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juzgará a los vivos y a los
muertos en su manifesta-
ción y en su reino, que pre-
diques la palabra…” (2
Tim.4:1-2). He asistido en
algunas cortes en el país
donde he tenido la posibi-
lidad de vivir, y he escu-
chado los cargos del juez
pronunciados al jurado y a
los caballeros de la audien-
cia. Muchos de ellos fueron
impresionantes y atracti-
vos; pero cuando pienso
en este entregado por el
apóstol sin igual en el que
él llamó a atestiguar a
Dios, el Padre, y al Señor
Jesucristo, el Juez de todos
los vivos y muertos, solo
puedo impresionarme con
el tamaño de su peso e
importancia, “te pido que
prediques la palabra” 1
Los predicadores entre
nosotros en un esfuerzo
por ser “cultos” y
“modernos” y “amplios”
han substituido la especu-
lación, la filosofía, la psico-
logía, los eventos actuales,
los repasos de libros y el
Predica la Palabra Weldon Warnock
Noviembre-Diciembre 2018 Vol. 18, Número 6
El Expositor
“Predica la
Palabra, in-
siste a tiem-
po y fuera
de tiem-
po” (2 Tim.
4:2—LBLA)
Predica la Pala-
bra
Weldon Warnock
1
El Carácter de
la Adoración
Jimmy Jividen
4
deslumbramiento por la
Palabra de Dios. Daniel
Webster dijo que cuando
un predicador tomó su
texto de la Biblia y predi-
caba del periódico, él pre-
fería quedarse en casa.
Muchos predican una
versión diluida de la ver-
dad que no es verdad en
lo absoluto. No pocos pre-
dican en generalidades
que pudieran ser predica-
das en muchas iglesias
denominacionales. Para el
crédito de algunas pocas
iglesias Sectarias, ellas no
tolerarían semejante pre-
dicación indecisiva y vaci-
lante que estamos escu-
chando entre nosotros
sobre tales asuntos como
la bebida social, las apues-
tas, las películas indecen-
tes, el vestuario inmodesto
y el divorcio y segundas
nupcias por cualquier cau-
sa.
¿Con qué frecuencia
algunos de ustedes predi-
cadores han escuchado a
S obre muchos pulpitos
en Kentucky hace va-
rios años las palabras fue-
ron, “Predica la Palabra” .
Sería un recordatorio colo-
car estas mismas palabras
en nuestros pulpitos hoy
debido a que tales predica-
dores se están convirtien-
do rápidamente en una
especie de peligro de ex-
tinción.
N. B. Hardeman dijo, “El
encargo más solemne ja-
más entregado a un hom-
bre mortal o vestido en
palabras humanas fue
enunciado por Pablo a Ti-
moteo cuando dijo: “Te
encarezco delante de Dios
y del Señor Jesucristo, que
¿Qué Hay de Malo?
Una pregunta surgida
fue, ¿Qué hay de malo
con la Predicación de
hoy?” “¡Plenitud!” fue la
respuesta dada. Las si-
guiente acusaciones fue-
ron dadas en contra de la
predicación de nuestro
tiempo:
(1) Trivial, trillada. (2)
Sermones monótonos,
vagos y divagantes, sin
puntos claros. (3)
Presentaciones pretencio-
sas sin sentimiento ni
exageración del mismo.
La longitud del sermón
corta cada vez más para
que sea más fácil para la
c o n g r e g a c i ó n . ( 5 )
Tendencia a atenuar el
mensaje para complacer a
la gente. (6)Timidez para
enfatizar las demandas
más difíciles de la religión
en acción.
Después de la pregunta
antes hecha y las respues-
tas dadas, hubo otra pre-
gunta, ¿Cuál es la solu-
ción?” Las siguientes res-
puestas fueron ofrecidas:
(1) Un retorno la predica-
ción valiente de la Iglesia
primitiva y de los apósto-
les. (2) Un énfasis renova-
do sobre la predicación
Bíblica y Expositiva. (3)
Mas tiempo invertido en
la preparación del Ser-
món, (4) Un lenguaje cla-
ro que nutrirá las almas
de los laicos. 2
Página 2 Vol. 18, Número 6
Los comentarios ante-
riores proceden de una
conferencia mundial entre
el Metodismo hace cerca
de 25 años sobre lo que
ellos pensaron de sus pre-
dicadores. A no ser por la
palabra “laico” usted po-
dría pensar que algún
escritor estaba descri-
biendo un reciente repaso
de las Iglesias de Cristo.
Ciertamente, De hecho,
en demasiados casos
nuestra predicación se ha
convertido en: trivial, dé-
bil, monótona, sin senti-
mientos, una clase de
conversaciones breves,
atenuadas, sin contenido
y tímidas ante las deman-
das, un discurso audaz
que permite a los oyentes
saber lo que Dios dice
sobre el asunto. Necesita-
mos retornar a la predica-
ción valiente de la Iglesia
primitiva y los apóstoles,
más Biblia en nuestra pre-
dicación, mejor prepara-
ción y una presentación
clara y audaz que permite
a los oyentes conocer lo
que Dios dice sobre cada
asunto. Creo que el Señor
esta en mejor posición
para conocer nuestras
necesidades que Karl
Barth, Dietrich Bonhoffer,
Sigmund Freud, Harry
Fosdick, Juan Calvino, los
profesores de Colegio de
la Biblia, predicadores o
cualquier otro hombre no
inspirado. ¿Porque no
intentar, por ejemplo,
citar a Jeremías, Ezequiel,
Isaías, o Pedro, Juan o
los hermanos decir des-
pués de que usted predi-
có un sermón bíblico cla-
ro firme, y fundamental
“Nos estamos muriéndo-
nos por esta clase de pre-
dicación”? “Este es el tipo
de predicación con el que
crecí, pero ya no lo escu-
chamos más” “Todo lo
que escuchamos es sobre
la gracia y el amor”. “No
hay un timbre distintivo
en la predicación que es-
cuchamos” “No ha habido
un sermón predicado so-
bre la conversión del Eu-
nuco, la única Iglesia, la
música instrumental, el
denominacionalismo, etc.,
desde que puedo recor-
dar”.
Prediquemos la ver-
dad, toda la verdad y na-
da más que la verdad.
Dejemos de imitar a Billy
Graham, Charles Swindoll
o Max Lucado. ¡Seamos
un Predicador del Evan-
gelio! Redarguyamos,
reprendamos y exhorte-
mos con toda paciencia y
doctrina. Hagamos la
obra de un evangelista,
cumplamos nuestro mi-
nisterio (2 Tim.4:2-5). He-
mos sido llamados por
medio del evangelio a
predicar la Palabra. Que
noble llamado es este. El
inimitable apóstol Pablo
consideró el predicar las
inescrutables riquezas de
Cristo un gran privilegio
concedido a él de parte
de Dios (Efe.3:8). ¿Es algo
menos para nosotros?
Pablo? Quizás los hom-
bres inspirados que es-
cribieron la Biblia se
han vuelto tan obsole-
tos para algunos de
nosotros. No podemos
parecer intelectuales o
de moda citando la Bi-
blia, por lo que recurri-
mos a la sabiduría de
los hombres. “Te encar-
go que Prediques la
Palabra”. Recuerde que
“Pues ya que en la sabi-
duría de Dios, el mundo
no conoció a Dios me-
diante la sabiduría,
agradó a Dios salvar a
los creyentes por la lo-
cura de la predica-
ción” (1 Cor.1:21). Her-
mano, si la Biblia le pa-
rece tan anticuada, en-
tonces retírese del pul-
pito, encuentre un tra-
bajo secular y gánese la
vida horadamente.
George Klingman una
vez oró: “Dios no per-
mitas que el día llegue
cuando nuestros jóve-
nes puedan creer que la
teología, o la filosofía
del hombre, o cualquier
otra cosa más, volverá a
una persona más fuerte
que la Palabra de Dios”.
Algunos de nuestros
predicadores jóvenes, y
unos pocos de nuestros
predicadores mayores,
parecen estar constan-
temente luchando por
ser diferentes, ser nove-
doso, para atraer la
atención hacia sí mismo
o hacia otra cosa y gra-
dualmente apartado a
las personas del amor y
la devoción a la verdad.
Susana Wesley, madre
de Juan y Carlos
Wesley, correctamente
dijo, “El verdadero fin
de la predicación es
reparar la vida de los
hombres y no llenar sus
c a b e z a s c o n
e s p e c u l a c i o n e s
improductivas”. Pablo
escribió a Timoteo,
“Mas evita profanas y
vanas palabras, porque
conducirán más y más a
la impiedad” (2
Tim.2:16).
El Mensaje
La necesidad de la
hora es predicar la
Palabra. No tenemos
otra elección y gozar de
la aprobación de Dios.
El Señor dijo a Jeremías,
“… y dirás todo lo que
te mande” (Jer.1:7; cf.
V.17). Nuevamente,
“habla.. Todas las
palabras que yo te
mandé háblales; no
r e t e n g a s
palabra” (Jer.26:2). A
Jonás le fue dicho:
“proclama en ella el
mensaje que yo te
diré” (Jonás 3:2).
Ezequiel habló la
palabra del Señor. La
frase “vino palabra de
Jehová a mí” aparece 49
veces en Ezequiel. Esta
declaración y la frase
“Así dice el Señor” o
Página 3 Vol. 18, Número 6
metido en mis huesos;
traté de sufrirlo, y no pu-
de” (Jer.20:9). No estoy
sugiriendo que deseche-
mos nuestros libros
(aunque para algunos de
ellos podría ser una bue-
na idea), sino que nunca
olvidemos que son sólo
una herramienta y nada
más.
Lo que la Pre-dicación Lo-
gra
Predicar la Palabra de
Dios logra varias cosas.
Observemos que la Pala-
bra:
1. Da Dirección: “Conozco, oh Jehová, que
el hombre no es señor de
su camino, ni del hombre
que camina es el ordenar
sus pasos” (Jer.10:23). El
hombre no puede cono-
cer por su propia intui-
ción . David escribió,
“Lámpara es a mis pies tu
palabra, Y lumbrera a mi
c a m i n o ” ( S a l m o s
119:105).
2. Previene el Pecado.
“En mi corazón he guar-
dado tus dichos, Para no
pecar contra ti” (Salmos
119:11).
3. Limpia del Pecado.
“Ya vosotros estáis lim-
pios por la palabra que os
he hablado” (Juan 15:3).
― Continúa Página 8
declaraciones similares
aparecen 309 veces en el
libro de Ezequiel. Él pre-
dicó, como también to-
dos los profetas de Dios,
habló de la revelación, no
la especulación.
Que todos los que pre-
dicamos resolvemos ser
como Miqueas cuando
dijo, “Vive Jehová, que lo
que Jehová me hablare,
eso diré” (2 Reyes 22:14).
El “lo que” debe siempre
coincidir con el “eso”.
Seamos capaces de decir
con Pablo, “todo lo que
llenado del evangelio de
Cristo” (Rom.15:19). Pe-
queñas charlas sermóni-
cas y discursos "después
de la cena" que consisten
en sugerencias de salud
mental y relaciones inter-
personales sobre que se
debe hacer y no se hacer,
no están predicando la
palabra. Únicamente el
evangelio nos salvará y
nos llevará al cielo. “No
hay un sólo paso que el
hombre deba tomar, des-
de el momento en que
abandona el mundo del
pecado, la iniquidad y la
desgracia, hasta que por
fin él se extiende a las
puertas que están abier-
tas para recibir la corona
dorada, pero el paso tris-
te se ve afectado ya sea
directa o indirectamente
por la palabra de Dios” 3
Los Cristianos del pri-
mer siglo creyeron en el
poder salvador y transfor-
mador de la Palabra de
Dios. Por lo tanto, ellos
fueron predicándola a
cualquier parte. “Pero los
que fueron esparcidos
iban por todas partes
anunciando el evange-
lio” (Hechos 8:4; cf. 11:19
-20). En Salamina, en Chi-
pre, Pablo y Bernabé
“anunciaban la palabra
de Dios en las sinagogas
d e l o s j u -
díos” (Hech.13:5). En Per-
ge, ellos predicaron la
palabra (Hech.14:25). A
cualquier parte donde
ellos predicaron, la Pala-
bra de Dios (también lla-
mado el evangelio, la fe,
la verdad, Cristo) fue pro-
clamada (Hech.15:36-37;
17:13; cf. 5:42; 8:5, 12, 35;
9:20; 16:10; 19:13; 20:25;
28:30-31).
No es necesario decir
que no podemos predicar
la Palabra a menos que la
conozcamos. El conoci-
miento de la Palabra de
Dios demanda mucho
estudio. Nuestro principal
libro de estudio como
predicadores es la Biblia
— no esos libros Calvinis-
tas que están siendo am-
pliamente aclamados.
Muchos estudian sobre la
Biblia y predican sobre la
Biblia, pero no predican
mucho de la Biblia. Llene-
mos nuestros corazones
con lo que Dios dice y
seamos semejantes a Je-
remías cuando escribió:
“había en mi corazón co-
mo un fuego ardiente
D esde la misma primera edición de
esta revista electrónica el propósito fue, sigue siendo y seguirá la preparación y el estímulo hacia el predicador para predicar todo el consejo de Dios. Por lo tanto, desde hace 18 años he procurado publicar un artículo que recuerde y honre ese objetivo
planteado. Predica la Palabra por Weldon Warnock (1932-2009) describe y refuta la condición endeble de la enseñanza que se realiza en algunos púlpitos y que algunas membrecías apetecen. Sin embargo, Un Cristiano que desea crecer y agradar a su Señor agradecería las lecciones diseñadas para exhortarle a una más grande fidelidad aunque ésta le pudiera lastimar sus emociones “Os ruego, hermanos, que soportéis la palabra de exhortación, pues os he escrito brevemente” (Heb.13:22; cf.2 Tim4:2-4). En el
material: El Carácter de la Adoración el hno. Jummy Jividen destaca muy buenos puntos para meditar tales como las razones porque adoramos y el envolvimiento de todo nuestro ser (alma, espíritu y entendimiento) en la adoración. El presentó esta lecturas en el 2001 en el colegio Freed-Hardeman. Es autor de buenos libros como: Alive in the Spirit (1990) y Inspiration and Authority of the Scriptures. (2014) Su primer escrito lo leí en 1989 referente a como mora el Espíritu Santo en el Cristiano hoy y el uso temporal de las lenguas en el primer siglo. Que sean de algún provecho ambos escritos es mi deseo.
El Expositor Noviembre-Diciembre 2018 COLUMNA EDITORIAL
Página 4
¿Qué significa la adora-
ción? ¿Qué significa la
adoración? ¿Hacia que di-
rección estamos viajando
en nuestras practicas de
adoración — hacia el ca-
mino de la apostasía o ha-
cia el camino de la restau-
ración?
Adoramos por
lo que Dios Es
Adoramos por lo que
Dios Es. Él es el principio
de todo pensamiento ra-
cional. Él es el cumplimien-
to del vació psicológico
dentro de nuestras almas.
Él es el objeto de la impre-
sionante devoción sumisa
de nuestros espíritus inde-
pendientes libres. Un cán-
tico de instrucción que se
usa a menudo en la escue-
la bíblica de vacaciones
expresa el "por qué" de la
adoración:
Mi Dios es tan grande, tan
fuerte y tan poderoso. No
hay nada que mi Dios no
pueda hacer. Las monta-
ñas son suyas, y los valles
son suyos, y los árboles
también son su obra.
Sin duda fue el reconoci-
miento del poder y la glo-
ria de Dios que movió Da-
vid a escribir: “Los cielos
cuenta la gloria de Dios, Y
el firmamento anuncia la
obra de sus ma-
UUU no de los temas
religiosos más
comentados en
el segundo año del nuevo
milenio es “la adoración”.
Este tema se ha convertido
en lo que Marva Down
llama, “las guerras de ado-
ración” (3). Las líneas de
batallas se trazan entre las
antiguas modas probadas
y verdaderas tradicionales
y las contemporáneas ex-
perimentales. Algunos lo
ven como un problema
generacional entre los vie-
jos y los jóvenes. Otros lo
ven como un problema de
carácter temperamental
entre quienes son perso-
nas de cerebro de lado
derecho y personas de ce-
rebro de lado izquierdo.
Otros lo ven como un
asunto meramente cultu-
ral. La verdadera batalla
consiste en como las escri-
turas son consideradas y
como ellos las interpretan.
Las tensiones pueden
ser resueltas al preguntar,
“¿Qué dice la Biblia?”. En
esta vez, no busco identifi-
car y refutar las perversio-
nes en cuanto a la adora-
ción que están siendo pro-
movidas en la Iglesia, sino
más bien quiero identificar
y afirmar la teología de la
adoración como es revela-
da en las Escrituras. ¿Por
qué queremos adorar?
manos.” (Salmos 19:1).
La gloria de Dios refleja
Su naturaleza. Nos ma-
ravillamos al contemplar
la belleza de la naturale-
za. Permanecemos en
asombro de Su gloria y
la consistencia de las
leyes por las que Su
creación es gobernada.
Nuestra propia existen-
cia es un enigma sin re-
solver sin Dios. La razón
demanda una fuente. La
materia demanda un
hacedor. La vida deman-
da un Creador. El tiempo
demanda un principio.
La evolución simplemen-
te plantea la pregunta.
Lo que “es” debe venir
de lo que “siempre ha
sido”. El cántico, “Cuán
grande es Dios” es una
afirmación de quien es
Dios.
Seguro es la vida de las
mentes mortales, Dios
tiene el germen en sus
manos. Los hombres
pueden buscar, pero no
pueden encontrar, por-
que sólo Dios conoce.
Existe un Dios. El vive
hoy. En el vivimos y
perduramos. Al primer
hombre del polvo creó,
El gran YO SOY, es
nuestro Dios
Toda la creación alaba
a Dios por quien es Él. El
Salmo 148 expresa el
pensamiento que toda
El Carácter de la Adoración Jimmy Jividen
El Expositor Nov-Dic. 2018 Pág. 5
Existe dentro del hombre
una añoranza por su ha-
cedor. Ya sea este inter-
pretado ser Ala, Buda, los
ancestros o los ídolos,
cada hombre tiene lo que
William James llama “algo
ahí” (James 61). Y lo que
Rudolf Otto llama “el otro
completo” (Otto 39f). Y
Rudolf Otto lo llama "el
totalmente otro". La tra-
gedia es que el diablo ha
falsificado dioses de todo
tipo, y podemos elegir
nuestro propio dios y
nuestra propia forma de
adorar. Tu dios y mí Dios
pueden contradecirse,
pero eso esta bien. Su
verdad no tiene que ser
mi verdad. Pero Dios
quiere que todos los
hombres rechacen los
dioses falsos y llenen el
vacío de sus almas con el
verdadero y viviente Dios
de la Biblia.
Hay una soledad en el
espíritu de cada hombre
que sólo puede encontrar
consuelo en el Dios que
adoran. Nuestros espíritus
se vuelven nostálgicos
para Dios, nuestro crea-
dor. Queremos hablar con
Él en oración. Queremos
escucharle en Su Palabra.
Queremos sumarnos con
Él en la memoria de Su
Crucifixión. Queremos
disfrutar de la gloria de
Su presencia. Queremos
cantarle en Su presencia y
glorificar Su nombre en
toda la tierra. La adora-
ción nos permite no estar
más solos en el mundo.
En la adoración podemos
cribir el amor de Dios
agotaría el océano seco,
Ningún el pergamino
podría contenerlo exten-
dido de los cielos hasta
los cielos.
Adoramos por
lo que Somos Hay una pared en
blanco más allá del cual
ningún hombre puede
escalar por la razón. Los
filósofos Griegos clásicos
Aristóteles y Platón lle-
garon a una pared más
allá de la cual no podían
ir. Dios no fue parte del
proceso de su razona-
miento. Ellos estudiaron
la causa y el efecto en el
mundo físico. Sus escri-
tos se convirtieron en la
fuente de lo que ahora
llamamos “el método
científico”, pero ellos no
pudieron encontrar a
Dios. Ni tampoco el mé-
todo científico. Aristóte-
les pensó volver a lo que
él llamó “el motor inmó-
vil” Esta era la fuente de
todas las cosas, pero no
pudo descubrir quien o
que era. Platón razonaba
a partir de lo que él llama-
ba “la forma del bien”. Exis-
tía la cosa verdadera, mien-
tras que todas las cosas
físicas eran meras sombras
de la realidad. Sin embar-
go, él no pudo descubrir
quien o que es esta reali-
dad. Aristóteles y Platón
buscaron la fuente de todas
las cosas por la razón, pero
Dios solamente puede ser
descubierto por la revela-
ción. Ellos descubrieron la
necesidad de la Primera
Causa pero no pudieron
encontrarla. Dios mismo, la
primera causa, se revela así
mismo en Sus obras pode-
rosas, en Sus Escrituras re-
veladas, y en Su amado
Hijo. Podemos racional-
mente conocer a semejante
Dios. Esta es la razón por la
que le adoramos.
Hay un vacío en las men-
tes de cada hombre que
puede ser llenado solamen-
te por el Dios que adora-
mos. La adoración es la co-
sa natural que el hombre
puede hacer. En cada tribu,
en cada nación, en cada
cultura y en cada época, los
hombres han adorado algo.
cosa creada alaba a Dios
— el sol, la luna y as es-
trellas; las plantas, los
animales y los hombres y
aun las leyes que Él esta-
bleció; Alaban el nombre
del Señor, porque Él los
ordenó y fueron creados
(Gen.1:11-12). Él tam-
bién los ha establecido
por los siglos de los si-
glos. Él ha hecho un de-
creto que no pasará. La
adoración es lo natural
que hace el hombre re-
flexivo cuando contem-
pla la creación.
Adoramos no única-
mente por lo que Dios es
sino también por lo que
Dios ha hecho. Su amor
por nosotros es tan gran-
de que Él envió a Su Hijo
Unigénito para redimir-
nos del pecado. Esta cla-
se de amor le vuelve a Él
digno de adoración.
¿qué más podría hacer
por nosotros que lo que
ha hecho? Su amor está
más allá del entendi-
miento humano pero es
real. Debido a ese amor,
inclinamos nuestras ca-
bezas, cerramos nuestros
ojos y humillamos nues-
tros corazones para ren-
dirle alabanza llena de
agradecimiento en nues-
tra adoración. Las pala-
bras de un antiguo cánti-
co son ciertas:
Podríamos llenar el
océano con tinta, y hacer
de los cielos un perga-
mino. Volver a todos los
tallos de la tierra una
pluma y todo hombre
escribano por oficio. Es-
Página 6 El Expositor Noviembre-Diciembre 2018
ser nosotros mismos, confe-
sar nuestros momentos más
débiles y compartir nuestras
dificultades más profundas.
Sabemos que somos los hijos
de Dios, (1 Juan 5:19) que
somos los amigos de Jesús
(Juan 15:14-16) y que nues-
tros cuerpos son la morada
del Espíritu Santo (1
Cor.3:16).
¿Qué Significa
Adorar?
Mucho de la confusión
sobre la adoración es debido
a un mal entendimiento de
su naturaleza y propósito.
Primero, adoración es
algo que hacemos, no algo
que es hecho para nosotros.
Es la expresión del hombre
interno, no son impresiones
para estimular las emociones
(Hechos 17:24 y siguientes).
La compañía de libros Gospel
Adcocate cambió el titulo de
mi libro de Enséñanos a Ado-
rar a Más que un Sentimien-
to debido a que este es el
punto exacto del volumen.
Segundo, la adoración es
algo que usted inicia y detie-
ne (Hechos 8:27).
Tercero, hay diferencia
entre lo santo y lo profano.
Cuarto, la adoración es
más que un ritual; esta debe
involucrar al hombre interno
total (Mat.15:8).
Quinto, la adoración no
una actuación para agradar a
los hombres; es una comu-
nión con Dios (Mat.6:5).
Sexto, el enfoque de la
adoración no debe estar en
Una montaña o región sa-
grada; debe estar más bien
en el espíritu, la mente y el
corazón del hombre interior
(Juan 4:19-25).
Séptimo, los actos de
adoración no están abiertos
a la elección de los hom-
bres; ellos deben ser autori-
zados por Dios (Mat.4:10;
Juan 4:22).
Adorando en
Espíritu y en
Verdad
La conversación que Je-
sus sostuvo con la mujer
Samaritana en Juan 4:19-24
enseña cinco puntos impor-
tantes sobre la adoración.
(1) La Adoración no debe
ser limitada a un lugar físi-
co. La adoración no estuvo
limitada Al monte Gerizim
de los Samaritanos ni al
monte de Sión de los Ju-
díos. Jesús dijo que el tiem-
po estaba acercándose
cuando el lugar sería algo
totalmente irrelevante.
(2) El Padre desea adora-
dores. Dios no es una dei-
dad impasiva, estoica, que
no cuida. Es maravilloso que
quien creó el universo quie-
ra relacionarse con noso-
tros.
(3) Hay una diferencia en
como Adoramos. El Antiguo
Testamento enseña que los
Judíos donde deben adorar
en Jerusalén es el Monte
Sión. Los Samaritanos cam-
biaron el lugar al Monte
Gerizim. Jesús les dijo,
“Vosotros adoráis lo que no
sabéis; nosotros adoramos
lo que sabemos” (Juan
4:22). Ellos estaban equi-
vocados porque ellos no
siguieron la Palabra de Dios.
(4) La Adoración debe ser
en Espíritu. Esta enseñanza
no se refiere a canticos ins-
pirados por el Espíritu San-
to. Tampoco se refiere al
tiempo de cantar. Significa
que la adoración debe to-
mar lugar desde el espíritu
del hombre hacia Dios
quien es Espíritu en el cam-
po de Espíritu. Los actos de
adoración son meramente
físicos, y los sonidos audi-
bles y las emociones vacías
a menos que ellas proven-
gan desde el espíritu del
hombre (Vea 1 Cor.14:14-
16).
(5) La Adoración debe ser
en verdad. Ciertamente la
adoración debe ser de
acuerdo a la Palabra de Dios
q u e e s l l a m a d a
“verdad” (Juan 17:17). El
significado en este texto
parece ser que “en verdad”
se refiere a que los actos
deben ser ofrecidos sincera-
mente, genuinamente o
verdaderamente. Debe ser
“una verdadera adoración”
no una mera pretensión.
Jesus enseño a la mujer
Samaritana que Dios sesea
que los hombres le adoren
verdaderamente en espíritu,
de acuerdo a las Escrituras
en todos los lugares del
mundo.
Palabras para
Adoración
Hay diez palabras griegas
para “adoración”. Dos de
estas palabras, proskuneo y
latreuo, son las más usadas
por los escritores del Nuevo
Testamento. Proskuneo se
enfoca sobre la actitud del
adorador estando lleno de
asombro, humildad y sumi-
sión. Latreuo se enfoca más
sobre los actos de adora-
ción del culto mismo ― las
palabras y las acciones. Am-
bos términos significan
“adoración” pero las raíces
de estas palabras amplían
nuestro entendimiento de
lo que significa adoración.
Las dos palabras son usadas
en el mismo contexto en
Mateo 4. Jesús le dijo al
diablo, “Al Señor tu Dios
adorarás, [proskuneo] y e él
s o l o s e r v i r á s
[latreuo]” (versículo 10).
La adoración por un la-
do, envuelve la actitud in-
terna del adorador — pros-
kuneo. Por el otro, envuelve
los actos físicos externos de
la adoración ― latreuo.
Uno debiera observar la
hermenéutica que Jesus
emplea en este versículo. Él
añade la palabra “solo” al
texto original de Deutero-
nomio 6:13. Jesús usó lo
que es llamado “el silencio
prohibitivo” Él no tiene que
enumerar todos los dioses
paganos de Egipto, Canaán
y Babilonia. Al decir que
Moisés a quien deben ado-
rar, todos los demás quedan
excluidos. Este silencio
prohibitivo debe ser respe-
EL EXPOSITOR es una
publicación de artículos sa-
nos, edificantes y relevantes
al desempeño del fiel Exposi-
tor de la Palabra de Dios.
Cualquier comentario diríja-
lo a su editor responsable:
Armando Ramírez 1 de Ma-
yo # 214 Valle Hermoso,
Tamps. 87501 México. E-
Mail: Armandokat-
tado en la obra y la adora-
ción de la Iglesia.
Proskuneo, de acuerdo
al Léxico de Arndt y Gin-
grich, es definido como “la
costumbre de postrarse
uno mismo ante una perso-
na y besarle sus pies, el
borde de sus vestiduras o
suelo” (725). Esta palabra
descrine la actitud de
asombro, y sumisividad
humilde ante quien es con-
siderado divino.
Representa una actitud
de sumisión impresionante
y humilde ante lo que se
considera divino. Refleja
una actitud de dependen-
cia e indignidad. Tal actitud
describe nuestro acerca-
miento a Dios en la adora-
ción.
Latreou tiene un énfasis
diferente. Es usado para
referirse a actos del culto
de adoración. Strathmann
en su artículo en TDNT
define la palabra como “El
culto de adoración y la
oración que todos pueden
ofrecer, la palabra se usa
en un sentido extendido ...
para incluir toda forma de
culto divino un sentido
amplio… para incluir toda
forma de la adoración divi-
na” Sus raíces son encon-
tradas en los rituales del
culto usados por los Grie-
gos para servir a sus dioses
y en la LXX con referencia a
los sacrificios ofrecidos por
los sacerdotes” (63).
La frase “actos de adora-
ción” es a menudo usada
para referirse a formas di-
ferentes en las que Dios
nos ha dicho adorarle. No
es una frase escritural debi-
Vol. 18, Número 6
do a que no esta en la Bi-
blia. La palabra latreuo
parece tener tal significado.
Esta envuelve los actos del
servicio religioso dados al
hombre. Proskuneo se en-
foca sobre la actitud del
hombre interior mientras
que Latreuo se enfoca en
los actos del servicio reli-
gioso y podría corregir las
innovaciones no autoriza-
das en la adoración.
La Adoración
Envuelve al
Hombre interno
Las partes físicas de la
adoración son importantes.
Solamente tenemos que
recordar la historia de Na-
dab y Abiu para entender
que Dios no acepta fuego
extraño que Él no ordenó
(Lev.10:1-2). Pablo corrigió
a los que estaban comien-
do comidas sacrificadas a
los ídolos, siguiendo reli-
giones misteriosas en prac-
ticas experimentales, ado-
ración irracionales a los
ángeles (Col.2:18). Las in-
novaciones de la adoración
pervertida fueron el resul-
tado de primeramente su
descuido de la verdadera
adoración (Rom.1:21). Esta
es la razón por la que he
enfocado sobre la verdade-
ra adoración más que rea-
lizar una polémica contra la
falsa adoración.
La parte interna de la
adoración envuelve al
hombre total — al espíritu,
la mente y el corazón. Él
debe querer adorar. Él de-
be entender lo que signifi-
ca la adoración. Debe ex-
presar aquello que siente
en sí mismo.
Página 7
espíritu ora, pero mi enten-
dimiento queda sin fru-
to” (1 Cor.14:14).
El Corazón es la parte
sentimental del hombre.
La adoración debe proce-
der del corazón (Efe.5:19;
Col.3:16). David escribió,
“Los sacrificios de Dios son
el espíritu quebrantado; Al
contrito y humillado no
despreciarás tú, oh
Dios” (Sal.51:17). La adora-
ción es más que un ritual
frío o un ejercicio intelec-
tual. Envuelve la liberación
de profundos sentimientos
emocionales. Santiago ex-
presó este aspecto de la
adoración y escribió: “¿Está
alguno entre vosotros afli-
gido? Haga oración. ¿Está
alguno alegre? Cante ala-
banzas” (Stg.5:13). En tiem-
pos de profunda tristeza en
un funeral cantamos y ora-
mos. En tiempos de pro-
fundo gozo damos gracias
y alabamos a Dios.
Las fuentes de la adora-
ción debe venir desde el
hombre interior. Como el
cantico lo expresa “Oh co-
mo orar produce descanso
al atribulado. La oración
volverá la noche en día. De
manera que cuando las
cosas se tornen oscuras y
tristes, no te olvide de
orar”. Ellos el deseo de la
voluntad, el entendimiento
de la mente, y los senti-
mientos del corazón.
El Triple Propó-
sito de la Adora-
ción
Los propósitos de la
adoración no son mantener
las tradiciones del pasado,
El Espíritu es la parte voluntaria del hombre.
Es quien en realidad es ―
su identidad — es su volun-
tad. La parte de él que
desea. El espíritu del hom-
bre debe querer adorar a
fin de adorar. No podemos
adorar por parte de otra
persona. Pablo dijo,
“Porque ¿Quién de los
hombres sabe las cosas del
hombre, sino el espíritu del
hombre que está en él? (1
Cor.2:11).
Debemos adorar con el
espíritu y con el entendi-
miento (1 Cor.2:11). No
importa cuan correcta la
forma o cuán hermosas
sean las palabras, no pode-
mos adorar sin el espíritu
del hombre interior.
La Mente es la parte racional del hombre ―
su entendimiento. La
adoración no es un ejerci-
cio espiritual o ritual sagra-
do que es hecho con pala-
bras sin sentido. Sabemos
lo que estamos diciendo
con la mente. Debemos
entender el significado de
los actos de adoración.
Debemos entender las pa-
labras en los cantos y se-
guir las peticiones hechas
en oración. La adoración
“únicamente de palabras”
es probablemente nuestra
más grande perversión en
la adoración. La adoración
se lleva a cabo, no pelliz-
cando el pan o bebiendo la
copa, sino en el espíritu, la
mente y el corazón del
adorador. Pablo mostró la
locura de la adoración sin
sentido que los Corintios
estaba practicando al escri-
birles, “Porque si yo oro en
lengua desconocida, mi
― Viene de la Página 3
4. Salva. Pablo escribió:
“Porque no me avergüenzo
del evangelio, porque es
poder de Dios para
salvación” (Rom.1:16; cf. 1
Cor.15:1-3).
5. Produce Madurez
Espiritual. Pedro escribió
que debemos desear
“como niños recién
nacidos, la leche espiritual
no adulterada, para que
por ella crezcáis para
salvación” (1 Ped.2:2). El
autor de los Hebreos
declara que la Palabra de
Dios producirá el
crecimiento espiritual, el
discernimiento y la
madurez (Heb.5:12-14).
6. Nos Capacita para
Luchar contra los
enemigos de la Verdad. La
espada del Espíritu, que es
la Palabra de Dios
(Efe.6:17) nos ayuda a
“Pelear la buena batalla de
la fe” (1 Tim.6:12). No
puedes ser muy efectivo
para derribar las fortalezas
de las falsas doctrinas (2
Cor.10:3-5) siendo suave y
dulce al hablar. Debes
tomar la espada del
Espíritu y convertirte en un
adepto al usarla.
R e c o n o z c a m o s
plenamente que la Palabra
de Dios tiene el la energía,
el poder, la capacidad y la
efectividad para lograr
todas estas cosas que Dios
ha diseñado para hacer. Sin
embargo, esta no puede
realizar su trabajo sino le es
permitido. Por lo tanto,
Predica la Palabra.
Los predicadores que tra-
tan de hacer que todos se
sientan bien con ellos mis-
mos, tratan de no despierta
la culpa, no predicar nada
polémico, enfatizar única-
mente los elementos positi-
vos, usar temas pueriles y
coqueteos, como "Cómo Be-
sar a una Rana", “Cómo Lo-
grar que una Tortuga Escale
por la Cerca”, y nunca predi-
car más de 15-20 minutos, no
son predicadores del evange-
lio. Son una nueva camada de
predicadores entre nosotros
que no saben qué es el evan-
gelio. No tienen suficiente
poder en su mensaje para
levantar una pluma en el va-
cío, mucho menos a menos
para cambiar a hombres y
mujeres y adaptarlos para el
cielo.
Que el Señor nos ayude a
regresar a la predicación del
evangelio del antiguo Jerusa-
lén en su antigua simplicidad
y pureza con convicción y
certidumbre. Los corazones
humanos todavía claman por
el pan de vida. No les demos
en su lugar una piedra o una
serpiente.
Notas al pie
1 N. B. Hardeman, Harde-
man´s Tabernacle Sermons,
Vol.1. Pág.65
2 Johnny Jackson, Firmé
Foundation, Agosto 1991.
Este artículo fue escrito en
Sep, 25, de 1966.
3 N. B. Hardeman, op. cit.,
Pág. 69
— Fuente: Guardian of Truth, Vol. XXXVI, Num.3,
Febrero 6, 1992, Págs. 3-5.
El Expositor Noviembre-Diciembre 2018 Página 8
consistió de sacerdotes
ofreciendo el sacrificio de
animales, comidas, ofrendas
y quema de incienso. En la
Iglesia esta es diferente.
Ofrecemos los sacrificios de
alabanza y agradecimiento.
Una exhortación apostólica
es: “Así que, ofrezcamos
siempre a Dios, por medio
de él, sacrificio de alabanza,
es decir, fruto de labios que
confiesan su nom-
bre” (Heb.13:15).
Sumario
Adoramos debido a quien
es Dios —El Creador y Sus-
tentador Todo Poderoso,
Eterno, Espiritual y Santo de
todo el universo. Le adora-
mos por lo que Él ha hecho
― amarnos en tal magnitud
como para enviarnos a Su
Hijo para salvar nuestras
almas. Le adoramos por lo
que somos ― seres creados
a su misma imagen.
Obras Citadas:
Arndt, William F., and F. Wilburn
Gingrich. A Greek-English Lexicon of
the New Testament. Chicago U. of
Chicago Press, 1959
Dawn, Marva J. Reachig Out
Without Dumbing Down. Grand
Rapids: Eerdmans, 1995.
James, William. The Varieties of
Religious Experiences. New York:
The New American Library, 1958.
Otto, Rudolf. The Idea of the Holy,
Londres: Unwin Brothers Limited per
Pelican Books, 1959
Strathmann, H. “Proskuneo”. Theo-
logical Dictionary of the New Testa-
ment, Ed. Gerhard Kittel, Vol. IV.
Grand Rapids: Eerdmans, 1973.
— Fuente: New Begin-nings: God, Man and
Redemption in Genesis, 65 Annual Freed-Hardeman
Lecturship 2001. Vol. 11.
Num.1, Enero 2011, Pags.26-27
― Viene de la Página 7
cumplir con las expectacio-
nes sociales, o dar libre cur-
so a las emociones. La ado-
ración es acercarse en co-
munión con Dios en el espí-
ritu para expresar nuestro
amor y agradecimiento, es
pedir por su gracia y provi-
siones, y darle alabanza en
un espíritu asombrado, y
humildemente sumiso.
Adoramos para expre-
sar devoción. Hay veces
cuando nuestros corazones
están llenos de dolor y de-
sesperación y nos pregunta-
mos, “¿Cuándo esto finaliza-
rá?” adoramos y nuestras
cargas son aligeradas. Hay
momentos en que nuestros
sentimientos se elevan a las
cimas de las montañas y
estamos listos para estallar
en alegría. Nos pregunta-
mos como podemos expre-
sar los sentimientos de go-
zo y agradecimiento. Luego,
adoramos y encontramos
plenitud.
Adoramos para Edifi-
car a los Demás. La Iglesia
en Corinto había olvidado
esto. Ellos estaban única-
mente interesados en ejer-
cer sus dones espirituales
milagrosos. Pablo corrigió
la situación al recordarles
que uno de los propósitos
de las reuniones de la Igle-
sia era para edificarse:
“Hágase todo para edifica-
ción” (1 Cor.14:26). En el
mismo contexto él les dijo,”
pero hágase todo decente-
mente y con orden” (14:40).
Adoramos para Ala-
bar a Dios. Dios desea la
adoración. En el Antiguo
Testamento la adoración