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JORNADA DEBATE “LA AGENDA DE LA POLÍTICA EXTERIOR ARGENTINA: INSERCIÓN REGIONAL Y EXTRA-REGIONAL A PARTIR DEL ESCENARIO POS DEFAULT2012 Argentina pos-crisis: inserción y política exteriorGraciela Zubelzú F ACULTAD DE C IENCIA P OLÍTICA Y R ELACIONES I NTERNACIONALES U NIVERSIDAD N ACIONAL DE R OSARIO // R OSARIO - A RGENTINA

Argentina pos-crisis: inserción y política exterior filemayo de 2012 en la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la UNR. en el marco del Proyecto de Investigación

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JORNADA DEBATE “LA AGENDA DE LA POLÍTICA EXTERIOR ARGENTINA: INSERCIÓN REGIONAL Y EXTRA-REGIONAL A PARTIR DEL ESCENARIO POS

DEFAULT”

2012

“Argentina pos-crisis: inserción y política

exterior”

Graciela Zubelzú

F A C U L T A D D E C I E N C I A P O L Í T I C A Y R E L A C I O N E S I N T E R N A C I O N A L E S

U N I V E R S I D A D N A C I O N A L D E R O S A R I O / / R O S A R I O - A R G E N T I N A

2

Jornadas de Debate “La Agenda de la Política Exterior Argentina: Inserción Regional y

Extra-regional a partir del escenario pos default” se desarrollaron el día Lunes 28 de

mayo de 2012 en la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la

UNR. en el marco del Proyecto de Investigación “La Política Exterior Argentina:

Enfoques, Actores y Temas de Agenda” aprobado por la Secretaría de Ciencia y

Técnica de la Universidad Nacional de Rosario

3

Título: Argentina pos-crisis: inserción y política exterior.

Dra. Graciela Zubelzú

UNR/CONICET

RESUMEN

El capítulo analiza la política exterior argentina contemporánea tomando como eje al

concepto de inserción internacional. Por un lado se reflexiona en cuanto a la vigencia y

utilización de este término a partir de la crisis del 2001 considerando las diferentes

lecturas que varios especialistas han realizado del proceso de recuperación del país

basadas en los múltiples alcances o significados de este concepto guía. Por otra parte se

caracterizan los logros y déficits de la PEA a partir de la consideración de un amplio

recorrido de decisiones y acciones en el terreno político-diplomático y en el económico-

comercial.

[email protected]

A la hora de referirse a la política argentina contemporánea el término inserción es

utilizado por un heterogéneo universo de profesionales nacionales: periodistas, analistas

y académicos. El uso reiterado del término conlleva el riesgo de convertirlo en muletilla

de contenido difuso. Con el propósito de contribuir a la revalorización del concepto, y

su potencial analítico-instrumental, hemos indagado en un conjunto de aportes de

académicos de larga trayectoria en el estudio de la PEA que abordan a esta problemática

tanto en tiempos históricos amplios como en la traumática crisis que tuvo lugar en el

20011.

Este capítulo retoma la reflexión en torno a la recuperación argentina iniciado en el

2001 y al renovado debate sobre la inserción del país. Por otra parte se presenta un

análisis propio que se sostiene en el aporte de un conjunto de trabajos de investigación

de autores varios incluidos los de un equipo de investigación abocado al análisis de la

1Dicho recorrido incluye tanto a sus escritos académicos como a sus artículos de difusión mas

recientes.

4

política exterior argentina (PEA) de la Universidad Nacional de Rosario. Un tercer

punto reflexiona en torno a los impactos de la crisis sistémica de 2008 sobre la

frágil/incipiente inserción/reinserción argentina.

1. La crisis de 2001 como punto de quiebre: a partir de ella qué? El debate sobre la

inserción/reinserción de Argentina

En el análisis de la política exterior argentina (PEA) académicos con una reconocida

trayectoria realizan una reiterada referencia a la idea de inserción. Así por ejemplo

Carlos Escudé, Roberto Miranda y Roberto Russell han puesto el énfasis en diversas

cuestiones al escribir sobre el tema analizando diversos períodos históricos2. En relación

a éstos períodos los autores abordan a la inserción da cuenta de un proceso dinámico, y

evalúan, reflexionan o refutan si dicho proceso cobra un comportamiento casi cíclico,

esto es inserción-desinserción-reinserción.

En este sentido la irrupción de la crisis de 2001, sus efectos inmediatos y sus

consecuencias en el mediano plazo, se constituyó en un nuevo parteaguas que

reactualizó la reflexión en torno a la relación de Argentina en la región y el mundo. y

condujo a una intensificación del debate sobre el aislamiento del país y la

perdurabilidad de esta situación o condición. Este debate se dio en el terreno político en

el que se observó en general posturas maniqueas (el gobierno destacando el vaso medio

lleno y la oposición señalando el vaso medio vacío) y en el ámbito académico desde el

cual se aportaron diversos análisis. Es en este último ámbito especialmente donde

vuelve a reflexionarse en torno a la dupla aislamiento-inserción/resinserción.

Hay quienes entienden que la crisis de 2001 puede ser caracterizada como una situación

de colapso estatal (Busso 2011 tomado de Corigliano) que derivó en una afectación de

2 En los autores abordados el concepto de inserción se articula en marcos teóricos

diferentes que conllevan diferencias sustantivas. Escudé reflexiona desde el realismo

periférico, Miranda se inscribe en la corriente autonomista y Russell lo hace mas

próximo al liberalismo institucional. .Las visiones de dichos autores en especial las

referidas a la historia de la política exterior argentina pueden verse en un trabajo previo

sobre esta temática titulada “Algunas reflexiones en torno al concepto de inserción

internacional. Su relevancia para el análisis de la Política Exterior Argentina

contemporánea.” Ponencia preparada para el X Congreso Nacional de Ciencia Política organizado por la Sociedad Argentina de Análisis Político y la Universidad Católica de

Córdoba, Córdoba, 27 al 30 de julio de 2011.

5

la gobernabilidad del país durante la década siguiente. Ante ambos fenómenos los

condicionantes internos ganan preeminencia por sobre los condicionantes externos.

Precisamente, definido en términos de Alons, los sucesivos gobiernos contaron con una

baja polaridad interna3 más allá de los legitimadores resultados electorales obtenidos en

los comicios parlamentarios (2005) y presidenciales (2007) al menos hasta la reelección

de Cristina Fernández en 2011. También en el plano internacional la polaridad resultó

baja razón por la cual para este autor factores como el grado de movilización y la

sensibilidad del gobierno cobrarán relevancia a la hora de definir si pesan más

consideraciones externas o internas a la hora de delinear a la política exterior. En otras

palabras la baja polaridad tanto del ámbito nacional como del internacional acentuaría la

incertidumbre. Introducida estas ideas para resaltar el alcance de la crisis, volveremos

sobre este punto más adelante.

En relación a los vínculos de la Argentina con el mundo las ponderaciones respecto a la

profundidad de la crisis y a la salida de ella resultan diversas porque las miradas

académicas en muchos casos entienden de modo muy diferente al concepto de

inserción. Incluso la gravedad de las crisis hizo que fuera necesario retomar conceptos

como el aislamiento para reflexionar acerca de en qué situación el país había quedado y

si dicha situación evocaba en su negatividad a otras experiencias históricas,

equiparables en su dramatismo, costos, etc.

Carlos Escudé utiliza el concepto de aislamiento como contratara de una política

exterior efectiva, mientras que el empleo del término inserción aparece en algunas de

sus menciones identificado con el de interconexión (1984) sea de modo explícito (1984;

54) o de modo implícito (1984; 49 53). Escudé considera que la inserción “se mide en

términos políticos y económicos, en términos de mercados y de alianzas” cuando refiere

3 La variable polaridad interna refiere el grado de concentración de poder en manos del

gobierno vis a vis a la sociedad, la variable polaridad externa, alude al grado de

concentración del poder en el sistema internacional.

Alons considera cuatro escenarios posibles: de alta polaridad interna + alta polaridad

externa y baja polaridad interna + baja polaridad externa y sus combinaciones. Dicho

autor indica que cuando la polaridad interna es baja y la externa alta, las

consideraciones domésticas serán decisivas, y viceversa. Respecto a las otras dos

combinaciones Alons considera que variables como el grado de movilización y la

sensibilidad del gobierno ganarían particular importancia en inclinar la balanza hacia

consideraciones internas o internacionales.

6

a los cambios externos que condujeron a “una alteración radical de la inserción de la

Argentina en el mundo” (55)

Podemos también hacer una lectura de lo que Escudé parece entender por inserción por

ejemplo cuando sostiene que “En definitiva, la única posibilidad de alcanzar el destino

que deseamos, salvaguardar nuestra soberanía política y evitar lo que se insinúa como la

disolución nacional, pasa por adaptarnos a las condiciones internacionales vigentes, y

esto significa ni más ni menos que adoptar sin ambagues y sin dobleces a la cultura

política occidental de nuestro tiempo, que es la del respeto a los derechos individuales,

el pluralismo y la democracia. Sin esto, no parece haber viabilidad para esta nación”

(1984, 48). Poco antes indicaba “Las condiciones internacionales son las que son y no

está dentro de nuestro poder cambiarlas”. Acá Escudé refiere a una inserción

necesariamente adaptativa o inserción como conducta adaptativa.

Por otra parte, el concepto de inserción es entendido casi como una posición en

términos de poderío o capacidades. Así por ejemplo Escudé afirma “A partir de 1950

comienza un proceso de postergación relativa del lugar de la Argentina en el mundo”.

Esto no quiere significar que Estados con menor poder relativo no pueden tener una

inserción positiva. Las capacidades y el poder son determinantes para el tipo de

inserción a la que el Estado puede aspirar pero no necesariamente a la inserción en si tal

como la entiende Escudé. Pare este autor un país periférico con las características que

enumera en el caso de la Argentina puede alcanzar buenos niveles de inserción

siguiendo la prescripción normativa del realismo periférico4.

En relación al análisis de la poscrisis del 2001, eje temporal de nuestro trabajo, Escudé

habla de “el éxito de la reinserción del país” proceso que se inició con el “exitoso canje

de deuda de 2005” (2010). En esta línea argumental Escudé sostiene que el aislamiento

argentino “reflejó una dolorosa realidad cuando protagonizó su cesación de pagos a

fines de 2001” situación que se fue desactualizando a partir de 2005. Más aún para el

autor a nivel mundial los conflictos entre Estados derivados de un creciente recurso a

políticas proteccionistas casi constituirían epifenómenos o fenómenos lógicos en

tiempos de crisis. Y volviendo a la situación argentina señala que su gravedad “no es tal

4 Agradezco este comentario, que hice mío, a Nicolás Creus. Es valioso su aporte

teórico-conceptual en torno a otro concepto disciplinar clave, el poder, que puede verse

en el capítulo “La autonomía en la política exterior argentina frente a un desafío

inexorable: reflexionar sobre el poder”, en Miranda, Roberto (comp.) Política Exterior.

Conceptos y Enfoques en tono a Argentina, Ediciones PIA, Rosario, pp. 49-76.

7

que ponga en duda la inserción”. En sus palabras “Algunos parámetros claves de nuestra

economía impresionan mucho por lo positivos y generan cualquier cosa menos

aislamiento”. Así remarca que “No sólo adhirió el 92,4 por ciento de los acreedores de

la Argentina a los canjes de deuda de 2005 y 2010. Nuestra deuda externa pública

equivale tan solo al 66 por ciento de nuestro PBI, lo que se compara con el 80,6 por

ciento para Gran Bretaña, el 84,7 por ciento para la eurozona, y el 87,5 por ciento para

los Estados Unidos. Y mientras el gran dolor de cabeza de los países desarrollados es el

déficit fiscal, en mayo de 2010 la Argentina pudo ostentar un aumento del superávit

fiscal primario interanual del 123 por ciento”. Conocedor de que sus afirmaciones

generan polémica Escudé afirma “Se puede coincidir o discrepar de estos juicios, pero

no se puede negar que representan la antítesis del aislamiento internacional que algunos

de nuestros compatriotas dicen que padecemos.” El único punto débil de la “exitosa

reinserción” es que “todavía está pendiente el acceso al crédito a tasas razonables, para

concluir que en 2010 nuestro aislamiento no es más que un mito de uso político interno

(2010)”. Claramente en su análisis contemporáneo el realismo de Escudé ha limitado el

concepto a una sola de las dimensiones del área económica: la financiera. La dimensión

comercial resulta menos relevante que en su análisis de otro momento histórico aunque

vuelve a cobrar primacía en un artículo escrito un año después. Escudé (2011) destaca a

la cuestión comercial en un escenario internacional que ve sumamente favorable y el

que brinda a la Argentina una nueva oportunidad. Centra su mirada en un área de

cuestiones que el mismo había caracterizado como un epifenómeno: el proteccionismo

que se acentúa en el comercio internacional. Afirma entonces “que China, superpotencia

en ciernes, que ya es el principal socio comercial de Brasil y Chile, es receptora del 9%

de las exportaciones argentinas, a la vez que provee de un 11% de las importaciones del

país. Sólo Brasil la supera como receptora de nuestros productos. En cambio, a pesar de

su mercado gigantesco, Estados Unidos nos compra menos que Chile. Como siempre en

las relaciones entre un país central y uno periférico, nosotros dependemos más de

nuestras ventas a la China que ésta de sus compras en nuestro país. No obstante, de cara

al futuro, la gama de nuestras exportaciones a ese país puede crecer exponencialmente”.

En este artículo Escudé suma otros componentes de la inserción económica: el

desembarco chino en nuestro sector de hidrocarburos, con fuertes inversiones de las

8

petroleras estatales chinas, Cnooc y Sinopec. En pocos meses, China pasó del puesto

29° al 3° entre los inversores extranjeros de la Argentina5.

Y en una llamativa transpolación histórica señala que el tipo de cooperación que

debería multiplicarse (cursivas nuestras) es el acuerdo marco entre nuestra provincia de

Río Negro y la provincia china de Heilongjiang. Su objetivo es ampliar la superficie

productiva provincial por medio de inversiones en irrigación. Así Escudé señala “Es

casi un calco de lo que hizo el milagro argentino en 1880-1914, con inversiones

inglesas en ferrocarriles, puertos y silos que posibilitaron nuestro despegue, luego

malogrado”. En esta oración el deja vú es tan perfecto como inadecuado6.

Si aceptaramos la limitada visión escudeana de la inserción deberíamos considerarla

centrada en la dimensión económica. La dimensión política de la PEA aparece

claramente subordinada al rol de la complementaridad económica y condicionada a

adaptar sus objetivos políticos a los de la potencia dominante. La valoración de China

como una oportunidad opaca las eventuales tensiones señaladas por el propio Escudé

devenidas de “las amenaza engendradas en la potencia declinante, Estados Unidos,

debido a la competencia económica y geopolítica global entre ambas, y también como

consecuencia de la penetración china en su “patio trasero” 7

. Así el nuevo triángulo -

EEUU-Argentina-China- nos encontraría en una situación mucho más riesgosa dado que

las relaciones británico-norteamericanas eran competitivas en el marco de una alianza

política y aún así hicieron sentir sus enormes costos sobre la Argentina mientras que

este eventual triángulo se enmarcaría en una disputa interpotencias que será económica

y política o estratégica.

5 Escudé, Carlos, “La inserción de la Argentina en un mundo en cambio. China, una

oportunidad histórica”, Diario La Nación, Martes 26 de julio de 2011.

6 Ver los cuestionamiento de esta idea en Laufer, Rubén, “Argentina-China: recreación de la

vieja “relación especial” con Gran Bretaña, 08/11/2011. Disponible en:

http://www.noalamina.org/mineria-informacion-general/general/argentina-china-recreacion-de-

la-vieja-qrelacion-especialq-con-gran-bretana 7 Cabe señalar que no es la primera recreación de las relaciones triangulares con otros actores

sustituyendo a Gran Bretaña en su rol. Los estrechos (aunque más bien breves en tiempos

históricos) vínculos de Argentina con la URSS desde mediados de la década del 70 a mediados

de los años 80 generaron lecturas de este tipo. Debe señalarse que en tal caso la tercera

recreación de las relaciones triangulares se parecen mas a la segunda en cuanto a su

potencialidad conflictiva.

9

En un punto interesante respecto al plano interno, y en particular al sistema político, la

democracia aparece como un requisito o un valor puramente doméstico. En aras de

potenciar a la nueva oportunidad histórica se omite cualquier incompatibilidad en

términos del tipo de sistema político que ostenta la potencia ascendente. Al respecto

Escudé ha señalado "China es una dictadura y eso es malo, pero a veces las dictaduras

tienen su costado virtuoso. Las empresas chinas se expanden al mundo siguiendo el plan

estratégico del gobierno chino. En Estados Unidos eso no sucede"8.

La inserción escudeana plantea en términos de mercados demanda aprovechar las

oportunidades de la complementaridad económica con la potencia ascendente. Nada nos

dice de la otra pata de su concepción de inserción: los aliados. En términos políticos el

alineamiento debería basarse en “los beneficios económicos”9. Nos quedan entonces

algunas preguntas: ¿EEUU ha perdido tan rotundamente la influencia y los atributos de

poder que poco más de una década atrás lo hacían la potencia solitaria o el protagonista

del unipolarismo? ¿Su declinio y distancia de la región es tal como para que hoy sea la

potencia decadente a la que no es conveniente tener de aliada? Si no se plantea en

términos excluyentes la alianza con una u otra potencia, ¿cuál sería la estrategia que

alienta Escudé en términos políticos o en tal caso deberíamos pensar en una adaptación

de los objetivos políticos nacionales a los de la potencia ascendente?

Roberto Miranda ha analizado exhaustivamente a la PEA a partir de un marco teórico

integral en el que el concepto de inserción adquiere un lugar destacado. En su recorrido

por diversos períodos y situaciones contextuales notamos numerosas referencias a dicho

término. Uno de los sentidos en que el concepto es empleado podría equipararse a

reposicionamiento. Así Miranda sostiene que “el país mientras abandonaba su

aislamiento mundial, al mismo tiempo estaba desprovisto de estrategias políticas para

recomponer –en los diferentes contextos externos- una posición acorde a lo que fue su

pasado lejano”. (IRI 2007) Para el autor un país puede no estar aislado pero eso no

significa que esté inserto. Así Argentina entre 2003-2007 habría abandonado el

aislamiento (pos default) y “salido de la depreciación” pero no ganó relevancia. Lo

hecho entonces “no bastó para recomponer la inserción de Argentina en el mundo”. “o

8 Landaburu, Juan, “La crisis acelera el nuevo orden global Los problemas económicos en

EE.UU. y en la UE cambian el equilibrio de poder mundial”, Diario La Nación, Domingo 7 de

agosto de 2011. 9 Aunque en su obra teórica Escudé privilegia el objetivo de evitar pagar costos en su relación

con la potencia hegemónica y solo aspirar eventualmente a obtener beneficios en sus análisis de

coyuntura pareciera reducir la prudencia al evaluar a los beneficios.

10

recuperar estatura internacional propia”. Para Miranda la causa de este fracaso deviene

de “La falta de estrategias políticas de naturaleza internacional que le asignaran un

sentido a su agenda diplomática, como corresponde a todo actor estatal que pretende

ser tenido en cuenta en sus relaciones externas”. Aquí en las cursivas se puede apreciar

la idea de inserción vinculada a cierto grado de protagonismo internacional (o al menos

regional) que es consistente con lo que Miranda señala como reposicionamiento.

Lo vuelve a usar en ese sentido cuando señala las expectativas que generó el gobierno

nacional a partir de mayo de 2003 en cuanto a las posibilidades de inserción externa. En

esa circunstancia Miranda (2008, nota 1) destaca “que a la política exterior le faltó una

agenda10

cuyos ejes organizaran estrategias destinadas a cumplir con el objetivo de

reubicar a la Argentina en un segmento apropiado del sistema internacional”.

Este análisis evoca a Waltz, más aún cuando de modo nítido Miranda habla como el

padre del realismo estructural de posición en la estructura y claramente privilegia como

el académico norteamericano a las variables políticas. En la visión de Miranda la

inserción es un medio, y es relevante en tanto su gran poder instrumental derivado de

una estrategia política. Con una extensa producción sobre la cuestión Miranda define al

concepto como polisémico y muy flexible. Por eso mismo especifica que “desde

siempre, hemos considerado a la inserción como la herramienta de que dispone un país

para ser tenido en cuenta tanto por la política como por la economía mundial” (2007,

nota 2) Sin embargo para Miranda “el ser tenido en cuenta por la política y por la

economía internacional” apela a un rol proactivo y sustentado en medios y aunque en la

afirmación de referencia política y economía internacional aparecen como contextos

equiparables en relevancia o de igual rango, en la visión del autor se evidencia una

preeminencia de lo político. En su análisis de la PEA juega un rol central el siempre

recurrente concepto de poder. Así puede verse que “una de las consecuencias probables

del objetivo de sostener la integración sudamericana es que la Argentina, al enhebrar

poder contrariando políticas de poder, inicie el retorno a su inserción externa que

nunca debió perder a pesar de los cambios que se fueron dando en los diferentes

contextos de las relaciones internacionales (2007; 73).

En otros escritos Miranda resalta del carácter dinámico, temporal e incluso cíclico del

proceso de inserción. Este matiz puede verse en su análisis de un prolongado período

10

Entendemos que se refiere acá a la idea de una agenda propia, por contraposición a una

agenda impuesta o dada.

11

histórico cuando señala que “la Argentina, a pesar de algunos intentos interesantes que

por diversos motivos se frustraron, no pudo revertir el proceso de des-inserción que

experimentó como consecuencia de la “inserción excluyente” que sostuvo desde la

segunda mitad del siglo XIX hasta el nuevo orden internacional surgido en 1945 (2010,

17)”. Miranda sigue diciendo que “lo alarmante de ese proceso no fue que significó una

especie de estancamiento cualitativo de su política exterior como si el país hubiese

ingresado en un período de hibernación. Lo inquietante fue que la Argentina, como

actor internacional, ha registrado un retroceso ya no sólo en el ámbito mundial sino

también en el regional, siendo esto último quizás lo más serio porque –entre otras

cosas– reveló la carencia de un esquema que la diferenciara durante la reconfiguración

del poder que se dio en los últimos veinte años, aproximadamente (2010; 20)”.

La visión de Miranda respecto a la inserción como un proceso dinámico es completada

con un entendimiento de su carácter integral y de fuerte contenido político. En el primer

sentido ello aparece claro en su crítica a las estrategias ensayadas a partir de los años

70’en la obra de referencia “cuando se habló de inserción se apuntó al segmento

económico-comercial pretendiendo que esto resolviera el posicionamiento internacional

del país. De esta forma se obvió un aspecto principal como era que tal preferencia debía

inscribirse en una política de inserción, amplia y estable, inspirada en una identidad

internacional y justificada a través de intereses nacionales permanentes”. El contenido

político es señalado en párrafos como el siguiente en que continua con su nota crítica.

“En otras palabras, a la inserción se la entendió como una herramienta aislada y cuasi

salvadora, de mediano alcance, y bajo un criterio de poder gubernamental en lugar de

poder estatal, que era lo que correspondía (2010; 20)”.

Y vuelve a señalar su esencia integral de fenómeno político hacia el final del siguiente

párrafo. “Se ha sostenido que el país no encontró sus pistas de inserción externa porque

no supo construir poder desde los espacios de negociación que fue brindando la

interdependencia asimétrica, sobre todo a partir de los setenta del siglo pasado, como así

también desde el aprovechamiento de las oportunidades de los distintos regímenes

internacionales, que se multiplicaron desmesuradamente en torno a la globalización. Si

bien esta perspectiva neoinstitucionalista ha tenido un importante grado de asidero por

los resultados que obtuvieron otras potencias medias, vale destacar que el poder que

hubiese logrado la Argentina mediante los espacios de negociación, iba a ser una

12

suerte de poder en cuotas al no existir una política de inserción que lo armonizara en

relación a los factores domésticos y externos del país.

Aunque no está presente en esa definición Miranda tiene en claro el para qué dado que

el componente prescriptivo de su concepción explícito en otras afirmaciones. Ese

componente prescriptivo puede verse en frases como por ejemplo “Nos interesa

subrayar en perspectiva lo que puede hacer la Argentina como Estado que tiene en juego

su inserción en los distintos contextos de las RRII y, en este sentido, sabemos que la

inserción es una condición necesaria para la orientación autonomista de la política

exterior” (2007, 27). Destacamos entonces que el encadenamiento conceptual apunta al

poder como recurso necesario, a la inserción como medio y a la autonomía como centro

de una estrategia política.

Para Miranda en cambio un país puede no estar aislado pero eso no significa que esté

inserto. Así Argentina entre 2003-2007 habría abandonado el aislamiento (pos default) y

“salido de la depreciación” pero no ganó relevancia “no bastó para recomponer la

inserción de Argentina en el mundo” “o recuperar estatura internacional propia”. “La

falta de estrategias políticas de naturaleza internacional que le asignaran un sentido a su

agenda diplomática, como corresponde a todo actor estatal que pretende ser tenido en

cuenta en sus relaciones externas”. Aquí en las cursivas se puede apreciar la idea de

inserción vinculada a cierto grado de protagonismo internacional que es consistente con

lo que Miranda señala como reposicionamiento.

También dicho autor (2009, 2) cuando refiere a los tiempos pos default y a “la

frustración argentina por no haberse reubicado en el contexto internacional” alude a un

sinónimo de reposicionarse. En este texto diferencia en dos niveles –bajo y alto- el

grado de inserción del país al señalar que “Una de las consecuencias más notoria y al

mismo tiempo preocupante de la regresión internacional de la Argentina es su bajo nivel

de inserción externa, no sólo con referencia al pasado que ya es mucho decir, sino –y

fundamentalmente- en relación a los cambios sistémicos y a las transformaciones del

poder mundial, operadas entre 1989 y 2007. Durante el default hubo una voluntad

política que intentó revertir ese bajo nivel de inserción externa que no lo logró porque,

entre otras cosas, careció de una estrategia diplomática para llevarla a cabo. Por otra

parte, el discurso que pretendió instalar una cara diametralmente opuesta a la política

exterior iniciada con el gobierno de Menem, no alcanzó para reposicionar al país en el

mundo” (2009, 2) Miranda considera que Sudamérica constituía una oportunidad para el

13

país en cuanto a que la región significaba el primer escalón del camino hacia la

reinserción internacional. Su evaluación respecto a que este ámbito geográfico, y la

función integradora que las buenas relaciones podrían augurar, no resultaron suficientes

en los momentos inmediatos pos default. Interesa remarcar que el autor incorpora una

definición de inserción que si bien esta referida a Uruguay en sus propias palabras

resulta apropiada para explicar el porqué de lo actuado por Argentina al salir de la

cesación de pagos parcial. Retoma entonces la acepción de Batalla (2009b, 13) que

sostiene que “resulta de entender el sistema internacional como una totalidad en la que

cada parte tiene un lugar, aquel que buscó conscientemente o aquel que le dejaron

ocupar. Es un proceso acumulativo que no resulta de un diseño racional. Se trata de

desarrollos construidos en el largo plazo histórico y si bien resultan afectados a veces

fuertemente por la coyuntura no son susceptibles de cambios radicales o rupturas como

consecuencia de cambios graduales en la coyuntura (Miranda 2009b; 13)

Y vuelve a señalar su esencia integral de fenómeno político hacia el final del siguiente

párrafo. “Se ha sostenido que el país no encontró sus pistas de inserción externa porque

no supo construir poder desde los espacios de negociación que fue brindando la

interdependencia asimétrica, sobre todo a partir de los setenta del siglo pasado, como así

también desde el aprovechamiento de las oportunidades de los distintos regímenes

internacionales, que se multiplicaron desmesuradamente en torno a la globalización. Si

bien esta perspectiva neoinstitucionalista ha tenido un importante grado de asidero por

los resultados que obtuvieron otras potencias medias, vale destacar que el poder que

hubiese logrado la Argentina mediante los espacios de negociación, iba a ser una

suerte de poder en cuotas al no existir una política de inserción que lo armonizara en

relación a los factores domésticos y externos del país.

Roberto Russell ha centrado gran parte de su reflexión académica en torno a la PEA, su

ligazón con postulados teóricos y el clave vínculo con la potencia hegemónica, los

Estados Unidos. En general en el conjunto de su obra, y en comparación con los ejes

señalados, el concepto de inserción ha ocupado un lugar secundario. Aún así podemos

encontrar en sus textos valiosos aportes o referencias al concepto. Una de las cuestiones

que Russell incorpora como elemento novedoso –en términos históricos- destinado a

permanecer remite al impacto del tipo de régimen sobre la inserción argentina. En este

sentido, y centrándose en la dimensión político-diplomática destaca un conjunto de

acciones o decisiones que la PEA no adoptará en función de la sólida adhesión a la

14

democracia (2004). Esta se constituye en un reaseguro o un resguardo institucional aún

en los momentos de grave crisis y en ese sentido otorga cierto grado de estabilidad a la

inserción argentina. Así se refería a esta cuestión en un escrito previo al mencionado

supra “Se considera que la democracia es un requisito para insertarse en el mundo. Al

menos el mundo definido como el que interesa de manera prioritaria” (1994, 23).

En su visión fuertemente valorativa del plano político el modelo o patrón económico

constituye un cimiento sobreentendido sobre el cual no centra la reflexión en sus

escritos. De todos modos sí señala la importancia de las políticas internas: “la

estabilidad y el crecimiento económico y la disminución del riesgo país son vistos como

condiciones necesarias de una inserción internacional exitosa” (1994, 23).

En alguna medida su enfoque entiende también a la inserción como una estrategia. Por

ejemplo al analizar la PEA poscrisis en comparación con la impulsada en la década del

90´, señala que (de haberse mantenido) “el alineamiento automático como estrategia de

inserción internacional nos hubiera llevado a apoyar a Washington en su guerra absurda

contra Irak y, con ello, a distanciarnos de países como Brasil y Chile” (2003; 51). Como

profundo conocedor de la política norteamericana Russell tiene presente de modo

permanente el enorme peso que tiene para la Argentina –y para Latinoamérica en

general- los sucesivos diseños estratégicos de las administraciones presidenciales y sus

prioridades, y como ello influencia y a veces condiciona a las propias estrategias de

inserción de la Argentina.

En su análisis resulta interesante como varía el rol de Brasil en la primera y crítica

década del siglo. Russell sostiene respecto al momento de la crisis “que Duhalde

reconoce la solidaridad de Brasilia. Mas adelante, ya con Lula en el gobierno, fue

cobrando cuerpo la imagen del país vecino como “modelo de desarrollo alternativo” al

puesto en práctica en los 90 y como “principal carta” de la inserción internacional de la

Argentina para dar paso, en plena campaña electoral, a la visión de Brasil como “socio

político” en un empeño a realizar en común11

. Russell valora el vínculo con los vecinos

y este primer círculo de inserción muy atado a su visión de las posibilidades del

ejercicio de la cooperación. Las perspectivas de sumar institucionalidad fortaleciendo

11

Este análisis está tomado de su artículo en co-autoría con Juan Gabriel Tokatlian, “Argentina,

Brasil y EEUU: el desafío de una esfera de cooperación”, Agenda Internacional, Nro. 2, 2004,

p. 22.

15

las ganancias conjuntas y cierta previsibilidad a las acciones políticas lo llevarán a

plantear su aporte sobre la autonomía relacional.

Para la Argentina pos crisis Russell reconoce otra situación: no hay aislamiento sino que

en el marco de un largo proceso de declinación relativa en el que se emplea una forma

de vinculación de un “gran ensimismamiento que hace que los argentinos estemos todo

el tiempo discutiendo sobre temas internos. En este

marco, la política exterior se usa para fines de política interna. Entonces la

política exterior termina totalmente asfixiada” (2010). Con similares palabras en un

artículo publicado un par de años antes señalaba que “la ausencia o desinterés es la cara

externa del recogimiento de los argentinos en sus tribulaciones domésticas y de un largo

proceso de pérdida de peso relativo del país en la región. (Russell, 2008, 92).

En su análisis de los tiempos pos-default la idea de reinserción está vinculada a las

capacidades productivas y esto tiene que ver en sus palabras con la falta de un proyecto

claro. Así Russell afirma que “Si bien se habla de un modelo mercado internista, hay

mucho parche, mucho capitalismo de amigos. La Argentina no tiene destino si no busca

una inserción fructífera y muy dinámica en el mundo”. Respecto a aspectos más

puntuales señala que “Las políticas defensivas están bien en la medida que uno tenga

ciertos sectores estratégicos que quiera desarrollar y proteger. Pero no esto de andar

protegiendo a troche y moche, lo que venga según van evolucionando las cosas, que es

lo que está pasando ahora. Tampoco se trata de abrir el mercado a lo loco porque esto

no lo hace nadie, pero se trata de establecer prioridades y cuáles son los sectores que la

Argentina va a impulsar. Hay que trabajar muchísimo en los próximos años en la

agroindustria, agregarle más valor agregado a la producción de alimentos. Porque esto

es lo que genera una inserción dinámica a la Argentina en el mundo. Y hay que tener

ciertas políticas defensivas para que no nos pase lo mismo que en los años noventa”.

En estas reflexiones aparecen referencias concretas al modelo económico cuestión que

Russell no suele tratar como eje de sus aportes. Es interesante en estos comentarios

también notar las referencias al aspecto comercial cuando afirma que en “En materia de

comercio, Argentina tiene una mirada más puesta en el continente asiático que en

Estados Unidos. Para la mayoría de los argentinos, el surgimiento de Asia, con China y

la India a la cabeza, puede ofrecer al país una nueva posibilidad de inserción exitosa en

el mundo, similar a la que encontró en Europa a fines del siglo XIX y principios del

XX. (2008ª, 95)”, Resulta interesante señalar que Russell vincula a la inserción con el

16

Asia, y hay aquí un punto de contacto con Escudé, Aunque en ambos casos sus análisis

más recientes provienen de entrevistas o artículos breves por lo que se entiende que

impera la necesidad de ser sintéticos, ninguno de los dos menciona en sus dichos al

proceso mercosureano o latinoamericano de integración.

Otro de los ejes de reflexión crítica de Russell es la cuestión de la reinserción, y el

tratamiento que de ella hacen las clases dirigentes argentinas, a las que refiere como

huérfanas de capacidades e ideas. Lo señala de este modo “Tampoco eluden estos años

una curiosa constante de la política exterior argentina: la búsqueda permanente de la

“reinserción” en el mundo que expresa en lo más profundo, la crisis de identidad

internacional que vivimos desde hace varias década y las dificultades de las clases

dirigentes argentinas para entender como funciona el mundo y el papel que le

corresponde al país en el orden internacional” (2003)12

.

En otro escrito posterior enfatiza al destacar “la pasión por la “reinserción” como una de

los cuatro aspectos negativos que han caracterizado la forma de la vinculación de la

Argentina con el mundo durante gran parte del siglo XX. “El gobierno de Néstor

Kirchner no superó ninguna de estas cuestiones: más aún, las ha agudizado”: (Russell

2008b, 48) “Tampoco eluden estos años una curiosa constante de la PEA: la pasión por

la “reinserción”. Como sus predecesores, los dos Kirchner han estimado que su mayor

desafío externo era (es) lograr una “nueva inserción internacional” para una “nueva

Argentina”. Naturalmente, este punto de partida implica una visión negativa y sin

beneficio de inventario de lo hecho por sus antecesores.

En realidad, la “búsqueda de la reinserción” es una frase vacía de contenido que expresa

a un tiempo un juicio ligero sobre las políticas de los otros y la creencia de que un

gobierno portador de la “visión verdadera” encontrará los medios para ponernos de una

vez por todas en el mundo”. En lo más profundo, se trata de una pasión peligrosa,

porque extravía el sentido de continuidad que da madurez a un país.” (2008b, 50)

“Tampoco ha sido ajena a este período la tentación a la desmesura que se ha

manifestado en excesos discursivos, planteamientos fuera de lugar, expectativas

inmoderadas y acciones de política exterior”. “A fines de 2007 y con motivo del caso de

12

Allí inserta una estimulante nota en la que indica El tema de la así llamada “reinserción

amerita por si misma un estudio esencial”, nota que ha estimulado la reflexión que inicia este

artículo.

17

la “valija Antonini”, la Presidenta acusó a Estados Unidos de llevar a cabo maniobras

para “tener solo empleados y subordinados” y perjudicar a los esfuerzos de unidad en

América Latina en un momento en que Washington se acercaba al país para pedirle que

asumiera mayores responsabilidades en América del Sur”. (después de esto vino el

canciller y el alicate) menciona la tarea de recomponer el vínculo político bilateral no

borrará tan rápido pasadas ofensas. (2008b, 52)

La concepción de la inserción de un país como la Argentina remite en los autores

abordados a un punto de partida teórico diferenciador que articula al concepto en

marcos referenciales teóricos más amplios. En consecuencia entre los autores trabajados

encontramos diferencias sustantivas y también de matices. Si reflexionamos respecto a

qué entienden los autores por inserción una respuesta tentativa indicará que mientras

para Escudé es un concepto menos relevante o derivado de otras pautas que deben guiar

la PEA de un país periférico, por ejemplo para Miranda entraña un valor instrumental

central aunque en función de una estrategia política (autonomía) que posibilite lograr un

fin (el desarrollo). Muy centrado en un enfoque político Russell se recuesta en esa

dimensión de la inserción y en los limitantes que la política exterior enfrenta a la hora

de definir e instrumentar cursos de acción. Su mirada privilegia la necesidad de una

cuidadosa evaluación de las opciones para un país débil como la Argentina y postula el

apego a las instituciones y regímenes en cuanto respaldos que contribuyen a atenuar los

efectos de la asimetría del poder. Esto es más necesario hoy que en muchas décadas si

observamos que destaca Russell que el país evidencia el resultado de un largo proceso

de declinación relativa. Sus precisiones acerca de las pautas de un modelo económico

deseable –opuesto a un capitalismo de amigos y proteccionista- y de su anclaje externo

en el artículo del 2010 resulta un complemento necesario a su enfoque político.

En suma, los analistas refieren y privilegian cuestiones diferentes al hablar de inserción.

Ahora bien, también nos planteamos observar si cada uno de ellos utiliza el término

siempre en el mismo sentido o mejor dicho en un único sentido. Y la respuesta

provisoria parece ser negativa.

De la lectura realizada observamos que la inserción es utilizada por un mismo

académico en un sentido estático (una posición/un lugar adquirido en una estructura

internacional jerárquica y determinada –sea privilegiando la dimensión político-

estratégica o político-ideológica o la económico-comercial) y en un sentido dinámico

18

(como proceso con vaivenes, sometido a variaciones de condicionalidades externas,

resultado de negociaciones, alianzas y adhesiones a marcos integrativos regionales o

internacionales)

La referencia a la inserción en la primera modalidad, utilizada para referirse de un modo

puntual y simplificado para caracterizar a una realidad temporal particular, puede

conllevar como efecto o consecuencia no deseada a una distorsión del segundo sentido

del concepto. Esto es perder de vista su connotación de proceso de vinculación

estructural que entraña modificaciones no cortoplacistas que tiene fuerte arraigo en una

sincrónica puesta en juego de capacidades productivas, políticas y de sentidos colectivos

de identificación y pertenencia resultado de ciertos consensos internos y de las

necesidades, demandas y desafíos generados por el medio internacional para que cuente

con sustentabilidad en el tiempo.

Por otro lado, coincidimos con las críticas al uso político del término inserción y a la

idea refundacional. Ello pone de manifiesto la dificultad de la Argentina en construir

consensos estables y en consecuencias algunas políticas de Estado, en materia externa13

.

En una línea de reflexión similar Merke afirma que la identidad internacional de la

Argentina parece estar signada por cambios de puntuación importantes, fluctuaciones

discursivas en donde quienes llegan al poder sustentan su construcción de identidad

internacional a partir de la negación de quien lo antecedió y prometen (re)construir una

nueva Argentina y (re)insertarla en el mundo de un nuevo modo. En sus análisis las

herencias discursivas fueron lo suficientemente importantes para restringir

reconstrucciones y reinserciones totalmente nuevas. Así, se trató de un patrón de

rupturas pero en donde viejos discursos volvieron a aparecer y lo viejo se presentó como

nuevo siempre a tono con una identidad internacional que parece estar obsesionada con

su pasado, con un punto histórico en donde todo fue mejor y hacia donde siempre habrá

que volver (Merke, 2008).

Para contraponernos al predominio del mirar hacia atrás las líneas que siguen apuntan al

presente en pos de abrir perspectivas.

II) La Argentina pos default: concepto y visión de la política exterior.

13

Algunas excepciones podrían ser la política antártica y la presencia en integrar fuerzas de paz

bajo mandato de Naciones Unidas.

19

A partir del análisis de las reflexiones de académicos destacados como las desarrolladas

en la primer parte de este capítulo y de algunas propias apuntaremos entonces a precisar

nuestra lectura de la PEA contemporánea.

En primer lugar rescatamos la idea de pensar a la inserción en relación a un sistema –el

internacional- que constituye un todo integral como lo indica la definición de Batalla.

Su segmentación en macro dimensiones es analítica pero no fáctica, tanto en relación a

dicho sistema como al propio concepto. A su vez entendemos al sistema internacional

de modo dinámico, por lo tanto su devenir puede exhibir períodos prolongados de

estabilidad con otros de cambios, crisis y violencia mas o menos intensas, prolongadas y

diversas. Estas además pueden ser más notorias en el campo político o en el económico.

Este breve planteo o referencia al contexto sistémico busca resaltar que la inserción

(como estrategia política y como categoría analítica) exige una precisa y permanente

lectura de la magnitud y naturaleza de las transformaciones que se desarrollan en dicho

ámbito.

Nos interesa ahora concentrarnos en las acciones del actor estatal respecto al cual

observamos dos variantes: la posición y el rol (que buscar o sufre) en el sistema

internacional. La frase de Batalla que menciona “un lugar, aquel que buscó

conscientemente o aquel que le dejaron ocupar” es estimulante y parece apelar a una

estrategia política al aludir a la búsqueda consciente y a un rol al que se aspira14

. Con la

segunda alternativa aquel que le dejaron ocupar reconoce los límites que puede

imponer la asimetría de capacidades y de liderazgos. Volveremos sobre este punto un

poco más adelante.

Por último, coincidimos con la necesidad de destacar que la inserción es un proceso de

plazos mediano y largo. En nuestra visión, así como en la de Batalla, no resulta de un

diseño racional aunque preferimos señalar que el diseño no es enteramente racional.

Dado que partimos del supuesto de la búsqueda o aspiración de un lugar entendemos

que esto requiere una estrategia que contemple una racionalidad con relación a fines o

solo será un intento frustrado desde el mismo punto de partida. Entendemos la estrategia

14

La referencia al actor estatal y a la estrategia política realzan el rol de lo político-

gubernamental simplificando para este trabajo la noción de actor. No implica desconocer al

entramado trasnacional (lícito e ilícito) y trasgubernamental de vínculos protagonizado por

empresas, actores subestatales, y burocráticos, redes sociales y ONGs aspectos que se

contemplan en la producción del equipo que desarrolla un proyecto de investigación grupal

titulado del cual la autora es directora. Para ello puede verse:

http://politicaexternaargentina.wordpress.com

20

entonces con una racionalidad limitada y sometida a la necesidad de realizar testeos

contextuales sistémicos y también domésticos provenientes del mundo socio-político y

económico y por lo tanto incierto. Sobre ellos volveremos más adelante.

Consideramos que los patrones o rasgos de la inserción pueden ser afectados a veces

fuertemente por la coyuntura, pero no son susceptibles de cambios radicales o rupturas

abruptas mas que de modo excepcional v.g. un conflicto armado no focalizado y

persistente.

En el caso de la inserción argentina podemos apelar a la simplificación o metáfora de

Escudé “de aliados y mercados”. La Argentina ha tenido a ambos a lo largo de su

historia15

. Sean naturalmente dados o sean buscados, no han sido relaciones efímeras.

La crisis de 2001 golpeó desde adentro como producto de una serie de desaciertos

propios y no obedeció a una crisis internacional. El desplome del país tuvo lugar en un

proceso de deterioro gradual de las capacidades relativas del país. En palabras de

Tokatlian Argentina no se aisló perdió relevancia.

Más allá de la crisis, entendemos que la Argentina participa de un entramado de

vínculos bilaterales y multilaterales, así como de regímenes y organizaciones de diverso

alcance en cuanto a temáticas y membresías para actuar en el escenario internacional.

En consecuencia nos interesa reflexionar respecto a cómo operativizar el concepto de

inserción de modo de contribuir a precisar la densidad y alcance que le asignamos al

término en su frecuente inclusión en la producción referida a la política exterior. Para

ello seleccionamos –a modo de indicadores- un conjunto de vínculos entendidos como

representativos- que dan cuenta del carácter integral y sustantivo de la inserción para

evitar que el término sea equiparado por ejemplo a una intensa relación comercial. Al

respecto retomamos el concepto de la Política Exterior como una política pública que

gira en torno a dos macro dimensiones: la económica y la política. La inserción engloba

a ambas y no las interpreta como vías separadas o compartimentos de diferentes

causalidades o determinismos sino como un todo cuya articulación deriva de una

estrategia generada o ausente. Queremos aquí volver a remarcar que conceptualmente la

inserción es integral (política y económica) y estructural (por oposición a coyunturas o

momentos, ciclos cortos) y facilitada o restringida por contextos cambiantes. Nos

15

Podríamos enriquecer o complejizar la metáfora de aliados y mercados e incorporar también

vecinos, competidores, rivales e incluso ámbitos formales e informales de pertenencia.

21

interesa señalar que la inserción también engloba cuestiones como la infraestructura

física -a la vez consecuencia y estímulo- por ejemplo de los procesos de integración

regional y la de cooperación en sus distintas dimensiones (técnica, científica y

tecnológica, cultural) que definen pautas y posibilidades de progreso productivo y de

acercamientos ideacionales. Excede a las posibilidades de este trabajo abarcar análitica

y empíricamente todas estas facetas para caracterizar al proceso de inserción en los años

recientes. Como un paso en esa dirección reflexionaremos sobre algunos de los aspectos

más relevantes.

En las páginas siguientes realizamos un análisis de la PEA contemporánea por medio de

ejes que actúan a modo de indicadores los que en conjunto buscar representar la

integralidad del concepto de inserción. Dichos ejes que se asientan en las dimensiones

económica y político-diplomática y han sido seleccionados por su relevancia a efectos

de operativizar el concepto.

Como macro-dimensión de la PEA la política económica exterior (PEE) del país, puede

definirse como el conjunto de valores, percepciones, acciones e instrumentos

desplegados por los estados a los fines de resolver un modelo de inserción en el sistema

económico internacional en función de sus objetivos y necesidades. En el caso

particular de la Argentina post convertibilidad los grandes ejes como comercio, finanzas

e inversiones incluyen temas tales como la renegociación de la deuda en default, el

relanzamiento del proceso de integración, las relaciones con el FMI, las negociaciones

en el G20, los juicios de empresas de servicios privatizados en manos de

multinacionales derivados de la pesificación y congelamiento de tarifas en el CIADI, el

boom de las exportaciones asociado al aumento del precio de los alimentos y energía,

los conflictos comerciales bilaterales, etc.16

.

Existe consenso en la comunidad académica argentina en señalar que los años

inmediatos pos-crisis hasta la agenda externa del país estaba concentrada de modo

notorio en el tema deuda en default y que es a partir de la reestructuración exitosa

realizada en el 2005 cuando recobra cierta capacidad de acción e iniciativa externa con

variantes en sus tácticas y grado de activismo según temas o vínculos bilaterales

específicos.

16

La PEE tiene una doble pertenencia dado que se entronca con la política macroeconómica y

está subordinada a la misma, a tal punto que muchos de sus aspectos corresponden a la esfera de

influencia y decisiones del Ministerio de Economía.

22

En cuestiones financieras una década después del default hay importantes materias

pendientes. Como sostiene Fernández Alonso (2011) la reestructuración de la mayor

parte de la deuda soberana (2005) y la cancelación de la deuda con el FMI supusieron

avances que quitaron presiones pero también actuaron como condicionantes de la

economía argentina al comprometer pagos futuros y disminuir las reservas del país.

También coincidimos cuando señala que estas medidas no condujeron al acceso a los

circuitos financieros internacionales. En este sentido y en relación con el FMI el autor

entiende que la relación entró en una tregua al prorrogarse la suspensión de las

revisiones anuales previstas en el convenio constitutivo del organismo, aunque las

fricciones continuaron por ejemplo por la posición zigzagueante del país ante el proceso

de reformas institucionales que el Fondo inició en el 2006. Así el gobierno argentino

pasó de anunciar el apoyo a las reformas, a inclinarse por la abstensión y finalmente

constituirse en uno de los tres países miembros que votó su rechazo en 2006 (Fernández

Alonso, 2011, 59). En tiempos más recientes, y ante crecientes presiones respecto a la

necesidad de mejorar la calidad de las estadísticas argentinas, la presidenta pareció

impulsar la firma de un convenio de cooperación técnica entre el FMI y el INDEC con

ese propósito.

Otros condicionantes externos desafiaron al gobierno de Cristina Kirchner en 2008 que

reaccionó a destiempo. Busso (2011) evalúa que mientras en los discursos se

argumentaba que Argentina estaba “blindada” ante la crisis financiera internacional

desatada en aquel año, la reacción, considerada acertada por la autora, llegó tarde para

ajustar la agenda externa. “Así propusimos el pago en una única vez de la deuda al Club

de París y un nuevo acuerdo con bonistas días antes del estallido y luego tuvimos que

retrazar la operatoria por un año. Una situación similar se repite en 2010 frente al

lanzamiento efectivo de la propuesta para los bonistas y el estallido de la crisis europea

(Busso 2011).

La falta de timing llevó a que ante la crisis financiera internacional la propuesta al Club

de Paris quedase suspendida sine die, mientras que se avanzó en la propuesta de

reapertura de canje a los bonistas remanentes mediante la utilización de reservas del

Banco Central de la República Argentina. Ello generó un fuerte cuestionamiento

político y la renuncia del presidente de esa institución a principios de 2010 (Fernández

Alonso, 2011, 62)

23

En suma, el resultado de los dos canjes fue una reestructuración exitosa de 91% de los

títulos de deuda en default. El gobierno destaca que a 10 años de la crisis, la deuda

pública total disminuyó de un máximo de 166.4% del PBI en 2002 a 45,9% continuidad

del default de la deuda en marzo de2011, del cual sólo 1/3 es deuda con el sector

privado17

.

Hacia principios de 2012 la parálisis de las negociaciones18

con el Club de Paris ante la

imposibilidad de saldar la deuda en un solo pago por la inexistencia de reservas de libre

disponibilidad hizo que el gobierno volviera a evaluar la necesidad de retomar

conversaciones con el FMI cuya conformidad podría conducir a un pago escalonado o a

un acuerdo más ventajoso19

.

Como puede observarse, la agenda de temas es variada y profunda. Así entendemos que

efectivamente el sesgo impuesto en la resolución de los mismos modifica la inserción

del país en el sistema económico internacional expresando un nuevo modelo de

acumulación distinto del aplicado durante la convertibilidad20

Respecto a las diferencias

entre uno y otro y las lecturas críticas respecto de uno y otro no es posible explayarnos

en este capítulo, sólo resaltar su estrecho entrecruzamiento con la PEA a la hora de

definir “aliados y mercados”. Y dejamos planteados dos aspectos que requieren ser

tenidos en cuenta: la mirada crítica de Russell (2010) que aludía a un capitalismo de

amigos y las objeciones en cuanto a la consolidación de la presencia del capital

extranjero y la intensa centralización económica en grandes agentes (Azpiazu,

Manzanelli, Schorr, 2012)

17

Esta información está tomada del resumen del Seminario Internacional “El Vacío en la

Arquitectura Financiera Internacional: Reestructuración de Deuda Soberana”, Ministerio de

Economía y Finanzas Públicas, 7 de Diciembre de 2011.Disponible en:

http://www.mecon.gov.ar/finanzas/deuda%20soberana/resumen.pdf

18

Esto traba tanto la llegada de créditos para compañías que invierten en el país, como

prefinanciación de exportaciones en agencias internacionales como el Eximbank.

19

Las tensiones entre el gobierno y el FMI continúan porque el organismo cuestiona la falta de

provisión de información veraz y detallada sobre las variables económicas a las que está

obligada la Argentina como estado miembro. 20

Al respecto puede verse las ponencias presentadas en el Panel “La dimensión económica de la

política exterior argentina 2003-2010: aspectos comerciales, financieros y de inversión”, X

Congreso Nacional de Ciencia Política, organizado por la Sociedad Argentina de Análisis

Político y la Universidad Católica de Córdoba, Córdoba, 27 al 30 de julio de 2011.

24

Respecto a la macro dimensión político-diplomática, la PE de los gobiernos Kirchner

procuró reforzar un entramado que brindara solidaridad y cooperación en los momentos

más críticos y más allá de éstos buscar acompañar con respaldos externos a un proceso

de reconstrucción nacional. En el conjunto de los vínculos bilaterales centramos nuestro

análisis en algunos de los actores claves para la inserción argentina EEUU, China21

y

Brasil. Claramente en todos los casos los vínculos de los tres países con Argentina

reflejan pautas de interacción que engloban a la región, se da así en el caso de EEUU y

en el de China. En relación a Brasil si bien la relación con Argentina es insustituible en

el ámbito continental la influencia ascendente de Brasil es regional. En relación a

América Latina entendemos que la región actuó como un soporte natural y prioritario

para la Argentina, en parte por la consolidación de vínculos que se habían intensificado

en la década anterior con los avances de sistemas democráticos.

En el caso de la PEA hacia EEUU, más que en ningún otro vínculo, la salida del default

hizo pensar que el país podía diseñar una política que deje atrás aquella etapa por cierto

tensa. Sin embargo, en los años siguientes los lazos bilaterales se caracterizaron por una

situación cíclica de acercamiento-crisis- intento de recomposición que se manifestó en

el gobierno de Kirchner y se acentuó en el de Cristina. (Busso, 2010). Analizar cada uno

de esos momentos excede las posibilidades de este artículo pero podemos señalar una

serie de divergencias basadas en posturas encontradas respecto a terceros estados22

y a

iniciativas norteamericanas tal como el intento de reactivar el ALCA que generó la

posición crítica argentina en la Cumbre de las Américas de Mar del Plata de noviembre

de 200523

resultan los hechos clave.

21

Recordemos que para Escudé ambos protagonizan la transición hegemónica y se constituirían

en la potencia declinante y la emergente en América Latina. 22

Entre éstos se pueden mencionar el gobierno de Hugo Chávez, las acciones de Evo Morales,

la reactivación de las iniciativas pro ALCA por parte de Washington, las negociaciones en la

Ronda Doha de la OMC, las condiciones de la seguridad jurídica para la inversión extranjera

directa, el rol del Estado frente al incumplimiento de las empresas privatizadas, las políticas de

desarrollo energético y la intensidad de la política de Estados Unidos frente a la región.

23

Al respecto Busso remarca que Argentina quedó expuesta por la formas en que Kircher

confrontó en sintonía con Chavez al ALCA mientras que ese no fue el caso de los demás

miembros del MERCOSUR que mantenían la misma postura.

25

A nivel bilateral el acercamiento pivoteó en torno a un tema sensible, la demanda

argentina al gobierno iraní de Ahmadineyad para que colabore con la justicia del país en

la investigación del atentado terrorista a la AMIA

También la PEA se caracterizó por impulsar la cooperación en temas de seguridad a

saber: las acciones argentinas en materia de lucha contra el narcotráfico y el terrorismo,

el rol en la evolución de la situación boliviana y la contención a Venezuela (Busso,

2011). Estas cuestiones resultaron los pilares que sostuvieron y siguen sosteniendo un

vínculo difícil permeado por episodios negativos como por ejemplo el caso de Antonini

Wilson y las divergencias respecto a las indemnizaciones de las empresas

norteamericanas Blue Ridge y Azurix que desembocaron en la suspensión de la

Argentina del Sistema General de Preferencias de los EEUU en marzo de 2012.

En la macro dimensión político-diplomática al analizar los vínculos bilaterales del país

con la República Popular China, por su condición de actor ascendente y protagónico en

el escenario internacional necesitamos contemplar la dimensión estratégica que este

proceso entraña.

La complementaridad económica y el crecimiento del comercio bilateral no impiden

conflictos puntuales y desafíos profundos. Entre los primeros podemos señalar: medidas

proteccionistas de parte de Argentina crecientes a partir del 2007, la retracción del

superavit que se convirtió en déficit en 2008.

En relación a los desafíos a partir de 2007 se hace mas evidente la dificultad para

conciliar los intereses del sector agrícola nacional deseoso de expandir sus ventas a

China, con los del sector industrial, ávido por lograr mayor protección estatal ante el

avance de sus competidores chinos (Oliva, 2010)24

. Asimismo, la concreción de la

ambicionada diversificación de las exportaciones argentinas es una de las materias

pendientes del gobierno argentino

Otra cuestión clave se vincula a las inversiones. Éstas crecieron a partir de 2009 tanto en

América Latina como en Argentina pero son aún más potenciales que reales dado que

varias fueron anunciadas pero aún no están efectivizadas o han encontrado obstáculos25

.

24

Oliva señala que esto queda demostrado en la disputa desatada en 2007, cuando el gobierno

argentino impuso restricciones a la importación de determinados productos industriales que

afectaron especialmente a las compras desde China.

25

Por ejemplo las marchas y contramarchas para hacer efectivo el acuerdo entre la provincia de

la Rioja y la empresa Shandong Gold para explotar minas de oro que enfrentó resistencias en

relación al perjuicio ambiental.

26

Entre las más destacadas cabe señalar la compra de los activos locales de la empresa

norteamericana Esso de parte de Pan American Energy (de la cual el 50% pertenece a la

empresa china CNOOC) en 2010. El poderío económico de China y el interés de sus

empresas estatales en rubros sensibles como energía, minería y el sector sojero atraen a

algunos y alarma a otros. Ante un “socio” tan poderoso, que como señala Escudé

planifica las acciones de sus empresas estatales, debemos preguntarnos si tenemos una

mirada estratégica para interactuar con quien si la tiene. ¿Fortalecer este vínculo nos

permitirá avanzar en la defensa de intereses nacionales entendidos como un mayor

desarrollo económico y equidad social? ¿Aporta a ello una alianza estratégica con

China? ¿Hay reflexión y consenso en los más altos niveles decisorios respecto a sus

condiciones?26

Para Oliva los lazos políticos bilaterales desempeñan un papel sumamente relevante, en

tanto los consensos sobre temas de política externa e interna sensibles para ambos

Estados –principalmente la posición favorable a China de Argentina en cuanto a la

situación de los Derechos Humanos en el país asiático y el apoyo chino a los reclamos

argentinos sobre Malvinas- impulsan la cooperación en las diferentes dimensiones de

las relaciones bilaterales, particularmente en lo atiente a la resolución de los conflictos

comerciales, con lo cual se observa una vinculación de temas no vinculados entre sí.

En el plano político-diplomático entendemos que Brasil se ha constituido en una

referencia ineludible tanto por la importancia de la relación bilateral como por las

divergencias y convergencias que articulan las posiciones propias respecto a situaciones

e iniciativas de terceros y también a la hora de construir coaliciones negociadoras. La

densidad que caracteriza al vínculo político-diplomático en los años post defaul va

ganando terreno en la dimensión económica más allá del plano comercial. Así, Actis

(2011) sostiene que “Uno de los principales destinos de la inversión brasilera directa ha

sido la República Argentina, su vecino, socio comercial y aliado estratégico. En los

últimos ocho años los anuncios de inversión de empresas brasileñas en el país

alcanzaron un monto superior a los 13800 millones de dólares, convirtiéndose en el

26 Ver por ejemplo la posición de Víctor Bronstein “China no es nuestro socio estratégico”,

Diario Clarín, 04/01/11

27

tercer inversor externo en el país después de España y los EEUU”. Se resalta entonces

que la condición de emisor (Brasil) y receptor (Argentina) de flujos de IED es uno de

los aspectos novedosos de la relación bilateral en el último decenio y un indicador de las

asimetrías imperantes entre ambos países (Actis, 2011).

Este es un dato clave que tiene que ver con cambios que muestran que a la hora de

analizar un elemento clave para la economía argentina y su PEE y en términos de

reflexionar en torno a realidades más que a potencialidades, los EEUU, potencia

hemisférica, retraída y “declinante”, Brasil, potencia regional, socio estratégico y

vecino, constituyen hoy fuentes de inversión de primera magnitud con lo cual hay

elemento para definirlos como socios y actores claves en los vínculos de Argentina con

el mundo.. Por otra parte mientras la relación con nuestro vecino ha ganado en densidad

por diversas razones el principal proyecto en común, el MERCOSUR se ha debilitado.

En términos político-diplomáticos el fortalecimiento de Brasil y sus aspiraciones

protagónicas en el escenario internacional sumado a las debilidades de la Argentina ha

conducido a una relación más estrecha pero más asimétrica.

La selección de los ejes considerados en las páginas precedentes: deuda externa,

vínculos con los EEUU, China y Brasil es obviamente incompleta. Entendemos que

para intentar diseñar un esquema operativo para evaluar la inserción deberíamos ampliar

dichos ejes e incluir temas de la PEE como los comerciales y en el ámbito político-

diplomático cuestiones como la defensa de la democracia y los derechos humanos y en

el mismo ámbito los vínculos con algunos países europeos y con América Latina como

región y a nivel bilateral los países vecinos27

. Se entiende que procesos de integración

como la Unión Europea y el MERCOSUR, coyunturalmente debilitados continúan

siendo referencias obligadas a una aproximación a los vínculos bilaterales.

Consideraciones finales

Este capítulo refiere a una preocupación académica que se originó en el uso de un

término –el de inserción- polisémico y al que se apela permanentemente en el análisis

de la Política Exterior Argentina. Consideramos que frecuentemente con su empleo se

dice todo y no se dice nada. Algo similar sucedió un par de décadas atrás con el

27

Algunos de los cuales constituyen inversores de relativa importancia por lo cual los

consideraríamos también en el ámbito de la PEE y sobre los que trabajan algunos de los

miembros del equipo de investigación al que nos referimos en nota 14.

28

concepto de interdependencia el cuál incluso en el ámbito académico –nos referimos al

argentino- era desprendido de una correcta lectura conceptual entroncada con aportes

académicos diversos desde Klaus Knorr hasta Keohane y Nye.

En relación al concepto de inserción hemos analizado la producción de tres reconocidos

académicos argentinos que divergen a partir de perspectivas teóricas distintas. .De modo

muy breve podemos decir que Escudé privilegia la inserción económica que a su vez se

optimizaría por medio de correctos lazos políticos con la potencia hegemónica. Miranda

considera a la inserción una instancia de potenciación estratégica de capacidades

políticas y económicas que posibiliten la autonomía que en definitiva el desarrollo del

país y Russell parece concentrarse en la definición de políticas que aporten

previsibilidad, profesionalismo y apuesten al valor de la institucionalidad y la

cooperación. Consideramos que trabajar estos aportes contribuye a llamar la atención

sobre la necesidad de profundizar de modo permanente el trabajo teórico-metodológico

de nuestros escritos contrastando producciones de especialistas y reflexionando sobre la

propia. En relación a ella nuestra pretensión es modesta. Buscamos avanzar hacia un

esquema operativo para evaluar los rasgos fundamentales de la inserción argentina

sobre las rasgos centrales del concepto de inserción: su carácter de proceso de plazos

mediano y largo –en este sentido tiene carácter estructural- pero también flexible , es

integral y multidimensional y entraña una estrategia si entendemos a la PE como un

instrumento de racionalidad limitada con fines claros: una mejora en la calidad de vida

de sus ciudadanos.

La búsqueda de un esquema operativo que revalorice y de precisión a la idea de

inserción focalizado en ejes como los mencionados -deuda externa, EEUU, China y

Brasil- requería de otros ejes posiblemente planteados en un segundo nivel de

relevancia. Dicho esquema buscará reforzar el vínculo conceptual y empírico con dos

núcleos vinculados a la política doméstica a los que se hizo referencia en el cuerpo del

capítulo. El primero de esos núcleos es el referido al proyecto productivo del país sobre

el que PEA se apoya. En esto tendremos una de las claves de si nos encontramos frente

a una inserción dada o buscada. El segundo de los núcleos tiene que ver con la polaridad

interna que en buena medida deviene de la gobernabilidad y de la dirección política que

los sucesivos gobiernos impulsen con sus acciones.

Aún con un esquema analítico en construcción creemos necesarias unas palabras finales.

Siempre considerando a la inserción como un proceso, y entendiendo al período abierto

29

con la crisis de 2001 como un ciclo de excepcionalidad, destacamos que el país ha

avanzado en su inserción a la par que su recuperación económica posibilitaba el pago

gradual de las deudas contraídas externamente a un ritmo sobre el que impactan los

efectos de las crisis internacionales pos 2008. Las relaciones bilaterales con los tres ejes

claves señalados muestran hoy su relevancia presentando agendas de densidad

temática, tensiones recurrentes –de diversa magnitud- y dificultades de la dirigencia

política para generar una estrategia que potencie nuestros recursos aún condiciones de

asimetría.

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