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Acto de vigilia; por Yolanda Pantin // Presentacin de A labrevedad posible, de Luis Yslas PradoYolanda Pantin Thursday, May 7th, 2015

El sbado 2 de mayo, la poeta venezolana Yolanda Pantin quien adems ganrecientemente el premio de poetas del mundo latino present en la Festivalde la Lectura Chacao el libro A la brevedad posible, de Luis Yslas Prado yeditado por Libros del Fuego. El evento se realiza en la Plaza Francia deAltamira hasta el domingo 10 de mayo. Puede informarse de la programacinhaciendo click ac. A continuacin las palabras de la poeta.

Para m, en lo personal y ms querido, Luis pertenece al tiempo de los azules Ratn yVampiro que continu luego con el tiempo de la Feria del Libro en Guadalajara. Unose conoce de otra manera cuando viaja, de una manera infantil y entraable. En esaocasin, recuerdo, perd la ponencia que deba leer y Luis corri por el laberinto delos pasillos y me la trajo impresa en menos de cinco minutos. As lo fui conociendo. Uncaballero. Pero, sobre todo, conozco a Luis como lo conocen tantos amigos de estostiempos que corren veloces por las autopistas; lo conozco por la bitcora que lleva enFacebook y Twitter. Yo no tengo esa clase de prejuicios y recuerdo que le conmuchsimo inters un libro que me mand Blanca Strepponi de regalo desde Argentinay que recoge las entradas del joven Aboud Saeed durante los das duros en Siria: Yo ,el ms inteligente de Facebook, se llama el incatalogable hbrido. El caso es queviendo lo que Luis iba montando en su muro me atrev a sugerirle, justamente en

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2Guadalajara cuando fuimos a la feria con otros amigos, que vala la pena si pudierarecoger algunos de sus magnficos aforismos y los hiciera circular por otras vas, depronto ms convencionales, como un camino vecinal, en un libro impreso.

Entiendo que parte de la gracia de Facebook y Twitter es dejar que todo lo colgado allse confunda en un tumulto de imgenes y de voces, que las lneas que nos alumbrarondesaparezcan empujadas por otras y otras y otras y solo quede el dj vu de unailuminacin efmera. Pero no en este caso. Los aforismos de Luis no deban perderseen esa montaa de desechos que me trae el recuerdo de lo que vio el ngel de lahistoria de Benjamin. As que algo qued sembrado como inquietud, supongo, ynuestro amigo emprendi una tarea muy difcil: seleccionar y agrupar en tresapartados de las brillantes anotaciones de su diario caraqueo, aquellas que tocan lalectura, la escritura y un tercero que titul en un golpe de gracia A tajos. Escogi,pues, lo que no se mueve aunque le caigan encima las siete plagas de Egipto.

Haber trado esta tarde a Walter Benjamin no es casual, porque cuando pienso en losescritores como Luis, los imagino tomando notas mientras van paseando. Es unaimagen, pero no veo a un aforista acodado a una mesa devanndose los sesos, lo veosacando una libretica de su cartera o del bolsillo de la camisa y anotando lo quepiensa sin detenerse a pensar. El aforismo es una paradoja. Pero Luis me corrige conprecisin: El aforismo es una herida que se cree bala.

Tenemos ms de 15 aos amaneciendo de bala, as que lo que yo valoro de estaseleccin es lo que vea en Luis como tenacidad, ese empecinamiento en no dejarsevencer por lo adverso y por lo horrible. Lo que en l permanece impasible, comocuando te mira y sonre. Valoraba su fe en las letras que ahora veo es una herencia desus padres. No todo est perdido, no todo se lo ha llevado el viento tormentoso comoel que entr en mi casa ayer y tumb las sillas del corredor. Quedan estas reflexionesde un venezolano nacido en Per (ay, Lima la horrible) que tanto me han ayudado acomprender algo de lo que nos pasa. Se dirige Luis a s mismo como lectorentregado a la dificultad de la lectura y como escritor que teme la enormidad de suempresa, y se dirige a la comunidad de escritores y lectores venezolanos para tratarde desentraar los nudos de la literatura. l dice que este libro es breve, que esmodesto, que no quiere tanto, que no se crean, pero qu vuelo tan alto tienen suspalabras! Y qu necesarias se me hacen para soportar la travesa por el desierto sinagua.

Pero, ojo, yo no digo que este libro est circunscrito y limitado al tiempo histricovenezolano, sino que las circunstancias histricas hacen que mi lectura venga cargadacon un peso extraliterario y que algunas lneas me conmuevan por lo mismo. El hechode insistir en el misterio de la lectura y de la escritura, cmo la una depende de la otra,cmo se alimentan, cmo es lo mismo leer que escribir, y qu es eso tan raro que nossucede cuando escribimos, eso que pasa cuando leemos, siendo que todos los dasamanecemos de bala. Y es que en tiempos oscuros leer es un acto de vigilia.

En los amaneceres de la ciudad violenta a una se le va la cabeza. Los aforismos deLuis suenan como un chasquido, o como el click de una cmara, o el zumbido de untelfono inteligente, o como el portazo de una puerta en la cara. Aunque ayer losvisualizaba como seales en el canal rpido de una va, o los pocos segundos que nos

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3da la luz roja del semforo para cruzar una avenida loca de Caracas. Tambin se meocurri pensar mientras paseaba por Turmero que los aforismos son un clavado de lavista y por su contundencia sin rplica, a veces se confunden con poemas. Pienso enlas Gregueras de Gmez de la Serna, en las Hormigas blancas de Jordi Doce, en lospoemnimos de Efran Huerta, ejemplos de un gnero literario que exige al escritorlo mismo de gracia que de inteligencia y de imaginacin.

Si Luis publicara sus pensamientos, me deca, y pudiera tenerlos impresos a manopara cuando me sintiera hundida Bueno, pues aqu estn! Una ltima anotacinantes de invitarlos a leer este libro tan bellamente editado por Libros del Fuego eimpreso por Exlibris, y es el valor de las palabras en un pas que abusa de ellas.Escribir es deshacerse de las palabras que sobran, y esta otra, para los malhablados:No escribir con la boca llena.

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LEA TAMBIN:

Breve compilacin de A la brevedad posible, el primer libro de Luis Yslas

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