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Carne Fresca J. Llop

Carne Fresca

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Las palabras son el subterfugio que nos sostiene por el día. Por la noche hay realidades evidentes que cada uno descubrirá por separado en el momento adecuado.

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Carne Fresca

J. Llop

- Carne fresca –

Un día cualquiera. Seguramente de verano. Tres amigos cualquiera, tampoco importa demasiado, matan el tiempo en un parque charlando de lo divino y lo humano mientras comparten una botella de cerveza.

Javi es inocente, aún cree en el amor y en la generosidad de lo extraños. Mira

embobado cómo pasan ante él los cuerpos del pecado, concretamente un oso enorme que lleva una camiseta que reza: “Bear pride is body pride”. Suspira como haría un diabético frente al escaparate de una pastelería.

Pedro tan sólo está atento a los mensajes que le llegan al móvil. De un novio, un

amante, o quién sabe qué. Él todavía no ha decidido a qué darle más importancia, si al sexo o al amor, a las dos cosas, juntas o por separado, o quizás a ninguna de ellas. El tiempo pasa. El móvil vuelve a sonar.

Jorge apura un trago de la botella. El alcohol le hace olvidar y eso le gusta. Hace

tiempo que se fue la juventud y con ella los ideales románticos. El sexo es una buena válvula de escape. En sus ojos tristes el delirio dejó algún que otro trazo difícil de borrar.

Javi - ¡Fuuu! ¡Cómo están los cuerpos! Jorge - ¿El de “bear pride is body pride”? Si es solo apariencia. Esos tíos ni

siquiera buscan sexo, sólo les interesa alimentar su vanidad. Pedro – Eso es cierto. Silencio. Ja - ¿Otra vez tu novio, Pedro? P – No sé si es mi novio. De hecho, no sé lo que es. Jo – La historia interminable. ¿Cuándo te marchas tú a Italia, Javi? Ja – El año que viene. Jo - ¿Sois pareja abierta? Ja – Más o menos. Sabemos a quién queremos. El sexo no es importante. Jo – El sexo siempre es importante. Ja – Eso es porque no estás enamorado, Jorge. Jo – Mmm... ¿y tú qué piensas, Pedro? P – A mí dejadme en paz.

Silencio. Jo - ¡Aupa! Esta noche fiesta. Salgamos a ligar, somos carne fresca. Ja – Bueno, algunos ya estamos muy vistos. Jo - ¡Gorda! Ja - ¡Puta! P – He, he. Haya paz, hermanas. Las palabras son el subterfugio que nos sostiene por el día. De noche hay

realidades evidentes que cada uno descubrirá por separado en el momento adecuado. Los tres amigos se adentran en una de las macrodiscotecas gays que hacen

negocio en Madrid. Allí se separan buscando aquello que creen desear. Javi se pierde en la pista de baile, sumergido en un enjambre de gente que por un

momento vive muy lejos de su realidad cotidiana. Él no lo sabe, pero está a punto de descubrir que el precio por la fidelidad y el compromiso se paga a costa de renunciar a nuestros más profundos y ciertos sentimientos.

En la pista choca con alguien. En su camiseta tiene un mensaje que logra

reconocer. Al levantar la vista le está esperando una cálida sonrisa. Pedro escapa a la barra del bar. No se da cuenta de que un extraño lleva un rato

fijándose en él. Cuando le mira este aparta la vista. Poco a poco se le acerca. Esta noche comprenderá que cuando uno se niega a tomar decisiones es la propia vida la que decide por uno.

El extraño se coloca a su lado. El móvil comienza a sonar. Jorge ya se conoce muy bien la rutina. Ha encontrado una presa y se la ha

llevado hasta el cuarto de baño. Han bastado un par de miradas y unas rayas de cocaína. Las lenguas se confunden, las manos aferran el cuerpo del otro, el sexo urge de una forma irrefrenable. Al final sólo quedan un par de manchas de esperma contra la pared.

Hace tiempo que lo intuye, que detrás del sexo compulsivo y la locura no se

esconde tanto el placer por el placer, si no el imposible olvido. Sale a solas del local. Sobre el sucio suelo del asfalto deja caer una fotografía

rota. La foto del que ahora es tan sólo un extraño.