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APROXIMACION A LA ARQUITECTURA PLATERESCA EN JAEN. FRANCISCO DEL CASTILLO, EL VIEJO, Y LA PORTADA DEL POSITO Por María Soledad Lázaro Damas O I existe en el panorama artístico giennense una etapa oscura en lo ^ que se refiere a conocimiento sobre ella, ésta no es otra que la co- rrespondiente a la primera mitad del siglo XVI. Es notable en esta pri- mera mitad la amplia actividad registrada en Jaén capital y especialmen- te en lo que se refiere a la faceta arquitectónica bajo las directrices de lo que se ha venido en llamar estilo plateresco y en virtud de la favorable holgura económica que el país registra en estos momentos. Se ha señalado siempre el fuerte impulso que las artes adquieren gracias al mecenazgo del estamento nobiliario y del clero, olvidando el papel que en el mecenazgo artístico ha jugado el patronazgo civil de mano de los cabildos o ayuntamientos, patronazgo que no hay que olvi- dar en estas fechas y en general a lo largo de todo el siglo durante el cual, el Cabildo municipal se manifiesta como un notable impulsor de un tipo de arquitectura que en líneas generales mantiene un sentido alta- mente funcional por encima del decorativo, ya que en todas estas cons- trucciones prevalece el concepto de utilidad y servicio público sobre el puramente ornamental. En virtud de esta idea, los ejemplos que se en- globarían en este apartado dentro de una arquitectura que podríamos llamar ciudadana o más exactamente municipal, comprenderían desde las sedes representativas del poder municipal o casas consistoriales, pa- sando por los edificios de tipo comercial como alhóndigas, carnicerías, pescaderías y pósitos hasta llegar a las obras de carácter ingenieril entre las que caben señalarse puentes, trazado de caminos, fuentes públicas y toda una amplia gama de reparos y reformas. El ejemplo que se pretende estudiar a través de este artículo, el Pósi- to y su portada, se inscribe dentro de una política de engalanamiento de

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APROXIMACION A LA ARQUITECTURA PLATERESCA EN JAEN.

FRANCISCO DEL CASTILLO, EL VIEJO, Y LA PORTADA DEL POSITO

Por María Soledad Lázaro Damas

O I existe en el panorama artístico giennense una etapa oscura en lo ^ que se refiere a conocimiento sobre ella, ésta no es otra que la co­rrespondiente a la primera mitad del siglo XVI. Es notable en esta pri­mera mitad la amplia actividad registrada en Jaén capital y especialmen­te en lo que se refiere a la faceta arquitectónica bajo las directrices de lo que se ha venido en llamar estilo plateresco y en virtud de la favorable holgura económica que el país registra en estos momentos.

Se ha señalado siempre el fuerte impulso que las artes adquieren gracias al mecenazgo del estamento nobiliario y del clero, olvidando el papel que en el mecenazgo artístico ha jugado el patronazgo civil de mano de los cabildos o ayuntamientos, patronazgo que no hay que olvi­dar en estas fechas y en general a lo largo de todo el siglo durante el cual, el Cabildo municipal se manifiesta como un notable impulsor de un tipo de arquitectura que en líneas generales mantiene un sentido alta­mente funcional por encima del decorativo, ya que en todas estas cons­trucciones prevalece el concepto de utilidad y servicio público sobre el puramente ornamental. En virtud de esta idea, los ejemplos que se en­globarían en este apartado dentro de una arquitectura que podríamos llamar ciudadana o más exactamente municipal, comprenderían desde las sedes representativas del poder municipal o casas consistoriales, pa­sando por los edificios de tipo comercial como alhóndigas, carnicerías, pescaderías y pósitos hasta llegar a las obras de carácter ingenieril entre las que caben señalarse puentes, trazado de caminos, fuentes públicas y toda una amplia gama de reparos y reformas.

El ejemplo que se pretende estudiar a través de este artículo, el Pósi­to y su portada, se inscribe dentro de una política de engalanamiento de

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la ciudad mediante la construcción y reforma de una serie de edificios que contribuyeran notoriamente al «ornato» de la ciudad y que precisa­mente aparecen marcados con un sello de funcionalidad teórica y prácti­ca. Efectivamente, desde 1540, según reflejan las Actas de Cabildo, se registran una serie de edificaciones entre las que, el Pósito o alhorí del pan como también era llamado, ocuparía un lugar destacado.

Junto a este proceso hay que señalar la especial predilección que los diferentes gobernantes parecen sentir hacia un nuevo espacio urbano que comienza a configurarse como tal en estos años, la plaza del Merca­do Bajo o más exactamente, el Arrabal. Situado a la salida de la puerta de Santa María y extendiéndose hasta la iglesia de San Ildefonso, por un lado, y hasta los límites de la actual plaza de la Constitución, por el otro; este espacio se utilizaba como lugar de feria y mercado, como ejido, según mencionan las actas en el que se desplegaban alguna que otra casa que contribuía notablemente a acentuar su extensión. En 1546 este arra­bal es elegido por el corregidor como el lugar idóneo para la construc­ción y ubicación de una gran fuente monumental precisamente para or­nato de aquel lugar y de la ciudad a pesar de la negativa pertinaz de los caballeros veintiquatros que no consideran este espacio apropiado, por su misma condición de arrabal, para tal fin. A partir de esta fecha, este lugar se verá ennoblecido paulatinamente con una serie de construccio­nes que lo irán configurando progresivamente hasta el punto de atraer y desbancar en cuanto a festejos se refiere a la plaza de Santa María, como bien ha señalado el doctor Galera Andréu ( 1).

No podemos dejar de resaltar, asimismo, antes de emprender el estu­dio del Pósito, la figura del corregidor don Alonso Núñez de Lugo por la importancia y especial relevancia que pudo tener en el mundo artístico de la época. Este personaje durante los años que ejerce su cargo destaca como un notable impulsor de las obras públicas y como un gobernante seriamente preocupado por el aspecto que pudiere ofrecer la ciudad, hecho que puede verificarse fácilmente a través de la lectura de las dife­rentes sesiones del Cabildo, en las que utiliza el término «ornato» con especial predilección. 1

(1) GALERA ANDREU, P. A.: Arquitectura de los siglos XVII y XVIII en Jaén Granada, 1979, p. 395.

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Desde un punto de vista institucional, los pósitos son organismos de tipo local o municipal con origen en el siglo XIV y que se desarrollan durante todo el siglo XVI, sobre todo durante el reinado de Felipe II, quien les dota de una legislación; dirigido por el Cabildo, órgano políti­co y decisorio, aparece controlado por el corregidor y por los diputados del Pósito (2) que atienden a su conservación y crecimiento. Sus funcio­nes consistían en el crédito agrícola o préstamo de trigo, en la regulación de los precios, almacenamiento de trigo y en ser montepío para los po­bres. En cuanto a los beneficiarios, eran las instituciones benéficas, con­gregaciones religiosas, los pobres y las cárceles quienes recibían los do­nes derivados de estas funciones.

En el año de 1547 comienza a construirse el edificio del Pósito en la plaza del Mercado Bajo. El origen y causa que propició la construcción del Pósito hay que buscarlo en un hecho ampliamente conocido, la con­cesión que el conde de Ureña hizo a la ciudad consistente en una casa en la plaza de Santa María, 200.000 mrs para grano y 60.000 para el gasto de construcción de dicho edificio hacia 1494. Junto a ello, hay que unir la positiva influencia del ya citado corregidor, quien en el mes de marzo ordena el comienzo de las obras (3).

De acuerdo con su primitiva función y según un informe realizado en 1900 por el arquitecto don Román Loredo (4), el edificio del Pósito pre­sentaba un esquema cuadrangular con una extensión de 624 m2 y 53 dm2 compartimentado en tres plantas y desván. Cada una de estas plantas se dividía en cuatro crujías paralelas a la línea de fachada y de igual anchu­ra. Las diferentes plantas se ponían en comunicación por medio de una rampa como medio de facilitar a las bestias de carga el acceso a los diferentes pisos de una forma cómoda. El sótano constaba de cinco crujías, la primera de ellas sin vaciar, según Loredo, y dedicada, según el Dean Mazas, al almacenaje de aceite, el piso bajo con cuatro crujías ocupaba la primera de ellas por un espacioso portal o zaguán y el corres-

_ GARCIA CANO, Isabel: La problemática agrícola, a comienzos del reinado de helipe II a través del Pósito. Conferencia pronunciada el día 1 de agosto de 1984 en el II Curso de verano sobre «El Barroco en Andalucía» en Priego (Córdoba). En prensa

(3) Don Lope de Sosa. 1920. pp. 45-46., (4) A. M. J. Tasación del valor del Pósito por Román Loredo y descripción arquitec­

tónica del interior del mismo. Legajo 101.

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pondiente tramo de rampa, el primer piso junto con el desván presenta­ba o repetía este mismo esquema.

Remontándonos a la descripción de don José Martínez de Mazas se deduce a partir de esta que el número de crujías en cada planta era de cinco, cuatro para dependencias ocupadas por el Pósito propiamente di­cho y una para el local destinado al almacenaje y venta de pescado y que suponemos no menciona Román Loredo por no corresponder al Pósito propiamente dicho. Dicha pescadería correspondería a la parte trasera del edificio, de cara a la plaza del Mercado Bajo que durante el XVII ostenta la primacía en cuanto a festejos, motivo por el cual se construye sobre la pescadería una galería porticada desde donde podían contem­plarse las funciones de toros y juegos de cañas.

Toda la fábrica aparecía trabajada en piedra de cantería, labrada en sillares, respondiendo así a la solidez necesaria para la función de alma­cenaje para la que estaba destinado el edificio desde un punto de vista práctico y respondiendo también a una larga tradición local basada en el trabajo de cantería hábilmente dominado por los canteros de la tierra. El labrado del edificio comenzó a hacerse en marzo de 1547, para lo cual se libraron 200 ducados, no realizándose la portada hasta el año siguien­te. El 27 de febrero de 1548 es presentado en el Cabildo el modelo de dicha portada según traza de Francisco del Castillo «el Viejo», a quien previamente se le había encargado el proyecto y quien posteriormente se comprometerá a la ejecución de dicha portada mediante el remate de la obra a su favor por el precio de 40 ducados y a «darla hecha el domingo de ramos» y, efectivamente, dicha portada es realizada en el tiempo de un mes, de forma que el día 13 de abril la portada es tasada por un notable artífice, el entallador Juan de Reolid.

Francisco del Castillo concibe una portada articulada en dos cuerpos, correspondiendo el primero de ellos al piso inferior ocupado por la en­trada con un fuerte carácter funcional, mientras que el cuerpo superior adquiere una caracterización simbólico-emblemática mediante el desa­rrollo de un gran relieve alegórico. El cuerpo bajo se organiza en torno a un arco de medio punto sobre impostas poderosamente señaladas por una saliente moldura, y que de forma más leve se desarrolla también en el trasdós del arco. A ambos lados se disponen dos columnas exentas

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sobre pedestales cajeados de fuste estriado con bastoncillos siguiendo un módulo esbelto y delgado bastante extendido en la arquitectura andalu­za y, en especial, en la del período plateresco. El capitel que corona la columna, que a simple vista puede parecer corintio, sigue un orden com­puesto en el que Castillo, siguiendo una inspiración muy libre, se permi­te una variación poco ortodoxa en la concepción de las volutas invertidas a lo que habría que unir cierta dosis de impericia técnica que se plasma especialmente y de forma reveladora en la talla de las hojas de acanto, de talla superficial y de dimensiones y forma sólo esbozadas, únicamente las máscaras barbadas parecen haber merecido una mayor atención con una talla profunda en ojos y boca. En cuanto a las volutas, que contra­riamente a las del capitel corintio se enrollan hacia arriba describen una curva potente y robusta a partir del eje señalado por la máscara.

La crítica de las primeras décadas del presente siglo ha reprochado la notabilidad de este capitel, especialmente por la inversión de las volutas, olvidando sin duda que esta modalidad no es única en este caso, ya que la voluta invertida es empleada a lo largo de la historia; citemos, como ejemplos, los casos de la Villa Adriana en Tívoli en el Bajo Imperio y San Carlos de las Cuatro Fuentes y San Ivo della Sapienza, obras de Borromini en el período barroco. En cuanto al tipo de capitel no es extraño en el contexto arquitectónico de la época, ya que durante nues­tro primer Renacimiento o Plateresco el recurso a la máscara o figura humana es un hecho desarrollado con amplitud, en obras que manifies­tan la pervivencia de viejos motivos gotizantes o bajomedievales presen­tes aún en la España del Renacimiento y en artistas encargados de ade­cuar las viejas estructuras al nuevo estilo.

Un elemento que destaca ampliamente en el contexto de la fachada es el desarrollo de un entablamento a todas luces desproporcionado y que canaliza rápidamente la mirada del espectador. Dicho entablamento que desarrolla una lauda epigráfica en toda la extensión del friso se coro­na con una volada cornisa destacada ampliamente sobre el fondo y arti­culada en cinco niveles que posibilitan su vuelo; la desproporción se evidencia de forma más acentuada sobre el eje longitudinal marcado por las columnas, proyectándose hacia el exterior de forma que impide la visión plena del relieve que queda parcialmente oculto.

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El segundo cuerpo, formado por un altorrelieve enmarcado en un plano rectangular, es el que define y caracteriza al conjunto de la porta­da que logra salvarse a partir del carácter solemne y armónico, majes­tuoso, según Loredo, que el relieve produce. Este aparece ligeramente colgando sobre el primer cuerpo, ya que sus enmarques laterales no des­cansan sobre el entablamento, sino que surgen por sí mismos sobre el muro, sobre un pinjante que adopta una morfología gallonada surge un dado que soporta una pilastrilla cajeada sobre basa, y cuyo capitel apa­rece decorado con una guirnalda sujeta en el centro y en las aristas por una pequeña máscara animal; sobre dicho capitel se desarrolla un nuevo entablamento, sobrio y sereno, que se aleja de las estridencias del infe­rior.

Dentro del espacio así delimitado se desarrolla un altorrelieve simbó- lico-alegórico con sus diferentes elementos dispuestos de forma simétrica y regular. El eje vendría marcado por el gran escudo imperial con el águila bicéfala, apoyado sobre una banda epigráfica que a modo de gruesa cartela se pliega en voluta en su extremo superior, de forma ruda e imperfecta, completando dicho escudo el toisón de oro, las columnillas simbólicas de Hércules apoyadas sobre sendas claves con la inscripción PLUS ULTRA y un jarrón que remata el escudo. A ambos lados y desempeñando una función de tenantes, se desarrollan las figuras de dos sirenas aladas que dirigen su vista hacia el espectador y que en un plano simbólico se erigen en servidoras y defensoras del poder victorioso sim­bolizado en el escudo imperial, dichas figuras suponen uno de los ele­mentos más irregulares del relieve en lo que se refiere a talla y configu­ración anatómica, con esos vientres abultados a modo de bola que ini­cian el tránsito del cuerpo femenino al de pez, esas alas cortas y talladas a tramos y esos brazos rígidos, sin vida, que sostienen el escudo.

A la izquierda de este conjunto central, se dispone una figura feme­nina ataviada con vestiduras clásicas y con evidentes desproporciones anatómicas que sostiene en su mano izquierda un ramo de cereales, mientras con la otra y a sus pies sostiene el escudo de la ciudad.

A la derecha una nueva figura, más pequeña y rechoncha que la anterior, sostiene un tanto artificialmente un cesto con frutos, mientras con la otra sujeta un escudo del corregidor Núñez de Lugo.

Detalle de la portada del Pósito de Jaén.

Portada del Pósito de Jaén

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Todo el relieve se constituye en una alegoría del tema agrícola y de la fecundidad de la tierra a través del ramo o espigas de cereales y del canasto de frutos, muy apropiado para este edificio.

Es evidente el papel propagandístico que la heráldica juega en el relieve, recurso obligado e ineludible en toda obra pública de la ciudad; describe toda una escala jerárquica de poderes que va desde el poder real y soberano, insuperable, marcado por el escudo imperial de mayor tamaño y pompa, el poder civil simbolizado en el blasón ciudadano, hasta el poder del corregidor, don Alonso Núñez, individuo altamente preocupado por el efecto estético que la ciudad pudiese ofrecer, como ya ha sido señalado con anterioridad y quien ordena la realización de una serie de obras en las que interviene Francisco del Castillo, el Viejo, bien directamente o a través de sus colaboradores más cercanos en estas fechas en Jaén capital, Cristóbal del Castillo y Simón Carreño, y todo ello según palabras de don Alonso, porque «sería en muy gran ornato».

Francisco del Castillo, el Viejo, ha sido y es uno de tantos arquitec­tos locales o canteros destacados en su tiempo y desconocidos en la ac­tualidad, ya que su importancia no rebasó los reductos provinciales, pe­ro a tener en cuenta, ya que del estudio de su obra viva o de las noticias documentales puede realizarse una interpretación de su trabajo y de la arquitectura local o provincial de su tiempo. Afortunadamente su bio­grafía se va completando. Galera Andréu y Domínguez Cubero han se­ñalado su intervención en diferentes obras de la provincia, obras ligadas a un patronazgo religioso, circunscritas a una serie de fábricas parro­quiales, como bien avala su testamento y entre las que la iglesia parro­quial de Huelma tiene una destacada importancia en su quehacer arqui­tectónico.

Entre 1524-29 señala Domínguez Cubero su participación en las ca­sas de la Santa Capilla de San Andrés (5), donde con un fuerte sabor gotizante realiza el claustro y la portada. Paralelamente sus opiniones en el reconocimiento del cimborrio de la catedral, junto con el cantero Pe­dro de Guerra en 1525 (6) manifiestan su protagonismo en el mundillo

(5) DOMINGUEZ CUBERO, J.: Aspectos del Plateresco Giennense. El entallador Gutierre Gyerero. B. I. E. G., n.° 115, p. 67.

(6) CHUECA GOITIA, F.: Andrés de Vandelvira, arquitecto. I. E. G ., 1981, p. 156.

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arquitectónico de la época, hecho que se pone en evidencia con motivo de las obras del Salvador de Ubeda, en las que compite con Vandelvira por la maestría y pierde a favor de éste en 1536 (7).

Entre las fechas mencionadas y la llegada de su hijo Francisco de Italia, a finales de 1553, media un espacio de tiempo en el que Castillo trabaja en la geografía provincial en numerosas fábricas parroquiales y de forma especial en Jaén en la realización de una serie de obras de carácter municipal que ponen de manifiesto la frontera existente entre el nuevo lenguaje arquitectónico de corte manierista, bebido en las fuentes originales que Castillo, el Mozo, aporta y el viejo lenguaje bajomedieval aprendido en la práctica, en el taller, a pie de obra que Castillo, el Viejo, arrastra hasta su muerte. 1553-54 supone, pues, no sólo la llegada del hijo y el relevo del padre por el hijo, sino también la sustitución del viejo cantero por el nuevo arquitecto que bebe directamente de la inspi­ración clásica y, por supuesto, dicho año marca la implantación del Ma­nierismo arquitectónico en Jaén capital, y la superación del Plateresco gracias a las obras que Castillo, el Mozo, deja en la capital.

En este panorama, la portada del Pósito se inscribe en las últimas realizaciones de Castillo dentro de un programa de engalanamiento de la ciudad y en el que Castillo interviene en calidad de gran figura desde 1540 aproximadamente, en cuanto que tiene a su cargo y dirección aque­llas obras propiciadoras de un mayor logro o efecto estético. Esto se demuestra cuando leemos los libros de Actas. En 1542 trabaja en la decoración de las ventanas y portada del Cabildo; en 1546 realiza la desaparecida fuente del Mercado Bajo a la vez que termina la anterior obra; entre 1547-8 trabaja en la realización de la portada del Pósito; en 1549 en la remodelación de la carnicería de la plaza de San Francisco con la construcción de una portada tasada por el entallador Juan de Reolid y por Diego de Aranda, cercano a Siloé en las obras de la cate­dral de Granada, y de una galería porticada que Madoz menciona:

«el edificio antiguo construido a principios del siglo XVI consistía en dos estensas y lindas galerías arqueadas una sobre otra en toda la exten­sión de la fachada» (8) ejecutada por Cristóbal del Castillo y Simón Ca-

(7) CHUECA GOITIA, F.: Andrés de... op. cit.. p. 378.(8) MADOZ, P.: Diccionario Geográfico-Histórico-Estadístico de España y sus pose­

siones de Ultramar. Tomo IX, p. 553.

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rreño. Aparte estas obras realiza otras de carácter ingenieril durante toda la década que muestran su protagonismo y la preferencia del Cabil­do por nuestro arquitecto.

Desde un punto de vista estilístico, Francisco del Castillo se sitúa en plena modernidad como uno de tantos artífices locales dedicado a crear una serie de formas que iniciasen la renovación y se adecuasen al nuevo lenguaje renacentista. Con una enseñanza de tipo práctico anclada en la tradición y que pesó sobre él durante toda su vida y junto con una clien­tela que encarga la traza de las obras a realizar «al romano» casi de una forma obsesiva según los dictados de la nueva moda, Castillo no produce sino una serie de obras híbridas dentro de un estilo que se ha denomina­do Plateresco y que define el tránsito hacia el Renacimiento pleno; obras híbridas en cuanto que los elementos que las integran, aún dentro del nuevo repertorio clásico, tienen un tratamiento arcaizante y rudo, tosco si se quiere, como consecuencia de cierta impericia técnica que se traslada a los mismos temas. Obras, en suma, en las que el peso de la tradición es aún muy importante.

En medio de esta caracterización, el Pósito se convierte en una de las obras más significativas de Castillo, el Viejo, respecto a lo que se conser­va de su obra en Jaén, justo en los últimos años de su trayectoria artísti­ca; interesante, además, desde el momento en que nos permite estable­cer una posible evolución del cantero en el marco general de su obra. Si nos atenemos a sus realizaciones en la Santa Capilla y en la portada del Pósito se observa una notable diferencia que se manifiesta sobre todo a nivel estructural, en la concepción de los soportes, que pasan de un mó­dulo macizo y pesado en la Santa Capilla a un módulo esbelto y delgado que tiende a la interpretación de los cánones clásicos, aunque sin conse­guirlo, el mismo tratamiento del capitel es un indicio de ello. A nivel técnico, Castillo nunca fue un hábil entallador, él como maestro de can­tería basaría su sólido prestigio precisamente en la labor de cantería, pero en la talla escultórica su trabajo deja mucho que desear como los ejemplos que perduran, demuestran.

El Pósito se completó mediante una serie de elementos tales como puertas, ventanas y rejas que permitieron el desarrollo de una serie de motivos ornamentales entre los que, los provenientes de la labor del

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herrero y del cerrajero debieron tener una destacada importancia desde el punto de vista artístico. Al menos así lo creemos en cuanto que se registra la intervención de un notable rejero, Agustín de Aguilar, quien se configura a través de las noticias documentales como la figura que toma las riendas de la rejería giennense a la muerte del maestro Bartolo­mé, del que se erige en digno sucesor.

Perteneciente a una familia dedicada al trabajo de la rejería desarro­lla una dilatada labor en Jaén y la provincia, especialmente en la realiza­ción de una serie de rejas para capillas en las que interviene en calidad de tracista y ejecutor en algunos casos, y solamente como tracista en otros, dejando a otros artífices la ejecución material de la obra. Es preci­samente con las obras del Pósito y la Carnicería, con las que Agustín de Aguilar parece iniciar su faceta artística, ya que con anterioridad los documentos notariales no aportan noticias sobre él, aunque sí sobre su padre, el también rejero Lucas de Aguilar.

Según las noticias aportadas por las A. C., la clavazón de las puertas del Pósito obedece a diseño de nuestro rejero, diseño que había de se­guir el maestro que rematase la obra a su favor y que no fue otro que Aguilar, quien de esta forma se convirtió en el tracista y ejecutor de toda la obra de cerrajería, dando por fiador a su padre.

1 ^ as actas no informan sobre las características de las diferentes pie­zas, únicamente mencionan el tipo de clavo «de cabes?a de caxcabel». Tampoco quedan en Jaén ejemplos suficientes como para poder valorar con amplitud este tipo de clavo, así como el resto de las diferentes pie­zas. Esta parquedad de noticias se extienden también al caso de la Car­nicería del que sólo sabemos las piezas que se hicieron y el precio y en la que Aguilar debió realizar una labor parecida a la del Pósito por la total similitud entre ambos trabajos.

La obra de cerrajería del Pósito supone para Agustín de Aguilar el impulso que necesita para el desarrollo de su trabajo justo en un mo­mento en que el maestro Bartolomé apenas trabaja debido a su ceguera, > en el que sus herederos no se manifiestan como grandes artífices, sino como figuras de segunda fila, hasta tal punto que no tardaron en caer bajo la órbita de Agustín de Aguilar, una vez muerto el maestro Barto­lomé.

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Si para Francisco del Castillo «el Viejo», las obras del Pósito supo­nen el cúlmen de su carrera en cuanto a Jaén capital se refiere, para Agustín de Aguilar el Pósito será el punto de partida de una prestigiosa carrera en el trabajo de la rejería arquitectónica, cuyos ejemplos no cita­mos con vistas a reservarlos para una futura publicación.

APENDICE DOCUMENTAL

Doc. n.° 1

El Cabildo encarga a Francisco del Castillo la traza de la portada def Posito.

A. J. M., A. C. 1548, febrero 20Este dia se mando ql obrero prosiga la obra del deposito y que se haga un remate de obra a la portada del deposito baxo del mercado y que la made­ra sea siemc para las bigas y que el dho remate lo haga franco del castillo cantero e maestro y la trayga al ayyuntam".

Doc. n.° 2

Francisco del Castillo presenta la traza al Cabildo.A. M. J., A. C. 1548, febrero 27

Este dia entro en el ayuntam" por licencia q le fue dada franco del castillo cantero e dio la muestra q abia hecho para los remates de la portada del algon y deposito baxo e dixo q hará el dho remate conforme a la dha muestra por q le den por ella quarenta ducados con q se tase a bista de maestros y si mas montare q los dhos quarenta ducados e no los llebe a la cibdad y si menos que los buelba a la cibdad y con q si quebrare alguna piedra la buelba a sentar a su costa y con q los beinte ducados se le den luego y los otros beinte o lo que menos fuere acabada la obra y se obligo de asi hazerlo conforme a la dha muestra y darlo hecho el domyngo de ramos primero y para ello se obligo de persona y bienes.

Este dia la cibdad libro en juan de la fc depositario beinte ducados al dho fran00 del castillo para el dho remate y q se de libramiento.

Doc. n.° 3

Libramiento a Francisco del Castillo tras la tasación de Juan de Reolid. A. M. J. A. C. 1548, abril 13.

Este dia se libro en juan de la fuente depositario veinte ducados q se le deben de los quarenta ducados en q se obligo de hazer franto del castillo cantero el remate de la portada del deposito porq. juan de reolid entalla­dor lo taso.

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Doc. n." 4

El Cabildo ordena la realización de la obra de cerrajería A. M. J. A. C. 1548, junio 6

Este dia se mando hazer la clavazón y aldabones de la puerta para el deposito nuebo del mercado baxo de cabes?a de caxcabel el clavo como lo dio agustin de agilar y que los tres clavos que da de muestra la persona en quien se rrematare los eche en las puertas y se los pague al prescio que se rrematare y se rremate dentro de nuebe dias...

Doc. n.” 5

Agustín de Aguilar da fiadores A. M. J. A. C. 1548, junio 20

Este día se bido una petición de agustin de agilar en quien se rremato la clavazón y llamadores para el deposito en que dixo que dara por fiadores a su padre la cibdad lo cometió a d° de biedma veinte y quatro para que lo provea como convenga.

Doc. n.° 6

Libramiento a Agustin de Aguilar por su trabajo en el Pósito A. M. J. A. C. 1548, octubre 31

Este día se libro a agustin de agilar ceraxero treze myll y quatrocientos y treinta mrs que montaron la clavazón llamadores y abracaderas que se gizieron para la portada del deposito nuebo q en el dho agilar por m. baxa se le rremataron y se de libramiento para que juan de la fuente deposita­rio de los mrs del deposito se los pague.