«AGON», n. 1 (giugno 2014) Tommaso Pietro Romeo LA ...agon.unime.it/files/2014/07/0106.pdf · sociedad de la información, hasta hoy día sigue resultando bastante arduo delimitar

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    Tommaso Pietro Romeo

    LA SOCIEDAD DE LA INFORMACIN

    RESUMEN. Este artculo pretende responder a dos principales preguntas: Cmo nace y evoluciona la que hoy llamamos Sociedad de la informacin y tecnolgica? Qu impacto y consecuencias tiene el factor tecnolgico sobre la estructuracin de la hodierna sociedad y, por ende, sobre el desarrollo de la ciudadana? Para contestar, inicialmente trazaremos un recorrido histrico que, desde la era de la industrializacin hasta el despegue de las maquinas informticas, permitir observar el despliegue efectuado por el medio cientfico-tecnolgico. Sucesivamente, observaremos como el factor cientfico-tecnolgico ha ido influyendo la estructuracin y el metabolismo social contemporneos, detenindonos especialmente sobre las nuevas formas de desigualdad que de ello derivan, particularmente a partir del nacimiento del Estado del bienestar. Para finalizar, expondremos como el reciente fenmeno de la globalizacin tecnolgica entraa nuevas formas de desigualdad social, observando paralelamente como el emergente modelo de la ciudadana est siendo afectado por fenmenos sociales y culturales nunca experimentados hasta ahora.

    Introduccin

    Aunque mucho se haya escrito, estudiado y reformulado sobre la llamada

    sociedad de la informacin, hasta hoy da sigue resultando bastante arduo

    delimitar los mrgenes, no slo conceptuales, de la susodicha expresin. Estas

    problemticas proceden, en buenas cuentas, de la dificultad de conceptualizar

    los trminos involucrados los cuales, a su vez, se remontan a varias cadenas

    ideales y fcticas. Adems, el peculiar dinamismo de la sociedad de la

    informacin obliga a una constante reformulacin de dos ejes fundamentales de

    nuestras vidas, el tiempo y el espacio, generando tal vez cierto desasosiego

    frente a dicha necesidad de reconfiguracin espacio-temporal.

    As pues, a pesar de la enorme cantidad de material formulado o expresado,

    an parece que no se ha llegado a una convergencia de consensos acerca de lo

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    que es la globalizacin y de lo que comporta para todo el mundo, si bien hay

    que tener en cuenta que los tericos implicados en el anlisis de dicho fenmeno

    han estudiado este proceso prevalentemente a partir de su propio campo de

    investigacin, reduciendo en cierto sentido las probabilidades de concretizacin

    conceptual del trmino estudiado.

    A ttulo de ejemplo, el francs Armand Mattelart, en el intento de

    determinar los comienzos de la sociedad de la informacin, introduce un eje

    fundamental para abordar nuestro discurso, es decir el de la red (Mattelart,

    2001), concepto hoy da prcticamente ineludible para la mayora de las

    organizaciones del contexto planetario. Mattelart sugiere que el concepto de red

    precede, al menos histricamente, el de globalizacin y de sociedad de la

    informacin. A tal propsito, este autor menciona un ingeniero militar,

    Sbastien Le Prestre de Vauban, que utiliz los trminos sistema de ramales

    todava no se pensaba en trminos de red refirindose a una estrategia militar

    de defensa que prevea una configuracin reticular del propio territorio de

    accin.

    Otra importante y famosa aportacin ha sido la de Herbert Marshall

    McLuhan que, durante el final de los aos sesenta y el principio de los setenta

    del siglo pasado, en su La galaxia Gutemberg (1962), acu el trmino aldea

    global indicando con ste la interconexin humana, a escala mundial, hecha

    realidad gracias a la difusin a nivel global de nuevos medios tecnolgicos. En

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    efecto, gracias a sus estudios sobre los medios de comunicacin, ha pasado

    posteriormente a ser considerado como uno de los grandes visionarios de la

    sociedad de la informacin.

    Volviendo a cuanto planteado por Mattelart, este autor formula la hiptesis

    segn la cual la sociedad de la informacin ha surgido de la necesidad de

    constituir un nuevo orden geopoltico. Con sus palabras, la idea de sociedad de

    la informacin nace en la posguerra como alternativa a las naciones no libres, es

    decir, totalitarias. Est ntimamente ligada con la tesis del fin de las ideologas,

    pero tambin con la de lo poltico, de los enfrentamientos de clase, del

    compromiso intelectual protestatario. Pero es la crisis de 1972-73 la que

    desencadena su adopcin tanto por la OCDE como por la ONU. Se habla

    entonces de una crisis del crecimiento, pero tambin de gobernabilidad de las

    grandes democracias occidentales. (Mattelart, 2001, p. 168).

    Se trata pues de un replanteamiento holstico de las relaciones humanas

    desde una perspectiva econmica y social, en el que el desarrollo de nuevas

    tecnologas de la informacin era la opcin preferencial para salir de la crisis

    generalizada que en aquellos aos afectaba una parte considerable de los pases

    occidentales.

    Otro importante autor, el socilogo Daniel Bell, ya en los aos setenta del

    siglo XX afirmaba que cada sociedad es una sociedad de la informacin y cada

    organizacin es una organizacin de informacin []. La informacin es

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    necesaria para organizar y hacer funcionar cualquier cosa, desde la clula hasta

    la General Motors. (Bell, 1999, p. 169).

    En su visin precursora, Bell elaboraba la hiptesis segn la cual un nuevo

    ordenamiento mundial estaba a punto de configurarse, orden en cierto sentido

    contrapuesto al precedente ya que caracterizado por la carencia de ideologas.

    Paralelamente, a este aparente vaco ideolgico corresponder un

    desplazamiento del eje econmico desde una dimensin de mera produccin a

    otra basada en los servicios, consecuentemente arrastrando consigo

    determinadas clases de empleo, es decir la profesional y la tcnica. En este

    panorama, el conocimiento ser la fuente primaria de innovacin hasta el punto

    de considerarse el nico recurso en grado de anticipar el futuro.

    1.1. Breve historia de la Sociedad de la Informacin

    Las races de la que se conoce hoy con el nombre de sociedad de la

    informacin o sociedad del conocimiento remontan a una poca muy anterior a

    la actual, adonde tampoco exista la nocin de informacin as como la

    conocemos y utilizamos hoy da en nuestra lengua y cultura moderna. Ms

    especficamente, hemos de reconducir esos origines al siglo XVII y XVIII,

    cuando empieza a cobrar forma lo que se podra llamar el culto del nmero: es

    en ese periodo histrico que adquiere solidez y sostenibilidad el hecho de que la

    matemtica, y el relacionado estilo de pensamiento cifrable y medible, son los

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    instrumentos por excelencia de creacin de conocimiento y descubrimiento de la

    verdad humana que, por ende, podra globalizarse.

    Probablemente una de las personalidades que ms significativamente

    contribuy a la gnesis de los conceptos de ciberntica y de sociedad de la

    informacin ha sido Gottfried Wilhelm Leibniz. El aspecto ms representativo

    de la aportacin del filsofo y matemtico alemn consiste en su aproximacin

    al proceso de automatizacin de la razn. En efecto, en su proyecto de

    comprensin de la informacin como instrumento economizador de los procesos

    cognitivos, Leibniz llega a suponer que cierta forma de pensamiento pueda

    manifestarse en las mquinas mediante la formulacin de una aritmtica binaria,

    por l mismo elaborada. Este es un primer paso fundamental para el tratamiento

    automtico de la informacin que, sin embargo, no empezar a desarrollarse

    hasta el 1854, ao en el que George Boole formular la escritura algortmica,

    que a su vez dar paso, un siglo ms tarde, a la disciplina informtica.

    Otro aspecto que cabe mencionar sobre la perspectiva terica de Leibniz es

    su tendencia universalista, esto es, una automatizacin del razonamiento que

    pase por un lenguaje universal y universalizable hecho coherente con su visin

    humana y religiosa cosmopolita , sin olvidar que el contexto histrico del

    estudioso alemn empezaba a precisar metodologas de clculo ms rpidas, en

    grado de alimentar el motor del capitalismo moderno que en aquel entonces

    empezaba a arrancar.

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    Otro impacto significativo dirigido a la objetivacin y cuantificacin de las

    sociedades humanas procedi de la estadstica, innovador instrumento de

    gestin del presente y previsin del futuro. Esta ciencia asume cierta relevancia

    a partir de los tratados de Westfalia (1648), cuando realmente se da un paso

    importante hacia la formacin conceptual y prctica del Estado-nacin. De

    hecho, la primera definicin del trmino estadstica es de Gottfried Achenwall,

    que la denomina ciencia del estado, precisamente para indicar su propsito de

    ilustrar las excelencias y las deficiencias de un pas y revelar los poderes y las

    debilidades de un estado, adems de permitir una clasificacin y comparacin de

    los estados mismos. Se trata, pues, de que encaje la tcnica estadstica en el

    marco conceptual de la aritmtica poltica (Mattelart, 2001), hasta llegar a

    formular una nueva racionalidad econmico-comercial.

    Otro aspecto relacionado con el empuje hacia la universalizacin se

    remonta al contexto histrico de la Francia revolucionaria y ataa el concepto de

    norma. Esta palabra, normalmente utilizada en mbito geomtrico, ha sido luego

    empleada en relacin a un ideal de nivelacin social, entendida como una

    extensin global de igualacin ciudadana cuyo ejemplo histrico ms patente

    es probablemente la declaracin de los Derechos del Hombre y del Ciudadano.

    Posteriormente, el decreto sobre el sistema decimal de pesas y medidas

    simbolizar de forma significativa la voluntad de transicin desde cierta

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    anarqua de las medidas en el marco del intercambio comercial hacia

    instrumentos ms igualadores y unvocamente concordables.

    Finalmente, utilizando una expresin de Max Weber, el romanticismo del

    nmero ya haba arrancado y los beneficios de la comunicacin y del

    intercambio, sobre todo de tipo cientfico, preparaban ya el terreno de la que

    posteriormente ser denominada sociedad industrial.

    1.2. La era de la industrializacin: primeros pasos

    Las semillas de la industrializacin nacieron ya bastante antes de que la

    sociedad industrial cobrase forma. Ya Claude Henri de Saint-Simon teorizaba la

    necesidad de reconfigurar el corpus directivo de la sociedad basndolo sobre los

    industriales y los que llamaba los sabios positivos, es decir fsicos, ingenieros,

    gemetras y, en general, todos aquellos que se acercasen a la realidad desde una

    perspectiva cientfica. Por lo tanto, esta cooperacin pretenda aunar una elite

    tcnica y otra ms bien poltica, ambas orientadas hacia una traslacin de un

    gobierno de los hombres a una administracin de las cosas. Cuanto descrito por

    Saint-Simon anticipa de casi un siglo la aparicin del management cientfico,

    cuyo aparato sistmico caracterizar la sociedad del entonces porvenir. Saint-

    Simon, por tanto, partiendo del supuesto de que la Revolucin francesa haba

    fracasado en su intento de reformulacin social puesto que sus bases culturales

    eran de mero carcter humanista-metafsico, sostena que slo una filosofa

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    positiva puede poseer los requisitos necesarios para transitar realmente desde

    una era feudal y teolgica hacia una industrial, en la que el factor cientfico y el

    sistema industrial constituyen los pilares esenciales de la estructura social en

    porvenir.

    Dicha estructura, en la perspectiva de Saint-Simon, tendr un carcter

    fisiolgico u orgnico y asimismo su principio estructural ser la jerarqua de

    funciones, y la red el arquetipo de referencia de la organizacin (Mattelart,

    2001).

    Sucesivamente, uno de los discpulos de Saint-Simon, Auguste Comte,

    lleg a formular una teora impactante de la evolucin histrica de la sociedad:

    el padre de la sociologa afirmaba que la trayectoria evolutiva de la sociedad

    pasa a travs de un ciclo compuesto por tres estados generales, el teolgico, el

    metafsico y, finalmente, el positivo-cientfico, considerado en este contexto

    como el pice evolutivo.

    Hacia una racionalizacin del pensamiento

    Un paso importante hacia la que ser la ciencia de la computacin fue dado

    por Charles Babbage, estudioso britnico del siglo XIX. Este autor trat de

    extrapolar el principio de divisin del trabajo teorizado por Adam Smith para

    luego extenderlo a los procesos intelectivos, es decir, al trabajo mental.

    Inspirado por los estudios sobre las mquinas calculadoras realizados por Blaise

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    Pascal y Gottfried Leibniz, por su conocimiento de las tablas logartmicas y tal

    vez por su alergia al desorden, Babbage lleg a disear un prototipo de mquina

    de calcular cuyo objetivo general era compensar los errores debidos a la fatiga

    mental y fsica de aquellos que eran encargados de procesar grandes series de

    nmeros. En su Tratado de economa de mquinas y manufacturas, datado 1832

    y procedente de estudios realizados en talleres y fbricas de Inglaterra, Babbage

    sostena: Desde el momento en que se divide la tarea en varias operaciones,

    cada una de las cuales exige diferentes grados de fuerza y destreza, el director de

    la manufactura puede procurarse la cantidad de habilidad y de fuerza que cada

    operacin reclama (Babbage, 1832, p. 175). Otro peculiar ejemplo de su visin

    pronosticadora del rol de las mquinas en la gestin de la informacin ataa las

    llamadas lneas telegrficas. De hecho, anticipando de cinco aos la invencin

    del telgrafo elctrico (1837), el estudioso britnico afirmaba: Estas mquinas

    se han instalado con el fin de transmitir informacin en tiempo de guerra. Pero

    el creciente deseo del hombre pronto ser, probablemente, el de ponerlas al

    servicio de finalidades ms pacficas (Babbage, 1832, p. 36). Bsicamente,

    pues, Babbage crea en el potencial de las mquinas de informacin

    (antepasados de los ordenadores) pensadas como instrumentos de libre

    intercambio de mercancas y conocimientos entre todo el mundo, y finalmente

    tradujo dicho inters en la necesidad de concertar una poltica de innovacin

    tcnica con una reformulacin sistmica de los intercambios entre los propios

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    cientficos, incluso a nivel internacional. Un ejemplo significativo en tal sentido

    se encuentra en el primer Congreso Internacional de Estadstica (1853),

    propuesto por el astrnomo y matemtico belga Adolphe Qutelet y apoyado por

    el mismo Babbage. La importancia de este evento consisti en representar un

    primer paso concreto hacia la normalizacin internacional de las nomenclaturas

    y de los mtodos de observacin estadstica, basados sobre la construccin de

    una red de permanentes intercambios cientficos. Adems, las repercusiones

    sobre los sistemas sociales futuros sern impactantes pues Qutelet, a travs de

    su modelo organizativo de servicios estadsticos y de censo, generar una nueva

    modalidad de gestin de la cosa pblica, haciendo posible calcular

    probabilsticamente los comportamientos y los acontecimientos sociales. A este

    propsito, destaca el concepto de hombre medio, entendido como la media en

    torno a la que oscilan los elementos sociales, un ser ficticio para quien todas las

    cosas ocurrirn conforme a los resultados medios obtenidos por la sociedad

    (Qutelet, 1835). Por tanto, con Qutelet se empiezan a sentar las bases para una

    nueva forma de gobierno, donde los resultados extrapolados por las estadsticas

    desembocan en autnticos filtros de gestin poltica y social. Dicho con otras

    palabras, la creacin del Instituto Internacional de Estadstica, en 1885, es una

    clara seal de que la ciencia de los nmeros, en aquel entonces, iba adquiriendo

    el peso considerado necesario para impostar una reestructuracin tanto de la

    sociedad en su conjunto como de los rganos deputados a su gobierno; se trata

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    de una operacin de matemtica social cuyo eje principal descansa en el

    desarrollo de dispositivos en grado de volver el individuo calculable, en lnea

    con el movimiento racionalizador universalista precedentemente mencionado.

    Los primeros impulsos hacia la mundializacin

    A esta altura, las iniciativas dirigidas hacia la universalizacin de la

    informacin siguen creciendo constantemente. En lnea con el intento

    manifestado por Babbage en la exposicin universal de Londres, en 1851,

    finalizado a impulsar una nueva poltica de innovacin tcnica de envergadura

    internacional, Paul Otlet y Henri La Fontaine fundaron, en 1895 en Bruselas, el

    Instituto Internacional de Bibliografa. La voluntad a la base de este proyecto

    fue la de constituir una nueva forma organizativa y sistmica del saber

    cientfico, todo ello a escala mundial. Este propsito cobra forma bastante

    rpidamente puesto que, ya poco antes de la Grande Guerra, el susodicho

    instituto consta de un repertorio bibliogrfico universal, de un repertorio

    iconogrfico universal, de un catlogo central de bibliotecas y de archivos

    documentales internacionales, adems de una biblioteca y un museo de mtodos

    documentales, ambos de carcter internacional. Sin embargo, hecho an ms

    significativo fue la institucin en 1910 de la Oficina Central de la Unin de

    Asociaciones Internacionales, cuyo objetivo principal consisti en crear una red

    de instituciones, federaciones, ligas, congresos, institutos, comisiones, oficinas

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    permanentes, etc., creadas en el transcurso de los ltimos cincuenta aos []

    con vistas a la reunin de todos los sistemas particulares de unificacin y

    unidades en un sistema general (Mattelart, 2001, p. 49). De todos modos, la

    iniciativa generada por estos dos autores quiso llegar ms all del mismo

    utilitarismo tcnico: Otlet mismo acu la palabra mundialismo para caracterizar

    el enfoque de su proyecto, es decir, crear una simbiosis colectiva mediante una

    formulacin universal de la red, a la vez tcnica y social.

    Las evoluciones sociales y tcnicas de entonces parecen correr

    paralelamente al proyecto de Otlet: el florecer de diversos tipos de redes

    tcnicas (el correo universal y el cable submarino son algunos ejemplos) junto a

    la explosin informativa encabezada por la libertad de prensa, de expresin y de

    asociacin, hicieron que los flujos y el impacto de los intercambios de

    informacin fueran ms all de las expectativas. El concepto de pblico empieza

    a asumir la connotacin moderna y lo mismo ocurre con las evoluciones de los

    sistemas sociales junto a una reformulacin de los mismos conceptos de lmites

    espacio-temporales.

    1.3. El salto tecnolgico: el despegue de las mquinas

    informticas

    El multiplicarse exponencial de la movilizacin en el mundo cientfico,

    particularmente alrededor del sector tecnolgico, hizo posible el despegue de la

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    difusin de mquinas inteligentes ya durante la Segunda Guerra Mundial, lo

    cual no debera extraar puesto que gran parte de las investigaciones cientficas

    apuntaban a implementar nuevas y provechosas tecnologas en campo blico. A

    ttulo de ejemplo, el ingls Alan Turing, ya en 1936, introdujo el concepto de

    cerebro electrnico para indicar la posibilidad tcnica de dotar las mquinas de

    principios de funcionamiento similares a los del cerebro humano y, por tanto,

    tericamente en grado de procesar cualquier informacin que fuese debidamente

    definida e introducida. En lnea con ello, no es de extraar que el mismo Turing

    se incorpor en proyectos finalizados a una de las tareas protagonistas de la

    Segunda Guerra Mundial: el desciframiento de cdigos enemigos.

    As pues, justamente a partir de la segunda mitad del siglo XX la

    tecnologa de la informacin empieza a desarrollar sus bases estructurales: el

    ordenador se eleva a instrumento universal en grado de resolver cualquier

    problema formulado de forma suficientemente precisa, es decir, que puede ser

    sistematizado, matematizado, modelizado, reducido a un algoritmo (Edwards,

    1989, p. 149).

    Este tsunami de investigaciones operativas converger tambin hacia los

    que en su momento se denominaron think tanks, ncleos investigativos,

    constituidos por ingenieros, matemticos, fsicos y economistas, encargados de

    crear conocimiento y tecnologas (en origen, con objetivos militares). El primero

    think tank fue el famoso RAND (Research and Development Corporation),

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    fundado en California en 1946. Su origen, de marcado acento pluridisciplinario,

    acabar con transformarlo en un autentico motor estratgico de creacin de

    conocimiento y previsin del porvenir, orientado en su conjunto hacia la

    planificacin de la sociedad del futuro: extrapolacin de tendencias,

    investigacin morfolgica, estudios de tiempos de difusin de las tecnologas

    son solamente algunos ejemplos del enfoque adoptado (Mattelart, 2001).

    En esta hiprbole temporal, el ao 1958 constituye un momento crucial: en

    respuesta al lanzamiento del Sputnik ruso, el Pentgono funda la agencia de

    coordinacin de los contractos federales de investigaciones, DARPA (Defense

    Advanced Research Projects Agency), que a su vez desarrollar una red de

    intercambio entre los distintos agentes involucrados: se trata de la famosa

    ARPANET, progenitor del actual internet. En efecto, el proyecto ARPANET

    representar la cua conceptual en la que los principios de intercambio

    igualitario y de circulacin libre y gratuita de la informacin, en el marco de una

    red cooperativa gestionada por sus usuarios que constituyen el ncleo del marco

    socio-tcnico del Internet universitario, se van a difundir con la nueva

    tecnologa (Flichy, 1999, p. 113).

    En definitiva, paralelamente al impulsar estudios dirigidos a mejorar y

    optimizar la interfaz hombre-mquina, en 1965 Washington esponsoriza el

    INTELSAT (International Telecommunications Satellite Consortium), un

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    sistema de comunicacin de alcance global, que har de trampoln para el

    lanzamiento de la entonces llamada revolucin de las comunicaciones.

    El 1962 es el ao del primer importante ensayo sobre la cuantificacin de

    las actividades de produccin y distribucin de la informacin en relacin a las

    empresas. Su autor es Fritz Machlup, economista norteamericano. En este caso,

    el intento primario consisti en llegar a medir la productividad de los sistemas

    de formacin. Sin embargo, hay que esperar la dcada siguiente para que el

    concepto de informacin se encaje en el marco ms amplio de la sociedad del

    conocimiento. En 1977, el economista franco-norteamericano Marc Uri Porat

    fue encargado por el gobierno de los Estados Unidos para estudiar el concepto

    de economa de la informacin (Porat, 1977) y, asimismo, establecer criterios

    vlidos para su medicin. El acento que Porat puso sobre su investigacin fue

    marcadamente orientado hacia los sistemas de telecomunicacin, as que la

    definicin del concepto de informacin que l elabor recalc los axiomas

    tradicionales de la informtica, es decir, cantidades de datos posteriormente

    organizados y comunicados. Sucesivamente, la misma OCDE (Organizacin

    para la Cooperacin y el Desarrollo) convoc Porat para que desarrollara una

    escala que midiese la posicin de sus pases miembros sobre el camino hacia la

    sociedad de la informacin.

    A medida que la tecnologa avanza, la nocin de informacin se hace ms

    polidrica, enlazndose a su vez con conceptos como los de conocimiento,

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    cultura, comunicacin, know-how. La informacin se eleva y amplia

    conceptualmente hasta ser definida como genoteca de las sociedades humanas

    (Morin, 1974).

    Este concitado avance tecnolgico produjo cierta atencin sobre la

    necesidad de reformular la relacin significante/significado o medio/mensaje.

    Ms especficamente, el economista y gegrafo Harold Innis fue entre los

    primeros estudiosos a postular un estrecho vnculo entre cierta tecnologa de la

    comunicacin y las formas de poder (Innis, 1950) que de ella derivan. Ms en

    particular, el distingui entre tendencias de la comunicacin ligadas al factor

    tiempo, como la tradicin oral y el manuscrito, o ligadas al espacio, o sea

    dispositivos mecanizados como la imprenta y la comunicacin electrnica. Innis

    opin que a cada una de las tendencias mencionadas corresponde cierta

    configuracin social. Mientras que en el primer caso se favorece la

    descentralizacin social junto a cierta memoria histrica, en el segundo caso es

    patente cierta tendencia centralizadora de carcter extensivo, esto es, que

    aniquila las comunidades humanas a medida que el avance tecnolgico y la

    relativa ratio de velocidad expresiva y comunicadora crecen.

    Sucesivamente, aquel que se considerar como un simple destilador de las

    teoras de Innis, consolidar an ms el vnculo ntimo entre la tecnologa de la

    comunicacin y la formacin de las civilizaciones: ese estudioso era Marshall

    McLuhan y uno de sus motes ms representativos es el medio es el mensaje

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    (McLuhan, 1962). McLuhan traz la historia de la humanidad dividindola en

    tres etapas: la de la comunicacin oral y gestual, caracterizada por el tribalismo

    y el pensamiento mgico; la de la escritura alfabtica y la imprenta, identificado

    con la poca de las tiranas; finalmente, la edad de la comunicacin electrnica,

    que trae consigo un nuevo tribalismo de extensin global y, contrariamente al

    anlisis estructuralista, postula una indisolubilidad entre el contenido del

    mensaje y su forma de propagacin.

    Sin embargo, probablemente su mayor aportacin se puede identificar en la

    excepcional capacidad de anticipar teorticamente la forma en que los medios

    influirn en modelar las sociedades del futuro. Conceptos como lo de aldea

    global, medios fros y calientes y medios de comunicacin como extensin de la

    persona, sern destinados a impactar sustancialmente el modo de formular y

    postular acerca de los medios de comunicacin y, por ende, sobre la que hoy

    llamamos sociedad de la informacin. Citando las palabras del autor, Despus

    de tres mil aos de explosin por medio de tcnicas fragmentarias y mecnicas,

    el mundo de Occidente entra en implosin. Durante las eras mecnicas

    prolongamos nuestros cuerpos en el espacio. Hoy en da, despus de ms de un

    siglo de tcnica elctrica, hemos prolongado nuestro propio sistema nervioso

    central en un alcance total, aboliendo tanto el espacio como el tiempo, en cuanto

    se refiere a nuestro planeta. Estamos acercndonos rpidamente a la fase final de

    las prolongaciones del hombre, o sea la simulacin tcnica de la conciencia,

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    cuando el desarrollo creador del conocimiento se extienda colectiva y

    conjuntamente al total de la sociedad humana, del mismo modo en que ya

    hemos ampliado y prolongado nuestros sentidos y nuestros nervios valindonos

    de los distintos medios (McLuhan, 1996, pgs. 26-27).

    1.4. La virada poltica hacia la Sociedad de la Informacin

    Uno de los pases pioneros en adoptar la metamorfosis estructural y poltica

    necesaria para la Sociedad de la Informacin fue Japn. Ya en 1971, el JACUDI

    (Japan Computer Usage Development Institute) representar el smbolo de una

    poltica pblica cuyo objetivo nacional para el ao 2000 fue la sociedad de la

    informacin misma. El MITI (Ministerio del comercio internacional y de la

    industria) se encarg de canalizar y optimizar los esfuerzos de investigacin,

    industria y sector pblico y privado, con el objetivo de crear la sociedad del

    futuro; dichas intenciones pueden deducirse tambin, por ejemplo, de la

    voluntad de crear un banco central de datos y, asimismo, de constituir un nico

    centro de documentacin cientfica y tcnica, en una programacin formativa

    finalmente dirigida al desarrollo de un estado de nimo informtico (Mattelart,

    2001), hasta evidentemente configurar globalmente el pas con las estructuras

    tecnolgicas (cables, redes de comunicacin electrnica, terminales, etc.) aptas a

    dar lugar a la sociedad-red anhelada.

  • AGON, n. 1 (giugno 2014)

    130

    En efecto, se podra individuar una evolucin temporal que situara Japn

    como el predecesor de la sociedad de la informacin. El primer periodo (1945-

    1970) se caracteriz por la megaciencia y la fortificacin del pas; el segundo

    (1955-1980) por su reformulacin organizativa y empresarial; el tercero (1970-

    1990) por los servicios sociales; finalmente, el cuarto (1980-2000), por una

    vuelta al humanismo y, por ende, al potencial de la dimensin particular.

    Desde el informe Nora-Minc hasta la sociedad global de la informacin

    Despus de la oleada global de crecimiento econmico, sucesiva al

    segundo posguerra, el fantasma de la crisis empez a flotar sobre los grandes

    pases industriales, asumiendo rasgos ms preocupantes que una mera

    fluctuacin del ciclo econmico. A raz de ello, en enero de 1978, Simon Nora y

    Alain Minc elaboraron un informe-diagnstico sobre la relacin entre el grado

    de informatizacin de la sociedad y el preocupante estado de crisis del modelo

    de crecimiento econmico-estructural hasta entonces adoptado.

    Bsicamente, Nora y Minc identificaron en el factor informacin el mnimo

    comn denominador de la sociedad, sin que a priori ello fuese identificado como

    causa o solucin del las turbulencias econmicas arriba mencionadas. A ttulo

    de ejemplo, los dos autores escribieron: La creciente informatizacin de la

    sociedad est en el corazn de la crisis, puede agravarla o contribuir a resolverla.

    [] La reflexin sobre la informtica y la sociedad refuerza la conviccin de

  • AGON, n. 1 (giugno 2014)

    131

    que el equilibrio de las civilizaciones modernas reposa sobre una difcil

    alquimia: la dosificacin entre un ejercicio cada vez ms vigoroso, incluso si se

    debe acotar mejor, de las prerrogativas del Estado y una exuberancia creciente

    de la sociedad civil. La informtica, para bien o para mal, ser un ingrediente

    bsico de esta dosificacin (Nora & Minc, 1978, pg. 5).

    Introduciendo el concepto de telemtica, indicando con este trmino el

    proceso de fusin en el campo de las telecomunicaciones y de la informtica, los

    dos autores sugirieron la posibilidad de una creacin de un gora informativa,

    en la que el consenso social fuese, al mismo tiempo, ms flexible y aleatorio,

    puesto que los factores del futuro, es decir, el saber y la memoria, convergeran

    en las manos de las elites. Coherentemente con ello, los dos autores tuvieron en

    cuenta el riesgo de monopolizacin de los bancos de datos, ya que la

    exteriorizacin de la memoria colectiva se vera acelerada por la digitalizacin y

    su poseso podra ser objeto de cierto imperativo de soberana econmico-

    meditica, a perjuicio de la libertad individual. En opinin de Nora y Minc, el

    Estado es el protagonista de una reorientacin positiva de los recursos

    tecnolgicos como satlites, bancos de datos y redes para que un nuevo

    modelo de crecimiento sea posible y alcanzable.

    A mediados de los setenta, el objetivo sociedad de la informacin lleg a la

    agenda de varios organismos internacionales. En 1975, la OCDE hizo propia la

    conceptualizacin de la sociedad de la informacin, al requerir la aportacin de

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    132

    Marc Porat y otros especialistas del sector para que las polticas en materia de

    comunicacin se dirigiesen ms eficazmente hacia el mencionado objetivo. En

    1979, el mismo Consejo de Ministros de la Comunidad Europea instituy el

    FAST (Forecasting and Assessment in the Field of Science and Technology)

    para poner el acento sobre la prioridad de llegar a una sociedad informatizada.

    Sin embargo, un proyecto de tal envergadura no fue exente de complicaciones,

    por ejemplo en relacin a su impacto sobre la dimensin de la privacidad. A este

    propsito, en 1998 entr en vigor la directiva de la Unin Europea sobre

    proteccin de datos personales, justamente porque los avances de la informtica

    y de las redes de telecomunicacin, y la digitalizacin y el intercambio de datos

    personales relacionados, exigan prcticas adecuadas y seguras en materia de

    gestin de datos. Adems, exista la necesidad de coordinar una accin a escala

    europea que homogeneizara las leyes de los estados miembros sobre la

    proteccin de datos hacia un plan de actuacin compartido y, a la vez, que

    evitara eventuales obstculos a la libre circulacin de la informacin.

    En los aos 1984-1985, el impulso globalizador da un paso ms: se

    liberalizaron los movimientos de capitales que ya pueden moverse en el espacio

    econmico mundial sin particulares restricciones. Paralelamente, en 1984, ATT

    se desmantel generando toda una serie de repercusiones de magnitud mundial

    con respecto a la liberalizacin de las telecomunicaciones y a la oleada de

    cambio tecnolgico a ello relacionada (entre otros, la creacin de redes de alta

  • AGON, n. 1 (giugno 2014)

    133

    velocidad, el desarrollo de la optoelectrnica, la ampliacin de la capacidad de

    memorias y una global reduccin de los relativos costes).

    La liberalizacin de estos mercados produjo una mayor presin de

    competencia tambin para los servicios pblicos de telecomunicaciones que, en

    efecto, en los aos a venir abatieron gradualmente las barreras que antes

    dificultaban su actuacin sobre un mercado global. Seal innegable, en tal

    sentido, fue la entrada en vigor, en enero 1998, del Acuerdo sobre la apertura de

    los mercados a la competencia, todo ello a conclusin de una tratativa, en el

    marco de la OMC (Organizacin Mundial del Comercio) perdurada tres aos.

    Estamos al comienzo de un tumultuoso periodo en el que el peso competitivo en

    el mundo de las telecomunicaciones se repercute constantemente sobre los

    entonces escasos operadores globales de servicios de telecomunicaciones.

    En 1987, se da un ulterior paso hacia la liberalizacin y la plena

    competencia en materia de servicios de telecomunicaciones: se redacta el Libro

    Verde, documento en el que bsicamente se expres la necesidad de creacin de

    un mercado nico basado sobre el desarrollo de una red de informacin comn;

    asimismo, se abog por la abolicin de los monopolios nacionales a favor de

    una poltica pblica europea comn.

    El creciente carcter global del proyecto de una sociedad de la informacin

    se reafirm otra vez en 1993, cuando Estados Unidos lanzaron el programa de

    National Information Infrastructure, un vademcum sobre cmo entrar y tomar

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    parte en la sociedad (de la informacin) del siglo XXI. Se inaugur, pues, un

    proyecto basado sobre las autopistas de la informacin, infraestructuras

    imprescindibles para la nueva economa, esto es, una realidad cada vez ms

    enlazada a las evoluciones de un mercado en permanente e irreversible

    globalizacin. El ao siguiente, durante la conferencia plenaria de la Unin

    Internacional de Telecomunicaciones, el mismo Al Gore plante una estrategia

    de carcter mundial: la construccin de una infraestructura global de la

    informacin, un proyecto de democratizacin global y reduccin de la

    desigualdad social mediante la desreglamentacin y, por ende, la difusin global

    de los sistemas y los instrumentos de telecomunicaciones. Ese mismo ao

    empezar a circular la nocin de nueva economa.

    En febrero de 1995, en el contexto del G7 en Bruselas, se ratific el

    concepto de sociedad global de la informacin, remarcando la necesidad de

    reducir los frenos a la liberalizacin de las telecomunicaciones para que el pleno

    acceso a la sociedad de la informacin, con su ms eficiente productividad y el

    implicado conjunto de innovaciones tecnolgicas, cobrase finalmente solidez.

    En marzo 2000, en el marco de la cumbre econmica y social europea de

    Lisboa, la Unin Europea aclar su voluntad de convertirse en la economa del

    conocimiento ms competitiva y dinmica, haciendo hincapi particularmente

    sobre el sistema educativo que deber adaptarse tanto a las necesidades de la

  • AGON, n. 1 (giugno 2014)

    135

    sociedad del conocimiento como a la necesidad de elevar el nivel de empleo y

    mejorar su calidad 1.

    Se trat, pues, de alimentar un esfuerzo conjunto para que los sistemas

    educativos, junto a sus actores protagonistas, diesen vida al proceso de trnsito

    hacia la sociedad del conocimiento. A este propsito, en el informe final sobre la

    Sociedad europea de la informacin para todos, encargado por la misma

    Comisin Europea, se puede leer: En lo que concierne a la educacin, se

    impone un mximo esfuerzo con vistas a unir a las escuelas de Europa,

    dotndolas de equipamientos en tecnologas de la informacin y de la

    comunicacin y facilitndoles un acceso preferencial, promover el desarrollo y

    la fabricacin de software para la educacin y la formacin multimedial, as

    como formar (o reciclar) a los docentes y asociarlos al estudio y al desarrollo de

    estos programas. Todo esto exigir un esfuerzo concertado, por el cual

    instituciones pblicas y privadas proporcionarn recursos y contenidos. A la

    vista del riesgo de reforzar la ventaja de alguna regiones, deber implantarse un

    proceso europeo de aprendizaje y recuperacin del retraso (Comisin Europea,

    1997).

    1 Conclusiones del Consejo Europeo de Lisboa, marzo de 2000; epgrafe 5.

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    1.5. Mutacin social y revolucin tecnolgica: un nuevo

    paradigma social

    El breve recorrido histrico que acabamos de bosquejar sobre el origen y la

    evolucin de la sociedad de la informacin nos ayuda a introducir algunas

    fundamentales reflexiones sobre sus trasversales implicaciones sociales,

    econmicas e incluso culturales.

    Cabe afirmar que, a lo largo de prcticamente toda la historia de la

    humanidad, el factor tecnologa ha constituido el trampoln para innumerables

    saltos sociales, cuyas evoluciones han inevitablemente arrastrado consigo

    nuevas configuraciones de las relaciones humanas, conllevando cambios ms o

    menos impactantes tambin sobre las dimensiones econmicas y culturales de

    las sociedades involucradas. En efecto, en dados momentos histricos, hubo

    descubrimientos e innovaciones cientficas que dieron un cambio de marcha a

    las sociedades que los hicieron propios. Quizs uno de los ejemplos ms

    famosos en tal sentido es la conocida revolucin industrial, cuyos efectos han

    marcado indisolublemente los rasgos que en la actualidad ostentan las

    sociedades tecnolgicamente ms desarrolladas. Tambin es cierto que algunos

    estudiosos han querido escandir el curso de los cambios tecnolgicos

    aparejndolos a una segunda e incluso tercera revolucin industrial, todo ello a

    partir de dos criterios bsicos, es decir el ritmo tecnolgico y la forma de utilizar

    las fuentes energticas. Ms especficamente, en una primera fase histrica,

  • AGON, n. 1 (giugno 2014)

    137

    ubicable en el siglo XVIII, las mquinas sustituyeron y amplificaron

    parcialmente la fuerza fsica de los hombres (bsicamente mediante la energa a

    vapor y la elctrica). Sucesivamente, hasta la segunda guerra mundial, hubo una

    segunda revolucin industrial en la que, adems del trabajo puramente fsico, las

    mquinas desempearon tambin algunas funciones en cierta medida

    comparables a las del cerebro humano. Finalmente, hoy da se asiste a una

    tercera revolucin industrial en la que las grandes innovaciones cientficas y

    tecnolgicas estn abriendo cambios de gran alcance en las formas de

    organizacin de la sociedad, cuyos efectos se van a hacer notar en las maneras

    de vida, de trabajo, de ocio, en las costumbres y en las formas de pensar y de

    actuar (Tezanos, 2001).

    Parece que nos estamos adentrando en lo que se podra definir como un

    nuevo modelo de sociedad, cuyos rasgos sin embargo resultan todava en cierta

    medida fumosos. En efecto, a lo largo del siglo XX, florecieron variedades de

    expresiones como sociedad post-industrial (Bell, Kahn, Wiener), sociedad

    tecnotrnica (Brzeninski), sociedad telemtica (Minc) o sociedad-red (Castells),

    todas ellas referidas a la nueva configuracin social derivada por el impacto

    global de las innovaciones cientficas y tecnolgicas sobre la vida de gran parte

    de la poblacin mundial.

    En todos casos, hay todava cierta heterogeneidad sobre lo que es o menos

    el rasgo distintivo de las emergentes sociedades. Por un lado, algunos estudiosos

  • AGON, n. 1 (giugno 2014)

    138

    creen que el sector de servicios sea el elemento ms caracterstico del genoma

    social naciente. A este propsito, los datos nos indican que la dimensin de la

    estructura de la produccin mundial alcanza ms del 60% del PIB, en el caso de

    los pases ms industrializados, y en torno al 50% del PIB en aquellos en va de

    desarrollo (OIT, Informe sobre el desarrollo humano, 2000). As pues, si en una

    primera fase histrica el rasgo sobresaliente de la estructura productiva ha sido

    el predominio del sector agrcola, y en una segunda etapa lo del sector industrial,

    cabra individuar en el sector de los servicios el aspecto paradigmtico de la

    actual economa.

    No obstante, a pesar de la evidencia emprica de ciertos datos estadsticos,

    existe todava bastante variedad acerca de lo que puede definirse como sector de

    servicios, hasta encontrar quin afirma que el trmino servindustria sea lo que

    mejor expresa la actual forma de organizacin productiva, puesto que

    prcticamente gran parte de las actividades productivas, a pesar del cajn

    econmico de pertenencia, ruedan alrededor del eje de los servicios.

    A raz de dicha heterogeneidad conceptual, se ha venido desarrollando otra

    definicin del modelo social actual, en realidad ms ampliamente aceptada y

    utilizada: el de sociedad de la informacin.

    Este paradigma interpretativo define la informacin como la nueva sangre

    del moderno sistema social, confluyendo asimismo, si se nos permite la

    metfora, en los dems rganos, como por ejemplo aquellos responsables de la

  • AGON, n. 1 (giugno 2014)

    139

    poltica o de la cultura. Una de las visiones precursoras acerca del papel de la

    informacin en las hodiernas sociedades, es la de Alvin Toffler: en su La tercera

    ola (Toffler, 1980), habl de revolucin de la informacin, la tercera en orden

    de tiempo, sucesiva respectivamente a la agraria y a la industrial. Veinte aos

    despus de esta publicacin, la tecnologa en torno al factor de la informacin ha

    ido adquiriendo exponencialmente importancia hasta llegar a generar nuevas

    industrias y formas de organizacin econmica e intercambio monetario, nuevas

    y cada vez ms impactantes formas de comunicacin y, finalmente, un

    entramado tecnolgico prcticamente ineludible que ha conllevado una

    configuracin social nunca existida hasta ahora.

    No obstante, es opinin de quien escribe que el criterio de la informacin, a

    pesar de la enorme complejidad de potencialidades que encierra, no explica, ni

    podra por s mismo, las dinmicas del cambio que hoy da el reloj social est

    experimentando. En efecto, no se quiere negar o reducir la importancia de la

    dimensin de la informacin y de la comunicacin, sino ms bien tratar de

    mantener una perspectiva analtica multidimensional, para que el proceso de

    mutacin social analizado devuelva una imagen s integrada pero no reductiva

    de la complejidad de los lazos que ligan las distintas variables en juego.

    Por ello, a continuacin entraremos ms en detalle en el proceso de

    estructuracin de la moderna sociedad a partir del factor cientfico-tecnolgico

    en ella implicado.

  • AGON, n. 1 (giugno 2014)

    140

    1.5.1 La tecnologa como motor estructurante de la sociedad

    Cabe afirmar que la tecnologa ha asumido hoy da un papel clave en

    numerossimos mbitos de la vida humana. Formas y tipologas de produccin

    se han evolucionado, medios de comunicaciones desarrollados y difundidos a

    ritmos cada vez ms frenticos, todo ello compenetrando no slo las formas de

    relacionarnos con el medio ambiental, sino involucrando y modificando

    profundamente nuestra forma de trabajar, de actuar y hasta incluso pensar. La

    revolucin tecnolgica actual est dando origen a un nuevo proceso de

    evolucin social nunca experimentado hasta ahora, puesto que las propias

    variables cientficas y tecnolgicas y hasta las maneras de organizar, difundir y

    aplicar los conocimientos se han convertido en uno de los ejes centrales de la

    sociedad (Tezanos, 2001).

    Un interesante e importante anlisis sobre la incidencia multidimensional

    del elemento tecnolgico-cientfico en el proceso de estructuracin social est

    representado por El advenimiento de la sociedad post-industrial, de Daniel Bell

    (Bell, 1999).

    Ms especficamente, Bell identific cinco aspectos protagonistas del

    proceso transformador por parte del medio tecnolgico: en primer lugar, el rasgo

    ms inmanentemente ligado a la tecnologa es el aumento de productividad que

  • AGON, n. 1 (giugno 2014)

    141

    ella supuestamente conlleva, creando as las circunstancias para que los niveles

    medios de vida se eleven, en su complejo por lo menos.

    En segundo lugar, la integracin del medio tecnolgico en el sistema

    econmico y de produccin ha provocado una reformulacin del principio de

    racionalidad precedentemente operante, por lo que dicha economa asume

    rasgos ms funcionalistas y se inspira a criterios de eficiencia y optimizacin,

    cuyas exigencias han comportado adecuadas modificaciones del sistema

    educativo y formativo.

    En tercer lugar, el avance del protagonismo tecnolgico ha sido escandido

    por el constituirse de una moderna pltora de profesionales, formada por

    ingenieros, tcnicos, cientficos, etc., que en muchos casos ha sido calificada

    como la nueva clase emergente, a raz de su rol dinamizador en el contexto

    socio-econmico de referencia.

    En cuarto lugar, la revolucin tecnolgica ha generado los que, a la postre,

    han sido dos ejes fundamentales para el desarrollo del actual modelo econmico,

    es decir, el de los transportes y el de las comunicaciones. A raz de ello, se han

    venido desarrollando nuevas interdependencias econmicas y nuevas redes de

    interacciones y relaciones sociales, todo ello contribuyendo a renovar tanto las

    formas organizativas de la economa y del trabajo como unas innovadoras

    formas de ocio y entretenimiento.

  • AGON, n. 1 (giugno 2014)

    142

    En ltimo lugar, aunque no por importancia, Bell evidenci la influencia

    contempornea de la dimensin tecnolgica sobre dos coordenadas humanas

    primordiales: el espacio y el tiempo. De hecho, uno de los efectos ms

    impactantes del medio tecnolgico sobre la vida social consiste en una renovada

    nocin de las distancias y de las velocidades, modificando como nunca hasta

    ahora las formas de entrelazar relaciones informales como la del trabajo

    intelectual y, en ltima instancia, la percepcin misma de la dimensin espacio-

    temporal, que caracteriza nuestras existencias en el mundo.

    Sin embargo, el elemento tecnolgico no corresponde a un manantial de

    estructuracin social, puesto que en su esencia no deja de ser un mero

    instrumento y, como tal, no encierra automticamente algo positivo o negativo

    para los seres humanos, sino que ello depende del uso que se le da y del

    contexto de actuacin e influencia en el que se utiliza. En efecto, existe un

    entramado, tal vez menos evidente pero igualmente impactante, de relaciones e

    influencias entre el medio tecnolgico y otros aspectos determinantes de la

    dimensin humana, que se deben tener en cuenta para no caer en un demaggico

    reduccionismo tecnolgico y en una excesiva distorsin de las percepciones

    sobre el actual panorama global. Es ms, un atento anlisis del influjo propulsor

    de cambio social, tpicamente asociado al medio tecnolgico, entraa en s una

    cuestin de organizacin social y, por ende, de configuracin del poder, cuyo

    origen es indisolublemente ligado a la tipicidad humana y no al instrumento

  • AGON, n. 1 (giugno 2014)

    143

    tecnolgico mediante el que esto se puede vehicular, si bien dicho instrumento

    se presta fcilmente al poder del adoctrinamiento, esto es, el introducir nuevas

    creencias en la mente de la persona que se quiere dominar (Marina J. A., 2008).

    En definitiva, siempre teniendo en cuenta el riesgo del reduccionismo

    tecnolgico, en las sociedades del siglo XXI la tecnologa est desempeando

    un papel central en la produccin de bienes y servicios, en los flujos de

    informacin y comunicacin y en las formas de comportamiento y de

    organizacin social y poltica. Consecuentemente, la habilidad tcnica pasa a

    ser la base del poder, y la educacin el modo de acceso a l (Bell, 1999, p.

    412).

    No obstante, el tema de fondo no deja de ser el profundo proceso de

    mutacin social al que asistimos, ms que un mero ejercicio de fuerza del

    aparato tcnico-cientfico. Dicho con otras palabras, el ritmo de los cambios

    cientficos y tecnolgicos ha ido aumentando tan vertiginosamente que incluso

    resultara arduo congelar ese avance y las relativas dinmicas sociales que ello

    desencadena. Pero habra que fijar la atencin en algo ms: lo que realmente ha

    cambiado con respecto a los tiempos pasados no es slo el ritmo de creacin de

    conocimiento sino la capacidad, enormemente aumentada, de impregnacin

    social de los avances tcnico-cientficos antes mencionados.

    Hace una o dos dcadas los tiempos de difusin tanto de la noticia de una

    nueva tecnologa como de su eventual comercializacin eran marcadamente ms

  • AGON, n. 1 (giugno 2014)

    144

    lentos en comparacin con cunto ocurre ahora, y consecuentemente el impacto

    sobre el metabolismo social era bastante diferente con respecto a la actualidad.

    Al da de hoy, por el contrario, la distancia entre la creacin de nuevas

    tecnologas y su efectiva difusin y aplicacin al magma social se ha reducido al

    punto que el concepto de ritmo de cambio social se acerca ms a la idea de un

    continuum, dificultando los esfuerzos de su delimitacin y su previsin ya que

    dichos esfuerzos chocan con la rapidez con la que las variables en juego se

    perturban y evolucionan.

    Ejemplos patentes de este fenmeno pueden observarse cada da: nuevos

    artefactos tecnolgicos se incorporan constantemente a nuestra cotidianidad y a

    menudo se benefician de poco ms que una fugaz mirada a un escaparate o a un

    peridico on-line. Esta dieta nociva, tan generalizada a nivel social, ha

    bombardeado nuestro metabolismo cognitivo limitando la capacidad de

    discernimiento y anlisis generada por un acumulo tan rpido y

    desreglamentado de transformaciones tecno-cientficas y socio-econmicas. Es

    posible que una tan intensa introduccin de medios tecnolgicos en la vida

    social haya viajado paralelamente a una progresiva insensibilizacin de las

    conciencias sociales, hecho lgicamente necesario para que el cerebro social no

    derrumbara bajo las avalanchas de informacin que dicho proceso conllevara.

    De todos modos, saliendo del campo de las elucubraciones, cabe afirmar

    sin duda que el actual proceso de cambio social, en el que la hodierna revolucin

  • AGON, n. 1 (giugno 2014)

    145

    tecnolgica juega un rol esencial, est asumiendo rasgos muy distintos de los

    que se han delineado en los precedentes grandes cambios sociales, como por

    ejemplo el del trnsito desde las sociedades tradicionales hacia las industriales.

    En efecto, hoy da las formas y las dinmicas de transformacin social ocurren

    de manera an ms peculiar respecto al pasado, puesto que frecuentemente la

    vivencia del cambio se experimenta prcticamente desde dentro, reducindose a

    la vez las reacciones de alerta y de previsin para rectificar o para preparar las

    necesarias adaptaciones y los ajustes a los nuevos modelos de sociedad

    (Tezanos, 2001).

    Resumiendo, existe una parte importante de estudiosos, no solo de ciencias

    sociales sino pertenecientes a una amplia variedad de campos de investigacin,

    que se preocupan de analizar las consecuencias de la actual revolucin

    cientfico-tecnolgica sobre la vida y la organizacin de las sociedades

    contemporneas, orientando su anlisis hacia un polo temporal futuro.

    Reiterando cuanto dicho hasta ahora, esta tendencia resulta an ms

    comprensible si se tiene en cuenta que el cambio que el factor tecnolgico

    actualmente genera se caracteriza por un impacto realmente holstico y, por ello,

    cabe suponer que los riesgos intrnsecos a las revoluciones de cierta

    envergadura, como aquella aqu investigada, sean al menos de proporcional

    repercusin.

  • AGON, n. 1 (giugno 2014)

    146

    De ello deriva la precipua necesidad de concentrarse sobre lo que puede

    definirse el control del riesgo entrpico, esto es, el aumento (intencional o

    accidental) de las variables, en un dado sistema, que finalmente resulta no

    proporcional al grado de control buscado sobre el sistema mismo.

    Por tanto, y por lo que viene a nuestro caso, es necesario formular unas

    valoraciones precisas sobre los principales impactos y consecuencias sociales de

    ciertas innovaciones tecnolgicas justamente a raz de los posibles, e

    indeseados, impactos desigualitarios a gran escala que de ello derivaran. El

    intento de fondo, en definitiva, consiste en tratar de armonizar el sin duda

    deseable progreso cientfico al igualmente deseable, pero sobre todo necesario,

    paralelo progreso tico-social.

    1.5.2 El paradigma de la sociedad tecnolgica avanzada

    Teniendo en cuenta los criterios de clasificacin precedentemente

    adoptados, si nos centrramos en las grandes trasformaciones histricas,

    observaramos como cada poca tuvo una combinacin de innovaciones tcnico-

    cientficas entrelazada a cierta organizacin social, cada una representante

    idealmente el nivel mximo en una hipottica evolucin de estados de las

    sociedades. Las sociedades agrarias antes y las industriales despus representan

    ejemplos paradigmticos en tal sentido.

  • AGON, n. 1 (giugno 2014)

    147

    Hipotticamente hablando, la tercera oleada de procesos de evolucin

    social, aqu objeto de anlisis, configura las sociedades futuras como

    aglutinados complejos y heterogneos, a raz de un grado de sofisticacin de las

    estructuras sociales de suporto sensiblemente ms alto con respecto a los

    estadios sociales precedentes.

    En segundo lugar, sin duda sobresale la intensidad del ritmo de los cambios

    en las sociedades tecnolgicas actuales. Por ejemplo, en la literatura socio-

    cientfica se habla de la revolucin neoltica como ms bien de una evolucin,

    ya que su progreso ha sido ms paulatino y, en cierto sentido, ms natural, en

    una ptica de mutuos procesos de adaptacin entre el ser humano y su contexto

    fsico. Por el contrario, la industrializacin cont con binarios de difusin ms

    rpidos y efectivos, aunque su expansin de carcter global tard dos siglos en

    concretizarse.

    Finalmente, en relacin al proceso de desarrollo del nuevo modelo de

    sociedad en el que estamos sumergidos, cabe afirmar que estamos asistiendo a

    un impactante, si bien en cierta medida progresivo, proceso de sustitucin de los

    modelos de trabajo tpicos de las sociedades industriales, cuyas implicaciones

    van ms all de la mera mejora tecnolgica.

    Como sabemos, la mecanizacin, a raz de la sociedad industrial, tuvo un

    papel bien preciso tanto a nivel econmico y laboral como ms generalmente

    social.

  • AGON, n. 1 (giugno 2014)

    148

    Con el trnsito desde la mecanizacin hacia la automatizacin, se han

    generado dinmicas similares, pero de eco ms profundo y duradero, sobre los

    sistemas econmicos y sociales, con evidentes repercusiones sobre los perfiles

    ocupacionales demandados y ofrecidos.

    Con el advenimiento de la robotizacin, la lgica productiva dio un ulterior

    salto hacia diferentes sistemas de produccin, en los que se ha venido generando

    una cadena de cambios no solamente en la organizacin de las actividades

    econmicas sino tambin en la propia nocin de trabajo humano, tan

    asombrosos resultan los panoramas de posibilidades introducidos por el

    concitado desarrollo de la tecnologa y de la ciencia.

    Al encontrarnos todava en plena fase de despegue de esta tercera

    revolucin social, una comparacin suficientemente equilibrada entre ella y el

    modelo social tpico de las sociedades industriales resulta todava bastante

    arriesgada. Sin embargo, es sin duda posible identificar algunos importantes

    paralelismos entre el paradigma de las sociedades tecnolgicas y aquellas

    industriales, refirindonos particularmente tanto a aspectos econmicos como

    sociales y polticos.

    En el cuadro siguiente se propone una esquematizacin de las principales

    diferencias entre las sociedades industriales y tecnolgicas (Tezanos, 2001, p.

    79-80).

  • AGON, n. 1 (giugno 2014)

    149

    Tabla 1 Principales diferencias entre las Sociedades Industriales y Tecnolgicas - Economa y Sociedad

    Sist

    ema

    econ

    mic

    o

    Sociedades Industriales Sociedades tecnolgicas Fuerza

    productiva aplicable

    Trabajo (como esfuerzo fsico bsicamente) Conocimientos

    Carcter del esfuerzo

    productivo

    Repetitivo Fijo, regular y localizado (fbrica)

    Creativo Adaptivo y sometido a exigencias de movilidad geogrfica y funcional Flexible y deslocalizado (teletrabajo, ejecutivos con ordenador porttil y telfono mvil, etc.)

    Recursos productivos bsicos (o centrales)

    Tierra Capital

    Bienes intangibles (por ejemplo, software)

    Dinero (elemento de intercambio y circulacin)

    Oro, papel moneda Dinero plstico o digital

    Locus productivo Fbrica Empresa red

    Escala Grandes y medianas empresas nacionales Multinacionales y pequeos negocios

    Base del intercambio y la

    distribucin

    Carreteras, puertos Autopistas, aeropuertos, centros de venta

    Bandas anchas, redes inteligentes, etc. Mensajeras, distribucin puerta a puerta, etc.

    Enfoques en la produccin de

    mercancas Masificacin Particularizacin, a la medida

    Sist

    ema

    soci

    al

    Referencias Referencias nacionales (costumbres y modos de ser nacionales)

    Universalizacin y transnacionalizacin de las costumbres

    Contenidos culturales Homogneos

    Heterogneos y pluriculturales

    Modelo familiar Nuclear/patriarcal/simtrico Diversidad de modelos y referencias sociales

    Tendencias en mbitos

    residenciales

    Concentracin en grandes ncleos urbano-industriales

    Centrifugacin hacia reas residenciales suburbanas y dispersin del hbitat (ciudades pequeas, etc.)

    Modos de vida Estilos tradicionales Estilos imaginativos, alternativos y rupturistas

  • AGON, n. 1 (giugno 2014)

    150

    Tabla 2 Principales diferencias entre las Sociedades Industriales y Tecnolgicas

    Sist

    ema

    polt

    ico

    Sociedades Industriales Sociedades Tecnolgicas

    Modo de Estado Estado/Mercado/Nacin Burocrtico Parlamentario

    Espacios polticos supranacionales Transnacionalizacin de las esferas polticas efectivas (donde se toman las decisiones relevantes) Descontrol poltico de la actividad econmica Posburocrtico, nuevos modelos de eficiencia y de calidad de los servicios pblicos

    Evolucin del papel de los gobiernos

    Regulador/ o librecambista Papeles ascendentes

    Orientador/supervisor Papeles declinantes

    Grandes poderes subyacentes

    Tradicionales (Ejrcito, Iglesia, etc.) Emergentes (grandes grupos econmicos y financieros)

    Comunicacionales (industrias de la informacin y la cultura)

    Modelo de p. polticos De cuadros partidos de masas

    Partidos recogelotodo, partidos cartel

    Papel de los partidos Fuerte y ascendente Mediatizado y declinante

    Formas de organizacin social movilizadora en ascenso

    Sindicatos, organizaciones socio-econmicas ONGs, movimientos sociales

    mbitos simblicos de integracin y referencia bsica

    La nacin (bandera, himno, smbolos, etc.), la religin, la clase social, la ideologa

    La regin, la comunidad territorial (identidades culturales, races bsicas simblicas inmediatas, etc.)

    Prestacin de servicios Pblicos y en ascenso

    Privatizados, semipblicos y en regresin (matizada)

    Principales fracturas sociales

    Depauperacin de los asalariados Desigualdades personales, sociales e interregionales

    Exclusin social, precarizacin laboral Desigualdades internacionales y por grandes grupos sectoriales

    Ahora bien, sintetizando el contenido de las susodichas tablas, podemos

    definir algunos elementos que contribuyen a vislumbrar la sgoma de la

    sociedad tecnolgica:

    a) El eje industrial desplaza una parte importante de su peso hacia los

    pilares de la informacin, comunicacin y cultura. Paralelamente, la

    globalizacin de los mercados empuja hacia la creacin de nuevas dinmicas

    econmicas, cuyos actores principales sern cada vez ms las empresas y

  • AGON, n. 1 (giugno 2014)

    151

    corporaciones multinacionales y donde predominaran grandes compaas por

    acciones y conglomerados financieros.

    b) Las grandes organizaciones y entidades, aparato estatal incluido,

    actuarn de forma sensiblemente distinta a la actual, puesto que los previsibles

    avances de la ciencia y tecnologa y su institucionalizacin convergern hacia

    proyectos de grande envergadura, cuyos altos costes requerirn un mayor grado

    de integracin entre actores de distinto peso econmico.

    c) El aparentemente imparable progreso tcnico-cientfico modificar

    sensiblemente formas, dinmicas e incluso la misma naturaleza del trabajo. Por

    ejemplo, la robtica requerir un ncleo bien distinto de competencias y

    conocimientos adems de sustituir un cada vez ms creciente nmero de trabajos

    precedentemente realizados por seres humanos. Por consecuencia, la misma

    organizacin del trabajo adquirir mayor flexibilidad y dinmicas similares a las

    de la empresa-red.

    d) La susodicha evolucin previsiblemente modificar la estructura

    social y ocupacional as como la conocemos, a detrimento del sector agrcola e

    industrial y firmemente a favor del sector de los servicios.

    e) Las nuevas necesidades en la estructura ocupacional, y la

    consecuente distancia entre los perfiles laborales requeridos en la era industrial y

    aquellos propios de la era tecnolgica, podrn causar cierta disfuncin laboral

  • AGON, n. 1 (giugno 2014)

    152

    (subempleo y desempleo, nuevas o aumentadas desigualdades sociales, nuevos

    excluidos, etc.).

    f) El precedentemente slido implante del estado-nacin resultar

    progresivamente incompatible con la nueva estructura socio-econmica

    planetaria, cuyos confines, progresivamente ms globales y cada vez menos

    definidos, requerirn una bien distinta lgica de funcionamiento tanto sobre el

    plano econmico como sobre el poltico y el institucional (un ejemplo obvio de

    ello es la Unin Europea).

    g) La susodicha propulsin globalizadora, junto al constante

    crecimiento del flujo de informacin a la que se podr acceder, podra llevar a

    una negligencia hacia los aspectos ms microscpicos de la continua

    reformulacin social, es decir, el brotar de grupos sociales cada uno con su

    propia peculiaridad cultural e identidad especfica. Dicho con otras palabras,

    existe el riesgo de que las fuerzas de la mundializacin tecnolgica y de la

    informacin, bajo su misma inercia aplanadora, se realicen de forma hetero-

    dirigida y oligrquica ms bien que concertadamente con el tejido social en su

    complejo, conllevando as una indeseable fragmentacin, exclusin y

    polarizacin social.

    En definitiva, el panorama proyecta, con lneas bastante evidentes aunque

    no tan netas, el avance de la que se ha llamado sociedad tecnolgica avanzada,

    as definida principalmente por su motor interno en continua evolucin, esto es,

  • AGON, n. 1 (giugno 2014)

    153

    el medio tcnico-cientfico, cuyo potencial est requiriendo un cambio

    sustancial de aquella cinta de transmisin que es la sociedad humana

    contempornea, pero que, a su vez, no deja de ser un instrumento, desde luego

    cada vez ms complejo, de organizacin de lo que ms o menos

    conscientemente se considera bienestar humano.

    Queda todava por decidir (aunque pueda parecer irnico) en qu consiste

    el concepto de bienestar en la sociedad global que se est perfilando, adems de

    cmo alcanzar la conciencia suficiente para que la relacin de subordinacin

    hombre-instrumento (tecno-cientfico) no se invierta de polos.

    1.6. La exclusin social: antiguas y nuevas formas de

    disgregacin

    Definir el concepto de exclusin social es una operacin bastante

    dificultosa, ya que se presta a diferentes significaciones segn el contexto en el

    que se utiliza. Adems, su colocacin y conceptualizacin histrica es bastante

    reciente, puesto que pudo desarrollarse a partir de la evolucin de los derechos

    civiles, polticos y sociales. En efecto, aunque se suele pensar en la polis

    ateniense como la cuna de la democracia, esta ltima ha requerido un camino

    mucho ms largo y sufrido para que su esencia se acercara a la portada de su

    misma etimologa.

  • AGON, n. 1 (giugno 2014)

    154

    Menciones sobre el concepto de exclusin social

    Resulta casi pleonstico decir que la nocin de exclusin social implica la

    existencia de su polo negativo (o positivo), esto es, la inclusin social, y que

    dicho concepto asume rasgos diferentes segn el sistema social de referencia.

    Por lo tanto, resulta comprensible la necesidad de colocar su anlisis en un dado

    tiempo y en un dado espacio histrico, cultural y econmico.

    Entrando ms detalladamente en la conceptualizacin sociolgica de la

    exclusin y, asimismo, tratando de diferenciarla de nociones parientes pero

    esencialmente distintas, podemos individuar tres bloques tericos que servirn

    de coordenadas para su formulacin conceptual.

    En primer lugar, encontramos el bloque relativo a las vivencias sociales o

    ms bien, de aislamiento, voluntario o no, de las vivencias sociales

    predominantes en una dada sociedad. Normalmente, los aspectos que

    principalmente concurren en determinar este tipo de exclusin/inclusin

    conciernen a la dimensin cultural y a la tnica-racial. Sociolgicamente

    hablando, la desviacin social se refiere a pautas de comportamientos disonantes

    respecto a las normas y valores predominantes en un dado organismo social.

    Usualmente se asocia tambin al concepto de marginacin social y al de

    segregacin social, segn el grado de rechazo que cierta mayora social acta

    hacia uno o ms individuos o grupos minoritarios que, de alguna forma, hacen

    parte de su tejido social.

  • AGON, n. 1 (giugno 2014)

    155

    En segundo lugar, hallamos el bloque relacionado con factores de carcter

    econmico, referido a quien sufre carencia de recursos cuantificables y

    econmicamente connotados. Evidentemente, el susodicho grado de necesidad

    se mide en funcin del ncleo social objeto de comparacin, adems de

    relacionarse inevitablemente a parmetros histricos-contextuales. En 1990, la

    organizacin de las Naciones Unidas ha adoptado el ndice de desarrollo

    humano y el de pobreza, a partir de la cuantificacin de aspectos como las

    condiciones de salud y acceso a los servicios sanitarios, la educacin, el trabajo,

    la vivienda, etc. Sin embargo, los intentos de universalizar el concepto de

    pobreza se desarticulan conforme se alejan de trminos de referencia

    especficos, ya que su definicin detiene cierta vocacin relativista.

    En tercer lugar, vemos el bloque que concierne a la problemtica de la

    alienacin (Marx, 1982), cuya formulacin interesante para nuestro caso aunque

    clsica en su matiz, se ha dado gracias a Marx. La particular utilidad de dicha

    definicin deriva del hacer referencia a procesos histricos especficos que

    hacen que los hombres se sientan ajenos y extraos con respecto al producto de

    su trabajo, a sus propias capacidades productivas, a su esencia social y,

    finalmente, con respecto a los dems hombres en su conjunto, es decir, la

    sociedad establecida (Tezanos, 2001). Como se puede ver, la dimensin laboral

    resulta una encrucijada que rene distintas dimensiones de las posibilidades del

    ser social del individuo.

  • AGON, n. 1 (giugno 2014)

    156

    Resumiendo, aunque se subraya el hecho de que la conceptualizacin de la

    exclusin social queda todava lejana de una sistematizacin univoca, cabe

    afirmar que su esencia descansa sobre cierta idea de regresin social o de

    sustraccin de algo que se haba legtimamente (siempre en trminos relativos)

    alcanzado. Por lo tanto, al actualizar y contextualizar su definicin, la

    exclusin/inclusin social se puede medir en relacin al modo de vida

    tpicamente alcanzado por los pases civilizados occidentales los cuales, con la

    creacin del estado del bienestar, han desarrollado un conjunto legitimado de

    derechos civiles, polticos y sociales, a partir de los cuales se puede medir ms

    especficamente el grado de exclusin/inclusin social de un dado individuo o

    grupo.

    Dicho con otras palabras, la historia occidental de los ltimos dos siglos ha

    representado el teln de fondo del camino hacia la ciudadana, concepto crucial

    en nuestro discurso y, de la misma manera, necesario trmino de comparacin

    de los procesos de inclusin y exclusin social aqu objeto de anlisis.

    1.7. Ciudadana: nocin y sus evoluciones

    Hemos visto como la nocin de exclusin social nazca siempre

    conjuntamente a la de inclusin y, por ende, implique una referencia a cierto

    grado de integracin social. Ahora bien, esta ltima no es una condicin de

    referencia dada a priori sino que es establecida por el converger de factores

  • AGON, n. 1 (giugno 2014)

    157

    socio-polticos e histricos. La resultante de ellos determina un mnimo

    referencial que, en la fase histrica contempornea, se conoce como ciudadana,

    un concepto jurdico que resume una configuracin de derechos civiles, polticos

    y sociales que, en un dado momento, un individuo adquiere en el marco de su

    contexto socio-institucional de pertenencia.

    Tratando el tema de la ciudadana, nos resultara casi imposible no

    mencionar uno de los textos que ms han aportado a la definicin y

    sistematizacin de sus bases conceptuales, es decir, Ciudadana y clase social,

    escrito por Thomas Humphrey Marshall (1950), en el que se recogen varias

    conferencias tenidas sobre el argumento en la universidad de Cambridge,

    durante el ao 1949.

    El tema de fondo de la formulacin terica en Marshall se basa en su

    divisin tripartita de la ciudadana, a la cual corresponden tres clases de

    derechos:

    - los civiles, necesarios para la libertad individual (expresin, pensamiento,

    propiedad);

    - los polticos, es decir el derecho a participar en el ejercicio del poder

    poltico tanto como representante que como elector;

    - los sociales, que comprenden el derecho a la seguridad, a la participacin

    al patrimonio social y, por ende, tienen una relacin privilegiada con la nocin

    de estado de bienestar.

  • AGON, n. 1 (giugno 2014)

    158

    Ahora bien, antiguamente este conjunto de derechos eran entre ellos

    entremezclados a nivel institucional, en buenas cuentas porque la relativa

    configuracin social se caracterizaba por cierto inmovilismo horizontal y sobre

    todo vertical, lo cual impeda el dinamismo social necesario para que esos tres

    ncleos de derechos tomaran formas ms modernas y dinmicas.

    Sucesivamente, la sociedad empez a quitarse de encima cierta herrumbre

    y comenz a desarrollar su movimiento evolutivo, lo que llev a un doble

    proceso: por un lado, hubo una fusin geogrfica que hizo pasar el alcance

    potencial de los derechos desde una dimensin local a una nacional y, por otro

    lado, se actu una separacin funcional con la que se crearon instituciones cada

    una con su propia funcin jurdico-administrativa.

    Por lo tanto, Marshall teoriza un camino asncrono de los derechos hasta el

    siglo XX, ubicando idealmente el desarrollo de los derechos civiles en el siglo

    XVIII, el de los derechos polticos en el siglo XIX y, finalmente, el de los

    derechos sociales en el siglo XX.

    El estudioso, adems, se focaliza sobre la relacin de influencia entre la

    ciudadana y la clase social. Si definimos la ciudadana como uno status que se

    otorga a los que son miembros de pleno derecho de una comunidad que, en

    virtud de ese status, son considerados iguales en lo que se refiere a los derechos

    y deberes que implica (Marshall, 1950, p. 313), debera resultar evidente su

  • AGON, n. 1 (giugno 2014)

    159

    contraste con el concepto de clase social, oposicin que de hecho caracteriz

    especialmente el siglo XX.

    En efecto, cabe afirmar que el concepto de clase social proclive al

    mantenimiento de cierta estratificacin de desigualdades al igual que el de

    ciudadana impulsa hacia la igualdad de derechos-deberes. Sin embargo, en

    lnea con cuanto precedentemente afirmado, es preciso tener en cuenta de que no

    hay un principio universal que determine cules deben ser estos derechos y

    deberes y, pues, ello supone cierto proceso de metabolizacin social que, en

    efecto, atravesar una fase importante durante el siglo XX.

    Al principio de 1900 nos encontramos con la que podemos definir como la

    doble cara de la ciudadana. Ms especficamente, a la moneda de los derechos

    civiles corresponden, por un lado, ciertos poderes legales y, por otro, persisten

    prejuicios de clase afectados tambin por una falta de oportunidades

    econmicas. Por lo que concierne a los derechos polticos, si es verdad que

    conceden poderes de actuacin, por otra parte esos poderes son slo potenciales

    puesto que requieren cierta experiencia y organizacin social para su efectivo

    ejercicio. Finalmente, los derechos sociales, al menos en su origen, se proclaman

    en forma mnima, es decir, cuanto basta para reducir el entonces muy alto nivel

    de pobreza, pero tratando de mantener cierta estructura de desigualdad social.

    Al avanzar del siglo, tambin las condiciones para los derechos sociales

    maduran: la renta monetaria aumenta y, por ende, crece la propensin al ahorro.

  • AGON, n. 1 (giugno 2014)

    160

    Paralelamente, disminuye la distancia econmica entre clases sociales. En

    relacin a los impuestos, se desarrolla un sistema ms escalonado al igual que el

    rango de rentas disponibles se comprime. En tercer lugar, el sistema de

    produccin se orienta hacia la masificacin, con lo cual disminuye la

    desigualdad de acceso a privilegios materiales.

    Todos estos acontecimientos confluyen en lo que se puede definir principio

    del mnimo garantizado (Marshall, 1950): el estado social acta a partir de dos

    de sus pilares bsicos, la renta monetaria mnima junto a los bienes y servicios

    sociales considerados esenciales. En el primo campo caben, por ejemplo, el

    sistema pensionista y los subsidios sociales, mientras que en el segundo cabe

    mencionar la asistencia mdica, el derecho a la educacin y a una vivienda

    digna. En definitiva, con palabras del mismo Marshall, Lo que importa es que

    se produzca un enriquecimiento general [], una reduccin generalizada del

    riesgo y la inseguridad, una igualacin a todos los niveles entre los menos y los

    ms afortunados []. La igualacin no se produce tanto entre las clases como

    entre los individuos dentro de una poblacin que, a este propsito, consideramos

    ya una clase. (Marshall, 1950, p. 328). Por lo tanto, la extensin de los

    servicios sociales, junto a su integracin al ncleo de la ciudadana, conlleva un

    potencial de gran efecto en los aspectos cualitativos de la diferenciacin social,

    reduciendo consecuentemente la importancia de la distincin justamente porque

    su extensin cruza significativas barreras sociales.

  • AGON, n. 1 (giugno 2014)

    161

    Ahora bien, la nocin de ciudadana, as como descrita por Marshall,

    presenta un aspecto de fundamental importancia, esto es, el hecho de que

    representa un estatus legalmente legitimado por la sociedad que, en efecto, lo

    declara como tomo y base de su misma existencia social. Como tal, es

    justamente a partir de ese conjunto de derechos y deberes, de libertades

    adquiridas en el marco de unas responsabilidades sociales, que es posible medir

    el grado de exclusin padecido por una o ms partes de un dado sistema social.

    Es ms, el mismo Marshall abogaba a favor de un concepto de ciudadana

    entendido como consolidacin de un rea de cultura comn y de experiencias

    compartidas, con lo cual se marcaba de modo suficientemente claro la actitud

    del buen ciudadano y, por contraste, la del ciudadano malo o incluso del no-

    ciudadano.

    Concluyendo, cabe subrayar como para entender adecuadamente la

    aportacin del texto de Marshall antes mencionado, es preciso tener en cuenta su

    corolario histrico: en efecto, este se ubica bajo todo el peso de la herencia de la

    crisis del 1929 junto a los conflictos de carcter mundial que marcaron la dcada

    de los aos treinta y la mitad de los cuarenta. A esa tan cruenta y desmembrada

    fase histrica sigui una nueva etapa en la que se desarroll un salto en la forma

    de entender la democracia. Estamos en los albores del llamado estado del

    bienestar, en el que la conquista de nuevos niveles de calidad de vida cre los

    presupuestos para el desarrollo de un camino hacia un clima de paz y,

  • AGON, n. 1 (giugno 2014)

    162

    paralelamente, hacia una creciente cohesin social. Dicha aspiracin precisaba

    ser conscientes de la necesidad de dar cuerpo jurdico a los derechos sociales

    hasta entonces madurados y, en efecto, fue justamente en esa fase histrica

    cuando se institucionalizaron, de manera casi irreversible, derechos hoy da

    ampliamente reconocidos y tutelados, como el derecho a una educacin valida,

    el derecho a trabajar, el derecho a la asistencia sanitaria y a beneficiar del estado

    del bienestar al que se contribuye ms o menos directamente.

    A pesar de los indudables xitos que han escandido la evolucin de la

    ciudadana a lo largo de siglo XX, hoy da sigue existiendo cierta distancia entre

    la fuerza y consistencia terica de los derechos intrnsecos a la ciudadana y su

    real y efectiva concretizacin. Dicho con otras palabras, la necesaria dialctica

    entre ciudadana terica y prctica se ha ido disgregando a causa de un desfase

    de fuerzas endmicas de la sociedad contempornea. Es opinin difusa que la

    raz de estas dinmicas desequilibrantes derive de la que se ha definido como la

    crisis del estado del bienestar. A continuacin definiremos sus contornos y sus

    principales implicaciones tanto con la misma ciudadana como con la sociedad

    tecnolgica avanzada, precedentemente mencionada.

    1.8. El estado del bienestar y la ciudadana: auge y crisis

    El paradigma social que cada da observamos tambalearse guarda

    relaciones ntimas con la que hemos precedentemente definido como era de las

  • AGON, n. 1 (giugno 2014)

    163

    sociedades industriales o de los estados industriales nacionales, modelo que

    gravita en torno a los conceptos de ciudadana y de estado del bienestar.

    La institucin del estado-nacin se sostena con el modelo capitalista del

    bienestar y actuaba por tanto como elemento homeosttico que, por un lado,

    articulaba cierto sistema de garantas a sostn del bienestar nacional y, por otro

    lado, trataba de absorber las naturales oscilaciones del propio mercado al fin de

    salvaguardar las condiciones misma del modelo de capitalismo implantado.

    Adems, en ese periodo histrico existan s empresas de carcter multinacional

    operantes en el marco de un mercado internacional, pero seguan manteniendo

    una implantacin de tipo nacional y, por tanto, actuaban con tales limitaciones

    en el susodicho mercado.

    Por ello, cabra afirmar que el tradicional modelo de sociedad industrial

    occidental se basaba en un modo de regulacin social, establecido por el modelo

    del estado-nacin, que propenda a inscribir la produccin industrial en un

    marco jurdico, social e institucional (Alonso, 1999) en el que, a su vez, el

    keynesianismo representaba la referencia terica para la poltica econmica de

    los pases occidentales. Sustancialmente, esa peculiar estrategia econmica

    operaba bajo forma de regulacin social sobre escala nacional, esto es, trataba

    de armonizar los rasgos propios del estado-nacin con las condiciones

    econmicas y sociales necesarias para su reproduccin.

  • AGON, n. 1 (giugno 2014)

    164

    El perfil estatal que acabamos de bosquejar es lo que se conoce con el

    nombre de estado del bienestar, que caracteriz en buena parte la economa

    occidental a partir del segundo posguerra. El estado del bienestar naci

    bsicamente como respuesta a la famosa crisis del 1929 y al sistema de

    subconsumo social que se haba solidificado en mbito nacional a partir de una

    errnea consolidacin de consumos improductivos junto a polticas sociales que

    afectaban directamente la reproduccin de la fuerza trabajo de entonces. En

    efecto, este tipo de configuracin estatal termin progresivamente por

    transformarse en catalizador de las contradicciones econmicas, sociales y

    territoriales que se venan generando tanto en el marco nacional como en los

    igualmente influyentes mbitos extra-nacionales. Como rbitro superpartes e

    institucionalizado, esa tipologa de estado bsicamente pretenda mediar las

    partes involucradas en el llamado conflicto industrial, mediacin que

    sustancialmente se traduca en tratar de conciliar las reivindicaciones sindicales

    con un reajuste del sistema productivo junto a una nueva estimulacin de la

    demanda (ambos factores a la base del enfoque poltico-econmico keynesiano).

    Finalmente, el mencionado conflicto se contuvo mediante la realizacin de

    una estructura poltica capaz de integrar tanto los lderes del avance capitalista

    como los grupos socio-econmicos asociados al sistema productivo en sentido

    estricto, llegando a constituir lo que se llam capitalismo corporativista, esto es,

    la introduccin de una cooperacin programada y negociada entre la dimensin

  • AGON, n. 1 (giugno 2014)

    165

    del capital y la del trabajo (el llamado pacto keynesiano), protagonizado por la

    lgica de la ganancia y del mercado que, a su vez, servan de referencia para la

    asignacin de recursos en el mbito micro, a cambio de participar en la

    negociacin de la distribucin del excedente social en el mbito macro (Alonso,

    1999).

    Por ende, esta curvatura keynesiana del estado del bienestar se sostena

    gracias a una organizacin poltico-econmica que, de manera calculada,

    utilizaba recursos econmicos para instaurar un registro comunicativo apto a

    orientar los ciudadanos hacia determinados fines econmicos, polticos y

    sociales. Democracia competitiva, crecimiento econmico, polticas de pleno

    empleo, institucionalizacin de los conflictos sociales, todos ellos representan

    algunos de los principales rasgos de las sociedades nacionales protagonistas del

    boom econmico sucesivo a la segunda guerra mundial.

    Ciertamente todo esto ha sido posible en modo particular gracias a la

    evolucin de la tcnica, ms especficamente a la introduccin de sistemas de

    produccin semi-automatizados y de la rutina fordista. Este cambio de marcha,

    dirigido bsicamente a la mejora de la productividad mediante la

    implementacin de mquinas ms rpidas y de mejor precisin, no caa

    evidentemente en un mercado vaco sino que actuaba en relacin con el