Barriera Tarrago Adios a La Monarquia. Nueva Hist Santa Fe TOMO 4 (1)

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    El objetivo de este tomo es la reconstruccin del conflictivoperiodo que corre entre 1806 y 1820, cuando la ciudad co-lonial de Santa Fe por entonces parte de la Intendencia deBuenos Aires comenz a experimentar los efectos de la de-sintegracin del vnculo colonial y su transformacin en pro-vincia autnoma.En una etapa particularmente cargada de violencia, la revo-lucin y la guerra transformaron un antiguo espacio articu-lador de economas distantes, en un paso obligado de ejr-

    citos. La desintegracin de la dinmica mercantil, el descon-trol de la frontera indgena, las luchas internas, la emergen-cia de Estanislao Lpez, la influencia del proyecto artiguistay la redaccin del primer texto de tinte constitucional, hacende este periodo unos de los ms dramticos de la historiasantafesina.

    Nue

    va

    Historia

    de

    Santa

    Fe

    4 Nueva Historia de Santa Fe

    Griselda B. Tarragy Daro G. Barriera

    Adis a la monarquade los aos revolucionariosa la crisis de 1820

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    Nueva Historia de Santa Fe

    Daro G. Barriera (Director)

    TOMO IV

    Adis a la monarquade los aos revolucionariosa la crisis de 1820Griselda B. Tarrag

    Daro G. Barriera

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    Daro G. Barriera (director)NUEVA HISTORIA DE SANTA FE

    Tomo IVGriselda Tarrag y Daro BarrieraAdis a la monarqua:de los aos revolucionarios a la crisis de 1820

    Composicin y diseo: Marta PereyraEditing: Prohistoria EdicionesDiseo de Tapa: Marta PereyraIlustracin de tapa: fragmentos de Carga de Granaderos, leo de ngel Della ValleProduccin de Contenidos: Prohistoria Ediciones

    La CapitalSarmiento 763, (2000) Rosario,ArgentinaTelfonos: 54-341-5226000 (conmutador) - Fax: 54-341-5226014Direccin digital: www.diariolacapital.com www.lacapital.com.arTucumn 2253, S2002JVA ROSARIO,ArgentinaEmail: [email protected] - URL: www.prohistoria.com.arTODOS LOS DERECHOS RESERVADOSHECHO EL DEPSITO QUE MARCA LA LEY 11723Prohibida la reproduccin total o parcial de esta obra por cualquier medio, grfico,magntico, electrnico u ptico, incluyendo su diseo de portada, tipogrfico y logos, sinexpresa autorizacin del editor.

    ISBN OBRA COMPLETA - 987-22462-2-X

    ISBN TOMO IV - 987-22462-7-0

    Esta primera edicin se realiz con una tirada de 8.000 ejemplares el 28 de marzo de2006 en Borsellino Impresos,Ovidio Lagos 3562/78, S2003DBU Rosario, Argentina.Tel. (54-341) 4317174. Impreso en la Argentina - Printed in Argentina

    Nueva Historia de Santa Fe

    TOMO IV

    Adis a la monarquade los aos revolucionariosa la crisis de 1820Griselda B. Tarrag

    Daro G. Barriera

    Tarrag,Griselda B. y Barriera, Daro G.Adios a la monarqua : de los aos revolucionarios a la crisis de 1820 / Griselda B.

    Tarrag y Daro G. Barriera - 1a ed. - Rosario : Prohistoria Ediciones ; Rosario: Diario LaCapital, 2006.

    v. 4,196 p. : il. ; 20 x12 cm.

    ISBN 987-22462-7-01. Historia Argentina-Santa Fe. I. Daro Barriera II.TtuloCDD 982.24Fecha de catalogacin en fuente: 22/02/2006

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    a quienes diariamente nos soportan y acompaanen este camino y en los otros...

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    Indice

    Introduccin 9

    Captulo 1Poder poltico y familias notablesen el ocaso del orden colonial 11

    Captulo 2La revolucin anunciada 41

    Captulo 3Las difciles relaciones con las

    autoridades revolucionariasUn sexenio de sospechas (1810-1816) 57

    Captulo 4

    Un territorio en tiempos de guerra 91

    Captulo 5Buscando el camino (1815-1818) 111

    Captulo 6El Estatuto y el Brigadier 143

    Anexo I

    Capitulares y miembros de laJunta durante el perodo 161

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    Introduccin

    Este cuarto volumen de laNueva Historia de SantaFe aborda un periodo marcado por dos mbitos do-minantes: la guerra y la poltica.

    Las estrategias de las familias notables de la ciu-dad de Santa Fe, los desplazamientos y las distintasdefensas de las fronteras con el indio y con los inva-sores extranjeros, la evolucin de la poblacin, laeconoma y la vida diaria, todos los aspectos de laexistencia en la ciudad, en el pago de los arroyos, enlas estancias del oeste y en la otra banda del Paranestuvieron signados por las tribulaciones importadaspor la disolucin del orden colonial y la instalacin

    de laguerra como una realidad cotidiana.Por este motivo, hemos privilegiado estas dos di-mensiones, intentando combinar el anlisis de loshechos (convertidos en datos), con la restitucin dela experiencia de hombres y mujeres que dejarontestimonio de este periodo particularmente agitado.

    La ciudad de Santa Fe fue el epicentro de la trans-formacin del vnculo entre su jurisdiccin y la ad-ministracin monrquica (primero), y de las perma-

    nentes redefiniciones de su relacin con lospoderesrevolucionarios desde 1810 hasta el periodo de la au-tonoma provincial.

    Anexo 2Instrucciones de Artigas 163

    Anexo 3Manifiesto que hace a sus paisanos

    el Gobernador Lpez al dar el Reglamento

    provisorio para la direccin general

    Santa Fe, 26 de agosto de 1819 169

    Bibliografa 173

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    Esta metamorfosis, caracterizada por la consoli-dacin de la ciudad como actor poltico y su poste-rior conversin en centro de una nueva forma deunidad poltica y administrativa (el Estado provin-cial que, adems, se present consecutivamente demaneras diferentes en su articulacin con las reali-dades surgidas de la Revolucin), no acab, sin em-bargo, hasta pasada la primera mitad del siglo XIX.

    Es necesario, por lo tanto, articular el comienzode este proceso con los temas abordados en los dosvolmenes siguientes, los cuales completan la ima-gen de este complejo periodo de transformacin po-ltica, econmica y social que (hacia comienzos de la

    dcada de 1880) remat en la consolidacin del ac-tual territorio de la provincia de Santa Fe.

    Captulo 1

    Poder poltico y familias notablesen el ocaso del orden colonial

    Reformas y guerras en el crepsculo del siglo XVIII

    El siglo XVIII trajo un lento pero profundo cambioen las relaciones de fuerza con el frente Atlntico. Si

    bien el ltimo cuarto del siglo constituy un mo-mento de expansin coincidente con el comienzo delproceso de grandes reformas, segn lo ha expresa-do Zacaras Moutoukias en Contrabando y ControlColonial, ese crecimiento se debi en gran medida ala profunda continuidad ...de una estructura basadaen la articulacin de la navegacin directa desde Eu-ropa de espaoles o extranjeros, el comercio interco-lonial con Brasil y el trfico interregional, que dichas

    reformas no alteraron. La propia fundacin del vi-rreinato supuso el aprovechamiento de la ruta Poto-s-Buenos Aires, articulada gracias al comercio noautorizado para aumentar las subvenciones fiscales,las cuales volcadas sobre la regin crearon mayordisponibilidad de recursos para el comercio exterior,tanto legal como clandestino.

    Aunque el proceso conocido como de las Refor-mas Borbnicas comenz durante el reinado de

    Felipe V, el ciclo clsico se sita en el perodo deCarlos III. La construccin de una burocracia cen-tralizada, de un servicio diplomtico permanente y

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    Las llamadas Invasiones Inglesas de los aos1806 y 1807, fueron parte de esta etapa. Expresan lastensiones que se generaron en Europa luego de laRevolucin Francesa, que culminaran con la parti-cipacin espaola en la guerra contra la Conven-cin. La intervencin de Espaa en el prolongado ycruento conflicto franco-britnico entre 1796 y1814, coincidi con la crisis del reformismo borb-nico y de la Monarqua misma, as como con unaetapa de graves problemas econmicos en todo elimperio:

    La guerra tiene ahora tiene un peso decisivo, al

    imponer terribles exigencias a Espaa, que se veobligada al cierre del comercio oficial atlnticoy el despliegue de diversos instrumentos finan-cieros para hacer frente a sus necesidades, unaestrategia que hipotecara peligrosamente susrecursos hacendsticos. La lucha contra Napo-len cerrar as un ciclo histrico.

    Agustn Guimer, El reformismo borbnico

    Territorios en vsperas de cambio

    Las calles polvorientas llenbanse de cscarasde sandas, y en medio de la pobreza, el calor yel aroma de los azahares, las gentes dormansiestas reparadoras [...]

    Juan lvarez, Ensayo sobrela historia de Santa Fe.

    La pequea ciudad de Santa Fe presentaba a princi-pios del siglo XIX un aspecto fsico bastante preca-

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    de una fiscalidad regularizada, la factura de una po-ltica sistemtica de promocin del comercio y laproduccin, el establecimiento de ejrcitos regula-res, la pretensin de consolidar una soberana unifi-cada, la demarcacin de los territorios y la obten-cin de la uniformidad religiosa dentro de esos te-rritorios, fueron los objetivos de mxima que perse-gua el mencionado conjunto de reformas.

    Sin embargo, organizarse para alcanzar esos ob-jetivos implicaba un complejo proceso de construc-cin que encontr sus lmites en la propia estructu-ra poltica y social espaola: por entonces, la Mo-narqua emprendi la difcil tarea de reordenar pro-

    fundamente las relaciones administrativas, militaresy mercantiles con sus dominios americanos, en unatentativa no del todo exitosa de ocupar un lugarms destacado el sistema europeo que se expanda.

    Mantener la posicin en el equilibrio de poderesinstaurado entre las potencias europeas se transfor-m en una necesidad vital y plante una disyuntivapara nada sencilla, dado que si el aislamiento era cla-ramente perjudicial para sus intereses, sostener y

    ampliar aquellas capacidades de maniobra tena uncosto financiero y demogrfico excesivo.En este contexto, la guerra se instal en el Ro de

    la Plata mucho tiempo antes de la Revolucin: seaquerenci en la organizacin imperial a lo largo delsiglo XVIII, especialmente por la decisin de losBorbones de alinearse en contra de la hegemona in-glesa. En este contexto, guerra y diplomacia comen-zaron a pautar los vaivenes de las relaciones entre

    Cortes europeas, las cuales desde entonces se dispu-taron cantidades limitadas de recursos territoriales einfluencia poltica.

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    Giannini haba nacido en Badajoz en 1750. Erahijo de un teniente del Regimiento de Miln,don Pedro Giannini, que haba nacido en Gno-va y estaba al servicio del Rey de Espaa. Inicila carrera militar y curs estudios en la Real Aca-demia de Matemticas de Barcelona. Sus estu-dios de ingeniera militar posibilitaron que as-cendiera en la Real Armada espaola como hi-drulico, ocupndose de muelles, puertos, cana-les, diques y fondeaderos. Despus de una pres-tigiosa carrera en Espaa, fue destinado en elApostadero de Montevideo. En Buenos Aires sededic al estudio de factibilidad del muelle que

    construa el Consulado de Comercio. En 1805levant un plano de la ciudad de Buenos Aires,luego realiz el de San Fernando y traslad elpequeo pueblo de Las Conchas a la altura deeste. En la primera invasin inglesa defendi elpuente de Glvez con 400 milicianos. En 1809fue designado gobernador interino del Paraguay.Regresaba de ese destino cuando lo sorprendila Revolucin en Santa Fe. Como otras tantas

    historias sorprendentes y dramticas de la Revo-lucin, este extremeo qued virtualmente pri-sionero en Santa Fe en mayo de 1810. Durantesu estada, realiz estudios hidrogrficos, colocbalizas y efectu una detallada cartografa flu-vial. Se necesitaba un plano de Santa Fe por cues-tiones estratgicas, fundamentalmente para ubi-car las bateras, y en ese contexto se insert la or-den de Belgrano. En 1811 solicit permiso para

    volver a Espaa, pero el clima reinante se confa-bul en su contra. Muri prisionero en un cuar-tel de Ranchera en 1814.

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    rio: una urbanizacin con forma alargada de SO aNE y rodeada de agua, en la que slo haba una ca-lle enguijarrada.

    La mayora de las casas eran de construccin po-bre, con tapiales de barro al frente, jardn, paredestambin de barro y caa, en general techadas conpaja. Slo los edificios importantes, como las igle-sias de San Francisco, de San Jernimo, de La Mer-ced y la Matriz, ms alguna casa particular como lasde los Aldao o los Diez de Andino, presentaban unaspecto menos frgil.

    En la dcada de 1810, la urbanizacin no se ex-tenda mucho ms all de su trazado inicial. A siglo

    y medio de su traslado, apenas haba sobrepasadolos lmites de seis manzanas de este a oeste y once denorte a sur, fijados por Garay en la ciudad vieja eimitados en el nuevo asentamiento.

    A esta ciudad lleg en octubre de 1810 ManuelBelgrano en su camino hacia el Paraguay. Entre lasdisposiciones que efectu, orden al Capitn deNavo Hidrulico, Eustaquio Giannini, la elabora-cin de un plano de la ciudad.

    Esta representacin registr una urbanizacin deunas cincuenta manzanas quince de largo y de dosa cinco de ancho con su rea de quintas al oeste,dos corrales en los extremos, rancheros en las reasaledaas, la compacta formacin de los conventos ytemplos en torno a la plaza principal y el casco cen-tral con una mayor densidad de ocupacin. Sin ex-cluir huertas y vias, se verifica un uso del suelo

    que, para los criterios de la poca y del espacio rio-platense, puede caracterizarse como intensivo.

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    ca en cuatro porciones, tal y como se realizaban lasdivisiones administrativas, por ejemplo, en la Fran-cia napolenica y de la Restauracin.

    El cuartel N 1 corresponda al sector sudoeste,caracterizado como un barrio de viejos vecinos. ElN 2 comprenda la plaza mayor y los edificios delas instituciones ms importantes: el cabildo, la igle-sia Matriz, los conventos de los mercedarios y de losfranciscanos, y el hospital; tambin inclua casas devecinos principales, aunque hacia el sur se configu-raba ya como un barrio de poblacin de viejo arrai-go y recursos modestos. El cuartel N 3 reflejabacon mayor precisin la dinmica urbana, ya que en

    su extremo norte se localizaba el puerto y agrupa-ciones edilicias donde se ubicaban grupos de recinllegados. El cuartel N 4, hacia el noroeste, agrupa-ba una numerosa poblacin de pardos libres y mes-tizos.

    Estos ltimos dos cuarteles estaban en proceso deexpansin, delineando el trazado de nuevas callesque segua el modelo de cuadrcula del casco anti-guo. A pesar de haber crecido, mantena todava pa-

    ra esta poca un aspecto colonial.Segn los hermanos Parish Robertson, la ciudadera de apariencia decididamente pobre, y sus casas,con pisos de ladrillos, muros blanqueados y techosbajos, subrayaban esa apariencia que a los europeospareca mezquina.

    Sin embargo, aquellas pinceladas de rusticidad nola diferenciaban demasiado de Buenos Aires, la ca-pital virreinal, de la cual muchos observadores deja-

    ron descripciones no tan apartadas de esta realidad.Este indmito litoral en ascenso que HalperinDonghi descubriera y describiera de manera precisa

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    El rea residencial presentaba centros de manza-na libres y un desarrollo edilicio perimetral sobre lalnea de construccin. La ciudad tena una tramaabierta, con una baja densidad en la relacin espa-cio-superficie, aireada por la presencia de jardines yespesos montes de naranjos y limoneros.

    El original del plano se encuentra en el BritishMuseum de Londres. Cervera lo public, perola calidad de la copia no permite apreciar mu-cho. Otra copia se encuentra en el Archivo de la

    Jefatura del Servicio Cartogrfico del Ejrcitoen Madrid. All se anota que el riacho de Colas-

    tin sigue en sus crecientes y bajas el mismo or-den que el Paran, sube y se mantiene crecidolos meses de octubre hasta marzo y baja desdeabril hasta septiembre: en su mayor crecientetiene en la boca de la entrada hasta 18 pies deagua y en las mayores bajadas apenas dos pies,en este tiempo hay algunos cortas subidas y ba-

    jadas de pocos das. La aguja sealada est co-rregida de variacin.

    Ramn Gutirrez, 1979

    En 1824, segn el plano elaborado por MarcosSastre, el tejido urbano alcanzaba unas 80 manzanas.En l se observan detalles de la traza conformadapor la implantacin de edificios pblicos y domsti-cos, donde todava predominaban los grandes espa-cios abiertos, patios, huertas y quintas.

    Los cuarteles en que se dividi la ciudad a princi-pios del siglo XIX no siguieron un patrn barrial,sino que seccionaron la ciudad de manerageomtri-

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    y contundente, inclua a la pequea ciudad de SantaFe. Aquella que la mirada interesada del historiadory del viajero pint tan pobre e inmvil, fue conoci-da en tiempos posteriores como cabeza de la msaguerrida de las provincias.

    Una mirada atenta revela secretos, vidas e histo-rias de hombres y mujeres que no refrendan justa-mente el perfil de una sociedad paralizada.

    El rgano de gobierno

    Los cuerpos capitulares fueron expresin privilegia-da de la ciudad y de su grupo de poder. La repbli-

    ca antigua era considerada una comunidad perfec-ta y, en este sentido, era diferente del simple agre-gado de familias o individuos.

    Como escribi Annick Lemprire, se trataba dela comunidad del pueblo, unida por vnculos mora-les, religiosos y jurdicos e, idealmente, autosuficien-te tanto desde el punto de vista espiritual como pol-tico y material. La corporacin ciudadana era la ex-presin ms cabal de esa repblica y de todos los

    cuerpos que la componan, y era la encargada de ad-ministrar el bien comn.Los capitulares eran frecuentemente llamadospa-

    dres de la patria a lo largo de toda su vida. En aqueluniverso de representaciones, el bien comn estabapor encima de todo, incluso en las negociacionesque frecuentemente se entablaban con autoridadesjerrquicamente ubicadas por encima del cabildo,desde gobernadores hasta el mismo rey.

    Los cabildos eran los encargados de ejecutar lasrdenes de virreyes y gobernadores, quienes a suvez, eran los receptores de Cdulas Reales, Reales

    Vista de la Iglesia de la MercedLitografa de Mousse (1858)

    en Monumenta Iconographicae, de Bonifacio del Carril

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    Pragmticas y leyes de amplitud general. Cuandostas no convenan a los intereses de la ciudad, seaplicaba la frmula se obedece pero no se cumple.

    Cualquier ttulo, para provocar realmente losefectos legales que de l se desprendan, deba ser le-gitimado previamente ante el cabildo: todo nombra-miento para ocupar autoridad eclesistica o civil, to-do cargo o facultad como una regidura perpetua,o ttulos de cirujano o de maestro deba ser exhibi-do por su titular ante el Cuerpo; slo despus de re-conocido y certificado como vlido se poda ejercerlibremente. La falta de observancia de esta normasignificaba una grave ofensa a las prerrogativas del

    gobierno de la ciudad y significaba estar fuera de laley.

    El cabildo santafesino fue instituido en 1573 ysuprimido en 1832, cuando la Junta de Representan-tes de la provincia llevaba diez aos funcionando.Durante este largo perodo de vigencia, la casa capi-tular, tan austera como la ciudad misma, fue el esce-nario donde algunos grupos de esta sociedad diri-mieron las tensiones generadas en torno al control

    del poder poltico.Este espacio institucional puede utilizarse comolaboratorio para comprender algo ms de la historiade estos hombres, de sus vnculos y de sus relaciones:intentaremos analizar las relaciones familiares queunan a los capitulares santafesinos entre 1776 y 1810.

    Si bien las fechas elegidas pertenecen a la clsicaperiodizacin de la historia institucional, nuestra in-tencin es hacerlas reingresar en una dinmica de

    lectura de una nueva historia poltica que se intere-sa por los vnculos y su significado. Los aos de ini-cio y fin elegidos, sealan con precisin los momen-

    Planta del Cabildo de Santa Fe en 1796en Cabildos y ayuntamientos en Amrica

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    poder y riqueza. Para el historiador britnico, elconcepto es de suma utilidad cuando se empleaen el anlisis de grupos sociales dominantes apartir de la interaccin de factores econmicos,

    polticos y culturales. El estudio de las elitessiempre est relacionado con la ciudad como es-pacio social. Para ampliar esta perspectiva, va-se su libro Venecia y Amsterdam. Estudios sobrelas elites del siglo XVII.

    Las ciudades fueron dispositivos de ejecucin dela poltica de la Corona pero tambin el resorte quecontrolaban las elites locales: el elemento a escala lo-

    cal de la formacin poltica que la Corona hispnicatrasladaba a sus dominios y el punto desde el cuallas polticas de la Corona podan ser resistidas.

    Sus historias plagadas de azares y zozobras mu-chas veces, tambin de aislamiento fueron generan-do un perfil social y poltico complejo que redefi-ni, en la prctica, la normativa espaola.

    La conocida frmula se acata pero no se cumple esuna buena sntesis para graficar la coexistencia defi-

    delidad y autonoma que caracteriz la relacin entrelas ciudades y las polticas metropolitanas. En el inte-rior de las ciudades americanas se conformaron gru-pos de poder que tuvieron su propia dinmica de de-sarrollo, de cambio y de permanencia o hasta de en-quistamiento en el poder local.

    En esta reflexin, nos interesa sobre todo la di-mensin poltica de estas lgicas, ya que lo que de-fina a la ciudad en estos trminos era el estableci-

    miento de la autoridad y la ejecucin de unos actossolemnes que constituan los fundamentos del or-den poltico. Esta dimensin otorgaba a la ciudad el

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    tos crticos en los cuales se produjeron modificacio-nes en las estrategias que los actores adoptaron fren-te a coyunturas de cambio poltico.

    Durante los ltimos aos del periodo colonial,los cargos del cabildo santafesino fueron ocupadosrotativamente por hombres que pertenecan a unpequeo conjunto de familias emparentadas entres. Constituy este ncleo de familias un grupoque se reconoca y era reconocido como tal por de-terminados vnculos de pertenencia? Signific esteemparentamiento una estrategia colectiva o fue, encambio, el resultado lgico de prcticas matrimo-niales establecidas dentro de un mercado matrimo-

    nial restringido, de una poblacin pequea y de unasociedad tradicional?

    Las elites urbanas

    La configuracin de elites organizadas en torno aredes de vnculos primarios, constituy un fenme-no frecuente en las ciudades coloniales.

    Las conexiones creadas por matrimonio, filiacin

    y parentescos colaterales tejieron densas tramas derelaciones que frecuentemente permitieron el con-trol de la ciudad por un reducido nmero de fami-lias. Los miembros de estas elites se encontrabanvinculados entre s por orgenes e intereses econ-micos compartidos. La composicin del grupo cam-biaba a lo largo del tiempo a causa del reclutamien-to de nuevos miembros y la exclusin u oclusin deotros.

    Peter Burke define las elites como grupos social-mente encumbrados segn tres criterios: rango,

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    Aunque en sociedades ms extensas los gruposcon ms poder, ms riqueza y mayor rango general-mente se superponen pero rara vez coinciden, en es-ta pequea ciudad, los ms ricos y los ms prestigio-sos conformaron un grupo reducido entre quienesse establecieron lazos de solidaridad, conducta pre-visible en una ciudad con un mercado matrimonialrestringido y con recursos escasos, constituyendolas principales familias el universo lgico para cons-truir las mejores asociaciones y parentescos.

    En la sociedad santafesina haba diferencias re-conocidas dentro de la poblacin: los vecinos

    privilegiados, como los miembros del cabildo,se diferenciaban de los dems no slo en cuan-to a las exenciones y privilegios.Tambin lo hacan notar con la vestimenta, lle-vando espadas al cinto (incluso en lugares pro-hibidos) y con otra serie de prerrogativas sedice que se les venda la mejor carne, por ejem-plo.Otros privilegiados eran los sndicos de los

    conventos, los Oficiales Reales, los de la SantaBula, los de la Santa Cruzada y Santo Oficio ylos mayordomos de las cofradas del Santo Sa-cramento entre otros.

    La concentracin de rango, poder y riqueza per-mitira hablar (lo mismo que para el caso de BuenosAires) de una elite polivalente y unificada que apo-yaba su dominio en la posesin de la tierra, la prc-

    tica del comercio y el control de la administracin.Desde 1660, el nuevo sitio expresaba no slo unareubicacin espacial de la ciudad, sino la consolida-

    24 NUEVA HISTORIA DE SANTA FE

    carcter de una corporacin, y a sus hombres la ca-lidad de vecino, habilitante para participar en ellacomo cuerpo poltico.

    En reas perifricas, el grado de autonoma de lospatriciados urbanos que controlaban la corporacinmunicipal fue mucho mayor: segn la opinin deJohn Elliott, las oligarquas locales se consolidaroncon mayor facilidad en las provincias americanasque en otros reinos porque la relacin entre riquezadisponible y posibilidades de reproduccin favore-ca a los recin llegados. Pertenecer a este mundo ge-neraba una identidad entendida como patria, y aquienes la integraban, fuesen espaoles o america-

    nos, se les reconoca la calidad depatricios.Las tendencias autonmicas se fortalecieron conla venta de oficios, que dejaron un margen todavamayor de control a las elites locales. Sin embargo,las ciudades no eran un todo cerrado. En tal caso,como lo ha dicho Richard Morse, eran puntos detensin entre las ambiciones locales y el proyecto im-perial. Debe agregarse, entre unapluralidad de am-biciones locales y los proyectos que, all, se definan

    en relacin con la organizacin poltica ms ampliarepresentada por la Monarqua.Santa Fe, nica ciudad en un extenso e inestable

    territorio, se configur como un universo social,poltico y econmico particular. Coadyuvaron aello las especificidades del terreno en el cual se in-sert, su propia historia como centro urbano, los re-cursos a los que tuvo acceso, su ubicacin y su fun-cin en el contexto de una economa inter-regional,

    la articulacin de sus instancias de poder con otrasinstancias de la Monarqua, las caractersticas de supoblacin y la particularidad de sus actores sociales.

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    2726 Adis a la monarquaNUEVA HISTORIA DE SANTA FE

    cin de un proceso econmico-social por el que al-gunos sujetos de familias notables comenzaron acomprometerse sin intermediarios en los circuitosmercantiles, abriendo las puertas hacia nuevas posi-

    bilidades econmicas a travs de la estrategia de ladiversificacin de actividades y generando la trans-formacin del grupo.

    Muchas familias descendientes de benemritos,pero empobrecidas, encontraron una salida para susituacin a travs de un patrn transaccional pau-tando alianzas con sujetos forneos (especialmentecomerciantes), quienes, en muchos casos, estabanya integrados en los circuitos comerciales de la yer-

    ba y el ganado que llegaban hasta Potos. Las alian-zas matrimoniales de este estilo mejoraban la situa-cin de los pobres prestigiosos como de los mer-caderes sin prestigio.

    Como consecuencia de las ventajas econmicasderivadas del proceso mencionado, a lo largo de lamayor parte del siglo XVIII un grupo reducido defamilias santafesinas se enriqueci notablemente ycontrol los resortes de esta economa.

    La capacidad de movilizar grandes cantidades deyerba y ganado, y las importantes empresas de fle-tera en espacios tan dilatados como el circuito pa-raguayo-potosino (tema explicado en el tomo ante-rior), revela su capacidad de operacin mercantil. Laprctica ms comn se basaba en la simultaneidadde frentes diversificados de accin econmica y enla urdimbre de una densa red de agentes indepen-dientes o subordinados dispersos en ese extenso

    mbito regional.Hacia finales del siglo XVIII, la elite de Santa Fedebi enfrentarse a una realidad que le acarre se-

    Acuarela de Florin Paucke (1752)en Monumenta Iconographicae

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    ciones, carruajes y mansajes del pas; falta de es-te modo el expendio ventajoso y estimulante,con que necesariamente deben verse arruinadoslos principales ramos, influyendo igualmente

    no poco a esta decadencia .Informe del Procurador Larramendi,

    en Manuel Cervera, Historia de la Ciudady Provincia de Santa Fe, Tomo III.

    Frente a esta nueva situacin, en la que grandescantidades de yerba dejaron de pasar y de pagar de-rechos en la ciudad, los santafesinos perdieron losrecursos que provenan de esas entradas. Sin embar-

    go, ms perjuicios acarre la prdida de actividadesderivadas del funcionamiento del privilegio depuer-to preciso, como las empresas de fletera, las tiendasde abastecimiento o el alquiler de viviendas y dep-sitos, entre otras.

    Las consecuencias del deterioro de la posicin deSanta Fe como punto obligado del trfico comercialentre regiones lejanas no slo se evidenciaron en lacrisis de ciertos sectores econmicos, sino tambin

    en el progresivo desplazamiento de otros sectoreshacia la produccin de cueros y de mulas, procesoen el que reaparecieron muchas de las viejas familiasde comerciantes.

    Melchor de Echage y Anda ocup el cargo deteniente de gobernador entre 1776 y 1786, cuando yarega la Real Ordenanza de Intendentes, por lo quefue designado sub-delegado de guerra y hacienda.

    El ltimo teniente de gobernador fue PrudencioMara de Gastaaduy, quien gobern durante die-ciocho aos. Aunque no era originario de la ciudad,

    28 NUEVA HISTORIA DE SANTA FE

    rios problemas: los circuitos comerciales dejaron defuncionar aceitadamente y la pobreza comenz a serun fantasma acechante para los otrora prsperos co-merciantes.

    Segn un informe del procurador Larramendi

    Situada tres grados de distancia de esa capitalhacia el Nordeste, queda en un rincn que pue-de considerarse como la boca y garganta princi-pal del Chaco: entre ella y Santiago de Estero,ciudad que indispensablemente debe servir deescala para el trnsito a la provincia del Tucu-

    mn y reino del Per, media un desierto deochenta leguas, rido y expuesto a las invasio-nes de los infieles; otro semejante, de cincuentaleguas de extensin, tiene las primeras pobla-ciones de la jurisdiccin de Crdoba, por don-de debe hacerse el trnsito ms inmediato a laprovincia de Cuyo y Reino de Chile. Dos obs-tculos poderosos que hacen muy difcil el pa-so de los viajeros del Per y de las dems ciuda-

    des vecinas por esta a la Capital. El aliciente delos efectos del Paraguay haca vencer en otrotiempo estas dificultades, aunque lo general eraconducirse por rodeos dilatados de muchas le-guas. Falt aquel atractivo, y subsisten los em-barazos, no hay viajero por lo mismo, o nego-ciante, que quiera avanzarse a vencer esos obs-tculos ni quien conduzca las producciones yafectos apreciables del Per, Chile y dems ciu-

    dades y provincias; slo los ciudadanos somoslos que en esta situacin, debemos pagar los ar-tistas, consumir los frutos, ocupar las habita-

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    31Adis a la monarqua

    ms lucida del vecindario Ellos conformaban laelite.

    Reproduciendo en parte la sociedad que le habadado origen, y tambin creando un nuevo y com-

    plejo entramado de relaciones, este mundo se con-ceba como un agregado de grupos con prerrogati-vas diferenciadas y jerarquizadas.

    Las diferencias de posiciones y atribuciones eraninherentes a las relaciones sociales de la poca. Estadesigualdad constitua la esencia del grupo. Unamisma persona poda, adems, pertenecer a variosde estos grupos.

    Estos vnculos que vertebraban la sociedad com-

    portaban el ejercicio de una autoridad que era pro-pia de cada relacin, de la organizacin jerrquicade cada grupo y que era ejercida segn reglas inter-nas que la legitimaban.

    Los modos de transmisin del patrimonio deter-minaban en gran medida la forma de constitucin delas parentelas. En sociedades con heredero nico laparentela se centraba en la casa, mientras que en lasde herencia igualitaria se centraban en el individuo.

    En la primera, haba una divisin jerrquica den-tro del grupo de hermanos mientras que en la se-gunda era considerado como un conjunto de ele-mentos idnticos. En este ltimo caso como el dela sociedad que nos ocupa el papel de las redes deparentesco era esencial.

    Las alianzas matrimoniales se hacan con el obje-tivo de evitar la dispersin del patrimonio. El matri-monio, la asignacin de la dote y las mejoras en los

    testamentos, tendan a consolidar el patrimonio fa-miliar y, en lo posible, ampliarlo, generando alianzaspolticas en espacios de poder restringidos.

    30 NUEVA HISTORIA DE SANTA FE

    parece haber tenido vnculos importantes con la eli-te, ya que no tuvo mayores conflictos con los miem-bros de la misma. Se destac por su actividad en lafrontera y por las medidas en relacin al poblamien-

    to y ordenamiento de la campaa.El 5 de junio de 1810 orden hacer un disparo de

    can, para anunciar al pueblo las noticias de Bue-nos Aires. La relacin con esa ciudad no parece ha-ber sido conflictiva en el largo plazo. Hasta 1810,Santa Fe se gobern a s misma sin demasiadas inter-venciones desde la Capital, con cuya elite los vncu-los familiares y comerciales eran muy fuertes.

    El maestre de campo Antonio de Vera Mujica,descendiente del hroe de la Colonia, murien 1771 despus de haber gobernado Santa Fe 24aos, situacin que le gener reiterados conflic-tos con los capitulares. Entre sus empresas fun-damentales, se cuenta el sometimiento de loscharras de Entre Ros y la organizacin de lasfuerzas que participaron de la guerra guarantica.Su hija Rafaela Francisca, se cas el 1 de marzo

    de 1783 con el virrey Joaqun del Pino, por loque se le dio el ttulo de la Virreina criolla .

    La poltica capitular

    Entre 1776 y 1810, el cabildo de Santa Fe estuvocontrolado por un grupo reducido de familias, a suvez densa e intrincadamente emparentadas entre s.

    Larramendi, uno de sus destacados integrantes,

    identificaba que, entre unas cinco mil personas quehabitaban la ciudad, poda contarse hasta setenta su-jetos nobles y distinguidos que forman la proporcin

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    33Adis a la monarqua

    En el caso de los Lacoizqueta, la explicacin desu retirada del cabildo se debe a la existencia deun slo hijo varn y cuatro mujeres, todas descen-dientes del maestre de campo Juan de Lacoizqueta.

    Ese nico vstago Juan Jos, fallecido en 1766 tu-vo nueve hijos: un varn (emparentado con los Ve-ra Mujica), otro varn que se radic en Paraguay yun tercero, que fue ordenado sacerdote. El resto desu prole fueron hijas mujeres de las cuales tres mu-rieron solteras y una fue monja. Las otras dos hijasse vincularon con los Fernndez Thern y con JuanDuarte Neves, portugus, que tuvo protagonismopoltico en la dcada de 1810.

    Mara Ignacia de Lacoizqueta se cas con ManuelFernndez Thern, y fueron suegros de MartnFrancisco de Larrechea y abuelos de Pedro Tomsde Larrechea, activos capitulares durante el perodoanalizado. Otra nieta de Juan Jos se cas con FlixAldao, tambin miembro del cabildo.

    Tres casos muestran otra tendencia, endogmicay exitosa: se trata de los Echage, de Gabriel de Las-saga y de Manuel Ignacio Diez de Andino.

    Francisco Xavier de Echage y Anda, hijo delnavarro Francisco Pascual de Echage y Anda, fueel nico varn de la familia que dej descendencia.Tuvo trece hijos, de los cuales seis fueron varones.Todas las mujeres se casaron con hijos de familiasimportantes, cinco de los cuales fueron tambin ca-pitulares. Narciso Javier tuvo a su vez siete hijos, delos cuales cinco varones dejaron descendencia. Algosimilar sucedi con Melchor, casado con Isabel Ma-

    ciel. A esto se agregaron tambin parentescos porlas dos vas, al concretarse varios casamientos conprimas y sobrinas. Esta situacin en particular, ge-

    32 NUEVA HISTORIA DE SANTA FE

    La estrategia era hacer un buen matrimonioque permitiera maximizar los beneficios materialesy simblicos para la familia, validando para ello lasmanipulaciones necesarias tendientes a cumplir con

    este objetivo.Esta estrategia matrimonial debe comprenderse

    como una instancia ms en el marco de una serie deintercambios materiales y simblicos, que no tienepor principio la razn calculadora, sino una suertede instinto social de conservacin que transformabaen un deber ser o deber hacer algunas exigenciaseconmicas que no podan ser pensadas separada-mente de las sociales.

    Una intrincada red de relaciones

    Si bien no se han reconstruido todava la totalidadde los parentescos entre los capitulares que ocupancargos entre 1776 y 1810, s se logr tener datoscompletos sobre un porcentaje importante de losprincipales, especialmente los de origen vasco-nava-rro. Esta prospeccin permite proponer algunas in-

    terpretaciones.La conducta de la elite, que tenda a ampliar subase a partir de alianzas matrimoniales (casando asus hijas con individuos extraos), fue practicadadurante todo el perodo y no se limit slo al grupode vasco-navarros. Tambin algunos catalanes conun perfil similar (comerciantes/estancieros) se in-corporaron a la elite por la misma va. Por otra par-te, si bien algunos apellidos centrales de la primera

    mitad del siglo XVIII como el de Lacoizqueta de-saparecieron del mbito del cabildo, esto no signifi-ca que se hayan desvinculado de la elite.

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    35Adis a la monarqua34 NUEVA HISTORIA DE SANTA FE

    ner una densa red de parentesco en torno a la fami-lia. Ms all de la presencia en el cabildo de cuatromiembros de esta familia, su importancia se vinculatambin con la ocupacin de instancias superiores

    de poder, como ya se ha visto, y a su permanenciadurante gran parte del siglo XIX.

    El caso de Gabriel de Lassaga tambin es especial,y se relaciona con el caso anterior. De origen nava-rro, Lassaga se cas en primeras nupcias con Fran-cisca de Ziburu, hija del maestre de campo Francis-co de Ziburu y de Francisca de Echage y Anda,hermana de Francisco Xavier. Al enviudar, se cascon la sobrina carnal de su mujer Xaviera de Echa-

    ge y Anda, siendo cuado y yerno de FranciscoXavier de Echage y Anda. Su hija, Mara Francis-ca de Lassaga se cas con su primo hermano Jos Ig-nacio de Echage y Anda. Sus otros hijos lo vincu-laron a otros sujetos (tambin capitulares), especial-mente de origen vasco-navarro. Como en el casoanterior, tambin esta familia pas a la primera mi-tad del siglo XIX con riqueza y prestigio notable.

    Manuel Ignacio Diez era hijo nico de Bartolom

    Diez de Andino y de Juana Maciel. Su casamientocon Josepha Fernndez Thern lo vincul con otrasfamilias principales y sus once hijos hicieron otrotanto. En el caso que nos ocupa, Manuel Ignacio erapadre de otro capitular, to de los Larrechea y con-suegro de Agustn de Iriondo.

    Nuestro estudio, que incluy el anlisis de los pa-rentescos de cuarenta y ocho miembros de la elite(de los cuales veintids eran de origen vasco-nava-

    rro), demuestra que los Echage, Lassaga y Diez deAndino presentan una mayor densidad de vincula-cin que el resto, lo cual permite sealar que estas

    Pascual Echage y AndaUno de los notables descendientes

    de estas primeras alianzas matrimoniales

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    37Adis a la monarqua

    dado que no podan concurrir en el mismo acto per-sonas emparentadas entre s. El Virrey confirm co-mo alcaldes ese ao a Juan Antonio de Elguera y Jo-s de Aguirre.

    Sin embargo, en 1777 Juan Francisco de Larre-chea, Manuel Ignacio Diez de Andino y Juan de Ba-salda, que estaban emparentados, ocuparon el ca-bildo y nadie present queja alguna; lo mismo suce-di en 1778 (con Gabriel de Lassaga y Manuel deToro Villalobos).

    En 1785 ocupaban sillas en el cabildo Gabriel deLassaga y Salvador Ignacio de Amenbar, que eranconsuegros; en 1787 Jos Teodoro de Larramendi y

    Manuel de Aguirre, to y sobrino; en 1788 los pri-mos Troncoso; en 1791, a los primos Troncoso seagregaron Echage y Toro Villalobos, tambin pa-rientes; en 1792 to y sobrino Echage, en 1793 losconsuegros Agustn de Iriondo y Francisco Anto-nio Candioti. En 1795 este ltimo con su suegro Jo-s Teodoro de Larramendi, en 1802 los primosEchage-Martnez de Rozas, en 1802 Juan Francis-co de Larrechea y Manuel Ignacio Diez de Andino,

    to y sobrino, en 1804 Francisco Antonio Candiotiy su consuegro Ignacio Pantalen Crespo.La lista podra continuar. Lo que interesa es que, si

    lo normal era no presentar ninguna queja, los recla-mos del regidor Aldao no tenan que ver tanto con uncelo por el cumplimiento de la ley, sino con la ocasinque la ley le brindaba para poner palos en la rueda aalgunos vecinos con los que tena conflicto.

    La ley V del ttulo X, libro 4 de las Recopila-das, prohiba votar en el Cabildo, los padrespor los hijos o viceversa para cabildante, los

    36 NUEVA HISTORIA DE SANTA FE

    familias eran las que tenan el mayor grado de cen-tralidad en las redes sociales de la elite.

    De los que no presentan vinculaciones, el caso deJuan Francisco Roldn, to de Estanislao Lpez, es

    destacable. Fue hijo de un extremeo recientementellegado que no logr insertarse haciendo matrimo-nio con alguna mujer de las familias principales. Suhermano Juan Manuel (padre del caudillo), era mili-tar. La emergencia de este personaje surgido del se-no de una familia secundaria, perfila el mbito de loscambios que trajo la Revolucin.

    El otro caso de vinculacin cuasi nula es el deSinforoso Gonzlez Bayo, otro migrante tardo que

    se cas en 1795 con la hija el vizcano Jos de Arrio-la. Si bien en ese momento no contaba con muchasrelaciones, la familia fue muy importante en la tra-ma de poder que se consolid en la segunda dcadadel siglo XIX. Casos similares fueron los de los ca-talanes, Mariano Comas y Jos Clusellas, el del ma-hons Jos Segu, cuyo hijo tuvo un papel destacadodesde 1812, y cuyos nombres constituyen pilares dela elite econmica y poltica de la segunda mitad del

    siglo XIX.Las mencionadas, as como las de los Aldao y losTarragona, fueron familias que en el momento revo-lucionario estaban en pleno proceso de construc-cin y ampliacin de su red de relaciones.

    Parentesco, ley y poltica

    En 1780, el regidor Juan Francisco Roldn denunciparentesco entre Vicente Here y Martn de Ezpe-leta, por lo cual pidi la anulacin de una eleccin,

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    Captulo 2

    La revolucin anunciada

    A comienzos del siglo XIX, la pequea ciudad ribe-rea de Santa Fe se extenda hacia una extensa cam-paa de lmites difusos que se expanda hacia el nor-

    te, el sur y el oeste entrerriano, con una poblacinque sumaba unas cinco mil almas. Flix de Azaraanot que en la ciudad haba unos 4.500 habitantesy en el pago de Coronda, otros 2.000. Pedro Tuellaevalu que, hacia 1801, la villa de Rosario contaracon unos seis millares de habitantes, entre los cualesunos 265 eran esclavos pardos y morenos.

    La defensa de la frontera gener el aglutinamien-

    to de poblacin en torno a los fuertes y reducciones,como en el caso de Cayast, San Javier, San Pedro oSunchales. En este perodo creci notablemente lapoblacin rural, que alcanz a unas 8.700 personasaproximadamente. Haba un pequeo nmero defranceses, ingleses e italianos. La guerra que seanunciaba de diferentes maneras, no dejara a uncostado a la regin: antes bien, la azotara de mane-ra cruel e irreversible.

    Ante la invasin de unos dos mil ingleses en 1806,el virrey Sobremonte se retir de la ciudad de Bue-nos Aires hacia la jurisdiccin de Crdoba, donde

    40 NUEVA HISTORIA DE SANTA FE

    Para saber ms

    CALVO, Luis Mara et al. Los espaoles europeos enSanta Fe entre 1810 y 1823, Revista de la Junta de Es-

    tudios Histricos de Santa Fe, LVII, Santa Fe, 1991.DESTFANI, Laurio Un ingeniero portuario en el proce-so de mayo, Buenos Aires, 1970.GUERRA, Francois-Xavier y LEMPRIRE, Annick et al.Los espacios pblicos en Iberoamrica, FCE, Mxico,1998.GUIMER, Agustn editor El reformismo borbnico,Alianza Universidad/Fundacin MAPFRE Amrica, Ma-drid, 1996

    GUTIRREZ, Ramn El plano de Santa Fe de 1811,Res Gestae, Nm. 5, Rosario, 1979.HALPERIN DONGHI, Tulio Reforma y disolucin de losImperios Ibricos 1750-1850, Alianza Amrica, Madrid,1985.MOUTOUKIAS, Zacaras Gobierno y sociedad en el Tu-cumn y el Ro de la Plata,1550-1800, en TANDETER,Enrique director La sociedad Colonial. Nueva Histo-ria Argentina, t. II, Sudamericana, Buenos Aires, 2000.

    PARISH ROBERTSON, John y William Cartas del Para-guay, Emec, Buenos Aires, 1958.VVAA Cabildos y Ayuntamientos en Amrica, Tilde,M-xico, 1990.

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    43Adis a la monarqua42 NUEVA HISTORIA DE SANTA FE

    lleg con algunos milicianos que lo acompaaron.Se plante reorganizar fuerzas en el pueblo de CruzAlta, desde donde escribi al teniente Gastaaduypidindole cuatro mil caballos, armas e informacin

    para conectar con Montevideo, dado el bloqueo quesufra temporalmente Buenos Aires. El alcalde deRosario, Juan Zavala, informaba a Gastaaduy quepor el pago todo estaba tranquilo.

    Pedro Tuella, natural de Huesca, lleg al Ro dela Plata en 1759. Fue maestro de la primera es-cuela de la Capilla del Rosario.En 1777 fue el encargado de recoger los cargos

    que los vecinos del pago tuvieran para hacer alex gobernador Pedro de Cevallos. Se cas en laCapilla en 1778, con Incolaza Costey. En 1785era receptor de alcabalas de la Capilla del Rosa-rio y venda tabaco. En 1793 contribuy en unacolecta para sostener la guerra contra Francia.A comienzos del siglo, era, junto con el tenien-te Gastaaduy, una de las dos personas en terri-torio santafesino que reciban el ejemplar de El

    Telgrafo MercantilEn 1802 public all, entres entregas, una Relacin histrica del Pue-blo y Jurisdiccin del Rosario de los Arro-yos, de la que se extraen los datos poblacio-nales referidos ms arriba.

    Mientras el Teniente responda a las exigenciasdel Virrey y continuaba agotando las magras reser-vas de hombres, armas y caballos de la ciudad, lasfuerzas de Liniers recuperaban Buenos Aires.

    Ni en la primera ni en la segunda de las llamadasinvasiones inglesas toc al territorio santafesino en-

    Soldados CriollosAcuarela de Florin Paucke (1740)

    en Monumenta Iconographicae, de Bonifacio del Carril

    45Adi l 44

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    El origen francs del virrey Liniers generaba re-celos entre quienes lo rodeaban, agregndose a estasituacin el acercamiento de algunos personajes a lainfanta Carlota Joaquina como posible solucin a la

    cuestin de la legitimidad en momentos en que co-menzaba a mencionarse con ms frecuencia al par-tido de la independencia.

    Esta situacin se complic todava ms con la di-sidencia de Montevideo y la formacin de una Jun-ta presidida por Elo, iniciativa apoyada por el mis-mo Cabildo de Buenos Aires y particularmente porel capitular Martn de lzaga.

    El 1 de enero de 1809, el ejrcito criollo, surgido

    de las invasiones inglesas como un nuevo y podero-so actor poltico, salv al Virrey de la cada e intro-dujo definitivamente este nuevo elemento en el jue-go interno de poder. Sin embargo, en este contextode legitimidades dudosas, todava aparece difusa laconfiguracin definitiva de una nueva forma de po-der: tanto Mariano Moreno como Hiplito Vieytesapoyaban al Cabildo.

    Tambin en enero de 1809, esta Junta emiti el

    decreto que llamaba a los americanos a elegir sus re-presentantes. El manejo de la informacin en unaciudad interior como Santa Fe, resultaba contami-nado por la ciudad principal, especialmente por losconflictos que se suscitaban en su propia estructurade poder.

    En marzo de 1809, corran en Buenos Aires ru-mores inquietantes: en Santa Fe pareca estar tra-mndose una conspiracin. El virrey Liniers envitropas en el barco Aranzaz, al mando del co-mandante Pedro Hurtado de Corcuera.

    44 NUEVA HISTORIA DE SANTA FE

    trar en armas sobre el ro. Pero s proveer de frutosde la campaa: reses, caballos, animales en general.La provisin iba ms all de la voluntad: la mayorparte de las veces, incluso si en ocasiones hubo do-

    naciones voluntarias, las autoridades santafesinassacaban los frutos por la fuerza.

    Aos difciles

    La crisis metropolitana desencadenada desde mayode 1808 con los sucesos de Bayona, gener un climapolticamente enrarecido en Amrica.

    La formacin de Juntas insurreccionales que ju-

    raron lealtad a Fernando VII, el rey cautivo, se di-fundieron por Espaa. Aunque con retraso, lasmuestras de adhesin tambin se expresaron en ciu-dades americanas. Sin embargo, ms all de la fideli-dad, el problema que inmediatamente se presentfue el de la legitimidad de la solucin emergente. LasJuntas peninsulares esgriman argumentos pactistas:los vnculos que unan al rey y a su reino no podanromperse de manera unilateral.

    Esta forma de representacin surgida del contex-to excepcional en que se encontraba la Monarqua,no confera una legitimidad indiscutible a las nuevasautoridades constituidas en Aranjuez el 25 de se-tiembre de 1808, en la Suprema Junta Gubernativadel Reino.

    La renovada emergencia del Ro de la Plata en laetapa borbnica fue abruptamente interrumpida porestos acontecimientos. El conflicto creciente de losdiferentes grupos de poder, anticipaba el quiebre dela legitimidad de todo un sistema que se derrumbabafrente a la ausencia de una autoridad reconocida.

    47Adis a la monarq a46 N H T S T F

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    DocumentoLa jura de Fernando VII se hizo en Santa Fe, el29 de agosto de 1809Al punto de las 12 a. m., nos presentamos to-

    dos los individuos de este Cabildo en esta SalaCapitular, donde asisti lo mas lucido de todosu honrado vecindario, con los alcaldes de lahermandad de esta jurisdiccin acompaado detropas de caballera; y al tiro de un caonazorompi la msica con repique general de todaslas campanas y entregando el real estandarte alalcalde regidor Juan Colobran y Andreu, nosdirigimos a su casa donde qued enarbolado; en

    el mismo da a las 4 p. m. pasamos a la casa delalfrez real con el sobre dicho acompaamien-to, msica, tropas y todos cuantos da de s estaciudad, con la mayor grandeza y apeando el es-tandarte se le entreg al referido alfrez real quese present ricamente vestido y con todo acom-paamiento pasamos a la Plaza Mayor con loscuatro Reyes de Armas, subimos al tablado quese hallaba dispuesto y se hizo la primera procla-

    ma; de all se repiti en la plazuela del Conven-to de Santo Domingo y continuando el paseode pblico tercer vez en la plazuela de SanFrancisco. Conducan las borlas del real estan-darte el teniente de gobernador y el alcalde pri-mero. El alfrez real hizo que en los tres referi-dos destinos se arrojase bastante dinero y con-cluido esto qued el estandarte real enarboladoen la casa del alfrez, donde esa noche presentun sarao con gran refresco, y en el da siguientede maana se celebr en la Iglesia Matriz unamisa solemne con Tedeum y presencia del San-

    46 NUEVA HISTORIA DE SANTA FE

    Frente a la novedad, el Cabildo y el Teniente deGobernador se reunieron y hablaron con Corcuera,quien declar que estaba all para proteger a Parande una posible invasin desde Montevideo. Sin em-

    bargo, el Procurador de la ciudad insisti en los ru-mores y en que ello implicara daar el honor ybuen nombre de los vecinos y de la ciudad. SegnCervera algo hubo en Santa Fe, ya que se repar-tieron carteles subversivos, y desde Buenos Aires,efectivamente, enviaron las tropas.

    Eran tiempos difciles para Liniers. No haba pa-sado demasiado desde el motn de lzaga. En Santa

    Fe no se desconoca su enfrentamiento con el Cabil-do ni el contexto general de ilegitimidad y sospechaque manchaba su gobierno. Se reconoca cierto ma-lestar, manifestado en la renuencia de los vecinos aaceptar los cargos capitulares. Se producan tambinotras situaciones expresivas, como emporcar lascasas de los ex cabildantes con inmundicias. El Vi-rrey determin entonces que, en adelante, no acep-tara las excusaciones de los elegidos. Algunos sa-

    cerdotes de la ciudad de Santa Fe no haban queridoasistir a la jura de la Junta Central de Sevilla.Con las tropas enviadas desde Buenos Aires ejer-

    ciendo presin, el Procurador de la ciudad solicitun informe para investigar lo sucedido. Se castig aJos Toribio Villalba, acusado de difundir noticiasalarmistas. Sin embargo, el incidente probable-mente vinculado con Elo y con el apoyo de algunossantafesinos anticipaba lo que la ciudad vivira po-co despus. El clima de inquietud se revelaba tam-bin en algunos incidentes ocurridos en Rosario conel Alcalde de la hermandad.

    49Adis a la monarqua48 NUEVA HISTORIA DE SANTA FE

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    49Adis a la monarqua

    La situacin en la villa del Rosario

    En materia econmica la ms importante in-novacin de Cisneros durante su breve perodo

    virreinal fue el conocido decreto de seis de no-viembre de 1809, dando algunas facilidades pa-ra el comercio exterior. En los Arroyos, comoen todo el territorio que produca frutos expor-tables, esa medida tuvo por efecto mejorar lascotizaciones y los estancieros estuvieron de pa-rabienes. Bien pronto, sin embargo, sucesos po-lticos inesperados iban a desviar hacia otrosrumbos su atencin y sus actividades.

    Juan lvarez, Historia de Rosario

    La lentitud y parcialidad de la informacin gene-raron un clima de incertidumbre creciente. As, re-cin poco despus, en septiembre de 1809, comen-zaron a llegar a la ciudad las noticias de los sucesosde Bayona.

    La Junta de Sevilla oblig a Santa Fe con la sumade 4.000 pesos en contribuciones. Una segunda

    obligacin se aplic sobre los frutos y posesiones.El clima no se haba aquietado. Segn un informedel teniente de gobernador Prudencio Mara deGastaaduy, en noviembre de 1809 llegaron con elcorreo infernales papeles subversivos que entreotras cosas expresaban:

    Que no teniendo el Rey Fernando VII, suce-sor, la misma Espaa da norma de que nadiepuede ser Rey sin antes haber jurado de Prnci-pe de Asturias; y que en su defecto a los Pue-blos les toca elegir, nombrar y poner quien los

    48 NUEVA HISTORIA DE SANTA FE

    tsimo Sacramento, con asistencia del clero, co-modidades y vecinos de obsequio de su Majes-tad; en la tarde y siguiente da se verific la fun-cin de nuestro San Jernimo [patrono de la

    ciudad] en la forma acostumbrada, pasendosea caballo en que bastante nmero de vecinosacompaaron a este Cabildo, todo a costa delalfrez real. Tres noches de fiestas con fuegosartificiales y abundancia de cuanto produce latierra para obsequiar al pueblo todo, siendo loms hermoso de la fiesta el riqusimo vestidobordado que coste para este fin el alfrez real.Seis das ms de fiesta y el uso de juegos lcitos

    en la casa del alfrez real, quien obsequiaba atodo el pueblo solemnizando la proclamacindel Rey Fernando VII

    Actas del Cabildo de la Ciudad de Santa Fe

    La invasin de la Pennsula llev a los gobiernosamericanos al reconocimiento no sin reservas dela Junta Central. Jos Manuel de Goyeneche, dele-gado de la Junta en el Ro de la Plata, estaba en Bue-

    nos Aires desde septiembre de 1808. Bajo su influjo,en agosto de 1809, lleg a Buenos Aires el nuevo vi-rrey Baltasar Hidalgo de Cisneros, con una legitimi-dad apenas menos dudosa que la del sospechado Li-niers. Con l arrib tambin Vicente Nieto, respon-sable de la represin de los alzamientos juntistas deLa Paz y Chuquisaca.

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    51Adis a la monarqua

    cree positivamente y con prueba nada equvocaque su intencin no es otra cosa que es aquietary serenar los nimos que dislocados y fuera desu juicio por un puro patriotismo se prepara a

    un caos de conjuncin [...]

    El Cabildo no poda ser ms explcito: con unlenguaje que expresa tanto el enojo de los miembrosdel cuerpo como ciertos juegos de artificio, conti-nuaba:

    [este asunto] debe ser de la mayor atencin enlos superiores porque las circunstancias crticas

    del Da no permiten semejantes escabrosidadesni embolismos: sino antes bien, procurar por to-dos los medios la quietud y tranquilidad de losPueblos que reuniendo los nimos de los indivi-duos que le componen a un solo fin, a un soloobjeto y con una misma causa sean capaces dehacerse respetables en las dems naciones ensostn de los derechos de su legitimo soberano.

    Acta del Cabildo del 4 de diciembre de 1809

    Candioti, alcalde de primer voto y uno de losacusados en los sucesos de marzo expresaba:

    vindicando de su honor tan gravemente ofen-dido, pero venerando con la mayor sumisin yrespeto las superiores resoluciones de Exma [ha-blar] en esta ocasin en mi favor que mi hom-bra de bien, buen nombre y buena reputacinpresupuestos necesarios que manifiesta la fide-lidad de los buenos vasallos son unos argumen-tos poderosos e irrevocables que desbaratan y

    50 NUEVA HISTORIA DE SANTA FE

    gobierne porque los Pueblos hacen al Rey no elRey a los Pueblos [...]Que siendo los jefes unos despticos se debeformar aqu una Junta Soberana Gubernativa

    con las formalidades de Cortes, por medio delas diputaciones de cada provincia en los trmi-nos que prescribe con la advertencia de que losmilitares que deben concurrir a ella sean Patri-cios [...]Que el Rey Don Fernando no existe y tanto V.E. como la Junta que cuatro meses es de laFrancia y otros cuatro de la Inglaterra, nos en-gaan y quieren entregarnos contra nuestra vo-

    luntad; que en esta inteligencia abramos losojos en vista del golpe que nos amenaza y queantes que nos hagan esclavos de los herejes in-gleses, franceses o del insufrible portugus, tra-temos de evitarlo armndonos todos cuanto an-tes para una independencia bajo la proteccinque se mire ms conveniente a la felicidad gene-ral de esta Amrica .

    Archivo General de la Nacin

    Divisin Colonia, Secc. Gobierno de Santa FeA fines de 1809, y en respuesta a los incidentes

    suscitados, el Cabildo envi un oficio al Virrey don-de expresaba la posicin de la ciudad frente a losacontecimientos:

    [...] del asunto de la recelada conmocin conque infundadamente y sin mrito alguno ha si-do sindicada esta muy fiel y leal ciudad de San-ta Fe hacindole en esto la mayor injusticia in-firindole con agravio de tan gran tamao [...]

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    53Adis a la monarqua

    el orden econmico y no en el civil ni religiosoo al contrario [...]Que para elegir a pluralidad de votos entre losdiputados nombrados por las ciudades los tres

    que han de entrar en suerte se forme una juntacompuesta de dos ministros nombrados por elReal Acuerdo de dos cannigos nombrados porel Cabildo y de dos Regidores y dos vecinosnombrados por el Ayuntamiento [...]

    Acta del Cabildo del 23 de enero de 1810

    De acuerdo con estas instrucciones, fueron elegi-dos como candidatos el Dr. Francisco Xavier de

    Echage, el Dr. Jos Miguel Carvallo y Bernardo deVera, saliendo favorecido este ltimo, que era natu-ral de Santa Fe, por sufinura, ciencia y probidad dela primera distincin de esta ciudad de edad detreinta aos y de una condicin irreprochable...

    El Virrey no acept esta eleccin, ya que sloCarvallo viva en la ciudad, y orden que se eligie-ran dos sujetos de igual naturaleza y vecindad.Hecha la nueva eleccin, lograron la mayor canti-

    dad de votos Pedro Toms Larrechea y Juan Fran-cisco de Tarragona, lo que se verific, escribindo-se por el nombre y apellido de cada uno, en cada unade tres cedulas de papel las que se pusieron dobladasen una cantarilla de barro; y en otra se pusieronotras tres cedulas de las que una sola tena escrita es-ta palabra: DIPUTADO; luego se trajo un nio quede cada cntaro sac una cdula y en la ltima extra-jo el nombre de Don Juan Francisco de Tarragonacon la otra de la suerte, que en el recay, habiendoextraido las otras con los blancos. Esto asent elEscribano del Cabildo el 2 de mayo de 1810.

    52 NUEVA HISTORIA DE SANTA FE

    destruyen una tan horrenda imputacin [...];pues aunque el caballero sndico Procurador ensu virtud que le tenemos el manifiesto hablocon espritu lleno de ardor y entusiasmo que se

    conoce lo hace como buen ciudadano y patrio-ta, y en cumplimiento de sus deberes, pidiendocerradamente se nombre Apoderado instruidoy expresando que agite y promueva las accionesy derechos que corresponden a la vindicacinde este pueblo [...] se sirva si la encontrase ino-cente de semejante caso librar circular que sirvade Pblica satisfaccin y restablecer con ello elhonor casi perdido de esta ciudad y el de su tan

    caro vecindario [...]Acta del Cabildo del 4 de diciembre de 1809

    Recin en enero de 1810 se ley en el cabildo unoficio del Teniente de Gobernador con el cual se de-terminaba la necesidad de la eleccin de un diputa-do para que integrase la Junta central Gubernativade Espaa segn la Real Orden del 6 de octubre de1809. Entre las instrucciones sealadas, se encontra-

    ba la necesidad de que el elegido observase la condi-cin de vecino. Si se trataba de un avecindado, po-da ser aceptado siempre que fuera americano denacin. Las ciudades deban elegir representantesincluso si no eran cabeceras

    [...] pues de ello no resulta ningn perjuicio ala causa Pblica y si algunas ventajas cual entreotras muchas la de precaver las dudas que deotro modo, no podran menos suscitarse sobresi esta o aquella ciudad es o no cabeza de Pro-vincia, siendo muy frecuente que una lo sea en

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    q

    quier nuevo cambio poltico en la Pennsula encon-trara la misma respuesta entre los inquietos vasallosdel Ro de la Plata

    Para saber ms

    HALPERIN DONGHI, Tulio Revolucin y Guerra, SXXI,Buenos Aires, 1972.COMADRN RUIZ, Jorge Evolucin demogrfica argen-tina durante el periodo hispano (1535-1810), Eudeba,Buenos Aires, 1969.PODER LEGISLATIVO DE LA PROVINCIA DE SANTA FEHistoria de las Instituciones de la Provincia de Santa Fe,

    Santa Fe, 1969.

    LVAREZ, Juan Historia de Rosario, UNR, Rosario,1998.

    Los candidatos de la ciudadEl perfil de los candidatos rechazados por el Vi-rrey era el siguiente: El Dr. Francisco Xavier deEchage era Cannigo Penitenciario de la Igle-

    sia Catedral de Lima, Colegiado del Colegio deMonserrat de Crdoba, graduado Maestro enFilosofa y Dr. en Teologa, Capelln de la Ca-pitana Gral. de Chile, Catedrtico de teologapor oposicin en el Colegio de San Carlos yAsistente Real nombrado por dos Virreyes pa-ra la oposicin de canonja de Oficio de la Igle-sia Metropolitana de Lima. El Dr. Jos MiguelCarvallo era natural de Santa Fe, pero resida en

    Buenos Aires, donde era Abogado de la RealAudiencia Pretorial. Tena el ttulo de Abogadoy Dr. en ambos derechos y en Sagrada Teologa,Elector de la Suprema Junta Superior y Asesorde Protomedicato de aquella ciudad. Bernardode Vera tambin era natural de Santa Fe, peroresida en Chile. Tambin era Abogado y Doc-tor en ambos derechos y en Sagrada Teologa,Presidente y Vice Presidente de la Real Acade-mia de Leyes y Prctica Forense. El Cabildo lohaba sindicado como un gran catedrtico y unsujeto de notorio y noble origen.

    Los diputados del Ro de la Plata nunca llegarona la Junta Central. Su cada gener an ms dudas encuanto a la legitimidad del Consejo de Regencia.

    Sin embargo, en ese momento, la experiencia ad-quirida durante 1808 haba templado los nimos delos santafesinos y, sobre todo, advertido sobre lainestabilidad de la situacin. Como lo ha escritoHalperin Donghi, ya no era tan seguro que cual-

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    Captulo 3

    Las difciles relaciones con lasautoridades revolucionarias

    Un sexenio de sospechas (1810-1816)

    La junta surgida en Buenos Aires el 25 de mayo de1810 era la elocuente expresin de la profunda crisisinstitucional de la Monarqua Hispana. Si en 1809 el

    panorama poltico se caracterizaba por posicionespoco claras o ambivalentes, hacia 1810 toda la elitecriolla se expres interpretando la preponderanciadel elemento militar.

    Buenos Aires y su elite deban enfrentar, en lanueva coyuntura, el desafo de someter a todo el te-rritorio del caduco virreinato del Ro de la Plata a laobediencia de un orden nuevo. La tarea no era sen-cilla y su xito estaba lejos de ser seguro.

    Los revolucionarios

    Desde mayo de 1810, el proceso de transformacindel grupo revolucionario porteo estuvo signadopor la guerra. Las relaciones de este grupo en plenametamorfosis con las ciudades del interior y del li-toral fueron tensndose. Por su parte, en el interiorde cada espacio se dieron complejos procesos de lu-chas internas y cambios en sus grupos de poder; decara a las posibles alianzas regionales, las estrategiasadoptadas complicaban todava ms el panorama.

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    La ruptura entre saavedristas y morenistas expre-s el primer quiebre dentro de la elite portea, y lallegada de los diputados del interior en el curso de1810 gener un clima faccioso todava ms compli-

    cado. Buenos Aires, ciudad principal, capital del de-saparecido Virreinato, legitimaba su papel en la di-reccin del nuevo perodo: la revolucin triunfanteen Buenos Aires exiga al resto de las ciudades elacatamiento explcito al nuevo rgimen. Sin embar-go, la respuesta no fue igual en todo el extenso m-bito del territorio rioplatense, generndose situacio-nes muy diferentes.

    Las caractersticas especficas de emergencia de

    este movimiento generaron una creciente vigilanciapoltica tendiente a disciplinar la adhesin, que setorn claramente opresiva en el contexto de la mis-ma ciudad de Buenos Aires, y comenzaba a notarsetambin en el interior de cada ciudad a medida quellegaban las noticias, las circulares y las rdenes.

    Las exigencias de juramento de lealtad y las co-lectas fueron los primeros indicios de la violencia yla presin que caracterizaban a la nueva etapa. Lapersecucin de lospeninsulares no afectos se genera-lizaba y profundizaba, generando conflictos y sepa-raciones en el seno de las familias. La conjura de l-zaga profundiz esta tendencia en 1811. La creacinen 1812 de la ciudadana de las Provincias Unidasofreci la oportunidad de blanquearse de toda sos-pecha a aquellos peninsulares que fueran capaces dedemostrar su total adhesin al rgimen.

    Orden de la JuntaPrimera pgina de La Gazetade Buenos Aires

    del 7 de junio de 1810

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    Fernando VII, de sus sucesores o del poder que losrepresentara.

    El Cabildo se dispuso a nombrar a esos electores.Al grupo inicial se agregaron otros vecinos y se ge-

    neraron algunos conflictos en torno a quines de-ban participar de la asamblea, cmo se mantenanlas prerrogativas de asiento y voto (especialmenteen cuanto a los oficiales de Hacienda), y se discutisobre las caractersticas que deba tener el acto a ce-lebrar si se trataba de un cabildo ampliado o de unCabildo Abierto.

    La cuestin se puso a consideracin del tenienteGastaaduy, quien decidi que el acto era privado,

    para unos pocos vecinos. El 9 de junio, habiendoconvocado, segn sus palabras, a la parte ms sanade este pueblo, llam a un Cabildo Abierto con elobjeto de que este negocio tan importante para la se-guridad, tranquilidad y felicidad general recaiga enun individuo que pueda desempear con energa,amor y fidelidad en el cargo y comisin para Dipu-tado de aquella Junta Gubernativa.

    Sin embargo, los conflictos por las prerrogativasno se haban extinguido. Una vez reunidos, los ve-cinos comenzaron a ubicarse en sus lugares en el ca-bildo. Se debati sobre el sitio que haba tomado elmaestro en artes Jos Elas Galisteo, un asiento pre-ferente frente al de otros que, se arguy, haban si-do padres de la repblica (se referan a Juan Francis-co Tarragona). Tarragona haba recordado al Cabil-do que la convocatoria deba reunir nicamente a losvecinos, casados, afincados y arraigados, haciendonotar que muchos de los que all estaban ese da, nocumplan esta condicin. A su protesta se sum la

    En la ciudad: las novedadesy las tradiciones

    La noticia de la Revolucin se conoci oficialmentea Santa Fe el 4 de junio de 1810, en medio de un cli-ma enrarecido:

    En este estado el Gobernador Don PrudencioMara de Gastaaduy, Presidente de este Cabil-do, manifest comunicado la Orden de la JuntaProvisional Gubernativa de la Capital de Bue-nos Aires de veintisiete de mayo pasado conanulacin de uno anterior del da veintisis delExmo Sr. Virrey Don Baltasar Hidalgo de Cis-neros que comprende la abdicacin que hizo de

    su mando Superior en el Exmo. Cabildo por ladecidida voluntad del Pueblo y otra circular dela Expresada Junta Gubernativa en la que en-tre otras cosas previene se proceda al nombra-miento de un Diputado por lo competente en es-ta Ciudad para incorporarse cuanto antes en di-cha Junta: adonde deber presentar los poderesde este Cabildo y dems electores con juramen-to en dicho Poder de no reconocer otro Sobera-no que al Sr. Don Fernando sptimo y sus legti-mos sucesores segn el Orden establecido por lasLeyes: y estar subordinado al Gobierno que le-

    gtimamente les represente. Y en su virtud losseores de unnime acuerdo procedieron a la

    formalizacin de la lista de electores...Acta del Cabildo de Santa Fe

    del 7 de junio de 1810

    Se requera el envo de electores para una Juntaque, en primer lugar, reconocera la soberana de

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    de otro de los padres de la repblica, Don ManuelIgnacio Diez de Andino. El Presidente del Cabildo,tratando de allanar las dificultades que dilataban lareunin, propuso a todos que se sentaran en cual-

    quier sitio. Lospadres de la repblica, claro est, noacordaban con este criterio.Frente a esta situacin, primero se decidi con-

    sultar a la Junta. Pero la misma tarde, y para evitarmayores malestares, se determin que participarande la reunin (este acto tan importante y sagrado)solamente quienes se haban desempeado antes encargos concejiles, esto es, nicamente los vecinos quehubieran sido alcaldes o regidores del Cabildo en al-

    guna ocasin. Entre todos ellos, el Cabildo seleccio-nara tres sujetos para, luego, sortear entre los tresquin resultara electo representante.

    La ampliacin de la lista y la votacin en CabildoAbierto abri una brecha en s misma (hasta el mo-mento, lo ms cercano a una ruptura revoluciona-ria), ya que no respetaba la costumbre y profundizlos clientelismos y ascensos que el grupo tradicionalno estaba dispuesto a aceptar. El Cabildo tambinconsult a la Junta acerca de la posibilidad de seguircon la eleccin incluso si algunos se retiraban de tanserio acto con gestos intempestivos, impertinentes eimpropios.

    El 26 de junio se recibi un oficio de la Junta co-municando la suspensin de Gastaaduy, antepo-niendo el alegato de una deuda con el comercianteJos Mara de las Carreras. La tenencia de goberna-cin fue asumida provisionalmente por el alcalde deprimer voto Pedro Toms de Larrechea (quien alpoco tiempo renunci, sucedindolo el comandantede armas Melchor de Echage y Anda).

    Jos Elas Galisteo

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    El Cabildo Abierto se celebr finalmente el 2 dejulio de 1810. Los vecinos ms sanos de este pueblohaban sido convocadospor esquela para elegir el di-putado sobre una lista de vecinos ampliada. Lo pre-

    sidieron Pedro Toms de Larrechea (alcalde de pri-mer voto en calidad de Teniente de Gobernador Po-ltico y Militar interino con presidencia en este ayun-tamiento), el alcalde de segundo voto y abogado dela Audiencia de Buenos Aires, Pedro Aldao, el regi-dor alguacil mayor Jos Manuel Troncoso y el regi-dor alfrez Real Jos Antonio de Avechuco. La elec-cin recay sobre Juan Francisco de Tarragona porpluralidad de votos. El 5 de julio se discuti y deter-

    min el juramento del diputado: el mismo deba ju-rar

    [...] usar bien y fielmente a nombre de este Pue-blo su cargo, conservar la integridad e esta par-te de los dominios de Amrica a nuestro amadoSoberano el Sr. Don Fernando Sptimo y sus le-

    gtimos sucesores, observar justamente las Leyesdel Reino, y procurar todo aquello que sea enbeneficio de esta ciudad y penda de su arbitriosiendo asequible para su mayor adelantamien-to... [los miembros del Cabildo Abierto] le fa-cultan a que a nombre de este Pueblo vote en la

    Junta General del Virreinato sobre el estableci-miento del Gobierno que sea mas conveniente ala conservacin de los derechos de nuestro ama-do el Sr. Don Fernando Sptimo y de este Pue-blo cuya representacin lleva; siguiendo en esta

    parte la opinin ms sana, ms probable y msadaptable en las circunstancias del da

    La Junta tambin envi su respuesta a las consul-tas del Cabildo, y respecto de los conflictos por loslugares (el orden de los asientos en el cabildo estabaligado con jerarquas y preferencias) fue contunden-

    te: la eleccin deba hacerse con la participacin detodos, sin distincin de casados o solteros, y suspen-da el uso de la etiqueta en la asistencia a la reunin,para evitar todo conflicto y dilacin. La armona,afirmaba, deba preponderar frente a la jerarqua.

    El Cabildo decidi acatar y cumplir la orden, yfactur la lista de vecinos invitados.

    Si esta imposicin gener descontento entre laelite compuesta por las familias tradicionales, esto

    no se trasunta en las actas capitulares, cuyo discur-so, a partir de ese momento, se torn sumamentecauteloso.

    El grupo capitular tom nota de la extremadacomplejidad y peligrosidad de la coyuntura. Ya en elincidente de 1809, Candioti haba establecido clara-mente cul era la posicin de la ciudad acerca de res-petar las decisiones de la instancia superior de po-der: pero tambin haba asentado el reclamo porrespeto a las prerrogativas de la ciudad y a su capa-cidad para el autogobierno.

    Poco tiempo despus, las sesiones capitularesfueron presididas por un militar enviado desde Bue-nos Aires. Sin embargo, como se ver, la oposicingestada durante estos cinco aos emergi, y con in-dicios muy disimulados, slo cuando el artiguismoapareci planteando una alternativa de real oposi-cin demostrando a algunos en Santa Fe que la fide-

    lidad a los gobiernos de Buenos Aires no era el ni-co camino.

    67Adis a la monarqua66 NUEVA HISTORIA DE SANTA FE

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    pocos los que regresaron de esta expedicin. En labatalla de Paraguar se destac el entonces cadeteEstanislao Lpez. La extraccin de estas compaassignific una sangra importante para una poblacin

    con serios problemas en su frontera. Esta situaciny el hecho de estar gobernados por un extrao,generaron malestares entre los vecinos de Santa Fe,que expresaron su descontento a travs de una cam-paa de papeles pegados en las paredes de las callespidiendo Cabildo Abierto y la posibilidad de elegira un patricio como gobernador.

    Ante un requerimiento de la Junta Ejecutiva de

    Buenos Aires del 29 de octubre de 1811, el Alcaldede primer voto coment:

    Como apareci un papel annimo en las es-quinas, la Junta pide se recojan datos para darcuenta; el ao pasado, al ser nombrado Ruizpor la Junta teniente de Gobernador de estaciudad, el vecindario protest, porque queraun patricio.Aunque no hay el despotismo que seala elannimo, y s gastos excesivos de tropas y ca-rruajes, algunos presos y dems a que se les haobligado, y falta de pagos a algunos. Los veci-nos quieren deponer al teniente de Gobernadorporque desean tener el derecho de elegir quienlos mande.

    La cuestin del annimo gener conflictos entreel Cabildo y la Junta Provincial, integrada por Ma-

    nuel Ruiz, Jos Ignacio de Echage y Francisco deAlzugaray. Pero el proceso de paulatino alejamien-

    Las reuniones capitulares de esta poca mezcla-ban cuestiones tan cotidianas como los pedidos desolares con los oficios permanentes de la Junta. Des-de julio, el Cabildo fue alertado sobre las activida-

    des antirrevolucionarias gestadas en Montevideo yParaguay, y se le exigi seales inequvocas de fide-lidad al nuevo gobierno. La respuesta del Cabildosantafesino aparece siempre sumisa.

    El 18 de agosto de 1810 lleg el coronel espaolManuel Ruiz, jefe del Regimiento de negros de Bue-nos Aires, con el mandato de ocupar el cargo de Te-niente de Gobernador. El Cabildo peticion ante laJunta que el mismo fuera ocupado por Francisco

    Antonio Candioti, pero el pedido fue rechazado. Almalestar que esto produjo entre los vecinos, se agre-g la acusacin de la Junta que, basndose en rumo-res, plante en septiembre que en la ciudad de San-ta Fe existan actividades contrarias a la Revolucin.La tensin fue en aumento. Agustn de Iriondo, re-conocido por Belgrano como un hombre de clarasvirtudes patriticas, fue registrado en el censo de es-paoles de 1811 comoproscripto.

    Todos sospechados

    Camino hacia el Paraguay, Belgrano lleg en octu-bre a Santa Fe, donde reuni dos compaas deBlandengues, con un total de 200 hombres, al man-do de Francisco de Aldao y de Agustn Martn Da-costa. Candioti lo acompa hasta sus estancias deArroyo Hondo y lo auxili con 1350 caballos y ga-nado para la manutencin de sus hombres durante

    el viaje. Tambin le dio una docena de carretas parallevar yerba del Paraguay a Salto. Al parecer fueron

    69Adis a la monarqua68 NUEVA HISTORIA DE SANTA FE

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    to de la causa revolucionaria haba comenzado conanterioridad: uno de los primeros negocios de losque tuvo que ocuparse el diputado Tarragona fue elde la confiscacin lisa y llana de los propios de la ciu-

    dad.

    La prctica de las teoras de la soberana

    El Cabildo se quej por lo que consider una deci-sin arbitraria que atentaba contra la supervivenciade la ciudad. El Diputado entabl una demanda porla recuperacin del ramo, que se obtuvo a medias,generando ms recelos y disconformidades. Los in-

    dependentistas apelaron a la tradicin poltica con-tractualista, y la doctrina invocada fue la del pactode sujecin y la reasuncin de la soberana por elpueblo, concebido ste no como un conjunto deciudadanos con derechos iguales sino como el con-junto de vecinos, de acuerdo con su acepcin tradi-cional.

    En una interpretacin forzada, el grupo revolu-cionario aleg que Buenos Aires como antigua ca-pital del Virreinato tena derecho y primaca comopueblo soberano, ms all de que a los restantes pue-blos se los considerara co-depositariosde la soberanareasumida. La emergencia de los pueblos rioplaten-ses como primera forma de expresin poltica res-pondi a esta realidad, en la que el conjunto de ciu-dades de la Monarqua se manifestaron en virtud dela doctrina de la retroversin de la soberana. La ideade posibilidad de una soberana nica del pueblo rio-platense choc con estas tendencias.

    Mariano Vera

    7170 Adis a la monarquaNUEVA HISTORIA DE SANTA FE

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    Jura de la bandera

    Bajo los Triunviratos

    La instalacin del Primer Triunvirato, en septiembrede 1811, inici una serie de experiencias institucio-nales detrs de las cuales se dibuj con claridad la

    politizacin facciosa de diferentes grupos que pug-naban por controlar el movimiento. La eliminacinde la llamadaJunta Conservadora y la aparicin enla arena poltica de Bernardino Rivadavia expresa-ron claramente esta realidad.

    Desde el 12 de diciembre de 1811, el Cabildo re-voc el poder al diputado santafesino y en la frmu-la de los Acuerdos ya no se mencion al rey: en sulugar, las actas del cabildo mostraban la leyenda al

    servicio del Dios y la Patria.El mayor control que el Teniente de Gobernadorrealizaba desde el interior de la sala de Acuerdos yel bombardeo de disposiciones llegadas desde Bue-nos Aires, hacan notar la presin de la ciudad puer-to, a lo que se agreg la llegada de un GobernadorIntendente.

    En enero de 1812 Santa Fe recibi a un nuevo go-bernador militar porteo:Juan Antonio Pereira, Te-niente Coronel del Ejrcito y gobernador poltico ymilitar de esta plaza, que incrementaba la presenciacoercitiva constante de Buenos Aires. Los malesta-res entre los vecinos seguan creciendo y la reaccinse gestaba lenta pero decididamente.

    A principios de 1812 se prepar en Santa Fe uncuerpo de tropas que deba pelear contra Elo en laBanda Oriental. Por temor a un ataque espaol des-de Montevideo, Pereira convoc a indios mocovesarmados de las reducciones, sin que llegara a usar de

    esta fuerza. Sin embargo, los hombres comandadospor el cacique Alaiqun causaron problemas en San-

    ta Fe, robando hacienda y tropas de viaje. La fron-tera norte comenz en este perodo a retrotraersenuevamente, abandonando los vecinos muchas es-tancias de la zona. Mariano Vera hizo una entrada

    en 1813 que termin en un fracaso total. He aqu unnuevo motivo que mostraba a Santa Fe las desventa-jas de la unin a la causa de las Provincias Unidasdel Ro de la Plata.

    La bandera desautorizadaEl Consejo de Regencia espaol design a Elocomo Virrey. Entre sus decisiones, propici unainvasin a las costas del litoral santafesino. El

    gobierno revolucionario mando instalar dos ba-teras en Santa Fe y otras dos en Rosario.

    A orillas de la villa del Rosario, en 1812, comi-sionado por el Triunvirato, Manuel Belgranoinstal las bateras Libertad e Independencia.El 27 de febrero, inaugurando una de las mis-mas, hizo formar a los soldados frente a una

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    Las formas de representacin y eleccin respon-dan todava al modelo antiguo y corporativo, y elcabildo continuaba siendo el principal agente departicipacin poltica, excluyendo tanto a la campa-

    a como a otros sectores no tradicionales de la mis-ma ciudad.El 30 de julio de 1812 el Cabildo recibi un ofi-

    cio de la Junta Gubernativa donde se le ordenaba elnombramiento de un apoderado para sostener el or-den y la defensa.

    El Cabildo escribi al Triunvirato quejndose sobreel desempeo del Gobernador en cuestiones de justi-cia: lo tach de incapaz, abandonado y entrometido.

    Plante que invada la jurisdiccin de los alcaldesarrancndole de su poder con violencia [...]ponien-do en libertad delincuentes y reos de pena capital,con procesos iniciados en otros juzgados [...] separan-do del Cuerpo al Seor Alguacil y Regidor Defensor[...] desairando a ciudadanos benemritos [poniendoen pblica evidencia la] prostitucin de sus costum-bres, su notorio amancebamiento y la imbecilidadcon que ha abandonado sus deberes.

    Este atropello desat un clima conspirativodentro de las principales familias.

    El gobernador Pereira inform a Buenos Airessobre la posibilidad de un movimiento popularpara aprehenderlo. Para tratar de contenerlo, dio unbando prohibiendo llevar armas, la reunin de dos yms personas y la circulacin despus de las once dela noche, bajo pena de arresto.

    El clima de inquietud se manifiesta en la denun-

    cia que present en octubre de 1812 el Sndico Pro-curador de los muchos robos y en el uso de armas de

    bandera que confeccion con los colores de la es-carapela.El gobierno del Triunvirato no la autoriz y lemand que no volviera a emplearla.

    El 20 de enero de 1812 se eligi a Jos Miguel Ca-raballo como diputado de la ciudad ante la Asam-blea General convocada por el Primer Triunvirato.

    Los doce electores fueron: Francisco AntonioCandioti, Lucas Echage, Manuel Ignacio Diezde Andino, Gabriel de Lassaga, Antonio deEchage, Mariano Espeleta, Pedro Morcillo,Teodoro Larramendi, Manuel Maciel, Juan Ma-nuel Lassaga, Pedro Larrechea, Manuel Anto-nio Zavala, Pedro Ceballos, Jos Echage, Juan

    M. Soto y Simn de Avechuco.

    Jura de la bandera

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    embargo, no parece que esto respondiera a ningnalineamiento que vaya ms all de la ciudad, sino ala capacidad del grupo de vecinos para manipular lacoyuntura en beneficio de la autonoma de la ciudad

    y, en consecuencia, de ellos mismos.Pereira hizo levantar un sumario criminal en elque testimonian todos los vecinos.

    Jos Manuel Glvez declar que al salir de sutienda hacia la esquina de Larrechea, en la mis-ma plaza, vio pasar a Don Mariano Vera embo-zado en un poncho. Otros vecinos tambin ma-nifestaron haber visto a personas disfrazadas yde noche. Algunos se atrevieron a localizar in-cluso el centro de la conspiracin en la pulperade Anselmo Maciel. Antonio Cabal dijo habervisto abierta la pulpera. Como no tena dineropara entrar so pretexto de comprar algo, fuehasta el caf y pidi a su amigo Helguera unoscuatro pesos. Con ellos volvi a la pulpera ypidieron echar sorbete. Fue as que vieron a donMartn Troncoso, el relojero Manuel Cabrera, aSeverino Mndez y a Pedro Mendieta, el alcal-

    de de la crcel, cada uno tena su sable. Mientrastomaban el sorbete, el relojero sali y converscon Cosme Maciel.

    En noviembre de 1812 haba llegado a Santa Fecomo nuevo gobernador militar delegado, el coro-nel Beruti. Con l arrib el barn de Holmberg pa-ra levantar una batera en Punta Gorda, debido a la

    accin de la escuadrilla espaola con la que se en-frent San Martn en San Lorenzo. Aquietados mo-

    todo tipo y frente al bando publicado por el Gober-nador, el 14 de noviembre se convoc a un Cabildoextraordinario.

    Con referencia al bando del Gobernador, el Ca-

    ballero Sndico Procurador afirmaba que el pueblose hallaba en estado de conmocin general, que sehaba sentido insultado y violado en sus derechos.Los regidores, por su parte, aseguraban que detecta-ban ese estado de conmocin entre los sujetos distin-guidos de la ciudad.

    El Gobernador se defenda afirmando que debipublicar el bando a causa de que, por la noche, algu-nos intentaban atentar contra su persona.

    Fin