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Leonardo Martínez Carrizales
La Parodia de Sergio Pitolcircula sangre verdadera seguramente queantes de las primeras 1Opáginas ya habrátomado partido. Incluso estaría dispuesto aapostar que si por sus venas circula atoletambién tomará partido, aunque quizá lecueste 20 páginas.
Nota bene. Cuando le dije a Carlos que ensu novela los "buenos" eran los campesinos y los "malos" eran los militares, mecontestó sonriendo: "Pero los soldadostambién eran campesinos, sólo que con uniformes... " En otra ocasión, en que comentécon Carlos una de sus viñetas más crueles(los pozos en los que se arrojaban los cadáveres de los guerrilleros y sus partidarios,que morían en las mazmorras infernales delos separas policiacos de Acapulco), medijo: "Ahí estuve, a 100 metros de laCostera, con algunos agentes judiciales queparticiparon en más de uno de esos entierros macabros". Desde el bordo de lospozos se veían las luces de los grandeshoteles y edificios que siguen el dibujo maravilloso de la bahía más hermosa delmundo.
Tengo muchos otros comentarios sobreel libro Guerra en el Paraíso, pero ya sóloharé uno más: se trata de una historia casisin mujeres y carente por completo deltoque amoroso. El elemento femenino sóloestá representado por el nombre (clandestino) de varias guerrilleras 'y la presencia dealgunas madres campesinas; la guerra esasunto de hombres, como podía esperarseen una novela que pretende recrear la realidad de un país machista como México. Aquíel libro de Carlos se aleja de la realidad, opor lo menos eso espero. Me gustaría creerque un hombre joven como Lucio Cabañasera sensible a la belleza femenina, que detrás de algunos de ios episodios de lacruenta lucha guerrillera hubo motivacionesmás eróticas que ideológicas, que a pesarde su deslumbramiento ideológico los guerrilleros seguían siendo hombres, y que apesar de la disciplina militar y de sus uniformes los soldados también seguían siendoseres humanos.
Recomiendo al amable lector que incluyaGuerra en el Paraíso entre sus proyectosmás próximos. Repito que no es un libro delectura rápida y que sus conclusionesdependen más del tipo de usuario que lo leaque del autor. Y quisiera terminar esta notainsistiendo en que Guerra en el Paraíso es,en mi opinión, uno de los libros más bienescritos y más importantes de nuestra generación, y por lo tanto de todas las generaciones por venir. O
Montemayor, c.: Guerra en el Paraíso. Diana,México, 1991.
poco tiempo después de dar al público,bajo el título de Cuerpo presente, una an
tología de los cuentos de Sergio Pitol querecupera textos de cinco libros publicadosentre 1964 (Infierno de todosl y 1972(Los climas, en su edición española). Ediciones Era hizo circular la novela másreciente del mismo autor, La vida conyugal.Con el relato de las tribulaciones e infortunios de su protagonista, Jacqueline Cascorro, Sergio Pitol pretende haber concluidouna trilogía cuyos capítulos restantes son Eldesfile del amor (1984l Y Domar a la divinagarza (1988l.
La cercanía de ambos acontecimientoseditoriales permite reconsiderar un criterioque propone una separación radical entrelas novelas de la trilogía mencionada y elresto de la obra de Sergio Pito!' Esta notajuzga tal criterio como impreciso y apuntaen dirección contraria. En Pitol es difícil señalar ciclos autónomos: el primero de suscuentos compromete los mecanismos desus novelas más recientes, a pesar de queel puente que conduce a El desfile del amor,primera estancia de su trilogía, tenga soportes insólitos.
La relectura de los materiales de Cuerpopresente ratifica que, a contrapelo de la distancia anecdótica que separa la cocción.Ienta de los odios familiares de "VictorioFerri cuenta un cuento" (México, 1957) delas realidades innominables del protagonista de "El regreso" (Varsovia, 1966),los trabajos de Pitol frecuentan obsesivamente las mismas regiones.
El personaje ideal de sus cuentos corresponde, si obedecemos una de las señalesde sus páginas, a la imagen de La pareja deMasson, o quizá, aventuro, a las figurashumanas de Tamayo: un hombre postrado,absorto, una silueta desintegrada por cuyoscostados fluye sin pausa el vacío humano.El tiempo y el espacio de este hombre handejado de poseer valor narrativo. SergioPitol disminuyó cuanto pudo la presencia delas anécdotas en sus estructuras narrativas.El personaje ideal de que hablamos ingresaa otro escenario del movimiento: la conciencia, el trabajo lento e incisivo de la imaginación, la memoria y el sueño. Así es comoPitol incluyó su nombre en la lista dequienes intentaron renovar los proble-
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S~r~io "jlol
mas narrativos de nuestro tiempo. Suscartas credenciales más visibles son, en loque se refiere al sustento episódico delas historias, la complicada constitución anímica de sus personajes; en lo que toca a lassoluciones técnicas del relato, la densidadnarrativa que trabaja tales estados deánimo. sin embargo, queda pendiente elrecurso fundamental de la narrativa de Pitol,la piedra de toque de sus cartas credenciales, aquella que hace posible el encuentronatural con su trilogía y que, además, serevela con una claridad inusitada luego delexamen de estas páginas festivas. Adelantoque el recurso consiste en la textura peculiardel punto de conciencia que articula el desarrollo de sus historias.
En un artículo recientemente publicadoen México ("Los marcos de la 'libertad'cómica"), Umberto Eco dispuso de pocospárrafos para combatir una noción ampliamente aceptada: la vocación transgresorade la comedia. La conducta del héroe cómico, piensa Eco, es rebelde sólo en apariencia. En rigor, los mecanismos dramáticos de la comedia ratifican pautas deconducta convencionales. El defecto o lavirtud cómicos son extraordinarios, unaexcepción; también son, y es quizá lo másimportante, fugaces. La abstinencia de las
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á n e amujeres griegas es el armisticio propuestopor Aristófanes a una historia labrada por laguerra; los empeños de la casa de SorJuana duran tan sólo tres jornadas. Una vezconcluido el espectáculo, actores, asistentes y dramaturgo continúan el tejidoabsurdo de sus existencias. Nada nuevo lesha sido revelado. Acaso sí: una íntimaconvicción conservadora.
Por lo que une los postulados de la comedia al carnaval (nombre con el que Pitolbautizó su trilogía), esta liturgia pública tampoco es fundamentalmente transgresora:niega menos de lo que afirma; su mensajemás perdurable está inscrito en el reversode sus días.
Quizá la actitud crítica de Eco frente acomportamientos humanos habitualmentejuzgados como transgresores sea el capítulo accesorio de una crítica mayor en nuestro tiempo: la de la revolución. Si en elámbito de lo político y de lo social las inteligencias que antes prefirieron la obedienciaa los impulsos absolutos hoy'deambulanpor los laberintos de la cautela y la penumbra de las convicciones, la confianza en larebeldía cómica ha cedido el lugar a un discurso cauteloso que reflexiona en torno delos límites y las posibilidades de esa rebeldía. Desde hace varios años quienes máshan negado y destruido son quienes hanfrecuentado el matiz del humor y de laironía.
El acierto de Umberto Eco, de serlo, es. invaluable: por lo que se refiere a la narrativa, ofrece un instrumento para comprender la arquitectura del punto de concienciade las narraciones de Pitol, y la sonrisa queen las' novelas de su trilogía lo hace evidente al, paradójicamente, enmascararlo.
"Hablando semióticamente, si lo cómico(en un texto) se da en el nivel de la fábula ode estructuras narrativas, el humor funcionaen los intersticios entre la estructura narrativa y la discursiva". El héroe de la comediacomparece ante nosotros: al margen deltexto que Sor Juana o Tirso han depositadoen su boca es preciso contemplar el bultode su carne. En cuanto al humor, el encuentro que la obra propone es con el autor, conel discurso de su inteligencia que matiza,alt~ra, articula y, al fin, concluye por restarpeso a la función estrictamente narrativa.Bajo esta luz es posible explicar algunosfenómenos contemporáneos de la novela:la disminución de la presencia del personajey el acrecentamiento de la figura del autor,la crítica de la idea de realidad positiva, lameditación del acto de escritura sobre símismo, el acercamiento entre ensayo ynovela. Las ramas centroeuropeas del edificio de la novela del siglo xx conocen en pro-
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fundidad estos recursos; junto a ellos, Sergio Pito!'
En La vida conyugal, el ambiente, las situaciones, los personajes comportan una comunidad entre las novelas de la trilogía. Loque en su momento algunos criticas expresaron sobre la publicación simultánea de lasprimeras dos novelas vale para esta última.Los registros del horror, el absurdo, losribetes cómicos, cursis, los recursos paródicos aparecen una vez más en la historia deuna mujer que, luego de conocer "durantebuena parte.de su vida las experiencias conyugales de rutina", se convirtió "en unamujer de muy malas ideas". ¿Cuáles sonsus malas ideas? Ultimar a su marido comocoronación de un proceso psicológico quePitol narra varias veces con mínimas variaciones. Jacqueline no mata a su maridopero se lesiona a sí misma y envejece; Nicolás Lobato, el esposo, se perfila en cadauno de los círculos concéntricos de esta historia recurrente como un personaje dedisimulada pero robusta, implacable voluntad. Por lo demás, esta novela es aquelloque su autor quiso que fuera: "un juegomuy ligero, un típico divertimento de escritor". Pero es algo más, y aquí empiezan losatributos autónomos de este librito: es laparodia de las novelas que le antecedieronen la trilogía, y más aún, la parodia del pro-pio Pitol como narrador. . .
La parodia es el privilegio de los maestros,el trayecto de regreso por los caminos yarecorridos del conocimiento. Los textos quePitol publicó a partir de 1958 conocen enesta trilogía su reverso: la parodia de aquellas complejidades anímicas, de aquelladensidad atribulada, de aquellas estructurasnarrativas. Por su aparente condición deleznable, La vida conyugal es la culminaciónde este proyecto paródico.
Si la recapitulación burlesca de personajes, tramas y situaciones destruyó porcompleto el valor de verosimilitud delmundo narrativo de Sergio Pitol, en su lugarpermaneció la única verdad que podíaGuedar a salvo: el autor. Y junto al autor, lavicaría de ese extraño punto de conciencia,esa textura narrativa difícil de situar peroque quizá pueda ser explicada por la críticade Eco a la "libertad" cómica: el narradorpoblano en pie sobre aquellos "intersticiosentre la estructura narrativa y la discursiva",mientras contempla una trama, unos personajes que, él lo sabe, nosotros también, sonmás falsos que nunca. O
Sergio Pito!. La vida conyugal. Ediciones Era.1991.134 págs.
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mY~:;~;:;:YYm(compilador)
IDEASy PRESAGIOS DELDESCUBRIMIENfO
DE AMÉRICA
• La extraña fascinación queejercieron los presagios
infaustos entre los pobladoresde América, en cuanto al
arribo de seres con poderesasombrosos.
• Un panorama del origen ylos antecedentes marítimos
que harían posible la llegadade aquellos navegantes.
Otros títulos del autorenel FCE:
• EL POSITIVISMOEN MÉXICO
• EL DESCUBRIMIENTODE AMÉRICA Y SU SENTIDO
ACTIJAL• DISCURSO DESDELA MARGINACIÓN
Y LA BARBARIE• FILOSOFÍA DE LA
HISTORIA AMERICANADe venta en librerías
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