4
Dirección: Jerónimo Carrión E1-76 y Av. 10 de Agosto 170526 Quito - Ecuador Teléfono: +593-2 299-3200 [email protected] - www.cancilleria.gob.ec Canciller José Valencia en el lanzamiento del Protocolo Interno para la Prevención, Actuación y Eliminación de todas las formas de Acoso u Hostigamiento Laboral con Connotación Sexual en el MREMH Quito, 6 de agosto de 2019 s particularmente grato para mí estar aquí presente para la firma de este Protocolo. Esta ha sido una iniciativa del Ministerio de Relaciones Exteriores bajo mi gestión, pero en realidad, y se los digo de corazón, es una iniciativa en la que varios funcionarios y funcionarias han puesto de sí, han dado su aporte y sus contribuciones, han demostrado su interés por desarrollar esta propuesta, que se va a materializar en realidad. Al Ecuador lo conocemos bien los aquí presentes. Es cierto que muchos son diplomáticos, pero ya tienen un tiempo viviendo en nuestro país. Saben que tenemos cosas muy positivas y bonitas los ecuatorianos… no solamente el paisaje, también la gente. Pero somos también una sociedad compleja, marcada por una serie de divisiones, puntos críticos, conflictos. Tenemos divisiones marcadas por la geografía, por expresiones de regionalismo a lo largo del Ecuador, por confrontaciones absurdas, porque yo vivo en este sitio y tú vives más allá. En nuestra historia también hemos tenido, por supuesto, divisiones por cómo la gente piensa. Recordemos, si no, las guerras civiles que se han librado en nuestro país y que han estado marcadas por antagonismos y pasiones políticas enfermizas que han llegado a provocar muerte y destrucción en la República. Tenemos divisiones sociales, económicas. Yo llegué a ver, en la piscina de un club exclusivo del Ecuador escrito “aquí no se pueden bañar las empleadas domésticas”. Eso yo lo vi con mis propios ojos, no es algo de la imaginación ni de una exagerada imaginación novelística. Son divisiones económicas que marcan y cruzan a nuestra sociedad y provocan grandes conflictos y divisiones étnicas. Es un asunto que muchas veces, en la discusión y el debate nacional, se hace de lado o se mete bajo la alfombra, pero está presente. ¿Cuántos de nuestros amigos son afros? Pero no amigos de “hola como estás”, sino de tener con ellos una relación de mayor cercanía, amigos de las distintas nacionalidades indígenas, también, en el sentido que acabo de mencionar. Y no es que sea culpa de alguien en concreto, sino es que se trata de dinámicas y costumbres sociales llevan a esta realidad y que dicen mucho de lo que ocurre en nuestra sociedad. Y, finalmente, por supuesto hay el corte de género. Indicios, que ustedes conocen mejor que nadie, de discriminación más o menos velada, más o menos evidente, por razón de género. Hay estudios que demuestran que, en determinados ambientes sociales, esa discriminación es más marcada, más brutal si se quiere y, por supuesto, también son distintos los grados de conciencia que las mujeres tienen frente a lo que ocurre y, asimismo, la sociedad muestra distintos grados de reacción frente a lo que pasa. “Tengo la certeza de que las lecciones aprendidas en el proceso de formulación de este Protocolo servirán para que otras instituciones públicas sigan por un camino similar y elaboren sus propias herramientas y procedimientos internos”. E

Canciller José Valencia en el lanzamiento del Protocolo ...€¦ · Canciller José Valencia en el lanzamiento del Protocolo Interno para la Prevención, Actuación y Eliminación

  • Upload
    others

  • View
    3

  • Download
    0

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: Canciller José Valencia en el lanzamiento del Protocolo ...€¦ · Canciller José Valencia en el lanzamiento del Protocolo Interno para la Prevención, Actuación y Eliminación

Dirección: Jerónimo Carrión E1-76 y Av. 10 de Agosto 170526 Quito - Ecuador Teléfono: +593-2 299-3200

[email protected] - www.cancilleria.gob.ec

Canciller José Valencia en el lanzamiento del Protocolo Interno para la Prevención, Actuación y Eliminación de todas las formas de Acoso u Hostigamiento Laboral con Connotación Sexual en el MREMH

Quito, 6 de agosto de 2019

s particularmente grato para mí estar aquí presente para la firma de este Protocolo. Esta ha sido una iniciativa del Ministerio de Relaciones Exteriores bajo mi gestión, pero en realidad, y se los digo de

corazón, es una iniciativa en la que varios funcionarios y funcionarias han puesto de sí, han dado su aporte y sus contribuciones, han demostrado su interés por desarrollar esta propuesta, que se va a materializar en realidad. Al Ecuador lo conocemos bien los aquí presentes. Es cierto que muchos son diplomáticos, pero ya tienen un tiempo viviendo en nuestro país. Saben que tenemos cosas muy positivas y bonitas los ecuatorianos… no solamente el paisaje, también la gente. Pero somos también una sociedad compleja, marcada por una serie de divisiones, puntos críticos, conflictos. Tenemos divisiones marcadas por la geografía, por expresiones de regionalismo a lo largo del Ecuador, por confrontaciones absurdas, porque yo vivo en este sitio y tú vives más allá. En nuestra historia también hemos tenido, por supuesto, divisiones por cómo la gente piensa. Recordemos, si no, las guerras civiles que se han librado en nuestro país y que han estado marcadas por antagonismos y pasiones políticas enfermizas que han llegado a provocar muerte y destrucción en la República. Tenemos divisiones sociales, económicas. Yo llegué a ver, en la piscina de un club exclusivo del Ecuador escrito “aquí no se pueden bañar las empleadas domésticas”. Eso yo lo vi con mis propios ojos, no es algo de la imaginación ni de una exagerada imaginación novelística. Son divisiones económicas que marcan y cruzan a nuestra sociedad y provocan grandes conflictos y divisiones étnicas. Es un asunto que muchas veces, en la discusión y el debate nacional, se hace de lado o se mete bajo la alfombra, pero está presente. ¿Cuántos de nuestros amigos son afros? Pero no amigos de “hola como estás”, sino de tener con ellos una relación de mayor cercanía, amigos de las distintas nacionalidades indígenas, también, en el sentido que acabo de mencionar.

Y no es que sea culpa de alguien en concreto, sino es que se trata de dinámicas y costumbres sociales llevan a esta realidad y que dicen mucho de lo que ocurre en nuestra sociedad. Y, finalmente, por supuesto hay el corte de género. Indicios, que ustedes conocen mejor que nadie, de discriminación más o menos velada, más o menos evidente, por razón de género. Hay estudios que demuestran que, en determinados ambientes sociales, esa discriminación es más marcada, más brutal si se quiere y, por supuesto, también son distintos los grados de conciencia que las mujeres tienen frente a lo que ocurre y, asimismo, la sociedad muestra distintos grados de reacción frente a lo que pasa.

“Tengo la certeza de que las lecciones aprendidas en el proceso de formulación de este Protocolo servirán para que otras instituciones públicas sigan por un camino similar y elaboren sus propias herramientas y procedimientos internos”.

Desde esa perspectiva, con este Protocolo interno la Cancillería quiere iniciar un camino, al menos dentro de las paredes de nuestra institución, para ofrecer una respuesta concreta, una respuesta efectiva y, sobre todo, eficaz a esta temática. Cabe señalar que gracias a la infatigable y denodada lucha de las mujeres en todo el mundo contra la violencia de género —calificada recientemente de “pandemia mundial” por el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres—, el tema se ha ido consolidando en el concierto internacional y ha adquirido la relevancia que merece. Concierne por supuesto, y de ahí viene la relevancia, no solamente a una buena parte de la población sino, diría que a algo más: a valores de la sociedad en su conjunto, valores éticos, valores de progreso social verdadero. En el Ecuador las cifras de esta pandemia son alarmantes. Según datos oficiales, 6 de cada 10 mujeres han sido alguna vez en su vida víctimas de algún tipo de violencia de género, es decir, estamos hablando de 3,2 millones de ecuatorianas, casi un 15% de la población del país. Frente a esta realidad, el Estado ecuatoriano ha tomado una serie de medidas para trazar un marco legal que busca prevenir y eliminar la violencia de género. Esta normativa emana de una disposición constitucional, la del artículo 70 de la Constitución, que dispone que “el Estado formulará y ejecutará políticas para alcanzar la igualdad entre hombres y mujeres […] e incorporará el enfoque de género en planes y programas, y brindará asistencia técnica para su obligatoria aplicación en el sector público”. Por su parte, la Ley Orgánica Integral para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres, expedida en febrero del año pasado, dispone que las instituciones del Estado establezcan políticas, programas, mecanismos y herramientas a fin de prevenir y actuar para eliminar la violencia de género.

En 2018, la Cancillería asumió el compromiso de procurar la igualdad de género dentro de la institución y estableció la Política de Igualdad de Género, mediante el acuerdo ministerial 49, expedido por la entonces canciller María Fernanda Espinosa. Ahora, como parte de la implementación de esa política y para atender la concreta problemática de la violencia de género, que se expresa en el acoso con connotación sexual en el ambiente laboral, la Cancillería ha elaborado el “Protocolo interno para la prevención, actuación y eliminación de todas las formas de acoso u hostigamiento laboral con connotación sexual”, cuyo lanzamiento nos congrega el día de hoy. Al adoptar este protocolo, la Cancillería ecuatoriana se convierte en la institución del poder ejecutivo pionera en trazar la cancha y establecer mecanismos para combatir una de las modalidades más severas y cotidianas de la violencia contra la mujer. En la formulación del Protocolo se han tomado como referentes instrumentos similares aplicados en el Sistema de las Naciones Unidas, en el Gobierno federal de los Estados Unidos y en las cancillerías de México, Suecia, España y Perú. Una primera versión del Protocolo fue presentada a distintas áreas del Ministerio de Relaciones Exteriores, para obtener retroalimentación y aportes. También algunas embajadas y misiones diplomáticas fueron consultadas. Esos aportes fueron de invalorable ayuda. Con ellos se procedió a trabajar con la Dirección de Talento Humano, área que estará a cargo de la implementación y, por supuesto, tengo que destacar el apoyo muy especial que nos dio ONU mujeres, no solo el marco que se utiliza en Naciones Unidas, sino ya en asesoramiento puntual que nos brindó en distintos aspectos del Protocolo. En términos de la política exterior del Estado ecuatoriano, esta propuesta va de la mano con compromisos internacionales que se han suscrito, y cito algunos de ellos: el Objetivo de Desarrollo Sostenible Nº 5, cuya meta 5.2 exhorta a los Estados a eliminar todas las formas de violencia contra todas

E

las mujeres y las niñas en los ámbitos público y privado, incluida la trata y explotación sexual, y otros tipos de explotación. En segundo lugar, la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, que suscribió el Ecuador en el año 1981 y que contiene disposiciones que van encaminadas hacia los mismos objetivos. La Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer, la famosa convención de Belem do Pará, fue ratificada por nuestro país en 1995 y también contiene disposiciones orientadas a lo que nuestro Protocolo establece y prevé. Finalmente, debo mencionar el convenio 190 de la Organización Internacional del Trabajo sobre la eliminación de la violencia y el acoso en el mundo del trabajo, que fue recientemente adoptada, solamente en junio de este año, en el marco de la Asamblea de esa organización, donde el Ecuador respaldó los planteamientos de este nuevo convenio, en línea con lo que dispone su Constitución, en línea con la política del Gobierno Nacional, en línea con la convicción que tenemos todos en el Estado ecuatoriano, de que esta es una meta importante no solamente a nivel nacional, sino también a nivel mundial. Solo me queda por decir que tengo la certeza de que las lecciones aprendidas en el proceso de formulación de este Protocolo servirán para que otras instituciones públicas sigan por un camino similar y elaboren sus propias herramientas y procedimientos internos.

De hecho, conversé brevemente esta mañana con la secretaria de Derechos Humanos, Cecilia Chacón, y algo le anticipé. No llegamos a concretar algo específico, pero la idea es buscar que esta experiencia —que ha sido también puesta en línea con disposiciones del Ministerio del Trabajo— eventualmente pueda adaptarse a las distintas realidades de otras instituciones públicas, a fin de difundir similares mecanismos y protocolos de trabajo y acción.

¿Qué es lo que nos queda ahora por delante? Trabajo y acción. El Protocolo que estamos ahora adoptando, no va a quedarse simplemente con la línea trazada, que es muy útil, necesaria e indispensable, sino que buscará establecer puntos de acción y de gestión muy concretos. Dentro del área de talento humano, en el Protocolo aparecen ya determinados una serie de mecanismos que se complementarán con una adecuada difusión del Protocolo entre los funcionarios y empleados del Ministerio de Relaciones Exteriores, tanto en el Ecuador como en el exterior.

El Ministerio de Relaciones Exteriores tiene esa específica diferencia frente a otras entidades del Estado. Si bien su sede está en Quito, cuenta, para empezar, con coordinaciones zonales, 9 de ellas dentro del territorio nacional y, fuera del Ecuador, con 45 oficinas diplomáticas con el rango de Embajada o Representación Permanente, y con aproximadamente 60 oficinas consulares. Como se puede ver, es una amplia gama de oficinas de todo tipo y tamaño. Es justamente hacia todos esos ambientes de trabajo hacia los cuales está orientado este Protocolo, con disposiciones muy específicas.

No puedo dejar de agradecer de manera muy especial dentro de la Cancillería, el aporte de Mireya Muñoz, subsecretaria de Asuntos Multilaterales y ahora a cargo del viceministerio de Relaciones Exteriores. Su trabajo ha sido increíblemente dedicado en la construcción de este Protocolo. También quiero expresar mi reconocimiento a Sigrid Vásconez, quien tuvo a su cargo la coordinación de los aportes a los que me he referido y los contactos con la sociedad civil, porque también obtuvimos interesantes contribuciones desde fuera de la Cancillería.

Por último, quisiera reiterar que estamos conscientes, y en este momento hablo en plural —porque esto nos concierne a todos quienes hacemos la Cancillería: al Ministro, a los viceministros, subsecretarios, directores, funcionarios—, estamos conscientes, decía, de que hemos dado juntos este primer paso y de que ahora tenemos por delante la gran responsabilidad de materializarlo. Y estoy seguro de que todos

asumimos esta tarea con agrado, porque estamos cumpliendo de manera concreta y alejada de toda retórica, con un mandato de nuestra ley, con un mandato ético, además del mandato legal, para construir dentro de este pequeño espacio un mundo mejor, más igualitario, con menos o ninguna discriminación, y combatiendo uno de esos nudos críticos de la sociedad ecuatoriana, como es la violencia de género. Muchas gracias, una vez más, por su presencia.

Page 2: Canciller José Valencia en el lanzamiento del Protocolo ...€¦ · Canciller José Valencia en el lanzamiento del Protocolo Interno para la Prevención, Actuación y Eliminación

Dirección: Jerónimo Carrión E1-76 y Av. 10 de Agosto 170526 Quito - Ecuador Teléfono: +593-2 [email protected] - www.cancilleria.gob.ec

s particularmente grato para mí estar aquí presente para la firma de este Protocolo. Esta ha sido una iniciativa del Ministerio de Relaciones Exteriores bajo mi gestión, pero en realidad, y se los digo de

corazón, es una iniciativa en la que varios funcionarios y funcionarias han puesto de sí, han dado su aporte y sus contribuciones, han demostrado su interés por desarrollar esta propuesta, que se va a materializar en realidad. Al Ecuador lo conocemos bien los aquí presentes. Es cierto que muchos son diplomáticos, pero ya tienen un tiempo viviendo en nuestro país. Saben que tenemos cosas muy positivas y bonitas los ecuatorianos… no solamente el paisaje, también la gente. Pero somos también una sociedad compleja, marcada por una serie de divisiones, puntos críticos, conflictos. Tenemos divisiones marcadas por la geografía, por expresiones de regionalismo a lo largo del Ecuador, por confrontaciones absurdas, porque yo vivo en este sitio y tú vives más allá. En nuestra historia también hemos tenido, por supuesto, divisiones por cómo la gente piensa. Recordemos, si no, las guerras civiles que se han librado en nuestro país y que han estado marcadas por antagonismos y pasiones políticas enfermizas que han llegado a provocar muerte y destrucción en la República. Tenemos divisiones sociales, económicas. Yo llegué a ver, en la piscina de un club exclusivo del Ecuador escrito “aquí no se pueden bañar las empleadas domésticas”. Eso yo lo vi con mis propios ojos, no es algo de la imaginación ni de una exagerada imaginación novelística. Son divisiones económicas que marcan y cruzan a nuestra sociedad y provocan grandes conflictos y divisiones étnicas. Es un asunto que muchas veces, en la discusión y el debate nacional, se hace de lado o se mete bajo la alfombra, pero está presente. ¿Cuántos de nuestros amigos son afros? Pero no amigos de “hola como estás”, sino de tener con ellos una relación de mayor cercanía, amigos de las distintas nacionalidades indígenas, también, en el sentido que acabo de mencionar.

Y no es que sea culpa de alguien en concreto, sino es que se trata de dinámicas y costumbres sociales llevan a esta realidad y que dicen mucho de lo que ocurre en nuestra sociedad. Y, finalmente, por supuesto hay el corte de género. Indicios, que ustedes conocen mejor que nadie, de discriminación más o menos velada, más o menos evidente, por razón de género. Hay estudios que demuestran que, en determinados ambientes sociales, esa discriminación es más marcada, más brutal si se quiere y, por supuesto, también son distintos los grados de conciencia que las mujeres tienen frente a lo que ocurre y, asimismo, la sociedad muestra distintos grados de reacción frente a lo que pasa.

Desde esa perspectiva, con este Protocolo interno la Cancillería quiere iniciar un camino, al menos dentro de las paredes de nuestra institución, para ofrecer una respuesta concreta, una respuesta efectiva y, sobre todo, eficaz a esta temática. Cabe señalar que gracias a la infatigable y denodada lucha de las mujeres en todo el mundo contra la violencia de género —calificada recientemente de “pandemia mundial” por el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres—, el tema se ha ido consolidando en el concierto internacional y ha adquirido la relevancia que merece. Concierne por supuesto, y de ahí viene la relevancia, no solamente a una buena parte de la población sino, diría que a algo más: a valores de la sociedad en su conjunto, valores éticos, valores de progreso social verdadero. En el Ecuador las cifras de esta pandemia son alarmantes. Según datos oficiales, 6 de cada 10 mujeres han sido alguna vez en su vida víctimas de algún tipo de violencia de género, es decir, estamos hablando de 3,2 millones de ecuatorianas, casi un 15% de la población del país. Frente a esta realidad, el Estado ecuatoriano ha tomado una serie de medidas para trazar un marco legal que busca prevenir y eliminar la violencia de género. Esta normativa emana de una disposición constitucional, la del artículo 70 de la Constitución, que dispone que “el Estado formulará y ejecutará políticas para alcanzar la igualdad entre hombres y mujeres […] e incorporará el enfoque de género en planes y programas, y brindará asistencia técnica para su obligatoria aplicación en el sector público”. Por su parte, la Ley Orgánica Integral para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres, expedida en febrero del año pasado, dispone que las instituciones del Estado establezcan políticas, programas, mecanismos y herramientas a fin de prevenir y actuar para eliminar la violencia de género.

En 2018, la Cancillería asumió el compromiso de procurar la igualdad de género dentro de la institución y estableció la Política de Igualdad de Género, mediante el acuerdo ministerial 49, expedido por la entonces canciller María Fernanda Espinosa. Ahora, como parte de la implementación de esa política y para atender la concreta problemática de la violencia de género, que se expresa en el acoso con connotación sexual en el ambiente laboral, la Cancillería ha elaborado el “Protocolo interno para la prevención, actuación y eliminación de todas las formas de acoso u hostigamiento laboral con connotación sexual”, cuyo lanzamiento nos congrega el día de hoy. Al adoptar este protocolo, la Cancillería ecuatoriana se convierte en la institución del poder ejecutivo pionera en trazar la cancha y establecer mecanismos para combatir una de las modalidades más severas y cotidianas de la violencia contra la mujer. En la formulación del Protocolo se han tomado como referentes instrumentos similares aplicados en el Sistema de las Naciones Unidas, en el Gobierno federal de los Estados Unidos y en las cancillerías de México, Suecia, España y Perú. Una primera versión del Protocolo fue presentada a distintas áreas del Ministerio de Relaciones Exteriores, para obtener retroalimentación y aportes. También algunas embajadas y misiones diplomáticas fueron consultadas. Esos aportes fueron de invalorable ayuda. Con ellos se procedió a trabajar con la Dirección de Talento Humano, área que estará a cargo de la implementación y, por supuesto, tengo que destacar el apoyo muy especial que nos dio ONU mujeres, no solo el marco que se utiliza en Naciones Unidas, sino ya en asesoramiento puntual que nos brindó en distintos aspectos del Protocolo. En términos de la política exterior del Estado ecuatoriano, esta propuesta va de la mano con compromisos internacionales que se han suscrito, y cito algunos de ellos: el Objetivo de Desarrollo Sostenible Nº 5, cuya meta 5.2 exhorta a los Estados a eliminar todas las formas de violencia contra todas

las mujeres y las niñas en los ámbitos público y privado, incluida la trata y explotación sexual, y otros tipos de explotación. En segundo lugar, la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, que suscribió el Ecuador en el año 1981 y que contiene disposiciones que van encaminadas hacia los mismos objetivos. La Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer, la famosa convención de Belem do Pará, fue ratificada por nuestro país en 1995 y también contiene disposiciones orientadas a lo que nuestro Protocolo establece y prevé. Finalmente, debo mencionar el convenio 190 de la Organización Internacional del Trabajo sobre la eliminación de la violencia y el acoso en el mundo del trabajo, que fue recientemente adoptada, solamente en junio de este año, en el marco de la Asamblea de esa organización, donde el Ecuador respaldó los planteamientos de este nuevo convenio, en línea con lo que dispone su Constitución, en línea con la política del Gobierno Nacional, en línea con la convicción que tenemos todos en el Estado ecuatoriano, de que esta es una meta importante no solamente a nivel nacional, sino también a nivel mundial. Solo me queda por decir que tengo la certeza de que las lecciones aprendidas en el proceso de formulación de este Protocolo servirán para que otras instituciones públicas sigan por un camino similar y elaboren sus propias herramientas y procedimientos internos.

De hecho, conversé brevemente esta mañana con la secretaria de Derechos Humanos, Cecilia Chacón, y algo le anticipé. No llegamos a concretar algo específico, pero la idea es buscar que esta experiencia —que ha sido también puesta en línea con disposiciones del Ministerio del Trabajo— eventualmente pueda adaptarse a las distintas realidades de otras instituciones públicas, a fin de difundir similares mecanismos y protocolos de trabajo y acción.

¿Qué es lo que nos queda ahora por delante? Trabajo y acción. El Protocolo que estamos ahora adoptando, no va a quedarse simplemente con la línea trazada, que es muy útil, necesaria e indispensable, sino que buscará establecer puntos de acción y de gestión muy concretos. Dentro del área de talento humano, en el Protocolo aparecen ya determinados una serie de mecanismos que se complementarán con una adecuada difusión del Protocolo entre los funcionarios y empleados del Ministerio de Relaciones Exteriores, tanto en el Ecuador como en el exterior.

El Ministerio de Relaciones Exteriores tiene esa específica diferencia frente a otras entidades del Estado. Si bien su sede está en Quito, cuenta, para empezar, con coordinaciones zonales, 9 de ellas dentro del territorio nacional y, fuera del Ecuador, con 45 oficinas diplomáticas con el rango de Embajada o Representación Permanente, y con aproximadamente 60 oficinas consulares. Como se puede ver, es una amplia gama de oficinas de todo tipo y tamaño. Es justamente hacia todos esos ambientes de trabajo hacia los cuales está orientado este Protocolo, con disposiciones muy específicas.

No puedo dejar de agradecer de manera muy especial dentro de la Cancillería, el aporte de Mireya Muñoz, subsecretaria de Asuntos Multilaterales y ahora a cargo del viceministerio de Relaciones Exteriores. Su trabajo ha sido increíblemente dedicado en la construcción de este Protocolo. También quiero expresar mi reconocimiento a Sigrid Vásconez, quien tuvo a su cargo la coordinación de los aportes a los que me he referido y los contactos con la sociedad civil, porque también obtuvimos interesantes contribuciones desde fuera de la Cancillería.

Por último, quisiera reiterar que estamos conscientes, y en este momento hablo en plural —porque esto nos concierne a todos quienes hacemos la Cancillería: al Ministro, a los viceministros, subsecretarios, directores, funcionarios—, estamos conscientes, decía, de que hemos dado juntos este primer paso y de que ahora tenemos por delante la gran responsabilidad de materializarlo. Y estoy seguro de que todos

asumimos esta tarea con agrado, porque estamos cumpliendo de manera concreta y alejada de toda retórica, con un mandato de nuestra ley, con un mandato ético, además del mandato legal, para construir dentro de este pequeño espacio un mundo mejor, más igualitario, con menos o ninguna discriminación, y combatiendo uno de esos nudos críticos de la sociedad ecuatoriana, como es la violencia de género. Muchas gracias, una vez más, por su presencia.

Page 3: Canciller José Valencia en el lanzamiento del Protocolo ...€¦ · Canciller José Valencia en el lanzamiento del Protocolo Interno para la Prevención, Actuación y Eliminación

s particularmente grato para mí estar aquí presente para la firma de este Protocolo. Esta ha sido una iniciativa del Ministerio de Relaciones Exteriores bajo mi gestión, pero en realidad, y se los digo de

corazón, es una iniciativa en la que varios funcionarios y funcionarias han puesto de sí, han dado su aporte y sus contribuciones, han demostrado su interés por desarrollar esta propuesta, que se va a materializar en realidad. Al Ecuador lo conocemos bien los aquí presentes. Es cierto que muchos son diplomáticos, pero ya tienen un tiempo viviendo en nuestro país. Saben que tenemos cosas muy positivas y bonitas los ecuatorianos… no solamente el paisaje, también la gente. Pero somos también una sociedad compleja, marcada por una serie de divisiones, puntos críticos, conflictos. Tenemos divisiones marcadas por la geografía, por expresiones de regionalismo a lo largo del Ecuador, por confrontaciones absurdas, porque yo vivo en este sitio y tú vives más allá. En nuestra historia también hemos tenido, por supuesto, divisiones por cómo la gente piensa. Recordemos, si no, las guerras civiles que se han librado en nuestro país y que han estado marcadas por antagonismos y pasiones políticas enfermizas que han llegado a provocar muerte y destrucción en la República. Tenemos divisiones sociales, económicas. Yo llegué a ver, en la piscina de un club exclusivo del Ecuador escrito “aquí no se pueden bañar las empleadas domésticas”. Eso yo lo vi con mis propios ojos, no es algo de la imaginación ni de una exagerada imaginación novelística. Son divisiones económicas que marcan y cruzan a nuestra sociedad y provocan grandes conflictos y divisiones étnicas. Es un asunto que muchas veces, en la discusión y el debate nacional, se hace de lado o se mete bajo la alfombra, pero está presente. ¿Cuántos de nuestros amigos son afros? Pero no amigos de “hola como estás”, sino de tener con ellos una relación de mayor cercanía, amigos de las distintas nacionalidades indígenas, también, en el sentido que acabo de mencionar.

Y no es que sea culpa de alguien en concreto, sino es que se trata de dinámicas y costumbres sociales llevan a esta realidad y que dicen mucho de lo que ocurre en nuestra sociedad. Y, finalmente, por supuesto hay el corte de género. Indicios, que ustedes conocen mejor que nadie, de discriminación más o menos velada, más o menos evidente, por razón de género. Hay estudios que demuestran que, en determinados ambientes sociales, esa discriminación es más marcada, más brutal si se quiere y, por supuesto, también son distintos los grados de conciencia que las mujeres tienen frente a lo que ocurre y, asimismo, la sociedad muestra distintos grados de reacción frente a lo que pasa.

Desde esa perspectiva, con este Protocolo interno la Cancillería quiere iniciar un camino, al menos dentro de las paredes de nuestra institución, para ofrecer una respuesta concreta, una respuesta efectiva y, sobre todo, eficaz a esta temática. Cabe señalar que gracias a la infatigable y denodada lucha de las mujeres en todo el mundo contra la violencia de género —calificada recientemente de “pandemia mundial” por el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres—, el tema se ha ido consolidando en el concierto internacional y ha adquirido la relevancia que merece. Concierne por supuesto, y de ahí viene la relevancia, no solamente a una buena parte de la población sino, diría que a algo más: a valores de la sociedad en su conjunto, valores éticos, valores de progreso social verdadero. En el Ecuador las cifras de esta pandemia son alarmantes. Según datos oficiales, 6 de cada 10 mujeres han sido alguna vez en su vida víctimas de algún tipo de violencia de género, es decir, estamos hablando de 3,2 millones de ecuatorianas, casi un 15% de la población del país. Frente a esta realidad, el Estado ecuatoriano ha tomado una serie de medidas para trazar un marco legal que busca prevenir y eliminar la violencia de género. Esta normativa emana de una disposición constitucional, la del artículo 70 de la Constitución, que dispone que “el Estado formulará y ejecutará políticas para alcanzar la igualdad entre hombres y mujeres […] e incorporará el enfoque de género en planes y programas, y brindará asistencia técnica para su obligatoria aplicación en el sector público”. Por su parte, la Ley Orgánica Integral para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres, expedida en febrero del año pasado, dispone que las instituciones del Estado establezcan políticas, programas, mecanismos y herramientas a fin de prevenir y actuar para eliminar la violencia de género.

En 2018, la Cancillería asumió el compromiso de procurar la igualdad de género dentro de la institución y estableció la Política de Igualdad de Género, mediante el acuerdo ministerial 49, expedido por la entonces canciller María Fernanda Espinosa. Ahora, como parte de la implementación de esa política y para atender la concreta problemática de la violencia de género, que se expresa en el acoso con connotación sexual en el ambiente laboral, la Cancillería ha elaborado el “Protocolo interno para la prevención, actuación y eliminación de todas las formas de acoso u hostigamiento laboral con connotación sexual”, cuyo lanzamiento nos congrega el día de hoy. Al adoptar este protocolo, la Cancillería ecuatoriana se convierte en la institución del poder ejecutivo pionera en trazar la cancha y establecer mecanismos para combatir una de las modalidades más severas y cotidianas de la violencia contra la mujer. En la formulación del Protocolo se han tomado como referentes instrumentos similares aplicados en el Sistema de las Naciones Unidas, en el Gobierno federal de los Estados Unidos y en las cancillerías de México, Suecia, España y Perú. Una primera versión del Protocolo fue presentada a distintas áreas del Ministerio de Relaciones Exteriores, para obtener retroalimentación y aportes. También algunas embajadas y misiones diplomáticas fueron consultadas. Esos aportes fueron de invalorable ayuda. Con ellos se procedió a trabajar con la Dirección de Talento Humano, área que estará a cargo de la implementación y, por supuesto, tengo que destacar el apoyo muy especial que nos dio ONU mujeres, no solo el marco que se utiliza en Naciones Unidas, sino ya en asesoramiento puntual que nos brindó en distintos aspectos del Protocolo. En términos de la política exterior del Estado ecuatoriano, esta propuesta va de la mano con compromisos internacionales que se han suscrito, y cito algunos de ellos: el Objetivo de Desarrollo Sostenible Nº 5, cuya meta 5.2 exhorta a los Estados a eliminar todas las formas de violencia contra todas

Dirección: Jerónimo Carrión E1-76 y Av. 10 de Agosto 170526 Quito - Ecuador Teléfono: +593-2 [email protected] - www.cancilleria.gob.ec

las mujeres y las niñas en los ámbitos público y privado, incluida la trata y explotación sexual, y otros tipos de explotación. En segundo lugar, la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, que suscribió el Ecuador en el año 1981 y que contiene disposiciones que van encaminadas hacia los mismos objetivos. La Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer, la famosa convención de Belem do Pará, fue ratificada por nuestro país en 1995 y también contiene disposiciones orientadas a lo que nuestro Protocolo establece y prevé. Finalmente, debo mencionar el convenio 190 de la Organización Internacional del Trabajo sobre la eliminación de la violencia y el acoso en el mundo del trabajo, que fue recientemente adoptada, solamente en junio de este año, en el marco de la Asamblea de esa organización, donde el Ecuador respaldó los planteamientos de este nuevo convenio, en línea con lo que dispone su Constitución, en línea con la política del Gobierno Nacional, en línea con la convicción que tenemos todos en el Estado ecuatoriano, de que esta es una meta importante no solamente a nivel nacional, sino también a nivel mundial. Solo me queda por decir que tengo la certeza de que las lecciones aprendidas en el proceso de formulación de este Protocolo servirán para que otras instituciones públicas sigan por un camino similar y elaboren sus propias herramientas y procedimientos internos.

De hecho, conversé brevemente esta mañana con la secretaria de Derechos Humanos, Cecilia Chacón, y algo le anticipé. No llegamos a concretar algo específico, pero la idea es buscar que esta experiencia —que ha sido también puesta en línea con disposiciones del Ministerio del Trabajo— eventualmente pueda adaptarse a las distintas realidades de otras instituciones públicas, a fin de difundir similares mecanismos y protocolos de trabajo y acción.

¿Qué es lo que nos queda ahora por delante? Trabajo y acción. El Protocolo que estamos ahora adoptando, no va a quedarse simplemente con la línea trazada, que es muy útil, necesaria e indispensable, sino que buscará establecer puntos de acción y de gestión muy concretos. Dentro del área de talento humano, en el Protocolo aparecen ya determinados una serie de mecanismos que se complementarán con una adecuada difusión del Protocolo entre los funcionarios y empleados del Ministerio de Relaciones Exteriores, tanto en el Ecuador como en el exterior.

El Ministerio de Relaciones Exteriores tiene esa específica diferencia frente a otras entidades del Estado. Si bien su sede está en Quito, cuenta, para empezar, con coordinaciones zonales, 9 de ellas dentro del territorio nacional y, fuera del Ecuador, con 45 oficinas diplomáticas con el rango de Embajada o Representación Permanente, y con aproximadamente 60 oficinas consulares. Como se puede ver, es una amplia gama de oficinas de todo tipo y tamaño. Es justamente hacia todos esos ambientes de trabajo hacia los cuales está orientado este Protocolo, con disposiciones muy específicas.

No puedo dejar de agradecer de manera muy especial dentro de la Cancillería, el aporte de Mireya Muñoz, subsecretaria de Asuntos Multilaterales y ahora a cargo del viceministerio de Relaciones Exteriores. Su trabajo ha sido increíblemente dedicado en la construcción de este Protocolo. También quiero expresar mi reconocimiento a Sigrid Vásconez, quien tuvo a su cargo la coordinación de los aportes a los que me he referido y los contactos con la sociedad civil, porque también obtuvimos interesantes contribuciones desde fuera de la Cancillería.

Por último, quisiera reiterar que estamos conscientes, y en este momento hablo en plural —porque esto nos concierne a todos quienes hacemos la Cancillería: al Ministro, a los viceministros, subsecretarios, directores, funcionarios—, estamos conscientes, decía, de que hemos dado juntos este primer paso y de que ahora tenemos por delante la gran responsabilidad de materializarlo. Y estoy seguro de que todos

asumimos esta tarea con agrado, porque estamos cumpliendo de manera concreta y alejada de toda retórica, con un mandato de nuestra ley, con un mandato ético, además del mandato legal, para construir dentro de este pequeño espacio un mundo mejor, más igualitario, con menos o ninguna discriminación, y combatiendo uno de esos nudos críticos de la sociedad ecuatoriana, como es la violencia de género. Muchas gracias, una vez más, por su presencia.

Page 4: Canciller José Valencia en el lanzamiento del Protocolo ...€¦ · Canciller José Valencia en el lanzamiento del Protocolo Interno para la Prevención, Actuación y Eliminación

s particularmente grato para mí estar aquí presente para la firma de este Protocolo. Esta ha sido una iniciativa del Ministerio de Relaciones Exteriores bajo mi gestión, pero en realidad, y se los digo de

corazón, es una iniciativa en la que varios funcionarios y funcionarias han puesto de sí, han dado su aporte y sus contribuciones, han demostrado su interés por desarrollar esta propuesta, que se va a materializar en realidad. Al Ecuador lo conocemos bien los aquí presentes. Es cierto que muchos son diplomáticos, pero ya tienen un tiempo viviendo en nuestro país. Saben que tenemos cosas muy positivas y bonitas los ecuatorianos… no solamente el paisaje, también la gente. Pero somos también una sociedad compleja, marcada por una serie de divisiones, puntos críticos, conflictos. Tenemos divisiones marcadas por la geografía, por expresiones de regionalismo a lo largo del Ecuador, por confrontaciones absurdas, porque yo vivo en este sitio y tú vives más allá. En nuestra historia también hemos tenido, por supuesto, divisiones por cómo la gente piensa. Recordemos, si no, las guerras civiles que se han librado en nuestro país y que han estado marcadas por antagonismos y pasiones políticas enfermizas que han llegado a provocar muerte y destrucción en la República. Tenemos divisiones sociales, económicas. Yo llegué a ver, en la piscina de un club exclusivo del Ecuador escrito “aquí no se pueden bañar las empleadas domésticas”. Eso yo lo vi con mis propios ojos, no es algo de la imaginación ni de una exagerada imaginación novelística. Son divisiones económicas que marcan y cruzan a nuestra sociedad y provocan grandes conflictos y divisiones étnicas. Es un asunto que muchas veces, en la discusión y el debate nacional, se hace de lado o se mete bajo la alfombra, pero está presente. ¿Cuántos de nuestros amigos son afros? Pero no amigos de “hola como estás”, sino de tener con ellos una relación de mayor cercanía, amigos de las distintas nacionalidades indígenas, también, en el sentido que acabo de mencionar.

Y no es que sea culpa de alguien en concreto, sino es que se trata de dinámicas y costumbres sociales llevan a esta realidad y que dicen mucho de lo que ocurre en nuestra sociedad. Y, finalmente, por supuesto hay el corte de género. Indicios, que ustedes conocen mejor que nadie, de discriminación más o menos velada, más o menos evidente, por razón de género. Hay estudios que demuestran que, en determinados ambientes sociales, esa discriminación es más marcada, más brutal si se quiere y, por supuesto, también son distintos los grados de conciencia que las mujeres tienen frente a lo que ocurre y, asimismo, la sociedad muestra distintos grados de reacción frente a lo que pasa.

Desde esa perspectiva, con este Protocolo interno la Cancillería quiere iniciar un camino, al menos dentro de las paredes de nuestra institución, para ofrecer una respuesta concreta, una respuesta efectiva y, sobre todo, eficaz a esta temática. Cabe señalar que gracias a la infatigable y denodada lucha de las mujeres en todo el mundo contra la violencia de género —calificada recientemente de “pandemia mundial” por el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres—, el tema se ha ido consolidando en el concierto internacional y ha adquirido la relevancia que merece. Concierne por supuesto, y de ahí viene la relevancia, no solamente a una buena parte de la población sino, diría que a algo más: a valores de la sociedad en su conjunto, valores éticos, valores de progreso social verdadero. En el Ecuador las cifras de esta pandemia son alarmantes. Según datos oficiales, 6 de cada 10 mujeres han sido alguna vez en su vida víctimas de algún tipo de violencia de género, es decir, estamos hablando de 3,2 millones de ecuatorianas, casi un 15% de la población del país. Frente a esta realidad, el Estado ecuatoriano ha tomado una serie de medidas para trazar un marco legal que busca prevenir y eliminar la violencia de género. Esta normativa emana de una disposición constitucional, la del artículo 70 de la Constitución, que dispone que “el Estado formulará y ejecutará políticas para alcanzar la igualdad entre hombres y mujeres […] e incorporará el enfoque de género en planes y programas, y brindará asistencia técnica para su obligatoria aplicación en el sector público”. Por su parte, la Ley Orgánica Integral para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres, expedida en febrero del año pasado, dispone que las instituciones del Estado establezcan políticas, programas, mecanismos y herramientas a fin de prevenir y actuar para eliminar la violencia de género.

En 2018, la Cancillería asumió el compromiso de procurar la igualdad de género dentro de la institución y estableció la Política de Igualdad de Género, mediante el acuerdo ministerial 49, expedido por la entonces canciller María Fernanda Espinosa. Ahora, como parte de la implementación de esa política y para atender la concreta problemática de la violencia de género, que se expresa en el acoso con connotación sexual en el ambiente laboral, la Cancillería ha elaborado el “Protocolo interno para la prevención, actuación y eliminación de todas las formas de acoso u hostigamiento laboral con connotación sexual”, cuyo lanzamiento nos congrega el día de hoy. Al adoptar este protocolo, la Cancillería ecuatoriana se convierte en la institución del poder ejecutivo pionera en trazar la cancha y establecer mecanismos para combatir una de las modalidades más severas y cotidianas de la violencia contra la mujer. En la formulación del Protocolo se han tomado como referentes instrumentos similares aplicados en el Sistema de las Naciones Unidas, en el Gobierno federal de los Estados Unidos y en las cancillerías de México, Suecia, España y Perú. Una primera versión del Protocolo fue presentada a distintas áreas del Ministerio de Relaciones Exteriores, para obtener retroalimentación y aportes. También algunas embajadas y misiones diplomáticas fueron consultadas. Esos aportes fueron de invalorable ayuda. Con ellos se procedió a trabajar con la Dirección de Talento Humano, área que estará a cargo de la implementación y, por supuesto, tengo que destacar el apoyo muy especial que nos dio ONU mujeres, no solo el marco que se utiliza en Naciones Unidas, sino ya en asesoramiento puntual que nos brindó en distintos aspectos del Protocolo. En términos de la política exterior del Estado ecuatoriano, esta propuesta va de la mano con compromisos internacionales que se han suscrito, y cito algunos de ellos: el Objetivo de Desarrollo Sostenible Nº 5, cuya meta 5.2 exhorta a los Estados a eliminar todas las formas de violencia contra todas

Dirección: Jerónimo Carrión E1-76 y Av. 10 de Agosto 170526 Quito - Ecuador Teléfono: +593-2 [email protected] - www.cancilleria.gob.ec

las mujeres y las niñas en los ámbitos público y privado, incluida la trata y explotación sexual, y otros tipos de explotación. En segundo lugar, la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, que suscribió el Ecuador en el año 1981 y que contiene disposiciones que van encaminadas hacia los mismos objetivos. La Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer, la famosa convención de Belem do Pará, fue ratificada por nuestro país en 1995 y también contiene disposiciones orientadas a lo que nuestro Protocolo establece y prevé. Finalmente, debo mencionar el convenio 190 de la Organización Internacional del Trabajo sobre la eliminación de la violencia y el acoso en el mundo del trabajo, que fue recientemente adoptada, solamente en junio de este año, en el marco de la Asamblea de esa organización, donde el Ecuador respaldó los planteamientos de este nuevo convenio, en línea con lo que dispone su Constitución, en línea con la política del Gobierno Nacional, en línea con la convicción que tenemos todos en el Estado ecuatoriano, de que esta es una meta importante no solamente a nivel nacional, sino también a nivel mundial. Solo me queda por decir que tengo la certeza de que las lecciones aprendidas en el proceso de formulación de este Protocolo servirán para que otras instituciones públicas sigan por un camino similar y elaboren sus propias herramientas y procedimientos internos.

De hecho, conversé brevemente esta mañana con la secretaria de Derechos Humanos, Cecilia Chacón, y algo le anticipé. No llegamos a concretar algo específico, pero la idea es buscar que esta experiencia —que ha sido también puesta en línea con disposiciones del Ministerio del Trabajo— eventualmente pueda adaptarse a las distintas realidades de otras instituciones públicas, a fin de difundir similares mecanismos y protocolos de trabajo y acción.

¿Qué es lo que nos queda ahora por delante? Trabajo y acción. El Protocolo que estamos ahora adoptando, no va a quedarse simplemente con la línea trazada, que es muy útil, necesaria e indispensable, sino que buscará establecer puntos de acción y de gestión muy concretos. Dentro del área de talento humano, en el Protocolo aparecen ya determinados una serie de mecanismos que se complementarán con una adecuada difusión del Protocolo entre los funcionarios y empleados del Ministerio de Relaciones Exteriores, tanto en el Ecuador como en el exterior.

El Ministerio de Relaciones Exteriores tiene esa específica diferencia frente a otras entidades del Estado. Si bien su sede está en Quito, cuenta, para empezar, con coordinaciones zonales, 9 de ellas dentro del territorio nacional y, fuera del Ecuador, con 45 oficinas diplomáticas con el rango de Embajada o Representación Permanente, y con aproximadamente 60 oficinas consulares. Como se puede ver, es una amplia gama de oficinas de todo tipo y tamaño. Es justamente hacia todos esos ambientes de trabajo hacia los cuales está orientado este Protocolo, con disposiciones muy específicas.

No puedo dejar de agradecer de manera muy especial dentro de la Cancillería, el aporte de Mireya Muñoz, subsecretaria de Asuntos Multilaterales y ahora a cargo del viceministerio de Relaciones Exteriores. Su trabajo ha sido increíblemente dedicado en la construcción de este Protocolo. También quiero expresar mi reconocimiento a Sigrid Vásconez, quien tuvo a su cargo la coordinación de los aportes a los que me he referido y los contactos con la sociedad civil, porque también obtuvimos interesantes contribuciones desde fuera de la Cancillería.

Por último, quisiera reiterar que estamos conscientes, y en este momento hablo en plural —porque esto nos concierne a todos quienes hacemos la Cancillería: al Ministro, a los viceministros, subsecretarios, directores, funcionarios—, estamos conscientes, decía, de que hemos dado juntos este primer paso y de que ahora tenemos por delante la gran responsabilidad de materializarlo. Y estoy seguro de que todos

Derechos humanos

asumimos esta tarea con agrado, porque estamos cumpliendo de manera concreta y alejada de toda retórica, con un mandato de nuestra ley, con un mandato ético, además del mandato legal, para construir dentro de este pequeño espacio un mundo mejor, más igualitario, con menos o ninguna discriminación, y combatiendo uno de esos nudos críticos de la sociedad ecuatoriana, como es la violencia de género. Muchas gracias, una vez más, por su presencia.