8
juzgará a los vivos y a los muertos en su manifesta- ción y en su reino, que pre- diques la palabra…” (2 Tim.4:1-2). He asistido en algunas cortes en el país donde he tenido la posibi- lidad de vivir, y he escu- chado los cargos del juez pronunciados al jurado y a los caballeros de la audien- cia. Muchos de ellos fueron impresionantes y atracti- vos; pero cuando pienso en este entregado por el apóstol sin igual en el que él llamó a atestiguar a Dios, el Padre, y al Señor Jesucristo, el Juez de todos los vivos y muertos, solo puedo impresionarme con el tamaño de su peso e importancia, “te pido que prediques la palabra” 1 Los predicadores entre nosotros en un esfuerzo por ser “cultos” y “modernos” y “amplios” han substituido la especu- lación, la filosofía, la psico- logía, los eventos actuales, los repasos de libros y el Predica la Palabra Weldon Warnock Noviembre-Diciembre 2018 Vol. 18, Número 6 El Expositor “Predica la Palabra, in- siste a tiem- po y fuera de tiem- po” (2 Tim. 4:2—LBLA) Predica la Pala- bra Weldon Warnock 1 El Carácter de la Adoración Jimmy Jividen 4 deslumbramiento por la Palabra de Dios. Daniel Webster dijo que cuando un predicador tomó su texto de la Biblia y predi- caba del periódico, él pre- fería quedarse en casa. Muchos predican una versión diluida de la ver- dad que no es verdad en lo absoluto. No pocos pre- dican en generalidades que pudieran ser predica- das en muchas iglesias denominacionales. Para el crédito de algunas pocas iglesias Sectarias, ellas no tolerarían semejante pre- dicación indecisiva y vaci- lante que estamos escu- chando entre nosotros sobre tales asuntos como la bebida social, las apues- tas, las películas indecen- tes, el vestuario inmodesto y el divorcio y segundas nupcias por cualquier cau- sa. ¿Con qué frecuencia algunos de ustedes predi- cadores han escuchado a S obre muchos pulpitos en Kentucky hace va- rios años las palabras fue- ron, “Predica la Palabra” . Sería un recordatorio colo- car estas mismas palabras en nuestros pulpitos hoy debido a que tales predica- dores se están convirtien- do rápidamente en una especie de peligro de ex- tinción. N. B. Hardeman dijo, “El encargo más solemne ja- más entregado a un hom- bre mortal o vestido en palabras humanas fue enunciado por Pablo a Ti- moteo cuando dijo: “Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que

“Predica la siste a tiem- Palabra, in- El Expositor po y fuera · o Max Lucado. ¡Seamos un Predicador del Evan-gelio! Redarguyamos, reprendamos y exhorte-mos con toda paciencia

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Page 1: “Predica la siste a tiem- Palabra, in- El Expositor po y fuera · o Max Lucado. ¡Seamos un Predicador del Evan-gelio! Redarguyamos, reprendamos y exhorte-mos con toda paciencia

juzgará a los vivos y a los

muertos en su manifesta-

ción y en su reino, que pre-

diques la palabra…” (2

Tim.4:1-2). He asistido en

algunas cortes en el país

donde he tenido la posibi-

lidad de vivir, y he escu-

chado los cargos del juez

pronunciados al jurado y a

los caballeros de la audien-

cia. Muchos de ellos fueron

impresionantes y atracti-

vos; pero cuando pienso

en este entregado por el

apóstol sin igual en el que

él llamó a atestiguar a

Dios, el Padre, y al Señor

Jesucristo, el Juez de todos

los vivos y muertos, solo

puedo impresionarme con

el tamaño de su peso e

importancia, “te pido que

prediques la palabra” 1

Los predicadores entre

nosotros en un esfuerzo

por ser “cultos” y

“modernos” y “amplios”

han substituido la especu-

lación, la filosofía, la psico-

logía, los eventos actuales,

los repasos de libros y el

Predica la Palabra Weldon Warnock

Noviembre-Diciembre 2018 Vol. 18, Número 6

El Expositor

“Predica la

Palabra, in-

siste a tiem-

po y fuera

de tiem-

po” (2 Tim.

4:2—LBLA)

Predica la Pala-

bra

Weldon Warnock

1

El Carácter de

la Adoración

Jimmy Jividen

4

deslumbramiento por la

Palabra de Dios. Daniel

Webster dijo que cuando

un predicador tomó su

texto de la Biblia y predi-

caba del periódico, él pre-

fería quedarse en casa.

Muchos predican una

versión diluida de la ver-

dad que no es verdad en

lo absoluto. No pocos pre-

dican en generalidades

que pudieran ser predica-

das en muchas iglesias

denominacionales. Para el

crédito de algunas pocas

iglesias Sectarias, ellas no

tolerarían semejante pre-

dicación indecisiva y vaci-

lante que estamos escu-

chando entre nosotros

sobre tales asuntos como

la bebida social, las apues-

tas, las películas indecen-

tes, el vestuario inmodesto

y el divorcio y segundas

nupcias por cualquier cau-

sa.

¿Con qué frecuencia

algunos de ustedes predi-

cadores han escuchado a

S obre muchos pulpitos

en Kentucky hace va-

rios años las palabras fue-

ron, “Predica la Palabra” .

Sería un recordatorio colo-

car estas mismas palabras

en nuestros pulpitos hoy

debido a que tales predica-

dores se están convirtien-

do rápidamente en una

especie de peligro de ex-

tinción.

N. B. Hardeman dijo, “El

encargo más solemne ja-

más entregado a un hom-

bre mortal o vestido en

palabras humanas fue

enunciado por Pablo a Ti-

moteo cuando dijo: “Te

encarezco delante de Dios

y del Señor Jesucristo, que

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¿Qué Hay de Malo?

Una pregunta surgida

fue, ¿Qué hay de malo

con la Predicación de

hoy?” “¡Plenitud!” fue la

respuesta dada. Las si-

guiente acusaciones fue-

ron dadas en contra de la

predicación de nuestro

tiempo:

(1) Trivial, trillada. (2)

Sermones monótonos,

vagos y divagantes, sin

puntos claros. (3)

Presentaciones pretencio-

sas sin sentimiento ni

exageración del mismo.

La longitud del sermón

corta cada vez más para

que sea más fácil para la

c o n g r e g a c i ó n . ( 5 )

Tendencia a atenuar el

mensaje para complacer a

la gente. (6)Timidez para

enfatizar las demandas

más difíciles de la religión

en acción.

Después de la pregunta

antes hecha y las respues-

tas dadas, hubo otra pre-

gunta, ¿Cuál es la solu-

ción?” Las siguientes res-

puestas fueron ofrecidas:

(1) Un retorno la predica-

ción valiente de la Iglesia

primitiva y de los apósto-

les. (2) Un énfasis renova-

do sobre la predicación

Bíblica y Expositiva. (3)

Mas tiempo invertido en

la preparación del Ser-

món, (4) Un lenguaje cla-

ro que nutrirá las almas

de los laicos. 2

Página 2 Vol. 18, Número 6

Los comentarios ante-

riores proceden de una

conferencia mundial entre

el Metodismo hace cerca

de 25 años sobre lo que

ellos pensaron de sus pre-

dicadores. A no ser por la

palabra “laico” usted po-

dría pensar que algún

escritor estaba descri-

biendo un reciente repaso

de las Iglesias de Cristo.

Ciertamente, De hecho,

en demasiados casos

nuestra predicación se ha

convertido en: trivial, dé-

bil, monótona, sin senti-

mientos, una clase de

conversaciones breves,

atenuadas, sin contenido

y tímidas ante las deman-

das, un discurso audaz

que permite a los oyentes

saber lo que Dios dice

sobre el asunto. Necesita-

mos retornar a la predica-

ción valiente de la Iglesia

primitiva y los apóstoles,

más Biblia en nuestra pre-

dicación, mejor prepara-

ción y una presentación

clara y audaz que permite

a los oyentes conocer lo

que Dios dice sobre cada

asunto. Creo que el Señor

esta en mejor posición

para conocer nuestras

necesidades que Karl

Barth, Dietrich Bonhoffer,

Sigmund Freud, Harry

Fosdick, Juan Calvino, los

profesores de Colegio de

la Biblia, predicadores o

cualquier otro hombre no

inspirado. ¿Porque no

intentar, por ejemplo,

citar a Jeremías, Ezequiel,

Isaías, o Pedro, Juan o

los hermanos decir des-

pués de que usted predi-

có un sermón bíblico cla-

ro firme, y fundamental

“Nos estamos muriéndo-

nos por esta clase de pre-

dicación”? “Este es el tipo

de predicación con el que

crecí, pero ya no lo escu-

chamos más” “Todo lo

que escuchamos es sobre

la gracia y el amor”. “No

hay un timbre distintivo

en la predicación que es-

cuchamos” “No ha habido

un sermón predicado so-

bre la conversión del Eu-

nuco, la única Iglesia, la

música instrumental, el

denominacionalismo, etc.,

desde que puedo recor-

dar”.

Prediquemos la ver-

dad, toda la verdad y na-

da más que la verdad.

Dejemos de imitar a Billy

Graham, Charles Swindoll

o Max Lucado. ¡Seamos

un Predicador del Evan-

gelio! Redarguyamos,

reprendamos y exhorte-

mos con toda paciencia y

doctrina. Hagamos la

obra de un evangelista,

cumplamos nuestro mi-

nisterio (2 Tim.4:2-5). He-

mos sido llamados por

medio del evangelio a

predicar la Palabra. Que

noble llamado es este. El

inimitable apóstol Pablo

consideró el predicar las

inescrutables riquezas de

Cristo un gran privilegio

concedido a él de parte

de Dios (Efe.3:8). ¿Es algo

menos para nosotros?

Pablo? Quizás los hom-

bres inspirados que es-

cribieron la Biblia se

han vuelto tan obsole-

tos para algunos de

nosotros. No podemos

parecer intelectuales o

de moda citando la Bi-

blia, por lo que recurri-

mos a la sabiduría de

los hombres. “Te encar-

go que Prediques la

Palabra”. Recuerde que

“Pues ya que en la sabi-

duría de Dios, el mundo

no conoció a Dios me-

diante la sabiduría,

agradó a Dios salvar a

los creyentes por la lo-

cura de la predica-

ción” (1 Cor.1:21). Her-

mano, si la Biblia le pa-

rece tan anticuada, en-

tonces retírese del pul-

pito, encuentre un tra-

bajo secular y gánese la

vida horadamente.

George Klingman una

vez oró: “Dios no per-

mitas que el día llegue

cuando nuestros jóve-

nes puedan creer que la

teología, o la filosofía

del hombre, o cualquier

otra cosa más, volverá a

una persona más fuerte

que la Palabra de Dios”.

Algunos de nuestros

predicadores jóvenes, y

unos pocos de nuestros

predicadores mayores,

parecen estar constan-

temente luchando por

ser diferentes, ser nove-

doso, para atraer la

atención hacia sí mismo

o hacia otra cosa y gra-

Page 3: “Predica la siste a tiem- Palabra, in- El Expositor po y fuera · o Max Lucado. ¡Seamos un Predicador del Evan-gelio! Redarguyamos, reprendamos y exhorte-mos con toda paciencia

dualmente apartado a

las personas del amor y

la devoción a la verdad.

Susana Wesley, madre

de Juan y Carlos

Wesley, correctamente

dijo, “El verdadero fin

de la predicación es

reparar la vida de los

hombres y no llenar sus

c a b e z a s c o n

e s p e c u l a c i o n e s

improductivas”. Pablo

escribió a Timoteo,

“Mas evita profanas y

vanas palabras, porque

conducirán más y más a

la impiedad” (2

Tim.2:16).

El Mensaje

La necesidad de la

hora es predicar la

Palabra. No tenemos

otra elección y gozar de

la aprobación de Dios.

El Señor dijo a Jeremías,

“… y dirás todo lo que

te mande” (Jer.1:7; cf.

V.17). Nuevamente,

“habla.. Todas las

palabras que yo te

mandé háblales; no

r e t e n g a s

palabra” (Jer.26:2). A

Jonás le fue dicho:

“proclama en ella el

mensaje que yo te

diré” (Jonás 3:2).

Ezequiel habló la

palabra del Señor. La

frase “vino palabra de

Jehová a mí” aparece 49

veces en Ezequiel. Esta

declaración y la frase

“Así dice el Señor” o

Página 3 Vol. 18, Número 6

metido en mis huesos;

traté de sufrirlo, y no pu-

de” (Jer.20:9). No estoy

sugiriendo que deseche-

mos nuestros libros

(aunque para algunos de

ellos podría ser una bue-

na idea), sino que nunca

olvidemos que son sólo

una herramienta y nada

más.

Lo que la Pre-dicación Lo-

gra

Predicar la Palabra de

Dios logra varias cosas.

Observemos que la Pala-

bra:

1. Da Dirección: “Conozco, oh Jehová, que

el hombre no es señor de

su camino, ni del hombre

que camina es el ordenar

sus pasos” (Jer.10:23). El

hombre no puede cono-

cer por su propia intui-

ción . David escribió,

“Lámpara es a mis pies tu

palabra, Y lumbrera a mi

c a m i n o ” ( S a l m o s

119:105).

2. Previene el Pecado.

“En mi corazón he guar-

dado tus dichos, Para no

pecar contra ti” (Salmos

119:11).

3. Limpia del Pecado.

“Ya vosotros estáis lim-

pios por la palabra que os

he hablado” (Juan 15:3).

― Continúa Página 8

declaraciones similares

aparecen 309 veces en el

libro de Ezequiel. Él pre-

dicó, como también to-

dos los profetas de Dios,

habló de la revelación, no

la especulación.

Que todos los que pre-

dicamos resolvemos ser

como Miqueas cuando

dijo, “Vive Jehová, que lo

que Jehová me hablare,

eso diré” (2 Reyes 22:14).

El “lo que” debe siempre

coincidir con el “eso”.

Seamos capaces de decir

con Pablo, “todo lo que

llenado del evangelio de

Cristo” (Rom.15:19). Pe-

queñas charlas sermóni-

cas y discursos "después

de la cena" que consisten

en sugerencias de salud

mental y relaciones inter-

personales sobre que se

debe hacer y no se hacer,

no están predicando la

palabra. Únicamente el

evangelio nos salvará y

nos llevará al cielo. “No

hay un sólo paso que el

hombre deba tomar, des-

de el momento en que

abandona el mundo del

pecado, la iniquidad y la

desgracia, hasta que por

fin él se extiende a las

puertas que están abier-

tas para recibir la corona

dorada, pero el paso tris-

te se ve afectado ya sea

directa o indirectamente

por la palabra de Dios” 3

Los Cristianos del pri-

mer siglo creyeron en el

poder salvador y transfor-

mador de la Palabra de

Dios. Por lo tanto, ellos

fueron predicándola a

cualquier parte. “Pero los

que fueron esparcidos

iban por todas partes

anunciando el evange-

lio” (Hechos 8:4; cf. 11:19

-20). En Salamina, en Chi-

pre, Pablo y Bernabé

“anunciaban la palabra

de Dios en las sinagogas

d e l o s j u -

díos” (Hech.13:5). En Per-

ge, ellos predicaron la

palabra (Hech.14:25). A

cualquier parte donde

ellos predicaron, la Pala-

bra de Dios (también lla-

mado el evangelio, la fe,

la verdad, Cristo) fue pro-

clamada (Hech.15:36-37;

17:13; cf. 5:42; 8:5, 12, 35;

9:20; 16:10; 19:13; 20:25;

28:30-31).

No es necesario decir

que no podemos predicar

la Palabra a menos que la

conozcamos. El conoci-

miento de la Palabra de

Dios demanda mucho

estudio. Nuestro principal

libro de estudio como

predicadores es la Biblia

— no esos libros Calvinis-

tas que están siendo am-

pliamente aclamados.

Muchos estudian sobre la

Biblia y predican sobre la

Biblia, pero no predican

mucho de la Biblia. Llene-

mos nuestros corazones

con lo que Dios dice y

seamos semejantes a Je-

remías cuando escribió:

“había en mi corazón co-

mo un fuego ardiente

Page 4: “Predica la siste a tiem- Palabra, in- El Expositor po y fuera · o Max Lucado. ¡Seamos un Predicador del Evan-gelio! Redarguyamos, reprendamos y exhorte-mos con toda paciencia

D esde la misma primera edición de

esta revista electrónica el propósito fue, sigue siendo y seguirá la preparación y el estímulo hacia el predicador para predicar todo el consejo de Dios. Por lo tanto, desde hace 18 años he procurado publicar un artículo que recuerde y honre ese objetivo

planteado. Predica la Palabra por Weldon Warnock (1932-2009) describe y refuta la condición endeble de la enseñanza que se realiza en algunos púlpitos y que algunas membrecías apetecen. Sin embargo, Un Cristiano que desea crecer y agradar a su Señor agradecería las lecciones diseñadas para exhortarle a una más grande fidelidad aunque ésta le pudiera lastimar sus emociones “Os ruego, hermanos, que soportéis la palabra de exhortación, pues os he escrito brevemente” (Heb.13:22; cf.2 Tim4:2-4). En el

material: El Carácter de la Adoración el hno. Jummy Jividen destaca muy buenos puntos para meditar tales como las razones porque adoramos y el envolvimiento de todo nuestro ser (alma, espíritu y entendimiento) en la adoración. El presentó esta lecturas en el 2001 en el colegio Freed-Hardeman. Es autor de buenos libros como: Alive in the Spirit (1990) y Inspiration and Authority of the Scriptures. (2014) Su primer escrito lo leí en 1989 referente a como mora el Espíritu Santo en el Cristiano hoy y el uso temporal de las lenguas en el primer siglo. Que sean de algún provecho ambos escritos es mi deseo.

El Expositor Noviembre-Diciembre 2018 COLUMNA EDITORIAL

Página 4

¿Qué significa la adora-

ción? ¿Qué significa la

adoración? ¿Hacia que di-

rección estamos viajando

en nuestras practicas de

adoración — hacia el ca-

mino de la apostasía o ha-

cia el camino de la restau-

ración?

Adoramos por

lo que Dios Es

Adoramos por lo que

Dios Es. Él es el principio

de todo pensamiento ra-

cional. Él es el cumplimien-

to del vació psicológico

dentro de nuestras almas.

Él es el objeto de la impre-

sionante devoción sumisa

de nuestros espíritus inde-

pendientes libres. Un cán-

tico de instrucción que se

usa a menudo en la escue-

la bíblica de vacaciones

expresa el "por qué" de la

adoración:

Mi Dios es tan grande, tan

fuerte y tan poderoso. No

hay nada que mi Dios no

pueda hacer. Las monta-

ñas son suyas, y los valles

son suyos, y los árboles

también son su obra.

Sin duda fue el reconoci-

miento del poder y la glo-

ria de Dios que movió Da-

vid a escribir: “Los cielos

cuenta la gloria de Dios, Y

el firmamento anuncia la

obra de sus ma-

UUU no de los temas

religiosos más

comentados en

el segundo año del nuevo

milenio es “la adoración”.

Este tema se ha convertido

en lo que Marva Down

llama, “las guerras de ado-

ración” (3). Las líneas de

batallas se trazan entre las

antiguas modas probadas

y verdaderas tradicionales

y las contemporáneas ex-

perimentales. Algunos lo

ven como un problema

generacional entre los vie-

jos y los jóvenes. Otros lo

ven como un problema de

carácter temperamental

entre quienes son perso-

nas de cerebro de lado

derecho y personas de ce-

rebro de lado izquierdo.

Otros lo ven como un

asunto meramente cultu-

ral. La verdadera batalla

consiste en como las escri-

turas son consideradas y

como ellos las interpretan.

Las tensiones pueden

ser resueltas al preguntar,

“¿Qué dice la Biblia?”. En

esta vez, no busco identifi-

car y refutar las perversio-

nes en cuanto a la adora-

ción que están siendo pro-

movidas en la Iglesia, sino

más bien quiero identificar

y afirmar la teología de la

adoración como es revela-

da en las Escrituras. ¿Por

qué queremos adorar?

manos.” (Salmos 19:1).

La gloria de Dios refleja

Su naturaleza. Nos ma-

ravillamos al contemplar

la belleza de la naturale-

za. Permanecemos en

asombro de Su gloria y

la consistencia de las

leyes por las que Su

creación es gobernada.

Nuestra propia existen-

cia es un enigma sin re-

solver sin Dios. La razón

demanda una fuente. La

materia demanda un

hacedor. La vida deman-

da un Creador. El tiempo

demanda un principio.

La evolución simplemen-

te plantea la pregunta.

Lo que “es” debe venir

de lo que “siempre ha

sido”. El cántico, “Cuán

grande es Dios” es una

afirmación de quien es

Dios.

Seguro es la vida de las

mentes mortales, Dios

tiene el germen en sus

manos. Los hombres

pueden buscar, pero no

pueden encontrar, por-

que sólo Dios conoce.

Existe un Dios. El vive

hoy. En el vivimos y

perduramos. Al primer

hombre del polvo creó,

El gran YO SOY, es

nuestro Dios

Toda la creación alaba

a Dios por quien es Él. El

Salmo 148 expresa el

pensamiento que toda

El Carácter de la Adoración Jimmy Jividen

Page 5: “Predica la siste a tiem- Palabra, in- El Expositor po y fuera · o Max Lucado. ¡Seamos un Predicador del Evan-gelio! Redarguyamos, reprendamos y exhorte-mos con toda paciencia

El Expositor Nov-Dic. 2018 Pág. 5

Existe dentro del hombre

una añoranza por su ha-

cedor. Ya sea este inter-

pretado ser Ala, Buda, los

ancestros o los ídolos,

cada hombre tiene lo que

William James llama “algo

ahí” (James 61). Y lo que

Rudolf Otto llama “el otro

completo” (Otto 39f). Y

Rudolf Otto lo llama "el

totalmente otro". La tra-

gedia es que el diablo ha

falsificado dioses de todo

tipo, y podemos elegir

nuestro propio dios y

nuestra propia forma de

adorar. Tu dios y mí Dios

pueden contradecirse,

pero eso esta bien. Su

verdad no tiene que ser

mi verdad. Pero Dios

quiere que todos los

hombres rechacen los

dioses falsos y llenen el

vacío de sus almas con el

verdadero y viviente Dios

de la Biblia.

Hay una soledad en el

espíritu de cada hombre

que sólo puede encontrar

consuelo en el Dios que

adoran. Nuestros espíritus

se vuelven nostálgicos

para Dios, nuestro crea-

dor. Queremos hablar con

Él en oración. Queremos

escucharle en Su Palabra.

Queremos sumarnos con

Él en la memoria de Su

Crucifixión. Queremos

disfrutar de la gloria de

Su presencia. Queremos

cantarle en Su presencia y

glorificar Su nombre en

toda la tierra. La adora-

ción nos permite no estar

más solos en el mundo.

En la adoración podemos

cribir el amor de Dios

agotaría el océano seco,

Ningún el pergamino

podría contenerlo exten-

dido de los cielos hasta

los cielos.

Adoramos por

lo que Somos Hay una pared en

blanco más allá del cual

ningún hombre puede

escalar por la razón. Los

filósofos Griegos clásicos

Aristóteles y Platón lle-

garon a una pared más

allá de la cual no podían

ir. Dios no fue parte del

proceso de su razona-

miento. Ellos estudiaron

la causa y el efecto en el

mundo físico. Sus escri-

tos se convirtieron en la

fuente de lo que ahora

llamamos “el método

científico”, pero ellos no

pudieron encontrar a

Dios. Ni tampoco el mé-

todo científico. Aristóte-

les pensó volver a lo que

él llamó “el motor inmó-

vil” Esta era la fuente de

todas las cosas, pero no

pudo descubrir quien o

que era. Platón razonaba

a partir de lo que él llama-

ba “la forma del bien”. Exis-

tía la cosa verdadera, mien-

tras que todas las cosas

físicas eran meras sombras

de la realidad. Sin embar-

go, él no pudo descubrir

quien o que es esta reali-

dad. Aristóteles y Platón

buscaron la fuente de todas

las cosas por la razón, pero

Dios solamente puede ser

descubierto por la revela-

ción. Ellos descubrieron la

necesidad de la Primera

Causa pero no pudieron

encontrarla. Dios mismo, la

primera causa, se revela así

mismo en Sus obras pode-

rosas, en Sus Escrituras re-

veladas, y en Su amado

Hijo. Podemos racional-

mente conocer a semejante

Dios. Esta es la razón por la

que le adoramos.

Hay un vacío en las men-

tes de cada hombre que

puede ser llenado solamen-

te por el Dios que adora-

mos. La adoración es la co-

sa natural que el hombre

puede hacer. En cada tribu,

en cada nación, en cada

cultura y en cada época, los

hombres han adorado algo.

cosa creada alaba a Dios

— el sol, la luna y as es-

trellas; las plantas, los

animales y los hombres y

aun las leyes que Él esta-

bleció; Alaban el nombre

del Señor, porque Él los

ordenó y fueron creados

(Gen.1:11-12). Él tam-

bién los ha establecido

por los siglos de los si-

glos. Él ha hecho un de-

creto que no pasará. La

adoración es lo natural

que hace el hombre re-

flexivo cuando contem-

pla la creación.

Adoramos no única-

mente por lo que Dios es

sino también por lo que

Dios ha hecho. Su amor

por nosotros es tan gran-

de que Él envió a Su Hijo

Unigénito para redimir-

nos del pecado. Esta cla-

se de amor le vuelve a Él

digno de adoración.

¿qué más podría hacer

por nosotros que lo que

ha hecho? Su amor está

más allá del entendi-

miento humano pero es

real. Debido a ese amor,

inclinamos nuestras ca-

bezas, cerramos nuestros

ojos y humillamos nues-

tros corazones para ren-

dirle alabanza llena de

agradecimiento en nues-

tra adoración. Las pala-

bras de un antiguo cánti-

co son ciertas:

Podríamos llenar el

océano con tinta, y hacer

de los cielos un perga-

mino. Volver a todos los

tallos de la tierra una

pluma y todo hombre

escribano por oficio. Es-

Page 6: “Predica la siste a tiem- Palabra, in- El Expositor po y fuera · o Max Lucado. ¡Seamos un Predicador del Evan-gelio! Redarguyamos, reprendamos y exhorte-mos con toda paciencia

Página 6 El Expositor Noviembre-Diciembre 2018

ser nosotros mismos, confe-

sar nuestros momentos más

débiles y compartir nuestras

dificultades más profundas.

Sabemos que somos los hijos

de Dios, (1 Juan 5:19) que

somos los amigos de Jesús

(Juan 15:14-16) y que nues-

tros cuerpos son la morada

del Espíritu Santo (1

Cor.3:16).

¿Qué Significa

Adorar?

Mucho de la confusión

sobre la adoración es debido

a un mal entendimiento de

su naturaleza y propósito.

Primero, adoración es

algo que hacemos, no algo

que es hecho para nosotros.

Es la expresión del hombre

interno, no son impresiones

para estimular las emociones

(Hechos 17:24 y siguientes).

La compañía de libros Gospel

Adcocate cambió el titulo de

mi libro de Enséñanos a Ado-

rar a Más que un Sentimien-

to debido a que este es el

punto exacto del volumen.

Segundo, la adoración es

algo que usted inicia y detie-

ne (Hechos 8:27).

Tercero, hay diferencia

entre lo santo y lo profano.

Cuarto, la adoración es

más que un ritual; esta debe

involucrar al hombre interno

total (Mat.15:8).

Quinto, la adoración no

una actuación para agradar a

los hombres; es una comu-

nión con Dios (Mat.6:5).

Sexto, el enfoque de la

adoración no debe estar en

Una montaña o región sa-

grada; debe estar más bien

en el espíritu, la mente y el

corazón del hombre interior

(Juan 4:19-25).

Séptimo, los actos de

adoración no están abiertos

a la elección de los hom-

bres; ellos deben ser autori-

zados por Dios (Mat.4:10;

Juan 4:22).

Adorando en

Espíritu y en

Verdad

La conversación que Je-

sus sostuvo con la mujer

Samaritana en Juan 4:19-24

enseña cinco puntos impor-

tantes sobre la adoración.

(1) La Adoración no debe

ser limitada a un lugar físi-

co. La adoración no estuvo

limitada Al monte Gerizim

de los Samaritanos ni al

monte de Sión de los Ju-

díos. Jesús dijo que el tiem-

po estaba acercándose

cuando el lugar sería algo

totalmente irrelevante.

(2) El Padre desea adora-

dores. Dios no es una dei-

dad impasiva, estoica, que

no cuida. Es maravilloso que

quien creó el universo quie-

ra relacionarse con noso-

tros.

(3) Hay una diferencia en

como Adoramos. El Antiguo

Testamento enseña que los

Judíos donde deben adorar

en Jerusalén es el Monte

Sión. Los Samaritanos cam-

biaron el lugar al Monte

Gerizim. Jesús les dijo,

“Vosotros adoráis lo que no

sabéis; nosotros adoramos

lo que sabemos” (Juan

4:22). Ellos estaban equi-

vocados porque ellos no

siguieron la Palabra de Dios.

(4) La Adoración debe ser

en Espíritu. Esta enseñanza

no se refiere a canticos ins-

pirados por el Espíritu San-

to. Tampoco se refiere al

tiempo de cantar. Significa

que la adoración debe to-

mar lugar desde el espíritu

del hombre hacia Dios

quien es Espíritu en el cam-

po de Espíritu. Los actos de

adoración son meramente

físicos, y los sonidos audi-

bles y las emociones vacías

a menos que ellas proven-

gan desde el espíritu del

hombre (Vea 1 Cor.14:14-

16).

(5) La Adoración debe ser

en verdad. Ciertamente la

adoración debe ser de

acuerdo a la Palabra de Dios

q u e e s l l a m a d a

“verdad” (Juan 17:17). El

significado en este texto

parece ser que “en verdad”

se refiere a que los actos

deben ser ofrecidos sincera-

mente, genuinamente o

verdaderamente. Debe ser

“una verdadera adoración”

no una mera pretensión.

Jesus enseño a la mujer

Samaritana que Dios sesea

que los hombres le adoren

verdaderamente en espíritu,

de acuerdo a las Escrituras

en todos los lugares del

mundo.

Palabras para

Adoración

Hay diez palabras griegas

para “adoración”. Dos de

estas palabras, proskuneo y

latreuo, son las más usadas

por los escritores del Nuevo

Testamento. Proskuneo se

enfoca sobre la actitud del

adorador estando lleno de

asombro, humildad y sumi-

sión. Latreuo se enfoca más

sobre los actos de adora-

ción del culto mismo ― las

palabras y las acciones. Am-

bos términos significan

“adoración” pero las raíces

de estas palabras amplían

nuestro entendimiento de

lo que significa adoración.

Las dos palabras son usadas

en el mismo contexto en

Mateo 4. Jesús le dijo al

diablo, “Al Señor tu Dios

adorarás, [proskuneo] y e él

s o l o s e r v i r á s

[latreuo]” (versículo 10).

La adoración por un la-

do, envuelve la actitud in-

terna del adorador — pros-

kuneo. Por el otro, envuelve

los actos físicos externos de

la adoración ― latreuo.

Uno debiera observar la

hermenéutica que Jesus

emplea en este versículo. Él

añade la palabra “solo” al

texto original de Deutero-

nomio 6:13. Jesús usó lo

que es llamado “el silencio

prohibitivo” Él no tiene que

enumerar todos los dioses

paganos de Egipto, Canaán

y Babilonia. Al decir que

Moisés a quien deben ado-

rar, todos los demás quedan

excluidos. Este silencio

prohibitivo debe ser respe-

EL EXPOSITOR es una

publicación de artículos sa-

nos, edificantes y relevantes

al desempeño del fiel Exposi-

tor de la Palabra de Dios.

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lo a su editor responsable:

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tado en la obra y la adora-

ción de la Iglesia.

Proskuneo, de acuerdo

al Léxico de Arndt y Gin-

grich, es definido como “la

costumbre de postrarse

uno mismo ante una perso-

na y besarle sus pies, el

borde de sus vestiduras o

suelo” (725). Esta palabra

descrine la actitud de

asombro, y sumisividad

humilde ante quien es con-

siderado divino.

Representa una actitud

de sumisión impresionante

y humilde ante lo que se

considera divino. Refleja

una actitud de dependen-

cia e indignidad. Tal actitud

describe nuestro acerca-

miento a Dios en la adora-

ción.

Latreou tiene un énfasis

diferente. Es usado para

referirse a actos del culto

de adoración. Strathmann

en su artículo en TDNT

define la palabra como “El

culto de adoración y la

oración que todos pueden

ofrecer, la palabra se usa

en un sentido extendido ...

para incluir toda forma de

culto divino un sentido

amplio… para incluir toda

forma de la adoración divi-

na” Sus raíces son encon-

tradas en los rituales del

culto usados por los Grie-

gos para servir a sus dioses

y en la LXX con referencia a

los sacrificios ofrecidos por

los sacerdotes” (63).

La frase “actos de adora-

ción” es a menudo usada

para referirse a formas di-

ferentes en las que Dios

nos ha dicho adorarle. No

es una frase escritural debi-

Vol. 18, Número 6

do a que no esta en la Bi-

blia. La palabra latreuo

parece tener tal significado.

Esta envuelve los actos del

servicio religioso dados al

hombre. Proskuneo se en-

foca sobre la actitud del

hombre interior mientras

que Latreuo se enfoca en

los actos del servicio reli-

gioso y podría corregir las

innovaciones no autoriza-

das en la adoración.

La Adoración

Envuelve al

Hombre interno

Las partes físicas de la

adoración son importantes.

Solamente tenemos que

recordar la historia de Na-

dab y Abiu para entender

que Dios no acepta fuego

extraño que Él no ordenó

(Lev.10:1-2). Pablo corrigió

a los que estaban comien-

do comidas sacrificadas a

los ídolos, siguiendo reli-

giones misteriosas en prac-

ticas experimentales, ado-

ración irracionales a los

ángeles (Col.2:18). Las in-

novaciones de la adoración

pervertida fueron el resul-

tado de primeramente su

descuido de la verdadera

adoración (Rom.1:21). Esta

es la razón por la que he

enfocado sobre la verdade-

ra adoración más que rea-

lizar una polémica contra la

falsa adoración.

La parte interna de la

adoración envuelve al

hombre total — al espíritu,

la mente y el corazón. Él

debe querer adorar. Él de-

be entender lo que signifi-

ca la adoración. Debe ex-

presar aquello que siente

en sí mismo.

Página 7

espíritu ora, pero mi enten-

dimiento queda sin fru-

to” (1 Cor.14:14).

El Corazón es la parte

sentimental del hombre.

La adoración debe proce-

der del corazón (Efe.5:19;

Col.3:16). David escribió,

“Los sacrificios de Dios son

el espíritu quebrantado; Al

contrito y humillado no

despreciarás tú, oh

Dios” (Sal.51:17). La adora-

ción es más que un ritual

frío o un ejercicio intelec-

tual. Envuelve la liberación

de profundos sentimientos

emocionales. Santiago ex-

presó este aspecto de la

adoración y escribió: “¿Está

alguno entre vosotros afli-

gido? Haga oración. ¿Está

alguno alegre? Cante ala-

banzas” (Stg.5:13). En tiem-

pos de profunda tristeza en

un funeral cantamos y ora-

mos. En tiempos de pro-

fundo gozo damos gracias

y alabamos a Dios.

Las fuentes de la adora-

ción debe venir desde el

hombre interior. Como el

cantico lo expresa “Oh co-

mo orar produce descanso

al atribulado. La oración

volverá la noche en día. De

manera que cuando las

cosas se tornen oscuras y

tristes, no te olvide de

orar”. Ellos el deseo de la

voluntad, el entendimiento

de la mente, y los senti-

mientos del corazón.

El Triple Propó-

sito de la Adora-

ción

Los propósitos de la

adoración no son mantener

las tradiciones del pasado,

El Espíritu es la parte voluntaria del hombre.

Es quien en realidad es ―

su identidad — es su volun-

tad. La parte de él que

desea. El espíritu del hom-

bre debe querer adorar a

fin de adorar. No podemos

adorar por parte de otra

persona. Pablo dijo,

“Porque ¿Quién de los

hombres sabe las cosas del

hombre, sino el espíritu del

hombre que está en él? (1

Cor.2:11).

Debemos adorar con el

espíritu y con el entendi-

miento (1 Cor.2:11). No

importa cuan correcta la

forma o cuán hermosas

sean las palabras, no pode-

mos adorar sin el espíritu

del hombre interior.

La Mente es la parte racional del hombre ―

su entendimiento. La

adoración no es un ejerci-

cio espiritual o ritual sagra-

do que es hecho con pala-

bras sin sentido. Sabemos

lo que estamos diciendo

con la mente. Debemos

entender el significado de

los actos de adoración.

Debemos entender las pa-

labras en los cantos y se-

guir las peticiones hechas

en oración. La adoración

“únicamente de palabras”

es probablemente nuestra

más grande perversión en

la adoración. La adoración

se lleva a cabo, no pelliz-

cando el pan o bebiendo la

copa, sino en el espíritu, la

mente y el corazón del

adorador. Pablo mostró la

locura de la adoración sin

sentido que los Corintios

estaba practicando al escri-

birles, “Porque si yo oro en

lengua desconocida, mi

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― Viene de la Página 3

4. Salva. Pablo escribió:

“Porque no me avergüenzo

del evangelio, porque es

poder de Dios para

salvación” (Rom.1:16; cf. 1

Cor.15:1-3).

5. Produce Madurez

Espiritual. Pedro escribió

que debemos desear

“como niños recién

nacidos, la leche espiritual

no adulterada, para que

por ella crezcáis para

salvación” (1 Ped.2:2). El

autor de los Hebreos

declara que la Palabra de

Dios producirá el

crecimiento espiritual, el

discernimiento y la

madurez (Heb.5:12-14).

6. Nos Capacita para

Luchar contra los

enemigos de la Verdad. La

espada del Espíritu, que es

la Palabra de Dios

(Efe.6:17) nos ayuda a

“Pelear la buena batalla de

la fe” (1 Tim.6:12). No

puedes ser muy efectivo

para derribar las fortalezas

de las falsas doctrinas (2

Cor.10:3-5) siendo suave y

dulce al hablar. Debes

tomar la espada del

Espíritu y convertirte en un

adepto al usarla.

R e c o n o z c a m o s

plenamente que la Palabra

de Dios tiene el la energía,

el poder, la capacidad y la

efectividad para lograr

todas estas cosas que Dios

ha diseñado para hacer. Sin

embargo, esta no puede

realizar su trabajo sino le es

permitido. Por lo tanto,

Predica la Palabra.

Los predicadores que tra-

tan de hacer que todos se

sientan bien con ellos mis-

mos, tratan de no despierta

la culpa, no predicar nada

polémico, enfatizar única-

mente los elementos positi-

vos, usar temas pueriles y

coqueteos, como "Cómo Be-

sar a una Rana", “Cómo Lo-

grar que una Tortuga Escale

por la Cerca”, y nunca predi-

car más de 15-20 minutos, no

son predicadores del evange-

lio. Son una nueva camada de

predicadores entre nosotros

que no saben qué es el evan-

gelio. No tienen suficiente

poder en su mensaje para

levantar una pluma en el va-

cío, mucho menos a menos

para cambiar a hombres y

mujeres y adaptarlos para el

cielo.

Que el Señor nos ayude a

regresar a la predicación del

evangelio del antiguo Jerusa-

lén en su antigua simplicidad

y pureza con convicción y

certidumbre. Los corazones

humanos todavía claman por

el pan de vida. No les demos

en su lugar una piedra o una

serpiente.

Notas al pie

1 N. B. Hardeman, Harde-

man´s Tabernacle Sermons,

Vol.1. Pág.65

2 Johnny Jackson, Firmé

Foundation, Agosto 1991.

Este artículo fue escrito en

Sep, 25, de 1966.

3 N. B. Hardeman, op. cit.,

Pág. 69

— Fuente: Guardian of Truth, Vol. XXXVI, Num.3,

Febrero 6, 1992, Págs. 3-5.

El Expositor Noviembre-Diciembre 2018 Página 8

consistió de sacerdotes

ofreciendo el sacrificio de

animales, comidas, ofrendas

y quema de incienso. En la

Iglesia esta es diferente.

Ofrecemos los sacrificios de

alabanza y agradecimiento.

Una exhortación apostólica

es: “Así que, ofrezcamos

siempre a Dios, por medio

de él, sacrificio de alabanza,

es decir, fruto de labios que

confiesan su nom-

bre” (Heb.13:15).

Sumario

Adoramos debido a quien

es Dios —El Creador y Sus-

tentador Todo Poderoso,

Eterno, Espiritual y Santo de

todo el universo. Le adora-

mos por lo que Él ha hecho

― amarnos en tal magnitud

como para enviarnos a Su

Hijo para salvar nuestras

almas. Le adoramos por lo

que somos ― seres creados

a su misma imagen.

Obras Citadas:

Arndt, William F., and F. Wilburn

Gingrich. A Greek-English Lexicon of

the New Testament. Chicago U. of

Chicago Press, 1959

Dawn, Marva J. Reachig Out

Without Dumbing Down. Grand

Rapids: Eerdmans, 1995.

James, William. The Varieties of

Religious Experiences. New York:

The New American Library, 1958.

Otto, Rudolf. The Idea of the Holy,

Londres: Unwin Brothers Limited per

Pelican Books, 1959

Strathmann, H. “Proskuneo”. Theo-

logical Dictionary of the New Testa-

ment, Ed. Gerhard Kittel, Vol. IV.

Grand Rapids: Eerdmans, 1973.

— Fuente: New Begin-nings: God, Man and

Redemption in Genesis, 65 Annual Freed-Hardeman

Lecturship 2001. Vol. 11.

Num.1, Enero 2011, Pags.26-27

― Viene de la Página 7

cumplir con las expectacio-

nes sociales, o dar libre cur-

so a las emociones. La ado-

ración es acercarse en co-

munión con Dios en el espí-

ritu para expresar nuestro

amor y agradecimiento, es

pedir por su gracia y provi-

siones, y darle alabanza en

un espíritu asombrado, y

humildemente sumiso.

Adoramos para expre-

sar devoción. Hay veces

cuando nuestros corazones

están llenos de dolor y de-

sesperación y nos pregunta-

mos, “¿Cuándo esto finaliza-

rá?” adoramos y nuestras

cargas son aligeradas. Hay

momentos en que nuestros

sentimientos se elevan a las

cimas de las montañas y

estamos listos para estallar

en alegría. Nos pregunta-

mos como podemos expre-

sar los sentimientos de go-

zo y agradecimiento. Luego,

adoramos y encontramos

plenitud.

Adoramos para Edifi-

car a los Demás. La Iglesia

en Corinto había olvidado

esto. Ellos estaban única-

mente interesados en ejer-

cer sus dones espirituales

milagrosos. Pablo corrigió

la situación al recordarles

que uno de los propósitos

de las reuniones de la Igle-

sia era para edificarse:

“Hágase todo para edifica-

ción” (1 Cor.14:26). En el

mismo contexto él les dijo,”

pero hágase todo decente-

mente y con orden” (14:40).

Adoramos para Ala-

bar a Dios. Dios desea la

adoración. En el Antiguo

Testamento la adoración