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UNED - MÁSTER UNIVERSITARIO EN LA ESPAÑA CONTEMPORÁNEA EN EL CONTEXTO INTERNACIONAL NO-DO, MEMORIA DE UNA DICTADURA MEMORIA HISTÓRICA DEL SIGLO XX Manuel Calvo Cardín 30/05/2015 PRESENTACIÓN............................................................1 EL ORGANISMO PÚBLICO NO-DO..............................................2 LA “ÉPOCA DE FRANCO”....................................................6 LAS BASES FRANQUISTAS..................................................11 LOS NOTICIARIOS........................................................14 CREAR MEMORIA .........................................................19 ALGUNA CONCLUSIÓN......................................................23 BIBLIOGRAFÍA...........................................................24 PRESENTACIÓN Este trabajo es una reflexión historiográfica sobre la relación entre el organismo Noticiarios y Documentales Cinematográficos NO-DO y la memoria del siglo XX español, estudiando varios aspectos relevantes que figuran como epígrafes del trabajo, aportando valoraciones propias. La dictadura nacida de la Guerra Civil de 1936-1939 se ha dividido en varias etapas, 1 aunque no todos los autores estén de acuerdo en el momento que separa a las dos primeras: 1 Tomada de: Mateos, Abdón: “Historia del antifranquismo”. Flor del Viento 2011. Pag. 5-6 por Ramón Serrano Ballach. NO-DO: MEMORIA DE UNA DICTADURA Página 1

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UNED - MÁSTER UNIVERSITARIO EN LA ESPAÑA CONTEMPORÁNEA EN EL CONTEXTO INTERNACIONAL

NO-DO, MEMORIA DE UNA DICTADURA

Manuel Calvo Cardín30/05/2015

PRESENTACIÓN.................................................................................................................................................1

EL ORGANISMO PÚBLICO NO-DO.....................................................................................................................2

LA “ÉPOCA DE FRANCO”...................................................................................................................................6

LAS BASES FRANQUISTAS................................................................................................................................11

LOS NOTICIARIOS............................................................................................................................................14

CREAR MEMORIA .........................................................................................................................................19

ALGUNA CONCLUSIÓN....................................................................................................................................23

BIBLIOGRAFÍA.................................................................................................................................................24

PRESENTACIÓN

Este trabajo es una reflexión historiográfica sobre la relación entre el organismo Noticiarios y Documentales Cinematográficos NO-DO y la memoria del siglo XX español, estudiando varios aspectos relevantes que figuran como epígrafes del trabajo, aportando valoraciones propias.

La dictadura nacida de la Guerra Civil de 1936-1939 se ha dividido en varias etapas, 1 aunque no todos los autores estén de acuerdo en el momento que separa a las dos primeras:

Etapa de postguerra agresiva. Años de la victoria y años de terror (1939-1947). Transición del fascismo internacional al anticomunismo ideológico, acercamiento a los

aliados, reconocimiento de la ONU y militancia de la guerra fría (1948-1959). Transición al liberalismo económico. Plan de Estabilización, entrada de los tecnócratas

del Opus Dei y debate con el falangismo histórico evolucionado (1960-1970). Tardofranqusmo. Debilitamiento del Régimen y de su Jefe (1971-1975).

1 Tomada de: Mateos, Abdón: “Historia del antifranquismo”. Flor del Viento 2011. Pag. 5-6 por Ramón Serrano Ballach.

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Fallecido el dictador el 20 de noviembre de 1975, su legado no estaba tan “atado y bien atado” como él mismo pretendía, pero si arraigado y con apoyos en una parte significativa de la sociedad, efecto en parte de la eficacia de su propaganda y del férreo control social ejercido durante décadas. En consecuencia, España recorrió, sin ruptura con aquel pasado inmediato, una compleja transición hacia la democracia, que se extiende, según los autores que se consulten, desde 1976 hasta la promulgación de la actual Constitución a finales de 1978 o hasta la victoria de la izquierda en las elecciones generales de octubre de 1982.

Pues bien, NO-DO, creado en 1942 y desaparecido en 1981, estuvo presente en todos estos periodos, constituyendo uno de los elementos fundamentales del sistema de propaganda y de política cultural del régimen de Franco y, lo que interesa para este trabajo: de generación y propagación de una nueva memoria oficial, especialmente en los primeros veinte años de dictadura, pero con prolongación incluso hasta la primera etapa democrática.

Los textos habituales en España sobre Memoria e Historia se centran en las complejas relaciones conceptuales entre ambas o en el proceso de recuperar una determinada memoria, concretamente de los vencidos en nuestra guerra civil, luego represaliados durante décadas. En otros países, los documentos, lugares y celebraciones memoriales más conocidos han sido fomentados desde el poder para reforzar o mantener una cierta visión social, principalmente de las guerras mundiales. He vivido y trabajado en Gran Bretaña y Alemania desde los años 80 y 90 y por ello he recibido de varias maneras dos tipos de memoria de una misma época, no de protagonistas de los hechos, sino principalmente de aquellos que fueron educados desde los años 50 y 60 bajo los criterios de sus respectivas “versiones oficiales”. Transmiten el recuerdo de un sufrimiento global, nacional, victorioso o culpable según el país, que alcanza a toda la sociedad, sin identificar enemigos concretos, al menos en la época en que yo conozco. Se trata de una memoria oficial de autoafirmación colectiva y no de rechazo al otro.

NO-DO representa algo distinto, es instrumento para crear toda una visión de la nueva sociedad que pretendía la dictadura franquista, especialmente en los años 40 y 50. Para sus promotores, solo había en su pasado reciente “rojos” y “masones” nada de lo cual era salvable desde su perspectiva. Se trataba por tanto de construir una nueva memoria sobre la propia sociedad, obligatoria en cuanto de distribución inexcusable en el medio de comunicación de masas de la época, el cine, y obviando todo rasgo de aproximación, comprensión, valoración o incluso perdón del enemigo interno y externo, que conserva esta cualidad “sine die.”

También es interesante que todavía hoy, cuarenta años después de la muerte de Francisco Franco, se sienta la necesidad de publicar obras sobre la memoria del triple periodo república – guerra – franquismo, casi la mitad del siglo XX. Mi conclusión principal al estudiar este aspecto, es que nuestra memoria histórica sobre la dictadura está todavía en construcción a pesar del tiempo transcurrido debido, sobre todo, a los postulados básicos sobre los que se asentó la Transición hacia la Democracia, que no ruptura, con la Dictadura.

El NO-DO tiene estrechísima relación con la visión que una parte de la sociedad española todavía conserva de la época y por eso resulta interesante, aun hoy, contextualizar su existencia y evolución en la sociedad de su época.

EL ORGANISMO PÚBLICO NO-DO

Hoy día parece necesario recordar algo evidente, que no lo es para las generaciones mas jóvenes: antes de la generalización del uso de Internet, la Televisión era el medio de información y entretenimiento favorito y casi exclusivo de la población, y antes de que todos los hogares dispusieran de un receptor, el medio de información, entretenimiento y socialización fundamental fue el cine, porque si bien radio y prensa completaban el panorama de medios de información, al carecer del el atractivo global que supone disponer de imagen en movimiento servían solo como medios limitados. Por eso existieron servicios de noticiarios y documentales cinematográficos en casi todos los países, desde Estados Unidos a la Alemania nazi o la liberal Gran Bretaña, algunos de los cuales se pueden encontrar en el popular portal de video youtube sin demasiada dificultad, pero en general desaparecieron antes que nuestro NO-DO, por la temprana generalización de la televisión en sus países.

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El acuerdo de la Vicesecretaría de Educación Popular de FET de las JONS de 29 de septiembre de 1942 anuncia su creación, que se produce definitivamente por una Disposición del mismo ente de 17 de diciembre de 1942 (BOE de 22 de diciembre) creando la entidad oficial Noticiarios y Documentales Cinematográficos, NO-DO. El Reglamento para la organización y funcionamiento de la entidad productora, editora y distribuidora cinematográfica de carácter oficial “NO-DO” dice:

Art. 1: La Entidad se denominará “Noticiarios y Documentales Cinematográficos “NO-DO” y tendrá concretamente el siguiente cometido:1- Edición del Noticiario cinematográfico Nacional, con carácter de exclusividad, que informe

semanalmente a nuestro pueblo con sujeción a la técnica mas perfecta y moderna, con el mayor sentido artístico, de los acontecimientos interiores y exteriores mas sobresalientes, siguiendo las consignas de FET y de las JONS. Este noticiario se compondrá de su parte nacional, producida directamente, y de la parte exterior procedente de los noticiarios extranjeros con quienes se efectuará un intercambio continuo de noticias, consiguiéndose la doble finalidad de nutrir a nuestro noticiario de la información que sea mas interesante y de que la vida de nuestro país traspase las fronteras, llegando al mayor número posible de países.

2- Producción de documentales en sus diferentes modalidades, que ordene o apruebe la Vicesecretaría de Educación Popular, sirviendo esta producción, en determinados casos, como escuela experimental y ocasión de que se revelen nuevos valores cinematográficos que sin esta oportunidad nunca podrían manifestarse.

3- Producción de documentales de propaganda e información de los diferentes organismos oficiales, Instituciones Científicas, e incluso entidades particulares que soliciten sus servicios, poniendo a disposición de aquellas, con indudable ventaja, la organización y experiencia adquirida.

4- Distribución en el territorio español de la producción propia, que será establecida cuando las circunstancias lo aconsejen.

Utilizando un lenguaje actual directo, su finalidad era:

1. Propaganda oficial (interior y exterior) bajo régimen de exclusividad en el noticiario cinematográfico y control sobre los contenidos externos a emitir en España.

2. Política cultural mediante la creación de documentales previamente aprobados.3. Publicidad institucional.4. Control sobre la distribución de sus propias producciones, fuera de mercado.

Es decir: constituyó una verdadera productora y distribuidora cinematográfica oficial, que excluía las películas de creación artística, pero permitía incluso que nuevos valores tuviesen su oportunidad para dirigir un documental o cortometraje. NO-DO era mucho más que un simple noticiario oficial de exhibición obligada antes de cualquier película.

En sus treinta y nueve años de existencia, el nada despreciable cuadro de producción de NO-DO es el siguiente: 2

Denominación Números Periodicidad Inicio FinalNoticiario 1.966 Dos ediciones

a la semana 31943 1981

Revista Cinematográfica Imágenes 1.228 Semanal 1945 1968Imágenes del deporte 88 Mensual 1968 1977Noticiario cultural 43 Semanal 1955 1958Noticiario española para América 1.504 Semanal 1945 1975Noticiario española para América Iberia 179 Semanal 1974 1977Noticiario NO-DO para Portugal 1.500 Semanal 1949 1977Actualidades NO-DO para Brasil 565 Semanal 1950 1961Documentales y ediciones especiales en B/N 215 Variable --- ---Documentales y ediciones especiales en color 486 Variable --- ---NODOCOLOR 12 Variable --- ---

2 Extraído de NO-DO, el tiempo y la memoria, pag. 607 y sig.3 Tres desde los años 60

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Hoy día todos estos fondos, no solo el noticiario cinematográfico, son una de las joyas más importantes de nuestra cinematografía y un tesoro, entrañable en muchos casos, para revivir una época. Gran parte, sino todos los números del noticiario, que incorporan partes sustanciales de la revista imágenes, pueden verse en la web de RTVE.

NO-DO tuvo su edificio central en Madrid, calle Joaquín Costa 41, delegación en Barcelona y corresponsalías en algunas de las principales ciudades españolas. Además de su equipo directivo, nombrado por el órgano del que dependía y de personal administrativo funcionarial, dispuso de departamentos técnicos de redacción, operadores, locutores, de montaje, de archivo y sección exterior, todos ellos técnicos de sus respectivas especialidades y de una competencia profesional alta o muy alta, como pueden sr los empleados de cualquier medio de comunicación o productora cinematográfica.

Al tratarse de una entidad oficial, NO-DO experimentó los avatares de la evolución política del régimen franquista y las incertidumbres administrativas de la transición democrática, siempre apegado a las autoridades y resistente a los cambios. Apoyada en principio por Alemania, dada la precariedad de medios existentes en el interior recién terminada la guerra civil, pronto tuvo que desenvolverse sola en medio del aislamiento internacional y mas tarde tratar de moderni-zarse desde el punto de vista técnico como hacían las demás entidades de la cinematografía. La entidad sufrió, como es lógico dado el largo periodo de existencia, varios cambios de ads-cripción, régimen económico y modificación de órganos directivos, con etapas de mayor o me-nor control político según el Ministerio del que dependiese, pero sus funciones básicas no su-frieron modificaciones sustanciales.

Asunto distinto es el enfoque que se dio al cumplimiento de cada una de ellas a lo largo del tiempo, evolucionando desde la propaganda política directa de los primeros noticiarios, hacia el condicionamiento de la población primero orientando la propaganda a los logros del régimen y mas tarde dando por supuesta una situación estable y unánimemente aceptada, que acaba siendo aceptada realmente por una parte sustancial de los destinatarios del mensaje. Se trata de algo similar a lo que ocurre con la publicidad de cualquier artículo a lo largo de su ciclo de vida, con campañas de introducción, consolidación, competencia, mantenimiento y renovación que, no obstante, se refieren al mismo producto. La confusa ideología del régimen hizo difícil el establecimiento de una línea propagandística partidista sostenida, lo que restó eficacia al pro-ducto NO-DO, si lo comparamos con sus equivalentes de otros países que nos hablan de sus victoriosas e inmaculadas actuaciones en la Segunda Guerra Mundial, pero siempre mantuvo una serie de referentes que servían bien al intento franquista de uniformar la sociedad española en torno al Ejército, la Iglesia y el Caudillo.

Sus empleados, a mediados de los años 60 ya eran conscientes de que la batalla del cine contra la televisión estaba perdida 4, que el régimen político había evolucionado y ya no pedía a NO-DO la descarada propaganda de los años de postguerra. Sabían que su noticiario y demás producción acabarían siendo presa del tiempo. Su futuro personal y profesional pasaba por el cine convencional, artístico o documental, ambos de poca base industrial en España, o por la absorción en la funcionarial y privilegiada TVE, verdadero paraíso laboral, de prestigio social y, todo hay que decirlo, de oportunidades profesionales para los creadores. También fueron conscientes de que lo privilegiado de su situación al filmar imágenes, había puesto en sus manos un archivo de importantísimo valor futuro.

La Transición política tuvo también su reflejo en NO-DO, que sufrió su propia metamorfosis. El punto crucial se encuentra en el Preámbulo del Real Decreto 1075/1978 de 14 de abril, (BOE de 2 de mayo), en el que en referencia al nuevo derecho a la información y pluralidad, se dice:

“Incompatible con este derecho es el carácter de exclusividad de que venía disfrutando el Orga-nismo Noticiarios y Documentales Cinematográficos NO-DO, para la edición de noticiarios y re-vistas cinematográficas de actualidad, actividad que de ahora en adelante podrán desarrollar to-das las empresas productoras inscritas en el registro de empresas cinematográficas”

4 El número de televisores en España pasó de 250.000 en 1960 a 1.750 en 1965 y 5.800.000 en 1970, según cifras

recogidas de Desarrollismo, consumo y publicidad. Un enfoque histórico (España 1960-1975) Mercedes MONTERO, Universidad de Navarra. Pensar la Publicidad 2011, vol. 5, nº 1, 249-273

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Desde principios de 1976, el agonizante NO-DO estaba produciendo propaganda institucional de la reinstaurada Casa Real, alternado con algunos nostálgicos del franquismo o documentales informativos sobre la nueva Democracia. 5 Cumplía por tanto las mismas funciones encomendadas desde su origen, pero era la crónica de una muerte anunciada de un organismo ya de otro tiempo.

La Ley 4/1980, de Jefatura del Estado, de 10 de enero (BOE 12 de enero) de Estatuto de la Radio y la Televisión, extingue NO-DO y lo integra en el Ente Público Radiotelevisión Española, completada por la Orden del Ministerio de Cultura de 20 de mayo de 1980 (BOE 11 de julio) que integra los fondos de NO-DO en Filmoteca Nacional. Finalmente, la Ley 1/1982 de 24 de febrero (BOE 27 de febrero) crea Filmoteca Española en la que se integran definitivamente los fondos de NO-DO.

Los noticiarios realizados para el exterior tenían una evidente intencionalidad propagandística del régimen, especialmente destinada a países donde se suponía una buena acogida por simili-tud de sistemas políticos, como el Portugal salazarista o varios países hispanoamericanos, pero no sabemos con exactitud el grado de penetración o aceptación que tuvieron.

La producción de documentales se incluyó entre las competencias de NO-DO con una finalidad propagandística, como se explica expresamente en la norma que lo crea, pero la existencia de una considerable producción privada de cortometrajes documentales, junto con la considera-ción artística de que gozaba el género “corto” explican la diferente naturaleza jurídica de esa producción. A diferencia de lo que ocurría con el Noticiario, NO-DO carecía del monopolio de la producción de documentales, que además, no eran de proyección obligatoria.

Otras producciones de NO-DO son de adscripción dudosa, como la revista cinematográfica de actualidad "Imágenes" y las "Ediciones Especiales", que no son propiamente películas docu-mentales, pero tampoco parte integrante del esquema general del noticiario, aunque disfruta-sen del régimen de exclusividad.

En realidad, NO-DO produjo solo 54 cortometrajes documentales durante sus primeros diez años de existencia, pero evolucionó claramente hacia este género desde el año 1968. Los cortometrajes de este género, pueden responder a una modalidad de representación propagandística y eso se prevé en el documento fundacional. Pero también puede ser expositiva, de un hecho científico o histórico, de costumbres, celebraciones, eventos deportivos culturales, musicales o cualquier otro concepto que interese ser divulgado. Desde este segundo punto de vista, los documentales “oficiales” pueden ser un instrumento importante de política cultural. Cualquier conocedor de la Historia, siquiera aficionado, se sorprende diariamente con el contenido de reportajes supuestamente neutro elaborado por canales norteamericanos, en los que aparece su propia versión de su historia y de paso de la de todos. Están actuando, con medios mas modernos, exactamente igual que hacía el NO-DO: son un instrumento de convencimiento sobre una determinada visión de la realidad.

Para finalizar: en NO-DO se encuentran gran parte de los componentes de un medio de comunicación en toda regla: la información, la instrucción y el entretenimiento, además de su finalidad propagandística específica. Debe ser entendido y estudiado a la vez en el ámbito de la cinematografía y de los medios de comunicación y no puede extrañarnos que gran parte de los estudios revisados provengan precisamente del campo de la Comunicación y no de la Historia. El organismo Noticiarios y Documentales Cinematográficos, NO-DO, fue mucho mas que un simple añadido propagandístico antes de cualquier “peli” pero este aspecto es el único que realmente se recuerda por el conjunto de la población que lo vio y por ello quedó indisolublemente unido a la memoria de una dictadura.

LA “ÉPOCA DE FRANCO”

5 Ver detalles en el artículo: La transición en la cinematografía oficial franquista: el NO-DO entre la nostalgia y la

democracia, Álvaro Matud Juristo, Comunicación y sociedad, ISSN 0214-0039, ISSN-e 2174-0895, Vol. 22, Nº. 1, 2009, págs. 33-58.

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La clasificación política del Régimen del general Franco es un asunto que viene de mediados de los años 50 cuando generaciones distintas de las que protagonizaron la guerra estaban ya influyendo en la sociedad española. Entonces ya está implícita la consideración del mismo como algo más, o distinto, que el genérico adjetivo “fascista” utilizado durante la contienda.

Igualmente, en diferentes partes del libro “Historia del antifranquismo” ya citado, se califica al régimen y especialmente sus primeras fases como coalición o agrupación de varias fuerzas, en casi permanente tensión entre ellas y con cambios en la cuota de poder ejercida por cada una:

“El conglomerado reaccionario o contrarrevolucionario franquista lo formaron grupos de falangistas, tradicionalistas, monárquicos e integristas católicos por lo que, debido a la forzada unificación de FET y de las JONS en 1937, no fue rara la aparición con el tiempo de disidencias respecto a Franco y su régimen”

“…el carácter plural del conglomerado contrarrevolucionario franquista, con grupos de falangistas, tradicionalistas, católicos o monárquicos, iba a dejar también cierto margen a la aparición de la disidencia. Además, las entidades provenientes del catolicismo social o del carlismo nunca fueron absorbidas del todo en la forzada unificación franco-falangista”

La Junta de Defensa Nacional fue el organismo creado el 24 de julio de 1936 por los militares sublevados contra el gobierno de la II República en el fallido golpe de Estado que dio lugar a la Guerra Civil Española y que asumió, según el decreto de constitución, durante un plazo y de forma colegiada «todos los Poderes del Estado». El 21 de septiembre se realizó en Salamanca una reunión en la que la junta debía tratar acerca del establecimiento de un mando militar único que evitara las fricciones como las producidas en los dos meses transcurridos, lo cual fue aprobado con la oposición de su presidente, el General de División más antiguo de los sublevados y por tanto su superior jerárquico: Miguel Cabanellas Ferrer. Se votó la designación y es elegido Francisco Franco Bahamonde como Jefe del Estado y Generalísimo, manifestando Cabanellas, que se abstenía de votar dada su posición contraria a la medida: "Ustedes no saben lo que han hecho porque no le conocen como yo, que lo tuve a mis órdenes en el ejército de África, como jefe de una de las unidades de la columna a mi mando... Si ustedes le dan España, va a creerse que es suya y no dejará que nadie lo sustituya en la guerra o después de ella, hasta su muerte" 6 Franco, tomó el mando del ejército de África, la más potente de las unidades existentes y además se vio favorecido en la lucha por el poder por la edad y militancia masónica de Cabanellas, el fallecimiento en accidente de aviación en julio de 1936 del General José Sanjurjo, previsto jefe de la sublevación y en junio de 1937 del General Emilio Mola, “Director” del plan golpista y jefe del ejército del Norte.

Desde la proclamación como Generalísimo el 1 de octubre de 1936, podemos entender que el régimen que se estaba gestando en la zona sublevada contra el gobierno legítimo se puede llamar franquismo o al menos evolucionó rápidamente desde una Junta Militar de carácter provisional con objetivos a largo plazo pendientes de definir, incluida la forma de gobierno monárquica o republicana, hacia una dictadura personal con vocación de permanencia.

La articulación política del nuevo régimen empezó en plena guerra con dos hechos fundamentales, que recuerdan a lo sucedido en países fascistas:

Unificación de los nacional-sindicalistas de Falange con los tradicionalistas-carlistas, en Falange Española Tradicionalista y de las JONS, que haría las veces de partido único. En otros países se prohibieron todos los partidos excepto uno, en España se hizo esto indirectamente mediante unificación por decreto pero no deseada de fuerzas supuestamente afines 7. Su preámbulo no deja lugar a muchas dudas sobre la intención:

“Una acción de gobierno eficiente, cual cumple ser la del Nuevo Estado Español, nacido por otra parte bajo el signo de la unidad y la grandeza de la Patria, exige supeditar a su destino común la acción individual y colectiva de todos los españoles.

Esta verdad, tan claramente percibida por el buen sentido del pueblo español, es incompatible con la luchas de partidos y organizaciones políticas que, si bien pugnan noblemente por el mejor

6 Bernat Muniesa, Dictadura y transición. La España lampedusiana. I: La dictadura franquista. 1939-1975, p.41 y p.42.

Cita original: Guillermo Cabanellas, Cuatro Generales. La lucha por el poder, Editorial Heliasta, Buenos Aires 1973. En Fernández 1983, pág. 76.7 Un ejemplo de amplísima bibliografía sobre el fracaso de la unificación: Martorell Manuel, Navarra 1937-1939: el

fiasco de la Unificación, Príncipe de Viana, ISSN 0032-8472, Año nº 69, Nº 244, 2008, págs. 429-458

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servicio de España, gastan sus mejores energías en la lucha por el predominio de sus estilos peculiares, o, lo que es peor, en cuestiones de tipo personalista que dan lugar a discordias pequeñas dentro de las organizaciones, resucitando la vieja intriga política y poniendo en trance de descomposición organizaciones y fuerzas cuyas masas se mueven a impulsos de los más puros ideales…

Esta unificación que exijo en el nombre de España y en el nombre sagrado de los que por ella cayeron -héroes y mártires-, a los que todos y siempre guardaremos fidelidad, no quiere decir ni conglomerado de fuerzas ni mera concentración gubernamental, ni unión pasajera. Para afrontarla de modo decisivo y eficaz hay que huir de la creación de un partido de tipo artificial, siendo por el contrario necesario recoger el calor de todas las aportaciones para integrarlas, por vía de superación, en una sola entidad política nacional, enlace entre el Estado y la Sociedad, garantía de continuidad política y de adhesión viva del pueblo al Estado. Precisa para ello tener en cuenta que, aparte valiosísimas aportaciones colectivas e individuales de patriotas que desde la hora primera voluntariamente vistieron uniformes de Soldados de España, Falange Española y Requetés, han sido los dos exponentes auténticos del espíritu del alzamiento nacional iniciado por nuestro glorioso Ejército el diecisiete de julio.

Como en otros países de régimen totalitario, la fuerza tradicional viene ahora en España a integrarse en la fuerza nueva. Falange Española aportó con su programa masas juveniles, propagandas con un estilo nuevo, una forma política y heroica del tiempo presente y una promesa de plenitud española; los Requetés, junto a su ímpetu guerrero, el sagrado depósito de la tradición española, tenazmente conservado a través del tiempo, con su espiritualidad católica, que fue elemento formativo principal de nuestra nacionalidad y en cuyos principios eternos de moralidad y justicia ha de seguir inspirándose…”

Elaboración del Fuero del Trabajo, inspirada en la “Carta di Lavoro” promulgada en Italia por el Gran Consejo Fascista en abril de 1927. Es la primera de las ocho Leyes Fundamentales que articularon, en forma de Carta Otorgada, el entramado constitucional del franquismo a lo largo de sus casi cuarenta años de existencia y su preámbulo deja bien clara la orientación:

“Renovando la tradición católica de justicia social y alto sentido humano que informó la legislación de nuestro glorioso pasado, el Estado asume la tarea de garantizar a los españoles la Patria, el Pan y la Justicia.

Para conseguirlo atendiendo, por otra parte, a robustecer la unidad, libertad y grandeza de España acude al plano de lo social con la voluntad de poner la riqueza al servicio del pueblo español, subordinando la economía a la dignidad de la persona humana, teniendo en cuenta sus necesidades materiales y las exigencias de su vida intelectual, moral, espiritual y religiosa.

Y partiendo de una concepción de España como unidad de destino, manifiesta, mediante las presentes declaraciones, su designio de que también la producción española, en la hermandad de todos sus elementos, constituya una unidad de servicio a la fortaleza de la Patria y al bien común de todos los españoles.

El Estado español formula estas declaraciones, que inspiraran su política social y económica, por imperativos de justicia y en el deseo y exigencia de cuantos habiendo laborado por la Patria forman, por el honor, el valor y el trabajo, la más adelantada aristocracia de esta era nacional. Ante los españoles, irrevocablemente unidos en el sacrificio y en la esperanza, declaramos…”

Cuando estuvo claro que las potencias del eje no serían las vencedoras de la Segunda Guerra Mundial, se produjo una corrección de la primera tendencia constitucional en cuatro nuevas Leyes Fundamentales, hacia un régimen teóricamente monárquico, confesional y corporativo que evitase el calificativo de fascista y aumentase sus posibilidades de supervivencia.

Ley Constitutiva de las Cortes (1942). Se crean Cortes como instrumento de colaboración y autolimitación para preparar y elaborar las leyes, pero su labor debía ser sancionada por el Jefe del Estado, el cual podía, a su vez, dictar normas generales. Había procuradores que deben su condición al resultado de una elección y designados que cesan por revocación. Tanto la Administración Local como la Organización Sindical vertical elegían sus procuradores. Para el tercio familiar, dos procuradores por provincia, se preveía el voto popular universal masculino que no fue ejercido hasta muchos años más tarde. Franco designaba cuarenta procuradores. Era un modelo llamado de Democracia Orgánica, en la que están representadas instituciones sociales que llaman “naturales” y opuesto a la Representativa de los sistemas liberales.

Fuero de los Españoles (1945). Se fijan los derechos y deberes de los españoles, al modo de los antiguos “fueros” y diferente de las “cartas” o “declaraciones” de derechos propias de las constituciones liberales, aunque:

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“Artículo 33.- El ejercicio de los derechos que se reconocen en este Fuero no podrá atentar a la unidad espiritual, nacional y social de España.

Ley del Referéndum Nacional (1945). Se establece el uso del referéndum para asuntos importantes, creando así una apariencia democrática. La posterior ley de Sucesión en la Jefatura del Estado amplia la obligatoriedad del referéndum para modificar las leyes fundamentales, reforzando su apariencia de constitución, pero sin anular la existencia de las propias leyes fundamentales como Carta Otorgada por el Régimen.

Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado (1947). España se configura como un reino pero Franco queda como Jefe de Estado vitalicio y tiene la opción de nombrar a su sucesor, dejando abiertas las posibilidades para varias tendencias monárquicas. Se crea el Consejo del Reino y el Consejo de Regencia.

Por otra parte, la represión política franquista una vez terminada la contienda civil se dirigió contra todo enemigo real o supuesto, combatiente, político o intelectual, mediante:

Juicios sumarísimos por rebelión militar, represión abierta post bélica y sujeta a grandes arbitrariedades. Eliminan la brutalidad de los “paseos” desgraciadamente habituales durante el conflicto, pero por su naturaleza de guerra no tienen la vigencia de los instrumentos legales creados con vocación de permanencia en el tiempo.

Ley de Responsabilidades Políticas de febrero de 1939, con efecto retroactivos hasta octubre de 1934 en contra de todos los principios generales del Derecho

Ley de Represión de la Masonería y el Comunismo de marzo de 1940, 8 también con efectos retroactivos en la medida que se juzgaban militancias pasadas perfectamente legales en su momento.

Ley de Seguridad del Estado de marzo de 1941 y Ley de Represión del Bandidaje y el Terrorismo de abril de 1947, pensadas para eliminar toda resistencia armada.

La violencia política del franquismo sobre todo en sus primeros diez años es un fenómeno estructural para cuya comprensión habría que remontarse a los inicios del XX y no se puede explicar sólo como una manifestación exclusiva de la naturaleza autoritaria y profundamente antidemocrática del régimen, ni tampoco como mera prolongación de la violencia política desencadenada durante la guerra. Esta exaltación de la violencia se exacerbó en España en este período como venía ocurriendo en el resto de Europa, pero alcanzó una especie de "clímax" sin parangón a lo largo de la dictadura franquista, que fijó un cuerpo de reglas a seguir y diseñó un sistema de intimidación. El Estado no actuó sólo dando cobertura legal a los los grupos en que se sustentaba, sino que alimentó los afanes de revancha al crear las instancias oficiales adecuadas, fundamentales para el sostenimiento del propio régimen. 9

Y todo esto se produjo sin intervención de las potencias más próximas. Los dos grandes estados democráticos europeos, Gran Bretaña y Francia, optaron muy pronto por la no intervención en la guerra de España y la mantuvieron a pesar de la abierta intervención de Alemania, Italia y la URSS. La política de no intervención estuvo subordinada a la política general de apaciguamiento respecto a las potencias que amenazaban el orden internacional hasta 1939. Además, puesto que se trataba de una guerra ideológica, hubiera sido difícil alcanzar un consenso respecto a una política activa.10

Resulta dudoso que una intervención directa aliada en España y el establecimiento de un régimen de ocupación y de ayuda a la reconstrucción en 1945 hubiese restablecido fácilmente la convivencia entre los españoles. La solución de transición y plebiscito quedaba planteada, pero las heridas de la guerra civil estaban demasiado en carne viva. No había surgido todavía

8 Durante todo el Régimen, hasta el último discurso del dictador en la Plaza de Oriente de Madrid el 1 de octubre de

1975, se habló de la masonería y el comunismo como si tuviesen algo que ver entre ellos y formasen parte de una coalición de los más importantes demonios de su ideario. Todavía discuten los autores masones y los no masones sobre las razones de esta identificación. Ver por ejemplo numerosos estudios del prof. Jesuita Ferrer Benimeli9 Ortiz Heras, Manuel, Instrumentos legales del terror franquista: Historia del presente, ISSN 1579-8135, Nº 3,

2004, págs. 203-222. Resumen del artículo.10

Avilés Farré, Juan, Las potencias democráticas y la política de "No Intervención" Historia del presente, ISSN 1579-8135, Nº 7, 2006, págs. 11-27

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una clase política que no hubiera protagonizado la guerra civil y el relevo de los dirigentes de los partidos políticos del antiguo Frente Popular o de las derechas democristianas y liberales tardaría aún décadas en afirmarse. El protagonismo de líderes opositores como Prieto, Gil Robles, Martínez Barrio, Carrillo, Giménez Fernández, Aguirre o Ridruejo en la crisis de los años treinta hacía difícil que encabezaran una transición a la democracia sin que los fantasmas del pasado hicieran acto de presencia de nuevo 11.

En torno a 1947 tenemos la primera de las posibles fechas de finalización del primer franquismo, relacionada con el fin efectivo de la guerrilla y los fusilamientos represivos, la promulgación del conjunto de las primeras leyes fundamentales y la participación de España en las migajas del Plan Marshall tras sobrevivir el Régimen a su condena tras la Segunda Guerra Mundial. Se relaciona también con la estabilización de Franco en el poder. Durante los primeros años, buena parte de la población española confería al régimen un carácter de provisionalidad, impuesta por la necesidad de evitar la revolución izquierdista de 1936, pero pendiente de futuras decisiones sobre la reinstauración de la monarquía y de encaje en el nuevo mapa político mundial. El bloqueo impuesto a España por la ONU, la salida de los embajadores y la condena no demasiado efectiva de muchas naciones, fue aprovechada por el Caudillo para, precisamente, añadir al caudillaje militar una especie de providencialismo nacionalista. Así se ganó el apoyo de una parte importante de la población. Además, en torno a 1945 se había producido un cambio trascendente en la cuota de poder detentada por las diferentes “familias” que sustentaban el Régimen, perdiendo poder los falangistas o “azules” próximos a los perdedores de la Guerra Mundial y aumentándola los “católicos”, participantes también en el Régimen desde su creación y con amplios apoyos internos, pero más tolerables a nivel internacional.

Hay autores que prefieren extender el “primer franquismo” hasta aproximadamente 1953, tras la firma de los acuerdos con Estados Unidos y la incorporación del gobierno franquista a alguna de las agencias especializadas de las Naciones Unidas, lo que facilitó la incorporación posterior a la ONU y la marginación definitiva de las instituciones republicanas en el exilio como representantes internacionalmente aceptados de España, si bien los restos de las instituciones de la II República estaban vivas y con posibilidades significativas de revertir la situación, fuese mediante una restitución en el poder forzada por los vencedores occidentales de la Segunda Guerra Mundial, o mediante alguna forma de plebiscito, transición o pacto que alejase al menos del poder directo al dictador. En el periodo 1947-1953 la oposición armada perdió sus últimos apoyos y el régimen buscó una apariencia menos violenta, alineada con el nuevo bloque occidental “antimarxista” surgido la Segunda Guerra Mundial pero sin renunciar a sus principales señas de identidad política, religiosa y económica.

También se cita una tercera opción, que es 1957-1959, relacionada con dos aspectos cruciales: primero, la entrada en el gobierno de los tecnócratas del “Opus Dei”, que produjo la ley de régimen jurídico de la administración y sobre todo la ley de liberalización y estabilización económica de julio de 1959, fundamental viraje económico que supuso abandonar definitivamente la política económica autárquica para entrar en un mayor racionalismo económico, con cierto equilibrio presupuestario, valoración real de la peseta e incremento de las relaciones económicas con el mundo occidental. Segundo, la promulgación de la Ley Fundamental de principios generales del Movimiento (1958), en la que se establecen doce criterios doctrinales y programáticos del Régimen, sin profundidad política, con cierta apariencia de apertura y sin pluralidad, pero sin perder la constante referencia a la guerra y su vocación de permanencia, como queda claro en el primer y último párrafos de texto:

“Yo, Francisco Franco Bahamonde, Caudillo de España, consciente de mi responsabilidad ante Dios y ante la Historia, en presencia de las Cortes del Reino, promulgo como Principios del movimiento Nacional, entendido como comunión de los españoles en los ideales que dieron vida a la Cruzada, los siguientes…(Siguen los doce principios)

…En su virtud, dispongo:Artículo 1.- Los principios contenidos en la presente Promulgación, síntesis de los que inspiran las Leyes fundamentales refrendadas por la Nación en 6 de julio de 1947, son, por su propia naturaleza, permanentes e inalterables.

11 Opinión tomada de: Abdón Mateos, LA INTERPRETACIÓN DEL FRANQUISMO: DE LOS ORÍGENES DE LA

GUERRA CIVIL A LA LARGA DURACIÓN DE LA DICTADURA

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Artículo 2.- Todos los órganos y autoridades vendrán obligados a su más estricta observancia. El juramento que se exige para ser investido de cargos públicos habrá de referirse al texto de estos Principios fundamentales. 12

Esta última es la opción preferida por la Historia Económica, bien representada por autores como Ángel Viñas y Manuel Jesús González. Desde un punto de vista político, el cambio de 1957-1959 marca también el tímido inicio del cambio desde las “familias políticas” originales hacia la idea de “asociaciones” tan repetida en los años posteriores aunque este cambio de lenguaje nada tenga que ver con la democracia, ni siquiera limitada, era una simple apariencia de apertura forzada por el agotamiento de la base tradicional. Pero es cierto que en estos años cambiaron muchas cosas y el franquismos de los años 50 es distinto del posterior. Por lo que a nuestro tema concierne, a fines de esta década el Régimen se considera ya creado, estabilizado y consolidado. El futuro será otra cosa distinta.

Lo que se ha venido en llamar segundo franquismo es mas fácil de caracterizar. Los años 60 empezaron bajo el síndrome de la emigración económica, que no política, a países europeos, principalmente Francia, Suiza y Alemania. Los expatriados eliminaron estadísticamente el paro y aportaron divisas que permitieron al Estado transacciones exteriores sin agobios, pero no fueron una fuerza de cambio en el interior. Dentro de las fronteras españolas el consumo aumentaba, midiéndose el bienestar popular por la adquisición de un piso barato en los inmensos nuevos barrios obreros de las ciudades en expansión 13, un SEAT 600, una televisión o un frigorífico. El turismo y la industrialización basados en la mano de obra barata y dócil en comparación a otras naciones aumentaron el PIB, las familias se empezaron a permitir que sus hijos estudiasen en vez de trabajar desde la adolescencia, el sistema de la Seguridad Social progresó de forma evidente, pero la cultura política de la población siguió siendo nula y la democracia parlamentaria se mostraba como algo ajeno a nuestra cultura.

La religiosidad se fue relajando en la práctica, que no en la vida oficial, la mujer modificó su rol tradicional a un ritmo mucho más lento que en otros países europeos, siendo frecuente el “pluriempleo” masculino y los trabajos auxiliares y esporádicos femeninos. El fútbol ganó la partida definitivamente a las corridas de toros, la televisión al cine y el “guateque” a los “coros y danzas” de la Sección Femenina, pero la lista de libros, canciones y películas censuradas o prohibidas no remitía. La juventud era distinta a sus mayores, como en todos los sitios, pero mucho menos reivindicativa que en otros lugares.

Progreso material a costa de inmovilismo político. Y así siguió todo hasta que la crisis económica mundial desatada en 1973 con el alza del precio del petróleo dio al traste con parte del sistema, a la vez que el dictador entraba en sus últimos momentos sin remitir en crueldad y los hombres mas jóvenes y avispados del régimen se preparaban el futuro.

La evolución de la dictadura franquista 14 se ha estudiado desde la perspectiva de continuidad de dos grandes proyectos político-ideológicos presentes desde su hora fundacional, reformulados pero siempre enfrentados: el del origen fascista de Falange y el del nacionalcatolicismo de Acción Española y los «tecnócratas» del Opus Dei desde 1957. Ambos antiliberales y franquistas, sus diferencias radicaban en la articulación de régimen y la sociedad, y consecuentemente en el de la institucionalización. Las sucesivas crisis del régimen radicaban fundamentalmente en los enfrentamientos entre dichos proyectos, y eran aquéllas y éstos los que explican la evolución de la dictadura. Resultan discutibles nociones como «apertura» o «modernización», siendo más aplicables para explicar la descomposición posterior, el agotamiento de los discursos falangista y tecnocrático y la reaparición de una sociedad crecientemente movilizada y politizada emergía al margen de y contra ellos.

LAS BASES FRANQUISTAS

12 Este juramento fue una de las claves en el proceso de transición a la democracia. ¿Cómo cambiar “de la ley a la ley” en palabras de T. Fernández Miranda, sin violar el juramento y desmontando el Régimen?13

El Ministerio de la Vivienda en España, una de las bazas propagandísticas y de política social del franquismo, se estableció precisamente en 1957 y desapareció en 1975.14

Saz Ismael, Mucho más que crisis políticas: el agotamiento de dos proyectos enfrentados, Ayer, 68, 2007. p. 137-163

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La realidad cotidiana para la gran mayoría de españoles en los primeros años del franquismo estuvo teñida de hambre y represión. Racionamiento, tisis, estraperlo, cárcel o exilio eran desgraciadamente palabras de actualidad en la década de los 40. 15 Se trabajaba en lo que se podía, sin formación, sin apenas expectativas laborales ni de promoción social y por supuesto sin derechos. La meta económica del régimen era la autarquía, plena independencia económica del país, negando el libre intercambio internacional y los beneficios de la cooperación y especialización, congruente con su negación de los principios liberales.

¿Quién apoyaba al franquismo a pesar de todo? Mucha gente, muchos tipos de gentes y muchas instituciones, esa es la verdad, algunos de cuyos ecos pueden llegar todavía hasta nosotros a través del triste, manoseado y rancio “con Franco vivíamos mejor”. Además de los apoyos políticos que trataremos a continuación, hay que reconocer que una parte importante de población colaboró con el franquismo desde su primera hora. Fuese por miedo, por venganza, por efecto de la represión o por cualquier tipo de interés particular, incluso económico, hubo capas importantes de la población que se adaptaron a la situación creada por la guerra y en ella se mantuvieron pasivamente hasta el final del Régimen. 16

Tratando de resumir la opinión de todos los autores consultados, la sublevación militar contra el gobierno del Frente Popular elegido en febrero de 1936 que acabó siendo encabezada por el general Franco y convertida en un régimen duradero, con vocación de permanencia incluso más allá del “hecho biológico” de la desaparición física de su jefe, fue sustentada por una inestable coalición de al menos siete fuerzas, no coaligadas entre si previamente, ni subordinadas permanentemente las unas a las otras.

El Ejército

Un ejército que fracasó en la ejecución del golpe de estado de julio de 1936, entre otras razones, porque no estaba unido, siendo solo una parte del mismo la que apoyó la sublevación degenerada en guerra civil. No obstante, una vez alcanzada la victoria y depurados sus colegas leales a la República, el nuevo ejército (oficialmente el único ejército) se convirtió en un elemento fundamental de poder que siempre dispuso de tres ministerios propios, más otros ocupados por miembros de la institución, sumados a la jefatura del Gobierno y del Estado.

Una auténtica casta de poder para los altos oficiales, un modo seguro de vida para muchas familias que se beneficiaban de sus empleos fijos y sus privilegios socioeconómicos de todo tipo, desde viviendas hasta economatos, precios reducidos y facilidades para sus cónyuges y descendientes y un apoyo inamovible para un Régimen que recordaba continuamente la guerra y tenía a sus combatientes en los cuarteles, convertidos muchos de ellos en militares profesionales, al menos hasta que a mediados o finales de los años 60 otras generaciones y otras situaciones económicas abrieron perspectivas nuevas.

Gran parte de la Iglesia católica y toda su jerarquía.

Independientemente del carácter borbónico, carlista o incluso republicano de sus miembros, la Iglesia Católica en bloque sostuvo al franquismo en sus primeras décadas, con la esperanza fundada de mantener sus privilegios y sobre todo el férreo control sobre la sociedad.

Sus enemigos eran el ateísmo, el comunismo y la masonería, como si fueran identificables los unos con los otros, pero sobre todo vistos como adversarios del tipo de sociedad tradicional que a los clericales gustaría mantener, evitando todo atisbo de libre pensamiento, diversidad ideológica o revolución social. Gran parte de la Iglesia no creía en los principios básicos del liberalismo y prefería una sociedad estructurada de forma orgánica con la población supeditada por un lado a celebraciones públicas basadas en el calendario litúrgico como fiestas patronales, misas, procesiones o festivos públicos de carácter religioso y por otro a rituales para regular la vida privada como bautizos, bodas, confesiones, catequesis o funerales. Todo ello moldeaba

15 La tisis o tuberculosis causó unas 78.000 muertes entre 1940 y 1942, según Op. Cit. 1 - Página 122. El estraperlo se

refiere a un escándalo de ruletas supuestamente automáticas y trucadas que acabó designando al contrabando y el mercado negro.16

Sobre este espinoso asunto, es muy revelador el artículo: M. Encarna Nicolás Martín, Los poderes locales y la consolidación de la dictadura franquista. Ayer, nº 33, pág. 65-85

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completamente la vida de los individuos sin margen de disidencia, completando la labor ejercida por un sistema educativo público en su gran mayoría, pero plenamente confesional. 17

La doctrina social de la Iglesia era todo lo que estaban dispuestos a hacer por la población y esto era mucho más factible en un mundo rural, que en el urbano, donde tanto el liberalismo económico y político como el marxismo tenían fuertes raíces. Solo mediada la dictadura, como consecuencia del Concilio Vaticano II (1962-1965) y de la visión de futuro de los jerarcas más lúcidos, se permitió un cierto obrerismo cristiano, independiente del control sindical oficial.

La familia política derechista católica

Mayoritaria pero no unánimemente monárquica. Apoyó el golpe, con algunas excepciones de grupos democristianos y esto tenía lógica desde su perspectiva conservadora y antirrevolucionaria, aunque no necesariamente clerical ni reaccionaria.

El entendimiento entre los poderes republicanos y la Iglesia católica nunca fue fácil. Los medios católicos eran reticentes a los principios de la democracia liberal, monárquica o republicana era lo de menos, y los medios republicanos eran marcadamente anticlericales, porque veían en la Iglesia el principal obstáculo al progreso. 18 Algunos asuntos dividieron a la opinión pública y también a los políticos desde los debates de elaboración de la Constitución de 1931, llegando a ser cruciales para buena parte de la población, por conciencia religiosa y por encima de consideraciones de partido:

el cuasi monopolio de la enseñanza, la obligatoriedad del catolicismo en las aulas y su compatibilidad con la libertad de conciencia.

las posibilidades de compra, donación, enajenación o expropiación de bienes eclesiásticos, cuando el recuerdo de las desamortizaciones del s. XIX era todavía reciente y no habían concluido definitivamente sus efectos legales.

la abundancia de órdenes religiosas, con regulaciones propias en algunos aspectos, a lo que era necesario añadir las relaciones con el recién creado Estado Vaticano. 19

el odio de sectores republicanos radicales y anarquistas reflejado en la quema de conventos en algunas ciudades como Madrid y Barcelona, junto con el exacerbado sentimiento católico de otras zonas, por ejemplo el País Vasco y Navarra y la escasa identificación de los medios católicos con los principios de la democracia liberal.

El poder económico

Podemos incluir en este grupo, aunque no sean estrictamente militantes políticos, a gran parte de los hombres de negocios, financieros y altos funcionarios civiles.

Básicamente antimarxistas por pura defensa de sus interesas particulares, aceptarían una cierta tendencia autoritaria al estilo de alguno de los regímenes imperantes en la Europa de los años 30 como la Francia de Vichy o las dictaduras portuguesa, austriaca o rumana, pero no eran necesariamente fascistas ni antiliberales. Su modelo de estado no tiene por qué ser forzosamente monárquico (algunos de los principales países del mundo eran ya entonces repúblicas), ni antidemocrático, pero conviven pacíficamente durante varias décadas con el franquismo.

Consolidada la dictadura, mantienen su apoyo al régimen en vista de su férrea militancia capitalista y de las ventajas económicas y legales que la situación les ofrece. Básicamente: la ausencia de todo riesgo político o sindical con una política añadida de protección a la poco eficiente industria nacional, expansiva desde primeros de los años 60.

La familia política monárquica borbónica

17 El Magisterio fue uno de los sectores profesionales que más sufrió la depuración y la represión, ver por ejemplo entre

libros, documentales y documentos de todo tipo: Morente Valero Francisco, La muerte de una ilusión: el Magisterio es-pañol en la Guerra Civil y el primer franquismo. Historia y Comunicación Social, 2001, número 6, 187-20118

Avilés Juan, Elizalde M. Dolores y Sueiro Susana, Historia política 1875-1939, Istmo 2011, p. 326 y ss19

Por los Pactos de Letran de 1929 con Gobierno de Mussolini, regularizando la situación política de la Iglesia tras la pérdida de los extintos Estados Pontificios en el proceso de unificación de Italia

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Alfonso XIII abandonó el trono en 1931 y su apoyo inicial a Franco durante la guerra fue rechazado por éste, falleciendo finalmente en Roma en 1941 y dejando en manos de su tercer hijo, Juan de Borbón y Battemberg la pretensión de recuperar la corona.

Los monárquicos no desaparecieron ni durante la República ni durante los primeros años de franquismo y eran la opción preferida por el gobierno inglés para superar la guerra, pero no estaba del todo clara su convicción democrática. De hecho, con algunas excepciones liberales, la aristocracia y la mayoría de los monárquicos apoyaron el golpe de julio de 1936. En los primeros meses de la guerra apoyaron a Franco durante las luchas de poder entre generales, entendiendo que era el más favorable al retorno de la monarquía.

En el Primer Manifiesto de Estoril de Don Juan, 7 de abril de 1947, éste se pone a disposición de los españoles para encabezar un nuevo régimen, pero no detalla claramente los principios democráticos como base de su futura actuación. Probablemente, el propio pretendiente no tenía todavía en esos momentos un ideal completamente democrático, sino mas bien corporativo y tradicional. En el pacto o Declaración de San Juan de Luz, de agosto de 1948, suscrita entre los grupos monárquicos de José María Gil-Robles y los sectores posibilistas del PSOE encabezados por Indalecio Prieto, ya se menciona expresamente las libertades ciudadanas y el voto universal para elegir la forma definitiva del Estado mediante alguna forma indeterminada de plebiscito, que finalmente nunca se produjo.

Una vez elegido oficiosamente Juan Carlos de Borbón sucesor en la jefatura del Estado en fecha imprecisa a principios de los años 60 y oficialmente proclamado en 1969, los monárquicos renuevan su aceptación del régimen, considerando muchos de ellos que era una posibilidad real de superar la dictadura a medio plazo y otros, manteniendo la lealtad al hijo del último rey, quieren influir aparentemente en una monarquía más europea y menos franquista.

La familia política carlista

El Carlismo perdió tres guerras en el siglo XIX ante el Estado Liberal, quedando reducido a un movimiento político minoritario desde las primeras décadas del siglo XX, con unos pocos diputados divididos en tendencias y una red de centros políticos y sociales muy cohesionada.

Estaba debilitada ya definitivamente desde el fallecimiento del pretendiente Jaime III en 1931 y el anciano Alfonso Carlos I en 1936, entre tradicionalistas e integristas y sin opción alguna de imponer un candidato al trono. Hasta la opción republicana era considerada por algunos, siempre y cuando se ajustase a su ideario básico tradicional, españolista pero con diversidad territorial y ultracatólico.

Sus partidarios apoyaron la sublevación desde el principio y formaron una importante fuerza de choque, sobre todo en Navarra, pero fueron forzados a la unificación con Falange en 1937 y marginados del poder. Durante los primeros años de franquismo sufrió crisis “dinásticas” que les debilitaron aún mas, quedando como representantes residuales de una España tradicional y corporativa, no como sustentadores de un verdadero plan de futuro.

La familia política fascista, semifascista o nacional – sindicalista.

Era diversa y de mínima importancia política en la España de 1936, aunque representase a uno de los movimientos en boga en la Europa de los años 30. El fascismo europeo pretendía un cierto carácter revolucionario y nada clerical. Quería una sociedad nueva, no la vieja y ese proyecto encajaba mal a largo plazo con otros defensores de la sublevación de julio del 36.

El partido único creado en abril de 1937 por Franco, Falange Española Tradicionalista y de las JONS, reunía formalmente a falangistas, carlistas, monárquicos y católicos, es decir los falangistas compartían el poder con otras familias políticas de la coalición acaudillada por Franco, además de con la Iglesia y el Ejército perdiendo así una parte importante de su identidad como corriente política independiente. Este falangismo de Estado adoptó aspectos organizativos del fascismo como el encuadramiento de masas en sindicatos, secciones

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femeninas y juveniles, milicias y servicios de auxilio social, pero carecía de un líder carismático pues José Antonio Primo de Rivera fue ejecutado en Alicante al principio de la guerra.

Franco fue caracterizado como caudillo de una cruzada nacional contra el bolchevismo, el ateísmo y el liberalismo, pero el régimen no pudo suplir la desaparición y “martirio” del líder ausente. La tentativa, promovida por el falangismo de Estado, de construir una nueva religión política totalitaria en torno a la figura de José Antonio tuvo que atemperarse ante al decisivo poder de los militares y de la Iglesia católica.

FET de las JONS es un partido creado desde el Estado que le controla, no es una formación existente y consolidada previamente que logra de una forma pacífica o violenta controlar los resortes del gobierno e imponer su programa. Más que un partido que controla el Estado se convirtió pronto en una parte de la burocracia estatal, fachada de una supuesta base idelóca. Además, al terminar la Segunda Guerra Mundial y ser eliminados todos los regímenes fascistas, solo podía sobrevivir en un indefinido terreno nacionalista-religioso-sindicalista.

Esta segunda Falange, el partido, reconvertido a movimiento único del franquismo, siendo aparentemente la parte mas ideológica y política del régimen, acabó siendo un grupo mas dentro del entramado de la dictadura, un estamento burocratizado y de poco poder efectivo, pues desde finales de los años 40 no controlaba ya a la juventud, ni tenía importancia decisiva en el ejército. En la época del desarrollo económico, no disponía de control sobre el capital productivo fuera de la gestión de la vivienda pública y el relativo control sobre el escasamente atractivo sindicalismo oficial.

LOS NOTICIARIOS

NOTICIARIO 20 Y DOCUMENTALES CINEMATOGRÁFICOS NO-DO PRESENTA… NOTICIA-RIO ESPAÑOL. Esta fue la cabecera durante gran parte de su historia, y solo a mediados de los años sesenta cambió por: NO-DO PRESENTA… REVISTA CINEMATOGRÁFICA ESPA-ÑOLA, aunque continuaba siendo obligatoria su exhibición. La imagen de cierre siempre fue un escueto FIN, sin títulos de crédito que nada aportarían. Para gran parte de los españoles siem-pre fue simplemente “el nodo.”

El noticiero de NO-DO es el principal producto del cine informativo de la época en España. Al difundirse de manera privilegiada se imponía sobre la memoria individual, autobiográfica, que los españoles conservaban de la contienda y sus consecuencias, contribuyendo de manera de-cisiva a la difusión de una determinada versión de los hechos. No olvidemos que el cine era, quizá, el medio con mayor capacidad de penetración social accesible aún para los espectado-res analfabetos.

En su primera época se transmitía entusiasmo por la victoria, bajo el evidente supuesto que la alegría es unánime, porque el enemigo ha sido erradicado definitivamente, no está en el exilio, ni en el interior, ni en la cárcel, simplemente no existe. Este mismo criterio se sigue en docu-mentales europeos durante y después de la Segunda Guerra Mundial, con la diferencia que el enemigo es común a todos, pues se trata de otro estado, pero también obvian los elementos polémicos del interior, como puede ser el colaboracionismo con los ocupantes o la disidencia interna en los países dominados por fascistas, que es eliminada del mapa dando cabida solo al sector comunista, uno de los vencedores al fin y al cabo. También existieron noticiarios cinema-tográficos en Norteamérica desde 1918, anteriores a los europeos, sin carácter estatal sino pri-vado de empresas como Fox, Universal u otras, pero sobrevenida la guerra en 1941, se utilizan también como medio de propaganda. El noticiario de NO-DO es por tanto parte de una época cinematográfica, no exclusiva de España.

El noticiario ha sido catalogado como un género cinematográfico distinto del documental divulgativo (aunque sea propaganda) y también del periodismo informativo. Algunos rasgos fundamentales para emitir este juicio son:

20 El rótulo decía Noticiario, en singular, pero le falta la “S” de su denominación oficial. Está clara su vocación de único.

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El cine es un espectáculo y el noticiario forma parte de este entorno como “espectáculo informativo”, creado por las mismas empresas, no por agencias de prensa o periódicos. Un noticiario cinematográfico es ante todo cine, con una finalidad específica.

No puede ser una información de carácter inmediato, debido a la necesaria filmación de imágenes, tratamiento, montaje y distribución. Puede incluir temas de actualidad, pero no propiamente noticias como se entienden en televisión, radio o prensa y por tanto no se le puede aplicar el concepto de periodismo filamdo.

Su estructura es modular. Si el noticiario es un cortometraje, las noticias son minicortos, sin sonido propio la mayor parte de las veces, unidos por un narrador que aporta continuidad al conjunto. Evita los titulares llamativos de cada asunto tratado a favor de la continuidad.

Cada edición es pluritemática, con contenidos “duros” como información sobre guerras o contenidos ideológicos claros y “blandos”, desde celebraciones oficiales o populares hasta eventos deportivos o sociales.

Puesto que la grabación de noticias en directo es muchas veces imposible, un noticiario suele incluir escenas reconstruidas o recreadas, al puro estilo cinematográfico, por lo que necesita de personal cualificado para realizarlas.

El narrador es fundamental para la coherencia del conjunto, pero también adquiere, en el caso de NO-DO, una especie de autoridad para emitir juicios, frases apreciativas o distancia sobre aspectos que entiende criticables, hablando en el tono que se espera de una persona normal. No es un maestro, ni un sargento, ni un cura, aparece como una persona que habla a otros como él. El guion y la modulación de la voz son dignas de los grandes actores de radio, con un fin distinto, claro. Habla en tono solemne al exponer celebraciones del régimen o festividades religiosas, distendido y festivo cuando informa sobre fútbol o toros y hasta paternalista o machista al estilo de la época cuando se refiere a actividades naturalmente femeninas, como moda o las rebajas.

Tras la lectura de los textos utilizados para elaborar este ensayo y visionando una parte minoritaria pero significativa de los noticiarios, nos hacemos una idea clara sobre los aspectos fundamentales tratados. A continuación, sin pretensión de exhaustividad, veremos algunos ejemplos de contenidos, nada accidentales, ni banales. Todos han sido bien estudiados en libros y artículos académicos en los que se analizan en profundidad, aquí pretendemos solo resumir impresiones personales desde el punto de vista de la memoria histórica de España:

En los primeros años de dictadura, se ensalza constantemente a Franco como líder, caudillo militar y gobernante, se recuerda a los caídos (solo los de un bando, claro está) y se justifica la guerra civil con imágenes de desórdenes públicos, persecuciones religiosas, pueblos destruidos y alegrías populares por la libración a cargo de un glorioso ejército (no había otro, naturalmente, eran solo hordas), ensalzado cada año en los desfiles de la Victoria cada 1 de abril. El espectador (obligado) solo tiene una alternativa: sumarse al bando vencedor. Hablamos por tanto de contenidos propagandísticos en su pleno sentido.

Pero los noticiarios no incluyen solo política. La primera edición de noticiario habla de los nuevos peinados de París (en plena ocupación nazi) y del frente de guerra. En otros se muestran escenas deportivas o maniobras militares. En fin, parece, en miniatura, la programación de modernas cadenas de TV que informan sobre dramas de inmigrantes hundidos en el mar justo antes de repetir diez veces los goles de un partido de fútbol.

NO-DO remarca insistentemente la rutina del calendario anual, especialmente dos periodos. La Semana Santa aparece sistemáticamente en su versión melodramática con procesiones, mantillas y saetas en Andalucía o en la sobria y recatada si se trata de difundir las celebraciones en Castilla. La Navidad, bucólica e infantil, con lotería, cenas familiares y Reyes Magos que hacen felices a los niños desfavorecidos, con su ambiente invernal (que no existe en todas las zonas de España) invitando al recogimiento en la intimidad del hogar familiar. Se trata de mostrar una “España eterna” 21, para sus promotores por supuesto. Son periodos en los que la familia, la religión y la tradición se imponen a la política de forma intencionada: se trata de subrayar algunos de los valores que pretenden imponer a toda la población, reales en

21 Expresión recogida de NO-DO, el tiempo y la memoria, pág. 529 y sig.

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parte, puesto que las imágenes no son de creaciones artísticas sino grabaciones a veces escenificadas, pero desde luego solo parcialmente aceptados y vistos desde un prisma restrictivo, unificador, sin excesiva diversidad. NO-DO recrea ambientes y sentimientos dando por supuesta su plena vigencia y aceptación. Se trata de orientar conductas dando por hechos muchos supuestos dudosos. Un eficaz método propagandístico.

Cuando se mencionan los periodos de vacaciones veraniegas, si alguno podía disfrutarlas en los años 40 y 50, aparecen los sanísimos niños jugando en las playas o los autocares para retornar al lugar de origen, con sus fiestas patronales y encuentros familiares y vecinales. Otra vez la vuelta a la tradición. El turismo no existe hasta los años 60, y en ese momento solo como anfitriones de extranjeros que disfrutan las bondades del clima y las gentes de España, nunca como viajeros. Se quiere mostrar España al exterior, pero no el exterior a los españoles. Como mucho, que vayan a la playa o al pueblo en su SEAT 600. Esto también es propaganda, al mostrar una y otra vez los “evidentes” progresos que el régimen ha traído al país.

Otro aspecto interesante es el tratamiento de las diversidades: tan español es un partido de pelota a mano como un fandango, una procesión castellana como la Virgen de Montserrat o la Macarena, una paella mediterránea como una fabada, un encierro de Pamplona como una exhibición de “castellers” o una canción popular gallega. Pero todo debe entenderse bajo la condición de inequívoca españolidad, se muestra la abundancia de costumbres sin concesión de ninguna clase a divergencias que pueden resultar centrífugas. Particularidad regional sí, pero “dentro de un orden.” No hay idiomas más allá de alguna expresión folclórica, ni diversidades históricas aparte de alguna regulación de derecho civil tradicional.

Sobrevenida la guerra fría entre el bloque occidental y el soviético, España se alinea sin dudarlo con el primero. No ha sido invitada, de hecho no forma parte de la OTAN (ni de la ONU hasta 1955), pero ahí aparece y dando lecciones de anticomunismo. En muchas imágenes de la época solo falta que el propio caudillo dijese: “si ya os avisé yo.”

NO-DO cumple su función de publicidad institucional explicando aspectos destacados del régi-men. Los primeros años están protagonizados, dentro de la ortodoxa propaganda partidista, por el Frente de Juventudes y sus desfiles cuasi militares, la Sección Femenina de Falange con sus tablas de gimnasia y talleres de formación técnica para las que deberían ser futuras madres y esposas y las “Olimpiadas Sindicales” (luego Demostración Sindical) que se celebraban, por supuesto el 1 de Mayo, día del Trabajo internacionalmente y en España San José Obrero. En la segunda mitad del régimen apareen las instituciones públicas, el Instituto Nacional de Industria (INI), las grandes compañías productoras, los premios nacionales de natalidad, las Ferias de Muestras, por ejemplo la Feria del Campo que mostraba la moderna tecnología agraria, en rea-lidad al alcance de muy pocos habitantes del mundo rural que emigraba en masa a las ciuda-des y las reuniones políticas de Cortes y Gobierno donde los uniformes y sotanas van dejando paso a las corbatas.

Si en los primeros años 40 la palabra clave es Reconstrucción, en los finales de esta década y la siguiente son las grandes obras públicas. Necesarias ambas sin duda, para después de una brutal guerra y para el futuro de una economía, pero explicadas siempre con abundancia de da-tos innecesarios para la estricta información e instrumentalizadas por el propio Franco para en-grandecer su imagen y la de su obra (nunca mejor dicho). Una de las imágenes de NO-DO que todos los españoles recuerdan, incluso los que no lo vieron en directo, es Su Excelencia inau-gura el pantano de… No es lo mismo, pero ahora nos hartamos de ver políticos abriendo nue-vos tramos de AVE o autovías justo antes de las elecciones. Es parte de la política.

Una vez pasado lo peor de la postguerra y seguro de sí mismo el régimen, la tercera palabra mágica es desarrollo. Tampoco estaban inventando la pólvora, puesto que el crecimiento económico y el posterior desarrollo y mejora del bienestar es objetivo de cualquier gobernante, pero NO-DO, en nombre del Estado para el que trabaja, nos lo vende como único y nuevo. ¿No existió desarrollo antes? Parece que no y ahí demuestra el noticiario nuevamente la eficacia en el cumplimiento de su función. Un ejemplo: durante la segunda parte de los años 50 se fabricó el Biscúter, vehículo utilitario mínimo al alcance de una minoría, pero aparente logro de la producción española, pronto sustituido por el SEAT 600, derivación nacional del original FIAT, mejorado hasta el extremo de resultar uno de los vehículos mas exitosos de la historia. Todo

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esto se presenta también como un logro, que lo era, pero evidentemente lejísimos de la potente industria automovilística europea, pero ese es un detalle que no conviene resaltar.

Como en tantos aspectos de la época, existe un corte en torno al año 1959: desde entonces se olvidan la presencia continua de las penurias de la guerra y postguerra incidiendo cada vez mas en el incremento de bienestar, que por otra parte era común a toda Europa y tardío comparado con el tiempo transcurrido desde el fin de las respectivas guerras, pero que se nos mostraba como excepcional. Aparecen los premios de las quinielas, los grandes partidos de fútbol en el estadio Bernabéu, las producciones cinematográficas nacionales, las rebajas de enero, los reportajes de moda y peluquería… España goza de una cierta riqueza y se basta a sí misma para crear sus nuevos rituales de ocio y sus expectativas de bienestar al pueblo. Porque de contacto con el exterior en términos de música, cine o literatura, nada de nada.

Los lugares de memoria del régimen tienen una presencia destacada en los noticiarios, espe-cialmente aquellos que pueden (y deben) ser visitados: el Alcázar de Toledo, ejemplo de ruina y reconstrucción, el Escorial, muestra imperecedera y majestuosa de aquello que fuimos y de-bemos volver a ser, el Palacio de El Pardo, antiguo Real Sitio elegido por el dictador como resi-dencia oficial sustituyendo al no deseable Palacio Real y el Valle de los Caídos 22, creación del régimen para la posteridad de su propio bando, junto a El Escorial, para emparentarse con la historia, donde acabarán reposando los restos de José Antonio Primo de Rivera, una víctima de la guerra civil, instrumentalizado después de su muerte para ser el primero de los mártires del nuevo estado y centro de reunión de políticos falangistas y sindicalistas.

Resulta chocante que al rimbombante lenguaje del noticiario al hablar de la inauguración del Valle de los Caídos, con sus obligadas referencias a la cruzada, los mártires y la victoria nacio-nal sigan inmediatamente las de un grupo de personas practicando surf en las playas de Hawai, explicando la incorporación del territorio como estado de la unión. Si reflexionamos un momento, no es muy diferente de lo que ocurre hoy en cualquier cadena de televisión, que pasa de los asuntos graves a los frívolos sin cambiar siquiera el tono de voz.

Los “Veinticinco años de Paz” de 1964 marcaron un hito. Una celebración positiva para los antiguos vencedores y la ya numerosa nueva población nacida después del conflicto civil. Se inaugura la “venida de la Paz”, primer tramo de lo que será la M-30 en Madrid, el “Hospital La Paz”, también en la capital, con su descomunal torre de quince plantas donde se ubicaba la maternidad (emblema del desarrollismo español de la época) y otros edificios y obras similares en otros puntos. Paz es igual a desarrollo, parece ser el mensaje subliminal. La Paz del Régimen, por supuesto, sin referencia alguna a otro tipo de valores asociados al desarrollo, como libertades, por ejemplo.

NO-DO dedica muchos espacios en los noticiarios a las celebraciones oficiales de la Paz, además de ocho números de la revista Imágenes, en medio de la guerra fría de casi todo el mundo y pocos años después de escamotear a la población la guerra de Ifni de 1957-1958 o de tildar de “contubernio” a la reunión de españoles en Munich en 1962. El organismo siempre adoleció de una importante resistencia al cambio e incluso la Paz se celebraba mirando al pasado, a la Cruzada, al hombre providencial, pero no al futuro.

El catolicismo está presente en todos los aspectos de la vida. Desde los desfiles a los colegios y las celebraciones públicas. Las consecuencias del calendario litúrgico para la organización de la vida de cualquier persona son inmensas pero discretas. No se impone, se da por supuesta la absoluta unanimidad en su aceptación como parte evidente del carácter nacional.

La Hispanidad tiene presencia reiterada en los noticiarios. Se glorifica por supuesto la visión tradicional del descubrimiento, conquista y colonización del imperio (no solo en América, también África y Filipinas existen) evitando referencias a la independencia de las colonias y a los libertadores del lado americano, pero no hay racismo o menosprecio, más bien una visión paternalista pero positiva de pertenencia a una misma raza, unida por el idioma, la religión, el pasado y con intereses comunes para el presente y el futuro. Los países de América son

22 La polémica sobre el destino del Valle de los Caídos llega hasta hoy, centrada en la manipulación que se hizo de los

allí sepultados, víctimas de la guerra como José Antonio y anónimos represaliados republicados, a los que se agrupa bajo un ideario partidista que no era el suyo.

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“hermanos” (no hijos), sus gobernantes “amigos” a los que se trata con franca camaradería como Domingo Perón o al menos con deferencia, incluso al comunista Fidel Castro.

Los noticiarios nunca fueron un Telediario ya que la transmisión de la noticia por vía cinematográfica requiere un largo proceso de elaboración y distribución y porque existían los informativos de medios mucho mas veloces en ese aspecto: la radio, pública y privada con obligada conexión con los servicios informativos de RNE hasta 1977, los periódicos, casi todos controlados por la Prensa del Movimiento y desde1956 la Televisión, de canal público y único en principio, hasta la aparición del UHF. 23 Desde la generalización de todos estos medios o algunos por lo menos, y la disminución del analfabetismo, el cine no era siquiera un vehículo informativo importante. Por eso en los noticiarios siempre se mezclaron temas. No se iba al cine a ver las noticias, pero se podía obligar a verlas por medios algo mas sutiles.

Los últimos años de vida “del nodo” se van llenando de mini-reportajes de relleno: obras públi-cas, entrevistas a toreos o deportistas retirados, folclore, cocina tradicional, museos... De todo un poco, pero ya sin contenido ideológico en la mayoría de ocasiones, como mucho, publicidad institucional que era otra de sus funciones desde el origen. Como ya dijimos, el Noticiario Espa-ñol dejó de ser la cabecera en los años sesenta, ahora es Revista Cinematográfica Española. Estaba claro que el producto introducido a principios de los años cuarenta ha concluido su ciclo de vida y era ya solo un ritual mas de las visitas al cine sin trascendencia ni sentido.

Reproducimos ahora textualmente los últimos párrafos del artículo de Araceli Rodríguez Ma-teos citado en la bibliografía, que nos parece el mejor resumen posible:

“Durante el primer franquismo NO-DO contribuyó a la divulgación de la memoria dominante, la oficial, respecto a la Guerra Civil. Completó con ello la labor que hacían otros medios de comuni -cación y vías de adoctrinamiento. Los vencedores querían imponer su interpretación como única y verdadera, anulando las experiencias individuales que la contradijeran. En este sentido, la aportación del noticiario fue significativa.

Por un lado, exhibió la imagen de una España triunfal en la que no cabían disidencias: el espec-tador sólo podía sumarse a la causa de los vencedores. Por otro, contribuyó a la credibilidad de dicha memoria, esto es, de la falacia creada por la retórica política. Había que justificar la guerra así que recreó su origen de modo que evidenciase la necesidad del levantamiento militar. Era una fórmula persuasiva porque el relato cinematográfico aparecía como un testimonio incontesta-ble que rescataba el pasado confirmando la verdad del discurso oficial. Otros medios podían con-tar lo que pasó. El noticiario, en cambio, visualizaba lo que pasó. Le confería, además, fuerza dramática apelando a una respuesta más visceral que racional en los espectadores. Una carac-terística que no sólo se ciñe a las recreaciones con metraje de archivo sino a los contenidos de actualidad que recordaban la contienda. Al narrarlos, muchas veces, los recursos empleados trascendían el plano informativo para ahondar en la épica de la batalla.

Hay que observar esa complementariedad porque las recreaciones dramatizadas, aunque impor-tantes, fueron escasas. Muy probablemente la auténtica labor adoctrinadora sobre este tema se hallase en la reiteración de los argumentos y mitología oficiales en los sumarios de aquellos vein-te años. Implícita o explícitamente. A través de las palabras de Franco y otras autoridades, con-memoraciones, el recuerdo de nombres, hazañas, etc. NO-DO siguió el acoplamiento del discur-so oficial a la evolución de las circunstancias históricas. Lo popularizó y lo ilustró de la mejor ma-nera para contribuir a la aceptación interior y exterior.

En fin, la memoria audiovisual de la Guerra Civil fue un arma propagandística más que pretendía la implantación social del régimen. Su calado persuasivo entre los espectadores, sin embargo, es una cuestión interesante y compleja que escapa al objetivo de este estudio. Debe entenderse no sólo en su confrontación con las propias experiencias en la guerra y las convicciones ideológicas de cada individuo, sino dentro del contexto comunicativo, político y social en que vivía”

23 UHF (Ultra High Frequency) hace referencia a la banda de frecuencias de emisión del segundo canal de TVE, en

principio de horario limitado. pero fue el nombre popular del mismo durante una década. La única, verdadera y original televisión emitía en VHF (Very High Frequency), pero nunca se usó el término a nivel popular.

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CREAR MEMORIA 24

Terminada la Guerra Civil, la dictadura franquista basará su legitimidad en la victoria como ele-mento de cohesión entre los diferentes grupos que figuran entre los vencedores y la humillación del vencido, sea este comunista, liberal o republicano. Para ello buscará construir una nueva memoria que borre los recuerdos del bando opuesto, apele a la guerra, al sustrato ideológico del partido único creado por el régimen mediante unificación de varias tendencias y al lejano pasado imperial como elementos conformadores del discurso legitimador.

Hay que insistir una vez mas: la memoria oficial del franquismo se construyó a través de la legi-timidad que le otorgaba la victoria en la guerra, no es una evolución de nada, no es un partido, ni permite la discrepancia. Es un Régimen sin ayer y sin mañana. En torno a ella impuso nue-vas conmemoraciones, lugares de memoria propios, fabricó mitos y elevó a la categoría de mártires a los muertos de un bando. Las celebraciones transcurrieron durante todo el régimen, pero especialmente durante los primeros veinte años, en el ámbito de la oficialidad, en torno al poder político y religioso, sin pretensión de movilizar a las masas sino en contadísimas ocasio-nes, ni convencer al resto de la ciudadanía.

Se ha debatido ampliamente sobre la existencia o no de una ideología en el régimen de Fran-co. Autores como Linz prefieren hablar de mentalidades, de valores emotivos, de normas intuiti-vas frente a la preeminencia de una ideología elaborada, Giner y Sevilla sostienen que el fran-quismo no fue o no tuvo una ideología concreta o sistemática, sino que extrajo su legitimación moral del rechazo a la República y la Guerra Civil, J. Tusell señaló la vinculación del franquis-mo con la mentalidad de quienes vencieron la Guerra Civil, de forma que «a no ser que se dé al término ideología una acepción extremadamente amplia, al franquismo no se le puede sujetar a una precisa, concreta y elaborada». Álvaro Ferrary ha incidido en el carácter plural de la doctri-na franquista basada en la confluencia de diversos valores culturales de corte tradicional y espi-ritual, pero con capacidad de adaptación y de entrar y mantenerse en pugna por el monopolio de la cultura oficial.

Otros como Amando de Miguel, consideran que el franquismo es el resultado de un proceso ideológico, político y finalmente militar, que las fuerzas del bloque agrario-tradicional, aliadas con las burguesías españolistas fueron decantando durante la etapa republicana. Conecta con Tusell cuando éste señala que el sustrato ideológico del franquismo fue el resultado de la inme-diata experiencia democrática de la Segunda República, interpretado en la óptica peculiar de quienes vencieron en la Guerra Civil. Manuel Ramírez ha defendido la existencia de una ideolo-gía en todo régimen que, en el caso del franquismo, encuentra sus fuentes en tendencias ante-riores como el tradicionalismo, el catolicismo o el falangismo, y que cumple una función doble: auto legitimación de la clase o bloque que posee el poder y legitimación de cara a aquellos cuya obediencia o sumisión pretende. Por tanto, todo régimen posee una ideología en cuanto que actúa como legitimación de dominio y aparato garante de su propia supervivencia. Se trata de una visión muy amplia del concepto ideología, alejada de los bandos políticos comúnmente aceptados.

Respecto a la primacía de unas corrientes ideológicas sobre otras, R. Morodo sostiene la ma-yor influencia del tradicionalismo católico-corporativo sobre cualquier otra, de manera que su discurso teórico enlazaría con el movimiento intelectual contrarrevolucionario de los años trein-ta, encarnado por Acción Española. M. Richards ha resaltado el carácter unitario de la ideología franquista a pesar de la aparente pluralidad de grupos que integraban la coalición reaccionaria, concretado en el acuerdo absoluto sobre ciertos elementos que constituían la verdadera esen-cia de un nacionalismo orgánico

Al margen de la distinción teórica entre ideología y mentalidad, resulta comúnmente aceptado por la mayoría de los autores y así lo hemos detallado anteriormente en este texto, la vincula-ción directa del franquismo con la doctrina contrarrevolucionaria de la inmediata preguerra, donde el papel de la religión católica fue decisivo para conseguir la integración simbólica de la sociedad, mas que un simple fascismo al estilo de los regímenes europeos de los años 30. El

24 Para la elaboración de este apartado hemos seguido principalmente el artículo La construcción de la memoria franquista (1939-1959): mártires, mitos y conmemoraciones, de Cristina Gómez Cuesta

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nacional-catolicismo, ideología oficial del régimen, unificaba y purificaba, y los que no eran ca-tólicos no eran «verdaderos españoles».

J. M. Herráez ha explicado la necesidad, para un régimen que se impone por la fuerza o la re-presión, de contar con unas bases ideológicas que sirvan como instrumento de legitimación de la nueva situación política e institucional. Lo novedoso del ideario franquista, en este sentido, era que junto con los planteamientos teóricos centrados en explicar las condiciones sociales, políticas o económicas vigentes, perseguía también una atracción emotiva e irracional centrada en una simbología compleja con actos rituales. Una nueva estética que apelaba más al sub-consciente, a lo irracional que a las capacidades críticas y al uso de la razón.

Todo este discurso ideológico va a penetrar en la población a través de las conmemoraciones o fastos que la dictadura va a instituir y se transmite, obligatoriamente, en los noticiarios. Se trata-ba de establecer identificadores simbólicos conformadores de la identidad colectiva y de la pro-yección exterior de sí misma. Los más comunes y reconocibles suelen ser la bandera, el himno y el escudo, pero también existen otros identificadores más interiorizados, fechas clave, aniver-sarios y onomásticas, en definitiva festejos secularizados en los que el nacionalismo reproduce su propio santoral conmemorativo con el propósito de reforzar los vínculos afectivos entre sus componentes y entre estos y la historia.

Josefina Cuesta, ha señalado la política de la memoria como una de las más eficaces de las implantadas por el franquismo a partir de la destrucción de la memoria republicana y la conti-nuidad con un pasado remoto. La memoria será utilizada como conquista política del tiempo, del espacio, de los símbolos, de la periodización y del ritmo de la vida cotidiana. Las conmemo-raciones celebrarán la legitimidad de origen no como insurrección nacional sino como «resu-rrección nacional», sirviendo de apoyatura para la tarea ideológica y socializadora, junto con la escuela y los medios de comunicación. Cada individuo se verá inmerso, de este modo, en un calendario impuesto desde arriba que penetra en las esferas de su cotidianeidad. La dicotomía entre vencedores y vencidos estará presente en este universo conmemorativo y simbólico des-de el final de la guerra hasta bien entrados los años sesenta. Se trataba de fijar en la colectivi-dad la memoria de los sucesos que lo iban a legitimar, pues como afirma Le Goff «la memoria no pretende salvar el pasado más que para servir al presente y al futuro.

Resulta altamente interesante reflexionar, sin pretensión académica alguna, sobre la caracteri-zación del franquismo como ideología en sentido amplio o mentalidad en su versión reacciona-ria.

Toda ideología debería tener al menos un componente reformador, de objetivos a largo plazo, hasta revolucionario incluso, y ese puede ser el caso de Falange entre los partidarios de Fran-co, al menos hablan de superación de las clases sociales, de ciertos “nuevos” valores, incluso pueden conectar con sus acérrimos enemigos de izquierda en la necesidad de “cambiar las co-sas”. Los radicales son capaces de arriesgar su vida en la División Azul, luchando en una gue-rra que no es la suya, defendiendo sus ideas. Quieren combatir, atraer, o convencer a nuevos partidarios y su actuación será por tanto activa en política y en propaganda. Quieren que la po-blación, al menos la minoría dirigente y comprometida, sea activa.

Pero una mentalidad reaccionaria es el “no a todo”, la vuelta atrás, el retorno al pasado y no solo el inmovilismo. Está tan convenido de su postura que no busca convencer, no necesita re-formas, ni planes, ni sumar partidarios. Basta dejar las cosas como están. Lo política mas ade-cuada es la desmovilización de la población, como en los viejos tiempos, pensarán seguramen-te. La visión tradicional de la religión y de la sociedad rural es buena para ellos.

Otra cuestión es si al nacional-catolicismo le podamos ajustar la definición de ideología. En po-lítica se distingue entre ideario, los objetivos generales a largo plazo que diferencia n a una op-ción de otra y nos separan del presente y programa, los objetivos a corto plazo que podemos alcanzar con los medios existentes. ¿Ser nacionalista y católico es un ideario? Tal vez si para una persona individual, pero no para un Estado, porque no existe un verdadero objetivo a largo plazo ni diferenciación de otros. Parece una mentalidad simplista, ajena a toda voluntad de evo-lución futura hacia una meta final lejana pero factible.

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En mi opinión, Franco y el Franquismo se asemejan a la mentalidad reaccionaria y no a una ideología política de derecha. Durante los años de la Segunda Guerra Mundial se mantuvo una fuerte presencia ideológica, una propaganda por decreto y Falangista, en un mundo en guerra que hacía lo mismo en todas partes. Pero una vez acabada la contienda en Europa, disfraza de anticomunismo militante lo que en realidad es dar todo el poder a la familia reaccionaria.

Podemos resumir algunas de las ideas claves de la política de memoria franquista, que se transmite a la población con machacona insistencia, y con bastante éxito a juzgar por la pervi-vencia de algunas de ellas. Son ideas simples, generalistas, nada novedosas y que nada apor-tan para el futuro a medio y largo plazo, sin contenido político y social real. Basta ir bajando el ritmo de violencia verbal poco a poco para que la población, sumida en la ignorancia y la pasivi-dad, se acostumbre a ellas y las acabe por aceptar como buenas.

LEGITIMIDAD DE LAS ARMAS: ALZAMIENTO, VICTORIA Y GESTAS HEROICAS

El espacio público se llena de consignas triunfalistas, apelando a quienes habían apoyado la causa de los vencedores y dejando fuera, en cambio, a quienes la habían resistido o cuestiona-do. Se cuestionaba no solo al enemigo bélico, sino a todo vestigio de época anterior, reducida a un cúmulo de desórdenes revolucionarios y ateos que debe ser extirpada de raíz. La capacidad movilizadora de estas conmemoraciones fue escasa, sin embargo, a través del tratamiento na-rrativo que el régimen realizó de su victoria en la guerra, logró manufacturar míticamente este trágico comienzo para convertirlo en su propio mito fundacional y en la piedra angular de su mi-tología nacionalista.

ESCENIFICACIÓN DEL LIDERAZGO: «CAUDILLO POR LA GRACIA DE DIOS Y POR ESPA-ÑA»

En la cúspide del ritual encontramos la exaltación del líder puesta de manifiesto en el Día del Caudillo, la Fiesta del 1º de Octubre. Conmemoraba esta efeméride la proclamación de Franco como Jefe del Estado, Caudillo de España y Generalísimo de los Ejércitos.

Toda la concentración de poder en su persona se justificaba en la tenencia de una personali-dad fuera de lo común, mito que ha pervivido hasta hoy día en muchas capas de población. En torno a él se había construido el mito del Caudillo. Como ha expuesto brillantemente Alberto Reig Tapia, fue uno de los principales ideólogos del régimen, Francisco Javier Conde el encar-gado de definir la teoría del caudillaje basada en la necesidad de mandar legítimamente, a par-tir de un estado de guerra, mandar carismáticamente a partir de la razón, la tradición y la ejem-plaridad y mandar personalmente a través de la relación directa de servicio, fundamentada en la lealtad y fidelidad al titular concreto del mando. Lo que diferenciaba al Caudillo, del Duce o el Führer era el carácter fundacional de su mando, procedente de la sangre.

Partiendo de un carisma inexistente, será en el transcurso de la contienda, a medida que el ejército «nacional» vaya conquistando ciudades, cuando se difunda una intensa propaganda destinada a exaltar el culto a la personalidad en clave patriótica-religiosa. A ello contribuirá la progresiva concentración de poder en sus manos a través del recurso al decreto-ley, y el en-tronque directo con Dios, único juez, junto a la historia, de su obra. La auto consagración de Franco y su sacralización a través de símbolos como la mano-reliquia de Santa Teresa que le acompañarán en sus viajes, dotarán a la teoría del caudillaje de especificidad y acreditarán su figura como jefe carismático ante las de Hitler y Mussolini.

Franco había sido el hombre elegido para guiar los destinos históricos de España, resumiendo las dotes necesarias de inteligencia, capacidad, preparación técnica, ponderación, prudencia y brillante historia militar. Simbolizaba el patriotismo, la hombría y el alma española.

«CAÍDOS POR ESPAÑA»: LA POLITIZACIÓN DE LA MUERTE

En el afán por sacralizar la política, el culto a los caídos se convirtió en una de las enseñas principales del ritual ideológico del franquismo. El homenaje a los muertos debía repercutir so-bre los vivos como ejemplo de valentía, fe y sumisión por la patria. Es éste un aspecto en que

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los totalitarismos explotaron a fondo la herencia, en lo político, del culto a los mártires surgido con la Revolución Francesa.

Desde la Primera Guerra Mundial, el mundo vive la transformación del propio concepto de gue-rra y las repercusiones en las identidades de los que vivieron la experiencia bélica. El importan-te aumento del número de muertes, consecuencia de la guerra total, necesitaba un discurso ofi-cial que actuara como marco de auto-comprensión para la colectividad traumatizada. En el caso español, la existencia de una guerra civil justificaba esta práctica de perpetuo duelo por los desaparecidos. La memoria social de los caídos suponía para el franquismo un espacio vir-tual de socialización dirigida a cohesionar la población en torno a determinados valores (patrio-tismo, sacrificio heroico, disciplina, hermandad nacional…) y sobre todo justificar el sacrificio extremo en nombre de la patria. Sin embargo eran sólo los caídos por Dios y por España los que merecían esa consideración. El olvido de los vencidos junto a la eliminación física de miles de republicanos daba unidad a la coalición vencedora.

Dentro de los miles de muertos habidos en el bando nacional, encontramos figuras emblemáti-cas para el Nuevo Estado, integrada por los políticos de extrema derecha ejecutados. El pre-cursor de todos ellos, al producirse su muerte antes del estallido de la guerra, era José Calvo Sotelo, quien recibía el calificativo de protomártir y cuyo recuerdo estará ligado también a la versión oficial de la causa última del desencadenamiento del Alzamiento el mártir nacional por excelencia de la España franquista era José Antonio Primo de Rivera. Su prematura muerte, fu-silado por el bando republicano en Alicante el 20 de noviembre de 1936, le rodeó de una aureo-la casi mística, que Franco supo aprovechar como válvula de escape para los falangistas, sin dañar su propia imagen. Su persona se transformó en héroe nacional mediante la continuada difusión de un mensaje claro: Primo de Rivera era el hombre perfecto, total, preocupado por la política y la economía, por la mejora moral y material del pueblo; culto, pero a la vez cercano al hombre de la calle, solitario y reservado cuando debía, activo y exaltado si las circunstancias lo requerían. Hombre amante de su familia, profundo católico, era ejemplo de virtudes y valores patrios, cuya vida había culminado su obra por España. Había vivido los años justos, demos-trando así con su muerte prematura la autenticidad de su misión.

UTILIDAD DE FALANGE: LA NO DIVERSIDAD POLÍTICA

FET y de las JONS se presenta como el sustrato ideológico del Régimen, con algunas fechas relevantes en su corto historial: especialmente resaltando la fusión en 1934 de los grupos Fa-lange Española con la relativamente prestigiosa y aristocrática figura de José Antonio Primo de Rivera y las JONS de Ramiro Ledesma y Onésimo Redondo que aportaban gran parte del sim-bolismo, pero también la doctrina revolucionaria fascista, o al menos nacional sindicalista. Por último la unificación forzada con los aguerridos Tradicionalistas en 1937 aporta un carácter reli-gioso que ninguno de los dos grupos anteriores poseía. Una vez superada la Segunda Guerra Mundial, FET de las JONS va siendo poco a poco relegada a ámbitos menos estruendosos, como el encuadramiento de la juventud y la mujer tradicional, la administración política de mu-nicipios y provincias, la política sindical o la de vivienda. Perdió, por ejemplo, el control que te-nía sobre la información difundida al pueblo a través de NO-DO a favor de otros Ministerios cada vez menos beligerantes.

En realidad, Falange, porque siempre fue llamada así incluso en el lenguaje oficial, resultó útil como arma arrojadiza contra otras familias del Régimen.

RECUPERAR LA TRADICIÓN. APROPIARSE DE LA HISTORIA.

Al margen de conmemoraciones de nueva creación, como el propio 18 de julio, el Nuevo Esta-do tuvo que rescatar de la historia pasada aquellas fechas que ayudaran a su legitimación, sos-teniendo un discurso común con los sectores reaccionarios. En sustitución del pasado inmedia-to, se invoca la continuidad con un pasado muy lejano, que se remonta a la época moderna y fundamentalmente, a los tiempos del Imperio español. El pasado republicano y en general todo el periodo liberal-parlamentario, será víctima de condena, olvido y persecución, en una estrate-gia de amnesia impuesta. El liberalismo se asocia a la masonería, la revolución francesa y la pérdida del imperio colonial. En cambio, el pasado remoto se ve como glorioso, desde la Re-conquista que permite exaltar la religión, la época de los Reyes Católicos que evoca la unifica-

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ción de los reinos medievales en un estado moderno distinto de los anteriores o las grandes fi-guras del imperio que desprenden arrojo, valentía y ansia de conquista. El Escorial emerge como lugar de memoria predilecto, a vista del cual (y en una cota más alta) se elevará el me-morial franquista por excelencia: el Valle de los Caídos.

La perfecta comunión entre historia, tradición y religión convirtió al 12 de octubre, Fiesta del Pi-lar y de la Hispanidad en una de las más importantes del universo simbólico del franquismo. El papel de vírgenes y santos como mediadores en el conflicto procedía de tiempos pasados, pero el centro de la devoción mariana lo representaba la basílica de la Virgen del Pilar de Zaragoza, considerada desde hacía siglos, símbolo prestigioso de la «hispanidad».

El mito de la hispanidad había sido desarrollado por Ramiro Maeztu en su obra Defensa de la Hispanidad (1934). Maeztu, en la línea de Menéndez Pelayo, identificaba «patria» con «ortodo-xia católica». El concepto de hispanidad agrupaba a los pueblos hispanos con diversas lenguas y zonas geográficas distintas, pero con una historia fundamental común y sobre todo con un «destino universal» permanente. A partir de 1939 el concepto de raza quedará ligado al de his-panidad en la doctrina nacional católica pero, a diferencia de su uso discriminatorio y excluyen-te por parte del fascismo europeo, en España se asimilará a cualidades morales, valores reli-giosos o a hechos relacionados con la colonización de América. Interesaba remarcar el carác-ter providencial de la raza hispana dentro de una concepción espiritualista. De manera genéri-ca, el término raza tendrá un contenido espiritual y cultural, positivo, no racista, relacionado con el idioma y el genio.

ALGUNA CONCLUSIÓN

Las ideas básicas de los noticiarios cinematográficos que toda la población estaba obligada a ver en sus visitas al cine eran:

La versión oficial de la Guerra Civil transmitida por el Régimen de Franco, impuesta a la sociedad mediante la insistencia en los mitos, los lugares y las fechas de memoria.

La nueva sociedad creada por el franquismo tiene su origen en una justa guerra de liberación. El pasado inmediato es deplorable, el anterior una continua decadencia y el objetivo es la vuelta a los lejanos valores Imperiales.

La sociedad se encuentra en paz y progreso material, consecuencia de las acertadas actuaciones políticas y las sanas costumbres religiosas y morales imperantes.

El extranjero mira con cierta envidia el progreso y la paz de España, pero se omite mencionar nuestra posición relativa en el ranking de naciones.

La política comunista es monstruosa, pero la demo liberal, cuando se menciona, es presentada como algo ajeno. España no es ni monarquía ni república, ni liberal ni dictatorial, no hay disensión interna ni interés por la política. Spain is different.

El noticiario elaboró un relato informativo y propagandístico para promover la aceptación social del régimen al menos hasta finales de los años 50. Después, realizó lo que hoy día denomina-mos publicidad de mantenimiento. Para ello utilizó una serie de recursos narrativos constantes en toda su trayectoria:

Trasladó a la gran pantalla el discurso oficial sobre su legitimación, primero por razón de su origen y, años más tarde, debido a su ejercicio sus logros.

Construyó el arquetipo audiovisual del Caudillo carismático sin doctrina política clara, que ayudaba al afianzamiento de Franco en su poder.

Proyectó una imagen positiva de España, ajustada no tanto a la situación real de la misma comparada con otras naciones, sino al ideal de su renacimiento que habían pro-metido los vencedores de la Guerra Civil. Ese punto de vista dominó la visión de la polí-tica y las instituciones importantes: el Ejército, la Organización Sindical, el Movimiento, la realidad socioeconómica, etc.

No pretendió la movilización popular, pero sí la aceptación pasiva de los valores con-sensuados entre las fuerzas reaccionarias que apoyaban el Régimen.

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Por último, quisiera evitar la crítica fácil al NO-DO, simplemente por ser parte integrante del entramado de una dictadura:

El noticiario de NO-DO fue plenamente congruente con su época y evolucionó al ritmo que cambió el régimen. El resto de producciones del organismo sirvió como apoyo a la política cultural pero no ha dejado, ni mucho menos, la misma impronta en la sociedad. Las críticas o valoraciones que pueda merecer su proceder durante cuarenta años no están relacionadas específicamente con las personas que allí desarrollaron su actividad, ni con su configuración administrativa y legal. Son las críticas a una época.

El trabajo profesional realizado era técnicamente bueno, como lo era el de los primeros profesionales de TVE o los actores de radio a los que solo se permitía tratar ciertos temas. Serían, según los casos, más o menos adictos al régimen, pero en su campo fueron tan buenos profesionales como los de cualquier otra actividad.

El objetivo principal del franquismo era la supervivencia, puesto que se trataba de una coalición inestable de fuerzas. La “Época de Franco” representa una mentalidad, no una ideología. No pretende el convencimiento del oponente, sino la simple pervivencia de sus valores reaccionarios aplicados al conjunto de la sociedad y eso es lo que pide a NO-DO. El procedimiento elegido es “machacar” la mente de las personas por reiteración de ideas simples hasta anular sus recuerdos. Como complemento, se mezcla el adoctrinamiento con el costumbrismo, la rutina del calendario y los acontecimientos sociales de actualidad. El conjunto adquiere así un aspecto congruente y de normalidad, no polémico. Se traga mejor, como en la TV actual.

BIBLIOGRAFÍA

Los estudios más conocidos sobre NO-DO provienen del campo de la Comunicación. Citamos a continuación brevemente algunos de los autores que figuran en la bibliografía.

Rafael Rodríguez Tranche, Licenciado en Ciencias de la Información y Premio Extraordinario de licenciatura, Doctor en Comunicación Audiovisual (UCM), Profesor universitario desde 1990. Titular de Universidad desde 1997 en la Facultad de Ciencias de la Información (UCM).

Araceli Rodríguez Mateos, Doctora en Ciencias de la Información con mención Europea (UCM, 2004). Actualmen-te, Profesora Titular Interina en la Universidad Rey Juan Carlos, con docencia en el Grado en Comunicación Au-diovisual. Desde 2010, Vicedecana de Alumnos y Relaciones Internacionales, en la Facultad de Ciencias de la Co-municación (URJC). Profesora en varias ediciones de los cursos de postgrado: Título Propio de Especialista en Guiones Audiovisuales (UCM) y Título Propio de Especialista en Realización de Documentales (UCM) I Título Pro-pio en Guión de Cine y Televisión (Centro Universitario Villanueva).

Álvaro Matud Juristo, Director del Máster en Comunicación Corporativa Institucional. Universidad Carlos III, Profe-sor de Historia de la Imagen en la Universidad Carlos III de Madrid y Centro Universitario Villanueva, de la Univer-sidad Complutense de Madrid. Tesis doctoral defendida en la Universidad Complutense de Madrid, julio de 2007: El cine documental de NO-DO (1943-1981),

Cristina Gómez Cuesta. Doctora en Historia y profesora de la Facultad de Ciencias Humanas y de la Información de la Universidad Europea Miguel de Cervantes donde imparte las asignaturas de Historia política y social contemporánea y Relaciones Internacionales. Su línea de investigación se enmarca dentro de la historia sociocultural, con atención a los colectivos sociales y medios de comunicación en contextos políticos dictatoriales.

En la web de RTVE se pueden ver todas las ediciones del Noticiario http://www.rtve.es/filmoteca/no-do/ . http://www.mecd.gob.es/cultura-mecd/areas-cultura/cine/mc/fe/fondos-filmicos.html

Algunos libros y artículos significativos:1. NO-DO. EL TIEMPO Y LA MEMORIA, RAFAEL R. TRANCHE; VICENTE SANCHEZ-BIOSCA, CATEDRA, 2006,

ISBN 9788437623290 Y CATEDRA, 2000, ISBN 9788437618555.2. LOS AÑOS DEL NODO, GABRIEL CARDONA; RAFAEL ABELLA  DESTINO, 2010, ISBN 9788423342037.3. EL NO-DO: CATECISMO SOCIAL DE UNA EPOCA, SATURNINO RODRIGUEZ , COMPLUTENSE, 1999,

ISBN 97884897847894. UN FRANQUISMO DE CINE: LA IMAGEN POLITICA DEL REGIMEN EN EL NOTICIARIO NO-DO 1943-1959 ,

ARACELI RODRIGUEZ MATEOS, RIALP, 2008, ISBN 9788432136719.5. ESTADO E INFORMACION: EL NO-DO AL SERVICIO DEL ESTADO UNITARIO (1943-1945), MIGUEL ANGEL

HERNANDEZ, UNIVERSIDAD PONTIFICIA DE SALAMANCA, 2003, ISBN 97884729956356. Ciencia, tecnología y propaganda en el noticiario oficial del Franquismo: El NO-DO, un instrumento de

popularización de la ciencia al servicio del estado (1943-1964), Felipe E. Ramírez Martínez, Tesis doctoral dirigida por Javier Ordóñez Rodríguez. Universidad Autónoma de Madrid (2011).

7. Los lugares de memoria franquistas en el No-Do, Vicente Sánchez-Biosca, Memoria de la guerra y del franquismo / coord. por Santos Juliá Díaz, 2006, ISBN 84-306-0622-X, págs. 197-218

8. NO-DO, icono del franquismo, Vicente Sánchez-Biosca, Letra internacional, ISSN 0213-4721, Nº 88, 2005, págs. 29-38

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9. Presencia y ausencia de una historia pasada: el noticiario No-Do. Repertorio iconográfico del franquismo, Karina Marotta Peramos, Dos décadas de cultura artística en el franquismo (1936-1956): actas del congreso /coord. por Ignacio Luis Henares Cuéllar, José Castillo Ruiz, Gemma Pérez Zalduondo, María Isabel Cabrera García, Vol. 1, 2000 (Dos décadas de cultura artística en el franquismo (1936-1956)), ISBN 84-699-6913-7, págs. 677-698

10. NO-DO: La imagen política del régimen franquista, Araceli Rodríguez Mateos, DOC On-line: Revista Digital de Cinema Documentário, ISSN-e 1646-477X, Nº. 1, 2006, págs. 184-185

11. La memoria oficial de la Guerra Civil en No-Do (1943-1959), Araceli Rodríguez Mateos, Historia y comunicación social, ISSN 1137-0734, Nº 10, 2005, págs. 179-200

12. NO-DO: el origen. Razones que motivaron la creación de la imagen oficial del Régimen, Araceli Rodríguez Mateos, La comunicación social durante el franquismo / coord. por Juan Antonio García Galindo, Juan Francisco Gutiérrez Lozano, María Inmaculada Sánchez Alarcón, 2002,ISBN 84-7785-499-8, págs. 261-276

13. El primer documental vanguardista de NO-DO, Álvaro Matud Juristo, DOC On-line: Revista Digital de Cinema Documentário, ISSN-e 1646-477X, Nº. 2, 2007, págs. 6-30

14. La transición en la cinematografía oficial franquista: el NO-DO entre la nostalgia y la democracia, Álvaro Matud Juristo, Comunicación y sociedad, ISSN 0214-0039, ISSN-e 2174-0895, Vol. 22, Nº. 1, 2009, págs. 33-58

15. El Cine Documental de NO-DO (1943-1981), Álvaro Matud Juristo, DOC On-line: Revista Digital de Cinema Documentário, ISSN-e 1646-477X, Nº. 3, 2007, págs. 188-194

16. La incorporación del cine documental al proyecto de NO-DO, Álvaro MATUD Juristo, Historia y Comunicación Socia, 2008, 13, 105-118, ISSN: 1137-0734

17. La modalidad de representación de los documentales de NO-DO durante el primer franquismo (1943-1953), Álvaro Matud Juristo, I+C Investigar la comunicación: Actas y memoria final: Congreso Internacional Fundacional AE-IC, Santiago de Compostela, 30, 31 de enero y 1 de febrero de 2008, 2008, ISBN 978-84-612-3816-3

18. La construcción de la memoria franquista (1939-1959): mártires, mitos y conmemoraciones, Cristina Gómez Cuesta, Studia historica. Historia contemporánea, ISSN 0213-2087, Nº 25, 2007 (Ejemplar dedicado a: Historia y memoria), págs. 87-123

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