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     C     O     M     O     V     I     V      Í     A     M     O     S    a    l    i    m    e    n    t    o    s    y    a    l    i    m    e    n    t    a    c    i     ó    n    e    n    l    a    e    s    p    a     ñ    a    d    e    l    s    i    g    l    o    x    x COMO VIVÍAMOS alimentos y alimentación en la españa del siglo xx La Fundación Triptolemos tiene como misión fomentar el conocimiento acerca del hecho alimentario; para ello analiza los problemas que éste afronta en la actualidad en los diver- sos ámbitos que intervienen en la cadena ali- mentaria, desde la producción de las materias primas hasta la elaboración final por parte del consumidor, y plantea una prospectiva futura abordando la situación de penurias alimenta- rias, la importancia del sector alimentario en la dinamización económica global, la investi- gación e innovación que se realiza en este sec- tor y la formación e infor mació n sobre esta materia a todos los niveles. En definitiva, pre- tende facilitar una adecuada articulación de todo el sistema alime ntari o, de modo que redunde en una mayor seguridad y disponibi- lidad de los productos y, lo que es realmente crucia l, en un conoc imien to que permita incrementar la confianza de los ciudadanos en los alimentos que eligen para comer. Un objetivo global debe abordarse desde una amplia base; la Fundación reúne a una exten- sa representación de todos los actores que par- ticipan en el hecho alimentario: cooperativas agrarias, universidades, empresas de produc- ción, asociaciones de consumidores... y está abierta a nuevas incorporaciones que quieran compartir su filosofía. www.triptolemos.org

Alimentacion España Siglo XX

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Alimentacion España Siglo XX

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  • COMOVIVAMOS

    alimen

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    laespaadel

    siglo

    xx

    COMOVIVAMOSalimentos y alimentacinen la espaa del siglo xx

    La Fundacin Triptolemos tiene como misinfomentar el conocimiento acerca del hechoalimentario; para ello analiza los problemasque ste afronta en la actualidad en los diver-sos mbitos que intervienen en la cadena ali-mentaria, desde la produccin de las materiasprimas hasta la elaboracin final por parte delconsumidor, y plantea una prospectiva futuraabordando la situacin de penurias alimenta-rias, la importancia del sector alimentario enla dinamizacin econmica global, la investi-gacin e innovacin que se realiza en este sec-tor y la formacin e informacin sobre estamateria a todos los niveles. En definitiva, pre-tende facilitar una adecuada articulacin detodo el sistema alimentario, de modo queredunde en una mayor seguridad y disponibi-lidad de los productos y, lo que es realmentecrucial, en un conocimiento que permitaincrementar la confianza de los ciudadanos enlos alimentos que eligen para comer.

    Un objetivo global debe abordarse desde unaamplia base; la Fundacin rene a una exten-sa representacin de todos los actores que par-ticipan en el hecho alimentario: cooperativasagrarias, universidades, empresas de produc-cin, asociaciones de consumidores... y estabierta a nuevas incorporaciones que quierancompartir su filosofa.

    www.triptolemos.org

  • Como vivamos: alimentos y alimentacinen la Espaa del siglo xx

  • MIEMBROS DE LA FUNDACINTRIPTOLEMOS

    Presidente

    Federico Mayor Zaragoza

    Consejo de Universidades

    Universitat Autnoma de BarcelonaUniversitat de BarcelonaUniversidad de CrdobaUniversidad Complutense de MadridUniversitat de GironaUniversitat de LleidaUniversidad de OviedoUniversidad del Pas VascoUniversitat Politcnica de CatalunyaUniversidad Politcnica de MadridUniversidad Politcnica de ValenciaUniversitat Rovira i Virgili

    MINISTERIO DE AGRICULTURA,PESCAY ALIMENTACIN

    Secretario General Tcnico

    Juan Jos Granado Martn

    Vicesecretario General Tcnico

    Jos Abelln Gmez

    Director del Centro de Publicaciones

    Juan Carlos Palacios Lpez

    Jefe del Servicio de Edicin y Produccin

    Juan Jos Martnez Fernndez

    Coordinacin. Jefe del rea de Documentacine Informacin

    Juan Manuel Garca Bartolom

    Consejo de Instituciones

    Confederacin de Consumidores yUsuarios (CECU)

    Confederacin de CooperativasAgrarias de Espaa (CCAE)

    Federacin Espaola de Bancos deAlimentos (FESBAL)

    Consejo de Empresas

    Ayecue GroupCasademontCorporacin Alimentaria

    PeasantaDanoneFreixenetGallina BlancaNestl EspaaNutrexpaPanricoSilliker IbricaUnilever FoodsVedeqsa

    Las opiniones emitidas en esta publicacin reflejan, exclusivamente,los planteamientos de los autores de las mismas.

    2007 Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentacin. Secretara General Tcnica.Centro de Publicaciones

    2007 Lunwerg Editores del texto: Fundacin Triptolemos y MAPA de las fotografas: sus autores

    Diseo y maquetacin: Miguel ngel PalleiroTraduccin: Michael Bunn

    Creacin, diseo y realizacin de Lunwerg EditoresReservados todos los derechosProhibida la reproduccin total o parcial sin la debida autorizacin

    NIPO: 251-07-118-1ISBN: 978-84-491-0801-3 (MAPA)ISBN: 978-84-9785-441-2 (Lunwerg Editores)Depsito legal: B-55730-2007

    LUNWERG EDITORESBARCELONA: Beethoven, 12 08021 Barcelona Tel. 93 201 59 33 Fax 93 201 15 87MADRID: Luchana, 27 28010 Madrid Tel. 91 593 00 58 Fax 91 593 00 70MXICO: Callejn de la Rosa, 23 Tlacopac, San ngel 01060 Mxico, D.F.

    Tel./Fax (52-55) 5662 5746E-mail: [email protected]

    Impreso en Espaa

  • FUNDACIN TRIPTOLEMOSMINISTERIO DE AGRICULTURA, PESCA Y ALIMENTACIN

    Prlogo

    JAIME LAMO DE ESPINOSA

    Autores

    Como vivamos: alimentos y alimentacinen la Espaa del siglo xx

    VICTOR CLIMENT

    JOSEP PUJOL ANDREU

    ALICIA LANGREO

    JOS ARCAS

    CARLES BERNAT

    RAMON CLOTET

    EDUARDO BAAMONDE

    JAVIER CASARES

    ALFONSO REVOLLO

    ANGEL JUSTE MATA

    CARLOS VELASCO

    ROBERTO RODERGAS

    NURIA BGUENA

    JESS CONTRERAS

    TONI MASSANS

    LLUIS SERRA MAJEM

    INMACULADA BAUTISTA

    YVONNE COLOMER

    FRANCISCO GARCA OLMEDO

    JOAN J. GUINOVART

    JAVIER ARANCETA

    PEDRO ASTALS

    JUAN JOS GUIBELALDE

    CECILIA DAZ- MNDEZ

    LLOREN TORRADO

    FEDERICO MAYOR ZARAGOZA

  • a revisin de lo que ha sido nuestro sistema agroalimentario enel pasado siglo XX es un ejercicio imprescindible y de gran con-tenido didctico, teniendo en cuenta los cambios que se pro-dujeron en nuestras formas de vida, cambios a los que elpropio sistema hubo de dar respuesta, adaptndose siempre demanera muy eficiente, aunque a veces estos cambios hayan su-puesto costes sociales evidentes.

    Por ello, cuando la prestigiosa Fundacin Triptolemos nospropuso el proyecto de elaboracin y coedicin de este libro,en el Ministerio lo incluimos con agrado en el Programa Edi-torial, convencidos de que con ello se prestaba un buen servi-cio al propio sistema alimentario espaol. Todo ello, al tiempoque se renda un merecido homenaje a cuantos han hecho po-sible los cambios necesarios para alcanzar el alto grado de ca-lidad alimentaria del que hoy disfrutamos los espaoles, y quenos permite estar bien afianzados en los mercados exteriorescon un saldo comercial favorable.

    El libro se estructur, mediante un trabajo preparatorioconjunto, en una serie de captulos que recogen las principa-les facetas del hecho alimentario de nuestro pas, de cuyo de-sarrollo se han encargado notables expertos. Todos ellos hanlogrado transmitirnos un primer mensaje comn y bsico, perode gran importancia para nuestra sociedad. Y esto nos hace verque no podemos cejar en el enorme esfuerzo que se ha tenido

    que realizar en el siglo XX para alcanzar las cotas de bonanzaalimentaria que disponemos, afortunadamente, en este prin-cipio del siglo XXI.

    Las ideas que los autores nos hacen llegar a travs de lostextos que han elaborado se refuerzan ms, si cabe, con un ma-terial grfico de una oportunidad extraordinaria y, en la mayo-ra de los casos, de una enorme belleza plstica.

    Buena parte de este material proviene de los fondos grficosde la propia Fundacin Triptolemos y de los fondos fotogrfi-cos histricos de nuestro Ministerio, que recientemente se hancatalogando y digitalizando en su Mediateca y que constituyendocumentos de gran valor que es necesario conservar y acre-centar para ponerlos a disposicin de nuestra sociedad.

    Y sin duda, como broche de oro a este magnfico trabajoconjunto, debo mencionar y agradecer el estupendo prlogo demi antecesor, Jaime Lamo de Espinosa, al que se debe entreotras muchas cosas que en este Departamento se integrasenlas competencias de todo el hecho alimentario, contribuyendocon ello a su desarrollo desde una visin poltica integradora.

    Por los valores que atesora este libro que presentamos, creoque merece no slo el placer de su consulta, porque slo abrir-lo y constatar su esmerada edicin ya es un verdadero placer,sino sumergirnos en su lectura y dedicarle un tiempo de sere-na reflexin.

    Madrid, noviembre del 2007

    PresentacinElena Espinosa ManganaMinistra de Agricultura, Pesca y Alimentacin

  • Prlogo 10Jaime Lamo de EspinosaCatedrtico de Economa Agraria (UPM)Catedrtico Jean Monnet (UE)

    El entorno sociolgico 17Vctor Climent SanjunProfesor de Sociologa de la Universidad de Barcelona

    Evolucin econmica agroalimentaria 41Alicia LangreoIngeniero agrnomo y directora de Sabor S.L.

    Josep Pujol AndreuCatedrtico de Historia e Instituciones Econmicas de la UAB

    El conocimiento y las tecnologas 61Jos ArcasPresidente de Nestl Espaa

    Carles BernatProfesor de la Escola Superior dAgricultura de Barcelona (UPC)

    Ramn ClotetSecretario Fundacin Triptolemos

    Las cooperativas 83Eduardo BaamondeDirector general de la Confederacin de CooperativasAgrarias de Espaa (CCAE)

    Los mercados y la distribucin 97Javier Casares RipolCatedrtico de Economa Aplicada. UniversidadComplutense, Madrid

    Alfonso Rebollo ArvaloProfesor de Comercializacin e Investigacin de Mercados,Universidad Autnoma de Madrid

    ngel Juste MataPeriodista, Director de Distribucin y Consumo

    Los productos alimenticios y la publicidad 119Carlos VelascoProfesor de la Universidad Nacional a Distancia (UNED),Madrid

    Robert RodergasCreativo en Publicidad

    La cocina popular 139Nria BguenaEspecialista en la evolucin e historia de la cocina

    La alta cocina 159Jess Contreras y Toni MassansCtedra Sent Sov, Universidad de Barcelona

    La nutricin en Espaa 177Llus Serra MajemDepartamento de Ciencias Clnicas, Universidadde Las Palmas de Gran Canaria

    Inmaculada Bautista CastaoCentre de Recerca en Nutrici Comunitaria, Parc Cientficde la Universidad de Barcelona

    Cierre de la centuria: nuevos retos.Un viaje al futurode la mano de diferentes personalidades que nos ofrecensu visin prospectiva 197Yvonne ColomerDirectora de la Fundacin Triptolemos

    Crditos fotogrficos 215

    English translation 217

    Sumario

  • 10

    Introduccin

    ocas veces me he sentido tan identificado con los propsitosde una obra como en este caso. La razn es sencilla: llevo aosclamando (a veces en el desierto) para que el enfoque de lascuestiones agrarias y alimentarias se haga desde una perspec-tiva omnicomprensiva, es decir partiendo desde el inicio de lacadena de valor alimentaria y llegando hasta el final, el consu-midor o, mejor an, a la inversa. Y ello porque nada es expli-cable si no es tomando el todo. Cualquier anlisis parcial essiempre una mutilacin de la cuestin abordada.

    De ah que me pareciera una idea ilusionante aquella quehaba llevado a los impulsores de este libro al examen desde laproduccin hasta el consumo, introduciendo incluso modali-dades concretas de consumo como son la cocina tradicional ola cocina moderna. Esta es la tendencia moderna del anlisis.Lo confirma que el ltimo libro publicado en Francia, pas don-de la agricultura y la alimentacin (vase cocina) forman untodo unido y de gran prestigio, acaba de aparecer un interesan-te libro titulado La nourriture des Franais (De la matrisse dufeu aux annes 2030) escrito por Pierre Feillet, miembro dela Academia de Agricultura de Francia.

    Y qu contiene ese libro francs? Educacin, costumbres,hbitos, tradiciones preferencias, deseos, desconfianzas, bio-tecnologas, nanotecnologas, complejo agro-industrial, consu-mos energticos, medioambiente, paisaje, OGM, alimentacinindustrial, calidad, salud,... Como se ve, esas pginas van msall de los contenidos habituales en los libros de agricultura ode alimentacin. Suponen un intento de sntesis. Y esa es laparte ms positiva y atractiva de este libro, promovido por laFundacin TRIPTOLEMOS, que tengo el honor de prologary que cuenta con el soporte del Ministerio de Agricultura, Pes-ca y Alimentacin.

    El libro que tienes en tus manos

    Hasta aqu mi manera de ver las cosas. Djenme que ahoraexamine captulo a captulo lo que los autores nos enseanque es mucho sobre estas cuestiones.

    Comienza el libro por un captulo 1 donde el profesor Vic-tor Climent realiza un anlisis del entorno sociolgico queabarca desde el comienzo del siglo XIX hasta hoy, realizandouna descripcin e interpretacin de lo sucedido en ese siglo deun modo ms histrico-poltico que sociolgico (a mi modo dever) pero que explica bien los parmetros del crecimiento eco-nmico y los avances sociales de este periodo. Periodo en elque no hay que repetirlo por conocido a mi juicio, los cam-bios en el sistema agroalimentario son muy profundos debidoa las transformaciones habidas, sobre todo a partir del final delos aos 60 del pasado siglo con los planes de desarrollo. Cam-bios que se han acentuado en las prodigiosas dcadas de li-bertad, democracia, autonomas, democracia parlamentaria yfuerte crecimiento econmico por las que ha caminado Espa-a desde la Transicin.

    El captulo 2 debido a la pluma del profesor Josep Pujol yde Alicia Langreo, gran experta en temas agrarios, nos ofrece laevolucin econmica de la agroalimentacin en el siglo XX conuna muy especial atencin a los cambios habidos en las indus-trias de primera transformacin (almazaras, harinas, bodegas,etc.) ms ligadas a las materias primas agrarias y al mundo ru-ral y las consecuencias fruto de nuestra entrada en la CEE.Culmina su anlisis con el examen de la gran distribucin y susconsecuencias, con las que no puedo estar ms de acuerdo.

    Le sigue un captulo 3 consagrado al conocimiento y las tec-nologas, firmado por Jos Arcas, Carles Bernat y Ramon Clo-tet ellos conocen bien estos temas que nos revela que nadade lo que est ocurriendo sera as sin los avances habidos en la

    PrlogoJaime Lamo de EspinosaCatedrtico de Economa Agraria (UPM)Catedrtico Jean Monnet (UE)

  • agricultura (maquinaria, riego, fertilizantes, etc.) y los avancesen las tecnologas empleadas por la industria agroalimentaria(cadena, envasado, calidad, etc.). Y las aplicadas a la distribu-cin y la logstica. Y tambin, habra que aadir, en la propia co-cina de los consumidores y de la red HORECA, que ha variadolas posibilidades de las familias y de los usuarios para adaptarsu comida a un doble parmetro: calidad/ rapidez. Y la conse-cuencia de ello es ms tiempo. Hoy cuando compramos ali-mentos, lo he escrito muchas veces compramos tiempoy probablemente pagamos ms por ste que por la parte que re-presenta el alimento en la alimentacin comprada.

    El captulo 4 afronta el tema de las cooperativas y lo firmaEduardo Baamonde, hombre cuya experiencia en este mbito alfrente de la CCAE, es indiscutible. Realiza un examen histri-co del cooperativismo agrario en Espaa para luego sealar concifras concretas la importancia del sector agroindustrial y el pesodel cooperativismo en el mismo. Termina indicando que losnuevos horizontes de las cooperativas pasan por el aumento dela dimensin, la competitividad, la cultura empresarial y unaadecuada poltica de comunicacin. Con todo estoy de acuer-do. Pero aadira que el peso de las cooperativas en el sector in-dustrial agroalimentario en Espaa es muy reducido en trminoscomparativos (Francia, Holanda, Dinamarca, etc.), y su presen-cia directa en la distribucin, nula. Y esto me parece grave.

    El captulo 5, fruto del pensamiento de los profesores JavierCasares y Alfonso Revollo y del periodista Angel Juste Mata,examina los mercados y la distribucin y los cambios ssmicosde los aos 60 y posteriores. El recorrido que hace desde las eta-pas de autoconsumo de las primeras dcadas del siglo XX hastanuestros das, pone el acento final en los dos modelos que coe-xisten en el sistema de distribucin comercial: la alimentacinno perecedera y los alimentos perecederos y que conducen, porahora, a dos tipos de comercio con vectores diferentes. Es cap-tulo importante para saber lo que nos pasa y cmo somos.

    El captulo 6 se consagra a la publicidad, la comunicacin, ylo redacta el profesor Carlos Velasco junto a Roberto Rodergas.Quin duda hoy de la enorme pujanza de la publicidad comoparte del marketing que acompaa a todo producto no perece-dero en una guerra continua entre marcas pioneras? Vivimos enun mercado de deseos y tal mercado es susceptible de ser es-timulado, aguijoneado por los spots, las cuas, etc., todo ello uni-

    do a una eficaz segmentacin de mercados. Y vivimos en un mer-cado de marcas, o mejor an, de grandes marcas, por su volumeny amplia penetracin o por su renombre y su selectiva presencia.Ah el marketing es la puerta del cielo o del infierno.

    Con el captulo 7, dedicado a la cocina popular, escritopor Nria Bguena, nos adentramos en una manera de consu-mir alimentos fruto de la presencia de la mujer en la cocina yde su rol en esa etapa histrica, y de un uso de los alimentospropios de cada regin que dan origen a esas cocinas regiona-les, populares, tan clsicas como apreciadas en nuestra geo-grafa y que hoy otorgan seas de identidad propias a regiones,comarcas e incluso pueblos aislados. Y es lgico que en su obrase enfrente lo local a lo global, pues acentuar la cocina tradi-cional es proteger lo local frente al alimento masificado y uni-formizado, lo identitario frente a lo annimo.

    Naturalmente, no todo es cocina popular. Tambin est laalta gastronoma. A ella se consagra el captulo 8, redactadopor los profesores Jess Contreras y Toni Massans. Texto en elque no poda faltar y no falta la mencin de Brillat Savarin ola de Escoffier y la estrecha unin habida durante muchos aos(siglos?) entre la cocina francesa y la alta cocina espaola tanfrancesa hasta hace poco! que lleva a la famosa Parabere a afir-mar que nuestra cocina, la propiamente espaola, no existe.Afirmacin que he rebatido en muchas intervenciones, puessiempre he credo que lo mejor de nuestra cocina era la popu-lar, pero como no era aceptada en las mesas de la ms alta so-ciedad, ello llevaba a reconducir sus gustos por la senda de lofrancs. Y culminan los autores su trabajo examinando lo que esla alta cocina hoy en Espaa que, como es sabido, ha alcanzadocotas internacionalmente reconocidas basadas en la fantasa, porlo que proponen que se llame Cocina Fantstica.

    Pero comer no es nutrirse. O s? Desde luego es alimen-tarse, pero el modelo alimentario condiciona nuestra ingestade nutrientes y por tanto lo que somos. Se dice somos lo quecomemos. Y as lo demuestra la fisonoma del espaol medioy su evolucin en este siglo. Pues bien a este tema se consagrael captulo 9, La nutricin en Espaa firmado por los profe-sores Lluis Serra Majem e Inmaculada Bautista Castao. En-tramos aqu, ya, en los vericuetos de la salud y los alimentosque ingerimos. Hablamos ya de enfermedad/salud versus ali-mentos y cmo no! surge con fuerza esa idea/realidad de la

    Como vivamos: alimentos y alimentacinen la Espaa del siglo XX

    11

  • dieta mediterrnea. Llevo aos defendiendo que los pases delmediterrneo no estamos haciendo las cosas bien, pues no he-mos acabado de imponer, va reglamento de la UE, o delacuerdo entre empresas, una contraetiqueta en nuestros pro-ductos cuya leyenda sea Dieta Mediterrnea. Creemos enesa dieta todos, pero no la difundimos unida al alimento me-diterrneo. Las pginas de este captulo refuerzan esta con-viccin personal ma.

    Un conjunto de artculos coordinados por Yvonne Colomer,integran un captulo 10, final, que se aventura por el cierre dela centuria, por los nuevos retos que nos esperan; abordan,pues, varias facetas del anlisis en una modalidad prospectiva.El primero de ellos, por ser el primero de la cadena de valor,es el realizado por el profesor y acadmico Francisco GarcaOlmedo, titulado Los retos agrcolas del siglo XXI. All se afir-ma que el suelo laborable disponible por persona no ha deja-do de disminuir debido al alto crecimiento de la poblacin.Pone el dedo en la llaga. Esa es la cuestin clave del siglo XXI.A ello me referir ms adelante. La tecnologa ha permitidomultiplicar la produccin por hectrea, cubriendo as la bre-cha entre el aumento de la poblacin y la reduccin de las hec-treas/persona. Garca Olmedo concluye que la agriculturaecolgica es incapaz de responder a tales retos y slo una agri-cultura de conservacin, altamente tecnificada y de precisinen el uso ptimo de los recursos ser capaz de seguir hacien-do frente a tales retos.

    Le siguen unas pginas de Joan J. Guinovart. Presenta lagran diferencia entre las posibilidades de almacenar alimentosen una casa moderna de hoy y las que existan hace 100 aos(no tan lejanas en estas cuestiones de las de hace muchos si-glos) y seala como la alimentacin ms barata, supercalricae hipersabrosa favorece la obesidad. Las dietas ms equilibra-das son ms caras. Hoy concluye los pobres comen ms, losricos mejor.

    Javier Aranceta evidencia el inters por la dieta mediterr-nea, e insiste en la necesidad de hacer los mens del da demejor calidad y ms equilibrados, con propuestas saludables.Ello precisa incorporar a profesionales de la diettica. Sealaque el mejor conocimiento del genoma humano permite desci-frar mejor la complejidad de las interacciones genes-alimentos,apuntando los trminos nutrigentica y la nutrigenmica.

    Y aventura el crecimiento de los alimentos ecolgicos as comolas denominaciones de origen. Y concluye asegurando que el si-glo XXI ser el periodo de consolidacin de la dieta como estra-tegia terapetica.

    Menciono seguidamente el que trata de la industria, PedroAstals contempla las perspectivas empresariales en el sectoragroalimentario. Hace referencia a la pirmide de poblacinespaola y me ha alegrado que comience por ah sus lneas,pues es en esta pirmide donde se hallan las claves de la de-manda. Tenemos una pirmide en forma de peonza lo decahace poco Juan Velarde en una esclarecedora conferencia en elhomenaje que le tributamos en el Colegio de Economistas (oc-tubre del 2007), con una base demasiado estrecha como paraque pueda en el futuro mantener un sistema de pensiones tancolosal como el que refleja la parte alta de esa pirmide. Peroadems revela dos segmentos de consumo bien diferenciados yaltamente consumidores de alimentos: bebes/ jvenes y terce-ra edad. Ms tarde examina la inmigracin, fuente de nuevas ydiferencias demandas. De ah a concluir la necesaria adapta-cin en formatos, presentacin, diseos, etc. para la nueva dis-tribucin y el nuevo consumidor no hay ms que un paso.

    Profundizar en esta distribucin y su relacin con la IAA eslo que hace Juan Jos Guibelalde, presidente de AECOC, enDesafos de la industria y la distribucin en el siglo XXI, es de-cir se trata de un trabajo de prospectiva sobre los aos venide-ros. La clave de su trabajo se halla en las primeras lneas: Elsector del gran consumo, va a ser un juego de grandes y paragrandes. Se trata pues de ganar dimensin. Esta reflexin esten lnea con los datos que reflejaban mis comentarios inicialessobre las cifras de negocios empresariales apuntadas en AE. Ysu segunda gran reflexin es que el consumidor vive bajo la ti-rana del reloj y del calendario y se preocupa cada vez ms desu salud. Es cierto. De ah la importancia de la comunicaciny la informacin veraz ya comentada antes.

    Le siguen las lneas redactadas por la profesora CeciliaDaz-Mndez, que trata de El futuro alimentario desde laperspectiva de la sociologa de la alimentacin. Se suscita eldebate entre los que piden ms controles en los procesos y susadversarios, y todo ello en el marco de una sociedad que ha pa-sado de las carencias alimentarias a la sobreabundancia. Y con-cluye con la vista puesta en una mayor demanda basada en los

    Prlogo

    12

  • estndares de salud y los problemas asociados a la mala ali-mentacin, en particular la obesidad.

    Ms tarde es Lloren Torrado quien nos introduce nueva-mente en las cocinas asegurando que el microondas, el conge-lador, el restaurante y el supermercado sern las columnas delcomer. Tiene razn. Como la tiene cuando habla de los gus-tos mediticos que generarn ritos y mitos gastronmicos. Yaest sucediendo. El hombre civilizado camina hacia el buen co-mer en raciones diferentes y con sabores globalizados. Sin duda.

    Cierra este captulo heterogneo pero omnicomprensivo laspginas de Federico Mayor Zaragoza que discurren por una vi-sin mundial de la alimentacin. Citando el art. 25.1 de la De-claracin Universal seala el derecho inalienable de todo serhumano a su alimentacin y al tiempo expone cmo la FAOcuyo objetivo es erradicar la pobreza extrema y el hambre, aca-ba de anunciar que un tercio de la humanidad sufre de des-nutricin. Y en un momento posterior enuncia el siguienteprincipio: la realidad no se puede modificar si no se la conoceprofundamente.

    Reflexiones alrededor de la alimentacin en este siglo

    Djenme que, llegados a este punto, trate yo de explicar cmoveo esa realidad que hay que ser capaces de aprehender. Y tra-tar de hacerlo dirigiendo varias visuales: hacia lo que era Es-paa y su transformacin alimentaria, hacia lo que es hoy elmundo desarrollado y hacia los riesgos que se aventuran cuan-do tratamos de ser capaces de aliviar el hambre en el tercer ycuarto mundo.

    En Espaa, durante demasiados aos (siglos habra que de-cir propiamente), el tema central fue siempre la agricultura. Yello debido sobre todo a la fuerte pulsin demogrfica habidadesde la segunda mitad del siglo XVIII y que dura hasta el si-glo XX, que lleva a Espaa desde una poblacin de 7,5 millonesde habitantes (estimados por Vicens Vives para inicio del XVIII),a los 10,4/10,5 millones de los censos de Floridablanca y Go-doy de los aos 1787 y 1797, o los 12 millones estimados porAnes para 1808, a los casi 46 millones de hoy. Es ese carro de-mogrfico el que desata todas las potencialidades de la agri-cultura espaola tratando de hacer frente al hambre de ese

    conjunto de ciudadanos, muchos de ellos, en su mayor parte,agricultores, y conjurando as el riesgo malthusiano.

    Pero es lo cierto que la cuestin crucial no era esa, la agri-cultura; era la alimentacin o si se quiere, en pocas pasadas,el hambre. La agricultura y su estudio cientfico, econmico otecnolgico, era siempre el instrumento, demasiadas veces es-tudiado sin su adecuada conexin con el consumo de las ma-terias primas producidas y su destino posterior, fuera textil,ganadero o para la alimentacin humana.

    Esa concepcin omnicomprensiva fue la que me llev du-rante los aos que permanec al frente del Ministerio de Agri-cultura, a incorporar primero a sus funciones las competenciaspesqueras y ms tarde las alimentarias de tal modo que elda que abandon (diciembre 1981) el viejo casern deAtocha,aquella casa se llamaba ya Ministerio de Agricultura, Pesca yAlimentacin, pues un real decreto del ltimo Consejo de mi-nistros al que asist en tal condicin ampli las competenciasdel ministerio y cambi su denominacin. Y as sigue.

    Y tambin fue la razn por la cual, siendo yo presidente dela XX Conferencia Mundial de FAO (1979), tuvimos el acier-to de consagrar un da al ao el 16 de octubre a la celebra-cin del Da Mundial de la Alimentacin para concienciar atodos los seres del planeta, los ciudadanos del mundo, sobrela gravedad de este flagelo.

    Pero hoy la alimentacin se ve en el mundo con dos pers-pectivas. Cuando la FAO habla de seguridad alimentaria hablade volumen, de raciones capaces de satisfacer un estmagoatormentado por el hambre. Pero cuando en los pases occi-dentales, desarrollados, hablamos de seguridad alimentaria ha-blamos de nutrientes, de alimentos sanos, no contaminados oalterados por patgenos de cualquier orden, el volumen lodamos por sentado. Va de suyo Son, pues, dos concepciones.

    Hoy el paradigma de la cadena de valor o si se quiere en elSistemaAgro-Alimentario (SAA) no es el volumen, la cantidadde alimentos, sino la de nutrientes. Hemos pasado de un mun-do basado en los kilos de alimentos, a otro basado en los (po-cos) kilos de los consumidores, donde el body cult es unarealidad tiranizante y dominante. Y ese aspecto predeterminala demanda de alimentos.

    Pero adems la propia cadena ha variado. Acab ya hacemuchos aos aquello del autoconsumo! Vivan los autoservi-

    Como vivamos: alimentos y alimentacinen la Espaa del siglo XX

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  • cios, los hipermercados! Y as en la cadena de valor la parte demayor peso es la distribucin, seguida de la industria agroali-mentaria y seguida sta, a su vez, por la agricultura y la gana-dera. De tal modo que la interfaz agricultura-consumidor noexiste, se hace a travs de la distribucin y el consumo. Y enesta cadena el peso relativo de cada sector es bien diferente. Loconfirman los datos macroeconmicos que son bien conocidos.

    Pero me permitir aadir otros microeconmicos, o empre-sariales, que nos permitirn comprender mejor mi preocupaciny la lgica del razonamiento anterior. Si nos atenemos a la cifrade negocios de las empresas espaolas (ver A. E. 25.10.2007)observamos que la mayor empresa de la cadena de valor ali-mentaria es de la distribucin, Mercadona, con una cifra de ne-gocios de 12.158 M . La mayor del mbito industrial esNestl, con 1.852 M , la primera de lcteos, Danone, con1.429 M . La primera del sector agrario, Borges, se sita con540 M . La primera ganadera, Jespab, con 190,25 M . Laprimera de alimentacin animal, Coren, con 774,97 M. Y enel plano de los proveedores de inputs Fertiberia o John Deerese mueven cerca de los 400 M. Es necesario seguir para vercmo operan las correlaciones de fuerzas entre unas y otras em-presas o entre unos y otros sectores?

    Y por eso, si los problemas de los pases en vas de desarro-llo son el hambre y la malnutricin, es decir la seguridad ali-mentaria en volumen, en los nuestros son la calidad y laseguridad alimentaria en trminos de salud. All se trabaja paraobtener y ofrecer a la poblacin alimento; aqu alimentos quecada vez ms caminan hacia los farmacolimentos, mediantela incorporacin o la supresin de tal o cual componente en ra-zn de sus positivos o negativos efectos para la salud de un con-sumidor altamente informado. Hemos pasado de los alimentoscon o sin a los alimentos basados en sus cualidades terape-ticas, los farmacoalimentos o los alimentos funcionalesque al aadir ciertos componentes saludables ayudan a corregircarencias. Incluso los restauradores ms competentes y avanza-dos trabajan cada vez ms con dietlogos y nutricionistas.

    Eso sucede adems en un contexto caracterizado por unaeconoma que ha pasado con fuerza y nota de sobresalientedesde una economa bastante cerrada y proteccionista de losaos previos a nuestro ingreso en la CEE (1986) a otra quedebe competir en una economa abierta, globalizada y escasa-

    mente intervencionista. Y ello tanto en lo que son los merca-dos de materias primas agrarias antes gozando de todo gne-ro de barreras proteccionistas y ahora de muy escasas comohasta los alimentos en s mismos. Alimentos que, adems,merced a las nuevas tecnologas de conservacin y rpidotransporte permiten que los alimentos de un hemisferio llenenlas despensas o los frigorficos de otros.

    Pero si ese es el mundo del desarrollo, all donde nos preo-cupamos por reducir la ingesta calrica, por aquilatar los nu-trientes o por aadir o reducir ste o aquel componente vital,hay otro mundo en esta tierra de 6.600 millones de habitantescuyo problema es el opuesto. Para este otro mundo del que tanalejados estamos y probablemente nos sentimos nuestra re-flexin debe caminar por otra senda. Si el volumen de ali-mentos es, ms o menos, suficiente para una poblacin de6.600 millones de personas (la poblacin de hoy), sera posi-ble alimentar a los 9.300 millones previstos para el 2050? Y larespuesta era s, para los 6.300 millones, ceteribus paribus,aunque con bolsas de hambre o malnutricin situadas en tor-no a los 500/ 800 millones de personas: pero ofrece serias di-ficultades para el 2050.

    Pero hoy en este final de 2007 la pregunta es ms graveen su formulacin y en su respuesta. Si las condiciones de esos6.300 millones no son ceteribus paribus, o si consideramos lacifra demogrfica prevista para el 2050, la Tierra, no es, no pa-rece que sea capaz de alimentarnos incluso a igualdad de per-fil alimenticio. La Tierra tiene sus lmites. Entre otros no escapaz de aumentar su superficie agraria til y tiene una pro-funda carencia de agua.

    Por ello una Tierra sometida a las restricciones y avataresde un cambio climtico indudable y con unas poblacionesemergentes entre otras China e India de ms de 2.400 mi-llones de personas, con ndices de fecundidad (ISF) de 1,83 y3,01 respectivamente, gozando stas de una nueva y altsimacapacidad de consumo fruto de un PIB que se multiplica por5 en los ltimos 20 aos en China y por 2,5 en India, no pa-rece que pueda ser alimentada con los patrones occidentalesde hoy. Y ello porque, casi con seguridad, NO tenemos tierrasni aguas suficientes, probablemente, tampoco recursos, en tr-minos de agua, energa, semillas, abonos, etc. capaces de fa-cilitar la nueva alimentacin sin agravar el calentamiento de la

    Prlogo

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  • tierra o el agotamiento de sus materias primas o deteriorar elmedio ambiente. Y por tanto NO tenemos capacidad para pro-ducir estas nuevas demandas alimentarias solventes.

    Los lmites a tales problemas estn o en el crecimiento con-trolable de la humanidad en trminos demogrficos (estreme-ce pensar que Aldous Huxley tuviera razn) o en tecnologasagronmicas, unas an por descubrir y otras pendientes de apli-car en amplias reas de la geografa mundial. Son las dos varia-bles o los dos volantes reguladores a nuestro alcance: demografacontrolada y extensin de las tecnologas.

    Porque sta es la cuestin. Y es nueva. Y muy probable-mente algunos de los movimientos que estamos observando deaumentos de precios de ciertas materias primas agrarias en elmundo, no slo en Espaa, no se deben a algo coyuntural sinoque es la seal de esto nuevo que nos ocurre. Esta no es la cri-sis especulativa de los tulipanes del XVII que describi Gal-braith. Aunque tal vez se nos vengan a la memoria las frases deGalbraith de los aos 30 del siglo pasado, cuando deca quela agricultura tal y como ocurre hoy en da (aos 30) existe almargen de la corriente principal del pensamiento econmicoY sobre l mismo escriba quienes participamos en el pro-grama de precios de EEUU fuimos considerados por el mun-

    do econmico como exponentes ligeramente excntricos de uncaso especial.

    Es tambin lo que ocurre un caso especial? A mi juicio no.Pero los grandes gurs de la agricultura no fueron el ao pasa-do capaces de predecir este calentamiento en precios. Y digono, porque en los ltimos aos hemos visto cmo las deman-das de China, Rusia e India han elevado los precios del gas,petrleo, titanio, acero, hierro, redondos para la construccin,cemento, etc. debido a sus demandas excesivas respecto a lospatrones anteriores.

    Deberan ser un caso especial los alimentos? No lo creo.Pero a los economistas agrarios y a instituciones que se ocu-pan de esto temas nos corresponde llamar la atencin y expli-car cientficamente lo que nos ocurre y a la comunidadcientfico-tcnica agraria poner los medios para su solucin.Aqu no podemos decir con Ortega que lo que nos pasa esque no sabemos lo que nos pasa porque s sabemos lo quenos pasa, tanto en la alimentacin moderna de la sociedadesms desarrolladas como en los pueblos ms atrasados y msdesnutridos del planeta. Confo en que esta contribucin deTRIPTOLEMOS nos aporte luz y orientaciones para la refle-xin que se avecina.

    Madrid, 3 de noviembre del 2007

    Como vivamos: alimentos y alimentacinen la Espaa del siglo XX

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    El entornosociolgicoVctor Climent SanjunProfesor de Sociologa de la Universidad de Barcelona

    a pretensin de esbozar en unas pocas pginas el entorno socialde la Espaa del siglo XX, es una tarea compleja que exige unalto grado de concrecin y que, necesariamente, obliga a esta-blecer un mtodo cronolgico de anlisis que facilite la com-prensin. Por esta razn, se divide el contexto social, poltico yeconmico de la Espaa del siglo XX en cuatro grandes etapas.

    Espaa desde 1900 hasta 1936

    La Espaa de principios de siglo padece un potente traumacuyo origen se sita en la gran crisis de 1898. La prdida delos ltimos restos coloniales Cuba y Filipinas a manos delpoderoso ejrcito de Estados Unidos, abre en Espaa un in-tenso debate sobre los males de la patria. En este contexto,surge con fuerza un discurso regeneracionista que alerta de laimperiosa necesidad de modernizar las estructuras bsicas es-paolas. Los regeneracionistas plantean, desde una doble pers-pectiva social y econmica, la urgencia de superar las prcticascaciquiles, la necesidad de democratizar el pas y la obligacinde extender la industrializacin a todo el territorio nacional.Sin embargo, las fuertes convulsiones polticas que sufre elpas condicionan y frustran la mayora de proyectos reformis-tas, en especial los intentos regeneracionistas del Gobiernoconservador de Maura (1907-1909) y del Gobierno liberal deCanalejas (1910-1911).En este contexto, el significado de la Semana Trgica de

    1909 en Barcelona adquiere una gran importancia. No sola-mente por el rechazo de la poblacin de Barcelona a la guerrade Marruecos, muy impopular en la poca, sino por la gran ca-pacidad de movilizacin de los anarquistas, que posterior-mente dar lugar a la creacin de la CNT, en 1911, y por elfuerte auge del nacionalismo cataln que, bajo las siglas de So-

  • lidaritat Catalana, consigue agrupar a todo el catalanismo con-servador de la Lliga Regionalista y de otros grupos liberales, ex-pulsando de la rbita conservadora catalana a los partidos dembito dinstico y monrquico.No obstante, a partir de 1912 la poltica espaola entra en

    una dinmica de inestabilidad que desemboca en la dictadurade Primo de Rivera de 1923. El incremento constante de la con-flictividad social y poltica es un hecho que hunde sus races enel fracaso del proceso de modernizacin poltico y social delpas. La persistencia del caciquismo en los mbitos rurales es-paoles y el auge del movimiento obrero en las grandes ciuda-des, sobre todo de la mano de la CNT, junto con los constantesenfrentamientos entre el monoltico sistema poltico monrqui-co y los partidos republicanos, socialistas y nacionalistas catala-nes y vascos, marcan una agenda poltica y social caracterizadapor el conflicto, la lucha de clases y la inestabilidad poltica.El golpe militar encabezado por el general Miguel Primo de

    Rivera cabe interpretarlo como una respuesta de los sectoresmonrquicos y conservadores a la crisis poltica reinante. Sinembargo, su visin de Espaa lo enfrenta directamente con losnacionalismos cataln y vasco y con la dura oposicin del anar-cosindicalismo. La cada de la dictadura en 1930 deja en unasituacin complicada a Alfonso XIII, que es acusado por laoposicin poltica de haber consentido la dictadura, y refuer-za de nuevo el discurso explcito, auspiciado por los principa-les sectores intelectuales del pas, de la incapacidad de lamonarqua borbnica para modernizar el pas.Las elecciones municipales del 12 de abril de 1931, que

    adquieren un claro componente plebiscitario, arrojan en lasgrandes ciudades un triunfo masivo de los partidos republica-nos y socialistas y obligan a Alfonso XIII, falto de apoyos pol-ticos y militares, a tomar el camino del exilio el mismo da enque se proclama la Segunda Repblica. El desarrollo del rgi-men republicano se caracteriza por tres etapas perfectamentediferenciadas.Una primera etapa de carcter reformista que se extiende

    hasta octubre de 1933 y que estuvo protagonizada por unaalianza de partidos republicanos y del partido socialista, bajola presidencia de Niceto Alcal Zamora y la gran influencia ygobierno de Manuel Azaa. En este periodo, la Repblica ini-cia una gran cantidad de reformas que son interpretadas por el

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    El entornosociolgico

    El siglo XX se inicia con un pasbsicamente rural, empobrecido y conla desilusin de sus prdidas coloniales.Fotografa: Adalberto Picasso. Ministeriode Agricultura, Pesca y Alimentacin.Secretara General Tcnica. Archivofotogrfico y audiovisual.

    When the 20th century began, Spain wasbasically an impoverished, rural countryin despair after the losses of its colonies.Photo: Adalberto Picasso. Ministry ofAgriculture, Food and Fisheries.Technical General Secretariat.Photographic and audiovisual archive.

  • conservadurismo espaol como una alteracin de las pautastradicionales y un cuestionamiento de los mbitos seculares depoder. El laicismo, las polticas de contenido social y la rees-tructuracin del Estado son los principales mbitos de refor-ma previstos en la Constitucin de 1931 y, a la vez, los quemayor rechazo producen en la rbita conservadora. La propie-dad de la tierra, las relaciones Iglesia-Estado, la redefinicindel Estado, las relaciones capital-trabajo y la universalizacinde la cultura son los principales objetivos de este periodo re-formista. Aunque, sin duda, la cuestin que mayores tensionespolticas suscita es el reconocimiento institucional de la plu-ralidad poltica y cultural espaola y el posterior desarrollo yentrada en vigor del Estatuto de Catalua de 1932 (el estatu-to vasco se aprob en octubre de 1936 y el gallego ya ni si-quiera lleg a su aprobacin).

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    Como vivamos: alimentos y alimentacinen la Espaa del siglo XX

    La pobreza en el mundo rural dio origena un espritu reivindicativo yrevolucionario. Fotografa: Robert Capa.

    Poverty in the rural world gave riseto a mood of protest andrevolution. Photo: Robert Capa.

  • La victoria de la CEDA, en octubre de 1933, inicia unanueva etapa caracterizada por la paralizacin de muchas de lasreformas aprobadas en el bienio 1931-1933. El Gobierno deLerroux, claramente influenciado por la figura de Gil Robles,tuvo que hacer frente a una tensin poltica sin precedentes.El momento ms lgido lleg en octubre de 1934. En Catalu-a el presidente Llus Companys, ante el temor de la suspen-sin del Estatuto, proclam la Repblica de Catalua dentrode la Repblica Federal Espaola, mientras que en las zonasmineras de Asturias la huelga general lanzada por la UGT y laCNT provoc un alzamiento revolucionario que ocup buenaparte del Principado. Para combatir la revolucin, el Gobiernoenvi a la Legin y a los Regulares marroques y nombr al ge-neral Franco jefe del Estado Mayor. La intervencin del ejr-cito provoc un enfrentamiento muy sangriento, con ms de3.000 muertos, y la represin posterior llev a las crceles ams de 30.000 personas.La victoria del Frente Popular, en febrero de 1936, lleva de

    nuevo a la izquierda al poder. Sin embargo, la debilidad del Go-bierno de Azaa, que no pudo contar con los socialistas, y laenorme inestabilidad poltica de la poca despus de la revolu-cin de Asturias y los hechos de octubre en Catalua, marcanel inicio de una etapa de grandes excesos verbales y polticos.En este contexto, una vez Azaa es elegido presidente de la Re-pblica, la candidatura de Indalecio Prieto a la jefatura del Go-bierno era la ms idnea para facilitar algunos consensos, sinembargo las divisiones internas en el seno del PSOE frustraronla operacin y contribuyeron a agravar an ms la accin de go-bierno del recin nombrado Casares Quiroga que, de inmedia-to, se vio desbordado por los acontecimientos y fue incapaz degestionar una situacin poltica cada vez ms radicalizada en elParlamento, en la calle y en los cuarteles.

    Espaa desde 1936 hasta 1959

    El 18 de julio de 1936, la mayora del ejrcito se sublev con-tra el Gobierno legtimo de la Repblica. En trminos polti-cos y sociales es un golpe de Estado militar, cuyo preludio cabesituarlo en 1934, y que cont con un amplio apoyo poltico ysocial que abarca desde Renovacin Espaola, liderada por

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    El entornosociolgico

    La guerra. Imagen de destruccin ydesolacin en el campo y en laspersonas.

    The war. A photograph of the destructionand desolation in the countryside, andamong the people.

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    Como vivamos: alimentos y alimentacinen la Espaa del siglo XX

  • Calvo Sotelo, hasta la Falange, los carlistas, amplios sectoresde la CEDA y una gran amalgama de pequeos partidos con-servadores, cuyo principal nexo de unin es el antirrepublica-nismo. Muy pronto, a los pocos das del levantamiento, elGobierno fue consciente que la guerra civil era un hecho irre-versible. La rebelin militar haba fracasado en las grandes ciu-dades obreras e industriales pero, en cambio, la Repblica nohaba podido contener el golpe en las regiones ms conserva-doras del pas.Por otra parte, el inicio de la guerra civil ocasiona impor-

    tantes desgarros sociales en Espaa. El golpe militar abre la es-pita de la revolucin y provoca en el sector republicanoimportantes enfrentamientos entre los que desean la revolu-

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    El entornosociolgico

    Las organizaciones polticascomprendieron el valor de teneralimentada a la poblacin.

    The political organisationsunderstood the value of feedingthe population.

  • cin, sobre todo la CNT y el POUM, y los que priorizan ven-cer al enemigo comn encabezados por el PSOE, el PCE,los partidos republicanos y los nacionalistas catalanes y vascos.Mientras, la Iglesia, que haba mantenido unas relaciones muycomplicadas con el gobierno de la Repblica, da su apoyo ex-plcito a la rebelin militar y a travs de la Carta Colectiva delos obispos espaoles expone la doctrina oficial de la jerarquaeclesistica donde invoca el derecho a la rebelin contra elmal gobierno.Adems, la guerra civil espaola coincide en su desarrollo

    con el ascenso del fascismo en Alemania e Italia y con la con-siguiente confrontacin entre la democracia y el totalitarismo.As, la guerra espaola se convierte en un fenmeno que tras-

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    Como vivamos: alimentos y alimentacinen la Espaa del siglo XX

    Las grandes ciudades convirtieron losjardines y reas no urbanizadas enagricultura de subsistencia.Fotografa: Brangul.

    The big cities used their parks andundeveloped areas for subsistencefarming. Photo: Brangul.

  • ciende fronteras y que aade ms inestabilidad poltica al con-tinente europeo.Las consecuencias de la guerra fueron terribles para Espa-

    a: muchas ciudades fueron bombardeadas y asediadas y sedestruy buena parte de la infraestructura viaria y del tejidoeconmico e industrial del pas, especialmente en las zonas ur-banas ms desarrolladas de la pennsula. Sin embargo, la prin-cipal prdida fue de carcter humano y consisti en loscentenares de miles de muertos que sucumbieron en la gue-rra, tanto en el frente como en la retaguardia, y el elevado n-mero de exiliados espaoles que tuvieron que huir del paspara salvar sus vidas.Una vez finaliza la guerra en 1939, la dictadura de Franco

    retira a Espaa de la Sociedad de Naciones, se declara neutralante el conflicto armado europeo y sienta las bases para la crea-cin de un nuevo Estado que se caracteriza por el nacionalca-tolicismo, el gran poder de los militares, el partido nico y laenorme influencia de la Iglesia. El franquismo destruye el pro-ceso de modernizacin que haba emprendido la sociedad es-paola desde principios del siglo XX y lo hace a travs de unasistemtica y feroz represin que se prolonga a lo largo de una

    interminable posguerra. Los consejos de guerra, los fusila-mientos, las depuraciones de maestros, profesores, jueces o di-plomticos y, sobre todo, la sauda persecucin y exilio de lalite cultural y cientfica espaola que haba alentado la mo-dernizacin de Espaa, son algunas de las claves que permitenasentar la dictadura franquista. La Ley de ResponsabilidadesPolticas de 1939, la Ley de Represin de la Masonera y el Co-munismo de 1940 y el Tribunal de Responsabilidades Polticas,fueron las herramientas legales, utilizadas por el rgimen,para ejercer una represin indiscriminada sobre los enemigosdel nuevo sistema.La autarqua fue el modelo econmico impulsado por la dic-

    tadura durante los aos cuarenta y su larga existencia se sus-tenta tanto en factores externos estallido de la SegundaGuerra Mundial y posterior aislamiento internacional comoen factores internos e ideolgicos. El nacionalismo econmicointervencionista que impregna el franquismo lleva al rgimenal convencimiento de que Espaa, a semejanza de Alemania,puede llegar a satisfacer sus necesidades a partir de sus propiosrecursos y capital humano sin necesidad alguna de recurrir alcomercio exterior. No obstante, el balance global de la autar-

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    El entornosociolgico

    Dos presidentes, Manuel Azaa y LluisCompanys alrededor de unas frugalestapas, unidos en la derrota militar y, enconsecuencia, de la de sus ideas.Fotografa: Agust Centelles.

    Two presidents, Manuel Azaa and LluisCompanys, united in military defeat and,as a consequence, the defeat of theirideas, sit together over some frugaltapas. Photo: Agust Centelles.

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    Como vivamos: alimentos y alimentacinen la Espaa del siglo XX

    El gran xodo del pueblo llano y deintelectuales, con sus problemas alimentariosentre otros, queda reflejado en esta fotografatomada despus de pasar la frontera francesa.

    The great exodus of the general population andintellectuals, with food being just one of theirproblems, is reflected in this photograph takenas some of them cross the French border.

  • qua no puede ser ms negativo: la miseria, el hambre y el mer-cado negro son las notas predominantes de este periodo. Ladestruccin de buena parte del aparato productivo, la implan-tacin de un nuevo orden que rompe la economa de mercadoy favorece el mercado negro y el abandono de las relacionespoltico-econmicas con los pases de nuestro entorno, sonfactores que contribuyen al desplome econmico del pas queen 1945 apenas alcanza un tercio de la renta per cpita exis-tente durante el periodo republicano, y que hasta 1954 no con-sigue igualar los niveles existentes en los aos treinta.Pero ser el contexto poltico internacional el que parad-

    jicamente, y en pleno colapso econmico, termine por favore-cer la continuidad de la dictadura. La guerra de Corea de 1951supone el inicio de la guerra fra e implica que los pases ca-pitalistas sustituyan el antifascismo por el anticomunismo.Adems, Estados Unidos comienza a valorar muy positiva-mente tanto el anticomunismo de Franco como, sobre todo, lasituacin geoestratgica de la pennsula como base de retaguar-dia de Europa occidental frente a la Unin Sovitica. As pues,la confluencia de intereses mutuos contribuye a aumentar es-pectacularmente las relaciones internacionales del rgimen. En1950, la ONU deroga la resolucin 1946, que aconsejaba la re-tirada de embajadores de Madrid y permite que Espaa resta-blezca relaciones diplomticas con la mayora de pasesoccidentales. Asimismo, las relaciones con Estados Unidos em-piezan a ser ms cordiales e intensas y culminan con la firma,en septiembre de 1953, de tres importantes acuerdos de co-

    operacin que permiten la instalacin de importantes bases mi-litares estadounidenses en territorio espaol. Ese mismo ao, ycon el objetivo de romper definitivamente su aislamiento in-ternacional, Espaa firma un concordato con el Vaticano, enunas condiciones inmejorables para ste, y en 1955 ingresa enla ONU como miembro numerario permanente.

    Espaa desde 1959 hasta 1975

    Las bases del crecimiento econmico espaol de los aos cin-cuenta son muy frgiles y se sustentan bsicamente en la ayu-da norteamericana y en un dbil crecimiento industrial. Haciafinales de los cincuenta, la situacin empeora y el Gobierno esincapaz de detener el progresivo deterioro de la economa quese manifiesta en una intensa espiral inflacionista, en un pro-nunciado desequilibrio de la balanza de pagos y en un creci-miento del PIB apenas perceptible. La gravedad de lasituacin econmica, a partir de 1957, agiliza la entrada en elGobierno de nuevas fuerzas polticas con una visin ms libe-ral de la economa. En junio de 1959 el Gobierno espaol,ante la necesidad de recaudar fondos para potenciar la expan-sin econmica del pas, presenta ante el FMI y la OCDE unPlan de Estabilizacin cuyo fin es asegurar la estabilizacin yposterior crecimiento de la economa espaola.El despegue econmico de los aos sesenta, ms conocido

    como el desarrollismo, es posible por la suma de varios fac-

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    El entornosociolgico

    Pobreza y miedo, reflejados en estosnios, una vez finalizada la guerra.Ministerio de Agricultura, Pesca yAlimentacin. Secretara GeneralTcnica. Archivo fotogrfico yaudiovisual.

    Poverty and fear is reflected in thesechildren, after the war was over.Ministry of Agriculture, Food andFisheries. Technical GeneralSecretariat. Photographic andaudiovisual archive.

  • tores. En primer lugar, el fuerte crecimiento econmico de Eu-ropa occidental posibilita que cerca de dos millones de espa-oles puedan emigrar hacia diversos pases europeos aliviandoas las tensiones del infradesarrollado mercado laboral espaolde la poca. En segundo lugar, Espaa dispone de una abun-dante y dcil mano de obra procedente de la poblacin agrariay de la poblacin activa femenina que alimenta sin pausa loscentros industriales de la pennsula. Y, en tercer lugar, la bo-

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    Como vivamos: alimentos y alimentacinen la Espaa del siglo XX

    La guerra fra favoreci al generalFranco, al necesitar la polticaamericana pases con polticasvisceralmente anticomunistas.

    The Cold War worked in GeneralFrancos favour, as America neededcountries that were viscerally anti-Communist.

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    El entornosociolgico

    El desarrollismo llega al campo en la tecnologa. Fotografa: Vicente lvarez.Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentacin. Secretara General Tcnica.Archivo fotogrfico y audiovisual.

    Desarrollismo reaches the countryside in the form of technology. Photo:Vicente lvarez. Ministry of Agriculture, Food and Fisheries. TechnicalGeneral Secretariat. Photographic and audiovisual archive.

  • nanza de los precios energticos y de las materias primas jun-to con una importante y creciente disponibilidad de capital fa-vorece el despegue econmico espaol. La entrada de capitalextranjero a largo plazo (inversiones industriales), las remesasde los emigrantes, los ingresos procedentes del turismo de ma-sas y la existencia de un capital interno procedente de la oli-garqua agraria, financiera e industrial que haba sidoacumulado durante el largo periodo de la autarqua y del mer-cado negro, constituyen las principales fuentes que alientan elcrecimiento econmico e industrial del desarrollismo.Sin embargo, los aos del desarrollismo tuvieron efectos

    paradjicos para la sociedad espaola. Por una parte, el fuertecrecimiento econmico ayud a consolidar la dictadura. Lamemoria de la guerra, de la represin, del hambre y de la mi-seria junto con las nuevas expectativas de mejora del nivel devida contribuye a asentar la supervivencia de la dictadura. Esnotorio, que una amplia mayora de espaoles llega a asumirla falta de libertades y de democracia a cambio de una inci-piente sociedad de consumo que se basa casi exclusivamenteen el pluriempleo. Pero, por otra parte, el crecimiento eco-nmico modela cambios profundos en los usos y costumbresde la sociedad espaola, sobre todo entre las generaciones msjvenes, que rechazan totalmente las bases doctrinales, cultu-rales y morales de la dictadura, haciendo inviable, a medio pla-zo, su continuidad como sistema poltico, como as sucedicon posterioridad a la muerte de Franco.En apenas quince aos (1960-1975), Espaa deja de ser

    una sociedad eminentemente rural para convertirse en una so-ciedad urbana, joven y muy dinmica. La migracin del campoa la ciudad, el desplazamiento de la actividad econmica haciala industria y los servicios, el fuerte incremento de la renta percpita y el boom de natalidad de los aos sesenta, modela unanueva sociedad que, al calor del desarrollo econmico, esta-blece un nuevo sistema de valores culturales y sociales muchoms cercano a las sociedades democrticas europeas que a larancia y anacrnica dictadura franquista.Por otra parte, la contestacin a la dictadura no deja de cre-

    cer desde finales de los aos cincuenta en adelante. La nuevaclase obrera, hacinada en los arrabales obreros de las grandesciudades, no dispone apenas de servicios ni infraestructuras yconvierte la lucha por un salario y un barrio digno en el motor

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    Como vivamos: alimentos y alimentacinen la Espaa del siglo XX

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    El entornosociolgico

  • del nuevo conflicto obrero. La pujanza del movimiento obrerose concreta en la creacin de comits de fbrica que se infil-tran en las bases del Sindicato Vertical franquista y que, a par-tir de 1958, darn origen a las Comisiones Obreras (CC.OO.).Asimismo, cabe destacar el influyente papel de la UGT en elnorte peninsular y el protagonismo de la USO en los crculoscristianos progresistas.Los aos setenta registran un crecimiento sostenido de la

    protesta social y de la cada vez ms influyente oposicin de-

    mocrtica. La revuelta estudiantil en las universidades es unconstante quebradero de cabeza para la dictadura. La fuerzadel movimiento obrero es una realidad incontestable y el Go-bierno intenta descabezarlo con la detencin en 1972 de losdirigentes de CC.OO., dando lugar al famoso proceso 2001.En diciembre de 1973, ETA demuestra su fuerza con el aten-tado que cost la vida a Carrero Blanco. En julio de 1974 seconstituye en Pars la Junta Democrtica, formada por el PCEde Santiago Carrillo y destacadas personalidades de la oposi-

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    Como vivamos: alimentos y alimentacinen la Espaa del siglo XX

    El desarrollismo llega a la vidadomstica rural. Imgenes de unaevolucin. Ministerio de Agricultura,Pesca y Alimentacin. SecretaraGeneral Tcnica. Archivo fotogrficoy audiovisual.

    Desarrollismo reaches rural domesticlife. Pictures of an evolution. Ministryof Agriculture, Food and Fisheries.Technical General Secretariat.Photographic and audiovisual archive.

    Agua en casa, y adems, caliente.Ministerio de Agricultura, Pesca

    y Alimentacin. Secretara GeneralTcnica. Archivo fotogrfico

    y audiovisual.

    Water on tap and hot, too! Ministryof Agriculture, Food and Fisheries.

    Technical General Secretariat.Photographic and audiovisual archive.

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    El entornosociolgico

    El desarrollismo global: Seat 600. Eldesarrollo en las ciudades, y en generalen el pas, tiene su smbolo en lamotorizacin. Fotografa de EugeniForcano: Los descapotables de los aossesenta. Plaza Espaa, Barcelona, 1963.

    Global desarrollismo: the Seat 600. Themotor car was the symbol of developmentin cities and in the country in general.Photograph by Eugeni Forcano: Open-topcars of the 1960s. Plaza Espaa,Barcelona, 1963.

  • cin democrtica y que formula la estrategia de la ruptura de-mocrtica para poner fin a la dictadura. En mayo de 1975 seforma la Plataforma Democrtica integrada por el PSOE deFelipe Gonzlez, el PNV, UD y otros partidos y, en Catalua,la oposicin democrtica crea la Assemblea de Catalunya, queaglutina a buena parte de la sociedad catalana.

    Espaa desde 1975 hasta 2000

    El ltimo cuarto del siglo XX es un periodo especialmente apa-sionante de la historia de Espaa puesto que, en cierta ma-nera, somos testigos de la creacin de una nueva tradicin eidentidad del pas: la de la Espaa democrtica. La muerte deFranco y el largo periodo democrtico, iniciado a partir de1977, permite contraponer la Espaa tradicional y clerical,que tuvo en el franquismo y en la guerra civil su mayor trau-

    ma, a la Espaa moderna y democrtica que se esfuerza porasimilar los modelos occidentales de desarrollo y bienestar denuestro entorno. Este nuevo modelo, que descansa en laConstitucin de 1978, permite crear un nuevo sistema de ins-tituciones que facilita un profundo cambio poltico, econ-mico y social del pas.Sin embargo, el proceso hasta la estabilizacin de la demo-

    cracia es muy complejo y no estuvo exento de dificultades. Lamuerte de Franco en noviembre de 1975 abre un periodo deincertidumbre donde cualquier escenario poltico es posible.La agitacin social es permanente desde enero de 1976 hastajunio de 1977. Las huelgas y las manifestaciones popularespara reclamar libertad y amnista ocupan las calles de las prin-cipales ciudades espaolas, particularmente en el Pas Vasco,Catalua y Madrid. Y, paralelamente, se suceden los atentadosde distinto signo poltico, como el asesinato de los abogadoslaboralistas de CC.OO. de la calle Atocha, en enero de 1977

    33

    Como vivamos: alimentos y alimentacinen la Espaa del siglo XX

    Espaa, finalmente, consigue dotarsede una estructura democrtica: el rey

    firmando la Constitucin.

    Spain finally succeeds in gaininga democratic structure: the king

    signs the Constitution.

  • a manos de un grupo fascista, que ponen al borde del abismoel futuro poltico del pas.En el plano poltico el franquismo, sin la figura de Franco,

    se ve abocado a una profunda falta de liderazgo que facilitarel trnsito a la democracia. La muerte de Franco pone de ma-nifiesto la incapacidad de los polticos franquistas para ejercerun liderazgo duradero que asegure la supervivencia del rgi-men. Adems, en 1976 la clase poltico-econmica franquistaest mucho ms preocupada por la salvaguarda de sus intere-ses privados que por la continuidad del rgimen y parece dis-puesta a adaptarse a un nuevo modelo econmico, cuyohorizonte se sita en la futura integracin de Espaa en laCEE. A estos condicionantes, cabe aadir que la muerte deCarrero Blanco y la incapacidad manifiesta de Arias Navarropara liderar un gobierno de transicin finiquita totalmente la

    posibilidad de avanzar hacia una alternativa poltica continuis-ta que salve los elementos esenciales del rgimen. Por otra par-te, el grave deterioro social que se produce a lo largo del primersemestre de 1976 y la creciente parlisis poltica del pas obli-ga al rey Juan Carlos a cesar a Arias Navarro y nombrar, en ju-lio de 1976, a Adolfo Surez como nuevo presidente delGobierno. Su nombramiento es acogido con escepticismo ydespierta serias dudas entre la oposicin democrtica, aunquefinalmente la apuesta Surez resultar capital para el procesode la Transicin.Adolfo Surez fue uno de los principales artfices de la

    Transicin. Desde la presidencia del Gobierno, Surez fue ca-paz de persuadir a las Cortes franquistas y al ejrcito para queaceptaran la ley de Reforma Poltica y su posterior referndum.En marzo de 1977 su gobierno aprueba una amplia amnista y

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    El entornosociolgico

    Adolfo Surez, el gran artfice de latransicin pacfica de una dictaduraa una democracia.

    Adolfo Suarez, the great artificer of thepeaceful transition from a dictatorshipto a democracy.

  • en junio de 1977 convoca las primeras elecciones libres yconstituyentes desde la cada de la Segunda Repblica. Sinembargo, el principal golpe de efecto propiciado por Surezfue la legalizacin del PCE en abril de 1977, en una apuestapersonal muy arriesgada que despej todas las dudas de la opo-sicin democrtica pero que, paralelamente, provoc gran es-tupor e indignacin en amplios sectores franquistas de lacpula militar.Tras el triunfo de la UCD en las elecciones de junio de 1977,

    se inicia un periodo poltico y econmico muy complicado. Losriesgos de la Transicin en Espaa fueron considerables, y noslo por la presencia de fuertes ncleos antidemocrticos quehasta 1985 persistieron en la creacin de tramas involucionis-tas o por el continuo azote del terrorismo, sino tambin porqueel inicio de la Transicin coincide con una profunda crisis eco-

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    Como vivamos: alimentos y alimentacinen la Espaa del siglo XX

    Jaime Lamo de Espinosa, ministrode Agricultura, con su visin derelacionar institucionalmente laagricultura con el hechoalimentario, consigui que en suPresidencia de la AsambleaGeneral de la FAO (1981) seinstituyese el Da Mundial de laAlimentacin.

    Jaime Lamo de Espinosa, theMinister of Agriculture, in hisattempts to institutionally linkagriculture with the foodsituation, was behind the decisionby the Presidency of the GeneralAssembly of the FA0 (1981) todeclare a World Food Day.

  • nmica de carcter industrial que tendr efectos devastadorespara el pas.En Espaa la incidencia de la crisis econmica mundial se

    deja sentir con un cierto retraso respecto a otras economasprximas. Hasta 1975 no aparecen los primeros efectos de unacrisis demorada por una situacin poltica especialmente com-pleja y no ser hasta 1977, con la llegada de la democracia,cuando el pas afronte realmente el peso de la crisis. En elmarco de una economa fuertemente intervenida en sus mer-cados interiores, protegida por barreras arancelarias y con unempresariado poco habituado a la competencia externa y a lanegociacin con los agentes sociales, las consecuencias de lacrisis econmica son especialmente dramticas y provocan,entre otros efectos, una espiral inflacionista, un decrecimien-

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    El entornosociolgico

    Espaa entra definitivamente en laestructura poltica de Europa con suincorporacin de pleno derecho a laComunidad Europea.

    Spain definitively enters Europespolitical structure with itsincorporation as a full member ofthe European Community.

  • to econmico importante y, sobre todo, un incremento muy in-tenso de las tasas de desempleo entre 1978 y 1985.Por aadidura, la UCD a lo largo de los primeros aos de la

    Transicin dispuso de un apoyo minoritario en el Parlamentoque dificult la poltica econmica del Gobierno. Ante las cre-cientes dificultades, la estrategia de Surez se encamin haciala bsqueda de pactos con los partidos polticos ms represen-tativos para, posteriormente, poder legitimar la necesaria adop-cin de medidas de choque destinadas a paliar los efectos de lacrisis econmica. En este contexto es donde nacen los Pactosde la Moncloa que, adems de los principales partidos polti-cos, contaron con el apoyo de los dos sindicatos mayoritariosCC.OO. y UGT. La firma de estos acuerdos tuvo una gran im-portancia poltica, puesto que expresa la aceptacin de la eco-noma de mercado por parte de todos los grupos polticosfirmantes y porque, en ltima instancia, legitima la accin delGobierno para demandar al conjunto de la sociedad espaolaausteridad y sacrificio en los aos ms difciles de la crisis.Otro elemento complejo de gestionar por parte del Gobier-

    no Surez es el desarrollo de la Espaa de las autonomas que,a travs del ttulo VIII de la Constitucin, acaba por transfor-mar radicalmente la organizacin del Estado espaol. Catalu-a, Pas Vasco y Galicia, como nacionalidades histricas, venreconocida su personalidad especfica a partir de la aprobacinde sus respectivos estatutos de autonoma, mientras que eltraspaso de competencias al conjunto de autonomas del pasda lugar a una nueva distribucin del poder territorial msacorde con la realidad plurinacional y plurirregional de Espa-a. sta es una de las transformaciones ms sustanciales quepromueve el advenimiento de la democracia y cuyo antece-dente ms prximo cabra situarlo durante la Segunda Rep-blica. Con este paso se inicia una nueva organizacin delEstado que rompe con la dinmica centralista impuesta por losgobiernos monrquicos de la dinasta borbnica y, muy espe-cialmente, por el rgimen franquista.La llegada del PSOE al poder en 1982 levanta enormes ex-

    pectativas. En materia econmica el PSOE, a diferencia deotros partidos socialistas europeos, rechaz aplicar polticas dedemanda tradicionales (anticclicas) y centr su objetivo enmejorar la competitividad de la economa a fin de alcanzar uncrecimiento econmico estable. El captulo de las reformas es-

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    Como vivamos: alimentos y alimentacinen la Espaa del siglo XX

    Juan Antonio Samaranch, un espaol universalen el mundo del deporte.

    Juan Antonio Samaranch, a universal Spaniardin the world of sport.

    Federico Mayor Zaragoza, el espaol que hadesarrollado el mayor nivel de responsabilidaden Naciones Unidas. Director General de laUNESCO, estableci una nueva dinmica dereconocimiento de todas las culturas y de dilogoentre ellas. Una fotografa emblemtica, juntocon Arafat y Simn Peres en el intento ms slidode una paz en Oriente Prximo.

    Federico Mayor Zaragoza, the Spaniard who hasachieved the highest level of responsibility in theUnited Nations. As Director General of UNESCO, heestablished a new dynamic in the acknowledgmentof all cultures and dialogue between them. Anemblematic photograph, together with Arafat andSimon Peres during the most solid attempt atachieving peace in the Near East.

  • tructurales fue extremadamente difcil y abarc desde la ela-boracin de un plan energtico hasta la liberalizacin del sis-tema financiero, la flexibilizacin del mercado de trabajo (atravs de la contratacin temporal) o la reconversin industrialde los sectores ms tradicionales de la economa espaolacomo: astilleros, altos hornos, minera o textil. Esta polticaeconmica le vali fuertes crticas desde la izquierda y los sin-dicatos y el desencuentro desemboc finalmente en la huelgageneral del 14 de diciembre de 1988.En el plano poltico, los gobiernos de Felipe Gonzlez pu-

    sieron especial nfasis en dos grandes ejes. En primer lugar, eldesarrollo de una poltica social muy activa que permite conso-lidar un Estado del Bienestar que facilita el acceso generali-zado de la sociedad espaola a bienes comunes como laeducacin, la sanidad, la cultura y una sustancial mejora de laspensiones. Y en segundo lugar, el incremento de la proyeccinexterior espaola, muy especialmente, a partir del ingreso de Es-paa en la Comunidad Econmica Europea, en enero de 1986.Las elecciones de 1993, 1996 y 2000 ponen en marcha una

    dinmica de cambio poltico que culmina con la mayora ab-soluta del PP en las elecciones del ao 2000. Las eleccionesde 1993 fueron convocadas anticipadamente, en un clima decrispacin poltica caracterizado por las dursimas invectivaslanzadas por la prensa y la radio de tinte ms conservador. Lavictoria contra pronstico del PSOE contribuye a caldear, anms, los nimos aunque en, contrapartida, posibilita un nue-vo escenario parlamentario con mayor juego poltico donde losvotos de CIU son imprescindibles para formar mayora. Sinembargo, la inestabilidad poltica, las descalificaciones y la po-ltica de demolicin contra el PSOE, por parte del principalpartido de la oposicin, sern las notas predominantes de la le-gislatura. Los resultados electorales de 1996 ponen fin a algoms de trece aos de gobierno socialista. La victoria del PP pormayora simple le permite formar gobierno aunque precisa deapoyos parlamentarios. De nuevo, los votos nacionalistas vuel-ven a ser imprescindibles para la formacin de mayoras y po-sibilitan, otra vez, que CIU siga ocupando una posicindeterminante en la poltica espaola. Las elecciones del 2000rompen definitivamente este esquema. La falta de liderazgodel PSOE facilita que el PP alcance, por fin, la ansiada mayo-ra absoluta y sus 183 diputados le permiten formar gobierno

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    El entornosociolgico

    Espaa, con la democracia, ha abiertonuevos mercados y actividadesinternacionales en los que el sectoragroalimentario no ha estado ausente.El presidente Jos Mara Aznarinaugurando en Rusia una fbricaespaola de productos deshidratados.

    With the advent of democracy, Spainopened new markets and internationalactivities in which the food andagriculture sector has played a vitalrole. President Jos Mara Aznarinaugurating a Spanish factory fordehydrated products in Russia.

  • sin ningn apoyo parlamentario. A los pocos meses de las elec-ciones, y despus de algunos titubeos, el Gobierno arrinconaa sus ex-socios nacionalistas y desarrolla una amplia labor le-gislativa destinada a modificar sustantivamente algunas reasclave de la sociedad espaola.En los ltimos aos, desde los diversos gobiernos, Espaa

    presenta un impulso modernizador muy importante, tanto enel plano econmico como, sobre todo, en lo social. A la largaetapa de bonanza econmica, con un crecimiento econmiconetamente superior a la media europea, cabe aadir impor-tantes avances sociales en el campo de los derechos civiles ydemocrticos. Por ltimo, cabe destacar la creciente relevan-cia poltica espaola que se plasma tanto en su creciente in-fluencia en Amrica Latina o en las numerosas misiones depaz que lleva a cabo el ejrcito espaol en diversas partes delmundo, como en el papel activo desempeado por Espaa enla Unin Europea o en el desarrollo de una legislacin en ma-teria de valores ciudadanos que sita a Espaa en una claraposicin de liderazgo social.

    Bibliografa

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    Departamento Historia Contempornea: Informacin historia (pgina web),UCMMadrid.

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    Ariel, Barcelona, 1994.TUSELL, J. y SOTO, A.: Historia de la Transicin, Alianza Universidad, Ma-

    drid, 1996.

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    Como vivamos: alimentos y alimentacinen la Espaa del siglo XX

    Javier Solana, otro espaol universal enla poltica internacional. SecretarioGeneral de la OTAN, tuvo que resolver lacrisis de Yugoslavia. Termina el siglocomo alto representante de la UE enasuntos exteriores.

    Javier Solana, another universal Spaniardin international politics. As SecretaryGeneral of NATO, he had the job ofresolving the Yugoslavia crisis. Heended the century as the EUs HighRepresentative for Foreign Affairs.

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    Evolucin econmicaagroalimentariaAlicia LangreoIngeniero agrnomo y directora de Sabor S.L.

    Josep Pujol AndreuCatedrtico de Historia e Instituciones Econmicas de la UniversidadAutnoma de Barcelona

    n el siglo XX la economa espaola dej de ser una economade base agraria para convertirse en una economa de base in-dustrial y de servicios. Varios factores impulsaron este proce-so. En lo que respecta al sector agroalimentario cabe destacar:las nuevas oportunidades de produccin que posibilit el de-sarrollo de la economa de mercado y la expansin del comer-cio, la progresiva difusin de nuevas tcnicas de produccin,y la separacin que experimentaron las actividades agrarias delas relacionadas ms directamente con la produccin final delos alimentos y su distribucin.

    La formacin del sistema alimentario en el primertercio del siglo XX: posibilidades y limitaciones

    En 1900 el sistema productivo cerealista todava ocupaba el75% de las superficies cultivadas, la mitad de las cuales seguasiendo de barbecho, la utilizacin de nuevos aperos de labran-za y recoleccin slo era significativa en unas pocas reas, y elconsumo de alimentos de origen animal era poco relevante enla dieta de la mayor parte de la poblacin. La estructura de lapropiedad que surgi de las reformas liberales y el lento de-sarrollo de nuevas instituciones explican, en parte, las limita-ciones que afectaban al desarrollo agrario. Junto a estosfactores, sin embargo, tambin hay que considerar las restric-ciones a la produccin agraria debidas a las condiciones agro-climticas de la pennsula.La situacin anterior empez a cambiar con el inicio del si-

    glo XX, como resultado de la renovada expansin de las activi-dades industriales y comerciales. A consecuencia de estosprocesos se intensific la competencia entre los productoresagrarios a escala nacional e internacional, y esta circunstanciafavoreci la difusin de nuevos procesos agrarios de produccin

    Tras el fin de la sociedad del AntiguoRgimen, la expansin del comercioimpuls un crecimiento sostenido delsector agrario espaol que posibilit,por ejemplo, un aumento de la poblacinespaola desde los 10,5 millones dehabitantes, a finales del siglo XVIII, a msde 18 millones hacia 1900. El sectorpesquero inicia el siglo con tecnologamedieval.

    After the end of the ancien regimesociety, trade expansion broughtsustained growth to the Spanishagriculture sector, which led to thecountrys population rising from10.5 million at the end of the 18th

    century to over 18 million in around1900. The fishing sector began thecentury with medieval technology.

  • que permitieron desbloquear la situacin de estancamiento ala que haba llegado el sector a finales del siglo XIX, aunque sinalterar todava, en 1930, las estructuras bsicas de los sistemasagrarios tradicionales. Tambin influyeron en este proceso lanueva demanda de alimentos que generaba la urbanizacin dela sociedad dentro y fuera del pas, las iniciativas pblicas orien-tadas a fomentar la experimentacin y difusin de nuevas tc-nicas de produccin y la expansin de las superficies regadas.Entre la segunda mitad del siglo XIX y 1936, el uso de fertili-zantes aument 42 veces y las superficies regadas un 25%. Almismo tiempo se intensificaron las innovaciones en la cabaaganadera para la produccin de alimentos (bovino y porcino) ytrabajo (equino) y se desarrollaron, aunque con resultados muydesiguales, variantes en diferentes cultivos. Estas innovacionesfueron especialmente relevantes en la vid, el olivar y los ctri-cos, y, en menor medida, en el trigo. Durante el mismo perio-do, tambin se difundieron innovaciones en instrumentos detrabajo de traccin animal, pero continuaron siendo muy poco

    utilizados los tractores y otras mquinas. Ello permiti intro-ducir rotaciones de cultivos ms intensivas, con mayor presen-cia de piensos y forrajes, incrementar los rendimientos denumerosos cultivos y mejorar tambin, aunque con intensidadmuy desigual segn sectores y zonas, la productividad del tra-bajo agrario. Como resultado, las superficies de barbecho se re-dujeron, al contrario que las superficies de piensos y forrajesque aumentaron en cerca de dos millones de hectreas; y aconsecuencia de las mejoras logradas en los rendimientos agra-rios y en la productividad del trabajo, la importancia relativa dela poblacin activa agraria se redujo hasta el 46,5%, y el pro-ducto agrario total se multiplic por 1,5 de 1910 a 1936. Lasmejoras indicadas fueron, sin embargo, muy desiguales a esca-la regional, al concentrarse en la mitad septentrional de la pe-nnsula y en Levante, y no llegaron a alterar los equilibriostcnicos y econmicos de los sistemas agrarios tradicionales.La industrializacin del sector alimentario se inici mucho

    ms tarde que en el resto de sectores productivos, su desarro-

    42

    Evolucin econmicaagroalimentaria

    A finales del siglo XIX la produccin agrariaespaola representaba entre el 35 y el40 % del PIB y absorba cerca del 69 %de la poblacin activa total. Fotografa:Amancio Pico Boquete. Ministerio deAgricultura, Pesca y Alimentacin.Secretara General Tcnica. Archivofotogrfico y audiovisual.

    In the late 19th century, Spanishagricultural production representedbetween 35% and 40% of the GDP, andemployed almost 69% of the total activepopulation. Photo: Amancio Pico Boquete.Ministry of Agriculture, Food andFisheries. Technical General Secretariat.Photographic and audiovisual archive.

  • Cueva de cultivo de championes.Hacia 1930 la sociedad espaola no era

    ya agrcola sino semi-industrial.

    Cave for growing mushrooms. In around1930, Spanish society was no longer

    agricultural, but semi-industrial.

    En Espaa, como en el conjuntode los pases desarrollados, la

    industrializacin del sector alimentariose inici mucho ms tarde que en el restode los sectores productivos. Fotografa:

    Juan Cruzado Ranz. Ministerio deAgricultura, Pesca y Alimentacin.

    Secretara General Tcnica. Archivofotogrfico y audiovisual.

    In Spain, just as in most developedcountries, the industrialisation of thefood sector began much later than inthe rest of the production sectors.

    Photo: Juan Cruzado Ranz. Ministry ofAgriculture, Food and Fisheries.Technical General Secretariat.

    Photographic and audiovisual archive.

    A principios de los aos 60, con unaeconoma autrquica, el sector agrarioaportaba el 22 % del PIB y ocupaba el

    42 % de la poblacin activa. Fotografa:Finezas. Ministerio de Agricultura, Pesca

    y Alimentacin. Secretara GeneralTcnica. Archivo fotogrfico y

    audiovisual.

    In the early 1960s, under an autarchiceconomy, the agricultural sector provided22% of the GDP and employed 42% of theworkforce. Photo: Finezas. Ministry of

    Agriculture, Food and Fisheries.Technical General Secretariat.

    Photographic and audiovisual archive.

  • 44

    Evolucin econmicaagroalimentaria

    La voluntad de industrializacin sematerializ en grupos que crearon

    empresas con fuerte capital, tanto en elsector primario como en el de los

    productos finales.

    Externalizacin de la cocina: unaparte del trabajo culinario se desplazde la comida hogarea a la fbrica.

    The externalisation of cooking: someof the work done in the kitchen wasmoved from the home to the factory.

    The need for industrialisation led togroups creating companies with largeamounts of capital, both in the primary

    sector and with end products.

  • llo fue ms lento y sigui unos ritmos de difusin muy des-iguales en las diferentes lneas de actividad. La principal causade estas trayectorias es bien conocida, la aplicacin de las tc-nicas industriales a la produccin de alimentos siempre ha de-pendido de la posibilidad de controlar los factores biolgicosque condicionan las actividades agrarias y las relacionadas conla transformacin y comercializacin de sus producciones. Nosorprende, por tanto, que la industrializacin del sector ali-mentario haya estado muy vinculada a los progresos cientficos,y que haya tendido a iniciarse en las fases ms prximas al con-sumo. El condicionamiento tcnico tambin permite entendermejor otras caractersticas distintivas de los procesos de indus-trializacin en el sector alimentario. Por ejemplo: a) la intensi-ficacin de estos procesos tras la Segunda Guerra Mundial; b)las diferentes relaciones que se fueron estableciendo entre las

    empresas agrarias y la industria alimentaria, a medida que avan-zaban aquellos procesos; y c) la elevada influencia que han te-nido en su desarrollo las regulaciones tcnico-sanitarias.A finales del siglo XIX, la importancia relativa de la industria

    alimentaria se centraba con cierta intensidad en la produccinde harinas y destilados y, en mucha menor medida, en la pro-duccin de aceite y conservas. La produccin era muy estacio-nal, lo que haca indispensable el pluriempleo de lostrabajadores; la calidad de las producciones finales en una mis-ma lnea de actividad acostumbraba a ser muy heterognea, in-cluso en una misma zona y en aos sucesivos; y las empresaselaboradoras se situaban muy cerca de las explotaciones agrariasque las abastecan o disponan de sus propias fuentes de sumi-nistro. Este panorama no vari significativamente durante el pri-mer tercio del siglo XX, aunque en este periodo tambin se

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    Como vivamos: alimentos y alimentacinen la Espaa del siglo XX

  • perciben algunos de los procesos de cambio que acabaron trans-formando el conjunto del sector a partir de la dcada de 1950:progresiva separacin de las actividades agrarias e industrialesen diferentes empresas, reduccin continua de la estacionalidaden las actividades de produccin y comercializacin, y crecien-te diferenciacin de calidades y marcas.. El desarrollo de estasnuevas tendencias fue favorecido por cuatro factores: los des-cubrimientos cientficos y sus posteriores desarrollos; la difusinde nuevos medios de produccin; la promulgacin de regla-mentaciones especficas y la aparicin de nuevos empresariosindustriales, procedentes a menudo del sector comercial, quedisponan de los conocimientos y recursos necesarios.

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    Evolucin econmica agroalimentaria

    El siglo XX supone una renovadaexpansin de las actividadesindustriales y comerciales. Construccinde una cava a cielo abierto.

    The 20th century represented a renewedexpansion of industrial and tradeactivities. Building an undergroundwinery.

  • Los nuevos procesos de industrializacin se manifestaroncon especial intensidad en los sectores vincola y olecola. Enel caso del vino, la industrializacin del sector fue, sin embar-go, ms limitada, al ser las coyunturas econmicas del periodomuy negativas para el vino, y slo destac en unas pocas zonasdel norte peninsular (Navarra y Rioja) y del litoral (Catalua oCdiz). En estas zonas se crearon nuevas empresas vincolasde vocacin claramente industrial y en el caso de Catalua seconsolid adems una nueva lnea de actividad, la produccinde cava. Los nuevos procesos industriales tambin tuvieron unimpacto destacado en el sector harinero y en la produccin deconservas y cerveza. Durante el primer tercio del siglo XX, tam-

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    Como vivamos: alimentos y alimentacinen la Espaa del siglo XX

    Modernizacin significa tambinrevolucin industrial, y la superacindel PIB agrcola por el PIB industrial, unfenmeno iniciado en el noroeste deEuropa que se ha ido extendiendo portodo el mundo.

    Modernisation also means industrialrevolution, with the agricultural GDPsurpassing its industrial counterpart, a phenomenon commenced in thenortheast of Europe that has spreadthroughout the world.

  • 48

    Evolucin econmica agroalimentaria

    El pltano de Canarias fue el primerejemplo del concepto dedenominacin de origen en frutas,con una organizacin propia enlogstica y publicidad.

    The Canary Islands bananasphenomenon was the first example ofthe concept of Denomination of Originfor fruit, with the local organisationof logistics and publicity.

    Durante la guerra, las industrias alimentarias sufrieron destrozos,

    falta de materias primas, de energay las dificultades a la importacin.

    During the war, the food industry suffered from widespread

    destruction, a lack of raw materialsand energy and problems with

    importing.

  • bin destac la expansin que experiment la industria azuca-rera, a consecuencia de los elevados aranceles con que se gra-varon las importaciones de azcar. La difusin de nuevosprocesos de industrializacin tambin se manifest en el sec-tor de los embutidos, donde se consolidaron grandes empre-sas, y en el sector lechero, donde se crearon las primerasempresas industriales para la produccin de mantequilla ynuevos tipos de leche.En definitiva, durante el primer tercio del siglo XX empeza-

    ron a tomar forma nuevos tipos de empresas, procesos y acti-vidades en la industria alimentaria, sin los cuales no se puedenexplicar los cambios ms radicales que se sucedieron en el sec-tor a partir de los aos 1950. Es decir, cuando diversos cam-bios econmicos, cientfico-tcnicos y sociales lo posibilitaron.

    El sistema alimentario tras la guerra civil: una visin general

    La guerra civil y la inmediata posguerra bloquearon temporal-mente los procesos de cambio que acabamos de sintetizar enel sistema alimentario y los ndices de la produccin agraria,por ejemplo, no se recuperaron hasta el principio de los aoscincuenta. En los aos de la contienda la economa se supe-dit a las necesidades de la guerra y en muchos casos se rom-pieron los flujos de abastecimiento a los mayores ncleos depoblacin, que quedaron as separados de sus reas de sumi-nistro. En aquellos aos tambin se interrumpi la estructuraorganizativa que se estaba diseando desde los sectores pro-ductivos ms dinmicos (ctricos, olivar, ganadero) y toda la ac-

    49

    Como vivamos: alimentos y alimentacinen la Espaa del siglo XX

  • tividad organizativa qued integrada en la Organizacin Sindi-cal, que pas a desarrollar un papel fundamental en el diseode la poltica agraria y en la estructuracin del sistema ali-mentario, junto a otros organismos ms especficos como elServicio Nacional del Trigo o la Comisara de Abastecimientosy Transportes(CAT).En los sesenta, el sistema alimentario experiment cambios

    fundamentales: de la poltica econmica de la autarqua sepas al crecimiento econmico y el desarrollismo y, con la in-corporacin de Espaa al grupo de pases desarrollados, de unapoltica agraria basada en un intervencionismo muy estricto, aldiseo de una poltica de precios de corte europeo. Tras la pos-guerra se consolidaron subsistemas productivos muy eficaces,algunos ya se haban empezado a disear en los aos anterio-res (aceite, vino, ctricos), y otros lo hicieron en los aos deldesarrollismo (ganadera intensiva, hortalizas y frutas). El de-

    50

    Evolucin econmica agroalimentaria

    El crecimiento espaol entre 1935 y1950 fue del 0,6 % frente al 2,7 %europeo. Empresa de aceitescolectivizada en la zona republicana.Fotografa: Brangul.

    Spanish growth between 1935 and 1950was 0.6%, compared with the Europeanaverage of 2.7%. A collectivised oilcompany in the Republican area. Photo:Brangul.

    El desarrollo de la industria alimentaria tambin se benefici de diversas

    iniciativas polticas de apoyo, muchasde ellas en el marco de los planes de desarrollo. El sector pesquero

    avanza: barca a motor.

    The development of the food industry also benefited different political aidinitiatives, many of them within the

    framework of the Development Plans.Meanwhile, the fishing sector was

    making progress: a boat with an engine.

  • 51

    Como vivamos: alimentos y alimentacinen la Espaa del siglo XX

  • sarrollo de las nuevas producciones alter los equilibrios tra-dicionales del sector alimentario y, desde entonces, ha fomen-tado nuevas lneas de especializacin regional y empresarial.En este proceso ha sido fundamental un nuevo conjunto de in-novaciones tecnolgicas que afectan a todos los sectores, y sinlas cuales no se entiende el formidable crecimiento experi-mentado por los rendimientos agrarios y la productividad deltrabajo. En este proceso jug un papel esencial el Servicio deExtensin Agraria, creado en 1956.

    De los sesenta a los setenta. La formacin de losprincipales subsistemas dentro del sistema alimentario

    Los cambios en la poltica econmica de los aos sesenta in-trodujeron modificaciones fundamentales en el sistema ali-mentario, que se manifestaron de forma muy espectacular, porejemplo, en la salida de importantes contingentes de mano deobra agraria hacia el sector industrial, con el consiguiente des-poblamiento del espacio agrario, y en la aceleracin que expe-riment al mismo tiempo la mecanizacin.Tambin fue espec