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Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo, A.C. IMPACTO ECONÓMICO DEL CAMBIO CLIMÁTICO EN EL CULTIVO DEL TRIGO EN REGIONES PRODUCTORAS DE SONORA, MÉXICO ____________________________________ Por: Jesús Mario Moreno Dena TESIS APROBADA POR LA COORDINACIÓN DE DESARROLLO REGIONAL Como requisito parcial para obtener el grado de DOCTORADO EN DESARROLLO REGIONAL Hermosillo, Sonora Febrero 2019

Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo, A.C. · Velázquez y Alma Santiago con quienes tuve la oportunidad de compartir experiencia e ... Agraz, Dra. Beatriz Camarena

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Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo, A.C.

IMPACTO ECONÓMICO DEL CAMBIO CLIMÁTICO EN EL CULTIVO DEL TRIGO EN REGIONES PRODUCTORAS DE SONORA, MÉXICO

____________________________________

Por:

Jesús Mario Moreno Dena

TESIS APROBADA POR LA

COORDINACIÓN DE DESARROLLO REGIONAL

Como requisito parcial para obtener el grado de

DOCTORADO EN DESARROLLO REGIONAL

Hermosillo, Sonora Febrero 2019

2

APROBACIÓN

Los miembros del comité designado para la revisión de la tesis de Jesús Mario

Moreno Dena, la han encontrado satisfactoria y recomiendan que sea aceptada como

requisito parcial para obtener el grado de Doctorado en Desarrollo Regional.

______________________________ Dr. Vidal Salazar Solano

Director de Tesis

______________________________ Dr. Jesús Martín Robles Parra

Asesor

______________________________ Dr. Juan Martín Preciado Rodríguez

Asesor

______________________________ Dr. Hugo César De La Torre Valdez

Asesor

3

DECLARACIÓN INSTITUCIONAL

La información generada en esta tesis es propiedad intelectual del Centro de

Investigación en Alimentación y Desarrollo, A.C. (CIAD). Se permiten y agradecen las

citas breves del material contenido en esta tesis sin permiso especial del autor, siempre y

cuando se dé crédito correspondiente. Para la reproducción parcial o total de la tesis con

fines académicos, se deberá contar con la autorización escrita del Director General del

CIAD.

La publicación en comunicaciones científicas o de divulgación popular de los

datos contenidos en esta tesis requiere la autorización escrita, del manuscrito en cuestión,

del director o directora de tesis. En estos casos siempre se deberá dar los créditos al CIAD

_________________________ Dr. Pablo Wong González

Director General

4

AGRADECIMIENTOS

Al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) por su apoyo para realizar

este posgrado.

Al Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo A. C., por brindarme la

oportunidad de iniciarme en el mundo de la investigación y todas las facilidades otorgadas

para cursar y concluir el programa de doctorado.

A mi director de tesis, el Dr. Vidal Salazar Solano por su invaluable ayuda y oportunos

consejos a lo largo de estos años, tanto en lo profesional como lo personal, ayudando así

a mi formación integral como académico e investigador.

A mi comité de tesis, los doctores Jesús Martín Robles Parra, Juan Martín Preciado

Rodríguez y Hugo César De La Torre Valdez, quienes durante este proceso de cuatro años

me apoyaron con sus amplios conocimientos para enriquecer el trabajo de investigación

que aquí presento.

Al Dr. Mario Alberto Camiro Pérez y al M. C. Pastor Sánchez García por su apoyo

brindado durante mi trabajo de campo en el sur de Sonora y tomarse el tiempo de

responder mis dudas sobre la producción de trigo en los valles.

A mis compañeros de doctorado, con quienes fui creciendo profesionalmente con

discusiones enriquecedoras y sus amables consejos en cada uno de los seminarios. Gracias

por recomendarme lecturas de mi tema o informarme de cuestiones relevantes que más de

una vez pasé por alto. En especial agradezco a esos que además de ser compañeros, he

tenido la oportunidad de hacer una buena amistad: Yuman, Pablo y Gil.

A aquellas personas con las que, a pesar de no compartir aula, tuve la oportunidad de

intercambiar experiencias académicas: A Shamir Rojas Rodríguez, por su ayuda durante

la etapa de modelación hidrológica, por sus consejos y siempre estar disponible para

intercambiar opiniones sobre temas de índole ambiental. A mis compañeras Ana Cristina

Velázquez y Alma Santiago con quienes tuve la oportunidad de compartir experiencia e

intercambio de ideas en el ámbito académico.

A los investigadores que contribuyeron en mi formación al impartir clases, a través de las

cuales compartieron sus conocimientos y enriquecieron así mi visión del mundo de la

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academia y la investigación desde distintas disciplinas. Agradezco en orden de antigüedad

de la asignatura a: Dr. Mario Camberos Castro, Dr. Pablo Wong González, Dra. Rosario

Román Pérez, Dr. Guillermo Núñez Noriega, Dr. Jesús Laborín Álvarez, Dr. Carlos

Borbón Morales, Dra. Elba Abril Valdez, Dr. Luis Huesca Reynoso, Dra. Diana Luque

Agraz, Dra. Beatriz Camarena Gómez y Dr. Sergio Sandoval Godoy.

Al Personal de la Coordinación de Programas Académicos del CIAD por su apoyo técnico,

gracias al cual hicieron más fácil mi estadía en el posgrado y siempre estuvieron

disponibles cuando necesité algún trámite o tuve dudas en cuestiones administrativas.

Gracias Argelia Marín, Laura García Cruz, Verónica Araiza Sánchez, Norma García,

Aurora Vidal, Alejandra Córdova, Héctor Galindo Murrieta y Alfonso Coronado.

A mis compañeros del equipo de futbol del CIAD, la mayoría de ellos de los programas

de posgrados en Ciencias, con quienes también tuve la oportunidad de compartir y

escuchar opiniones que de una u otra forma ayudaron a mejorar mi trabajo.

Por último, agradezco a todos los que ayudaron a enriquecer mi trabajo de investigación

y que involuntariamente he omitido.

¡Gracias totales!

6

DEDICATORIA

A mi Madre. Mi esfuerzo es tu esfuerzo; mis triunfos son tus triunfos.

A mi abuela. Un beso al cielo.

7

CONTENIDO

APROBACIÓN ................................................................................................................ 2 DECLARACIÓN INSTITUCIONAL ............................................................................ 3 AGRADECIMIENTOS ................................................................................................... 4 DEDICATORIA ............................................................................................................... 6 CONTENIDO ................................................................................................................... 7 LISTA DE FIGURAS ...................................................................................................... 9 LISTA DE TABLAS ...................................................................................................... 10 RESUMEN ...................................................................................................................... 11 ABSTRACT .................................................................................................................... 12 1. INTRODUCCIÓN ..................................................................................................... 13 2. EL CAMBIO CLIMÁTICO, PROBLEMÁTICA Y CONTEXTO ACTUAL ..... 17

2.1. ¿Qué es el Clima? ................................................................................................. 17 2.2. Concepto de Cambio Climático y su Abordaje a Escala Global .......................... 19

2.2.1. Conferencias de las Partes (COP) ................................................................. 22 2.3. México y su Estructura Institucional de Atención al Cambio Climático ............. 25

2.3.1. Los Instrumentos Normativos para la Atención del Cambio Climático ....... 25 2.3.2. Sistema Nacional de Cambio Climático........................................................ 27

2.4. Agricultura y Cambio Climático .......................................................................... 31 2.4.1. Vulnerabilidad de la Agricultura ante Variaciones en la Temperatura ......... 33

2.5. Conclusiones del Capítulo .................................................................................... 35

3. SONORA: RECURSOS PARA LA AGRICULTURA, TRIGO Y EL CAMBIO CLIMÁTICO ........................................................................................... 36 3.1. Sonora y los Recursos Naturales para la Agricultura ........................................... 36

3.1.1. Cambio de Uso de Suelo e Impacto Ambiental ............................................ 37 3.1.2. Aguas y Recursos Hidrológicos .................................................................... 39 3.1.3. Problemática Ambiental ................................................................................ 40

3.2. Agricultura y Cambio Climático en Sonora ......................................................... 41 3.2.1. Las Grandes Regiones de la Agricultura en Sonora ...................................... 45 3.2.2. Los Sistemas Productivos Agroalimentarios de Sonora y la Posición

Competitiva de las Cadenas Agroalimentarias.............................................. 47 3.2.3. Cadenas Agroalimentarias: Integración para la Competitividad................... 50 3.2.4. Producción de Trigo en Sonora ..................................................................... 51

3.3. La Producción de Trigo y Cambios en el Clima ................................................... 54 3.4. Problemática Asociada a la Producción Primaria en Sonora ................................ 56 3.5. Conclusiones del Capítulo .................................................................................... 57

4. EL ABORDAJE REFERENCIAL Y TEÓRICO DEL CAMBIO CLIMÁTICO Y SUS EFECTOS EN LA AGRICULTURA ................................. 58

8

CONTENIDO (Continuación)

4.1. El Análisis Empírico sobre el Cambio Climático en el Mundo ............................ 59 4.1.1. El Abordaje Estadounidense de los Impactos del Cambio Climático

en la Agricultura ............................................................................................ 61 4.1.2. Contribuciones Recientes al Análisis Empírico sobre el Cambio

Climático en Europa y Asia .......................................................................... 63 4.1.3. El abordaje de los Impactos del Cambio Climático en América Latina y

México ........................................................................................................... 64 4.2. El Análisis Económico de los Problemas Ambientales ........................................ 67 4.3. Propuesta de la Economía Ambiental ................................................................... 68 4.4. El surgimiento de la Economía Ecológica ............................................................ 70 4.5. Crítica de la Economía Ecológica a los Modelos Neoclásicos de Producción ..... 72 4.6. Propuesta de la Economía Ecológica para la Producción ..................................... 74 4.7. Conclusiones del Capítulo .................................................................................... 76

5. APARTADO METODOLÓGICO ........................................................................... 78 5.1. La Estrategia Metodológica General y el Área de Estudio ................................... 79 5.2. Características y Alcances del Modelo de Simulación Implementado ................. 81 5.3. Configuración del Modelo .................................................................................... 82

5.3.1. Hidrografía y Modelo de Elevación Digital .................................................. 82 5.3.2. Uso de Suelo / Cobertura de Suelo................................................................ 83 5.3.3. Suelos ............................................................................................................ 84 5.3.4. Unidades de Respuesta Hidrológica .............................................................. 84 5.3.5. Datos Hidrométricos ..................................................................................... 85 5.3.6. Características del Cultivo y Fechas de Siembra .......................................... 85 5.3.7. Labores de Riego y Aplicación de Fertilizantes............................................ 87 5.3.8. Clima ............................................................................................................. 87

5.4. Validación del Modelo ......................................................................................... 88 5.5. Estimación de Impactos Económicos con Base en Rendimientos Productivos ... 89 5.6. Conclusiones del Capítulo .................................................................................... 93

6. PRESENTACIÓN DE RESULTADOS................................................................... 94 6.1. Validación de una Estructura Metodológica para Estimar el Comportamiento

de la Producción de Trigo con Base en el Comportamiento de Variables Climáticas ............................................................................................................. 94

6.1.1. Validación de Rendimientos Productivos del Trigo ..................................... 95 6.1.2. Valoración de la Influencia de Variables Climáticas en la Producción ........ 97

6.2. Análisis de Impactos Económicos de Horas Frío en la Producción de Trigo....... 98 6.2.1. Estimación de Rendimiento Productivo con Base en Horas Frío…… ....... 100

6.3. Conclusiones del Capítulo .................................................................................. 104 CONCLUSIONES ........................................................................................................ 105 REFERENCIAS ........................................................................................................... 108

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LISTA DE FIGURAS

Figura Página

1 Marco Institucional del Sistema Nacional del Cambio Climático .............. 28 2 Localización del estado de Sonora, México ................................................ 36

3 Estados con mayor participación en PIB primario nacional 2012-2016 ................................................................................................... 42

4 PIB Agropecuario, promedio nacional y Sonora 2003-2017 ...................... 43

5 Superficie agrícola sembrada en el estado de Sonora 1980-2016 ................ 44

6 Regionalización de zonas agrícolas sonorenses ........................................... 46

7 Matriz de posicionamiento estratégico de cadenas agroalimentarias Sonora .......................................................................................................... 49

8 Participación de Sonora en la producción nacional de trigo, 1980 - 2016 ................................................................................................... 52

9 Presión sobre Uso de los Recursos Hidrológicos en México, 2030 ............. 55

10 Grado de Sequía Meteorológica en México, 2030 ....................................... 56

11 Cuenca Baja Río Mayo ................................................................................. 80

12 Distritos de Desarrollo Rural en Sonora ....................................................... 90

13 Índice de producción de trigo (2000 = 1). URH seleccionadas .................... 96

14 Relación entre rendimiento productivo de trigo y horas frío registradas .................................................................................................... 100

15 Resultados de regresión lineal simple ......................................................... 101

10

LISTA DE TABLAS

Tabla Página 1 Tipo de Vegetación y su participación en la superficie estatal ...................... 38 2 Sonora: Títulos y Volúmenes de Aguas Nacionales y Bienes

Inherentes ....................................................................................................... 40

3 Sonora: principales cultivos, 2017 ................................................................. 48

4 Producción regional de trigo en Sonora y México, 2016 ............................... 52

5 Estudios sobre impactos económicos del cambio climático en agricultura ...................................................................................................... 60

6 Características del cultivo Winter wheat ........................................................ 85

7 Fertilización y riego en el ciclo productivo del trigo ..................................... 87

8 Estaciones climatológicas utilizadas para el registro de horas frío ................ 91

9 Índice de producción 1992 - 2003 .................................................................. 95

10 Estadísticos utilizados para la validación del modelo .................................... 95

11 Coeficientes de correlación rendimientos productivos y variables climáticas ....................................................................................................... 97

12 Rendimiento productivo de trigo y horas frío registradas por ciclo agrícola ........................................................................................................... 98

13 Estadísticos descriptivos de las variables a analizar y normalidad ............... 99

14 Pruebas realizadas al modelo de regresión .................................................. 101

15 Valor y costos de producción por hectárea sembrada de trigo .................... 102

16 Coeficiente de relación Beneficio-costo en cultivo del trigo ...................... 103

17 Escenarios futuros de valor de producción por ha con base en horas frío ................................................................................................................ 103

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RESUMEN

Desde las últimas décadas del siglo XX, el análisis de los impactos del cambio climático

ha sido abordado con enfoques interdisciplinarios que reconocen los aspectos específicos

que encuentran explicación en el campo de las ciencias naturales y económicas; ello ha

propiciado el surgimiento de propuestas teóricas que profundizan en la interacción

humana y accionar en la preservación y/o remediación ambiental. Para la agricultura, el

clima es la principal fuente de riesgo que históricamente ha enfrentado el hombre. La

actividad agrícola en Sonora, México, no está exenta de los efectos del cambio climático;

particularmente, su producción triguera, que desde mediados del siglo anterior apuntala

en forma sostenida la mayor proporción de la producción nacional, y presenta

rendimientos frecuentemente inhibidos por la incidencia de cambios en temperatura y

precipitación, lo que origina un panorama heterogéneo entre las regiones productivas del

estado. Esta investigación asume el objetivo general de estimar la magnitud de los

impactos económicos del cambio climático en el cultivo del trigo en regiones productoras

sonorenses. El diseño metodológico que respalda este trabajo consistió en un modelo de

simulación ambiental para la estimación de variables en el análisis del impacto de cambio

climático en la producción de trigo en la Cuenca Baja Río Mayo, y se complementó con

un ejercicio de relación entre rendimiento productivo y los promedios de irradiación de

horas frío para cuatro Distritos de Desarrollo Rural, en los cuales se obtuvo además un

análisis beneficio-costo con base en la construcción de tres escenarios de horas frío. Entre

los resultados destaca la validación del modelo de simulación al contrastar datos

observados de producción para el periodo 1992-2003. Se concluye que, mientras los

estudios emanados de la economía convencional relegan u omiten el papel de los recursos

naturales y medio ambiente, la economía ecológica emerge con un enfoque ecointegrador

que propicia la creación de estrategias de análisis que estudien de manera sistémica las

interrelaciones entre los componentes de los ecosistemas y las actividades antropogénicas,

ayudando así al entendimiento de la génesis de los problemas ambientales.

Palabras clave: Cambio climático, agricultura, trigo, impacto económico.

12

ABSTRACT

Since the last decades of the 20th century, the climate change analysis has been study

object of interdisciplinary approaches that recognize the specific aspects that are explained

in natural and economic sciences field; this has led to theoretical approaches emergence

that deepen human interaction and act in environmental preservation and remediation. The

climate is the main source of risk that man has historically faced in agriculture.

Agricultural activity in Sonora, Mexico, is not exempt from climate change effects;

particulary, the wheat production, which since the middle of the previous century holds

the highest proportion of national production, presents yields frequently inhibited by the

incidence of changes in temperature and precipitation, which gives rise to a heterogeneous

panorama among the state productive regions. This research assumes the general objective

of estimating the magnitude of the of climate change economic impacts on wheat

production in the Sonora productive regions. The methodological design that supports this

work consisted of an environmental simulation model for variables stimation in the

analysis of climate change impacts on wheat production in Mayo River Lower Basin. The

work was complemented by an exercise about the relationship between the productive

performance and chill hours irradiation for four rural development districts, in which a

cost-benefit analysis based on the construction of three cold weather scenarios was also

obtained. In results, the validation of the simulation model stands out when comparing

observed production data for the period 1992-2003. It is concluded that, while the studies

emanating from conventional economics relegate or omit the natural resources role, the

ecological economy emerges with an ecointegrative approach that favors analysis

strategies creation that systematically study the interrelations between ecosystems

components and anthropogenic activities, thus helping to understand the genesis of

environmental problems.

Keywords: Climate change, agricultura, wheat, economic impact.

13

1. INTRODUCCIÓN

La variación del clima con eventos meteorológicos extremos son fenómenos naturales

reiterados en la historia geológica de la tierra (Caballero, Lozano y Ortega, 2007); Sin

embargo, actualmente las modificaciones climáticas presentan magnitudes y frecuencias

sin precedente, atribuibles a las actividades humanas y se les denomina “cambio

climático” (IPCC 2007; 2018) como una forma de distinguirlos de aquellos fenómenos

que surgen exclusivamente de la interacción de factores ambientales.

Es durante el último cuarto del siglo XX, que cobró relevancia para la comunidad

científica mundial el análisis del cambio climático, sus causas, impactos y estrategias de

mitigación y adaptación. Las ciencias económicas han abordado desde fines de la década

de 1980 la investigación de las implicaciones sobre los sistemas productivos agrícolas.

Sus análisis suelen coincidir al advertir que sus manifestaciones incrementarán en

frecuencia, magnitud y amplitud a través de: sequías, elevación del nivel del mar,

incidencia de lluvias y tormentas, eliminación de biodiversidad y ecosistemas naturales,

causantes de pérdidas humanas y siniestros socioeconómicos a gran escala, entre otras

(IPCC, 2007; Bates, Kundzewicz, Wu y Palutikof, 2008; Vargas-Amelin y Pindado, 2013;

IPCC, 2018).

Las ciencias económicas desde una óptica convencional fueron construyendo armazones

analíticos para explicar la relación de los factores de la producción, sin profundizar en la

multiplicidad de efectos económicos de las variables climáticas sobre sistemas agrícolas

y sus actores. La visión económica neoclásica, evolucionó hacia la asignación de roles de

segunda importancia a los recursos ambientales, sin tomar en consideración los servicios

ambientales que los procesos antropogénicos obtienen de la naturaleza. Frente a esta

visión, el surgimiento de la economía ecológica aportó nuevos esquemas analíticos,

soportados en reinterpretación de las leyes de la termodinámica y en la revaloración del

rol de la actividad antropogénica en el aprovechamiento y destrucción de los recursos y

servicios ambientales que la naturaleza otorga y que hacen posible los procesos

productivos.

14

En esa óptica se asume que el medio ambiente ofrece servicios que proveen beneficios

que los actores obtienen de los ecosistemas y dan soporte a las actividades económicas

(Daily et al., 1997; Wallace, 2007). En el caso de la agricultura, el clima es la principal

fuente de riesgo que históricamente ha enfrentado el hombre (FAO, 2008). La actividad

del sector agrícola en general y la seguridad alimentaria en el mundo en lo particular,

resultan sensiblemente vulnerables al cambio climático (Antle, 1998; Ordaz y Cols, 2010).

La actividad agrícola del estado de Sonora, México, no está exenta a los efectos del cambio

climático; particularmente, su producción triguera que desde mediados del siglo XX

apuntala en forma sostenida la mayor proporción de la producción nacional de ese cultivo

y representa 46.7% de la superficie sembrada y 17% del valor generado (SIAP, 2018) en

la entidad. Sin embargo, sus rendimientos productivos resultan frecuentemente inhibidos

por la incidencia de cambios en la temperatura y precipitación, originando un panorama

heterogéneo no solo entre las regiones productivas del estado, sino además al interior de

ellas y de un ciclo productivo a otro.

En el análisis de los eventuales impactos económicos del clima sobre la agricultura del

estado de Sonora, abundan las respuestas de los enfoques convencionales para explicar,

el desempeño de los sistemas productivos con base en la combinación de los factores

básicos de producción como capital, mano de obra y tierra. Aunque incluyen parcialmente

dentro del factor Tierra a la naturaleza, dejan de lado a factores no convencionales que

inciden en el funcionamiento de los sistemas naturales, alineados a la influencia de la

acción humana.

Uno de los obstáculos más importantes, de la incorporación de las visiones de la economía

ecológica al análisis regional, es la insuficiencia de información especializada disponible

para alimentar los modelos predictivos alternativos. En el caso de Sonora, la mayoría de

los trabajos parten de una visión limitada para evaluar la incidencia económica de las

variaciones del clima en los sistemas productivos de la agricultura, en ese tenor resulta

cada vez más pertinente el desarrollo de metodologías apropiadas que den respuesta al

siguiente cuestionamiento:

¿Cuál es la magnitud de los impactos económicos ocasionados por el cambio climático

sobre el cultivo del trigo en Sonora, México?

15

Es en la búsqueda de respuesta a esta pregunta que la investigación asume el objetivo

general de estimar la magnitud de los impactos económicos del cambio climático en el

cultivo del trigo en regiones productoras sonorenses.

Los objetivos específicos asociados a la consecución del propósito general de la

investigación son:

Caracterizar el patrón regional de cultivos sonorense y la importancia del trigo en

el mismo.

Estimar la influencia del cambio climático en la producción de trigo.

Construir escenarios futuros del impacto del cambio climático en la rentabilidad

económica del cultivo del trigo.

Además de ampliar la discusión sobre impactos económicos en la agricultura, el propósito

de ahondar en esta problemática, emana de la necesidad de generar herramientas

adicionales para estimar sus impactos económicos en los cultivos agrícolas, sustentadas

en información de calidad que den soporte al ajuste de la actividad agrícola en función de

los retos que le plantee la modificación de los factores ambientales. Es ese sentido que la

hipótesis general que orienta este trabajo asume que:

La incidencia del cambio climático ocasiona impactos económicos en la producción de

trigo.

La información que resulte de esta tesis será de importancia para actores locales

(productores y empresarios de la cadenas de valor del trigo, funcionarios públicos,

académicos especialistas en temas de agricultura) y además se estará validando una

estructura de análisis para evaluar el comportamiento de la producción agrícola con base

en cambios presentados en el clima, misma que será replicable en condiciones similares,

o bien, podrá ajustarse de acuerdo a necesidades de otras regiones o sistemas productivos.

Este trabajo, además de la presente introducción, incluye seis secciones adicionales. El

capítulo dos presenta las definiciones básicas de clima, cambio climático y otros

conceptos que ayudan a entender mejor los fenómenos relacionados al clima. Después se

efectúa una revisión de la discusión del cambio climático y la forma en la que los países

se han organizado para hacer frente al problema. Finalmente, se hace una revisión de la

normativa reciente elaborada en México respecto al tema.

16

En el tercer capítulo se destaca la importancia de la agricultura dentro del contexto estatal,

a través de un análisis de su estructura agroproductiva, con énfasis en el cultivo del trigo;

en un segundo punto se habla de la problemática de este sector asociada a cambios en el

clima. El capítulo cuatro muestra los marcos de referencia y teórico en los cuales se basa

esta investigación y que sirven de base para la elaboración del apartado metodológico,

mismo que se expone en el capítulo cinco. En un sexto capítulo se efectúa el análisis de

los resultados. Por último, se anexan las conclusiones derivadas de este trabajo.

17

2. EL CAMBIO CLIMÁTICO, PROBLEMÁTICA Y CONTEXTO ACTUAL

Esta sección aporta los principales conceptos asociados al cambio climático, así como el

contexto en que se presenta su fenomenología en las escalas nacional y mundial. Estos

elementos posibilitarán el abordaje del análisis de la actividad agrícola en las regiones

productoras de trigo del estado de Sonora y la influencia del cambio climático en este

sector.

2.1. ¿Qué es el Clima?

La Organización Meteorológica Mundial (OMM) define al clima como una síntesis de las

condiciones atmosféricas en un área geográfica determinada, precisada por estadísticas a

largo plazo de los elementos meteorológicos de ese ámbito (OMM, 2012). Es un estado

medio del tiempo, y su variabilidad se analiza en períodos diversos que pueden consistir

en días o cientos de años, sin embargo, generalmente estos suelen ser presentados por

lapsos de 30 años (IPCC, 2001).

Asimismo, el clima se expresa o describe a través de un sistema climático, el cual consta

de cinco componentes principales y su interacción: atmósfera, hidrósfera, criósfera,

superficie terrestre y la biósfera. El sistema climático evoluciona tanto bajo el influjo de

su dinámica interna, como a la coacción de factores externos (erupciones volcánicas,

perturbaciones solares y forzamientos inducidos por el hombre ya sea en la composición

de la atmósfera y en el uso de los recursos) (IPCC, 2001).

La condición de la atmósfera en un momento o lugar determinado es expresión de la

combinación de cinco de sus factores o elementos principales: la temperatura,

precipitación, humedad, presión del aire y vientos (Trewartha, 1943).

Temperatura. Hace referencia al grado de incidencia de calor en un lugar y momento

determinados, así como a su evolución en las zonas climáticas. La temperatura de la

18

atmósfera está en función del grado de radiación solar, y depende de dos tipos de factores

(Strahler 1960, 85):

a. Factores planetarios: el movimiento de rotación terrestre (que propicia el día y la

noche, con las diferencias térmicas que le implican) y el movimiento de traslación de

la Tierra alrededor del Sol, que da origen a las estaciones (ciclos de mayor o menor

exposición de la radiación solar condicionados por la inclinación del eje terrestre con

respecto a la órbita terrestre).

b. Factores geográficos. Son aquellos que dependen de las condiciones específicas del

lugar con respecto a las características térmicas del aire en ese espacio. Son:

i) la latitud (que explica el nivel de radiación solar en función de la inclinación del

eje terrestre durante el año);

ii) la altitud, que da origen a la diferenciación térmica de la atmósfera;

iii) la mayor o menor distancia al mar que afecta a su vez la oscilación o amplitud

térmica del aire;

iv) la orientación del relieve de acuerdo a la insolación (vertientes o laderas de solana,

más cálidas, y de umbría, más frías, ambas consideradas a una altitud y latitud

equivalentes) y,

v) las corrientes marinas, que proporcionan una forma muy importante de trasladar

calor de la zona intertropical a las zonas templadas y polares.

Presión Atmosférica. Es la fuerza que ejerce el peso de las masas de aire en todas

direcciones, además, varía con la altitud y con la temperatura (AMS, 2015). La presión

atmosférica en un punto coincide numéricamente con el peso de una columna estática de

aire de sección recta unitaria que se extiende desde ese punto hasta el límite superior de

la atmósfera. Como la densidad del aire disminuye conforme aumenta la altura, no se

puede calcular ese peso a menos que pudiera expresarse la variación de la densidad del

aire en función de la altitud o de la presión, por lo que no resulta fácil hacer un cálculo

exacto de la presión atmosférica sobre un lugar de la superficie terrestre (AMS, 2015).

Viento. Es el movimiento de masas de aire concordantes con las diferencias de presión

atmosférica. En sentido general, el viento es el vehículo por el medio del cual se realiza

el transporte de energía en el seno de la atmósfera y, por lo tanto, ayuda a distribuir más

equitativamente esa energía. El viento constituye un elemento fundamental en el ciclo

19

hidrológico que, a su vez, resulta imprescindible para sustentar la vida en la Tierra (AMS,

2015).

Humedad. Se denomina así al “vapor de agua caliente presente en el aire” (OMM 2012,

9) y se puede expresar como humedad absoluta, o bien como humedad relativa o grado de

humedad cuando se refiera a la relación porcentual entre la cantidad de vapor de agua que

contiene el aire a cierta temperatura y la que sería capaz de contener para saturarse a

idéntica temperatura.

Precipitación. Son “elementos líquidos o sólidos procedentes de la condensación o

sublimación del vapor de agua que caen de las nubes o son depositados desde el aire en el

suelo” (OMM, 2012: 258). Este fenómeno incluye lluvia, llovizna, nieve, aguanieve y

granizo. La cantidad de precipitación sobre un punto de la superficie terrestre es llamada

pluviosidad o monto pluviométrico.

2.2. Concepto de Cambio Climático y su Abordaje a Escala Global

En 1992 se celebró la Conferencia de las Naciones Unidas Sobre Medio Ambiente y

Desarrollo (o Cumbre de la Tierra) en Río de Janeiro; ahí entró en vigor la Convención

Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC), en la cual los países

participantes adoptaron la concepción de Cambio Climático como un fenómeno atribuido

directa o indirectamente a la actividad humana que altera la composición de la atmósfera

mundial y que se suma a la variabilidad natural del clima observada durante periodos de

tiempo comparables” (ONU 1992, 3).

Esta definición concuerda con la percepción de la OMM, que lo conceptualiza como “una

modificación a largo plazo del clima producida por uno o más de los siguientes factores:

i) cambios internos dentro del sistema climático; ii) interacción entre componentes

climáticos; iii) cambios en fuerzas externas originados por fenómenos naturales o por

actividades humanas” (OMM 2012, 54). Ambas posturas reconocen que los cambios del

clima obedecen a causas tanto naturales como antropogénicas. Existe evidencia reciente

de aceleradas modificaciones que se atribuyen a las actividades humanas (IPCC 2007,

20

2018), aunque también se acepta que la variación del clima es un fenómeno natural que

ha estado presente en la historia geológica de la tierra (Caballero, Lozano y Ortega, 2007).

El cambio climático es un fenómeno de elevada, complejidad cuyo análisis y atención por

analistas técnicos y hacedores de políticas públicas, requiere de la construcción y acceso

a fuentes de información objetiva acerca de sus factores causales, repercusiones en la

sustentabilidad y posibles alternativas paliativas de solución o eventual aprovechamiento.

Es a partir de la detección de tales complejidades que, en 1988, la Organización

Meteorológica Mundial y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente

(PNUMA) constituyeron el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio

Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), que tendría como propósito la evaluación

exhaustiva de la información científica, técnica y socioeconómica disponible sobre el

cambio climático (IPCC, 2004).

En 1990 el Grupo presentó un primer informe de evaluación que reflejaba aportaciones

de 400 científicos y corroborando el calentamiento atmosférico de la Tierra. El informe

fue la base para solicitar a la comunidad internacional tomar iniciativas para su atención

y eventual erradicación (IPCC, 2004). Estos resultados dieron paso a la Convención

Marco de las Naciones Unidas Sobre el Cambio Climático, cuyos acuerdos vigentes a

partir del 21 de marzo de 1994, han promovido la estabilización de las concentraciones de

gases de efecto invernadero (GEI) en la atmósfera a un nivel que impida interferencias

antropógenas peligrosas en el sistema climático. Se prevé que ello ocurra en plazos que

permitan que los ecosistemas se adapten naturalmente al cambio climático, de tal forma

que aseguren que la producción alimentaria no sea amenazada y permitan que el desarrollo

económico prosiga de manera sostenible (ONU, 1992).

En la definición de estos propósitos se destacan dos aspectos (ONU, 1992): 1) no se

determinan los niveles de concentración de los GEI que se consideran interferencia

antropógena peligrosa en el sistema climático, reconociéndose así que en aquel momento

no existía certeza científica sobre qué se debía entender por niveles no peligrosos, y 2) se

sugiere el hecho de que el cambio del clima es algo ya inevitable por lo cual, no solo deben

abordarse acciones preventivas, sino también de adaptación a las nuevas condiciones

climáticas. La CMNUCC tiene un total de 194 Partes o Estados adheridos, que adquieren

distintos compromisos de acuerdo con el grupo al cual se suscriben:

21

Anexo I. Integra 43 Partes (Anexo I de la Convención) inscritas en clasificación de países

desarrollados y economías en transición; estas últimas están conformadas por 14

economías de planificación centralizada de la ex Unión Soviética Rusa en Europa del Este.

Anexo II. Concentra 24 Partes (Anexo II de la Convención), conformado por países

miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

Estas economías presentan un rol particularmente importante como proveedoras de apoyo

financiero y técnico a las economías en transición y los países en desarrollo. Estas

aportaciones contribuyen a impulsar en las economías receptoras de financiamiento,

acciones de apoyo a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (mitigación

del cambio climático) y gestionar los impactos del cambio climático (adaptación al

calentamiento global).

Anexo B. Las Partes que figuran en el Anexo B del Protocolo de Kioto, son las aquellas

del Anexo I con los objetivos de emisiones de gases de efecto invernadero de Kioto del

primer o segundo periodo. Los objetivos del primer periodo se aplicaron durante los años

2008-2012. En los trabajos de la Conferencia sobre el Cambio Climático Doha 2012, se

enmendó el Anexo B, incorporando el listado del Anexo I cuyas Partes mantienen

objetivos del segundo periodo, aplicables de 2013 a 2020. Esas modificaciones aún no

han entrado en vigor.

No Anexadas. Las Partes no incluidas en el Anexo I de la Convención, son en su mayoría

los países en desarrollo con bajos ingresos. Estos países eventualmente serán candidatos

a incluirse entre países que componen el Anexo I una vez que alcancen un estándar de

desarrollo con mayores ingresos.

Países con menor desarrollo. Lo conforman 49 países un menor grado de desarrollo

relativo, estos mantienen estatus especial en el tratado, en virtud de su limitada capacidad

para adaptarse a los efectos del cambio climático.

22

2.2.1. Conferencias de las Partes (COP)

En 1979 se llevó a cabo la primera Conferencia Mundial sobre el Clima. Once años

después, en 1990, tiene lugar la segunda conferencia, donde se solicita un tratado mundial

sobre cambio climático. En la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro de 1992, la

Convención Marco sobre el Cambio Climático (CMNUCC) queda lista para la firma y

entra en vigor el 21 de marzo de 1994 con la premisa de reforzar la conciencia pública a

escala mundial sobre los problemas relativos al Cambio Climático. Entre sus objetivos

principales se destaca “la estabilización de las concentraciones de Gases de Efecto

Invernadero (GEI) en la atmósfera para impedir riesgos en el sistema climático” (ONU

1992, 4).

Las Conferencia de las Partes (COP o Cumbres del Clima) son el órgano supremo de la

Convención, con capacidad de decisión. Es una asociación de todos los países que son

Partes en la CMNUCC. Su responsabilidad es mantener los esfuerzos internacionales por

resolver los problemas del cambio climático. Examina la aplicación de la Convención y

los compromisos de las Partes en función de los objetivos de la misma, los nuevos

descubrimientos científicos y la experiencia conseguida en la aplicación de las políticas

relativas al cambio climático.

Una labor fundamental de la Conferencia de las Partes es examinar las comunicaciones

nacionales y los inventarios de emisiones presentados. Tomando como base esta

información, la COP evalúa los efectos de las medidas adoptadas por las Partes y los

progresos realizados en el logro del objetivo último de la Convención. Las sedes desde su

inicio son las siguientes:

I Conferencia sobre Cambio Climático (Berlín, Alemania. 1995)

II Conferencia sobre Cambio Climático (Ginebra, Suiza. 1996)

III Conferencia sobre Cambio Climático (Kioto, Japón. 1997)

IV Conferencia sobre Cambio Climático (Buenos Aires, Argentina. 1998)

V Conferencia sobre Cambio Climático (Bonn, Alemania. 1999)

VI Conferencia sobre Cambio Climático (La Haya, Países Bajos. 2000)

VII Conferencia sobre Cambio Climático (Marrakech, Marruecos. 2001)

23

VIII Conferencia sobre Cambio Climático (Nueva Delhi, India. 2002)

IX Conferencia sobre Cambio Climático (Milán, Italia. 2003)

X Conferencia sobre Cambio Climático (Buenos Aires, Argentina. 2004)

XI Conferencia sobre Cambio Climático (Montreal, Canadá. 2005)

XII Conferencia sobre Cambio Climático (Nairobi, Kenia. 2006)

XIII Conferencia sobre Cambio Climático (Bali, Indonesia. 2007)

XIV Conferencia sobre Cambio Climático (Poznań, Polonia. 2008)

XV Conferencia sobre Cambio Climático (Copenhague, Dinamarca. 2009)

XVI Conferencia sobre Cambio Climático (Cancún, México. 2010)

XVII Conferencia sobre Cambio Climático (Durban, Sudáfrica. 2011)

XVIII Conferencia sobre Cambio Climático (Doha, Catar. 2012)

XIX Conferencia sobre Cambio Climático (Varsovia, Polonia. 2013)

XX Conferencia sobre Cambio Climático (Lima, Perú. 2014)

XXI Conferencia sobre Cambio Climático (París, Francia. 2015)

XXII Conferencia sobre Cambio Climático (Marrakech, Marruecos. 2016)

XXIII Conferencia sobre Cambio Climático (Bonn, Alemania. 2017)

XXIV Conferencia sobre Cambio Climático (Katowice, Polonia. 2018)

De las 24 COP celebradas, destacan Kioto, Japón y París Francia, debido a la relevancia

de los documentos signados para regular las actividades antropogénicas y con miras a

recuperar el medio ambiente global. De la primera emanó el Protocolo de Kioto, suscrito

el 11 de diciembre de 1997, para entrar en vigor el 16 de febrero de 2005, con el objetivo

reducir en al menos 5% las emisiones de seis gases de efecto invernadero detectadas en

1990 para el periodo comprendido entre 2008 y 2012 (ONU, 1998): dióxido de carbono

(CO2), gas metano (CH4) y óxido nitroso (N2O), hidrofluorocarburos (HFC),

perfluorocarbonos (PFC) y hexafluoruro de azufre (SF6). Fue ratificado en noviembre de

2009 por 187 países.

Por su parte, el Acuerdo de París contempla medidas para la reducción de las emisiones

de Gases de Efecto Invernadero a través de la mitigación, adaptación y resiliencia de los

ecosistemas a efectos del Calentamiento Global; su aplicabilidad está prevista para el año

2020, luego de la finalización de la vigencia del Protocolo de Kioto.

24

A diferencia del Protocolo de Kioto, el Acuerdo de París no es vinculante; así, los países

pueden cambiar sus planes según la situación interna. No hay multas por quedar por

debajo de las metas declaradas. La expectativa era que las políticas y las metas fueran

reforzadas con el tiempo por medio de la diplomacia y de la presión social (Plumer, 2017).

El acuerdo fue negociado durante la XXI Conferencia sobre Cambio Climático celebrada

en París por los 195 países miembros, adoptado el 12 de diciembre de 2015 (ONU, 2015)

y abierto para firma el 22 de abril de 2016 para celebrar el Día de la Tierra. Su objetivo es

reforzar la respuesta mundial a la amenaza del cambio climático en el contexto del

desarrollo sostenible y de los esfuerzos por erradicar la pobreza, y para ello (ONU 2015,

22):

a) Mantener el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo de 2ºC con

respecto a los niveles preindustriales, y proseguir los esfuerzos para limitar ese

aumento de la temperatura a 1.5ºC con respecto a los niveles preindustriales,

reconociendo que ello reduciría considerablemente los riesgos y los efectos del cambio

climático.

b) Aumentar la capacidad de adaptación a los efectos adversos del cambio climático y

promover la resiliencia al clima y un desarrollo con bajas emisiones de gases de efecto

invernadero, de un modo que no comprometa la producción de alimentos.

c) Elevar las corrientes financieras a un nivel compatible con una trayectoria que

conduzca a un desarrollo resiliente al clima y con bajas emisiones de gases de efecto

invernadero.

Las contribuciones que cada país puede establecer para conseguir el objetivo global están

determinadas por todos los países individualmente y se denominan contribuciones

previstas determinadas a nivel nacional (Nationally determined contributions, NDC). El

Acuerdo de París requiere que cada Parte prepare, comunique y mantenga las NDC que

se propone lograr. Las Partes deberán aplicar medidas internas de mitigación para alcanzar

los objetivos de dichas contribuciones (ONU, 2016).

25

2.3. México y su Estructura Institucional de Atención al Cambio Climático

México presenta condiciones de alta vulnerabilidad ante el cambio climático. La

información histórica disponible corrobora que los impactos ecológicos y

socioeconómicos asociados al avance de la urbanización y el crecimiento industrial, se

han combinado con el uso irresponsable de los recursos naturales para desencadenar

desequilibrios en la sustentabilidad de los territorios; este fenómeno resulta reiteradamente

recrudecido por los efectos del cambio climático. Las instituciones mexicanas reconocen

que, en la complejidad de tal contexto, la adaptación es componente central de cualquier

esfuerzo de combate a este fenómeno (SEMARNAT, 2013).

La participación de México en el contexto global de atención al cambio climático, lo

destaca como el primer país latinoamericano en presentar sus NDC, incluyendo tanto

planes de adaptación como objetivos en la reducción de emisiones de gases como el

carbono negro u hollín. Con esa estrategia pretende alcanzar para el 2030 una meta de

reducción de 25% en las emisiones nacionales de gases de efecto invernadero; ello podría

posicionar al país por debajo de las emisiones registradas en 2000. Esta meta puede

incrementarse hasta en un 40% en caso de contar con el apoyo internacional.

2.3.1. Los Instrumentos Normativos para la Atención del Cambio Climático

México dispone de instrumentos normativos para la atención de fenómenos de incidencia

ambiental que emanan de la Ley General de Cambio Climático (LGCC), publicada en el

Diario Oficial de la federación el 6 de junio de 2012; su objetivo es el regular, fomentar y

posibilitar la instrumentación de la política nacional de cambio climático e incorpora

acciones de adaptación y mitigación con un enfoque de largo plazo, sistemático,

descentralizado, participativo e integral (DOF, 2012).

La LGCC establece el alcance y contenido de la política nacional de cambio climático,

definiendo las obligaciones de las instituciones del Estado y facultades de los tres órdenes

26

de gobierno; asimismo, consigna los mecanismos institucionales para los retos nacionales

en la materia. La ley confiere a la federación la rectoría en la formulación y conducción

de la política nacional en la materia de conformidad con principios de corresponsabilidad

social claramente definidos, sobre los cuales se edifica la Estrategia Nacional de cambio

Climático (ENCC).

La ENCC es el instrumento rector de la política nacional en el mediano y largo plazos

para enfrentar los efectos del cambio climático y transitar hacia una economía

competitiva, sustentable y de bajas emisiones de carbono. Al ser el instrumento rector, la

Estrategia describe los ejes y líneas de acción, para así orientar las políticas de los tres

órdenes de gobierno; al mismo tiempo que fomenta la corresponsabilidad con los diversos

sectores de la sociedad, dando atención a las prioridades nacionales y la conformación de

un horizonte sustentable para el país en el largo plazo.

La visión de largo plazo del instrumento rector prevé el crecimiento sostenible del país

con base en a) el manejo sustentable y equitativo de sus recursos naturales, y b) el uso de

energías limpias y renovables que le permitan un desarrollo con bajas emisiones de gases

y compuestos de efecto invernadero. Aspira a que México se transforme en un país

próspero, competitivo, socialmente incluyente y con visión global que genere empleos

suficientes y bien remunerados para toda su población, particularmente en el segmento de

mayor vulnerabilidad (SEMARNAT, 2013).

Para alcanzar esta visión y con base en una ruta de mediano y largo plazo ( a 10, 20 y 40

años), la ENCC define los pilares de la política nacional de cambio climático que sustentan

los ejes estratégicos en materia de adaptación y mitigación conducentes hacia un

desarrollo bajo en emisiones. Como meta, la Estrategia establece asegurar el

cumplimiento de los objetivos de mitigación que conlleven a reducir un 30% de emisiones

en 2020 y 50% en 2050 con relación a las emisiones del año 2000 (SEMARNAT, 2013).

27

2.3.2. Sistema Nacional de Cambio Climático

Para lograr la coordinación efectiva de los órdenes de gobierno y la concertación entre los

sectores público, privado y social, la LGCC prevé la integración del Sistema Nacional de

Cambio Climático (SINACC). Este sistema debe propiciar sinergias para enfrentar de

manera conjunta la vulnerabilidad y los riesgos del país ante el fenómeno y establecer las

acciones prioritarias de mitigación y adaptación.

El SINACC está conformado con los siguientes organismos (Figura 1):

1. Comisión Intersecretarial de Cambio Climático (CICC).

2. Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC).

3. Consejo de Cambio Climático (C3).

4. Entidades federativas.

5. Asociaciones de autoridades municipales.

6. Congreso de la Unión.

28

Figura 1. Marco Institucional del Sistema Nacional del Cambio Climático

Fuente: Tomada de SEMARNAT, 2013: 13.

La CICC es el mecanismo permanente de coordinación de acciones entre las dependencias

y entidades de la Administración Pública Federal en materia de cambio climático. Está

integrada por 13 secretarías de Estado:

Secretaría de Gobernación (SEGOB)

Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE)

Secretaría de Marina (SEMAR)

Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP)

Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL)

Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT)

29

Secretaría de Energía (SENER)

Secretaría de Economía (SE)

Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación

(SAGARPA)

Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT)

Secretaría de Educación Pública (SEP)

Secretaría de Salud (SSA)

Secretaría de Turismo (SECTUR)

Las principales funciones de la CICC son: 1) formular e instrumentar políticas nacionales

para la mitigación y adaptación al cambio climático, así como su incorporación a los

programas y acciones sectoriales correspondientes; 2) desarrollar los criterios de

transversalidad e integralidad de las políticas públicas para que los apliquen las

dependencias y entidades de la Administración Pública Federal centralizada y paraestatal;

3) aprobar la ENCC; y 4) participar en la elaboración e instrumentación del Programa

Especial de Cambio Climático (PECC).

El C3 es el órgano permanente de consulta de la CICC y está integrado por miembros

provenientes de los sectores social, privado y académico, con reconocidos méritos y

experiencia en cambio climático. Entre sus funciones destacan: 1) asesorar a la CICC y

recomendarle la realización de estudios, políticas y acciones, así como fijar metas

tendientes a enfrentar los efectos adversos del cambio climático y 2) promover la

participación social, informada y responsable, mediante consultas públicas.

El INECC es el instituto de investigación que crea la LGCC para coordinar y realizar

estudios y proyectos de investigación científica y tecnológica con instituciones

académicas, de investigación, públicas o privadas, nacionales o extranjeras, en materia de

cambio climático. Es la institución encargada de realizar los análisis de prospectiva

sectorial y de colaborar en la elaboración de estrategias, planes, programas e instrumentos

relacionados con cambio climático. Su trabajo incluye la estimación de los costos futuros

asociados a este fenómeno y de los beneficios derivados de las acciones para enfrentarlo.

La evaluación de la política nacional de cambio climático recae en la Coordinación de

Evaluación, integrada por el titular del INECC y seis consejeros sociales, y puede

realizarse mediante uno o varios organismos independientes.

30

El INECC es punto focal ante los siguientes organismos internacionales (INECC, 2018):

• Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático

• Programa de Nairobi sobre impactos, vulnerabilidad y adaptación al cambio

climático de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio

Climático (CMNUCC)

• Centro Regional del Convenio de Estocolmo sobre Contaminantes Orgánicos

Persistentes

• Coalición de Clima y Aire Limpio (CCAC, por sus siglas en inglés)

• Instituto Interamericano sobre Investigación del Cambio Global (IAI, por sus

siglas en inglés)

Asimismo, es Autoridad Nacional Designada ante el Centro y Red de Tecnología para

Cambio Climático (Climate Technology Centre and Network - CTCN) de la CMNUCC.

La agenda internacional del INECC incluye también diversas iniciativas de cooperación

internacional derivados de la relación del Instituto con agentes bilaterales, regionales y

multilaterales, así como con las áreas internacionales del sector ambiental, en particular

de la Unidad Coordinadora de Asuntos Internacionales de la Secretaría de Medio

Ambiente y Recursos Naturales y con la Secretaría de Relaciones Exteriores.

En este sentido, se da prioridad a las siguientes actividades (INECC, 2018):

• Desarrollar la estrategia de cooperación internacional del INECC, para generar

conocimiento, desarrollo tecnológico e innovación ambiental y de cambio

climático.

• Promover, gestionar y apoyar la política institucional para la gestión del

financiamiento internacional.

• Promover, coordinar y apoyar la política institucional en materia de vinculación

con instancias internacionales y dar seguimiento a la participación del INECC

como punto focal con dichas instancias.

• Promover, facilitar y apoyar la suscripción de acuerdos internacionales.

• Dar seguimiento a eventos, foros y compromisos en los que México participe.

• Participar y proponer información para los Sistemas de Información sobre Cambio

Climático y Educación Nacional en materia de Vinculación y Seguimiento

Internacional.

31

• Apoyar y participar en el proceso de publicación, difusión y divulgación de los

trabajos y acciones que realiza el INECC en instancias internacionales.

• Facilitar la asistencia técnica y científica de entidades extranjeras hacia el INECC,

así como la colaboración y asistencia de México, a través del INECC, a

instituciones extranjeras, particularmente de América Latina y el Caribe.

• Promover nuevas oportunidades de cooperación en el ámbito internacional, que

apoyen el desarrollo de los trabajos de investigación e innovación del INECC.

Finalmente, el papel de las entidades federativas, las asociaciones de autoridades

municipales y el Congreso de la Unión consistirá en el apoyo y coordinación a las políticas

y actividades a desarrollar por la CICC, el C3 y el INECC con relación al cambio

climático. En caso de ser necesario podrán trabajar conjuntamente y aportar recursos

económicos y humanos para combatir la vulnerabilidad y los riesgos del país ante el

fenómeno y establecer las acciones prioritarias de mitigación y adaptación.

2.4. Agricultura y Cambio Climático

En el contexto del Acuerdo de París, en el mundo se reconoce “la prioridad fundamental

de salvaguardar la seguridad alimentaria y acabar con el hambre, y la particular

vulnerabilidad de los sistemas de producción de alimentos a los efectos adversos del

cambio climático” (FAO, 2017: 11). Esto se debe a que el clima no solo es uno de los

principales determinantes de la productividad en la agricultura (Adams, y cols., 1998),

además es su principal fuente de riesgo (Antle, 1998).

El sector agrícola es extremadamente vulnerable a cambios en el clima y estos representan

una latente amenaza a la seguridad alimentaria mundial (Ordaz y cols., 2010); de igual

forma, es una limitante para el desarrollo sostenible y la erradicación de la pobreza. La

agricultura debe adaptarse a los efectos del cambio climático y mejorar la resiliencia de

los sistemas de producción de alimentos para sostener a una creciente población (FAO,

2015).

32

Factores e insumos básicos de la producción alimentaria, como el suelo, el agua y la

biodiversidad resultan afectados por factores climáticos. Más ampliamente, el clima está

presente en las cuatro dimensiones de la seguridad alimentaria: la disponibilidad de

alimentos, el acceso a los mismos, la estabilidad en su suministro y la capacidad por parte

de los consumidores de utilizar los alimentos, considerando su inocuidad y su valor

nutritivo (FAO, 2008).

Mientras todas las personas y ecosistemas son vulnerables a la variabilidad del clima y al

cambio climático, sus distintos impactos tienen especificidades locales. Depende de la

naturaleza del cambio climático y de la variabilidad del clima, de la velocidad del cambio,

de la sensibilidad del área y de la capacidad de adaptación de sus habitantes y ecosistemas.

La agricultura es responsable del 13,5% de las emisiones de gases de efecto invernadero

globales anualmente. Unas tres cuartas partes del total de emisiones derivadas de la

agricultura y del uso de la tierra se originan en países en desarrollo (IPCC, 2007).

El reto general de las políticas sobre el clima es encontrar una combinación eficiente de

soluciones de mitigación y de adaptación para limitar el cambio climático y sus impactos.

En los sectores agrícola, forestal y pesquero, existen numerosas sinergias de refuerzo y

beneficio mutuos entre las acciones de mitigación y adaptación y los objetivos generales

de desarrollo. Estos beneficios incluyen el aumento de la producción agrícola, una mejor

seguridad alimentaria, la reducción de la pobreza, la conservación de la biodiversidad, el

manejo mejorado del suelo y de los recursos hídricos y el aumento de la eficiencia en la

producción (FAO, 2010).

En ese sentido, la FAO (2017) presentó su Estrategia sobre el Cambio Climático, a través

de la cual busca que los sistemas agrícolas y alimentarios y los medios de vida que de

ellos dependen sean resistentes a los efectos del cambio climático por medio de medidas

de adaptación y opciones de mitigación.

Su planteamiento establece vínculos entre el compromiso adquirido a escala mundial y la

acción local. La Estrategia se fundamenta en siete principios relacionados con la inclusión

social, la sostenibilidad medioambiental y la acción orientada a los resultados. Tres logros

servirán de marco para la Estrategia de la FAO sobre el cambio climático y el plan de

acción al respecto (FAO, 2017: 9):

33

• Mejora de la capacidad de los Estados Miembros en materia de cambio climático

gracias al liderazgo de la FAO como fuente de competencias y conocimientos

técnicos.

• Mayor integración de la seguridad alimentaria y la nutrición, la agricultura, la

actividad forestal y la pesca en el programa internacional sobre el cambio climático

mediante el fortalecimiento del compromiso de la FAO.

• Fortalecimiento del nivel de coordinación y ejecución de la labor de la FAO sobre

el cambio climático.

2.4.1. Vulnerabilidad de la Agricultura ante Variaciones en la Temperatura

Entre los elementos constituyentes del clima, destaca por su impacto en la agricultura, la

temperatura, la cual se constituye como un factor ambiental importante que influye en la

expresión de las respuestas del desarrollo y en el tiempo de floración en las plantas

(Rawson y Gómez, 2000). Por ello, la productividad anual de un área agrícola se explica

en gran medida por la oscilación de la temperatura. Conocer los efectos de variaciones en

temperatura, ayuda a los actores agrícolas en la toma de decisiones de adaptación y

mitigación, entre ellas el uso de tecnologías específicas para elevar la productividad y

obtener un aprovechamiento máximo de las condiciones climatológicas en un área o ciclo

específico (Félix et al., 2009).

El rendimiento económico de la mayoría de las plantas está en función del fruto o semilla,

de ahí que en la agricultura se pone especial cuidado en el desarrollo reproductivo de las

mismas, ya que es crítico en la determinación del rendimiento productivo. Si se quiere

alcanzar el máximo de producción, los cultivos deben de completar su desarrollo

reproductivo dentro de la estación de crecimiento disponible y evitar estrés en fases

vulnerables (Loomis y Connor, 2002, en Cortés et al. 2011, 156). Si por alguna

circunstancia la planta no cumple los requerimientos de alguna de sus fases, esta se inhibe

lo que ocasiona que las siguientes fases no ocurran y no se alcanza a un desarrollo

adecuado (Maximov, 1940, en Cortés et al. 2011, 156).

34

En determinadas especies, la temperatura es también el principal factor que controla la

respuesta al ambiente, especialmente en aquellas que requieren acumular un total de horas

frío (HF), para pasar de un período vegetativo a uno reproductivo (Flood y Halloran,

1984). Una hora frío es definida como la cantidad de horas en un rango determinado de

tiempo donde las temperaturas son inferiores a una cierta cantidad de grados (Gil 1997,

en Cortés et al. 2011, 164). También es denominada periodo de vernalización y esta ocurre

entre los 0° y 12° centígrados, dependiendo la planta (Miralles, 2004). El conocer la

cantidad de horas frío es de ayuda al momento de (Gómez y Morales, s.f.):

a) Determinar si los requerimientos de frío de una región son los adecuados para los

cultivos de la misma.

b) Saber si de acuerdo a las características y requerimientos de frío de una región, es

posible introducir nuevas especies o variedades que se adapten mejor.

c) Iniciar la colonización racional de regiones nunca dedicadas a la agricultura.

Es posible suponer que cada especie o variedad tenga una zona geográfica óptima, con las

características idóneas para su cultivo, entre ellas la cantidad de horas frío necesarias para

una buena floración (Gómez y Morales, s.f.).

Para el caso del trigo, la temperatura se considera el factor más importante que induce el

desarrollo de la planta desde la emergencia hasta la floración y la madurez (Miralles, 2004)

y afecta los procesos de crecimiento (Kirby, 1995). Los altos registros de temperaturas

favorecen una mayor actividad metabólica de la planta, así como una aceleración de los

procesos fisiológicos determinantes de su crecimiento y desarrollo; y a medida que las

temperaturas descienden, los ciclos fenológicos de las plantas son más lentos, lo cual

propicia un mayor rendimiento productivo (FAO, 2007).

Cuando la temperatura es inferior a los 10° C satisface la respuesta de vernalización y su

efecto al hacerlo parece aumentar cuantitativamente de 10 a 0° centígrados, mientras que

la temperatura por encima de 10° centígrados se considera inhibitoria de la vernalización,

impidiendo el desarrollo óptimo de la especie vegetal (Halloran, 1983, en Félix et al.,

2009).

35

2.5. Conclusiones del Capítulo

El clima experimenta variaciones a lo largo del tiempo ocasionadas por factores naturales

o por efecto de la actividad humana. A partir de la segunda mitad del siglo XX tales

modificaciones se han presentado en mayor medida, preocupando a los gobiernos de

distintas naciones. Ello originó la creación del Panel Intergubernamental del Cambio

Climático, las Conferencias de las Partes y tratados como el protocolo de Kioto y

recientemente el Acuerdo de París. Es de vital importancia que los países signatarios se

comprometan al cumplimiento de sus compromisos, esto en beneficio del planeta.

En el caso de México, durante la actual década se ha avanzado en materia legislativa y

organizativa, sentando las bases para dar cumplimiento a los acuerdos internacionales a

cuáles se obliga para contribuir en soluciones al cambio climático. A partir de la Ley

General de Cambio Climático se avanzó rápidamente en la creación de instituciones y

normatividad pertinente que coadyuve a hacer frente de mejor manera a este problema.

36

3. SONORA: RECURSOS PARA LA AGRICULTURA, TRIGO Y EL

CAMBIO CLIMÁTICO

3.1. Sonora y los Recursos Naturales para la Agricultura1

Sonora está localizado entre los 32°29.5’ Norte y 26°17.7’ Sur latitud Norte y entre los

108°25.4’ Este y 115° 31.8’ longitud Oeste. Ubicado en el noroeste de México, colinda al

oeste con el Golfo de California; al noroeste con el estado de Baja California; al norte con

Arizona, en los Estados Unidos, al este con Chihuahua y al Sur con Sinaloa (Figura 2).

Figura 2. Localización del estado de Sonora, México

Fuente: Elaboración propia a partir de INEGI. Disponible en http://cuentame.inegi.org.mx/mapas/ 1 Los contenidos de esta sección se construyeron con base en Salazar, Moreno y Arvizu (2011).

37

3.1.1. Cambio de Uso de Suelo e Impacto Ambiental

En la entidad la mayor parte de los suelos (67%) son jóvenes2. Entre ellos se encuentran

las unidades de Litosol y Regosol, que son poco desarrolladas. Existen además otras que

se consideran intermedias entre los suelos jóvenes y los propiamente maduros que son

Yermosol, Xerosol y Cambisol que representan el 26.8% de la superficie estatal.

El 80% del suelo sonorense presenta fases (limitantes físico/químicos del desarrollo de las

plantas), sean físicas, químicas o ambas. Dentro de las primeras, la fase lítica es la más

abundante. Los suelos que tienen esta fase más los litosoles comprenden el 44.91% del

estado; se distribuyen sobre la Sierra Madre Occidental. Los suelos con fase gravosa

ocupan el 20.61% se localizan en el noroeste, en tanto que los que tienen fase pedregosa

corresponden a 4.40% y se distribuyen en forma dispersa. Algunos suelos presentan fase

petrocálcica como los ubicados en los alrededores de Caborca, Mariano Escobedo y al

Noroeste de Santa María de Guaymas, ocupando el 0.69%.

Respecto al uso de suelo se dice que “las diferentes formas en que se emplea un terreno y

su cubierta vegetal se conocen como usos de suelo”. En los sitios menos modificados, el

uso del suelo está determinado precisamente por la vegetación natural del mismo, ya sea

bosques, selvas y matorrales, los cuales constituyen la categoría primaria. En las regiones

donde una porción de la comunidad biológica ha sido explotada parcialmente o bien se

está recuperando después de su remoción, la vegetación es clasificada como “perturbada

o secundaria” respectivamente.

Se conoce como “cobertura antrópica” a aquellos lugares donde la vegetación ya es

totalmente diferente de la original al ser modificada por el hombre; dentro de esta

categoría se incluyen diferentes tipos de cubiertas como lo son la agrícola, ganadera o

urbana. Así pues, se considera como “uso de suelo transformado” o “cambio de uso de

suelo” a aquellas que son el producto de una actividad antropogénica drástica, que en la

mayoría de los casos será irreversible, o cuando menos tomará un gran período de tiempo

en volver a una condición original.

2 Lo referente a la caracterización de los suelos en Sonora se tomó de SEMARNAT, 2015.

38

En términos de naturalidad de la vegetación, la gran mayor parte del estado cuenta con

comunidades vegetales naturales (58%), mientras que el 31% de la cobertura presenta la

comunidad vegetal nativa, pero bajo un estado de perturbación. Sólo el 11% de la

cobertura total puede ser considerada antrópica (no hay cuerpos de agua lénticos naturales

en Sonora).

La mayor parte, en términos de superficie, de la cobertura artificial se encuentra localizada

en las grandes zonas agrícolas de la entidad: el Valle del Yaqui, del Mayo, los distritos de

riego Costa de Hermosillo-Sahuaral y la región de Caborca. La superficie de los tipos de

vegetación y usos de suelo incluidos en el Inventario Estatal y Forestal de Suelos Sonora

2014, se representan en la Tabla 1:

Tabla 1. Tipo de Vegetación y su participación en la superficie estatal

Tipo de vegetación Superficie (ha) % del estado

Selva húmeda 0 - Selva subhúmeda 3,293,163 18.5 Bosque mesófilo de montaña 0 - Bosque templado 1,906,993 10.7 Plantación forestal 325 0.0 Manglar 11,305 0.1 Otra vegetación hidrófila 61,882 0.3 Matorral xerófilo 6,978,691 39.2 Pastizal natural 1,089,908 6.1 Vegetación halófila y gipsófila 272,181 1.5 Agrícola, Pecuaria y Forestal 1,594,780 9.0 Pastizal inducido y cultivado 463,990 2.6 Otros tipos de vegetación 2,133,323 12.0 Total 17,806,543 100

Fuente: SEMARNAT, 2015.

Respecto a los cambios en el uso de suelo, resulta de gran importancia debido a los efectos

ambientales que esto provoca. Se sabe que constituye uno de los factores principales en el

cambio climático global, ya que altera los ciclos biogeoquímicos como el del agua o el del

carbono.

39

En Sonora los cambios de uso de suelo de mayor relevancia se deben a la agricultura y

ganadería, actividades que han dado pie a la deforestación de bosques y selvas y a la

pérdida de matorrales. La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales

(SEMARNAT) calcula que se han perdido alrededor de un millón de hectáreas de terrenos

forestales debido a esta sustitución de vegetación nativa por cultivos agrícolas.

3.1.2. Aguas y Recursos Hidrológicos

El agua constituye en Sonora un recurso potencialmente restrictivo del desarrollo social y

económico debido a su escasez y desigual distribución a lo largo del territorio estatal. Esta

situación puede ser explicada, en parte, por las peculiaridades de sus ecosistemas

dominantes: amplias zonas catalogadas como desierto, con climas extremosos y escasa

precipitación. Sin embargo, el impacto de algunas prácticas sociales y actividades

económicas de gran tradición en la entidad también influye en la disponibilidad del

recurso (CEA Sonora, 2004).

Del volumen total que se consume en el estado, el 92.3% se destina a la agricultura. Esto

representa el riego de 653,300 ha constituidas por 6 distritos y 2 zonas de riego con el

81% de la superficie de riego y 896 unidades de riego con el 19% de la superficie total de

riego. El volumen total extraído, superficial y subterráneo para uso agrícola en el estado

es de 6,315 millones de m3, con lo que se riegan 631,200 ha. Sin embargo, debido a los

métodos de riego como lo son los de inundación, el deterioro de la infraestructura

hidroagrícola, el escaso financiamiento para la tecnificación de riego y otros factores, se

provoca un desperdicio de alrededor de 3,283 millones de m3, por lo que lo que realmente

se aprovecha alrededor de un 48% del agua extraída.

Otro de los aspectos que impactan en gran escala es el uso doméstico urbano. Lo reportado

es que el 96% de la población total cuenta con un sistema formal de agua potable y un

70% cuenta con alcantarillado. En cuanto a los recursos hídricos que existen en el estado

se pueden clasificar en 3 grandes categorías: las precipitaciones, las aguas superficiales y

las aguas subterráneas. En el siguiente cuadro se muestran los títulos y volúmenes de

40

aguas nacionales y bienes inherentes por uso de agua según la Comisión Nacional del

Agua (CNA) para Sonora (Tabla 2).

Tabla 2. Sonora: Títulos y Volúmenes de Aguas Nacionales y Bienes Inherentes por uso de agua

Uso

Aguas Nacionales Descargas de aguas residuales Zonas Federales

Títulos

Volumen de extracción (millones de m3/año) Títulos

Volumen descarga (millones m3/año)

Títulos Superficie (miles m2) Superficia-

les Subterrá-

neas Total

Agrícola 4,234 3,033,263 1,390,826 4,424,089 6 19,500 1,470 72,975.8 Agro- industrial 1 0 50 50 0 0 0 0

Doméstico 1,132 2 489 491 0 0 1 12.75 Acuícola 6 0 579 579 26 2,355.16 1 145 Servicios 134 54 1,867 1,921 178 0.850 18 373.9 Industrial 153 174 38,685 38,859 56 10.35 1 35 Pecuario 6,361 3,206 21,391 24,598 217 8.73 1,430 119,356.7 Público urbano 5,375 595,948 346,338 942,286 113 125.09 4 1.12

Múltiples 2,827 37,372,578 123,301 37,495,879 57 699.51 19 1,413.29 Gen. de Electric. 4 4,707,312 0 4,707,312 0 0 0 0

Comercio 0 0 0 0 0 0 0 0 Otros 0 0 0 0 0 0 0 0

Totales 20,227 8,377,332 1,923,526 10,300,858 653 3,199.72 2,944 194,313.7

Nota: La suma de los Títulos por cada tipo de aprovechamiento es diferente al número total de inscripciones a nivel nacional debido a que un Título de concesión puede contener uno o más aprovechamientos (aguas nacionales, descargas de aguas residuales, zonas federales y extracción de materiales) Total de títulos de concesión: 23,706. Información al 30 de junio del 2005. Fuente: Comisión Nacional del Agua.

3.1.3. Problemática Ambiental

En la actualidad hablar del tema ambiental es hacer referencia a su problemática. El

paradigma económico vigente desde por lo menos la revolución industrial consideró el

uso de los recursos naturales, en particular aquellos que carecen de valor para el mercado,

como una externalidad, en el mejor de los casos, a la que no se le puso demasiada atención.

41

Es sólo hasta el momento en el que el impacto de las actividades económicas y sociales

sobre la naturaleza empieza a tener efectos específicos como el sobrecalentamiento de la

atmósfera, la desertificación y pérdida de la biodiversidad en amplios territorios, la

contaminación de mares y otros recursos hídricos, etc., que la problemática adquiere

relevancia, al convertirse en una amenaza para el desarrollo económico y social de las

naciones. Es entonces cuando nace el concepto del desarrollo sustentable o sostenible y

precedido por la preocupación por diseñar modelos de desarrollo social que armonicen

con la naturaleza.

El estado de Sonora, al igual que el resto de las regiones del mundo, enfrenta esta

disyuntiva de generar riqueza afectando lo menos posible los ciclos propios de los

ecosistemas. La escasez y desigual distribución del recurso hídrico en la geografía agrícola

de Sonora, se perfilan entre los principales factores determinantes de su sustentabilidad.

Indudablemente las particularidades de los ecosistemas dominantes (extensas áreas

desérticas y semidesérticas), con climas extremosos y escasa precipitación, entran

frecuentemente en contradicción con las prácticas económicas, que aunque de gran arraigo

en la cultura productiva regional, observan elevados grados de ineficiencia e

irresponsabilidad, impactando severamente la calidad y disponibilidad del recurso.

Un régimen de lluvias errático y por debajo de los promedios históricos de precipitación

en los últimos veinticinco años, la deficiencia en infraestructura de conducción del agua

y la antigüedad de los equipos de bombeo, han ocasionado fuertes cuellos de botella para

la expansión de la producción agrícola vía la mayor utilización del recurso agua.

3.2. Agricultura y Cambio Climático en Sonora

La actividad agrícola de Sonora se destaca a escala nacional por sus elevados niveles de

competitividad, que además de contribuir a garantizar la producción alimentaria, aseguran

el sostenimiento de sus cuotas de participación en los mercados de consumidores más

exigentes del mundo. Esto la posiciona entre las entidades con mayor aportación a la

42

producción de riqueza sectorial en México, sólo por debajo de estados como Jalisco,

Veracruz, Michoacán y Sinaloa (Figura 3).

Figura 3. Estados con mayor participación en PIB primario nacional 2012-2016

Fuente: Elaboración propia con base en INEGI, Banco de Información Económica (2018).

Un indicador que expone la potencialidad económica del sector agrícola sonorense, se

manifiesta en la trayectoria que describen sus aportaciones al PIB agrícola nacional

superiores al promedio de las contribuciones del resto de entidades federativas, a partir

del año 2003 (Figura 4).

6.2% 5.9% 5.8% 6.2% 6.2%

0.0%

2.0%

4.0%

6.0%

8.0%

10.0%

12.0%

14.0%

2012 2013 2014 2015 2016

Jalisco Michoacán Sinaloa Veracruz Sonora

43

Figura 4. PIB Agropecuario, promedio nacional y Sonora 2003-2017 (Millones de pesos a precios de 2013)

Fuente: Elaboración propia con base en INEGI, Banco de Información Económica (2018).

Al sostenimiento de estas condiciones competitivas contribuye una importante red de

agentes con acceso a tecnologías modernas de producción e infraestructura con apego al

cumplimiento de normas internacionales que aseguran la sanidad e inocuidad de los

productos. Se trata de una cultura productiva que, construida a lo largo del siglo XX, fue

reimpulsada por un proceso económico que aceleró la reconversión del patrón de cultivos

alimentario a finales de ese siglo, y que distingue por lo menos dos grandes etapas, que

guardan relación con la evolución de la superficie de cultivo en esos años.

En una primera fase se observa la tendencia decreciente de la superficie agrícola a partir

de los años ochenta del siglo XX y que se prolonga hasta el 2004. Este fenómeno está

vinculado a una mezcla de factores socioeconómicos y ambientales. Inicialmente los

cambios fueron inducidos por el agotamiento del recurso hídrico, la sobreexplotación de

los valles agrícolas y el avance de la salinización en las zonas costeras. En esos años la

implementación de las políticas agrícolas del llamado cambio estructural en los años

ochenta, armonizadas a las tendencias de los mercados agroalimentarios globales, entraron

en contradicción con las formas tradicionales de operación de miles de empresas rurales,

determinando su inviabilidad económica y con ello la reducción de la superficie estatal de

-

5,000

10,000

15,000

20,000

25,000

30,000

35,000

40,000

2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017

Promedio nacional Sonora Lineal (Promedio nacional) Lineal (Sonora)

44

cultivo de 715 mil hectáreas en 1980 a 465 mil en el año 2004 (Figura 5). Este fenómeno

se tradujo en la exclusión socioeconómica de miles de actores rurales y debilitamiento

progresivo de sus condiciones de existencia en sus comunidades.

Figura 5. Superficie agrícola sembrada en el estado de Sonora 1980-2016 (Miles de hectáreas)

Fuente: Elaboración propia con base en información de SIAP (2018).

Un segundo periodo se estableció a partir del 2005, cuando la superficie de cultivo

manifestó signos de recuperación, alentados por el incremento de la demanda externa de

productos agrícolas y con ello la intensificación de los sistemas productivos, este

fenómeno impulso la tecnificación de los sistemas de irrigación, como estrategia para el

mejoramiento del nivel eficiencia en la explotación del recurso hídrico sometido a una

creciente demanda. En esta fase tiene efecto la maduración del proceso de adaptación de

las unidades económicas tradicionales a los ajustes estructurales de presentados desde

fines del Siglo XX, así como al surgimiento de nuevas empresas enfocadas a cubrir nichos

emergentes en el mercado global.

En el presente, los actores de Ambos grupos de empresas asisten a un nuevo escenario

que, como requisitos de ingreso y permanencia, plantea además de acceso a infraestructura

productiva y moderno equipamiento, la incorporación de nuevas tecnologías de la

-

100

200

300

400

500

600

700

800

900

1980198219841986198819901992199419961998200020022004200620082010201220142016

45

información y métodos eficientes para el uso del agua, pero también de esquemas

innovadores de organización para la producción.

De esta forma, la mejora de la competitividad en los sistemas agro productivos locales, no

solo se vincula al desarrollo de las empresas agrícolas, también a la formación de redes y

cadenas productivas que incorporan valor a la producción, que facilitaron a los actores,

apropiarse de nuevas cuotas de mercado y expandir la frontera agrícola de 500 mil

hectáreas en 2005 a 685 mil en 2016. Sin embargo, estos procesos no han sido lo

suficientemente dinámicos para revertir la exclusión de los productores de alimentos

básicos heredada de las décadas precedentes. La política económica estatal ha carecido de

estrategias adecuadas para lograr la integración de sus unidades económicas a las cadenas

agroalimentarias.

Y aunque la inclusión de los actores tradicionales debe llevarse a cabo en los ámbitos de

la economía, el financiamiento, etc., también debe responder a la necesidad de impulsar

la formación de competencias empresariales para implementar la innovación tecnológica

en la atención factores emergentes de tipo ambiental, específicamente en lo concerniente

al abatimiento de los mantos freáticos y a los efectos del cambio climático, que plantean

sesgos en el patrón de cultivo tradicional, configurado en las últimas décadas conforme a

la especialización productiva de las grandes regiones agro productivas del estado.

3.2.1. Las Grandes Regiones de la Agricultura en Sonora

Desde una perspectiva regional, la agricultura sonorense presenta un proceso de

especialización que distingue tres grandes zonas productivas (Figura 6) En ellas se

suscriben los 12 distritos de desarrollo rural adoptados por la regionalización de la antigua

Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación

(SAGARPA), hoy Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) y los 6 Distritos

de Riego suscritos en la regionalización de la Comisión Nacional del Agua (Salazar,

Moreno y Arvizu, 2011):

46

Figura 6. Regionalización de zonas agrícolas sonorenses

Fuente: Elaboración propia a partir de INEGI. Disponible en http://cuentame.inegi.org.mx/mapas/

• Zona Centro-Norte (DDR’s 139, 140, 144 y 193). Mantiene una reserva de 230 mil

hectáreas con condiciones adecuadas para cultivos hortofrutícolas alineados al

mercado de exportación, los esquemas de producción de este espacio son intensivos

y se apoyan en riego por bombeo.

• Zona Sur (DDR’s 147, 148 y 149). Dispone de un área de 369 mil hectáreas

cultivables. Aunque se especializa en la producción extensiva de granos y

oleaginosas, en la presente década ha incrementado significativamente la superficie

destinada a la producción hortícola. En ese lapso, sus sistemas de riego por gravedad,

47

se han complementado con las aportaciones de pozos perforados que compensan la

disminución progresiva de las reservas de agua en las presas.

• Zona Sierra (DDR’s 141, 142, 143, 145 y 145). Su agricultura se especializa en el

cultivo de forrajes como insumo de la ganadería regional, adicionalmente produce

granos y hortalizas destinados ya sea al autoconsumo o al mercado regional. De una

superficie disponible de 130 mil hectáreas al cultivo, se aprovechan alrededor de 40

mil hectáreas irrigadas por sistemas ya sea de bombeo o gravedad. En esta zona se

practica la mayor proporción de la agricultura de temporal de Sonora.

3.2.2. Los Sistemas Productivos Agroalimentarios de Sonora y la Posición

Competitiva de las Cadenas Agroalimentarias

Entre los años 2000 y 2017 Sonora promedió 3.6 millones de toneladas anuales de

producción con un valor de 15.54 mil millones de pesos obtenidos en más de 100 cultivos.

Su desempeño permitió al estado conservar el liderazgo nacional en la producción de trigo,

uva (de mesa e industrial), sandía, chile verde, cártamo y espárrago, así como alcanzar la

segunda posición en la producción de melón, papa, calabaza, garbanzo blanco y tomate

saladette (SIAP, 2018). Este dinamismo ha sido soportado por el desempeño de unidades

productivas que concentran una superficie de 610 mil ha, cuyo valor promedio de

producción superó los 67 mil pesos por hectárea en 2017. En general las cadenas

agroindustriales del estado de Sonora generaron un valor de 40,345 millones de pesos;

entre ellas se destacaron 20al aportar del 92.6% de ese valor.

48

Tabla 3. Sonora: principales cultivos, 2017

Cultivo Superficie sembrada

Producción Valor/ha cosechada

Volumen Valor (ha) (%) (ton) (miles $) (%) ($)

1 Trigo 281,937 46.2% 1,788,866 6,913,403 17.1% 24,523 2 Uva 22,864 3.7% 334,355 6,328,251 15.7% 299,228 3 Espárrago 15,402 2.5% 146,743 5,779,864 14.3% 391,537 4 Papa 12,695 2.1% 436,213 2,763,561 6.8% 217,689 5 Chile verde 4,685 0.8% 187,470 2,086,776 5.2% 445,422 6 Sandía 10,772 1.8% 488,094 1,711,996 4.2% 158,938 7 Nuez 15,408 2.5% 19,715 1,472,023 3.6% 137,344 8 Calabacita 8,047 1.3% 180,585 1,470,298 3.6% 198,274 9 Garbanzo 25,721 4.2% 55,729 1,178,309 2.9% 45,811 10 Pepino 2,349 0.4% 192,379 1,114,384 2.8% 476,713 11 Calabaza 5,962 1.0% 130,004 1,093,285 2.7% 185,460 12 Maíz 38,758 6.3% 281,461 1,075,821 2.7% 27,798 13 Alfalfa verde 25,423 4.2% 1,927,180 936,169 2.3% 37,116 14 Melón 3,165 0.5% 106,125 682,026 1.7% 215,524 15 Tomate rojo 1,775 0.3% 118,526 642,404 1.6% 361,960 16 Naranja 6,716 1.1% 178,182 552,765 1.4% 88,634

17 Semilla trigo

10,638 1.7% 60,798 419,143 1.0% 39,401 18 Cebolla 2,544 0.4% 64,172 412,805 1.0% 162,266 19 Frijol 13,442 2.2% 20,702 359,338 0.9% 26,732 20 Brócoli 1,794 0.3% 37,463 359,143 0.9% 200,191 Otros 100,584 16.5% 2,993,280 7.4% 30,849 Totales 610,678 40,345,046 67,397

Fuente: Elaboración propia con base en información de SIAP (2018).

Estas son clasificadas de acuerdo a un doble criterio metodológico abordado por Salazar,

Moreno y Arvizu (2011): por un lado, un grupo de indicadores definen su posición en una

escala competitiva y por el otro en su nivel de impacto socioeconómico. La combinación

de ambos criterios define la posición estratégica de cada cadena en alguno de los cuatro

niveles resultantes (Figura 7):

49

Figura 7. Matriz de posicionamiento estratégico de las cadenas agroalimentarias de Sonora

Fuente: Salazar, Moreno y Arvizu (2011, 79).

• De Alta prioridad estratégica: Este grupo incluye las cadenas cuyos indicadores

corroboran su liderazgo combinado en la escala socioeconómica y competitiva,

estas son: calabaza, cártamo, dátil, aceituna, apio, pepino, calabacita, nuez y

cebada forrajera.

• Con valor de Impulso: Aquí se agrupan las cadenas cuyos indicadores reflejan una

elevada posición en la escala de competitividad, pero con un impacto

socioeconómico por debajo del promedio. Las empresas que operan los eslabones

IMPA

CT

O S

OC

IOE

CO

MIC

O

ALT

O

III. DE SOSTENIMIENTO I. ALTA PRIORIDAD

ESTRATÉGICA trigo vid mesa papa garbanzo

esparrago datilero vid industrial olivo

vid pasa alfalfa nogal repollo sandia melón maiz

BA

JO

IV. DE MANTENIMIENTO II. DE IMPULSO sorgo f. durazno sorgo g brócoli

cebada f. calabacita lechuga chile verde naranja cebollín frijol cebolla

avena f. calabaza algodón pepino

tomate tomatillo rye grass cartamo

BAJO ALTO

COMPETITIVIDAD

50

de estas cadenas se caracterizan por su capacidad para liderar la generación de

valor en áreas óptimas de producción y con uso intensivo de fuerza de trabajo.

Estas son: melón, chile verde, garbanzo, tomate, ajo, cebolla, brócoli, avena

forrajera y durazno.

• De sostenimiento: Clasifica aquellas cadenas con impactos socioeconómicos por

encima del promedio, pero con una modesta posición en la escala competitiva. En

este grupo incorpora algunos de los sistemas productivos más emblemáticos del

estado: uva, trigo, espárrago, papa, rye grass, algodón, sandía y frijol.

• De mantenimiento: Las cadenas clasificadas en este grupo ubican su

posicionamiento tanto en la escala de competitividad como de impactos

socioeconómicos, por debajo del promedio estatal: alfalfa, maíz, ajonjolí, naranja,

sorgo, lechuga, soya y pastos.

3.2.3. Cadenas Agroalimentarias: Integración para la Competitividad

En las cadenas productivas agroalimentarias de Sonora se destaca el liderazgo del eslabón

primario de la producción, estas en su mayoría presentan dificultades de acceso a los

segmentos de transformación y comercialización, los más lucrativos en términos de

agregación de valor. En ese La formación de redes de empresas y eslabonamientos

productivos se presenta como un área de oportunidad que les permitiría un mayor

aprovechamiento de las capacidades locales y con ello favorecer el ambiente de

competitividad sectorial.

La producción hortofrutícola cuya dinámica de crecimiento ha sido la más alta en los

últimos veinte años, destaca tanto por su aportación al PIBE sectorial, como por la

generación de empleos y la productividad. Sus productos se destinan principalmente al

mercado internacional y su operación requiere de mayores volúmenes de financiamiento

para cubrir el elevado costo de sus insumos, y su acceso a la tecnología que demandan sus

procesos con estricto apego al cumplimiento de las normas de aseguramiento de la

inocuidad (SA8000) y responsabilidad social (ISO26000). En este sector, destacan un

51

creciente grupo de empresas que se han enfocado a innovar sus procesos productivos

adoptando esquemas de producción en ambiente controlado, estas prácticas tecnológicas

mantienen a las empresas a salvo de las restricciones hídricas como de los efectos del

cambio climático.

En el sector, también se desempeñan empresas productoras de alimentos básicos,

generalmente, con un limitado acceso a recursos tecnológicos, y dificultades para sostener

su rentabilidad. En la última década la permanencia de estas unidades se ha complicado

ante los efectos del cambio climático. Se estima que como resultado de la reducción de

promedio de horas de frio, en el ciclo agrícola 2014-2015, el volumen de la producción

de trigo, el cultivo de mayor cobertura en la agricultura sonorense, resultó abatido en

alrededor de un 20%.

Un reclamo reiterado de estos actores, es con relación a los requisitos de acceso a apoyos

públicos y financiamiento para impulsar la viabilidad de sus unidades, así como a la

discrecionalidad con que son entregados los apoyos públicos, que parecen privilegiar al

sector hortofrutícola de exportación que lideran los grupos empresariales con mayor

empoderamiento en la agricultura sonorense.

La incorporación de las unidades económicas tradicionales a la ruta de la competitividad,

además de asistencia técnica especializada, incorporación de mejoras tecnológicas y

vinculación con el sector ciencia y tecnología, demanda de la creación de competencias

empresariales en sus actores, de tal forma que sean capaces de planear su producción,

reducir los riesgos inherentes a su actividad y estar en posibilidad permanente de ser

sujetos de apoyos productivos y financiamiento oportunos y adecuados.

3.2.4. Producción de Trigo en Sonora

El desempeño de la actividad triguera nacional durante décadas ha sido apuntalado por las

aportaciones de Sonora; entre 1980 y el 2016, cuatro de cada diez toneladas del trigo

mexicano han sido cosechadas en las regiones productoras sonorenses (Figura 8).

52

Figura 8. Participación de Sonora en la producción nacional de trigo, 1980 - 2016

Fuente: Elaborado a partir de información de SIAP (2018).

En 2016, estos territorios destinaron más de 292 mil hectáreas a su cultivo y generaron un

valor superior a los 6,910 millones de pesos, equivalentes al 40.1% y el 48.9% de la

superficie y el valor de la producción nacional triguera respectivamente (SIAP, 2018).

Destacan los territorios agrícolas del valle del yaqui (DDR Cajeme) y valle del mayo

(DDR Navojoa), en su aportación conjunta del 90% de la producción estatal de esta

gramínea (Tabla 4).

Tabla 4. Producción regional de trigo en Sonora y México, 2016

Regiones Superficie Cosechada Producción Valor Producción

(ha) Participación estatal (ton) Participación

estatal (Miles $) Participación estatal

Cajeme 173,495 59.3% 1,166,505 61.4% 4,073,28

58.9% Navojoa 89,136 30.5% 547,163 28.8% 2,139,32

31.0%

San Luis R. C. 16,508 5.6% 97,126 5.1% 369,032 5.3% Hermosillo 7,409 2.5% 53,450 2.8% 200,133 2.9% Caborca 3,928 1.3% 23,911 1.3% 90,608 1.3% Ures 772 0.26% 4,101 0.22% 15,380 0.22% Magdalena 532 0.18% 3,190 0.17% 10,486 0.15% Guaymas 409 0.14% 2,194 0.12% 8,203 0.12%

33.0% 40.3% 45.4%

67.0% 59.7% 54.6%

Superficie cosechada Volumen de Producción Valor de producción

Sonora Resto de México

53

Agua Prieta 167 0.06% 768 0.04% 2,845 0.04% Moctezuma 76 0.03% 248 0.01% 992 0.01% Total Sonora 292,431 100% 1,898,657 100% 6,910,28

100%

Fuente: Elaborado a partir de información de SIAP (2018).

El éxito de la actividad triguera en el estado responde a diversos factores, como: el

conocimiento de sus actores productivos acerca de tecnología disponible en centros de

investigación; la diversidad de variedades de trigo existentes, los elevados rendimiento y

tolerancia a enfermedades, pero especialmente el contar con apoyos públicos y un

mercado relativamente seguro. Pese al liderazgo que Sonora ha sostenido durante décadas

en la producción nacional de trigo, resultados del análisis técnico sobre el desempeño

competitivo de esa cadena productiva lo sitúan por debajo de los promedios observados

en el contexto de cadenas agroalimentarias de entidad. Sin embargo, al ser valorada en

función de sus impactos socioeconómicos, su ponderación alcanza un elevado puntaje.

Estos resultados contribuyen a alentar, entre los productores sonorenses, la idea de que el

cultivo de trigo les ofrece gran certidumbre económica (Moreno, Salazar y Rojas, 2018).

Retomando la Matriz de Posicionamiento Estratégico de las cadenas agroalimentarias del

estado de Sonora (Figura 7), clasificadas según su desempeño competitivo e impactos

socioeconómico para el periodo 2005 – 2010, el trigo se posicionó en el tercer cuadrante,

entre las cadenas con alto impacto socioeconómico pero poca competitividad. Otros

análisis de la producción sonorense de trigo en el sur de Sonora, confirman que su cultivo

presentó una competitividad baja, debido en gran parte a la competitividad negativa del

sector agroalimentario nacional en la escala global, en particular en el ámbito de la región

del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá (Márquez y et al., 2014).

Contribuyeron a esta carencia de competitividad los subsidios recibidos por los

productores de los países desarrollados, básicamente aquellos otorgados a los

norteamericanos, así como a las prácticas de dumping estadounidenses (Márquez et al.,

2014). Se argumenta además que este cultivo no alcanza los niveles de eficiencia

requeridos para ser competitivo, por lo que los apoyos gubernamentales se vuelven una

parte importante de su ingreso (Márquez et al., 2008).

54

3.3. La Producción de Trigo y Cambios en el Clima

Si bien es cierto, son múltiples los factores que pueden ocasionar variaciones en la

producción, algunas de las causas se atribuyen a cambios en condiciones climáticas. El

principal caso que así lo demuestra, es el cultivo del trigo, al cual se destina la mitad de la

superficie sembrada en Sonora. En años recientes, los productores de este cereal han

experimentado pérdidas económicas debido a la baja producción relacionada con la falta

de horas fríos durante el ciclo de siembra del producto.

La productividad para el ciclo 2014-2015 disminuyó 1.3 toneladas por hectárea, pasando

de un promedio estatal de 6, a 4.7 toneladas; siendo la región sur (valles del yaqui y mayo)

la más afectada. Las pérdidas económicas superaron los 1,800 millones de pesos tan solo

en dicha región, ante lo cual SAGARPA otorgó apoyos económicos equivalentes a $1,950

pesos por hectárea, los cuales resultan insuficientes para resarcir la falta de producción.

Más allá de las opiniones de los actores locales (productores, dirigentes de organizaciones

campesinas, funcionarios públicos y académicos expertos en temas de agricultura), es

difícil encontrar información científica que demuestre la magnitud del impacto económico

ocasionado por el cambio climático en la agricultura de Sonora.

Otro problema asociado que enfrenta la agricultura en Sonora asociado al cambio

climático es la falta de agua. Dado que una vasta parte de nuestro territorio es semiárido

(poca precipitación la mayor parte del año), los cambios en la temporada de lluvias

resultan en amenaza de sequía, con frecuencia, en desastres para un sector tan dependiente

del agua como lo es el agrícola.

De acuerdo con la tercera Comunicación Nacional (INE, 2006), se espera que el clima de

Sonora será más cálido para el año 2030, y la temperatura puede aumentar hasta 2 grados

centígrados. El incremento de temperaturas causará mayor humedad en la atmósfera y

menor humedad en el suelo, con lo cual se modificará el ciclo hidrológico: la humedad

disminuirá, con lo que habrá más ondas de calor y se intensificarán los periodos de sequía.

Se esperan disminuciones importantes en distribución de la lluvia (menos 15%), así como

recorrimientos en su distribución temporal e intensidad, con respecto al escenario actual

(Salazar y Masera, 2010). La Figura 9 muestra como los recursos hidrológicos pasarán a

55

una situación crítica en el estado de Sonora, siendo con Baja California, los dos estados

más alarmantes en este tema.

Figura 9. Presión sobre Uso de los Recursos Hidrológicos en México, 2030

Fuente: Hernández et al. (2005, en Salazar y Masera, 2010).

Por su parte, se estima que la precipitación media anual registra con el paso de los años

una tendencia a la baja en el estado, por encima del promedio nacional. La región más

afectada será la parte noroeste de Sonora, Específicamente los Distrititos de Desarrollo

Rural (DDR) Caborca y San Luis Río Colorado (Figura 10).

Dada la importancia de la agricultura en el contexto socioeconómico de Sonora y el

panorama a futuro no tan favorable en cuestiones climáticas, cabe preguntarse qué tanto

pueden afectar estos cambios a la economía del sector agrícola, y de ser posible, qué

medidas podrían adoptarse para mitigar los impactos.

56

Figura 10. Grado de Sequía Meteorológica en México, 2030

Fuente: Hernández et al. (2005, en Salazar y Masera, 2010).

3.4. Problemática Asociada a la Producción Primaria en Sonora

La problemática identificada en el sector agrícola de Sonora se sintetiza en los siguientes

aspectos generales

• Escasez y desigual distribución del agua en la geografía agrícola estatal.

• Exclusión social, económica, y financiera de una importante proporción de

productores tradicionales.

• Baja eficiencia en aprovechamiento de agua.

• Infraestructura hidroagrícola deteriorada e ineficiente.

• Carencia de redes de infraestructura estratégica de apoyo a los agronegocios

(cuartos fríos, plantas de proceso, maquinaria y equipo especializado, etc.).

57

• Ineficiente operación de los programas de sanidad y de inocuidad.

• Financiamiento insuficiente e inadecuado.

• Red de carreteras y caminos rurales en condiciones de deterioro.

• Insuficiente promoción de los productos de la agricultura sonorense.

• Insuficiente integración entre la actividad académica, el sector ciencia y tecnología

con los actores productivos (Investigación e innovación insuficiente).

• Inexistencia de programas de asistencia técnica adecuados para atender

necesidades de los productores.

• Problemática social en nuestras comunidades rurales por falta de empleo.

• No se dispone de información estadística precisa y actualizada para la toma de

decisiones.

• Discrecionalidad en la entrega de apoyos a proyectos productivos.

3.5.Conclusiones del Capítulo

Las actividades primarias en Sonora cuentan con amplia tradición e importancia para la

economía. Esto se refleja en el plano nacional, al ubicarse entre las cinco principales

entidades federativas que más aportan al PIBE sectorial del país. La agricultura destaca

como la principal actividad del sector, con más de la mitad del valor generado; sin

embargo, existe incertidumbre sobre el futuro de estas labores debido a diversos factores

asociados con el cambio climático, entre ellos los cambios en la temperatura y la escasez

de agua en la región.

El trigo, principal cultivo en extensión, es uno de los que más reciente las modificaciones

climáticas, de ahí la necesidad de abordar estudios sobre los impactos que esta última

pueda acarrearle en diversos ámbitos, entre ellos el económico. En la búsqueda de

información que coadyuve a enfrentar el problema del cambio climático en agricultura,

en el siguiente apartado se realiza una revisión de los principales estudios realizados sobre

este tema, así como de las teorías y enfoques que de él se ocupan.

58

4. EL ABORDAJE REFERENCIAL Y TEÓRICO DEL CAMBIO CLIMÁTICO

Y SUS EFECTOS EN LA AGRICULTURA

En el último tercio del siglo XX adquirió relevancia el cuidado del medio ambiente y los

recursos naturales para la sustentabilidad de las actividades humanas. Entre los temas

emergentes, el cambio climático es abordado por el debate científico como amenaza. A

partir de entonces surgen múltiples estudios orientados a determinar, además de sus causas

e impactos, las estrategias para su mitigación y adaptación. En ese tenor, las ciencias

económicas abordan desde fines de la década de 1980 investigaciones acerca de las

implicaciones que los cambios en el clima pueden acarrear sobre los sistemas productivos

agrícolas en el mundo.

Desde la óptica económica convencional, surge un armazón analítico orientado a

desentrañar la multiplicidad de efectos económicos de las variables climáticas

(temperatura, precipitación, humedad, viento, entre otras), sobre la rentabilidad, el ingreso

y los precios de los productos de los sistemas agrícolas y sus actores. Sin embargo, en su

mayoría estos análisis asignan un rol de segundo orden a la importancia de los recursos

naturales y los servicios que presta la naturaleza durante los procesos productivos. En este

capítulo se efectuó una revisión documental que parte de la concepción de las aportaciones

clásica y neoclásica de la economía y se extiende a los enfoques de la economía ambiental.

A partir de este recorrido fue posible incursionar en la valoración de los aportes de la

economía ecológica, cuyos postulados replantean los paradigmas económicos precedentes

con relación a la construcción económica antropogénica en función de los recursos y

servicios ambientales que provee la naturaleza. La comprensión de estos nexos permitirá,

la edificación de una estructura metodológica adecuada para incursionar en el análisis

sistémico del cambio climático y su incidencia económica en la agricultura.

59

4.1. El análisis Empírico sobre el Cambio Climático en el Mundo

La acumulación mundial de Gases de Efecto Invernadero (GEI) ha alcanzado niveles de

concentración sin precedentes; la literatura académica consigna que este fenómeno aceleró

su tasa de crecimiento desde mediados del siglo XVIII por influjo de la actividad

antropogénica (Stocker et al., 2013). Entre 1880 y 2012, asociada a la constante expansión

de la revolución industrial, la temperatura promedio del orbe reportó un incremento de

0.85°C (Stocker et al., 2013).

Basados en el análisis de sus tendencias, algunas investigaciones prevén repercusiones

sensibles en el sector alimentario (Fischer et al., 2005; Mendelsohn, 2009). En general se

advierte que, en el transcurso del siglo XXI, los efectos del cambio climático podrían

restringir a) el crecimiento económico, b) la seguridad alimentaria y c) el éxito de los

esfuerzos por reducir la pobreza (Mendelsohn y Dinar, 1999; Field et al., 2014).

De manera resumida la Tabla 5 se presenta una relación cronológica del surgimiento y

desarrollo de análisis científicos de los impactos económicos del cambio climático en los

sistemas productivos agrícolas desde fines del Siglo XX. Sin embargo, para fines

expositivos, estas aportaciones son abordadas con base en una perspectiva regional.

60

Tabla 5. Estudios sobre impactos económicos del cambio climático en agricultura

Autor Región/país Principales resultados Adams (1989) EEUU Primera función de producción. Impactos negativos en cultivos

de maíz y soya.

Kane, Reilly y Tobey (1992)

Global Efectos negativos diferenciados por región. El clima se asuma como variable exógena a la producción

Mendelsohn, Nordhaus y Shaw (1993)

EEUU Introducción del modelo ricardiano. Alza en costos de producción y baja el nivel de ingresos de los productores.

Jones y Thornton (2003) América Latina

Reducción agregada de 10% en la producción para el año 2055, equivalente a pérdidas de 2 mil millones de dólares anuales.

Deschenes y Greenstone (2006)

EEUU Influencia positiva del grado de adopción tecnológica del sistema productivo para su adaptación al cambio climático.

Ibarrán y Rodríguez (2007)

México Disminución en rendimientos productivos de 6 cultivos: caña de azúcar maíz, naranja, trigo, frijol y café.

Galindo (2010) México Impactos heterogéneos por regiones, no lineales y crecientes en el tiempo. Caída de rendimientos para 2100.

Mendelsohn, Arellano y Christensen (2010)

México Pérdidas por encima del 50% del valor de la tierra en algunas regiones.

Ordaz et al. (2010) Costa Rica Reducciones en los rendimientos productivos de tres cultivos: maíz, frijol y café, así como en el valor de la renta de la tierra.

Deschenes y Greenstone (2012)

EEUU Disminución en ingresos agrícolas netos anuales de 4,500 millones de dólares anuales.

López (2013) México Dependiendo del escenario climático hasta 240,000 hogares rurales por debajo de la línea de pobreza.

Nelson et al. (2013) Global Efectos negativos diferenciados sobre el rendimiento productivo, la estructura de costos y el nivel de precios.

Safonov y Safonova (2013)

Rusia Impacto negativo en rendimiento productivo de granos, costos de producción y el nivel de precios.

Skoufias y Vinha (2013) México Los hogares rurales no pueden protegerse completamente ante cambios en patrones de temperatura.

Galindo et al. (2014) América Latina

3.8 millones de personas podrían permanecer en condiciones de pobreza a consecuencia del cambio climático.

Ponce et al. (2014) Chile Afectación generalizada ante cambio climático. Mayor vulnerabilidad de los sistemas productivos frutícolas..

Galindo, Reyes y Alatorre (2015)

México Las tierras irrigadas son más vulnerables a los aumentos en temperatura. Las de temporal lo son a disminuciones en precipitación y a la presencia de eventos extremos.

Zhang, Zhang y Chen (2017)

China Impactos negativos en la producción de cereales: arroz (36.25%), trigo (18.26%) y maíz (45.10%).

Lan Huong, Shun Bo y Fahad (2018)

Vietnam Ingresos netos podrían disminuir para el periodo 2050-2100 de 17.7% a 21.28% sin adaptación y entre 0.37% y 0.20% con medidas de adaptación incluidas.

Fuente: Elaboración propia.

61

4.1.1. El Abordaje Estadounidense de los Impactos del Cambio Climático en la

Agricultura

En la evolución del análisis estadounidense acerca de las repercusiones económicas del

cambio climático en agricultura3 se destaca la función de producción construida por

Adams (1989) para estimar los impactos que, en una estructura regional de costos

agrícolas, propiciarían los cambios de temperatura y en el nivel de precipitaciones. Su

modelo se validó con la información de seis regiones estadounidenses productoras de maíz

y soya. Los resultados corroboraron la correlación directa entre transiciones en las

variables temperatura y precipitación respecto al incremento en la estructura de costos de

producción de ambos cultivos (López y Hernández, 2016).

Años más tarde Kane, Reilly y Tobey (1992) cuestionaron la generalización de

conclusiones basadas en los hallazgos de Adams (1989) en relación a los efectos negativos

del cambio climático global sobre el rendimiento del cultivo de granos en el mundo. Con

base a sus resultados argumentaron que incluso ante la manifestación de restricciones

productivas en las principales regiones cerealeras del mundo, el calentamiento global no

alteraría significativamente los mercados agrícolas y los efectos sobre el bienestar

nacional serán bastante modestos en la mayoría de los países. Para obtener sus hallazgos

utilizaron un modelo Swopsim (Static World Policy Simulation), el cual clasifica un total

de 13 regiones (o países en algunos casos) y 20 productos agropecuarios. Por su parte, el

cambio climático se asume como un aumento o disminución exógenos a la producción de

países o regiones específicas. Al ser un modelo un modelo estático y de equilibrio parcial,

no incorpora los efectos en otros sectores ni permite cambios en la tecnología, la población

u otras variables (López y Hernández, 2016).

Paralelamente a los hallazgos de Kane, Reilly y Tobey (1992), Mendelsohn, Nordhaus y

Shaw (1993) innovaron los fundamentos metodológicos de esos cuestionamientos.

Incorporando un modelo predictivo de corte ricardiano, procesaron la información de tres

mil granjas agrícolas estadounidenses. Sus resultados corroboraron, en concordancia con

3 López y Hernández (2016) ofrecen una apropiada síntesis de los principales abordajes académicos acerca de los impactos económicos de cambio climático en agricultura.

62

Adams (1989), que las futuras variaciones en la temperatura impactarán al alza los costos

de producción y a la baja el nivel de ingresos de los productores y que ambas

consecuencias conducirían al eventual ajuste de precios. Una de las ventajas de este

modelo fue que considera los impactos del clima en los diferentes cultivos, así como el

cambio tecnológico, expresado en la sustitución de diferentes insumos, la introducción de

diferentes actividades y otras adaptaciones potenciales a climas distintos, algo que la

función de producción tradicional no aporta.

En esta línea de análisis, Deschenes y Greenstone (2006) estimaron el impacto económico

del cambio climático en la agricultura del estado de California, EUA, basándose en las

variaciones de temperatura y nivel de precipitaciones en el periodo 1978-2002.

Establecieron sus efectos en un rango de nulo a positivo sobre los rendimientos agrícolas,

dependiendo del grado de sofisticación y avances tecnológicos disponibles para

neutralizar la exposición al cambio climático. Estos resultados, sin embargo, fueron

refutados por Fisher et al. (2012), argumentando la incidencia de errores en el manejo de

datos. En la versión corregida de su trabajo, Deschenes y Greenstone (2012) reportaron

variaciones en los resultados: de un incremento (estadísticamente no significativo) de

1,300 millones de dólares en los ingresos agrícolas netos anuales, a una disminución

(estadísticamente significativa) de 4,500 millones de dólares anuales (López y Hernández,

2016). Sin embargo, ello no invalidó su argumentación acerca de la influencia positiva del

grado de adopción tecnológica del sistema productivo para su adaptación al cambio

climático.

Entre los análisis recientes efectuados sobre cambio climático y agricultura, destacan las

aportaciones de Nelson y cols. (2009; 2010; 2013) en la valoración de sus impactos en la

seguridad alimentaria mundial y del monto de inversiones compensatorias de la pérdida

de bienestar en los países afectados. Sus cálculos establecieron un rango de 7.1 a 7.3 mil

millones de dólares de inversión solo para el eventual restablecimiento de la productividad

agrícola. Los resultados hicieron énfasis en los países en vías de desarrollo,

particularmente los del Asia meridional, quienes registrarían aumentos sustantivos en el

nivel de precios de sus cultivos alimentarios (arroz, trigo, maíz y soja). En la extensión de

su línea analítica Nelson y cols., (2010; 2013) corroboraron la correlación entre las

variables explicativas del cambio climático y producción agrícola. El meta análisis

63

comparativo de nueve modelos econométricos detectó los efectos de variables específicas

del cambio climático, como temperatura y precipitación, sobre el rendimiento de los

cultivos en la estructura de costos y en el nivel de precios del mercado.

4.1.2. Contribuciones Recientes al Análisis Empírico sobre el Cambio Climático en

Europa y Asia

En sintonía con los objetivos científicos de la actividad académica estadounidenses,

Safonov y Safonova (2013) introdujeron a Rusia el análisis económico del impacto del

cambio climático en dos de sus principales regiones agroalimentarias. Sus resultados

corroboraron los hallazgos reportados en la literatura especializada, al documentar el

impacto negativo, especialmente en la producción de grano, y sus consecuencias

reflejadas o en los costos de producción y el nivel de precios a los consumidores.

Por otra parte, los análisis efectuados en el continente asiático, han constatado que además

de temperatura y precipitación, otras variables climáticas como la humedad, el viento y la

radiación solar ejercen influencia sobre la producción agrícola. En China, los

investigadores Zhang, Zhang y Chen (2017) utilizaron información de producción

agrícola en tres cultivos (arroz, trigo y maíz) a nivel de condado en el periodo 1980-2010

para demostrar que las variables climáticas humedad y velocidad del viento, son críticas

para el crecimiento de los cultivos. De sus resultados se colige que la omisión de estas

variables en el análisis, sesgará los impactos previstos del cambio climático en los

rendimientos de los cultivos. En particular, excluir la humedad tiende a errores al

momento se predecir el costo del cambio climático en los rendimientos, mientras que

ignorar la velocidad del viento conducirá a subestimar tal efecto. Los hallazgos de estas

líneas de investigación destacan los métodos de predicción del cambio climático en los

rendimientos de los sistemas alimentarios chinos para el siglo XXI: arroz hasta en 36.25%,

trigo en un 18.26% y maíz podría alcanzar una reducción del 45.10%.

En Vietnam, se destacan las investigaciones de Lan Huong, Shun Bo y Fahad (2018),

quienes basados en un enfoque ricardiano, exploran las implicaciones del cambio

64

climático en la agricultura del noroeste vietnamita basados en información secundaria de

1,055 hogares. La predicción del impacto en los ingresos netos proyectados del 2050 al

2100, indican que las relaciones entre el ingreso de los hogares con variables de corte

meteorológico no son lineales. Los ingresos netos disminuyeron a medida que la

temperatura y las precipitaciones aumentaron en la estación seca. Sus resultados proyectan

que dichos ingresos disminuirán aproximadamente del 17.7% al 21.28% debido al cambio

climático entre el 2050 y el 2100 en el modelo sin adaptación. El ingreso neto reportaría

una contracción aproximada de entre el 0.37% y el 0.20% en 2050 y 2100 en el modelo

con medidas de adaptación incluidas.

4.1.3. El abordaje de los Impactos del Cambio Climático en América Latina y

México

Los análisis latinoamericanos de los efectos del cambio climático en la agricultura,

confirman las predicciones reportadas para Norteamérica, Europa y Asia, con relación a

su incidencia negativa en la complicación de los esfuerzos de política pública enfocados

a la reducción de la pobreza. Galindo et al. (2014) estiman que en América Latina

eventualmente 3.8 millones de personas podrían permanecer en condiciones de pobreza a

consecuencia del cambio climático, e incluso podrían llegar a verse profundizados en ella.

Entre los aportes académicos más importantes acerca de los impactos del cambio climático

en Latinoamérica, destacan la modelación de sus efectos en la producción de maíz en un

horizonte de cincuenta años elaborada por Jones y Thornton (2003) para los países

latinoamericanos. Las estimaciones de precipitación se realizaron con el uso de métodos

de alta resolución para generar datos meteorológicos diarios característicos para impulsar

un modelo de simulación detallado de la cosecha de maíz; los resultados indicaron una

reducción agregada de 10% en la producción para el año 2055, equivalente a pérdidas de

2 mil millones de dólares anuales. Aunque su plataforma predictiva no incorpora variables

de innovación tecnológica que den solidez a los resultados, permite establecer que el

efecto agregado observa sensibles variaciones entre regiones: en algunas zonas la

65

reducción de los rendimientos productivos supera la tonelada por hectárea, con sus

repercusiones negativas implícitas en los indicadores socioeconómicos.

Ordaz et al. (2010) efectuaron para Costa Rica el estudio de cómo el cambio climático

ocasiona reducciones en los rendimientos productivos en los sistemas: maíz, frijol y café,

así como en el valor de la renta de la tierra costarricense. En el caso de los tres cultivos se

determinó que los promedios de temperatura se situaban ya por encima del estándar ideal

para la obtención de máximos rendimientos. En ese sentido, la detección de los factores

explicativos del mal funcionamiento de estos sistemas previene de las pérdidas

económicas que ocasionarán incrementos futuros en las temperaturas.

El análisis de los efectos del cambio climático en el sector agrícola chileno fue efectuado

por Ponce et al (2014), quienes utilizando un modelo de Programación Matemática

Positiva en el cual incorporaron la variable incertidumbre. El ejercicio permitió determinar

que, si bien los impactos económicos del cambio climático en el sector agrícola chileno

son generalizados, la vulnerabilidad de los sistemas productivos frutícolas es mayor frente

a las afectaciones estimadas para el caso de los productores de granos.

En un ejercicio del caso de México efectuado por Ibarrán y Rodríguez (2007) sobre la

economía del cambio climático, se acudió a la contratación de diversos métodos de

valoración. En materia de agricultura encontraron una disminución en los rendimientos de

6 cultivos (caña de azúcar maíz, naranja, trigo, frijol y café) durante el periodo 1981-2006,

los cuales obedecen a modificaciones en la temperatura y precipitación esperadas.

Otros estudios que emplean el enfoque ricardiano han encontrado que las pérdidas al valor

de la tierra pueden ser considerables, especialmente para el caso de los pequeños

agricultores. Mendelsohn, Arellano-González y Christensen (2010) encuentran que

México enfrentaría cuantiosas pérdidas que pueden rebasar incluso 50% del valor de la

tierra.

Galindo (2010) presentó el estudio La Economía del Cambio Climático en México; en

este trabajo se utilizó tres modelos (modelo de función de producción; modelo de tipo

ricardiano y modelo de heteroscedasticidad condicional) para identificar los impactos del

cambio climático en el sector agrícola de México. Los principales resultados son:

1. Los rendimientos y la producción agrícola dependen del clima con impactos

heterogéneos por regiones, no lineales y crecientes en el tiempo. Asimismo, se observa

66

que cada ciclo productivo y cada producto tienen diferentes sensibilidades de respuesta a

la temperatura y la precipitación.

2. El análisis conjunto de los efectos climáticos muestra que, dentro de ciertos rangos, es

posible compensar el aumento de temperatura con una mayor cantidad de agua. Sin

embargo, este procedimiento tiene límites y no es sustentable en el largo plazo ya que

genera externalidades negativas asociadas a la sobreexplotación de los recursos acuíferos.

3. El rendimiento teórico y observado para cada estado con la temperatura del 2006 se

aprecia que existe un comportamiento relativamente similar entre ambos casos, con la

notable excepción de Sinaloa y Nayarit que muestran altos rendimientos por arriba de lo

proyectado por la temperatura; ello probablemente es consecuencia de una mejor

infraestructura y tecnología de riego lo que muestra la importancia de los procesos de

adaptación.

4. Se realizaron análisis de riesgo para cada uno de los índices y productos modelados,

con diferentes escenarios de cambio climático proyectados hasta el año 2100 y se observa

una importante caída de los rendimientos agrícolas para ese año. Ello es, desde luego, sólo

hipotético ya que supone que el resto de las condiciones permanecen constantes.

Por su parte, López (2013) analiza la relación entre cambio climático y pobreza en los

hogares rurales de México. De acuerdo con sus resultados, los efectos del cambio

climático en la agricultura podrían llevar, dependiendo del escenario climático que se

utilice, a aproximadamente 240,000 hogares por debajo de la línea de pobreza, agravando

además las condiciones de muchos hogares que ya son pobres. Estos efectos son

heterogéneos, siendo la región Sur-Sureste de México la que podría verse más afectada.

De manera paralela, Skoufias y Vinha (2013) cuantificaron el efecto de los choques

climáticos en el bienestar de las familias rurales; sus resultaron dejaron establecida la

conclusión de que los hogares no pueden protegerse completamente ante cambios en

patrones de temperatura. Además, los efectos reales en el consumo y producción dependen

del momento en el que se tiene el choque en temperatura: esto es, cambios de temperatura

en algunas temporadas y regiones afectan más al bienestar rural que otros.

Galindo, Reyes y Alatorre (2015) hallan efectos negativos cuya magnitud es comparable

a lo encontrado por Mendelsohn, Arellano-González y Christensen (2010). Sin embargo,

su análisis basado en un panel de datos para 2,431 municipios de México en el periodo

67

2003-2009, incluye la presencia de eventos climáticos extremos, además de distinguir

entre tierras irrigadas, de temporal y mixtas. Al hacer esto, los autores muestran que los

efectos son heterogéneos; las tierras irrigadas son más vulnerables a los aumentos en

temperatura mientras que las de temporal lo son a disminuciones en precipitación y a la

presencia de eventos extremos.

4.2. El Análisis Económico de los Problemas Ambientales

En la época del mercantilismo, donde se apoyaba la consolidación de un Estado

absolutista, se sentaron las bases para determinar cuáles eran las mejores formas que

tenían los países para generar riqueza; se argumentaba que una de esas bases consistía en

frenar la importación de materias primas y fomentar la exportación de los productos

nacionales, generando así el ingreso de metales preciosos como forma de creación de

riqueza. Durante el periodo, se da lugar a una etapa de intervencionismo del Estado, hasta

el surgimiento del liberalismo económico, doctrina promovida por las ideas de Adam

Smith (1776), quien proponía la cero intervención estatal y el libre mercado de la oferta y

la demanda. En la etapa del mercantilismo se gesta la idea de que acumular riqueza es

adecuado tanto para las naciones como los individuos y se deberían de promover las

mejores formas de generarlas.

Dentro del mercantilismo destacaban posiciones argumentativas acerca de los procesos de

creación de la riqueza. William Petty (1662, en Roncaglia, 2006) sostenía que el mejor

medio para generar riqueza era a través de la producción de la tierra, es decir, comerciar

con lo que la tierra produce; de esta forma se le daba prioridad al incremento en la posesión

de tierras fértiles para el cultivo. Tal idea fue explotada posteriormente por la fisiocracia,

pensamiento liderado por Francois Quesnay (1758) quien sostuvo que la única actividad

capaz de generar riqueza es la productividad de la tierra. Quesnay catalogaba al trabajo

como, trabajo estéril y trabajo productivo y consideraba el trabajo agrícola como el único

productivo y a los trabajadores como una clase estéril incapaz de producir riqueza

(Roncaglia, 2006).

68

Esta manera de “repensar” la economía en donde la acumulación de metales preciosos a

través del comercio ya no era la base para la creación de riqueza, se le llamó economía de

la naturaleza. Para estos pensadores (los fisiócratas), la generación de la riqueza no solo

provenía del comercio, sino que trasladaba a la producción de la tierra el nuevo modo de

crearla.

Es a partir del surgimiento de la llamada economía de la naturaleza que da inicio la crítica

a la evolución del pensamiento económico en torno a los recursos naturales. Con la

consolidación de las ideas de Smith y la desaparición del Estado absolutista, fueron

quedando en el olvido las ideas presentadas por los pensadores de la época, dando paso a

una economía liberal basada en el mercado. Smith (1776) propone la poca participación

del Estado, relegado solo a ciertas actividades específicas, además de dejar a la “mano

invisible” la regulación del mercado. Promovía la idea de que los individuos tienden a

perseguir sus intereses económicos de diferentes maneras, buscando siempre acumular

riqueza. “Laissez faire et laissez passer, le monde va de lui même” (“dejen hacer, dejen

pasar, el mundo va sólo”), frase con la cual se referían al comportamiento que debiera de

seguir la política económica, un libre mercado basado en la oferta y demanda.

4.3. Propuesta de la Economía Ambiental

Este nuevo andamiaje ideológico, proclive a la consolidación de un Estado liberal, deja

de lado la importancia del capital natural. Los economistas neoclásicos terminaron por

separar el estudio económico del mundo físico, no apoyaban la idea de los bienes naturales

de los fisiócratas. Cómo lo expresaba Leon Walras (1874), los recursos naturales no

formaban parte de la ciencia económica ya que sólo aportaban utilidad potencial. “Hay en el mundo cierto número de cosas útiles que, desde el momento en que no faltan

totalmente, se encuentran a nuestra disposición en cantidades ilimitadas. Por ejemplo, el

aire, la luz y el calor solares cuando el sol ha salido, el agua de los lagos, corrientes y ríos

se encuentra en tal cantidad que a nadie puede faltarle; cada uno puede tomar toda la que

quiera. Estas cosas, que son útiles, no son generalmente escasas y por lo tanto no forman

69

parte de la riqueza social; solo excepcionalmente pueden escasear y por ello, formar parte

la riqueza social” (Walras, 1874: 156).

Si bien no consideraba a los bienes naturales como algo limitado para disponer de ellos,

sí contemplaba la posibilidad de que los bienes ilimitados por alguna circunstancia

inesperada se convirtieran en bienes limitados. Bajo este supuesto se podría generar un

análisis situacional de los bienes naturales, de los cuales se podrían apropiar con la

finalidad de otorgarles un valor de cambio. Pero este análisis resulta infructuoso realizarlo

sin mencionar antes el surgimiento de las externalidades propuestas por Pigou (1920),

quien describió en su obra la situación en la que el funcionamiento de una fábrica afectaba

a los vecinos por el humo que despedían sus chimeneas; afectaciones que no se veían

reflejadas en el sistema de precios de la fábrica, sin embargo, producían molestias o

pérdidas a los vecinos. En este sentido, se entiende como externalidades: “Todos los costes o beneficios que recaen sobre la sociedad y el medioambiente como

consecuencia de una actividad económica y que no están introducidos en el precio del

producto que los ocasiona. Los costes externos o externalidades no repercuten en los

costes y beneficios del empresario, pero si suponen un coste para la sociedad,

generalmente en forma de efectos medioambientales y socioeconómicos” (Martínez 2004:

87).

El interés de los economistas de analizar la situación de los bienes naturales renace con el

uso de la Teoría del Valor Económico Total, para tratar de cuantificar las externalidades,

dentro de la conocida economía ambiental. De acuerdo con Tetreault (2008), la economía

ambiental concibe los problemas ambientales como una consecuencia de fallas del

mercado; además el mismo autor menciona que: “En las situaciones donde los servicios ambientales se tratan como si tuvieran un valor de

cero, los defensores de la economía ambiental introducen al concepto de ‘externalidades’,

definidas como los efectos externos experimentados por una o varias personas como

resultado de las acciones u omisiones de otras. Una externalidad puede ser positiva o

negativa. Puesto que las externalidades no entran al ámbito del mercado, no hay suficientes

incentivos monetarios para mitigar los efectos negativos o para promover los efectos

positivos” (Tetreault 2008: 237).

Para Naredo (2001), el desarrollo que presenta el pensamiento económico desde la

denomina economía convencional o estándar, en la cual se sustenta la economía

70

ambiental, deja fuera del análisis económico al medio ambiente natural, al centrar su

objeto de estudio en el sistema de producción y particularmente en estimaciones de

procesos de valor que obvian los recursos y procesos naturales implicados en cada sistema

de producción económica.

A la postre, tal situación lleva a la ciencia económica a un aislamiento dónde lo único

importante a valorar es el aspecto económico más no el ambiental. Predomina el análisis

económico convencional enfrentado a otras visiones de tipo transdisciplinar que abogan

por integrar a tal análisis factores ambientales, sociales y políticos, entre otros. El

predominio de dichos estudios económicos ha llevado a que la ciencia económica sea vista

como una especie de sistema de calderas, sin pérdidas energéticas, 100% eficiente, que no

emite desperdicio alguno y hace uso eficiente de sus recursos, una maquina perfectamente

funcional, incapaz de generar daño, creadora de crecimiento y acumulación.

Sin embargo, la economía ambiental ha avanzado en la búsqueda de instrumentos para

valorar económicamente las externalidades ambientales y asignarles un importe

monetario, intentando con esto afrontar problemas del medio ambiente a través de un

enfoque basado en el mercado (Tetreault, 2008).

4.4. El surgimiento de la Economía Ecológica

Con los aportes de Georgescu-Roegen (1971; 1986), quien introdujo al análisis económico

las leyes de la termodinámica (a través de las cuales explica que la materia degradada por

la aplicación de energía no es valorada por el sistema económico), inició una

reinterpretación de la economía como un sistema abierto y complejo, generador de materia

degradada que debiera ser incorporada al análisis económico. Con estas nuevas ideas el

esquema analítico económico adopta un enfoque transdisciplinario al estudiar las

relaciones que existen entre el sistema natural y los subsistemas económicos que se gestan

dentro de él.

Naredo (2001) critica fuertemente a la ciencia económica convencional porque en su

arsenal metodológico no considera al principal proveedor de bienes y servicios de las

71

empresas productoras y generadoras de riqueza; el medio ambiente. Esta separación de la

producción y el análisis del medio ambiente, tiene su origen en la preocupación de que el

progreso se viera preso en un “estado estacionario” al llegar al máximo permitido de la

explotación de los recursos naturales que generaban riqueza, cosa que incomodaba a los

economistas de la época.

A decir de Daly (1992), todas las actividades productivas deben de ser vistas como un

sistema con entradas, procesos y salidas, los cuales derivados de sus procesos generan un

transumo, esto es, el desperdicio, el cual no puede ser valorado dentro del sistema

económico estándar, por lo que es necesario un nuevo marco metodológico que permita

incluirlos dentro de dicho sistema.

El sistema económico se comprende como un subsistema del ecosistema global, en el cual

los componentes de los ecosistemas y sus servicios condicionan el desarrollo de las

actividades económicas. La visión de la economía económica presenta el análisis de la

relación entre los elementos de los ecosistemas (integrando la física, biología y ecología)

y la economía, basándose fundamentalmente en la primera ley de la conservación de la

materia y la ley de la entropía (Proops, 1999). La Primera Ley de la Termodinámica

establece que la energía no se crea ni se destruye, sólo se transforma. De tal manera que

los desechos del sistema económico actual terminarán eventualmente en alguna parte de

los ecosistemas. Estos desechos serán así convertidos o distribuidos, pero nunca se

destruirán (Pearce y Turner, 1995).

La ley de la entropía se entiende como la pérdida de capacidad de la materia de generar

trabajo una vez utilizada. Por lo que un pedazo de madera al ser manipulado para producir

calor, será convertido en un desecho (primera ley de la termodinámica) y una vez en ese

estado mermará su capacidad para generar calor de nuevo.

La economía ecológica considera a la tierra como un sistema abierto, dónde la energía

solar permite que se lleven a cabo la gran cantidad de los procesos fotosintéticos. Con esta

entrada de energía en combinación con los demás elementos de los ecosistemas es posible

llevar a cabo los diferentes procesos productivos para satisfacer las necesidades humanas,

convirtiendo así a los ecosistemas en un proveedor de insumos para realizar las actividades

económicas, pero al mismo tiempo, recibiendo los desechos estas actividades (Alier,

1992).

72

Las relaciones de los elementos que conforman territorios, se entienden como sistemas

complejos, que dependen de la interacción de diferentes elementos, además de los ciclos

hidrológicos, ciclo de nutrientes y minerales, uso del suelo, tipos de suelo, temperaturas,

por mencionar sólo algunos. La interacción de todos estos elementos se ve alterada por

actividades económicas como la agricultura, minería, ganadería, acuacultura, entre otras

actividades antropogénicas. La alteración en la participación de cada uno de estos

elementos afecta la productividad de las actividades económicas, es por eso que es

necesario entender las relaciones de los elementos de los ecosistemas, con las actividades

humanas.

4.5. Crítica de la Economía Ecológica a los Modelos Neoclásicos de Producción

Robert Solow (1974, 11) mencionó una vez que "dado que es muy fácil sustituir otros

factores por recursos naturales, en principio no hay ningún problema… El mundo puede,

en efecto, arreglárselas sin recursos naturales". Esta afirmación omite que los recursos

naturales y el capital generalmente no son sustitutos, sino complementos (Daly, 2007). En

su acepción clásica, la función de producción clásica Cobb-Douglas (1928), Q = cLaK1-a

presenta los factores que intervienen en la producción, siendo los utilizados en su análisis

más elemental el trabajo (L) y el capital (K). Sin embargo, no todos los elementos

incorporados en la producción pueden describirse bajo la etiqueta de capital o trabajo.

La producción requiere materias primas (recursos naturales), porque ellos son los agentes

que el trabajo y el capital transforman. A su vez, la fuerza humana y el capital funcionan

con energía. El primero consumiendo energía en forma de alimentos, y el otro, energía

humana y alguna otra variedad de energías (p.ej. electricidad, carbón, petróleo, energía

solar, etcétera). Tampoco puede olvidarse que al producir algo, siempre se genera un

residuo o desperdicio. Como se ve, ninguno de estos elementos puede ser asimilados en

la función Cobb-Douglas tradicional y, por tanto, es una fotografía mutilada de la

producción (Georgescu-Roegen, 1971).

73

Sin embargo, el problema no se arregla incorporando todas las variables mencionadas

(recursos naturales, energía, desperdicios, etcétera). El problema de la función Cobb-

Douglas es su estructura: los factores son multiplicativos y los coeficientes indican la

proporción de cada uno de ellos; la suma de esos coeficientes es igual a la unidad. Esta

condición exige que una disminución de la cantidad de alguno de los factores sea

compensada con otro factor para mantener constante la producción. Esta característica

justifica el supuesto de sustitución perfecta de los factores. Este supuesto implicaría que

todos los factores tienen las mismas o muy similares cualidades, ya que solo así se explica

el que un factor de producción esté en posibilidades de sustituir las funciones de otro. En

realidad, se trata de una falta de interés por parte de la teoría económica para analizar el

carácter cualitativo de la producción y señalar la importancia de las propiedades físicas

que distinguen a cada elemento dentro del proceso productivo (Hernández, 2008). Este

razonamiento aplica también a la “variante Solow-Stiglitz” de la forma Cobb- Douglas, la

cual contiene la variable R (recursos naturales) (Daly, 2007):

𝑄𝑄 = 𝐾𝐾𝑎𝑎1𝑅𝑅𝑎𝑎2𝐿𝐿𝑎𝑎3 (1)

Donde a1 + a2 + a3 = 1

Aquí se puede mostrar la inconsistencia de la sustitución perfecta de factores. Q

(producción) puede mantenerse constante incluso si R→0 en tanto halla suficiente L y K

que sustituyan la merma de recursos naturales (R). La inconsistencia surge porque cuando

R→0, forzosamente en algún momento también lo harán K y Q (Daly, 2007).

Hay al menos dos razones: una, el mismo capital (máquinas, herramientas) es creado con

materias primas, estas vienen de otro proceso, donde también entraron recursos naturales.

Así, dado que la creación de K también depende de R, a medida que R disminuye, también

disminuye la probabilidad de producir K. La segunda razón es que el capital por sí sólo

no genera ninguna transformación material; su función dentro del proceso es actuar sobre

el flujo de insumos (Georgescu-Roegen, 1971). De modo que, si en un momento dado no

74

hay otra cosa sino capital fijo para la producción, el proceso no podría ser posible. El

capital fijo es un agente de producción siempre que tiene materia prima (o flujo de

insumos) para transformar. A esto se refiere al decir que el capital opera sobre el flujo de

insumos. Son estos contra argumentos los que permiten sostener que el capital y los

recursos naturales tienen funciones necesariamente complementarias, no sustitutivas

(Hernández, 2008).

Si el supuesto de sustitución perfecta fuera válido en la realidad, entonces no habría ningún

factor indispensable en ningún proceso de producción. Pero siempre hay elementos que

no pueden suplantarse. Básicamente la teoría persigue subordinar todo el estudio a un

análisis de precios y el criterio cuantificador se sobrepone a cualquier otro (Georgescu-

Roegen, 1986).

4.6. Propuesta de la Economía Ecológica para la Producción

Una vez que se reconoce los fuertes problemas de consistencia lógica y falta de realismo

de la versión neoclásica de proceso de producción, se da a la tarea de redefinir el proceso

de manera abstracta, partiendo de una realidad fisiológica. Para darle un carácter físico al

proceso, es necesario enmarcarlo en un espacio y un tiempo. Tales elementos permiten

ponerlo contra su entorno e identificar los momentos del tiempo en los cuales el proceso

analítico que tenemos en mente, empieza y termina. Esta apreciación tiene la siguiente

ventaja: al establecer sus límites podemos reconocer que se trata de un proceso no aislado,

y esta visión nos exigirá comprender cómo se dan las interrelaciones del proceso

económico con su entorno. Parte del entorno de la actividad productiva será la base de

recursos naturales de donde se extraen los insumos que están al inicio del proceso. Insumo

y producto, serán las coordenadas límite del proceso. La producción puede ahora

representarse con más realismo y apegados a una base epistemológica.

La conclusión de este esfuerzo de abstracción de Georgescu.Roegen (1971) es una

simbolización del proceso de producción mediante una funcional, donde el producto está

explicado por los insumos (I) y el desperdicio (W) (Hernández, 2008). Teniendo esto

75

como base, podemos explicar el modelo de producción que propone GR, al cual denominó

modelo de flujos-fondos de servicios. En él se recuperan las funciones de cada uno de los

factores, de acuerdo con sus cualidades físicas. Nuestro autor establece que el modelo

funcione en estado estacionario, para lo cual propone mantener intacta la eficiencia de los

factores de producción duraderos.

Para la representación de la nueva función, los factores productivos se dividen en dos

grupos de elementos: de fondo, los cuales son los agentes del proceso y el número de

servicios que pueden proporcionar se representa con Sα(t); y de flujo, sobre los que recae

la acción del proceso por parte de los agentes fondo. Los fondos de servicios pueden entrar

y salir del proceso con su eficiencia intacta. Los elementos de flujo son representados por

una única coordenada Ei(t) y son el objeto de los agentes, es decir, son usados o activados

por los agentes del proceso (Georgescu-Roegen, 1971).

En estado estacionario, los agentes activos permanecerán en un escenario ideal de

funcionamiento, siempre disponibles para el comienzo de otro proceso. Mientras tanto,

los elementos de flujo, que se constituyen como objetos de los agentes, presentan la

obligación de mantener en operaciones a los elementos de fondo de dos formas: a través

del mantenimiento o con el abasto de materia prima. Es así como estos elementos

componen la función de producción propuesta. A continuación, se especifica cada una de

las variables contenidas en estas dos categorías (Georgescu-Roegen, 1971):

Fondos Sá(i):

• Tierra ricardiana (L)

• Capital físico (K)

• Fuerza de trabajo (H)

Flujos Ei(t):

• Recursos naturales (R). Energía solar, lluvia, productos químicos naturales en el

aire y la tierra, suelo, entre otros.

• Flujos corrientes de entrada (I): materiales que se convierten en productos y

provienen de distintos procesos de producción. Como ejemplo se puede mencionar

la madera en una fábrica de muebles.

• Flujos de entradas necesarios para mantener intacto el equipo de capital (M):

Aceite lubricante, pintura, piezas para reposición, entre otros.

76

• Flujo de salida de productos (Q). Resultado deseado del proceso.

• Flujo de salidas de desecho (W). Desperdicios obtenidos en el proceso de

producción.

Al unir ambos grupos de elementos, se obtiene la siguiente función de producción

alternativa a la neoclásica:

𝑄𝑄(𝑡𝑡)0𝑇𝑇 = 𝐹𝐹 [𝑅𝑅(𝑡𝑡)0𝑇𝑇 , 𝐼𝐼(𝑡𝑡)0𝑇𝑇 ,𝑀𝑀(𝑡𝑡)0𝑇𝑇 ,𝑊𝑊(𝑡𝑡)0𝑇𝑇 ,𝐿𝐿(𝑡𝑡)0𝑇𝑇 ,𝐾𝐾(𝑡𝑡)0𝑇𝑇 ,𝐻𝐻(𝑡𝑡)0𝑇𝑇] (2)

La fórmula anterior es una función de funciones, delimitada temporalmente en el espacio

de 0 a T, donde ocurren una serie de procesos elementales; en el espacio de 0 a T se pueden

dar varios procesos elementales en un rango de 0 a t, por ejemplo, y donde siempre t < T.

De esta forma es como la economía ecológica brinda una alternativa a las funciones de

producción neoclásicas. Este enfoque abordado permite proponer nuevas metodologías

para el estudio de las actividades económicas y su relación con el entorno natural. Con

una visión transdisciplinaria es como se pueden entender las interacciones que se dan

dentro de un proceso de producción.

4.7. Conclusiones del Capítulo

Del ejercicio de construcción del marco referencial y teórico de los impactos económicos

del cambio climático en la agricultura, se pone de manifiesto la prevalencia de enfoques

emanados de la economía convencional, cuyas conclusiones son soportadas por sistemas

de funciones de producción neoclásicas tipo Cobb Douglas o bien de corte ricardiano; en

ambos casos los procedimientos metodológicos atienden a factores de tiempo y espacio

que enmarcan los procesos productivos.

El ejercicio precedente hizo posible la detección de significativas carencias en la

bibliografía especializada acerca del análisis de efectos económicos del cambio climático

77

en la agricultura mexicana en atención al valor estratégico del cuidado y preservación de

los recursos naturales, así como del aprovechamiento racional de los servicios ambientales

con propósitos de sustentabilidad. Con base en estos hallazgos, el trabajo de investigación

se orientó al abordaje de una perspectiva teórica metodológica que prescinde de

instrumentos de análisis soportados en funciones de producción neoclásicas para optar por

el Modelo de Flujos y Fondos propuesto por Georgescu-Roegen (1971), cuya pertinencia

fue ampliamente acreditada.

78

5. APARTADO METODOLÓGICO

Desde finales del Siglo XX el análisis de los impactos del cambio climático ha sido

abordado con enfoques interdisciplinarios que reconocen los aspectos específicos que

encuentran explicación en el campo de las ciencias naturales y económicas, ello ha

propiciado el surgimiento de propuestas teóricas que profundizan en la interacción

humana y accionar en la preservación y/o remediación ambiental.

El comportamiento de los factores climáticos presenta una variabilidad natural que puede

ser alterada por influencias antrópicas. El cambio climático está afectando al régimen

hídrico tanto en su magnitud como en su variabilidad. La variabilidad natural del clima en

el tiempo y espacio es la causa principal del riesgo climático para las actividades

socioeconómicas; entre las principales se precisan las siguientes (IPCC, 2007):

• La respuesta de sistemas físicos, como el rendimiento de cultivos, los caudales de

ríos, o la recarga de acuíferos.

• La organización de labores, por ejemplo, la siembra, el transporte fluvial o el

manejo de embalses.

• La prestación de servicios como la generación de hidroelectricidad, el manejo de

seguros agrícolas o la comercialización de productos.

Los enfoques metodológicos derivados de la ciencia económica convencional que abordan

estas problemáticas soslayan la importancia de los recursos naturales para los sistemas

productivos, relegándolos en el mejor de los casos a simples externalidades; de esta

manera se omite incluir la degradación de los sistemas naturales a causa de la actividad

humana. Por otro lado, existen importantes carencias de información que contribuya a

predecir impactos económicos del cambio climático en las actividades agropecuarias

desde la visión de la economía ecológica.

En el caso del trigo, la mayoría de los trabajos parten de una visión clásica de la economía

y asignan un papel secundario al entorno natural en que se realiza la producción de estos.

De esta forma, los cambios en los rendimientos se asumen únicamente con base en factores

de producción como capital y mano de obra, así como las variaciones del clima; con ello

se deja de lado el papel de la naturaleza. En respuesta a estas carencias, el diseño

79

metodológico que respalda este trabajo permite la adaptación de un modelo de simulación,

para la admisión de información que estime variables indicativas de los conceptos

asimilados por la economía ecológica en el análisis de los efectos socioeconómicos del

cambio climático en la agricultura; para este caso particular, en la producción de trigo. El

objetivo de este capítulo es exponer la estrategia propuesta para análisis de la compleja

red de impactos económicos del cambio climático en el sistema productivo triguero.

5.1. La Estrategia Metodológica General y el Área de Estudio

De acuerdo a los criterios aportados por Kerlinger y Lee (2002), la estrategia metodológica

que acompañó el desarrollo de este trabajo está soportado en una investigación de tipo

cuantitativo con un diseño no experimental; es un estudio de corte longitudinal de

tendencia (trend) con alcance explicativo, para ello tomó en cuenta distintos momentos de

tiempo, con el propósito de demostrar la inferencia de variables independientes sobre

dependientes.

El área designada para el análisis es la subcuenca denominada Cuenca Baja del Río Mayo

(CBRM), adscrita a la cuenca río Mayo, en el estado de Sonora, Mexico y cuyo espacio

se extiende a 5,397 km2; integrando la totalidad del ámbito territorial de los municipios

de Navojoa, Etchojoa, Huatabampo y parcialmente Quiriego y Álamos. La extensión de

esta subcuenca transcurre desde la salida de la presa Adolfo Ruiz Cortines (El Mocúzari)

hasta su desembocadura en el golfo de California (Figura 11).

La CBRM está adscrita a la Región Hidrológica Administrativa II; su espacio de captación

se extiende a 11,300 kilómetros cuadrados, determinados por las aportaciones y

escurrimientos que a lo largo de 350 km alimentan el Río Mayo. Este espacio integra el

territorio de los municipios de Navojoa, Etchojoa y Huatabampo, Sonora, que a su vez

son parte del distrito de riego 038 (DR 038).

Los municipios suscritos a la Cuenca Baja del Río Mayo suman una superficie total de

3,224 km2, equivalente al 1.79% del territorio estatal, los cuales se distribuyen

espacialmente de la siguiente forma: Álamos 8.11%, Etchojoa, 37.61 %, Huatabampo

80

28.68%, Navojoa 58.79 % y Quiriego 4.55%. Las principales actividades económicas

desarrolladas en este espacio son de orden agropecuario y aunque tiene presencia un

importante componente pecuario, basado en la cría de becerros de exportación, su

actividad es liderada por la agricultura donde el eje central es el sistema triguero, tanto

por la extensión de su superficie de cultivo como por su generación de valor (Rojas y

Salazar, 2018).

Figura 11. Cuenca Baja Río Mayo

Fuente: Elaboración propia.

En este espacio se identificaron los factores asociados a la producción de trigo, principal

cultivo de la región tanto en extensión como en generación de valor. Alentada por las

condiciones climatológicas prevalecientes, la actividad agrícola en esa cuenca es

responsable del uso de aproximadamente 63% del suelo. La conjunción característica de

elementos del ecosistema como las curvas de pendiente, tipos de suelo, temperaturas y

81

esencialmente la precipitación pluvial, se combinan adecuadamente para favorecer la

incidencia del fenómeno de escorrentía de remanentes de la actividad agrícola desde las

partes más elevadas hacia los cuerpos de agua en las partes bajas y la zona costera (Rojas,

2018).

5.2. Características y Alcances del Modelo de Simulación Implementado

Para simular el comportamiento de sistemas complejos a partir de información de factores,

físicos, químicos o hidrológicos, se recurre al uso de modelos de simulación ambiental,

con el fin de que esta herramienta permita predecir las consecuencias de actividades

antrópicas y naturales en un ecosistema, ya que la humanidad es parte del medio ambiente

y su interacción con los recursos naturales afecta a la ecología de un lugar determinado.

En este trabajo, para efectuar la estimación de la variación de los rendimientos productivos

del trigo, se desarrolló una estructura analítica basada en la adaptación del modelo de

simulación Soil and Water Assessment Tool Crop Yield (SWAT – Crop Yield) (Arnold

et al, 2012), cuyas características permiten:

• Pronosticar la incidencia de las prácticas de manejo de suelo y agua en procesos

de sedimentación (Williams y Berndt, 1977) y erosión.

• La obtención de rendimientos agrícolas en un complejo de cuencas, con diversidad

de suelos, sus usos y condiciones de manejo en amplios periodos (Neitsch et al.,

2005; Gassman et al., 2007).

• La operación física a escala de cuenca en tiempo continúo, distribuyendo

parámetros hidrológicos, de suelo y su uso.

• La operación de un modelo de elevación digital (DEM) y datos climáticos para

simular de forma diaria.

En el proceso de la parametrización espacial se toma como base la topografía de la cuenca

y su división en subcuencas. A su vez, una de las funciones del modelo es la creación de

Unidades de Respuesta Hidrológica (HRU), las cuales se basan en un único tipo y uso de

suelo (Akhavan et al., 2010). Entre las bondades del modelo se destacan:

82

• Simplicidad en la incorporación y manejo de información climática y edafológica

(suelo, tierra, topografía).

• Permite modelar a escala de cuenca de forma espacialmente explícita.

• Es capaz de simular el crecimiento de cultivos y distintos escenarios de manejo

del suelo (Narasimhan et al., 2005).

• Flexibilidad en su adecuación a las condiciones de la zona en estudio.

• Presenta relativa facilidad para manejar la información en softwares de uso

generalizado en sistema operativo Windows como Excel, así como de capacidad

para mapear las unidades de respuesta hidrológica.

5.3. Configuración del Modelo

Los componentes principales del modelo incluyen el clima, la hidrología, características

físicas del cultivo, nutrientes, plaguicidas y manejo de la tierra. Para el proceso de

modelación se utilizó el programa SWAT con su extensión ArcSWAT dentro del interfaz

del sistema de información geográfica ArcGIS en su versión 10.3.

5.3.1. Hidrografía y Modelo de Elevación Digital

Se utilizó el Continuo de Elevaciones Mexicano 3.0 (CEM 3.0), el cual es un producto

que representa las elevaciones del territorio continental mexicano, mediante valores que

indican puntos sobre la superficie del terreno, cuya ubicación geográfica se encuentra

definida por coordenadas (X, Y) a las que se le integran valores que representan las

elevaciones (Z). Los puntos se encuentran espaciados y distribuidos de modo regular

(INEGI, 2017).

83

5.3.2. Uso de Suelo / Cobertura de Suelo

Los conjuntos de datos vectoriales de uso del suelo y vegetación, escala 1: 250,000 - serie

V, contienen la información obtenida a partir de la aplicación de técnicas de

fotointerpretación con imágenes de satélite Landsat TM5 seleccionadas del año 2011. Los

conjuntos de datos contienen la ubicación, distribución y extensión de diferentes

comunidades vegetales y usos agrícolas con sus respectivas variantes en tipos de

vegetación, de usos agrícolas e información ecológica relevante.

La información geográfica digital contiene datos estructurados en forma vectorial

codificados de acuerdo con el diccionario de datos vectoriales de uso del suelo y

vegetación serie IV para la escala 1:250,000 aplicables a las unidades ecológicas

(comunidades vegetales y usos antrópicos) contenidos en el conjunto de dato. Asimismo,

aporta los tipos de vegetación por su afinidad ecológica y composición florística,

agrupados en dos niveles jerárquicos.

Los tipos de vegetación están definidos con base al sistema de clasificación de los tipos

de vegetación de México del INEGI y ordenados por grandes grupos de vegetación

(CONABIO, 2017):

1. Estado sucesional actual de la vegetación según el grado de cambio o alteración de

la cubierta vegetal (Vegetación Secundaria).

2. Distribución de las comunidades vegetales con base en el reconocimiento de sus

variantes definidas por elementos ecológicos, florísticos y fisonómicos distintivos.

3. Tipos de agricultura por disponibilidad de agua durante el ciclo agrícola y duración

del ciclo de cultivo.

4. Información puntual sobre especies vegetales representativas de los tipos de

vegetación representados.

5. Información puntual sobre cultivos presentes en las áreas agrícolas.

6. Información puntual y vectorial-lineal de comunidades vegetales con importancia

ecológica excepcional, pero con distribución restringida y/o muy dispersa.

7. Información sobre la altura relativa de las comunidades vegetales.

84

8. Información sobre la cobertura relativa del dosel superior de las comunidades

arbóreas.

9. Información puntual sobre actividades pecuarias.

10. Información puntual sobre actividades forestales.

11. Información puntual sobre otras actividades varias.

5.3.3. Suelos

El Servicio de Conservación de Recursos Naturales de los Estados Unidos (NRCS)

clasifica los suelos en cuatro grupos hidrológicos basados características de infiltración.

NRCS define un grupo hidrológico como grupo de suelos con un potencial de escorrentía

similar bajo condiciones de tormenta y cubierta similares. Los conjuntos de datos

vectoriales de uso del suelo y vegetación, escala 1: 250,000 - serie V, contienen la

ubicación, distribución y extensión de diferentes comunidades vegetales y usos agrícolas

con sus respectivas variantes en tipos de vegetación, de usos agrícolas, e información

ecológica relevante. La información geográfica digital contiene datos estructurados en

forma vectorial codificados de acuerdo con el Diccionario de Datos Vectoriales de Uso

del Suelo y Vegetación Serie IV para la Escala 1:250,000 aplicables a las diferentes

unidades ecológicas (comunidades vegetales y usos antrópicos) contenidos en el conjunto

de dato (CONABIO, 2017).

5.3.4. Unidades de Respuesta Hidrológica

Una de las funciones del modelo consiste en la creación de unidades de respuesta

hidrológica, en las cuales se dividirá la subcuenca. Las URH son espacios que presentan

homogeneidad en cuanto a los tipos de suelo, los usos y coberturas vegetales y la

pendiente del territorio. Por tanto, las unidades de respuesta estimadas, deben presentar

85

una respuesta similar a la precipitación y un balance hidrológico. Esta subdivisión de la

cuenca en entidades menores permite al modelo reflejar diferencias en la

evapotranspiración para los distintos tipos de suelos y coberturas vegetales.

5.3.5. Datos Hidrométricos

Del portal del Banco Nacional de Datos de Aguas Superficiales (BANDAS)

(CONAGUA; 2017), se obtuvieron los aforos mensuales de producción de agua (gastos

medios y máximos) de la estación hidrométrica 09018 para el período de simulación.

5.3.6. Características del Cultivo y Fechas de Siembra

Con base en el paquete tecnológico del cultivo del trigo para el ciclo otoño-invierno

(INIFAP, 2017), la fecha de siembra que se tomará es el 15 de noviembre, mientras que

el ciclo finalizará el 2 de mayo del siguiente año. Para simular los rendimientos del trigo

en la región se utilizaron las características proporcionadas por el SWAT para el cultivo

denominado winter wheat (trigo de invierno). En total son cuarenta características

biofísicas del cultivo (Tabla 6).

Tabla 6. Características del cultivo Winter wheat

Código Descripción Rango de valores Valor IDC Cobertura de suelo / clasificación de plantas 1 - 7 5

BIO_E Relación Biomasa / Energía 10 – 90 30 HVSTI Índice de cosecha 0.01 – 1.25 0.4 BLAI Índice del máximo de área foliar. 0.5 – 10 4

FRGRW1 Fracción de la temporada de cultivo de plantas en el primer punto en la curva de desarrollo del área foliar óptima.

0 - 1 0.05

LAIMX1 Fracción del máximo índice de área foliar en el primer punto en la curva de desarrollo óptimo del área foliar.

0 - 1 0.05

FRGRW2 Fracción de la temporada de cultivo de plantas en el segundo punto en la curva de desarrollo del área foliar óptima.

0 - 1 0.45

86

LAIMX2 Fracción del máximo índice de área foliar en el segundo punto en la curva de desarrollo óptimo del área foliar.

0 - 1 0.95

DLAI Fracción de la temporada de crecimiento cuando el área de la hoja comienza a disminuir

0.15 - 1 0.5

CHTMX Altura máxima del dosel 0.1 - 20 0.9 RDMX Profundidad máxima de la raíz 0 - 3 1.3 T_OPT Temperatura óptima para el crecimiento de las plantas 11 - 38 18

T_BASE Crecimiento mínimo de plantas 0 – 18 0 CNYLD Fracción de nitrógeno en semilla 0.0015 – 0.075 0.025 CPYLD Fracción de fósforo en semilla 0.0001 – 0.015 0.0022

BN1 Fracción de N en planta en la emergencia 0.004 – 0.07 0.0663 BN2 Fracción de N en planta a 0.5 madurez 0.002 – 0.05 0.0255 BN3 Fracción de N en planta en madurez 0.001 – 0.27 0.0148 BP1 Fracción de P en la emergencia 0.0005 – 0.01 0.0053 BP2 Fracción de P a 0.5 madurez 0.0002 – 0.007 0.002 BP3 Fracción de P en madurez 0.0003 – 0.0035 0.0012

WSYF Límite inferior del índice de cosecha -0.2 – 1.1 0.2 USLE_C Valor mínimo del factor C de la USLE aplicable a la

cobertura terrestre por planta 0.001 – 0.5 0.03

GSI Conductancia estomática máxima (en condiciones de sequía) 0 - 5 0.006 VPDFR Déficit de presión de vapor correspondiente a la fracción de

conductancia estomática máxima definida por FRGMAX 1.5 - 6 4

FRGMAX Fracción de la conductancia máxima de stomatla que se puede lograr con un alto déficit de presión de vapor

0 - 1 0.75

WAVP Tasa de disminución de la eficiencia del uso de la radiación por unidad de aumento del déficit de presión de vapor

0 - 50 6

CO2HI Elevada concentración atmosférica de CO2 300 - 1000 660 BIOEHI Relación biomasa-energía correspondiente al 2do. Punto en

la curva de eficiencia de uso de radiación 5 100 39

RSDCO_PL Coeficiente de descomposición de residuos vegetales. 0.01 0.099 0.05 OV_N El valor "n" de Manning para el flujo terrestre. 0.01 - 30 0.14

FERTFIELD Si se controla este cultivo se va a fertilizar. 0 – 1 1 ALAI_MIN Índice de área foliar mínima durante el período latente 0 – 0.99 0 BIO_LEAF Fracción de la biomasa del árbol convertida en residuo

durante la latencia. 0 - 1 0

MAT_YRS Número de años requeridos para que las especies de árboles alcancen su pleno desarrollo.

0 – 100 0

BMX_TREES Biomasa máxima para un bosque. 0 – 5000 0 EXT_COEF Coeficiente de extinción de la luz. 0 – 2 0.65

CN2A Número de curva de escorrentía SCS para condiciones de humedad II A

25 – 98 62

CN2B Número de curva de escorrentía SCS para condiciones de humedad II B

25 – 98 73

CN2C Número de curva de escorrentía SCS para condiciones de humedad II C

25 – 98 81

CN2D Número de curva de escorrentía SCS para condiciones de humedad II D

25 – 98 84

BM_DIEOFF Fracción de muerte de biomasa 0 – 1 0.1 Fuente: Elaborada con base en Arnold et al., 2012.

87

5.3.7. Labores de Riego y Aplicación de Fertilizantes

Las cantidades y fechas de aplicación de riego y fertilizantes se tomaron del paquete

tecnológico del cultivo del trigo para el ciclo otoño-invierno (INIFAP, 2017). La tabla 7

muestra los días de aplicación, tomando como base que la fecha de siembra del cultivo es

el 15 de noviembre de cada ciclo.

Tabla 7. Fertilización y riego en el ciclo productivo del trigo

AÑO MES DIA MOMENTO DE APLICACIÓN CANTIDAD RIEGO

1 11 1 RIEGO PRE-SIEMBRA 270 MM 2 1 4 1er RIEGO 170 MM 2 2 3 2do RIEGO 160 MM 2 2 23 3er RIEGO 160 MM

FERTILIZANTE 1 11 15 PRE-SIEMBRA 300 kg urea 1 11 15 PRE-SIEMBRA 100 kg 11-52-00 2 1 4 1er RIEGO 100 kg Anhydrous Ammonia 2 2 3 2do RIEGO 50 kg Anhydrous Ammonia

Fuente: elaborado con base en INIFAP, 2017.

5.3.8. Clima

Para la alimentación del modelo se obtuvieron los registros del Sistema de Pronóstico

Climático (CFSR, por sus siglas en inglés), con información recabada por Los Centros

Nacionales para la Predicción Ambiental (NCEP, por sus siglas en inglés) para el periodo

de 35 años de 1979 a 2014. Dentro de la zona de estudio se localizó información de seis

estaciones climatológicas, tomando de cada una de ellas los registros diarios de

temperatura máxima y mínima, precipitación, humedad relativa, viento y radiación solar.

Estos datos fueron adecuados dentro de una base de datos para ser ingresados al modelo,

88

y contienen las coordenadas que permitieron georreferenciar los puntos donde se

encuentran ubicadas estas estaciones.

5.4. Validación del Modelo

Para la validación del modelo se contrastarán datos estimados con observados para el

periodo 1992 - 2003, para ello se recurre a tres principales procedimientos o estadísticos:

a) Eficiencia Nash-Sutcliffe (NSE). Se define como:

𝑁𝑁𝑁𝑁𝑁𝑁 = 1.0 − ∑ (𝑦𝑦𝑡𝑡−𝑓𝑓𝑡𝑡)2

∑ (𝑦𝑦𝑡𝑡−𝑦𝑦�)2𝑇𝑇𝑡𝑡=1

𝑇𝑇𝑡𝑡=1 (3)

e indica cuán bien el conjunto de datos observados contra los simulados se ajusta a la línea

1:1. Oscila entre -∞ y 1, siendo NSE = 1 el valor óptimo. Valores entre 0.0 y 1.0 son

generalmente considerados como niveles aceptables de desempeño, Mientras que valores

<0.0 indican que el valor observado medio es un mejor predictor que el valor simulado,

lo que indica eficiencia inaceptable (Nash y Sutcliffe, 1970; Moriasi et al., 2007).

b) PBIAS. Se calcula con la siguiente ecuación:

𝑃𝑃𝐵𝐵𝐼𝐼𝐼𝐼𝑁𝑁 = �∑ (𝑓𝑓𝑡𝑡−𝑦𝑦𝑡𝑡)𝑇𝑇𝑡𝑡=1∑ 𝑦𝑦𝑡𝑡𝑇𝑇𝑡𝑡=1

� ∗ 100 (4)

donde ft es el valor simulado del modelo en el tiempo t; yt es el valor de datos observado

en el tiempo t (t = 1, 2, ..., T). PBIAS mide la tendencia promedio de los datos simulados

a ser más grandes o más pequeños que los observados (Gupta et al., 1999). Se prefieren

los valores de PBIAS con pequeña magnitud. Los valores positivos indican el sesgo de

89

sobreestimación del modelo y los valores negativos indican el sesgo del modelo de

subestimación (Gupta et al., 1999).

c) R2, cuya fórmula de cálculo es:

𝑅𝑅2 = � ∑ (𝑦𝑦𝑡𝑡−𝑦𝑦�)(𝑓𝑓𝑡𝑡−�̅�𝑓)𝑇𝑇𝑡𝑡=1

�∑ (𝑦𝑦𝑡𝑡−𝑦𝑦�)2𝑇𝑇𝑡𝑡=1 �

0.5�∑ (𝑓𝑓𝑡𝑡−�̅�𝑓)2𝑇𝑇

𝑡𝑡=1 �0.5�

2 (5)

donde 𝑦𝑦� es la media de los valores de datos observados para todo el período de evaluación,

y 𝑓𝑓 ̅ es la media de los valores de datos simulados para el mismo periodo. Los otros

símbolos tienen los mismos significados definidos en la ecuación anterior. El valor de R2

es igual al cuadrado del coeficiente de correlación producto-momento de Pearson (Legates

y McCabe, 1999). Representa la proporción de la varianza total en los datos observados

que puede explicar el modelo. R2 tiene un rango de 0.0 a 1.0. Los valores más altos

equivalen a un mejor rendimiento del modelo.

5.5. Estimación de Impactos Económicos con Base en Rendimientos Productivos

En congruencia con el diseño de una estructura metodológica integradora que explique la

influencia de las variables climáticas sobre la producción de trigo, se incorpora el análisis

empírico del impacto de las variaciones de los rendimientos productivos sobre la

rentabilidad económica del cultivo. Este ejercicio presupone la creación de instrumentos

estimativos de estos cambios en vinculación al cambio climático. Con ese propósito se

optó por efectuar el análisis de la incidencia de horas frio, partiendo de la conjetura de

Kirby (1995; Miralles, 2004) en el sentido de que la variable climática que más impacta

en la producción de trigo es la temperatura

Con el propósito de converger las acciones, servicios y recursos destinados a fomentar la

producción agropecuaria, forestal, agroindustrial, acuícola y en general del desarrollo

90

integral de los habitantes del campo, el territorio mexicano fue regionalizado por la

Secretaría de Agricultura Ganadería Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA)

en Distritos de Desarrollo Rural. Estos comprenden zonas con características ecológicas

y socioeconómicas homogéneas para la actividad agropecuaria, forestal, de las

agroindustrias y de acuacultura bajo condiciones de riego, de drenaje y de temporal; esto

es con objeto de planear, fomentar y promover el Desarrollo Rural Integral (DOF, 1988).

La producción de trigo en Sonora se llevó a cabo en diez de los doce DDR que ordenan

su geografía rural. Para efectos de este análisis se eligieron cuatro Distritos de Desarrollo

Rural del estado de Sonora, que en conjunto concentraron el 92.5% de la producción

estatal entre los años 2006 y 2017 (SIAP, 2018): DDR 148 Cajeme, DDR 149 Navojoa,

DDR 144 Hermosillo y DDR 147 Guaymas (Figura 12).

Figura 12. Distritos de Desarrollo Rural en Sonora

Fuente: Elaboración propia a partir de INEGI. Disponible en http://cuentame.inegi.org.mx/mapas/

91

Para el tratamiento de cada Distrito se retomaron los rendimientos productivos por

hectárea reportados por el Sistema de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP) en

el periodo 2006 – 2015 en el ciclo otoño invierno (OI). El cálculo de horas frío se realizó

con base en información de la red estatal de estaciones climáticas automatizadas de

INIFAP-PIEAES-CROFRUPO (denominada Agroson). Para el cultivo triguero, la hora

frío es la unidad de medida designada en el área de estudio para aludir a la incidencia de

temperatura igual o menor a 10° centígrados registrados por la estación climatológica por

espacio de una hora. La memoria digital de cada estación meteorológica procesa lecturas

cada 10 minutos y proporciona el dato integrado por hora y por día. Los registros de

temperatura obtenidos provienen de seis estaciones climatológicas ubicadas en los

distintos DDR (Tabla 8):

Tabla 8. Estaciones climatológicas utilizadas para el registro de horas frío

DDR Estación Climatológica Cajeme Campo 16

Buaysicobe

Navojoa Sahuaral

Hermosillo Campo Experimental Costa de Hermosillo La Florida

Guaymas Campo 52 Fuente: Elaboración propia

Los datos obtenidos corresponden al periodo del 1 de noviembre al 31 de mayo del

siguiente año, ya que el inicio de la producción se retrasa en algunos casos hasta principios

de diciembre, además de que hay variedades que tardan en alcanzar su madurez fisiológica

hasta 149 días después de la siembra (Ruiz, 1999). En el caso de las estaciones

climatológicas ubicadas en los DDR Cajeme y Navojoa, no fue posible obtener la cantidad

de horas frío durante el ciclo 2013 – 2014, debido a la ausencia de registros de información

de información en los meses de febrero, marzo y abril.

92

Luego de construir la información de temperatura y producción agrícola, se procedió con

la siguiente secuencia metodológica para la estimación de rendimientos productivos con

base en las horas frío:

i. Cálculo de estadísticos descriptivos de a) tendencia central y b) dispersión.

Asimismo, se ejecutaron pruebas para determinar la normalidad en ambas variables.

ii. Análisis de correlación entre la cantidad de horas frío y los rendimientos productivos

identificados en las regiones para el periodo analizado de 10 años.

iii. Construcción de un modelo de regresión lineal simple por el método de mínimos

cuadrados ordinarios para estimar parámetros de horas frío como variable

dependiente, y su impacto en los rendimientos productivos.

iv. Al modelo obtenido se le hicieron pruebas de contraste para detectar y eventualmente

eliminar errores de especificación Obtenidos los parámetros para estimar la

producción con base en los niveles de horas frío, se analizó el impacto de esas

variaciones en el ámbito económico. Para demostrar la relación entre el valor y costos

de producción, se calculó un coeficiente de beneficio-costo (b/c), con base en los

cocientes de valor y costos de producción por hectárea. La interpretación de estos

paramentos establece que:

a. Una relación aproximada o igual a la unidad, indica que el valor generado

apenas cubrió los costos de producción.

b. Cualquier valor por encima de uno, indica una ganancia proporcional a los

costos, la cual es de 100% por cada unidad adicional.

c. Si el coeficiente es menor a uno, es resultado de que el valor de producción no

permitió recuperar la inversión en ese ciclo.

v. Por último, con la intención de plasmar el impacto que la variación en la cantidad de

horas frío tiene en el cultivo del trigo y su rentabilidad económica, y a partir de

estimaciones basadas en los coeficientes obtenidos del análisis de regresión, se

obtuvieron tres escenarios futuros para el ciclo productivo 2016-2017 en cada región:

• Un escenario base, tomando el promedio de las horas frío para los ciclos

productivos otoño – invierno en el periodo 2015 – 2016.

• Un escenario optimista, con el máximo de horas frío registrado.

93

• Un escenario pesimista, con el mínimo de horas frío que se obtuvo en el periodo

analizado, el cual fue para los cuatro DDR el último ciclo con registro de horas

frío (2014-2015).

Al no disponer de datos de temperatura por región, se establecieron criterios arbitrarios

para estimar los escenarios de horas frío; este procedimiento resultó adecuado en razón de

que su propósito fue mostrar la incidencia de la variación de horas frío en la rentabilidad

económica del cultivo.

Los costos de producción por hectárea fueron calculados con la tasa de crecimiento

promedio anual registrada de 2012 a 2016 (2.73%). El precio por tonelada se obtuvo

tomando como año base 2016 más un alza del 5.46%, que duplicó el incremento en los

costos, lo que conduciría a la hipotética obtención de un valor de la producción superior a

los costos de producción; en caso contrario su explicación estaría asociada al impacto de

las horas frío.

5.6.Conclusiones del Capítulo

El uso del enfoque eco integrador de la economía ecológica permite la creación de

estrategias de análisis que estudien de manera sistémica las interrelaciones entre los

componentes de los ecosistemas y las actividades antropogénicas, ayudando así al

entendimiento de la génesis de los problemas ambientales. Como resultado de esta sección

se obtiene una estrategia de análisis que incluye el uso de herramientas para estimar los

rendimientos productivos del trigo y el impacto en la rentabilidad económica asociado a

cambios en el clima.

94

6. PRESENTACIÓN DE RESULTADOS

Ante los impactos que el cambio climático ocasiona en la agricultura, se vuelve

imprescindible el contar con herramientas de análisis que permitan anticipar sus efectos a

través de medidas de mitigación y/o adaptación. Los resultados presentados a

continuación demuestran la influencia de las variables climáticas sobre la producción de

trigo, lo cual impacta a su vez en la rentabilidad económica de este cultivo.

6.1. Validación de una Estructura Metodológica para Estimar el Comportamiento de la

Producción de Trigo con Base en el Comportamiento de Variables Climáticas

En el proceso de modelación de la Cuenca Baja Río Mayo fueron identificadas 31

unidades de respuesta hidrológica; solo en seis de ellas se obtuvieron evidencias de uso

de suelo agrícola y constituyeron la base del análisis precedente. Para efectos de su manejo

en el ejercicio de modelación fueron ordenadas con la numeración: 23, 26, 27, 28, 30 y 31

respectivamente.

En el ejercicio de validación del modelo predictivo del comportamiento de la producción

triguera, los resultados de las estimaciones fueron verificadas con los registros oficiales

disponibles para el DDR 149 Navojoa, coincidente territorialmente con el espacio

ocupado por la sub cuenca CBRM. Esta información ofrece el referente más preciso de

contrastación disponible en fuentes oficiales públicas corroborado, destacando en ese

aspecto el periodo que trascurre de 1992 a 2003, que constituye el técnicamente más

apropiado para efectuar la validación del modelo.

95

6.1.1. Validación de Rendimientos Productivos del Trigo

La obtención de rendimientos productivos con niveles observables de sobreestimación,

condujo a optar por su presentación a través de índices de rendimiento productivo

(variable dependiente) respecto a factores básicamente de orden climático (variables

independientes) (Tabla 9).

Tabla 9. Índice de producción 1992 - 2003

Región Media Desviación estándar

Observada Estimada Observada Estimada URH23

0.9545

1.1483

0.0792

0.2969 URH26 0.9425 0.0658 URH27 0.9423 0.0658 URH28 0.9394 0.0823 URH30 1.2656 0.3515 URH31 0.9389 0.0797

Fuente: Elaboración propia.

El análisis sugiere tendencias similares entre producción estimada y observada en las URH

26, 27, 28 y 31, en tanto que las 23 y 30 presentan divergencias. Esta validación se efectuó

con base en estimación de las pruebas estadísticas: eficiencia Nash-Sutcliffe, PBIAS

(sesgo) y R2, permitiendo además confirmar los resultados del análisis de tendencia central

y dispersión. (Tabla 10).

Tabla 10. Estadísticos utilizados para la validación del modelo

URH Nash-Sutcliffe PBIAS R2

URH23 -77.5 -273.0% 0.2825 URH26 0.7 12.8% 0.7991 URH27 0.69 13.1% 0.7995

96

URH28 0.53 17.3% 0.5584 URH30 -201.25 -434.4% 0.6453 URH31 0.49 18.3% 0.6675

Fuente: Elaboración propia.

La capacidad predictiva del modelo fue contrastada exitosamente para las URH 26, 27, 28

y 31, con la siguiente descripción de resultados:

a. Para la interpretación del estadístico de Nash Sutcliffe, se establece que un coeficiente

mayor a cero será considerado como un resultado de validación aceptable (Nash y

Sutcliffe, 1970; Moriasi et al., 2007).

b. En el caso de la probabilidad BIAS se considera suficiente que su medición indique

un resultado menor a 20%, (Gupta et al., 1999).

c. En el caso del R2, la interpretación de su resultado indica que a medida que este se

aproxima a la unidad, este reflejara una mayor semejanza entre el comportamiento

real y el observado de la variable (Legates y McCabe, 1999).

Estas similitudes son expresadas gráficamente en la Figura 13.

Figura 13. Índice de producción de trigo (2000 = 1). URH seleccionadas

Fuente: Elaboración propia.

97

6.1.2. Valoración de la Influencia de Variables Climáticas en la Producción

Triguera

La determinación del grado de influencia del clima en la producción triguera se efectuó

a partir del análisis de correlación de Pearson sobre siete variables climáticas insistentes

en el periodo 1980 – 2013 (Tabla 11).

Tabla 11. Coeficientes de correlación entre rendimientos productivos y variables climáticas

URH Precipitación

anual (mm)

Evapotranspiración (mm)

Temperatura Radiación solar

(J/m2)

media anual (°c)

máxima anual (°c)

mínima anual (°c)

media del suelo (°c)

23 0.44 0.65 -0.47 -0.53 -0.33 -0.49 -0.46

26 0.27 0.57 -0.31 -0.36 -0.21 -0.58 -0.33

27 0.27 0.57 -0.31 -0.36 -0.21 -0.58 -0.33

28 0.24 0.71 -0.28 -0.32 -0.20 -0.52 -0.28

30 0.39 0.63 -0.48 -0.54 -0.35 -0.50 -0.43

31 0.24 0.71 -0.28 -0.32 -0.20 -0.52 -0.28

Fuente: Elaboración propia.

Los resultados confirman la influencia de las variables climáticas en el comportamiento

de los rendimientos productivos:

a. La precipitación y evapotranspiración presentan una relación directa con los

rendimientos.

b. El incremento de temperatura anual (media, máxima y mínima) impacta

negativamente los rendimientos productivos.

c. El aumento de la temperatura media del suelo replica el impacto negativo de la

temperatura ambiental en los rendimientos.

98

d. El incremento de la irradiación solar se presenta en forma inversa a los

rendimientos productivos.

6.2.Análisis de Impactos Económicos de las Horas Frío sobre la Producción de Trigo

La productividad del trigo además de presentar diferencias entre las regiones, expresa

importantes variaciones al interior de cada región de un ciclo productivo a otro. A nivel

distrital, el DDR Hermosillo reportó los mayores niveles de rendimiento; lo siguen en

importancia los distritos de Cajeme, Navojoa y Guaymas, este último, con un sensible

rezago respecto a los otros distritos.

El comportamiento de la producción responde positivamente a la incidencia regional de

horas frío para cada ciclo productivo: Hermosillo reportó el mayor número de horas frío,

seguido de Cajeme, Navojoa y Guaymas (Tabla 12).

Tabla 12. Rendimiento productivo de trigo (toneladas por hectárea) y horas frío registradas por ciclo agrícola

Ciclo agrícola Cajeme Navojoa Hermosillo Guaymas

Ton/ha HF Ton/ha HF Ton/ha HF Ton/ha HF 2005-2006 6.26 808 6 615 6.2 797 4.36 249 2006-2007 6.32 801 6.1 606 6.1 966 3.56 396 2007-2008 6.26 790 6.1 761 6.3 939 4.77 410 2008-2009 5.73 475 5.62 413 6 799 5.04 233 2009-2010 6.41 576 6.4 524 6.7 864 5.26 280 2010-2011 6.3 780 6.32 737 6 1030 4.8 420 2011-2012 7.15 765 6.96 787 7.5 976 5.6 454 2012-2013 7.19 714 6.62 623 6.8 826 5.59 440 2013-2014 6.22 - 5.5 - 6.13 661 5.15 237 2014-2015 5.11 281 4.57 209 5.77 500 4.9 177 Promedio

2005 -2015 6.3 666 6.02 586 6.35 836 4.9 330

Fuente: Elaborado a partir de información de SIAP (2017) y AGROSON (2017).

99

Los comportamientos de las horas frío y los rendimientos productivos se analizaron a

través del uso de estadísticos descriptivos de tendencia central y dispersión (Tabla 13).

Adicionalmente, la aplicación de la prueba Jarque-Bera estableció que las variables

observan una distribución normal, esto al observar una probabilidad asociada mayor a 5%.

Tabla 13. Estadísticos descriptivos de las variables a analizar y normalidad

Estadístico Horas frío Rendimiento productivo

Media 608.73 5.96 Mediana 623 6.1 Máximo 1030 7.5 Mínimo 177 4.36

Desviación estándar 244.726 0.76 Varianza de la muestra 59,890.65 0.58

Curtosis -1.091 -0.483 Jarque-Bera 2.122 0.673

Jarque-Bera prob. 0.346 0.714 Fuente: Elaboración propia

Junto a la confirmación de normalidad en ambas variables, el análisis de correlación de

Pearson, con un coeficiente r=.80 (p<.05), corroboró la alta correspondencia (positiva)

entre las variables horas frío y rendimiento por hectárea (Figura 14). Estos resultados son

consistentes con los obtenidos por Félix et al. (2009) y Cortés et al. (2011) en que los

promedios de irradiación de horas fríos son superiores en Hermosillo seguidos por los

reportes de Cajeme, Navojoa y Guaymas.

100

Figura 14. Relación entre rendimiento productivo de trigo y horas frío registradas

Fuente: Elaboración propia

6.2.1. Estimación de Rendimiento Productivo con Base en Incidencia de Horas Frío

La estimación del comportamiento del rendimiento productivo del trigo con base en las

horas frío se efectuó a partir de la formulación de un modelo de regresión lineal simple

por mínimos cuadrados ordinarios. Partiendo de una base de 177 horas frío, los resultados

reportaron una producción de trigo por hectárea estimada de 4.439 toneladas,

incrementable 249.2 kilogramos por cada 100 horas frío adicionales registradas por ciclo

productivo (Figura 15).

3

3.5

4

4.5

5

5.5

6

6.5

7

7.5

8

150 250 350 450 550 650 750 850 950 1050

Ton/

ha

Horas Frío

101

Figura 15. Resultados de regresión lineal simple

Fuente: Elaboración propia

Para verificar la correcta especificación del modelo se observa que la probabilidad de F

es estadísticamente significativa (0.00) y el coeficiente de determinación obtenido de

0.644 corrobora que las horas frío explican, parcialmente, el comportamiento de los

rendimientos de trigo. Asimismo, se efectuaron pruebas verificación del cumplimiento de

los supuestos de homocedasticidad y normalidad del modelo (Tabla 14).

Tabla 14. Pruebas realizadas al modelo de regresión

Homocedasticidad (White) chi2(2) 5.22

Prob > chi2= 0.0736 Normalidad (Jarque-Bera)

Pr(asimetría) 0.9052 Pr(curtosis) 0.8558 adj chi2(2) 0.05 Prob>chi2 0.9767

Fuente: Elaboración propia

A través del resultado de la prueba de White, se demostró que el modelo cumple con la

hipótesis de no heterocedasticidad. Por otro lado, el test Jarque-Bera corroboró su

102

normalidad con una probabilidad mayor a 0.05 y la inexistencia de problemas asociados

a curtosis y asimetría.

Económicamente la importancia de las horas frío en el trigo se refleja en el valor generado

por hectárea, el cual está en función de a) los rendimientos obtenidos y b) el precio de

venta, el cual a su vez se fija con base en la calidad del producto, los costos de producción

y el mercado. La Tabla 15 presenta la relación del valor por hectárea de los últimos cuatro

ciclos agrícolas registrados, y el incremento promedio del 2.73%, conforme a los datos

que consigna el Fideicomiso Instituido en Relación con la Agricultura (FIRA, 2017).

En su caso el comportamiento de los precios presentó variaciones entre regiones y a través

del tiempo; sin embargo, la diferencia entre el valor y el costo por hectárea es

insignificante, en algunos casos estos últimos superan el valor generado.

Tabla 15. Valor y costos de producción por hectárea sembrada de trigo Ciclo

agrícola Costo/ha Cajeme Navojoa Hermosillo Guaymas

Precio/ton Valor/ha Precio/ton Valor/ha Precio/ton Valor/ha Precio/ton Valor/ha

2012-13 18,739 3,566 25,321 3,423 22,694 3,450 23,463 3,662 20,471

2013-14 19,189 3,221 19,971 3,332 18,526 3,309 20,283 3,137 15,685

2014-15 19,647 4,263 21,829 3,750 17,063 4,286 24,728 4,200 20,580

2015-16 20,315 3,492 23,465 3,910 24,006 3,744 26,996 3,740 20,045 Fuente: Elaborado a partir de información de SIAP (2017) y FIRA (2017).

Al aplicar el coeficiente de relación beneficio-costo, la mayor ganancia por hectárea fue

de 37% sobre los costos de producción, y en algunos casos, estos no se alcanzaron a cubrir.

La región que presenta los coeficientes más bajos es el DDR Guaymas, que a su vez

registra la menor cantidad de horas frío. Por su parte, Hermosillo muestra los mayores

beneficios con base en sus costos y reportó el conteo de horas frío más alto (Tabla 16).

103

Tabla 16. Coeficiente de relación Beneficio-costo en cultivo del trigo

Ciclo agrícola Cajeme Navojoa Hermosillo Guaymas

2012-2013 1.07 0.99 1.08 0.84 2013-2014 1.14 0.89 1.29 1.07 2014-2015 1.19 1.22 1.37 1.02 2015-2016 1.25 1.12 1.15 1.01

Fuente: Elaborado a partir de información de SIAP (2017) y FIRA (2017).

Al efectuar el análisis de escenarios futuros de valor de producción, se observó (en

concordancia a los resultados del análisis beneficio-costo para 2012-2016), que en el DDR

Hermosillo (con el mayor registro de horas frío), se obtuvieron los mayores beneficios por

hectárea, superando sus costos, incluso en el escenario pesimista. En contraparte, la

producción estimada por hectárea para el DDR Guaymas, no alcanzó a cubrir los costos

en los escenarios base y pesimista (Tabla 17).

Tabla 17. Escenarios futuros de valor de producción por hectárea con base en horas frío

Escenario Cajeme Navojoa Hermosillo Guaymas

Costo de producción por hectárea

$ 20,870

$ b/c $ b/c $ b/c $ b/c

Base 22,191 1.06 24,034 1.15 25,452 1.22 20,496 0.98

Optimista 23,482 1.13 26,079 1.25 27,343 1.31 21,703 1.04

Pesimista 18,692 0.90 20,197 0.97 22,178 1.06 19,007 0.91 $: Pesos mexicanos; b/c: coeficiente de relación beneficio-costo. Fuente: Elaborado a partir de información de SIAP (2017) y FIRA (2017).

La información de la Tabla 17 expone el impacto económico positivo de la incidencia de

las horas frío para el sistema productivo trigo. Este efecto es determinante para los

cambios en los coeficientes beneficio-costo hasta de 0.26 entre un escenario y otro. En

general, el valor estimado respecto a los costos es bajo y promueve una ganancia mínima

a los productores, especialmente a aquellos clasificados como pequeños al disponer de

104

superficies de cultivo que no superan las 5 hectáreas y cuyos ingresos se establecen como

máximo en 25 mil pesos semestrales. Es posible que la producción incremente su

rentabilidad con base en obtención de los apoyos gubernamentales disponibles para el

sistema productivo triguero.

Tal como ocurre en otras regiones trigueras de Sonora, los mejores precios de este cultivo

han ayudado a la recapitalización de los productores, pero la crisis financiera mundial y

la mayor producción en el planeta han reducido estos precios. Los costos de los insumos

continúan altos, disminuyendo las ganancias de los productores trigueros haciendo

nuevamente necesario que se trabaje en el mejoramiento de la rentabilidad (Márquez et

al., 2014).

6.3. Conclusiones del Capítulo

Los resultados presentados corroboraron la injerencia del cambio climático sobra la

producción de trigo. El uso de modelos de simulación ambiental se constituye como una

herramienta para estimar cambios en los rendimientos de trigo a través de una estructura

que, a diferencia de modelos emanados de la economía convencional, asigna una

ponderación al medio ambiente como uno de los factores que determinan la producción

de sistemas productivos agrícolas. Por otro lado, a través de un modelo que relaciona los

rendimientos con una variable climática (horas frío de temperatura) fue posible demostrar

cómo el cambio climático puede impactar la rentabilidad económica triguera.

105

CONCLUSIONES

El estado del arte sobre los efectos económicos del cambio climático en la agricultura

regional, permitió detectar una especie de génesis en el análisis de la relevancia estratégica

de los servicios ambientales en el cuidado y preservación de los recursos, así como para

la construcción de la sustentabilidad a la escala regional y local. Desde una óptica global,

el análisis pone de manifiesto la prevalencia de enfoques procedentes de la teoría

económica de corte clásico y neoclásico, cuyos procedimientos metodológicos atienden a

factores de tiempo y espacio convencionales, soportados por sistemas de funciones de

producción que minimizan la influencia del medio ambiente y su interrelación

antropogénica.

Sin embargo el estado del arte reporta además, posturas académicas alternativas,

sustentadas en propuestas científicas que datan desde hace casi medio siglo. Es el caso de

las aportaciones expresadas en del Modelo de Flujos y Fondos (Georgescu-Roegen, 1971),

que anunciaron el cambio paradigmático de la percepción del rol de los recursos, no solo

en la actividad antropogénica, sino de la propia sobrevivencia humana. Los modelos de

simulación ambiental se constituyen en una herramienta útil para plasmar los

planteamientos teóricos desarrollados por la economía ecológica, cuyo enfoque

ecointegrador facilita implementar estrategias sistémicas de análisis de las interrelaciones

entre los componentes de los ecosistemas y las actividades antropogénicas, para contribuir

a la comprensión exhaustiva de la lógica interna de los problemas ambientales.

Entre los sistemas alimentarios de Sonora, el triguero es el de mayor extensión agrícola.

La influencia que en el desarrollo de su cultivo ejerce la temperatura, explica sus

rendimientos y rentabilidad. En ese sentido, la búsqueda de alternativas para prevenir y

remediar los efectos de su vulnerabilidad ante el cambio climático, está motivando la

intensa generación de conocimientos científicos que provea soluciones de fondo. Como

parte de esos esfuerzos académicos, esta investigación validó dos procedimientos que

confirmaron la influencia económica del cambio climático en el sistema productivo. La

complementación de resultados permitió abordar el mecanismo de afectación en el sistema

de producción agrícola trigo y a la agricultura regional en general.

106

El primer procedimiento consistió en representar a nivel de una cuenca hidrológica, el

comportamiento de la producción agrícola. Este método se sustentó en un modelo de

simulación, soportado en un andamiaje analítico alternativo al de la economía

convencional, que subestima al medio ambiente entre los factores de la producción

agrícola. El segundo expuso el mecanismo de afectación de las variables climáticas sobre

los rendimientos productivos y de su trascendencia al ámbito de lo económico expresado

en términos de la rentabilidad del sistema productivo triguero.

Los resultados corroboran la pertinencia de la hipótesis general de la investigación, al

demostrar, bajo la perspectiva teórica aportada por los postulados de la economía

ecológica, que la incidencia del cambio climático ocasiona impactos económicos en la

producción de trigo.

El Modelo predictivo propuesto parte del supuesto de que en el periodo analizado las

actividades antrópicas (cantidad y tipo de riego, aplicación de fertilizantes y pesticidas,

labrado, entre otras) se mantienen constantes. Asimismo, su alcance se extiende hasta el

punto de validación con base en el cotejo de los datos observados, y no prospera hacia la

estimación de variables climáticas útiles a la construcción de escenarios productivos del

trigo a futuro.

Entre las conclusiones de la investigación que plantean un esfuerzo de reflexión adicional,

se suscribe que, junto a las restricciones detectadas por el instrumento para abordar retos

académicos de mayor complejidad, surgen brechas metodológicas innovadoras para su

abordaje. El proceso de investigación reportó restricciones de acceso a información de la

Encuesta Nacional Agropecuaria (ENA) para los años 2014 y 2017. Ello redujo la

oportunidad de disponer de datos precisos sobre la producción de trigo en espacios

geográficos localizados (microdatos); frente a esta reticencia se procedió a utilizar la

información disponible a nivel de Distrito de Desarrollo Rural y municipio en

instituciones públicas, sin que esto demeritara los alcances de investigación, los cuales

están soportados en postulados de la economía ecológica.

Los obstáculos descritos exponen áreas de oportunidad a cubrir en etapas posteriores del

proceso investigativo general y que conlleven entre otros aspectos: a) la creación de

escenarios de rendimientos productivos con base en la estimación de datos climáticos, b)

fortalecer la precisión de las capacidades predictivas del modelo en materia de

107

rendimientos productivos, c) la incorporación de los efectos del cambio tecnológico, y d)

replicar la utilización del modelo en otros sistemas productivos agrícolas y espacios

hídricos.

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