Bajo las luces de Telmo, La felicidad envasada y El enemigo de Sigmund Freud

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Cuentos de Osvaldo Piro, Ricardo Morris y Alfredo Arturo Uriarte Rebaudi.Cuentos breves argentinos.

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  • OSVALDO PIRO

    BAJO LAS LUCES DE SAN TELMO

    Maana, cuando probablemente esta pgina sea muy vieja, y cuando empilchado majestuosamente de negro el maestro Osvaldo Piro les indique a sus doce muchachos tres, cuatro, uno, para que arranquen con los compases mgicos de Octubre, desde el cielo o de cualquier otro sitio imprevisible, don Fernando Piro comprender que sus consejos fueron obedecidos, aprovechados. Y la noche de Michelngelo se engalanar con la mejor msica de nuestro cambiante Buenos Aires, interpretada por una orquesta que dirige un convocado por los dioses, que supo arrancarle la exacta temperatura a la ciudad, el sonido mf armnico en el que est presente el asfalto y el sentimiento del porteo, ese mnimo gigante.

    l es triste, solitario, pero nunca final; cuarentn nacido en La Paternal, tiene una historia que cautiva desde los comienzos, cuando en un patio con baldosas negras y blancas, con la radio pegada a la oreja, y con cinco aos, lo escuchaba a Troilo, un gordo que era Gardel. Digamos que en su vida el tango ya era una inclinacin natural, hereditaria; su viejo, de profesin indefinible, tocaba el violn de a ratos; sus tos eran bandoneonistas, y el pibe aspiraba a conocer todos los secretos y misterios de esa caja, que lo haba obsesionado. Don Femando, un amigo que adems era su padre, le dijo: "si quers estudiar bandonen hacelo con seriedad; s un gran msico .

    Y cmo no hacerle caso? A los 14 aos, el impetuoso mocoso ya andaba "fraseando con el fuelle en las orquestitas ms extraas, se afeitaba la pelusa para estimular la barba, se meta en las manos ms pe-

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  • sadas y despus de todo es una suerte que haya tenido, precisamente, suerte. "A los 15 aos me haba metido con una piba de 22, estaba obligado a mentir, por la edad , dice ahora, que ya no miente y ni siquiera al revs, con la barba definitivamente estimulada y en un caf, ya desatado o sereno despus de un ensayo que sirvi, ante todo, para certificar una responsabilidad que no sorprende: rinde culto al ms prescindible detalle, y admitan que es gratificante presenciar sus interrupciones: "muchachos, el mi bemol mo es el silencio de ustedes; dale, as, una blanca ligada a una corchea y despus el corte; mejor esa cuerda que es tan mina! , su entrega inclaudicablc que lo sumerge en otro mundo; en el suyo, exactamente, el de la creacin.

    Pero sigamos. A los 15, siempre "disfrazado de hombre , tocaba en un cabaret de Vicente Lpez; a los 16, ya integraba la orquesta de Alfredo Gobbi. "Buscaba siempre jvenes para su conjunto, Gobbi", cuenta, y uno intuye que tal vez l comparte esa saludable, generosa actitud: la orquesta actual de Piro tiene la juventud que le hace falta a su msica, a un tango que persiste y debe ser joven a pesar de tantos panegiristas, defensores y charlatanes de "nivel subterrneo, terrible", que ms que hacerle un favor al gnero lo entregan mansito al anquilosamiento ms pueril. Piro se qued con Gobbi hasta los 27 aos, despus form su propia orquesta y comenz a arreglar y componer. "Soy muy intuitivo", afirma, "los maestros te ensean el correcto camino de las voces y las notas, pero no te ensean a crear", agrega. Y la creacin, amigos, por suerte nunca es correcta; en Buenos Aires ya nada lo es, vivir se convirti en una especie de oracin. Desde entonces, el tao de cara griega "forjada a hachazos", se ubica inteligentemente en el medio, es una alternativa entre la vieja guardia y la vanguardia, tal vez rompe ciertas estructuras pero cuidando mesuradamente las formas. "Y o no creo en las rupturas , confiesa, "comprend que romper esquemas es una mentira, una estafa, pero eso no quita que incorpore todos los elementos de la vanguardia".

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  • Que su msica no se baile no es un tema que lo despoje del sueo, al contrario: "mejor que no se baile, no tengo ningn inters, ponelo, yo quiero que me vengan a escuchar , dice, y por supuesto que no hay que sorprenderse cuando confiesa que no sabe bailar el tango.

    Un tipo entero, en definitiva, lleno de golpes y alegras, que conoce todos los estigmas de la calle y estudia y se preocupa constantemente en perfeccionarse, que mantiene an la bonita tensin por un debut y a esta altura parece mentira que se viva rindiendo un eterno examen , un desafo. Gran responsabilidad la suya de maana: llevar la msica de Buenos Aires, como figura principal, al claustro ms ambicioso y reconocido, de una ciudad que atinadamente Osvaldo define mejor que nadie: "Buenos Aires es una gran hembra, una mina, a la que cada da cuesta ms seducir, cada da ms indiferente .

    Sin embargo, este melanclico solitario de La Paternal, ya la sedujo con su talento, sabe que l la representa, que l es Buenos Aires pero muy varn, y entonces, como corresponde, vive "a las trompadas como cualquier porteo . "En realidad, turco, yo me estoy agarrando siempre a pifias con la vida, ella pega muy fuerte, pero yo tambin le doy, no te creas. La de maana, por ejemplo, es una pelea a fondo , dice, pausadamente, y a Uno solo le resta desear o anticiparse: usted maana va a ganar por nockaut, maestro, en el primer round, apenitas le marque el tiempo, tres, cuatro, uno. .. y a inmortalizarse.

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  • RICARDO MORRIS

    LA FELICIDAD ENVASADA

    Por Corrientes, entre Libertad y Talcahuano, hay una galera que tiene, en su primer piso, un hombre que habla y habla. Que pregona mdicas recetas de felicidad, y emite frmulas casi apasionantes la del aceyte, la nefa, por ejemplo para alcanzar un reconfortante xito en la vida. El hablador es uno de los puntales, que va al frente en la heroica lucha contra la timidez, los conflictos, los temores, la soledad, angustia, depresin, inseguridad, incomunicacin y esas cosas.

    El hombre, es un porteo purasangre, que sin hacer dao a nadie viene disertando donde puede, desde hace una ponchada de aos. 15, para ser exactos. Y canta apenas 37, lo cual, con la sabrosa ayuda de las matemticas, nos autoriza a afirmar que vive a conferencia limpia, desde los 22. Se llama Ricardo Morris, y es feliz. No es muy alto pero tiene, en cambio, un gran bigote; tiene lentes, una calvicie prematura, y un to actor, Santiago Gmez Cou. Sobre todo, Morris es portador de una avasallante facilidad de palabra, que envidiara cualquier fogoso vendedor de libros, o el timbrero ms desatado; sabe cundo sonrer casi siempre , agradecer, dar la mano, y cundo preguntar impactantes nimiedades a su primario auditorio. Y, lo ms importante, sabe bajar con habilidad la venta de su curso. Es decir, inscribir a los asistentes de sus conferencias gratuitas para un curso pago, un curso Morris, donde Morris, ofrece las siguientes bondades: mayor valor, trato eficaz, conversacin fluida, capacidad de desarrollo mental, y con maysculas en su prospecto planificacin consciente del futuro. Qu tal?

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  • Morris integra encabeza? una saga de "humanistas". O tal vez de unos cuantos recursivos especialistas que supieron encontrar una nueva fuente de trabajo. Quien lea de vez en cuando peridicos que publican la "gua de conferencias" encontrar con seguridad alguna que se titule, con sobria modestia, "Para calmar temores e incomunicacin", "Sali el sol para los vencidos, los fracasados y los tristes , "Cmo aprender la lucha contra la adversidad, el desaliento y la falta de fe , y otras maravillas. Los "humanistas ms conocidos son nuestro Ricardo Morris, y el sabatino Juan Carlos Er- mcora; son quienes cuentan con ms hinchada, con ins cursantes proclives a la superacin, al xito, meta ansiada, meta difcil, buscada. Y meta conferencias, podemos mencionar tambin a los "humanistas Jorge Dupouey, Alejandro Borgcs Yofr, ngel Arrighi, Ramn Quiroga.

    Asistir a una conferencia de Morris puede ser una experiencia inolvidable. Y gratuita. Uno puede descubrir, por ejemplo, que una acumulacin de obviedades puede desembocar en un brillante surrealismo. Es que Morris logra un eco tal, "una ruptura de cascarn o inhibiciones, que hace ms o menos lo que quiere con su pblico, metindose metafricamente en el bolsillo a un conglomerado de inseguros, tristes, dbiles, solitarios, aburridos y tanta buena gente desahuciada que no sabe dnde poner su tiempo.

    Puede que Morris, en un pizarroncito, detalladamente explique la frmula del aceyte. Escribe aceyte, recalca con "y griega", en forma vertical, misteriosa sigla que quiere decir: acte con entusiasmo y tendr entusiasmo. O hable,, de la frmula nefa: no encontrar fallas ajenas. ;

    Parece mentira. Sin embargo su pblico se entusiasma, y Morris les hace bien. Por ms que vengan literalmente reventados, harn lo posible para actuar con entusiasmo, cosa de tener entusiasmo. Viva entonces la cotidiana simpleza, si gracias a Morris la felicidad todava puede ser posible. r.

    Ver y or para creer. El cronista que vena a media mquina asisti a una de sus charlas, tal vez para

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  • calmar temores o incomunicaciones, Morris dedic su palabra a la positiva develacin de conceptos esclare- cedores, que cayeron como linternazos en nuestras almas tenebrosas, negativas. Manifest, por ejemplo, que la vida es lucha, que el que se queda retrocede: record aquella cancin que proclama "salud, dinero y amor , dijo que tenemos que contar los bienes y no los males . En un pasaje emocionante, evoc aquella pelcula titulada Si todos los hombres del m undo..., con puntos suspensivos. "Yo agregara si todos los hombres del mundo aplicaran relaciones humanas, lo que se predica aqu, el mundo sera distinto", dijo con seguridad.

    Pero no todo est perdido. Morris se dispuso a bajar lineamientos de su curso salvador, cit a Jos Ingenieros: "Ahora o nunca . Refiri que no es necesario ningn ttulo previo para anotarse: slo tener inquietudes y deseos de superarse. "Maana es el primer da del resto de nuestra vida, podemos empezar de nuevo." El auditorio comienza a interesarse, ms an cuando se entera que no hay que pagar el curso al contado, sino que puede abonarse por clase, "a 1.000 pesos cada una, seores", y que son doce. Con un curso Morris, tal vez, sern distintos, "tendrn ms personalidad, otra personalidad, sin timidez ni temores, se facilitar el camino del xito".

    Para finalizar, de puro bueno, Morris en persona se dispuso a rifar una beca, entre los concurrentes; haba que escribir el nombre en un papelito, "por solo 500 pesos", la conferencia era una fiesta. "Pero el que no gana no pierde", proclam Morris, porque "tienen media clase pagada, la prxima vez se lo acreditan, tienen derecho a media clase", mientras la gente entregaba billetes verdes a un auxiliar,, y la soledad y la tristeza se apoderaban del recinto.

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    ALFREDO ARTURO URIARTE REBAUDI

    EL ENEMIGO DE SIGMUND FREUD

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    "E l complejo de Edipo no existe, son macanas , declara categricamente el desconcertante intelectual argentino Alfredo Arturo Uriarte Rebaudi, mientras in-

    j ;iere un trozo de milanesa con pur. Barbita tipoi Billy Caffaro, pelo corto, ropa oscura, 49 aos. Este

    rorteo de Flores es un enemigo declarado del entra- able don Sigmund Freud.

    se por Freud, claro fue, ante todo, un gran quivocado. Le falt formacin antropolgica, filos- ini, social y bblica , agrega con cierto nfasis.

    No. Uriarte Rebaudi no es uno de los tantos espec- actllares escritorzuelos que saltan, subsisten, se aco- nodan entre las ramas del bosque de la literatura. Vparte y menos mal es licenciado en Economa, onlador pblico nacional, perito de pericias tan raras orno l y, por principios, un confeso especulador bur- ltil. De ojos saltones, picaros y chiquitos, de palabras ipresuradas como si fueran hacia alguna parte: puede ncontrfselo siempre mi engalanado con sus corba- as ajadas, camisas opacas por el uso, y el nimo esuelto. Y sobre todo cqn su enigmtico portafolios legro, que contiene ejemplares de sus dos, libros edi- ados a pulmn y coraje: Sociologa, marxismo y psi- oanlisis y Sexo, drogas y alienacin. Ambos vol- nenes marginales slo pueden ser adquiridos con- uerte: siempre y cuando uno se encuentre al autor ior la calle. Deambula por Corrientes, por la zona de inanzas pedalera, por Tribunales. Sucede que l mis- no los edita, despus de escribirlos. Y l mismo los ende por todos los rincones, despus de editarlos.

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  • Gracias a ellos podemos enterarnos que Uriarte Rebau- di es tan enemigo de Freud como del marxismo fui vicepresidente de CADA, Centro Anticomunista de la Argentina o de las drogas "no es lcito experimentar sobre uno mismo . Pero lo peor, parece, es el anlisis: "es un delirio insertado por el psicoanalista en la mente del psicoanalizado, har lo posible por propiciar su prohibicin", agrega mientras concluye su milanesa.

    Nuestro Uriarte Rebaudi es un profundo admirador de Solyenitzin. A menudo se lo encuentra rodeado por jovencitas, a las que respeta, y trata de encaminar por el maravilloso sendero del bien y la virtud, y las protege de los males que acechan por las calles. Puede que por esta peculiar condicin algunos malignos irnicos | y superficiales lo apoden "el cuidador . O el custodio, guardin, guardabosque.

    "Yo no les hago caso. S que me tienen envidia." Tambin, igual que muchos talentos sueltos, Uriarte Rebaudi se hizo acreedor a cierta fama: son demasia- dos quienes afirman que el escritor no se halla en la plenitud de sus condiciones mentales. "Tambin lo s, son envidiosos. Yo no creo en la locura."

    Es notorio que los escritores no pueden mantenerse con sus libros. Por eso algunos son periodistas, redactores publicitarios o fiambreros. Rebaudi, en cambio, opt por la especulacin burstil. "La gente tiene una idea equivocada de los especuladores: nosotros equilibramos los precios. Cuando estn bajos, compramos; cuando suben, vendemos. Pero desde marzo dej de ser especulador: ahora soy inversor. Tengo Pirelli, j Sant Roa-, Banco de Galicia. Pero no se equivoque: aunque mis' libros me mantuvieran, yo seguira en la bolsa. Es por vocacin. Mi prximo libro tratar sobre ella.