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Algunas notas sobre la experiencia del vecinalismo y la ciudadanía Conversar sobre ciudadanía y política con un conjunto de personas comprometidas con el espacio vecinalista fue una tarea muy interesante y enriquecedora. Las personas que participan en el movimiento vecinalista están en un lugar que no es fácil de definir. Primero, es un lugar que se identifica con la ciudadanía, pero es una ciudadanía intensa, comprometida con lo público en un determinado territorio. No es una ciudadanía que se ocupe simplemente de cumplir deberes electorales cada tanto tiempo. Segundo, es un lugar vinculado a la política que, más allá de la filiación partidaria de cada persona o grupo, también está en los bordes. Son militantes políticas que, con excepciones por supuesto, no tienen como objetivo primordial ocupar puestos estatales y no disputan el poder político entendido como cargos públicos. Tercero, son personas que cumplen tareas ejecutivas (por ejemplo, repartir leña para calefaccionar, nylon para las goteras, facilitar trámites, etc.) sin tener un cargo o función financiado por el Estado. En tiempos en los que nos dicen que pareciera primar la democracia delegativa o la ciudadanía de baja intensidad (O’Donnell 2010) estas personas se encargan de mostrar que la universalidad de la ciudadanía procedimental-liberal, no es tal, y que, pese a las privaciones, el contexto de privaciones no es todo lo abrumador que las ciencias sociales asumen. En las reuniones que tuvimos junto al grupo de vecinalistas, una de las cuestiones que sobrevolaba las discusiones era la vinculación entre la idea de ciudadanía y el problema de cuál es la comunidad relevante al momento de tomar una decisión en una sociedad determinada. Es decir, en las problemáticas barriales aparece constantemente la pregunta sobre quiénes son las personas que pueden tener la palabra al momento de decidir cuestiones comunitarias. La aparición de esta problemática probablemente está relacionada al carácter que ha asumido históricamente la ciudad de Comodoro Rivadavia frente a las migraciones originadas en los vaivenes de la producción petrolera. Pero también debe tenerse en cuenta que la

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Algunas notas sobre la experiencia del vecinalismo y la ciudadana

Conversar sobre ciudadana y poltica con un conjunto de personas comprometidas con el espacio vecinalista fue una tarea muy interesante y enriquecedora. Las personas que participan en el movimiento vecinalista estn en un lugar que no es fcil de definir. Primero, es un lugar que se identifica con la ciudadana, pero es una ciudadana intensa, comprometida con lo pblico en un determinado territorio. No es una ciudadana que se ocupe simplemente de cumplir deberes electorales cada tanto tiempo. Segundo, es un lugar vinculado a la poltica que, ms all de la filiacin partidaria de cada persona o grupo, tambin est en los bordes. Son militantes polticas que, con excepciones por supuesto, no tienen como objetivo primordial ocupar puestos estatales y no disputan el poder poltico entendido como cargos pblicos. Tercero, son personas que cumplen tareas ejecutivas (por ejemplo, repartir lea para calefaccionar, nylon para las goteras, facilitar trmites, etc.) sin tener un cargo o funcin financiado por el Estado. En tiempos en los que nos dicen que pareciera primar la democracia delegativa o la ciudadana de baja intensidad (ODonnell 2010) estas personas se encargan de mostrar que la universalidad de la ciudadana procedimental-liberal, no es tal, y que, pese a las privaciones, el contexto de privaciones no es todo lo abrumador que las ciencias sociales asumen.

En las reuniones que tuvimos junto al grupo de vecinalistas, una de las cuestiones que sobrevolaba las discusiones era la vinculacin entre la idea de ciudadana y el problema de cul es la comunidad relevante al momento de tomar una decisin en una sociedad determinada. Es decir, en las problemticas barriales aparece constantemente la pregunta sobre quines son las personas que pueden tener la palabra al momento de decidir cuestiones comunitarias. La aparicin de esta problemtica probablemente est relacionada al carcter que ha asumido histricamente la ciudad de Comodoro Rivadavia frente a las migraciones originadas en los vaivenes de la produccin petrolera. Pero tambin debe tenerse en cuenta que la preocupacin sobre quines son aquellas personas que podrn tomar la palabra en una comunidad es definitoria de la idea de ciudadana.

Esta preocupacin podra plantearse de diferentes formas, sobre todo en preguntas tales como: Quines pueden incidir sobre las decisiones que se toman en una comunidad, en este caso un barrio? Qu criterios debemos pensar para saber quines pueden participar en esas decisiones? Qu debemos tener en comn para participar? Por qu deberamos participar de esas decisiones? Qu rol debe jugar el vecinalismo en relacin a la incorporacin de nuevas personas a los barrios? En definitiva la pregunta central que sobrevol los talleres fue la pregunta por quines son o pueden ser las personas que ejercen la ciudadana.La pregunta que dispar esta discusin fue la siguiente: cundo fuimos ciudadanos o ciudadanas en Comodoro Rivadavia? Las respuestas pudieron agruparse bsicamente alrededor de dos cuestiones. La primera fue en relacin al cumplimiento de ciertas responsabilidades cvicas, la segunda, en relacin al trabajo comunitario solidario. En el primer caso, la nocin de ciudadana que se pona en juego era una concepcin procedimental orientada al cumplimiento de la ley y el disfrute de derechos. En el segundo caso, la ciudadana era pensada como una actividad colaborativa comunitaria. Esto pudo deberse a varias cuestiones, pero sin duda est vinculado a que en esta ciudad los momentos de disfrute de la ciudadana poltica fueron ms reducidos que en otros espacios nacionales y provinciales. Por ejemplo, en 1911 se form el primer consejo local electivo, con votantes que deban inscribirse en un padrn para participar de las elecciones. Tan pronto como en 1912 dicho consejo fue intervenido por denuncias de fraude electoral hasta 1914. Entre este ao y 1924 se dio una dcada de autonoma, hasta que comenzaron una serie de intervenciones que se extendieron hasta 1932. En 1937 vuelve a intervenirse el Concejo Municipal, hasta 1943 en que la autoridad de la ciudad es designada por el Gobernador Militar. Esta situacin dur hasta 1955 y recin en las elecciones para la asamble aconstituyente la ciudad vot sin restricciones. Pero all comenz tambin el ciclo de inestabilidad poltico-democrtica del pas, con la recurrencia de golpes de estado que culmina en 1983. Es decir, que la experiencia de la ciudadana para esta ciudad es una experiencia bastante novedosa, con los efectos importantes que esta situacin tuvo para los elencos polticos, para el plantel del personal del funcionariado y para la ciudadana.Las discusiones que dispar la pregunta sobre quines pueden disfrutar de la ciudadana llevaron al tema de la responsabilidad que supone portar un derecho. Es decir, la idea general que emergi fue que para disfrutar de un derecho debe existir una inclinacin a cumplir con ciertas responsabilidades y obligaciones. Pedir y reclamar un derecho es muy fcil, pero despus nadie cumple con sus obligaciones cuando se pide colaboracin desde la vecinal. Esto fue muy interesante porque automticamente surgi el argumento de que si tener un derecho es asumir una responsabilidad, no puede pedirse responsabilidad a quien no se le reconoce un derecho. Esto se vinculaba a las discusiones mantenidas en otros espacios de este taller sobre los derechos (a la tierra, a la atencin mdica, etc.) que deberan poder disfrutar las personas extranjeras o inmigrantes recin llegadas. Si lgicamente, la portacin de un derecho implicaDe este modo, la participacin en el taller pudo ligar estas dos discusiones, por un lado, la historia de nuestra ciudad muestra que el reconocimiento estatal es central para poder pensarse como personas ciudadanas y, por el otro, que si no se piensa en el otorgamiento igualitario de derechos como punto de partida de la vida comunitaria, no se puede esperar o reclamar responsabilidad cvica a quien se priva de los mismos.

ODonnell, Guillermo [1992] (1997) Democracia delegativa?. En G. ODonnell, Contrapuntos: Ensayos escogidos sobre autoritarismo y democratizacin, Buenos Aires, Paids.