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8/6/2019 aguerojulio2011
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ARGUMENTOS EL LEGADO DE CARLOS IVN DEGREGORI
NarradordecueNtos
Jos Carlos Agero*
En los aos setenta, Carlos Ivn dedica un poe-ma biogrco a su hermano menor, Felipe. Enpocos versos lo observa nacer, crecer, sufrir y go-
zar una sociedad sutilmente descrita, esbozada
sin nfasis por detalles de sus desgarros. Lo envi-
dia en su libertad adolescente. Ve su desesperan-
za posterior, lo siente dudar sobre el futuro y se
ve a s mismo en el poema: el mal ejemplo de
su hermano/ que vacila,/ que teme,/ que ucta.
Un hombre de izquierda atpico, que no encuen-
tra paz en las certezas de los manuales. Ante todo
el futuro que llegaba, tumultuoso, CID termina:
Felipe es todava un buen muchacho
Brillante, buena gente,
Que est desconcertado, como yo,
como tantos.
Buena suerte.
Lea desde muy chico libros de aventuras, Salgari,
Julio Verne, Assimov, tal vez Conan Doyle. Amantede la ciencia ccin y de esas ediciones juveniles
que facilitan tanto el acceso a libros mayores. Fue
feliz con los chistes (cmics). Como tantos, ley
a los nombres de nuestro canon: Gonzlez Prada,
Maritegui, Garcilaso, Alegra, Porras, Vargas Llo-
sa, Arguedas. Nada con sistematicidad. No se con-
sider nunca un arguediano, pero al leer su propia
obra, luego de orlo un poco, s, pues, se ve que
no lo era en el sentido usual de este trmino, de
discipulado. Que ms bien ambos, Jos Mara yCID, eran arguedianos, as, como un sustantivo:
un cierto desgarro, un problema nunca del todo
resuelto de misti que se rehsa a esa herencia, y
un deseo difuso de justicia y de esperanza en la
mezcla, en la promesa nunca predenida.
El Pablo le pregunt una tarde qu libro te hubiera
gustado escribir? Ya estbamos cerrando la jornada,
y, con un poco de hambre, quiz esperbamos una* Escritor e historiador.
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ARGUMENTOS
respuesta convencional, que dijera algo como al-
gn gran tratado de las ciencias humanas, El ca-
pital, el Tractatus, Antropologa estructural, cual-
quiera. Los ros profundos", dijo, sonriendo. Y
luego que lo dijo estaba claro para todos que as
era, en efecto. Que cmo no nos habamos dado
cuenta. Y sonremos un rato, juntos.
Escribi poesa en serio, por un tiempo. Obtuvo
un reconocimiento en el concurso Poeta joven del
Per en 1970, con su poemario Para calmar la irade los dioses (concurso que ganaron Antonio Cillo-
niz y Jos Watanabe). Pero luego su trabajo como
antroplogo en Ayacucho, sus viajes fuera del pas
y su militancia en la izquierda lo ocuparon e hicie-
ron de la poesa una actividad cada vez ms margi-
nal. En algn momento decidi dejarla. Supo que
no podra otorgarle la dedicacin que l senta que
la poesa exiga. No poda ser un hobby. Que era
quiz el ocio ms difcil a acometer. As, un sueo,
una vocacin, se cerraban. No por falta de talento.Porque la vida se fue decantando de otro modo.
Pero sigui escribiendo. Su labor periodstica le
mantuvo la mano caliente. Tambin le permiti
estas fugas que valoraba tanto, hacia lo cotidia-
no, hacia la gente, el arte, la sensibilidad y los
detalles. Fugas de esos corss de la militancia, de
las exigencias de la responsabilidad poltica, de la
propia reexin acadmica. Su marxismo lo fue
construyendo como construy su cultura literaria:
con intuicin, con fuentes poco ortodoxas, conconversaciones, aprendiendo de amigos, chan-
cando tambin. Leyendo China reconstruye, a
Fanon, Maritegui, escuchando a Sinesio en la es-
cuela poltica, curiosamente, viajando a Estados
Unidos y absorbiendo la poderosa movida por los
derechos civiles. Un marxismo heterodoxo lleno
de vitalidad. Como luego lo llamara Malpica, un
marxismo nacional.
El estilo que form estos aos de periodista, edi-
torialista, articulista de opinin y militante im-
pregn sus textos acadmicos. Estilo de prosa
clara, de exposicin argumental simple, de eco-
noma de medios. Y de uso de imgenes y me-
tforas que ayudaban a avanzar una explicacin
difcil de otorgar, que necesitaba un lenguaje ms
sutil para sugerirse sin imponerse. Qu ms decir.
Escriba bien. Agradaba leerlo. Quiz slo Flores
Galindo tena una prosa comparable, de esas que
en s mismas cautivan.
Creo que lo que me dio un lugar para hablar, lo
que me permiti organizar mejor algunas ideas,
condensar otras, y tambin distinguirme del resto,
fue que me fui formando con los aos un estilo.
Desde chico le mucho, viaj, tena una vocacin
por coger de aqu y de all explicaciones, intuicio-
nes, sugerencias. Entrar y salir de temas y libros,
como un picaor. No un acadmico duro, a lo
gringo. Tampoco un diletante. Bebiendo del cine,de la msica, de la gente diversa, de la poesa.
Sin ser un experto en nada. Disfrutando de todo,
aprendiendo. Por eso, cuando me encargaron,
primero en el partido, que me hiciera cargo de
nuestro vocero, fue como si fuera un discurrir na-
tural. Degregori escribe bien, l puede contar las
cosas. Y luego, cuando pas al Diario de Marka,
fue como consolidar este rol. Degregori escribe
bien y adems es buena gente. Y en ese mundo
de la izquierda y la poltica, no saben qu impor-
tante es eso de que seas buena gente.
Ms o menos, as nos explic Carlos Ivn su tem-
prana relacin con la literatura, ya al nal de sus
das. No recojo una cita textual, pero es lo que
quiso decir, lo que recuerdo, lo que pude enten-
der. Y as est bien. Creo que le habra agradado
esa exibilidad, esta recreacin parcial, esta narra-
cin inexacta pero verosmil.
EL LEGADO DE CARLOS IVN DEGREGORI
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ARGUMENTOS EL LEGADO DE CARLOS IVN DEGREGORI
Es un narrador de cuentos, fue uno de los in-
sultos que Sendero Luminoso pretendi asestarle
como uno de los ms hirientes. Pero fue una bue-
na descripcin. Y a l no le molest gran cosa. Por-
que a l le gustaba contar bien las cosas. Y cuando
las cosas no se pueden explicar con satisfaccin,
cuando falta elementos o la realidad nos desbor-
da, contar bien es un principio organizador. Quiz
por un tiempo el nico posible para enfrentar al
caos y la barbarie de fuera. La violencia extrema
y el horror quiz no puedan representarse jamsa satisfaccin, y tal vez siempre las explicaciones
ltimas, las que llegan a comprender a la gente
misma, se nos escapen. Pero una coherencia na-
rrativa interna, un contrapeso a la realidad desde
los textos ser un alivio?
Carlos Ivn quera terminar algunas cosas. Dejar
ordenados sus textos, por ejemplo. Y la importan-
cia que dio a su reducida produccin literaria en
este proceso pareca no ser proporcional al totalde sus escritos, inmensamente superior en canti-
dad y reconocimiento. Pero su ansiedad sealaba
que para l eran centrales en su vida. Que lo ha-
ban organizado. Que nunca haba abandonado la
poesa, la literatura. Que la haba puesto al servi-
cio de su reexin.
El quera que este poema tuviera algn lugar rele-
vante en su antologa futura. Estaba claro que as
deba ser.
Cuando rompa estos lazos,
Cuando acaben esta duda,
este miedo,
En n, la incertidumbre,
Cuando mi coraznse abra
Entonces,
la palabra manar
Como un ro
Y llegar al mar
Y
Ver la luz
En los aos setenta del siglo pasado, Carlos Ivn
escribi a su hermano menor, Felipe, un poema
de amor y de desconcertado futuro. Hace poco,en la misa del mes de su fallecimiento, Felipe le
ley una carta.
Quisiera, hermano, que nos ayudes a mi madre
y a m a sobrellevar tu ausencia, que me ayudes a
ser siempre justo y nunca dejarme corromper [].
Si ests en algn sitio, aydame a dormir y a de -
jar de pensar en contarte cualquier cosa que me
pasa y luego darme cuenta que ya no lo puedo
hacer, aydame a dejar de pensar en reenviarte
cualquier correo interesante y luego darme cuentaque ya no lo vas a leer, que ya no ests.
Felipe, si no te molesta, si tienes tiempo, as como
de pasada, envale esos correos. Tal vez ese nal, o
mejor, esa prolongacin de la historia, del cuento,
tenga sentido.
Buena suerte.
Este artculo debe citarse de la siguiente manera:
Agero, Jos Carlos. Narrador de cuentos. En Revis-
ta Argumentos, ao 5, n. 3. Julio 2011. Disponible
en http://web.revistargumentos.org.pe/narrador_de_
cuentos ISSN 2076-7722