Americo - Pautas Para La Lectura de Textos Filosóficos

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  • 8/16/2019 Americo - Pautas Para La Lectura de Textos Filosóficos

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    Introducción a la lectura y análisis de textos filosóficos 

    Profesorado de Filosofía / Escuela Normal 2016Lic. Américo Schvartzman

    La filosofía actual: algunas pautas para

    leer y analizar textos filosóficos

    1. Introducción: la búsqueda de la claridad

    No es fácil leer textos filosóficos. En parte porque estamos acostumbrados a discursos másprácticos o técnicos y las formas de exponer el pensamiento teórico suelen ser distintas. Y en parteporque algunos filósofos escriben de manera sumamente enrevesada o abstrusa (prueben, entrelos clásicos, un rato de Hegel o Kant, o entre los contemporáneos Heidegger o Foucault, paracomprobar de qué hablo).

    La búsqueda de claridad es uno de los tópicos comunes de la filosofía contemporánea. De hecho,es una de las “banderas” del giro lingüístico que atraviesa la labor de toda la filosofía en actividad.Algunas corrientes, algo extremistas, creyeron incluso que la labor de la filosofía debía reducirse

    solamente a eso: a “limpiar” el lenguaje, a clarificar argumentos. No tuvieron éxito, pero dejaronuna importante herencia: la búsqueda de la claridad expositiva y argumentativa.

    Pero lo cierto es que a veces esa misma claridad obliga a utilizar palabras que son precisas en undeterminado contexto, y el autor supone que su lector o lectora conoce o maneja esa precisión. Siempezamos a leer un texto que dice “El campo de trabajo de la epistemología refiere al contextode justificación, desentendiéndose de los contextos de descubrimiento y de aplicación”, sesupone que ya sabemos qué es la epistemología y en qué consiste la diferenciación de contextosque propuso Reichenbach. Pero eso, obviamente, puede no ser así, sobre todo para quien seasoma por primera vez a ese texto (o a cualquier otro).

    Además, entre los textos filosóficos hay una enorme heterogeneidad. Por un lado, los filósofos hanoptado por diferentes estilos al momento de exponer sus ideas: desde los diálogos platónicoshasta el ensayo --iniciado por Montaigne--, pasando por la exposición que no descarta el uso de lalógica o la matemática, como el primer Wittgenstein, hasta formas aforísticas como las queemplearon Nietzsche o el último Wittgenstein. Eso dificulta un poco el asunto: dicho en otraspalabras, la filosofía puede venir en envases muy distintos, lo cual requiere disponerse de un modoespecial en cada caso.

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    Por otro lado hay textos filosóficos que son argumentativos, hay otros que son expositivos oinformativos, y hay una tercera categoría de escritos heterodoxos, clasificados como… ¡inclasificables! La mayor parte de los textos filosóficos contemporáneos son textos informativosque intentan expresar una tesis (es decir, una respuesta o una toma de posición acerca de unproblema o una pregunta filosófica) o bien textos argumentativos que ofrecen razones que apoyenuna tesis, en cuyo caso los autores intentan persuadirnos de ella, convencernos de su idea.

    Los textos heterodoxos (esos inclasificables) son más comunes entre los clásicos, pero también hayautores posteriores e incluso actuales que buscan seguir ese estilo: diálogos, parábolas,colecciones de aforismos, ensayos “personales”, hasta poesías en prosa. Las variantes en estaúltima categoría pueden ser muchas.

    2. Analíticos y continentales

    Suele señalarse que en general hay dos fuertes tradiciones estilísticas en la filosofía moderna ycontemporánea: los “analíticos” y los “continentales”. No se trata de dos escuelas, sino de dosestilos, dos formas de hacer filosofía. Es decir: sus autores no coinciden en mucho más que en la

    manera en que trabajan.

    ¿En qué consiste, qué es lo que los diferencia? Según algunos autores, como Garreta, solo el hechode asignarle diferente importancia a la argumentación.

    En el primer caso, los “analíticos” consideran a la filosofía una actividad eminentementeargumentativa. A su favor se puede hacer una enorme lista de argumentos producidos porfilósofos a lo largo de la historia. En ella podrían incluirse: las paradojas de Zenón, los argumentoscríticos de Sócrates contra los sofistas; las críticas de Aristóteles a la teoría de las ideas de Platón;los distintos argumentos sobre la existencia de Dios: a favor, como el primer motor aristotélico, elargumento ontológico de Anselmo; las pruebas cartesianas, la apuesta de Pascal; en contra, como

    el de Jenófanes, el de Epicuro, los de Hume y Russell; el argumento del genio maligno deDescartes; las críticas de Hume a las nociones de causalidad y substancia; los argumentos de losfilósofos contractualistas como Hobbes, Locke, Rousseau; los argumentos de Kant para probar laidealidad trascendental del espacio y el tiempo; el argumento contra la noción de lenguaje privadode Wittgenstein y contra la noción tradicional de regla; el argumento de la posición original delRawls; la máquina de experiencias de Nozick; los cerebros en cubeta y la Tierra Gemela de Putnam;el cuarto chino de Searle; los antípodas de Rorty, el argumento del violinista de Judith Thomson,etcétera.

    En cambio, la tradición continental (que incluye a Hegel, Nietzsche, Kierkegaard, Heidegger,Derrida, Foucault, entre muchos otros), no parece preocupada especialmente por criticar oproducir argumentos. Su estilo es más literario, menos analítico, y a veces simplemente… “oscuro”.Rorty vincula este estilo filosófico con la noción de «metáfora» y señala que los continentalesparecen desentenderse de producir o criticar argumentos para jerarquizar la producción de nuevos“sentidos” para el lenguaje de la razón de cada época, reinterpretando a la filosofía previa paraproducir nuevas ideas. Algo así como crear nuevos “paradigmas”, o revoluciones conceptuales.

    Para seguir la enumeración anterior, podriamos mencionar entonces el Espiritu Absoluto de Hegel,el Eteno Retorno o la Muerte de Dios de Nietzsche, la Angustia del Individuo de Kierkegaard, elDasein (“Ser-Ahi”) de Heidegger, la deconstrucción de Derrida, el Poder o la Biopolitica enFoucault, etc,

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     Los filósofos de tradición analítica cuestionan duramente a los continentales por considerarlos“charlatanes”, autores de sinsentidos (vean lo que dice Mario Bunge de Heidegger, por ejemplo, a

    quien le reprocha no solo su nazismo sino su uso de expresiones como “la nada nadea”). Y a la

    inversa: los continentales caricaturizan a los analíticos como creadores de una filosofía insípida,aislada, aburrida, obsesionada con la lógica, irrelevante y superficial.

    No obstante, en la batalla de estilos hay que decir que los analíticos han ganado ostensiblemente:como dice Brian Leiter, quienes quieran seguir una carrera en filosofía, no pueden hacer nadamejor que entrenarse en filosofía analítica, aun cuando planeen trabajar sobre Hegel, sobre Marxo sobre Nietzsche.

    3. Las tres áreas activas de la filosofía 

    La heterogeneidad de la producción filosófica es enorme. En la actualidad, quienes hoy abordentemas tan variados como ecología, derechos humanos, la responsabilidad social, discriminación yracismo, alcance de las neurociencias, los riesgos de la tecnología, la empatía, pero también de

    economía, sociología o política, debates sobre feminismo o aborto, textos sobre los riesgos ybeneficios de los avances científicos, los criterios estéticos o el papel del arte en la era de lainformación, o sobre la transformación en la visión del universo a lo largo de la historia, sobre lainfluencia de los medios en la vida política y social, sobre inteligencia artificial o sobre lenguaje….

    En todos los casos, aun sin saberlo, estará leyendo textos típicos de la actividad filosófica actual. Ycada uno de ellos incluye formas de argumentación que son también típicas de la filosofía. Demanera que suelen ser textos complejos y rigurosos.

    La filosofía abarca tres grandes áreas centrales de actividad en la actualidad, que a su vez sonamplísimas, y que podríamos resumir como:

    1) Filosofía de la ciencia: se ocupa del análisis y la reconstrucción de los métodos, conceptosbásicos y áreas temáticas de las ciencias formales (matemática, cálculo lógico, informática, etc.); ylas ciencias naturales (a su vez divididas en dos grandes clases, físico-químicas y biológicas; yciencias sociales –historia, sociología, economía, etc). Sus temas centrales son las teoríascientíficas; el método científico, el cambio científico; la distinción entre ciencias naturales yciencias sociales: explicación versus comprensión; explicación nomológica y explicación narrativa,en disciplinas como epistemología, filosofía del lenguaje, inteligencia artificial, neurofilosofía, etc

    2) Filosofía práctica: ya fuera de todo lazo con cosmovisiones metafísicas o religiosas del mundo,entendida como ética aplicada muestra un florecimiento de temas sobre los cuales trabaja: desdeel tipo de argumentos que se ofrecen como respaldos de juicios morales particulares, hasta losprocedimientos formales para convenir o justificar principios universales de justicia y derechosbásicos de los ciudadanos en su calidad de personas, como base de una sociedad democrática.Abarca así cuestiones de filosofía política y del derecho, economía política, género, derechoshumanos, ambiente, bioética, etc.

    3) Historia conceptual de la propia filosofía: en realidad siempre ha sido constitutiva de laactividad filosófica: ya Platón en sus diálogos remite a sus grandes predecesores, o Aristótelescuando desarrolla las opiniones de los filósofos naturales luego exponer su propuesta. El tipo deanálisis conceptual que caracteriza a la filosofía desde sus comienzos implica una revisión

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    permanente de sus propias propuestas, enigmas y soluciones. La historia de los conceptosfilosóficos es inseparable de nuestros propios conceptos, así como las distintas posicionesfilosóficas, históricamente consideradas (es decir, en relación a su contexto social, económico,científico tecnológico, cultural). En este vastísimo campo se encuentran la filosofía de la historia, lacrítica conceptual, literaria y cultural, la teoría del arte, la historia de las ideas, etc

    Como se puede intuir, esta vastedad temática y estilística implica ciertos esfuerzos para quienquiera comenzar a asomarse a ellas. En otras actividades, el principiante debe adquirir destrezasque involucran o comprometen disposiciones actitudinales mentales y físicas: quien estudie danza,arte o un determinado deporte, deberá dedicar muchas horas a “pulir” el cuerpo para incorporar

    esas habilidades. La filosofía requiere también el desarrollo de determinadas destrezas, vinculadascon la lectura y el análisis. Y esas destrezas, al igual que las de la danza, el dibujo o el deporte, solose adquieren practicando la actividad en la que uno desea ser diestro. Es decir: leyendo yanalizando.

    Un ejercicio interesante consiste en intentar “encajar” en el esquema de las tres áreas, el texto queestamos por abordar. Eso sí: debe tenerse en cuenta que, como en todas las perspectivas de la

    filosofía, las caracterizaciones nunca son tajantes, no son compartimientos estancos, por lo cual lostextos pueden no presentarse en alguna de las áreas en “estado puro” sino que a veces los límitesson difusos, y un texto que se desarrolla en un área puede tener implicaciones, fuentes oconsecuencias en cualquiera de las otras. En ese sentido conviene tomar prestada una figurageométrica: imaginar a las tres áreas de la filosofía en actividad como conjuntos que puedenintersectarse.

    4. Diez sugerencias pautas para la lectura de textos filosóficos

    Como ya dijimos, los textos filosóficos son complejos, y su lectura puede resultar difícil y requiereentrenamiento. En todos los casos hace falta una lectura pausada, y paciencia suficiente para nopretender una comprensión completa al primer intento. Si bien en esta materia hemosseleccionado textos lo más claros posibles, es conveniente ofrecer algunas sugerencias quefaciliten la tarea. Hay que aclarar que no existe una "receta" que garantice la lecturacomprensiva de un texto filosófico. Las presentes recomendaciones pueden facilitar el primeracercamiento a un texto de este tipo. Si ya han leído textos filosóficos, será interesante quecomparen sus propias estrategias con las que se les propone aquí.

    1. 

    Tener una previa conciencia de lo que vamos a leer. Una especie de calentamiento filosófico que parte de la certeza de que las reflexiones sobre el mundo y su sentido tienen

    una lógica diversa a otros tipos de razonamientos. Hay que prepararse mentalmente paraesa actividad. Para empezar es conveniente ubicar al autor en su contexto histórico ysocial. A menudo los textos hacen referencias a sucesos o modos de ver las cosas que sonpropios de una época y pueden parecer extraños en otra. Para esto pueden recurrir aalgún buen manual de Historia, o a un diccionario filosófico. Utilicen Wikipedia:deténganse en los detalles de formación y de época del autor. No es posible comprendercabalmente el pensamiento de nadie si no se conoce algo sobre el contexto en el quesurgió. Sitúenlo en la historia: a menudo los autores escriben "contra" otros autores o en

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    relación con sucesos que han vivido. Es posible que al principio esto les resulte un pocotrabajoso, pero pronto tendrán una imagen cada vez más clara de la ubicación de losautores en la historia. Y esa imagen es imprescindible para comprender sus ideas. Sobre eldiccionario filosófico: ténganlo a mano, pero al mismo tiempo, no se obsesionen con él. Sibien puede ser muy útil para esclarecer algún concepto, puede también ser una telarañade la cual resulte imposible despegarse: el diccionario filosófico de Ferrater Mora, en suversión reducida, ocupa 14 páginas para la entrada “ALMA”.

    2.  Una primera manera de preparación consiste en realizarse algunas preguntas específicassobre lo que vamos a abordar, o dialogar con otra persona que tal vez haya leído el asunto.Tratar de saber, antes de empezar a leer, cuestiones tales como ¿en qué marco se escribióesto?, ¿para qué?, ¿participaba el autor de una corriente o estaba inmerso en algúndebate? Estas preguntas deberían complementar la contextualización que mencionamosantes. De inmediato, para evitar que un prejuicio contamine nuestra lectura, “jugar” aelaborar un argumento exactamente contrario a lo que nos indicó la persona o la reseñasobre lo que vamos a leer. Esto, además, puede hacer entretenida la lectura, aunque no esuna condición necesaria. La filosofía no tiene por qué ser divertida (ver el punto 4).

    3. 

    Hay que disponerse a la lectura. Eso quiere decir elegir un lugar y un momento adecuados.Aunque las personas somos todas diferentes, no es cierto que la medianoche solitaria seala mejor amiga de la filosofía (aunque Descartes dijera lo contrario). Se necesita ciertalucidez para encarar este tipo de lectura. Quizás buena música instrumental de fondo ymate abundante. Todo lo que nos permita concentrarnos.

    4. 

    Tener claro que no encontraremos una diversión igual a otro tipo de entretenimiento. Noes como leer un cómic, una novela, ver una película o incluso leer el diario. El gusto por lalectura teórica se relaciona con otros goces, con otras inquietudes que los seres humanosnecesitamos satisfacer: la búsqueda de las precisiones, por la lógica del texto, por el

    descubrimiento de nuevos datos sobre la realidad, a veces la necesidad de formularsenuevas preguntas o adquirir perspectivas diferentes. Es más: la buena filosofía puede serangustiante.

    5. 

    Es recomendable ir al índice de lo que leeremos, porque gracias a él —en la mayoría de loscasos— lograremos ver el camino recorrido por el autor y la forma en que nos invita atransitarlo. También sirve normalmente el resumen que muchas obras traen en la solapa. Ypor supuesto, los datos sobre el autor (si aparecen) recordando que pueden serincompletos. Algunas ediciones de los clásicos traen buenos prólogos, que a veces logranser excelentes para contextualizar y/o introducir. Ojo: en otros casos son galimatíasincomprensibles, escrito por gente pretenciosa que quiere mostrar cuánto sabe, en lugarde “ayudarnos a entrar”. Y hay una tercera vía: a veces, el mismo prologo que nos pareció

    un espanto incomprensible propio de un pedante, años después (cuando ya hicimosnuestro propio itinerario) lo redescubrimos y encontramos allí un filón extraordinario. Esmuy común. Una buena recomendación: empiecen a leer todos los prólogos y/o estudiospreliminares. Pero no se desesperen si no entienden lo que dice: déjenlo y vayan al autor,que es lo importante.

    6. 

    Anoten los problemas de comprensión que hayan aparecido, ya sea en la interpretación delas palabras o expresiones que se usen, como en la formulación de los argumentos.

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    Conserven sus anotaciones y háganlas legibles, porque solo ellas les permitirán opcionespara zanjar esos problemas de comprensión: por ejemplo, buscar ustedes mismos ayudaen un diccionario filosófico, enciclópedico, en Wikipedia u otras fuentes; o bien, compartirsus dudas y las propuestas de solución con otros compañeros y compañeras; o finalmente,pedir orientación al profesor o profesora a cargo, presencial o virtualmente. Atención conel uso del vocabulario: las maneras de expresarse entre uno y otro autor cambianenormemente. Recuerden que el uso de las palabras en un texto filosófico puede serdiferente del uso habitual. Por poner un ejemplo, la historia del término materia presentagrandes variaciones desde Demócrito hasta la física contemporánea. Ayudan mucho, otravez, los diccionarios de filosofía.

    7. 

    También el idioma es importante. Y de nuevo los diccionarios: en primer lugar, porquevocablos como “alma” o “espíritu” han cambiado sus acepciones a lo largo de la historia.

    En segundo lugar porque es diferente el alemán usado por Kant en 1754 que el que usaHeidegger en 1935. Y en tercer lugar porque hay traducciones que son espantosas (por esohay un dicho italiano: traduttore traditore). Claro que no podemos estudiar diez idiomaspara enfrentarnos con el texto original, por eso es importante buscar buenas traducciones,

    o tener presentes palabras claves que a veces no son traducibles como el arjé presocrático,el Dasein heideggeriano, la Weltanschauung de Dilthey, las impressions de Hume, el cogitocartesiano. Y a veces conjurar la influencia de las malas traducciones, como el

     falsificationism de Popper (traducido como falsificacionismo o falsacionismo,refutacionismo o falibilismo…) con lo cual uno puede terminar odiando a Popper y a sudoctrina.

    8. 

    Leer una y otra vez intentando memorizar todo es difícil (casi imposible) en una materiacon un cariz teorético. Es mejor ir tomando apuntes de todo lo que les parezca relevante. Ysi tenemos la suerte de que el libro o la fotocopia sea de nuestra propiedad, puedenanotar en los márgenes para tener una lectura guiada o subrayar los párrafos que les

    parezcan ejes del discurso del autor. Anoten la que parece ser la tesis central del texto, ocopien la oración más significativa en la que el autor la expresa. Una buena técnica estransformar esa oración en forma interrogativa, de modo que puedan verla como unproblema. Tengan en cuenta, además, que los autores (en especial los que quierenpersuadirnos) repiten mucho, de manera que no pretendan memorizar, sino comprender.Cuando lo hayan logrado, no necesitarán la memoria porque es otra la función mental quese pone en marcha.

    9.  Cuando se acerquen por primera vez a un texto filosófico, comiencen por leer el textocompleto, tratando de ubicar el tema central que trata. Tengan en cuenta siempre quenecesitarán más de dos lecturas (ver abajo, Las tres lecturas). En la segunda, esrecomendable anotar en un bloc de notas tres o cuatro palabras que le permitan abstraer

    ideas del contenido de cada párrafo. Esto les permitirá comenzar a seleccionar losconceptos centrales. Aunque a veces no se entienda algo, en la mayoría de los casosconviene seguir adelante. El afán de comprensión perfecta, lleva en ciertos casos, a unatascamiento poco recomendable. Leer una y otra vez un párrafo inextricable puedemarearnos de tal manera que perdamos el ritmo de lectura. Es mejor avanzar a pesar deque todo no esté totalmente claro, pues la perspectiva total puede aclarar conceptos.Además, también es posible que la complicación no esté de nuestra parte, sino de la deltexto. Luego retomaremos aquellos párrafos de mayor complejidad.

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     10.

     

    Una vez que identificaron el problema que propone el autor, intenten encontrar, delmismo modo, la frase o párrafo en que él brinda su propia solución, y los argumentos orazones que da a favor de su tesis. En este paso, es importante intentar colocarse "del ladodel autor"; abrirse a sus argumentos; encontrar sus razones para sostener esa solución yno otra. Así podremos estar seguros de haber comprendido la posición del autor, antes demanifestar nuestro acuerdo o desacuerdo. Realizar mapas de pensamiento y relacionar losautores entre sí con líneas temporales es un buen apoyo. Este tipo de diagramas buscanreflejar a manera de cuadros las relaciones entre conceptos, autores o desarrollos. Una vezque crean haber comprendido la propuesta del autor, pregúntense: ¿me convence estaposición? ¿Por qué? ¿Estoy de acuerdo con sus argumentos? ¿Puedo ofrecer yoargumentos o razones a favor o en contra de esta posición? En este paso ustedes son losque asumen una actitud crítica (típicamente filosófica) frente al texto. Es recomendableintentar esta revisión crítica aun si usted está de acuerdo con el autor. Recuerden que enfilosofía no es aceptable sostener una afirmación sin más argumento que "yo creo" o "a míme parece". Pregúntense también: ¿Conozco a algún otro autor que sostenga una opinióncontraria a éste? En caso afirmativo, ¿en qué coinciden y en qué discrepan ambos autores?

    ¿Es posible encontrar una tercera postura que se diferencie de ambas? Cuando esténhaciendo todo esto, ya no estarán simplemente leyendo: estarán haciendo análisisfilosófico.

    5. Las tres lecturas 

    Hablamos de tres, pero pueden ser más; cada lectura puede requerir una más (eso depende decada persona, de su historia, de sus gustos, de su capacidad de concentración, en fin de unconjunto de factores que hacen que cada una de las personas seamos diferentes). Pero los trespasos básicos para leer críticamente (es decir, filosóficamente) son:

    1) la lectura global o comprensiva:

    2) la lectura analítica y

    3) la lectura sintética o valorativa.

    1. Lectura lectura global o comprensiva

    Se trata de una lectura rápida, en la cual vamos solamente a enterarnos de lo que dice el texto. Nonos detenemos a subrayar ni a buscar en diccionarios; la intención es solamente leer tratando deenterarse con atención lo que el texto expresa. Es decir, sin mayor preocupación de si estamos o noentendiendo lo que leemos. Al final de la lectura, habremos captado algunas ideas que nosinteresaron. El fin es enterarse de forma general lo que dice el texto. Sin embargo, en esta lectura

    tambièn debemos prestar atención a la estructura del texto: empezando por el título del artículo oensayo, que sugiere cuál es el tema central del texto. De hecho, casi en la mayoría de artículosexpresan el tema central que el autor va a desarrollar en el título mismo, por lo que ya tenemosuna primera idea del posible tema central desde la lectura del título.

    2. Lectura analítica.

    Ahora vamos a leer aún más detenidamente. Nuestra misión consistirá en evidenciar la tesiscentral del texto. A esto llamaremos lectura analítica, que consistirá sobre todo en ubicar las ideas

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    centrales del texto. Todo texto tiene una tesis central o principal (que puede estar esbozada en eltítulo) Pero que el autor logre convencernos de esa tesis central necesita ofrecer una serie deargumentos concentrados en ideas centrales. Las ideas centrales desarrollan cada una unos temaso asuntos que en su integridad conforman la tesis fundamental del texto, o bien, la tesisfundamental que sostiene el autor. A esto lo llamaremos ideas secundarias.

    Las ideas centrales por lo general son expuestas de manera explícita, pero otras veces no. En esteúltimo caso hay que abstraer de cada párrafo lo que el autor quiso expresar. Toda idea principal sehace acompañar de ideas secundarias. Éstas sirven como apoyo de la idea central. Es decir, vienena ser los argumentos explicativos del autor para sostener su afirmación principal. Estas ideassecundarias son importantes cuando el autor no ha dejado plasmado de manera explícita la ideacentral en el párrafo. Todos estos pequeños argumentos sirven entonces para extraer la ideacentral por abstracción o inferencia.

    Ahora bien, cada párrafo contiene una idea central y muchas ideas secundarias. Lo que tenemosque hacer es separar estas ideas centrales o principales una a una para obtener la tesis principal ocentral del autor. Imaginemos que cada idea central es un ladrillo y cada uno de esos ladrillosayuda a formar un edificio. Este edificio construido con pequeños ladrillos es lo que constituye la

    tesis principal del texto.

    En este segundo esquema podemos apreciar lo que debemos realizar a fin de tener una lecturaanalítica. Nótese que cuando no se obtiene de forma explícita la idea central se debe echar manode las ideas secundarias. La idea principal la obtendremos de cada uno de los párrafos y todas lasideas principales o centrales conformaran la tesis central del texto, como lo muestra el esquema.

    Ahora bien, esto es lo más elemental, pero hay que tomar en cuenta otras cosas. Para comprenderun ensayo filosófico analíticamente (análisis quiere decir descomposición. En nuestro contextoquiere decir entonces descomposición de un texto en sus partes fundamentales), tenemos queextraer esa tesis principal buscando algunos elementos que lo faciliten. Para tal fin, vamos aformularnos preguntas como estas: ¿Qué dice el autor o el texto? ¿Cuáles son sus argumentos?

    ¿Por qué el autor trata este tema? ¿A quién o quiénes está dirigido el ensayo? ¿Cómo intenta elautor fundamentar sus argumentos? ¿Cuál es el problema que trata de resolver o evidenciar? ¿Encuál de las tres áreas de la filosofía está inscripto este ensayo? ¿Hay algún pensamiento ideológicoo religioso por medio del cual el autor se apoya para sostener sus ideas? ¿Cuál podría ser el interésprincipal a la hora de escribir? ¿Está el escrito o ensayo enfocado al bienestar social; o estáenfocado a favorecer algún sector de la industria, del comercio, entre otros? En fin, una cantidadde cuestionamientos que harán más profunda la lectura.

    3. Lectura sintética y/o valorativa

    Al llegar a este punto tenemos una lectura comprensiva bastante sólida: sabemos cuál es la tesiscentral, que es lo más importante, y conocemos muchas ideas principales y muchos argumentos

    del autor. Estamos en posición de saber las ideas centrales, y quizás ya creemos comprenderclaramente los conceptos filosóficos que maneja el autor. Si es así, entonces podremos ser capacesde referirla a otros contextos o situaciones, y también podemos, igualmente, cuestionar la lectura.Pero para saber si realmente es así, hay dos niveles que deben repasarse.

    Primer nivel: Es el nivel simplemente discursivo. Se supone que lo alcanzamos en la segundalectura. Si no entendemos lo que estamos leyendo, no es posible analizar su contenido filosófico,en un segundo nivel. Para asegurar la comprensión discursiva, es indispensable conocer elsignificado de las palabras (razón por la que es indispensable tener un diccionario de la lengua

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    española para trabajar), leer las oraciones completas prestando atención a los signos depuntuación, entender las conexiones discursivas entre las distintas partes del texto, ser capaz dereproducir oralmente o por escrito los argumentos centrales del autor. Si no hay suficiente ejercicioen la lectura comprensiva (el primer nivel) habrá que empezar a trabajar desde los niveles básicos,haciendo cosas como las que siguen:

    Subrayar en el texto palabras cuyo significado no conoce. Diferenciar aquellas palabrascuya comprensión les parecen accesorias, de las que le parezcan indispensables entender.

    Subrayar en el texto y transcribir en otra parte, dos conectores causales (es decir, querelacionen hechos en términos de causa y efecto).

    Subrayar en el texto y transcribir en otra parte, dos conectores temporales (es decir, queclarifiquen el orden cronológico de los sucesos)

    Subrayar en el texto y transcribir en otra parte, dos conectores opositivos (es decir, queindiquen diferencias u oposiciones entre dos argumentos o dos conceptos)

    Subrayar en el texto y transcribir en otra parte, dos conectores de consecuencia lógica (esdecir, que indiquen que premisas y conclusiones de un razonamiento).

    -  Subrayar en el texto filosófico párrafos o proposiciones donde el autor está discutiendo

    con otros, respondiendo a otros, desarrollando ideas que otros han propuesto.- 

    Distinguir en el texto las ideas “del autor” de las ideas “de los otros” a los que

    eventualmente cita de manera explícita o incorpora en su discurso de manera implícita.- 

    Indicar en cada caso si esas otras ideas son citadas para manifestar acuerdo, paramanifestar desacuerdo, para fundamentar en la autoridad del otro las ideas propias, etc.

    Estos pasos son centrales para poder realizar lectura y análisis filosóficos: no los tomen a la ligera.Si nunca los hicieron, es el momento de comenzar.

    Segundo nivel: Si estamos seguros de entender lo que se está leyendo, es posible pasar al segundonivel de lectura (y el más difícil): el del análisis del sentido filosófico del texto. Para ello, esimportante identificar conceptos relevantes cuyo sentido probablemente sea más complejo odiferente del que damos corrientemente a las palabras con las que son expresados; sentido quenecesita ser construido poco a poco en el texto mismo. Precisamente, al abordar un texto filosóficoestamos asistiendo a la construcción de ese sentido o de ese concepto, cuya comprensión sólo segarantiza si podemos recorrer nosotros mismos el camino seguido por el autor. Es fundamentalhaber recorrido el mismo camino antes de intentar discutir con un texto, dado que de lo contrariocorremos dos riesgos: por un lado, podemos llegar a sostener interminables discusiones alrededorde problemas mal planteados; por el otro, lo más probable es que no entendamos el texto con elque pretendemos discutir. Tanto nosotros como el texto debemos ser puestos a prueba en elproceso de comprensión del sentido filosófico del mismo. Para esto, además del esfuerzo porconstruir los conceptos junto con los autores, puede ayudarnos un diccionario especializado, comose señaló antes. De todos modos, tal vez necesitemos más lecturas y mucho tiempo de reflexiónantes de comprenderlo completamente. Por el momento, intentemos seguir los siguientes pasos

    para poner a prueba nuestra comprensión y el contenido del texto.

    Ya con dos lecturas del texto, estamos en condiciones de identificar en rasgos generales eltema de que trata el mismo. Una estrategia posible para eso es pensar un título para eltexto que está trabajando.

    Luego de elegir ese titulo, identificar los temas que lo integran y proponer un título paracada uno de ellos (tal vez consideren necesario agrupar más de un párrafo bajo un mismotítulo o, por el contrario, asignar subtítulos diferenciados a fragmentos dentro de un

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    mismo párrafo). Es importante, en cualquier caso, no tomar lo que acabamos de hacercomo técnica para “resumir” el texto.

    Luego indicar, en cada subtitulo, los conceptos que serán desarrollados en el texto.Algunos de ellos pueden requerir de una ayuda externa (textos de otros filósofos, textosliterarios, datos del contexto histórico en el que fue escrito); es importante diferenciarcuáles conceptos pueden ser aclarados con una lectura más atenta del texto, y cuálesrequerirán de la ayuda de su profesor o de la consulta a otros textos.

    -  En función de esos conceptos a desarrollar, hacer tres (o más) preguntas al texto sobre esedesarrollo. Estas preguntas pueden ser hechas o bien desde su comprensión, o bien desdeel conocimiento de otros textos, otros autores, u otras corrientes filosóficas. Esta es otradestreza a ejercitar: interrogar los textos desde otros textos.

    Si en este nivel aun persiste algo que no se haya comprendido, formular la duda de estemodo: citar el párrafo o, si es muy larga la cita, indicar de qué parte del texto surge,sintetizar lo que sí se entiende (es imposible no entender nada) y finalmente formular enuna pregunta qué es lo que no queda claro.

    No debemos nunca perder de vista que el texto es un todo. Por esa razón, luego de haberlo

    “desmenuzado”, debemos reconstruirlo como unidad. Habiendo realizado este recorrido, es viablesuponer que estamos en condiciones de hacer un buen ensayo breve sobre las tesis que defiendeel autor. ¿Y si lo hacemos?

    (Elaboración de la cátedra en base a diferentes autores)