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    APUNTES SOBRE INTERVENCION SOCIAL

    Teresa Matus S.

    SUMARIO

    FUNDAMENTACIN

    1. ENFOCANDO LOS CAMBIOS EN LAS POLTICAS

    2. HACIA UNA INTERVENCIN POLIFNICA

    3. LOS REQUISITOS DE UNA INTERVENCIN SOCIAL FUNDADA

    4. INCOMODIDADES EPISTMICAS

    5. LA INTERVENCIN SOCIAL COMO GRAMTICA

    6. LAS INTERVENCIN SOCIAL BAJO EL RESPLANDOR DE LO PBLICO7. CONDICIONES DE EFECTIVIDAD DE LA INTERVENCIN SOCIAL

    8. HACIA MODELOS COMPLEJOS DE INTERVENCIN SOCIAL

    BIBLIOGRAFA

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    1. ENFOCANDO LOS CAMBIOS EN LAS POLTICAS

    Es indudable que vivimos un tiempo de recuperacin de las tasas de crecimiento

    econmico. En el 2004 el PIB lleg a un incremento del 6%.

    % PIB

    0

    1

    2

    3

    4

    5

    6

    7

    2002 2003 2004 2005

    AOS

    Luego, se presenta un panorama auspicioso en trminos de crecimiento econmico. Adichas tasas de aumento, se suma que Chile aparece como la 8 economa que ms creceen el mundo1.

    0,00%

    1,00%

    2,00%

    3,00%

    4,00%

    5,00%

    6,00%

    7,00%

    80 - 85 2000 -2005

    A. Latina

    P.Avanzados

    2,5%

    Chile

    Asia

    Sin embargo, en este mapa hay claramente tres grandes desafos: mejorar los ndices dedesigualdad social, mejorar cobertura y calidad educacional y mejorar la inversin endesarrollo del conocimiento. Estos desafos son complejos y relacionados. No dejanintocada a la intervencin social. Es decir, ante estas nuevas condiciones, las CienciasSociales no pueden ser las hijas de un saber detenido.

    Lo anterior es crucial, segn expertos, el conocimiento fundante de las disciplinas, sevuelve obsoleto en un perodo mximo de siete aos. Es decir, con toda claridad no se

    1 Fuente: Datos del Informe del Banco Mundial para el 2004.

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    puede seguir aplicando viejas recetas a realidades nuevas. No podemos permanecer,como sostendr Guillebaud manteniendo fidelidades inhabitables2. Y no es que vivamoshoy en el mejor de los mundos, sino que precisamente las condiciones en que se piensalo social aparecen en un mapa de regresin, en una nueva era de las desigualdades 3.

    PAISES Distancia 20% msrico del 20% ms

    pobre

    CoberturaEducacin Superior

    Inversin enDesarrollo delConocimiento

    Francia 5.6 53,6% 2,2 %

    Singapur 9,7 43,0% 1,9%

    Israel 6,4 68% 3,6%

    Espaa 5,4 59% 0,9%

    Nueva Zelandia 6, 52% 1,1%

    Grecia 6,2 50% 0,7%

    Portugal 8,0 77% 0,7%

    Corea 4,7 Nd 2,7%

    Taiwan 5,6 Nd Nd

    Chipre Nd 50% Nd

    PROMEDIO 6,6 57,1% 1,7%

    CHILE 18,7 37,5 0,6

    CHILE ENRELACIN

    CON ELPROMEDIO

    TRES VECESMAS DESIGUAL

    CUBRIMOSMENOS DE LAMITAD

    INVERTIMOSTRES VECESMENOS

    Si nos comparamos con pases de rendimiento medio, como son las pblicas esperanzas,las diferencias aparecen an ms ostensiblemente:

    PASES DESIGUALDADENTREQUINTILESEXTREMOS

    COBERTURAEDUCACINSUPERIOR

    INVERSION ENDESARROLLODELCONOCIMIENTO

    Australia 7,0 63% 1,5%

    Finlandia 3,8 73% 3,4%

    2 Guillebaud, Jean Claude. La traicin a la Ilustracin. Editorial Manantial. Buenos Aires, 1996.

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    Fitoussi y Rosanvallon: La nueva era de las desigualdades. Editorial Manantial. Buenos Aires, 1997.

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    Islandia nd 48% 2,3%

    Nueva Zelandia 6,8 69% 1,7%

    Noruega 3,9 64% 3,8%

    Suecia 4,0 70% 3,4%PROMEDIO 5,1 64,9% 2,3%

    CHILE 18,7 37,5% 0,6%

    CHILE ENRELACION ALPROMEDIO

    ES CASI CUATROVECES MSDESIGUAL

    LLEGA SLO ALA MITAD DE LACOBERTURA

    INVIERTE SLOUN CUARTO DELPROMEDIO

    De all, que si en el siglo XX soamos con ser los ingleses de Amrica Latina, laesperanza de convertirnos en los finlandeses (ya que para suecos no nos alcanza lamoral) est en un horizonte lejano.Lo anterior, lejos de ser una expresin caractersticadel fatalismo del chileno, me gustara plantearlo como un desencanto fructfero, esdecir, como las condiciones de posibilidad desde donde desarrollar estrategias ymodelos renovados de intervencin.Esta especie de destruccin creativa, se acoplacon la nocin de origen (en el sentido de Ursprng, de salto) y el concepto de ruina, quedesarrolla Walter Benjamn: el flaneur ve ruinas sobre ruinas, no slo por verlas, sino

    porque al hacerlo emergen caminos por doquier4. O si ustedes lo prefieren en un dichode la sabidura popular: no se hacen tortillas sin quebrar huevos.

    2. HACIA UNA INTERVENCIN POLIFNICA

    El origen musical de la polifona se remonta al siglo X. En ese perodo medieval lamsica tena una presencia incontestable. Impona devocin, enseaba historias, hacadanzar y cantar, desplegaba rumores, cortejaba amantes y arrastraba para la guerra. Si

    bien ningn estamento social escapaba de su influencia, fue en la Iglesia donde primerodemostr su vitalidad, siendo el canto parte esencial de la vida devota.

    El deseo de la Iglesia de unificar su poder produjo una de las grandes revoluciones de lamsica occidental. Alrededor del ao 1.000, los jerarcas eclesisticos estaban

    preocupados porque los cantos mondicos sin acompaamiento y de uso multisecular enlos ritos, variaran de regin en regin, corriendo el riesgo de sembrar la independenciay, por tanto la discordia en toda Europa. Este hecho es notable como evidencia deltemor a la diferencia, en un tiempo donde la nocin de metamorfosis se asociaba aldemonio y los atributos de la variedad a la posibilidad de caos, a la antivirtud.

    El problema enunciado como la necesidad de padronizar la ejecucin del canto fueresuelto por Guido dArezzo en el inicio del siglo XI. Basado en un tetragramahorizontal, consigui el registro exacto de la altura de las notas. As, con aqul nuevo

    4 Benjamn, Walter. Iluminaciones. Editorial Tecnos. Madrid, 1996.

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    recurso, los compositores cannicos comenzaron a experimentar msica con ms de unalnea vocal. Entusiamados por su creacin, msicos como Protin de Notre/Dame,continuaron acrecentando voces, una tercera, una cuarta, cada una de ellas con un texto

    propio, tan profano, que no fue visto con buenos ojos por sus superiores.

    Paradojalmente, el recurso surgido para padronizar fue el impulso de brillantespolifonas. Impactados por sus resultados, el ministerio de la Iglesia lo atac como unaperversin, como una posibilidad an mayor de corrupcin que la variedad mondica.De all que ya en el siglo XII, la polifona no tena lugar en el recinto de la Iglesia.Dado esta prohibicin, el motete, caracterstica composicin polifnica, encontr su

    papel secular y si dos siglos antes lo haban escrito para mayor gloria de Dios ahora,abandonando los altares, comenz a entonar las glorias del mundo. Perdido, en su granmayora como consecuencia de las masacres que acompaaron a la cruzada anti-albigense en el siglo XIII, el motete volvi a florecer con el fulgurante esplendor delRenacimiento.

    Se podra decir que su traspaso renacentista al plano de la filosofa, encuentra sumxima expresin en los escritos de Pico della Mirndolla. Sin lugar a dudas, laexperiencia mundana abre el Renacimiento, mudando las esferas de la tradicinmedieval. Sin embargo, tal como plantea Cassirer, no es slo como un tpicorepresentante renacentista que debemos ver las concepciones de Pico della Mirndola 5.En l existe un doble movimiento de polifona: en cuanto a la forma de organizacin desus argumentos en los que se recurre desde los clsicos a herencias de diversastradiciones y campos disciplinarios, y tambin en lo que dice relacin al planteamiento

    polifnico e indeterminado de la naturaleza humana.

    En Pico hay una variacin de la idea de tiempo, se deja de lado la nocin defigura/consumacin. Ya en Dante lo que confiere valor y dignidad al ser humano es su

    propia experiencia de humanidad y no su consumacin. De all que la virtud pueda serplenamente percibida por la realizacin de una plena experiencia mundana. En ciertaforma, es como si Pico complementara y enriqueciera esta perspectiva revitalizando laidea mundana. Para l, la dignidad del hombre no slo es una adhesin a una vidavirtuosa sino que el ser humano puede construir y asumir varios puntos de vista almismo tiempo. Esta posibilidad de polifona no genera el desorden sino por el contrario,se vincula con la potencialidad de una armona que es expresin de la verdad6.

    Consecuentemente, una nocin central es la idea de autocreacin7. El ser humano es un

    ser indeterminado en su naturaleza, que no tiene un lugar fijo en el mundo y quetampoco cumple una funcin particular: se te di Adn, a fin de que segn tu deseo otu juicio puedas disponer o poseer un lugar, la forma y las funciones que desees. La

    5 But de more deeply we study his work, the clearer it becomes that the real significance ofhis thought can be only very incompletely and inadequately described as beloning to theRenaissance in the sense wich investigations of the last century in the history of philosophy and ofideas have led us to associate with that term.CASSIRER, Ernst. GIOVANI PICO DE LA MIRANDOLA en: RENAISSANCE ESSAYS.University of Rochester Press. 1969. Pg. 11.

    6 For he is convinced that only by means of this polyphony can that inner harmony be wonthat is the mark of truthCASSIRER, Ernst. GIOVANI PICO DE LA MIRANDOLA en: RENAISSANCE ESSAYS.

    University of Rochester Press. 1969. Pg. 13.7 Para un mayor anlisis de este punto ver el texto de Agnes Heller: O HOMEN DORENASCIMENTO. Editorial Presena. Lisboa, 1982. Pg. 359.

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    naturaleza de todos lo otros seres es limitada y se restringe a los lmites de las leyes pornosotros descritas. T, a quien tales lmites no restringen y segn tu propio librearbitrio, decidirs para t mismo los lmites de tu naturaleza8. As, como afirmaThomas Greene, esto contiene un punto de flexibilidad, de metamorfosis, de Proteus9.

    De esta manera, el hombre no es un ngel ni un ngel cado sino que un hombre en pieque tiene el resplandor de los ngeles. La nocin de soberana es fundamental en tantoexpresin de la posibilidad de metamorfosis: quin no admirar a ste, nuestrocamalen? No sin razn Asdpio, ateniense, debido al aspecto mutable y debido a unanaturaleza que a s misma se transforma, dice que nuestros misterios eran simbolizados

    por Proteus. De all las metamorfosis celebradas por hebreos y Pitagricos10. No esesta la discusin del libre arbitrio del siglo XVIII, lo central en Pico es que el hombre

    puede ser varias cosas,pudiendo colocar en el mundo cosas que nunca existieron11.

    En cierto sentido, aunque en otros referentes, la nocin de variedad, de mudanza esrecogida por el ideario ilustrado. Ya el proceso de modernidad, desde su inicio, supone un

    vertiginoso cambio en las dimensiones de espacio y tiempo12; de permanente extensinuniversal del capital13 y de incesante conmocin y movimiento14. Baudelaire afirmaba quela modernidad es lo efmero, transitorio y contingente en la ocasin 15 y en 1905 vonHofmannsthal defina la naturaleza de la poca moderna como la multiplicidad y lairresolucin que slo puede reposar en das Gleitende (lo que se mueve, lo que se desliza,

    8 PICO DELLA MIRANDOLA. ORATION ON THE DIGNITY OF MAN en: TheRenaissance Philosophy of man.Pg 224.

    9 GREENE, Thomas. THE FLEXIBILITY OF THE SELF IN RENAISSANCE

    LITERATURE. En: THE DISCIPLINES OF CRITICISM. ESSAYS IN LITERARY THEORY,INTERPRETACION AND HISTORY. Yale. New Harlen-London. 1968. Pg.242.10 PICO DELLA MIRANDOLA. DISCURSO SOBRE A DIGNIDADE DO HOMEN.

    Edioes 70. Ro de Janeiro, 1989. Pg.5311 Notable es en este punto la relacin con la tradicin cabalstica y la idea de tradicin como

    el descubrimiento de las esencias polifnicamente. Ac es tambin posible efectuar un nexo, con ladebida mediacin exegtica, con el uso de Benjamin de esta misma tradicin.

    12 Existe un tipo de experiencia vital -experiencia de tiempo y espacio, de s mismo y deotros- que es compartido por todos en el mundo hoy. Designar ese conjunto de experiencias comomodernidad. Ser moderno es encontrarse en un ambiente que promete aventuras, poder, alegra,crecimiento; pero que al mismo tiempo amenaza destruir todo lo que tenemos, lo que sabemos,lo que somos. La modernidad anula las fronteras geogrficas y raciales, de religin e ideologa; eneste sentido se podra decir que une a la especie humana. Pero es una unidad paradojal, una unidad

    en la desunidad: ella nos somete a un turbilln de permanente desintegracin y mudanza, de lucha ycontradiccin, de angustia y ambiguedad. Ser moderno es hacernos parte de un universo en el cual,como dice Marx todo lo que es slido se desvanece en el aire.BERMAN, Marshall. TODO LO SOLIDO SE DESVANECE EN EL AIRE: LA EXPERIENCIADE LA MODERNIDAD Editorial Siglo XXI. Mxico, 1989. Pg. 1.

    13 El capital tiende a destruir toda barrera espacial y temporal, tiende a conquistar toda la tierra comoun mercado, a anular el espacio por medio del tiempo, esto es a reducir en un mnimo el tiempotomado por el movimiento de un lugar a otro. Cuanto ms tiende a extenderse el mercado mayor esla anulacin del espacio por el tiempo.MARX, Karl. ELEMENTOS FUNDAMENTALES PARA UNA CRITICA DE LA ECONOMIAPOLITICA. Traduccin de Jos Aric. Editorial Siglo XXI. Mxico, 1971. Vol II. Pg. 30.

    14 Todas las relaciones estancadas y enmohecidas con su cortejo de creencias y de ideasveneradas durante siglos quedan rotas, las nuevas se hacen anticuadas antes de llegar a osificarse.

    MARX, Karl y ENGELS, Federico. OBRAS ESCOGIDAS Mosc. 1969. Pg. 38.15 BAUDELAIRE, Charles. MY HEART LAID BARE AND OTHER PROSE WRITINGS. NewBooks Editorial Londres, 1986. Pg. 37

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    lo que se nos sale de las manos) y sabe que lo que otras generaciones consideraban firmees, en realidad, das Gleitende16.

    Por eso, la nocin de una modernidad-mundo17 supone un lazo con el pasado y unaapertura incierta hacia el futuro. Ella presenta un vnculo con antecedentes filosficos

    anteriores al pensamiento de la Ilustracin. Segn Habermas el concepto profano depoca moderna expresa la conviccin de que el futuro ha comenzado ya: significa la pocaorientada hacia el futuro, que se ha abierto a lo nuevo 18. Esa orientacin hacia el futuro

    presupone la formulacin de aquello que Hans Blumenberg llama el concepto de realidadde contexto abierto desarrollado de forma especial por los pensadores de la revolucincientfica del siglo XVII que rompieron con la concepcin antigua y medieval de unmundo cerrado y finito.

    Ese concepto de realidad postrenacentista, legitima la calidad de lo nuevo, de losorprendente y desconocido, tanto en la teora como en la esttica19. Esta valorizacin delo nuevo forma parte de una transformacin ms amplia. Ya no es posible justificar

    creencias, instituciones y prcticas por el slo hecho de estar vinculadas a herencias ytradiciones. La modernidad, debe extraer su normatividad de s misma 20, incluso ellamisma se concibe como el paso de un orden dado a un orden producido21

    Consecuentemente, una cosa aparece con claridad: la dimensin temporal de lamodernidad y ms an su expresin en este tiempo de globalizacin nos habla de rupturas,diversidades, diferenciacin funcional, segmentacin, desintegracin; del mecanismotensional del fragmento donde en algunas concepciones se desliga incluso de toda

    pretensin de totalidad. Sin embargo, en la forma de llevar a cabo este proceso existe unacontradiccin paradojal: el aparecimiento, las continuidades, las acentuaciones de visionesesencialistas que, ligadas a una cierta visin de naturaleza, quedan por su propia condicinde enunciacin sustradas al discurso argumentativo. As, el ncleo de este trabajo surgedel impulso crtico de vincular pasado-presente intentanto iluminar una contradiccin queaparece como una paradoja: el esencialismo22 en los tiempos de hoy. Esencialismoentendido como una suerte de visin omnicomprensiva, como una metafsica revisitada, ensupuestos contextos postmetafsicos.

    16 Trozos literarios de Hugo von Hofmannsthal. Citado en:C. SCHORSKE. FIN-DE SIECLE VIENNA. Editorial La Piqueta. Barcelona, 1981. Pg. 41.

    17 A fin de cuentas,es su globalidad simultneamente estructural y planetaria la que define a lamodernidad en el fin del siglo XX como un momento singular. Esta, por tanto, es una mutacinrealizada por la modernidad: con la mundializacin de la economa, el tecnocosmos, la

    internacionalizacin de la vida social, se crea un sistema global sin equivalente en la historia de lahumanidad. Momento histrico singular; la modernidad-mundo impone tambin su singularidad ala reflexin histrica y al saber histrico.CHESNAUX, Jean. MODERNITE-MONDE Editions La Dcouverte. Pars, 1989. Pg. 196.

    18 HABERMAS, Jrgen. DISCURSO FILOSOFICO DE LA MODERNIDAD. Editorial Taurus.Madrid, 1989. Pg. 16.

    19 BLUMENBERG, Hans. THE LEGITIMACY OF THE MODERN AGE. Cambridge Mass,1983. Pg. 423.

    20 HABERMAS, Jrgen. DISCURSO FILOSOFICO DE LA MODERNIDAD. Editorial Taurus.Madrid, 1989. Pg. 18.

    21 GAUCHET, Marcel. LA PRODUCCION DEL ORDEN Editorial La Piqueta. Madrid, 1990. Pg.23.

    22 Esencialismo se refiere a la equiparacin de ser y pensamiento y a la dimensin salvfica del modo

    teortico de vida, en una palabra al pensamiento identitario.HABERMAS, Jrgen. PENSAMIENTO POSTMETAFSICO.Editorial Taurus. Madrid, 1990.Pg. 13.

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    Por otra parte, como sostendr Horkheimer, la crtica a la metafsica adquiere sentido entanto las visiones esencialistas se muestran excesivamente propensas a correr un velo sobrelos dolores concretos que producen las formas de vida humillantes.30. Por eso este anlisisquiere hablar de esa experiencia, del dolor del no lugar, de la imposibilidad de otrasmiradas, de otras palabras, intentando alumbrar lo que no fue dicho para que pueda

    sedimentar nuevas prcticas.

    Es evidente que dichas mudanzas han impactado fuertemente a Trabajo Social. Estaprofesin que haba laborado fundamentalmente en los espacios pblicos y estatales, alcambiar la nocin de Estado, marca con l la urgencia de un giro en laconceptualizacin de Trabajo Social. Asimismo, la transformacin en la nocin dedesarrollo, entendida como una tensin existentes en el proceso de modernizacin,evidencia una serie de formas renovadas de exclusin. Dichas formas, nos hablanclaramente de un constante proceso de reterritorializacin, de cambios en la frontera ylas formas de marginacin31.

    Hoy las formas tradicionales de concebir la marginalidad32 no explican los fenmenosque estn sucediendo en nuestros pases. La dualidad de la interpretacin en las dcadasanteriores, la pugna de interpretaciones entre las teoras clsicas de la modernizacin33 yla teora de la dependencia34 son insatisfactorias como esquemas binarios deinterpretacin aunque siguen siendo consistentes en algunas dimensiones de su anlisis.

    Ya no es posible entender el cambio como el paso de lo tradicional a lo moderno.Dentro de cada uno de nuestros pases, con expresiones diferenciadas, vivimos un

    proceso de doble rostro en un tiempo de capitalismo mundialmente integrado35. Por unaparte hay exigencias crecientes de transnacionalizacin, de competencia segmentada.Por otra, esta explosin de demandas, criterios, normas, hacen que las formas demarginalidad se diversifiquen y acenten. La dialctica de la modernizacin consiste

    precisamente en esta contradiccin.

    Se calcula que en los prximos aos el llamado mercado informal se triplicar en elcontinente. Actualmente Amrica Latina debe exportar 100 para recibir 74 en valor. Los

    pases industriales, en cambio, exportan 100 y reciben 124 de valor a cambio36. Labrecha tecnolgica dificulta un aumento de productividad, hace cada vez ms difcilcompetir en los mercados internacionales. Luego cmo enfrentar estos costoseconmicos sin que ello signifique tremendos costos sociales?. Como sostienen diversosestudios, la otra cara del xito econmico y la estabilizacin macroeconmica, las

    30 La postura de Horkheimer es del todo plausible porque la crtica de las ideologas y de la razninstrumental sigue descubriendo nuevas formaciones de la vieja alianza entre metafsica yoscurantismo.HABERMAS, Jrgen. PENSAMIENTO POSTMETAFSICO. Editorial Taurus. Madrid, 1990.Pg. 26

    31 88 Ver: GUATTARI, Felix. CARTOGRAFIAS DEL DESEO. Editorial Lord Cochrane.Santiago de Chile, 1993. Pgs. 25 y ss.

    32 89 Germani, sobre todo en su primer periodo, Beckman y otros.33 90 Especialmente la de Lerner e Inqueles.34 91 Especficamente en los postulados de Gunder Frank, Faletto y Samir.35 92 Ya sea en el sentido de Guattari, o del capitalismo tardo de Habermas o de capitalismo en

    una nueva fase como en Braudel. En todas estas instancias se alude a una universalizacin del

    fenmeno.36 93 LECHNER, Norbert. SON COMPATIBLES MODERNIDAD Y MODERNIZACIN?Documentos de Trabajo FLACSO N 440. Santiago de Chile, 1990. Pg. 15.

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    desventajas de este proceso ha recado sobre los sectores medios y pobres de lapoblacin, beneficiando, por el contrario al 10% ms rico. As, podemos afirmar queestas tendencias no son pasajeras o solucionables a corto plazo.

    Esto redefine el campo de accin profesional y sus formas de intervencin. No slo la

    nocin de pobreza se vuelve heterognea sino que deberan cambiar sus criterios demedicin y las formas de intervencin. Para responder en forma adecuada, es precisorevisar las herramientas con que Trabajo Social cuenta y el modo en que las usa.Cuando en Amrica Latina, se han sostenido largos debates metodolgicos que hacanvariar la cifra de pobres en varios millones, estas discusiones no pueden ser algo externo

    para Trabajo Social.

    Esta profesin trabaja, en la demarcacin y aplicacin de estos cdigos a la poblacin.Debe, por tanto, responder mostrando las contradicciones de ese discurso son estudiosy acciones llevadas a cabo con los sujetos especficos. Ello, sin embargo, no puedequedar instaurado slo a un nivel testimonial. Es preciso construir nuevas categoras

    conceptuales que permitan mostrar una realidad persistente y mltiple. Las posibilidades de gestin con estas formas renovadas de exclusin requiere de unaadecuada comprensin del contexto. De otro modo, slo se acentuar la separacin entreinterpretacin e intervencin. Con una interpretacin encapsulada, se genera unaintervencin dbil o estrictamente funcional, donde queda imposibilitado el trabajo delconcepto.

    Las transformaciones tambin alcanzan al espacio de la cultura, a la forma de entender ynombrar el conjunto de tradiciones en las que nos insertamos. La identidad como un

    proceso que se construye, requiere del anlisis crtico de esas tradiciones para, desde l,constituir el presente y proyectarse al futuro. Al respecto, Trabajo Social ha sostenidovisiones duales que lo hacan concebir el lugar de los cambios como un mecanismo dereaccin cultural que provena de sectores sociopolticos, de segmentos deestratificacin social o de mbitos religiosos. Consecuentemente, las apuestas eranfortalecer el accionar de ese grupo para procurar apoyar la transformacin que segestaba desde all.

    Esto es replanteado por el actual proceso de transformacin evidenciando la existenciade mecanismos profundos de hibridizacin cultural y mostrando la infactibilidad dereservas culturales intocadas37. Por tanto, urge el reconocimiento de una heterogeneidadcultural pero ya no entendida como una opcin polar entre lo nuestro y lo ajeno, lo

    indgena y lo modernizante.En la medida en que todos estamos infludos por algunos beneficios y otras exclusionesdel proceso de modernizacin, esto cambia el carcter de las relaciones sociales y seacenta drsticamente la imposibilidad de encontrar un sector o un lugar privilegiadodonde se encuentre radicada la posibilidad de encontrar y discutir el sentido de nuestraidentidad cultural. Por tanto, apelar a las tradiciones implica adentrarse en losmecanismos de hibridizacin que estn all presentes.

    Esto es relevante por cuanto nos hace mirar con nuevos ojos a los sectores de lapoblacin devolvindonos nuestras preguntas: hasta qu punto los sectores marginales

    37 94 GARCIA CANCLINI, Nstor. CULTURAS HIBRIDAS. Editorial Grijalbo. Mxico,1992. Pgs. 15 y ss.

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    comparten las expectativas de formas de vida y consumo existentes en nuestrassociedades? qu estrategias de sobrevivencia utilizan?, etc. Hay todo un nuevo mapade preguntas que hacer emerger. Ello nos permite asimismo, efectuar una interpelacincrtica a las adherencias ideolgicas existentes en Trabajo Social, tanto provenientes deun sustrato tecnolgico, como de un marxismo estructural ortodoxo38 o de un

    funcionalismo sistmico.

    Por tanto, si pensamos en el nexo existente en nuestra profesin entre interpretacin eintervencin39 se nos aparece en su plena expresin la relevancia de no aplicar lecturassobrepasadas a realidades cambiantes. Los procesos de las preguntas generadas desdeTrabajo Social hoy son inseparables de un anlisis reconstructivo, de un porqu que yano es monocausal, unvoco. Esto se traduce en pensar cmo en Trabajo Social se

    produce el proceso de nombrarno slo cosas tangibles sino dimensiones intangibles.

    Ya no es posible seguir alimentando un perfil profesional un tanto ferretero, donde locentral es la adquisicin y distribucin de algunas cosas: alimentos, pensiones,

    elementos de construccin. Ello redimensiona tanto las herramientas clsicas como lavisita domiciliaria, como los sistemas de registro de las atenciones de pblico. De qutangible se deducen hoy nociones como la pobreza, la violencia, la salud, el desarrollolocal? Ac, existe una deuda muy fuerte con el concepto de empiria40. Hay que cambiarel canon de lo observable, de lo medible, de lo verificable. Desde el punto de vistacognitivo, cada situacin social se ha vuelto compleja y mayoritariamente segmentada.

    La comprensin rpida y en situacin es lo que hoy importa. Pero para ello, TrabajoSocial debe desarrollar la habilidad del surf y la expertez en dimensionar rpidamenteuna mirada compleja y rica sobre los problemas sociales en los que interviene. Estodepende de nuestra capacidad para una comprensin social compleja, para poder entraren contacto cognitivo con las diversas perspectivas que estn en juego. Lo anteriorcontempla una exigencia: el realizar una sntesis no unvoca.

    La situacin debe ser reconstruida desde un cmulo de saberes pertinentes. Ac esdonde se conjugan los conocimientos de teora social necesarios con adecuadosenfoques epistemolgicos y los referentes ticos puestos en accin. El anlisis

    preliminar de estas cuestiones que a continuacin se presenta quiere ser visto comoalgunos de los requisitos con los que tendrn que confrontarse las propuestas deintervencin contempornea, ya quesi Trabajo Social quiere intervenir adecuadamentedebe partir por aprender estos mecanismos de reconstruccin polifnica.

    38 95 Quisiera poner nfasis en la imposibilidad de conjugar el marxismo en singular sino enplural. Nos referimos ac, por tanto a una de sus interpretaciones. Para un anlisis mayor ver tanto eltexto de Consuelo Quiroga sobre Una invasin invisible (Accin Ctica, CELATS N 27 y 28)como el de Jos Paulo Netto sobre Crise do socialismo e ofensiva neoliberal (Ed. Cortez. SaoPaulo, 1993. pg. 26). De ellos se puede deducir que la tradicin marxista fue siempre diversificada,problemtica, compuesta de desenvolvimientos, reducciones, interpretaciones. Por tanto constituyeun bloque cultural complejo y diferenciado que contiene en su interior vertientes diferenciadas queincluso se contraponen entre s.

    39 96 Conexin que es posible apreciar desde los escritos de Vives en el Tratado del Socorro delos pobres, donde la accin para solucionar la indigencia viene dada por el conocimiento ms exacto

    posible de las causas de su miseria.40 97 Tal como lo ha trabajado Alberto Parisi en ms de una conferencia desarrollada en losltimos aos en los encuentros de Trabajo Social del Cono Sur.

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    2 Que es posible pensar otras propuestas para Trabajo Social reasumiendo una

    relacin contradictoria de teora y praxis en el horizonte de una comprensin socialcompleja, de una intervencin social fundada en otros parmetros.

    Lo que se propone es resignificar el concepto de Trabajo Social. Situarlo en un

    horizonte de intervencin que tenga como fundamento una rigurosa y complejacomprensin social, recapturando la tensin existente en l entre teora y praxis . Deeste modo, se busca poner en evidencia que toda intervencin es capturada a partir de unlugar terico, a partir de un modo de ver44. Consecuentemente, no hay intervencin sininterpretacin social. Trabajo Social constituye su especificidad, por tanto, en lasmediaciones de un modo particular de ver que tiene como resultado un hacer

    particular.

    Hay una relacin mediada insustituble entre intervencin y un sistema de comprensinsocial constitudo al menos por cuatro dimensiones relacionadas aunque nohomologables: los cambios existentes en el contexto, las diversas perspectivas de teoras

    sociales, los enfoques epistemolgicos y los marcos tico/valricos.

    Intervencin Social/_________________________________________________________/

    ComprensinSocial compleja: - Transformaciones contextuales

    - Teora Social- Enfoques Epistemolgicos- Perspectivas ticas y valricas

    Lo anterior implica reconocer que tras las formas de fijacin de lo real hay procesos devalidacin del saber, de una nocin de racionalidad, de tiempo y espacio, unaconcepcin de teora y praxis, una determinada forma de relacionar sujeto y objeto45.Luego, uno de los desafos centrales en Trabajo Social consiste en adentrarse en lasformas de relacin mediada existentes en una intervencin social que se pienseadentrndose en las dimensiones de una comprensin social compleja.

    Para intervenir es preciso comprender porqu y sobre qu se acta. Esta comprensin,por tanto, es siempre histrica. Trabajo Social debe ser pensado desde los procesos

    44 4 Hay una cierta ingenuidad en pensar que lo real habla por s mismo y que lo real nos ha deofrecer aquello que no conseguimos resolver en nuestras contradicciones tericas. Lo real escapturado a partir de un lugar terico, a partir de un modo de ver.BARREIRA, Irlys. LA INVESTIGACION EN EL DEBATE CONTEMPORANEO Y EL

    SERVICIO SOCIAL. Editorial ALAETS/CELATS, 1992. Pg. 113.45 5 ADORNO, Theodor. EPILEGOMENOS DIALECTICOS: SOBRE SUJETO Y OBJETO.En: CONSIGNAS. Editorial Amorrortu. Buenos Aires, 1973. Pgs. 143 a 180.

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    sociales en los que se inserta46 . Esta interpelacin, sin embargo, no puede seresencialista sino inquirir por la constitucin particular de los sujetos47.

    Por otra parte, una dimensin gravitante en la propuesta a exponer es plantear que si los procesos de cambios societales existentes pueden ser enunciados como un gran y

    mltiple proceso de ruptura entre sistema y mundo de vida48

    , entonces es posiblesituara Trabajo Social en esa brecha y preguntarse si es factible concebirlo como una de las

    profesiones que, encontrando su propio lenguaje, pueda develar e intervenir algunas de

    esas rupturas.

    Ello supone diversas fases de anlisis y tratamiento hasta hacer emerger con claridaduna nocin de intervencin fundada y confrontar la posibilidad de resignificar algunastradiciones en Trabajo Social. Actualmente, como en el siglo XVI, vivimos un profundodescentramiento. Las coordenadas de las formas de nombrar e interpretar lastransformaciones sociales se ven replanteadas. Todo el cuestionamiento a las diversasmodalidades de un proceso de modernizacin, las nuevas formas de exclusin, los

    acelerados cambios en el mbito de lo pblico y lo privado, los enormes desafos en lainnovacin de la gestin en Trabajo Social nos demandan nuevos esfuerzos. Debemosresignificar crticamente nuestras tradiciones, reconstruir el oficio. Como sostena JohnBaker, ya basta de sostener la cabeza del rey, requerimos de nuevos mapas.

    As, este anlisis nace de un desencuentro, no entendido en su acepcin comn sinocomo espacio creado para posibilitar el despliege de un pensamiento que, volviendo as mismo, indique una trayectoria a seguir. Una forma diferente de pensar TrabajoSocial que responde adems a una conviccin ntima, ya que al estar en terreno endiferentes sectores a lo largo de casi veinte aos, he conocido y convivido con esa genteque essujeto beneficiario y que, sin embargo muchas veces, permanece innombrada enlos estudios correspondientes. Me he enfrentado a algunas de las contradicciones quelos sistemas les plantean, a las injusticias con ellos cometidas, he conocido algunas desus formas de vida y sopesado sus criterios de accin, muchas veces ms certeros en lasolucin del problema que la respuesta propuesta por una determinada poltica oautoridad gubernamental. Para configurar categoras conceptuales donde ellos seanincorporados en toda su validez es que tambin se presenta este trabajo. Naci de ellos ya ellos quiere volver hecho prctica renovada. Sin embargo, algo distinto es creer quecon el slo hecho de enunciar se provocarn automticamente los efectos deseados. Esuna tarea que recin comienza, pero de la que somos parte ineludible.

    Por demasiado tiempo, se ha enfatizado la importancia de la fidelidad a un modelo, lapermanencia de reglas bien asentadas como nico medio para avanzar. No busquen eneste trabajo la adherencia a ncleos intransables. El argumento no est construido sobreautores sino sobre un corpus heterogneo, sobre algn lugar conceptual existente en

    46 No se trata sencillamente de superar visiones pasadas sino de criticarlas recapturando susentido. Como plantear Benjamin: El sentido de los escombros es ver caminos por doquier. Y elque ve caminos por doquier no piensa en el destruir ni en los escombros mismos, sino en lasmltiples sendas que lo cruzanBENJAMIN, Walter. ANGELUS NOVUS. Editorial Anagrama. Barcelona, 1988. Pg. 89.

    47 7 Como sostiene Hanna Arendt: No es EL HOMBRE sino los hombres particulares losnicos que habitan en la tierra.

    ARENDT, Hanna. LA CONDICION HUMANA. Ediciones Paids. Buenos Aires, 1993. Pg. 49.48 Entendido en el sentido de Habermas. Ver: PROBLEMAS DE LEGITIMACION EN ELCAPITALISMO TARDIO Editorial Amorrortu. Buenos Aires, 1988. Pgs. 9 y ss.

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    ellos, que se pone en relacin con lo que se trata de mostrar. No hay, consecuentemente,planteamientos de oposicin, adherencia o cuestionamiento global hacia ninguno deellos. Esto dara lugar a otros estudios. Se debe efectuar una diferencia, por tanto, entrediversas citaciones tericas que tienen por objeto mostrar un aspecto conceptualespecfico y el grado de coherencia epistemolgica del trabajo en su conjunto.

    De este modo, el esfuerzo de dirige a encontrar ojos para ver, palabras para conformarun lenguaje, herramientas para deconstruir discursos, vas para adentrarse en lascontradicciones de eso que denominamos realidad social, develando su rgimen de lamirada49. El sistema de mirada es una clave que busca exponer las categorasconceptuales desde donde se nombran los objetos/sujetos de estudio. Esto permitedilucidar en cada corriente y en sus propias rupturas, el paso de lo precategorial a locategorial.

    Para comprender cundo se ha producido una mutacin en un discurso, es menesterinterrogar algo ms que a los contenidos temticos o las modalidades lgicas, y recurrir

    a esa regin en que palabras y cosas no estn an separadas50. Esta zona se encuentra alnivel del lenguaje, en la manera de ver y de decir, en la distribucin originaria de lovisible y lo invisible, en la medida que sto se encuentra ntimamente relacionado con loque se dice y lo que se calla. Recin desde all, aparecer la forma en que Trabajo Socialejerce su intervencin. Es entonces, cuando se podrn apreciar en su propia luz, laforma de ver dispuesta segn estos cdigos frente a un fenmeno determinado51.

    Esta clave no solamente es importante para el anlisis de determinados fenmenos sinoque es una de las llaves que posibilita la innovacin en los saberes en tanto permite verlo que haba permanecido en el umbral de lo visible y de lo enunciable. La relacin delo visible con lo invisible, necesaria a todo saber concreto, ha cambiado de estructura yhace aparecer bajo la mirada y el lenguaje lo que estaba ms ac y mas all de sudominio. Entre las palabras y las cosas, se ha trabado una nueva alianza, que hace ver ydecir, lo que en algunos discursos aparece casi como un regreso a una mirada al finmatinal52.

    El rgimen de la mirada ha cambiado sustantivamente en la historia: para Descartes yMalebranche, ver era percibir, era hacer transparente para el ejercicio del espritu: la luzanterior a toda mirada, el elemento de lo ideal, donde las cosas eran adecuadas a suesencia53.

    49 FOUCAULT, Michel. EL NACIMIENTO DE LA CLINICA. Editorial Siglo XXI.Mxico, 1966. Pg. 3.

    50 FOUCAULT, Michel. EL NACIMIENTO DE LA CLINICA. Editorial Siglo XXI. Mxico, 1966.Pg. 4.

    51 Esta idea se encuentra desarrollada en s misma desde diferentes posicionamientos, es decir, hayformas muy distintas de ver el ver. Es diverso el concreto pensado de Marx, al traer todo unmundo en la mano de Maturana.

    52 FOUCAULT, Michel. EL NACIMIENTO DE LA CLINICA. Editorial Siglo XXI. Mxico, 1966.Pg. 5.

    53 La frmula para alcanzar la esencia era a travs de la geometra de los cuerpos; llegado a su

    perfeccin, el acto de ver se resolva en la figura sin curva ni duracin de la luz.FOUCAULT,Michel.EL NACIMIENTO DE LA CLINICA.Editorial Siglo XXI. Mxico,1966.Pg. 7.

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    A fines del siglo XVIII, ver consiste en dejar a la experiencia adentrarse en la densidadde las cosas encerradas en ellas mismas, ya que tienen poderes de verdad que no tomande la luz, sino de la lentitud de la mirada que las recorre54.

    Consecuentemente, el rgimen de la mirada es fundador del sujeto en su calidad

    irreductible. En lo no-hablado, dir Foucault, duerme la palabra. De este modo, lopensado cuenta tanto como lo no-pensado, ya que abre a la posibilidad de pensar denuevo55. Esta categora se vuelve relevante a la hora de analizar los diferentes rgimenesde mirada que el Trabajo Social ha proyectado porque posibilita estudiar sus fundamentosy, desde ellos, abrirse al espacio desafiante de lo no-pensado.

    4. INCOMODIDADES EPISTMICAS

    Si en el 37 Horkheimer seal seminalmente las distinciones entre teora tradicional yteora crtica, la dcada de los sesenta nos depar la polmica sobre el positivismo en laconfrontacin Popper - Adorno, continuada en los debates entre Albert y Habermas56.El horizonte que nos propone lo anterior es inmenso y slo ser reseado en algunos delos aspectos sustantivos que fueron marcando el eje y la evolucin de las discusiones encuanto a algunas de las consecuencias de separacin de teora y praxis.

    4.1. Max Horkheimer: La Crtica a la Teora Tradicional

    Aqu, no se intenta reproducir todos los argumentos y la relacin entre teora

    tradicional y teora crtica que Horkheimer coloca en su texto, sino que en virtud delobjetivo planteado se esbozar un eje referencial de la crtica de este autor a la teoratradicional.

    La primera impugnacin de Horkheimer es sobre la concepcin de teora. Para l, en lateora tradicional la teora es aquel conjunto de proposiciones relacionadas unas a otrasacerca de un campo de objetos de las cuales pueden deducirse las restantes

    proposiciones57. De este modo, subyace la siguiente relacin: cuanto menor fuera elnmero de los principios primeros en comparacin con sus conclusiones, ms perfectaes la teora. De all emergen claramente las proposiciones de validez en la teoratradicional que se traducen en el grado de concordancia entre las proposiciones

    deducidas y los hechos ocurridos58

    .

    54 La permanencia de la verdad es el ncleo sombro de las cosas est paradgicamente ligada a estepoder soberano de la mirada emprica que hace de su noche, da. Toda la luz pasa del lado de ladbil antorcha del ojo que da vuelta alrededor y dice, en este camino, su lugar y su forma.FOUCAULT, Michel. EL NACIMIENTO DE LA CLINICA. Editorial Siglo XXI. Mxico, 1966.Pg. 7.

    55 Esta es la puesta en accin de esa antigua categora hegeliana donde conocer es diferenciar teniendocomo horizonte que el no-ser forma parte del ser.HEGEL, G. W. F. FENOMENOLOGIA DEL ESPIRITU. Editorial Fondo de Cultura Econmica.Mxico, 1966. Pg. 181.

    56 PIC, Josep. MODERNIDAD Y POSTMODERNIDAD. Editorial Alianza. Madrid,

    1992. Pg. 13.57 HORKHEIMER, Max. TEORIA TRADICIONAL E TEORIA. Edio Abril sujeto. A.Cultural, Coleo Os Pensadores. So Paulo, 1983. Pg. 117.

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    De esta forma, la teora siempre ser testeada desde los hechos. De all que, en lo queconcierne a los datos, la teora permanecer siempre hipottica. Consecuentemente, lateora se vuelve el saber acumulado de tal forma que permita ser utilizado en lacaracterizacin de los datos, llevada a cabo en la forma ms minuciosamente posible59.Por tanto, el concepto de teora es de cierta forma autonomizado del contexto societal

    en cuanto busca sus fundamentos a partir de una forma esencial e ntima delconocimiento transformndose as, para Horkheimer, en una categora cosificada. Parael autor, la teora tradicional tiende a olvidar que los datos que se nos ofrecen son

    preformados de modo duplo: por el carcter histrico del objeto percibido y por elcarcter histrico del rgano perceptivo60.

    Lo anterior es crucial en todo tipo de concepcin epistemolgica que sustente laexistencia, tal como el positivismo lo hace, de una realidad externa y cognoscible.Horkheimer apunta al develamiento del carcterno-natural de objeto y rgano ya queambos son conformados por la actividad humana. De este mismo aspecto, Horkheimerhar surgir una significativa distincin entre normas de observacin variadas para la

    sociedad o para el individuo. Para l, existen ocasiones en que el individuo se puedeautopercibir pasivo e indefenso en relacin a los mecanismos sociales y econmicos detransformacin. Sin embargo, si contemplamos la sociedad no podemos pensar en susmecanismos de estructuracin dirigidos como una forma ciega. Esta contradiccin sehace evidente, para l, en el modo burgus de la economa donde la sociedad aparececiega y concreta y la actividad del individuo abstracta y conciente61.

    Por tanto, especialmente las ciencias sociales y aquellas que trabajan con el sujeto nopueden olvidar ni la doble determinacin ni la distincin tensional entre individuo ysociedad. As, aparece en su pena expresin el que algunas dimensiones de lasestructuras cientficas dependen de las situaciones y procesos sociales. Esto esimportante de resaltar por que la teora tradicional opera, por lo general, clasificando losdatos en sistemas conceptuales que simplifican o eliminan las contradicciones. ParaHorkheimer, esto tambin tiene una explicacin cultural en el sentido en que eldesarrollo de las ciencias aparece desligado de esas luchas y por tanto no se empleatanta energa en desarrollar la capacidad de pensar contradicciones y relacionescomplejas como la empleada en encontrar soluciones funcionales segn el campoespecfico de aplicacin62.

    Si la lgica anterior impregna el quehacer cientfico, las categorias de mejor, til,conveniente, productivo, valioso, tal como son aceptadas por el orden social vigente se

    vuelven fuera de sospecha y, por tanto, se ven como premisas extracientficas que norequieren de atencin crtica. De esa forma, el carcter discrepante y escindido del todo

    58 La validez real de la teora reside en la concordancia entre proposiciones deducidas yhechos ocurridos, o lo que es lo mismo, entre teora y empiria.HORKHEIMER, Max. TEORIA TRADICIONAL E TEORIA. Edio Abril S. A. Cultural,Coleo Os Pensadores. So Paulo, 1983. Pg. 117.

    59 HORKHEIMER, Max. TEORIA TRADICIONAL E TEORIA. Edio Abril S. A.Cultural, Coleo Os Pensadores. So Paulo, 1983. Pg. 117.

    60 HORKHEIMER, Max. TEORIA TRADICIONAL E TEORIA. Edio Abril S. A.Cultural, Coleo Os Pensadores. So Paulo, 1983. Pg. 125.

    61 HORKHEIMER, Max. TEORIA TRADICIONAL E TEORIA. Edio Abril S. A.

    Cultural, Coleo Os Pensadores. So Paulo, 1983. Pg. 125.62 HORKHEIMER, Max. TEORIA TRADICIONAL E TEORIA. Edio Abril S. A.Cultural, Coleccin Os Pensadores. So Paulo, 1983. Pg. 128.

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    social, en su figura actual, no tiene camino para volverse una contradiccin conciente63.El riesgo de lo anterior es que al seguir la lgica expuesta la teora tradicional no tienecmo colocarse contra el presente cuando el presente es miseria64. Horkheimer buscainterpelar a la teora tradicional haciendo notar que no es el pensamiento el queintroduce la necesidad de los cambios sino que es el grado de injusticia el que impugna

    a nivel del pensamiento conceptual la urgencia de la superacin de las contradicciones.Dems est decir, que esto es especialmente significativo en Trabajo Social.

    4.2 Las Disputas del Positivismo en la Dcada de los 60

    Nuevamente en este punto la hondura y riqueza de los debates sostenidos por cuatroautores como Popper, Adorno, Albert y Habermas; desbordan el horizonte de

    posibilidad de este trabajo. Por tanto, este aspecto se enmarcar siguiendo algunos delos tpicos bsicos de discusin usando para ello, sobretodo, el tratamiento relatorio queHabermas pone en su sntesis de las discusiones tanto en: apndice a una controversia

    de teora analtica de la ciencia y dialctica como en una polmica: contra unracionalismo disminudo en trminos positivistas65. Se ha optado por esta va ya que loque se busca exponer ms que el contenido y lmites de la dialctica son los lmites ycrticas hacia el positivismo tanto clsico como en su evolucin al racionalismo crtico.

    A las crticas de Adorno, Habermas va a sumar sus apreciaciones sobre el papel de losenunciados metodolgicos y lo que l denominar la escisin entre razn y decisin. Esinteresante hacer notar que el propio Habermas sostiene que eligi para la discusin lateora de Popper, porque Popper ya da un paso en direccin a mis objeciones contra el

    positivismo66. De esta forma, para Habermas, Popper ocupa una posicin peculiar: poruna parte es un representativo defensor de la teora analtica de la ciencia y por otra esun encarnizado crtico de los presupuestos empiristas del nuevo positivismo. As, es la

    propia crtica de Popper la que inicia una etapa de auto reflexin en este enfoqueepistemolgico. Sobre ella, Habermas apuntar a los lmites que este nuevo tipo de

    positivismo mantiene.

    Su primera crtica se orienta a los criterios de validez emprica de los enunciados, en elsentido en que el positivismo supone como nico legtimo un procedimiento decomprobacin que es slo uno entre muchos67. Sin embargo, concordar con Popperal admitir que los datos experimentales son interpretaciones en el marco de teoras

    previas, y por tanto, tambin comparten el carcter hipottico de aquellas68, slo que

    63 HORKHEIMER, Max. TEORIA TRADICIONAL E TEORIA. Edio Abril S. A.Cultural, Coleo Os Pensadores. So Paulo, 1983. Pg. 130.

    64 HORKHEIMER, Max. TEORIA TRADICIONAL E TEORIA. Edio Abril S. A.Cultural, Coleo Os Pensadores. So Paulo, 1983. Pg. 139.

    65 Ambos artculos estn contenidos en los textosADORNO, Theodor W. y otros. LA DISPUTA DEL POSITIVISMO EN LA SOCIOLOGIAALEMANA. Editorial Grijalbo. Barcelona, 1973.HABERMAS, Jrgen. LA LOGICA DE LAS CIENCIAS SOCIALES. Editorial Tecnos. Madrid,1988.

    66 HABERMAS, Jrgen. LA LOGICA DE LAS CIENCIAS SOCIALES. Editorial Tecnos.Madrid, 1988. Pg. 46.

    67 HABERMAS, Jrgen. LA LOGICA DE LAS CIENCIAS SOCIALES. Editorial Tecnos.

    Madrid, 1988. Pg. 47.68 POPPER, Karl. EL DESARROLLO DEL CONOCIMIENTO CIENTIFICO.CONJETURAS Y REFUTACIONES. Ediciones Paids. Buenos Aires, 1964. Pgs. 23 y 387.

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    Habermas discrepar de la distincin entre conjeturas y refutaciones que Popperefecta. Para Habermas todas las fuentes del conocimiento son fuentes siempreimpuras, donde el camino a los orgenes nos est interceptado. De ah que la cuestindel origen del conocimiento no puede mediatizar por igual todos los orgenes de lateora, a saber: la observacin, el pensamiento y la tradicin frente al mtodo de la

    falsacin que es el nico que para Popper debe medir la validez emprica de lasteoras69.

    De esta forma, Habermas impugna a Popper el no develar que el mtodo de la falsacinen realidad corresponde y se justifica recurriendo, al menos, a una de las fuentes delsaber que es la tradicin y que paradojalmente Popper denomina tradicin crtica. Conello queda de manifiesto que la tradicin es la variable independiente de la que enltimo trmino dependen tanto el pensamiento y la observacin como los

    procedimientos de observacin que se forman por combinacin de ellos. Popper ponecon demasiada ligereza su fe en la autonoma de la experiencia organizada en el

    procedimiento de falsacin, cree poder deshacerse as de la cuestin de los estndares de

    esa organizacin porque, pese a todas sus crticas, sigue compartiendo todava unprejuicio positivista de profundo arraigo: el suponer la independencia epistemolgica delos hechos respecto a las teoras cuya funcin sera aprehender descriptivamente estoshechos y las relaciones entre ellos70. De esta forma, para Popper todava los testcontrastan teoras con hechos independientes evidenciando lo que para Habermasconstituye el punto angular de la problemtica positivista que residualmente queda anen Popper71. Lo anterior es claramente visible si se sigue el lineamiento de crticaejercida tanto en relacin al criterio de racionalidad como a las nociones de verdad yverificacin donde estn contenidas muchas de las argumentaciones crticas en cuanto ala escisin de teora y praxis.

    Racionalidad

    Una de las premisas centrales en Popper est configurada por el supuesto deconocimiento racional. El concepto de racionalidad es fundamental porque implica tocarel ncleo de la argumentacin popperiana, ya que la forma de establecer unconocimiento cientfico vlido descansa en la rigurosidad de la lgica. Popper, aceptacomponentes no racionales dentro de lo que l denomina conjeturas del desarrollocientfico, pero no as dentro del terreno de la refutacin72.

    En el proceso que va desde la seleccin del problema (donde afirma los lmites de laobservacin posible), la formulacin de conjeturas, las proposiciones que se contrastanempricamente, los test de falsacin y el resultado de falsasin o apoyo (con suconsiguiente eleccin entre explicaciones alternativas) existe un supuesto, una divisin

    69 HABERMAS, Jrgen. LA LOGICA DE LAS CIENCIAS SOCIALES. Editorial Tecnos.Madrid, 1988. Pg. 49.

    70 HABERMAS, Jrgen. LA LOGICA DE LAS CIENCIAS SOCIALES. Editorial Tecnos.Madrid, 1988. Pg. 49.

    71 HABERMAS, Jrgen. LA LOGICA DE LAS CIENCIAS SOCIALES. Editorial Tecnos.Madrid, 1988. Pg. 50.

    72 Acerca de lo que el autor entiende por cada uno de estos conceptos, se remite al captulo I

    de:POPPER, Karl. EL DESARROLLO DEL CONOCIMIENTO CIENTIFICO. CONJETURAS YREFUTACIONES. Ediciones Paids. Buenos Aires, 1964. Pgs. 43 a 79.

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    en ello el inters y la necesidad que subyace a todo conocer. Es decir, reconociendotransparentemente el papel de la ideologa en este proceso.

    Adems, la discusin ha llevado a asumir posiciones radicales en cuanto a la relevanciaasignada a cada uno de los elementos que articulan la relacin de conocimiento. Uno de

    los polos, donde prevalece el objeto, desconociendo la historicidad de su constitucin eignorando al sujeto es el ncleo ms radical del positivismo. Ac la palabra clave esmtodo, o ms contemporneamente el paradigma, cuya presencia o ausencia, legitimao ilegaliza la condicin cientfica de las investigaciones. La otra sobredimensiona alsujeto. Su filiacin reclama de los enunciados de Husserl y Schutz, y la palabra clave esintersubjetividad. Pero esta intersubjetividad aparece descontextualizada de lascondiciones de la formacin histrico-social donde se concretiza.

    vi. Por ltimo, lo anterior evidencia con toda su fuerza los agudos problemas demediacin que existen hoy. Es decir, el que la cultura de expertos, entre ellas Trabajo

    Social, se ha encapsulado de tal forma que con las palabras metodolgicas que usa paraabordar la realidad se ha vuelto incapaz de nombrar algunos de los procesoscontradictorios que se producen en ella. Un camino metodolgico que slo pone nfasisen el despliege de los elementos racionales, deja fuera, usando palabras de Foucault, lasherramientas conceptuales que permitan la insurreccin de los saberes sometidos desdesus prcticas81. La insurreccin debe entenderse como la rebelin de una serie desaberes calificados como incompetentes o insuficientemente elaborados, para el nivel dela cientificidad racional exigida. No significa traducirlos, o encerrarlos, sino recorrerlos,descubrirlos, acercarse a su sentido. No se trata de una rebelin contra (y solamente) losmtodos de una ciencia sino, y sobre todo, contra los efectos del saber centralizador queha sido legado al discurso cientfico organizado.

    Verdad y Verificacin

    El planteamiento de Popper responde a una concepcin moderna del acontecercientfico. La verdadya no tiene referencia a un pasado, o a las tradiciones o a Dios, no

    proviene de una revelacin, sino que busca su propio camino dentro del conocimiento.Esta afirmacin se encuentra en las bases constitutivas del pensamiento de lamodernidad82. Dicho en palabras de Habermas, se han diferenciado drsticamente lasesferas de lo cognitivo, lo tico y lo esttico; por lo que lo verdadero ya no es lo buenoo lo bello. Cada uno se ha refugiado dentro de su propia lgica83. El criterio de verdad se

    encuentra inmerso dentro de la discusin sobre los fundamentos del conocimiento, yaque es central saber cmo se conoce para acceder a la verdad dentro de ese conocer. EnPopper, el modelo del conocimiento cientfico con su lgica racional es el modelo ms

    perfecto de conocimiento.

    81 FOUCAULT, Michel. LA MICROFISICA DEL PODER. Editorial La Piqueta. Madrid,1979. Pg. 128.

    82 Como afirma Marcel Gauchet La modernidad es, ante todo, un proceso de secularizacin: el lentopaso del orden recibido al orden producido.GAUCHET, Marcel. LE DSENCHANTEMENT DU MONDE. Editions Gallimard. Pars, 1985.

    83 Para un despliege de estos conceptos se remite a:

    HABERMAS, Jrgen. LA MODERNIDAD UN PROYECTO INCOMPLETO. En la compilacinrealizada por FOSTER, Hal. LA POSMODERNIDAD. Editorial Kairs. Barcelona, 1986. Pg.24.

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    El autor se distancia de los positivistas lgicos al construir su asimetra lgica entreverificacin y falsedad. Esta consiste en sostener que aunque ningn nmero deobservaciones nos permite alcanzar una proposicin universal (por lo que la verificacinno es posible) , basta con una observacin que seale lo contrario para concluir que la

    proposicin es falsa. De este modo la nica proposicin que puede aspirar a la verdad es

    aquella que puede ser falseada84

    . As, Popper construye un concepto de verdadque essiempre gradual, ya que el conocimiento cientfico nunca puede alcanzarla plenamente.Un requisito indispensable de la ciencia ser, por tanto, su carcter provisional. Laverdadpasa a ser, dentro de este planteamiento, algo semejante a un referente utpicoya que no se alcanza jams. Lo que s hay son elementos para afirmar y discriminarentre varias teoras cual de ellas est ms cerca de esa verdad provisional.

    Consecuentemente, la tarea de la ciencia no consiste ya en probar la verdad de algo o encomprobar sus planteamientos, sino en la capacidad para someterse a los

    procedimientos de refutacin. El avance de la ciencia se produce entonces por el proceso de ensayo y error. La contrastacin en Popper tiene como procedimientos

    bsicos : verificacin de la coherencia lgica del sistema terico, revisin deformulaciones tericas de acuerdo a si son empricas o no y una comparacin de estateora con otras sobre el mismo tpico.

    Ahora bien, al concebir la verdad como algo provisorio y entregar la verificacin a laposibilidad de falsear, Popper amarra estas categoras relacionndolas e insertndolasdrsticamente dentro de su lgica racional , al interior de lo que l considera losrequisitos para todo conocimiento cientfico. En este mismo sentido, los criterios devalidez o de verdad se definen por procedimiento. Como sostiene el propio Popper esla forma de su desarrollo lo que hace a la ciencia racional 85. En este sentido, lacomparacin de dos teoras requiere el que ambas estn dentro de un mismo paradigmade investigacin, luego es una comparacin slo dentro de aquellas contenidas en unamisma matriz. Con ello se da un acotamiento y fija un lmite importante a uno de los

    procedimientos de Popper en relacin a la contrastacin. Para el autor "todas laspropiedades que requerimos para comparar y desear en una teora equivalen a una solacosa: al mayor grado de contenido emprico o de testabilidad"86.

    Adems, a la inversa de los autores empiristas que parten de lo emprico como un dato,haciendo de lo inductivo una premisa bsica; Popper parte de un sistema hipotticodeductivo donde se comienza a partir de la teora y realiza una explicacin lgica peroque no es una explicacin sobre causalidad. De este modo, al aproximar el concepto de

    teora cientfica al formato hipottico deductivo, Popper no considera lo suficiente elque la sla descripcin del mundo positivo y fsico es ya problemtica y que al interiorde cada teora existe un lenguaje y un modelo que constituyen una interrelacinindisoluble con los eunciados.

    Al contextualizar su requisito de falsear87 dentro del marco de la lgica racionalista,Popper devela que , de concordar con l en este aspecto, se debe necesariamente

    84 Esta idea se encuentra profundizada en :ECHEVERRA, Rafael. EL BUHO DE MINERVA. Ediciones PIIE. Santiago de Chile, 1988.Pg. 177.

    85 POPPER, Karl. EL DESARROLLO DEL CONOCIMIENTO CIENTIFICO.

    CONJETURAS Y REFUTACIONES. Ediciones Paids. Buenos Aires, 1964. Pg. 250.86 POPPER, Karl. EL DESARROLLO DEL CONOCIMIENTO CIENTIFICO. CONJETURAS YREFUTACIONES. Ediciones Paids. Buenos Aires, 1964. Pg. 253.

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    compartir toda su estructuracin. As sucede lo que, expuesto en palabras de Foucault,es un principio de lectura de eleccin y exclusin, ya que de todo lo que pasa nocomprenders ms de lo que se ha convertido en inteligible porque ha sidociudadosamente extrado y seleccionado para hacer ininteligible al resto. Bajo lasespecies de lo que se denomina la verdad, se trata siempre de conjurar lo que acontece:

    el suceso88

    . De ese modo lo que conocemos por verdad, o los procedimientos paraacceder a la verdad dentro de un conocimiento cientfico pasa por una forma deimposicin de cierto filtro de saber (el que contiene un procedimiento de lgicaracional) que se oculta bajo el aspecto universal y objetivo de este conocimiento.

    Por otra parte, la verdad y su definicin nunca est exenta de su relacin con losmecanismos de poder. Es decir, cada sociedad ha tenido y presenta hoy su polticageneral de la verdad, los tipos de discurso que acoge y hace funcionar como verdaderos,los mecanismos e instancias que permiten distinguir los enunciados verdaderos de losfalsos, las tcnicas y procedimientos para obtenerlos. En nuestra sociedad estos criteriosson inseparables del discurso cientfico y de las instituciones que lo producen. Existe

    un combate por la verdad o al menos alrededor de la verdad, que es lo mismo quesostener que el debate se encuentra al nivel del conjunto de reglas sobre las cuales sediscrimina lo verdadero de lo falso y se ligan a lo verdadero efectos polticos de

    poder89.

    As es como detrs del concepto de verdad encontramos su propia presuposicin . Laeleccin de determinados criterios para definir la verdad, sus procedimientos de realidady racionalidad son la eleccin de un producto humano. Es un acto social y depende de lasituacin histrica. Usando las irreverentes y lcidas palabras de Feyerabend uno sedecide en favor o en contra del estilo de pensamiento racional de la ciencia por algo tanirracional, aunque no tan inocente, como uno se decide por el punk rock o en contra del, por lo dems con la diferencia de que la actual insercin social de las ciencias rodeaa la decisin del primer caso con mucha ms palabrera y tambin con mucho msruido90.

    En el mismo Feyerabend se encuentra una inversin propuesta para descubrir mediantelas artes el estado de la ciencia. Si viviramos en un tiempo en que se creyeraingenuamente en el poder curativo y en la objetividadde las artes , si no se separa arte yEstado, si las artes se sustituyeran con medios fiscales, si se las aprendiera en lasescuelas como disciplinas obligatorias, mientras que las ciencias seran consideradascomo colecciones de juguetes, de las que los jugadores una vez elegiran un juego y otra

    vez otro, entonces, como es natural, sera igualmente indicado recordar que las artes sonciencias. Pero, desgraciadamente no vivimos un tiempo as91.

    87 La riqueza de este concepto y la interpretacin que Popper hace se encuentran ampliamentedescritos en su cuarto captulo de LA LOGICA DE LA INVESTIGACION CIENTIFICA.Editorial Tecnos. Madrid, 1985. Pgs. 75 a 88.

    88 FOUCAULT, Michel. LA MICROFISICA DEL PODER. Editorial La Piqueta. Madrid,1979. Pg. 33.

    89 FOUCAULT, Michel. LA MICROFISICA DEL PODER. Editorial La Piqueta. Madrid,1979. Pg. 188.

    90 FEYERABEND, Paul. ADIOS A LA RAZON. Editorial Tecnos. Madrid, 1984. Pag.

    189.91 FEYERABEND, Paul. ADIOS A LA RAZON. Editorial Tecnos. Madrid, 1984. Pag.190.

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    las categoras culturales contienen un ncleo apriori ms que un resultado. Es el deberser el que se traduce y se lee culturalmente. El desafo consiste en no incorporar sobreun fundamento sustancial el fenmeno a indagar sino reconstruir el problema ensituacin. Ello supone pensar en los distintos y nuevos modelos de racionalidad.

    Lo que se puede deducir es, de esta forma, la no existencia de una versin objetiva de loreal. Esto involucra adentrarse en los diversos procesos de interpretacin, en loschoques de racionalidades existentes en todo fenmeno social. Ser racional hoy nosignifica la posibilidad de existencia de una regla externa de la cual sea posible deduciren un razonamiento formal, el criterio con el que proceder.

    Ese sueo de materializar la realidad es posible apreciarlo en la ilusin jurdicapositivista, donde el juez reclama para s serla boca de la ley. En todo problema socialcontemporneo: violencia, pobreza, enfermedad, no es posible pedir la existencia decategoras a priori de las que partir incuestionadamente. As, para Trabajo Social unrea especialmente relevante la constituye el partir poniendo en cuestin la categora

    con la cual se va a trabajar: nios de la calle, pobres, menores en situacin irregular. Noes posible conceder que en Trabajo Social no se profundicen los fundamentos que hacensurgir estos enunciados, ya que de all surgen un cmulo de contradicciones que se vana expresar no slo en una comprensin del problema sino que se traducirn, sin lugar adudas, en diferentes formas de intervencin social. Por otra parte, incluso en el terrenovalrico no hay hoy una visin extremadamente esencialista sino que su comprensin

    pasa por el anlisis de las condiciones de los procesos de discusin racional.

    De todo lo anterior se puede deducir que existen serios obstculos contextuales para queTrabajo Social siga operando con una matriz tecnolgica ya que sta se muestra incapazde superar tanto las limitaciones conceptuales como de asumir crticamente lastransformaciones del contexto. De esta forma, existe el peligro de establecer viejoscdigos de interpretacin ante realidades nuevas en la ilusin de la univocidad de unalectura instrumental. En los ms variados mbitos de intervencin la nocin hegemnicaha hecho crisis. Esto se evidencia en la severa disminucin en el campo de la salud, lasrestricciones de la intervencin clsica a nivel empresarial, la inefectividad en el campocomunitario, el desconforto con la accin pblica a nivel de gobernaciones ymunicipios, las fallas persistentes en la atencin de problemas de violencia, minoridad,en los diversos mbitos de accin jurdica. Por ello, es posible sostener que el TrabajoSocial en Chile se encuentra encapsulado y, por tanto, ms que defenderlo, es precisodesencapsularlo, resitundolo.

    La identidad de Trabajo Social, por tanto, hay que interpretarla desde estos procesosreconstructivos. Hay que potenciar interpretaciones complejas que se relacionen desdeuna funcin mediadora, no desde un paso directo, con un horizonte de intervencin.Pasar de una comprensin, por cualquiera de sus vas a una intervencin en formadirecta es una ilusin que ha entorpecido los debates en torno a la produccin deconocimientos en Trabajo Social. La funcin de mediacin involucra no un

    procedimiento de bisagras sino la posibilidad de nombrar un escenario posible dereconstrucciones, una tarea. La funcin de mediacin no es hablar de otros sinomostrar las contradicciones de los discursos.

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    As, las categoras no son un apriori sino un resultado donde se ponen en evidencia laslgicas en juego. Esto es especialmente relevante en un pas donde no es concebido,como planteara Ren Cherel derecho a la legtima rareza sino ms bien donde se buscamostrar un patrn unvoco de comportamiento y el resto interpretarlo comotransgresin. La funcin mediadora de Trabajo Social debe contener la posibilidad de

    recuperar la unidad de lo razonable dejando escuchar sus mltiples voces.

    Una comprensin social compleja requiere de una flexibilizacin, de procesos fuertes dedistincin: analizar los mtodos desde sus fundamentos, entender la teora como la

    posibilidad de iluminar contradicciones 94, encontrar los caminos para hacer lo concretopensado, para develar las determinaciones mltiples de lo concreto95. Esto no es posiblesin reflexividad, para ello hay que superar la tendencia endmica del empirismo y lasformas como desde l se ha concebido a Trabajo Social. Dado lo anterior, si el procesode modernidad es el marco cultural para entender la poca, no podemos prescindir de unanlisis de sus diferenciaciones y contradicciones.

    Consecuentemente, Trabajo Social debe adentrarse en un anlisis de la modernidadentendida como formas de estar y no de ser, diferenciando sus enfoques para ir tras unatrama hbrida, distinguiendo los conceptos de modernidad y modernizacin as comoconsiderar la escisin sociedad/cultura, para, en cierta medida, asumir el desencanto

    producido por las contradicciones de estos procesos pero, a la vez, hacerlos fructificaren renovados anlisis y prcticas sociales. Esto significa, para Trabajo Social, el proceso

    por develar esos lenguajes desgarrados que tienen, para l, encarnaciones concretas ynombres propios.

    La urgencia de esta tarea la podemos percibir en el silencio de ciertos anlisis. Es ascomo, el estudio del estado autoritario no da cuenta del miedo del hombre, el anlisis dela economa de mercado no dice nada del significado del consumo y la cesanta, ladescripcin de los cambios del sistema educacional guarda silencio sobre los procesosefectivos del aprendizaje96. Podramos agregar que, la evaluacin de polticas sociales,hechas generalmente en trminos de cobertura, no muestran al sujeto; no mencionan lacalidad de los servicios a entregar ni la cantidad de tiempo disponible en horas

    profesionales para los beneficiarios, menos un, el tiempo promedio de espera para seratendidos. Asimismo, no develan la serie de contradicciones producidas entre el diseode los objetivos de la poltica en cuestin y su forma de ejecucin y evaluacin.

    Resulta pertinente, visto de ese modo, preguntar si Trabajo Social puede llegar a ser un

    intrprete vlido que devele esa distancia, logre describirla, nombrar sus elementos yefectuar una propuesta que articule esos dos mbitos a partir de sus diferencias. Pareceque, en el momento actual, no existe una tarea ms incisiva ni de tanto alcance terico y

    poltico como abocarse a la resolucin de esta pregunta.

    Esto implica revisar, entre otras cosas, el sentido de una labor de pesquisa en TrabajoSocial lo que en Chile constituye una manera casi inexplorada de aporte social crtico.Con estudios de evidencias escritas que develen la realidad social de las personasatendidas, en tantas y tan mltiples situaciones, se podra obtener un material valioso y94 98 ADORNO, Theodor. CONSIGNAS. Editorial Amorrortu. Buenos Aires, 1973. Pg. 182.95 99 MARX, Karl. INTRODUCCION A LA ECONOMIA POLITICA. Editorial. Pueblos

    Unidos. Montevideo, 1973. Pgs. 17 y ss.96 LECHNER, Norbert. LOS PATIOS INTERIORES DE LA DEMOCRACIA. EdicionesFLACSO. Santiago de Chile, 1988. Pg. 52.

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    Pero, es la discursividad de las personas slo otro tipo de lgica?, puede pretenderse,desde ella, una descripcin que sea pertinente a las diferentes instituciones sociales enlas cuales se encuentran suscritas? Para poder llevar a buen trmino una tarea deinterpretacin, el trabajador social debe considerar la distancia y diferencia de finesexistentes entre los intereses de las personas atendidas con los de las instituciones que

    ofrecen esos servicios. Le corresponde, por tanto, una fuerte tarea de traduccin de unlenguaje a otro, haciendo ver las posibles formas de compatibilizacin factibles yeficientes.

    Con lo expuesto, afirmamos que Trabajo Social est inserto -por su historia, susobjetivos, sus herramientas de trabajo y su quehacer constitutivo- en el proceso

    problemtico de la mediacin, caracterstico de la modernidad y que hasta ahora, nose ha usado toda la potencialidad y riqueza que posee. Ello se debe, entre otras causas,a una defensa de determinadas formas de ejercer la profesin. Se ha acotado y definido(tanto entre los partidarios de privilegiar un mbito de formacin acadmico como enlos prcticos de terreno, as como en tendencias polticas de derecha, centro o

    izquierda) un tipo de Servicio Social con caractersticas especficas y, muchas veces,opuestas. Por ello, podemos encontrar, al menos, dos planos de discusin habitual, unoterico-prctico y otro poltico.

    La mantencin del debate a esos niveles ha contribudo a que permanezca oculta yencubierta la problemtica de fondo: qu es, qu sentido tiene y cul es el objetivo deun Trabajo Social hecho en Chile en las actuales circunstancias?, cul es el aporteespecfico de la profesin? El sostenimiento de esas posturas conlleva la prdida delesfuerzo hermenetico y emancipador, presente, de diversas formas, en los objetivos dela profesin desde su constitucin. Por ello, la primera tarea para un cambio es queTrabajo Social mismo se asuma como una forma de trabajo reflexivo y crtico, es decir,que se constituya en una actividad creadora y no en una mera necesidad productiva99,que d forma, conceptual y prctica, a un lenguaje que le permita decir lo que ve.

    No se quiere con lo expuesto desconocer toda una serie de investigaciones y tareasrealizadas en Chile, especialmente durante los ltimos aos. La profesin ha debidoenfrentarse a exigencias nuevas y se ha adentrado en mbitos y situaciones que antes nose consideraban o no existan. Lo que planteamos es que ellas son indicios vlidos para

    poder concebir una nocin distinta Trabajo Social pero, hasta ahora, no se ha analizadosistemticamente el contexto, el marco de referencia y las categoras conceptuales que

    permitan hacer un replanteamiento profundo de la carrera.

    Se requiere, entonces, efectuar una revisin a distintos niveles, que parta de unadeterminada perspectiva epistemolgica y llegue hasta las formas que adopta la prctica

    profesional. Por los lmites de este trabajo, slo se expondrn aqu algunos de susfundamentos conceptuales.

    4.4 La relacion tensional de teoria y praxis

    99 Eso implica la nocin de trabajo humano elaborada por Marx, donde esa categora esindispensable para un esfuerzo emancipador. Concepto que asume la escuela de Frankfurt y loarticula en las diferencias entre trabajo alienado y otro creador y crtico, que se relaciona con los

    procesos de interaccin.HORKHEIMER, Max. CRITICA A LA RAZON INSTRUMENTAL. Editorial Taurus. Madrid,1979. Pgs. 79 y ss.

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    Como ya hemos planteado, en Trabajo Social ha existido una larga polmica en torno ala forma de conectar estas dos dimensiones. Asumiendo el esquema propuesto porAdorno, se tratarn las implicancias del nfasis y la sujecin de un polo al otro y loscaminos para una relacin tensional que no pretenda resolver sino iluminar las

    contradicciones.

    Lo que figura como el problema de la praxis y hoy vuelve a agudizarse como elconflicto teora-praxis, coincide con la prdida de la experiencia ocasionada por laracionalidad de lo siempre igual. Cuando la experiencia es bloqueada o simplemente noexiste, es herida la praxis y, por tanto, aorada, caricaturizada, desesperadamentesobrevalorada100. De este modo, el problema de la praxis es tambin el problema delconocimiento. Debera crearse, entonces, una conciencia de teora y praxis que no lasseparara de un modo arbitrario ni destruyera la teora mediante el primado de la razn

    prctica, ya que, pensar es un hacer y la teora es una forma de praxis.

    Visto de esa forma, aparece en toda su extensin lo injustificable que resulta abusar dela anttesis entre teora y praxis para culpar a la teora. Incluso, en el plano de lo tico,en diversas ocasiones la praxis se ha transformado en pretexto ideolgico de coaccinmoral. Lo que resulta evidente es que una concepcin de teora como la descritaocasiona mucho trabajo, demasiado esfuerzo para los activismos de ciertas prcticasrecurrentes. El pensamiento produce un impulso prctico, por mucho que se lo ignore.Slo piensa quien no se limita a aceptar pasivamente en cada caso lo dado, desde el

    primitivo que recapacita de qu modo podr proteger su fogn de la lluvia o guarecersecuando se acerca el temporal hasta el pensador que imagina cmo la humanidad, por elinters de su autoconservacin, puede salir de la minoridad de que ella misma esculpable101. La adversin a lo terico, propia del tiempo en que vivimos, puede debersea los discursos ideolgicos subyacentes a las teoras y, de cierta forma, a un afn detransformar al mundo sin tener la capacidad para podernombrarlo que en l acontece.

    Por otra parte, en el plano de la ciencia, la separacin de teora y praxis en la pocamoderna -y por cierto en la sociologa, para la cual debiera ser temtica- se hallaestampada en la doctrina de Max Weber sobre la neutralidad frente a valores.Formulada hace ya setenta aos, sigue influyendo en la ms moderna sociologa

    positivista102. Ac, la separacin aparece muy ligada al concepto weberiano deracionalidad, en especial de la razn con arreglo a fines. En ella, los fines estn fuera delmarco racional, librados a un decisionismo arbitrario. Pero, a su vez, cuando la praxis

    encubre su propia imposibilidad, es ella la que se vuelve ideologa. Desde este contexto,resultan imperiosas las palabras de Kant al pedir que cada uno use su propioentendimiento. No es posible, en virtud de ninguno de los dos polos, la renuncia al

    juicio personal. Por ltimo, como plantea Adorno, la relacin de teora y praxis, unavez distanciadas la una de la otra, es la del salto cualitativo, no la del traspaso o lasubordinacin103. Concretar, as, una diferenciacin enriquecedora entre ambasdimensiones es un desafo abierto dentro de nuestro mbito profesional.

    100 ADORNO, THEODOR W. NOTAS MARGINALES SOBRE TEORA Y PRAXIS. En:CONSIGNAS. Editorial Amorrortu. Buenos Aires, 1973. Pgs. 159 a 180.

    101 ADORNO, Theodor. CONSIGNAS. Editorial Amorrortu. Buenos Aires, 1973. Pg. 165.102 ADORNO, Theodor. CONSIGNAS. Editorial Amorrortu. Buenos Aires, 1973. Pg. 173.103 ADORNO, Theodor. CONSIGNAS. Editorial Amorrortu. Buenos Aires, 1973. Pg. 179.

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    Esa tarea se vuelve imprescindible si la pensamos a la luz de los acontecimientos quevivimos en el plano poltico y cultural del pas. El cmulo de experiencias y el aporte deTrabajo Social a la construccin de nuevas polticas sociales pasa por la resolucin delos debates en torno a la relacin teora-praxis. Slo as se puede develar la escisinentre sistemas y mundos de vida, en el esfuerzo no por legitimar un polo sino por lograr

    interpretar los discursos atrapados en lgicas recurrentes.

    4.5 El conocimiento ligado a un inters

    La relacin de conocimiento e inters en Habermas, es un intento de radicalizar laepistemologa. Consiste en mostrar cmo las races del conocimiento se hunden en elterreno de la vida de la especie humana. Luego, detrs de las estrategias deconocimiento siempre es posible encontrar un inters referido a la reproduccin de lavida.

    Se diferencian tres vinculaciones:

    i. La orientacin general que gua a las ciencias de la naturaleza (emprico-analticas) y que est fundada en un profundo inters antropolgico, en la prediccin ycontrol de los acontecimientos del medio natural. A este inters tcnico, vinculado a unanecesidad de reproduccin de la vida, le corresponde una estrategia de conocimientoque ha plasmado la metodologa y la orientacin cognocitiva de las ciencias de lanaturaleza.

    ii. La reproduccin de la especie humana no descansa sobre un imperativo tcnico,sino, sobre el problema de posibilitar una comunicacin intersubjetiva confiable y

    permanente entre los hombres. Existe un profundo inters antropolgico por asegurar,consolidar y expandir las posibilidades de entendimiento. Este es un inters prctico,referido en forma especfica a la comunicacin entre sujetos. En l, se pueden encontrarlas bases de los conocimientos de las ciencias histrico-hermeneticas.

    iii. Por ltimo, existe un inters emancipatorio, tanto en su dimensin subjetivacomo social, de las formas de dominacin pseudonaturales. Este inters, fundadoantropolgicamente por la emancipacin, es el que est en la estructuracin de lasorientaciones generales de las ciencias crticas.

    Con dicha presentacin relacional, Habermas articula tres grandes temas: lapreocupacin por derrocar la ilusin objetivista donde el mundo es concebido comoindependiente del sujeto que conoce y slo puede describir los acontecimientos talcomo ellos seran en s mismos. En segundo lugar, la clasificacin de los procesos deinvestigacin en tres categoras que se distinguen a partir de sus propias estrategiascognitivas. En tercer trmino, la conexin entre esas estrategias con intereses cognitivosespecficos que tienen su fundamento en la historia natural de la especie humana.

    Los intereses poseen, en Habermas, un status equivalente a la trascendentabilidad, yaque, son estructuradores del conocimiento posible. Adems, son empricos, en tantoestn arraigados a los problemas del desenvolvimiento histrico y a las dificultades de

    la reproduccin de la especie humana. De esa forma, mediante su mtodoreconstructivo, hace un proceso de involucin. Demuestra que la manera de proceder de

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    la investigacin cientfica en las ciencias analticas, hermeneticas y crticas descansasobre modos de operar de ndole pre-cientfica, propios de determinadas formas deorientacin de la accin. Dichas operaciones -que se dan en el mundo de la vida-develan que el hombre, desde siempre, ha usado estrategias de esta ndole, y que ellasdescansan en intereses especficos.

    Un ncleo importante en la argumentacin de Habermas es la existencia de un procesode disolucin de la teora del conocimiento desplazada por una teora de la ciencia104.Considerando esta condicin, el autor efecta una propuesta: abrir otros caminos dereflexin que han sido bloqueados por el auge del positivismo. Una lnea de elaboracin

    permanente ser, por tanto, la ampliacin del concepto de razn. Es imprescindiblevolver a integrar el inters y la tendencia, los que son expulsados -como momentossubjetivos- de la corte del conocimiento.

    Ese anlisis reafirma que una crtica radical del conocimiento slo es posible en cuantoteora de la sociedad105. Es necesario que la razn recorra todos los caminos de su

    constitucin. Este proceso va, para Habermas, desde la reconstruccin de la certezasensible, pasando por las distintas etapas de la experiencia de la conciencia, hasta elestadio de la crtica. Es como si la propia razn reflexionara sobre sus formas asumidas.De esta manera, el conocimiento y la relacin entre conocimiento e inters sedesenvuelven en la tensin entre ser y deber ser. Existe, en el autor, un canonnormativo del concepto acuado de razn, que no abandona, que le parece indispensablede introducir para entender la direccin que l le otorga a su contenido. Como podemoscomprobar, la tensin existente entre ser y deber ser interviene, en forma radical, en elmodo de pensar el conocimiento en la ciencia y su expresin en una teora de lasociedad.

    Es una propuesta que presenta un concepto lmite, ineludible en la consolidacin delpensamiento habermasiano106. Siguiendo este enfoque, el investigador de las CienciasSociales slo puede interpretar el sentido de sus textos en relacin con la estructura delmundo al que pertenece. Ahora bien, los procesos de conocimiento a los que lasocializacin est ligada no solamente actan como medios de reproduccin de la vida,determinan en la misma medida las definiciones de esa vida. Lo que podra parecermera supervivencia queda sujeta al criterio de lo que una sociedad entiende por vida

    buena107. As, Habermas coloca el elemento normativo para poder resolver la direccinde las ciencias hacia el mundo de la vida. En consecuencia, se da el paso desde la accina la comunicacin, pero, el investigador queda atado a un concepto de razn que acta,

    sin lugar a dudas, como un referente utpico.

    104 Si queremos seguir el proceso de disolucin de la teora del conocimiento, cuyo lugar hasido ocupado por la teora de la ciencia, tenemos que remontarnos a travs de fases abandonadas dela reflexin.HABERMAS, Jrgen. CONOCIMIENTO E INTERES. Editorial Taurus. Madrid, 1982. Pg. 9.

    105 HABERMAS, Jrgen. CONOCIMIENTO E INTERES. Editorial Taurus. Madrid, 1982.Pg. 10.

    106 Aunque no sea la emancipacin misma, la reflexin crtica posibilita el distanciamientoentre ver el mundo y convertirlo en su objeto. Tal distanciamiento es, de hecho, tambin unacondicin de posibilidad para la crtica y la emancipacin prctica.

    HABERMAS, Jrgen. CONOCIMIENTO E INTERES. Editorial Taurus. Madrid, 1982. Pg. 378.107 HABERMAS, Jrgen. CONOCIMIENTO E INTERES. Editorial Taurus. Madrid, 1982.Pg. 175.

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    5. LA INTERVENCIN SOCIAL COMO GRAMTICA

    La premisa central de esta dimensin del curso, es dar cuenta de un desafocentral del Trabajo Social si quiere enfrentar con competencia los dilemas del

    proceso de globalizacin: girar y enriquecer sus conceptos y modelos deintervencin social. En sus diversas versiones clsicas, el concepto de intervencinaparece volcado hacia una nocin de accin prctica, enfatizando la dimensinespacial (el terreno, el lugar, el campo) donde se ejerce el quehacer profesional,intentando dar un buen servicio a la gente. De all que incluso se llegue a decir, queeste saber se desarrolla cara a cara, variando el nmero de personas involucradassegn se trate de una atencin de caso, de grupos o de comunidades.

    Lo anterior contiene un olvido persistente, el que Trabajo Social no trabaja conindividuos en cuanto tales. Nadie llega en su condicin de persona natural a solicitar

    los servicios de un trabajador social, sino que emerge al interior de una categoraanaltica determinada: mujer golpeada, cesante, menor en situacin irregular, directivade una organizacin sindical, integrantes de un campamento. Por tanto, el ncleo delTrabajo Social es una interseccin, un cruce entre los sujetos y el fenmeno social quelos convoca. Consecuentemente, si la categorizacin social se realiza en trminosestigmatizadores, esos sujetos llevarn esa marca en forma persistente. De all queestudiar los modelos de intervencin social que se realicen y sus formas enunciativas,resulta clave en el logro de mayores oportunidades para el desarrollo y fortalecimientode la ciudadana.

    5.1 El potencial de la enunciacin

    En el discurso existe poder de vida y de muerte

    (Michel Foucault)

    Una de las ms bellas canciones de Serrat, el romance del Curro el Palmo, contiene estaclave enunciativa: la vida y la muerte bordada en la boca. All, en aquella boca, la deMercedes, en sus palabras, se sella la suerte de Curro, el Palmo. Es por ella que

    justamente el enano sabe que slo le espera la muerte, que para l no es otra cosa que lapropia vida sin Mercedes.

    As, el reconocimiento identitario, aquella confrontacin permanente entre otros, con elotro, se vuelve un cruce relevante en toda intervencin social. En el proceso decomprender su dimensin simblica y desplegarla en forma propositiva, se juega elTrabajo Social contemporneo.

    Como lo plantea Auts, el desafo consiste en configurar la intervencin entendiendoque su disposicin y su eficacia son simblicas108. Para comprender lo anterior, se

    108 Auts, Michel. Les Paradoxes du Travail Social. Editions Dunod. Pars, 1999. Pg. 241.

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    requiere pensar el Trabajo Social como una forma de ver que funda un hacer peculiar.All, existe un vnculo que no puede ser roto al hablar del Trabajo Socialcontemporneo: toda intervencin social hoy se basa en los mecanismos de unacomprensin compleja y diferenciada de lo social. Es decir, no hay intervencin efectivasin una bsqueda rigurosa de una constelacin explicativa que la configure. Esta

    articulacin tensional es inseparable y funda este saber que ya no puede ser entendidobajo la nocin restrictiva de accin, o de prctica profesional.

    Por tanto, sus aportes a nivel de generacin discursiva de elementos, de emergencia denuevas formas de ver lo social, de investigaciones sociales que den cuenta de losmecanismos de transformacin de fenmenos complejos como la pobreza y la exclusinsocial, son parte inherente e insustituible que constituyen el ncleo duro de gestionessociales innovadoras que se traducen en mejores sistemas de intervencin social.Podramos decir, de este modo, que Trabajo Social debe verse como un sistema deobservacin de segundo orden. De all que es crucial entender que sus mecanismos de

    intervencin deben ser configurados como una propuesta, ya que en su fuerza, en sucapacidad reflexiva y flexible, se encuentran los elementos claves para su contingenteapropiacin por los usuarios.

    Si agitamos los contenidos del Trabajo Social, vemos que su composicin estructuralest hecha en la conformacin de la palabra: hablar, escuchar, responder, negociar,comunicar, cambiar, son actos de lenguaje que en el Trabajo Social procuran inclusoencontrar, imaginar, crear palabra donde existe ausencia de lenguaje"109. As, podramosdecir que la encrucijada clave de este saber se encuentra inscrita en el lenguaje, en su

    potencialidad enunciativa, como ya lo expresara en el siglo V San Agustn: en laPalabra, est la vida. Luego, la seleccin de trminos mediante los cuales TrabajoSocial califica, categoriza y ejerce su intervencin estn transidos de operatividadsimblica.

    Ahora bien, para comprender lo anterior a cabalidad, debemos desechar tres formasequvocas de entender lo simblico: como un gesto, particularmente emblemtico, peroque por su propia constitucin etrea, no tiene m