutible que sobresale la rapidez

y la instantaneidad en la captura au-

tomática de una enorme cantidad de

puntos que luego, en etapa de post-

proceso (fi ltrado de datos), concluye

en el modelado de la superfi cie del

yacimiento.

Pero, con este tipo de sensor si tra-

bajas en un sistema de referencia lo-

cal, que es lo habitual, se necesitan

tres dianas comunes entre al menos

dos tomas, lo que condiciona un tipo

de estrategia de tomas indefectible-

mente consecutivas (en el espacio),

visibles entre sí con punto de origen

común para obtener una representa-

ción tridimensional completa de todo

el yacimiento. Es decir, era imposible

establecer una estrategia de captura

de tomas independientes, de espacios

concretos, ya que una captura direc-

ta de coordenadas tridimensionales

de un espacio específi co requería la

utilización de complejos algoritmos

de fi ltrados y modelados en la fase de

post-proceso.

Ni que decir tiene que la alternativa fue

la fotogrametría digital de objetos cer-

canos, entonces convergente, porque

para ésta la determinación automáti-

ca de puntos 3D georreferenciados se

obtiene primero en campo y luego se

traslada al post-proceso. Porque en

fotogrametría, cuando trabajas en un

sistema de referencia global (UTM) de

coordenadas absolutas, a través de los

puntos de apoyo fotogramétrico, la

imagen se coloca en su posición única

de referencia. La exactitud depende

de la precisión en que se identifi can

los puntos homólogos, lo cual se rela-

ciona con una buena calidad de ima-

gen. Por otro lado, en post-proceso se

podía controlar el modelo en tiempo

real, introduciendo nuevas entidades

como puntos o polilíneas, necesarias

para una correcta interpretación de la

realidad.

Después de esta experiencia pensamos

que para obtener un registro exacto y

un único modelo digital de la super-

fi cie del yacimiento, lo idóneo sería

integrar las técnicas del escáner láser

topográfi co y la fotogrametría terres-

tre topográfi ca; es decir, aprovechar

la generación del modelo 3D para en-

garzar en las etapas siguientes de refi -

namiento la potencia y precisión de la

fotogrametría digital topográfi ca.

A partir de este momento trabajamos

sobre este objetivo y surgieron otros

proyectos para continuar desarro-

llando estás técnicas. Recientemente

hemos trabajado en el yacimiento de

Las Toscas del Guirre (La Gomera) con

estas dos técnicas topográfi cas (el es-

cáner láser y la fotogrametría digital

terrestre), con el objetivo de obtener

un modelo digital tridimensional que

sea fi el a la forma y a las características

del objeto real.

Nuevamente los resultados más im-

portantes provienen de la aplicación

de la fotogrametría digital terrestre,

no solo por la claridad de las imágenes

(textura) o precisión y profundidad de

detalles de las inscripciones, sino por

la cantidad de información de diferen-

tes tipos que es posible extraer de un

par estereoscópico, con la posibilidad

de representar uno o más elementos

de interés, por separado o de forma

conjunta, ya que toda la información

métrica de cada parte de la oquedad

está en el mismo sistema de coorde-

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nadas globales (UTM), la misma del

escáner.

La faceta museográfi ca está focalizada

en dos proyectos: La Bodega y la Casa

Ossuna, que incorporan estas técnicas

en apoyo al diseño expositivo, como

medios interpretativos destinados

a contextualizar los inmuebles o los

objetos materiales dentro del mar-

co histórico-cultural en el que se han

producido, desarrollado y empleado.

En esta extensa categoría se inscribe la

documentación geométrica (modelos

digitales 3D métricos obtenidos me-

diante escáner láser o fotogrametría

digital terrestre), la realidad virtual, la

realidad aumentada, etc.

En el equipamiento cultural de la edi-

fi cación histórica La Bodega (Arona,

Tenerife) hemos ensayado con éxi-

to dos propuestas relacionadas con

la fotogrametría digital terrestre, en

este orden: Primero, la reproducción

física (mediante impresión 3D) sobre

material sólido (polimérico) a partir

de registros digitales con cualidades

métricas (documentación geométri-

ca) de manifestaciones rupestres de la

cultura aborigen; Luego, estos mismos

datos fueron adaptados a dispositivos

de Realidad Aumentada, como se ha

demostrado en la presente ponencia

y, como se ha podido comprobar, sin

que el modelo tenga pérdida sustan-

cial de sus cualidades métricas.

A diferencia del anterior, el proyecto

de la Casa de Ossuna se caracteriza

porque persigue la captura precisa y

detallada de objetos mediante escá-

ner láser terrestre, para constituirse

en información básica del proyecto de

equipamiento museográfi co. Dicho

de otra manera, se busca represen-

tar un objeto cultural construido (el

edifi cio), mediante modelos geomé-

tricos tridimensionales, que además

aportaran información matemática,

para integrarlos en un contexto de

interpretación física y territorial (SIG),

bajo un entorno potencial de simula-

ción informática (realidad virtual). Y,

ya que la documentación es íntegra-

mente digital, es posible disponer de

otro tipo de información enfocada a

la presentación y a la didáctica de los

elementos patrimoniales existentes, a

partir de los productos que se gene-

ran con software adicionales en la fase

de post-proceso (video, vuelos virtua-

les, simulaciones históricas, imágenes

renderizadas, etc), y que hemos traído

a esta ponencia para cerrar nuestra in-

tervención.

La denostada Arqueología de Gestión

o de Urgencias, como quieran llamar-

la, con la excavación de los yacimien-

tos del Complejo Mediambiental de

Arico (Tenerife), tiene por primera vez

en Canarias un aliado fi able: la imagen

métrica. La utilización de la fotogra-

metría digital terrestre, topográfi ca,

nos ha permitido poner luz a sus po-

tencialidades e inconvenientes, más

allá de sus características y sus venta-

jas en otras disciplinas afi nes.

Por nuestra parte, no sin grandes es-

fuerzos de comprensión, esta técnica

ha sido sufi cientemente diseccionada

en su aspecto teórico y la hemos lleva-

do a la praxis con el objetivo de obte-

ner una herramienta útil que generase

documentos fi ables para la arqueo-

logía de intervención, e incluso para

aquella arqueología que investiga sin

excavación.

Imagen 8. Escenario simulado de Realidad Aumentada. Sala de Recursos Interactivos.

Centro de Interpretación del Patrimonio Histórico de Arona. La Bodega (Tenerife)

Imagen 9. Prototipo de maqueta. Modelo

3D texturizado (izquierda) y documentación

geométrica correspondiente (derecha)

Imagen 10. Impresora 3D

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Todo lo aquí expuesto de manera

sucinta demuestra las posibilidades

considerables de la fotogrametría apli-

cada a la arqueología. Podemos decir

con toda seguridad que ninguna otra

sistemática de excavación conocida

en Canarias permite obtener registros

tan homogéneos, precisos y objetivos.

Ninguna otra sistemática permite re-

ducir tanto las operaciones de exca-

vación y reunir tan rápidamente la

documentación necesaria. Documen-

tación que refl eja con imparcialidad

la excavación del yacimiento y queda

como registro permanente, disponible

en cada momento para ser explotada,

analizada e interpretada por otros in-

vestigadores.

Pero la utilización de esta técnica re-

quiere de unos conocimientos consi-

derables en fotografía, fotogrametría y

topografía, que hemos ido adquirien-

do con la experiencia de los años y su

aplicación en otras campañas de ex-

cavaciones arqueológicas y proyectos

afi nes. Y por qué no decirlo, también

hemos aprendido de nuestros errores

y hemos sabido considerar nuestros

límites.

Esta técnica está todavía en desarrollo

y francamente no ha sido nada fácil

adaptarla a la arqueología de campo,

concretamente al procedimiento de

excavación, por cuanto afecta a pun-

tos esenciales del mismo, que se con-

sideran insalvables en la arqueología

tradicional.

Somos conscientes de que en adelan-

te esta técnica será accesible para to-

dos, pero somos críticos con nosotros

mismos y no dejamos de valorar que

todavía hay mucho trabajo pendiente

de ajustes. Tal vez este trabajo no sea

el mejor ejemplo, pero es el primero,

el que abre las expectativas para otros

estudios y tipos de experiencias con

nuevas tecnologías.

En otro orden de cosas, el trabajo con

fotogrametría topográfi ca aplicada a

las estaciones de grabados rupestres

ha aportado la experiencia de generar

una documentación métrica tridimen-

sional de alta precisión y unos resul-

tados tales que puede hablarse de un

modelo capaz de reproducir el objeto

original, siempre y cuando se adopte

la técnica y la estrategia adecuada.

El uso de esta tecnología nos ha per-

mitido comprobar que para este tipo

de patrimonio es posible trabajar des-

de una perspectiva completamente

diferente y explorar alternativas dis-

tintas, tal vez de menor alcance que

el escáner láser, pero efi caces y que

pueden proporcionar una base gráfi ca

válida destinada a estudios comple-

jos de todos los aspectos técnicos de

elementos singulares del patrimonio

arqueológico, como por ejemplo las

manifestaciones rupestres. Porque

la fotogrametría (la imagen métrica

como fuente visual de información

patrimonial) ofrece la posibilidad de

extraer abundante documentación

precisa de los objetos y como técni-

ca de registro tridimensional y como

copia exacta de la realidad, permite

una aproximación métrica y visual de

la realidad del inmueble cultural o del

espacio que se analiza.

INTRODUCCIÓN A LOS SIG COMO HERRAMIENTA DE GESTIÓN Y ANÁLISIS ARQUEOLÓGICO

Marco A. Moreno Benítez / Ibán Suárez Medina / Félix Mendoza MedinaTibicena. Arqueología y Patrimonio SLP

Gran Canaria. Islas Canarias

[email protected]

[email protected]

PALABRAS CLAVE: Sistema de información geográfi ca, gestión, análisis,

patrimonio histórico, patrimonio arqueológico, cartas de riesgo.

1.- LOS SIG: MARCO TEÓRICO

Una de las tantas defi niciones de los

SIG la proporciona, en 1990, el Nacio-

nal Center for Geographic Information

and Análisis de EEUU, defi niéndolos

como un “sistema de hardware, soft-

ware y procedimientos elaborados

para facilitar la obtención, gestión,

manipulación, análisis, modelado,

representación y salida de datos espa-

cialmente referenciados, para resolver

problemas complejos de planifi cación

y gestión” (Peña, J., 2006, p. 4)

En este sentido los SIG permiten rea-

lizar las siguientes tareas (Peña, 2006;

Moreno, A., 2005; Gutiérrez, J., Gould,

M., 2000):

1. Entrada y captura de datos: entrada

manual de datos, incorporación de

otros archivos de datos digitales,

conexión a dispositivos de captura

de información (GPS, tableta digita-

lizadora…)

2. Edición, corrección, integración y

geoprocesamiento de los datos:

modifi cación de la geometría, coor-

denadas, tablas de datos temáticos,

generación de nuevas unidades es-

paciales (píxeles, polígonos…), nor-

malización de datos dispares…

3. Consulta espacial: Qué hay en un

lugar del territorio o qué rasgos

posee el mismo: ¿qué cultivos, qué

tipo de vegetación, qué pendiente,

cuántos yacimientos...?

4. Organización de datos: Dónde hay

un hecho concreto (cuevas, vetas

de obsidiana…) o si ocurre tal o

cual fenómeno (dónde hay pen-

dientes bajas con un tipo de gra-

diente determinado)

5. Análisis espacial: Qué distribución

espacial tiene tal fenómeno (tipos

de suelos, supermercados…)

6. Previsión: Qué ruta seguir para un

desplazamiento. ¿Qué itinerario es

más efi ciente?

7. Creación de modelos: Qué pasa-

ría en el territorio si ocurriera tal

condición. ¿Qué zonas serían inun-

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dadas por una crecida del barran-

co/río? ¿Se inundarían si lloviese

torrencialmente?

8. Producción de mapas, tablas y es-

tadísticas: Creación de cartografía

analítica, sintética o simples inven-

tarios. Representaciones estadísti-

cas.

Debemos destacar que en el SIG se

genera un modelo de realidad sobre

un territorio concreto. Eso signifi ca

que hay que seleccionar aquellos da-

tos que nos interesen para el posterior

análisis, lo que conlleva, a su vez, un

periodo previo de refl exión sobre las

variables a elegir, para posteriormen-

te reproducirlas en una base de datos

geográfi ca.

En este sentido, es importante la elec-

ción de la estructura de datos, ya que

condiciona claramente la forma en la

que representaremos y manipulare-

mos dichos datos. Existen dos mode-

los de representación de la realidad o

estructuras de datos, el vectorial y el

raster.

El modelo vectorial es una represen-

tación de la realidad y se genera me-

diante la selección y la ampliación de

sus partes. Para que sea geográfi co

debe poseer un sistema de referen-

ciación. Este sistema es la base de la

cartografía analógica clásica, ya que

es muy útil para representar entidades

geográfi cas diferenciadas, como cami-

nos, edifi cios/yacimientos o cualquier

tipo de límite, por lo general cualquier

superfi cie de origen antrópico; siendo

las estructuras básicas que defi nen

este modelo el de puntos, líneas o po-

lilíneas y polígonos.

Este tipo de modelo se presenta como

el óptimo para la gestión del patrimo-

nio histórico, debido al propio origen

de los datos. Así, en el planeamiento,

las áreas de protección, incluidas las

de los yacimientos, tienen una fácil

representación bajo el formato vecto-

rial. Entre las operaciones más senci-

llas y aplicadas a elementos vectoria-

les tenemos:

1. Extraer: A partir de una cobertura,

uno o varios elementos de otra.

2. Agrupar: los elementos de un mapa

que tienen un mismo valor, simpli-

fi cando el mapa original.

3. Unir: dos mapas de regiones conti-

guas y adyacentes.

4. Intersección: Intersección de dos

mapas con la creación de un terce-

ro que reúnan los valores de los dos

primeros.

El modelo raster se basa en el principio

de reducción teselar. La realidad se ve

reducida mediante simplifi cación de

una malla de celdas regulares, deno-

minadas grid, siendo cada celdilla un

píxel (Picture, PIX; ELement).

La principal limitación es la propia re-

solución del píxel, siendo el modelo

computacional poco exacto cuando

la resolución de dicha celdilla no sea

muy detallada, teniendo el hándicap

del peso de los archivos, que aumenta

con el detalle y con el incremento de

resolución.

Esta estructura es muy útil para el

tratamiento de datos gráfi cos, tales

como imagen satelital o fotografía, o

para la representación de densidades

o gradientes. Este tipo de modelo se

optimiza con la representación y aná-

lisis de superfi cies continuas donde las

transiciones no se representen de for-

ma brusca. Destacan, por ejemplo, el

estudio de tipos de vegetación, o el de

tipos de suelo.

En lo que se refi ere a los modelos

raster, en Arqueología nos permiten

abordar una multiplicidad de análisis,

destacando, entre otros:

A. Operaciones locales: En ellas se

manipula el valor de cada píxel, sin

infl uir los píxeles próximos, para

obtener un resultado (nuevo ras-

ter). Se incluyen las operaciones de

reclasifi cación/remodifi cación y el

“álgebra de mapas”.

B. Operaciones focales o de vecin-

dad: En ella se intenta obtener de

la capa resultante un valor que es

función de los valores almacenados

en dicho píxel y en los próximos en

la capa de origen. Dentro de dichas

funciones distinguimos entre las de

vecindad inmediata y extendida.

Entre las primeras destacan los cál-

culos de pendiente, orientaciones,

iluminación/sombreado. La obten-

ción de distancias, áreas próximas

(buffers), polígonos Thiessen/Vo-

ronoi, rutas óptimas, visibilidad y

densidades, que se encuentran en

la segunda.

Un modelo intermedio entre lo raster

y lo vectorial lo representan los Mode-

los Digitales del Terreno (MDT). Estos

no son otra cosa que representacio-

nes tridimensionales de la topografía

de un territorio. Un MDT es un caso

específi co (de representación de la

topografía) de un Modelo Digital de

Elevación (MDE), donde se representa

tridimensionalmente los cambios en

el espacio de cualquier variable. En su

versión raster, los MDT se basan en una

malla cuadrangular de mediciones de

la altitud, donde a cada píxel le corres-

ponde una altitud específi ca.

En su versión vectorial se utiliza el lla-

mado modelo TIN (Triangulated Irre-

gular Network), consistente en una se-

rie de caras de triángulos conectadas,

producidas por una triangulación de

Delaunay de puntos de observación

(cotas) irregularmente distribuidos,

donde los nodos de los triángulos al-

macenan los valores altitudinales.

Los MDT además de proporcionar un

modelo intuitivo y realista de una for-

ma de paisaje, permite obtener datos

analíticos relativos a la pendiente, las

condiciones de insolación e ilumina-

ción, la visibilidad, las cuencas de dre-

naje, etc.

2.- LOS SIG: APLICACIÓN EN LA ARQUEOLOGÍA

Las técnicas de análisis espacial aplica-

das deberán ser coherentes con las es-

tructuras de comportamiento propias

del momento y el contexto analizado,

por lo que se debe buscar la coheren-

cia entre los datos arqueológicos y los

análisis posteriores. En este sentido,

existen otros problemas relacionados

tanto con el funcionamiento del pro-

pio SIG como con las limitaciones del

propio sistema. Señalamos algunos

(Baena, J., 2006, pp. 18-21):

A. Resolución, calidad, coherencia y

tipos de datos cartográfi cos: Una

escasa precisión de un modelo di-

gital del terreno (MDT), incide en

cadena sobre el resto del análisis.

B. Escalas de trabajo: La decisión de

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establecer los márgenes de trabajo

deben depender de la escala de re-

presentación y de análisis.

C. Formatos raster o vectorial.

D. Software: elección de algoritmos.

E. Naturaleza de los datos arqueológi-

cos y yuxtaposición del sistema: el

problema estriba en la defi nición

del espacio arqueológico (yaci-

miento) y su traslación al modelo

SIG, sobre todo para algunos tipos

de análisis como son la captación

de recursos o la generación de es-

pacios visibles.

Una vez conocidas las limitaciones

y problemas derivados de la propia

toma de datos, vemos como también

se produce una adaptación a los pro-

cedimientos de análisis ofertadas por

los distintos SIG; de forma que hace-

mos lo que podemos y no lo que que-

remos. Esto viene dado, además, por

la falta de formación informática de

los investigadores, empleándose en-

tonces, de forma recurrente, los mis-

mos procedimientos de análisis.

Destacaremos, a continuación, los

diferentes análisis y operaciones que

pueden ser realizados a partir de la

utilización de un SIG1, en lo que al aná-

lisis territorial y la gestión del Patrimo-

nio Histórico se refi ere:

- Análisis de Captación Económica.

- Estudios de visibilidad.

- Gestión y análisis de datos de exca-

vación arqueológica.

- Gestión y análisis del Patrimonio

Histórico (Cartas de Riesgo)

2.1.- Área de Captación Económica

Dicho concepto fue defi nido por Higgs

y Vita-Finzi (1972), aplicándolo al estu-

dio sobre las comunidades paleolíticas

y epipaleolíticas de Monte Carmelo, en

Israel. Dicho estudio pretendía recons-

truir las pautas económicas de una co-

munidad en un nicho ecológico dado,

aplicando para ello los principios del

economista alemán Johan Heinrich

von Thünen (1730-1850).

Von Thünen expone en su obra Der

isolierte Staat (El estado aislado),

cómo a partir de una ciudad aislada/

mercado, en una llanura fértil, la pro-

ducción se organizaría de tal forma

que aquella generaría los diferentes

anillos concéntricos, teniendo como

vértice la población, de forma que

los benefi cios disminuirían a medida

que nos alejamos de aquel y nos acer-

camos a los cultivos colocados en los

anillos más lejanos.

Posteriores estudios, como los de

Chisholm (1968), recogen datos em-

píricos de sociedades campesinas,

confi rmando la idea de Von Thünen

con datos que iban en relación a los

radios concéntricos de 0,3 a 6 kilóme-

tros. La base de estos estudios radica

en la existencia de una relación indi-

recta entre distancia y benefi cio de sus

miembros, pudiendo establecer, por

tanto, a partir de la ley de los rendi-

mientos decrecientes, una relación

directa entre función y localización de

los asentamientos.

Así, el territorio de explotación se de-

fi ne por la relación tiempo-distancia

para la delimitación de los territorios

de explotación. Para lo pueblos agri-

cultores se propone que el área explo-

tada se encontraba a menos de una

hora de camino del hábitat. En este

sentido, se ubica sobre el lugar una

circunferencia de 5 kilómetros de ra-

dio.

Los modelos de cálculo de delimita-

ción del área de captación han sido

modifi cados con el tiempo. Se inicia-

ron con una delimitación en torno a

los asentamientos con círculos de ra-

dio fi jo, bien en términos temporales

(1 hora) o espaciales (1, 2 y 5 kilóme-

tros), basados en la recopilación de

datos etnográfi cos. Posteriormente,

se reelabora la propuesta a partir de

las isocronas, que permiten adaptar el

tiempo de camino a la topografía cir-

cundante, a través, ya del trabajo de

campo (Fernández Martínez, V., Ruiz

Zapatero, G., 1984, p. 60), ya a través

de la aplicación del principio de Nais-

misth (Davidson y Bailey, 1984, pp. 30-

31), una fórmula utilizada por los mon-

tañeros para prever la duración de sus

desplazamientos, donde un adulto en

buen estado físico recorre en un terre-

no llano unos 5 kilómetros por hora,

lo que supone 1 kilómetro cada 12 mi-

nutos, con variaciones según el grado

de desnivel.

En la actualidad, los SIG permiten in-

tegrar gran cantidad de variables, en

otros momentos impensables, a través

del trabajo analógico.

El segundo estadio de la aplicación del

ACE lo constituye la evaluación cuanti-

tativa de los recursos contenidos den-

tro del área de captación. Esto consiste

en el cálculo del potencial agrológico

del suelo y las clases litológicas, com-

plementándose, recientemente, con

los análisis de visibilidad (Parcero,C.,

1995; Mendez, F., 1998). Las principa-

les críticas vienen dadas tanto por los

aspectos epistemológicos como meto-

dológicos (Butzer, W., 2007, Hodder, I.,

Orton, C., 1990, Fernández Martínez,

V., Ruiz Zapatero, G., 1984, Nocete, F.,

1994).

En cuanto, a los postulados teóricos, se

aplican términos de mercado y socie-

dades capitalistas en contextos preca-

pitalistas, como pueden ser mercado,

rendimientos, etc. Destaca el uso del

modelo de costes mínimos (optimiza-

ción de la ubicación del asentamiento

en términos de distancia a los recursos

críticos), que presupone la extrapola-

ción a las sociedades precapitalistas y

prehistóricas de una racionalidad eco-

nómica esencialmente capitalista.

Las críticas metodológicas a la aplica-

ción del ACE derivan de la mala utiliza-

ción de los datos ambientales presen-

tes, extrapolándolos al pasado sin críti-

ca previa. De igual forma se utilizan las

clases agrológicas sin contextualizar

aquellas en el desarrollo tecnológico

de las fuerzas de producción preté-

ritas, y se establecen críticas sobre el

uso parcial de este método, de mane-

ra que se estudian los recursos de un

yacimiento en una zona determinada,

sin atender los que hay fuera de ese lu-

gar, o la comparativa con otros asen-

tamientos.

Finalmente, y partir de las críticas plan-

teadas, surge una reformulación del

ACE, desde la Arqueografía (Vicent, J.,

1991) donde lo que se pretende es una

“Arqueología de las condiciones de

producción”, que conceptúa la tierra

como el factor de producción más de-

terminante.

No obstante, dicha herramienta no se

utiliza para la reconstrucción del es-

pacio explotado, sino para contrastar

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hipótesis a partir de los recursos que

proporciona la Geografía Prospectiva,

como es la modelización matemática

del paisaje agrario a través de las rela-

ciones determinantes entre la variabi-

lidad de los factores2 y la morfología3

de los elementos, y modifi cando la

teoría económica neoclásica del “me-

nor costo” y máximación del bene-

fi cio, por la teoría de Chanyanov del

valor (Vicent, J., 1991), es decir, desde

la productividad marginal de la tierra,

a la interpretación chayanoviana del

coste marginal de las decisiones loca-

cionales.

En este sentido, los asentamientos

prehistóricos son el único elemento

fósil del paisaje agrario primitivo. Esto

obliga a generar fórmulas alternativas

de acercamiento al paisaje primitivo,

lo que explica que el análisis locacio-

nal sea el único campo que ha intere-

sado a la Arqueología.

El propósito general del análisis loca-

cional es la explicación de los patrones

de localización de las actividades agra-

rias, mediante la especifi cación de los

factores que los determinan. Así, el

análisis locacional es en realidad un

análisis de las dimensiones espaciales

de un proceso de decisión económica,

y por lo tanto de una determinada es-

tructura social.

El ACE se contempla como un dispositi-

vo que nos suministrará los elementos

necesarios para la observación de un

patrón locacional dado, pudiendo ser

comparado con el observado/espera-

do, siendo sus diferencias y similitudes

explicadas en términos del modelo

histórico del problema. De esta forma,

no podemos deducir la dedicación

económica preferencial de un sitio a

partir de la proporción absoluta de

recursos en su entorno, sino del con-

traste entre ésta y su periferia.

2.2.- Análisis de visibilidad

La preocupación por los análisis de las

cuencas visuales o de visibilidad se han

generalizado a partir del uso intenso y

sus buenos resultados obtenidos, prin-

cipalmente, por las posturas pospro-

cesuales. Dichos estudios parten de la

base de que cada sociedad articula las

pautas de territorialidad y estructuras

visuales dependiendo tanto de los pa-

trones de asentamiento como de las

propias relaciones con el medio, gene-

rando todo ello diferentes voluntades

de visibilidad (Criado, F., 1993b). De

igual forma, conforme la articulación

y organización de la sociedad en el te-

rritorio evoluciona, también evolucio-

nan la forma, disposición, tamaño y

propiedades de los hitos o las cuencas

visuales.

Los estudios de visibilidad adquieren

su importancia a partir del recono-

cimiento de tal criterio; destacando

dos vías de análisis (García Sanjuán,

L., 2006) desde los estudios a nivel in-

tergrupal, donde se necesita un con-

trol visual para fi jar la seguridad de la

comunidad y control de los recursos

circundantes o para reforzar su jerar-

quización/estratifi cación interna; o su

importancia en cuanto a las relaciones

intragrupales, donde el control visual

puede actuar como refuerzo de la

zonifi cación que estructura el asenta-

miento en base a las relaciones de po-

der y desigualdad social: la visibilidad

como prestigio. En este sentido, se

introducen factores complejos como

son la arquitectura4.

El aumento de este tipo de análisis ha

ido parejo a la aplicación de los SIG

como herramienta para la gestión de

datos. En este sentido, los SIG actuales

incorporan diferentes algoritmos que

permiten realizar tales cálculos de for-

ma sencilla. Teniendo un buen MDT5,

dado un punto concreto podemos tra-

zar líneas imaginarias desde ese punto

hasta el primer obstáculo encontrado

en la topografía circundante. Las áreas

o celdillas a las que llega son codifi ca-

das con un número 1, y las que no les

llega ninguna línea con un número 0

(Zamora, M., 2006, p. 43).

Este algoritmo binario puede funcio-

nar de dos formas: el de línea de vi-

sibilidad y los cálculos de visibilidad,

aunque ambos se basan en el mismo

principio. Derivado de este cálculo

binario se introduce el cálculo de vi-

sibilidad múltiple, donde se incluyen

cálculos binarios de varios puntos de

observación, y se contempla como

una única superfi cie el área visible por

la totalidad de los puntos de observa-

ción, sin especifi carse si una celdilla

visible lo es por uno, por varios o por

todos ellos.

Una novedad en el cálculo lo constitu-

yó la visibilidad acumulada. Se trata de

una suma numérica de varios cálculos

de visibilidad, de modo que cada cel-

dilla resultante lleva ligado un número

informativo en su tabla de datos que

corresponde al número de puntos de

observación que la divisan, es decir,

al número de veces que es vista. Este

tipo de análisis se está aplicando al es-

tudio de paisajes sagrados, con el fi n

de valorar si determinados monumen-

tos están emplazados en lugares estra-

tégicos en los que son especialmente

visibles y donde, por tanto, adquieren

una especial prominencia paisajística

y simbólica (García Sanjuán, L., 2005).

No obstante, la obtención de cober-

tura de visibilidad no es sufi ciente; si

bien debemos intentar explicar qué

signifi ca ese patrón de visibilidad, de-

bemos asegurarnos primero que este

es estadísticamente riguroso (García

Sanjuán, L., 2006).

En este sentido, la cuencas visuales

resultantes deben ser contrastadas

con el análisis de las cuencas visuales

de una serie de puntos elegidos alea-

toriamente, de forma que mediante

pruebas de signifi cación se pueda

calcular si el tamaño y el alcance de

las cuencas visuales de los primeros es

manifi estamente diferente de los que

se puede esperar de forma general de

la unidad de paisaje en cuestión, dada

su confi guración topográfi ca.

Finalmente, entre los problemas más

habituales en la aplicación de este

tipo de análisis nos encontramos ini-

cialmente con la naturaleza y detalle

de los modelos digitales del terreno, a

partir de los cuales se elaboran dichas

cuencas de visibilidad; de igual forma,

cambios de topografía (arboledas,

construcciones…) o, la propia defi ni-

ción de los límites de la visión, ya sean

por el alcance real y efectivo del ojo

humano, ya sea por las variaciones

de las condiciones de visibilidad inte-

ranual por condiciones climáticas o

diarias pueden generar modelos muy

diferentes (Zamora, M., 2006).

2.3.- Gestión y análisis de datos de excavación arqueológicas

Los estudios microespaciales se han

confi gurado como una herramienta

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básica para conocer los procesos his-

tóricos generados en los diferentes

entornos arquelógicos. No obstante,

los sistemas tradicionales (analógicos)

de documentación y análisis conllevan

un gran gasto de tiempo, y nos referi-

mos tanto a las tareas de coordenado

de material arqueológico, como su

posterior representación gráfi ca y el

análisis estadístico-espacial.

En este sentido, algunos estudios de

“estructuración del espacio” se han

generado a partir de interpretaciones

subjetivas, caracterizadas por un “im-

presionismo visual” no contrastado

(Wünsch, G., 1996, p. 103). Por ello, la

aplicación de las tecnologías a nuestro

alcance (fotografía digital, topografía,

SIG) nos permite una integración sen-

cilla y efi caz de todos los elementos/

datos disponibles, como podrían ser:

a) Los restos materiales tridimensio-

nales obtenidos durante la excava-

ción.

b) Los restos registrados únicamente

en base a la cuadrícula de excava-

ción.

c) Datos relativos a categorías analíti-

cas surgidas de los diversos análisis

técnicos de laboratorio.

Así, con la implementación de dichos

datos, obtendríamos, casi en tiempo

real, los siguientes análisis:

I. Reconocimiento de los patrones es-

paciales.

II. Asignación de “signifi cación orga-

nizativa” a los clusters delimitados

estadísticamente.

III. Búsqueda y delimitación de las

áreas de actividad.

2.4.- Gestión y análisis del Patrimonio Histórico (Cartas de Riesgo)

Entendemos como gestión del Pa-

trimonio el conjunto de actuaciones

destinadas a hacer efectivo su conoci-

miento, su conservación y su difusión,

que incluye ordenar y facilitar las in-

tervenciones que en él se realicen. Así,

el objetivo principal de la gestión es

favorecer la investigación, la conser-

vación, difusión e impacto social (Ro-

dríguez Temiño, I., 2004).

En este sentido, la obligación a través

de las diferentes leyes de Patrimonio

primero, y la llegada y extensión de los

usos informáticos, después, permitió

elaborar los primeros catálogos patri-

moniales; en este sentido, los inven-

tarios de yacimientos constituyen la

“verdadera espina dorsal” de toda po-

lítica de tutela. Ya que lo que importa

es la localización, forma, carácter, es-

tado y condiciones mediambientales

de los sitios arqueológicos.

De esta forma, la incorporación de los

SIG a la tutela del Patrimonio Arqueo-

lógico trae consigo, además de la rapi-

dez y agilidad de tratamiento de gran-

des cantidades, las siguientes ventajas

(García Sanjuán, 2005, pp. 154-156):

1. Almacenamiento y consulta.

2. Integración de fuentes de datos:

Fotografía aérea, MDT; cartografía

antigua, capas temáticas.

3. Cualifi cación de la representación

cartográfi ca: Ha permitido generar

representaciones cartográfi cas de

calidad de tres formas diferentes:

A. Incremento de la ubicación de

las entidades arqueológicas de

acuerdo con sistemas de coor-

denadas convencionales. Esto ha

permitido corregir y racionalizar

el uso de sistemas de proyección

y designación de coordenadas.

Esto se ha benefi ciado del uso del

Sistema de Posicionamiento Glo-

bal (GPS) y la calidad de la toma

de datos.

B. Mejora de la calidad de los ma-

pas arqueológicos en cuanto a

su calidad, diseño y composición

gráfi ca.

C. Generación de representaciones

cartográfi cas novedosas, como

los MDT. Los MDT son represen-

taciones tridimensionales de la

orografía de un territorio basadas

en datos topográfi cos precisos,

procesados mediante algoritmos

de interpolación. En realidad un

MDT es un caso específi co de

un Modelo Digital de Elevación

(MDE o DEM). Tales MDT permi-

ten aprehender y evaluar a través

de la morfología del terreno da-

tos analíticos como la pendiente,

visibilidad, cuencas de drenaje…

Siendo, por lo tanto, datos rele-

vantes para evaluar las condicio-

nes de gestión, conservación o

difusión del patrimonio.

4. Análisis y planifi cación: Una de las

mayores prestaciones de los SIG ha

sido su capacidad analítica, resul-

tado de la combinación de múlti-

ples variables, mediante técnicas

de álgebra de mapas y modelos

estadísticos y matemáticos. Esto ha

permitido generar, entre otros, el

modelado predictivo de la distribu-

ción espacial de yacimientos en el

análisis del riesgo patrimonial, en el

cálculo de las cuencas de visibilidad

entre yacimientos y monumentos,

para la puesta en valor de paisajes

culturales de especial interés y para

el diseño de itinerarios culturales,

para la expresión del factor tempo-

ral...

3.- LOS MODELOS PREDICTIVOS-CARTAS DE RIESGO

Los modelos predictivos así como las

Cartas de Riesgo, están dentro de lo

que se denomina operaciones loca-

les y álgebra de mapas. En lo que se

refi ere a la Carta de Riesgo (CR), este

es un documento que nos permite

anticiparnos a las posibles alteracio-

nes y afecciones sobre el Patrimonio

Histórico, permitiéndonos, entonces,

programar con anticipación las distin-

tas obras en intervenciones sobre ese

patrimonio, tanto en lo técnico como

en términos de costes. Esto no signi-

fi ca otra cosa que invertir las formas

de actuar actuales, pudiendo prefi jar

criterios y actuaciones, y no esperar a

que suceda el daño para buscar fi nan-

ciación para “restaurar” los diferentes

destrozos. Dichas CR tienen una gran

repercusión sobre todo en ambien-

tes urbanos con una dilatado devenir

histórico, aunque para Canarias cree-

mos que se podrían aplicar no sólo en

los propios cascos históricos sino en

aquellos lugares donde la evolución

paisajística y agraria haya podido ocul-

tar/salvar restos arqueológicos, como

sucede en las localidades de Gáldar,

Arucas, Telde o Agüimes para Gran

Canaria, o las zonas ocupadas por las

erupciones volcánicas de Timanfaya,

para la isla de Lanzarote.

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Más concretamente, la CR es un con-

junto de informaciones organizadas

de forma temática e interrelacionadas,

donde se determinan las posibilidades

y las relaciones causales que pueden

incidir en el estado de conservación

del Patrimonio Histórico/Arqueológi-

co. En este sentido, se defi ne riesgo

como la posibilidad de que un aconte-

cimiento no deseado provoque daños

a alguna cosa a la que se atribuye un

valor (Baldi,P., 1992, p. 12). Dicho ries-

go depende, a su vez, de la interrela-

ción de tres factores:

A. El propio valor de ese patrimonio.

B. Su comportamiento frente a los da-

ños, es decir, su vulnerabilidad.

C. Las probabilidades de ser dañado

(factores de peligrosidad).

En lo que se refi ere a los modelos

predictivos estos pueden ser conside-

rados, como una el documento fi nal

previo a las tareas de prospección, que

nos permitiría optimizar nuestros re-

cursos. Dicho modelos se basan en los

siguientes axiomas (Cacho, S., 2004a):

1. Los seres humanos eligen lugares

para su uso y aprovechamiento en

función de unas determinadas ca-

racterísticas ambientales. Son tales

variables las que hacen más proba-

ble el desarrollo de una actividad

humana en un lugar que en otro.

2. La infl uencia de los factores medio-

ambientales es inversamente pro-

porcional a la escala de análisis.

Entonces, a menor escala espacial

mayor es su incidencia.

3. La infl uencia de los factores medio-

ambientales es mayor cuanto me-

nor es el desarrollo tecnológico.

Los avances tecnológicos han per-

mitido la domesticación del medio

y la adaptación a lugares con con-

diciones medioambientales previa-

mente insospechadas.

Se realizan los diferentes análisis fun-

damentados en tres variables (Cacho,

S., 2004b; Márquez Pérez, J., Vallejo

Villalta, I., 2004; Muñoz Reyes, A. M.,

Rodrigo Cámara, J. M., Fernández Ca-

cho, S., 2004):

1. Variables ambientales de carácter

selectivo: Este análisis se realiza

mediante la aplicación de proce-

dimientos estadístico-descriptivos,

básicos para explicar la naturaleza

de las relaciones entre algunas va-

riables ambientales (hidrografía,

litología y altimetría) y la distribu-

ción de entidades arqueológicas en

el territorio.

2. Variables de perdurabilidad: Se deli-

mitan las zonas en las que se presu-

pone un menor riesgo de deterioro.

Esto se calcula a partir del mapa de

usos y coberturas vegetales del sue-

lo y los mapas de pérdida de suelo,

elaborados a partir de los paráme-

tros de erosividad (agresividad de la

lluvia), erodibilidad (resistencia del

suelo) y pendiente y grado de pro-

tección ofrecidos por la vegetación.

En lo que se refi ere al suelo urbano,

como la causalidad es diferente, se

suele tratar aparte.

3. Variables culturales y de conoci-

miento: Los factores culturales y

de conocimiento deben ser tenidos

en cuenta; se evaluarán los patro-

nes de asentamiento conocidos en

función de los periodos históricos y

la zonas geográfi cas, las caracterís-

ticas geográfi cas más idóneas para

la localización de sitios arqueológi-

cos asociados a tipologías concre-

tas, distancia entre asentamientos,

etcétera. De igual forma, el mapa

de localizaciones también está con-

dicionado por otra variable, la del

conocimiento. Esto se debe a la

preferencia por parte de algunos

arqueólogos a contextos territoria-

les o periodos históricos concretos,

o manifestaciones arqueológicas

concretas.

1 En nuestro caso trabajamos con el software ARCGis 9.2 de ESRI

2 Se entiende por factores los componentes explicativos y estructurales del paisaje agrario, destacando los factores físicos (clima, relieve, suelos, cobertura vegetal, etc)

3 Se entiende por elementos del paisaje los componentes externos de un paisaje agrario, es decir, aquellos elementos observables que permiten describirlo (ager, saltus, hábitat).

4 Un buen ejemplo lo tenemos en la denominada Arqueología de la Arquitectura, donde se trata aquella como una parte más del registro arqueológico, de forma que a partir de los análisis del objeto físico se intenta determinar las diferentes relaciones espaciales y sociales generadas, a partir de los modelos propuestos desde la “semiótica del espacio”. Entre los análisis más habituales se encuentran los citados estudios de visibilidad, los análisis de accesos (análisis gamma), análisis formales, etc. (Sánchez, J., 1988)

5 Los MDT de base TIN son preferibles a los de base raster, ya que representan de forma más precisa crestas y cimas en las elevaciones.

NOTAS

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NUEVAS PERSPECTIVAS EN LA GESTIÓN E INVESTIGACIÓN DEL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO B

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MESA REDONDA

Participan: Fernando Álamo Torres [Servicios Integrales de Patrimonio Históri-

co], Valentín Barroso [Arqueocanaria], Marco A. Moreno Benítez e Ibán Suárez

[Tibicena], Jorge Pais Pais [Cabildo de La Palma]

Modera: Pedro González Quintero [Departamento de Prehistoria de la ULPGC]

[Docencia. Aprendizaje. Nuevas

tecnologías]

Pedro González Quintero: [...] En sólo

unas décadas se han producido gran-

des cambios en la forma de trabajar en

arqueología, en los medios técnicos

empleados e incluso en su inciden-

cia en el aprendizaje de la disciplina.

Nosotros partimos, en su momento,

de una base bastante rudimentaria,

rudimentaria en el sentido de que

nuestro aprendizaje fue lápiz y papel y

cintas métricas, la mitad de las cuales

siempre se alargaban, nunca tenían la

misma medida. Partiendo de ese prin-

cipio, hemos llegado a una etapa en la

que prácticamente todo aquello que

aprendimos en su momento, no es

que no nos sirva, pero sí que no lo

vamos a utilizar porque prácticamen-

te lo dejamos de utilizar. Nosotros,

aquellos que tenemos ya unos años,

nos vemos en cierta forma ante un

problema, en el sentido de tener que

cambiar el chip y reestructurarnos,

adaptarnos a las nuevas concepcio-

nes que se están planteando. Eso

genera bastantes problemas porque,

desde donde nosotros estamos –por

poner el caso mío en concreto–, y

sucede igual en el caso de la Uni-

versidad de La Laguna, casi todo el

profesorado que allí está son profe-

sores con cierto número de años y

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con una formación algo no anticuada,

pero sí estabilizada a esos momentos.

Y la adaptación que vamos teniendo

es una adaptación progresiva.

Algunos de nosotros podemos ir algo

más rápido y otros pueden ir ago más

lentos. Quizás eso se pueda ir solven-

tando con el tiempo, pero yo creo que

el gran problema que tenemos es, des-

de nuestro punto de vista, que la re-

glamentación, en este caso académi-

ca, nos vaya permitiendo ir adaptando

todas estas novedades e ir metiéndo-

las dentro del sistema educativo. Eso

es un inconveniente complejo de re-

solver, porque implica por un lado una

adaptación del profesional que existe

dentro de la universidad, para poder

formar a todos estos futuros profesio-

nales, y en segundo lugar, un aumen-

to de presupuesto para adaptar las

necesidades físicas, desde espacios de

aulas hasta ordenadores y el software

a estas nuevas adaptaciones.

Personalmente, nosotros en Las Pal-

mas hemos establecido una investiga-

ción histórica, en la cual intentamos

por lo menos introducir a los alumnos

en las innovaciones tecnológicas. Te-

nemos una asignatura en la que les ha-

blamos de todo esto: desde lo que es

un SIG, lo que es el Photoshop, que es

una cosa que todos sabemos lo que es

pero no lo aplicamos concretamente

a las técnicas… Es evidente que, al ser

una sola asignatura, de 6 créditos, eso

nos da para hablar aproximadamente

unas 10 o 15 horas de cada una de esas

materias. Es decir que, prácticamente,

lo único que hacen es decir: esto se

puede hacer, esto se puede hacer, esto

se puede hacer... Y después los alum-

nos tendrán que formarse en aquellas

herramientas que les interesen. Pero

por lo menos tienen una visión y una

posible salida. Es cierto que las titula-

ciones, no sólo aquí sino a nivel del

Estado, les van a impedir profundizar

en estas materias, porque en nuestro

caso, en el caso de Arqueología o de

Prehistoria, tenemos que chocar con

la formación que corresponde tener a

un historiador de historia antigua, de

medieval, de paleografía, de archivís-

tica, de documentación, de contem-

poránea, etc, y que también tienen el

mismo derecho que todos los demás.

Y claro, la carrera tiene unos límites de

horas, unos límites de créditos y nos

podemos ampliarlos, o sea que tene-

mos que chocar.

¿Cómo se va a solucionar esto? Con

masters específi cos, que es lo que se va

a empezar a plantear a partir del curso

que viene. Yo he ido apuntando hoy,

porque realmente quizás también me

interese un poco este tema, dado que

esa asignatura la doy yo en la Facultad

y me interesa ir aprendiendo determi-

nadas cosas, ver cómo funcionan, qué

es lo que se puede hacer y me interesa

acercarme a ello.

[Uso de nuevas tecnologías]

Voy a tocar algunos otros puntos que

creo que son fundamentales, porque

como buen historiador lo que sí inte-

resa siempre es una buena documen-

tación. Creo que utilicemos SIG, utili-

cemos bases de datos anticuadas, o

utilicemos un sistema escrito normal,

de fi chas tradicionales, lo que sí inte-

resa es que eso que estamos haciendo

esté bien documentado. Si eso está

bien hecho en todas las condiciones,

con todos los datos, con todas las va-

riables posibles, con todos los elemen-

tos, eso siempre tiene solución. El gran

problema es cuando no lo hacemos

bien; ahí sí tenemos graves proble-

mas. Entonces, partiendo de ese prin-

cipio, entiendo que las herramientas

que hemos visto hoy son herramien-

tas de uso, pero la documentación es

básica. El hecho de que utilicemos un

escáner láser, fotogrametría con una

foto, con una cámara normal, utilice-

mos el SIG, cualquier herramienta, eso

no va a implicar olvidarnos de otras

cosas. ¿Por qué? Si nosotros estamos

en un yacimiento y sólo utilizamos el

procesamiento digital, o hacemos co-

pias inmediatas de lo que estamos ha-

ciendo, podemos tener un problema

si no hacemos una copia inmediata. Si

llevamos un problema con el portátil

o con el ordenador, podemos perder

esa información defi nitivamente. Esto

puede resultar un problema incluso

peor que el documentar medio mal;

por eso es que las cosas hay que ba-

rajarlas desde diferentes puntos de

vista.

Muy bien la utilización, muy bien la

aplicación de nuevas tecnologías,

pero también hay que tener mucho

cuidado con ellas. Todos hemos esta-

do trabajando en el ordenador y de

repente se ha ido la luz y perdemos

lo que no hemos grabado. Hombre,

cada vez menos, eso sí es cierto, pero

todos lo hemos hecho y eso puede su-

ceder en una excavación. Y más cuan-

do estamos trabajando en el campo y

no tenemos acceso a una fuente de

corriente continua.

Pero bueno, hay otra serie de ele-

mentos que yo sí quería plantear. En

primer lugar, quería comentar el he-

cho de que en una situación en la que

estamos de crisis, en la que todos los

presupuestos se reducen, ¿cómo po-

demos alcanzar y llegar a todos estos

desarrollos tecnológicos? Ahora em-

pezamos a plantear que necesitamos,

antes en un nivel, después pasamos a

una estación o un teodolito, después

pasamos a una estación, ahora ya

necesitamos un escáner láser; empe-

zamos a ir ampliando, y entiendo que

todo va en nuestro benefi cio y que

vamos mejorando, pero todo esto su-

pone un incremento económico que

no se corresponde con los que experi-

mentan, por ejemplo, la investigación

y supongo que tampoco los proyectos

relacionados con las administraciones,

o en lo que respecta a las diferentes

empresas. Entonces, todo eso hay que

suplirlo de alguna forma. Desde la

propia administración y desde los di-

ferentes organismos se va a tener que

ir ampliando la posibilidad. Y si yo soy

una empresa y concurso para la reali-

zación de una carta arqueológica, por

ejemplo, necesitaré el software para

trabajar con un SIG, necesitaré un or-

denador que maneje ese software, es

decir, cada vez voy a necesitar más.

Me pongo en un sentido muy básico;

yo entiendo que una empresa que

oferte algo tiene que tener los recur-

sos, pero cada vez esos recursos van a

ir en aumento. Entonces necesitamos

que el presupuesto que se haga para

un proyecto vaya en aumento. Todo

eso va un poco relacionado y la duda y

la pregunta es, partiendo de que todo

esto va muy bien, ¿quiénes vamos a

poder acceder a ese tipo de recursos?

Porque no todos los investigadores

pueden, no todas las empresas pue-

den, y no todas las empresas pueden.

Pongo el ejemplo del escáner láser.

No todas las empresas pueden com-

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prarse un escáner láser ni todos los

centros pueden comprarlos. Y ya no

sólo eso, sino que no todos tienen ca-

pacidad para manejarlo, ese es otro de

los grandes problemas. Yo veo que es

fundamental, pero también todo tie-

ne que ir paso a paso. Muy despacio

o, por lo menos mucho más despacio

de lo que realmente va. Por lo me-

nos para que yo pueda ir adaptando

mi cerebro, creo que ustedes estarán

más o menos igual que yo. Con esto

he abierto el debate y la polémica, y

creo que sí es cierto que todas estas

nuevas investigaciones tecnológicas

que vamos introduciendo en el patri-

monio histórico son fundamentales,

pero deben de ir acompañadas de un

análisis histórico. No sólo vale con fo-

tografi ar y sacar el dato, sino que ese

dato después hay que contextualizar-

lo, analizarlo, describirlo, interpretar-

lo. Es decir, que tenemos que ir mucho

más allá. Sobre todo cuando estamos

trabajando con patrimonio histórico,

que tiene un valor social, que somos

nosotros quienes lo tenemos que in-

terpretar.

Y después hay otra cuestión también, y

expongo con ello otra duda importan-

te. Estamos ya trabajando fundamen-

talmente con máquinas, y es cierto

que las máquinas “son tontas”: hacen

lo que nosotros le decimos. Después

funcionarán solas, pero ellas hacen lo

que nosotras le decimos. Entonces no-

sotros también, en esa información y

esa serie de datos, podemos tergiver-

sar la información y con eso hay que

tener mucho cuidado. Porque si yo le

digo a la máquina que las paredes son

rojas, la máquina va a entender que

las paredes son rojas. Ahora, si yo le

digo que son moradas, son moradas;

no le puedo preguntar después qué

paredes son rojas. No serán moradas.

Por tanto, hay que tener mucho cui-

dado también con la información que

se mete, cómo se introduce y para

qué la queremos, porque puedo des-

viar también todas las variables y toda

la información a aquellos desarrollos

teóricos e interpretaciones que quiero

que me saque la máquina. Si nosotros

le decimos la variable “color” y sólo le

damos 4 colores, después no le pode-

mos preguntar por un quinto, porque

no existe. Entonces hay cuestiones

que tenemos que tener muy claras.

Son cortapisas o problemas que tene-

mos que solventar. ¿Y por qué planteo

esto? Porque puedo pensar una cosa,

Fernando [Álamo] piensa otra, Jorge

[Pais] piensa otra y Marcos [Moreno]

piensa otra. Y para él hay 5 colores bá-

sicos y para mi hay 6, para Jorge hay

7 y para Marcos hay 8. Al fi nal no ten-

dremos nunca las mismas salidas, ni

las mismas hipótesis, ¿por qué? Pues

porque el ordenador reconoce colores

distintos. No son los mismos colores.

Eso son cuestiones problemáticas que

antes lo solventábamos porque hablá-

bamos mucho y escribíamos mucho, y

ahora lo solventa un ordenador y no

sabemos cómo, sino que da las con-

clusiones. Entonces, esas son las con-

clusiones, desde mi punto de vista,

que son muy buenas pero que sobran

en determinados momentos.

Fernando Álamo: Son demasiados

temas a tratar. Planteas la cuestión

desde un punto de vista que para no-

sotros, como empresa, no lo hemos

tenido en cuenta jamás. Nosotros nos

lo hemos planteado desde ese punto

de vista. Somos una empresa, noso-

tros no somos ninguna ONG. Lo digo

en el sentido de excedernos sobre

nuestro propio trabajo. Lo que hemos

traído aquí, con esfuerzo, invirtiendo

tiempo, dinero, invirtiendo en cono-

cimientos, no es un proceso miméti-

co, de que alguien lo hizo y nosotros

lo copiamos, lo colocamos y no entro

en consideraciones metodológicas de

ningún tipo. Al menos esta empresa

no lo ha hecho así, supongo que Mar-

cos [Moreno] tampoco lo habrá hecho

así y otras tantas. Es decir, esa visión

es un poco extraña. Vamos a ver, el

ArcView es como la panacea. Es la pa-

nacea si quieres que sea la panacea.

Tú puedes tener el ArcView, que es un

sistema de información geográfi ca en

tanto que es un gestor. Desde el punto

de vista de la investigación tienes una

herramienta potentísima, pero noso-

tros somos una empresa, nosotros no

investigamos, hacemos trabajos, pura

y exclusivamente. Y lo dije cuando co-

menté que hacíamos una excavación,

no para nosotros investigar, sino para

que el investigador tuviera el mejor

documento y él pudiera investigar. Eso

responde en parte a tu pregunta.

Tú hablas de la inseguridad y la inesta-

bilidad de los sistemas informáticos. A

los sistemas informáticos –y llevamos

unos cuantos años conviviendo con

ellos–, ese error que a veces queremos

achacarle, pues sí que ocurre, pero

habría que ver ya en qué porcentajes

ocurre. Por otro lado, cuando estamos

utilizando herramientas de este tipo,

no planteamos ningún proyecto don-

de no llegue un generador. Si estamos

manejando equipamientos de alta

tecnología, no podemos andar preci-

samente con cosas baratas. Sabemos

que un escáner puede fallar, son siste-

mas digitales que pueden fallar, pero

es la empresa, la calidad de la empresa

o la seguridad de la empresa, la que

tiene que disponer, que ese es el tra-

to, que llegue al punto fi nal que es el

cliente y ese cliente tiene que exigirle

a la empresa. La universidad puede

ser un proveedor nuestro en cuanto

que a lo que necesitamos es gente

que tenga conocimientos. Nosotros

ya nos encargaremos de formarnos

e incluso de mejorar estas técnicas.

Hemos llegado a probar y a probar, a

insistir y volver a insistir una y otra vez,

“hoy toca grabados, mañana toca ex-

cavación, hoy toca edifi cios, mañana

toca interior de edifi cios”. Eso es así.

Y de repente dices: “la convergente

no va”. Es lo que acabo de decir hace

un rato, el escáner no vale para la ar-

queología y expliqué por qué. Eso no

me lo dijo a mí el que me vendió el

escáner, simplemente lo sé porque lo

hemos probado de manera insistente

y también hemos probado el sentido

que tiene introducir toda esta nueva

tecnología con respecto a lo que es

la teoría arqueológica. Porque noso-

tros no estamos inventando absoluta-

mente nada cuando introducimos la

tecnología; he dicho y hemos vuelto a

insistir que nosotros seguimos el prin-

cipio de Harris. Estamos hablando de

métodos, pero no voy a teorizar sobre

esto, porque tú estás en la universidad

y es ahí don de hay que teorizar sobre

el método. Tú me tienes que explicar

a mi. Yo soy la práctica. Esas son las

empresas, las empresas tienen que ser

praxis, no tienen que cuestionar el mé-

todo. Los productos tienen la práctica.

Yo diré al fi nal: “tu método, tu sistema

está fallando en alguna parte”, o todo

lo contrario, “señores, sigan por ahí,

porque esto es válido”.

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[Empresas. Adaptación a las nuevas

tecnologías]

Quiero dejar claro que ha sido mucho

el tiempo invertido en el proceso para

poder llegar a este punto. Cuando ha-

blamos de georeferenciar, cuando ha-

blamos de utilizar fotometría aérea, es

muy complicado; ha sido un proceso

de un año y eso no se puede borrar de

un plumazo. En primer lugar y durante

un año tienes tiempo de decir –si eres

digno y te has formado correctamen-

te– si los planteamientos metodológi-

cos de la arqueología son incompati-

bles con ese tipo de tecnología. Hace

3 años éramos solo dos empresas las

que estábamos utilizando esa historia:

unos canadienses y nosotros. Y yo me

sentí francamente apabullado por de-

cir: “somos los únicos de este lado del

Atlántico que estamos haciendo esto:

vale, pues fantástico”. Pero realmente

al fi nal, y después de toda esta histo-

ria, ¿ha habido ahí alguien que nos

haya dicho a nosotros: “estáis equivo-

cados”? Nadie nos ha dicho absoluta-

mente nada, ni la universidad. Por lo

tanto, creo que estamos haciendo las

cosas de manera correcta.

Esta sistemática se la hemos gastado a

todo el mundo, nosotros no la escon-

demos, al contrario. Queremos que la

gente opine sobre ella, se la hemos

gastado a Ernesto, a Juan Francisco

[Navarro Mederos], hemos hablado

con Pepe [José de León] insistente-

mente sobre eso, pero porque noso-

tros necesitamos también nutrirnos

de esa parte teórica, que es nuestro

défi cit. Pero es en la parte práctica

en lo que quiero insistir. Esta empresa

tiene un criterio y tiene que ser ren-

table. No es una ONG. No queremos

ir trabajando para tener pérdidas. Las

empresas están para ganar dinero, no

para otra cosa. Y aunque suene mal,

es lo que hay. Luego vendrá todo lo

demás. Todo está en que tengas una

buena o mala empresa. La nuestra va

arrastrándose constantemente, pero

somos felices en el sentido de que es-

tamos aplicando algo en lo que real-

mente hemos estado trabajando du-

rante años. Y nos complace muchísi-

mo llegar al punto de decir: “señores,

esto es lo que tenemos”. Como hemos

hecho hoy con la realidad aumenta-

da, que es parte de un trabajo con-

junto con dos empresas más. Hay un

objetivo clarísimo que es compartir

lo métrico, con toda su densidad, en

algo que precisamente es así. Lo que

ustedes han visto es lo que hay.

[Docencia. Aprendizaje. Nuevas

tecnologías]

Valentín Barroso: Aclarando y un poco

respondiendo a algunas de las cosas

que han dicho Pedro [González] y Fer-

nando [Álamo], y que pueden asustar

un poco: cuando tú dices, Pedro, que

para enseñar todo esto en una univer-

sidad no hay tiempo sufi ciente y que

resulta un problema, yo realmente no

creo que se tenga que enseñar a es-

tos niveles que han estado explicando

tanto Fernando [Álamo] como Marcos

[Moreno], porque son procedimientos

complejos en los que hay que estar al

día, ya que la informática evoluciona

y hay que ser un profesional especia-

lizado en eso. La mayoría de los que

estamos aquí somos licenciados en

Geografía e Historia. En la Facultad de

Geografía e Historia se estudia geo-

grafía e historia; es decir, yo creo que

en la facultad la gente debe saber que

estas cosas existen, que se puede usar

un escáner, que existe la fotograme-

tría, que se puedan hacer estas cosas.

[Empresas]

Pero creo que tiene que quedarse ahí,

porque después, y en esto estoy con

Fernando, lo que no podemos hacer es

que todos los arqueólogos –ni siquiera

todas las empresas–, todos tengamos

escáner, porque cuesta un dineral; yo

nunca me voy a comprar un aparato.

Siempre recuerdo, hace 20 y tantos

años, cuando trabajaba en Guayade-

que, que hacía las topografías de la

escuela, con el teodolito, las cuevas y

demás, y hacía las cosas hasta que, ya

después, con la empresa, intenté se-

guir haciendo las cosas y me di cuen-

ta de que yo no era un profesional de

la topografía, que para eso hay gente

que se dedica a hacerlo. Además, la

ventaja de esa gente, como se dedi-

can a eso, es que siempre van a tener

el último aparato. Si yo me compro

un aparato de topografía, como decía

Marcos [Moreno], pues lo vas a tener

que aguantar 10 o 15 años, porque lo

tienes que amortizar, mientras que es

más lógico si tú contratas los servicios

de un topógrafo o una persona que

tenga un aparato mejor.

Entonces, estamos viendo que estos

son ya trabajos muy especializados.

Es decir, yo en la vida me voy a poner

a hacer realidad aumentada, porque

hay gente que es informática o espe-

cialista y lo saben. Sí tengo que saber

que existe, porque luego puedo usarlo

y contratarlo. Es decir, Fernando [Ála-

mo] lleva años trabajando en esto, y

esto no se aprende de un día para otro.

Entonces, el que alguien se ponga en

esto supone orientarse hacia una es-

pecialidad muy concreta. Por lo tanto,

creo que la línea está en saber que exis-

te una empresa que nos puede hacer

trabajo de láser o escáner, como por

ejemplo Fernando, que está haciendo

cosas en el Cenobio o en otro lado. Es

decir, recurrir a esa gente, porque si

nosotros, como historiadores, nos me-

temos en el mundo de la informática

–que es una cosa que absorbe, que te

metes, que te metes y que tienes que

estar al día–, si no tienes personal con-

tratado igual no te sale rentable. Pero

en la universidad la gente tiene que

saber que hay este tipo de cosas y que

se pueden usar. Así que creo que, por

lógica, se están gestando empresas

que se especializan más en una cosa

que en otra, y simplemente hay que

contratar más a esas personas.

[Administración.

Desarrollo tecnológico]

José de León: Bueno, dos cosas. Yo

creo que por un lado, y podría servir

como una continuación de estas jor-

nadas, existe la necesidad de que se

haga una reunión técnica entre los

profesionales y sobre todo entre las

administraciones. Hace casi 20 años

que se transfi rieron las competencias

a los cabildos y recuerdo las primeras

reuniones, cuando hacíamos esfuer-

zos los cabildos por reunirnos, para

poder unifi car criterios. Yo le iba a pe-

dir la carta de los Reyes Magos a Arán-

zazu [Gutiérrez Ávila]. Lo digo desde

el punto de vista de la administración.

Las empresas privadas son las que han

ido avanzando en el desarrollo tecno-

lógico; no lo hemos hecho la admi-

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nistración ni la universidad por varias

razones: porque hay que trabajar rá-

pido, hay que trabajar de manera efi -

ciente, y eso ha marcado pauta. Pero

cuando la administración encarga una

excavación arqueológica y tenemos

que exponer un pliego de condiciones

técnicas, ahí nos la jugamos. Hay muy

poco dinero, no le vamos a decir a una

empresa: “ahora me traes el levanta-

miento en escáner”, porque no tienen

los medios. Pero sí tenemos que em-

pezar a ir imponiendo ciertos criterios

mínimos en lo tecnológico.

Y no digo, igual que comentó Valen-

tín [Barroso], que todas las empresas

deban tener un escáner, sino que se

puede ofrecer un servicio externo, que

es lo que hay que hacer. Pero hay que

hacerlo, porque cuando tú haces una

delimitación de un BIC y cuesta dos

millones de pesetas el metro cuadra-

do, te la juegas. Hoy en día, las car-

tas arqueológicas (en Fuerteventura

se está haciendo bien, pero hay islas

que ni las tienen y en otras están fa-

tal) son el instrumento de gestión y

ahí hay que imponer unos mínimos

de criterios, lo mismo que para hacer

un levantamiento. Así que, dentro de

este debate, hay cosas que tendrán

que seguir haciendo empresas espe-

cializadas, porque vamos a romper

con el perfi l de los arqueólogos de la

época nuestra, Pedro [González], que

éramos de todo: éramos médicos, bió-

logos, entendíamos de teodolitos…

Hay empresas especializadas, pero sí

es verdad que hace falta establecer

unos criterios con unos mínimos para

el funcionamiento del día a día.

Y luego, lo último que voy a plantear,

es que dónde queda la evidencia con

esto. El extremo de esta tendencia,

¿dónde dejamos la evidencia? Sobre

todo porque yo luego, como técnico,

tengo que decidir si eso se carga o no,

o si se tapa; es decir, cuando ya tienes

perfectamente documentado el tema,

incluso cuando puedes reproducirlo,

y está en un casco histórico con una

licencia de obra encima, tienes que

pelearte para que queden cuatro pie-

dras, y eso es duro. Pero esa es la labor

de todos: tener la conciencia y el con-

senso de que esas piedras siguen sien-

do importantes. Y es duro trabajar con

Fernando [Álamo] y para él fue duro

trabajar conmigo, porque cuando hay

un toril, que él lo medía, para mí era el

toril de un baifo. Entonces fueron ho-

ras y horas, como decía Pedro, donde

hay que complementarse. Él sabe de

dimensiones, pero el toril y los baifos

los conozco yo, porque hablo con el

pastor. Pero trabajar juntos es duro.

[Inspecciones técnicas.

Coordinación]

Aránzazu Gutiérrez: Si me permiten

un inciso, le quiero contestar a José

[de León]. Porque parece ser que la

carta a los Reyes Magos a que aludía

la hace en cada encuentro y en cada

punto en que nos reunimos, y no estoy

dispuesta. Desde el año 85, con la Ley

de Patrimonio estatal, se crean las ins-

pecciones territoriales. Posteriormente

se crean las inspecciones insulares. Del

año 85 al 2011 ha transcurrido mucho

tiempo, y creo que ustedes no pueden

estar de golpe pidiendo todo. Han te-

nido tiempo. Parte de la culpa no la

tienen las administraciones, sino que

la tienen también los inspectores por

no demandar, y de no sentarse a nego-

ciar. Y digo esto porque, precisamente

para este Encuentro, se convocó a to-

dos los inspectores de patrimonio de

Canarias, atendiendo a una solicitud

de ustedes, pero hoy no están aquí

los siete inspectores insulares de patri-

monio. Aquí está fallando algo: se de-

manda, pero luego no se reúnen. Y el

segundo bloque, que es el que vamos

a tratar, es el de la inspección y es mo-

tivo para que lleguen a un acuerdo y

a una refl exión sobre los modelos que

están ustedes adoptando y tratando

dentro de la administración. Discul-

pen porque sé que no era el tema de

esta mesa, pero sí quería dejarlo claro,

para que refl exionen los que tienen

que refl exionar después.

[Unidad de criterios en la documen-

tación y protocolos]

Pedro González Quintero: Volviendo

a lo dicho por Fernando [Álamo] y

un poco por lo que ha expuesto Pepe

[José de León], quería abrir el debate.

No es posible que la administración A y

la administración B tengan en una ex-

cavación dos informaciones distintas,

dos datos distintos: 40 datos en una y

33 en otra. Los datos tienen que ser lo

mismo y, si yo excavo una cerámica,

es una cerámica. El dato que se extrae

de ahí tiene que ser su contexto, etc.

Tiene que haber unos datos mínimos,

me da igual que sea con láser, escáner,

con una retroexcavadora o lo que sea.

El proceso es que la información, los

datos, tienen que ser los imprescindi-

bles para que eso no se pierda nunca.

Sea con papel, sea digital, sea como

sea, y es ahí donde hay que ir, y me

da igual un proceso que otro. ¿Que va-

mos mejorando? Evidentemente.

Yo me acuerdo cuando hacíamos las

cosas con papel de calco y máquinas

de escribir. Vamos mejorando rápido,

pero no hay que olvidarse de que eso

siguen siendo evidencias, hay datos,

hay información, y que no podemos

olvidarnos de que no es posible que

en Gran Canaria esa información diga

A y en Fuerteventura diga B. Porque

al fi n y al cabo es una cerámica. ¿Que

después tenga responsabilidades dis-

tintas? Es posible. ¿Que representa

sociedades distintas? También, pero

el dato es el mismo. Luego está la in-

terpretación, que esa es otra historia

y no vamos a entrar en ella. Yo pue-

do interpretar y hablar de romanos y

de griegos y lo que queramos, pero

el dato es el dato y es a lo que yo me

refi ero. Ese dato se extrae en una exca-

vación, la extraigamos en el siglo IX, la

extraigamos en el siglo XXI. Entonces,

la información que yo tengo del siglo

XXI es distinta a la del siglo IX, eviden-

temente. Pero también estamos en el

siglo XXI y la información que yo ex-

traigo en La Gomera, es distinta de la

que extraigo en Gran Canaria y eso no

es viable.

Marco A. Moreno: En cuanto a lo

que comentaba Pepe [José de León]

de que si tenemos un modelo 3D qué

pasa con el yacimiento, está claro que

es un riesgo porque muchas veces se

insinúa y se dice: “pues si ya lo tienes

documentado, qué importa que nos

lo carguemos?” Yo creo que el sistema

de documentación, independiente-

mente de que sea el de una fotografía

analógica, se basa en obtener infor-

mación histórica de ese bien. Ese bien

se tendrá que conservar, y muchas

veces estas técnicas, ya sea fotogra-

metría o escáner, sirven como puntos

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de control hacia el futuro. Yo sé que el

yacimiento está, y ésta es la foto fi ja

del yacimiento a fecha de hoy, lo cual

va a servir para evaluar cómo avanza,

cómo se conserva en un futuro.

Un ejemplo: las fi chas de los catálo-

gos arquitectónicos, que suelen tener

2 o 3 fotos, dudo que con esas fotos

puedas evaluar si el bien sufre daños o

no. Puedes tener fotos de tabiquería,

techos y demás, y no la fachada; o lo

que pudiste coger desde arriba, y con

eso no puedes evaluar el estado de

conservación del patrimonio. Yo creo

que sí es verdad que hay que generar

protocolos de trabajos comunes, des-

de una fecha de excavación a cómo

entregar la documentación. Es algo

demasiado amplio para hablarlo aquí,

pero un ejemplo: la foto en jpg, que es

lo típico que te hace cualquier móvil,

esa foto que parece que ya es digital

maravilloso, fantástico y estupendo,

ese archivo cada vez que se abre y se

cierra se degrada, va perdiendo. Las

fotos habría que entregarlas en otro

formato, en tiff o en raw. Pero un for-

mato que te lanza las cámaras ocupa

mucho espacio, y entonces te ves en

la tesitura de que tienes el ordenador

lleno, porque tengo 100 fotos y ya no

lo muevo, o puedo meter 500 fotos y

trabajo bien. Pero claro, en un futuro

esas fotos desaparecen. Es decir, ¿a

dónde vamos?

El tema es que la Dirección General, o

en el caso de las memorias de los cabil-

dos cuando te piden los trabajos, no te

dejan libertad. Como decía Fernando

Álamo, muchas veces tenemos com-

plejo de ONG y hacemos más de lo que

nos piden, pero porque lo hemos que-

rido así. Es decir, nosotros empezamos

con los SIG porque nos dio la gana,

nadie nos obligó. De hecho nadie nos

obliga a entregar la documentación

en formato shp, lo hacemos porque

nos da la gana, porque nos interesa.

Gestionamos de buena forma la docu-

mentación. Otras veces tardamos más,

pero creo que compensa una cosa por

otra. Yo creo simplemente que hay

que estandarizar los protocolos, ya

sea el de la Dirección General o el de

los cabildos, pero lo que no podemos

es estar casi como hace 20 o 30 años

(menos los de la diapositiva, que ya no

están en los pliegos de condiciones, lo

demás sigue estando)

[Carestía y búsqueda de recursos]

Jorge Pais: Aquí me voy a poner yo

por parte de la Administración. Todos

sabemos en la época en la que esta-

mos ahora mismo –me refi ero a nivel

económico– y todo apunta a que ire-

mos todavía a peor. Es decir, que cada

vez va a haber menos dinero para este

tipo de cosas. Todos esos estudios, tan-

to Arqueocanarias, Fernando [Álamo],

Marco [Moreno], son estudios caros y

tenemos que buscar formas para com-

paginar y poder llevarlos a cabo. Yo

solamente voy a sugerir algo, por mi

experiencia en el Cabildo de La Palma.

Yo llevo trabajando diez años y en diez

años prácticamente todos o muchos

de los proyectos que hemos hecho en

arqueología y etnografía (no hablo de

proyectos grandes), proyectos de re-

habilitación, restauración, puesta en

uso, los hemos hecho en base a co-

laboraciones con otras instituciones,

que no tienen que ser públicas.

No sé si ADER, los fondos Leader Plus,

están en las islas mayores, pero en las

islas menores sí están y ahora mismo

tienen una línea para el tema de pa-

trimonio que te fi nancian este tipo de

cosas, de imagen, 3D, etc. Tampoco

tengo claro si lo puede pedir como

empresa, o si tiene que estar avalado

por una institución, pero yo creo que

en este caso, a nosotros nos interesa

como instituciones hacer cosas como

las que he visto aquí, muy interesan-

tes, que espero poder aplicarlo en un

futuro en La Palma. Vamos, que hay

vías ahí, lo que pasa es que hay que

moverse y es un lío, porque en los

fondos europeos te van a comprobar

si efectivamente has hecho lo que pe-

diste, no lo que tú luego, en medio del

proyecto, pensaste que era mejor. No:

tienes que hacer eso y gastarte el di-

nero.

[Nuevas tecnologías: fi abilidad]

Luego hay otra cosa. Un poco como

decía Pedro [González], soy de la vie-

ja escuela y he tenido la sensación

de que la arqueología, tal y como la

conocemos, va a desaparecer y no sé

hasta qué punto me gusta eso. No-

sotros, por ejemplo, en La Palma es

cierto que hace años que no hacemos

lo de los calcos de los grabados (bue-

no, en realidad sí hacemos calcos de

grabados), lo hacemos todo con fotos

digitales, pero por lo menos Fran y yo,

los paneles que nos gustan, los más

complicado, al fi nal terminamos ha-

ciendo el “plastiquito”, aunque este-

mos un día, pero lo hacemos también.

Porque yo veo un peligro muy grande,

y en esto estoy de acuerdo con Pedro

[González], que tú hagas una excava-

ción sólo con un medio y te pueda fa-

llar ¿y luego qué hacemos si se pierde

esa información?

Pedro González Quintero: Yo creo,

coincidiendo con Jorge [Pais], que es-

tamos en una línea en que avanzamos

–demasiado rápido desde mi punto de

vista– y que vamos bien. Lo único que

planteo son dudas, problemas que

van a seguir existiendo. Quizás nues-

tra formación sea distinta en muchos

aspectos, pero desde mi punto de

vista, entiendo la arqueología como

una cuestión que me aporta informa-

ción para yo interpretarla. A mí me da

miedo que esa información que me

llega, me llegue ya desvirtuada. No-

sotros hemos criticado siempre que

la información que nos llegaba de la

época franquista venía mediatizada,

y eso me da miedo: que ahora llegue

mediatizada por el ordenador. Si antes

venía mediatizada políticamente, que

ahora llegue mediatizada por otra lí-

nea. Pongo un ejemplo. Yo utilizo un

software determinado y le digo una

variable y le digo “analízame, de aquí

a aquí, si puedo hacer un camino”.

En función del tamaño del píxel y de

otras muchas variables, saldrá el ca-

mino por un lado o saldrá por otro. Si

el píxel es muy pequeño o el píxel es

muy grande, la línea que trace el or-

denador será diferente. Entonces, ahí

podemos tener un problema.

Fernando Álamo: Esto se pone intere-

sante porque cuando las viejas guar-

dias se ponen nerviosas, eso signifi ca

que vamos entrando fuerte. Intere-

sante, porque esta discusión es la que

tenía conmigo mismo hace un año.

Me lo confi rmas por así decirlo. Creo

que todos estamos dándole vueltas

a la misma cosa y no entramos en el

meollo de la cuestión. Es decir, hasta

ahora nadie ha discutido un papel mi-

limetrado hecho a mano alzada, que

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yo sepa. Pero se cuestiona la informa-

ción que yo le doy, ¿por qué?. Tu pa-

pel milimetrado, el papel milimetrado

que todos utilizamos, no deja de ser

una mera abstracción de la superfi cie

que tú tienes. Lo que yo te doy es un

registro permanente, donde tú abstrae

lo que te dé la gana. Mi información

es masiva, mi información fotogra-

métrica es masiva y tú interpretas de

ahí lo que quieras obtener, pero si yo

te doy un papel milimetrado, tú estás

abstrayendo la información. Yo estoy

intentando registrar que son dos labo-

res distintas.

Tú registras y encima interpretas,

mientras que yo no interpreto. Yo re-

gistro para que tú interpretes. Esa es

mi función, la función de las empresas.

Aquí se está discutiendo que nosotros

hagamos un análisis ¿Qué empresa

hace un análisis espacial? Nosotros

no hacemos análisis espaciales, no me

consta. Lo siento, pero a mí cuando

me dan una autorización me dicen

que haga una excavación, pero no

me piden un análisis espacial, porque

eso lo hace el investigador. Y si quiere

utilizar el ArcView, pues problema de

él; que si quiere utilizar el Surfer, pues

que utilice el Surfer. Yo no te obligo a

que los utilices, te doy los datos geore-

ferenciados y colocados en su punto,

que es como yo los vi originalmente.

El problema que tiene una excava-

ción es que se destruye y solamente

hay un momento para el registro. Por

eso, esta empresa lo que intenta hacer

lo mejor que puede, es que ese mo-

mento quede bien registrado, no hay

más. No hay ninguna historia detrás.

Lo que se intenta es que el papel, eso

que parece darnos tanta seguridad,

sea sustituido por algo diferente. Vi-

vimos en el era digital, ¿alguien tiene

alguna duda de eso? Entonces, ¿por

qué dudamos? ¿quién va a perder los

datos? ¿por qué estamos preocupados

por un formato? El problema no es el

formato, el problema es la imagen, el

problema es la información, el proble-

ma es la documentación que aparece

ahí. Y es en lo que estoy insistiendo,

le estamos dando a la administración

un registro permanente, constante. Es

decir, le estoy dando un sistema. Si son

listos, les estoy dando un sistema de

control del deterioro, porque a través

de sucesivos registros –eso que estaba

diciendo Marco [Moreno]–, lo que va a

constatar es qué se está deteriorando;

dime cómo lo haces con un papel. Es

decir, hay cosas positivas y cosas ne-

gativas, pero es la parte que tenemos

que hablar. Estamos hablando del Ar-

cView en la arqueología, “¡Dios mío,

qué horror!”.

[Arqueología y arquitectura]

En la arqueología y en la arquitectura

se está utilizando desde los años 90 e

incluso antes. El hermano pequeño de

Larkin fue el ArcView y se está utilizan-

do en arqueología y en la arquitectu-

ra. En Italia se está usando desde hace

un montón de años. Los análisis de

grietas se hacían con el ArcView, que

es bidimensional. O sea, ¿de qué no

estamos asustando? ¿En qué mundo

vivimos? Que ahora entra el mundo

digital y nos asustamos… Yo creo que

eso hay que entenderlo y cuando es-

tamos hablando de arqueología o de

la arquitectura, y quieras hacer inci-

dencia sobre esto; ayer se estaba cues-

tionando aquí el término arqueología

industrial, pero ¿alguna vez alguien

se ha acordado de la arqueología en

la arquitectura? Parece que esa la te-

nemos olvidada, la arqueología es la

gran olvidada. ¿Y la arqueología en la

arquitectura? ¿Cuál es el papel nuestro

dentro de las restauraciones arquitec-

tónicas? ¿Por qué nos colocamos ya

por fuera en la cola, en vez de buscar

ese sitio?

[Empresa y Universidad]

Por la parte que a esta empresa le co-

rresponde siempre ha intentado que

lo que hemos aprendido llegue a la

universidad. Otra cosa es la receptivi-

dad de la universidad. Y quiero hacer

hincapié en esto. Ese proyecto que es-

tábamos iniciando, que hablábamos

en la casa de Ossuna de La Laguna,

ese proyecto se planteó con el De-

partamento de Arqueología para que

formara parte de lo que nosotros que-

ríamos hacer, de la arqueología en la

arquitectura: Y si muy honestamente

nos tenían que decir: “Fernando no te-

nemos capacidad”, le decíamos: “bien,

fantástico, aprendemos todos juntos”.

Eso me parece una postura honesta.

La postura absurda sería lo contrario:

hacerte el loco y seguir con lo que te-

nemos. Vamos a por esos puestos de

arqueología de la arquitectura, del

arqueólogo profesional ¿Qué tipo de

profesional vamos a buscar? Yo tengo

un problema enorme, esta empresa

tiene un problema enorme porque lo

que necesito son profesionales de la

era digital, actual. Yo no necesito uno

de papel milimetrado.

Pedro González Quintero: Pero eso es

un problema que tienes tú, nosotros

hemos intentado solucionarlo, no de

cara a amigos ni de cara a la univer-

sidad, sino de cara a los alumnos y a

las empresas. De hecho aquí hay dos

empresas y las dos han tenido alum-

nos en prácticas. Estamos hablando de

que nosotros tenemos convenios con

las diferentes empresas en Las Palmas

y los alumnos, en el último año de

carrera, van a la empresas, los eligen

ellos. O sea que tenemos una serie de

convenios, y los alumnos van unas 200

horas, así que tienen por lo menos un

acercamiento al trabajo profesional y

tienen capacidad de elegir. Ellos tienen

capacidad de elegir, se les da una op-

ción, pueden ir a diferentes empresas:

está también la de Julio [Cuenca], que

está incluida en el convenio; las que

están aquí, Arqueocanarias y Tibicena,

El Museo Canario, está la Dirección In-

sular y creo que algo más, o sea que

nosotros les damos esa opción.

En el caso tuyo; pues tú vives en otra

provincia, ¿no? ¿Cuál es el problema

de tenerlo en la provincia de acá? Que

salen muy pocos alumnos de la Facul-

tad. Ahí tienes el ejemplo de los que

están aquí: Valentín [Barroso] y Marcos

[Moreno] o Ibán [Suárez]; salen muy

poquitos alumnos dirigidos o relacio-

nados con el mundo de la arqueolo-

gía. Hay 3, 4 al año, no creo que salgan

más. Y claro, tienen un problema, que

nosotros hemos intentado solucionar

en ese aspecto. También es cierto que

la nueva implantación de los grados en

las universidades va a obligar a estas

prácticas. Y ahí ya tienes tú una rela-

ción en la Universidad de La Laguna, a

una asignatura de 6 créditos, que son

150 horas prácticas en empresas. Esos

alumnos ya lo tienen obligado por ley

en La Laguna.

Fernando Álamo: ¿Pero están prepa-

rados para la empresa o no están pre-

parados para la empresa?

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Pedro González Quintero: No pue-

den estar preparados para la empresa

porque en la universidad no te puedes

permitir prepararlos para la empresa.

O sea, al alumno tú tienes que darle

una serie de datos, y te lo digo sincera-

mente, ahora con el Plan Bolonia nos

lo han reducido más todavía. Antes

teníamos 5 años. Salvo Arquitectura

y Medicina, que siguen teniéndolos,

el resto han pasado todos a 4 años. Si

nos han quitado horas, y además de

eso nos han puesto otras asignaturas

que antes no teníamos, que son las

que llaman ellos básicas, y tenemos

que dar ahora otra serie de cosas y te-

nemos que poner una serie de horas,

con lo cual, lo que teníamos antes lo

hemos quitado. Ahora, ¿cómo lo su-

plen? Con los master, que van a hacer-

los ahora todos obligatoriamente. Ahí

sí van a ir más o menos preparados,

aunque preparados del todo no irán

nunca, pero bueno.

[Cambios en la metodología]

Jorge Pais: Bueno, yo tengo claro, y

sigo siendo de la vieja guardia, tengo

claro que más tarde o más temprano

vamos a tener que entrar por eso,

pero seguro. Yo, particularmente, ten-

go el ordenador poco más que como

una máquina de escribir. Pero a raíz de

una diapositiva que tú [Fernando Ála-

mo] pusiste ahí de la excavación, me

surge una cuestión. Pregunto: ¿Puede

llegar un momento en el que en la

excavación con 3 personas tengan su-

fi ciente? Como el director de la exca-

vación sabe que va a tener –como tú

decías– absolutamente toda la infor-

mación que tú le puedas dar, aunque

él sea el que vaya a interpretar esa in-

formación, podría darse el caso de que

el director no aparezca por la excava-

ción. Ya sé que es su responsabilidad,

pero a la hora de interpretar esos da-

tos que tú le das, yo creo que es funda-

mental que ese inspector haya visto el

yacimiento, porque tú le puedes decir

que te aparece una mancha de ceniza,

pero no es lo mismo que lo hayas visto

en vivo y sepas en relación a qué está.

Así que pregunto –y me asusta en ese

sentido– si no llegará el momento en

que las excavaciones se conviertan en

algo mecánico, de sacar, poner…

Fernando Álamo: Ten en cuenta que

en este caso la empresa trabaja para

el otro, que es el peor de los casos que

puedas presentar. Imagínate tú, con

esta tecnología, el director de una uni-

versidad o de un proyecto excavando

directamente. Sería fantástico, ¿por

qué? Porque el control es superior

todavía. Aquí nosotros estamos con

la cautela de unos mínimos para tra-

bajar en esas condiciones, porque tie-

nes un presupuesto, evidentemente,

y lo haces todo lo mejor que puedes,

pero una universidad no tiene el con-

dicionante del tiempo. Funciona por

campañas, y las campañas todos sabe-

mos que pueden durar años y años y

años. Por lo tanto, tienes las mejores

condiciones para poder registrar. Por

eso, en este caso, el director es el que

realmente está interpretando directa-

mente en el yacimiento. Si ambas fun-

ciones están al mismo tiempo, sería ri-

zar el rizo, sería perfecto, porque estás

utilizando un sistema de información

estable, preciso, exquisito y al mismo

tiempo la interpretación se está pro-

duciendo en el mismo orden en que

aparece.

Ten en cuenta, y es lo que decía antes,

que el temor del arqueólogo es preci-

samente la brevedad en que aparece

el dato. Hablamos de textura, de co-

lor, de posición, pero en realidad no

es otra cosa que simplemente la for-

ma como vamos a documentar; ese

es nuestro problema. Siempre ha sido

el mismo, ¿cómo documentamos la

excavación? Y hemos evolucionado

poquito a poco en cómo documenta-

mos la excavación, en qué formato lo

comunicamos a los demás, no es otra

cosa. Es decir, ¿cuál es el formato en

que al fi nal lo comunicamos al públi-

co? Al fi nal acabamos una sección y lo

publicamos con todos los resultados,

tan maravillosos, pero en realidad grá-

fi camente no tenemos absolutamente

nada. ¿Cuál es la posibilidad del dato

digital? Vamos desde una excavación

en directo, vía web, hasta a movernos

en 3 dimensiones. Es decir, yo creo que

hay que intentar pensar en la seguri-

dad que tienen los sistemas digitales.

Jorge Pais: En La Palma hay un tele-

scopio que se llama Liverpool, que es

manejado íntegramente desde Lon-

dres. No tienen que venir a La Palma

para nada, desde allí lo dirigen, lo

abren, lo cierran cuando quieren…

[Trabajo interdisciplinar]

José de León: Está interesante y po-

dríamos seguir. Felicito este tipo de

encuentros, porque lo primero que

tenemos que hacer es romper un

poco el aislamiento de cada uno, y

no atrincherarnos. Lo que no conoz-

co, me abro a conocerlo, a desarrollar

trabajos interdisciplinarios y a contar

con los demás. Yo creo que hemos

funcionado de manera aislada: la uni-

versidad para allí, las empresas para

allá y la administración para acá. La

preocupación de los que estamos aquí

es producir conocimiento, gestionar

el conocimiento y difundirlo. Pero

¿cómo se produce el conocimiento?

Hemos criticado las intervenciones

de urgencia, pero es que ahora gran

parte del conocimiento está viniendo

por la vía de las empresas. Por tanto,

la administración tienen que poner

controles a la hora de producir ese co-

nocimiento por parte de las empresas.

Yo creo que ahí tiene que haber una

intervención. No es por criticar a la Di-

rección General ni a las universidades,

porque al primero que critico es a mí

mismo y al Cabildo de Gran Canaria.

Lo que es verdad es que hay una Uni-

versidad que en realidad no está tra-

bajando en proyectos estratégicos en

Gran Canaria, sino en cosas puntuales.

Sin embargo, son las empresas las que

están produciendo conocimientos. Por

lo tanto, hay que poner en contacto a

la universidad y exigirle a la empresa y

a la administración, que es la que pue-

de sentarnos a todos juntos. Porque,

claro, mi vocación no es estar con la

alta tecnología, es más, yo no tengo

empresa y sin embargo me dedico a

investigar. Que voy a Lanzarote inves-

tigar, yo que soy de la vieja guardia.

Pues llamo a Fernando [Álamo], aun-

que nos peleemos, para que el regis-

tro lo tome él, y formamos equipos in-

terdisciplinarios para ese trabajo y no

pasa nada, sino que es mejor.

[Cambios en la metodología]

Valentín Barroso: Yo creo que ni Pe-

dro [González] tiene miedo, ni Jorge

[Pais] tiene miedo. Seguiremos exca-

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vando más o menos siempre igual, la

excavación va a ser la misma y la in-

terpretación del yacimiento la vamos

a hacer excavando en el yacimiento.

Eso está bien, tener todos esos datos, y

todo se va asentando y se va adecuan-

do, porque ahora es el boom de esto y

está bien, pero todos hemos excavado

y tomado en un metro cuadrado una

cuadrícula, con el nivel, ¿quién ha ido

cuando ha estado interpretando el ya-

cimiento a ver las zetas, si era menos

98 o menos 98 y medio? Nadie, por-

que son datos para los que se hacía el

dibujo arbitral... Porque la interpreta-

ción del yacimiento la vamos a hacer

nosotros, que somos historiadores; ni

el ordenador ni nada. Es decir, que

esos datos están ahí y estarán bien y

se ajustarán. Ahora mismo puede ocu-

rrir que haya un exceso de datos, que

está bien recogeros, pero es un mon-

tón de datos y dan trabajo al meter-

los. Pero después, probablemente, al

tiempo, dentro de 2, 3, 4, o 5 años, nos

daremos cuenta –porque pasa con el

escáner láser también– que esta millo-

nada de puntos que se está cogiendo

después hay que discernirlos: que hay

quien en 1 cm2, en vez de tomar 500

puntos toma 100, porque es tanta la

abundancia de datos que llegará un

momento en que las cosas se volverán

a asentar.

Es como antes en los museos cuando

los chiquillos veían un ordenador: todo

el mundo iba al ordenador porque na-

die tenía ordenador en su casa y todo

el mundo a tocar la pantalla táctil y tal.

¿Qué niño va hoy a un museo a po-

nerse delante de un ordenador a ha-

cer nada? Nadie, porque es algo que

ya tuvo su boom y ahora está todo

el mundo en su casa, tranquilamen-

te sentados delante del ordenador, y

pueden ver recreaciones en 3D, etc.

Como decía antes Marco [Moreno], ya

no es el 3D, ahora es el 4D, y las cosas

se van a ir asentando. E insisto, igual

que antes, en que nosotros somos his-

toriadores y que cuando te vas a una

excavación ya sabes lo que es el yaci-

miento. Y lo que vas a escribir, lo vas a

interpretar. Es decir, muy poco te va a

variar; bueno hay un estudio de ma-

teriales, análisis y demás, que te com-

plementan esa información, pero no

porque recojas 10 mil millones de da-

tos, que está bien tenerlos, pero debe-

mos ser conscientes también de esas

realidades. Todo se asentará, como se

asienta todo en este mundo.

[Responsabilidad de las empresas]

Pilar Gómez: A mí me parece que toda

la exposición que se está haciendo por

parte de los que estáis interviniendo,

también debería estudiarse desde la

perspectiva de que las empresas –lo

que estaba diciendo Fernando [Ála-

mo]– trabajan intereses particulares.

Intereses privados de su cliente sobre

una materia que es de dominio públi-

co. Es decir, interés general. Entonces

confl uyen dos intereses. Hace unos

días se publicó una directriz de Bruse-

las en la que se anima y se recomienda

a que las empresas privadas inviertan

en lo público. Es decir, estamos giran-

do 180 grados el concepto que tene-

mos de administración pública. Y esto

va a llegar, además, porque la crisis

parece que va a ser larga y tendrá que

haber una confl uencia de capitales. Y

entonces las empresas privadas –y yo

estoy de acuerdo–, cogen los datos y

son los investigadores los que deben

estudiarlos. Pero también desde la

perspectiva de que trabajan sobre un

bien de dominio público, un interés

general, también tienen que contri-

buir a crear conocimiento. Es una obli-

gación de ellas.

Fernando Álamo: Bueno a eso quería

contestar una cosa, es cierto que el

futuro irá por ahí, es decir, las empre-

sas privadas acabarán invirtiendo en

lo público, pero intentar dejar caer el

peso de determinadas funciones de la

administración en lo privado, eso tam-

poco es así. Es decir, la idea es que las

empresas privadas tengan algún incen-

tivo fi scal sobre lo que está invirtiendo

en I+D+i. Eso está en España, no es

algo nuevo. Cuando hablamos de que

nosotros invertimos capital en nuevas

tecnologías, por otro lado, estamos

buscando también incentivos fi scales,

pero porque nos interesa a nosotros.

No sé si Marco [Moreno] está en eso,

pero nosotros estamos intentando

buscar la califi cación de empresa de

I+D+i, y nos cuesta, nos cuesta muchí-

simo. No te dan la califi cación de I+D+i

porque te hagas un trabajito maravi-

lloso del levantamiento de un edifi cio

con un escáner láser, te aseguro que

no, porque hay un fi ltro, y ese fi ltro es

un fi ltro de calidad. Yo es que no me

veo invirtiendo dinero en la Casa Os-

suna de La Laguna, por ejemplo, por-

que entonces mi chip se vuelve loco.

Por otro lado, sí puedo entender que

invierta en uso de nuevas tecnologías

o en la mejora de mi personal; eso sí

me parece interesante.

En cuanto a que efectivamente es-

tamos con un bien de dominio pú-

blico, te aseguro que cuando llega a

nuestras manos es porque viene de lo

público. Nosotros no entramos en la

Casa Ossuna porque nos dio la gana

de ir a la Casa de Ossuna, sino porque

una administración te llama para que

tú le hagas ese trabajo. O un privado

–puede ocurrir– pero si eso ocurre es

que tiene un Bien de Interés Cultural, u

ocurre todo lo contrario, con lo cual la

empresa no tutela nada. Ejecuta, que

es diferente. Que podamos interpre-

tar? Él me estaba diciendo que efecti-

vamente interpretamos, y en teoría sí

que interpretamos, pero no es nuestra

misión. Yo no quiero focalizarlo todo

en la arqueología; yo a donde quiero

llegar es a que estamos utilizando tec-

nología para el patrimonio en general,

y el patrimonio arqueológico está tan-

to en el horizontal como el vertical. Y

quiero insistir en el vertical, porque es

el más olvidado.

Hablamos de etnografía, patrimonio

etnográfi co edifi cado que se está ca-

yendo a pedazos y nadie pone coto

a esta historia. Estoy hablando de las

edifi caciones históricas en general,

porque ya entramos en la fase del

“fachadismo”; aquí nadie dice nada

tampoco, no se documenta el interior,

¿para qué? A eso es a lo que me re-

fi ero con el uso de las nuevas tecnolo-

gías. Nosotros no nos dedicamos pura

y exclusivamente a la arqueología, nos

dedicamos al registro geométrico, esta

empresa se dedica al registro geomé-

trico. Por ejemplo, nuestro anagra-

ma, son los 3 símbolos básicos de la

geometría: el triángulo, el círculo y el

cuadrado. No es arqueología, podría-

mos poner una pintadera o lo que no

se nos ocurriera, pero esa es nuestra

idea: patrimonio en general, y dentro

del arqueológico el edifi cado, porque

creo que en teoría tenemos que decir

mucho. Los arquitectos tienen una

parte muy importante, pero nosotros

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la tenemos en el sistema de registro

de lo que está ocurriendo, por ejem-

plo, en un proceso de rehabilitación.

Aquí nadie cuestiona qué es lo que se

está registrando cuando se derriba,

como en el caso de la Casa de Ossuna,

una pared del siglo XVIII o IX. En ese

caso de Ossuna se tiene la oportuni-

dad de que ya está registrado, pero en

otros sitios no tienes esa oportunidad

y se pierde todo el interior, y cuando

perdamos todo el interior, tú dices:

“Ahora hemos perdido todo el interior,

fíjate tú”. Pues eso es lo que hemos

hecho otras veces, hemos perdido casi

de todo. Es una posición extrema. En la

parte fi nal de mi exposición decía, pre-

cisamente, que esta tecnología lo que

nos permite no es salvar todo, porque

es imposible, pero sí que podamos sal-

var algo que al menos sea esencial o

representativo. Y eso no lo deciden las

empresas, lo decide la administración,

y lo hace creando protocolos de ac-

tuación. Es decir, diciéndonos a noso-

tros qué es lo que tenemos que hacer

y cómo tenemos que hacerlo, porque

es la administración la que tiene que

garantizar el dato, no nosotros. Para

los procedimientos se pueden generar

protocolos y de esta forma no esta él

funcionando de una manera y yo de

otra manera. Además, de esta forma

nosotros podemos entrar en Gran Ca-

naria y él puede entrar en Tenerife,

con los mismos protocolos, y tener ga-

rantías de que la administración está

funcionando y registrando en orden,

no este por un lado y aquel por el otro.

¿Qué está ocurriendo en este momen-

to? Cada uno está como quiere, y cada

uno registra como quiere. ¿Alguien ha

examinado mis excavaciones? Pues,

francamente, nadie.

Valentín Barroso: Un poco respon-

diéndole a Pilar [Gómez] sobre la im-

plicación que las empresas deben te-

ner al invertir en patrimonio, yo creo

que una empresa se crea para ganar

dinero, pero en el caso nuestro no he-

mos creado una empresa para ganar

dinero. Somos arqueólogos que, dado

como funciona la administración, nos

hemos visto obligados a crear una es-

tructura que en este caso es una socie-

dad limitada, para poder ejercer como

arqueólogos. Somos arqueólogos, his-

toriadores, nos gusta lo que hacemos

y, como decía Marco [Moreno] antes,

siempre damos más de lo que se nos

exige, porque nos gusta el trabajo que

estamos haciendo. Entonces, siempre

estás haciendo algo más. Nosotros no

somos un contratista, una empresa de

construcción que se dedica a poner

bloques y paredes. Nuestra implica-

ción es porque nos gusta, somos res-

ponsables y creemos que el trabajo se

tiene que hacer bien. En ese sentido

creo que ya estamos más que amor-

tizados en nuestra deuda con la admi-

nistración.

[Unidad de criterios]

Pedro González Quintero: Hay dos

cuestiones que yo sí quería plantear.

Una de ellas es muy importante: el

uso de las nuevas tecnologías sí nos

va a permitir hacer una reconstruc-

ción de lo que hasta ahora nunca ha-

bíamos podido hacer, y es el destrozo

que hacemos cuando excavamos un

yacimiento. Eso es muy importante.

Hasta ahora, muchos habrán estu-

diado algo de historia o arqueología,

o habrán leído algo, y lo primero que

se dice cuando se hace una excava-

ción arqueológica es que destrozas. Es

como las páginas de un libro, que si

las arrancas has dejado huella de eso,

¿no? Pues eso cierto. Una vez que ex-

cavamos, destrozamos el yacimiento.

Hasta ahora hemos tenido muy pocas

posibilidades de volverlo a remontar,

de volver a reconstruirlo, pero con las

nuevas tecnologías lo vamos a tener.

Eso sí es cierto.

Vamos a poder montar un yacimien-

to. Pongamos un caso, el de la Cueva

Pintada, por ejemplo. Ya no se puede

porque está excavado con otro pro-

cedimiento, pero si pudiéramos ex-

cavarlo ahora, se excavaría completo

y podríamos reproducirlo completo,

desde el primero pelo, hasta el último

diente en la otra esquina, eso es cierto.

Nunca hemos puesto en duda eso. Lo

que pasa es que hay una serie de pro-

cedimientos, una serie de medidas, y

creo que debemos de funcionar con

una serie de líneas mínimas en todos

lados. Lo hablemos desde la univer-

sidad, lo hablemos desde la adminis-

tración, lo hables desde las empresas

privadas. Tenemos que tener una serie

de criterios mínimos de trabajo. ¿Por

qué? Porque a partir de ahí, todos

tenemos que interpretar y todos te-

nemos que sacar nuestras informacio-

nes. Unos interpretaremos más, otros

se quedarán sólo en esa extracción

de datos y, como antes decía, si es un

dato, ese dato siempre lleva informa-

ción, y cuando tú lo plasmas en algo

siempre tiene algo tuyo, siempre va a

tener algo tuyo. Entonces, siempre vas

a estar interpretando.

José de León: Bueno, me refi ero –so-

lamente por dejarlo aquí– que hay

más cosas desde el punto de vista de

las nuevas tecnologías en las que tene-

mos que ponernos las pilas también.

Pero vamos a ver una cosa muy sen-

cilla, por lo que decía Pilar. Un poco

ha sido la política nuestra en Gran Ca-

naria. Las excavaciones de urgencia

y las actuaciones, que las hagan las

empresas privadas: primera decisión

que hemos tomado. Nosotros, como

administración, no estamos para ha-

cer excavaciones de urgencia, porque

ni tenemos equipo de arqueólogos ni

creemos que sea la función nuestra.

Esto quiere decir que hay otra respon-

sabilidad fuera. Entonces, por muy

colegas que seamos y estemos aquí

juntos, en estas jornadas, la adminis-

tración es la administración, y cuando

nos llegan las memorias de los colegas

o lo que sea, los que tenemos que de-

cidir desde el punto de vista patrimo-

nial somos nosotros, y esas cosas de-

ben quedar claras, porque igual que

sabemos qué es la presión dentro de la

Administración, sabemos lo que es la

presión del capital sobre la empresa.

Es más, en la línea de lo que dice Pilar

[Gómez], mañana cualquiera de estas

empresas constructoras puede montar

su propio equipo de arqueólogos y es-

tán facultados para hacerlo. Por tanto,

frente a la que se puede venir encima,

está el papel nuestro y podemos afl o-

jar un paso.

Pilar Gómez: Quiero aclararle a Fer-

nando [Álamo] que mi intervención

no iba en la línea de que las empresas

privadas sustituyan el ejercicio de las

competencias que tienen las adminis-

traciones públicas. Hay un marco legal

vigente, hay un reglamento de desa-

rrollo de las intervenciones arqueoló-

gicas y hay un texto legal en estado

de aprobación que igualmente marca

directrices. ¿Que después tiene que

Page 76: Actas del Encuentro sobre gestión del patrimonio arqueológico, Arqueomac 2010

150

haber una coordinación de políticas

entre las administraciones implicadas

y las empresas que os estáis dedicando

a esto? Es el futuro; no hay otro cami-

no. Está claro. La inversión de una em-

presa privada en lo público no tiene

por qué ser solamente económica. Yo

creo que cuando investigáis ya estáis

contribuyendo a la público.

Y luego, quería decirle a Pepe [José de

León] que yo creo que sí es función de

la administración, y de los cabildos,

realizar excavaciones de urgencia. El

problema es que los cabildos hemos

crecido mucho en competencias, pero

no tenemos ni dotación económica ni

medios personales para prospectar,

para excavar todo lo que se quisiera o

lo que se considere interesante exca-

var. Entonces el esfuerzo es de todos

y por eso las empresas privadas y las

administraciones tendrán que cami-

nar paralelamente.

Y también decirle a Fernando [Álamo]

que es verdad que los encargos te ven-

drán por la empresa pública, pero tam-

bién por la empresa privada. Porque

en la Ley los promotores privados de

una obra que afecta a un yacimiento

arqueológico, tienen que entregar un

estudio, y para eso estáis vosotros, que

sois los que nos lo entregáis a la ad-

ministración. Pero no vosotros, sino el

promotor. Supongo que será un tanto

por ciento equilibrado, no serán más

de la administración que de los pro-

motores. Y los datos que obtenéis no

solamente se ponen a disposición del

promotor para el que trabajáis, sino

que estáis contribuyendo a la investi-

gación para toda la sociedad. Así que

tenéis la vertiente empresarial, pero

tened la vertiente pública también,

porque –sigo insistiendo– trabajáis en

lo público. Contribuís al conocimien-

to. A mí me parece que caminamos

hacia algo mixto en todos los terrenos

de la administración.

MEDIDAS E INSTRUMENTOS PARA LA DEFENSA Y CONTROL DEL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO

LEGISLACIÓN, INSPECCIÓN Y PLANEAMIENTO URBANÍSTICO

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PATRIMONIO CULTURAL Y ORDENACIÓN DEL TERRITORIO DE CANARIAS

Miguel Francisco Febles RamírezGeógrafo. Director-Gerente de GEODOS,

Planifi cación y Servicios, S.L.U.

Tenerife. Islas Canarias

[email protected]

RESUMEN

Este texto se escribe a partir de las refl exiones compartidas en el Encuentro Ar-

queomac sobre gestión del patrimonio arqueológico, organizado por la Direc-

ción General de Cooperación y Patrimonio Cultural del Gobierno de Canarias,

que disfrutamos los días 11 y 12 de noviembre de 2010 en la siempre impresionan-

te isla de Fuerteventura.

Dentro del programa de este Encuentro se nos invitó a refl exionar sobre la rela-

ción entre patrimonio y la ordenación del territorio, haciendo una interpretación

de las formas en que tiene la ordenación del territorio, tanto la técnica como la

política, de conservar, revalorizar y documentar el Patrimonio Cultural, siempre

desde una perspectiva del ejercicio profesional propio y sin intentar suplantar los

amplios conocimientos y las ricas refl exiones del resto de los profesionales que

intervinieron en Arqueomac. Por lo tanto, este ejercicio de análisis es muy perso-

nal e intenta insinuar algunos de los confl ictos y problemas que se han detectado

en los distintos proyectos en los que hemos participado y dejando a juicio del

lector lo adecuado de las soluciones planteadas. Con la intención de ilustrar estas

situaciones hemos recurrido a tres ejemplos concretos de intervención: el Plan

Insular de Ordenación de El Hierro, el Avance del Plan General de Ordenación del

municipio de Arico y el Plan Especial de Ordenación de la Reserva Ambiental de

San Blas (San Miguel de Abona), ambos en Tenerife.

PALABRAS CLAVE: Ordenación del territorio, patrimonio cultural,

legislación, planeamiento.

1.- RELACIÓN ENTRE PATRIMONIO Y ORDENACIÓN DEL TERRITORIO

Para comenzar la refl exión sobre esta

relación nos hacíamos una pregunta

directa: ¿Está realmente protegido el

patrimonio cultural, concretamente el

arqueológico, a través de la ordena-

ción territorial en Canarias?

Para contestar a esta pregunta parti-

mos de la defi nición consensuada del

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concepto de Patrimonio de la Carta

Internacional para la Gestión del Pa-

trimonio Arqueológico, del Icomos,

que en su artículo 1º lo defi ne de la

siguiente forma: El “patrimonio ar-

queológico” representa la parte de

nuestro patrimonio material para la

cual los métodos de la arqueología

nos proporcionan la información bá-

sica. Engloba todas las huellas de la

existencia del hombre y se refi ere a

los lugares donde se ha practicado

cualquier tipo de actividad humana,

a las estructuras y los vestigios aban-

donados de cualquier índole, tanto en

la superfi cie, como enterrados, o bajo

las aguas, así como al material rela-

cionado con los mismos.

Ya es en esta defi nición donde encon-

tramos los elementos de conexión

entre la ordenación del territorio y la

protección del patrimonio. El patrimo-

nio material reúne, en la mayoría de

los casos, bienes valiosos en constan-

te peligro de deterioro o destrucción

que requieren una continua atención

y protección y que se encuentran en

“lugares” donde se ha desarrollado la

actividad humana, y en muchos casos

se continúa realizando. Esta superpo-

sición nos presenta un confl icto entre

la protección de estos espacios para la

defensa de sus valores patrimoniales y

la transformación de los mismos para

albergar usos y actividades acordes a

los actuales modelos de desarrollo de

los territorios. En cualquier caso, no se

debe olvidar que son bienes que apor-

tan un enorme potencial de transfor-

mación positiva de sus entornos y que

pueden convertirse en agentes genera-

dores de riqueza y dinamizadores de te-

rritorios, como se ha comprobado con

un importante número de ejemplos a

lo largo de la geografía española.

El artículo 2º de la Carta Internacional

de protección del patrimonio arqueo-

lógico ya expresa que, al ser una rique-

za cultural frágil y no renovable, tanto

la agricultura, como gran transforma-

dora del territorio, como los planes de

utilización del suelo (ordenación del

territorio) deben ser controlados con

el fi n de reducir al mínimo la destruc-

ción de este patrimonio; planteando la

necesidad de que las políticas deben

ser integradas, incorporando en los

planes de utilización, desarrollo y pla-

nifi cación del suelo estos elementos

patrimoniales, así como en las políti-

cas relativas a cultura, medio ambien-

te y educación. Todo esto a partir de

una participación activa de la pobla-

ción, que se debe entender como ele-

mento esencial para la conservación

integrada del patrimonio, para lo que

es necesario el correcto acceso a los

conocimientos, condición necesaria

para tomar cualquier decisión.

La Constitución Española, en su ar-

tículo 46, encomienda a los poderes

públicos, entre los Principios Rectores

de la Política Social y Económica, ga-

rantizar la conservación y promover el

enriquecimiento del patrimonio histó-

rico, cultural y artístico de los pueblos

de España y de los bienes que lo inte-

gran, cualquiera que sea su régimen

jurídico y su titularidad. De acuerdo

a la distribución competencial que se

establece en los artículos 148 y 149 de

la Constitución y en el Estatuto de Au-

tonomía de Canarias, nuestra Comuni-

dad Autónoma asume competencias

legislativas plenas, en régimen de con-

currencia con el Estado, en materia de

patrimonio histórico y cultural, salvo

las materias expresamente reservadas

al Estado.

Por otro lado, la ordenación del terri-

torio es, a la vez, una disciplina cientí-

fi ca, una técnica administrativa y una

política concebida como un enfoque

multidisciplinar y global, que es la

expresión espacial de la política eco-

nómica, social, cultural y ecológica

de una sociedad. Los objetivos funda-

mentales de estas políticas deben ser

el desarrollo socioeconómico equili-

brado, la mejora de la calidad de vida,

la gestión responsable de los recursos

naturales, la protección del medio

ambiente y la utilización racional del

territorio. Añadiéndose a todo esto la

relevancia que han adquirido, en los

últimos tiempos, la participación ciu-

dadana en los procesos de ordenación

del territorio y los procesos de eva-

luación continuada, tanto ambiental

como socioeconómica, de cualquier

plan o programa.

Parece por lo tanto evidente que des-

de estas premisas deben ser dos con-

ceptos obligados a entenderse, por lo

que la legislación sobre ordenación

del territorio, en su carácter más ge-

neralista, debe establecer los mecanis-

mos adecuados para la protección y,

en su caso, puesta en valor de los ele-

mentos patrimoniales y culturales de

forma genérica, y los arqueológicos de

forma precisa y concreta. Veamos.

2.- ORDENACIÓN TERRITORIAL EN CANARIAS

El sistema de planeamiento de Cana-

rias es un sistema jerarquizado, en el

que cada uno de los instrumentos de

ordenación que lo integran tiene una

función concreta en la tarea global de

ordenación de los recursos naturales,

el territorio y el modelo urbano, sobre

un ámbito territorial y con un nivel de

concreción específi co (Fajardo, 2006).

Esto implica el desarrollo de unos con-

tenidos propios para cada uno de estos

instrumentos de ordenación defi nidos

por la legislación canaria.

Los dos pilares sobre los que se susten-

ta este modelo de regulación y orde-

nación territorial son el texto refun-

dido de las Leyes de Ordenación del

Territorio y Espacios Naturales de Ca-

narias y las Directrices de Ordenación

General y del Turismo de Canarias.

A. Texto Refundido de las Leyes de Ordenación del Territorio y Espacios Naturales de Canarias.

El Texto Refundido de las Leyes de

Ordenación del Territorio y Espacios

Naturales de Canarias, aprobado por

Decreto Legislativo 1/2000, de 8 de

mayo (en adelante Texto Refundido),

incide en la regulación del patrimonio

mediante el reconocimiento de los

valores culturales y su preservación

como uno de los principios básicos

que debe informar la actividad de or-

denación del territorio. Determina que

la conservación, restauración y mejora

del patrimonio histórico es uno de los

criterios de actuación de los poderes

públicos en relación con la ordena-

ción urbanística (artículo 3). Además,

y como fi n específi co de la actividad

urbanística, el artículo 6.2 e) establece

el deber de protección y conservación

del paisaje rural y urbano y del Patri-

monio Histórico canario.

Respecto al planeamiento urbanístico,

los preceptos del Texto Refundido que

contienen una regulación más directa-

mente relacionada con la materia, son

los referidos a los catálogos municipa-

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les. Estos catálogos se deben entender

de forma inequívoca como instrumen-

tos de ordenación urbanística, según

determina el artículo 28 del Texto Re-

fundido. En lo que se refi ere a la for-

mulación del catálogo, el apartado 2

del artículo 29 del Texto Refundido es-

tablece que podrán formularse como

documentos integrantes de los planes

o como instrumentos autónomos.

B. Ley 19/2003, de 14 de abril, por la que se aprueban las Directrices de Ordenación General y del Turismo de Canarias.

Las Directrices de Ordenación General

y del Turismo de Canarias, aprobadas

por Ley 19/2003, de 14 de abril, esta-

blecen una serie de determinaciones

sobre la ordenación del patrimonio

cultural que, según se expresa en la

Memoria, tienen por objeto la homo-

geneización de las políticas de ordena-

ción y gestión, y el impulso a las mis-

mas. Para ello, se plantea la necesidad

de formulación de unas Directrices de

Ordenación sectoriales, pendientes de

redacción, cuyo objeto sería el esta-

blecimiento de una política coherente

y única de conservación y rehabilita-

ción, la fi jación de criterios para la ca-

talogación del patrimonio, orientar en

el diseño y desarrollo de los necesarios

programas de protección y recupe-

ración, incluyendo la imprescindible

inversión pública, y establecer los cri-

terios generales para la ordenación

de las distintas fi guras previstas en la

legislación de protección patrimonial

de Canarias.

Estas disposiciones específi cas sobre

Patrimonio de las Directrices de Orde-

nación General están encuadradas en

el Capítulo I del Título VI de su Norma-

tiva (artículos 106 a 111) bajo el título

de “Patrimonio Cultural”. La única

disposición que tiene el carácter de

norma de aplicación directa es la Di-

rectriz 106, que establece la obligación

general de protección y tutela de los

bienes de patrimonio, reforzando los

principios básicos que ya contenía la

Ley 4/1999 de Patrimonio Histórico de

Canarias. Las restantes determinacio-

nes del citado capítulo tienen el efec-

to jurídico de normas directivas, por

lo que su alcance es el de establecer

pautas u objetivos a desarrollar por las

Administraciones destinatarias de la

norma, fundamentalmente la Admi-

nistración autonómica encargada de

formular las Directrices de Ordenación

del Patrimonio Cultural.

En defi nitiva, estos documentos plan-

tean los sistemas actuales que tienen

la ordenación del territorio para defi -

nir, valorar, proteger y/o poner en va-

lor los elementos o conjuntos de valor

patrimonial, tanto los arquitectónicos,

los etnográfi cos, los paleontológicos y,

por su puesto, los arqueológicos. Pero

¿cómo los integran de forma real en

sus propuestas de ordenación? ¿Cuá-

les son los mecanismos que tiene el

sistema de planeamiento de Canarias

para defi nir, informar, diagnosticar,

valorar y proponer intervenciones so-

bre el patrimonio arqueológico?

3.- CONTENIDO AMBIENTAL DE LA ORDENACIÓN TERRITORIAL

Como ya expresamos anteriormente,

cada uno de los instrumentos de or-

denación del territorio debe tener sus

propios contenidos, con el objeto de

que su función de ordenación sea pre-

cisa e inequívoca y complementaria

a otros instrumentos de ordenación

jerárquicamente superiores o inferio-

res. Además, estos contenidos son los

que deberían servir para la defi nición

de aspectos tan importantes como las

áreas a proteger por sus características

ambientales y/o culturales, las áreas a

desarrollar a través de usos actuales

necesarios para el correcto funciona-

miento del modelo económico acor-

dado; estando las mismas, como con-

secuencia, sujetas a transformaciones

totales o parciales.

Estos contenidos se han ido defi nien-

do de forma más o menos concreta

a través de documentos legislativos

diversos a lo largo de los últimos 20

años, pero el más signifi cativo ha sido

el Decreto 35/1995, de 24 de febrero,

por el que se aprueba el Reglamento

de contenido ambiental de los instru-

mentos de planeamiento, en adelante

Decreto 35/1995. Este Decreto no era

novedoso por la defi nición específi ca

de un conjunto de variables ambien-

tales que deberían tener en cuenta los

instrumentos de planeamiento (clima,

relieve, geología, geomorfología, hi-

drología, vegetación/fl ora, fauna, pa-

trimonio, etc.), sino por representar

un modelo de ordenación territorial

integral, donde los valores-recursos

ambientales, naturales y culturales se

encontraban al mismo nivel que los

valores potencialmente económicos.

Representaba un método de análisis

territorial que, a partir de la defi ni-

ción de unidades ambientales homo-

géneas, estudiaba las vocaciones de

cada una de las piezas del territorio

objeto del plan. Estas vocaciones se

defi nían a través de la defi nición de la

calidad ambiental, la capacidad para

acoger usos y, a partir de ahí, se es-

tablecían unas recomendaciones de

uso. Por supuesto, todo esto debería

ser contrastado después con otros

análisis paralelos relativos a las opor-

tunidades económicas de cada una de

estas piezas.

Trabajar con el Decreto 35/1995 per-

mitía, por un lado, defi nir un modelo

lógico inicial de ordenación del terri-

torio, con el que poder discutir con la

población local sobre proyectos de fu-

turo; y por otro, concretaba las áreas

de interés para la conservación por

características ambientales o cultura-

les específi cas.

Dentro de los inventarios ambientales

realizados como paso previo para la

defi nición de las unidades ambienta-

les homogéneas, siempre se ha incor-

porado un apartado sobre patrimo-

nio, que dependía de la posibilidad

de disponer de cartas y catálogos más

o menos actualizados para defi nir las

áreas de interés para la conservación.

El problema se presentaba cuando

estos documentos, ya considerados

como obligatorios por el Texto Refun-

dido, se encuentran desfasados o son

inexistentes. En estos casos, la mayoría

de las veces, se recurría a la bibliogra-

fía al uso y a estimaciones territoriales

de espacios con potencialidad de al-

bergar elementos patrimoniales a pro-

teger, dado lo limitado de los plazos y

los recursos para elaborar documen-

tos tan complejos; con la arbitrariedad

que esto suponía y la difi cultad de de-

fensa frente a otros criterios territoria-

les o económicos.

A partir de la entrada en vigor de la Ley

9/2006, de 28 abril, sobre evaluación

de los efectos de determinados planes

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y programas en el medio ambiente y

su adaptación a la legislación canaria,

los aspectos ambientales y culturales

juegan un papel ligeramente diferen-

te. Concretando, los instrumentos de

planeamiento en cualquiera de sus

escalas están sujetos a evaluación am-

biental durante su preparación y antes

de su aprobación. Esto incluye la re-

dacción de un informe medioambien-

tal en el que se identifi can los posibles

efectos signifi cativos en el medio am-

biente y las alternativas razonables,

así como la celebración de consultas

(con el público, con las autoridades

competentes en la cuestión medioam-

biental y con otros Estados miembros

en el caso de impactos transfronteri-

zos). Antes de la aprobación del plan

o el programa en cuestión se tienen

en cuenta el informe medioambien-

tal y los resultados de las consultas.

Una vez adoptado, se comunica a las

autoridades competentes en la cues-

tión medioambiental y al público, y se

pone a su disposición la información

pertinente. Los efectos signifi cativos

en el medio ambiente de estos planes

o programas deben supervisarse, con

el fi n de detectar rápidamente efectos

adversos no previstos.

En el proceso de adaptación de la le-

gislación canaria a esta ley se dero-

ga el Decreto 35/1995, quedando de

forma residual en los Documentos

de Referencia1. Esto supone, y es una

apreciación muy personal, un cambio

en la fi losofía de la integración de los

contenidos ambientales en la orde-

nación territorial, pasando de ser un

parámetro más para defi nir el modelo

territorial en igualdad de condiciones

que los económicos, a ser un elemen-

to de control sobre el desarrollo de

un modelo económico concreto, tal y

como está previsto en todos los proce-

sos de evaluación. En cualquier caso,

todo depende de la sensibilidad que

tenga sobre estos temas la adminis-

tración competente, la capacidad de

tener información y participar en los

procesos por parte de la sociedad civil,

y la constitución de equipos técnicos

realmente multidisciplinares.

Estos son los procesos en los que se

puede incorporar la información so-

bre patrimonio arqueológico, cultural

en general, y como se resuelve la con-

servación integrada del mismo.

4.- PROBLEMAS DE LA INTEGRACIÓN DE LA PROTECCIÓN DEL PATRIMONIO EN LA ORDENACIÓN TERRITORIAL

Como comentamos en la introduc-

ción, el intento de integrar la informa-

ción sobre aspectos patrimoniales en

los instrumentos de ordenación pre-

senta algunos confl ictos y problemas.

Estos se han detectado a través del

trabajo diario en proyectos concretos,

por lo que lo expresado en los párra-

fos siguientes no debe ser entendido

como un listado cerrado, sino como

una aproximación a completar.

Uno de los principales aspectos que

nos ha llamado la atención es que el

desarrollo legislativo canario, respec-

to a la conservación integrada, está

por debajo de lo previsto. Quedan

pendientes instrumentos legislativos,

como las Directrices de Ordenación

del Patrimonio Cultural, que homoge-

nicen criterios y permitan tener catá-

logos que integren estos elementos o

conjuntos patrimoniales en propues-

tas de desarrollo territorial mucho

más elaboradas, donde la protección

de los elementos arquitectónicos y

de las áreas arqueológicas podría ser

fl exible y adaptarse a la problemática

concreta de cada territorio, sin seguir

cayendo en conservadurismos excesi-

vos, que crean enfrentamientos entre

agentes sociales y económicos y que,

en última instancia, pueden poner en

peligro los propios recursos patrimo-

niales.

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La necesidad de divulgar la informa-

ción para mejorar la percepción ciu-

dadana y, de esta forma, facilitar los

procesos de protección, es uno de los

argumentos por los que creemos que

ésta debe formar parte de los instru-

mentos de planeamiento. Dado lo

sensible de esta información, a veces

esta exposición pública puede poner

en peligro alguno de estos recursos

patrimoniales por lo que es necesario

un equilibrio que a veces es difícil de

conseguir.

También, se debe recordar que los

catálogos e inventarios no están

nunca completos. Estos deben ser

instrumentos de revisión continua.

Pero eso exige recursos económicos

y temporales que permitan acceder

a la mayor cantidad de información

posible y mantenerlos vivos. No siem-

pre estos recursos están disponibles y,

por lo tanto, desde la ordenación del

territorio, tenemos que trabajar con

la documentación existente, siendo

necesarios ejercicios de aproximación

a los valores patrimoniales de un te-

rritorio con el objeto de ayudar a su

ordenación, evitando tensiones inne-

cesarias que pueden poner en peligro

los propios valores patrimoniales.

Respecto a la protección, cabe recor-

dar que la legislación canaria prevé un

conjunto de modelos de gestión, a tra-

vés de los cuales se puede incentivar a

la iniciativa privada a buscar modelos

que potencien la protección activa de

los recursos patrimoniales y que no se

están aprovechando en todas sus po-

sibilidades.

5.- EJEMPLOS DE INTERVENCIÓN DE LA ORDENACIÓN TERRITORIAL EN EL PATRIMONIO

¿Cómo nos estamos enfrentando a

la protección y/o puesta en valor del

patrimonio cultural en los instrumen-

tos de ordenación del territorio? Pues

principalmente partiendo del princi-

pio de que la protección de los ele-

mentos arquitectónicos y de las áreas

arqueológicas tiene que ser fl exible y

adaptarse a la problemática concreta

de cada territorio. De esta adaptación

dependen las propuestas de interven-

ción, que pueden ser concretas, a tra-

vés de un inventario exhaustivo como

el que se realizó para el Plan Insular de

El Hierro, o para el Plan Especial de Or-

denación de la Reserva Ambiental de

San Blas, que recogió cada uno de los

elementos patrimoniales y en el que se

diseñó un modelo de puesta en explo-

tación turística de los mismos, donde

ellos eran los protagonistas.

Pero hay casos, en que esto no es po-

sible por escala y porque no dispone-

mos de información actualizada. En

estos casos, se ha recurrido a un mo-

delo de sensibilidad territorial en el

que se zonifi ca todo el ámbito objeto

del plan según su potencial para alber-

gar valores patrimoniales, defi niendo

determinaciones para la conservación

de los mismos en caso de que estos

sean detectados. Así lo estamos desa-

rrollando para algunos planes general

de ordenación de municipios.

A. Plan Insular de Ordenación de El Hierro2.

El Plan Insular de Ordenación de El

Hierro regula las determinaciones y

criterios específi cos para la ordenación

territorial y urbanística en materia de

Protección y desarrollo del Patrimonio

Cultural Insular y para eso propone la

ordenación de los Bienes de Interés

Cultural y de las Áreas Territoriales de

Interés Patrimonial, distinguiendo:

a) Áreas Territoriales de Interés Patri-

monial: Patrimonio Arqueológico y

Paleontológico.

b) Áreas Territoriales de Interés Patri-

monial: Patrimonio Etnográfi co.

c) Áreas Territoriales de Interés Patri-

monial: Patrimonio Arquitectónico.

Para la defi nición de estas áreas se

realizó un estudio, inventario, análisis

y diagnóstico exhaustivo de toda la

isla, recogiéndose en una fi cha, para

cada una de ellas, toda la información

necesaria para su ordenación. Todas

fueron delimitadas en planos del Plan

a una escala 1: 10.000, de forma que

los límites queden perfectamente cla-

ros de cara a licencias o califi caciones

territoriales futuras.

Estas áreas van a constituir los espa-

cios sobre los que se van a establecer

estrategias de intervención territorial,

a las que se les aplicaron medidas

cautelares y preventivas cuando fue

necesario, las establecidas por la Ley

de Patrimonio Histórico de Canarias y

las específi cas señaladas en el propio

Plan. Además, constituirán el ámbito

preferencial de programas de actua-

ción y de fórmulas de cooperación in-

teradministrativa.

B. Avance del Plan General de Orde-nación de Arico3.

En Arico se desarrolló un amplio tra-

bajo de campo, partiendo de la Car-

ta Arqueológica del municipio, que

permitió detallar espacialmente las

áreas de interés más signifi cativas del

municipio en este campo, detectando

en algunos casos nuevos yacimientos

arqueológicos.

Las recomendaciones a este Plan Ge-

neral de Ordenación en cuestiones

patrimoniales tenían la fi nalidad de

aportar información para la gestión

integral del territorio. Así, se intenta

garantizar, mediante estas recomen-

daciones, la conservación del patrimo-

nio cultural, al mismo tiempo que se

produce un ordenamiento de los usos

del territorio.

Además, en el caso de Arico, que es

un municipio con un gran potencial

arqueológico y en el que quedan mu-

chos yacimientos por descubrir, gran

parte de su suelo conlleva recomen-

daciones de carácter patrimonial. Es

por esto por lo que se han estableci-

do cinco tipos o categorías de suelos

(Suelo de Catalogación Arqueológica

o SCA), teniendo en cuenta su valor

arqueológico:

• SCA I: Suelo que contiene yaci-

mientos arqueológicos cataloga-

dos como Bien de Interés Cultural

(BIC).

• SCA II: Suelo con yacimientos ar-

queológicos inventariados o no y

que no son considerados BIC.

• SCA III: Suelo que por sus caracte-

rísticas geográfi cas o topográfi cas

y de visibilidad, etcétera, tiene una

alta probabilidad de contener yaci-

mientos arqueológicos.

• SCA IV: Suelo que por sus caracte-

rísticas no parece contener yaci-

mientos arqueológicos, sin negar

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que pudieran existir, y en el que no

se ha realizado ninguna prospec-

ción ni registro arqueológico del

que se tenga constancia.

• SCA V: Suelo que por sus caracte-

rísticas (espacios reutilizados, luga-

res inhóspitos, etcétera) no tiene

ningún valor arqueológico.

En los casos de SCA I, II y III, se reco-

mendó realizar un informe arqueológi-

co, elaborado por un profesional, para

cualquier intervención que se vaya a

realizar en la zona y tener en conside-

ración las recomendaciones que en di-

cho informe se hagan constar, ya que

el peligro de destrucción de material

arqueológico en estos espacios es alto.

Para los casos IV y V, existen determi-

nadas actuaciones sobre el suelo que

también obligan a llevar a cabo dichos

informes. La contribución al avance

de la investigación debe ser una meta

para todos los sectores sociales y no

sólo para las instituciones públicas.

El sector empresarial privado busca

nuevas formas de inversión, que en

muchos casos van vinculadas a la com-

pra y puesta en uso de nuevos suelos;

por lo que deben tener en cuenta que

todas las recomendaciones que se ha-

cen para proteger y prevenir de daños

al patrimonio cultural, son normas que

nos benefi cian a todos. En este sen-

tido, no hay que ver la cultura como

un patrimonio intangible, sino todo

lo contrario, deben ser elementos que

revaloricen nuestro pasado y que for-

men parte de los nuevos paisajes del

futuro de las sociedades, que nos ha-

gan aprender y ser conocedores de las

experiencias que otras comunidades

vivieron y de cómo evolucionaron.

C. Plan Especial de Ordenación de la Reserva Ambiental de San Blas4.

El Plan Especial de Ordenación de la

Reserva Ambiental de San Blas, en el

municipio de San Miguel de Abona, en

el sur de la isla de Tenerife, es el resul-

tado del compromiso de una iniciati-

va privada, de carácter turístico, en la

defensa de valores patrimoniales (ar-

queológicos, antropológicos, paisajís-

ticos y naturales) existentes.

Este Plan Especial de Ordenación, tie-

ne como objetivo último la puesta en

marcha de un Parque Ambiental en

el interior y aledaños de un tramo de

barranco, a través de la conservación

y, en su caso, recuperación de los re-

cursos patrimoniales existentes y la

recreación teatralizada de tradiciones

y costumbres locales relacionados con

éstos en el ámbito de desarrollo del

mismo. Y utiliza como complemen-

to una superfi cie edifi cada. El mismo

está desarrollado bajo algunas de la

premisas del desarrollo local sustenta-

ble: dar cobertura legal a una inicia-

tiva empresarial turística dentro de la

estructura jerárquica del sistema de

planeamiento en Canarias, buscando

la preservación del medio natural y su

biodiversidad, y fomentando, incluso

recuperando, las señas de identidad

cultural del Sur de Tenerife; todo esto

haciendo partícipes del diseño y pues-

ta en marcha a las distintas adminis-

traciones afectadas (Ayuntamiento,

Cabildo de Tenerife y Gobierno de

Canarias) así como a la población del

municipio de San Miguel de Abona.

BIBLIOGRAFÍA

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tión del Patrimonio Cultural. Ariel Pa-

trimonio, Barcelona, 2001.

FAJARDO SPÍNOLA, L.: Sistema de

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Ambiente y Ordenación Territorial del

Gobierno de Canarias, 2006.

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en el Sur de Tenerife, una experiencia

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RODRÍGUEZ, J. L. (ed.), La organiza-

ción territorial del Desarrollo Local en

España. (VII Coloquio de Desarrollo

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ción de Geógrafos de España, La Lagu-

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GARCÍA RODRÍGUEZ, J. L.: “La dimen-

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Canarias, 2007, pp. 93-117.

GÓMEZ OREA, D.: Ordenación territo-

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VALCARCEL-RESALT, G.: “Bases del de-

sarrollo local sustentable”, en RODRÍ-

GUEZ GUTIÉRREZ, F. (ed.), Manual de

desarrollo local. Ediciones Trea, Gijón,

1999, pp. 61-77.

NOTAS1 Los Documentos de Referencia son los documentos-guía que debe elaborar la adminis-

tración competente para la correcta realización de la Evaluación Ambiental del Plan. Gran parte de estos documentos, en lo relativo a sus contenidos, hacían mención o reproducían los contenidos del Decreto 35/1995.

2 El Plan Insular de Ordenación de El Hierro está siendo redactado por Caro & Mañoso Ar-quitectos Asociados S.L.P., formando, quien suscribe, parte del equipo de coordinación conjuntamente con Ángel Caro y Joaquín Mañoso.

3 El Avance del Plan de Ordenación del Municipio de Arico fue redactado por Justo Fernán-dez Duque S.L.P., encargándose a la empresa GEODOS, Planifi cación y Servicios S.L.U. los contenidos ambientales del plan, las propuestas de zonifi cación en el suelo rústico y la evaluación ambiental.

4 Plan Especial redactado por GEODOS, Planifi cación y Servicios S.L.U.

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LA REVITALIZACIÓN DEL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO. PARQUE ARQUEOLÓGICO DEL CENOBIO DE VALERÓN Y TAGOROR DEL GALLEGO

Juan Carlos Hernández GonzálezArquitecto

Las Palmas de Gran Canaria. Islas Canarias

[email protected]

[email protected]

Colaboradores Pedro García Hernández, arquitecto

María Teresa Isasa Canto, arquitecta

Luis Regueira Benítez, documentalista

Castor Quevedo León, geógrafo

RESUMEN

El presente proyecto es la propuesta ganadora del concurso nacional de ideas

para la redacción del Plan Especial de Ordenación del Parque Arqueológico del

Cenobio de Valerón y Tagoror del Gallego organizado por el Excmo. Ayuntamien-

to de Santa María de Guía durante el primer semestre del 2010. El Cenobio de

Valerón es un yacimiento arqueológico que se encuentra en el municipio de San-

ta María de Guía, isla de Gran Canaria. Corresponde a un espectacular granero

prehispánico de carácter colectivo creado artifi cialmente en la toba volcánica.

Se ubica en la montaña de El Gallego y, junto con el Tagoror localizado en la

cima de la montaña y diversas cuevas y yacimientos, se agrupa en un conjunto

arqueológico de gran importancia.

Programa. Se aborda la propuesta desde diferentes frentes que, en algunos ca-

sos son impuestos desde las bases del concurso y, en otros, son el resultado de

los análisis del territorio, sus problemas y potencialidades. El ámbito de actua-

ción del concurso incluía los diferentes yacimientos arqueológicos presentes en

la zona, si bien las ideas e intervenciones se desarrollaban en torno a dichos

yacimientos y no dentro de ellos. El programa de usos planteaba nuevos accesos,

centro de visitantes, tienda-cafetería, aparcamientos y otros servicios ligados al

uso cultural-científi co. Estos aspectos, impuestos desde las bases, se asumen y se

consideran básicos para la gestión futura y la conservación del Parque Arqueoló-

PALABRAS CLAVE: Patrimonio arqueológico, revitalización,

restauración, arquitectura, paisaje, conectividad, centro de

interpretación, patrimonio etnográfi co

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gico. Cuidar el entorno de estos yacimientos, mejorar la experiencia de la visita y

potenciar el atractivo del lugar remarcará la importancia del propio yacimiento.

Facilitar el acceso y dotar de los equipamientos necesarios aumentará las visitas;

el mayor conocimiento debe llevar consigo un aumento del interés y respeto por

el Patrimonio. Por lo tanto, el primer objetivo en el caso del Cenobio y su entorno

debe ser su revitalización mediante las intervenciones en su entorno

Conectividad. El área de la intervención presenta elementos muy diferentes: la

autopista GC-2, la carretera GC-291 (poco transitada), el asentamiento rural de El

Gallego y los yacimientos arqueológicos. Dentro de las vías peatonales, destaca

el camino real que unía San Felipe con Guía, que en los años 70 fue cortado al

trazarse la autovia del norte. La propuesta plantea la recuperación de los cami-

nos perdidos y el desarrollo de elementos que se establezcan en nexos entre las

partes desconectadas. Dentro de esos caminos destaca el que se propone entre

el Cenobio y el Centro de Visitantes: una línea de cota constante y ancho variable

que conforma un paseo donde se conectan todos los equipamientos, accesos y

aparcamientos requeridos para el Parque Arqueológico.

Paisaje. La zona presenta un alto nivel de degradación paisajística. El desarro-

llo de las diferentes infraestructuras ha producido cortes en el terreno, desni-

veles y movimientos de tierra generando multitud de impactos ambientales. El

área donde se ubica el aparcamiento y el centro de visitantes es la parte donde

se acumulan más impactos y estos, a su vez, son más visibles. Se plantea en la

propuesta una recuperación paisajística de la zona. Esta intervención se limita a

trabajos de limpieza y reforestación en las zonas menos degradadas, mientras

que en la zona del centro de visitantes el edifi cio se plantea como una solución

arquitectónica al actual deterioro del lugar, donde se reconstruirá la silueta de

la montaña de El Gallego, tal como existía antes de las diferentes intervenciones

que ha sufrido. Por tanto, se diseña un centro de interpretación que toma como

prioridad la integración del volumen edifi cado en el paisaje.

El programa se agrupa en diferentes espacios que se perciben como entrantes en

la montaña y que, aun no suponiendo un intento de mímesis con ella, evitan el

impacto visual negativo adaptándose a su orografía pretérita. En adición, el dise-

ño prevé el acondicionamiento de un aparcamiento con capacidad para acoger

las visitas individuales o de grupos sin que la presencia de los vehículos impacte

visualmente al ser contemplado el conjunto desde otros puntos.

PONENCIA

La signifi cación histórica y cultural del

Cenobio de Valerón, así como su con-

dición de símbolo de identidad para

los habitantes del archipiélago canario

y para los ciudadanos de Gran Canaria

en particular, justifi ca la redacción de

un plan de ordenación de su entorno

que trate de poner en valor tan sin-

gular atractivo. El propio yacimiento

arqueológico del Cenobio de Valerón

se presenta así como el gran centro a

partir del cual se puede vertebrar todo

un complejo de instalaciones que, a

pesar de este protagonismo, no deben

limitarse a las cuestiones relacionadas

con la arqueología, sino que han de

extenderse a las singulares caracte-

rísticas naturales y etnográfi cas de la

zona y a otros atractivos culturales,

deportivos y de ocio de nueva crea-

ción. Por tanto, el criterio con el que

afrontamos el reto de la ordenación

de este parque arqueológico es un

criterio integrador de todos los ele-

mentos del entorno que de una u otra

manera puedan ser explotados como

recursos de interés cultural o de ocio,

sin despreciar a priori ninguna de las

intervenciones previas que se hayan

podido acometer en la zona.

Dentro de este criterio holístico po-

demos identifi car, no obstante, el ele-

mento integrador más relevante, que

no es otro que el propio entorno natu-

ral. La confl uencia de los barrancos de

Valerón, Porrilla y El Hormiguero en la

embocadura del de San Felipe y en la

llanura que domina la costa, conforma

un ecosistema de especial interés, pues

se extiende desde la rica y productiva

plataforma costera hasta cotas cerca-

nas a las fértiles medianías. El entorno

inmediato del Cenobio de Valerón, no

obstante, se encuentra relativamente

apartado de ambas zonas principales

de explotación de recursos. Por un

lado, su posición escarpada hace di-

fícil el acceso a los recursos marinos

a pesar de su cercanía, y por otro, los

vientos alisios no aportan en este pun-

to la fresca humedad que caracteriza

a los sectores más elevados de la ver-

tiente norte de Gran Canaria. De este

modo, la zona intermedia en la que se

enclava el cenobio se confi gura como

el lugar ideal para el almacenamiento

del cereal, pues a su situación de nexo

entre las comunidades productivas de

la costa y de las medianías se añade su

condición de limbo climático, con una

temperatura media anual suave y sin

grandes variaciones y con unos nive-

les de humedad idóneos para evitar el

deterioro de los granos.

En este contexto se enmarca la cons-

trucción del propio Cenobio de Vale-

rón como silo colectivo de las comu-

nidades prehispánicas de la zona, de

manera que las instalaciones se con-

virtieron en un punto de especialísimo

interés dentro de la estructura social

de los aborígenes de la isla, pues en él

se almacenaba su riqueza, desde él se

garantizaba la supervivencia en tiem-

pos difíciles y en él se simbolizaba la

necesidad que tienen los pueblos de

organizarse en sociedad. En los siglos

posteriores a la conquista europea del

archipiélago se fue desarrollando en

el entorno una serie de industrias y

actuaciones antrópicas que hoy con-

forman un rico patrimonio etnográ-

fi co. La propia estructura del granero

sirvió en diversas etapas como lugar

de habitación y como refugio en acti-

vidades de pastoreo y ganadería, pero

con este proceso el cenobio perdió el

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papel preponderante que había teni-

do en la organización social previa.

Aquel papel que tuvo el Cenobio de

Valerón como núcleo vertebrador de

la sociedad es un inspirador preceden-

te de lo que hoy planteamos en esta

propuesta: el enclave del yacimiento

como centro neurálgico de un entor-

no que, pese a estar conformado por

atractivos muy diversos, ha de ser vis-

to como un todo dinámico y plural.

Dentro de este entorno global, las ac-

tuaciones que planteamos se extien-

den principalmente al espacio físico

demarcado por la montaña de El Ga-

llego, que acoge el propio cenobio, el

Tagoror, las casas cuevas de El Gallego

de Atrás y el paso del antiguo cami-

no real Guía-San Felipe. Más allá de la

montaña, las actuaciones sobre otros

elementos de interés, como la reha-

bilitación de elementos de arquitec-

tura tradicional y preindustrial en San

Felipe o las posibles rutas temáticas,

deberán ser estudiadas de manera

independiente pero prevaleciendo el

criterio unitario con el que se plantean

las soluciones en el entorno inmediato

del cenobio.

Estado del enclave

Una vez que tenemos identifi cado

el ámbito de actuación para nuestra

propuesta, y una vez que hemos esta-

blecido el criterio integrador y el pro-

tagonismo del entorno natural como

líneas maestras del mismo, hemos de

evaluar las condiciones en las que se

encuentra el enclave. Un primer aná-

lisis evidencia una fuerte infl uencia de

diversas obras públicas o privadas que

afectan la integridad de la propia mon-

taña de El Gallego. La más antigua de

estas obras es el histórico camino real

que unía la ciudad de Guía con la costa

de San Felipe y que continuaba desde

aquí en dirección a la capital insular.

Se trata de una vía empedrada que

conserva prácticamente todo su tra-

zado y que en algunos tramos se en-

cuentra aún en buenas condiciones de

tránsito. El impacto sobre la montaña

es mínimo, puesto que fue construido

sobre la ladera sin interferir en su oro-

grafía, aprovechando los desniveles

de manera que se equilibrara racio-

nalmente el esfuerzo con el resultado.

Lo materiales utilizados se limitan a las

piedras de medio tamaño que propor-

ciona el entorno más cercano, por lo

que el paisaje no se ve afectado trau-

máticamente por agresivos contrastes

cromáticos.

La segunda gran obra pública que

afecta a la montaña es la carretera GC-

291, construida en 1880 por Juan León

y Castillo. Su trazado supone una inter-

vención sobre el terreno mucho más

agresiva que el camino real, y aunque

el tiempo ha acabado haciendo que

su cicatriz se integre cómodamente

en el paisaje, supone un obstáculo

para el acceso al Cenobio de Valerón

y al Tagoror. Como resultado de esta

obra queda un hito geológico conoci-

do como El Morro, que, situado frente

al cenobio, es hoy un referente de la

confi guración del paisaje. Por él pasa-

ba el desaparecido camino de acceso

al granero trazado por los antiguos ha-

bitantes de la isla.

La última vía que afecta a la monta-

ña es la carretera GC-2, que salva el

barranco de San Felipe con el puente

de Silva y se adentra en la montaña

de El Gallego a través de varios falsos

Imagen 1. Entorno de la intervención

túneles. Para la primera fase de su

construcción, que data de la década

de 1970, fue necesario intervenir en la

montaña de manera muy agresiva, y

lo mismo ocurre actualmente con las

obras de su desdoblamiento. Tales

intervenciones, independientemente

del benefi cio proporcionado por las

grandes vías de comunicación resul-

tantes, causan un impacto irreparable

en el suelo, puesto que suponen un

corte traumático de gran envergadu-

ra. Su construcción eliminó algunos

elementos antrópicos de la montaña

que tenían gran interés etnográfi co,

como algunos bancales de cultivo tra-

dicional y, sobre todo, un importante

tramo del camino real de San Felipe, de

manera que el caserío costero queda

sin conexión directa con el entorno de

El Gallego. Además, es muy reseñable

el impacto de esta intervención sobre

la naturaleza y sobre el paisaje, ya que,

por un lado, se sustituye la escarpada

ladera natural de la montaña por un

corte realizado sin criterios estéticos, y

por otro lado, se da por concluida la

obra una vez terminada la construc-

ción de la vía, sin que posteriormente

se prevea una mínima cubrición de los

falsos túneles ni una retirada de los

cascotes y escombros que permitan al

menos la recolonización natural de la

vegetación circundante.

Otra intervención pública importante

es la explanada practicada junto a la

carretera GC-291 cerca del cenobio.

Se trata de un proyecto inconcluso de

aparcamiento y mirador que ha que-

dado como yermo espacio excavado

en la roca, provocando un contrapro-

ducente impacto visual que se suma

al causado por la GC-2. También es

de destacar como obra de impacto la

confi guración protourbana del barrio

de El Gallego de Atrás. Se trata origi-

nalmente de un conjunto de casas-

cuevas, pero a lo largo del siglo XX ha

sufrido un desarrollo descontrolado

protagonizado por la autoconstruc-

ción desordenada.

Líneas de actuación

Tal y como hemos concluido, la in-

tervención que ha de acometerse en

el entorno del Cenobio de Valerón

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consiste en varias actuaciones inde-

pendientes que han de contribuir a la

conformación de un área cohesiona-

da de atractivos culturales, turísticos

y deportivos. El centro neurálgico de

esta área ha de ser el propio Cenobio

de Valerón, que por su monumenta-

lidad y signifi cación histórica se erige

en principal atractivo de la zona; sin

embargo, existen además numerosos

puntos de interés cuya importancia

debe ser puesta en valor de manera in-

dividual para que cada uno contribuya

a enriquecer el conjunto. Algunos de

estos puntos de interés se encuentran

actualmente en estado de abandono o

semiabandono, otros están defi ciente-

mente comunicados, mal señalizados

o son, simplemente, desconocidos.

En conjunto, una visión global de la

riqueza arqueológica, histórica, etno-

gráfi ca, natural y paisajística puede,

por un lado, potenciar la pujanza de

la zona como recurso turístico de ca-

lidad, contribuyendo así a un desarro-

llo socioeconómico sostenible, y por

otro, impulsar la restauración de unos

valores naturales o de uso tradicional

que se han visto alterados en demasía

por una intervención antrópica que

no siempre ha sido respetuosa.

Las principales infraestructuras viales

han causado en la zona importantes

deterioros que afectan tanto a la ca-

lidad del paisaje como a la integridad

de sus vías secundarias, por lo que la

interconexión de los diversos puntos

de interés está actualmente cercena-

da. Este problema nos aboca a plan-

tear un proyecto de intervención que

tome como terreno de actuación toda

la montaña en su conjunto, y en espe-

cial una franja de 60 m que queda en-

marcada entre el desdoblamiento del

camino real antes de cruzar la autovía

(175 m de altitud) y el mirador pro-

yectado en El Morro (235 m). En esta

franja se incluirá la mayoría de las in-

tervenciones (centro de interpretación

y servicios, pasarela de conexión con

el yacimiento, miradores y camino a

Guía), siendo la cota de 220 m la refe-

rencia que marcará la vocación de dar

la máxima accesibilidad a la propuesta

desde este punto neurálgico. A modo

de “pinchazos” sobre esta cota de re-

ferencia, diferentes elementos peri-

féricos aportarán riqueza funcional y

diversidad al conjunto (pista de para-

pente, jardines panorámicos, zona de

eventos, etc.). Según estas premisas,

la presente propuesta se centra en las

siguientes líneas de actuación:

- Construir un centro de interpreta-

ción, próximo al Cenobio de Valerón,

que ayude a los visitantes a compren-

der y contextualizar los atractivos cul-

turales de toda la zona, incluyendo

tanto los valores naturales como los

usos históricos y prehistóricos.

- Habilitar una red de caminos que

conecte los principales enclaves de

la montaña de El Gallego (cenobio,

Tagoror, camino real, barrio de El Ga-

llego de Atrás y nuevo centro de inter-

pretación).

-Habilitar el antiguo camino real de

San Felipe, que conectaba la costa del

mismo nombre con el casco urbano de

Guía, haciéndolo accesible en todo su

trazado para caminantes y senderistas.

Este camino deberá ser reconstruido

en el tramo afectado por la construc-

ción de la autovía, que lo corta a su

paso por las inmediaciones del futuro

centro de interpretación.

- Restaurar, en la medida de lo posible,

el paisaje de la montaña de El Gallego,

actualmente muy deteriorado por la ex-

planada que sirve de aparcamiento, la

construcción de los túneles de la carre-

tera GC-2 y el vertido de escombros de

la misma carretera. El principal paisaje

que hay que restaurar es el que se ob-

serva desde la cara oriental del barranco

de San Felipe y desde el puente de Silva,

pero es necesario intervenir además en

el observado desde la costa y en la vista

de pájaro sobre los falsos túneles, visi-

ble desde algunos puntos de las nuevas

instalaciones programadas.

Centro de Interpretación

La construcción de un centro de in-

terpretación se hace necesaria para

poder ofrecer a los visitantes un nú-

cleo dotado de los servicios básicos de

atención (información sobre el entor-

no y contextualización de los puntos

de interés, servicios de alimentación

y tienda, equipamientos higiénicos,

etc). El lugar adecuado para su ins-

talación es la explanada en la que se

concentran actualmente los aparca-

mientos y la proyectada zona de salida

de parapentes, ya que en ella confl u-

yen varias circunstancias que la hacen

idónea: en primer lugar, se trata de

una zona altamente deteriorada por

acciones previas de desmonte, por lo

Imagen 2. Infraestructura viaria

Imagen 3. Franja-cota de referencia

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que su aprovechamiento evitará inter-

venciones agresivas en otros puntos

cercanos. En segundo lugar, el impac-

to visual de la actual explanada, obser-

vada desde el barranco, desde San Fe-

lipe o desde cualquier otro punto, es

extremadamente negativo, por lo que

urge una recuperación de la armonía

paisajística, lo cual puede hacerse con

una construcción respetuosa con el

medio. En tercer lugar, en esa zona de

la montaña de El Gallego confl uyen las

principales vías de comunicación que

se pretende habilitar o restaurar, como

son la red de caminos del cenobio y el

camino real de San Felipe.

El centro de interpretación se plantea,

pues, como el núcleo de todo el pro-

yecto, puesto que su diseño y accesibi-

lidad infl uirán en el resto de los puntos

principales de intervención. En cuanto

al impacto visual, el edifi cio se plantea

como una solución arquitectónica al

actual deterioro del lugar. La construc-

ción no pretenderá mimetizarse con el

paisaje, puesto que cada elemento del

mismo debe tener identidad propia e

interactuar para formar un conjunto

armonioso. El centro de interpretación

reconstruirá la silueta de la montaña

de El Gallego antes de los desmontes

y de las diversas intervenciones que ha

sufrido la montaña, siendo la priori-

dad la propia integración del volumen

edifi cado en el paisaje. El programa se

agrupa en diferentes espacios que se

perciben como entrantes en la mon-

taña y que, aun no suponiendo un

intento de mímesis con ella, evitan el

impacto visual negativo adaptándose

a su orografía pretérita. En adición, el

diseño prevé el acondicionamiento

de un aparcamiento con capacidad

para acoger las visitas individuales o

de grupos sin que la presencia de los

vehículos impacte visualmente al ser

contemplado el conjunto desde otros

puntos.

Red de caminos de El Gallego

La siguiente intervención de enverga-

dura es la habilitación de una red de

caminos que permita el acceso a los

puntos de interés que se concentran

en El Gallego. Esta red, trazada con un

escrupuloso sentido del respeto por la

riqueza histórica, geológica y biológica

de la zona, se plantea como un reco-

rrido lineal, puntualmente ramifi cado,

que tendrá inicio y fi n en el centro de

interpretación.

La visita a los lugares de interés ha

de ser cómoda para todo tipo de vi-

sitantes y ha de estar planifi cada con

criterios museísticos y respetando los

valores existentes en la montaña. De

esta manera, planteamos el trazado

de un camino principal a modo de

plataforma que respete con rigor la

horizontalidad de su trazado. Este ca-

mino principal estará integrado en las

nuevas instalaciones que se proyectan

en la actual explanada de aparcamien-

tos, a una cota de 220 m, y funcionará

como vía de distribución de las visitas

proporcionando un acceso horizontal

al centro de interpretación, a las ins-

talaciones culturales y de servicios y

al nuevo espacio de estacionamien-

to de vehículos. La misma cota de la

plataforma 220 o camino principal de

distribución es respetada para trazar

el inicio de una nueva conexión con

el camino real al noroeste de la mon-

taña, en dirección al casco de Guía,

e igualmente se respeta en el nuevo

sendero que se proyecta para el acce-

so al Cenobio de Valerón.

Este acceso al cenobio se conforma

como uno de los principales atractivos

de las nuevas instalaciones. Ejemplifi ca

un modo de intervenir en el paisaje, en

el que se respeta al máximo la vulnera-

bilidad de la montaña, y marca un mo-

delo que se repite en otros caminos de

nueva planta que se incluyen en este

proyecto. Se plantea su construcción

como una transformación del terreno,

permitiendo a los paseantes acercarse

al territorio, comprobar, observar y

valorar su relieve y su composición sin

llegar a transformar su esencia. Es el

camino, pues, un símbolo del respeto

que debemos tener por la naturaleza,

y pretende despertar en el transeúnte

la idea de que es un invitado para con-

templar algo sagrado sin degradarlo.

Imagen 4. Planta general de la propuesta

Imagen 5. Degradación e impactos paisajísticos actuales

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fl uencia de los barrancos, en dirección

sur, o el reposado de la costa de San

Felipe, cruzado por el impresionante

puente de Silva, en dirección norte.

El diseño del camino, aparentemente

ligero y falsamente provisional, permi-

te la adecuación de tramos de pasillo

estrecho y vertiginoso, pero se trans-

forma en invitadoras áreas de descan-

so para reposar, contemplar el paisaje

o entretenerse en la lectura de diver-

sos paneles informativos. Queda de

esta manera integrado en un entorno

de cuyo atractivo forma parte indiso-

luble. Por otro lado, el hecho de que

esta vía se ciña a la horizontalidad en

la misma cota que la plataforma 220

permite dotarla de una accesibilidad

completa hasta la llegada al Morro,

nueva vía de acceso al Cenobio de

Valerón, donde la orografía obliga a

elevar la cota del camino por primera

vez.

Los demás caminos del complejo (a

excepción del camino real de San Fe-

lipe, que se verá a continuación), se-

guirán un planteamiento ligeramente

diferente, mucho más adheridos al te-

rreno por formar parte de superfi cies

rediseñadas sobre el suelo destruido.

En cualquier caso, seguirán un mo-

delo inspirado también en el mundo

natural y rural de la zona, y en virtud

de ello tendrán diferentes secciones y

pavimentos, como piedra o tierra, y

seguirán, siempre que sea posible, un

trazado muy sinuoso y plenamente in-

tegrado. Dispondrán también de ele-

mentos de mobiliario e iluminación,

y contarán con el balizamiento nece-

sario para facilitar el recorrido por las

diferentes instalaciones del área.

El camino real de San Felipe

Otra intervención básica del proyecto

es la rehabilitación del camino real

que comunicaba antiguamente el

casco urbano de Guía con la costa de

San Felipe. Este camino fue destruido

en los años 70 en el tramo por el que

quedó cruzado por los actuales túne-

les de la autovía, en un entorno muy

cercano al proyectado centro de in-

terpretación. No obstante, el resto del

camino es aún transitable y requiere

de una intervención mínima para su

recuperación como vía de tránsito lú-

dico y deportivo entre ambos puntos

del municipio.

Para la restauración de la parte del ca-

mino que permanece conservada, así

como para la que ha de ser redibujada

siguiendo un trazado cercano al origi-

nal, programamos la utilización de la

misma técnica de empedrado que se

observa en los tramos menos deterio-

rados. Se añadirán elementos de mo-

biliario muy integrados que seguirán

los mismos patrones constructivos,

cromáticos y materiales que el propio

camino.

El tramo destruido por la autopista sí

requiere de una intervención imagi-

nativa que permita volver a conectar

los dos extremos del camino original.

Las elevadas pendientes, la necesidad

de cruzar la propia carretera y la pro-

yectada puesta en valor del entorno

del Cenobio de Valerón, condicionan

cualquier posible solución destinada a

completar el tramo perdido.

La solución que presentamos es múl-

tiple, pues se plantea, por un lado, la

prolongación del camino real por una

vía próxima a su trazado original, si-

guiendo la ladera bajo la autopista y

Imagen 6. Imagen de la propuesta

Imagen 7. Sección tipo del Centro de Visitantes

Este camino parte del extremo sur del

camino principal de distribución, del

que surge transformado en liviana pa-

sarela que mantiene la horizontalidad

en toda su longitud hasta llegar a la

base del Cenobio. Se traza encarama-

do a la pendiente de la montaña por

debajo de la carretera GC-291, que

queda fuera del alcance de la vista; no

así el extraordinario paisaje de la con-

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cruzándola por debajo del último de

los puentes. Este trazado requiere dos

pasarelas que bordeen sendos lomos

escarpados de la montaña, las cua-

les seguirán el mismo diseño que las

planteadas para unir el centro de in-

terpretación con el Morro o el cenobio

con el barrio troglodita. Una vez cru-

zada la carretera, el nuevo tramo en-

lazaría con el otro extremo existente

del camino real, y en el mismo punto

confl uiría además el nuevo sendero

de enlace con el centro de interpreta-

ción, que llanea bordeando la ladera

norte de El Gallego.

Como alternativa a este tramo recons-

truido del camino real, se plantea una

segunda vía que permite utilizar las

instalaciones del centro de interpre-

tación como paso del camino. De esta

manera, del actual extremo este del

camino real partiría un ramal que as-

cendería hasta alcanzar la plataforma

de cubrición del primer falso túnel, y

desde aquí subiría hasta la plataforma

220, donde se encuentra el centro de

interpretación, del que parte el cita-

do sendero de enlace con el extremo

oeste.

La iluminación proyectada para los

senderos peatonales y el rehabilitado

camino real fuera de las áreas dotacio-

nales consta de luces puntuales sobre

el suelo, cada cinco metros lineales

para marcar el recorrido. Esta ilumina-

ción nocturna se combina con el siste-

ma de señalética o balizamiento, que

marca los puntos cada diez metros en

altura para situar al caminante y que

se integra con los elementos del ca-

mino, como son los muros de protec-

ción de piedra (cuando los haya) o el

propio suelo. El balizamiento seguirá

un código de colores basado en pará-

metros como la altitud, la pendiente,

la distancia a los puntos de encuentro,

etc (expresado todo de manera grá-

fi ca en los planos del proyecto). Así

mismo, en cada uno de los cruces de

caminos se instalarán los pertinentes

paneles informativos con la situación

del caminante y los equipamientos y

servicios.

El paisaje y la conectividad peatonal

Como se ha dicho, los problemas prin-

cipales que notamos en el territorio se

derivan de los cortes traumáticos que

se producen en el mismo, como en

la carretera GC-291, en la autovía GC-

2 o en la propia explanada del futuro

centro de interpretación. Estas heridas

producidas por las infraestructuras tie-

nen dos efectos signifi cativos: por un

lado el corte de las comunicaciones

tradicionales a pie y, por otro, el referi-

do impacto paisajístico.

En cuanto a la conectividad perdida, su

recuperación se plantea como el prin-

cipal objetivo de las diversas interven-

ciones sobre el territorio que propone

este proyecto. Y en lo que se refi ere al

paisaje, la reversión de su deterioro es

uno de los condicionantes más impor-

tantes a la hora de resolver el diseño

general de este proyecto, y por ello

algunos detalles relacionados con esta

recuperación han quedado esbozados

en los apartados correspondientes a

las actuaciones particulares.

Creemos que los problemas de conec-

tividad y paisaje han de ser abordados

de forma conjunta, puesto que con-

fl uyen en los mismos puntos al estar

causados por las mismas heridas en el

terreno. Por ello, se proponen varias

líneas de acción centradas al mismo

tiempo en el paisaje y en la conecti-

vidad:

- Reconstrucción-reinterpretación del

perfi l de la montaña. En los cortes de

mayor signifi cación se obtendrá una

recuperación paisajística desde el pun-

to de vista de la contemplación.

- Conexión del sistema costero de San

Felipe con el complejo del yacimiento

a través del perfi l reconstruido. Se ge-

nera así un novedoso acceso pensado

para el caminante, en contraposición

a las vías rodadas.

- Reciclaje de escombros en el camino

real de San Felipe. La citada recupe-

ración del camino real, que ha de ha-

cerse siguiendo la técnica tradicional,

utilizará como materia prima las pie-

dras extraídas del desmonte efectuado

en las obras de la carretera GC-2 y de

su desdoble, que actualmente se acu-

mulan antiestéticamente en algunas

laderas de la montaña. En las laderas

desescombradas se deberá proceder

a las acciones oportunas para que la

vegetación local pueda recolonizarlas

de manera natural.

La principal de estas actuaciones es

la intervención sobre el tramo de la

autovía que conecta con el puente

de Silva. Se pretende coser la herida

provocada en la montaña por la CG-2

mediante la generación de una estruc-

tura que combine el perfi l originario

de la montaña con otro perfi l tipo que

resuelva los problemas de conecti-

vidad y paisaje. Una transición fl uida

entre estas dos secciones nos confor-

mará una topografía diversa donde se

resuelve además el paso elevado para

la conexión peatonal del camino real

con el centro de interpretación, el cual

arrancará desde el muro de conten-

ción cercano al puente, cubriendo su

impacto visual.

Por lo que respecta al camino real,

que en algunos de sus tramos habrá

de ser reconstruido bajo los puentes

de la GC-2, se planea su ensanche en

el primero de estos puntos a modo

de plataforma panorámica. De este

modo se proporciona una visión ge-

neral de San Felipe y parte de la costa

norte de Gran Canaria, pero al mismo

tiempo se integra la estructura de la

gran obra de ingeniería de la carretera

como uno más de los atractivos de la

zona, debilitándose su papel de intru-

so en el paisaje.

Finalmente, como ya se ha indicado,

las instalaciones principales de servi-

cios, presididas por el centro de inter-

pretación, suponen también una in-

tervención paisajística: la edifi cación,

planteada con su forma, ubicación y

sistemas constructivos, permite resta-

blecer la continuidad perceptiva de la

montaña y al mismo tiempo facilita el

acceso de los visitantes al resto de las

instalaciones, ya que se sitúa al pie del

camino distribuidor.

Actuaciones complementarias

Para completar este proyecto global

es necesario abordar otras tareas que

se manifi estan imprescindibles para

la puesta en valor de la zona como

lugar de recursos lúdicos y culturales.

Estas actuaciones exceden del ámbito

estricto de este proyecto, pero están

relacionadas con él en cuanto que

contribuirían sinérgicamente al éxito

de cualquier proyecto integrador aco-

metido en el área.

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La explotación de los atractivos na-

turales de la junta de los barrancos,

tan ricos como desconocidos, podría

lograrse con el trazado de nuevos

senderos destinados a los caminantes

y excursionistas, que actualmente no

disponen de vías abiertas en esa zona

en cotas inferiores a la carretera GC-

291.

Igualmente, la afl uencia de grupos

informales de usuarios potenciales de

las instalaciones podría incentivarse

con la instalación de áreas recreati-

vas en el barranco de San Felipe, para

lo cual se proponen los espacios que

actualmente ocupan los materiales

constructivos del desdoblamiento de

la autovía bajo el puente de Silva. En

esos puntos se propone tanto la ade-

cuación de zonas de picnic y barbacoa

como el diseño de espacios para la

práctica de ejercicios físicos, incluidos

algunos deportes minoritarios como la

escalada, lo cual completaría la oferta

iniciada con la pista de parapente y las

vías para senderistas.

Por último, sería de enorme interés un

serio y completo programa de recupe-

ración del patrimonio etnográfi co de

esta zona del municipio. A la vista del

inventario existente de patrimonio ar-

quitectónico y etnográfi co, se observa

en el área de San Felipe y sus inmedia-

ciones una peculiar concentración de

inmuebles de este tipo, completados

con algunos más en el interior de los

barrancos aledaños. Entre ellos se en-

cuentran vestigios de arquitectura po-

pular, actividades industriales o prein-

dustriales, agricultura tradicional,

gestión del agua, etc, que en conjunto

podrían conformar una interesantí-

sima ruta cultural complementaria

a los atractivos programados en este

proyecto. Como parte de esta ruta se

propone la adecuación de algunas ca-

sas cuevas de El Gallego de Atrás como

pequeños museos etnográfi cos.

MARCO LEGAL DE LA GESTIÓN DEL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO

Pilar Gómez CortésTécnica jurídica del Servicio de Patrimonio Histórico

del Cabildo de Lanzarote

[email protected]

María Antonia Perera BetancortArqueóloga. Jefa del Servicio de Patrimonio Histórico

del Cabildo de Lanzarote

[email protected]

RESUMEN

Las autoras han realizado un análisis comparativo del contenido en materia de

arqueología entre el texto jurídico vigente, la Ley 4/99, de 15 de marzo, de Patri-

monio Histórico de Canarias y el Anteproyecto de la Ley de Patrimonio Histórico

y Cultural de Canarias, que se encuentra en fase de aprobación.

1. DEFENSA DEL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO

El patrimonio arqueológico forma par-

te del concepto general del patrimonio

histórico y cultural de Canarias (artícu-

lo 2 de la Ley de Patrimonio Histórico

de Canarias, en adelante LPHC) y del

Anteproyecto de Ley (en adelante AL).

En consecuencia, existe un deber ge-

neral de la sociedad y de los poderes

públicos de protegerlo, conservarlo,

investigarlo y difundirlo (artículo 4 de

la LPHC y del AL).

El AL simplifi ca y concretiza a la vez

tal defi nición, ya que el artículo 60

de la LPHC centra su defi nición en la

metodología arqueológica, bienes

inmuebles y muebles de carácter his-

tórico susceptibles de ser estudiados

con metodología arqueológica, hayan

sido o no extraídos, y tanto si se en-

cuentran en la superfi cie como en el

subsuelo o en el mar territorial, para

en párrafo aparte incluir la paleonto-

logía. El artículo 43 del AL establece

que lo integran los bienes muebles e

inmuebles que contengan los valores

que defi nen el patrimonio histórico y

cultural de Canarias (artículo 2 del AL)

que requieran aplicación de meto-

dología arqueológica, se encuentren

en superfi cie, subsuelo, en un medio

acuático o hayan sido extraídos de su

contexto original.

PALABRAS CLAVES: Ley 4/99, de 15 de marzo, de Patrimonio

Histórico de Canarias, Anteproyecto de la Ley de Patrimonio

Histórico y Cultural de Canarias, Arqueología.

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A esta defi nición va ligada la condi-

ción de dominio público de los bienes

arqueológicos (artículo 61 de la LPHC

y 44 del AL), que no pueden ser ob-

jeto de tenencia, venta o exposición

pública por las personas particulares

o instituciones privadas. El AL elimi-

na, respecto a la LPHC, el otorgar una

condición especial de dominio público

a los bienes pertenecientes al pasado

aborigen canario.

De esta condición de dominio públi-

co se deriva la obligación general de

todas las personas físicas o jurídicas

poseedoras de bienes de dominio pú-

blico, de entregarlos a las instituciones

competentes para su custodia y con-

servación. Mientras que en la LPHC se

recoge tal obligación, en la Disposición

Transitoria Cuarta, el artículo 45 del AL

establece tal obligación como general

y permanente, no sometida a plazo, a

diferencia del año que se impone en la

citada Disposición Transitoria Cuarta.

De tal condición deriva igualmente

la persecución del saqueo y expolio,

así como la competencia estatal (Ley

16/85, de 25 de junio, de Patrimonio

Histórico Español) respecto a la expor-

tación ilegal de bienes muebles de do-

minio público.

2. GRADOS DE PROTECCIÓN

La LPHC establece dos grados de pro-

tección: la declaración de Bien de In-

terés Cultural (BIC), con la categoría

de Zona Arqueológica, y las cartas ar-

queológicas de ámbito municipal.

La declaración BIC, Zona Arqueológi-

ca, se defi ne en el artículo 18.1 e) como

el lugar o paraje donde existen bienes

muebles o inmuebles representativos

de antiguas culturas, mientras que el

artículo 23.1 e) conlleva la misma de-

fi nición pero acorde con la que realiza

sobre el patrimonio arqueológico, y

añade cuyo estudio requiera la aplica-

ción de la metodología arqueológica.

Asimismo en ambos textos legales

se dispone la categoría BIC para la

Colección de Bienes Muebles o Bien

Mueble individualmente considerado

con idénticas defi niciones, basadas en

el cumplimiento del requisito de que

ostente valores históricos o culturales

para su declaración.

El artículo 62.1 y 2 de tal ley declara

con categoría de Zona Arqueológica,

aun sin expediente incoado ni instrui-

do al efecto, todos los sitios, lugares,

cuevas, abrigos y soportes que con-

tengan manifestaciones rupestres; así

como con la categoría de Bien Mue-

ble todas las momias, fardos y mor-

tajas funerarias pertenecientes a las

poblaciones prehispánicas de las Islas

Canarias cualquiera que sea su actual

ubicación y estado de conservación.

Además, añade todas las colecciones

de cerámica, incluidos ídolos y pin-

taderas, utensilios líticos, objetos de

piel, madera, hueso, material malaco-

lógico, pecios y aquellas otras piezas

fabricadas en materia vegetal.

De conformidad con el artículo 23 de

la LPHC los BIC deberán inscribirse en

el Registro Canario de Bienes de Inte-

rés Cultural, como instrumento de pú-

blico y general conocimiento.

La LPHC, en su artículo 64, establece

la obligación de crear Cartas Arqueo-

lógicas de ámbito municipal, instru-

mento que se defi ne como de carác-

ter interno de las administraciones, y

donde se identifi carán, localizarán y

serán inventariados los yacimientos

arqueológicos de Canarias (territoria-

les y subacuáticos).

El AL (artículo 5) establece como gra-

dos de protección: los BIC y su inscrip-

ción en el Registro de Bienes de Interés

Cultural; y la Carta Insular de Bienes

Históricos y Culturales, como instru-

mento de protección de aquellos bie-

nes muebles, inmuebles e inmateriales

que, careciendo de los notorios valores

que justifi can la declaración BIC, po-

seen en cambio valores culturales de

interés insular. Desaparecen las cartas

arqueológicas como instrumentos de

carácter exclusivamente administrati-

vo, con la fi nalidad de dotar a la Carta

Insular de fuerza vinculante. Los bie-

nes incluidos en las cartas arqueológi-

cas, a la entrada en vigor de la nueva

ley, deberán incorporarse a alguno de

los instrumentos de protección que en

la misma se regula. Como novedad,

respecto a las Zonas Arqueológicas se

instará de ofi cio la inscripción de su

declaración en el Registro de la Pro-

piedad.

La LPHC establece la disposición de

Planes Especiales de Protección como

instrumentos de planeamiento ur-

banístico, y el AL impone su carácter

obligatorio introduciendo en el con-

tenido básico de los Planes Especiales

el análisis de la potencialidad arqueo-

lógica del subsuelo, así como las me-

didas protectoras en caso de afección.

3. RÉGIMEN DE INTERVENCIONES

El patrimonio arqueológico exige una

metodología específi ca no sólo para

su estudio, intervención, puesta en

uso, protección y conservación, sino

además para su localización y carac-

terización, ya que su signifi cación

histórica viene defi nida por esta na-

turaleza y por el contexto que explica

y singulariza su existencia. Por eso en

el AL se contemplan, junto a las medi-

das protectoras y correctoras, aquellas

otras de carácter preventivo, ya que

se trata de un patrimonio de amplia

implantación en el territorio, de dispar

cronología, entidad y materialidad y

de extrema fragilidad.

Tanto en la LPHC como en el AL, res-

pecto a los BIC se establece un (1) ré-

gimen de autorizaciones para ejecutar

intervenciones, obras y usos en los BIC

y en sus entornos de protección (ar-

tículo 55 y siguientes de la LPHC y 65

del AL), añadiéndose, como ya hemos

indicado, el (2) régimen de autoriza-

ciones que se establece en la Carta

Insular.

Los artículos 66 y siguientes de la LPHC

regulan el régimen de autorizaciones

con relación a las intervenciones ar-

queológicas, que en el AL recoge en

los artículos 49 al 50. Tal materia ac-

tualmente se regula en el Decreto

262/2003, de 23 de septiembre, por el

que se aprueba el Reglamento sobre

Intervenciones Arqueológicas en la

Comunidad Autónoma de Canarias,

que resultará derogado expresamen-

te a la entrada en vigor, en caso de

aprobación, del AL (Disposición De-

rogatoria Única). El AL introduce nue-

vas defi niciones de las intervenciones

arqueológicas así como de su regu-

lación e instrumentalización. Ambos

documentos recogen disposiciones

similares respecto a las cautelas y au-

torizaciones de desplazamiento de es-

tructuras de carácter arqueológico.

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Este régimen de autorizaciones se apo-

ya en órganos consultivos, tales como

la Comisión Insular de Patrimonio His-

tórico (y Cultural) y como novedad en

el AL, se establece la obligatoriedad

de creación de los Concejos Municipa-

les de Patrimonio Histórico y Cultural

(ahora de creación potestativa), y en

ambos casos con un criterio de com-

posición técnico especializado en la

materia.

4. RÉGIMEN COMPETENCIAL Y DE FUNCIONES

Respecto a los BIC, tanto en la LPHC

como en el AL, corresponde a la Ad-

ministración Pública de la Comunidad

Autónoma la declaración de los mis-

mos, y la gestión del Registro BIC. El AL

introduce la competencia de incoar e

instruir expedientes BIC en el caso de

los bienes adscritos a su Patrimonio o

a servicios públicos gestionados por

ella y, cuando habiendo requerido al

cabildo correspondiente para que in-

coe, no lo haya hecho en el plazo de

dos meses.

Ambos textos recogen las competen-

cias de autorización de intervenciones

arqueológicas, la programación de

investigaciones, la inspectora y san-

cionadora en casos legalmente deter-

minados. En el AL desaparece la Alta

Inspección establecida en la LPHC, se

impulsa la creación del Centro de Do-

cumentación del Patrimonio Histórico

(y Cultural en el AL), como medio para

conseguir unidad documental actuali-

zada de sus bienes históricos y cultura-

les, así como su informatización.

El AL recoge la competencia de autori-

zación de creación de Parques Arqueo-

lógicos, así como la constitución de la

Comisión de Valoración del Patrimo-

nio Histórico y Cultural, órgano con-

sultivo dependiente de la Comunidad

Autónoma, que entre otras funciones

ostenta la de valorar bienes descubier-

tos en virtud de hallazgos casuales.

Los Cabildos Insulares mantienen en

el AL un régimen competencial si-

milar al de la LPHC, con la novedad

de la creación de la Carta Insular y el

otorgamiento de autorizaciones fun-

damentadas en la misma. Igualmen-

te, ejercerán la función inspectora y

sancionadora como un deber inexcu-

sable.

Respecto a los museos arqueológicos

insulares se mantiene la competencia

del Título IV de la LPHC, ya que el AL

decide no incluir en su texto materia

museística, al considerar que debe

tramitarse una legislación específi ca

(Disposición Transitoria Primera del

AL). En consecuencia, la totalidad de

las islas deberá contar con su museo

insular, siendo obligación de la Comu-

nidad Autónoma su materialización.

En ambos textos se recoge la función

de todas las administraciones públicas

competentes de adoptar las medidas

tendentes al regreso a su lugar de

origen de los bienes arqueológicos.

Cabe refl exionar en este punto sobre

la polémica que surge cuando se plan-

tea que en ocasiones el patrimonio

arqueológico (Bienes Muebles o es-

tructuras desplazadas) goza de mayor

protección en un museo aunque éste

radique fuera del lugar de origen de

tal bien.

Igualmente, para ambas administra-

ciones, tanto en uno como en otro

texto se recogen funciones relativas

a la difusión, fomento y disfrute del

patrimonio histórico y cultural. De

tal forma que además de las medidas

de exención fi scal y de subvenciones,

como novedad en el AL se establece el

deber de incluir en los planes de estu-

dio de los distintos niveles del sistema

educativo obligatorio el conocimiento

del patrimonio histórico y cultural de

Canarias y el reconocimiento ofi cial a

personas que se distingan por su valor

en defensa del mismo. No es sufi ciente

conocer, sino que es fundamental ser

conscientes de que hay que proteger y

trabajar las conciencias.

5. RÉGIMEN SANCIONADOR Y CÓDIGO PENAL

La LPHC y el AL establecen un régimen

similar de infracciones y sanciones que

en el caso de AL se actualiza respecto

al Texto Refundido de la Leyes de Or-

denación del Territorio de Canarias y

Espacios Naturales de Canarias.

Los artículos 323 y 324 del Código Pe-

nal regulan el delito de daños contra

el patrimonio arqueológico. En este

caso, a diferencia del régimen sancio-

nador administrativo, que penaliza las

intervenciones realizadas sin la autori-

zación preceptiva (carácter preventi-

vo), la ley penal precisa para castigar

la producción del daño.

AGRADECIMIENTOS

Deseamos agradecer a la Dirección

General de Cooperación y Patrimonio

Cultural y a toda la organización de

Arqueomac la invitación para partici-

par en este encuentro, ya que ello nos

posibilita refl exionar y contrastar los

diferentes puntos de vista que pueden

existir entre las demás personas po-

nentes y público especialista en esta

temática.

La Consejería de Educación, Cultura y

Deportes del Gobierno de Canarias, a

través la Dirección General de Coope-

ración y Patrimonio Cultural ha insta-

do y elaborado junto con los cabildos

insulares una profunda remodelación

de la vigente Ley 4/99, de 15 de marzo,

de Patrimonio Histórico de Canarias,

que se ha materializado en el Ante-

proyecto de Ley de Patrimonio Histó-

rico y Cultural de Canarias, el cual se

encuentra en fase de aprobación por

parte del Gobierno.

Debido a este trámite de un nuevo

texto legal para enmarcar la defensa

del patrimonio arqueológico, consi-

deramos oportuno realizar un análisis

comparativo entre ambos documen-

tos sobre dicha materia. Contando con

el visto bueno de la Directora General

de Cooperación y Patrimonio Cultural

y con la prudencia que demanda un

texto legislativo en fase de aprobación,

seguiremos esta propuesta, no sin an-

tes recordar a todo el personal técnico

de los Servicios de Patrimonio Histó-

rico de los cabildos insulares que han

participado en la redacción de dicho

anteproyecto, especialmente a Santia-

go Febles, María Luisa Sintes y Ángeles

Ojeda, con quienes personalmente

aprendimos mucho y también nos di-

vertimos, a pesar de estar inmersos en

la redacción de un texto legal.

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MESA REDONDAMEDIDAS E INSTRUMENTOS PARA LA DEFENSA Y CONTROL DEL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO

LEGISLACIÓN, INSPECCIÓN Y PLANEAMIENTO URBANÍSTICO

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E3Aránzazu Gutiérrez: Aunque no es-

taba en el programa, me va a tocar

moderar esta mesa y quería, un poco,

romper respecto a los bloques que se

han visto hasta ahora durante el en-

cuentro, que han sido más de conte-

nidos de conservación, de difusión, de

puesta en valor. Entramos en una par-

te que quizás sea la más árida y para

algunos de los que están aquí tal vez

resulte muy lejana respecto a lo que es

su ámbito de actuación. Pero de todos

Participan: Luis Bettencourt [Agencia para el Desarrollo de la Cultura en Azores

(ADCA)], Miguel Febles Ramírez [GEODOS], Pilar Gómez Cortés [Jurista del Cabil-

do de Lanzarote], Juan Carlos Hernández González [Arquitecto], José de León

Hernández [Técnico del Cabildo de Gran Canaria], Luis Lorenzo Mata [Técnico del

Cabildo de Fuerteventura], Jorge Pais Pais [Técnico del Cabildo de La Palma], Ma-

ría Antonia Perera [Servicio de Patrimonio Histórico del Cabildo de Lanzarote],

Maite Ruiz González [Técnico del Cabildo de El Hierro]

Modera: Aránzazu Gutiérrez Ávila [Directora General de Cooperación y Patrimo-

nio Cultural. Gobierno de Canarias]

los bloques éste es el más necesario de

debatir. Sobre todo para los que cum-

plen labores de técnico, que trabajan

en la Administración, tanto local, in-

sular como en la autonómica, como

para los que tenemos también res-

ponsabilidades en este ámbito. Antes

de continuar y que empiece el turno

de preguntas, intervendrán aquellos

que no lo han hecho a lo largo de las

jornadas.

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[Inspecciones de Patrimonio.

Legislación]

Maite Ruiz: Quería compartir una se-

rie de apreciaciones o percepciones,

quizás personales, o de opiniones de

carácter personal, en mi condición de

ciudadana y también de inspectora

de patrimonio. En primer lugar, por-

que la inspección de patrimonio es,

conforme dice la Ley, de inexcusable

observancia para el mejor control y

vigilancia de lo que es el patrimonio

histórico. Pero también hay otra serie

de funciones de las administraciones

públicas que no son esas, como es la

de la formación, la de la difusión e

investigación. Y también una que me

parece muy importante, que es la de

la integración en los programas edu-

cativos de contenidos y valoración del

patrimonio histórico, aunque la ley no

dice que esto sea de inexcusable ob-

servancia. Entonces, de esta manera,

creo que la administración es muy

activa en materia de legislación, en

materia de planifi cación territorial, de

aprobación de instrumentos de carác-

ter normativo, de instrumentos de pro-

tección, como las cartas arqueológicas

o etnográfi cas, aunque no sea el caso

concreto de El Hierro. Sin embargo, en

el tema de la integración de estos con-

tenidos en los programas educativos,

no ha sido tanto ese el ejercicio de sus

funciones.

Me alegra ver que en la nueva Ley de

Patrimonio Cultural también se incide

en este tema, pero sólo comparando

lo que es el cuerpo legislativo con el

currículo escolar se ve que la ecua-

ción no es equivalente. Porque en

realidad legislar y aprobar todos es-

tos documentos legislativos signifi ca

–o pudiera signifi car– proteger, pero,

desde mi punto de vista, la percepción

es que se realiza de espaldas a la ciu-

dadanía. Y de espaldas a la ciudadanía

porque, pese a que como dijo Miguel

[Febles], existe toda una jerarquía de

instrumentos, desde el mayor hasta el

último, de planes generales o de desa-

rrollo, que sí son sometidos a informa-

ción pública, pero que nunca podrán

ir en contra de lo que viene impuesto

desde arriba, que son las leyes. Y aun-

que todos votamos cada cuatro años

y es la expresión de la voz del pueblo,

cuando se legisla –desde mi punto de

vista– también puede ser una expre-

sión de ese despotismo ilustrado de

“todo para el pueblo pero sin el pue-

blo”. Porque las iniciativas legislativas

populares no son muy frecuentes y

cuando prosperan difícilmente pasan

la criba de una serie de mociones que,

a lo mejor, hasta pervierten el interés,

la intención original de cuando fueron

propuestas.

Entiendo que legislar podría ser prote-

ger, pero conocer el patrimonio sería

conservar. Yo plantearía una discusión

en este sentido: si legislar podría ser

proteger y conocer es conservar. Pero

esta vinculación directa del conoci-

miento con la conservación es la que

entiendo que, de hecho, puede poner

en peligro la conservación de los bie-

nes. Porque es mi percepción personal

como ciudadana que el conocimiento

y la valoración de nuestra cultura cada

vez están más en manos de un grupo

marginal, una élite intelectual, como

decía Nona.

Pongo un ejemplo, muy cercano a mí.

Hay constituido un grupo, denomi-

nado Atlántida, que quiere implantar

en el currículo escolar la educación

por competencias básicas en la ense-

ñanza, y es un grupo pionero que va

a ser de referencia en el Ministerio de

Cultura, porque es asesor en esa mate-

ria. Llevan trabajando en El Hierro un

par de años y lo han hecho junto con

los centros, profesores y directivos, las

familias, las AMPAS, y han realizado

un diagnóstico desde todos los pun-

tos de vista de la sociedad, valorando

aspectos positivos, aspectos negativos

y lo que hay que mejorar en aspectos

socio-afectivos, socioculturales, infra-

estructuras, ciudadanía… Y el patri-

monio brilla por su ausencia. No está.

Solamente realizan una valoración po-

sitiva de la conservación, de la cultura

tradicional, que en El Hierro no podría

ser de otra manera, con las bajadas y

el fuerte arraigo que tiene el patrimo-

nio inmaterial en la isla. Pero es pre-

cisamente el que escapa al control de

la administración y depende más de la

voluntad y el empeño de las familias

y de los ciudadanos por mantener su

patrimonio.

Porque la percepción social, desde el

punto de vista de la élite intelectual,

se puede estar difuminando, pero al

mismo tiempo se puede estar también

enriqueciendo a través de aportacio-

nes foráneas, que a veces entran en

directa competencia con las locales.

Lo digo por las fechas en las que es-

tamos, que ya no sabemos si estamos

celebrando los Finados, las tafeñas o

Halloween, porque Halloween tiene

ya un arraigo social, guste o no a las

élites intelectuales. Se fomenta des-

de los centros educativos. Mi hijo ha

aprendido antes qué es Halloween que

lo que es una tafeña. Se hacen fi estas

municipales, se celebran también fi es-

tas particulares, se sale a la calle y la

celebración de Finados y tafeñas se

está convirtiendo en marginal, pese a

que se pueda legislar sobre ellas y has-

ta declararlas Bien de Interés Cultural.

La batalla, en este caso, creo que la

tiene ganada la calabaza y los demás

somos los frikis de las castañas, y es lo

que hay.

Por eso, la inspección va a tener ple-

na vigencia. Sancionando también y

actuando con un carácter paternalis-

ta, amparado en un corpus legislativo

que está en continuo cambio y que

no termina de aprobar los sucesivos

instrumentos de protección. Pero

no es una garantía de conservación,

y pongo un ejemplo, que es el de la

Ley 6/2009, que sí tiene una trascen-

dencia gordísima, desde mi punto de

vista particular, en la conservación del

patrimonio etnográfi co, en este caso,

en el suelo rústico, claro. De manera

que está abierta la puerta a que sólo

se conserve el suelo rústico y aquellos

elementos de interés etnográfi co que

no tienen valor.

Lo digo también por el inventario de la

arqueología industrial: más vale que le

pongan corriendo una normativa que

impida la demolición y sustitución de

obra nueva, porque está ya en vías de

desaparición. Entonces, vamos a vigi-

lar la legalidad. Porque es legal derruir

un inmueble conforme a esta ley, pero

también es legal el artículo 52 refe-

rente a la obligación de conservar el

patrimonio. Y el inspector ¿qué hace?

¿Establecemos una medidas cautela-

res después de haber hecho un infor-

me diciendo que sí, porque conforme

a la legalidad sí, pero como se lo van

a cargar, hacemos unas medidas cau-

telares? No sé, creo que la inspección

está ya en un laberinto.

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Yo insisto en que, por lo menos, para

lo que es la conservación del patri-

monio en todas sus manifestaciones,

es imprescindible conocer, divulgar

y, sobre todo, integrar en el currícu-

lo escolar materias relacionadas con

ello. Porque creo que no se puede ac-

tuar con paternalismo, de espaldas a

la ciudadanía y a su percepción de la

sociedad, que es la que vamos confor-

mando día a día, porque lo que va a

trascender a generaciones futuras es

lo que yo considero mi patrimonio. Y

porque los que van a legislar en el futu-

ro son los que están estudiando ahora

en el colegio. No va a ser patrimonio

lo que considere la élite intelectual.

Lo que es el patrimonio y lo que va a

trascender es lo que yo estime que es

así. La batalla está perdida a favor de

la calabaza, pero creo que es hora de

apostar por ganar una guerra que ya

estaba planteada. Por lo menos, mi

deseo particular es que la inspección

no tenga que ser de inexcusable ob-

servancia, porque no haga falta y por-

que el patrimonio no estorbe a cada

paso que se da.

[Aplicación de normativas]

Luis Lorenzo Mata: No sé cómo em-

pezar, porque cada vez que interviene

el último, quiero intervenir… Y es que

es tan complejo todo lo relativo a la

gestión y lo “cotidiano” –como decía

Nona [Perera]– de la gestión del pa-

trimonio histórico en relación a cómo

aplicar la normativa. Sobre todo des-

de el punto de vista de que a veces no

tiene nada que ver con el patrimonio,

o sí pero de forma colateral. Se sue-

le legislar sobre el territorio. ¿De qué

forma podemos hacer la gestión de

lo cotidiano con tanta normativa ur-

banística? Tenemos el desarrollo de

planes insulares, tenemos el desarrollo

de normativas de legislación turística,

tenemos muchísimas normativas que

nos obligan cotidianamente a hacer

un informe, incluso rayando lo sub-

jetivo. Porque tenemos que adaptar

normas que implican directamente al

patrimonio, pero que al mismo tiem-

po –como dice Maite [Ruiz]– quizás lo

esté poniendo en riesgo.

Por ejemplo, según la última legisla-

ción turística cualquier establecimien-

to que se quiera dedicar al turismo ru-

ral tiene que estar catalogado y hacer

un informe de sus valores históricos, y

entonces podría crecer hasta un 25%

de su volumen. Esto quiere decir que,

primero, tienes que darle su valor his-

tórico, y luego a ver si lo que quieren

incrementar lo rompe o no lo rompe. El

PIOF, por ejemplo, en el que se basa la

gestión del patrimonio de este Cabildo

insular: el PIOF recoge normativa en

cuanto a la planifi cación y protección

del patrimonio, en unos casos con un

inventario en el que también aquellos

elementos que se dedican al turismo

rural se podrían incrementar hasta un

50%. Esto queda ahora desplazado por

la reciente aprobación de la normati-

va turística. Sigue siendo vigente una

normativa del PIOF, en el que aque-

llas edifi caciones en suelo rústico que

tengan valores históricos, dedicadas

a viviendas, podrán incrementar su

volumen en 40 metros por miembro

familiar. Esto quiere decir: primero,

que todo este tipo de legislación, más

desarrollada con materia urbanística,

del territorio y con la protección del

patrimonio, nos está obligando todos

los días a ir a marchas forzadas, co-

rriendo a ver cómo podemos salvar el

patrimonio al mismo tiempo que no

incumplimos la normativa que está en

vigor por encima de todo a nivel de

Canarias. Tenemos que darles informes

favorables si estos tienen esos valores

históricos, y por otro lado ver si en ese

proyecto que incrementa el volumen

de esa edifi cación, que supuestamen-

te cuenta con sufi cientes valores como

para estar catalogada en lo que exige

la ley, si el incremento de volumen de

edifi cabilidad no está al mismo tiempo

destruyendo aquellos valores que se lo

están dando. Esto nos crea un proble-

ma en lo cotidiano al estar todos los

días haciendo un esfuerzo mental a la

hora de gestionar el patrimonio.

Por otro lado, toda esta normativa

vendría acompañada de otras exigen-

cias. Por ejemplo la creación de estos

instrumentos, de inventarios, de los

catálogos arquitectónicos municipa-

les, que podrían servirnos de gran ayu-

da, pero que no se desarrollan. Estos

instrumentos no llegan a aprobarse

defi nitivamente, y no sabemos si, al

no aprobarse porque están ligados al

desarrollo urbanístico, continúan te-

niendo valor. Al fi nal es una “papa ca-

liente” que tienen los ayuntamientos y

no saben qué hacer con ellos, porque

hay otra normativa que dice que, efec-

tivamente, una vez vinculados estos

expedientes ya tienen un valor; lógica-

mente, ya alguien les ha dado un valor

patrimonial.

No se sabe qué hacer con este patri-

monio, nosotros tampoco. Se puede

construir si tienen valor. Los catálogos

municipales son un gran instrumento

para el desarrollo de la gestión diaria;

las cartas arqueológicas serían fun-

damentales porque, y en eso quería

relacionarlo también con la primera

ponente, en los inventarios, a nosotros

nos resulta fundamental que se pon-

ga si es posible actuar; enhorabuena

también por el esfuerzo que ha hecho

[Amara Florido] con la arqueología

industrial, pero para nosotros es fun-

damental que nos expongan también

el grado de protección y los tipos de

intervención, porque el grado de in-

tervención que puede efectuarse en

un bien vuelve siempre a quedar con-

dicionado por el esfuerzo y a la sub-

jetividad de cada uno, que es quien

informa en ese momento.

El desarrollo del PIOF, aunque se aprue-

ba en 2001, se hace teniendo en cuenta

la ley de patrimonio del 85, pero antes

de la aprobación de la ley de 1999, que

sí recoge cómo deben ser las formas de

intervención, la normativa ambiental,

parcial, habitabilidad y todo esto. Así

que esto no lo desarrolla el PIOF, por lo

que tenemos un confl icto en esta ma-

teria. En el inventario del PIOF, todos

aquellos elementos que no están de-

clarados Bien de Interés Cultural y que

no se destinen a turismo rural, tienen

una protección integral. Con lo cual,

todos aquellos elementos que tienen

menos importancia, menos valor que

incluso los digitales, son intocables,

hasta tanto no se desarrollen los ca-

tálogos arquitectónicos municipales.

Si éstos no incluyeran el tipo de inter-

vención, estaríamos en las mismas.

Por tanto, imagínense ustedes una

carta de inventario insular en la que,

incluso para los bienes no inventaria-

dos, si alguien quiere presentar una

vivienda con valores históricos, previa-

mente tenemos nosotros que los que

les demos los valores e interpretemos

hasta dónde pueden crecer. No sólo, a

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lo mejor, hasta la habitabilidad sino, si

tienes 3 niños, pues hasta 80m2 más,

con lo cual, toda esta gestión de lo co-

tidiano se nos va difi cultando todos los

días por las nuevas normas, los nuevos

decretos y legislación que a veces no

tiene nada que ver con el Patrimonio.

Y a veces nos enteramos tarde, porque

nada tienen que ver con esta materia,

sino colateralmente. En efecto, se arti-

cula el territorio y todas las califi cacio-

nes territoriales del patrimonio, pero

en los informes de impacto ambiental,

cuando se refi ere a patrimonio, no es

signifi cativo: siempre es así.

Luego están las cartas ecológicas.

Igual no se molestan o igual nos faltan

todos estos instrumentos en los que

la administración debe basarse para

saber si fi nalmente en ese territorio el

impacto puede ser signifi cativo o no.

Yo lo corto aquí, sería interminable,

porque la difi cultad desde Patrimonio

surge todos los días. De hecho, a ve-

ces, cuando veo a ponentes haciendo

trabajo de campo, ya nos da envidia,

porque así empezamos nosotros hace

20 y tantos años: haciendo informes

para declarar bienes de interés cultu-

ral, haciendo gestiones de museos… Y

ahora nos hemos convertido en meros

administrativos que estamos todos los

días haciendo informes y con el pesar

de que estamos haciendo uso de la

subjetividad. No queda claro, aún con

todos estos instrumentos, cuál debe

ser la forma ni el grado de protección,

para que todo no quede a la subjetivi-

dad de cada técnico que en ese mo-

mento debe hacer el informe.

[Cabildos insulares]

José de León: Cuando vine a este En-

cuentro estuve repasando una ponen-

cia que presenté en el año 93, en las

Jornadas de Estudio sobre Lanzarote

y Fuerteventura, relacionada con el

papel que tenía la creación de las uni-

dades de patrimonio histórico en las

islas. Van a cumplirse 30 años desde

que Canarias empezó a pensar por

sí misma en el Patrimonio, desde la

transferencia del 82. Llevamos 20 años

ya desde que estas se transfi eren a su

vez a los cabildos. En aquel momento

se armó un poco de revuelo, porque

íbamos a perder un tanto la perspec-

tiva general de Canarias. Pero yo creo

que esto no necesariamente es así,

sino que ha sido positivo.

En aquella ponencia preveía que esa

política iba a contribuir a un mayor

conocimiento de las realidades insula-

res y creo que ha sido así. Creo que se

ha multiplicado muchísimo el conoci-

miento en cada una de las islas, con la

idea de tener esos instrumentos. Pero

también creo que se ha ido debilitan-

do, no por una decisión política, sino

por el papel –un poco– de la perspec-

tiva general. Por eso insisto mucho en

la idea de la necesidad (y por eso pido

las cartas a los Reyes Magos de vez en

cuando), de que no sea la Dirección

General la “salvadora”, sino que sea la

responsabilidad y el compromiso de

los cabildos la que posibilite que reto-

memos aquella política inicial de tener

reuniones técnicas de coordinación.

[Legislación. Aplicación. Reforma]

Lo digo por un tema muy importan-

te: más allá de la legislación, que es

verdad que es importante, se está ha-

blando de una modifi cación de una

ley. Me ha parecido muy interesante

la intervención de Miguel Febles, so-

bre todo el desarrollo legislativo que a

nivel de protección nos sirve como he-

rramienta y como instrumento. Pero

más importante que eso es la práctica

diaria, porque al fi nal no sabemos lo

que somos. Yo sí soy inspector, porque

saqué la plaza de inspector, pero en

islas pequeñas al fi nal a veces uno es

inspector, es responsable de difusión,

es el encargado… Es decir, que hace-

mos un poco de todo. Hay una función

específi ca que es la inspección, pero

hacemos muchas cosas más. Entonces

creo que la necesidad de intercambiar

ese conocimiento y esa experiencia es

fundamental, sobre todo ahora que

vamos a atravesar y ya estamos en una

etapa de crisis, de desmantelamiento

de lo público.

Quisiera hacer una refl exión a los que

estamos aquí de instituciones públi-

cas, que parece que somos culpables

de la crisis y que, además, por tener un

puesto de trabajo fi jo somos poco me-

nos que apestados. Que hoy en día los

funcionarios serán así o asá, pero son

personas que están cumpliendo una

función pública y tienen la obligación

de cumplirla. Y en el caso nuestro, te-

nemos una enorme responsabilidad,

que muchas veces va más allá de lo

que estrictamente dice la legislación.

Por ejemplo, a veces te dicen a nivel

político ¿esta es tu competencia o no?

Si yo me reúno con el equipo redac-

tor de un plan general, ahí, donde hay

una unidad de actuación o hay posi-

bilidad de meter un sistema general,

ahí negociamos para poder proteger

ciertos bienes, y que además nos salga

gratis a la administración. Por tanto,

hay un montón de instrumentos.

La política resulta condenatoria res-

pecto a la gente, y ya uno no es ar-

queólogo, es “arqueologista”, que es

lo peor. La gente te llega asustada;

negociemos con los particulares, va-

yamos a las poblaciones a informarles

y a facilitarles el tema. Es decir, o te ga-

nas a la población o no hay nada que

hacer aquí. Me he gastado el trabajo

de analizar los Bienes de Interés Cultu-

ral en Gran Canaria y en el 75% de los

casos hay algún tipo de iniciativa pú-

blica, social o popular para la puesta

en marcha de esos bienes. Por tanto,

eso supone un feedback fundamental

para nosotros: ganarnos un poco a

esas personas.

Por último, quería hablar también un

poco del artículo 65, pero con respec-

to a la modifi cación de la Ley, ya que

creo que va a dar una buena perspec-

tiva. Es decir, en la Ley hay una serie

de instrumentos que para la inspec-

ción son fundamentales, porque son

el pan nuestro de cada día: artículo 48,

artículo 65 y artículo 70, y en esto no

podemos dar un paso atrás. Están mal

redactados, pero es lo que nosotros

tenemos como instrumento preventi-

vo para poder parar determinadas ac-

ciones. Yo creo que en estos 20 años,

creo que se ha ido asumiendo que es

importante el Patrimonio, que hay

que cumplir la legislación, hay que ha-

cer los estudios de impacto, etc.

[Planes generales. Catálogos

arquitectónicos]

Jorge Pais: Quiero comentar un par

de cosas en relación con lo que se ha

hablado esta tarde. Hay un tema, que

creo que se ha tratado en algún otro

momento, que es el de los planes ge-

nerales de ordenación y los catálogos

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arquitectónicos municipales, ante los

que estamos totalmente vendidos.

Porque aquí intervienen dos leyes, y

esas dos leyes facultan a los ayunta-

mientos, y así pasan a la COMAC, y

luego tienes un año para hacer ese

catálogo arquitectónico municipal. La

consecuencia es que casi ninguno en-

trega dicho catálogo cuando se aprue-

ba el plan general, pero luego, al año,

tampoco lo hacen. En La Palma esto

ocurre en la mayoría de los casos, y es

un tema que para los cabildos resulta

fundamental: saber lo que el propio

municipio considera de interés, aun-

que también hay algunos que se pa-

san. Tazacorte, por ejemplo, protege

todo el casco municipal, prácticamen-

te, pero en los barrios no hacen nada,

y luego tienen un problema y nos vie-

ne a nosotros.

[Difusión y protección del

Patrimonio]

Por otro lado, comentaban antes so-

bre qué hacemos para proteger el pa-

trimonio: si no lo difundimos porque,

al hacerlo, entonces terminan destru-

yéndolo. Creo que eso no es así, esa

ecuación no se cumple siempre. Hay

muchos casos en que es al revés. El he-

cho de que tú no des a conocer un pa-

trimonio, no signifi ca que se conserve,

ni mucho menos. Yo era de los que al

principio, cuando empecé a trabajar

en esto, tenía claro que no dábamos

a conocer lo que tenemos para que no

se destruyera. Pero al cabo del tiempo

te das cuenta de que eso es una ex-

cusa que utilizan muchos para decir:

“Ah, como no sabíamos que eso esta-

ba ahí, no nos pueden echar la culpa

porque no lo sabíamos”. Y eso pasaba

con los ayuntamientos o el propio ca-

bildo, pero el patrimonio es una cosa

que nos afecta a todos.

Está claro que la administración tiene

una labor especial, y ahora mismo soy

partidario de todo lo contrario: yo creo

que hay que darlo a conocer, aunque

estableciendo unas medidas mínimas.

Me olvidé de comentar esta mañana,

por ejemplo, el vallado que vamos a

poner en el poblado de cabañas del

Barranco de las Ovejas. Es un vallado

simbólico, que no sirve de nada a ni-

vel de protección. Lo puedes pasar por

un lado, lo puedes saltar por encima.

Se trata simplemente de delimitar que

aquello tiene un interés, y lo hacemos

así porque la experiencia en La Palma,

hasta ahora, ha sido totalmente posi-

tiva. Valentín [Barroso] lo sabe por lo

que hizo en los grabados del Verde, en

El Paso, que son simplemente dos ten-

sores de acero y dos paneles explicati-

vos. Es una estación en la que no hay

absolutamente nada alrededor, ni una

raya, ni nada. Seguramente si vemos

que empieza a deteriorarse habrá que

poner otro tipo de vallado, pero hasta

ahora la experiencia ha sido esa.

[Educación]

En cuanto al tema de la educación,

creo que lo tenemos perdido y ahora

mismo más que nunca. Yo estuve dan-

do clase del 96 al 2000, y se daba algo

de contenidos canarios. Hoy no se

da prácticamente nada, y menos con

la reducción de personal actual. Casi

ningún instituto tiene en su currículo

esa materia; yo los veo cuando van al

museo arqueológico, y no tienen ni

idea. Salvo dos o tres profesores que

conozco, que van todos los años y sé

que previamente les han explicado a

los chicos de qué va aquello, los de-

más es que no tienen ni idea, es que ni

siquiera lo ven.

[Gestión del suelo rústico]

En cuanto a lo que comentaba Luis

[Lorenzo] referente al suelo rústico,

eso que comentas es un poco lo que

el PIOF ha querido. En el caso de La

Palma, lo más que se permite en una

construcción en suelo rústico es un 5%

de la superfi cie total. Tú me dices que

por cada persona o por cada hijo ¿son

40 metros? A mí me parece la verdad

un disparate. Pero eso es un poco lo

que ustedes han decidido. Con el tema

del turismo, La Palma, La Gomera y El

Hierro tienen una legislación diferen-

te. Tú planteas una rehabilitación, una

ampliación en suelo rústico, pero lo

más que puedes hacer es eso. En la

mayoría de los casos lo que te da para

hacer es un bañito, porque siempre

son construcciones muy pequeñas,

antiguas, que no tenían ni baño, ni co-

cina ni nada, y lo más que te permiten

es eso.

[Legislación y territorio]

Miguel Febles: Hay una cuestión fun-

damental en todo esto –y se ha nom-

brado varias veces de forma directa

o indirecta–, que es la profusión de

normas legales que hemos creado con

intención de proteger el territorio y

de ordenarlo. Pero las normas legales

han llegado a un punto en que nos

convierten en una especia de gran

máquina burocrática, que al fi nal, en

muchos de los casos, no sabe resolver

algunos de los casos territoriales senci-

llos. Hay elementos que evidentemen-

te se tienen que proteger o potenciar,

y que resulta una cuestión evidente

en la que muchas de las veces no hay

necesidad de discusión. Pero, en cam-

bio, con el sistema legal que hemos

creado, resulta que para poder prote-

ger algo va a llevarnos una gestión de

varios años.

Lo decía antes: en los últimos 10 años,

los ayuntamientos y los cabildos que

han querido, han intentado adaptarse

a la nueva legislación, pero es que lle-

van 10 años intentándolo. No han con-

seguido tener un documento que es el

de desarrollo y protección de su terri-

torio. La refl exión que me venía a la

cabeza con todas estas cosas es ¿hasta

dónde vamos a llegar? Podemos seguir

poniendo piezas encima del andamio,

pero el andamio un día se va a rom-

per. No sé cuál es la solución, pero en

algún momento, tanto la ciudadanía

como las administraciones que ten-

gan competencias en esto, tienen que

empezar a plantearse que el proceso

no es sostenible. Entonces, esto no es

sostenible en sí mismo. Este proceso

legal no lleva a una mejor gestión del

territorio ni del patrimonio, sino que

lleva a todo lo contrario.

[Difusión del Patrimonio]

Respecto al tema de difundir, a mí me

parece perfecto que se difunda, estoy

totalmente de acuerdo, pero es verdad

que las tensiones territoriales existen y

han ocurrido situaciones de: “ojo con

ese proyecto, que cuando pases por

ahí vas a encontrar no se qué”. Y al

día siguiente, ese no se qué ya no está,

porque el propietario, el promotor o

quien sea, se ha encargado de pasar

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una excavadora o una pala mecáni-

ca, y ese “no se qué” ha desapareci-

do. Entonces dicen “difundir”: sí, y yo

entiendo difundir en la línea en la que

ustedes han estado hablando estos

días, es decir: lo investigo, lo catalogo,

lo trabajo, lo tengo claro y después lo

difundo.

Hasta qué punto las cartas arqueo-

lógicas están sufi cientemente claras,

localizados los puntos, por lo menos

la información que nosotros recibi-

mos para después poder establecer

los niveles de ordenación. Trabajamos

sobre ellos, y damos esa información

y la hacemos pública. Los planes ge-

nerales son públicos y además uno

de los documentos más frecuentados

últimamente por los ciudadanos. En-

tonces, hasta qué punto, teniendo en

cuenta mi responsabilidad también,

puedo publicar eso y plantearlo a una

exposición pública general.

[Legislación y planeamiento]

Pilar Gómez: Son varias cuestiones las

que quiero plantear al hilo de los que

han intervenido. Primero, la Ley de

Patrimonio Histórico es una ley sec-

torial. Es verdad que ha habido una

proliferación de aprobaciones de le-

yes y de planeamientos tremenda en

la Comunidad Autónoma de Canarias.

A veces, las personas que aplicamos

la ley tenemos la sensación de que

muchos textos se han aprobado para

burlar la aplicación de la Ley de Patri-

monio, que está muy clara. No pode-

mos perder de vista la mentalidad de

que la Ley de Patrimonio protege va-

lores, por encima de los instrumentos

de protección formales que pudieran

existir, y para eso, tanto el texto que

está en vigor como el que está a pun-

to de aprobarse, articula mecanismos

para que, dentro de la administración,

si hay valores dignos de proteger y que

no han sido protegidos, se protejan.

Tenemos que convivir con los planea-

mientos territoriales, tenemos que

convivir con las leyes sectoriales de ca-

rácter medioambiental, pero no apli-

camos leyes de medioambiente ni una

ley de impacto; aplicamos una ley que

protege valores de patrimonio his-

tórico. Aunque no es el tema de este

Encuentro Arqueomac, respecto a la

Ley de Medidas Urgentes, con la que

muchos técnicos juristas no estamos

de acuerdo en algunos puntos, hay

que tener en cuenta que se va a apli-

car respecto a aquellas viviendas o in-

muebles que estén en suelo rústico, y

los más perjudicados van a ser los que

no tengan una catalogación propia.

Posiblemente todas las administra-

ciones implicadas no hemos hecho

los deberes, pero los ayuntamientos,

como bien decía Jorge [Pais], no han

aprobado sus catálogos arquitectóni-

cos. Hay algunos que están vigentes

y que no incorporan lo que la Ley de

Patrimonio viene exigiendo desde

hace 11 años, que es la catalogación

en grados de protección y los tipos de

intervención. Por encima de eso no

hay nada, no hay ni Ley de Medidas

Urgentes ni planeamiento, porque un

planeamiento es una disposición re-

glamentaria de tipo sectorial, que está

por debajo de la Ley de Patrimonio

Histórico. Entonces, hay que ponerse

las pilas, hay que hacer los catálogos,

hay que tirar de las orejas a la Conse-

jería de Política Territorial, que está

permitiendo que se aprueben planea-

mientos generales sin incorporar los

catálogos, pese a que el artículo 47 de

la ley vigente establece que no serán

aprobados bajo ningún concepto. Y se

están aprobando, y se están pasando

como aceptables y aplicándolos. Veo

que tenemos una excesiva dependen-

cia de la normativa territorial y medio-

ambiental que se está aprobando,

pero nuestra legislación es otra cosa,

es una legislación de valores.

[Informes técnicos]

Respecto a lo que decía Luis [Loren-

zo] de los informes, que resultaban

ser subjetivos: un informe técnico

especializado siempre es subjetivo,

siempre. ¿Por qué? Porque es discre-

cional; lo que nunca puede ser es arbi-

trario. Siempre tiene que ser subjetivo

porque en ese informe lo que estáis

volcando los técnicos especialistas es

vuestro estudio, vuestro conocimien-

to, vuestra sabiduría, lo mismo que

cuando acudís a una prueba pericial

en un juzgado. Es subjetivo porque es

vuestro, no es de otra persona, pero,

insisto, lo que no puede ser en ningún

caso es arbitrario.

[Difusión del Patrimonio]

Y respecto a la difusión, creo que no

hay discusión. No podemos decidir en

las administraciones, ni en este foro

ni en cualquier otro, si difundimos o

no, porque lo manda la Constitución.

El patrimonio es de toda la sociedad

y el fi n que tiene es el uso y disfrute.

Cuando estábamos trabajando en el

nuevo texto de reforma de la Ley, con-

sultamos el contenido de la asignatura

para la ciudadanía y, claro, en los con-

tenidos viene el respeto por mandato

constitucional, el respeto al Patrimo-

nio Histórico y a su conservación ¿De

la mano de quién? Del medio ambien-

te, porque en la Constitución vienen

en el mismo bloque. Este mandato de

ser respetados, conservados y guarda-

dos para generaciones futuras, bien es

cierto que no especifi ca contenidos. A

mí me da igual como se llame al asig-

natura, pero creo que es necesaria en

muchos aspectos sociales y se basa en

que los niños tengan conciencia de

que eso debe ser así. Luego en cada

Comunidad Autónoma hemos intro-

ducido la enseñanza del Patrimonio

Histórico en niveles obligatorios, y ha-

brá que ponerse también las pilas para

trabajar en este sentido.

[Inventario del Patrimonio

Industrial]

Aránzazu Gutiérrez: Quiero decir que,

con respecto al trabajo que ha hecho

Amara, no es un catálogo, sino un in-

ventario para saber y valorar qué es lo

que tenemos. Por lo tanto, esa fi cha,

que sí pone el estado de conservación,

no tiene por qué incluir el nivel de ac-

tuación permitido. El nivel de actua-

ción se tiene que indicar cuando ya

pasa a ser catálogo y a tener una nor-

mativa, pero lo que ella ha presentado

aquí ha sido un inventario, que sirve

para conocer la realidad del patrimo-

nio industrial que tenemos. A partir de

ahí comenzamos a trabajar. Antes de

hacer un catálogo siempre se hace un

inventario, tanto en el arquitectónico

como en el caso de las cartas, para las

que también hay un inventario previo,

y luego ya pasas a desarrollar la nor-

mativa. Entonces, creo que hay que

saber diferenciar.

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[Instrumentos de protección]

Con respecto a esas carencias que

se indican y que todos hemos detec-

tado, y los que hemos estado en el

administración tanto como técnicos

como con responsabilidades sabemos

que existe un incumplimiento por

parte de las administraciones locales,

yo creo que casi el 90% o el 80%

de las entidades locales no tienen

cartas etnológicas y arqueológicas.

La gran mayoría tienen catálogos

arquitectónicos, aunque también con

un porcentaje bastante bajo. Sí creo

que la nueva herramienta que se ha

puesto en la nueva Ley de Patrimonio,

con el anteproyecto que tenemos,

donde fi gura como carta insular, viene

un poco a suplir esa carencia, y esto

fue un mandato de todos los cabildos

y un acuerdo al que llegamos todos

para intentar preservar el patrimonio.

Y ahí cabe también una cosa que co-

mentaba Maite [Ruiz], respecto al pa-

trimonio inmaterial, que es otra de las

carencias que ningún cabildo ha toca-

do, a excepción de Fuerteventura, que

sí tiene un trabajo bastante adelantado

y creo que muy completo sobre el pa-

trimonio inmaterial. Se está haciendo

el atlas de patrimonio inmaterial y va

un poco en base a esa primera toma

de contacto del inventario, y luego ya

tendremos que empezar a actuar con

mecanismos de conservación y poste-

riormente de difusión.

Luis Lorenzo Mata: Estoy de acuerdo

con [Pilar Gómez] sobre la subjetividad

en cuanto a la sabiduría, etc. Eso está

bien, pero lo que pasa es que mi ex-

periencia me dice que en materia de

Patrimonio, cuanto menos le dejemos

a la subjetividad, mejor. Porque, ade-

más, toda la legislación en esta mate-

ria te está constantemente obligando

a que esto se plasme en catálogos o

en medidas “inventariables” de pro-

tección. Si realmente tuviésemos los

catálogos arquitectónicos municipales

aprobados y bien defi nidos, y estos di-

jeran el grado de protección que tiene

cada Bien y las formas y medidas de

intervención, esto debería estar hecho

por equipos multidisciplinares que ha-

cen un trabajo metódico del elemento

en sí, con lo cual deben dar más ga-

rantías a la hora de tú hacer luego un

informe. Si estuviesen hechos todos los

catálogos municipales, si tuviésemos

el instrumento de las cartas arqueoló-

gicas bien defi nidas, bien delimitadas,

al fi nal nuestro trabajo volvería a ser

el del principio, el de museos y otros

funcionarios. Viendo la carta, ante una

petición cualquiera de una reforma de

un bien, vemos si está catalogado,

qué tipo de intervención permite, si

es un yacimiento arqueológico y está

delimitado, si se puede o no se puede

efectuar, o si se puede hacer un estu-

dio de impacto ambiental. Me refi ero

a que todos estos instrumentos a los

que nos obliga la legislación tampoco

están hechos, y esto a nosotros nos

complica muchísimo todos los días a

la hora de hacer nuestro informe.

[Difusión y propiedad]

En cuanto al desconocimiento, a mí se

me da casi a diario, sobre todo desde

la inspección. El problema no es que

difundamos o no el tema del patrimo-

nio, es que hemos declarado y estamos

protegiendo yacimientos arqueológi-

cos, y hemos declarado Bienes de In-

terés Cultural en propiedades a las que

ni siquiera se lo hemos comunicado.

Ni ellos son conscientes de que tienen

yacimientos o bienes en su territorio.

Esto puede crear muchos confl ictos,

de todo tipo, y uno que se me ocurre

y que se me está dando todos los días

es que, cuando solicitas una interven-

ción para hacer un estudio, una exca-

vación, un yacimiento, la ley te obliga

a pedir permiso al propietario...

Pilar Gómez: Hay muchos yacimientos

que están en una propiedad privada, y

tú no puedes entrar en una propiedad

privada sin permiso de ese propieta-

rio. Pero este lo que no puede negar-

se es a que se excave ese yacimiento,

porque existe al respecto un mandato

constitucional. Si la administración

fundamenta que es un yacimiento ar-

queológico y que hay que excavarlo,

ahora hay que constatar que es un

yacimiento arqueológico y constatar-

lo y fundamentarlo. Incluso ha habido

órdenes judiciales para obligar a los

propietarios a permitir el paso a su

propiedad y excavar.

Aránzazu Gutiérrez: Dejamos aquí la

mesa redonda y damos paso al resto

de compañeros que están en la sala,

por si quieren participar.

[Gestión de lo privado y lo público]

Marco A. Moreno: Planteo una pre-

gunta. A raíz de lo que decía [José

de León], de acercar la gestión del

patrimonio a la población, tendría el

cabildo –y en este caso el que mejor

conozco es el de Gran Canaria– que

ser ejemplo de buena gestión. Y me

refi ero concretamente al entorno de

Vegueta, que es donde estamos me-

tidos nosotros ahora. Aparte de la vi-

vienda por la que le di la lata a [José de

León], cuando salieron los restos que

excavó Julio [Cuenca], o la acequia

que excavó aquí Valentín [Barroso], el

problema es que se excava, se queda

abierto, se llena de basura y esto es un

mal ejemplo. Y la gente nos lo decía,

la gente que pasaba por la excavación

decía: “¿Para qué excavan? Excavan

para sacar lo que apareció, todo el di-

nero que se gastan y después lo tapa-

ron”. Y después tienes un propietario a

20 metros que tiene un solar que lleva

abierto un año y medio, y yo creo que

así no nos ganamos a nadie.

Cuando se trata de la apropiación

pública, lo suyo lo hace ligerito y no

hay problema, y sin embargo para lo

privado, pague usted la excavación y

refórmeme el proyecto… Yo creo que

hay que buscar otro mecanismo, no sé

si es por la legislación o por el exceso

de trabajo, pero hay que buscar me-

canismos que agilicen las actuaciones.

A veces también somos los propios ar-

queólogos los que nos atrasamos con

nuestro trabajo. Pero hay que buscar

formas de respuesta de la administra-

ción frente a lo privado y lo público.

[Planifi cación y coordinación en las

intervenciones]

José de León: Hay un tema que es im-

portante, que es el de la planifi cación

previa. Si en este caso no es el cabil-

do sino el ayuntamiento el que piensa

levantar las calles, debería el ayunta-

miento preveer que lo está haciendo

en una zona con riesgo arqueológico,

y reservar dinero para la excavación

y para lo que pudiera ocurrir. ¿Qué

está pasando? Que al fi nal aparecen

los restos y no hay dinero para nada,

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y entonces hay que resolverlo modi-

fi cando el proyecto y buscar dinero,

que, por ejemplo, en el caso este de la

acequia en el que estaba Valentín [Ba-

rroso], creo que lo va a pagar la funda-

ción de un hotel.

Después está la coordinación interad-

ministrativa, que también falla a veces

y que podría agilizar el tema. Estoy

de acuerdo, pero también estas son

situaciones complejas, porque todos

los días te van apareciendo cosas y tie-

nes que tomar decisiones sobre ellas.

En el caso de Vegueta, lo que yo creo

es que tiene que haber una estrategia.

Si ahora existe la oportunidad de que

con tres actuaciones emblemáticas: la

acequia, la casa Marcial y la Catedral,

va a cambiar la fi sonomía del casco

histórico, ahora que se quiere declarar

Patrimonio de la Humanidad, Ciudad

Cultural y demás, éste es un momento

oportuno y podría ser un ejemplo im-

portante para actuar entre las admi-

nistraciones. Hay una crisis de lo pú-

blico y, en general, crear una plaza, un

parque o un yacimiento arqueológico

que pueda visitarse es complicado.

A raíz de los que se cargaron la Garita,

la única solución que he visto es irme

un fi n de semana con ellos de acam-

pada y hacer un acto con ellos, y al

fi nal que terminen siendo los principa-

les protectores de aquello. Porque es

difícil. Es verdad que la administración

debe ser quien dé el ejemplo, pero es

importante la conciencia social. Es de-

cir, o hay una sociedad que presiona,

que dice que eso es importante y que

hay que protegerlo, o te quedas tú

solo. Y a veces es más importante que

intercambiemos experiencias concre-

tas, de cómo lo estamos resolviendo

en cada caso, para saber cómo resol-

ver estas cosas.

[Responsabilidad de los

ayuntamientos]

Pilar Mesa González: Cambiando de

tema, mi pregunta va en relación con

la nueva Ley de Patrimonio. Con la

modifi cación de leyes –no sé si ya es

defi nitivo el texto o no–, pienso que a

los ayuntamientos se les han quitado

todas las responsabilidades y la reali-

zación de inventarios. Yo trabajo en la

inspección de Tenerife, donde somos

tres inspectores para toda la isla. Se

supone que los ayuntamientos son

los aliados, los que un poco hacen el

trabajo cercano, y nosotros estamos

un poco más arriba. Pero si los ayunta-

mientos pierden ese trabajo cercano y

ya no tienen la responsabilidad de, por

lo menos, hacer el previo y de tenerlo

controlado, y nosotros vamos siempre

corriendo detrás, no podremos hacer

nunca una administración de ofi cio,

sino siempre corriendo detrás.

[Catálogos]

La competencia directa que siguen

manteniendo los ayuntamientos es la

del catálogo arquitectónico. Y aprove-

cho para aclarar que si este no recoge

grados de protección y tipos de inter-

vención, no es catálogo jurídicamente.

No existe nada, no existe en el tráfi co

jurídico como catálogo, sino que sería

un inventario. Y también aprovecho

para aclarar, respecto a la Dirección

General y el patrimonio industrial, que

lo que está haciendo Amara [Florido]

es un inventario, porque además la

Dirección General no puede pisar esa

competencia municipal de creación

de un catálogo. Respecto al patrimo-

nio arqueológico y etnográfi co, la ex-

periencia en Tenerife, por lo que cuen-

tas, es buena con los ayuntamientos.

En otras islas no ha sido así.

Aránzazu Gutiérrez: Disculpa Pilar

[Mesa], pero a mí sí me gustaría que

nos contaras la experiencia con los

ayuntamientos en qué es positiva,

porque estamos hablando de una ca-

rencia de herramientas con las que se

ha encontrado los cabildos. Y ya que

pones por ejemplo el de Tenerife, me

gustaría un poco que nos dijeras cuál

es el nivel de colaboración, de impli-

cación de los ayuntamientos con el

cabildo. ¿Tienen todos cartas etnográ-

fi cas, cartas arqueológicas en las que

ustedes puedan apoyar su gestión de

inspección? No es el caso de Arona,

que además sé que lo tiene y además

es un ejemplo a seguir. El otro día Gra-

nadilla también me sorprendió y dije:

“Bienvenidos”.

[Respuesta sin micro]

José de León: Yo creo que es impor-

tante –porque nos lo planteamos a ve-

ces en términos más genéricos– que

el ayuntamiento está más a nivel de

colaboración. A nosotros nos ha servi-

do mucho buscar personas concretas

de contacto en determinados ayunta-

mientos, porque a lo mejor es el de la

ofi cina técnica, o hay casos como el de

La Aldea donde es, a lo mejor, hasta

un policía municipal, o hay otro que

es el de información… y esas personas

son claves para generar una red.

Aránzazu Gutiérrez: Pero eso es vo-

luntariado. Vamos a ver. ¿Todas las ofi -

cinas técnicas tienen competencia en

patrimonio? No. La Concejalía de Ur-

banismo no tiene por qué estar siem-

pre ligada a patrimonio, porque no es

así. Patrimonio lo mismo aparece en

Cultura que aparece ubicada en Turis-

mo o en Urbanismo. Muchas veces al-

guien les llama desde una ofi cina que

no tiene por qué tener las competen-

cias, sino simplemente porque hay al-

guien que voluntariamente, y porque

tiene ese amor y ese sentimiento por

el patrimonio, se preocupa. Y bienve-

nidos sean esos aliados, ya que gracias

a eso conservamos...

[Reforma de la Ley. Cartas

insulares]

Pilar Gómez: Pero, por ejemplo en

Lanzarote, se ha producido el caso

de que me han llamado de un ayun-

tamiento y me han dicho: “por favor,

que no conste que te lo he dicho yo”.

Uno de los puntos que he comentado

sobre la nueva Ley es que los conce-

jos municipales, que hasta ahora son

potestativos, tienen obligatoriamente

que ser creados. Las competencias

municipales no han variado prácti-

camente, excepto en lo relativo a las

cartas arqueológicas, cartas paleon-

tológicas y etnográfi cas, pero no hay

que olvidar que ahora tienen un mero

valor de documento administrativo,

a no ser que estén incorporados a un

planeamiento urbanístico. ¿Qué se ha

introducido como novedad y como re-

fuerzo de los cabildos? Pues también,

para las tareas no hechas por el cabil-

do o por el Gobierno, y para las que

no hacen los ayuntamientos, la Carta

Insular, que viene a ser un catálogo in-

sular con el que se intenta que no se

nos caiga ningún bien a proteger.

La Carta Insular aparecerá cuando se

apruebe la nueva Ley, y la tendremos

que desarrollar inmediatamente. Si-

gue siendo competencia municipal la

de elaborar los planes especiales de

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protección, adoptar las medidas cau-

telares que den en los cabildos y en el

Gobierno de Canarias, la vigilancia…

Son las mismas, pero luego está la vo-

luntad, y la realidad de que el técnico

propone y el político dispone, que es

el pan nuestro de cada día.

Aránzazu Gutiérrez: Yo que he estado

también al otro lado de la administra-

ción, conozco casos de compañeros

técnicos que no avisan a la unidad de

Patrimonio, y pasan la pala y después

le dicen al trabajador: “que no se ente-

re la unidad de Patrimonio”. Y los hay,

o sea que no toda la responsabilidad

es que disponga el político; el técnico

también dispone, y tenemos mucha

parte de responsabilidad. Y en esto me

incluyo, porque he estado también en

el otro lado. Hay de todo…

Pilar Gómez: En esto también no hay

que olvidarse de una categoría es-

pecial que ha surgido y que es muy

abundante: politécnicos. Todos los

días convivimos con ellos y saben de

todo…

[Difusión y educación]

Pedro González: Cualquier resto,

cualquier patrimonio histórico, el que

sea, cuanto más cercano al pueblo

esté mejor. Si a un niño de 3 años le

enseñan en el colegio lo que es la his-

toria, lo que es su historia, cómo ha

vivido, cómo ha crecido, cómo se ha

desarrollado, por qué vive allí, por qué

no vive en otro sitio, cómo viven en

otros lugares... Si eso se enseña bien

cuando tienen 3 años, cuando tengan

13, 14 ó 15 –que son los que rompen en

La Garita, como decía [José de León]–,

ya no romperían.

No todo son leyes coercitivas o pena-

les, sino que también hay que plantear

que esto hay que llevarlo a aquellos

lugares donde nos permiten incidir

directamente en la capacidad de for-

mación de esas personas, y es a los 3

años, a los 4, a los 5 o a los 6. Yo no

he dado clase en instituto, Jorge [Pais]

por ejemplo la ha dado, y no sé aquí

quién está dando clase en un instituto,

pero me consta que hoy en día, para

los niños de 12, 13 o 14 años meterse

allí es como ir a la jungla y hay que es-

tar todo el día peleando con ellos. Me

consta que todo aquello –y aquí em-

pieza lo que es darle valor a las cosas–,

todo lo que está en un instituto o den-

tro de ese colegio no tiene valor. ¿Por

qué? Porque es público, es de todos,

se rompe y no pasa nada. Lo mismo

pasa con un yacimiento, con una es-

tela, con lo que sea, con un grabado:

no tiene valor. ¿Por qué? Porque es de

todos.

Eso es lo que hay que tomar como va-

lor. Da igual el sentido de penarlo o no

penarlo, hay que buscar la forma de

enseñarles, de educarles. Ahí es don-

de hay que incidir y creo que si la ley

se reforma de alguna forma, hay que

buscar la manera de que incida direc-

tamente en la educación, no sólo en

la cultura, no sólo en el patrimonio

histórico, sino en la educación. Si una

persona está educada desde peque-

ñito en valores históricos, culturales,

sociales, los que queramos, cuando

tenga 20 años no va a destrozar una

farola.

¿Cuál es el problema? Que docentes,

padres, tutores, educadores, todos he-

mos dejado gran parte de esa tarea.

La hemos abandonado y quizás ahora

que estamos en una época más com-

plicada, de crisis, habría que incidir

más en ella. No invirtiendo más dine-

ro, porque no se trata de dinero, sino

de incentivar a los profesionales, a los

padres, a los tutores, a todos a que tra-

bajen más en ese sentido. Y yendo por

ahí se podría hacer. Y esto lo digo un

poco en relación a lo que es la reforma

de la Ley.

[Reforma de la Ley. Ayuntamientos]

No sé si será bueno que le quiten co-

sas o no al ayuntamiento, no lo sé. Sí

creo que son fundamentales. Hay co-

sas que me parecen que no mejoran

nada en la reforma de la Ley, e incluso

algunas de las que me leí creo que las

empeora. Pero hay otras que sí las me-

jora: por ejemplo, creo que hay que

obligar a todos los ayuntamientos a

que tengan una comisión, todos. Creo

que eso es bueno, porque creo que en

ese ayuntamiento los que van a estar

representados allí van a ser, eviden-

temente, algún político, algún técni-

co de ese ayuntamiento, llamémosle

aparejador, arquitecto, ingeniero o

licenciado en historia en geografía,

pero tendrá que haber alguien. Al-

guien que ejecute algo. Además, ha-

brán personajes del pueblo, de la ciu-

dad, del municipio, con cierto valor o

importancia social, cultural o literaria

dentro de ese municipio, y de esa ma-

nera se van a ver un poco implicados,

o por lo menos, se van a ver obligados

a que ese patrimonio no se destroce

tan fácilmente. Lo que pasa es que la

Ley hasta ahora no los ha obligado. No

recuerdo todo el texto de la Ley, pero

no los han obligado a que existan, y

son pocos los ayuntamientos que lo

han hecho de forma voluntaria.

[Importancia de la educación]

Juana Hernández: He aprendido en

estos 20 minutos –yo que llevo aleja-

da de la arqueología de campo y de la

gestión unos cuantos años–, he apren-

dido un montón y no sé si decirles: “mi

sentido pésame queridos compañeros

y compañeras”. Seamos sinceros. El

patrimonio es incómodo, el patrimo-

nio arqueológico especialmente es

incómodo para las administraciones,

especialmente para la administración

local. Lo sé perfectamente, y cuánto

más para el público en general, en el

sentido en que afecta a tu propiedad

privada. Por tanto, estoy con Pedro

[González]. Esto, de la única mane-

ra que se resuelve, es implicando a

la población. Educación, educación,

educación. Me refi ero a la educación

formal en los colegios, pero también

hay otras formas de hacer educación.

Ayer vieron alguna cosilla que noso-

tros hacemos [en el Museo del Puerto

de la Cruz]. El patrimonio arqueológi-

co, de por sí, es un patrimonio muerto

y si tú no le insufl as vida, de una u otra

manera, no tiene valor absoluto para

la gente. ¿Por qué? Porque no tiene

el componente necesario para que

salte el chip del valor, de la emoción.

Sentirlo dentro: si no lo sientes dentro

de alguna manera, olvídate, seguirá

siendo un trasto viejo. Y eso también

es extensible para cualquier otro patri-

monio. Educación, educación, educa-

ción.

No hay nada que más me haya satis-

fecho en la vida que una cosa tan sen-

cilla como estas actividades. Nosotros

las hacemos con niños hasta los 16

años, porque después hacemos otras

para adultos. Estos niños que acaban

a los 16 años se incorporan al trabajo

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del museo como monitores auxiliares

o colaboradores. Es decir, que el vín-

culo no se pierde nunca. Claro que hay

por ahí un lazo afectivo, pero también

hay otra razón y es que ellos, ya lo dijo

Maite [Ruiz], son los que nos van a go-

bernar dentro de 10, 15 años, y ellos

son los que van a tener que decidir

sobre el patrimonio. Y si no los edu-

camos desde pequeños, olvídense, no

va a servir para nada, ni tampoco los

museos, ni la protección de los yaci-

mientos, ni ponerlos en uso público,

ni hacer prevalecer nuestros derechos

constitucionales de conocer y disfrutar

de ellos, porque no van a existir, since-

ramente.

A ver, mi querida amiga Maite, quizás

la calabaza nos haya ganado la prime-

ra batalla, pero no la guerra. Me niego,

me niego, me niego a que la calabaza

nos gane la guerra.

Jorge Pais: Sobre esto de la educación,

yo fui profesor hasta el año 2000 y mi

mujer es profesora. El problema de la

educación es el que comentaba Pedro.

Hoy los institutos son una guardería

en la que sólo intervienen los profeso-

res, porque los padres quieren que tú

les des educación, buenas costumbres

y todo. Cambia mucho cuando un ins-

tituto o un colegio va a un museo: eso

para ellos es como un día libre. Luego

tienen que volver al aula, día a día, y

es la selva, de verdad. Por eso, cuando

yo di clase, había una asignatura que

se llamaba “Canarias, tierra sin fronte-

ra”, que era un cajón de sastre, por-

que tú dabas lo que querías. Yo, cla-

ramente, les daba arqueología, pero

si era un biólogo les daba vegetación,

si era uno de literatura, pues les daba

literatura. Entonces, la educación es

fundamental, lo tengo clarísimo, pero

es muy, muy difícil y la verdad es que

soy bastante pesimista con ese tema.

Ojalá me equivoque.

[Educación, política y

responsabilidad]

Nona Perera: Pero la lucha no es con-

tra la ciudadanía; contra ella la tene-

mos ganada si educamos. No sólo para

que la niña esa no rompa la farola, sino

para que cuando llegue al sillón de la

presidencia o de un ayuntamiento, no

esté boicoteando al servicio de patri-

monio, o de medioambiente, o de re-

serva de la biosfera, etc. Hay que dar

a conocer el patrimonio. Si nosotros

hacemos un recuento de cuáles son

las causas que van en detrimento de

la conservación del patrimonio –y en

concreto de cualquier aspecto del pa-

trimonio en Lanzarote–, vemos que en

primer lugar son las administraciones

públicas, y a la cabeza de estas está el

cabildo, quien se salta el protocolo de

actuación en cualquier caso. Cuando

paramos una obra, siempre está la

certeza de que es una obra nuestra.

La educación es el eje vertebral de

todos. Por eso, en nuestro Servicio

hay una persona responsable sólo de

divulgación, con maletas didácticas,

charlas, clases o cursos en el CEP, y

cualquier cosa que se nos pida lo ha-

cemos sin pestañear. Es una de las

prioridades de ese servicio. En esos

cursos lo que hay que potenciar es que

la ciudadanía sea más responsable,

pero por mero instinto de superviven-

cia, porque luego es la ciudadanía la

que va a demandar una política con-

secuente con la legislación del patri-

monio. La lucha nuestra no es desde

luego contra la ciudadanía. Dormimos

con el enemigo y están compartiendo

despacho. Y claro, en la isla en la que

trabajo es tan estrecho el vínculo en-

tre el empresariado y la clase política

que a veces se difumina todo...

[Agradecimientos]

Luis Bettencourt: [traducción] Quiero

agradecer a todos los participantes y

ponentes porque este Encuentro me

ha resultado muy interesante. He es-

tado en la primera fi la y no he podido

dormir ni un sólo momento, porque

toda la información que se ha dado

ha sido muy pertinente. He asumido

hace muy poco tiempo la presidencia

de ADCA. Cuando me han informado

de la celebración de este encuentro,

he tenido muy poco tiempo para po-

der preparar una intervención, pero

he asistido como un espectador más

y muy interesado por todo el conteni-

do. Me he dado cuenta en todos es-

tos días que la arqueología en Cana-

rias es muy diferente a la de Azores,

donde sobre todo lo que se trabaja es

la arqueología subacuática, y es una

ocupación diferente. Pero a pesar de

que las cuestiones que se traten sean

distintas, hay cosas que son muy pa-

recidas, muy importantes, porque los

principios son los mismos, como en

cualquier ofi cio. Por ejemplo, también

en el mundo arquitectónico: aunque

se traten de distinto modo en distintos

lugares, hay principios similares.

Hay otras cuestiones que se han abor-

dado que también son idénticas en

Azores. La legislación a veces tarda, a

veces cambia. Es necesaria, pero diga-

mos que tiene un marco temporal que

es diferente a los valores que se esta-

ban comentando. Cuando a la pobla-

ción no se le involucra o no se le edu-

ca, o no es lo sufi cientemente didác-

tica, esos valores no están presentes,

y esto ocurre también en Azores. Por

ejemplo, las cuestiones relacionadas

con la propiedad privada, con el he-

cho de que el dueño de un terreno no

permita el acceso, también ocurre allí.

En el fondo esta es la cuestión más di-

fícil, el tema de los valores, de la edu-

cación, que en caso de éxito da muy

buen sabor de boca y resulta como la

unión de todas las partes.

Para terminar, simplemente quería

reiterar la enhorabuena a todos los

presentes, porque han sido dos días

muy importantes, muy interesantes, y

espero que pronto se puedan repetir

estas jornadas y quizás, por qué no, en

Azores.

[Clausura. Agradecimientos]

Aránzazu Gutiérrez: Damos por aca-

bada la sesión y el encuentro, aunque

antes quería aprovechar y agradecer-

le a Luis [Bettencourt] y a Daniel [de

Sousa], que han venido desde Madeira

y de Azores a acompañarnos, que ha-

yan estado estos dos días aquí con no-

sotros, que sé que es complicado no

sólo el traslado, sino también la fron-

tera del idioma, que en algunos casos

nos separa, pero creo que en este caso

nos ha acercado a todos un poquito

para conocer mejor toda la Macaro-

nesia. Quiero aprovechar y darles las

gracias. Ya se las di al inicio, en la inau-

guración, y se las reitero. Y aprovecho

para decirles que habrá una publica-

ción de las actas, recogiendo las inter-

venciones y mesas redondas, porque

nos va a servir de documento base

para trabajar en un futuro.

Page 103: Actas del Encuentro sobre gestión del patrimonio arqueológico, Arqueomac 2010

204

Esperemos que al menos podamos

realizar este Encuentro cada dos años.

Saben que este viene encuadrado

dentro de un proyecto europeo, que

ahora mismo tiene vigencia hasta el

año 2012. Tenemos en marcha otro

proyecto, pero en otro ámbito y más

general dentro del patrimonio. No es

de arqueología, pero como a todos

nos interesa el mundo del patrimo-

nio histórico en general, pues estarán

invitados a las acciones que se hagan

dentro de ese otro proyecto.

Reitero el agradecimiento y espero

que este evento haya servido para lle-

gar a puntos de encuentro, sobretodo

para aprender y conocer lo que se está

haciendo en los diferentes ámbitos del

patrimonio cultural, y sobre todo que

nos sirva para seguir caminando hacia

el futuro, conservando el pasado, y no

sólo el pasado sino también lo más

cercano. Porque no podemos obviar

que el patrimonio también es hoy.

[Colaboración administrativa]

Quiero añadir e insistir en otra cosa,

y esto va en referencia a mi querido

amigo [José de León]. A veces se les

convoca y no participan todos los ca-

bildos. En este caso no le voy a tirar

de las orejas a los ayuntamientos, sino

a los cabildos, que son los que tienen

el gran peso de las competencias en

patrimonio cultural. Porque a veces se

les convoca a todos y no están, por di-

ferentes causas. Pero no todo se basa

en una reunión y en un punto de en-

cuentro, porque hay nuevas tecnolo-

gías que se pueden utilizar, como los

correos electrónicos, y otras formas de

intercambio. Porque hay una cosa que

creo que hemos olvidado y es funda-

mental: la colaboración administrati-

va.

Cuando surgen dudas, muchas veces

se olvidan de pedir consejo, por ejem-

plo, a la Dirección General: el otro día

Maite [Ruiz] tuvo una duda con la ley,

y se dirigió a nosotros para que los

servicios jurídicos se la aclararan. Por

eso miro hacia todos, porque a veces

se olvidan de que estamos ahí en ese

sentido. Pero de la misma forma que

se olvidan de la Dirección General,

también se olvidan de que, a lo mejor,

hay algún cabildo que pueda colabo-

rar. Así que apelo a que también cada

uno ponga de su parte y que no todo

confl uya en reuniones, porque a veces

también las reuniones se queda en ha-

blar, hablar, y poca acción por parte

nuestra.

Sólo quiero reiterar mi agradecimien-

to a todos y dar por clausurado este

Encuentro.

CONCLUSIONES

Page 104: Actas del Encuentro sobre gestión del patrimonio arqueológico, Arqueomac 2010

207

CON

CLU

SIO

NES

Los profesionales de diferentes ám-

bitos relacionados con el patrimonio

arqueológico que se dieron cita en la

Casa de Los Coroneles de Fuerteven-

tura, los días 11 y 12 de noviembre de

2010, dentro del encuentro de inter-

cambio de estrategias y cooperación

entre Azores, Canarias y Madeira,

incluido entre las acciones del pro-

grama Arqueomac, han resaltado la

importancia y necesidad de que las

administraciones e instituciones creen

más líneas de comunicación, coordi-

nación, planifi cación y colaboración

orientadas al buen funcionamiento de

las medidas legales y administrativas

previstas para la protección y conser-

vación del Patrimonio, así como para

lograr una mayor efi cacia y rentabili-

dad en los trabajos de documentación,

investigación, difusión y, en general,

de gestión del mismo.

En este sentido, cabe resaltar que el

nuevo texto del Proyecto de Ley del

Patrimonio Histórico y Cultural de

Canarias, en proceso de aprobación,

contempla la ampliación de los ins-

trumentos de protección, con nuevas

fi guras insulares y locales, como son

las cartas insulares y los catálogos de

protección, que han de recoger obli-

gatoriamente los grados con que se

protegen y pueden ser intervenidos

los bienes, para que puedan aprobarse

como tales catálogos.

ENCUENTRO ARQUEOMAC SOBRE GESTIÓN DEL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO

CASA DE LOS CORONELES. LA OLIVA

Por otro lado, la incorporación de las

nuevas tecnologías en los trabajos de

documentación del patrimonio ar-

queológico se ha convertido en una

necesidad de importancia fundamen-

tal e ineludible, como realidad del mo-

mento en que vivimos. No obstante,

siendo conscientes de que ningún sis-

tema puede plantearse como defi niti-

vo, y para poder garantizar la utilidad

y perdurabilidad de la información, es

necesario que existan y se unifi quen

criterios por parte de las administra-

ciones e instituciones implicadas en la

gestión del patrimonio arqueológico.

Además, las nuevas tecnologías, entre

las que se incluyen las de la informa-

ción y comunicación (NTIC), resultan

ser una herramienta de gran versatili-

dad de cara a la difusión. Partiendo de

que la divulgación y la educación en

torno al patrimonio cultural –que es

un bien de toda la sociedad–, son in-

dispensables y que, de hecho, se reco-

gen como mandatos constitucionales

ineludibles, las nuevas tecnologías de-

ben aprovecharse y pueden contribuir

a su mejora gracias al amplio abanico

de posibilidades y capacidad de alcan-

ce que poseen.

Teniendo en cuenta estas circunstan-

cias, las universidades han de compro-

meterse en la preparación de profesio-

nales que conozcan adecuadamente

Page 105: Actas del Encuentro sobre gestión del patrimonio arqueológico, Arqueomac 2010

208

estas tecnologías y herramientas, así

como las ventajas de su aplicación.

No obstante, las empresas mantienen

un papel imprescindible a la hora de

cubrir esta parcela, ya que son ellas

quienes tienen en su mano el poten-

cial de generar una documentación

fundamental para los investigadores

y la propia administración, debiendo

garantizar el desarrollo, suministro,

mejora y estabilidad de aplicaciones,

herramientas y sistemas cada vez más

efectivos y capaces de proveer un ma-

yor provecho de cara a la gestión inte-

gral del patrimonio.

El desarrollo de los actuales trabajos de

documentación, investigación y con-

servación del patrimonio, entre ellos

los del campo arqueológico, evidencia

la necesidad de crear equipos multi-

disciplinares, con especial preocupa-

ción por la integración de profesiona-

les como pueden ser, por ejemplo, y

entre otros muchos, los restauradores

y conservadores especializados, cuya

presencia es también de gran impor-

tancia en los centros museísticos.

En defi nitiva, resulta fundamental

insistir en la necesidad de la comuni-

cación, coordinación y colaboración

entre las administraciones, a todos los

niveles, para el funcionamiento de las

medidas legales y administrativas pre-

vistas para la protección del patrimo-

nio. De ahí la conveniencia de la or-

ganización de encuentros y jornadas,

así como de reuniones técnicas, orien-

tadas a la consecución de criterios

comunes en aspectos determinados,

como pueden ser los relativos a las ins-

pecciones de patrimonio, la redacción

de informes, el establecimiento de re-

quisitos y protocolos para la adecuada

documentación y gestión de la infor-

mación, la aplicación de normativas o

las estrategias para la educación y la

difusión.

Fuerteventura. Noviembre de 2010

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